anÁlisis y reflexiones de la observaciÓn participante en … · 2018-10-01 · práctica docente...
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ANÁLISIS Y REFLEXIONES DE LA OBSERVACIÓN
PARTICIPANTE EN LA FORMACIÓN INICIAL DOCENTE
Giselle Marisol Quiroz Rodríguez [email protected] Ricardo Omar Torres Cortez [email protected] Maestro asesor: Osvaldo Ortiz Jaramillo [email protected] Escuela Normal “Miguel F. Martínez” Centenaria y Benemérita.
RESUMEN
¿Qué representa la Observación para la formación inicial docente? Esta técnica de investigación se desarrolla a partir del trabajo de las Jornadas de Observación y Práctica Docente en todos los semestres de la Licenciatura en Educación Primaria en las Escuelas Normales. Por esta razón, resulta interesante indagar las concepciones que tienen los normalistas con respecto a cómo llevan a cabo el proceso de Observación, por qué y para qué lo realizan. Por este hecho, se llevó a cabo una investigación de enfoque cualitativo en una población de normalistas que cursan quinto semestre en la Licenciatura de Educación Primaria. Se recabó información de diversos autores del ámbito psicoeducativo que explican el enfoque de la Observación, para el caso de este estudio, la Observación participante y cómo incide en la formación inicial docente, de cómo ayuda al normalista a contextualizarse en la acción educativa. Se aplicaron cuestionarios a normalistas de quinto semestre para conocer las concepciones que tienen acerca de la Observación para conocer la acción educativa y su proceso de reflexión docente. Finalmente, se confrontó las experiencias compartidas y la aportación teórica para concluir en la relevancia que tiene la Observación participante en el proceso de formación inicial docente.
Palabras clave
Observación participante, práctica docente, formación inicial.
Planteamiento del problema
El presente trabajo de investigación tiene como propósito valorar la importancia que tiene
la observación participante en la práctica pedagógica de los normalistas, haciendo énfasis
en los indicadores que resultan más interesantes al momento de observar y en los
instrumentos que utilizan, así como las acciones consecuentes del proceso de
observación; es decir, qué observan los normalistas, cómo lo observan y para qué lo
observan y el seguimiento que se le da. De igual forma, la tutoría de los maestros titulares
en las escuelas de práctica, así como la asesoría de los maestros de la Escuela Normal
“Miguel F. Martínez” y lo establecido en el Plan de Estudios 2012 de la Licenciatura en
Educación Primaria se conjugan para la construcción de la formación inicial docente del
normalista y de su misma identidad docente. Hacemos uso de la observación participante
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porque sabemos que la práctica escolar no es un proceso unilateral, es necesario
involucrarse para lograr integrarse al grupo de prácticas. ¿Qué decisiones toman los
normalistas a partir de las Jornadas de Observación y Práctica Docente? Es lo más
importante, qué hacer con la información para transformar nuestra práctica en las aulas,
desde la formación inicial docente.
Este trabajo tiene como fin compartir las perspectivas de los normalistas con respecto
a las Jornadas de Observación y Práctica Docente, específicamente en el proceso de
observación participante, ya que es una técnica de investigación que los normalistas
trabajan desde el primer semestre de la Licenciatura y conforme van tomando experiencia
de los semestres siguientes van asimilando mejor el proceso de observación el cual
resultará sumamente útil para llegado el momento de la práctica profesional en el año de
servicio docente. Finalmente, ¿qué significa la observación para el normalista?
Simplemente descubrir que esta técnica de investigación nos permite explorar el contexto
escolar para comprenderlo y tomar decisiones para contribuir al mantenimiento y a la
mejora de las características de dicho contexto, haciendo uso de las dimensiones
docentes.
Marco teórico
Práctica docente en la formación inicial
La docencia es una de las profesiones que requiere esfuerzo, entrega y compromiso
constante en cuanto a la actualización de los saberes docentes (Tardif, 2009). El ser
maestro representa hoy en día –y a lo largo de las décadas pasadas– la cumbre del
despertar en el alumno –y en la sociedad– el deseo de superarse, de aprender, de
educarse; ese es uno de los principales fines del quehacer docente. Pero ¿cómo se forma
un maestro? ¿de qué manera la vocación toma forma de profesión y da como resultado
un buen maestro?
El programa de la Licenciatura en la Educación Primaria en las Escuelas Normales
contempla una asignatura en todos los semestres que abarca el trayecto de Práctica
profesional (DGESPE, 2012). En dicha asignatura se prepara la secuencia de contenidos
con la finalidad de aterrizar la teoría aprendida en la práctica que llevan a cabo los
normalistas en las escuelas primarias. Es ahí donde nacen las Jornadas de Observación
y Práctica Docente (JOPD). Para cada semestre existen tres jornadas a las cuales deberá
asistir el normalista. La primera tiene una duración de tres días donde la principal tarea es
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diagnosticar al grupo y empezar a interactuar con él. Las siguientes dos jornadas tienen
una duración de cinco días (y diez días para el caso de los semestres más avanzados),
aquí la misión es practicar con todas las asignaturas, que el normalista juegue el papel del
maestro frente a grupo y ponga en práctica el desarrollo de sus competencias docentes.
Para los normalistas, estas jornadas representan los primeros acercamientos al campo
laboral, al campo de acción. El mayor objetivo del normalista es asistir satisfactoriamente
a dichas jornadas porque a partir de la experiencia en ellas se reafirma la decisión que
trazará su futuro profesional: el seguir estudiando para alcanzar la meta y construirse
como maestro o cambiar de profesión. Una vez reafirmada la decisión de seguirse
formando como docente y de la responsabilidad que conlleva tal decisión surge una
mirada más amplia sobre lo que los normalistas realizan en sus JOPD.
Es importante recordar el proceso en el que el normalista se prepara en una
licenciatura, su formación es teórica y práctica a la par. En el último año de estudios, el
normalista se vuelve investigador de tiempo completo retomando los elementos que
adquirió y desarrolló los semestres pasados y los lleva a la acción en el grupo en el cual
realiza su práctica profesional; es entonces cuando hace uso de la investigación acción
para estudiar un área de interés educativo en su práctica. ¿De qué manera el normalista
identifica dicha área? La experiencia obtenida en las jornadas de observación y práctica
en los semestres anteriores, las reflexiones hechas a partir de ellas, las conclusiones y la
identidad del normalista permiten orientar su enfoque con respecto a la problemática que
le gustaría investigar. Es decir, las JOPD encaminan a la investigación educativa y a la
vez la investigación educativa encamina a las JOPD.
La observación participante
En la formación inicial docente es preciso motivar en el normalista la investigación
educativa, específicamente la investigación-acción dentro del paradigma cualitativo, por
el hecho de que el docente trabaja con recursos humanos y sus relaciones
psicopedagógicas dependen mucho de las interacciones que se den entre ellos, es por
eso por lo que es necesario conocer su contexto, su cultura y sus representaciones
sociales. Por las razones anteriores, la técnica de investigación más ad hoc en la
formación inicial es la observación participante.
La observación participante es un método interactivo de recogida de información que requiere
de la implicación del observador en los acontecimientos observados, ya que permite obtener
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percepciones de la realidad estudiada, que difícilmente podríamos lograr sin implicarnos de una
manera afectiva (Citado por (Rekalde, I., & Vizcarra, M., & Macazaga, A., 2014) a partir de
(Rodríguez, G., & Gil, J., & García, E., 1996).
Paralelo a lo que afirman los teóricos (Rodríguez, G., & Gil, J., & García, E., 1996), la
observación participante permite interactuar al observador en el objeto de estudio con el
fin de comprenderlo más ampliamente. En la tarea educativa, es difícil separar el trabajo
docente de las interacciones interpersonales, puesto que siempre estarán presentes las
dimensiones de la práctica docente (Fierro, C., & Fortoul, B., & Rosas, L., 1999). Bajo esta
perspectiva, el normalista, en su papel de investigador, tendrá que hacer uso de la
observación participante para adentrarse en el contexto escolar, utilizando diferentes
instrumentos de la investigación cualitativa para poder recolectar información valiosa,
principalmente el Diario de campo (en nuestro caso Diario del profesor), entrevistas
(realizadas a los diferentes actores escolares) y encuestas.
El trabajo más importante del normalista consistirá en analizar los datos recolectados y
obtener a partir de ellos las conclusiones que le permitirán tomar decisiones para planificar
y llevar a cabo sus jornadas de práctica. Cabe mencionar, que durante las jornadas de
práctica el normalista sigue realizando la observación participante (ahora con mayor
incidencia porque él está inmediatamente inmerso con la acción docente y el recurso
principal: el alumno) con el fin de identificar nuevos elementos para reconstruir su visión
pedagógica.
Metodología
Bajo el paradigma de la investigación cualitativa, el cual nos permite descubrir y
comprender las relaciones causales entre los fenómenos a través de una vista del
investigador y de los participantes (Schmelkes, 2014), se llevó a cabo un trabajo de
investigación que permitió conocer y analizar las experiencias de un grupo de normalistas
de quinto semestre de la Licenciatura en Educación Primaria de la Escuela Normal “Miguel
F. Martínez” con respecto a las concepciones y valoraciones acerca de la incidencia que
tienen las Jornadas de Observación y Práctica Docente. La recolección de información fue
a partir de un cuestionario con preguntas abiertas sobre las experiencias de los
normalistas en las JOPD. Para el análisis de los resultados se llevó a cabo una
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comparación entre las respuestas de los participantes y el aporte de opinión de expertos
en la formación inicial docente.
Desarrollo y discusión
La investigación educativa tiene mucha relevancia para la formación inicial de los
docentes, puesto que representa el preámbulo de su preparación. La observación es una
técnica de investigación que permite explorar, conocer y comprender el entorno en el que
se desarrolla la práctica educativa. Podemos hablar incluso de una observación
participante, si se es más preciso, porque el normalista siempre va a pretender integrarse
en el grupo de prácticas adaptándose al contexto y a los actores escolares con la finalidad
de poder llevar a cabo una buena práctica docente, ya que si recordamos las dimensiones
docentes
¿Para qué observar? Una pregunta muy contundente que nos realizamos
constantemente, ¿no sólo la práctica es importante? En un primer plano así parece, pero
¿qué es lo que necesitamos para realizar una buena práctica? Conocer el contexto,
planear, adecuar las actividades, conocer al alumnado, etc. Todo esto lo podemos conocer
a través de realizar una observación, por ello siempre nuestra primera jornada de práctica
en la Escuela Normal “Miguel F. Martínez” consiste sólo en observación, pero ¿qué
observar?
Existen muchos factores dentro del aula que son observables, desde la dimensión
física, como el propio comportamiento de los alumnos. Si bien en primera instancia durante
los primeros semestres sólo se nos pide observar al maestro titular del grupo: cómo
enseña, cómo actúa ante situaciones inesperadas, si trabaja material didáctico concreto,
las actividades que propone al grupo, la relación que tiene esté hacia el alumnado, el
ambiente de aprendizaje que propicia, si lleva a cabo las competencias docentes, etc. De
igual forma, observar cómo está constituida la institución escolar (la organización, la
infraestructura, el contexto) y las tareas de los diferentes actores escolares (directivos,
personal administrativo y de apoyo, maestros, alumnos y padres de familia).
La observación en los primeros dos semestres consiste en ello ya que es necesario que
los futuros docentes aprendan de los maestros que ya son profesionales en educación,
que aprendan a través de la experiencia adquirida a partir de otra persona, que aprendan
a diferenciar cuales prácticas son buenas y cuales son áreas de oportunidad para cuando
uno cuando sea docente, encargado de un grupo, pueda analizar su propia práctica y
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discernir entre sus fortalezas y áreas de oportunidad, puesto que aun de los errores
podemos aprender. Entonces, puede hablarse de una Zona de Desarrollo Próximo como
expone Vygotsky (1976), porque una finalidad es que el normalista aprenda de los
maestros a los que va a observar.
Si bien, sabemos que observar no solo consiste en ver los hechos o incidentes que
suceden en el aula, sino podemos decir que según Fernández- Ballesteros, (Fernández-
Ballesteros, 1980). “Observar supone una conducta deliberada del observador, cuyos
objetivos van en la línea de recoger datos en base a los cuales poder formular o verificar
hipótesis”. ¿Qué observar? Todo aquello que nos suponga útil para cumplir un objetivo
planteado con anterioridad, casi siempre, observar todos los hechos que nos permitan
facilitar nuestra práctica docente posterior, o cumplir con los requerimientos de alguna
materia, eso vamos a observar.
Así que, una vez concluida esa parte de lo que debemos observar nos debemos hacer
la pregunta obligada, ¿para qué observar? o bien ¿qué hacer con los datos observados?;
mencionamos con anterioridad que la observación consiste en recopilar datos que nos
ayuden a cumplir objetivos específicos, ya sea bien a través de diversos instrumentos de
evaluación, pero después de obtenerlos se debe realizar un análisis de dichos datos.
A partir de la afirmación anterior podemos rescatar un nuevo cuestionamiento, que
consiste simplemente en saber si realmente utilizamos la información obtenida en la
observación para realizar un análisis y reflexionar con las conclusiones obtenidas o simple
y llanamente las utilizamos para cumplir una serie de tareas o actividades que se nos
piden en la Escuela Normal. Si bien, "En estos estudios, a diferencia de los estudios
cuantitativos se busca recaudar información sobre las peculiaridades de los sujetos
estudiados. Así que su manera de trabajar es en no estructurar el modo en que se recoge
los datos, independientemente de la técnica que se haya empleado" (León, O. y Montero,
I., 2003). Debemos utilizar la observación como una herramienta que nos permita
reflexionar sobre el qué, cómo y para qué enseñar y así mejorar progresivamente nuestra
práctica docente y a su vez la calidad de la educación.
Nuestras jornadas de observación y práctica docente (JOPD), constituyen el ser mismo
de nuestra misión de estudio: la teoría estudiada en la Normal fortifica nuestra práctica
junto con la observación como herramienta de análisis del contexto y así mismo la propia
práctica nos sirve de retroalimentación para conocer nuestras fortalezas y áreas de
oportunidad y así volver a la teoría para empezar de nuevo el ciclo.
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La parte práctica es importante, más no lo es todo. No podemos llegar a una escuela,
un contexto ya formado, y tratar de aplicar “algo” y esperar a que funcione. Para evitar
estas situaciones nuestras jornadas de JOPD se estructuran en tres momentos, uno de
observación y dos de práctica, de tal forma que el primero de todos nos sirve como
aclimatación al contexto y a sus actores, así como ellos se adaptan al normalista y su
forma de ser docente. Sin embargo, como se había mencionado, en las jornadas de
práctica se sigue realizando la observación participante.
Si bien, hablamos de la observación participante donde no nos desligamos del contexto
y sus actores al momento de realizar nuestras JOPD, este apartado lo designamos hacia
el análisis de la importancia de los diversos instrumentos y su verdadera utilidad, ser un
parteaguas para la mejora de la práctica, utilizando el distanciamiento de nuestra propia
práctica. En este análisis nos limitaremos a investigar la observación y sus beneficios
hacia el mejoramiento de la práctica docente, el desarrollo de nuestra formación y el papel
que tiene esta en el cumplimiento de ciertas competencias para el desenvolvimiento en
un contexto.
Como parte del proceso, el seguimiento de los catedráticos que imparten las diversas
materias consiste en proponer elementos de observación, para en base a ello planificar
las sesiones de las Jornadas posteriores para que estas sean lo más cercano al contexto
de los estudiantes. Para ello, la JOPD designada a la observación es vital para las
prácticas posteriores, ella determina en gran parte el éxito o fracaso de las jornadas de
práctica, ya que si realizamos un buen trabajo de observación podemos diagnosticar y
planificar mejor con base al contexto.
Anteriormente, comentamos los diversos instrumentos de observación que utilizamos,
dentro de ellos, las guías de observación son las más esenciales para realizar los análisis
posteriores de la información obtenida, además, una herramienta que utilizamos mucho la
cual resulta muy interesante, aun cuando muchos la dejan de lado, es el Diario del Docente
o Diario del Normalista. Este diario es un registro anecdótico donde colocamos en los
incidentes críticos los cuales consideramos importantes o destacados, si bien son muchos
los que suscitan diariamente, es cuestión personal el discernir cuáles se agregan al
dossier que integra el diario.
Como lo dice su nombre, el diario necesita un seguimiento constante, realizando un
análisis a través del Ciclo de Smyth (Smyth, 1991) el cual consiste en describir en primera
instancia el incidente crítico, desligado de la propia práctica y sin proponer explicaciones
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puesto que su segunda etapa consiste en ello, explicar el por qué sucedió el incidente
crítico. La tercera etapa consiste en contrastar o comparar tu situación con la cita de algún
experto en el tema, consultando diversas fuentes y por último construyendo y proponiendo
mejoras en la práctica analizando las fortalezas y áreas de oportunidad propias.
La finalidad de este análisis consiste en distanciarnos de nuestra práctica docente para
poder visualizar desde una perspectiva crítica y objetiva la acción educativa, con la
finalidad de confrontar nuestro trabajo docente con las diversas teorías psico-pedagógicas
y así concluir con una propuesta de mejora de la práctica. En la obra “La reflexión sobre
la práctica del profesor de matemática: el caso de la enseñanza de las operaciones con
números enteros” se expone que “Promover la acción reflexiva en los docentes tiene un
carácter de vital importancia en la educación actual ya que nos permite evaluar nuestro
comportamiento y orientar nuestras prácticas de manera más eficiente” (Ñancupil, J., &
Carneiro, R., & Flores, P., 2013), dicho proceso no es simple de llevar a cabo, ya que fija
metas a largo plazo, pues como hemos expuesto, este es un proceso continuo en estado
de cambio y aprendizaje, ya que mientras más experiencias se recaben, mayor
enriquecimiento se obtiene.
Sin embargo, no siempre se realiza este análisis siguiendo la metodología propuesta,
así como realizarlo subjetivamente sin llegar a un análisis profundo a conciencia puesto
que no tenemos realmente definida -claramente- cada etapa del proceso de reflexión que
integra el Ciclo de Smith. Es en esta problemática donde cabe la participación por parte
de los catedráticos de las Escuelas Normales al no darle seguimiento adecuado a dicho
análisis, lo cual tiene repercusiones en nuestra formación inicial docente. Durante nuestra
estancia en la Escuela Normal, es muy raro que volvamos a esta herramienta de
investigación para consultar alguna experiencia o compartirla, que esta segunda es mucho
menos probable y en verdad su aplicación resultaría muy enriquecedor para analizar las
diversas situaciones que se presentan en diversos contextos para reflexionar el cómo
podemos actuar ante situaciones semejantes.
Resultados y conclusiones
Una vez planteada la problemática que abordamos y dando supuestos de hipótesis, nos
dimos a la tarea de saber qué es lo que piensan los normalistas, pues si bien estamos
estudiando para ejercer la docencia, no todos pensamos igual o en este caso, no
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trabajamos igual, cada uno tiene su forma de organizar su práctica y siguiendo la línea de
investigación, cada uno tiene una manera particular de observar.
El concepto de evaluación está presente dentro de la metodología de recolección de
datos de los Normalistas, según el estudio realizado todos coinciden en que la observación
es prestar atención detallada de una situación o aspecto para su análisis posterior. Esto
es algo positivo, ya que podemos decir que nuestro plan de estudios, especialmente el
trayecto formativo referente la práctica profesional, está cumpliendo su objetivo formador
de alumnos que conozcan cómo analizar su contexto, así como dejar claro este concepto
importante y arraigado en el ser docente, la observación.
Por otra parte, el propósito al observar queda ambiguo, ya que como mencionamos
anteriormente, todos tienen un objetivo diferente al observar, ya que sabemos de
antemano que la observación es un proceso sistemático para recabar información, la cual
la utilizamos para analizarla y darle un sentido y un propósito. De los propósitos más
comunes que mencionaron en el muestreo, están que la observación tiene como fin el
conocer el contexto y sus agentes participantes, rescatar información de los sujetos, así
como del espacio físico del aula y su clima social, analizar las áreas de oportunidad del
docente frente al grupo y hacer una introspección comparándolas con las propias.
La observación tiene justificación de ser, aún más si se realiza correctamente, así como
ser una herramienta muy importante en nuestra profesión docente, por lo que trae un
cuestionamiento importante, sobre qué es lo que observan los normalistas al realizar sus
JOPD. En el gráfico que aparece en la página siguiente, se muestra los indicadores en los
que se suelen focalizar o centrar los normalistas al momento de observar.
Como podemos apreciar, el indicador con mayor frecuencia es “Estrategias de
enseñanza y aprendizaje” ya que sirve como base para conocer la didáctica que emplea
el maestro titular y el ritmo de trabajo que tienen los alumnos, indispensable para la
planeación por parte del normalista. En segundo lugar “Estrategias de control de grupo”
que sirven de referencia las que aplica el profesor titular del grupo para controlar la
disciplina y la conducta de los alumnos, esto sucede porque ya que como no conocemos
al grupo, podemos aprender a cómo orientarlo siguiendo el actuar del profesor titular, bajo
la idea de que él tiene tiempo tratando a los alumnos y ya conoce cómo se comportan y
cómo intervenir en caso de que se requiera.
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Gráfica 1.
Después de las estrategias, los normalistas suelen centrarse en los alumnos con NEE
(Necesidades Educativas Especiales) y en los ambientes de aprendizaje ya que son
referentes para la planificación. De igual forma, un indicador relevante son los “Incidentes
críticos dentro del aula”, y estos son los que deben siempre registrarse en nuestro diario
del profesor mediante el Ciclo de Smith, porque en un futuro nos puede servir como
referencia en caso de que vuelva a presentarse una situación similar. Los elementos
siguientes nos sirven para conocer el contexto social y económico de la escuela y de los
alumnos, lo que sin duda es importante para poder llevar a cabo una práctica más
contextualizada y que atienda las necesidades educativas que nosotros como normalistas
podamos intervenir para apoyar.
Tener una buena JOPD es haber considerado a todos y cada uno de los alumnos, haber
realizado adecuaciones para atender a la diversidad de aprendizaje, por ello la primera
JOPD consiste en observar y no aplicar, para conocer todas estas situaciones y poder
reaccionar a tiempo ante ellas. La UNESCO, en la Convención relativa a la Lucha contra
las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza (UNESCO, 1960), propone como
inclusión el “Eliminar los obstáculos a la participación y el rendimiento de todos los
educandos, toman en cuenta la diversidad de sus necesidades, capacidades y
particularidades, y eliminan todas las formas de discriminación en el ámbito del
aprendizaje”. Si bien nuestro trabajo consiste en adaptar los contenidos enseñables en la
escuela para todos y cada uno de nuestros alumnos, es necesario crear un ambiente
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óptimo para el aprendizaje, para así atender a la diversidad presente en el aula, por ello
los normalistas se enfocan al visualizar el cómo poder crear estos ambientes (a partir de
las experiencias que comparten los maestros frente a grupo) que nos beneficien al
desarrollo de aprendizajes esperados y a largo plazo de las competencias.
Lo que observan los normalistas, está sujeto a diversas herramientas las cuales nos
permiten realizar la observación realizando un registro exhaustivo sobre los aspectos que
queremos estudiar, por lo general, se nos solicita que realicemos una gestión de los
elementos a observar para posteriormente realizar un análisis de sus componentes y
diseñar nuestros instrumentos que nos ayudarán a realizar el registro de la observación.
Si bien estos instrumentos son variados, complejos y extensos, en la encuesta realizada
al grupo muestra de normalistas solo se centraron en tres: Guías de observación, Listas
de cotejo y Registros anecdóticos. Estos últimos los entendemos como el Diario del
Docente, nuestra libreta de notas, algunos registros donde mencionamos lo sucedido
dentro del aula durante las JOPD. Estas últimas, como podemos observar en la siguiente
gráfica, son más propensas ante las guías de observación seguido por los registros
anecdóticos, sin embargo, esto no quiere decir que realmente se utilicen para hacer
reflexión sobre la práctica.
Grafica 2
Guías de observación,
53%
Registros anecdóticos
(véase dentro diarios y libreta de
notas), 35.30%
Listas de cotejo, 11.80%
¿QUÉ INSTRUMENTO DE REGISTRO DE OBSERVACIÓN UTILIZAS MÁS FRECUENTEMENTE?
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Como observamos, la mitad del grupo muestra se focaliza más en hacer su registro de
observación en el formato de guías de observación y en el registro anecdótico, así pues
estos instrumentos son los más fáciles de utilizar y analizar en el momento, pero, como
expusimos, los alumnos no suelen realizar correctamente el análisis de la información
recabada en sus registros, principalmente en el anecdótico porque, así pues, aun cuando
a corto plazo es una herramienta funcional, a largo plazo, el cual es su objetivo, se vuelve
obsoleto por la falta de seguimiento por parte de los alumnos.
Siguiendo esta línea, la mayoría de los participantes mencionaron que de vez en
cuando suelen consultar sus registros anecdóticos para realizar una reflexión acerca de
su propia práctica, cuando realmente debería ser constante para gestionar los cambios
pertinentes en nuestro desenvolvimiento dentro del entorno escolar y poder hacer una
introspección para conocer nuestras fortalezas y áreas de oportunidad.
De manera paralela, los normalistas mencionaron que era sumamente necesario
establecer una buena interacción con los actores escolares, principalmente con los
alumnos y el maestro tutor del grupo porque ese sería el escenario inmediato de práctica
y tener una base sólida en la comunicación y eso sólo se podía llevar a cabo si los
normalistas se mostraban abiertos y profesionales ante ellos. La evidencia de lo anterior
reincide en el hecho de hacer uso de la Observación participante, ya que en la primer
JOPD se pretende conocer y comprender al grupo, realizar un buen diagnóstico y poder
integrarse satisfactoriamente. Para ello es necesario presentar una buena impresión,
involucrarse con el grupo, mostrar interés a su contexto y hacer algo al respecto que
contribuya a mantener o mejorar (cuando los normalistas están practicando). Estas
acciones difícilmente llegarían a concretarse si el normalista solo se sentara en una
esquina del aula tomando apuntes de lo que se observa, por eso es necesario
involucrarse, hacer de la observación, una observación participante (Rekalde, I., &
Vizcarra, M., & Macazaga, A., 2014).
Las Jornadas de Observación y Práctica Docente representan para los normalistas el
preámbulo de su labor docente, es el lugar donde empezarán a realizar sus primeros
ensayos como maestros y donde obtendrán la experiencia de la tarea educativa, no sin
antes haber realizado una serie de pasos que le permitan conocer, comprender y proponer
situaciones psicopedagógicas. El trabajo de un maestro, entendido como una labor que
no puede ser unilateral, puesto que el maestro se comunica con su grupo y con su entorno
para poder construir ambientes de aprendizaje; la tarea del normalista es seguir esa línea,
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bajo el hilo de la comunicación, poder llegar a adaptarse al contexto, pero eso sólo se
logra si se logra interpretar el medio y participar activamente en él. Entonces, ¿para qué
observar? Bueno, la realidad es que todos los elementos que el normalista logre identificar
(inclusive los que no), le resultarán útiles para cuando esté frente al grupo, serán la pauta
que defina gran parte de su trabajo docente.
Es aquí donde la Escuela Normal debe de hacer hincapié en instruir a los normalistas
para concientizar de la utilidad que tiene el proceso de reflexión de la práctica docente
desde el punto de partida (el diagnóstico, la observación) hasta la reconstrucción de la
acción educativa (la práctica), puesto que no termina con el grado de licenciatura, es un
proceso continuo que trasciende hasta el último día del quehacer docente. Por otra parte,
los normalistas deben comprometerse con el fortalecimiento de su formación docente,
mediante la conjunción de la teoría y la práctica, ya que gracias a ello será posible
enriquecer sus saberes docentes y, por lo tanto, mejorar su práctica educativa.
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Referencias
DGESPE (2012). Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación.
(T. f. Profesional, Ed.) Recuperado en enero de 2018, de Licenciatura en Educación
Primaria, Plan de estudios 2012, programa del curso:
http://www.dgespe.sep.gob.mx/public/rc/programas/lepri/observacion_y_analisis_de_la_p
ractica_educativa_lepri.pdf
Fierro, C., & Fortoul, B., & Rosas, L. (1999). Transformando la Práctica Docente. Una Propuesta
Basada en la Investigación Acción. México: Paidós.
León, O. y Montero, I. (2003). Métodos de Investigación en Psicología y Educación. Caracas:
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Ñancupil, J., & Carneiro, R., & Flores, P. (2013). La reflexión sobre la práctica del profesor de
matemática: el caso de la enseñanza de las operaciones con números enteros. Revista
Iberoamericana de Educación Matemática, 38-39.
Rekalde, I., & Vizcarra, M., & Macazaga, A. (2014). La Observación como Estrategia de
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Schmelkes, C. (2014). Diferencias entre la Investigación Cualitativa y Cuantitativa. Obtenido de
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Tardif, M. (2009). Los saberes del docente y su desarrollo profesional. Madrid: Narcea.
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