andruetto, maría teresa - algunas cuestiones en torno al canon

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  • 8/12/2019 Andruetto, Mara Teresa - Algunas cuestiones en torno al canon

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    Algunas cuestiones en torno al canonpor Mara Teresa Andruetto1. Caa,vara, norma, regla, precepto, modelo, prototipo, son las acepciones de canon que nos dael diccionario. Debiera entonces partir de que la idea de un canon como norma, precepto

    o prototipo no me gusta. Que me gusta mucho ms que la literatura sea un remolino,siempre desacomodndose.... porque como ha dicho Lotman (1) es siempredialctica la relacin entre lo canonizado y lo no canonizado en una cultura y esemovimiento permanente, hace que los que estn fuera tiendan a ocupar el centro y

    pugnen por insertar sus modelos desplazando a otros que estn dentro, porque no existecentro sin periferia y "lo literario" en cada caso, tiempo y lugar, precisa de lo "noliterario" para definirse. De modo que todo canon necesita de la amenaza exterior laamenaza de lo no cannico y es de ese exterior no canonizado de donde provienen lasreservas de la literatura que vendr.2. Presente/pasadoUn canon es una lectura del presente hacia el pasado, para decidir qu ensear, qu

    antologar, cmo hacer para que ciertos libros permanezcan vivos y sean ledos por lasgeneraciones que nos siguen. Lectura de lectores que nos arrogamos la facultad dedirigir las lecturas de los dems. Retomo la frase: para que ciertos libros permanezcanvivos y enseguida salta la paradoja, porque lo canonizado se fija, endurece, tiende aconvertirse en monumento, o sea que en lo que respecta a la lectura como un actoirreverente (que es el concepto de lectura que me interesa), podramos decir que tiende amorir. El Quijoteconvertido en brindis y celebraciones, del que hablaba Borges (2), oen un libro que no necesita ser ledo porque ya lo han ledo por nosotros lasgeneraciones precedentes, como dice Ral Dorra (3).3. Cada lector construye su canonHoracio Gonzlez (4) habla del pinchazo, Barthes (5) habla de punctum. Se estrefiriendo a fotografas, pero podra estar hablando de libros. Dice: "No soy yo quien vaa buscarlo, es l quien sale de la escena como una flecha y viene a punzarme. En latnexiste una palabra para designar esta herida, este pinchazo, esta marca (...) a eseelemento que viene a perturbar (...) lo llamar punctum", dice, "pues punctum es

    pinchazo, agujerito, pequea mancha, pequeo corte, y tambin casualidad". Cada(buen) lector construye su canon, ms all de lo que canonicen la academia, la escuela oel mercado. "La gloria de un poeta depende de la excitacin o de la apata de lasgeneraciones de hombres annimos que la ponen a prueba, en la soledad de sus

    bibliotecas (...) Yo, que me he resignado a poner en duda la indefinida perduracin deVoltaire o de Shakespeare, creo (esta tarde de uno de los ltimos das de 1965) en la de

    Schopenhauer y en la de Berkeley. Clsico no es un libro que necesariamente poseetales o cuales mritos, es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas pordiversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad", dice Borges (6).4. Fervor/lealtadSucede con algunos libros: abren en nosotros una grieta que no nos permite olvidarlos.

    No se trata exactamente de los mejores libros, sino de aquellos que nos disparan unaflecha que, como el amor, como el amado, no flecha a todos por igual. No atesoramos ellibro mejor escrito sino aqul que, poseedor de un punctum que lo aloja en nuestramemoria, sigue preguntndonos acerca de nosotros mismos. Como el coleccionista quedistingue una pieza nica entre tantas y la retiene para s, cada lector arma su canon

    personal.Libros como diademas excavadas en la lectura, dice Horacio Gonzlez (7).

    5. Canon y docencia.

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    El intento de canonizar (seleccionar, fijar, detener y preservar) va unido a la docencia.Se trata de la discusin acerca de qu ensear: qu libros son los ms representativos,los que vale la pena que lean las nuevas generaciones? Plantearse el problema del canones entonces tambin y particularmente en la LIJ preguntarse acerca de cmoseleccionar las lecturas de los programas escolares.

    6. Centro/periferia,alto/bajo, interior/exterior, estabilidad/cambio, tradicin/vanguardia,previsibilidad/imprevisibilidad, memoria/olvido, estn en el corazn de estas cuestionesen torno al canon. Especialmente quisiera detenerme en la dupla memoria/olvido: laseleccin de unos textos y el olvido de otros. As, lo que es seleccionado, perdura

    perdura porque es valioso, porque perdura adquiere valor y lo que es ms longevopuede considerarse de mayor calidad, con lo cual (y esa idea s me gusta) lo canonizadoestara en las antpodas de la bsqueda de la novedad (que es muy diferente a la

    bsqueda de lo nuevo), me refiero a la novedad novedosa y efmera que reclama elmercado.7. Vara para hacer mediciones,

    el canon qu lee, qu debiera leer una generacin es tambin un instrumento decontrol social. Retomo uno de sus sentidos: vara para hacer mediciones, as es el canonque aparece en los suplementos culturales de los peridicos masivos bajo el ttulo de"Los libros ms vendidos", o en notas literarias que responden a operaciones editorialesde publicidad solapada. Canon efmero que dirige las ventas y preparan con fervor losespecialistas en mercadotecnia.8. Canon de autores/canon de textosEn la actualidad, los cnones de autores han sido sustituidos por los cnones de obras.La Literatura Infantil, sin embargo, en un procedimiento que apenas hace unos aos hacomenzado a resquebrajarse, ha ido a la cola de ese concepto porque ha canonizadomucho ms que textos, a autores. Se trata de un modo de canonizacin ms peligroso,que puede convertir a un autor en marca registrada, arrimando de un modoindiscriminado hacia la totalidad de su obra incluidos muchas veces textossensiblemente menores, o una repeticin infinita de s mismos grandes volmenes decompras. Canon como proposicin de un nico ideal de escritura, cuando el rasgo

    propio, particular y diverso, el desvo, para decirlo con palabras del poeta NestorPerlongher (8), es lo verdaderamente interesante en el proceso creativo. "Tanto tiempobuscando el trazo personal, para que despus quieran que pinte como todos" , me decahace poco Jorge Cuello (9). As ha venido sucediendo en la LIJ argentina: proliferacinde escrituras "a la manera de" ciertos autores ya consagrados... plyades de escritoresrepitiendo sus procedimientos hasta el punto de no poder distinguir un libro de otro y

    plyades de seguidores repitiendo hasta el cansancio temas, modismos, recursos deescrituras que ya han obtenido un lugar y cuyas ventas estn garantizadas.9. La LIJ no ha sido considerada por la academiaLa queja de los autores, acerca de que la Literatura Infantil no ha sido considerada porla academia, es constante, la venimos repitiendo desde los primeros aos ochenta, perono es acaso el olvido de la academia lo que ha favorecido la proliferacin de escritoresy escrituras de dudosa calidad que se venden en cantidades que un escritor que publicaen el circuito adultos no podra soar? Olvido de la academia. Inexistencia de la crtica.

    Nulo riesgo editorial y la escuela como mercado cautivo.Esas son las cuatro patas quenos han trado hasta ac, o por lo menos hasta un momento que fijara en torno a ladebacle del 2001, cuando se empieza a percibir un incremento del inters acadmico, un

    comienzo de desarrollo de la crtica especializada y el nacimiento de nuevos (pequeosy de capitales nacionales) emprendimientos editoriales.

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    10. Variedad/uniformidadCmo se hace para estar en el centro y en los mrgenes? En toda cultura trabajan dosmecanismos contrapuestos: la tendencia a la variedad y la tendencia a la uniformidad.Tambin sucede eso al interior de cada escritor y entonces la escritura se coloca en un

    punto de tensin entre esos dos extremos: diversidad/uniformidad. Mientras preparaba

    estas lneas me lleg una entrevista a Enrique Butti (10). Leo un prrafo porque dice, deun modo ms eficaz que el de mis palabras, la posicin en que me interesa colocarme ala hora de escribir: "Lo que debe preocuparle al escritor es tratar de escapar de suslmites o, por lo menos, tratar de cavarse tneles, fosos, pozos, ir ms all. Nuestrapoca canta loas a los escritores bien pautados y de senderitos asfaltados, cuando no de

    bien sealizadas autopistas. La alternativa la constituyen los autores que, merced a suvagabundeo, han dilatado los alcances y la amplitud de su estilo, autores preocupadosno por estampar su firma en cada lnea de sus libros, sino arrebatados por saltosmortales siempre ms all..."El cambio de gnero y de potencial lector han sido para m modos de escapar a losencasillamientos que Butti llama "senderitos asfaltados o bien sealizadas autopistas".

    Yo podra, a esta altura de los aos, visto cmo van las cosas, dedicarmeexclusivamente a escribir libros para los chicos. Es se un espacio en el que healcanzado cierto reconocimiento, no tengo mayores problemas para colocareditorialmente lo que produzco y a su vez, los libros que he publicado sin ser yonunca un xito de ventas se han sostenido a lo largo del tiempo, de modo quedevienen en liquidaciones de derechos de autor que de dedicarme yo a tiempocompleto a producir ese tipo de textos engrosaran. Para qu entonces escribir

    poesa, por ejemplo, para editarla en ediciones pequeas, alternativas, a cambio de unospocos ejemplares de obsequio? Por qu escribir cuentos que, como dicen a coro loseditores, no se venden? Sin embargo, cada vez que termino un proyecto de escritura (ocuando lo abandono porque no funciona como quisiera) me cruzo a viejos borradoresque estn en una bsqueda diametralmente opuesta a la que tena entre manos. Es queno se trata slo de escapar a los encasillamientos o etiquetas que puedan ponernos loslectores o los editores, sino sobre todo a los propios encasillamientos, etiquetas yestereotipos. Se trata de generar estrategias para permanecer en constante desacomodo,si es que uno entiende la escritura como una exploracin, un camino de conocimiento.11. Adecuacin/exploracinEn relacin a esto, quisiera leer unas lneas sobre Carver (11), escritas por su mujer enel prlogo a uno de sus libros de poemas, porque tienen que ver con la exploracin, conese desacomodo interno al que me refiero, con la dialctica entre el propio centro y los

    propios arrabales: "Ray utiliz su poesa dice Tess Gallagher para sacar al tigre de

    su escondite... (...) ...desobedeca a sabiendas las presiones que le hacan para queescribiera relatos porque era en lo que se centraba su reputacin y por lo que recibamayores recompensas en trminos de reputacin y de pblico. No le importaba. Cuandorecibi el premio Mildred and Harold Strauss, concedido slo a escritores de prosa,inmediatamente se sent y escribi dos libros de poesa. No estaba 'haciendo carrera';viva una vocacin y eso significaba que su escritura, fuera poesa o prosa, estaba ligadaa unos mandatos ntimos que insistan ms y ms en una aprensin crecientementeinmediata de sus asuntos..." He trado este prrafo tambin para decir que se necesitatener un sentido tico sin fisuras para sostener lo que l sostuvo y aqu se ha dicho. Y

    para decir tambin que la tica de lo esttico la bsqueda de esa verdad interna deescritura es para m (ahora que hablamos de centro y periferias) central en un escritor

    y, an ms, que se trata de una construccin que lleva toda la vida. Centro del hacer que

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    se sostiene por la posibilidad interna de forzar los propios lmites, de explorar loslinderos de la experiencia, los propios arrabales.12. Tradicin/vanguardiaTodo escritor se coloca en algn punto entre la tradicin y la vanguardia, pero dndedebe buscar la tradicin o la vanguardia un escritor que escribe "para nios", en la

    tradicin literaria universal?, en la tradicin universal de la literatura destinada a losnios?, en la tradicin literaria argentina?, en la literatura argentina para nios?, enqu tradicin debe/quiere/puede inscribirse una escritora argentina de hoy que entre suslibros ha escrito algunos destinados a jvenes lectores?13. Literatura/InfantilQu est primero? El sustantivo o el ambiguo adjetivo? De qu padres aprender?An cuando leo considerable cantidad de libros destinados a nios y jvenes, inclusomucho material indito en mi reciente funcin de directora de una coleccin de libros

    para jvenes, desde aquellos tiempos hasta hoy, se ha construido en m y hapermanecido, la idea de que hay que buscar a los padres en el campo de la literatura,sin adjetivos.

    14. La literatura infantil/Los comienzosEmpec a trabajar en la Literatura Infantil en un tiempo que era al mismo tiempo el definal de la dictadura, el del inicio de mi maternidad y el de la fundacin de CEDILIJ,institucin que contribu a formar y que a su vez me form, un tiempo fines de1983/comienzos de 1984 que los investigadores han empezado a considerar como losaos de constitucin del campo. En ese marco de fervor democrtico naciente,fundamos durante el filo de los aos 83/84 un centro de LIJ, en busca de unespacio ms especficamente literario en relacin a este tipo de libros, un espacio que seopusiera a posturas ms conservadoras y utilitarias. Lo que buscbamos revisar, cuandono combatir, era los fines didcticos, los textos funcionales, la escolarizacin de lostextos destinados a los chicos. Venamos de hacer estudios literarios, casi todasegresadas de la carrera de Letras, y queramos plantarnos lisa y llanamente en laliteratura. Si hay un adjetivo que yo le hubiera dado entonces a la LIJ, adems de"didctica" (palabra que usbamos para repudiar todo lo que no nos gustaba) eseadjetivo hubiera sido "marginal", ella la Literatura Infantil y Juvenil era porentonces algo que estaba en los mrgenes de la literatura y en las orillas del mundoeditorial y, tal como nosotros la entendamos, estaba fuera de la escuela y lejos de todaslas estrategias de ventas. Estaba en los mrgenes y nosotros queramos llevarla alcentro. Al centro de la escuela, por sobre todo. Al centro de la escuela convertida lodecamos con orgullo en verdadera literatura. Nuestras innumerables charlas,

    jornadas, cursos, seminarios y encuentros de aquellos aos comenzaban y terminaban

    casi invariablemente con la frase "porque la Literatura Infantil tambin es Literatura".15. Terratenientes/inquilinosNo pertenecer de un modo exclusivo a este campo, compartir este hacer escritural conotros (la narrativa o la poesa para adultos, como es mi caso) tiene a la hora de ladifusin sus desventajas. Ya se sabe: todo campo reclama pertenencia, demandafidelidad. Sin embargo, a la hora de elegir novelas, libros de cuentos o de poemas parala coleccin destinada a jvenes lectores que dirijo (12), lo ms interesante provienecasi siempre de escritores que no escriben exclusivamente para nios o jvenes, comoes el caso de Csar Bandin Ron y su libro de poemas experimentales Sumamentehormiga, o las novelas de David Wapner, o una novela de ngeles Durini que tengoentre manos, incluso a veces provienen de escritores que tal vez nunca se han puesto a

    pensar en un lector joven, como es el caso de Hebe Uhart de quien estoy preparando unaseleccin de cuentos. Es que a m me gustara un campo de LIJ que no tuviera

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    terratenientes, sino inquilinos, visitantes y viajeros, gente que lisa y llanamente escribe,y en cuya escritura asoma a veces algn escrito que puede ser ledo por lectores nios o

    jvenes. Como ha pasado con Clarice Lispector, Ionesco, Saramago, Bradbury,Colasanti, Dino Buzzati o Calvino... un campo de florcitas a la manera de aquellas que

    plant Daniel Divinsky alguna vez (13). Me parece que en un campo de esas

    caractersticas podramos decir con facilidad "porque la literatura infantil tambin esliteratura". Y sera cierto.16. Al centro de qu?En aquellos aos nuestro mundo y el mundo de todos era tanto ms bipolar que el dehoy y entonces era sencillo saber de qu lado se estaba y contra quines disparbamosnuestros dardos. Ciertos autores de aquel tiempo (ninguno de ellos ha perdurado),ciertas colecciones y editoriales (hoy todas desaparecidas), ciertos espacios deformacin, no eran para nosotros recomendables. Ms an, en muchos casos eran de unmodo franco nuestros enemigos, pues tras los libros de escaso o nulo valor literario queescriban, editaban o difundan, se atrincheraban posturas ideolgicas querepudibamos. Tenamos muy en claro que haba que difundir a otros autores y a otros

    libros, y que haba que fundar otras editoriales y revistas y, por sobre todo, que habaque construir otra calidad de mediadores. Todo (o casi todo) estaba por hacerse ytenamos para recomendar a unos pocos escritores, cada uno de ellos con uno, dos, nomuchos ms, libros publicados. Lo que a nuestro juicio era por entonces recomendabley, casi sin excepciones, lo que perdur de los aos ochenta hasta nuestros das, lo hemoscanonizado nosotros (me refiero al conjunto de instituciones, publicaciones, congresos yeditoriales que surgieron entonces) en nuestros cursos, seminarios, campaas de lectura,revistas, reconocimientos pblicos y reseas. Empezamos por tender un puente entreaquel ayer apocalptico y este hoy integrado pero luego, en aquel futuro que es hoynuestro presente, a veces, muchas veces, no supimos distinguir entre losinnumerables libros editados que llegaron ms tarde aquellos libros que podanrevelarnos algo sobre nosotros mismos... de otros que eran puro papel intil, letraimpresa incapaz de decir nada.17. Utilitarismo, mercado y otras yerbasDebemos situar ese nacimiento del campo, nuestra insercin en ese campo, y el fervormilitante de entonces en el contexto social: fin de la dictadura, ilusionado renacer de lademocracia, primavera alfonsinista. Estbamos construyendo algo nuevo y

    paralelamente estaba el mundo. No ramos un hongo solo en medio del campo,habitbamos un contexto que reclamaba esos nacimientos y escuchbamos a unaescuela que estaba pidiendo otra cosa. Desde ese lugar mirbamos hacia atrs ciertosmodelos, la escassima tradicin de la literatura infantil que nos preceda: Javier

    Villafae, Mara Elena Walsh, Syria Poletti, Mara Granata, Jos S. Tallon, LauraDevetach, Nelly Canepari, Edith Vera, Jorge W. Abalos... algunos con apenas unlibro publicado o incluso con copias mecanografiadas circulando por fuera de todomercado conformaban para nosotros el pequeo universo modelo de este campoliterario naciente, incipiente, en los primeros ochenta. Fueron aos de militancia por ellibro, por la lectura, por la literatura, aos fuertemente cargados de voluntarismo,sentido militante y grandes ideales. En ese arremeter nuestro de entonces hacia el centrode lo instituido para generar un nuevo canon en el que aparecieron en escena GracielaMontes, Graciela Cabal, Gustavo Roldn, Ema Wolf, Ricardo Mario... entre otros, loque sumado a los nombres anteriores podra considerarse como el canon fundante doscuestiones asomaban como grandes desafos a resolver en el futuro, dos cuestiones

    debemos tambin decir que an estn pendientes. Una de ellas tiene que ver con elacecho de nuevas formas de un utilitarismo que no ha cesado, apetencias didcticas no

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    ligadas ya a los buenos modales sino a lo que se podra llamar nobles ideales, cuestionescomo la funcin social de los textos, la educacin en valores, la preocupacin por lo queentonces llambamos "temas tab". Cuestiones que persisten hoy de muchas maneras,groseramente explcitas o de modos ms sutiles, tal como lo refieren las reflexioneshechas por Marcela Carranza en "La literatura al servicio de los valores, o cmo

    conjurar el peligro de la literatura" publicada en Imaginaria(14), o por Cecilia Bajouren "Abrir o cerrar mundos: la eleccin de un canon", leda en noviembre de 2005 en elSeminario Internacional "Leer con los clsicos", realizado durante la XXV Feria delLibro Infantil y Juvenil de Mxico (15), o ambas investigadoras en "Abrir el juego en laliteratura infantil y juvenil" (16), publicada tambin en Imaginaria, o las de ClaudiaLpez sobre las "Venturas y desventuras del canon literario en la escuela" (17),

    publicada en la revista La Mancha; as como las permanentes reflexiones de GracielaMontes acerca de los mandatos y corrales de la zona literaria que nos ocupa (18). Laotra cuestin, ms mediata, imprevisible por aquellos aos tiene que ver con la creacinde lectores y la promocin de la escuela como la gran compradora de libros, lo quedevino en la explosiva aparicin del mercado y sus estrategias de venta: canonizacin

    de autores ms que de textos; aceptacin de libros "sobre tablas" sin decantacin crtica;(ms) venta de lo que se vende ms, considerando las cifras de ventas como nicamuestra de calidad bajo la idea de que "debe ser bueno si a los chicos les gusta"(lo quese promociona con obsceno merchandising...), y algo ms que apareci junto a todo eso:la banalizacin de la figura del escritor contratado para ir a las escuelas con el objeto dellevar a cabo una suerte de "animacin de s mismo" que, si en un comienzo tena el

    buen propsito de provocar un encuentro con los lectores, a menudo terminaconvirtindose en una accin que en lugar de llamar la atencin sobre el libro, loreemplaza.18. Una mesa de muchas patasEn fin, que un campo debe sostenerse por varias puntas: los estudios acadmicos, larigurosidad del aparato crtico, la formacin lectora de docentes bibliotecarios y otrosmediadores, la tica esttica de los creadores, la capacidad de riesgo de los editores. Me

    parece que buena parte de lo que ha sucedido en trminos de gran circulacin de tantoslibros pobrsimos en la LIJ de nuestro pas, tuvo que ver con la por lo menos hastahace unos aos escasa o nula existencia de espacios de investigacin y crtica y con elcorrimiento de un modo de lectura alerta en las legiones de mediadores, formadores,maestros, bibliotecarios, coordinadores de talleres y tcnicos de programas y campaasde lectura, lo que dej a los grandes grupos editoriales el campo bastante libre en esoque podramos llamar la conquista de la escuela.19. Lectura alerta y flechazo

    Lectura alerta, me digo. Alerta al pinchazo del que habla Horacio Gonzlez o alpunctumde Barthes, a eso que se produce cuando no lo esperamos, cuando olvidados delos destinatarios para los que podra llegar a ser "apropiado" leerlo, olvidados de su

    posible utilidad en clase e ignorantes de su eficacia para ensear tales o cuales cosas,olvidados tambin de lo que estbamos buscando en l, el libro que tenemos en lasmanos nos hiere, deja escapar una flecha que nos punza y nos perturba. Libro quecuando nos llega es pequea mancha, agujerito y tambin casualidad, alegra de habersido flechados, ignorando el despus, el sin ms y el para qu, olvidados tambin de esoque debamos hacer: escribir unas lneas sobre los problemas del canon.

    Notas

    (1) Arn, Pampa Olga y Barei, Silvia. Texto, memoria, cultura. El pensamiento de IuriLotman. Crdoba (Argentina), El Espejo Ediciones, 2005.

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    (2) Borges, Jorge Luis. Sobre los clsicos. Otras inquisiciones. En Obras completas.Buenos Aires, Emec Editores, 1994.(3) Dorra, Ral. Cervantes en la novela. Entre la voz y la letra. Mxico, Plaza y ValdsEditores, 1997.(4) Gonzlez, Horacio. "La Escritura Feliz". En Los '90, otras indagaciones, de Susana

    Romano Sued y Pampa Olga Arn (editoras). Crdoba (Argentina), Epok Ediciones,2005.(5) Barthes, Roland. La cmara lcida. Nota sobre la fotografa. Buenos Aires,Editorial Paids, 1997.(6) Borges, Jorge Luis. Op. cit.(7) Gonzlez, Horacio. Op. cit.(8) Perlongher, Nstor. "69 perguntas a Nstor Perlongher". En Evita vive e outras

    prosas. Seleccin, prlogo y entrevista por Adrin Cangi. Sao Paulo, Iluminuras, 2001.(9) Nota de Imaginaria: Jorge Cuello (Oliva, provincia de Crdoba, Argentina, 1958),artista plstico e ilustrador argentino. En Imaginaria publicamos el artculo "JorgeCuello, aullador pagano", realizado por Mariano Medina, una galera con sus

    ilustraciones y la resea sobre su libro 1492.(10) Nota de Imaginaria: "Mete la cola en la casa y la daga le da al diablo. Derealidades y ficciones, con Enrique M. Butti." Entrevista realizada por Ana LauraFertonani. Diario El Litoral, Santa Fe, Argentina, viernes 23 de junio de 2006.Disponible enEl Litoral.com.(11) Carver. Raymond. Introduccin de Tess Gallagher. Un sendero nuevo a la cascada.Madrid, Editorial Visor, 1993.(12) Nota de Imaginaria: Mara Teresa Andrueto comparte con Istvan Schritter ladireccin de la coleccin "Novelas / Cuentos / Poemas / Inclasificables..." de Edicionesdel Eclipse. La autora se encarga de la seleccin de textos e Istvan del arte y diseo.(13) Nota deImaginaria: Se refiere a la coleccin "Libros de la Florcita", de Edicionesde la Flor. La serie, entre muchos otros, incluye los siguientes ttulos: La nia queilumin la noche, de Ray Bradbury;Los tres astronautas, de Umberto Eco; Cuento N 1de Eugene Ionesco;El Arca de No, de Vinicius de Moraes;La rebelin de los conejosmgicos, de Ariel Dorfman;El bosque sobre la ruta, de Italo Calvino...(14) Carranza, Marcela. "La literatura al servicio de los valores, o cmo conjurar el

    peligro de la literatura". EnImaginariaN 181; Buenos Aires, 24 de mayo de 2006. Eltexto completo del artculo se encuentra aqu.(15) Bajour, Cecilia. "Abrir o cerrar mundos: la eleccin de un canon". En Lecturassobre lecturas N 19; Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes(CONACULTA), 2006.

    (16) Bajour, Cecilia y Carranza, Marcela. "Abrir el juego en la literatura infantil yjuvenil". EnImaginariaN 158; Buenos Aires, 6 de julio de 2005. El texto completo delartculo se encuentra aqu.(17) Lpez, Claudia. "Venturas y desventuras del canon literario en la escuela. Ni encementerios ni en museos". EnLa Mancha. Papeles de literatura infantil y juvenilN 5;Buenos Aires, noviembre de 1997.(18) Montes, Graciela. La frontera indmita. En torno a la construccin y defensa delespacio potico(Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1999) yEl corral de la infancia(Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2000).