andreassi, alejandro arrasando el far west

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  • ARRASANDO EL FAR WEST,GESTANDO EL IMPERIALISMO.DE LAS GUERRAS SEMINOLAS A WOUNDED KNEE.

    ALEJANDRO ANDREASSI CIERI

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    Arrasando el Far West,gestando el imperialismo.

    De las guerras seminolas a Wounded Knee.

    Por

    Alejandro Andreassi Cieri *2006

    "We hold these truths to be self-evident, that all men are createdequal, that they are endowed by their Creator with certain unalie-nable Rights, that among these are Life, Liberty and the pursuit ofHappiness. --That to secure these rights, Governments are institu-ted among Men, deriving their just powers from the consent of thegoverned, --That whenever any Form of Government becomesdestructive of these ends, it is the Right of the People to alter or toabolish it, and to institute new Government, laying its foundationon such principles and organizing its powers in such form, as tothem shall seem most likely to effect their Safety and Happiness".

    Declaration of Independence (1776)

    La cinematografa norteamericana, ciment su fama y populari-dad en la representacin de la "conquista del Lejano Oeste",construyendo una pica que a su vez aliment la propia leyendacinematogrfica, configurando su perfil de arte del siglo XX,sobre la base de la imagen mil veces repetida del avance hacia elPacfico como una empresa individual, donde se relataba el es-

    * Alejandro Andreassi Cieri, es profesor titular del Departamento de Histo-ria Moderna y Contempornea de la Universitat Autnoma de Barcelona

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    fuerzo de unos colonos que arriesgando su vida para instalarsecomo pacficos agricultores en el interior de Norteamrica, de-ban arrostrar numerosas penalidades y peligros, hasta que al fi-nal de su largo peregrinaje conseguan alcanzar la ansiada metade asegurar las bases materiales de su condiciones de ciudadanoslibres e independientes: granjeros propietarios de una pequeapero productiva tierra.

    Sin embargo, esa imagen no se ajusta a la realidad de los hechos.La conquista del Oeste fue principalmente obra del gobierno fe-deral, que prcticamente se configur como tal con ella confir-mando su autoridad sobre los estados que constituan la Unin, ylos territorios ganados con esa expansin fueron organizadoscomo verdaderas reas "coloniales".

    La imagen cinematogrfica en cambio sirvi para, sin ocultar laviolencia de la conquista del Oeste, equiparar la fuerza de losbandos contendientes, equilibrar la lucha entre colonos despro-vistos de otro apoyo que su propio arrojo e indgenas dispuestos aimpedir que esos "pacficos" candidatos a la agricultura se insta-lasen en sus tierras. No slo la imagen fue absolutamente favora-ble a los colonos blancos, al menos hasta la cinematografa de ladcada de 1960-70, sino que los indios adems de crueles y rapa-ces fueron presentados como egostas que no eran capaces deaceptar la convivencia con otros pueblos.

    Sin embargo los primeros contactos conflictivos con la poblacinaborigen no se produjeron en los territorios del Lejano Oeste.Antes que la Homestead Act promoviera la instalacin de milesde colonos en las grandes praderas de los Estados constituidosdespus de la Guerra de Secesin, fue la economa esclavista delas plantaciones de algodn la que se acerc e invadi por el surlas tierras al oeste del Mississippi. La frontera con el "King Cot-ton" no fue una simple convencin divisoria de los territoriosocupados por propietarios plantadores y agricultores estadouni-denses, por una parte, y por los pueblos creek, choctaw y chika-sawk, por otra; sino la zona dinmica en la que se produjeron las

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    suficientes interacciones y conflictos con esas naciones indiaspara sembrar las condiciones de su posterior expulsin y exter-minio.

    La creciente demanda de la industria textil europea a partir definales del siglo XVIII, reforzada por la invencin de la desmota-dora de Eli Withney, impuls el desarrollo del cultivo de al-godn, que busc nuevas tierras para expandirse. Esas tierraseran las situadas en la cuenca del Mississippi, y el avance de laagricultura comercial modific los hbitos y comportamientoseconmicos de los pueblos indgenas. Junto con el cultivo dealgodn realizado por medio de trabajo esclavo, se produjo me-diante la concurrencia de empresarios comerciales la penetracinde bienes y el desarrollo de hbitos de consumo que favorecieronel crecimiento de una economa progresivamente monetizada,que entraba en conflicto con las prcticas comunitarias de losindgenas. Se instalaron establecimientos comerciales (factories)promovidos por el gobierno norteamericano, con el fin de incor-porar la actividad econmica indgena al marco del capitalismoagrario de base principalmente esclavista del sur norteamericano.

    Pero la monetizacin de los intercambios favoreci el endeuda-miento de las comunidades indgenas, las que para lograr su re-dencin debieron ceder derechos sobre las tierras que ocupabanal gobierno de los EE.UU., resultado que interesaba tanto a stecomo a los plantadores, al mismo tiempo que garantizaba losbeneficios realizados por compaas comerciales acreedoras,como la John Forbes Company que comerciaba desde 1783 conesos pueblos. Por ejemplo, mediante el tratado firmado con elpueblo Choctaw en 1805 los enviados del presidente Jeffersonconsiguieron que estos cedieran las frtiles tierras que se exten-dan entre los ros Alabama y Mississippi y fijaron el monto delpago de las tierras cedidas por los Choctaw en 50.000 dlares,que era exactamente la cantidad adeudada por estos a la JohnForbes Company. Como aseguraba en 1803 el Secretario de Gue-rra de Thomas Jefferson, Henry Dearborn, al general James Wil-

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    kinson que lo nico que podra inducir a los Chocktaws a ceder almenos una parte de su territorio era la posibilidad de obtener di-nero para satisfacer la deuda contrada con Panton & Co.

    Adems, como resultado de las interacciones entre plantadores,factoras y naciones indias en la frontera algodonera, se transfor-maba progresivamente en el mbito en donde se estaban yuxta-poniendo y relacionando diferentes culturas con organizacionessociales e intenciones econmicas, una de ellas basada en el tra-bajo esclavo. El contacto de estos con los pueblos indgenas ac-tu como catalizador y favorecedor de lo que ms teman lospropietarios esclavistas, la fuga de sus esclavos, o lo que era anpeor, la posibilidad de que estos se unieran a los agraviados ind-genas y se rebelaran contra sus amos.

    La defensa del sistema esclavista y la expansin principal por eleje suroeste haba provocado la expulsin de los pueblos Chicka-saw, Choctaw, Cherokee, Creek, y Seminola hacia el oeste de losros Mississippi y Missouri, en el rea correspondiente al actualEstado de Oklahoma, en virtud de la Ley de Traslado Forzoso(Removal Act) aprobada por el Congreso el 28 de mayo de 1830,por iniciativa del presidente Andrew Jackson, deseoso de abrirlos territorios del este del Mississippi a la expansin de la eco-noma de plantacin algodonera. La denominacin de trail oftears ("camino de lgrimas") al camino que se les oblig a reco-rrer denota la dureza con que se realiz esta deportacin de losindgenas de las llamadas Cinco Naciones Civilizadas, que em-pujados sin ningn tipo de cuidados ni aprovisionamientos sufi-cientes, aunque los diversos estados implicados se haban com-prometido en un principio a organizarlos, produjo la enfermedady muerte de miles de ellos antes que llegaran al territorio que elgobierno de los Estados Unidos les haba reservado.

    Esta fue la situacin desencadenante de la Guerra contra los se-minolas en Florida, entre 1835 y 1842. Los seminolas, refracta-rios al traslado a los territorios al oeste de Mississippi, se habanrefugiado en las profundidades de los bosques y marjales de Flo-

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    rida, territorios normalmente casi inaccesibles para los forneos.Junto a ellos vivan los llamados "Indios Negros", esclavos fugi-tivos que se haban refugiado en esas regiones y que haban esta-blecido una excelente convivencia con los seminolas, protegin-dose mutuamente de los intentos de incursin de las tropas nor-teamericanas. Los documentos de la poca reflejan el temor delos propietarios de esclavos, antes del comienzo de la guerra, yaque la proximidad de sus plantaciones con el territorio indio po-da favorecer la consumacin de la amenaza ms inquietante parala lite esclavista: la insurreccin de los esclavos:

    "Si no se enva una fuerza militar suficiente toda la fron-tera puede verse devastada por la accin combinada deindios, negros indios y negros de las plantaciones [...]algunos de los ms respetables plantadores temen queexista una comunicacin secreta entre los indios refrac-tarios, los negros indios y algunos negros de las planta-ciones".

    ste pueda ser un factor que explique la duracin de esta guerra.Adems de la habilidad de seminolas y cimarrones negros paraentablar una verdadera guerra de guerrillas contra el ejrcito es-tadounidense, el temor a una insurreccin de esclavos haca quegran parte de las milicias tuvieran que mantenerse prximas a lasplantaciones, reduciendo su capacidad ofensiva. Tambin fraca-saron las tentativas de los oficiales norteamericanos, como elgeneral Jesup, de separar a seminolas de sus aliados negros, pro-metindoles a los primeros que no seran procesados y se lespermitira abandonar Florida con sus pertenencias si entregaban alos esclavos fugitivos, o si se les enviaba a una reserva en lo msprofundo de Florida para mantenerlos lejos de las plantaciones yevitar que volvieran a brindar refugio a los que escapaban deellas. Pero esta no era la primera vez que se planteaba esta situa-cin. James Monroe, en 1818 dirigindose al Congreso, sentabael argumento principal para desencadenar la que sera conocidacomo primera Guerra seminola con los siguientes trminos:

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    "Aventureros de todos los pases, fugitivos de la justicia,y esclavos evadidos han hallado asilo ah [refirindose alos poblados seminolas]. Varias tribus indgenas, connumerosos guerreros, clebres por su ferocidad, y cuyosasentamientos se extienden hasta nuestros lmites, habi-tan esas provincias. Estas diferentes hordas, conectadasentre s, desconociendo, por una parte la autoridad deEspaa, y protegidos, por otra, por una lnea imaginariaque separa Florida de los Estados Unidos, han violadonuestras leyes prohibiendo la introduccin de esclavos,defraudando nuestros ingresos, y cometiendo todo tipo deultrajes en nuestros pacficos ciudadanos, a los que laproximidad a nosotros les permite perpetrar".

    La intencin real del gobierno norteamericano era la de controlarun territorio que estaba cayndosele de las manos a Espaa, en-zarzada en ese momento en una rebelin generalizada de sus co-lonias americanas. Justamente Monroe fundamentaba el derechode injerencia en Florida en la incapacidad espaola de mantenerel orden en ese territorio. Pero adems era evidente que les pre-ocupaba la presencia desestabilizadora del sistema esclavista delos enclaves de cimarrones y resistentes como los seminolas y losseminolas negros, a los que haba que deportar o suprimir a cual-quier precio. La imagen de unos pacficos ciudadanos estadouni-denses atacados por unas hordas sanguinarias de salvajes dirigi-das por agentes extranjeros no se condice con lo que hemos ob-servado, y menos cuando esos "pacficos" ciudadanos eran plan-tadores propietarios de esclavos que estaban reclamando que sereprimiera el persistente deseo de libertad de sus "instrumentoslocales", y estos esclavos fueran devueltos. James Monroe enun-cia ms adelante, en la misma sesin, lo que podra considerarsecomo el principio general de la poltica expansionista de extermi-nio y/o exclusin practicada secularmente por los gobiernos nor-teamericanos:

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    "La experiencia ha demostrado claramente, que las co-munidades salvajes independientes no pueden existir den-tro de los lmites de un pueblo civilizado. El progreso delltimo ha acabado, casi invariablemente, con la extincindel primero, especialmente de las tribus pertenecientes anuestra porcin de este hemisferio [...] para civilizarlas,e incluso para impedir su extincin, parece indispensableque su independencia como comunidades debiera cesar, yque el control de los Estados Unidos sobre ellas deberaser completo e indiscutible".

    Monroe consideraba que la alternativa a la extincin era la sumi-sin, lo que si no significaba la eliminacin fsica, s seguramentela prdida de sus derechos polticos, de su soberana como pue-blos y su identidad desaparecera en la asimilacin a la culturadominante, que implicaba el aprendizaje de la cultura de la com-petencia individualista en sustitucin de la comunidad de bienes eintereses que haba caracterizado a los pueblos aborgenes.

    La resistencia haba comenzado durante la dominacin britnicapero se haba acelerado durante la misma Revolucin americana.En el primer caso eran los espaoles quienes ayudaban a creeks,seminolas y esclavos fugitivos a instalarse en la frontera de Flo-rida con las colonias para desestabilizar al poder britnico me-diante las incursiones y las fugas de esclavos. La misma secuen-cia se observara entre 1776 y 1783, y especialmente con el co-mienzo en 1812 de la guerra entre EE.UU. y Gran Bretaa, quedurara hasta 1815. Como informaban en esa poca los coman-dantes militares norteamericanos destacados en el este de Florida-todava espaola- las aldeas cimarronas albergaban cientos deesclavos fugitivos procedentes de Carolina del Norte y del Sur yde Georgia, provocando la general irritacin de los plantadoresdel Sur. Ciudadanos de Georgia organizados como milicia y apo-yados por el ejrcito y la marina norteamericanas invadieron Flo-rida en 1812. la finalidad era doble, por una parte apoderarse deun territorio codiciado por plantadores y el gobierno, bajo el con-

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    trol de una potencia muy debilitada como era Espaa, y por otroacabar con las poblaciones cimarronas que eran hasta ese mo-mento seguro refugio para los esclavos, y que desestabilizaban laproduccin esclavista.

    Los britnicos, con el fin de obtener el apoyo de los indgenas,haban prohibido la expansin de las colonias ms all de losMontes Apalaches, mediante la Proclamacin de 1763, y la me-dida fue lo suficientemente efectiva para que en la guerra por laindependencia los colonos tuvieran que enfrentarse no slo a los"casacas rojas", sino tambin a las naciones indias, casi todasaliadas a Gran Bretaa. Por lo tanto, una vez conseguida la inde-pendencia, el gobierno federal de las antiguas Trece Coloniasintent controlar los territorios situados allende aquellas monta-as, comenzando con las misiones exploratorias, el reconoci-miento previo del territorio a dominar, como lo atestiguan lasexpediciones de Meriwether Lewis y William Clark a cuenta delpresidente Jefferson, entre 1803 y 1806, que les llevaron por elTerritorio del Noroeste junto a la frontera del actual Canad,mientras Zebulon Pike exploraba la extensin de Luisiana. Peroadquiri contornos evidentes cuando Andrew Jackson decidi, en1830, la expulsin de los pueblos seminolas, creeks, choktaws,cherokees y chickasaws de las regiones del sudoeste, que eranpropicias al cultivo de algodn. Este motivo de poltica econ-mica y tambin los de seguridad nacional -estos pueblos habanactuado como aliados de Espaa y Gran Bretaa- fueron los pre-textos esgrimidos por Jackson para decretar su traslado forzoso aloeste.

    Existe una clara relacin entre la expansin al Oeste y los inte-reses esclavistas. Pero tambin, segn James Horton, profesor enla George Washington University, el Oeste era el territorio"abierto" para crear una comunidad exclusivamente blanca, loque explicara paradjicamente la vertiente racista de la lucha porimpedir la expansin del esclavismo a los nuevos territorios.

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    La invasin de los territorios indgenas respondi no slo a lasnecesidades de expansin de la economa estadounidense sinotambin a la de evitar el "contacto" con las regiones esclavistas,donde las tribus actuaban como refugios muchas veces segurospara los esclavos fugitivos. En consecuencia la lucha contra lospueblos indgenas, para conquistar los territorios que ocupaban ysometerlos, era imprescindible para mantener el sistema de opre-sin racial que el establishment norteamericano ejerci sobre losdiversos grupos sociales a los que decidi explotar o exterminar,lo que constituye el punto de vinculacin de ambos procesos, enla medida en que la existencia independiente de esas nacionesindias no slo ocupaba un territorio codiciado por los EE.UU.,sino porque adems constituan un factor desestabilizador delsistema esclavista al favorecer la formacin de grupos cimarro-nes. Esa opresin racial buscaba intencionalmente establecerlneas de clivaje racial entre los indgenas que se oponan a laexpansin anglo-americana y los oprimidos por el sistema escla-vista, para evitar la conformacin potencial de un bloque resis-tente, tal como se haba producido en Florida con los seminolas ycimarrones africanos, y evitar una insurreccin generalizada.

    Una situacin similar se haba producido en perodos anteriores,cuando los blancos pobres enviados a las colonias britnicas enrgimen de servidumbre (indentured servants) se haban contralas autoridades coloniales, unidos a los esclavos africanos en va-rias ocasiones durante los siglos XVII y XVIII, organizando co-munidades cimarronas como la de Roanoke, en las que convivanindios, esclavos africanos fugitivos, y blancos que haban some-tidos a servidumbre en Virginia, los que eran considerados unaamenaza por su sola existencia para las autoridades coloniales, yfuente potencial de insurrecciones. Una de las ms sonadas habasido la liderada por Nathaniel Bacon en 1676-77, despus de cu-ya derrota y para evitar nuevas alianzas y rebeliones, se produjola primera gran segregacin, cuando los grandes plantadores deVirginia comenzaron a sustituir a los servants europeos por es-

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    clavos africanos. Los fundamentos de esa opresin racial quedareflejada en las consideraciones de la Suprema Corte de Justiciaen su sentencia en relacin con la causa de Dred Scott, un esclavonegro que recurri a los tribunales para reclamar su libertad, pro-ceso judicial que se extendi entre 1846 y 1857:

    "La cuestin es simple: puede un negro, cuyos antepa-sados fueron importados a este pas, y vendidos como es-clavos, transformarse en un miembro de la comunidadpoltica a la que ha dado vida la Constitucin de los Es-tados Unidos, y como tal ser titular de todos los dere-chos, privilegios e inmunidades garantizadas por ese ins-trumento a los ciudadanos? Uno de cuyos derechos es elprivilegio de litigar en una corte de los Estados Unidosen los casos especificados por la Constitucin.

    Se observar, que la declaracin aplica a esa clase depersonas cuyos ancestros eran negros de raza africana,importados a este pas, vendidos y posedos como escla-vos. El nico tema en cuestin ante esta corte, por lo tan-to es, si los descendientes de tales esclavos, cuando seanemancipados, o quienes han nacido de padres emancipa-dos antes de su nacimiento, son ciudadanos de un Estado,en el sentido en el cual la palabra ciudadano es utilizadaen la Constitucin de los Estados Unidos. Y siendo estala nica cuestin en disputa en los alegatos, la corte debeser considerada discutiendo slo sobre una opinin deesta clase, eso es, de esas personas quienes son descen-dientes de africanos importados a este pas y vendidoscomo esclavos.

    La situacin de esta poblacin es del todo diferente a lade la raza india. Es verdad que esta ltima no formabaparte de las comunidades coloniales, y nunca se vinculcon ellas en conexiones sociales o en el gobierno. Peroaunque ellos son incivilizados, eran sin embargo un pue-blo libre e independiente, asociados en naciones o tribus,

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    y gobernados por sus propias leyes. Muchas de esas co-munidades polticas estaban situadas en territorios cuyoderecho de dominio reclamaba la raza blanca. Pero sereconoca que dicho reclamo estaba sujeto al derecho delos indios de ocuparlos tanto como ellos lo considerannecesario, y ni los ingleses ni el gobierno colonial recla-maron ni ejercieron ningn dominio sobre la tribu o na-cin que lo ocupaba, ni reclamaron el derecho de pose-sin del territorio, hasta que la tribu o nacin consintie-ron en cederlo. Esos Gobiernos indios fueron considera-dos y tratados como Gobiernos extranjeros, tanto como siun ocano hubiera separado a los hombres rojos de losblancos; y su libertad ha sido constantemente recono-cida, desde la poca de la primera emigracin a las co-lonias inglesas hasta el presente, por los diferentes Go-biernos que se han sucedido. Los tratados han sido nego-ciados con ellos, y su alianza procurada en la guerra; ylas personas que componen esas comunidades polticasindgenas han sido tratadas siempre como extranjerosque no viven bajo nuestro Gobierno. Es verdad que elcurso de los sucesos ha trado a las tribus indias dentrode los lmites de los Estados Unidos bajo el dominio de laraza blanca; y se ha considerado necesario, en beneficiotanto de ellos como nuestro, considerarlos como en es-tado de pupilaje, y en legislar en cierta medida para ellosy el territorio que ocupan. Pero pueden ser naturaliza-dos, sin duda, como sujetos de cualquier otro gobiernoextranjero, por la autoridad del Congreso, y transfor-marse en ciudadanos de un Estado, y de los Estados Uni-dos; y si un individuo abandonara su nacin o tribu, y re-sidiera entre la poblacin blanca, sera titular de todoslos derechos y privilegios que corresponderan a un emi-grante de cualquier otro pueblo extranjero [...] " ningunode estos fue utilizado en referencia a la raza africana im-portada o nacida en este pas; porque el Congreso no

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    tiene potestad para naturalizarlos, y por lo tanto no nece-sita utilizar trminos particulares para excluirlos. Hansido utilizadas meramente para culminar la lnea de divi-sin que la Constitucin ha marcado entre la raza ciuda-dana que forma y sostiene al gobierno y la raza africana,a la cual mantienen subyugada y esclavizada y gober-nada segn su propio placer".

    Las lneas de exclusin pasaban en el caso de la poblacin deascendencia africana por la raza, y en la poblacin indgena por lacondicin de ciudadana. Dos lneas de exclusin que los juecesjustifican histricamente. En el caso de la poblacin negra por laprctica de la esclavitud, que performativamente "determinaba"su condicin inferior, con una argumentacin parecida a la que sepracticara en sociedades racistas posteriores, en donde la opre-sin no es reconocida como una acto de fuerza y de injusticiasino como la comprobacin del derecho a excluir, dominar o ex-terminar, si es necesario a los definidos como "inferiores". Paralos esclavistas la superioridad blanca y la inferioridad africanaera un principio que no necesitaba argumentacin, ya que eraconfirmado por el propio devenir histrico: si haban sido escla-vizados por los europeos y sus descendientes americanos, eraporque eran por "naturaleza" sometibles a esclavitud. Por lo tan-to, continuaban los defensores del sistema esclavista, no era posi-ble revertir una subhumanidad que estaba determinada por laNaturaleza. En el caso de los indgenas, en cambio, la exclusinse deba a que eran "enemigos" de la Unin, no slo porque noeran civilizados sino porque haban actuado como aliados de losbritnicos en la Guerra de la Independencia.

    "El Congreso puede, como dijimos, haber autorizado lanaturalizacin de los indios, porque son ajemos y foras-teros. Pero en su entonces estado de salvajismo, nadiehabra pensado en admitirlos como ciudadanos de unacomunidad civilizada. An ms, las atrocidades por ellosrecientemente cometidas, cuando eran aliados de Gran

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    Bretaa en la Guerra revolucionaria, estaban sin em-bargo frescas en la memoria del pueblo de los EstadosUnidos, quien contina todava alerta contra la reanuda-cin de las hostilidades indias. Nadie es capaz de supo-ner que algn indio fuera o fuese capaz de disfrutar delos privilegios de un ciudadano americano, y la palabrablanco nunca fue utilizada en referencia a ellos".

    Sin embargo, tambin los indgenas fueron reducidos a la escla-vitud, trasladados a las plantaciones del sur, tal como se registraen relatos y testimonios de la dcada de 1830. En 1838 un pueblode chocktaws que habitaban el Wabash Valley en Indiana, fuerontrasladados a Alabama donde un plantador los emple como es-clavos, tal como recoge el testimonio las entrevistas realizadasentre 1936 y 1938 por el Federal Writers Project. Ms tarde fue-ron vendidos al propietario de una acera, en Kentucky, dondellegaron a formarse como trabajadores cualificados.

    Es por todo ello que el problema del esclavismo y de la agresina las comunidades indgenas por la Unin estn tan ntimamenterelacionadas, que ello obliga a hacer una breve referencia a laGuerra de Secesin, sopesando cuales fueron sus efectos en laarticulacin de ambos fenmenos. Las aportaciones ms recientesde la historiografa sobre la guerra civil norteamericana autorizanconvincentemente a suponer que si la Confederacin no hubieseatacado el Fort Sumter el 12 de abril de 1861, la Unin no habraabolido la esclavitud, al menos en el futuro inmediato. Todo elenfrentamiento entre norte y sur, entre estados libres y esclavistasse deba ms a una cuestin de equilibrio poltico en el seno de laUnin, que al rechazo tico o econmico a la esclavitud. Apartede los movimientos militantemente abolicionistas, que no eranminsculos -se calcula que la Sociedad Antiesclavista Americanacontaba en 1838 con ms de 100.000 afiliados- y que revelan quela cuestin tena un amplio mbito de debate, el mundo polticonorteamericano otorgaba prioridad a la estabilidad y permanenciade la Unin y no a la eliminacin de la lacra del esclavismo, aun-

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    que su vigencia cuestionara el alcance de la Declaracin de Inde-pendencia de 1776, redactada por Thomas Jefferson. Pero a suvez de ese equilibrio poltico dependa la supervivencia del rgi-men esclavista. En una nacin como los EE.UU., en plena expan-sin territorial mediante la "estatalizacin" o la trasformacin enterritorios federales -hasta que pudieran transformarse en estadosde la Unin- de los espacios que se iban conquistando y anexan-do, la carrera hacia el Oeste era tambin una pugna por mantenerel equilibrio entre estados esclavistas y estados libres de esclavi-tud, no slo porque la propia dinmica del sistema de plantaciny de la actividad agrcola surea exiga la incorporacin y puestaen explotacin de nuevas tierras, sino porque el equilibrio defuerzas polticas necesario en el Congreso para impedir cualquierreforma constitucional que permitiera al gobierno federal abolirla esclavitud en cada uno de los estados donde estaba permitida,dependa de que la representacin de los nuevos Estados que seincorporaban a la Unin tambin mantuvieran el equilibrio entreesclavistas y libres, al tiempo que se evitaba la separacin de laUnin de un nmero creciente de estados; mientras el compromi-so de Missouri de 1820 continuara en vigencia, la situacin pro-longndose en el tiempo hara ms difcil la abolicin de la escla-vitud desde el Congreso federal, en la medida que la expansinde los EE.UU. hacia el oeste haba agregado nuevos estados es-clavistas. Por otra parte, las propuestas abolicionistas tampocoencontraban un eco importante en los propios medios econmi-cos del norte en la medida en que la produccin agrcola del sur,y especialmente el algodn, constitua la principal exportacinnorteamericana y por lo tanto una fundamental fuente de obten-cin de divisas extranjeras, que por los mecanismos arancelariose impositivos repercutan en beneficio del conjunto de la eco-noma estadounidense. La produccin de algodn por medio detrabajo esclavo era un producto de la demanda del mercado inter-nacional y no un vestigio superviviente de formas econmicasprecapitalistas. Por el contrario la economa de plantacin se ha-ba desarrollado a la par de la expansin del capitalismo desde

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    finales del siglo XVII y de forma ms acelerada con la Revolu-cin industrial. No existan, por lo tanto razones de incompatibi-lidad econmica, como tantas veces se ha repetido, ni tampoco setrataba del contraste entre una sociedad nortea poco estratificaday con alta movilidad social y una sociedad surea aristocrtica,sino por el contrario y con la excepcin de la existencia de escla-vos, ambas sociedades compartan rasgos comunes, como unargida jerarqua social, una escasa movilidad vertical y una grandesigualdad entre las diferentes clases sociales, para arriesgar launidad de los EE.UU.

    Incluso exista un evidente racismo en el Norte, a tal punto quelos afro-americanos en Nueva York deban demostrar un patri-monio mnimo no exigido a los blancos para poder votar. Pero afinal de la dcada de 1850, con la fundacin del Partido Republi-cano en sustitucin del los Whigs, con la contribucin considera-ble del movimiento antiesclavista, y la eleccin de Abraham Lin-coln como presidente por este partido, sin el concurso de loscompromisarios sudistas marc el punto ms bajo del poder pol-tico de estos en la Unin y les indujo a pensar que se haba rotodefinitivamente el equilibrio que les permita el mantenimientode la que denominaban su "peculiaridad", la reduccin de sereshumanos a la categora de bienes. Las condiciones para el en-frentamiento civil estaban servidas.

    Pero acabada la guerra civil y con ella el sistema esclavista, seabrira una segunda gran expansin hacia el Oeste en cumpli-miento del pregonado Destino Manifiesto de los EE.UU. Ahoraseran las praderas que se encontraban entre el Mississippi y lasMontaas Rocosas el nuevo objetivo de su expansin. La de-manda incesante de la produccin de cereales por los mercadosdel Este de los EE.UU. y de Europa estimulaba la expansin delas reas a roturar, era ese proceso el que subyaca en el avancehacia el Far West. Para cumplir con este objetivo la administra-cin en Washington dispona de un recurso fundamental que, apesar de hallarse inmersa la sociedad norteamericana en un sis-

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    tema que pretenda el ms puro liberalismo econmico, fue utili-zado para promover la ocupacin de tierras. Ese recurso era latitularidad federal de los territorios todava no ocupados por lasociedad norteamericana. Los criterios de adjudicacin de esastierras no fueron unvocos, una parte importante se dedic a esti-mular el tendido de las lneas ferroviarias; pero en gran propor-cin fueron distribuidas en forma de propiedades no mayores de160 acres (64,8 Ha), que tena como objetivo, segn numerososautores, la constitucin de una slida y prspera clase de granje-ros que fueran el fundamento de una yeomanry democracy, unademocracia de pequeos propietarios autosuficientes. Ese fue elobjetivo de la Homestead Act de 1862, promulgada en plena gue-rra de Secesin, con la cual posiblemente el gobierno Lincolnpretenda sealar la orientacin del inmediato futuro norteameri-cano, una vez acabadas las hostilidades, de modo tal que la ex-pansin hacia el Oeste fuera tambin una indicacin a quien qui-siera entenderlo, por lo tanto a quienes le apoyaban como a quie-nes combata, que el triunfo de la unin no sera una revanchacontra el Sur, ni se permitira la reanudacin de los viejos pro-blemas entre ambas coordenadas poltico-cardinales; el viejo en-frentamiento entre Norte y Sur sera sustituido por una marchaconjunta hacia el Oeste ampliando la frontera en cumplimientodel Destino Manifiesto. Adems si atendemos a las actitudesxenfobas e intenciones segregacionistas presentes en el Norte,manifestadas en plena guerra civil, sugieren que la intencin delgobierno Lincoln, en caso de obtener la victoria sobre la Confe-deracin, era la de promover una colonizacin exclusivamenteblanca de los nuevos territorios que constituan el Far West.

    El problema era que ese avance deba hacerse nuevamente expul-sando o recluyendo en reas ms lejanas y pequeas a los pueblosindgenas ya desplazados y a los que todava no haban sufrido ladeportacin como eran los pueblos de la pradera: sioux, cheyen-nes, lakotas, arapahos, etc. Ya antes de la guerra se haba produ-cido el desalojo y en muchos casos exterminio de indgenas en

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    Texas, antes de integrarse definitivamente a la Unin. Lo mismosucedi en California como consecuencia de la "fiebre del oro"desatada en 1848. En Oregn, el Estado de Washington y enUTA, donde se instalaron los mormones liderados por BrighamYoung, los colonos ni siquiera esperaron a que el gobierno hubie-se adquirido los derechos de propiedad a los indios, para ocuparsus tierras. Sin embargo la ocupacin de estos y otros territoriosdependi siempre de la orientacin directa o indirecta del gobier-no federal, ya que en los territorios que fueron incorporndose ala Unin previamente haban sido controlados por aquel, exceptolos casos de California y Texas.

    La colonizacin era tambin el medio por el cual al poblar deforma estable el territorio se aseguraban los Estados Unidos sucontrol definitivo y ms tarde la incorporacin como estado. Porlo tanto no se trataba en general de la ocupacin anrquica delFar West, mediante iniciativas privadas de grupos de colonossino una poltica de poblacin que de alguna forma, al pretenderdesplazar a las poblaciones autctonas, reuna todas las carac-tersticas de una accin colonial. El gobierno federal haba inten-tado crear inicialmente en las zonas de las praderas del MedioOeste un cierto compromiso entre pueblos indgenas y colonos,reuniendo a los primeros en territorios delimitados o asegurandopasos controlados por el ejrcito a travs de territorio indio, queunan el este con el Oeste del pas. Por esos pasos, mediante tra-tados con las diversas tribus, pretendan que los colonos pudieranatravesar las praderas en su marcha hacia los territorios ms allde las Rocosas sin riesgos de enfrentamientos, mientras el Estadogarantizaba la reparacin de cualquier destrozo que causaran losblancos en territorio indio.

    Tambin haba pretendido convencer a los indios que aceptaransu instalacin en territorios ms reducidos, recurriendo para elloa otorgarles el control de reas que tenan no slo un gran valoreconmico sino tambin cultural para las tribus, como el Tratadode Fort Laramie de 1868, por el que se conceda a los sioux a

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    perpetuidad las Black Hills, consideradas por ellos montaassagradas. El tratado fue el resultado de la guerra mantenida porlos sioux oglala, dirigidos por Red Cloud y Crazy Horse entre1865 y 1868, resistiendo el despliegue colonizador en Wyoming.

    Pero a pesar del tratado, en ste y otros casos se generaron nue-vos conflictos provocados por la naturaleza dinmica y agresivade la economa norteamericana que impulsaba permanentementea la apropiacin insaciable de nuevos territorios para incorporar-los a las necesidades del capitalismo vernculo, y en el que lainiciativa privada obligaba a la intervencin del Estado a favor desus conciudadanos desbaratando esos acuerdos, reiniciando hos-tilidades que conduciran a una nueva expulsin o exterminio delas poblaciones indgenas. En el caso de las Black Hills se tratdel descubrimiento de oro. El ejrcito norteamericano, en lugarde impedir la entrada de los buscadores de oro, como le obligabael tratado, envi en 1874 al general George Armstrong Custercon una columna militar para acompaarles. En el curso de laexpedicin atac repetidas veces a cazadores indios en ese terri-torio, hasta que fue rodeado por los sioux y cheyennes en el roLittle Big Horn y aniquilado. El ejrcito envi inmediatamenteuna expedicin que expuls a los indios de los territorios que seles haba garantizado por el tratado, huyendo los supervivientescon su jefe Sitting Bull al Canad. Sin embargo no iban a acabaraqu los conflictos y padecimientos indgenas, ya que los jefessioux Crazy Horse (Tashunca-uitco) y Sitting Bull (Tatanka-Iyotanka) fueron asesinados al retornar de su exilio en Canad. Elprimero muri en 1877 con una bayoneta clavada por un soldadoen un puesto militar, cuando fue arrestado por el ejrcito al haberabandonado la reserva, ya que las autoridades gubernativas tem-an que encabezara una rebelin. Sitting Bull fue asesinado el 15de diciembre de 1890, poco antes de que se iniciaran las ceremo-nias de la "Danza fantasma" que los sioux supervivientes se dis-ponan a representar. Era un rito palingensico en el que se pro-meta la expulsin de los blancos y la recuperacin por los indios

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    de su modo de vida tradicional. Este final del jefe indio ejempli-fica bastante el destino reservado a su pueblo. Los que sobrevi-vieron al exterminio fueron obligados no slo a vivir en reservasinsuficientes para que pudieran vivir dignamente sino que se lessometi a una poltica de asimilacin cultural que les obligaba aabandonar sus costumbres ancestrales. El episodio en el que Sit-ting Bull perdi la vida, en el otoo de 1890, fue la consecuenciade la prohibicin por el delegado gubernamental, el agente indioencargado de la administracin de la reserva, de que los siouxpudieran reunirse para celebrar su rito, en tanto y en cuanto lasautoridades gubernativas eran conscientes de la autoridad moralque an posea el viejo jefe. Se enviaron unos cincuenta policas,pertenecientes al pueblo lakota para detenerlo, quienes dispararonsobre l asesinndolo. Evidentemente la consigna era evitar cual-quier prctica o ceremonia que favoreciera un reagrupamientoindgena y la reorganizacin de la resistencia y el rechazo a lamarginacin representada por la reclusin en la reserva y a laaculturacin que pretenda el gobierno norteamericano, as comoa la reanudacin de la lucha para recuperar los territorios perdi-dos, que haban sido garantizados en los sucesivos tratados.

    En 1866 el Congreso aprob una Ley de Derechos Civiles quegarantizaba la igualdad ante la ley a todas las personas nacidas enlos Estados Unidos, pero que, sin embargo, exclua a los indge-nas de su jurisdiccin. Una de las formas que se propusieron paraliquidar el sistema social tradicional indgena fue el de introducirla propiedad privada entre ellos distribuyendo parcelas a ttuloindividual, mediante la ley Dawes de 1887. Previamente, a partirde 1883 la Oficina de Asuntos Indios decida la aplicacin deotras medidas que iban desde la prohibicin de sus prcticas reli-giosas, la utilizacin de sus lenguas y el uso obligatorio del inglshasta la supresin de la poligamia -relativamente tolerada a losmormones-, o la imposicin a los hombres del corte de cabello.En 1893 el ltimo reducto indio, la reserva de Oklahoma, dondehaban sido relegados los miembros supervivientes del Trail of

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    Tears de la dcada de 1830, y que era considerado por todos lospueblos indgenas como algo peor que una crcel, fue liquidadocomo tal al suprimir los gobiernos tribales el sistema de tenenciacomunal de tierras y al introducir la divisin y la propiedad pri-vada individual de la misma.

    En 1890, el mismo ao en que se haba producido la masacre deWounded Knee, la Oficina del Censo de los Estados Unidosanunci oficialmente el "cierre de la frontera". La primera fase dela expansin norteamericana haba culminado con la unin de lascostas de los dos ocanos, y parte del proclamado Destino Mani-fiesto se haba cumplido. Pero el resultado no haba sido slo eldominio y opresin de una poblacin, que a pesar de los padeci-mientos conservaba las estructuras bsicas de su organizacinsocial y su sistema cultural, como haba sucedido o sucedera enotros continentes. En los casos africanos y asiticos, todava ca-ba la expectativa de que cuando se produjeran coyunturas favo-rables para el surgimiento de la resistencia, esta pudiera dar pasoa la liberacin, tal como se producira en los procesos de desco-lonizacin de la segunda posguerra, ya en el siglo XX. En cambiola expansin y consolidacin de los EE.UU. como imperio conti-nental se haba constituido mediante el exterminio fsico y porsupuesto cultural de sociedades preexistentes a la llegada de loseuropeos a tierras americanas, con lo cual esa posibilidad de re-cuperacin de pueblos y culturas ancestrales quedaba definitiva-mente clausurado y sin posibilidad de reparacin de los agraviossufridos; mientras que el resto de la humanidad deba asumir laamputacin sufrida por la prdida irreparable de unos pueblos yunas gentes que eran "salvajemente" ms civilizados, ms huma-nos, que los que construyeron los EE.UU.

    La brutalidad con que esa "conquista del Oeste" haba sido reali-zada lleg a impresionar a los propios medios norteamericanos,como atestigua esta resea de un libro publicado en 1863, en laque su autor, llega a justificar el ejercicio de la violencia por par-

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    te de los indgenas en la defensa de sus derechos, al citar el si-guiente testimonio del sufrimiento del pueblo sioux:

    "En un encuentro del gobernador Ramsey con los indiosen el cual se discuta el monto de la ayuda que el go-bierno les deba, uno de ellos, llamado Red Iron, respon-diendo a una amenaza oficial, replic lo siguiente Lanieve cubre la tierra, y hemos esperado largo tiemponuestro dinero [la anualidad prometida por el gobiernode los EE.UU.]. Somos pobres; vosotros opulentos. Vues-tros fuegos calientan; vuestros tepees les guardan delfro. Nosotros no tenemos nada que comer. Hemos estadoesperando mucho tiempo nuestro dinero. La estacin decaza ha pasado. Una gran parte de nuestro pueblo estenfermo por el hambre. Podemos morir porque ustedesno nos entregan el dinero. Podemos morir, y si eso suce-de, dejaremos nuestros huesos sobre la tierra, as nuestroGran padre podr ver a sus nios Dakota muertos. So-mos muy pobres. Hemos vendido nuestras tierras de cazay las tumbas de nuestros padres. Hemos vendido nuestraspropias tumbas. No nos queda ningn sitio donde morir,y ustedes no nos pagarn el dinero por nuestras tierras.Parece difcil una mayor elocuencia. Durante quince lar-gos aos los Indios han sufrido, y slo se han quejado. Alfinal los cazadores famlicos acaban reunindose; pue-de alguien sorprenderse de que se alcen y masacren auna raza que les ha robado, estafado, arruinado e insul-tado? No es sorprendente que las sangrientas escenasde 1862 no se hayan producido diez aos antes? Nadadecimos de los blancos violando a las mujeres indias - yaque esta era una prctica tan frecuente antes de la guerracomo para producir comentarios toda vez que se estabapendiente del resultado de la guerra- tampoco decimosnada de los blancos civilizados, oficiales del ejrcito deSibley, que se rebajaron a imitar a sus feroces enemigos

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    ofreciendo un premio por cada cabellera india, ya quenuestro autor complacientemente nos informa que losprimeros pobladores de Nueva Inglaterra hicieron lomismo".

    En su conformacin definitiva, los EE.UU. llevaron hasta susltimas consecuencias el principio de res nullius: la nocin deque la tierra inculta daba derecho de posesin y usufructo a aquelque decidiera cultivarla y hacerla productiva, aunque estuvierahabitada. En realidad, la falta de productividad, desde la perspec-tiva de la economa de mercado, clasificaba a ese territorio como"desierto", lo que permita sealar por una parte el "salvajismo",por lo tanto la baja calidad humana de quienes en l vivan comocazadores recolectores, y por otro el carcter de "reas vacas",lamentablemente utilizada en los mbitos acadmicos hasta laactualidad, que permita su ocupacin y usufructo exclusivo porla nueva nacin norteamericana, excluyendo a sus antiguos po-bladores.

    El principio fue enunciado en 1728 por Emeric de Vattel, en suLe Droit de gens ou principe de la loi naturelle (El derecho degentes o principio de la ley natural), pero ya haba sido utilizadopor Hugo Grotius para justificar las pretensiones del imperia-lismo mercantil holands en el siglo XVII.

    "El cultivo de la tierra no solo merece la atencin de ungobierno por su gran utilidad, sino que adems es unaobligacin que la naturaleza le impone al hombre. Porende, cada nacin est obligada, por ley natural, a culti-var la tierra que le ha tocado en suerte... Pueblos talescomo los antiguos alemanes y ciertos trtaros modernosque, aunque moran en pases frtiles, desdean el cultivode la tierra y prefieren vivir del saqueo, fracasan en elcumplimiento del deber que tienen consigo mismos,hacen dao a sus vecinos y merecen que se les exterminecomo salvajes bestias depredadoras... De ese modo, aun-que la conquista de los imperios civilizados de Per y

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    Mxico fue una notoria usurpacin, el establecimiento devarias colonias en el continente de la Amrica del Norte -si se hiciera dentro de lmites justos- podra ser entera-mente legal. La gente de esas vastas extensiones de tierrams bien vagaba por ellas, en lugar de habitarlas".

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