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"Durante siglos, la ciencia y los llamados conocimientos de la vida práctica le han dicho al hombre: «Conviene seas rico para poder satisfacer tus necesidades materiales; pero el único medio de alcanzarlo es el de educar de tal modo tu inteligencia y tus aptitudes, que permitan obligarlo a otros hombres esclavos, siervos o asalariados, a producir esa riqueza para ti»". Piotr Kropotkin Apoyados sus codos sobre el pupitre de la mesa, el acusado levanta la vista con gravedad ante las palabras del juez. - ¿Acaso desean, señores míos y jueces o investigadores, escuchar las últimas palabras de un hombre tan solo culpable de ser fiel a sus ideas? No fueron siempre las ideas revolucionarias despreciadas?. Piensen, señores, que este Estado liberal burgués del que ustedes son parte y que hace gala de los mas modernos progresos no tiene en sus políticas educativas, en definitiva, nada de popular y al mismo tiempo le temen a las nuevas masas inmigrantes. Le temen al cambio que ustedes mismos impulsaron. Yo comprendo que sus políticas pretendan construir la unión, y la unión, señores, hace la fuerza. La fuerza del Estado. Y recordemos que el Estado concilia las clases, como dijera Lenin. Sí, me permito citarlo. Precisamente en esta conciliación no encuentro yo ningún afecto. A las masas deben educárselas en libertad. Me dirán que el liberalismo es la promesa de libertad de la humanidad, de la mano del Todopoderoso Mercado. Me dirán que el sistema educativo proporciona la posibilidad de progreso y ascenso social. Creo que estas promesas son vacías, la verdadera libertad esta en los propios individuos. Sin subordinaciones, sin opresión. Sin fronteras, sin nacionalidades. Al menos no de la manera en que ustedes la conciben.

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"Durante siglos, la ciencia y los llamados conocimientos de la vida práctica le han dicho al

hombre: «Conviene seas rico para poder satisfacer tus necesidades materiales; pero el

único medio de alcanzarlo es el de educar de tal modo tu inteligencia y tus aptitudes, que

permitan obligarlo a otros hombres esclavos, siervos o asalariados, a producir esa riqueza

para ti»".

Piotr Kropotkin

Apoyados sus codos sobre el pupitre de la mesa, el acusado levanta la vista con

gravedad ante las palabras del juez.

- ¿Acaso desean, señores míos y jueces o investigadores, escuchar las últimas

palabras de un hombre tan solo culpable de ser fiel a sus ideas? No fueron siempre las

ideas revolucionarias despreciadas?.

Piensen, señores, que este Estado liberal burgués del que ustedes son parte y que

hace gala de los mas modernos progresos no tiene en sus políticas educativas, en definitiva,

nada de popular y al mismo tiempo le temen a las nuevas masas inmigrantes. Le temen al

cambio que ustedes mismos impulsaron.

Yo comprendo que sus políticas pretendan construir la unión, y la unión, señores,

hace la fuerza. La fuerza del Estado. Y recordemos que el Estado concilia las clases, como

dijera Lenin. Sí, me permito citarlo. Precisamente en esta conciliación no encuentro yo

ningún afecto. A las masas deben educárselas en libertad.

Me dirán que el liberalismo es la promesa de libertad de la humanidad, de la mano

del Todopoderoso Mercado. Me dirán que el sistema educativo proporciona la posibilidad de

progreso y ascenso social. Creo que estas promesas son vacías, la verdadera libertad esta

en los propios individuos. Sin subordinaciones, sin opresión. Sin fronteras, sin

nacionalidades. Al menos no de la manera en que ustedes la conciben.

Sí, esta libertad es posible, señores, les pido solo un momento más, déjenme hablar.

Yo sé que nos acusan de violentos, pero afirmo ante los aquí presentes que buscamos

convencidos y no exaltados. La anarquía no concibe, déjenme hablar, repito, no concibe que

la vida tenga que ser una lucha brutal donde el uno se pisa al otro. ¿No es posible acaso

una sana convivencia en relaciones de igualdad, como principio ético de libertad?. No

pueden ustedes, señores, como poseedores de sus autodenominados derechos oligárquicos

imponernos su opresión. Anularnos como individuos bajo el pretexto de homogeneizar a

esta masa inmigrante para defender el patriotismo.

En un punto estoy de acuerdo con su proyecto. Sí. No olvidemos, señores, la

siniestra sombra aún presente de la Iglesia Católica. Esa institución faraónica que aún tiene

su peso en toda decisión de un gobierno. El juego de poder es inevitable: una vez dijo

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Bakunin que “si Dios no existe, habría que inventarlo y por ello valoro realmente que hayan

dejado de lado la promulgación de este ideario clericalista en su proyecto educativo.

El señor juez me pregunto anteriormente que valores creo importantes. Afirmo

firmemente, señores, que nosotros los anarquistas crearemos una identidad libertaria entre

los trabajadores a partir de la educación. Solo con ella conseguiremos todos el mismo nivel

de instrucción y lectura frente a cualquier autoridad con pretensiones jurídicas, ya sea el

Estado, un cura, el Señor Juez o el patrón. Con mucha mas gravedad presentamos nuestra

disconformidad y repudio al rol de monarcas en un estado autoritario. La imbecilidad del

pueblo los crea, y el caudillo no puede sino ser el prototipo del imbécil.

Así es, no reconozco en usted ninguna autoridad. He ahí la libertad. Pretendemos

educar a cada individuo a no tenerles miedo. Que tomen conciencia que no son propiedad

de nadie, sino solo de su libertad futura. No queremos ser ni oprimidos ni opresores, como

bien dijera el compañero Malatesta.

Dentro de esta solidaridad de clase tenemos en nuestro haber herramientas de

construcción y lucha colectiva. Cooperativas, bibliotecas obreras, el sindicatos del cual

orgullosamente soy parte1 y muy a pesar suyo, señores, “gentlemens”, una publicación2 en

idioma castellano que cada vez leen mas obreros y obreras.

En su elitismo no pueden concebir a esta masa obrera mas que como unos brutos

barbaros provenientes de lo peor de Europa. Pues me río de uds señores, de su Patria, de

su organización, de esta Nación de unos pocos que necesita unos muchos para sobrevivir.

De su actitud normalizadora, totalizadora del devenir histórico de todo un pueblo.

Es con esto, señores, que creo dejar mas que clara mi postura y aclarar de buena

gana sus acusaciones. Me someto pues a su disciplinamiento. Apliquen su justicia patriótica

y burguesa. Soy feliz de ser parte de esta huelga, esta lucha por la igualdad. Condénenme.

Pero sepan ustedes, señores, la única condena que contemplo como anarquista es la de la

Libertad. No puedo mas que ser libre. Solo si tuvieran callos en las manos cambiarían

enseguida su modo de pensar. Por eso, señores, ¡que viva la Anarquía!.

1 Se entiende por ello a la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros

Panaderos, fundada por Errico Malatesta, organizadora de la huelga, motivo del presente

jucio.2 Se refiere a El obrero panadero.

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