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DEJANDO HUELLA
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Los Maestros Banco nº4
Ángel de la Hoz
Ricardo Bernardo
Colegio Marqués de Valdecilla
Peña Cabarga e “Historia Natural”
Ana Mará de Cagigal
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Peña Cabarga es un macizo calizo que configura
el Parque Natural del Macizo de Peña Cabarga.
Tiene una altitud máxima de 569 metros en la cota
denominada pico Llen y una superficie de 377
hectáreas.
El Macizo de Peña Cabarga ha sido modelado por
una intensa actividad minera de extracción de
mineral de hierro, que ha dejado una huella
imborrable en su paisaje.
Hay constancia de ella desde la Edad de Bronce,
cobrando especial relevancia en la época romana.
“En la zona marítima que baña el Oceanus hay un altísimo monte
que, parece increíble, todo él es de metal, como ya dijimos al hablar
del Oceanus “
PEÑA CABARGA
Plino el Viejo, en su “Historia Natural” menciona
Peña Cabarga
“Quam Oceanus alluit mons praerupte
altus, incredibile dictu, totus ex ea materia
est, ut in ambitu Oceani diximus”
.
La disolución de la caliza ha originado un gran lapiaz de
importante superficie, con una topografía de grandes
columnas calcáreas, arcillas de descalcificación y nódulos
de óxido e hidróxido de hierro. Este lapiaz está declarado
como Punto de Interés Geológico desde 1983.
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COLEGIO MARQUÉS DE VALDECILLA
n Valdecilla, la donación de las escuelas por parte de Don
Ramón Pelayo en 1912, supuso el punto final de un
camino iniciado en años anteriores, cuando se presentaron
varias propuestas para edificar escuelas para los niños y niñas
de Valdecilla y Solares.
Arquitectónicamente, el edificio escuela responde en su
disposición a la función para la cual se creó. Es un edificio de
una sola planta, internamente organizado en dos ambientes
escolares, niños y niñas, y zonas comunes, comedor, patios,
biblioteca, baños y cocinas.
Esta primera distinción entre sexos casi obliga a realizar una
escuela de planta longitudinal, en donde en los extremos se
sitúan en un lado las aulas de niños y en el otro las de las niñas,
unidas ambas por un espacio central que distribuye los
diferentes ambientes.
Externamente, la fachada destaca por su
sencillez, su carácter desornamentado y por el
contraste cromático de la fachada rojiza y las
ventanas y puertas.
A pesar de no haber constancia documental, el edificio actual
(que fue posteriormente ampliado) responde al tipo de escuela
diseñado en 1890 por Alfredo de la Escalera para ser construido
en Solares.
La escuela cumplía una función social importante; en los
primeros años el propio Don Ramón Pelayo se preocupó de
financiarla y completarla perpetuamente.
Además de la labor educativa, se realizó una labor benéfica
denominada “Comedor escolar de Valdecilla”, fundado el 7 de
mayo de 1926. Se daba desayuno y comida durante todo el año
a 150 niños de Valdecilla, Solares, Sobremazas y Ceceñas.
Las escuelas fueron inauguradas solemnemente por los
Reyes de España, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, el
20 de agosto de 1913.
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Para completar la infraestructura educativa se dará
vivienda a los maestros. Con esta finalidad, en
1916, el Marqués dona seis casas al Ayuntamiento
de Medio Cudeyo. Estas casas de aire regionalista
(poseen balconada corrida entre antas en una de
las fachadas de cada casa) y de sencillo diseño,
eran el hogar de los maestros y sus familias.
Junto con las escuelas formaban un conjunto
escolar arquitectónico atractivo y acorde con la
naturaleza circundante y las actividades para las que
fue creado. Esta calle recibirá el nombre de su
benefactor, Ramón Pelayo.
Hoy en día una de ellas alberga el Centro Municipal
de Formación Musical conocido como “La Casa de la
Música”
Casas de los maestros
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“EL ALMA HEMOS DE APRECIARLA
PROYECTADA EN OBRAS, Y YO QUIERO
SABER CÓMO ES LA MÍA”
“LOS MAESTROS”
RICARDO BERNARDO
icardo Bernardo Pérez nace en Solares el 17 de
Julio de 1897. Hijo de Rafael Bernardo Lastra y
de Rufina Pérez Portilla. Es el cuarto de seis hermanos. Su
padre era jándalo e instaló en Solares un establecimiento
de bebidas, negocio que resultó próspero, al menos en los
primeros años de la vida de Ricardo.
Desde bien temprano se aprecia en él una inclinación y
aptitudes para el arte, tal y como demuestra un pequeño
cuadernillo de dibujos fechado en 1907, cuando contaba
con 10 años.
Tras recibir varias becas de estudio,
aprueba el examen de ingreso para la Escuela
Especial de Pintura, Escultura y Grabado de
Madrid. Permanece allí 5 años.
En estos años Ricardo realizó varias exposiciones,
como la de 1919 en el Ateneo de Santander, en la que
presentó un amplio número de obras de temática literaria y
sabor costumbrista que encumbraron a este pintor, ya que
la temática era muy del gusto del público santanderino.
Viaja a París y a
Cuba. En la capital
francesa se dedica a
“estudiar escuelas y
procedimientos en los
grandes museos” y en La
Habana expone en dos
ocasiones, recibiendo
buenas críticas y realizando
importantes encargos. La
ausencia de un entorno
cultural y artístico de la capital cubana le ahoga y decide
regresar a España.
A finales de los años 20 se aprecia en sus obras un
cambio hacia una línea más vanguardista, pero
este cambio no fue comprendido por el público
santanderino. Completa su faceta de pintor como
ilustrador de libros, donde se aprecian líneas
cubistas y surrealistas.
En 1931, tras la instauración de la República, relega su
faceta como pintor, dedicándose a dar mítines. Su vida
profesional da un giro. Comienza a dar clases en el Instituto
Nacional de Segunda Enseñanza de Torrelavega.
La convulsa situación política de España en esos años
provoca su exilio a Bayona junto con su mujer y su hijo. El 2
de noviembre de 1940 fallece en Marsella tras no superar
una hemiplejia.
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Ángel de la Hoz Fernández – Baldor
nació en Solares en 1922. Desde pequeño
manifiesta una gran afición por las artes plásticas,
que se acrecienta por vivir en un ambiente artístico,
donde la figura de Ricardo Bernardo es ya un
hecho. Ilustra la revista de su colegio. Inicia los
estudios de Derecho, que se ven interrumpidos por
su incorporación al servicio militar en 1943. En los
tres años que permanece allí se dedica además a
cultivarse de manera autodidacta, acercándose a
pintores como El Greco, Goya, Rembrandt,
impresionistas, fauvistas y expresionistas.
Ha utilizado la pintura y la
fotografía en su producción plástica.
Introduce el monotipo, una técnica nueva
que expresa con mayor subjetividad su
pensamiento. Esta mezcla lleva a una
nueva etapa artística, la abstracción, “la
única manera de expresar la realidad”,
según él. Una realidad sin artificios, con
simplicidad de materia y color. Se adelanta
a la estética minimalista. Ésta es una etapa
muy prolífica.
ÁNGEL DE LA HOZ
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ANA MARÍA DE CAGIGAL CASANUEVA
Ana María de Cagigal nació el 16 de Mayo de 1900
en el seno de una familia burguesa dentro del ambiente
provinciano de principios de siglo XX.
Con 24 años se hizo cargo de sus hermanas al
morir su madre Ana Casanueva Carrera, viuda de
Cagigal. Fue éste un momento crítico en su vida, pero
fue a la vez una época de libertad e independencia. La
práctica del deporte (fue patrona de yate, atravesó a nado la
bahía de Santander y formó parte de los primeros equipos de
hockey hierba femenino) supuso un gran refugio y estímulo para
ella, mujer intrépida y moderna gracias a la exquisita educación
que recibió, en la que su padre se había preocupado para que
fuera “más persona que mujer”
Dio sus primeros pasos
poéticos en 1935, cuando
comenzó a trabajar como
redactora en "La Voz de
Cantabria", de corte
republicano y conservador,
donde obtuvo el carnet de
prensa. Colaboró con el
diario Alerta.
Antes de la Guerra Civil
fue una celebrada
conferenciante en defensa
de la cultura para las clases humildes y
de los derechos de la mujer,
reivindicando de una manera tenaz el
derecho al voto.
Después de la Guerra trasladó su
residencia a Barcelona por motivos
de trabajo, ciudad en la que
permaneció durante cuarenta años. Las
hemerotecas de aquella ciudad son
testigos de sus colaboraciones en los periódicos
"Solidaridad Nacional" y "La Vanguardia". Allí encontró un
empleo en calidad de secretaria de la Marquesa de Nájera, con
la cual convivirá en diversos lugares de España.
Además de los artículos publicados en la prensa de Santander y
Barcelona, su obra se completa con su única novela, “Leña
húmeda” (1946) y la antología “Amor de mar y otros trabajos”
(2000). Entre sus poemas destacan "Viento en el mar",
"Vendaval" o "Montañés", que retratan aspectos del paisaje y las
gentes de Cantabria.
En los años 70 regresa a Cantabria, primero a Cabezón de la Sal
y posteriormente a Medio Cudeyo, a una casona en
Sobremazas, ”La Tudanca”, cerca del ambiente señorial de
Solares. El clima, el sosiego y la tranquilidad facilitaron su
longevidad hasta su muerte en 2001 con 101 años cumplidos.