una revisiÓn teÓrica de la relaciÓn entre la diabetes
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UNA REVISIÓN TEÓRICA DE LA RELACIÓN ENTRE LA DIABETES
MELLITUS TIPO 1 Y EL APOYO QUE RECIBEN LOS ADOLESCENTES DE
SU ENTORNO FAMILIAR Y SOCIAL
LAURA CRISTINA OSORIO ZAPATA
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PEREIRA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS, SOCIALESY DE LA EDUCACIÓN
PROGRAMA DE PSICOLOGÍA GRUPO DE INVESTIGACIÓN CLINICA Y SALUD MENTAL
PEREIRA 2012
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UNA REVISIÓN TEÓRICA DE LA RELACIÓN ENTRE LA DIABETES
MELLITUS TIPO 1 Y EL APOYO QUE RECIBEN LOS ADOLESCENTES DE
SU ENTORNO FAMILIAR Y SOCIAL
LAURA CRISTINA OSORIO ZAPATA
ARTÍCULO
Asesora
MARTHA JULIANA VILLEGAS
Psicóloga - Magíster en Intervención en Psicología Clínica y Salud Especialista en Bioética
Directora Programa de Psicología - UCP
UNIVERSIDAD CATÓLICA DE PEREIRA
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS, SOCIALESY DE LA EDUCACIÓN PROGRAMA DE PSICOLOGÍA
GRUPO DE INVESTIGACIÓN CLINICA Y SALUD MENTAL PEREIRA
2012
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Síntesis
El presente artículo tiene como propósito principal realizar una revisión teórica
que pueda dilucidar la relación existente entre el apoyo social y la Diabetes
Mellitus tipo 1, entendiendo que el apoyo social y familiar que reciben los
adolescentes, es una de las fuentes principales para ayudar a afrontar el estrés
que trae consigo el padecer una enfermedad crónica, como es en este caso la
Diabetes Tipo 1. Método: Se realizó la búsqueda en diversas bases de datos y
en revistas de psicología tales como Bireme, Scielo, Redalic entre otras, de las
cuales se tomaron 16 estudios que se relacionan con el presente artículo.
Palabras calves: Apoyo social, Diabetes Mellitus tipo 1 y Adolescencia.
Abstract
This paper aims to make a theoretical principal that may elucidate the
relationship between social support and diabetes mellitus type 1, understanding
the social and family support received by adolescents, is one of the main
sources to help tackle stress brought about by the chronic disease, as in this
case of Type 1 Diabetes. Method: Search in multiple databases and psychology
journals such as Bireme, Scielo, Redalic among others, which were taken from
16 studies that relate to this article.
Keywords : Social support, Type 1 Diabetes Mellitus and Adolescence
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UNA REVISIÓN TEÓRICA DE LA RELACIÓN ENTRE LA DIABETES
MELLITUS TIPO 1 Y EL APOYO QUE RECIBEN LOS ADOLESCENTES DE
SU ENTORNO FAMILIAR Y SOCIAL
El presente artículo tiene como propósito realizar una revisión teórica de
diversos antecedentes investigativos y a partir de eso establecer la relación
entre Diabetes Mellitus Tipo 1 y el Apoyo Social, para así poder establecer si el
apoyo que recibe el adolescente de su entorno familiar y social es significativo
o no para el bienestar de él.
Retomando a Pérez y Fernández (2003), la diabetes es una enfermedad
crónica que se puede presentar en cualquier etapa de la vida y en cualquier
persona, y más aún si se nace con una predisposición genética. Es una
enfermedad endocrina y metabólica que afecta la capacidad del páncreas para
producir la insulina (hormona encargada de la regulación de las células betas,
es decir, que se utilice adecuadamente la glucosa que ingresa al torrente
sanguíneo por medio de los alimentos). “La principal consecuencia clínica de la
diabetes no tratada, es la presencia de elevadas concentraciones de glucosa
circundante en la sangre, lo que provoca con el paso del tiempo, numerosas y
graves consecuencias en múltiples órganos y sistemas del organismo” (Pérez y
Fernández (2003). p. 215).
Es importante comprender los tipos de diabetes y los mecanismos fisiológicos
que desencadenan este trastorno y para ello se retoman a Pérez, M (2003) y
Barrio Castellano. R (2008), los cuales señalaron que existen varios tipos de
diabetes. Entre las más importantes se encuentra la diabetes Mellitus Tipo I y
Tipo II. La primera se presenta generalmente en niños y adolescentes con
predisposición genética de poseerla, los cuales presentan un deterioro en las
Células Betas del páncreas ocasionando un detrimento en la producción de
insulina, la cual permite la absorción adecuada de la glucosa de los alimentos
que le dan energía celular al resto del cuerpo, generando como consecuencia,
la necesidad de auto-administrarse insulina de manera externa. Cuando las
células no cumplen su función, la glucosa es acumulada en el torrente
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sanguíneo (Hiperglucemia), que suele eliminarse por medio de la orina
(glucosuria). Por otro lado, en la Diabetes Mellitus Tipo II, el deterioro de las
Células Betas se presenta por los inadecuados hábitos de autocuidado del
paciente, es decir, el no hacer ejercicio diariamente, no tener alimentación
saludable, entre otros.
Según Pérez y Fernández (2003), es menester precisar que los adolescentes
que padecen ésta enfermedad, al momento de enfrentar el diagnóstico, suelen
referir la situación, como una experiencia poco agradable, puesto que
experimentan sentimientos de incertidumbre y de ansiedad, y a la ves
pensamientos negativos que se anticipan a largo plazo; esto sucede
especialmente con los niños y adolescentes, los cuales tienen proyectos a
futuro que deben cambiar en la medida en que transcurre la enfermedad
debido a las limitaciones que ésta ocasiona. “El diagnóstico de diabetes puede
suponer una experiencia traumática para muchos pacientes y/o sus familiares,
especialmente en el caso de niños y adolescentes. Las consecuencias
psicológicas del diagnóstico de diabetes pueden implicar principalmente la
aparición de sentimientos de incertidumbre o desconcierto ante un futuro que
se presenta amenazante…” Pérez y Fernández (2003). p. 222.
En este orden de ideas es preciso decir, que el adolescente que padece dicho
trastorno debe adherirse a un tratamiento que permita el control de la
enfermedad, lo cual implica cambios en los hábitos y estilo de vida. Hay que
tener presente que el tratamiento es auto-aplicado, de esta manera requiere de
compromiso y constancia, además suprimir ciertos factores de riesgo, como
fumar, consumir licor, consumir alimentos ricos en grasas, colesterol y azúcar,
igualmente tener un auto-cuidado con el cuerpo, dado a la dificultad para sanar
las heridas, como consecuencia de la enfermedad. Dentro del tratamiento son
importantes los controles mensuales con el médico especialista, en tanto “El
individuo diagnosticado de diabetes debe asumir su condición de enfermo
crónico que padece de un trastorno sumamente grave, adquirir un conjunto
importante de conocimientos y habilidades y aprender a vivir de manera
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bastante diferente en determinados aspectos pero totalmente normal en
muchos otros”. Pérez y Fernández (2003). p. 215
Es preciso mencionar que el padecimiento de diabetes en la adolescencia, es
un proceso que genera en el sujeto un impacto negativo, puesto que más que
enfrentar los cambios normales que se presentan en esta etapa del desarrollo
(físicos, hormonales, emocionales y psicológicos), deben enfrentar los cambios
necesarios para evitar el progreso de la enfermedad, es decir, adherirse a un
nuevo estilo de vida donde se asuman cambios comportamentales (consumo
de medicamentos, alimentación recomendada y saludable, ejercicio físico y
controles de glicemia).
Como lo describe Araneda (2009), “El equilibrio glicémico no es el único
equilibrio del cual un adolescente debe ocuparse. Él debe también encontrar: a)
un equilibrio en la percepción de su cuerpo (que cambia progresivamente hacia
la forma adulta); b) un equilibrio en la imagen sobre sí mismo, sus padres, sus
pares y su comunidad (imágenes que cambian aceleradamente durante la
adolescencia); c) un equilibrio entre la dependencia que aún existe respecto de
su familia (emocional, económica, normativa) y la autonomía que se abre frente
a él como una posibilidad atractiva e incierta. El cuidado del equilibrio glicémico
es una tarea más que viene a sumarse a las tareas normales del desarrollo”.
Araneda (2009), p. 563
De la misma forma C. de Dios (2003) y otros, en su investigación Factores
familiares y sociales asociados al bienestar emocional en adolescentes
diabéticos, describen que los pacientes con Diabetes Mellitus deben enfrentar a
lo largo de la enfermedad diversas situaciones que repercuten de forma
importante en el bienestar físico, psicológico y social, tales como el diagnóstico
inicial, posibles complicaciones subyacentes a la enfermedad y las demandas
que trae consigo la misma, es decir cambios en el estilo de vida y en el
comportamiento.
Retomando a Papalia (2010) se comprende la adolescencia como una etapa
donde se termina la infancia y se comienza la edad adulta, encontrándose
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entre los 12 hasta los 21 años de edad, así mismo se puede mencionar que la
adolescencia es un período donde se presentan una serie de cambios tanto
físicos, como sociales, sexuales y psicológicos en el que se está en una
constante búsqueda de identidad, es decir, una búsqueda de sentido de sí
mismo y del mundo. En la adolescencia juega un papel importante para el
desarrollo de la identidad, aquella relación que se establece con los pares y
amigos, puesto que son éstos los que permiten de alguna forma obtener la
identidad, autonomía e independencia de los padres. “La intensidad e
importancia de las amistades y la cantidad de tiempo que se pasa con los
amigos probablemente es mayor en la adolescencia que en cualquier otro
momento del ciclo vital. Las amistades se vuelen más reciprocas, más
equitativas y más estables…Los adolescentes, al igual que los niños de menor
edad, eligen amigos que se asemejen a ellos en género, raza/etnia y otros
aspectos”. Papalia (2010). P 537
En esta medida, aunque para los adolescentes el grupo de pares sea la fuente
principal de acompañamiento, los padres también cumplen un papel
fundamental, puesto que son la principal fuente de apoyo y seguridad que
necesitan para transcurrir la etapa de la adolescencia. “La mayoría de los
jóvenes sienten cercana y positiva la compañía de sus padres, comparten
opiniones similares en cuestiones importantes y valoran la aprobación de sus
progenitores”. Papalia (2010). P 537. Por lo tanto el apoyo psicosocial que
recibe el adolescente por parte de su entorno social y familiar, es significativo
para transcurrir la etapa de la adolescencia.
Por otro lado, se puede decir que el apoyo social también puede ser un recurso
significativo para la persona que padece una enfermedad o se encuentran en
estado crítico ya sea de salud o emocional, puesto que juega un papel
importante en el manejo de los eventos estresantes reduciendo el impacto que
éstos puedan traer. (Ojeda, Ramal, Calvo & Vallespin, 2001) “El apoyo social
puede definirse en términos de recursos aportados al individuo por otra
persona” (Ojeda, B, Ramal, J, Calvo, F & Vallespin, R, 2001, p. 50). Éste se
relaciona con la salud de diversas formas, puesto que puede llegar a reducir el
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efecto negativo que ocasiona el evento estresante o simplemente eliminarlo,
así como también permite al sujeto afrontar la situación estresante.
El sujeto cuenta con dos recursos principalmente para afrontar dichos eventos
estresores, uno de ellos es el propio (la Autoeficacia) y el segundo es el apoyo
social, la principal fuente de apoyo que posee el sujeto es la familia, la cual
brinda recursos, afecto, cuidado y bienestar al sujeto que se encuentra en tales
condiciones.
A partir de la relación entre las tres variables: Diabetes Mellitus Tipo I, la etapa
de la adolescencia y el apoyo social, nace la pregunta ¿Qué papel juega el
apoyo social (familia y pares) en el manejo de la enfermedad, que hace el
adolecente con diabetes tipo 1?
Según datos estadísticos de la OMS en el mundo hay más de 346 millones de
personas con diabetes, de igual forma se calcula que en 2004 fallecieron 3,4
millones de personas como consecuencia del exceso de azúcar en la sangre.
Más del 80% de las muertes por diabetes se registran en países de ingresos
bajos y medios. Casi la mitad de esas muertes corresponden a personas
menores de 70 años, y un 55% a mujeres.
Por otro lado, la OMS prevé que las muertes por diabetes se multipliquen por
dos, entre 2005 y 2030. Es de gran importancia saber además que la dieta
saludable, la actividad física regular, el mantenimiento de un peso corporal
normal y la evitación del consumo de tabaco pueden prevenir la diabetes de
tipo 2 o retrasar su aparición.
De la misma manera, Pérez, C, afirma que el 7% de la población adulta en
Colombia padece de diabetes. De igual forma menciona que la prevalencia de
la enfermedad en Colombia al igual que en toda América Latina va en aumento
y coincide en las cifras que presenta la OMS, en las cuales se expone que para
el 2030, 350 millones de habitantes del mundo tendrán diabetes, con
prevalencia en las poblaciones que sufren obesidad. La investigadora hace
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énfasis en tres factores de riesgo: el sobrepeso, el colesterol y la hipertensión y
que los tres constituyen la mayor causa de padecer dicha enfermedad.
Específicamente en Colombia, existen para el año 2010 diagnosticados 4,5
millones de personas con la enfermedad, pero cerca de 3 millones no han sido
diagnosticados.
La diabetes es una enfermedad que se encuentra dentro de los problemas de
la salud pública, puesto que su incidencia y prevalencia es cada vez mayor,
ocasionándole al sistema de salud y al estado mayores costos en intervenir los
problemas crónicos subyacentes a la enfermedad, tales como problemas
renales, visuales, cardio-vasculares, entre otros. Sumado a esto se evidencia
un incremento en población con grandes porcentajes de sedentarismo,
especialmente de adolescentes que no consumen alimentos adecuados bajos
en grasas, no realizan el ejercicio mínimo para una salud adecuada,
aumentando la obesidad, problemas del corazón e hipertensión arterial, los
cuales llevan a desarrollar la Diabetes. “La diabetes mellitus representa una de
las enfermedades crónicas más comunes en el mundo, está considerada un
problema de salud pública por las altas tasas de mortalidad, la repercusión en
la calidad de vida y las complicaciones e incapacidades.” (Herrera. L, Quintero.
Olga, Hernández M; 2007 p. 62)
Lo anterior permite pensar que la diabetes es una enfermedad con una gran
prevalencia tanto en la población mundial como Colombiana y que a medida
que va transcurriendo el tiempo irá aumentando su incidencia puesto que la
mayoría de la población es sedentaria y no posee hábitos de vida saludables.
Por otro lado, se hace importante mencionar que el presente artículo es
pertinente, en la medida en que no son tan numerosas las evidencias teóricas
que sustenten tal relación entre la diabetes mellitus tipo 1 y el apoyo social.
Como lo exponen Avendaño, M & Barra, M: “Las investigaciones en torno a
este tema se centran principalmente en adultos, para los cuales es importante
el apoyo brindado por otra persona, sea familiar o social. Independientemente
del modelo al que se adhiera, la literatura en torno al tema muestra evidencias
10
concluyentes en adultos, respecto a la influencia del apoyo social en la salud y
en la calidad de vida en general y específicamente en personas con
enfermedades crónicas (…) Respecto a los adolescentes, aunque la evidencia
es menos numerosa y concluyente, también se ha informado la existencia de
una relación general entre apoyo social y estado de salud” (2008) p. 167.
El objetivo principal para dicho artículo, se dirige específicamente en
determinar la relación existente entre Diabetes Mellitus tipo 1 y apoyo social
que recibe el adolescente de su entorno familiar y social. A partir de la
identificación y descripción de conceptos que permitan ser relacionados entre
sí.
En la actualidad el concepto de adolescencia entendido como un periodo
turbulento y lleno de conflictos tanto internos como externos, ha cambiado de
naturaleza. Lo que no se puede negar y lo describe la teoría, es que es un
periodo lleno de cambios (físicos, psicológicos, cognitivos y sociales) que trae
consigo dificultades, por su misma naturaleza, ya que conlleva al cambio. Para
entender este concepto anterior, es importante mencionar que en la
adolescencia se presentan transformaciones en distintos dominios, uno de los
dominios en los cuales se percibe mas evidentemente el cambio, es el dominio
físico, puesto que cambian los órganos sexuales, las hormonas, la voz, las
caderas y los senos de la mujer, entre otros. Otro de los dominios en los
cuales se percibe una trasformación importante, es el dominio social, puesto
que el apoyo de los padres (fuente principal de acompañamiento durante la
infancia) pasa de cobrar la misma importancia y se transpola hacia el grupo de
pares.
Por otro lado, se puede decir que muchos adolescentes viven este periodo sin
muchas complicaciones, puesto que no tienen que asumir responsabilidades y
cambios bruscos; pero tener que vivir dicha etapa con una enfermedad crónica
que viene a sumar peso en los cambios normativos, puede llevar al
adolescente a percibir esta situación como un evento estresante. Como lo
describen Almagia. E, Fajardo. V, Lagos. G, Leal. P & Martin J en su
investigación Factores psicosociales y problemas de salud reportados por
11
adolescentes (2005): “Aunque tal vez la mayoría de los adolescentes cursan
este periodo de transición sin grandes dificultades, la combinación de sucesos
vitales normativos adolescentes con la ocurrencia de otros sucesos vitales no
normativos (separación de los padres, cesantías, etc.) puede representar
exigencias adaptativas poderosas para algunos adolescentes en diversos
dominios y situaciones vitales” (p. 232).
La adolescencia pasa a ser una etapa de rápido crecimiento y cambios a nivel
fisiológico que son acompañados además de cambios en la socialización e
individualización del sujeto, en esta medida una enfermedad crónica en dicha
etapa se convierte en un desafío tanto para el sujeto, como para la familia y el
equipo de salud, en la medida en que una condición crónica como la diabetes,
impacta de forma significativa en las distintas esferas del desarrollo del sujeto,
tales como la física, emocional, social, laboral, educacional y vocacional, que
se convierte así mismo en una fuente de dificultad en la resolución de tareas de
la adolescencia misma, más que un adolescente en condiciones saludables.
(Avendaño, M & Barra, E. 2008).
“Una red social y familiar adecuadas promueven el bienestar emocional y el
sentimiento de ser valorado y cuidado por otros, aspectos importantes para una
adecuada adaptación a la enfermedad” (C. de Dios, C. Avedillo, A. Palao, A.
Ortiz & J.L. Agud (2003) p.172).
Por lo tanto es preciso decir que el apoyo social se convierte en una fuente de
soporte para ayudar a afrontar el estrés y las dificultades que se presentan con
el padecimiento de una enfermedad crónica. Como lo describe Ortiz (2004), en
su investigación Factores Psicológicos y Sociales Asociados a la Adherencia al
Tratamiento en Adolescentes Diabéticos Tipo 1, el estudio fue realizado con 61
adolescentes con edades comprendidas entre los 12 y 18 años de edad,
pertenecientes a la Fundación de Diabetes Juvenil de Chile. Encontraron que,
el apoyo social brindado por parte de los padres y el grupo de pares es
determinante en la adherencia al tratamiento. Brindándole de este modo al
adolescente mayores recursos para afrontar y modificar la percepción del
evento estresante, los cuales permiten un mejor control de la glicemia.
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Encontraron además que, aquellos adolescentes que reciben más apoyo de
sus padres, poseen una mejor valoración de sí mismos, aunque esta variable
no se relacione directamente con la adherencia al tratamiento.
“Dentro de los factores sociales, el apoyo social brindado por parte de los
padres así como también del grupo de pares, ha sido considerado como un
determinante de la adherencia al tratamiento de parte del individuo. Se ha
sugerido que éste (el apoyo psicosocial) puede modificar la percepción de los
eventos estresantes, entregando al paciente mayores recursos para afrontar el
evento estresante específico, y de este modo conducir a un mejor control de las
glicemias” (p.2).
Como se viene diciendo, el apoyo que recibe el adolescente de su entorno
social y familiar es determinante para afrontar situaciones estresantes, por otro
lado, se puede decir también, que aquellos entornos de alta tensión y estrés
ocasionan en el adolescente bajos niveles de control metabólico, es decir baja
adherencia al tratamiento. Viner, McGrath &Trudinger (1996), indagaron acerca
del estrés familiar y el control metabólico en la diabetes, dicha investigación se
llevó a cabo con 43 niños y adolescentes diagnosticados con Diabetes Mellitus
Tipo 1. Entre las hipótesis generales encontradas, se pudo evidenciar que el
apoyo social recibido por el adolescente, amortigua los efectos negativos de la
enfermedad.
“Gran parte del trabajo de apoyo de los niños diabéticos se basa en la
suposición de que el estrés familiar produce un mal control diabético en los
niños, sin embargo, hay poca evidencia directa para apoyar esta conclusión.
Nuestro estudio fue diseñado para probar la hipótesis de que el estrés familiar
se asocia con un mal control glicémico en niños y adolescentes con diabetes, y
para comprobar si esta relación es amortiguada por un alto apoyo social en la
familia.” (Viner, McGrath &Trudinger, 1996, p. 1)
En este mismo orden de ideas se encaminan los médicos C. de Dios, C.
Avedillo, A. Palao, A. Ortiz & J.L. Agud (2003), en su investigación Factores
familiares y sociales asociados al bienestar emocional en adolescentes
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diabéticos. La investigación se realizó con 55 adolescentes diabéticos y sus
familiares, lo que pretendían demostrar con los resultados obtenidos, es que el
apoyo que perciben los adolescentes diabéticos del entorno familiar es
relevante para el bienestar emocional. Así mismo encontraron como resultado
que a mayor apoyo familiar recibido, mayor es el bienestar que reciben los
adolescentes, percibiendo en esta medida menos sentimientos depresivos por
las consecuencias que pueda traer la enfermedad. De igual modo, el
adolescente con mayor bienestar, es aquel que percibe a su familia más
cohesionada, ordenada y sin conflicto.
Para los adolescentes estudiados en dicha investigación, se convierte en un
factor protector para la enfermedad, el poseer una familia cohesionada y que
se preocupe por el bienestar físico y emocional del adolescente enfermo. “Las
familias más cohesionadas tienen adolescentes diabéticos menos deprimidos,
con más energía, más bienestar positivo y más bienestar general.” (C. de Dios,
C. Avedillo, A. Palao, A. Ortiz & J.L. Agud (2003) p.178).
Skinner. T, BSc. M, & Hampson. E (2000) realizaron la investigación Apoyo
social y modelos personales de la Diabetes como predictores de Auto-cuidado
y bienestar, con 52 adolescentes de edades comprendidas entre 12 y 18 años,
encontrando que, el apoyo social que reciben los adolescentes de su entorno
familiar y especialmente de su grupo de pares, se convierte en un factor
predictivo de bienestar de aquellos adolescentes que padecen una enfermedad
crónica como la Diabetes, en la medida en que permiten el afrontamiento de las
situaciones estresantes adyacentes a la enfermedad y a la vez permiten el
cambio de comportamientos que llevan a una mejor adherencia al tratamiento.
En esta investigación se encontró una diferencia significativa de género, en la
medida en que para las mujeres el impacto de la enfermedad se hace más
evidente que para los varones, puesto que éstas, padecen sentimientos de
angustia y depresión más que los hombres, esto se debe específicamente al
posible aumento de peso y cambio de imagen corporal que tienen que padecer
las adolescentes con la administración de insulina.
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En este mismo orden de ideas, se encuentra la investigación realizada por
Heather D. Lehmkuhl, Lisa J. Merlo, Katie Devine, Jared Gaines, Eric A. Storch,
Janet H. Silverstein, and Gary R. Geffken (2009), los cuales pretendían
dilucidar la percepción que tienen los adolescentes y su grupo de pares de la
enfermedad, la investigación se realizó con 70 adolescentes que padecían
Diabetes Mellitus tipo 1, los cuales asistieron a un campamento para diabéticos
un fin de semana. Los cuales encontraron como resultado que el
acompañamiento y apoyo del grupo de pares permite el cumplimiento con el
régimen de la diabetes, es decir una mejor adaptación o adherencia al
tratamiento. “Las relaciones entre compañeros proporcionar compañía y apoyo
emocional de los adolescentes, que pueden ser de particular importancia para
los adolescentes con una enfermedad crónica” (Heather D. Lehmkuhl, Lisa J.
Merlo, Katie Devine, Jared Gaines, Eric A. Storch, Janet H. Silverstein, and
Gary R. Geffken (2009) p. 211).
Es importante mencionar que el apoyo social no solo es significativo para el
adolescente que padece la enfermedad, sino que también entra a jugar un
papel importante, para las personas que padeces Diabetes Mellitus Tipo 2,
como se puedo evidenciar en la investigación Factores Psicosociales
Asociados a la Adherencia al Tratamiento de la Diabetes Mellitus Tipo 2,
realizada por los autores Ortiz. M; Ortiz E; Gatica A & Gómez, D. en el año
2010, los cuales tomaron una muestra de 50 pacientes con diagnostico DM2,
usuarios del Consultorio Miraflores de la ciudad de Temuco. El objetivo de
dicha investigación fue identificar la relación que existe entre la adherencia al
tratamiento y las variables de apoyo social, estrés, estilos de afrontamiento y
depresión. Los hallazgos encontrados en la investigación, evidenciaron que el
apoyo social no posee mucha influencia en la adherencia al tratamiento pero si
existe una relación significativa con el estrés ocasionado tras los síntomas de la
enfermedad, lo cual indica que si bien el apoyo no posee mucha influencia en
la adherencia, es bastante significativo para la persona que padece la
enfermedad, puesto que se convierte en un soporte, para ayudar a afrontar el
estrés ocasionado por la misma, evidente en investigaciones anteriores.
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De la misma forma Ponce. J, Velázquez. A, Márquez. E, López. L, Bellido. M.
(2006) en su investigation Influence of the social support in the control of the
diabetes, realizada con 246 pacientes Diabéticos tipo 2 del Programa de
Control y Seguimiento a Pacientes Crónicos en Atención Primaria en siete
centros de salud de la provincia de Sevilla. Encontraron que el apoyo social y
familiar constituye un factor determinante en las conductas no solo de
adherencia al tratamiento sino que también se convierte en un medio efectivo
para el soporte al estrés ocasionado por la enfermedad y el tratamiento, de
igual forma evidenciaron que una red de apoyo social fuertemente constituida,
es un medio de protección de un 80% más, que aquellas personas que no
poseen este medio, pudiendo afirmarse que ante la presencia de un mal apoyo
social existía un riesgo de aumento de 2.3 veces más la hemoglobina
glucosilada.
“Algunos pacientes expresan sentimientos de frustración y rechazo ante el
diagnóstico, porque la enfermedad les supone limitaciones o renuncias, así
como estrés y sentimientos de culpa. Las características de este problema de
salud, como generador de estrés en el autocuidado, requiere de un proceso de
adaptación a las actividades cotidianas, información y conocimientos, así como
desarrollar habilidades para lograr una vivencia de la enfermedad sin
interferencias.12 Una de las habilidades de afrontamiento más utilizada por los
diabéticos es la búsqueda de apoyo social. Además de potenciar la adaptación
mediante estrategias facilitadoras como el acceso a la información, el apoyo
social puede facilitar un afrontamiento efectivo mediante la potenciación de la
motivación para comprometerse con conductas adaptativas”. (Ponce. J,
Velázquez. A, Márquez. E, López. L, Bellido. M. (2009) p.3 ).
Las investigaciones descritas hasta el momento han evidenciado que el apoyo
social para el adolescente que padece una enfermedad crónica como la
diabetes, es significativo puesto que permite el afrontamiento al estrés que
ocasiona la enfermedad, una mejor calidad de vida y bienestar tanto emocional
como psicológico y físico. Por otra parte, se encuentran aquellas
investigaciones las cuales señalan que el apoyo social en la adolescencia no
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es significativo, puesto que en esta etapa del desarrollo las fuentes de apoyo
son inestables. (Pasar del apoyo familiar al apoyo brindado por los pares).
Es así como Barra. E, Cerna R, Kramm D, Véliz V. (2006), en la investigación
Problemas de Salud, Estrés, Afrontamiento, Depresión y Apoyo Social en
Adolescentes, evidencian una mínima relación entre ambas variables de apoyo
social y problemas de salud, indicando esto que el apoyo social como factor
protector es significativo en enfermedades crónicas y no en enfermedades
transitorias que se presentan en la adolescencia, así como también
evidenciaron que el apoyo social en la adolescencia no es significativo, puesto
que en dicha etapa las fuentes de apoyo experimentan importantes cambios
que van desde la familia al grupo de pares comportándose en esta mediada en
inestables por su naturaleza. El apoyo social se hace importante para los
adultos que padecen de una enfermedad crónica, puesto que las fuentes de
apoyo ya se encuentran establecidas, convirtiéndose en esta medida en un
recurso para afrontar las consecuencias que trae la enfermedad.
“Esta falta general de asociación entre apoyo social y las otras variables podría
sugerir que en esta edad el apoyo social percibido sería un factor todavía no
bien establecido y que, al igual que muchas otras dimensiones individuales, se
sigue desarrollando al menos durante toda la etapa adolescente. Lo anterior
tiene mayor sentido especialmente si se concibe el apoyo percibido como una
disposición o una característica relativamente estable de personalidad” (Barra.
E, Cerna R, Kramm D, Véliz V. 2006, p 59-60)
Por ésta misma línea se encuentra la investigación realizada por Avendaño, M
& Barra, E (2008), en la universidad concepción de Chile, los cuales
evidenciaron que las fuentes de Autoeficacia y Autocuidado tienen mayor peso
y una relación más positiva con la calidad de vida y el bienestar que aquellas
fuentes de apoyo social y familiar recibidas por el adolescente que presentan
problemas de salud o padecen una enfermedad crónica, en esta medida la
autoeficacia se convierte en un factor predictivo de calidad de vida más que el
apoyo social que parece no tener mucha influencia en la calidad de vida
reportada por los adolescentes. Los niveles de autoeficacia adquiridos por el
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adolescente que padece una enfermedad crónica, se convierten en gran ayuda,
en la medida en que permiten una mejor resistencia al estrés ocasionado por la
enfermedad, así como también permiten una mejor adaptación a las demandas
realizadas por los cambios evolutivos normales en la transición de la
adolescencia, y un mejor ajuste a la experiencia de tener que vivir con una
enfermedad crónica.
Según los resultados encontrados en dicha investigación, se puede decir que el
apoyo social percibido por los adolescentes parece no tener suficiente
influencia sobre la calidad de vida, esto posiblemente se debe a que las
estructuras de apoyo en la adolescencia experimentan importantes cambios,
dado que se dirigen de la familia al grupo de pares, produciéndose en esta
medida inestabilidad en la percepción de apoyo social. “El hecho de que en
este grupo de adolescentes con enfermedades crónicas el apoyo social
muestre baja relación con la calidad de vida se puede explicar porque en la
adolescencia las estructuras de apoyo social experimentan importantes
cambios, desde la familia hacia los pares y amigos, lo cual puede producir
inestabilidad en las percepciones de apoyo. (Avendaño, M & Barra, E 2008, p.
170).
DISCUSIÓN
Es importante comprender que el diagnóstico de una enfermedad crónica como
la diabetes en la adolescencia puede traer consigo una serie de cambios en el
estilo de vida, dado que la persona debe adherirse a un tratamiento que implica
cambios a nivel comportamental, lo anterior se puede explicar, en la medida en
que para el adolescente poder sobrellevar la enfermedad, debe adoptar nuevos
comportamientos, que quizás antes no se encontraban en su repertorio
comportamental, tales como el hacer ejercicio, llevar una dieta baja en grasas y
azucares, e incluso la auto-administración de insulina de forma externa, el
control diario de glicemia o de glucosa en la sangre y la abstinencia del
consumo de licor, cigarrillo y otras sustancias. “El tratamiento de la Diabetes
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Mellitus Tipo 1, impone al adolescente una serie de demandas conductuales.
Se requiere de inyecciones diarias de insulina, es necesario llevar un estricto
control de la dieta, regulando la cantidad de hidratos de carbono que se
ingieren y realizar ejercicio físico frecuentemente. A esto se suma que cada
adolescente diabético debe efectuar controles diarios de glicemia, registrar los
resultados de estos controles, ajustar dosis de insulina con base a los
resultados de las glicemias, reconocer síntomas de hipoglicemia e
hiperglicemia, y saber cómo manejarlos” (Ortiz. M, 2004 p. 21).
Una persona que padece dicha enfermedad no solo debe afrontar cambios a
nivel comportamental, sino que también se enfrenta a una enfermedad crónica
degenerativa, que con el paso del tiempo va ocasionando un deterioro en la
calidad de vida de la persona que la padece. Así como lo demuestran
Avendaño, M & Barra, E (2008) “Por ser la adolescencia un tiempo de rápido
crecimiento y cambios fisiológicos, acompañados por importantes procesos de
individuación y socialización, el manejo de una condición crónica durante este
período constituye un importante desafío para el individuo, su familia y el
equipo de salud (Suris, Michaud & Viner, 2004). Ello se debe a que la
enfermedad crónica impacta las distintas esferas del desarrollo del
adolescente, con efectos significativos en los aspectos físicos, emocionales,
sociales, educacionales y vocacionales” (p. 166)
Los resultados encontrados hasta el momento en las investigaciones
anteriormente descritas, demuestran que el apoyo social es significativo para
ayudar a afrontar el estrés ocasionado por una enfermedad crónica, que en
este caso sería el padecimiento de la diabetes. Las investigaciones en torno a
este tema han encontrado como resultado, que el apoyo social brindado por
parte de los padres y el grupo de pares, es determinante en la adherencia al
tratamiento, en la medida en que conllevan a un mejor control de la glicemia y
a la vez le proporciona mejores recursos, que permiten afrontar de forma más
funcional la percepción del evento estresante ocasionado por la enfermedad.
“El apoyo social es otra variable que estaría asociada con la adherencia a los
tratamientos, ya que entregaría al paciente mayores recursos para afrontar el
19
evento estresante y de este modo conducir a un mejor control de las glicemias,
aumentando la adherencia al tratamiento y reduciendo el estrés (Wiesli,
Schmid, Kerwer, Nigg - Koch, Klaghofer, & Seifert, 2005). Göz, Karaoz, Goz,
Ekiz & Cetin (2007) reportan una relación estadísticamente significativa entre
apoyo social y calidad de vida de pacientes DM2.” (Ortiz. M; Ortiz E; Gatica A &
Gómez, D. 2010 p. 6)
Es importante mencionar también que una dinámica funcional adecuada,
impacta de forma positiva en el bienestar del adolescente que padece una
enfermedad crónica, puesto que los adolescentes con mayor bienestar, son
aquellos que percibe a su familia más cohesionada, ordenada y sin conflictos.
Sin embargo se ha evidenciado de igual forma en contraposición a la hipótesis
anterior, que el apoyo social no es significativo para ayudar afrontar las
consecuencias de la enfermedad, en la medida en que las fuentes de apoyo en
la adolescencia todavía no se encuentran bien constituidas, puesto que están
en una constante trasformación, pasando de ser el apoyo familiar el que
predomina a adquirir mayor importancia el apoyo social recibido por parte de
los pares y amigos. “La baja relación en la adolescencia entre apoyo social y
factores como calidad de vida, salud o bienestar, podría sugerir que en esta
etapa el apoyo social percibido sería un factor todavía no bien establecido y
que, al igual que muchas otras dimensiones individuales, se sigue
desarrollando al menos durante toda la etapa adolescente.” (Avendaño, M &
Barra, E. 2008 p. 170).
Es importante mencionar que, las investigaciones que apoyan esta hipótesis,
realizaron sus hallazgos, con muestras de adolescentes que padecían
enfermedades transitorias o comunes, lo cual indica que los resultados en torno
al apoyo social son poco significativos, estos son válidos para adolescentes
que padecen de enfermedades no crónicas lo cual indica que el apoyo social si
es un factor protector cuando se padece de una enfermedad crónica en la
adolescencia, que en este caso es el diagnostico de Diabetes.
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CONCLUSIONES
Ya en este punto es importante mencionar que el padecimiento de una
enfermedad crónica como es la Diabetes especialmente en la adolescencia,
trae consigo una cantidad de cambios en la mayoría de las esferas del ser
humano, puesto que implica cambios a nivel comportamental, emocional y
social, que pueden llevar al adolescente a padecer altos niveles de estrés, es
en este punto donde entra a jugar un papel importante el apoyo brindado por
los pares y familiares, dado que es éste el que permite afrontar de forma más
funcional, las implicaciones del padecimiento de una enfermedad crónica.
Lo que se pudo evidenciar en los estudios revisados, es que el padecimiento
de diabetes , trae consigo un fuerte impacto a nivel psicológico para el
adolescente, puesto que debe afrontar no solo los cambios normativos de la
adolescencia sino que también debe asumir los cambios ocasionados por la
enfermedad y el tratamiento. Así como también, adaptarse a los nuevos
cambios en el estilo de vida y a la vez afrontar las consecuencias que trae la
enfermedad a largo plazo.
En esta medida y como lo han evidenciado algunos estudios revisados en el
presente artículo, las mujeres perciben la enfermedad más estresante, con
sentimientos de angustia y depresión, dado que tienen que padecer un posible
aumento de peso y cambios en la imagen corporal por la administración de
insulina.
De igual forma cabe mencionar que el apoyo social puede no tener mucho
peso e influencia, cuando se padece de una enfermedad común o transitoria en
la adolescencia, dado que es en esta etapa de la vida donde las fuentes de
apoyo sufren una pequeña transformación, puesto que para muchos
adolescentes es de gran importancia el compartir la mayor parte del tiempo con
los pares y amigos, pasando a un segundo plano el acompañamiento familiar.
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