romildo risso
Post on 08-Jul-2018
255 Views
Preview:
TRANSCRIPT
-
8/19/2019 Romildo Risso
1/2
68
Romildo
RISSO
88 2 • 946
En el
centenario
de su
nacimiento
por Serafín J G ard a
n el caso de este genuino y excelente
cultor de nuestra poesía gauchesca se ha
desarrollado un proceso a la inversa, tem-
poralmente hablando. Porque a lo largo
de su vida de creador, y aun después de
transcurridos tres o cuatro lustros de su
desaparición física, fue casi totalmente
ignorada por la critica la hoy indiscutida
importancia de su aporte al género poéti-
co que preferentemente cultivara. Se le
conocía y aplaudía, es cierto , en los am-
bientes populares, a través de recitadores
casi siempre mediocres, pero sin duda in-
tuitivos, que incorporaban los versos de
1
autor de "Ñandubay" a sus heterogéneos
repertorios, para d ifund irlos en reuniones
públicas de carácter criollista o en
programas radiales de la época. También
contribuyeron mucho a ese conocimiento
masivo las canciones de inspiración carr?.
pesina hechas sobre la base de poemas
breves de Risso, como por ejemplo i
a a
del famoso fo lklorista argentino Aíahuai.
pa Yupanqui, sobre todo la titulada "Los
ejes de mi carreta", que en la actualidad
es um versalmente conocida e interpreta-
da por cantantes muy en boga.
Pero,
poco a poco, el tiempo —único
juez certero e inapelable en materia de
valoración estética —fue elevando el ni-
vel apreciativo de la poesía de este cre-
dor
que en vida se mostró siempre tan
indiferente a los elogios como a los re-
paros, produciendo su obra sin apartar-
se un áp ice de la línea que le señalara su
fuerte personalidad. Calificados críticos
riopíatenses reconocieron la importan-
cia de los libros de Risso —sobre todo
de "Ñandubay" y "Aromo"— dentro del
género a que pertenecían. Y así el poeta
fue ascendiendo hasta alcanzar el plano
superior que legítimamente merecía
dentro de nuestra historia literaria, y lle-
gando incluso a ser incorporado al
núcleo de sus clásicos en la'Biblioteca
Artigas. En la actualidad ningún
estu-
dioso serio y capaz prescinde de su
nombre n¡ omite la importancia de su
obra cuando analiza el género gauches-
co,
en el que ella resalta con derecho
irrefutable.
Romildo Risso nació el 20 de octubre
de 1882 en Montevideo y falleció en la
misma ciudad el 29 de marzo de 1946.
Fueron sus padres Luis Risso y Ameiia
Sánchez. Su infancia, su ado lescencia y
la mayor parte de su juventud trans-
currieron en esta Capital, donde desem-
peñó cargos civiles y militares. Cabe
destacar como aspecto curioso de su
personalidad que de mozo fue muy afi-
cionado a las corridas de toros, llegando
incluso a participar en muchas de ellas.
Desde los veintiocho hasta los cincuen-
ta y seis años residió en la República Ar-
gentina —la mayor parte de ese extenso
-
8/19/2019 Romildo Risso
2/2
HOMILDO RI5SO
ggr en
i a
ciudad de Rosario—, de-
• Picándose a importantes actividades co-
erc
¡a les . Recién en 193S retornó de fini-
tivamente a su patria, donde trans-
currieron los últimos ocho años de su
existencia, ocupados en diversas fun-
ciones públicas. Integran su bibliografía
"Ñandubay", "Aromo", "Vida Juerte",
"Hombres", "Huaco", "Fernando Máxi-
mo", "Joven A migo", "Luz y distancias",
"Tierra Viva", "Humo de Patria", "Con
las Riendas Sueltas" y "Raimundo",
las últimas cuatro de carácter postumo.
La
mayor parte de esta p roducción —y
también la mejor— fue escrita durante su
permanencia en Rosario de Santa Fe,
donde sus versos se difun dieron primero
y mucho más que entre nosotros. Ello
explica el profundo cariño del poeta hacia
aquella c iudad argentina, que él conside-
raba su patria literaria, sin que ello
aÜrañara olvido o desamor para ésta, su
tierra de origen, a la que retornó para
concluir su vida y donde reposan sus ce-
nizas.
La personalidad poética de Risso acu-
sa rasgos inconfundibles y muy origina-
les,
que lo distinguen de los demás cul-
tores del verso criollo. Su estilo no se
caracteriza, ¡usto es decirlo, por el puli-
mento formal ni por la donosura. La
estructura de sus poemas adolece con
frecuencia de defectos fácilmente per-
ceptibles. El lenguaje suele ser un tanto
exagerado en sus incorrecciones grama-
ticales, cosa frecuente, por lo demás, en
¡os escritores cos tumbristas, y de la que
• qaien esto escribe tampoco se conside-
r a salvo. Sin embargo, y por encima de
esos reparos externos, su obra posee va-
'ores que la hacen digna de la perdura-
ción que ha conseguido. Su hondo cono-
cimiento del alma criolla, su fiel interpre-
tación del paisano dicharachero o ca-
zurro,
socarrón o franco, rebelde o fata-
ifsía —según las circunstanc ias o el cur-
• »o que el destino marque a su existen-
, c a ^
s
on virtudes muy estimables en la
Poesía de Risso, que contrarrestan sus
defectos fórmale^.
A nuestro juicio, alcanza el poeta su
culminación en los que él denominaba
motivos de carreros, poemas breves y
sencillísimos, de diáfana claridad expre-
siva,
que contribuye a resaltar el valor
autén tico de la sustancia humana y de la
sabiduría popular que alienta en ellos.
También poseen un mérito innegable
aquellos versos en los que nuestro autor,
enamorado ferviente de la naturaleza,
canta el prodigio siempre renovado del
árbol y se adentra en la intimidad de su
vida inconmovible y firme , tan grávida de
amor
y
de bondad, tan acogedora y hospi-
talaria, tan noble y ejemplar.
Risso es ante todo un poeta introspec-
tivo,
que gusta bucear sostenida y
entrañablemente en el arisco corazón de
sus gauchos —monteadores y carreros
casi todos ellos— para captar lentamen-
te,
con fruición inocultable, los más
recónditos secretos de esa intimidad
que ellos guardan obstinada y pudorosa-
mente en el fondo de sí m ismos, ac titud
bien explicable por cierto si se tienen en
cuenta las características predominan-
tes de su naturaleza, tan chucara y rece-
losa como ruda y fuerte. Para hombres
de esa condición idiosincrásica, robus-
tecida y acentuada por el medio ambien-
te ,
la exteriorización de cualquier senti-
miento personal supone una debilidad
que desmedra el tan arraigado concepto
criollo del machismo, de la varonía in-
tegral,
que además de valor físico re-
quiere entereza de alma.
"Es lindo tener juerza y ser tranq uilo",
dice Risso en un verso de su hermoso
poema "Un árbol solo ". Y al dec irlo pare-
ce que más que con un árbol hablara con
un hombre, con un gaucho, para ser más
exacto. Esa impresión se reafirma a lo
iargo de todo eJ contexto en el citado
poema. Y lo mismo sucede en "Ñandu-
bay", la página que da título al mejor de
los fibros del poeta y
en
otras varias com-
posiciones de tema similar. Porque Risso
conversaba con los árboles como si
fueran hombres y entendieran su len-
top related