representación social de la infancia siglo xvi
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7/24/2019 representacin social de la infancia siglo XVI
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La representacin social de la infancia mexicaa principios del siglo XVI
Alejandro Daz Barriga CuevasPosgrado de Estudios Mesoamericanos, UNAM
Plumaje rico, joyas preciosas, cabellos y uas de gran generacin, con
estas palabras se designaba a los nios y las nias mexicas, comparn-dolos con objetos de gran valor para la sociedad. Esta expresin nos
muestra la concepcin que haba de los nios y las nias entre los
mexicas, en la que se maniestan los valores y los signicados de la
niez, reejando tambin elementos propios de la cosmovisin del
grupo, y en trminos generales, la representacin social que se tena
de dicho sector.
Las representaciones sociales son denidas como un sistema de
valores, ideas y prcticas colectivas cuyo objetivo es orientar a los in-dividuos dentro del mundo social y material,1permitindoles a la vez
construir un marco de referencia que facilita las interpretaciones de
la realidad, organizando las conductas y las comunicaciones sociales,
motivo por el cual se encuentran ampliamente integradas en el tejido
1
Serge Moscovici, Foreword, en Claudine Herzlich, Health and illness: asocial psychological analysis, Londres, Academic Press, 1973, p. XIII.
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cultural.2Al ser concebidas como una forma de conocimiento social, el
cual es elaborado, recreado y modicado en el curso de las interaccio-
nes as como en las prcticas sociales,3son parte de procesos variados
como la difusin y la asimilacin de los conocimientos, el desarrollo
individual y colectivo, la denicin de las identidades personales y so-ciales, la expresin de los grupos y las transformaciones sociales,4de
ah la relevancia de su estudio dentro de las sociedades antiguas.
En este sentido, el objetivo del presente captulo es el estudio de las
representaciones sociales de la infancia que tena la sociedad mexica,5
2Mara del Carmen Vergara Quintero, La naturaleza de las representaciones
sociales,Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niez y Juventud,Uni-versidad de Manizales, Colombia, Centro de Estudios Avanzados en Niez y Juven-tud, v. 6, n. 1, 2008, p. 58. Es importante sealar que el concepto de representacinfue planteado por Durkheim desde nales del siglo XIX, partiendo de la creencia dela existencia de tipos colectivos de representaciones de naturaleza distinta a las delindividuo y que tenan una funcin coercitiva en la sociedad. En este sentido lasrepresentaciones colectivas eran concebidas como hechos sociales, expresados den-tro de los pensamientos, sentimientos y las conductas de los miembros individua-les de un grupo social. Cfr. mile Durkheim,Las reglas del mtodo sociolgico,traduccin de Ernestina de Champourcin, Mxico, Fondo de Cultura Econmica,
2001, p. 40-41.3Jos Antonio Castorina y Caterina V. Kaplan, Las representaciones sociales:
problemas tericos y desafos educativos, en Jos Antonio Castorina (comp.),Representaciones sociales. Problemas tericos y conocimientos infantiles, Barce-lona, Gedisa, 2003 (Coleccin Psicologa Cognitiva, Cultura y Educacin), p. 12.
4Rossana Podest Siri,Encuentros de miradas. El territorio visto por dife-rentes autores,Mxico, Secretara de Educacin Pblica, 2007, p. 68.
5El estudio sobre la infancia mexica es de reciente aparicin, y a pesar de quela niez prehispnica ha sido parte de diversas investigaciones, no fue sino hastael ao de 1986 cuando el pediatra Max Shein, inspirado en la lectura del libro deLloyd deMause, The history of childhood, se dio a la tarea de recopilar una seriede informes sobre la infancia prehispnica maya, mexica e inca (vid. Max Shein,Elnio precolombino, Mxico, Villicaa, 1986). No fue sino hasta 2006 cuando Tra-cy Ardren y Scott R. Hutson editaron el libro The social experience of childhood inancient Mesoamerica, publicacin en la que se aborda el estudio de la infanciaprehispnica mesoamericana desde el marco de la arqueologa de la infancia.Asimismo el tema de la infancia nahua ha sido abordado en algunas tesis como:Mnica Snchez Ziga,Los sacricios de los nios entre los mexicas en la pocaPostclsica, tesis de licenciatura en Historia,Mxico, Universidad Nacional Aut-
noma de Mxico, Facultad de Estudios Superiores-Acatln, 2005; Aline CajigaSnchez,Breve historia de la infancia en el mundo nahua, tesina de licenciatura
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buscando de esta forma un acercamiento a las formas simblicas inte-
riorizadas de la cultura y de la sociedad, que inuyeron en la forma en
que los mexicas del altiplano central mesoamericano, en los momentos
previos al contacto, perciban y explicaban a la infancia.
Es importante sealar que el hecho de que las fuentes hayan sidoelaboradas por adultos no implica que siempre se nos muestren repre-
sentaciones sobre lo que era un nio o nia ideal, alejado completa-
mente de su comportamiento real,6sino que se debe tener presente,
tal como mencionaba Chombart de Lauwe los adultos, actuando con-
forme a estas representaciones de la infancia, crean los mundos en los
cuales los nios crecen,7es decir, que la representacin social de la
infancia era incorporada por los nios y las nias, dndoles a su vez las
pautas a seguir mediante el comportamiento esperado.
Partiendo de lo anterior se debe mencionar que en algunas cultu-
ras los nios y las nias, al ir adquiriendo la representacin social que
explica y da sentido al mundo que los rodea, reproducen a su vez los
mismos parmetros estructurales que adquiran, comportndose de
acuerdo con stos, y en algunos casos, su propio proceder modicaba
el signicado de las representaciones sociales.
Aunque es cierto que dentro de algunas sociedades o momentoshistricos los nios se resisten y se rebelan ante los modelos, en lo
referente a las sociedades indgenas prehispnicas, y en concreto den-
tro de los grupos nahuas del altiplano central mesoamericano, los di-
ferentes datos e investigaciones sobre la forma de organizacin social
en Historia, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Facultad de Filo-sofa y Letras, 2008; MnicaSnchez Ziga,El papel de la infancia en la cosmo-visin mexica, tesis de maestra en Estudios Mesoamericanos, Mxico, UniversidadNacional Autnoma de Mxico, Facultad de Filosofa y Letras, 2010, y mi tesisElsacricio de infantes: percepcin de la niez en la cuenca de Mxico a nales del
Postclsico tardo, tesis de licenciatura en Etnohistoria, Mxico, Escuela Nacionalde Antropologa e Historia, 2008.
6Cfr. Sonya Lipsett-Rivera, Model children and models for children in EarlyMexico, en Tobias Hecht (ed.), Minor omissions: children in Latin Americanhistory and society, Madison, The University of Wisconsin Press, 2002, p. 53.
7Citada en Robert M. Farr, De las representaciones colectivas a las repre-
sentaciones sociales: ida y vuelta, en Jos Antonio Castorina (ed.), Representa-ciones sociales. Problemas tericos y conocimientos infantiles, op. cit., p. 161.
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y familiar muestran que la sociedad se basaba en normas sumamente
dominantes y rgidas, estructuradas la mayor parte de las veces en
torno a preceptos religiosos o dogmticos.8 Al igual que todos los
miembros de la sociedad, los nios y las nias tenan que respetar y
acatar las reglas impuestas so pena de graves castigos.9
En este sentido, se debe considerar que las representaciones so-
ciales entre los grupos prehispnicos no tenan las mismas caracters-
ticas que las de las sociedades contemporneas, que tienden a ser ms
exibles, sino que eran representaciones hegemnicas compartidas
por todos los miembros de la sociedad, similares a las de grupos alta-
mente estructurados, en los que existe un tipo de resistencia tnica o
grupal, y en las que se conservan y predominan implcitamente las
prcticas simblicas o afectivas, las cuales son uniformes, coercitivas
y profundamente arraigadas en el pensamiento y comportamiento de
un pueblo.10Este tipo de representacin social es adquirida y desarro-
llada desde la infancia, y en el caso de las sociedades indgenas meso-
americanas, posiblemente provenan de un tiempo histrico anterior,
lo que posibilitaba a los miembros de dicha sociedad una mayor esta-
bilidad, y los nios y las nias, al ir siendo incorporados en la sociedad,
mantendran y reproduciran los valores preexistentes.Por otro lado, se debe mencionar que las representaciones socia-
les sobre la infancia mexica y sus experiencias se pueden interpretar
a partir de las diferentes manifestaciones culturales en las que apare-
cen los nios, como, por ejemplo, el lenguaje y los diferentes trminos
que eran utilizados para designarlos. Asimismo, las representaciones
8Al respecto consltense: Christian Duverger, La or letal. Economa delsacricio azteca,Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1996; Pablo Escalante, Laciudad, la gente y las costumbres, en Historia de la vida cotidiana en Mxico, I.Mesoamrica y los mbitos indgenas de la Nueva Espaa,Mxico, El Colegio deMxico/Fondo de Cultura Econmica, 2006 (Coleccin Historia de la vida cotidia-na en Mxico, t. I), p. 199-230, y Mara J. Rodrguez-Shadow, La mujer azteca,Mxico, Universidad Autnoma del Estado de Mxico, 2000, entre otras obras.
9A. Alejandro Daz Barriga Cuevas,Nios para los dioses y el tiempo. El sacri-cio de infantes en el mundo mesoamericano, Buenos Aires/Mxico, Libros de laAraucaria, 2009 (Coleccin Etnohistoria, 1), p. 126, 225-229. Vase ms adelante.
10
Siendo de esta forma muy similares a las representaciones colectivas deDurkheim. Cfr. Siri, op. cit., p. 71.
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sociales pueden encontrarse dentro de los diversos registros grcos
en los que fueron plasmados los infantes, elaborados en una gran can-
tidad de soportes, como piezas de cermica, murales o piedras talladas
procedentes de varios contextos arqueolgicos, as como en los cdices
de tradicin prehispnica o colonial. En todas estas fuentes quedaronregistradas las relaciones que se mantenan entre los diferentes gru-
pos de edad, las formas en que stos eran comprendidos y las mane-
ras en que se codicaban y se categorizaban los diferentes miembros
de la comunidad.
En los cdices de tradicin prehispnica la infancia fue retratada
de diversas formas, aunque en ocasiones su presencia es de difcil in-
terpretacin, debido a que no haba una convencin estilstica para
representarla. Sin embargo, con algunas excepciones, se puede men-
cionar que en los cdices del grupo Borgia11y en el Cdice borbnico12
se puede delimitar que a los nios se les pint con ciertas caractersti-
cas que sirven para identicarlos.
Existen entonces algunos elementos que son repetidos en la re-
presentacin de los nios, como son el cabello corto a una altura su-
perior al cuello, la desnudez, as como un tamao menor en contraste
con el de los adultos o las deidades con las que comparten la escena.13
Igualmente, otra caracterstica que puede servir para su identicacin
11Cdices de contenido religioso-calendrico (cdices Vaticano B, Borgia,Cospi, Fejrvry-MayeryLaud) fueron agrupados por Seler debido a que compar-ten pasajes paralelos. Vid.Bodo Spranz,Los dioses en los cdices mexicanos delgrupo Borgia, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2006, p. 12. Se desconocesu lugar de origen aunque hay propuestas de que proceden de la regin mixteco-poblana o de la tlaxcalteca-poblana. Vid. Nelly Gutirrez Solana, Cdices deMxico. Historia e interpretacin de los grandes libros pintados prehispnicos,
Mxico, Panorama Editorial, 1992, p. 25-28.12Cdice posiblemente realizado en Colhuacn o Mxico a principios de la
poca colonial y del que se considera que es una copia de un documento anteriorelaborado en el ao de 1504. Vid.Michel Graulich, Elementos de las estas de lasveintenas en las trecenas del Cdice borbnico, en Rodrigo Martnez Baracs et al.,Cdices y documentos sobre Mxico. Segundo simposio, Mxico, Instituto Nacio-nal de Antropologa e Historia, 2007 (Coleccin Cientca, 356. Serie Historia),v. II, p. 205.
13
V. g.cdicesFejrvry-Mayer, lm. 23;Borgia, lm. 58 y 60;Laud, lm. 23,yBorbnico, lm. 34, entre otros.
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es la ausencia de elementos como tocados, vestidos, pintura facial, pec-
torales y brazaletes, salvo el caso de los nios que son transportados
por adultos en ciertas festividades,14o cuando se trataba de deidades
en su acepcin de nios.15En todos estos casos, los infantes son de
corta edad, por lo que es difcil poder reconocer cundo se trata de ni-os mayores, aunque se podra proponer que en estos casos se les pin-
t con las mismas caractersticas arriba mencionadas, pero vestidos
con el maxtlatl.16
Por otro lado, en los cdices mixtos, en los que se combinaban los
sistemas escriturales prehispnicos con los caracteres latinos reali-
zados desde el momento del contacto en 1521 hasta aproximadamente
el siglo XVIII, quiz debido a la inuencia del arte europeo o como pro-
ducto derivado de la exigencia de la nueva situacin colonial de descri-
bir las caractersticas de los grupos indgenas, las representaciones
grcas de la infancia comienzan a denotar signos especcos de los
grupos de edad, como son, adems de la desnudez en los infantes ms
pequeos, la utilizacin de vestimenta sencilla y la presencia de nias.17
Las divisiones de edad entre los mexicas
Cada sociedad genera su propia denicin de las categoras de edad,
las cuales se encuentran ampliamente integradas a la composicin de
la organizacin social y corresponden no solamente a factores biolgi-
cos, sino tambin a prejuicios y actitudes sociales. En este sentido, es
importante sealar que los lmites entre los grupos de edad son relati-
vos y exibles, correspondiendo a concepciones, capacidades o logros
alcanzados por los miembros de un grupo social.
En cuanto a los cortes de edad entre los mexicas, no existen datosexactos en las fuentes sobre la divisin de las edades. Tambin es un
obstculo el hecho de que en la mayora de los casos, para acercarnos a
14V. g.en las lminas 31 y 33 del Cdice borbnicolos nios aparecen ador-nados con plumas y con pintura facial, transportados en la espalda de sus madres.
15Vid.Cdice borbnico, lm. 13.16
V. g.Cdice Laud, lm. 3(22), superior derecha.17En los cdices arriba descritos, no he encontrado representaciones de nias.
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las concepciones sociales de los grupos indgenas, se tiene que apelar
a documentos elaborados en tiempos coloniales por cronistas euro-
peos, los cuales describieron la realidad y composicin social de los
grupos americanos bajo sus propios preceptos. En lo referente a la
infancia, los cronistas utilizaron trminos como nio, prvulo, mozo,mozuelo, mancebo, doncella, entre otros similares.18Es por ello que
una forma de aproximarse a las concepciones de edad es el estudio de
las lenguas indgenas y los vocablos utilizados para denir a los grupos
de edad y su comparacin con las concepciones europeas. Para el
caso de la lengua nhuatl, el fraile Alonso de Molina registr una serie
de trminos utilizados para denir a la infancia, mismos que sigue
Alfredo Lpez Austin19y que permitiran delimitar los cortes de edad
utilizados por los mexicas: 1) nios de teta: occhichi, occhichi pilton-
tli; 2) nios que an no hablan: ocatl, xochtic, octototl, conechichilli;
nios destetados: tlachichihualcahualtilli; nio o nia delicada, muy
tierna: cone alacton, conechichilpil; 3) nios menores de seis aos:
18Los espaoles basaron su divisin en la diferenciacin de los grupos de edadde Hipcrates, y sobre todo en los escritos de san Agustn y san Isidoro, en los que
consideraban la existencia de seis grupos de edad: infantia(hasta los siete aos),pueritia(hasta los catorce), adolescentia(hasta los veintiocho), iuventus(hasta loscincuenta), gravitas(hasta los setenta), senectus(hasta la muerte). Vid. JacquesLe Goff y Jean-Claude, Schmitt (eds.),Diccionario razonado del Occidente me-dieval, Madrid, Akal, 2003, p. 246-247. Vase tambin Cristina Masferrer Len,Hijos, hurfanos y expsitos. Un recorrido por la niez de la poca colonial novo-hispana, en Lourdes Mrquez Morfn (coord.),Los nios, actores sociales igno-rados, Mxico, Escuela Nacional de Antropologa e Historia, 2010, p. 306-307. Secorrespondan entonces los trminos de nio y prvulo con el primer grupo de edadmenor a los siete aos. Por su parte los trminos mozo y mozuelo se aplicaban alsegundo grupo de edad (7-14 aos), mientras que el trmino mancebo era destina-do a aquellos del tercer grupo (14-28 aos). Vid. annimo, Tratado de la comuni-dad (Biblioteca del Escorial Ms. &-II-8), edicin de Frank Anthony Ramrez,Londres, Tamesis Books Limited, 1998, p. 127-129.
19Alfredo Lpez Austin recopil algunas de las palabras utilizadas para desig-nar a los miembros de diversos grupos de edad, lo cual le permiti dividir las etapasde la vida en cinco grandes grupos: infancia, adolescencia, juventud, madurez (tem-prana y avanzada) y vejez, cada uno de stos subdivididos a su vez. Alfredo LpezAustin, Cuerpo humano e ideologa.Las concepciones de los antiguos nahuas,3a.
ed., 2 v., Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Instituto de Investi-gaciones Histricas, 1996.
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conetl, conetontli, pipil, cocone; 4) nios o nias20mayores de seis
aos:piltontli, piltzintli.21
Aunado a lo anterior, hay elementos culturales que pueden ser
importantes al momento de intentar esclarecer los grupos de edad exis-
tentes en la sociedad. En este sentido, se debe mencionar que para losmexicas la vida en todos sus aspectos (religiosos, econmicos, polticos
y sociales) estaba regulada por medio del calendario, todas las activi-
dades humanas, desde el nacimiento hasta la muerte dependan di-
rectamente de las fechas de nacimiento y de la concepcin cclica del
tiempo. Es por ello que existe la posibilidad de que los grupos de edad
estuvieran a la vez divididos de acuerdo con aspectos calendricos.
Aunque por problemas de espacio no es posible tratar aqu las
caractersticas generales de los calendarios mesoamericanos, me enfo-
car en la divisin bsica del cmputo del tiempo. La duracin del ciclo
indgena era de 52 aos, compuestos por cuatro divisiones de 13 aos
cada una (134 = 52). Partiendo de ello, y atendiendo a la importancia
que tena el calendario dentro de la sociedad como regulador de la vida
cotidiana, es probable que los grupos de edad estuvieran regulados
mediante la divisin del calendario, es decir, existiran cuatro grupos
de edad de duracin de 13 aos cada uno (infancia, juventud, madurezy ancianidad), sumando en total 52 aos, lo que representaba el ciclo
ideal de la vida de los hombres y mujeres.22
20Debe mencionarse que no haba una distincin del sexo en los primeros aosde vida, ya que por ejemplo el trminopiltzintlisignicaba nio y nia, pero si sedeseaba especicar el sexo se deca: oquichpiltzintlipara los varones y cihua-piltzintlipara las nias. Vid. Horacio Carochi, Arte de la lengua mexicana conla declaracin de los adverbios della, Mxico, Museo Nacional de Mxico, 1892,cap. 3, p. 408.
21Vid. Alonso de Molina, Vocabulario en lengua castellana y mexicana ymexicana y castellana, 5a. ed., estudio preliminar de Miguel Len-Portilla, Mxi-co, Porra, 2004. Lpez Austin, op. cit., p. 319-328; tambin Cdice orentino, 3v., edicin facsmil del original de la Biblioteca Medicea Laurenziana en Florencia,Italia, Mxico, Gobierno de la Ciudad de Mxico/Archivo General de la Nacin,1979, v. 2, lib. X, cap. Iy III, f. 1-5, 7-9.
22Quetzalcatl tambin tena 52 aos cuando parti de Tollan. Cfr. Patrick
Johansson K., Tiempo y muerte en el mundo nhuatl prehispnico, en VirginiaGuedea (coord.), El historiador frente a la historia. El tiempo en Mesoamrica,
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31LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
El periodo de la niez era comprendido desde el nacimiento hasta
los 13 aos de edad y se encontraba subdividido en los cuatro grupos
ya mencionados. La culminacin de la infancia se daba entonces a los
13 aos de edad; sin embargo, tal como se ha indicado, los lmites
entre una etapa y otra debieron de ser exibles, correspondiendo a lascaractersticas fsicas o psicolgicas de los jvenes. Los padres eran
quienes decidan el momento adecuado en que sus hijos podran
pasar de un grupo a otro, lo cual ocurra cuando consideraban que sus
hijos ya podan ver23y escuchar por s mismos, cuando no eran como
pajaritos.24A partir de ese momento, los jvenes adquiran otra cate-
gora dentro de la sociedad; se les permita utilizar un peinado espec-
co y ropa de adulto.25
El nuevo estatus y la caracterstica que adquiran los jvenes den-
tro del pensamiento nahua tambin se puede corroborar dentro de los
modelos religiosos; por ejemplo, se encuentra una clara diferenciacin
en cuanto a la funcin y las caractersticas esenciales de los sacricios
rituales en los que las vctimas eran infantes, con aquellos en los que
se inmolaban jvenes.
Por un lado se puede sealar que los nios y las nias eran sacri-
cados en honor de las deidades de la lluvia, en momentos especcosdel calendario, al principio y al nal del ciclo anual, utilizando para ello
infantes con una edad que iba desde los cero aos, hasta los 7 u 8 aos
Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Instituto de InvestigacionesHistricas, 2004, p. 134.
23En el Cdice orentinodice: ca ye timotlachialtia, haciendo referencia aya poder ver por s mismo. Sahagn en el mismo documento lo transcribe como yatienes discrecin. Vid.Cdice orentino, op. cit.,v. 2, lib.VI, cap. XL, f. 180v.Porsu parte fray Alonso de Molina traduce tlachialtiacomo hacer ver algo a otro,mostrndole lo que antes no haba visto, mientras que traduce tlachializtlicomoedad de la discrecin. Vid. Alonso de Molina, op. cit.,primera parte, p. 48r, ysegunda parte, p. 117v.
24De ca aocmo cenca titototzintli, o ya no eres pajarito, Sahagn traduce ano eres como gallina. Vid. Cdice orentino, op. cit.,v. 2, lib.VI, cap. XL, f. 180v.
25Cfr. Rosemary A. Joyce, Where we all begin: archaeologies of childhood inthe Mesoamerican past, prlogo de David Carrasco y Eduardo Matos, en Traci
Ardren y Scott R. Hutson (eds.), The social experience of childhood in AncientMesoamerica, Boulder, University Press of Colorado, 2006, p. 285-286.
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de edad.26Por su parte, en diversos sacricios a varias deidades se in-
molaban adolescentes de entre 12 y 13 aos como ixiptla, represen-
tantes de las divinidades.27
Otro dato que puede servir para esclarecer los grupos de edad es,
por ejemplo, la referencia que da Durn sobre las celebraciones de losmeses de TozoztontliyHuey Tozoztli, en las que se punzaban las orejas
y se obligaba a ayunar a todos los menores de 12 aos.28En la tercera
parte del Cdice mendocinose encuentra una clara diferenciacin en
cuanto a los trabajos y roles desempeados por los mayores de 12 aos,
los cuales comienzan a salir a realizar trabajos fuera de la casa.29
El nacimiento
Nada tena mayor importancia para los pueblos mesoamericanos que
el nacimiento de un hijo o hija. Especcamente los mexicas compara-
ban a los nios con plumas, piedras preciosas y regalos divinos. Es por
ello que desde momentos previos a su nacimiento se realizaban diver-
sos rituales con la nalidad de proteger a la madre y al recin nacido,
e igualmente para darles la bienvenida.30
Segn los informantes de Sahagn, los nios y las nias eran for-mados en el noveno cielo, el ms alto de todos, al lado de los dioses
26Al respecto consltense: Juan Alberto Romn Berrelleza,Sacricio de niosen el Templo Mayor, presentacin de Eduardo Matos Moctezuma, Mxico, Insti-tuto Nacional de Antropologa e Historia, 1990 (Coleccin Difusin), p. 7-159.
27Por ejemplo, vase el sacricio realizado en honor de la diosa Chicomecotl,en el que se inmolaba a una doncella de 12 o 13 aos de edad. Diego de Durn,His-toria de las Indias de Nueva Espaa e islas de tierra rme, 2 v., estudio preliminarde Rosa Camelo y Jos R. Romero, Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y lasArtes, 2002 (Coleccin Cien de Mxico), v. II, tratado segundo, cap. XIV, p. 143, 183.
28Ibidem, tratado tercero, tercero mes del ao, p. 252.29Cdice mendocino. Matrcula de tributos o cdice de Moctezuma,edicin
facsmil preparada por Ferdinand Anders et al., Mxico/Graz, Akademische Druck-und Verlagsanstalt/Fondo de Cultura Econmica, 1997, lm. 61.
30Vid.Bernardino de Sahagn,Historia general de las cosas de Nueva Espa-a, 3a. ed., 3 v., edicin de Josena Garca Quintana y Alfredo Lpez Austin, Mxi-
co, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2000 (Coleccin Cien de Mxico),v. II, lib.VI, cap. XXIV-XXVIII, p. 588-614 y s.
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33LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
creadores Ometotl y Omechuatl,por cuyo mandato eran enviados
desde el cielo la inuencia y el calor con que se engendraban los infantes
en el vientre de sus madres.31Podemos observar grcamente lo ante-
rior en la lmina 13 del Cdice borbnico, en la que se registr a la
diosa Tlazoltotl dando a luz a un nio que previamente haba ingresa-do al cuerpo de la deidad desde el cielo32(vase la gura 1).Tlazoltotl
era la diosa patrona de los partos y los nacimientos, por lo que fue repre-
sentada grcamente en posicin de alumbramiento.33Su importancia
en la vida de los recin nacidos se demuestra en que eran los sacerdotes
de la diosa los encargados de leer el horscopo (tonalpohualli) a las
criaturas, anuncindoles el porvenir al que estaban destinadas.34
Un elemento importante en cuanto a la representacin de la infan-
cia es el papel que ocupaba el cordn umbilical, que una a los nios
con las madres, tal como se puede apreciar en la lmina 27 del Cdice
Nuttall. Segn Matos Moctezuma y Luis Alberto Vargas,35el cordn
umbilical signicaba a la vez la unin con el pasado, lo precioso y tal
31Ibidem,lib. VI, cap. XXV, p. 592, y cap. XXXII, p. 622. Tambin vase lib. X,cap. XXIX, p. 953. En realidad el tonalli era una de las tres entidades anmicas que
se insuaban en el cuerpo de las madres. Tal como seala Lpez Austin, debe com-prenderse que para los nahuas existan dos procesos de la concepcin: la etiologadivina atribuida a la dualidad suprema, y la etiologa siolgica, mediante la quese daba la formacin corporal del infante a partir de la unin de los lquidos gene-radores de los progenitores dentro del cuerpo de la madre. Vid. Alfredo LpezAustin, op. cit., p. 226-230, 335-338. Sobre el embarazo y el parto entre los nahuaspuede consultarse: Aline Cajiga Snchez,Breve historia de la infancia en el mun-do nahua, tesina de licenciatura en Historia, Mxico, Universidad Nacional Aut-noma de Mxico, Facultad de Filosofa y Letras, 2008, p. 10-30. Tambin vaseEduardo Matos Moctezuma, Los aztecas: del nacimiento a la muerte, Mxico,Comisin Nacional de los Derechos Humanos, 2005, p. 17-61.
32En dicha escena se plasm la posicin que tomaban las mujeres para parir,misma que se encuentra tambin en otros cdices, v. g.lm. 74 del Cdice Borgia,y el mismo pasaje en la lm. 74 del Cdice Vaticano B.
33Vid. lmina 40 del Cdice Laud.34Alfonso Caso,El pueblo del sol, en Obras. El Mxico Antiguo (Nahuas), 12
v., presentacin de Eduardo Matos, prl. de Lourdes Cu, Mxico, El Colegio Na-cional, 2007, v. 7, p. 227.
35Eduardo Matos Moctezuma y Luis Alberto Vargas, El embarazo y el parto
en el Mxico prehispnico,Anales de Antropologa, Mxico, Universidad NacionalAutnoma de Mxico, Instituto de Investigaciones Histricas, v. X, 1973, p. 305.
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vez el cielo, a lo que habra que agregar el destino.36Quiz por ello en
algunas escenas de los cdicesBorgia,Fejrvry-Mayery Vaticano B
aparecen los dioses de los puntos cardinales sujetando a una serie de
nios por medio de los cordones umbilicales. En estos casos es inte-
resante observar que se muestra una diferencia notable en la repre-
sentacin de los nios frente a las deidades ya que, por ejemplo, en
contraste con lo que ocurre con el Cdice Borgiay elFejrvry-Meyer,en el Vaticano B los nios se encuentran posiblemente muertos. Lo
36Es necesario tambin mencionar la importancia que tena el ombligo, el cualera considerado uno de los centros ms importantes del cuerpo humano, ligado ala idea del punto central de la supercie de la tierra, sitio que permita la comuni-cacin de los distintos estratos csmicos, as como el lugar que relacionaba el
vnculo con el cordn umbilical y por ende con el destino de la vida. Al respecto,consltese Lpez Austin, op. cit.,v. I, p. 186, 216.
1. Diosa Tlazoltotl dando a luz. Cdice borbnico. El libro del ciuacoatl. Homenaje para el ao
del fuego nuevo. Libro explicativo y facsmil, edicin de Ferdinand Anders, Maarten Jansen y
Luis Reyes Garca, Madrid/Graz/Mxico, Sociedad Estatal Quinto Centenario, Akademische
Druck- und Verlagsanstalt/Fondo de Cultura Econmica, 1993, lm. 13 (detalle).
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35LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
anterior se deduce de que en todos los casos en que aparecen se les
pint recostados enfrente de las deidades y con los ojos cerrados, e
inclusive, en la lmina 38 de dicho cdice se represent al nio recos-
tado sobre una piedra sacricial (vase la gura 2).
En cuanto un nio llegaba, la persona ms cercana, la partera, loreciba con las siguientes palabras:
Seis muy bien llegado, hijo mo muy amado. Y si era hembra, deca,
Seora ma muy amada, seis muy bien llegada. Trabajo has tenido.
Haos enviado ac vuestro padre humansimo, que est en todo lugar,
criador y hacedor. Habis venido a este mundo donde nuestros parien-
tes viven en trabajos y en fatigas, donde hay calor destemplado y fros
y aires, donde no hay placer, ni contento, que es lugar de trabajos y
fatigas y necesidades.37
Los nios eran adems destinados al acto de la guerra, a dar de
beber al sol con la sangre de los enemigos y a morir en combate, mien-
tras que a las nias se les auguraba un futuro de trabajo dentro del
hogar, trayendo el agua y moliendo el maz en el metate, aadiendo las
palabras: Habis de ser la ceniza con que se cubre el fuego en el hogar.Habis de ser las trbedes donde se pone la olla.38Con ello se denota-
ba la diferencia dentro de las labores que tenan que realizar tanto
hombres como mujeres.
Con dichas palabras se destinaba a los infantes al trabajo, es decir,
al ingreso inmediato dentro de las actividades cotidianas. Por su parte,
cuando naca el hijo de algn principal o mercader, los parientes del
infante, al conocer la noticia, iban a visitar al nio, hablndole de esta
manera: Oh, nieto mo y seor mo, persona de gran valor y de granprecio y de gran estima! Oh, piedra preciosa! Oh, esmeralda! Oh,
zaro! Oh, plumaxe rico, cabello y ua de alta generacin! Seis muy
bien venido. Seis bien llegado.39
37Sahagn, op. cit.,lib. VI, cap. XXX, p. 616.38
Ibidem, lib.VI, cap. XXXI, p. 618-619.39Ibidem, cap. XXXIV, p. 628.
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Se le daba la bienvenida comparndolo con objetos que para la
sociedad eran considerados hermosos y de alto valor. En el Cdice
mendocinose describen algunas ceremonias relacionadas con la lle-gada de los infantes; en la lmina 58 se reere que cuando el nio
naca era depositado en una cuna y durante cuatro das40se mantena
encendido un fuego para traer la buena ventura al recin nacido y para
que no se debilitara su fuerza tonall.41Posteriormente la partera lo
tomaba y le daba un bao, mientras tres nios se encontraban sen-
tados alrededor comiendo maz tostado envuelto en frijoles cocidos,
manjar denominado ixicueo ixic-huen, su ofrenda de ombligo42
(vase la gura 3).
40Es importante sealar que lo anterior slo ocurra cuando el nio naca enun da considerado de buen augurio, ya que, de lo contrario, el bao ritual se apla-zaba a una fecha ms favorable. Lpez Austin, op. cit., p. 232.
41Una de las tres esencias divinas presentes en el cuerpo humano. ConslteseDuverger, op. cit., p. 44, y Lpez Austin, op. cit., p. 223-252.
42
Vase tambin Lpez Austin, op. cit.,p. 230-231. Sahagn, op. cit., lib. IV,cap. XXXIV, p. 410.
2. Deidades que sujetan a infantes del cordn umbilical. Izquierda: Cdice Vaticano B, Manual
del adivino, libro explicativo y facsmil, edicin de Ferdinand Anders, Maarten Jansen y Luis
Reyes Garca, Madrid/Graz/Mxico, Sociedad Estatal Quinto Centenario/Akademische Druck-und Verlagsanstalt/Fondo de Cultura Econmica, 1993, lm. 38 (detalle). Derecha: Cdice Bor-
gia, Los templos del cielo y de la oscuridad. Orculos y liturgia, edicin de Ferdinand Anders,
Maarten Jansen y Luis Reyes Garca, Madrid/Graz/Mxico, Sociedad Estatal Quinto Centenario/
Akademische Druck- und Verlagsanstalt/Fondo de Cultura Econmica, 1993, lm. 15 (detalle).
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37LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
En dicha celebracin a los recin nacidos se les otorgaban las
insignias relacionadas con su destino dependiente de su gnero. Por
ejemplo, si se trataba de un varn, se le ponan los instrumentos conque su padre se ejercitaba, como herramientas de labranza o de cacera,
todo ello en conjunto con una pequea rodela acompaada de cuatro
echas a las que se les ataba el cordn umbilical,43el cual posterior-
mente sera enterrado en algn campo de batalla, debido a que el nio
estara destinado a la guerra.44Si se trataba de una nia, se colocaba
una escoba y un huso para hilar, mientras que su cordn umbilical era
enterrado bajo el hogar, ya que ella era destinada a las labores de la
casa.45En dicho ritual, cuyo propsito era que el nio naciera porsegunda vez,46se le daba tambin su nombre calendrico, el nombre
43Lo anterior tambin fue registrado por Sahagn, vid. lib.VI, cap. XXXVII, p. 644.44Sahagn, op. cit., t. I, lib. IV, cap. I, p. 351. Lo anterior puede observarse
grcamente en el Cdice orentino,t. II, lib.VI, cap. XXXVII, f. 107.45Alfredo Lpez Austin, La educacin de los antiguos nahuas,2 v., Mxico,
Secretara de Educacin Pblica/El Caballito, 1985,v. I, p. 95-96.46Lpez Austin, Cuerpo humano e ideologa, op. cit.,v. I, p. 232.
3. Bao ritual. Cdice mendocino. Matrcula de tributos o cdice de Moctezuma, edicin deFerdinand Anders, Maarten Jansen y Luis Reyes Garca, Mxico/Graz, Akademische Druck- und
Verlagsanstalt/Fondo de Cultura Econmica, 1997, lm. 58v(cuadrete superior). Del lado iz-
quierdo la madre y el infante en su cuna. Del lado derecho el primer bao de la criatura reali-
zado por la partera.
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38 ALEJANDRO DAZ BARRIGA CUEVAS
de su abuelo47o de alguno de sus antepasados con la nalidad de le-
vantar fortuna y suerte.48
En la misma lmina del Cdice mendocinose registr que al cabo
de veinte das, el infante era llevado al Calmecac, en donde era presen-
tado por los padres al maestro de muchachos, prometindolo al templode enseanza que les corresponda dependiendo de su estatus social.49
De esta forma eran recibidos los nios y las nias recin nacidos,
se les hablaba de su destino, ligado directamente a las actividades co-
tidianas, primero dentro de su grupo domstico y posteriormente den-
tro del calpullial que pertenecan. Finalmente se les destinaba a los
templos de formacin a partir de los cuales su unin con la sociedad se
completaba; era entonces cuando tenan que realizar diversas labores
rituales y comunitarias.50
47Francisco Hernndez,Antigedades de la Nueva Espaa,edicin de Ascen-sin Hernndez, Madrid, Dastin, 2003 (Coleccin Crnicas de Amrica, 13), lib. III,cap. XV, p. 187.
48Sahagn, op. cit., lib. VI, cap. XXXVII, p. 647. Lpez Austin seala que, alparecer, el propsito de imponer el nombre del abuelo era para establecer con lavida del nio la continuacin del tonallifamiliar. Vid. Lpez Austin,La educacin
de los antiguos nahuas, p. 232. La costumbre de escoger los nombres de los abue-los para nombrar a los recin nacidos se ha registrado en comunidades actuales,como ocurre entre los tzutujiles de Santiago de Atitln. Carlsen y Prechtel en Guil-hem Olivier, Tambin pasan los aos por los dioses, niez, juventud y vejez en lacosmovisin mesoamericana, en Virginia Guedea (comp.),El historiador frentea la historia. El tiempo en Mesoamrica,Mxico, Universidad Nacional Autnomade Mxico, Instituto de Investigaciones Histricas, 2004, p. 155.
49De acuerdo con su estatus social, los jvenes ingresaban al Calmecacy alTelpochcalli, centros en donde eran educados para la religin, la guerra y el ser-vicio a la comunidad. Por su parte algunas adolescentes eran preparadas comosacerdotisas en el Cihuatlamacazqui, mientras que jvenes de ambos sexos ingre-saban al Cuicacalli,en donde se instruan en la danza y la msica. Sahagn, op. cit.,t. I, apndice del libro III, cap. IVy VII, p. 332-334, 336-338; t. II, lib. VI, cap. XL,p. 653-657. Vase tambin Alfredo Lpez Austin,La educacin de los antiguosnahuas,2 v., Mxico, Secretara de Educacin Pblica/El Caballito, 1985.
50Es importante sealar que no existen pruebas contundentes de las edades enlas que los nios o los jvenes ingresaban en dichos recintos, debido a que hay unagran discrepancia en las fuentes, ya que por ejemplo los cronistas registraron lassiguientes edades: fray Toribio de Benavente (Motolina) y fray Alonso de Zorita, 5
aos; Hernn Corts, 7 u 8 aos; fray Bernardino de Sahagn, 10 a 12 aos; Fernan-do de Alva Ixtlilxchitl, 8 aos; fray Diego de Durn, 12 y 13 aos; fray Agustn de
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39LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
La primera infancia
No existen muchos datos sobre los primeros aos de la vida de los in-
fantes; sin embargo, se puede asumir que pasaban sus primeros aos
junto a sus madres hasta culminar su periodo de amamantamiento, elcual duraba hasta por lo menos los dos o tres aos, o en ocasiones
ms.51Por otro lado, en varios cdices se represent grcamente a
algunos nios y nias, en la mayora de los casos de forma secundaria,
como acompaantes de sus madres, presentes en escenas referentes a la
migracin del pueblo azteca.52Aparecen tambin presenciando, en con-
junto con sus padres y abuelos, rituales de suma importancia como fue
el encendido del fuego nuevo,53o en ocasiones, participando directamen-
te en las actividades litrgicas;54en algunos momentos ellos y ellas son
los actores centrales de las mismas como vctimas sacriciales.55
Vetancourt, 6 a 8 aos, mientras que en el Cdice mendocinose registr el ingresoa los 15 aos. Como se ve, resulta difcil poder asegurar una edad de ingreso; sinembargo, atendiendo a la propuesta de las divisiones de edades que he mencionadoy reconociendo que es un tema que an necesita mayor exploracin, me parece que
se podra decir que en algunos casos los nios ingresaban a corta edad, mientrasque la mayora entraba a los templos a una edad aproximada entre los 12 y los 13aos, estando ah hasta la edad en la que los padres crean conveniente casarlos(posiblemente entre 15 y 20 aos. Vid.Pedro Carrasco, Estructura familiar en Te-poztln en el siglo XVI,Nueva Antropologa. Revista de Ciencias Sociales, Mxico,Universidad Nacional Autnoma de Mxico, v. 18, 1982, p. 150). De lo que no cabeduda es de que los nios, al ser presentados en el templo en momentos posterioresa su nacimiento, contraan (tanto ellos como sus padres) una serie de obligaciones,las cuales, tal como se ver ms adelante, hacan que los infantes participaran enalgunas celebraciones rituales, posiblemente aun antes de haber entrado formal-mente al recinto.
51Inga Clendinnen, Aztecs: an interpretation, Cambridge, Cambridge Uni-versity Press, 2000, p. 155.
52V. g.en el Cdice Azcatitlan, f. 4 y 11, entre otras.53Cdice borbnico. El libro del ciuacoatl. Homenaje para el ao del fuego
nuevo, libro explicativo y facsmil, edicin de Ferdinand Anders et al., Madrid/Viena/Mxico, Sociedad Estatal Quinto Centenario/Akademische Druck- und Ver-lagsanstalt/Fondo de Cultura Econmica, 1993, lm. 34.
54Ibidem, lm. 33.55
V. g.lm. 25 del Cdice borbnico, en la que aparecen los nios que ha-bran de ser sacricados en el cerro Tlloc. Tambin Primeros memorialesde
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40 ALEJANDRO DAZ BARRIGA CUEVAS
En estas escenas, aunque pocas, se puede observar que los nios
y las nias desde pequeos ya eran considerados parte integral de la
sociedad. Su presencia permite comprender aspectos relevantes de
la vida cotidiana de los grupos familiares, e igualmente nos demuestra
su importancia dentro del mundo espiritual, siendo parte activa de losrituales, en los que su sola presencia podra haber tenido alguna fun-
cin mgica o determinante para el buen funcionamiento del ritual. Lo
anterior se puede suponer a partir de la comparacin analgica con
rituales agrcolas practicados dentro de algunas comunidades indge-
nas de la actualidad, en las que se utiliza a los nios con la nalidad de
atraer las lluvias.56
La accin social de la infancia mexica
En las sociedades antiguas, las nias y los nios ocuparon entre 40%
y 60% del total de la poblacin, es por ello que tuvieron una alta inje-
rencia en las actividades cotidianas, manteniendo un papel activo como
participantes de su cultura. Los nios y las nias ayudaban en la me-
dida de sus posibilidades en las actividades econmicas, recolectaban
alimentos y diversos materiales, aprendan mediante la prctica comu-nal la manufactura de objetos en los talleres familiares, intervenan
directa o indirectamente en los rituales religiosos, regulaban las rela-
ciones entre el Estado y la comunidad a la que pertenecan y formula-
ban redes sociales con sus compaeros.57En este contexto, tal como
reere Jeane E. Baxter, los nios al ser participantes activos dentro de
los sistemas econmicos, sociales, polticos y religiosos, contribuan
directamente al xito de la sociedad.58
fray Bernardino de Sahagn, Mxico,Instituto Nacional de Antropologa e His-toria, 1974, f. 250r.
56Al respecto, vase Daz Barriga, op. cit., p. 232-233.57Lourdes Mrquez Morfn, Bioarqueologa de los nios: enfoques tericos
y metodolgicos, en Ernesto Gonzlez y Lourdes Mrquez (coords.),Paradigmasy retos de la bioarqueologa mexicana, Mxico, Escuela Nacional de Antropologae Historia, 2009, p. 77.
58
Jane Eva Baxter, The archaeology of childhood: children, gender and ma-terial culture,Walnut Creek (California), AltaMira Press, 2005, p. 11, 112.
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41LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
A partir de que cumplan los tres aos de edad, cuando comenza-
ban a recibir el nombre de conetl o conetontli, los nios y las nias
iniciaban su incorporacin al medio social mediante su participacin
en el trabajo colectivo, primeramente en las actividades laborales rea-
lizadas dentro de su grupo parental o domstico, y posteriormente enunidades mayores como eran el calpulli.
En la tercera parte del Cdice mendocinose representaron las
labores realizadas por los nios y las nias de acuerdo con su edad y
gnero, dirigidas o enseadas por sus padres. Tanto en la lmina 58
como en las subsiguientes (hasta llegar a la edad de 14 aos) se deta-
ll la edad de los infantes utilizando el sistema de numeracin con-
vencional indgena. Se aadi tambin la cantidad de alimento que
se les autorizaba ingerir, la cual iba en aumento con la edad: a los tres
aos coman media tortilla, a los cuatro y cinco aos, una tortilla, y
de los seis a los trece aos podan comer una tortilla y media (vase
la gura 4).
Se registraron tambin diversos atributos de la infancia, como la
vestimenta y el corte de cabello: en el caso de los varones tanto los
padres como los nios fueron pintados con el cabello corto. Es signi-
cativo que el cabello largo (peinado de diversas formas) era utilizadonicamente por hombres de mayor jerarqua social, o por los jvenes
guerreros y los alumnos del Telpochcalliy el Calmecac. Por su parte,
las mujeres adultas portaban el peinado caracterstico del altiplano
central (consistente en la utilizacin de dos trenzas amarradas alrede-
dor de la cabeza), mientras que las nias fueron representadas con el
cabello corto hasta la edad de 12 aos. En lo referente a la vestimenta,
las nias usaban falda o cueitly un huipilli, mientras que a los nios se
les pint utilizando indumentaria sencilla consistente nicamente enun tilmatli o manto atado al hombro, pero sin utilizar el taparrabos o
maxtlatlhasta los 13 aos.
Es importante sealar que en lo referente a las actividades reali-
zadas por los nios y las nias se encuentra una clara diferenciacin en
las labores que desempeaban, debido a que en ambos casos tenan que
aprender las actividades que ms tarde habran de realizar, relacionadas
con los ocios de sus padres y que habran de heredarles. Los infantes
iran de esta forma aprendiendo de sus progenitores, preparndose
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para su vida adulta y matrimonial,59mediante un proceso que se en-
contraba situado dentro de la prctica comunal, en la cual el aprendiz
no se instrua nicamente en habilidades, sino que iba adquiriendo deesta forma su propia personalidad e identidad social.60
59Miguel Len-Portilla, La institucin de la familia nhuatl prehispnica,Cuadernos Americanos, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, aoXXVI, v. CLIV, septiembre-octubre 1967, p. 152.
60Jane Lopiparo, Crafting children, prlogo de David Carrasco y Eduardo
Matos, en Traci Ardren y Scott R. Hutson (eds.), The social experience of child-hood in ancient Mesoamerica, Boulder, University Press of Colorado, 2006, p. 135.
4. Actividades de los nios y las nias de tres a seis aos. Cdice mendocino. Matrcula de tribu-
tos o cdice de Moctezuma, edicin de Ferdinand Anders, Maarten Jansen y Luis Reyes Garca,
Mxico/Graz, Akademische Druck- und Verlagsanstalt/Fondo de Cultura Econmica, 1997,
lm. 58r.
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43LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
Las nias, independientemente de su condicin social, eran ins-
truidas en las labores del hogar (hilado, tejido y la preparacin de
alimentos), aunque seguramente tambin ayudaban con la cra de aves,
el cuidado de sus hermanos menores y en las tareas artesanales de su
grupo parental. El tiempo utilizado para realizar dichos trabajos limi-taba sus posibilidades de intervenir en otras labores, desarrollar otras
habilidades o explorar otros mbitos.61Por su parte, los varones eran
educados en las diversas actividades econmicas del grupo, como la
agricultura, la pesca y la cacera, entre otras, que les permitan interac-
tuar directamente con los miembros de unidades sociales mayores y
los preparaban para desempearse en los trabajos propios de su g-
nero, relacionados con la produccin y la adquisicin de productos
alimenticios, as como con los aspectos militar, ritual, mercantil, arte-
sanal y administrativo.62
Al respecto se debe considerar que la sociedad mexica era alta-
mente estraticada y las relaciones de gnero mantenan patrones de
jerarqua entre sus miembros. Corresponda a las mujeres un papel
de sumisin y de desigualdad social y jurdica.63Se les asignaban roles
encaminados directamente al trabajo en el hogar, aunque tambin par-
ticipaban en la produccin de bienes de subsistencia y en algunos casosdesempearon ciertos ocios: tamalera, tortillera, curandera, tejedora,
verdulera, guisandera, casamentera, artesana, hilandera, hechicera,
vendedora en el mercado, partera y prostituta.64Existan adems otras
mujeres que eran mdicas o que se dedicaban al ocio de terapeuta,65
61Mary Goldsmith, El trabajo domstico en la sociedad mexica, en MaraRodrguez-Shadow y Beatriz Barba de Pia Chan (eds.), Chalchihuite. Homenajea Doris Heyden, Mxico, Instituto Nacional de Antropologa e Historia, 1999 (Co-leccin Cientca, 387), p. 220.
62Cfr. Mara Rodguez-Shadow, Las relaciones de gnero en Mxico pre-hispnico, en Mara J. Rodrguez-Shadow (coord.), Las mujeres en Mesoam-rica prehispnica, Mxico, Universidad Autnoma del Estado de Mxico, 2007,p. 68.
63Vid. Laura Ibarra Garca, Las relaciones entre los sexos en el mundo pre-hispnico. Una contribucin a la sociologa del amor y el poder, Mxico, Porra,1998, p. 225.
64
Mara Rodguez-Shadow, op. cit.65Laura Ibarra Garca, op. cit., p. 177-178.
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y en ocasiones podan acceder al sacerdocio de determinadas deidades
o, en el caso de algunas nobles, a la elaboracin de cdices.66
En el cuadrete superior de la lmina 58 del Cdice mendocinose
pint a los nios y las nias de tres aos, mismos que comenzaban a
ser educados por medio de consejos dados por sus padres. Los siguien-tes cuadretes continan con las diferentes actividades que tenan que
realizar. Las nias iniciaban su instruccin en las labores de hilado y
tejido primero observando a sus madres y comenzaban a trabajar por
s solas a partir de los seis aos. En el caso de los varones, a partir de
los cuatro aos de edad comenzaban a ayudar transportando pequeas
cosas; la carga aumentaba para el siguiente ao en el que ya comenza-
ban a acarrear lea y envoltorios de poco peso para llevarlos al merca-
do.67Fray Gernimo de Mendieta reere que a los nios de primera
edad, hasta los cinco o seis aos, los acostumbraban a realizar trabajos
livianos, por ejemplo cargando cosas ligeras cuyo peso aumentaba con-
forme crecan.68
La ltima etapa de la infancia iniciaba a los seis o siete aos de
edad (pilontli, piltzintli),momento en el que los nios comenzaban a
realizar diversas actividades econmicas dentro y fuera de su grupo
parental, teniendo adems una relacin ms directa con el calpulli.Para explicar lo anterior se debe sealar quelos infantes iniciaban su
vida como miembros de una pequea comunidad, manteniendo inte-
racciones cotidianas dentro de su grupo de parientes, que inclua a los
padres, los hermanos, los tos, los primos y tal vez los abuelos u otros
familiares de generaciones mayores. En este sentido considrese que
66Por ejemplo, la nieta de Acamapichtli, casada con Huitzilhuitl. Cdice te-lleriano-remensis. Ritual divination and history in a pictorial Aztec manuscript,
estudio y facsmil, edicin de Eloise Quiones Keber, Austin, University of TexasPress, 1995, f. 30v. Se debe mencionar que en los cdices de la regin mixteca esposible encontrar mujeres sacerdotisas y guerreras representadas. Al respecto:Mara de los ngeles Ojeda Daz y Cecilia Rossell,Las mujeres y sus diosas en loscdices prehispnicos de Oaxaca, Mxico, Centro de Investigaciones y EstudiosSuperiores en Antropologa Social/Miguel ngel Porra, 2003.
67Cfr. Lpez Austin,La educacin de los antiguos nahuas, op. cit.,t. I, p. 99.68Gernimo de Mendieta,Historia eclesistica indiana, estudio preliminar
de Antonio Rubial Garca, Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes,2002 (Coleccin Cien de Mxico), v. I, libro segundo, cap. XX, p. 227-228.
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45LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
los infantes pertenecan a grupos de familia nuclear,69 los cuales en
ocasiones formaban parte de unidades mayores o familias conjuntas.70
A partir de dicha edad los nios y las nias realizaban diversas
actividades laborales dentro de la organizacin comunal, por ejemplo
la ayuda en las milpas o chinampas domsticas. Asimismo comenza-ran a ir al mercado para intercambiar productos, empezando con ello
su insercin al mundo social por medio de su participacin activa en
los trabajos realizados dentro de la casa familiar, as como en las fun-
ciones ceremoniales, polticas y econmicas de la misma.
En el cuadrete inferior de la lmina 59 del Cdice mendocinoco-
rrespondiente a la edad de seis aos, se observa que a los varones ya se
les destinaba al trabajo artesanal y a la ayuda en la recoleccin de fri-
joles o granos de maz, mientras que las nias ya comenzaban a hilar.
Por su parte en la siguiente lmina se muestra cmo a la edad de siete
aos, los varones aprendan a pescar, en tanto que las nias ayudaban
en el hilado (vase la gura 5).
En los siguientes cuadretes de este cdiceno se registraron las
actividades econmicas, sin embargo el tlacuilodedic espacio para
reproducir los castigos que eran aplicados a las nias y los nios ojos
y desobedientes, los cuales tambin eran diferenciados de acuerdo conla edad. Los castigos iban desde la amenaza de ser punzados con espi-
nas de maguey (a los ocho aos), el cual se les aplicaba al siguiente
ao,71y aumentaban en rigor conforme los infantes avanzaban en la
edad. Por ejemplo, a los diez aos se les golpeaba con un palo; a los
once eran obligados a aspirar humo de chiles, y a los doce, a los varones
69Susan Kellogg, Familia y parentesco en un mundo mexica en transforma-cin,en David Robichaux (comp.),Familia y parentesco en Mxico y Mesoam-rica. Unas miradas antropolgicas,Mxico, Universidad Iberoamericana, 2005,p. 102.
70Cfr. Pedro Carrasco, Estructura familiar en Tepoztln en el siglo XVI,Nue-va Antropologa. Revista de Ciencias Sociales, Mxico, Universidad NacionalAutnoma de Mxico, v. 18, 1982, p. 152-153. Tambin Miguel Len-Portilla, Lainstitucin de la familia nhuatl prehispnica, Cuadernos Americanos, Mxico,Universidad Nacional Autnoma de Mxico, ao XXVI, v. CLIV, septiembre-octubre
1967, p. 143.71Cdice mendocino, op. cit., lm. 59r.
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46 ALEJANDRO DAZ BARRIGA CUEVAS
se les castigaba acostndolos desnudos en la tierra hmeda, mientras
que a las nias se les obligaba a barrer durante toda la noche.72
En general, se debe mencionar que la desobediencia era altamen-
te penada y los castigos muy severos, debido a que en la sociedad mexi-
ca la moral y las buenas costumbres eran sumamente importantes y
arraigadas. Esa actitud se manifestaba en una gran cantidad de prohi-
biciones sobre aspectos como el juego, el licenciamiento sexual y la
deshonra, entre muchos otros, lo que motivaba que la enseanza den-tro del hogar fuera muy estricta.73
Por lo anterior, no resulta extrao el tipo de castigos a los que eran
sometidos los nios, atendiendo a los valores y las normas que regu-
72Ibidem, lm. 60r.73Al respecto, consltense Duverger, op. cit., p. 53-67; Escalante, op. cit.,
p. 210-213; Rodrguez-Shadow,La mujer azteca, op. cit., p. 83; Inga Clendinenn,op. cit., p. 192, y Gernimo de Mendieta, op. cit., cap. XXIV, p. 242, entre otros.
5. Actividades y castigos de los nios nahuas de seis a ocho aos. Cdice mendocino. Ma-
trcula de tributos o cdice de Moctezuma, edicin de Ferdinand Anders, Maarten Jansen y
Luis Reyes Garca, Mxico/Graz, Fondo de Cultura Econmica/Akademische Druck- und Ver-
lagsanstalt, 1997, lm. 59r (detalle).
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47LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
laban el comportamiento social, mismos que los padres intentaban
inculcarles, primero incentivndolos a la buena conducta y, en caso
contrario, mediante el castigo, el cual en los casos extremos llegaba a
la propia venta del hijo incorregible como esclavo.74
Como se ha visto hasta aqu, los nios y las nias participaban ac-tivamente en las labores cotidianas y ocupaban un lugar determinado
dentro del grupo domstico al que pertenecan, en el que se les consi-
deraba un miembro ms, con sus propias necesidades y obligaciones.
La relacin de la infancia con el mundo sagrado
Hasta ahora se han presentado las relaciones de la niez dentro de las
labores cotidianas dentro del grupo parental o domstico; sin embargo,
un elemento importante de la infancia es lo concerniente a las activi-
dades religiosas y rituales. Los infantes desde corta edad colaboraban
en los rituales domsticos y las grandes celebraciones que se realizaban
durante las estas mensuales. Lo anterior fue registrado en diversos
cdices, donde aparecen como depositarios directos de los actos litr-
gicos, o incluso como participantes.
La presencia de los nios en las grandes estas mensuales se pue-de atestiguar en celebraciones como la del mes de Teotleco,en el que
chicos y grandes realizaban danzas por los barrios y las calles de la
ciudad, y aun a los nios de cuna les pintaban y aderezaban con plu-
mas.75Por otro lado en la esta del mesXocotl Huetzi, dedicada al dios
del fuego, se realizaban danzas y cantos en los que tomaban parte nios
de diversas edades. Al respecto Sahagn recopil lo siguiente:
74Vid. Durn, op. cit., t. II, tratado segundo, cap. XX, p. 188. Tambin Mendieta,op. cit., cap. XXIV, p. 242. Es de suponer que, en ocasiones, el destino nal de los niosvendidos como esclavos fuera su sacricio a las deidades del agua, ya que los sacer-dotes compraban infantes para la elaboracin de algunos rituales sacriciales, talcomo fue registrado por fray Toribio de Benavente: compraban cuatro nios escla-vos de edad de cinco o seis aos, y sacricbanlos a Tlloc, dios del agua, ponindo-los en una cueva, y cerrbanla hasta otro ao que hacan lo mismo. Vid. Toribio deBenavente (Motolina),Historia de los indios de la Nueva Espaa,edicin de Clau-
dio Esteva Fabregat, Madrid, Dastin, 2003, tratado primero, cap. VII, p. 100.75Sahagn, op. cit., lib. II, cap. XXXI, p. 238.
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juntbanse todos los mancebos y mozoelos y muchachos. Todos aque-
llos que tenan vedixas76 de cabellos en el cogote, que llamaban
cuexpaleque,77y toda la otra gente, se juntaban en el patio de Xiuhte-
cuhtli, a cuya honra se haca aesta [sic] esta. Luego, al medio da, co-
menzaban a bailar y cantar.78
En la lmina 28 del Cdice borbnicose registr esta danza reali-
zada en torno a un tronco de rbol adornado con papeles colocado
desde los primeros das de la festividad.79Los personajes visten una
manta de maguey torcido, a manera de red llamada chalcayatl.80Esta
sencilla vestimenta denotaba humillacin o subordinacin,81y era uti-
lizada por los discpulos del telpochcalli, por los macehuales82e igual-
mente por los alumnos del Cuicacalli 83(vase la gura 6).
En la representacin de la danza, las categoras de edad, relacio-
nadas a su vez con los grados militares, fueron magncamente plas-
madas tanto por el propio tamao de los nios como por los diferentes
atributos asociados con el rango social. En este sentido se observa a
un primer grupo de infantes, los cuales an tienen el cabello corto
y no portan ningn adorno tal como registr Sahagn: cuando eran
pequeuelos andaban motilados o atusada la cabeza.84
Les precedenun amplio grupo de nios mayores, los cuales ya traen orejeras y
76Mechones de cabello.77Corte de cabello que llegaba hasta la parte superior del cuello y era utilizado
por los jvenes del telpochcallique an no haban ido a la guerra. Vid.Alonso deMolina,Vocabulario en lengua castellana/mexicana, mexicana/castellana,edi-cin de Miguel Len-Portilla, Mxico, Porra, 2004 (Biblioteca Porra de Historia),p. 26v.
78Sahagn, op. cit., lib. II, cap. XXIX, p. 227.79Ibidem, p. 223-224.80Idem.81Cfr. Justyna Olko, Traje y atributos del poder en el mundo azteca: signi-
cados y funciones contextuales, Anales del Museo de Amrica, Madrid, n. 14,2006, p. 61-88.
82Fernando Alvarado Tezozmoc, Crnica mexicana, notas de Manuel Oroz-co y Berra, Mxico, Leyenda, 1944, p. 308-309.
83
Cdice mendocino, op. cit., lm. 62r.84Sahagn, op. cit., t. II, lib.VIII, cap. XXI, p. 781.
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49LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
collares de caracolillos, pero que carecen de cualquier atributo militar.
Ms adelante se observa a dos jvenes guerreros, posiblemente ma-
yores de trece aos, quienes ya han tenido participacin en guerras y
han capturado enemigos, motivo por el que pueden utilizar en el cabe-
llo una pluma blanca,85emblema que tambin se puede asociar a lostelpuchtlato encargados de ensear y corregir a los ms jvenes del
Telpochcalli.86Finalmente todos ellos son dirigidos en la danza por dos
guerreros ya experimentados, a los que se les reconoce por sus atribu-
tos militares: el tocado propio de los hombres valientes en guerra,87
85Ibidem,t. II, lib.VIII, cap. XXI, p. 782.86
Vid. Cdice mendocino, lm. 64r.87Vid.Cdice mendocino, lm. 63r.
6. Danza del mesXocotl Huetzi: a)nios de corta edad sin atributos militares; b)nios mayo-
res, ya portan orejeras y el cabello hasta el cuello; c) jvenes mayores que ya han participado
en batallas y han capturado enemigos; d) guerreros experimentados que dirigen la danza.
Cdice borbnico. El libro del ciuacoatl. Homenaje para el ao del fuego nuevo , edicin de
Ferdinand Anders, Maarten Jansen y Luis Reyes Garca, Madrid/Graz/Mxico, Sociedad Esta-tal Quinto Centenario/Akademische Druck- und Verlagsanstalt/Fondo de Cultura Econmica,
1993, lm. 29.
A B
C
D
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50 ALEJANDRO DAZ BARRIGA CUEVAS
y la utilizacin de bezotes, utilizados nicamente por los hombres de
mayor jerarqua.88La anterior es quiz una de las mayores festividades
religiosas mexicas en las que participaban los nios; sin embargo, los
infantes tambin tomaban parte importante de diferentes rituales, uno
de stos se encontraba directamente relacionado con la regeneracincclica del tiempo, y en el cual su presencia era de gran valor. Un ejem-
plo de esto se puede observar en los diversos actos rituales realizados
durante el ltimo mes del ao,Izcalli,89en el que se celebraba al dios
del fuego y del tiempo, Xiuhtecuhtli,con la intencin de nalizar el
ciclo anual y uno de los meses en los que se sacricaban un nio y una
nia en los cerros de Tlloc y de Matlacueye.90En dicho mes, cada
cuatro aos se realizaban diferentes ceremonias destinadas a los in-
fantes, como era el ritual que propiciaba el crecimiento y en el que las
madres tomaban a sus hijos de la cabeza y los jalaban, estirndoles
tambin los miembros.91Asimismo se les agujeraban las orejas, les
hacan bailar y les daban a beber pulque para emborracharlos92(va-
se la gura 7).
Es importante sealar que en la representacin social de la infancia
en el mundo nahua se tena la creencia de que los nios y las nias po-
sean la facultad de atraer las lluvias, generar el crecimiento y sobre todoregenerar la vida y el tiempo. Es por ello que, dentro de los rituales
88Al respecto, consltese Sahagn, op. cit., t. II, lib.VIII, cap. XXI, p. 782.89Se trataba del ltimo mes del ao. La traduccin del nombre de la veintena
presenta varias dicultades que por motivo de espacio no se pueden abordar; sinembargo, para nes del presente captulo se le puede denir como reverdecimien-to, renovacin, resucitar y crecimiento. Vase Daz Barriga, op. cit., p. 193-195. Tambin Michel Graulich,Ritos aztecas. Las estas de las veintenas,Mxico,Instituto Nacional Indigenista, 1999 (Fiestas de los pueblos indgenas de Mxico),p. 253.
90Durn, op. cit., t. II, tratado tercero, diez y ocho mes del ao, p. 290.91Cdice telleriano-remensis, op. cit., f. 7r.92Durn, op. cit., tratado tercero, p. 289; Sahagn, op. cit., lib. II, cap. XXXVII,
p. 265. Es importante mencionar que los rituales descritos formaban parte de uncomplejo ceremonial de paso entre dos etapas de la infancia nahua. Al respecto,vase Rosemary A. Joyce, Girling the girl and boying the boy: the production of
adulthood in Ancient Mesoamerica, World Archaeology, Oxfordshire, n. 3, v. 31,2000, p. 477. Tambin Inga Clendinnen, op. cit., p. 155.
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51LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
y sacricios realizados por los mexicas, los infantes ocuparon un lugar
primordial. En este sentido, durante el mes de Izcallise realizaba
la esta depilquixtia,93ceremonia que demuestra la importancia de la
infancia como medio regenerador.
En la esta denominada la renovacin, celebrada cada cuatro
aos, se ayunaba durante ocho das, acabados los cuales se realizaba
una danza en la que los adultos tomaban a los nios de las manos, re-
presentando con ello la regeneracin: se volvan los hombr[es] comonios los cuerpos y as para represe[n]tar esta esta e[n] el bayle
traya[n] vnos nios de las manos.94Esta referencia resulta muy sig-
nicativa para poder observar la importancia de la infancia dentro de
la representacin social que se tena tambin sobre el cosmos, la vida
y el tiempo. Los nios y las nias eran relacionados con las ideas de
rejuvenecer y de regenerar, es decir, con lo nuevo.
En el Cdice telleriano-remensisse registr que en dicha esta se
celebraba: la natura humana q[ue] nunca se perdi en las vezes q[ue]se perdi el mundo.95Era entonces en esta esta que se conmemora-
ban los diferentes cataclismos que destruyeron el mundo, presentes en
el mito de origen nahua la leyenda de los Soles, en la cual se narra la
93Literalmente, rejuvenecer.94
Cdice telleriano-remensis, op. cit., f. 7r.95Idem.
7. Rituales para los infantes. Cdice florentino. A) Borrachera de nios. LII, c. 35, f. 159r. B)
Perforacin de orejas. LII, c. 35, f. 158v. C) Estiramiento de miembros. LII, c. 37, f. 153r. Cdice
florentino,edicin facsmil del original de la Biblioteca Medicea Laurenziana de Florencia, Ita-
lia, Mxico, Gobierno de la Ciudad de Mxico/AGN, 1979, v. 1.
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52 ALEJANDRO DAZ BARRIGA CUEVAS
creacin y la destruccin de cuatro edades o soles, anteriores al sol
ltimo, el quinto oNahui Ollin, 4-movimiento.96
Segn los datos registrados en el Cdice telleriano-remensis, du-
rante los ltimos meses del ciclo anual mexica se conmemoraba la des-
truccin de los soles anteriores. Es as como durante el decimosextomes,Atemoztli,se indicaba al sol,Nahui Atl, 4-agua; en el decimosp-
timo mes, Tititl, aNahui Ehecatl,4-viento, y corresponda aIzcalli, la
evocacin de la destruccin de todos los soles en conjunto,97y en espe-
cco tambin se aluda al solNahui Quiahuitl, 4-lluvia,98mismo que
fue destruido por una lluvia de fuego, posiblemente haciendo referen-
cia a la terrible sequa que asol al altiplano central,99tambin ardi
el Sol; y todas las casas de ellos ardieron,100provocando con esto la
cada y abandono de la gran ciudad de Tula. Existe una referencia que
relaciona a los nios con la destruccin del sol 4-lluvia, enLa leyenda
de los solesse registr que: Su ao es ce tecpatl[1-pedernal]; y hasta
96Cdice Chimalpopoca, Anales de Cuauhtitln y Leyenda de los Soles, 3a.ed., traduccin de Primo Feliciano Velzquez, Mxico, Universidad Nacional Au-
tnoma de Mxico, Instituto de Investigaciones Histricas, 1992 (Primera SeriePrehispnica, 1), p. 115-120.
97Daz Barriga, op. cit., p. 200-205.98Cfr. Michel Graulich, op. cit.,p. 263.99En el Cdice Chimalpopocase registr que en un ao 7 tochtlihubo una
sequa que contrajo una terrible hambruna y en la cual los toltecas se sieteacone-jaron. A partir de ese momento se comenzaron los sacricios de nios y de hom-bres (Cdice Chimalpopoca, op. cit., p. 10-11). Es mencionada tambin enFernando de Alva Ixtlilxchitl,Historia de la nacin chichimeca, edicin de Ger-mn Vzquez, Madrid, Dastin, 2003 (Coleccin Crnicas de Amrica, 9), cap. III,p. 67. Aos despus el mismo fenmeno atmosfrico afect a los mexicas en un ao1-tochtli(1454). Al respecto, vase Cdice Vaticano A, libro explicativo y facsmil,edicin de Ferdinand Anders et al.,Madrid/Viena/Mxico, Akademische Druck-und Verlagsanstalt/Fondo de Cultura Econmica, 1996, f. 77r (75). Tambin: Cdi-ce telleriano-remensis, op. cit., f. 32r; Cdice Aubin, traduccin de Ch. E. Dibble,editado por Miguel Len-Portilla, en Literaturas indgenas, Mxico, Promexa,1991 (Gran Coleccin de la Literatura Mexicana, 1), p. 195-196, y Durn, op. cit.,tratado primero, cap. XXX, p. 294, entre otros. Sobre la relacin de la sequa comocrisis sacricial y el inicio de los sacricios de nios, vase: Daz Barriga, op. cit.,
p. 139-176.100Cdice Chimalpopoca, p. 119-120.
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53LA REPRESENTACIN SOCIAL DE LA INFANCIA MEXICA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVI
que se destruyeron en un da nahui quiahuitl[4-lluvia], fueronpipiltin:
es por eso que ahora se llama a los niospipilpipil.101
Son diversas las fuentes y los datos que nos demuestran que el
pueblo mexica viva en un constante miedo ante el porvenir. Se crea
que el tiempo y el cosmos, al igual que todos los seres vivientes, estabansujetos a un proceso de degradacin fsica, envejecan, y para evitar su
total destruccin era necesaria la realizacin de rituales especcos
para mantener el orden csmico. El tiempo envejeca anualmente, al
igual que lo haca cada 52 aos. Era por ello que se haca indispensable
regenerarlo, lo cual era realizado mediante los rituales de regenera-
cin que comenzaban desde el decimosptimo mes, Tititl, por medio
del sacricio de una anciana, representante de la diosa Ilamatecuhtli.102
Al morir, su cabeza era cercenada y un sacerdote vestido como la diosa
tomaba la cabeza y realizaba una danza dando pasos hacia atrs, es
decir, tratando de regresar el tiempo.103Continuaban entonces los ri-
tuales del mes deIzcalli,ya descritos, e igualmente durante dicho mes
se acostumbraba hacer rituales de puricacin con el fuego, con la -
nalidad ltima de celebrar a la deidad del tiempo, Xiuhtecuhtli, cuyo
otro nombre era el de Huehuetotl, o el dios anciano. Vena entonces
un periodo de cinco das que no se contaban, los nemontemi, durantelos cuales la gente evitaba salir de sus casas, esperando con temor a que
iniciara el siguiente ciclo anual, durante el mes deAtlcohualo, mes en
el que se sacricaba a una gran cantidad de nios y nias en el remo-
lino de Pantitlan y en los diferentes cerros aledaos a la laguna.
El sacricio de nios, en contraparte al de la anciana, realizados
durante el primer mes del ao demuestra la importancia que tenan los
infantes como renovadores del tiempo, ya que por un lado, la anciana
representaba el ao desgastado, y por otro, los nios el ao incipiente.Su inmolacin se realizaba con la nalidad de regenerar el ciclo anual
y las fuerzas telricas.104
101Ibidem, p. 115. Las cursivas son mas.102Sahagn, op. cit.,lib. II, cap. XXXVI, p. 257.103
Johansson, op. cit., p. 138.104Daz Barriga, op. cit.,p. 204.
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54 ALEJANDRO DAZ BARRIGA CUEVAS
Comentarios finales
Desde la dcada de los sesenta comenz a surgir la preocupacin por
el estudio de la historia de la infancia. Lloyd deMause en 1974 lleg a
categorizar que la historia de la infancia es una pesadilla de la querecientemente hemos comenzado a despertar,105mostrndonos con
ello una imagen oscura de lo que fue la niez en el pasado. Al igual que
DeMause, anteriormente Philippe Aris manifest que los nios en la
Edad Media europea no eran considerados en su totalidad como seres
humanos antes de haber pasado los periodos crticos de sus primeros
aos. La alta mortandad infantil llev a dicho investigador a considerar
que exista un alto desapego con los infantes, lo que signicara que
generalmente los nios eran maltratados. Segn este autor, no fue sino
hasta los siglos XVI-XVIIIcuando se comenz a construir el concepto de
niez, culminando en el siglo XVIII, donde el nio ya era entendido
como un ente diferenciado del adulto.106
No cabe duda de que los postulados de Aris y de DeMause fueron
fundamentales para el surgimiento de los estudios histricos sobre la
infancia, y que an hoy en da existe la tendencia de pensar que la niez
del pasado sufri diversos maltratos y que a los nios se les tratabacomo a pequeos adultos. Sin embargo, como se ha visto, la represen-
tacin social de la infancia dentro de los grupos prehispnicos nos
muestra sin lugar a dudas que los nios y las nias eran seres diferen-
ciados del grupo de los adultos y que tambin ocupaban un lugar muy
importante dentro de las relaciones sociales, econmicas, religiosas
y polticas.
Recientes investigaciones arqueolgicas e histricas han venido
ofreciendo evidencias sobre diferentes aspectos de la niez en diversasculturas de la antigedad. Por ejemplo, los hallazgos de juguetes en
pueblos medievales y ciudades de toda Europa demuestran que el juego
105Lloyd deMause, Foreword, en The History of Childhood, Nueva York,Psychohistory Press, 1974, p. 1.
106
Philippe Aris,El nio y la vida familiar en el Antiguo Rgimen, Mxico,Taurus, 2001 (1960).
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ocupaba un lugar importante dentro de la vida de los infantes, contra-
riamente a lo que pensaba Aris.107
Entre los mexicas la infancia era una etapa de importancia, no
nicamente porque en ella se iban instruyendo sistemas culturales en
los nios y las nias, sino porque dicho sector, aun desde los momen-tos previos a su nacimiento, ya formaba parte del mundo social, inte-
ractuando en ste de diversas formas, siendo ante todo concebidos
como actores sociales, primeramente dentro de su grupo parental, as
como posteriormente dentro de los diferentes niveles o estructuras
sociales. Si bien es cierto que los nios y las nias no tenan un espacio
especco para sus necesidades tal como lo tienen hoy en da, y que el
trabajo y no el juego eran las actividades predominantes de la niez en
esa poca, de lo que no se puede dudar es de la gran estima que se les
tena. Los nios estaban integrados al mundo social y eran ampliamen-
te considerados, debido sobre todo a que ellos y ellas signicaban la
reproduccin y la regeneracin del grupo.
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107
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