novela negra
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1
JUAN PODESTÁ B.
Novela Negra
2
© Juan Podestá, 2008
© Editorial Yerba Mala Cartonera de Bolivia, 2008.
Proyecto social cultural y comunitario sin fines de lucro.
yerbamalacartonera@gmail.com
http://yerbamalacartonera.blogspot.com
Proyectos análogos: Eloísa Cartonera (Argentina), Sarita Cartonera (Perú),
Animita Cartonera (Chile), Ediciones la Cartonera (México),
Animita Cartonera (Chile), Dulcinéia Catadora (Brasil)
______________________________________________________
Impreso en: Imprenta “Río Seco”, patio 2, mzno. P, No. 214, El Alto.
Derechos exclusivos en Bolivia
Hecho el depósito legal: 3-2-1106-08
Impreso en Bolivia
______________________________________________________
Esta publicación ha sido posible gracias al apoyo desinteresado de los
residentes bolivianos en Boston-EEUU .
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A Juan Malebrán
4
5
“Ningún hierro puede penetrar el corazón con tanta fuerza
como un punto colocado
en el sitio preciso".
Isaac Babel
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Se perpetra el asesinato de la palabra
Escenario del crimen
Lugar de los hechos
Área cercada por huinchas amarillas
Punto final: tiro de gracia en la pantalla
El que sabemos guarda los utensilios
No limpia huellas, no deja aprisa el lugar
No le interesa escapar
No tiene de qué escapar.
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ARMAS
Tres libros
Un teclado con letras borrosas
Un disco de tangos dos cocacolas
(una foto que ya no dice nada)
Un disco duro que se pone lento
Una lámpara de luz infame
La imaginación calurosa
Y una rabia
(prácticamente) adolescente.
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VÍCTIMAS
Unas letras Georgia número 12
Una chica que decidió dejar al novio
Un novio humillado
Una historia mal contada
Después, el último muerto:
Una mujer que recibe el cuento en gmail
y que tras leer envía a la papelera de reciclaje
Como la peruana que mataron no hace mucho
cuyo cuerpo salió de la morgue al resumidero de su
pobreza.
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CONSPIRACIÓN A Joaquín Gianuzzi
La torpeza de mis manos al escribir
El revés solitario del papel
La hermandad de los objetos (el escritorio, la ventana,
etc.)
conspirando alegres con la escritura
La mirada insidiosa de la pared
El ruin televisor interfiriendo
Micros bramando afuera
Y la resaca no es nada bueno tampoco
a la hora de corregir un verso
La puerta siempre se debe cerrar por fuera
No hay vocación aventurera
Ni la intrepidez necesaria
para moverse entre resmas y lápices
A veces, los libros sólo deben usarse para trancar las
puertas
Y afuera, el hombre de chaqueta de cuero me espera
con las manos en los bolsillos.
12
El pensamiento de lo que sería este país
si los diarios de vida de psicópatas
y notas de suicidio
tuvieran vasta circulación
Ese pensamiento (no) desasosiega a cualquiera.
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Entierra el cuchillo en la espalda
Trata de empezar bien el verso
Lleva el cuerpo a un lugar oscuro
Quiere rematar con una buena rima
Corta del cuello hacia abajo
Separa una estrofa
Tuerce el cuchillo
Cambia un adjetivo
Saca algunos órganos
Corrige el último verso
Cercena el cuello
Vuelve a corregir
Se ensaña con el cuerpo
Borra lo escrito
Corta pedazo a pedazo
Intenta escribir de nuevo
Envuelve trozos en bolsa de papel
No puede escribir nada
Al peladero el cuerpo
Borra todo lo que ha escrito hasta el momento
Todo.
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PRONTUARIO
El prontuario de 3500 versos con el que cargo
me hace acreedor de una temporada en el retén del
anonimato
Ahí me solazaré con currículos más aventajados
Con mayor experticia en el arte de abrir cerraduras
Y mayor habilidad para hacer saltar con alambres
Aquello que no pude hacer surgir ni con rimas
consonantes.
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DESERCIONES
I
Cuelgo el hacha sin limpiarla
Quemo otros objetos que me inculparán
En el lavamanos me seco el sudor
Me voy a la cama tranquilo
así como tranquilo la otra vez me interné en la ciudad
después de lo hecho
Otro cuerpo habrá desaparecido
A otra chica el novio la llamará al celular
Para un rati tonto 40 llamadas perdidas le harán decir:
“Este hueón quiere que creamos que la llamó y no la
encontró”
Deserto me voy se acabó
La última muerta me hizo sudar mucho.
II
Deserto me voy se acabó
Boto la resma
Me deshago de los lápices
Vendo el notebook
Liquido los libros
Agarro unos cedés y me largo
Para un rati tonto la desaparición de un escritor no es un
hecho consignable
El último cuento me hizo sudar como caballo
Me demoré menos que mi viejo amigo poeta que dijo en
una noche definitiva que a él sólo le bastaba con la vida.
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MALOS OLORES
I
Escurre bajo la puerta
el caldo sucio de los cuentos no terminados
Se va por las ventanas el mal olor de las letras estancadas
El golpeteo vecinal no para
y el intruseo de algunos llega a límites insospechados (un
habitante del piso de abajo trata de asomarse a la
ventanilla del baño)
El laptop se apagó solo
y un gato lame esas páginas impresas que,
tiradas en el piso, son como espantapájaros de moscas
que no saben descifrar ese cadáver
pues no tiene la consistencia de los cuerpos que
acostumbran frecuentar.
II
Las moscas, rápidas en el arte de reconocer suicidios,
se desconciertan alrededor de ese papel solitario saliendo
de la impresora
Ante la duda se van, sin saber si esa hoja dará ese olor que
reconocen a kilómetros.
III
Colgado en el baño
no tomó la precaución de cancelar la impresión
Y así le irá: sólo cuando la novela salga entera
llegarán los tiras a botar la puerta.
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Tracatracatracatraca
Metralla, tecleo
Paredón, pantalla
Fusil, teclado
Villa Grimaldi, novela negra
Escritor, milico
Fusilado, personaje
Asociación de ideas, asociación ilícita
Secuestro permanente, papelera de reciclaje.
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LETRA MUERTA
I
A palazos van amontonando los fiambres
Y esa muralla putrefacta hiede como nada
Es el gesto tenue, un ir hacia atrás y tirar
Ver la curva en el aire, el descenso pesado
y la caída sobre los otros mosqueados.
II
El protagonista de la novela tira hojas arriba de sus
dos muertos; como transcurre en Nueva Orleáns no
hay problema: los cocodrilos y el pantano harán lo
suyo.
Antes de morir, el negrito dijo: “no haga eso tío”.
En cambio, el matón del pueblo ni se enteró del
balazo en el hueco que hay bajo el cráneo.
El río Mississippi terminará inconmovible el
trabajo.
III
Las oscuras palabras cotidianas arrumbadas en
quién sabe dónde
Amontonadas en el garaje de las herramientas
no supieron cuándo
cuándo suspendieron el ir y venir, la curva, la
elevación y el incruste en la celulosa
en la pantalla líquida, en una de mica
El olor del trabajo no hecho, o deshecho, también
hiede
Y nadie sabe si el vecino alertará por un grupo de
palabras podridas
De letras muertas.
19
Asimismo como Norman Mailer acuchilló a su esposa
Asimismo entierran algunos el lápiz en la de roneo
Asimismo el paco firma la constatación de lesiones
Así también se firma el acta de defunción
Así los ejemplares numerados.
20
En la novela “Brillo”, de Elmore Leonard, una
hermosa portoricense deja su país para buscar fortuna
en Atlantic City. Se hace puta. La mata el mismo que
la siguió en San Juan: un violador que no se ha
rehabilitado.
La poesía es una mala costumbre a la que el sujeto
vuelve siempre: un hecho turbio, un relato impreciso.
Como llevar una revista pornográfica en el bolsillo,
para sacarla y mirarla cuando todos se hayan ido del
sitio del suceso; cuando el último rati haya virado, y el
cuerpo ya se hiele en la morgue, y no quede más
delicia que mirar la sangre en el pavimento, secándose
abajo del edificio. Luego releer “Brillo”, masturbarse
con la escena clásica, recordar la sangre en el piso, la
mujer tapada con una bolsa café.
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LA VIÑAMARINA
Cómo corre la Bombal tras Eulogio
Difícil mantenerse en pie después de varios tragos
Cómo corre la Bombal con la pequeña pistola
Eulogio Sánchez trastabilla casi cae
Y la última niebla le pega cuatro balazos
Pero la suerte siempre se ensañó con la viñamarina
Ni en el amor ni en el juego salvó
En cambio, Sánchez la sacó barata:
se recuperó rápido y no puso querella.
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Con la misma pistola se fueron cagando los De Rokha
La muerte a veces es una pura burocracia
Un puro ir al registro civil de la cabeza y firmar el
documento
que será la evidencia para el funcionario policial
Hay burócratas de la muerte
como ése que lleva pensando 25 años en suicidarse.
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NOVELA NEGRA
Taconeo en calle San Antonio
Y el juego del despiste ya los cansó
Ahorran pisadas, extreman cautela
No miran para atrás
Se sabe perseguido y perseguidor al mismo tiempo
Perdieron la ética del rol
Se disuelven en los dobles
Una calle es el inicio y el final
La llegada y el destino
“Con una pistola en tu poder
¿Qué hace distinto a un policía de un delincuente?”, dijo
Nicholson
El de chaquetón es la fuga
El de chaquetón la persecución
Cuando entren al toples de Mac-Iver, descansarán
Se verán multiplicados por los espejos puteros
Y ahí sí que ninguno sabrá quién es el otro.
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HAY ALGO QUE NO ESTÁ BIEN
Un declive en la mesa al fondo del corredor
Un mantel a medio correr en la misma mesa
Cierto aire enrarecido en la pieza oscura
Una puerta descreída de las cerraduras
y una llave en otro lugar
En otro lugar la revista que dejaron sobre ese mueble
y el mueble ladeado en un ángulo infinitesimal
La gotera se multiplica y el que la quiere cerrar no puede
Hay una cierta mirada inefable
Cierto desdén en los ojos
Un chasquido de labios
Una parada que algo quiere decir
Una respiración
Cierto dolor entre ambos
Hay algo que no está bien
Una pistola brillante en el velador.
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“Me gustan las mujeres rubias y cargadas de pecados”,
alcanzó a decir antes que la blonda le hiciera estallar la
cara con una automática. Apenas una hora atrás le había
dedicado un poema tristísimo.
La puta colombiana que quedó tirada con 16
puñaladas en el séptimo piso de un edificio de calle
Estado, apenas fue llorada por sus tres compañeras. Es
el velorio más triste que ninguna de ellas haya
presenciado, el más macabro ritual de iniciación, porque
la negra fue asesinada por su primer cliente.
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POLICIALES
Tiró al hijo del quinto piso
Mató a un carabinero de quince balazos
Le dio de comer sal a su hija de tres meses
Acuchilló a su mejor amigo
De un palo mandó a la abuela al patio de los callados
Lo violó porque no quiso ver con él la noche final del
Festival de Viña
Le robó la cocaína que le vendió y de paso le tajeó la
cara.
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LOS SOSPECHOSOS DE SIEMPRE
Joven poeta tratando de escribir una obra maestra
Novelista con los años encima queriendo ser
descubierto
de que le llegue la fama, que lo lean con fanatismo
que suban de precio sus libros, que lo pongan en las
mejores librerías
y lo inviten a dictar cátedra
Poeta frustrado gritando a viva voz su resentimiento:
"Debo hacer algo para que me pesquen antes de los
40"
En lugares ruidosos estos tipos se juntan a planificar
sus violaciones
Basta ir a esos locales y mirarlos cómo impunemente
señalan rutas,
modifican recorridos, corrigen mapas, dibujan el
cuerpo de la víctima
y el sitio preciso donde entrará la letra.
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Seca y guarda el cuchillo
Deja que la pistola se enfríe
Abotona el cierre y se limpia el semen
Mira a todos lados para evitar que lo sigan
Deja al atropellado en la calle (era una venganza)
Sigo al que me la hizo
Aquél saca las fotos de la mujer infiel
Hay uno que guarda todo lo escrito en Mis
Documentos
Y por último apaga el cpu.
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Como ése que se aleja de una víctima a la que dejó
tranquila sin haberle hecho nada.
Así se va el otro del escritorio, así se aleja del papel,
sin haber escrito ni el nombre de la mujer que lo tiene
de cabeza.
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¿ACASO NO MATAN A LOS CABALLOS?
“- ¿Es esto lo único que puedes alegar?
- ¿Acaso no matan a los caballos?”
“¿Acaso no matan a los caballos?”, Horace McCoy.
¿Acaso no matan a los caballos?
¿Acaso no matan a los hombres?
¿Acaso no matan a las palabras?
¿Acaso las palabras no matan?
¿Quién dijo que las palabras no son una 44 Magnum?
¿Quién dijo que las letras no cargan a una 9
milímetros?
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EPITAFIOS
I
Nací en 1888
Año nada despreciable
Año de invenciones, locuras, delirios
Murieron y nacieron demasiados escritores y artistas
Basta que se pongan a buscar en alguna enciclopedia
¿Quién podré ser?
Me consideran el otro maestro de la novela negra
Pero no soy Hammett
¿Quién soy?
Ese mismo
Pero ojo, no te confundas, no es lo mismo llamarme por
mi nombre
que por el de Phillip Marlowe: a él sólo lo escribí.
II
"Me gustaría dedicarme a pintar, salir adelante y
comunicarme por medio de pocas palabras. Que la pintura
hable por mí"
Antes de que me arrestaran por violaciones y homicidios
Yo, Roberto Martínez Vázquez, alias “El tila”, dije estas
palabras a una psiquiatra
Ahora, debajo de estas toneladas de tierra, difícil que me
pueda excitar
Eso sí, nunca les diré quién me consiguió la máquina de
escribir con cuya cinta me ahorqué.
III
Después de 44 años como funcionario de Investigaciones
vi todo lo que había que ver y hecho todo lo que tenía que
hacer
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Pero nunca maté a nadie
Y qué ironía
A los dos días de jubilado, un punga que me tenía
sangre en el ojo
me clavó un desatornillador en el pulmón derecho
Me fui en dos horas.
IV
¿Qué puedo decir?
Les apuesto a que hace tiempo ya , cuando en el sur la
gente ve a un caballo masacrado, lo primero que dice
es: “A este animal lo dejaron más roto que a Hans
Pozo”
Nadie se merece lo mío.
V
A 75 metros de profundidad
Tengo una pesadilla recurrente:
Encerrado solo en una casona abandonada
me da por tajearme los brazos y las piernas
Por quemarme con un pucho el pecho y la pichula
También sueño que me saco el poco pelo que me
queda
Y me lo como
En todo caso, la idea es más amigable que la soledad
en la que morí de puro aburrido, cuando ni los
parientes de los que torturé cuando mandaba pinocho
se daban el trabajo de ir a funarme.
Soy el que durante la UP se hacía pasar por mirista,
para después cagármelos a todos.
Fui el más malo. Eso. Pueden irse a molestar a otro
muerto, no estoy para huevás.
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POETA MENOR SE QUEJA
El tribunal oral me ha sentenciado
a borrar mi historial de un plumazo
Consideran que fue tramado a base de engaños
comisiones, llamados telefónicos, documentos
ampulosos
Yo, que inventé el desmembramiento poético,
tengo pasaje asegurado al remezón eléctrico
clavado a una silla tan distinta
a la que fatigué en el decanato de letras.
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ESPEJEO
I
Mientras él seguía la huella de un párrafo huidizo
El otro salía del país con pasaporte falso
y varios pecados inconfesables.
II
Mientras lo buscaba en las peores poblaciones y
callamperíos
El otro escribía lo suyo en un confortable
departamento.
35
Me ve cómo lo miro
mientras corrijo el cuento
desato conflictos
afino detalles
perfilo sujetos
Me ve cómo lo miro
mientras busco finales
imagino tragedias
rehago diálogos
Me espía desde su ventana
del edifico del frente
y esconde su cabeza en un florero de la terraza
Sabe que lo miro
y que conozco su presencia
Me ve cómo lo miro
y traga saliva cuando me ve moverme en la silla
Suda cuando me paro a buscar un vaso de agua
Deja a mano el celular
para llamar a emergencias
cuando me vea dejar definitivamente
la silla y el computador
para ir a aburrirme
con los capítulos finales
de una serie de un infame canal regional
en el que un italiano
tiene la mala costumbre
de agarrar a batazos
al que le ponga las cosas difíciles.
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37
Ediciones Yerba Mala Cartonera
Para no desesperar en las trancaderas, para dejar pasar las propagandas de la TV, para aguantar las marchas, para
caminar subidas sin darse cuenta, para bailar al ritmo de la cumbia del minibús o para cuando tengas simplemente ganas
de leer. Un libro cartonero, casero, tu mejor cómplice.
Otros títulos
Crispín Portugal, Almha, la vengadora
Gabriel Pantoja, Plenilunio
Juan Pablo Piñeiro, El bolero triunfal de Sara
Jessica Freudenthal, Poemas ocultos
Beto Cáceres, Línea 257
Darío Manuel Luna, Khari-khari
Gabriel Llanos, De muertos y muy vivos
Santiago Roncagliolo, El arte nazi
Vicky Aillón, Liberalia
Adolfo Cárdenas, Sueño de Reyes
Juan José Podestá, Novela Negra
Saavedra, Lourdes: Memorias De Un Walkman
Cuentos De Alasitas (Ganadores Concurso Cuento Breve
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