juicio final power
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El último día del juicio de Dios, Lo que confiesa y aprueba toda la Iglesia del
verdadero Dios: qué Cristo ha de descender de los cielos a juzgar a los vivos y
muertos, y éste será el último día del divino juicio.
Se ignora cuántos días durará éste juicio, por mas que se haya leído la Sagrada
Escritura, porque en el presente juzga y desde el principio de la creación juzgó
desterrándolo del paraíso a los primeros hombres, juzga las obras propias de cada
uno mediante el libre albedrío, los demonios según su maldad se le da a cada uno su
respectiva pena así como a los hombres pagan siempre por juicio de Dios las penas
merecidas ya sea en esta vida o después de la muerte, y no hay hombre que proceda
con rectitud sin favor divino.
De la variedad de las cosas humanas. No solo aprendemos a llevar lo males sino a
estimar los bienes, los que consiguen los buenos y también los malos.
ignoramos por qué en el juicio de Dios
El que es bueno es pobre, y el malo es rico
Que el inocente salga no de los tribunales
Que el malo disfrute de una salud robusta y que al bueno lo consuman las
dolencias
Que los jóvenes bandidos anden sanos, y los que no supieron ofender ni de palabra
los veamos con terribles enfermedades
Los niños útiles la muerte no les permitiera la vida, y los que no debieran nacer
gocen y vivan
No sólo a los buenos les sucede mal y a los males bien, sino que también a los malos
muchas veces les sucede mal y a los buenos bien.
Aunque no sepamos la razón por qué Dios permite que se hagan, nos da saludables
documentos para que no estimemos en mucho los bienes o los males que
vemos, para que busquemos los bienes que son de los buenos y huyamos de los
males que son propios de los malos.
De lo que dijo Salomón en el libro del «Eclesiastés» de las cosas que son comunes, las penalidades y errores de esta vida, y como pasa el tiempo, en el que no se posee cosa que sea sólida ni estable; «Vanidad de vanidades, y todo vanidad ¿Qué cosa importante saca el hombre de todo el trabajo que emplea debajo del sol?» que todos corran una misma fortuna en esta vida que se pasa debajo del sol, que los males que vemos son comunes a los buenos y a los malos.
Dice de los buenos que padecen calamidades como si fueran malos, y que éstos,
como si fueran buenos, el juicio que ha de venir, por cuyo medio no sólo
los buenos llegarán a tener los bienes, sino también los malos los males perpetuos.
Teme a Dios, porque esto es ser un hombre cabal y perfecto, pues todo
lo que pasa en la tierra, bueno o malo, lo pondrá Dios en tela de juicio
Para tratar del juicio final de Dios se alegarán, primero los testimonios del Testamento
nuevo, y después, los del Viejo, Entre éstos se numeran la ley y los profetas, y entre
los nuevos el Evangelio y las letras y escritos apostólicos.
Por eso dice San Pablo: «que por la ley se nos manifestó el conocimiento del pecado;
pero que ahora sin la ley se nos ha demostrado la justicia de Dios, la cual nos
pregonaron y testificaron la ley y los profetas, y la justicia de Dios es la que se nos da
por fe de Jesucristo a todos cuantos crecen en él»
Esta justicia de Dios pertenece al Nuevo Testamento, y tiene su testimonio y
comprobación en el Viejo
Primero lo nuevo después el viejo
Con qué autoridades de nuestro Salvador se nos declara que ha de haber juicio divino al fin del mundo, vendrá el día del juicio, y vendrá con la resurrección de los muertos
la confusión que hay entre los buenos y los malos, y de la distinción que habrá después, trajo una semejanza del trigo sembrado y de la cizaña:
-La buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña es el demonio; la cosecha es la consumación y fin del siglo, y los segadores los ángeles; así, como se coge la cizaña y la queman con el fuego, así sucederá en el fin del siglo.
En el Evangelio de San Mateo trata acerca de la división que se hará de los buenos y de los malos en el rigurosísimo juicio de Cristo, él apartará a los unos de los Otros, como suele apartar el pastor las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas a su diestra y los cabritos a la siniestra.
Cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oyeren vivirán,
habla de la primera resurrección «Ha venido la hora, y es ésta en que estamos», la
cual no es la de los cuerpos, sino la de las almas, puesto que igualmente las almas
tienen su muerte en la impiedad y en los pecados.
y son los muertos de quienes el mismo Señor dice: «Deja a los muertos que entierren
a sus muertos»; es decir, que los muertos en el alma entierren a los muertos en el
cuerpo
Así que todos murieron y estaban muertos en los pecados, sin excepción de
ninguno, y por todos los muertos murió uno que estaba vivo, esto es, uno que no tuvo
especie alguna de pecado, para que los que consiguieren vida por la remisión de los
pecados, ya no vivan para sí, sino para Aquel que murió por todos nuestros pecados
y resucitó por nuestra justificación. Nos declara que ha de venir a juzgar en la misma
carne en que vino para ser juzgado
La primera resurrección se consigue en la actualidad por el bautismo tiene lugar
ahora, y es de las almas que nos libra de que lleguemos a muerte segunda, la otra
según la carne, de los cuerpos, la cual vendría ser en su incorrupción e inmortalidad
por medio del grande y fina juicio de Dios.
De los mil años de que se habla en el Apocalipsis de San Juan, de estas dos
resurrecciones habla de tal manera en el libro de su Apocalipsis el evangelista San
Juan en el libro citado dice así: «Yo vi bajar del Cielo un ángel, que tenía la llave del
abismo y una grande cadena en su mano; él. tomó al dragón, la serpiente
antigua, que es el Diablo y Satanás, y le até por mil años, y habiéndole precipitado al
abismo, le encerró en él y lo sellé, para que no seduzca más a las naciones, hasta
que sean cumplidos los mil años.
Las almas de los que habían sido decapitados por haber dado testimonio a Jesús, y
por la palabra de Dios, éstos vivieron y reinaron con Jesucristo mil años. Los otros
muertos no volverán a la vida hasta que sean cumplidos dos mil años; ésta es la
primera resurrección; la segunda muerte no tiene poder en ellos, y ellos serán
sacerdotes de Dios y de Jesucristo, con quien reinarán mil años.
Y le echó, lanzó al demonio en el abismo aquella multitud innumerable de los
impíos, cuyos corazones están sumergidos en la malicia contra la Iglesia de Dios.
Le encerró y echó su sello sobre él hasta que pasen mil años, a fin de que ya no
seduzca a las gentes.
Sobre, atar y soltar al demonio, sin embargo, estará aquí la Iglesia en el tiempo en que
han de soltar ni demonio, así como lo ha estado desde que fue fundada, y' lo estará
en todo tiempo.
El demonio suelto, vendrá con todas las gentes en todo el orbe de la tierra a hacer
guerra a la Iglesia, y que el número de esta gente enemiga será como la arena del
mar, mas Dios hizo bajar del cielo fuego que los devoró, y el diablo, fue arrojado al
estanque de fuego y azufre, en donde la bestia y el falso profeta serán atormentados
de día y de noche por los siglos de los siglos.
Por todo el tiempo comprendido en el Apocalipsis, desde la primera venida de Cristo
hasta el fin del mundo, en su segunda venida no estará atado el dominio.
de forma que el estar o no estar suelto no engañara a la iglesia.
El atar al demonio no sólo se hizo cuando la Iglesia, comenzó a extenderse por
naciones, sino que también se hace ahora, y se hará hasta el fin del siglo, en que le
han de desamarrar, porque también al presente se convierten los hombres de la
infidelidad en que él los poseía a la fe, y se convertirán sin duda hasta el fin del
mundo.
los santos de Dios reinarán con Cristo también otros mil años.
En el reino de Dios, aprende y se hace sabio aquel doctor «que Saca de su tesoro lo nuevo y lo viejo»,
De la Iglesia han de recoger los otros segadores la cizaña que dejó crecer juntamente con el 'trigo «La siega es el fin del siglo, y los segadores son los ángeles; así que de la manera que se recoge la cizaña y se echa en el fuego, así será el fin del mundo»
«El que no guardare uno de los más mínimos mandamientos y los enseñare a los hombres, será el mínimo en el reino de los cielos; pero el que los observare exactamente y los enseñare, será grande en el reino de los cielos.»
Estarán en el reino de los cielos, el que no práctica las leyes y mandamientos que enseña, donde entra el que enseña y no lo practica, y el que practica lo que
enseña, finalmente, reinan con el Señor los que están de tal conformidad en su reino, que son también ellos su reino.
En cuanto a la potestad de juzgar, que se les da, ninguna se entiende mejor que aquella expresada en la Escritura: «Lo que ligaréis en la tierra será también atado en el cielo, y lo que desatareis en la tierra será también desatado en el cielo» .
La bestia no es ajena de la fe católica es la misma ciudad impía, por el pueblo de los infieles enemigo del pueblo fiel y Ciudad de Dios. Su imagen es el disfraz de personas que hacen como que profesan la fe y viven infielmente con falsa y engañosa apariencia cristiana. esta bestia pertenece a la cizaña que es la de recoger de su reino la iglesia en la consumación del siglo.
Cualquiera que no viviere hasta que se concluyan los mil años, en que se efectúa la primera resurrección, no oyere la voz del Hijo de Dios Y no procurare pasar de la muerte a la vida, sin duda que en la segunda resurrección, que es la de la carne, pasará a la muerte segunda con la misma carne.
Cómo responder a los que piensan que la resurrección sólo pertenece a los
cuerpos y no a las almas.
La resurrección no se puede decir de los cuerpos, los que caen muriendo
son los cuerpos, no puede inferir la resurrección de las almas sino de los
cuerpos. Si la resurrección es de los que caen y caen también las almas se
debe con ceder que igualmente las almas resuciten.
De Gog y de Magog, a quienes en el fin del siglo ha de mover el demonio contra la
iglesia de Dios , y los traerá a la guerra, cuyo numero será como las arenas del mar.
Saldrá en publico a perseguir a la Iglesia siendo esta la ultima persecución por
acercarse al ultimo juicio que padecerá la universal ciudad de Cristo, de la universal
ciudad del demonio en toda la tierra.
Gog el techo y Magog del techo, como la casa y el que sale y procede de la casa.
La gente son el techo, porque en ellas ahora se encierra y en cierto modo se oculta
aquel nuestro antiguo enemigo, y ellas serán el techo cuando del odio encubierto
saldrán al odio público y descubierto.
Si pertenece al último castigo de los malos lo que dice: que bajó fuego del
cielo, y los consumió, aquel último final castigo, que será cuando se les dirá:
«Idos de mí, malditos, al fuego eterno» ellos serán los que irán al fuego y no el
fuego el que vendrá del cielo sobre ellos.
Y éste será el fuego que los consumirá, el cual lo enviará Dios, pues por
beneficio y gracia suya son invencibles los santos, por lo que rabiarán y se
consumirán sus enemigos, tampoco éste será el último castigo de los impíos, sino el que han de padecer después de la resurrección de los cuerpos.
Si se ha de contar entre los mil años el tiempo de la persecución del Anticristo Esta
última persecución, que será la que ha de hacer el Anticristo
-durará tres años y seis meses
Sin duda los santos con su Rey reinarán también durante la persecución, venciendo
tantos males cuando ya el demonio no estará atado.
las almas de los que murieron por dar testimonio de Cristo las que antes salieron de
sus cuerpos y las que han de salir en la misma última persecución, reinarán con hasta
que se acabe el siglo mortal se trasladen a aquel reino donde no habrá ya más
muerte.
San Juan dice: «Los sacerdotes de Dios y de Cristo reinarán con el Señor mil años,
y, terminados éstos, soltarán a Satanás de su cárcel»
no se terminan los mil años de este reino de los santos, sino los de la prisión del
demonio
De la condenación del demonio con los suyos. El demonio y la ciudad enemiga con
su príncipe ha de padecer en el último juicio.
El juicio final, que será en la segunda resurrección de los muertos, la de los cuerpos.
De esta manera se hará el juicio de cada uno y de todo, cuya virtud divina se llamo
libro, porque en ella en cierto modo se lee todo lo que se recuerda haber echo, y para
demostrar que clase de muertos deben ser juzgados
«Y cada uno fue juzgado según sus obras»
Qué muertos son los que dio el mar para el juicio, o cuáles son los que volvió la
muerte y el
infierno habían de ser juzgados todos los que hallará Cristo todavía en sus
cuerpos, juntamente con los que han de resucitar, a los que hallará en sus cuerpos
los llamó muertos
(el mar significa este siglo)
«Que el cuerpo está muerto por el pecado, pero el alma vive por la
justificación» mostrando lo uno y lo otro se halla en el hombre viviente y que está
todavía en el cuerpo, el cuerpo muerto y el alma viva.
-cuerpos mortales-
el mar dio todo los hombres que había en él porque aun no habia fallecido. porque así
como se hallaron se presentaron, pero la muerte y el infierno los volvieron a
dar, porque los redujeron a la vida, de la cual se habían ya despedido.
La muerte, por los buenos que sólo pudieron Padecer la muerte; y el infierno, por los
malos, los cuales pasarán sus penas respectivas en el infierno.
«y fueron juzgados cada uno conforme a sus obras», «Y el infierno y la muerte fueron
arrojados al estanque de fuego», indicando al demonio, porque es el autor de la
muerte y de las penas del infierno.
«y el que no se halló escrito en el libro de la vida, fue arrojado al estanque de fuego»
Esto para Dios no significa el olvido sino la predestinación de aquellos a quienes ha
de darse la vida eterna. De la vida donde están los escritos, esto es, los conocidos
para la vida eterna.
Del nuevo cielo y de la nueva tierra. terminado e juicio habían de ser condenados los
malos «Estos irán a los tormentos eternos» «Y los justos Irán a la vida eterna».
Habiendo condenado a los que no se hallaron escritos en el libro de la vida y
echándoles al fuego eterno. entonces pasará la figura de este mundo por la
combustión del fuego mundano, como se hizo el Diluvio con la inundación de las
aguas mundanas.
Con aquella combustión mundana, las cualidades de los elementos Corruptibles que
cuadraban a nuestros cuerpos corruptibles perecerán y se consumirán, ardiendo
completamente, y los elementos tendrá aquellas cualidades que convienen con
maravillosa transformación a los cuerpos inmortales, para que el mundo; renovado y
mejorado, se acomode a los hombres renovados y también mejorados en la carne.
De la glorificación, de la Iglesia sin fin después de la muerte.
Dios habitara con ellos y ellos serán su pueblo, Dios quedando en medio de
ellos, crea su Dios, les enjuagara las lagrimas de sus ojos y no habrá más muerte, ni
mas llanto, ni más gritos, ni más dolor.
desde su origen y con la gracia de Dios, va creciendo cada día el número de sus
ciudadanos por medio del bautismo de la regeneración, en virtud de Espíritu Santo.
Pero el juicio de Dios, que será el último y final, que hará su Hijo Jesucristo, será tan
grande y tan nueva la claridad con que se manifestará, que ni le quedará
rastro, alguno de lo pasado, los cuerpos mudarán igual mente su antigua corrupción y
mortalidad en una nueva incorrupción inmortalidad.
Con tanta luz y claridad se dicen del siglo futuro y de la inmortalidad y eternidad de
los santos, que en la Sagrada Escritura no hay que buscar, cosa clara si entendemos
que éstas son oscuras.
Que es lo que el Apóstol San Pedro predicó del último y final juicio de Dios
« sabed que en los últimos tiempos vendrán unos impostores artificiosos, que seguirán sus propias pasiones y dirán: ¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que murieron nuestros padres, todas las cosas perseveran como desde el principio del mundo»
Mas los cielos y la tierra que ahora subsisten por la misma palabra están reservados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. La destrucción de este mundo, donde, cuando el Diluvio aparece que en cierto modo nos advierte cómo hemos de entender y creer que al fin del siglo ha de perecer toda la tierra.
Los cielos, y la tierra que ahora existe, por el mismo decreto y disposición se conservan reservados para el fuego, el mismo mundo que pereció con el Diluvió, para ser abrasados en el día del juicio y destrucción de los hombres impíos.
De lo que el Apóstol San Pablo escribió a los tesalonicenses, y de la manifestación del
Anticristo.
Se ve formando el misterio de la iniquidad, el que está firme ahora manténgase hasta que sea quitado el impedimento, y entonces se manifestara aquel malvado a quien el Señor quitará la vida con el aliento de su boca a aquel que vendrá con el poder de Satanás, con prodigio mentirosos, y con toda maliciosa sedición, para engañar , a los que no recibieron el amor de la verdad para que salvaran.
Sólo resta que el que ahora reina reine hasta que le quiten de en medio, hasta que le destruyan y acaben, y entonces se descubrirá aquel inicuo; por el cual ninguno duda que entiende el Anticristo.
«y por eso les enviará Dios un espíritu erróneo, para que crean a la mentira y a la
falsedad».
Dios le enviará, porque Dios permitirá que el demonio ejecute estas maravillas por
sus justos e impenetrables juicios, aunque el demonio lo haga con intención maligna;
«para que sean juzgados, y condenados todos cuantos no creyeren en la verdad, sino
que consintieron y aprobaron la iniquidad».
Por cuya razón los juzgados serán engañados y los engañados serán juzgados.
Que es lo que San Pablo, en la primera epístola que escribe a los tesalonicenses, enseña de la resurrección los muertos.
En la epístola primera escribe a los mismos tesalonicenses dice: «No queremos que ignoréis, he manos, lo que pasa de los muertos para que no os entristezcáis como los demás que no tienen esperanza; por que si creemos que Jesucristo murió y resucitó, asimismo hemos de creer que Dios»
«Todos resucitaremos»
Siendo cierto que no puede haber resurrección sin que preceda muerte, y que por el sueño no podemos entender en aquel pasaje sino la muerte
- De hombres vivos se harán tierra; como se va a la ceniza lo que se hace ceniza, y se va a la senectud lo que se hace viejo, y se va a cascote lo que del barro se hace cascote. si queremos ser cristianos, es necesario que creamos que ha de haber resurrección de los cuerpos muertos cuando viniere Cristo a juzgar los vivos y muertos.
Qué es lo que el profeta Isaías dice de la resurrección de los muertos y, de la
retribución del Nido.
Isaías dice: «Resucitarán los muertos, y resucitarán los que estaban en las
sepulturas, y se alegrarán todos los que están en la tierra; porque el rocío que
procede de ti les dará la salud, pero la tierra de los impíos caerá.»
«Habrá nuevos cielos y nueva tierra; no se acordarán de los pasados, ni les pasarán
por
el pensamiento, sino que en éstos hallarán alegría y contento; yo me regocijaré en
Jerusalén, me alegraré en mi pueblo, y no se oirá más en ella voz alguna de llanto»
Cómo debe de entenderse la salida de los santos a ver las penas de los malos
Los que padecerán los tormentos estarán fuera. Y así también el Señor llamó a aquellos
lugares tinieblas exteriores.
Porque los que estará en las penas no sabrán lo que se hace allá dentro en el gozo del Señor; pero los que estuvieren en aquel gozo, habrán lo que pasará allá fuera en las tinieblas exteriores.
-«Dios estará y será todo en todos» Permanecerá, pues, en aquella bienaventuranza la descendencia y nombre de los santos; la descendencia, es a saber, de la que dice San Juan:
-«Que su descendencia permanecerá en él» y el nombre del cual, por el mismo Isaías dice:
-«Le daré un nombre eterno, y tendrán un mes después de otro y un sábado después de otro sábado»: como quien dice luna tras luna, y descanso tras descanso.
Lo que profetizó Daniel de la persecución del Anticristo, del juicio de Dios y del Reino de los Cielos
De este juicio final habla Daniel, que dice que primero vendrá el Anticristo con su narración al Reino eterno. Cuatro bestias (cuatro reinos) y al cuarto vencido por el Anticristo, y despueshabiendo visto el reino eterno del hijo del hombre (Cristo)Ha de venir a ser cruelísimo el reino del Anticristo contra la Iglesia, aunque por poco tiempo, hasta que por el último y final juicio de Dios reciban los santos el Reino eterno.
Muchos que duermen en las fosas de la tierra se levantarán y resucitarán, unos a la vida eterna y otros a la ignominia y confusión eterna.
«Los que hicieron buenas obras, a la resurrección de la vida, y los que las hicieron malas, a la resurrección del juicio y condenación» «Los unos a la vida eterna, y los otros a la ignominia y confusión eterna.»Y así, dice Dios a Abraham: «Yo te he hecho padre de muchas gentes», «En tu semilla y descendencia serán benditas todas las naciones.» a este mismo Profeta Daniel : «Pero tú ven y descansa, porque antes que se cumplan los días de la consumación, tú descansarás y resucitarás en tu suerte al fin de los días.»
Lo que está profetizado en los Salmos de David sobre el fin del mundo
«Al principio, Señor, tú estableciste la tierra, y los cielos son de tus manos.
Ellos perecerán, pero tú permanecerás, y todos se envejecerán como la vestidura, y
como una cubierta los mudarás y se mudarán, mas tú siempre serás el mismo, y tus
años jamás faltarán.»
En la epístola del Apóstol San Pedro, donde dice que pereció con el Diluvio el mundo
que entonces había, bien claro está qué parte significó por él, todo, y en cuánto y
cómo se dice que pereció, y que los cielos se conservaron o repusieron reservados al
fuego, para ser abrasados el día del juicio y destrucción de los hombres impíos.
Lo que dice también la Escritura: que las estrellas caerán del cielo, fuera de que con
mucha más probabilidad puede entenderse de otra manera.
el Salmo 49 se infiere que habla del juicio final de Dios, cuando dice:
«Vendrá Dios manifiestamente, nuestro Dios, no callará.
Delante de Él irá el fuego abrasando, y en su rededor un turbión terrible.
Convocará el cielo arriba, y la, tierra, para discernir y juzgar si pueblo
«convocará el cielo arriba», esto es, en los lugares superiores y
soberanos, que convocará a los ángeles, para bajar con ellos a hacer el
juicio.
Públicamente vendrá a juzgar entre los justos y los injustos, después de
haber venido oculto y encubierto a ser juzgado injustamente por los impíos.
Convocará también la tierra, esto es, los hombres que han de ser juzgados en la
tierra.
Y si preguntásemos y deseásemos saber qué justos son los que habrán de reunir y
congregar los ángeles, dice que son los que disponen y ordenan el testamento, la ley
de Dios y el cumplimiento de ella sobre los sacrificios
De la profecía de Malaquías en que se declara el último y final juicio de Dios.Porque vendrá como fuego purificatorio y como la hierba o jabón de los que lavan. Y se sentará como juez a acrisolar y purificar.
Como quien acrisola el oro y la plata, purificará los hijos de Leví; los fundirá y colará los hará pasar por el coladero, come dicen, como se pasa el oro y la plata; y ellos ofrecerán al Señor sacrificio en justicia, y agradará al Señor el Sacrificio de Judá y de Jerusalén, como en los tiempos pasados y como en los años primeros.
La misma Iglesia de Dios congregada, no sólo de los hebreos, sino también de las otras naciones, aunque no como ahora es, en la cual si dijésemos:
«Que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no esta la verdad en nosotros»
De los sacrificios que los santos ofrecerán a Dios,
«que agradará al Señor el sacrificio de Judá y de Jerusalén, como en los tiempos
pasados y como en los años primeros»
los hijos de Leví le ofrecerían sacrificios en justicia, luego no en pecados, y, por
consiguiente, ni por el pecado los judíos se prometen el restablecimiento de sus
pasados sacrificios conforme a la ley del Viejo Testamento, pues en aquella época no
ofrecían los sacrificios en justicia, sino en pecado
«Como en los tiempos pasados y como en los años primeros.»
«Los días de mi pueblo serán como los del árbol de la vida.» al mismo Cristo llama
proféticamente árbol de la vida, porque él es la sabiduría de Dios, de la cual dice
Salomón:
«que es árbol de vida para todos los que la abrazaren»
por los que no merecerán la purificación, sino la condenación, dice: «Vendré a
vosotros en juicio, y será testigo veloz y pronto contra los impíos y contra los
adúlteros
«Porque yo soy el Señor vuestro Dios y no me mudo». Dice que será Él
testigo, porque en su juicio no tendrá necesidad de testigos.
Luego también debemos entender que será el Señor testigo veloz, cuando sin
dilación no traerá a la memoria cuanto puede convencernos, y nos castigará la conciencia.
Del apartamiento de los buenos y de los malos, por el cual se declara la división que
habrá en el juicio final
Profeta en el libro XVII, «Ya tendré yo a éstos, dice el Señor Todopoderoso, en el día
que tengo de hacer lo que digo, como hacienda mía propia, yo los tendré
escogidos, como el hombre que tiene elegido a un hijo obediente, y que le sirve bien.
dice el Señor Todopoderoso, Pero los que teméis mi nombre, os nacerá el Sol de
justicia y vuestra salud en sus alas; saldréis y os regocijaréis como los novillos que se
ven sueltos de la prisión, y hollaréis a los impíos hechos ya ceniza debajo de vuestros
pies dice el Señor Todopoderoso.»
Que la ley de Moisés debe entenderse espiritualmente, para que, entendiéndola
carnalmente, no se incurra en murmuraciones reprensibles
Señor dijo a los judíos: «Si creyeseis a Moisés, también me creeríais a mi, porque de
mí escribió él.»
Viendo dichosos los extraños, pues vemos engrandecidos a todos los que viven mal.
Estas sus expresiones, en algún modo, obligaron al Profeta a anunciarles el juicio
final, donde los malos ni aun falsa ni aparentemente serán felices; sino que
evidentemente serán muy miserables.
«Todos los malos son buenos en los ojos del Señor, y estos tales deben agradarle.»
De la venida de Ellas antes del juicio y cómo descubriendo con su predicación los secretos de la divina Escritura, se convertirán los judíos
Moisés «Yo les enviaré, antes que venga aquel día grande y famoso del Señor, a Elías Thesbite; él les predicará, y convertirá el corazón del padre al hijo, y el corazón del hombre su prójimo, porque cuando venga no destruya del todo la tierra.»
Es muy común en la boca y corazón de los fieles que explicándoles la ley este profeta Elías, grande y admirable, han de venir a creer los judíos en el verdadero Cristo.Cuando viniere éste manifestando a los judíos espiritualmente la ley, que ahora entienden carnalmente, convertirá el corazón del padre al hijo, esto es, el corazón de los padres a los
hijos
Moisés: se convertirá el corazón de los padres en los hijos, cuando se les enseñare a los hijos la inteligencia de los padres, y el corazón de los hijos en sus padres, cuando lo que sintieron los unos sintieren también los otros.
Que en el Testamento Viejo, cuando leemos que Dios ha de venir a juzgar, debemos entender que es Cristo Otros muchos testimonios hay en la Sagrada Escritura sobre el juicio final de Dios.
Lo dice así el Viejo y el Nuevo Testamento, aunque en el Viejo no está tan expreso que Cristo ha de hacer por sí el juicio, esto es, que haya de venir Cristo desde el cielo a juzgar el mismo Jesucristo dice en el Evangelio:
«Que no fue enviado sino para salvar las ovejas que se perdieron de la casa de Israel»
«los haría pescadores de hombres.».
«En lo sucesivo pescarás hombres.»
Serán, pues, despojos, más para su bien, como los vasos y alhajas que el Evangelio quita de las manos de aquel fuerte, después de haberle amarrado más fuertemente
En los Profetas que vendrá Dios a hacer el juicio final, solamente por el mismo juicio
debemos entender a Cristo; porque aunque el Padre juzgará, juzgará por medio de la
venida del Hijo del Hombre.
Pues él no ha de juzgar a ninguno por la manifestación de su presencia, «sino que el
juicio universal de todos le tiene entregado a su Hijo»,
No quebrantó ni mató a los mismo judíos sus perseguidores, a quienes compara a la
caída quebrada que ha perdido su entereza, y al pábilo que humea después de
apagar la luz, porque los perdonó el que no venia aún a juzgar, sino a ser juzgada por
ellos.
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