iii certamen cuentos medio ambiente 2014
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editanAyuntamiento de Gijón y FMCyUP Gijón,
en colaboración con Empresa Municipal de Serviciosde Medio Ambiente Urbano de Gijón, Empresa Municipal de Aguas
de Gijón y Jardín Botánico Atlántico
diseño, maquetación e ilustraciones© Juan Hernaz (www.juanhernaz.com), 2014
corrección ortotipográfica y de estiloMarina Lobo
revisión de textos en asturianoOficina Municipal de la Llingua de Xixón
imprimeGráficas Apel
DL AS 01861-2014
impreso en papel reciclado Igloo Offset2cubierta e interiores: 140 gr/m
2guardas: 160 gr/m
Carm
en M
oriyón Alcaldesa de Gijón
editanAyuntamiento de Gijón y FMCyUP Gijón,
en colaboración con Empresa Municipal de Serviciosde Medio Ambiente Urbano de Gijón, Empresa Municipal de Aguas
de Gijón y Jardín Botánico Atlántico
diseño, maquetación e ilustraciones© Juan Hernaz (www.juanhernaz.com), 2014
corrección ortotipográfica y de estiloMarina Lobo
revisión de textos en asturianoOficina Municipal de la Llingua de Xixón
imprimeGráficas Apel
DL AS 01861-2014
impreso en papel reciclado Igloo Offset2cubierta e interiores: 140 gr/m
2guardas: 160 gr/m
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en M
oriyón Alcaldesa de Gijón
nóicatneserp
Por tercer año consecutivo
me satisface presentar este libro en
el que se publican los cuentos ganadores del
“III Certamen de Cuentos sobre Medio Ambiente”
que convoca el Ayuntamiento de Gijón.
Es un libro especial porque ha sido escrito por los escolares
de nuestra ciudad quienes ponen sobre el papel su particular
visión y puntos de vista de los valores naturales de nuestro planeta.
Cada historia nos transmite un mensaje para meditar sobre la
necesidad de conservar y mejorar todos los recursos naturales
que nos rodean.
Quiero felicitar a todos por sus excelentes obras, porque son
mucho más que palabras escritas, y porque acompañadas
por las bellas ilustraciones que dan color y vida a cada
historia, nos harán disfrutar de su lectura.
Gijón, 5 de junio de 2014
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er1 premioEl hórreo voladorAlison Martínez PrietoC. P. Montiana
2º premioDe cómo una botellaacabó en un anzueloIsmael Hernández SuárezColegio de la Inmaculada Concepción
er3 premioEl mundo verdePatricia Pérez ToribioC. P. El Llano
Mención especialEl planeta azulMario Suárez FernándezColegio Montedeva
Mención especialUn mundo de colorAlba Muñiz PuenteColegio Montedeva
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Segundo ciclo de Educación Primaria
b er1 premioCompartirMar Hevia CarballidoC. P. Honesto Batalón
2º premioLa piedra máxicade la viesca d'OzArturo Chamorro MourizC. P. El Llano
er3 premioCaja, Cajita PizzaMaría Álvarez FernándezColegio San Vicente de Paúl
Mención especialLa libélula CarolJimena Noval MenéndezC. P. Montiana
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er1 premio¡El huerto está de guasa!Carlota Collada CasesColegio La Asunción
2º premioSolucionamos la NaturalezaMaría Alonso ÁlvarezC. P. Montiana
er3 premioLos llantos de OndinaCarla Tolivia VigilC. P. Atalía
Mención especialLa ciudad sin deseosDaniela Rodríguez LariaC. P. Ramón Menéndez Pidal
Mención especialEl Río NegroCristina Martínez DomínguezC. P. Atalía
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Educación Secundaria Obligatoria
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d er1 premioEl principio de una gran aventuraEva Rodríguez RodríguezColegio Virgen Mediadora - Dominicas
2º premioLos dibujos animados y su gran planPaula Gómez CarrascalColegio Montedeva
er3 premioEl bosque del SaharaMaría Gorgojo LópezColegio Virgen Reina
Mención especialLa mitad del ambienteCovadonga Martínez SánchezColegio Montedeva
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er1 premio
El hórreo voladorAlison Martínez Prieto
2º premio
De cómo una botellaacabó en un anzuelo
Ismael Hernández Suárez
er3 premio
El mundo verdePatricia Pérez Toribio
Mención especial
El planeta azulMario Suárez Fernández
Mención especial
Un mundo de colorAlba Muñiz Puente
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El hórreo volador
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Alison Martínez Prieto
C. P. Montiana
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En un pueblo,
al lado de una casa,
había un hórreo muy
viejo. Dentro guardaba maíz,
tomates, cebollas, zanahorias y fabes.
El hórreo estaba cansado de ver siempre los mismos
árboles, la misma casa, el mismo puente. Tenía envidia de
los aviones y de los pájaros que volaban sobre él. Un día hubo
un huracán terrible que lo arrancó del suelo.
Tenía mucho miedo y subía, subía, subía... Pronto vio las casas
enanas. El huracán paró y el hórreo se tranquilizó. Volaba lentamente por
el cielo entre las nubes. Desde arriba veía cosas muy hermosas: bosques
verdes, ríos con peces, cataratas y montañas altas.
De repente vio nubes negras y pasó a un mundo sucio con basura en el suelo, casas sin
limpiar, animales muertos. El hórreo lloraba y lloraba y con sus gotas limpiaba la ciudad. Pasó
por un desierto y vio niños con hambre y sed. Abrió su puerta y le cayeron panoyes de maíz y agua. Al
pasar sobre un incendio, tiró agua y lo apagó.
En el océano no vio animales y en la arena había pájaros negros muertos. El hórreo quedó asustado
y horrorizado. Vio hundirse un barco en el mar, y que de él salía un líquido negro. Las gaviotas
estaban también todas negras y no podían volar. Se puso muy triste y le cayeron tres lagrimones
enormes que limpiaron el océano.
El hórreo se acordaba de su pueblo y quería volver, pero no sabía cómo bajar. Vio una bandada de
pájaros que le cogieron por debajo y le bajaron con mucha suavidad. El hórreo aterrizó en una
montaña muy lejos.
Los pájaros, como eran tan listos, fueron a un basurero y vieron unas ruedas y se las pusieron. Pero
como estaban deshinchadas, tuvieron que meter el pico en ellas y soplaron y soplaron hasta
hincharlas. El hórreo, empujado por los pájaros, rodó por una cuesta a gran velocidad hasta que un
jabalí lo paró con sus cuernos.
Otro animal, un elefante muy fuerte, lo llevó hasta su pueblo y volvió a ver a sus amigos y les contó
todo lo que había visto. Les explicó que había sitios que estaban muy contaminados. El hórreo pensó
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y pensó la manera de
ayudar a la naturaleza
y se transformó en un
cine. En la pantalla
enseñaba todo lo que
había visto. Mucha gente
se enteró que no había que
contaminar y salían diciendo:
«Todos tenemos que cuidar la
Tierra».
Y colorín, colorina, en el hórreo se
posó una golondrina.
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De cómouna botella acabó
en un anzuelo
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reIsmael Hernández Suárez
Colegio de la Inmaculada Concepción
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H acía un bonito día de sol y la playa estaba llena de gente, los niños corrían por la orilla
del mar, saltaban las olas y disfrutaban bañándose. Después corrían a las toallas de sus
padres para beber sus refrescos favoritos.
Al finalizar el día, la gente intentaba dejar la playa lo más limpia posible, para volver a
disfrutarla al día siguiente.
Una vez que la playa se quedó vacía, cayó la noche y una botella de plástico había quedado
semienterrada en la arena. La botella tenía mucho miedo y se sentía muy sola, pero todavía faltaba
lo peor, la marea empezó a subir y acabó llevándosela mar adentro.
La corriente la arrastró en todas las direcciones hasta terminar en la profundidad del mar. Había
muchísimos peces y la botella se puso muy contenta de no estar sola. Pero todos se apartaban de ella
y la miraban mal por lo que empezó a sentirse muy triste y abandonada.
Un pulpo llamado Octavio se acercó a ella y le dijo: «Tienes que marcharte, aquí no te queremos, nos
estás contaminando». La botella no sabía cómo salir de allí y lloraba desconsoladamente.
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Al día siguiente un niño llamado Nico salió con su padre en barca a pescar. Estaba muy
emocionado porque era la primera vez que salía de pesca y pensaba llenar toda la cesta de
peces para la cena.
Nico preparó su caña, tiró el anzuelo y esperó entusiasmado. El tiempo pasaba pero
ningún pez picaba.
El pulpo Octavio, que vio el anzuelo, fue en busca de la botella y la animó para que se
cogiera al anzuelo.
Nico notó peso en su caña y tiró de ella contento para ver lo que había pescado,
cuando vio en su anzuelo la botella de plástico se quedó un poco triste, pero la
recogió en su barca y la llevó a reciclar al contenedor amarillo. La botella se puso
muy contenta dentro del contenedor porque estaba rodeada de amigos.
La botella de plástico se recicló y se convirtió en una botella de vinagre
de manzana, por lo que vivió muy feliz.
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El mundo verde
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Patricia Pérez Toribio
C. P. El Llano
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É ramos una familia normal, nuestras vidas eran corrientes.
Hasta que un día mamá se puso a hacer la comida y se
olvidó de comprar la lechuga. Como era tarde no pudimos ir
a comprarla y se disgustó mucho porque tenemos que comer
fruta y verdura cada día.
Se le ocurrió plantar lechugas en la terraza en una maceta. Les daba el sol y
las cuidamos mucho; crecieron muy rápido. Como la idea era buena, nos
copiaron los vecinos. De repente todas las ventanas del edificio estaban
llenas de lechugas. Era tan bonito y salían tantas que regalábamos a otros
edificios. Les pareció tan buena idea que nos copiaron y plantaron
hortalizas. La manzana de edificios era como un jardín colgante.
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Los vecinos nos hicimos más amigos e intercambiamos nuestros productos. Toda la
ciudad nos imitó y se convirtió en un paraíso que visitaban y copiaban otros
pueblos. El resultado era precioso y la comida muy natural. Se ahorraba dinero,
todos cuidaban del medio ambiente y el mundo se convirtió en el planeta verde que
en primavera pasaba por los siete colores del arco iris.
Todo un espectáculo.
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El planeta azul
laice esp
Mario Suárez Fernández
Colegio Montedevan
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U na soleada mañana de primavera, Pepe y Carmen cogieron un ALSA
desde Teverga, pueblo donde vivían, hasta la gran ciudad, para conocer a
su recién nacido nieto Miguelín.
Llenos de ilusión emprendieron el viaje, se sentaron cerca de la ventanilla,
iban hablando y observando el paisaje...
De repente, Pepe exclamó: «¡¡¡Carmen, mira aquellos montes, están quemados!!!». Su
gesto fue cambiando por momentos. «Seguramente fueron algunos guajes haciendo una
hoguera» dijo Pepe, «o alguien que simplemente los quiso quemar, por gusto».
Durante un rato se mantuvieron callados, pensando en lo que acababan de ver.
El autocar hizo una breve parada para descansar cerca de una pequeña y encantadora
playa, y no salieron de su asombro cuando vieron que la arena estaba llena de colillas y
de restos de basura en gran parte de la orilla, a lo que Pepe y Carmen comentaron:
«¡¡¡Qué les costaba utilizar las papeleras, contenedores y ceniceros que para eso están!!!
No cuidamos nada de lo que tenemos».
Cerca de la ciudad había un gran número de fábricas echando humo por sus grandes
chimeneas, contaminando el cielo azul.
Al poco tiempo llegaron a su destino, a la estación de los ALSA, en
pleno centro de la ciudad. Había un tráfico enorme y mucho
ruido, hasta el punto de que no oían lo que se decían
entre ellos. «¡¡¡Esto no es normal!!!».
Pepe dijo: «Deberíamos utilizar más la bici y menos el
coche, o simplemente ir caminando».
Al ver a su nieto una gran alegría les invadió
y abrazando al bebé exclamaron: «¡¡¡Te
educaremos amando a la naturaleza, cuidando
estos grandes regalos!!! ¡¡¡Ay guaje, casi me
apetez llevate pal pueblu, donde el aire ye puro y
el cielo azul!!!».
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Un mundo de color
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Alba Muñiz Puente
Colegio Montedevan
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H abía una vez un reino en el que su princesa
se llamaba la Princesa Naturaleza. Aquí todo
era color; se reciclaba, se respetaba la capa
de ozono y se cuidaba la naturaleza.
En otro lugar estaba el Reino de la Contaminación con
su Príncipe Árido. Allí no se respetaba la capa de
ozono y nunca se reciclaba. Los ríos estaban
contaminados, los animales se morían y las flores
no crecían.
Un día, Árido quiso las tierras de la Princesa
Naturaleza y comenzó una batalla.
Secuestraron a la Princesa y todo se
empezó a contaminar. Árido dejó que
los barcos llevaran petróleo y
cuando el petróleo se escapaba,
los animales y las plantas se
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ponían negros y pegajosos. También dañó la capa de ozono.
La nieve se fue derritiendo y los osos polares se quedaron
sin casa, igual que las focas y los pingüinos. Árido
permitió que tirasen basura a los ríos y los animales
que bebían allí se morían.
La Princesa Naturaleza, mientras tanto, lloraba
sin poder hacer nada. Todo se volvía de color
gris. Sus lágrimas llegaron a los ríos. Los
animales bebieron del agua y empezaron
a curarse. Avisaron a los osos polares, a
las focas y a los pingüinos, y todos
juntos salvaron a la princesa.
Árido se enamoró de la princesa
y al ver todo tan verde y bonito
se convenció de que lo mejor
era un mundo de color.
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b
er1 premio
CompartirMar Hevia Carballido
2º premio
La piedra máxica de la viesca d'OzArturo Chamorro Mouriz
er3 premio
Caja, Cajita PizzaMaría Álvarez Fernández
Mención especial
La libélula CarolJimena Noval Menéndez
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CompartirMar Hevia Carballido
C. P. Honesto Batalón
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H ola, me llamo Clara y cuando era pequeña siempre me decían que tenía que
compartir, sobre todo mi vecina Anita que me quería mucho.
Ella tenía un huerto donde plantaba flores y verduras. A veces yo le ayudaba a
regarlas y plantar más. Una vez la vi echando unos polvitos blancos donde había muchos
caracoles y yo pensaba que les daba comida. A la mañana siguiente había un montón de caracoles
muertos; sólo quedó vivo un caracol muy muy pequeño. Me lo llevé a casa y allí lo cuidé mucho.
Después de un tiempo yo sabía comunicarme con él gracias a sus cuernos. Si le preguntaba
«¿Quieres lechuga?», él me respondía «sí» o «no» moviéndolos. Si estaba triste tenía los cuernos
bajados y si estaba alegre los movía con ritmo. Cada día yo le ponía la canción «Caracol-quiscol». Le
encantaba. Aunque nadie me creía.
Una mañana el caracol llamó a mi ventana dando golpes con sus cuernos en el cristal. Parecía muy
triste. Me señaló nervioso el huerto de mi vecina. Allí vi a Anita con una mascarilla echando un
líquido sobre sus plantas y todos los insectos caían muertos. Entonces corrí hacia ella con lágrimas
en los ojos mientras le gritaba: «¡Para, por favor! ¿No ves que estás matando a los animales y si sigues
acabarás matando a la Tierra? ¡Siempre me dices que hay que compartir y tu no compartes tus
lechugas con unos pocos caracoles!». Mi vecina se quitó la mascarilla y me tranquilizó: «Tienes razón,
esto no puede ser bueno para nadie. Tiene que haber otra forma, antes no usaban productos
químicos».
Aunque era muy mayor se puso a estudiar y leer muchos libros sobre cultivos que no dañaban la
naturaleza y hasta hizo un curso intensivo de agricultura ecológica. Así empezó a cultivar respetando el
medio ambiente y también le contó a sus amigos y amigas todo lo que había aprendido y los buenos
resultados que tenía para que la imitasen. Muchos lo hicieron. Ahora sus lechugas son más pequeñas,
pero saben mucho mejor.
A mí me gustaría seguir su ejemplo y poner una escuela donde enseñar a la gente cómo cuidar el medio
ambiente. Lo llamaría «Compartir» porque la Tierra la compartimos y todos y todas debemos cuidarla.
Ahora mi caracol ha crecido mucho. Se nota que está muy feliz porque, aunque no lo creáis, entra en casa
y con sus cuernos da al «Play» para que suene su canción de «Caracol-quiscol» y bailemos juntos los dos.
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reC. P. El Llano
o2La piedra máxicade la viesca d'Oz
Arturo Chamorro Mouriz
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U na bona mañana na viesca d'Oz. El guarda viesques, mui amigu del magu y rei d'Oz,
sintió-y dicir a una bruxa que diba esplotar la viesca p'alcontrar la piedra máxica. El
guarda fue a ver al so amigu pa dici-y:
–Amigu, una bruxa va esplotar la biesca p'alcontrar la piedra máxica –díxo-y.
–Nun pasa nada, seguro que-y podemos parar los pies a esa bruxa –retrucó'l magu.
–Escaecí dicivos que la bruxa paecíase a la gran bruxa Marabunta.
Marabunta taba pensando un plan pa destruyir la viesca mientres-y dicía al so ferviatu:
–Fégadu de gochu, zanques de xaronca y pelu d'esbardu, facer la muerte d'esta viesca encarcelada.
El guarda viesques taba na ronda nocturna cuando s'alcontró con Marabunta que lu convirtió nun
forte carbayu. Al cachín pasó per ellí'l magu que volvió camudalu nel guarda que yera enantes.
Xuntos dixeron un conxuru que protexó la viesca de too y cuando un árbol morriera saldría otru más
y asina tola vida. El conxuru yera:
–«Viva'l monte, viva'l cielu y que la viesca siga siendo poderosa y viviente».
Y d'esti mou salvaron a la viesca de tolos homes malos y de la bruxa Marabunta nunca más se supo.
La viesca sigue equí gracies al conxuru y a la piedra, que también la protexe.
¡Protexe'l Mediu Ambiente!
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reColegio San Vicente de Paúl
er3
Caja, Cajita PizzaMaría Álvarez Fernández
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apítulo 1
Caja, Cajita Pizza que nunca la compraban.
–¿Por qué nadie me compra? ¿Es que a nadie le gusta la pizza de jamón?
Estaba triste, desesperada. Pasaban días, semanas, meses y años pero nada,
hasta que un día la cogieron. Estaba eufórica, pensaba que se la iban a quedar pero la tiraron
a la basura. Se sentía aún más triste y encima vino el camión de la basura y la llevó al
vertedero. Allí se encontró con una linterna rota llamada Lerry que llevaba una semana en el
vertedero.
–¡No se está tan mal aquí! –le dijo–. –He oído que nos van a reutilizar.
–¿Reutilizar? ¿Qué es eso?
–Reutilizar es cuando te convierten en otro objeto en una fábrica.
–¡Genial, así me convertiré en una cosa que le guste a la gente! –dijo ella.
–¡Si a la gente le gusta la pizza! –contesta Lerry.
–Pues en diciembre cuando me pusieron nadie me compró.
–¡Colega, en diciembre no abre el supermercado!
Capítulo 2
A Lerry y a Cajita se los llevaron a reutilizar. Cuando salieron se sentían diferentes. Cajita
ahora es una caja de zapatos y Lerry un espejo.
Capítulo 3
A Lerry y a Cajita se los llevaron a una zapatería. A Cajita le metieron dos zapatos que se
llamaban las hermanas Gramm. Una Sara y otra Lucía.
–¡Eh, Sara, tenemos casa nueva!
–¿Cómo te llamas, caja?
–Me llamo Caja, Cajita Pizza... quiero decir... eh... Zapatos, ¡sí! Zapatos.
–¡¡Ahhh!!, vale –dijeron las dos.
Lerry es el espejo de la tienda.
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Capítulo 4
Un día una niña vino a la tienda y se
probó los zapatos, le valían y se los
llevó a casa. Cuando llegaron a Cajita
la utilizó como caja de pulseras.
Cuando se llenó, la tiró a la basura.
Capítulo 5
Allí se encontró con Lerry roto, por
culpa de un niño, y se hizo amigo de un
tambor. Van a ser reutilizados de nuevo.
Capítulo 6
Cajita se convirtió en un casco de
obrero. Ahora nunca lo tirarán. Lerry
en un móvil y el tambor en una
pandereta. Todos acabaron en tiendas
y fueron comprados.
Entonces os propongo que reciclemos
y reutilicemos todos juntos para hacer
un mundo mejor.
C. P. Montiana
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La libélulaCarol
Jimena Noval Menéndez
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¡H ola amigos! Voy a contaros la historia de mi amiga Carolina. Yo soy Jimena, la
mariposa vecina de los campos de al lado. Carolina es una libélula, somos muy
buenas amigas, nos conocimos en una charca donde ella me salvó cuando un sapo
quiso comerme. Desde entonces no nos hemos separado. Vamos al baile, juntas
hacemos piruetas en el aire, recorremos campos de trigo y amapolas. También vamos juntas al cole.
Últimamente, Carol no quiere ir al cole, está triste pero no me escucha cuando le pregunto qué le
ocurre. Piensa que está enferma y no se deja ayudar. Tampoco sale a volar, pues dice que no para de
tropezar con todas las flores y arbustos. Y yo, pensando y pensando, he descubierto que lo que
necesita es ir al oculista. A Carolina le pareció una gran idea.
Su médico le dijo que el problema estaba en usar agua contaminada para bañarse y que sus ojos
volverían a ver bien con unas gafas especiales para insectos. Desde entonces, volamos, vamos al
cole, bailamos y somos felices como antes.
goe rt íaac
T ae ir rc aer mi c ri Pc l no ó id ce a E cud
c
er1 premio
¡El huerto está de guasa!Carlota Collada Cases
2º premio
Solucionamos la naturalezaMaría Alonso Álvarez
er3 premio
Los llantos de OndinaCarla Tolivia Vigil
Mención especial
La ciudad sin deseosDaniela Rodríguez Laria
Mención especial
El Río NegroCristina Martínez Domínguez
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Colegio La Asunción
¡El huertoestá de guasa!
Carlota Collada Cases
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T omates, berenjenas y calabacín,
patatas y judías sin fin,
todas juntitas hacían a Matilde muy feliz.
Matilde vivía en una pequeña cabaña
en las montañas
con su mamá y su papá.
Ella siempre ayudaba
a su mamá a plantar las verduras y frutas; las lavaba y desinfectaba
y con vinagre y aceite para aliño, en una fuente las presentaba.
Mamá al lado ponía pescadito o carne frita
y Matilde, de lo que se relamía, casi ¡hasta tirita!
Después de la cena de ensalada y cordero,
a Matilde le asalta la duda
y tira el aceite por el fregadero,
calladita como una muda.
Así un día tras otro,
en el desagüe acababa
el líquido color de oro
que a la comida tan buen sabor le daba.
Pero un día la zanahoria que recogió
era tan grande como un melón;
las patatas casi no se veían
de lo pequeñas que nacían,
y los tomates eran amarillos
y echaban un poco de tufillo.
Entonces Matilde gritó asustada:
–¡Mamá, no sé qué pasa,
pero el huerto está de guasa!
Las hortalizas están feas
y cuando caminas por la tierra te mareas.
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–Qué cosa más extraña
–dijo la madre mientras quitaba una araña–.
¿Estará la tierra envenenada
y por eso da poco o nada?
¡Hay que encontrar al culpable
de un acto tan reprochable!
Pues dinero, si no,
perderemos un montón.
Matilde estaba muy triste
pues sabía que aquello no era chiste.
Ella a la tierra había envenenado
con tanto aceite de guiso estofado.
Se lo contó a su mamá apenada,
que la tuvo unos días castigada.
Pero encontraron una solución:
meter el aceite en un bidón.
Cuando estaba lleno,
le metieron cal y productos de relleno,
lo removieron con mucho esmero
y también con mucho salero.
Al acabar el día de trabajo, Matilde
no paraba de reírse
pues había obtenido jabón.
Y desde aquel día, en casa
de Matilde se recicla el aceite,
y hasta los de la NASA
utilizan su jabón con deleite.
Y colorín, colorado,
porque el huerto de Matilde ya se ha salvado.
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o2Solucionamosla Naturaleza
C. P. Montiana
María Alonso Álvarez
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E n una isla verde, donde la naturaleza parecía desbordar y desde el aire se veía como
un paraíso, vivía un gran científico que estaba muy preocupado por los grandes
problemas de este mundo y no sabía cómo encontrar los medios para solucionarlos
o por lo menos que hicieran menos daño a la naturaleza.
El hombre pasaba muchas horas encerrado en su viejo laboratorio buscando soluciones para sus
grandes problemas. Un día su hijo pequeño de sólo seis años entró en su viejo laboratorio decidido a
ayudar a su padre a trabajar.
El hombre, preocupado porque el niño estropeara todas sus cosas, le dijo que fuera a jugar a otro
sitio. Viendo que no le hacía ningún caso, el padre buscó algo para poder entretenerle y que no le
molestara. Encontró un viejo mapa en el que estaba dibujado el mundo y con unas tijeras lo cortó en
muchos trozos y con un rollo de celo, se lo dio a su hijo y le dijo: «Como te gustan los puzzles, te voy a
dar el mundo en trozos para que lo arregles, pero sin que nadie te ayude».
El hombre pensó que al niño le llevaría mucho tiempo construir el mapa y en unos cuantos días no le
molestaría, pero no fue así. Después de unas horas, le escuchó decir: «Papá, papá, ya conseguí
acabar el puzzle».
Al principio el padre no creyó al niño y le parecía imposible que siendo tan pequeño fuese capaz de
recomponer el mapa, algo que no había visto nunca. Desconfiado, el padre observó el trabajo del
niño con detenimiento y se llevó la sorpresa de que estaba bien hecho y todos los trozos colocados
correctamente en su sitio. Sorprendido, le preguntó:
–Hijo, si tú no habías visto nunca cómo era el mundo, ¿cómo lo conseguiste?
–Papá –dijo el niño–, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando cortaste el mapa, por la parte de
atrás venía el dibujo de un hombre. Así que di la vuelta a los recortes y construí el hombre, que sí
sabía cómo era, y cuando conseguí construir el hombre le di la vuelta a la hoja y vi que había
arreglado el mundo.
Entonces el padre comprendió que para solucionar la naturaleza de este mundo lo primero es
reconstruir al hombre.
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C. P. Atalía
Los llantosde Ondina
Carla Tolivia Vigil
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e desvanecía la tarde en el valle de Somiedo. El murmullo del agua se confundía con
el dulce lamento de una xana, que se quejaba amargamente de su situación. «¿Qué
será de mí? ¿Dónde están nuestros dioses? ¿Por qué no nos protegen de todos estos
desastres naturales?». Tan absorta estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta del
pequeño grupo de duendes, trasgos y demás criaturas mitológicas que la iban rodeando, para
consolarla. Todos ellos compartían sus temores. Sus vidas eran cada vez más desdichadas.
De entre el coro de lamentos surgió la chillona vocecilla de un travieso duende. «¿Por qué no
hacemos una visita al rey de los dioses y le exponemos nuestros problemas?»
En su desesperación, todos aplaudieron esa idea y decidieron hacer una excursión al Monte Olimpo.
«¡Zeus tendrá la solución!».
Eligen a un pequeño comité de diminutos sabios mitológicos para realizar la travesía y, a bordo de un
destartalado barco, parten de El Musel con destino a Grecia. Después de un agotador viaje,
atravesando mares embravecidos y ruidosas tormentas, llegan exhaustos a presencia de Zeus.
Cuál fue su sorpresa al contemplar el lujo en el que vivían y que contrastaba con su penosa
existencia. Apolo lucía un reloj dorado y una cadena interminable con una «A» colgada de su pecho.
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En su mano, un llamativo iPhone no paraba de sonar. Afrodita, que vestía un espectacular conjunto de Dior, abarrotada de perlas, joyas y rubíes, conversaba animadamente con Atenea acerca de su última compra: un flamante Ferrari rojo. Zeus no podría estar más irreconocible: gordo, inmenso, rodeado de una legión de cocineros que le iban sirviendo extravagantes platos.–¿A qué debo el honor de esta inesperada visita? ¿Qué os trae desde tan lejos a importunarme con vuestra andrajosa presencia? –farfulló Zeus entre bocado y bocado.Entonces, Ondina, la más hermosa xana que conocieron las riberas de los ríos asturianos, le dirigió unas humildes palabras:–Veréis, amado Zeus, nos encontramos en una situación desesperada. Apenas tenemos alimento para una población cada vez más numerosa, la contaminación del agua y del aire amenaza nuestra supervivencia, y, por si fuera poco, los hombres con su insaciable apetito van consumiendo nuestros bosques, nuestro sustento. ¿Qué podemos hacer? Nos encomendamos a tu protección y sabios consejos.Hipnotizado y conmovido por la musicalidad de sus súplicas. Zeus se incorporó pesadamente de su trono y eructó dos palabras: «¡Ciencia y conciencia!». Luego se despidió y fue a echarse una siesta bajo la sombra de un frondoso abeto.Resolver este dilema de dos palabras es el futuro al que nos enfrentamos.
La ciudadsin deseos
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C. P. Ramón Menéndez Pidal
Daniela Rodríguez Laria
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P ablo y Sara caminaban nerviosos por el andén de la estación, ansiosos porque
llegase su prima del pueblo. Lucía, que iba a pasar unos días con ellos nunca había
estado en la ciudad.
El tren apareció. Lucía bajó corriendo de él y, nada más darse un abrazo, Pablo y Sara
dijeron:
–¡Vamos, vamos! Que queremos enseñarte todo lo que hay en la ciudad.
Durante aquel día no dejaron de visitar cosas: la llevaron al cine, a comprarse ropa, fueron al museo,
comieron hamburguesas...
Entonces Sara preguntó:
–Lucía, ¿lo estás pasando bien?
–Sí, genial, nunca había hecho estas cosas.
Entonces Pablo dijo:
–Se está haciendo casi de noche, ¿por qué ahora no hacemos algo de lo que hacéis en el pueblo?
¿Cómo os divertís allí?
Lucía respondió:
–Pues, por ejemplo, cuando se hace de noche, nos sentamos en la hierba a ver las estrellas. Hay
millones y millones. De vez en cuando pasa una estrella fugaz. Entonces cerramos los ojos y pedimos
un deseo. Y luego escuchamos cantar a la lechuza y vemos volar a los murciélagos.
Entonces los tres dijeron:
–¡Genial! Vamos al parque a ver las estrellas.
Una vez allí se sentaron mirando al cielo, en ese momento vieron salir la primera pero, de repente, se
encendieron las luces de la ciudad y la estrella se apagó. La contaminación lumínica impedía que se
viera el firmamento, la luz de los hombres era más fuerte que la de las estrellas. Esperaron y esperaron
pero no escucharon la lechuza ni vieron murciélagos. Lucía dijo:
–¿Por qué aquí no hay lechuzas ni murciélagos?
Entonces Sara dijo:
–Tal vez porque, por culpa de los hombres, en la ciudad no tenemos noche.
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–Tenemos que apagar las luces de la ciudad –dijo Pablo.
–Sí, ¿pero cómo?
Entonces Sara dijo:
–Pablo, ¿te acuerdas cuando a papá no se le encendían las luces del coche? Pues el mecánico le dijo
que un ratón se había metido dentro y había mordido un cable y se había estropeado. Pues ya está,
sólo tenemos que coger un montón de ratones y meterlos dentro de la central eléctrica donde hacen
la luz.
Así que se pusieron manos a la obra. Pidieron una enorme caja en el supermercado, la pusieron en la
plaza, repartieron trocitos de queso por la ciudad y pusieron el trozo más grande dentro de la caja.
Comenzaron a salir ratones de todas partes que, guiados por el olor del queso, terminaron dentro de
la caja.
Entonces los niños la cerraron, cogieron sus bicicletas, fueron hasta la central eléctrica, soltaron allí
todos los ratones y salieron corriendo otra vez al parque.
Esperaron como una hora y de repente: ¡¡¡Plof!!! Apagón. Y como por arte de magia el cielo se llenó
de puntitos de luz. Pablo y Sara estaban boquiabiertos, nunca habían visto nada tan maravilloso.
–¿Os gusta? –les dijo Lucía. Mirad, las que tiemblan son las más lejanas. Aquella que alumbra tanto
es Marte. Mira Pablo, la Vía Láctea. ¡Sara! ¿Ves? El Carrín de Santiago. Y aquella es la Estrella del
Norte de los marineros.
Pablo y Sara nunca pensaron que podía haber algo tan bonito, y que estaba tan cerca y tan lejos.
Mientras, los habitantes de la ciudad estaban todos asustados y como locos, pues no había luz en las
casas y no podían ver la tele. «¡¿Quién hizo esto?!» gritaban. Fueron saliendo a las calles y entonces
vieron las estrellas. «Es una trastada de los niños, seguro». Llamaron a los electricistas para que
arreglaran la avería, pero al mismo tiempo deseaban que no volviera la luz para poder seguir
mirando las estrellas.
Cuando los electricistas llegaron a la central, volvieron a mirar al cielo, luego se miraron el uno al otro
y pensaron: «Pues no vamos a arreglar la avería hasta mañana, dejemos que los niños tengan sus
estrellas y sus deseos esta noche».
Y por una noche, gracias a Lucía, todos los habitantes de la ciudad, grandes y pequeños, pudieron
pedir su deseo porque aquella noche hubo lluvia de estrellas.
El señor alcalde puso el nombre de Lucía a una bonita calle que daba al mar, y una placa a los
ratones. Y todos los años ese día mandaba apagar las luces de la ciudad para que los ciudadanos
pidieran sus deseos.
Plantó farolas que alumbran al suelo para que no perjudiquen al cielo y que no gastan tanta
energía. Desde ese día se ven un poco más las estrellas y los árboles saben cuándo es
de noche o de día, volvió a cantar la lechuza y por el parque hoy vuelan otra
vez los murciélagos.
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El Río NegroCristina Martínez Domínguez
C. P. Atalía
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ace mucho, mucho tiempo, en una remota aldea de las montañas de Asturias, sucedió un extraño acontecimiento que marcó el destino de sus habitantes y terminó por convertirse en leyenda.
Una mañana el precioso río que surcaba aquel pueblo dando vida a sus tierras, desapareció de repente, como si se lo hubiera tragado la tierra.
Xuanín el joven trasgu que dormía bajo el puente fue el primero en enterarse y quien dio la voz de alarma. Como cada mañana, al oír el gallo se había levantado medio dormido y perezoso y con los ojos aún cerrados se dirigió hasta la orilla, para lavar su afilada nariz y sus orejas puntiagudas. Pero no fue agua lo que les echó, sino un puñado de arena y tierra. Soltando mil maldiciones se limpió como pudo los ojos y la lengua y fue entonces cuando lo vio: el cauce del río estaba completamente seco, no había ni rastro de agua, ni tan siquiera algún pequeño charco donde terminar de limpiarse.Corrió como un loco hasta la plaza mayor del pueblo y se puso a gritar hasta que despertó a todo el mundo. Xuacu, el sumiciu, alcalde del pueblo, fue el primero en escucharlo.–¿Pero qué hace ese trasgu chiflado despertando a todo el mundo a estas horas? –le dijo a su mujer, que seguía roncando.Poco a poco los vecinos fueron acercándose a la plaza alertados por los gritos del trasgu. Cuando estuvieron todos reunidos, el alcalde pidió silencio y tomó la palabra, dirigiéndose a Xuanín:–¿Cuál es esa noticia tan importante por la que nos has despertado a todos hoy domingo?El trasgu se puso muy serio, tomó aire y dijo:–¡El río se ha marchado!Y guardó silencio. El alcalde se quedó perplejo, sin palabras, pero alguien entre la multitud empezó a burlarse:–¿Que el río se ha marchado? ¡Menuda borrachera que tiene ese trasgu!El trasgu, con voz solemne, contestó:–¡No estoy borracho! Si no me creéis vamos a comprobarlo –dijo empezando a caminar.Todos le siguieron en silencio y cuando llegaron al puente pudieron comprobar que el río estaba seco.En su lugar se veía un cauce sucio, negro como el carbón, lleno de basura, chatarra y desperdicios. El alcalde dijo entonces:–Ya que se fue, ese río se podía haber llevado toda esa porquería con él.Entonces Xuanín, que era un trasgu muy listo, le contestó:–Tal vez el río se ha marchado precisamente por eso.
terminó por convertirse en leyenda.Una mañana el precioso río que surcaba aquel pueblo dando vida a sus tierras,
desapareció de repente, como si se lo hubiera tragado la tierra.
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Entonces el alcalde, enfadado, dijo:–¡Imposible, soy un alcalde muy limpio!Alguien nuevamente entre la multitud aprovechó para gritar:–¡Pues no lo será tanto cuando hay tanta basura en el río!Todos se rieron pero en el fondo estaban muy preocupados. Los campesinos dijeron:–¿Cómo vamos a regar nuestros campos?Otros decían:–¿Qué vamos a beber cuando tengamos sed?Y otros, los más coquetos, dijeron:–¿Con qué nos bañaremos si no tenemos agua?El alcalde, desconcertado, no sabía qué decir, pero Xuanín demostrando nuevamente su inteligencia, dijo:–Será mejor que hablemos con Ana, la xana. Es la reina de las fuentes, los ríos y las aguas, seguro que ella sabrá lo que debemos hacer.–¡Sí, sí! –dijeron todos–, hay que hablar con ella.–Tú puedes presentarnos –dijo alguien, y todos lo aprobaron.Xuanín, dirigiéndose al alcalde:–Si le parece bien al señor alcalde, yo podría acompañarle a hablar con Ana la xana. Vive donde nacen las fuentes arriba en las montañas.El alcalde dijo entonces:–Estaría encantado, pero tenemos que darnos prisa, hay cinco días de camino.Un bulto enorme se distinguió entre la multitud y una voz ronca tronó:–Será solo un día de viaje si voláis sobre mi lomo, yo soy Crom, el cuélebre de esta zona. Yo también necesito mucha agua para vivir y me encantaría ayudaros, no soportaría cinco días sin beber.El alcalde y Xuanín se miraron con desconfianza y miedo, pues nunca habían volado, y el cuélebre ofrecía un aspecto terrorífico.–De acuerdo –dijo el alcalde–. Pongámonos en camino cuanto antes.Entonces el cuélebre se adelantó hasta ellos y les ofreció una de sus alas para subir hasta su lomo. El viaje resultó movido pero muy corto. Ambos se agarraron con fuerza a las escamas del monstruo y disfrutaron de unos preciosos paisajes que nunca habían visto desde el cielo.Cuando llegaron vieron a Ana la xana sentada en una roca a la orilla del lago. Peinaba sus cabellos mientras cantaba una canción muy hermosa.
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Nada más verlos levantó su mano y dijo:–Esperaba vuestra visita.Ellos se sorprendieron:–¿Sí? ¿Y cómo es eso?Ella sonrió y dijo:–No olvidéis que soy la reina de las aguas y sé todo lo que pasa en mis ríos y fuentes –dijo a modo de reproche.El alcalde fue el primero en hablar:–Nuestro río ha desaparecido y sin él no podemos vivir, no tenemos agua para cosechar, para lavarnos...Ana respondió:–¿Y por qué no pensasteis en eso antes?–¿Antes de qué? –dijo el alcalde sorprendido.–Antes de llenar vuestro río de basura.El alcalde iba a protestar, pero Xuanín hizo que se callara y dijo:–Tienes razón, ya hemos visto toda la mugre que había en el fondo. Como nuestro río era tan profundo no nos dimos cuenta del daño que le estábamos haciendo a él y a nosotros mismos, pero queremos arreglarlo si no es tarde.Ana, seria, contestó:–Nunca es tarde para corregir un error. Veo que estáis arrepentidos y si me prometéis que os ocuparéis de limpiar bien el cauce y de cuidar a vuestro río, hablaré con él para que vuelva.–Muchas gracias, Ana, regresaremos inmediatamente para limpiarlo –y se subieron a los lomos del cuélebre.Durante una semana trabajaron duramente para limpiarlo todo. Nada más terminar vieron acercarse al nuberu que les trajo viento y lluvia.Durante dos semanas no paró de llover con tal fuerza que nadie salió de su casa. Al decimoquinto día amaneció soleado y todos los vecinos acudieron al puente. Ahí estaba otra vez su precioso río más limpio y hermoso que nunca. Todos lloraron de alegría e hicieron una gran fiesta. A partir de ese día fueron muchos los que llamaron al río «Río Negro».Ese río es el actual río Caudal y hay quien dice que las enormes montañas de carbón que hay a la entrada de Mieres es la basura que sus vecinos recogieron entonces y que este cuento es más que una leyenda.
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E ad iru oc ta ac gii lón b OS e aic ru and
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er1 premio
El principio de una gran aventuraEva Rodríguez Rodríguez
2º premio
Los dibujos animados y su gran planPaula Gómez Carrascal
er3 premio
El bosque del SaharaMaría Gorgojo López
Mención especial
La mitad del ambienteCovadonga Martínez Sánchez
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El principio deuna gran aventura
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Eva Rodríguez Rodríguez
Colegio Virgen Mediadora - Dominicas
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E staba amaneciendo, aún faltaban dos horas para que el supermercado abriera sus
puertas. Las luces estaban apagadas y sólo se oía el sollozo que venía del pasillo de las
bebidas, el segundo stand, por la zona de los zumos.
–Snif, snif, nooo, no quiero –era un zumo de manzana, que no dejaba de llorar.
A su lado estaba otra botella de zumo que con el sollozo se había despertado.
–Pero ¿qué te pasa? ¿Por qué lloras tanto? –le preguntó su compañera de stand.
–Tengo miedo, mucho miedo.
–Pero... ¿porque las luces están apagadas? Tranquila, que enseguida las encienden.
–No, no es por eso. Tengo miedo porque ya van a abrir y seguro que hay alguien que me lleva para su
casa.
–Pero si eso es ¡¡estupendo!! Yo lo estoy deseando, ¡que me compren!
–¡Nooo, nooo...! ¡Qué miedo!, no quiero, me tiemblan hasta los puntos de mi envase sólo de
pensarlo.
–Pero, a ver, primero no llores más que vamos a hablar, y me explicas cuáles son tus temores, para
eso somos de la misma familia. Antes de nada vamos con las presentaciones. Yo me llamo Granini de
naranja, aunque me gusta que me llamen Nini. Y tú, ¿cómo te llamas?
–Yo soy también Granini pero de manzana.
–¿Por qué tienes tanto miedo a que te compren? Si es el viaje que todos deseamos.
–Tú qué sabrás, Nini. Cuando consuman nuestros zumos, nos tirarán a la basura, mezclándonos con
restos de alimentos, conservas, polvo... y luego nos meterán en un contenedor a todos juntos. Uff,
qué horror, ¿qué será de nosotros?
–Tranquila Granini de manzana, que la gente ya no es así, ahora todo el mundo recicla, pues es
necesario para la naturaleza. Eso era hace muchísimo tiempo, ahora ya no ocurren esas cosas. Mira,
nuestra vida es estupenda gracias a los humanos. Te voy a contar lo que nos va a pasar a todos.
Ahora somos envases de zumo que vamos a disfrutar hoy en el supermercado y mañana en un hogar,
hasta que consuman nuestro contenido. Luego esas familias nos van a tirar al contenedor amarillo
que es sólo para objetos de nuestra familia, «plásticos», donde vamos a conocer a muchos
compañeros, botellas, platos, carpetas, juguetes, bolsas... Luego todos juntos iremos de viaje a una
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fantástica y alucinante fábrica de reciclaje, donde nos van a transformar en otros objetos. Yo por eso
estoy tan contenta, tengo la ilusión de que esta vez me conviertan en un juguete, pues me encanta
estar con los niños.
–Pero Nini, eso... ¿es verdad? ¿Es lo que nos va a pasar? ¿Vamos a conocer a más familiares y luego
nos transformarán en otra clase de plásticos, o sea, en otra cosa?
–Síííí, pues claro amiga mía, yo antes de ser botella era un neceser y, la verdad, era muy feliz, llena de
pintalabios, sombra de ojos... Pero un día, después de muchos años, se me rompió la cremallera y me
transformaron en esta botella. ¡Me dejaron muy guapa! ¿verdad? A mí me gusta más este tipo que me
han dejado ahora que antes, cuando era neceser, pues cada día estaba más gorda, con tanto que me
metían dentro, ¡jajaja!
–¡Jaja! estás muy guapa. Pero... antes de ser neceser, ¿qué fuiste?
–Nada, nací siendo neceser, pero por todo mi camino he conocido a muchos familiares nuestros que
han tenido varias transformaciones y que siempre han sido muy, muy felices. Mi mejor amiga fue un
pintalabios, que antes había sido una nariz de payaso y antes un bolígrafo BIC. Me reía mucho con
ella contándome lo bien que se lo había pasado en sus vidas.
Las luces empiezan a encenderse y comienza a sonar la música. Han abierto las puertas.
–Nini, ya están abriendo... qué ilusión.
–Sí, Granini de manzana, a ver si hoy tenemos suerte y nos compran.
De repente se oye a una niña que le pregunta a su mamá si puede comprar zumo de naranja y zumo
de manzana.
–Sí, cariño, cógelos para desayunar.
–¡Bien, bien! –gritan las dos amigas en la cesta de la compra.
–Nos vamos a un hogar y además las dos juntas, Granini de manzana. Qué suerte, ya empieza este
maravilloso viaje.
–Síííí –dice Nini–. Esto es el principio de una gran aventura.
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o2Los dibujosanimados
y su gran planPaula Gómez Carrascal
Colegio Montedeva
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¿S abéis que las personas no somos las únicas a las que nos molesta la contaminación?
Hay unos amigos que conocemos mucho, siempre están ahí y nunca nos olvidamos
de ellos. Nos hacen reír muchísimo, ¿ya sabéis quienes son? Nuestros queridos dibujos
animados. Y cómo no les va a molestar, ¡cada uno se queja de lo suyo! La primera la
conocéis mucho, es la más lista de su familia, una familia un tanto peculiar... Es Lisa Simpson. Esta
pequeña de ocho años está en contra de todas las fábricas que contaminan nuestro mundo, la
explotación forestal... Por muchas veces que la pequeña Lisa intentó convencer de la contaminación
y la explotación, su ciudad Springfield nunca respondió. Por eso, está pensando un plan que va a
cambiar las cosas...
Los dibujos tampoco quieren que su mundo cambie, por eso Lisa pide las opiniones de todos. La
primera en contestar es una curiosa abejita que todos seguramente conocemos. La pequeña le ha
enviado un mensaje un tanto preocupante. Los campos verdes de la abejita han desaparecido.
Ahora sólo hay una ciudad, la pobre Maya y su colmena tendrán que irse a otro sitio y abandonar el
que siempre fue su hogar.
La siguiente queja llega de un curioso pájaro, que está bastante triste por su problema. Estos días ha
visto a unos taladores por su bosque, y eso no le gusta nada. El lunes desaparecieron diez árboles, el
martes treinta y el resto, ya os imagináis... Esto lo le gusta nada al Pájaro Loco y piensa hacer todo lo
posible para salvar a su querido bosque, ¿qué puede hacer un personaje como este sin árboles? La
respuesta es: nada, como todos los demás. Lisa está un poco preocupada, ya han mandado esos
mensajes en tan solo dos horas, habéis escuchado bien, ¡dos horas! Esto no puede continuar así,
aunque, cuantos más sean más responderán las personas.
Al día siguiente Lisa se despierta un poco cansada, mira su ordenador y tiene cuatro nuevos correos
electrónicos, pero no les da importancia. Vuelve de clase y mira los mensajes que no ha leído esta
mañana. Se sorprende muchísimo porque también son de dos personajes muy conocidos que tienen
problemas con la contaminación de su medio ambiente.
Estos personajes son Bob Esponja y un pequeño cangrejo llamado Sebastián. Los dos tienen el
mismo problema, sus aguas están bastante contaminadas. Muchos peces tienen problemas por
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difícil. Os explicaré en qué consiste el plan. Si la gente no sabe cómo ayudar a mantener limpio y
cuidado su medio ambiente, ¿por qué no se lo enseñamos?
Cada dibujo animado puede explicar una forma diferente de ayudar. Cada uno su tema, por
ejemplo: los personajes marinos como la Sirenita o Bob Esponja explicarán todos los temas referidos
con el gasto de agua, aprender a aprovecharla al máximo. La Pantera Rosa explicará el peligro de
los humos que desprenden las fábricas. El Pájaro Loco, sobre el exceso de la explotación forestal. La
Abeja Maya, sobre el ahorro de la energía eléctrica y la pequeña hada Campanilla, sobre el
calentamiento global.
Cada episodio de las series está relacionado con el medio ambiente. Si esto no funciona no saben
qué mas pueden hacer. Pasan los días y parece que la gente poco a poco se está dando cuenta de lo
que está pasando. Cada vez más saben cómo ahorrar energía, pero aún hay mucha gente que no lo
sabe. ¿Tú podrías contribuir a eso?
comer algo inadecuado, porque hay demasiados residuos en el mar y en el océano. De hecho,
Sebastián nos cuenta en su correo electrónico una historia muy preocupante a causa de los residuos
nucleares.
Un pulpo que escogía nuevo hogar no ha elegido muy bien. Se ha instalado debajo de una tubería de
residuos nucleares. Al cabo de una semana el pequeño pulpo ¡brilla! No se sabe muy bien cuánto
durará, el pequeño pulpo lleva brillando más o menos una semana.
Lisa se ha quedado más que preocupada todavía. ¡Esto no puede seguir así! Espera recibir más
correos de diferentes dibujos, pero a ser posible, que no tengan problemas tan graves.
El caso es muy serio, la gente ni se imagina cómo es nuestro mundo, a menos que lo arreglemos.
¿Cómo podemos hacer que la gente se dé cuenta de lo que está pasando realmente? Hay un nuevo
correo electrónico en el ordenador de Lisa, que le da una idea para que la gente se imagine lo que
está pasando...
CARTA A LOS CIUDADANOS
Queridos ciudadanos:
Por fin os puedo poner un ejemplo de cómo sería el mundo contaminado. Hace unas
horas he recibido un correo de otro famoso dibujo animado. Esta vez ha sido una
pantera que todos conocemos, la Pantera Rosa. ¿Recordáis que este animal siempre se
estaba peleando con un pequeño hombrecillo? Pues este hombre le está ganando. Su
mundo está gris, su rosa está desapareciendo. Esto sólo es una forma de explicaros lo
que pasa con nuestro medio ambiente. Lo gris y lo artificial están invadiendo nuestra
naturaleza, sólo espero que lo entendáis.
Fdo.: Lisa Simpson
Unos días después, tras recibir la carta, los ciudadanos empiezan a darse cuenta de lo que está
pasando. Pero Lisa cree que no es suficiente y prepara un plan infalible. Se lo comunica a todos los
dibujos y se ponen de acuerdo. Esperemos que funcione, porque si no, va a ser un trabajo bastante
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difícil. Os explicaré en qué consiste el plan. Si la gente no sabe cómo ayudar a mantener limpio y
cuidado su medio ambiente, ¿por qué no se lo enseñamos?
Cada dibujo animado puede explicar una forma diferente de ayudar. Cada uno su tema, por
ejemplo: los personajes marinos como la Sirenita o Bob Esponja explicarán todos los temas referidos
con el gasto de agua, aprender a aprovecharla al máximo. La Pantera Rosa explicará el peligro de
los humos que desprenden las fábricas. El Pájaro Loco, sobre el exceso de la explotación forestal. La
Abeja Maya, sobre el ahorro de la energía eléctrica y la pequeña hada Campanilla, sobre el
calentamiento global.
Cada episodio de las series está relacionado con el medio ambiente. Si esto no funciona no saben
qué mas pueden hacer. Pasan los días y parece que la gente poco a poco se está dando cuenta de lo
que está pasando. Cada vez más saben cómo ahorrar energía, pero aún hay mucha gente que no lo
sabe. ¿Tú podrías contribuir a eso?
comer algo inadecuado, porque hay demasiados residuos en el mar y en el océano. De hecho,
Sebastián nos cuenta en su correo electrónico una historia muy preocupante a causa de los residuos
nucleares.
Un pulpo que escogía nuevo hogar no ha elegido muy bien. Se ha instalado debajo de una tubería de
residuos nucleares. Al cabo de una semana el pequeño pulpo ¡brilla! No se sabe muy bien cuánto
durará, el pequeño pulpo lleva brillando más o menos una semana.
Lisa se ha quedado más que preocupada todavía. ¡Esto no puede seguir así! Espera recibir más
correos de diferentes dibujos, pero a ser posible, que no tengan problemas tan graves.
El caso es muy serio, la gente ni se imagina cómo es nuestro mundo, a menos que lo arreglemos.
¿Cómo podemos hacer que la gente se dé cuenta de lo que está pasando realmente? Hay un nuevo
correo electrónico en el ordenador de Lisa, que le da una idea para que la gente se imagine lo que
está pasando...
CARTA A LOS CIUDADANOS
Queridos ciudadanos:
Por fin os puedo poner un ejemplo de cómo sería el mundo contaminado. Hace unas
horas he recibido un correo de otro famoso dibujo animado. Esta vez ha sido una
pantera que todos conocemos, la Pantera Rosa. ¿Recordáis que este animal siempre se
estaba peleando con un pequeño hombrecillo? Pues este hombre le está ganando. Su
mundo está gris, su rosa está desapareciendo. Esto sólo es una forma de explicaros lo
que pasa con nuestro medio ambiente. Lo gris y lo artificial están invadiendo nuestra
naturaleza, sólo espero que lo entendáis.
Fdo.: Lisa Simpson
Unos días después, tras recibir la carta, los ciudadanos empiezan a darse cuenta de lo que está
pasando. Pero Lisa cree que no es suficiente y prepara un plan infalible. Se lo comunica a todos los
dibujos y se ponen de acuerdo. Esperemos que funcione, porque si no, va a ser un trabajo bastante
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El bosquedel Sahara
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María Gorgojo López
Colegio Virgen Reina
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H ace mucho tiempo todos los lugares del mundo estaban llenos de color, los cubrían
grandes explanadas de hierba, brotaban flores y crecían grandes árboles que vivían en
amistad con los animales y los insectos. La lluvia pasaba por allí y regaba toda aquella
vegetación y la hacía crecer y volverse cada vez más de un color verde intenso.
Un día, un ser que nunca había sido visto, al que llamaban humano, apareció por aquellas tierras y
decidió quedarse a vivir allí por un tiempo.
Al hombre le gustó tanto el sitio que quiso traer a su familia.
Las gotas de agua más sabias decían que ya habían visto al humano actuar y que conseguía destruir
los lugares que las gotas habían conseguido mantener durante tanto tiempo.
Las gotas novatas decían que estaría bien que los humanos lo disfrutaran y que vivieran felices allí
con sus familias.
Entonces apareció el rey Viento para poner orden, ya que las gotas discutían las unas con las otras.
El Viento sensatamente dijo:
–Nosotros seguiremos manteniendo al bosque y dejaremos que los hombres vivan en él y lo cuiden,
pero estaremos alerta para que no lo destruyan.
Todas las gotas aceptaron y dejaron de discutir.
Las gotas desde el cielo, en forma de vapor en las nubes, y cuando caían, formando un río, vigilaban
día y noche al humano y a su familia.
Cada vez aparecían más hombres que ocupaban las zonas cerca del río.
Aparentemente eran inofensivos, construían pequeñas casas con hojas caídas de las palmeras y con
árboles que se caían debido al viento.
Los años pasaban y el hombre parecía cuidar tanto o más el bosque como lo habían hecho las gotas
de lluvia. Habían aprendido a respetarlo ya que era donde vivían.
Los humanos cada vez se volvían más inteligentes y creaban objetos que les permitía vivir mejor.
Con la capacidad de pensar, idearon que debían construir más casas, ya que vivía mucha más gente,
aunque para ello debían talar árboles, ya que no había espacio. Aunque el hombre taló algunos
árboles aprendió a plantar otros que los sustituyeran.
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Entonces el Viento nos dio la señal y comenzó la tormenta. La guerra duró una semana, pero los
humanos no se asustaban, se hacían cada vez más fuertes y nosotras estábamos cansadas y débiles.
Hubo varias tormentas más, pero nos rendimos y no volvimos más. Sólo las gotas de lluvia ácida se
quedaron.
Pasaron meses sin llover y la tierra que quedaba sin asfaltar se volvió de color arena, tenía grietas y no
crecía ni una sola flor.
De vez en cuando gotas como Celia caían y destrozaban las pocas zonas donde aún quedaba algo de
vegetación. Los animales al no tener alimentos se murieron, y los que sobrevivieron, emigraron al
sur. Sólo quedaban los humanos, que poco después se marcharon.
El Viento, que era el único que estaba allí, se fue a donde estábamos las gotas y nos dijo que los
hombres se habían ido del Sahara. Aunque ya era demasiado tarde. Sólo quedaba una enorme
ciudad abandonada rodeada por un inmenso desierto.
Aunque todas las gotas de lluvia nos hubiéramos unido y hubiéramos caído en el árido suelo no
hubiéramos conseguido hacer que volviera a haber vida.
El rey Viento volvió al Sahara e hizo que la arena que lo cubría todo tapase a aquella ciudad. Pasó el
tiempo y el Viento aún vive en el Sahara junto con algunas gotas como yo que le acompañaban
cuando esto era un bosque.
Aunque sabemos que no conseguiremos recuperar el Sahara estamos seguros de que si los humanos
y las gotas de agua nos unimos y se acaban las guerras entre nosotros podremos conservar los
bosques. Ahora de vez en cuando el Viento y nosotras, las gotas, trabajamos en algunas zonas del
desierto y creamos oasis.
Sólo espero que dentro de algunos años no os tenga que contar la historia del desierto del Amazonas.
Seguían pasando los años y parecía que los humanos no iban a destrozar aquel lugar.
Entonces empezaron a construir casas más robustas con otros materiales; hacían ropa con materias
que ellos habían inventado químicamente.
Todo esto pasó muy rápido y aunque las gotas habíamos provocado inundaciones, los hombres
inventaban el alcantarillado y conseguían no inundar las calles que formaban aquella ciudad
construida sobre la hierba más verde y fresca que había en el mundo.
Decidimos actuar y echar al hombre del Sahara.
El viento solicitó que todas las gotas de lluvia del bosque se reunieran en la zona del centro de la
ciudad. Se formaron unas densas y grandes nubes.
El rey comenzó a hablar:
–Tendremos que actuar. Ahora que ha empezado a destrozar este lugar, no parará. No se dará cuenta
de lo que está haciendo hasta que sea demasiado tarde, y entonces ya no podrá hacer nada para
arreglarlo. Preparaos porque caeréis en forma de hielo y yo en forma de tornado los asustaré para
que se vayan de aquí. Aunque haremos daños en el bosque, en unos meses volverá a estar como
antes.
El rey Viento se fue y las gotas de lluvia nos fuimos cada una a un sitio diferente. Un grupo de gotas
nos fuimos a la zona donde antes había un gran lago con una gran diversidad de peces. Ahora era un
enorme lago contaminado de color grisáceo donde no había peces, si no una gran variedad de latas y
botellas de plástico.
Entonces nos fijamos que había allí una gota de agua. Era muy extraña, no habíamos visto nada
igual. Era de color gris y estaba triste. La gota dijo:
–Soy Celia, hace unos meses que estoy aquí. Los hombres han hecho que al caer en el lago las
partículas contaminadas se peguen a mí y aunque me he evaporado no consigo hacerlas
desaparecer. Hay hombres muy listos que me llaman lluvia ácida, así que soy una gota de lluvia
ácida. También dicen que soy muy peligrosa y que si caigo en forma de lluvia puedo destruir muchas
cosas.
Nos fuimos al centro de la ciudad y veíamos constantemente muchas gotas como Celia.
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Entonces el Viento nos dio la señal y comenzó la tormenta. La guerra duró una semana, pero los
humanos no se asustaban, se hacían cada vez más fuertes y nosotras estábamos cansadas y débiles.
Hubo varias tormentas más, pero nos rendimos y no volvimos más. Sólo las gotas de lluvia ácida se
quedaron.
Pasaron meses sin llover y la tierra que quedaba sin asfaltar se volvió de color arena, tenía grietas y no
crecía ni una sola flor.
De vez en cuando gotas como Celia caían y destrozaban las pocas zonas donde aún quedaba algo de
vegetación. Los animales al no tener alimentos se murieron, y los que sobrevivieron, emigraron al
sur. Sólo quedaban los humanos, que poco después se marcharon.
El Viento, que era el único que estaba allí, se fue a donde estábamos las gotas y nos dijo que los
hombres se habían ido del Sahara. Aunque ya era demasiado tarde. Sólo quedaba una enorme
ciudad abandonada rodeada por un inmenso desierto.
Aunque todas las gotas de lluvia nos hubiéramos unido y hubiéramos caído en el árido suelo no
hubiéramos conseguido hacer que volviera a haber vida.
El rey Viento volvió al Sahara e hizo que la arena que lo cubría todo tapase a aquella ciudad. Pasó el
tiempo y el Viento aún vive en el Sahara junto con algunas gotas como yo que le acompañaban
cuando esto era un bosque.
Aunque sabemos que no conseguiremos recuperar el Sahara estamos seguros de que si los humanos
y las gotas de agua nos unimos y se acaban las guerras entre nosotros podremos conservar los
bosques. Ahora de vez en cuando el Viento y nosotras, las gotas, trabajamos en algunas zonas del
desierto y creamos oasis.
Sólo espero que dentro de algunos años no os tenga que contar la historia del desierto del Amazonas.
Seguían pasando los años y parecía que los humanos no iban a destrozar aquel lugar.
Entonces empezaron a construir casas más robustas con otros materiales; hacían ropa con materias
que ellos habían inventado químicamente.
Todo esto pasó muy rápido y aunque las gotas habíamos provocado inundaciones, los hombres
inventaban el alcantarillado y conseguían no inundar las calles que formaban aquella ciudad
construida sobre la hierba más verde y fresca que había en el mundo.
Decidimos actuar y echar al hombre del Sahara.
El viento solicitó que todas las gotas de lluvia del bosque se reunieran en la zona del centro de la
ciudad. Se formaron unas densas y grandes nubes.
El rey comenzó a hablar:
–Tendremos que actuar. Ahora que ha empezado a destrozar este lugar, no parará. No se dará cuenta
de lo que está haciendo hasta que sea demasiado tarde, y entonces ya no podrá hacer nada para
arreglarlo. Preparaos porque caeréis en forma de hielo y yo en forma de tornado los asustaré para
que se vayan de aquí. Aunque haremos daños en el bosque, en unos meses volverá a estar como
antes.
El rey Viento se fue y las gotas de lluvia nos fuimos cada una a un sitio diferente. Un grupo de gotas
nos fuimos a la zona donde antes había un gran lago con una gran diversidad de peces. Ahora era un
enorme lago contaminado de color grisáceo donde no había peces, si no una gran variedad de latas y
botellas de plástico.
Entonces nos fijamos que había allí una gota de agua. Era muy extraña, no habíamos visto nada
igual. Era de color gris y estaba triste. La gota dijo:
–Soy Celia, hace unos meses que estoy aquí. Los hombres han hecho que al caer en el lago las
partículas contaminadas se peguen a mí y aunque me he evaporado no consigo hacerlas
desaparecer. Hay hombres muy listos que me llaman lluvia ácida, así que soy una gota de lluvia
ácida. También dicen que soy muy peligrosa y que si caigo en forma de lluvia puedo destruir muchas
cosas.
Nos fuimos al centro de la ciudad y veíamos constantemente muchas gotas como Celia.
laice esp
n
m
ói
ecn
La mitaddel ambiente
Covadonga Martínez Sánchez
Colegio Montedeva
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-P ues claro que las nubes son negras. ¿De qué color iban a ser si no?
–Yo digo que son blancas, por lo menos en algunos lugares, aunque aquí no se vean
así.
–¡¿Pero cómo van a ser blancas?!
–Que sí, que sí...
–A ver, ¿tú las viste alguna vez así?
Esta era la discusión que mantenían dos niños mientras estaban esperando el autobús en la calle,
cuando, de repente, apareció por aquel lugar un tanto frío, por esa calle por la que no pasaba mucha
gente pero tampoco era muy solitaria, el padre de uno de ellos y se ofreció para llevarlos al parque.
Aceptaron sin dudarlo. El parque quedaba a un par de manzanas más abajo y ya no tenían que coger
el autobús.
Cuando llegaron se fueron al jugar al fútbol con otros niños mientras que el padre se fue a dar un
paseo junto al estanque. En el parque, además de haber instalaciones para los niños, había un
pequeño estanque rodeado por árboles de distintas clases, en el que a veces se podía ver algún ave.
Después de jugar al fútbol, los dos niños fueron a buscar a su padre. Por el camino empezaron a
hablar y, enlazando temas, uno de ellos acabó haciéndose esta pregunta:
–«¿Por qué el medio ambiente se llama medio y no entero ambiente?»
Una pregunta que no supieron responder. A partir de ahí estuvieron en silencio hasta que
encontraron al padre y llegaron a casa. Allí siguieron rompiéndose la cabeza con la pregunta.
Se lo habían pasado tan bien jugando en el parque que, al día siguiente, quisieron volver. Se
preguntaban si estarían los niños con los que habían jugado el día anterior, y si hoy, en vez de jugar al
fútbol, querrían jugar al escondite. Cuando llegaron, poco después, pudieron comprobar que había
gente con quien jugar, más o menos los mismos que el día anterior. Hicieron su propuesta de jugar al
escondite y los niños aceptaron, aunque había alguno que estaba en contra.
Empezaron a jugar y comenzó contando el protagonista. Consiguió encontrarlos a todos. En la segunda
ronda su amigo fue a esconderse donde los árboles que rodeaban el estanque y su amigo, cerca de él,
donde una pequeña caseta que había para que los pájaros pudieran descansar y resguardarse.
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De repente, en su escondite, vio entrar un ave en una pequeña grieta que se abría cuando el animal
pasaba. Inmediatamente después de que entrara, la grieta se cerró. El niño quedó sorprendido, ya
que aquel árbol parecía uno normal, como todos los que había visto hasta entonces. Le entró la duda
de si todos los árboles del parque serían iguales. Se quedó un tiempo mirando atentamente y
observando aquella parte de cada uno de los árboles que estaban al alcance de su vista.
Estuvo un rato sin que lo encontraran. Después de un breve espacio de tiempo decidió ir a buscar a
su amigo para contárselo, pero con cuidado de que no lo encontraran para no perder.
Empezó a caminar, alejándose de aquel árbol y acercándose a la zona de juegos, en busca de su
compañero. No le costó mucho dar con él y, cuando se acercó, le dijo en voz baja, casi susurrando,
para que no le oyeran y lo encontraran, lo que había visto. Su amigo se sorprendió mucho. Primero
terminaron de jugar y cuando ya se iban del parque, los demás niños, fueron a verlo.
Vieron algún ave alrededor y, como con ellos no se abría la grieta, decidieron coger a uno de esos
pájaros y acercarlo a ella, para ver si entonces se abría el agujero. Su idea funcionó y pudieron ver
aquel misterio. Aunque el agujero era lo suficientemente grande como para que, encogidos,
entraran.
Cuando el primero asomó la cabeza se sorprendió y, seguidamente, su amigo tuvo la misma
reacción. Allí se veía la naturaleza en pleno esplendor. Era un prado muy grande, que llegaba más
allá de donde la vista alcanzaba, al que atravesaba un pequeño riachuelo. Por algunas zonas se veían
diversos árboles y arbustos y una gran variedad de animales, desde moscas y hormigas hasta
gorriones y conejos, que merodeaban alrededor de éstos. Inmediatamente al descubridor del
escondite le vino la pregunta de su amigo a la mente: «¿Por qué el medio ambiente se llama medio y
no entero ambiente?» Se dio cuenta de que esa era la otra mitad del ambiente. Entre las dos había un
gran contraste, pues la parte que todo el mundo conocía estaba bastante sucia y la otra parte se
podía considerar casi un paraíso.
Dieron unos pasos para verlo y se acercaron al arroyo. Pudieron ver algún renacuajo y un cangrejo
de río. Siguieron dando un breve paseo. Mientras tanto le preguntó a su amigo:
–¿Sigues pensando en la pregunta de ayer?
–Sí.
–¿Y no tienes ni idea de cuál es la respuesta?
–No –contestó extrañado–. ¿Por qué?
–Porque... bueno, creo que yo sí.
–¡¿Qué?! ¿Pero cómo... ?
–Que sí...
–Bueno, ¿y cuál es la respuesta?
–Mira a tu alrededor.
Se quedó pensativo. Pronto se dio cuenta de la respuesta:
–Ya –dijo.
–¿Lo ves ahora, no?
–Sí.
–Éste es el otro medio del ambiente.
Después decidieron que ya tenían que salir. Ya en el exterior, fueron a buscar al padre. Lo
encontraron. Estuvieron meditando sobre lo que habían visto durante el camino. Pensaban que si la
gente lo descubriría, podría destrozarlo; pero también tenían ganas de contárselo a sus padres y a sus
amigos y a otra gente y saber si alguien lo conocía y por qué eso estaba allí.
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De repente, en su escondite, vio entrar un ave en una pequeña grieta que se abría cuando el animal
pasaba. Inmediatamente después de que entrara, la grieta se cerró. El niño quedó sorprendido, ya
que aquel árbol parecía uno normal, como todos los que había visto hasta entonces. Le entró la duda
de si todos los árboles del parque serían iguales. Se quedó un tiempo mirando atentamente y
observando aquella parte de cada uno de los árboles que estaban al alcance de su vista.
Estuvo un rato sin que lo encontraran. Después de un breve espacio de tiempo decidió ir a buscar a
su amigo para contárselo, pero con cuidado de que no lo encontraran para no perder.
Empezó a caminar, alejándose de aquel árbol y acercándose a la zona de juegos, en busca de su
compañero. No le costó mucho dar con él y, cuando se acercó, le dijo en voz baja, casi susurrando,
para que no le oyeran y lo encontraran, lo que había visto. Su amigo se sorprendió mucho. Primero
terminaron de jugar y cuando ya se iban del parque, los demás niños, fueron a verlo.
Vieron algún ave alrededor y, como con ellos no se abría la grieta, decidieron coger a uno de esos
pájaros y acercarlo a ella, para ver si entonces se abría el agujero. Su idea funcionó y pudieron ver
aquel misterio. Aunque el agujero era lo suficientemente grande como para que, encogidos,
entraran.
Cuando el primero asomó la cabeza se sorprendió y, seguidamente, su amigo tuvo la misma
reacción. Allí se veía la naturaleza en pleno esplendor. Era un prado muy grande, que llegaba más
allá de donde la vista alcanzaba, al que atravesaba un pequeño riachuelo. Por algunas zonas se veían
diversos árboles y arbustos y una gran variedad de animales, desde moscas y hormigas hasta
gorriones y conejos, que merodeaban alrededor de éstos. Inmediatamente al descubridor del
escondite le vino la pregunta de su amigo a la mente: «¿Por qué el medio ambiente se llama medio y
no entero ambiente?» Se dio cuenta de que esa era la otra mitad del ambiente. Entre las dos había un
gran contraste, pues la parte que todo el mundo conocía estaba bastante sucia y la otra parte se
podía considerar casi un paraíso.
Dieron unos pasos para verlo y se acercaron al arroyo. Pudieron ver algún renacuajo y un cangrejo
de río. Siguieron dando un breve paseo. Mientras tanto le preguntó a su amigo:
–¿Sigues pensando en la pregunta de ayer?
–Sí.
–¿Y no tienes ni idea de cuál es la respuesta?
–No –contestó extrañado–. ¿Por qué?
–Porque... bueno, creo que yo sí.
–¡¿Qué?! ¿Pero cómo... ?
–Que sí...
–Bueno, ¿y cuál es la respuesta?
–Mira a tu alrededor.
Se quedó pensativo. Pronto se dio cuenta de la respuesta:
–Ya –dijo.
–¿Lo ves ahora, no?
–Sí.
–Éste es el otro medio del ambiente.
Después decidieron que ya tenían que salir. Ya en el exterior, fueron a buscar al padre. Lo
encontraron. Estuvieron meditando sobre lo que habían visto durante el camino. Pensaban que si la
gente lo descubriría, podría destrozarlo; pero también tenían ganas de contárselo a sus padres y a sus
amigos y a otra gente y saber si alguien lo conocía y por qué eso estaba allí.
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ca
En fecha 4 de abril de 2014 se reúne en el Ayuntamiento de Gijón/Xixón el Jurado del III Certamen de Cuentos sobre Medio
Ambiente 2014 con el objeto de fallar los premios del Certamen convocado con motivo de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente
el 5 de Junio de 2014 para fomentar la sensibilización de los escolares sobre la importancia de cuidar el medio ambiente a través de sus capacidades literarias y
creativas.
Conforme a las bases de la Convocatoria se premiarán tres cuentos por cada categoría del Certamen. El tema de los cuentos es el medio ambiente, participando escolares matriculados en los centros educativos de Gijón durante el curso 2013-2014, presentando cada centro educativo un máximo de 3 cuentos por cada aula perteneciente a cada uno de los ciclos educativos de las siguientes categorías:
Categoría A: Primer ciclo de Educación PrimariaCategoría B: Segundo ciclo de Educación Primaria
Categoría C: Tercer ciclo de Educación PrimariaCategoría D: Educación Secundaria Obligatoria
En total concurren 35 centros con un total de 379 trabajos, distribuidos de la siguiente forma:
Categoría A: 9 centros educativos, 51 cuentos presentadosCategoría B: 19 centros educativos, 122 cuentos presentadosCategoría C: 27 centros educativos, 140 cuentos presentadosCategoría D: 9 centros educativos, 66 cuentos presentados
Leídos los cuentos anónimos presentados por cada centro educativo pertenecientes a cada una de las categorías a las que optan, el Jurado selecciona los
cuentos premiados valorando la capacidad creativa vinculada a diferentes aspectos del medio natural y del medio ambiente, el respeto a la naturaleza y a los problemas ambientales en general.
A continuación se procede a la apertura de los sobres que contienen el nombre y apellidos que corresponden a cada título y se identifica a los PREMIADOS, publicados en el presente volumen.
La resolución de los premios se comunica a los Centros ganadores. La entrega de los premios especificados en la convocatoria tendrá lugar el día 5 de Junio de 2014,
Día Mundial del Medio Ambiente.
El Jurado acuerda devolver a los respectivos centros educativos los cuentos presentados, salvo los ganadores, que son objeto de la
presente publicación y levantar Acta de lo tratado, que se expide en Gijón, a 4 de abril de 2014.
Creado en 2009, el Eco-Calculador permite calcular la reducción del impacto medioambiental que se
consigue al utilizar un papel reciclado en lugar de un papel producido a partir de fibras vírgenes. Los resultados se acompañan de
ejemplos muy concretos que facilitan una mejor comprensión de la mejora medioambiental que se realiza al utilizar un papel reciclado.
Todo parte del principio que producir papel reciclado cuesta menos a nivel medioambiental que producir papel fibra virgen: menos agua utilizada, menos energía consumida, menos emisiones de
CO generadas, menos residuos que gestionar, menos madera utilizada (sea o no certificada).2
El libro que tienes en tus manos ha sido producido con papel 100% reciclado, libre de cloro (PCF),y que cuenta con los siguientes sellos y certificaciones internacionales:
El uso de papel reciclado en la producción de la tirada completa de este libro (1.000 ejemplares)ha permitido ahorrar:
Fuentes: El cálculo de la huella de Carbono es realizado por la compañía Labelia Conseil, en base a la metodología Bilan Carbone®. Los cálculos están basados en la comparativa entre el papel
elegido producido a partir de fibras recicladas y el papel fibra virgen,así como en los datos europeos BREF.
511 kgde residuos
76 kgde CO2
10.624 litrosde agua
979 kWhde energía
830 kgde madera
Este librose presentó en Gijón,
durante los actos de celebracióndel Día Mundial del Medio Ambiente,
el 5 de junio de 2014.
El respeto y el cuidado de nuestroentorno es una tarea de todos yla mejor herencia que podemos
legar a nuestros hijos.
organiza colaboran
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