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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez
Principios de liderazgo
Escritura: Hechos 27
Código: 1257
John MacArthur
Para esta noche quiero que veamos Hechos 27; y ese quizás es un lugar muy extraño en
donde buscar para hablar del tema del que quiero hablar en esta noche; y ese es el tema del
liderazgo bíblico o cuáles son las características de un líder verdadero. Pero esto es algo en lo
que he pensado y he leído y he estudiado durante muchos años, desde que he estado en el
ministerio.
Tratando de entender realmente el liderazgo, he asistido a seminarios de liderazgo y ninguno
de ellos realmente ayudó, me imagino. Pero hay algunos principios que simplemente saltaron
de la página algunos años atrás cuando estaba leyendo a lo largo del capítulo 27 de Hechos.
Y, de hecho, me pareció algo interesante porque estaba predicando el capítulo 27 de Hechos
mientras que estuve aquí en Grace Community Church hace algunos años atrás. Y sabía que
la semana misma en la que tuve que preparar esto también tenía que preparar un estudio de
liderazgo para una conferencia en una Iglesia en donde estaba hablando. Y debido a que no
tuve tiempo de hacer dos cosas, traté de entender cómo el liderazgo podía encajar en el
capítulo 27 de Hechos. Y en cierta manera, le pedí al Señor que me diera algo de
entendimiento para que pudiera duplicar la preparación, en cierta manera. Y fue sorprendente
cómo se encuentra implícito en lo que sucede aquí en este capítulo, esta es una narrativa. No
dice nada absolutamente acerca del liderazgo. El tema del liderazgo simplemente, en cierta
manera, sale de la situación; y entre más he meditado en esto, y entre más he estudiado esto,
más claro fue en mi mente el ver cómo esta es una base buena para hablar del liderazgo.
Ahora, esto no es lo que usted llamaría una exposición cuidadosa de Hechos 27. Es muy
suelta. Y simplemente, es una intención de ilustrar a partir de este capítulo, principios del
liderazgo que se manifiestan en la conducta del apóstol Pablo.
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Ahora, el liderazgo es un tema importante el día de hoy. Y hay innumerables seminarios en
las iglesias acerca del liderazgo. De hecho, hay innumerables seminarios acerca del liderazgo
y punto. Hay algunas personas que viven hablándole a ejecutivos y líderes corporativos y
cobran tanto como $1500 a $2000 por conferencias, simplemente por hablar acerca de
principios del liderazgo debido a la necesidad tremenda que hay de liderazgo adecuado, para
hacer cualquier cosa - Sea en la educación no sea en el comercio, en los negocios, o en lo
que sea. Y es verdad en la Iglesia.
El mundo enfrenta una crisis del liderazgo. Y no es diferente en la Iglesia. Sea que usted esté
hablando de política o el departamento de policía o el comercio o en la Iglesia o lo que sea, y
todo lo que está adentro y afuera de esas categorías, el liderazgo es vital.
Pero en particular, nuestro interés está en la Iglesia. Y hay muchos, muchos problemas
relacionados con el liderazgo en la Iglesia o la ausencia del liderazgo o el liderazgo
inadecuado, inepto o mal informado. Y entonces, es un área crítica. De hecho, he visto hasta
cinco publicaciones cristianas en la última semana. Y cada una de ellas estaba promoviendo
un seminario de liderazgo. Si usted es cristiano, probablemente tiene alguna responsabilidad
de liderazgo. Sea en su hogar o sea en un estudio bíblico o sea en un trabajo, probablemente,
tiene a alguien quien, en alguna manera, es responsable ante usted. Y claro que eso es algo
ascendente. Hasta algunos de ustedes que pueden estar en posiciones de corporaciones
ejecutivas o en ministerios, a cargo de muchas personas. Inclusive, algunos aquí en nuestros
comités de ancianos o pastorales. Pero el liderazgo es algo vital.
Conforme viajo, y particularmente este verano, me di cuenta de que conforme hablaba con
pastor, tras pastor, tras pastor, los problemas en común que emanan conforme ellos platican
son problemas que se relacionan con mucha frecuencia a una lucha de poder buscando el
liderazgo o a una incapacidad de resolver el hecho de quién es el líder o errores cometidos en
la posición de liderazgo.
Hay todo tipo de enfoque al liderazgo que se ha ofrecido. Se ha ofrecido todo tipo de
estrategias en referencia al liderazgo. El mundo tiene un enfoque tradicional que tiene que ver
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con el líder fuerte, natural. Y la industria busca esto más y más. De hecho, un artículo en la
revista Harper indicó que las industrias y las corporaciones grandes están buscando ahora no
a personas que están muy bien preparadas académicamente para posiciones de liderazgo,
porque ellos creen que entre más usted busca prepararse académicamente, entre más usted
busca la educación, más limitado usted está. Y entre más capaz usted es para conformarse
en la investigación, menos indica usted creatividad.
Ahora, no sé si eso es verdad, pero lo que están buscando es a alguien que tiene un tipo de
liderazgo latente que se encuentra en la categoría de un líder fuerte natural. Y los caracterizan
de la siguiente manera: el líder natural fuerte es visionario. Siempre ve más allá de lo que está
pasando. Grandes visiones.
Ahora, mientras que estoy explicando esto, usted va a pensar en algunos pastores que usted
conoce, que se encuentran en esta categoría. Yo estoy pensando en alguien que yo conozco.
Gran visión. Ellos realmente nunca ven lo que está pasando. Siempre están ahí afuera
construyendo el siguiente edificio, conquistando el siguiente continente o ganando el siguiente
planeta o lo que fuere.
En segundo lugar, están orientados a la acción. Esto es, todo el tiempo quieren estar
moviéndose. Rara vez se sientan y contemplan. Siempre están moviéndose. En tercer lugar,
son valientes. Y si usted es un líder natural fuerte cristiano y usted es valiente, la gente lo
llama fe. Realmente, es valentía. Usted tiene la suficiente fortaleza como para hacer algunas
cosas que nadie haría en muchos casos.
En cuarto lugar, dice que un líder natural fuerte tiene energía. Si fuera un niño, lo llamaría
hiperactivo. En quinto lugar, un líder natural fuerte tiende a estar orientado hacia los objetivos,
en lugar de estar orientado hacia la gente. Él tiende a ver el alcance de una meta en lugar de
ver a la persona involucrada o a la gente involucrada. Y con mucha frecuencia, la gente
simplemente es una herramienta pequeña que usted usa para alcanzar su meta.
En sexto lugar, los líderes naturales fuertes tienden a ser paternalistas. Esto es, tienden a
jugar la función de padre. De sentirse que ellos son la gran mamá gallina con las alas por
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encima del resto de la gente, asegurándose de que el resto de la gente se encuentre bajo la
protección que ellos ofrecen.
En séptimo lugar, normalmente son egocéntricos. Esto es, su mundo entero gira en torno a sí
mismos. En octavo lugar, siempre son intolerantes de la incompetencia en otros. Lo que los
voltea de cabeza es cuando alguien no puede hacer lo que ellos esperan que haga. Y en
noveno lugar, siempre son indispensables. Usted nunca podría llevarse bien sin ellos.
Entonces, la perspectiva tradicional del liderazgo es el líder natural fuerte. Y él se caracteriza
por ser visionario, estar orientado a la acción, valiente, como alguien que tiene energía, que
está orientado a los objetivos, que es paternalista. Está centrado en sí mismo, es intolerante
de la incompetencia en otros y es indispensable.
Ahora, cuando usted tiene a eso en la Iglesia como pastor, usted tiene algunos problemas.
Realmente, los tiene. Usted tiene a muchas personas que están tratando de sobrevivir
mientras que este hombre está tratando de vivir sus fantasías. Y me imagino que realmente
niega, en cierto sentido, el requisito primordial del liderazgo bíblico; y eso es que usted va a
cumplir las metas de Dios mediante la gente de Dios, no al hacerlo todo por sí mismo.
Entonces, hay una diferencia. Y no es fácil ser un líder, créame. No es fácil. No es fácil guiar
bien. Es lo más difícil en el mundo. Como lo dijo Snoopy: “odio ser el beagle principal…”
Simplemente, hay algo en esa posición que es difícil. Con frecuencia he dicho que el trabajo
más difícil en el mundo es ser un pastor. Y no estoy amargado por ello, me encanta. Pero es
el trabajo más difícil en el mundo, ser un pastor. Porque como puede ver, usted tiene que
organizar y guiar a muchas personas, quienes son voluntarios. A ninguno de los cuales usted
los puede mandar. A todos, lo único que le puede decir es: “Oh, por favor.” A ninguno de ellos
los puede despedir. Y muchos de ellos, cuando usted comete un error, con prontitud le dicen.
Es difícil, muy difícil.
Y a lo largo de su ministerio de liderazgo, y estar en el pastorado es liderazgo, pero a lo largo
de esto, siempre hay suficientes éxitos como para mantenerlo involucrado y suficientes
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fracasos como para mantenerlo en sus rodillas. Y la gente que le recuerda de ambos. No es
fácil.
Hay tensiones en el liderazgo. Permítanme decirles cuáles creo yo que son algunas. Creo que
ser un líder lo lleva a usted a enfrentar con ansiedad real. La primera es la que yo llamo
subestimación personal o el temor al fracaso. Los líderes, en cierta manera, viven con el
temor al fracaso porque no hay manera de arrastrarse amablemente. Ahí está usted en toda
su gloria, tropezándose. ¿Se da cuenta? El temor al fracaso. Eso es algo que usted tiene que
enfrentar. La realidad es que, en su humanidad, en su debilidad, usted tiene a toda esta gente
siguiéndolo a usted. Y usted puede caer. Usted puede fracasar. Y entonces, usted tiende a
subestimarse a sí mismo y a volverse temeroso. Eso es algo que usted tiene que enfrentar.
En segundo lugar, creo que los líderes sufren de la atención de no confiar en su propio juicio.
Y con eso quiero decir que algunas veces, usted tiene que tomar decisiones que son bastante
difíciles. Digo, algunas veces usted tiene que tomar una decisión que inclusive usted tomaría.
Un amigo se le va a acercar y le va a preguntar qué debe hacer. Y lo coloca a usted en una
posición difícil, ¿no es cierto?
Usted ahora está en la posición de líder. ¿Qué es lo que va a decir? Y quizás, su primer
pensamiento es: “hombre, no quiero decir nada. Porque si digo lo equivocado, entonces estoy
muerto.” Y entonces, hay algunas personas que nunca asumen una posición de liderazgo,
porque tienen una desconfianza tan grande en su juicio personal. Y todos los líderes, creo yo,
tienen que enfrentar eso. Es muy difícil tener confianza absoluta en su juicio. Esa es la razón
por la que el único lugar en el que yo jamás querría ser un líder sería en la Iglesia de
Jesucristo, bajo el poder del Espíritu Santo, para que lo tuviera a Él como parte del proceso.
En tercer lugar, creo que los líderes no sólo sufren de la tensión de la subestimación personal
o el temor al fracaso y la atención de la desconfianza en su propio juicio personal. Y entonces,
algunas veces titubean en tomar decisiones, sino que, en tercer lugar, creo que es un
problema con mucha frecuencia para los líderes debido a una falta de confianza de la gente.
Conozco a un pastor que terminó con un ataque nervioso simplemente porque él no tuvo la
capacidad de darle a alguien algo que hacer; y después, dejar que ellos lo hicieran. Él
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constantemente quería supervisarlos para asegurarse de que se hicieran bien las cosas, por
temor de que él fuera acusado por estar haciendo un trabajo mal hecho.
Entonces, hay una falta de confianza en la gente. Y esta es una tensión en el liderazgo. Usted
teme que alguien no vaya a hacer algo. Y usted va y les dice: “aquí está tu área que quiero
que hagas.” Y si ellos no hacen eso, eso es una tensión para usted. Y claro, eso es legítimo
porque en un sentido usted es responsable.
En cuarto lugar, yo creo también que los líderes, yo me conozco a mí mismo, y los líderes
también tienen que luchar con la idea de que ser culpables de ser autoritarios. Ser culpables
por ser autoritarios. Yo realmente enfrento esto en mi propia vida, porque tiendo simplemente
a ser autoritario cuando llego a la palabra de Dios. Y algunas veces, alguna persona querida
se me acerca y dice: “oh, aquí está mi problema.” Me cuenta su problema yo le digo: “bueno,
claro, la Biblia dice…” usted sabe, y le presentó cuatro versículos. “Ahora vaya y resuelva su
problema.” Y en cierta manera, salen intimidados, usted sabe.
¿Y sabe una cosa?, usted se da cuenta de que, en una posición de liderazgo, usted tiene que
ser fuerte y usted tiene que adoptar una posición de autoridad, en un sentido. Y usted tiene
cierta cantidad de culpabilidad, porque usted ha empujado a la gente a estas cosas y usted
cree que está en lo cierto. Usted tiene que enfrentar eso. Y creo que lo que siempre está en
su mente es, si usted es un líder, es que alguien en algún lugar está enojado con usted.
Siempre. Y si es solo únicamente una persona, está muy bien. Pero debido a que ustedes
autoritativo y debido que usted adopta una postura fuerte, siempre afecta a alguien en todo
momento. Y entonces, tiene que enfrentar con esa culpabilidad.
Y después, en quinto lugar, creo que otra tensión en el liderazgo es ser defensivo, porque
usted quiere protegerse a sí mismo todo el tiempo, y por ello, tiende a tratar de explicar todo lo
que hace en lugar de hacerlo simplemente y ya. Usted, en cierta manera, quiere mantener
todo claro.
Entonces, hay algunas tensiones en ser un líder. El temor al fracaso, el no confiar en su juicio
personal, ausencia de confianza en otras personas, usted teme que no van a cumplir lo que
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deben hacer, culpabilidad por ser autoritario y ser defensivo, tratando de aplicar todo para
justificar lo que ha hecho.
Ahora, si usted puede enfrentar todo eso, y no son fáciles, simplemente se las estoy
presentando para que las piense, y se da cuenta que, en primer lugar, usted va a fracasar.
Eso está bien. Me acuerdo la primer gran propuesta que jamás presente en Grace Community
Church. No había estado aquí durante más de seis meses y se me ocurrió una gran idea para
la Iglesia dominical. Trabajé en ella durante meses, la llevé al Comité de educación cristiana.
Hombre, la tenía escrita al pie de la letra. Oh, era hermosa. Presenté todo esto y fue
rechazado de manera unánime por todos. Usted va a fracasar. Usted va a fallar. Bueno, va a
tener que enfrentarlo.
En segundo lugar, usted va a cometer errores de juicio personal. Usted va a confiar en ciertas
personas y no va a funcionar. Usted va a colocar a personas en lugares de responsabilidad
que no van a hacer lo que deben. Usted va a cometer un error al juzgar a alguien. Usted va a
cometer un error en su propia sabiduría. Usted va a decirle a alguien que haga algo y no fue lo
correcto. Necesita reconocer eso.
En tercer lugar, la gente no va a hacer lo que debe. Habrá ocasiones en las que usted tiene
una gran ambición y grandes planes y grandes esperanzas y lo presenta y alguien dirá, “lo voy
a hacer”. Y no lo harán y todo se va a desmoronar.
Y, algunas veces usted va a ser demasiado autoritario y algunas veces, usted va a cruzar los
límites del tipo de autoridad correcto, la cual será la que es bíblica. Y usted va a ser autoritario
en un área de opinión; y usted estará equivocado. Y usted no le caerá bien a la gente. Y
algunas veces, usted necesita ser defensivo, porque algunas veces, necesitará explicar por
qué usted hizo algo.
No es fácil ser un líder. Eso lo que estoy tratando de decir. Los estándares del mundo no son
nuestros estándares, pero las tensiones son las mismas. Y el recurso que tenemos para
enfrentar todo esto es este: que Dios nos ha dado esta responsabilidad. Todavía, no ha
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habido un líder perfecto fuera de Jesucristo. ¿No es cierto eso? Todo el mundo comete
errores. Usted tiene que aceptar la responsabilidad, con todas sus fallas, y avanzar.
Ahora, veamos los principios de liderazgo que fluyen de este capítulo 27. Creo que realmente
es emocionante. Permítame decirle lo que está pasando. Para cuando llegamos a Hechos 27,
Pablo está siendo enviado a Roma. Ya por algo de tiempo, él ha sido prisionero en Cesárea
durante dos años. Él fue llevado como prisionero a Cesárea después de su tercer viaje
misionero. Él regresó del mundo gentil en donde él tuvo un ministerio maravilloso de
establecer iglesias. Él regresó a las fiestas en Jerusalén. Él realmente quería conciliar a la
Iglesia en Jerusalén. Entonces, trajo mucho dinero de regreso de la Iglesia gentil.
Y mire, había una división básica entre los cristianos judíos y los cristianos gentiles. Era algo
racial que había durado durante mucho tiempo y Pablo pensó que una gran manera de unir a
estos dos elementos era tomar dinero y una ofrenda de todas las iglesias gentiles y traerla
como un regalo a la Iglesia judía en Jerusalén, para que la Iglesia judía viera entonces el amor
de los gentiles. Y él no sólo trajo el dinero, sino que él trajo a algunos de los representantes
gentiles de las diferentes iglesias con él.
Entonces, él llegó a Jerusalén y él hizo su mejor esfuerzo por conciliar, pero no funcionó. Y en
el medio de la efervescencia que surgió, en el medio de toda la furia y el clamor que se estaba
llevando a cabo en Jerusalén, se llevaron a Pablo como prisionero. Las autoridades, no la
Iglesia, las autoridades.
Se lo llevaron a Cesárea y lo dejaron ahí como prisionero durante dos años. Y finalmente, al
final de ese tiempo, él dice: “miren, este caso no va a ningún lado. Yo apelo a César,” y él
como ciudadano romano, tenía el derecho de hacer eso. Y él dijo: “quiero que mi caso sea
presentado ante el César. Quiero algún tipo de solución en esto. Quiero algún tipo de
definición final.” Y él, entonces ahora está siendo transportado a Roma para que su caso sea
presentado ante las Cortes del César en Roma. Francamente, él no era culpable de nada en
absoluto.
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Y entonces, conforme lo tomamos a partir del capítulo 27, versículo 1, él está en el barco listo
para partir. Y conforme lo vemos, veremos fluyendo del texto algo muy interesante. Observe, y
esto es lo que sucede. Cuando el viaje comienza, el último hombre en el rango del barco es
Pablo. Él es un criminal. Él es un prisionero. Él es colocado en la parte de abajo del barco sin
autoridad en absoluto y punto.
Hay un centurión romano, quien sería un soldado sobre 100 hombres, y debajo de él, habría
otros oficiales de rango. Y después, estaban aquellos que eran los soldados del grupo de
Augusto mismo. Y después, estaba el capitán del barco y después, estaba su asistente. Y
después, estaban los marineros. Y había muchas personas que tenían mucho más rango, por
encima de Pablo. Él no conocía nada de las cosas que necesitaban conocer en particular
acerca de viajar por el Mediterráneo hasta Roma. Él no conocía nada acerca de la
organización y la estructura del ejército romano como para que le pudieran dar una posición
de liderazgo.
Pero lo que es tan sorprendente es esto: ya para cuando el barco sale del puerto y va en su
viaje, Pablo se adueña del viaje entero. Y antes de que termine, él está a cargo de la vida de
todo individuo en el barco. ¿Por qué? Porque un líder es un líder. Y los líderes van a subir a la
parte de arriba como la crema. Y eso es exactamente lo que sucede. Y así como Pablo, a
partir de la posición de debilidad e inferioridad, se eleva hasta la parte de arriba, remos una
por una las características de su vida.
Ahora, algunas de ellas son más obvias que las otras y otras simplemente se presentan de
manera implícita, de manera vaga. Y voy a tratar de explicarle la diferencia. Versículo 1:
“Cuando se decidió que habíamos de navegar para Italia,” habíamos, refiriéndose a Pablo y a
Lucas, sin duda, porque Lucas es el autor de los Hechos. Y él usa el nosotros, “entregaron a
Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta. Y
embarcándonos en una nave adramitena,” este es el puerto con el que se identificaba la nave,
“que iba a tocar los puertos de Asia, zarpamos,” lo cual significa navegar, “estando con
nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica. Al otro día llegamos a Sidón.”
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Ahora, ellos estaban en Cesárea, Sidón estaba a más de 100 km arriba de la costa de Israel,
no muy lejos de Israel en absoluto. Llegaron a Sidón y esto es interesante. “Y Julio,” Julio
siendo el comandante del centurión de la compañía augusta, “y Julio, tratando humanamente
a Pablo, le permitió que fuese a los amigos, para ser atendido por ellos.”
Ahora, conforme leí eso quedé sorprendido. Pablo es un prisionero. Pablo no sólo es un
prisionero, él es un prisionero importante. Él es un prisionero quien es odiado mucho por la
población judía en Jerusalén. Y su disposición podría haber tenido ramificaciones volátiles
para Roma. Él no es alguien a quien quieran suelto ahí en la tierra de Palestina. Ellos
también, sabiendo que él es un ciudadano romano, debieron haber sentido algo de
responsabilidad por protegerlo de algunos que habrían querido quitarle la vida.
Entonces, él era un prisionero muy importante. Y un prisionero no es alguien a quien dejas
suelto. Pero lo que me parece sorprendente en el versículo 3 es que un día después de que
partieron, y llegan a Sidón, Julio deja a Pablo ir a la ciudad a ver a sus amigos para ser
atendido por ellos. ¡Qué impresionante! “Pablo, has estado en la nave todo el tiempo, ve a ver
a tus amigos. Él es un prisionero, un prisionero político. Y ahí veo yo la primera característica
de un líder real, comenzando a emerger. Un líder es confiable. Él es confiable. De alguna
manera, en un día, Pablo había convencido a Julio de que él era digno de confianza.
Ahora, ¿sabe una cosa? ¿Qué le pasaba a un soldado romano que perdía a un prisionero?
Perdía la vida, no es cierto. Esa es la razón por la que el carcelero de Filipos sacó una espada
cuando se cayó la cárcel en el terremoto y se iba a suicidar. Él pensó que el suicidio sería
mejor que la ejecución romana que vendría como resultado de que él había perdido a sus
prisioneros. Aun así, si ellos habían salido en un terremoto, un soldado romano pierde el
prisionero y pierde su vida. Y, sin embargo, aquí hay un soldado romano, Julio. Y este hombre
está dejando que ese hombre esté suelto después de un día. Usted pregunta cómo es posible
que él pudiera hacer eso. Sólo de una manera: él confiaba en él. Él confió en él. Él le permitió
que fuese a sus amigos, para ser atendido por ellos. Eso es sorprendente. Él debía haber
tenido mucha, mucha confianza.
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Hay algo más que veo aquí y eso es esto: sus amigos también debieron haber confiado en él.
Sabe una cosa, habría sido fácil para ellos decir: “oh, ese es Pablo, él es un prisionero. Me
pregunto lo que él hizo.” Y comenzar a menospreciarlo y ya no considerarlo como su amigo.
Como puede ver, él había sido prisionero ya por mucho tiempo. Más de dos años. Ellos bien
pudieron haberlo descartado, pero todavía son sus amigos. Porque después de dos años,
todavía confiaban en él sin importar cómo se veían las circunstancias y aunque se veía como
si él había cometido algo mal, después de todo, a usted no le gusta estar cerca de criminales.
Aquí hay un centurión que confió en él en un día. Y aquí hay un grupo de cristianos que
confían en él dos años después. Aunque durante esos dos años, él había sido considerado un
criminal, nunca perdieron su confianza en él. Y yo creo que lo primordial con un líder es que
confían en él.
A usted se le sorprendería lo que la gente hace si creen en usted: si realmente confían en
usted. Padres, realmente los sorprendería lo que sus hijos harían. Aquellos de ustedes que
enseñan una clase o guían un estudio bíblico, aquellos de ustedes que tienen alguna
responsabilidad de liderazgo en su negocio o en cualquier otro lugar, les sorprendería lo que
la gente haría si confiaran en ustedes.
Usted pregunta qué estoy diciendo. Le estoy diciendo esto: le voy a traducir la palabra
confianza en un concepto para usted. Ellos tienen la confianza de que usted todavía tiene los
mejores intereses de ellos en el corazón de usted. ¿Sabe usted lo que Julio creyó? Si yo
puedo ver esto en el texto, Julio creyó que Pablo nunca haría algo que resultaría en que Julio
fuera lastimado. ¿Escuchó eso? La gente confiará en un líder cuando creen que ese líder
tiene los mejores intereses de ellos en el corazón del líder.
Y yo creo que lo que realmente está diciendo es que, si usted realmente va a guiar, usted
realmente tiene que guiar desde el punto de vista de ser un siervo. Pablo lo dice en Primera
de Corintios 4, “cuando todo ha sido hecho y dicho, que sea dicho de nosotros que fuimos los
huperetes de Cristo,” los remeros, de tercer nivel de galeón. Que sea dicho de nosotros que
fuimos siervos. Primera de Corintios 3 dice: “¿qué somos, sino siervos?” Jesús dijo: “aun Yo
no vine a ser servido sino a, ¿qué?, A servir el ministerio.”
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Como puede ver, usted guía desde el punto de vista del servicio y la gente cree que usted
busca los intereses de la gente y ellos van a confiar en usted. Tan pronto como la gente
comience a creer, ahora, escuche esto, que usted tiene a usted mismo en su corazón, van a
dejar de confiar en usted. Comenzarán a sentir que están siendo usados para lograr que
usted alcance sus propios fines. Entonces, un líder debe, y lo digo con firmeza, debe ser
alguien en quien se puede confiar.
Y la manera en la que se confía en él es porque la gente que lo sigue cree con todo su
corazón que en el corazón de este líder están los intereses de ellos. Y cuando ellos dejan de
creer, se acabó todo. Es tan despedazador. Despertar un día y encontrar que alguien que
usted creía que se preocupaba por usted, realmente no se preocupaba. ¿Sabe una cosa? En
mi certificado de ordenación, tengo el primer nombre ahí. El nombre del primer hombre que
firmó mi ordenación me dio una palmada en la espalda y estrechó mi mano, “felicidades,
joven. Dios te va a usar.” Él era un pastor de una iglesia en Los Ángeles. Su congregación
realmente confiaba en él. Hombre, la Iglesia creció. Era una Iglesia que estaba creciendo.
Todo el mundo sabía de su ministerio. La gente solía ir ahí para saber cómo hacerlo. De
pronto, un día se descubrió que él había estado teniendo relaciones ilícitas con no menos de
cinco mujeres diferentes. ¿Y sabe una cosa? Todas esas personas se dieron cuenta de que él
estaba satisfaciendo únicamente los deseos de un corazón. Y ese era el de él, a expensas de
su familia y su Iglesia entera. Él no se preocupaba por ellos. Él, de hecho, negó la fe, dejo el
ministerio y terminó enseñando filosofía en la Universidad del Sur de California. Creo que
todavía está ahí. Él no pensaba en los intereses de ellos. Y el día en el que ellos los
descubrieron, se acabó. Como puede ver, debe poderse confiar en un líder. Y para ser alguien
en quien se pueda confiar, debe ser alguien en quien se puede creer, porque usted tiene el
corazón de un siervo.
En Mateo, capítulo 20, versículo 25, “Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los
gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre
ellas potestad.” ¿Se da cuenta? Él dice: hombre, ¿saben ustedes cómo los líderes gentiles lo
hacen? Ellos usan la autoridad. Ellos son dictadores.
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Observe el versículo 26: “Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse
grande entre vosotros será vuestro,” ¿Qué?, “servidor, y el que quiera ser el primero entre
vosotros será vuestro siervo como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar Su vida en rescate por muchos.”
¿Ve usted la diferencia? El liderazgo del mundo es una dictadura dominante. El liderazgo del
cristiano es servicio dulce. Y la gente que cree que realmente usted está pensando en sus
intereses, va a confiar en usted y seguirlo. Pablo convenció a un hombre en un día.
En segundo lugar, Hechos 27, el segundo principio del liderazgo sale del versículo 4 al 10.
Esto es tan fascinante, vea esto: “Y haciéndonos a la vela desde allí,” esto es después de una
pequeña visita a Sidón, esta historia se vuelve fascinante, conforme avanzamos, “y
haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre,” no voy a tratar con todos
los términos náuticos; simplemente queremos entender el punto principal. Usted puede
escuchar los sermones de Hechos 27, hicimos eso.
“Y haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos
eran contrarios. Habiendo atravesado el mar frente a Cilicia y Panfilia,” la costa del sur de
Galacia, “arribamos a Mira.” Incidentalmente, Mira era un puerto importante que servía a las
naves egipcias. Y Egipto era el granero de Italia. Entonces, había muchas naves que ahí eran
cargadas de granos y se transportaban de Egipto a Italia.
Entonces llegaron a Mira, ciudad de Licia. Todo ese territorio en la parte sur de Galacia, en
Asia Menor, y demás, esa área, “Y hallando allí el centurión,” este es Julio, él es mencionado
en el otro versículo, “una nave alejandrina que zarpaba para Italia, nos embarcó en ella.”
Tuvieron que haber tenido ahí una transferencia para encontrar una nave que iba más hacia el
oeste, a Italia. “Nos embarcó en ella. Navegando muchos días despacio, y llegando a duras
penas frente a Gnido, porque nos impedía el viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a
Salmón. Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca
del cual estaba la ciudad de Lasea.”
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Ahora, todo eso simplemente para decir que están progresando más bien lento. Que parecía
que ellos simplemente no podían ir demasiado lejos y que se detenían todo el tiempo.
Finalmente, llegaron a buenos puertos. Ahora, observe lo que sucede. Todo lo que está
pasando en buenos puertos, tratando de negociar lo que estaba pasando ahí en esa nave,
tratando de comprar una carga o de deshacerse de una carga o algo, tomó tiempo.
Y entonces, en el versículo 9: “Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la
navegación,” por cierto, esto quizás fue en mi cronología, en algún punto entre el 14 de
septiembre y el 11 de noviembre, la cual era la temporada peligrosa para navegar el
Mediterráneo. En algún punto en lo que conocemos como el otoño. “Por haber pasado ya el
ayuno,” observe esto, “Pablo les amonestaba,” usted pregunta qué tiene que ver Pablo con
esto. “Él es un prisionero.” Aquí está el segundo principio del liderazgo: los líderes siempre
toman la iniciativa. Los líderes siempre toman la iniciativa. “Diciéndoles: Varones, veo que la
navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave, sino
también de nuestras personas.” Deténgase ahí.
Miren, señores, no podemos irnos ahora. Es el tiempo del peligro. No podemos irnos. Percibo
que, si nos vamos, vamos a tener muchos problemas. Y usted pregunta por qué Pablo no
simplemente se sienta ahí y cierra su boca. ¿Quién es él? ¿Por qué no eres un buen
prisionero? Hombre, ¿por qué estás gritando? Tienen a muchos otros prisioneros en esta
nave. De hecho, esta nave estaba literalmente llena de gente. No eran simplemente ocho o
seis personas aquí. De hecho, en el versículo 37 dice: “Y éramos todas las personas en la
nave doscientas setenta y seis.” Entonces, 276 personas en este barco. ¿Quién eres tú,
hombre? Pero él dice: “yo percibo, caballeros, que necesitamos proceder de cierta manera.”
Lo que él está haciendo es tomar la iniciativa. ¿Y sabe una cosa? Usted siempre puede
identificar a un líder porque eso es lo que él hace. Es la marca de un líder. Aunque su rango
es un lugar de subordinación, él toma la iniciativa. Y una vez que él tomó la iniciativa en este
viaje, él nunca la volvió a dejar. Imagine una situación como ésta.
Esta es una historia verdadera. En el año 444 a. C., la situación de Jerusalén fue terrible. La
ciudad estaba en destrucción. Había estado en destrucción y desolada durante más de 150
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años. La ciudad amada por Dios, Jerusalén. El pueblo judío había regresado de la cautividad
durante más de 80 años, pero el trabajo de reconstruir el muro, como vimos cuando
estudiamos Zacarías y la ciudad principal, realmente nunca se había acabado. Pero hubo un
hombre llamado Nehemías. Y Nehemías tomó la iniciativa. Nehemías estaba todavía por ahí
en Babilonia y un día se dijo a sí mismo: “tengo que ir ahí y hacer algo por eso.” Él tomó la
iniciativa.
Ahora, permítame darle cinco principios para tomar la iniciativa. ¿Cómo lo hace usted?
Principio número uno, vamos a usar el libro de Nehemías; lea el libro de Nehemías y usted lo
verá a todo ahí. En primer lugar, Nehemías, y aquí está el primer principio de tomar la
iniciativa, él se identificó la necesidad. El liderazgo tiene una manera de cristalizar el
problema, concretar el problema y reconocer la necesidad. Hay una necesidad por ahí. Hay
un problema por ahí y tenemos que resolver el problema. Entonces, él reconoció la necesidad.
En segundo lugar, capturar la iniciativa significa que no solo usted identifica la necesidad y se
identifica con la necesidad, sino que, en segundo lugar, usted propone una solución. Y
Nehemías hizo un plan. Y fue con el rey y lo propuso.
Lo tercero que un líder hace al tomar la iniciativa es que él toma acción. Eso es lo que
Nehemías hizo. Él recibió la aprobación y se fue a hacer lo que quería hacer, reconstruir esa
ciudad. Él se identificó con la necesidad, propuso una solución, tomó acción.
Número cuatro, él delegó responsabilidad. Él delegó la responsabilidad. Él preparó a familias.
Él dijo: “familias, vayan allá. Familias, aquí. Construyan este muro, ustedes son parte de esto.
Familia, construye este muro.” Él delegó a familias la construcción de toda parte del muro. Él
delegó autoridad.
En quinto lugar, tomar la iniciativa involucra finalmente trabajar junto la gente. Jeremías 5:16
dice: “yo también estuve en el trabajo del muro y no adquirí tierra.” No estuve por todos lados
haciendo crecer mi propia cuenta de banco. No estuve por todos lados comprando tierra. Yo
tomé mi herramienta y mi espada y yo construí con la gente.
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Ahora, observe esto. Tomar la iniciativa significa esto. Usted ve una necesidad. Usted
personaliza esa necesidad y siente la ansiedad de esa necesidad. Usted desarrolla una
solución. Usted toma una acción. Usted delega la responsabilidad y usted se mueve junto a la
gente que está terminando eso. Eso es lo que realmente es un líder. Alguien que toma la
iniciativa. Usted ve una necesidad. Quizás es en la Iglesia. Quizás, es en su hogar. Quizás, es
un grupo de estudio bíblico. Quizás esa es una clase de Hechos. Quizás es en su trabajo. No
lo sé, donde sea. Ejercer liderazgo significa tomar la iniciativa por resolver el problema. Y
Nehemías es un ejemplo perfecto.
Ahora, él enfrentó a oposición increíble. En Nehemías capítulo 4, nos cuenta acerca de la
oposición. Lo ridiculizan. Conspiran en contra de él, tratan de desanimarlo. Hubo una cantidad
increíble de avaricia que había ahí. Hubo engaño y tramaron, tratando de tenerlo. Pero una
vez que él tomó la iniciativa, él nunca cedió. Y la Biblia dice que en cincuenta y dos días el
construyó el muro entero. Algo que los israelitas no pudieron hacer en 80 años sin él.
Cincuenta y dos días. Él es un líder.
Un líder es respetado porque confían en él, en primer lugar. En segundo lugar, un líder toma
la iniciativa. ¿Sabe usted lo que necesito ver en la Iglesia? Lo que oro a Dios es porque
veamos en la Iglesia a menos críticos y más iniciadores. Se da cuenta, es fácil sentarse y
decir: “bueno, esto no va bien por aquí. Bueno, si no debe ser.” Todos podemos jugar ese
juego, pero lo que necesitamos es gente que diga: “miren, hay una necesidad. Voy a
identificarme con esa necesidad, voy a proponer una solución, voy a salir, delegar esa
responsabilidad y voy a trabajar en esto hasta que esté bien.” Gracias a Dios por eso.
Ahora, en nuestro ministerio aquí, ése es el tipo de gente que buscamos. Usted pregunta:
“¿de dónde sacamos a nuestro personal y de dónde sacamos a nuestros ancianos y dónde
encontramos a gente para el liderazgo?” Observamos y vemos quién inicia. Eso es liderazgo.
No importa cuál sea el rango o la posición, la gente me dice: “bueno, tu Iglesia es tan grande,
no creo que me gustaría venir aquí, porque siempre he sido un líder en mi Iglesia. Pero si
vengo aquí, ¿para qué tienes a tantos otros líderes? No sé si llegaría a ser visto.” Oh, serías
visto. Hay muchas cosas que no se están haciendo aquí. Muchas cosas que usted podría
iniciar. Veríamos.
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Tercera cosa, me gusta esto. El versículo 9 de nuevo. La tercera cosa acerca de un líder es
que usa el buen juicio. En el versículo 9: “Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya
peligrosa la navegación,” como vimos, “por haber pasado ya el ayuno,” era entre el 14 de
septiembre y el 11 de noviembre. Pablo dijo: “oigan señores, vamos a tener problemas si
seguimos. Heridas, daño, etcétera.”
Ahora un líder, normalmente no juega apuestas en las cosas esenciales. Él es cuidadoso. Él
puede tomar un riesgo calculado, pero no va a jugar a las apuestas de manera pura. Él no
confía en la suerte. Él no dice: “bueno, vamos, hombres y esperemos lo mejor.” Un líder usa
de buen juicio. Me atrevería a decir que este es el temor más grande, la tensión más grande
en el ministerio para mí. No es que de pronto voy a perder mi voz y no voy a poder predicar.
No es que de pronto voy a robar un banco, cometer algún crimen o algún acto inmoral. Eso no
es. El temor más grande que tengo en el ministerio es que yo haga algo torpe. Y que todo el
mundo diga: “no podemos seguir a ese hombre.” La próxima vez, lo vamos a seguir todos y
nos vamos a caer del puente.
¿Y sabe una cosa? En mis pocos años de ministerio en tener consejería con pastor, tras
pastor, tras pastor, la razón más común por la que los hombres fracasan en el pastorado no
es debido a un problema moral, no es debido a su predicación, no es debido a que no visitan
o hacen lo que la Iglesia espera. Es porque no usan el buen juicio. Se meten demasiado
rápido en ciertas cosas, sin considerar realmente el costo. Necesitan ser cautelosos.
Necesitan ser cuidadosos. Necesitan ser sensibles. Necesitan buscar consejo sabio. Es tan,
tan importante.
De hecho, me acuerdo cuando vimos esto, fue hace unos ocho años aquí, ¿cómo es que
realmente me iba a asegurar de que no hiciera demasiadas cosas torpes? Tenía una historia
de hacer cosas torpes, en serio. Yo no era un gran éxito. Simplemente, dos cosas vinieron a
mi corazón ese día. Una fue: hay sabiduría en mucho consejo. En la primera junta que jamás
tuve con los ancianos de Grace Community Church determiné que jamás iba a tomar una
decisión grande, punto, por mí mismo. Y los arrastré en la primera. Y fue una grande, algunos
de ustedes quizás la recuerdan. Y yo les dije: “oigan, hombres, si morimos, morimos juntos.
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Yo no voy a salir ahí solo.” Oh, eso es lo primero. Y la Biblia simplemente está cargada de
textos acerca del hecho de que buscamos consejo sabio. Proverbios, muchos, muchos textos.
Y lo segundo fue esto. Determiné que nunca iniciaría algo que no pensara que ya había sido
iniciado por el Espíritu Santo, de tal manera que la dirección en la que me estuviera moviendo,
el Espíritu de Dios ya estaba ahí y yo estaba seguro; porque como ustedes se imaginarán, he
visto tantos hombres en el ministerio proponiendo y pensando grandes planes e inventan
estas grandes ideas. Hombre, tienen un programa fabuloso, tengo que hacer esto, tengo que
hacer aquello y vamos a hacer aquello. Y pasan semanas y meses en este programa y lo
organizan todo, organizan a veinticinco personas y se va por la coladera. Y la gente dice:
“¿sabes una cosa? Este hombre desperdició todo su tiempo haciendo estas cosas que nunca
funcionaron.”
Estaba leyendo Hechos, capítulo 6 y hombre, me impactó. Dice en Hechos, capítulo 6, hubo
un pequeño argumento en la primera Iglesia. Y el argumento fue porque las viudas griegas,
esto es las viudas que no eran de Jerusalén, no estaban recibiendo tanto alimento como las
viudas de Jerusalén. Había una pequeña preferencia y entonces, dijeron: “oigan, apóstoles,
no estamos recibiendo lo que nos toca del alimento.” Los apóstoles dijeron: “muy bien,
escojan entre ustedes a hombres llenos del Espíritu Santo, diáconos, y desígnenlos sobre
ello.” Esa es la primera afirmación en el Nuevo Testamento acerca de la organización de la
Iglesia.
¿Quiere oír usted algo que es interesante? La Iglesia únicamente se organizó para acomodar
un ministerio que ya estaba llevándose a cabo. ¿Escuchó eso? El ministerio a las viudas fue
espontáneo. Y cuando la Iglesia nació, comenzaron a compartir y comenzaron a ministrar. Y
no fue sino hasta que enfrentaron una dificultad que la Iglesia entró y ayudó a organizarla. Y
determiné que dos cosas: número uno, hazlo con otras personas para que lo hagan juntos. Y
número dos, nunca lo hagas hasta que creas que Dios ya ha comenzado a hacerlo. ¿Se da
cuenta? Vamos bien, en los nueve años que hemos estado aquí, en cierta manera, nos
hemos unido a lo que Dios ya ha estado haciendo. Usted tiene que usar algo de sabiduría,
algo de juicio sano en el liderazgo.
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Y pienso en otra cosa, la gente siempre me dice: “y bueno John, si vas a una Iglesia a
pastorear y vas a un estudio bíblico, a una clase, o a algún tipo de ministerio y simplemente
no hacen las cosas como deben hacerse, ¿qué vas a hacer? ¿Acaso no vas ahí y lo volteas y
lo tomas del cuello?” Y le digo, usted sabe: “no”. Siempre digo, no, simplemente métete ahí y
con mucho amor y gentileza comienza a enseñar los pasajes de las Escrituras que se
relacionan con el asunto hasta que Dios comienza a operar en los corazones. Y deja que Dios
lo cambie a través de la Palabra. Usa el buen juicio. Como un líder, a usted no se le permite
cometer demasiados errores sin que se derribe la confianza. Entonces, un líder es alguien en
quien se puede confiar. Un líder toma la iniciativa y un líder usa de buen juicio.
En cuarto lugar, Pablo usó buen juicio aquí. Creo que ni siquiera tengo que explicar eso. Eso
es obvio. Pero entremos un poco más en la narrativa. Versículo 11: “pero el centurión daba
más crédito al piloto.” Literalmente, en el griego, el piloto y al patrono capitán de la nave, dos
personas diferentes, quizás, “que a lo que Pablo decía.” Mmm. Bueno, eso parece estar bien,
digo, usted también lo haría, no es cierto. Bueno, usted tampoco le creería el piloto ni al
capitán de la nave antes de que usted le creyera a algún hombre que estaba ahí abajo, quien
es un prisionero y que está gritando ahí en la cubierta: “oigan, no creo que debemos ir”. “Ah,
cállate hombre, no sabes de qué estás hablando.” “Está muy avanzando el año.”
Entonces, el centurión, ¿qué sabe él? Él dice: “vamos.” “Y siendo incómodo el puerto para
invernar,” en otras palabras no eran tan cómodo el lugar para pasar el invierno, “la mayoría
acordó zarpar también de allí.” ¿En base a que se tomó la decisión? El gobierno de la
mayoría, una manera mala en muchos casos. Y entonces, “La mayoría acordó zarpar también
de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e
invernar allí. Y soplando una brisa del sur,” hombre, se veía tan bien, “pareciéndoles que ya
tenían lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta.” Todo era maravilloso. El
viento del Sur simplemente iba soplando de manera tan hermosa. Como puede ver, no era el
viento del Sur lo que temían, era el viento del norte. Y mientras el viento del sur soplaba, todo
era maravilloso.
“Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón.” Esto
no fue lo que ellos habían planeado. Eso es exactamente lo que Pablo esperaba. Como
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puede ver, él sabía. Él fue sabio, él uso del juicio cuidadoso. “Y siendo arrebatada la nave, y
no pudiendo poner proa al viento, nos abandonamos a él y nos dejamos llevar.”
En otras palabras, no podían pelear contra el viento para mantenerse en curso. Simplemente,
dejaron que el viento llevara la nave. “Y habiendo corrido a sotavento de una pequeña isla
llamada Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife.” Y eso significa el bote salvavidas.
Había un bote salvavidas y tuvieron dificultad en asegurarlo. Solían arrastrar el bote
salvavidas detrás de la nave grande con una cuerda. Y no podían mantenerlo amarrado al
barco. Temían perderlo. Porque si usted perdía el bote salvavidas, usted estaba en muchos
problemas, porque entonces, si usted tenía un accidente o algo, usted no tenía manera de
salir de la nave y encontrar seguridad en otra nave. Entonces, lo necesitaban. Pero
difícilmente podían asegurarlo.
Versículo 17: “Y una vez subido a bordo,” ellos finalmente lo habían subido a bordo, “usaron
de refuerzos para ceñir la nave.” Ahora, esta era una costumbre antigua. Y lo que era ceñir la
nave era que tenían estas cuerdas grandes que rodeaban el casco de la nave. Literalmente,
las colocaban alrededor del casco de la nave. Las amarraban a un torno y las jalaban, porque
lo único que mantenía unida la nave eran ganchos. Y entonces, ceñían la nave, literalmente
jalando cuerdas para mantenerla unida para que se mantuviera firme. Porque de otra manera,
simplemente se despedazaba en la tormenta. Entonces, realmente están en pánico. Subieron
el bote salvavidas, ciñeron la nave, “y teniendo temor de dar en la Sirte…”
Ahora, la Sirte incidentalmente, es la tumba de las naves en la costa del norte de África.
Ahora, usted conoce la tierra de Israel y cómo baja así. Y después, la parte norte de África
está por aquí. Y estaban aquí arriba. Y vendría el viento del norte y arrojaba a esta nave al
arrecife o a Sirte y simplemente, despedazaba esta nave. Y ahí, a lo largo de la historia ha
habido restos de nave en esa área, porque eso es exactamente lo que sucede cuando esos
vientos tempestuosos del norte comienzan a soplar. La nave no puede mantener su curso y
es aventada a la Sirte y es destruida y los hombres se ahogan.
Entonces, con este gran temor, “arriaron las velas,” esto es bajaron sus instrumentos, “y
quedaron a la deriva. Pero siendo combatidos por una furiosa tempestad, al siguiente día
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empezaron a alijar, y al tercer día con nuestras propias manos,” dice Lucas, “arrojamos los
aparejos de la nave.” Todas las cosas que necesitaban para guiar la nave. “Y no apareciendo
ni sol ni estrellas por muchos días, y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos
perdido toda esperanza de salvarnos.” Ya para este momento alguien está diciendo “¿Cuál es
el nombre del prisionero que está ahí abajo? ¿No dijo algo acerca de que esto iba a pasar?” Y
la confianza en Pablo probablemente está comenzando a crecer.
Y versículo 21, Pablo se da cuenta de que ese es el momento: “Entonces Pablo, como hacía
ya mucho que no comíamos, puesto en pie en medio de ellos,” ahora, ya de pronto no hay
prisionero alguno y ya no hay soldado alguno y ya no hay marinero alguno; hay un grupo de
hombres desesperados en una nave, peleando por vivir. Y Pablo se aparece y “dijo: Habría
sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído,” ¿no odia usted a ese tipo de
personas?, Los mariscales de campo el lunes por la mañana, “y no zarpar de Creta tan sólo
para recibir este perjuicio y pérdida.” Les dije. Y él refuerza su credibilidad.
Y me gusta esto: “Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida
de vida entre vosotros, sino solamente de la nave.” Siempre me ha gustado esto. Nadie se
ahogará, únicamente perderemos la nave. Sí, todos simplemente vamos a flotar ahí alrededor
del Mediterráneo. Bueno, ¿cómo sabes eso, Pablo?” “Porque esta noche ha estado conmigo
el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo, diciendo: Pablo, no temas; es necesario que
comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo.”
¿No es eso maravilloso? Él dice: “oigan, todo el mundo, cálmense, todo va a estar bien
porque Dios ha hablado.”
¿Sabe usted lo que esas queridas personas necesitaban en ese momento? Ellas necesitaban
simplemente lo que Pablo hizo. Es el cuarto principio del liderazgo, él habló con autoridad. Él
habló con autoridad. Usted sabe, denuedo. Usted pregunta cómo es que él pudo ser tan
valiente. Número uno, él conocía su tema. Y número dos, él lo creyó.
¿Y sabe una cosa? Eso es lo que usted tiene que tener en el púlpito. Eso es lo que usted
tiene que tener cuando enseña la Biblia, autoridad. En Mateo, capítulo 7, versículo 29 dijeron
de Jesús, “habla como quien tiene ¿qué? Autoridad.” Y hombre, eso era nuevo. Él conoció su
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tema y lo creyó. Y Pablo dice: “yo conozco mi tema, Dios me dijo y digo, esto realmente va a
pasar.” Y él podía hablar con autoridad. ¿Y sabe una cosa? Esa es la razón por la que puedo
hablar con autoridad. Si alguien se me acercara y me dijera: “bueno, ¿qué piensas acerca de
la situación del canal de Panamá?” De hecho, un hombre me preguntó qué creo acerca de lo
que deberíamos hacer en el canal de Panamá. Me acuerdo cuando estuve en la ciudad de
Panamá una vez, los insectos están realmente fuertes ahí. Tenían estas cosas en las calles
que mataban a los insectos. Zzzz, usted sabe. Los mataba. Y eso es lo único que me
acuerdo. No sé, supongo que no sé qué haría.
Alguien me dice: ¿qué piensas acerca de la inmoralidad? Le voy a decir lo que creo acerca de
la inmoralidad. Lo dice aquí en la Palabra. ¿Se da cuenta?, es algo totalmente diferente. ¿Por
qué? Porque conozco el tema y lo creo, porque tengo una autoridad.
La gente está buscando una autoridad. ¿Sabía usted eso? ¿Qué cree usted que se habría
hecho si Pablo se hubiera puesto de pie y hubiera dicho: “señores, yo, eh, yo, creo que quizás
sobreviviremos”? ¿Se da cuenta? Eso no habría ayudado. Escuche, si usted tiene la verdad,
háblela con autoridad. ¿No es cierto? No hay nada de qué avergonzarse. Hablará con
autoridad cuando usted conoce la verdad y la cree. Un líder debe hablar con autoridad. Y si
usted va a hablar con autoridad, más vale de que se asegure que su autoridad de Dios,
¿verdad?
Pablo habló con autoridad. Oh, eso es tan bueno. Jesús dijo: “toda potestad o autoridad me
ha sido dada.” Y después, Él nos la trasmitió. Grandioso. Pablo habló con confianza. Pablo
habló con convicción. En base a la Palabra de Dios, en esa noche, para él, y amados, si usted
es un líder, entonces, hablé con autoridad. Usted no tiene que estar dándole vueltas al asunto
o estar apenándose y estarle dando la vuelta y estar evadiendo el hablar la Palabra de Dios,
la verdad de Dios. Háblela. ¿Sabe una cosa? Es sorprendente. Usted tiene a muchas
personas en una discusión, por ejemplo, acerca del tema del cáncer. Uno es un mecánico,
uno es un predicador, una es una ama de casa y otro es un cirujano. Todo el mundo dudará lo
que las otras tres personas primeras digan. Y van a creer lo que el cirujano diga, porque él
habla como uno que tiene autoridad. La gente confía en aquellos que creen que tienen
autoridad. Eso es parte del liderazgo. Y eso no es ser grosero con otros e imponerse sobre
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otros. Es ejercer un tipo de autoridad suave que depende del conocimiento de la verdad. Y en
su ocupación, si sabe que es lo correcto, permanezca fiel a eso. Eso es liderazgo.
Pablo le dice a Timoteo en Primera de Timoteo 4:11, le dice: “escucha, estas cosas, me
encanta esto, esto manda y enseña.” El otro día estábamos hablando en la junta de pastores
y alguien dice: “bueno, sí, parece que Dios sugiere eso en las Escrituras.” Y alguien dijo:
“¿realmente crees que Dios sugiere?” Digo, ¿tenemos las diez sugerencias o los diez
mandamientos?” “¿Alguna vez usted oye a Dios diciendo me gustaría compartir algo con
ustedes? Tengo un pensamiento. Podría valer la pena que lo consideren.” “Así dice Jehová.”
Si es verdad en la Biblia y usted lo cree, háblelo con autoridad. Eso es liderazgo.
Vayamos a un quinto principio. Al tener confianza y al hablar con autoridad, es sorprendente
cómo usted en quinto lugar, fortalece a otros. Es otra característica del liderazgo. Fortalece a
otros. Y sabe una cosa, eso también puede ser utilizado en una mala manera. Hitler hizo esto.
Habló con autoridad e hizo que una nación entera sintiera que era invencible. En el versículo
22, él dice: “pero ahora os exhorto a tener buen ánimo. Y sigue y sigue. Y después, si se otra
vez en el versículo 25: “por tanto, varones, tened buen ánimo, porque yo confío en Dios que
será así como se me ha dicho.” Y lo que realmente sucede es que está derramando toda esta
autoridad y simplemente, está llegando a la gente a la que él está tratando de guiar. Y ellos
están comenzando a sentirse mejor acerca de todo. Aún en el mismo desastre, pero
sintiéndose mejor.
¿Sabe una cosa? Básicamente hay tres tipos de personas con las que los líderes tienen que
tratar. Primera vez Tesalonicenses 5:14, ¿está listo para escuchar esto? Tres tipos de
personas que usted en cierta manera tiene que edificar. Número uno dice: “también os
rogamos hermanos que amonestéis a los ociosos.” El primero son los ociosos. ¿Sabe usted
quienes son los ociosos? Son las personas que no saben dónde están los límites. Están por
todos lados: “shhhhh, shhhhh, shhhhh.” Y usted les dice: “mira, amigo mío, permíteme
levantar algunas rejas, algunos límites. Mira, esto es lo que es permisible. ¿Lo ves? No
puedes salirte de ahí. Tengo que advertirte porque si lo haces, mmm…, problemas.”
Entonces, amonestas a los ociosos. ¿Y sabe una cosa?, quieren vivir todo el tiempo al límite,
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corriendo hasta el límite y jugando con todo cerca de la orilla, se da cuenta. Entonces, usted
tiene que trazar algunos parámetros.
En segundo lugar, él dice en 1 Tesalonicenses 5:14: “que alentéis a los de poco ánimo.”
Ahora, eso es lo opuesto. Esa es la gente que está ahí escondiéndose a la mitad por el temor
de que puedan llegar a la orilla, ¿se da cuenta? Son los legalistas. Oh, no quieren intentar
nada. Y entonces, cuando usted está trabajando con la gente, usted tiene que evitar que
algunas personas salgan desbocadas y usted tiene que hacer que algunas personas
empiecen a moverse.
Entonces, usted detiene a los ociosos, los de poco ánimo, a los tímidos que necesitan ser
empujados y después, usted tiene a los débiles. Los débiles son aquellos que necesitan
atención especial en algún área. Entonces, un líder tiene que fortalecer a otros. Fortalecer a
los ociosos significa trazar algunos parámetros, algunos límites. Fortalecer a los de poco
ánimo significa que empujarlos a que se aventuren a hacer algo. Y fortalecer a los débiles
significa prestar atención especial a su debilidad para edificarlos en esa area. Y Pablo tuvo la
capacidad de hacer eso mediante su gran confianza, mediante su gran valentía, fortaleció a
otros. Entonces, un líder es respetado y la gente confía en él. Toma la iniciativa, usa el buen
juicio, habla con autoridad, fortalece a otros.
En sexto lugar, y me gusta esto. Esto viene de los mismos versículos. Él es optimista y
entusiasta. Alguien me dijo esta mañana, y me lo dijeron buscando ser amables, así lo tomé.
Ellos me dijeron: “sabes una cosa, realmente me da gusto que estés de regreso… No es que
lo que tengas que decir es mejor que lo que cualquier otra persona, sino que simplemente es
cómo lo dices, con tanto entusiasmo.” Bueno, eso es bueno. Quiero ser entusiasta.
Tenía un artículo aquí, se los iba a dar. Se titula Enciéndete, escrito por una dama aquí. Y
estaba en el diario. Y dice: “estaba hablando con Lorraine y me dejó sintiéndome como el nido
de pájaros del año pasado, toda vacía y desgastada; todo hueco. Usted ha conocido a gente
como Lorraine, ¿no es cierto? Claro que sí, millones de ellas. Son tan comunes, de hecho,
son tan comunes que amenazan en convertirse en una epidemia nacional.
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¿Cuál es el problema con ellas? ¿Están en muchos problemas? No más que el ciudadano
promedio. ¿Enfermos? No. ¿Aplastados por la tristeza, el remordimiento o la desesperanza?
Difícilmente. Entonces, ¿cuál es el problema con ellos? La mancha más antigua en la tierra,
carecen de entusiasmo. ¿Nacieron de esa manera? No, de hecho. ¿Acaso las vitaminas los
curarán? No hay chance. Son tan saludables como un animal de Texas, pero algo
remontándose en el pasado de su comienzo, no demasiado serio, ni demasiado pequeño,
quizás tratarlos como sirvientes de manera excesiva o un par de padres robots, todo eso ha
dado lugar a su estado actual en el que viven.
Y lo peor del caso es que no lo saben. No hay uno en un millón que se dé cuenta que existe
una ausencia profunda y abismal en su personalidad. Son arrastrados de manera
complaciente, viendo a este mundo caótico, enfrentando sus tareas de rutina sin que nunca se
eleve su presión arterial. Simplemente, un grupo de vacas contentas.
Y a lo largo del proceso, este mundo agrupándose como una manada está llenas de desafíos
y aventuras, grandes sueños, experimentos impresionantes, belleza que derrite el corazón. Y
todo esto deja el apático frío fuera de ir al dentista una vez al año, se rehúsan a ser movidos y
realmente, se molestan si usted trata de encender una chispa en ellos.
“Pero no lo pueden evitar, alguien protesta, simplemente nacieron de esa manera. No todos
podemos estar brincando como grillos. Algunos de nosotros somos callados y algunos de
nosotros, no lo somos. Es verdad, prójimo, pero todos podemos aprender del entusiasmo.
Nadie nace siendo entusiasta. Sólo usted puede hacer que esté interesado en el mundo que
le rodea.” Y ella sigue y sigue y al final, dice: “deje de estar acariciando su primera pequeña
acumulación de memorias y quejas personales. Observe las maravillas que están esperando
afuera. Sea curioso y esté dispuesto. Emociónese. Enciéndase.” Se oye como un entrenador
de fútbol americano. Creo que un poco de entusiasmo es bueno en este mundo. No sé acerca
de usted, pero si yo soy un cristiano, soy entusiasta. Y si tengo el privilegio de predicar la
Palabra de Dios, las riquezas inescrutables de Jesucristo, no puedo evitar sino ser entusiasta.
Y Pablo es así. Él no dice nada más: “ahora, caballeros, quiero que sepan que todo estará
bien.” Estuve en una conferencia bíblica con un predicador así. Se puso de pie. Una de sus
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lecciones era de los gozos de la vida espiritual. Él comenzó al decir, casi puedo imitar algo de
lo que dijo, “mis queridos amigos, me gustaría hablarles de los gozos de la vida espiritual.”
(Ronquido). Cuando Pablo les habla, él les dice: “tengan buen ánimo. Tengamos una fiesta
aquí. Emocionémonos por esto.” Si usted va a guiar a alguien, más vale que sea entusiasta,
¿se da cuenta? Eso es optimismo, ¿no es cierto? Pablo dice en Hechos 20: “yo estoy listo
para ir a Jerusalén.” Tengo que ir a Jerusalén. Y alguien le pregunta por qué tiene prisa.
“Bueno, tengo que cumplir con el ministerio que Cristo me ha dado ahí.” “Sí, pero, ¿qué va a
pasar cuando llegues ahí?” “Oh, cadenas y aflicciones me esperan, pero eso está bien. Tengo
que terminar el ministerio.” Entusiasta.
Entonces, un buen líder es respetado. Él toma la iniciativa, usa el buen juicio, habla con
autoridad, fortalece a otros y es optimista y entusiasta de manera interminable.
En séptimo lugar, un buen líder nunca hace concesiones con sus absolutos. Él nunca hace
concesiones con sus absolutos. Ahora, observe. Él dice: “con todo, es necesario que demos
en alguna isla…” Versículo 26… “Venida la decimocuarta noche…” Eso es mucho tiempo. “Y
siendo llevados a través del Mar Adriático, a la medianoche, los marineros sospecharon que
estaban cerca de tierra.” Hombre. No habían visto nada durante semanas.
“Y echando la sonda, hallaron veinte brazas; y pasando un poco más adelante, volviendo a
echar la sonda, hallaron quince brazas.” Lo cual significa que es menos profundo. Entonces,
están acercándose a la tierra. Y van a ser hechos pedazos. “Y temiendo dar en escollos,
echaron cuatro anclas por la popa, y ansiaban que se hiciese de día.” Aventaron cuatro anclas
simplemente para mantener la nave sin moverse. Las aventaron por atrás, la popa.
Simplemente para detenerla y ansiaban que se hiciese de día.
“Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquife al mar,” en otras
palabras, dejaron caer el bote salvavidas e iban a dejar la nave. “Aparentaban como que
querían largar las anclas de proa.” Pretendiendo colocar anclas por el frente de la nave,
realmente están bajando el bote salvavidas para tratar de escapar. Los marineros estaban
tratando de escapar.
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Ahora, estás en muchos problemas cuando la tripulación se va. “Pero Pablo dijo al centurión y
a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros.” Escuche,
hay una regla aquí. Dios dice” todos ustedes serán salvados únicamente si se quedan en la
nave.” ¿Y sabe una cosa? “Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y lo
dejaron perderse.” Y todo el mundo se quedó y hay un principio simple. Pablo dijo hay una
regla aquí, así es como Dios lo estableció. No podemos hacer concesiones. El liderazgo
nunca hace concesiones con sus absolutos. Puede haber algunas cosas en las que usted
puede negociar, pero usted nunca hace concesiones con sus absolutos.
Y yo creo que toda persona tiene que determinar cuáles son sus absolutos. Cada uno de
nosotros tiene que determinar las verdades de la Palabra de Dios de las que dependemos y
usted no puede hacer concesiones con ellas. Siempre existe esa tentación. La Palabra de
Dios enseña cierto principio acerca de algo, pero la persona es tan amable. Usted
simplemente no quiere implementar la Palabra de Dios. Usted no puede hacer concesiones.
Tan pronto como usted empieza a hacer concesiones, usted comienza a perder su integridad.
Y tan pronto como usted pierde su integridad, usted pierde a sus seguidores. Usted debe
determinar qué absolutos hay. Usted debe determinar un estándar justo. Usted debe
determinar lo que es correcto para lo que usted está guiando, lo que está haciendo. Y nunca
hacer concesiones con eso.
Y cuando usted comienza a hacer concesiones, usted entrega su virtud. Y cuando usted
entrega su virtud, usted entrega su alma. Y cuando usted entrega su alma, usted es entregado
a sí mismo. Entonces, un líder nunca hace concesiones con los absolutos. Lo que es verdad,
siempre es verdad. Y siempre tiene que ser verdad.
Ahora, permítame tan sólo terminar al darle unos cuantos más aquí. Rápidamente, este es el
número ocho. Me encanta esto. Un líder se concentra en objetivos. No en obstáculos.
Versículo 33: “Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen,
diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada.”
Ellos no han comido durante catorce días. Nada. No han comido durante catorce días. “Por
tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno
de vosotros perecerá.” Pablo nunca ni siquiera pensó en la tormenta. Él nunca ni siquiera
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pensó en los problemas. Él dijo: oigan, hombres, tenemos que comer aquí para que podamos
enfrentar esto cuando venga. Es evidente que él había visto más allá de los obstáculos a lo
que iba a suceder. Él no estaba preocupado por la tormenta. Él no estaba preocupado por el
naufragio. Él simplemente quería asegurarse de que todos estuvieran con buena salud
cuando llegaran a la costa para que pudieran llegar ahí nadando y sentirse bien. Así es con un
líder. El líder es como un buen corredor de vallas. Él nunca ve la valla. Él simplemente ve la
línea de llegada. Y la valla no es algo que lo distrae a usted en absoluto. Usted simplemente
pasa por encima de ella. Él siempre ve los resultados, no al camino para llegar ahí.
Bueno, ¿sabe una cosa?, usted podría decir: “bueno, hay algo que deberíamos hacer, pero
hombre, es tan difícil hacer eso. Es tan difícil lograr eso. No sé si algún día podamos hacer
que todo el mundo coopere.” Oh, sí, un líder simplemente ve el objetivo. Los obstáculos son
algo a lo que usted le da la vuelta para llegar ahí.
Y después, aquí está la clave para todo: el liderazgo guía mediante el ejemplo. Versículo 34,
Pablo habiéndoles dicho todos que deberían comer, dice: “Por tanto, os ruego que comáis por
vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. Y
habiendo dicho esto,” ¿qué?, “tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y
partiéndolo, comenzó a comer.” Él estableció el modelo. Y aquí está la clave para todo.
Realmente creo esto. El liderazgo guía mediante el ejemplo. El liderazgo guía mediante el
ejemplo. Esa es la razón por la que dije esta mañana, el apóstol Pablo dijo, “las cosas que
habéis oído y recibido y oído y visto en mí, ¿qué?, esto haced. El liderazgo guía mediante el
ejemplo.
Él le dijo a los corintios: “sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” Pablo le dijo a Timoteo:
“se un ejemplo a los creyentes.” Pedro les dijo a los ancianos: “sean un ejemplo.” El escritor
de Hebreos le dijo la congregación de los hebreos: “vean a aquellos que los guían y sigan la
fe de ellos.” Simplemente, vivir la vida, ser el ejemplo, mamá y papá haciendo el patrón de
piedad para sus hijos. Maestro en un salón de clases, ser el patrón piadoso para ese grupo de
pequeños niños o adultos o jóvenes. Usted, quien tiene una responsabilidad en cualquier tipo
de liderazgo en la Iglesia, en la manera en la que sea, usted debe ser un modelo de piedad
mediante el cual la gente pueda cultivar ese patrón en su vida.
29
Como puede ver, Dios únicamente puede operar mediante modelos humanos. Eso es lo que
Él ha escogido hacer. Entonces, el líder guía mediante el ejemplo. Entonces, Pablo, el
alimento y él es el primero en comerlo. ¿Ha notado algo a lo largo de todo esto? Simplemente,
me encanta esto. ¿Ha notado de que desde que comenzamos este viaje Pablo hizo que todo
el mundo hiciera todo? Él tiene a soldados cortando las cuerdas y a alguien consiguiendo el
alimento y a alguien pasándolo; y en el versículo 36, dice: “entonces, todos, teniendo ya mejor
ánimo, comieron también. Y ahí están doscientos setenta y seis.
¿Ha notado cómo hizo que todo el mundo hiciera todo? Ese es el número diez en mi lista
pequeña. Un líder activa a la gente. Él tiene a todo el mundo trabajando. A todo el mundo
involucrado. A todo el mundo haciendo cosas. Amados, Pablo iba a una ciudad, me encanta
esto, él iba a Tesalónica. Usted sabe, estaba ahí dos semanas y en dos semanas, cuando él
dejaba la ciudad, hubo una Iglesia establecida. No sólo una Iglesia, sino una Iglesia cuyo
testimonio en unos cuantos meses se oyó por toda Macedonia y Acaya y por todo el mundo.
En dos semanas, él había levantado el liderazgo, les había dado responsabilidad y siguieron
adelante. Él supo cómo delegar.
El suegro de Moisés vino a él en una ocasión y le dijo en Éxodo capítulo 18, él le dijo:
“Moisés, debe ser más inteligente de lo que eres. Hombre, no puede ser el único líder en
Israel. Tienes que dividirlo. Tienes que tener a alguien sobre miles y a alguien sobre cientos y
a alguien sobre decenas.” Y ellos organizaron a muchos líderes. Léalo, Éxodo 18. El liderazgo
es capaz de delegar autoridad. Tiene que hacerlo.
Bueno, ¿qué sucedió como resultado de todo esto? Escúchelo. Versículo 38: “Y ya
satisfechos, aligeraron la nave, echando el trigo al mar. Cuando se hizo de día, no reconocían
la tierra, fue un shock porque no era lo que pensaban. Pero veían una ensenada que tenía
playa, en la cual acordaron varar, si pudiesen, la nave. Cortando, pues, las anclas, las dejaron
en el mar, largando también las amarras del timón; e izada al viento la vela de proa, enfilaron
hacia la playa. Pero dando en un lugar de dos aguas,” dos corrientes cruzando ahí, “hicieron
encallar la nave; y la proa, hincada, quedó inmóvil, y la popa se abría con la violencia del mar.
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Entonces los soldados acordaron matar a los presos, para que ninguno se fugase nadando.”
Porque si escapaban, perdían su vida.
“Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, les impidió este intento, y mandó que los que
pudiesen nadar se echasen los primeros, y saliesen a tierra; y los demás, parte en tablas,
parte en cosas de la nave, “y me encanta, “Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a
tierra.” ¿Quiere saber algo acerca de un líder así? Él tiene éxito. ¿Notó eso? Él tiene éxito.
Pablo se levantó del lugar de un prisionero al lugar de un líder. Él manifestó confianza,
iniciativa, buen juicio, autoridad al hablar, él fortaleció a otros. Él fue entusiasta, optimista. Él
nunca hizo concesiones en sus absolutos, él se concentró en los objetivos en lugar de los
obstáculos, él guió mediante el ejemplo, él delegó responsabilidad y al final, él tuvo éxito. Y
todos llegaron a tierra.
No hay duda en mi mente de que todas esas personas vieron fija y largamente a este
prisionero y probablemente, dijeron: “¿qué hombre es este?” Dios necesita líderes. Dios
necesita líderes en toda dimensión con Su Palabra. Estos son los principios. Usted los ve y
dice como yo, ‘hombre, estoy muy lejos de cumplir con todos estos.’ Yo sé que usted se siente
así, porque yo me siento así. Pero es bueno saber cuáles son las metas, ¿no es cierto? Oro a
Dios porque de esta congregación de ustedes, personas amadas, Él levante a más y más
líderes para continuar con Su obra.
Oh, espero que esto haya sido útil para usted en esta noche. Oremos juntos.
Padre, Te damos gracias porque Tú has estado en medio de nosotros en esta noche
conforme hemos compartido, inclusive en este tiempo largo, realmente nos has bendecido
porque nos hemos enfocado una vez más en lo que es tan necesario en Tu Iglesia. Que
seamos el tipo de líderes que quieres que seamos. Me presento a mí a Ti, en primer lugar,
porque yo quedo corto de estas cosas conforme las veo manifiestas en Pablo en la Palabra de
Dios. Y, sin embargo, estas son las cosas que anhelo tanto ser. En el equilibrio correcto, para
que pueda guiar de una manera que pueda representar Tu guía a través de mí.
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Y después, Padre, hay ancianos aquí, en el consejo pastoral, gente ministrando en posiciones
de liderazgo. Ellos también necesitan guiar según Tu patrón. Que así sea en la vida de ellos.
Y después, están los ancianos y los diáconos y diaconisas y maestros y obreros y líderes de
estudio bíblico; y ellos también guían. Padre, que ellos también guíen con un gran deseo en
su corazón para moverse hacia este tipo de principios.
Y después, Padre, quizás hay muchas personas que aun no tienen posiciones de liderazgo,
pero está latente en su corazón ese llamado divino a un lugar de dirección y liderazgo. Que
ellos comiencen ahora a prepararse. Quizás, algunos de ellos son mayores. Quizás, algunos
son jóvenes.
Dios, levanta al liderazgo para Tu Iglesia aquí, para Tu Iglesia alrededor del mundo, para los
campos misioneros necesitados que están clamando. Levanta a grandes líderes, no grandes
en su propia fortaleza, sino grandes en Ti. Levanta a grandes pastores y ancianos y diáconos
y diaconisas y a grandes maestros entre los hombres y las mujeres.
Y que esta Iglesia, en los días y años venideros, por así decirlo, sea un invernadero para el
nacimiento y el crecimiento de líderes. Para que salgan a Tu mundo y lleven a cabo Tu obra a
Tu manera. Y te daremos todos a Ti gracias y te alabaremos en el nombre de Jesús. Amén.
Bueno, que Dios los bendiga a todos ustedes. Han sido pacientes conmigo en esta noche y
los amo por eso. Siempre lo son. Han sido pacientes conmigo como su líder en muchas
maneras y les doy gracias también. Y deseo que ustedes oren por nosotros y por todos
aquellos que guiamos. Oremos unos por otros, inclusive por aquellos de ustedes que son
mamás y papás guiando a esa pequeña tribu de niños en casa. Es difícil, ¿no es cierto?
Realmente difícil. Seamos el tipo de líderes que Dios quiere que seamos.
Disponible sobre el Internet en: www.gracia.org
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