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I Congreso Iberoamericano de Investigación sobre MIPYME
Quito - Ecuador
19 y 20 de mayo, 2015
Evidencia Empírica de Relaciones de Complementariedad en la
Productividad Laboral de las PYME en Chile y comparación con
empresas de Cataluña
Dr. (c) Roberto Jijena-Infante
rjijena@uoc.edu
Ingeniero Comercial. Economista
Doctor (c) por la Universitat Oberta de Catalunya
Profesor Facultad de Ingeniería, Universidad Diego Portales
Dr. Joan Torrent-Sellens
jtorrent@uoc.edu
Entrepreneurship & Microfirms Management Master [Director]
ICTs Interdisciplinary Research Group, i2TIC [Director]
Economics and Business Studies [Professor]
Universitat Oberta de Catalunya
2
Resumen
Esta investigación tiene por objetivo entender las relaciones de complementariedad (co-
innovación) entre el uso de las TIC, las nuevas formas de organización del trabajo y la
cualificación de los trabajadores, que explican la productividad del trabajo de las PYME
en Chile. En sus resultados se compara con la realidad observada en Catalunya, junto
con ello y fruto de este análisis, se extraen lecciones y proponen recomendaciones para
las pequeñas y medianas empresas chilenas.
Palabras clave: complementariedad, productividad, innovación.
Abstract
The objective of this research is to understand the relationship of complementarity (co-
innovation) between the use of ICT, new forms of labor organization and qualification
of workers, explaining labor productivity of SMEs in Chile. Its results are compared
with observed reality for all companies in Catalonia, along with that and as a result of
this analysis, are taken lessons as well as recommendations for small and medium sized
Chilean firms.
Keywords: complementarity, productivity, innovation.
3
Introducción
Esta investigación tiene por objetivo entender las relaciones de
complementariedad (co-innovación) entre el uso de las TIC, las nuevas formas de
organización del trabajo y la cualificación de los trabajadores, que explican la
productividad del trabajo de las PYME en Chile. En sus resultados se compara con la
realidad observada en Catalunya, junto con ello y fruto de este análisis, se extraen
lecciones y proponen recomendaciones para las pequeñas y medianas empresas
chilenas.
Se utilizan datos de una encuesta realizada en Chile a las PYME, por encargo del
Ministerio de Economía el año 2007; para aquel año existía un registro de 889.364
empresas formalmente constituidas1, de éstas –conforme al criterio de utilizar el
volumen facturado de ventas: el 65,8% eran Microempresas, 14,4% Pequeñas
Empresas, 2,2% Medianas Empresas y 1,1% fueron clasificadas como Grandes
Empresas. La suma total contempla además un 16,5% de empresas sin clasificación
pues se declaran sin ventas para ese año tributario. Por consiguiente, el segmento a
estudiar comprende un porcentaje cercano al 17% (pequeñas y medianas), que a su vez
explican un tercio del empleo. Por su parte, Catalunya inserta en el marco de la Unión
Europea, con registros económicos en muchos ítems superiores al Estado Español,
contiene un tejido empresarial mayoritariamente de pequeño emprendimiento que la
hace muy semejante a la economía chilena. Esta última caracterizada por un rápido
crecimiento respecto América Latina en las últimas dos décadas y la primera
sudamericana en incorporarse a la OCDE2, con un tejido empresarial mayoritariamente
de Small Business Enterprise (SBE) que agrupa micro, pequeñas y medianas empresas,
sumando para Chile un 82,4% cifra muy semejante al 86% de Catalunya. De esta forma
los datos económicos muestran que tanto Catalunya como Chile presentan un tejido
muy similar, sustentado en una fuerte base de microemprendimiento. Esta similitud
constituye una fortaleza al momento de establecer las comparaciones específicas.
Desde esta perspectiva, además de la contrastación con otras economías, evalúa
el impacto que tienen las fuentes de co–innovación en la productividad de las empresas
1 Empresas que declararon su actividad económica en el Servicio de Impuestos Internos
(http://www.sii.cl) y por tanto estaban formalmente constituidas. 2 Chile fue incorporado oficialmente el 13 de enero de 2010, tras un proceso de algunos años como
observador invitado.
4
chilenas, por sus consecuencias en torno a las políticas públicas respecto a las PYME,
cobra especial importancia.
Marco teórico
Creciente y sostenidamente estudios3 avalan la fuerte relación existente entre la
inversión en tecnologías de información y comunicaciones (TIC) y los nuevos diseños
organizacionales y el carácter que asume el trabajo y las relaciones laborales, en un
marco cultural mucho más diversificado que en décadas anteriores, instalado en una
dinámica de cambios que favorece la producción flexible, la autonomía del trabajador
en su puesto de trabajo y en empresas cada vez más modulares –empresas red. Cambios
todos que alientan una cultura de innovación. Surgen de esta forma diferentes
trayectorias organizacionales con dispositivos específicos en los sistemas de recursos,
los cuales cada vez más se orientan hacia el incremento de la productividad y la
competitividad en el nuevo paradigma tecnológico y en el escenario de la nueva
economía global (Coriat 1991, Castells 1996).
En este escenario se derriban las certidumbres de todo tipo, expresión neta de
este cambio de paradigma que aun cuando parte desde la tecnología, la trasciende,
asumiendo esa dimensión global donde las transformaciones van más allá de un sistema
económico, con un entorno industrial que cambia totalmente y donde la competitividad
se vuelve un elemento clave para la supervivencia de las naciones (Carayannis 2001).
Puesto en esta perspectiva, tanto la producción y como el posicionamiento competitivo
entran en esta fase de internacionalización de los mercados “que pone en dependencia
recíproca a las firmas y a las naciones, en grados absolutamente originales e inigualados
en el pasado” (Coriat 1998). En este contexto “la mejor fuente de obtención de ventajas
competitivas duraderas es el conocimiento” (Nonaka 1991)4.
Una de las formas de responder a estos desafíos y provocar un mayor resultado
productivo, lo constituyen los esfuerzos por innovar. Estudios realizados para un
conjunto de países de Europa5 por Evangelista y Vezzani (2012), coincidentes con los
resultados de Giuri y otros (2006) para 540 firmas en Italia, muestran que tanto la
innovación tecnológica como la organizativa pueden ejercer un impacto positivo sobre
3 Si bien sería demasiado extenso señalar a todos los autores en este párrafo, se invita al lector a cotejar la
bibliografía –al final, donde se recoge un número moderado de ellos.
4 En el caso de las citas extraídas de textos diferentes al castellano (inglés, por ejemplo), se ha realizado
una traducción libre, de absoluta responsabilidad de esta investigación.
5 Republica Checa, España, Francia, Italia, Portugal y Eslovenia.
5
el empleo, principalmente de forma "indirecta", es decir, mejorando los resultados de
crecimiento de las empresas. Efectos indirectos que toman fuerza y varían frente a los
diferentes tipos de innovaciones. La evidencia de estos resultados muestra la
disminución de la importancia de los efectos laborales de desplazamiento de la
innovación de procesos, siendo esta última fuerte y claramente visible dentro de la
industria manufacturera y sólo cuando las innovaciones de proceso se combinan con los
cambios organizacionales.
Resultados concordantes con las investigaciones realizadas en Catalunya, las
cuales destacan que si bien, en un comienzo el cambio tecnológico figuraba como el
epicentro del cambio empresarial, relegando el cambio organizacional a un papel
secundario, la evidencia se ha trasladado a los determinantes de las transformaciones de
la estructura ocupacional, el cambio tecnológico digital y los cambios en la
organización del trabajo, “los cuales interactúan fuertemente para establecer claras
relaciones de complementariedad en la explicación de los requerimientos pedidos y en
las transformaciones de los puestos de trabajo” (Torrent 2008). Por su parte, de una
forma recurrente en microeconomía acerca de las TIC, figura la necesidad de cambio en
la organización para obtener una maximización del beneficio de estas nuevas
tecnologías, que se expresa en una corriente de salida intangible que constituye la
inversión bruta en capital complementario (Basu 2003). Surge aquí una trama que evoca
la complejidad de este escenario, donde cambios en la organización y gestión de la
empresa ocurren “de modo difuso, capilar, [lo cual lleva a proveer nuevos
conocimientos y] nuevas formas de describir las organizaciones y configuran nuevas
realidades que permiten una gestión más compleja de las conductas de los integrantes de
las empresas y de otros agentes conectados a ellas” (Ossandón 2013). A la par la
literatura presenta también el impacto que tienen las inversiones en TIC sobre la
productividad, cuando “se registran en conjunción con otros factores no tecnológicos,
tales como los cambios organizativos y capital humano, y que por esta vía afectan a la
productividad del trabajo y a la productividad total de los factores” (Billón 2007). De
esta forma, no es probable que la inversión en TIC rinda el fruto esperado si no existe
coherencia con las variables intervinientes en el proceso productivo, a nivel micro y con
más fuerza a nivel macro, en la medida que éstas son decisiones a nivel de país.
En este escenario global la creación y la innovación marcan el ritmo expansivo
de lo cotidiano, la formación reticular es expresión de esa creciente dependencia de los
6
agentes económicos frente a la multidiversidad de fuentes externas de aprendizaje,
conocimiento y aprovisionamiento, sea de insumos o servicios, esto promueve la
movilidad de factores y empuja a la reducción de la distancia geográfica entre los
múltiples nodos de la red, de allí que “el alcance espacial de las redes de innovación
puede variar en función del tipo de cooperación, sus objetivos y el número de miembros
que la forman” (Koscharzky 2002), demandando de este modo dotaciones de capital
humano altamente cualificadas, cuyo trabajo requiere un tipo especial de organización,
capaz de responder a los constantes cambios tanto en los mercados, como en las TIC
siempre desafiantes en innovación.
En este escenario de constante innovación se apunta a la naturaleza del objeto en
torno al cual tienden a centrarse las tecnologías que se desarrollan: la información. Este
atributo se transforma en un eje estructurador de la actividad, donde la información deja
de ser simplemente un recurso estratégico, y se constituye en “una variable endógena al
propio sistema económico que se estructura crecientemente, en todo lo referente a su
producción, distribución y consumo” (Millán 1993).
Como consecuencia de este avance hay autores que se preguntarán si las
diferencias entre países surgen porque las TIC constituyen un importante motor de la
producción y el crecimiento de la productividad (Colecchia y Schreyer 2001, 2002). Se
aprecia entonces que el uso de las TIC, de nuevas prácticas organizacionales y del
capital humano constituye un sistema complementario de actividades (Milgrom y
Roberts 1995, Bresnahan et al. 2002). En efecto, “el término ‘complemento’ se utiliza
no sólo en el sentido tradicional de una relación específica entre pares de entradas, sino
también en un sentido más amplio como una relación entre grupos de actividades”
(Milgrom y Roberts 1990). Por ejemplo, las modernas técnicas de fabricación
avanzadas consisten en un conjunto de elementos tecnológicos que implica una
complementariedad importante entre estos elementos de la tecnología; un ejemplo típico
se refiere al uso de aplicaciones CAD que conducen a la complementariedad con otros
equipos de fabricación programable. Sin embargo, también es posible hablar de
complementariedad en lo referido a organización y capital humano. Por otra parte, el
concepto de ajuste o complementariedad entre actividades se desarrolla en la literatura
de gestión, pero sigue siendo a menudo mal definida (Cassiman et al. 2005). El estudio
de las complementariedades entre las actividades se remonta a la teoría de
supermodularidad (Milgrom y Roberts 1990 y 1995, Athey y Stern 1998), cuyas
7
condiciones necesarias para las actividades complementarias según los autores es como
sigue: Supongamos que hay dos actividades, A1 y A2. Cada actividad puede ser
realizada por la empresa (Ai = 1) o no (Ai = 0), donde i {1, 2}. La función Π (A1, A2) es
supermodular, y A1 y A2 son complementarios solo si:
Π(1, 1) – Π(0, 1) ≥ Π(1, 0) – Π(0, 0), (1)
es decir, agregar una actividad, mientras la otra ya se ha comenzado a ejecutar, tiene un
mayor efecto incremental en el desempeño (Π) que sumar la actividad de forma aislada.
Este razonamiento es clave para entender el rol estratégico de las complementariedades
en la productividad de las empresas y más aún, en su posicionamiento competitivo.
Datos y sus fuentes
Los datos comprenden al segmento de las pequeñas y medianas empresas del
tejido empresarial chileno, en 9 agrupaciones de actividades consideradas según la
CIIU, revisión 3, cuya apertura económica es:
Explotación de minas y canteras; Industrias manufactureras; Suministro de
electricidad, gas y agua; Construcción; Ventas, mantenimiento y reparación de
vehículos automotores y motocicletas; Ventas al por menor de combustible para
automotores; Comercio al por mayor y en comisión, excepto el comercio de
vehículos automotores y motocicletas; Comercio al por menor, excepto el
comercio de vehículos automotores y motocicletas; reparación de efectos
personales y enseres domésticos; Hoteles y restaurantes; Transporte,
almacenamiento y comunicaciones.
La población objetivo de esta encuesta estuvo constituida por todas las empresas
naturales o jurídicas, que contaban con iniciación de actividades y que desarrollaban
una de las actividades económicas antes descritas, y cuyas ventas se encontraban entre
US $ 82.348 y US $ 3.431.016 respectivamente6, al 31 de diciembre de 2006. Se han
utilizado también las bases de datos disponibles del Institut d’estadística de Catalunya,
IDESCAT7 y EUROSTAT
8.
6 La clasificación original clasifica según Unidades de Fomento, que es un contravalor utilizado para
mantener el peso chileno (PCL) en valores reales, es decir, considerando la inflación. Mayor información
en http://www.bcentral.cl
7 IDESCAT, http://www.idescat.cat/
8 EUROSTAT, http://ec.europa.eu/eurostat
8
Variables a utilizar
A continuación se presentan las dimensiones y las relaciones de
complementariedad que contiene el modelo, las cuales son: Productividad del trabajo
(PROTRAB).Valor total de las ventas mercado interno más exportaciones, sin IVA en
miles de pesos chilenos. El cálculo por trabajador a tiempo completo se obtiene al
dividir por el “Número promedio de trabajadores”, neto de empleadores y ejecutivos de
nivel gerencial. Contiene 4 variables. Gastos intermedios de producción (GSTINT). Se
componen de un conjunto de ítems valorados en miles de pesos chilenos. Comprende 7
variables. Dimensión capital físico productivo (KFP). Se considerará el ítem Total
Activos Fijos (en miles de pesos). Agrupa 7 variables. Dimensión organizacional
(ORGSTR). En esta variable hay disimilitud de datos, sin embargo, su abundancia
permite trabajar diversas alternativas de acercamiento al impacto que puede tener en la
co-innovación. Contiene 12 variables. Dimensión cualificación del trabajo (LABQ).
Contiene 4 variables. Dimensión tecnológica digital (TECHD). Comprende 22
variables. Dimensión de relaciones laborales (RLAB). Contiene 4 variables. Dimensión
cultural (DCULT). Expresa la cultura orientada a la innovación. Contiene 12 variables.
De acuerdo al uso de las experiencias presentadas, los factores de
complementariedad son tres y se expresan del siguiente modo: Relaciones entre la
Dimensión Organizacional y Dimensión Tecnologías de Información se manifiesta en el
producto de las variables ORGSTRxTECHD, que recoge los cambios en los diferentes
ámbitos de la gestión que impactan en la estructura y que redefinen el rol de las TIC
desde esos cambios. Relaciones entre la Dimensión Organizacional y Cualificación del
Trabajo se expresa en el producto de las variables ORGSTRxLABQ, con lo cual se
pretende capturar aquellos cambios que facilitan la reorganización del proceso
productivo en virtud de mejoras en la cualificación del trabajo, o en su defecto, lo
contrario. En tanto, las relaciones entre la Dimensión Tecnologías de Información y
Cualificación del Trabajo, se construyen a partir del producto de las variables
TECHDxLABQ. Se recoge con ello el efecto que en las variables TIC, opera la
interacción con factores que al mejorar las prácticas y habilidades, facilitan la
asimilación de conocimientos y utilización de nuevas tecnologías en los trabajadores.
Modelo
Esta investigación se apoya en el modelo Cobb-Douglas, que permite apreciar las
diferencias entre empresas, explicadas por la existencia de valores distintos en A
9
(productividad total de factores, PTF), como resultado de decisiones de producción y
por otros factores aleatorios. Expresión que en su desarrollo puede presentarse como:
𝑌𝑖 = 𝑒𝛼𝑋𝑖𝛽1𝑋𝑖
𝛽2 ⋯ 𝑋𝑖𝛽𝑖𝑒−𝜇𝑖 (2)
la cual al transformarse por medio de la utilización de logaritmos respecto de la función
original, queda como:
𝑙𝑛𝑌 = 𝛼 + 𝛽1𝑙𝑛𝑋1 + 𝛽2𝑙𝑛𝑋2 + ⋯ + +𝛽𝑖𝑙𝑛𝑋𝑖 − 𝜇𝑖 (3)
A lo largo de décadas, la función Cobb-Douglas, ha mostrado ser una
herramienta versátil y bastante útil, puede ser obtenida directa o indirectamente. Este
modelo será utilizado para comprobar (o refutar) la afirmación inicial la cual sostiene
que:
Las relaciones de complementariedad (co-innovación) entre el uso de las TIC, las
nuevas formas de organización del trabajo y la formación continua de los
trabajadores explican la productividad de la PYME chilena.
Con este propósito se utilizará el modelo que se formaliza en la expresión (4), la
cual recoge el impacto sobre la productividad empresarial del trabajo sobre el conjunto
de variables que más adelante se enuncian y sus relaciones de complementariedad.
Siguiendo la literatura al uso, este modelo se especifica partiendo de una función de
producción del tipo Cobb-Douglas, homogénea de grado 1, que cumple supuestos
clásicos de concavidad (productos marginales crecientes, productividad marginal
decreciente, rendimientos constantes a escala), expresada del siguiente modo:
𝑌𝑖 = 𝐴𝑖𝐾𝑃𝑖𝛼𝐿𝑖
𝛾𝐼𝑖
𝜇 (4)
Donde:
Yi = Nivel de facturación de la empresa i
Ai = Indicador de eficiencia (productividad total de factores) de la actividad
en la empresa i
KPi = Dotación de capital físico productivo de la empresa i
Li
= Dotación de trabajo en la empresa i
Ii = Dotación de gastos de producción (gastos intermedios) de la empresa i
α, γ, μ = Representan las elasticidades del capital físico productivo, el trabajo y
los gastos intermedios sobre el nivel de facturación de la empresa i
10
En el indicador de eficiencia (Ai) se incorporarán las variables de co-innovación,
que recogerán los impactos, conjuntos y complementarios, de la innovación empresarial
no asociados directamente con los factores de producción (Bresnahan et al. 2002,
Arvanitis 2005). Para la inclusión de las variables el modelo se expresa en (5), de esta
forma, se postula, que es posible establecer determinantes de Ai a partir de indicadores
que presenten en buena medida las prácticas conjuntas de las formas de organización,
cualificación del trabajo, utilización de las TIC, como también de las relaciones de
complementariedad entre ellas.
Ai = exp (δ0 + δ1 ORGSTRi + δ2 LABQi + δ3 TECHDi + δ4 RLABi +
δ5 DCULTi) (5)
Este es, a su vez, el modelo básico que captura los impactos a nivel individual
sobre la productividad de sus fuentes. Este modelo en su expresión funcional se anota
como (5), donde, ORGSTRi, LABQi, TECHDi, RLABi, y DCULTi representan a las
variables individuales que dicen relación con aquellas dimensiones organizativas, de
cualificación del trabajo, de tecnologías de información, de relaciones laborales y de la
cultura orientada a la innovación en la empresa PYME i.
Por su parte, y de forma similar pero en un modelo compacto (6), reuniendo
efectos conjuntos y complementarios, se extiende la expresión funcional anterior con el
propósito de establecer los determinantes de la eficiencia empresarial, considerando
nuevos indicadores que recojan las prácticas conjuntas de organización, cualificación y
usos de la tecnología digital, como también sus relaciones de complementariedad. De
este modo, esta expresión se presenta como:
Ai = exp (δ0 + δ1 ORGSTRi + δ2 LABQi + δ3 TECHDi + δ4 RLABi +
δ5 DCULTi + δ6 ORGSTRxTECHDi + δ7 ORGSTRxLABQi +
δ8 TECHDxLABQi)
(6)
Donde ORGSTRxTECHDi, ORGSTRxLABQi y TECHDxLABQi, expresan la
combinación de los sistemas organizacional y tecnológico, organizacional y
cualificación, y tecnológico y cualificación, todos de la empresa PYME i.
Transformando en logaritmos y expresando la ecuación (5) en términos de
productividad del trabajo e incorporando las especificaciones presentadas para el
indicador de eficiencia empresarial (Ai), a la vez que se renombran los coeficientes a
estimar, es posible escribir las ecuaciones básicas a contrastar, que constituyen los
determinantes de la productividad empresarial agregada del trabajo, cuyas respectivas
anotaciones son:
11
Ln Y – Ln L = β0 + β1 (ln KFPi – ln Li) + β2 (ln Ii – ln Li) +
β3 ORGSTRi + β4 LABQi + β5 TECHDi + β6 RLABi +
β7 DCULTi
(7)
para el modelo básico. Por su parte, para el modelo compacto se tiene:
Ln Y – Ln L = β0 + β1 (ln KFPi – ln Li) + β2 (ln Ii – ln Li) +
β3 ORGSTRi + β4 LABQi + β5 TECHDi + β6 RLABi +
β7 DCULTi + β8 ORGSTRxTECHDi + β9 ORGSTRxLABQi
+ β10 TECHDxLABQi
(8)
Tanto en las ecuaciones (7) como en (8) considérese que cada βi, para i=0…10,
expresa la elasticidad (coeficiente) de los distintos componentes explicativos de la
productividad empresarial en las PYME chilenas.
Discusión de Resultados
Los modelos antes descritos proveen los resultados que exhibe la tabla Nº 1, en
el cual se aprecian las complementariedades o factores de co-innovación. El modelo
N°1 para Chile, que no incluye los factores de complementariedad, manifiesta un
predominio de los gastos intermedios de producción (GSTINT) y del capital fijo
productivo (KPF), con un menor impacto de las tecnologías de información (TECHD), a
la vez que la cualificación del trabajo (LABQ) y las relaciones laborales (RLAB) se
presentan muy débiles, todo ello contrasta fuertemente con los coeficientes negativos
que exhiben la dimensión organizacional (ORGSTR) y la dimensión cultural (DCULT),
esta última captura la orientación a la innovación de la muestra de empresas PYME
para Chile. Se observa que los factores de mayor incidencia son aquellos que
tradicionalmente han estado presentes en la gestión de las empresas, la preocupación
por el gasto y por el capital productivo; las tecnologías de información ocupan un lugar
bastante lejano, en tanto que aquello que dice relación con las variables que movilizan
la productividad del trabajo en la sociedad de la información y del conocimiento,
ocupan un lugar muy marginal, considerando además que la cultura de innovación
presenta un indicador negativo. El modelo 2 para Chile, que considera los factores de
complementariedad, refuerza el contraste de los resultados entregados anteriormente, a
la vez que presenta factores de co-innovación marginales (ORGSTRxTECHD) y
negativos (ORGSTRxLABQ; TECHDxLABQ). En efecto, la introducción de
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complementariedades destaca la marginalidad del aporte de variables como la cultura
orientada a la innovación (DCULT) y aquellas que implican una gestión más moderna
como es el caso de las variables asociadas a la organización del trabajo, las relaciones
laborales y la cualificación del trabajo, esta última (LABQ) mejora su indicador en tanto
los dos factores de complementariedad (2) y (3) muestran coeficientes negativos.
Se puede sostener, revisados ambos modelos, que al no ser considerados mecanismos de
complementariedad entre factores, las prácticas de las empresas generan un uso
ineficiente de las TIC. Se observa también, que tanto el tipo de relaciones laborales
como la cualificación de los trabajadores, incide en el modo en que se organiza el
proceso productivo y se utiliza la inversión en TIC. La ausencia o su presencia marginal
ayudan a explicar que las prácticas de estas empresas tienden a una baja productividad.
Los resultados sobre la base de la muestra de PYME para Chile discutidos aquí, tienen
un correlato con la realidad macroeconómica del país, la cual constata una caída de la
contribución de la variación de la PTF como contribución al crecimiento del PIB.
Estableciendo una comparación, aprecia en la tabla N° 1, tanto en Chile como en
Catalunya se destaca una fuerte presencia de los gastos intermedios de producción
(GSTINT y GASTINT, en cada caso), como también el coeficiente que representa el
capital productivo al momento de explicar la productividad del trabajo en ambas
economías –con y sin factores de complementariedad (KFP y ACTIVO); respecto de las
dimensiones que agrupan las variables de organización del trabajo existen diferencias
notorias entre ambas economías, en la muestra del tejido de empresas catalanas estas
prácticas inciden positivamente, cuestión que se potencia en el modelo que incorpora
los factores de co-innovación. En cambio, en el caso de la muestra del tejido
empresarial de PYME chilenas, estas variables inciden con coeficientes marginales y de
forma negativa, tendencia que se remarca al incorporar los factores de co-innovación.
Contrario a lo recién expuesto, en el caso de las variables que se agrupan en la
dimensión tecnológica, si para Catalunya es de incidencia negativa lo que se destaca al
incorporar las complementariedades, ocurre a la inversa en la muestra de las PYME
chilenas, donde la dimensión tecnológica tiene una presencia notoria que se potencia al
incorporar las complementariedades.
13
Tabla Nº 1.
Comparación de determinantes de la productividad del trabajo en los modelos de
Catalunya y PYME en Chile
Fuente: Para Chile, elaboración propia. Para Catalunya: Torrent, Joan y Pilar Ficapal, "¿Nuevas fuentes
co-innovadoras de la productividad empresarial?" 2010: 17
Coeficientes Estandarizados Coeficientes Estandarizados
(Valor t ) (Valor t )
(Constante) 4,423 29,112*** 29,360*** (Constante)
Gastos Interm. de Producción 0,665 0,683*** 0,681***Gastos intermedios por
trabajador
GSTINT (58,572) (37,704) (37,875) GASTINT
Capital Fijo Productivo 0,249 0,229*** 0,232*** ACTIVO
KFP (22,149) (12,544) (12,767) ACTIVO
Dimensión Organizacional -0,021 0,095*** 0,148*** Dimensión organizativa
ORGSTR (-1,223) (6,544) (8,273) SORG
Cualif. del Trabajo 0,104 0,058*** 0,023 Dimensión cualificación
LABQ (4,718) (3,667) (1,335) SCUALIF
Tecnologías de Información 0,139 -0,102*** -0,116*** Dimensión uso TIC
TECHD (7,700) (-6,468) (-7,306) STIC
Relaciones Laborales Relaciones laborales
RLAB 0,03 0,028* 0,029** SEGURID
(2,803) (1,875) (1,958)
-0,001 0,001 REMUN
(-0,043) (0,043)
0,039*** 0,045*** FLEXJORN
(2,611) (3,055)
Dimensión Cultural -0,023 0,103*** 0,051*** Cultura
DCULT (-2,152) (6,010) (3,441) CULTORG
(1) ORGSTR x TECHD - 0,035** SORGTIC
(1,185) - (2,304) (SORG*STIC)
(2) ORGSTR x LABQ - 0,070*** SORGCUALIF
(-1,994) - (3,949) (SORG*SCUALIF)
(3) TECHD x LABQ - -0,078*** STICCUALIF
(-2,944) - (-4,615) (STIC*SCUALIF)
n 2.804 1.283 1.283 n
R2 Corregida 0,701 0,742 0,748 R2 Corregida
Estadístico F 941,6 410,258 318,925 Estadístico F
Sig. Cambio en F 0,000 0,000 0,000 Sig. Cambio en F
Fuente: Elaboración propia, ver Capítulo 14; Cuadro 14-8. Fuente: Torrent & Ficapal (2010), pág. 17
En los Modelos de Chi le se omite, la s igni ficación es a l 95% de confianza
Variable dependiente: productividad empresaria l del
trabajo (PTL), logari tmo de las ventas por trabajador
equiva lente a tiempo completo
Modelo (1): modelo para el conjunto del tejido productivo
privado de Cata luña s in indicadores de
complementariedades
Modelo (1): Conjunto de pequeñas y medianas empresas
de Chi le, s in indicadores de complementariedad
Modelo (2): Conjunto de pequeñas y medianas empresas
de Chi le, con indicadores de complementariedad (co-
innovación)
Modelo (2): modelo para el conjunto del tejido productivo
privado de Cata luña con indicadores de
complementariedades (co-innovación)
*** Signi ficativo a l 99% de confianza; ** s igni ficativo a l 95% de confianza; * s igni ficativo a l 90% de confianza
CHILE CATALUNYA
Anál is i s de regres ión l ineal múltiple por mínimos cuadrados ordinarios (OLS).
Variable dependiente: productividad empresaria l del
trabajo (PROTRAB), logari tmo de las ventas por
trabajador equiva lente a tiempo completo (lnY–lnL)
(2,548)
Factores de Co-Innovación (Relaciones de Complementariedad)
Modelo (1) Modelo (2)
0,000
2.804
0,702
662,806
-0,068
-0,034
-0,021
(-1,903)
0,026
0,027
0,122
(10,371)
0,036
(3,178)
-0,014
(-1,364)
0,249
(22,111)
0,668
(58,931)
4,443
Modelo (1) Modelo (2)
14
En cuanto a la cualificación en el trabajo, si en Catalunya no se manifiestan
indicadores con una gran incidencia explicativa, en el caso chileno tienden a potenciarse
al incorporarse los factores de complementariedad. Respecto de las relaciones laborales,
estos coeficientes en su globalidad son débiles, marginales, para ambas economías
representadas en las muestras utilizadas. Un elemento singular lo reflejan los resultados
de la dimensión cultural cuya relación es muy similar a aquella que se presentó con la
dimensión tecnológica. En Catalunya en cambio, existe presencia del indicador pero al
incorporarse los factores de co-innovación cae a la mitad, en Chile el indicador es poco
significativo y de signo negativo, el cual al incorporarse los factores de
complementariedad se mantiene sin cambios sustanciales.
Gráfico N° 2.
Variación de la Productividad Total de factores y su contribución al crecimiento del PIB
en Chile (1993 – 2013).
Fuente: Elaborado en base a datos de CORFO, 2014. Promedios anuales, salvo 2013 que considera tercer
trimestre.
Por su parte, los indicadores que capturan las complementariedades, los factores
de co-innovación, estos tienen respuestas diferentes para cada economía. En Catalunya
se presenta una vinculación directa de relaciones entre organización y tecnologías
(SORGTIC), y de cualificación y organización (SORGCUALIF). Pero a la inversa en la
relación entre cualificación y tecnologías (STICCUALIF). Diferente es la relación para
el caso de las PYME de Chile, donde las complementariedades entre tecnologías y
cualificación (TECHDxLABQ) como entre organización y cualificación
(ORGSTRxLABQ) son negativas, inversas, contrario a lo que ocurre en las
2.2
-3.5
0.9
-2.3
1.2 1.0
-4.0
-3.0
-2.0
-1.0
0.0
1.0
2.0
3.0
4.0
1993 - 1998 1999 2000 - 2008 2009 2010 - 2013-3Q 1993 - 2013-3Q
Contribución al Crecimiento del PIB de la Δ PTF (En porcentaje según período)
15
complementariedades entre organización y tecnologías (ORGSTRxTECHD) la cual es
positiva. Al parecer en el caso chileno, las tecnologías han jugado un rol dinamizador.
Para Chile el indicador de cualificación del trabajo cobra vigor con la incorporación de
complementariedades y aumenta con las tecnologías de información, junto con reducir
los indicadores de relaciones laborales y la cultura de innovación. En Catalunya en
cambio, al introducirse las complementariedades, las relaciones laborales tienden a
mejorar, como también la dimensión organizativa, pero a la par se debilitan los
indicadores de cualificación del trabajo y tecnologías de información, paralelo a una
caída de la dimensión cultural.
El modelo muestra que en Catalunya las relaciones entre organización y
cualificación del trabajo son más fuertes que entre organización y tecnologías, siendo lo
robusto la organización. De este modo se puede aventurar que una organización de la
producción eficiente resuelve cualquier debilidad producida por una eventual baja
cualificación o experticia en el uso de TIC de los trabajadores, cuestión que no ocurriría
al intervenir las tecnologías de información, pues estas debilitarían la organización y
provocaría un resultado adverso respecto de trabajadores cualificados.
En la muestra de las PYME de Chile organización y tecnologías se
complementan. Sin embargo, organización y cualificación del trabajo, como también
cualificación y tecnologías, al complementarse provocan resultados de signo negativo.
Ciertamente, estos resultados pueden ocurrir, en la medida que los acoplamientos de
estos recursos en lo cotidiano no son mecánicos ni existe receta del éxito. Cada
empresa, cada rama industrial y cada economía, buscan y ensayan –permanentemente–
soluciones que a su vez sean consistentes con la dinámica de los procesos y que a la par
tengan un correlato con el escenario tanto global como local. En esta medida la
cualificación del trabajo, de existir no necesariamente ha de ser concordante con los
propósitos de la organización ni con las inversiones que ésta ha realizado, sobre todo en
tecnologías (siempre cuantiosas, crecientes e inciertas). Tampoco es probable que
ambas conversen con el tipo de organización que se da y para qué se da. En la práctica,
uno de los temas complejos de la dirección de empresas es el alineamiento estratégico.
De esta forma, cada uno en su realidad próxima (Chile en el Mercosur,
Catalunya en la Unión Europea, y ambos como parte de la OCDE), busca
dinámicamente posicionarse y robustecerse. Un documento del Consell Assessor per a
la Transició Nacional, recuerda que Catalunya como economía abierta al exterior, en su
16
intercambio tuvo una facturación que alcanzó un 53% del PIB en 2012, lo cual si se
considera el tamaño de su economía, su grado de apertura es en términos comparados el
que le corresponde, de donde el informe del Consell sostiene que las economías de los
países pequeños tienden a ser más abiertas que las de los países grandes (Generalitat
2014).
En la medida que Chile se abre al exterior, al comercio global, puede lograr el
posicionamiento que hoy alcanza y ambicionar los objetivos de desarrollo que hoy
aspira. Es esta exposición a los mercados internacionales la que, por una parte, puede
ser un factor de robustecimiento de las economías al darles vigor e independencia, pero
por otra, les instala un ritmo y dirección que puede enfrentarles a desajustes
estructurales que a nivel macro, pero sobre todo a nivel microeconómico, pueden
presionar las dinámicas de determinadas empresas a niveles críticos, en términos de
generar desajustes entre sus objetivos generales, sus estrategias de inversión y la
organización del proceso productivo para enfrentar los desafíos del cumplimiento de
esos objetivos.
Ésta –por cierto– es una interpretación de la realidad, construida a partir de los
indicadores de la evidencia empírica obtenida a nivel de microdatos en ambas
economías y a la par del relato que ellas hacen de sus propias condiciones y realidades.
Conclusiones
El análisis de los factores de complementariedad que operan en la PYME chilena
cobra vital importancia en un escenario de cambios constantes y bajo la presencia de un
entorno altamente competitivo. Sumado a ello el contraste con otra economía enclavada
en un entorno desarrollado. Se propone una organización que posea una estructura
dinámica que facilite la movilidad tanto interna como externa, permeabilidad que
facilite la internalización y desarrollo de determinadas competencias. Con ello
privilegiar una organización dinámica, desplegada, con un claro diseño de su estrategia,
logrando mayor competitividad en los dinámicos y ubicuos mercados del siglo XXI.
La articulación de la inversión en TIC vinculada a la adecuada inversión en
capital humano, consecuente con arquitecturas organizativas dinámicas, que conjuguen
flexibilidad laboral con un adecuado entorno de relaciones laborales, orientadas a dar
sentido y proyección al trabajo humano, pueden ser garantes de una mayor
productividad. Vale aquí hacer hincapié que lejos de la era del trabajo extensivo
fundado en agotadoras jornadas de trabajo, el énfasis ha de ponerse en el trabajo
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intensivo, apoyado por alta tecnología y fundamentalmente permeado por una cultura de
innovación. Emerge aquí fuerte la necesidad de desarrollar estrategias empresariales
dinámicas, que capturen la incertidumbre y valoren el riesgo, para con ello lograr la
flexibilidad necesaria para que las empresas maduren en los actuales y venideros
escenarios de mercados. La condición de pequeña o de mediana empresa en sí, no
conlleva valoración negativa alguna, al contrario las historias de emprendimiento en
Silicon Valley contienen abundantes casos de éxito precisamente por el pequeño tamaño
y gran flexibilidad. Para ello requieren de mercados abiertos, de empresarios visionarios
y de acceso expedito a fuentes de crédito.
En los países en desarrollo el rol del Estado juega un papel importante como
agente regulador, a objeto de evitar la colusión y la formación de mercados oligopólicos
que impidan el natural crecimiento (o quiebra) de las PYME.
Tras estas reflexiones, a la vista de los resultados empíricos obtenidos, se puede
concluir:
El modelo de complementariedades captura los efectos para explicar la
productividad del trabajo.
La utilización de este modelo de complementariedades es un instrumento
robusto, capaz de entregar indicadores claros para entender la productividad del
trabajo y establecer comparaciones entre diferentes economías.
Los resultados del modelo en sus conclusiones a nivel de microdatos respecto de
la productividad en Chile, son congruentes con los resultados a nivel
macroeconómico de este país.
Los datos entregan evidencian que de no existir complementariedades entre la
organización del trabajo y la cualificación del capital humano,
fundamentalmente, el efecto de la inversión en TIC es débil o marginal.
A la par de lo recién expuesto, la ausencia de una cultura orientada a la
innovación atenta contra cualquier iniciativa que fomente la productividad.
El avance de estos resultados debe considerar un análisis que contraste el
comportamiento de los factores de co-innovación, en aquellas empresas PYME que
tengan un mayor nivel de exposición a las tecnologías de información, junto con ello
identificar en qué medida la formación de dueños y gerentes de empresas constituye un
factor gravitante en los procesos de innovación en las señaladas empresas. Finalmente,
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consecuente a los resultados contrastados con Catalunya, es relevante indagar en la
evidencia de otras economías, en función de resultados de otros estudios empíricos
realizados en Estados Unidos y países de Europa.
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