borrador final
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INTRODUCCIÓN
1. Descripción de la temática
La investigación se centra en la interacción que se da entre las mujeres y el medio
ambiente que las rodea. El concepto eje de la propuesta es la cultura ambiental; sin
embargo, no es la intención decir que la cultura guía la relación de la mujer con el
ambiente, más bien, se pretenden conocer los elementos que componen la cultura y
que la matizan y establecer las interacciones que se dan entre dichos elementos,
para finalmente explicar por qué existen diferencias en la percepción, el conocimiento
y el uso que hacen las mujeres de los recursos ambientales, y que en algunos casos
contribuyen a la degradación del ambiente. La cultura ambiental entonces, se aborda
a través del conocimiento, la percepción y el uso de los recursos naturales por el
género femenino. Algunos autores (Toledo, 1998; Gómez, 2000; Figueroa, 1996;
Nuño, 1996; Leff, 1993) que han estudiado la interacción de los grupos sociales con
el ambiente proponen que la cultura guía sus prácticas, y que en las sociedades
indígenas cuya cultura está basada en el respeto a la “madre naturaleza” éstas son
sustentables; asimismo, en esta postura idealista, se menciona que las mujeres
mantienen una relación virtuosa con la naturaleza, por compartir con ésta el hecho
de crear vida. En esta perspectiva, el sentido explicativo va desde la cultura hacia el
ambiente, lo cual sugiere que la relación hombre-naturaleza puede ser entendida por
la cultura local, que como ya se mencionó en el caso de las culturas étnicas, sería de
respeto. Sin embargo, los mismos autores refieren que en la realidad, en algunas
regiones donde se ubican grupos de esta naturaleza, se pueden apreciar prácticas
degradantes del entorno. De igual manera, se aprecia que en la realidad, no siempre
las mujeres realizan prácticas basadas en principios de respeto y conservación del
entorno.
Por otro lado, se plantea que las características ambientales están
íntimamente ligadas a la forma como las sociedades organizan los sistemas
productivos, y reproductivos, lo cual hace que los individuos desarrollen prácticas
específicas de uso y manejo de los recursos naturales; por lo anterior, las
características ambientales también matizan las percepciones y conocimientos de las
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personas acerca del ambiente, lo que conlleva finalmente a que se genere una
cultura propia que una vez que se estandariza, influye sobre el medio ambiente
(Harris, 1987; Tyrtania, 1992). Esta perspectiva, sugiere conocer la interacción de
las sociedades con su entorno en un sentido opuesto al de la postura idealista, desde
el ambiente hacia la cultura, lo cual permite transitar por elementos culturales, pero
también por los de tipo ambiental y productivo. Y es precisamente en el ámbito
productivo, en los sistemas de producción agrícola tradicionales, donde se dan
elementos que impelen a los campesinos a realizar determinadas prácticas que
tienen un carácter conservacionista pues se adaptan a las restricciones del ambiente
como una condición para mantenimiento del sistema; en donde la mujer, por las
funciones biológicas y sociales encomendadas, percibe y se relaciona de manera
particular con los elementos del ambiente, ya que depende de éstos para el
desarrollo de dichas funciones.
Ante este panorama, esta propuesta de investigación se aparta de la postura
que concede a la dimensión cultural la explicación de la relación que establece el
hombre con su medio ambiente – relación de respeto a la naturaleza –, postura que,
como ya se mencionó, equipara lo étnico con lo conservacionista del medio; más
bien se ubica en el enfoque de la ecología cultural y comulga con la propuesta del
materialismo cultural de que dicha relación está matizada por elementos productivos
e incluso reproductivos, los cuales a su vez están influidos por las condiciones
ambientales, tanto locales como de carácter global.
Dicho lo anterior, cabe señalar que en este estudio no se pretende decir que lo
étnico no favorece la conservación ambiental, más bien, se pretende establecer las
bases estructurales que hacen que los pueblos indios, como los campesinos, puedan
poner en juego una serie de dinámicas que los conducen e impulsan al respecto por
la naturaleza, o bien al uso irresponsable de ella.
El modelo teórico que guía la investigación para conocer la cultura ambiental
de las mujeres, se conforma a partir de los preceptos de la ecología cultural y del
materialismo cultural, en el cual se establecen una serie de elementos de análisis
tanto de tipo cualitativo como cuantitativo, que parten de las condiciones ambientales
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locales de las comunidades a estudiar, lo propios del sistema de producción, los que
corresponden a la dinámica reproductiva adoptada por las sociedades de interés y
los que se incluyen en la cultura, referidos básicamente a las prácticas desarrolladas
tanto en el hogar o en el campo – en su caso – y que a su vez se relacionan con los
elementos del ambiente.
Para cumplir el objetivo de contrastar las dos posturas teóricas y explicar la
relación de las mujeres con el ambiente; tener acceso a los elementos de análisis de
la cultura ambiental: el conocimiento, la percepción y el manejo de los recursos
naturales y validar el modelo campesino como contexto viable para conocer la forma
como las sociedades se adaptan al ambiente para el desarrollo de los sistemas
productivos lo que genera una cultura ambiental con carácter conservador; se llevó a
cabo un estudio comparado entre mujeres indígenas por un lado y mujeres mestizas
por el otro, con el objeto de validar o descartar la posibilidad de que sea solamente la
cultura indígena la que determine la cultura ambiental; se relacionarán entonces los
elementos de condición de etnicidad y de mestizaje con la característica de
pertenecer a un sistema de producción agrícola y de no pertenecer a dicho sistema,
para constatar la influencia del sistema de producción sobre la cultura ambiental.
Se seleccionan dos localidades pertenecientes a una región a las faldas del
volcán Malintzi, con características ambientales particulares por su altura sobre el
nivel del mar y con actividad agrícola importante. En el caso de Ixtenco, con la
presencia de un grupo indígena que aún conserva rasgos de la cultura otomí como el
lenguaje o la vestimenta – particularmente en las mujeres –; y en el caso de
Zitlaltepec con la presencia de una comunidad mestiza que ha perdido rasgos de la
cultura náhuatl de la cual desciende, como el lenguaje.
2. Justificación
La presente investigación permite la posibilidad de contar con un modelo teórico que
integra diversos elementos de análisis para conocer la cultura ambiental de las
sociedades: cultural, ambiental, económico, social; establecer las interacciones entre
dichos elementos y realizar una visualización sistémica de la relación de la mujer con
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el ambiente. Es importante señalar también que, los estudios que han abordado la
relación de las sociedades con el ambiente, regularmente se ven sesgados hacia uno
de los componentes, ya sea que analizan solo la cuestión ambiental, o bien, que se
enfocan más en los elementos culturales y difícilmente se establece una interacción
entre ambos; asimismo, están ausentes otros elementos al análisis del sistema de
relación sociedad-ambiente, como por ejemplo los de tipo social o económico.
Por otro lado, el enfoque de la investigación en el género femenino, permite el
rescate de información relacionada con el modo reproductivo1 desde los actores
clave de dicho proceso, las mujeres; y es precisamente también por su función
reproductiva, de procreación, cuidado y educación de los hijos que resulta relevante
considerar la influencia en ellos, al menos durante las primeras etapas de desarrollo,
de una cultura ambiental o bien de una cultura degradante del ambiente. Asimismo,
enfatizar en los roles femeninos – reproducción, cuidado de los hijos, alimentación,
salud, limpieza, manejo de los residuos domésticos – ofrece también la ventaja de
observar criterios propios de la mujer que podrían existir para el uso y
aprovechamiento de los recursos, y para su conservación, como el ahorro de agua y
energía, la disminución en la producción de desechos domésticos, el reuso o el
reciclaje de los mismo, lo anterior, por depender de ellos para el desarrollo de dichas
funciones.
En el ámbito agrícola, la presencia de la mujer no es menos significativa, al
contrario, además de las funciones antes citadas, participa en las labores
productivas, tanto en el campo, como en los huertos familiares, en el cultivo de
especies vegetales y animales; por lo anterior, se relaciona con los elementos del
ambiente de manera particular, para conocerlos, controlarlos y de esta manera,
hacer un aprovechamiento óptimo de los recursos (Cabrera, 2006).
Es decir, las mujeres campesinas al adaptar las prácticas de uso de los
recursos del ambiente a las condiciones del medio para asegurar el éxito de los
sistemas productivos, generan prácticas conservadoras de los recursos, pues
dependen de ellos para la reproducción del sistema campesino.
1 Que tiene que ver con las estrategias reproductivas para ajustar la dinámica demográfica a las restricciones que imponen las condiciones del ambiente a los sistemas productivos.
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Lo anterior, sugiere que la relación de las mujeres con el ambiente se
caracterizan por una compleja red de interrelaciones entre diversos factores, que van
desde los ambientales, sociales y culturales; el establecer las relaciones entre dichos
factores, permitirá entender los diferentes estilos de relaciones mujer-ambiente.
Por lo anterior, Ramírez (1998) reconoce que las mujeres campesinas juegan
un papel importante en la conservación de los recursos naturales y en el desarrollo
de la sociedad campesina, por lo que propone revalorar y fortalecer la participación
de la mujer campesina, con el propósito de disminuir las tendencias de deterioro
ambiental y la explotación de los recursos naturales en un contexto de equidad social
y de género. Estas propuestas están en concordancia con los planteamientos de la
Agenda 21 que formula en su capítulo 24, la necesidad de la ampliación de las
posibilidades de participación de las mujeres en todos los ámbitos, como un factor
crucial para construir y conservar un hábitat más sano y equitativo para todos.
Asimismo, la presente investigación plantea que es relevante enfocar en el
sistema tradicional campesino, por ser un modelo local, adaptado a las condiciones
propias de la región, que aporta una diversidad de productos y que hace uso de los
recursos naturales mediante prácticas conservadoras que le permitan la posibilidad
de contar con éstos para la reproducción del sistema. Además, porque este modelo
campesino se disuelve en el contexto actual, en el que prevalece un sistema
económico productivo extensivo, que ha ocasionado fuertes procesos de
degradación ambiental como la salinización de los suelos, la contaminación de agua
y la deforestación. Uno de los problemas más importantes de degradación ambiental
asociados a éste tipo de actividad agrícola, es sin duda, la erosión del suelo que
afecta en última instancia a la base misma de la producción agropecuaria: la tierra.
Por lo anterior, Ramírez, (1998) destaca la importancia de plantear estudios en
el sector rural, en donde los problemas demandan enfoques alternativos tanto para
su comprensión como para su solución, dichos enfoques deben integrar a su vez
factores demográficos, económicos, sociales y ambientales – plantearlos desde una
perpectiva sistémica –; lo anterior debido también a que a finales del siglo pasado en
América Latina el 29 % de la población habitaba en lugares definidos como rurales,
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ésta proporción de la población latinoamericana que habita en el campo trata de
sobrevivir mediante la agricultura, es decir, hay mucha gente produciendo poco, lo
que se traduce en una baja productividad del trabajo, menores ingresos y, en
consecuencia, en pobreza y deterioro del ambiente.
El mismo autor también propone un nuevo patrón de desarrollo rural,
que favorezca una forma diferente de enfrentar los niveles de pobreza, partiendo del
reconocimiento de que para reducirlos, primero hay que impedir que el modelo de
crecimiento económico siga produciéndola, atacando para ello las causas
estructurales que la propician, una de las cuales es el papel marginal y no integrado
en las economías nacionales de las sociedades rurales en general y del sector
campesino en particular. Se hace urgente entonces, revalorizar el papel de los
agentes sociales del campo, entre ellos el de la mujer campesina, para procurar el
rescate crítico de prácticas de manejo utilizadas por ellas, para desarrollo de
tecnologías y sistemas de manejo adaptados a la diversidad de condiciones
ecológicas, sociales y económicas locales.
3. Hipótesis
En el contexto agrícola campesino, que es de producción y de consumo, las
condiciones del medio ambiente influyen sobre las prácticas productivas,
reproductivas y domésticas de las mujeres, quienes realizan adaptaciones para la
optimización de los recursos, tanto físicos – como el suelo, el agua, el aire - como
bióticos – plantas y animales –, lo cual genera una cultura ambiental femenina, que
una vez que se estandariza, se regresa al ambiente a través de un manejo de los
recursos naturales con mayor conocimiento y conservación; a diferencia, en el
ámbito no agrícola, la ruptura de la interacción con el sistema productivo, genera un
sistema solo de consumo que conlleva al uso desmedido de los recursos naturales y
deterioro del ambiente.
La cultura ambiental que se traduce en prácticas de cuidado y conservación de
los recursos, se genera por la dinámica que impera en el sistema agrícola, más que
por la influencia de cultura indígena.
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4. Objetivos
El objetivo central de la investigación es explicar la interacción que se da entre las
mujeres y el medio ambiente en el que se encuentran inmersas; para lo cual, se
pretende:
• Conocer los elementos que componen la cultura ambiental de las mujeres y
establecer las relaciones que existen entre dichos elementos.
• Definir la cadena de condicionanates que generan patrones diferenciados de
interacción de las mujeres con el ambiente.
• Descartar o validar la posibilidad de que sea la cultura étnica la que determine
que las prácticas de uso y manejo de los recursos realizadas por las mujeres
sean sustentables o no.
• Corroborar si es el sistema de producción agrícola campesino, el cual está a
su vez condicionado por las particularidades ambientales de la región, el que
influye en la cultura ambiental de las mujeres.
5. Metodología La metodología empleada en esta investigación combina elementos tanto de tipo
cuantitativo como cualitativo, para integrar un modelo explicativo que incluya
componentes ambientales, demográficos, económicos y culturales. La metodología
entonces, tuvo dos fases:
1. Una fase de gabinete que comprendió la revisión documental para la
caracterización de las zonas de estudio – obtención de datos básicamente de tipo
cuantitativo –, comprendida por los municipios de Ixtenco y Zitlaltepec, en cuanto
a aspectos ambientales, demográficos, económicos, y culturales; para lo cual se
utilizaron documentos del INEGI, información cartográfica y documentos
bibliográficos.
2. Una fase de campo que comprendió un recorrido por la zona de estudio para su
ubicación y reconocimiento y la realización de las entrevistas.
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El método que se empleó en esta fase es etnográfico y por lo tanto, de tipo
cualitativo, lo cual permitió acceder al conocimiento y la forma como perciben los
recursos ambientales las mujeres de estudio, así como obtener información sobre las
prácticas que realizan cotidianamente y que involucra el uso de dichos recursos. El
método también incluye la técnica de observación participante, para poder rescatar
elementos conductuales que de alguna manera no se reflejaron en las respuestas de
las entrevistadas; asimismo, permitió tener acceso al modo de vida de las mujeres y
distinguir en éste las formas de uso de los recursos.
De acuerdo con la matriz de entrevistas que se presenta líneas abajo, se
realizaron en la investigación 20 entrevistas a profundidad, las cuales se
distribuyeron de la siguiente manera: en el municipio de Ixtenco se realizaron cinco
entrevistas a mujeres que están inmersas en un sistema de unidad productora
campesina y que pertenecen al grupo étnico otomí y cinco entrevistas a mujeres que
no están inmersas en el sistema de producción agrícola, pero que sí pertenecen al
grupo étnico local; en el municipio de Zitlaltépec, en donde la población es
básicamente mestiza, se realizaron también cinco entrevistas a mujeres inmersas en
el sistema de producción agrícola y de igual manera, cinco a mujeres que no son
campesinas.
Cuadro 1. Matriz de distribución de las entrevistas Género femenino Contexto agrícola Contexto no agrícola
Indígena Ixtenco
Campesina – indígena
5 entrevistas
No campesina – indígena
5 entrevistas
No indígena (mestiza) Zitlaltépec
Campesina – no indígena
5 entrevistas
No campesina – no indígena
5 entrevistas
Roles femeninos
• Reproducción
• Cuidado de los hijos
• Alimentación
• Salud
• Limpieza –del hogar y personal–
• Manejo de los residuos domésticos
Elementos de la cultura ambiental Conocimiento, percepción y manejo de los recursos
ambientales:
Bióticos: Biodiversidad (recursos vegetales y los recursos
animales -silvestres y cultivados)
Abióticos: El elemento agua, El elemento aire y el El
elemento suelo
Fuente: Elaboración propia
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La selección de las entrevistadas se realizó básicamente a partir de la
observación de la casa, y se consideró, para el caso de las mujeres campesinas, que
ésta tuviera características rurales, y que por lo tanto existieran elementos
relacionados con la práctica agrícola, como instrumentos de labor, animales de tiro, e
incluso terrenos sembrados aledaños a la casa. Para las mujeres no campesinas,
además de considerar las características urbanas de la casa, en la mayoría de los
casos, se entrevistó a mujeres que trabajan en el sector comercial como en la venta
de tortillas, de comida, de pollo ó abarrotes; hubo dos casos de mujeres oficinistas
que trabajan en el ayuntamiento, uno en Ixtenco con la encargada del área del
Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y otro de una secretaría de la
presidencia municipal de Zitlaltépec; sólo hubo un caso de una mujer con profesión,
se trató de una enfermera de Ixtenco que trabaja en la Secretaría de Salud (SESA)
de Huamantla. Por lo anterior, existió una heterogeneidad en cuanto a las edades de
las mujeres que varió considerablemente, desde los veinticinco hasta los sesenta; de
igual manera, se tienen variaciones en el estado civil, teniéndose mujeres solteras,
casadas e incluso madres solteras y viudas.
El eje de las entrevistas fue los roles genéricos de las mujeres, a saber:
reproducción, cuidado de los hijos, alimentación, salud, limpieza del hogar y
personal, y manejo de los residuos domésticos, para apreciar, a través del
desempeño de los mismos, la forma como las mujeres perciben y manejan los
recursos ambientales, que comprenden elementos bióticos como la biodiversidad,
que incluye tanto recursos vegetales y animales, ya sea silvestres o cultivados; ó
abióticos como el aire, el agua y el recurso suelo. Asimismo, también para detectar si
las prácticas realizadas por las mujeres anteriormente señaladas están basadas en
un conocimiento de los ya citados elementos ambientales. Asimismo, en el caso de
las mujeres campesinas, también se incluyeron elementos de sus prácticas
agrícolas, realizadas ya sea en el hogar o bien, fuera de éste, en los terrenos de
labor.
La entrevista (ver en anexos la guía de entrevista y de observación) que se
aplicó fue abierta para permitir el libre flujo de la información, incluyó siete secciones:
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la primera para obtener datos generales de las entrevistadas de interés para la
investigación, entre los que se destacan el nombre, la edad, la ocupación del grupo
familiar y si pertenece al grupo étnico de la localidad (en el caso de Ixtenco, otomí y
en el caso de Zitlaltépec no aplicó porque la población es mestiza); en un segundo
segmento, se incluyeron los roles familiares establecidos en el hogar para conocer la
distribución de las actividades entre el hombre y la mujer y entre los adultos y los
niños, y las horas al día trabajadas por la mujer; en la tercera sección de la entrevista
se indaga sobre la función reproductiva, para obtener información sobre si el tipo de
familia es nuclear o extensa, el número de miembros en el hogar y las edades de los
mismos, el número de hijos de la entrevistada y los sexos de los mismos, así como el
uso de métodos anticonceptivos entre otros; denominada como uso del medio
ambiente, la cuarta sección, permitió obtener información acerca de las actividades
que realizan las mujeres y que conllevan el empleo de los recursos ambientales
como el agua y los elementos de la biodiversidad ya citados anteriormente. En este
apartado se incluye el manejo de los residuos domésticos debido a que su
disposición puede afectar tanto de manera positiva al suelo si es que al realizar
prácticas de separación se lleva a cabo también el composteo, o bien, negativamente
si al desecharse son mezclados porque será más difícil su reciclaje y además por la
contaminación que generan tanto en los rellenos sanitarios como en los lotes baldíos
o barrancas cuando ahí son depositados, de manera inadecuada. Cabe señalar, que
en esta sección no se incluyen los componentes abióticos aire y suelo, porque la
información al respecto de estos elementos se rescata en el apartado de actividades
agrícolas. En la sección número cinco, de descripción de la tierra, se pide a las
entrevistadas que se desarrollan en contextos agrícolas, que mencionen el tipo de
propiedad que tienen; que describan el tipo de terreno o terrenos de labor que
tienen, en cuanto a su tamaño, la estructura, es decir, si son concentrados, de
traspatio, dispersos, tramos pequeños, planos o en laderas, y que mencionen cuáles
son los mecanismos reguladores de acceso al bosque y a la tierra. El siguiente
apartado está referido a las actividades desarrolladas en el sector agrícola, se aplicó
solo a las personas que pertenecen a este contexto2, y permitió conocer las técnicas
2 Es importante resaltar que en campo se observó que algunas mujeres que se encuentran inmersas en otros
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productivas llevadas a cabo en la unidad campesina, las actividades que realizan en
el campo, en la casa (relacionadas con la producción de alimentos), el tipo de
cultivos que producen, el tipo de semillas empleadas, el uso o no de agroquímicos,
de maquinaria agrícola o de animales de tiro, así como el conocimiento de las
entrevistadas acerca de los ciclos productivos. También se pide una clasificación del
tipo de suelo y del aire presente en el ambiente para apreciar la percepción,
conocimiento y el manejo de estos dos elementos. El último segmento de la
entrevista rescata la percepción de las mujeres de la zona de estudio acerca del
medio ambiente: el bosque, la lluvia, los animales y los recursos vegetales. De igual
manera, pretende acceder a la forma como perciben los problemas ambientales,
como el de la basura, de la contaminación o bien la percepción acerca del uso de
agroquímicos – para el caso de las campesinas – y cómo se transmiten los
conocimientos a la descendencia.
De forma paralela a la entrevista se realizó la observación participante, con el
propósito de distinguir durante el desarrollo de las actividades femeninas, algunos
elementos de la conducta que no se pudieran apreciar en las respuestas a la
entrevista, como por ejemplo si existen prácticas de ahorro de los recursos o no, o
bien, el trato que se le da a los infantes, a las especies animales y vegetales, incluso
en el caso de éstos últimos, observar si existen o no en la casa y su distribución. La
observación participante entonces, permitió – en los casos donde fue posible –
describir las condiciones de la vivienda de las mujeres y reconocer los elementos
ambientales presentes las casas, la distribución de los componentes del hogar y el
tipo de servicios con que cuenta. En las observaciones se trató de detectar qué
recursos del ambiente se utilizan en las actividades domésticas, como el lavado de la
ropa, trastes, preparación de alimentos (en este caso también el combustible que
utilizan las mujeres). Es importante mencionar que en algunos casos – en los que la
entrevistada accedió –, para apoyar la observación, se realizó video grabación, con
el propósito de aprovechar la estancia en la casa y rescatar los elementos de interés.
Asimismo, aunque al inicio de la investigación se planteó también estar presente
contextos como el de comercio, por ejemplo, aún realizan actividades agrícolas, aunque no son tan “fuertes” como ellas mismas lo refieren.
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durante el desarrollo de las actividades agrícolas de las mujeres campesinas,
desafortunadamente no fue posible coincidir con los momentos en que éstas se
llevaron a cabo. En algunos casos, con las mujeres no campesinas, la entrevista se
realizó en su centro de trabajo, como el comercio u oficina, razón por la cual, no se
tuvo acceso a la vivienda.
De la entrevista y la observación participante se realizó con un reporte escrito
para su análisis.
6. Descripción de los capítulos
Los capítulos se organizan de acuerdo a la jerarquía que tienen los diferentes
conceptos en la investigación. En la parte introductoria se da a conocer de manera
general la temática de la investigación que se basa en la relación de las mujeres con
el ambiente y se menciona que para abordar este tema se adopta la propuesta del
materialismo cultural que se contrasta con la postura idealista. Se propone el modelo
de campesino como un sistema que influye en la cultura ambiental de las mujeres.
Posteriormente se justifica la propuesta en el sentido de contar con un modelo
teórico que plantea una perspectiva amplia e integradora para conocer la relación
mujer-sociedad; en la ventaja de enfatizar en el género femenino para conocer la
relación de las sociedades con el ambiente, primero por que durante el desempeño
de los roles genéricos se relaciona de manera particular con los elementos del
ambiente por depender de ellos para tal efecto, segundo porque permite acceder a
las estrategias reproductivas adoptadas por las mujeres para ajustar los procesos
demográficos a los condicionamientos que impone el ambiente a los sistemas
productivos y en tercer lugar por su participación importante en el mantenimiento y
reproducción de dichos sistemas productivos.
La hipótesis se plantea que en el modelo campesino tradicional se entretejen
una serie de relaciones entre el ambiente y el sistema productivo que impelen a las
mujeres campesinas a adoptar prácticas para ajustarse a dichos condicionamientos,
lo que genera una cultura ambiental que a su vez regresa ambiente con principios de
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conservación de los recursos; a diferencia de los contextos no campesinos que son
solo de consumo y utilizan el ambiente como depósito de desechos derivados de
este consumo. Los objetivos por lo tanto, son conocer los elementos que influyen en
la cultura amiental de las mujeres y establecer las relaciones entre estos elementos
para determinar las diferencias presentadas en los contextos de la investigación. La
metodología entonces, se ajusta al modelo teórico eleguido para dar cuenta de la
cultura ambiental de las mujeres. En este apartado por lo tanto, se describe como se
distribuyeron las entrevistas, los criterios elegidos para la selección de las entrevistas
y los elementos que guiaron las mismas.
El primer capítulo corresponde a los elementos del modelo teórico, en un
primer momento, se establece una postura teórica para analizar la relación mujer-
medio ambiente, para lo cual, se hace una contrastación entre dos estilos de
concebir la relación de las sociedades con el ambiente y se discuten las diferencias
entre las propuestas. Se tiene así que, a través de un recorrido que se hace por una
serie de autores que sostienen que la relación de las sociedades con el ambiente se
rige por la cultura y que en el caso de los grupos indígenas, está basada en el
respeto a la naturaleza, se detectan elementos que están presentes en dichos
estudios y que llevan a considerar que ésta situación no siempre se verifica en
campo, pues en algunos casos, las comunidades indígenas llevan a cabo prácticas
que deterioran el ambiente; o bien, su percepción no es estrictamente de respeto a la
naturaleza. Se descarta por lo tanto esta postura por considerar también que los
elementos explicativos están limitados solo a la cultura, lo que parcializa la
perspectiva de análisis.
En un segundo momento se deja claro que la investigación se basa en la
propuesta de la ecología cultural que plantea que a cada ambiente le corresponde
una forma de cultura y sociedad, pues este influye en la conformación de los
elementos culturales de la sociedad, y condiciona las prácticas que los individuos
desarrollan y que impactan ya sea positiva o negativamente al mismo; en este orden
de ideas se introduce la propuesta del materialismo cultural, que plantea la existencia
de un flujo de influencia desde el ambiente hacia los sistemas productivos y
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reproductivos y de ahí a la cultura, de donde regresa nuevamente al ambiente. Esta
propuesta también tiene la cualidad de ser más integradora, en tanto que incluye
elementos ambientales, culturales, económicos y sociales. Posteriormente, se
propone que el sistema de producción campesino, es un contexto ideal que permitirá
analizar empíricamente los elementos que se plantean en el modelo del materialismo
cultural, para conocer la relación de las mujeres con el ambiente. Finalmente, se
incluye un apartado en el que se describe al modelo de producción capitalista, con el
propósito de establecer una comparación con el modelo de producción campesino en
el sentido en que éste adapta las prácticas agrícolas a las condiciones que impone el
ambiente, con el propósito de procurar el mantenimiento del sistema, por lo que
tienden a ser conservadoras de los recursos; a diferencia del modelo capitalista, en
el que se imponen modificaciones a las condiciones del ambiente lo que genera la
alteración del mismo a través de procesos degradantes de los elementos
ambientales.
En el capítulo dos, se define el concepto de cultura ambiental que operará en
la investigación. Los componentes del concepto de cultura ambiental: el cultural y el
ambiental, se analizan en dos apartados, para obtener los elementos que nos
permitan articular el concepto eje de la investigación y establecer que la cultura
ambiental hace referencia a la relación de la mujer con el ambiente, basada en la
conservación de los recursos del ambiente, como una condición para la reproducción
de los modelos productivos que son el sustento de las sociedades. Lo anterior
implica que la cultura ambiental a su vez esté sustentada en el conocimiento de las
características del ambiente, de las relaciones que se dan entre los componentes del
mismo y en la influencia de estas características en los sistemas productivos;
asimismo en la percepción de que existe una dependencia directa de las
características del ambiente para el desarrollo de las actividades productivas, lo que
a su vez conlleva al ajuste de prácticas para atender las demandas del mismo,
porque de ello depende la reproducción del sistema productivo.
En el tercer apartado se describe la región de estudio que abarca los
municipios de Ixtenco y Zitlaltepec, ubicados al oriente del estado de Tlaxcala, a las
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faldas del volcán Malintzi. Las características de la zona se agrupan en tres rubros
de acuerdo al modelo del materialismo cultural: a) las ambientales, en las que se
observa que la altura sobre el nivel del mar influye sobre las demás características
ambientales, como tipo de suelo, precipitación, tipo de vegetación, movimiento de los
vientos y humedad. Se señalan también algunas especies vegetales y animales
presentes en la zona en donde también existe una región boscosa. Estas
características ambientales influyen en el establecimiento de los sistemas agrícolas
de la zona que se describen en el siguiente apartado; b) este apartado denominado
modo de producción, incluye la descripción de los sistemas productivos en la zona,
que se basan principalmente en la agricultura de temporal. Se señalan en este
apartado algunas diferencias importantes entre los municipios de estudio, en cuanto
al tipo de agricultura practicada, que en el caso de Ixtenco es tradicional y en el caso
de Zitlaltepec se encuentra en transición hacia la tecnificación; c) en el apartado
modo de reproducción se describe la dinámica demográfica que ha seguido cada uno
de los municipios, y en donde también existen diferencias importantes entre ambos,
pues mientras en el caso de Ixtenco la población no ha crecido en un lapso de 30
años, en Zitlaltepec la población se ha incrementado de manera importante en ese
mismo lapso; d) en este último apartado se describen algunos rasgos culturales de
los municipios, tratando de enfocar los relacionados con los procesos productivos.
En el capítulo cuatro se presenta la información obtenida en las entrevistas
que da cuenta de la relación de la mujer con el ambiente en la zona de estudio. La
información se organiza en cuatro apartados: a) el que corresponde a la información
que se obtuvo de las mujeres que practican la agricultura, que a su vez presento tres
divisiones, la que corresponde a la agricultura tradicional desarrollada en Ixtenco, la
que corresponde también a la agricultura tradicional pero desarrollada en Zitlaltepec
y la agricultura de tipo tecnificado que practican algunas mujeres entrevistadas de
Zitlaltepec; b) las características del modo de reproducción que dan cuenta de las
estrategias reproductivas realizadas por las mujeres entrevistadas y que se
relacionan con los sistemas productivos a los que pertenecen, los cuales a su vez
son fuertemente influidos por las condiciones particulares del ambiente; c) se
presenta en un tercer apartado la información obtenida de las entrevistas que se
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realizaron a las mujeres que no son campesinas, en los dos municipios y se
establecen las diferencias en la información obtenida con la de las mujeres que sí
pertenecen a los sectores campesinos, en cuanto a su forma de relacionarse con el
ambiente; d) en el último apartado se describe la relación de las mujeres con los
recursos del ambiente durante el desempeño de los roles femeninos, aquí se incluye
la información obtenida de todas las entrevistas, con el propósitos de ir estableciendo
diferencias o coincidencias en las formas de relacionarse con los recursos de estas
mujeres. En todos los apartados del capítulo se van estableciendo algunas
relaciones entre la información obtenida de las entrevistas, con la información
presentada en el capítulo anterior que muestra las características de la región, el
propósito en ir apuntalando hacia las conclusiones finales que llevan a valorar si se
cumplieron los principios teóricos que guiaron la entrevista.
En la sección de conclusiones se recogen los elementos de la tesis que
permiten establecer una serie de relaciones entre el ecosistema, los modos de
producción y reproducción y los elementos culturales de la zona a través de los datos
obtenidos de las entrevistas y de la información documental, para determinar cómo
es la cultura ambiental de las mujeres campesinas indígenas y no indígenas, así
como de las mujeres no campesinas indígenas y no indígenas, de tal manera que se
establece cómo influyen los elementos subestructurales y estructurales en la cultura
ambiental de las mujeres, éstos a su vez caracterizados y determinados por un
ambiente específico. Asimismo, se determina el grado de influencia de los elementos
de la cultura étnica en la relación de las mujeres con el ambiente por un lado, y se
valida la propuesta del modelo de producción campesina como contexto para el
desarrollo de una cultura ambiental de las mujeres.
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CAPÍTULO I
RELACIÓN SOCIEDAD – MEDIO AMBIENTE
Los autores que abordan la relación de las sociedades con el ambiente, argumentan
que ésta es compleja y debe ser planteada desde diferentes enfoques. Asimismo,
también se menciona que en lo que respecta al manejo de los recursos naturales, la
expresión más clara se da en el medio rural, en las sociedades indígenas y
campesinas.
En este apartado, se discuten las diferencias entre dos propuestas que
abordan la interacción de las sociedades con el ambiente: a) una postura idealista
que sugiere que la cultura guía esta relación y que en el caso de los grupos
indígenas, está basada en el respeto a la naturaleza; b) la propuesta de la ecología
cultural, antagónica a la anterior, porque plantea que el ambiente influye en la
conformación de los elementos culturales de la sociedad, y es un elemento
fundamental para la forma en que se estructuran las prácticas que los individuos
desarrollan y que impactan ya sea positiva o negativamente al ambiente, y se plantea
la propuesta del sistema de producción campesino, como un contexto en el que los
individuos establecen relaciones sustentables con el ambiente, a diferencia del
sistema de producción capitalista que se aleja del primero por su carácter
contaminante y agresivo. Se toma postura por la propuesta de la ecología cultural por
considerar que a través de ésta se puede establecer un sistema de relaciones entre
elementos inherentes a diferentes ámbitos como el ambiental, social, cultural y
económico, para explicar la interacción diversificada entre las mujeres y el ambiente.
A diferencia de la postura idealista que plantea como único elemento de análisis a la
cultura y que sugiere que, para el caso de las sociedades indígenas, la relación con
el ambiente es cordial y respetuosa, situación que no siempre se constata en campo.
Asimismo, se propone al sistema de producción campesino como el espacio en el
que se puede apreciar una cultura ambiental de las mujeres pues éstas se
encuentran en estrecha relación con los sistemas productivos que dependen
directamente de las condiciones ambientales, lo que impele a estas mujeres a
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desarrollar estrategias para adecuar las practicas campesinas a los
condicionamientos que marca el ambiente para el logro de los objetivos de la
producción. Lo anterior conlleva a la generación de conocimiento especializado de
las condiciones del ambiente y su relación con los sistemas productivos y prácticas
que intentan disminuir el deterioro ambiental precisamente por depende del ambiente
para la reproducción del sistema.
1.1 Posiciones idealistas
Existe una amplia gama de investigadores que se han interesado por conocer la
forma como las sociedades étnicas se relacionan con el ambiente, sus estudios han
aportado información importante sobre el manejo de los recursos naturales que
hacen las diferentes culturas y sobre la información que poseen acerca de los
mismos; nos han permitido conocer y tener conciencia de la enorme diversidad
cultural de nuestro país, así como de los recursos ambientales que poseemos.
Desde una perspectiva cultural idealista, estos autores afirman que, la
cosmovisión que los grupos indígenas tienen del entorno – que integra valores,
creencias, mitos, ritos, normas tabúes y religión – rige su forma de relacionarse con
el ambiente; de ahí se sigue que los elementos de la cultura que gobiernan las
relaciones de los hombres con su entorno se basan en el respeto. En este sentido,
Víctor Manuel Toledo, citado por Castro (2006), afirma que “los grupos étnicos son
sociedades humanas respetuosas de la naturaleza, que intentan vivir en armonía con
ella, que poseen extraordinarios conocimientos para el aprovechamiento sostenido
de los recursos bióticos y que sus prácticas productivas son estrategias de uso
múltiple altamente sustentables”. Gómez también sugiere que “el entorno aparece en
la memoria indígena como un ámbito cargado de significaciones, que la persona va
reconociendo y registrando a través de la vida como ese espacio amplio de sentido y
datos a su percepción, en el monte, las cuevas, los ojos de agua, el río: lugares
sagrados y vitales con los cuales la comunidad indígena interactúa siempre con
respeto. El medio ambiente forma parte de la comunidad como ámbito étnico
reconocido en la cosmovisión, atribuyendo sentido al ethos y a la comunidad”
19
(Gómez, 2000:254-255). Desde esta concepción, se equipara lo étnico con lo
conservacionista del medio, otorgando un carácter casi esencialista a relación, que
se explicaría por una suerte de religión cuasi natural en los pueblos indios.
Figueroa (1996) y Nuño G. Rosa (1996), también comparten esta postura
cuando proponen que el territorio es un elemento que da sentido de pertenencia y
arraigo a la comunidad y les motiva a defenderlo; asimismo, su percepción como
miembros de una comunidad3 les lleva a cuidar los recursos como patrimonio no
individual, sino de futuras generaciones.
Sin embargo, los mismos autores citados con anterioridad, nos refieren que a
pesar de la percepción acerca del medio ambiente de las culturas estudiadas, en la
realidad la interacción y el impacto a los ambientes que los rodean, se traduce – en
algunos casos – en procesos degradantes. Por ejemplo Figueroa a pesar de que
plantea que la cultura constriñe al medio ambiente y crea en él un paisaje particular y
específico,4 reconoce también que “puede constatarse en la actualidad, que si bien
todas las culturas tienen una concepción particular de la naturaleza y del paisaje, no
siempre les es posible hacer viables tales opciones” (Figueroa, 1996:27), lo cual se
puede observar en algunos problemas contemporáneos como la deforestación de
bosques y de selvas, la contaminación de lagos y ríos en los lugares donde existen
sociedades con culturas propias. Por su parte, Rosa María Nuño (op. cit.) también
hace referencia al impacto negativo sobre los bosques de la zona de Michoacán, que
han provocado –aunque no de manera exclusiva– los indios purépechas, lo anterior,
debido básicamente al cambio de la actividad agrícola por la artesanal, sustentada
en recursos maderables. En ese sentido, Leff, quien también otorga a la cultura la
razón del actuar de las sociedades indígenas, explica que “los procesos de
transculturación y proletarización inducidos en la población rural por la economía de
mercado y las grandes empresas en el agro, tienden a desplazar los valores
culturales tradicionales de las prácticas actuales de uso de la tierra y los recursos“
(Enrique Leff, 1993:44), lo cual, genera en algunos casos la degradación de los 3 Contraria a la individualista y de obtención de ganancias a costa de la destrucción de la naturaleza. 4 Que en su estudio de caso con un grupo yaqui se observa este paisaje diferente al que pertenece a una zona no yaqui aledaña, en el primero, se reconocen elementos y estructura de la flora nativa a pesar de ser región de producción agrícola importante.
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ecosistemas, incluso en zonas donde existen grupos indígenas, el abandono total de
las zonas otrora agrícolas y la emigración de los campesinos hacia las ciudades.
En este sentido, Durand (2000) propone que no todos los pueblos
tradicionales se hallan en una situación de sustentabilidad ambiental, y que además
ésta no puede ser considerada como una característica intrínseca de las sociedades
no occidentales, y para ilustrar esta situación, cita ejemplos: el caso de las
sociedades incas y mayas, en donde los registros históricos permiten apreciar que no
siempre se hallaban en equilibrio con el medio natural ni en condiciones para
mantenerse; el caso de las comunidades nahuas que se encuentran asentadas en la
región de la Sierra de Santa Marta en el estado de Veracruz, en donde la mayor
parte de la población es indígena, bilingüe de náhuatl y español, el deterioro
ecológico de la zona debido la conversión de la milpa a pastizales para la
introducción de ganado es enorme, y también lo es la pérdida de las prácticas
agrícolas diversificadas que se realizaron tiempo atrás, en este ejemplo, la autora se
basa en un estudio de percepción en la zona que muestra que existe una carencia de
una relación equilibrada y sustentable de las comunidades indígenas con el
ambiente. A propósito de la percepción, la misma autora también nos remite a un
caso en el que se aprecia poca variación en la forma como se percibe el problema de
la deforestación entre una comunidad indígena lacandona y otra mestiza, y menciona
que ambas poblaciones reconocen la deforestación como problema pero no lo
asumen como prioritario y explica que es porque también las dos poblaciones
comparten la pobreza y los pocos beneficios de las actividades agrícolas. En este
caso es importante mencionar que la autora destaca el hecho de que los indígenas
conservan más árboles en sus parcelas y huertos.
Por lo anterior, la autora propone “integrar a las prioridades de investigación
los nuevos procesos y condiciones que se gestan en los ámbitos sociales, políticos,
económicos y ambientales para evitar el riesgo de caer en la simplificación... transitar
entre estos mosaicos y descubrir la interrelación entre ellos, si es que queremos
interpretar y entender la realidad compleja que se nos presenta” (Durand, 2000:147),
es importante ver que esta propuesta ya está incluyendo la perspectiva sistémica en
21
el análisis de la relación de las sociedades con el ambiente.
Como se puede apreciar la perspectiva cultural idealista, aunque ha aportado
información importante sobre los grupos étnicos y campesinos respecto a su relación
con el entorno, se basa solo en la cosmovisión de los grupos como un elemento que
explica una interacción respetuosa; sin embargo, cuando esta relación se pierde, los
mismos autores reconocen que entran en juego otros elementos que se deben
considerar para explicar la cambiante relación de las sociedades con su entorno,
elementos que forman básicamente parte del campo productivo.
1. 2 Perspectiva de la ecología cultural.
Castro (2006), menciona que existen diferentes escuelas de pensamiento
antropológico que han abordado las interacciones de las sociedades con el
ambiente, a saber, la ecología cultural, la antropología ecológica, las etnociencias, el
materialismo cultural y el ecomarxismo; asimismo, menciona que “cada una de ellas
han puesto un énfasis especial en uno o varios aspectos de tales interacciones: la
importancia de la tecnología y la estructura social en las adaptaciones al entorno, el
manejo de la energía, la percepción ambiental y el conocimiento popular, la
responsabilidad de la lógica capitalista en el deterioro ambiental” (Castro, 2006:21).
Esta investigación se enfoca en la perspectiva de la ecología cultural, en
concordancia con los planteamientos de Tyrtania (1992), que conllevan a considerar
la influencia del ambiente en la conformación cultural – en las adaptaciones al
entorno –. la postura de la ecología cultural, basada en la idea de que a cierto
ambiente corresponden ciertas formas de cultura y sociedad (Tyrtania, op.cit.),
plantea conocer la relación de las sociedades con el ambiente desde una perspectiva
contraria a la desarrollada en el apartado anterior; es decir, propone que los
elementos del ambiente a través de su interacción en los procesos productivos
definen y moldean a la cultura; esto es, influyen sobre los conocimientos, la
percepción y el manejo que las sociedades hacen de los recursos ambientales, los
cuales pueden ser bióticos y abióticos; una vez que la cultura es estandarizada, se
vuelve sobre la naturaleza y le marca estilos culturales que repercuten, a la larga, en
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la conservación o degradación de los recursos. Esta forma de concebir la relación de
las sociedades con el entorno, desde el ambiente hacia la cultura, ha sido planteada
incluso por los autores que, como ya se mencionó en el apartado anterior, sostienen
que las sociedades indígenas interactúan con el ambiente de acuerdo a su cultura; el
mismo Enrique Leff (1993), menciona que “la producción agrícola, ganadera y
forestal depende más estrechamente de las particulares condiciones geográficas en
las que se desarrollan, y que a su vez han incidido en la configuración de los
diversos estilos étnicos y valores culturales de las poblaciones que han evolucionado
en ambientes específicos (Leff, 1993:43). En este sentido, Tyrtania (op.cit.), a través
de un estudio de ecología cultural realizado en localidades de la Sierra Zapoteca, en
Oaxaca, muestra que existen diferencias verticales que se presentan en una zona
con características serranas, en cuanto a altitud, temperatura, humedad, e
insolación, entre otros; elementos del ambiente que el hombre no puede alterar a su
antojo, y a los que tiene que adaptar sus actividades. Por lo anterior, menciona que
“la geomorfía del área de estudio se integra al análisis como uno de los factores de
cierto peso explicativo. El manejo de agua, de los suelos y de la vegetación como
también de la mano de obra y de las demás formas de organización social adquiere
características distintas en ‘la sierra’, en ‘el somontano’ y ‘las tierras bajas’ debido a
diferentes condicionamientos ecológico-sociales” (Tyrtania, 1992:34). Estas
situaciones, se espera encontrar en la zona de estudio, pues se comparte la
característica de presentar zonas de monte y tierras no tan altas.
La ecología cultural plantea pues, que para abordar el estudio de las
relaciones de las sociedades con el ambiente, se requiere conocer las características
del ecosistema en el que se asientan dichos grupos sociales; conocer qué elementos
están en juego en los sistemas productivos; y conocer los elementos culturales de las
sociedades en cuestión; lo anterior, para entender las relaciones que se dan entre
estos elementos y que dan sentido al proceder de determinadas sociedades.
Podemos apreciar entonces, que los elementos culturales no son estáticos ni
inamovibles, más bien son dinámicos, porque dependen de las condiciones del
ambiente, las cuales son cada vez más cambiantes. En este último rubro, cabe
23
señalar la influencia de fenómenos no sólo locales, sino también de los
acontecimientos que se están suscitando en el ámbito global; como el cambio
climático, que ha generado marcadas transformaciones, por ejemplo, en los
regímenes de lluvia, lo que ha impactado a su vez en los procesos productivos,
obligando al campesino a ir modificando y adaptando sus prácticas agrícolas. Al
respecto, Thrupp (citado por Durand, 2000:145), refiere que los conocimientos que
poseen los grupos indígenas, “... están adaptados a ciertas circunstancias y, cuando
éstas cambian, a veces se vuelven inadecuados y su reestructuración toma tiempo”
(Durand, 2000:145). A este proceso de transformación tampoco escapa otro
elemento importante de la cultura de las sociedades, el de la percepción; aunque
Durand (op. cit.) en un discurso un tanto ambiguo, la considera como un elemento
que influye de manera importante en la relación de la sociedad con los ecosistemas,
pues refiere que “… las sociedades conciben a su ambiente de formas notablemente
diversas, de tal modo que estas diferencias implican variaciones en las interacciones
con el medio natural por lo que es importante entender cómo los grupos humanos
comprenden su ambiente para poder explicar sus relaciones ecológicas” (Durand,
2000:145), como se puede apreciar, estas afirmaciones caerían en la postura
idealista en la que la cultura determina el ambiente; desde el punto de vista de la
ecología cultural, la percepción, al igual que los conocimientos acerca del ambiente,
se van conformando por la influencia de éste hacia las sociedades y sus actividades
productivas, por lo que, las causas en la diversidad de percepciones se tienen que
explicar desde estos elementos – los ambientales y los productivos –; además, como
se verá más adelante con la propuesta de Harris, es importante también tomar en
cuenta que las sociedades no siempre se comportan de acuerdo a la forma como se
representan las cosas, o bien, como lo marcan los cánones culturales, situación que
él pudo constatar en campo durante sus investigaciones (Harris, 1987).
Como se puede apreciar, el enfoque de la ecología cultural, contempla una
perspectiva más compleja en el abordaje de la relación de las sociedades con el
ambiente, toda vez que integra diversos elementos que van más allá de los
culturales.
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1. 3 El materialismo cultural
El materialismo cultural es una estrategia teórica de análisis de los sistemas sociales
y culturales que sugiere que las sociedades “deben satisfacer de manera prioritaria
los requisitos mínimos de subsistencia, es decir, deben cubrir sus requerimientos
energéticos, por lo que es imperante hacer frente a los problemas de producción”
(Harris, 1987:70), plantea entonces, la existencia de un “modo de producción”.
Asimismo, considera que las sociedades deben hacer frente, al problema de la
reproducción, es decir, “evitar aumentos o decrementos que puedan destruir los
efectivos demográficos… propone por lo tanto, un modo de reproducción,…”los
modos de producción y reproducción son patrones que están presentes en todas las
sociedades y que permiten entender y explicar su dinámica” (Harris, 1987:70).
Explica el autor que estos elementos se clasifican en un nivel infraestructural, el cual
es condicionado directamente por las particularidades ambientales en que se
desarrollan los grupos sociales.
El nivel infraestructural – modos de producción y reproducción – a su vez,
influye y condiciona la estructura. La estructura se concibe como “el conjunto de
relaciones que abarcan las economías doméstica y política...”, las cuales se refieren
a “la forma como las sociedades distribuyen el trabajo y sus productos materiales
entre individuos o grupos. La diferencia se hace según el foco organizativo: en los
grupos domésticos, es decir en la economía doméstica o en las relaciones internas y
externas de la sociedad global o economía política”; es decir, “las sociedades deben
satisfacer la necesidad de mantener relaciones conductuales seguras y ordenadas
entre sus grupos constitutivos y con otras sociedades” (Harris, 1987:71).
Por último, la cultura, agrupada en el nivel jerárquico superior, queda inmersa
en “la superestructura, que designa a la presencia universal de un comportamiento
cuyos resultados son productos y servicios recreativos, deportivos y estéticos”
(Harris, 1987:71). El nivel superestructural, es a su vez influido por el nivel
estructural, que corresponde a las economías doméstica y política.
Respecto a los componentes mentales, Harris los agrupa bajo la designación
global de superestructura mental, misma que hace referencia a “los fines, categorías,
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reglas, planes, valores, filosofías y creencias sobre el comportamiento de carácter
consciente o inconsciente que manifiestan los propios participantes o que el
observador infiere” (Harris, 1987:70).
Entonces, en el principio básico del materialismo cultural, la infraestructura
influye sobre la estructura, la cual a su vez condiciona y matiza la superestructura;
por lo tanto “los factores causales de los fenómenos socioculturales son las variables
infraestructurales”; por lo tanto, “...tienen prioridad estratégica los procesos
conductuales sobre los de tipo mental y los procesos y condiciones infraestructurales
sobre los estructurales y superestructurales. Lo anterior, con el propósito de que las
teorías explicativas incorporen las regularidades sujetas a leyes presentes en la
naturaleza” (Harris, 1987:72). Respecto a este rubro, el materialismo cultural también
reconoce que existe un grado de influencia de los elementos del ambiente sobre los
procesos productivos y reproductivos, y este se manifiesta en las estrategias para
controlarlos, las cuales pueden ser de tipo tecnológico, de tal manera que “...la
infreaestructura representa la principal zona interfacial entre ecosistema y cultura, la
región fronteriza en la que se produce la interacción de las restricciones ambientales,
químicas y físicas a que está sujeta la acción humana con las principales prácticas
socioculturales destinadas a intentar superar o modificar dichas restricciones” (Harris,
1987:72,73).
Como se puede apreciar, el materialismo cultural hace una distinción entre los
elementos conductuales y los elementos mentales, y entre lo que los individuos
manifiestan y lo que el observador ve; al respecto, el modelo plantea la importancia
de correlacionar los elementos anteriores, de tal manera que no estén sesgados
hacia alguno de ellos, entre otras razones, porque considera que los individuos no
necesariamente se comportan de la manera en que se representan las cosas,
situación que el autor ha podido constatar en campo. Por esta razón, en la
metodología siempre es valioso acompañar las entrevistas con observaciones
participantes del investigador.
En resumen, como se muestra en el siguiente esquema, el materialismo
cultural, propone como elemento básico de análisis al ambiente, el cual está
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íntimamente ligado a la forma como las sociedades organizan los sistemas
productivos y los sistemas reproductivos – la dinámica poblacional –, en un nivel
infraestructural, estos elementos a su vez, influyen sobre la forma como se organizan
las sociedades al interior de las familias – distribución del trabajo – y al exterior, entre
la comunidad y con otras comunidades, nivel estructural. Estos niveles de
organización matizan y van generando una cultura local y específica, ubicada en el
nivel superestructural, que está relacionada con un ambiente determinado. La cultura
traducida en prácticas de uso de los recursos naturales, percepción y conocimiento
de los mismos, regresa al ambiente conservándolo y / o degradándolo. Los niveles
del materialismo cultural y sus interacciones se pueden apreciar en la siguiente
figura:
Figura 1. Elementos básicos del materialismo cultural y sus interacciones
Fuente: elaboración propia a partir de los postulados de Harris (1987)
Cabe señalar que, la forma de influencia de los niveles – principio básico –
referidos en el materialismo cultural, no es de ninguna manera simplificado, pues
Superestructura (Cultura)
Infraestructura
Modo de producción Modo de reproducción
Estructura Economía doméstica
Economía política Medio ambiente
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considera en cada nivel jerárquico –desde la infraestructura hasta la
superestructura–, componentes que permiten establecer un sistema de relaciones
que determinan y dan sentido a los niveles superiores. En este tenor, los elementos
que entran en juego en cada nivel de organización y las interrelaciones que se dan
entre ellos y con los ambientales, permitirán obtener una imagen sistémica de las
sociedades y determinar y entender la lógica de su relación con el ambiente. En el
siguiente cuadro, se presentan de forma sintética los componentes que
corresponden a cada nivel jerárquico en el modelo del materialismo cultural. Se trata
de una matriz que permite ver de manera rápida los elementos a considerar en el
modelo explicativo, que a su vez guían la búsqueda de la información, tanto
documental como empírica.
Cuadro 2. Matriz del materialismo cultural
Niveles de organización Elementos del modelo
Infraestructura Estructura Superestructura
1. Modo de Producción
Tecnología y Prácticas empleadas para desarrollar o limitar la producción de subsistencia básica especialmente la producción de alimentos y otras formas de energía
• Población económicamente activa
o Población ocupada
o Población no ocupada
• Sectores ocupacionales • Actividad económica dominante
• Tamaño de la tierra • Técnicas productivas • Unidad campesina • Tecnología de subsistencia • Relaciones tecnoambientales • Ecosistemas • Pautas de trabajo • División del trabajo, esquemas fiscales, tributarios • Socialización
• Propiedad de la tierra • Creencias • Valores • Ritos • Tabúes • Roles • Etnobotánica • Etnobiología • Conocimientos relativos a la subsistencia • Magia • Religión • Símbolos, mitos, cánones y filosofías estéticas, epistemologías, ideologías,
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2. Modo de Reproducción
Tecnología y prácticas empleadas para acrecentar, limitar o mantener el tamaño de la población
• Demografía • Pautas de apareamiento • Fecundidad, natalidad, mortalidad • Crianza de los niños • Población total (cómo ha evolucionado) • Número de hombres y mujeres • Fertilidad (número de hijos por mujer) • Tamaño de la familia • Esperanza de vida al nacer • Mortalidad • Migración
• Métodos de control de la natalidad • Edad matrimonial • Formas de herencia • Residencia • Control médico de las pautas demográficas • Anticoncepción, aborto, infanticidio • Estructura familiar • División del trabajo doméstico • Socialización, enculturación y educación domésticas • Roles sexuales y edad • Disciplina, jerarquías y sanciones domésticas
• Creencias • Valores • Ritos favorecedores • Tabúes • Roles • Religión • Elementos del género • Parentesco, ideologías étnicas y nacionales, magia,
3. Ecosistema • Altura sobre el nivel del mar • Condiciones climáticas (el clima impone condiciones ecológicas específicas al lugar)
o Temperatura o Régimen de lluviao Heladas
• Condiciones fisiográficas
o Tipo de suelo o Orografía o Hidrografía
• Vegetación o Natural o Adaptada
• Fauna o Natural o Adaptada
• Tipo de ecosistema • Agrosistemas • Ecosistema intervenido
o Zonas deforestadas
o Lagunas artificiales
• Tabúes • Calendarios • Simbolismos • Leyes sobre el medio ambiente
Fuente: Elaboración propia, a partir de la información obtenida de Harris, (1987)
1. 4 El modelo de producción campesina
El modelo de agricultura campesina representa una oportunidad estratégica para
conocer los elementos que intervienen en la interacción de las sociedades con el
ambiente; para establecer un sistema de relaciones entre éstos elementos y así
entender la lógica de los rasgos culturales de las comunidades campesinas, que se
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traducen en prácticas de manejo de los recursos ambientales específicas y en
correspondencia con las particularidades del ambiente. Y es precisamente en este
contexto en donde se desarrollan una serie de dinámicas que impelen a los
campesinos – y en particular a la mujer campesina – a realizar determinadas
prácticas que tienen un carácter conservacionista; es decir, desde la óptica del
materialismo cultural, se conjugan diversos elementos de análisis – ambientales,
productivos, culturales, económicos, e incluso políticos – que permiten visualizar de
manera sistémica la relación de la mujer con el medio ambiente. Aunado a lo
anterior, se tiene también que en los sistemas de producción agrícola tradicionales la
mujer, por las funciones biológicas y sociales encomendadas, se relaciona de
manera particular con los elementos del ambiente por depender de éstos para el
desarrollo de dichas funciones.
El mismo Leff menciona que “la expresión más clara de la percepción y el
manejo de los recursos naturales por el hombre, se da en el medio rural, en las
sociedades campesinas e indígenas, en el proceso de producción primaria. Debido a
que en este contexto se expresa una enorme diversidad de condiciones ecológicas y
culturales; es decir, la producción agropecuaria y silvícola se da en una diversidad de
formas de propiedad de la tierra, que determinan los patrones tecnológicos de uso
del suelo, las formas de explotación o subutilización de los recursos potenciales, su
productividad y sus impactos ambientales” (1993:43). En este sentido, el manejo
sustentable de los recursos ambientales por los indígenas, podría derivar de las
formas en que interactúan los elementos característicos de la economía campesina,
la cual está basada en la utilización de la biomasa como principal estrategia para
obtener energía: alimentos y combustible (Boege, 2000).
La agricultura tradicional ha sido definida como aquella que es practicada por
agricultores con extensiones de tierra pequeñas, que aprovechan en forma limitada
las tecnologías modernas de producción, que consumen la mayor parte de su
producción en la unidad familiar y que reciben ingresos económicos de las
actividades agrícolas muy reducidos; por lo anterior, descansa en la existencia de
unidades familiares, cuyo objetivo central radica en la reproducción de sus
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condiciones de vida. Se practica en áreas de temporal, predominantemente en
agrosistemas limitativos, tanto por suelos como por clima, es decir, muchos de sus
suelos son de mala calidad por su topografía, escasa profundidad, pedregosidad o
porque se encuentran ya erosionados; con presencia de riesgo climático moderado y
alto, principalmente por escasez y mala distribución de las precipitaciones, y en
algunas regiones, también por exceso de lluvias, inundaciones, heladas, granizo y
vientos fuertes. El tipo de productor básicamente es campesino, o pequeños
productores, minifundistas e indígenas, cuyo fin es reproducir el sistema de
producción con el objetivo de aseguar su subsistencia familiar, (Hernández, E.,
1986). Es importante en este momento, hacer énfasis en que, precisamente las
características adversas – ambientales, sociales y económicas – que contextualizan
a los sistemas tradicionales, son las que impelen al campesino a desarrollar prácticas
de aprovechamiento y conservación, lo cual conlleva la observación y la
experimentación, la generación de conocimiento y la adecuación de dichas prácticas
a las condiciones específicas en las que se desarrolla la agricultura. Podemos citar
entre innumerables ejemplos, el desarrollo de los sistemas de terrazas, que consiste
en la construcción de muros de tierra o piedra en terrenos inclinados, ya sean
laderas o barrancas, que se se utilizan para manejar los escurrimientos y la humedad
y de esta manera aprovechar el agua de la lluvia. Las terrazas se pueden hacer
también con especies vegetales, - que además favorecen la retención materiales de
deposición que la temporada de lluvia pudiera arrastrar –, tales como magueyes,
árboles frutales como el tejocote, el aguacate y el capulín (Hernández, op.cit.). Por
otro lado, el minifundio en que se asientan los sistemas campesinos, también es un
factor para explicar la sustentabilidad de los mismos, puesto que significa el ajuste de
los niveles de producción al tamaño de consumo y disponibilidad de mano de obra,
cuando se pasa al cultivo para el mercado, es cuando no se respetan los ciclos
naturales de reproducción de la tierra, a los que los campesinos ajustan su tamaño.
El hecho de que los campesinos reciban ingresos económicos muy reducidos
de las actividades agrícolas, es un factor también digno de ser analizado desde la
perspectiva de la conservación del ambiente, pues ello conlleva a que éstos se vean
en la necesidad de implementar actividades complementarias, una de ellas es la
31
artesanal, que por realizarse a partir de recursos naturales, demanda un
conocimiento de los mismos y la necesidad de preservarlos. Otro proceso que
también implica manejo de los recursos naturales sustentado en el conocimiento y la
experimentación, es el uso de plantas medicinales, o bien, el uso de especies
silvestres animales, vegetales y fungicas como alimento – tanto humano como de
animales –.
Asimismo, en la unidad productiva campesina, por ser unidad de
autoconsumo, cada necesidad ha de satisfacerse con un producto en particular, por
eso no es lo mismo sembrar un producto u otro, y por eso coexisten también cultivos
diversos (como maíz, frijol, calabaza) y cría de especies animales diferentes (aves,
cerdos, bovinos, ovinos) (Díaz-Tepepa, Ortíz-Báez y Núnez-Ramírez, 2004). La
producción campesina orientada a la subsistencia, al uso de una tecnología simple
basada en la fuerza de tracción animal y el trabajo humano, y a la continuidad de las
prácticas de recolección y cacería para autoconsumo (Castro, 2006:18), incluye
también, dentro de su lógica productiva y tecnológica, los principios sostenidos por la
teoría moderna ecológica, a saber: cultivo de varias especies, control de malezas,
control de insectos y enfermedades casi o sin químicos, fertilización orgánica,
asociación y rotación de cultivos e integración agro-pecuaria-forestal y el uso de
recursos y energía locales (Toledo, citado por Díaz-Tepepa, y col., op.cit.).
Se puede apreciar entonces, que los campesinos manejan una gran variedad
de agroecosistemas tradicionales que han permitido el uso racional de los recursos
naturales a través de mucho tiempo (Gleissman,1999). Cabe citar como ejemplos: la
gran diversidad de plantas que están presentes en los sistemas de producción, ya
sea en los cultivos como en los bordos, las cuales, como mencionan Altieri y
Letourneau, “cumplen varias funciones: como fuente de alimento para animales,
como ornamentales, como rompeviento, para la obtención de leña, como sombra,
para la retención de suelo y/o agua”, se menciona también que “…los bordos pueden
funcionar también como trampa de hervíboros, como depósito o almacén de insectos
benéficos naturales para el control biológico”; o bien, el hecho de que “las prácticas
agrícolas, cargadas de conocimiento del ecosistema y experimentación, incluyan el
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manejo del agua para mantener niveles mínimos o máximos según sean los
requerimientos de los cultivos en determinadas épocas del año; la rotación de
cultivos que por un lado mantienen la diversidad alimenticia y por el otro, mantienen
la fertilidad de los suelos; la siembra diferenciada de variedades de especies
dependiendo del tipo de suelo y el clima y la orientación de los cultivos para
protegerlos del viento y procurar una buena captación lumínica o de agua entre
otros” (Altieri y Leutorneau, citados por Gleissman, 1999:20-30). La presencia de
animales de tiro, de carga y los que aportan leche y carne, es también un factor
ambiental relevante en los agroecosistemas tradicionales, porque además de que
apoyan el trabajo campesino, representan un ahorro significativo de energía y de
costos de producción, lo cual no ocurre con el empleo de máquinas que utilizan
combustible y requieren mantenimiento; aportan abono para los suelos y aportan a
los campesinos alimentos con contenido proteínico, como complemento a su dieta;
asimismo, se alimentan de material vegetal que no consumen los humanos (Harris,
2001).
Pero todos los procesos antes descritos no pueden visualizarse asilados del
elemento central en el sistema de producción campesina: la familia, quien según
Gleisman, “es la unidad básica de producción” (Gleissman, 1999:29) ; por lo anterior,
como ya se mencionó, los límites de crecimiento en la producción están basados en
la capacidad de trabajo familiar disponible, asimismo, en el cuidado de los
ecosistemas (Díaz-Tepepa, y col. 2004). En este sentido, y desde la perspectiva de
la ecología cultural, los campesinos – y las campesinas –, “aparecen como un
eslabón entre la naturaleza con la que se relacionan para producir alimentos y la
sociedad envolvente con la que se ven obligados, entre otras cosas, a intercambiar
productos” (Tyrtania, 1992:13). Esta dinámica, aporta otra presión a los campesinos
pues tienen que realizar por lo menos dos tipos de adaptación a dos medios, con
exigencias muy distintas: la eficiencia energética que le exige el ecosistema, más la
eficiencia económica impuesta por el mercado capitalista, lo cual, le coloca en un
dilema, aumentar el trabajo o disminuir el consumo (Ibid).
Como se puede apreciar, se justifica ampliamente la propuesta de escudriñar
33
en las relaciones de las mujeres con el ambiente a través del modelo de produción
campesina; en donde además se pueden encontrar actores con componentes
étnicos, con fortaleza identitaria, con memoria colectiva, con fuerte sentido
comunitario, con tendencia a la endogamia e incluso, en algunos casos que
conservan su lengua nativa (Castro, op.cit.), características culturales que vistas
desde la óptica del materialismo cultural se modelaron en ambientes específicos y se
fueron determinando a través de los niveles infraestructurales y estructurales.
1.5 La agricultura capitalista versus la agricultura campesina tradicional
Se anexa el apartado de agricultura capitalista, para establecer la relación
antagónica con el sistema de producción tradicional, y dilucidad r los cambios
significativos entre uno y otro sistema, particularmente en lo que respecta a la
relación de los grupos sociales con la naturaleza. Lo anterior, también porque se
plantea que la relación de los campesinos con el ambiente se ha transformado
significativamente al transitar de un modelo de agricultura tradicional a uno más
intensivo, más tecnificado y más demandante de recursos energéticos. Se tiene así,
que esta transición de un modelo a otro se ha generado básicamente por la
transculturación y proletarización inducidos en la población rural por la economía de
mercado y las grandes empresas en el agro (Leff, 1993).
En este sentido también actúa la política gubernamental que somete la
producción campesina a las reglas productivas impuestas por la empresa
agroexportadora, que trabaja con subsidios y prácticas dumping (Bartra, 2003). Por
otro lado, los gastos de producción, jornales y fertilizante entre otros, hacen que la
agricultura se convierta en una actividad nada atractiva y muy poco rentable (Nuño,
1996). Estos procesos provocan no sólo el cambio de actividades económicas en las
comunidades rurales, sino que también, en algunos casos, el abandono total de las
zonas otrora agrícolas y la emigración de los campesinos hacia las ciudades y hacia
el extranjero.
La agricultura capitalista pues, se caracteriza por sustentar su funcionamiento
34
en la categoría de ganancia; busca la colocación de sus productos en el mercado; el
acceso al financiamiento, la modernización tecnológica. Sobre todo es una
agricultura que produce mercancías capitalistas para el mercado, mientras que la
campesina produce mercancías no capitalistas para la autosubsistencia. Es
practicada por agricultores que cuentan con extensiones medianas o grandes de
tierra y que reciben ingresos agrícolas medianos y altos. Este tipo de agricultura se
practica en muchos de los distritos de riego del país, en donde se abandona la
producción de cultivos básicos y se producen cultivos altamente rentables, como el
caso del sorgo, oleaginosas, papa, frutales, hortalizas, algodón y otros. El hecho de
que la producción se realice con fuerza mecánica, demanda un gran uso de insumos
industriales y de energía a partir de petróleo y energía eléctrica. Los productores de
este tipo de agricultura, son empresariales (incluyendo las transnacionales), cuyo
objetivo es practicar aquel sistema producto-ganancia que le rinda máximas
ganancias o al menos que le asegure estas. Estos sistemas predominan en las áreas
con disponibilidad de riego, de buen temporal, clima favorable, con suelos profundos
y apropiados para la mecanización, frecuentes en el bajío, norte y noroeste de
México y en pequeñas áreas del sureste (Turrent, 1987).
Se aprecia entonces que, en contraparte con la agricultura tradicional, la
agricultura capitalista es un sistema que tiene por objeto obtener productos para el
mercado regional o el de exportación, es decir, su fin es conseguir la cantidad de
producto que proporcione el mayor nivel de beneficio monetario y por lo tanto, los
productos se consumen en su mayoría afuera de la unidad de producción, por esta
razón, está basada en la monoproducción, lo cual implica ahorro de trabajo por
cantidad de tierra o cabezas de ganado, ello a su vez, da mayores posibilidades de
mecanización (Díaz-Tepepa y col., 2004).
La producción únicamente de cultivos comerciales le lleva a crear una
dependencia cada vez más creciente de insumos costosos importados desde el
exterior al agroecosistema (Gleissman, 1999). Asimismo, estos sistemas agrícolas se
caracterizan también por ocasionar serios deterioros al ambiente, debido a que, al
demandar elevadas cantidades de extracción de productos, requieren de tecnologías
35
costosas que en muchas ocasiones no tienen nada que ver con las condiciones
locales. Estas relaciones negativas con el ambiente, se acentúan más cuando se da
la contaminación de suelos y agua por efecto de los productos químicos utilizados,
que además dañan y contaminan a especies vegetales, animales e incluso al
hombre. Lo anterior, conlleva también al desequilibrio en las poblaciones tanto
vegetales como animales, generándose la proliferación de organismos plaga que
incrementan aún más la desestabilidad ambiental.
El cambio de las relaciones de las sociedades donde predomina la agricultura
capitalista con el ambiente también se aprecia en la pérdida de la diversidad de
especies, al establecer monocultivos y desaparecer los policultivos; al desaparecer
los bordos en las zonas de cultivo que albergan diferentes especies vegetales,
debido principalmente a la introducción de maquinaria para el trabajo agrícola, la cual
requiere de más espacio para maniobrar y no es selectiva con las especies
vegetales; al utilizar insecticidas que elimina no tanto a la flora y fauna nociva, como
a las especies que juegan el papel de controladores biológicos de las poblaciones en
condiciones naturales; al sustituir a los animales de tiro por la maquinaria agrícola,
que conlleva a la desaparición de abono orgánico y la sustitución de productos
químicos que, como ya se mencionó, dañan a la larga los suelos; mismos que pierden su capacidad productiva al ser sometidos a una agricultura intensiva y al
monocultivo, que impiden la regeneración de los mismos.
Se puede apreciar que son innumerables y muy drásticos los cambios que
conlleva el modelo de agricultura capitalista, con respecto al modelo de agricultura
tradicional. Aunque no es la intención de esta investigación enfatizar en el sistema de
producción capitalista, el mostrar estas disparidades, nos llevará a tomar conciencia
de las consecuencias catastróficas sociales, ambientales y culturales que conlleva el
desarrollo de este proceso, por que busca ir en contra de las leyes de la naturaleza y
constriñe las condiciones ambientales a las demandas de la producción.
Finalmente enfatizar en la diferencia que en este sentido, mantiene el sistema
de producción tradicional, porque depende de los constreñimientos del ambiente
para el desarrollo de los procesos productivos y precisamente las características
36
adversas, son las que impelen al campesino a desarrollar prácticas de
aprovechamiento y conservación, lo cual conlleva la observación y la
experimentación, la generación de conocimiento y la adecuación de dichas prácticas
a las condiciones específicas en las que se desarrolla la agricultura. Existen
innumerables ejemplos de ello, podemos citar, el manejo de los escurrimientos a
través del desarrollo de los sistemas de terrazas, que consiste en la construcción de
muros de tierra o piedra en terrenos inclinados, ya sean laderas o barrancas – que
en Ixtenco les llaman tecintas – lo cual permite aprovechar el agua de la lluvia. Las
terrazas se pueden hacer también con especies vegetales, como magueyes ó
árboles frutales, las cuales además favorecen la retención materiales de deposición
que la temporada de lluvia pudiera arrastrar; el minifundio en que se asientan los
sistemas campesinos, también es un factor para explicar las prácticas
conservadoras, puesto que significa el ajuste de los niveles de producción al tamaño
de consumo y disponibilidad de mano de obra, cuando se pasa al cultivo para el
mercado, es cuando no se respetan los ciclos naturales de reproducción de la tierra,
a los que los campesinos ajustan su tamaño; la percepción de ingresos económicos
muy reducidos de las actividades agrícolas, es un factor que conlleva a la necesidad
de implementar actividades complementarias, una de ellas es la artesanal, que por
realizarse a partir de recursos naturales, demanda un conocimiento de los mismos y
la necesidad de preservarlos; el uso de plantas medicinales, de especies silvestres
animales, vegetales y fungicas como alimento – tanto humano como de animales –
.también implica manejo de los recursos naturales sustentado en el conocimiento y la
experimentación.
37
CAPÍTULO II
LA CULTURA AMBIENTAL
El propósito de este apartado es caracterizar al concepto de cultura ambiental que
operará en la investigación, la cual, estará en concordancia con la perspectiva del
modelo de materialismo cultural. Este concepto deberá aportar los elementos de
análisis que permitan valorar la relación de las mujeres con el entorno, y establecer
las comparaciones entre los dos contextos de estudio, el agrícola y el no agrícola.
El antecedente del concepto de cultura ambiental, lo encuentro en el concepto
de cultura ecológica propuesto por Elizabet Maier, quien lo define como “la praxis
humana en cuanto a su relación con los demás sistemas de vida, el modo de
interaccionar con dichos sistemas, las cosmovisiones que orientan la actividad y la
conciencia frente a la dialéctica de los actos... la cultura ecológica está a su vez
determinada por y constata procesos geográficos, económicos, biológicos, sociales y
culturales e indica cómo los individuos se relacionan con los demás sistemas de vida
que conforman el entorno ambiental” (Maier, 1998:144). De acuerdo a los
planteamientos teóricos que guían esta investigación, esta propuesta presenta cierta
ambigüedad, al proponer que la relación de los individuos con los demás seres de su
entorno se guía por la “cosmovisión y por la conciencia frente a la dialéctica de sus
actos”, pues como ya se dejó claro, el interés que nos mueve es determinar qué
procesos conllevan a determinadas formas de relacionarse con el entorno, más que
decir qué guía el proceder, pues es un hecho que no siempre nos comportamos
como nos representamos las cosas, o como lo marcan los cánones sociales.
Sin embargo, se rescata de esta propuesta el planteamiento acerca de que la
cultura ecológica esté determinada por procesos geográficos, económicos,
biológicos, sociales y culturales.5 Por otro lado, el concepto únicamente habla de la
relación del humano con otros sistemas de vida y no considera el manejo de otros
elementos del ambiente, que no precisamente son bióticos, como el suelo, el aire o el
5 Llama la atención que la autora mencione también a la cultura dentro de los determinantes de la cultura ecológica, ¿qué acaso no la cultura en general debe incluir una cultura ecológica?
38
agua, de importancia en procesos como la agricultura. Esta situación tal vez se deba
a que el concepto esté integrado por el término de ecológico que hace referencia a
su vez a la ecología, ciencia que se encarga del “estudio de las interacciones de los
seres vivos entre sí...y las interacciones que establecen con su entorno” (Castro,
2006:76), aunque en esta definición también se habla de las interacciones con el
entorno. Lo anterior, lleva a transitar del término de “ecológico” hacia el término de
ambiental – de cultura ecológica a cultura ambiental – porque éste procede a su vez
del concepto de medio ambiente, que como se verá más adelante, incluye elementos
bióticos y abióticos. Por otro lado, Castro señala que el concepto de ambiente “hace
referencia a medios físicos antropogénicamente modificados por los estilos de vida
de la sociedad moderna, por los procesos industriales que contaminan el aire, el
agua y el suelo” (Castro, 2006:71), por lo que algunos procesos que se proponen con
este concepto, buscan detener el deterioro ambiental.6 En este sentido, la cultura
ambiental también puede plantearse como una alternativa en la relación del hombre
con el entorno, que conlleve al desarrollo de prácticas menos agresivas hacia el
ambiente. Por lo anterior, es preciso decir cómo es la cultura ambiental y de qué
elementos se compone, para que podamos valorar la relación de las mujeres con el
ambiente.
2.1 El concepto de cultura
Castro (2006) hace un recorrido por diferentes conceptos de cultura, emitidos desde
el ámbito antropológico, con el propósito de buscar alguna propuesta que vincule los
elementos sociales con los elementos ambientales, en la interacción de las
sociedades con el ambiente; sin embargo, por estar elaboradas desde el ámbito de la
antropología, el autor encuentra que dichas propuestas tienen un carácter
antropocéntrico y por ello el ambiente queda relegado a un lugar secundario.
Es preciso rescatar la definición que hace Tylor (citado por Castro, 2006) de la
cultura, que dice que es “aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las
creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otros hábitos 6 Y menciona por ejemplo la creación de carreras como la ingeniería ambiental que busca dar alternativas de solución a través de “tecnologías limpias”.
39
adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad”, por el hecho de que se
le considera como una propuesta “holística que destaca el carácter social de la
cultura” (Castro, 2006), a pesar de que no haga referencia a la relación del hombre
con el ambiente. La intención es tener elementos, que a la cultura competen que
sirvan como base para que una vez que se precisen también las características del
concepto de ambiente, se realice una construcción del concepto de cultura ambiental
que fusione ambas perspectivas.
Durante el proceso de construcción del concepto de cultura ambiental, se
considerarán también las observaciones de Castro al respecto de que plantea que
los conceptos de cultura y ambiente “están constituidos por elementos numerosos y
con interacciones múltiples, sujetos a procesos endógenos de cambio, así como a
presiones extrasistémicas constantes que inhiben o limitan los momentos de
estabilidad o continuidad” (Castro, 2006:64); es decir, son de naturaleza compleja y
sistémica, lo cual no debe implicar que al transferirse al concepto de cultura
ambiental la haga inoperante.
2.3 El concepto de ambiente.
El medio ambiente se puede definir como el conjunto de elementos abióticos entre
los que se incluye, la energía solar, el suelo, el agua y el aire; y de componentes
bióticos u organismos vivos que integran la delgada capa de la Tierra, llamada
biosfera, sustento y hogar de los seres vivos (Martínez H., José F., s/f.). El aire es
una mezcla gaseosa de nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, dióxido de carbono, vapor de
agua, otros elementos y compuestos, y partículas de polvo. Como parte de la
atmósfera, este componente permite la existencia de la vida – por contener
elementos vitales como el oxígeno – y de alguna manera protege a la tierra del
exceso de la radiación ultravioleta. El agua se encuentra en un 97% en los océanos
– agua salada – y un 2% es hielo y el 1% restante es el agua dulce de los ríos, los
lagos, las aguas subterráneas y la humedad atmosférica y del suelo; este elemento
es de vital importancia para los sistemas vivos porque participa en las funciones
biológicas. El suelo es el delgado manto de materia que sustenta la vida terrestre. Es
40
producto de la interacción del clima y del sustrato rocoso o roca madre, como las
morrenas glaciares y las rocas sedimentarias, y de la vegetación.
En lo que respecta a los organismos vivos, taxonómicamente se reconocen
cinco grupos o reinos en los cuales se agrupan individuos que comparten
características, a saber, el reino animal, el reino vegetal, los hongos, el reino monera,
al que pertenecen las bacterias y algunas algas verde-azules, y el reino protista que
agrupa organismos más simples. Las plantas se sirven del agua, del dióxido de
carbono y de la luz solar para convertir materias primas en carbohidratos por medio
de la fotosíntesis; la vida animal, a su vez, depende de las plantas en una secuencia
de vínculos interconectados conocida como red trófica. Es precisamente en esta red
trófica en la que se ubica el humano en un nivel privilegiado, que le permite
alimentarse tanto de especies vegetales, como de especies animales y de ahí parte
la relación que establece con éstos y con los demás componentes del ambiente. Es
importante mencionar que de acuerdo a las clasificaciones mencionadas, los hongos
que pertenecen al reino fungi no son vegetales y las bacterias no son animales, estos
es, porque suele agrupárseles en de manera errónea. Ambos grupos también son de
vital importancia en los ecosistemas; en cuanto a la relación del hombre con el
ambiente, se puede mencionar por ejemplo la participación de algunas bacterias en
la fijación del nitrógeno, proceso que favorece la agricultura, o de aquellas que son
causantes de enfermedades tanto humanas como de animales; asimismo, el grupo
de los hongos representa un sinnúmero de procesos tanto benéficos para el humano
– por ejemplo le aporta alimentos, y medicamentos–, como dañinos, como en el caso
de los hongos parasitarios.
Por otro lado, el concepto de medio ambiente, “ha ido evolucionando de tal
forma que se ha pasado de considerar fundamentalmente sus elementos físicos y
biológicos a una concepción más amplia en la que se destacan las interacciones
entre sus diferentes aspectos” (Martínez H., J. Félix, s/f), que pueden ser también
sociales, económicos y culturales.
El medio ambiente entonces, se concibe como un sistema formado por varios
elementos que interaccionan entre sí en una dinámica de flujos que tienden al orden,
41
el cual es lábil y temporal, pues el sistema es en esencia caótico.
2.3 El concepto de cultura ambiental.
El concepto de cultura ambiental que guía la investigación permite acceder a la
relación de las mujeres con el ambiente a través la indagación del conocimiento que
tienen éstas de los elementos bióticos y abióticos del ambiente, la forma como
perciben su entorno y la lógica que guía las prácticas que impactan ya sea de
manera positiva o negativa al medio ambiente. A través del desarrollo de las actividades cotidianas, individuales o colectivas,
y desde cualquier ámbito (el hogar, la escuela, el trabajo, los espacios públicos), la
cultura ambiental se expresa en la relación de los individuos con el ambiente que
conlleva un conocimiento de los elementos que lo componen, del papel que juegan
en sus actividades cotidianas, en sus procesos sociales, biológicos, económicos
(productivos) e incluso demás manifestaciones culturales como la educación o las
artes, entre otros; y en la importancia de su preservación para el futuro (con el
entendido de que de ello depende también la continuidad de su existencia misma).
Por lo anterior, la cultura ambiental se matiza por las condiciones ambientales
presentes en el contexto en el que el individuo se desenvuelve, que pueden ser
adversas o favorables, de escases o de abundancia de los recursos; por los aspectos
económicos que hacen que los individuos prefieran consumir más algunos productos
que otros, o bien por la importancia que tienen estos recursos en el desarrollo de sus
procesos productivos, que a su vez implique conocerlos y valorarlos; por aspectos
sociales que influyen en la forma como se relaciona con otros grupos, o por las
necesidades de alcanzar mejores niveles de vida en cuanto a salud, armonía e
incluso felicidad; por los procesos biológicos como los reproductivos y en el caso de
las mujeres, por la función de procurar el mantenimiento del hogar, lo cual a su vez
genera condiciones específicas de la relación con el ambiente y sus componentes.
42
CAPÍTULO III
LA REGIÓN DE ESTUDIO
En este apartado se hace una descripción de la región de estudio de acuerdo al
modelo explicativo propuesto. Para conocer la cultura ambiental de las mujeres
campesinas en el estado de Tlaxcala, y hacer la contrastación con aquellas que han
dejado de pertenecer al sistema productivo agrícola, se han considerado algunos
criterios para la selección de la zona de estudio, a saber: las condiciones
ambientales particulares que incidan sobre los procesos agrícolas y estos a su vez
sobre la cultura de las mujeres; la presencia de sistemas agrícolas de subsistencia y
la coexistencia de actividades productivas diferentes a las agrícolas; y la presencia
de población indígena en la zona de estudio7, así como la presencia de población
mestiza que nos permita contrastar lo indígena con lo mestizo. De acuerdo entonces
a estos elementos, se selecciona como zona de estudio la comprendida por los
municipios de Ixtenco y Zitlaltépec de Trinidad Sánchez Santos.
Ubicada al oriente del estado de Tlaxcala, esta región se considera
ecológicamente importante debido a que se encuentra a las faldas del volcán la
Malinche, donde prevalecen condiciones climáticas particulares debido a la altura
sobre el nivel del mar, las cuales inciden sobre los procesos agrícolas, siendo
precisamente las actividades agrícolas de gran importancia para la zona. Asimismo,
por su posición cercana a la montaña Malintzi, el estudio nos permitirá hacer un
acercamiento mayor a la relación que tienen las mujeres con los recursos bióticos
principalmente de tipo forestal. Esta región también se considera de interés por la
presencia de un grupo de otomíes en el municipio de Ixtenco y en contraparte, la
presencia de una población mestiza en el municipio de Zitlaltépec. Asimismo,
considerando que uno de los roles que nos permitirán conocer la participación de la
mujer en ámbito ambiental es la reproducción, Ixtenco tiene la particularidad de ser
un municipio que ha presentado una tasa de crecimiento poblacional muy baja desde
1970, fenómeno que resulta interesante relacionar con la interacción de la población
con los recursos naturales. 7 Para la selección de la población étnica, se utilizará como criterio el seguido por INEGI, que caracteriza como tales a aquellas poblaciones que hablen alguna lengua indígena.
43
Tenemos así que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística,
Geografía e Informática (2000), y como se puede apreciar en la figura 2, la zona de
estudio se encuentra en el Altiplano central mexicano, su ubicación geográfica es
como sigue: el municipio de Ixtenco, Tlaxcala se localiza al oriente del estado, entre
los 19°14’ y 19°18’ de latidud norte y los 97°52’ y los 97°59’ de longitud oeste, con
una altitud que va de los 2500 a los 3000 metros sobre el nivel del mar (msnm), con
una superficie aproximada de 46, 610 kilómetros cuadrados, sus límites son al norte
con el municipio de Huamantla, al sur con el municipio de Trinidad Sánchez Santos,
al oriente con el estado de Puebla, y por último al poniente con Huamantla y con el
municipio de Trinidad Sánchez. Por su parte, el Municipio de Trinidad Sánchez,
también localizado al oriente del estado, se sitúa en un eje de coordenadas
geográficas entre los 19°12’ y 19°19’ de latitud norte y los 97°54’ y los 97°59’ de
longitud oeste, su altitud es de 2, 540 msnm y su superficie de es de 65, 950
kilómetros cuadrados, el municipio colinda al norte con el municipio de Ixtenco, al sur
y al oriente con el estado de Puebla, al poniente colinda igualmente con el municipio
de Huamantla y el estado de Puebla.
Figura 2. Localización de los municipios de Ixtenco y Zitlaltépec en el estado de Tlaxcala.
( ((
((
((
( (
TLAXCO
TETLA
HUAMANTLA
CALPULALPAN
ESPAÑITA
TERRENATE
ALTZAYANCA
HUEYOTLIPAN
CUAPIAXTLA
XALTOCAN
ATLANGATEPEC
APIZACO
TLAXCALA
CHIAUTEMPAN
IXTENCO
XALOZTOC
TEOLOCHOLCO1470
NANACAMILPA DE MARIANO ARISTA
EMILIANO ZAPATA
SANCTORUM DE LAZARO CARDENAS
SAN PABLO DEL MONTE
ZACATELCO
TZOMPANTEPEC
MUÑOZ DE DOMINGO ARENAS
CARMEN TEQUEXQUITLA EL
YAUHQUEMEHCAN
ZITLALTEPEC DETRINIDAD SANCHEZ S.
SAN FRANCISCO TETLANOHCAN
TOTOLAC
BENITO JUAREZ
TETLATLAHUCA
TEPEYANCO
LAZARO CARDENAS
SAN LUCAS TECOPILCO
TOCATLAN
SAN JOSE TEACALCO
CUAXOMULCO
TEPETITLA DE LARDIZABAL
SANTA CRUZ TLAXCALA
TENANCINGO
CONTLA DE JUAN CUAMATZI
ACUAMANALA DE MIGUEL HIDALGO
PAPALOTLA DE XICOHTENCATLXICOTZINGO
AMAXAC DE GUERRERO
SAN DAMIAN TEXOLOC MAGDALENA TLALTELULCO LA
SANTA ANA NOPALUCAN
SANTA CATARINA AYOMETLA
SAN JERONIMO ZACUALPAN
APETATITLAN DE ANTONIO CARVAJAL
SANTA APOLONIA TEACALCO
MAZATECOCHCO DE JOSE MARIA
SANTA ISABEL XILOXOXTLA
SAN JUAN HUACTZINCO
SANTA CRUZ QUILEHTLASAN LORENZO AXOCOMANITLA
SIMBOLOGÍA
Municipios del Estadode Tlaxcala
( Localidades de Ixtenco y Zitlaltépec
DATOS DE CONSTRUCCIÓN:UTM, ZONA 14, NORTE
FUENTE: PROYECTO SICAPRA (FOMIX)EL COLEGIO DE TLAXCALA, A.C.
DATOS VECTORIALES DEINEGIM AL AÑO 2000
ELABORÓ:CRISTINA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ
Municipios de Ixtencoy Ziltlaltépec
Kilómetros
20 0 20 40
N
ESCALA GRÁFICA
540000
540000
560000
560000
580000
580000
600000
600000
620000
620000
640000
640000
2120
000 2120000
2140
000 2140000
2160
000 2160000
2180
000 2180000
Fuente: Elaboración propia, a partir de información del Proyecto SICAPRA (FOMIX)
44
Figura 3. Imagen de satélite de la región de estudio, en el año 2000.
IXTENCO
ZITLALTEPEC DETRINIDAD SANCHEZ S.
IXTENCO
ZITLALTEPEC DETRINIDAD SANCHEZ S.
2600
2500
2700
2800
2900
3000
3200
3300
3400
3500
3100
28002800
2700
3300
SIMBOLOGÍA
DATOS DE CONSTRUCCIÓN:UTM, ZONA 14, NORTEDATOS VECTORIALES DEINEGIM AL AÑO 2000
ELABORÓ:CRISTINA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ
FUENTE: PROYECTO SICAPRA (FOMIX)EL COLEGIO DE TLAXCALA, A.C.
Municipios de Ixtencoy Zitlaltépec
Curvas de nivel
N
ESCALA GRÁFICA
Kilómetros
2 0 2 4
540000
540000
560000
560000
580000
580000
600000
600000
620000
620000
640000
640000
2120
000 2120000
2140
000 2140000
2160
000 2160000
2180
000 2180000
Imagen de Satélite de la NASAal año 1990.
Fuente: Elaboración propia, a partir de información del Proyecto SICAPRA (FOMIX)
De acuerdo al modelo teórico, se describirán las características del
ecosistema, los elementos de la infraestructura que incluyen al modo de producción y
modo de reproducción y los elementos culturales, que en el caso de Ixtenco tienen
que ver básicamente con la cultura otomí que aún se encuentra vigente y en el caso
de Zitlaltépec con el abandono de la cultura náhuatl.
3.1 Medio ambiente
Se describe en este apartado las características ambientales de la región, como una
zona ubicada a las faldas de la Malintzi, en el Altiplano central mexicano, con
particularidades importantes para el estudio en el área ambiental y como una zona
agrícola donde se practica la agricultura de temporal. Se establecen también las
diferencias en cuanto a calidad de los recursos entre los dos municipios.
45
3.1.1 Clima
El clima es un factor muy importante que influye sobre la distribución de las especies
vegetales y sus componentes florísticos, de las especies animales, generalmente
asociadas con las vegetales, así como de los hongos. Lo anterior, debido a que el
clima depende principalmente de la altura sobre el nivel del mar que a su vez influye
en una serie de elementos como son temperatura, precipitación y humedad, así
como dirección y fuerza de los vientos y como factor de segundo orden y
particularmente en el ámbito regional, se encuentra la topografía (Acosta, 1992).
El municipio de Ixtenco se ubica a 2500 metros sobre el nivel del mar,
prácticamente la totalidad del territorio está asentado en las faldas del volcán la
Malintzin, por lo que en la mayor parte del municipio prevalece el clima templado
subhúmedo con lluvias en verano, sin embargo, como se aprecia en la figura 3,
aproximadamente al los 2900 msnm, el clima del municipio cambia a semifrío con
verano fresco y largo. Para el municipio de Zitlaltépec, estas características
climáticas también se presentan con sus respectivas variaciones de acuerdo a la
altura, teniéndose que, a los 2540 msnm se presenta un clima templado subhúmedo
con lluvias en los meses de mayo a septiembre (época de verano prácticamente);
esta situación cambia al igual que en Ixtenco al aumentar la altura, teniéndose que a
los 2800 msnm aproximadamente, se presenta el clima semifrío con verano fresco y
largo. Se puede apreciar también en el mapa, que este tipo de clima abarca mayor
área en Zitlaltépec que en Ixtenco (INEGI, 2000).
46
Figura 4. Climas presentes en la región de estudio.
Templados subhúmedos conlluvias en verano (2)
Templados subhúmedos conlluvias en verano (1)
Semi frío con veranofresco largo
IXTENCO
ZITLALTEPEC DETRINIDAD SANCHEZ S.
2600
2500
2700
2800
2900
3000
3200
3300
3400
3500
3100
28002800
2700
3300
SIMBOLOGÍA
DATOS DE CONSTRUCCIÓN:UTM, ZONA 14, NORTEDATOS VECTORIALES DEINEGIM AL AÑO 2000
ELABORÓ:CRISTINA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ
FUENTE: PROYECTO SICAPRA (FOMIX)EL COLEGIO DE TLAXCALA, A.C.
Tipos de clima
Municipios de Ixtencoy Zitlaltépec
Curvas de nivel
N
ESCALA GRÁFICA
Kilómetros
2 0 2 4
540000
540000
560000
560000
580000
580000
600000
600000
620000
620000
640000
640000
2120
000 2120000
2140
000 2140000
2160
000 2160000
2180
000 2180000
Semi frío converano fresco largoTemplados subhúmedoscon lluvias en verano (1)Templados subhúmedoscon lluvias en verano (2)
Fuente: Elaboración propia, a partir de información del Proyecto SICAPRA (FOMIX)
La altura influye también en la distribución de la precipitación en la zona de
estudio, este dato es importante por su relación con los procesos productivos de la
misma, en donde la agricultura de temporal depende exclusivamente del agua de
lluvia. Como se puede apreciar en la siguiente figura, la precipitación media anual
varía en tres zonas con respecto a la altura. Tenemos entonces que, en el municipio
de Ixtenco, a los 2,500 msnm, que es la zona central y la que abarca la mayor parte
del mismo, la precipitación fluctúa entre los 600 a 800 milímetros, esta zona coincide
también con la presencia de la mayor parte de cultivos; a partir de los 2,600 y hasta
los 2,800 msnm esta condición cambia a una media que va de los 800 a 1000 mm; a
partir de los 2, 800 msnm y hasta las zonas más altas de la Malintzin, los promedios
se incrementan hasta los 1,200 mm. Para el caso de Zitlaltépec, las condiciones
varían por el hecho de encontrarse un poco más alto, hasta los 2,600 msnm, también
la precipitación promedio se encuentra entre los 600 a 800 mm, sin embargo a
diferencia de Ixtenco, la zona que se ubica entre 2,600 a 2,900 msnm es la parte
47
central del municipio y presenta una precipitación promedio entre 800 a 1,000 mm,
esta situación en una relativa ventaja a los agricultores de esta zona con respecto a
los de Ixtenco, porque tienen un mayor margen de lluvia, sin embargo al estar más
altos también están más expuestos a las heladas y a un tiempo más largo de
maduración de las semillas, lo cual, seguramente se reflejará en algunas
particularidades en las prácticas productivas de los agricultores de Ixtenco para
aprovechar la menor cantidad de agua de lluvia. En Zitlaltépec también varía el
promedio de precipitación anual (de 1,000 a 1,200 mm) en la zona comprendida a
partir de los 2,800 msnm y hasta las partes más altas del volcán, correspondiendo
una mayor superficie de esta zona para este municipio que para Ixtenco (INEGI,
2000).
Figura 5. Fluctuaciones en la precipitación media anual.
SIMBOLOGÍA
DATOS DE CONSTRUCCIÓN:UTM, ZONA 14, NORTEDATOS VECTORIALES DEINEGIM AL AÑO 2000
ELABORÓ:CRISTINA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ
FUENTE: PROYECTO SICAPRA (FOMIX)EL COLEGIO DE TLAXCALA, A.C.
N
ESCALA GRÁFICA
Kilómetros
2 0 2 4
540000
540000
560000
560000
580000
580000
600000
600000
620000
620000
640000
640000
2120
000 2120000
2140
000 2140000
2160
000 2160000
2180
000 2180000
Municipios de Ixtenco y Zitlaltépec
1000 - 1200 mm600 - 800 mm800 - 1000 mm
IXTENCO
ZITLALTEPEC DETRINIDAD SANCHEZ S.
2600
2500
2700
2800
2900
3000
3200
3300
3400
3500
3100
28002800
2700
3300
600 - 800
800 - 10001000 - 1200
Curvas de nivel
Precipitación
Fuente: Elaboración propia, a partir de información del Proyecto SICAPRA (FOMIX)
En Ixtenco, el mayor régimen de lluvias se da en los meses de junio a agosto,
y la sequía se inicia en el mes de noviembre y se prolonga hasta el mes de abril;
48
para Zitlaltépec, la situación cambia favorablemente, presentándose el mayor
régimen de lluvias en los meses de mayo a agosto y el periodo de sequía se
presenta de noviembre a febrero (CONAGUA, 1996). Esta variación tan profunda en
una distancia tan pequeña se explica también porque Zitlaltepec está más alto que
Ixtenco y ello influye en que a mayor altura haya mayor precipitación.
La temperatura es un factor que influye en el ciclo fenológico de las plantas,
retardando el crecimiento o acelerándolo. En la zona de estudio, se presentan
generalmente temperaturas bajas por su altura y por su ubicación a las faldas de la
Malintzin, así también por la presencia de los vientos que se da de norte a sur. En el
municipio de Ixtenco, la temperatura máxima se registra en los meses de mayo y es
de 23.2 °C y la temperatura mínima puede llegar a ser hasta de 1.2 °C; en Zitlaltépec
esta situación varia, presentándose una temperatura máxima promedio de 21.9 °C y
una mínima de 5.5 °C, los meses más calurosos son de marzo a mayo.
3.1.1 Orografía
Las características fisiográficas y orográficas de la zona también se relacionan con la
ubicación a las faldas de la Malintzin. En Ixtenco, se tiene que en la zona poniente y
cercana al volcán se encuentra serranía y en la zona oriente llanura con lomeríos.
Orográficamente, el municipio presenta dos formas de relieve: las zonas
accidentadas, que abarcan aproximadamente el 30% de la superficie total y se
localizan en la parte poniente y central del municipio, formadas por las faldas del
volcán La Malintzin8, por lo que esta zona se caracteriza por ser la más forestada por
encino, ocote, oyamel y en menor escala, pino y capulín (más adelante se abundará
en la vegetación), está situada en la parte más alta del municipio. Las faldas
inferiores del volcán presentan pendientes poco pronunciadas y sus laderas
centrales desde los 3,000 msnm son muy escarpadas. Además, existe una gran
cañada, llamada “Barranca de la presa” que baja hacia el oriente del poblado de San
Juan Ixtenco. También se presenta el cerro Xalapazco que es un cono adventicio
8 El cual es considerado como una ruina volcánica pliocénica y uno de los más antiguos del país (Gobierno del estado de Tlaxcala, citado por Sánchez T., V., 1996:10)
49
achaparrado localizado al pie del volcán. En esta zona, existen terrenos de labor que
tienen gran cantidad de piedra. Las otras formas de relieve la constituyen las zonas
semiplanas que ocupan el 70 por ciento de la superficie, se ubican al noroeste y
sureste del municipio; está situada en la parte más baja del municipio donde se
encuentran los mejores terrenos de cultivo de maíz y entre ellos se encuentran
árboles de capulín y tejocote que se cosechan por los propietarios para venderlos
dentro y fuera del municipio. También en esta zona se ubica el área urbana
(Fernández, 1987, citado por Sánchez T., Victoria, 1996). Las características
orográficas de Zitlaltépec, corresponden también a dos formas de relieve: la primera
corresponde a zonas accidentadas y abarca aproximadamente el 80% de la
superficie total, estas se localizan en Francisco Javier Mina y al poniente del
municipio; las zonas semiplanas, corresponden al 20% restante de la superficie
municipal, encontrándose en las localidades de San Pablo Zitlaltépec y San Juan
Bautista.
3.1 Suelo
Los recursos edafológicos en la zona de estudio son de vital importancia para la
economía local, ya que en ellos se desarrolla la vegetación y por ende la actividad
agrícola y forestal. En la figura 5, se muestra el tipo de suelos de acuerdos a su
origen, se aprecia que existen suelos de la era del cenozoico del periodo terciario, de
tipo toba intermedia que se ubica entre los 2500 y 2800 msnm, en la parte centro de
la región abarcan los dos municipios; hacia el oriente, del cuaternario de tipo aluvial;
y en la zona poniente, la de la Malintzi, del tipo cuaternario de brecha intermedia
(Werner, 1988).
En el municipio de Ixtenco, se encuentran principalmente dos tipos de suelos:
regosoles, los cuales son suelos de sedimentos sueltos, muy poco desarrollados,
profundos, con horizonte A ócrico; y los fluvisoles, que son suelos que van de
arenoso gravosos a gravoso pedregoso, los cuales están muy erosionados por la
formación de abanicos coluviaes, comprenden sedimentos aluviales poco
desarrollados y profundos. La capacidad aprovechable de agua en estos suelos se
50
considera mediana (Werner, 1988). Para el municipio de Zitlaltépec, Werner (op.cit.)
determinó que existen cuatro grandes tipos de suelos: los fluvisoles, que
comprenden sedimentos aluviales poco desarrollados y profundos; los andosoles,
son de sedimentos piroclásticos por lo general bien desarrollados; los regosoles son
de sedimentos sueltos, muy poco desarrollados, profundos, con horizonte A ócrico; y
los suelos de tipo ranker son poco desarrollados, delgados o profundos, poseen un
horizonte A úmbrico con menos de 25 cm de profundidad.
Figura 6. Tipo de suelos de acuerdo a su origen
IXTENCO
ZITLALTEPEC DETRINIDAD SANCHEZ S.
2600
2500
2700
2800
2900
3000
3200
3300
3400
3500
3100
28002800
2700
3300
Terciario Toba Intermedia
Cuaternario Aluvial
Cuaternario Brecha Sedimentaria
SIMBOLOGÍA
DATOS DE CONSTRUCCIÓN:UTM, ZONA 14, NORTEDATOS VECTORIALES DEINEGIM AL AÑO 2000
ELABORÓ:CRISTINA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ
FUENTE: PROYECTO SICAPRA (FOMIX)EL COLEGIO DE TLAXCALA, A.C.
Tipos de suelo
Municipios de Ixtencoy Zitlaltépec
Curvas de nivel
N
ESCALA GRÁFICA
Kilómetros
2 0 2 4
540000
540000
560000
560000
580000
580000
600000
600000
620000
620000
640000
640000
2120
000 2120000
2140
000 2140000
2160
000 2160000
2180
000 2180000
Cuaternario AluvialCuaternario Brecha edimentariaTerciario Toba Intermedia
Fuente: Elaboración propia, a partir de información del Proyecto SICAPRA (FOMIX)
3.1.4 Hidrografía
El recurso agua es un elemento vital en la relación de la mujer con el ambiente, ya
que de éste dependen muchas de las actividades dentro del hogar, y en el caso de la
mujer campesina, también fuera de éste en las actividades agrícolas. Los recursos
hidrográficos del municipio de Ixtenco son: arroyos de caudal sólo durante la época
de lluvias, un manantial que nace en la montaña Malintzi que provee de agua potable
a un 20% de la población, además de un pozo de agua potable que abastece al otro
51
80% de la población. En el caso del manantial, continuamente es afectado por los
ganados de pilares que tapan los venéreos y contaminan el agua por descuido o por
maldad (SAGARPA, 2004). En este rubro se pueden apreciar fuertes problemas de
escasez en el municipio, lo que se traduce en algunas estrategias para su
optimización.
Para el caso de Zitlaltépec, los recursos hidrográficos se componen de un
arroyo que baja del manantial de La Malintzi hacia San Pablo, arroyos de caudal
durante la época de lluvias localizados en las barrancas El Calvario, El Jarrito, El
Zitlaltépec y una barranca que nace del centro al sureste del municipio, mantos y
pozos para extracción de agua.
3.1.5 Vegetación
Rzedowski (citado por Acosta, 1992:7), define a la vegetación como “un conjunto de
plantas que habitan en una región, analizando desde el punto de vista de las
comunidades bióticas que forman”; según este autor, el estado de Tlaxcala queda
inscrito dentro de la provincia florística denominada Provincia de la Altiplanicie, la
cual se extiende desde Chihuahua y Coahuila hasta Jalisco, Michoacán, Estado de
México, Tlaxcala y Puebla (Rzedowski, citado por Acosta, 1992:7)
Como se aprecia en la figura 6, en la zona existen básicamente tres tipos de
vegetación9, dispuestos en varios estratos altitudinales, por ubicarse la totalidad de la
zona de estudio en volcán la Malintzi, estos tipos de vegetación son de bosque.
Antes de describir cada uno de los tipos de vegetación, cabe señalar que “el término
de bosque incluye tipos de vegetación arbóreos y con pocas especies dominantes,
frecuentemente una o dos. Los bosques, se encuentran principalmente en las
regiones montañosas, templadas y frías, en donde hay humedad suficiente para
mantener una comunidad arbórea. En estas regiones las temperaturas bajas de
invierno son el principal filtro ecológico, responsable de la baja diversidad de
especies de árboles, en contraste con las selvas de baja altitud” (Gómez-Pompa,
citado por Acosta, 1992:11). 9 Gómez-Pompa (citado por Acosta, 1992:7), aplica el término “tipo de vegetación” a un grupo de plantas silvestres que puede ser reconocido fisonómicamente como unidad, y que es más o menos estable (primario).
52
Los tipos de vegetación se denominan por las especies características, las
cuales a su vez dan el aspecto fisonómico a cada uno de ellos, en el caso de esta
zona de estudio, se encuentran: en la parte inferior, entre los 2,700 y 2,800 msnm,
una zona de bosque de encino; en la parte media de la ladera, entre los 2,800 y
hasta los 3,100 msnm, se desarrolla la comunidad de bosque de pino; y por último,
en la parte alta del volcán desde los 3,100 y hasta los 3,500 msnm se encuentra el
tipo boscoso de oyameles.
El bosque de encino o encinares, son comunidades vegetales muy
características de las zonas montañosas de México. De hecho, junto con los pinares
constituyen la mayor parte de la cubierta vegetal de áreas de clima templado y
semihúmedo (Rzedowski, citado por Acosta, 1992). En el estado, prosperan desde
los 2,200 a los 3,000 msnm, sobre suelos profundos de origen volcánico o someros
como los suelos tepetatosos y calizos que se extienden sobre la porción central del
estado, en áreas donde llueve 700 y 1,000 mm en promedio anual, por lo que
comparten condiciones ecológicas estrechas con los pinares. Al igual que los
pinares, existen varios tipos de encinares que solo difieren en cuanto a sus especies
dominantes, así como por su altura y hábitos de crecimiento, floración y fructificación
– fenología –. Fisionómicamente los encinos que integran este bosque se
caracterizan por ser de tallas intermedias, alcanzando en su mayoría alturas que
varían entre 8 y 15 m; sus fustes son generalmente torcidos, ramificados a poca
altura. La corteza que presentan estos elementos es gruesa y fisurada. Las especies
presentes en la zona de estudio son las que dominan en estratos de entre los 2,500
a 2,800 msnm, son con frecuencia encinos (Quercus laeta Liebm, Q. obtusata
H.B.&K.) y el tesmolillo (Q. crassipes H. & B.), que a menudo se encuentra
conviviendo con el pino chino (Pinus leiophylla Schl & Cham), como se muestra en la
siguiente fotografía.
53
Fotografía 1. Especies arbóreas que pertenecen al bosque de encino del municipio de Ixtenco.
Fuente: Galería de imágenes propia, obtenidas en mayo de 2008.
Acosta (1992:11), describe al bosque de pino como aquel que “se caracteriza
por la dominancia de especies arbóreas pertenecientes al género Pinus” y menciona
que en el estado este tipo de bosques son relativamente pobres en especies y de
extensión limitada, en comparación con otros estados del país. Este autor,
caracteriza al bosque de pino como una “comunidad homogénea en el sentido de su
altura, ya que oscila entre los 10 y 25 m, pero puede alcanzar hasta 35 o más, sus
troncos son generalmente derechos y su grosor varía entre los 20 y 60 cm, cuando el
bosque es maduro, solo pueden persistir las ramas superiores”; y agrega que
“aunque los pinares presentan una fisonomía característica, las especies que los
constituyen se distribuyen en las diferentes regiones según las condiciones
ecológicas existentes, lo que determina que varias especies juntas habiten una
54
misma área, o bien que se presenten manchones monoespecíficos”. Menciona
también que del género Pinus, en el estado se han reconocido 8 especies, las cuales
se encuentran distribuidas entre los 2,300 y 4,2000 msnm, desarrollándose en
lugares con régimen pluvial medio anual de 600 a 1,000 mm y con una temperatura
media anual que fluctúa entre 12° y 16° C. Asimismo, también menciona que para los
2,300 y 2,700 m de altitud los bosques de pino – pinares – están constituidos
principalmente por ocote chino (Pinus leiophylla Schl. & Cham.), cuya altura oscila
entre los 15 y 25 m; aunque en la mayoría de los casos son bosques mixtos –
Bosque de pino-encino –, en donde el pino convive con especies como el encino de
hoja ancha (Quercus rugosa Neé), el tesmolillo (Q. crassipes H. & B.) y el laurelillo
(Q. laurina H. & B.), así como algunos individuos de madroño (Arbutus xalapensis
HBK) entre otras. Este último tipo de bosque se encuentra representado en el
municipio de Zitlaltépec más que en Ixtenco, en este último, existe más bien el
bosque de encino asociado con especies de pino. Es importante mencionar que el
autor también refiere que por encontrarse estos pinares en zonas de las sierras
planas y accesibles, no son muy densos, pues se encuentran fuertemente
perturbados y con el sotobosque sometido a pastoreo intensivo.
Existe también en esta zona, específicamente en el municipio de Zitlaltepec,
bosque de pino real (Pinus montezumae Lamb), este tipo de bosque, generalmente
se distribuye arriba de los 2,500 – 3,000 m, se caracteriza porque es más alto y más
denso que el anterior y bastante puro. Sus especies pueden medir entre 20 y 30 m.
Algunas especies asociadas a este bosque son: árboles y arbustos de ailite (Alnus
jorullensis HBK), madroño (Arbutus xalapensis HBK.), encino (Q. rugosa Neé),
ahuejote (Salix oxylepsis Sch.), gusanillo (S. paradoxa HBK), oyamel (Abies religiosa
(HBK.) Cham. & Schl.) y tepozan de cerro (Buddleia parviflora HBK.)
El bosque de oyamel, también presente en la zona – en la parte más alta de la
Malintzin –, generalmente se presenta entre los 2,800 y 3,500 m de altura, casi
siempre se encuentra sobre suelos profundos, bien drenados, ricos en materia
orgánica y húmedos durante casi todo el año, a excepción del bosque situado en
Barranca Grande, sobre la ladera este de la Malintzi, donde los suelos son rocosos y
55
poco profundos. La precipitación media anual de estos lugares va de 700 a 1,000
mm, la temperatura media anual varía de 8 a 14° C. Estos bosques generalmente se
encuentran protegidos de los fuertes vientos a pesar de ser tolerantes a las bajas
temperaturas (Acosta, 1992). Las características de este bosque son que siempre
está verde, denso y alto – su dosel superior mide de 20 a 35 m –; su único
componente es el oyamel o abeto (Abies religiosa (HBK.), Cham & Schl.) – también
denominado monoespecífico –; su copa es muy parecida a la de un cono y sus
ramas inferiores tiende a caer y sólo persisten aquellas situadas en la porción media-
superior del árbol; también lo caracteriza su majestuosidad y belleza (Acosta, op.cit.).
Se menciona también (Acosta, op.cit.) que en este tipo de bosque, el estrato
arbustivo y arbóreo inferior se compone de individuos inmaduros de abeto y otras
especies que no sobrepasan los 5 m de altura como el gusanillo (Salix paradoxa
HBK.), el capulín (Prunus serotina Cav.) y de sauco (Sambucus mexicana Presl.) .
En el resto del territorio, el de las superficies planas con una altitud de 2,500
msnm, en donde se encontraba bosque de sabino, actualmente existen en su
totalidad cultivos de maíz y asentamientos humanos, aunque todavía existen unos
cuantos ejemplares de la especie representativa de este bosque el Juniperus
depeana Steud., los cuales se encuentran en algunas barrancas y orillas de caminos
(Sánchez, 1996). La vegetación de esta zona – considerada vegetación secundaria –
son plantas silvestres que se encuentran en los alrededores de los poblados,
caminos, lotes baldíos y basureros, también se le denomina ruderales y arvensens a
aquellas que invaden los cultivos – malezas – , algunas especies son Bouvardia
ternifolia (Cav.) Schlecht., Lupinus leptophyllus Schl. & Cham y Artemisia ludoviciana
Nutt., entre otras. También existen en esta especies arbóreas como el sauce (Salix
bomplandiana), el sauce llorón (Salix babilonica), el fresno (Fraxinus uhdei), el álamo
blanco (Populus alba), el tepozan (Buddleia cordata HBK) que habita lotes baldíos, el
capulín (Prunus serotina ssp capuli (Cav.) Mc Vaugh), el tejocote (Crataegus
pubescens (HBK) Steud), el zapote blanco (Casimiroa edulis), cedro blanco
(Cupressus benthamii) y el pirul (Schinus molle L.). Estas especies han sido
sembradas por los pobladores de la zona a orillas de caminos y en los bordos que
56
delimitan las tierras de labor, encontrándose como dominante el capulín (Sánchez,
1996).
En la flora urbana y suburbana abundan especies introducidas como el
trueno, la casuarina, el álamo y el eucalipto.
Figura 7. Diferentes tipos de vegetación en la zona de estudio.
IXTENCO
ZITLALTEPEC DETRINIDAD SANCHEZ S.
Agricultura de temporalBosque de pino
Erosión
Bosque de pino encino
Bosque deoyamel pino
Bosque depino oyamel
Pastizalinducido 2600
2500
2700
2800
2900
3000
3200
3300
3400
3500
3100
28002800
2700
3300
SIMBOLOGÍA
DATOS DE CONSTRUCCIÓN:UTM, ZONA 14, NORTEDATOS VECTORIALES DEINEGIM AL AÑO 2000
ELABORÓ:CRISTINA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ
FUENTE: PROYECTO SICAPRA (FOMIX)EL COLEGIO DE TLAXCALA, A.C.
Municipios de Ixtencoy Zitlaltépec
Curvas de nivel
N
ESCALA GRÁFICA
Kilómetros
2 0 2 4
540000
540000
560000
560000
580000
580000
600000
600000
620000
620000
640000
640000
2120
000 2120000
2140
000 2140000
2160
000 2160000
2180
000 2180000
Tipos de vegetaciónAgricultura de temporalBosque de oyamel pinoBosque de pinoBosque de pino encinoBosque de pino oyamelErosiónPastizal inducido
Fuente: Elaboración propia, a partir de información del Proyecto SICAPRA (FOMIX)
Como se podrá apreciar en las siguientes fotografías de satélite, existe una
importante pérdida de la zona boscosa correspondiente a la región de Ixtenco, con
respecto a la región de Zitlaltépec, ocurrida en el transcurso de 10 años, de 1990 a
2000; teniéndose que para el año de 1990 la superficie total de bosque en Ixtenco
era de 213.706 has y para el año 2000, ésta era de 56.069 hectáreas, lo que
representa una pérdida de casi las tres cuartas partes. Es importante mencionar que
la causa de la deforestación, según se muestra en la siguiente fotografía, es el
cambio de uso de suelo, para el establecimiento de terrenos de labor.
57
Fotografía 2. Terrenos de labor ubicados en la Malintzi en el municipio de Ixtenco
Fuente: Galería de imágenes propia, obtenidas en mayo de 2008.
En el municipio de Zitlaltepec, aunque sí se presentó pérdida de la superficie
vegetal, que en el año de 1990 era de 2481.331 has, y para el año de 2000 la
superficie vegetal ya era de 1671.552, perdiéndose casi la mitad de la superficie
vegetal en diez años.
58
Figura 8. Superficie vegetal de las zonas boscosas de Ixtenco y Zitlaltépec al año 1990.
IXTENCO
ZITLALTEPEC DETRINIDAD SANCHEZ S.
IXTENCO
ZITLALTEPEC DETRINIDAD SANCHEZ S.
2600
2500
2700
2800
2900
3000
3200
3300
3400
3500
3100
28002800
2700
3300
SIMBOLOGÍA
DATOS DE CONSTRUCCIÓN:UTM, ZONA 14, NORTEDATOS VECTORIALES DEINEGIM AL AÑO 2000
ELABORÓ:CRISTINA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ
FUENTE: PROYECTO SICAPRA (FOMIX)EL COLEGIO DE TLAXCALA, A.C.
Municipios de Ixtencoy Zitlaltépec
Curvas de nivel
N
ESCALA GRÁFICA
Kilómetros
2 0 2 4
540000
540000
560000
560000
580000
580000
600000
600000
620000
620000
640000
640000
2120
000 2120000
2140
000 2140000
2160
000 2160000
2180
000 2180000
Imagen de Satélite de la NASAal año 1990.
Cobertura vegetalal 1990 (Ixtenco)
Cobertura vegetalal 1990 (Zitlaltepec)
Fuente: Elaboración propia, a partir de información e imagen de satélite del Proyecto SICAPRA (FOMIX)
Figura 9. Superficie vegetal de la zona boscosa de los Municipios de Ixtenco y Zitlaltépec en el año 2000.
IXTENCO
ZITLALTEPEC DETRINIDAD SANCHEZ S.
IXTENCO
ZITLALTEPEC DETRINIDAD SANCHEZ S.
2600
2500
2700
2800
2900
3000
3200
3300
3400
3500
3100
28002800
2700
3300
SIMBOLOGÍA
DATOS DE CONSTRUCCIÓN:UTM, ZONA 14, NORTEDATOS VECTORIALES DEINEGIM AL AÑO 2000
ELABORÓ:CRISTINA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ
FUENTE: PROYECTO SICAPRA (FOMIX)EL COLEGIO DE TLAXCALA, A.C.
Municipios de Ixtencoy Zitlaltépec
Curvas de nivel
N
ESCALA GRÁFICA
Kilómetros
2 0 2 4
540000
540000
560000
560000
580000
580000
600000
600000
620000
620000
640000
640000
2120
000 2120000
2140
000 2140000
2160
000 2160000
2180
000 2180000
Imagen de Satélite de la NASAal año 2000.
Cobertura vegetalal 2000 (Ixtenco)
Cobertura vegetalal 2000 (Zitlaltepec)
Fuente: Elaboración propia, a partir de información e imagen de satélite del Proyecto SICAPRA (FOMIX)
59
3.1.6 Fauna
En la zona de estudio se ha dado un crecimiento acelerado y expansión de la
mancha urbana, lo cual, ha provocado la disminución de las especies silvestres; sin
embargo, todavía es común encontrar algún tipo de fauna silvestre entre los
roedores: el conejo (Sylvilagus floridanus), las tuzas, las ardillas, liebres (Lepus
californicus), y ratones, algunos de ellos causantes de problemas en las zonas
agrícolas, en algunos lomeríos también se puede encontrar chiquinas y tejones.
Entre las aves se encuentran el codorniz (Cytronix montezumae), el correcaminos, el
huitlacoche, calandrias, dominicos, gorriones, coquitos, colibríes, pájaro carpintero,
gavilán, zopilote, hilamas, quechsques, palomas, tordos y chillones. Los reptiles
presentes en la zona son la víbora de cascabel (Crotalus sp), el escorpión, cuije,
shintete, lagartija y lince. En la parte de la montaña, también se pueden encontrar
especies como gato montes y jilgueros (SAGARPA, 2004). Es importante mencionar
que, en este rubro no existe información más detallada al respecto de las especies
que se encuentran en la zona, como se puede apreciar para el rubro de vegetación,
cabe preguntarse a qué se debe que ha habido mayor énfasis en las plantas que en
los animales, no hay que olvidar que el papel importante que ocupan las especies
animales en los ecosistemas, y precisamente, por falta de información, muchas
especies están desapareciendo en parte por las transformaciones de sus hábitats y
en parte por el exterminio por parte de los pobladores, por considerarlas peligrosas
en algunos casos.
Finalmente, en este rubro ambiental, existen en los municipios algunos
problemas ambientales como resultado del proceso de urbanización, los estragos y
la problemática causada por la generación de la basura, el aumento de las aguas
residuales, así como la contaminación ambiental del aire y suelo. El dinamismo de la
economía local, así como el crecimiento de la población, propicia la generación de
alrededor de 5.66 toneladas diarias de basura, la cual se recolecta por el servicio
municipal para su disposición final en el relleno sanitario del municipio de Huamantla.
Cabe mencionar aquí, que la propuesta pretende rescatar las prácticas ambientales
60
que puedan existir en el manejo de los residuos domiciliarios por parte de las amas
de casa.
3.2 Infraestructura
De acuerdo al modelo del materialismo cultural, en la infraestructura se consideran
los modos de producción y de reproducción. En este apartado se describe a la zona
desde su actividad económica principal que es la agricultura y desde sus actividades
secundarias, importan aquellas en las que estén insertadas las mujeres. En el modo
de reproducción, interesa básicamente la dinámica demográfica, ligada a los
procesos reproductivos en los que las mujeres juegan un papel fundamental, como
ya se mencionó, no solamente en la procreación, sino en el cuidado y educación.
También se establecen relaciones entre los elementos de la infraestructura
con el apartado anterior relacionado con el medio ambiente, para conocer cómo
influye el ambiente en los procesos productivos y reproductivos de la zona.
3.2.1 Modo de producción
El municipio de Ixtenco comprende una superficie de 54.2 kilómetros cuadrados, lo
que equivale a 5,420 hectáreas. El uso actual del suelo en el municipio se distribuye
en la superficie que ocupan las unidades de producción rural en el municipio de
Ixtenco que es de 4,675 hectáreas, área que representa el 86.25 por ciento de la
superficie total del municipio. De este total 3,527 hectáreas, el 75.4 por ciento
corresponde a superficie de labor, tierras dedicadas a cultivos anuales o de ciclo
corto, frutales y plantaciones. En pastos naturales existen 1,135 hectáreas que se
dedican a la ganadería y 13 hectáreas sin vegetación. Se aprecia entonces, que la
principal actividad económica en el municipio es la agricultura de temporal, además
de que el uso del suelo para fines pecuarios es principalmente para el desarrollo de
praderas cultivadas.
El rubro de la agricultura es influenciado fuertemente por las condiciones
fisiográficas y altura sobre el nivel del mar en el municipio, de tal suerte que, la
61
siembra principalmente del cultivo como el maíz es modificada con respecto al resto
del estado, iniciándose en el mes de marzo y no en abril10, debido al incremento en
el ciclo del cultivo por la altura, las condiciones climáticas y el régimen de lluvias.
Estos procesos también impactan a la mujer campesina, ya que se ve obligada
adoptar algunas prácticas para optimizar tiempo y energía incluso en sus labores
domésticas.
En el municipio de Zitlaltepec de Trinidad Sánchez Santos, también es la
agricultura la actividad económica más importante, por lo que la población es
básicamente rural. Algunos rasgos del municipio son: comprende una superficie de
68.03 kilómetros cuadrados, lo que equivale a 6,803 hectáreas; respecto al uso
actual del suelo, las unidades de producción rural en el municipio ocupan una
superficie de 4,051 hectáreas, cifra que representa el 59.55 por ciento de la
superficie total del municipio. El total de dicha superficie municipal es de labor, son
las tierras dedicadas a cultivos anuales o de ciclo corto, frutales y plantaciones.
2.2.2 Modo de reproducción
La dinámica poblacional en el municipio de Ixtenco también revela procesos
importantes, los datos de los censos de población de 1970, muestran que el
municipio contaba con 5 035 habitantes, representando el 1.2 por ciento de la
población total del estado. En 1980, se registró un incremento de la población, ya
que el número habitantes aumentó a 5 980, o sea, hubo un incrementó del 1.87 por
ciento con respecto de la década anterior, el cual no se considera significativo, ya
que en esos años los crecimientos promedio en el país estaban arriba del 2´5%;
para 1990 la población decreció ya que los censos registraron un total de 5 356
habitantes, aunque se puede considerar que con respecto a 1970 hubo un aumento
de apenas el 0.31 por ciento. La información que proporciona el INEGI en 1995,
indica que nuevamente se incrementó la población del municipio a 5 696 habitantes,
cifra que representó el 0.6 por ciento del total. Finalmente, en términos relativos la
población del municipio bajó su participación respecto al estado de 1.2 por ciento en
1970 a 0.6 en 1996, es decir, hay un decremento relativo y cero absoluto. Por lo
10 De hecho ya solo empiezan en abril en el sur, el resto debe empezar en mayo o junio
62
anterior, podemos apreciar que la tasa de crecimiento de la población que ha
experimentado el municipio de Ixtenco es muy baja.
Es importante señalar que para el año 2000, de acuerdo con los resultados
preliminares del Censo General de Población y Vivienda efectuado por el INEGI,
existían en el municipio un total de 5,841 habitantes, de los cuales 2,793 son
hombres y 3,048 son mujeres; esto representa el 48% del sexo masculino y el 52%
del sexo femenino. Estos indicadores muestran un índice muy alto de feminidad; lo
que podía esperarse con una tasa tan baja de crecimiento es una masculinidad alta,
lo que significa la existencia de canales importantes de control de crecimiento
poblacional.
Como ya se mencionó, un criterio de selección para la localidad de Ixtenco es
la presencia de población indígena, en este rubro, podemos apreciar que la
población mayor de 5 años que habla alguna lengua indígena es significativa. En
1980, el 21.9 por ciento de la población de cinco años y más hablaba una lengua
indígena, siendo la mayoría bilingüe, las principales lenguas que se hablaban eran el
otomí y el náhuatl. Para el año 2000, a partir de la base de datos de XII Censo
general de población y vivienda (INEGI, 2000), registra una población de 5 años y
más de 1487 que habla una lengua indígena, lo que representa el 25.5 del total de la
población que es de 5840. Cabe señalar el impulso que se le ha dado en la presente
administración municipal a la lengua local, ofreciendose cursos de la misma, dirigidos
a la población en general en la presidencia municipal, así como el fomento en las
escuelas de educación básica.
Según las estadísticas, el municipio de Ixtenco presenta fenómenos
migratorios, pues se reporta que la tasa de migración municipal es muy semejante a
la estatal, teniendose que en el ámbito estatal extiste una tasa neta de migración
mayor de 75.8 inmigrantes por cada 1000 habitantes; es decir, que inmigran más
personas a Ixtenco que las que se van a buscarle empleo. Sin embargo, las
entrevistas revelaron que en la mayoría de las familias entrevistadas existen
familiares en el extranjero.
En este rubro, el municipio de Zitlaltepec de Trinidad Sánchez Santos en 1970
63
contaba con 5,576 habitantes. Para 1980, el número habitantes del municipio se
elevó a 6,935; en 1990, la población en el municipio aumentó a 7 847 habitantes, lo
que significa que se incrementó 40.7 por ciento respecto a la observada en 1970.
Finalmente en 1995, según datos del Conteo de Población y Vivienda, el municipio
aumentó su población a 8,095 habitantes, cifra que representó el 0.9 por ciento del
total.
Para el año 2000, de acuerdo con los resultados preliminares del Censo
General de Población y Vivienda efectuado por el INEGI, existían en el municipio un
total de 7,958 habitantes, de los cuales 3,832 son hombres y 4,126 son mujeres; esto
representa el 48% del sexo masculino y el 52% del sexo femenino.
Por otro lado, el municipio de Zitlaltepec ha transitado hacia un proceso de
urbanización que ha traído como consecuencia, una modificación de su perfil
poblacional. En 1970, el 14.1 por ciento de su población se consideraba rural y el
85.9 por ciento urbana, en tanto, para el año de 1990, el 81.8 por ciento es urbana y
el 18.2 rural.
3.3 Superestructura
En la superestructura, se incluyen todas las manifestaciones culturales de las
sociedades, las cuales, de acuerdo al materialismo cultural, se fueron matizando a
través de los niveles estructural e infraestructural, que a su vez, tuvieron
constreñimientos por las condiciones ambientales de la zona. Este nivel
superestructural, es importante, porque es aquí donde se cierra el ciclo de influencia
y se regresa al ambiente, de tal manera que, si en el proceso se generaron
situaciones que conllevan a prácticas sustentables, el impacto hacia el ambiente será
positivo, de lo contrario, la relación de las sociedades con el ambiente se traducirá en
acciones que lo deterioren.
A partir de los principios del materialismo cultural, se propone que la estructura
productiva del sistema campesino puede ser la razón de la diferencia entre la cultura
ambiental de sectores productivos asociados a labores agrícolas y la de sectores no
64
agrícolas, independientemente de su pertenencia étnica, debido a que la estructura
económica campesina es productora y consumidora al mismo tiempo y está
influenciada por las caracteristicas del ecosistema y las condiciones ambientales que
obligan a los campesinos a llevar a cabo ciertas prácticas que permitan adecuarse
con lo que marca el ambiente, generándose una dependencia del mismo, finalmente,
la agricultura campesina se adapta a éste en un proceso de largo plazo. Por lo tanto,
la infraestructura en el sistema agrícola tradicional influye fuertemente en los tabúes,
calendarios, simbolismos y leyes sobre el medio ambiente –cultura campesina–; por
lo que se espera que la cultura ambiental de las mujeres en este contexto incluya
prácticas sustentables, diferentes de las prácticas de las mujeres en un contexto no
agrícola que es sólo de consumo y que se caracteriza por el uso desmedido de los
recursos naturales.
Por lo anterior, se describe en este apartado la cultura de Ixtenco,
caracterizada por ser indígena otomí. En contraposición, en Zitlaltepec, a pesar de
que el origen cultural es náhuatl, este se ha perdido, considerándose la población
mestiza.
Con respecto a la etnia otomí, se sabe que el vocablo es de origen azteca o
náhuatl y proviene del nombre del caudillo Oton, cuyos descendientes se nombran
otomites, y cada uno en particular se decía otomitl (Sahún, citado por Solís, 2003).
Se tiene entonces que el singular era otomitl y el plural otomí; sin embargo, cuando
el vocablo pasó al español se utiliza de forma singular la palabra otomí y entonces el
plural se convierte en otomíes. Este autor también refiere que los otomíes se
distribuyen en el país exclusivamente en zonas frías y templadas y no así en zonas
calientes. Lugares en donde, según el autor, los otomíes han desarrollado su cultura
a través de una influencia europea, mezclada con la propia, hecho que se aprecia en
sus expresiones culturales como la religión y la organización social (Ibíd). También
se menciona que los otomíes se establecieron en lugares áridos – además de fríos –
y que sus formas de sobrevivencia eran cazadores-recolectores y agricultores
(Carrasco, citado por Solís, 2003), además, existe la posibilidad de que los otomíes
hayan contribuido a la domesticación de plantas, ya que ellos fueron los primeros
65
cultivadores del centro de México (Ibíd).
Gibson menciona que “los otomíes llegaron a territorio tlaxcalteca después de
los pimones, olmecas, chicalancas y zapotecas” pero a pesar de ello, los otomíes
conformaron “... uno de los grupos más importantes históricamente”, (Gibson, citado
por Sánchez, 1996:15), ya que establecieron la segunda etapa importante de la
población tlaxcalteca; sin embargo, menciona también que algunos escritores “los
describieron como pueblo sin cultura, solo apto para lo caza y la recolección, que
carecía de arquitectura y de ídolos religiosos”. Se dice que los otomíes de Ixtenco
procedieron de Actopan y Zumpango (Weitlaner, citado por Solís, 2003)
En Ixtenco, los otomíes se establecieron a las faldas de la Malintzin, y
menciona Muñoz que “a cambio de las tierras que recibieron los otomíes sujetos a
Tlaxcala, debían pagar tributo y resguardar la frontera ante una posible intervención
de los mexicas o de algún otro grupo” (Muñoz, citado por Solís, 2003:17), por ello,
este grupo se caracterizó por su valentía y organización militar, siendo uno de los
guerreros más citados Tlahuicole (Ibíd).
Por otro lado, refiere que “los pobladores de Ixtenco mencionan que el
nombre de su pueblo deriva de Ix: agrio; ttey: atole, ngo: festividad, lo que se traduce
como atole agrio en festividad” (Solís, 2003:14).
El municipio es rico en tradiciones, principalmente, relacionadas con la religión
católica, interesa mencionar la del día de la candelaria, festividad relacionada con las
actividades agrícolas, ya que es el día en que se llevan a bendecir las semillas para
pedir a Dios que haya buena cosecha, según relatos de los pobladores, se arregla
una canasta con diferentes semillas que se sembraran en el ciclo, para aquellos
cultivos que no requieren de semilla para su reproducción, como el nopal, se llevan
piedras que simbolizan las semillas y éstas, una vez benditas, se lanzan sobre las
plantas de nopal, también refieren los pobladores, que anteriormente, este día de la
candelaria se iniciaba la siembra, actividad que en la actualidad ya no es posible por
que las condiciones ambientales han cambiado y las lluvias se han retrasado.
El municipio tiene una importante trayectoria artesanal, este rubro también
66
resulta importante para el trabajo, porque las mujeres tienen una fuerte participación
en esta actividad, ya que son ellas quienes realizan los bordados en pepenado y los
ceñidores, apoyan también a sus esposos en la elaboración de cuadros de semillas y
artesanías con hoja de tamal. En la elaboración de los cuadros, se utiliza una gran
variedad de especies vegetales propias de la región, actividad que motiva a los
artesanos a preservar dichas especies; asimismo, es de destacarse que en la
preparación de las hojas para las artesanías, los insumos son completamente de
origen natural, como por ejemplo, los colorantes que son vegetales. Otras obras
artesanales realizadas en la región con insumos naturales son los labrados en piedra
de cantera y algunos productos cosméticos como cremas hechas a base de
extractos de plantas. Por lo anterior, existen en el municipio artesanos reconocidos
en los ámbitos estatal y nacional, principalmente por la elaboración de alfombras y
portones (SAGARPA, 2004).
Se ofrecen también en el municipio servicios de baño de temascal, medicina
preventiva y curativa por medio de herbolaria, masajes, así como visitas a lugares
históricos de interés y bellezas naturales.
En el caso de Zitlaltepec, se tiene que el origen del pueblo se asienta en la
cultura náhuatl, de ahí que el nombre del municipio proviene de esta lengua que
significa: zitlali: estrella y tepetl: cerro, y se traduce como cerro de la estrella o lugar
de estrellas, según se opte por las raíces tepetl o tepec (Gobierno del estado de
Tlaxcala, 1998). Se conserva de la cultura náhuatl el traje típico para los varones,
que consiste en calzón y camisa de manta con bordados en el frente, sombrero de
palma y ceñidor en la cintura (Ibíd). En el caso de la mujer, ya no existe vestimenta
típica.
Es importante mencionar, aunque no está documentado, que en la localidad
se realiza una celebración religiosa en la Malintzi, al pie de una imagen de la virgen
de Guadalupe, ésta se lleva a cabo en el mes de mayo, y se hace con el propósito de
pedir a la virgen que los socorra con buen temporal para los cultivos.
67
CAPÍTULO IV LA RELACIÓN DE LAS MUJERES CON EL AMBIENTE
En este capítulo se presenta la información obtenida de las entrevistas que se
realizaron a las mujeres y de la observación participante. Las entrevistas se
realizaron en los municipios de Ixtenco y Zitlaltepetl, los cuales se seleccionaron por
poseer características ambientales muy particulares por su ubicación a las faldas del
volcán Malintzi, que se matizan principalmente porque la altura sobre el nivel del mar
– mayor a los 2,500 m – genera condiciones específicas de precipitación, humedad,
movimiento de los vientos y temperatura entre otros, factores que influyen en los
tipos de vegetación y en los sistemas productivos. Asimismo, estas características
ambientales, influyen con el hecho de que en la zona se practique básicamente
agricultura de temporal, característica de los sistemas campesinos tradicionales, de
interés para la investigación. Por otro lado, también la zona permitió trabajar con una
comunidad campesina que aún conserva rasgos de la cultura indígena otomí y con
una comunidad que es campesina pero que ya no es indígena, más bien es mestiza.
Los criterios para establecer la distribución de las entrevistas se basan en el
objetivo central de la investigación de contrastar dos posturas teóricas que explican
la relación de las sociedades con el ambiente: la perspectiva idealista que propone
que los indígenas conservan el ambiente por su cultura, en una relación de respeto a
la naturaleza guiada por la cosmovisión; contra la perspectiva teórica del
materialismo cultural, que propone establecer un sistema de relaciones que van del
ambiente hacia los sistemas productivos y reproductivos, los cuales influyen en la
cultura, que regresa al ambiente con prácticas específicas ya sea degradantes o
conservadoras. Asimismo, validar la propuesta del modelo campesino como un
contexto en el que se puede apreciar cómo las características específicas del
ambiente influyen sobre los procesos productivos y reproductivos propiciando que las
mujeres desarrollen determinadas estrategias para adaptarse a las particularidades
del mismo para mantener el sistema – campesino –, lo cual implica por un lado,
conocimiento especializado de las condiciones ambientales y manejo de los
elementos del ambiente basado en dicho conocimiento, y por el otro, el desarrollo de
68
una lógica de conservación de los recursos por depender de ellos para el
mantenimiento del sistema y para la subsistencia en general.
De esta manera, se realizaron cinco entrevistas a mujeres campesinas del
municipio de Ixtenco que se considera son indígenas otomíes, las cuales se
contrastaron con cinco entrevistas a mujeres campesinas del municipio de Zitlaltepetl
que se considera han perdido la condición de etnicidad y son mestizas; lo anterior,
nos permitió valorar si existe una influencia de la cultura indígena en el desarrollo de
prácticas conservadoras por las mujeres, o bien si el desarrollo de dichas prácticas
está influido por el modelo de producción campesina. Es importante recordar que, de
acuerdo con las características de los modelos campesinos, descritas en el capítulo
uno, éstos se practican en zonas donde prevalecen condiciones ambientales
extremas para el desarrollo de la producción – como en el caso de la investigación –
dichas condiciones impelen a los campesinos a desarrollar las prácticas de
conservación del ambiente.
A la par, se realizaron cinco entrevistas a mujeres que ya no son campesinas
pero que sí son indígenas en el municipio de Ixtenco y cinco entrevistas a mujeres
mestizas del municipio de Zitlaltepetl que tampoco son campesinas; con el propósito
de contar con información que permita dar cuenta de la relación de la mujer con el
ambiente con la ausencia de los elementos de análisis; por un lado para el caso de
Ixtenco sin la influencia del sistema campesino y con la influencia de la cultura étnica;
y para el caso de Zitlaltepetl, sin la influencia del sistema campesino y sin la
influencia de una cultura étnica.
Para acceder a la cultura ambiental de las mujeres, se indagó sobre el
conocimiento, la percepción y el uso de los recursos naturales por las mujeres,
durante el desempeño de las labores que genéricamente les son asignadas, ya sea
en el contexto agrícola o fuera de éste.
4.3 Las mujeres en el contexto campesino
En los sistemas campesinos el trabajo de la mujer ocupa un lugar central en la
69
subsistencia del grupo doméstico (Tirtanya, 1992), no sólo se le asignan las labores
propias del hogar, sino que también es responsable del trabajo relacionado con la
producción agrícola de traspatio, que incluye entre otras cosas la cría de pequeñas
especies y el cultivo de pequeños pancles con hortalizas, el cuidado de frutales, así
como la recolección de hierbas comestibles y plantas medicinales; además, es de
importancia señalar la participación de la mujer en algunas labores agrícolas, como
por ejemplo la pizca, la siembra y la escarda. En el caso de las mujeres campesinas
de nuestro estudio, estas funciones coincidieron perfectamente con las por ellas
realizadas, como se muestra en los siguientes apartados.
4.1.1 Modo de producción
De acuerdo al modelo teórico, el modo de producción se encuentra bajo la
influencia directa de las condiciones ambientales específicas del contexto de estudio;
nos permite establecer la relación que se da entre los elementos del ambiente y los
sistemas productivos, y con base en ello, interpretar las estrategias adoptadas por
las sociedades para adaptar la producción y obtener resultados favorables.
En este estudio, se trató de enfocar en los sistemas campesinos tradicionales,
en donde se observó que las mujeres de Ixtenco ligadas a la agricultura en su
mayoría la practican bajo dichos sistemas; esta agricultura, se caracteriza por ser de
temporal y por estar constreñida a condiciones ambientales críticas derivadas
principalmente de la altura sobre el nivel del mar (de 2,500 m), que impone
características climáticas un tanto adversas para la producción, con escasez de lluvia
y abundancia de vientos, con terrenos un tanto arenosos y en el caso de las laderas
de la montaña, con mucha piedra y con pendientes que demandan prácticas
específicas para la conservación de suelo y humedad; estas características no
difieren de las ya descritas en el apartado del capítulo uno referente a los sistemas
campesinos tradicionales. Aunado a lo anterior, se aprecia también que en el
municipio las extensiones tanto de los terrenos de labor como las que corresponden
a los solares son muy reducidas – en promedio dos o tres hectáreas por familia
para la producción y 300 m2 aproximadamente de solar –; lo reducido de las
70
dimensiones del terreno es consecuencia de las subdivisiones del solar mayor entre
los hermanos de una familia en los procesos hereditarios.11 Cabe preguntar
entonces, qué pasará con el sistema campesino cuando las familias actuales se
sigan subdividiendo, probablemente, no podrán seguir manteniendo este estilo de
vida campesino; esta situación también está en correspondencia con el drama
demográfico que enfrenta la población de Ixtenco, pues como se apreciará en el
rubro de modo de reproducción, la población lleva a cabo una serie de estrategias
reproductivas para disminuir los efectos demográficos y mantener la población en
niveles más o menos estables.
En el municipio de Zitlaltepetl las condiciones ambientales varían ligeramente
pues se ubica a mayor altura que el municipio de Ixtenco (2,540 msnm), esta
característica influye en que la zona es más fría con respecto a Ixtenco, lo cual
impacta directamente sobre la duración del proceso de maduración de los cultivos,
haciéndolos más largos; sin embargo, el municipio tiene cierta ventaja con respecto a
Ixtenco en cuanto a la precipitación, pues según el mapa de precipitación, se observa
que por la altura ésta es mayor que en Ixtenco; asimismo, se aprecia que la
extensión de la tierra con que cuentan las unidades campesinas es mayor que en
Ixtenco, lo que le permite a buena parte de los productores a introducir maquinaria
agrícola en la producción.
Como ya se mencionó líneas arriba, en esta investigación se buscó el enfoque
en los sistemas campesinos tradicionales, situación que fue posible en Ixtenco, sin
embargo, durante el trabajo de campo nos encontramos que en Zitlaltepetl se
desarrollan dos tipos de producción, la de tipo tradicional que aún persiste y la
transición hacia la producción más comercial, que incluye la introducción de
maquinaria, de insumos químicos y el monocultivo entre otros. Esta situación resultó
ventajosa para el estudio, pues además nos permitió establecer la comparación entre
las mujeres que pertenecen al sector campesino tradicional y las mujeres que han
11 En otras zonas de Tlaxcala, especialmente las de dotación ejidal, los terrenos urbanos de los campesinos, por ejemplo, son aproximadamente de 50 x 50 m, es decir de 2,500 m2, y apenas son suficientes para albergar las necesidades campesinas: corrales, huertos, cultivos, almacén de aperos de labranza, zonas de composteo, zonas de captación de agua, además de la casa-habitación y los espacios para la artesanía.
71
dejado de practicar dicha agricultura y se encuentran inmersas en un contexto de
agricultura moderna.
Las entrevistas reflejaron que la agricultura que se practica en Ixtenco, que es
básicamente tradicional, conlleva el uso de una gran variedad de semillas de maíz, la
práctica de policultivos (entre los que destacan los cultivos de maíz, fríjol, haba,
calabaza y alberjón), el uso reducido de insecticidas, el uso combinado de animales
de tiro y tractor – aunque la mayoría utiliza animales porque no son dueños de
tractores –, el uso también combinado de abono orgánico y fertilizantes químicos.
En algunos casos, el abono orgánico, se privilegia para mejorar las
características de fertilidad del suelo, principalmente el de tipo arenoso, según se
observa en el siguiente testimonio, “como no sale mucho abono de las bestias o de
los cochinos, entonces se le va echando donde se ve la tierra más pobrecita, porque
de hecho donde yo tengo es arenal, no es muy buena la tierra como acá en la casa,
esta sí es tierra, pero allá donde yo tengo se ve blanca, entonces de a pedacitos se
le va echando, primero todo el abono lo juntamos acá en la casa y luego ya se lleva
al campo” (Margarita, 55 años, Ixtenco). También se puede observar en estas líneas
que existe un conocimiento importante de las mujeres acerca de los tipos de suelo y
su relación con la fertilidad, así como el desarrollo de estrategias para mejorar estas
restricciones ambientales para la buena producción; cabe señalar también, que en
este testimonio se observa que la lógica que guía la preferencia de elementos
orgánicos sobre los artificiales como el abono químico, es mejorar las condiciones de
fertilidad para la producción; estrategia que conlleva al mejoramiento de los suelos y
la conservación del ambiente al reducir la contaminación por el uso productos
químicos.
Cabe señalar que, el uso de abono orgánico está limitado a la presencia de
animales en la unidad campesina, y debido a que ésta no es muy significativa, se
recurre entonces al uso de productos químicos, ante esta situación, se tiende a pesar
que: “siempre le echamos abono orgánico pero también del químico, o sea, nunca
hemos sembrado solo con el abono orgánico porque no tengo muchos animales.
Además, sin el abono químico no se da la planta, aunque está muy caro, pero yo no
72
se, a la mejor la tierra ya se acostumbro, a la mejor también nos falta información”
(Francisca, 52 años, Ixtenco), nuevamente el deseo de aumentar la fertilidad induce
al uso de determinados productos, aunque en este caso, contrario al anterior, se
utiliza con mayor frecuencia el fertilizante químico, sin embargo, se aprecia en el
testimonio cierta preocupación por el uso de estos productos, aunque no es muy
claro que sea por considerar que contaminan el suelo, más bien, la preocupación
está en lo caro que resulta su uso.
Sin embargo, sí se pudo constatar en otros casos la percepción de que el uso
de productos químicos como los herbicidas daña el ambiente: “pues la mera verdad,
la herbicida nunca la quiere usar mi esposo, porque se echa a perder la tierra y ya no
produce bien, por ejemplo si se va a echar la herbicida, mata las calabacitas, mata
las guías de calabaza, se enchinan y ya no dan” (Margarita, 55 años, Ixtenco), cabe
señalar que en Ixtenco, las mujeres se dedican a la venta de semillas de calabaza
para apoyar el gasto familiar, es por esto que para ellas es muy importante que se de
este cultivo, de hecho, en varias entrevistas se señaló evitar el uso de herbicidas
para no dañar a este producto; ante esta situación, se prefiere el deshierbe manual,
actividad en que participan de manera importante las mujeres.
Se puede observar que de la actividad económica de la venta de semilla de
calabaza, se derivan hechos importantes: el preferir el desyerbe manual para no
dañar a la planta con los herbicidas, se fomenta la conservación del ambiente, al no
dañar a su vez a otras especies vegetales presentes en los cultivos y que según
estudios sobre la importancia de la biodiversidad en ellos, cumplen con funciones
específicas como atrayentes de insectos dañinos; así también se evita la
contaminación de los suelos, del agua y de los mismo productos agrícolas con estas
sustancias químicas. Esta situación conlleva a su vez a que se realicen prácticas
agrícolas para remover la hierba en etapas importantes del cultivo de maíz, como es
la labra que es cuando se aplica el abono y se aprovecha para desyerbar, y “la
segunda”, que se refiere al hecho de trabajar nuevamente el suelo con el arado y
donde también se practica el desyerbe. Estos elementos de la cultura ambiental que
tienen su base en los procesos productivos – de siembra de maíz y calabaza – y
73
económicos – venta de semillas de calabaza –, que a su vez han sido influenciados
por las constricciones que impone el ambiente a la producción de maíz,12 se
regresan al mismo con prácticas conservadoras que siguen las leyes impuestas por
la naturaleza, que permiten el mantenimiento del sistema productivo.
Por otro lado, todas las entrevistas mostraron que, en este sistema tradicional
campesino, el destino principal de la producción es el autoconsumo; sin embargo,
existe un pequeño excedente que se destina a la venta para apoyar la economía
familiar, cita una campesina, “sí se llega a vender el maíz, por ejemplo que no tengo
ni para el molino, pues tengo que ganar y entonces se lleva unos cuatro o cinco kilos
de maíz para el molino; para la comida, se lleva uno un bulto de esos de fertilizante,
pues para una comida, porque no alcanza para más” (Dominga, 45 años, Ixtenco),
aunque es evidente que, los excedentes de la producción son mínimos y no bien
pagados, lo que conduce a las familias a realizar actividades adicionales para apoyar
el gasto familiar, como la artesanía y/o el comercio.
Las entrevistas también revelaron una importante participación del grupo
familiar en las actividades productivas y en especial de las mujeres, en este sentido,
cita una entrevistada “ahorita, le ayudo a mi marido a pizcar, a sembrar, ahora ya
cuando está grande la milpa, pues hay que ir a regarle el abono, hay que ir a
destapar porque pasa la yunta y los entierra, tener que ir destapando y quitarle la
hierba para que no se enyerbe mucho, si así a veces que lo desyerbamos, todavía se
enyerba mucho porque llueve ya en los últimos días. Pues sí, a todo le ayudo, ya de
acá nos llevamos nuestra comidita, nuestras tortillas, si vamos a llegar muy tarde y
ya nos da hambre allá pues comemos, y otra vez empezarle a trabajar. Y ya que nos
venimos, tengo que ayudarle a agarrar el burro, a subir todas las herramientas que
llevamos, tener que ayudarle en todo” (Ibid).
12 Que propician disminución en la producción de maíz, lo que conlleva a que exista un ingreso reducido por la venta del mismo; lo cual a su vez ocasiona que se busquen alternativas para apoyar el gasto familiar como la venta de semillas de calabaza, actividad en la que participan de manera importante las mujeres de Ixtenco. Cabe destacar que en esta situación, también existe la influencia externa sobre el sistema campesino del mercado, que al reducir los costos del maíz ocasionan que los campesinos requieran de esta y otras fuentes adicionales de ingreso.
74
Es importante comentar que a pesar de la actividad significativa que realiza en
el campo, esta mujer considera que sólo “ayuda a su esposo”, es decir, subordina su
participación en el sector agrícola a la participación de su esposo, según esta
percepción ella no trabaja el campo, solo ayuda, aunque es evidente que no es así,
porque como se aprecia en las entrevistas, las mujeres poseen un conocimiento
valioso de las condiciones ambientales en las que se desarrolla la agricultura, como
la escasez de lluvia o de los tipos de suelo que en algunos casos no son muy
propicios para la producción, situaciones que requieren del desarrollo de estrategias
para ser superadas, estrategias derivadas de este conocimiento especializado, que
se vuelven “amigables con el ambiente”. Esta situación sin duda, da cuenta de la
participación fuerte de las mujeres en las labores agrícolas.
La fecha adelantada de la siembra es un elemento cultural característico de la
zona – se presenta tanto en Ixtenco como en Zitlaltepetl – pues está condicionada al
hecho de que la mayor altura en el lugar, influye en el proceso de maduración de la
semilla y lo hace más largo, lo que conlleva a que se siembre a partir de marzo, al
respecto, comenta una campesina que “la siembra es a mediados de marzo, unos
llegan a sembrar en abril todavía” (Ibid), esta situación es posible aunque no haya
mucha lluvia en ese mes gracias al tipo de suelo arenoso y a las estrategias de los
campesinos de “voltear la tierra” después de la cosecha, para que ésta conserve su
jugo, o bien de seleccionar cultivos apropiados para este efecto e incluso variedades
de especies como el maíz aptas para crecer con poca humedad.
Sin embargo, en la actualidad los campesinos se ven obligados a sembrar
después de marzo debido a las restricciones de lluvia ocasionadas por las
alteraciones climáticas, al respecto comenta una entrevistada: “sembrábamos en
marzo y en abril, pero ahora como que se está atrasando el temporal del agua yo
creo que vamos a sembrar hasta abril, incluso yo les cuento a mis hijos que mi papá
sembraba desde este mes – de febrero –, cuando era la bendición de las semillas,
sembraba alberjón. Y yo creo que vamos a cosechar hasta noviembre, porque si
vamos a pizcar antes de todos santos, como luego está lloviendo se pone negra la
mazorca, se pudre porque no tiene uno el espacio para tenderla” (Francisca, 52
75
años), se pueden distinguir también en la cita, otros elementos culturales de tipo
religioso asociados a la actividad productiva, como la bendición de las semillas y los
referentes religiosos como la época de todos santos, para la cosecha.
La tradición de la “bendición de las semillas”, efectuada el día dos de febrero –
el día de la candelaria –, la practica la mayoría de las mujeres entrevistadas, aunque
la mujer de la cita anterior comenta que ya no la sigue. Una campesina refiere al
respecto: “llevamos nuestras semillas, y con esas semillas que bendice el padre ya
cuando empieza uno a sembrar, le echamos un puñito de la semilla bendita, lo
revolvemos con todo lo que vamos a sembrar y ya todo va bendito. Y eso es para
que Dios nos socorra otro poquito” (Antonia, 53 años, Ixtenco).También se puede
mencionar la misa de rogación que se realiza en el mes de mayo en la Malintzi, para
pedirle a Dios que mande la lluvia si todavía no llueve. Estos elementos culturales
entonces, tienen una base en el modo de producción y más precisamente en la
influencia del ambiente sobre éste, en este caso, la escasez de la lluvia para los
cultivos.
Existen otros casos que reflejan conciencia ambiental de las mujeres y
prácticas conservadoras en la agricultura de Ixtenco, la preferencia por del uso de
animales sobre el uso de tractores, pues existe conciencia de que el uso de tractores
daña las especies silvestres presentes en los terrenos, como lo muestra este
testimonio: “pues la mera verdad, ahorita ya se desbarató todo eso de los
metepantles, es porque los que tienen tractores ya todo eso les estorba y el tractor
todo va tirando, sin en cambio con los animalitos, si se tiene una planta en el campo,
pues se va con cuidado y no la pisa uno” (Margarita, 55 años, Ixtenco), se aprecia
también en esta cita el interés por el cuidado de la biota. Las prácticas para retener el
suelo son otro caso, se cita que “cuando va de bajada el terreno, entonces el surco
se le hace sesgadito para que no corra parejo el agua y así como va lloviendo se va
encharcando el agua y no se va pareja” (Margarita, 55 años, Ixtenco). Por otro lado,
menciona la señora Francisca que “existen en los terrenos de la Malintzi unas
estructuras llamadas tecintas, que se construyeron desde hace muchos años para
retener la tierra y que no se vaya con el agua” (Francisca, 52 años), las tecintas son
76
unas bardas que se construyeron amontonando piedra volcánica en los límites de los
terrenos de labor que se encuentran en el monte y que servían como muros de
contención para el suelo, aunque se aprecia que en la actualidad, estás estructuras
se están destruyendo por el abandono de algunos terrenos, en ésta práctica se
aprecia el uso de los recursos del ambiente para apoyo de la agricultura en la zona
montañosa.
La siguiente fotografía muestra una tecinta que aún existen en dichos terrenos
y su estado de destrucción. Se aprecia que éstas se construyen únicamente
amontonando las piedras y dándole la forma de una barda, no se utiliza ningún
material para unir las piedras, y seguramente por ello, las tecintas tienden a
descomponerse si no se les mantiene.
Fotografía 3. Tecintas que aún se conservan en los terrenos de labor ubicados
en la Malintzi.
Fotografía tomada el 16 de mayo de 2008
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En la siguiente imagen se observan, al fondo de la fotografía tecintas en un
estado mayor de destrucción, se puede apreciar también que el material que se
utilizo para su elaboración – las piedras –, se encuentra disperso en los terrenos de
labor que ya no se trabajan actualmente, pues también comenta la entrevistada que
ahora resultaría muy caro remover todas las piedras de los terrenos para poder
trabajar.
Fotografía 4. Estado de deterioro de las tecintas en los terrenos de la Malintzi
que ya se encuentran abandonados
Fotografía tomada el 16 de mayo de 2008
La fotografía siguiente muestra unas tecintas hechas recientemente, aunque
éstas no se encuentran en los terrenos de labor, sí tienen la función de retener el
suelo pues la fotografía fue tomada a una casa ubicada en las laderas del bosque.
Cabe señalar que en este caso también se le da un uso como barda de la casa;
asimismo, se puede apreciar que se construyen solo amontonando la piedra, sin
78
utilizar ningún material para unirlas.
Fotografía 5. Tecintas construidas en la actualidad en los límites de una casa
ubicada a las faldas de la Malintzi
Fotografía tomada el 16 de mayo de 2008
Por lo anterior, se puede observar que en estas mujeres campesinas existe un
conocimiento especializado de las actividades agrícolas que se tienen que realizar en
un contexto de agricultura a una altura sobre el nivel del mar de 2, 500 m y más, en
donde las características climáticas imponen ciertas restricciones al sistema, lo que
deriva en el ajuste de las prácticas agrícolas a estas condiciones. De primera vista,
se puede observar también que muchas de las prácticas que están en concordancia
con los principios de cuidado y conservación de los recursos, se dan con base en
una conciencia ambiental, sin embargo, los comentarios denotan que existe también
una lógica tendiente a realizar prácticas que no impactan negativamente al ambiente
por el hecho de depende de ello para una mejor producción o el mantenimiento de la
79
misma, es decir, el desarrollo de prácticas que responden a las restricciones
ambientales para el mantenimiento del sistema de producción.
En el caso de la agricultura tradicional que se practica en Zitlaltepetl, ésta
comparte de manera general algunas características con la que se desarrolla en el
municipio de Ixtenco, como lo limitado de los terrenos para la agricultura y para el
solar (3 hectáreas y 300 m2 respectivamente); reducido uso de productos químicos,
como el caso de los herbicidas; comenta la única mujer entrevistada que practica
agricultura tradicional en el municipio que, “cuando no hay trabajo de tractor, se va a
los terrenos, porque él se dedica a desyerbar, por eso casi no los fumigamos,
porque mejor se dedica a desyerbarlo y crece mejor la milpa, y ya no se le hecha
mucho herbicida al terreno. Y no se crea, de todas maneras crece la hierba, claro
que la milpa ya está grande, y ya cuando le da sombra, pues ya la hierba queda
chiquita, y así ya no le ponemos, así chiquita cuando vamos hasta el niño nos ayuda
a tirarla, y cuando nace la mazorca ya no estorba, está chiquita” (Cosbi, 48 años,
Zitlaltepetl). En este comentario también queda clara la percepción de que es mejor
evitar el uso de productos químicos para obtener un mejor producto, así como
conocimiento de los tiempos para llevar a cabo las prácticas agrícolas, asimismo, se
observa la participación del grupo familiar en las actividades agrícolas.
En este tipo de agricultura, también existe el uso combinado de abonos
orgánicos y fertilizantes químicos, en este sentido, existe cierta percepción de que es
mejor el uso de abono orgánico como se aprecia en el comentario de la campesina
antes citada: “con el abono de los animales se da mejor la mazorca y la calabaza,
nada más que requiere mucha agua, porque tarda para disolverse. Sin en cambio el
otro, el químico llueve y rápido. Eso sí, mi esposo hasta ha llegado a comprar el
abono y cuando no hay cosecha lo tiende en el terreno y ya después se barbecha y
se da buena la mazorca, y así ya se le hecha muy poquito del químico. La calabaza
se da muy bien con ese abono, nada más que como le digo, requiere de mucha
agua” (Ibid), el comentario también denota que la preferencia por el uso de productos
orgánicos sobre los químicos tiene como base la mejor producción obtenida, aunque
no se manifieste un interés por el cuidado del ambiente.
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Como se mencionó líneas arriba, las fechas de la siembra también varían
dependiendo de la zona en donde se ubican los terrenos, refiere la entrevistada que
“se tiene que sembrar a mediados de marzo, por allá arriba siembran en febrero, si
es haba, porque hasta eso, si es haba en febrero, pero maíz en marzo, allá arriba
porque la tierra es como más flojita, como que es más fría, me imagino que por el
monte, eso sí tiene más humedad y no se pierde la cosecha, como que llueve más
que para abajo, aquí como que se apura más la tierra, se siembra en marzo” (ibid),
este comentario revela un conocimiento importante de esta mujer campesina del tipo
de suelo presente en las diferentes zonas del monte, de las condiciones de
precipitación y humedad también variantes con la altitud, lo anterior, conduce
también a corroborar que la influencia del ambiente sobre el sistema productivo
genera un conocimiento especializado y un manejo de igual naturaleza de los
recursos.
Existen también prácticas de policultivos con especies criollas de maíz, fríjol y
haba, así como la rotación de cultivos, en este rubro, también existe conciencia de la
necesidad de llevar a cabo ésta práctica para mayor éxito en la producción, “hace
un año eché mis calabazas, ahora eché maíz, porque no se puede sembrar lo
mismo, ya no se da igual. A veces hasta con el tipo de maíz, por ejemplo, si se
siembra un año blanco, al otro se debe sembrar azul, quien sabe por qué, pero no se
da igual, y se le cambia la semilla y ya se da bien. Por ejemplo aquí hay maíz
‘xocoyulao’ que le llamamos y ese también es otro tipo, es el de color rojo, más bien
como guinda. Ese maíz lo vendemos, es el que utilizan para los atoles” (Ibid). Se
aprecia entonces la percepción de que se requiere de la rotación de cultivos para
tener mejores productos, aunque no existe la conciencia que esto fomenta la
conservación de los suelos, dicho sea de paso, también se observa con este
comentario la diversidad de especies de maíz sembradas. Los productos de la
cosecha son para el consumo de la casa, pero también para la venta, pues la familia
tiene presiones económicas para mantener la carrera profesional de uno de los hijos.
Con respecto a las cuestiones religiosas relacionadas con la agricultura, existe
un arraigo a la religión para pedir por el buen tiempo para la cosecha, cabe destacar
81
que en la comunidad se efectúa una misa en el mes de mayo, la cual se lleva a cabo
en la Malintzi, para pedirle a Dios que haya buen temporal, por lo anterior, las
tradiciones culturales tienen relación con los sistemas de producción y con la
influencia del ambiente sobre ellos, en este caso con la necesidad de que haya buen
temporal, esta situación es muy similar a la observada en el municipio de Ixtenco.
Se puede tener una primera apreciación con respecto al sistema de
producción, que el modelo de agricultura tradicional practicado en Zitlaltepetl está en
concordancia con los principios citados en el capítulo uno para este tipo de
agricultura, también se observa que la conciencia sobre el impacto de algunas
prácticas degradantes deriva de la relación de las mujeres con los sistemas de
agricultura tradicional que se tienen que adaptar a las condiciones del ambiente y
que dependen de éste para su reproducción, más que de una cultura étnica, que en
este caso no tiene la entrevistada. Es importante también precisar que se pudo
observar en la entrevista que la lógica que guía la preferencia por determinadas
prácticas – que según los principios del desarrollo sustentable son conservadoras del
ambiente –, es la de obtener una mejor producción que además sea sostenida, más
que de una conciencia por el cuidado del ambiente. Esta situación lleva también a
una primera aproximación a la idea de que los principios de conservación del
ambiente están en relación con los sistemas productivos, como una condición para el
mantenimiento de dicho sistema. Asimismo, también se corrobora la importancia de
la mujer en el sector agrícola, por su participación de lleno en el proceso de
producción que se traduce en conocimiento de las características de la zona y su
relación con las prácticas productivas. La cultura de estas mujeres se va matizando
en este modelo – el campesino –, que esta directamente influido por las particulares
condiciones del ambiente en la región de estudio.
En el caso de la agricultura más tecnificada que se practica en San Pablo Zitlaltepetl, nos encontramos durante el trabajo de campo con que cuatro mujeres de
las cinco entrevistadas practican este tipo de agricultura. Sin embargo, existen
algunas diferencias importantes en el grado de modernización agrícola en estos
casos, es decir, aunque en dos de los casos de estas mujeres sus familias practican
82
una agricultura más tecnificada con respecto a los casos antes descritos, se pudo
apreciar que aún conservan características similares con la campesina y es que no
hay que olvidar que, en general, el rasgo principal de la agricultura en la zona es que
es de temporal y ello conlleva a depender de las condiciones climáticas para el
desarrollo de la misma, principalmente de la lluvia.
Sin embargo, gracias a que en este municipio algunos agricultores cuentan
con extensiones de tierra mayores – que en los casos anteriores –, esto les permite
introducir maquinaria en el trabajo del campo, lo cual conlleva, como lo muestra
Harris (2001), a que se modifiquen elementos culturales relacionados con la
agricultura tradicional, como el uso de abono orgánico que procede principalmente
del estiércol de los animales de trabajo, pues estos empiezan a desaparecer en las
unidades productivas, y como consecuencia lógica, el aumento del uso de productos
químicos, lo que se traduce en un incremento en los gastos de inversión y en un
incremento del impacto negativo al ambiente.
En términos energéticos, las condiciones también se modifican, pues las
entradas de energía son mayores, lo cual no siempre se corresponde con las salidas,
lo que impulsa a los campesinos a buscar otras fuentes de ingreso, pues se va
transformando el sistema de ser productor-consumidor, a ser más consumidor,
porque se va perdiendo la diversidad de especies disponibles para el autoconsumo –
situación que se enfatiza cuando se transita del policultivo al monocultivo –. Esta
situación a su vez influye en una mayor entrada de energía al sistema. Lo anterior,
también permite explicar el cambio en la percepción del ambiente de estas mujeres,
que en los casos más extremos de tecnificación en el trabajo, se evidencia en la
creencia por ejemplo, de que el uso de animales es cosa del pasado, es sinónimo de
atraso.
Se tiene pues, que las similitudes, básicamente de estas unidades familiares menos tecnificadas, con los casos de agricultura tradicional ya descritos son, la
participación del grupo familiar en las actividades agrícolas, aunque en el caso de los
hijos, ésta participación es menor por dedicarse más a los estudios e incluso a otras
actividades económicas como la comercial – y es que la tecnificación demanda una
83
menor participación de los miembros en las actividades agrícolas –. Se pudo
observar que hay un mayor impulso de los padres para que los hijos obtengan una
carrera profesional, ¿será porque están concientes que este sistema es poco
sostenido, por el agotamiento de los recursos, principalmente de la calidad del suelo,
y prefieren que sus hijos se dediquen a otras actividades en el futuro?
Un elemento de coincidencia también fue el hecho de que las mujeres
prefieran el uso de los desechos de la agricultura como combustible, específicamente
de los olotes, aunque no de los chinamites: “no me gustan los chinamites porque
aparte de que hace humo, hay que estarle atiza y atiza, más me llevo tiempo en
estarle atiza y atiza, que en apurarme a hacer las tortillas. Con el olote tarda más la
lumbre, aunque es mucho mejor con la leña” (Aida, 45 años, Zitlaltepetl). Al igual que
en Ixtenco, también estas campesinas tienen una carga de trabajo importante, lo que
les lleva a buscar formas para optimizar el tiempo y con ello la energía. También
existe coincidencia en el hecho de no utilizar leña por restricciones que imponen las
autoridades forestales, en este caso, la leña que llegan a utilizar es la de las zonas
de las laderas de la Malintzi que se encuentra tirada y seca, esta práctica favorece el
control de incendios forestales pues se disminuye la presencia de materia prima en el
monte, para este efecto.
Por otro lado, con respecto a la extensión de los terrenos de cultivo por unidad
doméstica, existe un ventaja aunque ligera, pues el número de hectáreas se
incrementa de cuatro a cinco, lo que favorece el uso de maquinaria agrícola. Esta
situación se pudo constatar en las entrevistas: “pues aunque es más caro trabajar
con máquinas, se avanza más que con los animales, porque cuando llevábamos las
bestias con el arado y yo iba a sembrar con pala, nada más una hectárea se hace
porque las bestias no aguantan más para surcar” (Ibid), esta situación también
propicia que se reduzca la cantidad de abono orgánico para la agricultura, “ahorita el
abono de los animales ya no es suficiente como para que produzca, antes dicen que
sí era suficiente con ese abono que le echaban, se daba buena la cosecha, ahora
revuelven me parece que el calcio y urea, porque se le ponen dos aplicaciones,
entonces en la primera, se le pone el calcio y urea. La primera es cuando la milpita
84
está pequeña y ya después, se le deja un tiempo, ya cuando la milpa está más
grande se le va a echar otra aplicación, pero ya nada más es de urea, que es el 046
me parece y luego ya se deja y si Dios nos socorre el agua, que llueva, pues hay
buena cosecha, pero si no pues no hay nada” (Ibid), en este testimonio también se
observa una relación de los elementos culturales, específicamente de las creencias
religiosas con las actividades agrícolas.
La fecha de siembra en este contexto agrícola también está influida por la
altura. El proceso inicia en el mes de marzo, las entrevistas también revelaron un
conocimiento importante de las mujeres en este rubro, “ayer fue el primer día de
siembra – 21 de marzo –, es que a veces cuando se prepara la tierra con tiempo, por
aquí se termina de cosechar y luego le meten el tractor, ya sea rastra o barbecho, es
cuando la tierra guarda el jugo y ya por ejemplo si ahorita quiere ir a sembrar, pues sí
está un poco seca, pero si hay un poco de jugo.” (Elvia, 50 años, Zitlaltépec);
también son evidentes las practicas que se tiene que realizar para la conservación de
la humedad en el suelo, situación que se propicia por la necesidad de sembrar
anticipadamente debido a que la altura sobre el nivel del mar incrementa el la
duración de los ciclos de maíz.
Se observó también la práctica de policultivos (maíz, fríjol, haba), en la
agricultura practicada por estas mujeres, productos que se destinan de manera
importante para el consumo familiar, en estos casos, se notó que la actividad
agrícola se combina con otras actividades, “en sí es para consumo de la casa,
tenemos que apartar lo que uno tiene que ocupar para todo el año, y ya digamos
que, por ejemplo este año que no hubo cosecha, en esta zona, raro es al que sí se le
dio por algunas partes, pero casi en la mayoría no, nada más la mazorquita estuvo
chiquita y casi más podrida que buena, y entonces no hubo, lo que fue para comer sí,
gracias a Dios, pero para vender pues no. Pues como le digo, todo aquí es temporal
y si llueve, pues tenemos. Para apoyarnos en los gastos, se da uno modos, por
ejemplo, si a otros se les dio el maíz, nosotros se lo compramos porque aquí en el
pueblo muchas nos dedicamos a vender el maíz molido para atole, entonces lo
compramos, lo molemos en el molino y lo sacamos a vender fuera. También
85
hacemos el pinole, molemos haba para las tortitas de haba, y los maíces de color,
que son cuatro colores: el cacahuazentle, el rojito, el azul –es ese el que tostamos
para el champurrado– y el amarillo. Todas esas son semillas criollas que se siembran
aquí. Y por ejemplo, también si se nos da el fríjol lo llevamos a vender, el haba
también se puede vender en cáscara o limpia. También compramos la semilla en
Huamantla, aunque es un poquito más cara, pero se da uno sus modos para salir
adelante, porque también aquí en el pueblo somos tamaleros, y yo hago mis tamales
para vender, nada más que eso es cada ocho días, nos vamos a Tepeaca, Puebla a
vender. Y pues como le digo, se da uno sus modos para salir a delante, porque por
ejemplo, los estudios están muy caros y luego ya no tiene uno ni de donde sacar”
(Aída, 45 años, Zitlaltepetl). Estas citas revelan que existe una persistencia de
algunas prácticas agrícolas tradicionales, pues hay conciencia de las restricciones
que el ambiente impone a la agricultura, como la escasez de lluvias por ejemplo, por
otro lado, la necesidad de autoconsumo y comercialización de productos derivados
del maíz, como la venta de tamales, el polvo para el atole, propician el fomento de la
diversidad vegetal a través de la siembra de diferentes tipos de cultivos y dentro de
ellos, como en el caso del maíz, la presencia de muchas variedades de éste, cabe
señalar, que es precisamente la necesidad de mantener económicamente la unidad
campesina la que conlleva a estas prácticas y no la conciencia como tal de fomentar
la diversidad.
Ya habíamos mencionado que en el contexto de agricultura tecnificada,
existen casos de mujeres que practican ésta con mayor intensidad, en los cuales, se
pueden apreciar algunas diferencias marcadas con respecto a las mujeres que aún
practican la agricultura tradicional e incluso con las que se encuentran en transición
hacia la agricultura moderna.
En primer instancia, existe tendencia hacia el monocultivo, las familias de
estas entrevistadas prefieren sembrar maíz, para tener mayores oportunidades de
venderlo y mejores rendimientos, de hecho, como refiere una de las mujeres, las
variedades de maíz también se seleccionan de acuerdo a la que mejor se venda: “el
maíz nos da más resultado, porque el haba está muy barata, el maíz azul lo
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sembramos, pero a veces no nos lo quieren comprar, está muy barato. Ahorita
parece que ya empieza a estar un poco más caro porque ese lo hacen en polvo y se
vende, pero apenas empiezan a comprar ese maíz. La calabaza casi no la
sembramos porque nosotros fumigamos los terrenos para que no tengan hierba,
entonces la calabaza se quema y ya no sirve, por eso es pura producción de maíz”
(Elvia Barranco, 48 años, Zitlaltépec), aunado al policultivo, se puede distinguir en
este comentario, el uso importante de productos químicos para el combate de plagas
y también para el abono de los cultivos, a diferencia de los casos descritos en
Ixtenco e incluso en caso de la agricultura tradicional practicada por la sra Cosbi,
vecina también de San Pablo; aunado al uso importante de productos químicos, se
encuentra el uso de maquinaria agrícola: “el arado ya pasó de moda. Pues es que ya
es más trabajo, porque tenemos que ir a sembrar y ahorita ya no hay tiempo para ir a
sembrar. Ahorita ya nada más estamos él y yo, ya los chamacos no tienen tiempo de
ir a ayudarnos, ahora se utiliza el tractor, la sembradora y la fumigadora. Ya todo es
con pura maquinaria” (Ibid), es importante mencionar que, en este contexto agrícola,
también cambio el tipo de unidad productora, es decir, en las labores agrícolas solo
participa el esposo y la esposa y los hijos se dedican a estudiar, al comercio, o bien
tienden a migrar.
La producción obtenida es importante, las entrevistadas refieren incluso que
en las tierras cercanas a la Malintzi se han obtenido más toneladas por hectárea que
abajo, esta situación tiene relación con el hecho de que es una zona donde hay más
precipitación: “gracias a Dios sí tenemos buena cosecha, a mi esposo le han salido a
veces hasta diez toneladas en una hectárea. Este año pasado, ve que estuvo la seca
fuerte y nada más allá arriba nos salieron como siete toneladas, la vez pasada nos
salieron como diez. Es más productivo de este lado, como está cerca de la Malinche,
entonces llueve más seguido” (Ibid). Hay que resaltar que la creencia en Dios que se
aprecia en esta cita está vinculada con la esperanza de tener buenas cosechas, pues
a pesar de estar tecnificada, la agricultura sigue dependiendo del temporal; sin
embargo, también se observó un cambio en las tradiciones religiosas, por ejemplo, la
de la bendición de las semillas, la entrevistada ya no la practica, aunque menciona
que su mamá si lo hace.
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La fecha de la siembra, como en los otros casos sigue condicionada a la
altura, y ésta se realiza desde el mes de marzo, las mujeres comentan que se puede
realizar la siembra desde ese mes aunque aún no haya lluvia porque antes se tiene
que preparar bien la tierra: “hay que trabajar bien las tierras, tenerlas preparadas,
meterles la rastra, voltear la tierra para que no se baje la humedad rápido, de hecho
es todo lo que hacemos para retener la humedad, porque nosotros nada más
sabemos que tiene que llover para que haya humedad. Los metepantles hay que
quitarlos porque sino los quitamos nos chupan la humedad, o sea que los pastos, los
magueyes nos jalan la humedad, entonces tenemos que limpiar el terreno para que
se conserve la humedad. Cuando llueve, a menos que sea un aguacero muy fuerte
es cuando llega a bajar la tierra, pero casi no” (Juana, 48 años, Zitlaltépec). El
testimonio muestra un conocimiento de la entrevistada de las prácticas campesinas
para retener la humedad, aunque el cambio de un sistema tradicional a uno
tecnificado también se traduce en un cambio de percepción acerca de los recursos,
en este caso, la percepción que se tiene de las especies vegetales presentes en los
metepantles es diferente con respecto a las mujeres campesinas antes comentadas,
pues ahora se cree que éstos absorben el agua que se requiere para los cultivos y
por eso hay que quitarlas.
Se aprecia entonces cómo la relación de estas mujeres con los recursos del
ambiente se va transformando, principalmente porque el sistema ya no es de
autoconsumo, y se privilegia la producción para la venta, entonces, en el sistema de
producción agrícola moderno, lo imperante es obtener una mayor producción, y para
ello se considera necesario transitar hacia procesos más “modernos y eficientes” que
implican el uso de maquinaria y de productos químicos, lo anterior, conlleva a la
pérdida de diversidad vegetal, por un lado, por el establecimiento del monocultivo, y
por el otro, porque la maquinaria y los productos químicos destruyen la vegetación
aledaña a los cultivos; a la contaminación ambiental – de suelo, agua y aire – por el
incremento en el uso de productos químicos.
Con el siguiente testimonio, se observa una disminución de la participación de
las mujeres en las actividades agrícolas: “ahorita nada más voy al campo a sacar
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piedra, ya cuando se siembra, vamos ya nada más a sembrar las orillas que quedan,
eso sí, porque ahí no entra el tractor, lo de la desyerbada por ejemplo, pues eso ya
no, eso también ya pasó de historia. Antes sí, andábamos desyerbando, nunca
fumigábamos, pero ahora, ya hay que fumigar. Antes para ir al campo se nos hacía
más difícil, no teníamos con qué movernos, con qué llevar el abono al campo, todo
era con puro burro, pero ahora pues ya tenemos una carcachita para ir” (Elvia
Barranco, 48 años, Zitlaltépec). El contar con maquinaria que “optimiza el trabajo”
disminuye de manera importante la participación de esta mujer en el campo y su
percepción también se va transformando, pues ahora considera que las practicas
tradicionales – como el desyerbe manual – ya es cosa del pasado.
Es muy evidente que existen cambios significativos en la percepción y el
manejo de los recursos del ambiente en los casos de las mujeres cuya unidad
doméstica es ampliamente tecnificada, en la cual se ha modificado de manera
importante el hecho de que los productos de la siembra sean para autoconsumo, se
aprecia perdida de diversidad de especies cultivadas y de diversidad de especies
silvestres presentes en los terrenos; pérdida de uso de productos orgánicos para la
fertilización de los suelos; incremento en el uso de productos químicos; perdida de
prácticas como el desyerbe manual para evitar usar herbicidas que dañen a otros
cultivos como la calabaza; y modificación en la percepción de los recursos naturales.
En este contexto se comparte con los casos anteriormente descritos – de
agricultura tradicional – el hecho de depender las condiciones del ambiente, como la
presencia de lluvia, lo que influye en elementos culturales como el arraigo a creer en
Dios como un ente supremo a quien le pueden pedir que haya buen tiempo; sin
embargo, otras prácticas culturales relacionadas con la religión ya no son tan
arraigadas como por ejemplo la bendición de las semillas.
Por otro lado, es importante mencionar que se observaron algunas diferencias
importantes en la casa de las mujeres campesinas tradicionales y las no
tradicionales, por ejemplo las casas de las mujeres campesinas indígenas de Ixtenco
se caracterizan por ser de tipo rural, básicamente hechas de piedra y block, con
cocina de humo con piso de tierra, con baño de temascal hecho de block también, en
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la mayoría de los casos, con o sin letrina como baño y en algunos casos con baño
moderno con regadera, wc y lavabo; se aprecia también una eficiencia de uso los
espacios en la casa habitación y que el espacio de la casa es reducido limitado a 500
m2 aproximadamente13.
Las características antes citadas, se asemejan en gran medida con las de la
casa de la mujer campesina tradicional de San Pablo. Sin embargo, la situación
cambió considerablemente en los casos de las mujeres de Zitlaltepetl que ya no
practican la agricultura tradicional, pues sus casas son más de tipo urbano, con
mayores extensiones de terreno, la casa-habitación cuenta con todos los servicios,
incluyendo baño con regadera; solamente en un caso con baño de temascal, que
según la entrevistada pertenece a la suegra y por eso se mantiene. Los patios en su
mayoría están pavimentados y existe una disminución en la presencia de objetos de
trabajo agrícola, más bien, es estacionamiento para los vehículos o bien para el
tractor.
Por último, cabe señalar que de acuerdo con el esquema de la distribución de
entrevistas, el segundo bloque de mujeres estudiadas lo conforman aquellas que no
pertenecen al contexto agrícola, por lo que en este rubro de modo de producción no
se incluyen estos casos; sin embargo, durante el desarrollo de las entrevistas, tanto
en Ixtenco como en Zitlaltepetl, se encontro que existen casos de mujeres que no se
han separado definitivamente del sistema de producción y ya sea que ellas
directamente practiquen la agricultura como actividad secundaria, o bien lo hagan
sus familiares cercanos como sus padres y hermanos. Esta situación es
completamente razonable, pues no hay que olvidar que la zona de estudio es
básicamente agrícola.
Aunque los casos de estas mujeres no se incluyen en este apartado, porque la
intención es resacatar sus prácticas no campesinas y su forma de relacionarse con
el ambiente – desde su condición de no campesina directamente –, es importante
13 Aunque hay considerar que los espacios de la casa son limitados en términos de los contextos rurales, pues las actividades agrícolas y pecuarias demandan espacios para almacén de semillas, de utensilios de labor, y corrales para animales entre otros; sin embargo, en los contextos urbanos, los espacios de las casas están limitados a dimensiones menores en más de un cincuenta por ciento que las de las casas campesinas.
90
mencionar que se observó un conocimiento importante de estas mujeres de las
actividade agrícolas – y de los recursos ambientales en general –, su percepción y el
manejo de los recursos naturales también tuvieron diferencias con respecto a los
casos de las mujeres que no son campesinas definitivamente.
4.3 Modo de reproducción
El modo de reproducción, de acuerdo con el materialismo cultural, incluye
todos los ajustes demográficos que las sociedades tienen que realizar para
adaptarse a las restricciones que el ambiente impone principalmente a los sistemas
productivos; en este sentido, en los sistemas agrícolas existe una relación importante
con las estratégias reproductivas para evitar el incremento de la población si las
condiciones ambientales constriñen la producción, para mantenerla en un nivel
determinado o bien para incrementarla si es que las condiciones ambientales son
propicias para la agricultura y se requiere de mano de obra para el trabajo agrícola.
De esta manera, tenemos que existen diferencias importantes en el rubro de la
reproducción entre el municipio de Ixtenco y municipio de Zitlaltepetl. Aunque es
importante mencionar que las diferencias se aprecian de manera marcada entre las
mujeres que practican agricultura tradicional con las que practican la agricultura
moderna.
Como se observó en el apartado anterior relativo al modo de producción, un
factor importante que está influyendo en el modo de reproducción de la población
campesina tradicional, es lo limitado de las extensiones de los terrenos por unidad
familiar, tanto de los de labor, como de los solares en donde viven los campesinos.
Se tiene pues, que conforme pasa el tiempo, las familias reducen cada vez más sus
espacios ante la necesidad de dividir los solares para heredarlos a los hijos. Esta
situación pone en riesgo la reproducción del sistema campesino, por el acotamiento
de los espacios para el desarrollo de las actividades agrícolas. Lo anterior, impulsa a
los campesinos a generar estrategias reproductivas para disminuir la población,
como el uso de métodos anticonceptivos, la existencia de abortos, los procesos
91
migratorios o el alargamiento de la edad matrimonial.
En el municipion de Ixtenco, los procesos demográficos han tenido una
evolución importante en las últimas décadas, en el capítulo tres, se vió como desde
1970, la población se ha conservado en un nivel constante de 5,000 habitantes
aproximadamente; es decir, para 1970 la población era de 5,035 habitantes, esta
cifra no se modificó de manera significativa después de treinta años, pues se tiene
que para el año 2000, el municipio contaba con 5,841 habitantes, lo que representa
un incremento de la población sólo del 13.79 % con respecto a 1970; del total de la
población en el 2000, el 48% corresponde al género masculino y el 52 % al
femenino, lo que representa un mayor índice de feminidad, contrario a lo que podría
esperarse con la tasa de crecimiento tan baja en el municipio.
Las entrevistas a su vez, arrojan datos importantes que permiten conocer de
manera más amplia la realidad reproductiva en el municipio que se traduce en bajos
índices de crecimiento poblacional que a su vez tiene una relación y un sentido en
los sistemas productivos.
Las mujeres campesinas entrevistadas de Ixtenco, tienen en promedio de 3 a
5 hijos (el INEGI reportó 4 en el 2000), de los cuales, en su mayoría son hombres.
Casi todas las mujeres refieren haber utilizado algún método anticonceptivo y en
algunos casos, sí manifiestan preocupación tener un número elevado de hijos, como
se muestra en este testimonio: “ Sí cómo no! cuatro son muchos, lo que pasa es que
si es difícil mantenerlos, pagar los estudios, se necesita mucho tiempo para ellos y yo
no lo tenía porque trabaje en el campo y pues no nos dejaba mucho. De hecho
desde que me casé yo no quería muchos hijos, pero en ese tiempo no nos daban
mucha orientación, para control. Hasta que tuve a mi último hijo, cuando iba a
reconocimiento nos dieron una explicación en el centro de salud de que nos
podíamos controlar, es más, ya no tener bebés, y de ahí me agarre para ya no tener
más hijos. De haberlo sabido antes nada más con dos o tres hijos me quedaba. Pues
entendí que era no solo para el bien de los niños, sino para uno también” (Francisca,
52 años, Ixtenco). Aunque es evidente que esta mujer tienen una orientación acerca
de las ventajas del control de la natalidad por parte de los progamas de planificación
92
familiar, se puede también distinguir en sus razones la preocupación por la
manutención de los hijos y lo limitado de la producción campesina para el sustento
de una familia grande, situación que se relaciona con el hecho de que la producción
limitada antes descritas derivan en lo precario del ingreso a las familias, derivado de
la producción.
Las entrevistas también reflejan casos de abortos (de productos femeninos en
los dos casos) que según las entrevitadas fueron casionados por el exceso de
trabajo de las mujeres; es importante mencionar que estas mujeres relataron las
situaciones de aborto sin el mayor drama, considerándolas como un hecho
desafortunado sí, pero que se tiene que superar rápido por la necesidad de seguir
trabajando; asimismo, durante la indagación de los recursos vegetales que existen
en la zona, fue una constante en las mujeres el uso – y la presencia en algunas
casas – del árbol del zoapatle (o té de tó en otomí)14, durante los baños a las recién
paridas. Llama la atención esta situación por el hecho de que aunque las mujeres
mencionaron que la planta se utiliza para la “limpieza del vientre” después del parto,
lo cual se relaciona perfectamente con las funciones de la planta de favorecer las
contracciones uterinas, es precisamente ésta propiedad, la que también puede
provocar un aborto si se utilizara en estado de embarazo y se buscara inducirlo. Es
importante entonces, mencionar que estos indicadores hacen suponer que las
mujeres campesinas puedan recurrir al aborto con el fin de controlar la población,
ante la conciencia de que el sistema productivo local es limitado para mantener a un
grupo familiar grande.
Por otro lado, también se encontraron casos de mujeres que tienen hijos fuera
del municipio, ya sea por cuestiones de estudios y ejercicio profesional que se van
Puebla, Tlaxcala capital u otros estados; o bien por cuestiones de trabajo que
emigran a Estados Unidos. Esta situación también podría ser un mecanismo de
control poblacional, aunque el INEGI reporta un saldo migratorio positivo en el
municipio.
14 Mencionan Sánchez y Martínez (2001), que la planta es muy apreciada por los vecinos del lugar y que se ha utilizado durante generaciones para limpiar la matriz después del parto y para los dolores menstruales.
93
Otro indicador importante del control de crecimiento de la población es la edad
matrimonial, pues se maneja un retraso de esta para evitar que las mujeres se
embarecen pronto y reducir el número de hijos por mujer. Aunque en la mayoría de
los casos es anticipada (va de los 16 a los 22 años), las mujeres entrevistadas
manejaron que sus descendientes, principalmente las mujeres la han retrasado
hasta los 20 o 23 años, como se puede observar en esta entrevista: “mi hija vive en
unión libre, pero ella se fue con su esposo no me acuerdo si a los 23 o 24 años, ...y
tuvo a la niña a los 27 años, yo creo que era una edad adecuada. Yo si tenía miedo
que se casara chica, de hecho mi hijo el tercero, sí se caso chico, de 20 años, pero
pienso que a ese hijo si me faltó moldearlo, me faltó terminar de enseñarle muchas
cosas, porque se trunca su vida, yo tenía la esperanza de que podía llegar a ser
alguien más, de hecho estoy muy orgullosa de él, porque así de bracero como dicen,
ha mantenido a su familia y ya habla como el 90% de inglés, es muy inteligente y
muy responsable, su patrón tiene mucha confianza en él” (Antonia, 45 a.ños,
Ixtenco). Además de que se distingue la idea de que es adecuado casarse más
grande, se aprecia también, la tendencia a su vez a retardar el nacimiento de los
hijos, lo que se corresponde con la idea general de que las mujeres se pueden
considerar “quedadas” hasta los 30 años.
Como se puede apreciar, las entrevistas a las mujeres campesinas, revelan
diversos canales de control de la población que permiten explicar el hecho de que la
población no haya crecido significativamente en tres décadas. Esta situación resulta
contrastante con la dinámica poblacinal que ha presentado Zitlaltepetl en el mismo
periodo, pues para 1970 el INEGI reportó 5, 576 habitantes, treinta años después,
para el 2000, la población se inremento a 7,958 habitantes, lo que representó un
aumento del 29.93 %, casi el doble de lo que aumentó Ixtenco en ese mismo
periodo. Las entrevistas muestran que las mujeres campesinas tienen en promedio
de 3 a 5 hijos, de los cuales y que la mayoría son hombres, sin embargo es
improtante precisar los casos en que se reportaon más hijos fue en las mujeres que
practican la agricultura más tecnificada.
Una situación que llama la atención en las mujeres entrevistadas, es que
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ninguna mencionó haber utilizado algún método anticonceptivo, e incluso, tampoco
mencionaron haber tenido abortos. Lo que sí se pudo observar fue una actitud
conciente ante la relación de una familia grande con la incapacidad del sistema
productivo de mantenerla, este hecho se constató en con la mujer que practica
agricultura tradicional, “no, de por sí mi esposo decía, ‘no, para que vamos a tener,
primero no tenemos dónde dejarlos’ y segundo, como su tío le decía que después va
a estar más feo todo, ya no va a haber como ahorita que se da más el campo,
después ya no va ha haber de comer; y solitos pensamos, muchos hijos no” (Cosbi,
48 años, Zitlaltepetl). Es evidente en este ejemplo que la relación directa con el
sistema productivo influye en otros niveles como el sistema reproductivo y finalmente
con los procesos culturales.
Las entrevistas también arrojaron casos de migración de los hijos a Estados
Unidos, en busca de posibilidades de trabajo; situaciones que se dieron también en
los casos de mujeres que practican la agricultura tecnificada.
Los resultados obtenidos en las entrevistas, están en perfecta relación con el
crecimiento demográfico de la población y la falta de interés de las mujeres, en la
mayoría de los casos, de controlar los procesos reproductivos. Se puede observar
entonces, que existe confianza en estas mujeres que la tecnificación de la
producción es una estrategia que permite obtener mayores rendimientos para el
mantenimiento del grupo familiar, aunque tampoco hay que olvidar que la actividad
campesina está tambien en la mayoría de los casos complementada con el
desempeño de actividades comerciales.
No es casualidad tampoco, que en el caso de la mujer que practica agricultura
tradicional haya una mayor preocupación por el sustento de su familia, pues
dependen básicamente de la práctica agrícola para lograrlo, y que ello se traduzca
en la disminución en el número de hijos.
4.3 La mujer no campesina y su relación con el ambiente
En los contextos no agrícolas, las relaciones de las sociedades con el ambiente van
cambiando, por el hecho de que se pierde la condición de ser sistemas de
95
producción y de consumo, y se convierten únicamente en unidades de consumo, que
usan el medio como receptor de desechos de consumo.
Los casos analizados fueron en su mayoría de mujeres comerciantes y por
esta razón no se pudo observar su actividad en casa, sin embargo, la información
vertida en las entrevistas es demasiado reveladora. Se apreció en primera instancia,
una marcada disminución en las preferencias por tener especies vegetales y
animales en las casas, y en el caso de la presencia de éstas, existe poca dedicación
a las plantas. Con respecto a los animales domésticos, en la mayoría de la casa
desaparecen los animales de granja, solamente en algunos casos existen animales
como mascotas.
Un hecho que se pudo también constatar, fue el de cambio de roles en el
hogar, pues en algunos casos las mujeres encomiendan a los hijos varones
actividades que en otro tiempo se pensaban exclusivas para las mujeres.
El análisis de la relación de estas mujeres con el ambiente se completará en el
siguiente apartado, en el que se incluyen también los casos de las mujeres
campesinas, para hacer una comparación general.
4.3 Los roles femeninos y la relación de la mujer con los recursos del ambiente
Todas las mujeres entrevistadas – campesinas y no campesinas, indígenas y
mestizas –, manifestaron llevar a cabo actividades que culturalmente le son
encomendadas al género femenino, el cuidado de los hijos, el aseo de la casa, el
cuidado de las especies domésticas, la elaboración de los alimentos y en algunos
casos, la elaboración de tortillas; las cuales, requieren el uso de los recursos del
ambiente, básicamente el agua, las especies vegetales y/o las especies animales.
Asimismo, una constante fue la existencia jornadas grandes de trabajo en las
mujeres de estudio, pues todas desempeñan una doble función, de ser amas de casa
y de trabajar para apoyar en la economía familiar; esta situación es para la mujer
campesina aún más impactante pues ellas realizan además la práctica agrícola.
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Entre las actividades adicionales se puede citar el comercio de productos agrícolas y
sus derivados como la venta de semillas de calabaza, la elaboración y venta de
artesanía, en la costura, la cría de animales de traspatio para su comercialización, la
elaboración y venta de tamales entre otras.
Las actividades económicas realizadas por las mujeres no campesinas, se
pueden citar principalmente el comercio: de abarrotes, alimentos, pollo fresco,
tortillas; como empleadas y en dos casos como profesionistas.
Lo anterior conlleva a que estas mujeres requieran de la optimización del
tiempo en las labores del hogar y tiendan a desarrollar prácticas para este efecto,
que en algunos casos se relacionan con la optimización de la energía.
Lo anterior se puede observar en el hecho de que existen diferentes
preferencias de las campesinas de ambos municipios por el uso de un tipo específico
de combustible: los chinamites, si se requiere de una cocción de larga duración y a
fuego alto, como en el caso de las tortillas, para este fin también existe preferencia
por la leña. Si no hay chinamites la alternativa son los olotes, sin embargo, estos
hacen mucho humo y se requiere de estarle atizando, esta situación se puede
observar en la siguiente entrevista: “las tortillas las hago en el comal, pero con
lumbre del mismo zacate de donde sacamos la mazorca, porque el zacate se siega,
lo pizcamos y a todo eso se le llama rastrojo, eso se lo comen las acémilas, lo va uno
a juntar donde comen los animales, lo metemos a la cocina y ya con eso hacemos
las tortillas, bueno tenemos varias ideas, mi nuera hace tortillas con la leña, pero yo
me hallo con estas basuritas, cuando no tengo los chinamites, pues con los mismos
olotes de las mazorcas que se desgranan, y si no pues se va uno a la leña; si el
señor no puede, ahora sí nosotras vamos y buscamos pero varitas, ya no es que
palo gruesos, hay varitas secas que se van juntando aquí en la orilla, ...antes sí iba
uno a leñar más, pero pues se iban tirando los arbolitos y por lo mismo dicen que ya
no quiere llover” (Margarita, 55 años,). Para el caso de Zitlaltepec una campesina
comenta: “las tortillas las hacemos con la leña, o a veces también con el olote que
queda después de desgranar el elote, los chinamites no me gustan porque aparte de
que hace humo, hay que estarle atiza y atiza, más me llevo tiempo en atizarle que en
97
apurarme a hacer las tortillas, con el olote tarda más la lumbre aunque es mucho
mejor la leña” (Aída. 45 años, Zitlaltepec). Este hecho es importante ambientalmente
hablando porque propicia el aprovechamiento de los residuos de la siembra y por
consiguiente ahorro económico. Aunque también se aprecia en el testimonio de la
campesina de Ixtenco, la conciencia en la reducción en el uso de leña como medida
de protección al bosque; sin embargo, cabe destacar que el hecho de recoger la leña
que se encuentra tirada, apoya la disminución de incendios forestales.
Regresando a las preferencias de combustible, cuando se tiene que cocer los
alimentos a fuego lento, para aprovechar el tiempo en otras actividades, se utiliza
entonces la estufa, pues ahí si se le puede bajar la flama y dejar la comida. Es
también de destacarse que en su mayoría las mujeres campesinas elaboran sus
alimentos en la cocina de humo, aunque despues calienten la comida en la estufa.
Está práctica se relaciona con la necesidad de ahorrar tiempo para la realización de
otras actividades y dinero con el uso de los residuos agrícolas.
En el caso de las mujeres no campesinas, hay preferencia por el uso de gas,
pues es más rápido, sin embargo, cuando no hay gas o cuando el gas esta caro, se
utiliza el carbón para la preparación de los alimentos. Cabe destacar que en la casa
de estas mujeres ha desaparecido la cocina de humo, por lo que la alternativa al gas
es el carbón. En este sentido, también se aprecia que existe preferencia por bañarse
en regadera por ser más rápido y más práctico
Asimismo, en el contexto no campesino en Ixtenco, se observó en una mujer
que vende tortillas, un manejo interesante del combustible – que en este caso es gas
– para su optmización, lo anterior consiste por un lado en el manejo del tanque de
gas: el recostarlo durante su uso para utilizar la mayor cantidad posible, o la rotación
del tanque entre el comal y la estufa para aprovechar en la estufa el que ya no se
puede aprovechar en el comal; o bien el cubrir con cartón el rededor del comal para
aprovechar mejor el calor de la lumbre. Esta situación, según la entrevistada, se
presenta ante la necesidad de ahorrar en el consumo del gas y obtener mayores
rendimientos de la venta de las tortillas.
En general las mujeres de estudio destinan el uso del agua a las siguientes
98
actividades domésticas: preparación de alimentos, aseo personal y de la casa, el
lavado de la ropa, en este caso, se observó que en Ixtenco, a pesar de que la
combinan con detergente y con cloro, las mujeres campesinas la reutilizan para regar
las plantas pues en estos casos, no existe una salida del líquido hacia el drenaje,
sino que va directamente hacia las plantas.
La carencia del agua, principalmente en el municipio de Ixtenco, es un
elemento restrictivo que condiciona a las mujeres a cuidar del recurso, pues cuando
no falta el agua existe desperdicio; esta situación se presenta tanto en las mujeres
campesinas como en las que ya no son, comenta una entrevistada que no es
campesina: “cuando no hay agua, no nos bañamos en la regadera porque ahí se
gasta mucho agua, ponemos el agua a calentar con los olotes y con cubetas nos
bañamos para ahorrarla, aunque también si hay agua, yo creo que no es muy
práctico tardarse mucho, desperdicias más agua y te bañas lo mismo” (Noemí, 22
años Ixtenco), Esta conciencia del desperdicio del recurso se observa también en el
testimonio de la señora Margarita, quien dice: “ahorita pues sí ya hay agua, pero en
un principio mi esposo acarreaba agua en las mañanas temprano a las 5 de la
mañana, y antes, le digo a mis nueras, si me media de agua, porque con un tinaco
de agua ya me lavaba yo toda la ropa, pero ahora ya no, ahora ya chorros de agua le
echamos” (Margarita, 55 años, Ixtenco). Aunque en este caso, se puede apreciar un
desperdicio del recurso a pesar de estar conciente del hecho, esta situación es muy
semejante en este otro caso: “pues yo creo que gastaría menos si me bañara a
jicarazos, porque se gasta mucha agua con la regadera, porque yo cuando estaba
con mis papás me bañaba a jicarazos y sólo usaba una cubeta como de veinte litros,
yo creo que ahora gasto mucho más agua y luego que me baño todos los días”
(Rosalina, 26 años, Ixtenco). Se puede pensar que en estos dos últimos casos, que
el desperdicio del recurso podría estar ligado a la carga de trabajo de estas mujeres
y a la necesidad de ahorrar tiempo, para emplearlo en las actividades productivas.
Por otro lado, existe un caso de una mujer no campesina de Ixtenco que
muestra en sus comentarios una conciencia fuerte sobre el agua: “aquí yo rento y
antes de venir el agua estuvo mucho tiempo almacenada en la cisterna y la hemos
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estado terminando de sacar pero como ya está toda enlamada, toda sucia, no la
podemos ocupar y la utilizamos para el baño, porque como falta mucho el agua y
luego tirarla, por lo menos que se utilice para el baño y ahorita ya se terminó, ya que
tengan tiempo los señores ya lavan la cisterna y ya la llenan de agua. Pero de la
llave falta demasiado el agua” (Julia, 51 años, Ixtenco). En este caso se observó
durante la entrevista que la carencia del recurso ocasiona que esta señora
implemente estrategias para optimizar su uso – además de la que comenta – como el
hecho de utilizar platos de unicel en su negocio, para no tener que lavar los trastes,
esta situación claro está, conlleva por otro lado a la contaminación por unicel, e
implica un mayor gasto.
En la entrevista a la señora Juana, vecina de Ixtenco, aunque no es originaria
de ahí, también se observan prácticas de ahorro de agua y de energía: “pues yo al
menos, utilizo una cubeta y media de las blancas (de las de 20 litros) para bañarme,
pero más seguro casi siempre sólo una cubeta. Y pues a veces, como ahorita que
hay sol, pongo unas botellitas de plástico de esas de refresco con agua y ya que
están calientes, pues ya está buena el agua y ya me meto a bañar. Me baño cada
tercer día y caliento el agua así para ahorrar combustible y agua porque cuando está
bien calientita el agua, si se calienta con leña o con olote, entonces como que se
ocupa más” (Juana Parra, 47 años, Ixtenco). Se tiene entonces que en este
municipio, por ser el agua un recurso escaso, se van estableciendo algunas prácticas
para conservarla y no desperdiciarla, durante el desarrollo de las actividades
cotidianas del hogar o comerciales. En este caso se evidencia que aunque exista
conciencia de cuidar el agua, en la cotidianeidad no siempre es posible llevar a cabo
practicas conservadoras, pues todo parece indicar que la realización de éstas
depende más del elemento restrictivo en primera instancia y del tiempo disponible
para ello, que de la conciencia de hacerlo.
De igual manera, queda claro con los ejemplos relacionados con el uso del
agua por las mujeres indígenas – en su mayoría – que el elemento étnico no guía la
relación de respeto traducida en la conservación del recurso. Esta situación se
refuerza porque en el municipio de Zitlaltepetl se observó conciencia en la
100
entrevistada que practica agricultura tradicional por el uso del agua, quien comentó:
“en la casa nos bañamos con dos botes de agua mi esposo, mi niño y yo, porque
tampoco me gusta gastar agua, porque aquí gracias a Dios no falta, pero he visto
que en otras partes luego falta, de por sí nosotros no somos malgastados, de hecho
el que se baña más es el hijo que va a la universidad, ese diario calienta su agua con
leña” (Cosbi, 48 años, Zitlaltepetl),
De manera general en los dos municipios las entrevistadas comentaron que
para el consumo humano no hierven el agua pues consideran que el agua rodada
que baja de la Malintzi aún está limpia en condiciones de ingerirse.
Un elemento del ambiente que también se considero en las entrevistas fue el
suelo como receptor de residuos ya sea orgánicos o inorgánicos que se derivan de
las actividades cotidianas del hogar, porque hay que aclarar que, como elemento
base de la producción, fue tratado en el apartado de modo de producción. Por lo
anterior, se trata en este apartado el problema relacionado con los residuos
domésticos.
En el caso de los contextos agrícolas tradicionales aún se conservan prácticas
de composteo, en donde se mezclan el estiércol de los animales con los residuos
orgánicos de la casa y se llevan al campo para enriquecer los suelos agrícolas.
Asimismo, los desperdicios de la comida son utilizados como alimento para los
animales, según comenta esta mujer campesina de Zitlaltepetl: “lo de la cocina, se lo
doy a mis pollos, las tortillitas las pongo a secar y se las muelo con un bulto de maíz
y ya se los doy, por ejemplo lo que se queda de la comida también se los doy, yo
aquí no desperdicio nada. Lo demás, las cáscaras de la fruta y eso, cuando hay
marranos pues se les da, pero no habiendo, pues se tira” (Cosbi, 48 años,
Zitlaltepetl).
En el caso de los contextos no campesinos, así como en el caso de la
agricultura tecnificada sí existe mezcla de residuos orgánicos e inorgánicos y
disposición final en el camión de la basura. Asimismo, existe una mayor producción
de residuos inorgánicos con respecto a los contextos agrícolas.
101
El manejo de los residuos inorgánicos en ambos contextos – agrícola, no
agrícola – es un problema, pues comentan las entrevistadas que debido a que el
camión recolector no pasa seguido, tienen que quemarlos, lo cual impacta al
ambiente por la liberación de sustancias tóxicas, de igual manera, en ocasiones son
depositados en los terrenos baldíos o en las barranca – en el caso de Zitlaltepetl – y
en donde provocan problemas de contaminación principalmente en el suelo.
Por otro lado, se observa en las entrevistas que la producción de residuos
inorgánicos es significativa en el contexto campesino de Ixtenco, por considerarse
que son familias campesinas, aunque existe también reutilización de botellas de
refresco, botellas de vidrio y latas.
Otro rubro de las entrevistas que permite dar cuenta de la relación de la mujer
con el ambiente es el manejo de la biodiversidad, la cual puede ser vegetal o animal.
En este sentido, en lo que respecta a la presencia de especies vegetales en
las casas, se pudo apreciar que en el contexto campesino de Ixtenco se le dedica
más espacios a las plantas y se tienen huertos con más variedades, a diferencia de
Zitlaltépec, que los espacios para las plantas en la casa son básicamente los patios,
en donde se presentan macetas con diferentes tipos.
Asimismo, en Ixtenco en las actividades artesanales se fomenta la
biodiversidad vegetal para la elaboración de artesanías con flores secas, hojas de
tamal y semillas para la elaboración de cuadros y figuras, es decir se procura la
diversidad de especies de maíz sembradas específicamente para la elaboración de
los cuadros. Esta familia de artesanos, lleva a cabo la selección cuidadosa de las
especies vegetales silvestres, que en su mayoría son locales, para usarlas en su
trabajo como parte de los cuadros o como colorante natural, esta actividad la realizan
tanto la entrevistada como su esposo.
El uso de las especies vegetales por las mujeres en Ixtenco concuerda con lo
reportado por Sánchez y Martínez (2001), quienes refieren que en el municipio se
utiliza una gran variedad de plantas silvestres, principalmente como medicinales.
Entre las plantas medicinales que se reportaron en los huertos se encuentra la ruda,
102
el romero, el zoapatle, la hierba maestra – o ajenjo – la bugambilia, la sábila entre
otras que se utilizan para diferentes tratamientos, por ejemplo, el té de bugambilia
con gordolobo para la tos, ajo y canela, hierba maestra para el dolor de estómago y
ruda. Es interesante resaltar el uso del zoapatle por las mujeres de estudio para fines
de reproductivos, pues mencionaron que se les da a las mujeres recién paridas para
limpiar la matriz, pero también para retardar la ovulación. Esta práctica tiene relación
con las estrategias para el control de la natalidad que llevan a cabo las mujeres
campesinas de Ixtenco.
Las especies vegetales también tienen un uso como combustible: los
chinamites del maíz, los popotillos del zacate y los olotes del maíz.
Existe también una diversidad de cultivos sembrados en los terrenos que
pertenecen a las mujeres campesinas, una gran variedad de maíz, haba, fríjol,
alberjones y ayocotes.
En los huertos y en los terrenos de cultivo, también destaca la presencia de
árboles frutales y del zoapatle. En las casas, existen aún muebles de madera como
sillas y mesas e incluso, el uso de troncos como asiento
En lo que respecta a las plantas de ornato, no existe un arraigo muy fuerte a
estas porque “están de lujo”, se aprecia que muchas de ellas son introducidas de
otros estados. Es interesante el hecho de que en Ixtenco para este tipo de plantas no
se utilice el abono de la composta, sino que van al monte a traer tierra de encino.
También es importante el manejo de las condiciones climáticas – como las heladas y
el sol – para proteger las plantas, a través de mantas y techos.
Las plantas comestibles existen en las casas campesinas de Ixtenco y
Zitlaltepetl, en mayor proporción las que se usan como condimento como el epazote
y la hierbabuena, existen también chayotes, nopales, árboles frutales, plantas de
chile y calabazas entre otras.
En el caso de las mujeres practicantes de la agricultura moderna de Zitlaltepec
se observó en sus casas la presencia limitada de especies vegetales, éstas se
ubican principalmente en macetas y en pequeños huertos, en donde se encuentran
103
principalmente especies de ornato, seguidas por algunas especies comestibles como
la yerbabuena, el epazote y algún árbol frutal, y en menor grado la presencia de
especies medicinales como la ruda, la santamaría o la manzanilla.
Las mujeres no campesinas tanto en Ixtenco como en Zitlaltepetl, en su
mayoría fueron entrevistadas en sus centros de trabajo, por lo que no se pudo
observar si existen plantas en sus casas, de acuerdo a las entrevistas, se infiere que
el gusto por ellas es menor en la mayoría de los casos que en las mujeres
campesinas, incluso, una mujer en Ixtenco comenta: “sí me gustan las plantas, pero
como no tengo esa paciencia para estarles arreglando, para dedicarles tiempo, para
echarles agua, para contemplarlas, todo eso. Es también por el trabajo, porque yo de
que me estoy aquí, no me muevo hasta en la noche ” (Julia, 51 años, Ixtenco).
Parece que la constante en estos casos es la falta de tiempo para atender a los
vegetales, y también el involucrarse en actividades como el comercio o los servicios
en donde se pierde la relación tan estrecha con los elementos del ambiente como en
el caso de los sistemas productivos.
La biodiversidad animal también presenta diferencias en los diferentes
contextos de estudio, en los de agricultura tradicional – en ambos municipios –, se
encuentran cerdos, mulas, vacas, pollos y guajolotes, los cuales se alimentan con
maíz, alfalfa y lo más importante, que les dan los desperdicios de la comida, es
importante mencionar que los animales son utilizados para consumo de la familia
“cuando no hay para un pedazo de carne, si ya vemos que está un pollo, pues lo
agarramos, lo matamos y nos lo comemos” (Margarita, 55 años, Ixtenco), estas
acciones están en concordancia con lo principios de autoconsumo de las unidades
productivas tradicionales y la diversidad de especies. También tienen perros y gatos
pájaros como mascotas.
La presencia de animales disminuye en las casas de las mujeres de
agricultura moderna, incluso, en el momento de las entrevistas, solo se observaron
algunos pollos en un caso y en el otro unos perros como mascota.
Con respecto a las especies silvestres, en su mayoría las entrevistadas
afirman conocer algunas especies y citan frecuentemente a las víboras de cascabel,
104
las tuzas, los “escorpiones”, en este caso, se aprecia que existe una confusión en el
tipo de especie a que hacen referencia, pues por las características que dan, todo
parece indicar que se trata de una especie de vertebrado del tipo de los lacertilios,
pues en realidad los escorpiones pertenecen a los arácnidos.
También es frecuente en los comentarios de las entrevistadas de ambos
municipios que no les dan algún uso a los animales silvestres, esto sugiere que la
presión sobre la fauna en la zona de estudio es solo consecuencia de la presión
sobre el entorno, es decir, la disminución de superficie boscosa que reduce el hábitat
de estas especies.
105
CONCLUSIONES El objetivo central de la investigación fue conocer la relación que se da entre las
mujeres y el ambiente, a partir de la comparación de dos contextos, el agrícola
tradicional y el contexto no campesino, con el propósito de corroborar la hipótesis de
que en el contexto agrícola campesino, que es de producción y de consumo, las
condiciones del medio ambiente influyen sobre las prácticas productivas,
reproductivas y domésticas de las mujeres, quienes realizan adaptaciones para la
optimización de los recursos, tanto físicos – como el suelo, el agua, el aire - como
bióticos – plantas y animales –, lo cual genera una cultura ambiental femenina, que
una vez que se estandariza, se regresa al ambiente a través de un manejo de los
recursos naturales con mayor conocimiento y conservación; a diferencia, en el
ámbito no agrícola, la ruptura de la interacción con el sistema productivo, genera un
sistema solo de consumo que conlleva al uso desmedido de los recursos naturales y
deterioro del ambiente.
Por otro lado se plantea que la cultura ambiental que se traduce en prácticas
de cuidado y conservación de los recursos, se genera por la dinámica que impera en
el sistema agrícola, más que por la influencia de cultura indígena.
Estos planteamientos derivaron de contrastar dos postura teóricas que
abordan la relación de la mujer con el ambiente, la postura idealista que sugiere que
la cosmovisión que los grupos indígenas tienen del entorno – que integra valores,
creencias, mitos, ritos, normas tabúes y religión – rige su forma de relacionarse con
el ambiente; de ahí se sigue que los elementos de la cultura que gobiernan las
relaciones de los hombres con su entorno se basan en el respeto. Se descarta esta
postura por considerar que aunque todas las culturas tienen una concepción
particular de la naturaleza y del paisaje, no siempre les es posible hacer viables tales
opciones, lo cual se puede observar en algunos problemas contemporáneos como la
deforestación de bosques y de selvas, la contaminación de lagos y ríos en los
lugares donde existen sociedades con culturas étnicas. Asimismo, esta perspectiva
aporta una visión parcial de la relación porque se concreta a conocer solo los
elementos culturales, y de ahí parte para la interpretación, lo que conlleva a no poder
106
dar cuenta de todos los elementos que entran en juego en las interacciones de estas
sociedades con el ambiente, para explicar por qué se dan cambios en la relación
virtuosa.
Por lo anterior, la investigación se sustenta en los postulados del materialismo
cultural, que sostienen que a cada ambiente le corresponde una forma de cultura y
sociedad, por lo que proponen establecer un sistema de relaciones que parten del
ambiente hacia la cultura, en donde el ambiente está íntimamente ligado a la forma
como las sociedades organizan los sistemas productivos, así como en las estrategias
que establecen desde los sistemas reproductivos para ajustar la dinámica
poblacional a las condiciones que le marca el ambiente a la producción. Estos
elementos a su vez influyen sobre la forma como se organizan las sociedades al
interior de las familias para la distribución del trabajo productivo y al exterior, entre la
comunidad y con otras comunidades. Estos niveles de organización matizan y van
generando una cultura local específica que, como ya se mencionó está relacionada
con un ambiente específico. Finalmente, la cultura traducida en prácticas de uso de
los recursos naturales, percepción y conocimiento de los mismos, una vez que se
estandariza regresa al ambiente conservándolo y/o degradándolo. Los elementos
que entran en juego en cada nivel de organización y las interrelaciones que se dan
entre esos elementos, permiten obtener una imagen sistémica de las sociedades y
entender la lógica de su relación con el ambiente.
Por lo anterior, desde la perspectiva del materialismo cultural no siempre nos
comportamos como nos representamos las cosas, por lo que no se pueden entender
las relaciones con el ambiente tratando de escudriñar en la cultura solamente o en la
forma de pensar de las sociedades. Para entender la relación de las mujeres con el
ambiente, más bien se requiere conocer cómo son los elementos del ambiente donde
se encuentran, conocer las características de los sistemas productivos que se
desarrollan y su relación con el ambiente local, lo que finalmente nos da una visión
de la cultura específica de las mujeres.
Desde esta perspectiva teórica, se plantea que, en el sistema de producción
campesino se desarrollan una serie de dinámicas que parten de la influencia de las
107
condiciones específicas del ambiente hacia los procesos productivos que impelen a
las mujeres campesinas – en este caso – a desarrollar prácticas sustentadas en el
conocimiento de las características ambientales y de la vinculación que tienen con el
buen desarrollo de la producción o con las restricciones para la misma, por lo
anterior, las prácticas estarán en concordancia con las leyes que marca el ambiente
por lo que tienden a disminuir el impacto negativo sobre el mismo, al contrario, se
genera una percepción de cuidado los recursos por depender directamente de ellos
para la producción.
Con base en lo anterior, se establece el concepto eje de la investigación, la
cultura ambiental, la cual se define como la relación de la mujer con el ambiente
basada en el cuidado y conservación de los recursos (bióticos y abióticos), como una
condición para la reproducción de los modelos productivos que sustentan el
mantenimiento de las sociedades. Lo cual tiene como base el conocimiento de las
características del ambiente, la visualización de las relaciones que se dan entre los
componentes y de la influencia de estas características en los sistemas productivos;
y la percepción de que se depende de las condiciones del ambiente para el
desarrollo de las actividades productivas y cotidianas.
Por lo anterior, la relación de la mujer con el ambiente en la investigación, se
recupera desde dos rubros: el sistema productivo y los roles que culturalmente le son
encomendados al género femenino, los cuales son analizados en el marco del
contexto agrícola y dentro del contexto no agrícola, que incluyen a su vez otras dos
variables, la condición de etnicidad y de mestizaje. Esta combinación de elementos,
permitió dar cuenta de la relación de las mujeres de este estudio con el ambiente,
evaluada ésta relación a través del concepto de cultura ambiental, que se nutre de
las variables antes mencionadas.
Al plantear el modelo de trabajo de esta investigación, se buscó enfatizar en
el sistema campesino tradicional, como el elemento que permitirá dar cuenta de la
cultura ambiental presente en la forma de relacionarse de las mujeres con el
ambiente. En el desarrollo de la investigación se encontró que las mujeres
seleccionadas para las entrevistas en el municipio de Ixtenco, en efecto, practican
una agricultura tradicional; sin embargo, en el municipio de Zitlaltepetl, se encontró
108
solo un caso en el que la entrevistada practica la agricultura tradicional, las otras
cuatro mujeres que se seleccionaron están inmersas en un contexto de agricultura
que por un lado está transitando de la agricultura tradicional hacia una más
tecnificada, y por el otro, que tiene más rasgos de agricultura moderna que de
agricultura tradicional. Esta situación resultó ventajosa para este estudio comparado,
pues aportó un elemento más de contraste, el de la agricultura moderna, que en un
inicio no estaba contemplado.
De acuerdo al modelo teórico del materialismo cultural, la relación de las
mujeres con el ambiente se recupera, en el nivel básico de la organización: la
subestructura – que se integra por el Modo de producción y el Modo de
Reproducción – pues este nivel recibe de manera directa la influencia del ambiente, y
las mujeres tienen un contacto estrecho con los elementos del ambiente porque
dependen de ellos para el mantenimiento del sistema productivo, lo que les lleva a
conocerlos, a observarlos, y experimentar con ellos, para utilizarlos de manera
eficiente y optimizar su rendimiento en la producción. La información que se va
generando del conocimiento de los recursos, se traduce en prácticas y estrategias
específicas aplicadas en las labores agrícolas, en las actividades artesanales o en el
cuidado de los animales.
La información obtenida de las entrevistas realizadas a las mujeres
campesinas refleja,
a) conocimiento de los elementos que intervienen en la producción: el agua,
el suelo, el aire, las especies vegetales, las especies animales; de las formas como
se relacionan en los procesos productivos: el agua como el elemento esencial para
que se desarrollen las plantas. El suelo como el sustrato que soporta y alimenta a las
plantas, por lo que es importante su consistencia, su hidratación, y la cantidad de
nutrientes debe ser suficiente. El aire, puede desempeñar el papel de polinizador,
pero también puede causar problemas si sopla con fuerza, porque tira las plantas en
etapas inmaduras. Las especies vegetales, que son la base de la alimentación de la
unidad doméstica y la razón misma de la producción; para su desarrollo, se requiere
saber en dónde crecen mejor de acuerdo a las demandas de nutrientes, humedad y
luz, qué enfermedades pueden tener y cómo subsanarlas, y con qué otras plantas se
109
pueden relacionar. Las especies animales que complementan la alimentación,
apoyan el trabajo en el campo y representan un ingreso económico cuando se
venden; es necesario saber, que tipo de alimentación y cantidad de agua requieren,
las enfermedades que pueden tener y cómo curarlas, el espacio en donde crecen
mejor: con sol, con suelo de piso o de concreto, en corrales o dispersos en el campo.
Este conocimiento es obtenido a través de la observación constante y la
experimentación.
b) prácticas que se ajustan a las condiciones que marca el ambiente – el
clima, la cantidad de agua, la temperatura, la presencia de vientos, las
características del suelo – para atender las demandas de la producción antes
citadas.
c) La percepción de que en el sistema campesino se depende de los recursos
naturales y de las leyes que la naturaleza dicta para el uso de los mismos. El seguir
estas leyes provee la seguridad de lograr la reproducción del sistema.
Estos elementos dan cuenta de la cultura ambiental de las mujeres en el
sistema campesino, que se traduce en principios de conservación del ambiente,
como condición para la reproducción del modelo.
En el modo de reproducción se reconocen estrategias que se adoptan en el
sistema campesino para controlar los procesos demográficos y ajustarlos a las
condiciones que imperan en el modo de reproducción, el cual a su vez depende
directamente del medio ambiente. Por lo anterior, en este rubro del nivel
subestructural, la participación de la mujer es crucial desde sus funciones
reproductivas, que incluyen la procreación de los hijos y el cuidado de los mimos,
pero también el adiestramiento y la capacitación para su posterior participación en el
sistema.
Se tiene entonces que, en primer término la característica de altura sobre el
nivel del mar superior a los 2, 500 m, influye directamente sobre las condiciones
climáticas en la zona y genera estratos diferentes en los que se desarrolla la
agricultura y en donde los campesinos tanto de Ixtenco como de Zitlaltepec han
adaptado practicas para el establecimiento de los cultivos. En las zonas altas de la
Malintzi, por ser más frías, los procesos de maduración de la semilla se alargan y ello
110
provoca que el ciclo tenga que iniciarse antes, por lo que la siembra en la zona se
efectúa adelantada, desde marzo y abril. Lo anterior conlleva por un lado a una
selección de cultivos aptos para madurar con poca humedad, como el haba, y dentro
de los cultivos del maíz, la selección de variedades también propicias para el
desarrollo en climas fríos; por el otro al manejo de los suelos para que estos
conserven la humedad. Estos procesos están ligados a las tradiciones religiosas en
la zona, como la de la bendición de las semillas que se efectúa el dos de febrero, día
en el que las campesinas llevan las semillas a bendecir para que haya buena
cosecha. Se comenta que anteriormente se iba a sembrar este día para ya tener
productos en el mes de julio; sin embargo, en la actualidad ya no se hace así porque
el tiempo está cambiando y las lluvias se están retrasando, lo cual, corrobora la
influencia del ambiente en los procesos productivos y en la influencia de éstos en la
cultura. Cabe señalar que la situación de la altura también, ocasiona que el tipo de
suelo no sea muy propicio para la agricultura, las mujeres campesinas en general
manifestaron conocimiento sobre el tipo de suelo y consideraron necesario
enriquecerlo, en los casos más drásticos, incluso en Ixtenco hubo preferencia por
usar abono orgánico para este efecto.
Este tipo de agricultura se corresponde con los principios generales de los
modelos de agricultura tradicional: es de autoconsumo, lo que conlleva a que se
procure la siembra de diferentes especies en la unidad productiva, como maíz, fríjol,
haba, calabaza y alberjón, y que aunado a ello se realice la cría de especies
animales para complementar la alimentación de la familia; se desarrolla básicamente
sin mecanización, con el uso de animales de tiro, lo que también se relaciona con el
uso combinado de fertilizante orgánico y químico y la preferencia por el uso de
fertilizante orgánico para el enriquecimiento de los suelos. En ella participa todo el
núcleo familiar, lo cual abarata los costos de la producción al no requerir mano de
obra.
Una situación también constante en la agricultura de la zona, fue el hecho de
que las extensiones tanto de los terrenos de labor como las que corresponden a los
solares son muy reducidas, en promedio son dos o tres hectáreas por familia para la
111
producción y 300 m2 aproximadamente de solar, que se han ido subdividiendo
durante la repartición en los procesos hereditarios Esta situación genera
constreñimientos a la agricultura, pues en esas dimensiones es difícil mantener el
modelo campesino, porque se requiere albergar las necesidades campesinas:
corrales, huertos, cultivos, almacén de aperos de labranza, zonas de composteo,
zonas de captación de agua, además de la casa-habitación y los espacios para la
artesanía.
Lo anterior se relaciona directamente con el modo reproductivo pues impele a
los campesinos a que generen estrategias para que se reduzca la población y con
ello se evite la pronta desaparición del sistema campesino. En el municipio de
Ixtenco, esta situación se hace evidente en la evolución de la dinámica poblacional
observada en las tres últimas décadas, pues se tiene que de 1970 al 2000 la
población aumentó sólo el 13.79 % cuando pasó de 5, 035 habitantes en el 70 a
5,841 para el año 2000.
Esta situación también se corrobora con la información derivada de las
entrevistas, pues las campesinas manifestaron en la mayoría de los casos que
utilizan métodos anticonceptivos y en algunos casos haber tenido abortos. Es
importante reflexionar en este último hecho pues se relaciona también con el uso de
un arbusto llamado zoapatle (o té de tó en otomí), durante los baños a las recién
paridas. Esta planta, según Sánchez Tamayo y Martínez (2001), es muy apreciada
por los vecinos del lugar y ha sido utilizada por generaciones para la “limpieza del
vientre” después del parto, lo cual se relaciona perfectamente con las funciones de la
planta de favorecer las contracciones uterinas, es precisamente ésta propiedad, la
que también puede provocar un aborto si se utilizara en estado de embarazo y se
buscara inducirlo. Estas situaciones indican que las mujeres campesinas recurren al
aborto con el fin de controlar la población. Entre otras estrategias para controlar la
población también se pueden citar los casos de emigración qu se presentan en su
mayoría en las familias campesinas. Un elemento cultural también asociado al drama
demográfico del municipio es el alargamiento de la edad matrimonial, hasta los 25 e
incluso se comentó que a los 30 años las mujeres no se consideran “quedadas”.
112
También fue una constante que las mujeres campesinas tuvieran en promedio de 3 a
4 hijos y que fueran más hombres que mujeres. Esta situación también se comparte
en el caso de la mujer campesina de Zitlaltepec, las cuales manifiestan preocupación
por la manutención de los hijos y lo limitado de la producción campesina para el
sustento de una familia grande.
Un hecho aún más contundente que se relaciona con la necesidad de hacerse
de más terrenos para el desarrollo del sistema campesino, es la invasión hacia la
zona boscosa por parte de los campesinos de Ixtenco, se observa que la pérdida de
bosque por cambio de uso de suelo y el establecimiento de cultivos en dicha zona
fue drástica, pues tan sólo en un lapso de 10 años de (1990 al 2000), se perdieron
casi tres cuartas partes del bosque que existía al inicio de la década de los 90. Esta
situación fue posible en esta zona gracias a las características orográficas de la
zona, pues Ixtenco presenta un 70 % de zonas semiplanas y las laderas del volcán
presenta pendiente poco pronunciadas; sin embargo, todo parece indicar que en el
caso de Zitlaltepec las condiciones orográficas fueron las que le impidieron a los
campesinos avanzar hacia el bosque, pues al contrario de Ixtenco, presenta zonas
accidentadas que abarca aproximadamente el 80% de la superficie total, es probable
que por esta situación, los campesinos de San Pablo optan por intensificar la
producción en los terrenos que tienen características apropiadas (aproximadamente
el 20%), lo cual justifica la introducción de la maquinización en el municipio. Este
hecho también se corrobora al observar que la invasión a la Malintzi en la zona de
San Pablo, es menos impactante que en Ixtenco.
Esta situación también conduce a una reflexión sobre las motivaciones que
llevan a los grupos sociales a actuar sobre los recursos naturales. Aunque se ha
venido observando que en el contexto campesino las dinámicas que se desarrollan
entre los constreñimientos del ambiente a la producción y las respuestas de los
campesinos generan prácticas conservadoras. Es muy evidente que este principio no
opera en la decisión de eliminar las especies boscosas para introducir a la
agricultura, en este caso es más imperante el mantener el sistema de producción
porque de ello depende la reproducción del modelo en general.
113
Existen dentro de la agricultura moderna encontrada en la investigación dos
grados de evolución, el tipo de agricultura que se encuentra en transición y que se
caracteriza principalmente por la inclusión definitiva de la maquinización en el trabajo
campesino y por el uso de productos químicos con mayor intensidad que en la
agricultura tradicional; pero que aún conserva en la unidad campesina, algunas
prácticas y principios presentes en el sistema agrícola tradicional, lo cual
seguramente depende de que los productos del campo todavía se destinan en mayor
proporción al consumo de la casa, lo que conlleva a que se requiera de diversidad de
cultivos.
Es importane reflexionar en este momento que, en la actualidad, el sistema
campesino, talvez permita el sustento básico del núcleo familiar – la alimentación –;
sin embargo, es un hecho que las familias campesinas estan transitando
culturalmente hacia esquemas más “modernos”, que demandan el consumo de
bienes materiales, como aparatos eléctricos – televisores, videocaseteras o
grabadoras –, estufas de gas y baños con regadera, productos para el aseo personal
y de la casa, muebles y ropa, entre otros. Lo que ocasiona que los costos se
incrementen, situación que conlleva a que el modelo campesino no sea suficiente
para mantener este estilo de vida adoptado.
En el caso de las mujeres que no son campesinas, se observó que la relación
con el ambiente cambia considerablemente, esta situación desde el modelo del
materialismo cultural se puede entender porque se pierde el contacto directo con el
modo de producción y por ende la dinámica que existe en este nivel estructural. Se
observa entonces que la relación con los elementos del ambiente es mínima, se
reduce por ejemplo la presencia de especies en las casas, tanto animales como
vegetales, se incrementan los niveles de consumo y el ambiente se convierte
entonces en receptor de desechos de este consumo.
Se puede decir sin embargo de manera general que, el uso conciente de los
recursos naturales por las mujeres durante el desarrollo de los roles femeninos, está
condicionado a la escasez de los mismos, como en el caso del agua, pues aunque
existe conciencia en algunos casos de que no se debe desperdiciar, seguramente el
114
exceso de trabajo no les permite considerar mecanismos de ahorro del recurso. Por
ejemplo, como es necesario bañarse rápido, se recurre al uso de la regadera – en
los casos donde existe –, y aunque se está conciente que con el baño “a jicarazos”
se ahorra agua, no se recurre a éste porque es más tardado. También en el lavado
de la ropa se debe ahorrar tiempo, por lo que el hacerlo más rápido también conlleva
mayor uso de agua. Es un hecho que estas situaciones se presentan tanto en las
mujeres campesinas como en las que no lo son, así como en las mujeres indígenas y
en las mestizas. Se corrobora por lo tanto que el cuidado de los recursos no es
guiado por la conciencia misma de hacerlo, se guía por las restricciones que impone
el ambiente al los sistemas, en este caso, la escasez si propicia que se generen
prácticas de ahorro.
115
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ANEXOS
1. Guía de entrevista y de observación
Guía de entrevista Guía de observación 1. Generales
Nombre Edad Escolaridad Lugar de nacimiento Estado civil Número de hijos Étnia Ocupación del grupo familiar
1. Descripción de vivienda Cuantas habitaciones tiene la casa y qué uso les da: cocina, sala, comedor, recámaras Tamaño aproximado de la vivienda De qué materiales están hechos:
• Los pisos • Los techos • Las paredes
Cuenta con baño en la casa, dónde se ubica, tiene regadera, calentador de gas o leña.
2. Roles familiares División del trabajo en el hogar (hombre/mujer; adultos/niños)
• Actividades que le corresponde hacer a la mujer y actividades que le corresponde hacer a los hombres • Responsabilidades de la mujer y responsabilidades de los hombres • Edad en la que iniciaron sus actividades y responsabilidades en el hogar • Horas trabajadas
2. Descripción de actividades domésticas que realiza
Alimentos Cómo preparan la comida Qué elementos utilizan para guisar, de dónde los obtienen. Qué utensilios utilizan para guisar, de qué materiales son, cómo los obtienen Tiempo que le dedica a la preparación de los alimentos Qué combustible utiliza para la preparación de los alimentos. Deja mucho tiempo la lumbre prendida sin utilizar Si utiliza fogón para guisar, de dónde obtiene la leña, cuánta leña utiliza Aseo del hogar Cómo lo hacen Qué utensilios utilizan, de qué material son Aseo de la ropa Tiene lavadero Tiene lavadora Reutiliza el agua Cuidados de los hijos Aseo Salud Recurre a la medicina tradicional, qué plantas utiliza para la curación
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3. Reproducción Tipo de familia (nuclear o extensa) Número de integrantes en la familia Número de miembros en el hogar, edades de los miembros Cuántos hijos tiene, cuántos son varones y cuántas mujeres Utiliza algún método anticonceptivo Pautas de apareamiento Fecundidad, natalidad, mortalidad Crianza de los niños Migración Edad matrimonial Formas de herencia Patrones de residencia
3. Observación del trato que se le da a los infantes
4. Uso del medio ambiente Agua: Actividades en las que utiliza el agua De dónde obtiene el agua para consumo humano En el caso de no contar con agua entubada ¿cuáles son las fuentes de agua? • Biodiversidad
• Vegetales Especies en la huerta familiar Especies de ornato Especies en la milpa (bancales, árboles)Especies silvestres aprovechables
• Animales Especies en el traspatio Especies silvestres aprovechables Qué fin tienen los animales (auto consumo o venta) • Basura Qué tipo de residuos se generan Hace separación de los residuos Dónde deposita los residuos Cuál es el destino final de los residuos En caso de separación, qué proceso realiza con los residuos orgánicos
4. Descripción de el manejo que las mujeres hacen de los recursos naturales
Cuánto tiempo dedica a las actividades que requieren el uso de agua Deja la llave de agua abierta sin utilizarla Cuántas veces a la semana realiza las actividades que requieren uso de agua (lavado de la ropa) Qué tipo de jabones utiliza para el aseo Cuáles son las medidas aproximadas de la huerta Qué especies tiene (son nativas o introducidas) Cómo define la calidad del suelo Cuantos animales de traspatio tiene por especie Tiene especies exóticas Qué trato le da a los animales Qué cantidad aproximada de basura existe en los contenedores Qué tipo de residuos se pueden apreciarSe encuentran mezclados residuos orgánicos con inorgánicos
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5. Descripción de tierra Tierras propias/arrendadas Tipo de propiedad (ejidal) Tamaño de la tierra Estructura de la tierra (concentradas, traspatio, dispersas, tramos pequeños, terrenos planos, laderas) Clasificación del suelo y del clima Mecanismos reguladores del acceso al bosque y a la tierra
5. Descripción de las zonas de cultivo
Conservadas, abandonadas Existencia de: metepantles, terrazas, zanje (agua)
6. Actividades en el sector agrícola
Técnicas productivas Unidad campesina Relaciones tecnoambientales Ciclos productivos por cultivo Disposición de mano de obra (qué actividades realiza en el campo) Qué tiempo le dedica a las actividades agrícolas Recibe algún pago por sus actividades Utiliza agroquímicos Combate natural Combate artificial
6. Descripción de las actividades que realiza la mujer en las labores agrícolas
7. Percepción del medio ambiente Del bosque De la lluvia Respeto a los animales Qué piensa de los agroquímicos Qué piensa de la basura Cómo se transmite a la descendencia
7. Descripción de prácticas relacionadas con la percepción
Conservación del bosque Rituales? Cuidado y/o afecto a los animales, Uso o no de agroquímicos Separación, reciclaje, reducción
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