aseo y vestido en la antigua grecia

Post on 31-Jul-2015

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El aseo y el vestido.

En Atenas los establecimientos de baños públicos existían desde el siglo V a. de C.

Los clientes utilizaban unas bañeras planas con un asiento bajo en la parte de atrás,

y también piscinas. En muchos de estos establecimientos parece que había salas

reservadas para las mujeres, pero seguramente las frecuentarían sólo las

atenienses de condición modesta, las cortesanas y las esclavas; las atenienses de la

burguesía se bañaban en su casa.

Los griegos no conocían el jabón. En el baño se debía utilizar bien un carbonato de

sosa impuro, o bien una arcilla especial. Les gustaba bañarse antes de cenar.

Los griegos no empezaron a afeitarse completamente la barba y el bigote hasta

después de Alejandro. En la época clásica, cuando se habla de una navaja siempre

se trata de un accesorio del aseo femenino, ya que, para hacer desaparecer por

completo el vello superfluo, las mujeres se depilaban con el candil o por medio de

pastas especiales, pero también utilizaban navajas.

Después de las guerras médicas, en Atenas los niños eran casi los únicos que

seguían llevando el pelo muy largo: cuando se aproximaban a la edad de la

adolescencia se lo cortaban y lo consagraban a los dioses. Las mujeres libres sólo

se cortaban el pelo temporalmente en señal de duelo.

Las mujeres utilizaban cremas de belleza, toda clase de perfumes y maquillaje.

El antiguo vestido griego, y también romano, no se adaptaba a la forma del cuerpo

mediante el corte y la costura, era un vestido suelto. Consistía simplemente en un

rectángulo de tela, que envolvía muy libremente el cuerpo y sólo lo sostenía en

algunos casos un cinturón, broche o algunos puntos de costura.

Los hombres no llevaban ropa interior debajo de la túnica. El modelo más sencillo

de túnica dejaba un hombro al descubierto; era el vestido de trabajo por excelencia

de los esclavos, así como de todos los obreros libres y la mayoría de los soldados.

La túnica propiamente dicha se ataba a los hombros con prendedores o cintas, y se

ajustaba mediante un cinturón. Para dormir no se quitaban la túnica, que servía de

camisa durante el día y de camisón por la noche. Los niños llevaban túnicas cortas

sin cinturón.

El manto habitual de los griegos, el himation, era un rectángulo de lana de una sola

pieza con el que se envolvía el cuerpo sin nada que lo sujetase.

En principio el vestido femenino no difiere del masculino. Se trata del peplo, una

especie de chal de lana, atado a los hombros mediante una fíbula, y que podía ser

totalmente abierto por uno de los lados o cerrado con costura. Este peplo, aunque

las más refinadas dejaran de usarlo, siguió siendo el traje de las campesinas y de la

mayoría de las mujeres del pueblo, además de las esclavas.

En la época clásica, en la vida cotidiana, las joyas estaban prácticamente

reservadas a las mujeres. Las mujeres llevaban con mucha frecuencia collares,

pulseras, pendientes y aros alrededor de las piernas. Entre los accesorios no hay

que olvidar el abanico y la sombrilla, muy útiles en un país tan cálido y soleado

como Grecia.

Los atenienses no solían usar zapatos en casa, pero fuera se utilizaban por lo

general zapatos y sandalias. Los zapatos de las mujeres tenían formas mucho más

variadas y elegantes que los de los hombres. Para parecer más altas, las mujeres

utilizaban una especie de tacón que se ponía entre el pie y el zapato.

Por lo general, los hombres van con la cabeza descubierta por la calle, y sólo se

cubren la cabeza en el campo. Las mujeres se cubrían la cabeza con un pliegue de

su túnica o manto, levantado a modo de capucha.

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