74 Psychologies

mejora personal

ma

ría

tit

os

Alejados de la cocinaAunque hoy en día la cocina se ha convertido en un auténtico fenómeno social, todavía son muchos los que no saben ni romper un huevo. Ni siquiera encender los fogones. Aseguran tener miedo, pero sólo es falta de hábito. ¿La solución? Cocinar.

“¡Lo odio profundamente! –exclama Laura, de 33 años– Nunca sé qué hacer ni cómo hacerlo. Me molesta incluso seguir una rece-ta: ingredientes imposibles de conseguir, cantidades exactas, tiempos de cocción, temperaturas...” ¿Realmente es un hobby fácil? Partiendo del hecho de que la cocina cotidiana, la del día a día, no tiene nada que ver con la pasión culinaria y el culto por la alta gastronomía que se ha desatado desde que chefs como Ferran Adrià se han conver-tido en un auténtico fenómeno social, pre-

parar la comida y la cena sigue siendo para muchos algo tedioso, largo y rara vez grati-ficante que, a la vez, plantea decisiones difí-ciles. Por ejemplo: ¿qué es primordial, la salud, el paladar, el presupuesto o el gusto de uno u otro comensal? Para los no apasio-nados, la cocina es una tarea que genera ansiedad, estrés y sentimiento de culpa. Un reto que les aterra.

falta de hábitoSin embargo, el miedo se confunde a menu-do con la falta de hábito, con el hecho de no saber por dónde empezar, tal vez porque nunca han visto cómo se hace. “La genera-ción actual, hombres y mujeres entre los 25 y los 45 años, es el eslabón roto de la cadena de transmisión alimentaria. Ellos son la pri-mera generación en la que todas las madres se han incorporado al mercado laboral remunerado –nos explica Ada Parellada, chef del restaurante Semproniana de Bar-celona–. En casa se ha dejado de cocinar, y el

que los niños no vean ni aprendan a cocinar acarrea trastornos alimentarios

75Psychologies

cansancio de los progenitores se traduce en una ‘cocina solución’ que guste a los niños. Los niños no ven ni aprenden a cocinar. Y eso, que parece una tontería, acarrea conse-cuencias importantes en la sociedad que van más allá del miedo a cocinar. Desde proble-mas de salud (obesidad y desórdenes alimen-ticios) hasta una pérdida del patrimonio culinario.” Lo que demuestra que no se tiene en cuenta la cocina como portadora de valo-res culturales, familiares, de convivencia y, especialmente, de costumbres alimentarias. Por eso, si durante nuestra educación no aprendemos a amar todas estas nociones de placer y nutrición, resulta mucho más com-plicado desarrollarlas a posteriori.

“complejo de mamá fogón”Para erradicar esa mezcla de sensación de vacío que provocan los fogones (o unos ali-mentos) y de terror a la posible frustración según sea de apetitoso el resultado, sólo hay un sistema: cocinar. A solas, sin presiones, ni prisas ni invitados. Con tiempo, objetivos fáciles, nosotros como únicos jueces, y, sobre todo, sin comparar los resultados. Y es que una de las principales causas del miedo a la cocina es no conseguir los resultados idea-lizados que guardamos en la memoria. “Para superar el ‘complejo de mamá fogón’ –dice Parellada– debemos desmitificar que el guiso de mamá (o de la abuela) fuera insupe-

rable: primero, porque seguro que cuando mamá elaboró por primera vez la receta mítica, lo hizo fatal y malogró unas diez cazuelas antes de hacerlo bien (no se nace enseñado); y, segundo, porque a menudo confundimos el sabor de la comida con el entorno y la ilusión que nos hacía cuando éramos pequeños.” Parellada nos da un buen consejo para no caer en esta trampa: “No intentes hacer la cocina de mamá, al menos hasta que no cojas suficiente confianza. Empieza por recetas innovadoras que poco tengan que ver con el recetario casero. Así no habrá comparación posible”. Ya afronta-rás los fantasmas en el futuro, cuando seas un hacha con los platos de “tu cocina”.

laia amorós

• Enfréntate al miedo. La única forma de afrontar la situa-ción es cocinando. Puedes hacerlo en casa, comprando alimentos que no sean excesivamente caros, para hacer “pruebas” y experimentos sin temor a malograrlos, o apuntándote a un taller de cocina. Son divertidos, y des-cubrirás que no eres el único que no sabe ni romper un huevo (freírlo ya es nivel alto).

• Tómatelo como un ejercicio. Cocina como si se tratara de un ejercicio. Proponte un objetivo de pocos platos, quizá sólo seis: una pasta, una verdura, una ensalada, una carne, un pescado y un postre. Cocínalos un mínimo de cinco veces cada uno para dominar los ítems que más nos atemorizan: cantidades, tiempo, dominio de la técnica de cocción y presentación. Ninguna de las cinco primeras veces debes tener invitados.

• Iníciate con este menú para principiantes. Nos lo acon-seja la chef Ada Parellada. De aperitivo, hummus: garban-zos triturados con aceite, zumo de limón, sal y cebolla tier-na, acompañado con pan de pita. De primero, una ensalada de cuscús. Se rehidrata el cuscús con agua hirviendo y se mezcla con nueces, menta fresca, mango a daditos, toma-tes secos y aceitunas negras. De segundo: saltear una pechuga de pollo a fuego fuerte, cortada a daditos. Añadir un puerro picado, dar un par de vueltas, bajar el fuego y rociar con un chorro de soja y una cucharada de miel. De postre: crema de limón, mezclando tres limones con 400 g de leche condensada y 300 g de nata montada. Triunfarás.

¿Qué puedo hACer?claudia, 37 años, periodista“Antes me alimentaba sólo de pasta precocinada o de comida china que compraba camino a casa. No estaba acostumbrada a cocinar, pero sufría mucho por mi peso. Mi psicólogo me ayudó a entender que, en mi vida en general, siempre esperaba que los demás lo hicieran todo por mí. Incapaz de cuidar de mí misma, me comportaba como una niña que necesita que la cuiden... Tras esta toma de conciencia, aprendí a cuidar de mí misma y, después, de los demás. A proporcionarles una buena comida,por ejemplo.”

Para leerComo hecho en casa. Ada Parellada.Planeta Cocina.200 págs. 5,95 €