alabado sea por siempre jesucristo

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¡ALABADO SEA POR SIEMPRE JESUCRISTO! Y ¡ALABADA SEA SU SANTÍSIMA MADRE! Hermanos queridos: Que “el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo acreciente en nosotros la esperanza” (Rom.5 5). Que la fuerza recibida de lo Alto en Pentecostés nos ayude no solo a permanecer en el Corazón del Dios Uno y Trino sino que nos fortalezca en el don de profetas en el amor y la justicia. Que María, Puerta siempre abierta del Cielo, Auxilio seguro de los que peregrinamos en la tierra, venga a sostenernos en la fe, especialmente en estos momentos de duda, incertidumbre, dolor. Se levanta nuestra voz pidiendo auxilio. El clamor de Jericó llegue hasta el cielo. Es nuestra voz y la de un pueblo afligido y angustiado ante el avance de la sumisión frente a los poderosos, la violencia y sus consecuencias. Nos asusta la evolución que adquiere la prepotencia. Nos aflige la cerrazón de los corazones y nos perturban los gestos que amenazan. “Escucha, oh Dios, nuestro clamor, atiende a nuestra súplica! Desde lo profundo te invocamos con el corazón destrozado. Condúcenos a una roca inaccesible, porque tú eres nuestro refugio, nuestra fortaleza frente al enemigos.” (Sal. 61, 1-4) Oramos con el corazón y la confianza puestos en el Dios Trinitario en este tiempo especial de la historia, para que no seamos confundidos. Oremos por Radio María para que en el encuentro cotidiano con el pueblo, sepa “dar razón de la esperanza que no defrauda”, no decaída su voz de profeta: anunciando la verdad, desenmascarando la corrupción, denunciando la injusticia, acompañando a los perseguidos, defendiendo a los pobres del Evangelio en la sociedad de hoy. Sostengamos con la oración permanente y confiada en el poder y el amor invencible de Dios, a este instrumento especial, don maravilloso que el Señor ha puesto en nuestras manos para acompañar a su pueblo peregrino. Unidos en un mismo espíritu y en un mismo clamor, dirigimos nuestro clamor a ti, Señor para exclamar con todo nuestro ser: “¡Jesucristo, Señor de la historia! Te necesitamos. Nos sentimos

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En este archivo se detallan las características técnicas necesarias para presentar una tesis de investigación ,sobre los pacientes con problemas neuronales tratados desde la kinesiologia .

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Page 1: Alabado Sea Por Siempre Jesucristo

¡ALABADO SEA POR SIEMPRE JESUCRISTO! Y ¡ALABADA SEA SU SANTÍSIMA MADRE!

Hermanos queridos:

Que “el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo acreciente en nosotros la esperanza” (Rom.5 5). Que la fuerza recibida de lo Alto en Pentecostés nos ayude no solo a permanecer en el Corazón del Dios Uno y Trino sino que nos fortalezca en el don de profetas en el amor y la justicia. Que María, Puerta siempre abierta del Cielo, Auxilio seguro de los que peregrinamos en la tierra, venga a sostenernos en la fe, especialmente en estos momentos de duda, incertidumbre, dolor.

Se levanta nuestra voz pidiendo auxilio. El clamor de Jericó llegue hasta el cielo. Es nuestra voz y la de un pueblo afligido y angustiado ante el avance de la sumisión frente a los poderosos, la violencia y sus consecuencias. Nos asusta la evolución que adquiere la prepotencia. Nos aflige la cerrazón de los corazones y nos perturban los gestos que amenazan. “Escucha, oh Dios, nuestro clamor, atiende a nuestra súplica! Desde lo profundo te invocamos con el corazón destrozado. Condúcenos a una roca inaccesible, porque tú eres nuestro refugio, nuestra fortaleza frente al enemigos.” (Sal. 61, 1-4)

Oramos con el corazón y la confianza puestos en el Dios Trinitario en este tiempo especial de la historia, para que no seamos confundidos. Oremos por Radio María para que en el encuentro cotidiano con el pueblo, sepa “dar razón de la esperanza que no defrauda”, no decaída su voz de profeta: anunciando la verdad, desenmascarando la corrupción, denunciando la injusticia, acompañando a los perseguidos, defendiendo a los pobres del Evangelio en la sociedad de hoy. Sostengamos con la oración permanente y confiada en el poder y el amor invencible de Dios, a este instrumento especial, don maravilloso que el Señor ha puesto en nuestras manos para acompañar a su pueblo peregrino.

Unidos en un mismo espíritu y en un mismo clamor, dirigimos nuestro clamor a ti, Señor para exclamar con todo nuestro ser: “¡Jesucristo, Señor de la historia! Te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios, para amar a todos, sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden. Aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas, aquí estamos Señor, cercanos a María que desde Luján nos dice: Argentina, canta y camina. Jesucristo Señor de la Historia, te necesitamos. AMÉN!”.

Con la fe puesta en el Señor que ha vencido al mundo, me despido hasta cuando el Señor así lo disponga.

Alicia Ponce de Verón

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