ahora el silencio -valles, luis martinez

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Si el fin de la humanidad llegase y fueses uno de los pocos supervivientes, ¿cómo lo afrontarías? Ahora el silencio nos lleva a las historias de varios personajes que tienen que lidiar con el fín del mundo, tal y como lo conocemos. Y en ese final puede haber, criaturas que quieren liquidarte en el mismo momento en que les des una oportunidad, mafiosos dispuestos a todo por sus propósitos, pero también se encontrará camaradería, humanidad. Un grupo de personas que tienen que afrontar que el resto de la humanidad se han convertido en homicidas sin conciencia, vivirán en los primeros días del armageddon distintas situaciones en las que su vida seguirá colgando de un hilo. En definitiva una aventura con sus dosis de humor y terror.

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  • AHORA EL SILENCIO

  • (LUIS MARTNEZ VALLS)

  • CAPTULO - 1

    17 de octubre

    Tnel del Norte

    El trfico era espeso. Isaac mantenacon pereza el pie apoyado en elembrague. El tnel de la montaa sepresentaba ante l como todos los das.Hoy estaban los coches ms apretadosque otras maanas. Algo haba ocurrido

  • en la delantera de la caravana, haciendoque los trabajadores maaneros tuviesenque frenar su marcha normal. Pese atodo el goteo de vehculos era contino.La radio auguraba tormentas durantetodo el da y no pareca que fuese ahaber el menor indicio de sol y s ungran despliegue de nubes que iban atapar la totalidad del cielo.

    El tnel meda unos setecientoscincuenta metros, pero aquel da eracomo cruzar a nado el Mediterrneo.Isaac se encontraba ya a mitad detrayecto, no poda ver que ocurra peroya empezaba a mirar algo nervioso elsalpicadero del coche, si segua a esteritmo iba a llegar tarde y su jefe era un

  • enamorado de la puntualidad.

    Los coches delanteros encendieronlas luces de freno. Todos los vehculosse iban deteniendo, ya era imposiblellegar a tiempo.

    -No me jodas! Ahora nos paramos?

    Llevaba ya casi dos minutosdetenido, eso no era normal y estabaclaro que exista algn tipo deproblema. Isaac se baj del coche con laintencin de hallar la causa que losmantena anclados en mitad del tnel.No era el nico, ms conductores seapeaban de sus vehculos, todos mirabanhacia adelante pero la verdad era que nose vean seales de lo que all estuviese

  • aconteciendo, solo los coches parados.De repente, un hombre empez a correrhacia el interior del tnel, sus gritoseran desesperados, corra como un loco,no estaba cerca pero era el centro deatencin, al segundo siguiente unaexplosin. En la parte delantera deltnel se desat un infierno. Isaac secubri como pudo lanzndose dentro delcoche de nuevo, lleg a ver, mientrassaltaba, una bola grandsima de fuego, laonda expansiva le rebot en el pecho ala vez que reventaba el parabrisas,inundndole de cristales. Si hubieseestado fuera del coche habra voladovarios metros, como otros que no sehaban cubierto... Fueron unos segundosde autntico pnico. Isaac quit los

  • brazos de delante de su cara ya que selos haba colocado de parapeto, casi nopoda abrir los prpados ante elpanorama que imaginaba que se iba aencontrar.

    Sus odos empezaron a reaccionar.Gritos y llamadas de auxilio era lo quems detectaba. Se incorpor yquitndose los cristales del parabrisasde encima, sali del coche con la claraintencin de ayudar a quien lonecesitase.

    Observ la situacin y descubri unaimagen dantesca, en la salida del tnella explosin haba causado unos daosincrebles, tantos, que se haba cegado

  • la salida del mismo. La montaa deescombros era inmensa, coches o lo quequedaba de ellos y hormignamontonados eran ahora mismo lafrontera del tnel.

    Isaac ech la vista detrs de l, lasluces intermitentes de los cochesdominaban el espacio, mucha gentemiraba con caras de asombro hacia ellugar del incidente. Haba personas quese dirigan corriendo hacia la salida deltnel, as como haba otras que hacantodo lo contrario, alejarse del lugardonde la explosin y el derrumbe habandesolado el lugar. La entrada del tnelera ahora mismo la escapatoria paratodas aquellas personas asustadas, que

  • no queran acercarse al lugar de laexplosin. Simplemente queran salir deall.

    Isaac se decidi a ayudar a laspersonas que lo necesitasen en el sitiodestruido. Comenz a correr hacia ellugar, sus ojos iban descubriendo losdetalles del desastre, las luces de loscoches alumbraban la escena. Elespectculo era dantesco, se vea a genteintentando sacar a los que estabanatrapados en sus vehculos. Habapersonas llorando amargamente y otrascon heridas sangrantes intentando huirde la situacin. All haba ms de uncadver aparte de los heridosgravemente, con personas

  • desmembradas que necesitaban ayudamdica casi al instante, el valor iba aser decisivo en ese momento, aquellosminutos seran los ltimos para muchossi no se daban prisa.

    Isaac se cruz con dos hombresvestidos con ropa de trabajo de unafbrica, llevaban el cuerpo inconscientede un compaero, ya que Isaac acert aver que llevaba sus mismos colores.Iban como blidos a la otra parte deltnel, la entrada se haba convertido ensalida.

    Entonces en ese momento ocurri,algo que ninguno de los presentes en eltnel poda llegar a imaginar. Una nueva

  • explosin hizo acto de presencia, elcorazn de Isaac y de todas las personascercanas tembl por todos sus costados.La explosin en esta ocasin les pill enel lado contrario donde estabanayudando, la entrada del tnel era ahoramismo otra bola de fuego, aunque estavez Isaac se encontraba ms lejano yapenas not la fuerza, el calor s que sehizo presente. Sus ojos vieron volar porlos aires vehculos y personas que seencontraban all.

    La visin de la entrada desde supunto de vista no era tan clara, pero eraevidente que el tnel haba cedidotambin en ese punto, quedando tapiadoal igual que el lado contrario. La luz del

  • tnel parpadeaba y solo los cochesofrecan una iluminacin constante, nose vea nada del exterior y la corrienteelctrica estaba empezando a fallar,enseguida Isaac pens en acudir aayudar al lugar de la segunda explosin,pero su ayuda era necesaria ah donde seencontraba. Tan solo esperaba que en elotro siniestro hubiese otras personasdispuestas a ayudar. Aunque sabaperfectamente que esta segundaexplosin habra matado a un grannmero de ellas. Vaya catstrofe leestaba tocando vivir. De haberlo sabido,mejor no se hubiese levantado de lacama.

    Las conclusiones eran claras; ya se

  • encontraban encerrados dentro del tnel,si no la ayuda ya habra llegado. Pero,ahora mismo, ese no era el mayorproblema, la gente herida urgaatencin. Solo los que estaban enmejores condiciones fsicas, podanayudar a los heridos y atrapados

    Isaac lleg a un coche donde vio auna mujer histrica dentro, la intentcalmar con sus mejores intenciones ynula habilidad, fue misin imposible. Lamujer de unos 50 aos no soltaba elvolante y daba fuertes sacudidas con sucuerpo. Su puerta estaba atrancada y ellaestaba atrapada sin dejar de gritar ni unsegundo. Un cascote de hormign habaatravesado su parabrisas y se haba

  • alojado encima de sus piernas,dejndola inmovilizada de cadera paraabajo. Sus nervios estaban a punto deexplotar, Isaac le habl en un intento decalmarla. Prob a abrir la puerta, perono pudo por mucha fuerza que hizo,estaba claro que el trozo de hormignimpeda el correcto funcionamiento dela misma.

    -Scame de aqu!!! La mujer ibaa peor con su histerismo y pocas dudasle quedaban a Isaac de que si ellapudiese ya le habra pegado variospuetazos. Lo miraba con la cara de unasesino psicpata, que est a punto demerendarse a su prxima y ansiadavctima.

  • -Seora! Isaac intent imponerse alos gritos de la mujer - Clmese, porfavor! Le aseguro que pronto vendrgente a buscarnos, yo solo no puedoabrir la puerta y de momento parece quefsicamente no corre ms peligro. Laatrapada pareci entender su peticin,ya que relaj el gesto - Lo que tiene quehacer es relajarse, as no tendr tens elcuerpo y sufrir menos dao. Clmesetodo lo que pueda, voy a ver quinpuede ayudarme.

    -No pretendas dejarme aqu! Denuevo la cara de Charles Mansonapareci en la cara de la mujer, pocohaba durado la calma-.

  • -Joder, que no la voy a dejar!Djeme ir a buscar agua, tengo en micoche un par de botellas. Si no se hanroto, pronto volver con agua y as sequitar la sensacin de polvo en la boca.De paso intentar buscar una solucinpara sacarla de debajo de estosescombros. Tranquilcese! Que no mevoy a olvidar de usted.

    Isaac no dej que la mujer volviese acontestar, se fue rpidamente hacia sucoche. l tambin estaba nervioso ytener que aguantar a gente como aquellamujer, podra ponerle todava ms dolorde cabeza del que ya tena. Los nerviosestaban a flor de piel, los gritos sesucedan. La urgencia de la situacin se

  • palpaba en el aire. Isaac intentabarespirar profundamente, no era nadafcil.

    Cuando volva hacia su cocheempez a pensar Qu haba ocurridoall? Por qu haban tenido lugar esasdos explosiones, en ambos extremos deltnel? Era demasiado selectivo comopara que fuese un accidente. Estabaseguro que se trataba de algo hecho apropsito. Pero qu razn tena matar atanta gente? Isaac se devanaba la cabezapensando en las ltimas amenazasterroristas que l conociese. No saba deningn caso en que se atacase de esamanera, de hecho es que viva siempreesos horrores desde el exterior,

  • vindolos por la televisin o internet.Ahora era parte de uno de ellos.

  • CAPTULO 2

    Stano de una vivienda en la Calle dela luz dentro de la Residencial privadaLas Flores

    Julia segua en su zona de proteccin,normalmente las horas all pasaban mstranquilas. La tormenta se quedaba en elexterior y el stano era donde seguareca. Sus paredes eran sus nicasprotectoras.

    Julia llevaba ya una larga temporada

  • aguantando aquella situacin. Su parejala maltrataba, cuando la situacin sedespejaba, corra a esconderse en elstano. All pasaba la noche con laesperanza, de que Hctor cejase en suempeo de lastimarla. Otras veces nohaba tanta suerte, acababa con elcuerpo dolorido lleno de golpes yforzada sexualmente.

    La mayora de las veces que sumarido intentaba daarla y ella, antes desus consabidas reacciones, llegaba a surefugio, Hctor al rato se cansaba devocear, insultndola desde el otro ladode la puerta, a la vez que la aporreabacontundentemente. Luego los chillidos seconvertan en silencio y los golpes

  • cesaban. Eso lo que sola indicar eraque, cansado, Hctor se diriga a laplanta superior donde dormira laborrachera de aquel da. Dejndolatranquila en aquella ocasin.

    Aquel da la costumbre no semantuvo. Despus de dos horas decalma, Julia subi los diez escalonesinteriores del stano y cuando su manose pos en el pestillo del cerrojo, separaliz por completo, escuch para suhorror ronquidos al otro lado de lapuerta. Eso indicaba que aquella nocheel maldito maltratador haba esperadohasta quedarse dormido. Era la primeravez que eso suceda.

  • La situacin era diferente, Julia nopoda salir sin encontrrselo all mismo,nada ms cruzar la puerta, su coraznbombe fuertemente. Su cobarda leimpeda ni tan siquiera intentarlo,evitando hacer ruido. En su mente sevea a si misma despertndole y luegosiendo castigada, no era capaz de dar unprimer paso.

    La pasada noche su marido lleg denuevo borracho, como vena siendohabitual ltimamente. En las pocasocasiones que no apareca tan bebidosimplemente la ignoraba. l era un altoejecutivo de una empresa de venta al pormayor de materiales de construccin yartculos de bricolaje, el negocio tena

  • ms de veinte aos y actualmente eranlos nmeros uno de la zona, con ayudaeso s, de grandes sobornos por su parte.Todas esas razones haban hecho queviviesen en el residencial ms caro de laciudad, con un alto nivel de vida en elque no faltaban los lujos. El problemapara Julia era, que el dinero era de l yella se vio atrapada en su propia vida.

    Julia nunca esper que el carcter deHctor cambiase tan radicalmente. lempez siendo muy respetuoso con ella,la quera y lo sola demostrar casi todoslos das fervientemente. Sus aos denovios, ms el primero de matrimoniofueron felices, con el pequeoinconveniente de que l, era un adicto al

  • trabajo. El trabajo era lo ms importanteen su vida, Julia lo acept. Estabaenamorada.

    Un da lleg el cambio, Hctor se dejatrapar en una espiral de cenas de lujo,reuniones de empresa con clientesmillonarios, invitaciones a grandeseventos deportivos y para rematarvisitas a prostbulos con la finalidad deatrapar clientes. Aquellos excesosempezaron a pasar factura con laconsiguiente aficin de Hctor a beber acualquier hora y en cualquier situacin,una cosa llev a la otra y un da Julia lediscuti su doble vida y l le devolvila advertencia con una bofetada queacab en paliza que lo convirti en un

  • ser miserable. En ese momento pas deser su marido y protector a convertirseen la peor persona con la que se habacruzado en su vida.

    Desde aquel momento Julia viva enuna pesadilla, no llevaba ms de dosaos soportando aquello, algo que nodebi pasar del primer da y que sehaba convertido en una situacinangustiosa. Daba gracias a la sabianaturaleza de no haber sido madre,desde el cambi intent evitarlo concualquier mtodo, siempre a escondidasde Hctor. Era esclava de su propiavida, y cada da lo viva con la presinde que si l beba, a ella le esperabaotro pedazo de infierno. Lo nico que le

  • daba una brisa de esperanza, eraimaginarse en un futuro no muy lejanoviviendo mejor sin aguantar la perpetuahumillacin, todava era joven y seagarraba a eso, quedaba tiempo para serfelizo al menos eso esperaba.

    Hctor estaba al otro lado de lapuerta, estaba condenada a escondersehasta que l se despertase ydesapareciese de all y no quera ni tansiquiera usar un uno por ciento de suimaginacin en pensar cmo iba a ser lasituacin.

    Unos ruidos de arrastre le llamaronla atencin, su pareja estabadespertando, ella confiaba en que algn

  • ser supremo le indicase al monstruomaltratador que el mejor lugar para irestaba lejos de all. La tos surgi llenade gargajos, igual algn da con suertese ahogara en su propia ponzoa.

    No tard mucho tiempo el ogro enproferir sus ofensivos e hirientesinsultos. Para eso aprovechaba muy bienel oxgeno.

    -T, puta! Rindose - Has pasadotoda la noche ah?- volvi a rer Esoes, tienes que esperar a que yo estdisponible para ponerte firme. En esemomento peg un fuerte golpe en lapuerta - Me oyes puta de mierda? ! Esoes lo que eres, una mierda. En esta

  • agradable maana, me vas a conocerrecuperado de fuerzas, no te puedesimaginar la suerte que tienes.

    Julia se puso las manos en la cara ycon su respiracin, sumada al sudorproducido por el nerviosismo, lasempap. Comenz a temblar, estabaacorralada, apenas tena posibilidadesde salir indemne en esta ocasin.

    -Djame en paz, por favor! Juliasollozaba.

    -S! Puede que esta vez te deje enpaz Pero del todo! Ya me he hartado deti, ests acabada.

    Los golpes en la puerta volvieron a

  • sucederse de manera convulsa, lasituacin era la misma de siempre, peroJulia vea la diferencia, una diferenciaque poda suponer el seguir viva otroda ms o sucumbir ante el terror. Eltono con el que le habl a continuacin,le produjo ms terror que ningunapalabra vertida con anterioridad, ahorasonaba al Hctor de verdad, no alborracho.

    -Te voy a dejar el cuerpo para que temarques un bailecito, diles a losorificios de tu cuerpo que se preparen.Van a recibir cualquier cosa que est enmi antojo. Esta vez mi piedad est muylejos de llegar. No voy a tener fin.

  • Otra vez volvi a dar golpes en lapuerta insistentemente. Esta vez senotaba claramente que daba con elcuerpo entero.

    -Abre perra! Djate hacer, te darbesitos en la mejilla y te mesar el pelo,vers que carioso soy.

    -Lrgate hijo de puta!

    -Vaya! Parece que tienes venenonuevo en la lengua. Mejor! As meexcitas mucho ms.

    Mientras del otro lado volva aescucharse una sardnica risa. Juliaretroceda hacia atrs, mirando la puertaque se encontraba unos escalones ms

  • alta que su posicin en el suelo delstano.

    Se agach apoyando el cuerpo contrala pared, se coloc al lado de unalavadora que era testigo de su angustiosasituacin, lo mismo que las lgrimas quesaltaban entre los dedos de su mano, altaparse la cara con las manos.

    El ambiente era irrespirable paraJulia, era incapaz de pensar que podrapasar por la cabeza del energmeno quese encontraba al otro lado. En esaocasin estaba segura de que era mspeligroso que nunca, esta vez no estababorracho. Eso dejaba bien claro para suhorror, que sus intenciones de golpearla

  • y lastimarla eran de lo ms lcidas y nose basaban en actos infundidos por elalcohol. Quera deliberadamente hacerledao, quien sabe si incluso matarla.

    Ella segua siendo cobarde y l losaba. Nunca reuni el valor suficientepara hacerle frente, de eso tambin sevala. Era una mueca preparada para elantojo de aquel manaco. Quiz habrallegado su final.

    CAPTULO 3

  • Radio Bnker

    DJ Saxton era el rebelde locutorpreferido por una minora menoscomplaciente, no se cortaba nada en suscomentarios y siempre era claro en susexposiciones. Ningn tema ni ningunapersona le cortaban en lo ms mnimo.

    Radio Bnker era una emisoraindependiente, Saxton sacabafinanciacin de donantes annimos queeran fans de su estilo radiofnico ypequeos anunciantes que daban unasaportaciones mnimas, acordes con supresupuesto. Era suficiente para suestilo.

  • Su programa era calificado como deculto por muchos seguidores, tena unapequea frecuencia que llegaba a unostreinta kilmetros alrededor de laemisora. Suficiente para su cometido. Laradio era su vida y lo demostraba concreces.

    Esa maana Saxton preparaba sumatutina incorporacin a las ondas.Todos los das haca dos programas, elde maana y el de tarde, cada uno conuna duracin de cuatro horas, pero casitodos los programas, llegaban a duraruna o dos ms, al fin y al cabo habanacido para ello. Estaba dispuesto acomentar sin censuras lo que l y muchagente opinaban sobre la ltima guerra,

  • en la cual el gobierno tena gravesproblemas para comentarla en losmedios oficiales. Ningn polticoestaba libre de caer bajo sus afiladaspalabras, pero muy pocos de ellos erancapaces de rebatirlas alguna vez. Hoy denuevo intentara apretarle las tuercas alconcejal del partido del gobierno.Saxton no tena ninguna duda, elconcejal evitara el tema.

    Era un amante del rock y del heavyde los ochenta y sola amenizar susprogramas con una variada y acertadaseleccin de temas musicales. Casitodos los das aceptaba peticiones deblues, soul y varios estilos diferentes,as de paso comentaba con los oyentes

  • otros temas, no todo era cebarse con lascorruptas maneras de los polticos.

    Detrs de toda esa coraza, laspalabras punzantes y las intencionesvenenosas se esconda la verdadera carade Saxton. Toda su fuerza se quedaba enla voz, si le quitabas el micrfono,bajaba su intensidad.

    l era un ser escondido de lasociedad, en realidad el bnker no erasolo el nombre de su emisora. l vivade verdad en un bnker, con unaherencia compr una casa con jardn yen el jardn se hizo construir uno a unmetro de profundidad. Uni la casa y elbnker con un pasillo subterrneo y a

  • travs de l reciba la comida que lepreparaba su ya casi anciana madre. Laspocas visitas que reciba se sorprendanal descubrir la ubicacin de la emisora.

    Desde el exterior solo se vea unabonita casa con un jardn, en el cualsurga una torreta que sujetaba unaslargas antenas, tanto de emisinradiofnica como de onda corta. Unapequea claraboya dejaba pasar unamnima luz diurna. Justo en el lugardonde Saxton peleaba sus batallas, elestudio de radio.

    Haba preparado el bnker como unapequea vivienda, en l tena un baocon trituradora debido a la profundidad,

  • con fosa sptica, su dormitorio era unainmensa habitacin, donde albergaba suinmensa coleccin de discos, compactosy pelculas. No le faltaba tampoco unapequea cocina, con un ingeniososistema de extraccin de humos. Sinolvidarse de una gran nevera. Disponade agua, Internet, y conexin individuala corriente elctrica. Adems, paraevitar sorpresas el hermano de Saxtonhaba construido un habitculo al ladode la casa para obtener energa a travsde placas solares y as constituir unahorro e inversin muy ecolgica.Tambin el hermano, en previsin, tenaconectado un generador de gasolina,capaz de alimentar por s solo el bnker,como para hacerlo casi autosuficiente.

  • Todo coronado con alarma anti robo yuna gran proteccin contra incendios.Era su reino.

    Saxton solo sala del bnker para iren contadas ocasiones a casa de sumadre a travs del pasillo. Su madre erael lazo ms fuerte que tena en la Tierra,ella y su hermano Christian vivan en lacasa, unidos de esa particular manera al.

    Haca aos que no sala a la calle, sinecesitaba un mdico pagaba una buenasuma por tener una visita a domicilio,siempre claro haba que contar con latpica cara de extraeza del doctorconvocado a ejercer en un sitio tan

  • curioso. Aunque las ltimas ocasiones,siempre vino el doctor Muro, yaacostumbrado, a todos los aspectos quese salan de lo normal en Saxton.

    Desde que cumpli veinte aos,Saxton haba ido desarrollando unproblema que con cada da que pasabase incrementaba ms y ms: eraagorafbico. Cuando empez a percibirque ese problema era muy serio, intentcon coraje tratarlo con psiclogos,medicinas alternativas, homeopata eincluso artes mdicas orientales, ningunafuncion. Su miedo se qued con l.

    No poda estar en un espacio abierto,su cuerpo empezaba a temblar y acababa

  • por perder el conocimiento, e inclusosufra convulsiones que podran tenersecuelas muy graves para su cuerpo.Sobre todo para su corazn, el cualllegaba a velocidades casi detaquicardia. Estaba ms queacostumbrado a su vida en el bnker, nipor asomo pasaba por su cabeza la ideade abandonarlo.

    Su vida social era limitada, perogracias a Internet y su estacin de ondacorta, mantena la que para l constituala vida social imprescindible. Su clubde fans organizaba ms de una visita,nunca puso problemas a eso. Losprogramas con los admiradoresacababan siempre en animadas tertulias.

  • Cuando coga entre sus manos elmicrfono se senta libre. No necesitabaen esos momentos otra cosa que hablar yescuchar con y para las personas, perono estar en espacios abiertos, con elloso sin ellos.

    El tema que estaba ms candente enla ciudad, en esos momentos, era loscontinuos ataques terroristas en el pas,sobre todo en su ciudad que era elepicentro. Eran causados por un grupoque deca representar a la libertad: LosTopos. All mismo estaban establecidos,Saxton haba tenido ms de unencontronazo con ellos por culpa de suscomentarios en el programa. Aunquesiempre lo dejaba claro, para l casi no

  • se encontraba ninguna diferencia entrelos Topos y los polticos locales.

    Los Topos llevaban ms de dos aoscastigando duramente a la sociedad, nocomulgaban con ninguna de las ideaspolticas del pas y su actitud reclamabael poder sobre su propio y ficticio pas,en definitiva era una excusa para intentarllevar la anarqua a su extremo ms duroy violento.

    Saxton siempre repudi las manerasde actuar de los Topos, pero tambin eracierto que este grupo haba surgidogracias a las malas maneras delgobierno. Lo peor de todo era que elmovimiento estaba siendo mundial. Los

  • gobiernos estaban corruptos casi en sutotalidad, muy pocos pases soportabanun mnimo examen de moral y buenasmaneras al manejar sus respectivosgobiernos. Los Topos usaban la fuerzadesmedida para llamar la atencin delos polticos y con esa fuerza no soloheran y los mataban, si no que lamayora de las veces, los ciudadanosnormales pagaban los ataquesterroristas. Los daos colateralessiempre aparecan, matar a ciudadanosde a pie simplemente por reivindicarcualquier tema, era de lo ms normal, notenan miramientos.

    Esa maana investigando en Internetno se vean grandes movimientos, los

  • titulares de los peridicos hablaban dediscursos de las dos grandes vertientespolticas descalificndose los unos a losotros, echndose en cara laresponsabilidad de la creacin de losTopos. Todo el mundo saba que enrealidad la creacin surgi de la mentede uno de los ms despreciables sereshumanos sobre la faz de la tierra, TonyGrego, y las dos partes polticas eransus padrinos morales. La corrupcinagarraba con sus largos dedos, todos losrincones del planeta. De hecho latotalidad de pases contaba con suparticular Tony Grego.

    Grego fue militar durante muchosaos de su vida, descubri ante sus ojos

  • lo fcil que es manipular a un ejrcito ycrear uno para su propio inters, era elmejor de los manipuladores, ese era susecreto no haba ninguna otramotivacin, simplemente el poder sobrelas personas. Era un autntico devoradorde personalidades, su alma era negracomo un pozo sin fondo.

    Saxton estaba convencido que elnombre Topos era ambiguo, no solo aveces miembros del grupo terrorista seinfiltraba en las altas esferas del poder:polticos, fiscala y polica. Tambinestaba convencido de que se ocultabanbajo tierra, l saba muy bien de ello yalgo le deca que ellos declaraban consu nombre, mucho ms de lo que pareca

  • a primera vista. Cerca de la ciudad yseguro que escondidos bajo tierra.

    Saxton segua escrutando losperidicos en sus pginas web y nadallamaba su atencin, apuntaba en uncuaderno los temas de los que podahablar en su exclusivo programa. Hoypensaba darle cizaa a un dictadorextranjero que haba impuesto una leyque se asemejaba a la esclavitud. Unaley nacida contra aquellos que nopensaban como l. Estaba dispuesto adejarlo en el lugar que se mereca, encierto modo Saxton era la voz de loshombres que an eran justos. No tenamiedo a las represiones, era tal su figuraque sus enemigos teman una revuelta

  • contra ellos, si por un casual a l lepasaba algo. Como se dice: Ten cercaa tus amigos, pero an ms cerca a tusenemigos. En este caso era cierto.

    Un titular de color rojo surgi derepente en la pantalla que relataba lapgina web del peridico local, con laleyenda: ltima hora. Saxton lo leyatentamente, normalmente no seranbuenas noticias, poco tiempo le costaveriguar que nuevamente tena razn.En un lugar cercano a la radio se habanproducido dos explosiones, un tnel queera una de las arterias principales de laciudad estaba derruido y mucha genteestaba atrapada en su interior. Esteperidico era bastante sincero, esa

  • noticia era fiable, Saxton lo entendienseguida.

    Sin pensrselo dos veces, activ concinco minutos de antelacin la cancinde cabecera de su programa, To hellwith the devil del grupo Stryper. Lasguitarras elctricas anunciaban suaparicin en las ondas. Abri una latade Coca-cola, un ritual que siempremantena, antes de empezar con susprogramas de radio, era necesario esetrago precediendo a sus primeraspalabras.

    -Buenos das queridos oyentes, - lamsica son un segundo y nuevamentehabl s, lo han vuelto a hacer, Grego y

  • sus Topos han vuelto a la carga ynuevamente los currantes del da a dapagan sus decisiones. Los polticos ahsiguen, sin darse cuenta por dnde se lesescapa la sangre, simplemente estntodo el da mirndose su propio culo.Que para lo que ven, no tienen queagacharse tanto, si se ponen un espejo aun palmo de los ojos, vern exactamentelo mismo.

    La msica volvi a sonar para darpaso a su nueva intervencin. Cogi airede nuevo, aunque era duro, sentaprofundamente esas muertes.

    -Aqu su locutor de la maana, DjSaxton para servirles y por supuesto

  • contarles las cosas como son, no comonos quieren hacer creer.

    CAPTULO - 4

    Cementerio municipal

  • La imagen era la tpica de todocementerio, las tumbas estaban rodeadasde una bruma maanera que le daban unaspecto fantasmagrico al conjunto.

    El cementerio tena ya cuatro siglosde antigedad y el recinto eragigantesco, tumbas de gente queseguramente solo sera polvo de polvo,abuelos de abuelos de abuelos. Personasque no tenan visitas desde hacadcadas, vidas olvidadas que no dejaronhuella en el tiempo ni en ningn libro dehistoria.

    Nada perturbaba el horizonte enaquel lugar de descanso, excepto elresplandor de una hoguera en el interior

  • del vetusto sitio. Una flecha de luz en elgris horizonte de lpidas y cruces degranito.

    Dos hombres jvenes haban pasadola noche all, estaban echados en unasmantas, cada uno dormitaba a un lado dela hoguera recogiendo el calor quepodan con sus cuerpos, no tenan miedode pasar una noche en el cementerio ymucho menos cuando los verdaderoscausantes del terror eran ellos mismos.

    La noche anterior los dos muchachosdecidieron pasar una noche genial,pensaron cul podra ser un plandivertido. Atacaron a dos chicas quepaseaban por un parque y las dejaron

  • inconscientes con la descarga de unapistola elctrica. Con la voluntadapagada, eran dos muecas a sudisposicin.

    Cogieron a ambas y decidierontrasladarse a su lugar tranquilo, dondetendran accin. All solan acometeresa clase de felonas que acontecan casitodos los meses, eran unos violadores yasesinos pertinaces, no cejaban en suempeo cuando queran tener su propiajuerga, aquella noche les haba tocado elturno a Rebeca y Raquel. Dos chicas deveinte aos que estaban a punto dedescubrir el terror de ser utilizadas porotras personas y que tu voluntad no seatenida en cuenta. Les faltaba poco para

  • sentir en su cuerpo y en su mente variashumillaciones.

    Rebeca llevaba inconsciente, desdeque haba recibido la descarga hacavarias horas, pero justo en ese momentosus prpados comenzaron a abrirse. Suprimera imagen estaba borrosa, solodistingua un bulto enfrente de ella.Cuando por fin sus ojos se fueronacostumbrando, descubri una visinterrorfica. Su mejor amiga, Raquel,estaba enfrente suya tumbada, maniataday con una mordaza puesta, y para suhorror comprob en una milsima desegundo que su situacin era similar. Seencontraba tirada en la fra tierra delsuelo de un cementerio, tambin estaba

  • atada y una mordaza le impedapronunciar la ms msera palabra. Gircomo pudo su cuerpo para ver la imagende su espalda, y all descubri la razndel poco calor que notaba en esa partedel cuerpo. Una hoguera queseguramente al llegar la noche hubiesesido de un tamao considerable, seguaardiendo con un ritmo lento, dos hombres estaban echados cada uno a unlado, solo vislumbraba bien al mscercano. El otro hombre quedaba detrsde la hoguera y era incapaz de descubrirnada ms all de declararle como unapersona durmiente. Se trataba de unhombre muy alto y muy corpulento, datosque lo hacan temible.

  • Asustada ante la certeza de queestaba retenida por unos desalmadosintent girarse para avisar a Raquel. Loconsigui nuevamente y esta vez ante suvisin ms clara, descubri que suamiga tena la ropa totalmente enjirones. Un pecho asomaba por el huecode la camisa donde una vez hubobotones, eso declaraba que el sujetador de Raquel haba sido arrancado y laropa destrozada con alguna intencinque no pasaba por la mente de unapersona con un espritu limpio. Para sudesagrado tambin descubri que suamiga tena varios golpes en la cara, conun ojo muy hinchado. Por lo menos lehaban colocado algo de ropa,

  • seguramente despus de violarla. Noestaba segura porque siempre habaestado inconsciente, ella no vio nada,pero su instinto lo tena muy claro.Rebeca sinti asco por la raza humanaespecialmente por aquellos horrendosseres que dormitaban a la vera de lahoguera. Si en sus manos hubiese estadoel control de la vida, esos dos puercosmoriran fulminados en ese mismoinstante.

    Rebeca estaba decidida a avisar a suamiga, su esperanza se basaba en queentre las dos hallasen una manera deescapar de aquella horrenda situacin.Tena que encontrar la manera dedespertarla, Raquel necesitaba atencin

  • mdica lo antes posible, su salud pendade un hilo.

    Intent avisarla con un tono poco mselevado que un susurro, pero el ruidoque sali de detrs de la mordaza no fuems que una leve brisa.

    Su amiga no hizo el ms levemovimiento. Rebeca comenz a moversu cuerpo arrastrndolo como poda poraquel lecho de tierra y piedras, losguijarros se le hincaban en la pielpunzndole varios sitios a la vez. Sualiento era muy pesado al tener queobtener oxgeno a travs de la mordaza,su nariz se encontraba obstruida al haberestado respirando mucho rato polvo de

  • la tierra. Rebeca dej los modales deuna chica refinada para otra ocasin ysopl con todas sus fuerzas por los dosconductos de su nariz, aquello deriv enuna explosin de productos mucosalesque le inundaron la cara pero le dejaronrespirar aire mucho ms libre.

    Aquella bocanada de aire fresco ledio fuerzas para acercarse a su daadaamiga. Apenas estaban separadas porunos metros, pero con esa forma deavanzar era casi como escalar el K2. Suamiga estaba ya muy cerca, quedabapoco para poder avisarla e intentarescapar. La visin del cuerpo de suamiga se vio interrumpida. Una negrabota militar con raspaduras blancas se

  • interpuso entre ella y su amiga, dando unfuerte golpe en el suelo levantando grancantidad de polvo, que hizo que sus ojosse llenasen de varias y molestaspartculas.

    -Mira a quien tenemos aqu! Unasardnica y rasgada voz, del dueo de lanegra bota -.

    Un hombre de unos veintitantos aos,muy fuerte y vestido con ropa de cuero,con el pelo largo sujeto por una coleta yuna sonrisa llena de dientes marrones yamarillos que desviaba la atencin deuna mirada llena de poder y deseo. Sediriga con su socarrona sonrisa a sucompaero, un hombre gordo y

  • totalmente calvo, pero claramente de unaedad similar, que observaba la escenacon los brazos en jarra y un aire desuficiencia que indicaba que tenan elcontrol.

    -Veamos lo dura que eres seorita.Ya vemos que valiente eres. Cunto mevas a aguantar?

    El hombre de la coleta agarr aRebeca por la espalda de su chaqueta yla incorpor de un solo movimiento, ellaapoy como pudo los pies y susresentidas piernas notaron el peso de sucuerpo, doblando las rodillas delesfuerzo al sujetarlo.

    -Las valientes me ponen todava ms

  • Rebeca not un ptrido aliento en lacara -. T y yo vamos a ser muy buenosamigos ya vers .

    El hombre se le acerc tanto queRebeca le vio claramente hasta lababilla blanca de las comisuras de loslabios, la repugnancia que senta erainmensa. Nunca pens que alguna vezquisiera matar a alguien con sus propiasmanos. Aquel repugnante ser ledespertaba por primera vez en su vidaesos sentimientos.

    Rebeca sinti como el hombre de lacoleta la arrastraba hacia la posicin desu compinche, era violento en lasmaneras de llevarla, no tena ninguna

  • contemplacin en hacerle dao y ellasolo fue capaz de emitir un gemido dedisgusto. La trat peor que un granjerotrata a un fardo de paja, se sinti enmanos de alguien que no la valorabacomo persona. Era una sensacinhorrible.

    -Aqu tenemos a la segunda puta mir a Rebeca sin ningn tipo deremordimiento - sabes que te dejamospara el desayuno? A tu amiga ya nos lacenamos anoche el calvo se tocabacon la mano la entrepierna y la mirabacon cara lasciva-. Vas a probar unmiembro durante todo el da, somos tosmuy potentes y sino encontraremosalternativas se ri con la complicidad

  • de su colega ya vers que bien te va aaquedar el coo y por supuesto el culo,no nos olvidars nunca. Los dosvolvieron a rer con unas carcajadasespeluznantes-.

    En un acto instintivo, aprovechandoque con la risa le haba aflojado un pocoel agarre. Rebeca solt una piernadndole una patada en la entrepierna alcalvo, le acert de lleno, Rebeca sintila primera alegra de aquel da, almenos l tambin sentira dolor. Este seapart poniendo las dos manos en ellugar de sus partes pudendas, con ungesto torcido y sin poder casi respirar,miraba con odio a su atacante. En esemomento la hubiese degollado.

  • -Joder! Coge a esa puta y agrralabien, pedazo de cabrn, que como mesuelte otra as la destripo. No se teocurra rerte, porque como se me hinchela vena, luego te liquido a ti cabrn.

    Esa ltima frase dej serio al de lacoleta, que simplemente haba girado loslabios en gesto divertido al ver la carade dolor de su compaero, ya vera l sino acababa antes con su vida. Laprxima vez que le amenazase, lepensaba hundir su machete en todo elhgado.

    El hombre calvo se acerc convisible cara de enfado y sin pensarlo porun instante, propin un fuerte derechazo

  • en el estmago de Rebeca que cay alsuelo sin poder encontrar en su cuerpofuerza para respirar, se apoyaba comopoda con los antebrazos intentandorobar un pedazo de oxgeno al aire,cuando su agresor le dio un segundogolpe, esta vez una fuerte patada en lacara, not el dolor ms intenso quehaba sufrido en su vida, no se le habaroto ningn hueso, pero estaba al bordedel desfallecimiento. Tena dolores entodos los puntos, desde la cintura a lacabeza.

    -As te enterars puta, aqu el quemanda soy yo. La agarr del pelo,hacindole subir la cabeza hasta suboca, Rebeca senta otro dolor nuevo y

  • en pleno odo le grit sus condiciones -.

    -Le damos una buena leccin? Elde la coleta la mirabadespreciativamente, tena sed de tortura-.

    -Algo mejor, - en sus ojos seencendieron dos llamas de autnticamaldad - coge a su amiga y sujeta a estaotra seal a Rebeca - , va a ver elespectculo que le espera a ella en carnede su amiga se volvi a mirarla ynuevamente con la sonrisa de dientesmarrones le habl, casi escupindole enla cara - vas a sufrir cario.

    El hombre calvo busc en la bolsa decuero de su moto y sac un rollo de

  • esparadrapo, se lo tir a su socio.

    -Toma, quiero verle la cara mientrasse la meto a su amiga. Ponle esto en losprpados, que no pueda cerrarlos. No sevaya a perder alguna jugada interesante.

    Rebeca sac fuerzas e intent lucharcon su cuerpo, movi como pudo losbrazos, pero no consigui nada. Cuandoel de la coleta la levant, ella intentabahacerse ver negando fuertemente con lacabeza, senta un gran pavor por suamiga que todava yaca inconsciente.Por su mente solo pasaba una idea Porqu tena ella que sufrir aquel castigo, siera una buena persona?

    El hombre de la coleta la arrastr

  • hasta un rbol, all con unas bridas lamaniat dejando el tronco entre suespalda y sus manos. Le peg losprpados, no poda cerrar los ojos pormucha fuerza que hiciese, tambin lesujet la cabeza al rbol en el que laapoy con un jersey dando la vuelta altronco, no podra tampoco girar lacabeza, irremediablemente iba a ver loque le sucediese a Raquel. l volvi suspasos hacia Raquel, Rebeca estaba horrorizada Qu les esperaba a lasdos? Con lo que ms estaban disfrutandoesos monstruos era con su sufrimiento.

    -Ven aqu muequita, vamos a volvera jugar contigo. Tu amiga necesita unanueva fiesta en exclusiva.

  • Los lascivos actos produjeron unasco tremendo en Rebeca. El de lacoleta se agachaba y hablaba en el odode Raquel, pero mirando a Rebeca,esperaba ver su cara de horror, cosa queconsigui. El hombre de la coleta lamila cara de la acostada Raquelproduciendo todava ms arcadas aRebeca, levant a Raquel que al serincorporada dejaba a la vista un aspectodeplorable, estaba llena de golpes y muydespeinada, sus ropas estabandestrozadas y tapaban muy poco sucuerpo. Rebeca not sus ojos inundadosde lgrimas, caan solas porque eraincapaz de parpadear para derramarlas.Era lo nico que ella en su posicin

  • poda hacer, llorar de rabia, frustraciny pena por su amiga.

    Raquel pareca ir recuperando laconciencia, miraba con ojos entornadosa su alrededor, no pareca saber dndeestaba, hasta que en un instante su ojoizquierdo se abri de golpe, el derechono consigui hacerlo de formapermanente, estaba todava entreabierto,negro e hinchado gracias a los variosgolpes recibidos la noche anterior poraquellos dos inhumanos.

    El fallo de los dos criminales fue noamordazar a Raquel, la chica enseguidareconoci el escenario de su torturanocturna, empez a gritar de manera

  • salvaje, sus gritos exclamaban el terrorque su cerebro acababa de recordar,seguramente la anterior noche fue lapeor de su vida.

    -Joder Haz que se calle! La va a oralguien. El calvo miraba como unrastreador en todos los puntos delhorizonte -.

    Ese instante fue el que aprovechRaquel para morder al hombre de lacoleta en la mano, este por instinto lasolt un momento, la chica empez acorrer con las manos atadas gritandounos potentes alaridos que seguramentepondran en guardia a aquel que losescuchase, el de la coleta qued

  • totalmente sorprendido ante aquelarrebato, el calvo reaccionrpidamente y con una gran piedra frensu escapada, acert de lleno en lacabeza y Raquel cay redonda. La parjusto en el momento oportuno, unosmetros ms y ya habra tenido que cogerla moto, con el consiguiente peligro dealertar todava ms a algn posibleviandante.

    -Mierda! No podemos jugrnosla, esposible que alguien la haya escuchado, aestas horas a veces hay visitas, aqu nonos ve nadie, pero si llaman la atencinseguro que nos descubren, o porprecaucin llaman a la pasma. Hay quedeshacerse de ellas. Abre el panten!

  • El de la coleta se dirigi conceleridad a un vetusto panten, queseguramente llevaba sin ser visitado pornadie ms de una dcada. Se sac delbolsillo un manojo de llaves, con unapequea desbloque un candado queuna unas cadenas que cerraban elpanten. Abri sus puertas y volvirpidamente hacia el cuerpo inerte deRaquel, Rebeca observaba con crecientenerviosismo toda la escena, vea a suamiga arrastrada como un saco, tenaabundante sangre chorrendole de lacabeza. El golpe de la piedra haba sidocontundente. Era una herida muy seria.El hombre de la coleta se la llev alinterior del panten, mientras tanto el

  • calvo recoga toda prueba de su estanciaall, tapaba con tierra los restos delfuego y ocultaba los restos de cervezas ycomida, en una bolsa que ocult en elpanten. El de la coleta volva como unaflecha y solt directamente las atadurasde Rebeca, le agarr de los brazos y lalevant como una mueca de trapo,asustada intent hacer fuerza pararetrasar lo que ya pareca su destinoinminente. Su gran temor estabahacindose realidad, la arrastraba alinterior del panten.

    El de la coleta la agarraba con tantafuerza que ella no poda mover nada losbrazos y con los pies no haca suelo. Porlo menos tuvo un poco de suerte, ya que

  • un esparadrapo se solt y por fin pudoparpadear, fue un alivio inmensorefrescar ese ojo. El panten estaba casiabandonado excepto porque se veandentro restos de anteriores juergas delos desalmados que las retenan, era unextrao panten ya que tena variosescalones que lo hundan dos metros pordebajo del nivel exterior. Bajaron losescalones y nuevamente vindoseinundada de terror, Rebeca descubri asu amiga inconsciente con toda la carallena de sangre, dentro de una tumbadonde se adivinaban restos muy antiguosde un cadver. Huesos y telasdeshilachadas, eran restos con muchosaos encima.

  • La levant y de un golpe seco laintrodujo en la tumba, estaba muypegada a su amiga, el de la coleta sacde su bolsillo la pistola elctrica y leasest una descarga, Rebeca se retorci,no perdi la consciencia al instante,pero notaba el abandono de sus fuerzas,le qued la energa justa para ver comosu captor, que haba despegado un pocoel otro esparadrapo, colocaba unapesada losa de piedra tapando la tumba.Antes de dejar de ver, consiguirozando con el hombro quitarse del todo el esparadrapo. Con la losa encimaestaban encerradas dentro y solo entrabauna pequea cantidad de luz por unarendija de la piedra, con ella vislumbr

  • su ltima imagen su amiga respirabamuy lentamente, sus ojos se cerraron yya solo escuch el sonido de unas motosque se alejaban. Las haban dejado all asu suerte.

  • CAPTULO 5

    Tnel del Norte

    -Seora! Tranquila, le ruego que medeje ir a buscar ayuda. Qudese con labotella de agua y pronto vendr conalguien para intentar sacarla de aqu.Piense que yo solo no puedo ni tansiquiera mover un milmetro esta piedraque la atrapa.

    -Te lo ruego, no me dejes. la mujerlloraba amargamente, dos surcos

  • hmedos recorran su cara y llegabanhasta su cuello, limpindole el polvoque se le haba pegado tras la explosin.

    -Por favor, comprenda que no puedoestar aqu todo el tiempo, seguramentehay muchsima gente que est en peorsituacin. Usted por lo menos no tienedaos fsicos, solo est atrapada por lapiedra que ha aplastado el volantecontra sus piernas, pero ha aguantado lojusto para no herirla. Hemos escuchadocoches explosionar y habr heridos enun estado muy grave.

    Por vez primera, la mujersimplemente le mir y no dijo nada. Susemblante indicaba que haba

  • comprendido que podra haber personasque iban a necesitar ms ayuda que ella,ya que a pesar de estar atrapada, estabafsicamente bien.

    Isaac levant la mirada con ladecisin de dirigirse al lugar que msnecesitase su comparecencia, ya queeran varios los focos de inters. Unhombre y una mujer estaban de rodillasen el suelo, hacindole masajes y elboca a boca a una tercera mujer. Era unachica joven que se encontraba cerca delas explosiones montada en suciclomotor. En otra escena dos cuerposestaban tapados con sendas mantas,aquellos desgraciadamente ya nonecesitaran su ayuda. Decidi entonces

  • acercarse al principio del tnel, tratarade ayudar para abrir camino.

    Varias personas intentaban mover elescombro en la entrada, eraimpresionante la cantidad de piedras yrestos del hormigonado del tnel quetapaban la entrada, Isaac conocabastante bien el lugar. Pasaba todos losdas con su coche por all y estabaconvencido que con facilidad habra untapn de unos veinte metros. Tenan pordelante muchsimo trabajo qu hacer,Isaac estaba seguro de que en amboslados del tnel habra equipos derescate intentado limpiar las entradas yno iban a estar ms de unas horas alldentro. Para este tipo de incidentes la

  • ayuda era siempre multitudinaria yrapidsima.

    En un coche cercano la radio estabaencendida, el locutor local estabaradiando la noticia de las explosiones enel tnel, era una seal dbil pero se leentenda lo suficiente. Isaac loescuchaba varias veces al mes, inclusocrea saber donde viva aunque tal ycomo haba comentado ms de una vezcon sus familiares y amigos, nadie leconoca en persona. Todo el mundodaba por supuesto cul era su casa, unaenorme antena en el jardn indicaba sulugar de emisin, pero nadie saba nadade su aspecto fsico y l nunca locomentaba. Aun as sus crticas siempre

  • eran muy cidas y le daba la bofetada enla cara a aquel que se lo mereciese sinningn miedo, era el dolo de muchagente.

    Varias personas haban sacado lasherramientas de sus coches y empezabana trabajar en el desbloqueo de la entradadel tnel, aunque en este caso Isaac lavea como salida al gran problema deestar encerrados en el interior, debido ala ingente cantidad de toneladas depiedra, acero y escombro que loscubran ni siquiera tenan cobertura parael mvil, Isaac saba que la radio y laseal telefnica siempre desapareca enla mitad del tnel, cuando lo cruzabacon su coche cualquier da normal, por

  • eso no se extraaba de la falta decobertura en los telfonos mviles, msteniendo en cuenta que encima estabanencerrados por los restos de laexplosin. El coche que tena a Saxtonproclamando su verdad a los cuatrovientos deba tener una amplificacinasombrosa para recibir la emisin deradio, aunque era verdad que larecepcin no era del todo clara, se leescuchaba sin muchos problemas.Seguramente tendra gran parte de culpala cercana de la emisora.

    Saxton le hizo pensar a Isaac en unacosa que siempre suceda en unasituacin tan mala como la que tenan,siempre haba gente dispuesta a ayudar e

  • incluso en estos tiempos donde no setena respeto por nadie ni nada.

    La gente estaba haciendo equipo paraintentar salir de all, haba personas queayudaban a otras, el cerebro de Isaac ledio una nueva oportunidad a la razahumana eso o el miedo les estabahaciendo reaccionar as, no te podasfiar de las intenciones de nadie desdehaca mucho tiempo, pero Isaac era deaquellos que an tena confianza en laraza humana. Cuando trabajaban por unbien comn, estaban muy bien avenidosentre ellos y se formaban buenosequipos.

  • ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

    Calle de la Luz, Residencial privadaLas Flores

    -Me vas a obligar a que tenga que ira por herramientas para abrir estapuerta! Te lo juro por mi vida quecuanto ms tiempo me cueste, ms daote pienso hacer. Recuerda que nadie seva a inmiscuir en mi matrimonio, no leimportas a nadie.

    -Tengo a mi madre, cerdo! Sumadre era una mujer ya muy anciana queestaba en un asilo esperando el destino

  • final

    Julia sollozaba con mucha amargura,el maltrato tambin era a la vezpsicolgico. l saba lo desgraciada quefue en su vida. Su padre muri siendoella nia y su madre pas grandesapuros para sacar la familia adelante.Hctor la atacaba con ello. Ella cuandodecidi pasar su vida con un granhombre de negocios como era Hctor,nunca pens en un maltrato continuo.Pareca un hombre educadsimo y con ungran gusto por la vida, pero prontoaverigu que tambin era un hombre, alque casi nadie le daba un no porrespuesta.

  • -Tu madre? Su carcajada seescuch en varios metros a la redonda. Esa bruja casi me dio las gracias cuandole quit al parsito de su hija de encima,chupndole la sangre, le tena que haberpedido una garanta para el producto queme entregaba.

    An sabiendo que esas afirmacionesno eran verdad y que simplemente eranpara hacerle dao, Julia no poda dejarde sentir el peso ante aquellas maldadessalidas de la boca de su pareja.

    -Por qu no te vas a controlar a tusempleados? Te estarn robando todo loque puedan, seguro que en el inventariofaltarn miles de cosas. Las cajas

  • registradoras ya estarn vacas.

    Julia intentaba atacar por dondesaba que podra hacerle ms dao a sumarido, el control que quera obtener detodas las parcelas de su trabajo y elmiedo que tena de los robos de losempleados, de los que no se fiaba. Deninguno de ellos en lo ms mnimo, unade las caractersticas ms pronunciadasde aquel hombre era la desconfianzahacia los dems. Gran parte de suimperio estaba cimentado sobre laexplotacin de todos sus empleados.

    -Cllate zorra!

    Esa reaccin le indic a Julia quehaba dado en el clavo, eso le dio unas

  • pequeas esperanzas de que se olvidasede ella y se ocupase de sus empleados,los cuales en su imaginacin estabandesvalijando el comercio.

    Julia le escuch hablar para smismo, la preocupacin en Hctor eraevidente con el tono que estabautilizando. Su murmuracin eraentendible, Julia se alegr un poco,haba dado en el clavo.

    -Esos cabrones seguro que me estnrobando todos los materiales, siempreaprovechan cuando no estoy.

    -Deberas darte prisa! Julia avivlas llamas - .

  • Enfadado de nuevo, Hctor volvi apensar en voz alta y Julia le escuchperfectamente.

    -S, tengo que ir a por ellos, son unosladrones de mierda, no puedo dejarlosall solos con todo a su alcance. Tengoque vigilarles, estoy seguro de que si noestoy encima me hundirn el negocio.

    Las esperanzas de escapar en estaocasin aumentaban considerablementepara Julia. Estaba decidida a irse encuanto su marido se fuese al trabajo, deesta vez no pasaba, su miedo a versesola ya se estaba desvaneciendo, sabaque si daba ms margen a su relacinacabara seriamente daada o muerta,

  • algn da se le ira la mano y su maridose quedara viudo. Era mejor afrontar elmiedo a un futuro sola que vivir un dams con miedo.

    -Eh! Con un gran grito, a la vezque daba un fuerte golpe a la puerta -.

    El corazn de Julia nuevamentebombe a velocidad supersnica, desdeel otro lado de la puerta su torturador lareclamaba.

    -T, zorra! No te vas a escapar deeste viaje, primero vas a ir t y luego meencargar de esos cabrones, hoy voy adejar solucionada mi vida de una vezpor todas, si no, os matar a todos.

  • Esta vez era la definitiva, su maridono se marchara hasta estar con ella caraa cara. Ahora s que se enfrentaba a unpsicpata integral.

    De nuevo su marido empujfuertemente la puerta, sus golpes eranmayores si caba, a los anteriores.

    -No te vayas, voy a por lasherramientas del coche, la fuerte puertaque ahora te protege pronto caer bajolas garras del gato del coche, la voy aforzar hasta reventarla y te aseguro queno va a ser la nica que acabe reventadadespus de que yo la fuerce. Prontollegar tu turno, preciosa.

    Se escuch a Hctor marcharse

  • escaleras arriba. Julia saba que eltiempo que le quedaba era escaso,intentaba reunir el valor suficiente paraenfrentarse a l cuando cruzase lapuerta. Mir a su alrededor. Habavarias posibles armas para defenderse,solo quera algo a lo que pudieseaferrarse fuertemente. Algunaherramienta con la que sacar un poco devalor para defenderse.

    ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

    Radio Bunker

    -Bueno, como acaban de escuchar,queridos oyentes, ninguno de los dos

  • polticos con los cuales nos hemospuesto en contacto han tenido iba adecir cojones, pero bueno dir naricespara que no se enfaden mucho suirona era evidente -. Pero la verdad esla verdad. Nadie quiere saber nada, noquieren admitir que Tony Grego estdetrs de los atentados del tnel delNorte. Nuevamente la cara no la dan,pero seguro que la mano por la espaldapara recoger billetes la tendrn biencolocadita. Lo de siempre, son unoscapullos, no os cuento nada nuevo.

    Una luz roja parpadeante llam laatencin de Saxton. Era una llamadatelefnica. Saxton nunca dejaba ningunallamada sin salir al aire, no quera

  • censurar a nadie, ni tan si quiera aalguien que pudiese criticarlofuertemente. En ms de una ocasin tuvoque afrentar ataques, pero nunca cortlas alas a nadie, porque l estaba segurode que aquellos que le odiaban o letenan mana eran sus ms fervientesfans. Una de sus inquebrantables leyesera que no exista ningn tipo de censuraen su programa. A no ser que la falta derespeto se saliese de los lmites. Era unbuen juez para ello, saba perfectamentetrazar las fronteras de lo educado, conotro tipo de maneras. Sin ms dilacinatendi la llamada que tena en espera.

    -Radio Bunker, Saxton al hablaquin pide voz?

  • -Qu pasa capullo?

    -Ya tardaba la llamada de mi msquerido oyente Qu me cuentas Coyote?

    Saxton esperaba la llamada de elCoyote l mismo le puso ese mote. Eraun chaval que se escapaba de vez encuando del trabajo para llamarle. Elpropio Coyote se lo confes en unaocasin, hacia todo lo posible porescucharle, se esconda de sus jefes paraconectarse a travs de una mini-radiocon auriculares de color carne, queapenas se vislumbraban. El mote deCoyote surgi porque en una de lasprimeras llamadas, Saxton le provocdicindole que nunca le atrapara con

  • ningn comentario y que siempre sequedara con la miel en los labios, unarelacin como el Coyote y elCorrecaminos, siempre en continuapersecucin. Saxton saba que nodejaban de ser almas gemelas, dos tipossin pelos en la lengua. Muchas vecescoincidan en sus opiniones, pero comosi un resorte de puro sarcasmo lessaltase a ambos, deban ser enemigosdialcticos, era puro amor intelectual.

    -Ya veo que nuevamente te torean lospoliticuchos, no tienes huevos parasacarles ni una msera palabra.

    Saxton solt una sonora carcajada.No ocultaba lo bien que le caa el

  • chaval que buscaba estirarle la lengua.

    -Sabes querido amigo que la tecla dedescolgar los telfonos est en susdedos. Creo que todos estos miserablesno se atreven a nada, tienen ms miedo alos terroristas que al pueblo y eso es loque no se puede consentir. Lasdecisiones del pueblo son lasprioritarias y hay que tenerle respeto porencima de todo y de todos no lo creesWillie?

    -Muy gracioso, creo que si a ti aveces no se atreven ni a hablarte, a mi nime contestaran. En cuanto a lo que nopuede ser, estoy de acuerdo. Deberanluchar y defender para y por aquellos

  • que equivocadamente los han elegidocomo representantes.

    -Seguro que a un admirador de lamarca Acme como t, que es mspreocupante como oponente que elmismsimo diablo, no le descolgaran eltelfono ni aunque fuese la ltimallamada de sus vidas.

    -Vaya, unas palabras de elogio de tihacia mi parte. Te ests ablandando conla edad, veo que enseguida elCorrecaminos, va a caer en la trampa.Voy a ponerme el babero y preparar elcuchillo y tenedor.

    De nuevo Saxton se rea a mandbulabatiente.

  • -Puede ser, aunque an me quedamucha cuerda y a ti muchos kilmetrospor andar, aunque no lo dudo, t sinduda seras mi mejor heredero.

    -Joder y van dos! Mira, gracias aeso no te voy a dar ms la murga a lomejor en toda la maana, adems veoque se acerca la persona que me caepeor que t, el gran Chewbaca o sea miasqueroso jefe. Dale caa a los que selo merecen tambin de mi parte, cudeseseor Saxton, le sigo vigilando.

    -De acuerdo. Teniendo vigilantes as,me siento bastante protegido. No haynada mejor que un perro que hasta tepueda morder a ti. Eso s espero que

  • ests vacunado. Dale besitos a tu jefe.

    La llamada de Coyote termin ahcon una larga sonrisa de Saxton quepensaba en poner una cancin con unritmo rpido y divertido.

    -Dedicada al amigo Willie, le colocoesta bomba de cancin, despus de ellaseguiremos al ataque con aquellos quese lo merecen. Ahora os dejo unosminutos con Dee Snyder y su TwistedSister con I Wanna Rock

    La cancin empez a sonar y porsupuesto el estilo ochentero de Saxton sehaca patente. Haba conseguido formaren la ciudad a unos cuantos fans de eseestilo de msica dado por muerto por

  • muchsima gente. Tena muchos msadmiradores de los que crean lospolticos. Estaba seguro de que si tansiquiera sospecharan que estaba creandouna nueva generacin de gente msconcienciada y menos dispuesta a tragarcon las corrupciones, alguien sininvitacin hubiese pasado ya por su casapara darle un aviso de lasautoridades.

    Saxton haba mandado a su hermano,que haca las veces de corresponsal, altnel del Norte, quera tener informacinsin tapujos y de primera mano, y ya quel era incapaz de ir a buscarla, mandabaa su hermano del cual se fiabaenteramente y el que tambin tena pocos

  • pelos en la lengua.

    La luz roja de llamada telefnica seencendi parpadeante, como si hubieseescuchado sus pensamientos. Saxtoncort la cancin dispuesto a atender lallamada de su hermano.

    -Ya est aqu, el reportero que nuncadice lo que las altas esferas quieren or,el que no se calla nada, nuestro queridocorresponsal llamado Acero NegroAcero, te encuentras en el lugar? Quse ve por ah? Espero que no tengasningn problema. Alguna noticia de loscerdos sicarios de Grego?

    -Pues bueno Saxton, igual no eres tanlisto como yo crea. Me imagino que

  • tendrs que saber quin te llama antes depasarlo a antena. Si no se puede colarcualquiera de poca importancia.

    Saxton mir la pantalla del telfono ycomprob, para su sorpresa, que no erael nmero de su hermano. Tan centradoestaba en ello, que ni siquiera se habafijado. Ahora quedaba ver de quin eraesa arrogante voz.

    -Vaya, desde luego me ha pilladousted y eso no es fcil con quin tengoel placer de hablar?

    -No soy tu reportero, pero te voy adar informacin de primera mano desdeel mismo centro de la noticia, Saxton.Soy Tony Grego.

  • ++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

    Cementerio municipal

    Los ojos empezaban a abrirse. Losprpados se sentan pesados, cuando seintentaban abrir despus de unadescarga. Llevaba alrededor de una horainconsciente. Rebeca oa respirar, casiimperceptiblemente, a su amiga Raquel.Su cuerpo estaba seriamente daado, esarespiracin dejaba clara constancia deello.

    Empezaba a acostumbrarse a esapequea claridad, la claridad que

  • dejaba pasar, para su desgracia, la losaque tapaba la tumba en la que estabaencerrada con su amiga, no solo eso,sino que encima estaba maniatada y sumovimiento estaba totalmente impedido.No poda hacer nada por intentar huir yas ayudar a su amiga y escapar antes deque sus captores regresasen, porqueestaba segura de que iban a regresar.Tena que despertar a su amiga comofuese, aunque estaba muy mal herida noestaba atada, seguramente podran entrelas dos hacer algo.

    No saba exactamente cuanto ratollevaban all, pero ya era suficiente,seguramente no tardaran en volveraquellos monstruos que las atraparon,

  • Rebeca estaba decidida a escapar y nopensaba esperar ni un solo segundo ms.

    -Raquel!

    Llam fuertemente a su amiga. Nonot ningn movimiento en ella. Por unmomento crey que haba fallecido.Contuvo la respiracin observndolaatentamente. Comprob que, aunqueligeramente, su pecho segua subiendo ybajando. Sigui intentndolo.

    -Raquel, joder! Subi la voz hastaun potente grito -. Despierta ya!

    Esta vez, empez a mover el cuerpointentando zarandear a su amiga,confiaba en que se despertase,

  • necesitaba de su ayuda. Rebeca not unalgrima resbalndole por la cara, estabarealmente asustada.

    -Venga que van a volver! Nuestrasvidas dependen de este momento, tienesque despertar, por favor.

    Su amiga dio un leve respingo,seguramente habra escuchado algo.Movi ligeramente la cabeza e inclusose le escuch murmurar.

    -Vamos, despierta!

    Consigui darle un fuerte golpe enlas piernas. Eso hizo que su amiga, porfin, diese seales de consciencia.

    -Dnde estamos?

  • Raquel otra vez no estaba del todocentrada, el gran shock la tena casidesconectada de su cerebro, pero aunas la necesitaba lcida, necesitaba auna Raquel operativa, aunque estuvieseviviendo la peor pesadilla de su vida.

    -Raquel, nos han encerrado en unatumba, los cabrones que nossecuestraron anoche van a volverpronto.

    Esa afirmacin hizo reaccionar aRaquel de una manera comprensibleaunque en ese momento totalmenteinoportuno, comenz a convulsionarse ya gritar de una manera tan fuerte, quepronto Rebeca empez a sentir un pitido

  • clavado en su odo.

    -Raquel, Raquel Raquel!!!

    Rebeca consigui elevar su voz porencima de los gritos de su amiga y stase calm al reconocer la voz de suamiga.

    -Raquel, respira despacio, no debesalterarte, ests muy debilitada y siaceleras tu corazn a saber cmoreaccionar tu cuerpo. En este momentoestamos juntas, tenemos estos instantespara coger aire.

    La vista de Rebeca ya se haba hechoa la mnima luz de la rendija, su amigaestaba totalmente magullada, su estado

  • era deplorable. Uno de sus ojos estabacasi negro y solo poda abrirlo un poco.Desde luego su amiga no olvidaraaquella velada ofrecida por aquellosbastardos motorizados.

    Ahora despus de respirar despacioy encontrarse un poco ms tranquila,comenz a llorar angustiosamente. Eranbuenas chicas no merecan esto. Porqu les haba tocado a ellas? Aquelloshombres las haban marcado de porvida, pero Rebeca contemplaba en susfuturos planes devolver la moneda dealguna manera. Esa jugada no acababaah, esta situacin haba cambiado aRebeca, su dureza en la venganza notendra lmites.

  • Raquel segua llorandodesconsoladamente, aunque daba lasensacin de que se estabatranquilizando, seguramente ya habaentrado en razn y calmarse era la mejorsolucin para salir de all.

    -Rebeca Cmo te encuentras?

    -Dios mo, tal y como ests ypreguntas por mi estado, desde luegoque eres una buena amiga. Yo estoy bienpero dejemos eso para luego.Necesitamos imperiosamente salir deaqu. Cmo podras quitarme lasligaduras?

    -Intentar coger mi lima de uas, alfinal va a venir bien haberla llevado

  • siempre en el pantaln. Casi no puedomoverme pero si meto los brazos detrsde mi espalda lo conseguir, dame unpoco de espacio si puedes.

    Rebeca se apret todo lo que pudocontra el lateral de la tumba, all dentroola a cerrado aparte de tener lasparedes una humedad asquerosa que sele estaba restregando por la cara, eso sincontar lo que tena debajo del cuerpo yque un da fue un cuerpo humano, aun asnecesitaba hacerle sitio, en ello estabasu salvacin.

    -Ya lo tengo, pero algo no anda bienRebeca.

    -Qu ocurre?

  • -He notado un fuerte dolor en elpecho, como si algo me punzase, tengoalgn tipo de herida seguro. Es algointerno, me noto fuertes pinchazos alrespirar, sobre todo en el costadoizquierdo.

    -Hay que darse prisa Puedes ircortando? Tenemos que ir sin falta a unmdico, te tienen que mirar esas heridas.

    Muy lentamente, Raquel empez arasgar las cuerdas con el cortaas, alllevar una lima seguramente no seramuy lejano el momento en que sedeshiciese de ellas. El ritmo de Raqueliba siendo ms lento cada segundo quetranscurra, pero el ruido sugera que las

  • ataduras iban cediendo. Rebeca forzabalos brazos, intentando acelerar el corte yponiendo al lmite las cuerdas.

    -Ya est Rebeca, se han soltado. Porfin podremos salir de aqu, quiero ir ami casa y darme una ducha, me sientosucia.

    El tono de Raquel fue preocupante,su ltima palabra son muy cortadacomo sin aire. Eran susurros.

    -Raquel? Contstame por favor.

    Nada pas. Rebeca estaba segura deque en esta ocasin, las cosas estabanmucho peor. Ya que esta vez ni siquieraescuchaba un respirar dbil. Consigui

  • ahora que estaban sueltas, ponerle unamano en el pecho. No se mova ni unpice. Aquello era definitivo.

    Nada le quitaba el convencimiento deque su amiga se encontraba muerta a sulado. Su odio hacia los ahora asesinosde su amiga, se increment aun ms, nolo crea posible, pero lo consiguieron,ojala pudiese matarlos. Ahora era otraRebeca. Ellos la haban transformado enuna persona diferente.

    CAPTULO - 6

    En algn lugar del Ocano Pacfico

    Simplemente grandioso, ese era el

  • calificativo que se le podra dar. Lamasa de agua ms grande del SistemaSolar. El Ocano Pacfico, unainmensidad que ocupaba gran parte delplaneta.

    En la inmensidad de este diosacutico haba varias minsculas islas.Muchas de ellas eran una mota de polvoen el espacio. Estaban a tantoskilmetros, que no eran servibles para lahumanidad, al menos para casi todos.

    La pequea isla, con forma extraa yllamada Ombati, nunca tuvocivilizacin. Si se miraba su exteriorsegua sin tenerla, pero solo era unamscara que ocultaba la verdad que

  • tena en su interior: Atila.

    Atila es el culmen del trabajo deldoctor Daro Mor, junto a las msbrillantes mentes de ese momento. Eltrabajo de ms de una dcada, unaestacin oculta en el interior de Ombati,destinado a ser usado por l y por susseguidores, para huir de la vida llevadahasta ese momento por la humanidad.

    El doctor Mor trat de ayudar a lahumanidad, siempre puso su ingenio enpos de ayudar al planeta Tierra y sushabitantes. No sali como l pensaba,los humanos seguan demostrando suavaricia, su ignorancia y ningunaempata con el prjimo. Segn l, la

  • maldad se haba adueado de la Tierra ypara l y sus acrrimos seguidores ya noexista sitio que quisieran compartir conlos dems en el planeta.

    Llevaban ya dos aos allimplantados. Haba creado su propioecosistema en la estacin. Seautoabastecan de alimentos en unasuperficie de casi dos kilmetroscuadrados, en la cual convivan unascien personas, con varios animales einfinidad de plantas y rboles. En unentorno cerrado haba conseguidogenerar agua potable directamente delmar con uno de sus grandes inventos.

    Estaba considerado un genio y aquella

  • inmensidad de construccin eraseguramente lo ms impresionantecreado por un ser humano.

    Sin embargo nadie, excepto lossuyos, haba conocido su existenciamientras se construa por partes endiferentes zonas del planeta. Logresquivar con complicados programas alos radares y detectores terrestres.

    El plan primigenio de Mor siemprehaba sido huir de aquel pandemonioque significaba la humanidad y crear supropia civilizacin, lejos de aquellacorrupcin generalizada implantada enla Tierra, pero ltimamente sus planesse haban tornado en bastantes

  • cuestiones, sobre todo en una que lehaba llevado muchas horas de estudio ytrabajo, estaba planeando el genocidiototal, el exterminio de la culpa por laque el planeta estaba sufriendo, acabarcon la raza humana. La vacuna paraexterminar el virus llamado hombre.

    Gracias a sus investigaciones, habaideado un rayo capaz de envolver conuna frecuencia barredora toda lasuperficie del planeta, con ellopretenda borrar toda conciencia humanahasta que por propia desidia acabasenpor desaparecer, convirtindose enabono para la tierra, nadie estaba asalvo y nadie mereca su perdn, laaniquilacin iba a ser total. Se

  • convertiran en una especie salvaje, sinhabilidad de supervivencia, condenadospor siempre.

    No todos los integrantes de laestacin estaban enterados, solo unospocos del crculo ms cercano sabantodos los detalles. Su mano derecha,ngela estaba al corriente de todo perono por eso comparta su punto de vista.

    Ella pensaba que no se poda juzgar atodos por igual, en el planeta existamucha variedad de personas y alguna deellas era de una ndole extraordinaria.Lo haban discutido mucho, pero en esteministerio, Mor lo tena clarsimo, nohabra perdn para la humanidad.

  • ngela intent una y otra vez hacerle verque todos sucumbiran, incluso los niosrecin nacidos.

    ngela ms de una vez le invit adeclarar el porqu de su papel de juez,jurado y ejecutor Cmo se atreva aotorgarse el papel decisorio en lahistoria del ser humano? La egolatra erasu mayor pecado, l que tantas veceshaba criticado los fallos de los sereshumanos, demostraba tener uno inmenso.

    ngela estaba de acuerdo en lasprimigenias ideas de su idolatradodoctor, el convertirse en preservador dela raza humana, el creer que haba unamanera mejor de vivir, salvar y limpiar

  • el planeta todo eso le fascinaba, pero noestaba dispuesta a que sus primerosplanteamientos que eran precisamente elllevar vida humana lejos de la existenciade esa decadencia de los ltimos aos,para intentar dar con la clave de lafelicidad en los hombres a travs de laciencia. Poco a poco Mor haba roto eseprimer sueo. Sus primeros aos al ladode su mentor fueron impresionantes, nocrey que hubiese hombre ms capazsobre la faz de la Tierra, era dicho pormuchos, el hombre ms inteligente quehaba en el planeta. Un ser grandioso.

    ngela tena una larga variedad decarreras y estudios, era una expertaingeniera de varias categoras y una

  • consumada qumica y fsica, un portentosolo superado por Mor. Pero alcontrario que Mor, ella haba sentido elamor de la gente en ms de una ocasiny ese era el pretexto al que se agarraba,sobre todo para no juzgar a lahumanidad en pleno, cuando una graninmensidad de seres humanos eran muyloables. S conoci a gente que amaba asus semejantes, personas buenas.

    El plan de Mor era el siguiente:lanzar el llamado rayo R dentro de unashoras. El rayo que tanto trabajo leshaba costado y que haba sido alteradopor Mor, para sus oscuros propsitos.En el primer plan, el rayo estabadestinado a borrar de los cerebros de

  • los humanos, lo que l llamaba:Frecuencia de malicia. Con ellopretenda dejar solo las buenasintenciones de cada uno, la bondad, elaltruismo, la empata, etc. As podraeliminar el egosmo y lo peor que tenade serie cualquier persona. Pero no seacababa de fiar. Era harto complicadodar con la clave de todos los cerebros.

    Ahora el plan haba cambiado, derepente Mor decidi que no seconvenca de la parte salvable de la razahumana y pens en eliminar el problemade raz, los dejara incapacitados con elrayo. Se les borrara todo lo quecontena el cerebro, pasaran a ser casiseres inanimados, solo con directrices

  • bsicas en su cerebro respirar y pocoms, con ello Mor pretenda ser elejecutor de toda la raza humana, lahecatombe generalizada. Eso s,exceptuando a sus elegidos establecidosen la isla Ombati. Ellos s eran piezasindispensables, por ah empezara elnuevo ciclo humano.

    ngela no quera participar de esto,pero ahora mismo no poda declararsecontraria a Mor, l siempre fue sumentor y siempre la vio como una igualjuzgndola por su cerebro. Muchos desus seguidores eran fervientesadmiradores que no enjuiciaban jamslas acciones de Mor, al final se habaconvertido en lo peor que puede un ser

  • humano, un genocida sin compasin, notena la ms mnima esperanza en quesus congneres cambiasen a bien.

    Las horas que los separaban deldisparo del rayo eran las que tenangela para intentar dar una segundaoportunidad a las personas. Ella tenaesperanza en el cambio. Desarticularlodel todo era una misin imposible, debaalterarlo de tal manera que o no llamasela atencin o no todos los seres humanosse viesen bajo su influencia. Siconsegua que algunos sobreviviesen,aunque fuesen una mnima parte, habravalido la pena el riesgo.

    -Una hora para el disparo del rayo

  • R Anunci una voz por la megafonade la estacin-.

    Quedaba muy poco tiempo, ngela sedirigi a la zona donde se ubicaba elproductor del rayo, sus pasos eranvisiblemente muy ligeros, un poco ms yestara corriendo, esperaba no llamar laatencin en demasa. Lleg a la entrada,se detuvo un segundo ya que no esperabalo que se encontr. All dentro uncompaero de la estacin, con el que sellevaba bastante bien, repasaba unosplanos atentamente. A buen seguroestaba dando el ltimo vistazo a aquelfastuoso aparato vengador del doctorMor. Todos en la estacin estabanengaados por Mor y sus ayudantes

  • directos, ngela y un cerebroimpresionante aunque maquiavlicollamado Mohamed, que an iba mslejos que Mor, para l lo mejor eraquemar por completo a toda lapoblacin terrquea.

    ngela se acerc a su compaero.

    -Hola Claudio.

    Con cara de sorpresa al verseacompaado contest al saludo. Era otrode los elegidos de Mor, un genialingeniero electrnico que habatrabajado mucho en el proyecto y que selo tomaba muy en serio. Como casitodos crea contribuir en el cambio dementalidad humana, no en su fin.

  • -Qu tal ngela? Ests bien? levio la cara de preocupacin- No pensque nadie ms vendra hasta el disparoha ocurrido algo fuera del plan? Jodercon la de veces que he comprobado losparmetros, espero que no falle nada enabsoluto, esto es importantsimo.

    -No, no. Todo bien e incluso yo,gracias.- intentaba relajar el gesto - Solovena a echar un ltimo vistazo, escomprensible con la maravilla quehemos construido entre todos.

    Dicho todo con una grancomplacencia y tras dar un gran suspiro.

    -Oh s, estoy muy orgulloso de l, esuna gran obra de ingeniera y solo los

  • mayores talentos lo hubiesen podidoconstruir. Es el ojito derecho decualquier padre, me tiene enamorado.

    -Bueno Claudio te dejo con lo tuyo,voy a dar una vuelta por las conexiones,quiero volver a verlas.

    -Vale, disfruta. Luego me piensometer entre pecho y espalda unoscopazos, ya te buscar para celebrarlo.Necesito descargar esta tensin, metomo muy en serio mi trabajo, perotambin me gusta pasarlo bien le guiun ojo Este da va a cambiar lahistoria y estamos metidos de lleno.

  • -De acuerdo. ngela pens en laspalabras de Claudio, por su mente paslo que le hubiese gustado contestar a sucompaero No sabes hasta que puntova a cambiar la historia por nuestraculpa - Bscame luego y bailamosunas piezas.

    Ahora fue ngela quien le gui unojo. Se adentr ms en el complejo delrayo, el tamao del artefacto eraconsiderable, se divida en variassecciones, y por suerte la que ngelaquera alterar estaba fuera del alcancede la vista de Claudio. Bastante maloera que la hubiese visto merodear porall.

  • Su plan era, dentro de lo majestuosodel aparataje all expuesto, bastantesimple. Bajara la intensidad de unpotenciador del rayo de los muchos quetena, con ello estaba segura de quemuchos seres humanos se libraran de supoder. La esperanza consista en librar,a los que estuviesen menos expuestos,era su mejor baza, esperaba que fuesesuficiente.

    No haba tenido apenas tiempo deprepararlo, no saba las consecuenciasde su acto. Ahora mismo ella no tenamiedo, de hecho pensaba que no eramerecedora de vivir al permitirsemejante acto de inhumanidad. As queera un sacrificio que mereca la pena el

  • riesgo.

    All estaba. Lo haba encontrado. Erael potenciador perfecto. Se sac unpequeo destornillador del bolsillo.Regul la pieza y puso todas susesperanzas en aquella pequeaherramienta. Con unos pocos giros delutensilio, permita vivir a variaspersonas, un acto tan intrascendentecomo vital. La situacin era espantosa,una pesadilla hecha realidad.

    -Ocupen sus puestos, quedan treintaminutos para el disparo

    El tiempo iba acelerado y ngelaquera salir de all para no levantar mssospechas, bastante era con que Claudio

  • la hubiese visto, aunque daba graciastambin de que Claudio fuese un chicojoven demasiado acostumbrado amirarse el ombligo, sobre todo en sutrabajo, aunque en este proyecto trabajmuy bien en equipo. Termin con sucometido, crea que con aquellaregulacin el rayo no impactara porcompleto. Su fuerza estaba disminuida.Aquellos que estuviesen muy biencubiertos podran salir adelante. No eragran cosa, pero en sus manos no estabael poder de apagarlo todo por completo,aunque lo destrozase no servira denada, ella sera eliminada y dentro de unao todo volvera a empezar. Con esteacto le daba una esperanza a la razahumana, un pequeo pedazo de

  • esperanza, pero lo suficiente dondeagarrarse y no llamar de nuevo laatencin de Mor, para que este sededicase a intentar lograr la nueva raza.Tanta devocin sinti por l hasta eneste acto, que una parte de ella se sentauna traidora, su admiracin por Morllego a lmites increbles.

    -Cuenta atrs en quince minutos,todo el mundo a su lugar de accin.

    ngela pens por un momento lorpido que pasa el tiempo cuando seest fuera de la ley. Recuper sucompostura y fue rauda a la torre decontrol junto a Mor, su puesto en ellanzamiento. Sus acelerados pasos

  • viraban segn lo peda su camino. Vio agente en cubculos, en los cuales se iba aproceder a controlar todo el planeta porequipos. Con potentes satlitesrepetidores creados por ellos,aprovecharan la situacin para inundarla tierra con ellos y comprobar el xitode la misin. Otros supervisaran elbarrido completo del rayo R. Segn Morningn rincn del planeta quedara sinser inundado por su invencin. Ningunoexcepto el punto de origen: Ombati.

    Ya estaba acercndose al lugarprincipal de mando, donde su padrinocientfico y ahora nuevo genocida de lahistoria le esperaba. Su coraznpalpitaba con mucha fuerza, tena varios

  • miedos nuevos encima.

    Unas puertas automticas se abrieronante su presencia. Dentro estaba Morobservando un panel con pantallas,donde se vean imgenes generales de lavida en la Tierra. Mor ya vigilaba losltimos instantes de la vida del serhumano, tal como haba sido conocidahasta ese momento.

    -Menos mal, pens que te ibas aperder nuestro mayor logro. Saba queestaras a mi lado.

    Mor ni siquiera volvi la cabeza, sinquitar la vista de sus pantallas se dirigia la que siempre fue su protegida.

  • -No podra ni aunque quisiera, es elculmen de la ciencia, adems creada pornosotros.

    Mor se volvi y la mir a los ojos.

    -S, tienes razn, esperemos que losefectos sean los deseados, espero unbarrido total, todos los reductos debenser eliminados. Por fin se eliminara todala escoria del planeta, cuanto tiempoesperando este momento.

    Se acerc ngela a Mor. Este leabri los brazos con clara intencin dedarle un abrazo. ngela no hubiesetenido ningn reparo hacia unos aos.Desde que cambi su carcter lasmuestras de cario con Mor le revolvan

  • el estmago, aunque ella haca muy biensu papel de protegida.

    -Diez minutos para el lanzamientodel rayo R

    De nuevo el tiempo sorprendi angela, Mor solt su abrazo y dirigi denuevo su atencin a la visualizacin dela Tierra.

    ngela ocup su puesto, ella solotena que estar al lado de Mor comoconsejera principal. Hizocomprobaciones por encima, intentandomirar a sus compaeros. A su izquierdase encontraba Mohamed totalmenteimbuido en sus pantallas, observaba alplaneta en sus ltimos movimientos

  • libres. Sus ojos mostraban una increbleansia de poder, daba miedo su mirada.

    -Cinco minutos para el lanzamientodel rayo R

    - Que calienten los cristales!

    La voz de Mor salt a la megafona,un zumbido hizo acto de presencia,prueba del arranque de lascorrespondientes secciones que se ibanincorporando. Cada vez el zumbido erams fuerte.

    ngela notaba estos largos instantes,como una inmensa losa de mrmolencima de su alma, se senta como elverdugo que no quiere usar el hacha,

  • pero que no tiene ms remedio. Solotena sensaciones horribles.

    -Queridos colegas, nos quedan muypocos minutos. - Mor levant la miraday se dirigi a los pocos que estaban conl en el mando, aquellos que saban todala verdad. - no para hacer historia sinopara ser historia. El Atila est a puntode convertirse en el centro del serhumano, todo gracias a nuestra ciencia.Erradicaremos el ltimo virus queinfectar el planeta que nunca semereci semejante plaga, acabaremoscon el ser podrido que ha corrompidotodo lo bueno hecho por susantepasados. Nosotros quedamos comoel reducto que atestiguar todo y que a

  • partir de ahora controlar los designiosdel planeta, somos la nueva poblacin yescribiremos los nuevos captulos de lahistoria de la raza humana.

    ngela not el sudor fro querecorra su espalda como si de unaautentica procesin de muerte se tratase.Nuevamente se fij en Mohamed quedemostraba un ansia de poderimpresionante.

    La cuenta atrs de un minutocomenz, cincuenta segundos quedabanpara la mayor destruccin vivida por elser humano. Las manos de ngelachorreaban sudor, las notaba como degelatina.

  • Un gran botn verde fue descubiertodebajo de una tapa de proteccin, era elaccionador del rayo. ngela disimulcon su mano las lgrimas que asomabande sus ojos, esta hecatombe era unamonstruosidad.

    -Cinco, cuatro, tres, dos, uno

    - Bienvenidos a la nueva razahumana!

    Mor apret el botn y la estacintembl entera, el rayo R emprendi sucamino. El destino ya estaba sellado.

  • CAPTULO 7

    Isaac se acerc a la salida taponadadel tnel. All ya se haba organizado ungrupo de cuatro hombres que empezabaa apartar cascotes, trozos de asfalto yrestos de los vehculos. Se vislumbrabaun coche que haba sido arrollado poruna gran parte del techo, incluso unextractor de considerable tamao estabaincrustado en el vehculo. El panorama

  • era desolador para los pasajeros deaquel coche, Isaac estaba seguro de quese encontraban muertos.

    Isaac pregunt a un chico de unosveinte aos que llevaba ropa de ciclista.Se encontraba sacando piedras en filaindia con sus otros camaradas de trabajopara intentar desbloquear aquello. Unesfuerzo encomiable por parte de todosellos, ya eran hroes.

    -Hola puedo ayudar?

    Levantando la mirada paraobservarlo, el muchacho mir a Isaaccon cara anonadada y una clara muestrade asombro.

  • -En serio crees que te tenemos quedar permiso? Venga ponte detrs de m yvas quitando las piedras de en medio.Aprtalas a ese saliente de all ydejaremos el sitio ms despejado, paraambulancias y bomberos.

    -De acuerdo.

    Isaac se coloc detrs delvoluntarioso chaval que estabatrabajando muy duramente para intentarencauzar la situacin. La fila indiasegua incansable. Isaac se dio cuentaenseguida, con un breve vistazo, que porlo menos se encontraran con tres metrosde espesor de escombros, algo quesignificara el no poder salir de all en

  • bastante tiempo. Haba heridos yalgunos de ellos necesitaban atencinmdica inmediata por lo que encontraruna salida era algo primordial.

    Dos largusimos minutos despus deponerse manos a la obra se escuch unruido. Taladros, martillos hidrulicos,estaban intentando rescatarlos. Aquelloinsufl nimo a todos que aceleraron elritmo de trabajo.

    -Venga muchachos, que estamoscerca ya.

    Uno de los dos hombres que sacabanlas piedras en primera lnea dio un gritode euforia. Aquello les recargaba lasbateras, el ansia de salir se iba

  • apoderando de aquel grupo. La gente seacercaba a los lmites del tnel,seguramente haba corrido la voz de quese estaban escuchando sonidos delexterior. Aun cojeando, con brazospuestos en cabestrillo e incluso aquellosque estaban peor heridos, todos en esosmomentos necesitaban una racin deoptimismo para salir de aquella trampa.

    El derrumbe haba sido muy fuerte.La salida peatonal de urgencia estabaatascada por completo y teniendo menosespacio era mejor decantarse porintentar abrir paso por la boca del tnel.Desde el exterior por el sonido sehaban decidido por la misma opcin,era ms cmodo y seguramente ms

  • rpido atacar la entrada principal.Ahora mismo lo que importaba era larapidez en hacer hueco para salir.

    El ruido de percutores se haca msfuerte e incluso se intua alguna sirenade emergencia. Estaban preparados en elexterior para atenderles. La respuestahaba sido rpida. Un pequeoderrumbe asust a los trabajadores, perono lo suficiente, en cuanto las piedrasdejaron de caer siguieron con el trabajo.Haba una gran camaradera y eso sepalpaba en el ambiente.

    Isaac se contagi de aquel optimismoy not sus fuerzas renovadas, las piedrasparecan menos pesadas y aquellas gotas

  • de sudor eran ms agradecidas que lasprimeras, llenas de incertidumbre.

    Ms gente se sumaba a las labores detrabajo. Se estaba agolpando muchagente en la zona, solo quedaban sinparticipar en las labores dedesescombro aquellos que atendan a losheridos y las personas que intentabanliberar a los atrapados en sus vehculos,seguramente el nmero de vctimas seraconsiderable, aunque en ese momentopor la cabeza de Isaac solo caba unaidea: Salir de all con vida.

    -Un momento!

    Nuevamente el hombre que estabams cercano intent hacerse valer.

  • Levant la mano en seal de parada.

    -Joder, parad de hacer ruido unsegundo! Escucho algo, parecen voces.S, son voces! Estamos muy cerca!

    Varios de ellos, incluido Isaac, seacercaron. Se poda escuchar levementeuna voz masculina hablando pormegfono, estaba dando rdenes y devez en cuando diriga mensajes hacia elinterior del tnel. El apoyo psicolgicoen estos momentos era de un valorincalculable, las sonrisas florecieron enlas caras de muchos de los presentes.Saber que no estaban abandonados,saber que les intentaban ayudar, aquellacooperacin les ofreca una gran

  • esperanza.

    Los trabajos se reanudaron con msenergas, los hombres que all secongregaban trabajaban duramente, laspersonas que podan acercarse seinstalaban cerca de la entrada del tnel.Se respiraba el aire a libertad, laemocin les embargaba a todos.

    Isaac los contempl, haba un reflejode hermandad ante la adversidad, aquelespritu embriagaba el nimo de Isaac,siempre tuvo ese punto de confianza. Erade esos que crea que los hombres sonbsicamente buenos, aunque actos comoestas explosiones, daban al traste con laconfianza.

  • Los ruidos de las mquinastrabajando en el exterior seguan con suritmo, las del interior empujaban la rocay el hormign. Los golpes de percutoreran tan rtmicos, que casi parecan unatronador reloj.

    Entonces algo pas.

    Un zumbido muy fuerte hizo temblarel pavimento y de repente, las mquinasdel exterior pararon de trabajar. Lagente dentro del tnel dej sus trabajos.Todos se haban puesto las manostapndose las orejas, tenan queprotegerse de ese inmenso ruido, quepareca querer taladrarles el cerebro.Miraron al muro de piedras, algunos con

  • lgrimas en los ojos. Se mirabanatentamente unos a otros, con la miradase interrogaban sobre aquel sonido.Ninguno comprenda lo que era. Isaacjams en su vida escuch algosemejante, solo confiaba en que cesaselo ms rpido posible. Coincidiendo consu pensamiento se acab y durante unossegundos se instal el silencio dentro yfuera del tnel.

    -Que coo ha sido eso! El ciclistapregunt al aire lo que todos pensaban,muchos aun con las manos en lasorejas.-

    Un hombre alto y fuerte que sujetabaun taladro, que haba recogido despus

  • de dejarlo caer para taparse los odos,tom la palabra.

    -Un momento Qu pasa aqu?

    Todos le miraron y enseguida se hizonotar de nuevo el silencio, Isaac seacerc a la pared de roca derrumbada,se apoy con la oreja todo lo pegadaque pudo y sus ojos se abrierontotalmente, puso toda la atencin de laque fue capaz. No escuch el ruido delas mquinas trabajando. Apenas intuael motor de las mismas al ralent.Ninguna de ellas esta