MOPS INTERNAT IONAL // 2021

adviento

Querida amiga,

En 1973, ocho mujeres de Colorado comenzaron a reunirse con regularidad para satisfacer su necesidad compartida de relaciones honestas, apoyo y mentoría en la maternidad. Así comenzó el primer grupo local de MOPS donde la preocupación, el cansancio y la duda se encontraron con apoyo, aliento y amor alrededor de una mesa de mujeres que se entendían unas a otras de una manera que solo las nuevas mamás pueden hacerlo. Estas mujeres sabían que ser madre marca la diferencia para sus hijos, familias y comunidad, y comprendieron el impacto generacional de su influencia. A medida que estas reuniones crecieron y se expandieron fuera de Colorado, las líderes se levantaron y mantuvieron el crecimiento de base de este ministerio de alcance en más de 72 países, más de 3,700 grupos y en 17 idiomas diferentes.

¡El impacto que MOPS ha disfrutado durante casi 50 años es algo para celebrar y agradecer a Dios!

El alcance de Dios es expansivo, su voluntad trasciende todos los obstáculos y su palabra y verdad continúan extendiéndose a través del ministerio de MOPS. Tu participación en este trabajo no pasa desapercibida. Te vemos liderando y cuidando a tus hijos, tu familia y las personas que te rodean. Estás marcando una diferencia eterna. Gracias.

Para ayudarte a preparar tu corazón para la Navidad y recordar por qué celebramos esta temporada, hemos creado esta guía de Adviento. Esperamos que al leer las palabras que se encuentran aquí, tu corazón se llene de asombro ante el milagro del nacimiento de Cristo.

Es nuestra oración que esta guía de Adviento pueda invitarte a recordar nuevamente la esperanza, el amor, el gozo y la paz que se encuentran en una relación con Jesús. Mientras lees las páginas, considera reservar un espacio y tiempo especiales para invitar a tu familia a leer junto a ti. Bienvenida de nuevo al verdadero significado de la Navidad.

Durante las vacaciones y durante todo el año, MOPS continuará satisfaciendo las necesidades de las mamás de todo el mundo. Nos encontraremos con los países, las comunidades y los hogares a los que creemos que Dios nos ha invitado en nombre de las mamás, los niños y las familias en los EE. UU. Y en todo el mundo.

También tenemos una invitación para ti. ¿Considerarías un regalo financiero de Navidad para apoyar el trabajo continuo de MOPS? Esperamos que te unas a nosotras en esta obra transformadora de vidas de llevar el mensaje de Jesús a más hogares en todo el mundo. Visita mops.org/Christmas, o manda un mensaje con el texto LOVEGIVES al (202) 858-1233.

¡Feliz Navidad!

Con amor, MOPS

En él estaba la vida, y

la vida era la luz de la humanidad.

JUAN 1 :4

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INTRODUCCIÓN

La vida a menudo nos deja anhelando algo más grande. Es como si nuestras almas supieran que este no es el final. Ese algo, o alguien, más grande es lo que celebramos durante el Adviento. La palabra adviento significa “venida” y es un tiempo en el que podemos preparar nuestro corazón para experimentar la espera y anticipación del nacimiento de Cristo. El Adviento también nos da la oportunidad de esperar con anticipación el día en que Jesús vendrá a la tierra nuevamente y restaurará a todos y todo. Para ayudarte a preparar tu corazón para la Navidad y recordar por qué celebramos esta temporada, hemos creado esta guía de Adviento. Esperamos que al leer las palabras que se encuentran aquí, tu corazón se llene de asombro ante el milagro del nacimiento de Cristo.

Para mejorar aún más tu experiencia de Adviento, considera usar una corona de Adviento además de esta guía. Una corona de Adviento, con cinco velas, está llena de simbolismo ligado a la temporada navideña. La corona redonda de hoja perenne simboliza la eternidad de Dios, la inmortalidad del alma y la vida eterna que se encuentra en Cristo. Las cuatro velas colocadas alrededor de la corona representan las cuatro semanas anteriores al día de Navidad. Se enciende una vela cada domingo, lo que trae un poco más de luz a su hogar esa semana. Para esta guía de Adviento, cada vela representa un atributo que nos trae la venida de Jesús: esperanza, amor, gozo y paz. También incluimos una quinta vela, la Vela de Cristo, colocada en el medio de la corona. Se enciende en Nochebuena o en Navidad para recordar la verdadera luz que Jesús trae al mundo.

Oramos para que mientras viajan por el Adviento este año, sus corazones se llenen de la esperanza, el amor, el gozo y la paz que solo Jesús puede dar, y que continúen esperando el día en que Jesús regrese y haga todas las cosas. nuevo. Porque él es el “algo más grande” que todo corazón anhela.

Cada semana, ofrecemos una interpretación creativa en primera persona contada desde el punto de vista de Jesús. Hemos utilizado la Biblia para elaborar esta narrativa y proporcionamos versículos de referencia para estudiarlos más a fondo. Toda la Escritura está tomada de la Nueva Versión Internacional (NVI). Esperamos que esta perspectiva te brinde la oportunidad de comprender la historia de la Navidad de una manera nueva y profundamente personal. Estas narrativas se identificarán con sombreado azul al comienzo de cada semana.

“La temporada de Adviento significa que hay algo en el horizonte como nunca antes habíamos visto. Lo que es posible es no verlo, perderlo, voltear justo cuando pasa rozándote. Así que quédate. Siéntate. Persiste. Reflexiona.

Espera. Mira. Pregúntate. Algo esta en el horizonte.”

- Jan L. Richardson

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El profeta Isaías me llamó la esperanza de las naciones miles de años antes de que yo naciera (Mat 12:21). Mi madre, María, ¿se dio cuenta de quién era yo, quién iba a ser, cuando Gabriel se le apareció? ¿Que mediante el poder del Espíritu Santo llevaría y haría crecer dentro de ella al salvador del mundo? Durante generaciones, el mundo en espera siguió esperando y orando por mí, el Mesías, para que viniera a rescatarlos. El quebrantamiento y la tristeza del mundo eran recordatorios constantes para ellos de que algo no estaba bien, pero que no tenían el poder dentro de sí mismos para arreglarlo. Sabían que tenían que poner su esperanza en alguien que realmente pudiera redimir al mundo y a sus propios corazones. Ese alguien soy yo, Jesucristo, el mismo Hijo de Dios. Cuando Gabriel se le apareció a mi madre ese día para anunciarle que quedaría embarazada de mí, estaba anunciando que después de miles de años de espera, yo, esperanza encarnada, finalmente estaba en camino.

Esperanza

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DESCÚBRELO

Cuando Jesús vino a la tierra, tomó forma humana, lo que significa que entiende lo que significa vivir en este mundo hermoso, pero quebrantado. Servimos a un Dios que está familiarizado con las cosas difíciles que experimentamos aquí. De hecho, la Biblia nos dice que Jesús ha pasado por todo y, sin embargo, nunca pecó. Y gracias a Jesús, podemos pedirle ayuda y misericordia al Padre cuando la necesitemos, y él la dará gratuitamente. ¡Que increible! Jesús no solo es nuestra esperanza para la salvación y la eternidad, sino que también es nuestra esperanza para las luchas del día a día cuando sentimos que simplemente no podemos seguir, cuando la espera, por una prueba de embarazo positiva, por una oferta de trabajo, por la reconciliación en una relación, parece insoportable y la decepción sigue aumentando. Es en estos lugares oscuros y difíciles donde Jesús nos recuerda gentilmente que debemos poner nuestra esperanza en Él, porque Él es nuestra ayuda en tiempos de necesidad. Él ha vivido el dolor, el sufrimiento y la espera y sabe exactamente cómo se siente, y está allí para consolarnos y guiarnos a través de estas temporadas desafiantes en nuestras propias vidas. El Adviento es el tiempo de la esperanza, el tiempo en el que celebramos el nacimiento de la esperanza plenamente encarnada, Jesús. Entonces, ¿cómo puedes compartir la esperanza con los demás esta temporada? Hay tantas personas heridas que necesitan la seguridad de que Dios está para ellos y no se ha olvidado de ellos. A veces puede resultar abrumador tratar de abordar toda la desesperanza que vemos a nuestro alrededor. ¿Por dónde empezamos? Consideremos comenzar más cerca de casa compartiendo la esperanza con nuestro cónyuge e hijos, grupo de amigos y vecinos. Podemos dejar de doblar la ropa y pasar más tiempo con nuestro hijo que tiene dificultades. Podemos enviarle un mensaje de texto a esa amiga que está lidiando con la pérdida para hacerle saber que no nos hemos olvidado de ella. Podemos dar obsequios sencillos y caseros a nuestros vecinos con una nota que diga que estamos aquí si alguna vez nos necesitan. Podemos invitar a la pareja de ancianos sin familia a cenar una noche y compartir los regalos de la risa, la comida y la presencia. A veces, compartir la esperanza es simplemente recordarles a los demás que no están solos y que no han sido olvidados, ni por las personas ni por Dios.

Al encender la primera vela de Adviento, la vela de la esperanza, piensa en la anticipación que tuvo el pueblo de Dios mientras esperaba que Jesús los rescatara. Piensa en la esperanza que nació en María cuando supo que quedaría embarazada del Mesías. Piensa en formas en las que puedes compartir la esperanza de Jesús con los demás en esta Navidad. Y pídele al Dios de la esperanza que te llene de todo gozo y paz en la fe, para que por el poder del Espíritu Santo abundes en esperanza.

—No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. (Lucas 1:30-31).

Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo. (Romanos 15:13).

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El amor da.

Dios me dio a mí, su único hijo, porque él es amor. Y di todo, mi lugar en el trono celestial y todos los privilegios que vienen con él, y mi propia vida, porque soy amor. Mientras estaba en la tierra, viví una vida de humildad, desinterés y obediencia, y eso continuó hasta mi muerte en la cruz (Filipenses 2:7-8). ¿Por qué haría esto?

Todo por Amor.

Mi nacimiento humilde en un establo en Belén fue un presagio de la vida humilde y sin pretensiones que llevaría. Verás, aunque soy el Rey de reyes y el gobernante del mundo, no vine a mi creación para hacer alarde de mi poder y mi realeza. En cambio, vine a dar mi vida en la mayor expresión de amor que el mundo haya visto (Juan 15:13). Cuando mi madre, María, me dio a luz, dio a luz al plan de redención de Dios, un plan impulsado por el amor extravagante e intransigente de mi Padre. Un plan que implicaba pagar el precio por los pecados de la humanidad, un precio que estaba más que dispuesto a pagar para pasar la eternidad con mis seres queridos.

Mi venida a la tierra para salvar a la humanidad fue un regalo, no algo por lo que deba ganarse o trabajar duro. La gente no tiene que “recuperarse” antes de aceptar mi regalo gratuito de la salvación. No, vine a rescatarte cuando aún eras pecadora y lejos de mí (Romanos 5:6-8). Es a través de mí que eres hecha nueva. Descansa en mi amor y en mi regalo de la salvación; ambos son gratuitos y tuyos para que los tomes.

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Al encender la segunda vela de Adviento, la vela del amor, considera cómo estás mostrando amor y dando a los demás en esta temporada. Mientras lo haces, reflexiona sobre el amor perfecto y extravagante de Jesús. Descansa en ese amor, sabiendo que no hay nada que puedas hacer para cambiarlo, y medita en esta oración del apóstol Pablo: “Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios.” (Efesios 3:17-19).

DESCÚBRELO

La magnitud del nacimiento de Jesús no se puede comprender completamente sin el plan redentor de Dios, es decir, que Dios nos ama tanto que envió a su único hijo a morir por nuestros pecados para que podamos pasar la eternidad con él. ¡Qué amor nos tiene Dios! Puede ser difícil imaginar que el regalo de la salvación de Dios, dado con el amor más puro, es gratuito para nosotros. Llegó al precio de su único hijo. Pero es gratis, si lo aceptamos. Este tipo de amor, un amor que da con humildad, sacrificio, sin esperar nada a cambio, es el mismo tipo de amor que estamos llamados a mostrar a los demás. Jesús dijo: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” ( Juan 15:12). La temporada de dar está sobre nosotros; qué momento perfecto para recordar que cada regalo dado en amor es un reflejo del amor de Jesús. Cada caja de galletas que se comparte con un vecino, cada regalo envuelto debajo del árbol, cada fiesta o cena servida, cuando se entrega con amor, señala al destinatario a Jesús. Comprar y dar regalos de cualquier tipo durante la Navidad, entonces, no puede reducirse al mero consumismo, ¡aunque ciertamente hay algo de eso! Dar es más que eso, es un reflejo del amor de Jesús. ¿Podría eso cambiar la forma en que damos esta temporada y durante todo el año?

Y, mientras estaban allí, se le cumplió el tiempo. Así que dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada. (Lucas 2:6-7).

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. ( Juan 3:16).

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Buenas Nuevas de gran gozo ¡Así anunciaron los ángeles mi nacimiento! Finalmente venía a rescatar a mi gente, que me había estado esperando durante cientos y cientos de años. La espera había terminado, y qué gozo fue venir a la tierra y hacer la voluntad de mi Padre. No fue fácil dejar mi lugar en el cielo, pero debido al gozo que sabía que seguiría a mi sufrimiento, vine a la tierra y soporté la cruz (Hebreos 12:2). Aunque sufrí durante mi tiempo en la tierra, la alegría sostuvo mi viaje. Cuando sepa lo que le espera al final, ¡incluso su sufrimiento puede ser motivo de alegría! Se lo expliqué a mis discípulos de esta manera: Una mujer que está en trabajo de parto experimenta un dolor tremendo, pero una vez que da a luz a su bebé, ese dolor es reemplazado por un gozo puro y desenfrenado al ver a su hijo (Juan 16:21). Lo mismo es cierto para todas las personas que viajan por la vida. Hay tanto dolor y tristeza en el mundo, pero aquellos que mantienen sus ojos en mí y en la eternidad que les espera experimentarán mi gozo, un gozo que no depende de las circunstancias, sino que es el fruto de una vida duradera y verdadera. relación conmigo.

“Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman” (1 Corintios 2:9). Disfruta de tu estadía en la tierra y disfruta del viaje, que lo mejor está por venir. La alegría verdadera, desenfrenada e inquebrantable aguarda.

GozoSEM ANA 3

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DESCÚBRELO

A veces es tan fácil concentrarse en las dificultades que Jesús enfrentó que nos olvidamos de su gozo increíble, contagioso e innegable. Después de todo, cuando los ángeles anunciaron a los pastores que el Mesías había nacido, lo llamaron buenas noticias de gran gozo. Sí, las buenas nuevas de gran gozo fueron la salvación para todos los que creen, pero también es una promesa de gozo para nosotros hoy a medida que avanzamos en nuestra vida diaria. La alegría del mismo Jesús está dentro de los suyos. ¿Has pensado alguna vez en cómo era Jesús cuando caminaba por la tierra? Aparte de todos los milagros y maravillas que realizó, sabemos que disfrutaba de las vacaciones, las celebraciones y las fiestas con amigos (sí, tenía amigos ... ¡12 de hecho!). Sabemos que fue a bodas, específicamente a una boda en Caná, donde convirtió el agua en vino para que la fiesta continuara y los anfitriones no cayeran en desgracia. Y aparentemente, Jesús incluso fue acusado de divertirse demasiado en ocasiones: Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Este es un glotón y un borracho, amigo de recaudadores de impuestos y de pecadores” (Mateo 11:19). Por supuesto, no era un glotón, ni un borracho, pero vivía con tanta alegría mientras ministraba a los pecadores que los líderes religiosos lo acusaron de serlo. Entonces sí, Jesús sufrió tremendamente por nosotros, pero lo hizo con gozo, sabiendo que era para que las personas que amaba tanto pudieran vivir con él para siempre. El sufrimiento y la alegría pueden coexistir. De hecho, Jesús promete convertir nuestro dolor en gozo ( Juan 16:20), lo que significa que quizás el verdadero gozo, el gozo de Jesús, solo pueda ser conocido por aquellos que han sufrido. Después de todo, ¿se puede conocer realmente el gozo sin conocer también el dolor? Sabiendo, entonces, que la alegría es posible en los mejores y peores momentos, porque la alegría del mismo Jesús está en ti, pregúntate cómo puedes cultivar la alegría en tu corazón esta Navidad y compartirla con los demás. Tal vez signifique algo tan pequeño como sonreírle a la persona que te observa en el supermercado y felicitarle por su arduo trabajo. Una palabra amable puede hacer mucho para animar un alma cansada.

Al encender la tercera vela de Adviento, la vela del gozo, piensa en lo que significa tener el gozo de Jesús dentro de ti. Considera también esta pregunta: ¿Es la alegría una característica definitoria de mi vida? Si no es así, piensa en el encargo del apóstol Pablo de estar siempre lleno de gozo en el Señor. ¡Que sea así para todo el pueblo de Dios!

Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. (Lucas 2:10-11).

Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. ( Juan 15:11).

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Cuando nací, una hueste celestial de ángeles les dijo a los pastores la paz que les traería. La paz era muy diferente de lo que esperaban de su Mesías. Mis seguidores estaban convencidos de que cuando yo viniera a la tierra para rescatarlos, haría la guerra contra los romanos y pondría fin a su opresión. Pero mi misión era mucho más grande, mucho más eterna que eso. Para traer paz - shalom, integridad, armonía, salvación - al mundo, tuve que soportar la cruz por los pecados de la humanidad. Debido a mi sacrificio, puedes tener paz con Dios (Romanos 5:1), una paz dada a aquellos que aceptan mi regalo de salvación. No hay nada que puedas hacer para ganarte la paz con Dios; ya he completado el trabajo en la cruz. ¡Está hecho! Una vez que tienes paz con Dios, tienes acceso a la paz de Dios, que es una paz de corazón y mente que viene cuando confías en mí, cuando confías en que soy quien digo que soy (Isaías 26:3). A veces tendrás que proteger esta paz. El mundo está lleno de dificultades y puede ser fácil sentirse abrumado, pero no se hunda bajo el peso de las cargas de la vida. En cambio, mantén tus ojos en mí, tráeme tus preocupaciones, pon tu mente en mí, Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:7).

Y recuerda, la paz que experimentas en este mundo es solo una muestra de lo que está por venir. Un día, cuando haga nuevas todas las cosas, acabaré con el pecado y la muerte para siempre, y vivirás en perfecta paz conmigo, el Príncipe de Paz. No habrá más pecado, depresión, ansiedad, muerte o enfermedad. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir (Apocalipsis 21:4).

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DESCÚBRELO

Los ángeles proclamaron la paz en la tierra cuando nació Jesús. Esta invitación permanece para nosotros cuando elegimos seguir a Jesús y aceptar la paz que nos promete. Antes de que Jesús ascendiera al cielo, les dijo a sus discípulos que se iba, pero que volvería: “Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.” ( Juan 16:33). Las palabras de Jesús nos recuerdan que nuestra paz interior no puede depender de las circunstancias de la vida; ¡esta vida traerá muchas pruebas y dolores! En cambio, nuestra paz debe permanecer arraigada en él, el Príncipe de la Paz, que ha vencido al mundo. ¡Y esta paz interior es el regalo que sigue dando! Una vez que tenemos paz con Dios y acceso a la paz de Dios que se encuentra en Jesús, podemos buscar la paz con los demás. La forma de disfrutar la vida al máximo, según las Escrituras, es buscar la paz con Dios, con uno mismo y con los demás, y buscarla de todo corazón. ¿Cómo puedes buscar la paz con los demás esta Navidad? Tal vez signifique liberar tus expectativas de los demás: expectativas de los obsequios que te darán, la cantidad de tiempo que pasarás con la familia, la gratitud que tus hijos mostrarán por todo lo que haces y das, y elegir en su lugar disfrutar el presente. O tal vez signifique recortar tu lista de tareas de Navidad para que puedas estar menos ansiosa y más presente con tu familia. Tal vez buscar la paz con los demás comience por liberarte de la expectativa de ser la madre perfecta, anfitriona de la fiesta y dadora de regalos. Cuanta más gracia te des a ti misma, más gracia tendrás para dar a los demás.

Al encender la cuarta vela de Adviento, la vela de la paz, reflexiona sobre las formas en que la paz de Dios te ayudará a buscar la paz con los demás en esta Navidad. Luego, tómate un tiempo para reflexionar sobre las cosas que podrías hacer de manera diferente en esta temporada festiva para experimentar la paz que los ángeles anunciaron desde los cielos el día que nació Jesús.

De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad. (Lucas 2:13-14).

Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte,Padre eterno, Príncipe de paz. (Isaías 9:6).

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En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. Juan 1:4

Esto es lo que estábamos esperando: ¡es hora de encender la Vela de Cristo! La celebración es la gran invitación de hoy. La esperanza que se encuentra en Jesús nos invita a un futuro, el amor que demostró y nos da gratuitamente nos llena hasta desbordarnos, su alegría nos da valor para nuestro camino y la paz que nos da para proteger nuestro corazón y nuestra mente en cada temporada.

La temporada de Adviento puede estar llegando a su fin, pero la esperanza, el amor, el gozo y la paz que se encuentran en Jesús son eternos, desbordantes y disponibles para toda persona que ponga su confianza en él. Lleva estos preciosos regalos contigo al Año Nuevo y recuerdea que no importa lo que depare el próximo año, Jesús es Emmanuel, Dios con nosotros, ¡ahora y para siempre!

Al encender la vela del medio, recuerda que Jesús es la luz del mundo y promete, “El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” ( Juan 8:12). ¡Vivamos en la luz de Jesús!

De CristoLa Vela

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BIOGRAFÍA DE LA ESCRITORA

Emily Chadwell es una escritora y editora que vive en Nashville, Tennessee, con su esposo, dos hijas pequeñas y un enérgico golden retriever. Antes de quedarse en casa con sus hijas, Emily trabajó en publicaciones para el ministerio de adultos en LifeWay Christian Resources, editando y escribiendo para revistas, devocionales y estudios bíblicos para mujeres. Continúa trabajando como freelance para LifeWay y también trabaja a tiempo parcial como editora para MOPS International, pero sus días están llenos principalmente de citas para jugar y almuerzos de Chick-fil-A.

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