adolfo soto drogodependencia en la mujer

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Page 1: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

III Congreso Internacional La Familia en el Siglo XXI

Universidad del Bío-Bío, Noviembre del 2007.-

“Drogodependencia en la mujer y sus implicancias familiares: Aprendizajes desde la sistematización de Comunidad Terapéutica APOGEN”

Adolfo Alejandro Soto LagosTrabajador Social

Diplomado en Intervención Familiar

COMUNIDAD TERAPEUTICA APOGEN

([email protected][email protected])

Page 2: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

Abstract

La mujer drogodependiente debe superar muchas barreras, tanto personales como

familiares y sociales para poder cesar o disminuir el consumo de drogas.

La familia reacciona con temor, rechazo y a veces odio hacia esta miembro que

consume, negando en primera instancia su apoyo para luego ejercerlo con muchas

limitaciones y movilizada por el amor y el anhelo de paz en sus vidas.

La mujer drogodependiente por su parte hace del consumo su principal arma, para

vengar dolores personales, hacer daño a sus padres y seres queridos, y por cierto, hacerse

daño a sí misma. Se vale de la manipulación, el engaño y la victimización para continuar y

sostener un consumo que la lleva a los hechos más traumáticos que puede vivir una mujer,

viendo vulnerada su integridad mental y física.

La intervención en estos casos, desde una Comunidad Terapéutica, busca

precisamente propiciar un espacio de encuentro consigo misma y con los demás, dejando de

lado las caretas y permitiéndoles descubrir su verdadero yo, con todo lo bueno y lo malo

que rodee ese yo, pero desde un “HACERSE CARGO” retomar las riendas de su vida,

tomando decisiones y dándose a sí mismas una nueva oportunidad.

Page 3: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

MUJERES DROGODEPENDIENTES Y RELACIONES FAMILIARES

Desde un punto de vista sistémico, la familia sin duda es el grupo primario en el

cual crecemos y nos desarrollamos, sobre todo en nuestra primera infancia, generando

vínculos y apegos determinantes para nuestra vida, incorporando en nuestros registros todo

aquello que nos sucede y deja de suceder, acumulando vivencias y sentimientos a causa de

estas vivencias, con sus respectivos protagonistas, y muchas veces culpables de ciertos

sucesos.

Para cualquier familia (salvo aquellas en donde la droga se convierte en una fuente

de ingresos) lidiar, convivir y hacerse cargo de una persona drogodependiente resulta un

proceso de por sí complejo, que conlleva numerosas crisis, pero sobre todo implica vivir un

duelo, el cual todos los miembros resuelven de distinta forma en función a los dolores y

daños que se van acumulando en el tiempo.

Es la familia, en cualquiera de las relaciones que nos situemos (filial, conyugal, etc.)

la que ve alterada su dinámica, primero porque aún no está instalado el concepto de que

el/la drogodependiente es un/una enfermo/a, primando

los rencores, dolores, prejuicios y estigmas en la

relación, y porque por otra parte, desde lo cotidiano, se

generan una serie de situaciones desagradables en

donde la familia debe “sostener” y “acolchonar”

ante intentos de suicidios, hurtos, agresiones física y

verbales, vagancia, etc.

Por todo ello, las relaciones familiares se vuelven caóticas y sustentadas en

este conflicto permanente, en donde se va perdiendo la confianza entre unos y otros, con

posturas polarizadas, en donde la familia utiliza a este enfermo/a como chivo expiatorio en

razón a otros problemas que viven en la latencia, y esta persona enferma utiliza su consumo

como vía de escape para “no hacerse cargo” de lo que siente y piensa. En la totalidad de

los casos, el consumo se gatilla por un “no hacerse cargo” de los eventos traumáticos que

le han sucedido a lo largo de la vida, por lo que el consumo resulta un mecanismo eficiente

para evadir recuerdos y dolores.

Intentos de suicidio

97%

3%

No

Gráf.1

Page 4: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

Sin embargo, es la familia quien, en

la gran mayoría de los casos ingresados a

APOGEN, cumple los roles de tutores,

acompañando a las mujeres en este proceso

y cuidando a sus hijos en el período de

ausencia. Pero este acompañar no está

exento de problemas, pues las propias

familias deben derribar mitos, volver a generar confianzas y hacerse autocríticas al

asumir situaciones que se creían olvidadas o superadas.

El foco de la atención debe ser la situación de consumo, y no otras problemáticas o

situaciones familiares, salvo aquellas de mayor gravedad ante lo cual sí se deben tomar

ciertas medidas de derivación a tribunales u otras instituciones. Esto está sustentado en el

hecho de que la familia tiene la ilusión de que gracias al tratamiento solucionaran todos sus

problemas, por lo que es necesario dejar en claro, tanto a ellos como a la usuaria, que lo que

se busca es cesar el consumo, pero ciertas desavenencias, diferencias personales e

inclusive rasgos de personalidad de la usuaria seguirán estando, y por ende deben

apelar a la tolerancia y empatía para poder tener una convivencia armónica, porque una vez

sin consumo muchos de esos rasgos seguirán estando.

Otro elemento importante y difícil de manejar, es el hecho de que las mujeres

drogodependientes hacen de la manipulación su principal herramienta, y a través de

ello consiguen lo que buscan, ya sea consumir, engañar, asumir rol de víctima, etc., y la

familia por su parte no sabe descifrar estos recursos de manipulación, razón por lo cual se

le torna aun más complejo apoyar para evitar el consumo.

La familia suele potenciar la situación de consumo al seguir tomando

decisiones por las mujeres, inclusive durante la estadía en comunidad, conducta que se

busca cambiar para lograr los objetivos terapéuticos, intencionando una tutoría centrada en

el acompañamiento, en la presencia en un “estar ahí”, proporcionando cariño y amor

pero también reglas y normas.

El dejar de consumir al final de cuentas es una decisión personal y única de la

mujer que consume. La familia y La comunidad Terapéutica se convierten en facilitadores

y figuras de apoyo, pero el hacer el “Click” y decidir cambiar de rumbo, es una

¿Quienes ejercen tutoría?

0 2 4 6 8 10 12

Pareja

Padres

Hijos/as

Hermanos

Tíos y otros

No tiene

Gráf.2

Page 5: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

decisión propia. Esto sustentado en el hecho de que esta familia durante mucho tiempo no

pudo hacer el “click” por sí sola, y requirió también de apoyo para que sucediera. Ante ello,

es la mujer quien debe luchar por acomodarse a una realidad familiar y socio-ambiental,

pues una vez fuera de la Comunidad, vuelve a su hogar y amigos de barrio, momento en

que deberá sobreponerse a los obstáculos más difíciles post-tratamiento.

Sin embargo, son muchas las aristas a considerar en la intervención con

drogodependientes y sus familias, en donde la triada que se genera con un tercero

interviniendo en dicha dinámica puede permitir solucionar conflictos y problemas

asociados y derivados de la situación de drogodependencia, pero también gatilla o hace

evidentes otros conflictos, los cuales debe trabajar la propia persona en función a un

proyecto de vida.

LA COMUNIDAD TERAPEUTICA COMO INSTANCIA DE REHABILITACION

Según lo diagnosticado por APOGEN, el 79% de las mujeres que han ingresado a

comunidad presentan como droga de inicio el alcohol y la marihuana, siendo la antesala al

consumo de drogas más dañinas y adictivas como lo es la pasta base, droga en la que

deriva la mayoría de éstas (79%), por su bajo costo, fácil acceso y potencial adictivo, lo

que se refleja en la coincidencia en los porcentajes señalados.

Las razones por las cuales consumen drogas y desarrollan la adicción son variadas,

derivando siempre y a mediada que avanza el tratamiento en el no poder resolver conflictos

personales (muchos de los cuales ya fueron precisados) pero que están muy ocultos, pues

optaron por no hacerse cargo de ellos y menos socializarlos, ya sea por temor o por no

contar con una figura de confianza en quien depositar dicha información.

Generalmente este consumo comienza a temprana edad, en el período de

adolescencia, con dosis pequeñas y bajo el argumento de probar o por “choreza”,

llevando a cabo dicho consumo una o dos veces a la semana. Sin embargo, rápidamente

aumenta la frecuencia y rápidamente pasan al consumo de pasta base, pues hasta desde un

punto de vista fisiológico las mujeres desarrollan aun más rápido la adicción y dependencia.

Page 6: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

El 93% de las usuarias de APOGEN han participado de tratamientos ambulatorios,

en CESFAM u otras entidades públicas y privadas, por lo que sin duda la posibilidad de

ingresar a un sistema residencial se considera solo cuando otros tratamientos no han

dado resultado.

El consumo de drogas de por sí

conlleva el desarrollo de conductas

consideradas “antisociales” por sus

implicancias para terceros, y porque

tanto en abstinencia como con

consumo la conducta y la lucidez se

ven alteradas, en el primer caso por las

ansias de consumir, ante lo cual se

justifica el robo y el hurto de dinero y especies las que después reducen fácilmente, y con

consumo, lo más común son las lesiones a terceros ante arranques de agresividad, daño a la

propiedad, vagancia, etc.

Pero en el caso de las mujeres drogodependientes, el tema más sensible tiene que

ver con sus conductas sexuales, ya que muchas de ellas con consumo son víctimas de

violaciones, lo que conlleva el nacimiento de hijos no deseados, o por su afán de consumir

fácilmente terminan en la prostitución, una forma rápida pero nunca fácil de obtener

dinero, o peor aún, utilizan el sexo como un bien de intercambio, como una suerte de

“trueque” en donde ellas entregan su cuerpo a cambio de drogas. Estas situaciones

medran aún más su autoestima y su culpa, y tal vez son la causa del elevado número

de hijos que la mayoría tiene a temprana edad.

El vivir en una Comunidad Terapéutica también presenta algunas particularidades

en esta materia, ya que ante el ingreso de una mujer lesbiana (sea asumida o no su

condición) se deben tomar ciertas medidas tendientes a evitar conflictos con las otras

mujeres, resguardando el secreto profesional (aunque ellas suelen ser las primeras en darse

cuenta), y cuando esta conducta es solapada, en la mayoría de los casos una parte

Problemas conductuales

0 2 4 6 8 10 12 14

Vagancia

Hurto

Mendicidad

Daño propiedad

Robos

lesiones 3º

Gráf.3

Page 7: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

importante de la terapia se centra en éstas materias, en donde se busca orientarla hacia una

aceptación de sí misma.

Por otra parte, las condiciones de encierro también genera conductas que

podríamos llamar de lesbianismo situacional, sin ser necesariamente lesbianas, ya que el

solo contexto de acogida, cercanía, soledad, etc. puede gatillar ciertas conductas ante

sentimientos mal entendidos.

En torno al modelo APOGEN.

Experiencias de Comunidades Terapéuticas en Chile hay pocas, y cada una tiene su

propio perfil y metodologías de trabajo (aunque también con varias similitudes), pero lo

cierto, es que en el caso de APOGEN se ha hecho una apuesta a partir de una escasa

experiencia, tal vez desde el aprender haciendo, lo que ha llevado a la construcción de un

modelo de intervención que releva el rol de la mujer desde un enfoque humanista y de

género, busca cambios en los estilos de vida desde un enfoque conductual, permite el

interactuar con otros como una instancia de aprendizaje, sustentado en el interaccionismo

simbólico, pero sobre todo mantiene una apuesta e intervención sistémica, en donde la

familia, pareja, hijos y comunidad juegan roles determinantes para el proceso de

rehabilitación, el que nunca es fácil. Desde APOGEN se postula la utilización de un

modelo terapéutico multifactorial y multidisciplinario, en donde los/las terapeutas se

acomodan y acomodan la estrategia de intervención y sus paradigmas de base en torno a

cada caso en particular, y no las usuarias a un modelo específico, en donde cada profesional

y técnico del equipo se hace cargo de la evaluación, progresos e intervención de cada área

en particular: social, médica, psicológica y rehabilitación.

El modelo de APOGEN contempla un año de residencia en comunidad, más dos de

seguimiento. En ambos casos el tiempo es el adecuado, aun cuando existe la convicción de

que el tiempo no es un factor de peso, ya que algunas mujeres han cesado el consumo y han

estado en comunidad un mes, como hay otras que han estado el año y han reincidido. Esto

sigue avalando el hecho de que el dejar de consumir es una decisión de convicción personal

respecto situaciones personal distintas al consumo en sí.

El seguimiento se ha convertido en una etapa muy importante dentro del ciclo de

tratamiento, pues ha permitido mantener el vínculo con las usuarias haciendo menos

traumático el egreso de comunidad. Esto ha permitido apoyarles en otras materias, como

Page 8: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

generación de redes, sondear alternativas laborales, etc. Sin embargo, permanece el

desafío de generar una instancia de capacitación y reinserción laboral y no sólo social,

pues en muchos casos el no reincidir pasa por encontrar una forma digna de sustento. En

caso de reincidir y continuar el consumo, el seguimiento facilita un re ingreso si fuese

necesario.

Todo es terapéutico: los almuerzos, la inclusión de hombres en el equipo, las

salidas a terreno, las conversaciones, las normas de comunidad, los horarios, la distribución

de en los dormitorios, etc. Cada una de las decisiones de lo que implica la vida en

comunidad conlleva un componente terapéutico, que permite a las usuarias gatillar

procesos, que una vez iniciado entrega los insumos para trabajar en las terapias

individuales. (Ej, hombres del equipo = figura masculina = relación padres).

Los educadores/as de trato directo juegan un rol fundamental en el proceso

terapéutico, pues son quienes en lo cotidiano perciben los más sutiles cambios y

progresos, así como también los estancamientos que van teniendo las usuarias,

diagnosticando los conflictos a nivel más superficial, los cuales después toma el equipo

profesional para llevarlos a niveles más profundo. Por ello, es muy importante que el cargo

lo ejerzan personas con un alto sentido ético, que sepan expresar afecto pero también

impartir instrucciones, pero por sobre todo con una enorme capacidad de escucha y

entendimiento.

La incorporación de un psiquiatra al equipo ha permitido tener una intervención más

integral y acorde a las necesidades de las usuarias, pues prácticamente en la totalidad de los

casos la medicación resulta fundamental para el éxito del tratamiento.

El trabajo en red también ha sido un elemento muy importante, primero para la

subsistencia de APOGEN, ya que gracias a entidades “amigas” APOGEN pudo desarrollar

su trabajo previo a la firma de convenios y recibir el apoyo gubernamental, pero también

visto desde un punto de vista de la eficacia del trabajo, sobre todo en temas de derivación y

de agilización de procesos. En ambos casos, cabe destacar el apoyo de las oficinas

PREVIENE de diversas comunas y de los CESFAM de Chiguayante, quienes han abierto

las puertas y voluntades al trabajo de la institución y sus usuarias.

La mayoría de las mujeres que ingresan a un tratamiento en un sistema residencial,

argumentan 5 grandes razones:

Page 9: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

• Han consumido durante mucho tiempo, “tocando fondo” y están cansadas de llevar

ese ritmo de vida.

• Iniciaron su consumo hace poco tiempo, con muchas ganas de seguirlo haciendo,

pero están conscientes que deben frenarlo.

• Quizás la más potente, es el poder recuperar a sus hijos, los cuales están también en

algún sistema residencial o al cargo de otros tutores/as.

• Son llevadas por sus familias, a veces con amenazas de por medio, por lo que el

tratamiento es más bien obligado.

• Son derivadas desde otros centros de atención ambulatoria, cuando esta

metodología ha fracasado después de múltiples intentos.

Cabe señalar que no todas las mujeres llegan con la convicción de someterse al gran

cambio de vida que implica el estar en un sistema de semi-encierro, con otras mujeres del

todo desconocidas, alterando su ritmo de vida y haciendo evidente ante todos el hecho de

que se tiene un problema y es hora de hacerse cargo de ello.

En relación a los hijos/as.

La Comunidad Terapéutica permite a las

mujeres reivindicarse ante una gran culpa: “la

mala madre”, pues los hijos/as parecen ser uno

de los principales motivos por el cual deciden

ingresar, y el poder hacerlo con ellos les permite

librarse esa culpa que les genera una nueva

situación de abandono, y de ésta forma además no romper el vínculo, y hasta desarrollar

estrategias para repararlo cuando se ha roto.

Los hijos e hijas de mujeres drogodependientes sin duda generan un daño propio,

aunque muchas veces repitiendo los daños de la madre, de fuertes repercusiones en su vida

a nivel psicológico y social, pues muchos de ellos han pasado por períodos de abandono

(ya sea físico o espiritual) en donde luchan constantemente por encajar en la vida de

Mujeres y maternidad

90%

10%

Tiene hijos

no tiene hijosGráf.2

Gráf.4

Page 10: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

esta madre, que les produce sentimientos contradictorios, pero que sin duda aman y de la

cual dependen, aunque sea solo afectivamente.

En el caso de APOGEN, casi el 80%

de las usuarias han tenido alguna causa en

juzgados de familias por medidas de

vigilancia y protección, y el 40% de ellas ha

tenido sus hijos, aunque sea por períodos

cortos, en algún hogar de menores, aunque

finalmente terminan en casa de algún familiar directo (generalmente la abuela materna), ya

que los padres parecen incapaces de asumir por sí solos dicha tarea, aún pudiendo hacerlo.

De aquí surge la necesidad de someterse a tratamiento, sobre todo cuando tribunales lo hace

exigible como condición para recuperar la tenencia de los menores.

El incluir a los niños dentro del proceso terapéutico tiene un gran potencial, pues le

permite a la mujer reencantarse con su rol materno, y en muchos casos aprender a ejercerlo.

Ante ello es importante evidenciar ante las mujeres el daño que le han provocado y pueden

seguir provocando a sus hijos/as, ya que muchas veces este daño es por omisión y en forma

inconsciente, no siendo un daño intencionado. Ahora bien, la presencia de niños altera sin

duda el sistema, ya que tanto al resto de las usuarias (inclusive aquellas que aun no han sido

madres) como al equipo de trabajo se le gatillan sentimientos, surgiendo afectos y

generándose vínculos con estos niños.

Existen pocos espacios dedicados a la rehabilitación de drogodependientes en donde

las mujeres puedan estar con sus hijos/as. Por otra parte sigue abierto el debate si

metodológicamente hablando sea lo más adecuado o no. Desde la experiencia de

APOGEN, se postula que es un proceso relevante e interesante, que le permite a la mujer

cumplir con una responsabilidad más, brindándoles la posibilidad de seguir ejerciendo el

rol materno (y en algunos casos aprender a hacerlo), pero por otra parte y sobre todo,

brindándoles a los niños la posibilidad de que redescubran a su madre y no pasar por el

trauma de un abandono, y además acceder también a apoyo profesional para disminuir

daños.

Tutela de niños/as

9%

69%

22%

Padre

Otro familiar

Hogares

Gráf.5

Page 11: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

Ahora bien, desde un punto de vista terapéutico, lo ideal sería contar con dos

espacios, pues las dinámicas de trabajo cotidianas con mujeres con y sin hijos difieren entre

sí, por las vivencias previas que cada uno de estos perfiles de mujeres tienen, lo que les

lleva a enfrentar o acumular distintas crisis.

En relación a sus parejas.

Las relaciones de parejas es todo un tema en el caso de mujeres drogodependientes,

ya que la mayoría de éstas presenta grandes falencias y dificultades para establecer

relaciones que podríamos llamar normativas, principalmente por las siguientes razones:

• Pareja también abusa de alguna sustancias

• Imagen deteriorada de lo masculino por: violaciones, abusos deshonestos, carencia

de imagen paterna, Violencia intrafamiliar, etc.

• Deterioro cognitivo que genera dependencia y no valoración del otro

• Actitud solapada de manipulación de situaciones.

• Fracasos matrimoniales y de pareja previos.

• Embarazo adolescente, como dificultad para concretar nuevas relaciones, etc.

Cualquiera sea la razón argumentada,

lo cierto es que existen grandes

dificultades para consolidar un proyecto

de vida al lado de otra persona. Pero éste

no es el punto más grave, pues esta situación

vista desde lo macro se repite a nivel

sociedad por una cuestión de estilos de vida

y casi generacional, pero la experiencia de APOGEN muestra que efectivamente estas

mujeres cuentan con hombres apoyantes (en contaste a lo que se aprecia en otros estudios),

y apoyantes no quiere decir perfectos, pero que están presentes, acompañan en el

tratamiento y de una u otra forma no las dejan solas en este proceso (el 60% cumple

con este perfil), por lo que el desajuste sucede en la mujer, quien por una u otra razón

no es capaz de tomar decisiones y sobreponerse a las vivencias del pasado.

Estado Civil

59%

38%

3%0%

Soltera Casada Divorciada Viuda

De las solteras, el 90% tiene pareja

Gráf.6

Page 12: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

Ahora bien, algo aun por profundizar, es saber por qué estos hombres, además del

amor y los hijos, se mantiene al lado de las mujeres drogodependientes, cuando pareciera

ser más fácil el abandonarlas. En APOGEN, se plantea la existencia de un perfil particular

de hombres, en los cuales se genera una co-dependencia al estilo de vida y personalidad de

sus parejas, planteamiento que aún está a nivel de hipótesis, y puede dar lugar a un proceso

más profundo de investigación.

En relación a sus padres y hermanos

Según los diagnósticos bio-psico-sociales desarrollados en APOGEN, la gran

mayoría de las mujeres ingresadas, sino todas, presentan grandes desavenencias

afectivas y relacionales son sus progenitores o figuras de “crianza” (pudiendo existir

padrastros, abuelos, etc. que asumen el rol). Y vinculado con el punto anterior, claramente

tienen muchos temas no resueltos con la figura de lo masculino, pero por otra parte,

también con la imagen materna, la cual siempre se concibe desde un ideal. El sentimiento

más fuerte desde las mujeres hacia sus padres es el sentimiento de abandono y desapego,

culpándolos por muchas de las cosas que les han sucedido a lo largo de su vida, perfil que

se repite independiente de la edad, ante lo cual el consumir y desarrollar otras conductas

es una suerte de “castigo” hacia los padres, como una forma de hacerles daño y hacerse

notar. Por su parte, la familia genera también sentimientos de culpa, repudio y sanción

hacia ésta miembro que les ha hecho pasar por momentos traumáticos, ante lo cual la

relación siempre es tensa, y el tratamiento debe potenciar el hecho de que la familia

valore los progresos y avances y no sólo los errores.

Las historias de vida que escriben las usuarias lo reflejan claramente:

* “La separación de mis papás me dolió mucho porque no teníamos quien nos diera de

comer”

* “Mi papá no hizo absolutamente nada, y optó por no creerme”

* “Nunca nadie supo de mi familia que me violaron, y a mi mamá no le dije porque siempre

decía que yo inventaba”

Sin duda, su infancia y adolescencia ha estado llena de vulneraciones, y es cuando

cabe hacerse la pregunta: ¿Esta persona, en otra familia, o en la misma pero sin estos

Page 13: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

eventos, hubiera sido de todas formas una potencial consumidora de drogas? Responder

esta pregunta no es fácil, pero a nivel de hipótesis, existe una correlación entre estas

variables, pues sin estas graves faltas (y por qué no decir delitos) éstas mujeres habrían

tenido una vida bastante menos azarosa. Pero además, no se puede olvidar que algunas

personas tienen una gran capacidad de resiliencia, y de salir adelante a pesar de muchas

cosas, pero por una u otra razón éstas mujeres se quedan estancadas, viendo en las drogas

las respuestas a sus problemas, y es donde surge una contra pregunta ¿Por qué no todos

resolvemos los problemas drogándonos?

En relación a los casos ingresados a C.T. APOGEN, las principales vulneraciones

diagnosticadas son:

* Violencia Intrafamiliar (100%)

* Violaciones (50%)

* Abusos deshonestos (58%)

* Prostitución (cuando es algo forzado por un tercero o a causa del consumo, perdiéndose la

voluntariedad). (60%)

Aunque no se busque justificar, resulta entendible y atendible que eventos de éste

tipo marquen tanto a una mujer, y a cualquier persona independiente del género, pues

vulneran toda su estabilidad y generan traumas difíciles de superar.

Es común encontrar otros familiares que

consumen, siendo muchas veces la puerta de

entrada al consumo de drogas para las mujeres.

Es más fácil consumir cuando lo hace una

pareja, un hermano o se ha visto beber

alcohol al padre toda la vida, visto tanto

desde el punto de vista del acceso como de la

naturalización del consumo.

Mujeres y Drogas

Familiares en situación de consumo

90%

10%

Sí presenta

No presenta

Principalmente padre y hermanos.

Gráf.7

Page 14: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

COMENTARIOS Y CONCLUSIONES

El construir, habilitar y gestionar una comunidad terapéutica, como lo es hoy en día

APOGEN, es toda una travesía, que requiere de muchos es esfuerzos tanto económicos

como humanos, pero cuando se parte de un sueño y de una convicción personal sustentada

en el voluntariado, sin duda es posible, y este sueño va siendo posible en el trabajar con

otros, en donde las redes de trabajo y al apoyo de entidades de gobierno como CONACE,

Servicios de Salud y FONASA son fundamentales para que éste servicio además esté al

alcance de todas las mujeres, y no sólo quienes pueden costear dicho tratamiento.

Todos los elementos ya citados caracterizan a APOGEN, en donde se trabaja con

mujeres drogodependientes, sus hijos y familias en la comuna de Chiguayante. Único

centro con estas características en la Octava región. Son muchas las lecciones en estos años

de existencia, y este proceso de sistematización ha permitido obtener una radiografía, tanto

de las usuarias como del trabajo realizado, lo que constituye un aprendizaje para mejorar y

crecer.

De todo ello, las principales conclusiones son:

1.- El modelo de APOGEN se centra en ayudarle a la mujer a resolver los “nudos”

de su historia de vida, en generar un autoaprendizaje y que logren hacerse cargo de

los sentimientos y emociones que ello implica, ante lo cual el dejar de consumir es una

alternativa y un efecto de aquello, por lo tanto se busca sanar las causas de fondo, y no la

consecuencia.

2.- Cuando las mujeres encuentran un espacio donde pueden ser ellas mismas,

desahogarse, conversar, hablar, gritar, etc. inician un proceso de redescubrimiento, en

donde se dan cuenta que la careta ya no les sirve, y que tienen elementos positivos y

negativos como todas las personas. Sólo entonces se da el primer paso para iniciar el

proceso real de rehabilitación. APOGEN permite este redescubrimiento y se convierte en el

principal apoyo para muchas de ellas.

Page 15: ADOLFO SOTO Drogodependencia en La Mujer

3.- La familia ocupa un rol importante en el modelo desarrollado por APOGEN,

ejerciendo las tutorías y el acompañamiento necesario dentro del proceso de rehabilitación,

pero esto no quiere decir que las mujeres no puedan salir por sí solas del consumo, vale

decir, la familia puede ser un gran facilitador u obstaculizador del proceso, pero

siempre la última en decidir, es la propia mujer. Por ello, sólo propiciando un modelo

con dichas características, vale decir sin una familia participando del proceso de

rehabilitación, entonces recién se sabrá con certeza los resultados de un modelo con este

perfil.

4.- Resulta interesante que en el proceso terapéutico sean las propias mujeres las que

toman las decisiones, pues sólo así se logra el “Hacerse cargo”, pues ya no existen otros

(familiares, profesionales, etc.) decidiendo por ellas, quedándose en consecuencias con

nadie a quien culpar. Sin embargo, el equipo de trabajo y la familia deben estar preparados

para eventos como recaídas, fugas, etc. cuestión que en APOGEN aún se debe trabajar más

en el contexto familiar, para que las tutorías no decaigan.

5.- Al considerar a la familia dentro de éste modelo de intervención, resulta necesario

generar un apoyo psicosocial más sistemático al núcleo familiar o algunos de sus

miembros, APOGEN ha trabajado en ello, pero se deben hacer mayores esfuerzos para

lograr la integralidad del proceso de intervención.

6.- El considerar a los hijos dentro del proceso de rehabilitación en Comunidad parece

ser muy valorado por las usuarias y por el equipo en general, y sin duda facilita el ingreso

sin culpas y se convierte en un estímulo importante para sencillamente hacerlo, sin embargo

se debe velar porque el cuidado de los niños no distraiga a la madre de su tratamiento,

contando para ello con personal especializado tanto en el cuidado como en la formación y

tratamiento de éstos niños/as.

7.- Es importante considera el tiempo de tratamiento como un contínuo, en donde la

etapa residencial es la parte más intensa o principal, pero una vez en seguimiento el vínculo

no tiene por qué perderse y no se descarta un posible re ingreso, pues romper el círculo de

consumo no es una tarea fácil, y en muchos casos no pasa por el tiempo, sino más bien por

cumplir metas y alcanzar ciertos logros.