a.d. arrepentios

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Page 1: A.D. Arrepentios
Page 2: A.D. Arrepentios

ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 1--- El mundo venidero

Lunes --- Leer con oración: Gn 3:1-6; Is 14:13-14; 2 Co 11:3; Ef 2:2; 6:12; He 2:6-9; Ap 12:7, 9; 20:6

“Porque no sujetó a los ángeles el mundo venidero, acerca del cual estamos hablando” (He 2:5)

DIOS CREÓ AL HOMBRE PARA QUE GOBIERNE EL MUNDO VENIDERO

El tema de la serie anterior del Alimento Diario fue ¿Por qué creó Dios al hombre?, y en el capítulo 2 de la Epístola a los Hebreos vemos una respuesta a esta pregunta. Los versículos del 5 al 9 explican que el gobierno del mundo venidero no será entregado a los ángeles, sino al hombre. No obstante, no será cualquier tipo de persona la que podrá reinar sobre el mundo venidero, sino aquellos que hayan recibido al Señor Jesús como su vida, se hayan negado a sí mismos y que permitieron que la vida divina creciera en su interior.

¿Cómo ocurrirá todo esto? ¿De qué manera esto sucederá en la vida de cada uno de nosotros? Con el propósito de responder a estas interrogantes, en esta serie del Alimento Diario hablaremos sobre el reino de los cielos, que tiene una estrecha relación con el mundo venidero, el reino milenario.

El mundo venidero comenzará con la segunda venida del Señor Jesús. El mundo en el que vivimos comenzó a partir de la obra de creación y restauración hecha por Dios y está descrita en el capítulo 1 del libro de Génesis. Sin embargo, hubo antes un mundo que tuvo que ser juzgado por Dios: el mundo antiguo.

En Su creación original, Dios hizo el universo con una belleza y armonía (cfr. Job 38:7), y entregó el gobierno de Su creación a un ángel muy especial, Lucero. Dos capítulos en la Biblia –Ezequiel 28 e Isaías 14– detallan de lo que sucedió con él, que más adelante se convirtió en Satanás, el adversario de Dios.

El capítulo 28 del libro de Ezequiel habla del rey de Tiro, refiriéndose a Lucero: “Así ha dicho Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y acabado de hermosura. En Edén, en el huerto de Dios estuviste (...) Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad” (vs. 12-15).

Lucero era un ser singular y gozaba de una posición muy elevada entre los ángeles –era el querubín protector– pero no se sintió satisfecho, pues ambicionaba más: quería ser semejante al Altísimo (Is 14:13-14). Dios no fue indiferente ante tan grande osadía: “Por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector” (Ez 28:16b). Dios arrojó a Lucero por tierra, como también a toda la legión de ángeles que lo siguió (Ap 12:7, 9). Así la tierra se corrompió. Los fósiles de dinosaurios y animales prehistóricos encontrados hoy en día por los científicos son indicios del mundo antiguo.

Dios juzgó a toda aquella creación con agua y después de haber recreado el mundo, creó al hombre (Gn 1:2-26). Sin embargo, Satanás engañó al hombre (3:1-6; 2 Co 11:3) y aún tiene un gran poder de acción sobre el mundo actual. Él está por detrás de las guerras, las opresiones e injusticias que ocurren por todo el mundo. Incluso el gobierno de las naciones está dentro de su esfera de influencia y control. Él es el príncipe de este mundo, que gobierna con la ayuda de los ángeles que le siguieron (Jn 16:11; Ef 2:2; 6:12; 1 Jn 5:19).

Pese a ello, Dios no desistió de Su propósito. Él está preparando a un grupo de personas para que gobiernen el mundo venidero juntamente con Cristo, (Ap 20:6). Estas personas pasaron por el proceso de la regeneración, están creciendo en la vida divina al negarse a sí mismas, y están siendo perfeccionadas en la obra del Señor. ¡Que Él nos conceda gracia y misericordia, a fin de entregarnos sin reservas a este propósito maravilloso! ¡Alabado sea el Señor!

Punto Clave:Dios quiere prepararnos para ser reyes juntamente con Cristo.

Su punto clave es:

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Pregunta:De modo práctico ¿Qué puede hacer usted para cooperar con el propósito de Dios?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 1 --- El mundo venidero

Martes --- Leer con oración: Gn 1:26; 2:17; 3:1, 6; 4:17-23, 25-26; Sal 139:14“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano” (Is 55:6)

RECONOCER QUE NO PODEMOS HACER NADA SIN DIOSDios entregó el gobierno del mundo antiguo a Lucero, pero él falló y llegó a ser Satanás, el

adversario de Dios. En Su obra de recreación, Dios hizo al hombre a Su imagen, conforme a Su semejanza (Gn 1:26).

Dios creó al hombre a fin de que señoreara sobre toda la creación. Sin embargo, aún no estaba preparado para desempeñar esa tarea. Al igual que un guante tiene la forma de la mano, pero necesita ser llenado por los dedos para tener una utilidad; el hombre sólo tenía la imagen y la semejanza de Dios, por eso, antes de poder gobernar sobre la tierra necesitaba ser llenado por el Señor.

Dios puso a Adán en el huerto de Edén donde estaba el árbol de la vida. Si él hubiera comido de este árbol, Adán habría sido llenado día a día con la vida de Dios mismo. No obstante, antes de que eso ocurriera, el adversario de Dios intervino.

En el Edén también estaba el árbol de la ciencia del bien y del mal, que Dios le había prohibido comer a Adán (2:17). Al comer del fruto de aquel árbol, el hombre se convertiría en un conocedor del bien y del mal, comenzaría a actuar de manera independiente de Dios, viviendo por la vida de su alma y finalmente, moriría. Esto impediría el cumplimiento del plan de Dios de llenar al hombre con Su vida a fin de gobernar por medio de él.

Dios quería que el hombre comiera del árbol de la vida, pero Satanás pretendía hacer que se alimentara del árbol de la ciencia del bien y del mal. Satanás sabía que, al comer de aquel fruto, el hombre se volvería como él es: rebelde, independiente de Dios, centrado en su propia alma, egocéntrico.

Con el fin de lograr su objetivo, el enemigo de Dios no abordó a Adán directamente sino, como una serpiente sagaz, y de manera astuta, apareció delante de Eva en un momento en que ella estaba sola (3:1). Logró tocar en la emoción de la mujer, e hizo que deseara el fruto del árbol de la ciencia (v. 6). Eva comió de su fruto y también se lo dio a su marido. Por medio de ese acto, Satanás logró dañar al matrimonio que Dios había creado para que cumpliera Su voluntad.

Una vez “envenenados” por comer del fruto del árbol de la ciencia, Adán y Eva ya no podían ejercer ningún tipo de señorío por el Señor. En consecuencia, fueron expulsados del Edén. Antes el matrimonio gozaba de la presencia de Dios, que los trataba como amigos íntimos, y tenían todo lo que necesitaban: sustento, gozo y seguridad. Pero después que fueron expulsados le sucedieron a su generación muchas cosas desafortunadas. El primogénito Caín asesinó a su hermano Abel. Los descendientes de Caín se volvieron personas vengativas y violentas, vivieron de una manera independiente de Dios (Gn 4:17-23).

Sin embargo, ante este cuadro de desolación y desesperación, una luz brilló: Adán y Eva tuvieron un nieto y con esto reconocieron su fragilidad e incapacidad de vivir sin Dios, entonces invocaron el nombre del Señor: “Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová” (4:25-26).

Invocar el nombre del Señor –“¡Señor Jesús! ¡Oh Señor Jesús! ¡Te necesito!”–, es reconocer que no podemos vivir ajenos a Dios.

La Biblia registra que todos los siervos del Señor invocaban Su nombre. Sólo el libro de Salmos contiene al menos veinte registros de la práctica de invocar el nombre del Señor. El Salmo 99:6 afirma: “Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, y Samuel entre los que invocaron su nombre; invocaban a Jehová, y él les respondía”; y en el Salmo 116 el salmista exclama: “Oh Jehová, libra ahora mi alma” (v. 4); y además dice: “¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? Tomaré la copa de la salvación, e invocaré el nombre de Jehová” (vs. 12-13).

Invocar el nombre del Señor debe ser nuestra reacción espontánea frente a todo lo que Él ha hecho por nosotros. Cuando Le invocamos, Él ciertamente nos oye. Invocar también es una manera de volvernos

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al propósito de Dios: comer del árbol de la vida para llenarse de la vida divina y estar aptos para reinar el mundo venidero con el Señor.

Punto Clave:Invocar el nombre del Señor es reconocer que no podemos vivir ajenos a Dios.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Cuáles fueron las consecuencias de que el hombre haya comido del árbol de la ciencia del bien y

del mal?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 1 --- El mundo venidero

Miércoles --- Leer con oración: Gn 10:9; 11:4; 12:1, 10-20;13:3-4; Jos 24:2b; Hch 7:2“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él (1 Jn 2:15). Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe” (1 Jn 5:4)

VENCER AL MUNDOAdán y Eva, al reconocer la condición de fragilidad en la que se encontraban, dieron inicio a la

práctica de invocar el nombre del Señor. Algún tiempo después, entre sus descendientes, surgió un hombre llamado Nimrod. La Biblia dice que fue un vigoroso cazador delante del Señor (Gn 10:9), es decir, al comienzo de su vida él actuaba delante de Dios, por eso tuvo éxito. Sin embargo, Nimrod edificó una ciudad llamada Babel, y allí los hombres pretendían edificar una torre cuya cúspide llegara a los cielos con elfin de hacer conocido su propio nombre (11:4).

Esa fue una consecuencia más de haber comido del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Por el hecho de vivir independientemente de Dios, centrado en sí mismo, el hombre abandona el nombre del Señor y anda por el camino de las tinieblas, la desolación y la violencia.

Al ver la torre que los hombres habían construido para exaltar su propio nombre, Dios decidió intervenir. Él había hecho un pacto con Noé, le prometió que no usaría más las aguas de diluvio para juzgar al hombre. Por eso, para impedir aquella edificación, Dios confundió el lenguaje del pueblo y lo dispersó por toda la tierra.

De entre los que fueron dispersados, un grupo se instaló en Mesopotamia, en la región de Caldea. Este pueblo se volvió idólatra, no invocaba el nombre del Señor (Jos 24:2b). No obstante, Dios escogió a un hombre de en medio de aquellas personas; su nombre era Abraham (Hch 7:2).

Dios sacó a Abraham de Caldea cuando aún era joven. Fue conducido por su padre, Taré, hacia fuera de aquella tierra de ídolos rumbo a la tierra de Canaán. A partir de allí, sólo fueron hasta Harán, donde se quedaron (Gn 11:31). El Señor se le apareció a Abraham y allí le dijo que dejara su tierra, su parentela y la casa de su padre y se fuera a la tierra que Él le mostraría (12:1).

Si traemos esta situación a nuestra vida cristiana hoy, percibiremos que no debemos quedarnos atados al mundo (1 Jn 2:15). Es importante que recordemos que el enemigo de Dios usa tres aspectos del mundo para atar al hombre. El primero de ellos es la religión. Muchos no le ven nada de malo a las religiones, pues enseñan el bien, pero en realidad, la religión lleva al hombre a la humanidad, pero lo aparta del verdadero propósito de Dios. El segundo aspecto por el cual Satanás esclaviza al hombre es el mundo del pecado, representado por Harán, una región de Asiria.

Pero, el deseo de Dios era librar a Abraham del mundo del pecado y conducirlo a la tierra de Canaán. Al llegar allí, edificó un altar e invocó el nombre del Señor, recobrando de esta manera esta práctica (Gn 12:8).

El libro de Deuteronomio relata que Canaán era la buena tierra, donde no faltaba nada (Dt 8:7-10). Sin embargo, en los tiempos de Abraham, la lluvia cesó, por eso faltó alimento. Esta fue una gran prueba para Abraham. Permanecer en Canaán habría sido una demostración evidente de la fe de Abraham, que estaría seguro de que Dios se preocuparía de sus necesidades. Pero en vez de eso, descendió a Egipto, que representa el otro aspecto que aprisiona al hombre, el mundo del sustento, pues allí había abundancia de alimentos por causa de las crecidas anuales del río Nio. Sin embargo, Abraham salió de allí avergonzado y fue expulsado por el mismo Faraón. De regreso a Canaán, fue hasta el lugar donde había edificado un altar y allí invocó nuevamente el nombre del Señor (Gn 12:10-20; 13:3-4).

Punto Clave:Dios nos cuida.

Su punto clave es:

Pregunta:

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¿Cómo ha cuidado Dios de sus necesidades?ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADO

Semana 1 --- El mundo venideroJueves --- Leer con oración: Hch 7:9-15, 17-20

“Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él, y le libró de todas sus tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto, el cual lo puso por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa” (Hch 7:9-10)

GOBERNADOS POR LA VISIÓN DE QUE REINAREMOSLos descendientes de Abraham también fueron probados en cuanto al sustento. Años después, por el

hecho de que hubo hambre nuevamente en la tierra de Canaán, su hijo Isaac, igualmente, quiso descender a Egipto, pero Dios se lo impidió. En la época de su nieto Jacob, él y sus descendientes vivían muy bien en la tierra prometida, hasta que el hambre también apareció. Ante la escasez de alimentos, Jacob no descendió a Egipto, pero envió a sus hijos para que compraran cereales (Gn 42:1-3).

Cuando descendieron a Egipto, encontraron a su hermano José, que era el gobernador de todo aquel imperio. Muchos años antes, José había sido vendido por ellos a unos comerciantes, que a su vez, lo vendieron como esclavo en Egipto. A pesar de la acción maligna de sus hermanos, Dios estaba con el joven José, pues tenía un propósito con él.

Dios le había dado un sueño a José, en el cual su familia se inclinaba frente a él. José creció acordándose de este sueño, aunque las amarguras de la vida y los sufrimientos que le sobrevinieron injustamente parecieran decir que el sueño nunca se cumpliría. Él se comportó de manera ejemplar durante todo el tiempo en que estuvo como esclavo o prisionero, sin murmurar o blasfemar jamás en contra de nadie.

El sueño se realizó y José se convirtió en el gobernador de toda la tierra de Egipto. Así como José tuvo un sueño, nosotros también tenemos una visión: la promesa de que los vencedores reinarán con Cristo. Necesitamos vivir de un modo digno de esta promesa a fin de que gobernemos el mundo venidero.

Cuando Jacob y toda su familia descendieron a Egipto, José les dio la mejor tierra, donde todo lo que se plantaba crecía con facilidad. La vida en Egipto se volvió fácil y cómoda para los israelitas, y por esa razón, no volvieron a Canaán y con el paso del tiempo, se olvidaron de Dios.

Pero Dios no se olvidó de Su pueblo. Después de transcurrir un tiempo, surgió un Faraón que no conocía a José y les impuso trabajos forzados a los israelitas. El pueblo comenzó a ser maltratado, oprimido y castigado todo el tiempo por los egipcios. Por esa razón, ellos clamaron a Dios, que los oyó. Entonces Dios comenzó a preparar a Moisés como el libertador de Su pueblo. Esto es lo que veremos mañana.

Punto Clave:Vivir de modo digno del reino.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Cómo venció José los sufrimientos, tribulaciones e injusticias que le sobrevinieron?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 1 --- El mundo venidero

Viernes --- Leer con oración: Ex 2:11-15; Dt 34:7; Mt 13:22; Mr 4:19; Lc 8:14; 21:34; Hch 7:23, 30“Jehová el Dios de Israel dice así: Deja ir a mi pueblo a celebrarme fiesta en el desierto” (Ex 5:1b)

LIBRES DE LA ESCLAVITUD DEL MUNDO PARA SERVIR AL SEÑORDios quería sacar a Su pueblo de Egipto, donde era esclavizado y oprimido, a fin de llevarlo a la

tierra de Canaán para restaurar el servicio a Dios. Con ese objetivo, Él preparó a un libertador: Moisés.La vida de Moisés puede ser dividida en tres periodos de cuarenta años (Hch 7:23, 30; Dt 34:7). Él

vivió sus primeros cuarenta años en el palacio de Faraón, donde recibió la mejor educación de la época. A los cuarenta años, al ver los penosos trabajos de su pueblo, pensó que podría ayudarlo por su propio esfuerzo y capacidad. Finalmente, terminó matando a un egipcio para defender a uno de los suyos. Después, huyó al desierto (Ex 2:11-15).

En el desierto, Moisés se casó, tuvo hijos y cuidó de los rebaños de su suegro durante cuarenta años. Esto formaba parte del trabajo de Dios, que lo estaba preparando para que un día libertara al pueblo de Israel.

Después de cuarenta años en el desierto, ya con ochenta años, comenzó el tercer periodo de la vida de Moisés, cuando toda su capacidad natural que había alcanzado en su juventud había muerto. Dios vino para llamarlo, cuando él ya no confiaba más en sí mismo, para enviarlo delante de Faraón a fin de sacar a los hijos de Israel de Egipto (3:10-12).

Moisés y su hermano Aarón hablaron con Faraón para exigirle que libertara al pueblo, pero el rey no accedió. Por esa razón, Dios envió diez plagas sobre Egipto, cada vez más fuerte una que la otra. La décima plaga fue terrible: la muerte de todos los primogénitos entre los egipcios.

El Señor enviaría de noche a un ángel, que pasaría de casa en casa para exterminar a los primogénitos. Los israelitas habían sido instruidos a inmolar un cordero, poner su sangre en los postes y en los dinteles de las puertas, pues la casa donde hubiere esta señal sería pasada por alto por el ángel. Además, los israelitas debían comer la carne de aquel cordero, y eso les daría las fuerzas para la travesía que harían.

En aquella noche, el ángel de Dios pasó, y no hubo ni siquiera una casa entre los egipcios en la cual no hubiera un muerto. En cambio, entre los hijos de Israel nadie murió. Mientras que las familias egipcias lloraban por el duro golpe que habían sufrido, el pueblo de Israel finalmente tuvo las condiciones para salir.

El pueblo partió y llegó a la orilla del Mar Rojo. En aquel momento, los egipcios ya se habían arrepentido de haber dejado partir a los israelitas y entonces, salieron a perseguirlos. Dios hizo que las aguas del mar se abrieran, y el pueblo de Israel pasó en seco. Pero los egipcios perecieron cuando Dios hizo que las aguas volvieran a su cauce normal (Ex 14:28).

Egipto representa el mundo de la comodidad y de las preocupaciones por el sustento. Es por eso que el Señor Jesús mismo le advirtió a Sus discípulos que no se cargaran por los afanes de esta vida (Lc 21:34), pues la comodidad y los afanes producen ansiedades que ocupan nuestro corazón y lo vuelven inadecuado para que la palabra de Dios produzca frutos (Mt 13:22; Mr 4:19; Lc 8:14).

Satanás, el príncipe de este mundo, intenta enredar a los cristianos con los tres aspectos del mundo: o los vuelve personas extremadamente apegadas a los conceptos religiosos, o usa las tentaciones para arrastrar al creyente al pecado o finalmente, usa la comodidad, los afanes de esta vida y el engaño de las riquezas para alejarlo de Dios y de Su palabra.

Dios desea que Le sirvamos sin impedimentos y que seamos libres de la influencia maligna de estos tres aspectos del mundo. ¡Cuánta alegría tenemos cuando somos liberados del mundo, recibimos al Señor y comenzamos a servirlo! ¡Aleluya!

Punto Clave:Liberados para celebrar una fiesta al Señor.

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Su punto clave es:

Pregunta:¿Le ha rogado a Dios para que lo libere completamente de toda la opresión e influencia mundana?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 1 --- El mundo venidero

Sábado --- Leer con oración: Nm 13:27; 14:6-10, 29-30, 34; 27:18“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Ti 1:7)

EL ESPÍRITU TODO-INCLUSIVO NOS HACE PROSEGUIR A LA METAEl pueblo de Israel salió de Egipto, cruzó el Mar Rojo y entró en el desierto, que debía atravesar

caminando algunos días, para llegar a Canaán. De hecho, ellos llegaron muy cerca de la buena tierra, pero antes de entrar, Dios les dijo que enviaran a doce espías –uno de cada tribu– para reconocer la tierra durante cuarenta días y después traer un informe de lo que vieran.

Al regresar, los espías reconocieron que la tierra era muy rica, fértil y que fluía leche y miel (Nm 13:27). Sin embargo, diez espías quedaron atemorizados con los habitantes de la tierra, especialmente porque entre ellos había gigantes. Ellos pensaban que al enfrentar a aquellos pueblos, serían devorados, pues a sus ojos se consideraban insignificantes como langostas. Esto hizo que todo el pueblo se desesperara y murmurara en contra de Moisés y Aarón.

Únicamente Caleb y Josué, de entre los doce espías, llevaron un informe alentador, animando al pueblo a entrar y poseer la tierra que Dios les había prometido. Pero eso no fue suficiente para hacer callar al pueblo que quería apedrearlos (14:6-10).

Como resultado, Dios determinó que todos aquellos que no creyeron en Su palabra y Lo despreciaron, vagarían durante cuarenta años por el desierto y ninguno de aquellos hombres de más de veinte años de edad entraría en la buena tierra, excepto Josué y Caleb (vs. 29-30, 34).

Es importante relatar que, al hablar de Caleb, el Señor dijo: “Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión” (v. 24). Este versículo muestra que en Caleb había “otro espíritu”, es decir, un espíritu de lucha y de conquista para aquello que Dios había prometido (2 Ti 1:7).

Este otro espíritu que actuó en Caleb y que también fue puesto sobre Josué (Nm 27:18), representa al Espíritu, que hoy está a nuestra disposición. Este Espíritu que entró en nosotros al creer en Jesucristo es el Espíritu Todo-inclusivo, en el cual están concentradas las obras del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Por medio de la acción prevaleciente de la gracia abundante contenida en el Espíritu, podemos proseguir siguiendo al Señor en Su desfile triunfal.

Este también es el aliento de Dios para nosotros: Él desea que prosigamos, que no nos desanimemos, pues los gigantes serán como pan. Que las palabras de Caleb nos sirvan de inspiración: “Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos” (13:30)..

Punto Clave:No mirar las dificultades, sino creer en la promesa del Señor y apegarnos a Él.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Qué tipo de “espía” ha sido usted?

ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADO

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Semana 1 --- El mundo venideroDomingo --- Leer con oración: Nm 20:8-12; Mt 16:18, 24-26; Ef 4:11-12; 1 Co 12:14-17, 21-22

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame (Mt 16:24). Y aun oramos por vuestra perfección” (2 Co 13:9b)

NEGAR LA VIDA DEL ALMA Y SER PERFECCIONADOToda la generación que tenía más de veinte años al salir de Egipto, por causa de su incredulidad,

tuvo que caer muerta en el desierto –excepto Josué y Caleb–, esto significa que la vejez espiritual, nuestra vida del alma, nuestra vida natural, no puede entrar en el mundo venidero. Necesitamos negar la vida del alma hoy.

El ejemplo de Moisés también nos sirve como una fuerte advertencia: cuán peligrosa es nuestra vida del alma. Puesto que era el líder del pueblo de Israel, él sabía que necesitaba negarse a sí mismo. No obstante, en el episodio donde el pueblo de Israel murmuró por la falta de agua en Meriba, no actuó según la determinación de Dios, sino que se airó e hirió la peña dos veces con su vara, cuando debió sólo haber hablado a la peña (Nm 20:8-11).

Aquella peña, prefigura al Señor Jesús, que sólo podía ser herido una sola y única vez –esto simboliza Su muerte redentora en la cruz–. Herir la peña por segunda vez, como lo hizo Moisés, era como exigirle al Señor Jesús ser crucificado nuevamente. Además, en su ira no santificó al Señor delante de los hijos de Israel. Como resultado, él no pudo entrar en la tierra de Canaán (v. 12).

Si Moisés hubiera negado su vida del alma y obedecido a la palabra de Dios en aquel episodio, habría entrado a la tierra de Canaán, pero aquello, podemos considerar un pequeño error que le impidió alcanzar su objetivo.

Moisés se quedó muy triste y se arrepintió. Él le insistió al Señor, Le rogó para que lo dejara entrar en Canaán. Era como si le hubiera dicho: “Señor, me arrepiento; ¡déjame entrar! ¡Tengo ciento veinte años, he guiado al pueblo durante cuarenta años! ¡Déjame entrar! ¡Nací para entrar en Canaán y para llevar al pueblo a entrar en esta tierra! ¿Ahora, en el último momento, no podré entrar? ¡Señor, déjame entrar!”. Pero Dios le respondió algo como esto: “¡Basta Moisés, no me lo pidas más! ¡Deja de insistirme, porque si continuas pidiéndome, voy a terminar dejándote entrar! Si hago eso, ¿Cómo quedará mi posición? No puedo ir en contra de Mí mismo. Moisés, no Me pidas más que te deje entrar” (cfr. Dt 3:25-26).

Esto debe hacernos reflexionar sobre cuánto nos hemos negado a nosotros mismos. Tal vez algunos piensen que ya han negado lo suficiente su vida del alma y se sienten satisfechos. Pero ¡por detrás de este pensamiento, está el peligro de no ver cuán terrible es nuestro ego!

Quien no niega la vida del alma no conoce el peligro que hay en ella. Sólo basta que un poco se manifieste de ella y eso podría impedir que un hijo de Dios entre en el reino para gobernar el mundo venidero. Necesitamos ver cuán importante es quemar en el fuego todo lo que procede de nosotros mismos. En Mateo 16, después de revelar la iglesia a Sus discípulos (v. 18), el Señor Jesús mencionó la importancia de que cada uno se niegue a sí mismo, tome su cruz y Lo siga (v. 24). E inmediatamente agregó: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?” (vs. 25-26).

Si no nos negamos a nosotros mismos es imposible que obtengamos más de la vida de Dios. Sólo en la medida que neguemos la vida del alma, la vida de Dios puede ser añadida en nosotros. Por eso, si queremos gobernar el mundo venidero, no debemos traer nuestras cosas naturales a la iglesia.

Asimismo, para ser aptos para gobernar el mundo venidero, necesitamos ejercitarnos para ser perfeccionados. En Efesios 4, a partir del versículo 11, podemos ver que aquellos que tienen el ministerio de la palabra perfeccionan a los santos para la obra del ministerio, que es edificar el Cuerpo de Cristo. Para eso, cada uno de nosotros debe desempeñar su ministerio. El capítulo 12 de la Primera Epístola a los Corintios muestra que todos los miembros del Cuerpo de Cristo son importantes y tienen una función. Así como en el cuerpo humano cada miembro necesita del otro, también en el Cuerpo de Cristo nos necesitamos los unos a los otros.

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A fin de ser aptos para reinar con el Señor en el mundo venidero, además de negar totalmente la vida del alma, también necesitamos ser perfeccionados por el Señor, para el ejercicio de nuestros dones y la cooperación de los hermanos que están a nuestro alrededor. ¡Alabado sea el Señor!

Punto Clave:Todos los miembros del Cuerpo de Cristo son importantes.

Su punto clave es:

Pregunta:En su vivir ¿puede identificar situaciones en las que Dios desea que usted se niegue a sí mismo por

causa de Él?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 2--- ¡Arrepentíos!

Lunes --- Leer con oración: Mt 1:20; 4:17; 16:18-19, 24-25; Ef 4:11-12“El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará” (Jn 12:25)

NEGARSE A SÍ MISMO Y SER PERFECCIONADOEn el mensaje anterior vimos que el reino venidero estará bajo el gobierno del hombre. Para reinar,

necesitamos cumplir dos requisitos hoy: renunciar a la vida del alma para que la vida divina crezca; y ser perfeccionados para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo.

Entrar en el reino venidero es un asunto de estar plenamente lleno de la vida de Dios (Mt 16:24). Si estamos llenos de la vida natural que heredamos de Adán, ¿cómo nos podrá ser añadida la vida de Dios? Dios nos puso en la iglesia para que nos vaciemos de nosotros mismos y para que más de Su vida nos sea añadida.

Cuando el Señor Jesús comenzó a predicar, anunció: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (4:17). De entre aquellos que Le seguían escogió a doce discípulos, a quienes llamó apóstoles (10:1-2). Apóstol significa aquel que es enviado. Él los envió para predicar que “el reino de los cielos se ha acercado” (v. 7).

Ahora el reino de los cielos está más cerca. ¡Arrepintámonos de vivir en nosotros mismos y preparémonos para su manifestación, pues hoy vivimos la realidad del reino de los cielos, la iglesia! En Mateo 16 vemos que la iglesia fue engendrada para que en ella, neguemos la vida del alma y así, la vida de Dios crezca en nosotros (vs. 24-25).

El Señor Jesús también reveló que la iglesia tiene las llaves del reino de los cielos: “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (v. 19). Por tanto, las llaves que le fueron dadas a la iglesia tienen como propósito abrir las puertas del reino a las personas.

En el pasado nos enseñaron a guardar muchos aspectos de la iglesia, pero según la revelación que el Señor nos ha dado actualmente, la iglesia es el lugar donde podemos negar la vida del alma a fin de que la vida de Dios crezca. Es allí donde tenemos la oportunidad de servir, ejercitando los dones de manera que seamos perfeccionados (Ef 4:11-12). Si cumplimos estos dos aspectos podremos entrar en el reino.

El evangelio de Mateo no da énfasis a la iglesia, sino al reino. Dios quiere entregarnos el gobierno del reino de los cielos, y la iglesia es el lugar que Él nos preparó para que nos neguemos a nosotros mismos y seamos perfeccionados para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo. Si practicamos esto hoy, podremos entrar en el reino venidero. Por eso el Señor Jesús comenzó a predicar: “: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”.

Punto Clave:La práctica hoy tiene como objetivo el reino en el futuro.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Cuál es la principal función de la iglesia hoy según la revelación que hemos recibido?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 2 --- ¡Arrepentíos!

Martes --- Leer con oración: Mt 4:17; Ro 8:6-11“Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Ro 8:6)

PONER TODO NUESTRO SER EN EL ESPÍRITUEn el Evangelio de Mateo 4:17 leemos: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir:

Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. La palabra arrepentimiento, según el original griego, tiene el sentido de cambiar de mentalidad. Romanos 8 nos muestra que la mente es la parte que lidera el alma: “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (vs. 5-6). Por tanto, “arrepentíos” significa que es necesario que haya un cambio de mentalidad. Pero ¿cómo logramos cambiar nuestra mentalidad? Poniéndola en el Espíritu. Al hacerlo, disfrutamos de vida y paz (v. 6).

Romanos 8:10-11 dice: “Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros”. Esta porción nos hace percibir que el hombre tiene tres partes: el espíritu, el alma –cuya parte principal es la mente (vs. 5-6)– y el cuerpo (v. 11). Cada una de las tres partes del hombre tendrá vida, si tiene contacto con el Espíritu, y así será liberada de la muerte.

Antes sólo sabíamos poner nuestra mente en la carne. Pasábamos todo el día pensando en las cosas de la carne, y esto nos llevaba a la muerte. La mente necesita tener un cambio: debe tener contacto con el Espíritu. Únicamente así usted podrá tener vida y paz. ¡No ponga su mente en la carne, sino en el Espíritu!

Romanos 8 nos hace ver que las tres partes de nuestro ser –espíritu, alma y cuerpo– necesitan ser puestas en el Espíritu. Nuestro espíritu fue regenerado cuando, un día, tuvo contacto con este Espíritu; así fue salvo, recibió la vida (v. 10). La mente puesta en el Espíritu también obtiene vida y paz (v. 6). Por eso no pensamos en las cosas de la carne, sino que nos arrepentimos y ponemos nuestra mente en el Espíritu. Incluso nuestro cuerpo, destinado a la muerte, obtendrá vida silo ponemos en el Espíritu (v. 11). ¡Así Cristo Jesús vivificará todo nuestro ser por medio de Su Espíritu!

Punto Clave:La mente puesta en el Espíritu es vida y paz.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Cómo experimenta la mente el arrepentimiento?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 2 --- ¡Arrepentíos!

Miércoles --- Leer con oración: Dt 3:25-26; 1 S 15:29; Mt 1:21; 3:2; Jn 3:14; Ro 8:3, 6“Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt 4:17)

EL SIGNIFICADO DEL ARREPENTIMIENTO¡Alabamos al Señor! Porque Él nos mostró el camino del arrepentimiento. En el Nuevo Testamento,

Dios Le concedió a Sus hijos la oportunidad de entrar en el reino de los cielos mediante el arrepentimiento. Arrepentirse es algo que está vinculado con negar la vida del alma, pero aún necesitamos aprender el genuino significado del arrepentimiento.

En el Antiguo Testamento, Moisés, cuando ya tenía ciento veinte años, le suplicó al Señor para que lo dejara entrar en Canaán: “Pase yo, te ruego, y vea aquella tierra buena que está más allá del Jordán, aquel buen monte, y el Líbano. Pero Jehová se había enojado contra mí a causa de vosotros, por lo cual no me escuchó; y me dijo Jehová: Basta, no me hables más de este asunto” (Dt 3:25-26). Dios no lo atendió, y Moisés no pudo entrar en la tierra de Canaán porque permitió que su vida del alma se manifestara. Moisés se arrepintió, pero el Señor, al no poder ir en contra de Sí mismo, en contra de Su palabra (Nm 23:19; 1 S 15:29), no permitió que él entrara en Canaán.

Para reinar juntamente con el Señor en el mundo venidero, no podemos continuar viviendo por nosotros mismos. Por eso la era del Nuevo Testamento comienza con “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (cfr. Mt 3:2; 4:17). ¡Dios tuvo una especial misericordia de nosotros! Cuando nos arrepentimos, el Señor Jesús nos acepta y mantiene Su promesa con nosotros.

Jesús significa Jehová más salvación, o Jehová salva (Mt 1:21). Para salvarnos, Él fue concebido por el Espíritu Santo en María, y así, Dios se hizo carne. Sin embargo, puesto que fue concebido por el Espíritu Santo, Jesús sólo tenía la semejanza de carne de pecado, pero no el pecado (Ro 8:3). El capítulo 3 del Evangelio de Juan habla sobre la serpiente de bronce que Moisés levantó en el desierto para salvar a los que la miraban (v. 14). Esta serpiente tenía la semejanza de una serpiente, pero no tenía su naturaleza ni su veneno. Igualmente, al ser crucificado, el Señor Jesús tenía sólo la semejanza del pecado, pero no tenía el “veneno”, el pecado. Por esa razón, Él era digno de morir y cumplir la redención por nosotros.

En el Antiguo Testamento, el patrón era la ley, según el cual el Señor no podía ir contra Su determinación. Pero el Señor Jesús en Su predicación anunció las buenas nuevas neotestamentarias, Su nuevo pacto, al decir: “Arrepentíos”.

En el Nuevo Testamento, Él, Dios mismo, fue a la cruz por nosotros. Por causa de Él, cuando nos arrepentimos y volvemos nuestra mente al Espíritu, disfrutamos vida y paz (Ro 8:6). De esta manera, estamos nuevamente aptos para reinar en el mundo venidero. ¡Aleluya!

Punto Clave:El arrepentimiento nos restaura a la condición de reinar en el mundo venidero.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Por qué Dios no permitió que Moisés entrara en la buena tierra, aun después de haberse

arrepentido?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 2 --- ¡Arrepentíos!

Jueves --- Leer con oración: Gn 3:6; Mt 2:13, 16, 20; Jn 16:8-11; Ro 2:4; 8:3, 5-6; 1 Ti 2:14; He 4:15

“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2 P 3:9)

EL VERDADERO ARREPENTIMIENTOEl arrepentimiento mencionado desde el inicio del Nuevo Testamento revela la bondad y la

misericordia de Dios que nos alcanzó (Ro 2:4), y establece una esfera de acción del Espíritu Santo en nosotros (Jn 16:8-11). Para que hoy podamos arrepentirnos, Dios vino en semejanza de carne de pecado (Ro 8:3). Él fue engendrado en María y desde su nacimiento fue rechazado, a tal punto de nacer en un pesebre, pues no había quien lo recibiera. También fue perseguido, cuando el rey Herodes mandó a matar a todos los bebés de Belén y sus alrededores con el objetivo de eliminar al niño Jesús (Mt 2:16). Él no pudo permanecer en Su tierra natal, por eso José huyó con Jesús y María a Egipto (v. 13). Posteriormente, instruido por Dios para volver a la tierra de Israel, José y su familia fueron a vivir a Nazaret, un lugar despreciado (vs. 20, 23).

Jesús vivió humildemente como el hijo de un carpintero. Durante aproximadamente treinta años experimentó la vida humana. Conoció el sufrimiento, la alegría, la tristeza, el amor, el odio y las dificultades del vivir humano. Por tanto, Él puede compadecerse de nuestras debilidades y conducirnos al arrepentimiento (He 4:15). Esto no formaba parte de la realidad del Antiguo Testamento. Moisés se arrepintió, pero el Señor no le permitió entrar en Canaán. Sin embargo, cuando Dios vino a la tierra como Jesús, Él pasó por la experiencia humana, por eso puede compadecerse de nosotros.

Otro ejemplo del patrón de la relación de Dios con el hombre puede ser visto en Adán. Dios le prohibió comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. Es probable que Adán haya obedecido, pero “vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella” (Gn 3:6). Adán sabía que moriría si comía del fruto de este árbol, pero aun así acabó yendo en contra de la orden de Dios e incurrió en transgresión por causa de su mujer (1 Ti 2:14). Dios, por otra parte, no podía ir en contra de Su palabra.

¡Aleluya! El Señor Jesús experimentó la vida humana. Hoy, si fallamos, podemos arrepentirnos, contristados por haber ofendido al Señor, y Él en Su misericordia, nos perdona. Por el arrepentimiento tenemos un cambio de mentalidad. Antes nuestra mente pensaba en las cosas de la carne, y el resultado era muerte; ahora la ponemos en el Espíritu, donde experimentamos vida y paz (Ro 8:5-6).

Muchos aún no aprecian la libertadora experiencia del arrepentimiento y lo tratan como algo común, sólo como un asunto bíblico. Se equivocan y después intentan arrepentirse, pero de manera superficial. Recordemos que el arrepentimiento es una gran gracia concedida por Dios, y no podemos usarla inadecuadamente. No es decir de la boca para afuera: “Señor, me arrepiento” y continuar en el error, en el pecado. Esto no nos ayudará a entrar en el reino. Nuestro arrepentimiento tiene que ser absoluto, completo. Dios requiere de nosotros un verdadero arrepentimiento.

Punto Clave:Apreciar la libertadora experiencia del verdadero arrepentimiento.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Por qué el arrepentimiento superficial no nos ayudará para entrar en el reino?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 2 --- ¡Arrepentíos!

Viernes --- Leer con oración: 1 Co 5:1-6; 2 Co 2:13; 7:5-7, 13“Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte” (2 Co 7:10)

EL ARREPENTIMIENTO DE PABLO Y SU CUIDADO PARA CON LA IGLESIA EN CORINTO

La Biblia muestra que, de hecho, Pablo aprendió lo que es el arrepentimiento. En su tercer viaje, estando en Éfeso, supo que en la iglesia en Corinto había un hermano que había cometido fornicación (1 Co 5:1). Apenas recibió la noticia, Pablo reaccionó duramente: “Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús” (vs. 3-5). Después le pidió a Tito que entregara esa carta.

Desde que el mensaje salió, Pablo perdió la paz. Esperaba ansiosamente la noticia de cómo la iglesia en Corinto reaccionaría al recibir su carta. Aprensivo en su corazón y muy triste en su espíritu por haber escrito algo movido por el alma, Pablo se desesperó, quería saber por qué Tito aún no había llegado. Para saber luego la respuesta, decidió ir para encontrarse con su colaborador. Al llegar a Troas, no lo encontró, entonces, se dirigió en barco a Macedonia (2 Co 2:12-13).

Pablo era un siervo de Dios y temía haber tomado una posición errónea. Después de llegar a Macedonia, se encontró con Tito y se alegró mucho al saber que los hermanos en Corinto se habían arrepentido (7:6-7, 13). Los ancianos de la iglesia en Corinto no habían tratado adecuadamente el problema, por eso recibieron la reprensión de Pablo (1 Co 5:6). Los ancianos, los hermanos responsables, reconocieron su error, y eso produjo arrepentimiento en ellos. Tuvieron comunión con el hermano que pecó, y él también se arrepintió (2 Co 7:5-7).

Cuando los corintios recibieron la carta del apóstol, vieron cómo él se preocupaba por la iglesia. Los hermanos responsables se quedaron muy conmovidos, y Pablo fue confortado no sólo por la llegada de Tito, sino también por el consuelo que Tito recibió de ellos: “Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aun más” (vs. 6-7). Los ancianos reaccionaron bien con la carta, se arrepintieron y trataron el problema. Además, percibieron cuánto el apóstol los cuidaba y se quedaron muy conmovidos, pues Pablo los amaba y se preocupaba por ellos.

Punto Clave:Pablo se arrepintió, los ancianos se arrepintieron y el hermano que pecó también se arrepintió.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Por qué Pablo se preocupó por la tardanza de Tito?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 2 --- ¡Arrepentíos!

Sábado --- Leer con oración: 2 Co 7:7-11; Gá 6:1“Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte” (2 Co 7:9)

EL ARREPENTIMIENTO SEGÚN DIOSPablo recibió consolación de parte de los hermanos en Corinto por medio de Tito (2 Co 7:7), pues

aquella iglesia apreciaba al apóstol. Entre ellos había un sentir de afecto entrañable, celo y vindicación. Pablo se preocupaba por ellos: “Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó” (v. 8). Cuando Pablo escribió esta carta, se quedó preocupado por la reacción de la iglesia. Es posible que él no haya reaccionado según el Espíritu y movido por su celo natural, pensara: “¿Cómo no trataron esto con una persona pecadora como esta? Por lo visto, yo voy a tener que solucionar esto”. Aunque haya exagerado al tratar con la situación, se arrepintió. Finalmente, los ancianos también se arrepintieron.

Con relación al hermano que pecó, el versículo 9 dice: “Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte”. Esta fue la experiencia de Pablo y de los hermanos responsables de la iglesia en Corinto. Un arrepentimiento como éste trajo confortación y unió a los hermanos: “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte. Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto” (vs. 10-11).

El arrepentimiento no puede ser de cualquier manera, como: “Señor, me arrepiento”, y listo. Es necesario que pasemos por esa fuerte experiencia interior de pesar, de constreñimiento, de sentirnos triste por haber pecado y ofendido al Señor, e indignos del perdón de Dios: “¿Por qué hice esto? Tantos años con el Señor... ¿Por qué hice esto?”. Necesitamos ser iluminados para ver dónde nos equivocamos y reconocer cuando no actuamos correctamente. No es sólo decir de manera liviana: “Señor, me arrepiento”. Pablo ciertamente se dijo a sí mismo: “¿Por qué no tomé esta decisión después de orar mucho? ¿Por qué reaccioné así, según mi alma? ¿Por qué traté de este modo el problema?” (Gá 6:1). Aprendamos esta lección: ¡Nuestro arrepentimiento necesita ser genuino y cabal!.

Punto Clave:Arrepentimiento genuino y cabal.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Cuándo el arrepentimiento es según Dios?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 2 --- ¡Arrepentíos!

Domingo --- Leer con oración: Ro 8:6; 12:2; 2 Co 7:12-13“Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto” (2 Co 7:11)

EL RESULTADO DE UN ARREPENTIMIENTO GENUINONuestra mente necesita experimentar un cambio, ser renovada (Ro 12:2). Debemos ponerla en el

espíritu para tener comodidad, vida y paz. Cuando esto sucede, el arrepentimiento se vuelve una experiencia real, y somos aceptados por Dios. No diga apenas: “Señor, me arrepiento”, sino busque la luz para ver su error, para arrepentirse completamente.

Si usted no busca reflexionar sobre su error, volverá a cometerlo. La situación que ocurrió entre los hermanos de la iglesia en Corinto produjo al final, el arrepentimiento de los ancianos e incluso de la persona que cometió el agravio. Todos se arrepintieron. Pablo mismo, que actuó de modo precipitado, en su alma, tal vez pensó que, como apóstol, podía tratar el asunto de aquella manera. Después que hizo eso, percibió que no había orado lo suficiente para actuar en el espíritu, por eso no tuvo paz. Cuando tratamos los problemas en la iglesia, no podemos hacerlo de cualquier manera. Por haber actuado de aquella manera, Pablo no tuvo tranquiidad. Pero ¡Aleluya! Tito le trajo buenas noticias: el arrepentimiento de la iglesia.

Los ancianos y también aquel que cometió el mal se arrepintieron. Nuestro arrepentimiento necesita siempre ser completo. El Señor atiende este tipo de arrepentimiento, perdona y oye la oración. Finalmente, Dios mismo nos viene a confortar.

La lección del arrepentimiento de la iglesia en Corinto muestra que necesitamos arrepentirnos, para que nuestra mente cambie. No ponga la mente en la carne, porque el resultado será muerte, sino en el Espíritu, donde obtendremos vida y paz (Ro 8:6). ¿Qué es lo que usted siente cuando se arrepiente? ¿Alegría o tristeza? ¿Comodidad o incomodidad? ¿Paz o condenación? Al arrepentirnos, debemos hacerlo de manera absoluta. De lo contrario, volveremos a cometer el mismo error. Arrepintiéndonos cabalmente, tratamos de hecho, con el asunto.

Por causa del consuelo que recibió con la noticia del arrepentimiento de los hermanos de Corinto, Pablo les escribió: “Así que, aunque os escribí, no fue por causa del que cometió el agravio, ni por causa del que lo padeció, sino para que se os hiciese manifiesta nuestra solicitud que tenemos por vosotros delante de Dios. Por esto hemos sido consolados en vuestra consolación; pero mucho más nos gozamos por el gozo de Tito, que haya sido confortado su espíritu por todos vosotros” (2 Co 7:12-13). Esta atmosfera de arrepentimiento y consuelo nos trae una gran ayuda en el crecimiento espiritual, nos afirma y nos da la convicción de dónde y con quién estamos.

Otra lección importante de la relación entre Pablo y los ancianos de la iglesia en Corinto es que debe haber este sentir de mutua preocupación entre los hermanos responsables de la iglesia y los apóstoles. Cuando los colaboradores levantan una iglesia, necesitan preocuparse por ella y cuidar adecuadamente a los hermanos.

En el pasado, por cierto tiempo, dejamos de visitar a los hermanos de Portugal. Por esa razón, después de dos años, un hermano de allá vino y nos dijo: “Hermano Dong, ustedes no pueden engendrarnos y abandonarnos”. Quedé muy conmovido con sus palabras. Entonces le dije a uno de mis colaboradores: “Necesitamos visitarlos nuevamente”. Por eso la relación entre los apóstoles y los ancianos tiene que ser íntima. ¡Alabado sea el Señor!

Punto Clave:Buscar la luz para ver los errores y arrepentirse completamente.

Su punto clave es:

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Pregunta:¿Qué lecciones aprendió usted en esta semana?

ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 3--- La descendencia de Abraham

Lunes --- Leer con oración: Gn 11:31; 12:1, 8; Jos 24:2; Jn 12:31; 14:30; Hch 7:2-4“Y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová” (Gn 12:8b)

ABRAHAM, LLAMADO POR DIOSDios no desistió del hombre, por eso, aun después de las sucesivas caídas de la humanidad, Él llamó

a Abraham para tener un nuevo comienzo. De la descendencia de Abraham vino el Señor Jesús (Mt 1:1). Conforme al registro del evangelio de Mateo, la genealogía del Señor no comienza con Adán, sino con Abraham, el padre de la raza llamada.

Abraham estaba en Asiria, una tierra de idolatría, cuando fue llamado por Dios (Jos 24:2). Para atender a este llamamiento, tenía que dejar su tierra, su parentela y la casa de su padre (Hch 7:2-4). Pero, puesto que aún era joven, no atendió rápidamente el llamado de Dios, sino que fue alentado por su padre Taré para dejar Caldea. Así caminaron hasta Harán, en Asiria, que simboliza el mundo del pecado, donde permanecieron hasta que Taré falleció (Gn 11:31). Entonces, Dios vino a llamarlo nuevamente (12:1).

El mundo hoy también está lleno de idolatría y pecado porque Satanás es su príncipe (Jn 12:31; 14:30). La idolatría y el pecado mantienen al hombre lejos de Dios; sin embargo, Él es misericordioso y está listo para perdonar a todo aquel que se arrepienta y vuelva su corazón al Señor (Mi 7:18-20).

Esto es lo que vemos en el libro de Jonás. Dios había enviado a Jonás para advertir a los habitantes de la ciudad de Nínive a que se arrepintieran de la multitud de sus pecados. No obstante, el profeta desobedeció y huyó (4:2). Pero, Dios no desistió de él; aunque los marineros lo lanzaron al mar, y fue tragado por un gran pez. En aquella situación Jonás se arrepintió y se dispuso a anunciar la palabra de Dios en Nínive. Entonces el Señor lo libró y lo llevó sano y salvo hasta la playa. Según este relato, vemos que, cuando intentamos esquivar la voluntad de Dios, Él nos conduce de vuelta a Su propósito a través de Sus arreglos soberanos.

El hecho de que Jonás haya pasado tres días y tres noches en el vientre de un gran pez simboliza la muerte y la resurrección del Señor Jesús (Mt 12:39-41; 1 Co 15:3-4). Al morir y resucitar, Jesús cumplió la voluntad divina, redimiéndonos de los pecados, justificándonos delante de Dios. ¡Aleluya!

¡Gracias a Dios! Pues no sólo Jonás se arrepintió, sino también todos los habitantes de la ciudad de Nínive a quienes les anunció la advertencia divina. Finalmente, cuando Dios vio este genuino arrepentimiento, perdonó a aquel pueblo y no continuó queriendo destruir la ciudad (Jon 3:5-10).

En el llamamiento de Abraham, Dios tampoco desistió de él cuando estuvo en Harán, le habló nuevamente con el propósito de conducirlo a la tierra de Canaán. Cuando Abraham llegó allí, adoró al Señor, plantó su tienda, edificó un altar e invocó Su nombre (Gn 12:8). En aquel momento, fue restaurada en la tierra la práctica de exaltar el nombre del Señor. ¡Aleluya! Lo que antes se había perdido por engrandecer el nombre de los ídolos y abandonar el nombre del Señor, Dios lo recobró nuevamente por medio de Abraham, Su escogido.

Dios continúa llamándonos para que cumplamos Su voluntad y como es misericordioso, no se rehúsa a perdonarnos cuando nos arrepentimos delante de Él con un corazón contrito. ¡Aleluya!

Punto Clave:Dios no desiste del hombre.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Qué podemos conocer con respecto al sentir de Dios, a través de lo sucedido con Jonás y la ciudad

de Nínive?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 3 --- La descendencia de Abraham

Martes --- Leer con oración: Gn 12:10; 26:1-2; 37:2, 8, 10; 42:1-2, 6“El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4:4)

EL MUNDO QUE ESCLAVIZA Y LA VISIÓN QUE LIBERAEn la tierra prometida por Dios, Abraham comenzó a padecer hambre (Gn 12:10). La falta de lluvias

y la escasez de alimentos lo llevaron a descender a Egipto, donde había abundancia de víveres, pues allí el río Nio regaba las plantaciones. Abraham, por temor a que lo mataran, le mintió a los egipcios diciendo que Sara era su hermana, pues era hermosa y podían codiciarla. Como resultado, el rey egipcio desposó a Sara, y Dios lo castigó con grandes plagas (vs. 18-19). Cuando la mentira de Abraham fue descubierta, Faraón lo expulsó de Egipto. Entonces, regresó a Canaán, al lugar donde había levantado un altar, y allí invocó el nombre del Señor (13:4). Es probable que, avergonzado y arrepentido, haya clamado a Dios por Su perdón.

Isaac y Jacob pasaron por experiencias semejantes, pero el primero, por la soberanía divina, no completó el camino hasta Egipto, y el segundo no descendió inmediatamente, sino que envió a sus hijos para que compraran alimentos (26:1-2; 42:1-2).

José, por su parte, descendió a Egipto después de haber sido vendido como esclavo por sus hermanos, pero no sucumbió, pues en su juventud había recibido la visión de que Dios haría de él un rey (37:8, 10). Esta visión probablemente lo gobernó durante toda su trayectoria: cuando fue esclavizado, cuando sufrió la injusticia en la casa de Potifar y cuando fue olvidado en la prisión. En medio de esas situaciones, José permaneció siendo fiel a Dios, que lo bendecía en todo lo que hacía. Finalmente, fue designado como gobernador de Egipto, mediante el arreglo soberano de Dios de concederle autoridad con elfin de preservar la vida en la tierra (Gn 41:38-44; 45:5-7).

Cuando Abraham llegó a Canaán, aún tenía poca fe y no creía que Dios supliría sus necesidades. Muchas veces también actuamos así. Nos es difícil dejar la idolatría y el pecado, pero la búsqueda por el sustento y la comodidad en este mundo todavía tiene el efecto de impedirnos obedecer la visión celestial. Nuestro tiempo y disposición frecuentemente son usurpados por el exceso de trabajo y por los afanes de este mundo. Sin embargo, el Señor nos rodea de situaciones cuyo objetivo es liberarnos y prepararnos para ser reyes. Así como José, debemos ser fieles a esta comisión, sometiéndonos a los arreglos de Dios y dejándonos conducir por esta visión gobernante.

¿Cuál es su visión hoy? ¿Obtener sustento y riquezas terrenales o gobernar el mundo venidero? Si el objetivo de nuestra vida es obtener sustento en el mundo presente, seremos esclavizados en esa búsqueda y no dispondremos de tiempo para hacer la voluntad de Dios. Pero, si en cambio, pasamos a ser gobernados por la visión de que el Señor sujetará el mundo venidero a hombres maduros en la vida de Dios, que fueron perfeccionados en Su obra, seremos liberados de toda esclavitud para cooperar con Él, apacentando a los hermanos, predicando el evangelio del reino. ¡Aleluya!

Punto Clave:Ser restringido por una visión que libera.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Por qué José no sucumbió ante la esclavitud de Egipto?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 3 --- La descendencia de Abraham

Miércoles --- Leer con oración: Ex 1:8, 11; 2:11-15, 23-25; 3:1; 12:2-8, 29-10; Hch 7:22-23, 30, 34“Este (El Señor) los sacó, habiendo hecho prodigios y señales en tierra de Egipto, y en el Mar Rojo, y en el desierto por cuarenta años” (Hch 7:36)

EL PRINCIPAL OBSTÁCULO PARA HEREDAR EL REINOLos hijos de Israel descendieron a Egipto y se establecieron en la tierra de Gosén. Un tiempo

después, fueron esclavizados por un faraón que no conocía a José. Esto fue preparado por Dios para que se convirtieran a Él, pues el yugo de la esclavitud llevó a los israelitas a acordarse del Dios de sus padres y clamaron para ser liberados.

Dios oyó el clamor de los hebreos y les proveyó un libertador, Moisés. Él recibió la educación y la ciencia de aquella época, pues había crecido en la casa de Faraón, donde debió haber aprendido sobre gobierno, economía, ingeniería, oratoria, leyes, administración y estrategia militar (Hch 7:22-23). A los cuarenta años, tal vez consideraba que estaba preparado para efectuar la liberación de su pueblo, pero una situación expuso su falta de preparación e inmadurez: mató a un egipcio al verlo golpear a un hebreo. El crimen fue descubierto y temiendo por su vida, Moisés huyó al desierto (Ex 2:11-15).

Después de pasar cuarenta años en el desierto, Dios lo llamó para liberar a Su pueblo (Hch 7:30-34). Por no haber practicado lo que había aprendido, ya no se sentía capaz de cumplir con la incumbencia de Dios de liderar al pueblo para salir de Egipto. En esto vemos que Moisés pasó por el principio de muerte y resurrección, por esa razón, se volvió útil al propósito divino.

Para tratar con la dureza del corazón de Faraón, Dios envió nueve plagas, realizando señales y prodigios en Egipto, hasta la décima plaga, en la cual se anunció el exterminio de todos los primogénitos egipcios en una única noche. Pero, los hijos de Israel fueron salvados de esta plaga por haber inmolado un cordero, cuya sangre rociaron en los postes y en los dinteles de las puertas de sus casas (Ex 12:2-6). Asimismo, las familias israelitas tenían que celebrar la Pascua, alimentándose de la carne del cordero para tener fuerzas para salir de Egipto al día siguiente. En el Nuevo Testamento, el Señor Jesús es el Cordero cuya muerte sustituyó la nuestra. ¡Gracias a Dios por este Cordero perfecto!

Finalmente el pueblo fue liberado, y al salir de Egipto, se encontró con el Mar Rojo, entonces Dios, poderosamente les abrió el paso en el mar, mientras que los egipcios perecieron.

El Señor proveyó una gran liberación a los hijos de Israel y los cuidó durante todo el tiempo, preservándoles la vida en el desierto, hasta que llegaron a Canaán. Para entrar, sólo les faltaba cruzar el río Jordán. Sin embargo, esto no fue posible, pues la naturaleza de este pueblo aún era obstinada y rebelde (33:3, 5). Después de espiar la tierra de Canaán, los espías dieron un informe que desanimó a los israelitas. Exceptuando a dos de ellos, Josué y Caleb, el resto del pueblo fue rebelde e incrédulo con relación a la promesa del Señor (Nm 14:11).

Esto muestra que el mayor obstáculo para heredar el reino venidero no es la esclavitud del mundo de la religión, ni el mundo de los pecados o el mundo del sustento, pues de todo eso el Señor ya nos liberó. El mayor impedimento para que venzamos y heredemos el reino es la vida del alma, es decir, nuestros pensamientos, la emoción y la voluntad que subsiste independientemente de Dios y que se opone a Él. ¡Que el Señor tenga misericordia de nosotros, y Su vida nos transforme mientras aún hay tiempo!

Punto Clave:La liberación de parte de Dios.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Por qué todo lo que Dios hizo por los israelitas no fue suficiente para que heredaran la buena tierra?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 3 --- La descendencia de Abraham

Jueves --- Leer con oración: Mt 16:18-19,24; Jn 3:3; Fil 2:12; 2 P 1:11“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mt 16:24)

LA IGLESIA ES EL TIEMPO PARA QUE MADUREMOSCuando nacimos de Dios recibimos una nueva vida, la vida divina (Jn 3:3). Este fue el comienzo de

nuestra trayectoria cristiana, nuestra entrada en el reino de Dios como hijitos. Pero, para heredar el reino de los cielos en la condición de hijos maduros, la nueva vida engendrada en nuestro interior necesita crecer y madurar, transformando nuestra alma (Fil 2:12). El problema es que la vida natural del alma aún ocupa una gran parte de nuestro ser, impidiendo el crecimiento de la vida de Dios. En consecuencia, somos gobernados por la vida natural, que es independiente de Dios, no cediendo espacio para que la vida divina crezca.

Para que avancemos en nuestra carrera cristiana, debemos dar énfasis a lo que realmente es importante del punto de vista del Señor, y no del nuestro. Por ejemplo, hace algún tiempo atrás, nuestra práctica en la vida de la iglesia era según las muchas verdades concernientes a la iglesia, tales como su base, la unidad, la administración en una ciudad, etc. Estas verdades tienen su importancia, pero no son el enfoque principal de la iglesia.

No obstante, al volvernos a la Palabra, percibimos que según Mateo 16, después de revelar Su iglesia, el enfoque de la vida de la iglesia es negarnos a nosotros mismos para seguir al Señor. El Señor Jesús indicó la práctica más importante y necesaria en la iglesia: negar la vida del alma y tomar la cruz, para que haya crecimiento de vida. Si somos fieles en practicar esto, tendremos las llaves del reino (v. 19) y estaremos siguiendo al Señor en realidad.

Podemos conocer mucho las verdades bíblicas acerca de la iglesia, pero para seguir al Señor Jesús, es más importante que practiquemos lo que Él enfatizó. En ese sentido, la práctica se muestra muy sencilla, pues se refiere a seguir al Señor, negando el ego (v. 24). El ego está constituido por la vida del alma con nuestras propias opiniones. Si lo mantenemos intacto dentro de nosotros, estaremos cultivando un gran obstáculo para el crecimiento de la vida de Dios. En cambio, cuando restringimos el ego y renunciamos a él, cedemos espacio para que la vida divina crezca y nos capacite para seguir al Señor.

En la Palabra, el Señor nos presentó la iglesia de una manera sencilla y práctica. La iglesia es el ambiente donde podemos seguir al Señor al permitir que la vida de Dios gane espacio en nuestra alma. Por otro lado, negamos el ego y eliminamos su influencia sobre nosotros. Desde esa perspectiva, no necesitamos entristecernos cuando nos referimos a negar la vida del alma. En realidad, negar el ego es un acontecimiento positivo, porque hace que Dios gane espacio para morar en nosotros y le da libertad para gobernarnos, otorgándonos una amplia y generosa entrada en el reino (2 P 1:11).

Existe un periodo de tiempo determinado para la iglesia que comenzó con los apóstoles y terminará al final de la era presente. Necesitamos despertar a este hecho, pues el tiempo del que disponemos para crecer en la vida de Dios es limitado. Hoy necesitamos redimir el tiempo (Ef 5:15-16) y prepararnos para reinar con el Señor en el mundo venidero.

Punto Clave:Practicar lo que el Señor enfatizó.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Cómo puede usted aprovechar mejor el tiempo destinado para crecer en la vida de Dios?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 3 --- La descendencia de Abraham

Viernes --- Leer con oración: Lv 8:8; Nm 27:21; He 3:1; Hch 16:13, 15, 34“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús” (He 3:1)

INSTRUMENTOS PARA PRACTICAR LA PALABRA DE DIOSPuesto que sabemos que es limitado el tiempo destinado al crecimiento de la vida de Dios en

nosotros, debemos aprovecharlo de la mejor manera posible. Las iglesias que practican la palabra revelada actualmente, están siendo bendecidas y están redimiendo el tiempo. ¡Gracias al Señor!

Hoy en día Dios nos ha concedido varias herramientas para incentivarnos a practicar la Palabra, predicando el evangelio con más eficacia y cooperando con Su propósito. Una de ellas es el colportaje. Desde el punto de vista de Dios, el colportor es alguien de mucho valor. No es un vendedor, como muchos piensan. El colportor es como un sumo sacerdote del Antiguo Testamento, pues lleva la revelación de la palabra de Dios a las personas (Lv 8:8; Nm 27:21). En el Nuevo Testamento, el colportor es identificado como un apóstol, que lleva Dios a las personas. El Señor Jesús mismo fue considerado como Apóstol y Sumo sacerdote (He 3:1). Cuando el colportor transmite la palabra de Dios escrita y revelada en la forma de libros, está desempeñando esta importante carga.

Otro instrumento disponible para hacer que la palabra de Dios sea accesible es el Bookafé, un lugar cuyo ambiente es propicio para recibir a las personas, dándoles la oportunidad de tener contacto con la palabra de Dios contenida en los libros. Podemos presentar la Palabra a las personas utilizando incluso una manera no tradicional, como el servirles un café en vez de llevarlas a una reunión de la iglesia o a un culto. No existen impedimentos para esto, porque en la Biblia también hay casos registrados en que el evangelio llegó a las personas de una manera no tradicional, informal.

Cuando Pablo y Silas llegaron a Filipos, no predicaron el evangelio en una sinagoga, como siempre lo hacían, sino que se dirigieron a un lugar donde les pareció que había personas orando, es decir, un lugar de oración (Hch 16:13). Después, la iglesia se reunió en la casa de Lidia (v. 15), y en otro momento, en la casa del carcelero (v. 34). Este fue el comienzo de la iglesia en Filipos, de manera muy normal y saludable, pero diferente al modo tradicional de abordar a las personas en aquella época.

Necesitamos actualizar nuestras prácticas en la vida de la iglesia. La vida cristiana y la predicación del evangelio del reino ya no están concentradas en un edificio o en un local de reuniones con acceso restringido. Deseamos servir a todos los hijos de Dios y presentar el evangelio del reino a todas las personas. La iglesia no puede seguir pasiva esperando que las personas vengan hasta ella, sino que tiene que ir hasta donde están las personas.

Estas prácticas ayudan a las iglesias en la obra de la predicación del evangelio del reino. Sin embargo, aunque la obra sea bien ejecutada en algunas iglesias, aun así tenemos que ayudar a otros a practicar negar la vida del alma. Por un lado, necesitamos ser perfeccionados en la obra del ministerio; por otro, debemos crecer y madurar en la vida divina. Todos necesitamos dar una atención equilibrada a estos dos aspectos. Así seremos equipados para reinar con el Señor.

Punto Clave:La palabra de Dios debe estar accesible.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Las prácticas de la iglesia son siempre las mismas o cambian conforme a la necesidad de Dios de

alcanzar a las personas?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 3 --- La descendencia de Abraham

Sábado --- Leer con oración: Gn 4:26; 10:8-10; 11:4, 7-9; Jos 24:2; Mt 1:1; 1 P 2:9“Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre” (Zac 14:9)

EL GOBIERNO DE DIOS DEBE ALCANZAR TODA LA TIERRACuando volvemos nuestro corazón al Señor, arrepintiéndonos de nuestra condición anterior, la mente

se renueva en el Espíritu, donde obtenemos vida y paz (Ro 8:6). El gobierno de Dios no debe regir sólo nuestra persona, sino también toda la tierra. En cada continente, el evangelio del reino necesita ser predicado, pues las naciones de todo el mundo están hoy bajo la influencia del enemigo de Dios.

Originalmente Lucero era un arcángel muy importante, a quien Dios le confió el gobierno del mundo. Por causa de su autoexaltación y rebelión, fue lanzado de los cielos a la tierra, cuyo dominio usurpó. Después de la recreación de Dios, Satanás hizo que el hombre y la mujer comieran del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal en el huerto de Edén, inyectando en ellos la naturaleza pecaminosa y la muerte. De esta manera, el hombre se volvió carnal y su espíritu humano fue amortecido.

La muerte y la naturaleza pecaminosa fueron transmitidas a todas las generaciones de la humanidad, que desde entonces, se apartan cada vez más de Dios y que comenzaron a vivir independientemente de Él, construyendo ciudades que a lo largo de la historia, se transformaron en reinos y naciones cuyo sistema político-administrativo no tiene nada que ver con Dios y Su reino celestial.

Cuando Dios llamó a Abraham, le prometió que haría de su descendencia una nación santa, un pueblo apartado de todos los pueblos, de propiedad exclusiva de Él (1 P 2:9). Hoy somos la descendencia de Abraham en el Nuevo Testamento, pues llegamos a ser el pueblo de Dios cuando la salvación, que primeramente estaba destinada a los judíos, también fue concedida a todos los gentiles.

El deseo del Señor es traer Su reino a la tierra; para ello, necesitamos predicar el evangelio del reino, que establece el gobierno de Dios y hace posible que Su voluntad sea hecha en la tierra como es hecha en los cielos. Debemos predicar el evangelio del reino en Brasil, en América del Sur, también en África y en Europa. Dios desea producir vencedores en todos estos lugares por el crecimiento de la vida divina. Sabemos que hemos crecido en la vida divina cuando manifestamos el amor de Dios.

Dios ama a la humanidad y no desea que ninguna persona perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Todavía hay lugares distantes donde las personas no conocen al Dios verdadero, pues adoran ídolos. Necesitamos apresurarnos en predicar el evangelio del reino también en esos lugares, llevando adelante la carga del Señor, hasta que toda la tierra sea recobrada para Él..

Punto Clave:Conquistar un reino para Dios.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Por qué las naciones del mundo no tienen nada que ver con Dios?

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ARREPENTÍOS, PORQUE EL REINO DE LOS CIELOS SE HA CERCADOSemana 3 --- La descendencia de Abraham

Domingo --- Leer con oración: Ex 17:6; Nm 20:11; Mt 1:20; 2:13,23; He 4:15“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Fil 2:12)

CAUTELA PARA NO SER DESCALIFICADOEl final de la historia de Moisés nos trae una advertencia muy importante. Aquel que liberó al pueblo

de Israel de Egipto y lo condujo durante cuarenta años por el desierto, al final, fue descalificado para entrar en la buena tierra de Canaán. Esto sucedió porque Moisés desobedeció al Señor e hirió la peña por segunda vez, aunque Dios le había ordenado que sólo le hablara. Esta peña representa a Cristo, que fue herido por nosotros sólo una vez en la cruz.

Posteriormente, Moisés se arrepintió y le rogó al Señor que lo perdonara, implorando que lo dejara entrar en la buena tierra. Pero Dios, que es justo, no podía actuar en contra de un principio gubernamental. Por tanto, aunque perdonó el error, Dios no dejó de aplicar la disciplina.

Cuando se trata de la obra redentora de Cristo, los principios establecidos por Dios no se pueden negociar ni flexibilizar, pues esto se refiere a los inmutables atributos de Dios y la gracia preparada antes de los tiempos de los siglos (2 Ti 1:9-10). En el Nuevo Testamento, también hubo una situación en la que casi se quebró un principio concerniente a la gracia de Dios concedida por el sacrificio eficaz de Cristo. Pablo, constreñido por los judaizantes, hizo un voto de nazareato y estaba listo para pagar un sacrificio de animales hecho conforme al Antiguo Testamento. No obstante, Dios no lo permitió, interrumpió aquel ritual por medio de circunstancias exteriores. En aquella ocasión Pablo fue encarcelado antes de poder concluir el voto. Ese episodio debió haber llevado a Pablo a arrepentirse. Dios tuvo misericordia de él, para que no fuera totalmente descalificado y así pudiera continuar sirviendo a las iglesias en su ministerio epistolar.

Estas situaciones nos advierten sobre la necesidad de desarrollar nuestra salvación con temor y temblor. Así como un atleta, debemos correr la carrera según las determinaciones, los principios establecidos por Dios, dominando nuestra alma, a fin de no ser descalificados.

Punto Clave:Honrar los principios establecidos por Dios.

Su punto clave es:

Pregunta:¿Por qué se le impidió a Moisés entrar en la buena tierra?