actitudes de saulo y pablo

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Actitudes de Saulo y Pablo En una ocasión a un deportista, que estaba más flaco que una escoba, pero que cuando corría como el viento, su entrenador lo eligió para correr 400 metros con otros deportistas más experimentados. Al iniciar la carrera los adelantos a todos pero entonces la gente comenzó a gritar: Se va a caer, se va a caer y otras cosas parecidas. ¿Y saben una cosa? Tenían razón, esos gritos hicieron que El cambiara de actitud y, en vez de ser el primero en llegar a la meta, fue el último. Hay muchas formas en las cuales nuestra actitud puede afectarnos. Dependiendo de la actitud que tengamos lograremos escalar la montaña más grande o estaremos sin fuerzas con los ánimos por los suelos. La actitud es la disposición voluntaria de una persona frente a la vida, frente a la existencia en general o a un aspecto particular de esta existencia. Los seres humanos experimentan en su vida diversas emociones que distan de ser motivadas por su libre elección; en cambio, la actitud engloba aquellos fenómenos psíquicos sobre los que el hombre tiene uso de libertad y que le sirven para afrontar los diversos desafíos que se le presentan de un modo o de otro. Aquellas disposiciones que nos ayudan a desenvolvernos frente a las exigencias del ambiente pueden englobarse en lo que se denomina actitud positiva. La actitud positiva de una persona se origina en hacer uso de aquellos recursos que esta posee para solucionar sus problemas y dificultades. En efecto, el énfasis de una persona con actitud positiva se centra en aquello que posee en lugar de ocuparse de lo que no posee. Así, la actitud mental positiva tiene injerencia en la salud psíquica fomentando sentimientos que dan bienestar, tranquilidad y paz. Por el contrario, la actitud negativa es fuente inagotable de sinsabores y sentimientos de derrota. En general, las personas cuando sufren depresión adoptan este tipo de postura frente a la vida. Básicamente, una persona con actitud negativa enfoca su atención en aquello que no tiene, que no posee y que necesita: salud, dinero, amor, paz, tranquilidad, etc. Pero, por legítimas que puedan ser estas aspiraciones, lo cierto es que enfocarse en lo que no tenemos no nos llevará a eliminarlas, sino que por el contrario, puede crearnos otras.

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Actitudes de Saulo y Pablo

En una ocasin a un deportista, que estaba ms flaco que una escoba, pero que cuando corra como el viento, su entrenador lo eligi para correr 400 metros con otros deportistas ms experimentados. Al iniciar la carrera los adelantos a todos pero entonces la gente comenz a gritar: Se va a caer, se va a caer y otras cosas parecidas. Y saben una cosa? Tenan razn, esos gritos hicieron que El cambiara de actitud y, en vez de ser el primero en llegar a la meta, fue el ltimo.Hay muchas formas en las cuales nuestra actitud puede afectarnos. Dependiendo de la actitud que tengamos lograremos escalar la montaa ms grande o estaremos sin fuerzas con los nimos por los suelos.La actitud es la disposicin voluntaria de una persona frente a la vida, frente a la existencia en general o a un aspecto particular de esta existencia. Los seres humanos experimentan en su vida diversas emociones que distan de ser motivadas por su libre eleccin; en cambio, la actitud engloba aquellos fenmenos psquicos sobre los que el hombre tiene uso de libertad y que le sirven para afrontar los diversos desafos que se le presentan de un modo o de otro.Aquellas disposiciones que nos ayudan a desenvolvernos frente a las exigencias del ambiente pueden englobarse en lo que se denomina actitud positiva. La actitud positiva de una persona se origina en hacer uso de aquellos recursos que esta posee para solucionar sus problemas y dificultades. En efecto, el nfasis de una persona con actitud positiva se centra en aquello que posee en lugar de ocuparse de lo que no posee. As, la actitud mental positiva tiene injerencia en la salud psquica fomentando sentimientos que dan bienestar, tranquilidad y paz. Por el contrario, la actitud negativa es fuente inagotable de sinsabores y sentimientos de derrota. En general, las personas cuando sufren depresin adoptan este tipo de postura frente a la vida. Bsicamente, una persona con actitud negativa enfoca su atencin en aquello que no tiene, que no posee y que necesita: salud, dinero, amor, paz, tranquilidad, etc. Pero, por legtimas que puedan ser estas aspiraciones, lo cierto es que enfocarse en lo que no tenemos no nos llevar a eliminarlas, sino que por el contrario, puede crearnos otras.En esta enseanza veremos que la actitud que tenemos ante la vida depende de nosotros. Veremos que nuestra actitud tiene un impacto muy fuerte en nuestra vida espiritual, a veces para bien, otras veces para mal. As fue con el apstol Pablo.

Antes de llegar a ser cristiano y poco despus, Pablo era conocido como Saulo. Veremos que aun cuando era judo, este gran hombre siempre procuraba servir a Dios con la mejor actitud posible.Hch. 23:1 nos ensea algo acerca de la naturaleza de la conciencia. Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el da de hoy. Es posible vivir con toda buena conciencia ante Dios y a la vez estar equivocado. Cuando Pablo persegua a los cristianos, su conciencia le aprobaba, pero luego le aprueba en su predicacin del evangelio. Aun antes de llegar a ser cristiano, Saulo siempre trataba de vivir de acuerdo con su conciencia. Esto es bueno pero no es garanta de que uno est en la debida relacin con Dios.La conciencia de Pablo le deca que al perseguir a los cristianos renda servicio a Dios: Hch. 26:9-11. 9 Yo ciertamente haba credo mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jess de Nazaret; 10 lo cual tambin hice en Jerusaln. Yo encerr en crceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto. 11 Y muchas veces, castigndolos en todas las sinagogas, los forc a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los persegu hasta en las ciudades extranjeras.Y es por eso que a Pablo su conciencia le aprobaba su modo de actuar.La palabra conciencia significa literalmente con ciencia, o sea, con conocimiento. Y representa aquel conocimiento interior y consiente que un ser humano tiene de s mismo y de su entorno y por el cual aprecia sus acciones. En el caso de Saulo, ese conocimiento consiente le deca que estaba bien ante Dios aun, cuando persegua y daba votos para que mataran a los cristianos.En 1 Co 4:4 Pablo escribe: Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Seor.Fjense Pablo no estaba al tanto de algn pecado habitual o no confesado en su vida como fariseo, su conciencia no lo acusaba de nada, pero eso no significaba que el fuera inocente de los actos cometidos por El en contra de los cristianos y es por eso que la evaluacin sincera que Pablo hace de su propia vida no le justificaba de sus faltas a la fidelidad de su ministerio y su vida como cristiano y, es por eso, que dice: pero el que me juzga es el Seor, que es el nico Juez calificado que juzga nuestras acciones en contra de la obediencia y fidelidad de Dios.Aunque el apstol Pablo ensea que la conciencia es falible, es decir, que puede equivocarse el siempre procuraba tener una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres: Hch. 24:16. Indudablemente, esto es algo muy positivo que debemos imitar. Primero, debemos entrenar nuestra conciencia en la Palabra de Dios y, segundo, vivir de acuerdo con nuestra conciencia.Lamentablemente, el cristiano se mete en un mundo de sufrimiento, de desesperacin y de desnimo cuando, una vez entrenada su conciencia en la Biblia, la viola a propsito. Pero para no tener que sufrir, el hombre tiene una estrategia muy destructiva:no hacer caso a la conciencia.Conozco a un hermano que antes era predicador. Saba perfectamente la verdad del evangelio y la predicaba sin tener pelos en la lengua. Pero un da, a causa de diferencias personales con otros hermanos, dej aquella iglesia y comenz a reunirse con una iglesia que no practica la verdad...y l lo sabe. Cmo puede el hermano estar contento al reunirse con una iglesia que ensea y practica el error? La respuesta es fcil.Ya no hace caso a su conciencia.Es muy peligroso "y puede ser fatal" si despreciamos nuestra conciencia de esta forma. Si decimos para nosotros mismos que "yo voy a hacer esto o lo otro y me voy a olvidar de lo que me dice la conciencia", tarde o temprano, nuestra conciencia se va a cauterizar: 1 Ti. 4:2. La cauterizacin es un proceso en el cual se quema la piel u otra parte del cuerpo, as formando una costra. El punto es que cuando el hombre no hace caso a su conciencia sta se pone dura e insensible. Pierde la funcin por la cual Dios la ha creado.Tengamos mucho cuidado con nuestra conciencia. Entrenmosle bien y hagmosle caso antes de que sea demasiado tarde.

G. 2:20. Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en m; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me am y se entreg a s mismo por m.Qu significa esto? Significa que Saulo, el que persegua a los cristianos, el que los encerraba en crceles, el que los castigaba en las sinagogas y los forzaba a blasfemar en contra de Dios, ya no viva en l. Pablo haba crucificado a su viejo hombre, a sus propios deseos y gustos, a su orgullo como fariseo, para hacer la voluntad de Cristo. Con esta excelente actitud, el apstol pudo mantenerse fiel durante toda su vida cristiana. Lo primordial en su vida era el hacer no su propia voluntad sino la de Aquel que lo haba tomado por soldado: 2 Ti. 2:4). Se puede decir que esta actitud de Pablo ante la vida era la base de todo lo que haca y por la cual pudo servir a Dios fielmente.Asimismo, nosotros tambin tenemos que deshacernos de nuestros propios deseos y gustos para hacer la voluntad de Cristo: Ef. 4:22-24.En un sentido simblico, tenemos que crucificarnosdiariamente: Lc. 9:23. La crucifixin de Cristo fue difcil y dolorosa, pero tambin la nuestra. El viejo hombre, la persona que ramos antes de llegar a ser cristianos, tiene que morir. El viejo hombre orgulloso que resiste la correccin de Dios, el viejo hombre que desea practicar ciertos pecados, el viejo hombre que no quiere saber nada de la iglesia ni de Dios tiene que morir... y NOSOTROS tenemos que matarle.Este viejo hombre quiere resucitarse en nosotros. Tenemos que matarle, y rematarle, y seguir rematndole durante el resto de nuestra vida como cristianos. Es como una cucaracha a la cual pisas una vez pero al meterle en la papelera se recupera y sale corriendo. Es como un cncer que, una vez extrado de nuestro cuerpo, aparece en otro sitio, un proceso que se llama metstasis, es decir, crecimiento a distancia del cncer primario.2 Co. 5:14,15.Hace unos aos una hermana se puso a hablar conmigo acerca de sus padres, los cuales eran cristianos (o as lo pensaba yo). De repente, y sin previo aviso, la hermana se puso a llorar. Me confes que, aunque sus padres se reunan regularmente con la iglesia, no eran personas espirituales. No tenan inters en las cosas de Dios sino en sus propios quehaceres! Estos hermanos no vivan para Cristo sino para s mismos. Pero la vida del cristiano fiel debe ser todo lo contrario! TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE: Fil. 4:13La palabra todo en este texto se refiere a lo que est bajo consideracin en el versculo anterior. Pablo saba estar contento cuando tena "abundancia" y cuando tena "hambre". Tena una buena actitud hacia la prosperidad y la pobreza.Cristo le haba dado todo el poder necesario para estas cosas. Esta fuerza no provena de Pablo mismo sino por su relacin ntima con Cristo. Recuerden lo que dijo en G. 2:20: y ya no vivo yo, ms vive Cristo en m. Su relacin ntima con Cristo era la base de todas las dems actitudes buenas que Pablo tena ante la vida.Los cristianos hoy en da tenemos muchos motivos para tener la misma actitud que tena Pablo. Por ejemplo, Heb. 8:1 nos dice que tenemos un maravilloso Sumo Sacerdote y Heb. 7:25 dice que vive para interceder por nosotros en nuestros momentos difciles. Tenemos un Aliado en los cielos, un Abogado: 1 Jn. 2:1 que verdaderamente se interesa por todo lo que estamos pasando en esta vida. Pero no lo sabremos si primero no ponemos en prctica G. 2:20 en nuestra vida.

HE PELEADO LA BUENA BATALLA: 2 Ti. 4:7-8.Qu significa esto? Que el cristiano est involucrado en una guerra!Nuestro adversario no se cansa de pensar en formas de hacernos rendir (1 Ped. 5:8). l quiere vencernos a travs de sus "asechanzas" (Ef. 6:11). Esta palabra significa: "artes astutas, engao, destreza, maas" (Thayer).Cul es la solucin? No nos quitemos la armadura de Dios, Ef. 6:13-17, y no nos olvidemos de la oracin, v. 18.Pablo segua fiel a Cristo aun en las circunstancias ms adversas, 2 Co. 4:8-10, 16; 11:24-28. Creo que nosotros no hemos sufrido ni la dcima parte de lo que sufri este apstol y, sin embargo, nos rendimos tan fcilmente. (Me incluyo a m mismo.) Cul es el problema? No sera porque ponemos nuestros deseos y gustos antes que la voluntad de Cristo? No sera porque todava no hemos aprendido a decir y a demostrar que hemos sido crucificados con Cristo? (G. 2:20).

CONCLUSIN.La carrera que tenemos los cristianos no es fcil, pero si corremos con paciencia y perseverancia en los momentos difciles, llegaremos a la meta: Heb. 12:1-2. Amigo si Usted no es cristiano, necesita entrar en esta carrera, corra y busque la meta, busque a Cristo.

El Apstol Pablo, quien antes de su apostolado se llamaba Saulo, era judo de nacimiento, de la tribu de Benjamn. Naci en Tarso de Cilicia a donde sus padres, que pertenecan a familias prominentes, se haban mudado luego de vivir en Roma; stos tenan el codiciado rango de ciudadanos romanos, razn por la cual Pablo tambin era ciudadano romano. Aparentemente Esteban era pariente suyo, con quien probablemente lo enviaron sus padres a Jerusaln para estudiar la ley de Moiss, en donde fue discpulo del famoso Rab Gamaliel. Su amigo y compaero de estudios era Barnabs, quien despus lleg a ser Apstol de Cristo. Cuando dicho amigo se convirti al cristianismo, ste implor incesantemente a Dios para que iluminara el entendimiento de Saulo y cambiara su corazn. En tanto que Saulo estudi principalmente la ley de sus padres, se convirti en un defensor de ella y se uni al partido de los fariseos (estrictos zelotes de su herencia que se jactaban de su piedad).En ese tiempo, en Jerusaln y en las ciudades y tierras de la regin, los Apstoles se empeaban por difundir las buenas nuevas de Cristo; pero a causa de ello, a menudo tenan que meterse en largas discusiones con los fariseos y los saduceos, los ltimos de los cuales rechazaban la tradicin y no crean en la inmortalidad del alma; y tambin con todos los escribas y los expertos legales de los judos, quienes odiaban y perseguan a los que predicaban a Cristo. Saulo detestaba tambin a los Apstoles y no quera ni siquiera escuchar a nadie que hablara sobre Cristo; tambin se burlaba de Barnabs, quien se haba convertido en Apstol de Cristo, y blasfemaba contra l. Cuando Esteban fue apedreado por los judos, Saulo no slo no mostr ninguna piedad por uno de su propia sangre, quien era condenado a pesar de su inocencia, sino que aprob su muerte y mont guardia sobre las vestiduras de los judos que arrojaban las piedras a Esteban. Posteriormente, luego de solicitar permiso a los sacerdotes y ancianos principales de los judos, atac la Iglesia (la comunidad de los creyentes) con una ira todava mayor, ingresando a las casas particulares y arrestando a hombres y mujeres a quienes enviaba a la crcel. No satisfecho con perseguir a los cristianos en Jerusaln, y profiriendo en forma permanente amenazas e intimidando de muerte a los discpulos de Cristo, se traslad a Damasco con cartas de altos sacerdotes para las sinagogas, a fin que all inclusive pudiera buscar a todos los que creyeran en Cristo, hombres y mujeres, y luego de arrestarlos, llevarlos de vuelta a Jerusaln. Pero cuando Saulo se aproximaba a Damasco, una luz brillante y enceguecedora apareci sbitamente del cielo, la cual lo hizo caer al suelo, y se escuch una voz que le deca: Saulo, Saulo, por qu me persigues? Lleno de asombro, le replic preguntndole: Quin eres T Seor? el Seor le contest: Yo soy Jess a quien t persigues: dura cosa te es dar coces contra el aguijn. Temblando y temeroso, l le dijo: Seor, qu quieres que haga? y el Seor le dice: Levntate y entra en la ciudad, y se te dir lo que debes hacer (Hch 9:4-6). Los soldados que iban con Saulo, se pararon tambin atnitos, encandilados por la maravillosa luz; escuchaban la voz que le hablaba a Saulo, mas no podan ver a nadie.Obedeciendo al Seor, Saulo se puso de pie, pero no poda ver nada, a pesar que tena los ojos abiertos; sus ojos estaban enceguecidos, pero comenz a ver con los ojos del alma. Los acompaantes y ayudantes de Saulo lo condujeron de la mano y lo llevaron a Damasco, donde permaneci tres das, sin poder ver nada. En su arrepentimiento no comi nada, sino se dedic ms bien a orar sin cesar para que el Seor le revelara su voluntad.En Damasco viva Ananas. El Seor se le apareci a ste en una visin, ordenndole que buscara a Saulo, quien estaba en casa de cierto hombre de nombre Judas, y le devolviera la visin tocndole los ojos corporales y, tambin, los del alma mediante el sagrado bautismo. Ananas le contest: Seor s que muchos hablan sobre todo el mal que ha hecho este hombre a tus Santos en Jerusaln; y aqu l tiene el permiso de los sacerdotes jefes para detener a todo aqul que invoca Tu Nombre. Y le dijo el Seor: Ve, porque instrumento escogido me es ste, para que lleve mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel. Porque yo le mostrar cuanto le es necesario padecer por mi nombre (Hech 9:13-16).Entonces Ananas, tal como el Seor le orden, fue y encontr a Saulo, y ponindole las manos encima, ste recuper inmediatamente la vista; cuando se levant, recibi el Bautismo que lo llen con el ES, y fue consagrado para el ministerio Apostlico. Saulo comenz a predicar inmediatamente en las sinagogas al Seor Jesucristo, diciendo que era el Hijo de Dios. Todos los que le escuchaban quedaron sorprendidos por el cambio de actitud del antiguo perseguidor de la Iglesia de Cristo, y le dijeron: No es ste el que asolaba en Jerusaln a los que invocaban este Nombre, y a eso vino ac, para llevarlos presos a los prncipes de los sacerdotes? (Hech 9:21).Sin embargo Saulo, lleno del Santo fervor, tena una fe cada vez ms slida y llev a la confusin a los judos que vivan en Damasco al probarles que Jess era el Mesas prometido. Entonces los judos estallaron de ira en contra de l y conspiraron para matarlo, para lo cual pusieron vigilancia en las puertas de la ciudad de da y de noche a fin que no se escapara. Pero los discpulos de Cristo que se encontraban en Damasco con Ananas, sabiendo de las intenciones de los judos, llevaron a Saulo a una casa que estaba construida en la misma muralla de la ciudad y lo hicieron bajar en una cesta por una ventana. Al salir de Damasco, no fue inmediatamente a Jerusaln, sino que se traslad a Arabia, tal como escribe en su Epstola a los Glatas: No confer con carne y sangre; ni fui a Jerusaln a los que eran Apstoles antes que yo; sino que me fui a Arabia, y volv de nuevo a Damasco. Despus, pasados tres aos, fui a Jerusaln a ver a Pedro (Glatas 1:16-18).Al llegar a Jerusaln, Saulo trat de juntarse con los discpulos de Cristo, pero stos eran temerosos, no creyendo que se haba convertido en discpulo del Seor. Quien crey en l fue el Apstol Barnabs, cuya fervorosa splica no haba dejado sin respuesta el misericordioso Maestro. El recin convertido Saulo cay ante los pies de su amigo e implor: Oh Barnabs, maestro de la verdad, ahora estoy convencido de la verdad de la que me hablaste sobre Cristo. Barnabs llor de alegra y abraz a su amigo y, tomndolo de la mano, lo llev donde los Apstoles. Entonces Saulo les cont cmo haba visto al Seor en el camino a Damasco y cmo haba predicado en el nombre de Jess en esa ciudad. Los Apstoles se llenaron de gozo y glorificaron a Cristo Seor. Saulo se pona a discutir incluso en Jerusaln con los judos y helenos en el nombre del Seor Jess y les demostraba que ste era el Mesas que los profetas predijeron.Un da, mientras rezaba en el templo, Saulo le sobrevino un xtasis y vio al Seor, quien le dijo: Date prisa y sal prontamente de Jerusaln, porque no recibirn tu testimonio de m. Entonces Saulo le dijo: Seor, ellos saben que yo encerraba en la crcel y maltrataba por las sinagogas a todos lo que crean en Ti; y cuando se derram la sangre de Esteban, yo tambin estuve presente y consent su muerte y guard las ropas de los que lo mataban. Pero el Seor le dijo: Ve, porque Yo te enviare lejos a los gentiles (Hech. 22:18-21).A pesar de esta visin, Saulo quiso quedarse todava unos cuantos das en Jerusaln, porque haba recibido el consuelo de la conversacin con los Apstoles, pero no pudo hacerlo. Los judos, con quienes haba tenido discusiones sobre Cristo, estaban muy enojados y queran matarlo. Sabiendo esto, los cristianos de Jerusaln lo acompaaron hasta Cesrea, donde zarp hacia Tarso, su tierra natal; all se qued por algn tiempo predicando a sus coterrneos la palabra de Dios.Por inspiracin del ES, Barnabs lleg hasta all y se llev a Saulo a Antioqua de Siria, sabiendo que ste fue designado Apstol para los gentiles. Predicando all en la sinagoga por un ao entero, ambos convirtieron a muchos a Cristo, En Antioquia fue que los creyentes se empezaron a llamar cristianos. Transcurrido el ao, Barnabs y Saulo regresaron a Jerusaln y relataron a los Apstoles sobre lo que haba hecho la Gracia de Dios en Antioqua, lo cual produjo gran regocijo en la Iglesia de Cristo en Jerusaln. Ms an, trajeron consigo generosas limosnas de donadores cristianos de Antioqua a fin de ayudar a los hermanos pobres y menesterosos que vivan en Judea; porque en ese tiempo, durante el reinado del emperador Claudio, haba una gran hambruna, la cual haba sido predicha por San Agabo, uno de los setenta Apstoles, a travs de una revelacin especial del Espritu Santo.Despus de Jerusaln, Barnabs y Saulo regresaron a Antioqua. Cuando hubieron permanecido all un cierto tiempo, ayunando, orando y predicando la palabra de Dios, el ES les envi a predicar a los paganos. Este les dijo a los ancianos de la iglesia de Antioqua: Apartadme a Barnabs y a Saulo para la obra a que los he llamado (Hechos 13:2). Entonces los ancianos de la comunidad, habiendo ayunado y orado, y puesto las manos sobre ellos, los despidieron.Bajo inspiracin del ES Barnabs y Saulo se trasladaron a Seleucia, donde se embarcaron a la isla de Chipre (tierra natal del Apstol Barnabs). All, en la ciudad de Salamis, predicaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judos y despus viajaron por toda la isla, incluso por Pafos. En este ltimo lugar, encontraron a un tal Elimas, un judo cuyo sobrenombre era Barjess, quien era hechicero y falso profeta. Este estaba relacionado con el gobernador de esa regin, de nombre Sergio Pablo, quien era una persona inteligente y estaba al parecer influenciado por aqul. El gobernador mand a llamar a Barnabs y a Saulo porque quera escuchar la palabra de Dios y escuchar su prdica. Pero Elimas se opuso a stos, tratando de alejar al gobernador de la fe. Entonces Saulo, que tambin es Pablo, lleno del Espritu Santo, fijando en l los ojos, le dijo: Oh, lleno de todo engao y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia, no cesars de trastornar los caminos rectos del Seor? Ahora pues, he aqu, la mano del Seor que se va contra ti y te volvers ciego; y no vers el sol por algn tiempo (Hechos 13:1011). Inmediatamente la oscuridad y tinieblas cayeron sobre el hechicero, quien yendo de un lado a otro, busc a alguien para que le llevara de la mano. Al ver lo ocurrido, el gobernador comenz a creer completamente; maravillndose por la enseanza del Seor; con l mucha de su gente tambin comenzaron a creer y, por lo tanto, el nmero de fieles creci.Saliendo de Pafos en bote, Pablo y sus compaeros arribaron a Perga, que se encuentra en Panfilia, de donde parti a Antioqua de Pisidia. All predic sobre Cristo; pero luego que hubo convertido a muchos a la fe, los maliciosos judos incitaron a las personas principales de la ciudad, que eran idlatras, a echar, con su ayuda, a los Apstoles del pueblo y sus alrededores.Sacudiendo el polvo de sus sandalias, los Apstoles se fueron a Iconio, donde se quedaron por algn tiempo y predicaron valientemente. Gracias a ello, una gran multitud de judos y paganos se convirtieron a la fe, no slo por su prdica, sino por las seales y milagros que realizaban ellos con sus manos, fue all donde convirtieron a la santa virgen Tecla (a quien se conmemora el 24 de septiembre) y la prometieron a Cristo. Sin embargo, los judos no creyentes agitaban a los paganos y a sus jefes para que se enfrentaran a los Apstoles y los atacaran con piedras. Al enterarse de esto, los Apstoles se alejaron a Licaonia, a las ciudades de Listra y Derba y sus alrededores.Cuando predicaban el evangelio en Listra, sanaron a un cojo de nacimiento que nunca haba caminado; en el nombre de Cristo pusieron de pie a ste, quien se par inmediatamente y comenz a caminar. Al ver este milagro, la gente elev su voz, diciendo en dialecto licanico: Dioses semejantes a hombres han descendido a nosotros (Hech 14:11). Entonces llamaron a Barnabs Zeus, y a Pablo Hermes. Despus les llevaron bueyes y guirnaldas, y se aprestaban a ofrecerles sacrificios a los Apstoles. Pero cuando ellos oyeron esto, desgarraron sus ropas y, metindose entre la multitud, gritaron: Varones, por qu hacis esto? Nosotros tambin somos hombres semejantes a vosotros, que os anunciamos que de estas vanidades os convirtis al Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra y el mar, y todo lo que est en ellos (Hech 14:15). Despus ellos explicaron a la gente la palabra del nico Dios, luego de lo cual lograron convencerla a no ofrecerles sacrificios.Durante su permanencia en Listra, donde predicaban, llegaron unos judos de Antioqua e Iconio quienes convencieron al pueblo para que abandonara a los Apstoles, sosteniendo desvergonzadamente que stos decan falsedades, mintiendo. Incitaron a los que no tenan una fe slida, los cuales apedrearon al Santo Pablo, debido a que era el principal predicador, y lo sacaron de la ciudad, en la suposicin que estaba muerto. Sin embargo, el Santo se recuper cuando lo rodearon sus discpulos y regres a la ciudad, pero al da siguiente parti a Derba con Barnabs. Despus de predicar el Evangelio en esa ciudad y de ganar no pocos conversos, volvieron sobre sus pasos a Listra, Iconio y Antioqua, para afirmar el alma de sus discpulos y exhortarlos a permanecer fieles. Ordenaron sacerdotes en cada iglesia, oraron y ayunaron, y encomendaron al Seor a los creyentes.Posteriormente, pasando por Pisidia llegaron a Panfilia; y luego de predicar la palabra del Seor en Perga, se trasladaron a Atalia, en donde se embarcaron hacia Antioqua de Siria, lugar del cual haban sido enviados originalmente por el Espritu Santo para predicar a los paganos la palabra del Seor. Una vez en esta ltima ciudad, reunieron a los fieles y les contaron sobre lo que Dios haba hecho a travs de ellos y la cantidad de paganos que haban convertido a Cristo.Despus de un tiempo, se suscit entre los judos y los helenos una discusin en relacin a la circuncisin; algunos afirmaban que era imposible salvarse sin ella, en cambio otros consideraban que no era necesaria. Por eso los Apstoles tuvieron que ir a Jerusaln para preguntar a los Apstoles y los presbteros ancianos cul era su opinin con respecto a este asunto y para informarles tambin que Dios haba abierto la puerta de la fe a los paganos. Al enterarse de este hecho, los hermanos de Jerusaln se alegraron mucho.Cuando los Santos Apstoles y presbteros se reunieron, rechazaron totalmente la circuncisin, indicando que era innecesaria bajo la Gracia Divina. Ordenaron que los cristianos no se dejaran tentar por las cosas sacrificadas a dolos, de sangre, de ahogado y de fornicacin; para no ofender a su prjimo. Con esta decisin, los Apstoles y los ancianos, junto con la iglesia, se sintieron contentos de enviar a Judas y a Silas, elegidos de entre su compaa, a Antioqua con Pablo y Barnabs (Hechos 15:20-22).Al llegar a Antioqua, los Apstoles aguardaron mucho tiempo antes de regresar donde los gentiles. Pablo le dijo a Barnabs: Regresemos y visitemos a nuestros hermanos en todas las ciudades donde proclamamos la palabra del Seor y veamos cmo estn. Pero Barnabs quera que los acompaase su sobrino Juan, que tena por sobrenombre Marcos. Sin embargo, a Pablo no le pareca bien llevarlo porque ste los haba abandonado en Panfilia y no les haba ayudado en su tarea. Entonces se produjo un desacuerdo, por lo cual se separaron. Barnabs tomando a Marcos, naveg a Chipre; mientras que Pablo eligiendo Silas, parti encomendado por los hermanos a la gracia de Dios hacia Siria y Cilicia, donde confirm las iglesias (Hechos 15:36-41). Luego se traslad a Derba y a Listra; en esta ltima ciudad circuncid a su discpulo Timoteo a fin de acallar las murmuraciones de los cristianos judos, y se lo llev con l. Despus fue a Frigia y a Galacia, de donde se dirigi a Misia para tratar de ir a Bitinia, pero el Espritu Santo no los dej. Cuando Pablo y sus acompaantes se encontraron en Troas, en un sueo vio a un hombre que pareca ser de Macedonia, el cual se puso delante y le rog, diciendo: Pasa a Macedonia para ayudarnos! (Hechos 16:9). Pablo interpret esta visin como que el Seor lo estaba llamando para predicar en Macedonia. Primero naveg a Troas, pero la barca en que zarp lo llev primero a la isla de Samotracia; y al da siguiente lleg a Nepolis, de donde continu a Filipos, ciudad que era colonia romana y la que estaba ms cerca a Macedonia. En Filipos, ense y bautiz primero a una mujer de nombre Lidia, que venda telas prpuras, la cual le pidi que se quedara l y sus discpulos en su casa.Cierto da, cuando Pablo y Sus discpulos iban a la oracin, se toparon con una muchacha esclava que tena espritu de adivinacin, la cual reportaba considerables ganancias a sus amos porque predeca el futuro. Siguiendo a Pablo y sus acompaantes, ella dijo en voz alta: Estos hombres son siervos de Dios el Altsimo, los cuales os anuncian el camino de la salvacin (Hch 16:17). As continu diciendo por muchos das, lo cual desagrad a Pablo, quien volvindose a ella, dijo al espritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Al ver sus amos que se haba arruinado la fuente de sus ingresos, estos agarraron a Pablo y a Silas y los llevaron ante los magistrados de la ciudad, diciendo: Estos hombres, siendo judos, alborotan demasiado nuestra ciudad y ensean costumbres que no nos son lcitas de recibir ni observar como romanos (Hch 16:20-21). Los magistrados mandaron a azotar a los Apstoles con varas, luego de haberles rasgado los vestidos, y despus que les dieron muchos azotes, los echaron en la crcel. Pero en la medianoche, cuando ambos oraban, se produjo un terremoto y todas las puertas se abrieron, y tambin se soltaron las ataduras de los prisioneros. El carcelero, al ver esto, comenz a creer en Cristo y los llev a su casa, donde lav sus heridas. El y todos los miembros de su familia se bautizaron inmediatamente y prepararon una fiesta para los Santos, los cuales regresaron despus a la crcel. Al da siguiente, las autoridades de la ciudad, dndose cuenta que haban castigado cruelmente a inocentes, enviaron a los alguaciles a la prisin con rdenes de poner en libertad a los Apstoles para que estos fueran donde quisieran. Pero Pablo les dijo: Nos azotaron pblicamente sin ser condenados, siendo ciudadanos romanos, y nos echaron a la crcel; y ahora nos echan encubiertamente? No, por cierto, Que vengan ellos mismos a sacarnos! (Hechos 16:37). Cuando los magistrados se enteraron de lo dicho por Pablo, sintieron temor porque los prisioneros a quienes haban hecho azotar eran, en efecto, ciudadanos romanos. Apresuradamente fueron donde ellos y les rogaron que salieran de la crcel y se alejaran de la ciudad. Entonces, saliendo de dicho lugar, fueron primero a casa de Lidia, donde haban estado antes, lo cual alegr a los fieles que all se reunan. Finalmente, se despidieron de ellos y partieron a Anfpolis y a Apolonia, de donde se trasladaron a Tesalnica.En este ltimo sitio, cuando ya haban ganado a muchos gracias a su evangelismo, los malvados judos, luego de reunir a varias personas ruines, atacaron la casa de Jasn en donde se hospedaban los Apstoles. Pero como no encontraron all a stos, agarraron a Jasn y a varios otros hermanos y los llevaron ante las autoridades de la ciudad, acusndolos de estar contra el Csar y de reconocer a otro emperador de nombre Jess. Sin embargo, Jasn apenas logr zafarse de este peligro.No obstante, los Apstoles lograron esconderse de estos infames y salieron de Tesalnica por la noche hacia Berea. Incluso all, la perversidad de los judos no le permiti estar tranquilo a Pablo. Cuando los judos de Tesalnica se enteraron que la palabra de Dios estaba siendo predicada por Pablo en Berea, fueron hasta all para agitar e instigar a la gente contra Pablo. Por eso, el Santo Apstol se vio obligado a partir, no por temor a morir, sino por insistencia de la hermandad, la cual le pidi que conservara su vida por el bien de la salvacin de muchos y lo acompa hasta la ribera del mar. El Apstol dej en Berea a sus compaeros de viaje, Silas y Timoteo, para que confirmaran a los recin convertidos a la fe, ya que saba que los judos buscaban slo su cabeza. Despus se embarc hacia Atenas.En esta ciudad, Pablo qued consternado cuando vio la gran cantidad de dolos que llenaba la ciudad y se afligi por la condenacin de tantas almas. Comenz a entablar discusiones con los judos en las sinagogas y a diario debata en las plazas pblicas con los helenos y sus filsofos. Quienes le escuchaban lo llevaron al Arepago (lugar donde se reuna el tribunal superior para deliberar).Pero el Santo Pablo, habiendo visto en la ciudad un altar donde se lea la inscripcin: Al Dios no conocido, comenz su anuncio haciendo referencia a esto y les predic sobre el verdadero Dios, antes desconocido para ellos, diciendo: Aquel, pues, que vosotros honris sin conocerlo, a este os anuncio yo (Hechos 17:23). Y les habl de Dios, el Creador de todo el mundo, del arrepentimiento, del juicio y de la resurreccin de los muertos. Algunos se rieron cuando habl de la resurreccin, pero otros queran saber ms. Sin embargo, Pablo se apart de ellos, aunque no sin llevar el bien a algunas almas; ya que varios comenzaron a creer en Cristo, entre los cuales estaba Dionisio el Areopagita y cierta importante mujer de nombre Damaris, as como muchos otros, quienes fueron bautizados.De Atenas, Pablo se traslad a Corinto, donde permaneci junto a cierto judo llamado Aquila; all tambin llegaron Silas y Timoteo desde Macedonia, y todos juntos anunciaron a Cristo. Aquila y su mujer Priscila se dedicaban a hacer tiendas (carpas), oficio que tambin conoca bien Pablo, por lo cual ste trabajaba con ellos, ganndose as su sustento y el de sus compaeros, tal como l mismo lo seala en su epstola a los Tesalonicenses: Ni comimos el pan de ninguno en balde, sino que obramos con trabajo y fatiga da y noche para no ser carga de ninguno de vosotros (II Tesalonicenses 3:8). En otra parte seala tambin: Ustedes mismos saben que estas manos me han proporcionado mis necesidades y a los que estn conmigo (Hechos 20:34).Todos los sbados exhortaba a los judos en las sinagogas, demostrando que Jess era el Mesas. Pero como stos se resistan obstinadamente y blasfemaban, l sacudi sus vestidos y les dijo: Vuestra sangre sea sobre vuestra cabeza; yo, limpio, desde ahora me ir a los gentiles (Hechos 18:6). Pero cuando se dispona a abandonar Corinto, el Seor se le apareci por la noche en una visin y le dijo: No temas; ms bien, habla y no te quedas callado, porque Yo estoy contigo; y nadie te har dao, porque Yo tengo mucha gente en esta ciudad (Hechos 18:1-10).San Pablo se qued en Corinto durante un ao y medio, proclamando la palabra de Dios a los judos y a los helenos; muchos creyeron y se bautizaron, incluso Crispo, jefe principal de la sinagoga, quien comenz a creer en el Seor y se hizo bautizar junto a toda su familia. Sin embargo, un grupo de judos no creyentes atac a Pablo y lo llev ante el tribunal de Galio, quien era procnsul de Acaya y hermano del filsofo Sneca; pero ste se rehus a condenar al Apstol, diciendo: Si l hubiera cometido algn crimen o si estuviese envuelto en algn acto nefasto, tendra razones para escucharos y condenarlo; pero no tengo deseos de actuar como juez de ninguna disputa sobre vuestras doctrinas y leyes. Y luego los ech de la corte. Pero al cabo de algunos das, el Santo Pablo se despidi de sus hermanos y naveg a Siria con sus acompaantes. Aquila y Priscila lo siguieron y todos se quedaron en feso. Aqu, predicando la palabra del Seor, el Santo Apstol obr numerosos milagros; pero no slo sus manos realizaban milagros, curando todas las enfermedades slo con su toque, sino que incluso sus pauelos y vestiduras que hubiesen absorbido el sudor de su cuerpo, adquiran este mismo milagroso poder; porque cuando stos eran colocados sobre los dolientes, inmediatamente los sanaban y expulsaban a los espritus inmundos de la gente. Al ver esto, varios exorcistas itinerantes judos comenzaron a invocar el nombre del Seor Jess sobre los que estaban posedos por los malos espritus, diciendo: Os conjuro por Jess, el que Pablo predica. Pero el espritu maligno les respondi, diciendo: A Jess conozco y s quin es Pablo, pero vosotros quines sois? Entonces el hombre que estaba posedo, se lanz sobre los exorcistas y, luego de dominarlos, adquiri tal poder sobre stos que los golpe e hiri hasta que stos apenas lograron escapar desnudos de las manos del posedo. Al enterarse de esto los judos y los griegos de feso, el temor se apoder de ellos y glorificaron el nombre del Seor Jess, y muchos comenzaron a creer en El. Incluso muchos hechiceros, despus de aceptar la fe, echaron al fuego sus libros de conjuros; y cuando se calcul el precio de ellos, encontraron que valan cincuenta mil dracmas. As la palabra de Dios creci poderosamente y se extendi.Despus, Pablo se prepar para ir a Jerusaln, y seal: Despus que hubiera estado all, tendr tambin que ir a Roma (Hechos 19:21). Pero en eso se produjo una pequea revuelta en feso de parte de los orfebres de plata, quienes hacan templecillos de este metal para la diosa Artemisa. Una vez que la revuelta hubo concluido, el Santo Pablo, que se haba quedado en feso tres das, parti hacia Macedonia, de donde se dirigi a Troas, lugar en el cual se qued siete das.El primer da de la semana, cuando los fieles se reunieron para partir el pan, Pablo les pronunci un largo discurso, porque pensaba dejarlos al da siguiente, y continu hasta la medianoche; la reunin se realiz en un cuarto superior, el cual era iluminado con muchas lmparas. Entre los que le escuchaban estaba cierto joven llamado Eutiquio, quien estaba sentado a la ventana; pero ste se qued profundamente dormido y cay fuera desde el tercer piso. Cuando lo levantaron ya estaba muerto; pero San Pablo baj y lo abraz, dicindole: No os preocupis, porque su vida est en l (Hechos 20:10). Despus Pablo regres arriba y los dems subieron al mozo vivo, y fueron consolados no pocos. Luego de hablar largamente hasta el alba, el Apstol se despidi de los fieles y se march.Al llegar a Mileto, Pablo escribi a feso luego de reunir a los ancianos de la iglesia, porque no deseaba ir all personalmente, a menos que se retrasara; porque le urga estar en Jerusaln para la fiesta de Pentecosts. Cuando los ancianos estuvieron presentes, el Apstol les dirigi un instructivo discurso, diciendo, entre otras cosas: por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebao en que el Espritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la Iglesia del Seor, la cual gan por su sangre (Hechos 20:28). Despus les predijo que despus de su partida los atacaran feroces lobos que asolaran el rebao; y tambin los habl de su propia jornada venidera: Y ahora, he aqu, ligado yo en espritu, voy a Jerusaln sin saber lo que all me ha de acontecer; ms que el Espritu Santo por todas las ciudades me da testimonio diciendo que prisiones y tribulaciones me esperan. Ms de ninguna cosa hago caso, ni estimo mi preciosa vida para m mismo; solamente que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recib del Seor Jess, para dar testimonio del evangelio de la Gracia de Dios. Y ahora, he aqu yo s que ninguno de todos vosotros, por quien he pasado predicando el reino de Dios, ver ms mi rostro (Hechos 20:22-25). A esto hubo un gran llanto de todos; y echndose al cuello de Pablo, lo besaron, dolindose de gran manera por las palabras que dijo respecto a que nunca ms ellos volveran a ver su rostro. Lo acompaaron al navo y ste, dndoles un ltimo beso, emprendi su viaje.Pas por muchas ciudades y tierras, tanto de la costa como de varias islas, visitando y dando nimo a los fieles, hasta arribar a Tolorneo, de donde parti a Cesrea Martima, lugar en que se aloj en casa del Apstol Felipe, uno de los siete diconos.All, un da lleg de Judea el profeta Agabo buscando a Pablo; y cuando lo encontr, le tom el cinto de ste y se at los pies y las manos, diciendo: Esto dice el Espritu Santo: As atarn los judos en Jerusaln al varn de quien es este cinto y lo entregarn en manos de los gentiles (Hechos 21:11). A pesar de esto, el Santo Apstol Pablo fue a Jerusaln junto con sus discpulos (entre los que estaba Trfimo, un feso que se haba convertido al cristianismo del paganismo) y all fue recibido alegremente por el Santo Apstol Jacobo, el hermano del Seor, y por toda la congregacin de fieles.Por esos das, llegaron unos judos, que eran implacables enemigos de Pablo y siempre haban tratado de provocar desrdenes en su contra, desde el Asia Menor para celebrar la fiesta de Pentecosts en Jerusaln. Al ver stos a Pablo en esta ciudad, junto a Trfimo de feso, se quejaron en contra del Apstol ante los sacerdotes principales de los judos, as como ante los escribas y los ancianos, acusndolo de violar la ley de Moiss al no ordenar que sus seguidores se circuncidaran y al predicar en todas partes a Jess crucificado. Las autoridades se alteraron tanto que decidieron apresarlo. Durante la fiesta, al ver unos judos de Asia a Pablo en el templo de Salomn, ellos lo insultaron y agitaron a la gente, y se abalanzaron sobre l, dando voces: Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes ensea a todos contra el pueblo, contra la ley y contra este lugar; y adems ha metido gentiles en el templo y ha contaminado este lugar Santo. Porque antes lo haban visto acompaado por Trfimo, el feso, de quien suponan que Pablo haba llevado al templo (Hechos 21:28-30).Al or los gritos, toda la ciudad se alborot y se agolp. La multitud agarr a Pablo y lo expuls del templo, cerrando las puertas inmediatamente. Ellos queran matarlo, pero no en el templo, para no manchar el lugar sagrado. Sin embargo, en ese momento, la noticia haba llegado donde el comandante militar de la ciudad, el cual junt rpidamente a sus soldados y centuriones y parti hacia el templo sin demora. Al ver la gente al comandante y sus guerreros, dejaron de golpear a Pablo. Entonces el tribuno lo tom y lo hizo atar con dos cadenas de hierro; slo entonces le pregunt quin era y qu haba hecho.La muchedumbre le pidi a voces al comandante que lo hiciera matar; pero debido al alboroto del gento, l no logr captar cul haba sido el crimen de Pablo, por lo que mand llevarlo a la fortaleza. Numerosas personas siguieron al comandante y sus soldados, pidindole a voces la muerte del Apstol. Cuando Pablo lleg a subir las gradas de la fortaleza, pidi permiso al comandante para dirigir unas cuantas palabras a la multitud, a lo cual asinti ste. El Apstol se par en las gradas y se dirigi a la gente en idioma hebreo, dicindole en voz alta: Varones, hermanos y padres, escuchad mi razn que ahora os doy! (Hch 21:1). Entonces comenz a narrarles sobre su antiguo celo por la ley de Moiss y sobre la forma como, en su trayecto a Damasco, haba sido enceguecido por una luz celestial y cmo haba visto al Seor, quien lo haba enviado a los gentiles. Pero la turba, no deseando escuchar ms, comenz a gritar al comandante: Quita de la tierra a un hombre as, porque no conviene que viva! Y dando ellos voces y arrojando sus ropas, echando polvo al aire, el comandante orden llevarlo a la fortaleza para examinarlo con azotes, a fin de saber por qu razn clamaban as contra l. Pero cuando lo ataban con correas, Pablo le dijo al centurin que estaba presente: Os es lcito azotar a un romano sin ser condenado? Entonces el centurin fue a comunicrselo al comandante, diciendo: Ten cuidado de lo que haces, porque este hombre es romano. y este vino y le dijo: Dime eres romano? l le contest que s. Turbado, el comandante le dijo: Con gran suma obtuve esta ciudadana (Hch 22:22-28). Entonces lo solt inmediatamente de sus ataduras.Al da siguiente, el comandante mand venir a los prncipes de los sacerdotes y al sanedrn a fin de poner al Santo Pablo ante ellos. Este, dirigindose fijamente al sanedrn, dijo: Varones y hermanos, hasta hoy he vivido con toda buena conciencia ante Dios. El prncipe de los sacerdotes, Ananas, orden a los que estaban delante de l que le golpearan en la boca. Entonces Pablo le dijo: Dios a ti te herir, pared banqueada; y ests t sentado para juzgarme conforme a la ley, y contra la ley me mandas herir? (Hch 21:1-3). Sabiendo que el concilio estaba compuesto por saduceos y fariseos, Pablo clam: Varones y hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; de la esperanza y de la resurreccin de los muertos soy yo juzgado. Cuando dijo esto, se produjo una discusin entre los fariseos y los saduceos, mientras que la multitud estaba dividida. Los saduceos dicen que no hay resurreccin, ni ngeles, ni espritus; pero los fariseos confiesan ambas cosas. Entonces se produjo un bullicioso gritero. Los escribas, que estaban de parte de los fariseos, discutieron agriamente, diciendo: No encontramos nada malo en este hombre (Hch 21:6-9). Pero los saduceos sostenan lo contrario, por lo cual continu la fuerte discusin. Temiendo que el concilio despedazar a Pablo, el capitn jefe mand a sus soldados sacarlo de all y llevarlo de vuelta a la fortaleza. A la noche siguiente, el Seor se le apareci al Santo y le dijo: Confa, Pablo; que como has testificado de m en Jerusaln, as es menester que testifiques tambin en Roma (Hch 23:1 l).Cuando lleg el da, algunos judos se juntaron y juraron que no comeran ni beberan hasta ver a Pablo muerto. Eran ms de cuarenta los que haban hecho esta conjuracin (Hch 23:12-13). Viendo esto, el comandante mand a Pablo bajo una severa custodia donde el procurador Flix, en Cesrea. El principal de los sacerdotes, Ananas, y los miembros ancianos del sanedrn se trasladaron tambin a Cesrea para calumniar a Pablo ante el procurador y pedir su muerte; pero no tuvieron xito, porque no se le hall ninguna falta como para merecer la pena de muerte. El procurador, sin embargo, deseando ganarse la simpata de los judos, hizo encadenar al Apstol.Despus de dos aos, Flix fue reemplazado como procurador por Porcio Festo. Entonces el prncipe de los sacerdotes le solicit a ste, con maliciosa intencin, que enviara a Pablo a Jerusaln, porque tena la esperanza de asesinar al Apstol de Cristo en el camino. Festo, deseando ganarse servilmente el favor de los judos, pregunt a Pablo: Quieres ir hasta Jerusaln para ser juzgado all ante m? Pablo le respondi: Estoy ante el tribunal del Csar donde debo ser juzgado; a los judos no he hecho nada malo, como t lo sabes muy bien. Si hubiera ofendido o hubiera cometido algo que merezca la muerte, no rehso morir; pero si no hay nada de lo que me acusan, nadie puede llevarme ante ellos. Apelo ante el Csar! (Hch 25:9-11). Festo, luego de conversar con sus consejeros, le respondi a Pablo: Si al Csar apelas, al Csar irs (Hch 25:12).Algunos das despus, lleg a Cesrea el rey Agripa para saludar a Festo; y cuando escuch hablar de Pablo, dese verlo. Cuando ste estuvo ante el rey y el procurador, l les habl detenidamente del Seor Cristo y de cmo haba llegado a creer en El; entonces el rey le dijo:28 Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. 29 Y Pablo dijo! Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente t, sino tambin todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!: Hch 26:28-29. Luego de estas palabras, el rey, el procurador y quienes los acompaaban, se retiraron a un rincn: 31 y cuando se retiraron aparte, hablaban entre s, diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisin ha hecho este hombre. 32 Y Agripa dijo a Festo: Poda este hombre ser puesto en libertad, si no hubiera apelado a Csar. Este hombre no ha hecho nada que merezca la muerte o la prisin: Hch 26:31-32.As pues, ellos decidieron mandar a Pablo donde el Csar en Roma, para lo cual lo encomendaron, junto con varios otros prisioneros, al centurin de un regimiento imperial de nombre julio, quien los embarc y parti con ellos. El viaje estuvo lleno de peligros debido a los vientos en contra; y cuando atracaron en la isla de Creta, en el puerto conocido como Buenos Puertos, el Santo predijo el futuro, recomendando a los encargados que permanecieran en puerto hasta que pasara el invierno. Pero el centurin crey ms en el piloto y en el propietario de la nave que en las palabras de Pablo. Estando ya en alta mar, sobrevino un tempestuoso viento que levant grandes olas y haba tanta niebla que durante catorce das ellos no pudieron ver ni el sol de da ni las estrellas de noche; ni siquiera saban dnde se encontraban, porque la oleada los haba arrastrado; y en su desesperacin no comieron todos esos das y esperaban la muerte en cualquier momento. A bordo de la nave haba doscientas setenta y seis personas. Metido entre ellos, Pablo los consolaba, diciendo: Varones, si me hubieseis escuchado y no zarpado de Creta, os habrais evitado todo este sufrimientos y prdida. Pero ahora os exhorto a tener buen nimo, porque ninguna vida se perder, sino slo la nave. Anoche se me present un ngel de Dios, a quien pertenezco y sirvo, diciendo: No temas, Pablo: es menester que seas presentado ante el Csar; y he aqu, Dios te ha dado a todos los que navegan contigo. Por eso, varones, tened buen nimo; porque en Dios creo que suceder tal como me dijo (Hch 27:21-25). Despus Pablo los convenci a todos que probaran alimento, diciendo: Esto es para vuestra salud, porque ni un pelo se caer de la cabeza de ninguno de vosotros (Hch 27:34). Entonces l tom un pedazo de pan y, dando gracias a Dios, lo parti y comenz a comrselo. Entonces todos teniendo ya mejor nimo, comieron tambin.Al amanecer el da, ellos vieron tierra, pero no reconocieron el lugar. Trataron de guiar la nave haca la orilla, pero apenas la movieron, sta comenz a hundirse; su proa se qued inmovilizada y su popa se parta con el golpe de las olas. Los soldados, entonces, decidieron matar a todos los prisioneros, arrojndolos al mar, para que nadie escapara; pero el centurin, deseando salvar a Pablo, les impidi hacerlo y orden echar al agua a los que supieran nadar, para acercarse a la orilla. El resto se las arregl como pudo; algunos en tablones, otros en restos del naufragio; pero todos llegaron salvos y fueron sacados del mar.Entonces descubrieron que la isla se llamaba Melita (la actual isla de Malta). Sus habitantes, que eran brbaros, les mostraron no poca humanidad, porque, como llova y haca fro, ellos encendieron una fogata para calentar a los que se haban mojado en el mar. Entretanto, Pablo reuni una gran cantidad de lea, la cual ech en la hoguera; en eso, una serpiente, que se alejaba del calor, salt sobre su mano. Al ver la gente la vbora que colgaba de su mano, se dijeron entre ellos: Sin duda que este hombre es un homicida, a quien, escapado, de la mar, la justicia no deja vivir (Hechos 28:4). Pero Pablo, sacudiendo la vbora en el fuego, no sufri ningn mal. Ellos esperaban cundo se haba de hinchar o caer muerto, pero habiendo aguardado mucho y viendo que nada le pasaba, cambiaron de opinin y comenzaron a decir que se trataba de un dios.El gobernador de esa isla, el cual se llamaba Publio, condujo a los nufragos a su casa, donde stos se quedaron por tres das. Por esos das, su padre se encontraba enfermo con fiebre y sufra de disentera. Entonces Pablo lo san despus de rezar al Seor y colocar las manos sobre el enfermo. Despus de esto, todos los enfermos de la isla fueron donde el Santo Apstol para ser sanados.Tres meses ms tarde, todos los nufragos, incluyendo el Apstol, partieron en otra nave hacia Roma, pasando primero por Siracusa y Puteoli. Cuando los hermanos que vivan en Roma se enteraron de la llegada de Pablo, fueron a darle encuentro, llegando incluso hasta la plaza de Apio y las Tres Tabernas. Al verlos, Pablo se sinti confortado de espritu y dio gracias a Dios.En Roma, el centurin entreg los presos de Jerusaln al capitn de la guardia, pero a Pablo se le permiti estar solo, con un guardia que lo custodiara. As vivi el Apstol durante dos aos enteros, recibiendo a todos los que acudan a l, predicando sin temor y abiertamente el reino de Dios y proclamando a nuestro Seor Jesucristo.El libro de los Hechos de los Apstoles, escrito por Lucas, relata hasta aqu la vida y la obra de Pablo. Sus posteriores labores y sufrimientos son contados por el mismo en su segunda epstola a los Corintios de la manera siguiente: 2 Co 11:23-27. 23 Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo ms; en trabajos ms abundante; en azotes sin nmero; en crceles ms; en peligros de muerte muchas veces. 24 De los judos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un da he estado como nufrago en alta mar; 26 en caminos muchas veces; en peligros de ros, peligros de ladrones, peligros de los de mi nacin, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; 27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en fro y en desnudez;Despus de atravesar a lo largo y lo ancho de la tierra, a pie y en barco, el Apstol Pablo lleg tambin a conocer las alturas del cielo, cuando ascendi al tercer cielo; porque el Seor, consolando a su Apstol en el momento de sus labores ms difciles, las cuales eran hechas por causa de su Santo Nombre, le enso la gloria del cielo que ojo alguno ha visto, escuchando palabras secretas que el hombre no puede decir.La forma como Pablo realiz las restantes luchas de su vida y actividades, la relata el historiador eclesistico Eusebio Pnfilo, en su segundo libro Historia Eclesistica. Este seala que luego de dos aos de encarcelamiento en Roma, Pablo fue puesto en libertad por su inocencia, y predic la palabra de Dios en esa ciudad y en otras tierras de Occidente.San Simen Metafrastes escribe que, despus de su reclusin en Roma, el Apstol se dedic a difundir las buenas nuevas de Cristo. De Roma sali para visitar Espaa, Galia y toda Italia, iluminando a los paganos con la luz de la fe y convirtindolos de la idolatra al cristianismo. Cuando estuvo en Espaa, cierta mujer noble y rica, llamada Xantipa, al escuchar predicar al Apstol sobre Cristo, quiso ver a Pablo en persona y convenci a su marido, Probo, para que invitara a ste a la casa de ellos a fin de demostrarle su hospitalidad. Cuando el Apstol entr a la casa de ellos, en el rostro del Santo vio ella sobre sus cejas escritas con letras de oro las palabras: Pablo el predicador de Cristo. Al leer esto, a pesar que nadie ms poda verlo, ella se postr ante el Apstol con gozo y temor, confesando a Cristo como el verdadero Dios y rogando ser bautizada. Xantpa fue la primera en recibir este sacramento; luego fue seguida por su marido, Probo, y todos los miembros de su familia, as como por Filoteo, el magistrado de la ciudad, y muchos otros.Despus de visitar todas estas tierras de Occidente e iluminarlas con la luz de la santa fe, san Pablo se dio cuenta que se acercaba su propio martirio. De vuelta en Roma, escribi a su discpulo Timoteo, dicindole: Ahora ya estoy listo para ser ofrecido y est cercano el momento de m partida. He peleado la buena batalla, he recorrido mi trayecto, he guardado la fe; por lo dems, me est guardada la corona de justicia, la cual me dar en aquel da el Seor, juez justo (2 Ti 4:6-8).La etapa de los sufrimientos de Pablo es citada diversamente por los historiadores eclesisticos. Gayo, cronista eclesistico; Seferino, obispo de Roma, y Dionisio, obispo de Corinto, afirman que los Apstoles Pedro y Pablo fueron martirizados juntos, el 29 de junio del ao 67 d.C., en el dcimo tercer ao del reinado de Nern. Ellos estaban retenidos en la prisin de Mamertino en Roma, de donde fueron sacados para ser ejecutados al mismo tiempo. A la entrada de las puertas de la ciudad, los guas de los Apstoles se despidieron de estos. Nicforo Calisto (+1350) en el segundo libro de su historia, captulo 36 escribe tambin que Pablo padeci junto a Pedro el mismo da. Sofronio, patriarca de Jerusaln, y los cronistas Justino e Ireneo sealan que Pablo fue martirizado un ao despus que Pedro, pero en una misma fecha, el 29 de junio. Ellos afirman que la razn de su condena a muerte se debi a que, cuando anunciaba a Cristo, exhortaba a las doncellas y las mujeres a que abrazaban la vida de castidad. Sin embargo, no existe gran discrepancia; porque en la vida de Pedro (segn Simen Metafrastes), se afirma que Pedro no padeci inmediatamente (despus de la muerte de Simn Mago), sino varios aos despus; debido a que las doce concubinas favoritas de Nern se convirtieron al cristianismo y eligieron vivir en castidad gracias al Apstol Pedro. Como Pablo viva tambin en Roma y en las tierras cercanas en el mismo tiempo que Pedro, es probable que aquel ayudara a ste en su lucha contra Simn Mago, durante la primera estada de Pablo en Roma; y cuando lleg a Roma por segunda vez, l y Pedro ayudaron a la salvacin de los hombres, enseando a hombres y mujeres por igual para vivir una vida pura de castidad. Fue as como los Apstoles despertaron la ira de Nern, el cual llevaba una vida depravada y los conden a muerte, haciendo ejecutar a Pedro como no ciudadano romano, mediante la crucifixin en la colina de Janculo, y a Pablo, como a ciudadano romano, ya que era prohibido ejecutar a ciudadanos de una manera deshonrosa, mediante decapitacin; si no en el mismo ao, por lo menos en la misma fecha. Cuando cortaron la honorable cabeza de Pablo, de la herida fluy leche junto a la sangre. La ejecucin fue realizada a corta distancia de la ciudad, en el camino de Ostia. Sus preciosas reliquias fueron enterradas por los fieles en el lugar donde ratific su testimonio con el martirio.Cuando el Apstol era conducido por los soldados para su decapitacin, se produjo un milagro fuera de la ciudad. l se encontr con una mujer, llamada Perpetua, quien era ciega del ojo derecho. El Apstol le dijo: Mujer, dame tu pauelo; te lo devolver cuando regrese. Los soldados le afirmaron en broma: Oh mujer, lo recibirs rpidamente. Cuando llegaron al lugar de ejecucin, le cubrieron al Apstol los ojos con este mismo pauelo. Qu fue lo que Dios hizo para glorificar a su siervo Pablo? Invisiblemente, el pauelo manchado de sangre apareci en las manos de Perpetua. Ella se frot con l los ojos y se san. Cuando los soldados regresaron y la vieron sanada, ellos tambin comenzaron a creer en Cristo y exclamaron: Grande es el Dios a quien Pablo predica. Cuando Nern se enter de lo sucedido, se puso terriblemente furioso y mand a ejecutar a los soldados de una manera diferente: mediante decapitacin, inmolacin, apedreamiento, descuartizamiento, ahorcamiento, ahogamiento y desollamiento. Perpetua tambin fue aprehendida; le ataron al cuello una carga pesada y la arrojaron al ro Tber de Roma.

Saulo - Pablo: Antes y despus de su encuentroCuando el corazn de Saulo ms arda de furia contra los seguidores de Jess y se diriga camino a Damasco para acabar con la falsa doctrina, se da el encuentro ms fascinante y cautivador de su historia. Saulo cayendo al suelo y cegado por una brillante e intensa luz es encontrado por Cristo.

La vida de Pablo se puede dividir en dos partes: antes y despus de Damasco. All hubo un gran impacto, una eleccin inesperada y una respuesta incondicional.Saulo era ciudadano romano, hebreo e hijo de hebreos. Era tejedor de tiendas, por profesin. Era adems, un judo fiel, para el cual era de fundamental importancia el cumplimiento de la Tor, ya que por medio de esta, alcanzara la justificacin. Una prueba de su gran empeo en el judasmo y sobre todo de su celo en mantener las tradiciones de los padres es el hecho de que persegua a la Iglesia de Dios intentando destruirla (Gl 1,13).Su modo de proceder: entraba en las casas, se llevaba por la fuerza a hombres y mujeres, y los meta en la crcel (Hch 8,3). En una segunda fase, pide la autorizacin, de extender su accin inquisidora fuera de la ciudad de Jerusaln. Entre tanto Saulo, respirando todava amenazas y muertes contra los discpulos del Seor, se present al sumo sacerdote y le pidi cartas para las sinagogas de Damasco, para que, si encontraba algunos seguidores del Camino (comunidad de creyentes), hombres o mujeres los pudiera llevar presos a Jerusaln (Hch 9:1-2). Mi furia contra ellos lleg a tal extremo, que los persegu hasta en las ciudades extranjeras (Hch 26:11).Sucedi que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente lo envolvi una luz venida del cielo cay en tierra y oy una voz que le deca: Saulo, Saulo por qu me persigues? l pregunt: Quin eres, Seor? Y el Seor le respondi: yo soy Jess, a quien t persigues. Pero, levntate, entra en la ciudad all se te dir lo que debes hacer (Hch 9:3-9).En el llamado de Pablo se manifiesta la gratuidad de la accin de Dios. l lo llama para revelarle el Evangelio de Cristo, es decir, a su Hijo como fuente de la salvacin para todos los hombres. Es evidente el contraste entre la accin de Pablo, perseguidor de la Iglesia, y la de Dios que lo llama con su gracia para constituirlo proclamador del Evangelio de Jesucristo. Por la gracia de Dios soy lo que soy; y la gracia de Dios no ha sido estril en m. Antes bien, he trabajado ms que todos. Pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo (1 Co 15:10).Cuando Pablo piensa en su experiencia de encuentro con Jesucristo, la imagen que le viene a la mente es la de una fuerza que lo ha arroyado: He sido conquistado por Cristo. A partir de ese momento todos sus parmetros de juicio y de eleccin tico-religioso cambian. La historia religiosa de Pablo est marcada por esta experiencia espiritual que fue tan intensa y profunda que modific de manera irreversible su vida toda.Existe un gran contraste entre el pasado del judo celoso y observante para conseguir la justificacin segn la ley, y la nueva relacin que vive con Dios por medio del conocimiento de Jesucristo. A la justicia que procede de la ley Pablo contrapone, la justicia que procede de Dios, basada en la fe (Flp 3,9). En lugar de la ley, ahora se encuentra Cristo Jess. Pablo da el salto del dios de leyes: que recompensa lo que l hace, al Dios revelado en la persona de Cristo Jess con el cual todo es gracia.Pero, lo que antes consideraba una ganancia, ahora lo considero prdida por amor a Cristo. Ms an, pienso incluso que nada vale la pena si se compara con el conocimiento de Cristo Jess, mi Seor. Por l he sacrificado todas las cosas, y todo lo tengo por basura con tal de ganar a Cristo y vivir unido a l con una salvacin que no procede de la ley, sino de la fe en Cristo, una salvacin que viene de Dios y se funda en la fe (Fil 3:7).

La conversin de Pablo. La cada sin caballoLa conversin ms famosa de la historia es, sin duda, la de Pablo. Cmo fueron los detalles de aqul hecho lo sabemos gracias a Lucas, que lo inmortaliz en un conmovedor relato conservado en Los Hechos de los Apstoles.Cuenta este libro que Pablo era un joven y fogoso judo, llamado entonces Sal, y que observaba con preocupacin cmo se expanda en Jerusaln el cristianismo, que l consideraba una secta peligrosa. Resolvi, por lo tanto, combatirlo y no descansar hasta aniquilarlo por completo.Cierto da decidi viajar a Damasco con una autorizacin especial para encarcelar a todos los cristianos que encontrara en esa ciudad. Damasco distaba unos 230 kilmetros de Jerusaln y era una de las ciudades ms antiguas del mundo, en la que habitaba una importante comunidad cristiana. El viaje debi de haberle llevado a Pablo y a sus compaeros alrededor de una semana.De pronto, y casi ya en las puertas de la ciudad, una poderosa luz lo envolvi y lo tir por tierra. (Conviene aqu recordar que los viajes en esa poca se hacan a pie, por lo que la famosa imagen de Pablo cayendo "del caballo" que tanto hemos visto en cuadros y pinturas, no corresponde a la realidad). Entonces oy una voz que le deca: "Sal, Sal, por qu me persigues?". Pablo respondi: "Quin eres, Seor?" La voz le contest: "Yo soy Jess, a quien t persigues. Levntate y entra en la ciudad. All se te indicar lo que tienes que hacer".

Luz para el ciegoPablo se levant, y comprob que no vea nada. Entonces con la ayuda de sus compaeros pudo ingresar en la ciudad. As, aqul que haba querido entrar en Damasco hecho una furia, arrasando y acabando con cuantos cristianos encontrara, debi entrar llevado de la mano, ciego e impotente como un nio.En Damasco se aloj en la casa de un tal Judas, y permaneci all tres das ciego, sin comer ni beber, hasta que se present en la casa un hombre llamado Ananas y le dijo: "Sal, hermano, el Seor Jess que se te apareci en el camino por donde venas, me ha enviado para que recuperes la vista y quedes lleno del Espritu Santo". Entonces le impuso las manos, y al instante cayeron de sus ojos una especie de escamas y recuper la vista.A partir de ese momento Pablo fue otra persona. Un cambio impresionante sucedi en l. Ananas lo bautiz, le explic quin era Jess, lo introdujo en la comunidad local, lo instruy en la doctrina cristiana y lo mand a predicar el Evangelio. De este modo Pablo conoci el cristianismo, y lleg a ser miembro de la Iglesia a la que en un principio combata.

Sin contar las intimidadesAhora bien, resulta curioso que este relato tan detallado del libro de los Hechos no coincida con la versin que el propio Pablo da en sus cartas.En primer lugar, en ningn escrito suyo Pablo cuenta a nadie lo que experiment aqul da camino a Damasco. Ni siquiera a los Glatas, los cuales haban puesto en duda su apostolado, y para los que hubiera sido un excelente argumento contarles ese suceso extraordinario. Slo menciona su conversin de pasada: G 1:15). Y cuando en otras partes cuenta sus visiones y revelaciones lo hace en tercera persona: S de un hombre... 2 Co 12: 2, como si no le gustara hablar de ese tema ni a sus ms ntimos. En cambio en los Hechos Pablo aparece divulgndolo varias veces, con toda libertad, y una vez nada menos que ante una verdadera multitud de gente desconocida: Hch 22. Es ste el mismo Pablo de las cartas?En segundo lugar, los Hechos no dicen que Pablo haya visto a Jess. Cuentan que slo "vio una luz venida del cielo" y "oy una voz" que le hablaba (9, 3-4). En cambio Pablo en sus cartas asegura, aunque sin entrar en detalles, haber visto ese da personalmente a Jess. A los corintios les advierte: "Acaso no he visto yo a Jess, Seor nuestro?" (1 Co 9:1). Y tambin: "Se le apareci a Cefas y a los Doce... y finalmente se me apareci tambin a m: 1 Co 15: 8.

Conversin o vocacin?En tercer lugar, Pablo asegura haber recibido tanto su vocacin como el Evangelio que predicaba, directamente de Dios, sin intermediario alguno. En sus cartas afirma: "Pablo, apstol, no de parte de los hombres ni por medio de hombre alguno, sino por Jesucristo" (Gl 1, 1). Y dice: "Les cuento, hermanos, que el Evangelio que les anuncio no es cosa de hombres; pues yo no lo recib ni aprend de hombre alguno sino por revelacin de Jesucristo" (1:11). En cambio en Hechos se dice que fue Ananas quien explic a Pablo el significado de la luz que lo envolvi, y quien le ense la doctrina cristiana (Hch 9:6-19).Hay otras diferencias entre la versin de Los Hechos de los Apstoles y la de Pablo. Por ejemplo, Hechos presenta la experiencia de Damasco como una "conversin"; en cambio Pablo nunca dice que se haya convertido, sino que habla de su "vocacin" (G 1:15). Hechos dice que su conversin estuvo acompaada de fenmenos externos (una luz celestial, una voz misteriosa, la cada al suelo, la ceguera); en cambio Pablo nunca menciona tales fenmenos exteriores fantsticos, sino ms bien sostiene que la revelacin que l tuvo fue una experiencia interior. G 1:16.Cmo se explican estas diferencias? Por qu Lucas parece no ajustarse a lo que Pablo seala en sus cartas? Para responder a esto debemos tener en cuenta la intencin de los Hechos de los Apstoles.

Como un militar griegoLucas, al momento de componer su libro, conoca una tradicin que contaba que Pablo, camino a Damasco, haba vivido cierta experiencia especial, y que un tal Ananas haba desempeado un papel importante en ella. Y con estos datos compuso un relato siguiendo el esquema de las llamadas "leyendas de conversin". Qu eran las "leyendas de conversin"? Eran narraciones estereotipadas en las que se mostraba cmo a algn personaje, enemigo de Dios, se le manifestaba ste con seales extraordinarias y terminaba convirtindolo.Un ejemplo de ellas es la conversin de Heliodoro, relatada en el 2 libro de los Macabeos. Cuenta esta leyenda que Heliodoro, ministro del rey Seleuco IV de Siria, en su persecucin contra los judos intent saquear el tesoro del Templo de Jerusaln. Cuando estaba a punto de lograrlo, Dios se le apareci en una impresionante manifestacin. Heliodoro cay al suelo envuelto en una ceguera total, mientras sus compaeros presentan lo sucedido sin poder reaccionar. Al final Heliodoro, que haba entrado al Templo con tanta soberbia, debi ser sacado en una camilla, mudo e impedido. Luego de varios das, y gracias a la intervencin de un judo, el ministro recuper sus fuerzas, se convirti y recibi la misin de anunciar en todas partes la grandeza de Dios: 2 Mac 3.

Tres veces lo mismoExisten muchas otras leyendas judas que cuentan de idntico modo la conversin de algn personaje enemigo de Dios. Por lo tanto, no debemos tomar los detalles de la conversin de san Pablo como histricos, sino ms bien como parte de un gnero literario convencional.Y por qu a Lucas le importaba tanto de la conversin de san Pablo, al punto tal de no slo ampliarla en detalles sino de repetirla nada menos que tres veces! (9:3-19; 22:6-16 y 26:12-18)? Por qu contar tres veces lo mismo, en un libro como los Hechos que se caracteriza por la sobriedad y economa de detalles narrativos, y cuando otros episodios ms importantes, como el de Pentecosts, aparecen una sola vez? Porque Lucas, a lo largo de todo su libro, intenta mostrar cmo se cumple una profeca de Jess: que la Palabra de Dios se extender por todo el mundo de aquel entonces. En efecto, al principio, Jess se les aparece a los apstoles y les dice: "El Espritu Santo vendr sobre ustedes, y sern mis testigos en Jerusaln, en toda Judea y Samaria, hasta los confines de la tierra" (1:8). Y cul era en aquel entonces "los confines de la tierra"? Era precisamente Roma, la capital del Imperio. Por lo tanto su objetivo es mostrar cmo la Palabra de Dios llega justamente hasta Roma.

La profeca que cumplirPero Lucas no saba de ninguno de los doce apstoles que haya llegado hasta Roma. En su libro de los Hechos, Pedro, la cabeza del grupo, nunca sale ms all de Judea y Samaria. Juan, compaero de Pedro, tampoco viaja ms que hasta Samaria. Santiago el Mayor es asesinado temprano. Santiago el Menor no se mueve de Jerusaln. Matas, elegido en lugar de Judas, desaparece inmediatamente despus de su eleccin. De los dems apstoles no hay ni noticias. Cmo mostrar que la profeca de Cristo se cumple y que la Iglesia llega "hasta los confines de la tierra"?La solucin fue hacer recaer sobre Pablo el cumplimiento de esta misin. Pero el problema estaba en que Pablo no era un verdadero apstol. Porque para Lucas "apstol" era el que haba conocido personalmente a Jess, y haba recibido de l la misin de anunciar el Evangelio: Hch 1:21-26), cosa que no haba sucedido con Pablo. Entonces para explicar por qu Pablo es el que cumple la misin de llegar a Roma, encargada en realidad a los apstoles, Lucas lo muestra recibiendo del propio Jess este encargo en el camino de Damasco. Y lo repite tres veces a lo largo del libro, mientras va camino a Roma, como para que no queden dudas.

El arte expositor de LucasPero Lucas no cuenta tres veces lo mismo, sino que con gran habilidad narrativa presenta los relatos de manera diferente, con pequeos cambios graduales, que sirven para exaltar de manera progresiva la figura de Pablo. Vemoslos.Sobre la luminosidad que envolvi al apstol, el primer relato habla de "una luz del cielo" (Hch 9:3). El segundo, de "una gran luz" (Hch 22:6). Y el tercero, de "una luz ms luminosa que el sol" (Hch 26:13).El primer relato no dice a qu hora fue aquella luz. Pero el segundo aclara que fue cerca del medioda, lo cual resalta el esplendor luminoso. Y el tercero ya dice en pleno medioda, mostrando cmo el brillo de la luz superaba al sol cuando ste brilla con mayor fuerza. En el primero y en el segundo relato dice que la luz envolvi slo a Pablo (Hch 9:3 y Hch 22:6 6). En el tercero dice que la luz envolvi tambin a todos sus compaeros (Hch 26:13).

De pie o en el suelo?Tambin las persecuciones que realizaba Pablo antes de convertirse aparecen descritas con esta tcnica de graduacin. El primero dice que Pablo a los cristianos los "conduca a la crcel" (Hch 8:3). El segundo agrega que los "persegua a muerte" (Hch 22:4). Y el tercero, que los meta en la crcel, los torturaba para que renunciaran a su fe cristiana, los persegua hasta en ciudades extranjeras, y cuando eran condenados a muerte l contribua con su voto (Hch 26:10-11).Lo mismo ocurre con la misin encomendada a Pablo. El primer relato slo anticipa que Pablo llevar el nombre de Cristo ante los gentiles, los reyes y los judos (Hch 9:15). En el segundo ya aparece enviado ante todos los hombres (Hch 22: 15). Y en el tercero Pablo no slo es enviado sino que se especifica los detalles de su misin (Hch 26: 16-18).Con respecto a los fenmenos que aparecieron, el primer relato dice que los compaeros de Pablo oyeron la voz pero no vieron la luz (Hch 9:7). El segundo dice que vieron la luz pero no oyeron la voz (Hch 22:9). Y el tercero, que ni vieron ni oyeron nada. Es decir, cada vez se va centrando ms en Pablo el mensaje divino.Sobre el efecto de la conmocin, la primera y la segunda vez dice que slo Pablo cay al suelo, mientras sus compaeros quedaron de pie (Hch 9:7; Hch 22:7). Pero la tercera vez dice que ellos todos cayeron al suelo (Hch 26:14). As, tambin los compaeros de Pablo se unen gradualmente a la adoracin de la teofana.Y sobre la ceguera, en el primer relato Pablo queda ciego durante tres das (Hch 9:9). En el segundo, slo permanece ciego durante el tiempo que brilla la luz divina (Hch 22:11). Y en el tercero no se menciona la ceguera, de modo que no hace falta que sea llevado por sus compaeros, ni que lo cure Ananas. As, cada vez hay menos oscuridad en Pablo.

Un dilogo conocidoUn nico elemento se mantiene siempre igual en los tres relatos: el dilogo entre Pablo y Cristo en el momento de la aparicin. Por qu fue conservado este dilogo con tanto cuidado? Porque reflejaba quizs una conversacin real entre Jess y el apstol?Hoy los biblistas sostienen que se trata de un dilogo tambin artificial, muy comn en el AT, llamado dilogo de aparicin. Los escritores sagrados lo emplean cada vez que quieren contar la aparicin de Dios o de un ngel a alguna persona.El dilogo de aparicin consta normalmente de cuatro elementos: a) la doble mencin del nombre de la persona (Sal, Sal!); b) una breve pregunta del personaje (Quin eres, Seor?); c) la auto presentacin del Seor (Yo soy Jess, a quien t persigues); y d) un encargo (Levntate y vete). Este mismo "dilogo" lo tenemos, por ejemplo, cuando el ngel le encarga a Jacob regresar a su patria (Gn 31:11-13); cuando Dios autoriza a Jacob a bajar a Egipto (Gn 46:2-3); en la vocacin de Moiss (x 3:2-10); en el sacrifico de Isaac (Gn 22:1-2); en la vocacin de Samuel (1 Sam 3:4-14).Utilizando este dilogo artificial, empleado oficialmente para estas ocasiones, Lucas quiso decir a sus lectores que Pablo realmente haba conversado con Jesucristo camino a Damasco, y que no haba sido una mera alucinacin.

Pablo y nosotrosSiempre nos han resultado lejanos y misteriosos los personajes bblicos, precisamente porque aparecen viviendo experiencias extraas y especialsimas, que ningn cristiano normal vive hoy en da.Tambin Pablo, en cierto momento de su vida, experiment un encuentro ntimo y especial con Jess, que lo llev a abandonar todo y a centrar su existencia nicamente en Cristo Resucitado. Fue una experiencia interior inefable, imposible de contar con palabras. Pero el autor bblico la describe adornada con voces divinas, luces celestiales, cadas estrepitosas, ceguera, para exponer de algn modo lo que nadie es capaz de comunicar.En realidad la experiencia paulina fue semejante a la de muchos de nosotros. Seguramente nuestra propia vocacin cristiana fue tambin un encuentro grandioso con Jess resucitado. Pero no omos voces extraas, ni vimos luces maravillosas. Y por eso no la solemos valorar. Y muchas veces languidece anmica en algn rincn de nuestra vida diaria.Por eso hace bien reconocer que tampoco Pablo vio nada de aquello. Que no nos lleva ventaja alguna. Recordarlo, y pensar luego en la cantidad de veces que podemos experimentar a Jess resucitado en nuestra vida, puede ser la ocasin para animarnos a hacer cosas mayores que las que hacemos ordinariamente. Como las que hizo Pablo.