acta 151. sesion del ola 6 de septiembre. _151-160_de_la_instalaci…cias, pero que como en su...

45
ACTA 151. SESION DEL OlA 6 DE SEPTIEMBRE. Se abrió la sesión con más del número de diputados necesario para for- mar congreso. Leída y aprobada el acta de la sesión del día de ayer, se dio cuenta de la congratulación de la villa de San Juan de Cesar, por la instalación del congre- so, y su majestad quedó enterado. Igualmente se leyó la representación de la abadesa de Santa Clara de Maracaibo, en que pide se dicte una providencia para que la junta de secues- tros de aquella ciudad pague el principal y réditos que le deben los bienes embargados al marqués de Perijá, y se mandó pasar a la comisión de crédito público. A la militar se pasó el memorial del teniente coronel José Sardá, gobernador de Riohacha, para que se le conceda el grado de coronel. Seguidamente manifestó el señor presidente estar ya concluida de fir- mar la constitución por todos los señores diputados que hay en esta villa, a excepción del señor Baños, quien, a pesar de las multiplicadas insinuacio- nes amistosas que se le habían hecho, no había dejado convencerse a firmar- la, y que siendo este un negocio de mucha gravedad, no podía menos que ponerlo en la consideración del congreso para la resolución que sobre él hu- biese de tomarse. El señor obispo hizo presente entonces cuántos pasos había dado a efec- to de reducirlo a que firmase, y lo infructuoso que habían sido tales diligen- cias, pero que como en su concepto las ideas y resistencia del señor Baños no procediese de otro principio que de trastorno en su juicio, era desde luego de sentir que se le mandase reconocer por los facultativos, y que re- sultando ser loco, se le expeliese del seno del congreso.

Upload: others

Post on 16-Oct-2019

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

ACTA 151. SESION DEL OlA 6 DE SEPTIEMBRE.

Se abrió la sesión con más del número de diputados necesario para for-mar congreso.

Leída y aprobada el acta de la sesión del día de ayer, se dio cuenta de lacongratulación de la villa de San Juan de Cesar, por la instalación del congre-so, y su majestad quedó enterado.

Igualmente se leyó la representación de la abadesa de Santa Clara deMaracaibo, en que pide se dicte una providencia para que la junta de secues-tros de aquella ciudad pague el principal y réditos que le deben los bienesembargados al marqués de Perijá, y se mandó pasar a la comisión de créditopúblico. A la militar se pasó el memorial del teniente coronel José Sardá,gobernador de Riohacha, para que se le conceda el grado de coronel.

Seguidamente manifestó el señor presidente estar ya concluida de fir-mar la constitución por todos los señores diputados que hay en esta villa, aexcepción del señor Baños, quien, a pesar de las multiplicadas insinuacio-nes amistosas que se le habían hecho, no había dejado convencerse a firmar-la, y que siendo este un negocio de mucha gravedad, no podía menos queponerlo en la consideración del congreso para la resolución que sobre él hu-biese de tomarse.

El señor obispo hizo presente entonces cuántos pasos había dado a efec-to de reducirlo a que firmase, y lo infructuoso que habían sido tales diligen-cias, pero que como en su concepto las ideas y resistencia del señor Bañosno procediese de otro principio que de trastorno en su juicio, era desdeluego de sentir que se le mandase reconocer por los facultativos, y que re-sultando ser loco, se le expeliese del seno del congreso.

En estas circunstancias se recibió la respuesta del señor Baños al oficioque de orden del señor presidente le pasó la secretaría, para que comparecie-se inmediatamente en el congreso, cuyo contenido es el siguiente:

"Contestando al oficio de vuestras señorías, de esta fecha, repito porescrito lo mismo que tántas veces tengo expuesto en el soberano congreso, asaber: que siendo una base esencial a la constitución de un pueblo cristianoel artículo de reconocimiento, protección y sostenimiento de la religión, sinla cual no se concibe estado, y habiéndose, sin embargo, omitido a pesar delas repetidas instancias que sobre ello hemos hecho en el discurso de lasdiscusiones, sin que se entienda que tengo pretensiones de más sabio o másreligioso que los señores del congreso, digo que no me hallo en el caso defirmar la dicha constitución por esta remarcable imperfección, para no ha-cerme cómplice de los terribles efectos que así va a producir a mi patria; eldeseo de cuya prosperidad sobre cimientos sólidos, es lo que me hace obrarde esta suerte.

"Dios guarde a vuestras señorías muchos años."Rosario de Cúcuta, septiembre 6 de 1821.

"Manuel Baños.

"Sus señorías diputados secretarios del soberano congreso de Colombia".

Con este motivo hizo el señor presidente la siguiente moción:"Que puesto que el señor Baños se ha denegado ayer abiertamente a fir-

mar la constitución, y que no han sido bastantes las insinuaciones que priva-damente se le han hecho para reducirlo al camino de la razón, y que su últimarespuesta por escrito es un nuevo crimen que ha cometido, desobedeciendo lasoberana autoridad del congreso y sellando con su firma la tenaz, irrespetuo-sa oposición a sus deliberaciones que ha manifestado de palabra, era de dicta-men que se le declare desnudo de la representación que obtiene, sea expelidodel congreso, suspenso de sus dietas y declarado indigno de obtener empleosde honor y de confianza en Colombia, nombrándose una comisión para que leforme y siga la causa hasta la sentencia".

Cuya moción fue apoyada por el señor Antonio Briceño y otros variosseñores diputados. El señor José Manuel Restrepo fue de dictamen que alseñor Baños se le expulse del congreso, declarándosele indigno de obtenerempleos de honor y de confianza en la República, y se comunique esta provi-dencia al poder ejecutivo, para que tome las providencias consiguientes; cuya

2

moción también fue apoyada por otros señores. El señor Azuero hizo mociónde que se expulse del congreso, dándose circunstanciada noticia de este suce-so al poder ejecutivo, a quien se le prevenga que luego que sea publicada laconstitución, llame al señor Baños a prestar el juramento de su obediencia, yno verificándolo, lo extrañe del territorio de la República; cuyo dictamen fueigualmente apoyado. Ultimamente el señor Miguel Tobar hizo presente queeste negocio, por su gravedad, y por tratarse en él nada menos que de la suertede un representante de Colombia, debía tratarse en congreso pleno; por tanto,y debiendo haber esta noche sesión extraordinaria, se cite a ella por el señorpresidente a todos los señores diputados que se hallan en esta capital paraque, tomando en consideración este asunto, se resuelva en los términos mássolemnes, y que todas las votaciones sean nominales. La apoyaron muchosseñores diputados, y puesta a votación por el señor presidente, quedó deter-minada afirmativamente por su majestad.

Se leyeron los seis proyectos de ley sobre materias de hacienda, presenta-dos por el señor Gual; se admitieron a discusión y se señaló para ella el lunes.

Pasó se en seguida a la segunda discusión del primer título del proyecto deley sobre establecimiento de intendencias, y el señor Joaquín Borrero pidióque fuese Cartagena la capital de su departamento, por exigirlo así su locali-dad, mayor población y otras ventajas que logra sobre Santa Marta. El señorGual fue del mismo parecer, y el señor Santamaría se opuso, hablando enfavor de Santa Marta. Ningún otro señor diputado tomó la palabra, y en suvirtud declaró el señor presidente estar cerrada la segunda discusión hasta elsegundo título, inclusive, de este proyecto.

Tomó entonces la palabra el señor José Antonio Borrero y manifestó queestando señalado el día de mañana para elección de presidente y vicepresi-dente de la República, era de dictamen que antes de procederse a ella se fija-sen los sueldos que deben gozar los sujetos que obtengan tan altos destinos,pues no pudiéndose prescindir de la consideración que se tiene a las personassi hubiera de hacerse este señalamiento después de la elección, más bien semiraría el respeto de ellas que el de los empleos. El señor Miguel Tobarapoyó este dictamen con nuevas razones, y el señor Azuero también fue delmismo parecer, pero el señor presidente manifestó que como esta asignaciónfuese una ley y debiese por lo mismo sufrir tres discusiones en sesiones dis-tintas, se hacía necesario declarar antes la urgencia, para que la primera dis-cusión se hiciese en el acto; la segunda, esta noche en la sesión extraordina-ria, y la tercera, mañana, antes de la elección. Este parecer fue apoyado por

3

muchos señores, y en su virtud, poniéndolo a votación el señor presidente,quedó declarada por el congreso la urgencia del negocio. Procedióse, pues,en seguida, a la primera discusión, y el señor Azuero propuso se le señalasenal presidente $25.000; $12.000 al vicepresidente cuando ejerciese las funcio-nes de presidente, y $6.000 cuando no. El señor José Manuel Restrepo dijodebía considerarse que el presidente debía mantener un tren correspondientea su alto carácter, que además, estaba en la obligación de recibir y obsequiar alos embajadores y ministros extranjeros, y que sobre todo se debía tener enconsideración que no pudiendo recibir por ahora todo el sueldo íntegro, sinoque debía estar sujeto proporcionalmente a las mismas rebajas que se hiciesena los demás empleados, porque de otro modo resultaría una anomalía mons-truosa en el pago de sueldos, era de dictamen que se le señalasen $20.000, y$15.000 al vicepresidente con ejercicio de presidente, y $7.500 cuando sólollenase las funciones de su primitivo empleo; 10 que fue apoyado por algunosseñores. El señor obispo dijo que para quitar quebrados y en suposición deque aun rebajada la tercera parte, le quedaba al presidente un sueldo bastantepara llenar las obligaciones de su alto destino, era de dictamen que se le seña-lasen $24.000, $16.000 al vicepresidente cuando sustituyese al presidente, yocho cuando no. Ningún otro señor diputado habló más sobre el asunto, yensu consecuencia, el señor presidente dio por terminada la primera discusión,y levantó la sesión.

El diputado secretario,

Francisco Soto.

El diputado secretario,

Antonio José Caro.

ACTA 152. SESION EXTRAORDINARIA DE LA NOCHEDEL 6 DE SEPTIEMBRE.

Se abrió la sesión con más del número de diputados necesario para for-mar congreso.

Leída y aprobada el acta de la última sesión extraordinaria, se dio cuentade la propuesta que hace el Libertador presidente por medio del ministro del

4

interior, a favor del señor general de brigada Tadeo Monagas, para el próxi-mo grado de general de división y se mandó pasar a la comisión militar. Sedio cuenta igualmente de la comunicación que hace el mismo ministro, satis-faciendo de orden del Libertador presidente el informe pedido, sobre la esca-la de los grados militares, desde capitán hasta general en jefe, y el congresoquedó enterado.

Continuóse en seguida la discusión de la proposición sobre sueldos delpresidente y vicepresidente de la República, sobre lo que dijo el señor Anto-nio María Briceño que por tres aspectos se debía mirar el empleo de vicepre-sidente: 10, cuando ejerce únicamente este destino; 2°, cuando suple las faltastemporales del presidente, y 3°, cuando entra a ejercer la presidencia pormuerte, destitución o renuncia del que la ejercía. Que en el primero le parecíamuy bien dotado su destino con la asignación de los $6.000 y en el segundocon la de $12.000, pero que en el tercero, supuesto que sufre las mismascargas, pensiones y gastos del presidente propietario, era muy justo que go-zase el mismo sueldo de los $25.000 que para éste se señalan. El señor JoséManuel Restrepo fue de dictamen que se le señalasen $30.000 al presidente yotros tantos al vicepresidente cuando tuviese a su cargo el poder ejecutivo;y no habiendo otro señor diputado que tomase la palabra, se cerró la segundadiscusión sobre este asunto.

Pasó se a examinar el del señor Baños, cuya resolución se había dejadopara esta noche. Algunos señores diputados, como el señor Yanes y el señorMárquez, fueron de parecer que aunque era cierto que el señor Baños habíafaltado al congreso y le había desobedecido, no queriendo firmar la constitu-ción, sólo podía haber lugar a expulsársele del seno del congreso, pues nohabiendo ley alguna preexistente que señalase una pena para el que hubiesecometido este crimen, era claro que ninguna otra se le podía imponer. Elseñor Ildefonso Méndez calificó de equivocación este concepto, pues en elsuyo había ley que previniese una pena para aquel delito en el reglamentointerior del cuerpo, donde se dice que si un diputado comete un delito grave,se le destituya y entregue al tribunal correspondiente para que se le juzgue, yeste era el caso del señor Baños, a quien debía, después de expulsársele delcuerpo, juzgársele en el tribunal competente por insurrecto. El señor JoséManuel Restrepo fue de parecer que no sólo en el reglamento había ley pordonde penar al señor Baños, sino también en la constitución, que era la quedebía regir en este caso, pues aunque no estaba publicada, como tampoco loestaba el reglamento, se hallaba sancionada y debía obrar en la interioridad

5

del cuerpo, puesto que en él nada se podía resolver que fuese en contra deella, así como se hacía con el reglamento y que, por lo tanto, con arreglo a lamisma constitución, debía el congreso destituir al señor Baños de la diputa-ción, y declararlo indigno de obtener empleos de honor y de confianza. Elseñor Miguel Tobar también refutó la opinión de los señores Yanes y Már-quez, y los señores presidente y Azuero insistieron en las proposiciones quehicieron y fueron apoyadas esta mañana. El señor José Antonio Borrero fuede parecer que debía compelerse al señor Baños a firmar, apercibiéndolo oapremiándolo con que si así no lo ejecutaba, se le expulsaría del congreso, sele extrañaría del territorio de Colombia o se le mandaría, si fuese necesario, aun presidio, con lo cual, y si no lo ejecutaba, quedaba castigado con una penapreexistente a su delito de contumacia.

Otros varios señores tomaron la palabra, y aunque todos convenían en ladelincuencia del señor Baños, algunos fueron de dictamen se tuviese en con-sideración su probidad, su bien acreditado patriotismo y el trastorno de sujuicio, dimanado tal vez de los trabajos que había padecido anteriormente porhuir de la dominación de los españoles. Al fin se cerró la discusión, y laprimera proposición que el señor presidente puso a votación fue la de ¿si elseñor Baños, en virtud de su resistencia a firmar la constitución, debía serexpelido del congreso? Y la determinación de su majestad fue afirmativa por42 votos contra 9. Los de la afirmativa fueron los señores presidente, Bernar-dino Tobar, Vicente Borrero, Manuel Restrepo, Fernández Soto, Pereira,Jaime, Alvarez, Ibáñez, Antonio Briceño, Plata, Márquez, Miguel Tobar,Caro, Azuero, Santamaría , Soto, Domínguez, Escobar, Zárraga, Valencia,Quintana, Ronderos, Ballén, Balbuena, Joaquín Borrero, Antonio Mendoza,Alcalá, Mutis, Ildefonso Méndez, general Rojas, Benítez, Bartolomé Oso-rio, Santander, Calvo, Diego Briceño, Conde, Lanz, Gabriel Briceño, FélixRestrepo, Uricoechea y Orbegozo; y los de la negativa, José Antonio Borre-ro, Estévez, Alejandro Osorio, Otero, Carvajal, Quijano, Camacho, Yanes yBlanco, salvando su voto el señor José Antonio Borrero.

La segunda proposición que puso a votación el señor presidente fue ¿sicreía el congreso que al señor Baños, en consecuencia de lo que había pasa-do, debía declarársele por el congreso indigno de obtener empleos de honor yde confianza en Colombia? Y la resolución fue negativa por 36 votos contra16. Los de la afirmativa fueron los señores presidente, Miguel Tobar, Caro,Escobar, Zárraga, Quintana, Joaquín Borrero, Mutis, Ildefonso Méndez, ge-neral Rojas, Benítez, Bartolomé Osorio, Calvo, Diego Briceño y Lanz; y los

6

de la negativa los señores Bernardo Tobar, Vicente Borrero, Manuel Restre-po, Fernández Soto, Pereira, Jaime, Alvarez, Ibáñez, Antonio Briceño,Plata, Márquez, Azuero, Santamaría, Soto, Domínguez, Valencia, Ronde-ros, Ballén, Balbuena, José Antonio Mendoza, Alcalá, Santander, Conde,Gabriel Briceño, Félix Restrepo, Uricoechea, Orbegozo, José AntonioBorrero, Estévez, Alejandro Osorio, Otero, Carvajal, Quijano, Camacho,Yanes y Blanco.

La tercera proposición presentada al congreso para su resolución fue ¿sise daba noticia circunstanciada de este suceso al poder ejecutivo, previnién-dosele que luego que sea publicada la constitución se llame al señor Baños aprestar el juramento de su obedecimiento, y no verificándolo lo extrañe delterritorio de la República? Y ella fue votada afirmativamente por 42 votoscontra 9. Los de la afirmativa fueron los señores presidente, BernardinoTobar, Vicente Borrero, Manuel Restrepo, Fernández Soto, Pereira, AntonioBriceño, Plata, Caro, Azuero, Santamaría , Soto, Domínguez, Escobar,Zárraga, Valencia, Quintana, Ronderos, Ballén, Balbuena, Joaquín Borrero,José Antonio Mendoza, Alcalá, Mutis, Ildefonso Méndez, g.neral Rojas,Benítez, Bartolomé Osorio, Santander, Calvo, Diego Briceño, Conde, Lanz,Gabriel Briceño, Uricoechea, Orbegozo, Carvajal, Quijano, Camacho,Yanes y Blanco; y los de la negativa los señores Jaime, Alvarez, Ibáñez,Miguel Tobar, Márquez, Félix Restrepo, José Antonio Borrero, Estévez,Alejandro Osorio y Otero, protestando los señores Félix Restrepo y MiguelTobar, y exponiendo el señor presidente haber estado por la afirmativa enésta y la anterior proposición, porque no quedara absolutamente impuneel señor Baños.

La cuarta proposición que determinó el congreso fue la de si se formabauna comisión para juzgar al señor Baños, y su resolución fue negativa por 43votos contra 8; los de la afirmativa fueron los señores presidente, DomingoBriceño, Benítez, Bartolomé Osorio, Mutis, Balbuena, Jaime y Joaquín Bo-rrero, y los de la negativa fueron los señores Bernardino Tobar, VicenteBorrero, Manuel Restrepo, Fernández Soto, Pereira, Alvarez, Ibáñez, Anto-nio Briceño, Plata, Miguel Tobar, Caro, Azuero, Márquez, Santamaría,Soto, Domínguez, Escobar, Zárraga, Valencia, Quintana, Ronderos, Ballén,José Antonio Mendoza, Alcalá, Ildefonso Méndez, general Rojas, Santan-der, Calvo, Conde, Lanz, Gabriel Briceño, Félix Restrepo, Uricoechea, Or-begozo, José Antonio Borrero, Estévez, Alejandro Osorio, Otero, Carvajal,Quijano, Camacho, Yanes y Blanco.

7

Concluidas de votar estas cuatro proposiciones y terminado así el asuntodel señor Baños, propuso el señor Osorio: "¿Si sancionada ya por el congresola destitución del señor Baños de este augusto cuerpo, se le entrega al tribunalque corresponde para que lo juzgue conforme a las leyes?". El señor presi-dente la apoyó y ella ocasionó nueva discusión si podía o no admitirse otramoción sobre este asunto; unos señores estaban por la afirmativa y otros porla negativa, por lo cual el señor presidente puso esta duda a la resolución delcongreso, y su majestad resolvió por 12 votos contra 29 que sí se podíanhacer otras mociones sobre la materia. El señor Carvajal hizo presente quehabía estado por la negativa, y protestó contra la votación, por haber pedidofuese nominal; y siendo pasada la hora, el señor presidente levantó la sesión.

El diputado secretario,Francisco Soto.

El diputado secretario,Antonio José Caro.

ACTA 153. SESION DEL DIA 7 DE SEPTIEMBRE DE 1821

Se abrió la sesión con más del número de diputados necesario para for-mar congreso.

Leída y aprobada el acta de la sesión del día anterior, se dio cuenta de lasolicitud de José Antonio Cortés, en que renueva la anterior sobre que se leconceda indulto de la pena que se le ha impuesto de confinación en la provin-cia de Pamplona, y se mandó pasar a la comisión de peticiones certificando lasecretaria o que haya en el particular. Al poder ejecutivo una representacióndel irlandés Santiago Duncan, en que pide carta de naturaleza, ya la comisiónde poderes la solicitud del señor Félix Restrepo, diputado, en que pide licen-cia para retirarse del congreso.

En seguida se abrió la tercera discusión sobre la asignación de sueldosque debe hacerse al presidente y vicepresidente de la República, sobre que elseñor Antonio María Briceño repitió la indicación que hizo en la sesiónextraordinaria de anoche, a saber, que el empleo de vicepresidente debíaconsiderarse de tres modos: primero, cuando únicamente ejerce este destino;segundo, cuando suple las faltas temporales del presidente, y tercero, cuandoentra a ejercer la presidencia por muerte, destitución o renuncia del que la

8

obtenía. Que en el primer caso le parecía muy bien dotado su destino con los$6.000 que se habían insinuado, yen el segundo con $12.000, pero que en eltercero, supuesto que sufría las mismas cargas y pensiones que el presidentepropietario, era muy justo que gozase el mismo sueldo de los $25.000 quepara éste se señalaban. El señor José Manuel Restrepo fue de parecer que alvicepresidente, cuando ejerce las funciones de presidente, ya sea por faltastemporales, o ya por muerte, destitución o renuncia, se le señalen los mismos$30.000 que había pedido para el presidente, y cuando no, goce sólo de lacuota de $6.000. El señor presidente se adhirió al dictamen del señor AntonioBriceño en cuanto a los tres diferentes sueldos que debía gozar el vicepresi-dente, según los tres diversos modos de su servicio, pero no en cuanto a lascantidades, pues fue de dictamen que al presidente se le señalasen $30.000.El señor obispo manifestó que para conciliar todos los extremos debía, en suconcepto, señalarse $30.000 al presidente de renta anual, y $6.000 para gas-tos, pagándosele esta última cantidad al vicepresidente cuando ejerciese lasfunciones de aquél, y cuando no tuviese más destino que el de vicepresidente,se le contribuya con un sueldo que no bajase de $8.000 anuales. El señorMendoza apoyó los $30.000 para el presidente, y el señor Urbaneja fue deparecer que cuando el vicepresidente sólo ejerciese estas funciones, se le pa-gasen $6.000, y cuando sustituyese al presidente se le satisficiese la mitad delexceso hasta $30.000, es decir, $18.000, lo que fue apoyado por algunosseñores, y algunos otros fueron de dictamen que los sueldos de presidente yvicepresidente se pagasen íntegros cuando a todos los demás empleados seles satisficiesen de este modo, pero cuando no, sufriesen a proporción lasmismas rebajas que a éstos se les hacían.

Por fin se terminó la discusión, y para proceder a la votación, a mocióndel señor Gual, apoyada por otros señores, se comenzó por el máximum entrelas diversas asignaciones propuestas, yen su virtud, preguntó el señor presi-dente al congreso ¿si el sueldo del presidente debía ser el de $30.0oo? y sumajestad lo resolvió afirmativamente por 45 votos contra 9. Seguidamente sepuso a votación, ¿si los $30.000 asignados al presidente deben ser pagadosahora íntegramente y sin deducción alguna?, y la resolución también fue afir-mativa por 32 votos contra 24, salvando los suyos los señores José ManuelRestrepo, Azuero, Diego Gómez, Márquez, Antonio Briceño, Plata, FélixRestrepo y Miguel Tobar. Consecutivamente se votó la proposición del señorobispo, y quedó negada. La del señor Antonio María Briceño se dividió entres partes para su votación, a saber: ]a que el vicepresidente, cuando única-

9

mente ejerce este destino goce de la renta de $6.000, la cual aprobó el congre-so por 47 votos contra 10; 2a que cuando entre a ejercer temporalmente lasfunciones de presidente tenga $12.000 de renta anual; ésta fue desaprobadapor el congreso por 33 votos negativos contra 24 afirmativos. Entonces sevotó la del señor presidente, a saber: que en este caso disfrute el sueldo de$18.000, la cual aprobó el congreso por 31 votos contra 26, salvando lossuyos los señores Félix Restrepo, Azuero, Miguel Tobar, Ronderos y Már-quez. Ultimamente se votó la tercera parte de la moción del señor Briceñoreducida a que el vicepresidente, cuando ejerce las funciones del presidentepor muerte, destitución o renuncia de éste, se le pague el mismo sueldo de$30.000 que están asignados a la presidencia, y su majestad la aprobó por 51votos afirmativos contra 6 negativos, salvando el suyo el señor Azuero, y laley quedó aprobada en estos términos:

"El congreso general

"CONSIDERANDO:

"Que el presidente y vicepresidente de la República que han de elegirseconstitucionalmente deben gozar un sueldo fijo por todo el tiempo que de-sempeñen las funciones de sus empleos, en cuya asignación debe consultarsetanto la economía en los gastos como el decoro que corresponde a tan altosmagistrados, ha venido en decretar y decreta lo siguiente:

"Artículo ]0 El presidente de la República gozará el sueldo de $30.000anuales, sin deducción alguna.

"Artículo 2° El vicepresidente de la República, cuando ejerza el poderejecutivo por muerte, destitución o renuncia del presidente, disfrutará delmismo sueldo de $30.000. Mas cuando sea por ausencia o cualquier otroimpedimento temporal, gozará el sueldo de $18.000; y el de $6.000, siempreque no desempeñe las funciones del poder ejecutivo.

"Comuníquese al poder ejecutivo para su cumplimiento. Dado en el pala-cio del congreso general de Colombia en el Rosario de Cúcuta, a 7 de sep-tiembre de 1821.

"El presidente del congreso,doctor Miguel Peña.

El diputado secretario,Francisco Soto.

El diputado secretario,Antonio José Caro".

10

Antes de procederse a la elección interrogó el señor presidente al congre-so si era su voluntad ponerse en comisión por media hora para conferenciarsobre la materia, y habiendo resuelto su majestad verificarlo así, se entró enla conferencia, y concluida ésta, vuelta a abrir la sesión, hizo el señor Azuerola siguiente moción, que fue apoyada por los señores Gual, Santamaría y unnúmero considerable de señores diputados, a saber: "que en esta vez la dura-ción del presidente y vicepresidente de la República sea de cinco años, paraque sus funciones expiren al mismo tiempo que las de los senadores y repre-sentantes"; y admitida a discusión, hablaron en ella varios señores diputados,unos creyéndola contraria a la misma constitución, y otros perfectamentearreglada a ella. Por último, y terminado el debate, puso el señor presidente ala resolución del congreso la siguiente cuestión: ¿Cree vuestra majestad quepor el artículo 83 de la constitución está sancionado ya que la duración delpresidente y vicepresidente de la República que ahora elige el congreso, seráhasta que se hagan las segundas reuniones electorales? Su respuesta fue afir-mativa por 45 votos contra 10, salvando los suyos los señores Domingo Bri-ceño y Bartolomé Osorio. Procedióse en seguida a la elección de presidentede la República, y repartidas otras tantas boletas a igual número de diputadosque se hallaban presentes, para que cada uno inscribiese en la suya el nombrede la persona por quien votaba, verificado esto y recogidas todas por los se-ñores secretarios, antes de procederse al escrutinio, nombró el señor presi-dente (conforme a la constitución) cuatro escrutadores para que, asociados delos secretarios, examinasen los votos, recayendo la elección en los señoresobispo de Mérida, Luis Mendoza, Conde y Félix Restrepo. Fuese, pues, sa-cando cédula por cédula de la cántara que las contenía, y leída cada una envoz alta por uno de los secretarios, se tomó razón de todas hasta concluir conla última, resultando del escrutinio que de 59 votos de otros tantos señoresdiputados presentes, los 50 fueron a favor del general Simón Bolívar, 6 al delgeneral Antonio Nariño, 2 al del general Soublette, y 1 al del general Monti-lla; y publicada la votación, el señor presidente del congreso proclamó algeneral Simón Bolívar electo constitucionalmente presidente de la Repúbli-ca, como que reunió en su persona una considerable mayoría sobre las dosterceras partes de votos que exige la constitución.

En seguida se pasó a elegir al vicepresidente de la República, y verificadala votación, escrutinio y publicación en los mismos términos en que se hizo laanterior elección, resultaron distribuidos los mismos 59 votos en esta forma:31 votos por el general Santander; 16 por el general Nariño; 8 por el señor

11

José María Castillo; 1 por el general Soublette, otro por el general Montilla;otro por el general Urdaneta, y otro por el general Páez. De consiguiente y noreuniendo ninguno de los elegidos las dos terceras partes prevenidas por laconstitución, se procedió a segunda elección, contrayéndola a los tres quehabían tenido mayor número de votos, que lo fueron los generales Santandery Nariño y el señor Castillo, resultando de este nuevo escrutinio 34 votos porel general Santander, 19 por el general Nariño y 6 por el señor Castillo. Sehizo tercera elección, reduciéndola entre los dos primeros, que lo eran losgenerales Santander y Nariño, y examinada la votación resultó el primero con38 votos y con 21 el segundo. Repitióse cuarta vez la votación, y aun de ellano resultó elección, pues el señor Santander sacó 39 votos y 20 el señor Nari-ño. Votóse pues por la quinta ocasión, yen ella salieron 37 votos a favor delgeneral Santander y 21 a favor del señor Nariño, habiendo faltado un voto enel total de los 59, porque el señor diputado Balbuena, hallándose bastanteenfermo, se retiró con permiso del señor presidente. Hízose sexta elección, yen ella salieron 38 votos por el señor Santander, 19 por el señor Nariño y 1perdido por haberse inscrito equivocadamente en cédula el nombre del presi-dente Bolívar. Procedióse pues a la séptima votación, y como en ella salieron38 votos por el señor Santander y 20 por el señor Nariño, se repitió octavaelección, enque resultaron 38 votos a favor del general Santander y 19 al delgeneral Nariño, siendo 57 los votos en su totalidad, por haberse retirado,también enfermo, el señor Urbaneja, y publicada la votación, el congresodeclaró vicepresidente de la República al general Francisco de Paula Santan-der, como que en esta última elección reunió cabalmente las dos terceras par-tes de los sufragios. Concluida una vez la votación, hizo el señor presidentemoción para que por la posta se avise a los nombrados para que vengan aprestar el juramento. Algunos señores eran de opinión se difiriese el asuntopara la sesión de por la noche, y puesto a votación si se difería o no, el congre-so resolvió que no se difiriese, y en su virtud se puso a votación esta proposi-ción del señor Azuero: "Que por medio del actual vicepresidente de la Repú-blica se avise por la posta a los nombrados para que vengan a prestar el jura-mento en presencia del congreso en manos del presidente del cuerpo"; y ellafue resuelta afirmativamente. Era pasada la hora, y el señor presidente levan-tó la sesión.

El diputado secretario,

El diputado secretario,Francisco Soto.

Antonio José Caro.

12

ACTA 154. SESION DEL OlA 8 DE SEPTIEMBRE.

Se abrió la sesión con más del número de diputados necesario para for-mar congreso.

Leída y aprobada el acta de la sesión del día anterior, se mandó agregar aella el voto particular del señor Domingo Briceño contra lo sancionado por elcongreso en dicha sesión sobre la asignación de sueldos del presidente y vice-presidente de la República.

Se leyó la solicitud del señor diputado Miguel Tobar, en que pide licenciapara retirarse a su casa, por hallarse próxima al parto su mujer, y el congresoresolvió se pasase a la comisión de poderes, recomendándole la brevedad ensu despacho.

Quedó enterado el congreso, y se mandó devolver al poder ejecutivo lanota que le pasó el vicepresidente de Cundinamarca, sobre el ataque que hi-cieron los enemigos a la ciudad de Popayán el 14 de agosto y la bizarría conque fueron rechazados por las tropas republicanas al mando del comandanteMurgueítio.

Se dio cuenta igualmente de la elección que hizo la provincia de Rioha-cha de los diputados que le corresponden en este congreso, la cual se acordópasase a la comisión de poderes; y a la de peticiones se pasó la solicitud deladministrador de tabacos de Antioquia, en que pide se le aumente el sueldohasta la cantidad de $1.500, para que rebajada la mitad a que están reduci-dos en el día los sueldos de todos los empleados, pueda disfrutar la asigna-ción de $750.

Se leyó el oficio que el juez de secuestros de esta capital ha pasado alpoder ejecutivo, reclamando de algunos señores diputados el alquiler de lascasas que habitan como pertenecientes a aquel ramo, lo cual ha pasado a con-sulta del congreso el poder ejecutivo, yen su vista dijo el señor Zárraga que élvivía una de las casas de que se trataba, y que el administrador de secuestrosni a su señora ni al señor Peñalver, que también la habitaba, jamás les habíadicho una sola palabra sobre ajuste de alquiler, ni menos les había hecho lamenor insinuación sobre su pago; que por tanto creía que esta queja era uninsulto que directamente se le hacía y de que se creía tanto más ofendido queen todos tiempos y lugares tenía bien acreditada la honradez de su porte, yque por lo mismo el congreso debía tomar una providencia con que se ledesagraviase así a él como a los demás representantes a quienes igualmente seenvolvía en la ofensa. Lo mismo dijo el señor Escobar, añadiendo que el

13

administrador de secuestros les había pasado una esquela a él y a los señoresGómez y Plata, que vivían juntos, exigiendo el alquiler de la casa que habita-ban, y que habiéndose le advertido viniese a tratar con sus señorías sobre elajuste del arrendamiento, ni había querido verificarlo, ni les había vuelto ahablar sobre el asunto, de modo que esta queja tan intempestiva era una inju-ria que se hacía al honor y probidad de los señores diputados. El señor Anto-nio María Briceño pidió que se le reprendiese al tal administrador de secues-tros por los términos indecorosos de su queja, siendo del mismo parecer losseñores Azuero y Ballén. El señor presidente propuso esta minuta de decreto:"El juez de secuestros ocurra como debe a ajustar los alquileres de las casasque menciona con los honorables diputados que las habitan, y se le apercibepor el contenido de su representación para que en lo sucesivo trate a los repre-sentantes de la República con el decoro y consideración que corresponde";pero el señor Zárraga dijo que con semejante decreto no consideraba satisfe-cho el agravio que se le hacía a su señoría y a los demás diputados que sehallaban en su caso, y siendo del mismo modo de pensar otros muchos seño-res, propuso el señor presidente al congreso si se pasaba la representación deladministrador de secuestros a la comisión de peticiones, y su majestad lodeterminó afirmativamente.

Antes de procederse al orden del día, el señor presidente hizo la mociónde que la comisión de legislación presente redactada en forma de decreto ladeterminación del congreso sobre asignación de sueldos al presidente y vice-presidente de la República, y después de discutida, se pasó a votación, y sumajestad la aprobó.

Abrióse entonces la discusión de la moción que el señor Joaquín Borrerohizo el4 del corriente, según consta del acta de este día, sobre determinarse ellugar que por ahora debe ser la capital de la República, mientras se designael en que debe situarse la ciudad de Bolívar, y el señor Azuero propuso fuesela villa del Rosario, cuyo concepto apoyaron algunos señores diputados.Opúsose el señor Joaquín Borrero, diciendo debía ser la ciudad de Bogotá,manifestando las ventajas que logra esta población sobre las demás, y la ne-cesidad de que ella sea la capital, por ser el punto más central respecto deldepartamento de Quito, que también ha de hacer parte de la República. Elseñor Domingo Briceño expuso fuese la ciudad de Mérida, y el señor obispo,después de manifestar la ninguna urbanidad con que esta villa lo ha tratado enno proporcionarle habitación, cuya falta ya otra vez la había expuesto a sumajestad, y le había obligado a trasladarse a San Antonio, de donde, con

14

perjuicio de su salud, tiene que venir todos los días para asistir a las sesiones,pidió se tuviese esto presente para la resolución del punto sobre que se trata-ba, siendo de parecer que la capital de la República se pusiese en Pamplona,de cuyo concepto también fue el señor secretario Soto. El señor Miguel Tobarreprodujo lo que ya otra vez había expuesto, de que éste era un congreso encampaña, por la falta de recursos y auxilios de toda clase que se habían expe-rimentado en esta villa; que en su concepto no se debe buscar una gran capitalpara residencia del cuerpo legislativo, ni tampoco un centro matemático, porlas dificultades que esto ofrece; que en la actualidad se harán tantas mocionescuantas son las villas y ciudades a que cada señor diputado es más afecto oconsidere ser la más a propósito para capital, y que a fin de conciliar del mejormodo posible una tan notable y forzosa divergencia de opiniones, se pongaen comisión el congreso para que, acordándose el punto franca y amigable-mente, se pueda resolver sin las dificultades que de otro modo es indispensa-ble se toquen en su resolución. Algunos señores apoyaron este pensamiento yotros se opusieron, así que discutido suficientemente, el congreso resolviópor votación formal a que excitó el señor presidente, no acceder a semejantepropuesta, y en su virtud prosiguió la discusión.

El señor Azuero dijo que dos cosas eran las que principalmente debíantenerse en consideración para la elección del punto que hubiese de ser porahora la capital del gobierno: la una, que sea el más posible central, y la otra,que logre de las mejores comodidades; que al principio había hecho la mo-ción de que fuese la villa del Rosario, por [con] tal de que esta proposición asífijada sirviese de fundamento a los discursos que en pro o en contra hiciesenlos señores diputados, y como no creía que el que hiciese una moción estuvie-se obligado a sostenerla, decía ser desde luego su concepto que la capital de laRepública debía ser la ciudad de Bogotá, así por ser la más central respectode todo el territorio del Estado en que debía comprenderse el departamento deQuito, como por las comodidades que presentaba, por su bella temperatura,población y multitud de buenos edificios que podían dedicarse para la resi-dencia del congreso, palacio del gobierno, tribunal de la alta corte de justicia,etc. El señor Bernardino Tobar apoyó esta proposición, y el señor Márquez,después de significar que la reunión de los diputados no debe ser un lugar dedestierro, pues éstos viajarán con gusto 15 días más para no vivir seis mesesen un despoblado; que la capital se debe colocar más al sur, porque ya en elnorte no hay guerra; y que no conviene sea en Bogotá, por las preocupacio-nes que aún sostiene una gran parte de su población, en donde tal vez este

15

congreso no habría obrado con la libertad que ha tenido, pues la opinión deun diputado, mal entendida por el pueblo, acaso habría entorpecido las deli-beraciones, concluyó con pedir fuese la ciudad de Tunja, porque ella, sobrereunir las ventajas de buenos edificios, abundancia de víveres, salubridadde clima, etc., tiene la particular recomendación de ser la capital de unaprovincia que se ha sacrificado siempre en obsequio del cuerpo legislativo,cuyo concepto lo apoyaron varios señores diputados.

El señor presidente dijo que tal vez sólo en la villa del Rosario podríahaberse sancionado la constitución y haberse visto una fraternidad tan estre-cha entre todos los señores diputados, pero que ya no estamos en el caso derelegar a un destierro al congreso venidero, en quien, para las leyes quedebe dar en lo sucesivo, como que no son de la importancia de la constitu-ción, no puede tener el pueblo el influjo que se supone; que para la residen-cia sólo se presentan dos capitales, que lo son Caracas y Bogotá, no enrazón de edificios sino por la gran concurrencia de hombres que, cooperan-do a las intenciones. del cuerpo legislativo, difundan las luces por todos losextremos de la República, y que no pudiendo elegirse a Caracas, su señoría,aunque no era natural de Bogotá, era de concepto fuese esta la silla del go-bierno supremo. El señor Ballén la apoyó, refutando la opinión de que aquelpueblo tenga resabios de dictador, y manifestó debía ser la capital de la Re-pública por las razones de congruencia ya expresadas, y más que todo por lafacilidad que en ella hay de reunirse una considerable cantidad en un mo-mento en que la necesitase el gobierno con urgencia; y el señor José ManuelRestrepo demostró ser de la misma opinión.

El señor Soto hizo ver que los males que produjo a Francia la asambleaconstituyente, no se atribuían a otra causa sino a la de haberse establecidoen París, y los defectos de la constitución española, a haberse discutido ysancionado. en Cádiz, y que en Bogotá, como lugar de grande población yque abundan las luces más que en otras partes, era casi forzoso que el pue-blo influyese en las deliberaciones del congreso, por lo que, siendo inevita-ble este mal en su concepto, si allí se trasladaba la residencia del gobierno,su señoría creía dejar a salvo su responsabilidad, haciéndolo presente atiempo oportuno. El señor Santamaría refutó esta opinión, haciendo ver lasventajas y desventajas que produce establecer los congresos en las grandescapitales, pero que se deben poner en ellas por ser esto lo mejor, pues deotro modo sería pretender sustraer a los legisladores de la sociedad, dondeel aislamiento trae el grave inconveniente de la preponderancia de la mayo-

16

ría sobre la minoría, sostenida aquélla por una causa extraña, cual puedeserlo el poder ejecutivo, que si no se ha experimentado en Cúcuta, es porese mismo abandono, si puede llamarse así, la libertad absoluta en que hadejado a este congreso.

El señor Gual hizo presente que no debiendo ser Caracas el asiento delcongreso, tres eran los lugares que únicamente se presentaban para ello, yeran Pamplona, Tunja y Bogotá, pues el pensamiento de que lo fuese Mérida,sólo podía caber en la exaltación del amor que le profesase el señor diputadoque lo propuso; que en su concepto debía ser Bogotá; pero que una vez deter-minado el punto por el congreso, ya se decidiese por aquella ciudad, ya por lade Tunja o ya por la de Pamplona, era de sentir que se nombrase una comisiónque presentase la minuta de la ley, motivando su resolución y exponiendoclaramente los motivos que se tuvieron presentes para escoger este o el otrolugar, para que si, por ejemplo, se escoge a Bogotá, no se crea que ha sidoporque hay algunos señores diputados que por ser de allí han pretendido seaaquélla la capital, sino porque el congreso, después de bien examinado elpunto, se convenció de que aquel era el lugar más a propósito y conveniente.Dijo el señor Yanes que iba nada menos que la existencia de la República enla traslación de la capital; que ya estaba sancionado se pusiese ésta en el puntomás céntrico, y ninguno lo es en la actualidad sino Cúcuta y sus inmediacio-nes; que Caracas y Bogotá son dos capitales en que recíprocamente han exis-tido rivalidades; que cree no deje de resentirse aquélla si se pone la capital enésta, y que por tanto era de parecer que esta moción se difiriese hasta la llega-da del presidente, quien con el exacto conocimiento que le asiste del estadode opinión en que se hallan los pueblos, podría informar e ilustrar al congresopara que la resolución fuese en un todo acertada, lo que apoyaron varios seño-res diputados. Pero el señor Domínguez refutó esta opinión, fundándose endos razones: 1a, en que era una equivocación suponer fuese Cúcuta el centrode la República, pues sin ser geógrafo, bastaba la simple vista de cualesquie-ra planos para desengañarse de esta verdad, así como tampoco que Guayaquilfuese el último extremo del Estado, cuando en extensión alcanzaba hastaTúmbez, por lo cual, el lugar más proporcionado, por ahora, era Bogotá; y2a, que jamás habían existido esas rivalidades que se suponían entre esta ciu-dad y la de Caracas, pues bien sabido era los mutuos auxilios que recíproca-mente se habían prestado antes de la unión, como que la Nueva Granadahabía volado a libertar a Venezuela del yugo de los españoles, y ésta habíacontribuido a su vez a libertar a Nueva Granada. El señor José Manuel Res-

17

trepo también fue del mismo parecer, concluyendo con decir que muy lejosde haber esas rivalidades que se decía, caraqueños y granadinos todos, sólose vanagloriaban de ser colombianos. El señor Blanco expuso que no conve-nía de manera alguna que sea Caracas la capital, pero que tampoco debe serloprovisionalmente la ciudad de Bogotá, pues no debe alejarse de las inmedia-ciones de Venezuela el centro del gobierno, por existir aún allí la guerra,porque jamás se acabará en su territorio mientras los españoles pretendandominar la América, y por los partidos que se suscitarán en su mismo seno, siel gobierno está muy lejos de su vista, y que, por tanto, hacía moción paraque se difiriese la resolución de este punto, mientras que dilucidándose par-ticularmente entre los señores diputados, pudiese el congreso ponerse en es-tado de resolver lo más justo y conveniente.

El señor presidente cerró la discusión con un largo y enérgico discurso,en que hizo ver la subordinación de los venezolanos a las disposiciones delgobierno, las justas causas que en el tiempo anterior habían promovido lospartidos de que ahora se pretendía hacer mérito, la ninguna rivalidad que sesuponía existir entre lo que antes fue Nueva Granada y Venezuela; las venta-jas que traería la traslación de la capital a Bogotá, y la ninguna oposiciónque había para ello de parte de los venezolanos. Y puesta a votación la mo-ción de diferir, el congreso, por 27 votos contra 17, resolvió suspender ladeterminación del establecimiento de la capital hasta la venida del presidentede la República, de quien tomaría los informes que creyese necesarios parafijar provisionalmente la residencia del gobierno supremo.

En seguida se leyó la comunicación del vicepresidente de la Repúblicacongratulándose por la acertada elección que el congreso hace de presidente yvicepresidente de Colombia, y a petición de varios señores diputados, el con-greso resolvió afirmativamente por votación formal a que excitó el señor pre-sidente, las dos siguientes mociones: que se manifieste al vicepresidente lasatisfacción con que el congreso ha visto su congratulación, y que se imprimael oficio del señor vicepresidente. Con lo cual se levantó la sesión.

El diputado secretario,

Francisco Soto.

El diputado secretario,

Antonio José Caro.

18

ACTA 155. SESION DEL DIA 10 DE SEPTIEMBRE.

Se abrió la sesión con más del número de diputados necesario para for-mar congreso.

Leída y aprobada el acta de la sesión del día 8, se dio cuenta de la solici-tud de los cabildos de San Gil y Socorro en que piden se les exima a susdepartamentos municipales de la recluta para el ejército, y se mandó pasar ala comisión militar. Se leyó igualmente la comunicación del ministro del in-terior, a la que acompaña una representación del cura de San Martín en losllanos de este nombre, sobre fomento de aquel distrito y del de Casanare, y semandó devolver al poder ejecutivo, quedando enterado el congreso de losbuenos deseos que manifiesta aquel cura. También se mandó devolver alpoder ejecutivo otra comunicación del mismo ministro, a la que acompañalas representaciones de varios españoles residentes en Maracaibo, que pidencarta de naturaleza, para que determine dichas solicitudes conforme a la leyde naturalización que se le pasará. Igualmente se acordó pasase a la comisiónde peticiones otra comunicación del ministro, a la que acompaña la represen-tación del cabildo de la ciudad de Bogotá, sobre que se le exima del pago decierta cantidad que le cobran los ministros del tesoro público. También seleyó la representación que hacen los secretarios del congreso sobre la necesi-dad que hay de aumentar los amanuenses para el regular y pronto despacho dela multitud de negocios de que está recargada la secretaría de su cargo, y elcongreso, a moción del señor secretario Soto, apoyada por el señor ManuelRestrepo, resolvió se establezcan dos plazas más de escribientes con la asig-nación cada uno de $30 mensuales. Seguidamente se leyó una representacióndel señor diputado obispo de Mérida, sobre que se tome de nuevo en conside-ración la ley sobre el modo de proceder en materias de fe, o que la secretaríacertifique haberse sancionado en su ausencia. Sobre que habiendo manifesta-do el señor presidente que esta solicitud debía considerarse en clase de mo-ción, señalaba por lo tanto la última hora de la presente sesión, para que seresolviese por el congreso si se admitía o no a discusión.

Consecutivamente se leyó la última redacción que la comisión ha hechodel proyecto de ley sobre naturalización, y habiendo hecho presente el señorAzuero, como individuo de ella, haberse expresado en uno de sus artículosque los bienes raíces que en él se exigen sean rurales y no urbanos, porqueesta fue la intención de la comisión cuando presentó por la primera vez la ley,y la de muchos señores diputados que contribuyeron con su voto a la sanción

19

para evitar así los fraudes que podían cometerse de parte de los extranjeros,dijo el señor Joaquín Borrero que la comisión no podía adelantarse a exigirmás de lo que el congreso había exigido, como era que bastaban los bienesraíces, sin expresar que fuesen rústicos o urbanos, y que siendo esta una va-riación muy sustancial, se necesitaban las dos terceras partes de votos pararevocar aquella determinación del congreso. Los señores presidente, Anto-nio María Briceño, Gual y José Manuel Restrepo apoyaron el concepto de lacomisión, haciendo ver los perjuicios que acarrearía si bastase sólo el teneruna casa para que los extranjeros lograsen la carta de ciudadanía, y las venta-jas que resultarían de obligarlos a que para su logro poseyesen bienes raícesrurales. El señor Domingo Briceño se opuso, y los señores Santamaría y Ba-llén refutaron su discurso en favor del proyecto de la comisión, y cerrada alfin la discusión, el señor presidente lo propuso a la resolución del congreso, yel proyecto quedó aprobado casi por unanimidad, pues sólo hubo cuatrovotos contrarios, entre los cuales salvaron el suyo los citados señores JoaquínBorrero y Domingo Briceño. En seguida se dio cuenta de haber presentado lacomisión especial que al efecto se nombró, el proyecto de ley que se le encar-gó formase sobre la asignación de las cantidades con que en razón de lasrespectivas distancias debía contribuirse a los diputados para regresarse a suscasas, y el congreso resolvió admitirlo a discusión. Ultimamente se leyó laúltima redacción que conforme a lo resuelto por su majestad ha hecho lamisma comisión del proyecto de ley sobre franquicia de porte a los impresosque se dirigen por las administraciones de correos, y el congreso lo aprobó.

Procedióse después de esto al orden del día, y en su virtud dispuso elseñor presidente continuase la segunda discusión del proyecto de ley sobre laorganización interior de las diversas partes de la República, y leído el título30, desde donde debía proseguirse por estar ya cerrada la segunda discusiónde los dos primeros, manifestó el señor presidente, contrayéndose al artículo22, que dependiendo inmediatamente los gobernadores de los intendentes,deben aquéllos consultar al poder ejecutivo en los casos que lo necesiten, pormedio de estos jefes y no por sí solos como dice el artículo; este concepto fueapoyado por el señor Azuero, y no habiendo ocurrido otra observación, se diopor discutido segunda vez este título, y se pasó al 40 en el que expuso el señorBlanco debe prohibirse en su dictamen que la elección de los jueces mayoresde los cantones recayese en parientes de los gobernadores, por los gravísimosinconvenientes que esto acarrea a la recta administración de justicia, y tam-bién fue apoyado. Dijo el señor obispo que el establecimiento de esos jueces

20

mayores era perjudicialísimo por las competencias que a cada paso suscita-ban con los cabildos, y por otras razones que alegó, de cuyo dictamen fuetambién el señor Antonio María Briceño, diciendo que debían extinguirse,pues no teniendo una pingüe dotación de qué mantenerse, oprimían los pue-blos, los estafarían y los robarían; así que debía prevenirse que el alcalde másantiguo fuese el presidente del cabildo de su cantón, y los.gobernadores jefesde todos los de su provincia, con encargo de vigilar sobre ellos, a lo quecontestó el señor Restrepo que la comisión había tenido presente para esteestablecimiento que con motivo de la guerra en que aún lucha la República,los alcaldes en casi todos los pueblos estaban ocupados en la recluta, en pro-porcionar bagajes, alojamientos, raciones, etc., por lo cual la administraciónde justicia estaba enteramente abandonada con grave perjuicio de los ciuda-danos, y para salvar un inconveniente de tal tamaño, se había ocurrido alarbitrio de poner esos hombres autorizados con el título de jueces mayores,quienes, desembarazados de aquellas ocupaciones, pudiesen administrar jus-ticia en los cantones con la brevedad y acierto debidos, pero a esto repuso elmismo señor obispo que los alcaldes estaban muy vejados, y que era notoriocuán ultrajada se hallaba por esto la autoridad civil; así que, en su concepto,estos comisionados o jueces que se intentan plantar por el proyecto, se nom-bran para esos objetos en que ahora se distrae a los alcaldes; con eso no ten-drían que tocar con ellos los militares y no se expondrían a que un sargentolos pusiese en la cárcel; y el señor Ballén, fundado en otras varias razones,fue del mismo parecer.

El señor Miguel Tobar hizo presente que esa reunión de dos o tres canto-nes sujetos a la jurisdicción del juez mayor para que se faculta en este mismotítulo del proyecto, trae el grave inconveniente de que si estos mismos juecesson ambulantes para proveer en cada cantón a la recta administración de justi-cia' trae el grave inconveniente de que mientras no tengan una residencia fija,arranquen de su domicilio a los vecinos para la decisión de sus pleitos y de-mandas; que su señoría es de dictamen que deben establecerse esos juecesmayores como agentes inmediatos del gobierno, y que eligiéndose militarespara su nombramiento, como cree deben serlo, serán respetados por éstos;pero que igualmente se prevenga que jamás este juez mayor pueda avocar lajurisdicción acumulativa fuera del cantón que elija para su residencia. Otrosseñores diputados tomaron sucesivamente la palabra en favor de este estable-cimiento, y cerrada la discusión, se dio por examinado en su segunda vez estetítulo, por lo cual se pasó al cuarto y último. En él hizo presente el señor

21

Fernández Soto que nada habían adelantado los pueblos en la formación de laconstitución, si como pretendía el proyecto se les dejaba a los cabildosla facultad de reformarse, de elegir y de renovarse por sí mismos, pues bienpúblicos y notorios eran los males que hasta ahora había producido semejantefacultad, que era una de las más detestadas por todos los pueblos, y que portanto juzgaba que la reforma y renovación de los cabildos la hiciesen los elec-tores en el período de su reunión, que conforme a la constitución debe sercada cuatro años, pudiendo en los intermedios hacer los ayuntamientos laselecciones de los alcaldes. A lo que se opuso el señor Miguel Tobar, expo-niendo que los que administran la justicia deben ser hombres de facultades yde luces para que sean respetados, yen las elecciones absolutamente popula-res no se ponen por lo regular los ojos en esta clase de sujetos, y bien sabidoera los perjuicios que semejantes elecciones trajeron al país en la primeraépoca de la República; que cuando estén más generalmente difundidas lasluces, podrá dárseles mayor extensión a esos principios democráticos, peromientras tanto es indispensablemente necesario mantener esa especiede aristocracia.

El señor Márquez dijo ser justísima la absoluta extinción de los empleosvendibles y renunciables, pero como lo que los hacía más aborrecibles eranlos derechos que cobraban y les estaban adjudicados a los proveedores detales oficios, como, por ejemplo, el del fiel ejecutor, que estafaba impune-mente a los ciudadanos con el derecho que cobraba por los pesos y medidas, yque por lo mismo nada se habrá hecho con extinguir los empleos si no seabolían los derechos ordinarios que cobraba el fiel ejecutor o almotacén. Elseñor Miguel Tobar aplaudió esta indicación, y la apoyó por el desorden enque se hallaban los pesos y medidas, que sin cuidar de su arreglo se les paga-ban a los fieles ejecutores, quienes no hacían otra cosa que llenar el bolsillosin la menor utilidad de la República, y concluyó pidiendo que si han desubsistir esos derechos, o se apliquen a los fondos de las escuelas públicas o ala dotación de otros empleados que trabajen más de lo que lo hacían aquéllos.El señor presidente fue de parecer que el artículo de que se trataba se redujesetan solamente a declarar la extinción de los oficios vendibles y renunciables,sin abrir la puerta a los interesados para que promuevan la acción de indem-nización, probando con varios argumentos y razones que adujo no estar elgobierno en la obligación de concederla; pero el señor Domínguez manifestóser de opinión que el artículo debía correr en los términos en que estaba redac-tado, pues el vicepresidente de Cundinamarca había publicado un decreto por

22

el que disponía la venta de varios oficios que efectivamente habían compradoalgunos sujetos, quienes, en el caso de perderlos por la extinción que de ellosse proyectaba, estaban en el de ser indemnizados. Cerróse al fin la discusión,y el señor presidente declaró estar examinado por segunda vez todo el proyec-to de esta ley.

Seguidamente dispuso su señoría se leyese el presentado por la comisiónde legislación, sobre la extinción del tributo de los indios, sobre lo que hizo elseñor Otero varias observaciones que desde luego pidió el señor Azuero sesirviese estamparlas por escrito, para que la comisión, al tiempo de redactarlopor úiltima vez, pudiese tenerlas presente, y arreglarlo según ellas, con loque, y no ofreciéndose otro reparo, se dio por discutido el proyecto en susegunda vez.

Leyóse en seguida el presentado por el señor Gual con el número 10,sobre la extinción del derecho de 5% en todos los efectos que se conducen porel interior de la República, y concluido se leyó la reforma que de este proyec-to y del número 20 propone en otro la comisión de hacienda, sobre lo que leocurrió al señor secretario Soto la duda de cuáles proyectos eran los que de-bían discutirse, si los del señor Gual o el de la comisión, siendo, como loeran, diametralmente opuestos entre sí; y a moción del señor José ManuelRestrepo, apoyada por otros señores, resolvió el congreso se discuta éste y losdemás proyectos originales presentados por el señor Gual, teniéndose pre-sente en cada artículo las reformas o modificaciones hechas por la comisiónde hacienda. En su virtud se abrió la discusión del marcado con el número 10,y después de un muy ligero debate se dio por discutido en su primera vez, y sepasó al del número 20, sobre el derecho de alcabala. El señor Quijano hizopresente que, aunque miembro de la comisión, no sólo era de opinión contra-ria al proyecto del señor Gual, sino al de la misma comisión, por ser de con-cepto que absolutamente debe extinguirse toda alcabala interior y sólocobrarse un 5% en los puertos de las introducciones de géneros extranjeros,pero sin embargo creía más arreglado el de la comisión que el de aquel señordiputado, porque en él no se exige más que un 2%, que es lo que se cobrabaantiguamente hasta el año de diez, y porque prefiere el sistema de administra-ción al de arrendamientos, como que aquél es el más pingüe, y éste, sobre seropresivo, rinde menos, según que lo ha demostrado la experiencia en Cundi-namarca, donde se han recibido más perjuicios que ventajas cuando en algu-nas de sus provincias se adoptó el plan de arrendamientos. El señor Mutistambién habló en favor del proyecto de la comisión, siendo también de pare-

23

cer que se aboliese la alcabala interior, que no se conoce en Europa, y hastaen la misma España se ha extinguido. Con este motivo hizo la siguiente mo-ción el señor Azuero:

"Que se reduzcan las alcabalas:"JO Al derecho de un 5% en la introducción de los géneros extranjeros."2° Al 2 1/2% de la venta de los bienes inmuebles."3° A los derechos que deben pagar los que tengan tienda abierta, según

la diversidad de sus clases."4° Que se extingan todos los empleados de este ramo, cobrando aquel

derecho los administradores de aduana en los puertos y en el interior los jue-ces mayores; y

"5° Que no se ponga en ejecución esta ley hasta que no se haya cobrado laprimera cuota de la contribución directa".

El señor Márquez dijo que el derecho de alcabala era el más odioso detodos los conocidos, y que por 10mismo debía extinguirse, pero si se abolíaera necesario buscar otro fondo con qué cubrir aquel déficit, y para esto nohay datos ningunos, pues. ni se sabe cuánto importa la alcabala en toda laextensión de la República, ni a cuánto ascenderá la contribución que trate desustituírsele en su lugar; que su señoría convendría desde luego en la extin-ción de la alcabala, pero que se deben tener en consideración los gravísimosinconvenientes que siempre trae consigo un nuevo impuesto a que los pue-blos no están acostumbrados, y que no siendo lo mejor lo que conviene hacersino lo que sea más arreglado a las circunstancias, creía deber discutirse estenegocio con toda la detención y reflexión posibles, por ser de la más altaimportancia. Algunos otros señores diputados hablaron en favor de la totalextinción de la alcabala, y otros que debía continuarse cobrando por ahora, yacomo lo proyecta el señor Gual y ya como lo propone la comisión, con cuyomotivo, y advirtiendo tanta variedad de opiniones, el señor presidente dijoque para contraer la cuestión a sus precisos términos, debe discutirse antetodas cosas si convendrá o no extinguirse el derecho de alcabala, pero a ellose opusieron el señor José Manuel Restrepo y otros señores, diciendo que elorden que hasta ahora está establecido y debía seguirse observándose erael de discutirse el proyecto que se presentaba, y que todas las mociones quepudiesen hacerse en sus dos primeros exámenes, se tuviesen por indicacionesque debía tener presentes la comisión, para que conforme a ellas lo redacte denuevo para presentarlo así a la tercera y última discusión. Se prosiguió pues ladel proyecto, y el señor Gual sostuvo el suyo, porque el de la comisión no

24

hace otra cosa que desecharlo enteramente, yen este caso, debiéndose seguirlas reglas del gobierno que expiró, no hay necesidad de darse ley alguna,porque el de la comisión prefiere el medio dispendioso y fraudulento de lasadministraciones al sencillo y ventajoso de arrendamientos; porque el de suseñoría no desmorona el edificio ya establecido sino que lo repara; porque elsistema de composición que adopta el de la comisión es arbitrario y sujeto amuchos fraudes; porque el de clasificaciones es el más arreglado y menossusceptible de ellos; porque absolutamente no se extingue la alcabala y sedeja este vacío en el erario, sino que únicamente se exime de ella a los artícu-los de primera necesidad para la vida; y porque este derecho sólo se cobra delas mercancías secas y demás artículos en que hacen su tráfico los revendedo-res, a quienes debe cargarse la mano. Concluyó su discurso el señor Gual; nohabiendo quien más tomase la palabra sobre este asunto, se dio por discutidoen su primera vez el proyecto, y se levantó la sesión.

El diputado secretario,

Francisco Soto.

El diputado secretario,

Antonio José Caro.

ACTA 156. SESION EXTRAORDINARIA DE LA NOCHEDEL \O DE SEPTIEMBRE.

Se abrió la sesión con más del número de diputados necesario para for-mar congreso.

Leída el acta de la última sesión extraordinaria, se mandaron agregar aella los votos particulares de los señores Miguel Tobar y José Antonio Borre-ro, contra lo sancionado por el congreso en el asunto del ex diputado Baños,quedando aprobada con la observación que hizo el señor Orbegozo de nohaberse incluido el discurso que produjo sobre la misma materia.

Seguidamente se leyó el informe de la comisión de peticiones sobre lareclamación del doctor Pedro Vicente Martínez contra la moratoria concedi-da por el vicepresidente de Cundinamarca a la viuda del coronel NicolásRivas, sobre lo que el señor Vicente Borrero dijo que, aunque individuo de la

25

comisión y lleno de respeto y consideración por las luces de sus compañeros,había disentido de su parecer, no en la sustancia, pero sí en el modo, puesestaba convencido de que este cuerpo soberano no debe limitarse a decidircasos particulares sino a dictar leyes a la generalidad, y que citándose esa leydel código español por la que el consejo del rey de España daba esas morato-rias, era de sentir debía oírse previamente el dictamen de la comisión de legis-lación para saber si quedaba derogada y cuál era el tribunal que debía conocerde estos negocios.

El señor Antonio María Briceño apoyó el informe de la comisión, dicien-do que lo que en él se declara es que el vicepresidente de Cundinarnarca,como que no es el tribunal de la alta corte de justicia, no tenía facultad paraconceder esas moratorias que las leyes españolas sólo concedían al tribunalsupremo de ella.

El señor Bernardino Tobar dijo que las leyes de moratoria estaban dero-gadas de hecho por los principios liberales adoptados por el congreso en elgobierno que había establecido, pues nadie puede disponer de los bienes deningún ciudadano, y por tanto suscribía al informe de la comisión. El señorMiguel Tobar apoyó la providencia de la moratoria, porque para concederseella el vicepresidente de Cundinamarca tuvo en consideración el lastimosoestado de la viuda del señor Rivas, a quien después de haberle degollado sumarido el gobierno español, le embargó todos sus bienes, que aunque se ledevolvieron después, fue ya con la rebaja de su mayor valor, pues las hacien-das apenas tenían tal cual cabeza de ganado, y como entonces no había cons-titución y aún regían las leyes españolas revalidadas por el Libertador, searregló a ellas para concederle la moratoria en que se benefició a los mismosacreedores, pues si entonces se les hubiera mandado pagar, ellos no hubieranquedado cubiertos, y la viuda habría sido arruinada. A lo que contestó elseñor Escobar, diciendo que la viuda en aquel tiempo no era ejecutada portodos los acreedores sino por él solo para el pago de una cantidad que era elúnico patrimonio con que contaba para su subsistencia; que los bienes le ha-bían sido devueltos casi en la misma integridad con que le fueron embargados,de que era una prueba la hacienda de La Chamicera, que estando valuada en$80.000, la había arrendado posteriormente en $4.000, que es cabalmente elrédito de aquel principal; que el cúmulo de bienes que tenía, según constabadel mismo expediente, alcanzaba a $150.000, sin contar con el dinero ennumerario y alhajas que es preciso tuviese, pues su marido era de los hombres

26

más acaudalados; así que, aun cuando hubiese pagado a todos sus acreedorescuyas deudas ascendían a 60 y tantos mil pesos, siempre le quedaba un so-brante capaz de calificarla por rica, y después de haber aducido otras variasrazones, pidió se leyese la representación que motivaba este debate, lo quemandó el señor presidente se ejecutase, y leída que fue, expuso su señoríaque la moratoria de que se trataba no debía mirarse como concedida por elvicepresidente de Cundinamarca, pues si así fuese, no hay duda de que aunfundándose en las leyes españolas se había excedido en decretarla; que lacuestión a lo que debía reducirse era tan solamente a si el congreso tiene facul-tades para dar esas esperas con perjuicio de los acreedores, pues desde que sesancionó el artículo de la constitución en que se declara que no se podrá dis-poner de los bienes de ningún ciudadano sin presuponerse una justa compen-sación, ya tenía ligadas las manos para dar esas moratorias, y que ahora no setrataba de reformar la legislación española, sino que la que se cita debe estarderogada desde que se sancionó aquel artículo. El señor Ronderos habló enfavor de la providencia del vicepresidente de Cundinamarca, pero los señoresFernández Soto y Azuero sostuvieron el informe de la comisión, y una vezcerrada la discusión, se retiraron para la votación del negocio los señoresEscobar y Miguel Tobar, aquél por ser parte interesada en él, y éste por habertenido informado en el asunto y cuyo concepto fue uno de los fundamentos dela providencia del vicepresidente de Cundinamarca. El señor presidente pusoentonces a votación el informe de la comisión, y el congreso lo aprobó poruna considerable mayoría. Con este motivo el señor secretario Soto hizo lasiguiente moción: "que cada comisión, cuando presente sus informes queinduzcan una ley, decreto o acto legislativo, acompañe un proyecto de laresolución para que sobre él se haga la discusión, y que se devuelva a la depeticiones el anterior informe acabado de aprobar para que desde ahora prin-cipie esta observancia". Púsola a votación el señor presidente, y el congresola desechó; con lo que se levantó la sesión.

El diputado secretario,

Francisco Soto.

El diputado secretario,

Antonio José Caro.

27

ACTA 157. SESION DEL DIA 11 DE SEPTIEMBRE.

Se abrió la sesión con la asistencia de los señores presidente y vicepresi-dente, Vicente Azuero, Francisco Conde, Reverendo obispo de Mérida, Mi-guel Peña, Francisco Soto, Antonio Caro, Félix Restrepo, José Manuel Res-trepo, Vicente Borrero, Carlos Alvarez, Francisco Orbegozo, FranciscoOtero, Miguel Ibañez, José Antonio Borrero, Antonio María Briceño, Igna-cio Márquez, Diego Fernando Gómez, Miguel Tobar, Joaquín Plata, MiguelZárraga, Mariano Escobar, Francisco Pereira, Joaquín Fernández Soto,Pedro Carvajal, Cornelio Valencia, Manuel María Quijano, Juan BautistaEstévez, Juan Ronderos, Nicolás Ballén, Policarpo Uricoechea, Luis Men-doza, José Antonio Mendoza, Andrés Rojas, Sinforoso Mutis, Manuel Bení-tez, Antonio Paredes, Pedro Gual, Domingo Briceño, José Prudencio Lanz,Casimiro Calvo, Gabriel Briceño, José Gabriel Alcalá, Bartolomé Osorio,José Antonio Yanes, Joaquín Borrero, Bernardino Tobar.

Leída el acta del día anterior, en su vista dispuso el señor presidente, aconsecuencia de observación hecha por el señor obispo de Mérida, se mani-festase en la presente que no habiendo podido tener lugar ayer su examen larepresentación que en ella se cita de dicho señor obispo por haberse empeña-do hasta su última hora la discusión del proyecto de derechos de alcabalapresentado por el señor Gual, se vio en la necesidad dicho señor presidente,con bastante sentimiento suyo, de diferir el examen de aquélla para la sesiónextraordinaria de la misma noche, pero que a solicitud del mismo señor obis-po se había suspendido su examen y discusión para la de hoy; con cuya reso-lución quedó aprobada la referida acta. Seguidamente se dio cuenta de lasolicitud de Jenaro Montebrune, en que quejándose de la providencia quecontra él dictó el anterior congreso de Angostura, pide se le forme causa paraser juzgado, y su majestad, por votación formal, resolvió se pasase dicharepresentación al poder ejecutivo para que tome sobre el particular las provi-dencias necesarias.

Se dio cuenta por la secretaría de haber evacuado la comisión de haciendalos informes pedidos sobre la solicitud de los vecinos de Copacabana, y sobreel derecho extraordinario de medio real por arroba que se exige en la salina deTausa; la de crédito público, el que se le pidió sobre una solicitud personal delgeneral Santander, y la de peticiones, el que ha dado acerca de las solicitudes delos señores diputados Miguel Tobar y Félix Restrepo, y lade indulto que pide elseñor José Antonio Cortés.

28

Pero sobre ninguno recayó determinación, porque el señor presidente lareservó para después, manifestando que concluyéndose en este día el períodopor que su señoría y el señor vicepresidente fueron electos para tales destinos,se procediese por el congreso a nuevo nombramiento, yen su virtud, habién-dose hecho la votación en los términos acostumbrados, resultó electo parapresidente, por 17 votos, el señor Vicente Azuero, y para vicepresidente, por33, el señor coronel Conde.

Verificado esto, el nuevo señor presidente determinó se pusiese en laconsideración del congreso la representación del señor Miguel Tobar, y leídoel informe de la comisión y hablado en su oposición el mismo señor diputado,después de oído el dictamen de otros señores, el congreso resolvió por unaconsiderable mayoría de votos no acceder a la solicitud que para retirarse delcuerpo había hecho el referido señor representante. Seguidamente se leyó elinforme que acerca de igual solicitud, presentada por el señor Félix Restrepo,evacuó la comisión de poderes, y el congreso lo aprobó.

En seguida dispuso el señor presidente se leyese el proyecto de ley que haformado sobre el modo como debe ser publicada y jurada la constitución de laRepública, y el congreso lo admitió a discusión.

Tomóse después en consideración la proposición del señor obispo en quepide se revoque la ley de 31 de agosto sobre el modo de proceder en asuntosde dogma, que apoyó el señor Otero, y abierta la discusión, dicho señor obis-po habló largamente en su favor, analizando a su intento todos los artículosde dicha ley, y sucesivamente tomaron la palabra los señores FernándezSoto, Peña, Santamaría, Miguel Tobar, José Manuel Restrepo y el presidente,quienes pronunciaron largos, eruditos y nerviosos discursos en oposición dela solicitud de dicho señor obispo y razones en que se apoyaba, concluyendotodos con pedir no se debía admitir a discusión la propuesta, porque la ley,muy lejos de ser cismática, es enteramente conforme a la misma religión ca-tólica, cuyo espíritu es el de lenidad; porque ella restituye a los obispos laautoridad que tienen emanada del mismo Dios y que les fue usurpada porla inquisición; porque en ella la autoridad civil deja expedita en todas lasatribuciones la eclesiástica; porque ella es necesaria y conveniente al fomentode la población de la República; porque ella no es un proyecto nuevo y origi-nal, sino una deducción de los principios luminosos del siglo presente, y unaimitación de lo que se ha establecido en todas las naciones católicas, inclu-yendo en ellas la española y la misma corte de Roma, y, últimamente, porqueel contradecirla es pretender introducir un verdadero cisma de religión y de

29

política que envolverá a la República en más sangre y horrores de los quehasta ahora ha experimentado, no siendo posible retrograde un solo pasoatrás de los principios de absoluta independencia que ha adoptado. La discu-sión se empeñó y alargó hasta las dos de la tarde, siendo el señor obispo elúnico que contestaba tal cual argumento, como que nadie tomó la palabra ensu apoyo; pero al fin, casi convenido su señoría en los puntos principalesen que estriba la ley, pues en lo único en que parecía disentir era en que se lenegase para los no nacidos en Colombia la misma autoridad que se le conce-día para los hijos de ella, se cerró la discusión, y puesta a votación por elseñor presidente la cuestión de si se admitían o no a discusión los motivos delseñor obispo, el congreso, por 36 votos contra sólo 4, resolvió por la negati-va, y se levantó la sesión.

El diputado secretario,

Francisco Soto.

El diputado secretario,

Antonio José Caro.

ACTA 158. SESION EXTRAORDINARIA DE LA NOCHEDEL II DE SEPTIEMBRE.

Leída y aprobada el acta de la última sesión extraordinaria, se procedió ala primera discusión del proyecto de ley sobre arreglo del ramo de papel sella-do presentado por el señor Gual, y leído éste y el que en su oposición haformado la comisión de hacienda, tomó la palabra dicho señor Gual, hizo laapología del suyo diciendo, entre otras cosas, que él aumenta considerable-mente las rentas del Estado, que las clases se han conservado en los mismostérminos que anteriormente corrían, y que el mayor gravamen donde se podíaencontrar sería en la del primero, pero que se debe tener presente que el valorque se le impone es el mismo que el que entre otras naciones se conoce con elnombre de derecho del papel estampado, y es el que hace una de las fuentesde la riqueza en Inglaterra, Francia y Norteamérica. Que el de la comisiónsólo se reduce a prevenir que se queden las cosas en esta parte como anterior-mente estaban, y que para esto no se necesita formar proyecto de ley. El señorJoaquín Borrero dijo que cualquier ley de contribución debe consultar el be-neficio del erario con el menor gravamen posible del público, atendidas las

30

circunstancias; y que este proyecto, con el subido precio que le impone alsello primero, hará que decaiga esta renta, pues en el traspaso de haciendas yotras fincas gravadas con principales, no pudiendo contribuir los interesados[con] esa grande cuota, se retraerán más bien de hacer tales contratos, y heaquí en decadencia el ramo. El señor Peña expuso que no sostendría en gene-ral el proyecto, pero que era evidente que Colombia estaba en guerra y nece-sitaba grandes fondos para sostenerla, y concluyó oponiéndose a que dejen deadmitirse los sellos errados como pretende el proyecto. El señor MiguelTobar fue de parecer que no debía correr el proyecto por ser una nueva alca-bala disimulada, y en ese caso valía más duplicar el valor de ésta, porque élproduce una revolución espantosa obligando a que todos los contratos se es-crituren; porque el expendedor se le transforma en un escribano, pues tienenque imponerse del valor del contrato para tirar el tanto por ciento; porque haycontratos privados que los interesados no tienen por conveniente se publiquen,y así como no hay facultad para registrar las cartas de los ciudadanos, tampo-co debe haberla para averiguar lo que tratan reservadamente, y el proyecto loque intenta es establecer una inquisición; que si estamos necesitados ponga-mos la alcabala directa y no traerá los inconvenientes de paralizar los contra-tos, que es lo que necesariamente va a suceder con anularlos si no estánconsignados en papel sellado, y por último, que tampoco conviene en quelos pobres usen del papel blanco en asuntos judiciales por eludirse así elfundamento de la ley, que no es otro que ocurrir a la falsificación de loscontratos. Otros señores hablaron igualmente, ya en favor, ya en contra delproyecto, y cerrada una vez la discusión, se dio por concluido el primer exa-men del proyecto.

Pasó se a discutir el que trata sobre el establecimiento de factorías para laexportación del tabaco, y después de haber hablado largamente en su apoyo elseñor Gual, manifestó el señor Miguel Tobar adherirse también a él, aunquele pareció dificultoso en la práctica por no tener los cosecheros para hacer esaexportación, y no habiendo ningún otro señor diputado que tomase la pala-bra, el señor presidente declaró por discutido en su primera vez el proyecto, yse levantó la sesión.

El diputado secretario,Francisco Soto.

El diputado secretario,Antonio José Caro.

31

ACTA 159. SESION DEL DIA 12 DE SEPTIEMBRE.

Se abrió la sesión con la asistencia de los señores presidente y vicepre-sidente, Vicente Azuero y Francisco Conde, Miguel Peña, señor obispo deMérida, Francisco Soto, Miguel Santamaría , Antonio José Caro, PedroGual, Félix Restrepo, José Manuel Restrepo, Vicente Borrero, Carlos Alva-rez, José Antonio Borrero, Antonio María Briceño, Miguel Tobar, JoaquínPlata, Ignacio Márquez, Diego Fernando Gómez, Miguel Domínguez,Mariano Escobar, Francisco Pereira, Joaquín Femández Soto, Pedro Carva-jal, Manuel María Quijano, José Comelio Valencia, Francisco Otero, Mi-guel Ibáñez, Pacífico Jaime, Francisco Orbegozo, Bemardino Tobar, LuisMendoza, José Antonio Mendoza, Domingo Briceño, Gabriel Briceño, JoséPrudencio Lanz, José Félix Blanco, Antonio Paredes, Casimiro Calvo, JoséAntonio Yanes, Francisco Gómez, Andrés Rojas, Cerbeleón Urbina, Barto-lomé Osorio, Ildefonso Méndez, Sinforoso Mutis, Juan Ronderos, PolicarpoUricoechea, Juan Bautista Estévez, Nicolás Ballén de Guzmán, José GabrielAlcalá, Lorenzo Santander.

Leída y aprobada el acta de la sesión del día de ayer se dio cuenta haberredactado nuevamente la comisión de crédito público el proyecto de ley sobrerepartición de bienes nacionales, y que también acompañaba otro proyectosobre bienes confiscados.

El señor Diego Gómez hizo presente la duda que le había ocurrido a lacomisión en la última redacción de la ley de libertad de imprenta, acerca delartículo que trata del número de votos que deben concurrir para la calificaciónde los impresos, y el modo de resolver los casos de empate, pues el congresosólo había sancionado necesitarse la unanimidad de seis votos para la conde-nación de cualquier obra, y la de dos para absolverla, y que en [tal] virtud lacomisión había redactado el artículo en los términos siguientes: "En estosjuicios se necesita la unanimidad de seis votos para condenar un escrito, ybasta la de dos para absolverle; pero una vez censurado el impreso con una delas notas de que habla el artículo 3° de esta ley, se designará, a pluralidad devotos, el grado de la calificación; los casos de empate se decidirán por la másfavorable al acusado".

El señor presidente puso a votación el artículo como se presentaba por elseñor Gómez, y el congreso lo aprobó.

Seguidamente se procedió a la primera discusión del proyecto de ley pre-sentado por el señor Gual sobre arreglo del ramo de aguardientes, a cuyo

32

efecto se leyó también el que en su oposición ha presentado la comisión dehacienda y el informe que dio sobre el asunto. Tomó la palabra el señor Már-quez, y discurrió largamente en favor del proyecto presentado por la comi-sión, concluyendo con decir que debe desestimarse el del señor Gual por lasgravísimas dificultades que traería su establecimiento, porque tratándose enél de dejar libre el aguardiente, se le ponen más trabas que las del estanco; porla desproporción del derecho que se impone para su destilación; porque secarece de los datos y presupuestos necesarios para desestancarlo por ahora, loque después se podrá hacer sabiéndose lo que produce la contribución direc-ta; porque no se debe hacer novedad mientras no sean palpables las ventajasque produce, y últimamente, porque ésta multiplica las vejaciones de los pue-blos, en razón de que habrá tantos asentistas de aguardiente cuantos sean lospatentados. El señor Peña refutó esta opinión, manifestando que no extraña-ría el informe de la comisión sobre este punto, si ella misma no hubiese senta-do por principios que no se podía concebir república mientras no se uniforma-sen los derechos en toda ella, lo que dio motivo a que el congreso sancionasela observación de un solo arancel de aforos para toda Colombia, sin que paraesta determinación se hubiesen aguardado a tener los datos y presupuestosque ahora se exigen para el arreglo del ramo de aguardiente, según que lopropone en su proyecto el señor Gual; y pues sin saberse si una pieza debretaña debía tener el mismo valor en Caracas que en Santa Marta, se leshabía igualado el precio desde un extremo al otro de la República, adoptandoun solo arancel, era de sentir debía aprobarse el proyecto del referido señorGual, porque él nivelaba la renta del aguardiente en toda Colombia al métodoque se observaba en Venezuela, donde no se conocía el estanco de este ramo,y sólo así podría ser consiguiente el congreso con el ya sentado principio deque no puede haber república si en toda ella no se igualan perfectamente losderechos y las contribuciones. El señor Diego Gómez, en apoyo de esta opi-nión, dijo que el informe de la comisión no debía adoptarse en manera algu-na, por ser escandalosamente injusto, pues estando sancionada la absolutaigualdad entre todos los individuos de Colombia, ella no podría tener lugarsin que esta misma uniformidad reinase recíprocamente entre las provincias,y ésta era la que destruía la comisión; el estanco de aguardiente en la provin-cia del Socorro produce sobre 40 D.; ¿y qué razón habrá -preguntó-- paraque en otras provincias igualmente pobladas nada haya de rendir? Ultima-mente concluyó que por este motivo (y otros que oportunamente alegó) se

33

oponía cuanto puede oponerse un representante a que corriese el referido pro-yecto de la comisión.

El señor José Manuel Restrepo dijo que en general era de opinión que sedesestancase el aguardiente en toda Colombia, y que los destiladores y ven-dedores pagasen un derecho, aunque no fuese por la base adoptada por elseñor Gual, cuyo proyecto lo creía susceptible de mejoras, así que la resolu-ción del congreso debía ceñirse únicamente a dictar una providencia general,dejando al poder ejecutivo la facultad de que formase un reglamento pordonde se arreglase el manejo de la renta. El señor Miguel Tobar se opuso alestanco de aguardientes, pero manifestó ser muy graves, en su concepto, losinconvenientes que para reducirlo a la práctica traería el proyecto del señorGual, por las dificultades del arqueo que en él se establece, por la facilidad decometer fraudes en el cambio de las vasijas y por las complicaciones de ofici-nas y empleados que se necesitan para el manejo y cobro de esta renta, yconcluyó exponiendo parecerle mejor se estableciese por arrendamiento,pues sobre hacerse así más fácil la recaudación, se evita el gasto de esas nue-vas oficinas y empleados.

El señor presidente fue de dictamen que el proyecto del señor Gual estabaen su opinión perfectamente organizado y que se aplicaba muy mal la máxi-ma de que cualquiera innovación en materia de contribuciones era peligrosa,pues esto sólo podía tener lugar el año de diez, al tiempo de la transforma-ción, en que desde luego no debió convenir el trastorno de las rentas, perouna vez desbordado el río de la hacienda pública en once años de guerra, desangre, de vejaciones y de un horroroso desorden, no pudiéndose le restituiral cauce por donde antes corría, era indispensablemente necesario abrirleotro, para evitar los incalculables daños que debe producir el desarreglo de sucurso; y últimamente, que tampoco podía tener lugar la objeción de que nohabía datos para hacer esta reforma, porque realmente los hay, y éstos no pue-den ser otros que el mismo espantoso desorden en que se halla el sistema dehacienda, la indispensable urgente necesidad de cubrir los enormes gastos de laRepública, y el desengaño de que las rentas actuales no son suficientes enmanera alguna para satisfacerlos.

Finalmente tomó la palabra el señor Gual, y después de haber manifesta-do que siendo el intento de la comisión echar por tierra su proyecto, dejandolas cosas en el estado antiguo, no se necesitaba para ello formar ningún regla-mento, pues por este principio se necesitaría dar sus proyectos de ley parahacerse observar cada una de las antiguas, que aún subsisten y que no están

34

especialmente derogadas; entró a probar que era sin disputa indefectiblemen-te necesario innovarse el sistema de hacienda, por la enorme diferencia quehay entre las atenciones de Colombia como República, a las que anteriormen-te la Nueva Granada y Venezuela bajo la dominación de España. En aqueltiempo -dijo---- estaban destinados los fondos de la hacienda pública en elvirreinato de la Nueva Granada, al pago de un virrey, audiencia, tribunal decuentas y oficinas de aguardiente y tabacos, y un batallón auxiliar en la capi-tal de Bogotá; en las provincias, a los sueldos de los gobernadores y oficialesreales, yen Cartagena, a un comandante general y una competente guarni-ción. En Venezuela, al pago de un capitán general, un intendente, unaaudiencia, tribunal de cuentas y tropa reglada; compañías en Cumaná y guar-nición y apostadero de marina en Puerto Cabello; pero que se comparase lalista civil y militar de Colombia erigida en República, con la que antes sesatisfacía en aquellos dos departamentos, y se verá si las rentas en el estadoque anteriormente tenían bastaban a cubrir una décima parte de lo que necesi-tan reunidos, si es que han de subsistir como nación independiente. No es ya,prosiguió, el sistema del estanco establecido por el visitador Gutiérrez dePiñeres el que trata de sostener la comisión, sino un absoluto desorden, quees el que verdaderamente reina en la actualidad, pues en unas partes jamás haestado en práctica el estanco; en otras se ha abolido, yen muy pocas subsisteaún. Desde la orilla del. .. hasta la laguna de Maracaibo no se ha conocido talestanco; desde allí hasta el golfo del Darién lo ha habido en Mompós, SantaMarta y Cartagena; en aquella ciudad se destruyó la fábrica al tiempo de larevolución, y no ha sido posible restablecerse, por necesitarse de grandesfondos para ello; en Cartagena también se abolió por la corte de España, aconsecuencia de informe del virrey Montalvo, yen Santa Marta está a piquede destruirse, por el deterioro del edificio de la fábrica, para cuyo restableci-miento se necesita una enorme cantidad de pesos; en lo interior de la Repúbli-ca hay muchas provincias donde también se ha extinguido, y no los despóti-cos esfuerzos de los españoles han bastado a restablecerlo, y sólo subsiste enarriendos enteramente desordenados. Así que si se trata de renovar el estancoen todas partes, se necesita preparar de antemano grandes sumas, y esto esimposible, y si se precisa dejarlo correr en el estado en que se halla en laactualidad, sería cometer la mayor injusticia, por la notable desigualdad enque de este modo contribuirían las provincias. Debe establecerse, pues--concluyó el orador- un sistema de impuestos lo más organizado que sepueda, y más que todo perfectamente uniforme, pues aunque ahora aparezca

35

gravoso a los pueblos, éstos lo recibirán con gusto, cuando conozcan que élles evita las horrorosas vejaciones que ahora experimentan en el modo irregu-lar como se les exijan las contribuciones, y cuando cada particular vea que lavaca que posee está libre de que se la quiten, que en el trigo que siembra nadiemeterá la mano, y que el arroz que cosecha es una propiedad sagrada, queninguno, sino el dueño, se atreverá a disponer de ella. Con lo cual se dio pordiscutido en su primera vez el referido proyecto.

Entróse al examen del que igualmente ha presentado el señor Gual sobreel establecimiento de la contribución directa, y el señor Fernández Soto dijoser de dictamen que sin perjuicio de la discusión, se pida al poder ejecutivoun presupuesto de lo que se necesita para cubrir los gastos de la República, yesta opinión la refutó el señor Antonio María Briceño, diciendo ser inútilsemejante presupuesto para la resolución del congreso, pues aunque se supie-se la cantidad a que ascendiesen los gastos, ahora no se puede saber si bastana cubrirlos las rentas establecidas y que se establezcan, pues absolutamentese ignora, y no puede calcularse la suma que importen. El señor José ManuelRestrepo dijo que la contribución, conforme la proponía la comisión, produ-ciría muy poco, pues en Angostura, que es una de las provincias que menosha sufrido en la actual guerra, apenas rindió $60.000, cuando se le exigió elcuádruplo de lo que ahora intenta la comisión que se satisfaga, aunque guar-dada esta proporción de 100.000 habitantes de que se compone aquella pro-vincia, contribuirá ahora con $15.000 (según la base de la comisión);170.000 habitantes que se calculan en todo Colombia, apenas darán 255 Dps., y esto suponiéndose que todas las provincias se hallen en el mismo esta-do que la de Antioquia, lo que no siendo así, es preciso que también quedemuy rebajada a esta nueva proporción aquella corta suma. El señor Márquez,sosteniendo el dictamen de la comisión, dijo que el haber calculado el valorde la renta actual de los bienes raíces en un 2 1/2%, es porque realmente noproduce el 5% que pretende el señor Gual, pues se sabe muy bien que lastierras y las casas, a lo menos en Cundinamarca, no rinden aquel producto;que el proyecto de la comisión debe mirarse como un ensayo, que la próximalegislatura reformará, aumentando o disminuyendo la contribución, según loque le acredite la experiencia. A lo que respondió el señor presidente que yaesta contribución estaba impuesta por el gobierno español, con la muy nota-ble diferencia de que entonces un comandante, un oficial subalterno y hastaun soldado era el que militarmente cobraba esta renta, así que no es un ensayoel que va a hacerse, sino una justa y necesaria reforma en el actual desordena-

36

do método de exigirla, y si entonces no se resistieron los pueblos, menos loharán ahora que se arregla esta misma contribución, y no se deja al caprichoni a la arbitrariedad de un sargento, un cabo de escuadra y un soldado; y queen cuanto al cálculo de la renta de las casas, era de parecer que la de las demucho valor se graduase en un 2 1/2%, pero que las de poco sí se estimase enun 5%; pues es evidentemente cierto que aquéllas no producen este rédito,pero éstas 'sí,

Ningún otro señor diputado habló más sobre el asunto, y por tanto, elseñor presidente cerró la primera discusión de este proyecto. En seguida dis-puso su señoría se abriese la última del de la ley sobre el gobierno interior delas diversas partes de la República, y leído el primer artículo, manifestó elseñor Antonio María Briceño ser de absoluta necesidad erigirse un octavodepartamento, que debía componerse de las provincias de Barinas y Casana-re, por la íntima analogía de genios, usos y costumbres de sus habitantes; porla estrechez de sus relaciones; por su cómoda y fácil comunicación de ambasprovincias, aun en tiempo de invierno, y sobre todo, por la mejor y más pron-ta administración de justicia en ellas, que no lograría Casanare a la distanciaen que se halla de la de Boyacá, y con la dificultad de su comunicación entiempos de crecientes. El señor Quijano dijo no parecerle exacta la divisiónde los departamentos, porque el de Boyacá y Cundinamarca tenían una po-blación casi doble de la del Cauca, que el de Cartagena también le excedía, ypara que hubiese algún equilibrio, era de dictamen debía agregarse la provin-cia de Antioquia al del Cauca, mucho más cuando la situación geográfica loindicaba, por seguir sus poblaciones el curso natural de aquel río, y estánseparadas de las de Neiva y Bogotá por estar separados por un ramo orientalde la cordillera de los Andes. El señor obispo de Mérida fue de parecer que lasprovincias de los llanos merecen por sí solas un departamento, pues es nece-sario tenerse presente la más fácil administración de justicia, más bien que laconsideración de su poca o mucha población; que la de Barinas está convi-dando a ser cabeza de departamento, agregándose le la de Casanare y no la deBoyacá, como quiere el proyecto, pues es un exceso de población el que tieneeste departamento en solas las provincias de Tunja, Socorro y Pamplona,cuando en cada una de ellas se trató de establecer un obispado; que la deAntioquia también es de erigirse en departamento separado, pues su exten-sión se sabe por los nombres, se ignora en la realidad y es un obispado másenvidiable que el de Popayán, por lo que le parecía muy irregular que se ledejase como un apéndice ¿y de quién?, de Cartagena. El señor presidente

37

le advirtió que no se agregaba en el proyecto a Cartagena sino a Bogotá; a loque repuso el señor obispo que siendo así, si sus razones valían antes comouno, ahora valían como ocho, pues los antioqueños, sólo por razón de estu-dios, sabían que existía tal Bogotá. El señor presidente dijo estar ya sanciona-do que los departamentos se dividan en provincias, y cada una de éstas tendráel mismo derecho para que sea erigida en cabeza de departamento, y que debetenerse presente: primero, que esta división no aumenta las contribuciones;segundo, que estas provincias, aunque no tengan intendente, quedan a cargode sus respectivos gobernadores; tercero, y que si en algunas se tocan dificul-tades para su agregación a este o al otro departamento, se les pondrán degobernadores sujetos a quienes estén acostumbrados a obedecer y que seancapaces de llenar las intenciones y mandatos del congreso.

El señor Blanco manifestó que las mismas razones que urgían para noalejar la capital del gobierno de Venezuela, estrechaban también a que Casa-nare se uniese a Barinas, pues se halla más cerca de esta provincia que de la deBoyacá; tienen una absoluta homogeneidad en sus usos, costumbres, agricul-tura, producciones, etc.; la misma naturaleza las ha unido, y es peligroso noponer a los llaneros bajo un solo gobierno; que el modo de consolidar la uniónde Venezuela y Nueva Granada es unir provincias de ésta a aquélla; que encuanto al departamento del Zulia no le parece conveniente erigirlo en tal, loque sólo ha sido una provincia anteriormente, así que cuando no se le agreguetoda Pamplona, al menos se le unan los valles de Cúcuta; y últimamente, queera de parecer se erigiese el octavo departamento de Barinas, agregándole aCasanare, y que al de Caracas se le una la isla de Margarita. El señorLuis Mendoza apoyó la erección de Barinas en departamento, y que su capitalfuese Guadualito, de cuyo parecer también lo fue el señor Antonio Ma-ría Briceño.

Era más de la hora, yen su virtud, quedando suspensa la discusión, dis-puso el señor presidente se levantase la sesión.

El diputado secretario

Francisco Soto.

El diputado secretario,

Antonio José Caro.

38

ACTA 160. SESION DEL OlA 13 DE SEPTIEMBRE.

Se abrió la sesión con la asistencia de los señores presidente y vicepre-siente, Vicente Azuero, Francisco Conde, reverendo obispo de Mérida, Mi-guel Santamaría, Francisco Soto, Antonio Caro, Miguel Peña, Félix Restre-po, José Manuel Restrepo, Carlos Alvarez, José Antonio Borrero, FranciscoOtero, Miguel Ibáñez, Francisco Pereira, Francisco Orbegozo, Salvador Ca-macho, Bernardino Tobar, Pacífico Jaime, Domingo Briceño, PrudencioLanz, José Félix Blanco, Gabriel Briceño, Antonio Paredes, CasimiroCalvo, José Antonio Yanes, Ildefonso Méndez, Francisco Gómez, AndrésRojas, Cerbeleón Urbina, Luis Mendoza, José Antonio Mendoza, LorenzoSantander, Nicolás Ballén de Guzmán, Policarpo Uricoechea, Juan Ronde-ros, Juan Bautista Estévez, José Quintana, Manuel María Quijano, JoséCornelio Valencia, Pedro Carvajal, Mariano Escobar, Miguel Domínguez,Ignacio Márquez, Diego Fernando Gómez, Joaquín Plata, Antonio MaríaBriceño, José Gabriel Alcalá, Joaquín Fernández Soto, Joaquín Borrero.

Leída el acta de la sesión del día anterior, observó el seí.or DomingoBriceño haberse omitido en ella el discurso que hizo y razones en que sefundó para contradecir el proyecto de ley sobre arreglo del ramo de aguar-diente; y como hubiese hecho presente el secretario que redactaba las actas,ser moralmente imposible incluir en ellas cuanto les ocurre a todos los seño-res diputados, mucho más si se considera el corto tiempo que le queda todoslos días para emplearse en este trabajo, después de asistir hasta la hora en quese levanta la sesión; pero que, sin embargo, si algún señor diputado queríaque especialmente se incluyesen sus observaciones, le diese un apuntamientode ellas, que él, por su parte, ofrecía incluirlas todas en el acta, aunque de estemodo trabajase más. Le insinuó el señor presidente al referido señor Briceñopodía extender un apunte sobre lo que había dicho ayer, pero como hubiesecontestado este señor diputado que renunciaba a este derecho, y como no seofreciese otro reparo, quedó aprobada el acta.

Seguidamente se dio cuenta de la comunicación del ministro del interior,a la que acompaña el informe del gobernador de Maracaibo, sobre los arbi-trios que ha tomado' para ocurrir al reparo de las cárceles de aquella ciudad, yse mandó pasar a la comisión segunda de hacienda. A la misma, otra comuni-cación del propio ministro, sobre el estado en que se halla el fluido vacuno ymedidas que ha adoptado para su conservación el vicepresidente de Cundina-marca. A la comisión eclesiástica, otro oficio del mismo ministro al que

39

acompaña la consulta que hace el referido vicepresidente sobre la aplicaciónde las rentas de la canonjía electoral que antes hacían parte de los fondos delextinguido tribunal de la inquisición. Quedó enterado el congreso, y mandódevolver al poder ejecutivo la comunicación del ministro de la guerra y co-pias que a ella acompaña, relativas a los tratados hechos entre el generalSucre y la junta gubernativa de Guayaquil. Se leyó un oficio del ministro dehacienda, al que acompaña un expediente sobre la fundación de una capella-nía, afianzada en el tesoro nacional, a favor del cura del. .. , y se mandó pasara la comisión de hacienda. A la del crédito público, otra comunicación delmismo ministro, sobre la solicitud de la señora Damiana Campuzano, en quepide una declaratoria acerca de la subsistencia o insubsistencia de los capita-les redimidos en la época anterior de la República, en la moneda de billetes.Igualmente se dio cuenta de otro oficio del propio ministro, al que acompañauna representación del administrador de aguardientes de Santa Marta, solici-tando auxilios para el repaso de la fábrica de su administración, y el congresodeterminó se reservase para cuando se resuelva el proyecto de ley sobre eldesestanco general de esta renta. Finalmente, se puso a la consideración delcongreso otro oficio del propio ministro, sobre la consulta que hace el vice-presidente de Cundinamarca acerca de los oficios vendibles y renunciables, ysu majestad resolvió que, agregándose dicha consulta a cuantas hacen rela-ción a ella, se pasen todas a informe de la comisión de legislación.

En seguida, y procediéndose al orden del día, se leyó el proyecto de leysobre confiscación de bienes en los países recién libertados, y el congreso loadmitió a discusión.

Consecutivamente procedió a la sanción del que establece el modo depublicar y jurar la constitución, y leído su primer artículo, quedó sancionadosin haberse ofrecido el menor reparo sobre su contenido. Leyóse el 2°, Ytam-bién quedó aprobado con sola la variación propuesta por el señor AntonioMaría Briceño y apoyada por otros señores diputados, de posponerse la pala-brapublicar a la de imprimir. Sobre el 3° no hubo reparo para objetar, yen suvirtud quedó aprobado sin discusión alguna. Leyóse el artículo 4°, Yel señorBlanco hizo moción para que se expresase en él la concurrencia de las autori-dades eclesiásticas a la publicación de la constitución, la cual fue apoyada poralgunos otros señores, así como también la que hizo el señor Antonio MaríaBriceño, de que dicha publicación se hiciese en un solo paraje, el más públicode cada lugar, y puesto a votación el artículo, quedó aprobado con ambasmodificaciones.

40

Pasó se al 5°, Yel señor obispo de Mérida fue de dictamen que no se vol-viese a leer la constitución, así porque no debe interrumpirse el sacrificio dela misa sino con la explicación del Evangelio, como porque este acto alargarácon exceso la función, y este concepto fue apoyado por los señores Blanco yAntonio María Briceño. El señor José Antonio Mendoza propuso que no sedistribuyese esta función en las demás parroquias que tuviese el lugar, sinoque se hiciese solamente en la matriz, yel senor Antonio Briceño, después deapoyar este concepto, añadió que el juramento que por el artículo se exige alos circunstantes, lo hagan éstos a invitación del principal magistrado políti-co, y esta moción también fue apoyada. El señor Gabriel Briceño opinó quedonde dice el artículo que todos los vecinos y el clero presten a una voz eljuramento, se sustituya en lugar de las palabras vecinos y clero, la expresiónde todos los concurrentes, cuyo dictamen lo apoyaron igualmente otros se-ñores diputados. Cerrada al fin la discusión, el señor presidente, para proce-der con el debido método en consideración a las diversas modificacionespropuestas, apoyadas y discutidas, interrogó primeramente al congreso si lalectura de la constitución se hacía antes del ofertorio, y su majestad lo negó;en segundo lugar, si el juramento se recibe a invitación del principal magis-trado, y la resolución del congreso fue afirmativa; en tercer lugar, si estejuramento lo prestan a una voz todos los concurrentes, y también se votópor la afirmativa, y finalmente, si era de la aprobación del congreso la fór-mula que del mismo juramento presenta el artículo, y la resolución de sumajestad fue que la aprobaba. En virtud de estas determinaciones, el artícu-lo quedó sancionado en estos términos:

"El día siguiente asistirán todos los vecinos a la iglesia parroquial omayor del pueblo; se celebrará una misa solemne de acción de gracias, yelcura u otro eclesiástico hará una breve exhortación análoga al objeto. Des-pués de concluida la misa, a invitación del principal magistrado político,todos los concurrentes prestarán juramento de guardar la constitución bajo lafórmula siguiente: "¿Juráis por Dios y por los sagrados evangelios obedecer,guardar y sostener la constitución de la República de Colombia, sancionadapor el congreso general de 30 de agosto de 1821?". A lo que responderán losconcurrentes: sí juramos, y en seguida se cantará el Te Deum":

Leyóse el artículo 6°, Ydespués de una ligera discusión, quedó sanciona-do con la variación propuesta por algunos señores diputados de que dondedice los vicepresidentes departamentales, se diga los jefes departamentales, ya donde se expresa que éstos y las demás corporaciones, empleados y oficinas

4\

prestarán el juramento bajo la fórmula indicada, se le agregue el adverbiooportunamente, después de la palabra prestarán.

Sobre el artículo 7° no ocurrió otro reparo sino el de que las divisiones delejército hiciesen el juramento a estilo militar, y una vez discutido el punto ypuesto a votación el artículo, su majestad lo aprobó en los mismos términosque lo presenta el proyecto.

Leyóse el artículo 8° , y como no se ofreciese objeción alguna sobre él, sedio por discutido, y puesto a votación quedó aprobado, sucediendo estomismo con el noveno y último.

Concluida la sanción del referido proyecto, se procedió a la tercera yúltima discusión del de la ley sobre el gobierno interior de las diversas partesde la República, principiándose por el artículo 10, cuya resolución había que-dado pendiente desde la anterior sesión, yen su virtud el señor Escobar pre-sentó un proyecto de división de departamentos, concebido en los términossiguientes:

Las provincias de Guayana, Margarita, Cumaná y Barcelona compon-drán el departamento del Orinoco; las de Caracas y Barinas, el de Apure; lasde Cartagena, Santa Marta y Riohacha, el del Magdalena; las de Coro, Méri-da, Trujillo, Maracaibo y Pamplona, el del Zulia; las de Tunja, Socorro yCasanare, el de Boyacá; las de Bogotá, Neiva y Mariquita, el de Cundinamar-ca, y las de Popayán, Antioquia y Chocó, el del Cauca. Para fundarlo dijo suautor, entre otras varias razones que alegó, haber consultado la mayor cerca-nía de las provincias a la cabeza de su departamento, y el igualar en lo posibleel número de población de cada uno, y ambas cosas las creía concebidas en elsu proyecto, que apoyaron los señores ...

El señor Félix Restrepo dijo que la unión de Venezuela y Nueva Granadano puede ni debe resentirse de que las cosas se queden en el estado que tenían,pero la agregación de unas provincias a otras cuando en su comunicación hayembarazo, sustrae inconvenientes muy graves; así que unir los valles de CÚ-cuta a Maracaibo lo cree imposible, pues para ir de ellos a Pamplona, cual-quier pobre lo hace a pie y con su petate a las espaldas, lo que no puede haceren el viaje a Maracaibo, y si esto presenta un inconveniente de tal naturaleza,mayor imposibilidad hay en agregar a Pamplona a aquella plaza; que si asífuese, no duda de que el Zulia sería la sepultura de cuantos infelices habitan-tes de aquellas tierras frías se viesen en la necesidad de navegarlo; que ade-más se debe tener en consideración la grande dificultad que semejante agre-gación traería para la debida y pronta comunicación de las órdenes, pues

42

partiendo éstas del gobierno supremo, tendrían que ir primero a Maracaibo ydespués regresar por el mismo camino, río arriba, para que tuvieran su cum-plimiento en Pamplona; que su señoría estaría desde luego porque se formaseun departamento de la provincia de Antioquia, pues es una de las más flore-cientes y de quien se puede esperar que en lo sucesivo sea de la mayor consi-deración, pero que esto se debe dejar al tiempo, y que por lo mismo se oponetambién a que de la provincia de Barinas, agregándole la de Casanare, se erijaotro nuevo departamento, pues además de las consideraciones referidas, sedebe tener también presente que de este modo se aumentarían ocho senadorescuyos sueldos era otro gravamen sobre la República, que, atendidas las cir-cunstancias en que nos hallamos, no puede sostener. El señor presidente,conviniendo con la idea del señor preopinante, añadió que hasta ahora la Re-pública ha estado bien administrada con solos dos jefes departamentales, nohabiéndose quejado nadie de la falta de actividad en la administración dejusticia, ni de morosidad en la comunicación de las órdenes; y subdividiéndo-se ahora en siete departamentos, aún no se creen éstos suficientes, se quierenaumentar, y hasta se supone peligroso el no verificarlo; que se quiere hacerlea Antioquia el perjuicio de agregarle a Popayán, cuando el camino es el másfragoso e intransitable, cuando el tráfico o comercio entre estas dos provin-cias es casi ninguno, cuando con Bogotá tiene Antioquia las más estrechasrelaciones, y cuando una orden expedida de aquella capital puede llegar a estaprovincia antes de ocho días; que también quiere hacerse el perjuicio de agre-gar a Maracaibo la provincia de Pamplona, lo que si se verificase, aquéllasería más bien la perjudicada, porque entonces la capital debería ponerse enlos valles de Cúcuta, como punto más céntrico, y por último, concluyó suseñoría manifestando que ahora no se deben hacer grandes innovaciones enesta materia porque esto es más bien obra del tiempo, y ya llegará el caso deque, aumentada como es de esperarse la población, la agricultura, la indus-tria, las artes y el comercio, se formen tantos departamentos cuantas son lasprovincias de que ahora se compone la República.

El señor José Manuel Restrepo hizo presente que así como al departa-mento de Boyacá se le daba esta denominación en memoria de la gloriosajornada de aquel nombre, así también el que se designa con el de Apure, se lellama de Carabobo. El señor presidente apoyó esta proposición, añadiendoque en su concepto debía también variarse el de Cundinamarca en el del AltoMagdalena, así para que no queden señas del nombre de aquel antiguo depar-tamento confundido ya con el de Venezuela, como porque el río Magdalena

43

baña las provincias de Mariquita, Neiva y Antioquia, agregadas a las de Bo-gotá, y que esta capital apenas dista tres días del puerto de aquel mismo río, yque por lo mismo al departamento que el proyecto designa con el nombre deMagdalena, se le llame del Bajo Magdalena. El señor Domingo Briceño seopuso a que se le variase el nombre al departamento de Cundinamarca, por-que ya estamos acostumbrados a él, y porque no se diga que andamos a cadapaso cambiando de nombres; que tampoco al del Apure se le sustituya el deCarabobo, porque es muy feo, y que en caso de variársele se le llame el depar-tamento del Tuy. Diose por terminada la discusión, y el senor presidentepuso a votación el parágrafo primero del artículo, y quedó aprobado. Para laresolución del 2°, se votó primero si el nombre que debía ponerse al departa-mento ce que trata, debía componerse de las provincias de Caracas y Barinas,y el congreso lo aprobó por una considerable mayoría. En segundo lugar, si elnombre que se le había de poner a este departamento debía ser Carabobo, yel congreso lo negó, aprobando por último el parágrafo conforme se hallaestampado en el proyecto. El parágrafo 3° también se votó afirmativamente;lo mismo sucedió con el 4°, y sucesivamente con el 5°, 6° y 7°.

Pasóse a discutir el artículo 2°, sobre el que el señor José Manuel Restre-po hizo la moción de que la capital del departamento del Zulia fuese Maracai-bo, y del Magdalena, Santa Marta, entretanto que Cartagena estuviese libre;lo que apoyaron algunos señores diputados. El señor Pereira fue de dictamenque se erigiese en capital del departamento del Cauca la ciudad de Cali, porser la más central y porque Popayán, mientras dure la guerra, corre a cadapaso el riesgo de ser atacada, a lo cual se opuso el doctor Félix Restrepo,diciendo que Popayán no estaba verdaderamente en un centro matemático,pero sí en el más aproximado; que es cierto que ha estado asaltada, pero queesto no es una razón para despojarla del derecho de capital, pues allí se man-tendrá una respetable guarnición, que ella es la silla del obispado, tiene cole-gio seminario, casa de moneda y logra otras ventajas sobre Cali, quien sólovariará de nombre si en ella se pone la capital. El señor obispo hizo la mociónde que la capital del departamento de Boyacá sea la villa de San Gil, por noparecerle conveniente acercar las dos capitales de Bogotá y Tunja, y porqueésta no se halla en el centro de un departamento; que en el de Cundinamarcasea su capital la ciudad de Bogotá, pero conservándole su primitivo nombrede Santafé, y en el de Zulia sea Trujillo, pues Maracaibo más bien se debemirar como una plaza de armas, y es también de tenerse en consideración lamás pronta administración de justicia.

44

El señor José Antonio Mendoza apoyó al señor obispo en la primera ysegunda parte de su moción, pero contradijo la tercera, y el señor Estéveztambién adhirió al dictamen de que se le conservara a Bogotá el nombre deSantafé, y se opuso a que San Gil fuese la capital del departamento de Boya-cá. Cerróse la discusión, y el señor presidente puso a votación el parágrafoprimero del artículo, y el congreso lo aprobó. Consecutivamente se votó elsegundo, y también quedó aprobado. El tercero se votó con la modificacióndel señor José Manuel Restrepo, sobre que fuese Maracaibo la capital deldepartamento del Zulia, y su majestad igualmente lo aprobó; salvaron su votolos señores Paredes, Fernández Soto, Antonio Briceño y Urbina. El 4° tam-bién quedó aprobado, lo mismo el 5°, y habiendo consecutivamente interro-gado el señor presidente al congreso si la capital del departamento de Cundi-namarca debía llamarse Bogotá con el aditamento de Santafé, su majestad loresolvió alternativamente, sobre lo que salvaron su voto los señores Fernán-dez Soto y Estévez. El 6° también se votó por la afirmativa, y el 7° fue igual-mente aprobado con las modificaciones del señor José Manuel Restrepo, asaber: que Santa Marta será la capital del departamento del Magdalena, entre-tanto no se liberta Cartagena; salvaron su voto los señores Santamaría y Caro.Pasó se a discutir el artículo 4°, Y su majestad lo aprobó sin que sobre él sehubiese presentado objeción alguna. Siguióse a examinar el 5°, sobre el quehablaron algunos señores diputados por la duda que acerca de la ordenanza deintendentes le ocurrió al señor Domingo Briceño; y como fuese pasada lahora, el señor presidente levantó la sesión, dejando pendiente la resoluciónde dicho artículo.

El diputado secretario,

Francisco Soto.

El diputado secretario,

Antonio José Caro.

ACTA 161. SES ION EXTRAORDINARIA DE LA NOCHEDEL 13 DE SEPTIEMBRE.

Leída y aprobada el acta de la última sesión extraordinaria, se continuóen la discusión del artículo 5° del proyecto de ley sobre el gobierno interior de

45