a manera de introduccion y epilogobdigital.binal.ac.pa/bdp/historia-2.pdf · 2004-10-13 · cuento...

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AMANERADE INTRODUCCION YEPILOGO IIIEjemplotípicodelmestizajeenlospri- merosañosdelaConquistadelDarién . NóteseelcaballodelViejoMundotrans- portadoencanoasmanufacturadasenlas Indias . 1

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A MANERA DEINTRODUCCIONY EPILOGO

III Ejemplo típico del mestizaje en los pri-meros años de la Conquista del Darién .Nótese el caballo del Viejo Mundo trans-portado en canoas manufacturadas en lasIndias .

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"La disposición del interior de la persona varía encada pueblo, y por eso cada uno de ellos se crea suscircunstancias ideales, y pone en las naturales uncierto matiz o acentos propios . . .Cuando lo hechopor un pueblo sigue una línea de marcadas preferen-cias, y crea muy estimables valores, entonces esaforma interior de conducirse adquiere una dimen-sión historiable" .

Arnérico Castro .

Si pudiésemos jugar con el mapa del Nuevo Mundo como si setratara de un "rompecabezas" geográfico, veríamos que el territo-rio de la República de Panamá (75.60 Km2) cabría un sinnúmerode veces dentro de la América Anglosajona, muchas en las nacionesindependientes de la América del Sur, mientras que varias repúbli-cas del Caribes y del Istmo Centroamericano estarían cómodamentedentro de nuestra pequeña es tensión que Angel Rubio describiócomo una ESE, mayúscula (S) tendida, y no es sino, hasta 19 .57 quesu población alcanza el millón de habitantes . No obstante, mien-tras la historiografía contemporánea no cuestiona la razón de serde Costa Rica como país soberano o de Santo Domingo y hastael minúsculo Estado de El Salvador o la amañada independenciade Cuba, precisamente con relación a Panamá ocurre lo opuesto .

En efecto, no faltan de año en año, las repeticiones de quesomos una República de mentira, producto del imperialismo norte-americano y que entramos en el concierto de las naciones libres porla necesidad urgente de abrir la ruta interoceánica . Historiadoresde reconocido prestigio internacional, como Pierre Chaunu, hacensuya tal interpretación y así nos llega a decir en uno de sus defini-

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tivos y recientes libros refiriéndose a la moneda panameña : "LaRepública artificial de Panamá, sin pasado precolombino, sin liber-tador, tuvo que contentarse con una referencia a su más lejana his-toria ibérica" .

En lo que a los historiadores nacionales respecta, creemos quese puede encontrar unanimidad en considerar a nuestro devenirhistórico como el fundamento de lo sucedido en 1903, porque sibien, nosotros mismos en e l lenguaje cotidiano nos definimos como"un país de opereta", "una República surrealista," un puebloirresponsable "que solo toma en serio los carnavales", se hace nece-sario, y en ello hay que insistir, que somos por encima de todo, unanación con historia . Ella no se nos ofrece como una línea de fuerzarecta y encausada a una meta debidamente planificada, pues sonabundantes, en nuestro deambular a través del tiempo, los ejem-plos vergonzosos de inmadurez ; también es verdad que tenemos lainclinación a olvidarnos muy pronto de nuestras experiencias pre-téritas y, por lo mismo, ni siquiera escarmentamos en cabeza pro-pia, por lo que hemos estado y aún estamos condenados irremisi-blemente a caer en los mismos errores ya vividos y superados ensu tiempo. Por lo tanto, se hace necesario, ante la variedad y,di-versidad de problemas que nos abruman, frente a las incertidum-bres y desasociegos de la hora actual y tomando en consideraciónnuestra responsabilidad ante el porvenir, que recurramos a la me-moria colectiva que es también un legado de otros Hombres quenos precedieron en el tiempo para que se convierta en realidadvital aquella definición del poeta cuando sentenciaba : "la Patriaes el recuerdo" .

Para saber lo que somos y con el fin de hacer presente en no-sotros el pasado, se ha escrito este libro. Lo anterior explicaráen parte nuestro método a seguir, cual es,hacer hablar directamen-te a los documentos contemporáneos y a los sucesos a que ellosaluden, siempre precedidos de- un breve prólogo explicativo con loque pretendemos dar un sentido actualista al suceso pretérito, amás de cumplir con la función de unirnos al pasado . De esta for-ma, aspiramos a iluminar el presente con la experiencia del pretéri-to, a la vez que comprender el ayer con las perspectivas del hombrede hoy .

Se nos podrán hacer muchas objeciones y no pocas criticas .No faltará quien diga que las nuevas corrientes de la historiografíacontemporánea abren caminos insospechados en la disciplina his-tórica, en la que se va en pos de rastrear las características integra-les del quehacer humano, en el cual, con el auxilio de todas las

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otras ciencias sociales, se puede llegar a establecer "el tiempolargo" que es la verdadera misión de la historia, frente a la discipli-na tradicional encargada de consignar el suceso particular e indivi-dual, estimada como la microhistoria, o "historia de breve dura-ción". Consecuencia de lo anterior también será advertir que los he-chos políticos y culturales tienen mayor importancia en nuestro re-cuento que los sociales, económicos o demográficos . Nos adelanta-mos a responder que el inventariar cuatro centurias de sucesos pa-nameños, bien podemos considerarlo como "historia de larga dura-ción" y que si se han descuidado otros aspectos de la vida materialy espiritual del hombre panameño, no por ello debimos demorar laelaboración del presente trabajo . Nuestro libro tiene principalmen-te una función docente y esto lleva a la imperiosa necesidad de cu-brir los hitos fundamentales de nuestro campo de trabajo, dejandopara otros el exclusivismo de las investigaciones de detalle, tantoen nuestra disciplina como en el de las Ciencias Sociales que nosinforman de otras actividades humanas .

En poco mas de cuatro siglos de suceder panameño buscamosseleccionar los acontecimientos de mayor representatividad, porqueellos produjeron consecuencias profundas en la vida nacional, talfue, por ejemplo, la toma y destrucción por el pirata Morgan de laciudad de Portobelo (1668) primero y la de Panamá, tres años mástarde . Podría pensarse que nuestra actividad comercial continuó yse restableció, lo cual es cierto, pero es indudable que el duro golpeque recibió la arteria vital del tráfico, entre la Metrópoli y el litoraldel Pacífico sudamericano, transformó a sus gentes y por eso cuan-do llegó a las playas del Istmo Francisco de Marichalar con instruc-ciones de investigar y procesar al odiado Gobernador Juan Pérez deGuzmán, se encontró con panameños más dados al perdón que alcastigo ; y ello era así porque la pobreza, las calamidades y la triste-za eran mayores que el deseo de venganza . El anterior ejemplo noslleva como de la mano a señalar otra de nuestras preocupaciones,cual es la de escoger los sucesos desde un punto de vista panameño .Con este propósito no pretendemos ir en pos de un chauvinismoinoperante y extemporáneo, sino explicarnos desde nuestra propiaperspectiva la razón de ser de nuestro pasado .

La historia panameña tiene un signo americanista que salta a lavista. Dada la escasez de estudios históricos en este medio, hemostenido no pocas veces que recurrir a lo que los otros dicen sobrenosotros, y el resultado es que tenemos una versión distorsionaday confusa de la realidad pretérita istmeña. Narrar, interpretar yevocar pueden considerarse las más nobles funciones de nuestra

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disciplina, y es en base a estas tres características que nos será po-sible encontrar la razón de ser nacional, pero ello solamente seráfactible si lo contemplamos desde nuestro propio punto de vistapara mejor entender lo que existe alrededor y hacer aprovechable lanecesaria asimilación de lo que viene de afuera, sin recurrir al calcoirresponsable e incondicional que tanto mal nos ha hecho y nos si-gue haciendo .

Muchas cosas más se podrán agregar sobre nuestro empeño ysobre "los molinos de viento" que este libro ha de encontrar en sucamino, pero para estas eventualidades nada más adecuado que ha-cer propias las palabras de Polibio cuando advertía: "Un buen juezdebe apreciar el valor de un escrito por lo que contiene y no por loque deja de contener" .

1 . La Tierra y el Hombre en el Istmo .Si tuviéramos que señalar el escenario permanente de nuestra

historia, este sería el territorio panameño. Su característica ístmi-ca la describió Góngora como una "sierpe de cristal" y con acentopropio e intuición poética agregó nuestro Miró, su pequeñez y ubi-cación tropical : "donde es más claro el cielo y más brillante el sol",mientras que desde el gabinete de trabajo universitario y en el cam-po, los geógrafos han señalado su estructura geológica, física y cli-mática, Dentro de la angosta franja de tierra, flanqueada por dosmares, el de relaciones del Caribe y el Pacífico, diríase que desdeantes de la construcción de un canal artificial que los une, ambosocéanos se juntan, complementan e interpretan . Es así como hasurgido una versión unilateral para explicar nuestra historia, la quenos resume como un puente de paso . Así nos han considerado loshistoriadores foráneos de la obra canalera desde Johnson en 1904,hasta el más reciente McCullough en el 77 . De igual forma, se pue-den encontrar ejemplos entre los nuestros . Ya Octavio Méndez Pe-reira en su ambicioso ensayo sobre "Panamá, país y Nación de trán-sito", se planteaba el problema que "fuimos desde los tiempos deldescubrimiento Ir. . J Tierra Firme solo para poner el pié para laconquista de otros lugares . Centro de aventureros que por aquí pa-saban porque tenían que pasar y paraban sólo lo indispensable parapreparar otros viajes y otras empresas" . Con anterioridad, otrohombre meritorio, nos referimos a Belisario Porras, resumió igualpunto de vista al acuñar la frase : "Panamá existe por y para el Ca-nal" .

No es exclusivo de los historiadores, ya sean foráneos o na-cionales, tal explicación de nuestro pasado y nuestro destino . Tam-

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bién la hacen suya el ciudadano común cuando repite casi incons-cientemente que somos "Puente del mundo y corazón del univer-so" . Así mismo, los hombres de empresa, tecnócratas y economis-tas, quienes con criterio pragmático ven como único futuro promi-sorio para nuestro país el cumplir con la función de ser "tierra deservicios" . Solamente así, señalan, podremos alcanzar el "bienestary progreso" material, la educación necesaria para el buen gobiernoy, por consiguiente, la estabilidad en la vida nacional .

A tales aseveraciones podríamos responder con la conocidafórmula ortegiana que es cierto en lo que afirman y falso en lo queniegan, porque somos algo más que una franja de paso, que con va-riantes a lo largo de los siglos (Nombre de Dios-Panamá en el XVI,Portobelo-Panamá en el XVII y XVIII y Colón-Panamá en el XIXy XX), utiliza una pequeña porción de nuestro territorio para unirdos ciudades terminales . Para hablar en términos contemporáneos,si consideramos al espacio geográfico adyacente a la Zona del Canalcomo único resumen del presente, cabría preguntarse entonces¿qué ocurre con el resto del país y sus potencialidades agrícolas,mineras e industriales? Aceptar como imperioso fatalismo quenuestra única alternativa es la de "servir", nos convierte en un pue-blo desesperanzado, en tanto que resulta saludable ir en busca deun Panamá integral que con sus diversas regiones forma un todoque, usando el lenguaje de un crítico hispanoamericano "va en bus-ca de su expresión" .

Es indudable que el Panamá de tránsito es la antítesis del Pana-má integral, el cual según Angel Rubio, posee cinco regiones : laselva, las sabanas, las tierras altas de la cordillera central y del Vol-cán, el Alto Darién y la de la ruta . Hernán Porras utiliza un triplecriterio para establecer las zonas . De acuerdo con el de Geografía-clima,el territoriose divide en : selva tropical, las sabanas y las tie-rras altas ; si se toma en consideración la Geografía-morfología, lasregiones serán cuatro: las tierras altas, el área de San Blas, la pam-pa coclesana y la sabana tropical de la península de Azuero ; mien-tras que desde el punto de vista de la Geografía -situación, se pue-den establecer tres áreas bien definidas : la del tránsito, las del in-terior y las tierras marginales formadas por las tierras altas y la selvaque de acuerdo con el autor "no han sido integradas eficazmentecon la vida política y económica de la República de una maneraconstante . . ." .

Al momento del encuentro del europeo con el antiguo hombrepanameño no existían las tierras marginales, porque todo el territo-rio estaba poblado, más en el litoral pacífico que en el Atlántico :

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en algunos casos por gentes trashumantes, sin geografía y sin histo-ria fijas, y en otros agrupados en hordas, bandas, clanes o cacicaz-gos. Los primeros se encontraron con frecuencia en el Darién y alos cronistas no se les escapó el hecho . Como bien sugiere Olga Li-nares, ello explica por qué los darienitas fueron fácilmente venci-dos, mientras que los habitantes del resto del Istmo presentarondura batalla contra el agresor extranjero .

En las tierras que Hernán Porras llama "pampa coclesana", saba-na tropical de la península de Azuero y tierras altas de Chiriquí, seagrupó una población sedentaria en torno a los ríos que siguen sucurso para desembocar en su mayor parte en el Pacífico . En el Da-rién, la tierra es dura y "muy trabajosa de andar a causa de los mu-chos ríos y ciénagas de grandes anegadizos y sierras" anotó el Des-cubridor del Mar del Sur, a la vez que su contemporáneo, el cronis-ta soldado Gaspar de Espinosa, logró describirla sintéticamente alconsiderarla "llena de árboles y arcabucos", en tanto que los terri-torios donde están asentados los cacicazgos de Natá y París :

" . . .es tierra tan llana como la palma, tierra muy sana etoda sabana, sin montañas, más de las arboledas quehay en las riberas de los rios . . .la costa muy gentil ycasi toda playa, muy bastecida de pescado, e cazainfinita de cuervos e ansares, e pavos, e venados . . .la más hermosa carne de comer que nunca se vido . . .Estoda la tierra que de verano e invierno se puede andara caballo, tan bien o mejor que no la de Castilla hastatodo lo descubierto e todo lo demás que se pueda veradelante" .Casi como de la mano llegamos a la descripción de dos paisa-

jes en un mismo territorio, un inhóspito y salvaje frente a otroapacible y sereno . En el primero le tocó actuar a Núñez de Bal-boa, en tanto que en el segundo intervendrían Pedrarias y sus com-pañeros .

Pese a la inclemencia de la selva, "mala y desaprovechada"como la califica el Descubridor en sus extensas cartas, que sin sos-pecharlo, lo incluían entre los cronistas locales, están cuajadas defantasías telúricas, mitos áureos y utópicas riquezas . En cierto sen-tido, las cartas de Balboa nos hacen pensar en las de Colón o Maga-llanes, claro que sin el arrebato místico del primero y tampoco sinalcanzar la imaginación calenturienta del segundo, pues primó so-bre Vasco Núñez el instinto de soldado práctico y su vocación po-pular. No obstante, pese al hablar sinceramente de unas riquezasque "para quien no sabe las cosas de esta tierra, será bien dudoso

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de creer" ofrece al Viejo Mundo la primera versión de las tierras ist-meñas abundantes en metales preciosos y promesas ante lo desco-nocido .

Si exceptuamos al Bachiller Martín Fernández de Enciso, quese limita en las últimas páginas de su Suma de Geografía a haceruna somera descripción del territorio, el resto de los cronistas loca-les, ya se llamen Fernando Colón, Pascual de Andagoya, o Pedra-rias, trazan superficialmente la tierra, sus accidentes geográficos ysus cualidades .

Será en uno de los grandes cronistas de indias, nos referimos aGonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, en quien encontraremos lasclaves para establecer las relaciones del hombre frente a la naturale-za en una lucha muda, pero constante, y en la que ambos resultanvictoriosos, pues si el ambiente vence al indio, éste a su vez, logradomeñar la naturaleza, la aprovecha en la fauna que brinda y en laflora que puebla su mundo de clorofila, humedad y misterio .

Dentro de lo mucho que escribió Oviedo, es el Sumario de laNatural Historia de las Indias, el que mayormente nos llega . Redac-tó su obrita de memoria, ya que había dejado en Santo Domingosus papeles para la gran Historia, y como él mismo lo confiesa, te-nía el propósito de ofrecer "alguna recreación" al Monarca y aún,después de cuatro centurias, el Sumario continúa recreándonos anosotros, en pleno siglo XX . Ello es así, porque en sus páginas es-tán reseñados los usos y costumbres del antiguo hombre paname-ño y, como si fuera poco, su libro es fundamentalmente un grancatálogo donde se registra todos los productos de la tierra con suscualidades, ya sean curativas, tóxicas o alimenticias . No falta tam-poco la enumeración de la fauna, desde las hormigas hasta el tapiry menor consideración le merecen los productos del mar, ya quesólo consigna su atención en las ostras que cultivan las perlas o enlos peces conocidos o desconocidos en España . Poco dejó en latrastienda de su memoria, por lo que se autocopió cuando le tocóaños más tarde, redactarla parte "natural" de su monumental obra .

De la moderna lectura de Oviedo podemos obtener muchas en-señanzas y comprobaciones y quizás, la más importante de ellas, espercatamos cómo aquel habitante arcaico, elemental o primitivo,entendiendo por tal, el que fue el primero en el tiempo y el espa-cio, vive en nosotros con más intensidad de lo que a primera vistanos parece. En efecto, poco o nada, han variado las quemas de losmontes a fin de preparar el terreno para la cosecha ; en la estructu-ra, construcción y reparto de los ranchos interioranos ; ha llegadohasta hoy, mucha de su farmacopea en base a las virtudes de las

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plantas, y aún nos sentimos más unidos al antiguo habitante pana-meño, cuando en la dieta cotidiana nos encontramos con gran va-riedad de elementos culturales autóctonos que fueron domestica-dos, cultivados y utilizados por él y que luego resultaron sorpresay deleite para el europeo .

Muchas fueron las plantas y frutos que asombraron al espa-ñol. Sería largo enumerarlas todas, pero algunas como la piña, laconsideró el Cronista como "una de las mejores del mundo" ; elaguacate, "muysemejante a manteca y muy buen manjar y de buensabor" ; el coco, "de mejor sabor que almendras y de muy suavegusto" ; la guayaba que "es muy linda fruta y apetitosa" ; la guaná-bana,"de lindo sabor templado, con un agrio suave y apacible" ; elmamey, que sabe "a melocotones y duraznos, o mejor, y huele muybien" ; las batatas, "que asadas son excelentes y cordial fruta" . Eneste recuento no puede quedar olvidada la yuca, tubérculo que fuela base alimenticia de los indios y que preparaban en variadas for-mas, y el maíz, que aunque oriundo del territorio mejicano, hoy seconsidera que su centro original de dispersión estuvo situado entrelos paralelos 14 y 20, en el momento del encuentro con los eu-ropeos se había difundido por todo el continente ofreciendo granvariedad de especies .

Los recientes estudios arqueológicos señalan que se pueden es-tablecer tres zonas para ubicar a las culturas locales, en la que sehan de tomar en consideración las semejanzas, más que las diferen-cias. Estas son : El Este de Panamá, donde vivieron los indios "cue-vas" y a quienes les tocó entrar en contacto inicial con los españo-les . Chiriquí-Bocas, donde los actuales guaymíes serían sus máscercanos descendientes y las Provincias Centrales que, según la ter-minología de Richard Cooke, abarcan desde el Río Tabasará hastalos alrededores de Chame . Es cierto que las tribus vivían en fre-cuentes guerras, pero también existía una indiscutible vinculacióna través del trueque de productos como símbolo de unidad territo-rial desde tiempos muy remotos, y también con otras zonas distan-tes del área andina o mejicana, como fundamento de antiquísimasrelaciones inter-americanas .

No alcanzaron nuestros antiguos habitantes ni la riqueza, y laorganización tribal de los mejicanos, ni la unificación política quelograron sus contemporáneos peruanos . Sin embargo, se puedenestablecer algunas semejanzas con los Muiscas de Nueva Granada,los Nazcas del litoral peruano y los aborígenes de la vecina CostaRica, en lo avanzado de la metalurgia del oro y el sofisticado diseñode la cerámica .

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También en su arte, aquél antepasado, por su ingenio y gustoen las estilizaciones, llega a influir en nuestra experiencia anímica .Pero aún hay más . Su presencia, hoy en día, es notoria en parte denuestro territorio y población . A veces su arte tradicional se abrecamino y logra traspasar las fronteras, como ocurre con las "mo-las" samblasinas apreciadas y exhibidas en grandes salones y mu-seos del mundo . Otras veces y desgraciadamente las más, el indiopanameño ha llevado una vida anónima u oculta en las tierras mar-ginales de las que nos habló Hernán Porras . Su presencia no ha pro-vocado grandes temas en nuestra literatura, si exceptuamos el "Ña-tore May" de María Olimpia de Obaldía . En su lira se resume todala tristeza de una raza, por lo que bien podríamos considerarlacomo nuestra primera poesía de denuncia indigenista . En el poemase dan cita la pesada carga de un pasado de dolor ante el destino in-cierto y sin horizontes de redención . Es así como nos dice la poe-tisa :

"continuará su marchadoblada sobre el polvoque pisaron caciquesdel nativo solar,diciendo a su destino :"Ñatore May, ñatore"porque piensa que es estesu círculo fatal . . ."

Vapa de la Ruta

seguida por Cris-tóbal Colón, ensu Cuarto Viajeen 1502-1503 alo largo de lascostas de Améri-ca Central . Publi-cado por MartínFernández deNavarrete en1825 .

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II . Al Momento del EncuentroAunque Rodrigo de Bastidas visitó parcialmente las costas del

litoral Atlántico del Istmo en 1500 y un año más tarde, en el cuartoy último viaje, Cristóbal Colón completó el descubrimiento, desdeel Cabo de Gracias a Dios en Honduras hasta la bahía del Retrete,el periplo colombino señaló un importante hito en la historia inicialdel Istmo . En primer término estuvo el intento de encontrar lo queaños más tarde Pedrarias calificó como el "estrecho dudoso" y so-bre el cual, al parecer, los naturales le habían dado noticias vagasal Almirante . Importa también por el intento de establecer unasiento, el de Santa María de Belén, que no alcanzó a sobrevivir .Por último, como compañero de la expedición se encontraba Her-nando Colón, que aunque de doce años y luego sin vocación por elhallazgo de su padre, dejó un libro tardío en el que recogió vívida-mente sus recuerdos de adolescente en tierras panameñas .

No es sino hasta 1510 cuando se inicia en firme la penetraciónespañola en el Istmo . Los preparativos datan de 1508 con las capi-tulaciones de Alonso de Ojeda y Diego de Nicuesa para las conquis-tas de Urabá y Veragua, respectivamente . Entre ambos capitanesexistían diferencias que no tardaron en ponerse de manifiesto . Elprimero era el hombre popular, mientras que el segundo bien po-dría ubicársele como el cortesano . Fray Bartolomé de las Casas,que conoció a ambos llegó a decir de Nicuesa que "era uno de losmás dotados de gracias y perfecciones humanas que podía haber enCastilla", en tanto que no vaciló en considerar a su rival como "po-bre y esforzado" . Si bien, es el segundo tipo de hombre el quehace y triunfa en la conquista, en este caso particular, los dos su-cumbieron . El intento de establecerse en el continente resultó unfracaso inicial por lo inhóspito del terreno, el hambre y las flechasenvenenadas de los naturales .

Ante la ausencia de Ojeda, que después de fundar San Sebas-tían regresa a Santo Domingo, donde pasará el resto de sus días po-bre, enfermo y fracasado, la suerte de los españoles dependió deVasco Núñez de Balboa frente a la conducta inoportuna e impru-dente de Nicuesa, cuando iban en su busca los componentes de lahueste del primero, crecida con el arribo del Bachiller Fernández deEnciso y reforzada con la fundación de Santa María la Antigua delDarién .

Vasco Núñez de Balboa, oscuro polizonte, en virtud de un ca-bildo abierto se proclama Gobernador, depone a Enciso, expulsa aNicuesa y de esta forma inicia su mandato . Su actuación en el nue-vo asiento significó la supervivencia de viejas formas de vida ya su-

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peradas en la península en diversos aspectos . El ascendrado indi-vidualismo, el afán de aventura, y hasta las formas de alianza conlos caciques de la vecindad, recuerdan más las aproximaciones caba-llerescas a las taifas andaluzas que el carácter moderno y técnicamilitar de un Gonzalo Fernández de Córdoba en las tierras itálicaso un Cortés o Valdivia en América . Esto se hará patente cuatroaños más tarde en el enfrentamiento con Pedrarias,que en muchossentidos viene a significar la modernidad .

El Darién, en la historia de la conquista, simbolizó algo asícomo una escuela donde el europeo había de reeducarse ; es precisa-mente por eso que Balboa, en su ya mencionada carta de 1513,pide al Rey que para su proyecto de ir a descubrir "el otro mar", leenvíe hasta mil hombres de la Española "porque los que agora vini-sen de Castilla no valdrían mucho fasta que se fisiesen a la tierra,porque al presente ellos se perderían y los que acá estarnos conellos" .

El aprendizaje fue en todos los órdenes y aspectos . Ya tuvi-mos oportunidad de advertir la admiración de Oviedo por los ele-mentos cilturales del indio panameño que tuvo ocasión de gustar ygracia para describir . Agreguemos ahora que la base alimenticia delos aventureros radicados en el Istmo fue netamente autóctona, y silos compañeros de Nicuesa cometieron actos de canibalismo enNombre de Dios ; en el Darién, no hubo quejas ponhambre duranteel gobierno de Balboa . El maíz, la yuca y otros productos de la tie-rra y el mar, suplieron los escasos bastimentos llegados de España .

El arte de la guerra cedió el paso a lo que podríamos llamar laciencia de la "Guasabara", palabra indígena panameña que indicabaun tipo de enfrentamiento bélico especial, en el que el indio se es-cabullía entre los matorrales para atacar desde el terreno cubierto ysu contrario buscaba los lugares planos para presentar el combate .Con las rudimentarias técnicas indígenas se levantaron las viviendasy por lo tanto, no es de extrañar que cúando arribó la armada dePedrarias, el emisario que se acercó a Balboa lo sorprendiera cons-truyendo un bohío .

Pero la enseñanza no solamente estuvo limitada a la dieta y lascolumbres, ya que también fue biológica . Balboa tuvo su mujerindia, hija del cacique Careta, aunque con menos fama que la "ma-linche" de Cortés, pero más conocida que otras concubinas indíge-nas que permanecieron en el anonimato. Cuando llegó al Darién lavalancha española en 1514, existían en Santa María un buen nú-nero de mestizos, situación que continuó y hasta se acentuó conos años, pues si algunos principales vinieron acompañados de sus

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esposas, como fue el caso de Pedrarias, los soldados preferían a lasindias a quienes consideraban superiores a sus compatriotas, por-que las que acá llegaban según Oviedo, en el lenguaje popular de laconquista, eran mujeres de cuatro efes : feas, flacas, frías y flojas .

Hay una fuerte base panameña en la construcción de barcos,indudablemente aprovechando experiencias de los naturales, que sibien distaban de haberse desarrollado, cumplían con las necesida-des del cabotaje, tan obligantes en el primer momento . Agregue-mos el uso de la hamaca para el descanso, el aprovechamiento delas técnicas de pesca y caza, la construcción de balsas y puentespara navegar y cruzar los ríos y la mano de obra nativa; pues si Bal-boa, fue un conquistador más humanitario que sus compañeros dearmas, no por ello dejó de "ranchear" y maltratar al indigena en supropio suelo. Gracias a las alianzas, pero también al temor, pudorealizar su magna empresa sin los mil hombres que solicitó al Rey,sino apenas con menos de doscientos, sin contar a los nativos .

El 29 de Septiembre de 1513 tomó Balboa posesión lel "Nue-vo mar" y regresó al asiento en el Atlántico por un camino diferen-te. La noticia alegró ala Corte, pero llegó tarde pues las rquezasdel Darién motivaron al Rey Fernando a organizar una empresareal. Ello es explicable, porque hasta ese momento, la wnquistade América resultaba un fracaso económico : no se habían encon-trado las especias, los indios eran impropios para utilizarlos m el in-humano tráfico de esclavos, el oro escaseaba y no se hallaba el an-helado paso a las indias . Cuando todos coincidieron sobre las ri-quezas del Darién se rebautizóla región con el nombre de "Castilladel Oro" y nada más adecuado que enviar un representante de laconfianza real para administrarla . La armada resultó cuidacosa-mente programada. Son numerosas y casuísticas las instruccionespara los "nuevos asientos que se hubieren de fundar" . En las dis-posiciones legales que se dictaron expresamente, se contemplabasventajas para los nuevos colonos, se creaban numerosos cargos, el-tre otros, el obispado del Darién se reclutaban misioneros, agricul-tores, artesanos y ganaderos, y en veintidós barcos y carabelassealistaron más de dos mil hombres .

Quizás lo más pesado del equipaje de la armada cortesana vinoa ser "El Requerimiento" preparado para la ocasión por el juristaJuan Torres de Palacios Rubio . En él se hacía una síntesis de laexistencia de un solo Dios, la creación del mundo, el diluvio univer-sal, la vida, pasión y muerte de Cristo, de como este había dado elpoder terrenal a su apóstol Pedro y por sucesión al Pontífice deRoma, quien a su vez, otorgó las tierras de las Indias a los Reyes de

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España . Si el indio aceptaba todo lo anterior pasaba a ser súbditode la Corona, y si por el contrario las rechazaba, entonces el con-quistador estaba en el derecho de hacerle la "Justa Guerra" . Estoexplicará en parte el carácter bélico que adquirió la penetración apartir de 1514 . Súmese a ello, la decepción de los nuevos poblado-res al encontrarse conque las noticias de las riquezas no pasaban aser otra cosa que el producto de la imaginación desbordada de En-ciso, Colmenares, Zamudio y especialmente de Balboa. Aún más :el hambre y las enfermedades y por último las banderías en que sedividió la colonia, dirigidas cada una por personalidades rotundasy antagónicas, que culminaron con el triunfo del poder real sobreel popular, y en cierto sentido del Pacífico sobre el Atlántico, por-que si bien, Balboa fue el descubridor del Mar del Sur, Pedrariasfijó en él las perspectivas del afianzamiento y la expansión españo-la, por lo que apenas decapitado aquél en la plaza de Acla, éstecruzó el Darién, tomó posesión de la isla de las Perlas y el 15 de A-gosto de 1519 fundó la ciudad de Nuestra Señora de la Asunciónen Panamá .

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VI Primeras expediciones a través del Istmosegún Carl Artwin Sauer . Ibe EarlySpanish Main .

Hasta este año, la penetración tuvo un carácter localista queluego se extendió a regional . Ahora, la expedición del LicenciadoGaspar de Espinosa y el Piloto Castañeda adquirirán en la marchapor el "Poniente" (Nicaragua), el ámbito de Continentales, pues elcentro explorador se traslada de Santo Domingo ala recién funda-da Panamá. No obstante, el primero desembarca en Punta Burica,intuyendo los límites actuales de nuestra República, recorre a pieel territorio y funda en 1520 la ciudad de Natá .

La fundación de ciudades fue actividad importante en esetiempo en que, a la par que se pretendía afianzar el dominio de laCorona, se iba en pos de la ampliación de sus posesiones . Para unirel Atlántico con la Metrópoli, a la vez que el Gobernador se instala-ba en el nuevo asiento del Pacífico enviaba a uno de sus Capitanesa establecer otro en el Caribe y es así como Diego de Albitez repue-bla Nombre de Dios . Poco después se da inicio a un camino terres-tre que uniría a las dos ciudades .

De Panamá continuaron las expediciones a Nicaragua, primerocon Gil González Dávila, posteriormente con Francisco Fernándezde Córdoba y, por último, con el propio Pedrarias . Por las tierrasdel "levante" se hacían igualmente intentos exploratorios, comofueron el del Adelantado Pascual de Andagoya y los tres viajes deFrancisco Pizarro y Diego de Almagro, que culminaron con la cap-tura del Inca en Cajamarca en 1532 . Para todas estas empresas elIstmo facilitó hombres, maderas, alimentos y experiencias ; y eracapaz de suministrar todo ello, porque si bien, los indios de las pro-vincias centrales se mantenían "alzados", como ocurrió con Urracá,en las tierras próximas a los poblados se iniciaba una agricultura en-riquecida ahora con productos traídos de la Península . "Incito afabricar edificios perpetuos -escribía en 1539, el doctor Robles,oidor de Panamá- a plantar viñas y otras plantas haciendo enten-der a las gentes las buenas cualidades de la tierra", y Cieza de Leóncomplementa " . . . los señores de las estancias cogen mucho maíz . . .y han plantado muchas cosas de España, como son naranjas, cidras,higueras" . Pero, indudablemente, a partir de 1532, cuando el orode la captura del inca comenzó a transitar por Panamá, el entusias-mo se volcó en la contratación . El Licenciado Gaspar de Espinosa,escribirá al Rey un año más tarde : " . . . todos los vecinos han dejadosus granjerías de las minas y los oficiales de oficios mecánicos, susoficios, están todos movidos para pasarse al Perú, excepto los quepiensan vivir de mercaduría y contratación" .

Lo antes dicho, nos permite advertir que es a partir de ese en-tonces cuando se inicia nuestra función transitista . El centro de

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descubrimientos geográficos se trasladó al Cuzco, de donde partie-ron las expediciones a Chile con Almagro, y de Lima, salió Sebas-tían de Benalcázar rumbo al reino de Quito . Concluimos resumien-do que Panamá descubre, conquista y puebla a Nicaragua y al Perú,y muy pronto se sentirá la respuesta en los movimientos levantis-cos entre pizartistas y almagristas . Los orígenes de las querellas en-tre los dos antiguos socios tuvieron por escenario la ciudad de Pa-namá, cuando Pizarro regresó de España después de haber celebra-do la capitulación de Toledo en 1529 ; más tarde, la enemistad delos dos socios se ahondó hasta producirse lo que el cronista PedroGutiérrez de Santa Clara llamó atinadamente "guerras más que ci-viles". En este ambiente de tensión y alarma, surgió el primer pa-nameño famoso en la historia de América, nos referimos a Diego deAlmagro el mozo, y, posteriormente, con la rebelión de GonzaloPizarro, el Istmo desempeñó un papel estratégico en sus planes sub-versivos. Desde Panamá partió el que luego fuera el "Pacificador",Pedro de la Gasca y ya en su regreso triunfal en 1550, listo para re-tomar a la Metrópoli, le sorprendió la noticia de la toma de la ciu-dad por los hermanos Hernando y Pedro Contreras, quienes "levan-tados" en Nicaragua extendieron su acción hasta Panamá, dondeencontraron trágico final .

vilPanamá y El Pe-na, según el ho-rario de Alonsode Santa Cruz .

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III . Nuevas Experiencias en la Historia Colonial

Hasta el momento nos hemos detenido en una historia quenos atreveríamos a tildarla de unilateral . Ello es así, porque nues-tro pasado no se limitó solamente a la acción del español en el me-dio, desplazando al indio con matanzas inhumanas, enfermedádesdesconocidas o confinándolo a regiones remotas . Varios sucesosimportantes han de tomarse en consideración, uno es la creacióndel tribunal de justicia o Real Audiencia, la tercera establecida enel Continente americano, y la cual tuvo en sus comienzos una am-plia y desconocida jurisdicción que con el tiempo quedó reducidaa los actuales límites territoriales de la República . Aunque en di-versas ocasiones desapareció para depender del tribunal de los Con-fines o de Lima, tuvo en la mayor parte de su existencia, cortada yzigzagueante, cierta autonomía que nos permite calificarla comosemi pretorial y, por lo tanto, distinta de la simple audiencia subor-dinada, Se ha insistido que en la Magistratura indiana se puede en-contrar el origen remoto de las repúblicas hispanoamericanas, perola panameña tuvo dos peculiaridades importantes que se hicieronsentir en nuestro destino histórico : una fue lo reducido de su ju-risdicción, la más pequeña de todas dentro de la maquinaria políti-co-administrativa española y la otra, el bamboleo institucional, quemarcaría lejanamente nuestra vocación autonomista .

Aparte del aparato gubernamental, si se tiene en considera-ción a la sociedad, hemos de mencionar la presencia del negro enel territorio istmeño. Al principio, actuó al lado del conquistadory por influencia de la escuela dominica, en especial, gracias a laprédica lascasiana, pasó a convertirse en "raza sometida" al igualque el indio. Se habla de un compañero de Balboa de origen negro,lo que nos permite establecer su acción desde muy temprano en elescenario panameño . Cuatro fueron las formas como se introdujoen el territorio : el contrabando, la licencia, el asiento y el librecomercio. Su puesto en la vida colonial estuvo en el laboreo de lasminas, algo en la agricultura y especialmente en los oficios domésti-cos, el ejército y como remeros o cargueros en la ruta de Chagres yel Camino Real. Nombre de Dios en el siglo XVI y Portobelo en elXVII fueron los puertos de recepción, mientras que Panamá se en-cargaba de la venta y distribución para las ciudades del Pacíficocentro y sudamericano .

Llegaron negros de la costa Atlántica africana, pero de prefe-rencia de la parte comprendida entre Senegal y el Congo . Mientrasel indio se le protegió por una legislación generosa y "de avanza-

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da", al africano se le descuidó y no se dictaron ordenamientos parasu buen trato. No obstante, como en las posesiones españolas "lasleyes se acatan, pero no se cumplen", el negro estuvo, en las regio-nes cálidas como Panamá, más cerca del blanco que el indio . No secumplieron del todo las disposiciones que fomentaban el matrimo-nio de españoles con indias y en la práctica se establecieron comofrecuentes las relaciones sexuales entre las tres razas, lo que permi-tió un sinnúmero de "castas," cuya nomenclatura recogieron en latercera década del siglo XVIII, los científicos Jorge Juan y Antoniode Ulloa, para Cartagena de indias y que debió ser igual para Pana-má: "1 . Blanco con negro, mulato; 2. Blanco con mulato, terce-rón ; 3. Blanco con tercerón, cuarterón ; 4. Blanco con cuarterón,quinterón ; 5 . Blanco con quinterón, español ; 6 . Negro y sus mez-clas (mulato, tercerón, cuarterón, quinterón), con indio da zambode negro, de mulato, de tercerón, de cuarterón y de quinterón ; 7 .Cuarterón o quinterón con mulato o tercerón, o bien tercerón connegro, da salto atrás; 8. Tercerón con mulato, o cuarterón con ter-cerón, etc., da tente en el aire." Se ha dicho, sin mayores visos deverdad, que todas las mezclas terminaban en la graciosa etiqueta del"no te entiendo", la cual sería perfectamente entendible y real paraPanamá, porque hoy todos sus habitantes estamos en tal categoría,tanto desde el ángulo racial como en la convivencia social y políti-ca. Esta mezcolanza racial, sicológica y cultural ayudará a explicarpor qué en un país como el nuestro, son muchas las circunstanciasy las cosas que separan a los hombres y que impiden que los pana-meños nos pongamos de acuerdo, ya en el momento de las grandesdefiniciones, ya en las cotidianas incertidumbres .

Pero volvamos a nuestro asunto. En el siglo XVI, el negroofreció resistencia como antes lo hizo el indio . Los levantamientosde Felipillo, primero y Bayano, después, empañaron la tranquilidaddel camino de Cruces, principal ruta de comunicación entre las ciu-dades terminales . Todo parece indicar que, una vez pacificada lapoblación africana, ésta llevó una vida sedentaria, sencilla y despreo-cupada en sus tareas corrientes . Mientras tanto, los siglos de losHabsburgos tienen aún para nosotros mucho que ofrecer, puesaparte de la comunicación y comercio entre las posesiones del Pa-cífico sudamericano y la Metrópoli, en la que Nombre de Dios jue-ga papel esencial como punto terminal de los galeones, por el inte-rior del' país se inicia la obra de explotación de las minas auríferasde Veragua , actividad admirablemente historiada por Alfredo Cas-tillero Calvo .

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Al boato, religiosidad y magnificencia de los Austrias, corres-ponde para las tierras de ultramar, lo que tradicionalmente algunoshistoriadores han calificado como la "siesta colonial" . La inmensaextensión y riqueza de los virreinatos, el auge de la explotación mi-nera, la pompa de las celebraciones religiosas y la vida tranquila,son una de las tantas características que nos permiten aceptar la ge-neralidad . Pero en lo concerniente a Panamá, bien podríamos es-tablecer la excepción, ya que no hubo siesta, porque la vigilia fue elestado habitual . En efecto, la amenaza pirática que se sintió tenue-mente a comienzos del XVI, al doblar la centuria se hizo patentecon los primeros viajes de Hawkins y se palparon con toda su fuer-za durante las correrías del corsario Francis Drake en la costaAtlántica y John Oxeham en el Pacífico . La preocupación por re-gular la carrera, el viaje de Antonelli, el traslado de Nombre de Diosa Portobelo y la defensa inicial de ésta, marcan el hito de un tiem-po que termina y otro que comienza . Permanece inalterable el ca-mino de Cruces o el tráfico por el río, tampoco ha sufrido cambiosel terminal en el Pacífico y aún se mantiene el monopolio del co-mercio y la comunicación .

Climatológicamente, Portobelo era semejante a su hermanamayor Nombre de Dios y apenas menos malsana que su compañeraSan Juan de Ulúa . Una bahía profunda le daba sobre las anteriores,una ventaja de orden estratégico-militar, mientras que para el sus-tento diario tenía que valerse de lo que le llegaba de otras tierras :frutos de Nicaragua, harina del Perú, carnes de Panamá y otros ali-mentos de Cartagena . La vida oscilaba entre dos extremos : "lostiempos vivos", que eran los días que duraba la feria y "los tiemposmuertos" el resto del año. Desde sus inicios se comenzaron las for-tificaciones que, cuando se presentó Morgan a la ciudad en 1668,estaban tan descuidadas que su imponencia resultaba puramenteaparencial .

Si el siglo XVI fue el período de los corsarios, el XVII seráel de los filibusteros y bucaneros como el XVIII el de los almiran-tes. La infiltración en el Caribe se acentuará cada vez más a lo lar-go de la centuria y ahora las bandas depredadoras no tendrán quezarpar de puertos lejanos, sino que usarán bases americanas, -Tor-tuga y Jamaica son ejemplos ilustrativos- conocerán mejor el paisa-je y poseerán armas más modernas y mercados cercanos donde po-der negociar el saqueo .

Dentro de la lista de filibusteros y bucaneros, la figura deHenry Morgan es la que alcanza mayores dimensiones y nos hacepensar, tanto en la decadencia del Imperio español como en lo vul-

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nerable del monopolio de la ruta comercial panameña . Aparte delos gesto heróicos de los gobernadores de Portobelo en 1668 y deSan Lorenzo en 1670, no ofrecen los sucesos de aquellos días, nin-guna lección de valentía o tenacidad . La lectura del relato de Ex-quemeling, médico holandés de la expedición de Morgan, nos dejauna sensación de malestar y hasta un lejano sentimiento de protes-ta por el descuido con que los españoles permitieron que el enemi-go cruzara sin contratiempos el camino, y no fue sino hasta tresmeses más tarde que abandonaron la ciudad destruida ; entre tanto,se hicieron preparativos tardíos en el Perú y desde España se pre-tendió organizar una gran fuerza de 3000 infantes, cuando ya lospiratas estaban muy lejos de las tierras panameñas .

Es verdad que la ciudad se trasladó y luego se amuralló conlas pretensiones de hacerla inexpugnable, pero, en este caso, tam-bién resultaron anacrónicas las precauciones defensivas . Tanto Por-tobelo como Panamá no pudieron sobreponerse del duro golpe re-cibido en 1668 y 1671, respectivamente ; la vida retornó a su nor-

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rnalidad, poco a poco, aunque no faltaron otra vez los ataques forá-neos por el Pacífico y el Caribe y, en especial, a las poblaciones delinterior, a más del "talón de Aquiles" de la defensa española queera la inexplorada selva darienita . Un intento de factoría comercialcon ribetes de piratería y proselitismo religioso fue el proyecto deWilliam Paterson para afianzar el dominio escocés en la Nueva Cale-donia. Intento fallido, más por la complicidad del clima insalubre,las rivalidades comerciales entre Inglaterra y Escocia y la deficienteorganización administrativa de la colonia, que por el celo españolpara defender sus dominios .

Con el inicio del siglo XVIII y el ascenso de la dinastía bor-bónica al trono español, se intensificaron los problemas del contra-bando que anteceden a las grandes reformas administrativas en lasIndias . La compañía del comercio negrero logra su legalización através del "navío de permiso" y su contrapartida, cual es el serviciode guarda costas español. La reacción no se hizo esperar y la "gue-rra de las orejas de Jenkins" sirve de pretexto para que en 1739, elAlmirante Vernon se presente en Portobelo, y un año más tarde,vuele sus defensas, asestando en esta forma, el golpe de gracia almonopolio de la ruta a través del istmo .

Si bien no terminó aquí el contrabando y continuó la acciónde los ingleses sobre el territorio panameño -los ataques de King-hills y la campaña de Dionisio de Alcedo y Herrera contra los con-trabandistas de Coclé, son buena muestra de ello-, se hace necesa-rio plantearnos la interrogante sobre la huella que dejó la acciónforánea a lo largo de dos centurias de nuestra historia colonial . Lapresencia extranjera fue negativa en lo que significó de inestabili-dad, pérdida económica y constante temor ante los repetidos ata-ques sobre nuestras poblaciones, en especial, en las ciudades termi-nales . Una vez finalizadas estas incursiones, los vecinos quedabanpobres y entristecidos .

Desde otro punto de vista, fue beneficiosa aunque ilegal ; flo-reció el comercio, los extranjeros se infiltraron en nuestro territo-rio y quizás la xenofobia, tan característica en otras posesiones es-pañolas en los siglos XVI y XVII, se hizo menos intensa en nuestromedio, abriéndose así el paso a un cosmopolitismo, que es en la ac-tualidad una de las características de nuestras formas de vida . A-greguemos a lo anterior que -como lo anota Publio A. Vásquez-los efectos "fueron enormes y de positivo valor en la formación dela nacionalidad panameña . . . porque estimuló en todos los morado-res una especie de reacción nacional, patriótica, que se traducía enel concurso y sacrificio comunes, para expulsar a los invasores, des-tructores de su prosperidad, todo lo cual les dio un sentido de co-

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munidad aparte, que ellos más que nadie estaban llamados a sal-var" .

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El año de 1739 provoca en nuestro devenir histórico una se-rie de traumas, si se nos permite utilizar una vez más la terminolo-gía de Hernán Porras . No sólo se trata del fin de la ruta, cuando losbarcos que vienen del puerto del Callao, al llegar a Panamá y ente-rarse de las noticias de Vernon en Portobelo, regresaron a Lima yun año más tarde, sabedores de la destrucción de las fortalezas, eltesoro se deposita en Quito y se efectuó un remedo de feria en laciudad de Onda. Ya para 1746, las flotas del Mar del Sur, utiliza-ban la ruta del Cabo de Hornos, que aunque más larga resultabamás segura. En 1753 se permitió a los "barcos de registro" usar elpuerto de Buenos Aires y con las reformas de Carlos III, en 1764,se comienzan a abrir al comercio los puertos de España y las indias,todo lo cual significó para el istmo la postración económica .

Como ya se dijo, es susceptible de explicar la pasividad pana-meña, al producirse en el resto de las colonias españolas los prime-ros brotes subversivos . El movimiento de los puertos se debilitó almáximo, por lo tanto, no llegó hasta nosotros la literatura "prohibi-da" que permitió a otros focos insurgentes ponerse en contactpcon lo que ocurría en los Estados Unidos y Francia ; la imprenta seestableció el mismo año en que nos declaramos independientes y, atodo ello, cabe agregar que los movimientos levantiscos tuvieroncomo escenario a la ciudad y como actores a los criollos enriqueci-dos, precisamente cuando aquí el campo adquirió cierta importan-cia, se debilitó la vida urbana y los pocos comerciantes que habíaaprovecharon la oportunidad para una prosperidad fugaz . El papelque le tocará jugar al istmo será el de exportador de ejércitos rea-listas, pues ya para ese tiempo, la situación entre España y sus po-sesiones se había agravado, profundizándose la grieta que conduci-ría a las guerras independentistas .

No es de extrañar que la gesta emancipadora tuviera gran si-militud cronológica y se desarrollara en condiciones análogas . Ladivulgación de las ideas de la Ilustración, los ejemplos de las revo-luciones de las trece colonias primero,y la francesa después, la re-gencia de Godoy, los pleitos entre Carlos IV y su hijo Fernando "eldeseado", la invasión napoleónica y las juntas, dieron la oportuni-dad propicia para que por doquier prosperaran los planes levantis-cos . Hubo intentos de recuperar Panamá para los "patriotas" y asílo hizo, sin éxito, Benito Chasserieux al atacar Portobelo en 1814,y cuatro años más tarde el General Gregorio MacGregor ; tambiénen 1819 el Comandante John Illingworth planeó apoderarse de laciudad por el Pacífico . Pero ya para ese entonces, la guerra se ha-bía hecho general y Simbn Bolívar lograba la espectacular victoria

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de Boyacá; desde ese momento, su figura se acrecentará tocándolellevar el peso de la libertad del norte de Sudamérica .

Simón Bolívar había iniciado su lucha por la independenciaamericana desde algún tiempo atrás, para ser precisos en 1805,cuando visitó Roma y escaló el monte Aventino donde hizo su céle-bre juramento. En 1815, desde Jamaica escribió su carta "profé-tica", donde describía la situación en que se encontraba la AméricaHispana y hacía conjeturas sobre el destino que le tocaría jugar alas diversas partes que componían el Imperio Español . Sobre Pa-namá escribió : "Los Estados del Istmo de Panamá hasta Guatema-la, formarán quizás una asociación. Esta magnífica posición entrelos dos grandes mares, podrá ser con el tiempo el emporio del Uni-verso, sus canales acortarán las distancias del mundo, estrecharánlos lazos comerciales de Europa, América y Asia ; traerán a tan felizregión los tributos de las cuatro partes del globo" .

En cambio, agregó "la Nueva Granada se unirá con Vene-zuela, si llegan a convertirse en formar una república central" . Des-pués, en 1819, en el Congreso de Angostura anunció su utópicoproyecto de crear la Gran Colombia, con la unión de Venezuela,Nueva Granada y el Ecuador . Tras la victoria de Carabobo, con-vocó a un Congreso Constituyente en Cúcuta para que aprobara laCarta Fundamental del nuevo Estado, en el que estableció un go-bierno de tipo centralista . Le quedaba al Libertador la tarea de in-dependizar al Ecuador y así extendió su campaña bélica hastaQuito .

Mientras esto ocurría en el sur, en Panamá se daban una se-rie de circunstancias favorables a la independencia. Ellas fueron :el gobierno liberal de Pedro Ruiz de Porras, la introducción de laimprenta; la aparición de "la Miscelánea" y el propósito de Joséde la Cruz Murgeón de trasladarse al Ecuador para detener el avan-ce patriota, con lo que dejó desguarnecida la plaza de Panamá yconfió el gobierno interinamente al criollo José de Fábrega . Ya esharto conocido, como el 10 de Noviembre ocurrió el "primer gri-to" en los Santos y el 28 del mismo mes, el Cabildo declaró inde-pendiente al Istmo para que voluntariamente pasara a formar par-te de la Gran Colombia .

Paralelo al aspecto comercial fueron las reformas político-administrativas de 1739 . El extenso virreinato peruano sufrió suprimera parcelación permanente en el mismo año y el territoriopanameño entrará en la jurisdicción del nuevo virreinato de la Nue-va Granada. No obstante, el Istmo mantuvo cierta independencia,porque aún conservaba la Audiencia que se suprimió tardíamente

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en 1751, y, en especial, porque lo separaban del poder alejado deSanta Fe grandes distancias y obstáculos naturales insuperables .Anticipa esta circunstancia la incapacidad o inhibición de la centu-ria siguiente para que Bogotá comprenda la realidad anímica pana-meña y los panameños afiancen su vocación autonomista para noser un miembro atrofiado en elcuerpo territorial de la Nueva Grana-da, La Unión Granadina, los Estados Unidos de la Colombia o laRepública de Colombia .

Una mirada superficial de nuestro período dieciochesco nospermite describirlo como una etapa de decadencia comercial, conincendios devastadores, auge en el agro y la formación de grandeshaciendas, a más de un desarrollo de la ganadería, descuidada enotros tiempos . A veces, un chispazo de vitalidad, como fue el casode la Universidad de San Javier, da una nota de claridad en estecuadro sombrío de nuestro cotidiano pretérito . Pero faltan otrosingredientes en la composición del conjunto, cuales fueron la acti-vidad hostil de los naturales de Veraguas y el Darién. Entre noso-tros, no existió el concepto de "frontera" tal como lo concibeFrederick Jackson Turner para la historia norteamericana, esto es,"el punto de contacto entre la 'barbarie y la civilización" y por lotanto "va por el límite de las tierras abiertas a la expansión", enel que el medio ambiente resulta en sus comienzos demasiado duropara el colonizador que, después de adaptarse a las nuevas condi-ciones, empieza su lucha con la naturaleza hasta domesticarla yhacerla "cada vez más americana". En nuestro suelo surgieron la-gunas estáticas que impidieron una agricultura o ganadería extensi-va o intensiva y los intentos de penetración se frustraron por la ca-rencia de una política sistemática y de avance, que fue nota carac-terística del "pioneer" .

Muchas cosas sobraron y otras hicieron falta al terminar lacenturia y comenzar la decimonona . No se apagó el espíritu mer-cantil y se despertó brevemente el comercio en los primeros añosdel diecinueve, no obstante carecimos de precursores . Nos falta-ron los movimientos de protesta de un Tupac Amaru, de los Co-muneros del Socorro o las intrigas de un Miranda por las corteseuropeas, lo que explica que al lanzarse los primeros "gritos de in-dependencia" en las posesiones españolas de ultramar nos toqueestar con Santa Marta entre las ciudades leales, frente a la heróicaCartagena que se proclamaba como ciudad-estado independienteen 1811, por lo que Diógenes de la Rosa ha dicho, con razón, que"llegamos tarde a la independencia" .

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IV . En busca de nuestra identidad nacional : Primera mitad de laCenturia Decimonona .Pero cabe preguntarse ¿por qué el Istmo se unió a la nueva

entidad estructurada por el Libertador? ¿acaso no hubiera sidomás conveniente a sus aspiraciones pasar a ser parte de la Confede-ración Centroamericana que por aquel entonces se unió al Imperiomejicano y cuyo representante se envió a Panamá para convencera los Patriotas que así lo hicieran? ¿a causa de qué fracasó la pro-posición del Obispo Higinio Durán y de Mariano Arosemena en elsentido de formar parte del Perú, con quien nos unía vínculos his-tóricos muy lejanos? Indudablemente varios factores influyeron enla decisión final ; quizás uno de los más poderosos fue el atractivode la figura de Bolívar que estaba en el apogeo de su gloria y popu-laridad y, por lo tanto, su personalidad era más carismática que ladel mediocre Iturbide ; por otro lado, a más de la distancia maríti-ma con el Perú, este territorio no había aún consolidado su inde-pendencia plena . Agreguemos a esto, la debilidad panameña parapoder vivir libremente cuando la pobreza y el amodorramiento seapoderaba de sus habitantes : la "decadencia de las cosas se exten-día hasta a los individuos", dirá unos años más tarde el traviesoviajero Auguste Le Moyne, pero la expresión es válida para esetiempo tanto como para las tres próximas décadas que le precedie-ron. Podría agregarse que en la formación de los nuevos Estadosamericanos, se utilizó para sus fronteras políticas el principio del"uti possidetis", y como desde 1739 Panamá y Veragua pasaron aser parte del virreinato neogranadino, por lo tanto, prevaleció elorden político y administrativo heredado de la colonia .

Sin embargo, "Colombia no contribuyó pues, de ningúnmodo directo a la independencia del Istmo", ha de sentenciar jus-to Arosemena, mientras observa en el artículo 9o . del acta del 28de noviembre, la aspiración panameña de poseer "un gobierno dis-tinto del nacional, y también del local ejercido por entonces porlos Ayuntamientos : era en efecto la federación lo que significa-ba". Pero los tiempos estaban hechos para la guerra más que parala planificación estatal ; aún faltaban por librar con los españoleslas batallas decisivas de la gesta emancipadora, y es así como unbatallón panameño se incorporó a los ejércitos que triunfaron enlos campos de Junín, Matará y Ayacucho .

Luego de esta última batalla, Bolívar confrontó dos proble-mas : uno de orden continental y el otro de carácter regional . Elprimero estaba representado por la amenaza que constituía la San-ta Alianza y la necesidad de unir a los pueblos hispanoamericanos

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ante el peligro común . Para tal fin invitó a un congreso de Anfic-tiones que debía celebrarse en Panamá, el cual terminó en un fra-caso rotundo . La cuestión regional estuvo relacionada con la vo-cación independentista de los hombres notables del Alto Perú, cualera formar una nueva república . En tal sentido, denominaron Bo-livia al naciente Estado en agradecimento al Libertador, se le otor-garon altos honores personales y se le solicitó redactara una CartaFundamental para la entidad . Es así como surgió la "ConstituciónVitalicia" .

No quiso Bolívar que ésta se restringiera al marco local y poreso, ahora triunfante, pretendió extenderla a los territorios por éllibertados, de allí su plan de formar la Federación de los Andescompuesta por la Gran Colombia, el Perú y Bolivia, la cual se ha-bría de gobernar de acuerdo con los principios de la Ley Funda-mental que ya habían aceptado las dos últimas Repúblicas . En Pa-namá encontró oposición, y más en la Nueva Granada y Venezuela .Según expresiones de Bolívar en las nacientes nacionalidades se ha-bría de "entronizar la más espantosa anarquía" .

Muchas cosas y circunstancias invitaban al fraccionamientomás que a la unidad : la guerra contra España tuvo modalidadesregionales que ahora se ponían de manifiesto en la xenofobia quebrotó en los nuevos Estados, las diferencias geográficas marcabanintereses desemejantes que se ahondaban por las dificultades de lacomunicación interior. Para los tiempos que siguieron a la guerralos sentimientos de una causa común se debilitaron más cada díay la figura de Bolívar, antes tan admirada como el "dios de las ba-tallas", cedió el paso a la del dictador, que para sus contemporá-neos no venía a ser otra cosa que una versión americana del odia-do Rey español . Agreguemos a ello, el surgimiento del caudillis-mo, que había de entorpecer la buena marcha de las repúblicashispanoamericanas en el siglo XIX y se prolongaría hasta el XX .

No es el momento de pasar a enumerar y a discutir las diver-sas teorías que se han formulado desde el ángulo histórico o so-ciológico para diagnosticar sobre un fenómeno que pesó tanto enla vida política del continente hispano hablante . Para nuestros ob-jetivos, bástenos decir que los caudillos poseían fuertes personali-dades, fueron productos de las luchas por la independencia y aspi-raron a prolongar sus prerrogativas en los tiempos de paz, carecie-ron de principios de gobierno y de educación cívica e identificaronsu propio bienestar con el de la ciudadanía en general . En algunasregiones se caracterizó por la lucha de las provincias contra la Ca-pital como ocurrió en la Argentina, en otros casos, tuvo connota-

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ciones raciales como resultó con Haití en las Antillas o con Boliviaen el Altiplano . También exhibió a veces una excusa religiosa, asísucedió en Centro América y con Obando en la Nueva Granada yen otras ocasiones fue aislacionista, tal como lo observamos con eldoctor Gaspar Rodríguez de Francia en el Paraguay . En lo que res-pecta a Panamá, el caudillismo fue leve en un comienzo, si lo com-paramos con lo que ocurría en otras partes . Dentro de sus modali-dades, tuvo un carácter autonomista que, según Justo Arosemena,ya se presagiaba con toda claridad en el Acta de 1821, sobre la quehicimos alusión .

Los movimientos caudillistas son susceptibles de catalogarsesegún las miras de la actuación histórica de sus jefes . Para nuestrocaso, podemos hablar de un autonomismo con ribetes raciales,como fue el movimiento separatista de José Domingo Espinar en1830 ; otro, con notas personalistas y bárbaras, como lo encarnóJuan Eligio Alzuru y su acción separatista un año más tarde, y,por último, de una fisonomía nacionalista y reparadora, comoconsideramos a Tomás Herrera y a su "Estado Libre del Istmo" .

Tanto Espinar como Herrera contaban con popularidad, elprimero entre las gentes del arrabal y al segundo se le sumaban"los de adentro" . Ambos tenían a su favor una meritoria hoja deservicios durante los días de la independencia . Espinar representa-ba el hombre maduro con visibles atributos de condición de "mula-to", astuto, ávido de poder e intuitivo ; mientras que Herrera se in-clinaba a la reflexión, era dado a la disciplina y por lo mismo orga-nizaba con lucidez y ejecutaba con decisión . Dentro de nuestrapsicología criolla, uno encarna al político que improvisa, mientrasque el otro representa al estadista y militar que piensa . Ya RicardoJ. Alfaro, en su admirable biografía herreriana, nos hacía ver la lí-nea de fuerza existente entre el pensamiento de su biografiado, elel de nuestro Arosemena y los hombres que hicieron la Repúblicaen 1903 . No obstante, los dos panameños y el venezolano Alzurusintieron la necesidad de separar al Istmo independientemente desus actuaciones, porque lo veían como una parte distante y aisladade una incipiente nación que en ese entonces se llamó la NuevaGranada .

En el aspecto económico, la ciudad seguía su vida de postra-ción y abandono . De esas décadas data la gráfica expresión de Ru-fino Cuervo : "el que quiera conocer a Panamá que venga porquese acaba," y el testimonio de los viajeros nos describen un existirmonótono y un comercio carente de atractivo y de escasísimomovimiento. Las clases altas que vivían dentro del recinto amu-

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rallado, según el inglés Campbell Scarlett " . . .son tenderos y hastacreo que el mismo Gobernador se dedica al comercio". En cam-bio, el pueblo despreocupado solo pensaba en la llegada de la nochepara dar rienda suelta a una actividad febril de fiesta y bullicio . "A-gréguese a los chillidos de placer y grandes saltos de alegría[]una tout ensemble de ruidos completamente abrumadores . (La) di-versión continua casi sin interrupción desde las once de la nochehasta las cuatro de la mañana" . Como ha señalado en un recienteestudio el joven sociólogo Alfredo Figueroa Navarro : "La nociónde Patria difundida por la oligarquía urbana es evidentemente cen-trífuga y mimética . Centrífuga en el sentido de que confiereanchaimportancia al exterior . Efectivamente, los teóricos del nacionalis-mo subrayan, insistentemente, su vocación de tierra de tránsito. Mi-mética, puesto que su modelo son las colonias inglesas (Jamaica) ydanesas (Saint Thomas) de las Antillas . . ." De allí que se vivíabajo la esperanza de los "tiempos mejores" que forzosamente ha-bría de traer el camino de hierro o la apertura de un canal .

En el orden internacional, se palpan los leves intentos de in-filtraciónbritánica, como fueron las desmedidas consecuencias di-plomáticas que trajo el altercado callejero entre el Vice Cónsul in-glés John Russell con un ciudadano panameño, y la amenaza quesignificaron las tribus aisladas de los Mosquitos del litoral atlánticonicaragüense, que bajo la protección británica, aspiraban a adquirirla independencia de Nicaragua y a extender su ferritorio más allá delas costas panameñas . Desde el punto de vista cultural, a las prime-ras décadas del decimonono se les puede considerar como intentosde dar consistencia intelectual a la escasa población que sabe leer yescribir: los periódicos aparecen y desaparecen como algo natural,pero no faltan en cada año, uno o dos que informen y den paso alas controversias o al pensamiento político del momento, y las ma-nifestaciones líricas de pésimo gusto que, entre otros, publicabanMariano Arosemena y cualquier poeta, que de tal tenía solo el ofi-cio de rimar.

Pero de pronto, casi "en un abrir y cerrar de ojos", cambió lavida panameña . Como resultado de la presencia británica en lascostas centroamericanas, en respuesta al sentimiento autonomistaistmeño, puesto de manifiesto a lo largo de un año de vida libre ypara satisfacer ahora las necesidades del comercio norteamericanoen rápido crecimiento, relegado antes por el trato privilegiado querecibía el inglés, se firmó en 1846 el tratado comúnmente conocidocomo Mallarino-Bidlack. Ya tendremos la oportunidad de ver en lasegunda parte de este libro lo que significó la cláusula 35 del mismo

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en el devenir histórico de la centuria pasada y principios de la pre-sente. Por el momento insistimos que el convenio se firmó y rati-ficó en el tiempo oportuno para la Nación del Norte . La ocasiónse hace propicia para recordar que en 1845 aparecía, por primeravez, en la Democratie Review la expresión "destino manifiesto"que se llevará a la práctica en la guerra con Méjico y su desastrosaderrota, en la que, por medio del Tratado Guadalupe-Hidalgo de1848, se incorporaron a la Unión los hasta entonces territorios me-jicanos de Tejas y los que constituyen actualmente los Estados deCalifornia, Nuevo Méjico, Arizona, Utah y parte de Colorado . Entomo a Norteamérica, diremos que se cumplía la primera parte desu plan de expansión . El país de las fronteras móviles, se extende-rá del Atlántico al Pacífico, por lo que se hizo necesario ir en posde la colonización del "far west" . En el mismo año que se selló lapaz con Méjico se descubrieron las minas auríferas de California .

Los días de "la California" nos hace recordar los años fastuo-sos de Portobelo, sólo que ahora el tránsito humano fue más inten-so, pues no duró únicamente como los "tiempos vivos" de las Fe-rias, sino que fue un paso constante, diario y extraño . Ahora seintroducían en el istmo diferentes formas de vida, se escuchabaotro idioma y los habitantes se asombraban con nuevas técnicasen el transporte, la vivienda, alimentación y vestido . Superficial-mente la ciudad se reanimó y en la vía principal del comercio, co-nocida como calle de la Merced, se veían en 1853 "grandes hote-les y tiendas, en cuyas fachadas brillan anuncios escritos en inglés,francés y alemán y tremolan banderas extranjeras", nos dijo MiguelMaría Lisboa .

XII Mapa que ilustra la línea del Ferrocarril de Panamá (Panamá Railroad).

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PUEBLOS COLONIALES

O ESTACIONES BEL FERROCARRIL XSOE 855

-- CAMINOS COLONIALES

N FERROCARRIL DE PANAMA MS« 1855

RELIEVE

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ZO Nmt

XIII La región del paso transístmico en los siglos XVIII y XIX .( Del libro de Omar Jaén Suárez : La Población de Panamá, p. 285) .

Pesca la tecnología que expuso el ferrocarril, a los nuevosnegocios que importaron empresarios extranjeros yal auge de la rutade tránsito, otra vez en uso, el bienestar fue aparencial, sus resul-tados inmediatos se hicieron sentir bien pronto en el panameño co-mún que vió como la máquina reemplazó a los músculos en la na-vegación ; el terminal férreo frente al muelle, prácticamente elimi-nó al cargador ; mientras que el "fuerte protestante" hacía sentir lasuperioridad de su raza al "débil católico" ("el espíritu mercantilde los americanos ahogando al catolicismo español") ; por un lado,se palpó el enfrentamiento, pues hubo muchos antecedentes de "laTajada de Sandía", y brotó un malestar que habría de convertirseen permanente .

Es indudable que se incorporaron nuevos elementos a nuestrasociedad histórica, porque al blanco de paso, lo acompañaron los

XIII la región del paso tLan-s(stmico en los siglos XVIII yXIX. (Del libro de Omar JaénSuárez) La Población de Pa-namá, p. 283) .

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trabajadores antillanos y asiáticos, que permanecieron entre noso-tros enriqueciendo el ya heterogéneo mestizaje racial y cultural .No se puede poner en tela de juicio, las ventajas de una técnicaavanzada y un contacto más directo con lo que ocurría en otras la-titudes, pues desde aquel tiempo datan los diarios de más larga vi-da, siendo el Star & Herald, uno de los diarios más antiguos de laAmérica Latina . Pero el paso a "la California", el ferrocarril y laavalancha foránea conllevaron también profundos aspectos negati-vos . El bienestar económico del recién inaugurado ferrocarril tran-sístmico pasó a ser una calamidad, porque dejó a los habitantes dela ruta de tránsito sin empleo, y las pingües ganancias de la empresaretornaron a los bolsillos de los accionistas estadounidenses, que-dándonos solamente el asombro que producía la magnificencia delcamino de hierro. Así, la presencia norteamericana tuvo en Panamácaracteres de invasión y conquista y, por lo mismo, despertó ren-cores, odiosidad y recelos . No hubo, ni se intentó que hubiera, unasaludable adaptación a las nuevas circunstancias, de allí que la mar-cha del Estado tomó un camino distinto al de la realidad nacional .

V . Federalismo y Centralismo como Formas de ExistenciaBajo una mirada superficial pareciera que a nuestro quehacer

histórico en la segunda mitad del decimonono, le falta una traba-zón interna que reuna en un todo las partes dispersas . Con frecuen-cia se han olvidado las revueltas campesinas del interior, frente alajetreo del tránsito ; desde otro ángulo, los numerosos proyectos deun canal ístmico han eclipsado los altibajos de nuestra experienciafederal,pcro en su conjunto todas aquellas líneas que parecierandesarrollarse aisladas logran establecer un punto de arranque y en-cuentro en nuestra vocación separatista .

La controversia de unitarios y federalistas fue frecuente en laAmérica hispana. Muy cerca estaba el ejemplo feliz de las antiguastrece colonias que se agruparon para formar los Estados Unidos delNorte frente a los Estados desunidos del Sur . Allá, aumentaba la ex-pansión, progresaba la industria y las grandes fortunas se amasabancon rapidez, mientras que acá, los gobiernos se tornaban inestables,la pobreza era la nota común en las Repúblicas y el patrimonio na-cional era cercenado por las grandes potencias capitalistas o aprove-chado por ellas para extender sus negocios . Algunos pensadores,quisieron encontrar el origen de nuestros males en la herencia espa-ñola, así José Victoriano Lastarria, clamó durante toda su vida porel desarraigo de los defectos hispanos . Para otros, como el chilenoFrancisco Bilbao, el antídoto para las taras de nuestra América es-

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taba en el espíritu medioeval, representado por la iglesia, para darpaso al republicanismo "bajo la religión de la ley" . Bien pudieranencontrarse algunos puntos similares entre el pensamiento de éste ydel insigne panameño Justo Arosemena . Ambos sintieron la urgen-cia de la unión hispanoamericana ; los dos creyeron en las institucio-nes de gobierno progresistas bajola tónica positivista y uno y otromiraron a las naciones de la Europa sajona como un ejemplo a se-guir. No obstante, el chileno fue revolucionario desde la perspecti-va de su época, mientras que el nuestro era hombre de estudio yactividad pública .

En efecto, Arosemena sintió que el federalismo era la únicasolución posible para el progreso material y espiritual de su "pa-tria chica", pues tal sistema en su moderna concepción, significa-ba "fuerza exterior, buen gobierno interior, soltura en los miem-bros y fortaleza en el conjunto del cuerpo que se llama Nación" .Durante la centuria pasada, en el primer lustro del cincuenta, lu-chó como hombre público por implantar esa fórmula para el ist-mo . Para fundamentar su proyecto, escribió su célebre opúsculo, elcual, no es sólo un clásico de las letras nacionales, sino también,una constante lección de patriotismo y civilidad . Aduce, para lacreación del Estado Federal de Panamá, razones geográficas, cuan-do advierte las diferencias entre nuestras relaciones marítimas y lasmediterráneas desde Bogotá : "No comunicándonos por tierra conlas provincias granadinas limítrofes i si con nuestros vecinos de Oc-cidente ; parecería más racional que el istmo hiciese parte de laNueva Granada que de Centro América, o que fuese tan indepen-diente como cualquiera otra de las actuales naciones de la Américaespañola? . . ." .

Así mismo, presenta razones históricas y quizás la parte me-dular de su obra es la breve, pero feliz síntesis interpretativa denuestro devenir, donde insiste en las peculiaridades y relaciones alo largo del tiempo con esa parte del territorio sudamericano y se-ñala la importancia de las instituciones y los hechos para establecerdiferencias sustanciales, al lado de otras similitudes ; en este sentido,tal es la contemporaneidad arosemeniana que sus argumentos his-tóricos resultan válidos para explicar el acontecimiento noviembri-no de medio siglo más tarde . No le faltan razones de carácter mu-nicipal, para insistir en la necesidad que Panamá se gobernara porleyes propias a su naturaleza y de acuerdo con las circunstancias in-mediatas que le deparaba el destino, pues en el momento de escri-bir el trabajo estaba próxima a concluir la obra del ferrocarril .

La creación del Estado Federal se aprobó en acto adicional

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ala Constitución, el 27 de febrero de 1855, y el 15 de junio se reu-nió la Convención encargada de redactar las leyes para la marchadel gobierno . Desde este momento comienza un existir atropelladoy pleno de nuevas experiencias . En el orden interno, se inician enla Nueva Granada y, por consiguiente, en Panamá la división de laopinión pública entre liberales y conservadores ; a la vez un nuevopersonaje entra en la escena histórica del istmo, nos referimos al in-tervencionismo norteamericano como consecuencia directa del tra-tado Mallarino-Bidlack y su puesta en práctica, luego del "inciden-te de la tajada de sandía" . Es cierto, como ya lo observamos, queel elemento foráneo no resultaba extraño en nuestro territorio,pero sí lo eran las disputas diplomáticas, los intentos de establecer-se en la zona del tránsito y la presencia armada tendiente a restable-cer el orden .

Resulta insólita en nuestro medio, la facultad para autogober-narse, por lo que en el "país de las anomalías" no se recibió con eldebido beneplácito tal prerrogativa . Sumemos a que la creación delEstado de Panamá fue en cierto sentido, una solución de compro-miso ; por un lado, los Estados Unidos garantizaban la soberaníaneogranadina sobre esta franja de tierra según la convención de1846, y desde otro punto de vista, paralela a la idea federal estabanlos proyectos hanseatistas de los que era paladín José de Obaldía, ypor lo tanto, se hace comprensible la actitud neutral que adoptacomo gobernador cuando en la Unión Granadina estalla la "guerrade las cien batallas". De igual manera, es explicable la posición desu sucesor, Santiago de la Guardia, cuando continúa con igual lí-nea de conducta, pese a pertenecer a la facción política opuesta, yresulta consecuente las condiciones del "Pacto de Colón", con elque se aseguró soberanía plena para formar parte de una nueva en-tidad en la que se pretendía revivir el viejo proyecto del Libertadorde establecer la unificación territorial con Venezuela y el Ecuador .Esto quedó en simple proyecto y lo que resultó realidad fue unanueva Constitución la de Río Negro en 1863, con la que el federa-lismo se le salió de las manos al Presidente provisorio Tomás Cipria-no Mosquera para ser atrapado por los legisladores liberales, entrecuyos más conspicuos miembros estaba Arosemena .

La nueva Carta Fundamental convertía a los siete Estados fe-derales en nueve Estados Soberanos con distintas leyes, diversasinstituciones y contradictorias formas de gobierno . Todo ello au-nado al particularismo de los gobernados, por lo que podemos ad-vertir que la estructura del poder general de la República, converti-da ahora en Estados Unidos de Colombia, pasó a ser una cariátide

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demasiado frágil para soportar el pesado edificio político .Resumiendo para poder continuar. Cronológicamente hay

tres etapas dentro del autonomismo panameño del siglo XIX. Enel primer momento (1821-1855), priman las separaciones fugaces,los intentos y las indecisiones . A todos estos planes van incorpora-das las alianzas, anexiones y el proteccionismo (no solo se toma encuenta a los Estados Unidos, pues se piensa también en Inglaterray Francia) . Al segundo período, lo hemos de considerar como deautonomismo pleno (1855-1885) y calificarlo como pensante y deacción . Es cierto que aquí también se vuelven los ojos a las grandespotencias en busca de garantía, pero lo fundamental es la lucha in-terna entre grupos políticos antagónicos . Nota sobresaliente delmomento inicial fue el militarismo, mientras que en el segundo, alcaudillo militar lo reemplaza el civil, ya actuando desde su mesa dejurisconsulto, como fue el caso de justo y Pablo Arosemena, ya ensu batallar como político militante, como ocurrió con José deObaldía y Santiago de la Guardia, ya como poeta, como podríaubicarse a Gil Colunje,cuando cantaba las excelencias del 28 deNoviembre .

El tercer momento es producto del malestar, ahora persis-tente que se produce en el Istmo con el retorno al sistema central(1885-1903) . El predominio civilista está en decadencia y adquie-re nuevamente importancia el militar por las revueltas que ahora es-tarán a la orden del día, porque los liberales aspiran a regresar alpoder, el intervencionismo no es ahora exclusivo de una sola poten-cia, y la preocupación nacionalista actúa esta vez visible o escondi-da, pero determina los acontecimientos políticos, como puede ob-servarse en el regocijo popular ante el nombramiento de RicardoArango como gobernador de Panamá. A la primera etapa corres-ponde la postración económica, a la segunda el bienestar y pros-peridad ilusorios y a la tercera, la inyección de bonanza materialque significó el proyecto del canal francés, su abrupto colapso, elabandono de las actividades primarias por la inestabilidad que traela guerra civil y las esperanzas de días mejores con la posible rutatransístmica patrocinada ayer por los franceses y después por losnorteamericanos . Sea como fuere, el tema está latente y el Canalse convierte en panacea del presente y de los días que vienen. Dosexpresiones, una poética y otra epistolar nos señalan el sentir gene-ral, José María Alemán refiriéndose a los trabajos galos dirá :

"no más miseria y pobreza,ni godo ni liberalpor montones la riqueza

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recogerá cada cualcuando concluya el canal" .

El segundo testimonio a que nos referimos es una carta abier-ta de Ricardo Arias a Juan B. Pérez y Soto, enemigo encarnizado eimpenitente del proyecto de tratado que se discutía en el senadocolombiano, y en la acalorada defensa que hace el futuro prócer re-sume su pensamiento así : "sin canal no seremos más ni valdremosmás que lo que son y valen la vertiente cálida del Pacífico de CostaRica y la del Cauca que nos son similares" .

De lo anterior surge una interrogante, cual es ¿si el autono-mismo fue la nota tónica que le insufló vida a casi toda una centu-ria, por qué fracasó el experimento federal que era la realizaciónpráctica de tal aspiración?, ¿cómo es que el panameño no aprove-chó la oportunidad para organizarse como una entidad respetable yrespetada y se desgarró a sí mismo, con luchas partidistas, en con-tra dé sus propios intereses? Muchas razones podrán aducirse paraexplicar el divorcio entre el ideal y la praxis . Señalemos en primerlugar, las causas de orden general, cuales fueron la ausencia de unaeducación cívica adecuada, lo cual dio origen a la inconformidad uoposición al sistema. Ya justo Arosemena se lamentaba : "solo elIstmo estaba llamado a presentar la rareza de recibir, por lo menoscon frialdad, una concesión importante, de que se puede sacar ungran partido si sabe aprovecharse". Su padre Mariano Arosemena,es aún más pesimista y confiesa decepcionado : " . . .Para nosotrosnunca será bien la federación . . ." y luego señala como único re-medio: "Para mí no hay salvación sino en la agregación del Ismode Panamá a la familia norteamericana, y como de otra parte es unpensamiento yankee que nosotros no podemos impedir su realiza-ción, tendremos el gobierno liberal positivo, eficaz y permanentede una manera inesperada . . ." .

Pero hay algo más . Se ha escrito mucho sobre el papel quehan desempeñado las minorías ilustradas en la América Latina, enoposición rotunda con las grandes urgencias nacionales y popula-res. En nuestro caso, el federalismo fue idea y vocación de unhombre con una inteligencia extraordinaria y, por lo mismo, unararísima luminaria en el medio panameño, donde el analfabetismoresultaba la regla general y la "medio ciencia" pasaba a ser la excep-ción. La responsabilidad ciudadana, el respeto a las leyes y el espí-ritu cívico resultaron opuestos a las formas cerradas y particularis-tas que se actualizan en ese entonces . Es verdad que el individualis-mo es vicio sobresaliente del alma española y que nosotros los ame-ricanos heredamos y hasta acentuamos, con matices peculiares ;

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pero en esos tiempos, tal individualismo se encarnó en la figura delcacique, también existente en la Península y el cual posee una fuer-te base terrícola y, por lo tanto, tendieron á establecer su propiofeudo. Lo antes dicho explicará los movimientos sociales del inte-rior en unos casos, y en otros, la vida sojuzgada y anónima del co-mún que obedece las órdenes de un mediador, interesado en la po-lítica y, en consecuencia, con vínculos invisibles pero existentescon los hombres de la capital .

Mientras en el agro existe un verdadero mosaico de hacenda-dos, sin otras perspectivas que el mantenimiento de sus heredades,beneficiando a sus protegidos y controlando "estrechamente la ad-ministración local", como ha señalado para el Perú el historiadorfrancés Francois Bourricaud ; en la zona de tránsito, para ser con-cretos, en las ciudades terminales de Panamá y Colón, las funcio-nes políticas se desarrollaron en un ambiente cosmopolita malsano,que en 1874 el patriota puertorriqueño Eugenio María de Hostos,lo describía así: "Para la vida estable, Panamá debe ser inadmisi-ble . No el clima calumniado, no los aguaceros diluvianos, no laspestilencias aterradoras, no la fuerza del sol siempre excitante, loinadmisible es el cosmopolitismo de pésimo carácter que allí im-pera" . La rivalidad entre hombres, que se hacían llamar liberaleso conservadores, mantuvo al Estado en un clima tenso de bamboleogubernamental que dio al traste con el sistema .

Para explicar el fracaso de la experiencia federal también hayque tomar en consideración factores de orden económico. Sobreeste particular se ha de tener presente, el auge y prosperidad de lascompañías extranjeras, cuyas pingües ganancias solamente nos be-neficiaban "de paso", el interés de éstas en franca oposición con losanhelos nacionales de auto gobierno y el espejismo de los días me-jores que traería un canal, ya sea francés o norteamericano . La in-diferencia o desdén de las masas y el ejemplo convulsionado de losocho "Estados Soberanos" restantes, son otros factores que tam-bién hay que tener presentes .

Para el tercer período que hemos señalado, hay que poneren valor la decisión de retornar al país al gobierno central, anun-ciada por el entonces Presidente Rafael Núñez desde Bogotá . Lareacción oposicionista, bajo el manto radical no se hizo esperar yun nuevo levantamiento, esta vez circunscrito alas' ciudades dePanamá y Colón, brotó de inmediato . Se podrá aducir que tal es-tado de cosas no era exclusivo del Istmo, pero cabe recalcar una im-portante diferencia, cual es la que entre nosotros, no tuvo cabidala violencia que fue nota en otros Estados Soberanos, como San-

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tander y Antioquia . Nuevamente serán los Generales los encarga-dos de hacer los pronunciamientos "revolucionarios" y enarbolarlas banderas de las reivindicaciones, con lo que se consigue el pro-selitismo de los civiles . Así ocurrió con el General Rafael Aizpuruy su aliado Carlos Prestan contra el papel zigzagueante del GeneralCarlos Gónima. Como podría observarse, ya no se trata de "revo-lucionespersonales", pues aunque carentes de una ideología defini-da, se busca el ascenso al poder del partido en oposición . Tal acon-

teció en la guerra civil limitada en 1885 y en la llamada "de los mildías" a partir de 1899 .

Otro matiz importante en el tercer período es el del interven-cionismo foráneo . Es fácil advertir que ya la intromisión norteame-ricana se había hecho sentir en Panamá desde 1846, pero tal pre-sencia fue para preservar "el libre tránsito" . En este momento quese inicia con una guerra y termina con otra, tal ingerencia extranje-ra, tendrá igual propósito, pero su actuación será beligerante y agre-siva. En el primer caso apoyará y afianzará al régimen establecido,mientras que en el último, serán solapados orientadores en la guerray resolverán la paz . También en la revolución de los tres años, in-tercederán otros militares extranjeros : el General Santos Zelayade Nicaragua suministra hombres a Belisario Porras, y apoyo eco-nómico, oficial y moral darán a los liberales los Generales Eloy Al-faro, Tomás Regalado y Cipriano Castro, Presidentes del Ecuador,el Salvador y Venezuela, respectivamente .

Pero en el interín bélico hay mucho que hacer y no se hace .Afianzado Rafael Núñez en la Presidencia proclama que "la Cons-titución de Río Negro ha dejado de existir", convoca una Cons-'tuyente, y un año más tarde, se aprueba una nueva Carta Funda-mental, en la que, en uno de sus artículos transitorios, prometepara el Istmo "leyes especiales" que no se llegan a dictar . Coincideel malestar y el abandono con las frustraciones que deja el fracasodel proyecto del canal francés. La Nueva Compañía, que se levantacomo el ave fénix de las cenizas de la vieja, no cuenta con el presti-gio ni el capital para llevar la obra a un feliz término . Solo le inte-resará mantener lo único de valor que conserva de la vieja empresa,esto es, la Concesión y las acciones del ferrocarril . ¿Qué puede ha-cer con ella? venderla al único cliente con posibilidades de compra .

La historia de un canal que uniera los dos mares bien podríaresumirse diciendo que fue un proyecto a largo plazo, desde que sedescubrió el Océano Pacífico a principios del siglo XVI y que pasóa convertirse en una necesidad urgente a inicios del XX . En el mar-co mundial se presentó una bien definida política de "balance depoderes" entre las principales potencias : Alemania y Japón inicia-ron, por ese entonces, su carrera como poderes navales dignos de to-marse en consideración ; Inglaterra sentaba sus bases militares y co-merciales en la China continental, y más cerca en el Mediterráneo ;mientras que el Africa se la repartían como un gigantesco botín,las naciones industrializadas europeas que buscaban materias pri-mas para una manufactura en creciente progreso. Fue bajo estemarco de alcance universal que para finales de la centuria pasada,

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luego de la guerra con España, el Caribe pasó a ser el Mare Nostrumnorteamericano, cuyo poder expansionista se dilató hasta el Asia,adquiriendo la Nación del Norte el carácter de "imperio sin fron-teras", como lo define el brillante periodista Claude Julien . Es pre-cisamente en el momento en que la franja ístmica se convierte enescenario de luchas fraticidas, cuando en el centro de aquel dilatadoterritorio se discute, negocia y resuelve nuestro destino internacio-nal . En el desigual forcejeo diplomático, a los enviados de Colom-bia les faltó orientación oficial, habilidad en el debate y continui-dad en los principios y aspiraciones básicas, tanto para su Naciónen general como para el territorio panameño en particular . A loshombres de Estado de la Unión, les sobró la prepotencia que da lafuerza, cinismo para extorsionar y carecieron, en cambio, de valormoral para ir en pos de la justicia internacional . El resultado nofue otro que un proyecto de tratado sin resolver y un sinnúmero deproblemas por resolver .

VI . Cara y Sello del 3 de Noviembre de 1903 .Sin duda alguna, el rechazo del Tratado Herrán-Hay por el

Senado colombiano, constituye la causa inmediata o la coyunturaque impulsó a los próceres a realizar la separación de Colombia,pero supeditándola al apoyo del gobierno de los Estados Unidos.Desde los pasos iniciales, dados por José Agustín Arango con eldoctor Manuel Amador Guerrero -ambos empleados del Ferroca-rril y de filiación política conservadora- y, ya en forma organiza-da, por la junta Revolucionaria a partir de julio de 1903, se ponede relieve la identificación de los intereses políticos del grupo cons-pirador con los objetivos del Coloso del Norte en Panamá.

En relación con este hecho fundamental en la gestación delacto separatista, el autorizado historiador norteamericano GerstleMack afirma que "la inclusión de tres prominentes oficiales del Fe-rrocarril de Panamá -Arango, Amador y Beers- entre los adalidesmás activos no fue pura coincidencia. A través de Beers, la juntaestableció contacto con Cromwell, abogado del ferrocarril y de laCompagnie Nouvelle ; ésta era propietaria de casi la mayoría de lasacciones del ferrocarril y quería vender sus propiedades en Panamáa los Estados Unidos sin pagarle a Colombia por el privilegio, y elgobierno de los Estados Unidos se había comprometido a mantenerla compañía del canal . El vínculo era evidente para desconocerlo .Si los motivos de la junta fueron patrióticos en su origen, como pu-dieron ser, el movimiento separatista también se ajustó adecuada-mente al programa de la Compagnie Nouvelle y a la administraciónde Roosevelt" .

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