66 v groenlandia en 45 dÍas miércoles 07.05.14 llevan … · de fibra de carbono y las miles de...

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por puentes de nieve que resisten el paso del trineo. Esos puentes solo se rompen en caso de presión directa, por ejemplo con las pisa- das. Aún así, las tenemos en cuen- ta». Durante el periplo, la expedi- ción visitará estaciones científicas –algunas de ellas abandonadas tras la Guerra Fría– y recogerá muestras de nieve para diferentes estudios en colaboración con el Instituto Pi- renaico de Ecología. Pero el princi- pal objetivo es, precisamente, de- mostrar la utilidad de este ‘ecotri- neo’ como laboratorio móvil, segu- ro, limpio y muy económico. Ya que no depende de combustible al- guno, la misión será una de las más baratas «de la historia». Así la califi- ca el padre de la criatura, Ramón Larramendi, que además es el me- cenas de la aventura con 60.000 euros que han salido de Tierras Po- lares, su empresa de viajes. Algo también aportan la empresa Accio- na y la Sociedad Española de Geo- grafía. Aunque Larramendi va a sol- tar la mosca tan feliz. Nació madri- leño, pero con alma de esquimal. El gusanillo polar le entró desde bien pequeño. Siendo un crío ya se iba de ruta a la montaña y devoraba «enciclopedias que había por casa» que le dejaban anonadado con las fotos de la Antártida. Con 20 años ya participaba en las primeras ex- pediciones españolas a Groenlan- dia con esquís, y recorrió 14.000 ki- lómetros en trineo con perros y ka- yak desde Groenlandia hasta Alaska en los 90. Aquel fue consi- derado el viaje más importante de exploración geográfica del siglo XX en España. Pero Larramendi, que habla de manera fluida el idioma de los inuits, tiene ganas de seguir haciendo historia a muchos grados bajo cero, su clima preferido para sentirse en paz y cumplir sus sue- ños de niño. Así lo describe: «El frío extremo, la soledad polar, compar- tir lo básico con unos amigos en medio de la nada en alguno de los rincones más olvidados y hostiles de la tierra, el privilegio de afrontar la adversidad sintiéndonos los úni- cos seres humanos en la Tierra. La sencillez de lo auténtico, despro- visto de toda superficialidad. El es- píritu de la exploración polar es la añoranza de una vida plena, afron- tando un mundo salvaje y virgen que todos hemos soñado alguna vez». Baroja, Kipling y ‘El Quijote’ En este viaje, sin embargo, habrá poco tiempo para soñar despiertos. La idea es aprovechar al máximo las 24 horas de luz habituales en estos meses para cubrir las mayores distancias posibles. De hecho, uno de los alicientes de la expedición es poder batir el récord mundial de ki- lómetros recorridos en un solo día: más de 500. Se organizarán turnos de pilotaje, de análisis de muestras y de sueño (del reparador). El tiempo libre vendrá impuesto por obra y gracia de tormentas y ausen- cias de viento. Para conseguir pegar ojo en tierras tan agrestes, cada uno tiene sus truquillos más allá de los muchos cacharros tecnológicos necesarios para comunicarse y los cientos de kilos de abrigo. Larra- mendi, por ejemplo, se ha llevado un ‘ebook’ en el que caben Pío Ba- roja, algo de Kipling, novelas poli- cíacas y un libro sobre la época de la conquista española de América. Manuel Olivera, en cambio, ha op- tado por un solo título, y en papel: «Ya había empezado en casa con ‘El Quijote’ y en la expedición me lo voy a acabar. Es un momento idó- neo». Olivera también ha echado a su mochila una radio de onda corta «para ver si encuentro alguna emi- sora por allí. Lo sé, soy un románti- co», se autodefine. Lo confirma otro de los elementos de su equipa- je particular: un bloc de notas, de anillas y tapas duras, de los de toda la vida, en los que ir rellenando «el cuaderno de bitácora del viaje». Manuel Olivera seguro que no ne- cesitará recurrir a los paneles sola- res que servirán de cargadores, aunque también se han llevado «un saco de pilas». La semana pasa- da tuvieron que mandar un avión por delante con todo el material de la expedición, más de una tonelada que costó algunos meses preparar, «y la sensación siempre ha sido la misma de cualquier viaje: que se nos olvidaba algo». Menos mal que los españoles «siempre tendemos a desdramatizar, a tomarnos las co- sas de otra manera», matiza Viu. Esa filosofía impregnará la próxima ‘conquista’ del trineo de viento marcada en rojo en el calendario: 7.000 kilómetros de circunnavega- ción del Polo Sur, en 2015, para dar más presencia a la ciencia española en el casquete helado. Ya lo han di- cho los expertos: «Podríamos estar ante el nacimiento de una nueva etapa en la exploración científica de la Antártida». Eso sí, será con ja- món, turrón y polvorones. H ay ciertas cosas que no pueden fal- tar en una expedi- ción española a Groenlandia. Un mes y medio reco- rriendo 5.000 kilómetros de desier- to helado, sin un alma por el cami- no, con temperaturas de 30 grados bajo cero... ¿sin una lonchita de ja- món ibérico ni lomo embuchado? No puede ser. Aparte de estas joyas culinarias nacionales, y de los clási- cos alimentos que cualquier explo- rador polar que se precie debe lle- var en la mochila, como el pemmi- can (una comida concentrada que consiste en carne pulverizada, ba- yas desecadas y grasa), parte de los 150 kilos de víveres que va a consu- mir la nueva misión española al Ár- tico son turrón y polvorones. Una garantía de supervivencia. «Nos ha costado encontrarlos en esta época del año, pero sus calorías nos van a venir muy bien para combatir el frío. Con la nieve que nos va a ro- dear por todos los lados, seguro que nos acordamos de la Navidad», bro- meaba poco antes de coger el avión el ingeniero industrial y civil Ma- nuel Olivera, uno de los tres espa- ñoles que estos días participan en la aventura extrema de circunna- vegar la isla más grande (y más fría) del mundo en 45 días. Los úl- timos que lo intentaron con me- dios parecidos a los que emplearán los españoles tardaron cinco años. Junto a Olivera viajan el también ingeniero de caminos Eusebio Bea- monte y el alma máter del proyec- to, Ramón Larramendi. Los tres rondan los 50. La danesa Karen Moe Bojsen y el groenlandés Hugo Svensson completan el equipo que ya puso el pie sobre el inlandsis (como se suele llamar a ese desier- to polar) el pasado sábado, muy cerca de Kangerlussuaq, el punto de partida. Estos cinco científicos serán los pasajeros y a la vez pilotos del in- novador trineo de viento, inspira- do en la tecnología inuit, con el que darán la vuelta a Groenlandia y cuyo ‘motor’ es una gigantesca cometa de 80 metros cuadrados. Fue el noruego Fridtjof Nansen el primero que quiso mover su trineo con una vela para llegar al Polo Norte en 1888. Pero todos los in- tentos por lograr un diseño efecti- vo y eficiente fueron infructuosos durante más de cien años. Este prototipo de trineo de viento, in- vención del propio Larramendi en el año 1999, es un Fórmula 1 com- parado con el de Nansen. Mide 14 metros de largo y por primera vez tendrá tres módulos: la cabina para el piloto de turno, el ‘maletero’ y una tienda de campaña a modo de vivienda y laboratorio. Sastrugis y grietas El ‘catamarán’, como ya lo han bau- tizado, es un vehículo único en el mundo, totalmente ecológico, ca- paz de desplazar más de 1.500 kilos de peso y de alcanzar velocidades de hasta 50 kilómetros por hora. Se ha diseñado en Fresnillo de Due- ñas, a pocos kilómetros de Aranda de Duero (Burgos), y en Valencia. El trineo no deja más huella en la nieve que la de los cinco travesaños de fibra de carbono y las miles de cuerdas y cabos sobre los que se asienta. Si viene un ‘sastrugi’ (olas de nieve de hasta un metro), los flexibles esquís del trineo se adap- tan como el mejor velero en un mar embravecido, como una oruga al terreno. Otra cosa son las temi- bles grietas de hielo, una de las ma- yores preocupaciones del propio Larramendi, aunque Juan Manuel Viu, antiguo responsable de la base antártica Juan Carlos I y coordina- dor de la expedición desde España, ve «poco probable» sufrir un con- tratiempo por este motivo: «Las grietas en nuestras zonas de tránsi- to, que están en el interior de la isla y a cierta altura, están cubiertas Llevan muchos cacharros tecnológicos, kilos de abrigo y un buen puñado de libros por si arrecian las tormentas. Pero el turrón, los polvorones y el ibérico suponen una verdadera garantía de supervivencia Utilizarán placas solares para recargar baterías, pero también tienen «un saco de pilas» A la izquierda, maqueta del nuevo modelo de trineo que los españoles están utilizando desde el lunes sobre el hielo de Groenlandia. Arriba, plan de viaje de la expedición, empezando por el suroeste, desde la localidad de Kangerlussuaq. :: T.P./R.C. Tecnología punta El trineo de viento con el que la expedición española cir- cunnavegará Groenlandia es todo un Fórmula 1 polar, pero su fabricación y su diseño es muy ‘marca España’. Larra- mendi supervisó su construc- ción en una empresa de Fres- nillo de Dueñas (Burgos) es- pecializada en los materiales ligeros propios del vehículo, así como en Valencia, donde se remataron algunos aspec- tos del modelo. Transporta 1.500 kilos y alcanza 50 kiló- metros por hora. MADE IN BURGOS :: DANIEL VIDAL GROENLANDIA EN 45 DÍAS La danesa Karin Moe Bojsen y el español y alma máter de la expedición, Ramón Larramendi (Madrid, 1965), en la avioneta que les dejó el sábado sobre la masa de hielo (inlandsis). :: TIERRAS POLARES El trineo puede alcanzar los 50 kilómetros por hora. :: T. P. 67 Miércoles 07.05.14 EL CORREO Miércoles 07.05.14 EL CORREO 66 V V

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Page 1: 66 V GROENLANDIA EN 45 DÍAS Miércoles 07.05.14 Llevan … · de fibra de carbono y las miles de cuerdas y cabos sobre los que se asienta. Si viene un ‘sastrugi’ (olas de nieve

por puentes de nieve que resisten el paso del trineo. Esos puentes solo se rompen en caso de presión directa, por ejemplo con las pisa-das. Aún así, las tenemos en cuen-ta».

Durante el periplo, la expedi-ción visitará estaciones científicas –algunas de ellas abandonadas tras la Guerra Fría– y recogerá muestras de nieve para diferentes estudios en colaboración con el Instituto Pi-renaico de Ecología. Pero el princi-pal objetivo es, precisamente, de-mostrar la utilidad de este ‘ecotri-neo’ como laboratorio móvil, segu-ro, limpio y muy económico. Ya que no depende de combustible al-guno, la misión será una de las más baratas «de la historia». Así la califi-ca el padre de la criatura, Ramón Larramendi, que además es el me-cenas de la aventura con 60.000 euros que han salido de Tierras Po-lares, su empresa de viajes. Algo también aportan la empresa Accio-na y la Sociedad Española de Geo-grafía. Aunque Larramendi va a sol-tar la mosca tan feliz. Nació madri-

leño, pero con alma de esquimal. El gusanillo polar le entró desde

bien pequeño. Siendo un crío ya se iba de ruta a la montaña y devoraba «enciclopedias que había por casa» que le dejaban anonadado con las fotos de la Antártida. Con 20 años ya participaba en las primeras ex-pediciones españolas a Groenlan-dia con esquís, y recorrió 14.000 ki-lómetros en trineo con perros y ka-yak desde Groenlandia hasta Alaska en los 90. Aquel fue consi-derado el viaje más importante de exploración geográfica del siglo XX en España. Pero Larramendi, que habla de manera fluida el idioma de los inuits, tiene ganas de seguir haciendo historia a muchos grados bajo cero, su clima preferido para sentirse en paz y cumplir sus sue-ños de niño. Así lo describe: «El frío extremo, la soledad polar, compar-tir lo básico con unos amigos en medio de la nada en alguno de los rincones más olvidados y hostiles de la tierra, el privilegio de afrontar la adversidad sintiéndonos los úni-cos seres humanos en la Tierra. La

sencillez de lo auténtico, despro-visto de toda superficialidad. El es-píritu de la exploración polar es la añoranza de una vida plena, afron-tando un mundo salvaje y virgen que todos hemos soñado alguna vez».

Baroja, Kipling y ‘El Quijote’ En este viaje, sin embargo, habrá poco tiempo para soñar despiertos. La idea es aprovechar al máximo las 24 horas de luz habituales en estos meses para cubrir las mayores distancias posibles. De hecho, uno de los alicientes de la expedición es poder batir el récord mundial de ki-lómetros recorridos en un solo día:

más de 500. Se organizarán turnos de pilotaje, de análisis de muestras y de sueño (del reparador). El tiempo libre vendrá impuesto por obra y gracia de tormentas y ausen-cias de viento. Para conseguir pegar ojo en tierras tan agrestes, cada uno tiene sus truquillos más allá de los muchos cacharros tecnológicos necesarios para comunicarse y los cientos de kilos de abrigo. Larra-mendi, por ejemplo, se ha llevado un ‘ebook’ en el que caben Pío Ba-roja, algo de Kipling, novelas poli-cíacas y un libro sobre la época de la conquista española de América. Manuel Olivera, en cambio, ha op-tado por un solo título, y en papel: «Ya había empezado en casa con ‘El Quijote’ y en la expedición me lo voy a acabar. Es un momento idó-neo». Olivera también ha echado a su mochila una radio de onda corta «para ver si encuentro alguna emi-sora por allí. Lo sé, soy un románti-co», se autodefine. Lo confirma otro de los elementos de su equipa-je particular: un bloc de notas, de anillas y tapas duras, de los de toda

la vida, en los que ir rellenando «el cuaderno de bitácora del viaje». Manuel Olivera seguro que no ne-cesitará recurrir a los paneles sola-res que servirán de cargadores, aunque también se han llevado «un saco de pilas». La semana pasa-da tuvieron que mandar un avión por delante con todo el material de la expedición, más de una tonelada que costó algunos meses preparar, «y la sensación siempre ha sido la misma de cualquier viaje: que se nos olvidaba algo». Menos mal que los españoles «siempre tendemos a desdramatizar, a tomarnos las co-sas de otra manera», matiza Viu. Esa filosofía impregnará la próxima ‘conquista’ del trineo de viento marcada en rojo en el calendario: 7.000 kilómetros de circunnavega-ción del Polo Sur, en 2015, para dar más presencia a la ciencia española en el casquete helado. Ya lo han di-cho los expertos: «Podríamos estar ante el nacimiento de una nueva etapa en la exploración científica de la Antártida». Eso sí, será con ja-món, turrón y polvorones.

Hay ciertas cosas que no pueden fal-tar en una expedi-ción española a Groenlandia. Un mes y medio reco-

rriendo 5.000 kilómetros de desier-to helado, sin un alma por el cami-no, con temperaturas de 30 grados bajo cero... ¿sin una lonchita de ja-món ibérico ni lomo embuchado? No puede ser. Aparte de estas joyas culinarias nacionales, y de los clási-cos alimentos que cualquier explo-rador polar que se precie debe lle-var en la mochila, como el pemmi-can (una comida concentrada que consiste en carne pulverizada, ba-yas desecadas y grasa), parte de los 150 kilos de víveres que va a consu-mir la nueva misión española al Ár-tico son turrón y polvorones. Una

garantía de supervivencia. «Nos ha costado encontrarlos en esta época del año, pero sus calorías nos van a venir muy bien para combatir el frío. Con la nieve que nos va a ro-dear por todos los lados, seguro que nos acordamos de la Navidad», bro-meaba poco antes de coger el avión el ingeniero industrial y civil Ma-nuel Olivera, uno de los tres espa-ñoles que estos días participan en la aventura extrema de circunna-vegar la isla más grande (y más fría) del mundo en 45 días. Los úl-timos que lo intentaron con me-dios parecidos a los que emplearán los españoles tardaron cinco años. Junto a Olivera viajan el también ingeniero de caminos Eusebio Bea-monte y el alma máter del proyec-to, Ramón Larramendi. Los tres rondan los 50. La danesa Karen Moe Bojsen y el groenlandés Hugo Svensson completan el equipo que ya puso el pie sobre el inlandsis (como se suele llamar a ese desier-to polar) el pasado sábado, muy cerca de Kangerlussuaq, el punto de partida.

Estos cinco científicos serán los pasajeros y a la vez pilotos del in-novador trineo de viento, inspira-do en la tecnología inuit, con el que darán la vuelta a Groenlandia y cuyo ‘motor’ es una gigantesca cometa de 80 metros cuadrados. Fue el noruego Fridtjof Nansen el primero que quiso mover su trineo con una vela para llegar al Polo Norte en 1888. Pero todos los in-tentos por lograr un diseño efecti-vo y eficiente fueron infructuosos durante más de cien años. Este prototipo de trineo de viento, in-vención del propio Larramendi en el año 1999, es un Fórmula 1 com-parado con el de Nansen. Mide 14 metros de largo y por primera vez tendrá tres módulos: la cabina para el piloto de turno, el ‘maletero’ y una tienda de campaña a modo de vivienda y laboratorio.

Sastrugis y grietas El ‘catamarán’, como ya lo han bau-tizado, es un vehículo único en el mundo, totalmente ecológico, ca-paz de desplazar más de 1.500 kilos

de peso y de alcanzar velocidades de hasta 50 kilómetros por hora. Se ha diseñado en Fresnillo de Due-ñas, a pocos kilómetros de Aranda de Duero (Burgos), y en Valencia. El trineo no deja más huella en la nieve que la de los cinco travesaños de fibra de carbono y las miles de cuerdas y cabos sobre los que se asienta. Si viene un ‘sastrugi’ (olas de nieve de hasta un metro), los flexibles esquís del trineo se adap-tan como el mejor velero en un

mar embravecido, como una oruga al terreno. Otra cosa son las temi-bles grietas de hielo, una de las ma-yores preocupaciones del propio Larramendi, aunque Juan Manuel Viu, antiguo responsable de la base antártica Juan Carlos I y coordina-dor de la expedición desde España, ve «poco probable» sufrir un con-tratiempo por este motivo: «Las grietas en nuestras zonas de tránsi-to, que están en el interior de la isla y a cierta altura, están cubiertas

Llevan muchos cacharros tecnológicos, kilos de abrigo y un buen puñado de libros por si arrecian las tormentas. Pero el turrón, los polvorones y el ibérico suponen una verdadera garantía de supervivencia

Utilizarán placas solares para recargar

baterías, pero también tienen «un saco de pilas»

A la izquierda, maqueta del nuevo modelo de trineo que los españoles están utilizando desde el lunes sobre el hielo de Groenlandia. Arriba, plan de viaje de la expedición, empezando por el suroeste, desde la localidad de Kangerlussuaq. :: T.P./R.C.

Tecnología punta

El trineo de viento con el que la expedición española cir-cunnavegará Groenlandia es todo un Fórmula 1 polar, pero su fabricación y su diseño es muy ‘marca España’. Larra-mendi supervisó su construc-ción en una empresa de Fres-nillo de Dueñas (Burgos) es-pecializada en los materiales ligeros propios del vehículo, así como en Valencia, donde se remataron algunos aspec-tos del modelo. Transporta 1.500 kilos y alcanza 50 kiló-metros por hora.

MADE IN BURGOS

:: DANIEL VIDAL

GROENLANDIA EN 45 DÍAS

La danesa Karin Moe Bojsen y el español y alma máter de la expedición, Ramón Larramendi (Madrid, 1965), en la avioneta que les dejó el sábado sobre la masa de hielo (inlandsis). :: TIERRAS POLARES

El trineo puede alcanzar los 50 kilómetros por hora. :: T. P.

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