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RONDA DEL SOMONTANO
60. CONTRAPORTADA del BIENESTAR
Todas las personas pueden y saben cuidarse
RS. ¿Por qué se afirma que todos somos capaces de cuidarnos? EB. Porque es el modo más espontáneo y natural que tienen todos los seres humanos de sobrevivir y de hacerlo de un modo digno, confortable y feliz. RS. Pero para muchas personas cuidarse supone un gran esfuerzo ¿Cómo lograr que se cuiden con amor, dedicación y placer? EB. El modo más congruente y natural de amar la vida es cuidarse ya que se cuida con esmero y dedicación aquello que se ama, de modo que amarse implica siempre cuidarse mediante una dedicación atenta, consciente y constante. La vida está repleta de cantos de sirena, de estímulos e invitaciones a placeres breves, puntuales y que no cuestan ningún esfuerzo. Es el reino de lo efímero, de lo transitorio, dado que existen multitud de atractivas situaciones que alegran la vida, dan desparpajo y aparente vitalidad, pero su duración es muy corta, de manera que todo se desvanece a las pocas horas quedando después una sensación de vacío, de pérdida, de cansancio. El amor requiere dedicación, disciplina y generosidad para salvaguardar aquello que se ama de cualquier situación difícil que lo ponga en peligro. No valen las palabras, dado que la entrega amorosa requiere hechos cotidianos para alimentarlo y nutrirlo. RS. A pesar de todo esto sigue habiendo mucha gente que dice de manera sistemática que no puede, que le resulta imposible ¿Qué hacer con estas personas? EB. No se puede hacer otra cosa que permitir hagan lo que consideren mejor para sus vidas, aunque estén equivocados. Probablemente se den cuenta de esta situación algún día, deseando y esperando que no
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sea demasiado tarde, cuando su vitalidad ya esté seriamente dañada y resquebrajada. En estas personas la mente tiene mucho poder, excesivo, y se alimentan diariamente de muchos arquetipos y prejuicios sobre la buena vida y la felicidad que la ubican fuera de sí, en la suerte, en el dinero, en el poder, en la imagen social o en cualquier otro lugar, pero siempre fuera de sí, ya que les cuesta asumir que la responsabilidad sobre el bienestar de la propia vida recae en sí mismo, pues cada ser es el único capaz de gestionarla para conducirla por la senda del éxito vital, es decir, del bienestar, la felicidad, la salud y la longevidad. RS. ¿Y por qué hay tantas personas que afirman no saber cuidarse? EB. Pues por las mismas razones de aquellas que dicen no poder, es más de lo mismo. Éstas consideran además que existen las recetas mágicas, sean químicas, naturales o mentales, pero es pura apariencia, fantasías mentales. Nadie mejor que cada persona para saber en cada momento de la vida que cuidados necesita para sentirse mejor, dado que si se requieren los cuidados de otras personas, sean sanitarios, terapeutas o cuidadores profesionales, a todas estas personas se les tendrá que explicar con todo detalle qué malestar se tiene y que cuidados se necesitan. De manera que basta con comenzar a cuidarse uno mismo con constancia, humildad y lentitud, explorando los remedios que se otorga a sí mismo y observando los resultados de manera sistemática, dado que nadie mejor que uno mismo percibe, si se observa con atención, lo que acontece dentro de sí. RS. ¿Entonces, afirmar que no se puede o no se sabe no es más que un recurso para eludir la responsabilidad de cada cual con el cuidado personal? EB. Así es, efectivamente. No asumir la responsabilidad de cada cual en el decurso de los sucesos vitales, a excepción de accidentes y situaciones sobrevenidas, inesperadas y no deseadas, sean hecatombes bélicas o naturales, son excusas para esconder el capricho, la comodidad y la aversión a la disciplina del trabajo que requiere la dedicación diaria a los cuidados personales, sin tener en cuenta que esta actitud siempre tiene premio, pues los cuidados diarios hacía sí mismo conducen al gozo de vivir en bienestar con plenitud a lo largo de toda la existencia.
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