No hay calzoncillos que lavar, ni bordes de excusados que secar. Las uñas se mantienen más tiempo largas y hermosas.

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No hay que dar explicaciones a nadie sobre la demora de la reunión en la que te hallas.

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• No hay restricciones en cuanto a la ropa que usarás. No escucharás la insoportable pregunta “¿así vas a salir?”

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• Nadie monopolizará el control remoto de tu televisor. Y no saltarás del susto con un aullido dominical: “goooool”.

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• No tienes que cumplir con “labores de esposa” si no lo deseas. Dicen que la vida sexual termina con el matrimonio.

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• No hay que escuchar a nadie roncar, ni ver a nadie engordar.

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• Ves a los hombres ya arreglados, perfumados y afeitados.

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• Nadie te ve despeinada y con las piernas sin depilar.

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• No tienes límites de tiempo sobre el tiempo que te quedas conectada al Internet.

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• Puedes guardar vídeos porno en tu teléfono celular.

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• Las fechas tradicionalmente cursis te constituyen un ahorro, pues no debes comprar peluchitos ni demás sandeces. En cambio, tus pretendientes siempre intentarán conquistarte con regalitos que puedes intercambiar.

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• Los hombres son tragones por naturaleza. Así que, tú cocinas para ti, y si te da pereza, con una sopa de sobre sobrevives. Un hombre moriría de inanición al poco tiempo. Así que hay un muerto menos en tu conciencia.

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• Las fechas familiares son realmente familiares. Es decir, pasas día de la Madre con tu madre, no con tu suegra.

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• Si no estás de humor para sexo, no hay un macho alunado junto a ti a quien complacer con la mejor actuación dramática: “Better fake orgasm”.

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• No tienes que coordinar tus días libres con otra persona. Más bien ellos ajustan sus horarios para poder salir contigo.

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• No tienes que explicar el complejo funcionamiento de una lavadora a nadie. A los hombres por lo general se les hace sencillo realizar ecuaciones polinómicas, pero comprender el uso de los electrodomésticos no es de dominio del común de los machos.

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• No tienes que explicar el destino que le das a tu dinero. Si te da la gana comprarte un jean de $80 lo haces sin explicar que estaba rebajado de $300, y que es de diseñador, y que si lo tienes todas te envidiarán y que… es inutil, ningún hombre comprendería razones para adquirir un jean de $80.

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• No tienes cuñadas y primas políticas con las que tienes que tener relaciones hipócritas diplomáticas de cordialidad y fraternidad. Ni tienes porqué soportar sus amigotes.

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• Durante tu menstruación, tus tetas están a salvo de ser estrujadas por un marido incomprensivo que no termina de entender el dolor y la sensibilidad mamaria durante el periodo.

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• Y la mejor ventaja, tus amigas casadas te envidian. Y no hay mejor sensación que sentirse envidiada por otra mujer.

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