1977 critica de marx y engels a la religion.3.nivel filosofico

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CRITICA DE MARX Y ENGELS A LA RELIGIÓN. III: NIVEL FILOSÓFICO PEDRO GÓMEZ GARCÍA La crítica filosófica se sitúa en la esfera de la crítica a las ideologías, que pueden ser de signo ético, jurídico, científico, filosófico, religioso, etc. Según Marx, era la religión la que ostentaba la «primacía ideológica», de lo cual se deriva la relativa atención que le dispensaban prominentes pensadores. Este nivel crítico se inaugura, en el joven Marx, con su tesis doctoral. Sus análisis críticos sobre la religión forman parte de la lucha -política- por lograr una conciencia refleja que supere las nebulosidades de la previa conciencia mítica (Marx a Ruge [set 1843], I, p. 430). No obstante, la verdadera superación positiva de la creencia religiosa -se postula- no se desprenderá del enfrentamiento ideológico sino del cambio en los condiciona- mientos reales. «...se puede decir de los obreros socialdemócratas alemanes que el ateísmo ya ha superado para ellos su período natural de vida: esta palabra puramente negativa ya no tiene aplicación por lo que a ellos respecta, puesto que su oposición a la fe en Dios no es ahora teórica, sino práctica. Han terminado, lisa y llanamente, con Dios, viven y piensan en un mundo de realidad, y por lo tanto son materialistas» (Engels, Literatura emigrante [1874], I, p. 269). 1. CRITICA A LA ESENCIA DE TODA RELIGIÓN Marx se propone tempranamente empujar más adelante la línea de Hegel. «Las pruebas de la existencia de Dios no son más que vanas tautologías» (Escritos doctorales [1839-41], I, p. 60). El planteamiento de la existencia de Dios le parece algo irracional. Lo que si existe, y con fuerza, es la religión: «... la existencia de la religión no contradice la perfección del estado. Pero, como la existencia de la religión es la existencia de un defecto, no podemos seguir buscando la fuente de este defecto solamente en la esencia del estado mismo. La religión no constituye ya, para nosotros, el fundamento, sino simplemente el fenómeno de la limitación secular. Nos explicamos, por tanto, las ataduras religiosas de los ciudadanos libres por sus ataduras seculares. No afirmamos que deban acabar con su limitación religiosa, para poder destruir sus barreras seculares. Afirmamos que acaban con su limitación religiosa tan pronto como destruyen sus barreras temporales» (La cuestión judía [1844], I, p. 113). La religión comporta en sí una radical limitación, si bien ésta traduce fallos de otro orden. Aquí apunta ya Marx al trasfondo social e histórico que sustenta los fenómenos religiosos; pero su reducción a él será discutida más adelante. 1.1. Bajo el influjo de Feuerbach En estos momentos, todavía anda intelectualmente cerca de la reducción feuerbachiana, a pesar de que ya lo está sobrepasando. El punto de comparación es la vida económica: lo mismo que «cuanto más se mata el obrero trabajando, más poderoso se torna el mundo material ajeno a él que crea frente a sí, más pobres se vuelven él y su mundo interior, menos se pertenece el obrero

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  • CRITICA DE MARX Y ENGELS A LA RELIGIN.III: NIVEL FILOSFICO

    PEDRO GMEZ GARCA

    La crtica filosfica se sita en la esfera de la crtica a las ideologas, que pueden ser de signotico, jurdico, cientfico, filosfico, religioso, etc. Segn Marx, era la religin la que ostentabala primaca ideolgica, de lo cual se deriva la relativa atencin que le dispensaban prominentespensadores.

    Este nivel crtico se inaugura, en el joven Marx, con su tesis doctoral.

    Sus anlisis crticos sobre la religin forman parte de la lucha -poltica- por lograr unaconciencia refleja que supere las nebulosidades de la previa conciencia mtica (Marx a Ruge [set1843], I, p. 430). No obstante, la verdadera superacin positiva de la creencia religiosa -sepostula- no se desprender del enfrentamiento ideolgico sino del cambio en los condiciona-mientos reales. ...se puede decir de los obreros socialdemcratas alemanes que el atesmo yaha superado para ellos su perodo natural de vida: esta palabra puramente negativa ya no tieneaplicacin por lo que a ellos respecta, puesto que su oposicin a la fe en Dios no es ahora terica,sino prctica. Han terminado, lisa y llanamente, con Dios, viven y piensan en un mundo derealidad, y por lo tanto son materialistas (Engels, Literatura emigrante [1874], I, p. 269).

    1. CRITICA A LA ESENCIA DE TODA RELIGIN

    Marx se propone tempranamente empujar ms adelante la lnea de Hegel. Las pruebas de laexistencia de Dios no son ms que vanas tautologas (Escritos doctorales [1839-41], I, p. 60).El planteamiento de la existencia de Dios le parece algo irracional.

    Lo que si existe, y con fuerza, es la religin: ... la existencia de la religin no contradice laperfeccin del estado. Pero, como la existencia de la religin es la existencia de un defecto, nopodemos seguir buscando la fuente de este defecto solamente en la esencia del estado mismo.La religin no constituye ya, para nosotros, el fundamento, sino simplemente el fenmeno dela limitacin secular. Nos explicamos, por tanto, las ataduras religiosas de los ciudadanos librespor sus ataduras seculares. No afirmamos que deban acabar con su limitacin religiosa, parapoder destruir sus barreras seculares. Afirmamos que acaban con su limitacin religiosa tanpronto como destruyen sus barreras temporales (La cuestin juda [1844], I, p. 113). Lareligin comporta en s una radical limitacin, si bien sta traduce fallos de otro orden. Aquapunta ya Marx al trasfondo social e histrico que sustenta los fenmenos religiosos; pero sureduccin a l ser discutida ms adelante.

    1.1. Bajo el influjo de Feuerbach

    En estos momentos, todava anda intelectualmente cerca de la reduccin feuerbachiana, a pesarde que ya lo est sobrepasando. El punto de comparacin es la vida econmica: lo mismo quecuanto ms se mata el obrero trabajando, ms poderoso se torna el mundo material ajeno a lque crea frente a s, ms pobres se vuelven l y su mundo interior, menos se pertenece el obrero

  • a s mismo. Lo mismo sucede en la religin. Cuanto ms pone el hombre en Dios, menos retienede s mismo (Manuscritos [1844], I, p. 140). Repite la idea tpica de la razn inversa entreDios y el hombre, en la disputa por apropiarse los nicos atributos disponibles. Entraa -piensa-la enajenacin del producto del trabajo del hombre, en este caso producto religioso.

    Por esta va, la religin se convierte en algo exterior que manipula al hombre y lo aliena, comoel trabajo forzado enajena al obrero. Lo mismo que en la religin la actividad propia de lafantasa humana, del cerebro y el corazn humanos, obra con independencia del individuo ysobre l, es decir, como una actividad ajena, divina o demonaca, la actividad del obrero no estampoco su propia actividad. Pertenece a otro, y representa la prdida de s mismo (Ibd., p.141). Es la enajenacin del mismo acto productor del hombre en su actuar; es la autoenajenacin.

    La religin conforma un nivel particular del modo de produccin. Hay que referirla al todosocial. Muestra una alienacin generalizada del sistema. Y superar tal enajenacin slo esposible mediante la reapropiacin de toda la vida social por parte de los hombres: Religin,familia, estado, derecho, moral, ciencia, arte, etc., no son ms que modos especiales de laproduccin y se hallan sujetos a la ley general de sta. La superacin positiva de la propiedadprivada, como la apropiacin de la vida humana, es, por tanto, la superacin positiva de todaenajenacin y, por consiguiente, el retorno del hombre de la religin, la familia, el estado, etc.,a su existencia humana, es decir, social. La enajenacin religiosa, en cuanto tal, slo se operaen el campo de la conciencia interior del hombre, pero la enajenacin econmica es laenajenacin de la vida real; su superacin abarca, por tanto, ambos aspectos (Ibd., p. 145).

    1.2. Tesis del materialismo histrico

    En toda religin encontramos una faceta ideologizada de los procesos sociales, determinadapor stos: De tal modo, la moral, la religin, la metafsica y otras formas de ideologa, y lasformas de conciencia que a ellas corresponden, no conservan ya su aparente independencia. Notienen historia, carecen de desarrollo, pero los hombres, que desarrollan su produccin materialy sus relaciones materiales, tambin modifican su pensamiento y los productos de supensamiento juntamente con esa realidad de ellos. No es la conciencia lo que determina la vida,sino la vida lo que determina la conciencia (La ideologa alemana [1845-46], I, p. 164). Lareligin concreta est originada por el proceso de divisin del trabajo. Hay que rastrear en lasociedad, y explicar por ella, el nacimiento de las distintas formas tericas de la conciencia.

    En consecuencia, para acabar con la religin hay que atacarla en su origen; es precisotransformar las condiciones sociales que la determinan, segn la concepcin del materialismohistrico: No explica la prctica por la idea, sino que explica la formacin de las ideas por laprctica material. Por consiguiente llega al resultado de que todas las formas y productos de laconciencia pueden ser disueltos, no por la crtica intelectual, no por la disolucin en la'conciencia de s mismo' o por la transformacin en 'fantasmas', 'espectros', 'apariciones', etc, sinopor la abolicin prctica de las relaciones sociales reales que dieron nacimiento a esas patraasidealistas. Llega al resultado de que la fuerza motriz de la historia, as como de la religin, lafilosofa y todas las otras formas de teora, es la revolucin y no la crtica (Ibd., pp. 166-167).Como reflejo del modo de produccin social, la ilusin religiosa se disipar tan pronto setransformen las condiciones objetivas. Este ltimo hecho no est tan claro como la tesis. Nitampoco la derivacin marcadamente mecnica de lo supraestructural. No se explicara la tenazsupervivencia de formas ideolgicas surgidas en circunstancias hace mucho tiempo inexistentes.

  • Falta en Marx el desarrollo de una verdadera teora de las superestructuras. Por lo dems, en laanticrtica, destacar algunas otras incoherencias sobre la base del mismo planteo generalmarxista.

    1.3. Especulacin de Engels

    Engels, por su parte, se limita prcticamente a repetir las tesis marxianas, si bien trata deproporcionarles una mayor base de anlisis histrico. Describe la religin como reflejofantstico de una realidad histrica, cuya evolucin persigue: la religin no es otra cosa queel reflejo fantstico que proyectan en la cabeza de los hombres aquellas fuerzas externas quegobiernan su vida diaria, un reflejo en que las fuerzas terrenales revisten la forma de poderessobrenaturales. En los comienzos de la historia empiezan siendo las potencias de la naturalezalos objetos que as se reflejan en la cabeza del hombre, y con la evolucin posterior revisten,entre los diferentes pueblos, las ms diversas y abigarradas personificaciones (...). Al llegar a unaetapa ms avanzada de desarrollo, todos los atributos naturales y sociales de los numerososdioses se concentran en un solo dios omnipotente, que a su vez no es ms que un reflejo delhombre abstracto. Y as surge el monotesmo, que fue, histricamente, el ltimo producto de laposterior filosofa vulgar de los griegos, que encontr su encarnacin en Jehov, el dios nacionaly exclusivo de los hebreos (Anti-Dhring [1876-78], I, p. 275).

    Igual que en Marx, cuando la sociedad se emancipe, desaparecern los destellos religiosos desu alienacin, espontneamente. Cuando la transformacin social se lleve a cabo, cuando lasociedad, aduendose de todos los medios de produccin y manejndolos con arreglo a un plan,se emancipe a s misma y emancipe a todos sus miembros de la esclavitud en que hoy viven bajola frula de los medios de produccin producidos por ellos mismos, y que, sin embargo, seenfrentan con ellos como un poder extrao y superior; cuando, por tanto, sea el hombre quienproponga y quien disponga, entonces, y slo entonces, desaparecer este ltimo poder extraoque hoy se refleja todava en la religin, y con esto desaparecer tambin el propio reflejoreligioso, por la sencilla razn de que ya no habr nada que reflejar (Ibd., p. 276). De formaexpresa le parece un disparate liquidar, querer liquidar, la religin de forma directa; morir demuerte natural.

    Piensa Engels que la religin, una vez creada, contiene siempre una materia tradicional, yaque la tradicin es, en todos los campos ideolgicos, una gran fuerza conservadora. Pero loscambios que se producen en esta materia brotan de las relaciones de clase, y por tanto de lasrelaciones econmicas de los hombres que efectan estos cambios. Y aqu, basta con lo quequeda apuntado (Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofa clsica alemana [1886], I, pp.367-370). Parecen bien remachadas las tesis del materialismo histrico, al menos en sus lneasmaestras, si se disiente en algn punto particular.

    Reconoce Engels que fue Marx quien hizo esta conquista terica, con lo que ofreci a la claseobrera el modo de tomar conciencia de las causas de su desposeimiento. Marx la ayud ahacerlo por medio de su concepcin materialista de la historia, al proporcionarle la prueba de quetodas las ideas del hombre, jurdicas, polticas, filosficas, religiosas y otras, derivan en ltimainstancia de sus condiciones econmicas de vida, de su modo de produccin y de intercambiodel producto (Socialismo de juristas [1887], I, p. 375).

    Lo mismo que, cuando se emancipe el proletariado, se esfumarn las ideas filosficas y

  • jurdicas vigentes en el mundo burgus, no podrn sobrevivir las ideas religiosas cuando hayancambiado los condicionamientos sociales imperantes. Si nuestras ideas jurdicas, filosficas yreligiosas no son ms que los brotes ms prximos o ms remotos de las condiciones econmicasimperantes en una sociedad dada, a la larga estas ideas no pueden mantenerse cuando hancambiado fundamentalmente aquellas condiciones (Del socialismo utpico al socialismocientfico [1892], I, p. 400). Reiteradamente insiste en el mismo principio, cuya validez se quierecoextensiva con la esencia de la religin en toda su generalidad. Con esto, por un lado, la crticasera aplicable a todas las sociedades y sus heterogneos sistemas religiosos, excepto a lasociedad comunista puesto que ah no habra religin ya (lase: reflejo ilusorio y compensatoriode unas relaciones de produccin alienadas). O sea, que por otra parte, se da por sentado que elfenmeno religioso responde slo a ciertas variantes del modo de produccin y no, adems, aciertas condiciones universales permanentes de la condicin humana histrica, incluida lasociedad comunista. Si stas se dieran, la presunta crtica a la esencia general de la religinhabra que matizarla, reducindola a aquellas formas o variedades histricas en que efectivamen-te sea falseamiento mental ligado a la explotacin, y en el grado en que as lo sea. Tendramosque discutir esa definicin de religin discriminada en exclusiva para sus aspectos peyorati-vos.

    Sera preciso, asimismo, pulsar la concepcin antropolgica que anida detrs de laargumentacin.

    3. CRITICA A LA RELIGIN CRISTIANA COMO ACIENTFICA

    Este es un aspecto desarrollado ms por Engels. No se critica ya la base o funcionalidad social,sino el contenido sobrenaturalista construido por el cristiano -o por cualquier otra religin-.Desde la idea de Dios, todas las creencias han podido sugerir por una doble circunstancia: porel desconocimiento que el hombre tiene de los mecanismos causales de la naturaleza y de lasociedad, y mediante la elaboracin del concepto de fuerzas superiores anlogas a l mismo.Lo cual no constituye ms que una ilusoria representacin, contraria a la ciencia e incidente enel mundo de la magia.

    La razn se opone a la irracionalidad religiosa. Lo que un determinado pas es paradeterminados dioses extranjeros, esto es el pas de la razn para dios en general; es una regindende su existencia cesa (Escritos doctorales [1839-41], I, p. 60). Habr que entender porrazn la razn cientfica, o la filosfica, un tipo de racionalidad concreta y no el conceptogeneral e ideolgico de la razn universal ilustrada. Porque toda cultura y todos sus productos-incluida la religin- estn mediados precisamente por la razn humana, que admite mltiplesusos y da lugar a distintos modos de racionalidad. Por lo dems, paradjicamente, no deja de serun mito, propio del siglo XIX, el empeo por reducir la cultura a la ciencia, por muydeterminante que esta instancia llegue a ser. Nadie plante nunca a Dios como factor en el senode los fenmenos analizables cientficamente (menos an bajo el canon de las ciencias fsicas);y si alguien lo hace, Marx lleva razn.

    2.1. Engels, contra los comunistas cristianos

    El seor Engels hostiliza a los comunistas franceses, que se consideraban cristianos; los pobresdesconocen la irracionalidad bblica y su incompatibilidad con el comunismo: los comunistas

  • franceses -miembros de una nacin clebre por su irreligiosidad- se confiesan cristianos. Unode sus axiomas favoritos consiste en decir que 'el cristianismo es el comunismo'. E intentanprobarlo por la Biblia, aludiendo a la organizacin de la comunidad primitiva etc. Pero todo estorevela nicamente que estas buenas gentes no son cristianos modelos, a pesar de que ellospretendan serlo. En efecto, si lo fueran, conoceran mejor la Biblia y descubriran que, aunquealgunas raras pginas sean favorables al comunismo, el tono general de su doctrina le estotalmente opuesto, as como a toda medida racional (Cartas desde Londres [1843], I, p. 91).

    Junto con Marx, combate la postura de Hermann Kriege, de los socialistas verdaderos, que,quiz confundiendo planos, proponan un comunismo idealista basado en la religin del amor.

    En suma, no se puede dar respuesta adecuada a cuestiones reales de forma idealista, a base deimgenes fantsticas de inspiracin religiosa o mitolgica.

    El avance de la ciencia, al decir de Engels, desalojar a Dios de todas sus posiciones. Sloel verdadero conocimiento de las fuerzas de la naturaleza expulsa a los dioses o a Dios de unatras otra de sus posiciones(...). Este proceso ha avanzado ahora tanto, que en teora puedeconsiderrsele concluido (Anti-Dhring [1876-78], I, p. 277). Habr que ver lo que ocurre enla prctica.

    2.2. Contra el dualismo y el idealismo

    Desde la interpretacin unitaria de la realidad, propia de las ciencias modernas, se impugna eldualismo. Y cuanto ms sea esto una realidad, ms sentirn y comprendern los hombres suunidad con la naturaleza, ms inconcebible ser esa idea absurda y antinatural de la anttesisentre espritu y materia, el hombre y la naturaleza, el alma y el cuerpo, idea que empieza adifundirse por Europa a raz de la decadencia de la antigedad clsica, y que adquiere su mximodesenvolvimiento en el cristianismo... (Dialctica de la naturaleza [1873-86], I, p. 307). Frentea esto se levanta la reserva de saber si toda la tradicin cristiana es dualista; que no lo es. Msacertada parece la denuncia de la funcin represora ante la ciencia, ejercida por la dictaduraespiritual del papa y la supersticin eclesistica (Ibd., p. 308). La vieja teologa se ha idoal diablo, pero ahora est firmemente establecida la certidumbre de que la materia se mueve ensu ciclo eterno conforme a leyes, que en una etapa determinada -ora aqu, ora all- producenecesariamente el espritu pensante en el ser orgnico. Dios creador no se encuentra en lospuestos que le atribua la concepcin teolgica clerical de la naturaleza: todo el infinito reinode la naturaleza es conquistado por la ciencia, no quedando ya lugar para el creador (Ibd., p.310-311). Es evidente que persiste la confusin de planos; confusin de malos telogos, pero queun crtico tan riguroso como Engels debiera dilucidar; no le interesa.

    En otra de la andanadas contra el cristianismo, acusa a ste de idealista. Se aduce elargumento de la incompatibilidad entre idealismo y materialismo. El problema estara en sabersi lo primario es el espritu o la naturaleza, el pensamiento o la realidad. Puesto que el cristianoafirma que el mundo fue creado por Dios, luego es idealista... (cfr. Ludwig Feuerbach y el finde la filosofa clsica alemana [1886], I, p. 340). Al llegar a la contracrtica contestar a estanueva dislocacin de planos.

  • 2.3. Engels, exegeta sin fortuna

    Resulta interesante ver cmo, en cierto modo, Engels se meti tambin a telogo escriturista.Trataba de completar la tesis de Bruno Bauer, quien explic el cristianismo como una conjuncinde filonismo vulgarizado y de la moral senequiana. En la visin engelsiana, el primitivocristianismo est plasmado antes en el Apocalipsis que en el Evangelio y la epstolas: Leyendoel denominado libro del Apocalipsis de Juan es posible hacerse una idea de lo que era elcristianismo en su forma primitiva. Un salvaje y confuso fanatismo, apenas el comienzo de losdogmas, slo la mortificacin de la carne de la denominada moral cristiana, pero por otra partetambin una multitud de visiones y profecas. El desarrollo de los dogmas y de la doctrina moralpertenece a un perodo posterior, en que se escribieron los evangelios y las llamadas epstolasde los apstoles (Bruno Bauer y el cristianismo primitivo [1882], I, p. 316). Sustenta que elApocalipsis es le libro ms antiguo del Nuevo Testamento, escrito el ao 68 69 (cfr. El librodel Apocalipsis [1883] I, p. 324). Lstima que la investigacin posterior haya demostrado otracosa: El Evangelio segn Marcos se data aproximadamente sobre el ao 60, mientras que elApocalipsis fue escrito a fines del siglo I, o principios del II.

    Con todos sus anlisis va en busca de una invalidacin de la religin cristiana no slo porel rechazo de su negativa funcin social contempornea, sino desde sus mismos orgenes, cuyasconcomitancias revolucionarias no puede negar, pero que habra que descalificar -segn l-debido a las referencias supranaturalistas.

    No vale porque no es cientfico? O porque es reaccionario? La crtica oscila. Aqu se leimputa su falta de cientificidad, nivel en que no se sita, ni lo pretende, con lo que lo imputablese limita a su comportamiento anticientfico, que, por otra parte, no le es intrnseco; es sloreflejo de una prctica antirrevolucionaria, que s contradice el planteamiento del cristianismo.No ser, quiz, que la crtica marxiana y engelsiana no ha logrado una clarificacin suficiente,en estos niveles? Es evidente.

    3. RELATIVIZACIN DE LAS CRITICAS EXPUESTAS

    La crtica de Marx y Engels pretende eliminar la religin, como montaje imaginario quedesempea una funcin de alienacin del hombre.

    En esta crtica cabe distinguir dos enfoques. Una consideracin esencial, como conceptouniversal vlido para toda la religin. Marx lo toma, a la ligera, de la filosofa de la religin deHegel, por lo que aplica al cristianismo ciertas caractersticas propias de las religiones asiticas,de la griega y la romana. En sus afirmaciones generales evoca el planteamiento totalitario de lareligin segn Hegel, el de la razn abstracta y el idealismo. O a lo sumo, como ya vimos, echamano de la elaboracin de Feuerbach, quien tampoco supera el concepto abstracto y universalde religin, si bien le confiere unos contenidos ms concretos. El pensamiento de Marx noencuentra su propia identidad hasta que no renuncia al punto de vista metafsico y especulativo,y pone las bases para una filosofa del conflicto concreto, de la praxis. Esta es la que podemosllamar consideracin funcional o sociolgica: interesa el anlisis particular del fenmenoreligioso y su funcionalidad en tal sistema social. Marx avanz pronto hacia este enfoque, perosin abandonar del todo el planteamiento esencialista; se comprueba en muchos pasajes, as comoel afn de plantear una negacin total (esencial) de la religin, en vez de una negacinparticular de tal forma de religin, o de cristianismo.

  • 3.1. La esencia de la religin es un concepto idealista

    As pues, Marx hace una consideracin funcional y particular sin desprenderse de lapreconcepcin esencial. Conserva el pensamiento de la identidad a lo Hegel (identidad entrelo universal y lo particular; el fenmeno religioso y su aparicin concreta; la verdad o falsedadde la esencia religiosa se compromete en cada manifestacin; no hay relacin dialctica entre louniversal y lo particular). De modo que, al enjuiciar el fenmeno religioso, tan pronto constatauna forma alienante del cristianismo, pronuncia sobre la esencia religiosa (universal) unveredicto definitivo e inapelable.

    Nos hallamos ante una incoherencia patente. Siendo consecuentes con la dialctica entre louniversal y lo particular, slo se llega a una negacin particular del cristianismo. De lacontradiccin entre la esencia del cristianismo (mensaje de reconciliacin universal) y su praxisconcreta (justificacin religiosa de intereses materiales de algunos), lo que se sigue es unanegacin de la legitimidad de ese cristianismo. Dar entonces un juicio sobre la esencia universalslo es posible si Marx asume la postura metafsica que l mismo critica.

    3.2. Qu se entiende por ideologa?

    En sntesis, los fundadores del marxismo toman, reductivamente, la religin como algoideolgico, no cientfico, e incompatible con el socialismo. La califican como 1) reflejofantstico o representacin falseada de la realidad, 2) dependiente de un modo de produccinalienado, 3) reflejo que desaparecer al cambiar las condiciones objetivas, en la sociedad sinclases. Ahora, vamos a debatir cada una de estas afirmaciones.

    Al decir que el fenmeno religioso constituye un mero reflejo fantstico de las condicionesde vida del hombre, se indica tambin que es una representacin deformada, ideolgica. En estepunto, hay que advertir que la definicin de ideologa es muy polmica; resulta casi imposibledar una definicin acertada; K. Lenk recoge unas trescientas noventa acepciones del trmino(Ideologie, Ideologiekritik und Wissenssoziologie, Neuwied, 1964, 2). Ya en Marx, elconcepto de ideologa posee ms de un sentido: Puede designar esa instancia de todaformacin social que abarca el conjunto de representaciones filosficas, jurdicas, artsticas,mitolgicas, etc.; o una representacin deformada de la realidad en cuanto conciencia falsa; obien una teora general acerca de las ideas, de las formas de conciencia; etc. La religin seraideologa reduplicativamente, por pertenecer a la instancia cultural, o de conciencia, y por serun falseamiento de lo real. Pero, es esto forzosamente as?

    La verdad es que Marx nunca aclar esta cuestin. Y en sus seguidores, la cosa se ha agravado,por lo general, sobre todo en el marxismo-leninismo. como es sabido, colocan un lugar aparte(o no saben dnde colocarlas) la ciencia y la lengua, marcando todas las regiones de la estructuraideolgica o cultural con el signo peyorativo de ideologa, mal menor ineliminable. Segnalgunos slo habra una filosofa no ideolgica, el materialismo dialctico... Pero esto recuerdael viejo truco de refutar a todos los adversarios atribuyndose uno a s mismo la situacinprivilegiada: las dems posiciones, todas son ideolgicas; slo la nuestra es cientfica. No setrata ms que de la caracterstica tpica de esta concreta ideologa, el tenerse por cientfica.Actitud que suele ir acompaada de una concepcin de la ciencia entre mtica y dogmtica.

  • Urge clarificar algunos extremos. En primer lugar, la instancia que podemos llamarideocultural est integrada por una pluralidad de reas, de universos simblicos (filosofa,derecho, arte, religin, moral, etc.), entre los que hay que incluir las ciencias (la ciencia noexiste). Es el propio Marx quien menciona en un mismo plano las ciencias junto a las otrassuperestructuras ideolgicas: Tambin tenemos que ocuparnos de la otra cara, aquella queafecta a la existencia terica del mundo, es decir, llevar la crtica a la religin, la ciencia, etc.(Marx a Ruge [set. 1843], I, p. 428). Y en otra parte: en lo relativo a sus opiniones religiosas,cientficas y artsticas, a su moral... (Marx a Schweitzer [enero 1865] I, p. 441). Lo cual ayudaa ver con ms nitidez las reas pertenecientes a ese nivel ideolgico (en sentido neutro) ocultural, de los sistemas simblicos, de las formas de conciencia. Todas las reas de este nivelpueden a su vez ser ideolgicas, estar ideologizadas (marcadas con connotaciones peyorativas,o meliorativas), y esto en un doble aspecto, ya sea en tanto que representaciones deformadas,falsas (contenido ideolgico), ya sea en tanto que actividades o creaciones manipuladas con unaorientacin y en orden a unos fines en beneficio de determinado grupo social (funcinideolgica). En esta ltima acepcin, incluso las ciencias son inevitablemente ideolgicas. Sonmedios. Su utilizacin ser ideolgica siempre que lo sea el fin para el que se aplican o seinvestiga. Cualquier regin de la cultura, sin excluir las lenguas y las ciencias, pertenecen a laideologa y sirven a una ideologa. La liberacin humana por medio de la ciencia ha sido unespejismo, el gran mito de la modernidad. Basta mirar al mundo, a oriente y a occidente, paratener las pruebas de la ciencia opresora. El mismo materialismo histrico est siendo, por casitodas partes, ideolgicamente til. Todo resulta ideologizable, hasta el ms riguroso positivismo.No es de extraar que se d una ideologizacin de la fe cristiana.

    En estas circunstancias, lo que se induce es la ambivalencia de todo ese nivel simblico,ideocultural. Por referencia a la realidad, su contenido puede ser verdadero o falso; pero en larealidad social, dnde est la verdad y la falsedad? Por referencia a qu criterio se puedesealar una manipulacin denunciable? nicamente por referencia a un proyecto histrico derealizacin del hombre, emergido en el movimiento popular. Slo permitir dilucidar si talfilosofa, tal cancin, tal ciencia, tal derecho, etc., contribuye a la objetivizacin (el hombrerealiza sus fines, domina su produccin, se eleva de lo natural a lo humano), o, por el contrario,a la alienacin (el hombre no realiza sus fines, es desposedo del objeto que produce, sedespersonaliza, se rebaja de lo humano a lo natural). Y de lo alienante diremos que cumple unafuncin ideolgica. En definitiva, en la instancia cultural, hay creaciones que, de por s, tantopueden ser positivas como negativas; depende, adems de su coherencia interna, fundamental-mente de su forma de insercin en la praxis que realiza un proyecto social liberador.

    3.3. Algo ms que un reflejo mecanicista

    Por otro lado, es importante hacer algunas observaciones en torno a la relativa autonoma ycapacidad de influjo de las instancias simblicas e ideolgicas sobre el resto de la vida social.La conciencia tambin retroacta sobre la estructura. Dicho de otra manera: Las circunstanciashacen al hombre del mismo modo que el hombre hace a las circunstancias (Marx/Engels, Laideologa alemana [1845-46], I, p. 167). Aunque el materialismo histrico destac casiexclusivamente la determinancia de la condiciones reales de existencia sobre la conciencia, elviejo Engels trata de rectificar, subrayando el papel de lo ideolgico: Todos nosotros pusimosel acento -y estbamos obligados a hacerlo- en el origen de los conceptos polticos, jurdicos ydems conceptos ideolgicos, y de los actos provenientes de estas nociones, de los hechoseconmicos bsicos. Pero de este modo descuidamos el aspecto formal -el modo en que

  • surgen esos conceptos- por tener en cuenta el contenido (Engels a Mehring [julio 1893], I,p. 453). El hecho es que se da una interaccin entre las instancias: una vez que un elementohistrico ha sido trado al mundo por otros elementos, en ltima instancia por hechos econmi-cos, reacta tambin a su vez y puede reactuar sobre su medio e incluso sobre sus propiascausas (Ibd., p. 454). El desenvolvimiento poltico, jurdico, filosfico, religioso, literario,artstico, etc., se basa sobre el desarrollo econmico. Pero interacta entre s y reacta tambinsobre la base econmica (Engels a Starkenburg [enero 1894], I, p. 445). No cabe pensar enningn efecto automtico, mecnico, de la base econmica sobre las superestructuras.

    En fin, todo este discurso vale igualmente para la religin y sus formas histricas. Quedadescartada la concepcin mecanicista del reflejo. El cristianismo decimonnico no es un puroepifenmeno del capitalismo. Entre las realidades a nivel cultural que cuentan con ciertaautonoma y autosubsistencia est la disposicin religiosa con sus configuraciones particulares.Por principio no se puede reducir a ideologa evanescente, sino que, primero, hay que reconocersu especificidad (es intraducible adecuadamente en conceptos, como lo es una obra de arte, unapieza musical) y, segundo, habr que discernir en cada caso su funcionalidad alienante, odesalienante, en la lnea sugerida ms arriba.

    3.4. La religin liberadora es un hecho histrico

    Existe un tipo de religin alienante, en forma de conciencia invertida de la realidad social, quetoma por real algo ilusorio y abstracto, y as encubre los condicionamientos reales dados. O bienpuede ser expresin precrtica de una situacin injusta, protesta impotente ante ella, consueloevasivo. En cuanto ideologa, se trata de una visin acrtica, que corresponde al desordenexistente y absolutiza su relatividad, sacralizandolo. As, frena el movimiento de la transforma-cin. Lo teolgico sustituye a lo mesinico; la asctica desencarnada al compromiso histrico;la exgesis burguesa espiritualiza el mensaje bblico; se dualiza entre lo temporal y lo espiritual;se autoproclama la neutralidad del Evangelio y de la Iglesia; la caridad degenera enbeneficencia limosnera, la prctica social en prctica sacramental, la fe en aceptacin mental defrmulas doctrinales o dogmticas. En una palabra, estos cristianos esconden por todos losmedios, hasta reprimirla al inconsciente -lo que explica la buena conciencia subjetiva que a vecesexiste- una opcin en favor de la clase dominante y su prctica ms o menos conservadora,reaccionaria, o reformista. El mensaje evanglico sufre un proceso de ideologizacin, que quedaplasmado en forma de teologa, de pastoral, etc., con un sello especial. Mientras, de hecho, la fese abstractifica y se margina de lo central de la vida, de la prctica social, econmica, poltica...De alguna manera, la institucin eclesistica funciona como aparato productor y reproductor dela ideologa dominante.

    Sin embargo, lo que acabo de decir no es todo. Ha existido y existe otro tipo de religin que,lejos de enajenar al hombre, impulsa su liberacin: una religin o una fe crtico-liberadora.Aunque se desenvuelve en un mundo simblico, toma por real la realidad concreta, al tiempo queconcibe sus posibilidades de futuro y opta por su realizacin, transformando lo dado ytrascendindolo histricamente. Plantea unos fines del hombre, una utopa posible, que seconstituye en punto de referencia desde donde espolear la crtica a la alienacin humana y lalucha por superarla. No sirve de consuelo, sino que expresa la esperanza emergente de lapropia vida, de la historia. Como crtica proftica, pone en cuestin todas las absolutizacionesde lo establecido, y allana el camino a la prctica revolucionaria, no sin aportarle un factor deautocrtica.

  • Esta crtica radical a la alienacin la iniciaron ya antiguamente los profetas del Antiguotestamento, bajo la modalidad de impugnacin a la idolatra: Los profetas del monotesmo noacusaban de idlatras a las religiones paganas fundamentalmente porque adorasen a variosdioses, en vez de uno solo. La diferencia esencial entre el monotesmo y el politesmo no estribaen el nmero de dioses, sino en el hecho de la autoenajenacin. El hombre gasta sus energasy sus talentos artsticos en hacer un dolo, y despus adora a ese dolo, que no es otra cosa queel resultado de su propio esfuerzo humano. Sus fuerzas vitales se han vertido en una cosa, yesa cosa, habindose convertido en un dolo, ya no se considera resultado del propio esfuerzoproductivo, sino como algo aparte de l, por encima de l y contra l, a lo cual adora y se somete.Como dice el profeta Oseas (14,3): 'No nos libera Assur, no subiremos sobre caballos, ni nuncams diremos a la obra de nuestras manos: Dioses nuestros; porque en ti el hurfano alcanzarmisericordia'. El idlatra se inclina ante la obra de sus propias manos. El dolo representa suspropias fuerzas vitales en una forma enajenada (Erich Fromm, Psicoanlisis de la sociedadcontempornea, F.C.E., Mxico, 1974, pp. 105-106).

    La negacin marxista presupone un concepto de Dios como abstraccin, como Dios que no seencarna. No concibe la referencia a un Dios histrico, que es el ncleo de la ms elementalcristologa. Pues bien, esa crtica al dios abstracto forma parte del texto evanglico. El mensajede Cristo funda la fe en el terreno de lo real; no es una filosofa, ni una teologa, ni un derechocannico, ni una institucin orgnica, ni una normativa moral, ni una estrategia ya hecha paratrasplantarla a la prctica y transformar el mundo. Todas esas modalidades han intentadoexpresarlo. Pero todas esas formas incurren en un idealismo tan pronto pasa la poca que les dioorigen. No pueden radicar en nada elaborado ideolgicamente que, al paso siguiente, se volveradesajustado a la realidad, quiz irreal del todo. La fe remite al propio fluir de la historia humana,al movimiento, a la marcha social, a lo que est viniendo, a la decisin de lo que debe llegar. Deah emerge. Todo lo dems slo son vehiculaciones: toda estructura es reformulable,reestructurable. Tiene que ver intrnsecamente con el proyecto histrico de las clases queavanzan hacia la liberacin de la humanidad. Realiza la trascendencia del hombre, entendida nodesde abajo, debida a las leyes de la naturaleza, ni desde arriba, como venida unilateralmente deDios.

    Si esto es as, Marx y Engels no tenan derecho a confundir, sin ms, el mensaje cristiano conla religin de predicadores de feria, con los telogos del sistema, con toda la serie de formas enproceso de descomposicin. Como tampoco pueden considerarse enteramente sinnimosreligin, iglesia, cristianismo, evangelio.

    3.5. Contra el simplismo

    Rechazamos la acusacin de dualismo y de idealismo para esta forma de religiosidad quealienta una praxis de liberacin. Aqu el dualismo sera consecuencia del idealismo. Engelspensaba que idealismo y materialismo son incompatibles, puesto que aqul afirma que el espritues primario respecto a la naturaleza, y ste, que la naturaleza es lo primario. Y el cristiano seraidealista por sostener que el mundo fue creado por Dios. No es difcil apreciar una dislocacinde planos. Pues el espritu humano no tiene por qu guardar respecto a la naturaleza material laprioridad atribuible al Espritu (o Dios). Hoy los cristianos no presentamos ninguna objecin ala visin unitaria de la realidad ni a las hiptesis de la evolucin. Lo inadmisible es eseargumento sofisticado de Engels, que ms tarde fue tomado por Lenin simplistamente,cometiendo adems el error de aplicar el esquema materialismo-idealismo en el sentido del

  • materialismo burgus, tomando por base la materia fsica (Anton Pannekoek, Lenin filsofo,Zero, Madrid, 1976, p. 105). Desde entonces, ese errneo argumento viene siendo repetidodoctrinariamente por el vulgo ateistoide y sus mentores, a la sazn Politzer, Althusser,Harnecker, etc.

    3.6. Ms all de cualquier modo de produccin

    Yendo a otra cuestin, tocante a las relaciones de lo religioso con el conjunto del sistemasocial, defiendo la postura de que no se trata de un mero sistema de ideas, valores y comporta-mientos dependiente del modo de produccin econmico. No es, como supone el marxismo,simple reflejo de un modo de produccin alienante. No todas las formas de religin se puedendefinir como conciencia ilusoria de salvacin, emanada de unas relaciones de produccincapitalista, y con unas relaciones de produccin emancipadas, en el seno de un modo deproduccin comunista. Pero aun as, no hay que reducirla a explicacin puramente sociolgica.Es decir, no basta la consideracin funcional (el materialismo histrico) para dar cuenta delhecho religioso.

    Es verdad que hay que remitir la comprensin de la religin a los condicionamientos de laestructura social. Efectivamente. Pero, ms all, responde a condiciones reales de existencia delhombre que no se circunscriben al modo de produccin, ni desaparecen con ste. Me refiero acondicionantes universales de la humanidad, constantes a lo largo de la historia, bsicamentepermanentes en todas las sociedades, y comunes sea cual fuere la clase social. Responde a finesinvariables en los trminos variables de un modo de produccin y de unas opciones ideolgicasparticulares, con una incidencia ya liberadora ya alienadora. Es decir, en la praxis sociohistricano todo es devenir, sino que se dan como invariantes: una naturaleza humana universal, noanulable por la incesante variabilidad social y cultural concomitante en sus plasmacionesconcretas; una condicin humana con unos problemas existenciales, como el del sentido de lavida, el de la relacin con el otro, el de la muerte, etc. (vase, por ejemplo, a Machovec, Jesspara ateos, Sgueme, Salamanca, 1974). Con todo esto est estrechamente relacionada lareligin, para bien o para mal, para enajenar o emancipar. Y el marxismo da la impresin de que,con mucha frecuencia, se limita a hacer ante ella un exorcismo mental para tranquilizarse laconciencia.

    Por ltimo, no se puede sostener sin ms que desaparecer la religin en la sociedad sin clases,sino que, por el contrario, se transformar. Pero, no es el materialismo marxista sustancial eirremediablemente ateo?

    Cuando Engels afirma que la ciencia desalojar a Dios de todas sus posiciones, no se haceimposible la creencia para un hombre con conciencia moderna? Este autor confunde planos, alcontraponer el conocimiento cientfico del mundo con la fe en Dios. Incurre en el mismo errorde los telogos baratos. Dios no se pretende, en absoluto, hiptesis explicativa de ordencientfico positivo, ni entra en disputa con los hombres por el dominio del mundo, si no es enmentes calenturientas sumidas en el oscurantismo: y esto es ponerse un adversario demasiadovulnerable y hacerse la ilusin de batir en l a todo el enemigo. Si se mantiene al margen deextrapolaciones, la actitud engelsiana slo conducir a desalojar a Dios de falsas posiciones,eliminando la imagen viciada de un dios tapahuecos.

  • 3. 7. El marxismo no es necesariamente ateo

    Una vez deshechos los malos entendidos, hay no pocos pensadores para los que el materialis-mo de Marx no es ateo por esencia (cfr. M. Reding, El atesmo poltico, Colonia, 1958). Espreciso contextualizar histricamente, y relativizar, la tesis atea: A menudo se considera alatesmo como la piedra angular de la doctrina marxista. A este respecto, se impone una primeraobjecin: el atesmo marxista no debe ser confundido con el atesmo clsico. Mientras que ste,emanado de una concepcin materialista del mundo, representa un sistema puramente negativo,aqul, como producto que es del humanismo feuerbachiano, cree aportar una solucin positiva.Uno se funda en la negacin de Dios, el otro en la afirmacin del hombre. El atesmo marxistapretende hacer desaparecer la conciencia religiosa mediante la creacin de nuevas formas devida, mediante la transformacin de una sociedad inhumana en una sociedad armnica quegarantice el bienestar de todos. pero, en qu consiste exactamente esta conciencia religiosacondenada por el marxismo? (...). La crtica propiamente religiosa del marxismo no se aplicasino a determinadas creencias religiosas y a las deformaciones que la sociedad y el estado puedenhacer sufrir a la religin, pero queda al margen de la aspiracin religiosa (Henri Arvon, Elmarxismo, ZYX, Madrid, 1966, pp. 45-56). No es raro hoy encontrar marxistas para quienes elatesmo no es esencial al comunismo (Garaudy).

    Pero, adems, es que, cuando el propio materialismo marxista se absolutiza, se concibe comovisin totalizadora del universo, como sentido de la historia, da origen y funcionamiento a unacriptorreligin. Al ser el marxismo un sucedneo del problema del sentido del mundo, seconvierte en un sucedneo de la religin (Helmut Gollwitzer). La negacin marxista de lareligin no ha sido ms que una nueva forma de pensamiento que ha expresado el antiguoentusiasmo religioso y mesinico, especialmente en lo que se refiere al significado y finalidadde la historia humana. Es este mesianismo vivido el que posibilita el paso dese un anlisiscientfico de la realidad a la accin transformadora, paso que nadie da cientficamente: mediauna opcin, una decisin tica, en base a una cierta fe.

    En resumidas cuentas, no queda eliminada pura y simplemente la experiencia religiosaacumulada, al variar las condiciones sociales bsicas. Lo previsible es tan slo la desaparicinprogresiva de tal forma concreta de religin, la aniquilacin parcial de determinados aspectoscorrespondientes a las estructuras cambiantes de tal sistema social. Pero se preservarn otros,modificados. Marx, en este punto, no es muy coherente; igual que se transmutar la filosofa, elarte, el derecho, la ciencia, la organizacin poltica, lo que se sigue de esta lgica es latransformacin de las formas religiosas, puesto que la religiosidad, en su ncleo, atae comouna constante a la existencia humana.

    Esto parece corroborado histricamente. De un lado, la prctica leninista, y antimarxista, dela persecucin directa a la religin ha provocado la osificacin de formas periclitadas. De otrolado, la prctica teolgica ms inserta en el proceso histrico de liberacin ha incorporado, comoelemento fundamental, la crtica marxista. Hay nuevas formas de vivencia de la fe en las luchaspopulares. Y nuevas teologas (teologa poltica, teologa de la liberacin,...) plantean tanto unacrtica sociopoltica, con una dialctica entre ortodoxia y ortopraxis, como una crticaideolgica, de toda ideologa, de todas las utopas, contra toda absolutizacin de cualquierproyecto intramundano de futuro. La fe cristiana se constituye hoy, en su lnea ms militante,uno de los correctivos ms radicales a todas las fijaciones ideolgicas, incluidas las marxistas.

  • Proyeccin, 1977, n 107: 261-274