12. hitchcock alfred - los tres investigadores - misterio de la sombra riente

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  • Alfred Hitchcock

    y

    Los Tres Investigadores

    en

    Misterio De la

    sombra riente

    Texto de Robert Arthur Ilustraciones de Harry Kane

    Ttulo original THE MYSTERY OF THE LAUGHING SHADOW 1969 by Random House, Inc.

    Traduccin de RAMN MARGALEF LLAMBRICH

    Cubierta de

    BADIA CAMPS

    Otro escaneo de Conner Mcleod en el ao del seor de dosmilnueve.

    EDITORIAL MOLINO, 1973 Apartado de Correos 25 Calabria, 166 - Barcelona (15)

    Depsito Legal, B. 199-1971 Nmero de Registro, 4.201-70 Impreso en Espaa - Printed In Spain A. G. PONSA. - Gonzalo Pons, 23 Hospitalet

    (Barcelona)

  • Unas palabras de Alfred Hitchcock

    Un saludo afectuoso, lector. Me encanta estar de nuevo en relacin contigo para seguir otra aventura de esos tres sorprendentes muchachos agrupados bajo la denominacin de Los Tres Investigadores. Esta vez se trata de un misterioso amuleto de oro, procedente de un perdido tesoro indio, que les lleva a afrontar peligros mucho mayores que los que t podras imaginar en los momentos presentes. Y para que todo tenga ms emocin hay una extraa sombra riente que surge en los lugares ms inesperados.

    Si has ledo los casos anteriores, por supuesto que sabes ya todo lo que hay que saber acerca de mis jvenes amigos. El primer investigador, Jpiter Jones, es corpulento, grueso, casi; Pete Crenshaw es alto y musculado, y Bob Andrews resulta de fsico ms ligero y tambin ms reflexivo y estudioso. Los tres viven en Rocky Beach (California), una pequea comunidad de la costa del Pacfico, no lejos del deslumbrante Hollywood. Tienen su cuartel general mvil en un remolque cuidadosamente oculto en un almacn de chatarra al aire libre del que son propietarios los tos de Jpiter, con los que el chico vive.

    Bueno, y para qu he de andarme con ms rodeos y explicaciones? Adelante con el caso de turno! La sombra est a punto de rer... O de gritar. No sera tal palabra ms apropiada?

    Alfred Hitchcock

  • CAPITULO 1

    Una risa en la noche

    Bob Andrews y Pete Crenshaw se hallaban todava a unos tres kilmetros de sus casas, en Rocky Beach, cuando tuvieron que encender los faros de sus bicicletas. En invierno, la oscuridad llega de pronto en las montaas del sur de California.

    Dios mo! exclam Pete. Debiramos haber emprendido el regreso antes. El bao que nos hemos dado justifica cualquier retraso contest Bob. El da maravilloso que haban pasado en las montaas, coronado por un agradable bao en una de

    sus corrientes de agua, habase visto ensombrecido tan slo por la ausencia de Jpiter Jones, el tercer miembro del grupo denominado Los Tres Investigadores. Jupe haba tenido mucho que hacer en l almacn de chatarra al aire libre, propiedad d su to Titus.

    Cansados, pero sintindose muy felices, los dos muchachos pedaleaban rpidamente por un camino que corra a lo largo de una elevada y ptrea pared, ya en tinieblas, cuando oyeron inesperadamente un grito sobrecogedor.

    Socorro! Muy extraado, Pete fren su bicicleta, que se detuvo bruscamente. Bob se precipit casi encima

    de su amigo. Uf! gru Bob. Pete susurr: Oste eso? Bob recompuso su postura encima de la bicicleta, mirando hacia el muro. S, claro. T qu crees? Supones que se trata de alguien que haya sufrido algn dao? Hallndose los dos chicos inmviles, atentos, all donde se haban detenido, algo se agit entre 1a

    vegetacin, ms all de la pared. Socorro! sta vez ya no haba duda. Aqulla era una voz apremiante. Directamente, enfrente de ellos, haba

    una pesada y elevada puerta de gruesos barrotes de hierro, rematada con pinchos semejantes a cabezas de lanzas. Los muchachos no vacilaron. Desentendindose de su bicicleta, que deposit cuidadosamente en el suelo, Pete ech a correr hacia la puerta. Bob le segua de cerca cuando de pronto profiri un grito muy agudo, aunque bajo:

    Ooooooooooh! Algo haba sido lanzado por encima de la pared de piedra, dndole en un brazo... Era un pequeo

    objeto que estuvo a punto de perderse en la oscuridad. Aqu est! Pete se Inclin para cogerlo. los dos chicos se quedaron con la vista fija en el objeto en cuestin, sobre la palma de la mano de

    Pete. Tratbase de una estatuilla metlica, brillante. Medira poco ms de seis centmetros de longitud y representaba un hombre con las piernas cruzadas, como si se hallara sentado en el suelo.

    Qu es esto, Pete? No s... Da la impresin de que estuvo hasta ahora sujeto a algo. Te has fijado en el anillito de

    la cabeza? Vol por encima del muro 'manifest Bob. Tu crees...?

  • El rumor que percibi al otro lado de la pared le hizo enmudecer de sbito. Alguien andaba entre la maleza. Luego, una apagada voz dijo:

    Ha tirado algo fuera. Bscalo! Yo lo encontrar, jefe contest una segunda voz. Oyronse unos ruidos metlicos en la puerta de hierro. Alguien intentaba abrirla. Mirando a su

    alrededor rpidamente, los muchachos vieron unos espesos matorrales junto a la pared. Escondieron sus bicicletas en ellos y se agazaparon a su vez.

    La maciza puerta gir sobre sus enmohecidos goznes. Despus, por entre los rboles que haba al borde del camino se desliz una sombra. Los dos amigos contuvieron la respiracin, asomando tmidamente sus cabezas por entre unos tallos. La sombra pas cerca de ellos, alejndose por la carretera.

    Has podido ver quin era? susurr Bob. Est esto demasiado oscuro. Quiz debiramos entregarle la estatuilla. Todo parece indicar que es un objeto valioso. A m me parece que nosotros... Mira! Una oscura sombra se plant a menos de tres metros de distancia del punto en que se haban

    escondido. Los chicos se quedaron como paralizados, no atrevindose a hacer el menor ruido. La sombra se destacaba sobre ellos en la noche... Era alta, retorcida, cargada de espaldas, hallndose en posesin de una larga y ganchuda nariz, en una menuda cabeza que giraba hacia un lado y otro, incesantemente.

    De pronto, una risa salvaje tremol en la oscuridad. Era proferida por la alta sombra que tan cerca se encontraba del escondite de los dos amigos. Cuando stos pugnaban por sobreponerse al pnico que comenzaba a dominarles, queriendo evitar a toda costa un frentico impulso de echar a correr, la sombra habl. Y su voz era la de un hombre normal.

    No importa. La oscuridad aqu es demasiado grande para ponerse a buscar ahora. Conforme, jefe respondi, el otro hombre, desde el extremo opuesto del camino. Ver si se

    puede encontrar eso maana. La alta sombra cargada de espaldas y estrambtica cabeza esper un momento, para que el otro

    hombre se le uniera. Luego, echaron a andar. Oyse un crujido continuo de hojas y tallos resecos y la puerta de hierro se cerr con el mismo estrpito con que se haba abierto. Bob y Pete continuaron ocultos hasta el instante en que percibieron el ruido de la llave girar en la cerradura y los pasos de los desconocidos se perdieron a lo lejos, por el lado opuesto de la pared.

    Viste bien a ese hombre? inquiri Pet, en un susurro. Me refiero al de la cabeza tan chocante. Y esa risa... Qu clase de risa es sa?

    Lo ignoro respondi Pete. Aadiendo, con firmeza: Y me parece que no tengo mucho inters en saberlo.

    Sigamos nuestro camino. Pondremos a Jupe al corriente de lo que acabamos de presenciar. He ah una idea que me agrada convino Pete. Montados de nuevo en sus bicicletas, los dos chicos recorrieron el resto del camino en silencio.

    Cuando bajaban en direccin a Las Casitas Pass, la risa salvaje de minutos antes torn a resonar a sus espaldas.

    Comenzaron a pedalear furiosamente. Y el ritmo de su marcha disminuy, fue a menos, tan slo cuando aquel paso qued atrs y pudieron ver las luces familiares de Rocky Beach, que parecan acogerlos con amistosos guios.

  • CAPTULO 2

    Un mensaje misterioso

    Esto parece de oro macizo! exclam Jpiter Jones. El primer investigador del tro, de recio cuerpo, con sus desorbitados ojos, pareca un solemne

    bho mientras examinaba con toda atencin la estatuilla. Es un objeto de valor, Jupe? inquiri Bob. Supongo que de mucho valor declar Jpiter, y no precisamente porque sea de oro. Cspita, Jupe! Es que existe algo que tenga ms valor que el oro? pregunt Pete. En la mano de Jpiter, la estatuilla brillaba. Fijaos bien, amigos... Fijaos en que est cuidadosamente labrada. Tiene que haber sido hecha

    por un hbil artesano... Mirad estos ojos oblicuos, la emplumada cabeza. Yo creo que la estatua es obra de algn indio americano y que cuenta muchos aos. Yo he visto cosas semejantes a sta en los museos.

    Los chicos se hallaban reunidos en el viejo remolque que les serva de cuartel general. Por haber salido malparado en un accidente, el to de Jpiter, el to Titus, no haba podido venderlo. Habaselo regalado a los tres amigos para que tuvieran donde reunirse. Los chicos, posteriormente, haban ido apilando chatarras por los contornos, y encima, hasta que nadie supo, excepto ellos, a dnde haba ido a parar realmente el viejo remolque.

    Tena ste varias entradas, todas ellas secretas. En su interior, los chicos haban montado un pequeo despacho, con su mesa, telfono, magnetfono y otros elementos tiles para sus tareas de investigadores. Anexo al despacho haba un pequeo laboratorio y un cuarto oscuro. En el Patio Salvaje todo entraba como chatarra. Lo que hacan los tres amigos era reconstruir las cosas que iban a parar a sus manos, para sacar el mximo partido de ellas.

    Bob y Pete terminaron de referir a Jpiter su aventura en las montaas, en tanto que ste segua estudiando Ja intrigante estatuilla. Al final de su relato, Jpiter frunci el ceo, vacilante, caviloso.

    Entonces, vosotros pensis que la persona que pidi socorro fue la que arroj este objeto por encima del muro manifest Jpiter. Luego, los dos hombres a quienes osteis hablar cogieron a aqulla, saliendo en busca de la estatuilla.

    Eso fue lo que pas, Jupe dijo Bob. Sin embargo, no hay por qu relacionar necesariamente la llamada de socorro y la estatua

    puntualiz Jpiter. Vosotros habis formulado una suposicin, pero sin basaros en pruebas reales. Pete protest. Cspita, Jpiter! Estamos de acuerdo en que en las investigaciones hay que proceder con todo

    cuidado, pero qu ms quieres? Omos el grito, la estatuilla fue arrojada por encima de la pared, dos hombres aparecieron, buscndola, y uno de ellos llam al otro jefe... A m me parece que anda por medio alguna pandilla de delincuentes.

    Quiz, Pete... Ahora bien, vosotros no visteis no osteis nada que realmente relacionara la estatuilla con el grito pidiendo socorro insisti Jpiter.

    Qu me dices acerca de la extraa sombra? inquiri Bob, rpidamente. Nunca vi ningn hombre que tuviese el aspecto de aquella sombra, ni que riese de la misma forma.

    Podrais describirme esa risa? Era aguda, como la de un chiquillo manifest Pete. No. Era como la de una mujer

    corrigi Bob. Ni hablar! Pareca haber salido de la garganta de un loco. Era una risa histrica, causada por el miedo. Era spera, desagradable.

  • Llena de tristeza, dira yo. La risa de un viejo, quiz. Jpiter mir a sus amigos muy confuso. Estis seguros de haber odo los dos la misma risa? Naturalmente que estamos seguros respondi Pete, como ofendido. Bueno, a lo mejor no

    fue as... El caso es que osteis la risa, de cerca, adems El Primer Investigador suspir. Creo que

    habr que hacer lo posible para que yo la oiga. As sabr a qu atenerme. Estis seguros al menos de que osteis a alguien pidiendo socorro?

    Y tan seguros! dijeron Bob y Pete, a coro. Jpiter guard silencio, reflexionando. Guindome por lo que me habis contado y teniendo en cuenta la descripcin del muro y la

    puerta, yo dira que os encontrabais en Sandow Estte. Bob hizo chasquear los dedos. (Naturalmente! Se trata de la antigua concesin espaola. Es una extensin de tierra de ms de

    dos mil hectreas! El terreno es montaoso, principalmente. Hace mucho tiempo, el padre de la seorita Sandow

    criaba mucho ganado por all declar Jpiter. Ya no tiene ganado esa gente? pregunt Pete. Bob movi la cabeza, denegando. No, Pete. Buscando ciertos datos en la biblioteca, recuerdo que le algo sobre los Sandow. El

    padre de la seorita Sandow fue realmente la ltima persona que explot la concesin. Al morir el hombre se qued sola la seorita Sandow, quien se convirti entonces en una especie de ermitaa. Mi padre afirma que tena muchas tierras, pero ningn dinero. Ella vive all, con una doncella y un jardinero, que atiende a sus quehaceres durante el da. No se deja ver.

    En la agrupacin de los Tres Investigadores Bob era el miembro encargado de los archivos y registros. Cuando trabajaba sobre algo, sus datos eran precisos, exactos. Jpiter se puso ahora muy serio.

    Eso significa, amigos, que lo que vosotros visteis y osteis esta noche es muy raro. Qu hacan esos individuos en Sandow Estte? De dnde sali la estatuilla?

    Tal vez fueran miembros de una pandilla que pretenda robar a la seorita Sandow aventur Pete.

    Pero si esa mujer no tiene dinero que guardar! objet Bob. Es posible que la finca no guarde la menor relacin con lo que osteis vosotros. Puede ser que

    los hombres se hallaran all por pura casualidad sugiri Jpiter. Una pequea estatua como sta no puede ser motivo de la actividad de toda una pandilla de forajidos.

    El Primer Investigador daba vueltas y ms vueltas entre sus manos a la estatuilla, mirndola como si el hombrecillo que representaba hubiera podido decirle lo que los muchachos deseaban saber. De repente, se inclin sobre el objeto. Los ojos le brillaban de pura excitacin.

    Qu pasa? inquiri Bob. La atencin de Jpiter se haba concentrado exclusivamente en la miniatura. Sus dedos se movan,

    la apretaban, la soltaban. Por fin, al oprimirla una vez ms, al tiempo que la mova hacia un lado, la parte inferior de la figura se abri. Jpiter lanz un grito de triunfo. Algo cay al suelo.

    Un compartimiento secreto! exclam Pete. Jpiter se agach para coger el trozo de papel que haba salido de dentro de la estatuilla. Coloc el

    mismo sobre la mesa y Bob y Pete se inclinaron para examinarlo. Despus de mirar el papel atentamente por espacio de unos segundos, Jpiter lanz un gemido.

    Es un mensaje, Jupe? le pregunt Bob. El Primer Investigador se mordi los labios, desilusionado. No lo s. Se trata de un escrito, desde luego, pero no entiendo lo que dice. Esto se halla

    redactado en un idioma extranjero! Pete y Bob redoblaron su atencin. Creo que es la primera vez que veo estos caracteres aadi Jpiter, sombramente. Los chicos guardaron silencio. Bob y Pete estaban al tanto de los grandes conocimientos

    lingsticos de su compaero, quien hablaba tres idiomas. Si l no reconoca aquellos caracteres, quin

  • podra identificarlos? Finalmente, Bob inclin ms la cabeza todava sobre el papel objeto de sus comentarios.

    Un momento, un momento! exclam. Este texto no ha sido escrito con tinta. Esto es sangre!

    Jpiter procedi a reconocer de nuevo el texto, mientras Pete se pasaba incesantemente una mano por los cabellos.

    Bob est en lo cierto declar Jpiter por fin. Esto ha sido escrito con sangre. Lo cual significa que el autor del texto tuvo que operar con el mayor secreto, no pudiendo valerse de pluma ni lpiz.

    Se tratar de algn prisionero propuso Bob. O quiz sea alguien que quiere huir de esa pesadilla agreg Pete. Pueden ser muchas cosas convino Jpiter. Y esto es lo que me hace pensar que nos

    encontramos ante un caso adecuado para los Tres Investigadores. Lo primero que hemos de hacer es dar con alguien que pueda leernos el texto.

    Quin va a ser? Bueno, nosotros conocemos a un hombre versado en muchas lenguas extraas y que se halla

    relacionado con personas sumamente raras decidi Jpiter. Alfred Hitchcock! exclam Pete. Exactamente declar Jpiter. Esta noche ya es muy tarde para hacer nada, pero maana

    visitaremos al seor Hitchcock y le ensearemos este mensaje.

  • CAPITULO 3

    Atacados!

    A la maana siguiente, nada ms hubieron acabado de desayunarse, Pete y Bob se fueron corriendo al Patio Salvaje. Jpiter les aguardaba all ya, en compaa de Worthington y el dorado Rolls Royce que utilizaban por aquellos das. El usufructo temporal del automvil era un premio que haban ganado en un concurso, gracias a la aportacin de Jpiter.

    Antes de nada vamos a ir al estudio del seor Hitchcock, Worthington dijo Jpiter al conductor, en cuanto l y sus dos amigos se hubieron instalado en sus asientos.

    Perfectamente, master (1) Jones respondi el aludido. A pesar de la firme amistad que les una ya, el elegante chfer insista en producirse siempre

    dentro de los lmites ms correctos. Los chicos saban que no era nunca fcil entrar en un estudio para ver a un director de pelculas

    famoso. En tales ocasiones, se valan para sus desplazamientos del Rolls Royce. El coche, ahora, estaba a su disposicin permanentemente, merced a la ayuda financiera de un

    cliente agradecido, que haba estado expuesto a perder su herencia, cosa que evitaron los trabajos de los Tres Investigadores. El impresionante automvil les abri rpidamente las puertas de los World Studios.

    Y bien, mis jvenes amigos, qu extraos acontecimientos os traen esta vez a mi despacho? les pregunt el famoso director, desde detrs de su gigantesca mesa de trabajo.

    Atropelladamente, los chicos le explicaron los sucesos de la noche anterior, confindole el descubrimiento del mensaje contenido por la estatuilla. El seor Hitchcock escuch sus palabras impasible, hasta que Jpiter se refiri a la figura de oro y la deposit sobre la mesa del director.

    Los ojos del seor Hitchcock centellearon al estudiar aquel objeto, la estatuilla del menudo y sonriente hombre.

    Creo que esto es muy antiguo, en efecto, como ha supuesto Jpiter declar. Indudablemente, nos hallamos ante un amuleto elaborado por los indios americanos. Resulta que recientemente mientras filmbamos una de nuestras pelculas de intriga para la televisin, tuve que documentarme sobre el tema de las habilidades artesanas de los antiguos pobladores de estas tierras. Yo dira que este amuleto ha salido de las manos de alguno de nuestros indios chumas. Dispusimos de un objeto semejante a ste para desarrollar nuestro argumento.

    Concretamente, qu es un amuleto, seor? pregunt Pete. Es un objeto al que se le atribuyen virtudes mgicas, amiguito. Lo corriente es que su poseedor

    lo lleve encima, colgado del cuello, para que le libre de los malos espritus o para que le proporcione fortuna explic el seor Hitchcock. Eso justifica el diminuto anillo metlico de la cabeza, en la figura. Los chumas utilizaban muy distintos tipos de amuletos.

    Ya replic Pete, caviloso. No saba que en otros tiempos hubo indios por Rocky Beach. Naturalmente que los hubo, Pete medi Bob. He ledo muchas cosas acerca de los

    chumas. Componan una tribu reducida y pacfica. Vivan por las proximidades de la costa y luego trabajaron para los colonizadores espaoles.

    Tu informacin es correcta manifest el seor Hitchcock. De momento, sin embargo, siento ms inters por vuestra sombra riente. Me habis dicho que era alta, cargada de espaldas, que tena una cabeza rara y pequea y que al andar lo haca dando saltos muy raros, riendo estrambticamente.

  • S, seor corrobor Bob. Estuvisteis cerca de la sombra... No obstante, vuestras descripciones no coinciden. Qu

    deduces de eso, joven Jones? No s... admiti Jpiter, perplejo. Tampoco yo me atrevo a aventurar nada, de momento respondi el seor Hitchcock.

    Bueno, qu hay de ese mensaje que alegis haber sacado de dentro de la estatuilla? Jpiter entreg el papel al famoso director. El seor Hitchcock procedi a estudiarlo

    detenidamente. Ha sido escrito con sangre, en efecto. Cielos! Recientemente, adems, segn se deduce del

    papel. Dicho en otras palabras: no ha permanecido ste mucho tiempo dentro del amuleto. Ha identificado usted el idioma empleado, seor? le pregunt Bob. Por desgracia, no. Desde luego, no me he encontrado jams delante de unos caracteres

    parecidos a stos. Esto no se parece a nada... Demonios! exclam Pete. Jpiter dio por seguro que usted se hallara familiarizado con

    ellos. En definitiva, qu sabemos? inquiri Bob, muy abatido. Bueno, yo desconozco este lenguaje, pero creo que os voy a ser til declar el seor

    Hitchcock, sonriente. Vais a i r a ver de mi parte a un buen amigo. Es profesor en la Universidad del Sur de California, y es experto en lenguajes de indios americanos. Nosotros lo utilizamos como asesor en nuestra pelcula. Vive en Rocky Beach. Mi secretaria os dar sus seas. Supongo que me tendris al corriente de los progresos que hagis en este asunto.

    Los tres muchachos agradecieron al director de cine sus atenciones y luego, antes de salir de all, fueron en busca de la secretaria del seor Hitchcock, quien les facilit las seas del profesor. Era ste Wilton J. Meeker y viva a unas cuantas manzanas de distancia del Patio Salvaje de los Jones.

    Jpiter dio instrucciones a Worthington para que los condujera a la casa del profesor y despus regresara con el Rolls Royce a la agencia. Ellos haran el camino de vuelta andando.

    La pequea y blanca vivienda del profesor Meeker tena un jardn que la separaba de la calle. Una valla circundaba la vegetacin tropical, muy espesa, de aqul. Los muchachos abrieron la puerta tambin blanca del jardn y echaron a andar por el amplio sendero interior de la finca, empedrado, en direccin a la puerta principal del edificio. Les faltaba poco para llegar a sta cuando emergi inesperadamente de entre unos matorrales un hombre, enfrente de ellos.

    Cuidado! grit Bob, avisando a sus camaradas. El hombre era de corta talla y muy ancho de hombros. Tena la piel muy morena, del color del

    cuero. Sus fuertes y blancos dientes brillaban; en los ojos haba una mirada sombra, salvaje. Vesta de blanco. Llevaba una especie de blusa holgada, sujeta a la cintura, unos pantalones estrechos y cortos del mismo tejido que la otra prenda y se tocaba con un sombrero de ala ancha. Sus desnudas y morenas pantorrillas se vean muy musculadas.

    Empuaba un largo pual de forma curva! Los chicos se quedaron paralizados, viendo cmo el hombre avanzaba sobre ellos, corriendo.

    Repararon en sus fieros ojos. Haba levantado la mano con que sujetaba su pual, con un gesto amenazador, y les habl en un lenguaje que desconocan, de bruscos sonidos. Antes de que fueran capaces de reaccionar se haba precipitado sobre los tres.

    Adelantando una oscura y ancha mano, arrebat a Jpiter el amuleto de oro. Luego, dio la vuelta, perdindose seguidamente entre la vegetacin.

    Profundamente sorprendidos, los chicos fueron incapaces de articular un grito, de moverse. Permanecieron as durante varios segundos. Pete fue el primero en recobrarse del susto.

  • Se ha llevado el amuleto! Despreciando todo peligro, Pete se lanz por entre los arbustos, en persecucin del desconocido.

    Bob y Jpiter le siguieron de cerca. Llegaron al extremo opuesto del jardn a tiempo de ver cmo el hombre moreno saltaba a un viejo automvil. Dentro del vehculo haba otro desconocido. El motor rugi en cuanto el fugitivo entr en el automvil, con su amuleto. El auto, inmediatamente, sali disparado.

    Se nos ha escapado! exclam Pete. Con nuestra estatuilla! gimi Bob. Los chicos se miraron mutuamente. Haban perdido el amuleto! Luego, son una agria voz a sus

    espaldas. (1) Masters: Tratamiento de respeto que se da a los chicos en Inglaterra. (N. del T.)

  • CAPITULO 4

    "Los Diablos de los Despeaderos"

    Qu ocurre aqu? Un hombre delgado y encorvado, de grisceos cabellos, se encontraba en el jardn, detrs de los

    tres amigos. Los miraba irritado, desde el otro lado de los gruesos cristales de sus gafas, de voluminosa montura.

    Nos han robado nuestro amuleto! se lament de buenas a primeras Pete. Fue un hombre que empuaba un largo pual aclar Bob. Vuestro amuleto? el hombre pareca hallarse completamente desconcertado. Ah!

    Vosotros debis de ser los chicos de que me ha hablado Alfred Hitchcock: los Tres Investigadores. En efecto, profesor confirm Jpiter, muy orgulloso. As que vosotros queris confiarme un problema... Se trata de un lenguaje misterioso, que no

    habis podido identificar, eh? aadi el profesor Meeker. Tenamos que confiarle un problema, s corrobor Bob, muy triste. Lo malo es que ese

    hombre moreno nos rob la estatuilla. Nos hemos quedado sin ella. Un momento medit Jpiter. Seguimos teniendo algo que exponer al profesor Meeker. El

    amuleto ha desaparecido, pero no el mensaje. Yo tom una precaucin lgica: llevar encima de m las dos cosas separadamente.

    Con aire triunfante, Jpiter entreg la tira de papel al profesor. Sorprendente! exclam el profesor, a quien le brillaron los ojos a causa de la excitacin,

    detrs de los gruesos cristales de sus lentes. Entrad, muchachos... Quiero estudiar esto detenidamente. Enfrascado en sus pensamientos, el profesor Meeker ech a andar a buen paso hacia la casa. Tan

    absorto estaba ante el extrao mensaje que le falt poco para que tropezara con uno de los rboles del jardn. Una vez dentro de la pequea vivienda, el profesor indic a los muchachos unas sillas para que tomara asiento. Hallbanse en su estudio, cuyas paredes quedaban ocultas por las estanteras, repletas de libros. Seguidamente, se acomod ante su mesa de trabajo, fijando la mirada en el mensaje.

    S, s... No hay duda. Esto es desconcertante. El profesor pareca estar reflexionando en voz alta. Daba la impresin de haberse olvidado de los

    tres chicos. Y esto es sangre... Sangre fresca, muy reciente. Resulta fantstico! Jpiter se aclar la garganta. Ejem! Y usted, profesor Meeker, sabe de qu lenguaje se trata? Qu? el profesor levant la vista. Oh, s, s! Esto es yaquali. No hay duda. sta es la

    lengua yaquali. Un pueblo fabuloso, el yaquali. Habis de saber que fueron pocas las tribus indias que conocieron la escritura. En su mayora, no saban nada de alfabeto, ni de vocabularios. Ahora bien, los yaquali aprendieron el alfabeto espaol y los misioneros espaoles compusieron un diccionario para ellos, de suerte que supieron leer y escribir su propio idioma.

    Fueron los yaquali una tribu local, como los chumas? inquiri Pete. Una tribu local? Cmo los chumas? les pregunt a su vez el profesor Meeker, casi gritando,

    mirando a Pete como si el segundo investigador estuviese loco. Cielos! No. Los chumas eran una tribu salvaje. Jams supieron escribir su lenguaje. El yaquali es completamente diferente del chumas... Tan diferentes como el ingls del chino. Los yaquali no eran una tribu de la localidad...

  • Pero todos eran indios americanos, no? pregunt Bob. Desde luego, aunque no de Estados Unidos declar el profesor, contemplando de nuevo con

    un gesto de satisfaccin el papel. Simplemente: es casi increble esto de ver un mensaje escrito en yaquali aqu, en Rocky Beach. El pueblo yaquali raras veces deja sus montaas. Odia la civilizacin.

    A qu montaas se refiere usted, seor? quiso saber Jpiter. Dnde viven los yaquali? Que dnde viven?... Pues en Mjico, desde luego declar el profesor Meeker, como si le

    sorprendiera que existiese alguien que no estuviese enterado de aquel detalle. A continuacin sonri. Oh! Tenis que perdonarme, muchachos. Naturalmente, no sabis nada acerca de los yaquali. Estos hombres constituyen un grupo humano muy oscuro, principalmente por el hecho de no mantener contactos con el mundo blanco y el mundo moderno.

    Bueno, seor observ Jpiter. Mjico no se encuentra a tanta distancia de aqu. No s por qu ha de sorprender que uno de esos hombres pudiera llegar hasta estas tierras...

    En primer lugar he de decirte, joven, que a los yaquali les disgusta abandonar sus vivienda, como ya indiqu antes. En segundo trmino sealar que habitan en la zona ms remota y spera de Sierra Madre, en Mjico. Se trata de un sector aislado, terriblemente reseco, denominado el Jardn del Diablo. Hace mucho tiempo que rompieron con nuestra civilizacin. Y los yaquali son tan difciles de localizar, mostrndose tan hbiles en el arte de la escalada, pues trepan hasta donde otros hombres no conseguiran llegar, que han sido denominados Los Diablos de los Despeaderos.

    Se les ha calificado de diablos? pregunt Pete, estremecindose. Tan peligrosos son, seor?

    Son muy peligrosos cuando se ven atacados. Pero en circunstancias normales constituyen un pueblo magnfico, cuya nica aspiracin es que los dejen tranquilos. Por esta razn han aprendido a trepar tan bien por las rocas. Tal habilidad les permite vivir en sus inaccesibles montaas.

    Entonces, cmo habr podido llegar un mensaje suyo hasta aqu? pregunt Bob, dudoso. El profesor Meeker se pas una mano por su delgada mandbula. Bueno, yo creo que eso no es tan raro como parece a primera vista. Pese a su afn de

    aislamiento, el gobierno mejicano ha estado trabajando con ellos a lo largo de los ltimos aos. Las necesidades del mundo moderno han afectado a los yaquali. stos son gente inteligente, de la que ha habido mucha demanda a causa de sus facultades naturales como escaladores.

    Cree usted en la posibilidad de que algunos hayan venido a trabajar a estas tierras? inquiri Jpiter.

    S, aunque he de aclarar que no he sabido de ningn yaquali dentro de Estados Unidos. Tampoco me imagino qu podra hacer uno de ellos en Rocky Beach. Vosotros dijisteis que habais encontrado el mensaje aqu, en Rocky Beach, no?

    S, seor. El mensaje estaba en un compartimiento secreto de la figurilla. Ah, claro! Los yaquali son muy aficionados a los amuletos. Sin embargo, el seor Hitchcock pens que el amuleto era obra de los chumas locales explic

    Bob. Dijo que era como uno que ustedes utilizaron para la pelcula rodada con destino a la televisin. Chumas, eh? Bien. Eso me parece muy raro. No acierto a apreciar qu relacin puede existir

    entre los extinguidos chumas y los yaquali. Es improbable que los yaquali de Mjico hayan tenido noticia de las obras realizadas por los chumas. Y es se el amuleto que el hombre moreno os rob, me habis dicho?

    S, seor contest Pete. Era de oro macizo aadi Bob. La mirada del profesor Meeker se pos sucesivamente en los rostros de los muchachos. De oro macizo? Un amuleto chuma? Eso es algo completamente imposible, chicos. Oh, no, seor! declar Jpiter con firmeza. Yo examin la estatuilla muy detenidamente.

    Estoy seguro de que era de oro. Debes de estar equivocado, amiguito. Jpiter movi la cabeza, denegando enrgicamente. S distinguir perfectamente el oro de los otros metales...

  • El seor Hitchcock dijo tambin que la figurilla era de oro macizo, profesor Meeker manifest Bob.

    El profesor daba muestras de un gran desconcierto. Se qued con la boca abierta... Despus, la cerr de pronto. Frotse la mandbula y mir con fijeza a los chicos. Sus prpados se quedaron entreabiertos, Por ltimo, lentamente, se inclin un poco.

    Si la figurilla era verdaderamente de oro macizo, mis jvenes amigos, es posible que hayis dado con algo de la mxima importancia dijo el profesor, pausadamente, haciendo una inflexin en su voz para dar mayor nfasis a sus palabras'. Es posible, s, que hayis encontrado la pista para la solucin de un misterio que data de hace doscientos aos.

    Jpiter abri mucho los ojos. Un misterio de hace doscientos aos? S, hijo mo: el misterio del Tesoro de los Chumas!

  • CAPITULO 5

    El Tesoro de los Chumas

    Habis de tener en cuenta, muchachos prosigui diciendo el profesor Meeker, que los chumas no utilizaron nunca el oro en sus obras. No exista el oro en esta regin del Estado. Si ese amuleto era de oro, deba proceder del Tesoro de los Chumas.

    Qu es, seor, el Tesoro de los Chumas? inquiri Bob. Veris... Entre los aos 1790 y 1820 explic el profesor, hubo una banda de renegados

    chumas extraordinariamente peligroso. Se movan por las montaas. No eran muchos, pero resultaban temibles a la hora de defenderse. Nadie poda ganarles en pericia a la hora de esconderse tampoco. Los espaoles se mostraban impotentes, no podan controlarlos. Entonces, procuraron comprarlos con oro, para lograr que dejasen a los colonizadores en paz. Los miembros de la banda se enteraron en seguida de que el oro tena un gran valor. Y cuando los espaoles se negaban a darles todo lo que exigan, dedicbanse a robarlo, dondequiera que lo hubiese.

    Por la poca en que se vieron finalmente batidos, cuando su ltimo lder, Magnus Verde, fue mortalmente herido y capturado, haban logrado reunir, segn se afirm, un gran tesoro, formado por artculos de oro, joyas y monedas. Magnus Verde se neg a revelar el sitio en que haban sido enterradas sus riquezas. Todo lo que dijo fue que nadie dara nunca con el tesoro. El resto de los renegados se dispersaron y ya no volvieron a ser vistos. Desde entonces, han sido muchos, muchsimos, los hombres que se entregaron a la tarea de buscar el tesoro. Sin el menos xito. Yo he pensado que debi ser arrojado a algn lugar impenetrable (quiz fuese tirado al ocano), para evitar que los hombres blancos lo hallaran.

    La mirada de Jpiter se haba perdido en el aire... Por unos momentos, haba estado a mucha distancia de all, en alas de su imaginacin.

    Me figuro que sera muy duro para aquellos hombres desprenderse de las piezas de oro que con tantos trabajos y riesgos haban logrado reunir...

    Quiz ests en lo cierto manifest el profesor. Y si vosotros habis visto realmente un amuleto chuma hecho de oro, hay buenas razones para pensar que el Tesoro de los Chumas existe todava, encontrndose en una parte u otra. Qu descubrimiento tan interesante!

    Tal vez el mensaje diga algo que tenga relacin con el tesoro famoso aventur Jpiter con alguna ansiedad.

    El mensaje? el profesor Meeker parpade. Finalmente, contempl el pequeo papel que haban puesto en sus manos los chicos. Dios mo! Me haba olvidado de esto! Desde luego que podra revelarnos algo sobre el particular!

    El profesor frunci el ceo mientras estudiaba el papel. Los lenguajes primitivos, a menudo, son muy difciles de traducir con exactitud, a causa de que

    las mentes de sus autores funcionaban tambin de un modo primitivo. Su significado aproximado es: Palabras son humo. Cantan cancin muerte. Ayuda hermanos.

    Pero es una peticin de socorro, no? pregunt Jpiter. Yo dira que s convino el profesor, que segua escudriado el texto del papel, con aire

    confuso. Lo que no entiendo es esto: qu puede hacer un mensaje yaquali en un amuleto chuma? La verdad es que constituye un autntico misterio...

    Un misterio que nosotros esperamos resolver, seor declar Jpiter, un tanto pomposamente.

  • Desde luego, amigo mo el profesor sonri. Y cuando hayis conseguido vuestro propsito os agradecera mucho que me dejaseis examinar el Tesoro de los Chumas.

    El profesor Meeker insisti en acompaar a los chicos hasta la puerta del jardn. Miraron ellos en todas direcciones, para asegurarse de que el hombre moreno que les asaltara no haba vuelto por all.

    Tan pronto se encontraron los tres amigos solos, Bob y Pete se enfrentaron con Jpiter. Cspita, Jupe! exclam Bob. T crees que anda por ah alguien que dio con el Tesoro de

    los Chumas? Y que ese alguien intenta robarlo? dijo Pete. Pudiera ser que el amuleto fuese una pista que condujese al tesoro. Alguien ha querido robarlo

    con objeto de localizar el mismo. No pudiera ser una pandilla de indios que se han propuesto robar a la seorita Sandow? La imaginacin de Pete comenzaba a llevar a su dueo por retorcidos vericuetos. El hombre moreno tena los rasgos y el porte de un indio. Y si la sombra riente era un salvaje indio? La redonda y engaosamente inocente faz de Jpiter denotaba una gran concentracin mientras

    sus camaradas charlaban. De repente cort la conversacin. Las suposiciones no van a llevarnos a ningn lado declar el primer investigador, firme.

    Debiramos trasladarnos a la finca de los Sandow, para ver qu se puede averiguar all. A escondidas, Jupe? quiso saber Pete. Dando disimuladamente una vuelta por los

    alrededores? No. Debiramos entrar en la casa y hablar con la seorita Sandow. Puede que sepa algo de vital

    importancia o que haya visto cualquier cosa significativa. Nuestro problema es: cmo vamos a entrar en la casa?

    Cuando se acercaban al Patio Salvaje decidieron que lo mejor era que el padre de Bob llamara por telfono a la seorita Sandow, preguntndole si permitira a su hijo y a un par de amigos visitar la finca. Aducira que tena entre manos una especie de investigacin sobre las concesiones de tierras hechas por los espaoles, con destino a la clase de historia de California. Hans o Konrad, los ayudantes bvaros de Titus Jones, podran llevarlos hasta all.

    Casi todos los adultos se muestran bien dispuestos a la hora de ayudar a los chicos en cualquier tarea escolar observ sagazmente Jpiter.

    Bob asinti. Pete, de pronto, se haba quedado parado, mirando hacia la entrada del Patio Salvaje. Fijaos sise. Est ah Skinny Norris! Su antiguo enemigo, un muchacho flaco y alto, de larga nariz, se encontraba apoyado en la

    entrada, dndoles la espalda en aquellos instantes. Aqul era E. Skinner Norris. Skinny para ellos. Odiaba a los Tres Investigadores y se pasaba los das intentando demostrar que era ms inteligente que Jpiter. Siempre fracasaba en este empeo, pero como dispona de dinero y poda conducir un coche, debido a que su padre resida en otro estado legalmente desde haca mucho tiempo, donde muchachos como Skinny estaban autorizados para obtener el carnet de chfer, se encontraba en excelentes condiciones para incomodar a los tres amigos cada vez que se lo propona.

    Qu estar haciendo aqu? quiso saber Bob. No creo que haya venido a echarnos una mano seal Jpiter, irritado. Adelante,

    muchachos. Entraremos por la Puerta Roja. Dieron la vuelta, encaminndose rpidamente a la parte posterior del Patio Salvaje. Fuera ya de la

    vista de Skinny, cruzaron la valla trasera, pintada con una dramtica escena de] incendio de San Francisco en 1906. A quince metros de la esquina figuraba un pequeo perro sentado en las inmediaciones de una llamarada. Haban bautizado al can con el nombre de Rover y uno de sus ojos era un nudo de la madera. Cuidadosamente, extrajeron el menudo taco y alcanzaron el cerrojo. Tres tablas de la valla se abatieron y los chicos se deslizaron en el interior del recinto.

    Ya no podan ser vistos por nadie all. Arrastrndose por debajo de montones de chatarras y por escondidos pasillos, hasta que por ltimo se situaron frente a un panel, que se abri, permitindoles entrar en su remolque, su cuartel general. En el despacho se pusieron a discutir lo que iban a decirle al padre de Bob. Luego, ste cogi el telfono.

  • Jpiter Jones! llam una poderosa voz femenina desde el exterior. Uf! gru Pete. sa es tu ta Mathilda, Jupe. Quisiera Dios que no se empee en tenerte

    trabajando toda la tarde. Antes de que el primer investigador pudiese formular ningn comentario, la voz tron de nuevo: Jpiter! Demonios! Dnde se mete este muchacho? Aqu hay una persona que desea verte,

    bribn! Se trata del seor Sandow... Jpiter! Los chicos se miraron entre s, abriendo la boca, asombrados. Un tal seor Sandow habase

    presentado all, en busca de ellos! Precisamente cuando intentaban forjar un plan que les permitiera entrar en la finca de los Sandow. Bueno, y quin poda ser aquel seor Sandow?

    La seorita Sandow vive sola record Bob. Vmonos, chicos dijo Jpiter, dirigindose al tnel dos, para pasar a su taller y luego al Patio

    Salvaje.

  • CAPITULO 6

    Jpiter sufre una decepcin

    Hombre! Por fin aparecis! Ta Mathilda inspeccion a los tres muchachos detenidamente, adoptando una severa expresin. Muchas veces pienso que este Patio Salvaje fue montado para que vosotros tres tuvieseis donde

    esconderos. Un joven alto y de buena planta, unos aos mayor que ellos, se encontraba junto a ta Mathilda.

    Sus cabellos, morenos, eran ms bien largos; su traje gris revelaba un corte elegante, pero extrao en Rocky Beach. El joven salud a los chicos, sonriendo, tendindoles seguidamente la mano.

    Qu tal, muchachos? Soy Ted Sandow. Nada ms curioso que aquella coincidencia de hallarse Ted Sandow en el Patio Salvaje cuando los

    tres amigos estaban pensando en la famosa finca y sus habitantes. Sin embargo, los Tres Investigadores supieron disimular su extraeza. Estrecharon sucesivamente la mano que les ofreci el visitante y Jpiter puso una cara de circunstancias, dibujndose en ella un gesto revelador de la ms completa inocencia.

    Me llamo Jpiter Jones dijo e] primer investigador, presentndose a s mismo. He aqu a Bob Andrews y Pete Crenshaw...

    Me complace mucho conoceros, amigos repuso Ted, siempre sonriente. Varios amigos vuestros me dijeron que erais unos muchachos interesantes. Entre ellos, un chico llamado Skinner Norris.

    Fue Skinny Norris quien te envi aqu? pregunt Pete, desconcertado. Me dijo que os hallara poco corrientes, para hablar con exactitud. Lo sois, en realidad? Tengo

    verdaderos deseos de conocer a unos cuantos jvenes americanos de ese tipo. No hay muchas oportunidades de lograr tal cosa ah, en la finca, comprendis?

    T no eres americano, Ted, verdad? inquiri ahora Bob. Yo soy ingls... De Cambridge, exactamente. He querido hacer una visita a mi ta-abuela Sarah,

    de Sandow Estte. Lo cierto es que me enter de su existencia hace unos meses tan slo, cuando falleci mi padre. Mi abuelo, hermano de ta Sarah, muri en Francia, antes de que mi padre naciera. Al parecer, mi padre se puso en contacto con ta Sarah al comprender que le quedaba poco tiempo de vida. Ella envi una nota y aqu la tenis.

    Durante todo este discurso, el joven no ces de sonrer un momento. Ted, evidentemente, era un muchacho que hablaba por 'los codos. Lo haca muy rpidamente, igual que muchos ingleses, y su acento no resultaba muy fcil de identificar.

    Antes de que sus oyentes tuviesen tiempo de decir nada, prosigui diciendo: Bueno... ta Sarah tiene su granero lleno de viejos cachivaches, que datan de Dios sabe cundo.

    Ha decidido llevar a cabo una limpieza general en la finca y desea desprenderse de ellos. Yo le suger la idea de que vendiera sus cosas a un chatarrero. A ella le agrad mi proposicin y me encarg de la localizacin de uno, para entrar en tratos. Yo conoca el nombre de vuestro Patio Salvaje, pero no me pasaba lo mismo con la ciudad, por lo que me puse en relacin con el abogado de ta Sarah. l vive en Los ngeles, as que me indic que estableciera contacto con el hijo de un amigo suyo, Skinner Norris. Es lo que hice, y Norris me trajo aqu. Sin embargo, se neg a entrar en este lugar. Se me antoj sta una conducta extraa.

  • Ta Mathilda habl antes de que los chicos tuvieran ocasin de decir a Ted que no tena nada de raro que Skinny no quisiese entrar en el Patio Salvaje. Sus vivaces ojos se haban animado todava ms a la sola mencin del granero de los Sandow lleno de viejos chismes.

    Muy bien, Ted. Tendremos mucho gusto en echar un vistazo a lo que albergue ese granero. Cundo quieres que vayamos por all?

    Ahora mismo sera lo idea! repuso Ted. Mi esposo, Titus, se encuentra ausente de aqu en estos momentos. A m me es imposible dejar

    esto desatendido. Desde luego, Jpiter est tan al tanto de lo que solemos comprar como yo. Podra acercarse por all despus de comer.

    Por qu no vens todos, muchachos? propuso Ted rpidamente. Konrad podra llevarnos en la furgoneta sugiri Jpiter. Eso sera estupendo declar Ted. As los chicos y yo tendramos ocasin de charlar. Es que

    acerca de Amrica s muy pocas cosas... Ta Mathilda, que siempre andaba muy despierta, cuando se trataba de hacer nuevas adquisiciones

    para el Pato Salvaje, fue fcil de persuadir. Los tres amigos comieron en un periquete, yendo luego en busca de Konrad. Unos minutos despus se encontraban todos en la furgoneta, avanzando detrs del pequeo coche deportivo de Ted. ste haba estado intentando localizar a Skinny Norris para darle las gracias, pero el muchacho se haba esfumado. No hubo manera de dar con l. Esto fue una sorpresa para el joven ingls. No se extraaron en cambio los investigadores ante aquel hecho.

    Qu es lo que habr planeado Skinny en esta ocasin? pregunt Pete. Presumo que se trata de uno de sus habituales intentos para desorientarnos contest Jpiter.

    A m Skinny me tiene sin cuidado. Me sorprenden en cambio que la aparicin de Ted en el Patio Salvaje se haya producido al da siguiente de llegar a nuestro poder el amuleto famoso.

    Crees t que l sabe que nosotros lo encontramos, desconociendo, sin embargo, que nos robaron el objeto? pregunt Bob.

    Demonios! exclam Pete. Eso significara que en este asunto anda mezclado ms de un grupo de personas.

    Pudiera ser que l supiese que del amuleto fue retirado el mensaje, deseando apoderarse del mismo apunt Jpiter.

    Bueno, bueno protest Bob. Parece un muchacho demasiado agradable y simptico para que abrigue tan misteriosas intenciones.

    Quiz se trate de una coincidencia, tan slo concedi Jpiter. Pero yo os sugiero que os mantengis en todo instante bien alerta, que os lo pensis antes de hablar y que tengis los ojos bien abiertos.

    Bob y Pete asintieron. Estaban de acuerdo. La furgoneta continuaba avanzando tras el coche deportivo de Ted Sandow. Haban salido ya de Rocky Beach, para adentrarse luego en las montaas. Siguieron los vehculos por una serpenteante carretera, hasta lo alto de un paso, y despus describieron una curva cerrada para detenerse frente a las puertas de hierro de Sandow Estte, donde Bob y Pete la noche anterior haban odo los extraos sonidos proferidos por la sombra riente.

    Al otro lado de las puertas y del muro, bastante alto, se deslizaron por un camino asfaltado de medio kilmetro, aproximadamente. Finalmente, divisaron la vivienda de los Sandow. Era una mansin de grandes dimensiones y estilo espaol, de blancas paredes, contando con una cubierta de rojas y brillantes tejas. Muchas de sus ventanas tenan rejas. Veanse balcones en la planta superior. Por todas partes se vean all piezas de hierro forjado. Ahora bien, muchas de ellas estaban descuidadas de pintura, las blancas paredes se hallaban agrietadas y sucias en algunos sitios. Todo en la vivienda revelaba que sta no se encontraba bien atendida.

    Ted los condujo directamente a una pequea construccin de adobes situada detrs de la casa. Dentro, los muchachos vieron una gran cantidad de muebles, objetos muy diversos, artculos domsticos del pasado y otras cosas cuyos nombres desconocan. Una espesa capa de polvo lo cubra todo, revelando que aquello no haba sido tocado en un perodo de cincuenta aos, como mnimo.

    Ta Sarah ha estado viviendo durante mucho tiempo como una ermitaa, chicos seal Ted. Estoy seguro de que no tiene ni la ms liviana idea de lo que hay aqu.

  • Jpiter, a quien las cosas viejas le agradaban tanto como a su to Titus, se qued con la boca abierta al contemplar los montones de olvidadas reliquias.

    Esto es una mina! exclam. Pero si hay hasta una rueca! Y qu me decs de esa tablilla de escribir para uso de los viajeros?

    Por espacio de una hora, muy felices, los chicos estudiaron aquellos polvorientos montones de objetos, olvidndose por completo de su figurilla, del Tesoro de los Chumas y de la sombra riente. Finalmente, Jpiter pareci volver en s, dando unos pasos atrs para tener una visin de conjunto de aquello.

    A to Titus va a interesarle casi todo lo que hay aqu y nosotros no hemos concretado nada todava.

    Por qu no subimos a la casa, por ahora? sugiri Ted. Nos servirn algn refresco y galletas y vosotros podris hablar con ta Sarah.

    Bob y Pete se acordaron del principal motivo de su estancia all, en Sandow Estte, asintiendo rpidamente al tiempo que miraban a Jpiter. Aquello era precisamente lo que estaban deseando. Pero nadie habra podido adivinarlo al ver el rostro de Jpiter, de impenetrable expresin.

    Me parece muy bien, Ted convino el primer investigador. Entretanto, Konrad podra empezar a redactar una lista parcial de lo que hay aqu.

    Haremos que le sirvan una cerveza dijo Ted. Hombre! Eso de la cerveza est bien replic con una sonrisa y un gesto afirmativo el rubio

    bvaro del gran corpachn. Dentro ya de la casa, los chicos fueron conducidos a una fra habitacin llena de muebles oscuros,

    de estilo antiguo espaol. Ted fue a indicar a la servidora que les llevase unas limonadas. Al volver, lo hizo en compaa de una mujer que pareca un pjaro, cuyas manos buscaban constantemente sus limpios y blancos cabellos. Sus claros ojos se iluminaron agradablemente.

    Soy Sarah Sandow. Me alegro de que Theodore se haya hecho aqu de algunos buenos amigos. Me ha dicho que sois del Patio Salvaje. Quiero deshacerme de muchos objetos. He estado dejando que las cosas se me fueran acumulando durante demasiado tiempo.

    S, seora respondi Jpiter. Bob y Pete bajaron la cabeza, expresivamente. Con la venia de Theodore he empezado a sentirme atrada de nuevo por las cosas del mundo. La

    finca se halla en un estado de abandono lamentable. La servidora les llev una bandeja con los vasos de limonada y las galletas. La seorita Sandow se

    ocup de a distribucin. Daba la impresin de estar muy contenta por el hecho de tener como invitados suyos a aquellos muchachos.

    Mientras stos saboreaban sus refrescos, la seorita Sandow les explic: Despus de lo de anoche, Ted me convenci... Me hizo ver que no poda sentirme segura aqu,

    teniendo todas las cosas que hay en ese granero. Los chicos se irguieron y Jpiter inquiri: Lo de anoche, seorita Sandow? Me robaron una estatuilla de oro. Nos la quitaron ante nuestras narices dijo la seorita

    Sandow, indignada. Era una de las dos dejadas por mi pobre hermano Mark cuando se vio obligado a huir. Era todo lo que me quedaba de los efectos personales de Mark.

    La culpa de todo lo sucedido es ma declar Ted. Veris... Mi padre haba contado que mi abuelo habl de la existencia de dos estatuillas de oro. Las encontr olvidadas en el fondo de un cajn y estuve examinndolas en la biblioteca. Sal de la habitacin y cuando regres me encontr con que una de ellas haba desaparecido.

    No sabes t quin pudo llevrsela? pregunt Jpiter. Sabemos que fue un chico. El seor Harris lo vio. Es verdad, jvenes declar una voz

    grave desde la puerta. Los muchachos volvieron la cabeza, descubriendo all a un hombre de saludable aspecto, vestido

    con pantalones cortos y una chaqueta de corte deportivo. Los pantalones dejaban ver sus largas y bien

  • musculadas piernas. En sus grisceos ojos se distingua un curioso brillo. Tena los cabellos rojizos. Una pequea cicatriz en su rosado rostro imprima a sus labios una perpetua sonrisa.

    Ted procedi a efectuar las presentaciones de rigor, explicando que el seor Harris era un buen amigo de la seorita Sandow.

  • Os sents interesados por el robo, eh? inquiri el seor Harris. Hablaba con un acento ingls que resultaba diferente del de Ted. A Jpiter le pareci ligeramente

    cockney. Vi a un chico que sala corriendo de la casa, dirigindose a la puerta. Cuando llegu all ya le

    haba perdido de vista. Debieron de auxiliarle algunos amigos. Supongo que ya no veremos ms la dichosa estatuilla.

    Tal vez nosotros podamos serles de utilidad, seor dijo Jpiter serenamente. Hemos conocido algunos xitos recuperando objetos perdidos y robados.

    Y aclarado algunos misterios tambin aadi Pete. El seor Harris se ech a rer. Vosotros os las dais de detectives, verdad? S, seor replic Jpiter. Lo somos, en pequea escala. He aqu nuestra tarjeta. Jpiter hizo entrega al seor Harris de una de sus tarjetas comerciales, de gran tamao, en la cual

    se lea:

    LOS TRES INVESTIGADORES Investigamos todo ? ? ?

    Primer investigador .................. Jpiter Jones Segundo investigador ................ Peter Crenshaw Tercer investigador ................... Bob Andrews Registros y Archivo .................. Bob Andrews

    El seor Harris se ech a rer. Bien. Quiz seis capaces de recuperar la estatuilla de la que es propietaria la seorita Sandow.

    Sois detectives, diablos! Y dices que habis resuelto algunos misterios? Naturalmente que lo somos! replic Pete. Reynolds, uno de los jefes de la polica, en

    Rocky Beach, nos nombr colaboradores suyos, incluso ayudantes... De veras? insisti el seor Harris, releyendo la tarjeta que haba puesto en sus manos

    Jpiter. Desde su silla, en el lado opuesto de la habitacin, Ted pregunt: Qu significan los signos de interrogacin, amigos? Supongo que vosotros mismos no vais a

    poner en duda vuestras habilidades... Los signos de interrogacin son un smbolo de nuestras actividades subray Jpiter, mirando

    a Ted con el ceo fruncido. Aluden a los misterios que nosotros intentamos resolver. Es una especie de marca de fbrica.

    Estupendo! exclam Ted, entusiasmado. Ta Sarah. permite a estos muchachos que prueben suerte en este asunto y yo trabajar con ellos.

    Pero... objet la seorita Sandow. Pudiera ser que anduviese por en medio una pandilla de ladrones profesionales. Los chicos correran algunos peligros, quiz.

    La seorita Sandow tiene razn dijo el seor Harris. Cosas como la presente no son para muchachos, no deben serlo, vamos.

    Nosotros somos siempre precavidos, seorita Sandow explic Jpiter. Y cuando nos enfrentamos con algo verdaderamente grave, amenazador, recurrimos a Reynolds, el

    jefe de la polica. De ser un chico quien rob la estatuilla, nosotros nos hallamos en unas condiciones magnficas para poder colaborar. Todo lo que tendramos que hacer es intentar localizar la miniatura. Ted insisti:

  • Vamos, ta Sarah... Ya lo veo: estos amigos tienen conciencia de su responsabilidad y hasta Reynolds confa en ellos.

    La seorita Sandow vacilaba. Bueno... Se me antoja que lo que ha pasado aqu es una minucia, que no vale la pena confiar el

    hecho a la polica. El seor Harris se puso serio. La polica tiene muchos quehaceres entre manos para ocuparse de una minucia cuyo paradero se

    ignora, acerca de la cual no se le pueden facilitar indicios. Probablemente, estos chicos podran intentar descubrir qu fue de la figura para, posteriormente, informar a la polica. Siempre y cuando prometan que sern formales, que no incurrirn en imprudencias.

    Naturalmente que lo prometen! exclam Ted. Oye, ta Sarah: y por qu no ofrecer una recompensa? Estos muchachos se la tendrn ms que bien merecida si encuentran la estatuilla.

    La seorita Sandow sonri, mirando a Ted. 'Est bien. Pero habis de prometer todos que no os meteris en nada que pueda entraar

    peligro. Si dais con la figurilla, desde luego, tendr una gran satisfaccin en concederos una recompensa adecuada. Cincuenta dlares, por ejemplo... Qu os parece?

    De acuerdo, ta Sarah respondi Ted. Magnfico! Podis venir vosotros a comer maana aqu, para que empecemos a planear nuestras gestiones?

    No estoy yo muy segura de que a tus amigos les guste la comida que nosotros hacemos aqu se apresur a decir el seor Harris. La seorita Sandow y yo somos vegetarianos, chicos. Slo comemos verduras. Os dir que soy presidente de la Liga de Vegetarianos, a propsito de eso. La seorita Sandow me ha sido de gran utilidad en nuestros primeros pasos para dejar establecida la Liga en Rocky Beach. Debierais asistir a alguna conferencia... Mirad, esta tarde precisamente doy una.

    Nos gustara hacerlo, seor respondi Jpiter, pero ahora sera mejor que nos reunisemos con Konrad, para ayudarle en su tarea. Mi to querr saber con detalle qu es lo que la seorita Sandow desea vender. No estaremos en condiciones de ponernos a buscar la estatuilla hasta ms tarde.

    Yo os ayudar manifest Ted. Y no os olvidis de la recompensa ofrecida. Ta Sarah no llegar a preguntaros siquiera dnde encontrasteis la figurita.

    Nada de preguntas, estamos, muchachos? advirti el seor Harris, riendo. Los chicos se excusaron, saliendo de la estancia para ir en busca de Konrad. Una vez en el interior del granero, Jpiter mir a su alrededor para comprobar si estaban solos.

    Seguidamente, se fueron Bob y Pete a un rincn en sombras. Os disteis cuenta? inquiri Jpiter, muy serio. Que si nos dimos cuenta... de qu, Jupe? pregunt a su vez Pete. Ted se interes por los signos de interrogacin de nuestra tarjeta comercial... Siempre que enseamos 'la tarjeta pasa lo mismo, Jupe declar Bob. Pero es que Ted no haba visto la tarjeta cuando hizo su pregunta! Bob parpade. Tienes razn! Era Harris quien tena la tarjeta! Quieres decir que l ya saba a qu atenerse

    con respecto a nosotros, desde el primer momento? inquiri Pete. Jpiter asinti. Conoca nuestra tarjeta, lo cual significa que estuvo mintiendo. No es que quisiera hablar con

    nosotros para vendernos sus cosas. De haberse presentado en el Patio Salvaje con ese fin exclusivamente, poda haberse dirigido a ta Mathilda. Amigos: la venta de los objetos fue una excusa para ponerse en relacin con nosotros.

  • CAPITULO 7

    Una persecucin en regla

    Pero, cmo lleg a conocer nuestra tarjeta? pregunt ahora Pete. Skinny le pondra al corriente asegur Bob. No dijo Jpiter, tajante. l saba de nosotros antes de recurrir a Skinny. Estoy convencido

    de ello. Skinny no le habra hablado nunca de la tarjeta. Nos envidia demasiado para eso. De todos modos, si se hubiera enterado de la existencia de los Tres Investigadores por Skinny lo habra dicho.

    Cosa que no hizo Bob empezaba a comprender. Fingi que no nos conoca como investigadores antes de que nosotros le dijramos lo que haba...

    Quieres decir que l averigu quines ramos, pero que no quiso que nosotros estuvisemos informados de que l lo saba?

    Por qu? Por qu? pregunt Bob. Qu razones le indujeron a no querer que nosotros supiramos que haba visto nuestra tarjeta? Fue en busca nuestra...

    Jpiter consider detenidamente la cuestin. Slo puede existir una razn. Hay que pensar en que la forma en que l se inform revela algo

    que no desea que llegue a conocimiento nuestro de pronto, el primer investigador frunci el ceo. Un momento... Llevis encima vuestras tarjetas?

    Bob y Pete se registraron los bolsillos, en los que llevaban siempre unas cuantas tarjetas. El segundo exclam:

    A m me falta una! Estoy seguro de que tena cinco! Apostara cualquier cosa a que se te cay cerca de aquella puerta anoche contest Bob. Eso

    te pas, probablemente, cuando sacaste tu pauelo para envolver el amuleto. Y sa fue la tarjeta que se encontr Ted! remat Jpiter. Tal hecho significa que l estuvo

    por all. Y no quiere que nosotros lo sepamos! Cspita! exclam Pete. Ests pensando que fue l quien rob el amuleto? Es posible, Pete repuso Jpiter, torciendo el gesto. Pero, Jupe... objet Bob. Por qu haba de andar empeado en contratar nuestros servicios

    si fue l quien rob la figurilla? Ted fue quien convenci a la seorita Sandow para que recurriera a nuestros servicios. Se mostr Insistente, incluso.

    Yo dira que insisti demasiado observ Jpiter. Casi oblig a su ta a contratarnos. Mirad, amigos... ese debe haber sospechado que el amuleto se encuentra en poder nuestro. Quiere que sea devuelto. Lo de la recompensa fue idea suya. Y luego subray que si nosotros devolvamos a su legtima duea la estatuilla nadie hara preguntas, nadie querra saber dnde la hallamos... En realidad, nos ha invitado a devolverla a cambio de la recompensa.

    Y qu puede ganar l con eso? quiso saber Bob. Nosotros la habramos puesto en manos de la seorita Sandow. Y por qu no nos abord reservadamente? Pudo haberlo hecho fcilmente.

    Jpiter pareca sentirse enojado. Admito que me encuentro un tanto desconcertado al pensar en esos puntos. Pero hay dos cosas

    que hemos de dar por seguras ahora. Primera: Ted quiere el amuleto; segunda: su devolucin es un detalle de la mxima importancia, independientemente del valor del objeto.

    Pete gimi: Y a todo esto, lo hemos perdido. Y no hay forma humana de recuperarlo.

  • Bueno, quiz no sea se un problema tan difcil como t crees afirm Jpiter. He estado pensando en ello desde el mismo instante en que aquel hombre nos rob la figurilla. Debido a su aspecto, nada corriente, a sus ropas, las pasar moradas para esconderse en Rocky Beach. Ha de ser fcil de localizar, en fin de cuentas. Montaremos una vez ms una de nuestras persecuciones en regla.

    Eso es! exclam Pete, entusiasmado. A los chicos les ser fcil dar con l asegur Bob. Ahora vamos a echar una mano a Konrad, para regresar a casa cuanto antes sugiri Jpiter. Una hora ms tarde haban relacionado todos los objetos que a juicio de ellos podan interesar a to

    Titus, emprendiendo seguidamente el camino de regreso. Dieron cuenta a ta Mathilda de sus gestiones. Tan contenta se puso la mujer al leer la lista de cosas pertenecientes a la seorita Sandow, en trance de venta, que ni siquiera advirti la desaparicin inmediata de los chicos. stos se dirigieron a su cuartel general. Una vez dentro del escondido remolque, se pusieron a organizar su persecucin en reglo.

    Tal denominacin serva entre ellos para designar un procedimiento ideado por Jpiter cuando trataba de localizar a alguien. Utilizaba en su desarrollo a todos los chicos de Rocky Beach y algunas veces se sala de los lmites habituales. Cuando era necesario, naturalmente. El plan era muy brillante a causa de su sencillez. Simplemente: los tres amigos se ponan en relacin con todos sus conocidos, solicitando de ellos la informacin que precisaban. Cuando aqullos no eran capaces de dar una contestacin, se dirigan a su vez a sus amigos, a quienes no conocan los investigadores. De esta forma podan ponerse en contacto con todos los muchachos de la zona, en muy poco tiempo, adems.

    Los Tres Investigadores prepararon su descripcin del hombre vestido de blanco y el coche viejo que utilizara, aludiendo al otro individuo que 'le acompaaba. Finalmente, llamaron a sus amigos. Dieron su nmero de telfono en el cuartel general y pidieron a sus colaboradores que telefonearan nada ms localizar el coche descrito o a los individuos en cuestin.

    Una hora despus, todos los muchachos y muchachas de Rocky Beach se habran lanzado en busca del hombre de la piel morena.

    Y ahora dijo Jpiter sonriendo, a esperar. Pero dieron las seis y nadie haba hablado una palabra... Los chicos, sorprendidos, se miraron

    entre s, sorprendidos. Al parecer, no haba en Rocky Beach un solo muchacho que hubiese visto a los desconocidos. Esa gente debe de haberse escondido opin Bob. Si es que se encuentra todava en Rocky Beach seal Pete. Estoy seguro de que andan por aqu insisti Jpiter. Se necesita siempre tiempo para

    desarrollar una de nuestras persecuciones en regla. Nosotros acabaremos sabiendo de esos hombres, no os preocupis. Entretanto...

    Entretanto medi Pete, consultando el reloj, ser mejor que nos vayamos a casa, a cenar. Jpiter suspir, molesto. Algunas veces se rebelaba contra las lgicas limitaciones que impona la

    edad. Pero, naturalmente, l tena tambin que hacer acto de presencia entre los suyos para cenar. Igual que sus amigos.

    De acuerdo convino el primer investigador. Ahora bien, despus de la cena, t, Bob, te acercars por la biblioteca, con objeto de averiguar cuanto puedas sobre el Tesoro de los Chumas. En la biblioteca s que hay una coleccin de libros que recogen todas las historias que han circulado por la localidad. Necesitamos conocer la mayor cantidad de datos posibles sobre ese tesoro. Tambin haremos investigaciones relativas al hermano de la seorita Sandow.

    Vas a decirme lo que he de hacer yo? pregunt Pete. T respondi Jpiter, decidido, vas a volver a Sandow Estte conmigo. Algo est en

    marcha all y yo deseo saber qu es. Pero, bueno, Jupe, qu es lo que podemos descubrir en aquel lugar? quiso saber Pete. El primer investigador respondi: Para empezar, pudiramos intentar la localizacin de la sombra riente de nuevo. Pete lanz un gemido. Es imprescindible que hagamos eso?

  • Quiero que ests de vuelta en cuento puedas dijo Jpiter con firmeza, ignorando la lamentacin de Pete. Habrs de venir vestido con ropas oscuras.

    El sol se hunda detrs de las altas montaas, hacia el oeste, cuando Pete y Jpiter llegaban a las puertas de hierro de la finca. Escondieron sus bicicletas bajo unos rboles y Jpiter quit de su portaequipajes un pequeo saco que haba atado a l.

    Este muro es demasiado alto para que intentemos escalarlo por las buenas susurr Jpiter. Corre alrededor de toda la finca por la parte del camino. Vine preparado, por tanto.

    Se inclin para abrir su saco. De ste extrajo dos emisores-receptores porttiles, que l construyera para su utilizacin por el tro. Seguidamente, sac una cuerda larga que llevaba atado a uno de sus extremos un hierro con cuatro ganchos.

    Los emisores-receptores servirn para mantenernos en comunicacin si nos separamos explic Jpiter a su cama-rada. Estos ganchos se agarran a cualquier parte. Descubr unos cuantos en un montn de chatarra que adquiri to Titus recientemente.

    Jpiter arroj el hierro por encima de la pared. Los ganchos se quedaron aferrados inmediatamente a las piedras. Los dos chicos dieron unos tirones a la cuerda para probar su fortaleza. Pete trep por ella.

    Ya en lo alto del muro, se asom al otro lado. Hizo luego una sea a Jpiter para que subiera. A continuacin, invirtieron la colocacin de los ganchos y la cuerda, deslizndose por la parte opuesta de

    la cerca. Jpiter guard aquellos elementos en el saco, que procedi a esconder. Subiremos a la casa susurr el primer investigador en la oscuridad. Ten los ojos y los odos

    bien abiertos, Pete. Deslizronse por entre los rboles y las malezas hasta una pequea elevacin desde la cual podan

    ver la casa y el granero. Con los ltimos rayos del sol, la finca se haba poblado de sombras y no se oa un solo ruido. Dentro de la vivienda haba luz y se divisaban algunas sombras. Pero no lleg a salir nadie del edificio. La quietud era absoluta. A alguna distancia, percibieron el rumor de los vehculos que corran por la carretera ms prxima al lugar.

    Por estar mucho tiempo en la misma posicin, los chicos se sintieron entumecidos. Notaban que sus extremidades estaban rgidas. A Pete se le durmi una pierna, que empez a mover, para activar en ella la circulacin sangunea. Jpiter, en cambio, sigui quieto, como una estatua. Se apagaron las luces en la planta baja de la casa. La noche, sin luna, pareci tornarse todava ms oscura.

    De repente, Jpiter toc el brazo de Pete. Qu pasa? inquiri Pete, en un susurro. Mira all! Una sombra alta y vaga se movi en las inmediaciones de la casa. La sombra se detuvo un

    momento, como si vacilara o estuviese escuchando. Permaneci en la misma posicin unos segundos. Luego, se desplaz, rebasando el granero para encaminarse hacia la arboleda del este.

    Cuando llegue a los rboles, nosotros... comenz a decir Jpiter. El primer investigador no termin su frase. En aquel preciso momento reson en la oscura noche

    una salvaje y aguda risa...

  • CAPTULO 8

    Unas formas en la noche

    La risa pareci prolongarse, extenderse por todo el mbito de la oscura noche. Era muy aguda y estremecedora, como la de una hiena.

    Es ella! sise Pete. Es la sombra riente! Pero ahora ofrece un aspecto distinto. Qu quieres decir? La figura no es tan cargada de espaldas explic Pete. Sin embargo, esa risa es la suya, la de

    la sombra. Ser mejor que nos apresuremos! advirti Jpiter. Podramos perderla de vista. Rpidamente, los dos chicos abandonaron la pequea elevacin, encaminndose a la zona de los

    bosques. La extraa figura segua un camino que serpenteaba por entre los rboles. Pete y Jpiter se lanzaron tras ella. El temor les impeda reducir la distancia. Por fortuna, el hombre no hizo ningn alto, ni volvi la cabeza. Sigui andando con paso firme. La salvaje risa haba dejado de orse ya.

    Pete calcul que caminaron en aquel plan unos dos kilmetros, adentrndose ms y ms en el bosque. La figura, luego, dej el primer camino para continuar avanzando por un sendero, e| cual conduca a un pequeo valle, con el fondo redondo, como el de una taza. El valle estaba cruzado por una tosca carretera. Haba en l una choza en mal estado, construida con troncos de leos. La casucha en cuestin contaba con un porche y una chimenea de piedra. Sus ventanas estaban dotadas de postigos.

    Un refugio para cazadores aventur Jpiter en .voz muy baja. Fjate, fjate! sise Pete. Una forma oscura y cuadrada se desplazaba por la carretera, en direccin a la choza. Cuando

    aqulla se acerc ms, los chicos vieron que se trataba de un camin que circulaba con las luces apagadas. El vehculo se detuvo enfrente del hombre que ellos haban estado siguiendo. De aqul salt un individuo de corta estatura, pesado. Hubo una breve conversacin en susurros delante de la casucha. A continuacin, el sujeto de escasa talla se fue a la parte posterior del camin y abati la portezuela de acceso.

    Descendieron del vehculo cuatro figuras ms. El hombre bajo oblig a los recin llegados a ponerte en fila, orientndolos hacia la choza. El individuo ms alto encendi una luz que haba en el porche. Los cuatro desconocidos pasaron a! interior.

    Cspita! susurr Pete. Brevemente, al deslizarse bajo la luz, las cuatro figuras se haban destacado claramente...

    Carecan de cabeza!

  • Qu ha... qu ha sido de las cabezas de esos hombres? pregunt Pete con voz estremecida. Hasta Jpiter se qued sin habla.

    No... no... s. A m se me han antojado unos enanos decapitados. En las sombras de la noche, los dos investigadores se contemplaron mutuamente. Qu es lo que ocurre aqu? pregunt Pete. No tengo ni idea contest Jpiter, visiblemente impresionado por la visin de las cuatro

    formas sin cabezas. Si nos acercramos a la choza tal vez tuvisemos ocasin de asomarnos por una de sus ventanas al interior.

    Los chicos se quedaron mirando fijamente la casucha, iluminada ahora por dentro. Planeaban cmo podran aproximarse a ella sin ser descubiertos.

    De sbito, una fantasmal, una salvaje risa estall en la noche, casi a su lado. Sin detenerse a pensar lo que hacan, los dos amigos echaron a correr, con la mayor velocidad que les permitan sus piernas por el sendero.

    Mientras Pete y Jpiter corran alocadamente por entre los rboles y matorrales de Sandow Estte, Bob abandonaba la biblioteca profundamente agitado por los resultados de su bsqueda.

    Apresurse a trasladarse al cuartel general de los Tres In-investigadores. Sus compaeros no se encontraban all, por lo cual dej una nota escrita para que lo llamasen a su llegada.

    Al entrar en su casa, el padre de Bob estaba escuchando el boletn de noticias de la localidad, que daba la radio. Como el seor Andrews trabajaba para un peridico de Los ngeles, nunca se perda los diarios hablados. Bob entr en la cocina, donde su madre le sirvi un vaso de leche y algunos dulces.

    Encontraste en la biblioteca lo que buscabas? le pregunt ella. S, mam. Ahora, Pete y Jupe estn todava por ah. Luego, penetr el padre en la cocina, dando muestras de una profunda irritacin. Yo no s a dnde vamos a ir a parar dijo. Acabo de enterarme por la radio de que un

    hombre fue atacado en Rocky Beach esta tarde en una reunin pblica... En Rocky Beach? inquiri la seora Andrews. Oh, es terrible! Se tratar de algunos fanticos, intolerantes. El hombre a quien atacaron es presidente de una

    liga de vegetarianos. Estaba pronunciando su conferencia cuando dos individuos vestidos de blanco, con prendas muy raras, subieron a la plataforma en que se encontraba... Eran dos sujetos de piel morena, seal la radio.

    Bob estuvo a punto de ahogarse con la leche. De piel morena, pap? Eso o. Result herido? pregunt la seora Andrews. Al parecer, no... Pero los dos desconocidos

    salieron huyendo. Cmo se llamaba ese hombre, pap? inquiri Bob, rpidamente. No s si me acordar... Veamos... el seor Andrews se rasc la cabeza. Harris, me parece

    que era el apellido.

    Albert Harris, s. Lo presentaron como jefe de !a Liga de Vegetarianos. Bob se dijo inmediatamente lo que era fcil ver all: el seor Harris haba sido atacado por los

    mismos hombres que arrebataran a Jpiter el amuleto. Mientras su padre cambiaba impresiones sobre el ultrajante ataque, Bob apur su vaso de leche,

    deslizndose a continuacin fuera de la cocina, con la mayor discrecin posible. Fue hacia el sitio en que estaba el telfono. Una cosa era cierta: fueran quienes fueran aquellos individuos y quisieran lo que quisieran, el amuleto no constitua la nica respuesta en aquel asunto.

    Dej sonar una y otra vez el timbre del telfono en el cuartel general del Patio Salvaje. Pete y Jpiter no haban regresado todava.

  • Pete y Jpiter se agazaparon por entre unos rboles, lejos de los alrededores de la choza, por donde la escalofriante risa habales sacado de sus casillas. La carrera les haba cansado. Se haban hecho algunos araazos con las ramas de los rboles. Se haban cado tambin varias veces, al tropezar con races a flor de tierra. Respiraban agitadamente, recobrndose poco a poco del susto experimentado.

    Pete mir a su alrededor. Ves t algo, Jupe? No. Yo creo que estamos ya a salvo. No soy del mismo parecer. Qu eran esos monstruos? Enanos sin cabeza? musit Pete. Tiene que existir alguna explicacin muy simple, quiz opin Jpiter, nervioso. La verdad es que no hemos llegado a verlo todo bien. Tal vez, si

    volviramos y mirramos por una de las ventanas... Oh, no! Ni hablar de eso! exclam Pete. Mientras ande por ah la sombra riente... Jpiter suspir. Tienes razn. Sin embargo, yo no la vi por las proximidades del sitio en que estbamos cuando

    omos sus ltimas risotadas. Para qu quieres ms? inquiri Pete. Voto por que salgamos de aqu lo antes posible. Jpiter guard silencio unos instantes. Estaba reflexionando. Pete esper a que tomara una

    decisin. Aguard, ansioso, una respuesta. No s por qu, creo que los hombres morenos y la sombra riente forman parte del mismo

    misterio, Pete. Seguro. No obstante, cmo explicar...? Es lo que tendremos que poner en claro le ataj Jpiter. De momento, estoy de acuerdo

    contigo en que lo mejor que podemos hacer es volvernos a nuestras casas. As quiero orte hablar! Echaron a andar por los accidentados terrenos de la finca, rumbo a la distante carretera. Esta vez

    evitaron cuidadosamente algunos obstculos. Sin embargo, en la oscuridad, sus progresos fueron lentos. Finalmente, llegaron al muro y se deslizaron a lo largo del mismo, hasta que se detuvieron en el sitio en que Jpiter escondiera su saco.

    Jpiter procedi a arrojar el hierro con los ganchos por encima de la cerca. En esta ocasin llev a cabo dos intentos infructuosos, pues aqullos resbalaron sobre las piedras. Pete realiz la tercera prueba. Ahora sali la cosa bien, pero en el preciso instante en que Pete probaba a ver si la cuerda se haba afirmado bien los dos oyeron en la oscuridad un sonido metlico. Alguien acababa de amartillar un rifle... Eh, vosotros! Quietos los dos!

    Una figura se plato en la carretera. Era una alta sombra que les apuntaba con un arma de fuego. Ya no podan hacer nada. Los dos chicos abandonaron el refugio de los rboles y matorrales,

    avanzando por el camino particular, Jpiter, de repente, sonri. Ted! Soy Jpiter Jones! Me acompaa Pete Crenshaw! Ted Sandow no sonri. Tampoco sirvieron aquellas palabras para que abatiera su rifle. El joven

    ingls se limit a contemplar a los dos muchachos con un gesto de recelo. Qu hacis vosotros aqu? pregunt Ted, framente. Pete contest, en tono de protesta: Ted! Somos nosotros! Estamos trabajando para tu ta! A esta hora? salt Ted, muy seco. En la oscuridad, merodeando por estos parajes?

    Vosotros no hablasteis de que ibais a venir a la finca sin que nadie lo supiese. Qu habis estado haciendo por aqu?

    Hemos echado un vistazo por los alrededores. Pensamos que el amuleto poda estar por las proximidades de la puerta, perdido. Cremos posible que el ladrn regresase, aprovechando la oscuridad explic Jpiter, un tanto amoscado. Hemos sido autorizados por tu ta para que nos dediquemos a la bsqueda de la estatuilla.

    Ted vacil. No s si debo creeros o no... Qu es eso de que no sabes si debes creernos o no?

  • dijo Pete, muy brusco. T sabas desde el primer momento que nosotros ramos investigadores. T encontraste nuestra tarjeta!

    Jpiter intent obligar a Pete a guardar silencio mediante una oportuna patada en la espinilla. Pero procedi con demasiado retraso. Ted Sandow mir a Pete.

    Cmo te has enterado de eso? Pete hizo ver al joven ingls su desliz al aludir a los signos de interrogacin de la tarjeta antes de

    verla. Ted se qued como apesadumbrado. AI mismo tiempo, denot con su gesto que admiraba a los chicos, por sus buenas dotes de observadores.

    Desde luego. Hay que reconocer que sois inteligentes. En sus labios apareci una sonrisa y entonces abati el rifle.

    Pues s... Yo encontr vuestra tarjeta cerca de la puerta. Comuniqu mi descubrimiento al seor Harris, quien juzg que deba de haberse producido una coincidencia, que mi obligacin era proceder con el mayor tacto, ya que poda estar equivocado en mis apreciaciones. Pregunt entonces al abogado de ta Sarah si conoca en Rocky Beach a algunos chicos que se denominaran a s mismos los Tres Investigadores. l me envi a Skinner Norris, ya os lo cont. As fue cmo me enter de vuestra existencia y de la del Patio Salvaje. Posteriormente, se me ocurri la idea de abordaros con motivo del ofrecimiento de las cosas antiguas de mi ta. Todo esto es lo que ha pasado...

    Pete lo comprendi todo de repente. T nos tomaste por los ladrones del amuleto! En efecto admiti Ted. Es lo que comuniqu al seor Harris. Pero, naturalmente, no tena

    ninguna seguridad... l sugiri que vosotros podais haber encontrado la estatuilla, perdida por el ladrn. En consecuencia, decidimos traeros aqu, hablar de una recompensa... Caba la posibilidad de que os decidierais a devolverla alegando que os la habais encontrado por casualidad.

    Jpiter pareci considerar detenidamente las palabras del muchacho ingls. Si llegaste a pensar que la habamos robado, por qu no nos acusaste sin ms rodeos? Ya te he dicho lo que opin sobre el caso el seor Harris. ste pens que muy bien podais

    haberos encontrado el amuleto. Aadi que las acusaciones que carecen de slidos fundamentos son muy peligrosas.

    Si pensaste en que podamos haber encontrado la figura por casualidad, por qu no exigiste su devolucin?

    Tambin se habl de eso. Pero el seor Harris opin entonces que tambin era posible que no quisierais admitir el hallazgo. Dijo que quiz os diera miedo pronunciaros en ese sentido...

    En consecuencia, decidiste entrar en relacin directa con nosotros concluy Jpiter, para ofrecernos una recompensa, dndonos la impresin de que ignorabas que el amuleto estuviese en nuestro poder. Quisiste facilitarnos una salida y, adems, un buen incentivo.

    Ted asinti. Siento lo sucedido, muchachos. La verdad es que entonces yo no saba cmo erais en realidad.

    Ahora que os conozco, s que no tendris inconveniente en proceder a la devolucin de la figurilla. Porque os la encontrasteis, no?

    Bob y Pete se la encontraron, efectivamente reconoci Jpiter. Pero ya no nos es posible devolverla... Ya no la tenemos.

    Jpiter procedi a explicar a Ted cmo el hombre de la piel morena le haba robado el amuelto. As pues, se ha perdido definitivamente manifest el joven, desconsolado. Jpiter movi la cabeza lentamente. Definitivamente, no. Todava hay una posibilidad de que lo recobremos. Siempre y cuando

    demos con el hombre... Ted sonri. Se trata de algn plan secreto? Podra yo ayudaros? La verdad es que estoy deseando trabajar

    con vosotros, muchachos. Es posible que t nos seas de utilidad, Ted convino Jpiter. T abre bien los ojos aqu y

    cuando localicemos a ese tipo nos pondremos en comunicacin contigo. Estupendo! exclam Ted, radiante.

  • Ahora hemos de regresar a nuestras casas anunci Jpiter. Es tarde ya. Ted los acompa hasta la puerta. Fueron pedaleando en la oscuridad, poco a poco. A Pete le

    duraba todava el asombro. Jupe pregunt a su amigo: por qu no hablaste de lo que Bob y yo vimos anoche? Por

    qu no aludiste a la voz pidiendo socorro y a la sombra riente? Porque no estaba seguro de que Ted dijera la verdad explic Jpiter, sombro. Si l

    realmente pens que nosotros habamos robado el amuleto, Pete, creo que nos habra denunciado inmediatamente... A menos que, por una razn u otra, no quisiera que otras personas se enteraran de cmo haba llegado a nuestro poder el amuleto. Creo que nos est ocultando algo, Pete!

    Pete pareca muy preocupado a! iniciar el largo descenso que haba de llevarles desde el paso de las afueras hasta Rocky Beach.

  • CAPTULO 9

    "Donde ningn hombre puede encontrarlo"

    A la maana siguiente, bien temprano, Bob salt del lecho, vistindose rpidamente. Cuando se dispona a bajar las escaleras, para trasladarse a la planta baja, llam a la puerta de la habitacin de sus padres.

    'Yo me har el desayuno, mam! Su madre, medio dormida todava, le contest: Est bien, Bob. Limpia despus t mismo lo que utilices. Dnde vas a estar hoy? En el Patio Salvaje, mam! Ya en la soleada cocina, dio buena cuenta rpidamente de un tazn de cereales, bebindose luego

    un vaso de jugo de naranja. Seguidamente, llam a Pete. La madre de ste le notific que se haba do ya al Patio Salvaje. Bob lav en el fregadero el tazn y el vaso que haba empleado, saliendo en busca de su bicicleta.

    Al llegar al Patio Salvaje tropez de buenas a primeras con ta Mathilda. Hombre! Por fin consigo ver a uno del tro! Cuando veas a los otros, Bob, comuncale a

    Jpiter que vamos a necesitarle. Habr de acompaarnos a Sandow State esta maana. S, seora. Bob ech a andar con toda naturalidad hacia la parte posterior del Patio Salvaje y cuando ya no

    poda verle ta Mathilda apret el paso hacia la entrada principal del escondido remolque, arrastrndose hasta el interior del cuartel general. Al cruzar la puerta-trampa vio a Jpiter y Pete que contemplaban con sombra expresin el silencioso telfono.

    No ha habido una sola llamada! anunci Pete, abatido. El aparato magnetofnico registrador de Jupe no ha recogido ningn mensaje.

    Pete acababa de referirse al mecanismo ideado por Jpiter, el cual funcionaba en combinacin con el telfono, registrando los mensajes transmitidos cuando los Tres Investigadores se hallaban ausentes.

    Mucho me temo que esta vez no haya dado resultado nuestra persecucin en regla admiti Jpiter.

    Puede que sea demasiado pronto, Jupe, para que tengamos noticias repuso Bob, optimista. Escucha... Presta atencin a lo que consegu averiguar anoche.

    Pon atencin t a lo que voy a decirte, que no es, ni ms ni menos, que lo que nosotros vimos anoche contraatac Pete.

    ste refiri a Bob su aventura en la finca de los Sandow. Los ojos de Bob se dilataron al saber lo de Ted, lo de las extraas formas y la sombra riente.

    Naturalmente declar Jpiter, no se trataba de enanos decapitados, pero en cambio tenan la apariencia de tales. Yo esperaba que, como resultado de nuestra persecucin en regla, recibiramos

    algn mensaje esta maana. Opino que los hombres morenos son la clave de todo el misterio, no s por qu... Si conociramos su identidad y sus propsitos estaramos pronto al cabo de la calle. Bueno, Bob,

    qu es lo que averiguaste en relacin con el Tesoro de los Chumas? De acuerdo con lo que dicen los libros que se ocupan de la historia de nuestra localidad, algo

    hay de cierto en ello inform Bob. En cuanto la banda de renegados desapareci, todo el mundo se puso a buscar el tesoro. La gente anduvo tras l durante mucho tiempo, pero nadie logr localizarlo. Uno de los inconvenientes principales se derivaba del hecho de que los chumas tenan escondites en todas las

  • montaas. Sandow Estte fue uno de los sitios en que ellos se ocultaron. Nadie consigui dar con una pista que condujese al tesoro, en definitiva.

    Tampoco fueron encontrados los dos amuletos que posea el hermano de la seorita Sandow? inquiri Pete. Son mencionados en os libros que consultaste?

    Bob respondi: En los relatos que yo he ledo se habla de l... El hombre responda al nombre de Mark. Mat

    un hombre y tuvo que huir. La vctima se hallaba envuelta en cierto misterio... Se trataba de un cazador que viva en las elevaciones de la finca. No se supo por qu Mark Sandow le dio muerte. Los libros que he consultado no mencionan para nada los dos amuletos chuma.

    El profesor Meeker dijo que l no haba odo hablar de amuletos murmur Jpiter, frunciendo el ceo. Leste en alguna parte algn relato en el que quedaran recogidas las ltimas palabras pronunciadas por Magnus Verde antes de morir?

    En cuantos libros diferentes hall otras tantas versiones de ellas inform Bob, ponindose delante su libreta de notas. Segn una de esas obras, Magnus Verde, al parecer, dijo: Qu hombre puede encontrar el ojo del firmamento? Otro escritor lo cita diciendo: El ojo del firmamento no podr ser encontrado por ningn hombre. Otros dos autores manifiestan que sus palabras fueron. Est en el ojo del firmamento, donde ningn hombre puede encontrarlo. Supongo que los traductores del lenguaje chumas se enfrentaran con algunas dificultades.

    El profesor Meeker dio sus explicaciones sobre eso le record Jpiter. Aparte de que las frases que acabas de detallar son muy similares. Todas se refieren al ojo del firmamento, que el profesor no mencion. Todas revelan, adems, la seguridad que Magnus Verde tena acerca de la imposibilidad de que el tesoro fuese hallado por los hombres.

    Pero, Jupe... Y qu significado tiene la frase ojo del firmamento. Jpiter se qued caviloso. Vamos a ver... Qu es lo que hay en e| firmamento que se asemeje a

    un ojo? Algunas nubes, a veces apunt Pete. Yo lo s afirm Bob: el sol. Jpiter asinti. O la luna. Se la representa como un rostro. Y qu podan esconder los chumas en cualquiera

    de los dos astros? objet Pete. Nada, desde luego, Pete confirm Jpiter. Pero es posible que exista un sitio en que el sol o

    la luna brille siempre en el mismo lugar. De la misma forma que el sol brillaba en ciertos templos de la antigedad.

    Es verdad dijo Bob. La gente levantaba templos en cuya cubierta practicaba un orificio, para que los rayos del sol iluminaran siempre el mismo punto del altar.

    Slo en este caso habra por en medio un sitio muy especial que contaba a hora determinada manifest el primer investigador, inquieto.

    Pete se hizo cargo en seguida de la causa de sus preocupaciones. T quieres decir que tendremos que descubrir el punto exacto en el cual el sol o la luna

    producan un determinado efecto... Precisamente, Pete Jpiter daba muestras de un gran abatimiento. Luego, de pronto, su rostro

    se ilumin. Puede ser tambin que Magnus Verde no aludiera a una cosa de tanta complicacin. Por ejemplo: pudo haber querido dar a entender que el sol o la luna se parecan a un ojo vistos desde cualquier paso montaoso o valle. Tenemos nosotros idea de algn lugar que se halle en estas condiciones por las inmediaciones de Rocky Beach?

    Caramba, Jpiter! Nunca he odo hablar de ninguno semejante declar Pete. Bueno, de todas maneras, qu ms da? Bob dijo que los chumas tenan escondites en todas partes.

    Y Magnus Verde recalc que ningn hombre sera capaz de encontrar aquel en que pensaba aadi Bob.

    Estoy convencido de que Magnus Verde quiso desorientar a sus capturadores con un acertijo de un tipo u otro insisti Jpiter. Si al menos supiramos por qu razn el hombre de la piel oscura tena tanto inters en hacerse con la estatuilla!

  • Dios mo! Se me haba olvidado! exclam Bob. Tena algo ms que deciros. Ese hombre y su amigo atacaron al seor Harris.

    Bob procedi a repetir la noticia que su padre haba escuchado por la radio la noche anterior. Jpiter dio un salto en su asiento. Debiramos ir a ver al seor Harris. Hay que hablar con l dijo el primer investigador. Es

    posible que sepa algo de gran inters. Ahora bien, uno debe quedarse junto al telfono. La cinta magnetofnica no puede formular preguntas.

    Le toca a Pete anunci Bob. As es, me parece corrobor Pete. Nos llevaremos los emisores-receptores, para que Pete pueda ponerse en comunicacin con

    nosotros si se entera de algo en relacin con nuestra persecucin en regla indic Jpiter. Despus de haberse hecho con las seas de la Liga de Vegetarianos, Bob y Jpiter cogieron sus

    bicicletas. Tardaron diez minutos tan slo para llegar a la casa de estilo gtico que en la calle de Las Palmas serva a los miembros de la Liga de Vegetarianos de centro de reunin. Era la ltima vivienda del bloque, hallndose situada en las afuera