12 en la literatura

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    12 EN LA LITERATURA DOMINICANA DEL  POSTUMISMO  AL  PLURALISMO

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    Guillermo PIÑA -CONTRERAS

    12 en la literatura dominicana

    Publicaciones de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias

    Santo Domingo, República Dominicana

    2015

    DEL  POSTUMISMO  AL  PLURALISMO

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    12 en la literatura dominicana. Del postumismo al pluralismo.© Guillermo Piña-Contreras

    Primera edición:Colección “Estudios” No. 62, Universidad Católica Madre y Maestra(UCMM), Departamento de Publicaciones, Santiago, República

    Dominicana, 1982

    Segunda edición:Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2015 Volumen No. 43

    Composición, diagramación e índices:Eric Simó

    Impresión:Editora Búho

    ISBN: 978-9945-462--77-7

    Impreso en República Dominicana / Printed in Dominican Republic

    D ANILO

     MEDINA 

     Presidente Constitucional de la República Dominicana

     JOSÉ R  AMÓN PERALTA  Ministro Administrativo de la Presidencia

     JUAN D ANIEL  B ALCÁCER  Presidente Comisión Permanente de Efemérides Patrias

    MU-K IENG A DRIANA  S ANG Miembro

    R  AFAEL  PÉREZ MODESTO Miembro

     V IRTUDES URIBE Miembro

    HÉCTOR  L  ACHAPELLE DÍAZ Miembro

    R  AFAEL  C ABRAL  C ABRERA  Miembro

    M ARCIO V ELOZ M AGGIOLO 

    Miembro

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    In memoriam

    a mis padres,

    a Titao,

    a Freddy Gatón Arce,

    a Domingo Moreno Jimenes,

    a Juan Bosch,

    a Pedro Mir,

    a Héctor Incháustegui Cabral,

    a Rubén Suro,

    a Franklin Mieses Burgos,a Manuel Rueda,

    a Abelardo Vicioso,

    a Ramón Francisco,

    a Miguel Alfonseca

    a Enriquillo Sánchez.

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    PRESENTACIÓN

    La Comisión Permanente de Efemérides Patrias secomplace en reeditar la obra del reconocido escritor y di-plomático Guillermo Piña-Contreras 12 en la literatura do- minicana, del postumismo al pluralismo, por su extraordinario valor literario y testimonial, además de que cada uno de losautores entrevistados tuvo la oportunidad de desempeñarun papel de primer orden en acontecimientos clave de lahistoria dominicana contemporánea.

    El texto que el lector tiene en sus manos es una segun-da edición, corregida y ampliada, de una antología de losescritores que integran la primera versión que vio la luzpública; obra agotada hace mucho tiempo y que correspon-día, en 1982, al volumen 62 de la colección “Contempo-ráneos”, auspiciada por la entonces Universidad CatólicaMadre y Maestra, hoy Pontificia.

    Como bien señala Piña-Contreras en sus palabras pre-liminares, los editores de la Universidad Católica Madre y Maestra decidieron suprimir de esa edición la antologíarepresentativa de la obra de los escritores entrevistadosporque la colección “Contemporáneos” ya contaba en sucatálogo con la Antología panorámica de la poesía dominicanacontemporánea (1912-1962), de Manuel Rueda y Lupo Her-

    nández Rueda, publicada en 1972.Por su parte, el reconocido y laureado poeta FreddyGatón Arce, en el prólogo que presenta al lector domini-cano y de lengua española, sostiene que 12 en la literatura

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    10 Presentación

    dominicana, del postumismo al pluralismo es “un libro singular

    en la creciente bibliografía dominicana, pues no recuerdoque antes se imprimiera otro, de idéntica clase y con seme-jante linaje informativo y conceptual, dedicado a la pro- vincia de las letras criollas. Luego, se observa esmero en elempleo del idioma en comparación con el utilizado en lasentrevistas que habitualmente aparecen en las publicacio-nes periódicas del país”.

    Piña-Contreras tuvo visión y lucidez, hace poco más decuarenta años, de reunir en esta obra singular el testimoniode doce escritores entre los más representativos de la Litera-tura dominicana del siglo  XX  en esa época. Otras obras de lacreciente bibliografía dominicana de hoy han venido a com-pletar el trabajo de Guillermo Piña-Contreras.

    En la medida en que el lector se compenetre con las

    páginas que conforman12 en la literatura dominicana, del

    postumismo al pluralismo, quedará fascinado por el testimo-nio, de viva voz, sobre su vida y su obra de escritores comoDomingo Moreno Jimenes, Juan Bosch, Pedro Mir, HéctorIncháustegui Cabral, Rubén Suro, Franklin Mieses Burgos,Manuel Rueda, Abelardo Vicioso, Ramón Francisco, Mar-cio Veloz Maggiolo, Miguel Alfonseca y Enriquillo Sánchez.

    La Comisión Permanente de Efemérides Patrias confíaen que al rescatar del olvido la presente obra y ponerla adisposición de los estudiosos e interesados en temas litera-rios contemporáneos de la República Dominicana, lo hacecon el propósito de contribuir a preservar el legado estético y artístico de los poetas y escritores que han contribuidode manera prestigiosa a la consolidación de la Literaturadominicana.

    COMISIÓN PERMANENTE DE EFEMÉRIDES P ATRIASSanto Domingo Julio de 2015

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    PRÓLOGO

    Resumo años de periodismo y lectura si avanzo que amenudo me ha parecido captar que por lo menos una par-te de los lectores prejuicia, o se forma la impresión de quetodo el material que contienen las publicaciones a fechafija generalmente está destinado al cesto. Quizás el énfasisen las noticias y la premura con que se vive hoy día hancontribuido a alimentar esta apreciación, que ni siquiera

    el aumento de artículos, análisis y comentarios en la pren-sa vernácula ha podido alejar de mis reflexiones.Pero pendulando entre las informaciones y los escri-

    tos de fondo se hallan y crecen las entrevistas a persona-jes dominicanos y extranjeros, y se nota que las entrevis-tas, aquí como en cualquier parte, participan tanto de lascaracterísticas de las noticias como de las de los artículos

    de fondo y que, por esta doble condición, a mi entenderunas veces se encuentran marcadas por la fugacidad ypor otras llamadas a conquistar una vigencia poco sólita,así las hay, pues, de eficacia efímera y de consulta prolon-gada, aunque en algunas coincidan lo breve y lo durable.

    Por otro lado, se supone que las entrevistas entregan,

    junto a la espontaneidad de los declarantes, riquezas vi-tales, tesoros íntimos y experiencias irreemplazables queexplican, y robustecen o destruyen o modifican actitudes,ideas y acciones, así como que anticipan contingencias o

    Freddy G ATÓN A RCE

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    12 Prólogo

    desvanecen augurios anteriores de ellos mismos o ajenos.

    En este orden, ellas poseen virtudes que las aproximan alas confesiones, tanto justificativas como excusatorias, detodos modos, ilustrativas siempre.

    Hasta aquí lo que se centraría en la esencia del géne-ro. Porque en lo que atañe a las fórmulas que se utilizanpara lograr expresarlo adecuadamente, bien podrían ha-cerse distinciones según que las entrevistas sean para undiario, un hebdomadario, etcétera, ya que el enfoque delos asuntos tratados variará de acuerdo con las datas delas ediciones; de igual manera el lenguaje.

    Por estas disquisiciones en boga sobre puntos que es-timo sustanciales e instrumentales al propio tiempo, meatrevo a escindir las entrevistas en dos grandes grupos:

    las eminentemente periodísticas por relativo valor fútil ypasajero y su redacción al uso; y las que, aún viciadas porlo accesorio y efimeral, reúnen conceptos perdurables yun estilo más cuidadoso (a éstas, en conjunto y no obs-tante la diversidad de matices que puedan advertirse, lasclasifico como literarias).

    Enmarcada así mi visión general del papel que jue-

    gan las entrevistas en la actualidad, paso a considera-ciones someras de este libro (12 en la literatura domini- cana, del postumismo al pluralismo), que Guillermo PiñaContreras pone, inmerecidamente, en mis manos comointroductor a la mirada de los lectores.

    La primera es que este es un libro singular en la cre-

    ciente bibliografía dominicana, pues no recuerdo queantes se imprimiera otro, de idéntica clase y con seme-jante linaje informativo y conceptual, dedicado a la pro-

     vincia de las letras criollas. Luego, se observa esmero en

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    el empleo del idioma en comparación con el utilizado en

    las entrevistas que habitualmente aparecen en las publi-caciones periódicas del país.

    Estas virtudes bastarían, por sí solas, para situar estaobra en lugar preferente de los anaqueles de los amantesde la literatura nativa. Pero también ella supone un es-fuerzo y un tesón sostenidos, a la par que habilidad, en elautor, que previamente debió adentrarse en los trabajosde sus interlocutores para interrogarlos y obtener respues-tas que contribuyeran a iluminar las creaciones de escrito-res que, según el criterio de él, resultan significantes en elcontexto social de los últimos cincuenta años.

    La generosidad y franqueza con que los encuestadoscontestaron, elevan sus palabras al nivel del testimonio y

    el documento, sin los cuales es probable que quedaríana oscuras algunas zonas de sus labores y de sus vidas y delas de sus contemporáneos, y huérfanos de un más com-pleto examen algunos aspectos del quehacer espiritualnativo de estos tiempos.

    Piña Contreras, además, complementa su tarea escri-biendo un panorama de la literatura e incluyendo datos

    biográficos y títulos de los autores escogidos por él, loque facilita a los lectores un más profundo conocimiento

     y un más amplio disfrute de los escritores seleccionados.Estas partes de la obra no sólo sirven para ubicar a losencuestados y de guía a los interesados en apreciarlos me-jor, sino que, por añadidura encomiable, permiten sope-

    sar la honradez con que la misma ha sido emprendida yrealizada.Con este libro se preserva y pone al alcance de las pre-

    sentes y futuras generaciones dominicanas y extranjeras,

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    14 Prólogo

    íntegro, un acervo que de otro modo hubiera, quizás,

    quedado sepultado y fragmentado en la memoria o enlas páginas de las colecciones de diarios y revistas.

    Enhorabuena.1976

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    PRELIMINAR 

    Inicialmente no pensaba en un libro, sólo tratabade seguir colaborando en ¡Ahora!  Pero al entrevistar aRubén Suro comprendí que cuanto decían los entrevista-dos era una suerte de visión panorámica de la literaturadominicana del siglo  XX . La idea de testimonio me llevóa elaborar cuestionarios que condujeran a los escritoresseleccionados a esa opinión panorámica no sólo de la li-

    teratura dominicana del siglo XX  sino también de su pro-pio trabajo literario. Reconozco hoy que fue una osadía yque, al mismo tiempo, debía imponerme límites aunqueen 2015, 40 años después, me parece cada vez más ciertoaquello de que el azar ordena bien las cosas.

    “Del postumismo al pluralismo”, subtítulo de 12 en laliteratura dominicana, me trazó el camino a seguir: escoger

    doce escritores, para mí representativos entre 1921 y 1974,años del nacimiento de ambos movimientos literarios,aunque, por razones que ya no vienen al caso, no pudetener un espectro más amplio de escritores. Pero felizmen-te otros volúmenes de entrevistas han venido a completarlo que me parecía lo ideal. Del postumismo escogí natu-

    ralmente a Domingo Moreno Jimenes; entre los conside-rados independientes a Juan Bosch, Pedro Mir y HéctorIncháustegui Cabral; por Los Nuevos, grupo artístico deprovincia de cierta importancia, a Rubén Suro.

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    Preliminar16

    En el mismo orden y con el mismo criterio de selec-

    ción, elegí, por la Poesía Sorprendida, a Franklin MiesesBurgos y Manuel Rueda, éste, además de haber pertene-cido a la Poesía Sorprendida es el fundador del pluralis-mo; por la generación del 48, a Abelardo Vicioso.

    Luego, entrevisté al poeta y crítico Ramón Francisco y al novelista y ensayista Marcio Veloz Maggiolo. Comorepresentante de la promoción de escritores que surgió araíz de la muerte de Trujillo, a Miguel Alfonseca.

    En 1965, cuatro años después de la muerte de Trujillo y del derrocamiento del gobierno democrático de JuanBosch, estalló una guerra civil y tuvo lugar lo que la his-toria dominicana registra como la Revolución de Abrilde 1965. Acontecimiento que jugó un papel importante

    en la promoción de escritores de la llamada “generacióndel 60”. De la post Guerra de Abril del 65 seleccioné aEnriquillo Sánchez.

    Hay preguntas a Franklin Mieses Burgos y ManuelRueda que figuran en las entrevistas que les hiciera en1973 (Cfr . ¡Ahora! Nos. 481 y 491, respectivamente). Loscuestionarios fueron revisados y ampliados. Como se po-

    drá observar, hay numerosas preguntas comunes; otrasconciernen únicamente a la obra del escritor.

    Cada autor entrevistado debía estar acompañado deuna muestra de su obra literaria hasta 1975. Preparé puesuna antología que diera cuenta de la evolución de su obracon relatos, poemas y fragmentos de novela. Con esta

    suerte de antología concerniente a los entrevistados pre-tendía dar también un panorama de la literatura domini-cana de 1921 a 1974. La antología que figuraba en el textooriginal que entregué al Departamento de publicaciones

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    de la Universidad Católica Madre y Maestra (UCMM), fue

    descartada porque los editores consideraron entoncesque ese florilegio de poemas y fragmentos no era nece-sario pues la Colección “Contemporáneos” de la UCMM 

     ya contaba entre sus publicaciones con la Antología pano- rámica de la poesía dominicana contemporánea (1912-1962),de Manuel Rueda y Lupo Hernández Rueda. Esta nuevaedición de la Comisión Permanente de Efemérides Pa-trias pone en mano del lector dominicano y de lenguaespañola la primera edición íntegra de 12 en la literaturadominicana. 

    Finalmente, una suerte de panorama de la literaturadominicana del siglo  XX , “Del postumismo al pluralis-mo”, introduce este trabajo y sitúa a cada escritor selec-

    cionado en su época. También figura, luego de la noticiabiográfica de los entrevistados, una bibliografía de cadauno.

    Quede aquí mi reconocimiento a Arelys Peguero, Vir-ginia Álvarez, José Rafael Mateo Contreras, José Alcán-tara Almánzar y a los doce escritores dominicanos querespondieron a mis preguntas.

    9 de julio de 1975.

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    DEL  POSTUMISMO  AL  PLURALISMO 

     AntecedentesEn República Dominicana, la poesía, no la novela, es laexpresión literaria preferida de los escritores nacionales;el poco desarrollo de la colonia primero y de la Repúbli-ca después podría explicar la preferencia por la poesía ysólo uno que otro contado intento de novela. Aunquela poesía ha enriquecido la bibliografía dominicana, esa principios de siglo  XX   cuando adquiere sus lettres denoblesse con el surgimiento del postumismo.

    La influencia del romanticismo, del neoclasicismo, ydel modernismo en los finales del siglo  XIX  y principiosdel  XX , es irrefutable. Así aparecieron, al impulso de lasprimeras, poetas de considerable importancia como José

     Joaquín Pérez, Salomé Ureña, Gastón F. Deligne, y elmodernista Federico Bermúdez, uno de los precursoresde la poesía social. La poesía de Pérez, Ureña y Delignetrata de dar un carácter nacional a la literatura. Tambiénhay que incluir en esa tendencia el aporte considerablede las criollas de Arturo Pellerano Castro, Byron, y lapoesía “popular” de Juan Antonio Alix. Estos poetas,

    excepto Pérez y Ureña, a pesar de no tener un proyectocomún y distantes en el tiempo, introducen lo nacionalen la poesía dominicana.

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    Los poetas antes mencionados constituyen para mí el

    núcleo de precursores mediatos del postumismo, a los quese les suma Vigil Díaz, líder del denominado “vedrinismo”.

     Así pues la poesía social, la indigenista, la patrióti-ca, el romanticismo y el modernismo, se cuentan entrelos precursores del postumismo; vale recordar tambiénque en algunos de sus representantes se advierten ele-mentos de esas corrientes literarias. Pero no se puedesoslayar, entre sus antecedentes más cercanos, la im-portancia del vedrinismo de Vigil Díaz, primer poetaque crea un movimiento de vanguardia en la literaturadominicana. “Con él nace en nuestro país”, escribenLupo Hernández y Manuel Rueda, “el auténtico espíri-tu de vanguardia que partiendo de la cultura universal

    sólo tiene como meta la valorización eufónica de laspalabras y la repulsa de las formas, distanciándose conesto último del modernismo”1. Una de las razones porla que el vedrinismo no obtuvo mayores logros litera-rios fue su unipersonalidad; aunque más tarde se le in-corporó Zacarías Espinal2. Pero nadie más.

    “Vedrinismo” no tiene relación con la literatura. Vigil

    Díaz quiso, al parecer, hacerle honor al aviador francés

    1  R UEDA , Manuel y HERNÁNDEZ R UEDA , Lupo,  Antología panorámicade la poesía dominicana contemporánea 1912-1962, Santiago, Univer-sidad Católica Madre y Maestra, 1972, p.23.

    2 Zacarías Espinal nació en San Cristóbal (1901-1933). Introdujo ennuestra poesía palabras extrañas: “Hosco y meditativo, bajo el Hes-kión de Ikana, /añorando aduneidas de Oalathia Valkonesa, /Aus-pició el palimpsesto de Strnnik Taaloneda, /Gregorio Efimoth, elgricha de Hip-polama” (Ibíd., p.43).

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     Jules Vedrines (1881-1919), creador de la arriesgada pi-

    rueta aeronáutica, the looping the loop. Y, además, segúnsus propias palabras, con el propósito de crear “una pro-sa poética, musical, sin ritmo ni rima”3, que estos versosilustran: “El paisaje, / áspero como cactus. / El cielo dediciembre, muy bajo; / pero floreciendo de estrellas lívi-das. / La luna, / de una palidez inefable”4.

     Joaquín Balaguer considera que el vedrinismo es una“tendencia poética que se caracteriza por el abuso deltropo altisonante en estrofas libérrimas, llenas de frasesfelices y a veces rebuscadas”5. Al vedrinismo y al postu-mismo los separa una década: 1911, el primero, 1921, elsegundo. Algo extraordinario en un país cuya literaturacomenzaba apenas a definirse.

    Durante los ocho años de la primera intervenciónmilitar norteamericana 1916-1924, los jóvenes poetas Do-mingo Moreno Jimenes y Rafael Augusto Zorrilla tuvie-ron la idea, siguiendo los pasos del vedrinismo, de lanzarun nuevo movimiento poético. A ellos se les unió en 1921el más tarde filosófo y matemático Andrés Avelino. Laadhesión de Avelino catalizó el surgimiento del movi-

    miento poético conocido como el postumismo.El postumismo es de 1921. Su paternidad no tiene im-

    portancia, pero a los que les interesa saber quién es su fun-dador, en un empeño inútil por definir su paternidad, hay

    3  Ibíd., p.416.4   V IGIL  DÍAZ, “Poema número dos”, en Ibid., p.32.5  B ALAGUER , Joaquín, Historia de la literatura dominicana, 3ra. Edición,

    Santo Domingo, Editorial Librería Dominicana, 1965, p.251.

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    que recordar, según parece, que la idea fue de Zorrilla, que

     Avelino redactó con la aprobación de sus correligionariosel manifiesto y que Moreno Jimenes escribió los mejorespoemas. La paternidad, elaboración y los méritos del pos-tumismo recae sobre los tres. Clasificarlos es irrelevante.

    La poesía postumista enriqueció la incipiente litera-tura dominicana moderna.

    La poesía de los arbores del siglo  XX  dominicano ledebe el verso libre a estos precursores, aunque ya lo ha-bían hecho Ricardo Pérez Alfonseca y Vigil Díaz. “Lospostumistas”, señala Incháustegui Cabral, “rompieroncon el verso de medida pareja, con las combinacionesaceptadas de las medidas dispares, con la colocación delos acentos que se consideraba buena, con las estrofas has-

    ta ese momento usuales, y con la rima”.6

     Y agrega: “…aldesentenderse de los modelos considerados buenos abrela puerta, una puerta tan vieja como el mundo, a algoque ya habían adorado de rodillas los románticos, que eragente muy sensible y a veces muy sensiblera: lo popular,las bellezas humildes, las palabras descartadas por apoé-ticas y por lo mismo capaces de efectos insospechados,

    porque cada palabra, al decirse, edifica un universo derealidades y de sugestiones, arrastra resonancias y veladosrecuerdos”.7

    Tomaron palabras “corrientes” y “vulgares”, veamos,por ejemplo, este poema de Avelino:

    6  INCHÁUSTEGUI C ABRAL , Héctor, De literatura dominicana siglo XX, 2da.edición, Santiago, Universidad Católica Madre y Maestra, 1973,p.42.

    7  Ibid., p.42.

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    12 en la literatura dominicana   23

    “Hiérveme un tesesito de guanábana, / sírvémelo en tu

    jarrito de hojalata; / arráncame este dolor de cabeza / conla droga piadosa de tu cariño / y antes de irte / déjame tupañuelo más blanco para mi catarro.8

    “Postumismo” se refiere a lo póstumo que el dicciona-rio de la lengua define como algo que sucede después dela muerte, para este movimiento literario significa que lospoetas tenían un tema en común: la muerte. Para muestra,los poemas La hija reintegrada y Canto a mi muerta viva, deMoreno Jimenes con notables puntos comunes, aunqueMoreno siempre fue más apegado al manifiesto postumis-ta que Avelino9, su autor.

    Como todo movimiento con intenciones de influiren su medio, tuvo su órgano de difusión, al principio

    utilizaron las revistas Cuna de América  y Bahoruco; des-pués, en 1929, el suyo propio: El Día Estético, que di-rigía Moreno Jimenes y al que se incorporaron variosjóvenes que se iniciaron en el postumismo, pero que lue-go desaparecieron del ámbito literario o formaron partede otras corrientes literarias como Manuel Llanes, Rafael

     Américo Henríquez, Jesús María Troncoso, José Luis Pe-

    rozo y Luis Mora, entre otros, “la mayoría de los cuales”,

    8   A  VELINO, Andrés, “Súplica”, in R UEDA , Manuel y HERNÁNDEZ R UEDA ,Lupo, op. cit., pp.91-92.

    9 Estos artículos del “Manifiesto postumista” no dejan apreciar en sujusta dimensión la revolución poética que significó para entonces el

    postumismo: “C— Vida sincera e íntima, arte autóctono, para abrirla talanquera que nos ha separado del infinito; L— forma y fondo yfondo y forma serán una misma cosa ya que nuestro acento emocio-nal permite una mezcla igual de ideas y de emoción” (Ibíd., p.418.).

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    24 Del postumismo al pluralismo

    apuntan Manuel Rueda y Lupo Hernández Rueda, “no

    pudieron alcanzar con sus breves incursiones literarias adistinguirse en nuestro ambiente”.10

     Janine Touzery de Rodríguez considera que la obrade Moreno es “fundamentalmente óptica, no crítica”.11

     Y este criterio lo afianza más adelante al citar a RamónFrancisco: “Moreno pertenece al grupo de nuestros escri-tores que simplemente registró la situación dominicanalo mejor que pudo. También sus referencias son especiesde vistas fijas, aunque esta vez iban a tener la tremendaimportancia de ser en blanco y negro, tal como eran en larealidad, sin ninguna intención de colorear la reproduc-ción después de revelada”.12

    Con el tiempo, el movimiento proclamado en 1921,

    fue dejando de tener cohesión de grupo en los mediosliterarios, pues Moreno Jimenes, su líder, se dedicó a re-correr la República como un apóstol de la poesía, predi-cando el postumismo y su obra; Avelino, por su parte, seconsagró a la filosofía, al magisterio y a las matemáticas;Rafael Augusto Zorrilla murió en 1937. Moreno Jimenesera el postumismo.

    Marcio Veloz Maggiolo sostiene acertadamente que“hasta la aparición del postumismo —ruptura radical contodos los conceptos poéticos del pasado— la poesía domini-cana no adquiere dinamismo y real personalidad. Moreno

    10 Ibíd., p.49.11 TOUZERY  de R ODRÍGUEZ, Janine, La poesía social en la Era de Trujillo,

    Edición Mimeografiada, Tesis para optar por el título de Licenciadaen Letras, Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1974, p.25.

    12 Ibíd., p.31.

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    al producirse el crack  de Wall Street en septiembre de

    1929 haciendo temblar Estados Unidos y el capitalismomundial. Entre las consecuencias políticas más relevan-tes de la crisis de 1920 en República Dominicana, de laocupación norteamericana y de la intención del presi-dente Horacio Vásquez al intentar prolongar ilegalmen-te su mandato, surge el gobierno autoritario de Trujillo

     y, en la lejana Europa, por razones mucho más comple-jas relacionadas con el armisticio de 1918, con la crisiseconómica de postguerra y exagerados principios ultranacionalistas, Adolf Hitler se ampara del poder en Ale-mania dando paso a lo que la historia moderna conocecomo el Tercer Reich.

    Un ciclón en el inicio de la Era de TrujilloEl ciclón San Zenón, la tormenta tropical que práctica-mente destruyó la ciudad de Santo Domingo el 3 de sep-tiembre de 1930, apenas 18 días después de la toma deposesión de Trujillo y que pudo haber sido un mal iniciopara su recién instalado gobierno le dio la oportunidad,en cambio, para proclamarse “padre de la Patria nueva”

     y sentar las bases para mantenerse en el poder hasta sumuerte en 1961. “La Era de Trujillo”, como se conoceese lapso de totalitarismo caribeño, fue y es tema recu-rrente de la narrativa dominicana de hoy.

    L  A  DÉCADA  DEL  30

    Los novelistasLa poesía y el cuento hasta bien entrado el siglo  XX  so-bresalían en República Dominicana. Sin embargo, en

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    la década del 30 reconocidos cuentistas publicaron no-

     velas como La Mañosa (1936), de Bosch, centrada en lasllamadas “revoluciones” o desórdenes políticos que vivióRepública Dominicana hasta la ocupación militar nor-teamericana de 1916; Cañas y bueyes (1936), de MoscosoPuello y Over (1939), de Marrero Aristy, ambas centra-das en la explotación en los ingenios de la florecienteindusria azucarera que se desarrolló en el este de Repú-blica Dominicana durante la Primera Guerra Mundial

     y la ocupación militar de Estados Unidos. También seescribieron, aunque se conocieron después de la caída dela dictadura, El Masacre se pasa a pie (1973) y La ciudad he- rida (1977), de Freddy Prestol Castillo y Carlos FedericoPérez, respectivamente. La de Prestol Castillo es la prime-

    ra novela dominicana que da cuenta de “el corte”, comose le llamó a la orden de Trujillo de asesinar a los haitia-nos del noroeste de República Dominicana en 1937; lasegunda tiene como telón de fondo el devastador ciclónSan Zenón y los cambios que experimentaron sus habi-tantes en los años sucesivos.

    El rezago de la novela con respecto a la poesía en Re-

    pública Dominicana, a juicio de Veloz Maggiolo, se debe,entre otras razones, a que “la narrativa de mayor impor-tancia se realiza fuera de todo grupo o movimiento. Esel caso de Moscoso, Bosch, Monclús, González Herrera

     y otros. Probablemente, si la ferocidad del régimen nohubiese sido tan acusada, se hubiese producido una na-

    rrativa de grupo en Santo Domingo a partir de 1940”.15

    15  V ELOZ M AGGIOLO, Marcio, op. cit., p.248.

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    La poesía

    En los inicios de la Era de Trujillo, la poesía domini-cana gozó de gran actividad. Se apreciaban poetas degeneraciones anteriores y de diversas corrientes comoFabio Fiallo, Apolinar Perdomo, Enrique Henríquez,

     Virgilio Díaz Ordóñez, Osvaldo Bazil y Vigil Díaz, en-tre otros.

    Ramón Emilio Jiménez, Víctor Garrido Puello, Enri-que Aguiar y Emilio Morel también enriquecieron el par-naso nacional.

    En la medida en que Trujillo se afianzaba en la Pre-sidencia, la literatura se iba haciendo más timorata. Lostemas cambiaron radicalmente y el “paso rápido de loépico a lo lírico, de lo descriptivo a lo puramente perso-

    nal, de lo real y conciso a lo vago y sutil —sin merma dela calidad— se debe probablemente”, escribe Veloz Ma-ggiolo, “a una autocensura justificada por la situaciónimperante”.16 La publicación años después de la caída dela dictadura de Trujillo de El Masacre se pasa a pie y Laciudad herida, ilustran la tesis de Veloz Maggiolo.

    Los NuevosGrupo artístico fundado en La Vega en 1936, orientadopor Domingo Moreno Jimenes, “primero y único que seha producido en el interior del país”.17

    En Los Nuevos, publicación mensual de corta exis-tencia, se publicaron textos de jóvenes que se iniciaban

    16 Ibíd., p.245.17 R UEDA , Manuel y HERNÁNDEZ R UEDA , Lupo, op. cit., p.109.

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    en el quehacer poético como Pedro Mir y Francisco Do-

    mínguez Charro, por ejemplo.Los Nuevos tenía la innovadora característica de que

    sus miembros cultivaban, además de la poesía, la músi-ca, la historia y la pintura. Entre los más sobresalientes“novistas”, como se les llamaba, se destacan los herma-nos Rubén y Darío Suro, Luis Manuel Despradel, Artu-ro Calventi, Alberto Rincón, Mario Concepción, Ma-nuel Sánchez Acosta, Mario Bobea Billini, José AmadoRodríguez, Oscar de Moya Hernández y Manuel BatistaClisante.

    El más reconocido de los poetas del grupo es RubénSuro, cuyos poemas son de carácter social; Suro tambiéncultivó con éxito la llamada poesía “negroide”. Su poema

    “Proletario”18

    , de 1938, ilustra muy bien aquello que es-criben Manuel Rueda y Lupo Hernández Rueda de que“los nuevos inician un grito de protesta que interrumpe ladictadura de Trujillo”.19

    La Guerra Civil españolaLa Guerra Civil española es sin duda el acontecimiento

    internacional de mayor repercusión cultural para Re-pública Dominicana en el siglo  XX . La llegada de losrepublicanos españoles a Santo Domingo fue una re-

     volución para la cultura dominicana. Trajo la moderni-dad a un país que apenas salía del siglo  XIX . Juristas eintelectuales prestigiosos se incorporaron como docentes

    18  Véase p.281.19 R UEDA , Manuel y HERNÁNDEZ R UEDA , Lupo, op. cit., p.109.

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    de las Facultades de Derecho, Ciencias y Filosofía; la Es-

    cuela Nacional de Bellas Artes acogió muchos de los ar-tistas plásticos que habían encontrado refugio en SantoDomingo. Lo mismo sucedió con la música y el teatro.Dibujantes y escritores notables colaboraron en los prin-cipales periódicos nacionales.

     Ahora bien, parece contradictorio que estando el ré-gimen de Trujillo en un período de fortalecimiento in-terno, haya permitido la entrada al país a intelectuales y

     veteranos de guerra con ideas marxistas. Pero si vamos alfondo del problema nos damos cuenta de que Trujillotrataba de imprimirle a su gobierno un matiz democráti-co ante el resto del mundo. Es decir, que después de caerla República en España (en donde los alemanes ensaya-

    ron sus armas modernas y no disimularon su apoyo algeneral Franco), e iniciarse la Segunda Guerra Mundial,no le convenía dejar ver, ante las fuerzas aliadas, sus sim-patías por el fascismo. De modo que los exiliados españo-les, durante cierto tiempo, actuaron en Santo Domingocon relativa libertad.

    La labor de los españoles exiliados fue, en conjunto,

    una puesta al día de la cultura dominicana. Se creó laFacultad de Filosofía en la Universidad de Santo Do-mingo y la Facultad de Derecho fue remozada y forta-lecida por profesores de renombre; el eminente crimi-nalista Constancio Bernaldo de Quirós formó parte delcuerpo docente de la Facultad de Derecho; en las artes

    plásticas hubo figuras relevantes como José Vela Zanetti;en la literatura se destaca Eugenio Fernández Granell,fundador e importante colaborador de La Poesía Sor- prendida y en la música Enrique Casal Chapí.

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    El poeta Franklin Mieses Burgos expresa en estos ver-

    sos de “Ariel esperanzado” la simpatía que se tenía enSanto Domingo por los refugiados españoles:

    “Aquí ya nada queda con que puedan tus manos deliviana arena, / levantar otra torre de música a la orilladespoblada del viento, / de los mayores aires preferidos,

     / donde lanza la aurora estrepitosamente, / su primeraedición de ruiseñores”.20

     A la capitulación de Alemania en mayo de 1945 le si-guen el juicio a los dirigentes nazis en Núremberg y unanueva política exterior de Estados Unidos que obliga aTrujillo a permitir partidos de oposición. Dos organiza-ciones de izquierda, el Partido Socialista Popular y la Ju-

     ventud Democrática, acogiéndose a esta apertura, se ma-

    nifiestan en Santo Domingo. También regresan algunosexiliados. La Guerra Fría pone fin a la etapa liberal de Tru-jillo y se desata una ola de represión y persecución contrael Partido Socialista Popular y la Juventud Democrática yel régimen comenzó entonces a ejercer presión sobre losexiliados, llegando años después a asesinar algunos en elextranjero.21

    Los pocos años de permanencia en el país del grue-so de los refugiados españoles (1939-1945) dejaron una

    20 MIESES BURGOS, Franklin, Clima de eternidad, Ciudad Trujillo, Edicio-nes “La Poesía Sorprendida”, Colección “El Desvelado Solitario”,Ciudad Trujillo, 1944, p.3.

    21 Durante la década del 50-60, Trujillo secuestró en New York y asesinóen México a Jesús de Galíndez (1956) y José Almoina (1960), respec-tivamente, quienes habían escrito libros en su contra y denunciabanla tiranía.

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    invaluable impronta en las letras y las artes dominicanas.

    El desarrollo artístico posterior está estrechamente vincu-lado al aporte de los exiliados republicanos.

    DÉCADA  DEL  40En 1940 hacía apenas unos meses que la Segunda Gue-rra Mundial había comenzado. El fascismo fue combati-do ideológica y militarmente.

    Habían transcurrido diez años desde que Trujillo tomóel poder en República Dominicana y ya era una dictaduracon tendencia totalitaria y el número de opositores asesi-nados y encarcelados era cada vez mayor. El exilio era puesla única opción de sobrevivir y de libertad. “Una autocen-sura de los escritores”, sostiene Veloz Maggiolo, “que se

    arreglaron en muchas ocasiones para decir las cosas a sumanera”22, lo que hizo que muchos salieran del país enbusca de un medio menos hostil a sus vidas y a su produc-ción artística. En cambio, los que decidieron quedarse se

     vieron obligados a escribir una poesía reprimida: “PoesíaSorprendida, sorprendiendo al hombre profundo, testi-monio de él y de su raza. Hombre en gracia de hombre

    adentro que recibe sin sorprenderse, al fin, la poesía”.23 Y, ya al final de la década, otro movimiento que por “El co-mún escenario íntimo, la coetaneidad, el tono semejantede sus reacciones, y, más todavía, la prolongación de eseestado de cosas que permitió reconocer actitudes adhe-rentes con el correr del tiempo, creaban una situación

    22  V ELOZ M AGGIOLO, Marcio, op. cit., p.163.23 La Poesía Sorprendida, Ciudad Trujillo, Año 1, octubre, 1943, p.1.

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    homogénea con indicios ideológicos y espirituales que

    le comunicaban ya a la circunstancia una calidad deter-minada, distintiva”24, terminaron integrando lo que seconoció como “La generación del 48”, “Generación depost-guerra” o “Generación integradora”. La década del40 fue de gran esplendor para la literatura dominicana.

    Los IndependientesPor otra parte, para esa misma época “…el llamado fe-nómeno agráfico, que generalmente se produce en lospaíses donde la presión política es violenta y agobiante,se traduce en la República Dominicana en las corrientespoéticas que son la expresión de una agobiada situación:una corriente completamente lírica y otra épica”25, pues

    en los finales de la década del 30, se inició una poesíacompletamente social, con Héctor Incháustegui Cabral;pero, además, Tomás Hernández Franco hizo una poe-sía puramente épica como su reconocido poema Yelidá (1942). Luego la poesía de Incháustegui se adaptó a laépoca represiva que vivía el país hasta que, en 1965,escribió Diario de la guerra  y Los dioses ametrallados, dos

    poemarios relativos a la guerra civil que vivió RepúblicaDominicana en abril de 1965.

    Mir, reconocido poeta social, no escribió sus más re-conocidos poemas en Santo Domingo, sino en Cuba endonde se estableció como exiliado político en 1947. La

    24  V  ALERA  BENÍTEZ, Rafael, prólogo, La lumbre sacudida, de Abelardo Vicio-so, Ciudad Trujillo, Colección El Silbo Vulnerado, 1958, p.1.

    25  V ELOZ M AGGIOLO, Marcio, op. cit., p.163.

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    poesía de Mir trata, entre otros temas, la explotación de

    los trabajadores de la industria azucarera.También ha cultivado con éxito la poesía social

    Manuel del Cabral. En él “se siente una intención so-cial denunciadora: denuncia la situación del negro, laexplotación del negro, la explotación del antillano”26,pero su obra se desarrolla también fuera de la Repúbli-ca Dominicana.

    Tenemos además en esta corriente a Francisco Do-mínguez Charro (1910-1943), cuya prematura muerte in-terrumpió una prometedora obra poética.

    En esa época se destaca también el malogrado Octa- vio Guzmán Carretero (1915-1948), cuya poesía estabarepleta de valores populares así como Carmen Natalia,

    reconocida opositora al régimen trujillista que escribiósu obra entre Cuba y Puerto Rico e hizo una poesía degran contenido social.

    La Poesía SorprendidaLa efervescencia cultural creada por los exiliados del fran-quismo en Santo Domingo y la aparente apertura liberal

    del régimen estimuló la aparición en 1943 de la revistaLa Poesía Sorprendida, publicación que introduce la van-guardia europea en la cultura dominicana. En La PoesíaSorprendida  se publicaron, entre otros, textos de Rafael

     Américo Henríquez, Franklin Mieses Burgos, Aída Car-tagena Portalatín, Freddy Gatón Arce, Manuel Rueda,

    Mariano Lebrón Saviñón y Antonio Fernández Spencer;

    26 TOUZERY  de R ODRÍGUEZ, Janine, op. cit., p.80.

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    de Alberto Baeza Flores y Eugenio Fernández Granell. La

    revista cuyo lema, “la poesía con el hombre universal”,iba acorde con la apertura del país tras la llegada de losrepublicanos españoles y los judíos alemanes que huíande Franco y de Hitler.

    La falta de libertad de expresión que imperaba en Re-pública Dominicana estimuló a Baeza Flores, MarianoLebrón Saviñón, Freddy Gatón Arce y Franklin MiesesBurgos, a escribir una poesía en la que el símbolo fuerala figura predominante, una manera de burlar la censuraque el régimen solapadamente había impuesto a los escri-tores que no habían optado por el exilio y el silencio: “Deuna manera consciente”, afirman Manuel Rueda y LupoHernández Rueda que La Poesía Sorprendida, “efectúa en

    nuestro medio el brusco viraje hacia una actitud subjeti- va”.27 Con ese criterio pudo, la reconocida publicación,sobrevivir durante cuatro años (1943-1947).

    La influencia surrealista en La Poesía Sorprendida fuenotable. Pero hubo sin lugar a duda la del medio litera-rio dominicano, y como dice Héctor Incháustegui Cabral:“Lo que aconteció a la Poesía Sorprendida había cumplido

    gran parte de su misión y permanecerá, pero los tiemposexigían cambios, precisamente cambios como los que ellatrajo gracias a un proceso dialéctico a lo que todo está máso menos sometido”.28 La Poesía Sorprendida, evidentemen-te, es el resultado de diversas corrientes literarias que ha-bían dejado su impronta en las letras dominicanas a las

    27 R UEDA , Manuel y HERNÁNDEZ R UEDA , Lupo, op. cit., p.125.28  INCHÁUSTEGUI  C ABRAL , Héctor, “La poesía sorprendida”, en Listín

    Diario, Santo Domingo, 1 de agosto de 1974, p.6.

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    que se incorporaron las nuevas tendencias literarias del

    siglo  XX . Aunque el totalitarismo trujillista imponía unaimplacable censura, los “sorprendidos” encontraron unescape para expresarse llegando incluso a escribir poesíade carácter social, verbigracia “Prometeo”29 de FranklinMieses Burgos (uno de los poetas más importante delmovimiento), poema en el que se protesta de manera so-lapada contra el régimen de Trujillo. La poesía de Mie-ses Burgos es de gran contenido lírico.

    De los movimientos dominicanos ha sido el de mayorcohesión.

    Freddy Gatón Arce, que no se destacó entonces porser un poeta social, ensayó en Vlía la escritura automáti-ca y dice Janine Touzery de Rodríguez, citando a Incháus-

    tegui Cabral: “Vlía es un poema de maldición y de sacri-legio, de demonio y de sueño, lleno de rebuscadísimassonoridades”.30

     A pesar de la desaparición de La Poesía Sorprendida  y de la dispersión de sus integrantes, la inf luencia delmovimiento es notoria en poetas posteriores. En la dé-cada de 1950 hubo grupos como Los Juglares; revistas y

    colecciones de publicaciones como Entre Las Soledades yLa Isla Necesaria, que siguieron el surco de este impor-tante movimiento.

    En la  Antología panorámica de la poesía dominicanacontemporánea Manuel Rueda y Lupo Hernández Rue-da sostienen que “La Poesía Sorprendida constituyó una

    29 Cfr., “Prometeo mortal”, en la página 307.30 TOUZERY  de R ODRÍGUEZ, Janine, op. cit., p.105.

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    reacción tanto en lo literario como en lo político; se

    reaccionaba, por un lado, contra el nacionalismo es-trecho y localista, la ramplonería de un realismo deca-dente, la falta de captación y de capacidad imaginativa;además contra la rigidez y la pobreza del lenguaje y delas formas, en desconocimiento de la mejor tradiciónde nuestra lengua”.31

    La Generación del 48Terminada la Segunda Guerra Mundial y habiendo des-aparecido la revista La Poesía Sorprendida, la página litera-ria “Colaboración escolar” de El Caribe, que dirigía Ma-ría Ugarte en 1948, se llenó de jóvenes que publicaronuna poesía que “releva al instante de tocar con sus ase-

    dios expresivos un solo tema y alrededor del cual giranlas particularidades impuestas por cada una de las indivi-dualidades creadoras. Este único tema u objetivo poéticoes ‘el Hombre’, considerado éste en su inevitable contin-gencia vital, como un ser de diaria y activa producciónde alma”.32 Estos jóvenes integrarían en 1954 lo que seríallamado Generación del 48, Generación de post-guerra

    o Generación integradora, aunque lo de Generación, eneste caso particular, es muy polémico. Hay los que defien-den el concepto con voluminosos ensayos y los que lorechazan. Marcio Veloz Maggiolo, por su parte, consideraque “Las generaciones no son, pues, el producto de ungrupo de autores que se reúnen deliberadamente, sino

    31 R UEDA , Manuel y HERNÁNDEZ R UEDA , Lupo, op. cit., p.126.32  V  ALERA  BENÍTEZ,Rafael, op. cit., p.XVI.

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    que surgen espontáneamente como respuesta inmediata

    a un problema común”.33Los integrantes de la Generación del 48 no niegan la

    influencia del postumismo y de La Poesía Sorprendida;del primero toman lo nacional y del segundo lo universal,la belleza de expresión, el símbolo, las metáforas, para bur-lar la censura del régimen que era cada vez mayor.

    “En los años de la dictadura de Trujillo”, le escri-be Lupo Hernández Rueda a Baeza Flores, “ese lenguajeera predominantemente oscuro, onírico. Su hermetismoobedece y es consecuencia directa del régimen políticoimperante y, en particular, de la intención del grupo dedenunciar dentro de ese hermetismo u oscuridad la rea-lidad que desaprobaban. De ahí que, si se lee con dete-

    nimiento la obra poética de estos jóvenes, durante esteperíodo de opresión, se podrá extraer de ella versos y alu-siones más o menos directas, de repudio al régimen”.34 

     Y más adelante agrega: “los poetas del 48 reciben esta valiosísima herencia: la obra de los sorprendidos, lopermanente aportado por el Postumismo, y Del Cabral,Incháustegui, Mir y otros poetas independientes que ad-

    miraban; y, cuando toman conciencia de sí, como grupogeneracional distinto, hacen una revisión crítica, panorá-mica, de nuestra literatura, ubicándose en ella, y toman-do la actitud que su tiempo y su medio les exigían”35,

    33  V ELOZ M AGGIOLO, Marcio, op. cit., p.167.34 HERNÁNDEZ R UEDA , Lupo, “Carta mecanografiada a Alberto Baeza

    Flores [inédita]”, Santo Domingo, 12 de abril de 1975, p.8.35 Ibíd., p.15.

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    cosa que les hizo, como a muchos otros intelectuales de

    entonces, conocer cárceles y el exilio. Además de la poesía, los de la Generación del 48 cul-

    tivaron el teatro y el cuento; tanto Máximo Avilés Blondacomo Franklin Domínguez son autores de importantesobras dramáticas, así como Abel Fernández Mejía y RafaelLara Cintrón nos dejan una reconocida obra narrativa.

    Entre los integrantes más destacados de la Genera-ción del 48 se cuentan además de Abel Fernández Mejía

     y Rafael Lara Cintrón, Abelardo Vicioso, Máximo AvilésBlonda, Rafael Valera Benítez, Lupo Hernández Rueda,

     Víctor Villegas, Alberto Peña Lebrón, Ramón Cifré Na- varro y Luis Alfredo Torres.

    Últimos años de la dictadura de Trujillo En los últimos doce años de la tiranía trujillista hubodos intentos de derrocarla, la expedición de Luperón en1949, y la del 14 de junio de 1959. Después de esta últi-ma hubo un recrudecimiento de la represión. En enerode 1960 numerosos jóvenes del Movimiento clandestino14 de Junio que lideraba Manolo Tavárez Justo fueron

    apresados, torturados, exiliados y los considerados ‘peli-grosos’ desaparecidos. En 1960, Marcio Veloz Maggiolopublica su primera novela, El buen ladrón, que amparadaen un tema bíblico denuncia las atrocidades de la decli-nante tiranía.

    El poeta y dramaturgo Manuel Rueda, antiguo co-

    laborador de La Poesía Sorprendida, reunió en torno algrupo Los Juglares a los entonces jóvenes escritores Ra-món Francisco, Rafael Astacio Hernández y Pedro Guz-mán Perdomo. Y en 1948, bajo el rubro de La Poesía

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    Sorprendida, Héctor Pérez Reyes publicó Aire de soledad;

    en 1947 Antonio Fernández Spencer publica 4 núme-ros de La Isla Necesaria, una revista en el mismo tenorde La Poesía Sorprendida. Fernández Spencer, que habíaobtenido en 1952 el Premio Adonáis de Poesía con BajoLa Luz del día, creó la colección Arquero, en donde sepublicaron El Sol y las Cosas  (poesía), El Buen Ladrón (novela) y Creonte (relatos), de Marcio Veloz Maggiolo,Testimonio  (novela), de Ramón Emilio Reyes y Magda- lena  (novela), de Carlos Esteban Deive. Novelas inspi-radas en temas bíblícos con el propósito deliberado deburlar la censura trujillista.

     Al margen de la actividad grupal, otros que se dierona conocer durante esos años postreros del régimen tru-

    jillista son los cuentistas Virgilio Díaz Grullón e HilmaContreras, así como el poeta Juan Sánchez Lamouth.

    Muerte de Trujillo: 1961La muerte de Trujillo marcó el inicio del fin de 31 añosde régimen totalitario. Con este trascendente aconteci-miento se inició un período de confusión política. La

    llegada de los exiliados políticos y la proliferación de par-tidos y agrupaciones patrióticas enturbiaron aún más elpanorama de la naciente vida democrática. Los jóvenesde aquel entonces no llegaban a distinguir, pues, por quéhabía que luchar: si combatir al trujillismo decadente uorientarse por establecer un gobierno legalmente elegido

     y democrático. Esa confusión juvenil e inexperta se puedeconstatar en la alianza del Movimiento Revolucionario 14de Junio (1J4), con la Unión Cívica Nacional (UCN); unode tendencia izquierdista y el otro de derecha.

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    En el período que corre del 30 de mayo al 21 de no-

     viembre de 1961, René del Risco, Miguel Alfonseca yRubén Echavarría, recién salían de la cárcel. Así es quedurante este corto período la literatura mantuvo una re-lativa calma. Era un momento más político que literario:“El tiranicidio fue un acontecimiento que, a su vez, ge-neró otros de tanta trascendencia como él mismo; en laórbita del sistema, tan sacudido por esa muerte violenta

     y singular, todos los sucesos se encadenarían para confor-mar nuevos horizontes a la historia. Se inició un períodode dos años aproximadamente, el cual estuvo marcadopor la expectativa y la novedad de gobiernos colectivos”.36

    Literatura 6037

    La censura a la entrada de libros impuesta en el país porla dictadura desapareció a finales de 1961. Los nombresde Pablo Neruda, Nicolás Guillén y Miguel Ángel Astu-rias, entre otros, coparon las librerías de Santo Domin-go. La naciente libertad democrática y la avidez literariaestimulan a jóvenes escritores a buscar orientación enpoetas y escritores de la desaparecida revista La Poesía Sor- 

    prendida  y de la Generación del 48; se hacían recitalespúblicos y se conocían los escritores prohibidos por eldesaparecido régimen como Juan Bosch, Pedro Mir o la

    36  A MARANTE, Héctor, “Diez años de cultura literaria”, in Artes y Letras, Año I, No. 1, Listín Diario, Santo Domingo, 26 de enero de 1974, p.1.

    37 Así se titula la colección de artículos de Ramón Francisco publicadapor la Universidad Católica Madre y Maestra. En donde el recono-cido poeta y crítico hace un imprescindible estudio de la literaturadominicana 1960-70.

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    poeta Carmen Natalia, por ejemplo; también salieron a

    la luz pública otros que se habían autocensurado duranteaños. Se vivía un momento de efervescencia cultural muyintenso. La protesta estaba a la orden del día. Se buscaal hombre o como escribe Ramón Francisco: “A los mu-chachos del 60 les tocó vivir y participar en la hechurade un tiempo radicalmente distinto. La furia literaria delprimer momento desembocó en acción cuando las cir-cunstancias lo permitieron. Fue en 1960, justamente. Deallí a la caída del régimen hubo poco trecho. Ellos noestaban preparados, no habían pensado qué hacer des-pués. Esta es la razón por la cual a este acontecimientosigue un período de relativa calma, un período de revi-sión y de ajustamiento a los tiempos que ya se anuncia-

    ban de cuando en cuando. Pocas publicaciones, algunaque otra tertulia literaria. Fue por estos tiempos cuandoellos apelaron a lo nacional subyacente en Moreno Jime-nes, en Incháustegui Cabral, etc. Fue en este momentoen que se desembobinó el hilo conductor. Realmente lageneración del 48 había hablado del ‘hombre’, pero del‘hombre’ como ente muy general. La poesía sorprendida

    había declarado su ‘poesía con el hombre universal’ tam-bién. La idea del hombre que prendió a los del 60, se meantoja, fue la del hombre criollo”.38

    El 20 de diciembre de 1962 el escritor Juan Bosch fueelegido presidente de la República, y “resultó un gobiernoefímero pero respetuoso, en mayor grado que los anteriores,

    38 FRANCISCO, Ramón, Literatura dominicana 60, Santiago, UniversidadCatólica Madre y Maestra, p.15.

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    de las anheladas libertades y cuyo final sería el golpe del 25

    de septiembre de 1963”.39Durante el efímero gobierno de Bosch se estímuló

     y se ofrecieron recitales poéticos y numerosas exposicio-nes pictóricas, lectura de cuentos; en 1962 surge el grupo

     Arte y Liberación integrado por los pintores Silvano Lora y José Ramírez Conde, los escritores Miguel Alfonseca, Jeannette Miller, y Jacques Viau Renaud, entre otros.

    25 de septiembre de 1963En un acto irresponsable y de consecuencias nefastas unsector de la oligarquía dominicana con el apoyo de ciertosoficiales de las Fuerzas Armadas derroca el 25 de septiem-bre de 1963 el gobierno democrático de Juan Bosch. En

    noviembre de ese año, el dirigente revolucionario Manuel Aurelio Tavárez Justo se levanta en armas reclamando elretorno del depuesto gobierno constitucional. El levanta-miento guerrillero fue desmantelado unos días más tarde

     y Tavárez Justo, asesinado. Levantamiento armado que,según José Alcántara Almánzar, no es más que “una reac-ción casi inmediata de la juventud revolucionaria frente al

    derrocamiento del gobierno constitucional, y a la instau-ración de una administración sostenida por la fuerza dela metralla. La narrativa posterior da cuenta del desgarra-miento producido por la muerte de los mejores cuadrospolíticos de algunas organizaciones revolucionarias y delsentimiento de impotencia y frustración que se apoderó de

    39  A MARANTE, Héctor, op. cit., p.1.

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    nuestra juventud”.40 Una ola de represión se abatió sobre

    todo aquel que protestaba, hubo deportaciones, prisión y muerte; la literatura entró en una importante recesión y el entusiamo de los días posteriores a la muerte de Tru-jillo quedaba atrás. Se trató de ocultar la realidad al pue-blo utilizando mecanismos políticos demagógicos. Fueun momento de depresión cultural; únicamente LupoHernández Rueda y Aída Cartagena editaron y dirigie-ron las revistas literarias Testimonio  y Brigadas Dominica- nas, respectivamente. Únicas publicaciones culturalesregulares durante los meses del gobierno de facto.

    Las obras sobre la guerrilla de 1963 y 1959 se publi-caron unos años después, particularmente Los Ángeles dehueso (1967), de Marcio Veloz Maggiolo, y el relato “La

    noche se pone grande, muy grande” de René del Risco y,años más tarde, Virgilio Díaz Grullón se ocupa de la del1959 en Los algarrobos también sueñan (1977).

    1965: Revolución e intervenciónEn reacción al represivo gobierno de los golpistas de1963, un grupo de militares y civiles derrocaron el go-

    bierno de facto de Donald Reid Cabral el 24 de abril de1965. Las fuerzas reivindicadoras se dividen entre los quequerían el regreso de la constitucionalidad del 1963 y losque buscaban la celebración de elecciones libres; comoconsecuencia a esta marcada contradicción se produceun enfrentamiento armado que fue “interrumpido” el

    40  A LCÁNTARA  A LMÁNZAR , José, “Narrativa social dominicana 1960-70”(III), in Gaceta literaria de Auditórium, Año III, No. 58, Listín Diario,Santo Domingo, 9 de marzo de 1974, p.6.

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    28 de abril, cuando el US Marines Corps interviene mi-

    litarmente República Dominicana por segunda vez en elsiglo  XX , pero en esta ocasión los partidarios del retornodel gobierno constitucional del 63 defienden con las ar-mas en las manos la soberanía dominicana.

    Los escritores que permanecieron en la zona cons-titucionalista de la ciudad de Santo Domingo se agru-paron en un Frente cultural que integraba, además deescritores, a pintores, escultores, poetas y artistas en ge-neral. “Toda revolución renueva”, escribe IncháusteguiCabral, “y el mundo siempre está viejo, aunque el díaantes haya triunfado una revolución. Toda poesía quellega necesita, y siempre son los jóvenes los que cargan lasandas, desalojar a la poesía que encontró: requiere sus pa-

    labras para inyectarles otra vitalidad, hormonas masculi-nas, o inventa sus propias palabras. Un pueblo puede ma-nejárselas con un vocabulario mucho tiempo y no se darácuenta de que éste envejece, pero si estalla una revolucióninmediatamente se percata de que su principal instrumen-to de comunicación no le sirve, se le ha echado a perder,se le oxidó, y la señal de alarma la da la poesía”.41

    Entre los poetas del Frente cultural se destacan PedroCaro, Miguel Alfonseca, René del Risco, Juan José Ayuso;así como Abelardo Vicioso, Máximo Avilés Blonda, Ra-fael Astacio Hernández, Ramón Francisco, y Pedro Mir.En el Frente cultural, los artistas alternaban lo militar ylo cultural; por ejemplo el poeta Jacques Viau Renaud,

    41 INCHÁUSTEGUI C ABRAL , Héctor, De literatura dominicana siglo XX, op.cit., pp.262-263.

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    activo miembro del Frente, murió en combate frente a

    las tropas invasoras el 15 de junio de ese histórico año.Tras el acuerdo de paz, los norteamericanos perma-

    necieron en el país hasta después de la celebración de laselecciones generales del 1 de junio de 1966 en las que re-sultó elegido Joaquín Balaguer. Respaldaron el gobiernoprovisional de Héctor García-Godoy y se marcharon delpaís después de la toma de posesión del nuevo Presiden-te el 1 de julio de ese año.

    La Guerra civil tuvo una fuerte influencia en losescritores dominicanos, sus vivencias de esos meses deguerra e intervención se manifiestan en sus poemas, re-latos, novelas y teatro: “Por eso hay en la poesía actual”,expresa José Alcántara Almánzar, “un tremendo deseo

    de sinceridad, de comunicación con el pueblo, con lasentrañas de las masas; por eso se abandonan los temasmetafísicos o existenciales y se persigue un realismo crí-tico agudo, ya se propale con voz airada, o frases de len-titud de hormiga o amargura o alegría”.42

     Al terminar la Guerra civil y luego de la salida de lastropas del US  Marines Corps de República Dominica-

    na surge una literatura que busca una explicación a losacontecimientos que trastornaron profundamente la Re-pública Dominicana durante la primavera y el verano de1965, esa búsqueda se ve salpicada de reminiscencias dela dictadura de Trujillo, aún no tratada por la narrativa yla poesía dominicanas.

    42 A LCÁNTARA  A LMÁNZAR , José, Antología de la Literatura dominicana, SantoDomingo, Editora Cultural Dominicana, 1972, p.58.

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    Después de la Revolución de Abril de 1965, como si

    se buscara mantener vivos los meses de atrincheramien-to en la zona constitucionalista, comienza lo que podríallamarse el apogeo de los grupos literarios.

    PERÍODO 1965-1973

    Literatura post Revolución de Abril de 1965“Si algo hay que puede caracterizar al período 1965-1970 es la violencia política desenfrenada, el caos poli-cial, la represión a las organizaciones izquierdistas y laaniquilación de sus dirigentes, los robos, los atracos”.43 En 1966 todavía permanecía en el país la Fuerza Intera-

    mericana de Paz, y sólo abandonaron República Domi-nicana unas semanas después de que Joaquín Balaguertomara posesión como Presidente de la República el 1de julio de 1966. La literatura, luego de los aconteci-mientos de la primavera y el verano de 1965, se enri-queció con una pléyade de poetas, cuentistas e inclusounos que otros que incursionaban en la novela. En esos

    momentos la frontera entre literatura y política era tanimperceptible que la influencia de los acontecimientosbélicos de abril de 1965 era tal que se desarrolló unaliteratura tan marcada por la intervención, la guerra y laocupación que rozaba los límites del panfleto.

    43 A LCÁNTARA  A LMÁNZAR , José, “Narrativa social dominicana 1960-70”(IV), in Gaceta literaria de Auditórium, Año III, No. 60, Listín Diario,Santo Domingo, 13 de abril de 1974, p.3.

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    Sin embargo la obra de los que se habían iniciado

    luego de la muerte de Trujillo, y habían vivido los acon-tecimientos de la guerra civil y patria, había alcanzadoun momento muy importante para la historia literariadominicana. La mayoría de esas obras se difundierona través de los suplementos culturales de El Nacionalde ¡Ahora!  y El Caribe; el primero, dirigido por el poe-ta Freddy Gatón Arce, que jugó, durante el período1966-74, una encomiable y fructífera labor de difusiónliteraria de los escritores de la hoy denominada “gene-ración del 60”; el segundo, dirigido hasta poco antesde su muerte, por María Ugarte, también jugó un rolpreponderante en esa encomiable labor de difusión dejóvenes escritores.

    Los grupos literariosEntre 1966 y 1970, época de mayor florecimiento de losgrupos literarios, se hacían recitales populares y, ademáscomenzaba lo que más tarde podría constituir un na-ciente mercado literario. De esos grupos, El Puño, porejemplo, era asesorado por escritores entonces con cierto

    reconocimiento como Ramón Francisco, Marcio VelozMaggiolo y Aída Cartagena.

    El Puño estaba constituido por Miguel Alfonseca,Iván García, Rubén Echavarría, Antonio Lockward,René del Risco Bermúdez, Arnulfo Soto, Armando

     Almánzar, Rafael Vásquez y Enriquillo Sánchez. Este

    grupo, además de organizar recitales populares, lanzóuna colección editorial dirigida por Miguel Alfonsecae Iván García.

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    La Isla surgió a raíz de las diferencias sobre la concep-

    ción del arte entre Antonio Lockward y los miembros deEl Puño. Además de Lockward, se agrupaban en la Isla

     Andrés L. Mateo, Norberto James, Fernando Sánchez, Jorge Lara, Héctor Bueno y Héctor Amarante.

    La Máscara, tal vez uno de los grupos más importan-tes de esa época, tiene el mérito de haber organizado me-morables concursos de cuentos. Concursos que jugaronun importante papel en el auge que tuvo el cultivo delcuento después de la Revolución de 1965. El grupo in-cluía, además de la literatura, las artes plásticas. Entre susintegrantes más destacados figuran Aquiles Azar, Lour-des Billini de Azar, Héctor Díaz Polanco, Ángel Haché yRuddy Valdez, entre otros.

    La Antorcha surge al final de este período en el En-sanche Ozama. Estaba integrado principalmente por lospoetas Mateo Morrison, Enrique Eusebio, Rafael AbreuMejía, Soledad Álvarez y Alexis Gómez. Asesorados por

     Antonio Lockward Artiles, seguían los postulados artís-ticos de La Isla.

    En ese tiempo, luego del movimiento renovador de la

    Universidad Autónoma de Santo Domingo, se crea el Mo- vimiento Cultural Universitario (MCU). Entre sus princi-pales integrantes figuran Jimmy Sierra y Héctor Amarante.El MCU estimuló concursos literarios de poesía y cuentode mucho éxito, en particular el Jacques Viau Renaud depoesía en el que “Los Inmigrantes” de Norberto James ob-

    tuvo una mención honorífica en 1969.En el interior del país también se formaron Amid- versa, en Pimentel, que integraban Francisco Nolasco

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    Cordero, Manuel Mora Serrano y Elpidio Guillén

    Peña. También, La Tuerca, en Puerto Plata, y La Roca,en Santiago.

    Otros escritores, a pesar de no agruparse, publicaronsus obras durante esos años de esplendor de la literatu-ra dominicana y es menester recordar a Grey Coiscou,

     Jeannette Miller, Efraim Castillo, Rafael Áñez Bergés,Bueno Torres, Juan José Ayuso, Arturo Rodríguez Fer-nández, Roberto Marcallé Abreu, Wilfredo Lozano, Dió-genes Valdez, Luis Manuel Ledesma y Edgardo Hernán-dez-Mejía.

    En los últimos años han publicado cuentos y relatosRafael Julián, José Alcántara Almánzar, Guillermo PiñaContreras, Radhamés Reyes Vásquez, Maurilio Bencos-

    me, Tony Raful, Bruno Silié, José Molinaza, Domingode los Santos, Federico Jóvine Bermúdez, Josefina de laCruz, Pedro Pablo Fernández y Diómedes Núñez Polan-co, entre otros.

    Los narradoresEl estímulo de los concursos de cuentos de La Máscara

     y del Movimiento Cultural Universitario desarrolló elcultivo del género. La dictadura de Trujillo y la Revo-lución de Abril fueron temas preferidos de los jóvenesnarradores. En guisa de ilustración recordemos “Lostrajes blancos han vuelto” (1966), de Miguel Alfonse-ca, y “Satanás suele ser puntual” (1971), de Roberto

    Marcallé Abreu. En estos cuentos “los temas literariosse han concentrado en la ciudad, y lo urbano ha pasa-do a un primer plano, dejando atrás el regionalismo,

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    sin que esto signifique un abandono total del tema

    campesino”.44

    La dispersión A partir de 1970 los grupos fueron perdiendo actuali-dad, a tal grado que, si tomamos en cuenta el auge quetuvieron después de la Revolución de Abril de 1965,prácticamente ya en 1970 no existían los que eran consi-derados como los más importantes de la post guerra. Unacontecimiento que se manifiesta, principalmente, enque los muchachos que se iniciaron a partir de la muertede Trujillo ya tenían poca actividad grupal, sin embargolas editoriales dan cuenta de obras escritas en el período1965-70. “En esos momentos”, escribe Ramón Francis-

    co, “no se percataron siquiera de que la misma guerralos había separado. No se percataron siquiera del hechomás importante, a saber, de que ellos ya no pensaban lomismo. Quizás coincidían en el análisis final, pero lasmotivaciones, los métodos, habían sufrido cambios pro-fundos. Y estos cambios tenían sus reflejos en la literatu-ra que ellos hacían”.45

    La promoción de Post-Guerra Aquellos que se iniciaron en el quehacer de las letras des-pués de la Guerra civil, a pesar de las amenazas continuas a

    44

      A LCÁNTARA  A LMÁNZAR , José, “Narrativa social dominicana 1960-70”(I), en Gaceta literaria de Auditórium, Año III, No. 55, Listín Diario,Santo Domingo, 29 de diciembre de 1973, p.2.

    45 FRANCISCO, Ramón, op. cit., p. 28.

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    la democracia en República Dominicana luego del acon-

    tecimiento bélico, la democracia se ha mantenido y conso-lidado y podría decirse que ha prevalecido también ciertorespeto a la libertad de expresión y que la censura, siempretan al ancance de la mano de los regímenes totalitarios, noha afectado el desarrollo de la nueva literatura dominica-na. En ese ambiente de dictadura velada que vivió la Re-pública Dominicana de la post guerra, entre 1966 y 1974,también se fue desarrrollando, a la par con el abaratamien-to de los costos de impresión, un mercado literario que alir reemplazando los suplementos literarios ha dado paso ala pulicación de libros que se manifiesta en la abundantebibliografía dominicana de hoy.

    El pluralismo“Estamos asistiendo a un fenómeno de singular trascen-dencia para la poesía dominicana. El sol se abre allá enel horizonte, y la visión se sumerge en el vértigo de unapoesía vital: la poesía Pluralista”.46

    La noche del 22 de febrero de 1974, en el salón deconferencias de la Biblioteca Nacional, el conocido músi-

    co y poeta Manuel Rueda dictó una conferencia titulada:“Claves para una poesía plural” y, además, leyó y explicósu poema “Con el tambor de las islas, génesis”, que era elprimer aporte de una nueva expresión artística.

    El “pluralismo” consiste en la alterabilidad de una plu-ralidad de elementos que utilizando el análisis combina-torio (método matemático), se pueden hacer variaciones,

    46 L EDESMA , Luis Manuel, “Con el tambor de las islas —análisis—”, ElCaribe, Santo Domingo, 2 de marzo de 1974, p.4-A.

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    combinaciones y permutaciones; se puede construir

    una inmensidad de poemas según la posición en queles quiera colocar el lector a las palabras contenidas enel texto; tantos poemas que ni siquiera su autor se losimagina. Como puede leerse en la nota de explicación a“Con el tambor de las islas, génesis”: “El poema, ademásdel significado que aportan las simultaneidades de losbloques, tiene aleatoria y como tal puede procederse auna lectura múltiple desde varios ángulos, ya desde lahorizontalidad de una de las líneas, ya desplazándose afavor de los espacios en blanco de una a otra línea o deuno a otro bloque”.

     Y más adelante agrega: “También puede procederse asu lectura retrocediendo y combinando frases que se en-

    cuentran a la izquierda. En fin, el lector como colabora-dor del poeta, podrá extraer de las múltiples combinacio-nes de esta estructura circular el texto y el significado quedesee. Este proceso de desplazamiento y de revisiones enel espacio y en el tiempo no sólo parte de la estructuraformal, sino que está determinado por la palabra, célula

     viva que se ha descompuesto también en múltiples direc-

    ciones provocando un lenguaje dentro del lenguaje”.47

    Para su “poesía plural” Rueda, su creador, ha utili-zado la música, el pentagrama, llamándole “bloque” o“pentagrama poético” a la integralidad de elementos enel poema.

    47 R UEDA , Manuel, “Claves para una poesía plural”, Suplemento cultural de El Nacional de ¡Ahora!, in El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo,2 de marzo de 1974, p.4-A. 

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    En “Claves para una poesía plural”, se pone de mani-

    fiesto la liberación del verso libre que consiste, según ex-plica Rueda, en que “La liberación del verso estaba, pues,en relación directa con la liberación del lector y su suje-ción a una línea única. El cambio no sería sólo del verso,aunque fuera el más beneficiado; el cambio se presentaríacomo la explosión de la línea hacia una pluralidad de lí-neas, con lo que un espacio mayor quedaría integradode manera eficaz al campo visual del lector con todas lasimplicaciones que esta pluralidad determina”.48

     Además de la multilinealidad del verso, entran colo-res, grafismos, afiches, etc., que al colocar los ojos frenteal texto pluralista de inmediato actúa sobre nuestros sen-tidos: “El poema debe ser una explosión de la palabra en

    la mente del lector”.49

    Como nada parte de sí mismo, el pluralismo (lo ex-presa su creador) tiene las influencias de Huidobro, Joy-ce, Apollinaire, Octavio Paz, Mallarmé, Cabrera Infante,Cortázar, Alain Robbe-Grillet y las manifestaciones fol-clóricas.

    El movimiento pluralistaEl 28 de febrero de 1974 ,se publican en el suplementocultural de El Caribe los primeros textos para anunciar elnacimiento del pluralismo. Un nuevo movimiento artísti-co integrado por un grupo de reconocidos escritores domi-nicanos en el que figuraban, además de Manuel Rueda, su

    fundador, Marcio Veloz Maggiolo, Luis Manuel Ledesma,48 Ibíd., p.14.49 Ibíd., p.15.

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    50 Cfr .: Suplemento Cultural de El Nacional de ¡Ahora!, Santo Domingo,26 de mayo de 1974, primera edición conjunta del movimientopluralista.

    Diógenes Valdez e Iván García, así como Alexis Gómez,

    Orlando Menicucci, Apolinar Núñez, Manuel Simó yMargarita Luna de Espaillat, reconocidos en Santo Do-mingo por una prestigiosa labor artística en el ámbitode la poesía, del cuento, del teatro, de la música, de lapintura y de la novela.50

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    Domingo Moreno Jimenes (1894-1986) tiene el mérito de seruno de los renovadores de la poesía dominicana contemporá-nea. Es uno de los fundadores en 1921, junto a Rafael Augus-to Zorrilla y Andrés Avelino, del postumismo, movimientopoético que impone de manera definitiva el verso libre enla literatura dominicana. Poeta nómada. Hasta poco despuésde la caída de la dictadura de Trujillo, director-fundador deldesaparecido Instituto de la Poesía Osvaldo Bazil.

    La poesía de Moreno Jimenes se ocupa de temas que suelenser vivenciales, pues uno por uno van ocupándose de la fami-lia y el pueblo: desde lo más íntimo del hogar hasta cualquier

    objeto insignificante de República Dominicana. La heteroge-neidad de sus temas estriba en que su propia vida generó enél una poesía temáticamente saltarina, amplia. Su obra revelala tragedia de su país natal.

    Hay en las imágenes de su poesía una marcada pobreza dellenguaje, cuyos versos están cargados de sabor popular. El rit-mo de su poesía se mezcla con lo popular.

    Premio Nacional de Poesía (1975) por su obra completa, Del gemido a la fragua.

    Obras:

    Promesa, Santo Domingo (Imp. J. R. Vda. García, 1916); Vuelosy duelos (Santo Domingo, Imp. J. R. Vda. García, 1916); Psal- mos (Santo Domingo, Imp. Cuna de América, 1921); Del ano- 

    dismo al postumismo (Santo Domingo, 1924); Mi vieja se muere (Santo Domingo, 1925; Ciudad Trujillo, Edición Césped,1939); El diario de la aldea (Ciudad Trujillo, Imprenta Roldán,

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    1940); Decrecer   (Santo Domingo, Linotipo el Independiente,

    1927); Elixires  (Santo Domingo, s.n., 1929); Los surcos opues- tos (Santo Domingo, s.n., 1931); Sésamo (Santo Domingo, LaColina Sacra, 1931); Días sin lumbre  (San Pedro de Macorís,Imp. Cervantes, 1931); Movimiento postumista interplanetario (Ciudad Trujillo, s. n., 1932); Palabras sin tiempo  (Santiago,Imp. Corazón de Jesús, 1932); Moderno apocalipsis (Santiago,Ciudad Estética, Imp. Helú, 1934). El poema de la hija reintegra- 

    da (Santiago, Imp. Helú, 1934); El caminante sin camino (SantoDomingo, Imp. Montalvo, 1935); Embiste de razas (Santiago,s. n., 1936); Nueva cosmogonía americana (Santo Domingo, s.n., 1936); América-mundo (San Pedro de Macorís, Edición ProDía Estético, 1935); Sentir es (la) norma (Santiago, s. n., 1939);Fogatas sobre el signo (Santiago, s. n., 1939); Índice de una vida.Del mar viene todo  (Ciudad Trujillo, Imp. Librería Domini-

    cana);  Advenimiento  (Ciudad Trujillo, s. n., 1941); La religiónde América  ( Santiago, Edición El Diario, 1941); Canto al At- lántico (Ciudad Trujillo, s. n., 1941); El poemario de la cumbrey el mar   (Santiago, Colina Sacra, 1942); Evangelio Americano (Ciudad Trujillo, Imp. Librería Dominicana, 1942); 4 (Qué séyo) estambres! (Santiago, Colina Sacra, 1942); Antología mínima,(Ciudad Trujillo, s. n., 1942); Exalté el ideal y sufrí ante la vida (Santiago, Imp. Corazón de Jesús, 1944); Los milenios del tercermundo (Ciudad Trujillo, Imp. Domínguez, s. n., 1945). Pala- bras en el agua (Santiago, Tipografía de Nicolás Helú, 1945);Emocionadamente  (Santiago, Tipografía Corazón de Jesús,1946); Tres pasos en la sombra (Santiago, Imp. G. Domínguez,1946); Siete vías poéticas (Ciudad Trujillo, Imp. San Francisco,1947); Burbujas en el vaso de una vida breve  (Ciudad Trujillo,Imp. Rincón, 1948); Antología [Selección y prólogo de Fléri-

    da de Nolasco] (Ciudad Trujillo, Imp. Librería Dominicana,1949); Canto a la ceiba de Colón  (Ciudad Trujillo, Librería

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    Dominicana, 1958); Santa Berta y otros poemas (Ciudad Truji-

    llo, Librería Dominicana, 1959); Obras poéticas. Del gemido a la fragua (Santo Domingo, Editora Taller, 1975).

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    Domingo Moreno Jimenes tiene a la poesía como únicolema. Todo cuanto pueda arrojar luz sobre su obra le entusias- ma. Su rostro se ilumina cuando se le solicita colaboración. Nopone trabas a la cultura.

    Parece de carácter difícil. Es sólo una impresión. Una vezentablada la conversación el visitante percibe que la observa- ción es apresurada. El poeta parece olvidar al visitante, se hacecordial. Cuenta una que otra anécdota de su vida de poetanómada.

    Los años le han estropeado la visión. La memoria permaneceintacta. Recuerda con entusiasmo juvenil momentos relevantes

    de su vida. Realicé la entrevista el 30 de noviembre de 1974.Esa tarde, al llegar su casa, estaba en la galería. Me esperaba.

     Al cabo de unos minutos de detalles preliminares comenzamos a grabar...

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    —Guillermo Piña-Contreras [GPC]: Todo escritor es sacudidopor hechos ambientales o emocionales que lo inician en la lite- ratura. ¿Nos podría decir si hubo algún incentivo para que seiniciara en la poesía?

    —Domingo Moreno Jimenes [DMJ]: ¡Claro, lo hubo!Tuve amores con una española, Dolores se llamaba, perocomo su familia no me aceptaba me desquitaba escri-biendo mis versos para ella. Ese fue el incentivo.

    —GPC: Su labor literaria se inició a los 17 años; ¿cómo eransus primeros poemas?

    —DMJ: Mis primeros poemas eran románticos y moder-

    nistas, pero más románticos que modernistas, porque esoera lo de la época. El modernismo llegó aquí muy tarde.

    —GPC: ¿Cuáles fueron sus primeros libros y en qué poemaexperimentó la revolución de su poesía?

    —DMJ: En mi primer libro: Promesas, el cual dividí endos partes, una: los versos de 1911 al 1913; y otra: los

    de 1913 al 1914. Luego, en 1915, escribí completo Vue- los y duelos. Aunque los dos libros los publiqué en 1916.Hubo, además, otro libro que anuncié en Vuelos y duelos,pero no lo llegué a publicar. En estos libros y desde Pro- mesas, el primero, utilizo un verso libre rimado.

    —GPC: ¿Cuáles han sido los escritores que más han influidoen su formación literaria?

    —DMJ: Cuando era estudiante no sólo me ocupé deestudiar la medida del verso sino que fui muy influidopor la poesía galaico-portuguesa que, más tarde, Boscán y

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    Garcilaso la transformaron en el endecasílabo. En el en-

    decasílabo con acento en la cuarta y en la séptima. Puescomo ellos —Boscán que era un sabio y Garcilaso, su ami-go, que era un gran poeta—, por las guerras hacían muchos

     viajes, fueron a Italia y en ésta hicieron la transformacióndel yámbico y el sáfico; el primero que tiene el acento enla sexta, y el segundo en la cuarta y en la octava. Pero el

     verso de La Galaica-portuguesa, que le llaman ahora, enlo moderno, anapéstico, tiene el acento en la cuarta y enla séptima, es muy armonioso, pero como tiene el acentoen la misma sílaba es muy monótono. Así fue como tuvoéxito la transformación de Boscán y Garcilaso.

    También estudié la poesía rítmica, la que sin tenerrima es armoniosa. Los dos primeros acentos de los ver-

    sos de los antiguos rapsodas árabes y griegos no teníanrima. La rima, como se sabe, es un adorno europeo elcual se nos ha pegado y es imposible prescindir de ella.

    Estas fueron mis influencias, por eso para construirun verso sin rima y sin metro tuve muchas dificultades,tanto de tiempo: dos o tres años; como emocionales:depresiones y las consecuencias de éstas.

    —GPC: Como todo movimiento El postumismo tuvo sus ba- ses estéticas ¿cuáles fueron?

    —DMJ: Al principio yo quise hacer una poesía nacio-nal, dominicana, y después, por extensión, una poesíaamericana. Naturalmente que las modalidades dominica-na y americana eran las que tenían que predominar ¿no

    es así? Modalidades que uno formaba con el ambiente.—GPC: Los postumistas tenían un lugar en donde hacíansus tertulias literarias, el cual llamaban “La Colina Sacra”.¿Cuál es el origen del nombre?

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    —DMJ: En 1918, época en que se creó el movimiento

    postumista, yo vivía en Villa Francisca que es una zonamuy alta de la Capital; entonces, para ir a mi casa ha-bía que subir una colina —la calle por donde se subíase llama, hoy, José Martí—, y por esta razón uno delos muchachos bautizó mi casa, o más bien, la colinaen donde estaba ubicada con el nombre de La ColinaSacra; pero no recuerdo si fue Zorrilla o Avelino quienla llamó así.

    —GPC: Pero han dicho…—DMJ: Sí, sí. Hace tanto tiempo de eso que su origen

    se ha desvirtuado mucho; pero yo creo que, con estaspalabras, todo queda aclarado…

    —GPC: ¿Cuál es el origen del vocablo “postumismo”, y

    quiénes fueron los que junto a usted iniciaron este movimiento?—DMJ: El origen del vocablo es porque mi poesía siem-

    pre trata el tema de la muerte, desde que yo comienzo.Luego fui ahondando más en ese tema y como lo pós-tumo es lo que va después de la muerte… Aunque paramucha gente es que no se reconoce la poesía de un pos-tumista hasta que éste no haya muerto. Pero no es así.

    Es, sencillamente, una poesía que va más allá de uno, esla voz del hombre.

    Bueno, el postumismo se inició con la obra que yoestaba realizando, pero el movimiento se creó por los quese sintieron movidos por la nueva forma poética: Zorri-lla, quien nunca había escrito versos; y después, a los dos

    o tres años de creado el postumismo, vino Andrés Aveli-no del Cibao.El postumismo no era el único movimiento poético

    con nombre en esa época, estaban: El vedrinismo de

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     Vigil Díaz y el multiplicismo de Luis Armando Abreu. Pero

    mi poesía era más original que la de estos movimientos.—GPC: Son palabras suyas. “El vanguardismo es una acti- 

    tud del pensamiento, mientras que el postumismo es un estadode espíritu”. Se puede decir, entonces, que el postumismo era unmovimiento de vanguardia a la vez que de espíritu?

    —DMJ: Todo vanguardismo, que era el sello de la épo-ca, tiende a desaparecer muy pronto. Yo quise hacer unarevolución poética de tal modo que no fuera un movi-miento de vanguardia como lo han querido poner, sinoque fuera la evolución de la poesía simplemente, aunquebasándose en Santo Domingo y en América.

    —GPC: Uno de sus poemas más conocidos es El poema de lahija reintegrada. ¿Nos podría hacer su historia?

    —DMJ: Una de mis hijas murió en una época en que ya yo no era muy joven; de manera que la única formade escape que encontré para esta terrible realidad fueronalgunas cuartillas de papel. Otro factor, además, fue laprecariedad económica en que vivíamos mi familia y yopues no tenía empleo ni nada que me respaldara econó-micamente que no fuera la poesía.

    Pero para recibir dinero de mi poesía tuve que reco-rrer, con un maletín lleno de libros y papeles, toda la Re-pública durante 18 años. Estas andanzas las abandonécuando, en los finales de 1940, fui apresado en las cer-canías del cementerio de Santiago al cual los policías mequerían obligar a entrar, lo más probable, para fusilarme.

    Me resistí muy hábilmente y el pueblo de Santiago armóuna poblada; entonces, el comisario dio la orden de queme llevaran a la policía y allí me libertaron. Naturalmen-te, yo conocía la época, y sabía que quien había dado la

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    orden para que me libertaran había sido Trujillo. Nadie

    se atrevía a contrariarlo. Así es que El poema de la hija reintegrada es un cúmulo

    de miseria, muerte y dolor…—GPC: La muerte, a partir de los poemas a su madre y a su

    hija —Mi vieja se muere y Poema de la hija reintegrada—,ha ocupado un lugar muy importante en su poesía. ¿Por qué?

    —DMJ: A la que yo le escribí ese poema no es realmen-te mi madre; pero fue ella quien me crió y por eso en un

     verso le digo: “Oh, tu necia ternura de querer ser mi ma-dre”. Mi madre, la que me trajo al mundo, murió ahora,aquí en mi casa. En otro poema hablo de mi madre viva

     y de mi madre muerta.El tema de la muerte en mi poesía es porque siem-

    pre fui un espíritu que no le gustaba estar en la algazara, y, entonces, buscaba la soledad que es la compañera dela muerte, pues el hombre que se mantiene solo, se pue-de decir que ha muerto para el mundo. A mí, desde pe-queño, me molestaban las fruslerías de los momentosen que el hombre tiene que cometer muchísimos dis-parates. He aceptado los homenajes para que no digan

    que soy un soberbio, pero no soy hombre de homenajesni de nada, dediqué mi vida a la poesía… simplemente.

    —GPC: Rubén Suro dice: “El verdadero orientador del grupoLos Nuevos fue Domingo Moreno Jimenes”. ¿Qué opinión tienesobre Los Nuevos?

    —DMJ: