109_varela, francisco - etica y acción

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    TICA Y ACCIN

    Autor: Francisco Varela

    Editorial: Dolmen Ensayo

    Edicin: Segunda 1996

    ISBN: 956-201-281-6

    ndice y Contenido

    1 PREFACIO............................................... ........................................................ ..................................................... 22 PRIMERA CONFERENCIA: KNOW HOW Y KNOW WHAT....................... ......................................................... 2

    2.1 Planteamiento del Problema............ .................................................... ......................................................... 22.2 Accin inmediata en las ciencias cognitivas ....................................................... .......................................... 42.3 El know How y el know what reexaminados ................................................... .............................................. 9

    3 SEGUNDA CONFERENCIA: LA MAESTRA TICA ............................................... ........................................... 103.1 El experto en tica .................................................... ...................................................................... ............ 103.2 El enfoque de las tradiciones de sabidura ....................................................... .......................................... 113.3 La clave pragmtica para la maestra tica ................................................... ............................................. 143.4 Acerca del yo cognitivo desunido .................................................. ............................................................. 16

    4 TERCERA CONFERENCIA: LA VACUIDAD ENCARNADA.................................................... ........................... 184.1 Ms acerca del yo des-unido y los agentes cognitivos ..................................................... .......................... 184.2 Propiedades emergentes y yo virtual.. ........................................................... ............................................. 224.3 El yo como persona virtual................................. .................................................... ..................................... 264.4 Pragmtica del yo virtual................................. ....................................................... ..................................... 27

    5 APENDICE: UN COMENTARIO ACERCA DE LAS PRCTICAS DE TRANSFORMACIN.............................. 325.1 La tradicin fenomenolgica ..................................................... .................................................................. 32

    5.2 Una pragmtica no occidental ..................................................... ............................................................... 365.3 La meditacin sentada como un parntesis radical........................ .......................................................... 375.4 Meditacin en posicin sentada y reflexin .................................................... ............................................ 395.5 Pragmtica humana y ciencia........................................................ ............................................................. 42

    6 CONTRATAPA............................... .................................................... ................................................................. 437 SOLAPAS ................................................. ........................................................ .................................................. 43

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    vitales que quiero establecer resultan incomprensibles en esos trminos. Esta filosofa moralha centrado su atencin en lo que es correcto hacer ms que en lo que es bueno ser, endefinir el contenido de la obligacin ms que la naturaleza de la buena vida; y no ha dejado unespacio conceptual para la nocin del bien como objeto de nuestra devocin o... como elprivilegiado foco de atencin o de voluntad"2.

    Si bien har uso abundante de las contribuciones recientes de la fenomenologa y delpragmatismo, me han parecido igualmente interesantes las enormes contribuciones a laspercepciones sobre lo que es bueno ser provenientes de lo que quisiera denominar la tradade las tradiciones de sabidura: confucionismo, taosmo, budismo. Uno de los ingredientesimportantes de estas conferencias es el esfuerzo por destacar estas contribuciones nooccidentales para lograr de este modo una visin comparada de la experiencia tica. Msadelante me referir en profundidad sobre este tema.

    Como primera aproximacin, permtanme decir que la persona sabia (o virtuosa) es aquellaque sabe lo que es bueno y que espontneamente lo realiza. Quisiera examinar crticamenteesta inmediatez de la percepcin accin y contrastarla con la postura frente al

    comportamiento tico que comienza investigando el contenido intencional y se centra de estemodo en la racionalidad de los juicios morales.

    Sin embargo, esta importante distincin ha sido dejada de lado, no slo por los seguidoresfilosficos y cientficos del linaje Kant Husserl, sino incluso por personas que centraron suspreocupaciones en diversos aspectos del aprendizaje y de la conducta. Por ejemplo, nadamenos que J. Piaget, en El juicio moral en el nio, comienza diciendo que: "Lo que nosproponemos investigar es el juicio moral, no la conducta moral". Slo para concluir que: "Lalgica es la moral del pensamiento del mismo modo que la moral es la lgica de la accin...La razn pura es el rbitro, tanto de la reflexin terica como de la prctica diaria".3

    Pero cabe interrogarse: por qu habramos de relacionar la conducta tica con el juicio? La

    respuesta de muchas personas a esta pregunta expresa la perspectiva occidental sobre elproblema, no lo que hacen en la vida cotidiana. Este es un punto crucial. Tomemos, porejemplo, un da normal en la calle.

    Voy caminando despreocupadamente, pensando en lo que voy a decir en la reunin, escuchoel impacto de un choque e inmediatamente me acerco al lugar del accidente para ver si puedoayudar. O llego a la oficina y, percibiendo el malestar de la secretaria en relacin a ciertotema, desvo la conversacin con un comentario humorstico. Actos como stos no nacen deljuicio y del razonamiento, sino de una respuesta inmediata4 frente a aquello que enfrentamos.Slo podemos decir que hicimos lo que hicimos porque la situacin nos movi a hacerlo. Sinembargo, estos actos son de naturaleza propiamente tica. De hecho, representan el tipo mscomn de conducta tica que manifestamos en nuestra vida normal y cotidiana.

    Sin embargo, la tendencia es contrastar estas formas ms llanas de ser tico con la situacinen que uno tiene la experiencia de un "yo" que es agente de una accin deliberada nacida dela voluntad. Por ejemplo, leo el peridico y tomando conciencia de los devastadores efectosde la guerra civil en Yugoslavia, llamo a un amigo para contribuir a una campaa de ayuda alas vctimas. O bien, preocupado por las dificultades que enfrenta mi hijo, despus deconsiderar qu hacer, decido solemnemente estar ms presente en sus tareas escolares. Eneste tipo de conducta sentimos que los actos son nuestros. Podemos dar una justificacin yaque esperamos obtener ciertos fines. Y si se nos pidiera que explicramos nuestros actos, notendramos ningn problema en hacerlo, ya que se tratara simplemente de atribuir el acto alos fines nobles que perseguimos.

    2 Charles Taylor, Sources of the Self.- The making of the modern identity, Harvard University Press, Cambridge, 1989,p. 3.3 Jean Piaget, The Moral Judgement of the Child, Free Press, 111, 1935, citado en Dreyfus, 1991 ( ver nota 5).4 "lmmediate coping" en el original. Hemos traducido como respuesta o accin inmediata, segn el contexto.

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    Est claro que un aspecto de nuestra conducta moral y tica proviene de juicios y dejustificaciones de esta ndole. Lo que postulo es que no podemos y no debemos dejar de ladola primera y ms frecuente forma de conducta tica como si se tratara de un acto meramente"reflejo". Por qu no comenzar con aquello que es ms frecuente y ver adnde nos lleva? Loque deseo es subrayar la diferencia entre saber cmo (know how) y saber qu (know what), ladiferencia entre la habilidad o respuesta espontnea (savoir faire) y el conocimientointencional o el juicio racional.5

    Hemos planteado de este modo los dos principales temas interdependientes que deseoabordar en estas conferencias;

    Cmo se puede comprender mejor el know how tico?

    Cmo florece y se desarrolla en los seres humanos?

    2.2 Accin inmediata en las ciencias cognitivas

    Para aproximarnos al primer problema necesitamos examinar cmo se manifiesta estadeficiencia para comprender la accin inmediata en las ciencias consagradas al estudio de lamente y del conocimiento: las ciencias cognitivas que ahora abordamos.

    2.2.1 Nuevas formas para viejos problemas

    "Racionalista", "cartesiana" u "objetivista": estos son algunos de los trminos que se utilizanhoy en da para caracterizar la tradicin dominante en la que hemos crecido. Sin embargo,cuando se trata de re formular el conocimiento y la cognicin, considero que el trmino quemejor se adecua a nuestra tradicin es abstracta: no hay palabra que caracterice mejor a lasunidades de conocimiento que han sido consideradas ms naturales. La tendencia aabrirnos paso hasta la atmsfera pura de lo general y de lo formal, de lo lgico y lo biendefinido, de lo representado y lo planificado, es lo que le confiere su sello caracterstico anuestro mundo occidental.

    Lo que quisiera destacar en esta seccin es que existen fuertes indicaciones de que elconjunto de ciencias que tratan del conocimiento y de la cognicin las ciencias cognitivaslentamente ha ido cobrando conciencia de que las cosas han sido planteadas al revs y hancomenzado un radical viraje paradigmtico o epistmico. El ncleo de esta visin emergentees la conviccin de que las verdaderas unidades de conocimiento son de naturalezaeminentemente concreta, incorporadas, encarnadas, vividas; que el conocimiento se refiere auna situacionalidad y que lo que caracteriza al conocimiento su historicidad y su contexto noes un "ruido" que oscurece la pureza de un esquema que ha de ser captado en su verdaderaesencia, una configuracin abstracta. Lo concreto no es un paso hacia otra cosa. Es cmollegamos y dnde permanecemos.

    Tal vez lo que mejor nos permita ilustrar esta tendencia es recordar la transformacin gradualde las ideas en el campo eminentemente pragmtico de la inteligencia artificial (IA). Durantesus tres primeras dcadas de desarrollo (1950 1980), la investigacin se bas enteramenteen un paradigma computacionalista, segn el cual el conocimiento opera de acuerdo a reglasde tipo lgico en la manipulacin simblica, idea que encuentra toda su expresin en losmodernos sistemas digitales. Inicialmente los esfuerzos se orientaron a la resolucin deproblemas de ndole general, tales como la traduccin natural del lenguaje o la creacin de un

    5 La inspiracin para esta observacin crucial proviene de mis ideas acerca del papel central que

    desempea la coordinacin sensorimotriz en la cognicin (Cf. F. Varela, Conocer: las ciencias cognitivas,Gedisa, Barcelona, 1991, y H. Maturana y F. Varela, El Arbol del Conocimiento, Ed. Universitaria, Santiago,Segunda edicin 1992, y de mi propia experiencia en las tradiciones de sabidura descritas ms abajo. Sinembargo, debo mucho al trabajo reciente de Hubert Dreyfus acerca de la fenomenologa de las habilidadesy su importancia tica

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    aparato para la resolucin general de problemas. Estos intentos, mediante los cuales sebuscaba igualar la inteligencia de un experto altamente capacitado, fueron consideradosformas de abordar los interesantes y complejos problemas de la cognicin. A medida que ibanfracasando estos intentos, la nica forma de lograr algn adelanto fue introducir pretensionesms modestas, ya que las tareas ms sencillas, incluso aquellas realizadas por pequeosinsectos, eran sencillamente imposibles de llevar a cabo con una estrategia computacional. Aeste perodo inicial sigui la creciente conviccin de que la clave del xito en materia deInteligencia Artificial radicaba en comprender realmente lo que significa la encarnacinsituacional de los actos sencillos6.

    De hecho, a lo largo de estos aos hubo numerosas lneas de trabajo que se mantenan fielesa la intuicin de que es necesario entender la cognicin en trminos de cmo surge elsignificado de la totalidad autnoma que constituye el organismo. Nuevamente tomamos aJean Piaget como ejemplo, ya que proporcion la clave esencial para transformar estaintuicin en investigacin: estudiar la constitucin de un objeto perceptual enraizado en laontogenia. Estudiar cmo los nios moldean su mundo a travs de la actividad sensorimotriz.El gran aporte de Piaget es que la cognicin incluso en lo que aparece como sus altos

    niveles de expresin est enraizada en la actividad concreta del organismo total, es decir, enel acoplamiento sensorimotriz. E1 mundo no es algo que nos haya sido entregado: es algoque emerge a partir de cmo nos movemos, tocamos, respiramos y comemos. Esto es lo quedenomino la cognicin como enaccin, ya que la accin connota el producir por medio de unamanipulacin concreta. Desarrollar esta idea ms adelante.

    2.2.2 Micro Mundos y Micro Identidades

    Estoy caminando por la calle, yendo a reunirme con alguien. La jornada est a punto deconcluir y mi mente no est ocupada en nada muy especial. Me encuentro relajado, en lo quepodramos llamar la disposicin de una persona que da un paseo. Introduzco la mano en elbolsillo y de pronto descubro que mi billetera no se encuentra en su lugar habitual. Quiebre:

    me detengo, mi estado mental es confuso, mi tonalidad emocional cambia. Antes de que mepercate de ello, surge un mundo diferente. Intuyo claramente que dej mi billetera en la tiendadonde acabo de comprar un paquete de cigarrillos. Ahora mi estado anmico se transforma enpreocupacin por la prdida de documentos y de dinero, la disposicin a la accin es regresarrpidamente a la tienda. Presto poca atencin a los rboles que me rodean y a las personasque pasan. Toda mi atencin est centrada en perder el menor tiempo posible.

    Situaciones como sta constituyen la trama de nuestras vidas, e incluyen los hechos mscomunes, como el recin descrito, as como las situaciones ticas que evoqu anteriormente.Siempre operamos en la inmediatez de una situacin dada. Nuestro mundo vivido est tan ala mano que no tenemos un control acerca de lo que es y de cmo lo habitamos. Cuando nossentamos a la mesa para comer, el complejo knowhow que implica el manejo de losutensilios, las posturas corporales y las pausas en la conversacin estn todos presentes sinque exista deliberacin. Podramos decir que nuestro yo almorzando es transparente.7 Peroterminamos de almorzar, regresamos a la oficina y habitamos una nueva disposicin con unmodo diferente de, hablar, un tono postural diferente y diferentes evaluaciones.

    Tenemos una disposicin a la accin propia de cada situacin especfica que vivimos. Nuevasformas de conducta y las transiciones y puntuaciones que las separan corresponden aminirupturas que experimentamos continuamente. Hay ocasiones en que las rupturas no sontan "mini", sino ms bien macroscpicas, como cuando vivimos un peligro repentino.

    6 Para una coleccin reciente de escritos que tratan explcitamente acerca de esta crtica, ver L. Steel and R. Brooks

    (Eds.), LEA, N. Jersey, 1994, y mi propia contribucin en el libro.7La nocin de transparencia ha sido ampliamente desarrollada en un manuscrito de F. Flores y M. Graves que no ha

    sido an publicado, (Logonet, Berkeley, 1990). Agradezco a Fernando Flores por permitirme leer este trabajo en curso.Mis propias ideas se han beneficiado de su lectura.

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    Me referir a esta disposicin a la accin como micro identidades y sus correspondientesmicro mundos. De este modo, la forma como nos presentamos no puede disociarse de laforma en que las cosas y los dems se presentan ante nosotros. Aqu podramos incursionarun poco en la fenomenologa e identificar algunos de los micro mundos tpicos en que nosmovemos en un da normal. No se trata, sin embargo, de catalogarlos, sino de reconocer surecurrencia: ser capaz de una accin efectiva es, en un sentido importan te, la forma en queencarnamos un conjunto de transiciones recurrentes entre micro mundos. No estoy diciendoque no existan situaciones en que la recurrencia no sea aplicable. Por ejemplo, cuandollegamos por primera vez a un pas extranjero existe una enorme ausencia de conductas a lamano y de micro mundos recurrentes. Muchos actos sencillos, como la conversacin social oel comer, tienen que realizarse en forma deliberada o aprenderse. En otras palabras, losmicro mundos/micro identidades se constituyen histricamente. Pero la forma de vida mscomn consiste en micromundos ya constituidos y que componen nuestras identidades.

    Cuando nos movemos del mbito de la experiencia humana a la experiencia animal, desdeuna perspectiva externa se puede aplicar el mismo tipo de anlisis. E1 caso extremo resultailustrativo. Hace bastante tiempo que los bilogos saben que los invertebrados tienen un

    repertorio conductual ms bien limitado. Por ejemplo, la cucaracha slo posee unas pocasformas fundamentales de locomocin: detenerse, caminar lentamente, caminar rpidamente ycorrer. Sin embargo, este repertorio conductual bsico permite que estos animales funcionenadecuadamente en cualquier ambiente posible conocido en el planeta, ya sea natural oartificial. Surge una interrogante clave para el bilogo: Cmo decide el animal la actividadmotriz que debe emprender en una situacin dada? Cmo opera su seleccin conductualpara que la accin sea efectiva? Cmo posee el animal el sentido comn para evaluar unasituacin dada interpretar que exige que corra en vez de caminar lentamente?

    En estos dos casos extremos la experiencia humana en los momentos de ruptura, y laconducta animal simple en momentos de transicin conductual nos topamos, en forma muydiferente, claro est, con un problema comn. En cada uno de estos momentos de ruptura, el

    modo en que volver a constituirse el agente cognitivo no es mate ria de decisin externa nitampoco de planificacin previa. Se trata de la emergencia del sentido comn, de laconfiguracin autnoma de una postura adecuada que ha sido establecida por la historia devida del agente en su participacin activa. Una vez que ha sido seleccionada una posturaconductual o que se produce un micro mundo, podemos analizar con mayor claridad su formade operacin y su estrategia ptima. De hecho, la clave de la autonoma es que un sistemaviviente transcurre hasta el momento siguiente mediante una accin efectiva que surge de suspropios recursos. Y estos quiebres (breakdowns), bisagras que articulan los micro mundos,estn a la base del carcter autnomo y creativo de la cognicin en los seres vivientes. Esnecesario entonces examinar a microescala este sentido comn, ya que lo concreto seactualiza durante los quiebres.

    2.2.3 El conocimiento como enaccin

    Necesito definir mejor estos problemas explicando lo que quiero decir con la palabra"encarnado". Hay dos puntos que quisiera enfatizar:

    (1) la cognicin depende de los tipos de experiencia que provienen del hecho de tener uncuerpo con varias habilidades sensori motrices; y

    (2) estas habilidades sensori motrices individuales se alojan a su vez en un contexto biolgicoy cultural ms amplio.

    Ya abordamos estos dos puntos cuando hablamos del quiebre y del sentido comn, perodeseo explorar ms a fondo su especificidad corprea, enfatizar una vez ms que losprocesos sensori motores, percepcin y accin, son fundamentalmente inseparables en lacognicin vivida, y no estn simplemente ligados en forma contingente como input/output.

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    Para precisar an ms mis ideas, quisiera entregar una explicacin preliminar de lo quequiero decir cuan do me refiero a un enfoque enactivo 8 de la cognicin 9. En breve, elenfoque enactivo enfatiza la importancia de dos puntos interrelacionados:

    (1) que la percepcin es accin guiada perceptualmente, (2) que las estructuras cognitivassurgen de los esquemas sensori motrices recurrentes que permiten que la accin sea guiadaperceptualmente.

    Comenzaremos por el concepto de accin perceptualmente guiada. Para la tradicincomputacional dominante, el punto de partida para comprender la percepcin es tpicamenteabstracto: el problema del procesamiento de la informacin para recuperar propiedades delmundo pre determinadas. En contraste, el punto de partida para el enfoque de la percepcincomo accin es el estudio de cmo el que percibe gua sus acciones en situaciones locales.Dado que estas situaciones locales se modifican constantemente como resultado de laactividad del que percibe, el punto de referencia para comprender la percepcin ya no es unmundo pre dado, independiente del que percibe, sino ms bien la estructura sensori motriz delagente cognitivo, el modo en que el sistema nervioso une superficies sensoriales y motrices.

    Ms que un mundo pre determinado, es esta estructura la forma en que el sujeto que percibeest encarnado la que determina los modos de accin posibles del que percibe y cmo stepuede ser moldeado por acontecimientos ambientales. De este modo, la preocupacinesencial de un enfoque de la percepcin como accin no es determinar cmo se recupera unmundo independiente del que percibe; se trata, ms bien, de determinar los principioscomunes o las vinculaciones entre el sistema sensorial y el motor que explican cmo la accinpuede ser guiada perceptualmente en un mundo dependiente del que percibe.

    Esta preocupacin fundamental de la posicin enactiva se opone al planteamiento de que lapercepcin es fundamentalmente un registro de informacin ambiental existente para re-construir fidedignamente un aspecto del mundo fsico. En la perspectiva de la percepcin-como-accin, la realidad no es algo dado. Es dependiente del que percibe, no porque ste

    construye el mundo en forma antojadiza, sino porque lo que cuenta como mundo relevante esinseparable de la estructura del que percibe.

    El estudio de Held y Hein 10 es una ilustracin clsica de la accin guiada perceptualmente.Estos investigadores criaron gatitos en la oscuridad y los expusieron a la luz slo encondiciones controladas. A un primer grupo de animales se le permiti desplazarsenormalmente, pero estaban enganchados a un carro sencillo y a un canasto que contena alsegundo grupo de animales. Por lo tanto, ambos grupos compartieron la misma experienciavisual, pero el segundo grupo era completamente pasivo. Cuando los animales fueronpuestos en libertad unas cuantas semanas despus de este tratamiento, el primer grupo degatitos se comport normalmente, pero los que haban sido transportados se comportabancomo si estuviesen ciegos. Chocaban con los objetos y perdan el equilibrio. Este estudio

    respalda el planteamiento de la percepcin como accin segn el cual los objetos no sonvistos mediante la extraccin visual de caractersticas, sino ms bien por la accin guiadavisualmente. Se han obtenido resultados similares en muchas otras circunstancias y han sidoestudiados incluso a nivel de una sola clula.

    A menos que el lector opine que este ejemplo sirve para los gatos, pero que no tiene relacincon la experiencia humana, tomemos otro caso. Bach-y-Rita 11 dise una cmara de vdeopara ciegos que estimula mltiples puntos de la piel mediante vibracin elctricamenteactivada. Utilizando esa tcnica, se logr que las imgenes formadas con la cmara

    8 Neologismo derivado del ingls "to enact", traer a la mano, hacer emerger.9

    Ver F. Varela, Connaitre: Les Sciences Cognitives, Seuil, Pars, 1989, (traduccin espaola, Gedisa, Barcelona,1991); F. Varela, E. Thompson y E. Rosch (1991), The Embodied Mind: Cognitive Science andHuman Experience,op. cit.10 R. Held y A. Hein, Adaptation of disarranged hand-eye coordination contingent upon re-afferentstimulation en PerceptualMotor Skills, (1958): 8 : 87-90.11 P. Bach-y-Rita Brain Mechanisms in Sensory Substitution, New York: Academic Press, 1962.

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    correspondieran a patrones de estimulacin de la piel, sustituyendo de este modo la prdidavisual. Los patrones proyectados sobre la piel no tienen contenido "visual", a menos que elindividuo sea conductualmente activo manipulando la cmara de vdeo con movimientos de lacabeza, de la mano o del cuerpo. Cuando la persona no vidente se comporta activamente deese modo, despus de unas cuantas horas de experiencia ocurre algo sorprendente. Lapersona ya no interpreta las sensaciones de la piel como estando relacionadas con el cuerpo,sino ms bien como imgenes proyectadas en el espacio que est siendo explorado por la"mirada" corporalmente dirigida de la cmara de vdeo. Por lo tanto, para poder tener laexperiencia de "verdaderos objetos ah afuera", la persona debe dirigir activamente la cmara(utilizando la cabeza o la mano). Esta experiencia constituye un excelente ejemplo de lanaturaleza dependiente del que percibe de lo que de otro modo parece una representacininterna de un mundo de caractersticas independientes del sujeto que percibe.

    2.2.4 De los esquemas sensori-motores a las habilidades cognitivas

    Volvamos ahora a la idea de que las estructuras cognitivas ms familiares de la vida humanasurgen de los tipos de esquemas sensori-motores recurrentes que permiten que la accin sea

    guiada perceptualmente. Lo que ahora necesitamos examinar es cmo este acoplamientosensori-motriz podra estar vinculado con otros tipos de ejecucin cognitiva tpicamentehumanos. De otro modo podramos estar tentados de no atribuir ningn tipo de significado alo anterior a no ser para los acontecimiento de "bajo" nivel como sentir y actuar, pero no paralos verdaderos niveles cognitivos ms /y altos".

    De hecho, esta idea bsica constituye el ncleo del programa piagetiano 12 y ha sidodefendida en varios trabajos recientes de George Lakoff y Mark Johnson. 13 Presentaremos laidea de estructuras cognitivas encarnadas con especial referencia a su trabajo. Una vez ms,debemos salir de lo abstracto y enfatizar un enfoque experiencial de la cognicin. Como loexpresa Lakoff, el planteamiento central de este enfoque es que las estructuras conceptualessignificativas surgen de dos fuentes:

    de la naturaleza estructurada de la experiencia corporal y

    de nuestra capacidad para proyectar imaginativamente desde algunos aspectos bienestructurados de la experiencia corporal e interaccional a estructuras conceptuales.

    El pensamiento racional y abstracto es una aplicacin de procesos cognitivos muy generalesfocalizacin, scanning, superposicin, inversin figura fondo, etc. a las estructurasconceptuales. 14 La idea fundamental es que las estructuras encarnadas (sensorimotrices)son el meollo de la experiencia, y que las estructuras experienciales "motivan" la comprensinconceptual y el pensamiento racional. Ya que he destacado el hecho de que la percepcin yla accin estn encarnadas en los procesos sensori motores (que son autorganizantes, comoveremos ms adelante), es natural postular que las estructuras cognitivas surgen deesquemas recurrentes de actividad sensori motriz. En cualquier caso, no se trata de que laexperiencia determina estrictamente las estructuras conceptuales y los modos depensamiento; ms bien el punto es que la experiencia hace posible y constrie a la vez lacomprensin conceptual a travs de la multitud de dominios cognoscitivos.

    Lakoff y Johnson proporcionan numerosos ejemplos de estructuras cognitivas generadas apartir de procesos experienciales. Revisar todos esos ejemplos nos alejara mucho del temacentral. Permtanme, sin embargo, examinar brevemente uno de los tipos ms significativos:las categoras de nivel bsico. Piensen en la mayora de las cosas de tamao intermedio con

    12

    Ver, por ejemplo, su libro clsico Biologie et Connaissance, Gallimard, Pars, 1969.13 Ver George Lakoff, Women, Fire and Dangerous Things, Chicago: U Chicago Press, 1983 y Mark Johnson, The Body in theMind, Chicago: U. Chicago Press, 1989.14George Lakoff, Cognitive semantics, en Meaning and Mental Representations, de Umberto Eco et al., eds, (Indiana University Press,1988), p.121. Este artculo proporciona un resumen de la aproximacin experiencia) de Lakoff y Johnson.

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    las que nter actuamos continuamente: mesas, sillas, perros, gatos, tenedores, cuchillos,tazas, etc. Estas cosas pertenecen a un nivel de categorizacin intermedia que se encuentraentre los niveles ms bajos (subordinado) y los niveles ms altos (superordinado). Sitomamos, por ejemplo, una silla, en el nivel ms bajo podra pertenecer a la categora"mecedora", mientras que en el nivel ms alto pertenece a la categora "mueble". Rosch et al15 demostraron que este nivel de categorizacin intermedia (mesa, silla, etc.)psicolgicamente es el nivel ms fundamental o bsico. Existen tres razones para afirmar queestas categoras de nivel bsico constituyen psicolgicamente las ms fundamentales: (1) elnivel bsico es el nivel ms general en que los miembros de la categora poseen formaspercibidas similares; (2) es el nivel ms general en que una persona utiliza acciones motricessimilares para interactuar con miembros de la categora; y (3) es el nivel en que los grupos deatributos correlacionados son ms aparentes. Por lo tanto, pareciera que lo que determinaque una categora pertenezca al nivel bsico no depende de cmo las cosas estn ordenadasen un mundo pre establecido, sino ms bien de la estructura sensori motriz de nuestroscuerpos y de los tipos de interacciones perceptualmente guiadas que esta estructura permite.Las categoras de nivel bsico son a la vez experienciales y encarnadas. Se puede esgrimirun argumento similar para los esquemas imgenes que surgen de formas bsicas de

    actividades e interacciones sensori motrices.

    2.3 El know How y el know what reexaminados

    Permtasme concluir esta seccin sealando adnde nos han llevado las ideas que acabo deesbozar. He argumentado que la ciencia cognitiva comienza a cobrar conciencia del hechoque la percepcin no consiste en recuperar un mundo pre establecido, sino que consiste msbien en una accin perceptualmente guiada en un mundo que es inseparable de nuestrascapacidades sensori motrices, y que las estructuras cognitivas "ms elevadas" tambinsurgen de pautas recurrentes de accin perceptualmente guiada. Por lo tanto, la cognicin noconsiste en representaciones, sino en accin encarnada. Correlativamente, podemos decirque el mundo que conocemos no est pre establecido; ms bien, es un mundo enactuado a

    travs de nuestra historia de acoplamiento estructural, y los goznes temporales que articulanla accin estn enraizados en el nmero de micro mundos alternativos que son activados encada situacin. Estas alternativas constituyen a la vez la fuente del sentido comn y de lacreatividad en la cognicin.

    Es as como la propia bsqueda contempornea de la ciencia cognitiva para comprender elcomprender apunta en una direccin que podemos considerar postcartesiana, en el sentidoen que cada vez hay ms evidencia de que el conocimiento se construye desde pequeosdominios; es decir, desde los micro mundos y las micro identidades. Estas modalidadesbsicas de disponibilidades a la mano son variables a travs del reino animal. Pero lo quetodos los seres vivos cognitivos parecen tener en comn es conocimiento, que es siempre unknow how constituido sobre la base de lo concreto; lo que denominamos lo general y loabstracto son agregados de la disposicin para actuar.

    En otras palabras, la ciencia cognitiva comienza a reconocer que el simple hecho de estarah, en la accin inmediata, est muy lejos de ser "simple" o cuestin de "reflejos,". De hecho,constituye el trabajo realmente "difcil", ya que el desarrollo evolutivo de estas habilidadesbsicas tom mucho tiempo; el anlisis intencional y racional durante los quiebres slo sedesarroll en pocas recientes y muy rpidamente en medidas evolutivas. Este enfoquetambin se est desarrollando vigorosamente en la robtica moderna y en las nuevastendencias en la investigacin de la vida artificial, pero no podemos detenernos ms sobreeste punto. 16

    15 E. Rosch, C.B. Mervis, W. D. Gray, D. M. Johnson, y P. Boyes-Braem, Basic objects in natural categories,Cognitive Psychology, (1976): 382-439.16Ver P. Bourgine y F Varela (Eds.), Towards a Practice for Autonomous Systems: The First European Conference on Artificial Life, MITPress/ 8radford Books, Cambridge, 1992.

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    La accin inmediata contrasta con la deliberacin y el anlisis, pero no es mi intencin negarenteramente el papel y la importancia de estos ltimos. Se trata de verlos en sus papelesespecficos y en su relevancia relativa. En otras palabras, es cuando ocurre el quiebre,cuando ya no somos expertos en nuestro micromundo, que deliberamos y analizamos. Esdecir, nos convertimos en principiantes que buscan sentirse a gusto con la tarea que tienen amano.17 Bajo este prisma se puede decir que la ciencia cognitiva computacional se hainteresado, sobre todo, por la conducta del principiante y no por la del experto.

    Esta distincin fue reconocida claramente por Dewey en Human Nature and Conduct, dequien hemos tomado prestada la distincin entre know how y know what:

    "Se puede afirmar que por medio de nuestros hbitos poseemos un know how. Caminamos yleemos en voz alta, nos subimos y nos bajamos de tranvas, nos vestimos y nos desvestimosy ejecutamos una serie de actos tiles sin pensar en ello. Sabemos algo, especficamente,cmo hacer estas cosas... (Si) a esto decidimos llamar conocimiento, entonces otras cosasllamadas conocimiento, el conocimiento de las cosas y acerca de ellas, el conocimiento deque las cosas son as y as, el conocimiento que involucra la reflexin y una apreciacin

    consciente, constituyen un conocimiento de otro tipo".

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    En resumen, llegados hasta este punto, lo esencial es comprender que la mayor parte denuestra vida mental y activa pertenece a la categora de accin inmediata, que estransparente y estable, adquirida a travs de nuestra historia. No vemos que no vemos, y espor ello que tan poca gente le prest atencin, hasta que, por un lado, la fenomenologa y elpragmatismo, y por otro lado, las nuevas tendencias de la ciencia cognitiva, comenzaron ahacer hincapi en esto. Pero espero haber convencido al lector de la diferencia crucial entre lointencional/lgico y la situacionalidad/inmediatez de acoplamiento. Adems, me he esforzadopor analizar cmo esto se expresa sobre bases cientficas en el estudio moderno de lasfunciones mentales.

    Habiendo establecido estas bases, podemos ahora proceder a examinar cmo se aplica estoal dominio de la tica y a la nocin de maestra tica.

    3 SEGUNDA CONFERENCIA: LA MAESTRA TICA

    3.1 El experto en tica

    El punto principal que se planteara en la primera conferencia fue que, tanto filsofos comocientficos preocupados por la mente, han descuidado tremendamente la importancia y elpapel central de la inmediatez de las habilidades y su difusin. Es necesario tomar concienciade cmo aspectos importantsimos de nuestras vidas trabajar, movernos, hablar, comer se

    manifiestan bajo la forma de know how. Y en forma concomitante, lo reducida que es aquellaparte de nuestras vidas dedicada al anlisis deliberado e intencional que es sintomtico delknow what. Sin embargo, fijamos nuestra atencin en esta ltima categora y de aqu quetanto filsofos como cientficos han centrado su atencin en ella.

    Est claro, sin embargo, que a la lista anterior, junto a acciones como comer y caminar queson propias de nuestra vida cotidiana, podramos agregar: responder a las necesidades de losdems. Las conclusiones principales se aplican de igual modo al estudio de la accin y de lapericia tica. Las situaciones en que enfrentamos una deliberacin tica explcita (un casoprototpico sera, por ejemplo, el llamado dilema del bote salvavidas) son mucho menosfrecuentes que aquellas en las que respondemos hbilmente en situaciones comunes ycorrientes.

    17 Esta idea es elaborada por H. Dreyfus en relacin con el juego de ajedrez en H. Dreyfus y S. Dreyfus, Mind over

    Machine, Macmillan, New York, 1986.18J. Dewey,Human Nature and Conduct. An introduction to social psychology, G Allen y Unwin, Londres, 1922, p. 177.

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    En contraste con esta revelacin clara, incluso el escritor de tica ms moderno y perspicazsigue insistiendo en la importancia del razonamiento. Por ejemplo, en su anlisis delpensamiento de Aristteles, el propio Maclntyre, en After Virtue, concluye, despus de lalectura de la Etica a Nicmaco, que en una vida virtuosa el agente moral se reduce a un actorcompetente que escoge deliberadamente entre mximas:

    "En el razonamiento prctico, el poseer (un sentido adecuado de la tradicin a la que unopertenece) se hace manifiesto en el tipo de capacidad del agente para emitir juicios y sabercmo elegir entre las mximas relevantes y aplicarlas a una situacin particular".19

    Podramos fcilmente traducir lo anterior a la jerga del procesamiento de informacin, lo querevela la incapacidad de este tipo de enfoque para dar cuenta del tipo de comportamientoms difundido, la respuesta inmediata, en el que una descripcin computacional escompletamente irrelevante. Esto explica, tambin, por qu era esencial que abordara el temadel enfoque enactivo.

    Adquirimos nuestra conducta tica de la misma forma en que adquirimos todos los demsmodos de conducta: se vuelven transparentes para nosotros a medida que crecemos ensociedad. Esto, porque como ya sabemos, el aprendizaje es circular: aprendemos lo que se

    supone que debemos ser para ser aceptados como aprendices. Esta imitacin social tieneraces profundas que no podemos detenernos a analizar en este momento.

    Bajo este prisma, un experto en tica no es ni ms ni menos que un participante total en unacomunidad. Somos todos expertos porque todos pertenecemos a una tradicin ampliamenteconstituida en la que nos movemos con soltura. En las comunidades tradicionales existenmodelos de maestra tica que han sido singularizados como nicos (los "sabios"). En nuestrasociedad moderna estos modelos ticos (contrariamente al caso de los expertos en atletismo)son cuestionables y mltiples. Postulo que sta constituye una fuente importante del tintenihilista que caracteriza a la conducta tica moderna, punto sobre el que volver msadelante.

    3.2 El enfoque de las tradiciones de sabiduraEsta falta de inters por la capacidad de accin inmediata en la tica no es universal. Lasgrandes tradiciones de enseanza taosta, confucionista, budista lo enfocan de otra maneray es precisamente este tema el que deseo abordar a continuacin.

    Estoy plenamente consciente de lo osado que puede resultar este enfoque, pero creo que esnecesario aventurarse en esta direccin ya que necesitamos expandir nuestro horizonte paraincluir aquellas tradiciones no occidentales de reflexin sobre la experiencia. Si la filosofa hadejado de ocupar una posicin fundacional privilegiada en relacin con otras actividadesculturales, tales como la ciencia o el arte, entonces es necesario que examinemos el papel dela filosofa en otras culturas para apreciar plenamente su importancia para la experienciahumana. En nuestra cultura, la ciencia cognitiva ha causado gran revuelo entre los filsofos (yentre el pblico en general) porque les ha permitido ver su propia tradicin bajo una nuevaluz. Si nos asaltara la idea de que no existe una distincin clara y tajante entre la ciencia y lafilosofa, entonces filsofos como Descartes, Locke, Leibniz, Hume, Kant y Husserl adquiriranun significado nuevo: entre otras cosas podran ser considerados como cientficosprotocognitivos (o, en palabras de Jerry Fodor: "En la historia intelectual, todo sucede dosveces, primero como filosofa y luego como ciencia cognitiva".20)

    Me centrar en la trada de tradiciones de enseanza que mencionara anteriormente, ya quepertenecen a una constelacin que tiene mucho en comn y porque han ejercido su influenciasobre un gran nmero de personas, tanto en el pasado como en el presente. Podemosseguir ignorando esta tradicin? Sostengo que el redescubrimiento de la filosofa asitica,particularmente de la tradicin budista, constituye un segundo renacimiento en la historia

    19 Alaisdair Macintyre, After Virtue, Univ. Notre Dame Press, Indiana, 1981, p. 140, citado por Dreyfus y Dreyfus, op. cit.20Jerry Fodor, The present status of the innateness controversy en RePresentatons: Philosophical Essays on the Foundations of CognitiveScience Cambridge, Mass Bradford Bo4ks/MIT Press, 1981, p.298.

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    cultural de occidente. Al ignorar activamente esta herencia, nuestra filosofa occidentalperpeta argumentos artificiales, entre otras cosas porque Grecia y la India comparten unaherencia lingstica indoeuropea, as como muchas de las mismas preocupaciones culturalesy filosficas. 21

    Comenzar con Meng Tzu o Mencius, uno de los primeros confucionistas de

    aproximadamente el siglo IV a. C., figura de tanta autoridad para estas tradiciones comoToms de Aquino para los cristianos.

    La posicin de Mencius en relacin con la tica y el desarrollo de una persona virtuosa partede la premisa de que la naturaleza humana es capaz de este florecimiento y que las personaspueden cultivar este crecimiento. Plantea que la disposicin natural unida a condiciones dedesarrollo adecuadas determina las respuestas emocionales de una persona. En esto se rigepor un modelo conceptual relativamente simple que podramos llamar de desarrollo: lascapacidades bsi cas estn dadas y cuando se las nutre adecuadamente generan lascualidades deseadas. Esto es importante porque cuando Mencius declara que la naturalezahumana es buena no se refiere a un sustrato ontolgico oculto, sino a las capacidadeshumanas. Tal como lo expresa:

    "En cuanto a lo que genuinamente est en l, un hombre es capaz de llegar a ser bueno. Aesto me refiero cuando digo bueno. En cuanto a llegar a ser malo, no podr culparse a suambiente natural".22

    Lo que me interesa destacar es el planteamiento de Mencius acerca de cmo las personasdesarrollan sus capacidades bsicas; es decir, cmo las personas cultivan activamente lasdisposiciones adecuadas. Ms adelante volver sobre los puntos pragmticos claves.

    Para analizar ms a fondo el pensamiento de Mencius sobre la tica necesitamos examinartres conceptos interrelacionados, tres trminos crticos acerca de lo que constituye la virtud.Estas tres nociones claves son la extensin (t'ui o ta), la atencin (ssu), y el conocimientointeligente (chih). Comencemos con la extensin.

    La idea es que las personas actualizan la virtud cuando aprenden a trasladar el conocimientoy los sentimientos desde situaciones en que la accin es considerada correcta a situacionesanlogas en que la accin correcta es poco clara. Esto, por supuesto, implica que deseamosefectuar esta extensin. El ejemplo que utiliza como paradigma es fcil de comprender:

    "Supongamos que de pronto un hombre viera a un nio a punto de caer a un pozo.Ciertamente tendra un movimiento de compasin, no porque le interesara ganarse la buenavoluntad de los padres o suscitar el elogio de sus compaeros, ni siquiera porque el llanto delnio le resultara desagradable". 23

    Dado que este es un punto de partida normal, la idea es trasladarlo en forma adecuada aotras situaciones. Observen que tanto el tipo de ejemplo que utiliza Mencius para suentrenamiento tico, un know how que todos compartimos, as como la esencia del mtodo de

    la extensin, no difieren sustancialmente del aprendizaje que aplicamos a todas lashabilidades. Comenzamos con situaciones sencillas que todos podemos manejar y luego lastrasladamos para ir ampliando nuestro aprendizaje. Sin embargo, este proceso se basa en lacapacidad de las personas para atender a lo que es necesario hacer mediante unconocimiento inteligente. El extender los sentimientos es reconocer que una situacin separece a otra, es irrumpir hacia una nueva clase de situacin.

    La capacidad especfica de la mente que subyace a este proceso es la capacidad de atender(ssu). Una vez ms, uno utiliza una capacidad natural para centrar la atencin en los objetos

    21 Para un estudio reciente del etnocentrismo en la filosofa occidental desde una perspectiva interna, vase L'AmnsiePhilosophique, de Roger-Pol Droit, Paris: Presses Universitaires de France, 1989. Para un estudio reciente del

    pensamiento no occidental, vaseNon-Duality de David Loy, New Haven: Yale University Press,1989.22Esta y todas las citas de Mencius que siguen provienen de Lee Yearly,Mencius and Aquinas: Theories of Virtues and Conceptsof Courage, SUNY, Nueva York, 1991, p. 60. Le estoy infinitamente agradecido a Yearly por su libro y su ilustracinperceptiva de Mencius como caso paradigmtico; como puede apreciarse, me baso fuertemente en su obra.23L. Yearly, op. cit. p. 62.

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    concretos. La incapacidad de atender apunta a una falla en el autocultivo de la persona. Ensus propias palabras: Si uno atiende uno lo obtiene; si no atiende, no lo obtiene. Por lotanto, Mencius concibe el entrenamiento tico como un proceso que depende de la capacidadde percibir claramente y de identificar las correspondencias o afinidades. Se oponefuertemente a la nocin que propugnaba el monismo (y que tambin resulta evidente en elpensamiento occidental) de que el razonamiento tico implica, sobre todo, la aplicacin dereglas o de principios. Para Mencius, las reglas pueden hacerse manifiestas a las personasslo despus de una reflexin cuidadosa o slo en situaciones en que la coaccin las obliga ahacer una evaluacin. La diferencia ms importante est en la importancia que se le concedea una descripcin verdadera de la situacin. Para captar una situacin como una regla, lapersona debe describir la situacin en trminos de categoras que podemos llamar cognitivas.En cambio, si tratamos de ver correspondencias y afinidades, la situacin que enfrentamosadquiere textura e incluye todos los aspectos relevantes en vez de reducirlos a ladimensionalidad de un anlisis de categoras. De hecho, podemos incluso decir que cuandosomos incapaces de ver correspondencias, necesitamos una nueva descripcin categrica:recomenzamos nuestra bsqueda de similitudes inmediatas. En esto Mencius coincide muyde cerca con la presentacin que hiciera en la primera Seccin en cuanto a que la reflexin y

    el anlisis estn presentes en forma ms prominente cuando hay una ruptura en nuestracapacidad de respuesta inmediata al interior del micro mundo.

    Para Mencius, slo las personas virtuosas son capaces de atender a la propia naturaleza paradescubrir el tipo de acontecimiento del que se trata y as permitir que la extensin adecuadasurja fcilmente. El juicio moral no es otra cosa que una descripcin verdadera en que laaccin sigue espontneamente. Este enfoque le permite a Mencius distinguir entre actos quepueden parecer virtudes pero que no son propiamente tales. Los actos que fluyen dedisposiciones activadas son enteramente virtuosos, pero las personas a menudo hacen locorrecto sin tener la motivacin adecuada. Expliquemos este importante punto.

    Mencius destaca estos problemas cuando contrasta al hombre virtuoso con el "hombre depueblo honrado", lo que cierto traductor presenta como la simulacin burguesa de la

    excelencia. Estas son personas que piensan en los siguientes trminos:Al estar en este mundo uno debe comportarse en una forma que sea del agrado del mundo.Mientras uno sea un hombre bueno, todo est bien... Si quisiramos censurarlo, noencontraramos razn para ello. Comparte con los dems las prcticas del da y est enarmona con la mezquindad del mundo. Las multitudes lo aprecian y es un hombre farisaico.Es imposible que un hombre as se embarque en el camino de Yao y de Shun (dos sabiosfamosos). De aqu el apodo de enemigo de la virtud. Confucio dijo: "Me desagrada el hombrede pueblo honrado ya que temo que pueda ser confundido con el hombre virtuoso". 24

    Para poder distinguir la virtud de sus apariencias, Mencius identifica cuatro tipos de actoshumanos de los cuales slo uno es expresin de una verdadera conducta tica; los demsson meras apariencias o evidentes falsificaciones. Estos cuatro tipos de actos son: los que

    surgen de un deseo de ganancia, los que surgen de esquemas de respuesta habituales, losque surgen del cumplimiento de las reglas y los actos que son fruto de la extensin.Obviamente, estos actos estn colocados en un orden de excelencia ascendente. En elsegundo nivel estn las personas cuyos actos son fruto del hbito ms que de una concienciainteligente. Sus respuestas slo se traducen en actos mecnicos y no involucran unapercepcin adecuada de la situacin. En el tercer nivel existe adhesin a las reglas, como unprincipiante que aprende una destreza motriz. Para utilizar el lenguaje de Mencius, estasreglas, sin embargo, son externas ya que difieren por lo menos en algunos aspectos de lainclinacin interna del agente.

    Mencius considera que slo aquellas personas que actan a partir de disposiciones que sonfruto de un largo proceso de cultivacin merecen el nombre de verdaderamente virtuosas.

    Una persona as acta por benevolencia y rectitud. No es que ponga en sus actosbenevolencia y rectitud. No acta la tica, sino que la encarna, as como un experto encarna

    246 L. Yearly, op. cit. p. 67.

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    su know how, el sabio es tico, o ms explcitamente, a este nivel los actos surgen deinclinaciones producidas por la disposicin inteligente de la persona en respuesta asituaciones especficas.

    Lo que distingue a la conducta verdaderamente tica es que no surge de meros esquemashabituales o de reglas. Los verdaderos expertos ticos actan a partir de inclinaciones que

    han trasladado a otras situaciones, no de reglas aceptadas; de este modo escapan al hechoevidente de que las respuestas puramente habituales no tienen la textura suficiente para darcuenta de la variedad infinita de circunstancias que podemos enfrentar. Es por esto que unaconducta verdaderamente tica puede a veces parecer insondable para el ojo no avizor,puede incluso llegar a parecer "sabidura loca" (crazy wisdom) en la terminologa de latradicin budista Vajrayana. 25 Esta flexibilidad revela los elementos claves de la persona queha cultivado su pericia porque contiene lo que Mencius denomina conciencia inteligente(chih). No se puede enfatizar demasiado la importancia de este componente de la dimensindel aprendizaje en las tradiciones de sabidura. Corresponde en particular al cultivo del prajaen la tradicin budista. El propio Mencius la destaca cuando seala que la excelencia deConfucio es producto de una conciencia inteligente altamente entrenada. Podemos describircmo funciona esto al confrontar los dos extremos que representan una desviacin de l*

    verdadera accin tica. En un extremo estn los que plantean que la sabidura es unaexpresin espontnea e1 la que no interviene la razn. Y en el otro extremo estn los quepiensan que las personas deben guiarse por el clculo racional acerca de objetivos y medios.La conciencia inteligente que Mencius destaca representa un Camino intermedio entre estosdos extremos: la inteligencia debe guiar nuestros actos, pero en forma tal que corresponda ala textura de las situaciones, evitando de este modo la codificacin en reglas oprocedimientos.

    Es as como en los actos ms espontneos, la persona verdaderamente tica puede, si esnecesario, reconstruir la actividad de conciencia inteligente y presentar una justificacin enforma, similar a la que cualquier experto puede presentar una justificacin a posteriori de susactos o al menos intentar hacerlo sin caer en una posicin embarazosa. Ms an, como en

    cualquier adquisicin de pericia, tal justificacin racional constituye a menudo un trampolnpara un aprendizaje continuado. De igual modo que en el ajedrez, cuando pasamos de serprincipiantes a expertos: lo deliberado no se contrapone a la respuesta inmediata. Pero laidea es adquirir suficiente conciencia inteligente para evitar del todo la accin deliberada.

    En resumen, vemos entonces que el juego recproco de la conciencia inteligente, la atencin yla extensin explican desde la perspectiva de Mencius cmo una persona verdaderamentevirtuosa puede llegar a serlo incluso a partir de logros iniciales modestos y al mismo tiempopermite distinguir entre la conducta verdaderamente tica y la del "hombre de pueblohonrado".

    3.3 La clave pragmtica para la maestra tica

    Lo que hemos explorado en Mencius es un ejemplo revelador de una perspectiva de la periciatica que se aleja mucho de la tradicin occidental dominante del juicio racional y que almismo tiempo es muy comn al taosmo y al budismo. El punto clave que ahora debemosexplorar es la naturaleza pragmtica y progresiva del enfoque de Mencius de la conductatica.

    El problema aparece muy bien expresado en el clsico Tao Te King de Lao Tzu y se conocebajo la forma de la famosa frmula intraducible del wu wei:

    "El hombre ms virtuoso no se atiene a la virtud y es por eso que posee la virtud...

    El hombre menos virtuoso nunca se aparta de la virtud y es por eso que no tiene virtud...

    Es as como el hombre sabio se enfrenta a las cosas mediante el wu wei y ensea sinpalabras...

    25Vase, por ejemplo, Chgyam Trungpa, Crazy Wisdom, Shambhala, Boston, 1990.

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    Entonces miles de cosas florecen sin interrupcin... Menos y menos puede hacerse hastaconseguir el wu wei... Cuando se ha alcanzado el wu wei, nada queda sin hacer."

    El problema esencial de esta frmula es que suena como una paradoja, y de hecho lo es,pero no se trata de un crculo vicioso. La solucin est en combinar ambos extremos de laparadoja, un metanivel que nunca puede alcanzarse mediante el anlisis lgico

    exclusivamente, como han tratado de hacer muchos estudiosos. Ms bien, el asunto es que elwu wei apunta a una experiencia y a un proceso de aprendizaje; no a un mero descubrimientointelectual. Apunta a la fruicin de adquirir una disposicin en que se deja atrs la distincinradical entre sujeto y objeto de accin mediante la adquisicin de una pericia en la quepredomina la inmediatez sobre la deliberacin. Esto, como en toda pericia verdadera, implicauna accin no dual.

    No es coincidencia que encontremos la misma paradoja aparente en todas las otrastradiciones que apuntan a la necesidad de una pericia tica progresiva. Esto aparececlaramente en las principales tradiciones del budismo. Por ejemplo, Seng ts'an, el tercerpatriarca Ch'an, dice:

    Cuando el descanso y el no descanso dejan de ser, entonces hasta la unicidad desaparece.

    De la mente pequea surge el descanso y la inquietud, pero la mente que ha despertado lostrasciende a ambos".

    Este pequeo poema es un eco del pensamiento de ese famoso pensador budista,Nagarjuna, quien en su Mitlamadhyamikarikas deconstruye todos los pares opuestos, como laaccin y la inaccin, el descanso y el movimiento, para llegar a la conclusin de que ambosestn vacos el trmino snscrito es sunya , es decir, ambos dependen del otro. Su trabajodebe verse en el contexto ms amplio de las enseanzas budistas conocidas comoMahayana y del ideal humano del boddhisattva al que regresaremos ms adelante. Pero ascomo para Mencius y para el wu wei, un verdadero boddhisattva no viene ni va. De hecho,comenzando con la primera de las diez etapas del camino del boddhisattva (y se trata de uncamino de aprendizaje) que recibe el nombre de acala, el inmutable, el boddhisattva trabaja

    sin hacer esfuerzo alguno, del mismo modo que el rayo de luna lo ilumina todo en formaimparcial. Aqu nuevamente la paradoja aparente de la no accin en la accin, es que lapersona se convierte en la accin y de este modo la accin es no dualista.

    Como lo expresa Martin Buber:

    "Esta es la actividad del ser humano que ha alcanzado la completud: se la llama no accin yaque nada especial, nada parcial trabaja en el hombre y por lo tanto nada de l se impone almundo".26

    Cuando uno es la accin, no quedan trazas de conciencia de s mismo para observar laaccin desde afuera. Cuando la accin no dual est en curso y ha sido bien establecida, sevivencia el acto como enraizado en aquello que no se mueve y que es sereno. El olvidarse des mismo y transformarse completamente en algo es tambin tomar conciencia del propiovaco; es decir, de la falta de un punto de referencia slido. Los expertos conocen bien estavivencia del vaco y en occidente los deportistas la han sealado repetidamente, ya que laconciencia de s mismo se experimenta como un obstculo ms que como una ayuda. Este esun aspecto importante de lo que alaba el Sutra del Corazn (un texto clave en el budismoMahayana) cuando dice que aquel que ha comprendido el vaco de toda accin actalibremente porque "no posee obstculos en la mente". Sobra decir que existen grandesdiferencias entre el atleta experto y el bodhisattva, siendo la principal el alcance de su pericia.Debemos evitar una comparacin simple entre ambos tipos de experiencia; sin embargo, esnecesario hacerla para ilustrar el hecho de que aquello a lo que apuntan las tradiciones deenseanza no es una mera ensalada mstica.

    El punto clave, entonces, es la accin intencional versus la accin sin intencionalidad y lo que

    eso significa. Desde nuestra posicin habitual, parece absurdo renunciar a las intenciones.Sin embargo, lo que hemos estado examinando aqu es que en gran parte de nuestras vidas

    26B M. Buber, 1 and Thou, T. Clark, Edinburgh, 1970, p. 125.

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    abundan los actos sin intencionalidad, tales como vestirnos, comer, y ms importante an, laconsideracin hacia los dems en la conducta prototica. La actividad no intencional nosignifica actividad al azar o puramente espontnea. Es actividad que a travs de la extensiny de la atencin adecuada se ha transformado en conducta encarnada fruto de un largoentrenamiento.

    Pero, cul es este elemento clave que posibilita el aprendizaje de la no intencionalidad?Llegados a este punto, la respuesta surge en forma bastante inmediata. El elemento clave esque nuestros micro mundos y micro identidades no constituyen un yo slido, centralizado yunitario, sino ms bien una serie de patrones cambiantes que se conforman y luego sedesarman. En la terminologa budista esta es la observacin, que surge en forma estanteinmediata de la observacin directa, que el yo no posee naturaleza propia, carece decualquier sustancialidad que pueda ser aprehendida. Una vez que somos capaces de seguirel curso de la enorme apertura atenida en este sunya del yo, las posibilidades de unaprendizaje ms avanzado estn totalmente abiertas. Esta observacin es crucial ya que es elhilo de oro que une la posibilidad del conocimiento de nosotros mismos con un enfoqueexterno y cientfico del funcionamiento mental. Tal es el tema que deseo examinar acontinuacin.

    Sin embargo, antes de abordar ese tema permtanme hacer un breve resumen. Este suscintoanlisis de las tradiciones de sabidura nos ha entregado dos frutos importantes.

    (1) El comprender hasta qu punto estas tradiciones entienden la conducta tica comocapacidad de accin inmediata en ese terreno;

    (2) El comprender que para convertirse en experto (y no seguir siendo el hombre de pueblohonrado) lo crucial es aprehender en forma sistemtica y muy personal la necesidad de quenuestras acciones no sean duales, que estn desprovistas de un yo que observa desdeafuera, para, de este modo, apropiarse de su naturaleza fragmentada (sunya).

    3.4 Acerca del yo cognitivo desunido

    Para poder aprehender la naturaleza de este yo desunido desde nuestra propia tradicin yperspectiva, de modo que adquiera significado para nosotros, incursionar, una vez ms, enel campo de la ciencia cognitiva moderna. Comenzar por sealar que la naturaleza desunida del sujeto cognitivo se remonta incluso a las tendencias ms conservadoras de laciencia cognitiva, tales como la perspectiva computacionalista clsica, y no es preocupacinnica de orientaciones ms recientes, como la perspectiva enactiva, que es la ma.

    Lo que llev al computacionalismo en la ciencia cognitiva a adoptar la idea de que el yo osujeto conocedor est fundamentalmente fragmentado o no unificado fue simplemente lanecesidad de postular procesos mentales o cognitivos de los cuales no slo no tenemosconciencia, sino de los cuales no podemos tener conciencia. De hecho, el computacionalismopostula la existencia de procesos y mecanismos mentales (no slo fsicos y biolgicos) que noson accesibles a nivel personal de la conciencia, sobre todo a la autoconciencia. En otraspalabras, no nos es posible discernir, ni en la alerta consciente ni en la introspeccin, ningunode los procesos o estructuras cognitivas que supuestamente explican la conducta cognitiva.En efecto, si la cognicin es fundamentalmente computacin simblica, surge inmediatamenteesta discrepancia entre lo personal y lo subpersonal, ya que, presumiblemente, cuandopensamos, ninguno de nosotros tiene conciencia de estar computando en un medio internosimblico.

    Es imposible dejar de lado este enorme desafo para nuestro autoconocimiento, en gran partedebido a nuestra creencia postfreudiana en el inconsciente. Sin embargo, hay una diferenciaentre lo que generalmente entendemos por "inconsciente" y el sentido en que elcomputacionalismo postula que los procesos mentales son inconscientes. Generalmente

    suponemos que lo que es inconsciente puede ser trado a la conciencia si no a travs de lareflexin consciente, mediante un procedimiento disciplinado como el psicoanlisis. Por otrolado, el cognitivismo postula la existencia de procesos que son Mentales, pero que no puedenser trados a la conciencia. Por lo tanto, no se trata simplemente de que no tengamos

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    conciencia de las reglas que gobiernan la produccin de imgenes mentales o elprocesamiento visual; no hay forma en que pudiramos tener conciencia de estas reglas. Enefecto, se ha sealado que si estos procesos cognitivos pudieran hacerse conscientes,entonces no seran rpidos ni automticos y por lo tanto no funcionaran adecuadamente. Enuna formulacin se considera incluso que estos procesos cognitivos son "modulares"; esdecir, que comprenden subsistemas distintos que no pueden ser "penetrados" por la actividadmental consciente. 27 Es as como en ese sentido el computacionalismo hace tambalearnuestra conviccin de que la conciencia y la mente son una misma cosa o de que existe unaconexin necesaria o esencial entre ambas.

    Por supuesto que Freud tambin puso en duda la idea de que la mente y la conciencia fueranla misma cosa. Adems, ciertamente comprendi que distinguir entre la mente y laconciencia implica la des unidad del ser o cal sujeto conocedor, punto al que volveremos msadelante. No queda claro, sin embargo, si Freud dio el paso adicional de poner en duda laidea de que existe una conexin esencial o necesaria entre la mente y la conciencia. A1postular la existencia de creencias, deseos y motivaciones inconscientes, Freud dej abiertala posibilidad de que estos procesos inconscientes pertenecieran a un fragmento de nuestroser, oculto en las profundidades de la psiques. 28 Quiz Freud no quiso que se entendiera

    esta fragmentacin en forma literal, pero est claro que la posicin de la ciencia cognitiva ses literal, cuando no homuncular. Como lo expresa Dennett: "Si bien en las nuevas teoras(cognitivistas) abundan las metforas homunculares deliberadamente fantasiosassubsistemas que, bajo la forma de personitas en el cerebro, envan mensajes de un lado paraotro, pidiendo ayuda, obedeciendo y proponiendo se considera que los subsistemasverdaderos son trozos de maquinaria orgnica no problemticos y no conscientes, tancarentes de punto de vista o de vida interior como un rin o una rtula".29 En otras palabras,la caracterizacin de estos sistemas "subpersonales" en "metforas homuncularesfantasiosas" es slo provisional, ya que eventualmente todas las metforas de este tipo son"descargadas" se reemplazan por la red de actividades entre procesos tan pocoindividualizados como las estructuras neurales o las estructuras de datos de la InteligenciaArtificial.30

    Sin embargo, nuestra conviccin cotidiana y pre terica es que la cognicin y la concienciaespecialmente la autoconciencia pertenecen al mismo dominio. El cognitivismo arrasa conesta conviccin: al determinar el dominio de la cognicin se opone explcitamente a ladistincin entre consciente /inconsciente. El dominio de la cognicin consiste en aquellossistemas que tienen un nivel representacional diferente y no necesariamente en los sistemasque son conscientes. Por supuesto que algunos sistemas representacionales sonconscientes, pero no es necesario que sean representaciones o estados intencionales. Por lotanto, para los cognitivistas, la cognicin y la intencionalidad (representacin) constituyen elbinomio inseparable, no la cognicin y la conciencia.

    Los cognitivistas tempranos consideran que esta divisin terica del dominio de la cognicin

    es "un descubrimiento emprico que reviste no poca importancia"

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    lo que nos muestra unavez ms la increble mutacin que trajeran consigo las ciencias cognitivas. Pero ahora surgeun problema: pareciera que se nos escapa algo que es indudablemente cercano y familiar elsentido del yo. Si la conciencia para no decir nada de la autoconciencia no es esencial parala cognicin, y si, en el caso de sistemas cognitivos que son conscientes, tales comonosotros, la conciencia se reduce slo a un tipo de proceso mental, entonces qu esrealmente el sujeto conocedor? Es acaso el conjunto de todos los procesos mentales, tantoconscientes como inconscientes? O es simplemente un tipo de proceso mental, como laconciencia, entre tantos otros? En cualquier caso, esto desata nuestro sentido del yo, ya que

    27 Jerry Fodor, The Moduiarity of Mind, Cambridge, Massachusetts: hIIT/Bradford Books, 1983.28

    Douglas R. Hofstadter y Daniel Dennett, eds., The Mind's Eye: Fantasees and Reflections on Self and Soul New York: BasicBooks,1981, p. 12.29D. Dennett, The Mind's Eye, p.30 Vase los ensayos de Dennett Towards a cognitive theory of consciousness y Artificial intelligence as philosophyand psychology, en suBrainstorms Cambridge, Mass: Bradford Books/ MIT Press, 1978.31Zenon Pylyshyn, Computation and Cognition, p. 265.

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    tpicamente supone que ser un "yo" es tener un "punto de vista" coherente y unificado, unpunto estable y constante desde el cual pensamos, percibimos y actuamos. De hecho, estesentido de que tenemos (somos?) un yo parece tan incontrovertible que el hecho de dudarde ello o negarlo incluso por la ciencia nos parece absurdo. Sin embargo, si alguien dieravuelta las cosas y nos pidiera que encontrramos al yo, nos pondra en un gran aprieto. Consu habitual ingenio, Dennett llama la atencin sobre este punto: "Uno ingresa al cerebro por elojo, camina hasta el nervio ptico, dando vueltas y vueltas alrededor del crtex, buscandodetrs de cada neurona y luego, antes de percatarse de ello, emerge a la luz del da montadosobre un impulso nervioso, rascndose la cabeza y preguntndose dnde est el yo".32

    Sin embargo, nuestro problema es ms complejo. Una cosa es ser incapaz de encontrar unyo coherente y unificado en medio de la red de actividades "subpersonales". Por cierto queesta incapacidad representara un desafo para nuestro sentido del yo, pero sera un desafolimitado. Todava podramos suponer que existe realmente un yo, slo que no podemoshallarlo de este modo. Tal vez, como sostena Jean Paul Sartre, el yo est demasiado cerca yno podemos descubrirlo volviendo sobre nosotros mismos. Sin embargo, el desafo queplantea el computacionalismo es mucho ms serio. Segn el computacionalismo, la cognicinpuede proceder sin la conciencia, ya que no existe una conexin esencial o necesaria entre

    ambas. Sin importar realmente todas las caractersticas que podamos atribuirle al yo,suponemos, sin embargo, que la conciencia constituye su caracterstica esencial. De aquentonces que el computacionalismo desafa nuestra conviccin de que la caractersticaesencial del yo es necesaria para la cognicin. En otras palabras, el desafo cognitivista noconsiste simplemente en afirmar que no podemos hallar el yo; consiste ms bien en laimplicacin de que el yo ni siquiera es necesario para la cognicin.

    Aqu se hace palpable la tensin entre lo que afirman la ciencia y nuestra propia experiencia.Si la cognicin puede proceder sin el yo, por qu tenemos, sin embargo, la experiencia deun yo? No podemos simplemente dejar de lado esta experiencia sin una explicacin. Hastahace poco, muchos cientficos y filsofos de la mente simplemente hicieron a un lado elproblema argumentando que las dificultades del tema simplemente no eran relevantes para

    los propsitos de la ciencia cognitiva.33

    Para poder avanzar en nuestra bsqueda, necesitamos entonces examinar en forma msespecfica la naturaleza de esta fragmentacin. Como veremos en la Tercera Conferencia, lanaturaleza de esta fragmentacin es la de propiedades emergentes (o auto organizantes)desde mecanismos cerebrales que dan origen a lo que llamar un yo virtual, un modo deanlisis que es muy reciente en la ciencia cognitiva y en el pensamiento occidental.

    4 TERCERA CONFERENCIA: LA VACUIDAD ENCARNADA

    4.1 Ms acerca del yo des-unido y los agentes cognitivos

    Quisiera profundizar an ms en este nuevo enfoque del sujeto cognitivo, focalizando aescala apropiada la actividad cognitiva que se desarrolla en ese espacio muy peculiar quepodemos llamar los goznes del presente inmediato. Porque es en el presente inmediato quevive realmente lo concreto. Pero antes de proceder, necesitamos revisar, tal como lohiciramos para el tema de la maestra y su importancia, algunos supuestos que hemosheredado de la ortodoxia computacionalista y que constituyen todava el punto de vistadominante acerca de los mecanismos cognitivos. 34

    El punto principal es el siguiente: las coherencias percepto motrices de los micro mundos ymicro identidades que abordamos en la Primera Conferencia encubren el surgimiento de ungran conjunto un ensemble, como generalmente se le llama de neuronas transitoriamente

    32 Daniel Dennett,Elbow Room: The Varieties of Free Will Worth Wanting Cambridge, Mass.: Bradford Books /MIT

    Press, 1984, pp 74-75.33 Ver Jerry Fodor, The Language of Thought, Cambridge, Mass.: Harvard University Press, 1975, p. 52.34 Muchas de las ideas aqu expuestas estn tomadas de F. Vareta Organism: A meshwork of selflessselves, en: A.Tauber (Ed.), Organism and the Origin of Self, Kluwer Assoc, Durdrecht, 1991.

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    correlacionadas al interior del cerebro. Estos conjuntos son tanto el origen como el resultadode la actividad de las superficies sensorias y efectoras.

    Tomen, por ejemplo, a la Aplysia, un molusco de agua con un sistema nervioso "pequeo"(unos cuantos miles de neuronas) que ha sido extensamente estudiado. Cuando la Aplysiapone su sifn en contacto con una superficie (o si se toca el sifn en forma independiente),

    contrae su branquia. Esto es lo que se llama la reaccin de retraccin de la branquia, unoentre muchos de los esquemas conductuales normalmente presentes en estos animales.Contrariamente a lo que plantean los libros de texto cuando presentan este tipo de conductacomo una va "arco reflejo", en un estudio reciente 35 los autores concluyen que unaproporcin significativa de toda la red neuronal est activa. El conjunto de neuronas se activaen forma coordinada y bajo influencia mutua y su coactivacin disminuye despus de algunossegundos. Es as como, incluso en el caso de este invertebrado, las neuronas debenconcebirse como una red de ensembles que surgen en varias configuraciones coherentes,dependiendo del contexto del animal.

    Lo que hemos aprendido de estos humildes moluscos se aplica tambin al resto de losanimales cerebrados. Lo que vara es la cantidad de interneuronas y la arquitectura especfica

    del sistema nervioso respectivo, que contiene varias regiones corticales, niveles y ncleos. Enlos humanos, unas 10 la once potencia interneuronas interconectan unas 10 a la sectapotencia motoneuronas que se relacionan con 10 a la sptima potencia neuronas sensitivasdistribuidas en las superficies receptoras a lo largo del cuerpo. Esta es un razn de10:100.000:1 interneuronas que intervienen en el acoplamiento de superficies sensorias ymotoras. Mientras ms grandes los cerebros, ms patente es el constituirse y desconstituirsede la auto organizacin neuronal. As, por ejemplo 36, hay 5 100 millones de neuronas activasen el cerebro del gato durante la sencilla tarea visomotriz de presionar una palanca. Estasasambleas neurales surgen en un mosaico de reas regionales, revelando el enormeparalelismo distribuido propio de los cerebros de los vertebrados.

    En realidad, no hace poco se ha establecido un hecho acerca de la constitucin del cerebroque me gusta denominar la Ley de la Reciprocidad: si una regin (digamos, un rea cortical oun ncleo especfico) A se conecta con otra regin B, entonces B se conecta recprocamentecon A, aunque por una ruta anatmica diferente. Tomemos, por ejemplo, el caso del sistemavisual en los mamferos. Existe el conocido flujo desde la retina a lo que se conoce como laprimera estacin de "relevo" en el sistema visual: el ncleo genicular del tlamo (NGT)(llammosla regin A) y luego del NGT a la corteza visual primaria (llammosla B) y luego aotras regiones corticales. Lo que se conoce menos es que, conforme a la Ley de laReciprocidad, las conexiones de B de regreso a A, desde el crtex hasta el tlamo, sonincluso ms numerosas que las conexiones de A hasta B 37. Este trfico neuronalbidireccional tlamico cortical no es una mera sutileza anatmica: el desempeo visual delanimal se basa en este constante ir y venir.

    As, las dinmicas neuronales que subyacen a una tarea percepto motriz tienen que ver con

    redes; un sistema altamente cooperativo que viaja en dos direcciones, y no una abstraccinde informacin secuencial que procede etapa por etapa. Las amplias interconexiones entresubsistemas implican que cada neurona activa operar como parte de un conjunto del cerebrogrande y distribuido, incluyendo regiones locales y distantes. Por ejemplo, si bien lasneuronas en la corteza visual efectivamente tienen respuestas especficas a "caractersticas"especficas del estmulo visual (posicin, direccin, contraste y dems), estas respuestas slose dan en un animal anestesiado con un ambiente interno y externo altamente simplificado.Cuando se dan condiciones sensoriales ms normales y se estudia al animal despierto y

    35 Ver Carew, T. y C. Sahley (1983), Invertebrate learning and memory: from behavior to molecules, enAnn. Rev. Neurosci 9: 435487, y tambin: Zecevic, D. et al. (1989), Hundreds of neurons in the Aplysiaabdominal ganglion are active during the gill withdrawal reflex; en 1. Neurosci 9: 3681 3689.36 John, E., Y. Tang, A. Brill, R. Young, y K. Ono (1986), Double labeled metabolic maps of memory, enScience 233: 1167 1175.37 Singer, W. (1977), Extraretinal influences to the thalamus, en Physiol. Rev. 57: 386 420; Varela, F. y W.Singer (1987)., Neuronal dynamics in the visual cortico thalamic pathway revealed through binocularrivalry, en Exp. Brain Res. 66: 10 20.

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    activo, cada vez resulta ms evidente que las respuestas neuronales estereotipadas, antedeterminadas "caractersticas", son altamente lbiles y sensibles a efectos contextuales talescomo la inclinacin del cuerpo o la estimulacin auditiva 38. Aun preservando la mismaestimulacin sensorial, hasta un cambio postural altera las respuestas neuronales; estodemuestra que el motorium est en resonancia con el sensorium 39b.

    Si me permiten seguir utilizando el ejemplo de la visin, quisiera llevar la discusin a un nivelms de generalizacin para sealar que en los ltimos aos la investigacin ha dejado decentrarse en el estudio de la "reconstruccin" centralizada de una escena visual para elbeneficio de un homnculo ulterior. En su lugar, se ha centrado en el mosaico de modalidadesvisuales, incluyendo por lo menos la forma (tamao, rigidez), propiedades de la superficie(color, textura, reflectancia especular, transparencia), relaciones espaciales tridimensionales(posiciones relativas, orientacin tridimensional en el espacio, distancia) y movimientotridimensional (trayectoria, rotacin) 40. Se ha hecho evidente que estos diferentes aspectosde la visin son propiedades emergentes de subredes concurrentes que tienen un grado deindependencia e incluso de separabilidad anatmica, pero que se correlacionan y trabajanjuntas para que un percepto visual sea esta coherencia.

    Este tipo de arquitectura nos recuerda mucho a una "sociedad" de agentes, para usar lametfora de Minsky 41. Esta multiplicidad multidireccional es contraria a la intuicin, pero estpica de los sistemas complejos. Digo contraria a la intuicin porque estamos habituados almodelo causal tradicional del input procesamiento output. No hay nada en la descripcinanterior que sugiera que el cerebro opera mediante un procesamiento de la informacin etapapor etapa; estas descripciones populares del cerebro que se basan en el modelocomputacional simplemente van a contrapelo. Por el contrario, a su arquitectura paralela ybasada en redes corresponde un tipo diferente de operacin: hay una perodo de "relajacin"entre las seales que vienen y van hasta que todos estn acomodados en una actividadcoherente que constituye un micromundo. El ejercicio cooperativo en su totalidad toma ciertotiempo para culminar y esto se evidencia en que, conductualmente, todo animal exhibe unritmo temporal natural. En el cerebro humano, esta resonancia cooperativa toma una fraccin

    de segundos, la "instantaneidad" de una unidad percepto motriz42

    . Con trariamente a lo quepudiera parecer a primera vista, ya sea etolgicamente o a partir de nuestra propiaintrospeccin, la vida cognitiva no es un flujo continuo, sino que est puntuada por esquemasconductuales que aparecen y desaparecen en unidades de tiempo. Esta intuicin de laneurociencia reciente y de la ciencia cognitiva en general es fundamental, ya que nos liberade la tirana de tener que buscar una cualidad centralizada, homuncular, que explique laconducta normal de un agente cognitivo.

    Nuestra preocupacin en este punto tiene que ver con una de las muchas consecuencias queplantea esta perspectiva de la des unidad del sujeto, entendido como agente cognitivo. Lapregunta puede ser formulada del siguiente modo: dado que en cada acto cognitivo hay unamultitud de subprocesos que compiten, cmo debemos comprender el momento de

    negociacin y emergencia en que surge uno de los tantos micromundos potenciales yconstituye una conducta definida? Dicho de otra manera: cmo debemos entender el precisomomento de estar ah en que aparece algo concreto y especfico?

    38 Horn, G. y R. Hill (1974), Modifications of receptive fields of cells in the visual cortex ocurringspontaneously and associated with bodily tilt, Nature 221: 185 187; Fishman, M. y C. Michael (1973),Integration of auditory information in the cat's visual cortex, en Vision Research 13: 1415 1419; Morell, F.(1972), Visual system's view of acoustic space, en Nature 238: 44 46.39 Abeles, M. (1984), Local Cortical Circuits, Springer Verlag, Berln.40 Ver por ej. de Yoe, E. y D. C. Van Essen (1988oncurrent processing streams in monkey visual cortex, enTrends N),eCuro sci 11: 219 226.41 M. Minsky, The Society of Mind, Simon and Schuster, Nueva York, 1987.42 Llins, R. (1988), The intrinsic electrophysiological properties of mammalian neurons: insights fintocentral nervous system en Science 242:1654 1664; Gevins, A.R.Schaffer, J.Doyle,B.Cutillo, R.Tannehill,and S.Bressler (1983), Shadows of thought: shifting lateralization of human brain electrical patterns duringa brief visuo motor task, en Scence 220: 97 99; Varela, F., A. Toro, E. John, y E. Schwartz (1981),Perceptual framing and cortical alpha rhythms, en Neuropsychologia 19: 675 686

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    La respuesta que deseo proponer es que al interior de la brecha que ocurre durante unquiebre, existe una rica dinmica que involucra a subidentidades y agentes concurrentes.Este rpido dilogo, no accesible a la introspeccin, ha sido recientemente revelado enestudios del cerebro.

    Algunos de los aspectos claves de esta idea fueron introducidos por Walter Freeman, quien a

    lo largo de varios aos de investigacin pudo colocar una serie de electrodos en el bulboolfatorio de un conejo para medir pequeas porciones de actividad global mientras el animalse comportaba libremente 43. Descubri que no existe un patrn claro de actividad global en elbulbo a menos que se exponga varias veces al animal a un olor especfico. Adems,descubri por primera vez que estos patrones emergentes de actividad se crean a partir de untrasfondo de actividad incoherente o catica mediante oscilaciones rpidas (por ejemplo, conperodos de alrededor de 5 10 milisegundos) hasta que el crtex se acomoda en un patrnelctrico global, que dura hasta el final de la actividad olfatoria y luego se disuelve en eltrasfondo catico 44. Las oscilaciones son, entonces, el medio para unir selectivamente unconjunto de neuronas en un agregado transitorio que constituye el sustrato de la percepcindel olor en ese preciso instante. Bajo esta perspectiva, el olor aparece, no ya como un mapeode caractersticas externas, sino como una forma creativa de materializar el significado sobre

    la base de la historia encarnada del animal. Aqu, lo ms pertinente es que estamaterializacin ocurre en el gozne entre un momento conductual y el siguiente, a travs deoscilaciones rpidas entre poblaciones neuronales que pueden hacer surgir patronescoherentes.

    Cada vez hay ms evidencia sobre este tipo de resonancia rpida que une transitoriamenteensembles de neuronas durante un percepto. Esta ha sido observada, por ejemplo, en lacorteza visual de gatos y monos durante la estimulacin visual; tambin se la ha encontradoen estructuras neurales radicalmente diferentes, tales como el cerebro del pjaro e incluso enlos ganglios del invertebrado Hermissendal 45. Esta universalidad es importante ya que apuntaa la naturaleza fundamental de la vinculacin producto de la resonancia como un mecanismoque permite el surgimiento de los acoplamientos sensori motores. Si se hubiese tratado de un

    proceso muy especfico de la especie, tpico por ejemplo de la corteza de los mamferos, seramucho menos interesante como hiptesis de trabajo. Es importante sealar que estaresonancia rpida no est vinculada simplemente a un gatillamiento sensorial. Lasoscilaciones aparecen y desaparecen rpidamente y en forma bastante espontnea en varioslugares del cerebro.

    Pareciera que, entre rupturas, estas oscilaciones constituyen los sntomas de una muy rpidacooperacin y competencia recprocas entre distintos agentes que son activados por lasituacin en curso, rivalizando entre s respecto d distintos modos de interpretacin para unmarco cognitivo coherente y una disposicin a la accin. Esta rpida dinmica involucra a latotalidad de las redes que dan origen a toda disposicin a la mano en el siguiente momento.No involucra solamente una interpretacin sensorial y una accin motriz, sino tambin toda la

    gama de expectativas cognitivas y la tonalidad emocional, que son esenciales para laconformacin de un microuniverso. Sobre la base de esta rpida dinmica, un conjuntoneuronal (una subred cognitiva) finalmente se vuelve ms predominante y se transforma en elmodo de conducta para el siguiente momento cognitivo, un microuniverso.

    Cuando digo se vuelve predominante no me refiero a que se trata de un proceso de

    43 W., Freeman, (1975), Mass Action in the Nervous System, Academic Press, New York44 W. Freeman y Ch. Skarda, Spatial EEG patterns, nonlinear dynamics, and perception: the neosherringtonian view, en Brain Research Reviews 10 (1985): 145 175.45 Para informacin reciente, ver Bressler, S. The gamma wave: A cortical information carrier, en TrendsNeurosci 13: 161 162, 1990; el trabajo de C. Gray y W. Singer, Stimulus specific neuronal oscillations inorientation columns in cat visual cortex, en Proc. Natl. Acad. Sci. (USA) 86:1698 1702; el ao 1989 fue engran parte responsable de la mayor aceptacin de esta hiptesis; en relacin a Hermissenda, ver A.Gelperin y D. Tank, Odour modulated collective network oscillations of olfactory interneurons in a terrestrialmollusc, en Nature 345: 437439, 1990; y para los resultados sobre el cerebro de las aves, ver S.Neuenschwander y F. Varela (1993),Visually triggered neuronal oscillations in birds, Europ. J. Neurosc. 5:870 881.

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    optimizacin: se parece ms bien a una bifurcacin o a la ruptura de la simetra en unadinmica catica. De ah se desprende que semejante cuna de la accin autnoma quedaexcluida para siempre de la experiencia vivida, ya que, por definicin, slo podemos habitarun microuniverso cuando est presente y no cuando est siendo gestado.

    No suponen tan slo la interpretacin sensorial y la accin motriz, sino que involucran tambin

    a la gama completa de expectativas cognitivas y tonalidad emocional que son esenciales parala conformacin del micromundo. Sobre la base de esta rpida dinmica, otros por diferentesformas de interpretacin para establecer un marco cognitivo coherente y la preparacin parala accin. Estas dinmicas rpidas involucran a todas las subredes que dan origen a toda ladisposicin para la accin en el siguiente momento, una microidentidad cuando ya estconstituida en el presente, y no cuando est en el proceso de gestacin. En otras palabras, enel quiebre que se produce antes que surja el siguiente micromundo, hay toda una gamadisponible de posibilidades hasta que, de las exigencias de la situacin y de la recurrencia dela historia, se selecciona una sola. Esta rpida dinmica es el correlato neural de laconstitucin autnoma de un agente cognitivo incorporado en un momento dado de su vida.

    4.2 Propiedades emergentes y yo virtual

    La naturaleza de la identidad de este yo cognitivo del que acabamos de hablar puededefinirse como emergencia mediante un proceso distribuido. Las propiedades emergentes deuna red de interneuronas son muy ricas y merecen ser profundizadas. Lo que me interesadestacar es la conclusin general reciente (y asombrosa) de que muchos agentes sencilloscon propiedades elementales pueden integrarse, incluso, de modo fortuito para dar origen a loque para un observador aparece como un todo integrado y significativo, sin la necesidad deuna supervisin central. Ya tocamos este punto cuando hablamos del constante armarse ydesarmarse del conjunto neuronal que subyace a la conducta. Quisiera enfocar este tema enforma ms general ya que se trata de un punto crucial para la discusin. Mis conclusiones sebasan en estudios contemporneos provenientes de varios sistemas complejos inspirados enla biologa46.

    Permtanme hacer referencia a una de las mejores ilustraciones de las propiedadesemergentes: las colonias de insectos. Durante mucho tiempo su calidad de superorganismoqued como una metfora, hasta que en los aos 70 fue lentamente retomada mediantealgunos experimentos detallados cuya explicacin exiga que se considerase a la coloniaglobal47. Por ejemplo, algunos de los experimentos ms ilustrativos consisten en una"sociotoma", que luego da lugar a la emergencia de amplias propiedades reguladoras delconjunto. Despus que las nodrizas ms eficientes de una colonia de Neoponera apicalis sesepararan para conformar una subcolonia, cambiaron radicalmente su status socialmostrando ms tendencia a forrajear y menos dedicacin a la crianza. En el resto de lacolonia sucedi lo contrario: las que anteriormente haban sido nodrizas de bajo nivelincrementaron su actividad. Sin embargo, la colonia entera muestra evidencias de una

    identidad configuracional, incluso con conservacin de memoria, ya que las nodrizas volvierona su estado previo al reve