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    Revista de Antropologa Social2004, 13 113-136

    ISSN: 1131-558X

    Stanley Brandes

    Resumen

    Este articulo trata del llamado historial -es decir, la historia personal- en un grupo mexicano de AlcohlicosAnnimos. El historial es una especie de confesin en pblico, una narrativa oral que se considera la base delprograma terapeutico del movimiento A.A. El historial se estructura a travs de declaraciones predecibles.Abarca distintos temas que los nuevos miembros (compaeros) aprenden a contar durante un proceso, lentoe inconsciente, de socializacin dentro del grupo. Entre estos temas se destaca el de las anormalidades en elcomportamiento inducidas por el consumo abusivo de alcohol (e.g., la mugre, la violencia, problemas eco-nmicos, familiares y sexuales). Los historiales incorporan diversos mecanismos de nivelacin y procuranestablecer relaciones de igualdad entre compaeros. Apelaciones recurrentes a la igualdad fomentan identi-dades cohesionadas entre los miembros del grupo. La empata y la identificacin con las experiencias y lossufrimientos de los dems permiten a los compaeros superar los inevitables sentimientos de aislamiento queacompaan al problema de alcoholismo.

    Palabras: Historias de vida, Mjico, auto-ayuda, alcoholismo

    Abstract

    This article concerns the so-called historial -that is, personal history- in a Mexican Alcoholics Anonymousgroup. The historial is a type of public confession, an oral narrative, which is considered the therapeutic basisof the A.A. movement. The historial is structured according to predictable statements. It includes principallya range of distinctive topics, which new members learn to relate during a slow, unconscious process of socia-

    lization within the group. Among these themes, the most noteworthy is that of behavioral abnormalities indu-ced by abusive alcohol consumption (e.g., filthiness, violence, and financial, family and sexual problems).Historiales incorporate various leveling mechanisms, which aim to establish egalitarian relations amonggroup members. Recurrent references to equality promote cohesive identities. Empathy and the identificationwith the experiences and suffering of others permit the group members to rise above the inevitable feelingsof isolation that accompany problems with alcohol.

    Key words: Life histories, Mjico, self-help, alcoholism

    SUMARIO 1.Historias de vida en Alcohlicos Annimos. 2.Referencias bibliogrficas.

    Universidad de California, [email protected]

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    "Buenas noches, compaeros". Historias de vidaen Alcohlicos Annimos

    "Buenas noches, compaeros". Life histories ofAlcoholics Anonymous

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    1.Historias de vida en Alcohlicos Annimos

    Est ya comnmente admitido, al menos desde la poca de Sigmund Freud, que enlas circunstancias adecuadas hablar de uno mismo puede servir como posible reme-dio a problemas emocionales. En todo el mundo occidental, incluso ms all de lse da por supuesto que esto resulta saludable para articular los miedos propios, las

    ansiedades, los odios, los amores y los sueos de futuro. Hablar de semejantes asun-tos con un oyente cualificado y comprensivo es adaptarse a la realidad, experimen-tar cierto alivio, elevar la propia autoestima y empezar a pensar y a actuar de forma

    productiva y positiva. Hasta cierto punto, la confesin catlica romana ha cumplidoidntica funcin. Ha sido en parte gracias a los beneficios emocionales derivados dela confesin por lo que el catolicismo romano ha prosperado y se ha diseminado porel mundo. Sin embargo, la Iglesia no es una institucin mdica. En la medida en quese llega al reconocimiento y a la plena admisin del pecado, uno estara tentado a

    pensar que la religin actualmente crea las mismas enfermedades psquicas que tratade combatir. El psicoanlisis freudiano, en cambio, fue el primer movimiento mdi-co importante en considerar la palabra como base de la terapia. An hoy en da con-tina siendo la corriente ms extendida e influyente en la que la palabra se conside-ra capital para el proceso teraputico.

    Alcohlicos Annimos (A.A., en adelante) es un grupo de autoayuda el prototipode programa seriado en veinte fases- que funciona en gran medida basado en la pa-labra y en la confesin pblica. Sus orgenes pueden hallarse tanto en las intuiciones

    psicoanalticas relativas a la capacidad teraputica de la palabra, como en la ideo-loga y en la prctica religiosa. Ms concretamente, A.A. naci como derivacinespiritual del Oxford Movement, una congregacin evanglica cristiana que no con-taba ni con lista de miembros ni con jerarqua estructurada. La idea de AlcohlicosAnnimos, si no la misma organizacin, data de 1934, cuando Bill W., un corredorde bolsa neoyorquino sumido por entonces en una grave crisis, fue hospitalizado acausa de un severo episodio alcohlico. Un antiguo compaero de bebida, que

    aunque muy aficionado a ella haba logrado enmendarse, tendi una mano a Bill. Lerecomend visitar el Oxford Group, cuyos miembros haban encomendado su suertea Dios, al que conceban como una especie de fuerza espiritual (Trice yStaudenmeier 1989:17). El Oxford Group trat de abrazar todas las confesiones reli-giosas. Abogaron por la restitucin personal de los daos cometidos sobre el prji-mo, auxilindolo en la necesidad y abstenindose de la prosecucin de prestigio per-sonal (ibid.). Todos estos principios llegaran a incorporarse con el paso del tiempoa Alcohlicos Annimos.

    La hospitalizacin de Bill W. culmin en lo que podra denominarse una conver-sin religiosa. Profundamente afectado por las experiencias de su antiguo camarada,y anhelando alcanzar la sobriedad, Bill W. padeci, segn sus propias palabras, una

    hondsima depresin, la ms funesta de las que l nunca hubiese conocido (W.W1945:464). Clam por auxilio divino en la oscuridad de su habitacin en el hospital:

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    De existir un Dios, se manifestar? (ibid.). El resultado fue inmediato, elec-trizante, imposible de describir, afirma en su autobiografa (W.W. 1949). El lugarse ilumin de una albura enceguecedora. Slo poda experimentar el xtasis unafuerte brisa sopl, envolvindome y penetrndome. Acompaado de un violento res-

    plandor, lleg el sublime pensamiento: Eres un hombre libre (ibid.).

    Afortunadamente para la autoestima de Bill W. su mdico le tranquiliz asegurn-dole que no haban sido alucinaciones. De hecho, el doctor reforz los aspectos po-sitivos y las dimensiones espirituales de la experiencia sugiriendo a Bill que leyese

    Varieties of Religious Experience1 de William James; apremi a Bill W. para que uti-lizase su encuentro con Dios como camino hacia la sobriedad; Bill W. haba expe-rimentado una conversin. Incluso un experto (Matthiasson 1987) ha interpretado lade Bill W. como una experiencia chamnica. Comoquiera que se interprete el suce-so, Matthiasson (1987:19) probablemente ha acertado en su estimacin de que elrestablecimiento de Bill no podra haber sido posible sin su propia experiencia reli-giosa.

    La historia sobre la fundacin de Alcohlicos Annimos la conocemos gracias

    principalmente a los escritos del propio Bill W. Iniciada en junio de 1935 a raz desu primer encuentro con el Dr. Bob, un cirujano de Akron, Ohio, la organizacinmedr rpidamente. Sus principios y su filosofa subyacente fueron codificados enun volumen, escrito en gran medida por el propio Bill W. y publicado en 1936, for-malmente titulado Alcoholics Anonymous aunque coloquialmente conocido como

    Big Book. En 1936 las reuniones de A.A. tal y como las conocemos actualmenteestaban ya enraizando en Akron (ciudad que, por haber albergado el primer encuen-tro de A.A., ha adquirido un especial significado espiritual entre sus aclitos). Pocodespus comenzaron las reuniones en Nueva York (Trice y Staundenmeier 1989:19).Como queda abocetado en elBig Book, el programa de Alcohlicos Annimos cre-ci alrededor de dos listas de principios conocidas como las Doce Fases y las DoceTradiciones. Las Doce Fases, que han de ser serialmente observadas durante el pro-ceso de recuperacin del alcohlico, ofrecen la va para el restablecimiento indivi-dual; las Doce Tradiciones representan el funcionamiento ideal de los grupos deA.A. y, en general, de toda la asociacin en su conjunto. Significativamente, lasDoce Fases se basan en las etapas postuladas por los Oxford Groups como mediohacia la conversin y el desarrollo espiritual (Matthiasson 1987:18).

    Si los cimientos espirituales de Alcohlicos Annimos se originan en el OxfordGroup, su invocacin teraputica de la palabra catrtica proviene del psicoanlisis.La actividad central de las reuniones de Alcohlicos Annimos consiste principal-

    1 OReilly (1997:118) hace notar que, sea por casualidad o no, la obra clsica de James identifica la

    aparicin de vvidos resplandores, a los que llamaphotosms, como el signo distintivo de una varie-dad particular de experiencia mstica.

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    mente en hablar. Ningn sondeo de alcance mundial sobre A.A. podra revelar varia-ciones considerables con respecto a la seleccin de los hablantes, las reglas del dis-curso y los significados de las presentaciones orales entre el hablante y la audiencia.El formato de la reunin la autonoma, como lo han llamado los hombres en elMoral Support[Apoyo Moral]- es lo que determina los procedimientos que prevale-

    cen en cada grupo para realizar la alocucin. Algunos grupos invitan a participantes,recuperados fuera de su rea de influencia, para hablarin extenso sobre sus propiashistorias personales, seguidas de turnos de preguntas y respuestas. En otros grupos,como el Moral Support, los miembros ocupan alternativamente turnos predetermi-nados, sin que haya oportunidad para la discusin abierta.

    Cada uno de los alcohlicos en proceso de recuperacin prefiere un estilo dereunin u otro, y estas preferencias orquestan la decisin de unirse a un grupo par-ticular. OReilly (1997:127) describe el margen de variacin as: Ciertos afiliadosdisfrutan hablando, para otros resulta penoso; hablar puede reportar revelaciones te-raputicas y gratificacin personal para algunos; para otros, puede parecer tan slouna obligacin del programa, un deber que ha de ser cumplido sin mayores expec-tativas. Las trayectorias de los que hablan varan desde una o dos intervencioneshasta un lapso de aos jalonado por cientos de comparecencias. No hay normas sim-

    ples; sin embargo, existe, creo, una idea generalmente aceptada de que a nadie m-nimamente sensato le bastara con hablar de la sobriedad una sola vez. Las obser-vaciones de OReilly provienen del nordeste de los Estados Unidos. No obstante, sedescriben fielmente grupos por todo el mundo, incluido Mxico.

    En los grupos mejicanos de A.A., a los cuales he dedicado especial atencin, el principal acontecimiento discursivo se llama historialo historia personal. Puestoque el trmino historialderiva fundamentalmente de las historias de casos clnicos,su uso en A.A. realza el objetivo teraputico de esta clase de discurso. Para losmiembros del Moral Support, nombre con el que he designado a un grupo de A.A.compuesto enteramente por hombres de clase obrera, nada hay teraputicamente

    ms importante que presentar el propio historialy escuchar el de los dems. El his-torialse estructura a travs de declaraciones predecibles (con carcter protocolario)y el acontecimiento en su conjunto est ms o menos predeterminado. En primerlugar, el moderador invita a un miembro del grupo a subir a la tribuna. El oradorseleccionado se levanta de su silla, brinda al moderador un simple Gracias,

    Fulano, y ocupa su lugar en la tribuna. Comienza declarando: Buenas noches,compaeros. Mi nombre es Mengano y soy un enfermo alcohlico. De acuerdo conlas directrices mundiales de A.A. y emulando a los fundadores del movimiento, BillW. Y el Dr. Bob, los oradores slo mencionan su nombre de pila; esta prcticaresponde al intento de preservar el anonimato de los participantes2.

    2 En los Estados Unidos, cada vez ms secretarias y otro personal de servicio presentan a los clientesslo refiriendo su nombre de pila. Me pregunto hasta qu punto esta prctica se deriva de la influencia

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    A semejanza de la mayora de las reuniones de A.A., los miembros de MoralSupportno responden al orador diciendo Hola, Mengano despus de que ste hayasaludado; antes bien, se guarda un silencio expectante. El orador contina su saludoexpresando unas cuantas palabras relativas a la felicidad y al apoyo que le reporta lacompaa de todos los presentes. Ellos le han ayudado a permanecer sobrio otras

    veinticuatro horas, afirma. Uno de los rasgos ms caractersticos de la ideologa deA.A., por encima de cualquier otra cosa, es la advertencia de encarar cada nuevo dacomo un desafo distinto y de apreciar el pequeo triunfo que supone haber per-manecido sobrio una jornada ms. Las metas a largo plazo se considera que son con-traproducentes y que pueden inducir a la recada. Al prembulo protocolario le siguela historia personal, durante quince minutos, historia que vara, dentro de ciertosmrgenes, de un hablante a otro. Cuando suena la campana del reloj de la sala dereuniones, el orador concluye su relato. Sus palabras finales son: Gracias, com-

    paeros. Les agradezco su tolerancia o Gracias, compaeros, por su tolerancia.Por ltimo, se desean Muchas veinticuatro horas, que viene a significar el deseo

    protocolario de que Tengan ustedes muchos das de sobriedad. Tras los aplausos,el orador desciende de la tribuna y regresa a su asiento.

    En el Moral Support, el orador despliega su historial de actividades y pensamien-tos personales dentro del marco de las introducciones protocolarias y de los comen-tarios de clausura. Pensado como acontecimiento discursivo, el historial es en puri-dad una clase propia. No es una conferencia, pues carece de preparacin formal

    previa y slo de forma tangencial se propone instruir. Tampoco es una tertulia o unacharla, ya que posee un grado mayor de formalidad y estructura que el que normal-mente implican estos trminos; ni ciertamente una conversacin, puesto que no sedan rplicas inmediatas de los oyentes. No obstante, como veremos, la historia per-sonal parece con frecuencia un episodio de una conversacin en curso, dado que elorador a veces trata cuestiones, temas o detalles especficos introducidos por el mo-derador o presentes en las historias personales planteadas durante la misma sesin.

    Adems, esta conversacin puede dilatarse varias sesiones, incluso semanas, en lamedida en que los oradores se refieran a las historias personales pronunciadas porotros compaeros en las reuniones previas.

    Los anlisis de las narrativas de A.A. en los Estados Unidos se han centrado casiexclusivamente en historias sobre el alcoholismo y su recuperacin. Este nfasistemtico es enteramente comprensible, dado el objetivo primordial de A.A. de ayu-dar a los alcohlicos a alcanzar y mantener su estado de sobriedad. Carole Caininterpreta las historias personales como mecanismos de adquisicin de la identidad:en tanto que el miembro de A.A. aprende el modelo de historia propio de A.A., yaprende a situar los acontecimientos y las experiencias de su propia vida dentro de

    persistente de A.A. y su raigambre en los programas de doce fases.

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    ese modelo, est aprendiendo a decir y a comprender su vida como una vida propiade A.A., y a s mismo como un alcohlico de A.A. La historia personal es un vehcu-lo cultural de cara a la adquisicin de identidad (Cain 1991:215). De hecho, hayindicios de que la incapacidad que muestran ciertos miembros de A.A. para identi-ficarse con otros alcohlicos en fase de recuperacin, les impide comprometerse con

    su propia recuperacin; un informante en los Estados Unidos afirma: Me sentaraah y escuchara sus historias sin que encajase del todo en sus modelos (citadoen Tuchfeld 1981:631). Cain demuestra que cuanto ms tiempo haya permanecidouna persona en A.A., ms se acerca su historia a la narrativa predominante en A.A.,con su definicin particular de alcoholismo, su nfasis dramtico en el hecho detocar fondo y en espectaculares informes sobre la rehabilitacin durante su afiliacina A.A.

    En el Moral Support, la socializacin mediada por la narracin de historias llegaa ser evidente a largo plazo. Por otro lado, parece que el paradigma narrativo de A.A.no es lo que prioritariamente aprenden los recin llegados; por ejemplo, slo en unaocasin he escuchado a un miembro del grupo mencionar tocar fondo, un con-cepto clave de hecho, el punto de inflexin- en las tpicas historias personales[personal stories]. Una historia de vida [life history] coherente, vertebrada por un

    principio, un nudo y un desenlace, y construida en torno al abuso de alcohol y la sub-secuente rehabilitacin, es infrecuente en el Moral Support. Si las narracionescronolgicas de este tipo apenas emergen en las entrevistas sobre historias de vida,cunto menos en las historias personales que uno puede escuchar en las reuniones.

    Ms bien, pequeos fragmentos de la historia de uno de los miembros, relatados amodo de mirada de episodios inconexos, emergen en el curso de numerosas histo-rias personales. Aunque sea posible para el observador externo aquilatar afinidadesen los hilos conductores de las historias personales de ciertos individuos, las rela-ciones cronolgicas de las narraciones originales, en gran medida, han desapareci-do. Cualquier reconstruccin implica necesariamente saltos imaginativos del lado

    del anlisis. No sorprende, as, que las historias personales paradigmticas del tipode las que Cain observ en los Estados Unidos no suelan emerger en el contexto delas reuniones del Moral Support. An as, su tema general que la identidad puedetransformarse a travs de las historias personales- est bien trado. En el MoralSupport, los recin llegados (llamados nuevos) pronto interiorizan el formato dela reunin, incluidas las introducciones y clausuras protocolarias de las historias per-sonales; aprenden a incorporar vocabulario clave en sus historias personales, comoPoder Superior y veinticuatro horas. Tambin reciben instruccin verbalmente ala vez que con ejemplos- sobre los principios del protocolo de reunin, cuando losmiembros veteranos usan historias personales para explicar el comportamiento opor-tuno encima y fuera del estrado.

    Lo ms notable de este proceso de socializacin, no obstante, es la manera en quelos iniciados aprenden el arte de hablar en pblico. Las historias personales en el

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    Moral Supportpueden interpretarse comoperformances. Normalmente requieren aun orador que se exponga y hable durante un cuarto de hora, prcticamente sin inter-rupcin, sobre delicados asuntos de profunda significacin emocional. Los hombresdel Moral Supportno han tenido experiencias familiares, educativas o laborales pre-vias que los preparasen para este tipo de cometido. De hecho, pese a que mi

    preparacin puede considerarse privilegiada a este respecto, al principio tambin am me pareci difcil hablar de uno mismo durante un cuarto de hora ante un grupode personas ms o menos desconocidas. Solamente despus de haber intimado un

    poco ms con aquellos hombres, podra yo relajarme lo suficiente como para pro-nunciar una historia personal autntica; tambin precis tiempo para asimilar lasreglas procedimentales y los temas narrativos que predominan en la mayora de lashistorias personales. En repetidas ocasiones, he visto cmo los recin llegados su-

    ban a la tribuna, comenzaban a hablar y se volvan a sentar despus de tan slocinco o seis minutos. Poco a poco, durante el lapso de unos meses, adquiran la com-

    petencia necesaria para elaborar sus historias y poder, finalmente, extenderse hastaagotar los quince minutos. Los oradores recurran a una solucin relativamente sen-cilla: la repeticin. Tanto dentro de un nico historialcomo en el curso de varios his-toriales, los oradores tienen la opcin de repetirse a s mismos casi ad infinitum.Pero esta estrategia, como cualquier otra, necesita ser aprendida. Los iniciados que

    permanecen en el grupo acaban aprendiendo principios de repeticin, as como otrasestrategias narrativas. Con el tiempo, sus historias personales acaban por parecerindistintas de las de sus compaeros ms experimentados.

    En el Moral Support, los nuevos invariablemente vacilan al comenzar sus his-torias personales. El titubeo es de hecho inevitable porque son llamados a la tribunamucho antes de que hayan aprendido los principios de A.A. e interiorizado las reglasdel pblico. En el nordeste de los Estados Unidos, donde OReilly (1997:127) rea-liz su investigacin, los oradores en A.A. se escogen de entre los afiliados quehayan permanecido sobrios al menos noventa das. A veces, se exige hasta ms de

    un ao de continua sobriedad para poder hablar; las costumbres varan segn ellugar, e incluso de un grupo a otro en el mismo lugar, pero seis meses es aproxi-madamente el promedio. El padrino de un nefito puede sugerir o insistir- en quehable el pichn, o el propio nefito puede romper a hablar de forma autnoma.Por el contrario, en Moral Supportpueden ser instados a hablar en sus primeras doso tres semanas de reuniones. Yo mismo fui requerido para hablar a la cuarta reunin,en la cual, pese a mi larga experiencia en el aula, encontr no pocas dificultades. Losapocados alcohlicos mejicanos, que nunca antes haban acometido semejanteempresa, sienten muchas veces vergenza cuando de sbito son puestos en el can-delero. Algunos hombres, a la larga, acaban dominando el discurso de las historias

    personales, pero en otros muchos casos, para quienes ser el centro de atencin no se

    diferencia mucho de la pura tortura, el papel es insoportable.

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    Mi impresin es que ciertos iniciados en el Moral Supportabandonan el programaa las pocas reuniones por esta misma razn.

    Los recin llegados a A.A. necesitan aprender no slo la construccin de estrate-gias que siten aparte la historia personal como suceso comunicativo; tambin hande dominar la esencia narrativa de la historia personal. Como muestra Edmund

    OReilly (1997:103-126) en el caso de las narrativas de A.A. en el nordeste de losEstados Unidos, las historias personales poseen cualidades literarias que se manifi-estan en una estructura narrativa inconfundible. Normalmente las historias se divi-den en tres partes intercaladas entre una salutacin y una coda protocolarias: (1) elestado en el que se encontraba el orador antes de su llegada a A.A., (2) cmo des-cubri A.A., y (3) las drsticas transformaciones personales como resultado de suadhesin a A.A. Esta historia es paradigmtica y est basada en la autobiografa pu-

    blicada del fundador Bill W. Repetida hasta la saciedad en las reuniones de A.A.,esta historia paradigmtica, en todas sus infinitas variaciones, favorece una idea dela asociacin como teraputicamente eficaz y, en realidad, prcticamente indispen-sable. En palabras de Pollner y Stein (1996:211), los dipsomonlogos [drunka-logues] presentes en A.A. invariablemente cuentan una odisea personal ms omenos ajustada al modelo ofrecido por elBig Bookde lo que ramos, lo que sucediy lo que somos actualmente.

    En cualquier reunin del Moral Supportpueden evidenciarse todos los elementosde la narrativa paradigmtica de Alcohlicos Annimos. Desde mi llegada al grupo,los hombres ofrecieron abundantes testimonios de su comportamiento pasado, deldescubrimiento de A.A. y de la subsecuente recuperacin. Con mucha insistencia yfervor, los participantes expresaban su gratitud a la organizacin y a sus compaeros

    por haberles apoyado a la hora de superar el alcoholismo. Retrospectivamente, caen la cuenta de que las historias personales paradigmticas eran referidas probable-mente en mi provecho. Tiempo despus observ que esas mismas historias precon-cebidas emergan cada vez que un nuevo miembro compareca en una reunin. Los

    hombres del Moral Support se responsabilizan as de llevar el mensaje. Creen,despus de todo, que la mejor forma de proselitismo pasa por la comunicacin efec-tiva de su propia odisea, la que les llev desde el alcoholismo activo hasta la recu-

    peracin definitiva.Entre los hombres del nordeste de los Estados Unidos, OReilly (ibid:121) hall

    que la mayora de las historias de A.A. se concentran en la descripcin de lo quefuimos, esto es, en el primer segmento de la historia personal paradigmtica. Loshombres del Moral Support, por el contrario, parecen conferir mayor nfasis a lascircunstancias presentes que a las pasadas. Las historias mejicanas, como dije antes,exigen ser reconstruidas, atar cabos para formar una narracin coherente. Por reglageneral, los narradores no cuentan su relato en orden cronolgico. Dentro de estas

    historias personales se encastran comparaciones del tipo antes-y-despus, a partir delas cuales el investigador puede construir una narrativa. En las historias, el perodo

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    previo a la afiliacin a Alcohlicos Annimos representa oscuridad, afliccin ysufrimiento; pese a que el perodo siguiente pueda no ser perfecto del todo, al menos

    prefigura razones para el optimismo. La primera parte de la historia refleja unavisin del averno, con descripciones impresionistas de una vida fuera de control.Aunque las circunstancias presentes no parezcan estar a la altura de las ms elevadas

    expectativas, el contraste con el pasado es suficientemente elocuente como pararealzar el valor de la adhesin a Alcohlicos Annimos.Las historias personales abarcan distintos temas, incluidas las relaciones de pare-

    ja, la conducta y el estado de nimo. Antes que cualquier otra cosa, los hombres ridi-culizan su facha durante el perodo en que fueron alcohlicos activos; sus desorde-nadas vidas de bebedores se reflejaban en su aspecto horripilante. En las reunionesdel Moral Support, como insinu antes, el orador inaugural a menudo imprime eltono para el resto de la sesin. Si introduce un tema de manera eficaz, los oradoressiguientes lo retoman y elaboran. En una tpica reunin, en 1997, Nstor abri lasesin describiendo su estado de disipacin fsica antes de unirse a A.A. Estadescripcin de su propio estado le condujo al tema del compaero Renaldo, sentadoaquella tarde en la sala. Renaldo, durante sus estupores etlicos, llevaba una melenaexcesivamente larga y desgreada; el pelo se llen de piojos, deca Nstor. Delmismo modo que Nstor, que haba tocado el tema, los siguientes cinco oradorestambin se entregaron a historias de cabelleras aborrascadas y piojosas. Se me

    ponan los pelos de punta!, sta es la declaracin predilecta para referirse al ante-rior estado de decrepitud. Refiriendo este tipo de historias personales, los hombrescomunican un estado compartido de declive fsico durante sus aos de alcoholismoactivo.

    La suciedad, de hecho, aparece como un leitmotifen las historias personales delMoral Support. Emilio rememora sus tiempos mozos, cuando se emborrachaba sien-do apenas un veinteaero y se descubra despatarrado en los bancos, en las calles,a las dos o tres de la madrugada. En aquella poca poda empezar el da a las ocho

    de la maana o as, bebiendo ya alcohol. Era un perfecto mugroso, declara.Cuando... puse en marcha mi propio negocio, trat de ser otra persona, de com-

    prarme la ropa ms apropiada para cambiar de imagen, todo aseado y con mis relu-cientes zapatos blancos. Pero entonces, cuando me posea el alcohol La voz deEmilio se quebraba en este punto, como si la conclusin de su frase fuese obvia.

    La mugre tambin aparece tematizada en la historia de Renaldo sobre su boda.Vuelve la vista casi cuatro dcadas hacia atrs, cuando contaba veintisis aos y sefug con una muchacha de trece aos. Me la rob afirma, empleando el trminoacostumbrado para referirse al rapto de la novia en la regin central de Mxico3.Tres aos despus, se casaron por lo civil y por lo religioso en sendas ceremonias.

    3 Prevalecen fundamentalmente dos formas de matrimonio entre las clases trabajadoras de las reasrurales del centro de Mjico (el Bajo incluido, regin geogrfico-cultural del norte de Ciudad de

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    Dice Renaldo: Aunque todo era... bueno, un poco extrao. Porque cuando noscasamos, estaba como estoy ahora [lase, durante la sesin de entrevista], todoencalado, cubierto de cal. Renaldo haba estado realizando una pequea obra de

    blanqueado justo antes de que llegase para realizar la entrevista. En aquella otraocasin, segn me contaba, encalado en ms de un sentido, haba ido directamente

    a la ceremonia nupcial desde su trabajo. Su novia estaba en un estado de gravidez yaavanzado y era incapaz, como l dijo, hasta de arrodillarse durante la Misa nupcial,como se hace normalmente. Y yo estaba todo lleno de cal, estaba encalado, repiteRenaldo. Y as fue como entr en la iglesia. Por qu tuvieron que hacermefotografas? Para que me vieran as? Caray!.

    Eduardo vuelve sobre el mismo tema. La primera vez que lleg a AlcohlicosAnnimos, dice, estaba prcticamente al borde de la extenuacin; estaba mugrien-to, desaliado. Me haba dejado crecer la barba, no me baaba, bueno, estaba dur-miendo en la calle. A la una o a las dos de la madrugada sala a buscar gaseosa, un

    poco de agua para rebajar el alcohol que estaba bebiendo. Quiero decir, mi alco-holismo, para m era lo peor no le deseo a nadie que caiga en lo que yo ca.Cuando Renaldo empez a beber ya no pudo conservar el trabajo, as que su mujertuvo que salir a trabajar. Bueno, cuando ella tuvo que salir a trabajar pareca elhombre, entiendes?, comenta Renaldo. Yo me quedaba en casa, emborrachn-dome, y um, ella me dejaba dinero para prepararle la comida a los nios y a vecesme lo gastaba. Y, bueno, a partir de entonces no hubo nadie que los baara, bueno,los nios estaban en un estado lamentable.

    Las palabras ms usadas por los hombres para describir su anterior estado fsicoson meado, cagado, mugroso. Cualquiera que conozca a los mejicanos podr dar tes-timonio de cunto se enorgullecen de mantener un extremo aseo personal. El cuer-

    po alcohlico, tal y como se describe en las historias personales en A.A., se apartaostensiblemente de este modelo general. De hecho, las prescripciones higinicas sontan valoradas en Mxico que los hombres se sienten incmodos cuando llegan a las

    reuniones en un estado algo desaliado. De ah que Arturo, mientras clausuraba unasesin con su historia personal, se disculpase ante el grupo por el aspecto desastra-do de su vestimenta. Se excus alegando que haba venido directamente desde el tra-

    bajo a lajunta y que no haba tenido tiempo de arreglarse. Como dijo Mary Douglas(1973:93-112), el orden social imprime coacciones en el cuerpo fsico. Exceptocuando no pueda evitarse, como en las situaciones laborales, estar despeinado en

    Mxico, de la cual proceden varios miembros del Moral Support). La primera forma, y la ms presti-giosa, es la que se conoce como pedido, o sea, la peticin formal de la mano de una mujer joven por

    parte de la familia del futuro novio. La otra, y la ms comn en muchas aldeas y pueblos de la zonarural mexicana es el robo. El robo es una fuga, por razones culturales, que se expresa en el lenguajede una abduccin forzada, pero que, sin embargo, de hecho, se perpetra bajo el pleno conocimiento, el

    permiso y la planificacin de la novia. Muy rara vez, no obstante, el robo supone una verdadera viola-cin. Sobre el robo, vase Brandes 1968 y Daz 1967.

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    Mxico es indicativo de desfachatez; demuestra una desconsideracin imperdonablepara con la opinin pblica. De ah que Arturo, por tanto, se sintiese obli-gado a dis-culparse por subir al estrado de esa guisa indecorosa. Para los alcohlicos en recu-

    peracin, un cuerpo limpio normalmente refleja un catre limpio y seco.En las historias del Moral Support, la embriaguez significa ms que un mero

    desalio fsico; tambin conlleva el caos en el comportamiento. Emilio habla sobrela primera vez que se emborrach, con quince o diecisis aos, cuando trabajaba enuna carnicera en Ciudad de Mxico. Viva en casa del carnicero; un da el carnicerosacrific un cerdo para hacercarnitas. Para celebrarlo, la familia compr una bote-lla de tequila.

    Cuando mataron al marrano, pues, hicieron carnitas, hicieron muchas cosasah por medio del marrano. Compraron una botella de tequila y entonces,

    pues, ah fue mi primera borrachera en mi vida. Desde luego, no fue tanto loque yo haya tomado [que a lo que] fuera poco o mucho. Pero yo con eso tuvecomo para haberme sentido mareado y la seora deca no, no le den a l.Est muy chico, est muy chico, no, no, no es para que le den; y [a] uno desus hijos deca, no, [le des]dice es nada ms como pa que no le vaya a daraire o as tipo como vmito. Eso se le nombra aire4pero y entonces yo mesent, me sent borracho. Me dijeron: vete [a] acostar[te] a tu cuarto. Habaun cuarto arriba, hasta [al de]arriba se le llamaba cuarto de servicio. Ah mequedaba yo, pero pos, lgico, actu como, como si yo hubiera sido, pos,como si estuviera en mi casa con esa confianza de hacerme el chistoso queandaba borracho. Pero lo que se me haba dicho en la otra casa, que yo esta-

    ba en una casa desconocida, mas no era mi casa, entonces, a m eso se mehaba quedado en la mente. Y cuando yo me emborrach en esa segunda casa,

    pos, este lgico, pos, me hice el chistoso. Mira el borrachito, y para seguirtodava haciendo ms [y] ms chistosadas, me baj de all del cuarto con los

    pantalones, este, al revs, como quien dice, en lugar de poner el pantaln dere-cho as como est ahorita, sino que los pantalones.. yo le hice adrede, vol-tearme los pantalones para ponrmelos; esto pa bajo y lo de abajo parriba,eso es, al revs yo me puse Yo me hice el chistoso de bajarme all arribacon los pantalones al revs y andar en el patio hacindome el chistoso, andarde un lado a otro querindome caer. Ese fue mi primer, mi primera bor-rachera.

    4 Vomitar es sntoma de aire, una enfermedad tradicional de los indgenas mexicanos. El mal, algunasveces, se pronuncia aigre entre la gente nativa. Puede encontrarse una referencia extensa al aire enKearney (1972), aunque tambin otras muchas publicaciones lo mencionan (v.g. Clark 1959: 173-174;

    Foster 1988: 188; Ingham 1986: 162-164, 177-78, 191; Ortiz de Montellano 1990: 67, 225; Parsons1936: 214-215)

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    En este relato, el adolescente responsable que se mantiene a s mismo a travs deun trabajo honesto, acaba reducido por la bebida al rango de nio hazmerrer.

    Renaldo, siendo ya adulto, cuando estaba ebrio poda actuar de manera igualmentepueril. Habla de caminar descalzo por la calle, su jersey puesto tan descuidadamente,arrebujado de tal manera que prcticamente iba desnudo de cintura para arriba.

    Renaldo refiere este relato en las reuniones del Moral Support. Los oyentes ren;pero no lo hacen con una carcajada alegre que emanase de las entraas, sino que ms bien liberan una sonrisa ahogada y nerviosa, una seal de avergonzadoreconocimiento. Todos y cada uno de ellos tienen una historia parecida que contar.

    Tambin cuentan historias sobre la manera en que su adiccin afect a sus rolesfamiliares como hijos, maridos y padres. Simn, con voz suave y parco en la pa-labra, con las comisuras de sus finos labios perpetuamente fruncidas hacia abajo,recuerda entristecido su infancia. Su padre no cejaba en su empeo de ofrecerle alco-hol. Llegaron a emborracharse juntos, una escena abominable e inimaginable paracasi cualquier mejicano. Como en el caso de Renaldo, cuando la bebida le impiditrabajar fue su mujer la que tuvo que buscar un trabajo fuera del hogar. Renaldo, alcargo ahora de los nios, podra comprar alcohol con el dinero que ella le haba deja-do para la manutencin de los nios, y estos quedaran hambrientos o desatendidos.Ya crecidos los nios, stos ganndose la vida por s mismos, Renaldo pudo robar-les algunas monedas para alimentar su adiccin: En vez de traer dinero a casa,comenc a robar cosas de la casa. S, yo rob. Rob varillas [mercancas menudas];rob radios, um mi hijo que vive en los Estados Unidos, era tcnico de radios. Letraan esas pequeas cosas, sabes? aquellas radios y televisores, para reparar, y yose las robaba y despus l tena que pagarlas Al final le hice quedar mal.

    La irresponsabilidad econmica es, en realidad, un tema principal en las reunionesdel Moral Support. Pedro explica al grupo que, durante el perodo en el que msempin el codo, ganaba montones de dinero. Sin embargo, en lugar de ahorrar einvertir, despilfarraba su sueldo de la forma ms ostentosa. Habla de cmo haca

    trizas billetes de mil pesos [cuadritos, repeta una y otra vez mientras contaba estahistoria al grupo], que enseguida arrojaba al aire para que todos lo viesen. Desdeluego que referir este episodio le permita a Pedro, de una manera socialmente acep-table, hacer ver al grupo que era un hombre de recursos.

    Adems de las anormalidades en el comportamiento inducido por el consumo abu-sivo de alcohol, los hombres tambin hablan de las repercusiones en sus estados denimo, alterados, ocasionalmente violentos. David dice que la gente de su calletema encontrarse con l: Cuando me vean llegar a casa borracho se escondan, s;es que yo estaba fuera de control. Disfrutaba insultando a la gente y Dios cuidde m y sigue cuidndome porque de no haber sido por la gracia de Dios, los veci-nos probablemente me hubiesen matado; por esto doy felizmente gracias a Dios.

    Estuvieron a punto de matarme por mi comportamiento intolerable desde luego,slo mientras estaba borracho. La violencia durante los perodos de embriaguez

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    no era una mera posibilidad para estos hombres. Ellos hablan de episodios violentosque plagaron sus vidas de alcohlicos activos. Eduardo recuerda la frustracin quele sobrevino cuando le abandon su mujer, llevndose a su hija: As que yo estabatan frustrado que me di a la bebida, al falso blsamo y as pasaba el tiempo,entiendes? Y en mis raptos de embriaguez poda agredir a cualquiera. Me

    propinaron un montn de palizas. Muchas veces yo tambin propin unas cuantassomantas, sabes? porque nunca tena miedo. El sufrimiento de Eduardo duranteaquella etapa de su vida, antes de ingresar en A.A., no era solamente fsico; a vecesse expresaba en un vano deseo por liberarse del alcohol. Dice Emilio: Yo era una

    persona, supongo, que no crea, un descredo porque nunca haba odo hablar, nisiquiera de pasada, de A.A., o que existiesen tales grupos. Mi actitud era que yoummm bueno, supona que a m solamente me quedaba seguir bebiendo, y yaestaba en un estado bastante deplorable. Pero siempre era el hombre que seramaana, el hombre de maana que nunca llegaba, el maana en que dijese: Basta yade alcoholismo.

    Las historias personales en el Moral Supportrara vez establecen explcitamentecomparaciones del tipo antes-y-despus, como ocurre en la historia de vida paradig-mtica en A.A. Las historias mejicanas, ya lo he dicho, normalmente carecen deseriacin cronolgica; deben, a partir de la informacin vertida en el curso de variassesiones, ser reconstruidas por el oyente. De hecho, las comparaciones explcitasresultan innecesarias porque los confidentes ya estn, en realidad, exponindose; sus

    palabras y sus comportamientos estn abiertos al escrutinio pblico. Ah en la tari-ma, inmiscuido en un acto interpretativo, el alcohlico en rehabilitacin exhibe susmejoras. Est aseado, compuesto, cabal; su presencia puntual en las reuniones indi-ca un grado de responsabilidad e inters por el bienestar propio y ajeno que hubiesesido imposible durante su vida como bebedor. El contenido de su historia personal,as como el modo de presentarlo, actan como captulos definitivos de su personalhistoria en A.A. El mensaje, por lo tanto, se presenta antes a travs de la puesta en

    escena que de la narracin.El propio acto de narracin de historias personales en una reunin de A.A.,

    demuestra implcitamente mejoras abrumadoras en la vida del narrador. A travs deestapuesta en escena se puede observar que el cuerpo est recuperado, que el alco-hlico ya no est sucio ni despeinado, que cumple con sus obligaciones para con losdems y es capaz de hablar en pblico con coherencia durante todo un cuarto dehora. An as, dadas las condiciones econmicas y sociales de marginalidad en lasque viven la mayora de los hombres del Moral Support, hay muchos aspectos de susvidas que en realidad no han mejorado significativamente como resultado de suadhesin a A.A; incluso la higiene y el control de su aspecto externo permanecendurante bastante tiempo fuera de su alcance, puesto que no se lo pueden permitir, no

    al menos como ellos desearan.Tomemos el caso de David, que se pas buena parte de su historia personal lamen-

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    tndose de dos problemas que persistentemente tena: vivir en una casa sin cuarto debao (contaba con una letrina en el exterior donde poda asearse con una esponja) ysus continuos padecimientos por los dolores de muelas. La sonrisa de David, cierta-mente, estaba mellada en el centro, donde apenas le restaban algunas piezas. Porrazones que no pudo explicar, su dentadura haca tiempo que era inservible. Una

    nueva dentadura, afirmaba, costara as como 9000 pesos (en 1996, $1250 dlaresamericanos). Cundo podr conseguir una dentadura?, reflexiona David en vozalta, No ganara 9000 pesos ni siquiera en un ao entero!. Sin embargo, pese aestas moliendas, David conservaba su optimismo; termin su historia con una lla-mada al entusiasmo, como lo hara el ms pintado adalid de la ideologa deAlcohlicos Annimos. El montono ronroneo de su voz se iba elevando hasta esta-llar en la ltima proclama, a grito pelado, estos detalles [lase, bao y dentadura]slo son cosas materiales! tengo salud! tengo una familia! os tengo a todosvosotros! esto es lo que cuenta, no las cosas materiales!.

    Las cosas materiales ocupan, no obstante, bastante tiempo en la mente de estoshombres. La preocupacin general por la miseria y la privacin se encontraba entremis primeras observaciones de campo. Desde un primer momento, Eduardo lamen-taba que, aunque estuviese an sin trabajo, al menos no estaba durmiendo en la calle.Jacinto, que frisa los cuarenta, declar que le entristeca pensar que de no haberdilapidado tanto dinero en alcohol, l y su mujer dormiran ahora en una habitacinseparada de las de sus hijos. De acuerdo con la orientacin de A.A., Jacinto sostieneque no es bueno volver la vista atrs con remordimientos porque lo que uno debehacer es luchar por un futuro mejor. En las reuniones a las que asist, Simn se que-

    jaba constantemente del desempleo, David del subempleo, Eduardo de no tener unsitio fijo donde vivir. En las historias personales del grupo, las dificultades econmi-cas emergan casi tantas veces como el alcohol. Algunos de ellos buscabanemplearse; slo ocasionalmente la bsqueda daba frutos positivos y, cuando lohaca, el oficio que encontraban era temporal, pobremente remunerado o lleno de

    promesas incumplidas por parte de los patronos poco honrados.Algunas de las inquietudes econmicas que aparecen en las reuniones apelan a

    cuestiones que van ms all de las relativas a la mera supervivencia. En un ciclo dehistorias personales, Emilio se quejaba de tener que ayudar a su hijo adolescente a

    pagar las letras del coche. El coche de segunda mano que haba comprado su hijoresulto ser robado; as que se vieron obligados a devolverlo a su autntico pro-

    pietario, pese a que ellos ya hubiesen pagado por l. A cambio, no recibieron com-pensacin alguna. Para colmo, la familia accedi a que el muchacho se comprase unflamante Volkswagen rojo de paquete. El hijo, que trabaja conduciendo un minibs,es un buen chico y no causa problemas. Por ello, Emilio compasivo, imbuido

    por un sentido del amor paternal y la responsabilidad, quiso compensarle por la pr-

    dida de aquel primer coche, ayudndole a costear un nuevo vehculo. El propioEmilio no conduce. Es limpiabotas y gana el equivalente de 40 cntimos [de dlar

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    americano] por servicio. Con todo, an puede administrarse para contribuir a li-quidar el crdito. Emilio estaba por entonces muy preocupado debido a una cuotainesperada que pronto vencera. La familia, sin duda, se esforzaba por cumplir conaquella obligacin. Unos cuantos das despus de que Emilio contase su historiasobre el coche, se acerc a m y me pidi un prstamo. Retrospectivamente, caigo

    en la cuenta de que las historias eran su forma de prepararme para aquellacuestacin. Aunque yo atendiese de buena gana a su peticin, definitivamente lasletras del coche le estaban consumiendo. El Volkswagen, que nunca se utilizaba pormiedo a que sufriese algn desperfecto, desapareci misteriosamente un da de lacochera improvisada por Emilio. Finalmente, fue recobrado.

    La mayora de los hombres del Moral Supportviven en alojamientos compartidosy dependen de sus parientes en lo que se refiere al alimento y al albergue. Ellos juz-gan que esta situacin es indeseable para un hombre, por muy necesaria que sea parasu supervivencia. Su aoranza de la residencia independiente, del hogar propio, esotro de los temas predominantes en las historias personales. Genaro, un hombre demedia edad que slo espordicamente acuda a las reuniones, contaba que se habacriado en una casa con sus doce hermanos. Se cas siendo an muy joven y, pormotivos econmicos, se vio obligado a instalarse con su esposa en la casa de sus her-manos y de su madre viuda. Parece ser que su hermano mayor, en particular, seempe en hacer la vida imposible a los recin casados. La vida en aquel angostoapartamento lleg a ser insoportable para la pareja; ste fue el lugar comn de sushistorias personales. Un da cont con alivio que l y su esposa haban encontradouna vivienda que podan permitirse pagar por s mismos. Nunca volv a verlo en lasreuniones.

    Buena parte de los hombres creen que estn solos y que son despreciados, inclusoen la compaa de sus parientes prximos. Simn breg abiertamente en lasreuniones con el hecho de que viviese ignorado en la casa de su hijo y de su nuera.Estaba tan distanciado de la pareja que ni siquiera se hablaba con ellos. Desprovisto

    de trabajo o ingresos regulares, Simn tema que llegase a ser desahuciado por susparientes y no tuviese a dnde ir; durante el perodo de trabajo de campo, al menos,sigui viviendo en ese triste hogar. Tambin Damin, que se haba quedado recien-temente viudo, manifestaba parecida inquietud a que sus hijos (y sus respectivosconsortes) lo echasen de la casa que todos compartan.

    Amado, un cincuentn de voz ahogada, clausur una tarde la reunin con una his-toria personal particularmente conmovedora. Amado vende sus frutas con un sem-

    blante siempre melanclico; parece resignado a un destino funesto. Confesaba algrupo haber bebido copiosamente durante treinta aos, desde su infancia hasta bienentrada la adultez. La vida ha sido triste, deca. Lo peor de todo, continu, era quesus hijos le parecan unos ingratos. Uno de ellos le haba pedido recientemente que

    vendiese la casa y repartiese la hacienda. Esta declaracin arranc una sonrisa com-pasiva entre los compaeros, que pudieron identificarse con el drama de Amado,

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    siempre desdeado por sus codiciosos parientes. Por qu me he sacrificado yo?, pregunta Amado. Ni su mujer ni sus hijos haban mostrado el ms tmidoreconocimiento por todo lo que l haba hecho por ellos.

    En Moral Support, pronunciar historias personales inspiradas en problemaseconmicos y familiares, obviamente, proporciona a los hombres cierta sensacin de

    alivio. Afirman que se sienten reconfortados al contar sus historias a los com-paeros, ya que comparten los mismos retos vitales y pueden, por tanto, simpatizaren la desdicha. Con todo, no es consejo lo que buscan desde la tarima. Las historias

    personales se usan antes como medio de aminorar ansiedades que como estrategiapara solicitar ayuda. Y eso que en el propio marco de las historias personales a vecestienen lugar conversaciones ilimitadas. Un miembro introduce un tema concreto onarra un episodio de su vida al inicio de la reunin. Los oradores subsiguientesincorporan sus glosas particulares sobre el tema o el incidente, y de este modo aire-an pblicamente sus opiniones y consejos. El resultado es un intercambio privadoentre el orador original y uno o ms interlocutores, desarrollado en la arena ms omenos formal de la reunin.

    Consideremos a Eduardo, que dedic ms de un historiala lamentarse de que, porms que lo hubiese intentado, no poda dejar de masturbarse. Se masturbaba, segnnos dijo, dos veces al da, por la maana al despertarse y por la noche justo antes dedormirse. Eduardo, que llevaba hasta entonces varios meses sin compaa femenina,toc este asunto casualmente, como restndole importancia. De hecho, casi parecaufanarse de su potencia libidinal. Despus de su intervencin, Pedro subi a la tari-ma y, clavando su mirada en Eduardo, le dijo: En lugar de masturbarte, podas saliry buscarte una chava!. Para los hombres de Moral Support, la compaa siempre es

    preferible a la soledad. Este principio general alude al sexo tanto como a cualquierotra instancia social.

    Tambin mis propias historias personales fueron objeto de comentarios desde latribuna; y esto result ser aleccionador. Una tarde cont la historia de dos encuen-

    tros distintos que tuve con sendos taxistas. Generalmente suelo desplazarme en taxipor Ciudad de Mxico. Puesto que en Ciudad de Mxico, segn dicen, los taxistasreflejan la opinin popular con cierta fiabilidad, aprovecho cualquier oportunidad

    para discutir con ellos cuestiones relacionadas con el uso y el abuso de alcohol. Elprimer encuentro me puso en contacto con un taxista muy interesado en informarsesobre mi trabajo, mi casa, mi vida familiar, mi lugar de origen, y as. Despus deresponder escuetamente, l ahond en cuestiones ms delicadas. Toma usted?,

    pregunt. Respond que s, que beba, pero con moderacin. Le devolv la preguntay dijo que bebo muy, muy poco, una vez cada tres o cuatro meses, cuando me invi-tan a una fiesta o a un encuentro familiar. Esper unos segundos. Luego aadi,pero sola beber mucho. Entonces le pregunt si haba ido alguna vez a

    Alcohlicos Annimos. Respondi que haba frecuentado un grupo durante un mes, pero pronto lo abandon porque senta que no necesitaba continuar. Por aquel

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    entonces, tambin el grupo se disolvi. Pero hay otros grupos, repuso de buenhumor; me llevara a uno, si yo quisiese.

    Despus de haber referido esta historia, Pedro ocup la tribuna. Siempre raudopara el consejo, Pedro reaccion apasionadamente a mis comentarios. Este taxistaera un embustero, sentenci enfticamente. La verdad es que este hombre no poda

    dejar de beber. No menta intencionadamente, adujo Pedro, sino que se engaaba as mismo. La realidad era que l no poda entrar en la jugada. Se requiere fuerzay coraje para vincularse a un grupo y cumplir el programa, deca Pedro. sta es dela nica manera que un alcohlico puede esperar recuperarse. En mi caso, declar,he sido leal al grupo al cien por cien. Nada, ni el trabajo, ni la familia, ha interferi-do jams en mi compromiso con Moral Support. Pedro no slo apostill mi histo-ria, sino que tambin afirm el valor teraputico de Alcohlicos Annimos. Yo eraun recin llegado y, desde el punto de vista de los dems, requera instruccin yganar confianza en el valor de A.A. Tambin es posible que Pedro tratase degranjearse apoyos para su propuesta de incrementar la cuota. La fervorosa apelacinde Pedro a la lealtad hacia el grupo se produjo justo cuando los hombres discutanqu responder a su propuesta. En este contexto, l se mostrara entusiasmado conrecordarles su inquebrantable apoyo, a ellos y a su organizacin.

    Mi historia personal de aquella tarde inclua una segunda ancdota con un taxista.Habl al grupo acerca de un taxista que me recogi en casa para llevarme al cine unanoche. Tras inquirirme sobre mis circunstancias vitales, me diagnostic como uncaso deplorable: sin mujer que me acompae al cine, ni nadie en casa para cuidarmeo a quien contarle los problemas del da. Y vaya vida ms aburrida la de profesor!,

    pontific el taxista, reducida a preparar las clases, impartirlas y regresar a la soledadde mi hogar. Si segua con esta vida era porque yo quera, me dijo. Podra encontrarcompaa femenina fcilmente. La Universidad est plagada de mujeres disponibles,me puntualiz.

    Esta vez fue Gerardo quien glos mi historia. Esa especie de intercambio que yo

    haba entablado con el taxista daba que pensar, dijo como parte de su historia per-sonal. Aveces la verdad duele, afirm, y por ello la rechazamos. Pero despus la ver-dad regresa para invadir nuestros pensamientos. Quiz el taxista estaba en lo cier-to, musit Gerardo. Quiz haya algo en tu vida que necesites corregir. Esta clasede confrontacin es la esencia de la terapia de A.A., prosigui. Debemos vernos anosotros mismos a travs de los ojos de los dems antes de que reconozcamos losmodelos que necesitamos cambiar. Comentarios como los de Pedro y Gerardo, ver-tidos en el contexto de la reunin, constituyen consejos personales no solicitados,emitidos con la intencin de que sean edificantes para el grupo como un todo. Encualquier reunin las historias personales son proclives a exhibir elementos colo-quiales de este tipo. Las opiniones de los oradores estn dirigidas a individuos par-

    ticulares, aunque se expresen como ajustadas a todos los presentes.

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    Ciertamente, el hecho de ofrecer el consejo tan abierta y confidencialmente, puedeno ayudar, pero s causar impacto en todos los oyentes de la sala.

    Los grupos de Alcohlicos Annimos estn, en teora, abiertos a cualquiera. En la prctica, no obstante, tambin despliegan la segregacin tctica por clase queprevalece en toda la sociedad urbana de Mxico. Segn los dos indicadores princi-

    pales, adscripcin de clase y gnero, los hombres de Moral Supportse encuentranen circunstancias objetivamente similares. Por esta razn tal vez, es por la quedefienden con tanta vehemencia la autonoma de su grupo. Esta igualdad entre loshombres slo puede alcanzarse y sostenerse observando los principios especficos deorganizacin y actuacin que guan las reuniones de Moral Support. Sobre todo, loshombres creen que su procedimiento para la concesin de turnos de intervencingarantiza que todos reciban un trato correcto e igualitario. Los hombres se comparana este respecto con otros grupos que han conocido, en los cuales las reuniones estnmonopolizadas por unos pocos muy impetuosos, mientras una tmida mayora per-manece al fondo en reverencial silencio.

    La igualdad de los hombres se invoca formalmente al inicio de cada sesin, cuan-do el moderador recuerda al grupo el principio fundamental de afiliacin: El nicorequisito para ser miembro de A.A. es tener el deseo de dejar de beber. Pedro meinform de otro: Cul es el salvoconducto que necesit para entrar en A.A.?Bueno, todo el sufrimiento que me caus el alcoholismo, ese fue el salvoconducto

    para entrar en A.A., en un grupo de A.A. El criterio para afiliarse a A.A. no apun-ta a nada relacionado con el gnero, la etnicidad, la religin o el nivel socio-econmico. Ms bien, todos los socios de A.A. son iguales en virtud de su condicinde alcohlicos. Con todo, es evidente que existen diferencias entre los hombres delMoral Support, as como entre estos hombres y otros segmentos de la sociedad meji-cana. La forja de la igualdad y la afirmacin de las similitudes que los unen, son lostemas ms importantes que emergen en las historias personales.

    Durante mi primera reunin en el Moral Support, uno de los oradores declar

    abiertamente: Aqu no existen diferencias entre las personas; en A.A. hay blancos,negros y morenos. Ech un vistazo a mi alrededor. Todo el mundo era morenoexcepto yo, ungringo. El comentario estaba evidentemente destinado a asegurarmeque era bienvenido. En esa misma reunin, Emilio, que haca aquella tarde de mo-derador, consign una ltima resea en la que deca que, incluso aunque no fuesems que un humilde limpiabotas, se atreva a llamarme compaero. Este trmi-no era, a mi parecer, un poquito prematuro; acababa de irrumpir en escena. As ytodo, al llamarme compaero, Emilio me ubicaba simblicamente al mismo nivelsocial que los dems asistentes. Tambin fue su forma de extenderme la bienvenidae incorporarme, si quiera tentativamente, al grupo. Creo, adems, que la intencinltima de Emilio fue sugerir, tanto a los miembros del grupo como a m mismo, que

    no era una idea descabellada que pudiese adherirme a Moral Support, pese a lasobvias diferencias que mediaban entre los dems y yo.

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    En las reuniones de Moral Support, los hombres expresan la igualdad tanto por loque dicen como por lo que no dicen. En The Least Common Denominator[El m-nimo comn denominador], el clarificador artculo de Colson (1997) sobre las fies-tas de cumpleaos en el San Francisco Senior Citizen Center, el autor pone derelieve la presin ejercida sobre los participantes para que ignoren rasgos de per-

    sonalidad y estatus que pudieran dividir al grupo. La fiesta, un ritual secular enhonor de todos los miembros del Center que celebran su cumpleaos el mismo mes,est diseado para fomentar las afinidades entre los ancianos que participan. Lamencin pblica de cualquier cosa que pudiese obrar separndolos, como una edad,estatus socioeconmico y etnicidad determinados, se suprimen en las fiestas men-suales. Por la misma razn, en las reuniones de Moral Supportlos hombres pronun-cian historias personales que ignoran multitud de circunstancias potencialmentedivisorias. Aunque los hombres cuentan con distintas edades, las historias perso-nales no mencionan edades cronolgicas. En su lugar, los hombres celebran abierta-mente el nmero de aos que han permanecido sobrios, algo que potencialmentesita a todos en pie de igualdad. Por otra parte, los hombres tambin proceden deorgenes tnicos diferentes. Entre los miembros del grupo figuran un mazahua delEstado de Mxico, un nahua del Estado de San Luis de Potos, un totonaca delEstado de Veracruz, un mixteca del Estado de Oaxaca, varios zapotecas de Oaxaca,un hijo de inmigrantes italianos y mestizos de diversos estados del centro de Mxico.A pesar de que todos los hombres hablan espaol con fluidez, para muchos de ellosfue la indgena su lengua materna. Con todo, ninguna de las historias personales querecog mencion en ningn momento la afiliacin tnica, una categora social poten-cialmente divisiva en Mxico.

    En las pocas ocasiones en que la etnicidad fue mencionada en los historiales, elasunto pareci ponerse al servicio de un ideal ecumnico. De ah que, Horacio, unrecin llegado a Ciudad de Mxico, hablase de un grupo al que haba asistido enCosta Chica, una parte de la costa del Estado de Guerrero que mira al ocano

    Pacfico, en donde haba dos judos y un budista. Nadie entre los oyentes parecisorprenderse o impresionarse. Gerardo, probablemente el nico de todo el grupo enuna situacin econmica solvente, de vez en cuando habla de su mercera y de suvariopinta clientela, judos y argentinos incluidos. De nuevo, nadie en la sala pare-ci sentirse aludido. De la misma manera que se ignoran en las historias personaleslas diferencias tnicas entre los miembros del grupo, tambin se silencian en lasreuniones sus diferencias con otras religiones y comunidades nacionales. Hay almenos un protestante entre los habituales del Moral Support, pero la mayora de loshombres no son conscientes de ello; y tampoco parece importarles mucho.

    Otra de las formas empleadas para consolidar afinidades consiste en referirse ydirigirse a otro con el trmino compaero. El moderador siempre llama a los hom-

    bres a la tribuna anteponiendo esta designacin, como en Compaero Damin,seras tan amable de subir a la tribuna?. Cuando el orador concluye un historial, el

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    moderador es posible que le diga, Gracias, compaero Emilio, por tus animosaspalabras. En las mismas historias personales, cualquier referencia del orador a otromiembro del grupo incluye el tratamiento de compaero. El moderador puede lla-mar a la tribuna a alguien que por primera vez asiste a una reunin, en cuyo casoinvariablemente pregunta Eres un invitado o un compaero?. La respuesta com-

    paero generalmente indicando afiliacin a Alcohlicos Annimos, ms que algrupo especfico de Moral Support- inmediatamente lo sita en pie de igualdad conlos restantes hombres: es asimilable, un asimilado y de ah que, en gran medida, pre-visible.

    Otro mecanismo de nivelacin es la repeticin. Cada vez que un miembro sube ala tarima, se presenta diciendo, Soy Fulano de Tal y soy un enfermo alcohlico.Esta simple, pero valiente declaracin, siempre pronunciada por los participantes,simblicamente afirma la igualdad entre todos los miembros. Se deja caer sin el m-nimo sentimiento de timidez o rubor. Los hombres del Moral Supporthan hechosuya la creencia general en Alcohlicos Annimos, a saber, que si se ha sido alco-hlico una vez, se es ya para siempre. Los hombres se piensan a s mismos comoalcohlicos vitalicios, incapaces de curacin completa. La nica diferencia entreellos y quienes beben, dicen, es que, como miembros de A.A., ellos son alcohlicosen recuperacin, mientras que quienes beben descontroladamente son alcohlicosactivos. Cuando se unen a A.A., pasan de un estatus a otro. Todos los hombres deMoral Supportcomparten esta circunstancia, un rasgo definitorio del compaerismoreinante en Alcohlicos Annimos.

    Una tarde, apareci en la reunin un visitante desconocido. Cuando le llamaron ala tribuna, en lugar de presentarse como un enfermo alcohlico, lo hizo diciendoque era un alcohlico social. El hombre, que pareca frisar la mitad de la treinte-na, estaba claramente preocupado por su aficin a la bebida y necesitado de confi-dentes receptivos. Explic que no beba hasta el punto de perder la razn, pero quecada vez que beba, apareca sangre desleda en su orina; tan pronto como cesaba de

    beber, volva a la normalidad. An no se lo haba consultado al mdico, confes,debido a lo que l llam la tpica mana mejicana de ir al mdico cuando ya esdemasiado tarde para curarse. Pero tena la intencin de visitar a uno pronto. Estehombre no era un compaero. Segn los criterios de A.A., no poda considerarse unalcohlico, puesto que no era la prdida de control con la bebida lo que le haca

    padecer, sino un sntoma fsico especfico, sangre en la orina. Al final de la reunin,el nuevo debi reconocer la diferencia que le separaba del resto, porque nuncaregres.

    Los hombres de Moral Support creen profundamente el dictum de AlcohlicosAnnimos, por el cual sufren de una enfermedad que les impide controlar su inges-ta de alcohol. David, alguna que otra vez, volvi sobre este tema. Al principio pen-

    saba que su alcoholismo era hereditario, que tena un origen biolgico, porque tantosu padre como su abuelo haban sido alcohlicos. Luego pens que haba sido vc-

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    tima de la brujera. Por ltimo, dio con la verdad: el alcoholismo es una enfer-medad y slo con la ayuda de Dios y de sus compaeros de A.A. era de esperar quedejase de beber. Dicen que los perros no abren sus ojos hasta dos semanas despusdel nacimiento, evoc, y yo no los abr hasta que cumpl los treinta y seis. saera la edad que tena cuando descubri A.A.

    No es que David no creyese en la brujera, porque s crea. Nos cont que la mujerde la que se haba separado, con quien haba convivido durante tantos aos, intentenvenenarlo con una sustancia proporcionada por una bruja, que previamente habaconsultado. Emilio, que tambin cree en brujas, apunt en uno de sus historiales quesu madre haba tratado de curarle el alcoholismo llevndole a una curandera. stadiagnostic que el problema era producto de la brujera; la bruja fue identificadacomo alguna persona envidiosa de Emilio que procuraba minarle mantenindolo

    borracho. Mientras relataba este episodio, Emilio menospreci la idea de que sualcoholismo derivase de la brujera. Confirm que su problema era una enfer-medad de la que jams lograra librarse, ni con la oracin, ni con la medicina, nicon cualquier otro falso remedio. sta es la circunstancia bsica que todos los hom-

    bres de Moral Supportcomparten y con la que se otorgan a s mismos un sentido dela igualdad.

    Apelaciones recurrentes a la igualdad fomentan identidades cohesionadas. Losnuevos miembros continan asistiendo a las reuniones slo si son capaces de salvarlos sentimientos iniciales de alienacin y separacin. Para David, el nico miembrode Moral Supportcriado en el Protestantismo, en la lucha se combinan dudas espi-rituales pasajeras con sentimientos de envidia:

    La verdad le digo que, desde un principio, me inculcaron la religin evangli-ca y yo le platicaba de que yo no crea en Dios. Cuando yo llegu a A.A., defi-nitivamente a m me daba coraje, por ejemplo, algn compaero que suba a latribuna y expona su historial. No, expona su historial y deca: no, pues, gra-

    cias a Dios tengo trabajo, gracias a Dios estoy bien. En ese tiempo que lleva-ba, que acababa yo de militar, de ingresar a Doble A, yo estaba bien amoladoeconmicamente, bien hundido de deudas, espiritualmente no se diga, mental-mente bien, bien deshecho. Me daba mucho coraje que decan: yo estoy biengracias a Dios, yo tengo trabajo, yo gano bien, y yo bien amolado. Pero no medaba cuenta por qu era la razn de mi alcoholismo, estaba yo en esa situacin

    por causa de mi alcoholismo no era por otra razn porquesi no hubierabebido yo tanto, tuviera yo un palacio, pero como fui un ser humano tonto, fuiuna persona tonta que no supe vivir, entonces tuve que atenerme a las conse-cuencias.

    David comenz a recuperarse de su alcoholismo aceptando a Dios y superando sussentimientos de envidia. Todava no he podido recuperarme econmicamente, dijo

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    para terminar, pero eso no me preocupa porque es material. Como yo digo, param, las cosas materiales ya no me quitan el sueo. Quiero hacer cosas espirituales,quiero sentirme bien conmigo mismo, satisfecho internamente, no preocupado por

    problemas, y todo eso.Para Eusebio, las reuniones son especialmente conmovedoras cuando los com-

    paeros rememoran sus propias experiencias y sentimientos. Con la historia deRogelio se emocion particularmente:

    Como es el grupo de nosotros de Doble A no es para ir uno a dormirse. Espara estar al tiro de pues con la mente despejada, para escuchar lo queestn diciendo los compaeros [en] los historiales. Y yo en realidad, pues, yo,ste, como en mi vida el compaero Rogelio tambin batall, sufri mucho.Yo entiendo ms o menos. Comparaba mi historial con el de l porque tambinl viva en la calle l siempre estaba andbamos juntos en la calle. Yo tam-

    bin en la puncata no traa cigarros, tena que juntar las colillas de los cigarrospara fumrmelas. Entonces, todo eso a m me hace recordar cada vez que subel y habla de su historial y realmente as es la base de que se va uno curando.

    Eusebio ratifica la creencia de que no es solamente contar la propia historia per-sonal, sino tambin escuchar con atencin las de los dems, lo que resulta benefi-cioso para la recuperacin de uno.

    La empata y la identificacin con las experiencias y los sufrimientos de los com-paeros, permiten a los hombres superar los inevitables sentimientos de aislamientoque acompaan al problema del alcoholismo. Prestando atencin a las historias per-sonales, los hombres empiezan a sentir algo mayor que ellos mismos. Esta trascen-dencia confiere sentido a sus vidas y les motiva para regresar repetidamente a lasreuniones. El tema de la igualdad, entreverado en las historias personales, demues-tra a los hombres que no estn solos. Les permite apreciar aspectos de s mismos en

    los dems y, a la vez, percibir la opinin que los otros tienen de ellos. La franquezarespecto al pasado y el compaerismo en el presente son cualidades que quiz lesayuden a mantenerse serenos. Por lo menos, los hombres as lo creen.

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