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10 CÉNTIMOS E L NÚMERO [6) T m D ñ Año I I . Barcelona 24 de diciembre de 1891. Núm. 74. PEECIOS DB SUSCBIPCIÓH S «tifttu. te » SSHKSTBE ta i«i(tu. Ispala Paises de 1» üoisn Fst*»!. . . . iltramw. Ti] aria yrititi l«t ttlor» Mrrtif «nialti. lómeras U»I . . . «'II jtaa. | límtrsi atruadst. . I'M fías, iiuiioi á prafitt (tiTttutialu. REDICCiÓI T ADMIMISTRACIÓI Cali* de la Ganada, número 14 BARCELONA Se aceptan representantes estipulando condiciones. No se servirá sasoripeión alguna qmm no se pague por adelantado. No se admiten para los pagos kw M- brancas de la prensa. m ,., ... ; (5; \ :Jííl i l LAS ROSAS DE NAVIDAD

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1 0 CÉNTIMOS E L NÚMERO

[6) T m D ñ Año I I . Barcelona 24 de diciembre de 1891. Núm. 74.

PEECIOS DB SUSCBIPCIÓH

S «tifttu. te »

SSHKSTBE

t a i « i ( t u . Ispala Paises de 1» üoisn Fst*»!. . . . iltramw. Ti] aria yrititi l«t t t l o r » Mrrtif «nialti. lómeras K«U»I. . . «'II jtaa. | l ímtrs i atruadst. . I 'M fías, i i u i i o i á prafitt (tiTttutialu.

REDICCiÓI T ADMIMISTRACIÓI

C a l i * de l a Ganada, n ú m e r o 14 B A R C E L O N A

Se aceptan representantes estipulando condiciones.

No se s e r v i r á s a s o r i p e i ó n alguna qmm no se pague por adelantado.

No se admiten para los pagos kw M-brancas de l a prensa.

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LAS ROSAS DE NAVIDAD

614 LA SEMANA POPULAR ILUSTRADA

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las almas, y abre las radiantes perspectivas del Paraíso.

El anuncio del divino misterio á María, con las hermosas y suaves palabras que conmemo­ra el Angelus que diariamente reza la cristian­dad, y el pesebre de Belén, han sido cantados por los poetas, reproducidos bajo mil formas en páginas memorables por el pincel y la es­cultura; no hay asuntos más simpáticos y más hermosos y que hablen con tan irresistible elocuencia á la imaginación y al sentimiento. Para la misma niñez, son los nacimientos un manantial de puros é inocentes regocijos, que se reflejan en la edad madura y parece co­mo que reviven en la ancianidad.

La paz social que es hoy el anhelo de pue­blos y gobiernos, ha empezado á sufrir eclip­ses, porque á los himnos de la humanidad en estos días, se han mezclado voces roncas de negación y de protesta; pero en los oídos del pueblo escogido resonarán siempre para con­suelo, aquellas palabras que en las divinas re­verberaciones de la noche de Belén oyeron los pastores de boca de los ángeles.

«Paz á los hombres de buena voluntad.»

***

ORLA DE JOSÉ FÜHRICH.

TEXTO —Actualidades.—Cuento de Navidad, como florecieron las rosas de Navidad . —La N á d a l a , (poesía). — L a misa del gal lo.—La navidad y el a ñ o nuevo en Europa. E l nacimiento, (poesía). — E l ba róme t ro . — De aqui y de a l l í . — P o s t r e s . — Un l ibro de oportunidad.

GRABADOS. — Las rosas de Navidad —Orla de Jo­sé F ü h r i c h . — L a Anunciación.—• Noche Buena. — A p a r i c i ó n del ánge l d ios pastores — D é l a mano d la boca.... Paisaje de Navidad , cami­no de la iglesia.—Blas Pascal.

t m í i h h s

Hoy es día de júbilo para toda la cristian-éad, pues en él nació el que se llama y se lle-mará Salvador del mundo, mientras haya en­

tendimientos abiertos á la luz y corazones que no sean inaccesibles al amor.

En un establo de Belén nació sobre pajas, el rey de reyes, el Redentor de la humanidad, que ya con este rasgo dió blasón de nobleza á los pobres y á los humildes, enseñándoles que este mundo es un valle de lágrimas; re­servándose enseñarles después, con su divino ejemplo, que no se sube á la patria celestial sino por el áspero camino del Calvario.

En Él se encuentra la solución de todos los pavorosos problemas, que á la sazón tienen al mundo conturbado y temeroso, y que deja­rán de serlo desde el momento en que los en­tendimientos vuelvan, como en otro tiempo, á gravitar sobre Él y sus inmortales ense­ñanzas.

Todos los países cristianos, que equivale á decir todos los países civilizados, celebran es­te día, como el gran día del rescate. Todavía, á pesar de la depresión de las creencias, es el más lleno de regocijada solemnidad, y los ho­gares se iluminan y salen de ellos alegres cánticos en los que se mezclan las voces de la ancianidad y de la niñez, siendo la noche de la Natividad, la Noche buena por excelencia, como que en ella, la ausencia de la luz mate­rial parece reemplazada pur otra que ilumina

Siguen idesarrollándose las peripecias del conflicto económico, suscitado por la altera­ción de las tarifas que regían en la vecina Re­pública para la entrada de nuestros vinos. La opinión en Francia parece dividida, y en la prensa y en el parlamento, se alzan voces de censura contra la resolución del gobianoy de las cámaras, formándose ya una corriente que aspira á aplazar por lo menos la aplica­ción de la ley, con el objeto de examinar si hay medios de compensar en algtin modo, los p erjuicios que nos ocasicna.

Ei treta uto la prensa española ha levanta­do una especie de cruzada contra los produc­tos franceses, apelando al patriotismo de to­das las clases, para que los sustituyan con productos de la madre patria Si España fuera capaz de tan gallarda resolución, lo que per­diéramos en la vinicultura lo ganaríamos con creces en otra porción de ramos de la produc­ción, de los cuales somos tributarios del país vecino, y nuestras industrias, generalmente agobiadas por la competencia estranjera, en­trarían en un período floreciente, que irradia­ría sobre nuestra situación económica.

Por desgracia estas no son más que alha­racas de la prensa, que ella sería la primera en combatir, si el país las tomase en serio. Sobre que por su misma naturaleza es inca­paz de marchar en ninguna cuestión al uníso­no, porque el espíritu que la informa es el de la contradicción, y no hay idea insana que no tenga en ella su apostolado; pugna la resolu­ción que en estos momentos proclama, con to­dos los principios que determinan el movi­miento de las ideas modernas. Si los españo­les intentasen seriamente sitiar por hambre la importación estranjera, prefiriendo sus propios productos á los de otras naciones, para que quedasen en el país los beneficios; sistema que practicado por todas las clases con patriótica constancia, Dios sabe los re­sultados que daría en el orden económico; ya estamos viendo desde aquí llover artículos, llenos de gritos de alarma, contra un sistema de aislamiento, que nos haría el escándalo de

LA SEMANA POPULAR ILUSTRADA. 615

los países civilizados. Toda la escuela libre­cambista, que aunque vencida en el terreno de la esperiencia, no se da por vencida en el de las teorías, j detrás de e'la los par­tidos avanzados que todo lo quieren fiar á las lucbas azarosas de la libertafd, saldrían á la palestra, debilitando y acabando por anu­lar ese movimiento de opinión que ahora se provoca por hacer ruido y llenar papel.

Desde que hay prensa libre, los países tie­nen que renunciar á tener otra opinión que la que ella quiera, y como ella representa la to­rre Babel, no hay más remedio que dejarse ir al azar por la confusión délos sucesos.

Por lo tanto, en el presente caso no hay otro camino, que aprovecharse de la difícil situación en que se encuentra Francia, y su necesidad de no alterar en contra suya, el ac­tual equilibrio de las relaciones internacio­nales.

¡Cuándo llegará el día en que los Estados se vean libres de escuelas y teorías, para no seguir más escuela que la del sentido común!

Un signo curioso de los tiempos. El socialista francés Lafargue, reciente­

mente nombrado diputado, en un discurso que acaba de pronunciar en Eoubaix, ante una asamblea de obreros á la que asistía Julio Guesde, jefe reconocido de una de las gran­des ramas del socialismo, ha hecho el elogio del pontificado, recordando que dos siglos an­tes de la revolución, había organizado en Ro­ma graneros para los pobres.

Ya en la cámara legistativa suscitó las iras del radicalismo encomiando la Encíclica de León X I I I sobre la cuestión social.

Por ahí se empieza.

La abundancia de original nos obliga á terminar, y de ninguna manera mejor que re­produciendo la siguiente saeta que publica un periódico:

«Un misionero está convidado á comer en una casa aristocrática.

«En el momento de sentarse á la mesa, la señora, que tenía que ir después áun baile, se presentó con un elegante vestido muy os-©otado.

«El marido se creyó en el deber de dar al­gunas escusas al padre misionero por aque­lla toilette veraniega.

—¡Oh!—contestó el misionero -Yo estoy muy acostumbrado á eso. ¡He vivido tanto tiempo entre salvajes!»

Si non é vero, pudiera serlo.

CUENTO DE NAVIDAD.

COMO FLORECÍERON LA.S ROSAS DE NAVIDAD.

poca distancia en la cumbre de una colina, brillaban las hogueras á la puerta de las ca­banas de los pastores; porque muchos de ellos velaban guardando su rebaño: pero aunque vestidos con el pellico lanoso de sus ovejas, teniendo los piés en las cenizas y las manos expuestas á la llama, tiritaban todos entume­cidos tan intenso era el frío en aquella clara noche de Diciembre, en que el cielo de un azul profundo brillaba con el prodigioso número

jo de peregrinos llegó á una gruta cavada e i la roca de donde brotaba una viva luz. Aun­que los pastores sabían bien que servía ordina­riamente de establo, suspendieron todos la marcha sin la menor vacilación y se proster­naron.

En el pesebre entre una muía y un buey, no había, sin embargo, más que un niño re­cien nacido ante el cual se arrodillaban sus padres; pero una llama "divina le servía de

de sus estrellas. Los párpados se les cerraban nimbo y la paja en que descansaba, resplande-

SP IR ABAN las setenta semanas de Daniel, Heredes, había reempla­zado en el trono á los príncipes de Judá, y según la palabra de Isaías, las lanzas iban á trocar­se en hoces y las espadas en

rejas de arado. La ciudad de David dormía. Sin embargo, á

y sus cabezas se iban inclinando poco á poco. Hacían vanos esfuerzos para luchar con el sueño cuando de pronto una maravillosa cla­ridad les despierta Todos se encuentran de pie y temblorosos. Había delante de ellos un ángel que les deslumhraba con sus sobrena­turales fulgores

Y el enviado de Dios les habló así: — «No temáis, porque vengo á traeros una nueva que será para todo el pueblo, motivo de gran gozo, Y es, que hoy, en la ciudad de David os ha nacido un Salvador, que es Cristo, y hé aquí la señal para que podáis reconocerle. Encontrareis un niño envuelto en pañales y echado en un pesebre.»

Enseguida los espíritus celestes que acom­pañaban al divino mensajero, llenaron los ai­res con suaves melodías y armoniosos cantos, y decían: «¡Gloria á Dios en las alturas y paz, en la tierra á los hombres de buena voluntad!»

Desapareció la visión y los pastores dieron rienda suelta á su alegría. Entonces un viejo de larga barba blanca, el venerable Samuel, decano de los pastores, dijo á sus compañeros: — «Amigos, tomemos nuestras zampoñas y rabeles, nuestras panderetas y nuestras flau­tas, y que nuestros cánticos alaben al Señor. Escojamos un cordero blanco, y que cada cual lleve un presente. Y después bajemos todos á Belén para adorar á Aquel á quien anunciaron los profetas y que al fin ha llegado.»

En un instante quedó dispuesta la comi­tiva.

Sólo en medio de aquella alegría, un niño aparecía triste. Era un pobre huérfano que había sido encontrado recién nacido entre unas zarzas rodeadas de tallos de eléboro ne­gro que nunca había se visto ñorecer.

Nadie conocía á sus padres: se llamaba Elul, por haber sido recogido un día del mes de Agosto, y no poseía otra cosa más que este nombre, además de su gracia y su candor; por lo cual se desolaba, deseoso él también de de­positar su ofrenda á los pies del Salvador niño.

Corría, pues, preocupado cuando llegaron á pasar por delante de la zarza que había sido su cuna. Entonces tuvo un momento de ale­gría, se paró y en un instante, escogiendo los tallos más lozanos del eléboro con sus siete hojuelas lanceoladas hizo con ellas un ramo, que por desgracia no escapó á las bur­las cruelas de los demás niños orgullosos de los frutos que llevaban.

Samuel les reprendió severamente, — «Es generoso el burlarse así?» El que nada posee ofrece lo que puede, y su buena voluntad tie­ne tanto mérito como las larguezas del rico. Además, qué hubierais presentado vosotros si vuestros padres ó madres no os lo hubieran dado?

A unos doscientos pasos de Belén el corte-

cía mil veces más que los tronos más sober­bios.

Elul, el último, y todo conmovido deslizé tímidamente su modesto ramo entre las ofren­das. Jesús le sonrió, y en aquel momento, ¡ok prodigio! los tallos estériles se adornaron con anchas corolas parecidas á las zarzarro­sas primaverales, que exhalaban un suav* perfume.

Desde entonces, las rosas de Navidad han florecido todos los inviernos.

LA NADALA (1).

D' un roser á 1' embra, d' un roser de maig, n' ha florit un Llir i la nit de Nadal.

Bonica es la Rosa, mes ho es lo Ram; mes ho es lo L l i r i que floreix tot V m y .

Les fulles son verdes, lo cálzer n' es blanch, la mel de son cálzer n' es mel celestial. Abolles que '1 besan son Angelets sants; Angelets lo volen, pastorets 1' haurán. Los tres Eeys arriban sois per oleral, ja 'n veuhen la Verge que '1 va ab plors regant: —De qué ploran, Verge, de qué ploran tant? —Perletes de 1' alba lo solen rosar, y avuy, que es divendres son gotes de sanch. Lliri que floreixes la nit de Nadal, ¡ay! allí al Oalvari som t' esfullarán! —

Bonica es la Rosa, mes ho es lo Ram; mes ho es lo L l i r i que floretee tot V any,

JACINTO VERDAGUEE.

(1) TRADUCCIÓN.—A la sombra de un rosal, de un rosal de Mayo, un Lirio floreció en Noche Buena.

Bonita es la Rosa,—más bonito el Tallo;—más bonito el Lirio—en flor todo el año.

Las hojas son verdes, el cáliz blanco, la miel de su cáliz es miel celestial. Los Angeles santos son abejas que lo besan; los Angeles lo quieren, pero lo tendrán los pastorcillos. Los tres Reyes acuden sólo por olerlo, cuando ven á la Virgen regándolo con sus lágrimas:—Por qué lloráis, Virgen, por qué lloráis tanto?—Las perlas.de la aurora solían regarlo; hoy viernes, son gotas de sangre. Lirio que floreces en Noche Buena, ¡ayt cómo te deshojarán en el Calvario!

Bonita es la Rosa,—más bonito el Tallo;—más lonito el Lirio—e7i flor todo el año.

616 LA SEMANA POPULAR ILUSTRADA.

LA MISA DEL GALLO

A misa del gallo! Qué emoción tan dulce y poderosa al mis­mo tiempo evoca esta pala­bra en aquellos que han asis­

tido á ella en algún rincón de provincia! La impresión que deja no es tan viva acaso

en los pobladores de los campos habituados desde su infancia á los espectáculos gran­diosos que les ofrece la naturaleza no profa­nada todavía por las necesidades de un pro­greso discutible; pero en. los habitantes de una ciudad cuya vida corre en medio de sofis-ticaciones de toda especie, deja un recuerdo grabado en la memoria de una manera inde­leble.

En la mayoría de nuestras provincias la víspera de Navidad es un acontecimiento al fue se prepara la buena gente con gran anti­cipación. La Noche Buena es la gran noche del año, la velada por excelencia.

Y no hablo solo de algunas comarcas afor­tunadas más rebeldes que las otras á la inva­sión del modernismo, donde las antiguas tra­diciones se mantienen casi intactas y donde las fiestas de Navidad revisten un carácter especial. En casi todas partes estas fiestas se caracterizan por sus regocijos familiares: es la verdadera fiesta de la familia, y todos aque­llos á quienes une un mismo lazo de paren­tesco se congregan aquella noche para solem­nizar juntos la gran festividad.

Pero en aquellos afortunados países de que hablaba, no se limitan á esto; conmovedoras ceremonias trasmitidas religiosamente de edad en edad, vienen á prestar á la fiesta un en­canto particular. Asi hay comarcas donde esta velada sirve de ocasión para honrar con prácticas tiernas y piadosas la memoria de los que ya dejaron de existir.

* *

Para evocar tan diferentes costumbres, para señalar toda la poesía que de ellas se desprende, tendría que irlas detalladamente describiendo. Y aquí sólo puedo hablar de alguna de ellas.

Tomo por ejemplo cualquier pueblecillo, hasta una población de cierto vecindario con tal que no haya mucho gas en las calles ó nada si es posible.

Durante toda la noche se advierte un mo­vimiento inusitado en las barriadas más po­bres, en los caseríos más aislados, sumergidos de ordinario en la oscuridad y en el silencio más completo apenas cae la tarde.

Innumerables luces brillan en todas las ven­tanas y alegres fogatas se encienden en las chimeneas, haciendo revolotear por los aires alguna chispa, que después de parecer inde­cisa unos instantes acaba por perderse en las tinieblas.

Después conforme la noche avanza, se van reuniendo por grupos en casa de los más r i ­cos, y sobre todo, de los más hospitalarios, y charlando alegremente se espera la hora de ponerse en marcha, sentados todos en semi­círculo delante de la chimenea, bajo cuya gran campana arde el tronco más grande que

se ha podido encontrar, el tronco de Navidad. A veces es un árbol entero. Hay países en que este tronco de Navidad

está lleno de inocentes supersticiones: apenas bastaría un volumen para mencionarlas todas. Una vez encendido no hay que tocarlo. Des­graciado del que lo moviera ni aún por des­cuido, ó lo sacudiera únicamente para hacerle arder más de prisa! Ese, podría estar seguro de morir dentro del año. En algunos puntos es una creencia profundamente arraigada.

Pero acaban de dar las once. Entonces los habitantes de los caseríos más lejanos empie­zan á pasar por grupos: la tertulia se levanta y se reúne á ellos.

La nieve que ha ido cayendo durante parte del día ha obstruido las calles del pueblo, los hombres se han puesto valientemente á la faena; la han ido reuniendo en montones á cada lado, á lo largo de las casas, y la comi­tiva se pone en marcha siguiendo estos an­chos surcos blancos.

Por cada travesía desembocan, á la vaga claridad de la nieve, nuevos grupos de aldea­nos que vienen á engrosar los ya numerosos diseminados á lo largo del camino, y así, si­guiendo los grandes olmos retorcidos planta­dos á la orilla de la ruta y que entonces toman la apariencia de fantasmas vestidos de blanco, se llega á la puerta de la iglesia.

Qué importa? Cuánto más vale esto que las calles enfangadas de la capital con el rojizo resplandor del gas entre la húmeda neblina: cuánto más, sobre todo, que el bullicio de bandas alborotadas que profanan con sus vo­ces aguardentosas la santidad de la noche más poética del año!

LA NAVIDAD Y E L ASO NUEVO EN EUROPA

* * *

Nada tiene de lujoso, nada de artístico aquel humilde templo. Construido de ladrillo, sin estilo alguno, en épocas muy diversas y muy distantes una de otra, épocas de abun­dancia en las arcas municipales, parece más bien una granja que una iglesia.

La decoración interior corresponde á este conjunto. Fuera de los cirios que alumbran el altar, sólo algunas lámparas con gran par­simonia espaciadas disipan trabajosamente las sombras espesas de la nave y de las capi­llas laterales.

Es que la iglesia no es rica: el ayunta­miento no suelta la bo!sa más que á regaña­dientes, ó mejor dicho, no la suelta de ningún modo, y los aldeanos atrasados por algunos años de malas cosechas no pueden sostener lujosamente su iglesia.

A veces para acompañar los cantos, no hay más que un malharmouium casi desvencijado, y á menudo falta el harmonium.

Pero, qué importa! Apelo á todos los que hayan asistido á una misa de este género; el recogimiento se manifiesta bajo aquella hu­milde construcción como en la iglesia más rica, y cuando en medio de un silencio reli­gioso se levanta la voz del sacerdote, la emo­ción no puede ser más viva y más profunda.

Después, terminada la ceremonia, el rumor de las pisadas vuelve á resonar sobre la nieve endurecida por la helada, y vuelve uno á en­contrarse ante el espectáculo admirable de una hermosa noche de invierno en plena cam­piña.

Pero un aireciilo helado corta el aliento, y á veces se hace difícil el distinguir la ruta en las grandes llanuras cubiertas por una capa de nieve uniforme que ha borrado caminos y senderos.

Las Pascuas de Navidad han dado origen á una gran variedad de usos y costumbres populares, de ceremonias de familia, de prác­ticas originales, que datan algunas de la an­t igüedad , muchas de la Edad media, las me­nos de la época moderna y que tienden á des­aparecer en nuestros días. Vamos á pasar revista á algunas de las más curiosas.

Comencemos por Bélgica y sigamos los] pasos del chicuelo, que con aire precipitado y llevand» una caja bajo el brazo corre de puerta en puerta desde el amanecer por las calles de Lieja.

Acaba de entrar en una casa y va derecho á la cocina; la activa cocinera prepara en aquel mo­mento el desayuno de sus amos.

—Felices pascuas, señorita (en Lieja los chi-cuelos están por lo visto muy bien educados), es­to os dará buena suerte.

Y mientras dice estas palabras con el acento dulce peculiar del país, abre su cajita y escogí una gran hostia que alarga á la cocinera. Una sonrisa de satisfacción»ilumma la cara de la joven: ya está contenta, pues según una creencia popular, si la primera felicitación se recibe de un muchacho, es prenda segura de felicidad para la mujer i quien va dirigida. El chicuelo no lo ignora, y por eso corre con tanta actividad tan de madrugada. A su vez se sonríe al ver caer en su bolsa una piececita de plata, y con el afán de llegar el pri­mero al mayor número de casas posible, ha desa­parecido ya cuando la cocinera se dirige á pegar la hostia sobre la puerta de la cocina.

Del mundo de la cocina pasemos al mundo d i la infancia, para asistir á la prisión de un tío de azúcar.

El día de San Silvestre ó sea la víspera de Año nuevo, en todas las familias flamencas bien aco­modadas se traman complots infantiles. Chiqui­llos y chiquillas se ponen de acuerdo; se trata de conseguir por cualquier medio, el encerrar bajo llave en un cuarto de la casa á alguno de los miembros de la familia, tío ó tía. Una vez obteni­do este resultado, Dios sabe á precio de cuántos ardides é inocentes invenciones, sólo falta hacer pagar caro su re scate al prisionero. No estáis viendo á toda la banda de secuestradores impro­visados, parlamentando al través de la puerta, por el ojo de la llave, con el tío que acaba de de­jarse coger?

—Sí, vamos á soltarte, pero ¿qué nos darás en cambio?

Y aquí se enreda la discusión: yo quiero un muñeco muy grande, yo pasteles, yo un ferroca­r r i l , yo la luna y este las estrellas. La codicia se despierta, crecen las ambiciones. Por fin, accede á todo el prisionero, se abre la puerta, y medit sonriente, medio descontento, aparece el tío, y toda aquella patulea le^asalta abrazándole, besán­dole y gritando á porfía: Ah! buen tío de azúcar, buen tío de azúcar!

Estamos en una aldea de Bretaña, la Noche buena. Dan las doce y la campana de la iglesia

LA SEMANA POPULAR ILUSTRADA. 617

llama á los fieles. Hombresl-^'muje­res salen de sus casas y se dirigen al templo. A l llegar á la puerta todos entregan á una pobre vieja las lin­ternas que llevaban para alumbrar el camino: la vieja cuida de ellas mien­tras dura la misa, y á la salida reci­be de cada uno, una limosna. La l i ­mosna y la oración! dos cosas senci­llas y tiernas; he aquí lo que caracte­riza en las aldeas más pobres, la fiesta de Navidad!

Continuemos nuestra excursión, por Inglaterra, viendo lo que pasa en Londres el día de Año nuevo. Para presenciar la muerte del Viejo y el nacimiento de su sucesor, millares de personas se reúnen en las cercanías de la catedral de San Pablo. Bandas bulliciosas cogidas de las manes cir­culan én t re la muchedumbre atrepe­llándolo todo á su paso, cantando, gritando, asustando á las mujeres, y reponiendo las fuerzas de vez en cuando con copiosas libaciones y bue­nos tragos de aguardiente, cerveza negra, etc. Según parece, esto resulta muy entretenido. Y en efecto, si no lo fuera ¿se reunirían todos los años miles de personas para ser empuja­das, molestadas y pisadas? conven­gamos en que hay gustos para todo.

Pero no juzguemos mal por este de­talle; en Inglaterra se celebra con gran solemnidad en las familias la Christmas, sin perder su carácter re­ligioso y poético; y lo mismo sucede en Alemania, con la Weihnaeht, la noche sagrada.

El provinciano ignorante ó el fo­rastero que sin conocer los usos del país tiene la desgracia de salir á la calle en Berlín con sombrero de copa la noche de San Silvestre, se expon e á algún fracaso. Cuando menos se lo espera oye gritar detrás: «¡Abajo el sombrero! ¡fuera el sombrero!» y an­tes de darse cuenta de lo que sucede, se ve asediado por una turba que en un momento le convierte la chistera en claque. Parece que esta costumbre data del año 1848, y es un recuerdo de las escenas que presenciaron las calles de Berlín durante la época revolucionaria-

Por fortuna en otras localidades se solemniza la entrada de año más cortesmente,

Prosit Neujahr. ¡Feliz año nuevo! tal es la frase que el transeúnte oye de improviso á sus oídos. Es un amigo que se le ha acercado de puntillas, y ha conseguido felicitarle el primero á la impro­vista. Entonces no le queda más remedio al sor­prendido que ofrecer á su camarada un buen ci­garro, una copa de champagne, algo que le casti­gue agradablemente, y le pruebe que su compa­dre no le cede en cortesía.

Francfort ofrece un espectáculo completamen­te nuevo; toda una ciudad felicitándose! al mismo tiempo por la entrada de año.

Durante la noche vieja todo "el mundo vela en Francfort: las familias y los amigos se reúnen, se comen pasteles y se bebe champagne 6 ponche. En las calles desiertas no resuena el más leve rumor; sólo reinan la calma silenciosa y el frío de la noche.

De repente, en el preciso momento en que el reloj de la catedral da la primera campanada de las doce, todas las ventanas en la ciudad entera se abren con estrépito; y todos sus habitantes grandes y chicos se precipitan á los balcones va-

i

LA ANUNCIACIÓN.

CUADRO DE DANIE GABRIEL ROSSEPTÍ EXISTENTE EX LA GALEEÍA NACIONAL DE LÓNDRES.

so en mano, y un gigantesco clamor llena los aires, lanzado á coro por más de cien mi l pulmo­nes: Prosit Neujahr! Feliz Año nuevo!

EL BAEOMETRO

I V ,

A intervención del insigne geó­metra Pascal en los esperi-mentos relativos á la columna mercurial hizo dar un gran pa­so al descubrimiento del baró­

metro. El esperimento del vacio en el vacío vino á demostrar que las oscilaciones de la columna de mercurio eran efecto de las distintas presio­nes ejercidas sobre la superficie del mercurio de la cubeta por el aire atmosférico..

Desde este momento Pascal debió abandonar toda idea de sostener la antigua teoría del horror al vacío, porque le vemos emprender resuelta­mente un camino diametralmente opuesto. Así, viendo los resultados satisfactorios del primer esperimento, ocurriósele pedir á la misma natu­

raleza esas distintas presiones atmos­féricas, y se dijo que ñ efectivamente era el peso de la atmósfera el que equilibraba la columna de mercuri® dentro del tubo y no el horror al va­cío, ese equilibrio debería obtenerse á diferentes alturas según se hiciera el esperimento al pie ó en la cima de una alta montaña, porque estaba fue­ra de toda duda que la presión de la atmósfera debía ser menor en las ca­pas superiores de la misma.

Entonces Pascal se hallaba en Pa­rís, y parecióle que el mejor sitio para hacer aquel importante experimento era la montaña llamada Puy de-Dome, cuyo pico se eleva hasta 1,467 metros sobre el nivel del mar y tiene la ven­taja de estar situada á las puertas de una ciudad importante.

No podía pensar en hacer por sí mismo el esperimento porque asun­tos particulares le retenían en París . Fué preciso confiar aquella prueba á un hombre de toda su confianza y al mismo tiempo bastante instruido en el manejo del tubo de mercurio. Su cufiado Perier hallábase entonces en Moulins, y él fue el encargado de lle­var á cabo aquella prueba; Perier es­taba enterado de todos los esperimen-tos hechos hasta el día referentes al tubo de Torricelli por haber asistido á los ensayos y pruebas hechas en Rouen por Pascal.

A Perier, pues, confió Pascal el cuidado de ejecutar el esperimento en carta que escribió á su cuñado en 15 Noviembre de 1647, pero éste, por más prisa que se dio no pudo realizar el proyecto propuesto hasta termi­nado el verano del año siguiente. Era preciso escoger un buen día, en que el pico de Puy-de-D5me se ofreciese limpio de brumas.

Por fin, el 20 de Septiembre de 1648 á las cinco de la mañana apareció lim­pio y claro el pico de la montaña Perier avisó á los que habían de ser testigos del esperimento, y á las ocho en punto la pequeña caravana se reu­nía en el huerto del convento de los Mínimos de Clermont.

Perier trajo consigo dos tubos de cristal de cuatro pies de longitud (1'299 metros) cerrados por uno de sus estreñios; llenólos de mercurio y los sumergió en una cubeta llena del mismo lí­quido, mareando com una punta de diamante, el punto que señalaba la altura en que el mercurio quedaba inmóvil ó en equilibrio. Varias veces re­pitieron este esperimento, y siempre les dió el mismo resultado; el mercurio quedaba inmóvil en el tubo á la altura de veinte y seis pulgadas tres líneas y media, ó sean 0'711 metros.

Convencidos ya de que ésta era su altura nor­mal en el huerto del convento, dejaron allí une de los tubos con su correspondiente cubeta, en­cargando a lP . Chastin, uno de los religiosos déla casa, que observase exactamente todas las oscila­ciones de la columna mercurial durante aquel día.

A las diez de la mañana la comitiva comenzó á subir la montaña, llevando consigo el segundo tubo. A l mediodía llegaban los expedicionarios á la cima de Puy-de-D6me. Perier hizo con el tubo de cristal y el mercurio el mismo experimento, y después de varios ensayos, todos de idéntico re­sultado, marcó la altura de la columna mercurial, que sólo alcanzó veinte y tres pulgadas dos lí, neas, ó sean, 0 m. 626.

y no c$ nooño, bo, boimhy cfuc wlá la tyivcf&n ¿ c pmlo y á Im hoco, ña ¿ e pa h%

cGa be, pavk un cfCiñüo u í S í O j Slanco y? coiox,abo7

ña bo, wv un pasiozcUo

pata cuibai su ganaba.

Xa tyhcfm coíá bo, paiic, ia bió el pailo m al camine.; enhe la muía y el Sucdf nació t i (Bo bcco bivino.

Xa fyhcfm lava pañales

y los íúnbc en el wmeio,

y los pajaulos canlan y el aepua se va lienbo.

(Lobos le llevan al cflmo,

y,o no leñero efue llevatÁe;

las alas bel cozazón le llevare pov pañales.

¡Xa oflocAe oBuena se viene, la QfCocñe-oBuena se va, y, nosohos nos iiemcs, y no volveremos más!

NOCHE BUENA

CUADEO DE FRANCISCO CENISEK

620 LA SEMANA POPULAR ILUSTRADA.

APARICIÓN DEL ÁNGEL Á LOS PASTORES

CUADRO DE LAGARDE

Había, pues, la diferencia, entre los dos expe­rimentos de tres pulgadas, una línea y media, ó sean, 0 m. 085.

* * *

Inútil que digamos la satisfacción, la alegría in­mensa que estos resultados produjeron en la co­mitiva. La naturaleza acababa de descorrer el velo de uno de sus más grandes secretos.

Pero aquella prueba al aire libre no pareció bastante concluyente á Perier, y resolvió repe­tirla dentro de la ermita: el resultado fué el mis­mo. Aprovecharon los cortos instantes en que una nube pasó por encima del monte para repetir el experimento; y aún durante una pequeña lluvia con que les regaló el cielo, siempre encontraron la misma altura de O m. 626.

E l experimento era concluyente. Resolvieron, pues, nuestros excursionistas darlo por termina­do, y emprendieron la bajada satisfechos de la expedición,

Pero á la mitad de la montaña, ocurriósele á Perier hacer otro experimento.

—Es preciso, dijo á sus compañeros, que vea­mos si el descenso del mercurio es, en efecto, proporcional á la altura del lugar de observa­ción.

Y á diversas alturas, mientras la caravana iba acercándose al convento, los expedicionarios ha­cían el experimento y anotaban la altura de la columna de mercurio. Evidentemente, ésta varia­ba según la diversa elevación del punto en que la observación se hacía.

A la caída de la tarde llegaron los expediciona­rios al convento de los Mínimos, y hallaron al P. Chastin al pie del tubo que habían dejado por la mañana en el huerto. El buen religioso no se había apartado ni un solo instante, y pudo añr-mar que la columna mercurial no había sufrido la más pequeña oscilación.

«

Otros experimentos realizó Perier todavía con el fin de determinar con exactitud la proporción entre la altura del lugar de observación y la mar­

cada por el mercurio dentro del tubo de Torri-celli. El resultado de todos estos ensayos fué, según él, que por cada veinte toesas, ó sean 38 m. 980, el mercurio bajaba en el tubo dos lí­neas (0 m. 0045).

Apresuróse Pascal á aprovechar la enseñanza de aquellos experimentos, y á combatir decidida­mente la vieja teoría del horror al vacío, expli­cando, por medio de la verdadera ley descubierta, la presión atmósférica, el fenómeno de resistirse el agua á subir por medio de un cuerpo de bom­ba á una altura superior de treinta y dos pies; la teoría del sifón, la teoría de la jeringa, etc., fue­ron explicadas por Pascal satisfactoriamente.

Pascal repitió el experimento de su cuñado. París mismo le ofrecía dos alturas parecidas á

las establecidas por Perier como tipo: la torre de Santiago-la-Boucherie, de veinte y cinco toesas de altura.

Hizo, pues, sus pruebas al pie y en la cúspide

de aquella torre, sufriendo en ellas la columna de Torricelli una oscilación de más de dos líneas.

Aquella observación produjo una sensación in­mensa en el mundo científico. En recuerdo de la misma, en 1856 los franceses elevaron una esta­tua á Blas Pascal en París, en la calle de Rivoli, al pie de la torre de Santiago-la-Boucherie,

* * *

Blas Pascll murió en 1662; pero los últimos años de su vida no los dedicó al estudio de las ciencias físicas. Su espíritu, grandemente pertur­bado, abandonó el campo donde tan brillantes victorias hubiera podido alcanzar, y retirado del mundo entregóse por entero á un misticismo algo más que sospechoso de herejía.

El jansemsmo hacía entonces estragos en el mundo espiritual de Francia, y Pascal fué una de sus víctimas.

S. F.

EL NACIMIENTO.

BLAS PASCAL

De un monte hecho de corcho, bajando la pendiente Que fingen unas tablas, en curva desigual, Y á cuyos pies de estaño, despéñase un torrente Que muere en un arroyo formado de cristal.

Los Reyes Magos siguen, envueltos en su manto, El eurso que les marca la estrella de latón Y paran las corceles al ver el Portal Santo Oculto en una gruta de barro y de cartón.

Un grupo de pastores, que afrenta á la escultura. Bailando se acompaña de gaita y tamboril, Y olvida las ovejas que pacen en la altura O bajan ellas solas en busca del redil.

Allí nacen hermanos el pino y la palmera, Junto á nu árbol sin hojas se ven lirio y clavel, Y á un iflismo tiempo fingen invierno y primavera, La nieve en las cabañas, la flor en el verjel.

De pavos la manada entre el follaje umbroso. En formación correcta hacia el arroyo va, Y un gallo en un tejado levántase orgulloso Más grande que la casa sobre la cual está.

LA SEMANA POPULAR ILUSTRADA. 621

DE LA MANO A LA BOGA... C U E N T O D E A C T U A L I D A D , ' P O R G A R A N D ' A G H E

i r

Sr. Vizconde, venía por aquel piquillo. Caramba, Vandolín, con qué poca oportunidad llega V. En fin, le daré á cuenta...

Tome V., amigo... Ahí ran reinte duros

Cójalos V. Cójalos V . pronto.

Pero dése Y. prisa que no puedo contener á Galaor ., Lo siento, Vandolín; otro día será...

622 LA SEMANA POPULAR ILUSTRAD4

ü

PAISAJE BE NAVIDAD.—CAMINO DE LA IGLESIA.

El viejo asa castañas en la pintada hoguera, La vieja con sa rueca trabaja junto á él, Y al borde del arroyo, la tosca lavandera ffi trapo ya lavado suspende de un cordel.

Zagales y zagalas en grupos variados, Sus trajes más pomposos luciendo cada cual, Ya corren con premura de ofrendas mil cargados, Ya tocan villancicos delante del Portal.

Un monte coronando, de Herodes la morada Se eleva pintoresca, como es la tradición. Con sus persianas verdes, su rústica fachada, Bmcima un pararrayos, y el dueño en el balcón.

Allí nada respeta la loca fantasía; Mil épocas se juntan en rara variedad. ¡Bendito anacronismo, más Heno de poesía Que el cuadro que se ajusta servil á la verdad!

Gozad, hijos del alma; precioso es el momento, ¡Feliz quien con tan poco consigue tanto bien! También los hombres ponen su alegre nacimiento, Y en él, como en el vuestro, su dicha va también.

Los Reyes, que sus dones á perseguir nos lanzan, Los triunfos representan que busca la ambición; Si muchos los persiguen, muy pocos los alcanzan, Y á algunos el lograrlo les hiela el corazón.

Esa gentil zagala que en los peñascos mora, Al hombre como al niño produce igual placer; En tanto que es de barro se llama la pastora; Después que alienta y vive se llama la mujer.

Y ese Portal que habita la Majestad Suprema, Mi cambia ni se olvida, sin dar en el error. Porque es el misterioso consolador emblema De un Dios que el mundo entero redime con su amor.

¡Que siempre la fortuna que os brinda sus halagos Oculte á vuestros ojos la tentación y el mal; Que siempre vuestra estrella, como á los Reyes Magos, Os muestre llana y fácil la senda del Portall

J. ANTONIO CAVESTANY,

t aiptt g k allí

Como lia venido siendo objeto de animadas con­troversias la posibilidad de hacer llover, no es­tará de más que transcribamos la opinión del ho­norable profesor Edwin J. Houston, consignada en una Memoria que dirige al Instituto Franklin.

He aquí las conclusiones á qpe llega el sabio americano:

1 . ° No es posible provocar la lluvia á volun­tad, por medio de explosiones verificadas á una altura media en cualquier punto de la superficie de la tierra, independientemente de los fenóme­nos meteorológicos.

2. ° En ciertas condiciones meteorológicas, las explosiones á una altura media pueden determi­nar la lluvia sobre grandes superficies.

3. ° La libertad de energía correspondiente á esta lluvia no es debida á las explosiones, sino á la almacenada ó acumulada en el vapor de agua de que la lluvia proviene.

4. ° Las condiciones meteorológicas que deben existir para que tengan éxito las explosiones, bastarían por sí solas, en la mayor parte, si no en la totalidad de los casos, para producir natu­ralmente la lluvia.

5. ° Una diferencia relativamente grande de potencial eléctrico entre las diferentes zonas de aire, ó entre el aire y la tierra, quizá sea favora­ble, cuando las demás condiciones meteorológi­cas concurran, para la producción artificial de la lluvia.

Según los últimos datos estadísticos publicados

por el Ministerio de Instrucción Pública, de 80# alumnos que han comenzado la carrera de Medi­cina en la Universidad de Berlín, sólo tres han obtenido el título y la borla de doctor en el pa­sado curso; hecho digno de consignarse, pues ex­plica perfectamente cómo, merced á ese saludable rigor universitario, se logra que haya en Alema­nia profesores como Koch, Virchow, Bergman y tantos otros que marchan á la cabeza del mo­vimiento científico europeo.

La Compañía de los ferrocarriles del Norte de Francia va á hacer dentro de poco experiencias con una locomotora eléctrica, cuyos primeros en­sayos se verificarán en la linea de París á Saint-Denis, y enseguida, si son satisfactorios, en la línea de Calais á París.

El principio en que descansa la construcción de la nueva máquina, parece ser la renovación de la energía eléctrica por el aprovechamiento de las pendientes. En las bajadas, los trenes, arras­trados por su propio peso y la velocidad adquiri­da, pondrán en movimiento dinamos, que devol­verán á las baterías de acumuladores una parte de la energía gastada en las subidas y en las su­perficies llanas.

* * *

A la comisión organizadora de la Exposición de Chicago ha pedido Edisson 35,000 pies cua­drados para su instalación particular.

Esta extensión comprende la séptima parte de todo el espacio del Palacio de la Electricidad.

El jefe de este departamento escribe: «Edisson me ha dicho que piensa hacer de esta

Exposición la hazaña de su vida.—Pido mucho espacio—dijo,—es cierto; pero necesito hasta la última pulgada cuadrada, y presentaré la serie

LA SEMANA POPUI AR ILUSTRADA. 623

de invenciones eléctricas más interesante que se ha visto hasta el día.»

«Y yo sé, añade dicho jefe, que Edisson hará todo lo que promete y aún más. Está preparando una lista innumerable de novedades brillantes y espléndidas. Los demás físicos de este ramo no están ociosos. Ya se uos pide más espacio del que tenemos, y si esto sigue así, no sé cómo vamos á alojar á todos los expositores.»

A ' :}:

Según la reciente declaración del secretario del Almirantazgo en Inglaterra, el material de la flota inglesa, que en 1870 representaba un valor de 710 millones de francos, no alcanza hoy á los 1,000 millones, y sólo en 1894, cuando se realice por completo el ultimo programa de construccio­nes navales, alcanzará á 1,275 millones de francos.

Para mantener esta colosal fuerza naval en con­diciones útiles de servicio, son necesarios 58 mi­llones de francos anuales.

La Freisinnige Zeitung anuncia que el empe­rador Guillermo acaba de publicar un tomo de sermones.

Estos sermones los pronunció el monarca el ve­rano último durante su expedición á Noruega, dirigiéndose á los oficiales y á los marineros del yacht en que hizo el viaje.

El volumen, editado por M. Richter, limosnero mayor del ejército, tiene este título: La voz del Señor sobre las aguas.

El prefacio contiene la siguiente declaración: «El emperador ha permitido la publicación de

estas páginas, destinadas á recordar su viaje. Se dirigen en primer término á sus compañeros de expedición; pero deben servir también en esferas más dilatadas.

En estas meditaciones habla el padre de fa­milia.

Usa de su derecho sacerdotal, en ausencia de un Eclesiástico, que no hay á bordo, y de este modo da testimonio de sus sentimientos é invita á todos á imitarle en la esfera de su actividad.»

* * Recordarán nuestros lectores la profunda emo­

ción que despertaron hace algunos meses las re­velaciones de lo ocurrido en Massauah, donde el teniente Livraghi desempeñaba tan desairado papel.

Los indígenas detenidos en las prisiones de Massauah por simples sospechas, eran sacados de allí á altas horas de la noche y llevados fuera de la población, donde, sin más formación de proce-

^ so, se les privaba de la existencia. El autor responsable de tales ejecuciones era el

teniente Livraghi, al menos así lo creíamos hasta ahora.

Dicho teniente llegó hasta el extremo de de-elarar que cerca de 800 indígenas habían sido su­primidos de este modo tan ingenioso como rápi­do. La opinión acogió la noticia de tamañas atro­cidades con sentimiento de repulsión y de horror fácil de explicar.

Livraghi, refugiado en Suiza, fué llevado á Italia, y se instruye hace algunos días su proceso ea Massauah.

En el curso de este proceso se nos presenta un cambio completo de escena, una verdadera sor­presa teatral. El general Baldissera, antiguo go­bernador de Massauah, que ha declarado como testigo, dice que asume toda la responsabilidad de los asesinatos ejecutados por Livraghi, pues según afirma, tales actos eran necesarias imposi­ciones de la situación política y militar de la co­lonia (!). ^

Otro general, el general Cossato, hace alarde de haber tomado parte en tales ejecuciones; y, por fin, declara á su vez el general Orero, que también ha desempeñado las funciones de gober­nador de Massauah, que aprueba la conducta de Livraghi, y que él mismo firmó un decreto asig­nándole, como recompensa, una suma de 15,000 thalers, secuestrados á las víctimas.

Concíbese fácilmente la impresión producida por tan espantosas revelaciones.

Los escándalos del proceso de Massauah ven­drán á dar el último y decisivo golne á la polí­tica colonial italiana tan extrañamente compro­metida.

Los periódicos más adictos al Ministerio, tales como La Tribuna, órgano de Nicotera, no pue­den ocultar el horror que les inspira la revela­ción de tantas atrocidades.

«Nos parece, dice este periódico, que somos víctimas de un sueño espantoso, que estamos le­yendo una novela, producto de una imaginación exaltada y enferma.

La supresión no era el fruto de una equivoca­ción y error mental, de una falsa apreciación de

, las cosas, de un trastorno de un individuo que se arrogaba arbitrarios derechos: la supresión era un sistema.y>

*

A pesar de componerse de cincuenta mil bille­tes, el día 15 ya no había ninguno de venta de la lotería de Navidad, que salió ayer, en las expen­dedurías de Madrid. En dicho día por la noche, en todas ellas se leía el clásico cartelillo: No hay billetes.

A este propósito decía un periódico: «No hay reunión alguna, ni tertulia de café, ni

oficina, ni sitio, en fin, adonde vayan habitual-mente varias personas, en los que á estas alturas no se haya distribuido la suerte de uno ó varios décimos.

La pasión por encontrar un número «bonito» llega, en ocasiones, á un verdadero colmo; sin pensar que con las cifras suele ocurrir lo que con las muchachas casaderas: que las feas son, á me­nudo, las que tieiíBu más suerte.»

—Ya lo está V. viendo, que hoy aquí soy yo el único representante del bello sexo.

El ingenio se encuentra á veces donde menos se es­pera.

El general duque de Malakof de vuelta de un paseo por lo? alrededores de Par ís , hizo detener su coche en una de las puertas para que le registrase uno de los empleados del resguaido de con^ujaos. Este se presenta, reconoce al general y dice volviendo á cerrar la porte­zuela y saludando:

— Perdone V. , señor duque; los laureles no pagan derechos.

—Pepito, ahora que estamos en Navidad, qué quieres que te regale, juguetes ó dulces?

—Yo? juguetes... de chocolate y de azúcar. * * *

Aviso á los supersticiosos. Parece que el año 92 em­pieza en viernes y Gedeón reflexiona:

—Ahora no nos falta más sino que empiece en 13!

El que confía en el acaso, cha de él, es sabio.

es necio: el que se aprove-

Los hombres son como las que hay que verlas de lejos.

decoraciones de teatro.

En la última reunión de la Sra de A. la parte feme­nina no se componía más que de feas 6 de viejas

Gedeón arrimado á la chimenea contempla aquel cua­dro y de pronto dirigiéndose á la señora de la casa dice:

— Pues señor, esto es muy raro! —El qué, señor Gedeón?

Hay todo un sistema de gobierno encerrado en estas sencillas palabras: el hombre come por donde habla.

De otro modo sería imposible taparle la boca á nadie. SELGAS.

* * *

El público es el niño más viejo que se conoce. SELGAS. * * *

En el público se encuentra siempre de todo: lo único que no se halla nunca, es juicio.

SELGAS.

Nos aten a ver una pistola en las manos de un niño, y no nos asusta ver á un niño en las manos de un maes­tro impío.

SELGAS.

La vejez, digan lo que quieran los filósofos, no es más que la imposibilidad en que el hombre se encuentra de continuir siendo joven.

No hablo de las mujeres, porque para ellas no hay nada imposible.

SELGAS.

UN LIBRO DE OPORTUNIDAD

Leemos y reproducimos con mucho gusto de E l Dia­r io de Barcelona:

«Se ha publicado en Valladolid una traducción espa­ñola de la obra francesa «Catecismo del patrono,» de M. León Harmel. En ella se encuentra una exposición completa de doctrina social, respecto á las relaciones entre patronos y obreros, que el autor ha llevado á la práctica en su famosa fábrica de Val de-Bais con éxito generalmente conocido y admirado. M Harmel parte del concepto de que siendo las aglomeraciones de obre ros un peligro para la familia y ia sociedad, y siendo el empresario ó patrono, en cierto modo, la causa de este peligro, asume la grave obligación de conjurarlo consi­derando á los obreros como una familia de la cual fes jefe. Por este procedimiento se realiza un ideal de ar­mónica jerarquía, que no resulta depresiva para nadj-e, pues se funda en la caridad y en la libre voluntad de todos. Recomendamos á los patronos especialmente, y en general á cuantos se preocupan de tales cuestiones, la lectura de esta obra, que va precedida de descartas muy encomiásticas del cardenal Langenieux y de mon­señor Freppel.»

Tipografía de la Casa P. de Caridad.

/ L . O S m TÍMU ya sea reciente 6 cróniea, tomen las

P A S T I L L A S P E C T O R A L E S i « ! OP. A n d r e a y se aliviarán pronto por fuerte que • • a . Sus efectos son tan rápidos y seguros que casi siem­pre desaparece la T O S al concluir la primera oaja.

JPldiaBLa* • • t o s S3a.»&tcm.sm.<*tm.t&&

Para el A S M A prepara el mumo autor los Gigarri l le» y Papeles azoados que lo calman al instante

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L O S R E S F R I A D O S i% U nuil y K% 1» o&bm dmpmm

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BAP¿ MJLSALim qa« prepara «1 mismo Dr. Andrea,

ta ato fuiliaimo y tai •faetei («tam y rápiloi.

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SAMA, H E U T O S A j F U E R T E y no padfcer dolores \ de muelas visen e! ELIXfiR y í es P O L V O S de

• C R T H O L I N A D E N T I F R I C A que prepara el D r . A n d r « u . Su uso emblanquee® la I dentadura, fortifica notablemente las enc ías , evltaade |

l&a caries y ia oscilación de los dientes. Su olor exquisito y agradabU perfuma el aliento.

624 LA SEMANA POPULAR ILUSTRADA.

COMPAÑIA G E N E R A L D E T A B A C O S D E F I L I P I N A S +4> Celebrado en el día de hoy el segundo sorteo para la amortización de obligaciones de la Compañía, según se dispone en la escritura de emisión de las mis-

•mas, ha correspondido la suerte á las 15 bolas números 335 - 3 á ü , ~ 630 , - 8 5 9 , - 957 — 1,046,- 1 ,061,- 1,293 — 1,314,- 1,315,-1,403,-1,473,-1,527,— • •

, 1,606,-1795. 0

•En consecuencia, quedan amortizadas las 150 obligaciones números 3,341 á 3,350, — 3,391 á 3,400, — 6,291 á 6,300, — 8,581 á 8,590, — 9,561 á 9,570, — gg

10,451 á 10,460,- 10,601 á 10,610,-12,921 á 12,930,-13,131 á 13,140.-13,141 á 13,150 — 14,021 á 14,030,-14,721 á 14,730,— 15,261 á 15,270,- 16,051 á W t | 16,060,-y 17,941 á 17,950. J S ¡

Con arreglo á lo que previene la referida escritura de emisión, se hacen públicos los antecedentes datos para conocimiento de los interesados, que podrá» f p percibir, desde el día 1.° de enero próximo, la cantidad de 500 pesetas por cada una de las obligaciones amortizadas. Desde el mismo día se satisfará el importe

mm del cupón número $ de todas las obligaciones emitidas, tanto de las amortizadas en este sorteo como de las no amortizadas. tffe El pago del valor de la amortización y del cupón se verificará en el domicilio de la Sociedad, Rambla de los Estudios, número 1, bajo, en la sección de conta-

JÉjb bilidad, desde las 9 hasta las 12 de la mañana, mediante la presentación de los títulos de las obligaciones á las que ha correspondido la amortización en este sor- g& teo y del cupón número 2. Antes de proceder al cobro, se servirán suscribir los señores obligacionistas las facturas que se les facilitarán gratuitamente para este

gst efecto en las mismas oficinas, y verificado el pago de las obligaciones amortizadas y del cupón número 2, se procederá en el acto á su inutilización. El pago, tanto de los cupones como del importe de las obligaciones amortizadas, tendrá lugar durante los 20 primeros días_del mes de enero, y transcurrido

•este plazo, los lunes y jueves de cada semana á las horas indicadas.

Barcelona 15 de diciembre de 1891.—El Secretario General, GARLOS GARCÍA FATUA.

M m m m . m M M m m m m t m m m

MÁOÜINAS p a r a COSER, PERFECCK

*A j&jLfct i KA m m i m m

PATENTE DE INVKNCIÓN

V E N T A A L P O R M A Y O R Y M E Í

- A J . o o i a . t a d . o y A. p l a z o » ,

18 bis, AVÍÑÓ, 18 bis.—BARCELOP

PRECIO

Cortes, 225, escalera izqaier.a, 3.°

Si i á l TAUBOS LXCCIOSSI EN OOLEQIOS Y CASAS PARTICULARES

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m i m m n liinea, <le l a s A n t i l l a s , 5 í e w - Y o r k y V e r a e r n í . — • Combinación á

puertos americanos de! Atlántico y puertos N. y S. del Pacífico. Tres salidas mei.. nales; e! 10 y 30 de Cádiz y el 20 de Santander.

Itínea. de CoMm.—Combinación para el Pacífico, al N. y 8. de Panamá y servicio á Cuba y Méjico con trasbordo en Puerto-Rico. Un viaje mensual saliendo de Vigo el 12, para Puerto-Rico, Costa-Firme y Colón

f j inea de Fi l ip inas .—Extens ión á Ilo-Ilo y Cebú y Combinaciones al Golfo Pérsico, Costa Oriental de Africa, India, China, Coiichinchina y Japón. Trece viajes anuales saliendo de Barcelona cada 4 viernes, á partir del 9 de enero de 4891, y de Manila cada 4 martes á partir del 13 de enero de 189!

L i n e a de Buenos-Aires .—Un viaje cada mes para Montevideo y Bue­nos-Aires, saliendo de Cádiz á partir den de junio de 1891.

L i n e a de F e r n a n d o Póo.—Con escalas en las Palmas, Río de Oro, Da­kar y Monrovia. Un viaje cada tres meses, saliendo de Cádiz.

S e r v i c i o s de A f r i c a . — L í n e a de M a r r u e c o s . Un viaje mensual de Bar­celona á Mogador, con escalas en Málaga, Ceuta, Cádiz, Tánger, Larache, Rabat, Casablanca y Mazagán.

Servic io de Tát t f / t r —Tres salidas á la semana de Cádiz para Tánger los lu­nes, miércoles y viernes; y de Tánger para Cádiz los martes, jueves y sábados

Estos vapores admiten carga con las condiciones más favorables y pasa" jeros á quienes la Compañía da alojamiento muy cómodo y trato muy esme­rado, como ha acreditado en su dilatado servicio. Rebajas á familias Precio8 convencionales por camarotes de lujo Rebajas por pasajes de Ida y vuelta-Hay pasajes para Manila á precios especiales para emigrantes de clase arte-sana o jornalera, con facultad de regresar gratis dentro de un año, si no en­cuentran trabajo.

La empresa puede asegurar las mercancías en sus buques. A V I S O I M P O R T A N T E . — L a C o m p a ñ í a p r e v i e n e á los se­

ñ o r e s c o m e r c i a n t e s , a g r i c u l t o r e s é i n d u s t r i a l e s , que r e c i ­b i r á y e n c a m i n a r á á ios des t inos que los mismoH des ignen , l a s m u e s t r a s y notas de p r e c i o s que c o n este objeto se l e en­treguen .

* Esta Compañía admite carga y expide pasajes para todos los puertos del mundo servidos por lineas regulares.

Para más informes.—En Barcelona; L a Compañía Trasatlántica, y los seño­res Ripol y G.s, plaza de Palacio —Cádiz: la Delegación de la Compañía Trasat­lántica.— Madrid; Agencia de la Compañía Trasatlántica, Puerta del Sol, 10.— Santander; Sres. Angel B. Pérez y C.a— Coruña; D. E da Guarda.— Vigo; don Antonio López de Neira —Cartagena; Sres. Bosch Hermanos.—Valencia, sana­res Dart y G.4.—Málaga; D. Luís TDuarte.

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Dormitorio de San Francisco, núm. 8, principal.

C A P I T A L S O C I A L : 5 . 0 0 0 , 0 0 0 D E P E S E T A S " " — • •

| | . JUNTA DE GOBIERNO ^Presidente

José Ferrar y Vidal.

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• 5 ? Excmo. Sr. D. # ^

Vicepresidente

Excmo. Sr. Marqués de Sentmanat.

Vocales Sr. D Lorenzo Pons y Clerch.

• ' 8 Sr. D. Ensebio Güell y Bacigalupí. x x § Sr* Marqués de Montolíu.

Excmo. Sr. Marqués de Alalia. Sr. D. Juan Prats y Rodés.

Sr. D.N. Joaquín Carreras. Sr D. Luís Martí Codolar y Gelabert. Sr. D Carlos da Gamps y de Olzinellas, Sr. D. Juan Ferrer y Soler. Sr. D. Antonio Goytissolo.

Comis ión Direct iva Sr D. Fernando de Delás. Sr D. José Carreras Xuriach. Excmo. Sr. Marqués de Robert.

Administrador Sr. D. Simón Ferrar y Ribas.

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Esta Sociedad se dedica á constituir capitales para formación da dotes, reden­ción de quintas y otros fines análogos; seguros de cantidades pagaderas al falle­cimiento del asegurado; constitución de rentas vitalicias inmediatas y diferidas, y depósitos devengando intereses.

Estas combinaciones son de gran utilidad para las clases sociales. La formación de un capital, pagadero al fallecimiento de una persona, con­

viene especialmente al padre de familia que desea asegurar, aun después de su muerte, el bienestar de su esposa y de sus hijos: at .iijo que con el producto de su trabajo mantiene á sus padres: al propietario que quiere evitar el fracciona­miento de su herencia: al que habiendo contraído una deuda, no quiere dejarla á cargo de sus herederos: el que quiere dejar un legado sin menoscabo del patri­monio de su familia, etc.

E n la mayor parte de las combinaciones los asegurados tienen participación en los beneficios de la sociedad.

•» f s • a •s •» •s t i t i •9 • 5 Puede también el suscriptor optar por las P ó l i z a s sor tead le s , que entre

1^ otras ventajas presentan la de poder cobrar anticipadamente el capital asegura-' 3, si la fortuna le favorece en alguno de los sorteos anuales. JJA

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