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EDITORIAL DE CIENCIAS SOCIALES, LA HABANA, 2011

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JuradoAna Esther Ceceña, presidenta México

Mary Alice Waters EE.UU.Jorge Hernández Martínez Cuba

Edición: Yasmín S. Portales MachadoDiseño de cubierta: Yuleidis Fernández LagoDiseño interior: Jorge Álvarez DelgadoCorrección: Osvaldo C. Padrón GuásComposición computarizada: Irina Borrero Kindelán

© Colectivo de autores, 2011© Sobre la presente edición:

Editorial de Ciencias Sociales, 2011

ISBN 978-959-06-0742-X obra completaISBN 978-959-06-1350-0 tomo VIII

Estimado lector le estaremos agradecidos si nos hace llegar sus opinionesacerca de nuestras publicaciones.

INSTITUTO CUBANO DEL LIBROEditorial de Ciencias SocialesCalle 14 no. 4104 entre 41 y 43Playa, Ciudad de La Habana, [email protected]

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Índice

Nota introductoria

La huella de Haití entre el latino-américo-centrismo y la historia universal.

Otro camino para descolonizar nuestrahistoria, cultura y Estado. Notas paraun proceso de liberación permanente

CARLOS FRANCISCO BAUER

José Carlos Mariátegui a la luzdel socialismo del siglo XXI

CECILIA N. VALDÉS PONCIANO

La tierra: suprema mercancía.Su acaparamiento como forma emergente

de someter ante el mercado y el capitalCARLOS ELOY BALMASEDA ESPINOSA

La llama que arde: sobre culturay pensamiento crítico

ALFREDO SALDAÑA

Técnica, nihilismo y capitalismo. Notaspara una discusión en torno

a las dimensiones ontológicasde la economía y los problemas

de la técnica, el nihilismo y el capitalismoJESÚS GARCÍA DE LAS BAYONAS

1

30

59

91

120

VII

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Solidaridad con nombre de isla y arena.Las lecciones del internacionalismo

cubano en la República Árabe SaharauiDemocrática

JOSÉ ANTONIO MONJE

La voz del Silencio(Una aproximación cualitativa al sujeto

silencioso a través del enunciado)MARCIA DEL CARMEN LOSADA GARCÍA

La dominación comunicativa: un desafíopara el socialismo del siglo XXI

en la guerra culturalVÍCTOR ANDRÉS GÓMEZ RODRÍGUEZ

Burocalipsis o socialismo con todos,y para el bien de todos

VÍCTOR ROLANDO BELLIDO AGUILERA

El ocaso del imperio del dólar:¿la hora de las guerras

o de los pueblos?FAUSTINO COBARRUBIA GÓMEZ

De los autores

139

164

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279

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Nota introductoria

Como una de las citas imprescindibles del calendario editorial, y es-timulado por la excelencia de participaciones desde su inicio, el Con-curso Internacional de Ensayo “Pensar a Contracorriente” lanzó almundo su octava convocatoria en el verano boreal de 2010, para to-das aquellas personas interesadas en aportar, con sus criterios, a lareflexión y crítica de distintos aspectos de la realidad contemporá-nea. Hasta el 15 de enero de 2011, fecha límite, el flujo de textosenviados a la Oficina del Concurso “Pensar a Contracorriente” fueconstante, como señal indiscutible de la alta resonancia que habíalogrado. Semejante acogida es muestra de que la actitud crítica frentea la realidad –violenta, hipercomercializada, deshumanizadora– noes solo actitud práctica en las rebeliones que recorren el mundo, sinoque genera cuestionamientos profundos en personas de las más di-versas generaciones y países.

Organizado por el Ministerio de Cultura de Cuba, el Instituto Cu-bano del Libro y la Editorial de Ciencias Sociales, el “Pensar a Con-tracorriente” 2011 recibió 87 trabajos enviados desde 13 países, escritosen español, inglés y portugués. Llamó la atención la gran cantidad deensayos recibidos desde Cuba (33), España (13) y Argentina (11).Otros países como El Salvador, Ghana y República Árabe SaharauiDemocrática estuvieron en competencia por primera vez.

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VIII

La noticia de los premios se dio a conocer el 15 de febrero de 2011,durante la Feria Internacional del Libro de Cuba, en la Casa de lasAméricas. El jurado, integrado por Ana Esther Ceceña (México), pre-sidenta, Mary Alice Waters (Estados Unidos), y Jorge HernándezMartínez (Cuba), determinó otorgar el Premio Único al ensayo: “Lahuella de Haití entre el latino-américo-centrismo y la historia univer-sal. Otro camino para descolonizar nuestra historia, cultura y Estado.Notas para un proceso de liberación permanente”, del argentino Car-los Francisco Bauer; y Mención Especial a dos textos cubanos desimilar valor: a Cecilia Nadina Valdés Ponciano, por “José CarlosMariátegui a la luz del socialismo del siglo XXI”, y a Carlos EloyBalmaseda Espinosa, por “La tierra: suprema mercancía. Su acapa-ramiento como forma emergente de someter ante el mercado y elcapital”. Además, el jurado reconoció la calidad de otros siete textosllegados desde España, República Árabe Saharaui Democrática yCuba. Los mismos están incluidos en este octavo volumen de la co-lección.

La amplia y sostenida acogida que marcan estos ocho años deconvocatoria, así como la calidad y variedad de las temáticas queabordan los ensayos remitidos, evidencian que la actitud de “Pensara Contracorriente” está muy extendida. A pesar del intento de bana-lizar sus objetivos y medios, el pensamiento crítico se abre paso confuerza, y presenta batalla cotidiana al poder hegemónico del capita-lismo neoliberal, sabiendo que en ello se juega una parte importantedel futuro de la humanidad.

LA EDITORA

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La huella de Haití entreel latino-américo-centrismo

y la historia universal. Otro caminopara descolonizar nuestra historia,

cultura y Estado. Notas paraun proceso de liberación permanente

CARLOS FRANCISCO BAUER

Presentación del problema

Pienso que uno de los problemas del marxismo a lo largo de su histo-ria en América Latina, fue la ausencia de pensamiento intercultural,salvo en obras excepcionales como las de J. Martí, J. C. Mariáte-gui, P. Freire, E. Dussel, etc. En ellos se encuentra la apasionanteexploración marxista de una América mestiza, india, campesina,alternativa. Pienso que otro gran problema en el pensamiento mar-xista, dentro de la perspectiva intercultural, ha sido la falta de reali-zación de estudios detenidos en la cuestión haitiana como un procesorevolucionario de suma importancia para Latinoamérica. Un grandesafío para el marxismo del siglo XXI es superar el eurocentrismo,latino-américo-centrismo. Estas pocas líneas pretenden desandar es-tos caminos partiendo de un tipo de sujeto revolucionario impensadopara el propio Marx, y no tenido en cuenta debidamente por losmarxistas y revolucionarios latinoamericanos. En el caso del marxis-mo argentino, ambos temas, interculturalidad y revolución haitiana,brillan por su ausencia.

Basado en Marx, Sartre, Dussel, etc., intentaré retribuir aportes alos legados que nos han dejado sus obras, pero sin evitar las críticas,para seguir construyendo una dinámica que a ellos les inculcaron y

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2 Carlos Francisco Bauer

que nosotros intentamos continuar. Este tema también nos permitecuestionar el eurocentrismo del socialismo europeo. Tanto en Euro-pa como en América, siempre se consideró primordialmente el suje-to revolucionario proletario y, en algunos casos, el campesino. Martírompe esta cerrazón incorporando un pensamiento mestizo, Mariá-tegui al indio, mientras que Fanon, desde Argelia, va a postular allumpen-proletariado.

La Revolución Haitiana nos muestra un sujeto impensado, invisi-bilizado y negado epistemológica e históricamente por las más diver-sas teorías críticas. Desde el sujeto revolucionario esclavo es posiblerepensar el marxismo del siglo XXI, como también no es descabella-do reformular la categoría de esclavitud en la actualidad. “El hombreha nacido libre, y sin embargo vive en todas partes entre cadenas. Elmismo que se considera amo, no deja por ello, de ser menos esclavoque los demás”,1 nos decía Jean-Jacques Rousseau al comienzo delContrato Social.

También revisaremos y reformularemos conceptos como el dehorizonte del sujeto-objeto, del trabajo vivo (LebendigeArbeit) y delsujeto-sujeto resituadas desde la perspectiva de incorporar a Haití enla Historia de la Liberación de América y más allá del eurocentrismoy del latino-américo-centrismo.

Focalizaré en el proceso de la Revolución Haitiana intentando arti-cular la dimensión histórica, antropológica y filosófica, no en pasarrevista a cada uno de los autores y temas mencionados más arriba,debido a que excederían las dimensiones de este trabajo. Lo que si-gue es el comienzo del desarrollo de la temática a través de la cualintentaré realizar lo propuesto.

Introducción

El presente trabajo pretende iniciar un proceso de des-encubrimien-to-deschave (a lo Kusch) o desenmascaramiento (a lo Nietszche) delas visiones independentistas tradicionales latinoamericanas. Dichasconcepciones parten de 1810, 1808, o a lo sumo de 1806, respon-diendo a una óptica latinoamericocentrista (criollocentrismo) imbui-das de eurocentrismo, con el anhelo de liberarse del opresor peropareciéndose al mismo en algunos sentidos. Por otro lado, no pre-

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3La Huella de Haití entre el latino-americo-y la historia universal...

tendemos negar este proceso, sino abrirlo de su centrismo prejuicio-so que excluye a la independencia haitiana de la historia “grande”.La primigeneidad del elemento cultural radical negro-mulato (en cir-cunstancia de esclavitud), nos permite revisualizar dicho proceso deliberación con otra significación, amplitud y continuidad. Hoy, toda-vía, este hecho causa sorpresa ¡cómo los esclavos iban a realizar unarevolución para imitar! Esta épica excedió el pluscuamperfectismode la “inteligencia” o ¿inteligentzia? de propios y extraños.

Ayití se encuentra entre dos peligros. Ayití se encuentra entre Es-cila y Caribdis. Escila es un escollo del estrecho de Mesina frentedel torbellino Caribdis. Escila fue un monstruo marino que anteshabía sido una hermosa doncella, hija de Forcis y Hécate. Torso demujer y cola de pez, seis perros parten de su cintura con dos patascada uno para hacer un total de doce. Caribdis era un monstruomarino, hija de Poseidón y Gea. Tragaba mucha agua tres veces aldía y la devolvía cambiada. Era un gran remolino que engullía todolo que estaba a su alcance. Una flecha de proximidad separaba aEscila de Caribdis. Los argonautas pudieron pasar gracias a que losguió Tetis, una de las nereidas. En cambio Odiseo se arriesgó conEscila perdiendo parte de su tripulación, en vez del barco completocon Caribdis (Homero, Odisea, libro XXII). Pienso que estos dos pe-ligros son para Haití, el latino-américo-centrismo y el eurocentris-mo o Historia Universal.

El camino de Mackandal y Boukman sobre todo, y también deDessalines, era similar al de los argonautas. Mientras que el caminode Pétion y Christophe fue el camino hacia Escila y Caribdis. En eltranscurso del trabajo indicaremos en qué sentido sostenemos esto.Pienso que la situación de América Latina o Abya Yala2 es similar, ya la hora de plantearse un proceso de descolonización de la historia,de las culturas y los Estados, no puede de ninguna manera eludirseestos dos peligros. Una aclaración final, no realizo este planteamien-to ningún tipo de intención de acentuar un dualismo sustancial quenos lleve por contrapartida a refugiarnos en fundamentalismos, esen-cialismos, totalidades cerradas o un indígeno-centrismo negro, sinotodo lo contrario, se trata de redescubrir nuestros elementos origina-les y re-definir nuestros propios proyectos de vida y libertad, desdedonde conversar con el mundo y con los peligros que el mundo pre-tende imponernos.

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Ubicación Geo-histórica

Haití3 o Santo Domingo4 es una isla de las Antillas Mayores, la quefue llamada por los pobladores más antiguos del lugar (ab-origene)como Quisqueya.5 Entre sus habitantes estaban los aguerridos caribes(caníbales) en la jerga del colonizador, taínos y arawakos. Fue avista-da por el interés y usura de Colón en 1492, quién la rebautizaríacomo la Hispaniola6 o La Española. Los diccionarios enciclopédicos,en tono científico, sostienen que fue “descubierta” por Colón, quees, de público alcance, un mercader en busca de “fortuna”. Para En-rique Dussel, haciéndose eco de cierta reminiscencia levinaciana,zubiriana, y también ellacuriana, sería el comienzo del “encubri-miento” (Dussel, 1994)7 del ego conquiro sobre el Otro Cultural únicoe irrepetible, dando inicio al moderno sistema-mundial. En este tra-bajo realizaremos un proceso de desencubrimiento del otro culturalpropiamente.

Haití es, actualmente, un Estado del archipiélago de las Antillasque se encuentra ocupando la parte occidental de la isla de SantoDomingo. Haití limita al norte con el océano Atlántico, al este con laRepública Dominicana, al sur con el mar de las Antillas y al oestecon el Paso de los Vientos, que la separa de Cuba unos 77 km. Sucapital es Port-au-Prince o Puerto Príncipe.

El país es de aspecto montañoso alternado con extensos valles,similar a la República Dominicana, pero su contorno es más irregularque el de esta última, caracterizado por dos penínsulas con proyec-ción oeste formando el golfo de Gonave, en medio del cual está laisla del mismo nombre que, a su vez, servía de refugio a quieneslograban huir de la carnicería y crimen cultural que el colonizadorhabía tendido en la isla. Posee un río mayor que es el Artibonite y unimportante lago, el Saumâtre, cerca de la frontera dominicana. Losbosques la cubren en un 25% del territorio, abundando el cedro, lacaoba y el pino, que fueron motivo de la posterior desforestaciónecológica. Su unidad monetaria es el gourde, mientras que su pobla-ción se caracteriza por el predominio del elemento cultural negro ymulato de ascendencia francesa, en aproximadamente un 90% de lapoblación. El idioma “oficial” es el francés, aunque el pueblo-etnia-ethos se exprese en un idioma distinto, de raíces africanas mezcladacon el francés, el español y otras lenguas, que mucho dista del francéscolonizador y que se denomina Kreyòl (creole), siendo recién declara-do, en la constitución de 1987, como otro idioma oficial. La religión

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impuesta es la católica, existen una arquidiócesis y cuatro obispados.Pero la religión del ethos-etnia-pueblo es el Vudú, que ha sabido mesti-zarse con la religión católica sin perder identidad, además de ser, tam-bién, declarada religión oficial de Haití después de que venciera lalucha de liberación.

Otra metodología

Nos planteamos la problemática siguiente, ¿cómo franquear este abis-mo entre la filosofía y la historia de etapas cerradas o meramenteacadémica con intenciones políticas eurocéntricas, para, de esta ma-nera, poder acceder a otro análisis de historia y filosofía?

De esta forma avistamos y pretendemos empezar a trazar una tra-ma de análisis distinto, con anclaje en la Geo-historia de la Libera-ción de América Latina, o más propicio de Abya Yala8 de una maneraradical, con uno de sus elementos culturales constitutivos, como esel elemento espiritual y cultural negro, es decir afroamericano, o mejorafroabyayalence. En este sentido miramos el proceso bajo la perspecti-va de una historia de la liberación que comienza con la liberación dela historia en cuanto a sus esquemas. La liberación teórica de la his-toria que proponemos consiste en liberarla como investigación(éóôïñßá) de la captura de las teorías ideológicas románticas-positivis-tas-ortodoxas dogmáticas marxistas europeas que han tendido susesquemas fijos por todos los continentes, concibiendo etapas inmu-tables y supuestamente omni-abarcativas. La inmensa diversidadcultural jamás se ha hallado contenida en ninguna de estas forzadasperiodizaciones.9

Así como Egipto libera a Grecia del griegocentrismo (Martín Ber-nal), producto de la captura europea, la independencia haitiana pre-cede a toda independencia criolla latinoamericana de 1810 e inclusode 1806, de la cual parten la mayoría de las enciclopedias y de lostextos de historia criollocéntricos de raigambre eurocéntrica, de laescuela normal, producto del rapto europeo de la investigación histó-rica, ya que solo pretenden “reflejar”, paternalístamente, el espíriturevolucionario que el “espíritu” europeo (autoconciencia) encendie-ra, después de un largo proceso, en el criollo como sostenía Hegel,que en más de un caso continuó ad intra (al interior) el proceso euro-peo de colonización, llegando a lugares a donde el europeo no habíapodido llegar, por ejemplo, la campaña del Chaco (Argentina). De

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esta manera vemos que más que una intención de investigar acercade Historia, hay una intención de ideologizar-tergiversar dichos análi-sis. La historia es multifacética y multi-procesual, multilineal, multi-causal, pluricultural y, para nosotros, los otros sí cuentan principalmente.Esto implica una apertura filosófica distinta a la filosofía histórica eu-ropea, europeizada y solamente crítica de lo europeo y europeizado.

La filosofía de la liberación que proponemos, dando un paso más,como filosofía abierta y liberada,10 en este nivel de análisis se en-cuentra pensando los elementos concretos que dotan de nuevos con-tenidos en pensamiento-acción, y por ahora los diversifica en relacióncon la historia de su constitución. La historia de la liberación quetenemos en vista relacionada con la filosofía liberada aporta elemen-tos concretos que dotan de nuevos contenidos al pensamiento-ac-ción para que este pueda diversificarse respecto a una propiaconformación histórica. Veremos si podemos adherirnos a esta ex-presión de Sartre y precisarla aún más: “Considero que el campofilosófico es el hombre […] en ningún caso puede plantearse la cues-tión sino en relación con el hombre, en relación con el hombre en elmundo” (Sartre, 1973:63).

Pensamos que aquí Sartre avanza por sobre la epocalidad de Hei-degger haciendo mayor hincapié en la antropología con vistas a unapolítica, pero de ninguna manera se puede reducir la temática al con-cepto de hombre y de mundo, sino ampliarlo en sentido plural haciala noción de culturas y de hombres-mujeres como múltiples fuentesinagotables del quehacer filosófico e histórico.

Más adelante nos dice Sartre: “el hombre de la antropología esobjeto, el hombre de la filosofía es objeto-sujeto […] El problema essaber si agotamos en la objetividad su realidad” (Sartre, 1973:63). El“hombre” es objeto para la antropología, mediada la aclaración deque lo es sólo para la antropología de la dominación, la misma quesurgiera hacia el último cuarto del siglo XIX en Europa y América delNorte en la denominada epopeya Western, según nos comenta Le-clerc (1973), con fines culturales y políticos de dominación, no parala antropología de la liberación, no tenida en cuenta por Sartre, quetoma a los distintos hombres-mujeres en sus referencias culturalespropias, más allá de la fenomenología, y criticando con más contun-dencia la maquinaria ideológica y material que se cierne violenta-mente sobre ellos, por cuya liberación brega.

Estamos de acuerdo con Sartre en que no se agota la realidad en laobjetividad, pero más allá de Sartre pensamos en diversificar la me-

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todología, para poder orientarnos de alguna manera hacia lo diversode la realidad, en una relación sujetos/sujetos que no se cierre a unadefinición de hombre y de mundo.

Estas limitaciones en las definiciones pueden deberse a varios mo-tivos, por ejemplo, Leclerc cita de Malinowski lo siguiente:

El europeo medio comprometido con la organización y ejecución de laenseñanza en África no es ni etnógrafo ni sociólogo. Es en general incons-ciente de las implicaciones culturales, sociales y políticas del procesoeducativo y, sobre todo, no ha estudiado los sistemas indígenas de educa-ción. El resultado es que formamos africanos que no tienen lugar ni en elmundo tribal ni en la comunidad europea (Leclerc, 1973:107).

La antropología estudia las culturas vivas y la arqueología estudialas culturas “muertas”, pero en ambos casos la diversidad es un he-cho del cual se parte, no que haya que probar fenomenológicamente,aunque también sea efectivamente probable partiendo del hecho ofenómeno del ponerse a trabajar. Dicha acción es una prueba ante laconciencia de los esquemas cerrados. Se parte de esta diversidad conun instrumental a su vez diverso y abierto a la incorporación diversade elementos nuevos. A raíz de todo ello nos planteamos la siguienteproblemática, ¿cómo franquear este abismo entre la historia y la filo-sofía de la normalización romeriana o meramente académica conintenciones políticas eurocéntricas, para terminar de liberar a la filo-sofía y a la historia de estas redes y aportar la posibilidad de un ma-yor avance con respecto a la filosofía de la liberación partiendo de uncontenido histórico radical?

Concebimos, por ahora, aprovechando y empleando una labor rea-lizada y a su vez dándole continuidad a nuestro trabajo,11 que la ana-léctica da unos pasos adelante acortando distancias entre la historia yla filosofía, nos referimos a la analéctica del primer constructo des-ontologizante, según lo establecimos en nuestro escrito, antes que searquitectonice, ya que aquí se define bipolarmente su canon de dis-cusión y formulación que nos restringiría la tarea. El sentido de ana-léctica, que describimos, es aquel que indica al otro como otro más alláde la propia referencia cultural que es todo el sentido de anó o ana ensentido éthico, según lo define Dussel. Pero articulando debidamenteel planteo antropológico que hicimos, con la analéctica del primerconstructo, es que proponemos una meta-analéctica o una apertura ala misma. Una vez que la analéctica indicó al otro como otro, y con elbasamento antropológico distinto que poseemos, nos disponemos atrasvasar la indicación, y a partir decididamente del otro como otro pro-

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piamente, y a este movimiento de salida de sí; del sentido bipolar a loDussel, y con una salida radical del sentido unipolar eurocéntrico;denominamos meta-analéctica o apertura en sentido pluripolar.

Precedentes históricos de la Isla Caribeña

1. En un revelador texto contradiscursivo, por lo menos con res-pecto a Sepúlveda, Bartolomé de las Casas sostiene que

en la isla Española, que fué la primera, como dejimos, donde entraroncristianos e comenzaron los grandes estragos e perdiciones destas gentes eque primero destruyeron y despoblaron, comenzando los cristianos a to-mar las mujeres e hijos a los indios para servirse e para usar mal dellos ecomerles sus comidas que de sus sudores he trabajos salían, no contentán-dose con lo que los indios les daban de grado (De Las Casas, 1985:41).12

2. Luego, según nos relata Bartolomé, había “cinco reinos” (DeLas Casas, 1985:45-50) en la gran isla: el de Maguá, dirigido por Gua-rionex, Marién, dirigido por Guacanagarí, Maguaná, cuyo rey era Ca-noabo, Xaraguá su señor era Behechio y muerto el mismo le sucedesu hermana Anacaona, e Higüey, cuya reina era Higuanamá. Todoseran fértiles, hermosos y amables reinos, según escribe Bartolomé,pero todo sucumbió con la llegada del “cristiano” europeo. A Higua-namá la ahorcaron

e fueron infinitas las gentes que yo vide quemar vivas y despedazar eatormentar por diversas y nuevas maneras de muertes y tormentos y haceresclavos todos los que a vida tomaron (…) sacábaseles la leche de las tetasa las mujeres paridas, e así murieron en breve todas las criaturas (De LasCasas, 1985:48-49).

Y por último “no dieron más causa los indios ni tuvieron másculpa que podrían dar o tener un convento de buenos e concertadosreligiosos para roballos e matallos y los que de la muerte quedasenvivos, ponerlos en perpetuo cautiverio e servidumbre de esclavos”(De Las Casas, 1985:48-49). Así es como se revela-desencubre lasiguiente acción-reacción “de aquí comenzaron los indios a buscarmaneras para echar a los cristianos de sus tierras” (De Las Casas,1985:41), y es, para Dussel, el comienzo de toda la dinámica de laviolencia que “el dominador inicia en primer lugar” (Dussel, 1983:35).

3. Haciendo un recuento desde el concepto de sujetos hegemóni-cos,13 el 12 de octubre de 1492 Rodrigo de Triana divisa la isla de

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Guanahaní, una de las Bahamas a la que Colón dio el nombre de SanSalvador, abordó después en Cuba, y el 5 de diciembre Colón avistaBohío (Quisqueya) encubriéndola, como vimos, con otro nombre,La Española, con el desenlace de todo lo descrito arriba. Antes departir a España, con los restos de la Santa María construye un fuertellamado La Navidad dejando una tropa de cuarenta hombres al man-do de Diego de Arana. A la vuelta, en 1493, recorre las AntillasMenores, Puerto Rico y Jamaica y al paso por la Española encuentrael fuerte destruido y sin ocupantes. Organizó una expedición al inte-rior de la isla dando por resultado el dominio “total” y la imposicióndel sistema del momento (exterminio y repartición, combinadas).También fundó la ciudad de La Isabela. Bartolomé, hermano de estealmirante de la Vega Real,14 funda la ciudad de Santo Domingo en1496 en la desembocadura del río Ozama. Cuando Colón retorna ensu tercer viaje en 1498 avista la isla de Trinidad, la desembocaduradel Orinoco y la punta de Paria en Venezuela, y al paso por la Espa-ñola nuevamente encuentra a la isla sublevada a causa del sistema derepartimiento de los “indios”. Francisco de Bobadilla, como comen-dador, fue enviado a la colonia a poner “orden” y ejercer el dominioy control absoluto sobre las tierras. Su primera medida fue ordenar ladetención de Colón y su familia, ya que su hermano Bartolomé ha-bía quedado a cargo en su ausencia. La detención no respondía acrímenes de lesa humanidad sino por no ejercer un control acabado ybarato. Los embarcaron hacia España, pero tras su rehabilitaciónColón emprende un cuarto viaje en 1503, cuando avista las costas deHonduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. Enferma y vuelve aEspaña en 1504, pero fallecida la Reina Isabel queda sin protección,estableciéndose en Valladolid, donde poco después muere abandona-do. De esta manera se comienza a configurar con toda su potenciali-dad el mundo, o sistema-mundo del “desamparo” europeo en el sentidoque Kusch le da al término.

Una gema negra aún por descubrirse

1. Pero ¿cómo surgió Haití?, ¿cómo gestó su épica?, ¿cómo realizósu epopeya? Haití es un territorio paradigmático de la historia univer-sal. No relata la historia ni el pensamiento de un imperio que se erigedestruyendo a las otras culturas, sino que relata la historia y el pensa-miento de una cultura de origen africano que lucha, muy lejos de su

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10 Carlos Francisco Bauer

tierra y sus afectos, por la dignidad y la liberación de su pueblo y delos otros pueblos. Expresa el pensamiento y escribe la historia delderrocamiento de ese imperio que se erige sobre la destrucción delos demás.

Fue una intensa primera etapa de conquista y colonización de estemás amplio proceso denominado aculturación.15 Desde La Españolapartieron la mayoría de estas expediciones, y a su vez surgieron losprimeros focos de sublevación. Pero aquí comenzaría una lenta ysegunda etapa de la aculturación. Se había fundado el primer obispa-do en 1504, la primera audiencia en 1511 y la universidad en 1538.Se establecieron las órdenes religiosas de los dominicos y, con ello,un sujeto que luego devino en ferviente defensor de los aborígenes,como sucede con Las Casas, quien contribuyó a inspirar el espíritude las leyes de Indias, las “nuevas leyes” que serían censuradas porCarlos V, y que después tendrían un desenlace nefasto. Esta segun-da etapa comienza con la guerra interna de europeos contra euro-peos, pero esta vez en el marco de un sistema-mundial, que afectaestos territorios disputándoselos y dándoles, desde estas prácticas,sustento a la metafísica caótica o a la dialéctica negativa de la “rea-lidad” europea sobre la que debe operar el ego, negando las realida-des de los otros. Esto es causado a nivel planetario mucho antes deque Kant “descubriera” en Königsberg el caos de sensaciones. Pormedio de este caos (desorden), que abandona todo cosmos (orden be-llo), empezaron a sucederse otros sujetos hegemónicos. La isla sufriólos ataques de los corsarios ingleses quienes saquearon la ciudad deSanto Domingo en 1586.

Por otro lado, multiplicando la lógica imperial, otras potencias seapoderaron de la isla de Tortuga, desde donde los franceses iniciaronsu ocupación del noroeste de La Española. En 1606, el Rey de Espa-ña ordena el traslado de toda la población a Santo Domingo, paraevitar a los piratas franceses de la zona occidental. La colonia deSaint-Domingue fue reconocida por España en el Tratado de Ryswicken 1697, donde cedió el tercio occidental de la isla a Francia. En1795, por el Tratado de Basilea, el gobierno de Madrid cedió tam-bién la parte oriental de la isla.

En este momento del devenir histórico nos encontramos en unámbito no sólo del ego conquiro (yo conquisto) español, y portugués(en el caso del Brasil), sino también del ego cogito (yo pienso) francés.Con el ascenso de Francia surge el primer manifiesto epistemológicomoderno con el Discurso del Método, el manifiesto empírico delNovum Organum inglés y el panteísmo con la ética geométrica de

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Spinoza hacia el ascenso de Holanda. Ninguno criticaría el presenteasimétrico mundial que provoca la cultura que los posibilita, ni elfuturo que se proyectaba de los vectores racionales que estaban dise-ñando hipotética y supuestamente para superar una época oscura yde escepticismo. Al contrario, se convertirán en dinamos del procesomás oscuro de la historia. Ambos precedentes necesitaban de unaacumulación importante para desembocar, luego del Renacimiento,en la Revolución Inglesa y la Revolución Francesa. De esta forma elmundo comienza a experimentar una doble contradicción que aúnhoy no termina de asimilar. Esta doble contradicción es exportadapor la cultura europea a escala planetaria. Las culturas regionales ylocales no sólo tendrán que enfrentar a cada naciente nación euro-pea, sino también a la dinámica de lucha que emerge entre los egos deellas, entre estos egos imperiales como nueva “circunstancia real” quelleva 519 años circunstanciando a las culturas con intensas crisis in-ternas-externas, originando, como dijimos, el primer sistema-mun-dial del desamparo, en una lógica cínica radical, ya que se unen solopara vencer a quién no pueden dominar sin la unión, en la mismamedida que intentan dominar a aquel con quién se unen, para asíprevalecer “autoconciente” y “autopoiéticamente” en el procesonegativo de la historia supuestamente universal.

De esta manera surge esta doble contradicción que producen un“electrón desorbitado” (Dussel, 1966:17) en cada cultura de los con-tinentes y en cada continente pluricultural colonizado, al emerger losegos europeos que no poseen más orden ni “unidad” que la que lesbrindan en primera y última instancia el mercado y el poder. Por elloafirmamos que, a raíz de esta lógica, el mercado sin el poder es ciegoy el poder sin el mercado es vacío. Y pensamos que, más que superio-ridad, sólo impusieron lo que a este sujeto hegemónico se le habíaimpuesto, su propio desorden cultural y espiritual (mercadocentris-mo con una “filosofía” sierva del sujeto inmerso en el merchandising-mercadotecnia).

Cada “potencia” ha exportado su concepto de cultura y civiliza-ción, de violencia y de muerte, y bajo este proceso particular, la sin-gular y representativa isla quedó desbastada

y por estar los maridos apartados, que nunca vían a las mujeres, cesó entreellos la generación; murieron ellos en las minas, de trabajo y hambre, yellas en las estancias o granjas, de lo mesmo, e así se acabaron tanta e talesmultitudes de gentes de aquella isla; e así se pudiera haber acabado todaslas del mundo (De Las Casas, 1985:49-50).

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Bajo este contexto y de esta manera se extiende un desierto hu-mano y cultural sobre el territorio, pero la única preocupación delmomento consistía en repoblar el suelo para suplir la mano de obraesclava que no pudieron establecer con el indio,16 para darle, de estamanera, continuidad a los intereses del nuevo sujeto hegemónicodel momento. Se trataba de reclutar el trabajo danzante, como traba-jo vivo (Lebendige Arbeit) en el sentido de Marx, para transformarloen trabajo esclavo. Se inicia un complejo proceso del cual no hemosencontrado un término antropológico para nominarlo. Dicho proce-so consiste en que, luego de haber exterminado a los aborígenes dela isla, se hace imperioso volver a re-poblar el territorio, en este caso,con otra cultura distinta que se ajuste y re-ajuste a los fines del sujetohegemónico.

A este proceso lo denominamos de re-culturación o re-ethificación.De esta forma se traslada, se trasplanta a la cultura africana con suheterogeneidad étnica interna a la isla Babeque, Bohío, o Quisque-ya latinoamericana. El proceso implica en primer lugar la conquistay la trata negrera en el África que posibilitan la “deculturación” (Ri-beiro, 1972:18),17 para ser completado el sistema de dominio, conla aculturación del “negro” llevada a cabo en Abya Yala (América),que implicaría el traslado a un desierto preparado y ubicado másallá del desierto de la totalidad del sistema del momento europeo enEuropa, y del desierto que este “sistema” tenía en el África. Es decir,que más allá del África y de Europa, se encontraba el tercer desiertoque el europeo había tendido para re-ethificar al “negro”, colonizado-ramente, como una pretendida “invención” del “blanco” diría F. Fa-non. La re-ethificación consistiría en el paulatino proceso dere-corporación (corporalidad dominada) bajo este contexto y todosestos condicionantes específicos que hemos mencionado.

2. En 150118 ingresan a la Hispaniola los primeros esclavos por laciudad de Port-de-Paix, y en 1517 Carlos I autoriza el tráfico de 15 000más. Esto, después tiene su continuidad con Colbert en 1664, queprovee de esclavos a la isla. En este siglo XVII el tráfico salía del nortede Sierra Leona y las Islas de Cabo Verde. Luego en el siglo XVIII latrata negrera se intensifica, desarrollándose sobre todo en la Costa deOro y Dahomey. Luego de 1750 la trata se abasteció de los reinos delCongo y Angola. En estos tres siglos se deculturaron entre 11 y 15millones de personas.

Los barcos, como única vía de circulación atlántica, se habíantransformado en mecanismos de sofisticada racionalidad instrumen-

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tal, en donde se calculaba el mínimo espacio en pro de la mayorcapacidad de traslado y el mínimo costo, a fn de obtener la mayorganancia y la menor pérdida.

Por otro lado los portugueses controlaban el tráfico de esclavos en elÁfrica, el cual aumentó en el litoral mozambiqueño después de 1735,fecha en que los franceses se apoderan de las islas del océano Índico,siendo parte de la figura de multilateralidad de la dominación, figuracomún a todos los países que conforman los procesos colonialistaseuropeos. Establecieron sistemas de esclavitud con las grandes plan-taciones de especias en la que se encontraban la vainilla, el clavo dela India y la pimienta. Hasta 1850, época en que fue prohibida sola-mente la trata, se calcula que, de Mozambique solamente, se decul-turaban 20 000 esclavos por año.

Igualmente, como no es de extrañar, el comercio clandestino deesclavos continuó hasta 1910 aproximadamente, en donde la ejecu-ción del pleno derecho del ego europeo debía continuar el proceso dela “autoconciencia”, como sostiene Hegel en la Filosofía del Derecho(parágrafo 347). ¿Acaso no estamos, desde hace un tiempo, en unaatmósfera de derechos humanos? ¿Acaso los mismos no le posibili-taron a A. Smith sostener que el trabajo esclavo era oneroso e incon-veniente por lo que se hace imperioso trocarlo por el trabajo asalariado,fin trasformativo que le cabría a la revolución industrial? Bien supodescubrir Marx, avisado por Rousseau, la esclavitud de este trabajoasalariado robándole fuente y valor al trabajo vivo. A nuestro parecer,con el trabajo asalariado se domestica al trabajo vivo, y en nuestra épo-ca post-colonial-neocolonial-neoliberal, por medio del confort, no dis-minuye la dominación de tantos siglos, sino que simplemente se laaumenta, silenciándola.

Camino a la Independencia. Una lectura histórica

Si se analiza el proceso de la independencia latinoamericana, en lasenciclopedias, diccionarios enciclopédicos, manuales e incluso en li-bros de historia se pueden encontrar, como ya adelantamos, en más oen menos, secuencias19 que comienzan con concepciones criollas-europeas acerca de la historia, y que más allá del criollo no se inte-gran las luchas primigenias, tanto aborígenes, en primer lugar, como“negras”, en segundo lugar, para concebir un proceso de liberaciónmucho más amplio y radical.

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Aquí es donde entra a jugar un rol principal lo que propongo comoel hecho del trabajo vivo negro, desde donde germinan (a lo Kusch) yemergen otras acciones e ideas que se encuentran más acá y más alláde las acciones e ideas venidas de Europa. Desde ahora nos detendre-mos más en la germinación, en la emergencia de este hecho.

De 1704 a 1764, la región septentrional de Santo Domingo se con-vierte en particular dominio o vasallaje de los jesuitas, quienes cons-truyeron la Iglesia del Cap y crearon en el clero la función de “cura denegros”, asegurándo la enseñanza aculturadora segregada de la de losblancos. Es en este período que comienzan a generarse arduos focosde resistencia, con los esclavos que huyen de las plantaciones hacialas montañas perseguidos por perros importados de Europa. Propor-cionalmente, en la medida que huyen los esclavos hacia los cerros, vagestándose y creciendo la organización de los cimarrones.

Dice Laënnec Hurbon que “empujados por el hambre, los malostratos o, sencillamente la necesidad de libertad, los esclavos huidospartían hacia las montañas de Bahoruco para unirse a otros compa-ñeros con los que formar una nueva comunidad económica, políticay cultural”,20 y sobre todo espiritual, agregamos nosotros. Remarcoesta expresión porque me permitiré realizar una observación crítica aesta hipótesis de Hurbon. Esta observación crítica la desarrollaré enel punto siguiente. Aquí me remito, solamente, a invertir el orden delpensamiento de Hurbon expresado en la cita que traje a colación.Acorde al proceso haitiano sostengo que, empujados por el espíritude libertad plena, el hambre, la injusticia del destierro y los malostratos, los esclavos que lograban escapar se refugiaban en las monta-ñas de Bahoruco como un lugar de resurgimiento espiritual, econó-mico, político y cultural. Es decir, no es necesidad y libertad, sinoespíritu de libertad y necesidad. Esta inversión fundamental la irédesarrollando en lo sucesivo.

En 1750 los cimarrones llegaban a más de 3 000 personas. Empie-zan a renacer sus culturas en las montañas a través de las danzas, can-tos, mitologías, rituales, prácticas terapéuticas, con un desarrollo de lalengua criolla (créole) inspirados todos en las formas de vínculo africa-nas. De esta manera comienza a brotar la espiritualidad contenida deantemano en ese trabajo vivo negro, y así el trabajo vivo comienza nueva-mente a danzar. Toda esta espiritualidad se conjugaba en el vudú, elcual favorece al sentimiento de unidad e identidad común. Qué otracosa iba a ser tan fundamental para ellos sino la posibilidad de recons-truir su propio y milenario mundo espiritual-cultural.

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Ahora el nuevo objetivo que se proponían era la abolición de laesclavitud y el juramento de no renuncia ni denuncia si eran recaptu-rados, dicho juramento lo realizaban ante el jefe del campamento,que comúnmente era un sacerdote vudú. Desde 1750 el terror seapodera de los amos. Es en 1758, antes de la Revolución Francesa,cuando ejecutan a uno de los más célebres líderes negros, Mackan-dal, quien había logrado cercar a los colonos y administradores poraños con su profundo conocimiento de los talismanes y las plantas.Todo el periodo desde su huida a las montañas, en 1751, hasta que loapresan, en 1757, Mackandal los mantendría a raya, ganando terrenopara la organización de un proceso revolucionario de liberación per-manente.

A Mackandal le sucederá Boukman, llamado el Espartaco negro.21

El 22 de agosto de 1791 —una semana después, precisamente, de lagran ceremonia vudú en Bois-Cayman presidida por Boukman en don-de los esclavos juraron, simplemente, vivir libres o morir— se producela insurrección de los esclavos y, como afirmamos aquí, del trabajovivo vuduizante. 200 plantaciones de azúcar y 1 800 de café sonpasto de las llamas, muriendo más de un millar de blancos coloni-zadores. Boukman muere en noviembre, pero le suceden otros diri-gentes, como François Dominique Toussaint-Louverture —nativode la isla, que había contactado con Boukman—, George Biassou yJean Francois Jeannot.

Louverture se enfrenta a españoles e ingleses entre 1794 y 1798, aquienes logra vencer y expulsarles de todos los territorios que ocupa-ban. Pero el eurocentrismo vuelve a hincar sus cuernos en el mismoToussaint, ya que en 1801, al haberse logrado asentar en la parteespañola donde declara el fin de la esclavitud, promulga una Cons-titución que establece la autonomía de Santo Domingo con respec-to a Francia y lo proclama a él gobernador vitalicio de la Isla.Sencillamente un cuerno del eurocentrismo filtra y resiente el espíritucomunitario. A todo esto cabe recordar que la esclavitud había sidoabolida en la colonia desde el 1793 y reafirmada esta decisión políti-ca trascendental el 16 de Pluvioso del año II (4 de febrero de 1794),en París.

En 1802 Napoleón, casi emperador,22 envía cuerpos represivoscomandados por Leclerc para reestablecer el “orden colonial”, y aun-que Toussaint es traicionado, capturado y deportado a la prisión deJoux en Francia, donde expirará el día 7 de abril de 1803, igualmentehabía logrado, mediante todo el desarrollo precedente, sentar las ba-

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ses de la liberación final. Los libertos logran la unidad con los escla-vos, consiguiendo poner en jaque al ejército europeo “más podero-so” del momento: el de Napoleón Bonaparte.

Este proceso revolucionario del vuduizante trabajo vivo lo dirigennuevos generales negros y mulatos como Jean-Jacques Dessalines,Alexandre Sábes —llamado Pétion— y Henri Christophe. A raíz deeste intenso y arduo sofoproceso “negro-mulato” se proclama la inde-pendencia el 1 de enero de 1804, y el país logra constituirse libremen-te y retomar hasta su antiguo y autóctono nombre taíno, el de Haití, delos primigenios y libertarios negros y mulatos. Triunfa de esta manerala primera revolución esclava de la historia humana, y se constituye elprimer Estado independiente negro de Latinoamérica y del sistema-mundo.

Es crucial redescubrir esta impronta filosófica del proceso revolu-cionario de Haití que veo reflejado en el “Vivir libres o morir” y en elvudú. A mi parecer, los análisis de L. Bethel y E. Grüner son insufi-cientes a este respecto. Para Bethel la revolución haitiana es un epife-nómeno de la Revolución Francesa y omite elementos propios de lacultura haitiana como los que estamos remarcando aquí.23 En el casode Eduardo Grüner acordamos con el trabajo de visibilización críticadel hecho haitiano, pero no compartimos, entre otros elementos, elhecho de remarcar “la haitianidad de la Revolución Francesa tanto comola francesidad de la Revolución haitiana”.24 Dicha francesidad se hacepresente mucho más adelante, pero no en el periodo que va de 1751a 1757 cuando Mackandal, bajo el manejo de las plantas y talismanes,logra cercar a los amos sentando las bases de todo el proceso. Estenúcleo es el que remarcamos como germen de la revolución haitiana.Está muy lejos de nuestro análisis postular un puritanismo o funda-mentalismo haitiano, sino todo lo contrario, redescubrir elementosdecisivos y propios de dicho proceso, y que a su vez nos impidan caeren relaciones eurocentristas y latinoamericocentristas. Debemos ir másallá de Caribdis y Escila. En el siguiente punto explicitaremos aún más lapresencia del vudú y profundizaremos el horizonte desde donde el vudúse reacomoda en la cultura haitiana.

Orígenes del Vudú. Filosofía africana

El vudú se desarrolló en Dahomey, hoy República de Benín. Se loencuentra en los fon, los yoruba y los ewe sobre el golfo de Benín y a

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lo largo de un campo que se extiende desde Ghana a Nigeria llegandohasta Togo. Aquí la etnia, el poblado, la familia y el linaje forman laplataforma de la organización cultural. Cada grupo posee vodun pro-pios que son las ancestrales y tutelares divinidades. De esta maneraBenín era un antiguo reino en donde se hablaba la lengua fon. Endicho idioma la palabra vudú o vodun se corresponde con una fuerzao potencia intangible, invisible, temible y misteriosa, capaz de inter-venir en los asuntos humanos.

Esta influencia espiritual-cultural es la que se arraigó en AbyaYala, luego de la deculturación (traslado-transplante-desarraigo) conel permanente proceso de aculturación tendiente a conformar la re-ethificación afro en América. Este mundo real adquirió diferentescaracterísticas y nombres en el continente, así tenemos que en elBrasil se denominó candomblé, en el Uruguay se llamó candombe (ocomparsa de los negros), en Argentina los ritos afroargentinos, enCuba tenemos la santería, en Jamaica el nombre de obeayisne, en Tri-nidad el shango cult y en Haití el vudú.

Los barcos negreros hicieron circular millares de negros-mercan-cía.25 Este barco se transformaba en un foco de insurrección al igualque el momento de la captura. El camino a la civilización no es más queun camino plagado de maldad, horror y muerte. El destino final era elCaribe, en donde los colonos recibían los primeros cargamentos demercancía-negra (esclavos).

De esta manera el negro es desorbitado de su cultura. Y de estar yser en su referencia espiritual y cultural pasa a un no-ser desprovistode todo tipo de espiritualidad y de cultura, transformándose en sóloobjeto de derecho para la plena posesión y manipulación de un su-puesto sujeto absoluto del derecho, que configura su pleno derechocon el proporcional no-derecho total de los otros (alter). La bárbaraimaginación del europeo seguirá poblada de salvajes inmersos en laidolatría, sometidos a la maldición de Canaán y la barbarie, en elÁfrica de los siglos XV, XVI, XVII, e incluso en la actualidad.

El culto a los muertos (egun gun) reúne a las familias y a las etniasy permite con esta forma de re-unión asegurar el modo de continui-dad de las tradiciones religiosas-espirituales. Las ceremonias tienenlugar en conventos y templos en los que se danza al ritmo de lostambores y se ofrecen sacrificios animales, sean bueyes, corderos ogallinas, a los vodun para lograr su apoyo, auxilio, amparo, asisten-cia… Los sacerdotes, denominados voduno o huno (como es el casode Boukman), son los que interpretan los mensajes y sobre la base de ello

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guían a los fieles en las interacciones con los vodun. Esta era la fun-ción de Boukman. De esta manera las divinidades intervienen en eldesarrollo de las ceremonias a través del cuerpo de los iniciados (hun-so), es así como, cuando sucede que un individuo ingresa en el trance,se suele decir que el mismo se convierte en “el caballo de un espíri-tu” (L. Hurbon, 1998:15).

La inter-etnicidad en el golfo de Benín tiene sus historias previasde conflictos, tensiones y antagonismos, expresadas en guerras fre-cuentes. Pero durante el siglo XVIII se intensifican debido a que sehabía extendido en la zona el problema colonial desde el siglo XV.Este es un fenómeno que en el siglo XX será psico-analíticamenteestudiado por F. Fanon, quién supo darse cuenta que la intromisióncolonizadora del europeo provocó una violencia inusitada en las dis-tintas etnias. La intromisión del conquistador divide y obstaculizatodos los canales normales de comunicación y relación entre cultu-ras. De esta forma concreta rebatió la bárbara hipótesis del europeode que el negro era salvaje y criminal por naturaleza, y es en estesentido que Fanon sostiene que “el negro es un invento del blanco”colonizador.

A modo de corolario: La filosofía abiertaafro-haitiana más allá y más acá del eurocentrismo

y el latino-américo-centrismo

Para nuestros tipos de sociedades, acostumbradas a ceder en todoslos niveles de la vida frente a un sistema-mundo del desamparo intere intra-conectado, este tipo de filosofía, que operó y triunfó en 1804,es muy difícil de comprender, y es aún hoy, sin ningún ánimo depurismo ni fundamentalismo, una otra Filosofía del Futuro. Dentrode la diversidad espiritual y cultural dicha filosofía también es acep-table y factible. Pero no nos adelantemos y vayamos por pasos. Paraeste punto final me propongo exponer qué concibe Juste por filoso-fía, pero no sin realizar algunas correcciones y precisiones mínimasque considero pertinentes para favorecer dicho análisis. Contigua yconjuntamente expondré que concibo la Filosofía Afro-Haitiana comouna filosofía de la libertad entera y como una filosofía de la necesi-dad de plena libertad para un bien-estar-ser totalmente libre.

Para el pensador haitiano Jn. Anil Louis-Juste26 “la filosofía delbienestar libre es un modo de vivir opuesto a la modernidad colonial

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o necolonial”.27 Pero ¿cuál es el espíritu de esta filosofía? El lema“vivir libres o morir” es su primer principio. Inicio de toda una otrafilosofía espiritual, ética y política. Juste nos señala que este lema hasido tomado de los tainos y arawakos, es decir los aborígenes de laoriginal isla, por ello no es casualidad que al triunfar la Revolución seretome su primigenio nombre aborigen, Haití. Encarna una filosofíade la cooperación comunitaria que vislumbra una “modernidad hu-manista”28 que muestra la posibilidad del encuentro histórico entreindividualidad y colectividad. Nos dice Juste que tal filosofía de bien-estar libre no es sino la libre individualidad. Debemos precisar estaconcepción de libre individualidad en Juste, para evitar confusionesno deseadas a la hora de interpretarla. Dicha libre individualidad estámuy lejos del individualismo burgués y capitalista, como puede resul-tar obvio. Dicha individualidad libre para nosotros alude a una indivi-dualidad que funciona dentro de una comunidad libre, esto es, unacomunidad fuera de un régimen colonial-neocolonial y/o dependiente.

La filosofía del bienestar libre inhala su existencia desde la praxisdel trabajo esclavo en Saint-Domingue, restaurando el sentido máshumano que denigra y destruye las relaciones sociales desiguales ycombinadas (Marx, L. Trotsky, G. Novack). La filosofía del bienes-tar libre asesta un golpe certero en el corazón de la combinación delas desigualdades y no solo de las desigualdades a secas. Este golpese acierta desde la impronta geo-cultural del sujeto viviente que sig-nifica una filosofía propia de la experiencia para la liberación. ArturoA. Roig le llama a esto a priori antropológico, pero prefiero expresarlodesde esta hipótesis geo-cultural, ya que de esta manera es multi-referencial y estructuralmente más preciso. Esta impronta cultural lahabíamos señalado en el concepto de vuduizante trabajo vivo. Ahoracompletando el concepto propuesto lo remarco como el libre y vudui-zante trabajo vivo-danzante negro.

En la historia pos-independentista o poscolonial la filosofía del bien-estar libre fue reelaborada y reinterpretada como una neocoloniza-ción. Esto se debe a que los dos partidos políticos, tanto el liberalcomo el nacional, habían roto la representación revolucionaria de lostrabajadores esclavos, que habían sintetizado la relación Sociedad-Estado, y no Estado-Sociedad, a partir de la lucha por la vida. Ladegradación de la filosofía de la libertad y del bienestar libre afectóuna serie de aspectos cruciales en la estructura de la sociedad. Se ve enla ruptura que implica el Juramento de Bois-Cayman en agosto de1791, que sería reafirmado como norma el día de la celebración de la

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Independencia el 1º de enero de 1804. Con el asesinato del empera-dor J. J. Dessalines, el 17 de octubre de 1806, se termina de conjurarla destrucción de estos preceptos libertarios y se da lugar a la cons-trucción de la pobreza del país. Luego del Golpe de Estado, el régi-men republicano despreció el principio “Vivir libres o morir”,adoptando el lema de la Revolución Francesa de “Libertad, Igualdady Fraternidad”. Este es el Caribdis que engulliría toda la nave revolu-cionaria haitiana.

El proceso es sumamente complejo e implica llevar a lo otro-dis-tinto a lo mismo (tò autó) que el capital o sistema-mundo del desam-paro.29 Permanece culturalmente o multiculturalmente a lo Ch. Taylor,es decir, como una nueva máscara del capitalismo, pero es eliminadofilosóficamente, es decir, como auténtico sujeto entero de la diversi-dad con propia espiritualidad. Y el permanecer está sujeto a la absor-ción que el sistema hace de lo otro de sí, lo que implica en ello unproceso de destrucción permanente de este otro cultural. De estamanera se atrofia la filosofía de la libertad y el bienestar y ya no sedistingue entre la Revolución de la Lucha por la Vida y la Revolu-ción Francesa, como le sucede a Bethel, Grüner y tantos otros. ¿Quéimplica distinguir entre ambas? Sencillamente considerar que el tra-bajo esclavo se caracterizaba por la asimilación de la capacidad deproducción individual como si fuese una fuerza muerta. Los prime-ros liberales, que habían abolido la esclavitud en Europa, dijeron enHaití que estos esclavos eran instrumentum vocale. Según el CódigoNegro de 1685, los amos tenían derecho de vida y muerte sobre losesclavos, que estaban obligados a trabajar todos los días desde las 6de la mañana hasta la puesta del sol. Este “orden infernal” es el quese pretendió reestablecer luego de 1806. Todo muy extraño a losprincipios que el Juramento de Bois-Cayman había logrado agrupar,esto es, la filosofía del vivir libres o morir, la religión vudú, la econo-mía agrícola de cuenta propia y la lengua criolla, como magma quesimbolizaban la filosofía de la libertad y el bienestar pleno.30 Reme-moradoras y reveladoras son, a propósito, las palabras de Boukman ala hora de continuar estableciendo distinciones frente a la libertad,igualdad y fraternidad:

Y el Dios nuestro que desea afectosEste Dios que es tan bueno

nos ordena que hagamos venganzaVa a orientarnos y a darnos ayuda

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Rechazamos la imagen del dios blancoQuien tiene tanta sed de nuestros llantos

Escuchemos a la libertad que susurra en nuestros corazones...31

La religión vudú era opuesta a la religión cristiana, aunque se sin-cretizó en gran medida con ella. La primera significaba el bienestar,ya que liberaba a los sujetos vivientes del infierno esclavista y de laeducación segregada que impartía el obispado. Mientras que la se-gunda simbolizaba el malestar, ya que participaba de la presión con-trolada de la conciencia de los africanos cautivos en condición“natural” de esclavitud. La primera rehabilitaba el principio filosófi-co de la Revolución Haitiana: “cualquier ser humano es gente”,32 enlugar del ego conquiro, ego cogito o la individualidad capitalista neocolo-nial que fundamentaba la Revolución Francesa. Se equivocaron loslíderes posteriores a Dessalines al restaurar principios occidentales,como el “cristianismo deformado” (K. Nkrumah), para negociar enpie de igualdad frente a los europeos. Solamente se aproximarían aEscila y Caribdis. Ni siquiera desde allí los principios de la Revolu-ción Francesa brindaron un servicio a la Revolución Haitiana. Encambio se cayó en la cuenta de que tales principios eran solo para losburgueses europeos, para engañar a todos los otros culturales, en elseno de la sociedad europea no burguesa, como en el seno de la bur-guesía, denigrando como inferior, incluso, a la mujer cómplice delgenitalo-centrismo del eurocentrismo burgués.

En este contexto quien lleva adelante la lucha radical es el PrimerGeneral antiliberal J. J. Dessalines el 1 de enero de 1804.

En la lucha para su libertad, comprometí mi felicidad. Antes de reforzaresa libertad por leyes que aseguran la libre individualidad, los comandan-tes que reuní aquí, juntos conmigo, debemos darnos todas las pruebas denuestra abnegación. Escogí la carrera de la libertad para que luchéis con-tra el despotismo y la dictadura, hace 14 años que luchamos contra esemal. No olvidéis que ya sacrifiqué todo para hacer eso: parientes, niños,riquezas. Y ahora, es vuestra libertad la que deviene mi riqueza.33

Desde el texto de Boukman podemos analizar la dialéctica bienes-tar-malestar, pero no reducir el análisis del bienestar a términos dialéc-ticos, como podemos observar en Juste cuando señala “esa dialécticalibertad colectiva/bienestar individual es el mejor significado en ex-tensión de la libre individualidad”.34 Señalamos esto defendiendo loque Juste pretende rescatar, que es una impronta auténtica en el pro-ceso revolucionario haitiano. También señalamos esto a fin de no

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occidentalizar lo que estamos des-occidentalizando para una revalo-rización futura y actualizada. Con esto no negamos en lo más míni-mo los aportes de nuestras praxis dialécticas revolucionarias marxistas,sino al contrario, las integramos para mejor provecho en nuestro ho-rizonte cultural y no a la inversa. Nuestras dialécticas en más de unaocasión han engullido a nuestras espiritualidades. Esto lo he dejadoclaro a lo largo de este trabajo, cuando observé críticamente la no-ción dialéctica y la noción analéctica (que avanza sobre la dialéctica),el eurocentrismo y el latinoamericocentrismo, como reductivas de loque he pretendido mostrar en el caso haitiano. A través de este proce-so de trabajo he logrado reformular el concepto de Marx de trabajovivo (Lebendige Arbeit) en nuestro horizonte cultural como libre y vu-duizante trabajo vivo-danzante negro. “Vivir libres o morir” es desdedonde se lee y conjuga in situ el vudú para una liberación del infernalsistema mundo del desamparo. Alude en este escrito a una dimen-sión amplia generalmente no considerada, por nuestras dialécticas ola analéctica. Aparece en ella una relación ampliada entre los vivos yestá supeditada a la relación entre los vivos y los muertos. Es decir,es una dimensión no englobante, sino complementaria que debe serincluida espiritualmente en nuestro horizonte diverso histórico-cul-tural abierto incorporando la potencia de la dialéctica a nuestra reali-dad, y no a la inversa, para a su vez potenciar nuestro horizonte devida y libertad hacia este tercer milenio.

Notas

1 J. J. Rousseau: El contrato Social o Principios del Derecho Político, Los Libros delMirasol, Buenos Aires, 1963, p. 152.

2 En la nota 4 de mi trabajo, “Esbozo y Ensayo para una investigación pluriculturalhistórica-filosófica en la República de Korea…” (véase bibliografía) propuse eltérmino ALAS para denominar a nuestro continente. Es un término que no megenera contradicciones como los demás vocablos conocidos, ya que guarda elsignificado de contener a los Aborígenes, a los Latinoamericanos (lengua mestizade influencia latina que abarca el francés y el portugués) incluyendo a europeos,criollos y mestizos; también incluye a Afroamericanos como elementos que inte-gran nuestra realidad espiritual e histórica en el Sur. Las culturas de influenciaangloparlantes que integran nuestra realidad también están incluidas en la “A”.Este término que propongo no es más que la expresión de un deseo, que AméricaLatina o Abya Yala vuele por sí misma y sea libre al fin.

3 Es nombrada de esta manera por los taínos, y etimológicamente significa “tierraalta, montañosa” o “montaña cónica”. Haití en krèyol se escribe Ayití. Este idio-ma es actualmente mayoritario en el país.

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4 Como tal es fundada el 5 de agosto de 1498, “pasando a ser” la ciudad de SantoDomingo de Guzmán. Paralelamente es la época en la que el portugués Vazco deGama entra en Mozambique. El problema de la colonización desde su origen esun problema de escala global. Durante el mismo s. XV se generalizó dicho nombrea toda la isla. Recién en 1844 el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte (padrecen-trismo) crea la nación, con el nombre de República Dominicana, debido a la ordende los dominicos.

5 Otra versión dice que Quisqueya es un nombre dado por un cronista llamadoPedro Mártir de Anglería, quién escribió una obra llamada Las Décadas. Quisqueyase deriva de Keskeya, palabra hebrea que significa “tierra grande” o “tierra madre”.No tiene relación con la lengua arawaka de los taínos. Luego tenemos las pala-bras babeque y bohío. Babeque es una palabra taína que significa almacén o casaprincipal. Palabra taína también es bohío cuyo significado es el de vivienda, formaen la que los aborígenes nombraban a sus casas. Lo cierto es que todos estosproblemas culturales (como el problema de una toponimia de la liberación) surgena raíz de la intromisión de la colonización, que producen mucho más que un“olvido del ser” (Heidegger), producen el “múltiple olvido de los orígenes” acom-pañado, a través de la “voluntad de ignorancia”, de “el olvido de la condena” (N.Maldonado-Torres 2006:84).

6 Este topónimo nos remite a la denotación de “pequeña spania” que en su etimo-logía significa “tierra de conejos”. Los fenicios, históricos navegantes, dieron estenombre a España.

7 Véase Dussel (1994). Es una importante obra escrita dentro del marco del diálogoentablado con K. O. Apel.

8 Abya Yala en lengua kuna significa “la tierra en donde todo crece” (Fuente oral:coloquio-interlocución en cohabitación con hermanos de las comunidades aborí-genes residentes en Córdoba, Argentina). El vocablo hace alusión a las cualida-des más reales y especiales de este territorio. Es evidente que para proporcionaresta denominación es preciso saber y conocer la tierra (aquello) de lo cual se habla orefiere.

9 Periodizaciones como la de historia antigua, medieval, moderna y contemporá-nea, o la que va de una edad mítica a otra positiva, o la del capitalismo primitivoal comunismo, etc. Siempre han sido imposiciones de un tipo de sujeto culturalparticular que no es, ni puede encarnar, la diversidad cultural y espiritual.

1 0 Abordaremos este tema de modo específico de este a partir de la página 18 de estelibro.

1 1 Véase en la bibliografía Bauer (2008).1 2 Esta obra fue publicada en 1552.1 3 Véase el capítulo “La historia del nosotros y de lo nuestro” en Roig (1981).1 4 La Vega Real se le denominó al Valle fértil del centro de la República Dominicana

llamado Valle del Cibao. La única capacidad positiva (tal vez por evocación decierta memoria “antigua”) que tuvo Colón con respecto a este valle fue decir queera “la tierra más bella que ojos humanos habían visto”. Pero la voluntad, elinterés, estaban desorbitadamente dirigidos no al respeto de la belleza, sino a suexplotación. Lo mismo pasa hoy con los capitales extranjeros que “compran”estas tierras.

1 5 Aculturación es un proceso de dominación complejo que se lleva a cabo a travésde un sujeto dominador a otro dominado, esto es de un grupo cultural a otro, deuna cultura colonizadora a otra colonizada. Se lleva a cabo de manera violenta o

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sutil pero siempre como imposición, considerando sus principios y costumbresculturales como los únicos verdaderos y destruyendo de esta manera el mundodel dominado. Dicho concepto en concreto nos posibilita visualizar que los proce-sos de conquista, colonización y dependencia del continente latinoamericano sonun proceso de aculturación permanente que aún sigue abierto.

1 6 Utilizamos este término para señalar que Colón estaba convencido de estar en laIndia, y con este científico convencimiento dejó “su” mundo.

1 7 La deculturación consiste en el desarraigo de un contingente cultural. Tal desarrai-go se lleva a cabo a través de la dominación (ideológica-instrumental) de la culturahegemónica, que los recluta como mano de obra para la acumulación de riquezaspor medio del trabajo (esclavo), en tierras lejanas (desconocidas para la significaciónhistórica de la época). Luego de este proceso, aunque a veces se dan juntos, dedesarraigo geográfico y vital comienza la aculturación que consiste en que el opre-sor impone su cultura (ideología-lenguaje-técnica) al otro que es oprimido, en unadialéctica que abarca múltiples aspectos, por ejemplo dialéctica del traslado (tras-ladador-trasladado); del crimen (criminal-criminalizado), del desarraigo (desarraiga-dor-desarraigado) etc., y en este caso africano con el aditamento del desarraigofísico con respecto al medio geo-vital, y no sólo in situ como sucede en el mayor de loscasos (Ribeiro, 1972:18). El término deculturación también se lo encuentra emplea-do con este sentido en Teoría de la Descolonización (Balandier, 1973:20). Más adelanteRibeiro nos dice que en cuatro siglos se deculturó a más de 100 millones de negros,matando casi la mitad en el apresamiento y travesía (Ribeiro, 1972:39).

1 8 Esta fecha varía, por ejemplo Mannix y Cowley sostienen 1501, Arthur Ramos, el1502 y Enrique Dussel, 1503.

1 9 Para ejemplo tenemos la siguiente secuencia: Miranda El Precursor desembarcaen Venezuela, abril-agosto de 1806; Juntas de Chuquisaca, 25 de mayo de 1809, yla Paz, 16 de julio de 1809; Junta de Quito, 10 de agosto de 1809; de Caracas, 19de abril de 1810; la provisional de Buenos Aires, 25 de mayo de 1810; y la deBogotá, 20 de julio de 1810. En México, Hidalgo lanza el Grito de Dolores el 15de septiembre de 1810; Primera Junta en Chile, 18 de septiembre de 1810; Para-guay proclama la independencia el 5 de julio de 1811; Bolívar El Libertador entraen Caracas el 7 de agosto de 1813; y Morelos proclama la independencia deMéxico en Chilpacingo el 6 de noviembre de 1813.La reacción española logra fusilar a Hidalgo en Chihuahua el 30 de julio de 1811;Miranda es hecho prisionero y cae la primera República de Venezuela en juliode 1812. Derrotan al ejército libertador de Bolívar y cae la segunda República deVenezuela en 1814. Vencen al ejército de O’Higgins en Rancagua (Chile) el 1 de octu-bre de 1814. Morelos es fusilado el 22 de diciembre de 1815. Morillo El Pacificadorestá en Venezuela en 1815 y es reprimido en Colombia en 1816. Luego la contra-ofensiva con el Congreso de Tucumán, que declara la independencia de lasProvincias Unidas del Río de la Plata el 9 de julio de 1816; San Martín en Chaca-buco, el 12 de febrero de 1817; Maipú trae la independencia de Chile el 5 de juniode 1818. Se proclama la República de Gran Colombia en Angostura el 17 defebrero de 1819. Bolívar vence en Boyacá el 7 de agosto de 1819, entra en Bogotá el9 de agosto de 1819. Bolívar declara la independencia de Venezuela en Caraboboel 20 de junio de 1821; proclamación de la independencia del Perú el 21 de juliode 1821; Sucre en Pichincha, con la independencia del Ecuador el 24 de mayo de1822; Pedro I proclama la Independencia del Brasil el 7 de septiembre de 1822; se

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proclama la Federación de las Provincias Unidas de Centroamérica el 24 de juniode 1823; Bolívar entra en Junín el 6 de agosto de 1824; Constitución Federal delos Estados Unidos de México, 4 de octubre de 1824; Sucre en Ayacucho, 9 de diciem-bre de 1824; los Treinta y Tres Orientales en la Playa de la Agraciada el 19 de abrilde 1825; la independencia de Bolivia el 6 de agosto de 1825. La independencia deCuba no llega hasta el 20 de mayo de 1902.

2 0 Hurbon, Laënnec: Los misterios del vudú. Ediciones B Argentina y S. A. GallimardBarcelona. Trieste Italia, 1º edición 1998.

2 1 Hurbon, Laënnec: ob. cit., p. 43.2 2 Da un Golpe de Estado el 18 Brumario (9 de noviembre) de 1799, apenas unos

años después es nombrado Primer Cónsul y luego Cónsul Vitalicio en 1802. Eneste período se destaca en sus actividades legislativas y gubernamentales. Acausa del concordato con Pío VII sujeta/liga a la Iglesia al Estado. El 18 de mayode 1804 el senado le confirió la dignidad imperial con el nombre de Napoleón I.De esta forma se constituye Dueño del Poder a raíz de los triunfos militares.Debía mantenerlo a través de otras victorias. Empieza una larga guerra contraEuropa y vence en Austerlitz, Jena, Eylau, Friedland, Wagram, etc. Pero la cam-paña (aventura) de España 1808, y de Rusia 1812 empezaron a marcar su declivey el de Francia. En 1813 es derrotado en Leipzig. En 1814 los Aliados invadenFrancia y entran en París, provocando la abdicación de Napoleón en Fontaine-bleau y su retiro en el mismo año a la isla de Elba. En 1815 vuelve a París (los CienDías), pero la coalición europea (Inglaterra–Prusia) que había vencido en Water-loo invade nuevamente. El emperador fue desterrado a la isla de Santa Elena endonde fenece en 1821. Hemos dejado constancia de un marco de lectura para loshechos modernos de este tipo. Sólo agregaremos que con respecto a Colón yotros, difieren en la cartografía de la acción, pero el fondo lógico es “lo mismo” egoconquiro-ego cogito, desamparo (tò autó).

2 3 Véase el capítulo 4 en Bethel (1991).2 4 Grüner Eduardo: La oscuridad y las luces. Capitalismo, cultura y revolución, Editorial

Edhasa, Buenos Aires 2010, p. 321.2 5 Véase final de la nota 17.2 6 Jn Anil Louis-Juste era filósofo por pasión e ingeniero agrónomo de profesión,

dedicado luego a las ciencias sociales y el trabajo social, Doctorado en Sociología.Líder integrante del ASID. Fue asesinado el 12 de enero de 2010, cuatro horasantes del terremoto. Salía de almorzar de la Universidad y lo abordan dos tipos enuna moto, le preguntan su nombre, y le disparan dos tiros en la cabeza y uno en elestómago, bajo el dicho, “Comunista de mierda”. El sistema, en donde le convie-ne, miente, en donde le conviene, tapa, y en donde le conviene, mata. Sean estaspequeñas líneas un homenaje a él.

2 7 Jn Anil Louis-Juste: “Haití y su lucha por la vida”, en Haití: La ocupación y latercerización del imperialismo, Ediciones Universidad Popular Joaquín Lencina, 2009.

2 8 Jn Anil Louis-Juste: ob. cit., p. 14.2 9 Un estudio pormenorizado sobre el proceso de absorción de lo otro en lo mismo

(tò autó) por el capital lo he desarrollado en mi trabajo La analéctica de EnriqueDussel… (2008).

3 0 Esto nos recuerda la resistencia de economía libre al régimen colonial en el circuitoproductivo de los primeros lakou. Estos son una forma de quilombo donde muchosfugitivos viven en familias bajo los principios de libertad y ayuda mutua. La reorga-

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nización de la reproducción social con la consiguiente organización de la unidadde producción económica está bajo la responsabilidad de los fugitivos, quienestienen la reputación de comunicarse con los dioses del vudú.

3 1 Fouchard, Jean: Les marrons de la liberté, Editions Henri Deschamps, Port-au-Prin-ce, 1988, p. 56 y Jn Anil Louis-Juste: ob. cit., p. 17.

3 2 Jn Anil Louis-Juste: ob. cit., p. 20.3 3 Jn Anil Louis-Juste: ob. cit., p. 17.3 4 Jn Anil Louis-Juste: ob. cit., p. 17.

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José Carlos Mariátegui a la luzdel socialismo del siglo XXI

CECILIA N. VALDÉS PONCIANO

Contexto historiográfico del pensamientode José Carlos Mariátegui

El capitalismo ha construido el mercado mundial como una gran redque no se detiene ante nada. Con el objetivo de valorizar el valor yhacerlo factible a todo valor de uso, ha globalizado, a partir de laacumulación del capital y la expansión geográfica, todos los bienes yvalores de uso producidos por el hombre, incluidos a los propios hom-bres, a los pueblos, a su cultura y a su historia. Por primera vez lahistoria humana fue entendida como proceso, como unidad y comohistoria verdaderamente universal. A tal universalización los pueblosde Nuestra América llegaron tarde y marcados por la condición dedependencia.

Según Mariátegui: “La primera etapa de la literatura peruana nopodía eludir la suerte que le imponía su origen. La literatura de losespañoles de la colonia no es peruana: es española.”1 Española fuetambién buena parte de la historia que se escribió en América duran-te la colonia. Las obras escritas por los primeros cronistas llevaron elsello de la conquista. En ellas los indígenas sirvieron para exaltar lashazañas de los conquistadores o describir los paradisíacos encantosde la naturaleza robada.

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31José Carlos Mariátegui a la luz del socialismo del siglo XXI

En los pueblos originarios de América, antes de la conquista, lahistoria nació ligada al mito. En la tradición oral se mezclaron loselementos fantásticos con la historia real.

Después del año 1804 surgieron en América Latina los primerosestados —antes de la formación de las identidades nacionales—,como resultado de la culminación de los procesos emancipadores enel continente. La aparición de los estados nacionales debía implicar laposibilidad de que nacieran historiografías que reflejaran la nacionali-dad de estos pueblos; sin embargo, en Nuestra América el proceso denacimiento de una historiografía propia resultó cualitativamente di-ferente a lo que había sido en Europa, también en ese aspecto Amé-rica marchó al ritmo de un tambor diferente. Mariátegui lo valora apartir de la formación de la literatura nacional, la que no deja de estarligada a la historiografía, pues la literatura es un reflejo de la historiade los pueblos: “El florecimiento de las literaturas nacionales coinci-de, en la historia de occidente, con la afirmación política de la ideanacional. Forma parte del movimiento que, a través de la Reforma yel Renacimiento, creó los factores ideológicos y espirituales de larevolución liberal y del orden capitalista”.2 Pero más adelante se re-fiere a la realidad de Nuestra América y afirma:

En la historiografía literaria, el concepto de literatura nacional del mismomodo que no es intemporal, tampoco es demasiado concreto. No traduceuna realidad mesurable e idéntica. Como toda aproximación no aprehen-de sino aproximadamente la movilidad de los hechos. (La nación mismaes una abstracción, una alegoría, un mito, que no corresponde a una reali-dad constante y precisa, científicamente determinable).3

La nación era una abstracción. No existía aún una verdadera uni-dad nacional de los elementos humanos a partir de la integraciónbasada en la identidad cultural. Por otra parte, si bien los procesosindependentistas en América Latina contribuyeron a romper loslazos de dependencia de las antiguas colonias con las metrópolis ya afianzar las nuevas relaciones capitalistas de producción, esto nosucedió de manera inmediata ni tuvo las mismas peculiaridades entodas las nacientes repúblicas, marcadas por las luchas por el poderentre liberales y conservadores, y la exclusión de las mayorías ex-plotadas.

La independencia no resolvió las principales reivindicaciones delas masas, no desaparecieron la servidumbre indígena ni la esclavitudafricana y a esto se sumó la dependencia de una nueva metrópoliseconómica, Inglaterra, a la que siguió Estados Unidos.

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En la denominada historiografía romántico-nacionalista, que devi-no luego de los procesos independentistas, la tradición indígena que-dó anulada. La historia se dedicó a exaltar los valores ideológicos dela aristocracia criolla blanca, que se sentía única heredera de las lu-chas emancipadoras. Muchos de los fundadores de las historiografíasnacionales en América —según nos dice Sergio Guerra— se ligaron ala corriente en moda. La historia de las nuevas repúblicas se redujo a lanarración acrítica de los hechos relacionados con las gestas indepen-dentistas, en la medida en que se identificaban con los valores de lanaciente oligarquía.

Mariátegui criticó este romanticismo nacionalista, que se centrómás en exaltar el papel de los sentimientos que en lo económico. Esun marxista confeso, y asume como premisa en sus valoraciones queel desarrollo de esos sentimientos, que forman parte de la conciencia,está determinado por el contenido y el carácter de las relaciones so-ciales en que ella se manifiesta, y que motivan a los hombres a pen-sar y a actuar de un modo u otro. De ahí que asuma la tesis expuestapor los clásicos del marxismo, en la que se afirma que todas las su-perestructuras políticas y jurídicas de la sociedad, incluidas las dife-rentes formas de conciencia social, están determinadas por lascondiciones materiales de vida de los hombres. El hecho económico es,entonces, primario y determinante en las revoluciones con respecto alo que denominó como hechos sentimentales, al respecto dijo:

La Independencia de Hispanoamérica no se hubiese realizado, ciertamen-te, si no hubiese contado con una generación heroica, sensible a la emo-ción de su época, con capacidad y voluntad para actuar en estos pueblosuna verdadera revolución. La Independencia, bajo este aspecto, se presen-ta como una empresa romántica. Pero esto no contradice la tesis de latrama económica de la revolución emancipadora. Los conductores, loscaudillos, los ideólogos de esta revolución no fueron anteriores ni supe-riores a las premisas y razones económicas de este acontecimiento. Elhecho intelectual y sentimental no fue anterior al hecho económico.4

Pero mientras Mariátegui nos revelaba su interpretación marxistade la realidad peruana y americana, los eruditos de América, forma-dos en la Universidad europea o bajo sus principios, miraban haciaEuropa. ¿Qué sucedía entonces en el viejo continente?

Entre los años 1870-1930, en Europa se desarrollaba una historio-grafía positivista de la historia, que se apoyaba en un solo tipo defuente, los documentos, renunciando a toda dimensión interpretativay explicativa de la ciencia histórica. Caracterizada también por con-

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33José Carlos Mariátegui a la luz del socialismo del siglo XXI

centrarse en el estudio de determinadas dimensiones del tejido so-cial. La denominada historiografía positivista se limitó a exponer enun sentido memorístico y con cierto chovinismo hechos políticos,bibliográficos y militares, centrando la atención solo en el pasadohistórico.

Este positivismo, que tuvo entre sus padres fundadores al historia-dor alemán Leopold von Ranke (1795-1886), marcó a la historiogra-fía latinoamericana, aún cuando esa corriente de pensamiento era yaanacrónica en Europa, donde se había difundido el marxismo desdeel propio año 1848, con la aparición del Manifiesto del Partido Comu-nista, y la concepción dialéctico materialista de la historia, que llegaríaa Nuestra América tardíamente, y que constituyó una desconstruc-ción crítica de los discursos positivistas.

A fines del siglo XIX y principios del XX el marxismo comenzó aextenderse por el sur del continente americano con los miles de tra-bajadores europeos llegados a América. La fundación de los prime-ros partidos comunistas propició su difusión en Argentina, 1896; enChile, 1906 y en Uruguay, 1912. En Perú, lo mismo que en Bolivia,Colombia y Centroamérica, el flujo de emigrados fue menor, lo quedeterminó que la formación de la clase obrera se hiciera tardíamente,y sus filas estuvieron integradas por los indios y los campesinos ex-pulsados de sus tierras y por los artesanos arruinados.

En el año 1928, publicó Mariátegui sus Siete ensayos de interpreta-ción de la realidad peruana, en los que a todas luces resalta el métodomarxista leninista de interpretación de la realidad.

Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana marcó un hito enla historiografía de Nuestra América, por su modo de traer el marxis-mo-leninismo a una realidad distinta de la europea, sin forzarlo en lomás mínimo. Al igual que toda la obra de Mariátegui, esta nos mues-tra una realidad cruda, desgarradora y vigente.

La penetración del capital extranjero, fundamentalmente del in-glés, iba en aumento en Perú, país en el que el Amauta centra suestudio. El capital norteamericano también había hecho su entrada.Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el intercambio comer-cial entre Perú y Estados Unidos creció de un 31 % a un 60 %, el deInglaterra disminuyó de un 32 % a un 17 %. El proletariado peruanoascendía hacia 1925 a 58 000 obreros fabriles y 25 000 mineros, cu-yas condiciones paupérrimas de vida empeoraron luego del fin de laprimera conflagración mundial, a pesar de la bonanza económica y dela estimulación de la economía peruana que trajo aparejada la guerra.

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En este contexto se desarrolla la obra de Mariátegui. Quizás suautenticidad le venga también, entre otras cosas, de que el marxismollegó a él de forma pura, sin los prejuicios de las influencias universi-tarias de la época, pues fue autodidacto. En los epígrafes siguientesquiero referirme a su modo peculiar de abordar la realidad históricade Nuestra América, para lo cual, como dije antes, eligió como mo-delo a su país natal, Perú.

Llegado este punto, urge formular una pregunta: ¿Qué importan-cia tuvo su estancia en Europa en la formación y madurez de supensamiento político-social?

No pretendo aquí referirme al accionar del Amauta en Europa,trataré de explicar las peculiaridades de esa realidad distinta, que lemostró la necesidad de hacer una historiografía, marxista leninista,pero que fuera capaz de legitimarse en un ambiente igual y diferente aleuropeo. De esta rica experiencia concluiría el Amauta:

La crisis tiene como teatro principal a Europa; pero la crisis de las institu-ciones europeas es la crisis de las instituciones de la civilización occidental.Y el Perú, como los demás pueblos de América, gira dentro de la órbita deesta civilización, no solo porque se trata de países políticamente indepen-dientes pero económicamente coloniales, ligados al carro del capitalismobritánico, del capitalismo americano o del capitalismo francés, sino porqueeuropea es nuestra cultura, europeo es el tipo de nuestras instituciones. Yson, precisamente, estas instituciones democráticas, que nosotros copia-mos de Europa, esta cultura, que nosotros copiamos de Europa también, lasque en Europa están ahora en un período de crisis definitiva, de crisis total.Sobre todo, la civilización capitalista ha internacionalizado la vida de lahumanidad, ha creado entre los pueblos lazos materiales que establecenentre ellos una solidaridad inevitable. El internacionalismo no es solo unideal; es una realidad histórica. [...] Un período de reacción en Europa serátambién un período de reacción en América. Un período de revolución enEuropa será también un período de revolución en América.5

Pero no solo resalta aquí el análisis de la crisis económica e institu-cional que azotaba a Europa y su carácter de crisis definitiva y total;sino que se refiere —y creo que es esta la conclusión más importan-te— al proceso de internacionalización capitalista de la vida de la huma-nidad. Sobre este tema quiero llamar su atención.

Mariátegui no solo nos dice de la internacionalización capitalista dela economía —y asume el criterio de Marx respecto a la vocacióninternacional del capital—; sino que va más allá y nos habla de lainternacionalización de toda la vida de la humanidad. Nos sitúa enton-ces ante un concepto de carácter global, objetivo, inevitable y multifa-

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cético, no muy alejado de lo que hoy entendemos, puestos delante deuna vieja y nueva realidad, como globalización.

Valora este fenómeno en su carácter material y objetivo, y propo-ne oponer a él el internacionalismo del proletariado que es tambiénuna realidad histórica de carácter objetivo, pues como afirma: unperiodo de revolución en Europa lo es también en América.

Latinoamérica está ligada a este proceso de internacionalización ca-pitalista de la vida de la humanidad no solo por los lazos materiales queestablecen entre los pueblos esa solidaridad inevitable; sino, y ante todo, asínos dice el Amauta, por la identidad cultural continental, entendidaen el sentido material y espiritual, que en su carácter universal une atodos los pueblos del mundo, a la humanidad toda.

Cultura e identidad cultural

Le propongo entonces adentrarnos en este tema. No es casual que delos Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana sea el referido ala cultura el más extenso. Armando Hart analiza, en el prólogo quehiciera para la obra Ni calco ni copia. Ensayo sobre el marxismo argentinoy latinoamericano, de Néstor Kohan, como Mariátegui se involucróen lo que Hart denomina la tragedia que marcó a la práctica revolu-cionaria del siglo XX.

La tragedia se reveló como un problema universal para la práctica revolu-cionaria del siglo XX: la ruptura de los vínculos entre cultura y política.Quiero referirme en especial a cómo se comportó este grave error enAmérica Latina.

La tradición de nuestras patrias se corresponde con la aspiración de unacultura de emancipación y de integración multinacional que el libertadorSimón Bolívar caracterizó como nuestro pequeño género humano, y JoséMartí llamó república moral de América. La tendencia fundamental deesa cultura era antimperialista y sus raíces principales están en la pobla-ción trabajadora y explotada. Lo más inmediatamente importante para lapráctica revolucionaria era y es alertar esa tendencia, y esto se puede ydebe hacer asegurando la presencia y el protagonismo de la intelectuali-dad en el empeño emancipador que se halla presente en lo más revolucio-nario de nuestra evolución espiritual.

Obviamente, esto hay que realizarlo con cultura e información acerca dela génesis e historia de las ideas latinoamericanas. Para ello se requieresabiduría y clara comprensión del papel de los factores subjetivos enla historia de las civilizaciones, que fue precisamente lo que se ignoró en la

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práctica política socialista; y fue así porque tras la muerte de Lenin seimpuso un materialismo vulgar, tosco, que paralizó el enriquecimiento yla actualización de las ideas de Marx y Engels. Ello requería, como sí hizoMariátegui, un estudio del papel de la cultura desde el punto de vistamaterialista histórico, pero quien se introducía en esto era combatido porrevisionista. Así se paralizaron las posibilidades de arribar a una escalamás profunda de las ideas de los clásicos.6

Pero Mariátegui sí se introdujo en esto, como nos dice Hart, y espor esa razón que en “El proceso de la literatura” la búsqueda de laverdad está concebida en su discurso como saber, como tendenciaabierta al diálogo y a la crítica. No se propone juzgar los hechos delpasado de la historia del Perú como simples hechos históricos, sinovalorar el papel de los individuos en estos, explicar el presente y pro-yectar el futuro, en tal sentido afirma:

Está, pues, esclarecido que de la civilización incaica, más que lo que hamuerto nos preocupa lo que ha quedado. El problema de nuestro tiempono está en saber cómo ha sido el Perú. Está, más bien, en saber cómo es elPerú. El pasado nos interesa en la medida en que puede servirnos paraexplicarnos el presente. Las generaciones constructivas sienten el pasadocomo una raíz, como una causa. Jamás lo sienten como un programa.7

Esta obra es presentada como crítica literaria, pero su contenido esmás abarcador, encierra un profundo estudio socio-histórico de losprocesos de interacción étnica y clasista que inciden en la formaciónde la nacionalidad peruana.

Mariátegui analiza cómo entrada la década del veinte del siglo pa-sado todavía no se había formado la nacionalidad en Perú. No sehabía producido la unión de los elementos raciales que conformabanla población, ellos mismos no habían adquirido identidad propia paracontribuir con su fusión a la identidad cultural de un pueblo.

El bajo desarrollo de las fuerzas productivas, en una sociedad quenació con deformaciones estructurales en su economía y en la vidapolítica, en medio de relaciones históricas de dominio y sumisión, enlas que el individuo carece de la libertad personal y de la capacidadpara crear una cultura auténtica, hace necesario romper con las viejasestructuras materiales y espirituales que consolidan la dependencia.En esa dirección valora la incidencia cultural del indio, del negro, delcriollo y del chino. De manera peculiar asocia la cuestión racial con lalucha de clases y la búsqueda de la integración a través del encuentrode la identidad. Para ello se adentra en las particularidades de una re-gión caracterizada por su atipicidad en el contexto latinoamericano.

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En Perú, lo mismo que en otros países de Nuestra América, existíacorrespondencia entre las diferencias raciales y la división clasista dela sociedad, pues las razas marginadas coincidían con las clases des-poseídas. Eran —y en pleno siglo XXI todavía cargan con este pesadolastre— sociedades excluyentes en las que el indio nunca sería elterrateniente ni el negro, el mestizo o el chino los grandes capitalistasindustriales.

Entre las mismas clases desposeídas existía también una marcadadiscriminación por diferencias históricas, raciales y étnicas, comoconsecuencia de tal exclusión y autoexclusión no se integraban cul-tural ni nacionalmente. Era necesario entender y solucionar la cues-tión racial, para resolver un mayor problema: el logro de la unidadclasista proletaria, la cuestión nacional y la integración de NuestraAmérica, con identidad propia, a la revolución mundial.

El problema de las razas no es común a todos los países de la AméricaLatina ni presenta en todos los que lo sufren las mismas proporciones ycaracteres. En algunos países latinoamericanos tiene una localización re-gional y no influye apreciablemente en el proceso social y económico.Pero en países como el Perú y Bolivia y algo menos en Ecuador, donde lamayor parte de la población es indígena, la reivindicación del indio es lareivindicación popular y social dominante.

En estos países el factor raza se complica con el factor clase en forma queuna política revolucionaria no puede dejar de tener en cuenta.8

La influencia del negro es evaluada a partir de las circunstancias devida a que fue sometido luego de su llegada al continente como escla-vo. Para ello considera las condiciones de servidumbre y ausencia delibertades en América, aún luego de la independencia, en medio de locual se refuerza el desarraigo, la falta de identidad y la incapacidad deeste actor social para convertirse en dueño de su propia existencia.De ahí la necesidad de que se produzca su tránsito de la servidumbrea la conciencia proletaria:

La sociedad colonial, que hizo del negro un doméstico —muy pocas vecesun artesano, un obrero— absolvió y asimiló a la raza negra, hasta intoxi-carse con su sangre tropical y caliente […] Solo el socialismo, despertandoen él la conciencia clasista, es capaz de conducirlo a la ruptura definitivacon los últimos rezagos de espíritu colonial.9

Para comprender las valoraciones de Mariátegui acerca del negroen la sociedad peruana y en algunas otras de Nuestra América, esnecesario que dediquemos un espacio a hacer un poco de historia.

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Recordemos que en las islas de las Antillas, hacia 1530 los indiosprácticamente habían desaparecido. Ese hecho, unido al agotamien-to del oro, condujo al desarrollo de otra industria, la azucarera, y paradesarrollarla España comienza la introducción masiva de negros afri-canos, que transportaban en barcos negreros para ser convertidos enesclavos.

Pero una realidad muy distinta encontró el conquistador europeoen las tierras del continente al enfrentarse a las culturas maya, aztecae inca. En los países que ocupan hoy Perú, Bolivia, Paraguay, Méxicoy gran parte de América Central existía mayor densidad de pobla-ción aborigen, que poseía una organización social y cultural superiora la del indio antillano-caribeño, hábitos sedentarios de vida; metalespreciosos en abundancia; y desarrollo agrícola. El colonizador espa-ñol se apropió de esa organización social y la adaptó según su conve-niencia. Para ello conjugó la organización feudal señorial que trajo deEspaña con el capulli azteca y el ayllú incaico, los que sirvieron debase al sistema agrario de la colonización y a la minería, sin acudir ala introducción masiva de negros africanos.

Pero a estas alturas usted se estará preguntando ¿qué tipo de rela-ciones se establecieron durante la colonia entre los escasos negrosesclavizados, que llegaron unas veces como ladinos y otras comobozales a esas regiones, y la mayoría de la población esclavizada; elindio nativo?

En las Antillas y el Caribe

Varios autores coinciden en que casi simultáneamente al arribo de los con-quistadores al Nuevo Mundo, fue autorizada por la corona la introducciónde esclavos ladinos de Sevilla “porque las autoridades consideraban que losesclavos en esas condiciones se transformarían en eficaces instrumentos depropaganda de la fe católica entre la población aborigen”.10

Pero, a diferencia de lo que se esperaba de ellos, se evadían conjun-tamente con los indios, de modo que el gobernador Ovando reco-mendaba en 1503 que no se enviaran más negros esclavos.

Sin embargo, en las expediciones de conquista en las tierras continentales,los esclavos negros que acompañaban a los españoles compartieron conestos la hostilidad indígena o intervinieron en los asaltos organizados paraavasallarlos, lo que redundó en beneficio de los que tan bien servían a susamos; “los esclavos negros que participaron en la conquista fuero fácil-mente aliados de los españoles y muchos de ellos obtuvieron la libertadpor ese hecho; otros llegaron a adquirir hasta la jerarquía de conquistado-res y pudieron a su vez poseer esclavos”.11

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Además del conjunto de situaciones expuestas, podría añadirse la prove-niente del negro como esclavo del indio, aunque nos parece que esta noobedece a circunstancias aisladas como las anteriores, sino integrada a laspeculiaridades del proceso colonial.

Efectivamente y sin que pueda considerarse caso único, comenzó a ob-servarse en el barrio indígena del Cercado, en Lima, Perú, a partir delsiglo XVII, que los vecinos disfrutaban del uso colectivo de ochenta escla-vos negros. Mientras hasta fines del siglo XVI la tenencia de esclavoshabía sido privilegio de los indios principales, ello comenzaba a exten-derse a los indios plebeyos, de modo que llegaron también a tener escla-vos negros los que habitaban en las ciudades.12

En fin, que los procesos de conquista y colonización en las diferen-tes regiones y pueblos de Nuestra América influyeron en la tenden-cia que mostró la convivencia entre los elementos humanos. Losafricanos llegados como esclavos a América no constituían una uni-dad cultural, eran un mosaico de pueblos de diferentes etnias, conuna organización social que no rebasaba los marcos de la tribu. Lasdiferencias idiomáticas, de procedencia y religiosas, propiciaron enocasiones la hostilidad entre ellos. Las mayorías explotadas y desor-ganizadas sucumbieron frente a la política del divide y vencerás de lasminorías organizadas en el poder, y quedaron así cimentadas las ba-ses de la desintegración racial.

Pero la problemática de la identidad no se analiza aquí dentro deuna dimensión exclusivamente etnográfica, el centro no es la cues-tión racial en sí misma; aún cuando la aborda en el sentido antropoló-gico y sociocultural, teniendo en cuenta sus determinacioneshistóricas, geográficas, materiales y espirituales, individuales y co-lectivas, teóricas y prácticas. El análisis de la problemática racialno es más que —como mencioné antes— una vía sin la cual nopuede acceder a lo más importante: el respeto, a partir de su cono-cimiento, hacia las identidades individuales; la formación de la iden-tidad cultural y nacional a partir de la diversidad; la unidad proletarianacional y mundial; y las peculiaridades de la lucha clasista en uncontexto social tan atípico, en el que las heridas abiertas en la Colo-nia no habían —no han— sanado aún.

En las sociedades de Nuestra América está presente el multicultu-ralismo que determina la existencia de una identidad abierta, en cuyaesencia debe estar el diálogo intercultural no excluyente y en condi-ciones de igualdad.

La cultura latinoamericana nació de un complejo proceso de trans-culturación, que se inició con el encuentro de dos culturas constitu-

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yentes. Sabe el Amauta que sin identidad racial y de clase no hayidentidad cultural ni nacional, que toda verdadera identidad lo es enla diferencia, por eso lo primero, antes de insertarse, es asumirse comolo que se es; que si no hay diferencias se pierden las referencias paradeterminar lo idéntico; que dentro de una nación ninguna cultura essuperior a otra; que es necesario reconocer la dignidad del otro y laautonomía cultural de las minorías dentro del conjunto que confor-ma la identidad nacional; y que la integración, y no la asimilación,constituye el factor consciente y práctico de esa identidad. Pero en elcaso de Perú, Mariátegui percibe una realidad peculiar, que aún hoyconserva su vigencia.

Es por esa razón, y no por limitaciones en su pensamiento o prejui-cios de tipo racial —como algunos han afirmado—, que valora elaporte del negro, del mestizo y del chino en la cultura del Perú, cuali-tativamente diferente respecto a la contribución del indio.

El indio es, a su juicio, capaz de reconstituir una verdadera culturaperuana, no solo por la mayoría poblacional que representa numéri-camente, sino porque además ha mantenido sus raíces sin contami-narse con la cultura colonial tradicional.

[…] el indio, en su medio nativo, mientras la emigración no lo desarraigani deforma, no tiene nada que envidiar al mestizo. Es evidente que no estáincorporado aún en esta civilización expansiva, dinámica, que aspira a launiversalidad. Pero no ha roto con su pasado. Su proceso histórico estádetenido, paralizado, más no ha perdido, por esto, su individualidad. Elindio tiene una existencia social que conserva sus costumbres […].

El indio sigue viviendo su antigua vida rural. Guarda hasta hoy su traje,sus costumbres, sus industrias típicas […] La sociedad indígena puedemostrarse más o menos primitiva o retardada; pero es un tipo orgánico desociedad y de cultura […].13

Mariátegui entiende que la presencia de una cultura autóctona,poseedora de sus propios mitos originarios o fundacionales que re-construyen el pasado histórico y lo legitiman como ideal que condu-ce al futuro, antecede y es propiciatoria a la formación de la nación.Pero la existencia de una etnia numéricamente mayoritaria que com-parta una historia común, un territorio y un lenguaje, no favorecerápor sí sola el surgimiento de la nación, para lo cual es necesario queconcurra la capacidad y la voluntad de sus miembros, como sujetosactivos de transformación, para llevar a cabo acciones conducentes asu formación. Sin embargo, estos elementos humanos se encuentranen condiciones de inferioridad cultural, pues su coexistencia con las

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minorías explotadoras transcurre en medio de relaciones de depen-dencia, las que solo será posible romper a través de la proletarizacióndel indio, de su adhesión a la causa de todas las clases explotadas dela sociedad.

El prejuicio de las razas ha decaído; pero la noción de las diferencias ydesigualdades en la evolución de los pueblos se ha ensanchado y enrique-cido, en virtud del progreso de la sociología y la historia. La inferioridadde las razas de color no es ya uno de los dogmas de que se alimenta elmaltrecho orgullo blanco. Pero todo relativismo de la hora no es bastantepara abolir la inferioridad de cultura.

[…]

Pero si la cuestión racial —cuyas sugestiones conducen a sus superficia-les críticos a inverosímiles razonamientos zootécnicos— es artificial, yno merece la atención de quienes estudian concreta y políticamente elproblema indígena, otra es la índole de la cuestión sociológica […] Elcolor de la piel se borra como contraste; pero las costumbres, los senti-mientos, los mitos —los elementos espirituales y formales de esos fenó-menos que se designan con los términos de sociedad y cultura—reivindican sus derechos.14

Mariátegui pudo percibir la importancia de reconocer y abordarcon profundidad el tema de la discriminación racial, muy ligado a laexplotación clasista y a la inferioridad cultural, conocedor de que losprejuicios raciales no alcanzan su fin con el simple cambio del régi-men económico social, porque viven en lo más profundo del alma delos hombres y de los pueblos; y de que el problema es mucho másserio, en tanto tiene que ver con las relaciones de poder.

Son precisamente las razas más cultas —que coinciden con lasclases explotadoras— las que ostentan el poder y, desde esa posición,no es difícil ejercer un dominio explotador hacia quienes considerancultural y racialmente inferior. Así queda enmascarada en una socie-dad dividida en clases la servidumbre bajo el velo de las desigualda-des económicas y políticas, sin que pueda ser éticamente increpadapor su esencia racial.

Propone entonces, a través de la eliminación de las estructuras ma-teriales y espirituales que consolidan la dependencia, y de la unidad delos elementos dinámicos presentes en las diferentes etnias que confor-man la sociedad peruana, crear una cultura no construida únicamentede la tradición, sino de la incorporación de nuevos valores.

No se trata tampoco de excluir los elementos foráneos, asumirconscientemente la identidad cultural no significa que el pueblo se

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encierre en sí mismo y menos aún la regresión al pasado. La búsquedade las raíces históricas y culturales debe ser premisa para sintetizar deforma novedosa y original la tradición, el presente y las influenciasejercidas por otras culturas, manteniendo el espíritu propio.

La cultura del Perú y de Nuestra América es vista como resultadode un proceso histórico de ruptura y continuidad, en el que se sinteti-zan los valores materiales y espirituales de la sociedad, los que for-man la personalidad de cada pueblo y le permiten reafirmar y defendersu identidad, al tiempo que se va definiendo una identidad superior,continental y mundial.

La identidad no es valorada solo como la búsqueda de las raíces,sino como toma de conciencia de ser en una realidad que debe sertransformada. No es, por tanto, un resultado natural y homogéneo, esun proceso histórico-social que puede y debe construirse constante-mente a partir de los intereses liberadores del hombre, es por eso quedice: “…mi voluntad es afirmativa, mi temperamento es de cons-tructor”,15 y desarrolla su crítica, que no pasa por alto la unidad, elmovimiento, el cambio, las interconexiones y presuposiciones delfenómeno que estudia a partir de su surgimiento, desarrollo y trans-formaciones, empleando como método la dialéctica materialista, ydonde el hombre ocupa un lugar esencial en tanto es, en NuestraAmérica, elemento integrador y eslabón fundamental para el logrode la unidad a partir de la diversidad.

El humanismo adquiere así en su obra una dimensión más amplia,que tiene su esencia en la búsqueda de la identidad cultural en lohumano universal, que no deberá diluir; sino integrar a las identida-des particulares.

Las relaciones sociales constituyen, en tal sentido, la esencia de lacultura que funciona, además, como criterio del desarrollo humano ycomo elemento alienador o desalienador. La cultura que se crea en elmarco de relaciones sociales enajenadas será una cultura enajenada,en la que los individuos no se sienten reflejados, y para poner fin a talsituación no solo es necesario hacer transformaciones en todos losórdenes de la vida sociopolítica y económica, sino también educar alhombre en el cultivo de su espiritualidad, en tal sentido afirma:

La literatura indigenista no puede darnos una versión rigurosamente ve-rista del indio. Tiende a idealizarlo y estilizarlo. Tampoco puede darnossu propia ánima. Es una literatura de mestizos. Por eso se llama indigenis-ta, y no indígena. Una literatura indígena, si debe venir, vendrá a su tiem-po. Cuando los propios indios estén en grado de producirla.16

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Pero en lo referido a la voluntad y a la capacidad del indio paraproducir su propia literatura, hay implícita otra cuestión que viene asumarse a las ya dichas, y es la referida a las diferencias culturales ylingüísticas vinculadas a las relaciones de poder, enraizadas de antañoen todo el sistema de relaciones sociales, y que pueden no cambiar almismo ritmo que la vida económica y sociopolítica.

El tema de las diferencias culturales se resuelve entonces a partirdel reconocimiento y la valoración de la identidad del otro comosujeto activo con capacidad para integrarse en el sistema de relacio-nes sociales y, a partir de esa inclusión, de construir una identidadpropia, con la que no solo se inserta, sino que contribuye al progresosocial en calidad de actor.

Pero, ¿por qué se refiere específicamente a la literatura, y dentro deella aborda en particular los géneros de narrativa y poesía que poseenuna elevada carga de ficción, y no a géneros de un contenido científi-co más explícito como pudieran ser la historia o la filosofía?

Las razones son varias, a mi juicio las siguientes: primero, que ellenguaje literario posee un vuelo imaginativo que media entre el co-nocimiento científico y el cotidiano. Sin alejarse demasiado de la ver-dad, el tropo nos acerca con su simbología propia al mundo realentrelazado con el mito, y llega sin grandes dificultades a un mayornúmero de personas. En segundo lugar, cuando la literatura se nutrede la realidad social, los revuelos de la ficción movilizan el espíritu,los sentimientos y el deber ser. Y tercero, mientras en las obras pura-mente científicas los hechos se exponen de forma rígida que, por logeneral, están cargadas de conceptos y tecnicismos, en la literaturade ficción se disfruta del paisaje, se siente el perfume de los ambien-tes, se sufre o se ríe por un hombre concreto.

La literatura no se caracteriza solo por su dimensión cognoscitiva,sino, fundamentalmente, porque la sensibilidad que despierta activael saber y orienta hacia la búsqueda de la verdad. En la literaturabuscó Mariátegui al ser identitario y así nos lo hace saber en “Elproceso de la literatura”, ensayo en el que escruta en las entrañas dela palabra dicha por los mejores exponentes de este arte en NuestraAmérica.

El lenguaje entonces no solo funciona en la literatura como mediode expresión de una realidad concreta, estática, ligada mecánicamen-te a la tradición; sino como acción capaz de producir y trasmitir unarealidad distinta, en movimiento, y solo en esa medida es posible, apartir del diálogo entre culturas y el respeto a la diversidad, sin que

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en la relación una sea absorbida por otra, resolver el tema de las dife-rencias culturales y lingüísticas en una región en la que coexisten, enun mismo espacio físico-geográfico, elementos dispersos de una grandiversidad lingüística, cultural y étnica.

La barrera del idioma se interpone entre las masas campesinas indias y losnúcleos obreros revolucionarios de raza blanca o mestiza.

Pero, a través de propagandistas indios, la doctrina socialista, por lanaturaleza de sus reivindicaciones, arraigará prontamente en las masasindígenas.17

El arte, como reflejo de la realidad, debe guardar relación con larealidad social e histórica, y lo mismo sucede con el artista que, comosujeto del arte, expresa su carácter activo no solo en la reelaboraciónde la realidad a partir de su conocimiento, sensibilidad y habilidadpara crear o interpretarla, sino también para integrarse a ella, sin que-darse al margen de la tendencia general de su movimiento y paraproponer soluciones a sus contradicciones.

La libertad de la creación artística es entendida como la responsabi-lidad social del artista, a partir de la necesidad objetiva, en tal sentidoexpresa: “…El escritor, el artista, pueden trabajar fuera de todo grupo,de toda escuela, de todo movimiento. Mas su obra entonces no puedesalvarlo del olvido si no es en sí misma un mensaje a la posteridad. Nosobrevive sino el precursor, el anticipador, el suscitador”.18

El valor artístico de la obra, lo que al decir del Amauta logra salvaral artista del olvido, es la significación social positiva y liberadoraque pueda tener en función el perfeccionamiento humano. El valorartístico representa la unidad de lo cognoscitivo, lo estético, lo valo-rativo, lo ideológico y lo comunicativo de ella, y funciona comomensaje para la posteridad.

La libertad es entendida —además— como el dominio prácticodel hombre sobre las leyes de la naturaleza y la sociedad, a partir desu conocimiento de las leyes objetivas y de la posibilidad, vinculadaa este conocimiento, de utilizarlas en su actividad práctico-transfor-madora. Mariátegui reconoce que la libertad es un producto deldesarrollo histórico, y que en la medida en que los hombres progre-sen en el conocimiento y en la utilización práctica de las leyes de lanaturaleza y de la sociedad, crece su dominio sobre estas y por tantosu libertad para la creación artística.

La obra de arte debe reflejar la espiritualidad de su creador y guar-dar una relación directa con sus ideas políticas. El artista, que se en-cuentra insertado en una determinada sociedad y pertenece a una

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clase o grupo social, es portador de intereses e ideales que orientan suactividad en correspondencia con su aceptación o no de determinadorégimen político, de ahí que entienda que el arte es siempre partidista:

La trayectoria política de un literato no es también su trayectoria artística.Pero sí es, casi siempre, su trayectoria espiritual. La literatura, de otrolado, está como sabemos íntimamente permeada de política, aun en loscasos en que parece más lejana y más extraña a su influencia.19

Para el Amauta, la cultura no es objeto que debe ser conservado,sino sujeto de transformación. En una interacción en la que los rolesse intercambian constantemente, la cultura también actúa entoncessobre el sujeto, que pasa a ser objeto en la relación, y lo transformaen la medida en que contribuye a su autorreconocimiento, a la re-construcción de su identidad y a su desalienación, en tanto lo reflejaen toda su dimensión humana.

El mito y la religión en América Latina

Como decía, ligados al concepto de identidad cultural en NuestraAmérica está el mito y muy unido a este va la religión. Veamos cómoha sido abordado este problema en la obra de los clásicos del marxis-mo, a fin de contrastarlo, a partir de los momentos de encuentros ydesencuentros, con el pensamiento del Amauta.

En su obra Crítica a la filosofía del derecho de Hegel, Marx afirma: “Lareligión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundosin corazón, así como el espíritu de una situación carente de espíritu.Es el opio del pueblo”.20 Sin embargo, Mariátegui afirma:

Sabemos que una revolución es siempre religiosa. La palabra religióntiene un nuevo valor, un nuevo sentido. Sirve para algo más que paradesignar un rito o una iglesia. Poco importa que los soviets escriban en susaffiches de propaganda que “la religión es el opio de los pueblos”, el comu-nismo es esencialmente religioso.21

Y es que pudo ver que la fe en lo sobrenatural no presupone siem-pre la enajenación, que no es condición para que el hombre se enaje-ne de los resultados de su pensamiento y quede limitada su iniciativahistórica como ser social, ya que toda forma de lucha, incluso la reli-giosa, es expresión de la lucha de clases.

Mariátegui pudo percibir como en el caso de Latinoamérica el mitoy la religión han tenido un rol terrenal de alto contenido práctico y

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humano. La historia le dio la razón. De esa raíz brotaron, en unanueva etapa, la actual, movimientos sociales y de masas influidospor ideas religiosas, tal es el caso de la Teología de la Liberación.

Es que las raíces históricas de la religión en América difieren delcontexto que condiciona su aparición y desarrollo en Europa y enotras partes del mundo, refiriéndose al tema el Amauta nos dice:

Los rasgos fundamentales de la religión incaica son su colectivismo teo-crático y su materialismo. Estos rasgos la diferencian, sustancialmente, dela religión indostana, tan espiritualista en su esencia […] La religión delquechua era un código moral antes que una concepción metafísica […] ElEstado y la Iglesia se identificaban absolutamente; la religión y la políticareconocían los mismos principios y la misma autoridad. Lo religioso seresolvía en lo social.22

La cultura precolombina, poseedora de una concepción del mun-do que le otorgaba un lugar privilegiado al hombre, fue esencialmentehumanista, y en tal sentido desalienadora, portadora de un humanis-mo diferente al que traían los conquistadores europeos.

En sus mitos y leyendas aparece el hombre como ser perfectible yautoeducable. Resaltan valores morales como el amor al trabajo, a lafamilia y a la comunidad, a la sabiduría, la valentía, el desinterés, elrespeto a lo ajeno y a las tradiciones. El mito y la religión tuvieron —ytienen— un papel fundamental en el desarrollo de la cultura en lospueblos de Nuestra América, en la formación de su idiosincrasia y desus valores éticos.

Los creadores del marxismo imaginaron el fin cercano del capita-lismo y la inminencia de la construcción de la sociedad socialista, loque les condujo a pensar que una vez desmontadas las viejas estruc-turas sociales, debían cesar las causas materiales clasistas que dieronorigen a la religión y por tanto el fin de la misma estaba cerca.

Mariátegui sostiene Sostiene un análisis que implica el enriqueci-miento de la teoría marxista leninista, la continuidad y a la vez laruptura creativa, al percibir que las ideas religiosas estarían en la mentede los pueblos más tiempo del que creyeron los clásicos del marxis-mo. Es por ello que desde su realidad latinoamericana expresó lapresencia del gran arraigo de las formas místicas en el Perú, así comode una elaboración teológica revolucionaria de gran riqueza y cualita-tivamente diferente a la europea.

[…] el concepto de religión ha crecido en extensión y profundidad. Noreduce ya a la religión a una iglesia y a un rico. Y reconoce a las institucio-nes y sentimientos religiosos una significación muy diversa de la que inge-

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nuamente le atribuían, con radicalismo incandescente, gente que identifi-caba religiosidad y “oscurantismo”.23

Resaltó la importancia de comprender, con el estudio de la culturadel pueblo quechua, que los razonamientos estrechos dejaban fuera delugar toda posibilidad real de entender la fuerza del simbolismo y lareligión en la mente del indígena.

Estudió el mito como el elemento decisivo en el despertar de estospueblos, en la medida en que los nuevos mitos revolucionarios y so-ciales ocuparían en la conciencia de los hombres el lugar de los mitosreligiosos.

El pensamiento racionalista del siglo diecinueve pretendía resolver lareligión en la filosofía. Más realista, el pragmatismo ha sabido reconoceral sentimiento religioso el lugar del cual la filosofía ochocentista se imagi-naba vanidosamente desalojarlo. Y, como lo anunciaba Sorel, la experien-cia histórica de los últimos lustros ha comprobado que los actuales mitosrevolucionarios o sociales pueden ocupar la conciencia profunda de loshombres con la misma plenitud que los antiguos mitos religiosos.24

En la obra de Luis E. Valcárcel descubre Mariátegui, más allá delas limitaciones metodológicas y subjetivismos presentes en esta, laimportancia del mito en la formación de los grandes movimientospopulares en América. Concluye su análisis con una interesante vi-sión de la relación entre lo que denomina las profecías (teoría) y loshechos (realidad objetiva).

Valcárcel que no parte de apriorismos doctrinarios —como se puede de-cir, aunque inexacta y superficialmente de mí y los elementos que me sonconocidamente más próximos de la nueva generación—, encuentra poresto la misma vía que nosotros a través de un trabajo natural y espontáneode conocimiento y penetración del problema indígena. La obra que haescrito no es una obra teórica y crítica. Tiene algo de Evangelio y hastaalgo de Apocalipsis. Es la obra de un creyente. Aquí no están precisamen-te los principios de la revolución que restituirá a la raza indígena su sitioen la historia nacional; pero aquí están sus mitos. Y desde que el altoespíritu de Jorge Sorel, reaccionando contra el mediocre positivismo deque estaban contagiados los socialistas de su tiempo, descubrió el valorperenne del Mito en la formación de los grandes movimientos populares,sabemos muy bien que este es un aspecto de la lucha que, dentro del másperfecto realismo, no debemos negligir ni subestimar.

Tempestad en los Andes llega a su hora. Su voz herirá todas las concienciassensibles. Es la profecía apasionada que anuncia un Perú nuevo. Y nadaimporta que para unos sean los hechos los que crean la profecía y paraotros sea la profecía la que crea los hechos.25

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Si concebimos como ideal lo que designa como profecías y materiallo que Mariátegui nombra hechos; para algunos será sencillo com-prender, desde las posiciones del materialismo histórico, que sean loshechos los que crean las profecías, pero ¿cómo entender, desde unaposición dialéctico materialista, que a partir de las profecías se pue-dan crear los hechos? La respuesta la encontramos en la concepciónleninista de que

la oposición entre la materia y la conciencia tampoco tiene significadoabsoluto más que dentro de los límites de un dominio muy restringido: eneste caso, exclusivamente dentro de los límites de la cuestión gnoseológi-ca fundamental acerca de qué se debe tomar por lo primario y qué por losecundario. Más allá de estos límites la relatividad de tal oposición nosuscita duda alguna.26

Lo ideal (profecía), aparece entonces como el resultado de la acti-vidad social humana anterior (hecho), trasmitida a través de la expe-riencia histórica social (lo que denomina, en este análisis en particular,mitos).

Los mitos vienen a ser, siguiendo esta línea de razonamiento, elresultado de una actividad práctica transformadora precedente, y seerigen como programas estereotipados, arquetipos de determinadasformas de transformación de la realidad. A partir de ellos se crea laprofecía, ese proyecto ideal que se convierte en realidad a través de laactividad práctica transformadora que da lugar a una realidad mate-rial transformada (hecho). Se va produciendo así un proceso constan-te e infinito de transformación de lo material (hecho) en ideal(profecía) y viceversa, en el que el mito, como elemento moviliza-dor, ocupa un lugar fundamental.

Pero para que este proceso se desarrolle debió existir, como vimosantes, un proceso inverso, de surgimiento de lo ideal a partir de larealidad material. Pues lo ideal no puede ser otra cosa que “...lo ma-terial traducido y transpuesto a la cabeza del hombre”.27

Así su concepción del mito, visto también como capacidad crea-dora del hombre y elemento de transformación revolucionaria de larealidad y del propio hombre, se integra a la teoría marxista-leninistaa la vez que pierde el significado que le fue otorgado por el marxismooriginal, visto desde una realidad distinta. Según concluye el doctorRigoberto Pupo en su obra Autoctonía y creación americana en José Car-los Mariátegui:

Mariátegui está consciente de que la teoría del mito y la acción —noolvidar la connotación que él le atribuye— es la antítesis del sesgo positi-

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vista y economicista que había tomado el marxismo de la segunda interna-cional [...].

La teoría del mito y la acción en su visión [...] hace del hombre, en tantosujeto, centro de su teoría y su praxis. El mito cumple la función de mediocatalizador de energía creadora, en virtud de encarnar un ideal humanoengendrado por la realidad social. Si ciertamente Mariátegui no niega laexistencia del mito en el hombre individual, atribuye más importancia alpueblo, a las masas populares, en la elaboración de ideales, forjados en lafuerza telúrica de la fe por algo que representa su existencia misma comoclase, grupo, nación.28

Mariátegui se opuso a las posturas sectarias, buscó la unidad en lacompatibilidad de criterios en torno a las principales tareas políticasa favor de la construcción de la nueva sociedad; porque

Capitalismo o socialismo. Ese es el problema de nuestra época. No nosanticipemos a las síntesis, a las transacciones, que sólo pueden operarse enla historia. [...] El materialismo socialista encierra todas las posibilidadesde ascensión espiritual, ética y filosófica. Y nunca nos sentimos más ra-biosa y eficaz y religiosamente idealistas que al asentar bien la idea y lospies en la materia.29

Nos ofrece una valoración acertada del papel y lugar que ha tenidoel mito en la historia de Nuestra América, y de la relación entre loshechos, los mitos y las profecías; con lo que desarrolla una visiónnueva del proceso de transformación de lo material en ideal y vice-versa, valorando lo ideal como un momento necesario en la transfor-mación material de la realidad.

En una época en la que religión y socialismo eran términos que seoponían totalmente en el marxismo imperante, se atrevió a enlazar-los en tanto formas de conciencia social que, en el contexto de Nues-tra América, actúan como pares dialécticos, en unidad y lucha decontrarios que se contraponen y se presuponen mutuamente.

La cuestión económica en el ideariosocialista de Mariátegui

Muchos estudiosos de la obra del Amauta se han referido a su con-cepto de socialismo incaico. El profesor Rigoberto Pupo explica alrespecto que es posible que Mariátegui exagerara algunos elementosde la comunidad indígena, del ayllu, a partir del estudio de Hilde-brando Castro Pozo y otros trabajos cuyos resultados aún eran insufi-

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cientes. Sin embargo, el espíritu que anima la solución del problemaes correcto, así como el riguroso despliegue teórico del problema delindio y la propiedad agraria en los marcos de la economía peruana.30

Según Jorge del Prado:

El error, en este caso fue determinado, de un lado, por los elementospositivos que percibió en la subsistencia de los hábitos colectivistas ydemocráticos de las comunidades campesinas indias, y de otro lado, por elalto valor y variedad de las manifestaciones culturales indígenas. Tam-bién porque en aquella época no habían llegado al conocimiento de Ma-riátegui y de los estudiosos peruanos los trabajos de Marx sobre el modode producción asiático y los de Lenin sobre el problema nacional. Tampo-co se había profundizado en la investigación antropológica de las diversasculturas precolombinas y de las correspondientes formaciones económi-co-sociales.31

Pero no me parece que Mariátegui cometa el error de equivocarlos conceptos, como asevera Jorge del Prado. El Amauta se apropiade los términos socialismo y comunismo para caracterizar al régimen eco-nómico social de la comunidad de los incas; sin embargo, diferencia loque denomina comunismo incaico del comunismo científico desarrolladopor el marxismo, en tal sentido afirma:

El comunismo moderno es una cosa distinta del comunismo incaico. Estoes lo primero que necesita aprender y entender, el hombre de estudio queexplora el Tawantisuyo. Uno y otro comunismo son un producto de dife-rentes experiencias humanas. Pertenecen a distintas épocas históricas.Constituyen la elaboración de disímiles civilizaciones. La de los Incas fueuna civilización agraria. La de Marx y Sorel es una civilización indus-trial. En aquella época el hombre se sometía a la naturaleza. En esta lanaturaleza se somete a veces al hombre. Es absurdo, por ende, confrontarlas formas y las instituciones de uno y otro comunismo. Lo único quepuede confrontarse es su incorpórea semejanza esencial, dentro de la dife-rencia esencial y material de tiempo y espacio. Y para esta confrontaciónhace falta un poco de relativismo histórico.32

Para el Amauta, el socialismo americano debía reproducir; pero enuna etapa superior de desarrollo, lo mejor de la civilización incaica,pues entendía que la nueva Formación Económico-Social no debíacopiar modelos europeos. Aunque teóricamente se nutriera del mar-xismo, nacería de la propia historia de los pueblos de América y node la importación de modelos de desarrollo preelaborados en el viejocontinente.

Se apropió de las concepciones del materialismo histórico, con elfin de utilizarlas como instrumentos para el estudio de lo que deno-

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minó el socialismo incaico. Pero no se trata de copiar la estructura delImperio Inca y traerla sin que se rompa hacia el siglo XXI, de lo que setrata es precisamente de romperla y extraer de sus entrañas su incor-pórea semejanza esencial, dentro de la diferencia esencial y material de tiem-po y espacio. Un análisis más profundo nos deja ver como valora lasemejanza entre uno y otro tipo de socialismo en un aspecto: lo esen-cial, y la diferencia en dos aspectos: en lo esencial y en lo material.

Podemos afirmar entonces que Mariátegui propone el análisis dela nueva Formación Económico Social teniendo como punto de apo-yo a la dialéctica materialista, y así lo vemos aplicar, de modo pecu-liar, la correlación entre las categorías esencia y fenómeno para establecerdiferencias y semejanzas entre los dos tipos de socialismo a que serefiere: el socialismo incaico o agrario y el industrial.

La esencia nos permite conocer las causas del surgimiento de unobjeto determinado, las leyes de su existencia, sus contradiccionesinternas, las propiedades que lo definen como lo que es y al variar loharía otra cosa, las tendencias de su desarrollo, etc. La esencia essubjetiva, incorpórea —nos dice Mariátegui—, y por eso el Amautabusca la semejanza entre uno y otro tipo de socialismo solo en loesencial, en lo subjetivo; porque materialmente se manifiestan comoprocesos diferentes, que ocurren en tiempos y espacios diferentes.

El fenómeno es lo material, lo objetivo que revela a la esencia quepermanece oculta, y de ahí que las diferencias las busque Mariáteguien lo material, pero también en lo esencial; porque el fenómeno nopuede existir sin su esencia.

Nuestro pensamiento no solo se mueve del fenómeno a la esencia;sino de la esencia menos profunda a la más profunda, y es por esarazón que Mariátegui ha buscado en el comunismo incaico preco-lombino los argumentos esenciales que le permiten acceder al con-cepto —más profundo— de comunismo científico, pero extraído nosolo de las formulaciones teóricas de los clásicos del marxismo; sinode las mismas entrañas del pueblo incaico, para aplicarlo a una realidadmaterial y objetiva diferente y, una vez en ella, definirlo como socialis-mo incaico.

Pero la esencia puede enmarcarse en lo que se denomina aparien-cia, que no es más que una manifestación inadecuada, desfigurada dela esencia de las cosas. No le será a usted difícil concluir que existansemejanzas esenciales entre el denominado comunismo incaico de laetapa precolombina y el socialismo incaico que propone el Amauta,el que se ha nutrido, en una nueva época, de los aportes del comunis-mo científico.

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La diferencia entre ellos es esencial y también material, porque am-bas Formaciones Económicas Sociales ocurren en un tiempo y en unespacio diferente. La tendencia de muchos estudiosos del tema aconfundir ambos fenómenos, e incluso a ver tal error como una limi-tación teórica de Mariátegui, la podemos atribuir entonces a que sehan dejado llevar por las apariencias.

Las reflexiones de Mariátegui parten de una cronología de la histo-ria en la que evidencia que Latinoamérica posee su propia lógica in-terna de desarrollo, y por tanto pueden darse procesos no lineales detransformaciones económicas, políticas y sociales no supeditadas alos rígidos esquemas históricos que tienen por centro a Europa y des-cubren un orden de etapas clásicas.

En América, por ejemplo, la plantación esclavista introducida du-rante la colonia tuvo características peculiares, que tipificaron un modode producción que se presentó como una especie de híbrido, en elque se reunieron elementos de diferentes Formaciones EconómicoSociales. En la plantación coexiste un esclavismo ahistórico “que existecomo anomalía dentro del mercado mundial basado en el trabajolibre”,33 con el feudalismo que trae la atrasada metrópolis y el capita-lismo, pues la producción se destina a un mercado en el que imperanlas relaciones monetario-mercantiles. De ese híbrido que fue la plan-tación nació el latifundio, que vino a perfilar los contornos de la per-manente crisis estructural de las economías de los pueblos de NuestraAmérica.

A la polémica en torno al problema del latifundio, Mariátegui sumóel cuestionamiento de otro que venía a complicar la situación de laeconomía peruana:

[…] en el Perú actual coexisten elementos de tres economías diferentes.Bajo el régimen de economía feudal nacido de la Conquista subsisten enla sierra algunos residuos vivos todavía de la economía comunista indí-gena. En la costa, sobre un suelo feudal, crece una economía burguesaque, por lo menos en su desarrollo mental, da la impresión de una econo-mía retardada.34

Los principales renglones económicos estaban en manos del capi-tal extranjero, porque

La clase terrateniente no ha logrado transformarse en burguesía capita-lista, patrona de la economía nacional. La minería, el comercio, lostransportes, se encuentran en manos del capital extranjero. Los latifun-distas se han contentado con servir de intermediarios a este, en la pro-ducción de algodón y azúcar. Este sistema económico ha mantenido en

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la agricultura una organización semifeudal que constituye el más pesadolastre del desarrollo del país.35

Todos estos factores propician la existencia de un capitalismo in-completo, dependiente desde sus raíces y atípico: La misión del so-cialismo era hacer, en primer lugar, el capitalismo, en el sentido enque fuera conveniente al progreso social.

Mentes poco críticas y profundas pueden suponer que la liquidación de lafeudalidad es empresa típica específicamente liberal y burguesa y quepretender convertirla en función socialista es torcer románticamente lasleyes de la historia.

Este criterio simplista de teóricos de poco calado, se opone al socialismosin más argumento que el de que el capitalismo no ha agotado su misión enel Perú. La sorpresa de sus sustentadores será extraordinaria cuando seenteren de que la función del socialismo en el gobierno de la nación, segúnhora y compás histórico a que tenga que ajustarse, será en gran parte la derealizar el capitalismo —vale decir las posibilidades históricas vitalestodavía del capitalismo—, en el sentido que convenga a los intereses delprogreso social.36

El socialismo debía hacer primero lo que el feudalismo dejó pen-diente, y para ello era necesario que realizara en primer lugar el capi-talismo o lo que denominó las posibilidades históricas vitales todavía delcapitalismo, en la medida que esto contribuyera o fuera conveniente alos intereses del progreso social. ¿Cómo entender esto? Esta cuestión,vista a la luz de nuestros días, puede parecernos extremadamentesencilla, no creo que lo fuera tanto en la época en que a Mariátegui lecorrespondió formularla.

Sabemos que la revolución social representa toda una época en laque ocurre un salto cualitativo de la Formación Económica Social(FES) anterior a la nueva. Es un proceso en el que se le da continui-dad al desarrollo evolutivo de la FES precedente que ya no puedecontinuar desarrollándose, pues constituye un freno para el progresosocial. Pero la sociedad es un organismo vivo, en movimiento, lasciencias sociales no son exactas y los procesos históricos son contra-dictorios; por esa razón en una sociedad determinada pueden coexis-tir al mismo tiempo elementos de diferentes FES. Así ha sucedido ennuestros pueblos de América, en los que han convivido fósiles comoel esclavismo y el feudalismo en tiempos de capitalismo. Muchasveces se ha producido una especie de interposición de épocas históri-cas, en medio de la cual ha sido imposible eliminar la vieja FES odesarrollar a plenitud la nueva.

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Carlos Marx descubrió la esencia explotadora de la ley del valoren el capitalismo, elaboró la teoría de la plusvalía y demostró que elvalor de la mercancía, al igual que la misma mercancía, es una cate-goría histórica. Señaló que la producción mercantil no es eterna niinherente a la sociedad humana, sino que aparece como resultado dedeterminadas relaciones sociales de producción que, al ser modifica-das en su esencia provocan su desaparición.

Una vez sustituida la propiedad privada sobre los medios de pro-ducción, los productos dejan de ser mercancías y la ley del valor dejade actuar sobre ellos. Marx y Engels pensaron que el socialismo triun-faría primero en los países de mayor desarrollo dentro de Europa, espor eso que arribaron a la conclusión de que en la sociedad socialistala producción de mercancías cesaría por completo y serían otras lasformas de producción y distribución que comenzarían a regir en lavida social.

Sin embargo, la realidad fue otra. A Lenin le correspondió la mi-sión de guiar la construcción de la nueva sociedad en uno de lospaíses más atrasados de Europa. Se encargó de demostrar que el cesede las relaciones mercantiles no ocurre de manera inmediata, no enel momento en que la clase obrera toma el poder político e inicia laconstrucción del socialismo, sino que es un proceso que abarca unperiodo más o menos largo del desarrollo histórico. A ese criterio seunió Mariátegui quien, como he dicho antes, demostró la necesi-dad histórica de construir el capitalismo en Perú como vía para so-lucionar las tareas que dejó pendiente el feudalismo y acceder alsocialismo.

A continuación quiero referirme a una de las cuestiones más polé-micas del socialismo que conocemos, y que parece ser un fenómenoinherente a este: les hablo del problema de la burocracia.

Mucho se ha dicho de este particular, que ha sido una de las preocu-paciones fundamentales de quienes desde distintas posturas científi-cas han estudiado la práctica socialista. Albert Einstein, el eminentecientífico, en un artículo publicado en Monthy Review en mayo de 1949mostró su inquietud:

[…] es necesario recordar que una economía planificada no es todavíasocialismo. Una economía planificada puede estar acompañada de la com-pleta esclavitud del individuo. La realización del socialismo requiere so-lucionar algunos problemas sociopolíticos extremadamente difíciles:¿Cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poderpolítico y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y

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arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo ycómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?37

Muchos nos hacemos estas preguntas hoy, en este siglo XXI, en elque todavía el socialismo que conocemos en la práctica arrastra eselastre. Lo peor es que la burocracia se perpetúa porque el burócratase protege desde el poder y frena la radicalización de los cambiosestructurales profundos, que pudieran barrerlo, y la iniciativa popu-lar, creando inercia y rigidez en todo el sistema.

En un artículo publicado en la revista digital La Jiribilla, su autorafirma que “Para Mariátegui el problema de la degeneración del par-tido y, por tanto del Estado obrero no era un problema que pudieraplantearse, esto como hemos analizado le imposibilitó actuar en con-tra de la estalinización del partido que él estaba construyendo”.38 Sinembargo, en la obra “Aniversario y balance”, publicada en Amautaen septiembre de 1928, Mariátegui expuso muchas de sus ideas acer-ca de la necesidad de que en América el socialismo naciera de laspropias condiciones de vida de los pueblos de la región. Esta obra fueescrita con posterioridad a la muerte de Lenin, ocurrida el 21 de ene-ro del año 1924, e impresiona ver cómo el Amauta fue capaz depercibir las deformaciones burocráticas a partir de la existencia deuna burocracia parlamentaria degenerada, denominada por él degene-ración parlamentaria, que iba sufriendo la práctica socialista. Comosabemos, esta deformación ya existía en la etapa de Lenin, quien serefirió en varias ocasiones al tema.

No es nuestro objetivo valorar aquí en detalles las causas de lacaída del denominado hoy por algunos socialismo real y por otros socie-dades de dominación burocrática; sino demostrar como en fecha tantemprana Mariátegui avizoró esta deformación del sistema, la quedefinió como degeneración parlamentaria y reformista del socialismo, altiempo que anunciaba que la historia sería la encargada de pasar lascuentas.

En Europa, la degeneración parlamentaria y reformista del socialismo haimpuesto, después de la guerra, designaciones específicas. En los pueblosdonde ese fenómeno no se ha producido, porque el socialismo aparecerecién en su proceso histórico, la vieja y grande palabra conserva intactasu grandeza. La guardará también en la historia, mañana, cuando las nece-sidades contingentes y convencionales de demarcación que hoy distin-guen prácticas y métodos, hayan desaparecido.39

Sin embargo, es oportuno señalar que el problema de la burocraciano es propio solo del socialismo. La burocracia ha sido asociada tra-

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dicionalmente con el burocratismo y el papeleo, pero la cuestión esmás seria y va más allá de estos, pues la burocracia es una clase so-cial, y su existencia se remonta al momento de la aparición de lasclases en la sociedad. La burocracia ha existido y ha tenido su papelen todas las Formaciones Económico Sociales que ha conocido lahumanidad, siempre ha estado vinculada al poder y se ha situado,desde el poder, por encima del resto de las clases sociales.

Uno de los peligros mayores que representa es, como decía antes,su tendencia a perpetuarse en el poder a toda costa, creando un con-siguiente estatismo social que puede conservar por la manipulaciónque ejerce sobre las masas a través de mecanismos como —entremuchos otros—, los medios de comunicación masiva.

Al resistirse a los cambios estructurales profundos, la burocraciatiende a paralizarse ante lo nuevo y a adoptar viejos métodos paraenfrentar los nuevos problemas que impone el desarrollo social. Frentea ella los sujetos quedan inmóviles y se enajenan del gobierno queotros ejercen en su nombre.

En fin, que el socialismo la recibe como una herencia, como unode los pesados lastres que ha de arrastrar del capitalismo. Pero en elsocialismo esta clase social también encontrará las condiciones paraerigirse de clase en sí en clase para sí por encima de todas las demásclases sociales, a no ser que a ella se oponga un poder real, y este nopodrá venir de otro lugar que de la ciudadanía, de un hombre posee-dor de una educación general y cívica —y retomo aquí el tema delpapel de la educación— que lo ponga en condiciones de participarcomo ente activo dentro del sistema de relaciones sociales y ser ca-paz de meter en su cauce el poder de la burocracia y dirigirlo haciafines socialmente positivos, evitando su conversión en clase para sí.

Por esa razón es que Mariátegui le otorga una enorme importanciaal problema de la educación para el logro de las libertades sociales eindividuales del sujeto dentro del sistema de poder político, medianteel cual un conglomerado de clases, grupos y estratos sociales ejercende manera representativa su voluntad política, a partir de su influenciaeconómica y política, para imponer sus patrones sociales y morales.

El paternalismo y el estatismo son los peores enemigos de los pue-blos porque los hacen vegetar. Solo un sujeto poseedor de una educa-ción ciudadana que lo sitúe en calidad de participar como un verdaderoactor social, podrá contrarrestar la conversión de la burocracia —deizquierda o de derecha—, en clase para sí, y otorgarle al sistema depoder político una real representatividad, identidad y legitimidad.

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57José Carlos Mariátegui a la luz del socialismo del siglo XXI

“El proletariado no dispone, en su lucha por el poder, de más ar-mas que la organización”.40¡He ahí la razón por la cual Mariátegui leconcede una extraordinaria importancia a la unidad de todas las cla-ses explotadas en las filas del proletariado, como factor imprescindi-ble para garantizar la legitimidad del proceso revolucionario! Pero noconfundamos la unidad proletaria con la imposición del pensamien-to único, que tanto daño hizo a la práctica socialista del siglo XX.

Notas

1 Mariátegui, José Carlos: “El proceso de la literatura”, en Siete ensayos de interpreta-ción de la realidad peruana, Casa de Las Américas, La Habana, 1973, p. 268.

2 José Carlos Mariátegui: ob. cit., p. 265.3 José Carlos Mariátegui: ob. cit., p. 267.4 José Carlos Mariátegui: “Esquema de la evolución económica”, en Siete ensayos de

interpretación de la realidad peruana, Casa de Las Américas, La Habana, 1973, p. 5.5 José Carlos Mariátegui: “La crisis mundial y el proletariado peruano”, en Marxis-

tas de América, Editorial de Arte y Literatura, La Habana, 1985, p. 94.6 Armando Hart Dávalos: “Prólogo” en Néstor Kohan Ni calco ni copia. Ensayo sobre

el marxismo argentino y latinoamericano, disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=13312.

7 José Carlos Mariátegui: “El proceso de la literatura”, en Siete ensayos de interpreta-ción de la realidad peruana, Casa de Las Américas, La Habana, 1973, p. 388.

8 José Carlos Mariátegui: “El problema de las razas en América Latina. Planteamien-to de la cuestión”, en Ideología y política, en http://archivochile.com, del CEME.

9 José Carlos Mariátegui: “El proceso de la literatura”, en Siete ensayos de interpretaciónde la realidad peruana, Casa de Las Américas, La Habana, 1973, pp. 386-387.

1 0 Brito Figueroa, Federico: “El comercio de esclavos y la mano de obra esclava en laeconomía colonial venezolana”, en Revista económica Ciencias Sociales, julio-sep-tiembre, Caracas, 1964, separata.

1 1 Mellafe, Rolando: La esclavitud en Hispanoamérica, Editorial Universitaria de Bue-nos Aires, Buenos Aires, 1964.

1 2 Francisco Pacheco: “Facetas del esclavo africano en América Latina”, en Historiade América. La Colonia. Selección de Lecturas, Editorial Pueblo y Educación, La Haba-na, 1982, p. 216.

1 3 José Carlos Mariátegui: “El proceso de la literatura”, en Siete ensayos de interpreta-ción de la realidad peruana, Casa de Las Américas, La Habana, 1973, p. 400.

1 4 José Carlos Mariátegui: ob. cit., pp. 396-398.1 5 José Carlos Mariátegui: ob. cit., p. 3591 6 José Carlos Mariátegui: ob. cit., pp. 387-388.1 7 José Carlos Mariátegui: “El problema de las razas en América Latina. Planteamien-

to de la cuestión”, en Ideología y política, en http://archivochile.com, del CEME.1 8 José Carlos Mariátegui: “El proceso de la literatura”, en Siete ensayos de interpreta-

ción de la realidad peruana, Casa de Las Américas, La Habana, 1973, p. 333.1 9 José Carlos Mariátegui: ob. cit., p. 312.

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58 Cecilia N. Valdés Ponciano

2 0 Carlos Marx: “Crítica a la filosofía del derecho de Hegel”, en Marx y Engels: Sobrela religión, Editora Política, La Habana, 1963, p. 38.

2 1 José Carlos Mariátegui: ob. cit., p. 300.2 2 Mariátegui, José Carlos: “El factor religioso”, en Siete ensayos de interpretación de la

realidad peruana, Casa de Las Américas, La Habana, 1973, p. 182.2 3 José Carlos Mariátegui: ob. cit., p. 180.2 4 José Carlos Mariátegui: ob. cit., p. 217.2 5 José Carlos Mariátegui: “Prólogo a Tempestad en los Andes de Luis E. Valcárcel”, en

La Sierra, no. 10, vol. 1, octubre, Lima, 1927, disponible en http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/2009/09/jose-carlos-mariategui-prologo.html.

2 6 V. I. Lenin: Obras Completas, t. 18, Editora Política, La Habana, 1964, p. 156.2 7 Marx, Carlos: El capital, Ediciones Venceremos, La Habana, 1965, p.140.2 8 Rigoberto Pupo Pupo: Autoctonía y creación americana en José Carlos Mariátegui, Edi-

torial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009, p.46.2 9 Mariátegui, José Carlos: Marxistas de América, Editorial de Arte y Literatura, La

Habana, 1985, pp. 152-153.3 0 Rigoberto Pupo Pupo: ob. cit., pp. 68-69.3 1 Jorge del Prado: Mariátegui: unidad de pensamiento y acción, citado por Rigoberto

Pupo Pupo en ob. cit., pp. 68-69.3 2 José Carlos Mariátegui: “Esquema de la evolución económica”, en Siete ensayos de

interpretación de la realidad peruana, Casa de Las Américas, La Habana, 1973, p.79.3 3 Carlos Marx: Elementos fundamentales para la crítica de la economía política, citado por

Eduardo Torres Cuevas y Oscar Loyola Vega: Historia de Cuba 1492-1898, EditorialPueblo y Educación, La Habana, 2001, p. 112.

3 4 José Carlos Mariátegui: ob. cit., p. 19.3 5 José Carlos Mariátegui: ob. cit., p. 21.3 6 José Carlos Mariátegui: “Prólogo a Tempestad en los Andes de Luis E. Valcárcel”,

en La Sierra, no. 10, vol. 1, octubre, Lima, 1927, disponible en http://socialismoperuanoamauta.blogspot.com/2009/09/jose-carlos-mariategui-prologo.html.

3 7 Albert Einstein: “¿Por qué el socialismo?”, en Monthy Review, mayo, Nueva York,1949, disponible en http://www.marxists.org/espanol/einstein/por_que.htm.

3 8 Rubén Rivera: “José Carlos Mariátegui. Tareas aún pendientes”, en La Jiribilla,no. 229, septiembre, año IV, La Habana, 2005, disponible en http://www.lajiribilla.co.cu/2005/n226_09/laopinion1.html.

3 9 José Carlos Mariátegui: “Aniversario y balance”, en Marxistas de América, Editorialde Arte y Literatura, La Habana, 1985, p. 152.

4 0 Lenin, V.I.: Un paso adelante, dos pasos atrás, Editorial Progreso, Moscú, s/f., p. 215.

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La tierra: suprema mercancía.Su acaparamiento como forma

emergente de someter anteel mercado y el capital

CARLOS ELOY BALMASEDA ESPINOSA

[…] hoy están regando un apartheid económico por África, comprando tierras.

Solo en Mozambique, la gente del apartheid ha comprado millones de hectáreas por 90 años.

¿Tú te imaginas que ahora los del apartheid con todo el dinero que tienen se dediquen

a comprar todas las tierras y que los países de África no estén conscientes de eso?

Fidel Castro, “Encuentro con jóvenes cubanos”, 17 de noviembre de 2010

El planeta está abocado a una nueva guerra, de proporciones incalcu-lables para la humanidad. Uno de los problemas principales que afron-ta el mundo en los últimos años, y enfrentará en el futuro post TerceraGuerra Mundial y nuclear, es el acaparamiento de tierras para la pro-ducción de alimentos. Esta nueva forma de colonizar es un flagranteatentado a la soberanía de las naciones afectadas.

En el mismo momento que Cristóbal Colón llegó a lo que luego seconoció como el Nuevo Mundo, dio inicio la colonización de lastierras del Sur por los poderosos del Norte. Tras cinco siglos, dondelas formas de dominación se han ido transmutando tanto en Améri-ca como en África, las tierras siguen pasando de unas manos a otras,pero nunca a sus verdaderos dueños.

En pleno siglo XXI se repite la historia, las tierras del Sur son apete-cidas por los acaudalados, pero esta vez no se pueden apreciar susverdaderos rostros, se esconden detrás de grandes consorcios, com-pañías y gobiernos. El fin es el mismo, monopolizar las tierras y po-nerlas a producir para más tarde vendernos sus productos, los mismosque obtuvieron en nuestras tierras regadas con nuestro sudor. Losmovimientos sociales llaman este proceso con el nombre de acapara-miento de tierras, los gobiernos le dicen dislocación de la producción agrí-

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cola y el Banco Mundial (BM) le denomina adquisiciones de tierrasagrícolas en gran escala. El nombre puede ser cualquiera, el objetivo esuno solo, definido por los grandes capitales y es “controlar totalmen-te la producción de alimentos”.

Se llama acaparamiento porque Estados o compañías adquierensuperficies de tierras, en cantidades superiores a las mil hectáreas enotros países para producir alimentos básicos y luego exportarlos, sindejar prácticamente ninguno en el país anfitrión.

Valdría la pena preguntarse ¿es este un proceso nuevo en el controlde la agricultura? Evidentemente no, desde hace décadas las corpora-ciones con intereses agroquímicos, farmacéuticos, venta de alimentosy transporte se están preparando. Ahora es el momento de cosechar,piensan ellos, de hacer inversiones especulativas con ganancias colosa-les y rápidas (GRAIN,1 2010a), todo esto impulsado por las grandescrisis globales —financiera, alimentaria, energética y ambiental—vividas en los últimos años. Parte de este proceso han sido la Revolu-ción Verde, la contaminación de los campos con fertilizantes quími-cos, herbicidas, insecticidas, toda clase de agrotóxicos y semillasmodificadas genéticamente que producen altos rendimientos agríco-las, además de la adopción de acuerdos de comercio e inversión y lasreformas en la gobernabilidad orientadas al mercado. Hasta ahora alos empresarios de las industrias automovilísticas, petroleras, de co-municaciones y otros grandes capitales, no les había interesado serdueños de las tierras y sus producciones, pero ahora sí. Esto es lonuevo del proceso.

Este acaparamiento ha encontrado un obstáculo en las organiza-ciones campesinas de los países involucrados, ellas impulsan la sobe-ranía alimentaria, defienden sus territorios, bienes comunales, cosechaspropias, semillas nativas, saberes locales y el manejo territorial. Esuna lucha desigual, los campesinos, quienes muchas veces no sonpropietarios de las tierras que cultivan pero han permanecido en ellasdurante varias generaciones, se enfrentan a los nuevos dueños, queestán amparados por tratados comerciales y respaldados por los go-biernos. Son dos perspectivas del mismo asunto muy polarizadas(GRAIN, 2009a).

Pero… ¿Quiénes son los inversionistas? ¿Quiénes se benefician?¿Qué tendencias existen en el acaparamiento? ¿Cómo se manifiestacada una de ellas? ¿Cuál es el papel del BM en el acaparamiento?¿Cuáles son los impactos de los “proyectos de inversión”? ¿Desde laperspectiva ambiental se conoce qué pasa? ¿Qué sucede con las co-

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munidades locales? ¿Será posible un acaparamiento de tierras “so-cialmente responsable”? ¿Apoyan los gobiernos nacionales a las co-munidades locales? Este trabajo es una búsqueda de respuestas a estaspreguntas.

Tendencias en el acaparamiento de tierras agrícolas

Hay dos tipos de proyectos definidos para acaparar las tierras:

1. Proyectos de países que buscan producir alimentos en el ex-tranjero para “suplir sus necesidades”.

2. Proyectos de las grandes empresas para ganar dinero.

Proyectos de países para producir alimentosen el extranjero

Los proyectos de este tipo especulan con la compra de tierras ennombre de la seguridad alimentaria. Son países que dependen de laimportación de alimentos y no confían en el mercado mundial, tie-nen dinero suficiente para comprar lo que necesiten, pero les pre-ocupa la competencia y especulación en los mercados. Por esa razónquieren adueñarse y controlar tierras en otros países, ser ellos mis-mos los productores. La idea es tener alimentos para sus habitantesa buenos precios y de forma más segura que hasta ahora (GRAIN,2008).

Los países que se sienten con “inseguridad alimentaria” y estánpresentando ese tipo de proyectos son varios: Arabia Saudita, Bahréin,Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Kuwait, Qatar, Omán, China,Corea del Sur, Japón, Malasia, India, Egipto y Libia. Funcionarios deesos estados buscan tierras por todo el mundo, no solo en el Sur,preferentemente en regiones no muy pobladas, con recursos natura-les aptos para la producción de alimentos (clima, suelos y agua, fun-damentalmente).

Estadísticas del BM (GRAIN, 2010b) indican los tres factores quese destacan en la toma de decisiones de los acaparadores: disponibi-lidad de tierras, pobre uso de la mecanización y fragilidad en los dere-chos agrarios de las personas que viven y trabajan la tierra, o sea, una“débil gobernabilidad agraria”, que se traduce en poco apoyo y reco-

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nocimiento del gobierno a sus ciudadanos que viven de la tierra. Loque decide en la adquisición de las tierras en estos lugares es que:

1. Es relativamente fácil hacerse del control de la tierra.

2. Es posible obtener y mantener grandes extensiones de tierra.

3. La introducción de maquinaria agrícola traerá incrementos enlos rendimientos y la productividad.

La lista de naciones anfitrionas identificadas para esos proyectoses larga: Angola, Argentina, Australia, Benín, Brasil, Camboya, Ca-merún, Colombia, Etiopía, Filipinas, Georgia, Ghana, Kazajstán,Kenia, Malawi, Mali, Mauritania, Mozambique, Níger, Nigeria, Pa-kistán, Paraguay, República Democrática del Congo, Rusia, Senegal,Sierra Leona, Sudán, Tanzania, Uganda, Ucrania, Uruguay, Uzbekis-tán. En ellas se han encontrado tierras fértiles, cierta disponibilidadde agua y posibilidades de crecimiento de la productividad agrícola.

Al analizar la lista anterior surgen dudas, ¿cómo es posible queestén vendiendo tierras para que gobiernos extranjeros produzcanalimentos y los lleven a sus países, si algunos de ellos son ayudadospor organismos internacionales para satisfacer, en alguna medida, lasnecesidades alimentarias de millones de sus habitantes? En algunasde estas naciones existe población oficialmente hambrienta: Cambo-ya 33 %, Etiopía 46 %, Sudán 26 % y Tanzania 44 % (GRAIN, 2009b).

Dependiendo de la situación de cada país y sus leyes, los acapara-mientos pueden adoptar una de las siguientes variantes: (a) la adqui-sición de la tierra, (b) el arrendamiento, (c) la contratación deagricultores locales (REDES-Amigos de la Tierras Uruguay, 2009).

La validez de los proyectos se estima entre 10 y 99 años. Hay quecrear la infraestructura y explotar la tierra rápidamente para obtenerganancias, estimadas con tasas anuales de retorno de 10 a 40 % en lospaíses europeos y hasta 400 % en África. ¿Cuál será el futuro de lastierras de esos países? Más adelante analizaremos los impactos am-bientales provocados por el acaparamiento de tierras.

Las superficies comprometidas son alarmantes y contradictorias,se trata de decenas de millones de hectáreas (ha), aunque es difícilsaber el área verdadera, pues generalmente, son operaciones encu-biertas. El BM declara 50 millones de ha adquiridas o en proceso denegociación en África, Asia y América Latina, por su parte la FAOdice que solo en África son 20 millones de ha. ¿Cuál será la verdad?Los cultivos más demandados son productos básicos para la alimen-tación como arroz, maíz, soya y otros granos. Aunque no faltan pal-

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ma aceitera, jatrofa y otros que sirven como materia prima para laproducción de agrocombustibles.

Con el fin de lograr la adquisición de las tierras y luego llevar losproductos cosechados a sus países de origen, han pedido a los gobier-nos anfitriones que levanten las prohibiciones de exportación. Estoevidencia el cinismo y la doble moral que encierra esta acción pro-teccionista de sus intereses capitalistas.

Es probable que muchos o todos los gobiernos involucrados ten-gan la intención de garantizar la seguridad alimentaria de sus habitan-tes, sobre todo desde las dimensiones de la disponibilidad de alimentosy la estabilidad de los suministros, otra cosa tal vez sea en el acceso yla calidad biológica a los mismos. Si se profundiza, se observa quedetrás de muchos proyectos están los “grandes consorcios y empre-sas conjuntas, capitales diversos para invertir en tierras, producción,exportación e importación de productos básicos, en especulación ali-mentaria” (GRAIN, 2010a). Así surge la segunda tendencia del aca-paramiento de tierras. Veamos algunos ejemplos de estos proyectos.

Estrategia de los países del Golfo Arábigo Pérsico

Estos países siempre están vinculados a las empresas privadas, queson las que asumen los proyectos. Para eso, los gobiernos allanan elcamino en las naciones anfitrionas, elaboran acuerdos para eliminarcualquier restricción a la exportación de los alimentos.

Otra característica de su estrategia es que basados en tradicionesislámicas ayudan a los pobres, por ello dedican parte de la produc-ción a las comunidades del país donde producen o a su mercado in-terno. En los proyectos de estos países se intenta que todos ganen.Una opción en este sentido es lograr un canje de alimentos por ener-gía, o sea, por suministro de petróleo y gas.

Estrategia de China

La forma de actuación de algunas empresas chinas se muestra conclaridad en los detalles ofrecidos por el ex ministro brasileño AntonioDelfim Netto al diario O Estado de Sao Paulo, el 3 de agosto de 2010.Comienza reconociendo las bondades de las inversiones extranjeraspara el crecimiento del país, pero si los “negocios” están subordinadosa razones estratégicas de un Estado extranjero, que compra tierraspara la producción agropecuaria y otros recursos naturales, hay que

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evaluar la decisión antes de vender, se puede poner en riesgo la pro-pia seguridad nacional. Continúa diciendo:

La mayor empresa china del sector, China National Agricultural Deve-lopment Group Corporation, opera en 40 países y 10 000 de sus 80 000empleados trabajan en el exterior.

La empresa controla 6 000 ha en Tanzania y también creó negocios en elsector de alimentos en Guinea, en Benín y en Zambia, y ya entró en laArgentina y en Perú.

Otras compañías chinas también han comprado tierras en varios países,con el mismo objetivo: garantizar a China la provisión de productos indis-pensables para su crecimiento económico y la continuidad de la urbaniza-ción de cientos de millones de personas.

Desde la última década el gobierno chino viene aumentando las inversio-nes en recursos naturales en otros países. Hasta ahora, su avance másimpresionante ocurrió en África, donde las inversiones en minería y des-pués en la compra de tierras fueron acompañadas por proyectos de coope-ración con los países anfitriones, casi siempre pobres y con bajo nivel dedesarrollo.

El paso siguiente en la estrategia fue la negociación de proyectos convarios gobiernos latinoamericanos. Desde el comienzo de 2010, fueronanunciados planes de inversiones de algo más de US$ 11 000 millones enBrasil.

Al mismo tiempo, empresas han buscado oportunidades de inversiones enagronegocios. En abril, China National Agricultural Development GroupCorporation reveló su interés de comprar tierras para producir soja ymaíz. En los primeros contactos, los negociadores de la empresa indica-ron su interés en tierras en la región Centro-Oeste, especialmente de Goiás.

En esa época, representantes de Chongqing Grain Group anunciaron sudecisión de aplicar US$ 300 millones a la compra de 100 000 ha en el oestede Bahia, para producir soja para los mercados brasilero y chino.

Un mes después, Grupo Pallas International, formado por inversionistasprivados, pero también con participación estatal, divulgó planes para com-prar entre 200 000 y 250 000 ha en el oeste de Bahía, y posiblemente en elconjunto de de Maranhão, Piauí y Tocantins, área conocido como Mapito.

Negocios de este tipo ocultan el control de grandes áreas a manos degrupos subordinados a la estrategia de una potencia extranjera.

Lo narrado por el ex ministro brasileño es solo el principio, lascompañías chinas compran o arriendan las tierras, luego montan gran-des establecimientos agrícolas a los que envían sus agricultores, cien-tíficos y extensionistas para trabajar en la producción de cultivos.Como parte de su estrategia capacitan a los trabajadores rurales loca-

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les contratados en tecnologías de cultivo. La mayoría de los ciudada-nos de los países anfitriones suponen que la producción es para ali-mentar a los chinos y esto provoca resentimiento (GRAIN, 2008).

Proyectos de las grandes empresas para ganar dinero

Los medios de comunicación afirman que son los gobiernos —deArabia Saudita, China, Corea del Sur u otros— quienes compran lastierras y hacen los proyectos, se centra la atención en los Estados,pero la realidad es que muchas veces ellos solo facilitan los acuerdospara que empresas privadas tomen el control de las tierras.

En este tipo de proyecto el interés se encuentra, principalmente,en la producción de cultivos que permitan la obtención de agrocom-bustibles, para nada importa la seguridad alimentaria de los ciudada-nos, en último caso, lo importante es especular con los precios de losproductos y obtener grandes ganancias rápidamente. Eso está garan-tizado con las necesidades alimentarias cada vez más crecientes y elmodo de vida capitalista que dilapida los combustibles, ambos ase-guran precios altos.

Después de la crisis financiera y de los precios de los alimentos, losgrandes accionistas vieron en la tierra una cobertura contra la infla-ción, una manera de superar la crisis financiera, un activo estratégico,o sea, la tierra es vista como una mercancía, esa es la razón que sus-tenta la avalancha de inversiones en la compra de tierras e infraes-tructuras agrícolas. El origen del dinero es variado, fondos de pensiones,bancos, grupos de inversión privada de Europa y Estados Unidos, ode grandes magnates. Los inversionistas son, generalmente, ayuda-dos por el BM, su Corporación Financiera Internacional y el BancoEuropeo para la Reconstrucción y el Desarrollo.

Ejemplos de proyectos

A continuación aparecen ejemplos que muestran algunos de los nue-vos dueños de las tierras, los encargados de producir cereales, aceites,carne y todo tipo de productos básicos para el mercado mundial dealimentos y las materias primas para los agrocombustibles (GRAIN,2008; GRAIN, 2009b; Daniel and Mittal, 2010):

• Louis Dreyfus Commodities actualmente posee 60 mil ha detierras agrícolas en Brasil.

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• En noviembre de 2007, la compañía japonesa Mitsui compró100 000 ha de tierras en Brasil para la producción de soya.

• Nauvu Investments (creada por Olam and Wilmar) compró elGrupo SIFCA de Costa de Marfil, obteniendo el control de 36mil ha de plantaciones de palma de aceite, 50 mil de plantacio-nes de caucho y 10 mil de plantaciones de caña de azúcar. Se-gún ellos, “África es la próxima frontera para el desarrollo deplantaciones”.

• La República Democrática del Congo ha cedido 10 millones deha a la Unión de Granjeros de Suráfrica.

• En Mali, las autoridades han concedido 100 000 ha a Libia,para un arroz que los malienses no comerán.

• En Sudán, Corea del Sur adquirió 690 000 ha para plantar trigo.

• En enero de 2010, Karuturi (India) adquirió más de 300 000 hade tierras en la región de Gambella, Etiopía, rentadas por 90 años.

• El Deutsche Bank y Goldman Sachs, están asumiendo el controlde la industria cárnica china. Desembolsaron su dinero en losmayores establecimientos porcinos y avícolas y plantas de pro-cesamiento de carne de China —incluso en derechos a tierrasagrícolas.

• Morgan Stanley compró 40 mil ha de tierras agrícolas en Ucrania.

• Renaissance Capital, casa de inversiones rusa, adquirió los de-rechos de 300 mil ha de tierras ucranianas.

• Black Earth Farming, grupo de inversiones sueco, adquirió elcontrol de 331 mil ha de tierras en la región de tierra negra deRusia.

• Landkom, grupo de inversiones británico, compró 100 mil hade tierras en Ucrania y aspira extenderse a 350 mil ha para 2011.

• En agosto de 2009, Trigon Agri (Dinamarca) tenía más de 170 000ha de tierras en Rusia, Ucrania y Estonia.

• Ucrania cedió a Libia 250 000 ha para cultivar trigo a cambiode suministro de gas.

En los ejemplos anteriores vemos que los inversionistas provienende cualquier sector, el mayor auge no es precisamente de las corpora-ciones del agronegocio, aunque también están involucradas en el aca-paramiento. Un caso que permite ilustrar esa afirmación es el deempresas de biotecnología que quieren introducir sus variedades trans-

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génicas en la producción de agrocombustibles en África, ¿con quié-nes se alían? Con la Fundación de Bill y Melinda Gates que ha desti-nado 120 millones de dólares para “desarrollar” la agricultura en esaregión (REDES-Amigos de la Tierras Uruguay, 2009).

Unión de las tendencias de acaparamiento

Ambas tendencias tienen puntos de convergencia, en un inicio losfuncionarios públicos negocian los contratos de inversión en nombrede la “seguridad alimentaria”, luego el sector privado se adueña delas tierras, toma el control de las mismas y produce alimentos, nopara los habitantes de los países anfitriones, en ocasiones ni siquierapara el país que realizó el contrato, sino para llevarlos al mercado yespecular con ellos. De manera que la participación de los Estados esrelativa, al final quienes deciden son las grandes corporaciones.

Según GRAIN (2009a) el modus operandi utilizado en algunas tran-sacciones es como sigue. En agosto de 2009, el Ministerio de Rela-ciones Exteriores de Mauricio rentó 20 mil ha de tierras agrícolas enMozambique para producir arroz. Aparentemente es una dislocaciónde la producción para beneficiar al pueblo mauriciano, pero el Minis-terio de Agroindustria subarrendó la tierra a dos corporaciones, unade Singapur (Vitagrain, que busca introducir semillas de arroz híbridoen África) y otra de Swazilandia (especializada en la ganadería, perocon intereses en la producción de agrocombustibles).

Posiciones de países de América Latinaante esas propuestas

Cuando se escucha hablar de proyectos de acaparamiento de tierras,lo más común es que se mencionen las inversiones realizadas en Áfri-ca, sin embargo, en América Latina hay tantos casos como allá.Muchos inversionistas prefieren el continente americano, donde vensus inversiones más seguras, sin considerar las luchas que llevan acabo las masas campesinas y obreros agrícolas de nuestra región parareivindicar sus derechos sobre la tierra.

La seguridad de las inversiones no es desde el punto de vista social,sino desde la perspectiva ambiental, o sea, por la certeza de encontrartierras aptas para sus producciones y la garantía del recurso agua, tantoen cantidad como en calidad, algo que no es posible en muchos países

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africanos. Al respecto Cresud2 planteó “Sudamérica es una de las re-giones con el suministro de agua dulce más abundante, la que puedeser exportada a otros mercados en forma de productos agrícolas”. Eneste caso se están refiriendo a la denominada “agua virtual”.3

Muchos gobiernos latinoamericanos están dispuestos a realizarestos negocios o ya los hicieron, los países más implicados son: Ar-gentina, Brasil, Colombia, Paraguay y Uruguay. La razón fundamen-tal es que “ingenuamente” ven estas inversiones como una entradade capital que contribuye positivamente al desarrollo económico y elbienestar social del país, por su posible creación de empleos y el ac-ceso a nuevas tecnologías.

Se estima que en Argentina el 10 % de las tierras de cultivo está enmanos de extranjeros. Si analizamos el listado de nuevos dueños dela tierra publicado por GRAIN (2009a) vemos que en ese país tienenbase legal varios de los esquemas de inversión creados para acaparartierras en Sudamérica, los principales son: Calix Agro,4 Green GoldInvestment,5 Peckwater,6 Cresud, Hillock Capital Management,7

CASA8 y El Tejar.9

Los intereses de los inversionistas en Argentina continúan, en elEstado de Río Negro la compañía china Beida Yuang10 invertirá 20millones de dólares para irrigar y producir soya en 3 000 ha, comoprimera parte de un proyecto que pretende alcanzar una superficie de320 000 ha en 20 años y cuya inversión se monta en 1 450 millonesde dólares (Río Negro, 2010). Por su parte el Grupo Al-Khorayef (laempresa no petrolera más importante de Arabia Saudita) visitó Ar-gentina, en octubre de 2010, con la intención de lograr tierras paraproducir alimentos. Al parecer, la región del Chaco será objeto de lasinversiones (Infocampo, 2010).

En Brasil hay inversionistas de diversas naciones. La avalancha deinversiones extranjeras ocurrió entre los años 2002 y 2008, según re-portes catastrales del INCRA,11 hasta ese último año había 4,04 millo-nes de ha registrados por extranjeros (personas físicas y jurídicas). Lasmayores concentraciones están en Mato Grosso (844 000 ha), SaoPaulo (491 000 ha), Mato Grosso do Sul, Bahía y Minas Gerais. Estoha provocado que los brasileños se preocupen por garantizar su pro-pia producción de alimentos protegiendo las aguas y la biodiversidadde la Amazonia. Por ello se decidió establecer, a través de una ley, loslímites para la adquisición de tierras en frontera y el establecimientode un porcentaje máximo (25 %) para inversionistas foráneos en cadamunicipio del país. Estas empresas tendrán que atenerse a la Ley

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de 1971 que limita a un máximo de 5 000 ha (entre 250 y 5 000 ha)las tierras rurales que pueden adquirir en el país. Las nuevas tran-sacciones deben ser aprobadas por el INCRA. Las reglas imple-mentadas incluyen transparencia en las negociaciones, respeto porel derecho a las tierras, repartición de los beneficios con las comuni-dades locales, sustentabilidad ambiental y adecuación a las políticasnacionales de comercio y seguridad alimentaria (Jornal O Correio, 2010;Valor econômico, 2010). Es evidente que los brasileños han identifica-do esta extranjerización de sus campos como un problema de seguri-dad nacional que pone en riesgo su soberanía.

Representantes de los países del Golfo Arábigo Pérsico tambiénhan estado buscando opciones de negocios, su objetivo no es produ-cir alimentos para los brasileños, sino para convertir al país en abaste-cedor de aquellas regiones.

Pero Brasil también, contradictoriamente, promueve el acapara-miento, sus inversionistas han comprado tierras en otras regionescomo es el caso de Guyana, donde quieren fomentar la agricultura enla sabana Rupununi, para exportar los productos al mercado carioca.

Análisis de los sistemas jurídicos y legalesde la tenencia de tierras

En cada país existen sistemas jurídicos y legales que regulan la tenen-cia de la tierra y las exportaciones de productos básicos para la ali-mentación de sus habitantes. Es ahí donde surge un escollo para losnuevos dueños y acaparadores de tierras. La manera que han encon-trado para salvar esos obstáculos es recurriendo a los canales diplo-máticos, buscando tratados de libre comercio, tratados bilaterales delibre inversión y financiamientos condicionados (GRAIN, 2009a).

El BM, junto a otras instituciones, “asesora” a los gobiernos paraque modifiquen las políticas y prácticas de propiedad de la tierra conel fin de atraer a los inversionistas. Los cambios más solicitados son:

• Condiciones favorables que faciliten y protejan sus inversiones.

• Supresión de leyes que impidan la propiedad extranjera sobre latierra.

• Eliminación de restricciones sobre la exportación de alimentos.

• Evasión de regulaciones sobre el empleo de organismos genéti-camente modificados.

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• Ceder ante esas condiciones es poner en riesgo la soberanía na-cional. Inmediatamente se reducen las funciones del Estado ysus mecanismos, o se privatizan de manera que respondan a losintereses de los inversionistas. Aun así hay países que estánhaciendo cambios en sus leyes (GRAIN, 2008 y Cronista, 2010):

• China planea una reforma para facilitar a los campesinos la ventade sus derechos al uso de la tierra.

• Ucrania depondrá su prohibición de venta de tierra a extranjeros.

• Sudán, donde la mayoría de la tierra es propiedad del gobierno,está emitiendo arrendamientos de 99 años a un precio muy bajo,si no gratuitamente.

• Pakistán tiene normas claras que permiten a extranjeros serdueños y trabajar lo que se clasifica como “establecimientosagropecuarios empresariales”.

• Brasil va en una dirección diferente, está creando leyes que regu-len las adquisiciones de tierra por los extranjeros. La disyuntivaes si podría aplicarse con carácter retroactivo dada la gran canti-dad de inversionistas de otras latitudes que ya existen en el país.

• Uruguay sigue los pasos de Brasil, el presidente José Mujica,preocupado por el interés mostrado por inversionistas de Chinay Arabia Saudita por la compra de tierras en su país, propusocrear una ley para limitar la venta de tierras a extranjeros.

Los cambios en el sistema de leyes complican las posibilidades deque los verdaderos dueños de la tierra defiendan sus territorios. Elinvasor es más difícil de identificar. Los mecanismos jurídicos y elmarco legal en que se pueden asentar los litigios por despojo, o loslitigios por devastación o contaminación directa o aledaña dejan deser claros. El nuevo corporativismo agrario es anónimo, si se lograidentificar a los inversionistas, están tan protegidos por la distanciay las estructuras legales que son inalcanzables por las comunidades yorganizaciones afectadas (GRAIN, 2010a).

Impactos del acaparamiento

Los proyectos de inversiones de acaparamiento traen consigo impac-tos desde las perspectivas: ambiental, económica y social. Desafor-tunadamente son pocos los aspectos positivos que se le pueden señalar,la mayoría de las repercusiones que tienen son negativas.

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Ambientales

Recurso Suelos

Las inversiones de acaparamiento pueden ser por renta (contratospor períodos desde 10 hasta 99 años) o por venta de las tierras. Laprimera variante es esgrimida para demostrar que no se pierde total-mente. Sin embargo, desde el punto de vista ambiental esa pudieraser la peor. Si quienes explotan la tierra no son sus dueños, no lesimportará que se degrade y al final, cuando la devuelvan, si lo hacen,estará agotada, erosionada, contaminada, con pocas posibilidades derecuperarla o a un costo muy elevado. ¿Qué harán los inquilinos?Buscar nuevas tierras, aptas para sus intereses y comenzará un nuevoproceso de degradación de los suelos. Para eso el BM les ha identifi-cado las más promisorias (World Bank, 2010).

Afirmar que habrá degradación de los suelos en los sitios de lasinversiones del acaparamiento no es una visión catastrofista del pro-blema, sino que se sustenta en el análisis de la manera que se mane-jan o manejarán los sistemas productivos, en ellos predominan elempleo excesivo de la mecanización para las labores de atención alos cultivos, la fertilización con compuestos químicos, los grandesvolúmenes de agrotóxicos, las semillas modificadas genéticamente yextensas superficies de monocultivo. Esta es una nueva versión de laRevolución Verde, un modelo de agricultura industrial, cuyo resulta-do final es la destrucción de la productividad de los sistemas agríco-las. ¿Por qué ese paquete tecnológico es perjudicial? Algunas de lasrazones son las siguientes:

• Mecanización excesiva: (a) el exceso de labores rompe la estruc-tura de la capa superior del suelo, favorece la erosión y con ella lapérdida de materia orgánica y otros nutrientes; (b) produce com-pactación de los suelos, consecuencias: menos profundidad paraque las raíces obtengan agua y nutrientes, menor infiltración delas aguas y problemas de drenaje, o sea, disminución de la fertili-dad física. Se puede pensar en el empleo de la “siembra directa”o “labranza cero”, pero aun así se utilizan grandes máquinas paraaplicar de una vez semilla, fertilizante y herbicida.

• Fertilización química: generalmente se aplican los fertilizantessin considerar las deficiencias de nutrientes en los suelos y losrequerimientos de los cultivos, o sea, no se hace sobre bases

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científicas, esto puede provocar contaminación de suelos y aguas,incluyendo la eutrofización.12 El exceso de fertilizantes sintéti-cos unido a la aplicación de agrotóxicos puede favorecer la acu-mulación de metales pesados, los cuales son dañinos para lasalud de los seres humanos, los animales y los suelos.

• Empleo de agrotóxicos: su objetivo es el control de plagas y lavegetación no deseada, es decir, exterminar cualquier agentenocivo al cultivo, puede ser de origen animal o vegetal. Lasconsecuencias: (a) eliminación de macro y micro flora y faunade esos lugares, por supuesto, los organismos beneficiosos tam-bién desaparecen; (b) contaminación de suelos y aguas, una delas sustancias más utilizadas es el glifosato que es sumamentetóxico para animales y humanos.

• Semillas modificadas genéticamente para que sean resistentesa herbicidas, sequía, frío, calor, inundaciones, suelos salinos: (a)provocan la reducción de la diversidad genética, trayendo con-sigo la pérdida de cultivos locales y semillas producidas por loscampesinos; (b) contaminación genética de cultivos y alimentos,(c) daños a la salud. Cuando los agricultores utilizan semillas trans-génicas se ven obligados a aplicar un paquete tecnológico de se-millas-agrotóxicos que los hace dependientes de las grandescompañías del agronegocio.

• Monocultivos: causan la pérdida de la biodiversidad, de todaslas especies de los reinos animal y vegetal, incluidas las comu-nidades humanas que viven en los lugares, que son víctimas dedesalojos forzados.

Recursos Hídricos

El agua es un insumo fundamental para la producción agropecuaria,actualmente se puede afirmar que es el recurso natural que definirá elalcance del desarrollo sostenible. Hasta ahora no existe un sustitutoque pueda suplir sus funciones. Por ello es importante su empleoracional y que se protejan y conserven las fuentes, tanto superficialescomo subterráneas. Los modelos tecnológicos empleados en los pro-yectos de acaparamiento de tierras pueden conducir a la contamina-ción de las aguas y al uso desmedido de los volúmenes disponibles.

Muchos proyectos de acaparamiento tienen el objetivo de produ-cir agrocombustibles, la idea es obtener altos rendimientos agrícolas,en ellos el riego juega un papel fundamental. En la Tabla 1 se mues-

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tra la huella hídrica13 requerida por unidad de energía (Gigajoule) parala generación de electricidad y de agrocombustibles, así como otrosdatos importantes de la producción de agrocombustibles a partir deestudios de varios países. Las mayores ventajas las ofrecen remola-cha azucarera, maíz y caña de azúcar, por otra parte, la jatrofa, unode los cultivos más promocionados como materia prima de agrocar-burantes, es la que más agua consume. Se ha demostrado que loscultivos dedicados a la producción de etanol necesitan menos aguaque los de diesel. Según Gerbens-Leenes et al. (2009), hay grandesvariaciones en los volúmenes de agua requeridos para la producciónde agroenergía, producto de tres factores, el cultivo usado, las condi-ciones climáticas del lugar y las prácticas agrícolas. Por supuesto, enpaíses africanos la huella hídrica es mayor, las condiciones climáticasdesfavorables juegan un papel fundamental.

Los requerimientos de grandes volúmenes de agua no son solopara la producción de agrocombustibles. Cuando el destino de loscultivos es la alimentación, es obvio que también necesitan el riegopara suplir sus necesidades hídricas.

TABLA 1

REQUERIMIENTOS DE AGUA PARA LA GENERACIÓNDE ENERGÍA ELÉCTRICA Y PRODUCCIÓN

DE AGROCOMBUSTIBLES

Cultivos Requerimiento de agua (m3/GJ) Litros de agua para producirElectricidad Combustible un litro de combustible

Remolacha azucarera 46 59* 1 388*Maíz 50 110* 2 570*Caña de azúcar 50 108* 2 516*Yuca 148 125* 2 926*Sorgo 180 419* 9 812*Soya 173 394** 13 676**Jatrofa 396 574** 19 924**

* Etanol; ** DieselTomado de Gerbens-Leenes et al., 2009.

El Índice de Pobreza del Agua (Lawrence et al., 2002) es un indicadorque permite comparar a los países en cuanto a este recurso. En él secombinan la disponibilidad y acceso al agua con la capacidad de laspersonas para acceder a ella. Es curioso que casi todos los paísesafricanos identificados para proyectos de acaparamiento posean un

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valor de este índice menor de 0.5 (los valores oscilan entre 0 y 1). Sintemor alguno, los movimientos sociales tienen un enorme reto en lalucha por la supervivencia, pues están obligados a denunciar en to-dos los foros posibles la terrible sobreexplotación del recurso agua, ladisminución de las reservas hídricas en esos países y la lucha por suuso racional.

Por otra parte, en el Informe Planeta Vivo 2010 (WWF, 2010) sereporta, citando a Chapagain (2010), que hay 45 países con estrés delrecurso agua14 azul15 de moderado a severo. Paradójicamente en lalista aparecen Pakistán, Sudán y Ucrania, tres naciones de las preferi-das para los proyectos de acaparamiento.

Lo que sucede es que muchos países externalizan su consumo deagua, ¿a qué nos referimos? A la huella hídrica de producción agríco-la de los países y la denominada agua virtual. Cuando una naciónproduce alimentos en un lugar fuera de sus fronteras y después losconsumen sus ciudadanos, está importando no solo las mercancías,sino también los recursos hídricos de esa región agrícola. Esa es larazón por la que se afirma que el 62 % de la huella hídrica de loshabitantes del Reino Unido es agua virtual (WWF, 2010), lo mismosucede con otros países.

Los impactos de los acaparamientos de tierra sobre los recursoshídricos, generalmente, no son considerados en los análisis que serealizan, no es importante si las extracciones de agua se hacen consi-derando los ciclos de recuperación de los acuíferos o se sobreexplo-tan las reservas. Las consecuencias pueden ser desastrosas a medianoy largo plazo.

Recursos Forestales

El cambio de uso de la tierra en el que los bosques son sustituidospor monocultivos o por extensiones ganaderas, es reconocido comouno de los principales problemas ambientales a nivel global. Esa de-forestación provoca degradación de los suelos, disminución de ladisponibilidad y calidad de las aguas, pérdida de la biodiversidad, ytiene una marcada influencia en el cambio climático.

Los impactos del cambio de uso de la tierra, debido a la deforesta-ción, tienen consecuencias con implicaciones globales producto delas transformaciones que inducen en los regímenes de precipitacio-nes y escurrimientos, las reservas y posibilidades de captura de car-bono de los suelos.

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Sociales

Uno de los mayores problemas desde el punto de vista social, conimplicaciones en otros ámbitos, es que hay países o corporacionesque están comprando pedazos de otros países, afectando la soberaníay seguridad nacional. Las consecuencias a largo plazo de este proce-so son imprevisibles, las afectaciones no solo serán desde el punto devista agrícola y alimentario.

Al vender o rentar las tierras se pierde la base fundamental sobre laque se erige la soberanía alimentaria de un país. Se pierde el derechoa decidir sobre las tierras, la posibilidad de trabajar y vivir de ellas.Las promesas de generación de empleos no son cumplidas, las gran-des plantaciones, al estar mecanizadas, no necesitan muchas perso-nas. Los agricultores, paradójicamente, aunque trabajen en los campos,no serán agricultores.

Las pérdidas no son solo de sus tierras desde el punto de vistafísico, sino que también se destruye su patrimonio y tradiciones cul-turales, las fuentes de empleo y producción de alimentos. Con estose niega la multifuncionalidad de las tierras, la vinculación de losaspectos ecológicos, sociales y culturales, que intrínsecamente ellasposeen.

El BM reconoce que los inversionistas priorizan deliberadamentelos lugares donde es frágil el reconocimiento que brinda el gobiernonacional a los derechos de quienes viven en esas tierras. Con esopueden expulsar a las comunidades, sin consultas ni compensacio-nes. Esta es una demostración de que los principios que promueve elBM, son violados con impunidad.

Es probable que los rendimientos agrícolas de los cultivos aumen-ten, que haya más alimentos, pero ¿para quién? Los habitantes de lospaíses anfitriones no serán los beneficiados, el destino de las produc-ciones está lejos de sus campos, a ellos tal vez les lleguen algunasmigajas. La cacareada seguridad alimentaria es para otros, no paraquienes hasta hace poco poblaban esas tierras.

La llegada de los acaparadores es un golpe fuerte a las aspiracionesde los campesinos y trabajadores del campo, a sus esperanzas de re-forma agraria, a las luchas por sus derechos, a su sueño de contribuira la seguridad alimentaria de sus países, al manejo de sus tierras consaberes ancestrales, a reivindicar el papel de la mujer en el desarrolloagrícola y el sustento de las comunidades, incluyendo el abasteci-miento del agua.

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Económicos

Durante años las comunidades campesinas han solicitado inversio-nes en la agricultura, pero no del tipo que se realizan con los acapara-mientos de tierras. Estas son inversiones de las que los pobladoreslocales no se beneficiarán, controladas por los colonizadores, en tec-nologías que no están a su alcance. La mejoría de su calidad de vidalejos de alcanzarse puede alejarse cada vez más.

Las ganancias obtenidas de hacer producir las tierras irán a losbolsillos de extranjeros, de especuladores que controlarán a su antojolos precios de los productos básicos para la alimentación, de maneraque siempre sean mayores las utilidades que obtengan. Los gruposde personas que sufren hambre antes de estas inversiones en la agri-cultura seguirán siendo los mismos después de ellas, quizás más nu-merosos si a los especuladores les da por agudizar la crisis alimentariaincrementando los precios.

Hay lugares en que los productores locales han recibido ayuda delos grandes inversionistas para acceder a paquetes tecnológicos y amercados, tal es el caso de México, donde Nestlé, Bimbo, Maseca,Comercial Mexicana, Monsanto y Pepsi han acompañado a ejidata-rios (World Bank, 2010a). Al parecer se evidencian incrementos enlos ingresos de los productores de maíz y una disminución del éxodode los pobladores del campo. Valdría la pena preguntarse: ¿Qué pa-quetes tecnológicos les habrán brindado esos inversionistas a los cam-pesinos? ¿Serán compatibles con las variedades de maíz mexicanas?¿No será que esos productores son más dependientes de quienes le“brindaron la ayuda”? A partir de ahora no podrán emplear más lassemillas campesinas, sino las que los inversionistas les provean, demanera que favorecerán el avance de los transgénicos, incrementaránlos volúmenes de agrotóxicos, sus tierras serán de monocultivos.Estarán obligados a decirle adiós a la agricultura sobre principiosagroecológicos.

Propuestas del Banco Mundial

El BM siempre ha acompañado a los inversionistas de los proyectosde acaparamientos de tierras, por supuesto, esta denominación resul-ta muy vulgar para ellos y prefieren llamar al proceso adquisiciones detierras en gran escala. Su objetivo en todo momento ha sido proteger

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los intereses del gran capital, para lograrlo preparan guías para susclientes y socios interesados en adquirir tierras, de manera que maxi-micen los beneficios de las inversiones a largo plazo. Por otra parte,tratan de hacer ver que los impactos negativos de los proyectos sobrelos habitantes y las tierras de los países anfitriones son mínimos.

Durante años el BM ha estado haciendo estudios que recogen es-tadísticas y análisis de lo que está sucediendo. Finalmente en sep-tiembre de 2010 dieron a conocer un informe que “refleja” su visióndel asunto (World Bank, 2010a), en realidad el documento está muylejos de la verdad. También vio la luz un resumen ejecutivo en idio-ma español (World Bank, 2010b).

El BM ha querido demostrar que en estos proyectos “todas las par-tes ganan”, algo que resulta increíble si vemos que los inversionistas,generalmente, son las grandes empresas y corporaciones que hasta ahorahan explotado a todos los habitantes del mundo; por otro lado, de quémanera van a ganar los pobladores locales si hay un interés declaradode producir alimentos para exportar, ya sea para los habitantes del paísvisitante o para el mercado mundial, dependiendo de la naturaleza delnegociante. Lo que sí está claro es que los beneficios de los ciudadanosdel lugar donde se cultiva no se ven, ni se mencionan por ningún lado.Tan es así que el propio BM lo reconoce en su conocido informe, cuan-do dice “…en la mayoría de los casos, la creación de empleos y lainversión neta fueron muy bajas” o “…la población local a menudosufrió pérdidas patrimoniales, pero sin recibir ninguno o muy pocos delos beneficios prometidos” (World Bank, 2010b, p. 7 y 8).

El informe es una manipulación de datos con el fin de dar unavisión edulcorada del problema. La mayor parte se dedica a exponerlas ventajas de las grandes adquisiciones (compara costos de produc-ción y entradas de pequeños agricultores respecto a los nuevos pro-yectos) y a caracterizar los lugares donde hay disponibilidad de tierrasaptas para cultivos, pero ¿cuáles son los ejemplos que toma? Trigo,maíz, soya, caña de azúcar y palma aceitera. Sin pretender ser suspi-caz, llama la atención que los tres primeros son muy demandadospara la alimentación y cuatro de ellos son codiciados como materiaprima para agrocombustibles. Ese análisis va acompañado con datosde densidad de población (< 25 personas/km2) y la especificación delas horas de viaje para llegar al mercado (< 6 horas). ¿Quedará algunaduda de a quién va dirigida esa información?

El informe está lleno de aspectos curiosos y con un claro sentidode neocolonización. Por ejemplo, el punto donde se analiza el al-

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cance y conveniencia de la expansión de tierras es sustentado pormapas que muestran los valores máximos potenciales de produc-ción ($/ha) sobre la base del clima y los precios actuales. Casual-mente en la Figura 3.1 de la página 54 del citado documento, sepresenta un mapa que “ilustra el concepto” (World Bank, 2010a),¿qué áreas geográficas son? África y América Latina, precisamentelas regiones más codiciadas por los inversionistas. Para ver los ma-pas de Europa y otras regiones del mundo hay que avanzar 64 pági-nas hasta llegar a los Apéndices y encontramos otra curiosidadAmérica del Norte no tiene información, debe ser una “omisióninvoluntaria.”

Las estadísticas que se muestran en el informe del BM son enga-ñosas, veamos solo un ejemplo para demostrar como intentan des-honrar la inteligencia de las personas. A continuación se muestra laTabla 2 de la versión en español, se refiere a las “Grandes adquisicio-nes de tierras en países seleccionados”.

TABLA 2

DATOS DE PAÍSES SELECCIONADOS PARA GRANDESADQUISICIONES DE TIERRAS.

Área Mediana del tamaño Partic_NacionalPaís Proyectos (1,000 ha) (ha) (%)

Camboya 61 958 8985 70Etiopía 406 1190 700 49Liberia 17 1602 59374 7Mozambique 405 2670 2225 53Nigeria 115 793 1500 97

Sudán 132 3965 7980 78

Algunos comentarios extraídos de la tabla anterior y de la Tabla 1del Apéndice (World Bank, 2010a, pág. 105):

• “Los datos de Camboya y Nigeria son del período 1990 – 2006”.En verdad el auge del acaparamiento fue después de esa fecha.¿Qué ha pasado en los últimos años?

• “Las cifras de Liberia se refieren a la renegociación de conce-siones que habían sido otorgadas mucho tiempo antes”.

• “En Etiopía todos los inversionistas de África fueron conside-rados nacionales”.

• “El inventario de Etiopía solo cubre cinco regiones”.

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• “El inventario de Sudán solo cubre nueve de los 25 estados delpaís”.

• Exponer altos porcentajes de participación nacional (columna5 de la Tabla) da una idea distorsionada del alcance de las su-perficies manejadas por extranjeros. En los países mostradosson: Camboya, 0.29 millones; Etiopía, 0.61 millones; Liberia,1.48 millones; Mozambique, 1.27 millones; Sudán, 0.88 millo-nes. ¿Serán despreciables esas inversiones?

• La superficie promedio de los proyectos de inversionistas ex-tranjeros es casi siempre mayor que la de los nacionales, el va-lor de la mediana oscila entre 1.2 y 6.6 veces, excepto enCamboya que es 0.9.

Solo cuando se revisa el informe completo se pueden conocer losdetalles que se expusieron en los puntos anteriores, está elaboradopara encubrir la realidad del acaparamiento. Otro aspecto que llamala atención es la relación de países seleccionados. ¿Cuáles serían loscriterios de selección? ¿Por qué no aparecen otros países que son co-diciados por los inversionistas? Por ejemplo, Argentina, Brasil, Gha-na, Indonesia, Madagascar, por solo citar algunos que fueronreconocidos como deseados por los acaparadores (Deiniger, 2010).La respuesta es sencilla, los gobiernos y los inversionistas niegan lainformación.

El BM promueve siete principios16 para lograr “inversiones res-ponsables”, aun cuando reconoce el fracaso de muchos proyectos.El cinismo con que han sido formulados constituye una afrenta alos habitantes del Sur del planeta, pues las consecuencias negativasdel acaparamiento tienen una intensidad incalculable en múltiplesesferas de la vida de las localidades incluidas en los contratos. Vea-mos sus definiciones (Recuadro 1 del resumen ejecutivo, WorldBank, 2010b):

1. Respetar los derechos a la tierra y a sus recursos. Se reconocen y res-petan los derechos actuales a la tierra y a los recursos naturales.

2. Garantizar la seguridad alimentaria. Las inversiones no perjudi-can la seguridad alimentaria sino que la fortalecen.

3. Asegurar la transparencia, el buen gobierno y un ambiente propicio yfavorable. Los procesos para la adquisición de tierras y otros re-cursos y la realización posterior de las inversiones relacionadasson transparentes y monitoreadas, y se garantiza la rendición de

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cuentas de todos los actores participantes dentro del marco ju-rídico, regulatorio y empresarial.

4. Consultas y participación. Se consulta a todos los que vayan a serafectados materialmente, y los acuerdos que resultan de las con-sultas son debidamente registrados y cumplidos.

5. Inversión agrícola responsable. Los inversionistas se cercioran deque los proyectos respeten el orden legal, reflejen las mejoresprácticas de la industria, sean económicamente viables y pro-duzcan un valor compartido durable.

6. Sostenibilidad social. Las inversiones generan impactos socialesy distributivos convenientes y no incrementan la vulnerabili-dad.

7. Sostenibilidad ambiental. Los impactos ambientales de un pro-yecto se cuantifican y se toman las medidas correspondientespara estimular el uso sostenible de los recursos, minimizando ymitigando el riesgo y la magnitud de los impactos negativos.

Conociendo quiénes son los inversionistas está claro que esos prin-cipios no se cumplirán nunca. Constituyen un amparo y un intentopara legitimar el acaparamiento, pero buscando reducir las protestasy reacciones, que puedan surgir o ya estén en marcha, por parte delos afectados. Comentemos algunos de ellos, a través de preguntas:

¿Se demuestra respeto a los derechos porque se pague una indem-nización? ¿Quién cree que los inversionistas que pagan grandes su-mas de dinero para adueñarse de las tierras van a respetar los derechosque hoy tienen las comunidades rurales y pueblos originarios? ¿Dequé manera los gobiernos van a proteger los derechos de sus ciudada-nos si venden o rentan las tierras? ¿Qué protección se puede esperarsi los inversionistas prefieren lugares donde la gobernabilidad de latierra es débil? ¿Cómo proteger los recursos naturales cuando cede-mos los derechos a otro?

¿La seguridad alimentaria de quién se verá fortalecida? Es eviden-te que los ciudadanos de los países anfitriones no son los más favore-cidos, los objetivos declarados en cada proyecto muestran que losproductos cosechados van a las naciones de los inversionistas o almercado mundial.

¿Cómo puede ser el ambiente de negociación propicio y favorablesi algunos inversionistas usurpan terrenos que no habían contratado?¿Podrán los gobiernos locales pedirle cuentas a las grandes compa-ñías inversionistas? ¿Rendirán cuentas los inversionistas? ¿Será justa

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la compensación recibida por la venta o renta de la tierra? ¿Realmen-te no habrá expropiaciones? ¿Habrá personas o comunidades despla-zadas de manera forzosa de sus lugares de origen?

¿Qué tipo de consulta se les hará a las comunidades locales dueñasactuales y con derechos sobre la tierra?

¿Qué tipo de sostenibilidad social es aquella donde los grupos vul-nerables, incluidas las mujeres, pierden el acceso a los recursos parasu sustento sin recibir ninguna compensación? ¿Qué cantidad deempleos se puede generar en plantaciones donde prácticamente to-das las actividades fitotécnicas a los cultivos se realizan de formamecanizada?

¿Les importará a los inversionistas que los suelos se degraden?¿Estarán de acuerdo con fomentar una agricultura basada en princi-pios agroecológicos? ¿Serán respetadas las áreas protegidas y otrasreservas de la biósfera?

Respuestas de los movimientos sociales

Ante el auge del acaparamiento de tierras los movimientos campesi-nos y sociales de todo el mundo han respondido enérgicamente. Li-derados por Vía Campesina, GRAIN, Land Research Action Network(LRAN) y decenas de organizaciones campesinas y grupos de la so-ciedad civil, se han desarrollado diversos Foros, Conferencias, mani-festaciones y otras actividades. Como resultado de ellas hay definidosplanes de acción y plataformas.

En una Declaración elaborada por Vía Campesina, FIAN, LRANy GRAIN en abril de 2010 (apoyada por organizaciones de todo elmundo), en respuesta a los principios promovidos por el BM, expre-san lo que realmente necesitan los pequeños agricultores y habitan-tes de las zonas rurales:

1. Mantener la tierra en manos de las comunidades locales e im-plementar una reforma agraria genuina, con el fin de asegurarun acceso equitativo a la tierra y a los recursos naturales.

2. Apoyar fuertemente la agricultura campesina, la pesca y el pas-toreo agroecológicos de pequeña escala, incluyendo capacitacióne investigación participativa, de manera que los/as proveedo-res/as de alimentos puedan producirlos de manera abundante,sana y segura para todos/as.

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3. Cambiar profundamente las políticas agrícolas y comercialescon el fin de adoptar la soberanía alimentaria y apoyar los mer-cados locales y regionales en los que la población pueda partici-par y beneficiarse de ello.

4. Promover sistemas agrícolas y alimentarios basados en el con-trol local de las comunidades sobre la tierra, el agua y la biodi-versidad. Implementar efectivamente regulación obligatoria yestricta que limite el acceso de las corporaciones y otros acto-res poderosos tanto gubernamentales como privados a tierrasagrícolas, de pastoreo, costeras, boques y humedales.

En mayo de 2010 se desarrolló la Conferencia Regional de losMovimientos Sociales, Organizaciones Sociales y ONGs sobre lasDirectrices Voluntarias para la Tenencia de la Tierra y de los Recur-sos Naturales, uno de sus frutos fue la denominada “Declaración deBrasilia”, en ella se expresan las verdaderas causas estructurales detodo este movimiento: el sistema capitalista de producción que utili-za a la tierra y a la naturaleza como un objeto para la producción demercancías, basado en el sometimiento y la explotación, que amena-za con arrasar con miles de años de creación de diversidad y cultura,es la raíz desde donde nace este modelo (ALAI, 2010).

Respondiendo a esa causa y a las necesidades de los pueblos, en lamisma “Declaración de Brasilia”, se trazaron directrices apoyadasen principios como:

1. Los Derechos Humanos y específicamente a la Vida y a la Ali-mentación.

2. La Soberanía Alimentaria en los términos de rechazo a los tra-tados de libre comercio; defensores especialmente de la territo-rialidad que respete y recupere los derechos de las poblacionestradicionales a su territorio frente a los intereses económicos delas grandes transnacionales del agronegocio o extractivas; y quepromueva la identidad campesina, indígena, en general del pe-queño productor.

3. Reforma Agraria Integral, participativa, de distribución de tierras,reconocimiento de territorios y protección de los Bienes Natu-rales.

4. Derecho de la Libre Determinación, Autonomía, el Consenti-miento libre Previo e Informado.

5. Derechos de la Madre Tierra.

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6. Sistemas de producción alimentaria en armonía con la natura-leza y que se base en los conocimientos ancestrales de lospueblos, la agricultura campesina y la pesca artesanal.

7. Con libre circulación de las semillas y los conocimientos eimpidiendo todo tipo de apropiación de ambos.

8. Uso sustentable y sostenible de las Tierras, Territorios y Bie-nes Naturales.

9. Participación plena y protagónica de las mujeres que con susabiduría nos motorizan a avanzar hacia una sociedad con equi-dad de género.

10. Reconociendo el potencial creativo y transformador de losjóvenes apoyando su permanencia en el campo y estimulan-do su protagonismo.

11. Las Directrices no deben ser “voluntarias”, deben ser vincu-lantes u obligatorias.

También se pronunciaron contra los siguientes procesos que ame-nazan cualquier tipo de avance en la dirección deseada:

12. La privatización y el acaparamiento de nuestras tierras, territo-rios, aguas, mares y el despojo de nuestros Bienes Naturales.

13. Las industrias extractivas, el agronegocio y el hidronegocio.

14. El desalojo forzoso y el desplazamiento de nuestros pueblos.

15. La criminalización de nuestras luchas.

16. La degradación, contaminación y deforestación de nuestrastierras.

17. Los tratados de libre comercio, acuerdos de asociación y acuer-dos de inversión.

18. Las falsas soluciones al cambio climático, explícitamente to-das aquellas tecnologías y procesos que se están ofreciendocomo soluciones de mercado (transgénicos, mercado de car-bono, agrocombustibles, nanotecnología, geoingeniería, Semi-llas Terminator y similares).

Resulta visiblemente considerable la diferencia entre estos princi-pios y los promovidos por el Banco Mundial.

Los participantes en el Foro de la Sociedad Civil desarrollado re-cientemente en Roma (AFP, 2010), expresan la visión que sobre elacaparamiento de tierras tienen los más afectados y corroboran suapoyo a las declaraciones anteriores.

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“Durante décadas vivimos gracias a la agricultura familiar y ahoraestamos furiosos de que gente se apropie de nuestras tierras y des-truya tradiciones seculares”, explicó Hortensia Kinkodila quienparticipó por el Congo para denunciar el grave fenómeno del acapara-miento de tierras.

“La especulación con las tierras ha suscitado revueltas porque loscampesinos no logran producir más alimentos para ellos y sus comu-nidades”, comentó por su parte Renaldo Chingore, de Mozambique.

Para la brasileña Conceicion Muora, del colectivo Marcha Mundialde la Mujer, el monocultivo, entre ellos soja, caña de azúcar y eucalip-to, figuran entre los mayores enemigos de algunas regiones de Brasil,ya que “reduce la biodiversidad y cambia todo el territorio. Esa indus-tria basada en el monocultivo amenaza nuestra soberanía alimentaria.No necesitamos ese tipo de desarrollo sino de una reforma agraria ge-nuina. Queremos decidir qué plantamos y cómo lo plantamos”, dijo.

“Es falso que se transforman tierras inútiles y vacías, como dicenlos partidarios del acaparamiento”, sostiene Ian Scoones del Institu-to de Estudios de Desarrollo Sussex, del Reino Unido. “Los nóma-das, los pequeños propietarios de tierra, los trabajadores agrícolas hanvisto sus medios de existencia afectados y será difícil garantizarlesderechos”, comentó Scoones.

Por otro lado, es justo señalar que el relator especial de la ONUpara el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter, ha expresadopreocupación por las consecuencias del acaparamiento y así lo mani-festó en el informe que rindió en la Conferencia de Dublín, celebradaen mayo de 2010, en la que se reunieron estados, agencias internacio-nales y la ONU. Allí se propuso que el nuevo Plan de Acción Globalsobre el derecho a la alimentación integre dos prioridades: “dar pri-macía al derecho a la alimentación por encima de la creación de unmercado de títulos de propiedad o de arrendamiento de tierra” y “re-forzar los derechos” de los agricultores, ganaderos y cazadores o pes-cadores tradicionales locales sobre su suelo (Pérez, 2010).

¿Qué sucede en algunos países que integran el ALBA?

Si somos libres, todo nos sobra.

José de San Martín

La fuente más radical de las posturas actuales contra el acaparamien-to de tierras, en el continente americano, puede leerse en el alegato

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de defensa de Fidel Castro, en el juicio por el asalto al cuartel Monca-da. En el mismo se enuncian las bases de lo que más tarde sería laplataforma para el programa de desarrollo social de la Revolución cu-bana. En dicho documento, titulado más tarde La historia me absolverá,Fidel se refiere a la eliminación del latifundio y la entrega de las tierrasa los campesinos como verdaderos dueños de las mismas. Las leyes deReforma Agraria dictadas en Cuba durante los primeros años del triun-fo de la Revolución evidencian la voluntad de preservar la tierra comorecurso del pueblo y espacio de soberanía e independencia.

La Constitución de la República de Cuba, en su Artículo 11, reco-ge este principio básico del socialismo como única garantía de quelas tierras y los recursos que ellas generan, incluidos los ambientalesy naturales, tanto vivos como no vivos, son responsabilidad del Esta-do. De igual modo “repudia y considera ilegales y nulos los pactos,tratados o concesiones concertados en condiciones de desigualdad oque desconocen o disminuyen su soberanía y su integridad nacional”(Constitución de la República de Cuba, 1992, p. 7 y 8).

En el Artículo 15 declara que las tierras que no pertenecen a cam-pesinos, o a cooperativas integradas por estos, son de propiedad esta-tal socialista de todo el pueblo y remite a las leyes elaboradas pararegular su transmisión a personas naturales o jurídicas.

Más adelante queda claro el papel del Estado cubano y el deber desus ciudadanos en la protección y contribución al cuidado de los re-cursos naturales del país, donde se integran el agua, los suelos, laflora, la fauna y todo el rico potencial de la naturaleza (Artículo 27).

El modelo teórico Socialismo del Siglo XXI, se estudia y se especu-la desde múltiples miradas y se concretan algunos principios del so-cialismo en la práctica latinoamericana, donde el papel de los Estadosy los ciudadanos en referencia al problema agrario, pasa precisamen-te por la relación fuerzas productivas-medios de producción. Demomento se puede vislumbrar como una alternativa viable para pro-teger los recursos de los pueblos de América ante esta renovada for-ma de dominación.

En América Latina hay tres países que tienen posiciones de avan-zada en cuanto al tratamiento del manejo de la tierra, los programasde desarrollo agrario y rural, la seguridad y soberanía alimentaria; enellos se observan señales de los principios que sustentan la teoría delSocialismo del Siglo XXI, del socialismo como concepto general, queclara y directamente protegen a sus tierras del acaparamiento y susconsecuencias.

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En Venezuela, Ecuador y Bolivia se han trazado estrategias desdesus Constituciones —elaboradas en Asambleas Constituyentes nom-bradas por el pueblo y aprobadas por éste en referendos populares—que son contrarias a todos los aspectos que hemos analizado referi-dos al acaparamiento de tierras.

TABLA 3

ESTRATEGIAS DE PROTECCIÓN DE LA TIERRAY LA SOBERANÍA ALIMENTARIA EN LAS CONSTITUCIONES

DE LOS PAÍSES DEL ALBA

Estrategias Venezuela Ecuador Bolivia

El Estado promoverá la agricultura 305* 13 y 281 16.IIsustentable como base del DesarrolloRural y garantizará la seguridadalimentaria de la población

Eliminación del latifundio 307 282 398

Respeto a los derechos de los pueblosindígenas originarios. 119 57 255.II-4

Prohibición de importación, producción - 15 y 401 255.II-8y comercialización de organismosgenéticamente modificados y elementostóxicos que dañen la salud y el medioambiente.

* Los números en las tres columnas de los países se refieren a los artículos de suscorrespondientes Constituciones que están relacionados con las estrategiasenunciadas.

Lógicamente tales estrategias luego son implementadas a travésde leyes, decretos y resoluciones, como la Ley de Tierras y Desarro-llo Agrario de Venezuela y la Ley Orgánica del Régimen de la Sobe-ranía Alimentaria de Ecuador. Pero esos documentos no son objetode análisis en este trabajo.

Irónicamente, los siete principios que enuncia el BM parece quefueron elaborados tomando como base estas Cartas Magnas. La si-militud de estas estrategias con varios de los principios enunciadospor el BM se puede observar a primera vista. Los principios propues-tos por el BM no pueden ser cumplidos por los inversionistas delcapital, sino que constituyen una cortina de humo para legitimar elacaparamiento.

Por otra parte, estas Constituciones sirven de guía y considerableapoyo a los planteamientos de los movimientos sociales en la luchapor sus derechos.

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A manera de conclusión

El sistema capitalista de producción, que mercantiliza todos los me-dios de vida y la naturaleza, es la causa principal del movimiento deacaparamiento de tierras.

El modo y las relaciones de producción que propone el socialismocomo concepto general, y el del Siglo XXI en particular, integrando lanecesaria reforma agraria y la protección del medio ambiente, garan-tizan el nivel de gobernabilidad necesario para enfrentar el acapara-miento de tierras como medio de dominación.

Cualquier país que venda, o arriende a largo plazo, grandes exten-siones de tierras de cultivo a otros gobiernos o compañías extranjeraspone en riesgo su propia seguridad nacional.

El acaparamiento de tierras es una transferencia de las tierras delos pequeños productores de alimentos a las corporaciones extranje-ras, de fincas sustentables a plantaciones industriales. Los impactosde las inversiones de acaparamiento de tierras son ambientales, eco-nómicos y sociales, por tanto nada justifica ese proceso.

Las plataformas programáticas desarrolladas por las comunidadeslocales y movimientos sociales, sí conducen al desarrollo de la agri-cultura, se basan en principios agroecológicos, manejan los recursosnaturales de manera sustentable y respetan los derechos de todos lospobladores.

Notas

1 GRAIN: Grupo internacional que apoya los esfuerzos de organizaciones socialesy comunidades rurales para mantener el control local y comunitario de la agricul-tura, la biodiversidad y los saberes tradicionales.

2 Cresud: Empresa de bienes raíces que se especializa en comprar y vender propieda-des agrícolas, o en hacerlas producir. Controla unas 400 mil ha en Argentina, con unvalor aproximado de 350 millones de dólares y, 88 mil cabezas de ganado, que laconvierten en una de los mayores propietarias agrícolas del país. En Brasil, es dueñade casi el 15% de BrasilAgro. En 2008, Cresud adquirió 20 mil ha de tierras enParaguay, con la opción de aumentarlas a 50 mil ha. También adquirió 7 600 haen Bolivia.

3 Agua virtual: agua que se consume y contamina en todas las actividades necesa-rias para la obtención de un producto.

4 Calyx Agro: Fondo para la adquisición de tierras agrícolas en Sudamérica.5 Green Gold Investment: Fundada en 2007 por la empresa accionaria Food Water

& Energy Company de Argentina, para vender participaciones en una hacienda

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de 60 mil ha que ella administra. Se afirma que recaudó más de 10 millones delibras esterlinas entre inversionistas privados.

6 Peckwater: Es un fondo creado por Hinton, una compañía de servicios de gestiónagrícola, para comprar propiedades agrícolas en Argentina.

7 Hillock Capital Management: Sirve a los inversionistas de puerta de entrada alsector de agronegocios de Sudamérica. Hillock ofrece proyectos a la medida, parapersonas, fondos, instituciones financieras y bancos. Maneja 36 mil ha de propie-dades agrícolas en Argentina y Uruguay.

8 CASA: Una de las primeras compañías en ofrecer fondos accionarios abiertos alpúblico para la inversión y manejo de propiedades agrícolas en Argentina. Explo-tan unas 800 mil ha agrícolas. Ha adquirido propiedades agrícolas en otros países,incluidos Colombia, Brasil, Paraguay y Uruguay.

9 El Tejar: empresa que se especializa en la adquisición de propiedades agrícolas yen proveer servicios de gestión a los inversionistas del agro. Antes de 2006, culti-vaba tierras arrendadas o en poder de otros. Con la inversión foránea empezó aadquirir tierras y ahora tiene propiedades en Argentina, Brasil, Uruguay y Bolivia.

1 0 Beida Yuang: Una de las mayores empresas de alimentos de China, pertenece alEstado.

1 1 INCRA: Instituto Nacional de Colonização e Reforma Agrária.1 2 Eutrofización: Proceso de contaminación antrópica causado por el exceso de

nitrógeno y fósforo en las aguas (transportado por las aguas residuales de ciuda-des, industrias y la agricultura). Favorece el crecimiento de la vegetación acuática(fundamentalmente algas verdes) y la disminución del oxígeno en el agua. Con-secuencias: muerte de muchos organismos vivos, incluyendo los peces. Es comúnen cuencas deforestadas.

1 3 Huella hídrica: Es el volumen de agua necesitado para la producción de alimentosy servicios consumidos por los habitantes de un país.

1 4 Estrés sobre el recurso agua: Tasa que relaciona la suma de aguas azul y gris parala agricultura con los recursos de agua totales disponibles.

1 5 Agua azul: Agua consumida en la producción de alimentos y no retornada. Esextraída desde fuentes superficiales o subterráneas.

1 6 El Banco Mundial, junto con la FAO (Organización de Naciones Unidas para laAgricultura y la Alimentación), el FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo de laAgricultura), la UNCTAD (Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio yDesarrollo) y otros socios, formuló siete principios que deben acatar todos losactores participantes para que las inversiones eviten causar daños, sean sosteni-bles y contribuyan al desarrollo.

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La llama que arde: sobre culturay pensamiento crítico

ALFREDO SALDAÑA

The Truth is Out There acabó convirtiéndose en el eslogan más llama-tivo de The X-Files, una serie de televisión de ciencia ficción que seemitió en la pasada década de los noventa. Más allá de las referen-cias a la realidad extraterrestre, paranormal o extrasensorial, es in-dudable que la frase contiene una invitación a entender la verdadno como un conjunto de saberes heredado y ya fijado de antemano,sino como el objetivo de una incesante práctica exploratoria de larealidad. Así, a la hora de abordar nuestras relaciones con la verdadcaben dos opciones: la de aquellos que consideran que la verdad esuna categoría que no es propiedad de nadie sino de todos, una cons-trucción discursiva que ha de resultar del acuerdo colectivo, y la deaquellos otros que mantienen que ellos son los portadores de unaverdad absoluta que no puede compartir escenario con ninguna otraclase de verdad. Ahí, en el desprecio del otro, radica el origen de laintolerancia, la llave que abre las puertas a la eliminación de la otre-dad, que se percibe ya como una amenaza (Carl Schmitt) y que hayque erradicar incluso a través de la guerra, entendida como una pro-longación de la política con otros medios (Carl von Clausewitz). Comoes sabido, ideas como estas se encuentran en la base de políticas be-licistas y genocidas desarrolladas por dirigentes como A. Hitler y G.W. Bush. Desde hace ya unos cuantos años la realidad cultural a la

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que nos enfrentamos en los escenarios contemporáneos es sensible-mente diferente a la que vivieron generaciones anteriores. Por esomismo, porque la realidad es otra, es urgente elaborar nuevos lengua-jes y modelos de análisis que den cuenta de esos escenarios y, así,caminar e iniciar sobre ellos no un discurso sagrado, solemne o proféti-co sino un diálogo civil, social e histórico a partir del reconocimientode que las voces implicadas en esa conversación son diferentes y deque ninguna de ellas es por sí misma —sin las otras— propietaria de lanorma, la ley o la verdad; hablar desde el convencimiento de que lossentidos de los términos empleados no están fijados de antemano,decir desdiciéndonos, contradiciéndonos si es preciso. Todo escena-rio cultural es resultado de las huellas que sobre él han dejado dife-rentes elementos sociales, políticos e históricos y responde a unosacuerdos colectivos relacionados con la distribución del tiempo y elespacio, la organización del ocio y el trabajo, el desarrollo del juicioestético, la manera de denominar las cosas y el sentido atribuido a laspalabras.

Así, cultura es un concepto polisémico y ambivalente, extraordina-riamente amplio, utilizado en muchos ámbitos de la experiencia hu-mana y en cuya definición se siguen enfrentando distintas opcionesideológicas; esa ambivalencia, en algunos casos, ha permitido que lacultura pueda entenderse como un mecanismo de neutralización deconflictos entre colectivos sociales en discordia y, al mismo tiempo,como expresión de las diferencias identitarias de cada uno de esos co-lectivos, es decir, como un dispositivo de cohesión e integración de unnuevo sistema social, trabajo desarrollado únicamente a riesgo depresentarse también como artefacto de desestabilización y desorden.Por otra parte, es sabido que todo sistema cultural se establece sobrela base de distintos modelos y criterios de selección que constante-mente se están poniendo en tela de juicio. En este último sentido, ellugar de la cultura es el lugar de la crítica, una crítica que puede ope-rar como medio de cohesión y homogeneización o como fuente deruptura y desestabilización.

Creemos manejar el lenguaje a nuestro antojo, en función de dife-rentes objetivos e intereses y al final resulta, como afirma Meschon-nic (2007), que somos lo que las palabras hacen de nosotros: creemosser sujetos creadores y solo somos objetos de creación. En todo caso,cabe recordar que las identidades culturales nunca son algo que lassociedades hayan recibido como bendiciones caídas del cielo, sinoque responden a procesos complejos que se han desarrollado de ma-

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nera colectiva e histórica. Al margen de ciertas interpretaciones me-siánicas o visionarias, es un hecho indudable que la identidad culturalnunca es algo que nos llega caído del cielo, previamente configurado,sino algo que las sociedades construyen colectivamente, a la luz deuna extensa variedad de categorías políticas e históricas vinculadascon el imaginario compartido, la memoria y la tradición colectivas.Todo sujeto nace en el seno de una cultura particular y esa culturaconlleva una territorialización del conocimiento socialmente relevante,un imaginario, un conjunto de ideas, valores y modelos con los quedicho sujeto se relaciona con el mundo, y ese legado contribuye aconfigurar buena parte de su identidad; posteriormente ese sujetocrece y entra en relación con otros individuos en el campo social,donde su cultura puede colisionar con otras culturas; así las culturasse entremezclan, tejen sistemas morfodinámicos y todos, en mayoro menor medida, acabamos respondiendo de una manera complejano a una sino a varias identidades culturales, con lo cual podría seña-larse que la identidad cultural individual es siempre una categoríamóvil, inestable, en construcción.

Estos procesos de hibridación y entretejimiento atentan contra lahomogeneidad cultural y contra eso que podríamos llamar “identi-dad cultural nacional” y que es lo que ha llevado a algunos Estados atomar medidas de protección contra lo ajeno y diferente, que tiendea considerarse como un peligro en sí mismo (recientemente, en mayode 2007, y como consecuencia de un paranoico sentimiento de ame-naza que supone la mera presencia de lo extranjero, en la Francia deSarkozy se creó un Ministerio de la Inmigración, de la Integración,de la Identidad Nacional y del Codesarrollo encargado de velar por elmantenimiento de la cohesión y las esencias nacionales; en la cam-paña electoral previa el candidato Sarkozy había insistido en la pro-tección de la “identidad nacional”, con lo que —además de recogerparte del electorado ultranacionalista del fascista Le Pen— insistíaen lo esencial de un imaginario compartido por muchos franceses).Dejando ahora al margen lo conflictivo y problemático que puedaresultar precisar el contenido de una expresión como “identidad na-cional”, parece claro que la creación de un ministerio como este sedebe a “la peur des barbares” del que habla Todorov (2008), esesentimiento de recelo, temor y desconfianza ante lo extranjero queasola nuestras sociedades y que está en trance de trastocar civiliza-ción —o cultura— por barbarie al no reconocer la humanidad de losotros; en este sentido, el otro es la sombra que amenaza siempre con

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romper las barreras, saltar los límites, imitar nuestros actos mientraslos vacía de su primigenio significado. Es siempre una amenaza, notanto porque objetivamente pueda serlo, sino porque así lo hemoscreado (Rodríguez Guerrero-Strachan, 2008: 22).

Frente a ello, el progreso debería pasar por liberarnos de ese miedoque nos impide compartir un escenario con culturas distintas a lanuestra, culturas que son partícipes de un mismo y universal ideal dehumanidad. La hibridación y el reconocimiento de que nos encontra-mos en un escenario caracterizado por la diversidad no pueden sersino oportunidades para el desarrollo del progreso cultural, y ese pro-greso ha de basarse no en relaciones impositivas o jerárquicas delNorte sobre el Sur o de Occidente sobre Oriente sino en relacionesestablecidas sobre bases de igualdad y aceptación recíprocas.

Así, con ese aleteo que nos permita levantar el vuelo y ganar pers-pectiva, confrontar diferentes modelos culturales, es decir, distintasopciones vitales. Imaginar, de paso, manifestaciones revoluciona-rias inéditas en un momento en que la fobia a las revoluciones, lalegitimación del conservadurismo y la doxa que defiende que nohay vida posible más allá de la democracia liberal son planteamien-tos dominantes que se extienden como una pandemia que ahoga laposibilidad de cualquier pensamiento crítico; imaginar acaso otromundo donde la palabra deje de actuar al dictado de un pensamien-to limitado y constreñido por cualquier ideología y recobre ese alientodesestabilizador, rebelde, insurreccional y subversivo con el que re-crear el mundo, como hiciera, por ejemplo, Cortázar, un escritor queapostó radicalmente por una “ruptura con lo cotidiano” dotada deuna extraordinaria y desbordante imaginación que aplicó siempre ensu escritura —y en su trayectoria vital, que nunca desligó de unapreocupación por el mundo real— sin renunciar a un compromisoético y político con las grandes causas emancipadoras de AméricaLatina y la lucha antiimperialista, una actitud que sin embargo no lehizo perder su independencia y caer en gregarismos de ningún tipo.Así pues, ese compromiso que deriva de una interpretación del arte apartir de sus implicaciones sociales —tal como mostrara Adorno ensu ensayo “El escritor como lugarteniente”— queda vinculado al gra-do de bondad o calidad que la obra pueda alcanzar en el seno de unasociedad y, ante esa situación, el escritor puede acabar aislado en suparticular torre de marfil o convertido en una herramienta acrítica—una voz sin conciencia, una voz desideologizada— al servicio deotros intereses.

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Y en ese proyecto la teoría puede desempeñar un papel importan-te, entendida como una modalidad de la escritura en la que se prolon-ga la vida, un escenario en el que la biografía cumple con su palabraescribiéndose y materializándose en ese cuerpo textual o tejido designos que es toda escritura. En todo caso, se puede afirmar que lafrontera que separa la práctica de la teoría radica en la diferencia quehay entre una mirada superficial y una observación atenta. Platón serefiere en la República al descrédito que sufre la teoría entre los políti-cos pragmáticos y sus defensores sofistas; allí, en la fábula de la ca-verna, el deseo de saber y de conocimiento (ese deseo compartidopor todos los hombres, según defenderá posteriormente Aristótelesal comienzo de la Metafísica) se presenta como algo valioso pero a lavez inútil para la vida pública. La cultura filosófica que surge en laGrecia clásica se caracteriza por unos fuertes intereses teóricos, fun-dados en el más puro conocimiento, frente a la cultura prefilosóficaanterior, orientada casi siempre por un interés práctico. No obstante,esta aparente elección de la teoría en detrimento de la práctica nosignifica ni mucho menos, en los casos de Platón y de otros pensado-res de estirpe socrática, un alejamiento de la vida pública, ni siquieraun desinterés por los asuntos relativos a la organización social y polí-tica de su ciudad (“salvar la polis”, como se lee en la Carta VII, es latarea esencial de la filosofía).

H.-G. Gadamer (2000: 26) ha visto con claridad el alcance de laparadoja platónica: “El ideal de la vida teórica tiene, por lo tanto,también una significación política”, paradoja que al parecer descono-cen —o quizás conocen demasiado bien y por eso la rehúyen— mu-chos traficantes de ideologías, abanderados de falsas utopías y siniestrosmercachifles de la acción política de nuestro tiempo que envuelvenbajo un preocupante halo de sospecha el más mínimo atisbo de teo-ría, cultura y pensamiento rebelde (el proceso de mercantilización alque se está viendo sometida la universidad europea en estos últimosaños es un claro reflejo del aplastamiento de esas actitudes críticas).La teoría es esa “aventura de pensar más allá de lo ya pensado” (Mes-chonnic, 2007: 146), esa acción que implica la posibilidad de ir másallá de donde hemos llegado, es motor de cambio, contiene un ger-men transformador y revolucionario y su historia se ha visto entur-biada por ese simplificador tópico que ha acabado viendo en ella tansolo el lenguaje elitista, por excluyente, de los privilegiados socialesy culturales (Bhabha, 2002). Pero la teoría —más allá de ese juego demesa y de palabras al calor de un café, que es como con frecuencia se

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ha entendido—, asumida sin condicionantes de ningún tipo, con to-dos sus posibles riesgos, supone una apuesta política en regla, un de-safío que tan solo puede prometernos la incertidumbre de un mundoinédito.

Marx hablaba de la teoría y de su latente capacidad destructiva delcapitalismo y, por eso mismo, es algo que tiende a erradicarse enmuchos ámbitos del mundo actual. Y es ahí —en ese lugar cierta-mente inestable en el que es posible imaginar otro mundo— donde lateoría y la poesía pueden llegar a encontrarse dado que la poesía,frente a otros géneros literarios, no consiste en contar historias o in-ventar mundos sino en modificar las relaciones que tenemos con este;en ese sentido, poesía y teoría pueden compartir un componente crí-tico y revolucionario, político e histórico basado en la transforma-ción de la escritura, el sentido, la vida. Una poesía y una teoría asíentendidas surgen de la inquietud y la inestabilidad permanentes y,frente a cualquier concepción doctrinal, gregaria y acrítica del pensa-miento, no dejan de generar situaciones inéditas de realidad. Ha lle-gado el momento de activar la teoría, es decir, de ejercer la crítica,una crítica enfrentada siempre al poder, sea el que sea, y “condenadaa ser crítica de ella misma bajo pena de desaparecer como tal, de darlugar a un dogmatismo, tan sordo como los otros” (Meschonnic,2007:102), y todo ello cuando el saber, en el mercado global que seha extendido en la actual “era tecnotrónica” (Zbigniew Brzezinski),se rige únicamente por su valor de cambio (un valor que aparece pordelegación del valor de uso), ha perdido su halo socrático, ha dejadode ser un bien en sí mismo para convertirse en un objeto de consumoque se puede comprar y vender, un producto que encuentra su senti-do únicamente en los intercambios y las plusvalías comerciales. Depaso, estamos asistiendo a una privatización y mercantilización de lacultura y el conocimiento (ahí está, en el ámbito universitario, el pro-ceso de convergencia europea que supone el Plan Bolonia).

Ha llegado el momento de intervenir con el objeto no tanto detomar al asalto el poder como de transformarlo y, con él, trocar lasestructuras sobre las que se asientan las sociedades contemporáneas,convertidas en unos escenarios inéditos en los que el debate ideológi-co ha perdido fuerza al tiempo que han surgido nuevos centros depoder económico, ligados casi siempre a corporaciones mediáticas,industriales y financieras, unos escenarios en los que se ha banaliza-do el concepto de democracia (hasta el punto de llegar a vaciarlo desentido) y han reaparecido con fuerza en algunos lugares movimien-

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tos nacionalistas, fundamentalistas y xenófobos basados en el forta-lecimiento de las identidades locales, religiosas, étnicas y de género.Como señala L. Boff (2003), el fundamentalismo —un fenómenoque en Occidente se suele asociar a países de culturas y creenciasislámicas— tuvo su origen a comienzos del siglo XX en el seno delmás intransigente protestantismo norteamericano, partidario de uncristianismo radicalmente ortodoxo y dogmático como alternativa alas derivas modernizadoras que había tomado la sociedad; la verdadviene a defender esas tesis fundamentalistas, se encuentra en la Bi-blia, que contiene el fundamento esencial de la fe cristiana, la palabrade Dios, que ha de ser aceptada al pie de la letra. Pero, como es sabi-do, el fundamentalismo no es patrimonio exclusivo de ninguna con-fesión religiosa; la Iglesia Católica, Apostólica y Romana se hacaracterizado a lo largo de la historia por mantener constantes actitu-des dogmáticas y fundamentalistas hasta, llegado el momento, aliar-se con las fuerzas más reaccionarias e intransigentes del islamismoen la defensa de unos mismos valores. Boff (2003) se ha referido alos vínculos existentes entre el modelo de globalización económica yfinanciera desarrollado en la posmodernidad y el fundamentalismo,cuyo rostro religioso es únicamente una de sus posibles máscaras, y,a este respecto, señala:

En pura teoría, este proceso está hecho de relaciones de interdependencia;pero en realidad se trata de auténticas dependencias respecto de los gran-des conglomerados globales y de los capitales especulativos que dominanlas economías periféricas, desestabilizándolas en función de sus interesesparticulares, sin la menor preocupación por el bienestar de los pueblos yla sostenibilidad del planeta, y produciendo millones y millones de ex-cluidos (Boff, 2003:31-32).

Un factor característico de nuestro tiempo, según Boaventura deSousa Santos (2009), se encuentra en las conflictivas relaciones quese dan entre la teoría y la práctica: “Nunca la disonancia, la discre-pancia entre teoría crítica y teoría política de emancipación y prácticade emancipación ha sido tan grande como ahora” (Santos, 2009: 25).El profesor de Coimbra aprecia una clara diferencia entre los países delhemisferio norte, preocupados en ofrecer un corpus de teoría crítica ypolítica emancipadora, y los países del sur global, donde se estánponiendo en marcha acciones sociales mucho más radicales y trans-formadoras; el problema, a su juicio, radica en la descoordinaciónque hay entre la teoría y la práctica, que actúan la una para la otra yla otra para la una como recíprocos fantasmas. En este sentido, el

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mundo —que es ancho, diverso y complejo— es fuente permanentede conflictos culturales que han de ser tratados en el escenario de unainterculturalidad que acaba manifestándose siempre como una cues-tión política. Ahí radica uno de los desafíos de nuestro tiempo: cómoarticular —en un escenario de interculturalidad igualitaria— la iden-tidad cultural propia con la identidad cultural ajena (Saldaña, 2003).

Pensar de este modo no a partir de modelos sancionados por elpoder de la metafísica, la lógica, la lingüística o cualquier otra de lasciencias humanas sino a partir de la poesía, pensar poéticamente,como quería el surrealismo histórico, impulsando la intervención dela poesía en todos los aspectos de la vida, actuar de un modo poético,construyendo un pensamiento poético no sometido, insurgente ydesestabilizador, un pensamiento que surge a partir de la ruptura conciertas maneras preeminentes de entender la realidad, basado en elpotencial emancipador de un lenguaje que no renuncie a su fuerzaimaginaria y expansiva, capaz de proyectarse sobre cualquier ámbitode la realidad, articulado en torno a los principios de diferencia yexcepcionalidad y que entienda su trabajo como incansable produc-tor de alternativas al mundo real, un pensamiento que trascienda laordenación simplificadora con que desde Occidente se ha pensado elmundo a lo largo de la historia y, de la mano de una imaginacióncrítica y un insaciable deseo de saber, se comprometa con la diversi-dad del mundo real y sus emergentes posibilidades, en un sentidomuy próximo a lo que Santos (2005:151-192) plantea en la “sociolo-gía de las emergencias”.

Es cierto que, sin necesidad de remontarnos a épocas muy lejanasde la tradición literaria, decisivos poetas contemporáneos —siguien-do la estela de Mallarmé— han destacado los vínculos entre la poesíay el pensamiento (E. Jabès señaló que ambos están entrelazados poruna relación fraternal, O. Paz definió la poesía en El arco y la lira comoun pensamiento no dirigido, H. Meschonnic entiende la poética comouna práctica adecuada con la que agujerear el sentido); así, se trataríade reconocer la posibilidad de un pensamiento poético —una poéti-ca— que sea capaz de generar nuevos modos de significación, orienta-do hacia el establecimiento de un cortocircuito en la experienciacotidiana del hombre corriente, trasladándole como una forma de ac-ción más —junto a la acción directa y política— lo más lejos posiblede este sórdido escenario en que habitamos, que deje al descubiertotanto la miseria del mundo como las posibilidades de libertad que elhombre tiene a su alcance (Monteverde, 2007), dotado de una in-

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usual fuerza subversiva y preparado para comprobar la extraordina-ria elasticidad de lo real, comprometido con la denuncia de la fosili-zación del pensamiento y la transformación de los hábitos quedespojan a la vida de sus latidos convirtiéndola en una experiencialetárgica, un pensamiento poético, como señala el Grupo surrealistade Madrid (AA. VV., 2007:12), dotado de “un espíritu revoluciona-rio al ejercer la crítica radical permanente del clima socio-político eintelectual de su época, conduciendo su energía mediante una imagi-nación que se alza contra las formas establecidas de vida y pensa-miento”. Un pensamiento poético, en definitiva, dispuesto aproyectarse más allá del ámbito de las creaciones culturales con laintención de transformar la vida —”la poesía por otros medios” (AA.VV., 2007)— y de anular los devastadores efectos que el mercado yel espectáculo ejercen sobre la existencia, entendiendo lo imposibleno como la huella de una existencia inalcanzable sino como un hori-zonte de realización utópica.

Las producciones culturales, sin embargo, parecen haberse benefi-ciado en nuestro tiempo de ciertos impulsos globalizadores y se hanconvertido en un conjunto de prácticas que contribuyen a construir ycohesionar una determinada sociedad, una singular imagen del mun-do. Pero a la vez esas mismas producciones aparecen fuertementecondicionadas por los intereses económicos que rigen la globaliza-ción neoliberal, que, como una epidemia, se extiende hacia la con-quista de nuevos mercados comerciales y, sobre todo, financieros ycuya ideología pretende imponerse como único criterio axiológicoen las relaciones sociales, una globalización asentada sobre un capita-lismo de tipo especulativo en la que los medios de comunicación handejado de ejercer buena parte de ese contrapoder que desempeñaronen el pasado y que es preciso recuperar para contrarrestar el superpo-der de los grandes grupos mediáticos que, surgidos al calor de conti-nuos procesos de concentración, trabajan al servicio de la globalizacióncapitalista. André Schiffrin se ocupa con una extraordinaria lucidezde estas cuestiones en obras como La edición sin editores y El control dela palabra, en las que se lamenta de la extinción de una figura clave enel desarrollo de la cultura contemporánea —el editor independien-te— y donde denuncia la concentración de medios de comunicaciónen unos pocos grupos empresariales multinacionales.

Arrastrados por las dinámicas comerciales y económicas neolibe-rales, la mayor parte de esos medios está en manos de empresasmultinacionales ligadas a intereses económicos, financieros o religio-

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sos, vinculadas a industrias químicas, armamentísticas, culturales ode otro tipo, con lo cual la libertad de expresión y la independenciainformativa se ven seriamente dañadas; en estas condiciones, esosmedios —que impulsan la globalización y lo que desde hace algunosaños se viene llamando pensamiento único— trabajan por la neutra-lización de cualquier tipo de discrepancia y por la eliminación detoda clase de análisis que pueda conllevar una disidencia crítica. Sonexcepciones las voces que desde dentro denuncian y analizan losmecanismos de manipulación con que suelen trabajar los grandesmedios. Ante esta situación, los periodistas deberían esforzarse enofrecernos una información lo más veraz, contrastada e independien-te posible, y la sociedad civil tendría que desarrollar su componentecrítico, rebelarse y no someterse a la manipulación con que operanesos medios y al tinglado publicitario en que muchos se han conver-tido, demandando de ellos transparencia informativa e informacióncrítica.

Frente a esos argumentos, la cultura está en condiciones de abrirlas heridas por las que se desangra parte del tejido social y, al mostraresas grietas, puede ser un buen exponente como lugar de conflicto,resistencia y negociación en sociedades como las que hoy se dan enOccidente, fracturadas por divisiones de renta, género, clase, religióny raza. Cultura, pensamiento y lenguaje se entrecruzan en el trabajode escritores —poetas, narradores, filósofos, etc.— que no renunciana contemplar el mundo con una mirada crítica que sea capaz de ver ynombrar el mundo de otra manera. Porque si solo podemos ver lascosas que sabemos nombrar, cabe la posibilidad de pensar que hayun mundo inexplorado más allá del mundo que conocemos a travésdel lenguaje que utilizamos habitualmente. Así, defender la creacióncultural como un acto de civilización frente a la barbarie (aunque labarbarie sea un estado generado muchas veces por sujetos no preci-samente incultos), optar por la reflexión en vez de por la irracionali-dad, dar una oportunidad a la horizontalidad del diálogo frente a laverticalidad de los discursos impuestos desde el poder, sean los quesean, son acciones necesarias en un mundo como este, sometido porla dictadura de los mercados y condenado a representarse a sí mismoen una “sociedad del espectáculo” que ha decidido dar la espalda a loreal. Por esto y por otras razones, una educación crítica tiene ante síel desafío de señalar espacios de resistencia —Óscar Cornago(2005:10) piensa el arte como un “ejercicio de resistencias”—, hori-zontes por conquistar, es decir, elaborar un nuevo imaginario político

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desde el que crear propuestas culturales que sean expresión de unasociedad comprometida con la emancipación, la diversidad y la tole-rancia, valores que algunos han querido ver como una continuacióntransformada de aquellos otros sobre los que se intentó fundar laconvivencia moderna —libertad, igualdad y fraternidad—, concep-tos sobre los que se asientan los cimientos de la modernidad y quetodavía hoy continúan siendo valores de responsabilidad.

Sin embargo, encontramos en este sentido imágenes con las queiluminar una cierta esperanza, con las que representar esa resistencia:editoriales y medios de comunicación que trabajan al margen de losgrandes intereses financieros, librerías empeñadas en difundir litera-tura de calidad y no productos elaborados según esta o aquella estra-tegia publicitaria, artistas (músicos, cineastas, pintores, escritores) quesiguen entendiendo su trabajo como una cooperación entre la inteli-gencia, la imaginación y la libertad, asociaciones y colectivos queven en la cultura un medio no de alienación sino de realización yemancipación personal. Sin embargo, no es raro encontrar activida-des, prácticas y manifestaciones de la denominada “cultura de ma-sas” orientadas hacia la homogeneización, la anulación de lasdiferencias y la exclusión, preocupadas únicamente por el entreteni-miento y tendentes hacia la neutralización autoritaria de cualquieratisbo de tensión y de conflicto, cuando no hacia la represión de todoelemento que pudiera considerarse subversivo o desestabilizador.

Si todo proceso de masificación conlleva una cierta deshumaniza-ción puesto que el individuo desaparece al disolverse en la colectivi-dad, que es tratada como una entidad compacta y más o menoshomogénea, masificar la cultura responderá siempre a un acto autori-tario, no democrático. Entendida de esta manera, al dictado de pau-tas comunicativas y discursivas de carácter autoritario, la cultura demasas cumple varios objetivos a la vez: sume a una comunidad enun estado de narcolepsia, debilita tanto la capacidad de resistencia yrebeldía como la sensibilidad y el espíritu crítico de sus miembros,ejerce un férreo control social y se hace presente como un ilusoriomecanismo de neutralización de las diferencias entre clases y colecti-vos sociales en conflicto.

* * *

En este sentido, algunos planteamientos elaborados desde el Centrefor Contemporary Cultural Studies de Birmingham —R. Hoggart, TheUses of Literacy (1957); R. Williams, Culture and Society (1958); S. Hall

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y E. P. Thompson, The Long Revolution (1961)— han señalado la con-veniencia de entender lo cultural como un escenario ideológico deconflictos y luchas sociales, un lugar en el que se generan diferentesprácticas significativas que tienden a oponer resistencia a los impera-tivos categóricos del sistema social en que surgen; a partir de enton-ces y en un sentido amplio, la cultura es entendida como produccióny creación del lenguaje, el ámbito en el que los seres humanos elabo-ran signos y símbolos, instituyen prácticas, modelos y valores, deli-mitan lo posible y lo imposible, lo real y lo imaginario, otorgan sentidoa la vida y a la muerte y, por lo tanto, también a las relaciones entre lomaterial y lo espiritual. Hoggart consiguió con The Uses of Literacydar una vía de expresión a determinados aspectos de la vida que has-ta ese momento, y con ese lenguaje, no habían sido reflejados y, deese modo, prestó sobre todo atención a las manifestaciones cultura-les de la gente corriente y de la clase obrera. El lema “la cultura escomún”, acuñado por Williams en 1958, fue utilizado como bande-rín de enganche de un movimiento que se interesó por la cultura delas clases trabajadoras e inició entonces una lucha política contra unmodelo cultural elitista basado en las exclusiones selectivas; de paso,ese mismo lema llamó la atención sobre el hecho de que la culturasolo puede emerger como un problema en el momento en que somosconscientes de vivir en un escenario fracturado por divisiones de cla-ses, géneros, rentas, razas, religiones y naciones. Con un contenidoteórico considerable, en su obra de 1958, Williams ya llamó la aten-ción sobre los estrechos vínculos que se establecen entre el poder y lacultura, de tal manera que alcanzar una situación de predominio cul-tural equivale a conquistar un escenario de predominio político.

En sus inicios los estudios culturales —al hilo de su doble origen:la teoría literaria británica de base marxista, primero, y el posestruc-turalismo francés, después— evidenciaron la existencia de una grietaen el interior mismo de la cultura, entre aquella que se acordó enllamar cultura burguesa, elitista, formal, ilustrada, o alta cultura, yaquella otra conocida con el nombre de cultura popular, que —alcalor del impulso contracultural iniciado por los beatniks y el movi-miento hippie— se decantó por el análisis de elementos, valores ymotivos profundamente arraigados en la sociedad pero ampliamentedesatendidos por la cultura oficial; su implantación supuso no tantouna indistinción entre altos y bajos contenidos culturales como undesplazamiento de la escala que jerarquiza esos mismos contenidos.Sin embargo, con el paso del tiempo, y a medida que los practicantes

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de estos estudios muestren un interés cada vez mayor por las diver-sas corrientes posestructuralistas —sobre todo, por los trabajos deBarthes, Lacan, Foucault y Derrida—, las vinculaciones entre los es-tudios culturales y la crítica marxista se irán diluyendo.

En un sentido amplio, los estudios culturales guardan una relaciónmuy estrecha con la teoría en la medida en que desde esta se trata deinterpretar las prácticas significativas llevadas a cabo por el ser hu-mano en su intento de producción y representación de la experien-cia; los estudios culturales —que se presentan de este modo como unámbito tan interdisciplinario y tan difícil de delimitar como la propiateoría— tratan de explicar —sobre todo en el mundo actual— cómofuncionan y a qué responden los productos y los procesos culturalesy cómo se fabrican y organizan las identidades culturales individua-les y colectivas (Hall y Gay, 2003). Ahí, en ese plano donde se entre-cruzan lo singular y lo colectivo surge el conflicto de la identidad, eltrance en el que la propia identidad —si no acaba siendo borrada—emerge como resultado de una negociación con otras identidades;ahí también —donde el yo aparece desprotegido de toda certeza ina-movible— debería desarrollarse el espíritu crítico y concederse elmismo estatuto —el mismo grado de jerarquía— a las diferentes sen-sibilidades.

Al operar sobre un escenario cultural heterogéneo y transfronteri-zo, y con unas herramientas teóricas, hermenéuticas y metodológi-cas procedentes de diversas disciplinas científicas, los estudiosculturales se han visto en la necesidad de reconocer el alcance de lasnociones de límite y articulación; su actividad —centrada en el terrenopolítico y social— consiste en desvelar las conexiones que hay entrelos diferentes elementos y agentes que intervienen en las prácticas signi-ficativas. De este modo, al trabajar desde una perspectiva transdisci-plinaria, manejan las ideas de límite y frontera no como marcas paraseñalar el agotamiento sino como señales para explorar la interco-nexión entre distintos ámbitos culturales: la frontera —como nosenseñara Foucault— señala ese punto en que convergen el adentro yel afuera, el lugar en que el sujeto se ve expuesto simultáneamentetanto a los latidos de la razón y el lenguaje como de lo irracional y elsilencio, y ya Derrida se refirió a la permeabilidad y porosidad decualquier límite; una frontera no es así tanto un punto de cierre comoel índice de una terra incognita aún por explorar. La articulación, porsu parte, remite a los mecanismos que hacen posible la conexiónentre lo disímil y responde a una labor en la que se mezclan distintos

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modos de entender la lengua, la raza, la religión, el sexo, el género yla clase; por su parte, la idea de límite es inherente a la finitud de todoterritorio y, en el caso de los territorios culturales, la cultura de undeterminado colectivo solo se aprecia cuando entra en contacto conotro grupo y surgen las diferencias.

A la luz de estos dos conceptos —límite y articulación—, las cultu-ras no dejan de reconfigurarse constantemente, se desplazan de unosterritorios a otros atravesando fronteras físicas, geopolíticas, religio-sas, económicas e imaginarias; la frontera —ese lugar en el que elmestizo encuentra su casa— no señala tanto el fin de un territoriocomo el inicio de una posibilidad, esa que consiste en arriesgar nues-tra propia seguridad, poner en tela de juicio nuestra identidad. Si atra-vesar una frontera supone siempre un cierto acto de recelo y temorante lo que vamos a encontrar, hacer de la vida una experiencia fron-teriza implica exponerse sin ningún tipo de garantía ni certidumbre aun vendaval de acontecimientos ajenos, incontrolados y extraños; enese sentido, el reconocimiento y la aceptación de la diferencia conlle-van la disolución de esa categoría cultural, política y vital que es lamismidad. La mayor parte de las sociedades contemporáneas pue-den explicarse muy bien a partir de la noción de diferencia (diferen-tes razas, lenguas, géneros, credos religiosos, modelos culturales, etc.),una diferencia que demanda la construcción de nuevos conceptos ymodelos interpretativos que sean capaces de responder a las nuevasrealidades.

Si Adorno y otros autores de la Escuela de Frankfurt habían perci-bido grietas entre la alta cultura (o burguesa, o ilustrada) y la culturapopular, los críticos culturales de Birmingham vinieron a recordarnosque la cultura podía funcionar como cultivo o crecimiento y trabaja-ron por una ampliación social de la cultura como actividad común ycompartida. Así, hacia finales de los sesenta del siglo pasado deter-minados acontecimientos y procesos sociales desencadenaron unanueva e ideologizada imagen de la cultura como escenario para laexposición de tensiones, conflictos y luchas; en este sentido, si pode-mos distinguir algún tema capital en la primera etapa de los estudiosculturales, ese sería precisamente el de la cultura entendida, no comouna categoría asentada e institucionalizada o como reflejo del poderde una clase social sino como escenario de negociación y de resisten-cia en el ámbito de sociedades fuertemente jerarquizadas y divididaspor diferencias económicas, de clase, género y raza, y ahí es dondedebería darse el encuentro entre los estudios culturales y una econo-

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mía política de la cultura, ahí es donde debería emerger una crítica dela cultura atenta a las convergencias y divergencias que se dan entodo contexto social.

En esa labor de reconstrucción de una teoría crítica del mundocontemporáneo encuentran los estudios culturales un desafío impor-tante; su voz, surgida “como una herida en el cuerpo del conocimien-to, expuesta a las infecciones del mundo” (Chambers, 1995:169),está en condiciones —si supera cierto relativismo acrítico y edulco-rado que puede desembocar a veces en el nihilismo y cierta fascina-ción por los aspectos más tentadores y sugerentes de la globalizaciónposmoderna— de cuestionar nuestros lenguajes y métodos de cono-cimiento así como de señalar las carencias, presiones y conflictosque surgen en nuestras sociedades. Pero esa voz corre el riesgo de serfagocitada por el sistema y convertirse en una aliada fiel de la lógicacultural del capitalismo neoliberal, de ahí la necesidad, como ha se-ñalado E. Grüner (2002), de revitalizar los estudios culturales conuna teoría crítica de la cultura:

Los estudios culturales —y con mejores títulos la llamada “teoría poscolo-nial”— deberían haber jugado un papel importantísimo en esa reconstruc-ción de una teoría crítica del presente, para la cual el marxismo tradicional,por sí mismo, es insuficiente […] Pero no podrán hacerlo a menos quesuperen su captura acrítica por el textualismo, lo microcultural, la celebra-ción de la “hibridez” y la tentación de fascinarse con los aspectos “atracti-vos” de la globalización y la posmodernidad (Grüner, 2002:39-40).

Esta llamada de atención remite tanto a las carencias como a losretos que tienen que afrontar los estudios culturales y poscolonialescuando se enfrentan a contextos sociales de una severidad extrema,agudamente críticos (ahí están esas extensas zonas del hemisferiosur o los suburbios que se forman en las periferias de las grandesmetrópolis del hemisferio norte, sin acceso en muchas ocasiones aelectricidad y agua corriente), contextos en los que ya no es la cultu-ra la que se vive como un campo de batalla sino que es la vida la quese pone en juego cada día en la lucha por la supervivencia. En estesentido, hablar de lo poscolonial supone “reconsiderar la compleji-dad de un mundo que, gracias sobre todo a las luchas anticoloniales,se ha hecho verdaderamente uno y cuya unidad sigue estando atra-vesada por el espacio subversivo de diferencias así como por unaprofunda desigualdad, por desequilibrios flagrantes y por una ex-plotación incesante” (Mezzadra y Rahola, 2008:270). Dada esta di-mensión evidentemente política, basada en el análisis de las diferencias

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y la denuncia de las desigualdades, algunos detractores de este tipode estudios señalan que su relación con la cultura contemporáneaestá demasiado politizada, consiste más en una intervención que enun análisis de la propia cultura, crítica que, en el fondo, refleja unasituación real y que debería ser asumida por quienes entienden lacultura como un escenario en el que se tratan cuestiones relaciona-das con la identidad y el poder.

Sin embargo, según E. Sohat (2008), los estudios poscoloniales—haciendo gala en ocasiones de una calculada ambigüedad políticay teórica— llevan a cabo una crítica social y cultural ambivalente ydifusa, puesto que desdibujan las diferencias entre colonizadores y co-lonizados y disuelven la carga de crítica y resistencia al no plantearsituaciones claras de dominación ni reivindicar respuestas tajantesde oposición. Sohat hace un repaso de los diferentes usos del términoposcolonial y percibe en su empleo una creciente ahistoricidad, ununiversalismo y una despolitización cada vez mayores, elementosque han favorecido la institucionalización y la universalización deltérmino en cuestión y su aceptación incluso en medios académicosconservadores. En estas circunstancias, Sohat duda de la capacidadde acción crítica y política del término e intenta restarle ambigüedadal optar por un uso más restringido que recupere sus connotacioneshistóricas y teóricas; en todo caso, el prefijo que acompaña al térmi-no apunta hacia un tiempo y un espacio ulteriores a la desaparicióndel colonialismo, marco de alcance general que convierte lo poscolo-nial en una categoría universalizadora capaz de limar y neutralizar lasdiferencias culturales y políticas entre diferentes contextos sociales.Así, lo poscolonial

porta consigo la insinuación de que el colonialismo es ahora una cuestióndel pasado, subestimando las deformadoras huellas económicas, políticasy culturales que el colonialismo ha dejado en el presente […] pasa por alto,sin advertirlo, la persistencia de la hegemonía global bajo formas diferen-tes al dominio colonial declarado, incluso tras el fin de la Guerra Fría(Sohat, 2008:111).

Boaventura de Sousa Santos (2009) defiende una posición seme-jante al entender que nuestras sociedades son no solo capitalistassino también coloniales y que el capitalismo siempre ha trabajado dela mano del colonialismo.

De este modo, nos encontramos con que algunas versiones de lateoría poscolonial parecen haberse olvidado de que la realidad social,política y económica actual es, en gran medida, resultado de la depre-

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dadora experiencia imperialista y colonial y —como consecuenciaprobablemente de ese olvido— practican una crítica basada en elsincretismo, la hibridez y el mestizaje, en consonancia con algunasactitudes blandas y edulcoradas de una cierta posmodernidad; al si-tuar esas categorías —sincretismo, mezcla, criollización, eclecticis-mo— en el centro del debate, anulan las contradicciones de unescenario generado sobre construcciones binarias y casi siempre opues-tas: norte/sur, Occidente/resto del mundo, interior/exterior, aquí/allí, centro/periferia, entonces/ahora, colonizador/colonizado, cul-tura dominante/cultura desplazada. Nos encontramos así con unacrítica poliédrica y palimpséstica que —desenfocando las diferentesperspectivas— trata de dar cuenta de un paisaje del que ha despareci-do el rastro de los olvidados de la tierra, la huella mnemónica de losvencidos de la historia.

Por su parte, S. Hall (2008) reconoce que el término poscolonial seha utilizado con frecuencia de manera descuidada y eso ha provoca-do una ambigüedad homogeneizadora, una “universalización espu-ria” (Hall, 2008:126). Hall, como muchos otros estudiosos, reconoceque ha habido diferentes experiencias colonizadoras y también dife-rentes procesos de descolonización y, por lo tanto, recuerda la necesi-dad de no confundir categorías descriptivas con categorías valorativas;así, lo poscolonial nos puede ayudar a “caracterizar el desplazamientoen las relaciones globales que marca la transición (necesariamentedesigual) de la época de los Imperios al momento posindepencia opostdescolonización […] identificar cuáles son las nuevas relacionesy ordenamientos de poder que están surgiendo en la nueva coyuntu-ra”. (Hall, 2008: 127). Al igual que Sohat y en contra de ese binaris-mo simplista y reductor, Hall considera que las culturas colonizadorasy colonizadas nunca han funcionado de manera independiente, unasenteramente al margen de las otras, y eso ha motivado el desarrollode una escritura descentrada y transcultural en un escenario en el quelo local y lo global no dejan de reorganizarse y reconfigurarse entre sí,un escenario complejo caracterizado, entre otros aspectos, por lasnuevas tecnologías globales de la comunicación, la distribución in-ternacional del trabajo, la desnacionalización de la producción y lascorporaciones empresariales transnacionales, la disolución de las fron-teras (por lo menos entre países considerados socios o amigos), lalibre circulación de la cultura (concebida más como una mercancíaque como un valor de uso), la aparición en países emergentes dedesigualdades y tensiones antes relacionadas con las diferencias co-

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loniales, un escenario, en definitiva, que se ha mostrado intratableante los viejos modelos explicativos y que la crítica poscolonial afrontacomo un verdadero desafío. Naomi Klein (2001:23) ha descrito conclaridad la otra cara de esa aldea global “donde la desigualdad econó-mica se ensancha y las oportunidades culturales se estrechan”, esaaldea en la que los grandes fabricantes han dejado de elaborar pro-ductos para limitarse a comprarlos y etiquetarlos con sus marcas. Enese escenario caracterizado por todos estos rasgos a casi nadie sor-prende ya el hecho de que los lugares de origen de los artículos demarca (China, Indonesia, Filipinas, Vietnam, Nigeria, etc.) sean luga-res donde las marcas prácticamente no existen (Klein, 2001). Kleinparte en su ensayo no sé si tanto de una hipótesis como de una aspi-ración a la vez sencilla y en exceso optimista: conforme más y mejorse conozca la trastienda del comercio transnacional, mayor será elrechazo a las empresas que controlan ese comercio, sobre todo a aque-llas cuyas marcas son más conocidas. Y en estas condiciones:

Los inversores éticos, los piratas culturales, los defensores de los espaciospúblicos, los sindicalistas de McDonald´s, los hacktivistas de los derechoshumanos, los militantes universitarios y los vigías anticorporativos deInternet constituyen los primeros capítulos de la lucha para que exista unaalternativa ciudadana al imperio internacional de las marcas. Esa exigen-cia, que en algunas partes del mundo se sigue susurrando apenas, comopara evitar el mal de ojo, consiste en construir un movimiento de resisten-cia a la vez popular y altamente técnico; un movimiento tan global y capazde una acción coordinada como las multinacionales que intenta subvertir.(Klein, 2001: 512).

Las versiones más radicales de los denominados estudios cultura-les y subalternos prefieren hablar de prácticas culturales de resisten-cia, geopolítica de los intercambios culturales, crítica cultural ytransformación social, etc., han insistido en la consideración de lacreación cultural como un trabajo que su autor expone al resto de suje-tos sociales, se han orientado hacia la descripción y la crítica de losvínculos que se dan entre la cultura, la política y la economía y, de estemodo, junto a la teoría poscolonial tienen la oportunidad de sentar lasbases de una teoría crítica de la cultura comprometida no tanto con losaspectos más tentadores de la globalización posmoderna sino con ladenuncia de las tensiones y conflictos que asolan el mundo contem-poráneo y, de paso, con el esclarecimiento de las contradicciones yambivalencias culturales. En todo caso, los estudios subalternos sehan entendido desde sus comienzos como una actividad insurgente

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basada en desplazamientos discursivos que, entre otras cosas, vienena recordarnos que “la metáfora-concepto del texto social no es la re-ducción de la vida real a la página de un libro” (Spivak, 2008:35); así,este tipo de estudios —a la luz de la crítica del humanismo desarro-llada por parte del pensamiento posestructuralista europeo— trabajasobre un escenario de crisis que ha provocado “desplazamientos fun-cionales en los campos discursivos” (Spivak, 2008:40) y encuentraen la conciencia del subalterno entendida como conciencia colectivaemergente uno de sus temas principales. Spivak plantea una visiónabiertamente revisionista y opuesta a la tradicional con que Occiden-te ha contemplado la historia de Oriente, en general, y de la India, enparticular, y ofrece una interpretación del mundo esencialmente fe-minista con ingredientes posestructuralistas (Foucault, Derrida) yposcolonialistas (Said).

Los estudios culturales (al menos en la etapa inicial de Birming-ham), subalternos y poscoloniales comparten con la crítica marxis-ta clásica unos presupuestos parecidos, si bien ahora ya no es laclase sino las comunidades y naciones surgidas de los procesos dedescolonización, los nativos y subalternos que han sobrevivido bajoel poder de la metrópoli los elementos a partir de los cuales se anali-za el (des)ajuste entre las diversas modalidades literarias y la con-ciencia. Una observación de la cultura orientada desde estosparadigmas —estudios culturales, estudios subalternos y teoría pos-colonial— supone entre otras cosas la activación de “una voz viaje-ra, una crítica diseminadora” (Chambers, 1995:169), una llamadade atención sobre lo que está ocurriendo en la periferia, la supera-ción de ese punto de vista eurocéntrico con el que nos hemos acos-tumbrado a interpretar el mundo, implica el reconocimiento de que—por ejemplo— para establecer algo así como el canon de la litera-tura española contemporánea es imprescindible tener en cuenta laaportación de numerosos escritores americanos (Darío, Vallejo, Car-pentier, Neruda, Borges, Lezama Lima, Cortázar, García Márquez,Saer, Bolaño, etc.); en el escenario europeo, como señalara en sumomento L. Betz (uno de los fundadores del comparatismo litera-rio), ninguna literatura se ha desarrollado sobre bases exclusivamen-te nacionales, de donde se deduce que historia literaria e historiacomparada de la literatura son solo dos denominaciones distintas deuna misma disciplina. En definitiva, se trataría de impulsar una con-ciencia más y mejor documentada de los movimientos internaciona-les, de la poliglosia, de la multiplicidad de tradiciones literarias, de la

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realidad supranacional que estamos entre todos construyendo, de losconflictos transculturales que se generan a partir de esa realidad.

En estas circunstancias, los estudios poscoloniales (Mezzadra, 2008)han surgido como un ámbito interdisciplinar de estrategias teóricas ydiscursivas (historiografía, crítica y teoría literarias, antropología, se-miótica, estudios culturales y de género, teorías política y de los poli-sistemas) que ha generado un desplazamiento del monolitismo deldiscurso colonial hacia “los procesos de hibridación, negociación yresistencia inscritos desde los orígenes de la modernidad en la tramade este discurso a raíz de la intervención de los sujetos colonizados”(Mezzadra, 2008:15-16); en cualquier caso, este complejo y a vecesdifuso paradigma emerge a la luz de la crisis social y política delimperialismo tradicional, los movimientos de descolonización, losdebates planteados en torno a la cuestión de la posmodernidad y laglobalización ultraliberal impulsada por el sistema capitalista. Losestudios poscoloniales forman parte de ese nuevo conjunto de mira-das que en estos últimos años ha cuestionado y desestabilizado todorelato eurocéntrico, occidental, recelan de las interpretaciones dema-siado estrechas y alicortas de las relaciones entre la metrópolis y lacolonia, interpretaciones que —como apunta Mezzadra (2008:17 yss.)— tienden a explicar la historia del colonialismo como un episo-dio periférico y no como una categoría constitutiva central en la ex-periencia social de la modernidad; así, algunos estudios poscolonialesdesconfían de esa narración lineal que viaja siempre en el sentido queva del centro hacia la periferia —y que encontramos tanto en lasversiones más favorables al colonialismo, del que destacan su papelcivilizador, como en las interpretaciones más críticas, que inciden enlas masacres y opresiones que desencadenó— y se fijan en el movi-miento inverso, ese que se desplaza desde las colonias a las metrópo-lis y genera procesos de retroalimentación sobre el núcleo del sistema(Europa, Occidente). De esta manera, los estudios poscoloniales

nos invitan a problematizar las fronteras que organizan los propios mapasmentales de los historiadores. Sacan a la luz movimientos diaspóricos ytupidas tramas de interconexiones —a un tiempo locales y globales— queligan de forma imprevista espacios en apariencia alejados entre sí, deli-neando una auténtica “contrageografía” de la modernidad (Mezzadra,2008:23).

Los estudios poscoloniales y subalternos fijan su atención en aque-llos sujetos desplazados a posiciones subordinadas y marginales porel gran relato histórico de la modernidad occidental, un relato elitista

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que —en sus distintas versiones: nacionalista, imperialista, ultralibe-ral— ha sido abonado siempre por la negación y la exclusión del otro,y esta es una cuestión, como recuerda Mezzadra (2008), que no afec-ta únicamente a quienes históricamente han sobrevivido bajo la opre-sión colonial sino también a muchas personas que malviven encondiciones de extrema pobreza en las populosas ciudades de nues-tro tiempo (algunas de ellas metrópolis en el pasado), una cuestióntratada en estas últimas décadas a la luz de los debates sobre la bio-política foucaultiana y las situaciones de pobreza severa y exclusiónsocial generadas en torno a lo que se conoce como underclass (infra-clase).

Un escenario tan fundamental en la configuración de una sociedadcomo es la cultura tiende a funcionar como un dispositivo de poderreal, un mecanismo para provocar tanto la activación como la esteri-lización del pensamiento. En estas condiciones, una política culturalsostenida con dinero público no debería reducirse al entretenimiento,a la representación de lo superfluo o a la ocupación de un tiempo deocio, ni plegarse a los intereses del mercado (que ve en la cultura noun derecho sino una mercancía que se puede comprar y vender), ten-dría que garantizar el derecho de los ciudadanos al acceso y a la pro-ducción culturales y asegurar la intervención de esos mismosciudadanos —como sujetos sociales y políticos— en la distribuciónde los presupuestos públicos y en la elaboración de los programasculturales. Así, entendida como un derecho, la cultura puede conver-tirse en un lugar radical de oposición a este neoliberalismo voraz ysanguinario que no ceja en la supresión de los derechos públicos y losavances sociales, transformándolos en productos dotados de un valoreconómico de cambio, es decir, en prerrogativas de clase. Y comoquienes detentan el poder económico no ignoran que estas cosas fun-cionan así, con gran interés se afanan por controlar la industria cultu-ral (creación de grupos editoriales, salas de exposiciones, redes deexhibición cinematográfica ligadas a las grandes empresas producto-ras del sector, fundaciones para el fomento de las artes, promociónde artistas a través de becas y subvenciones, etc.) a sabiendas de quequien fiscaliza la cultura controla gran parte del pensamiento crítico.Obligada constantemente a autoaniquilarse en su permanente bús-queda de la unidad perdida (Debord, 2000), velar por lo desapareci-do, mantener viva la llama de la crítica, tales debieran ser algunos delos principales objetivos de la cultura. Solo en esas circunstancias —enlas que una sociedad está dispuesta a explorar y ahondar en sus pro-

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pias contradicciones y tensiones internas— puede la cultura ser ex-ponente de una actividad popular y democrática organizada comoun contrapoder social efectivo, puede funcionar como un elementode reflexión para distinguir críticamente entre lo real y lo irreal y darsentido a una visión progresista y emancipadora de la historia. Pero¿cómo articular ese proceso de construcción y emancipación culturalen un momento en que la cultura ha dejado con frecuencia de seríndice de progreso y garantía de dignidad humana?

* * *

La posmodernidad no ha dejado de configurar imágenes de sí mis-ma, es decir, no ha cesado de reinterpretar sus relaciones con la cultu-ra. Anulada la distinción entre alta cultura o cultura de élite y culturapopular y/o de masas o comercial, la cultura ha perdido la unidadque la caracterizaba en el pasado y hoy se muestra como una catego-ría deslocalizada, heterotópica, condenada a errar permanentementea la búsqueda de señas de identidad, una categoría que tiende a versecomo un bien comercial cuya vida responde a los latidos de la indus-tria y el mercado, que se dosifica en porciones envasadas al vacío yadaptadas a las necesidades e intereses de cada consumidor, algo quereposa siempre sobre una sutil relación ambivalente entre la priva-ción y el deseo; como señala M. Bounan (2007), el sistema mercantilse basa en un juego de correspondencias entre la miseria y la opulen-cia, la frustración y la satisfacción de las necesidades:

La miseria de la necesidad es, sin duda, la materia prima del sistemamercantil, y quienes lo gestionan deben roer siempre algo más de lo queresta de libertad humana para imponer su monopolio sobre la satisfacciónde las necesidades vitales (Bounan, 2007: 162).

En este contexto, cultura e identidad son conceptos entrelazados yla conciencia cultural desempeña una función cada vez más impor-tante en los procesos de cohesión social; ahora bien, en sociedades—como muchas de las occidentales— en las que la cultura ha perdi-do buena parte de su componente crítico asistimos a procesos dedesemantización cultural en los que, paradójicamente, la cultura pa-rece inundarlo todo (se habla de “cultura del ocio”, sintagma quepresenta la cultura como algo acrítico, secundario y vinculado al tiem-po del descanso o de las vacaciones, “cultura McDonald”, “culturadel fútbol”, “nueva cultura del agua”, “cultura gastronómica”, “cul-tura de empresa”, “cultura física”, etc.) y casi siempre promoviendo

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valores de vida occidentales. Frente a ello, desde algunas esquinasdel mundo occidental —que a menudo tiende a verse como el únicoreal— no dejan de proponerse nuevas cartografías políticas y socialesque aportan imagen y voz a quienes históricamente han permaneci-do a oscuras y en silencio.

Amin Maalouf (1999) se ha referido a estas cuestiones al señalarque hoy modernización significa en gran medida occidentalización,un proceso que, claro, no viven de la misma manera quienes hancrecido en el seno de las sociedades dominantes y quienes lo han he-cho más allá de sus fronteras, en el extrarradio y la periferia, en losarrabales de la riqueza y el progreso, en el ámbito de las sociedadesdominadas. Mientras que los primeros suelen adaptarse a estos pro-cesos de transformación multicultural sin demasiados problemas, sindejar de ser en lo esencial ellos mismos, para los segundos, “paratodos los que han nacido en el seno de las culturas derrotadas, lacapacidad de recibir el cambio y la modernidad se plantea en otrostérminos” (Maalouf, 1999:88).

Conflictos entre pueblos a través de las culturas, choques y enfren-tamientos entre civilizaciones (S. P. Huntington), la globalizaciónneoliberal no se plantea como la construcción desde abajo de un es-cenario complejo, policéntrico, multiétnico y multicultural sino comola imposición desde arriba de un imaginario ideado a la medida delpensamiento único (ese que fundamentalmente responde a los inte-reses de quienes controlan los mercados económicos y financieros).En esa globalización neoliberal, la política, la economía y los mediosde comunicación suelen ir de la mano, tal como Berlusconi ha de-mostrado en estos últimos años en Italia, donde —con poder econó-mico y con poder mediático— ha logrado democráticamente poderpolítico, y el empresario italiano probablemente representa en estesentido solo la punta de un gran iceberg (contrastadas investigacio-nes han demostrado cómo desde hace décadas Televisa en México yO Globo en Brasil se han dedicado a promover y descomponer go-biernos). Y cuando algo falla en ese modelo —cuyo caldo de cultivoneoliberal se había presentado no como una ideología entre otras sinocomo la única representación posible del orden natural de las co-sas— se pide socorro y se reclama el intervencionismo y la regula-ción estatales, esos horripilantes monstruos de los que se había tratadode huir en las etapas de bonanza económica.

Está servido el conflicto entre lo público y lo privado, lo general ylo particular, lo común y lo propio, y en ese conflicto los primeros

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elementos de estos pares llevan todas las de perder. Pierre Bourdieu(2001) ha llamado la atención sobre un hecho alarmante en las socie-dades contemporáneas: los Estados —sus gobernantes, quienes ges-tionan en ellos el poder— han renunciado a sus responsabilidadespolíticas, han convertido los servicios públicos (sanidad, educación,vivienda, transporte, seguridad, cultura) en bienes comerciales y hantransformado a los usuarios en clientes, “subcontratando los “servi-cios públicos” al sector privado, renunciando a su poder de hacerdisminuir la desigualdad (que tiende a aumentar de forma desmesu-rada)” (Bourdieu, 2001:32), con lo cual se produce un desplazamien-to al caer en la contradicción inmoral que supone someter unargumento público a decisiones interesadas de carácter privado. Elmodelo parece encontrarse en los Estados Unidos de América y lohan adoptado casi todas las instituciones locales, regionales y nacio-nales occidentales.

La comunicación y la cultura no escapan a estas reglas; en el pri-mero de estos sectores, asistimos a procesos de liberalización y des-regulación cada vez mayores y nos encontramos con que ladesaparición de los monopolios públicos (sobre todo en los casos delas radios y las televisiones) permite el gigantesco desarrollo de mo-nopolios privados; por su parte, convertida ya la cultura de masas enun bien comercial, parece evidente que será el mercado el motorencargado de generar los intercambios y las plusvalías que se produz-can, hecho contra el que —acogidos a una tradición de pensamientocrítico— habrá que resistirse y rebelarse. La situación es suficiente-mente conocida: cada vez es mayor la capacidad de presión financie-ra y de distribución que tienen los grandes grupos que controlan losmedios de comunicación y la industria cultural; en consecuencia, cadadía que pasa se hace más difícil que una noticia o un acontecimientocultural que no vengan avalados por el aparato de difusión y propa-ganda de un gran grupo tengan oportunidad de llegar a un sector ampliode la población. En todo caso, es conveniente tener en cuenta que,aunque el modelo basado en la cultura de masas se ha extendidocomo el paradigma cultural dominante, ese modelo no implica la inexis-tencia de otros modelos. Ya en 1958 (fecha de publicación de Cultureand Society), Williams defendía no tanto la presencia de la masa cuan-to la manera de tratar a la gente como masa y, de paso, abría unafisura en el tópico que tiende a pensar en las masas como propieta-rias o productoras de este tipo de cultura y no solo como receptoraso consumidoras.

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En diciembre de 2001, la Conferencia General de la UNESCOaprobó por unanimidad una Declaración universal sobre la diversi-dad cultural, un documento que es papel mojado sin una convenciónamparada por el derecho internacional que reconozca la singularidadde los diferentes bienes y servicios culturales. En la ConferenciaGeneral del otoño de 2005 se debatió y votó esa convención, quecuenta con partidarios (liderados por Francia) y detractores (con Es-tados Unidos a la cabeza, país que importa solo el 2 % de su consu-mo cultural; el 90 % de la producción editorial de ese país es deorigen autóctono, el 7 % procede de otros países de lengua inglesa ysolo el 3 % corresponde a autores no anglófonos). Esta convenciónalude a una cooperación con los países del sur (por ejemplo, enmateria de coproducción y distribución cinematográficas) y su apro-bación supondría, entre otras cosas, poner en tela de juicio el predo-minio del derecho comercial sobre los demás derechos, cuestionar ellibrecambio salvaje que hace de la Organización Mundial del Comer-cio, el Fondo Monetario Internacional, la Organización de Coopera-ción y Desarrollo Económico y el Banco Mundial los impulsores yprincipales garantes de la globalización liberal y, en ese mismo senti-do, reivindicar la identidad cultural como un proceso colectivo basa-do en la memoria, la tradición y la experiencia, un proceso queresponde a causas políticas e históricas determinadas (convendríarecordar a este respecto que los países hoy más decididamente libre-cambistas —con los Estados Unidos y el Reino Unido a la cabeza—han construido su potencial económico en buena medida sobre unproteccionismo que ahora condenan). Como ya en su momento se-ñalara Marx, el librecambio es la libertad del capital, la libertad queejerce el capital para sojuzgar al trabajador y solo en el caso de queesa libertad comercial y de capitales impulse la revolución social,solo en ese posible sentido revolucionario, se debería actuar a favordel librecambio.

Europa —Occidente, en general— corre el riesgo de convertirse enun lugar desprovisto de valores y sentidos de emancipación, un esce-nario en el que los discursos circulan muchas veces con el único ob-jetivo de impedir que la reflexión y la (auto)crítica puedan desarrollarseplenamente; aislado en su particular Olimpo de privilegios, benefi-cios y comodidades, un cierto pensamiento occidental bastante arrai-gado en el imaginario colectivo ha encontrado descanso unas vecesen el dogmatismo, otras en el relativismo y otras en el nihilismo, ypor esas vías se hace muy cuesta arriba el progreso hacia cotas de

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mayor humanidad. El murmullo de los discursos dominantes impideque se puedan escuchar otros sentidos silenciados, inanidad que al-canza, como ha señalado N. Casullo (1998:16-17), al mismo concep-to de cultura: “En un presente abrumado por enfoques culturales, esla vacuidad de sentidos que aflige a esa palabra, “cultura”, lo quealienta en último término su propio discurrir insignificante”; quieredecir tantas cosas que ha acabado por no decir nada.

Nos encontramos, pues, con una globalización económica asenta-da sobre la desregulación de los mercados, el librecambio comercial,las deslocalizaciones empresariales, la deflación salarial —esto es, ladisminución de la proporción de los salarios en el reparto de la rique-za, es decir, el creciente empobrecimiento de las familias— y losflujos migratorios, unos flujos que últimamente se quieren detenerpuesto que, al parecer, esa mano de obra ya no es tan necesaria (enjunio de 2008 el Parlamento Europeo aprobó —con el voto favorablede los socialistas españoles— la Directiva Retorno, por la cual sepuede retener a los inmigrantes irregulares durante dieciocho meses,mientras se realizan los trámites para su repatriación), una globaliza-ción que, al mismo tiempo que reclama el fin de las fronteras aduane-ras a los países más desfavorecidos, “mantiene férreos instrumentosproteccionistas para garantizar las rentas y beneficios de quienes pre-dican el nuevo liberalismo” (Ramonet y Montesa, 2008:25), una glo-balización que, impulsada por los países económicamente más fuertes,redobla sus fronteras imponiendo unas condiciones cada día más durasen la obtención de pasaportes y visados, con lo cual las políticas deinmigración acaban respondiendo más a criterios económicos que acriterios de solidaridad internacional. En estas circunstancias, la po-breza ha dejado de ser una condición exclusiva de los países social yeconómicamente más atrasados y, como una epidemia lacerante, seextiende por los suburbios y arrabales de las grandes metrópolis delprimer mundo, desarrollando bolsas de marginación y de miseria enlas que sus habitantes se encuentran con enormes problemas cuandotratan de acceder a la sanidad, la educación y los servicios públicosmás elementales; del acceso a las redes tecnológicas y los sistemasde comunicación más avanzados mejor no hablar, su implantaciónen esas zonas brilla por su ausencia.

Está en juego la defensa de los bienes comunes, los servicios públi-cos y los derechos sociales. En estas condiciones, una política cultu-ral de progreso, a juicio de Vázquez Montalbán (2003), debe tratar deimpulsar un escenario en el que no quepan la contaminación atmos-

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férica, la perversión de las conductas y los valores morales, las políti-cas belicistas y los presupuestos de viejos sistemas sociales y cultura-les ligados a la explotación del hombre por el hombre; una políticacultural de progreso que apueste por una cultura de la igualación (enel sentido de erradicación de las desigualdades y satisfacción de lasnecesidades —incluidas las culturales— de todos los seres humanos),una cultura de la liberación (enfrentada a la alienación en todos losámbitos de la vida) y una cultura por la paz (entendida como unvalor cultural supremo), y todo ello en una posmodernidad arrastra-da por los efectos de una globalización neoliberal arraigada sobre pre-supuestos insostenibles, una globalización que conlleva efectosnocivos no solo para el bienestar y la convivencia de los ciudadanossino también para la conservación del planeta.

Desde este punto de vista —y dadas las estrechas relaciones quese dan entre las fuerzas materiales y de producción y los fenómenosculturales—, el marxismo, tal como apunta E. Hobsbawm (2004),puede ofrecernos una perspectiva adecuada para afrontar con garan-tías la reconstrucción del frente de la razón y, desde allí, “ver en lahistoria una investigación racional sobre el curso de las transforma-ciones humanas” (Hobsbawm, 2004:19). Y en este mismo sentido,en esa labor de recuperación de los espacios públicos frente a losintereses privados de unos pocos, la cultura puede desempeñar unpapel importante, entendida como una fuerza social crítica, emanci-padora, no alienante, comprometida con el mantenimiento de losrecursos naturales y la biodiversidad.

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Técnica, nihilismo y capitalismo.Notas para una discusión en torno

a las dimensiones ontológicasde la economía y los problemas

de la técnica, el nihilismoy el capitalismo

JESÚS GARCÍA DE LAS BAYONAS

Hay lucha de clases, de acuerdo, pero es mi clase, la de los ricos,

la que está haciendo la guerra, y estamos ganando…

Warren Buffet, citado por The New York Times

26 de noviembre de 2006

En las siguientes líneas vamos a intentar trazar un esquema de la pro-blemática inducida por el surgimiento del modo capitalista de produc-ción y las consecuencias que ello provoca con respecto a los problemasde la técnica, la economía y el nihilismo.

Pretendemos abordar, asimismo, el problema de la economía —ca-pitalista— en su dimensión ontológica, el cual nos dará, a nuestro enten-der, la clave para (re)formular el problema de la razón práctica ¿quédebo hacer? en la sociedad moderna. Nuestro análisis perseguirá anali-zar las consecuencias e implicaciones ontológicas que tiene “el he-cho” de que se den las condiciones de (re)producción capitalistas en lasociedad moderna. La economía y su dimensión ontológica serán paranuestro análisis el eje en torno al cual girarán los problemas de la técni-ca, el nihilismo y el capitalismo. Éste constituye el guión de la cuestiónsobre la que pretendemos avanzar con la redacción de este trabajo.

Introducción

Lo primero que haremos será poner de relieve aquello en lo que con-siste el modo capitalista de producción como mecanismo productivo

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y como determinante de lo social en general. El capitalismo no consis-te, en tanto que modo de producción y modo de organización de unasociedad, sino en una serie de movimientos según unos principios pro-pios y específicos que lo distinguen tanto de otros periodos históricoscomo de otros modos productivos. En esencia, el capitalismo no essino la concentración en unas pocas manos privadas de los medios desubsistencia, medios de producción y del dinero para precisamente au-mentar el valor de esa riqueza inicial o de partida, y que se encuentra tansólo en unas pocas manos. Una revalorización que debe realizarse ince-santemente, ampliamente, y de la manera más rápida y grande posible.

Ahora bien, la pregunta que hay que formular es la siguiente: ¿Cómoconsigue eso que se ha venido en llamar capitalismo este resultado deaumentar de forma constante y ampliada la riqueza? ¿Cómo es estoposible?, o lo que es lo mismo, ¿qué condiciones han de cumplirse paraque sea esto posible? ¿Qué condiciones son aquellas sin las cuales notendríamos eso que ha venido en llamarse capitalismo? El problemadel capital —es decir, el hecho de que el capital se dé— como veremosestará en las conexiones que este pone en juego. Unas conexiones que,en tanto que tales, se encuentran reguladas y determinadas por unascondiciones o principios que son los que vertebran la “actualidad” orealidad del capitalismo. Así, el problema del capitalismo se verá redu-cido a una cuestión ontológica, esto es, relativa al ser de lo ente —loque es, existe o puede existir— en ese escenario que se ha venido enllamar “capitalismo” o “sociedad moderna”. Cuestión ontológica sí,la que se encuentra detrás de toda esa otra serie de cuestiones econó-micas, sociales y políticas que tienen lugar en la sociedad moderna; entanto que el problema del capitalismo es un problema que se da y sejuega primero en el ser mismo y luego en la sociedad, en la política,etc. Es importante insistir en esto, luego veremos el por qué. Por tantola pregunta ¿qué le ha sucedido a lo ente como para que sea de prontoposible el capital? Será, según nosotros, la pregunta fundamental quehaya que plantearse y la que nos proponemos desarrollar en nuestrotrabajo. Ahora bien, dicho esto, veamos brevemente en qué consistenaquellas conexiones bajo las que se encuentra enlazado lo ente en elcapitalismo y que hacen que la sociedad moderna se identifique conaquello en lo que consiste el capitalismo.

El capital o condiciones capitalistas

“La riqueza”, dice Marx nada más comenzar el Libro I de El Capital,“de las sociedades en las que domina el modo de producción capita-

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lista se presenta como un enorme cúmulo de mercancías y la mer-cancía individual como la forma elemental de esa riqueza.” Ahorabien, como bien señala Marx a lo largo de su obra, es inherente alsistema capitalista que esa riqueza se encuentre acumulada y con-centrada; en definitiva que la riqueza, como señala la primera frasede El Capital, se encuentre bajo la forma de un enorme cúmulo demercancías. Pero para tener y obtener este resultado en el escenarioes preciso que se hayan puesto en marcha previamente toda una se-rie de mecanismos que desencadenen y desemboquen en esa coyun-tura, en la que la riqueza se muestra “como un enorme cúmulo demercancías”. Los mecanismos que harán posible esta acumulaciónno serán sino aquellos que tienen como resultado la expropiación delas masas de sus condiciones de existencia, además de las consiguientesrelaciones de servidumbre que esto acarrea sobre aquellas masas des-poseídas en el más completo sentido y que, por el carácter mismo desu desposesión, dependen de otro para existir.

Según el propio Marx, entre los mecanismos de esta acumulaciónoriginaria se encuentran una multitud de métodos, pero basados to-dos ellos en la violencia organizada de toda la sociedad que desarti-cula y desintegra diversas formas de propiedad en un proceso deacumulación creciente. De forma que los medios durables de unaeconomía y que son los que se destinan a la producción de otrosbienes —que no son sino los que denominarán capital— se encuen-tran, como resultado de dichos mecanismos, en grandes cúmulos,cuyos títulos de propiedad ostenta una, en número, pequeña clasesocial, la capitalista.

Por otro lado, el proceso capitalista de producción no se encuentrabasado sino en un ciclo, el descrito por la fórmula D-M-D’ (El Capi-tal, Libro I, capítulo IV, epígrafe 1 “La fórmula general del capital”),en el que se revaloriza la cantidad de valor previamente existente(el valor del capital fijo —medios de producción— y el del capitalvariable —salarios—) a través de la explotación del trabajo ajeno.Una revalorización que tiene lugar por el hecho de que la mercancíafuerza de trabajo es una mercancía que aumenta de valor en circula-ción al ser empleada en el proceso de producción; es decir, es unafuerza objetivadora de valor que produce, a través de su explotaciónen el proceso productivo, más valor del que cuesta emplearla en di-cho proceso.

Ahora bien, aquello de que la riqueza en las sociedades en las quedomina el modo de producción capitalista se presente bajo la forma

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de una enorme acumulación de mercancías supone que hay algo asícomo una serie de principios, en torno a los cuales se da eso que se havenido en llamar capitalismo. Habrá, por ello, una serie de conexio-nes y condiciones bajo las que se encuentra enlazada la existencia delo ente en condiciones capitalistas y que lo determinarán según cier-tos principios. Por eso Marx dice:

[…] el impulso de la acumulación […] la tendencia al incremento delcapital y a la producción de plusvalía a escala ampliada. Esta es la ley dela producción capitalista, ley dada por constantes revoluciones efectuadasen los mismos métodos de producción, por la constante depreciación delcapital existente vinculada a ellas, por la lucha general de la competenciay la necesidad de ampliar su escala, solamente como medio de conserva-ción y so pena de perecer.

Por tanto el mercado [capitalista] tiene que extenderse continuamente, demodo que sus conexiones y las condiciones que las regulan adoptan más ymás la forma de una ley natural independiente de los productores, cadavez resultan más incontrolables” (El Capital, Libro III, capítulo XV, epígra-fe 1 “Generalidades”).

Es así, que los mecanismos que pone en marcha la sociedad capi-talista adquieren el carácter de una ley coercitiva externa, indepen-diente de la voluntad de los productores e individuos, y que constituyealgo dado, bajo lo cual lo ente se encuentra conectado y enlazado. Demanera que haya unos principios que rigen de antemano para lo enteen condiciones capitalistas; es decir, en tanto que lo ente se existe ose encuentra en la sociedad capitalista. Por tanto, las preguntas quehemos de plantearnos no son sino estas: ¿Qué le ha sucedido en lasociedad moderna a lo ente para que éste se encuentre enlazado se-gún unos principios distintos a los de lo ente en movimiento natural—o leyes distintas de las de la naturaleza—?, ¿Será entonces que lassociedades pueden poner en juego determinada serie de condicionesbajo las cuales quede condicionada y subordinada la existencia de loente?; ¿será, por tanto, una sociedad determinada una instancia en laque decida sobre el ser o no ser de lo ente? Las respuestas a estaspreguntas, van de momento perfilándose por sí mismas y lo irán ha-ciendo en mayor medida conforme avancemos.

La sociedad capitalista coloca a lo ente en general bajo una deter-minada serie de condiciones que tienen como función y resultadouna oposición o polarización en lo que se refiere a los poseedores demercancías: situar por un lado o polo a los propietarios de dinero,medios de producción y medios de subsistencia —a quienes importa

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(re)valorizar su suma de valor mediante la adquisición de fuerza detrabajo ajena— y por otro lado o polo: obreros, que se ven privadosde aquello y que solo poseen su fuerza de trabajo, que deberán inter-cambiar para obtener dinero y medios de subsistencia. Así, la rela-ción fundamental de la sociedad capitalista consiste en la disociacióny abierta oposición del trabajo con respecto a sus condiciones mis-mas de trabajo. Por tanto, la sociedad se nos aparece como una ins-tancia capaz de decidir sobre el ser o no ser de lo ente y como unainstancia que pone en juego unas determinadas condiciones bajo lasque queda entramado lo ente.

Pero, si la sociedad moderna o el capitalismo consiste en un movi-miento que se encuentra determinado según unos determinados prin-cipios y causas que tienen como resultado que la riqueza se encuentreconcentrada en unas pocas manos y que las condiciones de trabajo sedisocien o se desliguen de esa clase social que, en condiciones capita-listas, aporta el trabajo, ¿qué es, entonces, lo que pone en marchaesta, digamos, maquinaria social? Pues lo que desencadenará estamaquinaria es el proceso mismo que genera disolución de las formasde propiedad no capitalistas: una acumulación originaria que consis-te en la expropiación violenta de las masas, en la apropiación privadacapitalista de los recursos naturales, en el saqueo de las infraestructu-ras y bienes públicos, etc., etc., para precisamente acumular y poneren manos privadas capitalistas aquellos bienes durables de una econo-mía, que son los que se utilizan para producir a su vez otros bienes. Unproceso acumulativo que resulta esencial para la tarea del desarrolloy expansión de las leyes del modo de producción capitalista y para laproducción capitalista misma, y que no se detiene mientras ésta fun-ciona. La acumulación originaria creadora de esta relación capitalistase basa, según el propio Marx, en la violencia más brutal que utiliza elpoder del Estado, la violencia concentrada y organizada de la socie-dad a fin de fomentar artificialmente el proceso de transformación.

Esto significa que el capitalismo para, por así decirlo, sostenerseen su ser debe desplegar toda esa suerte de violencia concentrada detoda la sociedad que a golpe de expropiación y privatización acumu-le los bienes durables y los transforme en capital, para así explotar alas masas en su condición de serviles; puesto que carecen de dinero,medios de producción, medios de existencia y servicios públicos.Este es el secreto sobre el que se funda el edificio entero de las socie-dad capitalista. Siendo esto así, el capital, por otra parte, resulta que

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no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los ins-trumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de produc-ción, y con ello todas las relaciones sociales […] Una revolución continuaen la producción, una incesante conmoción de todas las condiciones so-ciales, una inquietud y un movimiento constantes distinguen la épocaburguesa de todas las anteriores (Marx y Engels, Manifiesto del PartidoComunista).

Pero una incesante revolución de los medios de producción para laque es conditio sine qua nom que se produzca aquella concentración yacumulación de capital a la que aludíamos anteriormente, factoresque unidos dan con la reproducción a escala ampliada del capital;finalidad y, al mismo tiempo, siempre punto de partida de nuevo delproceso capitalista de producción.

La expropiación del productor directo [esto es, la acumulación originariacreadora de la relación capitalista] se lleva a cabo con el más despiadadovandalismo y bajo el impulso de las pasiones más infames, más sucias,más mezquinas y más odiosas. La propiedad privada fruto del trabajopropio y basada, por así decirlo, en la compenetración del obrero indivi-dual e independiente con sus condiciones de trabajo, es desplazada por lapropiedad privada capitalista, basada en la explotación del trabajo ajeno,formalmente libre (El Capital, Libro I, capítulo XXIV, epígrafe 7 “Tenden-cia histórica de la acumulación capitalista”).

Por consiguiente, el capital no consiste sino en una violencia terro-rista que expropia a la población de sus condiciones de existencia, ydonde la servidumbre proporciona el acceso a los medios de produc-ción, y, a través suyo, a los medios de vida. Pero a continuación Marxañade: “Mas lo que al principio solo era el punto de arranque se pro-duce siempre de nuevo y se perpetúa como resultado de la produc-ción capitalista”:

El proceso capitalista de producción reproduce en virtud de su propiodesarrollo, la disociación entre fuerza de trabajo y condiciones de traba-jo […] Reproduce y perpetúa las condiciones de explotación del obrero,es decir, las condiciones no-comunes y opuestas que hacen posible laexplotación de las masas. Obliga constantemente al obrero a vender sufuerza de trabajo para poder vivir, y hace que el capitalista pueda com-prarla constantemente para enriquecerse. Ya que no es la causalidad laque enfrenta en el mercado al capitalista y al obrero en calidad de com-prador y vendedor” (El Capital, Libro I, capítulo XXI “Reproducciónsimple”).

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No es la causalidad, por tanto, sino un movimiento violento el quefunda la relación capitalista, y el que consigue enfrentar, a través dela instauración de unas condiciones no-comunes y opuestas, a estosdos términos o polos: el capital y el trabajo. Resulta obvio con esto,que no se puede deducir bajo ningún concepto el movimiento en queconsiste dicha relación capitalista del mecanismo natural, ni de unaley de la historia, sino que constituye una ley de una sociedad deter-minada que, si bien requiere de un determinado desarrollo preceden-te y no se constituye por una necesidad (ni histórica, ni de otra índole),una vez ya constituida despliega una muy determinada necesidad enla sociedad moderna.

Puesto que, según Marx,

la naturaleza no produce por una parte poseedores de dinero o de mercan-cías y por otra personas que simplemente poseen sus propias fuerzas detrabajo. Esta relación en modo alguno pertenece al ámbito de la historianatural; ni tampoco es una relación social común a todos los períodoshistóricos. Es en sí misma, ostensiblemente, el resultado de un desarro-llo histórico precedente [...] pero que tiene como resultado final la ex-propiación y la privación de las masas. Así, el proceso capitalista deproducción, considerado en su conjunto, como proceso de producción,no sólo produce, pues, mercancía [como producto de capital], no sóloplusvalía, sino que produce y reproduce la propia relación del capital (ElCapital, Libro I, capítulo IV, epígrafe 3 “Compra y venta de la fuerza detrabajo”).

De manera que aquellas condiciones no-comunes, no-universalesque el capital pone en juego (el que la inmensa mayoría de la pobla-ción carezca de medios de producción) se ven, con el funcionamien-to del capital, siempre de nuevo forjadas sobre la sociedad moderna.Y esto es algo que, como el mismo Marx dice “tampoco depende dela buena o mala voluntad del capitalista individual. La libre compe-tencia impone las leyes inmanentes de la producción capitalista, frenteal capitalista individual como ley exterior coercitiva” (El Capital, Li-bro I, capítulo VIII “La jornada de trabajo”) Por tanto, las condicioneshistóricas de existencia del capital no están dadas, en absoluto, con lacirculación mercantil y la dineraria, sino que éstas tan sólo se dancuando “el poseedor de medios de producción y medios de subsis-tencia encuentra en el mercado al trabajador libre como vendedor desu fuerza de trabajo, y esta condición histórica entraña una historiauniversal.” (El Capital, Libro I, capítulo IV, epígrafe 3 “Compra y ventade la fuerza de trabajo”).

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Capitalismo, técnica y nihilismo

El capitalismo no puede existir si no es revolucionando de continuo los instrumen-

tos de producción, las relaciones de producción y, consiguientemente la totalidad de

las relaciones sociales [...] La incesante transformación a fondo de la producción,

la interrumpida conmoción de todo el sistema social, la inseguridad y el movi-

miento perpetuos son precisamente los rasgos característicos del capitalismo.

Marx y Engels: Manifiesto del Partido Comunista

La necesidad incesante de acumulación y de revolución de los mediosde producción del capital conlleva a un desarrollo desorbitante de latécnica, cuyo creciente poderío —que no hace más que establecermediaciones y distancia entre la técnica y sus resultados—, unido alenorme desarrollo de los medios audiovisuales, conduce a un nihilis-mo espontáneo de la percepción que reduce a “nada” los fenómenos;debido precisamente a la desproporción reinante entre la capacidadtécnica, tecnológica y destructiva que ha alcanzado la sociedad y lacapacidad de representación del hombre, que es irremediablementefinita. Es, sin duda, en este horizonte nihilista en el que todos los acon-tecimientos son reducidos a “nada” y en el que todo queda corroídoen una vorágine nihilista que lo engulle todo. Asimismo, la tecnologíamoderna, al suprimir las distancias —en un horizonte en el que laspersonas han de moverse según las necesidades continuas e infinitasde (re)valorización de unos mercados capitalistas que son por su natu-raleza misma ingobernables— conducen a la aniquilación de los espa-cios como lugares, esto es, como espacios en los que puedan asentarsede manera duradera las relaciones humanas. Las relaciones humanas,como consecuencia de reducir y ordenar los tiempos y los lugares delos hombres a las necesidades del capital, se ven por ello mismo ani-quiladas y reducidas a la intangibilidad —por ejemplo, la televisión ymedios audiovisuales—, esto es, reducidos a un tiempo que no estáasentado en ningún espacio ni lugar duraderos y que, en esa mismamedida, se reduce a “nada”. Así, los fenómenos quedan reducidos a“nada”, a un instante fugaz tras el cual desaparecen, se desvanecen yse desintegran porque están privados de lugares, los cuales constituyeel necesario correlato espacial de los fenómenos.

Por este hecho los fenómenos dejan de tener para la conciencia sunecesario correlato espacio-temporal, para pasar a ser únicamentetiempo. Pero un tiempo que no se encuentra anclado y subordinado

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al espacio y que por esta razón lo corroe y devora todo precisamenteporque es infinito y no tiene principio ni fin. De esta forma la barba-rie queda eclipsada y reducida a “nada”, y las cosas, así, en condicio-nes capitalistas son devoradas por el instante, el cual ejerce sobreellas una violencia depredadora que las obliga a cambiar constante-mente y no a usarlas, sino a consumirlas, o lo que es lo mismo, acomérnoslas y destruirlas. Por otro lado, el capitalismo al sustraer almercado de la sociedad y del que es el centro de referencia de todarelación social y comunitaria, el hombre, tiene como resultado quetanto la sociedad como el hombre se vean reducidos a meras varia-bles que han de configurarse según las condiciones de reproducciónampliada del capital. Así, deja de ser la propia sociedad y el propiohombre quienes gobiernan sus destinos y deciden cómo distribuir losrecursos de una economía, para pasar a gobernarlos y a decidir aque-llos los mercados. Por tanto, el capitalismo al arrancar al mercado delas instituciones sociales y hacerlo una estructura con sus propiasnecesidades —ajenas a la sociedad y al hombre— ha hecho del hom-bre un sujeto permanente cambiante y desarraigado que ha de some-terse a las necesidades de un sistema económico que necesita producirmás para al día siguiente producir más. Se han suprimido las distan-cias pero, al mismo tiempo, se ha suprimido, con ello, los lugarescomo espacios en los que es posible asentar durablemente unas rela-ciones sociales. Las relaciones personales y comunitarias se ven so-metidas a un proceso de disolución que las reduce y relega cada vezmás a espacios intangibles como son la televisión y las redes socialesde Internet. Como consecuencia de las relaciones capitalistas de pro-ducción, las personas se ven abocadas a desplazarse infinitamente eininterrumpidamente de modo cada vez más rápido lo que reduceigualmente a “nada” el lugar. El hombre, en el capitalismo, presentaun carácter aislado y desempotrado con respecto a las relaciones so-ciales y comunitarias; debido a que con el capitalismo el mercado hadejado de estar sometido a la sociedad y en función de ésta, parapasar la sociedad y con ella el hombre a estar en función del mercadoo capital. El capitalismo reduce así a lo social y al hombre en generala variables que han de adaptarse a sus condiciones, so pena de pere-cer y cuyo resultado no es sino el nihilismo. Ya no hay lugares sinoúnicamente hay un tiempo que, en calidad de instante al que sucedeigualmente otro instante distinto e irrepetible, despliega una violen-cia sobre las cosas que las devora y reduce a “nada” al compás mis-mo de la sucesión de cada instante fugaz de tiempo. El precisamente

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intentar arrancar a la realidad social de esta determinación, de estaserie de condiciones del capital, es lo que ha constituido la lucharevolucionaria, no sin fracasos.

Unas condiciones no-comunes

No tiene la polis peor enemigo que el tirano

bajo quien no puede haber leyes comunes,

sino que gobierna teniendo en sus manos la

ley, no gobernando equitativamente.

Eurípides: Las suplicantes, 429-430

Ahora bien, en vista de todo lo anterior, tenemos como uno de losprincipales resultados de esta investigación el que las condicionesque pone en juego el capitalismo no son comunes, sino de carácteropuesto: la oposición fundamental del capitalismo entre poseedoresde dinero, medios de producción y de existencia y otra clase de po-seedores, que no poseyendo lo anterior, deben de vender su fuerza detrabajo para acceder a ellos.

El carácter opuesto de esta condición fundamental del capitalismoy en torno a la cual giran todas las demás tiene como resultado queen condiciones capitalistas no “cualquier otro” puede hacer lo mis-mo —porque no hay unas condiciones universales y equitativas enlas que todo el mundo posea dinero, medios de producción y mediosde existencia.

Por consiguiente, estas condiciones no-comunes determinan a loente en general en el capitalismo e imprimen, por tanto, dicho carác-ter no-común a lo que es por ellas condicionado: lo ente, quedandoeste enlazado bajo aquellas condiciones anti-comunes y anti-univer-sales, y dando con ello lugar a la serie de movimientos propios delcapital.

Ahora bien, si el capital pone en marcha la violencia organizada detoda la sociedad para promover sus condiciones de reproducción, sedesprende de ello que el capital pondrá medios, dinero y técnica allídonde se vean amenazadas sus “condiciones de reproducción”. Yserá precisamente el capital quien libre una lucha contra la sociedade incluso contra el planeta como espacio natural para asegurar, pro-mover e instaurar en cada momento sus condiciones de reproduc-

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ción. Unas condiciones que son las del estado de excepción y delgolpe de estado permanente contra todo lo que se mueva y atentecontra los intereses del capital. Por desgracia son pocas las excepcio-nes que han conseguido escapar a esta ley. En este contexto de luchade clases brutal, pero en el que hay una muy escasa organización porparte de la clase explotada y en el que la guerra la hace la clase de losricos, como dice la cita de Warren Buffet, aparece lo que sin duda esel ciudadano en condiciones capitalistas, un mercenario: un indivi-duo que estando arrancado de cualquier vínculo significativo e inte-rés común con el resto de la sociedad —ni siquiera con respecto a undeterminado grupo social— actúa sin cuestionar nada para conservarsus escasas condiciones de existencia. Un individuo que se encuen-tra con que las condiciones no-comunes con las que se encuentranenlazados los objetos le llevan, para acceder a ellos, persiguiendo supropio interés, a ir en contra del derecho de los demás a (ob)tenerdichos objetos, porque las condiciones capitalistas implican que, paraque aparezca un objeto bajo la propiedad de uno, se haya privado a lamayoría del acceso a él. Es así, que las condiciones opuestas del capi-tal ordenan, distribuyen y conectan las cosas en general de maneraque se consolidan y mantienen las condiciones de reproducción delcapital, basadas en aquella oposición fundamental entre capital y tra-bajo.

La moral, el Derecho y las condiciones capitalistas

La resistencia que se opone a lo que obstaculiza un efecto fomentaeste efecto y concuerda con él. Ahora bien, todo lo contrario al Dere-cho (unrecht) es un obstáculo a la libertad según leyes universales:pero la coacción es un obstáculo o una resistencia a la libertad. Portanto si un determinado uso de la libertad es un obstáculo a la liber-tad según leyes universales, (es decir, es contrario al Derecho unrecht)entonces la coacción que se le opone, en tanto que obstáculo frente alo que obstaculiza la libertad según leyes universales es conforme alDerecho (Recth). Un derecho al que está unida la facultad de coaccio-nar a quien lo viola según el principio de contradicción. Por tanto, laresistencia que se opone a lo que obstaculiza un efecto [a saber, loque se opone a la libertad según leyes universales] fomenta ese efec-to y concuerda con él [a saber, fomenta y concuerda con la libertadsegún Kant].

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Una igualdad innata que es “la cualidad del hombre de ser su pro-pio señor (sui iuris) [o independencia civil], de igual modo la de serun hombre íntegro […] también la facultad de hacer a otros lo que ensí no les perjudica en lo suyo”.

Por tanto, si mi acción, o en general mi estado, puede coexistir conla libertad de cada uno, según una ley universal, me agravia el que melo obstaculiza; porque ese obstáculo (esa resistencia) no puede co-existir con la libertad según leyes universales.

Es perfectamente legítimo pretender que haya principios o leyesuniversales según las cuales se deba determinar la voluntad. Pero hayante todo que incidir en que lo ente —lo que en los principios prácti-cos es la materia— no es lo mismo bajo unas condiciones que bajootras, y que lo que en cada caso deba hacerse no es, por ende, lomismo si es que lo ente se encuentra enlazado y determinado deantemano bajo unos principios u otros. En todo caso habrá que ana-lizar en qué consisten esos principios que determinan a lo ente en suser. Ahora bien, la forma que el capital tiene de conseguir implemen-tar sus mecanismos es la de conectar los objetos en general —o loque es lo mismo, lo ente en general— bajo esas condiciones no-comu-nes que el capitalismo necesita. De forma que el ser en condicionescapitalistas implica toda una serie de condiciones no-comunes, cuyacondición fundamental es la oposición entre capital y trabajo. Paranuestra investigación resultará extremadamente importante este pun-to, a saber, el de la determinación —social de lo ente por el capital,por los principios y las causas del capital. El reconocer y otorgar va-lidez a que las sociedades— en nuestro caso la capitalista —ponen enjuego una determinación ontológica nos desplaza a tener que aban-donar la consideración de lo exterior como neutro y a abordarlo bajolas condiciones en las que se encuentra determinado, conectado yenlazado por el capital. De forma que con el capital al hacer aparecera los objetos en general bajo sus condiciones; los existentes dejan—con el resultado que pretendemos haber alcanzado— de ser indi-ferentes, porque se encuentran determinados a ser según las con-diciones del capital. El sacar a la luz las dimensiones ontológicas de laeconomía y de la sociedad constituye el objetivo fundamental de nues-tro trabajo. Pero esta determinación de antemano de lo ente ha decontar cuando menos con un análisis desde la moral. Puesto que hayalgo exterior a la voluntad —el capital— que determina a las cosasen general —que implicará que las condiciones mediante las cualeslo exterior queda enlazado dejen de ser las meramente naturales y

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sean también sociales—, habrá que acabar y abandonar las tesis quesostienen la radical indiferencia de los existentes exteriores con res-pecto a la voluntad para sustituirlas por la posibilidad de que lo entese encuentre radicalmente determinado de antemano y que éste nonos sea bajo ningún concepto indiferente. Por lo mismo dejamos deestar arrojados frente al existente bruto e indiferente sometido única-mente a las leyes de la naturaleza, para pasar a encontrarnos en unescenario en el que lo ente apunta hacia nosotros radicalmente deter-minado y condicionado de antemano por el capital y la sociedad ca-pitalista, y en donde lo ente se encuentra determinado por unascondiciones opuestas que son anti-comunes y anti-universales.

La lucha obrera, el Derecho y la moral

El problema que ahora intentaremos plantear será el que las condi-ciones del capitalismo no permiten la coexistencia de la libertad detodos según una ley universal, porque se basan, precisamente, en laexpropiación, pobreza y mendicidad de la mayoría del planeta. Porello el ser de los objetos, bajo el capital, se fundamenta precisamenteen unas condiciones no-comunes y opuestas: como la separaciónentre capital y trabajo. En condiciones capitalistas, rigen para lo ente,por tanto, unas condiciones opuestas que inhabilitan a los objetosde la facultad de desear para acontecer de modo común y universal,y por lo mismo para ser enlazados en una determinación universal dela voluntad. El resultado es, entonces, que la sociedad moderna, alhacer depender el ser de los objetos de unas condiciones sociales no-comunes, priva a la mayoría de los hombres del acceso a ellos. Unascondiciones opuestas, aquellas, que no son sino las únicas bajo lasque el capitalismo funciona y que son, por lo mismo, principios ycausas de lo que sucede en la sociedad capitalista. Así, al ver en quéconsiste el capital, y las conexiones y condiciones que adopta y bajolas que se encuentra enlazada la existencia de los objetos, así comolos principios y las causas que, contrarios a cualquier legislación uni-versal o común, rigen de antemano para lo ente y lo determinan,llegamos a la conclusión de la incompatibilidad del capital con lamoral. Es así que las conexiones y condiciones que pone en juego elcapital no podrían, ciertamente, conciliarse según una ley universalde la libertad. Por tanto, el capital constituye un obstáculo que seopone y que es imposible que coexista con la libertad de todos según

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una ley universal. Creemos, por ello, que no podemos sacar sino unaconclusión: que al encontrarnos en condiciones capitalistas, o lo quees lo mismo, que el capitalismo al funcionar como modo de causali-dad que conecta según ciertas condiciones, no se deja coexistir a lalibertad de cualquier otro según leyes universales, debido a las co-nexiones y condiciones no-comunes que determinan de antemano alo ente. De manera que de los objetos en condiciones capitalistas sedesprenden consecuencias y efectos en una relación externa, que nadatienen que ver con el mecanismo natural sino con los principios delcapital; y acerca de la cual no debe de desentenderse de ningún modola moral ni el Derecho. Pues el mismo Kant dice: “un objeto de miarbitrio es algo cuyo uso está físicamente en mi poder. Pero si nopudiera estar de ninguna manera en mi poder jurídicamente, es decir,si usarlo no fuera compatible (fuera injusto) con la libertad de cual-quier otro según una ley universal, entonces la libertad se privaría asímisma de usar su arbitrio en relación a un objeto del mismo […] alanularlos desde su punto de vista práctico y convertirlos en res nu-llis” (2005:246). Algo, aquello, en lo que sin duda alguna incurren lasmercancías cuando estas aparecen como “producto del capital”. Loente, por consiguiente, bajo condiciones capitalistas, se encuentra co-nectado por unas condiciones no-comunes, opuestas o excluyentesque hacen automáticamente incompatible con la lógica capitalista elque los objetos de la facultad de desear se den según una ley univer-sal. El capital, se basa, necesariamente, en la expropiación de lasmasas, tanto de sus condiciones económicas, como políticas y socia-les para, así, obtener su servidumbre. Por lo mismo se funda en laincapacidad de la mayoría para acceder a toda una serie de bienes, yello, como condición previa, para que otros, una minoría, puedanacceder a ellos. De tal modo que, bajo condiciones capitalistas, setorna imposible un uso posible de la libertad que permita coexistir lalibertad de cada uno según una ley universal. Porque al enlazar unobjeto o fin de la voluntad en una determinación de la voluntad seva, como consecuencia de las condiciones no-comunes del capitalis-mo que rigen de antemano para lo ente, en contra de la posibilidad delos demás de acceder a ello. Es por esto que en condiciones capitalis-tas no se puede querer cualquier bien sin ir en contra de la posibilidadde los demás de tenerlo, salvo que se oponga al capital una resisten-cia o coerción exterior que tenga como finalidad desarticular al capi-talismo y dejar de modo efectivo coexistir la libertad de todos segúnuna ley universal, de modo que las condiciones bajo las cuales apa-

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rezcan los objetos dejen de ser excluyentes y opuestas. Algo que nopasa sino por desarticular las “condiciones y conexiones” no-comu-nes y opuestas del capital, mediante lo que podemos llamar luchaobrera. Una resistencia, la de la lucha obrera, que no se opondría sinoa lo que obstaculiza un efecto y que, por lo tanto, fomentaría esteefecto y concordaría con él, a saber, con la libertad. Luego, lo quetenemos con el capitalismo son unas condiciones no-comunes, en lasque por principio “cualquier otro” o, lo que es lo mismo, cualquierano puede hacer lo mismo, esto es, con el capitalismo no están dadasunas condiciones comunes y universales mediante las cuales uno tengalas posibilidades que cualquier otro. Siendo, por consiguiente, el capi-tal unas condiciones que se encuentran en abierta oposición con elproyecto universal e integrador de la Ilustración. Un proyecto Ilus-trado que pretendía construir o enderezar la sociedad sobre la base deunos principios comunes y universales de libertad, igualdad y propie-dad; pero que se ha encontrado con la oposición y resistencia encu-bierta del capitalismo, que es un sistema económico y social que dicesí a la libertad, igualdad y a la propiedad pero única y exclusivamentedel capital, es decir, de aquéllos que de una u otra manera son pro-pietarios de los medios de producción y que por lo mismo, indirec-ta o directamente se apropian del trabajo ajeno a través de suexplotación; precisamente por su condición de poseedores de losmedios de producción, de los bienes de subsistencia y del dinero.Una posesión, la del capital, que se funda precisamente, como vi-mos con anterioridad, en la desposesión de la mayoría. Este es elcarácter precisamente anti-universal y opuesto del capitalismo y,por ello, su antagonismo con la Ilustración, que propugnaba unascondiciones universales y comunes en las que cada uno fuera libre,igual y propietario.

Pero si, por otro lado, Kant hace bien en hablar de un ámbitosensiblemente afectado, el del ser racional finito, en el que las re-presentaciones de los objetos tienden a tornarse el fundamento de de-terminación de nuestra voluntad; haríamos igualmente bien en hablarde la sociedad capitalista como un ámbito no únicamente sensible-mente afectado sino, al mismo tiempo, también estructuralmenteafectado, ya que los objetos en la sociedad moderna se encuentranenlazados bajo la ley del capital. Habiendo de apercibirse, por tan-to, de la incapacidad de lo ente en condiciones capitalistas paraenlazarse a una determinación universal de la voluntad. Algo que lesobreviene a lo ente por el hecho de encontrarse enlazados o exis-

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tiendo bajo condiciones capitalistas, las cuales son excluyentes yno-comunes. Por tanto, de la misma manera que la doctrina de lavirtud y el derecho son condiciones de posibilidad de la moralidady de la libertad, de igual modo lo sería aquello que se opone alcapital en tanto obstáculo para la libertad y la moralidad: la lucharevolucionaria.

Por tanto, en el capitalismo tenemos el carácter no-común de lasleyes, pero no sólo de las leyes que promulgan quienes gobiernan(como dice la máxima de Eurípides), sino también el carácter no-común y opuesto de las leyes que determinan y según las cuales seencuentra conectado lo ente. El enemigo de la polis del que hablabaEurípides como el “mayor”, ahora, en el capital, se ha convertidotambién en un modo de determinación general de lo ente de la socie-dad capitalista, en el capital. En condiciones capitalistas, cualquierobjeto, en la medida en que aparezca en la sociedad capitalista y noestablezca una resistencia frente a ella, se encontrará enlazado bajolas condiciones no-comunes que despliega el capital. Por tanto, elque un bien o un objeto aparezca conectado bajo el capital y, portanto, aparezca como producto del capital no implica sino que lascondiciones bajo las que se encuentra enlazado, en tanto que produc-to del capital, no son universales; sino justo lo contrario: opuestas yno-comunes. De lo que se sigue que bajo condiciones capitalistas nose puede universalizar absolutamente ningún bien, esto es: con queun bien aparezca como producto del capital o conectado según lascondiciones del capital se elimina con ello la posibilidad de apropiar-se a de él a la mayor parte de la población mundial. Otra cosa sería,sin duda, oponerle una resistencia y salvaguardar o preservar de lalógica capitalista una porción de realidad o incluso lanzarla contra elcapitalismo, pero esto es algo que se opondría frontalmente a la lógi-ca capitalista y que es muy arduo y dificultoso, porque se trata preci-samente de cambiar y transformar los principios que están detrás delo que sucede en la sociedad capitalista, pero que es uno de los obje-tivos de la lucha obrera y algo para lo cual se necesita cuando menosuna revolución.

El capital, por tanto, como consecuencia precisamente de las con-diciones que pone en juego, no es capaz de satisfacer las necesida-des de una parte ínfima de la población más que a base de desposeeren el más completo sentido a la mayor parte de la población mun-dial, y condenarla a la miseria y al hambre orgánica. Por consiguien-te, bajo las leyes del capital no puede quererse nada de modo universal

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precisamente prevalecen las condiciones no-comunes y opuestasbajo las que se encuentran enlazados y conectados los objetos; con-diciones que no permiten, ciertamente, la universalización de nin-gún bien. El capitalismo, por ello, no ha conseguido universalizaren sus ya varios siglos de historia ni un solo bien; a pesar de que latecnología alcanzada por las sociedades capitalistas lo permitiríande no imperar el sistema de distribución del capitalismo. Pero lasrelaciones de distribución capitalistas son consecuencia directa delas relaciones de producción del capitalismo y no algo que se pueda“reformar” o cambiar sin remover los cimientos de la produccióncapitalista. Ejemplos de esta incapacidad intrínseca del capitalismopara universalizar ningún bien son, por ejemplo, bienes como eltrabajo, y que es a la vez un derecho humano; pero con respecto alcual es estructural al capitalismo el que no pueda universalizarse enabsoluto, existiendo lo que Marx vino en llamar un “ejército indus-trial de reserva” y que la economía burguesa llamó “tasa natural dedesempleo”.

Así, el capital presiona a la baja los salarios y mantiene, por consi-guiente, a la mercancía fuerza de trabajo dentro de los límites de suvalor bajo condiciones capitalistas. Esto es muestra de la universali-dad y la comunidad que puede alcanzar el capitalismo: ninguna. Porconsiguiente, en condiciones capitalistas tenemos una situación en laque tener o poseer algo se muestra incompatible de suyo con el quelo puedan tener o poseer los demás, y en el que el bienestar y riquezade unos pocos se basa en la pobreza, indigencia y mendicidad de lasmasas. Este es, sin duda, el centro sobre el cual gira nuestra tesis deque es, entonces, primero necesario que a estas condiciones se le opon-gan un tipo de determinación de la voluntad o acciones que rompancon ellas, para que así los objetos puedan enlazarse en una determi-nación universal de la voluntad y cumplir con ello las exigencias delimperativo categórico kantiano. Pero segundo, que dado que la liber-tad (en los términos que la definimos anteriormente con la ayuda deKant) es algo a lo que la acción (ya sea individual o conjunta de lasociedad) se encuentra restringida ya en su idea y a la que puede serrestringida por otros de hecho conforme al Derecho y concordandocon la libertad. Nos encontramos con que el restringir al capitalismoa los límites que permitan la coexistencia, en unos términos comu-nes y universales, de la libertad de todos, es conforme a Derecho yconcuerda con la libertad misma. Una restricción al capitalismo que,por el mero hecho de restringirlo, no puede sino desarticularlo. Noso-

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tros, entonces, podemos decir ahora que aquella coacción de la quehablaba Kant “que se opone a lo que obstaculiza la libertad de to-dos” no es sino en la que ha consistido la lucha del movimiento obre-ro ante las ofensivas del capital y que es, por tanto, plenamenteconforme a Derecho. Unas ofensivas y movimientos del capital quehan consistido y consisten justamente lo contrario: en no ser compa-tibles ni concordar, como hemos visto, con la libertad de todos segúnleyes universales.

Conclusión

Ahora bien, llegado este momento hemos de considerar la impor-tancia de considerar crucial un análisis en clave ontológica del capita-lismo. Aquella se deriva del hecho de que considerar las implicacionesontológicas que tiene el capitalismo —a diferencia de otros análisis delcapitalismo— pone de relieve que lo ente en sí mismo bajo el capitalis-mo se “des-neutraliza” y, por ello, deja de ser indiferente a la moralel que lo ente se encuentre o no bajo dichas condiciones.

Por otro lado, lo que tenemos como resultado del capitalismo esun horizonte en el que el hombre, expropiado de sus condiciones deexistencia y desempotrado al mismo tiempo de cualquier instituciónsocial, se ve libre, desposeído en el más completo sentido tanto desus condiciones espaciales, como sociales, comunitarias y familiares,y en el que lo único que queda es el hambre de devorar cosasininterrumpidamente. Las cosas se disuelven al instante mismo deser miradas y esto no es sino su consumo, en el que la mirada devoray engulle todo lo que aparece como consecuencia del nihilismo pro-vocado por la técnica, los medios audiovisuales y la desaparición delos lugares.

Es en este contexto, según todo lo anterior, en el que no podemossino retrotraernos al Derecho y la moral para desarticular el capitalis-mo y poner a la técnica y a la economía al servicio de las necesidadeshumanas y, al mismo tiempo, decretar medidas preventivas contra elnihilismo contemporáneo que cada vez se torna más amenazantecomo consecuencia del avance imparable del capitalismo.

Este ha sido, por tanto, el resultado que dejan para nuestro análisislos problemas de la técnica, el nihilismo y el capitalismo en condicio-nes capitalistas.

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Bibliografía

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KANT, IMMANUEL: Crítica de la razón práctica, Sígueme Ediciones, Sala-manca, 2008.

——: Metafísica de las Costumbres, Editorial Tecnos, Madrid, 2005.

MARX, KARL: El capital. Crítica de la economía política, Editorial Akal,Madrid, 2000.

MARX, KARL Y FEDERICO ENGELS: Manifiesto del Partido Comunista,Ediciones Eléctricas Iskra, 1999.

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Solidaridad con nombre de islay arena. Las lecciones

del internacionalismo cubanoen la República Árabe Saharaui

Democrática

JOSÉ ANTONIO MONJE

Sean capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida

contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad

más linda de un revolucionario.

Ernesto Che Guevara (1966)

Introducción

Durante el mes de septiembre del año 2008, en la capital de Ghana,Accra, se reunieron los ministros de más de 100 países, junto conespecialistas en cooperación internacional y promoción del desarro-llo de agencias bilaterales y multilaterales, al igual que representantesde diversas organizaciones de la sociedad civil. La finalidad, evaluarlos mecanismos implementados para medir la eficacia de la ayudaoficial al desarrollo implementadas por los países industrializadoshacia los países en vías de desarrollo. Se trataba del Tercer Foro deAlto Nivel sobre la Eficacia de la Ayuda.

Esta reunión fue la continuación de una secuencia de encuentros yreflexiones, la misma que viene desarrollándose de manera especialdesde el año 2000, momento en el que se llevó a cabo el Primer Forosobre la Eficacia de la Ayuda celebrado en Marrakech (Marruecos).En todos estos espacios de concienzudo análisis, pasados y vigentes,la pregunta central que inquieta a todos los participantes, el gran mis-terio que todos quieren resolver, es por qué la cooperación interna-

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cional no resulta ser lo suficientemente eficaz como para erradicar lapobreza y el hambre en el mundo, existiendo los recursos humanos yeconómicos necesarios para realizar tan noble propósito.

Como puede constatarse, desde hace ya varios años el sistemainternacional de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) está pasandopor una situación bastante crítica. Y no sólo debido a la galopantecrisis financiera que asola al “mundo desarrollado” sino también ysobre todo debido a los magros resultados alcanzados en casi ya mediosiglo de cooperación. Lamentablemente, de acuerdo a las evaluacio-nes independientes realizadas hasta el momento, la eficacia del siste-ma de AOD, liderado por las instancias especializadas de NacionesUnidas, en términos de reducción del hambre y la pobreza ha sidopoco significativa.

Muchas organizaciones de la sociedad civil en los países del Nortehan aunado sus esfuerzos por intentar incidir en la mejora de la AOD,tanto a nivel cuantitativo como cualitativo. Los resultados tampocohan sido muy halagüeños. Y es que todos estos loables requerimien-tos se han realizado casi siempre desde en una visión ingenua y pocoestratégica de la cooperación al desarrollo. La mayor parte de lossolicitantes no se han puesto a analizar detenidamente, por ejemplo,cuáles son los verdaderos intereses que tienen los gobiernos donan-tes ni qué tipos de relaciones de poder y dependencia se establecencon los países receptores so pretexto de su “ayuda”.

El Socialismo del Siglo XXI, a través de sus propuestas internacio-nalistas, ha puesto en práctica una nueva forma de hacer cooperacióninternacional. Su intención, reconstruir la relación entre los países,sobre todo entre los países del Sur, de modo que los móviles de acer-camiento y colaboración estén orientados por el interés mutuo deprogreso, de reciprocidad y de construcción de sociedades más justase igualitarias.

A través de la presente reflexión, intentamos profundizar en elconocimiento del internacionalismo y de su gran aporte a la teoría ypraxis de la cooperación internacional. Queremos aportar, desde unaexperiencia tan enriquecedora como la cooperación con la hermanaRepública Árabe Saharaui Democrática (RASD), soluciones ante lasgrandes preguntas de la AOD, planteadas generalmente por buenaparte de los analistas desde erróneos supuestos, revelando cuáles sonlos reales motivos por los que no se evidencia la eficacia, la efectivi-dad o el impacto en los programas de cooperación como se esperaríadespués de tantos recursos y esfuerzos depositados en ellos.

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Como elementos de nuestra hoja de ruta, intentaremos orientar-nos por preguntas guía como ¿cuáles son los principales elementosque caracterizan la cooperación cubana en la hamada argelina?, ¿porqué es tan importante analizar los diferentes componentes de estasacciones en búsqueda de aprendizajes? En resumidas cuentas, ¿quées lo que hace a la cooperación cubana en la RASD tan especial ydiferente de la mayor parte de las otras cooperaciones?

El internacionalismo cubano: hito estratégicoen la cooperación internacional

Cuando nos detenemos a analizar cuáles son las experiencias pre-sentadas como las más representativas en la cooperación interna-cional, recogidas y procesadas en textos especializados, trabajos deinvestigación y documentos oficiales, aquellas a partir de las cualesse vienen extrayendo aprendizajes con la intención de mejorar per-manentemente el sistema de AOD, nos encontramos que dichasexperiencias son muy diversas y que suelen estar protagonizadaspor la más variada gama de actores, desde el ostentoso Banco Mun-dial, con su enorme disponibilidad de recursos y coberturas, hastalas modestas organizaciones comunitarias de pequeños pobladosen países extremadamente pobres como Bangladesh, Guatemala oMalawi.

Sin embargo, a pesar de este aparente pluralismo, en ninguno deesos escritos descubrimos una sola mención al gobierno cubano y suesfuerzo internacionalista. En un primer momento, esta ausenciapodría sorprendernos si consideramos que el internacionalismo cu-bano viene desarrollando sus actividades desde hace ya cuarenta yocho años en muchos países de América Latina, África y Asia. Peroal ver la forma cómo se ha planteado siempre la ayuda al desarrollodesde los países industrializados, dentro de un esquema de interven-ción muy bien definido, las razones de la clamorosa omisión se ha-cen evidentes. Sacar a la luz las lecciones aprendidas extraídas deesta singular experiencia caribeña llevaría a los especialistas en pro-moción del desarrollo a cuestionar, desde sus más profundos funda-mentos, todo el sistema de cooperación internacional oficial, poniendoen evidencia el carácter meramente discursivo de sus principios, suprofundo desconocimiento de las realidades locales en los países don-de está presente y sus lógicas de doble rasero.

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En mayo de 1963 se llevó a cabo una de las más importantes mi-siones internacionalistas cubanas, intencionalmente silenciada hastahoy por los grandes medios de comunicación e instituciones relacio-nadas con el mundo de la cooperación internacional realizada desdelos países del Norte. Cincuenta y cinco profesionales de la salud (vein-tinueve médicos, tres odontólogos, quince enfermeros y ocho técni-cos medios) salieron de la mayor de las Antillas con rumbo a Argeliapara reforzar el sistema de atención primaria de este país. Al llegar,se instalaron en seis de sus principales ciudades, incluida su capitalArgel. Con esta primera brigada se dio inicio a una cooperación per-manente y altamente cualificada, presente en muchos de los mástrascendentales acontecimientos históricos ocurridos en los paísesdel Sur. Como en otras múltiples ocasiones, la generosidad mostradaen Argelia por el gobierno revolucionario fue muy grande. En la épo-ca inmediatamente posterior al triunfo de la Revolución la situaciónsanitaria en Cuba no pasaba por su mejor momento. En el año 1959,un total de 1 500 médicos había emigrado a los Estados Unidos deNorteamérica y otros tantos habían solicitado la salida del país. Apesar de ello, se decidió apoyar al país magrebí, el mismo que habíasufrido una experiencia semejante en su realidad sanitaria. Alcanza-da su independencia el 5 de julio de 1962, la mayor parte de losmédicos existentes, todos de origen francés, retornaron a su país alproducirse el cambio de régimen, dejando abandonado a su suerte alpueblo argelino.

A lo largo de esta primera experiencia de cooperación, el compromi-so político con la causa argelina, triunfante frente al colonialismofrancés y a los intereses expansionistas marroquíes, era expresa-do abiertamente por las más altas autoridades cubanas. El mismoaño de inicio del envío de las brigadas médicas, con motivo del pri-mer aniversario de su independencia, el propio Che Guevara hizouna visita oficial, en la que incluyó entrevistas directas con cada unode los grupos internacionalistas desplazados a lo largo de la geografíaargelina.

Posteriormente, las misiones a otros países se fueron incrementan-do de modo que, poco a poco, el internacionalismo se consolidó comoun componente esencial de la identidad revolucionaria cubana. Talcomo lo expresó el Comandante Fidel Castro en la clausura del IV

Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) de 1982, elinternacionalismo se convierte en “un deber revolucionario, un deberde principio, un deber de conciencia”,1 no solo de los países del Nor-

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te, sino de todos los pueblos. Surgía así una forma distinta de hacercooperación concebida como un imperativo moral en el que se com-binaba abiertamente el apoyo técnico y el respaldo político. No comoun acto voluntario de caridad ni como un simple asunto de conve-niencia desprendido de cualquier otro principio. A través de esta nue-va cooperación, los médicos, educadores o ingenieros empezarontrabajaban con las poblaciones más necesitadas en los países de des-tino atendiendo a sus necesidades más estratégicas mientras que elgobierno cubano, asignando mayor peso a esta presencia técnica, mos-traba ante la comunidad internacional su solidaridad con las causaspopulares justas que en dichos países se gestaban. Vietnam, Yemen,Etiopía o Angola son algunos de los más claros ejemplos de estalabor conjunta en la que se busca no solo apoyar la transformacióninterna de un país sino también sensibilizar hacia el exterior en tornoa la necesidad crear las condiciones necesarias para la construcciónde sociedades más justas.

Al contrario de lo que suele presentarse desde los países del Norte,la política de cooperación internacional cubana se basa fundamental-mente en el principio de la no injerencia. Este principio es muy difícilde comprender en países en los que la ayuda al desarrollo es un ins-trumento absolutamente funcional y subordinado a los intereses desu política exterior, de modo que sus fondos de cooperación interna-cional son frecuentemente empleados en la creación de oportunida-des de negocio favorables a empresas trasnacionales antes que en lareducción significativa de los niveles de pobreza, morbimortalidad odesnutrición crónica de la población más desfavorecida.

Entre los principales lineamientos de acción de la cooperación cu-bana se encuentran los siguientes:

a) Pleno respeto a la determinación de prioridades por parte delos países receptores de los proyectos de colaboración.

b) No interferencia ni injerencia alguna en los asuntos internos delos países en los que se encuentran laborando los cooperantescubanos.

c) Respeto a las culturas, religiones y creencias de los pueblos yetnias y a las normativas locales y nacionales establecidas porlas autoridades de los países en los que trabajan los cooperan-tes cubanos.

d) Estricta aplicación del principio de no discriminación en la aten-ción médica y la prestación de otros servicios de interés social,

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si bien se prioriza la cobertura de servicios a las áreas donde seconcentran las personas más necesitadas y de menores ingresos.

e) Integración y concertación de acciones con las fuerzas localesdisponibles para el cumplimiento del objetivo establecido a lamisión de cooperación.

f) Apoyo a la capacitación del capital humano local necesario ala sostenibilidad del empeño.

La fiel aplicación de estos lineamientos constituye en sí misma unejercicio alternativo de cooperación pues propugna valores que noson practicados por el resto de propuestas de cooperación puestas enmarcha desde los países industrializados. Aspectos como la determi-nación de las prioridades por parte de los propios destinatarios o elrespeto a las normativas locales son principios que, aunque presentesa nivel discursivo, rara vez son cumplidos por los organismos coope-rantes del Norte.

Otro de los temas en los que se pretende desinformar a la opiniónpública internacional es la magnitud de la cooperación cubana, inten-tando siempre minimizar su real presencia y diversidad. De acuerdocon la información proporcionada por el Ministerio de RelacionesExteriores de la República de Cuba, entre 1963 y 2004 la coopera-ción cubana ha contado con la participación de 223 280 profesiona-les. En el año 2006 se estaba cooperando con 107 países en todo elmundo, en los que se venían implementando más de 800 proyectosen los campos de la salud, la educación, el deporte y la asistenciatécnica principalmente, con la participación directa de 36 640 profe-sionales y técnicos cubanos. El sector salud fue el más importante enesta cooperación, comprendiendo 28 277 colaboradores presentesen 70 países. Dentro del sector salud destacan programas especialescomo el Contingente “Henry Reeve” (2 975 profesionales), el Pro-grama Integral de Cooperación con Venezuela (21 461, de los cualesel 67 % es personal médico), la Cooperación Compensada (1 078profesionales), y el Programa Integral de Salud (2 702 profesionales,de los cuales el 75 % son médicos).

En el terreno educativo, forma parte del esfuerzo internacionalistala implementación del programa “Yo si puedo”, exitosa metodologíade alfabetización de adultos, presente en Haití, Ecuador, Nicaragua,Paraguay, Bolivia, El Salvador, Argentina, Perú, Nueva Zelanda, Mo-zambique, México, Honduras, Nigeria, Guinea Bissau y Brasil, con elresultado de más de trescientos mil alfabetizados hasta el año 2005.

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La Operación Milagro constituye otro de los ejemplos de solida-ridad internacionalista cubana silenciados por los países del Norte.Creada como una iniciativa conjunta de los gobiernos de Cuba yVenezuela en el año 2004, atiende a pacientes que presentaban afec-ciones oculares, en su mayoría cataratas. El proyecto comenzó conVenezuela donde hasta octubre de 2008 se han intervenido quirúr-gicamente a 566 704 pacientes. El programa está presente en 33 paí-ses, 15 de ellos del Caribe (54 801 pacientes) y 14 de América Latina(511 358 pacientes). Hasta el momento se han intervenido quirúr-gicamente 1 313 213 pacientes, incluyendo 171 183 cubanos.

Pero tal vez la misión internacionalista más visible en el últimoaño y que, al mismo tiempo, ha puesto en evidencia la inoperancia dela cooperación internacional ejecutada desde los países del Norte esla desarrollada en Haití.

Los trabajos iniciales por atender a los afectados por el terremotoque asoló el país en enero del 2010, la vigente lucha contra la epide-mia del cólera, el apoyo a los damnificados por el paso del huracánTomás y los denodados esfuerzos por reconstruir un país consumidopor el hambre, la miseria, la invasión y la manipulación política de laspotencias extranjeras que lo han convertido en el ¨país de las ONGs”,constituyen la esencia de esta misión, alabada por todo el pueblohaitiano en su conjunto.2

Es mucho lo que se ha escrito sobre la crisis de Haití y mucho másaún lo que queda por escribir. Sin duda alguna, estamos asistiendo auna de las más ejemplares lecciones de las brigadas cubanas, lecciónde solidaridad y lucha por la justicia sobre la que los gobiernos detodo el mundo todavía tienen mucho por aprender. La entrega de-mostrada por los hoy casi 1 500 cooperantes sanitarios cubanos quetrabajan en la cuna de la liberación latinoamericana está creando otromaravilloso hito en la historia de la cooperación y, por qué no decirlo,en la historia de la humanidad.

Cooperación en la RASD desdeuna perspectiva internacionalista

El apoyo cubano en los territorios del Sahara Occidental tiene unamuy larga trayectoria. Se inicia oficialmente en enero de 1980 cuan-do Cuba reconoce a la RASD como Estado independiente, mante-

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niéndose dicho apoyo constante hasta el día de hoy. Aunque desde elaño 1977 veintidós jóvenes saharauis fueron becados e iniciaron susestudios profesionales en la isla. Como consecuencia de este primerapoyo, en el año 1982 se graduaban en Cuba los primeros ocho médi-cos saharauis.

Hasta el año 2002, un total de 477 profesionales de la salud habíaformado parte de misiones internacionalistas cubanas en la RASD.Posteriormente, a lo largo de los años siguientes, las misiones interna-cionalistas al país magrebí se han ido sumando al invaluable apoyobrindado desde la isla para la formación de cuadros políticos y recur-sos humanos saharauis en general. El embajador de la RASD en Cuba,Mustafá Tleimidi, afirmaba en marzo del 2007 que unos 800 jóve-nes de su país se estaban formando en esos momentos en Cuba, endiversas profesiones. Ellos se sumarían a los más de dos mil estu-diantes que se graduaron en la isla desde fines de 1970 como médi-cos, profesores, informáticos y otros profesionales.

Tanto por su magnitud y permanencia como por el peso políticoque conlleva, la cooperación cubana es considerada por los saharauiscomo una cooperación estratégica. Sus lineamientos de acción másrepresentativos se han estructurado en torno a cinco componentes cla-ve: reconocimiento de la identidad nacional saharaui, apoyo a los sec-tores estratégicos de desarrollo, coherencia entre los lineamientos depolítica exterior y la cooperación internacional, establecimiento deempatía con la población y empoderamiento de la sociedad civil.

Reconocimiento de la identidad saharaui

En los campamentos de refugiados saharauis, ubicados en las afuerasde Tindouf, al suroeste de Argelia, varios países europeos (España,Francia, Italia, Grecia, Bélgica) tienen equipos de cooperantes res-ponsables de implementar diversos programas y proyectos. La ma-yor parte de dichas intervenciones son de carácter humanitario y estánorientados a paliar los efectos de la situación de carestía inmediatade artículos de primera necesidad en la que se encuentra la poblaciónsaharaui. Sus principales actividades consisten en distribuir alimen-tos y medicinas. Estos programas son coordinados y financiados pororganismos internacionales como el Alto Comisionado de NacionesUnidas para los Refugiados (ACNUR), Programa Mundial de Ali-mentos (PMA), la European Commission´s Humanitarian Aid Offi-ce (ECHO) o la Cruz Roja Internacional. Por otro lado, coexisten

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simultáneamente unas pocas Organizaciones No Gubernamentales(ONGs), también procedentes de países europeos, que conciben laproblemática saharaui como algo más que una crisis humanitaria pro-longada durante ya más de tres décadas. Dichas instituciones, en es-trecha coordinación con el Frente Polisario, implementan programasy proyectos orientados a profundizar los esfuerzos de promoción deldesarrollo, dentro de una lógica conocida como “desarrollo en el re-fugio”,3 a través de la cual se facilita la generación de condicionesadecuadas para promover niveles aceptables de desarrollo, sabiendoque la permanencia en el lugar en el que se implementan dichas ini-ciativas tiene carácter temporal pues el verdadero desarrollo sosteni-ble sólo lo podrán alcanzar una vez recuperado su territorio. De estaforma, la promoción del desarrollo se plantea como un asunto políti-co antes que técnico.

Estos esfuerzos, aunque muy importantes, siempre aparecen desdesectores de la sociedad civil de los países europeos o, en el mejor de loscasos, de gobiernos locales y regionales comprometidos abiertamentecon la causa saharaui. En ningún caso surgen como expresión de lavoluntad política de los gobiernos centrales, pues ninguno de los paísesde la Europa “desarrollada” que está colaborando en los campamen-tos de Tindouf reconoce a la RASD como un Estado independientecon un territorio ilegalmente ocupado por una potencia extranjera.

El caso español es el más representativo. Su gobierno, que aúntiene el deber histórico de finalizar el proceso de descolonización delSahara Occidental, no se muestra favorable a la celebración inmedia-ta de un referéndum de autodeterminación, tal como lo exigen lasresoluciones de las Naciones Unidas emitidas al respecto. Más alláde apelar a la legalidad internacional, el gobierno español en la actua-lidad ha optado por apoyar políticamente la solución planteada porMarruecos, la regionalización, a través de la cual el territorio saharauise convertiría oficialmente en una autonomía del reino alauí, legiti-mando la invasión y el expolio de sus recursos naturales.

Esta indecente posición se refleja claramente, entre otras cosas, enlos montos destinados a la cooperación internacional, la misma quesuele funcionar como un instrumento manipulador de las voluntadessaharauis pues es utilizada frecuentemente como mecanismo de chan-taje. Entre los años 2007 y 2009, los aportes de la AOD española a laRASD (a la que la cooperación oficial española prefiere llamar “po-blación refugiada” para no asignarle bajo ninguna circunstancia eltitulo de República) estuvieron en el orden de los 24 millones de

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euros. Sin embargo, para el año 2010, tiempo en el que se agudiza latensión política entre estos dos Estados gracias al caso de AminetuHaidar y la captura de los siete activistas saharauis de derechos hu-manos en Casablanca, el monto destinado por la AOD española a laRASD desciende a 20 millones de euros, considerando además quela mayor parte de los cuales son ayuda humanitaria. Curiosamentepara ese mismo año, la AOD destinada a Marruecos fue de 80 millo-nes de euros aproximadamente.4

Sin embargo, de manera contradictoria, a nivel de la sociedad civilespañola existe una estructurada red de solidaridad y de amistad con laRASD, a través de asociaciones y pequeñas ONGs, que sí luchan porel derecho de autodeterminación del pueblo saharaui y esperan un pron-to cambio de actitud por parte de su gobierno. Muchas de estas organi-zaciones envían equipos de trabajo temporal, especialmente comisionesmédicas, a los campamentos de Tindouf y, al mismo tiempo, brigadis-tas y observadores internacionales a los territorios ocupados comomecanismo de presión política y denuncia de la violación de los dere-chos humanos que se realiza cotidianamente en el Sahara Occidental,combinando así la labor de asistencia con la de expresa militancia.

Uno de los pocos esfuerzos de cooperación internacional que ac-tualmente se realiza desde una perspectiva de desarrollo, con un com-ponente complementario abiertamente político en apoyo de la causasaharaui y proveniente del gobierno central de un país cooperante esel caso cubano.5 Esta característica adquiere una vital importancia siconsideramos que la solución del problema saharaui pasa, antes quenada, por la resolución de su situación política. La cooperación cuba-na en la RASD es un apoyo que realiza el Estado cubano al Estadosaharaui. No es sólo, como prefieren plantear los gobiernos coope-rantes del Norte, una relación entre un Estado europeo y los repre-sentantes de la población refugiada saharaui, evitando adjudicarcualquier connotación estatal a este colectivo. Esta diferencia es másque una aparente sutileza del lenguaje. Se trata del reconocimientode la dignidad de un pueblo que ha luchado y sigue luchando incansa-blemente por forjarse un destino independiente, soberano y justo.Implica también el reconocimiento de que el trasfondo de las necesi-dades que tiene la RASD actualmente no es económico ni humanita-rio sino esencialmente político.

La dignidad de los pueblos es un componente de la identidad co-lectiva que la comunidad internacional suele sacrificar con frecuen-cia en contextos de crisis predominantemente “humanitarias”. Pero

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los “generosos” actores foráneos que intervienen en dichos contex-tos no siempre se percatan de que no se puede cooperar realmentecon un país sin antes reconocer a sus habitantes su condición intrín-seca de seres humanos libres, de colectividad organizada y sin respe-tar su identidad, de la que forma parte fundamental el derecho a suautodeterminación. La cooperación europea con la RASD que surgedesde los gobiernos centrales de sus países pretende ser presentadaúnicamente como ayuda humanitaria a una población carente, sinasignarle ni insinuar siquiera alguna connotación política de por me-dio. Con esta postura, estos gobiernos “amigos del pueblo saharaui”desconocen dieciséis años de una guerra sangrienta contra el invasormarroquí ayudado por gobiernos imperialistas como el francés, juntocon treinta y cinco años de sufrimientos y amarga espera tanto enterritorios ocupados como en los campamentos de Argelia. Y lo ha-cen a sabiendas de que negar el carácter político de su acción huma-nitaria es la mejor forma de evitar disgustar a su principal socioestratégico en El Magreb, el reino feudal de Marruecos.

Este enfoque europeo de intervención “solidaria” es doblementeperjudicial para la RASD pues no sólo impide identificar la razónfundamental por la cual los saharauis se encuentran en tan dramáticasituación, sino que desconoce el principal instrumento a través delcual pueden hacer frente a sus actuales dificultades y construir unasociedad diferente bajo la coordinación de su propio Estado.

Contraria a esta postura, el reconocimiento de la RASD por partede Cuba le ha llevado a implementar una cooperación compuestapor importantes acciones de fortalecimiento institucional en las queningún otro país ha participado. La formación de policías y militares,por ejemplo, o de cuadros especializados en administración públicason algunos de los ejemplos de esta perspectiva de trabajo diferentey más comprometido.

Apoyo a sectores estratégicos de desarrollo

El Frente Polisario ha priorizado como sectores estratégicos la salud,la educación y la soberanía alimentaria. La cooperación cubana seencuentra presente en estos tres sectores, con diferente intensidad, através de brigadas médicas en la atención directa, la asistencia técni-ca especializada y la formación de recursos humanos calificados des-tinados a fortalecer los sectores educativos y económico-productivos.

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A través del Programa Integral de Salud (PIS), Cuba envía anual-mente una brigada compuesta por seis especialistas sanitarios. Estosespecialistas son los que posibilitan el funcionamiento permanentedel Hospital Nacional de Rabouni, pues dicho establecimiento sani-tario no cuenta con ningún médico saharaui permanente. Al mismotiempo, desde la isla se sigue facilitando la formación de recursoshumanos altamente calificados. En el año 2008 se abrieron 75 plazaspara que estudiantes saharauis puedan seguir la carrera de medicina.

Para seguir los estudios de medicina u otras opciones de forma-ción profesional, los jóvenes saharauis salen desde temprana edad aestudiar la educación secundaria a Cuba, seleccionados por el Estadosaharaui gracias a sus altos niveles de rendimiento académico. Alabandonar los campamentos estos estudiantes tienen entre doce ycatorce años de edad. Y se quedan alejados de su tierra, de su culturay de sus familias durante todo su periodo de estudios, hasta obtenersu titulación, lo que representa en todos los casos una separaciónefectiva de más de una década.

El número de estudiantes saharauis que ha participado en este pro-grama de becas es bastante grande. Entre 1980 y 1999 alrededor deochocientos saharauis salieron a estudiar a Cuba cada año, mientrasque entre el 2000 y el 2002 se enviaron doscientos anualmente. Enlos últimos años, aunque este número se ha reducido significativa-mente, aún se mantienen importantes niveles de intercambio.

Pero la mayor iniciativa de apoyo a la educación desplegada direc-tamente en los campamentos de Tindouf en los últimos años y queha logrado aunar el gran apoyo de la República Bolivariana de Vene-zuela es la construcción y puesta en marcha de la escuela secundariabásica “Simón Bolívar”, cuya primera piedra fue colocada el 8 denoviembre del año pasado. La escuela Bolívar, ubicada en el campa-mento 27 de febrero, tendrá capacidad para atender a 600 alumnos yestará totalmente equipada, contando con 8 aulas con capacidad para36 alumnos, módulo de laboratorio para física, química y biología,laboratorios de computación, cocina-comedor, biblioteca escolar,dormitorios para los alumnos en régimen de internado, etcétera.

Coherencia entre política exterior y cooperación

Todos estos esfuerzos de fortalecimiento de las capacidades localesse están viendo seriamente afectadas por la feroz intromisión del

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mercado y sus injustas normas en la sociedad saharaui. Una dramáti-ca situación se está produciendo con la mayor parte de jóvenes médi-cos de la RASD formados en Cuba. Desde hace algo más de tresaños, la demanda de profesionales de salud altamente cualificados,en especial médicos, se ha incrementado significativamente en Espa-ña, ofreciéndose para ellos muy altos niveles de remuneración. Por elgran reconocimiento que tiene la formación sanitaria cubana, losmédicos saharauis que estudiaron en la isla se han convertido en au-ténticos trofeos en la Península, teniendo gran facilidad de incorpo-rarse al sistema público o privado de salud español. La consecuenciainmediata de este flagrante “robo de cerebros” es la crisis en la quese encuentra actualmente el sector salud en los campamentos, sincapacidad real para responder a las necesidades de la población. Delos doce médicos que había por wilaya6 en 2006, actualmente sóloquedan dos. El 90 % de esos médicos se encuentran actualmentetrabajando en España.

Esta situación revela una de las grandes contradicciones de laspolíticas de cooperación vigentes en los países del Norte. MientrasEspaña pretende apoyar el fortalecimiento del sistema de salud saha-raui a través de diversos tipos de subvenciones y financiación para elenvío temporal de comisiones médicas, al mismo tiempo se propiciala salida de valiosos recursos humanos que podrían consolidar losesfuerzos de fortalecimiento institucional realizados, asignándole ala ayuda un importante carácter de sostenibilidad. Y aunque es ciertoque el gobierno español no tiene derecho de prohibir a los médicossaharauis el ingreso a su territorio en búsqueda de mejores oportuni-dades, si debería plantearse, como parte de su colaboración “humani-taria” en los campamentos, la generación de mejores condiciones detrabajo y remuneración al personal médico saharaui, de modo queellos puedan contar con más incentivos para reconsiderar la idea demarcharse.

Por desgracia, esta no es la única contradicción entre los supuestosobjetivos de desarrollo de la cooperación oficial española y su políti-ca exterior. Tal vez el caso más escandaloso lo constituya el apoyomilitar que se ofrece desde la península al reino de Marruecos. Du-rante el año 2006, España vendió al régimen alauí armamento por unvalor superior a 16 millones de euros, siendo hasta el día de hoy unode sus más importantes abastecedores. La razón de este apoyo seexplica muy fácilmente si consideramos que el país ibérico es el se-gundo socio comercial de Marruecos, después de Francia. Existen

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aproximadamente 600 empresas españolas operando allí, observán-dose un importante crecimiento en la cuota de mercado en manosespañolas, la misma que pasó del 7,9 % en 1995 a 14,9 % en el 2004.7

De esta manera, el gobierno español ha convertido al pueblo saha-raui y a su causa en una especie de moneda de cambio frente al go-bierno marroquí, quien ofrece convertirse en el país gendarme de laUnión Europea para evitar el ingreso de la población subsaharianadentro de sus fronteras. Al mismo tiempo, establece acuerdos leoni-nos totalmente favorables a las empresas europeas sin importarle elbienestar de su propia población o la protección de sus recursos, ni elimpune e ilegal expolio de los recursos naturales saharauis.

La cooperación cubana dista mucho de plantearse en esos hipócri-tas términos mercantilistas. El principal interés que media entre Cubay la RASD es la lucha conjunta por la liberación de sus pueblos encontra de un enemigo común. Lucha que los lleva a conocerse yapoyarse cada cual desde sus propias capacidades.

La lógica de aprovechamiento también se expresa en realidadesmás cotidianas pero no por ello menos graves. En este sentido, unode los más serios problemas que sufre la cooperación internacionalen los campamentos saharauis es el muy bajo nivel de conocimientoy experiencia de la mayor parte del personal permanente que tienentodas las ONGs y muchas de las agencias multilaterales. Al parecer,dichas instituciones, consciente o inconscientemente, deciden plan-tear el trabajo de cooperación en la RASD como un enorme campode experimentación en el cual los más noveles de sus aprendices in-tentan adquirir (no siempre con mucho éxito) los elementos necesa-rios para continuar posteriormente sus labores de cooperación enlugares menos conflictivos. De esta manera, se dan peculiares situa-ciones, por decir lo menos, en las que se aprecian jóvenes recién egre-sados de la universidad y con escasísima trayectoria profesional acargo de programas o proyectos de presupuestos astronómicos (lle-gando en algunas oportunidades a sobrepasar el millón y medio deeuros) o pretendiendo brindar asistencia técnica a profesionales saha-rauis formados en Cuba, Libia, Siria o Argelia. Como es de suponer,los errores e imprudencias cometidos por este personal aprendiz es-tán a la orden del día, siendo siempre los saharauis los directamenteperjudicados.

La cooperación internacional de los países del Norte, cuando con-vierte una zona de prolongado conflicto político, llena de hombres,mujeres, niños y niñas dignos en un perverso laboratorio para sus

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jóvenes cooperantes y metodologías, no solo le falta terriblemente elrespeto a esta sufrida población. También se lo falta a sí misma.

Empatía y solidaridad

La RASD es un país que se encuentra en una situación atípica delucha independentista. Su territorio, cedido de forma ilegítima a tra-vés de los Acuerdos de Madrid de 1975 por la potencia colonizadoraeuropea a Mauritania y Marruecos, actualmente se encuentra invadi-do casi en su totalidad por este último país árabe. España, incumpliendosus deberes internacionales, no terminó el proceso de descolonizacióncon el que se había comprometido, dejando el territorio saharaui amerced de la rapiña alauí. De esta forma, desatendidos por los paísesindustrializados y sin mayores expectativas de una pronta solución asu situación, los saharauis experimentan hoy la crudeza de la inva-sión, el bloqueo y la indiferencia internacional.

Esta sufrida condición les ha permitido entender mejor la situaciónen la que se encuentra Cuba con respecto a los países del Norte y dichoentendimiento ha generado una fuerte identificación con las luchas delpueblo cubano y con sus sufrimientos. La identificación se ha fortale-cido aún más al encontrar desde la isla una actitud generosa y solidaria,donde sus pobladores también conocen, se identifican, comparten yapoyan la causa saharaui. Muy pocos países árabes han generado entresu población un sentimiento de empatía tan estrecho con una naciónlatinoamericana como el que existe entre la RASD y Cuba. La islacaribeña es para muchos saharauis una nación muy cercana, una espe-cie de segundo hogar. La sienten más cercana incluso que algunas otrasnaciones árabes, con las que comparte muchas costumbres, lengua ytradición, pero no ideales ni formas de concebir el mundo.

Muy pocos países latinoamericanos cuentan con una poblacióntan bien informada en torno a lo que ocurre en el Sahara Occidentalcomo la cubana. El conocimiento de su historia, su lucha por la auto-determinación y la situación actual en la que se encuentra su pobla-ción es de conocimiento generalizado entre la población isleña. Esteconocimiento no sólo se debe al alto nivel de instrucción del pueblocubano, sino también a la identificación que tiene con las luchas delos pueblos oprimidos y a la oportunidad de tener un contacto direc-to permanente con el grupo de saharauis becados que estudian en lasescuelas y universidades cubanas.

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La presencia de Cuba se respira en muchos de los rincones de lahamada. De manera sorprendente, la mayor de las Antillas da nom-bre a locales públicos, salones educativos y restaurantes. La banderacubana y los líderes de su Revolución, Fidel Castro, Ernesto CheGuevara y Camilo Cienfuegos, son identificados casi de inmediatopor la mayoría de los saharauis. Sin embargo, el colectivo que evi-dencia de mejor manera lo que significa Cuba para los saharauis esaquel conocido como los “caribeños” o “cubarauis”. Este grupo estáintegrado por todos aquellos hombres y mujeres que marcharon aestudiar a Cuba desde muy jóvenes, pasando su adolescencia y partede su juventud como integrantes de un conjunto muy compacto decompañeros, desde el cual se educó cada uno en sus respectivas pro-fesiones y todos juntos en el espíritu internacionalista revoluciona-rio. Los cubarauis se sienten muy orgullosos de haber formado partede esa experiencia intercultural y solidaria, convirtiéndose en una etapade sus propias vidas que los ha marcado para siempre. Y aunquemuchos de los cubarauis ya instalados nuevamente en los campa-mentos han perdido el acento cubano adquirido durante sus largosaños de estancia por el Caribe, mantienen aquel espíritu festivo, tancercano y humano que caracteriza a la población cubana.

Para los saharauis en general, más allá de haber tenido la oportuni-dad de compartir algunos años de sus vidas con la población isleña ono, Cuba es un símbolo de resistencia, de exitoso desafío, de digni-dad y rebeldía inaceptable para los poderosos. En resumidas cuentas,Cuba es la mayor inspiración para la causa saharaui y, por qué nodecirlo, para todos los pueblos que buscan su auténtica liberación.

Empoderamiento de la sociedad civil

Entre los más peligrosos efectos de la cooperación internacional, talcomo se concibe desde los países del Norte, se encuentra el estableci-miento de lazos de dependencia que, en un periodo relativamentecorto, terminan inmovilizando las fuerzas progresistas de la pobla-ción receptora del apoyo. Esta situación suele presentarse cuando losmodelos de cooperación implementados presentan un corte verticaly responden a intereses ajenos a la solidaridad entre naciones. Lainmovilización de la capacidad emprendedora de la población, en uncontexto de cooperación internacional, suele presentarse cuando lasorganizaciones cooperantes repiten esquemas neocoloniales de ayu-

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da en vez de compartir modelos empoderadores y liberadores, desti-nados a fortalecer las capacidades locales y reconocer el liderazgo dela población en su propio desarrollo. Por desgracia, esta cooperaciónaletargante es más frecuente de lo que se suele admitir.

Un buen ejemplo de ello lo constituyen las propuestas de “sobera-nía alimentaria” implementadas en los campamentos de Tindouf ypromovidas en buena medida por instituciones bilaterales de coope-ración como la Agencia Española de Cooperación Internacional parael Desarrollo (AECID). Gracias a la generosidad argelina, los saha-rauis ocupan un territorio cedido en uso indefinidamente. En él de-sarrollan todas sus actividades sociales, económicas, políticas yculturales a la espera del retorno a su territorio. Larga espera queviene tardando treinta y cinco años. Como parte de sus actividadesde sobrevivencia, la población saharaui, algunas veces con apoyo desu gobierno y otras por iniciativa propia, genera mecanismos de pro-ducción de alimentos que le garantice ciertos márgenes de seguridad,pues sabemos que la ayuda alimentaria mensual que recibe desdefuera por parte de las agencias multilaterales de cooperación, en elmejor de los casos, le durará diez o doce días. El resto de días delmes, los saharauis tienen que ingeniárselas como puedan para podersobrevivir.

Por esta razón, los proyectos de “soberanía alimentaria” cobranuna vital importancia como mecanismos de complemento de la ali-mentación, en primera instancia, e instrumento de gestión preparato-rio para el retorno, en segunda. Hasta allí todos de acuerdo. Sinembargo, si queremos realmente plantear una alternativa de sobera-nía alimentaria en la RASD, debemos ser conscientes de que lo pri-mero que tenemos que hacer es desarrollar estas iniciativas enterritorio saharaui propio, en tierra donde se ejerza la soberanía saha-raui, es decir, en los territorios liberados, actualmente bajo controlefectivo del Frente Polisario8 y no en los campamentos de Tindoufúnicamente. La idea debe ser desarrollar todo el potencial posibleaprovechando los recursos disponibles del pueblo saharaui, en estecaso, no solo sus recursos humanos existentes en el exilio, sino tam-bién sus recursos humanos y materiales existentes en parte libre desu territorio. En tierras argelinas lo que podemos y debemos hacerpara responder al hambre del pueblo saharaui en el exilio es simple-mente implementar iniciativas de seguridad alimentaria, paliando conello la situación originada y mantenida por un conflicto político cu-yos responsables originales se niegan a resolver.

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Cuando volvemos a la experiencia cubana, nos percatamos quetambién en este aspecto se presenta un esquema radicalmente dife-rente de actuación. No solo porque sus actividades solidarias estándirectamente destinadas a la formación de capacidades locales paraque progresivamente la población apoyada vaya asumiendo roles másprotagónicos sino que, al mismo tiempo, por efecto del testimoniopropio, Cuba se muestra como un modelo exitoso de desarrollo hu-mano forjado por su propio pueblo y sus gobernantes. Una sociedadreconstruida a partir de una revolución popular que destituyó un go-bierno servil explotador de su propio pueblo y marcó una distanciaradical con la mayor potencia mundial promotora de sometimientosy esclavitudes entre los pueblos. Una nación pobre que ostenta índi-ces de mortalidad infantil, analfabetismo o huella ecológica mejoresque muchos de los países del Norte. Esto le posibilita plantear e im-plementar una cooperación horizontal a través de la cual la capaci-dad de coordinación, organización y decisión queda siempre en manosde las organizaciones y autoridades locales.

El aspecto más importante en este enfoque de trabajo dirigido afortalecer capacidades antes que suplir los esfuerzos propios por otrosforáneos, radica en la formación de líderes y lideresas. Al culminarsus estudios profesionales en la isla, los y las jóvenes saharauis nosolo se llevan a la hamada argelina lo aprendido en las aulas. Tam-bién se llevan consigo una riqueza de experiencias difícilmente com-parable. Los y las jóvenes han estado cerca de diez años compartiendosus vidas con personas de otras culturas, las mismas que los han enri-quecido mucho, tanto a nivel individual como de grupo. Al mismotiempo, han contribuido a forjar su carácter con trascendentales lec-ciones de vida en el día a día de la triunfante Revolución. Esta juven-tud, al lado de compañeros y compañeros de todos los rincones delmundo, han aprendido a analizar diferentes contextos, a hablar otraslenguas, a expresar y defender sus ideas ante los demás, a comprome-terse con profundos ideales y a cultivar permanentemente su espíritugracias al arte y la música. En resumidas cuentas, han crecido comopersonas y como revolucionarios.

El factor clave de esta forma de actuar radica en que el internacio-nalismo cubano es el mejor ejemplo de la cooperación Sur-Sur, conuna propuesta distinta de desarrollo sostenible construida desde lamisma experiencia de pobreza. No en vano el internacionalismo tam-bién es conocido como la solidaridad entre los pobres. No olvidemosque Cuba, país solidario con grandes capacidades para aportar mu-

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cho al resto de países, es también un país en vías de desarrollo, conuna serie de problemas económicos, la mayor parte de ellos causadosdirecta o indirectamente por el criminal bloqueo al que se encuen-tra sometido durante medio siglo. Por ello, los corazones generososde la isla no dan lo que les sobra, sino que comparten de lo quetienen, de lo que también a ellos y ellas les hace falta, con una granactitud colectiva de desprendimiento y humanidad. Es el mejor ejem-plo del añorado “hombre nuevo” del que en todo momento nos diotestimonio el Che.

Realizar actividades de cooperación internacional desde la propiaexperiencia de carencia facilita tener una misma sintonía, una formacomún de concebir el desarrollo, marcadamente distinta de la que seimpone desde el Norte. La necesidad de esta construcción propia esmucho más apremiante si consideramos que el vigente modelo dedesarrollo vendido desde la globalización y el solapado imperialis-mo ha demostrado su contundente fracaso desde hace ya variosaños. Autores como Arturo Escobar, Serge Latoche o Gilbert Rist,con reflexiones críticas desde el postdesarrollo, han resaltado la ne-cesidad de romper con el esquema tradicional de desarrollo, neoco-lonial imposición cultural inventada a la medida de los países delNorte, para crear desde el Sur una forma propia de concebir y pro-mover otro desarrollo, ajustado a sus necesidades y a la medida desu dignidad.

Principales lecciones aprendidas

Punto de partida confrontacional

Como punto de partida, es imprescindible que la cooperación inter-nacional se ubique en una posición abiertamente critica y de con-frontación frente a lo que Eduardo Galeano denomina con gran acierto“el orden criminal del mundo”. Estamos en un sistema que, según lapropia Food and Agriculture Organization (FAO), hizo posible queen el año 2007 todos los días cien mil personas muriesen de hambreo de consecuencias directamente relacionadas con esta, o que cadacinco segundos un niño de menos de diez años muriese de hambre.Muertes absurdas en un mundo que es capaz de producir los alimen-tos necesarios para cubrir las necesidades de casi el doble de su po-blación actualmente existente.

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Este posicionamiento inicial resulta trascendental, antes de plan-tear cualquier lineamiento de política o estrategia de actuación, puespermite evitar la caída en el ambiguo rol tradicionalmente desempe-ñado por la solidaridad internacional. De esta forma, se corta de raízaquel movimiento pendular erráticamente configurado que se sueleobservar en el conjunto de actividades de cooperación internacionalemanadas desde los gobiernos de los países industrializados, vaivénque va desde el extremo de los insuficientes paliativos contra losefectos perversos del capitalismo hasta el de los apoyos cómplicescon el sistema.

Contrariamente a lo que muchos “expertos” en desarrollo se afa-nan en demostrar con tanta insistencia, el hambre y la pobreza en elmundo no son frutos de la fatalidad ambiental, de la “ineficiencia”en la gestión gubernamental de los países pobres o de la “ineficacia”de la cooperación internacional. La existencia del hambre y la pobre-za responde a otros factores, que no son tan “multicausales” comose les suelen presentar. Estos factores son pocos y están perfecta-mente definidos desde hace ya muchos años. Contra estos factoreses que hay que combatir si realmente se pretende que la cooperacióninternacional sea efectiva y genere impactos positivos en las condi-ciones de vida de la población excluida.

Por tal motivo, la cooperación debe adquirir el espíritu internaciona-lista para convertirse en un agente dinamizador que busque subvertir elorden internacional actualmente establecido. Sus acciones deben ser,por esencia y sin ambigüedades, efectivamente subversivas.

Existe una comprobada criminalidad en las conocidas causas de lapobreza en el mundo, un auténtico genocidio encubierto. Galeano,adjudicando legítimamente su perverso carácter de paternidad, resu-mía este análisis causal afirmando que “la pobreza y el hambre sonhijas de la injusticia”. Esta realidad puede tornarse más preocupanteaún si recordamos que, de manera especial, en las últimas dos déca-das la cooperación internacional no ha sido especialmente hábil en elreconocimiento de escandalosos genocidios. Los Balcanes, Ruandao Darfur pueden ser algunos de tantos tristes testimonios de estapaquidérmica incompetencia humanitaria demostrada por el aparatooficial de cooperación.

Más allá de una perspectiva estrictamente técnica, la verdad inne-gable que se esconde detrás de tantos árboles de problemas, diagnós-ticos participativos y metodologías de análisis de la realidad es que elNorte es opulento a costa del Sur. Y que el sistema, en su deseo

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incontrolable de poseerlo absolutamente todo, incluso lo que aún noexiste, es el que arrasa con todo lo que se cruce en su camino: indivi-duos, organizaciones, culturas o países enteros. Le da exactamente lomismo. Por tanto, no se puede luchar contra la pobreza sin lucharcontra la riqueza, sin hacer frente a aquella insolente opulencia asesi-na de niños y esperanzas.

Desde esta perspectiva, lo más importante para mejorar la eficaciade la cooperación internacional no es incorporar nuevos instrumen-tos de optimización para la “gestión de la ayuda” tal como se nos haquerido vender en Marrakech, París o Accra. Lo impostergable esllevar a cabo un cambio radical de enfoque, bajo una profunda visiónautocrítica a través de la cual se transforme la forma de concebir eldesarrollo y las relaciones entre los países, rompiendo con el esque-ma neocolonial vigente en la mayor parte de las intervenciones decooperación. Principalmente, este cambio pasa por una reforma de lapolítica y los mecanismos de participación de los países industriali-zados en estos procesos y el incremento del nivel de protagonismode los propios países atendidos.

No basta describir con técnica maestría la situación de pobreza ymarginación en las que viven hoy millones de seres humanos. Lacooperación internacional no se puede seguir haciendo desde unaposición cómplice con el sistema, sin pronunciar una severa denun-cia ni desarrollando sus actividades en consecuencia. En su ejerciciourge la necesidad de una reconstrucción axiológica, una auténtica“refundación solidaria”, donde la justicia ocupe el lugar preponde-rante que le corresponde. La cooperación y la política internacionaldeben estar regidas por valores, no por intereses.

Esta ubicación no solo debe ser institucional sino también perso-nal. Y aquí hace falta reflexionar un poco más con respecto a la falsaneutralidad frecuentemente esgrimida por muchos cooperantes de lospaíses del Norte y, en especial, por aquellos que realizan acciones hu-manitarias. Es imposible no posicionarse frente a las situaciones depobreza y marginación, aparentando estar allí solo para cumplir unrol humanitario o técnico pues, como nos recordaba el Che Guevara:

[…] quien pretenda decir que es un técnico, un arquitecto, un médico, uningeniero, un científico de cualquier clase que está para trabajar con susinstrumentos, solamente en su rama específica, mientras su pueblo muerede hambre, o se mata en la lucha, de hecho ha tomado partido por el otrobando. No es apolítico, es político, pero contrario a los movimientos deliberación.9

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Desde esta misma perspectiva Enrique Ubieta, gran periodistacubano y defensor de la Revolución, afirma que la cooperación querealizan los internacionalistas

no es una colaboración aséptica, a veces incluso es interpretada comosubversiva, por razones más profundas: el humanismo revolucionario,representado en los médicos cubanos, subvierte la concepción mercan-til, capitalista, de la medicina y en general, del humanismo burgués, quees el cimiento ético de una sociedad dividida en clases… Creo que Cubagana algo invisible para los analistas de academia: el internacionalismorecicla a los jóvenes cubanos como revolucionarios, nos los devuelvecomo héroes. 10

El trabajo de cooperación en la RASD obliga a posicionarse, demanera especial a los “técnicos” y a los “apolíticos”. Aunque mu-chos y muchas cooperantes lo nieguen o no alcancen a comprender-lo, estar en la hamada, ver los padecimientos de ese pueblo y haceralgo, lo que sea, o no hacer nada ya es posicionarse. Y es que lasgrandes tragedias de la humanidad te obligan a eso, a tomar partido, asublevarte y a luchar por acabar con la injusta situación.

Ruptura con la cooperación “aletargante”

La cooperación internacional, tal como está planteada desde algunasinstancias bilaterales y multilaterales oficiales, se ha convertido enuno de los instrumentos más cínicos y perversos de la política exte-rior de las grandes potencias, las mismas que la implementan conun enfoque neocolonial y destinado a preparar, en los países pobrescon gran potencial para la inversión extranjera, las condiciones nece-sarias para la entrada y favorable operación de las empresas transna-cionales.

Cuando hacemos un esfuerzo por ver más allá de lo superficial yesclarecemos los trasfondos e intereses que esconde la ayuda oficialal desarrollo realizada desde estos países e instituciones, nos percata-mos que los erróneamente denominados “donantes” en realidad sonpaíses “aletargantes”, exportadores de sistemas destinados a perpe-tuar bajo imposición solidaria la dependencia y el expolio de los paí-ses pobres. Visto de esta forma, sus supuestas donaciones no sonmás que capital de inversión.

Una de las situaciones más esclarecedoras con respecto al verda-dero enfoque con el que actualmente la mayor parte de los países

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industrializados implementan sus programas de cooperación interna-cional al desarrollo, es descrita por José Daniel Fierro, cuando co-mentaba que

hace unos años, Fidel Castro hizo la propuesta de que Cuba podía apoyarcon personal médico a las Naciones Unidas, la Organización Mundial dela Salud y a los pueblos de África, para crear con el financiamiento de los“países subdesarrollados” una estructura compuesta por unos 3 000 mé-dicos y técnicos de salud con la que hacer frente a la pandemia del SIDAen el continente africano. Pues ni aún entregando los medicamentos deforma gratuita, existen las condiciones necesarias actualmente para hacerfrente a la enfermedad. El ofrecimiento cayó en saco roto, y se compren-de. Porque viendo la guerra con las multinacionales farmacéuticas quemonopolizan las medicinas contra el SIDA, se entiende perfectamenteque el interés de Occidente no pasa por solucionar lo que para la humani-dad es un problema y para el capitalismo una oportunidad de negocio.Más que salvar vidas, de lo que se trata es de hacer clientes y aumentar elmercado.11

Desde hace años, países como Cuba nos han mostrado un caminoalternativo, una cooperación enraizada en la problemática social delos pueblos, involucrada en sus procesos políticos, comprometida hastala muerte con ellos. Al igual que en el terreno sociopolítico, en mate-ria de cooperación los pueblos tienen el derecho a decidir su propioestilo de desarrollo, que no necesariamente debe coincidir con el quequieren imponer las potencias industrializadas, por su propia conve-niencia, para seguir manteniendo los lazos de dependencia y expolia-ción de recursos de los países pobres.

Es imprescindible que se promueva la liberación de los países delos absurdos lazos que los atan a teorías convencionales y manipula-doramente interesadas de desarrollo. Estas actuales propuestas, im-pulsadas por organizaciones tan poco transparentes en sus intencionescomo USAID o el Banco Mundial, son presentadas como solucionesóptimas para resolver los problemas del hambre y la pobreza. Para-dójica contradicción, cuando sabemos bien que es el propio sistemael que, en una dinámica de sobrevivencia y frenética reproducción,perpetúa los esquemas de explotación de los países pobres.

Rebeldía y cooperación

Ya hemos visto cómo y por qué la cooperación cubana es en sí mis-ma, por esencia propia, antisistémica. Su propuesta de gratuidad de

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la enseñanza, de universalidad de los servicios de salud o de forma-ción de becarios de todo el mundo en la isla (incluyendo incluso algu-nos estudiantes de países desarrollados como Estados Unidos deNorteamérica) atenta directamente con los intereses creados por di-versas empresas y gobiernos que comercializan con la necesidad dela población a la que afirman atender. Es por eso que programas como“Yo sí puedo” o la Operación Milagro han sido atacados directamen-te por la prensa de muchos países tanto del Norte como del Sur.

A través del internacionalismo, Cuba plantea su solidaridad con elmundo desde una nueva perspectiva de lucha y acción. Consistentecon este enfoque, hace ya varios años se ha abierto desde la isla unfrente distinto de trabajo: la batalla de las ideas. Y es en este marcoen el que actualmente se plantea la cooperación internacional cuba-na, teniendo como punta de lanza en esta batalla al internacionalis-mo médico.

La propuesta internacionalista no sólo propone un modo diferentede relación entre los países, sino que también plantea, al interior deesta misma relación, un modo diferente de intercambio entre las per-sonas, a partir de una nueva concepción del hombre y de su responsa-bilidad solidaria. El Comandante Fidel Castro, al hablar de esta “nuevaclase de hombres y mujeres”, de origen humilde y multirracial, afir-ma que “algo resaltaba por encima de todo: orgullo legítimo, opti-mismo, valor personal, confianza en sí mismo, espíritu creador, menterápida, voz y gesto alegres, que de modo inconfundible e incompara-ble caracterizan a los internacionalistas cubanos”.12

Entre los integrantes de las brigadas internacionalistas, tal vez seanlos médicos cubanos los cooperantes que más desconciertan a lassociedades consumistas del Norte, y los que mejor personifican elcuestionamiento al modelo de cooperación internacional y al mismosistema capitalista en su conjunto. Enrique Ubieta decía de ellos que

eran profundamente subversivos porque, a pesar de que no hablaban depolítica jamás, porque lo tenían prohibido, curaban a todo el mundo: alos ricos y a los pobres, a los de derecha y a los de izquierda, a los que habíansido contrarrevolucionarios en la guerra de Nicaragua y a los que ha-bían sido revolucionarios... Eran subversivos porque no cobraban, por-que iban a los lugares más intrincados de esos países, porque eran cubanos.13

Los integrantes de las brigadas internacionalistas cubanas nos es-tán dejando un gran legado. Nos están enseñando a servir, con exce-lencia, generosidad y gran sentido de la justicia. Esta es una lecciónque nos van dando día a día, desde los primeros días de cooperación

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internacional en Argelia, pasando por Bolivia, Guatemala, Venezue-la, Pakistán, Guinea Ecuatorial, Ghana, Haití y tantos otros paísesen todo el mundo. Aprendamos con ellos, construyamos un Socialis-mo del siglo XXI apoyándonos en uno de sus pilares más sólidos yvitales: la solidaridad entre los pueblos.

Notas

1 Fidel Castro Ruz: “Discurso de Clausura del IV Congreso de la UJC”, en Gran-ma, 8 de abril, La Habana, 1982.

2 Son ampliamente conocidas las declaraciones del Presidente haitiano René Pre-val, el mismo que califica a la ayuda cubana como excelente y que para el pueblohaitiano “después de Dios, están los médicos cubanos”. Ver http://www.rebelion.org/noticia.php?id=109069.

3 Un texto que plantea una propuesta estructurada desde esta perspectiva es laobra de Carlos Martín Beristain y Itziar Lozano Urbieta Ni guerra ni paz. Desarrolloen el refugio. Esperanza y desafíos de la cooperación con el Sáhara, HEGOA, Bilbao, 2002.

4 Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID):Plan Anual de Cooperación Internacional 2010.

5 Le acompañan en esta perspectiva internacionalista países como la RepúblicaArgelina Democrática y Popular, la Gran República Árabe Libia Popular y Socia-lista o la República Bolivariana de Venezuela.

6 Demarcación territorial equivalente a la provincia.7 Koldo Casla: La situación de los derechos humanos en los territorios ocupados del Sahara

Occidental. Responsabilidades de Marruecos, responsabilidades de la comunidad internacio-nal y responsabilidades corporativas, Asociación de Amigos y Amigas de la RASD deÁlava, Álava, 2007, pp. 32 – 33.

8 José Antonio Monje: “Territorios liberados y soberanía saharaui”, en Rebelión, 16de junio de 2009 , disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=87046.

9 Che Guevara: Libro verde oliva, p. 172.1 0 Aday del Sol Reyes: “Creo en los caballeros andantes de la solidaridad. Entrevis-

ta a Enrique Ubieta”, en Rebelión, 7 de febrero de 2007, disponible en http://www.rebelion.org/noticias/2007/2/46174.pdf.

1 1 José Daniel Fierro: “El valor de la solidaridad no tiene precio”, en Rebelión, 10 demarzo de 2006, disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=28009.

1 2 Fidel Castro Ruz: “Discurso del Presidente del Consejo de Estado de la Repúbli-ca de Cuba, Fidel Castro Ruz, en la inauguración de la Escuela Latinoamericanade Ciencias Médicas, en ocasión de la IX Cumbre Iberoamericana de Jefes deEstado y de Gobierno, celebrada en La Habana el 15 de noviembre de 1999”.

1 3 “Entrevista a Enrique Ubieta Gómez”, en Revista Cubainformacion, no. 7, otoño,2008. p. 4.

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La voz del Silencio(Una aproximación cualitativa al sujeto

silencioso a través del enunciado)

MARCIA DEL CARMEN LOSADA GARCÍA

Es imposible distinguir un sabio

que calla de un necio que no dice palabra.

Moliére: La dépit amoureux

Breve preámbulo a locuacidad del silencio…para nadar a contracorriente

La facultad de pensar y la aptitud para emitir y recepcionar enuncia-dos son dos de las características que más pudieran tipificar la activi-dad refleja del homo sapiens.1

Si vamos a hablar del silencio como unidad del lenguaje humano esdecir, del silencio como parte de un código semiótico, si vamos ahablar de la autopoiesis del sujeto semiótico silencioso y de ésta, sumanera peculiar de enunciar— se impone la necesidad de (re)visarlosa ambos-sujeto y enunciado— desde perspectivas filosóficas, lingüísti-cas, pragmáticas, sociológicas, asociado a la función poética, etc. Tra-taremos de (re)construir el proceso de producción discursiva, en laconcurrencia de situaciones comunicativas generalizadoras, para po-der analizar el silencio (su enunciado silencioso) como unidad transpo-sitiva de sentido, al igual que el resto de los enunciados, que poseen realizaciónfónica, el silencio enfocado por su representatividad y sobre todo, por suintencionalidad.

Este camino nos permitirá bordear la capacidad reflexiva de lossujetos, cercana al concepto de actor social en lo que pudiera aparen-tar una inacción, y que en realidad, al crear zonas y actitudes de silen-

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cio inciden marcadamente en la intersubjetividad generadora de rea-lidades; nos fundamentaremos en el aparente no-discurso como evi-dencia empírica de la relevancia de las microdiversidades cognitivasen lo que hemos considerado pudieran ser prácticas cotidianas fre-cuentes, puestas en un conjunto algorítmico de situaciones de proba-bles no-respuesta, como forma de construcción de su realidad y de élmismo ( la aludida autopoiesis), como una de las formas de las interre-laciones lengua-sociedad (decir “interrelaciones” es solo una manerade “enunciarlo”, porque lengua y sociedad desbordan, como biensabemos, el concepto de interrelación sujeto focalización-sujeto). Mepareció especialmente sugerente este camino para avanzar hacia loque las ciencias sociales enfocan operacionalmente como “no res-puesta” y utilizar las oportunidades, que este análisis ofrece para lacomprensión de sentido2 —más bien de macro sentidos— de aparen-te no-discurso, el de omisión basándonos en la capacidad reflexiva delos sujetos, hurgar en lo probable de la intersubjetividad generadorade realidades, a partir de caracterizar su proceso cognitivo medianteelementos simples como los rasgos semánticos, “dejados” en el dis-curso como huella silenciosa, como respuesta a las aludidas microdiversidades de las prácticas cotidianas.

Para cumplir este propósito tengo —hay que— “contaminar laLingüística transdiciplinariamente”.

Tomar la estrategia de partir de la perspectiva semiocognitiva ensu emergencia3 autoorganizativa, a través de la metodología de análi-sis semántico tridimensional, que proporciona poder demostrar elproceso de recorrer las combinatorias de abajo hacia arriba que, alprecisamente emerger, no producen una relación lineal causa-conse-cuencia con el fenómeno generado en el proceso de autoorganiza-ción4 de un sistema complejo y “entrar” así, en la arista lingüísticadel proceso de cognición del sujeto mediante la relevancia paradójica delenunciado silencioso.

Imposible sería la tarea de muestrear cuantitativamente una uni-dad pragmática-comunicativa del lenguaje (autores lo han intentadocon mayor o menor fortuna mediante la creación de “paquetes enun-ciativos”) vehículo de múltiples combinatorias con realización fóni-ca o no… pero hacer una caracterización semiocognitiva general—como hemos adelantado— se hace finalidad probable medianteuna matriz semántica, que enlace las operaciones cognitivas-detectarla marca lingüística de la intencionalidad en el elemento del discursoenunciado.

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Múltiples y valiosos estudios enfocan al sujeto sociológico, políti-co, psicológico etnográfico, etc.; escasos estudios escritos por cuba-nos se pueden consultar del sujeto locuens, con lo cual este ha llegadoa padecer, padece, de “una mutilación analítica”, que ya silenciosa-mente reclama un lugar.

Se propone una aproximación cualitativa, mediante la técnica yamencionada del análisis semántico discursivo dimensional,5 la fe-nomenología, comparación de variables operacionales, provenientesáreas de saber, tributables a esta construcción teórica… para tratar deatrapar en un intento de generalización algorítmica, lo multiforme,desde una de las más caprichosa e indexadas por ambigua realizacióndel lenguaje: el silencio del sujeto.

¡¿Transitividad vs. reflexividad…polémica con la Teoría del Reflejo?!

De entre los múltiples lenguajes existentes, la comunicación humanaes —hasta ahora— la más compleja, no solo por el tipo de signo-código-portador sino también por el órgano receptor procesador prin-cipal (el cerebro humano) que presenta una ductilidad compleja en laconversión de patrones reticulares, propios de la sinapsis y los dimen-sionales propios de la enunciación, en el nexo estímulo-respuesta, másque en ningún otro procesador-emisor artificial o más animado.

La relación lenguaje-pensamiento data de una polémica parangona-ble con la “cuestión homérica” y su hito es muy anterior, incluso, a laformulación psicolingüística Chomsky vs. Piaget (innatismo-construc-tivismo).

El aprendizaje de palabras se adquiere según Halliday como conse-cuencia de un proceso por etapas de construcción activa y no de unproceso pasivo de asociación (Piaget). Pero, la escuela piagetiana queconsidera el desarrollo cognitivo en general y del lenguaje humano desdeesta óptica, de alguna manera coincide en que, en unión con la interac-ción dialéctica entre factores internos y externos; hay un basamentoepigenético necesario-aceptado este por nosotros como conquista de unacorteza cerebral de evolución filo y ontogenética, que nos aparta alasumir esta perspectiva del núcleo de la teoría platónico-chomskiana.

Tanto los seguidores de Chomsky, como los de la Escuela de Gine-bra consideran asimilar el engranaje del pensamiento-lenguaje humanocomo una actividad significativamente “representacional”, en la que

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los procesos de conceptualización no se pueden comprender aislada-mente sino relacionando las reflexiones en torno a la naturaleza dellenguaje, del significado y de la mente. “[…] El sujeto de la semiótica[…] es un sujeto en permanente construcción: sujeto no acabado,cuya realización necesita de una objetivación […]”6 …y que mejorobjetivación que “seguir” la propia emergencia del proceso en el que seorganizan los significados.

Para argumentar la estrategia escogida en esta perspectiva, los pro-nunciamientos de Jackendoff y Fodor resultan fundamentales.7

Ambos, con sus respectivas variantes, postulan cómo las representa-ciones mentales son símbolos, como los del lenguaje, en el lenguajedel pensamiento.

Jackendoff distingue —con un esquema similar al de Chomsky—entre I-concepts y E-concepts y presenta la base innata, como un con-junto de principios generativos-combinatorios, que determinarían asu vez un conjunto de conceptos léxicos a partir de una gramáticainnata de esos conceptos léxicos. Expone una teoría composicional,que combina la experiencia lingüística y la no lingüística para formartanto conceptos léxicos como proposicionales.

Fodor, en cambio, hace énfasis en la importancia de la relacióncombinatoria. Los nexos entre las representaciones mentales se esta-blecen en razón de sus propiedades sintácticas o formales y no por sucontenido semántico externamente definible: “el lenguaje del pen-samiento se produce porque los estados mentales, que tienen con-tenido, tienen también una estructura sintáctica que es apropiada alcontenido que tienen”.8

Entonces, cómo explicarse la relación de formaciones cognitivas-“realidad” en la relación pensamiento-lenguaje, o cómo argumentarmás exactamente el papel decisivo que desempeña la capacidad se-miótica-representacional (transitividad-reflexividad) que hace del len-guaje humano el código semiótico por excelencia, para aprehender ymodelar, taxonomizar la apreciación de realidad, si todo se reduce aun esquema… sintáctico intersubjetivo. Cómo explicar ante la per-fección sintáctica quasi infalible de las computadoras, la carencia deintencionalidad, y la obviada pero vital necesidad de que el humanole introduzca el componente transitivo… Estos aspectos resultandecisivos para juzgar el silencio como unidad pragmático-comunica-tiva y el lenguaje humano en general.

Jackendoff realmente insiste en la capacidad de aprendizaje, unidaa una base formal innata para la adquisición de conceptos —en algu-

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na medida esta posición lo acerca a Piaget y a sus seguidores— pero,las representaciones mentales internas de las representaciones con-ceptuales, que incluso llega a proponer en niveles, las concibe —yeste aspecto a su vez, lo aproxima a Fodor— originadas por un meca-nismo combinatorio pero de jerarquías sintácticas.

Una postura diferente en relación con el nexo pensamiento-len-guaje, ubicada ya en un terreno lógico-lingüístico más que filosófico-cognitivo, el acercamiento disciplinar la aporta desde una perspectivaenunciativa: un parámetro decisivo para analizar la relación pensa-miento-lenguaje puede ser el contenido proposicional (Austin y Sear-le en su arista pragmática).

Así que cuando decimos generalmente que un Acto de habla ex-presa un estado mental estamos sosteniendo que lo importante, encuanto al análisis del nexo pensamiento-lenguaje, debe estar dirigidoa saber cuál es. (Searle, J. R.) su propiedad semántica —resultado de latransitividad— y agregaríamos —no sólo su condición de verdad, deacuerdo con los postulados de la lógica modal aristotélica, en la rela-ción con el vínculo signo— mundo. Siguiendo el corredor searleanohemos propuesto indagar sobre el enunciado su carácter tridimensio-nal (referencial, modal ilocutivo) organizado intencionalmente, en fun-ción de una situación comunicativa ad hoc. Esto es analizar la cadenade signos en el continuum de la producción del sentido en una situacióncomunicativa, teniendo en cuenta una estrategia de ilocución-perlo-cución del hablante (intención-efecto en el sujeto) en un marco co-municativo dado la comprensión de lo autopoiético en el lenguaje,sobre la relevancia “sociológica-cultural” del “enunciado silencioso”como respuesta, en la que es condición sine qua non la transitivi-dad como respuesta… que la causa.

Tres son los artículos fundamentales para formular la posición deSearle ante la relación pensamiento-lenguaje: “The Behavioral andBrain Sciences…” (1980), “The Rediscovery of the Mind” e “Inten-cionalidad. Un ensayo en la filosofía de la mente” (Madrid, 1992).Los postulados fundamentales pudieran sintetizarse en las siguientesreglas:

• La intencionalidad del lenguaje humano (y en alguna medida,de los animales) es un rasgo causal de la conformación biológi-ca del cerebro como propiedad intrínseca.

• Cualquier “mecanismo” capaz de producir intencionalidad, debeposeer los mismos poderes causales que los del cerebro.

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• Si se opera con símbolos formales a nivel sintáctico sin accesoal nivel semántico, no puede haber intencionalidad, ni se puededar cuenta del carácter contextual del significado.9

El punto de vista empírico que sostiene el pilar filosófico de cómolos cerebros “orgánicos organizan” a nivel neurobiológico intencio-nalidad (crítica común a los postulados de Searle), pudiera sustentar-se —en apretada síntesis dado el tema central de este artículo—teniendo en cuenta la evolución psicosocial cultural del lenguaje mo-delador y modelado por el principio de la actividad instrumental dellenguaje en la conformación cognoscitiva del proceso referencial: lacapacidad de reflejar —con toda la carga creativa del concepto deinteracción— de acuerdo con el grado de organización la entidad re-flectante lo focalizado a través de un proceso complejo de conversión deoperaciones semio-cognitivas finitas reticulares y dimensionales de base neu-robiológica pero consecuencia estas de un desarrollo filogenético yontológico, así como de la capacidad cognoscitiva en el ejercicio desu carácter transitivo, ya que la eficacia de todo código descansa en lacapacidad de traducir un contenido a signos y de perfeccionarse eseproceso en una práctica de error y rectificación, donde el sujeto resultamodelador, modelado y (re)creador del universo percibido. La transiti-vidad la reinterpretamos como la aptitud del sistema subyacente,10

“vehiculada” en el proceso de consignación por un conjunto de opera-ciones cognitivas del sujeto a través de una combinatoria de rasgossemánticos, mediante la cual traduce las características culturales dela realidad translingüística —como hemos apuntado—, gracias a sunivel ontológico superior, organizada a partir de formas de saber.11

Recordemos brevemente que la capacidad12 reflexiva, en el dis-curso se manifiesta cuando este opera sobre sí mismo reorganizándo-se en esa gran cadena de referentes en un acto único donde el locutorse apropia de un sistema en función de una comunicación, para inter-cambiar con sus alocutarios.

Así, el componente generativo-combinatorio intrínseco a la natu-raleza semiótica del código-revisado y postulado por siglos de perspec-tivas lingüísticas insistimos en que ha de ser de marcada composiciónsemántica-rasgos —que se asocian a partir de la percepción del suje-to, con toda la impronta individual desde su experiencia socio-histó-rica, para cumplir con eficiencia una tarea comunicativa.

Searle postula la prioridad conceptual y causal del pensamiento so-bre el habla y como consecuencia, la imposición por parte de la mente

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de intencionalidad sobre entidades que no son intencionales —(¡¿per-cepciones?! ¡¿1Ù:‘H?!)— que hallan sus raíces en la estructura cere-bral; sin embargo, aclara que representación y comunicación, noestablecen relación causa-consecuencia.

El signo lingüístico es un signo complejo, de significante obligato-riamente lineal en su emisión y significado multidimensional, preci-sado este solo en la cadena hablada… y cuando no prima la funciónpoética, por esta característica es asimétrico y potencial entidad porexcelencia para asumir las bifurcaciones constantes del pensamien-to, al cual aporta sustento material.

El proceso de percepción, consignación, emisión y verificación deestrategias es consecuencia de un continuum transitivo-reflexivo deinteracción refleja-creativa desde la subjetividad de cada microdiver-sidad cognitiva del sujeto que (re)crea realidades a través de variadasformas de conocimiento, que construye escenarios convergentes otributarios de acuerdo con la finalidad del conocimiento resultante,sea de emisión fónica o no, lo cual hay que asumir como posturaanalítica de partida necesaria… que no debe de silenciarse.

La locuacidad del silencio en la función poética:algunos ejemplos clásicos greco-latinos

Revisemos el silencio en su representación lúdicra ya que el juegoartístico precisamente subraya la ductilidad del enunciado silenciosoy caracteriza al sujeto productor del código:

Desde la Antigüedad greco-latina, dada la ambigüedad semánticadel silencio, la obligatoriedad de un sujeto silencioso insertado en eldrama y la facilidad del silencio para imbricarse en códigos de emi-sión paralela (gestuales, visuales) en los que se necesitó perlocuciónética-pragmática-emotiva, no extraña su importancia en textos quedesborden en su clasificación genológica, los límites filosóficos y lin-güísticos per se y el silencio y el sujeto silencioso de la ceremoniaritual evolucione, desde forma de expresión-necesidad hacia la plasti-cidad, desde las imágenes evocadas de la literatura oral… hasta re-curso teatral trágico y cómico.

En su uso en la función lúdicra del lenguaje encontramos sin de-masiada dificultad reflexiones, ejemplificaciones desde la aproxima-ción de una poética implícita hasta verdaderas ponderaciones sobrela relación pensamiento-lenguaje —… y desde hace unas líneas esta-

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mos hablando de filosofía— y del uso del silencio como índice etici-dad del enunciador… con intencionalidad pragmática.

Aristóteles en Sobre la interpretación postula que las palabras habla-das son símbolos o signos de las afecciones, o impresiones del alma,mientras que las palabras escritas son signos de las palabras habla-das. El estagirita aclara cómo el lenguaje es diferente para las razashumanas, aunque los estados del alma, de los que las palabras sonsignos inmediatos, sean idénticos en todos, como son idénticas las co-sas de las que estos estados eran imágenes.

En textos no factuales —como expusimos anteriormente— inte-resó y quedó ejemplificado el anterior postulado aristotélico en suutilidad pública comunicativa-manipuladora, para despertar sensa-ciones (factor psicagógico del hacer-hacer) de la relación pensamien-to-lenguaje y que en la praxis guardaba —¡modernidad de losantiguos!— una cierta distancia…ética.

Por tanto, el uso del silencio, unidad de sentido, en cuanto a lenguajefue entretejido como recurso dramático con significantes cinéticos yplásticos, en la obra de los creadores, en sus funciones referenciales,emotiva, poética y sobre todo fue (re)visado en su eficacia pragmáticapar instaurar ideas en el imaginario epocal.

Algunos ejemplos tomados de la poética implícita ilustran sobre laposición filosófica de estos creadores al respecto:

Ya desde Homero13 aparece en la Ilíada, toda una disquisición acercade la palabra en la doble valencia de instrumento psicagógico y encuanto a ser el soporte verídico o no del contenido proposicional eintencional. Esta perspectiva se encuentra ejemplificada —para ini-ciar la cadena de ejemplos—, en un canto definitorio para el tema deesta obra de épica-oral y de la también antigua labor ancilar, de forma-ción de valores. Homero enfatiza una clara diferencia entre Odiseo“que resulta tan odioso como las puertas del Hades”, “por pensaruna cosa y decir otra” (IX, 308 y ss.), frente al elogio de Ayax, “parcoen palabras [...] porque ha observado la estrategia manipuladora deOdiseo y él mismo se ha comportado embajador, escaso en palabras,observando silencioso al elocuente compañero y es quien sin embargo,cumple su objetivo comunicativo porque al final de su silencio hadicho lo que piensa” (IX, 645 y ss.). En otro pasaje Homero recono-ce la utilidad simuladora del silencio con efecto político, llega inclusoa referirse al enunciado silencioso y a su emisor como expresión no-fónica de una actitud simuladora en la asamblea pública: “Odiseo separaba silencioso, no meneaba el cetro, más bien parecía un iracundo

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o un estúpido”, lo que por contraste potenciaba el efecto de sus pala-bras cuando seguidamente fluían de su boca como “copos de nieve”(III, 220 y ss.).

En La Odisea14 la facultad de poseer inteligencia rápida, contenerlos instintos y no desbordarse en una hybris verbal (desbordamientoverbal antinomia del silencio) lo acuña Homero como rasgo de lainteligencia y condición necesaria de un héroe con un ethos (caracte-rización moral) mucho más cortesano.

Abundan en los nostoi (regreso a la patria) espacios no verbales en lainstauración de paradigmas, en situación comunicativas significativade marcado valor educativo: el de Odiseo al escuchar en silencio elcanto de sus propias hazañas (VIII, 521 y 537) —silencio, por lo de-más manipulador, para atraer la atención de Alcínoo con el fin depropiciar su propia alabanza y reconocimiento (anagnórisis) cuandoes ya observado por esta actitud; el silencio defensivo de Penélope anteUlises en el Canto XXIII (90 y ss.), al dudar de la presencia real ofraudulenta “in praesentia” del héroe, tanto tiempo alejado del hogar.Silencio valorativo y afectivo este, por ausencia de señal, que no evi-dencia la comprensión de una competencia y sí ejemplifica la búsque-da de una forma de saber retrospectiva para la decodificación ad hoc,pero tan locuaz en su reclamo de signos verificativos, que siglos des-pués Tennyson “llenaría este espacio” de silencio, para componer unpoema, que evoca dicha situación comunicativa. Como se ve, el enun-ciado no fónico también se construye y puede evidenciar operacionescognitivas paralelas (véase matriz adjunta los formantes semiocogniti-vos en las columnas): valoración-manipulación, valoración-afectividad,valoración-determinación.

La palabra silenciosa como vehículo o no en cuanto a intenciona-lidad del pensamiento y por tanto, como herramienta manipuladorasobre el receptor, se traslada como recurso hacia la obra de los tresgrandes trágicos. También el silencio en uso pragmático es utilizadoen las puestas en escena por Esquilo, Sófocles y Eurípides “para ha-cer cosas”, en este caso, “sin palabras”.

Para Esquilo, el silencio fue uno de sus principales recursos dramá-ticos, utilizado siempre en función de concentrar la fuerza trágica deun personaje que, en escena, y por limitaciones de recursos teatrales,frecuentemente, estaba condicionado por un emisor indirecto previs-to o imprevisto en el circuito comunicativo.

Aún nos estremecemos ante el elocuente silencio de Casandra15

frente al palacio real de los Atridas rodeada del pueblo, mientras

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Agamenón era asesinado en el baño por su esposa, lo cual confiere a laposterior “parte fónica” del parlamento de Casandra el mayor drama-tismo, silencio fruto de su saber proyectivo-valorativo (profético).

La presencia intencional en sus obras en la búsqueda de efectopolar en la disyuntiva —necesaria al género trágico— logrado me-diante del silencio era tan marcado, que Aristófanes en Ranas —através de los personajes de Baco y Eurípides—, comentaba que erala manera esquílea de ser gárrulo.16 Esquilo convirtió el silencio emer-gido de la necesidad de la limitación impuesta de un número res-tringido de actores en el escenario, en un recurso dramático parahablar sin palabras.

Yocasta, en Sófocles,17 después de haber pedido a Edipo que detu-viera la pesquisa de captura del asesino, ya que había adivinado laterrible verdad del rey, que era sin saberlo juez-hijo-marido-hermanode su madre, padre de sus hijos y asesino de su padre; ella, desde suposición de mudo testigo de los interrogatorios, ante la negativa deEdipo de detener la búsqueda de la verdad, se retira en un, también,elocuente silencio admonitorio, esta vez valorativo-determinativo-afec-tivo, en el que el sentido resulta indiscutible anunciador del inmediatosuicidio, antes de que el siervo lo narre en escena.

Eurípides, en plena apoteosis contextual del habla —fundamental-mente su producción abarca el período de la Segunda Sofística— in-tenta trasladar como recurso dramático la eficacia enunciativa delsilencio y, en sus obras, en más de una ocasión, le pide explícitamen-te al coro, como personaje colectivo, que guarde un silencio cómpli-ce manipulador.18 Se lo pide y le explica el significado de su reclamo,pero al no estar pragmáticamente insertado en la realidad contextual de laacción el significado-sentido en la situación comunicativa del drama sediluye al ser una no-respuesta, que debe ser explicada oralmente, nologra la perlocución trágica que alcanzara en la obra de Esquilo y deSófocles.

Sin embargo, esta misma artificialidad en la locuacidad del silencio, lohace derivar en un recurso hilarante en el género comedia, por lo quepuede tener de incongruente el silencio que nada insinúa, y la comedialatina lo canoniza, al entronizar un personaje en escena en posiciónde destinatario indirecto no previsto en el circuito comunicativo, parael resto de los personajes entonces, y así puede causar risa en el públi-co, al acompañar la conversación oída u oculta, que le otorga unaposible competencia contextual compartida en complicidad con elauditorio de lo que ocurriría, sin que los interlocutores del circuito

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interno del drama sospecharan la presencia del personaje. Este silen-cio prospectivamente proyectado del ahí y ahora de la conversaciónatisbada —a diferencia del silencio trágico, que amerita de un saberretrospectivo que no necesitaba explicación del contenido proposi-cional transitivo entonces, sí recupera su potencialidad comunicati-va, dada su inserción pragmática en la situación construida— y devieneuno de los recursos por excelencia de la comedia y, como recurso,asume su eficacia en la caracterización del sujeto risible, en la medi-da que su saber no se equipara a un poder real de incidencia en elsaber-poder-hacer y se mantiene como elemento hilarante, aún en lacomedia actual.

Los anteriores ejemplos demuestran, potenciados por su inserciónen un contexto comunicativo lúdicro, cómo una correcta decodifica-ción del silencio se encuentra estrechamente relacionada con:

a) Un estrecho vínculo con el contexto comunicativo, in situ, yasea evocado por anticipación o mirada retrospectiva.

b) La competencia adecuada de recepción equivalencia necesariacon lo focalizado en transitividad.

c) Lo anterior implica la búsqueda de una “equivalencia” a nivelcognitivo de las operaciones mentales dimensionales entreemisor-receptor-contexto, para lograr un puente en la reflexivi-dad del código en cuanto al saber recuperado o anticipado des-de una experiencia transitiva compartida ante la ausencia designificante.

d) El efecto perlocutivo del silencio ya en el plano de la connota-ción está estrechamente vinculado a la eterna pareja, a menu-do en lucha por la primacía semántica vs. pragmática; la relaciónpensamiento-lenguaje no es mayor por el hecho de que se ex-plique su significado oralmente quizás todo lo contrario —re-cuérdese las puestas en escena de Eurípides— o porque carezcao posea realización fónica si no por el vínculo que pueda esta-blecerse en la circuito comunicativo a través de su eficacia tran-sitiva emitida autopoieticamente recuperada.

e) La actitud modal valoración en la función poética como enun-ciado y como sujeto enunciador resulta entonces el núcleo porexcelencia de la unidad constante de sentido del enunciado si-lencioso, con los diferentes matices modales expresados para“emitir-recepcionar” silencios, con sus múltiples finalidadessemántico-pragmática.

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El enunciado silencioso en el terrenopragmático-discursivo del escenario real

Claro resulta que a través de palabras rotulamos los procesos con queaprehendemos cognitivamente la realidad y formamos nuestros con-ceptos: el signo está presente en el proceso de consignación-reflexión-emisión se exprese fónicamente o no.

El nivel de reflexividad de lo social es el de la “autorreflexividad”,en el cual se manejan como objetos sistemas hablantes, que ejercende esta manera una actividad objetivadora —como se ha argumenta-do— o de producción de sentido del mismo nivel que la del sujetoque, de igual manera, las nociones de emergencia y autoorganiza-ción, que señalan fundamentos de lo complejo, presentan una com-plicación para aquilatar su emanencia en el terreno de las relacionessociales, que solo cuenta acceso del analista para incorporarlo en nues-tro arsenal metodológico.19

En los ejemplos anteriores, el receptor decodifica cuándo la propo-sición del enunciado-silencio del sujeto “se cruza” con las proposicionesque conforman el contexto de las presuposiciones del oyente, “dealgo previsible”, (saber de posibilidad proyectivo o recuperado). En-tonces… ¿qué detiene a los hablantes para entonces sólo emitir enun-ciados silenciosos que exigieran un mínimo de esfuerzo, si sabemosque la economía de significantes rige como principio fundamental detodo código?

Pudiéramos “ahorrarnos” cualquier “método fónico de represen-tación, cualquier código socialmente señalizado en su aspecto sono-ro”, cuando con el mínimo esfuerzo de procesamiento no fónico sehiciera viable cualquier acto de comunicación pero ¿qué sucedería en-tonces con la diversidad transitiva de interacción necesaria en las operacionesde consignación-referencia pues lo que si es teóricamente tendiente al infinitoes nuestra capacidad de conocer como interacción?

La semántica no es sustituible por la pragmática; lo sería —cla-ro— sólo en alguna situación ad hoc. El mínimo esfuerzo de procesa-miento es que la semántica del lenguaje natural depende en granmedida de una articulación entre el lenguaje, la realidad aprehendidadesde la subjetividad de la propiocepción, para realizar el inviolablemomento de la inferencia para el que se necesita claridad en las presuposi-ciones que emergen de la transitividad. Aunque, como bien constatandirectamente los especialistas de diversos saberes, en una visión dia-crónica del lenguaje puede permanecer constante lo focalizado y va-

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riar sin embargo su significado, por ser la actividad perceptiva delsujeto también (re)creadora.

Para la Pragmática el signo es un proceso logrado en términos deeficacia cuando la relación entre la intencionalidad del emisor y laperlocución en el receptor es decodificada como estrategia com-prendida.

Grice expone la naturaleza de cooperación entre emisor y receptor—que compartimos— ya que la voluntad-obligación de comunicarsesiempre existe entre ambos en una sociedad lingüísticamente estruc-turada. Si no se enfoca este postulado desde un prisma reductio adsur-dum, esta ley nos remite a la presencia de la función fática, emotiva,conativa y referencial condiciones necesarias en el proceso de emi-sión, ¡lo cual no implica que emisor y receptor tengan los mismospuntos de vista ante lo focalizado! —las gamas de la modalidad se-mántica así lo demuestran.

El diálogo como macroestrategia discursiva concatena sus enuncia-dos por asociaciones más libres, que otras formaciones funcionalesestilísticas, si a este factor le adicionamos una diferencia de actitudintersubjetiva ante el objeto focalizado y (re)buscamos en los elemen-tos construccionales y del contexto de comunicación, se explicaríanlingüísticamente “la falta de cooperación” que no es menos que unadiferencia perceptiva ante el rema, en el circuito emisor-receptor.

Si tenemos las generalizaciones expuestas como condiciones bási-cas para decodificar el enunciado silencioso resulta “pragmáticamenteobligatorio” responder a los postulados b y c —equivalencia de tópi-co-y intelección de operaciones mentales— que colocarían nuestraperspectiva para caracterizar al enunciado silencioso, en una vertientesemiocognitiva (generación de rasgos a partir de un sistema subyacen-te de selecciones finitas posibles de base semántica) y nivel discursi-vo (enunciado compuesto en su competencia pragmática en formantesautoorganizativos emergentes de aprehensión-producción).

En el nivel semiocognitivo desde el que proponemos caracterizarel silencio del sujeto, emisor-receptor deben de compartir las siguien-tes operaciones mentales de naturaleza semiocognitiva en organiza-ción dimensional, muestra de sus capacidades noético-semióticas paraque se efectúe la comunicación del enunciado silencioso: 20

• En la dimensión referencial: rasgos semánticos de control, priva-ción, apropiación de la operación conjunción-disjunción, tiempo-es-pacio. Estarían activables los saberes de objetividad, posibilidad, másel de ignorar de irrealidad con el matiz de certidumbre correspon-

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diente. En cuanto a los rasgos constitutivos, la evocación ¿me-morizada-prospectiva?, formulaciones de ¿qué pasó?, ¿qué pasa-rá?, ¿cuál es la última impresión de lo instruido? por la evocaciónde la afectividad priorizarían los rasgos de cualidad, estado, tiem-po-espacio ahora in situ, comportamiento.

• En la dimensión ilocutiva: los índices ordenadores, singularizado-res tendrían como característica típica de este enunciado unamenor fuerza ilocutiva (al menos en el basamento reticular quelos de legitimadores, afectivos e impresivos de obligatoria presenciaasimismo los analíticos y prácticos; de los índices pragmáticos enla dimensión ilocutiva: aceptación, rechazo, legitimación, encubri-miento, resistencia, poder. La activación componentes dimensio-nales dependerían, al igual que en la dimensión referencial, dela especificidad de la remisión desde la actualización.

• En la dimensión modal: estarían activadas todas las gamas delas posiciones valorativas que implican una recepción causa-con-secuencia, ya sea ponderativa o que dentro de una pondera-ción, se perciba una actitud calificativa. También las gamascorrespondientes a la unidad constante de sentido de Lealtad(manipulación).

En el enunciado como unidad mínima de la lingüística discursiva,en cuanto a emitir y recepcionar sentido se trata, quedan plasmadosla mayoría de los factores paralingüísticos e intralingüísticos que in-ciden en el proceso de significación. Como resultado, porta los com-ponentes necesarios para el procesamiento del texto, que hacenposible el cumplimiento de la función comunicativa entre emisor-receptor “ya que es lo que aquel produce y lo que este entiende”.

Como unidad de sentido de la comunicación recoge por su carácterinteractivo una gran variedad de combinatorias de sus formantes delos que, una vez expuestos, quedaría delimitar cuáles se potencian enel enunciado sin realización fónica (el silencio) en una situación co-municativa.

Los niveles del enunciado21 son niveles de sentido que de una formadinámica en el acto de comunicación toman diferentes combinato-rias autoorganizativas de comprensión:

Primer nivel de comprensión: En el caso del silencio en cuanto laorganización fónica que sustenta lo conocido desconocido se estaríatrabajando directamente en la percepción del receptor con el comenta-rio en primera instancia y, consecuentemente el tópico podría rese-

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mantizarse o no. El circuito comunicativo se establecería instauran-do primeramente la función fática, conativa y después (entiéndaseeste después en nanosegundos cognitivos) la referencial apoyándoseen el lugar adecuado, enunciador adecuado que compartiría saberes yemitidos-decodificados por elementos “parafónicos” para activar lasfunciones mentales antes aludidas.

Segundo nivel de comprensión: Teniendo en cuenta las peculiaridadesde esta unidad comunicativa silenciosa, el significado referencial se“tomaría” de una experiencia previa, anterior, y la remisión se realizaríaa través de ella, trasladada a la recepción ad hoc o de un nuevo matizprospectivo resemantizante, por ende manipulatorio. En detrimentode las marcas gramaticales del primer nivel, entraría a desempeñaruna función importantísima la ilocución en la transmisión de lasmarcas en orden no convencional convencionales, que por supuesto,reforzarían el sentido.

Tercer nivel de comprensión: En este nivel se descifrarían presuposi-ciones, inferencias, metalogismos, en general, actos locutorios secun-darios, hasta inconscientes, que harían por ejemplo posibles, ladecodificación contraria de todo lo que se insinúa. En el rango delsignificado este soportado por actos elocutivos y sobre todo, los ras-gos referenciales ubicados en el almacén de plazo largo sistema de memo-ria. La perlocución resulta por tanto, fundamental, en este nivel. Asídesde el punto de vista cognitivo modulante, el sujeto organizaría elnúcleo perceptivo. Al igual que en el enunciado fónico pero con for-mantes más difusos.

En cuanto a su caracterización semántica desgajada en rasgos pu-diéramos concluir:

a) La evocación memorizada en términos de “¿qué pasó?”, cuáles la última comprensión de lo instruido, por afectividad o con-vención, priorizaría los rasgos de comportamiento, estado ycualidad apropiación, posibilidad.

b) En la dimensión ilocutiva los índices ordenadores, singulariza-dores se conformarían después-y es una característica sui generis-de los afectivos e impresivos serían siempre de obligatoria pre-sencia; así mismo los analíticos y pragmáticos. Otros compo-nentes dimensionales dependerían, al igual que en la dimensiónreferencial, de la especificidad de la remisión. Se confirma enel enunciado silencioso la misma estrecha relación entre la di-mensión referencial e ilocutiva advertida por Leandro Caballe-ro en su libro Semiótica y Diccionario (inédito).

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ESQUEMA 1ESQUEMA DE NIVELES DE ENUNCIADO

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c) En la dimensión modal: estarían activadas las posiciones valo-rativas que impliquen una recepción causa-consecuencia pon-derativa, o dentro de esa ponderación, las que representen,coadyuden una actitud calificativa o manipulatoria.

d) Para resumir, según el esquema Atkinson, Hermann y Wes-court (1974), de funcionamiento de la memoria, aplicado alenunciado silencioso, su principal soporte serían todos aque-llos rasgos ponderativos, afectivos, saberes proyectivos o re-trospectivos, ya que este almacena “con un fondo creativo capazde suscitar términos, experiencias más o menos borrosas, abun-dantes en informaciones cognitivas que no conforman subes-pecies lingüísticas”22 sobre la cual “actuaría directamente” laintencionalidad searleana y hace que el silencio, en este niveldel enunciado, también adquiera sentido, que puede estar refor-zado por una aptitud perlocutiva, y que también forma partedel enunciado como una misma unidad extensional y el sujetoreceptor se represente un código en su pensamiento sin que ellenguaje —entendido en emisión fónica de ese código— estépresente en el acto mismo de la comunicación.

El terreno del silencio: una miradasociológica-cultural desde el homo loquens

Un intento definitorio del sujeto no es ni el sujeto totalmente manipu-lado (por su inconsciente) del psicoanálisis —aunque puedan encon-trarse rastros de él en el discurso—, ni el sujeto objetivado delmaterialismo histórico (un sujeto reflectante-pasivo de la historia y laeconomía) ni el sujeto “arremetedor” del existencialismo —si bien enél algo hay de la proposición sartriana—, ni tampoco el sujeto lingüís-tico de los generativistas, engendrado por un conjunto de reglas sintác-ticas. En todo caso es un sujeto en ruptura total con el sujeto idealista,23

pero que tiene su puesto en los procesos constitutivos y sobre todoconstructivos, de su percepción de la realidad y al que debe atenderseen su silencio Agregaríamos a las anteriores ponderaciones del sujetosu importante arista de homo loquens aún en su silencio, que modela yes modelado por un código emergente, de operaciones semiocogniti-vas en interacción hacia un entorno definitivamente fruto de su auto-poiesis emisiva y propiceptiva, en ocasiones, lamentablemente y, comodesde la antigüedad, con cualquier finalidad social.

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El profesor Patrick Tacussel en su artículo “Las leyes de lo nodicho”, expone sus puntos de vista para una sociología del silencio,que pudiéramos resumir como sigue:

La capacidad de nombrar […] obedece a cierta voluntad de restringir unacomunicación excesiva. La risa, las lágrimas y el silencio participan delmundo expresivo […] y dan testimonio de la imposibilidad de que laspalabras se acojan a la función socializadora que le reconocemos […] risay lágrimas (están) en el haber de la espontaneidad, mientras que la dimen-sión simbólica del silencio / […] es obra de una estrategia más elaborada.El silencio es […] más social que psicológico.24

Apoyémonos en la cita para poder intentar resumir las siguientespropiedades cualitativas atribuidas por este autor a esta unidad decomunicación:

1. El silencio es una unidad de comunicación aunque carezca decomponente fónico.

2. Puede expresar lo que es incapaz de recoger la palabra en unasituación comunicativa determinada.

3. El silencio es obra también de una estrategia.

4. Se produce silencio tomando más en cuenta el factor social.

De acuerdo con nuestros puntos de vista desarrollados más arriba,coincidimos con el autor en los postulados 1 y 3; acotaremos el 2: unacertado enunciado puede tener tanta fuerza expresiva como el silen-cio si “sabemos hablar”; ya hemos expuesto que con palabras rotula-mos la realidad y con códigos-símbolos, el proceso del pensamiento.

Por supuesto, como también ya hemos esquematizado en la medi-da en que convertimos el silencio en enunciado, lo transformamos enuna unidad de comunicación —punto 4— y por tanto, con intenciónsocializadora, colocado en un momento, lugar y receptor apropiado.

El autor distingue cinco clases —precisaríamos cinco situacionescomunicativas— de silencio intencional. Cito:

1. “La cohesión no fónica o la apariencia de entendimiento. Per-mite medir la fuerza de una sensibilidad compartida, refuerza launidad de grupo elemento de autoconfirmación […]”.25

Si retomamos los ejemplos de la antigüedad clásica, sería el silen-cio del sobreentendido, es decir, el de los tres puntos suspensivos, eldel gesto ilocutorio o no, de la remisión al tema por asociatividad y

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afectividad, el de la competencia comunicativa consecuencia de unintercambio anterior pensamiento-lenguaje-realidad con un interlo-cutor o con un entorno (re)conocido.

2. “El silencio de la resistencia […] de protección, lo no dicho decada individuo traza los límites […] en cuyo seno toda palabraaumenta valor en la circulación restringida de lo admisible”.26

El autor hace referencia en el mismo acápite, para ejemplificar, alartículo de Michel Maffesoli “La mafia: notes sur la socialité de base”(Chiers Internationaux de Sociologie, vol. LXXIII, París, 1982), Tacusselhabla del silencio de un grupo social sobre sus propias leyes, con ritospropios de acceso y clausura. El silencio como línea de demarcaciónde un saber compartido por un grupo o privativo de una persona, unno pase, que hay algo prohibido para usted.

Sería, si recordamos los ejemplos citados de los textos poéticosgriegos, el “silencio de Yocasta” al indicarle a Edipo su ¡hasta aquí!prohibitivo en las pesquisas, pues de ahí en adelante se entraría en lazona de lo que no debe saberse por todos, de advertencia contra latrasgresión donde primaría el componente problémico… y ya sabe-mos las consecuencias.

3. “La fraternidad silenciosa de la comunión. Es una suspensiónde la temporalidad de los asuntos mundanos requerida por lagestión de lo sagrado […] (silencios que) siempre posean unaspecto cultural”.27

Esta tercera situación comunicativa, sin embargo, pudiera subdivi-dirse: No es el mismo sentido del enunciado silencios-colectivos decuando se porta un féretro, que supone dolor, respeto con los presen-tes en la acción o simplemente la convencionalidad situacional yamencionada en el escenario, que el estado de entusiasmós, del asceta odel creyente que va a una iglesia en silencio, sin rezar en voz alta a“comunicarse” con Dios, que lo remite a otro saber proyectivo oprospectivo que focaliza en otra situación diferente a la de “cuerpopresente”, o incluso el silencio impuesto a los catecúmenos de unaorden religiosa, para obligarlos a ser el único receptor, en el circuitocomunicativo de su relación cognoscitiva pensamiento-lenguaje in-terno-realidad.

4. “El silencio de quien depende del saber de otros, es, sin embar-go, el síntoma de la autorreflexión de un conocimiento lúcido

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del entorno corriendo el riesgo potencial que entraña el aparen-tar lo que no se es […] La aposiopesis del ignorante puede serdefinida como un infortunio natural no voluntario […]28

Sería la situación comunicativa lo que indicamos como silenciomanipulatorio, pero a diferencia del ejemplo citado de Odiseo delCanto III de la Ilíada, pero lo que se quiere ocultar según la cita ante-rior es la incompetencia, acentuando la perlocución hacia el rema delotro interlocutor para que no se sepa hasta dónde llega el no saber. Eneste caso el receptor manipula ante la carencia, no presencia de signosen el almacén memorístico, o sencillamente cuenta con poder desvirtuarlo que el inconsciente emite como signos ilocutorios secundarios desdeun ignorar de realidad, objetividad o de necesidad.

Sigue diciendo Tacussel:

5. “Bajo el signo del respeto y de la dignidad, volvemos a encon-trarnos con los elementos de la segunda y de la tercera catego-rías. Tanto la resistencia activa del militante, como en la de lasmasas pasivas, el silencio es un indicio de un reflujo de cólera ode una indiferencia llena de desprecio”.29

Como el mismo autor indica, este nuevo ejemplo es en definitivauna subdivisión de las situaciones comunicativas mencionadas. Ennuestra opinión no de la convencional (tercera) sino más bien delsilencio como resistencia, como un tipo de respuesta donde el saber obje-tivo, la expresividad controlada se impone al saber de realidad y anula enla dimensión referencial su rasgo operativo —capacidad operacional de—como autodefensa.

El autor continúa su artículo comentando las reflexiones Jean Wahl,“Traité de metaphysique” y Joseph Rassau, “Le silence comme in-troduction à la metaphysique”, que tienden a centrarse en el puntotercero, de situaciones comunicativas esotéricas, válido propósito parael autor, pero no exactamente enfocado hacia la psicolinguística, lapragmática o a la cognición lingüística, pero lo reconocemos tam-bién dentro de las formas comunicativas de validación que puedeasumir el enunciado silencioso en la autopoiesis del sujeto.

Con su artículo el profesor Tacussel nos incitó a rescatar la miradasociocultural al silencio como unidad comunicativa, sean las situa-ciones delimitadas por él, perfeccionables en su demarcación, por loque preferimos redimensionarlas con una caracterización semántica-discursiva.

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El enunciado silencioso como hemos visto tiene variadas posibili-dades de inserción, sobre todo, en las funciones conativa, poética yemotiva.

Todo tratamiento de la información con emisión fónica no exigeun previo procesamiento cognitivo: el enunciado silencioso, al igualque el fónico, se rige —pragmáticamente hablando— por la com-prensión de pertinencias proposicionales (Sperber-Wilson) que condi-cionan las implicaturas. Las presuposiciones del enunciado silenciosodeben observar —poder— leer los índices pragmáticos, de inferenciacon mayor grado de dependencia, que el enunciado con emisión fó-nica, a riesgo de no comunicación.

También de acuerdo con la teoría searleana, en el enunciado silen-cioso la intencionalidad y la representatividad tienen mayor incidenciade los factores pragmático-contextuales que en el enunciado fónico,porque el éxito de su realización descansa también en la aptitud perlo-cutiva del receptor; según los niveles del enunciado de nuestro esque-ma de formantes, el enunciado silencioso “trabaja” fundamentalmentecon el segundo y el tercer nivel.

Para un análisis de la relación lenguaje-pensamiento desde unaperspectiva pragmática pensamos que la teoría searleana —deudorade Austin y de Brentano— resulta decisiva, desde el momento enque erige como centro de su explicación la intencionalidad “realiza-da” por actantes y constituye la unidad del Habla más cercana a lalógica del pensamiento no así a su realización discursiva, que, comohemos expuesto, se realiza en el enunciado. Pero la relación fijada porun contenido modular-combinatorio (Fodor-Jackendoff y, por su-puesto, Chomsky) reduciría la conexión a un esquema demasiadointersubjetivo, todo lo cual amerita una revisión necesaria desde eldiscurso, hecha desde el innatismo piagetiano y el desarrollo paula-tino, por delimitación de etapas de Halliday, fundamentada ademáspor el alto grado de complejidad ontológica que abarca la perspectivafilosófica refleja, como herramienta modeladora, a través de la ope-ración de referencia efectuada en la relación sujeto-focalización-con-signación, que es capaz de transformar (reflejar ) durante el procesoen secuencias sintagmáticas y sígnicas los diferentes universos desaber.

Las perspectivas no marxistas sobre el lenguaje separan y no equi-paran en igualdad de miembros de un mismo continuum los procesosneurobiológicos del carácter transitivo reflejo, esta última condiciónnecesaria a todo código.

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185La voz del silencio (Una aproximación cualitativa...

Proponemos, para concluir, de acuerdo con el esquema de nivelesde composición de un enunciado, caracterizar, el enunciado silenciosocomo unidad comunicativa según las generalizaciones con que he-mos intentado atrapar su semántica multiforme:

1. El enunciado silencioso es un enunciado de soporte valorativopor excelencia en las combinatorias enunciativas posibles de las U. C.S. (líneas horizontales de la matriz) en el que el emisor-receptordebe, por operación de anagnesis, establecer las relaciones cau-sa-consecuencia, y dicho enunciado para su realización necesi-ta en su construcción cognitiva de operaciones mentales similaresque el enunciado valorativo con emisión fónica.

2. De acuerdo con el punto de vista de la pragmática, es una uni-dad cuyo énfasis ilocutivo puede participar en las mismas fun-ciones que, por ejemplo, un enunciado publicitario “fónico”, eincluso puede alcanzar mayor rango poético en situaciones co-municativas que prioricen dicha función.

3. El enunciado silencioso comienza a decodificarse en el segun-do nivel y la recuperación del significado lógico y la organiza-ción sistémica tema-rema se produce después, a la inversa, que enel enunciado con realización fónica. Esta inversión de niveleshace más difícil su uso en la función comunicativa diaria.

4. Si lo caracterizamos con énfasis contrastivo, la reflexividadcomo operación cognitiva de consignación en el sujeto per-ceptor del enunciado silencioso no tiene un recorrido sinápti-co marcadamente diferente por ser silencioso y sin operacionessemiocognitivas específicas, que cuando se recibe un enuncia-do fónico; la transitividad “a recuperar” del contenido propo-sicional remite a un marco prefijado, que acentúa el saber deposibilidad como operación mental-cognitiva30 más que en elsaber de realidad u objetividad, asiento principal del enunciadofónico, lo cual restringe al “silencioso” al marco de asociacio-nes libres si quiere el receptor “incorporarse” al segmento co-municativo: el discurso como objeto.

El sujeto loquens, como enunciador de discurso y lo discursivo comoámbito de construcción intersubjetiva de realidad, merece ser anali-zado por una lingüística transdisciplinaria, semiocognitivamente con-cebida como estrategia, no distraída de sus otras aristas de impacto“más ciudadano”.

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186 Marcia del Carmen Losada García

Eso sí, es necesario reconocer el acento del proceso de autopoiesisde lo social en la construcción discursiva del silencio inclinada haciala “autoreflexividad”, en la cual se manejan como “objetos” siste-mas hablantes, que también ejercen una actividad objetivadora o de pro-ducción de sentido del mismo nivel, que la del sujeto fónico y de igualmanera también, las nociones de emergencia y autoorganización delsistema subyacente, indizan en el silencio, fundamentos de lo com-plejo en el lenguaje humano y en su entorno social .

Conscientes de que presenta una “complicación” para su decodifi-cación en el terreno de las relaciones discursivas se hace necesarioincorporar al homo loquens con mayor frecuencia al arsenal metodo-lógico, investigarlo en su aparente no-respuesta, para no mutilar elsujeto parlante, fónico o no, de la entidad sujeto-social —en— socie-dad, objeto esta arista de enfoques más frecuentes y adentrarnos enlas -sus- zonas de silencio para oírlo mejor, pues aún silencioso es sujetovalorativo, que asume una actitud modal ante lo focalizado.

Más que el enunciado fónico —como se ha señalado— el enuncia-do silencioso depende para su “elocuencia” de las relaciones que seestablecen entre los participantes del acto de comunicación, de lasmáximas de cooperación emisor-receptor y la manera con que el enun-ciado y los participantes en esa interacción “vehiculen” una situa-ción de comunicación, por esta razón podemos considerar que habría—al menos teóricamente— una mayor actividad preconceptual deemergencia primigenia del campo nocional31 de las veredicciones yla afectividad con la zona más frecuente de actividad semiocognitiva—para recuperar la información subyacente—, que la del campo no-cional de lo focalizado (ser), para la transmisión de un sentido, posi-ción perfectamente compatible, con la perspectiva refleja y complejadel lenguaje, y con las propiedades cualitativas del enunciado comounidad operacional.

La fuerza intencional (ilocutiva) y de reacción (perlocutiva) delenunciado silencioso no resulta restringida por la ausencia de la cadenafónica; tiene mayor posibilidad semiótica de realización a través delas remisiones, evocaciones en los diferentes tipos de códigos otros:cinéticos, plásticos, volumétricos, etc., en su amplia gama, comoqueda ejemplificado artísticamente en la actitud contemplativa-si-lenciosa de la inmortal Pietá de Miguel Ángel y en el silencio-castigo,que implica la proximidad sin intimidad para dos amantes, el de Pao-lo en la Divina Comedia.

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ANEXO GRÁFICO (MATRIZ SEMÁNTICA)

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Notas

1 Dedico este ensayo con todo respeto a la Doctora Mayra Espina, como agradeci-miento a sus clases en el Diplomado de Complejidad, y su revisión de mi libro sobreFilosofía del Lenguaje y por su incansable esfuerzo investigativo en pro de reins-taurar “la subjetividad del sujeto” como actor social, en su relevancia en las microdiversidades de las prácticas cotidianas. Al Dr. Luis Álvarez, acucioso crítico de misejercicios académicos, por su constante validación como teórico y maestro —inter-nacionalmente reconocido— de la importancia de la Filosofía del Lenguaje.

2 Sentido: Resultado de la recepción o producción competente de un enunciado otexto que supone una arista objetiva y otra subjetiva. El componente objetivo estáconformado por las instrucciones de significatividad (significado denotativo, re-ferencial, lógico, contextual presentes en el componente de base lógica universal;dichas instrucciones se encuentran ubicadas fundamentalmente en el primer ni-vel del enunciado y en parte del segundo. El aspecto subjetivo (significado conno-tativo más capacidad valorativa y manipuladora o de potenciación de los lexos enel caso de la recepción se nuclea en la modalidad. Por su apropiación y produc-ción, individual, como mecanismo, tiene una estrecha relación con la noesis y lasemiosis. Marcia del Carmen Losada García: Discurso y dimensión referencial: elanálisis semántico discursivo dimensional, Tesis doctoral, inédita, septiembre de 2003.

3 Emergencia: Término procedente del paradigma de la complejidad. Aplicado al len-guaje describe el comportamiento irregular o imprevisible pero recurrente del lengua-je como sistema dinámico no absolutamente lineal. Se realiza durante la respuestaexactamente irrepetible como huella cognitiva o semiótica en el proceso reflejo dereflexión-consignación-designación, que presenta una alta sensibilidad a las condi-ciones iniciales del input.

4 Autoorganización aplicada al lenguaje humano: Tendencia espontánea y cons-tante de los constituyentes rasgos semánticos —unidad mínima de sentido— arecombinarse para generar nuevos patrones de significados a partir de una in-fluencia sensorial del entorno, de modelaciones y de experimentaciones internasdel sujeto. En toda materia la autoorganización es la expresión codificada de lossistemas en su respuesta refleja. El nivel de autoorganización es una muestrafenoménica de la constitución confirmativa de un ente dado y de la semioticidadque de él emerge; puede esta capacidad decodificarse en forma de indicios, iconoso signos. La capacidad de autoorganización del sistema lingüístico se relacionacon su capacidad reflexiva-transitiva por excelencia.

5 El análisis semántico discursivo dimensional como método: Recoge y articulainformación emergente. Es un acercamiento tridimensional que recoge y eviden-cia percepción experiencia personal del sujeto e intencionalidad. Taxonomizaprocesos recurrentes y autorganizativos resultado de tiempos concurrentes. Des-cribe en unidades de sentido, la información de atractores caóticos y recursivos,formantes de una función articulatoria compleja de componentes sometidos acondiciones sensibles iniciales. Es capaz de indexar las huellas de sentido por lamáxima capacidad autoorganizativa de los entonemas que potencialmente pue-den redimensionar el componente léxico de ese sentido.

6 Imbert, G: “Por una socio-semiótica de los discursos sociales .Acercamiento figu-rativo al discurso político”, en M. García Ferrando, J. Y. Ibáñez, F. Alvira, (comp.),El análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de investigación, 1998.

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7 Me refiero a los libros Languages of the Mind, and Mental Representation. de R.Jackendoff y The Language of the Thougt, de Fodor.

8 Véase esta tesis en Fodor: Psychosemantics. The Problem of Meaning on the Philosophyof Mind.

9 Se necesita tener en cuenta las características culturales de la realidad translin-güística —como hemos apuntado—, propias de la capacidad refleja superior yorganizada a partir de formas de saber como habilidad. El componente —combi-natorio intrínseco a la naturaleza semiótica del código— ha de ser de marcadacomposición semántica (rasgos) que se asocian a partir de la percepción del sujetodesde su experiencia socio-histórica, imprescindible para cumplir su tarea comuni-cativa principal.

1 0 Marcia del Carmen Losada García: Discurso y dimensión referencial: el análisis semánticodiscursivo dimensional, Tesis doctoral, inédita, septiembre de 2003. Forma abstractadel mecanismo generativo expresado en un grupo de datos noético-semánticosfijos. Resultado de un conjunto de operaciones mentales que solo el ser humanoestá facultado a realizar por su naturaleza físico-psíquica y por su herencia sociocul-tural. Ante un input, estos datos noéticos y semióticos, se organizan y articulan enel sistema subyacente dada su propiedad recombinante y se estructuran de dossistemas básicos complejos diferentes: el cognitivo y el dimensional de acuerdocon el acto cognoscitivo-semiótico de la abstracción.

1 1 Formas de saber: Conjunto de capacidades noético-semióticas de base epistémi-ca que permiten la organización primaria de la información perceptual. Disposi-ción cognitiva-operacional del sujeto para conformar una focalización propia delpensamiento abstracto superior que marca los rasgos semánticos básicos que haceposible definir fenómenos reales, irreales, imposibles, necesarios, casuales y que,en su conjunto, conforman el constructo teórico denominado rasgo de dominioreinterpretado como conocimiento vertido en una habilidad específica.

1 2 E. Benveniste: Problemas de Lingüística General.1 3 Homero: La Ilíada.1 4 Homero: La Odisea.1 5 En el Agamenón, por ejemplo, Casandra se mantiene callada desde mediados del

segundo episodio, todo el tercer stásimon hasta el cuarto episodio.1 6 Ver la conversación entre Baco y Eurípides en Aristófanes: Comedias, p. 371.1 7 Sófocles: Tragedias, p. 284.1 8 Por ejemplo, en el Hipólito después de una larga intervención coral (pp. 32-133),

Fedra le pide que se mantenga en silencio y escuche.1 9 Notas de clase tomadas por la autora de las conferencias de la Dra. Espina. Curso

de “Diplomado en Sistemas complejos”, La Habana, 2005.2 0 Marcia del Carmen Losada García: Discurso y dimensión referencial: el análisis semán-

tico discursivo dimensional, Tesis doctoral, inédita, septiembre, 2003; Semántica ydiscurso. Fundamentos para una metodología de análisis, Tesis de Maestría, inédita,noviembre, 1999 y El Dilema de Proteo, Proyecto de Doctorado en Ciencias defen-dido ante Consejo Científico de la Facultad de Lenguas Extranjeras de la Uni-versidad de La Habana, junio, 2008.

2 1 Enunciado: Resultado de la enunciación de la cual conserva la mayoría de susíndices. Modelo de base gramatical en su construcción de acuerdo con la leyes deun sistema dado. Unidad de descripción del discurso cuyas instrucciones de signifi-

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192 Marcia del Carmen Losada García

cación son ejecutadas por actantes. Unidad fundamental constitutiva del texto.Puede estar compuesto por uno o varios actos de habla. Coordina en su funda-mento cognitivo interno, varios niveles, formantes ilocutivos referenciales y mo-dales –éste último considerado como nuclear– para la realización de una unidadde sentido por magnitud. Tiene una constitución tridimensional como resultadode un proceso selectivo que es autoorganizativo y recursivo.

2 2 Ángel López García: Psicolingüística.2 3 Notas de clases tomadas por la autora de las conferencias de la Dra. Espina.

Curso de “Diplomado en Sistemas complejos”, La Habana, 2005.2 4 Patrick Tacussel: “Las leyes de lo no dicho. Notas para una sociología del silen-

cio”, en Revista de Occidente, no. 154, pp. 67-68.2 5 Ibídem, p. 68.2 6 Ibídem, p. 68.2 7 Ibídem, p. 69.2 8 Ibídem, p .70.2 9 Ibídem, p. 70.3 0 Marcia del Carmen Losada García: Discurso y dimensión referencial: el análisis semán-

tico discursivo-dimensional, Tesis de Doctorado, septiembre de 2003, inédito.3 1 Campo nocional: Red básica de cognición en la que se procesa primariamente la

información sensorio-perceptual del mayor grado de generalidad (datos noéticosbásicos pre-conceptuales).Constructo teórico referido a un acto del conocimientodentro de la noesis en el que se organizan datos noéticos básicos pre-conceptua-les. La focalización del ser, el del saber el de las veredicciones y el de la experimen-tación entendida en su acepción de percepción afectival. En ellos se traducen yrecombinan impulsos sensorio-perceptuales en operaciones cognitivas de permu-tación, oposición, asociación, interconexión, etc., cuya resultante como expresiónlingüística son las redes semántico-cognitivas. Los campos nocionales ante uninput se comportan autorganizativamente en torno a las nociones que los nuclea.Unidades pre-conceptuales propias de la capacidad refleja superior humana. Lanoción central del campo no está concebida, en relación con los restantes atracto-res, como una relación jerárquica o dependiente sino como el espacio-tiempoigual a distancia que existe entre ellos y el atractor o nodo central al que tributan.Cada campo nocional activa fundamentalmente un tipo de red semántico-cogni-tiva que lo define y a la vez lo relaciona con los otros y forma parte del sistemasubyacente. Losada García: El Dilema de Proteo, Proyecto de Doctorado en Cien-cias defendido ante Consejo Científico de la Facultad de Lenguas Extranjeras dela Universidad de La Habana, junio, 2008.

Bibliografía

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193La voz del silencio (Una aproximación cualitativa...

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La dominación comunicativa:un desafío para el socialismo

del siglo XXI en la guerra cultural

VÍCTOR ANDRÉS GÓMEZ RODRÍGUEZ

... la guerra cultural mundial imperialista (...) es el instru-

mento fundamental de la dominación.

Fernando Martínez Heredia

Necesitamos ciencia semiótica para la emancipación (...) comunica-

cional y en este terreno aun presentamos debilidades serias.

Fernando Buen Abad Domínguez

La Historia de la cultura capitalista puede estudiarse como una suce-sión de hegemonías comunicativas que hoy se expresa mediante su-premacía codicial angloestadounidense. Examinaremos algunasconsecuencias del modo de dominación en estudio; un desafío parael socialismo del siglo XXI durante la guerra cultural.

Guerra cultural: “contenedor”para un modo de dominación

Las bisagras entre el modelo de sociedad (cultura) y la acumulacióno totalidad histórica (Cultura), y entre el conjunto de sistemas semió-ticos o comunicativos e intersubjetivación, son reiteradamente trastor-nadas por la supremacía codicial angloestadounidense, que oculta lacrisis de la cultura capitalista en la autoproducción1 burguesa; a estemodo lo definimos dominación comunicativa. Vidal recuerda que uno“de los espacios de disputa cultural más importantes entre pensamientohegemónico capitalista e ideas liberadoras es el de la comunicación”.2

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195La dominación comunicativa: un desafío para el socialismo...

Ese espacio de disputa se ubica dentro de la guerra cultural, “contene-dor” del modo de dominación que nos ocupa, y estudiada junto aotros modos de dominación en los últimos veinte años por FernandoMartínez Heredia,3 e ignorada en trabajos epistémicos sobre comu-nicación. El politólogo e historiador cubano actualizó su definiciónde guerra cultural.4

La Escuela (Invisible) de Palo Alto y su interacción orquestal “olvi-daron”, a diferencia del plutócrata Warren Buffet,5 a la antagónica lu-cha de clases en la guerra cultural. Finkelstein la redujo a conflictos queel modelo de sociedad estadounidense experimenta al creer —subién-dole la parada a Buffet— que la guerra cultural ha terminado porque las“ideas más disparatadas de los movimientos de izquierdas [...] en losaños 60 se han desvanecido [...] [y las] generaciones anteriores a labrecha también desaparecen irremediablemente”.6 Una página webreligiosa la admite “entre los valores norteamericanos tradicionales,como la creencia en Dios, la Biblia [...] la fundación cristiana deAmérica, y de la verdad histórica; y los valores opuestos [...] el aleja-miento de Dios que predice la Biblia”,7 y que la plataforma ultracon-servadora del Tea Party Movement intenta contrarrestar.8

Con el propósito de contextualizarla coherentemente, MartínezHeredia explica que la

guerra cultural tiene sus antecedentes y causas en la situación a la que sellegó a partir de 1945, cuando la hegemonía capitalista, después del inmen-so desprestigio que significaron para ella el fascismo y los horrores de laSegunda Guerra Mundial, debió enfrentar [...]: exigencias generalizadasde reformas sociales redistributivas y de democracia; las identidades na-cionales activas, convertidas en una ola de luchas e ideas anticoloniales yde liberación que recorrió el mundo; la emergencia de la URSS y su blo-que como un gran poder rival; y el prestigio del socialismo como propues-ta válida de organización social. En medio de esa situación sobrevino lasegunda gran ola de revoluciones del siglo XX, ya no con su centro enEuropa, sino en Asia, América Latina y también en África.9

Acosta Matos la dilucida como una tendencia al uso de herramien-tas culturales para influir de manera directa sobre el estado de la luchade clases en la correlación de fuerzas de un país; y alerta que lo querealmente divide a la sociedad es la propiedad sobre los medios deproducción.10 Petras les da la razón cuando revela que: “Los oríge-nes mismos de la Guerra Fría cultural están arraigados en la lucha declases”.11 Oportuna definición porque reconoce a “la guerra cultural[...] como parte de un sistema imperialista [...] debería disipar rápida-mente cualquier noción de que [...] haya sido una acción defensiva”.12

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196 Víctor Andrés Gómez Rodríguez

Lisandro Otero nos confirma que las “civilizaciones son realida-des culturales y no políticas porque no mantienen el orden, ni impar-ten justicia, ni recaudan impuestos, ni sostienen guerras, ni negociantratados, por tanto, una civilización puede contener más de una uni-dad política”.13

La hegemonía estadounidense ha estructurado una guerra culturalque no es entre civilizaciones —Culturas—, sino contra el orden po-lítico que las organice. De ahí que expanda su propia metástasis sisté-mica en la dominación cultural, vigente desde la modernidadtemprana. Samir Amín explica que cuando

el capitalismo se vuelve un sistema mundial (1600-1800), esta nueva cul-tura que llamamos modernidad se vuelve mundial [...] este nuevo univer-salismo, no es occidental sino capitalista. Sus características fundamentalesno se entienden [...] sino con relación a las especificidades del capitalis-mo. [...] A causa de la polarización que produce la expansión mundial delcapitalismo, la expansión de esta cultura está en crisis permanente.14

Martínez Heredia afirma que la única cultura mundial orgánicaque ha existido es la del capitalismo.15 Y precisa que con “maniobrasentre su naturaleza y sus límites el capitalismo libra una guerra mun-dial cultural, su victoria sería hacernos creer a todos que él es [...] elúnico horizonte posible [...] el sentido común [...] el dueño de la vidacotidiana de todos”.16 Es su modelo capitalista (cultura), y no suacumulación histórica (Cultura), lo que promueve esa hegemonía,porque ella no es la Cultura del mundo. ¿Su cultura en tanto cotidia-nidad, y no su acumulación histórica? ¿Sería posible tal porfía sin laoperatividad del modo de dominación que nos ocupa?

El código angloestadounidense, un instrumentobásico para la dominación, y trance difícil

para dos mecanismos de regulación comunicativa

La lengua —idioma— o sistema modelizante de primer nivel, es de-positaria gramatical del código para la sintaxis y semantización enuna cultura a través del conjunto de sistemas semióticos o comunica-tivos, al uso, que la soporta. El código inglés se prorroga en la varian-te angloestadounidense a partir de 1944, y domina los flujos entreculturas. Ese modelo capitalista combina otros códigos en su auto-producción, con el suyo como dominante17 apelando a esa suprema-cía codicial activada mediante la dominación comunicativa, cuya

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destreza más avezada es el arqueo intrusivo de la interacción entrelenguas. De ahí que se exprese en principio a través de la deforma-ción de “textos” de otras culturas durante los flujos comunicativos.

Una acumulación histórica se articula, intersubjetivamente, durantela autoproducción con un modelo de cultura o sociedad para unasemiosis, en contextualidad determinada, que estructure a un con-junto de sistemas semióticos, al uso.

La, desde la semiología de la cultura, necesidad de reducir la inde-terminación del mundo humano, lleva a una copia simplificada, tra-ducción abreviada que por compartir saber mutuo hacia memoriacomún, describa a un determinado modelo del mundo mediante pro-gramas para el individuo y la colectividad, al fijar “la elección de losactos que sirven para influir sobre el mundo, así como las reglas deestos actos y sus motivaciones (en tanto) técnicas sociales de reac-ción significante a una situación histórica”.18 Un individuo devienesujeto “cuando ha interiorizado el sistema o conjunto de sistemassemióticos común a toda (la) colectividad”,19 en interacciones quecontrolan su conducta, y los modelos de mundo creados con esossistemas. La dominación comunicativa trastorna sistemas semióticosque pautan productos y prácticas sociales.20

Los modelos de cultura o sociedad son organizados mediante unorden político con fundamento, a ese orden le provee el modelo ensu articulación con la acumulación o totalidad cultural histórica.Méndez Rubio comenta que

Lotman reconoce [...] la condición medular de la función política en todacultura: [...] [y] consiste en organizar [...] el mundo que rodea al hombre.[...] Las dinámicas comunicativas se definen [...] como dispositivo concén-trico cuyo motor es [...]: sistema normativo que —frente a lo que ocurrecon la orientación hacia el futuro de los programas de comportamiento—mantiene una relación constitutiva con el pasado, de forma que la perma-nencia, la “longevidad-eternidad” aparece como criterio de valor y deunidad para el cual el futuro importa únicamente como prolongación delahora [...].21

Ese futuro importa a partir de acumulaciones históricas desde lasque, por selectividad intersubjetiva, se diseñan modelos de cultura osociedad que dan sentido a un orden político, para el cambio o lacontinuidad no-teleológica del pasado hacia el presente con futuri-dad. Por la deshistorización en el ejercicio de su poder,22 el ordenpolítico capitalista “reconfigura” sistemas semióticos, modelos a losque estos soportan; y a los modos de regulación comunicativa indis-

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pensables. El reconocimiento de la comunicación en su relación sis-témica con la cultura,23 confirma que los trastornos que impone elcódigo angloestadounidense durante flujos entre modelos, e indivi-duos subjetivados dentro de ellos, no incluye a todos los elementos,sino a los dilucidados como “textos”. Sonesson advierte que “untexto no es para la Escuela de Tartu cada realización de un sistemasemiótico, sino solamente una a la que se le ha dado especial impor-tancia en la cultura”.24

El trastorno que padecen la persona y la obra de José Martí —“tex-to” de nuestra Cultura—, durante la expansión cultural capitalista, esejemplo puntual que se actualiza desde hace más de un siglo contra lacultura y acumulación cubanas, a través de una política imperialistasoportada por esa supremacía codicial angloestadounidense. El ensa-yo: “Vindicación de Cuba”, escrito y publicado, en inglés, por Martíen un momento clímax del proceso independentista cubano,25 poruna parte, y de la reconfiguración expansionista del que devendríaimperialismo estadounidense, por otra, ya era en esa época, un análi-sis crítico contra el modo de dominación que nos ocupa. Cualquierelemento de especial importancia para una Cultura es susceptible asu deformación por esa supremacía codicial para ser sustituido —du-rante flujos entre sistemas semióticos—, por una versión alterada. Loque deforma el código hegemónico es la significación del “texto”,“codificado, como mínimo, dos veces”,26 dentro de la cotidianidadde un modelo. Precisemos, con Sonesson Göran, que ese “modelo dela sociedad global [impuesto por la hegemonía capitalista estadouni-dense] [...] no solamente mezcla las culturas preexistentes, sino queredefine lo que es el centro y los límites de las culturas”.27 Porque“sería iluso imaginarse que estas culturas se mezclan de una manerafundamental [...] [sino que] cada una forma su ghetto paralelo. Ocupan(en parte) el mismo espacio y tiempo, pero se sitúan en diferentes pla-nos ideológicos”.28 El propio semiólogo sueco indica que “únicamen-te un país, los Estados Unidos, tiene actualmente el poder de poner[...]mensajes en circulación, y no lo hace sin deformarlos usando su pro-pio código”.29 A fin de cuentas: “una cultura se entiende como unmecanismo para producir textos, pero también para excluir o defor-mar los textos de otras culturas”.30 Ese mecanismo —la cultura capi-talista— nos fiscaliza mediante la dominación comunicativa parasometer a lo que se comunique con (a través de) ese mecanismo.

Autodescrita como el modelo de cultura o sociedad que padeceegocentrismo estólido, la hegemonía estadounidense en su fundamen-

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to capitalista define no-Cultura a todo lo que ella especifique fuerade la dominación comunicativa que impone. ¿Podrían los intelectua-les afronorteamericanos firmantes de aquella carta de reclamo por elrespeto a los derechos humanos en Cuba31 rebasar las distorsionessemánticas impuestas por este modo de dominación desde hegemo-nía estadounidense? Sonesson también es escéptico, y comenta quesi “el modelo cultural es intrínsecamente egocéntrico, entonces laCultura se hallará siempre donde esté el Ego”, esto es la acumula-ción histórica, que acopia y actualiza hacia tal egocentrismo taxativoel modelo de hegemonía capitalista para la desigualdad comunicati-va de los culturalmente diferentes. Siempre será la acumulación his-tórica impuesta por el grupo(s) que controle el poder hacia adentro, yhacia afuera del modelo, porque “no es solamente desde el punto devista espacial [...] que el sujeto que tiene el modelo no puede salirserealmente de su Cultura original”.32 De ahí que la dominación comu-nicativa sea estricta con la dicotomía dentro/afuera de la cultura ca-pitalista. Del lado de afuera está lo comunicativamente nulo —pordiferente—. Pero la comprensión no es posible como identificacióntotal con otra cultura (modelo de), sino mediante el ingreso en la otraCultura (acumulación histórica) y, después, el retorno a una posiciónexterna a ella. La prospección deberá ser hacia la acumulación o to-talidad histórico-cultural. Entrar y salir de una Cultura es un “riesgo”que la dominación comunicativa estadounidense veta a priori. Susguerras, siempre de agresión, conversan exclusivamente con sus pro-pios intereses en crisis; como un “autista”, su hegemonía nunca searriesga afuera de su propio modelo capitalista. Para que lo diferentesea sometido a su supremacía codicial.

La operatividad de la dominación comunicativa es conversacionalpara fingir diálogo; un entuerto de utilidad añeja. Desde la etapa de laconquista de las Américas podría apreciarse, si reflexionamos junto aSonesson, que “la hermenéutica que Colón aplica al Nuevo Mundoes comprensible, en parte como identificación de la otra cultura comoNo-cultura, y en parte como deformación resultante de la lectura dela otra cultura según el sistema de interpretación establecido en supropia cultura [...] [pero] Cortés, en cambio [...] desea entender laotra cultura, aunque, por supuesto no [...] por si misma. Interpreta elmundo para cambiarlo [conquistarlo, dominarlo] [...] Colón obra so-bre el eje de la referencia; Cortés sobre el eje de la conversación”.33 Ejeque se prorroga hasta hoy en la cultura capitalista. De la diversidad ydensidad comunicativas no queda sino invisibilización tozuda.

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Alterando acumulaciones y modelos de sociedad a dominar co-municativamente se conquista, reflexiona Eduardo Galeano

Vasco Núñez de Balboa fue el primer hombre que vio, desde una cumbrede Panamá, los dos océanos [...] [y los] que allí vivían, ¿eran ciegos? [...]¿Quiénes pusieron sus primeros nombres al maíz y a la papa y al tomate yal chocolate y a las montañas y a los ríos de América? ¿Hernán Cortés,Francisco Pizarro? Los que allí vivían [desde mucho antes], ¿eran mudos?O los descendientes de aquellos primeros peregrinos norteños del May-flower se apropiasen, semánticamente del nombre y de todo lo demás[para que ahora los] americanos [sean] ellos. [Y los] que vivimos en lasotras Américas, ¿qué somos?34

Desde la etapa colonial, también se usaron los efectos de la domi-nación comunicativa mediante la biologización colonialista:

… raza e identidad racial [fueron] establecidas como instrumentos de [se-mantización] social básica [...] [cuando] los colonizadores codificaron comocolor los rasgos fenotípicos de los colonizados y lo asumieron como lacaracterística emblemática de la categoría racial. Esa codificación fue inicial-mente establecida [...] en el área britano-americana [...] En consecuencia,los dominantes se [...] [semantizaron] a sí mismos [como] blancos.35

Deformar “textos” durante flujos entre sistemas comunicativosexige someter a los mecanismos de regulación comunicativa necesa-rios para subjetivación de los individuos en un modelo de cultura.Tenoch Cid, recuerda que Torop, retomando a G. Toury, confirmóque la comunicación encarna un mensaje traducido al interior de undeterminado sistema cultural,36 que la dominación en estudio tras-torna junto a dos mecanismos de regulación. Cid nos alerta de esadoble competencia que nutre, actualiza y dialoga mediante sistemassemióticos, con lo que los individuos (al subjetivarse) deben cultivarpara el intercambio de saber mutuo, memoria común y destreza enesa doble competencia; porque lo esencial no es sólo (re)conocer sig-nos, también es semantizar su contextualidad histórica.

[La] competencia sígnica [nivel sintáctico] [...] [que] permite la decodifica-ción, se explica a partir del reconocimiento de las estructuras que normany jerarquizan los elementos, capaces de construir el sentido y que permi-ten acceder al significado depositado en toda producción textual [...] [la]competencia cultural [nivel semántico] supone entonces la activación de lasselecciones contextuales y circunstanciales que dotan de significado a laestructura sintáctica. Ambas competencias actúan como mecanismos re-guladores [...] [o] como una serie de inferencias [...] para recuperar lainformación depositada en su interior. La combinación necesaria de ambas

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competencias debe ser capaz de generar esquemas cognitivos que, a suvez, extenderán su eficacia ante los cambios [que] la comunicación globa-lizada [...] exige.37

En resumen, se trata de la conjunción imprescindible de dos com-petencias, la sígnica y la cultural, que explica las distintas posibilida-des combinatorias38 que dicha hegemonía perturba desde el modo dedominación que nos ocupa. Los flujos comunicativos son controladosen la guerra cultural por la anglo-norteamericanización intersubjeti-va de ambos mecanismos de regulación comunicativa enunciados,porque “el capitalismo [...] es la generalización de un modo de re-presentar sujetos, procesos y objetos, regido por la lógica del fetichis-mo”,39 donde “la producción mercantil no es [...] sino la producciónde una subjetividad social específica”.40 Las hegemonías capitalistashistóricamente se han basado en excluir y/o deformar mediante esadominación que impone predominio codicial, en tanto comunicati-vo. Aún prevalece el histórico eje de la conversación —Cortés—que finge diálogo cuando es harto transmisivo para trastornar siste-mas comunicativos y a esos mecanismos de regulación comunica-tiva buscando someter, aun si relativamente, a la autoproducción enun modelo de cultura, algo improbable sin el subterfugio conversa-cional de ese eje histórico; “autista” porque en realidad la hegemoníacapitalista de turno dialoga sólo consigo misma.

Operatividad de la dominación comunicativaen la guerra cultural

Mediante el análisis crítico encontramos en el conjunto de sistemassemióticos o comunicativos que soportan al actual modelo estadouni-dense, una articulación que es zócalo del orden político que lo organi-za, compuesta por dos signos que devienen zonas semánticas: uno esel fetichismo del dinero; el otro el denominado mito de la frontera.

El capitalismo es un ilimitado “sistema de producción ampliadade dinero [...] [que] solo puede producir ampliadamente dinero si, ysolo si, destruye los dos recursos fundamentales de toda producción:la naturaleza y el propio ser humano”.41 De ahí que el fetichismo deldinero implique a otro signo —el dólar—, para que siendo patrón demedida se le semantice, ya divorciado de su equivalencia en oro, comoun epifenómeno impuesto por la economía neoclásica. Pero advierteChesnais que el

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movimiento del capitalismo está ordenado por una potencia social particu-lar [...] una gigantesca acumulación de dinero convertido en “capital” oque aspira a serlo. Esta potencia social tiene dos particularidades. Primerola de autonomizarse frente a la sociedad, alzarse frente a ella [epifenóme-no], a medida que se refuerza gracias a largas fases de acumulaciónininterrumpidas —como la que se inició durante la Segunda Guerra Mun-dial. Y después, la de ser incapaz de concebir que su expansión puedatener algún límite.42

Esa potencia social particular —o fetichismo del dinero en expan-sión ilimitada—, interactúa con el mito de la frontera: su perspectivacomunicativa de coerción, e incluye a un fabuloso soporte de repro-ducción tecnológica, trasnacionalizado: los que, intersubjetivamen-te, operan a través del modo de dominación que nos ocupa. Según laestudiosa Elizabeth Martínez, el mito de la frontera provee a la se-miosis de una

base para la identidad autodefinida de la nación [...] La exterminaciónmasiva de indígenas nos proveyó de tierras; el transporte y la esclavitud demano de obra africana hizo posible nuestro crecimiento económico, y elterritorio de la mitad de México, ganado por la guerra o la amenaza denuevas guerras, extendió los límites de esta nación al Pacífico y al RíoGrande. Tales son las piedras fundamentales de Estados Unidos; junto conun sistema económico que hizo de este país el primero en la historia delmundo que nació capitalista [...] Cualquier intento actual de modificar el mito[...] provoca furiosos esfuerzos para repeler tal sacrilegio [...] el cuerpo del mito [...]permanece intacto [...] para confirmar su misión divina [...]el Mito de laFrontera generalmente une la virtud y la violencia, la moralidad y la guerra,entramados en un tejido calvinista. Esta torturada unión define la esencia delllamado Carácter Americano [en un modelo capitalista, global].43

Chris Floyd califica a ese mito de la frontera como: el mito de lapeculiaridad que

impide que la mayoría de la gente vea la verdad de lo que su establishmentpolítico bipartidista hace al mundo [...] los Estados Unidos de Amnesia,donde la historia no existe [...] excepto en la forma de mitos farisaicos [...]sobre la eterna, insuperable, peculiaridad de EE.UU. [...] “La historia esuna patraña” dijo ese estadounidense prototípico, Henry Ford; no ayuda aganar dinero, ¿para qué sirve entonces?44

El ejercicio deshistorizado —amnésico— de su poder activa a esabisagra entre el fetichismo del dinero y el mito de la frontera para elasedio histórico de la dominación comunicativa sobre una diversi-dad de modernidades inconclusas.

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Antes de continuar, trataremos una discrepancia observada, en elespacio académico cubano que estudia la comunicación. Ocurre en-tre la perspectiva transmisiva —reduccionismo analítico anclado enlos mass media—, y el intercambio de saber mutuo y memoria co-mún, en riesgo de colegirse como posible acción operativa del modode dominación que nos ocupa.

Tendremos en cuenta que

la coincidencia de códigos [en plural] de emisor y destinatario es posiblesólo como suposición teórica y no se cumple jamás completamente [de ahíla necesidad de deformar “textos” con el suyo por parte de la hegemoníaangloestadounidense] Antes al contrario, el [...][contenido] de la comuni-cación se deforma en el proceso de decodificación efectuado por un desti-natario que, lejos de caracterizarse por una percepción pasiva, está dotadode competencia comunicativa e interaccional. Emisor y destinatario noson meros polos, semánticamente neutros, de un continuum de informa-ción sino [...] sujetos competentes; [individuos intersubjetivados median-te ambas competencias o mecanismos de regulación comunicativa] [...]que sugiere su capacidad de interactuar y significar. En este sentido con-vendría concebir la comunicación más como transformación que como simpletransferencia o transmisión de información.45

A partir de lo antes enunciado asumimos que en caso de “produ-cirse razonablemente la —o una— comunicación, en vez de sancio-narla en función de la coincidencia, puesta en común o comunidadde códigos, lo pertinente sería referirse, como hace Lotman, a la exis-tencia de una memoria común”.46 El mismo Sperber, a pesar de suscontradicciones con la suficiencia de análisis semiótico en los proce-sos de inferencia comunicativa, admite, así lo enuncia Lozano, que“defiende [...] la necesidad de lo que él llama saber mutuo: “Cadainformación contextual utilizada para la interpretación del enuncia-do debe no solamente formar parte del saber del locutor y del desti-natario, sino también del saber mutuo”. Por eso Lozano, atento a la“discrepancia” entre Lotman y Sperber, alerta: “saber mutuo que[...] no es exagerado relacionar con esa memoria común del emisor ydel destinatario de que nos habla Lotman”.47

A individuos subjetivados dentro de diversos modelos de cultura—y a los mismos modelos—, para comunicarse no les es suficiente“saber” cada uno por su cuenta; les resulta vital compartir un sabermutuo hacia la memoria común. Esa memoria común en contextua-lidad histórica, intersubjetivamente, sistematiza a un saber mutuogarante de la posibilidad comunicativa. La competencia comunicati-

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va, interaccional es, a su vez, consecuencia de ese saber mutuo enpos de confirmar o actualizar una memoria común. La transmisiónde información es un primer paso en procesos comunicativos; hastaahí, inacabado. “Tirios y troyanos”, aunque en arduo saber mutuo,compartimos una memoria común.

¿Qué apremia a la corroída hegemonía global estadounidense parala dominación comunicativa en la guerra cultural? Someter, a travésdel histórico eje (“autista”) de la conversación, a una memoria co-mún y saber mutuo vulnerables durante la deshistorización en el ejer-cicio de su poder, para reafirmar a la autoproducción —cultura—capitalista como la única posible. Una memoria común globalizada yaturdida en improbable reciprocidad comunicativa.

No creemos en la transmisión abstracta de información. Codifica-ción, decodificación y semantización son ineludibles y simultáneas.Esto se confirma cuando partimos de que Lotman ha insistido en

ver el acto comunicativo no como una transmisión pasiva de información, sinocomo una recodificación [...] o, más precisamente, una traducción [...] porlo que la incomprensión, la comprensión incompleta, etc., no son produc-tos laterales del intercambio debidos al ruido —irrupción del desorden, dela entropía, de la desorganización en la esfera de la estructura de la informa-ción— en el canal de la comunicación, y, por tanto, algo no inherente a lacomunicación, sino que, por el contrario, corresponden a su esencia real.48

La complejidad que facilita el trastorno de la articulación entresaber mutuo, memoria común y sistemas semióticos es la que apro-vecha la hegemonía angloestadounidense para la dominación comu-nicativa; habida cuenta de que el universalismo capitalista dominadesde muchos códigos, la memoria común y el saber mutuo del mundohumano reductible. Vidal complementa que:

la comunicación no se agota en el acto de transmitir, (...) su finalidad sólose logra luego de intensos procesos cognoscitivos y afectivos que produ-cen significados nuevos a los mensajes que se recepcionan. Se trata [...] deprocesos de construcción de sentido [...] no somos recipientes en los quese depositan mensajes, sino actores que participan en el proceso de cons-trucción de sentidos [recordar a Lotman] [...] Esta manera de comprenderla comunicación [...] es [...] un resultado de la práctica histórica.49

Resumimos este alto con Cabanilles; ella comenta que ya en 1971Lotman publicó

uno de los estudios más emblemáticos de la nueva disciplina. En él, partede presupuestos básicos que ya habían sido señalados: [...] [entre ellos] sudefinición [...] [de] sistema de modelización secundario [...] [y] se formula la

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siguiente definición: “Nosotros entendemos la cultura como memoria nohereditaria de la colectividad, expresada en un sistema determinado deprohibiciones y prescripciones.” Respecto a las primeras formulacioneshan aparecido unos cambios importantes: el primero es la sustitución deltérmino información por el de memoria, el segundo es la aparición del modode conservación y transmisión, su modelización a través de un sistema deprohibiciones y prescripciones [...] y el tercero, consecuencia quizás de laausencia señalada en primer lugar, es la desaparición de cualquier referencia alos medios de información. [Pero Cabanilles nos alerta de que] [...] la partemás conflictiva surge cuando se analizan las consecuencias de esa defini-ción. Porque para demostrar que se adquiere conciencia de la culturapost-factum se introduce una reformulación contradictoria con la ante-rior. La cultura es “grabación en la memoria de cuanto ha sido vividopor la colectividad”. Esa acumulación, esa totalidad, es imposible. Deahí que reducir el análisis de la cultura a la cuestión de la longevidad, tantode textos como de códigos, es dar una visión sesgada del mecanismo dela cultura. Y ello porque no se insiste bastante en que la propia existencia de lainformación depende tanto de su modelización como de los medios de trans-misión de dicha información. Esa visión queda corregida cuando al abor-dar el problema de la conservación de la información se indiqueclaramente, que la ordenación estructural permite “hacer del sistema elmedio de conservación de la información[...]”.50

La ordenación estructural es a través de la aplicación, post factum,de un resultado del sistema de modelización secundario: modelo decultura o sociedad —soportado por un conjunto de sistemas semióti-cos, al uso—, que en articulación intersubjetiva con una acumula-ción o totalidad cultural, le permita a individuos subjetivadoscompartir contextualidad histórica mediante un orden político, de-terminado en dicha contextualidad. La memoria (común) es expre-sión de dicha articulación. Compartimos acumulación histórica,contextualizada —selectivamente— en un modelo de cultura o so-ciedad, dentro de un orden político determinado, mediante el sabermutuo, hacia la memoria común, indispensables para facturar unaacción comunicativa. Lo que “grabamos” es contextualidad históri-ca selectiva, modelizada desde la acumulación no selectiva; que esmemoria cultural no hereditaria porque no es legado genético, sinoque debe ser compartida y actualizada entre todos. Es improbable“grabar” dentro del modelo a la totalidad de esa memoria histórica.Desde la cultura capitalista, en la guerra cultural, los golpes más arte-ros apuntan hacia esa memoria histórica. Los sistemas comunicati-vos hacen fluir y actualizan por selectividad intersubjetiva unamemoria común, desde la acumulación o totalidad no selectiva. Lo

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que se comparte depende de mecanismos reguladores (aptitudes sin-táctica y semántica) susceptibles a trastornos. La hegemonía capita-lista descansa, hasta hoy, en la dominación comunicativa global.Navarrete, cuenta un hecho real —ejemplo de dominación comuni-cativa—, como salido de algún thriller hollywoodense:

Un día de 1921 la policía encuentra en una calle de Filadelfia a una mujerde veintitantos años que llora [...] y que mezcla sus gritos con sonidos queforman palabras absolutamente ininteligibles [...] La conducen a un hos-pital psiquiátrico [...] Queda recluida [...]Y pasan 48 años hasta que, en1968, una enfermera de origen lituano entra a prestar servicio en aquelhospital. Y un día oye musitar algo a la enferma y descubre, sorprendida,que lo que está hablando es lituano.51

Navarrete admite que “A cualquiera de nosotros, antes de 48 ho-ras, nos la hubiera remediado, con toda seguridad, alguna enfermerapuertorriqueña”,52 subjetivada en modelo y sistemas comunicativosal uso. Todo ello (neo)colonizado desde finales del siglo XIX, durantela semiosis del modelo hegemónico, por aquella época metrópoli dela neocolonialidad cultural y comunicativa cubanas —1902 y 1940.

La lituana fue aislada durante medio siglo en un saladero del capi-talismo, ya distópico, que a estas alturas semantiza el limbo al que iráa parar lo que se infiera entelequia (in)comunicativa: ¿Prisión de AbuGraib en Bagdad, Prisión de la Base (ilegal) de Guantánamo? Inclu-so, ¿bloqueo a Gaza, a Cuba? ¿Aislamiento ilegal de los Cinco Hé-roes Cubanos —semantizados como terroristas— en cárceles de losEstados Unidos? ¿Centros para reconcentración de romaníes o gita-nos en Europa? ¿Haití tras un terremoto y dos huracanes en menosde un año? Un “milagro” de la movilidad a escala global a comien-zos de la primera crisis de esa hegemonía (1968), posibilitó que unaenfermera subjetivada dentro del mismo modelo y sistemas comuni-cativos de la víctima lituana, pudiera decodificarla y semantizarla, alcompartir con ella saber mutuo y memoria común.

Dominación comunicativa medianteviolencia epistémica

El “borrado” epistémico durante autoproducción en modelos de culturaes resultado de la dominación comunicativa. Etnia, clase, raza, género,nacionalidad y preferencias sexuales, son prácticas y productos so-ciales que devienen “textos” aun si biologizados. Y configuran contex-

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tos epistémicos. La operatividad de este modo de dominación, den-tro de la guerra cultural, deforma y/o borra si es preciso a los flujoscomunicativos que los impliquen. Activa violencia epistémica ocultaen multiculturalismo estadounidense, canadiense, mexicano e inclu-ye rechazo abstracto a la violencia genérica que “ha sido una victoriaideológica imperialista de la dominación en las últimas décadas”.53 Ese re-chazo abstracto desemboca en el borrado epistémico que trastorne auna memoria común posible. La supremacía codicial angloestadouni-dense se implica con lo que Martín-Cabrera dilucida como violenciaepistémica: otro ejemplo operativo del modo de dominación en estu-dio. El autor entiende por violencia epistémica a: “una forma de violenciaque acontece en la representación, en los espacios simbólicos, pero que tieneconsecuencias materiales palpables para los grupos implicados, puesto quelos excluye de la pertenencia a la comunidad —modelo de, o cultura en laque entraron de forma eventual, temporal o permanente, pero que alrepresentar ellos saber mutuo y memoria común provenientes de otromodelo, dilucidado como asimétrico, o (no)cultura— los transforma enobjetos deshumanizados y por lo tanto justifica la violencia —comunicati-va—”.54 La lituana que “cayó” en un manicomio de Filadelfia cuan-do en 1921 fue inferida alien comunicativo; la articulación entre ambascompetencias —mecanismos de regulación comunicativa—, altera-da por el modo de dominación que nos ocupa pueden ser, también,ejemplos de violencia epistémica en tanto expresión de dominacióncomunicativa dentro de la guerra cultural.

Martín-Cabrera devela una lobreguez propia de la exclusión cultu-ral por deformación de “textos” debido a trastornos que esos meca-nismos de regulación comunicativa sufren, cuando advierte que “delo puramente denotativo hay que sospechar como del apoliticismo, la objeti-vidad y la neutralidad”,55 refiriendo a la manipulación de sintaxis ysemantización durante los flujos entre sistemas semióticos. Por denotati-vo, el estudioso entiende a un signo cuya significación es sólo infor-mativa y no involucra juicio alguno valorativo cultural. Sin otraimplicación que no sea denotativa. Recordemos: lo que deforma elcódigo hegemónico es el significado(s), lo semántico. Martín-Cabreraes más explicito cuando nos relata que: “Una de las cosas que mássorprenden al viajero que llega a las costas de California son unas señalestriangulares que hay en las autopistas cercanas a la frontera (con México)con la silueta en negro de una familia corriendo. Las señales avisan a losapresurados conductores de la presencia de inmigrantes indocumentados cru-zando la vía y son tan populares que en los barrios de playa se venden

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camisetas estampadas con la peculiar señal”.56 Lo que podría colegirsehasta ¿simpático?, si “estas señales simplemente (avisasen) de lo que hayen la carretera —piedras, surferos, osos, inmigrantes indocumentados— sonsignos puramente deícticos, señalan sin juzgar.”57 Pero enseguida alertaacerca de “cuál es la última moda en disfraces para este Halloween (2009).La compañía Hollywood Toys and Costumes ha puesto en el mercado esteotoño un disfraz de “inmigrante ilegal” que hasta hace poco podía comprar-se en Amazon.com y en la mayoría de las grandes superficies norteamerica-nas. (Describe a la cadena interactiva de “textos” deformados por elcódigo angloestadounidense que conciertan a dicho “disfraz”:) (…) secompone de un overol naranja, exactamente igual (al) que llevan los conde-nados a muerte y los reclusos, una máscara de extraterrestre que en algunoscasos lleva unos largos bigotes zapatistas y una gorra de béisbol. Por siquedara alguna duda, el modelo de la compañía porta en la mano, además,una tarjeta verde de residente. Cualquier ilusión de neutralidad deíctica que-da hecha pedazos; se trata de marcar al otro como criminal, como alguienque ni siquiera pertenece a la raza humana y al que, por lo tanto, se puedeno sólo despojar de sus derechos, sino también alguien sobre quien se puedeejercer violencia sin que haya consecuencias legales”.58 Ampliamos esteanálisis con otro ejemplo resultante de la articulación entre fetichis-mo del dinero y mito de la frontera. James Massey, un ex-marinedescribe los tatuajes en su cuerpo; perspectiva seudo-deíctica de vio-lencia epistémica: Tengo muchos. Me los hice en el Ejército. En la mano(señala la zona entre los dedos pulgar y anular), el logo de Blackwater, elejército mercenario que fue fundado donde yo nací, en Carolina del Norte[...]: Un cowboy de ojos inyectados en sangre sobre varias ases, que represen-tan la muerte. Quiere decir [...]: “mataste a alguien” En el brazo derecho, elsímbolo de los marines, con la bandera norteamericana y la de Texas, dondeme enrolé en el Ejército. En el pecho, del lado izquierdo, un dragón chinoque desgarra la piel y significa que el dolor es la debilidad escapándose delcuerpo. Lo que no nos mata nos hace más fuerte”.59 El modo de domina-ción que nos ocupa provoca trastornos a los mecanismos de regulacióncomunicativa enunciados: competencias sintáctica y semántica paraun saber mutuo y memoria común harto vulnerables a los efectos dela violencia epistémica dentro de la guerra cultural. Hay violencia epistémi-ca cuando delincuentes comunes son denotados “adalides o mártirespor la democracia” en Cuba.60 En la distorsión semántica de las Ma-dres de la Plaza de Mayo, argentinas, hacia “damas de blanco” por callesde la ciudad de La Habana. En la satanización de modelos de cultura,individuos subjetivados y sistemas semióticos que los soportan, a

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partir de la opción anticapitalista que consensuaron. En la deforma-ción de “textos” que los (re)semantice ya inocuos: la imagen defor-mada del Che Guevara.61 En los “apagones” comunicativos quetenazmente nos increpan; el histórico eje (“autista”) de la conversacióncensura a lo que le interese no decodificar: la resistencia histórica dela Revolución Cubana, el uniforme verde olivo de Fidel y su propiaimagen semánticamente deformados,62 el proyecto de integraciónregional ALBA, y el socialismo del siglo XXI son inferidos a priorisignos de un callejón posmoderno; sin salida. En los casos de EvoMorales y Hugo Chávez incluye al prejuicio racial.63

La dominación comunicativa nos absorbe hacia un analfabetismofuncional donde la memoria histórica va quebrándose durante los flu-jos entre sistemas semióticos sometidos en mayor o menor grado,dentro de la guerra cultural. Se pierden o trastornan “textos” mediantesupremacía del código angloestadounidense, al que ya no le interesasiquiera deformar a los originarios, sino que desaparezcan de la me-moria común en modelos e individuos intersubjetivados.64 Esa pre-tensión homogeneizante se soporta en supuesta preeminencia académicointelectual que certifique a este modo de dominación: estrategiasculturales que buscan equidad pueden venir acompañadas de contra-dicciones incompatibles con esta, si los individuos subjetivados creenque algunos signos que en los flujos comunicativos semantizan sucultura se dilucidan contextualmente prescindibles, al confundir lainteligibilidad de un proyecto político anticapitalista con transferen-cias incoercibles de un modelo a otro; y favorece a partir de insuficien-te destreza sintáctico/semántica desatinos como la absorción defetichismos provenientes del modelo capitalista angloestadouniden-se; o de otro que se colija como la Cultura —la extinta URSS en suversión estalinista—, de forma parcial o total por sujetos en estatusde dominados, o en pos de abandonar tal circunstancia.

La supremacía codicial impone, a través del histórico eje (“autista”)de la conversación, sintaxis y semantización a posibles diálogos parasolución justa de cualquier diferendo local, regional o global: los de-sastres provocados contra la biodiversidad, la pandemia del hambre,la insoportable polarización mundial de la riqueza, por continuidadde la deshistorización en el ejercicio del poder imperialista durante apli-cación de coerción comunicativa que “conversa” sólo con sus intere-ses en crisis sistémica, y llevan al borde de una conflagración nuclear,debido a los disparates de esa potencia social autónoma que interactúacon opciones comunicativas de coerción como el mito de la frontera.

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La contrahegemonía comunicacional debe incluir al desmantelamien-to de esa supremacía codicial. Aun la dominación comunicativa define laimposición de una fuerte tendencia transmisiva dentro de la guerra cultu-ral. Insistimos en que la articulación entre acumulación histórica y mo-delo de cultura o sociedad aporta fundamento a la praxis política queorganiza al modelo. El modo de dominación en estudio tiene a dichaarticulación como un proceso a deformar si tal fundamento no es capi-talista. Al deshistorizar su ejercicio del poder mediante dominación co-municativa para supremacía codicial, la hegemonía imperialista actualcrea graves dificultades a procesos sociales que busquen cambios deraíz contra ella dentro de la guerra cultural. La erosión de la hegemoníapolítica y económica estadounidense se apuntala durante la guerra cul-tural con el control sobre sistemas comunicativos a escala global. Esteapuntalamiento aplica entuertos epistémicos con implicación política;el término hibridación puede semantizar utillaje circense, por ejemplo,cuando se confronta con interacción, proceso con casi dos mil años deantigüedad que es relacionado con el modelo capitalista angloestado-unidense al que se infiere como “la cultura” sin articulación con otraacumulación histórica, si no es la de una memoria común aturdida poresa supremacía codicial. ¿Hablar de “reapropiación” semántica de an-glicismos estadounidenses mitificados a los que se les otorgan nuevossentidos, como sí de procesos comunicativos, por culturales, al margende los modos de dominación para desigualdad?

Resumen posible

Ese histórico eje (“autista”) de la conversación es el que predominadurante la “globalización en curso (...) de un proceso que comenzó con laconstitución de América y la del capitalismo colonial/moderno (...) comoun nuevo patrón de poder mundial”,65 encarnado en una cultura que, ensu expansión, rebasó a esa unívoca semantización eurocéntrica; aunsi cabalgando a lomos de la modernidad. Recordemos que entre 1600y 1800 esta nueva cultura que llamamos modernidad, este universa-lismo se vuelve mundial; y no es sino capitalista.

Teniendo en cuenta errores históricos cometidos en las transicio-nes socialistas durante la expansión de ese eje histórico de la conversa-ción en la cultura capitalista Martínez Heredia, a estas alturas de laguerra cultural, nos alerta que los “socialismos construidos” a partir de lasfuerzas productivas han sido derrotados por las fuerzas productivas y por la

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fuerza cultural del capitalismo.66 Es comunicacional la reformulaciónradical para un socialismo del siglo XXI que desmantele a la culturadel capitalismo, en principio expresada en la supremacía codicial an-gloestadounidense. Si el socialismo: como dominación de un grupo so-bre la sociedad, después de una etapa revolucionaria en la que se satisfacenmuchas ansias y necesidades populares, y se gana una fuerte hegemonía, esuna forma de gobierno y de sociedad posrevolucionaria que ha entrado encrisis,67 podría deberse a que, entre otras causas, se haya malinterpre-tado, desatendido o subvalorado, en ocasiones de manera estólida, aesa fuerza cultural que pronuncia este universalismo capitalista, a travésdel modo de dominación que nos ocupa.

Aun si para el socialismo del siglo XX la posición democrática de launidad de poder entendió que el pueblo era el único soberano y a él debíacorresponder la legislación y la ejecución directa [...] [eso no pudo impedirque en la práctica] cierta interpretación de la unidad de poder [sirviese] alconstitucionalismo soviético para legitimar una concentración de poderesinaudita: el monopolio monstruoso de la ideología, de la política y de laeconomía, en manos del Estado.68 Trastorno quimérico sin antes aplicardominación comunicativa a la diversidad de modelos, lenguas y siste-mas semióticos que componían el complejo y vasto conjunto de lasacumulaciones históricas, en aquella unión de repúblicas socialistas.Es improbable un socialismo sustentable para el siglo XXI en justa,equitativa, efectiva y amplia democracia comunicativa sin el con-senso en una densa, por diversa, trama cultural mediante equidadcomunicativa. La tolerancia es un apotegma liberal. Es improbabledemocracia formal o “material” alguna sin equidad comunicativa; elsocialismo es, tiene que ser esencialmente, equidad comunicativa sinfin. La ciudadanía socialista deberá ser la del individuo subjetivado—cultivado con delectación— en una equidad comunicativa sin fin.

De lo anterior se infiere que la autoproducción sea proceso perma-nente e imprevisible de legitimación comunicativa; e incluya a laactualización o reconfiguración crítica de sistemas semióticos, al uso,que soportan al modelo desde acumulación cultural —destruyendoconsensos desde la memoria burguesa—, con proyectos socialistasen contra de, y a su vez, que sean lo opuesto al capitalismo mediantecultivo amplio del diálogo y el debate entre los diversos; que haga im-plotar amnesias provocadas por el ejercicio deshistorizado del podercapitalista. Actualización o reconfiguración crítica de la bisagra entremodelo de sociedad y acumulación cultural contra la desigualdad orgá-nica y sus consensos tóxicos en la cultura popular. Es, debe ser, con-

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tra la operatividad de la dominación comunicativa en la guerra cultural; taly como esta última se expresa en nuestra contextualidad histórica.

Buen Abad reclama ciencia semiótica para la emancipación comu-nicacional porque será necesario evaluar cuánta debilidad o cuanta inge-nuidad hemos tenido a la hora de la lucha comunicacional [en la transiciónsocialista] y cuánto nos ha perjudicado nuestro error de la improvisación, elpragmatismo, el empirismo [al respecto].69 Tras del último intento de gol-pe de estado en Ecuador —septiembre del 2010—, el estudioso mexi-cano mantiene su reclamo de una: contraofensiva semántica [...] creadora[...] de una experiencia comunicacional nueva que [...] lo será por su aportesocialista [...] y sentido humanista y transformador contra todo el aparato dealienación que impunemente nos ha sojuzgado durante décadas.70

Aún la neutralidad llega al nivel del cuello epistémico en los estu-dios sobre teoría de la comunicación. Guanche advierte que el térmi-no “ideología” produce espanto y parece sinónimo de “fundamentalismo”—lo que hace parte de la imaginación que acusa a la ideología de ser unmetarrelato totalitario. Otro tanto sucede con la crítica a determinadas posi-ciones por ser “políticas”. Imputarle a alguien tener “pretensiones políticas”,o una “agenda (política) propia”, le sirve a algunos para calificar comoinsanas sus intenciones.71 Reducir la complejidad epistemológica delanálisis crítico sobre la comunicación, solamente, a localizar proce-sos dentro de la cultura masiva o cultura de masas72 —de triste evo-cación para la transición socialista cubana, porque nos recuerda aldogmatismo estalinista, que devino en modo de dominación paradesigualdad—, mueve a deglutir (semantizar) con pasividad políticalo que la hegemonía comunicativa estadounidense como promotorade la cultura capitalista, a escala global nos impone, por un lado. Y auna paupérrima perspectiva teórico analítica que mutile la acción dela comunicación con equidad, a partir de que no hay culturas (socie-dades), sistemas semióticos, emisores ni receptores pasivos; tal ycomo pretende persuadirnos en la guerra cultural la operatividad de ladominación comunicativa. Esa supremacía destructible que desafía a unsocialismo sustentable para el siglo XXI.

Notas

1 Acanda nos recuerda, desde Marx, que la “producción no es sólo producción deun objeto, sino de un sistema de relaciones sociales y, por ende, la producciónmisma de los sujetos (...) es también autoproducción (...) proceso complejo en elcual los seres humanos, al producir su mundo, se producen a sí mismos y produ-

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cen su subjetividad”. Jorge Luis Acanda: Sociedad civil y Hegemonía, EDT, CentroJuan Marinello, La Habana, 2002, pp. 214-215. Precisa, además, el académicocubano que “la burguesía desarrolla su proceso de cambio social conservando ladominación, la asimetría de las relaciones sociales intersubjetivas, y desarrollan-do hasta el paroxismo el proceso de objetualización o cosificación.” El sujetosocial dominador (colectivo) —la clase burguesa—, “pese a su carácter histórica-mente revolucionario, no rebasó este patrón. Su modo de apropiación es enaje-nante y explotador porque implica que para auto-producirse como clase dominantetiene que [...] (mantener al resto de los grupos y clases sociales) como objeto de sudominio, desprovisto de toda posibilidad de auto-determinación. El resto de lasociedad es tan sólo un conjunto de objetos de su auto-reproducción”. JorgeLuis Acanda: “Educación, Ciencias Sociales y Cambio Social”, Biblioteca Virtualde Filosofía y Pensamiento Cubanos http://biblioteca.filosofia.cu/, 12 de di-ciembre de 2009.

2 José R. Vidal: “Comunicación y luchas contrahegemónicas”, en Caminos, http://www.ecaminos.cu/indice.php/6.

3 Ya en el 2003 la definió: “lógica imperialista [...] que moviliza formidables instru-mentos y recursos, y ejerce controles totalitarios sobre [...] la formación de opi-nión pública, los gustos y los deseos [...] se dirige a impedir la producción devoluntades, identidades y pensamientos opuestos a la dominación [...] El objeti-vo de esta guerra es gobernar todo el mundo de la conciencia de los seres huma-nos en aquellos aspectos que resulten sensibles para el sistema de dominación [...]la eliminación del pasado y el futuro —esto es, de la memoria y del proyecto—, latrivialización de las cuestiones y manipulación del trabajo intelectual, están entrelos principios fundamentales de esa guerra cultural [...] es la lógica preferida por elsistema...” Fernando Martínez Heredia: “Imperialismo, guerra y resistencia”, enTemas, no. 33-34: 103-111, abril-septiembre, 2003, Ciudad de La Habana, Cuba.

4 Fernando Martínez Heredia: “Política revolucionaria e integración latinoameri-cana”, en Caminos, no. 51, enero-marzo, 2009, pp. 52-63.

5 “... es mi clase, la de los ricos, la que está haciendo la guerra, y estamos ganando”. Citadopor The New York Times, 26 de noviembre de 2006.

6 Daniel Finkelstein: “...Y el pop ganó la guerra (cultural)”, 2 de julio de 2009, http://www.presseurop.eu/es/content/author/45211-daniel-finkelstein.

7 “La Guerra Cultural - ¿A dónde se dirige?”, http://www.allaboutworldview.org/spanish/la-guerra-cultural.htm. Consultada: 21 de septiembre de 2010.

8 David Alandete: “La ultraderecha fascista exhibe su poderío masivo en Washing-ton. El movimiento ultraconservador Tea Party toma la capital de EE.UU. paraexigir más religión cristiana y todavía menos intervencionismo del Estado”, enKaosenlared.net, 2 de septiembre de 2010, http://www.kaosenlared.net/noticia/ultraderecha-fascista-exhibe-poderio-masivo-washington.David Brooks: “Democracia y desórdenes mentales”, en La Jornada,10 de octubrede 2010, http://www.jornada.unam.mx/2010/10/18/index.php?section=opinion&amp; article=033o1mun.Jesús Guy Adams: “Te invoca el Tea Party”, en Página 12, Buenos Aires, Argen-tina, 6 de octubre de 2010, http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-154416-2010-10-06.html.Eliades Acosta Matos: “El capitalismo daltónico”, en Cubarte, http://www.cubarte.cult.cu/paginas/actualidad/conFilo.php?id=15118.

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9 Fernando Martínez Heredia: “Imperialismo, guerra y resistencia”, en Temas, no.33-34: 103-111, abril-septiembre, 2003, p. 104.

1 0 “Lo que enfrenta al hombre es precisamente el hecho de tener, o no, propiedad, eltener que vender su trabajo o tener que ser explotado por otros para poder vivir”.“Acerca de la guerra cultural”, en El Eco de los Pasos, http://www.elecodelospasos.net/article-guerra-cultural-en-venezuela-pretende-influirsobre-el-estado-de-la-lucha-de-clases-54498624.html.

1 1 James Petras: “La CIA y la guerra fría cultural”, Archivo Chile, CEME (Centro deEstudios Miguel Enríquez), http://www.archivo-chile.com 1991-2001.

1 2 James Petras: “La CIA y la guerra fría cultural …”.1 3 Lisandro Otero: “La guerra cultural de Occidente contra el Islam. Blasfemia

contra Mahoma”, en Rebelión, 5 de febrero de 2006, www.rebelion.org.1 4 Samir Amin: “La desigualdad actual es el hecho social e histórico más impresio-

nante de la historia”, en La Haine, 7 de octubre de 2010, http://www.lahaine.org/index.php?s=Blog+Camino+Socialista&sentence=lhsentence_b&lhsearch=1&submit=Buscar.

1 5 Fernando Martínez Heredia: “La cultura en la Revolución cubana”, en ForosCubarte, http://www.foroscubarte.cult.cu/read.php?8,43258.

1 6 Fernando Martínez Heredia: Marxismo y Cultura nacional. En el horno de los 90,Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2005, p. 179.

1 7 No “por el poder de interpelación de los grupos y pueblos, sino [...] por la necesi-dad de hacerlos partícipes en [...] relaciones [...] domesticadas y recodificadasutilitariamente”, Olver B. Quijano Valencia: “De la Ausencia a la Presencia. ‘Nue-vas’ Formas de Gestión de la Alteridad en el Marco del Desarrollo”, en Convergen-cia, no. 27, enero-abril, 2002, pp. 115-132.

1 8 Desiderio Navarro: “La cultura de masas, semiótica, sociología y praxis social ypraxis social”, en: A pe(n)sar de todo. Para leer en contexto, Colección Ensayo, EditorialLetras Cubanas, La Habana, 2007, pp. 70-71.

1 9 Desiderio Navarro: “La cultura de masas, semiótica, sociología y praxis social...”pp. 70-71 (las cursivas son nuestras. N.A.)

2 0 Partimos de que “todo sistema semiótico socialmente vigente cumple funcionesbien definidas dentro de una colectividad dada en una situación histórica dada;no es solo un producto social, sino también una práctica social”. Desiderio Navarro:“La cultura de masas, semiótica, sociología y praxis social”, pp. 70-71.

2 1 Antonio Méndez Rubio: Hacia una caracterización política de las Culturas, http://www.ugr.es/~mcaceres/Entretextos/entre3/mendez.htm (las letras en cursivasson nuestras N.A.).

2 2 Kohan nos explica tal proceso de esta manera: “los sujetos sociales dominados[...] empiezan a otorgar consenso al vencedor y a “olvidar” el turbio origen de lapaz, autorrepresentándose imaginariamente la situación [...] como una relacióneterna, sin origen y sin futuro. Deshistorizar el ejercicio del poder, he ahí la clave para sureproducción” capitalista, que inferimos, respecto al modo de dominación queestudiamos, como implementación naturalizada de la supremacía de la gramatica-lidad codicial angloestadounidense, en tanto fruto de la operatividad de la domina-ción comunicativa. Es la manera en que dicho modo aturde, deforma textos deacumulaciones históricas en otras culturas; y en la estadounidense misma. NéstorKohan: “Gramsci y Marx Hegemonía y poder en la teoría marxista”, Material deFormación Política de la “Cátedra Che Guevara-Colectivo AMAUTA”, http://www.amauta.lahaine.org, pp. 18-20.

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2 3 Asumimos el estudio de “la comunicación, desde la semiótica, [donde esta]funciona dinámica y sistémicamente para estructurar y cohesionar a las socieda-des a través de dos cualidades fundamentales: su capacidad de producir signifi-cados compartidos y por ende, de construir sistemas sociales [...] estas doscualidades no pueden ser entendidas si no es a través de su relación con ladimensión sistémica de la cultura, un concepto que no sólo funciona comocategoría contextual, sino que interviene tan fuertemente en los procesos co-municativos que tiene que ser considerada como parte estructural de los procesoscomunicativos en general.” Carlos Vidales: “Semiótica, Cultura y Comunicación.Las Bases Teóricas de Algunas Confusiones Conceptuales entre la Semiótica ylos Estudios de la Comunicación”, en Versión, no. 66, México, 7 de septiembre de2009, http://www.cem.itesm.mx/dacs/publicaciones/logos/N/n66/actual/cvidales.html.

2 4 Göran Sonesson: “Dos modelos de la globalización”, en Criterios. Revista Interna-cional de Teoría de la literatura y las Artes, Estética y Culturología, no. 33. cuarta época,2002, p. 114.

2 5 Comenta Bejel, que “Los políticos estadounidenses, con su retórica positivista[...] hacen de todos los cubanos una nación de hombres “afeminados” (nótese lafalta de mención de las mujeres), lo cual implica no solamente una condena-ción basada en la trasgresión de los roles genéricos, sino además una discriminaciónbasada en la raza vista desde una perspectiva imperialista [...] el artículo implica a lasclaras que como los hombres cubanos son afeminados pueden contagiar a losnorteamericanos, y Navarro, [...] por lo tanto, se trata de un pueblo que necesita“americanizarse”, lo cual [...]conlleva la idea de blanqueamiento y virilización dela población. Tal anexión debería ir acompañada de una masculinización [...] Estetipo de acusación [...] influyó en [...] Martí [...] [que] trata [...] en “Vindication ofCuba,” su respuesta a “Do We Want Cuba?” [...] publicada en el New York Post del25 de marzo de 1889”. Emilio Bejel: “Antecedentes de la homofobia cubana con-temporánea”, traducción: Desiderio Navarro, http://www.criterios.es/, pp. 8-9.

2 6 El propio Lotman aporta mucha más precisión, al concepto de texto, cuando, enun-cia que: “La primera brecha [...] fue abierta [...] cuando se examinó el concepto detexto en el plano de la semiótica de la cultura. Se descubrió que, para que unmensaje (elemento, signo) dado pueda ser definido como ‘texto’, debe estarcodificado, como mínimo, dos veces. [Y da un ejemplo] Así [...] el mensaje defini-ble como ‘ley’ se distingue de la descripción de cierto caso criminal por el hecho deque pertenece a la vez al lenguaje natural y al jurídico, constituyendo en el primercaso una cadena de signos con diversos significados, y en el segundo, cierto signocomplejo con un único significado. Lo mismo se puede decir sobre los textos deltipo de la ‘plegaria’ y otros”. Iuri M. Lotman: “La semiótica de la cultura y elconcepto de texto”, en Entretextos, no. 2, noviembre de 2003, Granada, España,http://www.criterios.es.

2 7 Göran Sonesson: “Dos modelos de la globalización”, p. 111.2 8 Göran Sonesson: “Dos modelos de la globalización”, p. 107.2 9 Göran Sonesson: “Dos modelos de la globalización”, p. 114.3 0 Göran Sonesson: “Dos modelos de la globalización”, p. 114.3 1 Ver “Respuesta de intelectuales cubanos, para ‘refutar las falaces afirmaciones

sobre nuestra sociedad contenidas en un documento circulado el pasado 1ro. de

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diciembre [2009] a nombre de un grupo de intelectuales y líderes afronorteamerica-nos.’ Mensaje desde Cuba a los intelectuales y artistas afronorteamericanos”, enLa Jiribilla, año VIII, La Habana, 3 de diciembre de 2009, http://www.lajiribilla.cu/.

3 2 Göran Sonesson: “Dos modelos de la globalización”, p. 117.3 3 Göran Sonesson: “Dos modelos de la globalización”, p. 124. (las cursivas son

nuestras. N.A.).3 4 Eduardo Galeano: “Invisibles”, en Espejos/ Una historia casi universal, http://

www.aporrea.org/.3 5 Aníbal Quijano: “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”, en:

La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas,Edgardo Lander-Francisco López Segrera (comp.), CLACSO, UNESCO, 2005,pp. 154-155. (las cursivas son nuestras. N.A.).

3 6 Alfredo Tenoch Cid Jurado: “De la traducción intersemiótica a la competenciaintersemiótica”, en Versión, no. 18, UAM-X, México, 2006, p. 126.

3 7 Alfredo Tenoch Cid Jurado: “De la traducción intersemiótica …”.3 8 Alfredo Tenoch Cid Jurado: “De la traducción intersemiótica …”, pp. 130-131.39 Analiza Kohan que “ el fetichismo [...] consiste en confundir “relaciones” inter-

subjetivas con “cosas” —cosificación— y viceversa —personificación—, separan-do de manera dualista cada uno de estos ámbitos [...] porque [...] concibe a larealidad histórica “como regida por un conjunto de leyes naturales”, leyes cuyaobjetividad operaría “al margen e independientemente de los agentes sociales”,es decir, al margen de la subjetividad (según una expresión importantísima delcapítulo XLVIII [48] del Tomo III de El Capital)”, p. 116. Y precisa, para ayudar-nos a desentrañar uno de los entuertos más tóxicos de la dominación comunicati-va: la invisibilización del sujeto en los flujos entre sistemas comunicativos, que:“para Marx, cuando no hay sujeto no hay dialéctica así como tampoco haydialéctica cuando hay dualismo, separación tajante entre lo “objetivo” y lo “sub-jetivo”. Si en ambos casos no hay dialéctica, ¿qué hay en su reemplazo? Lo quehay en su reemplazo es sencillamente fetichismo. No se puede en consecuenciaplantear en nombre del marxismo una concepción de la historia como “un proce-so sin sujeto”. Néstor Kohan: “La lógica dialéctica, ese infierno tan temido”, en:El Capital Historia y método —Una introducción— (Compilación) http://www.lahaine.org/ p. 117.

4 0 Jorge Luis Acanda: “El malestar de los intelectuales”. Documento Descargadodesde la Biblioteca Virtual de Filosofía y Pensamiento Cubanos, http://biblioteca.filosofia.cu/.

4 1 Jorge Luis Acanda: “Capitalismo y racionalidad: una reflexión sobre la deudaexterna desde el pensamiento crítico”, en Bajo el Volcán, no. 2, Puebla, México,2001. Documento descargado desde la Biblioteca Virtual de Filosofía y Pensa-miento Cubanos, http://biblioteca.filosofia.cu/.

4 2 François Chesnais: “Un año después del crack bancario y financiero”, en Rebelión,Sección: Economía, 29 de diciembre de 2009, http://www.rebelion.org/.

4 3 Elizabeth Martínez: “Reinventando ‘América’” (Título original: Reinventing Ameri-ca), en Z Magazine, diciembre, 1996. (las cursivas son nuestras N. A.).http://www.zmag.org/zmag/articles/dec96martinez.htm. Consultado 23 de diciem-bre de 2003.

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4 4 Chris Floyd: “Rayos de esperanza en un ciclo político mortal”, en Rebelión, 4 denoviembre de 2010, http://www.rebelion.org/.

4 5 Jorge Lozano: “La semioesfera y la teoría de la cultura”, en Revista de Occidente,no. 145-146, julio-agosto, 1995, http://www.ucm.es/. OTROS/especulo/nume-ro8/lozano.htm (las cursivas son nuestras N.A.).

4 6 Jorge Lozano: “La semioesfera y la teoría de la cultura …” (las cursivas sonnuestras N.A.).

4 7 Jorge Lozano: “La semioesfera y la teoría de la cultura …” (las cursivas sonnuestras N.A.).

4 8 Jorge Lozano: “La semioesfera y la teoría de la cultura …” (las cursivas sonnuestras N.A.).

4 9 José Ramón Vidal: “Comunicación y luchas contrahegemónicas”, en Caminos,http://www.ecaminos.cu/indice.php/6.

5 0 Antonia Cabanilles: “Semiótica de la cultura: los modelos de autodescripción”,en Entretextos. Revista Electrónica Semestral de Estudios Semióticos de la Cultura, no. 3,mayo, 2004, http://www.ugr.es/local/mcaceres/entretextos.htm. Gracias a la gen-tileza de Desiderio Navarro y del Centro de Investigaciones Criterios, http://www.criterios.es (las cursivas son nuestras N.A.).

5 1 Manuel Muñoz Navarrete: “El Supremacismo Lingüístico”, en Rebelión LibrosLibres, 26 de mayo de 2009, http://www.rebelion.org, p. 18.

5 2 Manuel Muñoz Navarrete: “El Supremacismo Lingüístico...”5 3 Martínez Heredia precisa al respecto que “millones de personas decentes lo com-

parten, y son demonizados los que combaten con un arma en la mano, en defensade la vida y los derechos elementales de los humildes y la soberanía de suspueblos. Mientras, una violencia sistemática reina en el mundo, desde la delhambre hasta el bombardeo aéreo contra bodas y hospitales. El rechazo abstractode la violencia está dirigido a lograr el desarme preventivo de los dominados”.Fernando Martínez Heredia: “Una obra contra la mentalidad colonizada. SobreMedios violentos de Pascual Serrano”, en La Jiribilla, no. 458, febrero, 2010, http://www.lajiribilla.co.cu/2010/n458_02/458_103.html.

5 4 Luis Martín-Cabrera: “Reflexiones sobre el racismo anti-inmigrante en EstadosUnidos. Este Halloween algunos irán de ‘inmigrante ilegal’”, en Rebelión, 27 deoctubre de 2009, http://www.rebelion.org/mostrar.php?tipo=5&id=LuisMartínCabrera&inicio=0.

5 5 Luis Martín-Cabrera: “Reflexiones sobre …”5 6 Luis Martín-Cabrera: “Reflexiones sobre …”5 7 Luis Martín-Cabrera: “Reflexiones sobre …”5 8 Luis Martín-Cabrera: “Reflexiones sobre …” (las cursivas son nuestras N.A.).5 9 Rosa Miriam Elizalde: “Jimmy Massey: ‘He sido un asesino psicópata’. Testimo-

nio de un ex soldado marine de EEUU que peleó en Irak”, en Red Voltaire, 22 denoviembre de 2007, http://www.voltairenet.org/article153248.html.

6 0 Salim Lamrani: “El disidente cubano Guillermo Fariñas y el Premio Sajarov delParlamento Europeo”, en Rebelión, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=115778.

6 1 Kohan en este sentido ha reflexiona críticamente acerca de “Relatos sobre rela-tos, [donde] en una multiplicación infinita de espejos [...] el Che Guevara sedesdibuja en tanto material de disputa, de tironeo, de abierta manipulación me-diática. No importa tanto qué hizo, qué escribió, qué pensó ni qué proyecto tenía

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realmente el Che sino más bien cómo se lo puede utilizar hoy para otros fines. Esetipo de ejercicio está más cerca de la propaganda ideológica del sistema y de laconstrucción hegemónica de una cultura de la resignación que de la rigurosainvestigación histórica.” Néstor Kohan: “Ernesto Che Guevara. El sujeto y elpoder”, en Rebelión.

6 2 Ver portada: Vanguardia (dossier), no. 23, abril/junio, 2007 (dedicada a Cuba)Barcelona, España.

6 3 En Cuba pudimos presenciar por TV un lamentable incidente durante los debatesfinales de la Cumbre Iberoamericana celebrada en Chile en noviembre de 2007;cuando el presidente de Venezuela Hugo Chávez, ejerciendo su legítimo derechoa réplica, fue groseramente mandado a callar por Su Majestad el Rey Juan Carlosde España, como si la Casa de los Borbones hubiese olvidado que a negros ymestizos (ya libres del yugo peninsular hace casi doscientos años), no se lespuede aplicar esa vieja y depredada subordinación al histórico eje de la conversacióna lo Hernán Cortés. Es dominación comunicativa en su fase primitiva; aún las dife-rencias etno-raciales, culturales, dilucidan eficiencia a la operatividad del modode dominación que nos ocupa.

6 4 Ver el documental, en soporte de video: “Guardados en un cristal”, del cubanoMauricio Abad.

6 5 Aníbal Quijano: “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina...”6 6 Fernando Martínez Heredia: Marxismo y Cultura nacional...6 7 Fernando Martínez Heredia: Marxismo y Cultura nacional...6 8 Julio César Guanche: “Cuba: por un consenso para la democracia”, en Sin permiso,

7 de noviembre de 2010, http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3697.6 9 Fernando Buen Abad Domínguez: “Reflexiones comunicacionales sobre las elec-

ciones venezolanas”, en Rebelión, 30 de septiembre de 2010, http://www.rebelion.org.7 0 Fernando Buen Abad Domínguez: “Dentellada de la bestia”, en Rebelión, 30 de

septiembre de 2010.7 1 Julio César Guanche: “Cuba: por un consenso para la democracia...”7 2 Acanda nos advierte, “que la emancipación político-económica de las clases sub-

alternas es imposible sin su emancipación cultural. Emancipación que es tambiénliberación de su sujeción a la cultura popular, a la cultura que ha creado bajo lascondiciones de la hegemonía burguesa. De ahí que [...] Gramsci juzgue negativa-mente a la cultura popular, pues la considera incapaz de, por sí sola, liberar a lasmasas populares (,) [...] éstas, para emanciparse, deben trasmutarse y abandonarlos contenidos de su identidad cultural, avanzando hacia la constitución de unanueva identidad que supere a la anterior. [...] La cultura popular no es concebidacomo un punto de llegada, sino como un punto de partida para el desarrollo deuna nueva conciencia política, cuyas raíces estén echadas en la cultura popular,pero para modificarla y superarla. Esta operación exige [...] un saber apropiarse delos elementos progresivos de la cultura y del espíritu popular creativo. La nuevacultura no nace y se desarrolla por sí misma, sino que es menester organizarla ytomar medidas que la desarrollen”, Jorge Luis Acanda: “El malestar de los inte-lectuales”, Biblioteca Virtual de Filosofía y Pensamiento Cubanos, http://biblioteca.filosofia.cu/.

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Burocalipsis o socialismo con todos,y para el bien de todos

VÍCTOR ROLANDO BELLIDO AGUILERA

Nunca nos ha parecido suficientemente grande la fuerza

de la Revolución para que la malbaratemos.

Fidel Castro Ruz, abril de 1964

El doble rostro de Jano

Nada puede ser denunciado si se lo hace

dentro del sistema al cual pertenece lo denunciado.

Julio Cortázar, Rayuela

La actitud crítica es uno de los antídotos contra cientificismos y po-litiquerías. Y, aunque parezca exagerado, “crítica” es lo que, muchasveces, falta tanto en ciencia como en política. Por el contrario, sincrítica no se pudo, no se puede y nunca se podrá dar un paso haciadelante por la senda del socialismo. De todas las enseñanzas de Car-los Marx, su continuo y constante ejercicio de la crítica, y tambiénde la autocrítica contra sus propias tesis y contra sí mismo es la másluminosa y, por ello mismo, necesaria para la más amplia emancipa-ción social y humana.

Para Juan Gelman la política es el terreno de la no verdad; en tanto,Pierre Bourdieu afirma: el universo puro de la ciencia más pura es uncampo social como cualquier otro.1 En otras palabras, el campo científi-co es también un escenario de luchas sociales donde los intereses enpugna desconocen recíprocamente los argumentos que invocan. Tho-mas S. Kuhn, en su ya clásico Estructura de las revoluciones científicas,afirma de muy diversas maneras que los paradigmas contrapuestos

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resultan inconmensurables entre sí, en otras palabras, que entre posi-ciones teóricas contrarias se produce un diálogo de sordos.

Hacer la reflexión verdadera para todos, únicamente no será unimposible para la cultura entendida como expresión de la sinceridady el decoro, para la cultura entendida como ética, capaz de construirla verdad incluyente. Una cultura hecha de pensamiento y amor, enel sentido de aquel sentimental planteamiento martiano sobre la ne-cesidad de abrir una campaña de ternura y de ciencia.2

Se abandona con frecuencia el pensamiento crítico y, en conse-cuencia, no vemos, o no queremos ver, que la política, la religión o elparadigma que asumimos y defendemos a capa y espada tiene, siem-pre, una doble cara, un doble funcionamiento: con el rostro del amorincluye a unos y con el rostro de la represión mantiene a raya, aleja oexpulsa a otros. El “Poder” tiene el conocimiento y, por ello mismo,cree no necesario el sentimiento. Posee y conoce, pero no sabe, por-que no ama al otro. Solo el sabio puede, a la misma vez, conjugaramor y verdad. Esto demanda regresar a la concepción primigenia ysalvadora de la filosofía.

El dogma puede ser definido como un tipo de antiparras que solopermite ver, al que las usa, aquello que le conviene. Los círculos po-líticos privilegiados usan las antiparras del dogma. Cuando llegan atener el poder total, solo son capaces de simular el diálogo en todoaquello que no se avenga a sus intereses específicos.

Paul Feyerabend, en su interesante Tratado contra el método, afirma:

Al igual que un perrillo amaestrado obedecerá a su amo sin importar loconfuso que él mismo esté, y sin importarle cuan urgente sea la necesidadde adoptar nuevos esquemas de conducta, del mismo modo un racionalis-ta amaestrado será obediente a la imagen mental de su amo, se conformaráa los criterios de argumentación que ha aprendido, se adherirá a esos crite-rios sin importar la confusión en la que se encuentre, y será completamen-te incapaz de darse cuenta de que aquello que él considera como la ‘voz dela razón’ no es sino un post-efecto causal del entrenamiento que ha recibi-do. Será muy inhábil para descubrir que la llamada de la razón, a la quesucumbe con tanta facilidad, no es otra cosa que una maniobra política.3

Estas afirmaciones, calificadas como “anarquismo metodológico”por algunos de sus opositores, no están dirigidas gratuitamente a lasmetodologías establecidas, sino contra su sacralización, es decir, con-tra su presentación como Únicas e Insuperables. El afán de Feyera-bend es hacer posibles, permanentemente, imaginación y creación.Desde el campo de la música también coincide con Feyerabend el

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beatle George Harrinson: creces con algo y le tomas cariño. Ése es uno denuestros problemas, el apego a las cosas. Se agradece que a la gente todavía legusten, pero el problema llega cuando quieren vivir en el pasado y aferrarse aalgo y tienen miedo de cambiar.4

¿Será siempre necesaria, y posible, una revolución contra el círculoque nos contiene, en nombre de una inclusión mayor? ¿Cómo desarro-llar la capacidad de hacernos sociólogos de nosotros mismos, y no solode los concurrentes y de los adversarios? ¿Cómo aprender a analizarla viga en el ojo propio? ¿Será posible la utopía del círculo comodiálogo incluyente? ¿Es posible avanzar hacia el socialismo, con to-dos, y para el bien de todos, sin la participación circular y la construc-ción horizontal?

La lucha por la realización de estas utópicas aspiraciones, pienso,haría avanzar a la política por caminos mucho más humanos, acer-cándonos lenta pero gradualmente a la condición infinitamente per-fectible de jueces justos o, mejor y más sencillamente, de seresdialogadores y comprensivos, capaces de entender y colaborar. Lacoherencia entre los medios culturales y éticos que se empleen y losfines emancipadores de la utopía tiene que ser permanente.

El diálogo no existe cuando los límites y las verdades ya vienenpredeterminados desde algún arriba, desde algún poder que no ema-ne directamente de los de abajo, de los de afuera, de los simple ysencillamente diferentes y/o minoritarios. Cuando una idea, una con-cepción, una metodología solo concibe como buenos a los que la acep-tan y comparten ya ha comenzado a ser dañina, porque ya dejó de serdialéctica y se ha desbarrancado por la metafísica y la simpleza.

La literatura y el arte tienen el derecho a decirlo todo, para poderseguir siendo. La filosofía tiene el derecho a pensarlo todo. Es com-pletamente quimérica la pretensión burocrática de separar a la literatu-ra, el arte y la filosofía de la realidad social, lo mismo que de la cuestiónpolítica, de la cuestión humana, de la cuestión técnica, de la cues-tión urbana, etc. La literatura, el arte y la filosofía se alimentan libre-mente de todas estas cuestiones. Puros no existen ni podrán existirjamás. La contaminación es un rasgo esencial de toda literatura y detodo arte: sin contaminación no hay literatura ni arte ni filosofía enninguna de sus manifestaciones. Contaminación es aquí, por supues-to, sinónimo de participación, es decir, de comprometimiento. Unacontaminación que fertiliza.

Así, la posibilidad del burocalipsis se está refiriendo, desde el título,a la lucha. La agonía de las máscaras conduce al burocalipsis y este

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solo puede ser evitado con la crítica amplia y radical. Las máscaras sonparte fundamental del burocratismo, en tanto que agonía se usa en elsentido griego antiguo o clásico de combate. Las máscaras luchanpor mantener y aumentar sus privilegios a costa de la mayoría oprimi-da y explotada y, en consecuencia, el pueblo debe luchar contra eloportunismo de las caretas y de los caretas. Hay que ganarle a las más-caras esta batalla colosal, en nombre de la revolución y, más que nada,en nombre del socialismo posible en el siglo XXI. Hay que evitar elburocalipsis por la vía de la más auténtica participación popular.

Apenas a un año del triunfo de la revolución, Fidel, en el Discursoen la Clausura del Congreso de los Trabajadores Metalúrgicos, el 6de julio de 1960, expresó: En una revolución, todos tienen que quitarsela careta; en una revolución los altaritos se desploman. Y tuvo, por su-puesto, una buena parte de la razón, pero quedó oculto el otro rostrode Jano o la otra cara de la moneda, el hecho de que en las revolucio-nes conocidas hasta hoy no solo se desploman altares, sino que, comoparte de su proceso de institucionalización, también se erigen nuevosaltaritos. Y que estos se hagan más o menos grandes va a estar enrelación directamente proporcional con la participación crítica.

La crítica tiene mucho de exégesis, pero no debe ser reducida alpuro o abstracto ejercicio intelectual. Debe hacerse la crítica partici-pativa, que exige no solo ser escritor, artista y filósofo, sino tambiénintelectual como Simón, Martí, Gramsci, Guevara… El intelec-tual es el creador que compromete y se compromete en uno o entodos los soplos con los destinos de su pueblo y de su cultura, des-brozados y desbrozándose permanentemente en la historia. Trabajacon la materia más exigente, dura y compleja: la de las ideas, soloinvisibles o tenues o blandas en apariencia. Y sabe que es útil, porquepensar es servir.5

Concebir o tildar al intelectual como la parte f láccida de la Revo-lución es una traición y una mentira y, en primer lugar, una mani-festación de ignorancia. Alfredo Guevara es uno de los intelectualescubanos que más ha alertado sobre este punto: El peor enemigo de lasrevoluciones es la ignorancia. (…) No se puede ser ignorante sin más, quienlo sea merece ser acusado con razón, como se denuncia a un ladrón.6

Desconfiar de los intelectuales es desconfiar del presente y delfuturo, es negarse al sueño y la posibilidad del mejoramiento huma-no. Es sospechar de Martí, Che y Fidel: Ningún enemigo nos va a criti-car mejor que lo que nos criticamos nosotros.7 Solo los patriotas deespíritu más estrechamente dogmático-burocrático desconfían del inte-

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lectual crítico. Son unilaterales, como el imperialismo yanqui. Son lareacción y el imperialismo en el orden nacional. Son traidores al pen-samiento y la obra de Fidel, al que no leen, no comprenden y, portanto, no siguen: Estoy convencido de que no nos debilita el que lavemoslos platos al aire libre. Los trapos sucios que los lavemos; estoy convencido deque lo que nos asfixia, nos infecta, nos ahoga, es no lavar nunca los trapossucios por el temor de que el enemigo se entere allá en Miami, o allá, losimperialistas, y utilicen esto para atacarnos.8

Como reafirma Ana Cairo, los intelectuales cubanos cuentan con so-brada competencia ideológica, científica y cultural como para participar muchomás en los asuntos políticos, y para contribuir en mayor medida, desde suespecificidad, al proyecto revolucionario de cara a su presente y, sobre todo, asu futuro.9 Los intelectuales cubanos del tercer milenio somos, en lainmensa mayoría, frutos de la propia obra de la revolución; estamoscapacitados para la lucha y estamos comprometidos con la emanci-pación en el espíritu agonístico griego y, con el ideal de la enkrateia,superarnos a nosotros mismos para poder hacer el socialismo en elsiglo XXI.

Por ello se hace urgente encontrar los recursos y las maneras, losespacios y las posibilidades para desmentir, aunque sea por esta úni-ca vez, a nuestro querido Cortázar. Para poder hacer desde dentromismo, desde la acera natal, con autonomía y con eficiencia la críticade la crítica revolucionaria.

Del cómplice silencio

¿Qué silencio es culpable de la muerte de un hombre?

¿Cuántas veces al día merecemos la muerte?

Silvio Rodríguez

Álbum: Érase que se era

Canción: Cuántas veces al día

Lo silenciado, lo guardado en secreto, lo no dicho, tanto por el apara-to burocrático represor como por la masa oprimida es el caldo decultivo para el mantenimiento, consolidación y crecimiento de la in-justicia social: la vuelta y el crecimiento de la enajenación.

Carlos Marx lo expuso con claridad, quizás solo refiriéndose alEstado burgués de su época, pero ya sabemos hoy (por las experien-

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cias vividas en las sociedades del socialismo real o socialismo soviéti-co y del Este de Europa) que el llamado Estado socialista tambiéncumplió con creces esta tesis: El espíritu general de la burocracia es elsecreto, el misterio custodiado, dentro de sí misma, por medio de la jerarquíay exteriormente, por medio de la corporación cerrada.10 El burocratismocomo el secreto, la asociación cerrada, la cohorte pretoriana y, porconsiguiente, la exclusión y la mentira.

No reflexionar en voz alta por miedo físico o moral, es convertirseen cómplice y pasar a formar parte de la corporación cerrada. El silen-cio es traición a las ideas emancipadoras de Martí y Marx. El buro-cratismo, como una hiedra, va trepando por todo el árbol de larevolución, imponiendo el secretismo de sus intereses y generandomás exclusión y el crecimiento de la mentira y, por ello, debe sercombatido con razón, sentimiento y decoro.

Si pensar es servir, ¿cómo, entonces, por el solo hecho de reflexionaruno puede estar cometiendo el sacrilegio de ser desagradecido o deestar perjudicando a su patria y a su pueblo? Emile Durkheim, enuno de sus alegatos en defensa de Alfred Dreyfus, escribió: Cuandouna sociedad sufre, siente necesidad de encontrar a alguien a quien puedahacer responsable de sus males, en quien poder vengar sus desgracias. Pero lavenganza nunca construye, y si bien el ejercicio del pensamiento essumamente riesgoso, sobre todo cuando se ejercita contra un poderque se presenta como la sociedad, no por ello Durkheim dejaba derecomendar la denuncia o la crítica combativas y públicas: aconsejabaa las personas que tuvieran el coraje de proclamar en voz alta lo que pensa-ban.11 ¿Cómo alcanzar con estas reflexiones a contracorriente el máxi-mo de conciencia posible para, al menos, su mínimo de entendimientopor parte de, en primer lugar, los compatriotas y emancipadores, losno serviles ni vendibles?

Aspirar a lo máximo, en el sentido pragmático de la racionalidadde los medios, sería lograr la aceptación a través de una explicaciónpersuasiva, pero la racionalidad no basta y, encima, no comparto elracionalismo pragmático de la eficiencia tecnológica, no creo en él.Como ya se encargó de demostrar Tomás S. Kuhn, ni siquiera en elterreno de la ciencia normal se practica la argumentación puramenteracional. Por otra parte, persuadir excluye intercambiar saberes e ig-norancias mutuas para construir una verdad más incluyente, menossectaria, menos políticamente correcta y hasta menos científica des-de el punto académico (tan sospechosamente coincidente por lo ge-neral con el burocrático), pero más compleja, más artística, más

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creíble: cuando en la obra se produce una apertura de lo ente que permiteatisbar lo que es y cómo es, es que está obrando en ella la verdad.12 Persua-dir no es el objetivo, sino dialogar. Y el diálogo incluye de modo vitalno solo la multiplicidad de saberes, sino, también, la comprensión deque a la certeza acompaña siempre una cuota de incertidumbre.

La sociedad es un todo complejo que no debe ser seccionado, peroel entusiasmo del burocratismo tiende continuamente, y de modomuy anticipado, a la consagración de la utopía; y esta consagraciónburocrática de la utopía favorece la creencia de que lo alcanzado esbueno y, por consiguiente, no debe ser cuestionado en el plano gene-ral. Así, cuando más, solo se consideran legítimos o solo se permiten,desde el punto de vista oficial, los análisis y las denuncias micro queterminarán cayendo, siempre, en la trampa de los nuevos entusias-mos burocráticos.

El contexto en que ha de ejercitarse la crítica en Cuba es tan com-plejo que, hasta ahora, el burocratismo ha encontrado siempre, en elreferido contexto, grandísimas alfombras para ocultar sus errores. Unode los principales factores de sesgo está implícito en la siguiente ex-clamación de Fidel: Nadie ha sido más crítico que yo de nuestra propiaobra revolucionaria, pero jamás me verán esperar favores o perdones del peorde los imperios.13 Obsérvese que el propio líder de la revolución, consu honestidad característica hace la crítica y, al mismo tiempo, secuida de que no lo acusen de servir al enemigo.

En otra parte, Fidel plantea: se habla de crítica y autocrítica, sí, peronuestras críticas suelen ser casi de un grupito, nunca acudimos a la críticamás amplia, nunca acudimos a la crítica en un teatro. Y, como se dacuenta que la crítica limitada no sirve, entonces exhorta: hay que ir ala crítica y la autocrítica en el aula, en el núcleo y después fuera del núcleo,después en el municipio y después en el país.14 La aguda realidad, y elabundoso pretexto, del “gran enemigo”, han dificultado y hasta im-pedido ir a la crítica en un teatro nacional. En consecuencia, por eldéficit de crítica, nos hemos acercado al burocalipsis.

El burocratismo se auto justifica con el argumento de (o apelacióna) la indispensable unidad, lo que le rinde cuantiosos dividendos enlo inmediato pero, no se da cuenta de que este sofisma es el principalagente que desmorona la necesaria unidad al usarla como escudocontra los que exigen una mayor discusión pública.

En este punto se ha comprobado que discutir con el burocratismoes lo mismo que discutir contra los académicos: algo completamenteestéril en el orden racional cuando la discusión pretende llevarse a

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cabo en contra de sus dominios, pero, por ello mismo, esta discusiónes imprescindible. Ellos están en una “racionalidad otra”, que no tie-ne oídos para escuchar los sonidos de la realidad ni siquiera cuandoestán en el centro mismo de la campana. Hay que sonarles el badajoinsistente y apasionadamente.

Hay que sonar la campana de la crítica popular, incluso, aunquearremetan contra esta crítica, y aunque intenten destruir a los propioscríticos, con calumnias —como pasa casi siempre—, o con tapabocasreales y concretos. La crítica revolucionaria es la única alternativa anteel burocalipsis: La lucha debe ser implacable, contra nuestras propias defi-ciencias y contra el enemigo insolente que intenta apoderarse de Cuba.15 Así,solo concibo la revolución como un proceso de crítica continua yconstante, de crítica radical donde de forma progresiva el pueblo con-trole a la burocracia (es decir, donde no hay burocratismo) y no a lainversa. En el socialismo del siglo XXI, el burocratismo será obligadoa convertirse en burocracia de servicio popular.

Como, según el burocratismo, se ha llegado al mejor de los mun-dos posibles, en consecuencia no hay contradicciones antagónicas,no hay conflicto. Al no haber conflicto solo existe el orden que atodos beneficia. Y toda crítica esencial contra ese “orden” es deslegi-timada desde la raíz y calificada como una traición.

Todo aquello que mencione o como mínimo sugiera una realidadconflictiva atenta contra el instaurado orden universal de la justiciaburocrática. Todo aquello que señale una exclusión, atenta contra lagran inclusión de los burócratas. Todo aquello que promueva o sueñeuna diferencia, atenta contra la unitaria y total identidad de los secta-rios que esconden la cabeza en el hueco, como el avestruz, y no escu-chan a Fidel, que claramente alertó el 17 de noviembre de 2005: Estepaís puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, losque no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos des-truirla, y sería culpa nuestra.16

Por todo lo anterior, estamos obligados a utilizar los recursos mástradicionales, emparentados con las brújulas del corazón y del artepero sin despreciar ni subestimar por ello lo teórico acumulado, sinomás bien cuidando mucho de no extremar ni lo uno ni lo otro porque,en resumidas cuentas, la realidad resulta siempre mucho más rica ycompleja.

Es falsa y dañina la creencia de que el pueblo es un sujeto o masahomogéneos, de un solo pensamiento, de una sola cultura, de un solointerés y motivación. Ni siquiera el pueblo debe ser idealizado, pues,

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como bien reflexiona Arnaldo, uno de los personajes de En el cielo condiamantes: la gente de la base es siempre sencilla y sentimental, excepto que setrate de un reparto de viviendas o efectos electrodomésticos que es cuando setransforman en fieras.17 No hay que satanizar a los ricos materiales, nibeatificar a los pobres materiales. En ambos extremos hay excepcio-nes o lagunas.

El sujeto popular es amplio, plural, diverso. Los que desde el poderburocrático (político o académico) dicen lo contrario, es porque quie-ren mantener su poder monopólico sobre el pueblo. Se trata de unestructuralismo que se cuela de contrabando para poder encerrar alpueblo en esa cárcel. Ese uno popular imaginado por el burocratis-mo, no piensa y, en consecuencia, puede ser más fácilmente someti-do. Olvidan que el pueblo es como el universo, uno y diverso. Laverdadera emancipación tiene que reconocer esto y promover la di-versidad, la creatividad y la participación populares como antídotoseficaces contra el engaño político y teórico.

Encender la sinceridad y la pasión y encender también la lógica,confiando en que ambas son capaces de hacer sensible y creíble lodesmentido, deslegitimado y hasta demonizado por el discurso ofi-cial del burocratismo pretoriano.

Pensar, escribir, dialogar, dar a conocer en busca de comprensionesy verdades enriquecidas entre todos y con todos. Contribuir a la obraartísticamente humana de lo complejo y plural, comprensiva e inclu-yente de una insularidad que por todos y para todos dobla sus campa-nas, en la lucha a brazo partido por el socialismo posible y necesarioen el siglo XXI, porque todo lo de la patria es propiedad común, y objetolibre e inalienable de la acción y el pensamiento de todo el que haya nacidoen Cuba. La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, yno feudo ni capellanía de nadie.18

La cohorte burocrática

Marx nunca hizo una teoría positiva sobre el Estado, sino radical-mente negativa. Estas páginas también pueden ser calificadas comoun ensayo marxtiano, es decir, de vocación emancipadora, con elMartí insular-universal y el Marx universal-insular.

Toda la teoría burguesa del Estado quiere subordinar el aparatoestatal a los intereses de la burguesía. En ese objetivo, los teóricosburgueses son coherentes con su esencia socioclasista. La teoría de

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Marx hace lo contrario. Asume la posición proletaria y, en conse-cuencia, se propone subordinar los intereses del estado burgués a lademocracia, es decir, a los intereses del demos que, en su momentohistórico, está conformado por las clases trabajadoras, constituyen-tes de la mayoría explotada y oprimida. Si para alcanzar esa demo-cracia se necesita transformar y hasta extinguir el aparato estatalexistente, hágase.

Son bastante conocidas las radicales críticas de Marx a la cara os-cura y dañina de la burocracia: el fin del Estado se convierte en su finprivado, en una cacería de puestos elevados, en hacer una carrera.19

El centro vital del burocratismo, en un Estado totalitario, está cons-tituido por una minoría privilegiada y opresora. Un grupo verdadera-mente férreo, algo así como una cohorte de la infantería romana.Esta cohorte burocrática está incapacitada para conocer de manera ade-cuada la realidad objeto de las reflexiones de este ensayo. Esta cohor-te no puede llegar más que hasta un límite máximo compatible con suexistencia.

Si estuviéramos en un estricto campo científico, repetiríamos aquía Feyerabend: existen hechos que no pueden descubrirse si no es conla ayuda de alternativas a la teoría que ha de contrastarse, y que dejande estar disponibles tan pronto como se excluyen tales alternativas.Las alternativas resultan indispensables: muchos hechos solo se tornandisponibles con la ayuda de alternativas, entonces negarse a considerarlastendrá también el resultado de eliminar hechos potencialmente refutadores[...] Al hacer estos hechos inaccesibles, la teoría aparecerá libre de imperfec-ción [...].20

En el Postfacio a la segunda edición de El capital, Marx explica quela economía política burguesa es aquella que ve en el orden capitalistano una fase históricamente transitoria de desarrollo, sino la forma absolutay definitiva de la producción social.21 Hacen como los académicos secta-rios, que creen ciegamente que el canon teórico que asumen y defien-den es insuperable y hacen lo mismo que el burocratismo insular,que impone la obediencia de que cada ley que decreta o acción queimpulsa como la única alternativa posible.

Por sujetos emancipadores hay que entender a todos aquellos querenunciaron materialmente a (o que nunca estuvieron por decisiónmoral en) las condiciones privilegiadas, opresivas y manipuladoras delpoder burocrático y que, al mismo tiempo, rechazan de manera radicallas condiciones de la explotación y opresión capitalistas. Es decir, alos que son capaces de hacer una crítica teórica y práctica de todo tipo

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de relaciones sociales enajenantes. Se trata de una crítica integralmen-te humana, que en lo teórico incluye el sentimiento y la moral.

De la misma manera, la teoría del burocratismo revolucionario tam-poco puede desarrollarse como ciencia por los burócratas detentado-res de las riquezas y la dominación porque, con esos personajillos, yano se trata de hombres que todavía aspiraban a tener cierta importanciacientífica, a ser algo más que simples sofistas y sicofantes de las clases domi-nantes, (...)22 El panorama insular ha demostrado con centenares deejemplos no solo la voracidad del funcionariado, sino también sumediocridad: Lo mal hecho, lo incorrecto, la chapucería, la negligencia, laindisciplina social, podría decir que, incluso, la delincuencia, son en el terre-no ideológico como las barcazas que se pueden acercar a nuestras costas parainvadir nuestras tierras, dictaminó Fidel Castro en su Discurso por elXXXII Aniversario del Desembarco del Granma, el 5 de diciembrede 1988. Poco antes, en el Acto Central por el XX Aniversario de laCaída en Combate del Comandante Ernesto Che Guevara, había di-cho con gran dolor: Si al Che le hubiesen dicho que algún día en la Revo-lución Cubana iban a existir unas empresas que por ser rentables robaban,se habría horrorizado.

No está de más recordar que toda la obra de Carlos Marx fue críti-ca. Solo desde la crítica pudo crear la nueva comprensión materialis-ta de la historia y demostrar que los intereses de los obreros asalariadosy los del capital son diametralmente opuestos23 y que el proletariadoconstituye el sujeto social de la emancipación universal.

El burocratismo demagógico que dice representar al proletariadose esfuerza, como el capital, por enajenar al obrero, física y mental-mente. Entre las falacias que construye e intenta imponer está la deconstituirse como único representante y enriquecedor de la teoría.Hasta qué punto es correcta la afirmación que hace Jan Malewskisobre la contradicción fundamental del socialismo burocrático: elmatrimonio inestable de la propiedad estatal —presentada como colectiva—de los medios de producción y de su gestión privada por una élite ilegítima,incapaz de garantizar la realización de las necesidades sociales porque lasdesconoce debido a su estatus privilegiado y alejado de las masas.24 Así, senecesita la activa participación popular, a todos los niveles y enten-diendo por “participación” desde la información y la consulta de lasmasas hasta la toma de decisiones por las mismas masas, como unavía fundamental para que la propiedad estatal “inestable” se convier-ta en propiedad realmente “colectiva”, es decir, verdaderamente socia-lista, capaz de abrir las avenidas para el socialismo en el siglo XXI.

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Es muy curioso, por no decir paradójico, el hecho de que en losprimeros meses de la revolución el peligro emana del monopolio quesobre los medios informativos todavía tenían las fuerzas reacciona-rias, y cincuenta años después, el mismo peligro, pero de signo con-trario, emana de que el monopolio lo tiene el burocratismo, sobreunos medios que han perdido mucha credibilidad ante el pueblo. Ensu discurso del 7 de junio de 1959, en el banquete de los editores deperiódicos con motivo de la libertad de prensa, en el Palacio de Cris-tal, Fidel señala: estamos en un caso curiosísimo, y es el peligro de que losgrandes intereses contrarrevolucionarios monopolicen los mayores recursos depropaganda. Hoy, en la misma batalla por el socialismo en el siglo XXI,estamos ante el peligro de que los pseudos-intereses revolucionariosdel burocratismo monopolicen para su propio beneficio los mayores recur-sos de propaganda.

Se impone la necesidad de hacer análisis generalizadores, con al-guna base teórica que permita cuestionar, que al menos estimule laduda sobre la infalibilidad del Estado burocrático socialista. Estoscuestionamientos, estas dudas, son constituyentes de una legítimay saludable posición filosófica, científica y artística emancipadora,aunque sean tildados de herejía por parte de los burócratas. Losanálisis y denuncias de hechos individuales han probado, de tantorepetirse, su inutilidad. Presentados como casos aislados dejan in-mune a la máquina burocrática, que es la causante general de lamultiplicación de los problemas. El gran desafío (y peligro al mis-mo tiempo) está en que hasta ahora ha sido prácticamente imposi-ble hacer “análisis generalizadores” dentro del socialismo y, al mismotiempo, salir inmune.

Por lo expuesto hasta aquí se comprende que el burocratismo afir-mativo no es continuador ni de la concepción materialista de la his-toria, ni de ninguna teoría que se proponga una comprensiónsuperadora de la enajenación, por la primera y fundamental razón deque no es crítico. Y por no ser crítico no puede ver (no quiere tampo-co ver) que el poder burocrático, por mucho que intente enmascarar-se con su discurso, es una fase históricamente transitoria de desarrollo.Una fase transitoria que deber ser superada si honestamente a lo quese aspira es a la emancipación social y humana.

La lógica de la burocracia totalitaria, hija legítima o bastarda de larevolución, al intentar imponerse como la Única, con letra inicialmayúscula, entra en agonía. Intenta autolegitimarse como mismohacen los más privilegiados propietarios del capital a través del dis-

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curso ideológico de su lógica, pero en el mismo intento pierde lacapacidad dialogadora, se vuelve monólogo y se petrifica. Será su-perada por la resistencia crítico-dialogadora, práctica y teórica, delos oprimidos.

Mirar y ver allí donde no miran, o miran y no ven, los defensoresdel privilegio. Lograr que vean, que superen incluso su máximo deconciencia posible, constituye un imperativo categórico, de orden emi-nentemente moral. Uno de los caminos para lograrlo es el de la ho-nestidad, la vocación de ser útil a través del pensamiento más sincero,aunque arriesgado. Como afirma Evgueni Svtushenko en el poema“Dignidad”:

No malgastes tu alma en cobardía,sino prepárate para la pérdidade todo lo que te espanta perder.

No es a la cohorte burocrática a la que se debe principalmenteapelar en busca de comprensión. Con ella el diálogo radical es casiimposible porque sus niveles de comprensión no pueden ir más alláde los límites de su propia situación de privilegio, explotación y opre-sión, que disfruta y practica.

Con relación a ella a lo más que se puede aspirar es a que en elsilencio de las almohadas su atribulado corazón le susurre en el oídoque la reflexión emancipadora es fruto de una ansiedad sincera, queno pudo ni puede seguir callándose lo que piensa. Y qué daño pue-de haber en pensar. Acaso no fue Martí el que nos enseñó que pen-sar es servir.

Parafraseando una tesis de Helvecio, ante la segura incomprensiónde la cohorte burocrático-totalitaria podemos consolarnos así: Losburócratas siempre están contra la razón cuando la razón está contra ellos.

No obstante, incluso dentro de la cohorte burocrático-totalitariahay seres humanos que, como tales, deben ser escuchados. No hayque pensar en destruirlos o matarlos porque con ninguna destruccióny muerte se logra la transformación cultural y ética, colectiva e indi-vidual que se necesita. Ellos también deben tener la posibilidad deincluirse en un proceso de transformación y mejoramiento.

¿Será inútil este esfuerzo, serán finalmente vanas las optimistasreflexiones de Fidel que fueron citadas? ¿No se tendrá en cuenta suexhortación en el Acto Central por el XXXIV Aniversario del Asaltoal Moncada a reconocer y aprender de los errores?: Errores sí hemostenido, pero hemos tenido también el valor de reconocerlos y de luchar impla-

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cablemente contra ellos; porque errores malos, terribles, son aquellos de losque no se toma conciencia, aquellos que no se reconocen, aquellos que no seadmiten. ¿Reconocerá el burocratismo insular su potencial contrarre-volucionario? ¿Podremos hacerlo entrar en razones revolucionarias ysocialistas?

Pienso que no será en vano, pues tenemos el ejemplo de Ícaro y elcanto de Delfín:

Su esfuerzo es inútil –me digo—, el sol derretirá sus alas.Y quizás no, Ícaro, quizás, al otro lado de tu empeño,descubras colibríes, la Ítaca celeste, los frutos del granadoen el lluvioso patio, y nos convenzas, a nosotros, escépticos,que vacilamos en seguirte, de que tú,(únicamente tú), Ícaro, estabas en lo cierto.

Misterio del insular burocratismo

Maldición que nos acompaña a los escritores

latinoamericanos (me refiero a los ensayistas y filósofos)

y que consiste en ignorarnos olímpicamente.

Ludovico Silva,

Caracas, 1987

Mijaíl Afanasiev, en El triunfo y la crisis de la burocracia, define como surasgo esencial el monopolio del poder. La concentración del poder arriba y dela discriminación abajo,25 en tanto que Fidel Castro, ya en enero de 1965,afirmaba: el burocratismo es, en primer lugar, una concepción, la creencia deque desde una oficina se hace el mundo.26

Ambas definiciones son coincidentes, si aceptamos que monopolioes sinónimo de uno (una concepción) y que oficina es, en estos térmi-nos, el espacio físico y organizacional donde se concentra el poderarriba. Algo así, con otras palabras, como el poder monopólico (privi-legiado) de unos pocos que están arriba contra los muchos que estánen los múltiples abajo, explotados y sin voz pública.

Carlos Marx, desde muchos años antes, ya identificaba a la buro-cracia moderna con el burocratismo del Estado, que viene a ser máso menos la misma cosa. Marx también da cuenta del pensamientoburocrático que toma al mundo como objeto de su manipulación27 yque trata de convertir el fin del Estado en su fin privado.28

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En tanto Lenin, ante la realidad del burocratismo ya no burgués,sino “revolucionario”, en La nueva política económica y las tareas de losComités de Instrucción Política, analizó algunas de sus causas y adelan-tó remedios que, luego, en la práctica, se demostró que no alcanzarona corregir el problema: Confío mucho en que expulsemos de nuestro parti-do de cien mil a doscientos mil militantes que se han infiltrado en nuestrasfilas y que, lejos de saber luchar contra el papeleo y la concusión, impidenesta lucha.29

En Cuba se ha popularizado la creencia de que el burocratismo esun asunto de papeleo y reunionismo. En llamamientos o discursospara enfrentarlo se concentran furibundos ataques, por parte del pro-pio Partido y Estado burocráticos, contra las reuniones y el exceso detrámites y controles. Incluso Ernesto Che Guevara, tan lúcido y ho-nesto en casi todo, no escapó a esta confusión cuando en su artículo“Contra el burocratismo” escribe: el individuo, o grupo de individuos, serefugian en el burocratismo, llenan papeles, salvan su responsabilidad yestablecen la defensa escrita para seguir vegetando o para defenderse de lairresponsabilidad de otros.30 Más adelante, agrega: La falta casi total deconocimientos, suplida como dijimos antes por una larga serie de reunio-nes, configura el reunionismo, (el énfasis es del propio Che) que se tradu-ce fundamentalmente en falta de perspectiva para resolver problemas.31

Pero, por supuesto, el burocratismo es mucho más que estas dosmanifestaciones del papeleo y el reunionismo. Hay, claro está, uncrecimiento desmesurado de los papeles justamente porque el poderestá monopólicamente concentrado arriba. Como se trata de un po-der que va paulatinamente concentrando más y más poder de tipopolítico, económico y social pues, al mismo tiempo, va promulgan-do más leyes y controles, más orden y disciplina para que los deabajo cumplan y obedezcan y trabajen y soporten la opresión y laexplotación crecientes. Tampoco la falta casi total de conocimientos esuna causa fundamental del burocratismo. Se pueden tener los másamplios conocimientos culturales en general, y técnicos, en lo espe-cífico, y promover el burocratismo con aun más eficacia “racional”para la propia estructura vertical y subordinante.

Es decir, el papeleo no es el burocratismo, sino una de sus manifes-taciones. Atacando al papeleo no se reduce el burocratismo, sino quepuede ser hasta un subterfugio para eludir la verdadera lucha por suerradicación. Un discurso radicalmente emancipador lo que debe ata-car es la concentración del poder, la falta de democracia, la desigual-dad, los privilegios y las injusticias aumentados por funcionarios noprecisamente ignorantes ni incultos.

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Con el reunionismo pasa lo mismo. Las reuniones son consustan-ciales al centralismo (poder monopólico del nivel superior) y su mé-todo de ordeno y mando. Las decisiones se toman en la oficina centralque no solo cree que puede hacer y rehacer el mundo, sino que real-mente lo hace y rehace a su gusto y capricho por todo el tiempo quese prolongue el despojo y enmudecimiento de los de abajo, que noparticipan verdaderamente en la decisión de sus destinos.

Encima, las reuniones del burocratismo son parte de la simula-ción demagógica para hacer creer que se está luchando contra algo.Las reuniones en sí mismas y por sí mismas no son malas. Si setratara de reuniones convocadas desde abajo, concertadas desde, pory con los oprimidos, si fuera un reunionismo instituyente, es decir,revolucionario, transformador, no tendrían nada de malo y, lejos deser manifestación del burocratismo, ayudarían a extirparlo o, al menos,a hacer conciencia sobre sus causas verdaderas. La participación conti-nua y consciente de los trabajadores es un aspecto de vital importan-cia para poder desenmascarar al burocratismo, uno de los antídotosprincipales.

Ahora bien, no hay que olvidar que, justamente, el burocratismoprohíbe y combate todo tipo de reunionismo no convocado-controla-do desde sus oficinas centrales en cada nivel correspondiente. Mirahacia abajo y exige, a los de abajo, solo mirar hacia arriba. Quedaprohibido todo enlace, toda relación, toda concertación de tipo hori-zontal. No solo en la práctica, sino también en el plano del pensa-miento. Se permite reflexionar críticamente sobre temas puntuales;nunca, sobre temas generales. Entre otras razones, por esto es que nose permite el más mínimo desarrollo de una sociedad civil libre, efec-tivamente autónoma, y así, la participación oficialmente reconociday promocionada es formal en todo lo relacionado con la informaciónprofunda, la amplia consulta, la reflexión continuada y la decisiónpopular.

Entender el burocratismo como algo extraño o ajeno a la esenciadel Estado totalitario (sea este capitalista, socialista o “revoluciona-rio”) es un engaño. Confundir, además, Estado con socialismo, o Es-tado socialista con “revolución”, es, también, otra falsedad. Debeentenderse la revolución como transformación vertiginosa. Si es, porejemplo, revolución proletaria, pues, entonces, debe ocurrir una trans-formación vertiginosa y progresiva a favor de los trabajadores. Estono ha sucedido ni sucederá jamás bajo el imperio exclusivo del Esta-do, de ningún Estado como único salvaguarda y camino. Es un impe-

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rativo categórico, es decir, marxtiano, hacer la crítica universal delEstado, como se deriva de Martí y Marx.

Carlos Marx vuelve otra vez, con su crítica radical o, mejor, con sucrítica universal del Estado. Veamos lo que plantea en La sagradafamilia, específicamente en “Sobre la cuestión judía”: El error de Bauerreside en que somete a crítica solamente el “Estado cristiano” y no el “Estadoen general”, en que no investiga la relación entre la emancipación política yla emancipación humana. (Los subrayados son de Marx) Para que noqueden dudas, agrega que la emancipación política no es el modo llevadoa fondo y exento de contradicciones de la emancipación humana.

Lo que más importa, entonces, para el Prometeo de Tréveris es laemancipación humana, entendida como la más completa desenaje-nación posible de los trabajadores, como proceso, además, ascen-dente pero inacabable. Lo que Marx entiende por comunismo es,entonces, la más completa emancipación humana, como proceso in-finito. Hay que avanzar siempre más allá: de la emancipación eco-nómica a la política, de la política a la social y de la social a laemancipación humana o comunismo. No es obvio decir aquí que elburocratismo propagado como una plaga tan nefasta como la de lospropios capitalistas, convierte la emancipación política en un nue-vo tipo de opresión y explotación y va dificultando crecientemen-te, hasta impedir por completo, la marcha ascendente hacia elcomunismo.

El burocratismo se propone el máximo de beneficio particular, quees su beneficio privado y, con ello, impide a las masas, al pueblo, a lostrabajadores, proponerse el máximo y avanzar hacia lo máximo: al-canzar la plena identidad humana, donde todas las emancipacionesson realizadas y se armonizan en un florecimiento integrador y diná-micamente inagotable, que se autosupera a sí mismo para no conge-larse como entidad positiva. El programa máximo del burocratismoes el mínimo del programa popular. Por esto es que Marx habla, siem-pre, del comunismo como un movimiento, sin desvelarse por definirlo.Él sabe que toda definición es paralizadora del bullicio y estremeci-miento del mundo.

Carlos Marx nos sigue siendo necesario, como uno de los progeni-tores de la emancipación social y humana. Uno de sus méritos prin-cipales fue colocar la enajenación en medio de la sociedad con unanálisis histórico, económico y filosófico profundo, como un proble-ma social a resolver por medio de la lucha emancipadora. Conjugóen su teoría, armónicamente, la emancipación individual con la co-

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lectiva y consideró que la emancipación de los trabajadores debe serla obra de los trabajadores mismos y no del burocratismo demagógi-camente paternal.

Si el comunismo es lo dinámico, el continuo cambio y transforma-ción, el movimiento esencial, el burocratismo es todo lo contrario, lanegación del cambio. El burocratismo engorda, mientras obstaculizael movimiento social con discursos abstractos. Habla crecientemen-te de humanidad, internacionalismo y futuro mientras el pueblo en-flaquece. Entonces, no es el ciudadano, ni el comunista, ni elrevolucionario, ni el intelectual abstracto lo que importa: lo que im-porta y decide es el ser humano concreto y campante. El hombre y lamujer no son seres políticos, sino seres humanos. Tener derechospolíticos “universales”, bajo el capitalismo, o recibir una canasta bá-sica de bienes terrenales bajo el burocratismo, no es la realización dela utopía. La única utopía válida es la de la emancipación humana, yesta, como he venido explicando, está mucho más allá del economi-cismo y las politiquerías burocráticas.

Lo determinante en el pensamiento de Carlos Marx (como se haencargado de repetir profunda y ampliamente Mészarov) no es lasórdida materialidad, sino el ser humano como productor, es decir,como creador material y espiritual, como ser socio cultural. Los suje-tos sociales producen y se autoproducen, están condicionados y, a lamisma vez, sobrecondicionan a las propias estructuras que no sololos constriñen, sino también posibilitan su labor creadora: al producirsus propios medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vidamaterial.32

No es el objetivo aquí extender el análisis a las cuotas o porcenta-jes de Estado-mercado-sociedad civil que pueden hacer más o menosposible el avance hacia una sociedad mejor, entendiendo por mejoraquella en que todos mejoren cualitativamente, al mismo tiempo quedisminuyen continuamente los niveles de explotación, opresión yexclusión políticas, sociales y culturales. Sí considero oportuno afir-mar que ningún tipo de Estado y, por supuesto, ningún tipo de siste-ma burocrático, mucho menos el burocrático totalitario, pueden porsí solos, garantizar la transformación y el mejoramiento permanentesy progresivos. Al mismo tiempo, aclaro que no se trata de, por unlado, demonizar al Estado y, por el otro, divinizar a la sociedad civil.La burocracia no es infértil y parásita de modo absoluto. Ella tiene suhistoria y tiene también su contenido y su carácter sociocultural ycumple funciones necesarias. En sí misma y por sí misma no es un

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demonio. De lo que se trata es que no se convierta en burocratismo.Para ello hay que embridarla, hacerla cumplir constantemente susfunciones de servicio y, lo que es más importante todavía, obligarla aque no olvide su compromiso popular. Con el burocratismo insular,como venimos argumentando, pasa a la inversa, en lugar de estarembridado por el pueblo, es el pueblo el que está embridado por elburocratismo.

La sociedad civil, a su vez, no tiene que ser aceptada como lapanacea universal. Bajo el estatismo exagerado que impone la cohor-te burocrática, se fortalece la tendencia a reverenciar a la sociedadcivil y con ello se olvida que esta puede no solo fragmentar de modoextremo las fuerzas sociales sino, también, convertirse en servidorade los intereses más concentrados y expoliadores, tanto de dentrocomo de fuera, es decir, las organizaciones no gubernamentales tam-bién pueden reproducir en lo micro las peores características del bu-rocratismo insular, simulando resolver problemas puntuales perolimitando por doquier la participación radical.

Habrá que luchar no solo contra el burocratismo estatal, sino tam-bién contra el burocratismo desmenuzador de aquellas ONG no radi-cales y armoniosas, esas que eternizan sus directivas y las conviertenen pequeños reinos generadores de privilegios y opresiones. Hay quedesprofesionalizar la política, hacer que cada cuestión social sea unacuestión de todos. La participación, autoactividad, entusiasmo, dis-cusión pública y decisión colectiva de y sobre los problemas, debe-rán ser exigidos permanentemente.

Como alerta Cornelius Castoriadis, la burocratización comienza cuan-do las decisiones relativas a los asuntos comunes se sustraen a las competen-cias de los órganos de masas y, encubiertas por racionalizaciones de diversaíndole, son confiadas a organismos específicos.33

La sociedad civil tiene que aprender, también, a defendernos deldesenfreno del mercado, del burocratismo y del egoísmo privado delos reyecillos que puede prohijar por doquier, haciéndolos dueñosde los recursos y las decisiones. Ese aprendizaje no lo va a hacerpor sí misma ni por sí sola. Es la masa trabajadora la que tiene queimponérselo.

De tanto preocuparse por la organización, la disciplina, la unidadentendida exclusivamente desde lo que dicta la doctrina, los partidoscomunistas en el poder, o con parte del poder, dejaron de ser comple-tamente revolucionarios y se fueron haciendo de modo progresivocompletamente burocráticos. Convertidos en burócratas, los comu-

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nistas se interesan más por el orden, la materialidad, la ideología comoortopedia mental y por el consumismo para sí y como zanahoria paralas masas, que por la creciente emancipación humana. El socialismoverdaderamente revolucionario solo puede fructificar en el espíritucolectivo, la eticidad ejemplar y la vocación creativa y libertaria.La cohorte burocrática es tan falsa y parásita que termina por tenersolo necesidades artificiales. El burocratismo insular está en un francoproceso de integración al consumismo de la sociedad de “consumo”,que de palabra tanto critica. La participación popular creciente pue-de poner fin a ese retroceso y reencauzar la nave del socialismo en elsiglo XXI.

Nuestra cohorte burocrática más excelsa abandonó hace décadasla lucha por la emancipación radical, aunque mantenga, en algunoscasos, su discurso formal. Por ello mismo, a los que luchan de modocotidiano en la práctica contra todo tipo de enajenación, los calificade anarquistas, indisciplinados, inmorales, fofos, blandengues u ho-mosexuales (términos muy enfáticamente usados contra los escrito-res, artistas y filósofos marxtianos) o los acusa de francotiradores,hipercríticos y contrarrevolucionarios o, simple y sencillamente, demercenarios al servicio del imperio. Con sus repetidas y exageradascalumnias no hace otra cosa que cumplir con la regla de que todas lasfuerzas enajenantes denigran a los emancipadores.

Fidel Castro, a la altura de sus ochenta años de vida, es física eintelectualmente un verdadero Quijote que lucha sin desfallecer porsu ideal de justicia y dignidad, a pesar de sus canas venerables, contraburócratas cada vez más gordos en lo físico y consumistas y corrup-tos en lo moral. En muchos de sus discursos se encuentran las críti-cas más argumentadas y acerbas contra el burocratismo insular.

Fidel encabezó una revolución gloriosa contra la tiranía de Ful-gencio Batista, que contaba con un fuerte ejército y, además, con elbeneplácito y el apoyo del imperialismo yanqui. No pudo, lamenta-blemente, llevar hasta el final la lucha contra las oficinas ministe-riales que fueron multiplicándose como una hidra en la capital delpaís. Guillermo García, uno de sus compañeros de lucha en la SierraMaestra, el primero entre los campesinos que se incorporaron a laguerrilla que después se convirtió en victorioso Ejército Rebelde,escribió en su libro Encuentro con la verdad: Después de la guerra, eloportunismo creció y sigue tratando de desarrollarse. La ambición y el opor-tunismo, que son la misma cosa, conviven con la Revolución y no es fácildetectarlos hasta que no se desarrollan. En la guerra se sancionaban con el

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fusilamiento, en la paz necesitan otro tratamiento.34 El burocratismo esuna causa fundamental de la corrupción que amenaza de muerte alsocialismo cubano.

Denunciar al burocratismo como algo formal es hacerle el juego ala propia cohorte burocrática. Han sido el autoritarismo, la prepoten-cia, el disciplinamiento en nombre de la unidad, la uniformidad yaplanamiento de la vida como concepción y como práctica, la nega-ción y represión de lo diverso y plural, entre otras, las causas profun-das del burocratismo insular, consustanciales a una concepciónequivocada de la revolución en que se atiende más a la política que ala ética, a la ideología que a la cultura, al discurso persuasivo que aldiálogo enriquecedor. A la altura de sus ochenta años, Fidel Castromedita: A mí me ha hecho pensar en estos temas la idea, para mí clara, deque los valores éticos son esenciales, sin valores éticos no hay valores revolu-cionarios.35 La racionalidad burocrática no admite la ética y es, porello mismo, un imperativo categórico superarla completamente entodos sus dominios.

Años antes, en el Acto Central por el XXXIV Aniversario del asal-to al Moncada, Fidel le dijo a los burócratas: Errores sí hemos tenido,pero hemos tenido también el valor de reconocerlos y de luchar implacable-mente contra ellos; porque errores malos, terribles, son aquellos de los que nose toma conciencia, aquellos que no se reconocen, aquellos que no se admi-ten.36 Y, un año después: Pero no debemos responsabilizar a nadie de nues-tros errores; nuestros errores son nuestros errores.37

La participación popular amplia, radical y constante, es el únicoantídoto conocido contra el burocratismo. El burocratismo solo pue-de mantenerse bajo control y en los niveles mínimos por la masapopular activa y consciente, que no le entrega ni las palancas, ni laspoleas ni las correas principales del poder estatal. No se trata solo demotivación para participar, sino también de conocimientos y, másque nada, de posibilidades. En las actuales circunstancias de Cubarevolucionaria, agredida y bloqueada desde su mismo nacimiento, elburocratismo tiene mayores cuotas de poder que el pueblo, las cualesalcanzó amparándose en la necesidad objetiva de la unidad, por unaparte, y en el secretismo y exageración oportunistas de los propiosburócratas, por la otra. Aurelio Alonso, sobre este punto, llega a afir-mar: Parecería que siempre hubiese sido necesario el sacrificio de la iniciativaa las urgencias de una regla de seguridad.38

La disyuntiva es la misma del primero de enero de 1959: o el pue-blo reconquista el protagonismo radical o advendrá el burocalipsis

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como resultado de la agonía de las máscaras. El pueblo no debe espe-rar a que se le dé o autorice, ni siquiera pedir, sino reconquistar laparticipación; y el burocratismo recurrirá a cuanto subterfugio, engaño,maniobras y hasta represión simple y campante pueda llevar a cabopara mantener los privilegios acumulados e impedir al pueblo quereabra las puertas de la emancipación.

Ninguna de las causas apuntadas puede ser justificada desde elmartxismo entendido como praxis participativa, incluyente de todoslos sujetos, como crítica de todos y con todos, como autogestión yautoresponsabilidad, como democracia, libre iniciativa y gobiernopopular en aras de hacer crecer la justicia, la dignidad y la cultura,desatando procesos integrales de emancipación. Tampoco el autorpuede esperar comprensiones ni reconocimientos oficiales por partede la cohorte burocrática enquistada y parásita. El desafío es comple-jo y consiste en denunciar radicalmente al burocratismo sin hacerleel juego o dejarse utilizar y, mucho menos, venderse al otro pancismodel capital.

Arcanos insulares

(…) justo no será que un ciudadano,

ni durante la paz en el Consejo,

ni al dar su parecer en las batallas,

haga traición a la verdad, y siempre

hable para aumentar tu poderío.

Polidamante a Héctor,

La Ilíada,

Libro duodécimo.

Bajo el totalitarismo impuesto por la cohorte burocrática es sacrali-zada toda declaración, dato, figura, hecho y acto oficiales, es decir,emanados de la monopolista oficina superior que existe en cada unode los niveles. Como resultado, lo que de palabra había sido declara-do como un Estado laico, no religioso ni dogmático, ha devenido enun Estado religioso, firmemente intolerante y sectario.

El cuadro o funcionario administrativo del Estado totalitario (engran medida también teocrático) se fue perfeccionando en teoría ypráctica como un sacerdote de las etapas más inquisitoriales y fanáti-

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cas del catolicismo histórico o de cualquiera otra religión en sus mo-mentos álgidos de fundamentalismo. Para ese cuadro o funcionarioestatal (partidista-estatal si atendemos al hecho de que en los másaltos niveles se da de manera completa el poder dual) el dogma, esdecir, el discurso oficial (intervenciones del máximo líder, documen-tos programáticos del Partido, estatutos, reglamentos, acuerdos delas reuniones máximas...) llegó a ser mucho más importante, muchomás verídico y mucho más real que la propia realidad.

Así, los sinceros, los combativos, los revolucionarios radicalmenteemancipadores fueron silenciados o excluidos, de manera progresivay creciente, de la “revolución oficial” que ha llegado a ser, en boca delos burócratas, todo lo contrario de la Revolución. Aquella tempranae incluyente definición de Fidel en su Comparencia en el Programade Televisión de la Universidad Popular, en La Habana, el 26 de ju-nio de 1960, sobre la amplitud casi universal del proceso: Caben den-tro de la Revolución todos los que tengan ideas justas, todos los que seangenerosos; y no caben dentro de la Revolución ni los egoístas, ni los ambicio-sos, ni los que odian a los demás hombres, a los demás seres humanos, ¡nilos que quieren vivir de holgazanes a costa del trabajo de los demás!, fueaplicada por la cohorte burocrática en sentido inverso, como es lógi-co, porque el burocratismo es, precisamente, el contubernio de losegoístas, ambiciosos y zánganos que desprecian a los trabajadores.

El anterior reflejo metamorfoseado de la realidad, lamentablementecolocada por debajo de la quimera demagógica del burocratismo,condujo y conduce en la práctica cotidiana del verticalismo, a la con-tinua repetición de que el jefe es el único capacitado para interpretar.Y conduce también al absoluto descubrimiento y la segura confirma-ción de que la razón del jefe es siempre la razón de la Patria, de laRevolución y del Socialismo; perfectos según lo entienden y aplicancada uno de los jefes burocráticos.

Ese exclusivo derecho del jefe a interpretar y a pensar, en cada unode los niveles, es consecuencia de la reglamentación (disciplinamien-to, militarización) extrema de la sociedad, de donde se deriva la ge-neralización de los comportamientos, el silenciamiento de lo diferentey la no expresión popular de iniciativas. Con esto, la participaciónpopular termina por ser la obediencia a las órdenes emanadas del po-der burocrático y todo tipo de creatividad acaba siendo controlada y,por tanto, por no ser creatividad. En uno de sus análisis sobre la insti-tucionalidad estatal cubana, Aurelio Alonso Tejada plantea: Un aná-lisis de los años de ejercicio que corren hasta el presente muestra formalismo

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en los órganos colectivos (asambleas), mayor en tanto más elevado es sunivel, que se expresa en el unanimismo de las votaciones, la ausencia depolémica en los debates, la regularidad excesivamente espaciada de las sesio-nes y un tono ritual generalizado.39

Ante el formalismo, el falso unanimismo y la ritualidad generaliza-da, las masas populares desarrollan, a través de la astucia, una eficazcultura de la simulación, el desorden, la indisciplina y la creatividadotra: como currículo oculto, en tanto que, de forma pública compla-cen (simulan complacer en todo) de modo cada vez más ingenioso ydesmedido a los propios jefes, prontamente acostumbrados a escu-char solo lo que quieren y / o les conviene oír.

Es coherentemente lógico que, en la medida en que se desarrollanlos privilegios y los métodos de la cohorte burocrática en el poder,esta se ve necesitada de incrementar su número de servidores. Se vadando simultáneamente el incremento del ejército de funcionarios,desde los más privilegiados de las cumbres nacionales hasta los me-nos privilegiados, pero no menos celosos y dogmáticos, de los llanosmunicipales.

Los mejores servidores del Estado son precisamente, por lo gene-ral, los mediocres, los seres humanos más obedientes y no pensantes.El pensar es servir, de Martí, puede interpretarse también como pensares saber, poder y querer ponerse en el lugar del otro. Los mediocres al nopensar no pueden o no quieren o no saben colocarse en el lugar deloprimido. Hace mucho tiempo ya que Juan Ramón Jiménez explicóque un mediocre es permanentemente dañino, por una cuestión decondición y calidad, lo que no sucede ni con la persona mala, que solopuede ser mala por decisión y voluntad, pero no permanentemente. Elmediocre es mediocre siempre, por su naturaleza ontológica, quiera ono quiera. El reino de los mediocres se transforma enseguida en el peorde los reinos posibles, porque no queda un resquicio para la compren-sión de lo concreto y específicamente humano.

Dentro del ejército de funcionarios entran los político-ideológicos(que están facultados por la Constitución para dirigir y controlar),los administrativos y los franca o explícitamente represivos. Entreestos últimos se encuentran los policías e inspectores de todos lostipos y colores, capaces de imponer desde multas de mil quinientospesos a un simple trabajador de menos de trescientos pesos de sala-rio mensual, hasta incoar procesos que pueden llevar al individuopopular (al trabajador, al pobre, al oprimido) directamente al calabo-zo por unos días y hasta semanas (sin sanción judicial) o a la cárcel

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por varios meses o años con sanción judicial. El mediocre de losllanos inferiores no siente los gemidos ni ve la justicia mancilladaporque “cumple” con la sagrada defensa de la causa. Los menosmediocres de las mesetas, y los no mediocres de las alturas, por unasimple cuestión de distancia y hojarasca, no alcanzan a escuchar lossollozos y reciben informes donde la justicia reluce cada vez más.

La situación de cada individuo, de cada sujeto popular llega a serclaramente precaria, vulnerable desde los más insospechados puntosde vista. El individuo se va sintiendo cada vez más inseguro e inde-fenso, pero no sabe a quién acudir, cómo protestar, encima de quecontinuamente lo persuaden de que todas las prohibiciones y casti-gos de que es objeto son para el bien de la sociedad y, por tanto, porintermedio de esta, para su propio bien. De todas maneras, cuandoprotesta, por lo general no se le da la razón, aunque la tenga, y esnuevamente advertido, conminado o sancionado. En muy contadoscasos se hace una reparación pública puntual, pero nunca un recono-cimiento del estado general de desamparo jurídico y social de losindividuos ante los funcionarios oficiales. Solo existe como indivi-duo cuando actúa en el sentido a que se aspira que actúe el pueblo, esdecir, cuando actúa como pueblo.

Mientras todo esto se va manifestando de modo creciente en eloscuro mundo creado por el totalitarismo burocrático, la cohorte esti-mula por las vías a su alcance la creencia en los dogmas oficiales con elfranco objetivo de convertirlos en pilares de la fe mesiánica en el lídery en la causa sagrados. Se pinta también por todos los medios posiblesuna realidad nacional paradisíaca, el mejor de los mundos posibles, máxi-me cuando, además, se le compara constantemente con el infierno depobreza, guerra, desigualdad, injusticia y desamparo en que viven losotros pueblos, sobre todo aquellos de los países subdesarrollados.

Una buena parte de la mayoría oprimida cae en la desorientación yel conformismo. Otros caen en el escepticismo, el hastío, la decep-ción. La gran mayoría popular, tanto de trabajadores manuales comode intelectuales, de profesionales y no profesionales, simulan y en-tran en el reino de la doble moral. Lógica consecuencia de la utilitariadivisión burocrática de fantasía y realidad, de ficción y testimonio.Se desarrolla la sociedad insular de los enmascarados.

Finalmente, los grupos humorísticos que escasa y selectivamenteson tolerados por la cohorte burocrática, convierten en farsa la grantragedia sociocultural de la nación cuando en algún reducido espacioteatral mencionan simbólicamente a Dios, al Diablo y a Pepito, mez-

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clando la tristeza con el humor, la infamia del silencio con la esplen-dorosa fugacidad de la risa; si bien el humor, la risa, el teatro denotanel fenómeno y lo recrean alegremente, no alcanzan, porque no pue-den penetrar, bajo el dominio del Estado totalitario, de modo reflexi-vo y hondo, generalizador y explícito, en las causas más hondas de lasituación.

La maquiavélica contaminación

El maquiavelismo se mantiene vivo de modo consciente o incons-ciente hasta en honestos militantes de la izquierda revolucionaria,sobre todo en aquellos que explícita y especialmente afirman quesiempre es y será inevitable la presencia de una elite, vanguardia ogran líder para conducir a las masas.

Las masas son buenas, las masas lo saben todo, las masas son lascreadoras de la historia... pero las masas deber ser lideradas y condu-cidas, iluminadas. En el Informe del Fiscal actuante en el Consejo deGuerra seguido a Aníbal Escalante y treinta y seis acusados más, seafirma: las grandes masas han de ser educadas políticamente y se hace nece-sario luchar contra las falsas “verdades” con que fueron influidas durantetoda su vida.40 De estas iluminaciones se deriva la necesaria existen-cia de partidos y vanguardias en casi infinitas modalidades, más omenos profundas y más o menos sinceras que, finalmente, siempreterminan convirtiendo a la vanguardia en algún tipo de oligarquíaque, por vía del burocratismo, se transforma en retaguardia.

Lo aristocrático, en el sentido de nobleza, linaje o casta, es, comohay que reconocer sinceramente, todo lo contrario de lo masivo, lopopular, lo democrático. Lo aristocrático nunca es ni puede ser, demodo absoluto y constante, para todo tiempo y circunstancia, sinóni-mo de lo mejor. El ideal marxtiano confía en una masa conformadapor personalidades pensantes, donde el individuo, lejos de desaparecerse desarrolla y supera desde su responsable decisión de crecer con losdemás, sin negarse a sí mismo.

La a veces no reconocida, y difícilmente reconocible contamina-ción maquiavélica del pensamiento y la práctica revolucionarios pue-de ser una de las causas del no sincero examen y de la no ampliaaceptación de las formas auténticamente democráticas de construc-ción política y del rechazo instintivo o consciente de los métodosdialogadores o democráticos de las metodologías participativas por

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parte de los partidos, movimientos e instituciones, en muchos casoshonestamente revolucionarios en sus inicios.

El que todos somos los que sabemos todo; el que a través del diálogoentre sabedores se pueden construir nuevos y mejores saberes; el queel líder debe ser un facilitador-servidor que también aprende y seilumina y, en consecuencia, no solo enseña y conduce, sino que asi-mismo debe ser enseñado y conducido, son afirmaciones inacepta-bles para el comportamiento y la práctica tradicionalmente verticalesde la izquierda revolucionaria. La falta de diálogo, la falta de circula-ción del poder, la falta de aprendizaje conducen a que la media de losfuncionarios se haga vitalicia en el cargo. Esta eternidad vital les con-vierte en dioses que siempre tienen la razón ante la continuidad delpueblo desposeído del cargo y de la información.

Maquiavelo, entendido como justificación de los medios espuriospor la nobleza del fin, debe ser criticado, vencido y expulsado de lapalabra y la acción revolucionarias. Los líderes, los partidos, las van-guardias no son contextualmente sabios, no tienen nunca, en ningúnmomento y lugar el conocimiento de todos los senderos y afluentesde la verdad, por ello mismo se equivocan desde el inicio, pero máscrecientemente en la misma medida en que se eternizan en el poder.

La causa popular, la causa de la emancipación auténtica requiere delíderes y vanguardias no divinos, no sabios, no infalibles, sino circulares ydialogadores, conocedores e ignorantes, generales a veces en unas cues-tiones y soldados en otras. La vanguardia revolucionaria no puede darseel lujo de confundir poder con saber. Ya es demasiado con que capitalistasy académicos crean y practiquen esa terrible confusión. Lo oligárquicono es una cualidad personal, no es una conquista ética y cultural, sino unestatus sociopolítico que en sí mismo y por sí mismo no es favorable a laemancipación que propone el socialismo en el siglo XXI.

Para la emancipación social y humana verdadera no alcanza con ladignidad y la justicia, reales o formales, proclamadas o sentidas: senecesita la ontológica igualdad, hecha también, dialécticamente, dediferencia y día a día conquistada en el proceso de participación y diá-logo creadores. En la masa popular, en el pueblo como profecía y pro-yecto, en el socialismo del siglo XXI todos somos iguales, a fuerza deser distintos, y por ello mismo todos podemos y debemos ser líderesy todos podemos y debemos ser masa.

La emancipación auténtica tiene como contenido y aspiración estaigualdad-diferencia sustancial. Rechazar el igualitarismo no debe ser

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un pretexto y un camino para restablecer lo oligárquico en nombrede la emancipación.

Si no se cree de modo apasionado y convencido en la sabiduríapopular, en la capacidad dirigente y creadora del pueblo, en el espíri-tu y los valores de lo comunitario, no se avanzará un solo paso por elcamino de la emancipación radicalmente ética y cultural. No se pue-de lograr la emancipación social, cultural y humana con métodospropios de la domesticación. Tampoco es un asunto puramente teó-rico, de intelectuales iluminados que sustituyen y protegen al pueblocon las más profundas y sutiles reflexiones, tesis y argumentos quede modo sistemático y completo demuestran la irracionalidad y lafalta de futuro del capitalismo. Es un asunto, primero que nada, po-pular y práctico, de ética concreta y vida cotidiana, con la mismabrújula de Lenin cuando afirmó: Los filósofos deben ser juzgados por lamanera cómo resuelven en la práctica las cuestiones teóricas fundamentales,por las personas con quienes hacen causa común.41 Los revolucionariospor el socialismo en el siglo XXI tenemos el mismo desafío de losfilósofos, resolver en la práctica las cuestiones fundamentales y hacer cau-sa común con el pueblo, de modo continuo y constante.

Notas

1 Pierre Bourdieu: “La producción y la reproducción de la lengua legítima”, enSociología de la cultura, A. Basail y D. Álvarez, Félix Varela, La Habana, 2004, t. 1, IIparte, pp. 129-156.

2 José Martí: Obras completas, Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. 8, p. 291.3 Paul Feyerabend: Tratado contra el método, Tecnos, Madrid, 1975, p. 9.4 The Beatles: The Beatles. Antología, Ediciones B. Grupo Zeta, varios países, 2000,

p. 352.5 José Martí: ob. cit., t. 6, p. 22.6 Alfredo Guevara: “No seré yo quien predique prudencia”, en El poder y el proyecto,

Julio César Guanche (comp.), Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2009, p. 229.7 Fidel Castro: “II Pleno del Comité Central del PCC”, en Cuba Socialista, La

Habana, n. 6, septiembre-octubre, 1986, p. 164.8 Fidel Castro, ídem, p. 158.9 Ana Cairo: “Antiguas preguntas cubanas, siempre renovadas”, en El poder y el

proyecto, ed. cit., p. 211.1 0 Carlos Marx: Crítica al derecho político hegeliano, Editorial de Ciencias Sociales, La

Habana, 1976, p. 92.1 1 Emile Durkheim citado por George Ritzer: Teoría sociológica contemporánea, Félix

Varela, La Habana, 2003, p. 20.1 2 Martin Heidegger: “El origen de la obra de arte”, en Martín Heidegger, Caminos

del bosque, Alianza, Madrid, 1996, p. 11.

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1 3 Fidel Castro: Reflexiones de Fidel, Consejo de Estado, La Habana, 2007, 3 t., p. 94.1 4 Fidel Castro en: Guanche, ob. cit., pp. 49 y 50.1 5 Fidel Castro: Reflexiones de Fidel, ed. cit., t. 2, p. 172.1 6 Fidel Castro en: Guanche, ob. cit., p. 71.1 7 Senel Paz: En el cielo con diamantes, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2007, p.

120.1 8 José Martí: “Discurso en Hardman Hall”, ob. cit., t. 4, pp. 328-239.1 9 Carlos Marx: Crítica al derecho político hegeliano, Editorial de Ciencias Sociales, La

Habana, 1976, p. 92.2 0 Paul Feyerabend, ob. cit., p. 25.2 1 Carlos Marx: El capital, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1973, t. 1, p. XIV.2 2 Carlos Marx, El capital, ed. cit., t. 1, p. XVI, t 1.2 3 Ver de Carlos Marx “Trabajo asalariado y capital”, en Obras Escogidas, Editora

Política, La Habana, 1963.2 4 Jan Malewski: “1968-2008, una brecha fue abierta, a nosotros toca ampliarla”, en:

68 francés, 40 mayos después, Editorial de Ciencias Sociales y Ruth Editores, LaHabana, 2009, p. 71.

2 5 Mijaíl Afanasiev: El triunfo y la crisis de la burocracia, Editorial Progreso, Moscú,1991, p. 10.

2 6 Fidel Castro: Obra revolucionaria, Ediciones Revolucionarias, La Habana, 1965, t. 1,p. 30.

2 7 Carlos Marx: Crítica al derecho político hegeliano, Editorial de Ciencias Sociales, LaHabana, 1976, p. 92.

2 8 Carlos Marx: ob. cit., p. 28.2 9 Vladimir Ilich Lenin: Obras escogidas, Progreso, Moscú, 1977, t. XII, p. 189.3 0 Ernesto Guevara: Obras, 1957-1967, Casa de las Américas, La Habana, 1970, t. II,

p. 178.3 1 Ernesto Guevara: ídem, t. II, p. 179.3 2 Carlos Marx y Federico Engels: La ideología alemana, Pueblo y Educación, La

Habana, 1982, p. 19.3 3 Cornelius Castoriadis, “La fuente húngara” en: 68 francés, 40 mayos después, ob.

cit., pp. 268-269.3 4 Guillermo García: Encuentro con la verdad, Verde Olivo, La Habana, 2010, p. 111.3 5 Fidel Castro: “Discurso en el Aula Magna de la Universidad de La Habana”, 18

de noviembre de 2005, en: Guanche, ob. cit., p. 58.3 6 Fidel Castro: Discurso en el acto central por el XXXIV aniversario del asalto al cuartel

Moncada, Artemisa, 26 de julio de 1987, disponible en http://www.cuba.cu/go-bierno/discursos/1987/esp/f260787e.html.

3 7 Fidel Castro: “Entrevista concedida a la periodista María Schriver”, NBC, LaHabana, 21 de febrero de 1988, en: ORI, ene-jun, 1988, p. 38.

3 8 Aurelio Alonso: El laberinto tras la caída del muro, Editorial de Ciencias Sociales, LaHabana, 2006, p. 344.

3 9 Aurelio Alonso: ob. cit., p. 190.4 0 Fiscal, en: “Informe del Fiscal en el Consejo de Guerra seguido a Aníbal Escalan-

te y treinta y seis acusados más”, en 1959: una rebelión contra las oligarquías y losdogmas revolucionarios, Instituto Juan Marinello-Ruth Editores, La Habana, 2009,p. 380.

4 1 Vladimir Ilich Lenin: Materialismo y empiriocriticismo, Progreso, Moscú, 1979, p. 228.

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El ocaso del imperio del dólar:¿la hora de las guerras

o de los pueblos?

FAUSTINO COBARRUBIA GÓMEZ

Gracias a la función del dólar como principal moneda de reserva ymedio de pago internacional derivada de los acuerdos de BrettonWoods en 1944 y, sobre todo, después de que el 15 de agosto de 1971la administración de Richard Nixon rompiera unilateralmente el com-promiso del respaldo en oro de la impresión de papel moneda —alprecio constante de 35 dólares la onza troy— estafando al mundo,Estados Unidos ha disfrutado de una situación casi imperial. Desdemuy temprano quedó claro entre los círculos de poder norteameri-canos —la Tesorería y la Reserva Federal (FED, por sus siglas eninglés)— que podían ejercer más influencia global de la que nuncahabían tenido.

Al liberar el dólar de las restricciones de cualquier anclaje interna-cional y normativo común para todos, el billete verde pasó a ser unadivisa que podía imprimirse a voluntad del Gobierno norteamerica-no sin el respaldo de un valor constante. Los papeles estadouniden-ses (bonos y billetes de la Tesorería) continuaron circulando comodivisas convertibles y el imperio pudo descargar sobre la economíamundial sus gastos del rearme y aventuras bélicas; las reservas delos Estados continuaron nutriéndose de esos billetes que, por unlado, servían para adquirir materias primas, propiedades, bienes yservicios de cualquier parte del mundo y, por otro, privilegiaban las

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exportaciones de Estados Unidos frente a las demás economías delplaneta (Castro, 2009).

Más aún, los Estados Unidos podían subordinar unilateralmentelas condiciones monetarias internacionales a las necesidades del ca-pitalismo estadounidense. Cuando la economía estuviera en recesión,las autoridades estadounidenses podrían bajar el dólar para suscitaruna recuperación impulsada por las exportaciones; si, por el contra-rio, se encontrasen en fase de boom económico, la Tesorería podríasubir enormemente el dólar en relación con las demás monedas(Gowan, 2004).

No pocos autores han dado cuenta de esa situación excepcional ycoinciden en afirmar que, desde hace más de medio siglo, el dólar y elPentágono han actuado como los dos pilares decisivos del poderíoestadounidense y se han apoyado, mutuamente, en un juego de hege-monía global: el primero (la dimensión económica) sosteniendo alsegundo y este último imponiendo los privilegios económicos delImperio (Gunder Frank, 2006). Algunos han llegado a considerar laconservación del papel del dólar como moneda de reserva mundialcomo “…el pilar principal del Siglo Estadounidense desde 1945, re-lacionado con, pero incluso más estratégico aún que la superioridadmilitar de Estados Unidos” (Engdahl, 2008).

Como observó una vez Henry Kissinger, secretario de Estado du-rante la administración Nixon: “Quien controla el suministro de ali-mentos controla a la gente. Quien controla la energía controlacontinentes enteros. Pero quien controla el dinero puede controlar atodo el mundo” (Kissinger, 1974).

La forma en la cual se ha mantenido la primacía del llamadobillete verde ha incluido hasta nuestros días innumerables guerras,guerras financieras, crisis de endeudamiento, y amenazas de guerranuclear.

En nuestra opinión, el mundo ha entrado en una nueva y peligrosafase desde el estallido de la crisis económica global en el 2008, en lamedida en que el dólar, última ventaja importante con que cuentaEstados Unidos en el sistema-mundo de hoy, se ha convertido en eltalón de Aquiles de la hegemonía estadounidense. Es por lo tantoentendible que Estados Unidos hará lo que pueda para mantener esaventaja.

En el inmediato orden del día de la gran potencia acorralada está ellanzamiento de una combinación de acciones económicas y milita-res destinada a hostigar a enemigos y competidores, provocar dispu-

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252 Faustino Cobarrubia Gómez

tas y desestabilizaciones apuntando hacia conflictos y situacionesmás o menos caóticas capaces de debilitar a potencias grandes ymedianas y a partir de allí intentar restaurar la supremacía del dólaractualmente en declive. Como parte de esa estrategia, la amenaza deguerra monetaria que recorre el mundo es una “opción nuclear” in-termedia disuasiva; pero no será suficiente para evitar una peligrosaescalada de aventuras bélicas que pudieran desembocar en una con-flagración mundial de consecuencias inimaginables.

Un castillo de naipes que se derrumba

El colapso del dólar no es una amenaza externa, sino un peligro realcon causa interna. La cuestión clave no consiste en que otra monedapretende sustituir o no al dólar. El verdadero problema es que la eco-nomía de la otrora superpotencia hegemónica es, en la actualidad, uncastillo de naipes que se derrumba.

Desde el desplome del sector inmobiliario hace más de tres años,la economía estadounidense fue apuntalada mediante una sobredo-sis de “estímulos” sin precedentes en tiempos de paz —esta vez larespuesta fue más rápida y más fuerte que durante los años treinta—;pero solo se ha logrado frenar la crisis al borde del abismo de otra GranDepresión. Aunque la Oficina Nacional estadounidense de Investi-gación Económica (NBER, por sus siglas en inglés) ha decretado quela recuperación comenzó desde junio del 2009 y que su decisión estábasada en la “duración y la fuerza de la reactivación” (IAR Noticias,2010).

Se olvida, entre otras cosas, que la mayoría de los grandes bancosnorteamericanos aún continúan en el callejón sin salida de los “acti-vos tóxicos o podridos”, sin que nadie sepa su monto actual porquees muy difícil evaluar el valor de préstamos en virtual default (inco-brables) y porque probablemente lo mejor es no enterarse de su esca-so valor real. Hasta finales del 2010 ya habían quebrado más de 300instituciones financieras en Estados Unidos. Alrededor de 100 enti-dades bancarias que recibieron ayudas del Gobierno estadounidense—por un monto aproximado de 10 millones de dólares cada una—corren el peligro de entrar en situación de bancarrota, según un estu-dio elaborado y difundido por The Wall Street Journal (Epstein, 2010).

No se ha digerido lo peor de la burbuja inmobiliaria, cuando podríacaer encima de los bancos norteamericanos el segundo tsunami aso-

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ciado a los préstamos que tienen como único aval o garantía la sim-ple posesión de tarjetas de crédito. Por ese concepto, las principales19 instituciones bancarias estadounidenses sufrieron pérdidas supe-riores a los 80 mil millones de dólares solo en el 2010. Pero la sumatotal podría alcanzar los 450 mil millones de dólares en los próximosdos años. Aproximadamente, cada hogar estadounidense tiene deu-das por 8 400 dólares en concepto de tarjetas de crédito, sin contarlos créditos hipotecarios (Epstein, 2010).

Con el avance del 2010 sucedió lo esperado, quedó atrás el exa-gerado optimismo y se abrió paso el crudo realismo. “El principaltemor —apunta The New York Times— es que tendremos una re-cesión de ‘doble caída’ en la segunda mitad de este año y el 2011”(The New York Times, 2010). Como si después del desinfle inicia-do en 2007-2008 hubiera ocurrido una verdadera recuperación a laque ahora seguiría una segunda caída y a cuyo término llegaría laexpansión definitiva, algo así como una segunda penitencia que per-mitiría a las élites purgar sus pecados (financieros) y retomar el cami-no ascendente.

Basta un simple ejercicio matemático para darse cuenta de que laanunciada recuperación no es más que una ilusión intencionada enlas mentes de los estrategas de política económica estadounidenses:en los últimos dos años, el gobierno federal tuvo un déficit fiscalacumulado del orden de los 2,7 billones de dólares, por su parte laReserva Federal gastó cerca de 3 billones de dólares para comprar deu-das hipotecarias y así impedir el colapso de ese mercado (CBO, 2011).Es decir que el gobierno gastó casi 6 billones de dólares para obteneruna pequeña reanimación evaluada en 3 % del Producto Bruto Interno(PIB) en la segunda mitad del 2009 y alrededor de 2,5 % en todo elaño 2010 (en total, aproximadamente 800 mil millones de dólares decrecimiento económico). Ahora bien, gastar 6 billones de dólares paraobtener siquiera un billón es un pésimo negocio (BEA, 2011).

Los costos de esa operación constituyen una hipoteca aterradorapara los Estados y sus deudas públicas. Esta hipoteca ya se la estánhaciendo pagar a las masas trabajadoras y populares.

Superar la crisis supone una reestructuración de profundo caladoen el funcionamiento de la economía estadounidense que ponga fin asu actual configuración neoliberal. Pero las medidas de Obama apun-tan a mantener sin mayores cambios o sólo con retoques cosméticosla “regulación” neoliberal, mientras se lanza al Estado a intervenircon billones de dólares (millones de millones) en rescates para los

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bancos y entidades financieras en bancarrota. Y el núcleo “duro” delneoliberalismo —que tiene que ver esencialmente con las relacionesde explotación de la clase trabajadora y sus “regulaciones” por elEstado— se mantiene intacto, o más bien con tendencia a empeorar.Mientras Wall Street (la gran banca) vuelve a descorchar champán,EE.UU. bajo Obama se hunde en una catástrofe social sin preceden-tes desde los años 30.

El indicador de la economía que realmente importa a la gran ma-yoría del pueblo no es el índice Dow Jones de la bolsa de valores deNueva York, sino el empleo. Y éste se desploma cada vez más.

En diciembre de 2010, el paro en los Estados Unidos se situaba en9,4%, muy por encima de los niveles establecidos antes de la rece-sión. Desde hace 20 meses, el desempleo oficial no ha bajado de labarrera del 9%. Todo un récord. Y los analistas prevén que se man-tendrá por encima de esa cifra durante todo el año 2011 (BLS, 2011).

La tasa de empleo (la proporción de personas que disponen de unempleo entre las personas en edad de trabajar) alcanza el 64,5% (66%antes de la recesión). De ello se deduce que el aumento de la desocu-pación en diciembre no se debe a la insuficiencia de creación de em-pleos para hacer frente al aumento de la población, sino a la pérdidade empleo o a la imposibilidad de encontrar un trabajo a tiempocompleto (con los efectos negativos en el salario semanal). Los nue-vos empleos se crean en los servicios. La industria manufacturerapierde empleos (BLS, 2011).

La tasa de subempleo —que incluye no sólo a los parados y para-das registrados, sino a quienes han renunciado a buscar un empleo, oque tienen un empleo forzado a tiempo parcial (sin contar a quienesdeben aceptar un empleo que no corresponde a su cualificación)— seeleva al 17 %. Dicho de otra manera, 26,6 millones de trabajadores ytrabajadoras se encontraban en el paro o en situación de subempleo.El “mercado de trabajo” cuenta con 7,4 millones de asalariados/asmenos que antes de la recesión (BLS, 2011).

Y los subsidios de desempleo, prolongados en el tiempo, han ter-minado para unos 2 millones de asalariados y asalariadas. Un golpepara decenas de miles de familias que atraviesan la crisis más prolon-gada desde los años 1930 (BLS, 2011).

La cantidad de pobres, hoy, en Estados Unidos es la mayor en 51años y se eleva a 43,6 millones de personas, el 14,3% de la población.La pobreza en ese país afecta a uno de cada cinco niños y a uno decada diez ciudadanos de la tercera edad (Eckholm, 2010).

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A ese drama hay que añadir los millones de personas que han per-dido sus casas hipotecadas. En los últimos dos años, 2009 y 2010,sumaron aproximadamente 6 millones. Existen 11 millones de pro-pietarios de vivienda (casi uno de cada cuatro) en los EE.UU. “con elagua al cuello” porque deben más por las hipotecas de lo que valensus casas (White, 2010).

Lo inconcebible es que en la economía más próspera de la Tierra,existen 49 millones de personas que viven en casas en donde co-men solamente porque reciben vales de comida (que proporcionanentre 100 y 200 dólares mensuales), o visitan despensas de comi-das o comedores populares para obtener ayuda. Es prácticamentela situación de un país del Tercer Mundo. Alrededor de 16 millones denorteamericanos son tan pobres que han debido saltarse alguna comi-da, reducir las porciones o renunciar al alimento en algún momentodel último año. Casi 3,5 millones de niños menores de cinco años deedad corren el riesgo de padecer hambre, lo cual significa que puedensufrir serios trastornos del aprendizaje y evolutivos (White, 2010).

Así pues, Obama, al cambiar muy poco o nada, intentando preser-var la desproporcionada riqueza y poder de un puñado de grandesbancos en el pináculo del sector financiero estadounidense, lo que hahecho es agravar los factores que llevaron a esta crisis de dimensio-nes comparables a la Gran Depresión y por consiguiente fertilizar lassemillas fundamentales del colapso del dólar plantadas hace ya bas-tante tiempo.

Las semillas del colapso

¿Cuáles son esas semillas del colapso? Una esencial consiste en quela economía estadounidense se sostiene sobre la base de una enormemontaña de deudas cuyo derrumbe podría significar la sepultura deldólar. Sumando la deuda pública y privada acumuladas, EE.UU. debealrededor de 60 billones de dólares, es decir, más que el PIB mundial(Hodges, 2010).

Desde esa perspectiva, la bancarrota estadounidense se ha vueltomás clara conforme la deuda pública, en la actualidad superior a los14 millones de millones de dólares, está completamente fuera decontrol y se ha transformado en la “principal amenaza para la seguri-dad nacional” al punto que si no se reduce y se equilibra el déficitpresupuestario en los próximos 5 o 10 años, “existe un peligro muy

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real de que una crisis de la deuda lleve a un debilitamiento mayor delpoderío norteamericano” ya que “lo que empieza como una explo-sión de la deuda termina con una reducción inexorable de los recursosmilitares”. La situación actual del imperialismo norteamericano es com-parable a la de imperios anteriores como el británico, en este caso “enlos años de entreguerras el pago de los intereses consumía el 44 % delpresupuesto, haciéndole muy difícil a Gran Bretaña armarse frente a lanueva amenaza alemana”. Esta “aritmética fatal de la declinaciónimperial, podría aplicarse próximamente a Estados Unidos” (Fergu-son, 2010).

En un editorial del Wall Street Journal, se apunta que el Gobiernonorteamericano tomó prestado uno de cada tres dólares que gastódurante 2010 y muchos de esos fondos vinieron del exterior. Esodebilita la posición de Estados Unidos y su libertad de acción; forta-lece a China y a otras potencias mundiales, incluidos los productoresde petróleo; pone en riesgo el gasto de defensa a largo plazo, [...] yreduce el aura de poder que ha sido un activo intangible para lospresidentes norteamericanos durante más de un siglo” (WSJ, 2009).

Lo peor es que ese proceso de creación de deuda, doméstica yforánea, necesaria para mantener la economía norteamericana en fun-cionamiento, ha acumulado una dinámica de riesgo que está destru-yendo lo poco que queda de la industria manufacturera y tecnológicadel país.

En las últimas décadas, el proceso de traslado de los grandes gru-pos industriales de Estados Unidos ha avanzado más de la cuenta, deforma tal que la mayoría de las empresas manufactureras norteame-ricanas tienen en la actualidad su base fundamental allende las fron-teras del país. Hoy día el 60% de las importaciones norteamericanasprovenientes de los países semicoloniales y dependientes son mer-cancías de empresas norteamericanas instaladas allí, como es el casode China (Financial Times, 06/12/2009). La repatriación de las ca-pacidades de producción de estos países a EE.UU. es una alternativapoco probable.

Como advirtió Henry Kissinger: “…EE.UU. está arriesgando ladestrucción de su propia clase media y sus industrias estratégicasmediante la externalización hacia China, India y otras áreas más ba-ratas” (Engdahl, 2006). Hoy tan sólo el 11 % del conjunto de la fuer-za de trabajo estadounidense se encuentra en el sector industrial,mientras que en 1970 era el 30 %. La América post-industrial es unaburbuja económica a punto de estallar” (Hoefle, 2009).

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La subinversión de la industria norteamericana tiene un caráctercrónico, debido, en gran parte, a la no renovación de su base indus-trial que data de 1920. El aumento global de productividad enmasca-ra la disparidad entre importantes avances de la productividad en lasnuevas tecnologías, pero enormemente débiles en el resto de la in-dustria. Además, por fuera de las industrias de alta tecnología, EE.UU.tiene costos de producción excesivos. El costo salarial horario mediode la industria estadounidense es el más elevado de los países avan-zados, a excepción de Canadá. Sus formas de organización empresa-rias son vetustas, con una proporción de empleados —entre ellos, unbuen número de gerentes y administrativos— altísima en relación alos obreros (Chingo, 2010).

El estado de las infraestructuras —un aspecto esencial para un te-jido productivo eficaz— es lamentable: un cuarto de los 600 000puentes de su territorio está en malas condiciones, embotellamientos(los norteamericanos sufren 3 500 millones de horas de embotella-mientos con un costo anual de más de 63 000 millones de dólares),aeropuertos en mal estado, una red ferroviaria insuficiente frente alaumento del transporte de carga, etc. Una economista resaltaba enoctubre de 2008 que:

En un pasado no muy lejano, EE.UU. era el líder indiscutido en infraes-tructura pública [...] Hoy en día esta ventaja está desapareciendo. Unopuede darse cuenta de esto no sólo en las increíbles fallas de nuestrosavejentados puentes y diques, sino también en el pesado y cotidiano em-botellamiento del tráfico [...] aeropuertos que no funcionan como corres-ponde, y en los vastos tramos de nuestra nación que siguen sin recibirredes de telecomunicaciones avanzadas.

Todos estos déficits representan áreas en las que hemos caído por debajode otros países avanzados [...] La explicación más sencilla de este fracasoes la falta de financiamiento adecuado. El gasto en infraestructura deEE.UU., como porcentaje del PIB, ha declinado en un 50 % desde 1960[...] la Sociedad Norteamericana de Ingenieros Civiles (ASCE —por sussiglas en inglés) estima que EE.UU. necesitaría 1,6 billones de dólaressólo para reparar y mantener la infraestructura actual, los gastos de lospaíses competidores han superado los nuestros (Milano, 2009).

Lo expuesto hasta aquí evidencia la pérdida relativa de la otrorafortaleza económica indiscutida de Estados Unidos y lo que es másimportante, el agotamiento de su supuestamente “coherente y exito-so” modelo de desarrollo emulado por el resto del mundo. En su

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lugar, se encuentran la quiebra de los mercados financieros, una eco-nomía disfuncional, el fraccionamiento del clima político y, en sínte-sis, un país incapacitado para ejercer la función de “naciónindispensable”. En esas condiciones, es difícil mantener la posiciónexcepcional del dólar como moneda de reserva internacional.

Los desafíos que Obama debe encarar son tan grandes —salvar lasviejas industrias del automóvil o invertir en nuevas ramas, financiarmasivamente mejoras en las infraestructuras, amén de la educación—que no es descartable su fracaso.1 Más aún en momentos en que lacredibilidad del Estado norteamericano —el único motor de la “re-cuperación”— está “herida de muerte” debido a los masivos déficitsfiscales y el aumento colosal de la deuda pública.

Tan monumental es la deuda estadounidense que se comienza aplantear, por ejemplo, la posibilidad de su condonación en aras degarantizar la estabilidad financiera del planeta, toda vez de que lamayor parte de las obligaciones de Estados Unidos están referidas ensu propia divisa. De lograr semejante nuevo (des)orden, se trataría,desde luego, de un escándalo descomunal, de un acto de verdaderapiratería económica y de una inmensa y atroz injusticia si se tiene encuenta la mezquindad con la que siempre se ha tratado la deuda delos países más pobres. También se ha llegado a especular con la crea-ción de una nueva divisa estadounidense que supondría una verdade-ra operación de mesa limpia en la economía mundial ante un dólarcondenado a convertirse en un papel higiénico sin valor alguno.

Mientras tanto, desesperada y resuelta a utilizar todas las armas asu alcance para combatir el riesgo de la deflación,2 la Reserva Federalha echado a andar la máquina de impresión de dólares sin respaldoproductivo desde finales de 2008 cuando ordenó imprimir 600 milmillones de dólares nuevos. El más reciente plan de estímulo mone-tario, lanzado en octubre de 2010, contempla una inyección de casiun billón de dólares hasta junio de 2011 para intentar revitalizar laeconomía (BEA, 2011).

La gravedad del momento la describe Isaac Joshua cuando dice:“Por más increíble que parezca, hemos vuelto un siglo atrás: los gas-tos de carácter público son cubiertos no por los impuestos, no por lospréstamos, sino por la creación monetaria. Este había sido el caso delos países beligerantes europeos durante la Primera Guerra Mundial,donde la convertibilidad de las monedas había sido suspendida. Talhabía sido aun el caso al día siguiente de esta guerra durante numero-sos años en los cuales siguió la emisión de billetes. Ese había sido el

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caso de la Alemania de Weimar, que financiaba el déficit abismal desu presupuesto por vía de créditos generosamente acordados por elReichbank. Por el contrario, después de la década de 1920, no había-mos visto esto, al menos en los países avanzados. Los Estados Uni-dos de hoy sigue las trazas de la República de Weimar, veamos quécosa extraña” (Joshua, 2009).

No es necesario ser experto en finanzas para comprender que laReserva Federal de Estados Unidos no crea más valor imprimiendobilletes sin respaldo en fortaleza efectiva de su economía, sino quereduce el valor real de ellos, de la misma forma en que no es posi-ble multiplicar los panes sin pasar por la panadería. La emisión alegrede dólares mientras la economía norteamericana cae, los planes de res-cate que comprometen sumas que en buena parte no retornarán a laTesorería, el crecimiento desmesurado del déficit presupuestal que al-canzó los 1,3 billones de dólares en el 2010 (superior al 9% del PIB),terminarán alimentando el fantasma de la inflación y minando la esca-sa confianza todavía existente respecto al dólar (Martínez, 2009).

En todo caso, la política de emisión monetaria de la Fed, incapazpor sí misma de levantar a la economía norteamericana, puede inter-pretarse como una devaluación masiva y manipulada del dólar con laidea de generar una situación de pánico y descargar la crisis sobre elresto del mundo. Como afirmó el Nobel de economía Joseph Stiglitz:“la Fed no está resolviendo nada (…) y está creando el caos a nivelmundial. Es una política muy extraña la que están siguiendo” (Pérez-Seoane, 2010).

No hay nada de extraño Stiglitz, sencillamente como en otras oca-siones, EE.UU. quiere inflar al resto del mundo. Y el gobierno norte-americano cree que tiene “agarrado a Dios por la barba”, puesto quedispone de municiones infinitas: no hay límite a los dólares que pue-de crear la Reserva Federal. Para ellos, lo único que hay que discutirson los términos en que se rinde el mundo: las modificaciones nece-sarias en las políticas internas en todo el resto de las economías, noen EE.UU.

En la reunión de ministros de Finanzas del FMI el 23 de octubrede 2010, Estados Unidos amenazó con “descarrilar el sistema finan-ciero internacional y provocar el caos monetario” si no se accedía aun arreglo coordinado para facilitar la caída ordenada del dólar y evi-tar potenciales guerras comerciales desestabilizadoras. Era quizá ellanzamiento oficial de la guerra monetaria o de divisas, preocupacióncentral de esa reunión.

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Guerra monetaria: la “opción nuclear”de Estados Unidos

Es evidente que Estados Unidos no hace otra cosa que aplicar la“opción nuclear” para sostener su insostenible sistema económico atoda costa. Aprovechándose del privilegio de contar con la principaldivisa de reserva en el planeta que es también su moneda nacional,imprime dólares a voluntad y lanza un diluvio de ellos hacia la eco-nomía mundial —provocando la devaluación del billete verde e in-crementando el valor de otras monedas—, para mejorar su posicióncompetitiva y al hacerlo, abrir las puertas de los mercados extranje-ros para los bienes estadounidenses entonces más baratos y que nopuede colocar en el debilitado mercado interno. Ningún otro país pue-de hacer semejante acto de piratería; o más bien ningún otro paíspuede hacerlo sin penalización mientras el dólar se mantenga comola divisa de reserva aceptada.

En otras palabras, utilizando como arma principal el dólar barato,Estados Unidos intenta arrinconar y empobrecer —arrebatar creci-miento económico y empleos— a los demás contendientes en elámbito geopolítico, sobre todo a los llamados países emergentes noaliados como China, Rusia y Brasil quienes han experimentado unrelevante crecimiento económico y poseen una creciente influenciapolítica regional e internacional.3 La reacción no se ha hecho esperar.Con razón, muchos ya hablan de la amenaza de una “guerra moneta-ria o de divisas”, un fenómeno económico que históricamente ante-cede a los conflictos armados.

Las divisas son un problema económico muy particular. Porquelas divisas son la verdadera relación donde unos ganan y otros pier-den. Sean cuales sean los méritos de la revaluación o devaluación deuna divisa particular, estos méritos son ganancias sólo si otros pier-den. No es posible debilitar todas las divisas al mismo tiempo pordefinición, al igual que tampoco todos los países pueden aumentar ala vez sus ventas al exterior. Por ello, la competitiva guerra por la deva-luación que nos amenaza es un juego de suma cero: la ganancia de unpaís es la pérdida de otro.

Los principales países capitalistas, encabezados por Estados Uni-dos, insisten en imponer la tesis de que la fuente esencial de la batallacambiaria radica en el inmovilismo de China. Todos, incluido el FMI,repiten a coro que el gigante asiático mantiene su moneda (yuan orenminbi) artificialmente infravalorada y eso dificulta el crecimiento

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económico global toda vez que se amplían los beneficios comercia-les de China a costa de los demás. Por lo tanto, la nación asiáticadebe reorientar su política hacia una apuesta por el crecimiento inter-no y reducir la dependencia de las exportaciones.

Las autoridades de Pekin temen que un alza demasiado rápida delyuan golpee a las empresas manufactureras del país, lo que fomenta-ría el desempleo y echaría leña al fuego de las tensiones sociales in-ternas. El primer ministro chino, Wen Jiabao, ha asegurado que“Europa no debería formar parte del coro. Si el yuan no es estable,será un desastre para China y para el mundo. Si aumentamos el yuanen un 20 % y un 40 % como algunas personas están pidiendo, mu-chas de nuestras fábricas cerrarán y la sociedad será un caos”, agregóJiabao (Pérez-Seoane, 2010).

El temor de China, anclado en la historia, es que le suceda como aJapón hace ya más de dos décadas. En los años 80, la preocupaciónestadounidense por la pujanza económica nipona había alcanzado lacategoría de problema de “seguridad nacional”, constituyendo unamuy seria amenaza para industrias tan estratégicas como la automo-vilística y tecnológica. El paro se cernía sobre cientos de miles detrabajadores, condenados por la arrasadora competitividad japonesa;el déficit comercial con el país del Sol Naciente era preocupante. Laadministración norteamericana presionó entonces con fuerza parasalvar su economía. Japón, ante la amenaza de acciones proteccio-nistas, restringió voluntariamente sus exportaciones y trasladó fábri-cas a los Estados Unidos para reducir el impacto sobre el empleo.Garantizó además a los fabricantes norteamericanos un porcentajedel mercado japonés. Finalmente, mediante el Acuerdo Plaza de 1985,Tokyo accedió a revaluar el yen para reducir su excedente comercial.La moneda fue apreciándose a partir de entonces, dando un respiro alos Estados Unidos y marcando, según la opinión de muchos exper-tos, el inicio del largo estancamiento de la economía japonesa.

China parece aprender la lección. Con un superávit comercial queen el 2010 —a pesar de su disminución por segundo año consecuti-vo— todavía superaba la astronómica cifra de 183 mil millones dedólares, su modelo económico es similar al del Japón de los años 80(Expansión.com, 2011). El gigante asiático es ahora la gran fábricade Occidente, pero a su vez mantiene una imparable progresión tec-nológica. Y no está dispuesta a repetir la experiencia de su vecinojaponés. Este es el motivo del estricto control que las autoridadeschinas ejercen sobre el tipo de cambio de su moneda, el yuan o ren-

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minbi, lo cual les permite mantener su competitividad exterior y depaso ir acumulando unas reservas de divisas que alcanzan límitesnunca antes conocidos. Y esta también constituye la principal causade disputa con los Estados Unidos.

De unos hechos algo molestos se ha pasado ya a las palabras ma-yores. EEU.U. ha comenzado la escalada progresiva de sancionescomerciales contra China para que aprecie el yuan. Y la respuestade China no se ha hecho esperar: “si me provocas daños muy seve-ros, usaré la opción nuclear”. Oh, no. No estamos hablando de bom-bas atómicas. Esto no es una guerra convencional, sino una guerraeconómica.

La “opción nuclear” de China es vender de golpe todas las reser-vas que tiene de bonos del Tesoro norteamericano. Y tiene muchasreservas en dicha divisa, más de un billón de dólares. Esta acción,desde luego, provocaría una catástrofe a nivel mundial, así que lacomparación nuclear es muy acertada.

Para empezar, si China vendiera todas esas reservas de golpe eldólar caería en picada. Afectaría seriamente a las importaciones deEE.UU., los precios de productos fabricados en el extranjero seríanprohibitivos. Pero hay cosas que no pueden fabricar ellos mismos, ytendrían que importarlas o dejar de tener ciertos productos. Es decir,la inflación subiría descomunalmente. Además, las inversiones hui-rían de este país, lo cual llevaría a una recaída de la economía estado-unidense. El resto del mundo, aparte de la ventaja de la caída delprecio del petróleo, vería como el mercado más grande del mundoreduce sus compras externas, y muchas empresas lo sufrirían.

La tensión está servida: dos grandes potencias juegan una partidadecisiva en el tablero económico global, y ambas disponen de armasfinancieras estratégicas de primer orden, esto es, la supremacía deldólar por un lado y el control del tipo de cambio del yuan por el otro.La estrecha interdependencia entre ambas naciones complica si cabeaún más el panorama. China depende de Estados Unidos como des-tinatario clave de su producción; Estados Unidos necesita de Chinapara financiarse. A China no le interesa una debacle de la economíanorteamericana, que pondría en grave situación sus reservas ya queel valor de sus ahorros actuales caería en la misma proporción en laque lo haría el dólar. Estados Unidos necesita de China para mante-ner el equilibrio de poder en Asia, ante la amenaza que representanpaíses como Irán o Corea del Norte. En definitiva, ni uno ni otropueden romper esos lazos sin provocarse daños muy severos.

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Un actor de primer orden, Europa, parece haber adoptado un cier-to papel de espectador en el presente conflicto, dado su poca capaci-dad de maniobra. El euro, pese a su fortaleza, adolece del mismoproblema que el resto de las divisas internacionales: su eventual apre-ciación frente al dólar afecta de forma importante a la capacidad ex-portadora de los países de la Eurozona, con el motor económicoalemán al frente. Pero, Europa no dispone de las “ventajas financie-ras estratégicas” de los Estados Unidos y China.

Las empresas exportadoras europeas están presionando cada vezmás a sus gobiernos y al Banco Central Europeo (BCE) para quefrenen la apreciación del euro. La rígida política monetaria del BCE,enfocada de forma preferente a contener la inflación, deja al euro amerced de las fluctuaciones mundiales. Los graves problemas econó-micos que atraviesan algunos países de la Zona, con riesgos ciertosde explosión de su insostenible deuda soberana constituyen un fac-tor adicional de presión sobre la moneda europea. Teniendo en cuen-ta este complejo panorama, es comprensible la insistencia de Bruselasen que se alcance un acuerdo global para prevenir la guerra de divi-sas, muy dañina para la recuperación continental.

En ocasiones anteriores, la falta de una moneda europea dominan-te y la bipolaridad geopolítica favorecieron el mantenimiento del sta-tus quo con el dólar como referencia aún a costa de Europa. En estemomento, el euro, devenida uno de los vínculos más importantes enel proceso de construcción de la Unión Europea, añade un nuevofactor desestabilizador. La aplicación de una aproximación de “sumacero” supondría un duro golpe para el euro en caso de que las autori-dades comunitarias cedieran a las expectativas norteamericanas; gol-pe que difícilmente podría soportar ni la moneda única ni la estructuraque se sostiene sobre ella.

La Eurozona comparte la preocupación por la apreciación de sumoneda con Brasil, Perú, México, Colombia, Japón y otros muchospaíses también agobiados por la fuerte apreciación que han experi-mentado sus monedas frente al dólar. Todos perciben una amenaza asu economía y muchos de ellos han intervenido para proteger a losexportadores nacionales.4

En el fondo de esas escaramuzas está la lucha, sobre todo de lasgrandes potencias capitalistas por contrarrestar los efectos de la crisisglobal. Si ella se agrava, podría ocurrir que el estallido de la guerra delas divisas fuera el preludio de una verdadera guerra comercial al es-tilo de la ocurrida en los años de la Gran Depresión con la aplicación

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de políticas nacionalistas de “empobrecer al vecino” y la desapari-ción de la retórica librecambista y los juramentos de fe en el multila-teralismo.

No se trata de una profecía catastrofista, sino de una realidad muyposible a partir de que la crisis está poniendo al rojo vivo la evidenciade que el dólar y su economía no son ya capaces de soportar más elpresente orden económico, financiero y monetario global. Pero, almismo tiempo, no existe otro país capaz de “coordinar” el funciona-miento global del sistema. Es un impasse muy peligroso porque en mediode la aceleración de la dispersión del poder —no sólo económico sinotambién geopolítico— se intensifica la fragmentación del sistemaeconómico implantado después de la Segunda Guerra Mundial.

El problema consiste en que todos los posibles caminos de Esta-dos Unidos para salir de la crítica situación socioeconómica condu-cen hacia la decadencia de su hegemonía monetaria, aunque en loinmediato se evite el crack. La política de devaluar la moneda parahacer su producción más competitiva, tendrá como consecuencia elempobrecimiento de EE.UU. que deberá pagar más caro sus impor-taciones, presionar a sus productores a competir más en función delprecio que de la calidad de sus productos, y enfrentar la posible gene-ración de inflación, todos elementos que van a debilitar más el dólarcomo moneda de reserva mundial.5

El diluvio de “dólares chatarra” si bien pudiera infligir un dañoconsiderable sobre todo a los países emergentes y subdesarrollados,no será suficiente para resolver los graves problemas comerciales yfinancieros de Estados Unidos, que emanan del deterioro de la pro-ductividad del trabajo de la economía norteamericana.

Esta no es una crisis más, sino la última convulsión del papel inter-nacional del dólar y gran parte de las naciones del mundo lo advier-ten y toman medidas para evitar que su destino dependa de lasdecisiones aisladas de la Tesorería y de la Reserva Federal estadouni-denses. Después de agotar todas sus municiones convencionales, elresto de los países desarrollados buscan nuevas formas para impulsarel crecimiento económico, mientras que los emergentes tratan demantener su ventaja competitiva que les hace aparecer “triunfado-res” en la actual crisis global. Cada país está mirándose el ombligo enlugar de pensar en el bienestar común.

En este sentido, los conflictos entre divisas apuntan hacia la intensi-ficación de la contradicción entre la economía mundial y el sistema delEstado-nación. Para funcionar, la economía capitalista global requiere

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de una divisa de reserva (dinero mundial) que sea estable; pero eldólar estadounidense se muestra cada vez menos capaz de desempe-ñar ese papel. Tampoco hay otra divisa (ni el euro ni el yen ni elyuan) que esté en posibilidades de sustituirlo. Siendo ese el caso, cuan-do el dólar caiga, no habrá divisa de reserva. Estaremos en un mundomultipolar de divisas. Y un mundo multipolar de divisas es un mun-do muy caótico, en el cual nadie se siente a gusto porque los constan-tes virajes repentinos de las tasas de cambio hacen muy precarias lasmínimamente racionales predicciones económicas de corto plazo.

La pérdida de confianza cada vez más generalizada en el dinero engeneral y en el dólar en particular anuncia el colapso del propio siste-ma capitalista. Los lazos sociales basados en la confianza en el dine-ro cada vez son menos creíbles. El dinero ya no es una expresión deriqueza en términos de valor “real”. Al perder la fe en la moneda, sinembargo, se pierde la fe en toda economía de mercado. Sin esta fe seacaba todo. Esta fe, sin embargo, está por perderse. Las grandes po-tencias no parecen adoptar una salida alternativa, como pudiera seruna alianza de EE.UU. y la Unión Europea con Rusia, China, India yBrasil para buscar cómo salvar al mundo conjuntamente.

En síntesis, con el último bastión del poder imperial en peligro, loque está en juego es la perspectiva de guerra de EE.UU. a escalainternacional para enfrentar la “Gran Depresión del siglo XXI”. Entanto que el dólar se vislumbra como moneda insegura hay crecienteamenaza para la hegemonía norteamericana. En tanto que EE.UU.se vislumbra como un puerto más seguro ante una amenaza de guerra,el dólar se vislumbrará relativamente más a salvo.6 La guerra, si esnecesario a escala mundial, entonces es el último recurso para salvaral imperio en crisis a costa de no importa qué.

La catástrofe que nos amenaza…

La salida de la guerra no es algo nuevo. EE.UU. escapó de la Depre-sión de los años noventa del siglo XIX con la Guerra Hispano-Estado-unidense. Escapó a la Gran Depresión de los años treinta del siglo XX

con la Segunda Guerra Mundial. Incluso hubo una recesión al finalizarla Segunda Guerra Mundial que desembocó en la Guerra de Corea. Alexistir actualmente el riesgo de una depresión importante, enfrenta-mos hoy de nuevo el peligro de otra gran guerra. Aunque no esté en laagenda inmediata de Obama, la pregunta es si va a poder evitarla.

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Ante la primera “Gran Depresión del siglo XXI”, el actual inquilinode la Casa Blanca está, en nuestra opinión, con las manos atadas. Lacapacidad de maniobra de Obama estará coartada por tres aspectosimportantes:

En primer lugar, los billones de los paquetes de “estímulo” se hanagotado sin concluir la promesa de “creación o salvación de 3,5 mi-llones de empleos”, en un contexto en que la pérdida de confianza enel gobierno estadounidense por su inocultable situación de bancarro-ta financiera y su tratamiento con guantes de seda a los bancos juntoa la incapacidad de la Casa Blanca para avanzar sobre las fuertesdivisiones en el Legislativo tras la aplastante derrota en las eleccio-nes de noviembre pasado —perdiendo el control de la Cámara deRepresentantes, varias gobernaciones y reduciendo al mínimo lamayoría que los Demócratas aún conservan en el Senado— restanapoyo a una nueva y necesaria ronda de verdaderos paquetes de estí-mulo económico.

No es posible olvidar que la oposición a las políticas de Obama leha dado un norte al partido republicano para tratar de recuperar, conun discurso populista de derecha, la base oscilante de los votantesindependientes y los llamados “demócratas de Reagan”, sensibles ala propaganda conservadora sobre el exceso de gasto público e ideo-lógicamente a la derecha de las políticas más liberales impulsadaspor el ala progresista del partido demócrata. Para ese fin, el partidorepublicano ya parece haber definido como estrategia bloquear todapropuesta del Ejecutivo, por lo que algunos medios ya lo llaman el“partido del no”.

Hablando claro: la perspectiva por largo tiempo parece ser el des-empleo crónico de masas combinado con un subempleo aún másamplio en trabajos basura y superexplotados: algo similar a lo quesufren desde hace décadas los países subdesarrollados del Sur. En esecontexto, entre los países “centrales”, EE.UU. es el que está en peorsituación: ha perdido proporcionalmente más empleos, es donde mássobra “capacidad instalada” y es también donde las normas del capi-talismo neoliberal se aplican en sus modalidades más salvajes, sinmayores “colchones” estatales.

Estas diferencias se ven hasta en los paliativos de la crisis social.Ahora, cuando se les piden fondos para aliviar las penurias de lasmasas, tanto Obama como los gobernadores contestan que ya no esposible hacer más gastos ni endeudarse más. No hay más dinero para

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los desempleados ni los “sin techo” (aunque, por supuesto, este crite-rio no se aplica a los gastos militares, que siguen subiendo como si nohubiera crisis).

Casi el 60 % del aumento de los gastos militares mundiales, en laúltima década, se debió a Estados Unidos, cuyo presupuesto de de-fensa pasó de 306 mil millones de dólares en el 2001 a 667 mil millo-nes en el 2010, para un incremento de 2,16 veces. El gasto de“defensa” estadounidense del pasado año fue superior al presupues-to militar conjunto de los 15 países que seguían en la lista; sumabamás de seis veces el de China y más de 12 veces el de Rusia. Desdeseptiembre de 2001, el Congreso norteamericano ha autorizado, deforma oficial, cerca de 1,1 billones de dólares para “operaciones mi-litares y otras actividades relacionadas con la guerra” en Irak y Afga-nistán (CBO, 2010).

Asimismo, como parte de los avanzados preparativos para la leymarcial en los propios EE.UU., los gastos gubernamentales para laseguridad interna han aumentado de 484 mil millones de dólares enel 2008 a 538 mil millones de dólares en el 2009 (CBO, 2010). Conmuy malas intenciones, el exvicepresidente de EE.UU. Dick Cheneyanunció el 3 de febrero de 2009 que es muy probable un nuevo 11 deseptiembre. Es una forma de advertir a Obama para que tome deci-siones que de otra forma tendría que tomar con un nuevo atentadoorquestado desde adentro (VandeHei, 2009).

Desde la administración Bush ha existido un movimiento conti-nuo en la dirección de preparativos para la ley marcial en EstadosUnidos. Esta tendencia ha sido tan continua como no anunciada. Enotras palabras, hay y habrá un incremento del uso del propio ejércitonorteamericano para controlar las crecientes protestas del pueblo es-tadounidense que se esperan en un entorno de crisis y desempleo queconlleva una depresión prolongada.

Esta política crudamente clasista y guerrerista comienza a levan-tar indignación entre las masas estadounidenses. Es ultrajante la es-candalosa diferencia entre la tacañería del Estado con los trabajadoresque han perdido el empleo y/o la vivienda y la generosidad con losbancos y las corporaciones militares. Lo más provocador ha sido laautoasignación de bonos multimillonarios a los ejecutivos bancariosque solo sobrevivieron gracias a la ayuda estatal. Pero el recorte degastos refleja también otro problema muy grave, que hoy, en todoslos países imperialistas, es punto central de debate entre los políticos, loseconomistas del sistema y la misma burguesía. Se trata de hasta

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cuándo seguir volcando billones en “estímulos”, sobre todo al sectorfinanciero, a costa de que los Estados sigan emitiendo dinero y/oendeudándose desenfrenadamente.

Como el capitalismo del siglo XXI no ha descubierto la piedra filo-sofal mediante la cual emitiendo dinero o deuda pública se solucio-narían las crisis, ahora hay que hacer frente a las consecuencias. Estosignifica, particularmente en EE.UU., que llegó la hora del ajuste sal-vaje. ¡Alguien tiene que pagar el festín de las “ayudas” y “rescates” alos banqueros!

Otra limitante no menor radica en que frente a la hueca fraseologíareformista de Obama (recuerden el “sí, nosotros podemos” de sucampaña electoral) y su fracaso al momento de ofrecer respuestasconcretas ante el recrudecimiento de la crisis económica, sectores demasas norteamericanos mayoritariamente blancos, cristianos, con-servadores y con un tinte racista muy significativo, nucleados sobretodo en torno a la agrupación fascista Tea Party, ya han irrumpido enla escena de la sociedad norteamericana y han trasladado el péndulopolítico hacia la extrema derecha.7

Que gente como ésta se haya convertido en protagonista del proceso polí-tico estadounidense es un clarísimo indicio de la descomposición moral ypolítica que carcome la Roma americana. Y, por supuesto, es una malanoticia para todo el resto del mundo, comenzando por América Latina,porque si hoy la militarización de la escena internacional y el paroxismodel gasto militar de Estados Unidos ha convertido a este planeta en unlugar muy peligroso para vivir, la pandilla de hiperextremistas nucleadosen torno al Tea Party sólo puede empeorar las cosas (Boron, 2010).

Por el momento, el “Tea Party” ha contribuido a las victorias elec-torales del partido republicano y parece estar privilegiando el apoyoa su ala más conservadora, en la que milita la excandidata a vicepre-sidente, Sarah Palin. Sin embargo, no está descartado que este movi-miento busque una expresión electoral propia disputándole el espacioa los republicanos, reeditando un fenómeno similar a la emergenciade la candidatura de Ross Perot, el empresario texano que se presen-tó a elecciones como candidato independiente en 1992 y obtuvo casiel 20 % de los votos.

En tercer lugar, la necesaria continuidad de las guerras colonialesheredadas de Bush no proviene de un capricho de tal o cual presiden-te ni de una corriente política en especial (como los neoconservado-res), sino que es una política de Estado del imperialismo yanqui,basada en profundos motivos geopolíticos. Esa continuidad estraté-

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gica tiene que ver con la cuestión que ha estado en el centro de lapolítica exterior y de las guerras del imperialismo yanqui desde 1991:el dominio de la región mal llamada “Medio Oriente”,8 que abarcadesde las costas orientales del Mediterráneo hasta las fronteras dePakistán con India y China, y desde la frontera sur de Rusia hasta elMar Arábigo.

Zbigniew Brzezinski9 expone con gran claridad esta cuestión en suclásico The grand chessboard —american primacy and its geostrategic im-peratives (El gran tablero de ajedrez— La primacía estadounidense ysus imperativos geoestratégicos), un libro de lectura obligatoria paraentender los fundamentos de la política exterior del imperialismoyanqui y las guerras que ha desatado desde 1991:

Desde el momento mismo en que los continentes comenzar a interactuarpolíticamente, hace unos 500 años, Eurasia ha sido el centro del podermundial. De diferentes maneras, en diferentes épocas, los pueblos quehabitaban Eurasia, sobre todo los de su límite en Europa occidental, pene-traron en y dominaron a las demás regiones del mundo, a medida que losestados individuales euroasiáticos alcanzaban un estatus especial y disfru-taban los privilegios de ser las potencias dominantes del mundo. La últi-ma década del siglo XX fue testigo de un terremoto en la política mundial.Por primera vez, una potencia no euroasiática emergía no sólo como elárbitro de las relaciones de las potencias euroasiáticas, sino también comola potencia primordial del mundo. La derrota y el colapso de la URSS fueel paso final del rápido ascenso de una potencia del hemisferio occidental,Estados Unidos, como la única y, en verdad, la primera potencia verdade-ramente global.

Eurasia, no obstante, mantiene su importancia política. No sólo su límiteoccidental, Europa, que sigue siendo donde se localiza buena parte delpoder político y económico mundial, sino su región oriental, Asia, se haconvertido últimamente en un centro vital de crecimiento económico yuna creciente influencia política. De aquí que la cuestión de cómo EE.UU.,con su compromiso global, maneja las complejas relaciones de poder euroa-siáticas —y especialmente si evita el surgimiento de una potencia euroasiá-tica dominante y antagónica— es central con respecto a la capacidad deEE.UU. de ejercer su supremacía global. […] Es imperioso que no surjaningún contrincante euroasiático que sea capaz de dominar Eurasia y asídesafiar a EE.UU. (Brzezinski, 1997).

El gobierno de Obama pretende conjugar una continuidad en loesencial de esos objetivos estratégicos del imperialismo yanqui conun cambio de tácticas y modales que tienen que ver con el debilita-miento de su hegemonía mundial... y sus intentos de recuperarla por

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vías más “inteligentes” que las de Bush, como dijo la secretaria deEstado Hillary Clinton. Pero ese “smart power” (poder inteligente)coloca, a su vez, a la política exterior de Obama en una malla decontradicciones y tensiones opuestas, que inicialmente la políticabrutal y directa de Bush, en su primera presidencia, no tenía.10

Más allá de las prudentes y delicadas maneras supuestamente en-carnadas por Obama, lo que parece estar en marcha es un procesomilitarista muy similar al movimiento nazi que condujo a la SegundaGuerra Mundial, lo cual se ha hecho crecientemente visible tras lasmás recientes provocaciones de Estados Unidos en el Golfo Pérsico(Irán) y el sudeste asiático (Corea del Norte). Es un proceso que seremonta a inicios del presente milenio. Una ofensiva militarista diri-gida hacia el oriente y que intenta poner un cerco a Rusia y China enEurasia con el objetivo de preservar el dominio militar norteamerica-no a nivel global. La ampliación de las tropas en Afganistán anunciadapor Obama no tiene nada que ver con el combate al “Talibán”, sinoque es una nueva maniobra de los estrategas del Pentágono para crearuna nueva “cortina de hierro” y aislar a esos dos rivales de antes, cuyacooperación cada vez más estrecha no solamente en la extracción dematerias primas, comercio bilateral, sino sobre todo en materia mone-taria y militar, constituye una amenaza muy seria para el Imperio. Losintereses en este juego geopolítico no pueden ser mayores: es asuntode otra guerra mundial o de la paz en los años venideros.

La compleja combinación de los tres elementos anteriores condu-ce a una interrogante crucial: ¿Será capaz Obama de realizar un arbi-traje en relación a quién pagará los dramáticos costos de la crisisentre la propia clase dominante estadounidense, los demás Estadosimperialistas, los países “emergentes” tipo China, India, Brasil yMéxico, y respecto de los trabajadores y el movimiento de masas enEE.UU. y el resto del mundial? Nos permitimos dudarlo. Porque noestá nada claro que tenga la suficiente fortaleza como para mediareficazmente ante el tremendo trastrocamiento de las condiciones dela estabilidad mundial y las presiones contrapuestas de clases, Esta-dos y fracciones de clase.

La crisis (eso que llaman crisis y que cada vez se demuestra conmás claridad que no es más que una recomposición del sistema capi-talista para eliminar toda restricción a su proceso de auto-valoriza-ción) ha abierto una caja de Pandora que promete tempestades paratodos: desempleo galopante, desatención de las personas más necesi-tadas, jubilaciones imposibles, recortes sociales…hasta el estallidode una Tercera Guerra Mundial.

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¿Qué hacer?

Obviamente, la realidad última es que la salida de la crisis, la formade ella, depende, en última instancia, de la lucha de clases, de la luchapolítica, tanto en la sociedad estadounidense como fuera de ella. Esurgente articular algo así como un programa mínimo que sea capazde unir grandes fuerzas sociales; no solamente obreras, sino tam-bién de vastos sectores sociales en un programa mínimo de luchacoordinada frente a las amenazas de guerra; que es un programa quetiene que tener además una base nacional, pero una proyección y unacoordinación internacional para ser efectivo.

Es hora de hablar con los amigos, de crear redes de apoyo mutuo yde resistencia, de prepararse para lo peor, de inventar nuevas formas delucha y de estudiar las antiguas, de aprender a ser tipos duros, de recu-perar la experiencia política que durante los últimos treinta años noshan robado. No hablo de revolución. No soy un iluso. Hablo de resis-tencia. Es el tiempo de la acción común y de la ruptura. A nivelinternacional, el movimiento obrero y popular tiene que articular unagran movilización permanente y retornar a su función “olvidada”: lalucha por el derecho a la vida.

En este sentido, será decisivo el quehacer de la clase trabajadora ylos sectores populares en Estados Unidos. Ningún imperialismo niImperio (incluyendo los precapitalistas) ha podido sostenerse sin ungrado suficiente de consenso, legitimidad y sostén político-social ensu interior.

La izquierda radical en Estados Unidos tiene hoy un papel centralque desempeñar: desgastar hasta el final la confianza y dependenciade las masas trabajadoras en relación al Partido Demócrata. En estesentido, no es posible hacer concesión alguna a la falsa salida del malmenor, argumento utilizado por algunos sectores de izquierda parajustificar su “apoyo crítico” a Obama. Todo esfuerzo desde la iz-quierda radical debe dirigirse hacia el logro de la independencia polí-tica respecto a los demócratas, de esos sectores de masas progresistasque apoyaron a Obama en el 2008, y que ahora, luego de una “fría yprofunda desilusión”, se encuentran sumidos en la desesperanza y laapatía política.

Con estas claves de lectura es posible entonces extraer conclusio-nes distintas a las de la izquierda moderada gringa: no es el momentode cerrar filas detrás de Obama para evitar el advenimiento del pre-sunto fascismo Tea Party, convertido en una fuerza nacional en el

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seno del partido republicano gracias a los millones de dólares de gran-des empresas interesadas, a la ayuda de la élite dominante entre losrepublicanos, y a la cadena Fox News11 que es su brazo armado enlos medios de comunicación.

En realidad, existe en los Estados Unidos una gran distancia entrelas posiciones del establishment político, que se desplaza hacia la dere-cha, y las opiniones de los simples ciudadanos. Por ejemplo, alrede-dor de un 60 % de los habitantes de los Estados Unidos se oponen ala guerra en Afganistan, y un porcentaje aún mayor continúa opo-niéndose a la guerra en Irak (Selfa, 2010). Pero estas opiniones notienen ningún efecto sobre el apoyo bipartidista en Washington afavor de estas dos guerras.

El sociólogo Charles Derber, analizando un sondeo del Pew Cen-ter, en abril de 2010, sobre las posiciones políticas en los EstadosUnidos, lo resumió de esta manera: “Ante cada cuestión importante,desde el apoyo al salario mínimo y a los sindicatos, la preferencia porla diplomacia antes que el recurso a la fuerza, la profunda preocupa-ción por el medio ambiente, la convicción de que el big businesscorrompe la democracia, el apoyo a los numerosos programas so-ciales, entre ellos la Seguridad social y Medicare, la posición progresis-ta se ha mantenido fuerte y relativamente estable” (Selfa, 2010).

Vale la pena recordar también que durante los últimos 18 meses, dosencuestas de opinión nacionales, una de ellas del muy conservadorRasmussen Reports, han descubierto que en Estados Unidos, aproxi-madamente una persona de cada tres tiene una opinión positiva del“socialismo”. Compárese este dato con el 18% que se declara parti-dario del Tea Party en una encuesta sobre este movimiento, realizadapor el New York Times y CBS (Selfa, 2010).

¿Quién habría pensado que en “los Estados Unidos del centro-derecha”, los partidarios potenciales del socialismo superan a los par-tidarios del Tea Party en una relación de dos a uno?

Los millones de personas que en Estados Unidos desean un verda-dero cambio, quienes cada vez suman más, en los próximos años ten-drán el desafío de pelear por ello. Es necesario pasar a la ofensiva, a lalucha y la movilización independientes de Obama, por la creación deempleos y contra los despidos, contra la degradación del salario y lascondiciones de trabajo, contra al racismo xenófobo y los derechos delos inmigrantes. En fin, contra el ajuste brutal al que parece condenadoel pueblo norteamericano —y en general los pueblos del mundo— parafinanciar las guerras del Imperio y garantizar al mismo tiempo las ga-

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nancias de las grandes corporaciones de Estados Unidos. Cuando secomprenda esa realidad, entonces el incipiente movimiento contra laguerra podría llegar a transformarse en una movilización de masas tam-bién con sectores de la clase trabajadora y, quizá, concluir en el desarrollode una alternativa política independiente frente a los dos partidos ge-melos de la burguesía imperialista.

Notas

1 Además, y fundamentalmente, el peso de Wall Street y la debilidad de las fuerzassociales que podrían abogar en EE.UU. por una revitalización industrial son tales,que es muy probable que la clase capitalista de este país se rehúse a avanzar poreste camino, como fue el intento fallido planteado por algunos sectores en losnoventa al finalizar la “Guerra Fría”.

2 Desde mediados de 2010, comenzó a perfilarse en la realidad económica deEstados Unidos una peligrosa combinación de factores que podrían marcar unafase más aguda aún de la crisis: es la combinación de la paralización del crédito, yla disminución de la demanda solvente que puede abrir paso a la deflación, estoes, al descenso generalizado de todos los precios en una espiral depresiva que enla crisis de los años 30 significó la mayor intensidad y crudeza de ella. La deflacióntiene efectos perniciosos en la economía, porque la perspectiva de una caída deprecios paraliza totalmente la inversión y en tendencia también el consumo por-que se difiere este si la expectativa es que los precios caerán más.

3 En este sentido, es necesario destacar el avance de los países emergentes denomi-nados BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que hace poco completa-ron su primer nivel de ajuste con la conversión de China en la segunda potenciaeconómica mundial y que, entre otras cosas, significó el desplazamiento de Ale-mania como primer país exportador del mundo y de Japón como segunda poten-cia económica mundial (según los últimos datos del PIB, Japón habría logradoacumular 1,288 billones de dólares, mientras China habría obtenido 1,337 billonesde dólares). Esto demuestra, entre otras, la existencia de un proceso acelerado decolapso de occidente.

4 Para favorecer a sus exportadores con una divisa más competitiva, Japón haintervenido en el mercado por primera vez en seis años.

5 La eficacia de una política de dólar barato en el caso de EE.UU., uno de los paísesdonde más ha avanzado la deslocalización de sus grandes grupos, es dudosa yabiertamente cuestionada por algunos ejecutivos de grandes empresas como Al-coa, el gigante mundial del aluminio. Klaus Kleinfeld, jefe ejecutivo de esta firma,dijo: “La mayoría de las empresas manufactureras norteamericanas tienen todavíauna mayor base manufacturera fuera de EE.UU.” (Financial Times, 06/12/2009).

6 En cambio, Europa se transformaría en una región de mayor riesgo para la inver-sión. Por ejemplo, el resultado inmediato de la reciente amenaza de guerra fueuna creciente fuga de capital de la zona europea en general y Rusia en particular(Brown, 2009).

7 Mientras el ala progresista de la coalición electoral de Obama está en crisis y sedebate entre la decepción y la línea, cada vez más inviable, de ejercer presión

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interna para cambiar la agenda del gobierno, ha surgido un nuevo fenómenopolítico de derecha populista con una amplia base social, que abarca desde asala-riados blancos hasta pequeños empresarios y que podría alterar la ecuación bipar-tidista de las próximas elecciones. Este movimiento populista de derecha, conocidocomo “Tea Party”, salió a luz en abril de 2009 cuando movilizó decenas de milesde personas en las principales ciudades del país con un discurso “anti-establish-ment”, contra el aumento de los impuestos y el plan de rescate de los grandesbancos, alentado por dirigentes conservadores de dentro y fuera del partidorepublicano y la cadena Fox News. En septiembre de 2009 volvió a organizar unaprotesta masiva, esta vez contra la reforma del sistema de salud. Aunque esheterogéneo, de conjunto reivindica el programa conservador clásico del “estadomínimo”, el libre mercado y la baja de impuestos.

8 La vaguedad e imprecisión del término “Medio Oriente” tiene que ver con susorígenes y trayectoria colonialistas. “El nombre de Medio Oriente es la traduccióncastellana de Middle East, que acuñaron los británicos en siglos de colonialismosobre Asia Occidental y el Norte de África. El término Medio Oriente es problemá-tico, porque no tiene fronteras bien definidas. Con frecuencia se refiere solamentea las zonas árabes del Asia Occidental e incorpora Egipto y Sudán. En otras oportu-nidades, dentro de esa vaga connotación se incluyen también las áreas no árabescomo Turquía e Irán. Para complicar aún más el asunto, para algunos colonialistasbritánicos el Medio Oriente también abarca Afganistán y Pakistán” (Marín, 2007).Para mayor confusión, en los momentos de gloria de Bush, Condolezza Rice lanzóla “Iniciativa para un Amplio Oriente Medio y Norte de África” (aprobada en unacumbre del G-8). Este ambicioso plan de “remodelación” colonialista abarcaba¡desde Marruecos a Afganistán! (Oliván, 2004).

9 Teórico geopolítico del imperialismo yanqui, como asesor de Carter diseñó unaestrategia en la “Guerra Fría”, en especial en relación con Afganistán, que fue unelemento importante en el derrumbe del bloque soviético. Bajo su asesoramiento,Carter comenzó a armar y financiar guerrillas tribales-islamistas contra el gobier-no pro Moscú de Kabul. Las sangrientas peleas entre las fracciones del estalinis-mo afgano y el crecimiento de las guerrillas motivó a la burocracia del Kremlin apisar la trampa de iniciar la ocupación militar de Afganistán en diciembre de 1979.Se iniciaría así el Vietnam de la burocracia de Moscú. La paradoja es que hoyEE.UU. está metido en el mismo pantano. Los antiguos “freedom fighters”, finan-ciados por la CIA y Arabia Saudita a través de personajes como Osama BinLaden, devinieron en los actuales “terroristas islámicos”.

1 0 A pesar de haber logrado la reelección, el segundo período de Bush, de 2005 a 2009,fue de crisis. Los fracasos obligaron a un giro pragmático en su política exterior y deguerra. Sus aspectos fundamentales fueron el progresivo abandono del unilatera-lismo, la negociación de acuerdos y acciones conjuntas (especialmente con losimperialismos europeos vía la OTAN) y la legitimación de las aventuras colonialesmediante resoluciones de la ONU, negociadas con la Unión Europea, Rusia yChina. A nivel político-militar, el cambio de orientación se reflejó en el despidodel “neocon” Donald Rumsfeld al frente del Pentágono y su reemplazo porRobert Gates, republicano “tradicional”, crítico de los “neocons”. Con Obama,Gates siguió conduciendo el Pentágono. Esto ilustra no sólo los elementos decontinuidad, sino también que la reorientación había comenzado antes.

1 1 Cadena de televisión controlada por el multimillonario australiano Rupert Murdoch.

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De los autores

CARLOS FRANCISCO BAUER (Argentina, 1977). Licenciado en Filosofíapor la Universidad Nacional de Córdoba, ejerce en esta misma uni-versidad como docente. Ha participado en seminarios y congresosrelacionados con el análisis del marxismo desde las perspectivas ynecesidades tercermundistas. Ha impartido cursos de filosofía, éticay pensamiento aborigen. Ha publicado artículos en revistas y me-morias de congresos internacionales como “Derecho de, para y porla liberación” en La Bastilla (revista de la Escuela de Historia de laUNC, 2008), “Introducción filoétnica a la primigeneidad de Haití enla Historia Latinoamericana”, en Actas del congreso de Yongin (Coreadel Sur, 20 de diciembre de 2008) e “Introducción a la Primigeneidadde Haití en la Historia Latinoamericana”, en SILABARIO. Revista deEnsayos y Estudios Culturales (Escuela de Letras de la UNC, 2008).Suyo es el libro La Analéctica de Enrique Dussel. Un método para laconstrucción de una utopía factible o institución futura para el tercer milenio(Editorial UNC, Córdoba, 2008).

CECILIA NADINA VALDÉS PONCIANO (Cuba, 1973). Licenciada en Edu-cación, en la especialidad de Marxismo Leninismo e Historia, Más-ter en Historia Contemporánea, Mención: Estudios europeos. EsProfesora Principal Instructora de la Facultad de Filosofía e Historiade la Universidad de La Habana, la Facultad de Ciencias Médicas

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“Miguel Enriquez” y el Instituto Superior Politécnico “José AntonioHecheverría”. Ha publicado artículos en Rebelión, La Jiribilla, Amau-ta, Perfil económico mundial, La Haine y otras publicaciones electróni-cas. Actualmente combina el trabajo docente con la edición de libros.

CARLOS ELOY BALMASEDA ESPINOSA (Cuba,1959). Ingeniero en Riegoy Drenaje, Máster en Agroecología y Agricultura Sostenible y Doc-tor en Ciencias Agrícolas. Profesor Titular de la Universidad Agrariade La Habana (UNAH), vicedecano de Investigación y Postgrado desu Facultad de Agronomía. Ha sido Profesor Invitado de diversasuniversidades de Nicaragua, Venezuela, y Bolivia. Laboró durantecatorce años en el Instituto Nacional de Investigaciones de la Cañade Azúcar (INICA) del Ministerio del Azúcar de Cuba, donde alcan-zó la categoría de Investigador Auxiliar. Miembro de la Sociedad Cu-bana de las Ciencias del Suelo e integrante del grupo de edición de suboletín electrónico. Miembro del Comité Técnico de Normalizaciónpara la Geomática de Cuba. Ha publicado más de 30 artículos e in-formes científicos. Autor principal de los libros Manual de Dibujo yTopografía para Ingenieros Agropecuarios (Editorial Félix Varela, LaHabana, 2005) y Evaluación de Tierras con fines agrícolas (Editorial Cien-tífico Técnica, La Habana, 2009). Ganador del Segundo Premio delV Concurso Pensar a Contracorriente (2008) con el ensayo “Agro-combustibles: polémica tecnológica y política”.

ALFREDO SALDAÑA (España, 1962). Trabaja como profesor de Teoríade la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Zara-goza (España) y sus líneas de investigación se centran en la filosofíade la cultura, la teoría estética y la literatura contemporánea; es au-tor, entre otros, de los ensayos El texto del mundo. Crítica de la imagina-ción literaria (Anexos de Tropelías, Zaragoza, 2003), Hay alguien ahí(Papeles de Trasmoz, Zaragoza, 2008), Un lugar en construcción. Críti-ca y cultura en la posmodernidad (Ediciones de la Librería Cálamo,Zaragoza, 2008) y No todo es superficie. Poesía española y posmodernidad(Universidad de Valladolid, Valladolid, 2009). También ha publicadopoesía, entre ellos Pasar de largo (Prensas Universitarias de Zaragoza,Zaragoza, 2003), Palabras que hablan de la muerte del pensamiento (Oli-fante, Zaragoza, 2003), El que mira las palabras (La Torre degli Ara-beschi, Bari, 2004) y Humus (Eclipsados, Zaragoza, 2008).

JESÚS GARCÍA DE LAS BAYONAS DELGADO (España, 1985). Licenciadoen Filosofía en el año 2009; actualmente cursa la Maestría de Estu-dios Avanzados de Filosofía.

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JOSÉ ANTONIO MONJE VARGAS (Republica Árabe Saharaui Democráti-ca, 1970). Miembro del Partido Comunista Español (PCE). Licen-ciado en Antropología Social y Cultural, Máster en Project Managementpor la Universidad Ramón Llull (Barcelona, España) y candidato aldoctorado en Dirección de Proyectos (Universidad de Zaragoza,España). Más de quince años de experiencia en diseño, gestión yevaluación de proyectos de cooperación internacional. Especialistaen gestión, seguimiento y evaluación de proyectos. Profesional conexperiencia en Perú, Bolivia, Brasil, Guatemala, Nicaragua, El Sal-vador, España y Argelia diseñando, supervisando y evaluando pro-yectos en diferentes Organizaciones No Gubernamentales deDesarrollo (ONGDs). Ex Jefe de Misión de la ONGD vasca Mun-dubat en Argelia.

MARCIA DEL CARMEN LOSADA GARCÍA (Cuba, 1961). Licenciada enLengua y Literatura Clásica (1984) Facultad de Artes y Letras de laUniversidad de La Habana, Máster en Ciencias: Estudios Semánti-cos Aplicados al Discurso (1989) y Doctora en Ciencias Filológicas(2003). Profesora del Dpto. Español como Lengua Extranjera en laFacultad de Lenguas Extranjeras de la Universidad de La Habanadurante 26 años. Presidenta de la Comisión de Carrera de Españolcomo Lengua Extranjera (2003-2004). Premio Nacional “Doctora-do Destacado” (2003). Distinción “Alma Mater” de Investigaciónen 2003 y 2008. Fundadora de la Red de Complejidad y Lenguaje(2004). Ha diseñado como autora el currículo de carreras pregrado ypostgrado. Actualmente trabaja como editora en la Editorial NuevoMilenio.

VÍCTOR ANDRÉS GÓMEZ RODRÍGUEZ (Cuba, 1955). Escritor de oficio eInvestigador Sociocultural de ocupación. Recibió Mención en la con-vocatoria del Premio de Ensayo de la revista Temas en 2007 con eltexto “Signo del prejuicio en un modelo de cultura: imagen versussemejanza”. Colabora con la revista literaria El Caldero de BuenosAires. Ha publicado en La Gaceta de Cuba.

VÍCTOR ROLANDO BELLIDO AGUILERA (Cuba, 1958). Es Licenciado enHistoria y Ciencias Sociales; Máster en Historia y Cultura en Cuba yDoctor en Ciencias Filosóficas. Profesor Auxiliar de la EducaciónUniversitaria. Es Miembro de Honor de la Asociación “HermanosSaíz”, y miembro de la UNEAC. Tiene publicados varios libros enlos géneros de ensayo, historia y poesía. Preside la Filial de la Socie-dad Cultural “José Martí” y la Comisión Permanente de CulturaComunitaria de la UNEAC en La Habana. Es fundador y coordina-

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dor general del Proyecto de trabajo cultural comunitario “El árbolque silba y canta” (1993-actualidad). Ostenta la condición de Perso-nalidad de la Cultura en el municipio Playa y cumplió misión decooperación internacionalista en Mozambique (1983 y 1984).

FAUSTINO COBARRUBIA GÓMEZ (Cuba, 1962). Master en Economía.Fue investigador del Centro de Investigaciones de la Economía Inter-nacional (CIEI) y Profesor Asistente de la Universidad de La Habana(1987-1994). Desde 1994, Jefe del Grupo de Comercio e Integración,Investigador Auxiliar del Centro de Investigaciones de la EconomíaMundial (CIEM) y editor de su revista Temas de Economía Mundial.Profesor Adjunto del Instituto Superior de Relaciones Internaciona-les de La Habana desde 1986. Fue consultor de la Representacióndel Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas enLa Habana (1998-2000). Miembro del Buró de Evaluación de Pro-yectos del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente(CITMA) desde 1995. Miembro del Comité Académico de la Aso-ciación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANECC)desde 1998. Premio Anual de la Academia de Ciencias de Cuba (1998y 2000) por su contribución en Investigación sobre Desarrollo Hu-mano en Cuba (1996) e Investigación sobre Desarrollo Humano yEquidad en Cuba (1999), ambas publicadas por la Representacióndel Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en La Habana.Premio en la categoría Senior del Concurso Internacional “Las deu-das abiertas de América Latina y el Caribe” 2006, del Programa deBecas CLACSO – Asdi de promoción de la investigación social parainvestigadores de América Latina y el Caribe 2006-2008. Primer Pre-mio de la V Edición del Concurso Internacional de Ensayo “Pensar aContracorriente” (2008) con el texto “¿Comienzo del fin de la hege-monía global de Estados Unidos?”. Premio Anual de la Academiade Ciencias de Cuba 2009. Como profesor invitado, ha impartidoconferencias en universidades de Estados Unidos, Alemania, Cana-dá, Brasil, Japón, entre otros. Ha escrito y publicado varios libros ydecenas de artículos en revistas especializadas. Ha participado enmúltiples eventos académicos, nacionales e internacionales.

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Bases del Concurso“Pensar a Contracorriente”

Con el objetivo de reconocer y difundir el pensamiento crítico sobre los proble-mas y desafíos del mundo contemporáneo, desde una amplia perspectiva antico-lonial y antimperialista, el Ministerio de Cultura el Instituto Cubano de Libro yla Editorial de Ciencias Sociales convocan al Concurso Internacional de Ensayo“Pensar a Contracorriente”.

Este premio estimula la circulación del pensamiento hoy disperso, silenciadoy marginado de los grandes circuitos de dominación, aspira a contribuir a laestructuración de un activo sistema de ideas en el campo de las Ciencias Socialesy de la cultura, promoviendo al cambio a la resistencia y al poder hegemónico.

1. Podrán participar autores de cualquier país con un ensayo inédito, en espa-ñol, portugués, inglés o francés (o traducido a alguna de estas lenguas), queno debe estar comprometido para su publicación ni haber obtenido pre-mios en otros concursos.

2. El ensayo no debe poseer menos de 36 000 caracteres ni exceder los 72 000.

3. No se aceptará más de un trabajo por autor.

4. El ensayo deberá enviarse en archivo adjunto (preferentemente. rtf, aun-que también .doc., o en ficheros de formatos abiertos, como odt), en unasola copia y un solo mensaje, debidamente identificado con el nombre yla dirección actual del autor, así como una breve síntesis de su CurrículoVitae, a esta dirección electrónica: [email protected]. Elautor debe recibir confirmación de la recepción de su trabajo por parte dela Oficina del Concurso, para dar como notificada la participación de sutexto en el certamen.

5. Un prestigioso jurado internacional otorgará un Premio Único, consisten-te en 1 000 Euros. Se otorgarán las menciones que el jurado estime perti-nentes, sin que ello implique retribución monetaria.

6. Se publicará un libro con el trabajo premiado y una selección de ensayosenviados. El Instituto Cubano del Libro se reserva los derechos a la pri-mera edición de los textos participantes, reserva válida durante un año acontar desde el cierre de la convocatoria.

7. El fallo del jurado será inapelable y se dará a conocer durante la FeriaInternacional del Libro de Cuba.

8. La participación en el Concurso implica la aceptación de estas bases.

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Premios “Pensar a Contracorriente”

Primera edición, 2004

Premio compartido:“La Revolución del futuro”, de Jesús Arboleya (Cuba)“Hegemonía y espacios para la resistencia”, de Ulrich Brand (Alemania)“Tiempo de guerras y emancipaciones en las tierras del petróleo”, de Claudia Korol

(Argentina)“La sociogénesis del capital mediático a través de la música”, de Marcos Schneider

(Brasil)Textos recomendados para publicación:“Notas sobre la hegemonía, los mitos y las alternativas al orden neoliberal”, de

Aurelio Alonso Tejada (Cuba)“Las identidades periféricas en el fuego cruzado del cosmopolitismo y el nacionalis-

mo”, de Fernanda Beigel (Argentina)“Los verdugos latinoamericanos. Las Fuerzas Armadas: de la contrainsurgencia a la

globalización”, de Roque Morgan (Argentina)“Piedra y Pueblo (breve ensayo sentimental sobre el pueblo vasco)”, de Antonio

Cuesta Marín (España)“Recuerdos de un futuro (en ruinas)”, de Eduardo Grüner (Argentina)“Iraq y medio ambiente, ¿un Vietnam urbano en el siglo XXI?”, de Alejandro Morea-

no (Ecuador)“El uso de la palabra como una forma de resistencia en la mujeres indígenas”, de

Silvia Soriano Hernández (México)“Tres aristas para la emancipación de la periferia mundial”, de Alejandro Landaeta

Salvatierra (Venezuela)“La utopía sostenible”, de Gerardo Ortega Mendiburu (Cuba)“El europolo en el contexto de la competencia capitalista”, de Luciano Vasapollo

(Italia)

Segunda edición, 2005

Mención de Honor, fuera de Concurso:“Estado Imperial, Imperialismo e Imperio”, de James Petras (Estados Unidos)“Hacia un nuevo paradigma para la integración multinacional Latinoamericana y

Caribeña: un enfoque desde la perspectiva crítica y participativa”, de Luis SuárezSalazar (Cuba)

Primer Premio: “Capitalismo y Violencia”, de Mario A. Solano (Costa Rica)Segundo Premio: “El Contravirus de la Razón Tecnológica-Hegemónica: La Sobe-

ranía de las Naciones sin Estado”, de Santi Duñaiturria Zumarraga (País Vasco)Tercer Premio: “Verdadera Globalización”, de Gehan Gunasekara (Nueva Zelanda)

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Textos recomendados para publicación:“La relación entre la ciencia y la dominación. Un análisis crítico del discurso de

Marcelino Cereijido”, de Alejandro Soba (Chile)“Marxismo, movimentos sociales y fenomenología”, de Marco Antonio Perruso

(Brasil)“Bienes Informacionales y Capitalismo”, de Mariano Zukerfeld (Argentina)“La Globalización neoliberal y la libertad de movimiento: paradojas conceptuales y

prácticas”, de Eugenio Martínez Enríquez (Cuba)“¿Donde está la frontera sur de Estados Unidos?”, de María de los Ángeles Casta-

ñeda (México)“Los Polvos que trajeron estos lodos”, de Joaquín G. Santana (Cuba)“La unidad latinoamericana como respuesta a la globalización”, de Julio Omar

Salesses (Argentina)“Diez tesis equivocadas sobre la integración regional en América Latina. Elementos

desde las ciencias sociales para una perspectiva alternativa”, de Alfredo Falero(Uruguay)

“La Utopía, esa idea clásica”, de Ana María González (Argentina)“Los trabajadores toman el control: implicancias políticas de las empresas autoges-

tionadas en la Argentina”, de Andrés Eduardo Ruggeri (Argentina)“Mitos y leyendas de la economía contemporánea”, de Silvio Rafael Jova Argota

(Cuba)“El Reto de los Documentalistas”, de Miguel Mirra (Argentina)

Tercera edición, 2006

Primer Premio: “Pensando en José Martí: imperialismos, acuerdos comerciales ydesarrollo latinoamericano”, de Luciano Vasapollo (Italia)

Segundo Premio: “El Banco Mundial y la reforma del Estado: ¿más allá del Consen-so de Washington?”, de João Márcio Mendes Pereira (Brasil)

Tercer Premio (compartido):“Cuba: algunos desafíos del color”, de Esteban Morales Domínguez (Cuba)“Racismo, alienación e identidad”, de María del Rosario Valenzuela Sotomayor

(Bolivia)Mención Especial: “El Terrorismo: la cara bella del Imperialismo”, de Jorge Sierra

Osoria (Cuba)Textos recomendados para publicación:“Fresas (no tan) silvestres. El gay en el cine cubano”, de Frank Padrón Nodarse

(Cuba)“La globalización neoliberal y los nuevos fenómenos del capitalismo contemporá-

neo”, de Edmilson Costa (Brasil)“De la teoría geopolítica a la práctica del genocidio”, de Andrés Eduardo Ruggeri

(Argentina)“El Único Jinete: Desafíos ambientales en el nuevo milenio”, de Julio A. Baisre (Cuba)“Ilustración, Ciudadanía y Terror”, de Vitor Bartoletti Sartori (Brasil)“Hermes Peña y los laberintos de la memoria”, de Hugo Eduardo Montero (Ar-

gentina)

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“Mitología y símbolos de la resistencia”, de Manuel Rivero Glean (Cuba)“Globalización: o el cuento del Tío”, de Pablo Antonio Rodrigo Jofré Leal (Chile)“Las razones de la utopía del mundo sin utopías”, de Yohanka León del Río (Cuba)“La Revolución Venezolana: Una cartografía del cambio político en la América

Latina y caribeña”, de Gustavo Fernández Colón (Venezuela)“Pobreza e invisibilidad. El proceso de desarrollo y las devastadoras consecuencias

de la negación de la capacidad del Tercer Mundo”, de John Maxwell (Jamaica)

Cuarta edición, 2007

Premio Único: “Violencia y medios de comunicación”, de Pascual Serrano (España)Textos recomendados para publicación:“La Doctrina Bush: Ruptura o continuidad en la política exterior de los Estados

Unidos”, de Carlos Fernández de Cossío (Cuba)“Resignación post-moderna y totalidad”, de Vítor Bartoletti Sartori (Brasil)“América Latina: derribando esquemas, construyendo alternativas. Desafíos y lec-

ciones para los agentes del cambio”, de José Angel Pérez García (Cuba)“La perversión de la publicidad”, de Daniel Levy Candeias (Brasil)“Construir un arte y repensar el comunismo: una ética de las verdades”, de Simón

Royo (España)“¿Qué es el patriarcado y por qué es la fuerza más poderosa en el mundo actual?, de

Mary L. Wentworth (Estados Unidos)

Quinta edición, 2008

Primer Premio: “¿Comienzo del fin de la hegemonía global de EE.UU.?, de Fausti-no Cobarrubia Gómez (Cuba)

Segundo Premio: “Agrocombustibles. Polémica tecnológica y política”, de CarlosEloy Balmaceda Espinosa (Cuba)

Tercer Premio: “La cuestión agraria brasileña actual: Territorialización y territoriali-dades de la primera década de la reforma agraria del mercado”, de Eraldo daSilva Ramos (Brasil)

Mención: “No somos de Marte”, de Beatriz Casal Enríquez (Cuba)Mención: “Aproximaciones a las peculiaridades del vestuario en la juventud cubana

y su relación con la táctica del Caballo de Troya”, de Marta Oneida Pérez Cortés(Cuba)

Textos recomendados para publicación:“Nueva Derecha y nueva coyuntura en el mundo actual”, de Ernesto Domínguez

López (Cuba)“Filosofía de la Liberación y Marxismo en América Latina: Apuntes en torno a los

aportes de Dussel, Hinkelammert y Rebellato”, de Alejandro Pablo Casas Gor-gal (Uruguay)

“Cuba: Color de la Piel, Nación, Identidad y cultura: ¿un desafío contemporáneo?”,

de Esteban Morales Domínguez (Cuba)

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Sexta edición, 2009

Primer Premio: “El centro comercial como figura paradigmática del discurso neocolo-nial. Racismo y poder en América Latina”, de Luis Martínez Andrade (México)

Segundo Premio: “Otra vez los caballos de Troya. Exploraciones sociales para ladominación”, de Zuleica Margarita Romay Guerra (Cuba)

Tercer Premio: “África y la historia”, de Luis César Bou (Argentina)Mención de Honor: “Revolución / reforma y otros contrapunteos cubanos”, de

Rafael Hernández (Cuba)Textos recomendados para publicación:“La primera gran derrota del proyecto imperial de los Estados Unidos”, de Antonio

Maira Rodríguez (España)“La administración Bush y la historia reciente de Estados Unidos: Crisis hegemóni-

ca, sobredimensionamiento imperial o comienzo de la decadencia final”, deCarlos Alzugaray (Cuba)

“Imperialismo neoliberal: imagen de una muerte anunciada”, de Ernesto VilchesIzquierdo (Cuba)

“Movimientos antisistémicos y gobiernos populares en América Latina: nuevos de-safíos”, de Gilberto Valdés Gutiérrez (Cuba)

“América Latina en la primera década del siglo XXI. Posibilidades de ruptura de larelación de subordinación respecto a los Estados Unidos y de construcción deun modelo contrahegemónico”, de Lázaro Luis González (Cuba)

“Agricultores del mundo ¡Uníos!”, de Vicent Boix (España)

Séptima edición, 2010

Primer Premio: “La brecha por llenar”, de Nils Castro (Panamá)Segundo Premio: “La “Directiva retorno”: Xenofobia y desintegración”, de Julio

Omar Salesses (Argentina)Primer Premio: “La crisis global y la nueva transición”, de Ernesto Domínguez

López (Cuba)Textos recomendados para publicación:

“Cultura tecnológica, innovación y mercantilización”, de Dênis de Moraes (Brasil)“El modelo económico de los Estados Unidos: deslegitimación interna y presiones

externas en un escenario de crisis global”, de Esteban Miguel Morales Domín-guez y Katia Cobarrubias Hernández (Cuba)

“Golpe de estado en Honduras. Lecciones y desafíos tras la cuarta urna”, de JoséÁngel Pérez García (Cuba)

“ALBA: Un amanecer distinto para América Latina”, de Lianet Escobar Hernández(Cuba)

“José Martí y el socialismo del siglo XXI”, de Pedro Rafael Machin Canton (Cuba)“Proyectos hegemónicos de los EE.UU. para América Latina. ¿Por qué un golpe

militar precisamente en Honduras?”, de Sarah Rodríguez Torres (Cuba)“Desenvolvimiento global capitalista y transición al socialismo en la periferia. Una

reconceptualización teórico-metodológica”, de Yoandris Sierra Lara (Cuba)

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