08 outsiders

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howard becker

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    materia obligatorio - diseo cualitativo de investigacion

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    08

  • 20 OUTSIDERS

    Dorothy Seelinger, Kathryn James y Lois Stoops mecanografia- 1. Outsiders ron con paciencia y esmero las muchas versiones manuscritas.

    Todos los grupos sociales establecen reglas y, en determi-nado momento y bajo ciertas circunstancias, tambin intentan aplicarlas. Esas reglas sociales definen las situaciones y comporta-mientos considerados apropiados, diferenciando las acciones "co-rrectas" de las "equivocadas" y prohibidas. Cuando la regla debe ser aplicada, es probable que el supuesto infractor sea visto como un tipo de persona especial, como alguien incapaz de vivir segn las normas acordadas por el grupo y que no merece confianza. Es considerado un outsider, un marginal.

    Pero la persona etiquetada como outsider bien puede tener un punto de vista diferente sobre el tema. Quiz no acepte las reglas por las cuales est siendo juzgada, o rechace la competencia y legi-timidad de sus jueces. Surge de ese modo un segundo significado del trmino: el infractor puede sentir que sus jueces son outsiders.

    A continuacin, intentar clarificar las situaciones y mecanis-mos a los que apunta este trmino con doble sentido: las situa-ciones de infraccin y aplicacin de la regla, y los mecanismos que hacen que algunas personas rompan las reglas y otros las im-pongan.

    Es necesario hacer algunas aclaraciones preliminares. Las re-glas pueden ser de muchos tipos diferentes. En el caso de las leyes formalmente aprobadas, el Estado puede usar su poder policial para hacerlas cumplir. En otros casos, cuando se trata de pactos informales tanto los ms recientes como los ya refrendados por su antigedad y tradicin, su incumplimiento prev sanciones in-formales de todo tipo.

    Del mismo modo, ya tenga fuerza de ley, de tradicin, o sea sim-plemente resultado del consenso, el cumplimiento de la regla

  • 22 OUTSIDERS

    OUTSIDERS 2 3 puede estar a cargo de algn organismo especializado, como la polica o el comit de tica de una asociacin profesional. Por otra parte, su aplicacin tambin puede ser la tarea de todos, o al menos de todos los integrantes del grupo en el que se aplica la norma.

    Muchas reglas no son impuestas ni son, salvo en un sentido for-mal estricto, el tipo de normas que nos ocupan. Un ejemplo son las leyes morales y religiosas que an figuran en los cdigos pero que no se aplican desde hace cientos de aos. (Es importante re-cordar, sin embargo, que una ley que no se aplica puede reacti-varse por diversos motivos y recuperar toda su fuerza original, como ocurri recientemente en Missouri con las leyes que regu-lan la apertura de los comercios los das domingo.) Del mismo modo, las reglas informales tambin pueden morir por falta de aplicacin. Aqu nos ocuparemos principalmente de las normas que tienen vigencia real y que estn vivas porque siguen siendo aplicadas.

    En definitiva, el grado de "marginalidad" de una persona en cualquiera de los dos sentidos que he mencionado depende de cada caso. Alguien que comete una infraccin de trnsito o bebe de ms en una fiesta no nos parece despus de todo demasiado di-ferente de nosotros mismos, y miramos su transgresin con bene-volencia. El ladrn ya nos parece menos semejante a nosotros, y lo castigamos severamente. Los crmenes como el asesinato, la viola-cin o la traicin nos hacen ver al infractor como un verdadero marginal.

    Del mismo modo, algunos infractores a la norma sienten que han sido juzgados injustamente. El infractor de trnsito por lo ge-neral suscribe las mismas reglas que ha quebrantado. La postura de los alcohlicos es por lo general ambigua: a veces sienten que quienes los juzgan no los comprenden y otras veces admiten que beber compulsivamente es malo. En el extremo estn, por ejem-plo, los homosexuales y drogadictos, que desarrollan una ideolo-ga acabada para explicar por qu tienen razn y por qu quienes los desaprueban y juzgan estn equivocados.

    DEFINICIONES DE LA DESVIACIN

    El outsider quien se desva de un grupo de reglas ha sido sujeto de mltiples especulaciones, teoras y estudios cientficos. Lo que el hombre comn quiere saber sobre los outsiders es por qu lo ha-cen, qu los lleva a hacer algo prohibido y cmo es posible dar cuenta de esa transgresin. La investigacin cientfica ha inten-tado dar respuesta a estas preguntas, y para hacerlo ha aceptado la premisa derivada del sentido comn de que existe algo inhe-rente a la desviacin (cualitativamente distintivo) en el acto de transgresin (o de aparente transgresin) de las reglas sociales. Tambin ha aceptado la presuncin generalizada de que las in-fracciones a la norma responden a alguna caracterstica de la per-sona que las comete que la impulsa necesaria o inevitablemente a hacerlo. Los cientficos no suelen cuestionar la etiqueta de "des-viado" cuando se aplica a acciones o personas en particular, sino que lo aceptan como algo dado. Al hacerlo, adoptan los valores del grupo que ha establecido ese juicio.

    Es fcil constatar que diferentes grupos juzgan como desviadas diferentes conductas, lo que debera alertamos acerca de la po-sibilidad de que tanto la persona que juzga como el proceso por el cual se ha llegado a ese juicio y la situacin juzgada estn todos ntimamente involucrados en el fenmeno de la desviacin. En tanto la visin del sentido comn sobre la desviacin y las teoras cientficas que parten de sus premisas presuman que las infrac-ciones a la norma son inherentemente desviadas, y por lo tanto den por sentadas las situaciones y procesos de esa valoracin, es-tarn dejando de lado un aspecto muy importante. Al ignorar el carcter variable de los procesos de valoracin, los cientficos li-mitan, por omisin, las diferentes teoras que pueden elaborarse y la comprensin que puede lograrse del fenmeno (vase Gres-sey, 1951).

    Nuestro primer problema es entonces construir una definicin de desviacin. Antes de hacerlo, consideremos algunas de las de-finiciones cientficas en boga actualmente, para ver qu es lo que dejan afuera si se toman como punto de partida para un estudio de la marginalidad.

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    La visin ms simplista de la desviacin es esencialmente esta-dstica, y define como desviado todo aquello que se aparta dema-siado del promedio. Cuando un estadstico analiza los resultados de un experimento agrcola, describe el tallo excepcionalmente largo de una planta de maz y el excepcionalmente corto como desviaciones de la media o promedio. En ese sentido, cualquier cosa que se diferencie de lo que es ms comn podra describirse como desviada. Desde ese punto de vista, ser zurdo o pelirrojo son desviaciones, pues la mayora de la gente es diestra y de cabe-llo oscuro.

    Expresado as, el punto de vista estadstico parece limitado, in-cluso trivial. Reduce el problema descartando muchas preguntas valiosas que normalmente surgen cuando se discute la naturaleza de la desviacin. A la hora de evaluar cualquier caso en particular, todo lo que uno debe hacer es calcular la distancia existente entre el comportamiento analizado y el comportamiento promedio, lo que constituye una solucin demasiado simplista. Salir a reunir casos a partir de esa definicin implica regresar con una mezcla que rene obesos con asesinos, pelirrojos, homosexuales e infrac-tores de trnsito. Esa mezcla incluye tanto a quienes efectivamente se desvan de la norma como a otros que no han quebrantado ninguna norma en absoluto. La definicin estadstica de la desvia-cin, en resumidas cuentas, est totalmente alejada de la preocu-pacin por la violacin a la norma, motivo del estudio cientfico de la marginalidad.

    Un punto de vista menos simplista, pero mucho ms generali-zado, identifica la desviacin con algo esencialmente patolgico y que revela la presencia de una "enfermedad". Esta perspectiva descansa, obviamente, en una analoga mdica. Cuando el orga-nismo humano funciona bien y no experimenta ningn desarre-glo, se dice que es "saludable". Cuando no funciona bien, hay enfermedad. El rgano o miembro afectado es considerado pato-lgico. Por supuesto que existe amplio consenso respecto de lo que es un organismo en buen estado de salud. Pero el consenso no existe cuando el trmino "patolgico" es usado anlogamente para describir ciertos tipos de conductas que se consideran des-viadas, justamente porque no hay acuerdo respecto de lo que

    constituye un comportamiento saludable. Si ya es difcil encon-trar una definicin de conducta saludable que pueda satisfacer incluso a un grupo tan acotado y selecto como el de los psiquia-tras, encontrar una definicin que el comn de la gente acepte como acepta el criterio de lo que es un organismo saludable es directamente imposible (vase el debate contenido en Wright Mills, 1942).

    A veces la gente utiliza esa analoga de manera ms estricta, porque cree que la desviacin es producto de un desorden men-tal. El comportamiento de un homosexual o un drogadicto es considerado entonces como sntoma de una enfermedad mental, del mismo modo que la dificultad que tienen los diabticos para curarse de los moretones es vista como un sntoma de la enferme-dad que padecen. Pero la enfermedad mental slo se parece a la fsica metafricamente:

    Empezando por cosas como la sfilis, la tuberculosis, la fiebre tifoidea, los carcinomas y las fracturas, hemos creado una "clase" llamada enfermedad. Al principio, esa clase estaba compuesta por unos pocos elementos que compartan el rasgo comn de referirse a los estados de desorden estructural o funcional del cuerpo humano entendido como mquina fisicoqumica. Con el tiempo, se fue incorporando otro tipo de elementos, que no fue-ron sin embargo agregados porque fuesen desrdenes fsicos de descubrimiento reciente, sino porque el crite-rio mdico de seleccin cambi, y pas a estar enfocado en la incapacidad y el sufrimiento. De esa manera, y pau-latinamente, cosas como la histeria, la hipocondra, la neurosis obsesivo-compulsiva y la depresin fueron in-corporadas a la categora de enfermedades. Ms tarde, y cada vez con mayor celo, los mdicos, y en especial los psiquiatras, empezaron a llamar "enfermedad" (vale de-cir, por supuesto, "enfermedad mental") a todo aquello en lo que detectaban signos de mal funcionamiento, sin tomar como base ningn criterio. En consecuencia, la agorafobia es una enfermedad porque uno no debera

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    tener miedo a los espacios abiertos. La homosexualidad es una enfermedad porque la norma social es la hetero- sexualidad. El divorcio es algo enfermo porque seala el fracaso de un matrimonio. El delito, el arte, los lderes polticos indeseables, la participacin en actividades - ciales o el alejamiento de ellas: todo esto y mucho ms

    so

    ha sido considerado bajo el signo de la enfermedad mental. (Szasz, 1961, pp. 44-45)1

    La metfora mdica limita nuestra visin tanto como el enfoque estadstico. Acepta el juicio lego de que algo es desviado y, por analoga, sita su origen en el interior del individuo, impidiendo de esa manera que podamos analizar ese juicio mismo como parte crucial del fenmeno.

    Algunos socilogos utilizan tambin un modelo de la desvia-cin basado esencialmente en las nociones mdicas de la salud y la enfermedad. Observan la sociedad, o una parte de ella, y se pre- guntan si hay procesos en marcha tendientes a desestabilizarla, amenazando as su supervivencia. Etiquetan esos procesos como desviados o los identifican con sntomas de un desarreglo social. Discriminan entre rasgos sociales que fomentan la estabilidad (y que son, por lo tanto, "funcionales") y rasgos sociales que buscan interrumpir la estabilidad (o sea, "disfuncionales"). Ese punto de vista tiene la gran virtud de sealar zonas de la sociedad potencial-mente problemticas que pasan inadvertidas para la gente (vanse .Merton, 1961, y Parsons, 1951, pp. 249-235).

    En teora puede parecer fcil, pero en la prctica es muy difcil discriminar lo que es funcional de lo que es disfuncional para una sociedad o grupo social. La cuestin de cul es el propsito u ob- jetivo (funcin) de un grupo y, en consecuencia, qu cosas lo ayu- dan a lograrlo o se lo impiden suele ser de carcter poltico. No hay consenso al respecto dentro de las diferentes facciones del mismo grupo, y cada una de ellas opera para que prevalezca su propia idea de la funcin que tiene ese grupo. La funcin de un

    grupo u organizacin, por lo tanto, es el resultado de una con-frontacin poltica, y no algo intrnseco a la naturaleza de la orga-nizacin. De ser esto cierto, entonces es muy probable que tam-bin deban ser consideradas como polticas las decisiones acerca de qu leyes hay que aplicar, qu comportamientos se consideran desviados y quines deben ser etiquetados como outsiders.2 Al ig-norar el aspecto poltico del fenmeno, la visin funcional de la desviacin tambin limita nuestra comprensin.

    Otra de las perspectivas sociolgicas es ms relativista. Define la desviacin como el fracaso a la hora de obedecer las normas gru-pales. Una vez que las reglas vigentes de un grupo son explicadas a sus miembros, podemos sealar con bastante precisin si una persona las ha violado y es, por lo tanto, desde esa perspectiva, un desviado.

    Esa visin es ms cercana a la ma, pero no da importancia su-ficiente a las ambigedades que surgen al momento de decidir qu normas deben ser tomadas como patrn para medir o juzgar si un comportamiento es desviado o no. Una sociedad est inte-grada por muchos grupos, cada uno de los cuales tiene su propio conjunto de reglas, y la gente pertenece a muchos grupos sinault-nearnente. Una persona puede romper las reglas de un grupo por el simple hecho de atenerse a las reglas de otro. Es entonces una persona desviada? Los defensores de este enfoque pueden argu-mentar que, si bien puede surgir cierta ambigedad respecto de las reglas particulares de un grupo u otro, existen normas que son generalmente aceptadas por todos, en cuyo caso el obstculo no aparece. Se trata, por supuesto, de una cuestin de hechos con-cretos, que debe ser definida por la investigacin emprica. No es-toy seguro de que haya tantas zonas de consenso, y creo que es ms sabio partir de una definicin que nos permita trabajar tanto con situaciones ambiguas como no ambiguas.

    2 Tambin Howard Brotz (1961) afirma que el fenmeno de lo que es 1 Vase tambin Goffrnan, 1961a, pp. 321-386.

    "funcional" y lo que es "disfuncional" es de carcter poltico.

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    LA DESVIACIN Y LA RESPUESTA DE LOS OTROS

    La visin sociolgica que acabamos de analizar define la desvia-cin como la infraccin a algn tipo de norma acordada. Luego se pregunta quin rompe las normas, y pasa a indagar, en su per-sonalidad y situaciones de vida, las razones que puedan dar cuenta de sus infracciones. Esto implica presumir que quienes violan las normas constituyen una categora homognea, pues han come-tido el mismo acto desviado.

    A mi entender, dicha presuncin ignora el hecho central: la desviacin es creada por la sociedad. No me refiero a la manera en que esto se entiende comnmente, que sita las causas de la desviacin en la situacin social del individuo desviado o en los "factores sociales" que provocaron su accionar. Me refiero ms bien a que los grupos sociales crean la desviacin al establecer las normas cuya infraccin constituye una desviacin y al aplicar esas normas a personas en particular y etiquetarlas como marginales. Desde este punto de vista, la desviacin no es una cualidad del acto que la per-sona comete, sino una consecuencia de la aplicacin de reglas y sanciones sobre el "infractor" a manos de terceros. Es desviado quien ha sido exitosamente etiquetado como tal, y el comporta-miento desviado es el comportamiento que la gente etiqueta como ta1. 3

    Como, entre otras cosas, la desviacin es una consecuencia de la respuesta de los otros a las acciones de una persona, a la hora de estudiar a la gente que ha sido etiquetada como desviada, los estudiosos del tema no pueden presuponer que estn trabajando con una categora homognea. Vale decir, no pueden asumir que esas Personas hayan cometido realmente un acto desviado o quebrantado alguna norma, pues el proceso de etiquetado no es infalible. Algunas personas pueden llevar la etiqueta de desvia-das sin haber violado ninguna norma. Ms an, no pueden asu-

    3 Las manifestaciones tempranas ms importantes de esta teora pueden encontrarse en Tannenbaum, 1938, y Lexnert, 1951. Un artculo reciente que toma una posicin muy parecida a la ma es Kitsuse, 1962.

    mir que la categora de aquellos etiquetados como desviados con-tenga a todos los que han violado realmente la norma, pues mu-chos infractores pasan inadvertidos y por lo tanto no son inclui-dos en la poblacin de "desviados" que se estudia. En la medida en que dicha categora carece de homogeneidad y no incluye to-dos los casos que la integran, es de esperar que no se encuentren factores comunes de personalidad o de situaciones de vida que puedan dar cuenta de la supuesta desviacin.

    Qu tienen en comn, entonces, quienes llevan el rtulo de la desviacin? Comparten al menos ese rtulo y la experiencia de cargar con l. Comenzar mi anlisis con esta similitud bsica y considerar la desviacin como el producto de una transaccin que se produce entre determinado grupo social y alguien que es percibido por ese grupo como un rompe-normas. Me ocupar menos de las caractersticas personales y sociales de los desviados que de los procesos por los cuales llegan a ser considerados outsi-ders y de sus reacciones frente a ese juicio.

    Malinowski descubri la utilidad de esta perspectiva para enten-der la naturaleza de la desviacin ya hace arios, en su estudio de las Islas Trobriand:

    Un da, el estallido de los llantos y una gran agitacin me indicaron que se haba producido una muerte en algn lugar del vecindario. Me informaron que Kimal, unjo-ven de alrededor de diecisis aos que yo conoca, se haba cado de un cocotero y se haba matado. (...) Me enter tambin de que por alguna misteriosa coinciden-cia, otro joven haba resultado gravemente herido. En el funeral se perciba obviamente la hostilidad entre la al-dea en la que el joven haba muerto y la aldea donde fue llevado a enterrar. No fue sino hasta mucho despus que descubr el verda-dero significado de esos eventos. El joven se haba suici-dado. La verdad es que haba roto las leyes de la exoga-mia, y su cmplice en el delito era su prima materna, hija de la hermana de su madre. Todos conocan la si-tuacin y la desaprobaban, pero no hicieron nada hasta

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    que el enamorado que la joven haba descartado, que haba querido desposarla y se senta personalmente agraviado, tom la iniciativa. Este rival amenaz primero con usar magia negra contra el joven culpable, pero sin mucho efecto. Entonces, una noche insult al culpable en pblico, acusndolo de incesto frente a toda la co-munidad y utilizando palabras que para los nativos son intolerables. Al desdichado joven no le quedaba ms remedio, no te-na otra forma de escapar. A la maana siguiente se puso su traje de fiesta y se engalan, trep al cocotero y se des-pidi de la comunidad hablando desde las palmas del r-bol. Explic las razones de su desesperada decisin y tambin lanz acusaciones veladas contra el hombre que lo haba empujado a la muerte, y de quien los miembros de su clan tenan el deber de vengarlo. A continuacin aull muy fuerte, como es la costumbre, salt de la pal-mera de 18 metros de altura, y muri al instante. Se pro-dujo luego una pelea dentro de la aldea donde el rival fue herido, pelea que se repiti durante el funeral (...). Si uno interroga a los trobriandeses al respecto, descu- bre que a estos nativos les causa horror la sola idea de la violacin a la ley de exog-arnia, y que creen que el incesto dentro de un clan acarrea dolores, enfermedades e in- cluso la muerte se es el ideal de la ley nativa, y en cues- dones morales es fcil y placentero ceirse estrictamente a l cuando se trata de juzgar la conducta de otros o expre-sar una opinin sobre la conducta en general. Pero a la hora de aplicar los ideales morales a la vida real, sin embargo, las cosas revisten otra complejidad. En el caso descrito, resulta obvio que los hechos no se ajus-tan al ideal de conducta. La opinin pblica no se senta ofendida para nada, aun conociendo el delito, ni reac-cion de manera directa. Debi ser movilizada por la declaracin pblica de la infraccin y por los insultos lanzados coritra el infractor por parte de uno de los inte-resados. E incluso entonces, el culpable debi aplicarse

    l mismo su castigo. (...) Investigando ms a fondo el asunto y despus de reunir informacin concreta, descu-br que la violacin de la exogamia -en lo que concierne al intercambio carnal, no al matrimonio- es algo bastante frecuente, y que la opinin pblica es indulgente al respecto, aunque definitivamente hipcrita. Si el asunto transcurre sub rosa y con cierto grado de decoro, y si na-die genera problemas, la opinin pblica murmurar, pero no exigir ningn castigo severo. Por el contrario, si se desata el escndalo, todos dan la espalda a la pareja culpable y, por medio del ostracismo y los insultos, uno u otro pueden verse arrastrados al suicidio. (Malinowski, 1926, pp. 77-80)

    Que un acto sea desviado o no depende entonces de la forma en que los otros reaccionan ante l. Alguien puede cometer incesto en el interior de su clan y tener que soportar nada ms que mur-muraciones, en tanto y en cuanto nadie haga pblica la acusa-cin. Caso contrario, la persona puede terminar suicidndose. El punto es que la respuesta de los otros debe ser considerada como parte del problema. El simple hecho de que alguien haya come-tido una infraccin a la regla no implica necesariamente que los otros, aun sabindolo, respondan ante el hecho consumado. (Y vi-ceversa, el simple hecho de que alguien no haya violado ninguna norma no implica que no sea tratado, en ciertas circunstancias, como si lo hubiera hecho.)

    La respuesta de la gente a un comportamiento considerado como desviado vara enormemente, y algunas de esas variaciones merecen ser mencionadas. En primer lugar est la variacin a lo largo del tiempo. La persona que ha cometido un acto "desviado" puede recibir en un determinado momento una respuesta mucho ms indulgente que en otro. Se producen a veces "embates" con-tra ciertos tipos de desviacin que ilustran claramente esta situa-cin. En determinados momentos, los encargados de aplicar la ley pueden decidir realizar un ataque frontal contra un tipo particu-lar de desviacin, como el juego, la adiccin a las drogas o la homosexualidad. Obviamente, es mucho ms peligroso involu-

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    crarse en esas actividades durante esas embestidas que en otros momentos. En un estudio muy interesante sobre las noticias poli-ciales en los peridicos del estado de Colorado, James Davis des-cubri que el nmero de delitos reportados por los peridicos lo-cales no tena relacin con los cambios reales en los ndices de delincuencia en ese estado. Y lo que es ms, la estimacin de la gente con respecto al aumento de la delincuencia en Colorado responda al aumento del nmero de noticias policiales y no al in-cremento real del delito (Davis, 1952).

    El grado en que un acto ser tratado como desviado depende tambin de quin lo comete y de quin se siente perjudicado por l. Las reglas suelen ser aplicadas con ms fuerza sobre ciertas personas que sobre otras. Los estudios de delincuencia juvenil dejan muy claro este punto. Los procesos legales contra jvenes de clase media no llegan tan lejos como los procesos contra jve-nes de barrios pobres. Cuando es detenido, es menos probable que el joven de clase media sea llevado hasta la estacin de poli-ca; si es llevado a la estacin de polica, es menos probable que sea fichado y, finalmente, es extremadamente improbable que sea condenado y sentenciado (vase Cohen y Short, 1961, p. 87). Es-tas diferencias ocurren aunque la infraccin a la regla haya sido igual en ambos casos. Del mismo modo, la ley es aplicada de modo diferente a negros y blancos. Es bien sabido que un negro sospechoso de haber atacado a una mujer blanca tiene muchas ms posibilidades de recibir castigo que un blanco que comete el mismo delito, pero lo que nadie sabe es que un negro que mata a otro negro tiene muchas ms chances de ser castigado que un blanco que comete un asesinato (vase Garfinkel, 1949). ste es, por supuesto, uno de los argumentos principales del anlisis de Sutherland sobre el delito de "guante blanco": los ilcitos cometi-dos por las corporaciones casi siempre son juzgados como casos civiles, mientras que los delitos cometidos por un individuo son por lo general tratados como delitos penales (Sutherland, 1940). Algunas leyes slo son aplicadas cuando su quebrantamiento tiene determinadas consecuencias. El caso de la madre soltera proporciona un excelente ejemplo. Clark Vincent (1961, pp. 3-5) seala que las relaciones sexuales ilcitas raramente desembocan

    en castigos severos o en censura social contra los infractores. Sin embargo, si la joven queda embarazada como resultado de ese vnculo, la reaccin de los otros tiende a ser ms severa. (El em-barazo ilcito es tambin un ejemplo interesante de la aplicacin diferencial de la ley sobre diferentes tipos de personas. Vincent seala que el padre soltero suele escapar a la severa censura que cae sobre la madre soltera.)

    Por qu repito estas observaciones tan obvias? Porque, toma-das en conjunto, apoyan la hiptesis de que la desviacin no es simplemente una cualidad presente en determinados tipos de comportamientos y ausente en otros, sino que es ms bien el pro-ducto de un proceso que involucra la respuesta de los otros. El mismo comportamiento puede constituir en un determinado momento una infraccin a la norma y en otro momento no, puede ser una infraccin si es cometido por determinada persona y por otra no, y algunas normas pueden ser violadas con impunidad y otras no. En resumidas cuentas, el hecho de que un acto sea desviado o no depende en parte de la naturaleza del acto en s (vale decir, si viola o no una norma) y en parte de la respuesta de los dems.

    Algunos pueden objetar que se trata simplemente de una suti-leza terminolgica, que uno podra, despus de todo, definir los trminos de la manera que quisiera, y que si alguien prefiere refe-rirse a las conductas que violan las normas en trminos de desvia-cin tiene la libertad de hacerlo. Ciertamente, esto es verdad. Sin embargo, sera valioso referirse a esos comportamientos como comportamientos que rompen las reglas y reservar el trmino desviado para aquellos a quienes algn segmento de la sociedad ha etique-tado de esa manera. No pretendo insistir sobre el uso de esta ter-minologa. Pero debe quedar claro que en tanto los cientficos uti-licen el trmino "desviado" para designar los comportamientos que rompen las reglas y tomen como sujetos de estudio slo a aquellos que han sido etiquetados como desviados, los estudiosos se enfrentarn al problema de la disparidad que existe entre ambas categoras.

    Si el objeto de nuestra atencin es el comportamiento que re-cibe el rtulo de desviado, debemos reconocer que no hay modo

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    de saber si ser categorizado de esta manera hasta que se pro-duzca la respuesta de los dems. La desviacin no es una cualidad intrnseca al comportamiento en s, sino la interaccin entre la persona que acta y aquellos que responden a su accionar.

    LAS REGLAS DE QUIN?

    He usado el trmino "marginales" para referirme a aquellas per-sonas que son juzgadas por los dems como desviadas y al margen del crculo de los miembros "normales" de un grupo. Pero el tr-mino contiene un segundo significado, cuyo anlisis conduce a otro importante cuerpo de problemas sociolgicos, a saber: desde el punto de vista de quienes son etiquetados como desviados, los "marginales" bien pueden ser las personas que dictan las reglas que se los acusa de romper.

    Las reglas sociales son la creacin de grupos sociales especfi-cos. Las sociedades modernas no son organizaciones simples en las que hay consenso acerca de cules son las reglas y cmo deben ser aplicadas en cada caso especfico. Por el contrario, las socieda-des actuales estn altamente diferenciadas en franjas de clase so-cial y en franjas tnicas, ocupacionales y culturales. Estos grupos no necesariamente comparten siempre las mismas reglas; de he-cho, no lo hacen. Los problemas que enfrentan al tratar con su entorno, la historia y las tradiciones que traen con ellos, son todos factores que conducen al desarrollo de diferentes conjuntos de reglas. En tanto las normas de los diversos grupos entren en con-flicto y se contradigan entre s, habr desacuerdo acerca del tipo de comportamiento adecuado para cada clase de situacin.

    Los inmigrantes italianos que siguieron fabricando vino para ellos mismos y sus amigos durante la Prohibicin se estaban com-portando de acuerdo a los estndares de la colonia italiana, pero estaban violando las leyes de su nuevo pas (al igual que, por su-puesto, muchos de sus vecinos, los Verdaderos Norteamericanos). Los enfermos que' cambian de un mdico a otro, desde la perspec-tiva de su propio grupo de pertenencia, estn haciendo lo necesa-

    rio para proteger su salud al asegurarse de estar en las mejores manos posibles, pero, desde la perspectiva del mdico, lo que es-tn haciendo est mal, porque atenta contra la confianza que el paciente debe depositar en su mdico. El delincuente de clase baja que pelea por su "territorio" est haciendo lo que considera necesario y justo, pero los maestros, los trabajadores sociales y la polica no lo ven de la misma manera.

    Aunque puede argumentarse que muchas o la mayora de las normas suscitan el consenso generalizado de la sociedad, la inves-tigacin emprica de una norma determinada suele revelar actitu-des muy variadas en la gente. Las reglas formales, cuya aplicacin est a cargo de algn grupo creado especficamente para eso, pueden diferir de lo que la mayora de la gente piensa que es co-rrecto (Rose y Prell, 1955). Las facciones de un mismo grupo pue-den discrepar acerca de lo que llamo reglas operativas. De gran importancia para el estudio del comportamiento usualmente eti-quetado como desviado, el punto de vista de las personas involu-cradas suele ser muy diferente de la opinin de la gente que los condena. En este ltimo caso, la persona puede sentir que la juz-gan de acuerdo a normas en cuya factura no particip y con las que no est de acuerdo: reglas que le son impuestas desde afuera por marginales.

    Hasta qu punto y bajo qu circunstancias est la gente dis-puesta a imponer sus normas a quienes no suscriben a ellas? Debe-mos distinguir dos casos. En primer lugar, slo quienes efectiva-mente forman parte de un grupo pueden tener inters en hacer e imponer ciertas reglas. Si un judo ortodoxo desobedece las nor-mas del kosher, slo otro judo ortodoxo lo considerar una trans-gresin. Los cristianos y judos no ortodoxos no lo veran como una desviacin de la norma y no tendran inters en interferir. En segundo lugar, los miembros de un grupo juzgan importante para su bienestar que los miembros de otros grupos obedezcan ciertas normas. De esa manera, la gente considera de extrema importan-cia que quienes practican las artes de la curacin se atengan a cier-tas normas. Por esa razn, el Estado otorga matrculas a mdicos, enfermeras y dems profesionales de la salud, y prohbe a todos aquellos que no estn matriculados ejercer esas actividades.

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    La cuestin de hasta dnde est dispuesto a llegar un grupo que intenta imponer sus reglas sobre otros grupos de la sociedad nos plantea un problema diferente: quin puede, de hecho, obli-gar a otros a aceptar sus reglas y cules seran las razones de su xito? sta es, por supuesto, una cuestin de poder poltico y eco-nmico. Ms adelante abordaremos el tema de los procesos pol-ticos y econmicos a travs de los cuales se crean y aplican las nor-mas. Por el momento alcanza con decir que, en los hechos, la gente est todo el tiempo imponiendo sus reglas sobre los otros, aplicndolas sin mayor consentimiento y en contra de la voluntad de la otra parte. En gran medida, por ejemplo, las reglas para los jvenes son formuladas por sus mayores. Si bien los jvenes de este pas ejercen una enorme influencia cultural los medios ma-sivos de comunicacin estn hechos a la medida de sus intereses, muchos tipos de reglas que se aplican a los jvenes estn hechas por adultos. Las reglas sobre la asistencia a clase y el comporta-miento sexual no toman en cuenta los problemas de la adolescen-cia. Los adolescentes se ven rodeados de normas de ese tenor que han sido establecidas por gente ms grande y ms asentada en la vida. Esto es visto como algo legtimo, ya que se considera que los jvenes no tienen ni la sabidura ni la responsabilidad suficiente para instituir sus propias reglas.

    Del mismo modo, en ms de un aspecto tambin es cierto que en nuestra sociedad los hombres hacen las reglas para las mujeres (aunque en este sentido Estados Unidos est cambiando rpida-mente). Los negros estn sujetos a normas hechas para ellos por los blancos. Los de origen extranjero y quienes tienen alguna par-ticularidad tnica suelen tener que cumplir reglas establecidas por la minora protestante anglosajona. La clase media hace las reglas que la clase baja debe obedecer en las escuelas, en las cor-tes y en todas partes.

    La diferencia en la capacidad de establecer reglas y de imponer-las a otros responde esencialmente a diferencias de poder (ya sea legal o extralegal). Los grupos cuya posicin social les confiere ar-mas y poder para hacerlo estn en mejores condiciones de impo-ner sus reglas. Las distinciones de edad, sexo, etnia y clase estn relacionadas con las diferencias de poder, que a su vez explican el

    grado en que cada uno de esos grupos es capaz de imponer sus reglas a los otros.

    Adems de reconocer que la desviacin es producto de la res-puesta de la gente a ciertos tipos de conducta, a las que etiqueta de desviadas, tampoco debemos perder de vista que las reglas que esos rtulos generan y sostienen no responden a la opinin de to-dos. Por el contrario, son objeto de conflictos y desacuerdos: son parte del proceso poltico de la sociedad.

  • 2. Tipos de desviacin: un modelo secuencial

    No me propongo aqu discutir si las nicas acciones "real-mente" desviadas son aquellas consideradas como tales por los otros. Pero debemos reconocer que se trata de una dimensin im-portante, algo que todo anlisis del comportamiento que se desva de la norma debe tener en cuenta. Si lo combinamos con otro as-pecto del problema a saber, si un acto se somete o no a una de-terminada norma, podemos construir categoras que ayuden a discriminar entre los diferentes tipos de desviacin.

    Dos de esos tipos no requieren demasiadas explicaciones. La conducta conforme es simplemente aquella que obedece la regla y que los dems perciben como un acatamiento de la norma. En el extremo opuesto, la conducta desviada pura es aquella que desobe-dece la norma y es percibida como una infraccin. 4

    TIPOS DE CONDUCTA DESVIADA Comportamiento obediente

    Comportamiento que rompe la regla

    Percibido como desviacin Falsa acusacin desviado puro

    No percibido como desviacin Conforme desviado secreto

    4 No debemos olvidar que esta clasificacin siempre debe ser utilizada desde la perspectiva de un conjunto de reglas dado. No toma en cuenta las complejidades, ya discutidas, que aparecen cuando hay ms de un conjunto de reglas disponibles para que la gente defina el mismo acto. Es ms, la clasificacin hace referencia a tipos de com-

  • 40 OUTSIDERS TIPOS DE DESVIACIN: UN MODELO SECUENCIAL 41

    Las otras dos posibilidades revisten mayor inters. En la situacin de falsa acusacin, la persona es vista por los otros como autor de una accin impropia, aunque de hecho no sea el caso. Las falsas acusaciones sin duda ocurren, y hasta en la corte de justicia, donde la persona est protegida por las leyes del debido proceso y la evi-dencia. Probablemente sean mucho ms usuales en entornos no legales, donde los procedimientos no estn salvaguardados.

    Encontramos un tipo de caso todava ms interesante en el otro extremo: la desviacin secreta. Aqu, se ha cometido un acto inco-rrecto pero nadie lo advierte, o nadie reacciona como si se tratase de una violacin a la norma. Como en el caso de la falsa acusa-cin, nadie sabe realmente qu tan frecuente es este fenmeno, pero estoy convencido de que el porcentaje es muy alto, mucho ms de lo que podemos siquiera imaginar. Una breve observacin me ha convencido de que esto es as. La mayora de la gente pro-bablemente cree que el fetichismo (y en particular el fetichismo sadomasoquista) es una perversin extraa y poco comn. Hace algunos aos, sin embargo, tuve ocasin de examinar el catlogo de un traficante de fotos pornogrficas realizadas exclusivamente para devotos de esa prctica. El catlogo no contena ninguna foto de desnudos, ni tampoco imgenes del acto sexual en s. Contena, en cambio, pginas y pginas de fotos de muchachas en camisa de fuerza, con botas de cuero de taco alto, muchachas que blandan ltigosjovencitas esposadas y chicas que se daban nalga-das unas a otras. Cada pgina serva como ejemplo de casi ciento veinte fotos similares disponibles. Un clculo rpido me revel que el catlogo ofreca a la venta inmediata alrededor de veinte mil fotos diferentes. La impresin del catlogo en s era de exce-lente calidad y esto, sumado a la cantidad de fotos en venta, indi-caba a las claras que el vendedor tena entre manos un negocio prspero y una clientela muy considerable. No obstante, uno no se cruza con fetichistas del sadomasoquismo todos los das. Obvia-

    portamiento ms que a tipos de personas, a acciones ms que a perso- nalidades. El comportamiento de una misma persona puede obviamente someterse a la norma en algunas actividades y desviarse de ella en otras.

    mente, logran mantener su perversin en secreto ("Todos los en-vos se realizan en sobres sin identificar"). (Vale la pena revisar una discusin sobre este tema en Kilpatrick, 1960, pp. 1-77.)

    Los estudiosos de la homosexualidad tambin han realizado ob-servaciones similares, que revelan que muchos homosexuales lo-gran mantener en secreto su desviacin frente a sus allegados he-terosexuales. Y muchos consumidores de drogas narcticas, como veremos ms adelante, son capaces de ocultar su adiccin a los no consumidores con los que se relacionan.

    Los cuatro tipos tericos de desviacin, que creamos por clasifi-cacin cruzada de los tipos de comportamiento con las respuestas que stos despiertan, tienen la virtud de distinguir entre fenme-nos que difieren en aspectos importantes que por lo general son considerados iguales. Si ignoramos esas diferencias, podemos caer en la falacia de intentar explicar de la misma manera fenmenos distintos, ignorando la posibilidad de que quizs exijan explicacio-nes especficas. Un muchacho que inocentemente integra los mr-genes de un grupo de delincuentes puede ser arrestado cualquier noche como sospechoso, y pasar a figurar en las estadsticas oficia-les como un delincuente, al igual que quienes verdaderamente es-tuvieron involucrados en el delito. Los cientficos sociales que bus-quen elaborar teoras sobre la delincuencia intentarn dar cuenta de su presencia en los registros policiales del mismo modo en que explican la presencia de los otros. 5 Pero se trata de casos distintos, y una misma explicacin no sirve para dar cuenta de ambos.

    MODELOS DE DESVIACIN SIMULTNEOS Y SECUENCIALES

    Discriminar entre los diferentes tipos de desviacin nos ayudar a comprender cmo se origina el comportamiento desviado, pues nos permitir desarrollar un modelo secuencial de la desviacin,

    5 Me ha sido de enorme utilidad la lectura de un trabajo an no publi-cado de John Kitsuse acerca del uso de las estadsticas oficiales en las investigaciones sobre la desviacin.

  • 42 OUTSIDERS

    que contemple las modificaciones que se producen a travs del tiempo. Pero antes de discutir el modelo en s, consideremos las diferencias entre un 'Modelo secuencial y un modelo simultneo del desarrollo de la conducta individual.

    En primera instancia, cabe sealar que casi todas las investiga-ciones sobre la desviacin se ocupan de cuestiones que surgen de concebirla como algo patolgico, vale decir que intentan descu-brir la "etiologa" de la "enfermedad", las causas del comporta-miento indeseado.

    Nuestra investigacin encara el tema con las herramientas del anlisis multivariado. Las tcnicas y herramientas utilizadas por la investigacin social implican siempre la adhesin a ciertos presu-puestos, tanto tericos como metodolgicos, lo que tambin se aplica a esta investigacin. Como seguramente saben quienes lo utilizan, el anlisis multivariado asume que todos los factores que operan para producir el fenmeno estudiado lo hacen simultnea-mente. Intenta descubrir qu variable o combinacin de variables son mejores para "predecir" el comportamiento que se examina. Segn ese modelo, un estudio sobre la delincuencia juvenil inten-tar descubrir si los factores que la generan responden al coefi-ciente intelectual de los jvenes, a la zona en la que viven, al hogar del que proceden, o a una combinacin de todos ellos y muchos otros ms.

    Pero la realidad es que no todos los factores operan al mismo tiempo, y necesitamos un modelo que tenga en cuenta el hecho de que los patrones de comportamiento se desarrollan en una se-cuencia ordenada. Para dar cuenta del consumo de marihuana de una persona y comprender el fenmeno, como veremos luego, debemos considerar una secuencia de etapas, cambios en el com-portamiento del individuo y en su punto de vista sobre su propio accionar. Cada una de esas etapas necesita ser explicada, y lo que puede operar como causa en una determinada etapa de la se-cuencia puede ser irrelevante en otra. El modo en que una per-sona llega a estar en situacin de conseguir marihuana sin dificul-tad necesita un tipo de explicacin, mientras que el hecho de que se decida a experimentar con ella una vez obtenida requiere una explicacin diferente. Y todava es necesaria una explicacin ms,

    TIPOS DE DESVIACIN: UN MODELO SECUENCIAL 43

    a saber, por qu despus de haber experimentado decide seguir consumindola. En cierto sentido, cada explicacin constituye una causa necesaria de ese comportamiento, o sea que no se puede confirmar que alguien sea un consumidor de marihuana si no ha pasado por cada una de esas etapas. Debe tener acceso a la droga, debe experimentar con ella y debe seguir consumindola. La explicacin de cada uno de estos pasos forma parte, por lo tanto, de la explicacin del comportamiento resultante.

    Sin embargo, si se las toma separadamente, las variables que dan cuenta de cada una de esas etapas pueden no distinguir en-tre consumidores y no consumidores. Las variables que predispo-nen a una persona a dar determinado paso pueden no tener efectos sobre ella si no ha llegado a la etapa del proceso donde le es posible dar ese paso. Supongamos, por ejemplo, que uno de los pasos en la formacin de un patrn habitual de consumo el deseo de experimentar con una droga es en realidad el resul-tado de una variable de personalidad o de inclinacin personal, como el apartamiento de las normas convencionales. Esa variable personal de alienacin respecto de la sociedad, no obstante, slo conducir al consumo de la droga en personas que estn en si-tuacin de experimentar con ella por su vinculacin con grupos rn los que se tiene acceso a la droga; quienes poseen esa predis-posicin personal de alienacin de las normas pero no tienen iroga a su disposicin no pueden empezar a experimentar ni :onvertirse por lo tanto en consumidores, por ms alejados que stn de la sociedad. En consecuencia, la alienacin de la socie-lad puede ser una causa necesaria para el consumo de la droga, )ero distingue entre consumidores y no consumidores slo en ina determinada etapa del proceso.

    Una nocin muy til a la hora de desarrollar modelos secuen-iales de los diversos tipos de comportamiento desviado es el de arrera (vanse Hughes, 1958, pp. 56-67, 102-115 y 157-168; Hall, 948, y Becker y Strauss, 1956). Elaborado originalmente para es-adios laborales, el concepto se refiere a la secuencia de movi-Pientos de un puesto de trabajo a otro que hace un individuo ue se desplaza dentro del sistema ocupacional. Es ms, incluye i nocin de "contingencia ocupacional", vale decir, aquellos fac-

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    tores que determinan la movilidad laboral de un puesto a otro. La contingencia ocupacional incluye tanto los hechos objetivos de la estructura social como los cambios en el punto de vista, las moti-vaciones y los deseos del individuo. En los estudios ocupacionales o laborales, utilizamos normalmente este concepto para distinguir entre aquellos que tienen una carrera "exitosa" (como sea que se entienda el xito dentro de esa ocupacin) y los que no. Tambin puede ser utilizado para evaluar los diferentes resultados de las ca-rreras laborales, sin tomar en cuenta su "xito".

    Ese modelo puede ser fcilmente modificado para estudiar las carreras en la desviacin. Al hacer esa modificacin, no debemos confinar nuestro inters a aquellos que siguen una carrera que los conduce a una desviacin cada vez mayor y que finalmente adoptan una identidad y una forma de vida en extremo desviadas. Tambin debemos considerar a quienes tienen un contacto ms espordico con la desviacin, y cuyas carreras los alejan de la forma de vida convencional. En ese sentido, por ejemplo, el estu-dio de los delincuentes juveniles que no llegan a convertirse en criminales adultos puede ensearnos mucho ms que el estudio de los que hacen carrera en el delito.

    En el resto de este captulo, considerar las posibilidades inhe-rentes a un enfoque ocupacional de la desviacin. Luego me de-dicar al estudio de un tipo particular de desviacin: el consumo de marihuana_

    LA CARRERA DEL DESVIADO

    La mayora de las veces, el primer paso de una carrera en la des-viacin es la comisin de un acto de inconformismo, un acto que rompe con un conjunto de normas en particular. Cmo pode-mos explicar la comisin de ese primer acto de disconformidad?

    La gente generalmente piensa que los actos que se desvan de la norma son intencionales. Creen que la persona que comete un acto desviado, incluso por primera vez (y quizs sobre todo esa primera vez), lo hace a propsito, que la intencin puede ser ple-

    namente consciente o no, pero que existe un motivo detrs de su accionar. Ms adelante nos dedicaremos a considerar los casos de inconformidad intencional, pero primero debo sealar que mu-chos actos de inconformismo son cometidos por gente que no te-na la menor intencin de hacerlo, y estos hechos exigen clara-mente una explicacin diferente.

    Los actos desviados no intencionales pueden ser explicados con relativa facilidad, por el simple desconocimiento de la exis-tencia de la norma, o de que fuese aplicable a ese hecho o a esa persona en particular. Pero es necesario explicar ese desconoci-miento. Por qu la persona no sabe que su accionar es inde-bido? Las personas sumamente involucradas en una subcultura en particular (como puede ser una subcultura religiosa o tnica) pueden sencillamente ignorar que no todos actan "de esa ma-nera" y, por lo tanto, incurrir en una falta. De hecho, es posible que existan zonas estructurales de ignorancia sobre ciertas nor-mas en particular. Mary Haas (1951) ha sealado el interesante caso de las palabras tab en diferentes idiomas. Trminos que son perfectamente apropiados en un idioma son "sucios" en otro. De esta forma, una persona que inocentemente utiliza una pala-bra que en su propio idioma es comn, puede advertir que ha es-candalizado y horrorizado a sus interlocutores provenientes de una cultura diferente.

    Al analizar los casos de inconformismo intencional, la gente suele preguntarse por los mviles: por qu esa persona quiere ac-tuar de manera desviada? La pregunta supone que la diferencia bsica entre quienes se desvan de la norma y quienes actan con-forme a ella reside en sus motivaciones. Se han propuesto mu-chas teoras para explicar por qu algunas personas tienen moti-vaciones desviadas y otras no. Las teoras psicolgicas atribuyen la causa de las motivaciones y acciones desviadas a las experiencias tempranas del individuo, que generan necesidades inconscientes que debe satisfacer para conservar su equilibrio. Las teoras socio-lgicas buscan las fuentes de "tensin" socialmente estructuradas, lu-gares en la sociedad que entraan exigencias conflictivas que ha-cen que el individuo busque una manera ilegtima de resolver los problemas que su lugar en la sociedad le presenta. (La famosa