04 - clasicismo - mozart en el último año de su vida

1
Mozart en el último año de su vida: Viena, 7 de julio de 1791 [Para Constanze] [...] Y ahora no desearía más que tener arreglados mis asuntos para poder estar otra vez contigo. ¡No puedes imaginarte lo largo que se me ha hecho el tiempo, todo el tiempo sin ti! No puedo explicarte mis sentimientos, es una especie de vacío que me hace daño, una especie de ansia que nunca se ve satisfecha y por consiguiente nunca cesa; prosigue e incluso crece de día a día. ¡Cuando pienso que en Baden éramos como críos! Y en las horas tristes y aburridas que paso aquí. Ni siquiera mi trabajo me alegra, porque estaba acostumbrado hasta ahora a interrumpirlo y hablar contigo un poco, y ese placer, por desgracia, me es imposible. Si voy al piano y canto algo, tengo que interrumpirme enseguida, mis sentimientos son demasiado fuertes. ¡Basta! Si acabase mis asuntos a esta hora, en la próxima ya no estaría aquí [...] eternamente tú, MOZART Viena, 7 de septiembre de 1791 [Sobre el Réquiem] No puedo apartar de mis ojos la imagen de aquel desconocido. Constantemente me viene a ver para pedirme, impaciente, que le entregue el trabajo. Yo sigo, porque componer me cansa menos que reposar, y porque ya no tengo nada que temer. Noto que esto se acaba, que me muero antes de haber podido disfrutar de mi talento. No se puede cambiar el propio destino, ni nadie puede decidir la medida de sus días. Me tengo que resignar a lo que quiera la Providencia. Ahora ya sólo me queda acabar: éste es mi canto fúnebre y no debo dejarlo imperfecto. MOZART

Upload: profe-de-musica

Post on 06-Jun-2015

192 views

Category:

Documents


2 download

TRANSCRIPT

Page 1: 04 - Clasicismo - Mozart en el último año de su vida

Mozart en el último año de su vida:

Viena, 7 de julio de 1791 [Para Constanze]

[...] Y ahora no desearía más que tener arreglados mis asuntos para poder estar otra vez contigo. ¡No puedes imaginarte lo largo que se me ha hecho el tiempo, todo el tiempo sin ti! No puedo explicarte mis sentimientos, es una especie de vacío que me hace daño, una especie de ansia que nunca se ve satisfecha y por consiguiente nunca cesa; prosigue e incluso crece de día a día. ¡Cuando pienso que en Baden éramos como críos! Y en las horas tristes y aburridas que paso aquí. Ni siquiera mi trabajo me alegra, porque estaba acostumbrado hasta ahora a interrumpirlo y hablar contigo un poco, y ese placer, por desgracia, me es imposible. Si voy al piano y canto algo, tengo que interrumpirme enseguida, mis sentimientos son demasiado fuertes. ¡Basta! Si acabase mis asuntos a esta hora, en la próxima ya no estaría aquí [...] eternamente tú,

MOZART

Viena, 7 de septiembre de 1791 [Sobre el Réquiem]

No puedo apartar de mis ojos la imagen de aquel desconocido. Constantemente me viene a ver para pedirme, impaciente, que le entregue el trabajo. Yo sigo, porque componer me cansa menos que reposar, y porque ya no tengo nada que temer. Noto que esto se acaba, que me muero antes de haber podido disfrutar de mi talento. No se puede cambiar el propio destino, ni nadie puede decidir la medida de sus días. Me tengo que resignar a lo que quiera la Providencia. Ahora ya sólo me queda acabar: éste es mi canto fúnebre y no debo dejarlo imperfecto.

MOZART