wittgenstein ii

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Significado, uso y comunicación: las "Investigaciones filosóficas" de L. Wittgenstein Introducción Como es ampliamente reconocido, la influencia de la obra de Wittgenstein en la filosofía del siglo XX ha sido enorme, especialmente en el mundo anglosajón. La trascendencia de esa obra es tal, que abarca en realidad todas las escuelas y disciplinas filosóficas, desde la filosofía de la lógica y las matemáticas a la teoría del conocimiento y a la metafísica. Incluso se puede calibrar esa influencia en términos de su importancia en la constitución de nuevas disciplinas (o renovación de antiguas), como la filosofía de la mente o la psicología filosófica. Así sucedió con la teoría filosófica del lenguaje que, a impulsos de sus ideas en su segundo periodo filosófico (lo que se conoce como WII o segundo Wittgenstein), fue a contribuir decisivamente al replanteamiento del concepto de lenguaje, replanteamiento ajeno en principio a las tradiciones propiamente lingüísticas, pero que posteriormente ha influido en ellas. Sin embargo, a pesar de que se suele dividir la evolución filosófica de Wittgenstein en periodos, lo primero que es preciso señalar es el carácter global de sus ideas filosóficas. Ni en su segundo periodo, ni en el primero, Wittgenstein estaba interesado en una teoría propiamente lingüística, si se entiende por tal una teoría cuya función fuera describir un presunto sistema de símbolos utilizados en la comunicación humana. Su orientación era estrictamente filosófica: la teoría del lenguaje habría de contribuir a una explicación o solución de problemas referentes a nuestra relación con el mundo. En este sentido es preciso subrayar la esencial continuidad del enfoque metodológico de la filosofía wittgensteniana: cualquier instrumento de análisis o teoría sustantiva fue considerado por él en la medida en que podía aportar claridad a la elucidación del problema central de la fundamentación de nuestro conocimiento del mundo y de nuestras acciones, un problema definido en sus términos modernos esenciales por Kant. Así, la teoría figurativa del Tractatus constituyó, al mismo tiempo, una respuesta al problema de las condiciones necesarias de la representación lingüística de la realidad (de cualquier representación simbólica en general) y una elucidación de la lógica interna del lenguaje natural. Igualmente en su teoría posterior, las reflexiones filosóficas de Wittgenstein tendrán un pie puesto en la filosofía del lenguaje y el otro en diferentes disciplinas filosóficas, como la teoría del conocimiento, la ética o la filosofía de la mente. Así pues, la aportación de L. Wittgenstein a la filosofía del lenguaje, y la filosofía en general, hay que juzgarla desde esta perspectiva: su objetivo no fue puramente lingüístico, sino 'exterior' a la teoría del lenguaje, como sucede, por otra parte, con la obra de Chomsky, una de las más interesantes del siglo XX, desde el punto de vista lingüístico. Por tanto, la contribución de Wittgenstein, especialmente en sus detalles, sólo puede ser cabalmente comprendida cuando se capta su incardinación filosófica, su marco conceptual propio.

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Apunte sobre la segunda etapa en la filosofía de Wittgenstein.

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Significado, uso y comunicacin: las "Investigaciones filosficas" de L. Wittgenstein Introduccin Como es ampliamente reconocido, la influencia de la obra de Wittgenstein en la filosofa del siglo XX ha sido enorme, especialmente en el mundo anglosajn. La trascendencia de esa obra es tal, que abarca en realidad todas las escuelas y disciplinas filosficas, desde la filosofa de la lgica y las matemticas a la teora del conocimiento y a la metafsica. Incluso se puede calibrar esa influencia en trminos de su importancia en la constitucin de nuevas disciplinas (o renovacin de antiguas), como la filosofa de la mente o la psicologa filosfica. As sucedi con la teora filosfica del lenguaje que, a impulsos de sus ideas en su segundo periodo filosfico (lo que se conoce como WII o segundo Wittgenstein), fue a contribuir decisivamente al replanteamiento del concepto de lenguaje, replanteamiento ajeno en principio a las tradiciones propiamente lingsticas, pero que posteriormente ha influido en ellas. Sin embargo, a pesar de que se suele dividir la evolucin filosfica de Wittgenstein en periodos, lo primero que es preciso sealar es el carcter global de sus ideas filosficas. Ni en su segundo periodo, ni en el primero, Wittgenstein estaba interesado en una teora propiamente lingstica, si se entiende por tal una teora cuya funcin fuera describir un presunto sistema de smbolos utilizados en la comunicacin humana. Su orientacin era estrictamente filosfica: la teora del lenguaje habra de contribuir a una explicacin o solucin de problemas referentes a nuestra relacin con el mundo. En este sentido es preciso subrayar la esencial continuidad del enfoque metodolgico de la filosofa wittgensteniana: cualquier instrumento de anlisis o teora sustantiva fue considerado por l en la medida en que poda aportar claridad a la elucidacin del problema central de la fundamentacin de nuestro conocimiento del mundo y de nuestras acciones, un problema definido en sus trminos modernos esenciales por Kant. As, la teora figurativa del Tractatus constituy, al mismo tiempo, una respuesta al problema de las condiciones necesarias de la representacin lingstica de la realidad (de cualquier representacin simblica en general) y una elucidacin de la lgica interna del lenguaje natural. Igualmente en su teora posterior, las reflexiones filosficas de Wittgenstein tendrn un pie puesto en la filosofa del lenguaje y el otro en diferentes disciplinas filosficas, como la teora del conocimiento, la tica o la filosofa de la mente. As pues, la aportacin de L. Wittgenstein a la filosofa del lenguaje, y la filosofa en general, hay que juzgarla desde esta perspectiva: su objetivo no fue puramente lingstico, sino 'exterior' a la teora del lenguaje, como sucede, por otra parte, con la obra de Chomsky, una de las ms interesantes del siglo XX, desde el punto de vista lingstico. Por tanto, la contribucin de Wittgenstein, especialmente en sus detalles, slo puede ser cabalmente comprendida cuando se capta su incardinacin filosfica, su marco conceptual propio. Todo esto no quiere decir, sin embargo, que la evolucin de las teoras del lenguaje de Wittgenstein no pueda exponerse y apreciarse en virtud de sus propiedades intrnsecas. Es ms, seguramente uno de los mayores logros de la filosofa de Wittgenstein, al menos uno de los ms duraderos, sea el de haber enseado a considerar el lenguaje humano bajo un nuevo prisma, como una realidad social y comunicativa en vez de un puro sistema de representacin del mundo y de nuestro conocimiento de l. A pesar de las complejidades que presenta el anlisis de las obras de Wittgenstein en el periodo intermedio entre el Tractatus y las Investigaciones filosficas, la evolucin de su pensamiento se puede narrar de una forma muy general como el abandono de dos ideas caractersticas del Tractatus: a. En primer lugar,la progresivainsatisfaccin acerca deldiagnstico y tratamiento de los problemas filosficos. La idea sobre esos problemas (heredada de Frege y Russell, y compartida por los miembros del Crculo de Viena) es la de que tienen su origen en la imperfeccin del lenguaje natural, siendo el remedio adecuado un anlisis lgico que ponga de relieve, en un lenguaje preciso, inequvoco y construido, la autntica forma lgica del pensamiento. b. En segundo lugar, el progresivo abandono de la idea de que cualquier simbolismo, y en particular el lenguaje natural, debe su virtualidad semitica a su capacidad representadora, reproductora de una realidad simbolizada. Con esta idea, Wittgenstein abandonar asimismo la idea de que la lgica es una condicin posibilitadora de la representacin y la mdula espinal de las relaciones entre la realidad, el pensamiento y el lenguaje. Ninguna evolucin en el pensamiento es repentina, y la de Wittgenstein, que haba de suponer un salto fuera de la tradicin filosfica, lo fue an menos. Las nuevas ideas que iba a exponer en las Investigaciones se fueron abriendo paso poco a poco, quizs desde mediados los aos veinte hasta su regreso a Cambridge en 1937. Esa evolucin est reflejada en las observaciones recogidas en un artculo publicado en 1929, en algunas obras publicadas pstumamente y en los Cuadernos azul y marrn. El primer paso en esa evolucin fue la revisin del concepto de representacin o pintura propuesto en el Tractatus, revisin que le conducira a una concepcin diferente sobre la funcin del lenguaje humano. En el Tractatus, el concepto de representacin es sumamente concreto y unvoco: toda representacin se define por su forma de representacin y su relacin pictrica; dadas stas y conocido el mtodo de proyeccin, podemos determinar unvocamente lo representado. As, si conocemos la forma lgica de una proposicin, podemos determinar el hecho representado sin lugar a error. Sin embargo, ya en (1929) Wittgenstein expres dudas acerca de la univocidad de esa relacin. No slo en el sentido de que el conocimiento del mtodo de proyeccin no asegure un nico resultado, sino tambin en el sentido de que resulta dudoso que los diferentes modos de proyeccin conserven una estructura comn, una forma lgica. Es ms, el mtodo de proyeccin que se emplee en cada ocasin no es comprensible a menos que se den por sabidas ciertas reglas o convenciones de la representacin. Si se ha de concebir el lenguaje natural como una representacin de la realidad, resulta cada vez ms patente que ese lenguaje no dispone de un nico mtodo de proyeccin, sino que las diferentes convenciones (T. 4.002) tcitas movilizadas en su uso determinan una heterogeneidad de mtodos de proyeccin. La conclusin inevitable entonces es que la forma lgica del lenguaje ya no muestra de forma unvoca la de la realidad. As pues, las ideas de Wittgenstein fueron modificndose lentamente a lo largo de los aos veinte y treinta. Fueron adquiriendo una nueva orientacin en las obras intermedias ya mencionadas, perfilndose y profundizndose hasta alcanzar una expresin definitiva en lo que se considera su otra gran aportacin a la filosofa del siglo XX, las Investigaciones filosficas. Nombrar y jugar En el Tractatus Wittgenstein distingua nicamente dos relaciones semnticas, la nominacin y la descripcin figurativa. La primera era propia de las expresiones nominales y la segunda de las proposiciones. A medida que progres su desconfianza en lo expuesto en el Tractatus acerca de la relacin pictrica, Wittgenstein fue abandonando la idea de que stas son las dos nicas funciones semiticas de los signos lingsticos. En efecto, que una expresin nominal denomine realmente un objeto (en el seno de una proposicin) no depende de la propia naturaleza del nombre, sino de factores externos a sus propiedades estrictamente lingsticas. Para decirlo en trminos wittgenstenianos, que un nombre denomine efectivamente un objeto depende de su aplicacin como nombre, y sta no est en una relacin interna con el nombre, sino que es externa a l, puesto que depende de que efectivamente tal nombre sea utilizado en una ocasin concreta, con el propsito de nombrar un objeto. El supuesto de que los nombres refieren a objetos independientemente de los propsitos de su utilizacin, y de que ste es un hecho bsico en el proceso de aprendizaje del lenguaje, es el primero de los cuestionados por Wittgenstein en las Investigaciones. Con ello, Wittgenstein no slo critic tesis por l mantenidas en el Tractatus, sino tambin toda una tradicin filosfica occidental, representada por el texto de Agustn de Hipona que cita, pero que se remonta al menos hasta Platn. De acuerdo con esta tradicin, los signos significan porque estn en lugar de aquello que designan; su significacin consiste en sustituir realidades; comprenderlos equivale a advertir que estn lugar de esas realidades. La nueva teora del lenguaje que Wittgenstein esboz en las Investigaciones consiste pues en la propuesta de un nuevo modo de entender lo que es la significacin de un signo y su comprensin. LaestrategiaseguidaporWittgensteinfuelasiguiente:a.imaginarunconjuntodecircunstancias comunicativas para las que fuera verdadera la imagen tradicional, la concepcin nominativa del lenguaje; b. demostrar que el uso nominativo del lenguaje en esas circunstancias est intrnsecamente unido a ellas, esto es, que slo adquiere sentido en el seno de la situacin descrita; c. mostrar que este hecho, la conexin entre lenguaje y situaciones concretas, no slo es lo que da sentido a la funcin lingstica nominativa, sino tambin a cualquier funcin lingstica, de hecho tantas como (tipos de) situaciones imaginables en que se pueda o deba utilizar el lenguaje. El propsito tras esta estrategia expositiva y argumentativa era claro: demostrar que lo que el Tractatus y la tradicin lingstica consideraban esencial en el lenguaje no lo es en realidad; que constituye una extrapolacin abusiva de un juego semntico muy simple, el de nombrar objetos: 2.Eseconceptof ilosficodelsignificador esideenunaimagenpr imi ti vadelmodoymaner aenquefuncionaellenguaje. Per o t ambin puede decir se que es la imagen de un lenguaje ms pr imiti vo que el nuestr o. 3.Estodebedecir seenmuchoscasosenquesur gelacuestin:Esestar epr esentacinapr opiadaoinapr opiada?La r espuestaesent onces:S,apr opiada,per oslopar aestedominioestr ictament ecir cunscr it o,nopar alat otal idaddeloque pr etendemos r epr esentar . El juego nominativo no tiene un carcter paradigmtico, ni es esencial a la comunicacin lingstica: est al mismo nivel que otras formas de utilizar el lenguaje para la comunicacin. Por otro lado, tampoco el juego nominativo es esencial para el aprendizaje lingstico, ni siquiera primario: 26.Sepiensaqueapr ender ellenguajeconsisteendar nombr esaobjet os,asaber :aser eshumanos,for mascolor es, dolor es,estados de nimo, nmer os,etc. Como se dijo:nombr ares algo simi lara f ijarun r t ulo en una cosa. Se puede llamara esauna pr epar acin par a el uso de una palabr a Per o par a qu es una pr epar acin? De hecho, la imagen tradicional de lo que es aprender un lenguaje implica una circularidad. En efecto, si concebimos que el aprendizaje consiste en pensar (decirse) que ciertas palabras se corresponden con objetos, el propio aprendizaje supone ya una forma de lenguaje, siquiera muy primitivo. Para aprender el lenguaje, el nio ya se ha de dominar alguno. La imagen alternativa que presenta Wittgenstein no excluye el empleo de los juegos elementales como el de la denominacin, pero subraya el aspecto social de tales juegos. Lo esencial es que el nio aprende a nombrar como una forma de comportamiento en un entorno social que le proporciona aprobacin o reprobacin. En este sentido, practicar o dominar tales juegos elementales no es en principio diferente de la adquisicin de otros hbitos o tcnicas que se aprenden en el mismo lecho social. Nombrar no es distinto de otros tipos de acciones no verbales que requieran el adiestramiento social. Cuando el nio aprende a nombrar un objeto no est aprendiendo en realidad lo que es la denominacin. Eso suceder despus, cuando vaya adquiriendo conciencia de la heterogeneidad de los fines para los cuales se puede emplear el lenguaje. Lo que est aprendiendo es una forma (correcta, recompensada) de comportarse respecto a los objetos: 6.Losniossoneducadospar ar ealizar est asacciones,par ausar conellasest aspalabr asypar ar eaccionar asalas palabr as de los dems. Esa forma de comportarse puede crear nexos asociativos; por ejemplo, puede evocar la imagen de lo denominado. Pero es una idea fundamental de las Investigaciones que aprender el significado del nombre no consiste en evocar las correspondientes imgenes o cualquier otro fenmeno mental concomitante. Aprender el significado de una palabra consiste en aprender una forma de conducta que, en diferentes individuos, puede estar asociada a diferentes representaciones o procesos psicolgicos. Pero la referencia a hechos psicolgicos no puede constituir una explicacin de la homogeneidad necesaria para que se produzca la comunicacin. Aunque slo sea en este primer punto, es fcil advertir en qu medida se separ la teora semitica de las Investigaciones de la tradicin y, a decir verdad, de buena parte de las actuales teoras semnticas. Tanto en el caso del racionalismo como del empirismo clsicos, los fenmenos mentales (ideas, impresiones...) desempeaban un papel esencial en la explicacin de los fenmenos semiticos. Concebidosdeunau otra forma,los enunciados (losjuicios)eranla expresindepensamientos, estoes,de representaciones mentales de la realidad. Esas entidades psicolgicas eran el elemento al que se apelaba cuando se quera explicar el sentido y la comprensin del lenguaje, como en la teora semitica de Locke. La comunicacin era concebida como el proceso mediante el cual se hacan llegar las representaciones mentales de un hablante a un auditorio, que a su vez trasmita las suyas. Ese proceso telemental como columna vertebral de la comunicacin es lo que las Investigaciones pusieron en cuestin, proporcionando un conjunto de tesis diferentes que provocaron un vuelco en nuestras concepciones tradicionales sobre el lenguaje. La clave de la nueva concepcin de Wittgenstein es precisamente la nocin general de juego y, en particular, la de juego lingstico o juego de lenguaje. La nocin general de juego desempear el papel de polo con el que contrastar las actividades lingsticas. En las Investigaciones, Wittgenstein se empe en un minucioso anlisis de las propiedades que comparten los juegos y las actividades lingsticas; proyect ciertas propiedades de sas en el comportamiento lingstico, tratando de penetrar en su lgica interna. Se podra decir que Wittgenstein utiliz esa nocin, y las nociones relacionadas con ella, como una metfora radical para entender la comunicacin lingstica, si no fuera porque en muchas ocasiones tal comparacin o proyeccin es concebida y expuesta en una forma excesivamente literal. Hay que tener en cuenta, adems, que Wittgenstein emple la expresin 'juego de lenguaje' con acepciones ligeramente diferentes, ya fuera para designar modelos simplificados de comportamiento lingstico, como ciertos sistemas de comunicacin inventados por l, ya fuera para indicar actividades lingsticas reales, descritas con especificacin de las circunstancias en que se producen: 7. Podemos tambinimaginar nos quetodo el pr oceso del uso de palabr as en eljuegonominat i vo esuno deesos juegos pormedio de los cuales apr enden los nios su lengua mater na. Llamar a est os juegos " juegos de lenguaje"y hablar aveces de un lenguaje pr imit ivo como un juego de lenguaje. Ylospr ocesosdenombr ar laspiedr asyr epet ir laspalabr asdichaspodr anllamar setambinjuegosdelenguaje.Piensa en muchos usos que se hacen de las palabr as en juegos de cor r o. Llamar tambin " juego de lenguaje"al t odo f or mado porel lenguaje y las acciones con las que est entr et ejido. Ello es as porque la nocin de juego no slo tiene un aspecto metodolgicamente descriptivo (nos sirve para describir situaciones), sino tambin una dimensin heurstica: como los modelos simplificados de otros mbitos de la ciencia, nos permite captar con claridad los mecanismos esenciales de los fenmenos que estamos tratando de explicar. Cuando se utiliza la nocin de juego para entender nuestro lenguaje, lo primero que viene a la mente es la multiplicidad de clases de juegos. Sucede lo mismo con nuestro lenguaje? Wittgenstein pens que as era, que se es uno de los rasgos en que son similares los juegos y el lenguaje humano, son internamente heterogneos: 23.Per ocunt osgner osdeor acioneshay?Acasoaser cin,pr eguntayor den?Hayinnumer ablesgner os, innumer ables gner osdif er entesde empleo detodolo que llamamos'signos', 'palabr as', ' or aciones'. Yestamult iplicidadno es algo f ijo, dado deunavez por todas, sino que nuevos t ipos delenguaje, nuevosjuegosde lenguaje, como podemos decir , nacen yotr osenvejecen y se ol vidan. Este es otro de los puntos en que Wittgenstein rechaz explcitamente las tesis del Tractatus y de la tradicin: desde Platn a Frege la denominacin es la funcin semntica paradigmtica, la que establece la conexin esencial entre el lenguaje y la realidad. Sin embargo, de acuerdo con las Investigaciones, la nominacin es un juego de lenguaje ms, a la par con otros que se puedan imaginar o describir. Decir que cualquier expresin nombra algo, afirmacin a la que se podra atribuir cierta capacidad explicativa, no es una aseveracin que tenga mucho contenido. Wittgenstein la compar con la afirmacin de que toda herramienta sirve para modificar algo, introduciendo otra de sus metforas preferidas en este periodo de su pensamiento: 11. Piensa en las her r amient as de una caja de her r amientas: hay un mar ti ll o, unas tenazas, una sier r a, un dest or nil lador , una r egla, un t ar r o de cola, cola, clavos y tor nillos. Tan diver sas como las funciones de esos objet os son las funciones de las palabr as. Captar el papel significativo de una expresin no equivale a ser consciente de algo tan abstracto como su virtualidad denominativa: supone el conocimiento concreto de su funcin en un juego de lenguaje, o en varios. Puede que esa funcin sea efectivamente la de nombrar un objeto, pero se es un juego entre los muchos en que se puede emplear la expresin. Wittgenstein critic en las Investigaciones la concepcin mgica de la denominacin, una concepcin que concibe la conexin establecida entre la palabra y la realidad como un vnculo secreto y esencial: 38. Si no se quier e pr ovocarconfusin, es mejorque no se diga en absolutoque est as palabr as ( 'esto', 'eso') nombr an algo. Y, cur iosamente, se ha dicho una vez de la palabr a 'est o'que es elnombr e genuino. De modo quetodolodems que llamamos'nombr es' lo son slo en un sentido inexacto, apr oximat ivo. Est a ext r aa concepcin pr oviene de una tendencia a sublimarla lgica de nuest r o lenguaje... Est o est conectadoconla concepcindelnombr arcomounpr ocesoocult o,por asdecir lo.Nombr arapar ececomouna extr aa conexin de una palabr a con un objeto... En particular sus crticas estaban dirigidas contra la idea de que existen expresiones lgicamente simples y bsicas en todo lenguaje, que establecen una relacin directa e inefable con la realidad: la teora de los nombres lgicamente propios de B. Russell es una de esas concepciones, pero tambin todas las teoras neoempiristas o neopositivistas que pensaban que exista una forma bsica de enunciados que se refieren a nuestra experiencia inmediata, a la cual habra de poder reducirse otros ms complejos (los lenguajes fisicalistas o fenomenalistas de Russell y Carnap). Para el Wittgenstein de las Investigaciones, la falsa concepcin del lenguaje bsico es fruto de la forma peculiar de equivocarse los filsofos. La confusin filosfica consiste generalmente en extraer una expresin (o conjunto de ellas) del juego de lenguaje en el que tienen su propio sentido, y extrapolarlas a otro mbito distinto, con pretensiones de generalidad o esencialidad: 38.Pueslospr oblemasfilosf icossur gencuandoellenguajehacefi esta.Y ahpodemosfigur ar noscier t amenteque nombr aresalgnact o mentalnotable,casiunbautismodeunobjet o.Ypodemostambindecir lelapalabr a' esto'alobjeto, dir igir lela palabr a; un ext r ao uso de est a palabr a que pr obablemente ocur r a slo al filosofar . Esta ilegtima bsqueda de generalidad es el velo que impide ver la esencial complejidad y heterogeneidad del lenguaje, que no es sino una consecuencia de la heterogeneidad y complejidad de las formas en que vivimos. Vivir el lenguaje La nocin de juego de lenguaje en las Investigaciones es correlativa con la de forma de vida. De hecho estn tan inextricablemente unidas que es imposible explicar una sin recurrir a la otra: 19. Puedeimaginar sefcilmenteunlenguajeque const e sloder denesypar tesde batalla.O unlenguajeque consteslo depr egunt asyde expr esiones deafir macinydenegacin.E innumer ables ot r os. E imaginar unlenguaje significaimaginar unaf or ma de vida. Para empezar, tanto los juegos de lenguaje como las formas de vida que Wittgenstein pone como ejemplos tienen una funcin metodolgica. Estn trados a colacin en la medida en que ilustran mecanismos y conexiones que se dan en las situaciones reales de comunicacin, en general mucho ms complejas. Por muy simples que parezcan, cumplen una misin fundamental en la concepcin wittgensteniana: hacen ver en una forma muy esquematizada la complejidad de nuestros usos lingsticos y la estrecha conexin que tienen stos con nuestras acciones sociales: 130.Nuestr osclar osysimplesjuegosdelenguajenosonestudiospr epar at or iospar aunafutur ar eglamentacindel lenguaje...Losjuegosdellenguajeest nmsbienahcomoobjetosdecompar acinquedebenar r ojar luzsobr elascondicionesde nuestr o lenguaje porva de semejanza y desemejanza. No quiere esto decir que pongan de relieve ninguna 'esencia' o lgica interna del lenguaje, general a todos los usos lingsticos. Nada ms contrario ni que ms repugne a Wittgenstein en esta etapa que el ansia de generalidad. Los juegos de lenguaje mencionados no son sino una muestra de la inabarcabilidad de las formas en que utilizamos realmente el lenguaje. Ponen de relieve ante todo que, cuando preguntamos por el significado de una expresin, es intil que demos vueltas tratando de encontrar una realidad (un objeto, un hecho) a que corresponda la expresin. Luchar contra esa imagen, la de que existe un reino de objetos no lingsticos y otro de expresiones lingsticas, y que la significacin consiste en la relacin entre ambos mbitos, es uno de los principales propsitos de las Investigaciones. La declaracin emblemtica de la concepcin que all expone Wittgenstein es que el significado no es una cosa, sino un uso: 43. Par auna gr an clase de casos deut ilizacinde la palabr a 'signif icado' (aunqueno par a todoslos casos de suut ilizacin) puede explicar se est a palabr a as: el signif icado de una palabr a es su uso en el lenguaje. La nocin de uso lingstico ha recibido mltiples y matizadas interpretaciones, pero lo que es claro es que no es ningn objeto. Un ejemplo de Wittgenstein aclara suficientemente este punto (en Investigaciones, 31). Supongamos que alguien quiere explicar el significado de una determinada pieza en el juego de ajedrez. Para ello, seala la pieza y dice 'ste es el rey'. Ha expresado (explicado, definido) con ello el significado de la pieza? Consiste ese significado en representar un rey (abstracto, genrico)? Evidentemente, no. Aunque se d por supuesto que el interlocutor conoce un buen nmero de cosas (por ejemplo, que se trata de la pieza de un juego, no de una figurita de un beln), la pretendida explicacin no es tal. Es preciso que se haga mencin de cul es la funcin de la pieza en el juego, esto es, que se describa su papel en el juego, sus movimientos, su relacin con las dems fichas, etc. Slo entonces se habr producido una explicacin: cuando se haya descrito de forma suficiente la actividad (el juego) de que forma parte. Lo mismo sucede con las expresiones lingsticas: una explicacin de su significado tambin implica una descripcin de actividades humanas, una especificacin de su funcin en una determinada forma de vida. La explicacin del significado de 'Jaque!' no puede consistir en sealar una determinada posicin de las fichas de ajedrez en el tablero, ni mucho menos indicar un estado mental de quien profiere la expresin; tal expresin tiene sentido slo cuando aclaramos cul es su papel dentro del juego, el del ajedrez, por ejemplo. La declaracin de Wittgenstein de que existen incontables tipos de oraciones, innumerables formas en que podemos utilizar las oraciones puede resultar chocante; parece poco respetuosa con evidentes hechos gramaticales. Pero es preciso entender esa aseveracin en el contexto de lo que es una explicacin del significado. Desde el punto de vista gramatical, existen varios tipos de oraciones que se distinguen por caractersticas estructurales; pero lo que es importante para Wittgenstein es dilucidar si los tipos de oraciones determinan tipos de significado, clases homogneas de uso. La respuesta es rotundamente negativa: las aparentes homogeneidades estructurales esconden una infinita variedad de usos, unas indeterminadas posibilidades de que tales oraciones entren a formar parte de juegos lingsticos. Lo interesante entonces, en la medida en que queramos entender cmo funciona el lenguaje, es que los aspectos gramaticales o estructurales de la oracin (la 'gramtica superficial' en la acepcin de Wittgenstein) no determinan su significado. Suponiendo que slo existieran oraciones indicativas, interrogativas e imperativas, supondra eso que lo nico que podemos hacer es realizar afirmaciones, preguntas o mandatos? No, podemos efectuar infinidad de (tipos de) acciones que, entretejidas, constituyen nuestra vida social y comunicativa. Cuando se concibe de este modo el lenguaje, como algo que se hace en el seno de una comunidad, la apertura y la historicidad de la vida social se trasladan al propio lenguaje. No slo existe la libertad de inventar y vivir nuevas formas de comunicacin que den lugar a nuevos juegos de lenguaje, a nuevos significados; tambin es preciso considerar el lenguaje bajo la ptica de la historia, como la acumulacin de formas de vida inventadas, practicadas, quizs ya olvidadas. No slo el lenguaje no determina la realidad, tampoco determina la vida. El imperio de las reglas El concepto clave que permite entender la concepcin lingstica general del segundo Wittgenstein es el de regla. En realidad, se trata de un concepto fundamental no solamente para la propia teora del lenguaje, sino para las ciencias sociales en general o, como tambin se suele decir, para las ciencias simblicas. Lo primero que hay que advertir es que el mismo concepto es objeto de una indeterminacin que, segn Wittgenstein, es propia de todos los trminos generales, e incluso de los nombres propios. 79. Si se dice 'Moiss no existi', eso puede significar las cosas ms diversas. Puede querer decir: los israelitas no tuvieron slo un caudillo cuando salieron de Egipto (o su caudillo no se llamaba 'Moiss') o no existi ninguna persona que haya realizado todo lo que la Biblia relata de Moiss, etc., etc... Segn asumamos una u otra definicin (de 'Moiss') la proposicin 'Moiss existi' recibe un sentido distinto y lo mismo toda otra proposicin que trate de Moiss. Puesto que la tesis general que Wittgenstein mantuvo es que la fuente de donde mana el sentido de nuestros trminos es funcional, esto es, relativa al contexto de la forma de vida de la que participan, el significado de un trmino no puede constituir una realidad fija, sino que es esencialmente abierto. As sucede con el trmino 'regla'. Existen muchas clases de reglas o, si se prefiere, numerosas acepciones del trmino 'regla': 54. Pensemos en qu casos decimos que un juego se juega segn una r egla definida! Lar eglapuedeser unr ecur sodelainstr uccineneljuego.Selecomunicaalapr endizyseledasuaplicacin.O esuna her r amientadeljuegomismo.O unar eglanoencuent r aaplicacinnienlainstr uccinnieneljuegomismo;niesest ablecidaenun catlogoder eglas. Seapr ende eljuego obser vandocmojueganotr os. Per odecimos que sejuegasegnt alesy cuales r eglaspor que un espect adorpuede extr aeresas r eglas de la pr ct ica del juego, como una ley nat ur al que sigue el desar r ollo del juego. Por tanto, cualquier anlisis del concepto en cuestin no ha de pretender sacar a la luz una esencia o ncleo general a todas las muestras de reglas que se nos ocurran. En concreto, es posible que las reglas lingsticas no tengan mucho que ver con otros tipos de reglas. De hecho, la concepcin lingstica de Wittgenstein en el Tractatus tambin estaba basada en una nocin particular de regla, la que forma parte de un clculo, esto es, una regla lgica que es parte constituyente de un sistema y que se aplica de forma determinista, tanto en cuanto a las condiciones que especifican cundo hay que aplicarla, como en cuanto al resultado de su aplicacin. Esta es una nocin de regla que Wittgenstein rechazaexplcitamenteenlasInvestigacionescomomodelooparadigmadereglalingstica.Parael segundo Wittgenstein, las reglas lingsticas son ante todo reglas de uso lingstico, esto es, reglas que rigen la correcta aplicacin de los trminos en relacin con situaciones comunicativas concretas. Delimitan, como las reglas lgicas del Tractatus, el mbito de lo que tiene sentido, pero se diferencian de ellas en su variedad y en su contingencia. Las reglas de uso lingstico pueden admitirdiferentes modalidades deformulacinoenunciacin(ostensin, elucidacin,parfrasis, ilustracin mediante ejemplos... todos los movimientos admitidos en el juego de explicar el significado) y no son universales, sino relativas a comunidades de comunicacin concretas. Tampoco son homogneas en el sentido de adoptar una misma forma o ser reducibles a un mismo tipo de formulacin. Guardan entre s lo que Wittgenstein denomin un aire de familia, esto es, relaciones de parecido o similaridad no transitivas (Ase parece a B en , B se parece a C en , y A no se parece a C). Se puede decir de ellas que constituyen un conjunto, pero no un sistema: 108. Reconocemosqueloquellamamos ' pr oposicin'y'lenguaje'no esla unidadfor malqueimagine, sino queeslafamil ia de est r uctur as ms o menos empar entadas entr e s. A diferencia de la sintaxis lgica del Tractatus, el entramado de las reglas de uso lingstico, lo que Wittgenstein denomin 'gramtica' en las Investigaciones no es una totalidad estructurada internamente por propiedades formales ni genera una realidad homognea: 65. Envez deindicaralgoque sea comn a todoloque llamamoslenguaj e,digoque nohay nada en absoluto comna est os fenmenos porlo cual empleamos la misma palabr a par a todos, sino que estn empar ent ados ent r e s de muchas maner as difer entes. Y a causa de este par ent esco, o de estos par ent escos, los llamamos a todos 'lenguaje'. A diferencia igualmente de la lgica del Tractatus, la gramtica de las Investigaciones no es trascendental. Por supuesto, el papel delas reglas es el deinducir regularidades en la conducta que posibiliten la comunicacin. Siempre que una actividad est regulada, existe una homogeneidad en la conducta de los que participan en ella (no es necesariamente cierto lo inverso). El lenguaje exige esa homogeneidad. Por otro lado, el concepto de regularidad est lgicamente unido al de identidad (relativa): cuando afirmamos que existe una regularidad, queremos decir que se produce una misma conducta o que se hace lo mismo. Por eso, el anlisis del concepto de regla implica el anlisis de la identidad de conductas y una respuesta a una eventual postura escptica acerca de la observancia de reglas. La primera parte del anlisis consiste pues en una elucidacin de lo que es observar una regla y de la conexin que se establece entre creencias y conducta, si es que es sa la forma correcta de concebir la observancia de reglas. En cambio, la segunda parte entraa una especie de argumento trascendental: consiste en la demostracin de que la observancia de reglas es necesariamente un proceso pblico, controlable y valorable intersubjetivamente. Esta segunda parte constituy el archiconocido argumento de Wittgenstein en contra del lenguaje privado, una nocin que hacen viable e incluso entraan diversas posiciones filosficas. En cuanto a lo primero, el anlisis de la observancia de reglas, Wittgenstein concluy que seguir una regla ha deconceptualizarsecomounaprctica.Antetodo,esprecisodistinguircuidadosamenteentrelasreglasylas formulaciones de reglas, sin confundir stas con aqullas. En realidad, el hecho de que una expresin sea considerada como la formulacin de una regla depende de la forma en que se use la expresin, no de ninguna propiedad de la expresin misma (como su estructura condicional, por ejemplo). En segundo lugar, tampoco hay que confundir la regla con lo expresado por la formulacin de la regla. No slo ello conducira a un platonismo desaforado, que admitira un reino ideal de entidades abstractas como las reglas, sino que adems conducira a un callejn sin salida. En efecto, de acuerdo con el anlisis de Wittgenstein, si la regla es lo que la formulacin expresa, la regla es el resultado de interpretar esa formulacin. Pero, cules son los criterios que determinan la interpretacin correcta? Uno podra sentirse tentado a responder: la conducta. Pero Wittgenstein se adelant observando que toda regla se puede interpretar de tal modo que concuerde con la conducta: 198.Per ocmopuedeunar eglaensear meloquetengoquehacer enestelugar ?Cualquier cosaquehagaes,segn alguna int er pr etacin, compat ible con la r egla... 201. Nuest r a par adojaer a sta:unar eglanopodadet er minar ningn cur sodeaccinpor quetodo cur so de accin puede hacer seconcor dar conlar egla.Lar espuestaer a:sit odopuedehacer seconcor dar conlar egla,entoncest ambinpuedehacer se discor dar . De donde no habr a concor dancia ni desacuer do. Adems, si se distingue entre la regla y su aplicacin, se abre una especie de regreso al infinito: para saber cundo es correcta la aplicacin de una regla, deberamos dominar otra regla, para aplicar la cual nos sera precisa una orden superior, y as sucesivamente. Es preciso concebir las reglas de forma que sean inseparables de sus aplicaciones, esto es, hay que pensarlas como prcticas sociales, objeto de adiestramiento y de transmisin cultural. De esta conclusin, que las reglas son prcticas sociales, instituciones, Wittgenstein extrajo dos importantes consecuencias: a. Seguir una regla es diferente, e independiente, de pensar que se sigue una regla: 202.Por t ant o'seguir unar egla'esunapr ct ica.Y cr eer seguir lar eglanoesseguir lar egla.Y por tant onosepuede seguir' pr ivadamente'la r egla, por que de lo cont r ar io cr eerseguirla r egla ser a lo mismo que seguirla r egla. b. No se puede seguir una regla privadamente: 199. No puede haberslo una nica vez en que unhombr e sigauna r egla. No puede haberslo una nica vez en que se haga uninfor me,seduna or den,osela ent ienda, etc. Seguirunar egla, haceruninfor me, dar una or den,jugarunapar t ida deajedr ez, son costumbr es ( usos, inst it uciones). El concepto de observancia de una regla es lgicamente inseparable del concepto de correccin. Como afirm Wittgenstein, es consustancial a la gramtica de 'regla', a las condiciones que definen el uso de esa expresin, que podamos enjuiciar y estar de acuerdo en que alguien (incluso nosotros mismos) estamos observando una regla. As es como en muchas ocasiones explicamos la conducta nuestra y de los dems. Y es una explicacin precisamente porque es parcial, esto es, porque no se aplica correctamente a todas nuestras acciones. Pero, si la observancia de una regla fuera lo mismo que la creencia de que se sigue la regla, la posibilidad de desacuerdo, evaluacin o correccin desaparecera. Siempre podra existir una regla en concordancia con la conducta, porque bastara imaginarla, tanto da que fuera antes de la realizacin de la accin (deliberacin) como despus (justificacin o racionalizacin). Algunas reglas de este tipo, si no todas, habran de ser reglas privadas, reglas cuya existencia fuera operativa slo para un individuo, que tendra un acceso privilegiado y exclusivo a su conocimiento: 243.Per oser atambinimaginableunlenguajeenelqueunopudier aanot ar oexpr esar susvi venciasint er nas,sus sent imientos, est ados de nimo,etc.,par a su uso pr opio? Es que no podemoshacer lo en nuestr o lenguaje or dinar io? Per o no es esolo quequier odecir .Laspalabr asdeestelenguajedebenr ef er ir sealoqueslopuedeser conocidopor elhablante,asussensaciones inmediat as, pr i vadas. Otr o no puede, portant o, entenderese lenguaje. En este contexto, Wittgenstein discuti el significado de los trminos que refieren a sensaciones: si existen reglas privadas, las que regulan el uso de trminos como 'dolor' son perfectas candidatas. De hecho, numerosas teoras filosficas mantienen que el significado de los trminos consiste en referir a 'sensaciones' privadas. Ciertamente todas las sensaciones son privadas en un sentido general: slo yo puedo tener mi dolor (sin que tenga sentido dudar de l), pero tambin slo yo puedo experimentar esa sensacin de rojo, cuando veo algo de ese color. Mi sensacin de color es tan inaccesible a los dems como mi dolor de hgado. Si lo que diera significado a los trminos que uso fueran mis sensaciones particulares (muestras de dolor, de rojo, de mesa...), el significado sera privado, de mi lenguaje, el lenguaje que slo yo conozco. Tal lenguaje sera incorregible en dos sentidos: a. no podra dudar de la correccin de mi aplicacin de una regla privada, y b. ninguna otra persona sera capaz de decir si utilizo correctamente el lenguaje, o me equivoco. Ahora bien, como la observancia de una regla implica poder decir si se sigue o no, esto es, criterios de correccin, el hipottico lenguaje privado no puede consistir en la aplicacin de reglas, carece de reglas, es un absurdo lgico. La alternativa que ofreci Wittgenstein fue la de considerar el uso de los trminos de sensaciones (de todos los trminos en general) como una forma ms de manifestacin de esas sensaciones, esto es, como una prctica aprendida para expresar tales sensaciones: 244.Laspalabr asseconectanconlasensacinpr imi tiva,nat ur aldelasensacinyseponenensulugar .Unnioseha last imadoygr ita;luegolosadult oslehablanyleenseanexclamacionesymst ar deor aciones.Ellosleenseanalniounanueva conducta de dolor . Como tal prctica no slo est sujeta a criterios de correccin, sino que tambin posibilita la mentira y el fingimiento (en el lenguaje privado se da la paradoja de que se miente mediante palabras sin significado). Como tal prctica, es pblica y observable; est ntimamente entretejida con otros actos y, lo que es ms importante, desde el punto de vista filosfico, es independiente tanto del mbito platnico de los objetos ideales como del cartesiano de las representaciones mentales. Como Bouveresse (1976) ha afirmado atinadamente, la concepcin del lenguaje de las Investigaciones rescat al significado del mito de la interioridad. Sobre la observancia de reglas lingsticas: Chomsky vs. Wittgenstein-Kripke No es fcil trazar una distincin precisa (un conjunto de caractersticas definitorias) entre las reglas para la utilizacin apropiada o correcta del lenguaje, y las reglas lingsticas sin ms. Sin embargo, es una distincin que parece intuitivamente inmediata, en el sentido de que todos podemos pensar casos en que tal distincin resulta patente. Por ejemplo, todos sabemos que es una regla de la lengua espaola (y de otras muchas) que el predicado de una oracin ha de concordar en el nmero y la persona con el sujeto de la oracin, de tal modo que se viola la regla si se profiere 'Quedan clausurados los congresos'. Pero resulta una violacin muy diferente proferir 'Queda clausurado el congreso', cuando lo que se pretende es declarar su inicio. La utilizacin de esta expresin lingstica es inapropiada o incorrecta en un sentido muy distinto al del ejemplo de la falta de concordancia que se mencionaba. Una forma rpida de zanjar la cuestin podra ser la siguiente: las reglas lingsticas son reglas que regulan la combinatoria de las expresiones de una lengua. Son reglas que establecen qu tipos de expresiones se pueden formar, especificando por tanto la estructura de esa lengua. La violacin de tales reglas da como resultado una conducta que es lingsticamente incorrecta en el siguiente sentido: no produce una expresin gramatical de la lengua. De alguien que incurra en una de estas violaciones se puede decir justificadamente que no est hablando la lengua en cuestin. De alguien que no haga correctamente las concordancias previstas por las reglas entre el sujeto y el predicado de una oracin se puede afirmar que no habla en espaol. Por el contrario, las reglas del uso lingstico hacen referencia a otro tipo de combinatoria, si es que se puede denominar as, la que establece en qu ocasiones son adecuadas las proferencias lingsticas. Adecuadas en el doble sentido de (a) expresar adecuadamente las intenciones del hablante (la intencin de decir X, en particular) y (b) facilitar una interpretacin correcta de esas expresiones. La combinatoria determinada por este tipo de reglas no es, por tanto, una combinatoria interna a la lengua (en el sentido de establecer relaciones entre expresiones lingsticas), sino externa, en el sentido de establecer conexiones entre entidades lingsticas y extralingsticas. Las entidades lingsticas consisten en proferencias lingsticas, las entidades observables que son la materia prima del lingista y del filsofo del lenguaje. En cambio, las extralingsticas estn conformadas por objetos, hechos, situaciones, contextos, o como se los prefiera denominar, e interesan seguramente tanto al filsofo del lenguaje como al psiclogo o al socilogo. La violacin de esta segunda combinatoria, externa, produce consecuencias muy diferentes de las que causa la violacin de las reglas lingsticas. Tales consecuencias son de muy diferentes clases, como han destacado algunos filsofos del lenguaje, como Austin, pero en cualquier caso no se podr afirmar que quien incurre en una violacin de esta ndole no habla, o deja de hablar, la lengua en cuestin. Volviendo al ejemplo utilizado, la proferencia de 'queda clausurado el congreso' es una proferencia estructuralmente correcta, internamente irreprochable, pero inapropiada para inaugurar un congreso. En la discusin que sigue vamos a partir de dos supuestos de idealizacin: en primer lugar, el de que las teoras semntica y pragmtica contemporneas describen efectivamente los conjuntos de reglas de uso lingstico en el sentido anteriormente mencionado, esto es, las reglas que regulan las relaciones de propiedad o adecuacin entre las proferencias lingsticas y las entidades extralingsticas. Aunque estas teoras distan mucho de ser homogneas, u homogneamente interpretadas, el supuesto no es excesivo si se tiene en cuenta que se introduce more argumento, y no conlleva ninguna aseveracin especfica sobre su contenido. Otro tanto ocurre con el segundo supuesto asumido, que la teora lingstica generativa, en los diferentes sabores en que viene servida en la actualidad, constituye una descripcin de las reglas lingsticas en el primer sentido, interno, que se mencion anteriormente. Unaconsecuenciaqueesprecisoextraer,sisequiererespetarladistincinexpuesta,esquelas competencias correspondientes, las que habilitan para el uso de uno y otro tipo de reglas, son en principio diferentes, y por tanto diferenciables con arreglo a determinados criterios. Chomsky se refiri a esta consecuencia al afirmar 'que lo que llamamos vagamente el conocimientodel lenguajeinvolucra, en primer trmino, el conocimiento de la gramtica; y que de hechoellenguajees un conceptoderivado ytal veznomuyinteresante.Hesugerido ademsotrossistemas cognoscitivosqueinteractanconlagramtica:sistemasconceptualesconpropiedadesespecficasyprincipios organizativos que pueden ser muy distintos de la facultad lingstica computacional. La competencia pragmtica pudiera ser un sistema cognoscitivo distinto de la competencia gramatical y con una estructura diferente' (Chomsky, 1980). Asimismo, si admitimos que la propia nocin de competencia depende de la de observancia de una regla, concluiremos que observar o seguir uno u otro tipo de reglas resulta algo diferente. Una cosa ser observar las reglas 'gramaticales' (en sentido amplio, no tcnico), y otra diferente seguir las reglas para el empleo adecuado de las expresiones, adecuado en cuanto a su aplicacin para conseguir nuestro fines comunicativos. Igualmente, si deseamos dar el paso de atribuir conocimiento de reglas a quien es competente en una lengua y en su uso, ser forzoso distinguir entre la atribucin de conocimiento lingstico en el sentido gramatical, y atribucin de conocimiento del uso de la lengua. Teniendo presente la concepcin wittgensteniana de lo que es la observancia de reglas, se puede uno preguntar las razones de introducir tales distinciones. Al fin y al cabo, la paradoja que Wittgenstein plante y su 'solucin escptica', parecen afectar a la observancia de reglas en general, sean stas de la ndole que sean. As, si bien fueron ilustradas con ejemplos pertenecientes al segundo tipo, externo (reglas de la aplicacin de trminos que designan funciones matemticas o sensaciones), tambin pueden poner en cuestin las pertenecientes al primer tipo, las reglas estrictamente gramaticales. Ahora bien, es necesario introducir este tipo de distinciones si se quiere respetar el marco de la concepcin en que Chomsky (1986) rechaza la solucin wittgensteniana a la paradoja sobre el seguimiento de reglas. Puesto que a Chomsky le interesa primariamente lo que la concepcin wittgensteniana pueda implicar acerca del conocimiento de la gramtica, y secundariamente lo que pueda suponer acerca de otros 'mdulos' cognitivos, o acerca del conocimiento en general. Y sabido es que Chomsky tiene una concepcin particular acerca de lo que supone que un hablante/oyente tenga conocimiento de su lengua materna, conocimiento que no encaja en las divisiones tradicionales de la epistemologa contempornea. Wittgenstein nunca consider en concreto el conocimiento gramatical (ni en el sentido chomskiano ni en otro) como un conocimiento al que se aplicara paradigmticamente su concepcin sobre lo que es seguir una regla, aunque en sus obras se pueden hallar numerosos ejemplos de conocimiento en que es preciso combinar el conocimiento lingstico con 'otros sistemas conceptuales', como por ejemplo en el caso de la aplicacin de trminos. Pero las consecuencias de la concepcin wittgensteniana son ms generales de lo que se podra suponer por la ndole de los ejemplos utilizados por l. Afectan en general a la naturaleza de las explicaciones de la conducta en general, y de la lingstica en particular, y es en esa medida en que Chomsky dese considerarla. Por tanto, la discusin se ha de situar no en los ejemplos suscitados por el propio Wittgenstein, sino en la concepcin chomskiana de lo que es conocimiento gramatical y su relacin con la observancia de reglas. Chomsky, en su anlisis de lo que comporta la utilizacin de reglas, distingue entre su utilizacin normal, en la vida cotidiana, y su uso por parte de los cientficos como recurso explicativo. En nuestra conducta habitual, la atribucin de reglas a los dems, la atribucin de observancia de reglas mediante la conducta, tiene al menos dos funciones: en primer lugar, una funcin cognitiva, esto es, una funcin que nos permite comprender la conducta de nuestros congneres. En segundo lugar, la atribucin de reglas tiene una funcin social, nos permite prever la conducta de los dems y, en este sentido, ordenar nuestra propia accin con respecto a esa previsin. Ambas funciones no son autnomas, sino que estn ntimamente relacionadas. Por otro lado, en cuanto cientficos, tratamos de describir o explicar la conducta de los individuos (o los fenmenos naturales, para lo que es el caso) apelando a sistemas de reglas. En primer lugar, suponemos que la descripcin en trminos de reglas capta adecuadamente el significado de la conducta, aunque esa descripcin puede expresarse en diferentes niveles de abstraccin, de detalle, etc. En segundo lugar, suponemos que la conexin entre la regla y la conducta es de tal naturaleza que permite explicar sta. No es necesario precisar en este momento si hay que entender tal conexin como causal, o si hay que entender la causalidad en un sentido no ortodoxo para dar cuenta de la conexin entre la regla y el hecho que presuntamente explica. Como se puede colegir fcilmente, la distincin entre las funciones comunes y especializadas de la atribucin de reglas no son tan lejanas como pudiera parecer. En concreto, se puede argumentar que comprender no es sino una forma de referirse a la captacin del significado, por lo menos en lo que atae a la conducta humana. Y prever un comportamiento parece requerir por su parte la postulacin de una conexin tal entre la regla y la conducta que legitime esa prediccin. Es posible que la diferencia sea por tanto de grado ms que de naturaleza, que las tcnicas empleadas por el cientfico para la averiguacin del significado de las acciones y su inclusin en sistemas de reglas no sean sino un refinamiento de los procedimientos cotidianos mediante los cuales logramos entender la estructura social en la que vivimos y encajar nuestra propia conducta en ella. As pareci entenderlo Chomsky, puesto que su rechazo de la solucin de Wittgenstein abarca tanto a una como a otra dimensin. En cuanto a la vida cotidiana, Chomsky consider que la hiptesis de Wittgenstein sobre la forma en que atribuimos reglas no es ni siquiera descriptivamente adecuada, dejando fueramuchoscasosintuitivamenteclaros.Encuantoalaprcticacientfica,segnChomsky,laconcepcin wittgensteniana no slo es descriptivamente incorrecta, sino que ni siquiera da cuenta de los ms bsicos mecanismos explicativos empleados por los cientficos. En la lingstica, la actividad paradigmtica del cientfico es precisamente la postulacin de reglas. Las gramticas propuestas por el lingista para explicar aspectos de la conducta lingstica de los hablantes/oyentes de una lengua no son sino sistemas de reglas ideados por el lingista para dar cuenta de sus propiedades. La nocin de regla ocupa pues un lugar central en la lingstica, de tal modo que la concepcin wittgensteniana afecta a los propios fundamentos de la disciplina, independientemente del paradigma que se suscriba. No obstante, conviene sealar en particular cules son las principales concepciones metodolgicas y epistemolgicas chomskianas, pues son ellas las que resultan particularmente afectadas por las consecuencias de las tesis de Wittgenstein sobre la observancia y atribucin de reglas. Aunque, como es natural, Wittgenstein jams se ocupara de la lingstica generativa, sta parece constituir una teora que trata de proporcionar explicaciones que quedan especficamente excluidas por las tesis del filsofo viens. La lingstica generativa, en su versin chomskiana, parece ilustrar todas las falacias y errores que Wittgenstein trat de prescribir en filosofa. En su discusin sobre la concepcin wittgensteniana sobre la observancia de reglas, Chomsky se basa en el anlisis de Kripke (1982), y no en los propios textos de Wittgenstein, pero ello no introduce alteraciones importantes, puesto que sus objeciones son de tipo general, y van ms all de la simple exgesis textual. Para Chomsky, el problema importante que plantea Wittgenstein es el de la legitimidad de la atribucin de reglas. Su anlisis se centra pues en las condiciones que pueden justificar esa atribucin, y no en la presunta necesidad de dotar de fundamentacin a la observancia de reglas. De hecho, Chomsky no cree que sea necesario dar una respuesta a las dudas del escptico wittgensteniano. Es posible que mi conducta infradetermine la presunta regla que creo estar siguiendo y que, en realidad, est siguiendo R' y no R, pero ello puede no ser sino el resultado de mi constitucin: Sque27+5=32,queestoesunamesa,queenunadeter minadaor acinunpr onombr enopuededependerr efer encialmentedeunsint agma nominaldet er minado,yas sucesi vament e,comoconsecuenciade conocer r eglasque sigo( o queno sigopor algunar azn,quizspor eleccin,dandoent oncesr espuestaser r neas).Per ocar ezcodefundamentacinpar ami conocimient o, en un sent ido gener al del t r mino, y no tengo r azones par a seguirlas r eglas, me limi to a hacer lo (Chomsky, 1986).Luego da lo mismo si mi aplicacin de una regla supone o no un 'salto en el vaco' en ese sentido. No existen reglas ms bsicas sobre las que fundamentar o justificar el seguimiento de reglas: el nico hecho bsico es la propia constitucin biolgica del ser humano, pero la existencia de tal constitucin no garantiza una fundamentacin en el sentido requerido por el escptico ideado por Wittgenstein. Ahora bien, el problema para el lingista se plantea a la hora de atribuir observancia de reglas: en cuanto terico, el lingista ha de disponer de procedimientos para justificar sus atribuciones de reglas a los hablantes de una lengua. En particular, teniendo en cuenta el hecho de quelos sistemas de reglas pueden ser extensionalmente equivalentes, ha de poder disponer de criterios que le permitan escoger entre uno y otro sistema de reglas. En realidad, su problema no es sino una versin especializada de los problemas de la atribucin, y justificacin de esa atribucin, de reglas en la conducta cotidiana. Segn Chomsky la atribucin y justificacin no se ajustan a lo prescrito por la concepcin de Wittgenstein. Segn sta (en la versin de Chomsky), es preciso que se den dos condiciones para que la atribucin de Ra Xest justificada: a. que X se comporte del modo en que se prev al atribuirle R. Por otro lado, es preciso b. que tal atribucin suponga una 'introduccin' en la comunidad a que pertenece el atribuyente. Ello es as porque lacomunidadat r ibuyeunconcepto(unar egla)aunindividuoenlamedidaenquel( oella)se adecuanalaconduct adelacomunidad,asu' for madevida'...laat r ibucindelaconduct aconsist enteenseguir unar eglaexigela r efer encia a las pr ct icas de una comunidad, porlo que no puede haber'lenguaje pr ivado' (Chomsky, 1986). En consecuencia, esta concepcin contradice directamente el supuesto metodolgico individualista de la lingstica generativa. De acuerdo con ese supuesto, la atribucin de reglas lingsticas a un individuo (aunque sea un individuo abstracto como el hablante/oyente ideal) es independiente de su pertenencia a una comunidad de hablantes de la misma lengua. En ese sentido, la metodologa generativa no excluye, como lo hace la concepcin wittgensteniana, la posibilidad de un lenguaje privado. En la concepcin de Wittgenstein, la posibilidad del lenguaje privado est excluida porque se viola tanto la condicin a. como la b. sobre la atribucin de reglas: por una parte, no existen, ex hipothesi, miembros de una comunidad con los que la conducta de Xcoincidira (puesto que X habla un lenguaje privado) y, por tanto, no sera posible a fortiori la incorporacin a ninguna comunidad. Ahora bien, segn Chomsky, las condiciones de Wittgenstein no consiguen dar cuenta de casos normales en que intuitivamente consideramos justificada la atribucin de reglas; 'normales' en el sentido de no ser atribuciones paradigmticas en las discusiones filosficas (como la aplicacin de conceptos). Por ejemplo, considrense los siguientes pares de oraciones: I. a. Haban muchas personas. 2. Haba muchas personas. II. a. La dijo que viniera. 2. Le dijo que viniera. Segn Chomsky, cuando omos a alguien proferir I. a. o II. a., le atribuimos reglas, no obstante no ser enunciados que, como hablantes de espaol, utilizaramos nosotros. Las reglas que le atribuimos son diferentes de las nuestras y, en ese sentido, siempre segn Chomsky, no los 'introducimos en nuestra comunidad', ni pensamos que compartan nuestra 'forma de vida' (lingstica, se entiende). Lo mismo se puede decir en el caso (tpicamente discutido por filsofos) de la aplicacin de conceptos (de trminos lingsticos, para lo que nos interesa). Chomsky se refiere al trmino 'lvido' que, para l, fue equivalente en un principio a 'ruborizado' o 'enrojecido', hasta que se convirti en un trmino similar a 'plido'. Su conducta, de acuerdo con su interpretacin, se hubiera podido explicar en trminos de reglas del siguiente modo: al comienzo de su aprendizaje lingstico segua una regla, que ms tarde cambi por otra. En todos estos casos, en fin, la atribucin de reglas parece justificada, no obstante violarse las condiciones que impone la concepcin wittgensteniana: no nos sentimos inclinados (dispuestos) a dar las respuestas que observamos, ni dicha atribucin supone una incorporacin a nuestra comunidad. Es ms, la prctica de atribuir reglas parece especialmente adecuada cuando la conducta observada no coincide con la que nosotros exhibiramos: lonor malesat r ibuir concept os dif er entesdelosnuestr osalosniosyalosext r anjer os,oaloshablantesdeotr aslenguas.Enelcasomsque,comohablant esdel juegolingst iconor mal,atr ibuir amosalagenteunouot r oconcept omediantelainspeccindesuconducta,aunqueenuncasosus r espuestasnoestuvier andeacuer doconlasnuestr as.Puedeplant ear seunpr oblemasobr ecmolohacemos,per oexistenpocas dudas de que lo hacemos (Chomsky, 1986). Por eso rechaza Chomsky el esbozo de argumentacin que figura en el pargrafo 202 de las Investigaciones: aunque la premisa sea correcta, puesto que efectivamente pensar que se sigue una regla no es lo mismo que seguirla, no se sigue la conclusin, la imposibilidad de observar una regla de forma privada. De acuerdo con el anlisis de Chomsky, el argumento de Wittgenstein parece requerir una premisa intermedia: se obedece una regla de forma privada si y slo si se piensa que se obedece una regla de forma privada. Esa es la premisa que Chomsky no admite, puesto que sostiene que obedecer una regla de forma privada es independiente de pensar que se sigue una regla. Se puede dar el caso de que alguien obedezca una regla privadamente, pero que no crea que siga una regla. Pero entonces, qu significa 'de forma privada'? Chomsky piensa que el caso de Robinson Crusoe, trado a colacin por Kripke, viola el paradigma wittgensteniano de seguir una regla. En primer lugar, supone, como Kripke, que el hecho de estar aislado excluye a Crusoe de cualquier comunidad (supuesto discutible), aunque la cuestin es la de si, como observadores ajenos, lo podemos 'introducir en nuestra comunidad'. Suponiendo que sea as, se puede uno preguntar si Crusoe puede hablar una lengua de su invencin y, por tanto, seguir reglas de una forma privada. Kripke mantuvo que podemos atribuir reglas a Crusoe en el sentido wittgensteniano, porque lo que tal atribucin requiere es que 'pase las pruebas de seguimiento de reglas que se aplican a cualquier miembro de la comunidad'. Esto es, si lo hacemos parte de nuestra comunidad en sentido amplio, si podemos decir que sigue reglas en forma similar a como lo hacemos nosotros, y en este sentido comparte nuestra 'forma de vida'. Pero ello, segn Chomsky, arruina el argumento contra el lenguaje privado quese apoya enlaatr ibucinder eglasdentr odelmar codelapsicologadelindivi duo (Chomsky). La concepcin de Wittgenstein no nos permite determinar qu regla est siguiendo un individuo, puesto que tal determinacin requiere la interaccin con una comunidad, excluida por principio en el caso considerado. Buena parte de la argumentacin de Wittgenstein-Kripke, y de las crticas de Chomsky, atae a la nocin de 'forma de vida'. Segn Chomsky, tal nocin es 'equvoca', variando entre un sentido especfico, definido por Kripke como conjunt oder espuest asenlasqueconcor damos,ylaf or maenqueseentr et ejenconnuestr asact ividades (Kripke, 1982) y un sentido metafricamente ampliado, en el que viene a referirse a las 'fuertes constricciones especficas de la especie'. De acuerdo con Chomsky, el primer sentido se halla en el nivel de la gramtica particular, la gramtica de la lengua materna de cada cual: en ese nivel, la comunidad relevante es la comunidad lingstica de los hablantes de una lengua concreta. En cambio, en el segundo sentido, el nivel terico pertinente es el de la gramtica universal, puesto que la comunidad implicada es la de la especie humana. Si se toma este segundo sentido como una forma de modificar razonablemente la concepcin wittgensteniana, entonces se abandona el argumento del lenguaje privado y sus consecuencias. Esta es una de las claves de la crtica chomskiana: si se entienden de manera restringida conceptos bsicos del planteamiento Wittgenstein-Kripke, como el de 'forma de vida', entonces su anlisis es incorrecto de forma absoluta, sin dar cuenta siquiera de la prctica cotidiana de atribucin de reglas como explicacin de la conducta de nuestros congneres. Si se aceptan en un sentido amplio, entonces su argumentacin pierde su inters, su sustancia filosfica, y se convierte en un truismoquevienearecordarnosque,enlamedidaenqueformamospartedelaespeciehumana,nuestros comportamientos son lo suficientemente parecidos como para poder afirmar que seguimos reglas, incluso de forma privada, como Crusoe. La interpretacin 'metafrica' de 'forma de vida' afecta tambin a la formulacin kripkeana del argumento de Wittgenstein: si se consider a a una per sona de una for ma aislada,la nocin de r egla como pr ct icaque gua ala per sona que la adopt a no puede tenercontenido sust ant i vo alguno (Kripke, 1982). Efectivamente, qu quiere decir aqu 'de forma aislada', si se entiende en el sentido amplio? Quiere decir ni ms ni menos que se considera a la persona como no perteneciente a nuestra especie, porque ni siquiera podemos atribuirle esa 'forma de vida' tan generalmente entendida. Considerada de esta forma, la entidad de que se trate (ya no podemos denominarla persona) no es asignada a una clase natural, y por tanto no se le pueden atribuir las propiedades caractersticas de esa clase natural. En el caso de la especie humana, si Crusoe es considerado de una forma aislada, no se le considera como un ejemplar de la especie hombre y, por tanto, no se le pueden atribuir las 'formas de vida' que son el resultado de las constricciones biolgicas, psicolgicas y sociales que son propias de la clase natural hombre. Recurdese que, por lo que atae al lenguaje (pero tambin a los sistemas cognitivos en general), latesis de Chomsky es que las constricciones biolgicas son sumamente importantes, puesto que conforman una facultad lingstica altamente estructurada y diferenciada. Esas constricciones biolgicas no slo determinan el hecho de que todos los seres humanos sigamos reglas lingsticas para comunicarnos, sino tambin qu reglas seguimos o, ms precisamente, la forma que tales reglas lingsticas adquirirn, los principios formales de estructuracin de los sistemas gramaticales. Chomsky resume la concepcin wittgensteniana (en la versin de Kripke) en los siguientes puntos: I.J uzgar siunindi viduoestenr ealidadsiguiendounar egladeter minadaconocasindeaplicacionespar t icular eseslo mismo que det er minar'si sus r espuestas concuer dan con las pr opias'. II. Por tant o,r echazamos el 'modelo pr i vado' de seguimiento de r eglas, de acuer do con el cualla nocin de unaper sona que sigueunar egla hadeanalizar se simplementeent r minosdehechos sobr eelseguidor dela r egla,y slo del, sin hacer r efer enciaa su per tenencia a una comunidad ms amplia. III. Nuestr a comunidad puede afir marde unindi viduoque sigue unar egla si pasalas pr uebas par ael seguimient o der eglas que se aplican a cualquiermiembr o de la comunidad (Chomsky, 1986). De esta concepcin, Chomsky descarta I. como una explicacin adecuada de lo que es habitualmente la atribucin de reglas. Encuentra aceptable III., si se la entiende en el sentido general antes indicado, esto es, considerando que la comunidad a que se hace referencia es la especie humana, de tal modo que, a la manera cartesiana, la atribucin de la competencia sobre reglas lingsticas constituya un criterio decisivo de pertenencia a la clase humana. En cuanto a II., Chomsky considera que es independiente de III. y de I. En particular, no se sigue de I., como parece desprenderse de la argumentacin de las Investigaciones, ni tener relacin con III. De hecho, Chomsky considera perfectamente posible la observancia de reglas privadas, justificada sobre la base de hechos psicolgicos sobre el individuo observante de la regla. Ahora bien, la crtica de Chomsky a I. parece basarse en una deficiente comprensin de la posicin de Wittgenstein-Kripke, en concreto de la naturaleza condicional subyacente a la atribucin de reglas. Tal naturaleza establece una equivalencia entre mi atribucin de una regla a Xy lo que yo hara, si fuera seguidor de la regla. Dicho de otro modo, la atribucin de una regla para explicar una conducta tiene sentido (contenido) cuando lo que el individuo hace en realidad concuerda con lo que yo hara si me encontrara en su lugar, esto es, si yo observara la regla. De otro modo, atribuir una regla a un congnere equivaldra a atribuirle mi regla, en el sentido de la regla que yo o mi comunidad observamos. Sera entonces autocontradictorio atribuirle otra regla, si por otra se entiende una regla que yo pueda imaginar, pero que en realidad no sigo. No sera posible tampoco atribuir a otras comunidades reglas diferentes a las que imperan en mi comunidad: por definicin, si se exigiera la concordancia de conductas, slo podra atribuir con sentido las reglas de mi comunidad. Ni la concepcin original de Wittgenstein, ni su exposicin por parte de Kripke implican ese desmesurado etnocentrismo. No es de extraar pues que Chomsky concluya, de esta versin deformada, que noescier taenloscasos nor males. De f or ma r egularjuzgamosque la gent e sigue r eglas cuando sus r espuest as dif ier en delas nuestr as (Chomsky, 1986). La cuestin importante, la que plantearon Wittgenstein y Kripke, es la de si admitiramos o afirmaramos que Xsigue R, a pesar de que su conducta difiere de la que nosotros exhibiramos si siguiramos R. La similaridad entre la conducta de X y la propia, siendo ambos observantes de R, parece una condicin esencial para la afirmabilidad de 'Xsigue R' por nuestra parte. Es ms, segn Wittgenstein, se es el nico fundamento para la justificacin de la afirmacin y en ello reside la mdula de la concepcin wittgensteniana. En este sentido, queda rebajada de importancia la distincin que Chomsky establece entre la determinacin de que un individuo sigue reglas y la determinacin de qu reglas sigue. Segn Chomsky, el establecimiento de que un individuo sigue reglas, en trminos de la concepcin wittgensteniana, equivale al establecimiento de si ese individuo pertenece o no a nuestra comunidad en sentido general, esto es, a la especie humana. Como ejemplo de este tipo de averiguacin general, Chomsky menciona los criterios cartesianos para la existencia de otras mentes: en este caso s, pero no en otros segn su opinin, el juicio de que una entidad individual sigue reglas depende esencialmente de la similaridad con nuestra propia conducta. Como miembros de la especie humana adscribimos a otros individuos la pertenencia a esa especie sobre la base del parecido que sus conductas tienen con respecto a las nuestras. En el caso cartesiano: sobre la base de que su conducta muestre indicios de inteligencia (uso del lenguaje), voluntad (intencionalidad) y decisin libre (variabilidad de respuestas a un mismo estmulo o a un mismo entorno). En este caso tambin la determinacin de que un individuo sigue reglas equivale a la determinacin de qu reglas sigue. En efecto, como las reglas que sigue han de ser mis reglas, puesto que de lo que se trata es que lo incorpore a la comunidad general de mi especie, el conocimiento de que sigue reglas ha de equipararse al conocimiento de las reglas que sigue. Se puede argumentar que puedo saber que un individuo sigue reglas sin saber las reglas que sigue. Puedo conjeturar con cierta seguridad, a partir de ciertos aspectos de la conducta, por ejemplo su homogeneidad ante un determinado estmulo, o su carcter 'creativo', que ese individuo sigue reglas, en el sentido de que posea ciertos mecanismos, biolgicos o no, que tien su conducta con esa propiedad. Pero puedo desconocer la naturaleza de los mecanismos y, en esa medida, desconocer las reglas. Argumentar de este modo supondra confundir las reglas con los mecanismos causales a los que deben su existencia. Dicho de otro modo, las descripciones de la conducta en trminos de reglas y en trminos de mecanismos causales (de las reglas) pertenecen a niveles epistemolgicos diferentes. El acceso a uno de esos niveles no garantiza el acceso al otro, como muy bien prueba la historia de la ciencia (Galileo c. Newton). El propio Chomsky ha argumentado, en el mbito de la lingstica, la necesidad de tal diferenciacin, glosndola como la distincin descriptivo/explicativo, aunque no siempre la haya respetado. No obstante, podra plantearse la cuestin en trminos de capacidad para formular o expresar las reglas: se podra argumentar que, a pesar de sospechar que la conducta de alguien obedece a la observancia de reglas, podemos no ser capaces de formular las reglas que se observan. En realidad, ste es el caso de la moderna lingstica, cuyo progreso terico no consiste sino en el intento de proporcionar sistemas de reglas que tengan un mayor y mejor rendimiento descriptivo y explicativo; por muy optimista que se sea a la hora de valorar ese progreso, lo cierto es que se est lejos an de la consecucin de una teora gramatical que, si no completamente correcta, sea comnmente aceptada por la comunidad de investigadores. Con todo, si se considera la cuestin en trminos wittgenstenianos (de condiciones de afirmabilidad), y no chomskianos (de condiciones de verdad), la distincin entre la atribucin de reglas (en abstracto) y la formulacin de las mismas se diluye. De qu modo se justificara 'la conducta de X obedece a una regla (indeterminada)'? No existe otro modo de justificar tal afirmacin que la mencin de aquello en que es regular la conducta de X. Dicho de otro modo, la descripcin de la conducta en trminos de reglas, y su justificacin no vacua, requiere como condicin la enunciacin de las reglas a que se apela para tal descripcin. Una cuestin diferente, en la que no vamos a entrar (pero que es importante para evaluar la concepcin de Chomsky), es la de si son posibles diferentes formulaciones de una regla, incluso con diferentes grados de elaboracin terica, precisin, detalle, generalidad, etc. Al considerar ese proceso dejustificacin de atribucin de reglas, Chomsky establece unaimportante diferencia entre la conducta corriente y la conducta del cientfico. En concreto, cuando se trata de la conducta comn, llega a afirmar que la atribucin de reglas, y la justificacin de esa atribucin 'se hace sin razones, del mismo modo que nosotros seguimos reglas sin tener razones (ciegamente)', pero que no sucede lo mismo cuando nos comportamos como cientficos. En cuanto tales 'necesitamos razones y justificacin' que, en el mejor de los casos, encuentran su expresin ordenada en forma de teoras. Se puede poner en duda esta distincin, al menos en la forma tajante en que parece plantearse, pero ste no es el caso. El caso es si nuestra conducta como cientficos, al atribuir observancia de reglas, es de alguna forma inconsistente con respecto a la nocin wittgensteniana. Eso es lo que Chomsky mantiene. Segn l, la conducta habitual del lingista viola las restricciones que se desprenden de la concepcin wittgensteniana y, en ltima instancia, ello es la prueba de la falsedad de tal concepcin. En cambio, segn nuestro anlisis de la crtica de Chomsky, la conclusin destructiva para la nocin de observancia de una regla de Wittgenstein-Kripke slo se sigue bajo una flagrante malinterpretacin de tal nocin. De acuerdo con el anlisis de Chomsky, atribuir a alguienuna regla y no seguirla uno mismo es contradictorio, de tal modo que es imposible la comprensin de la conducta de aquellos que siguen reglas diferentes a las nuestras. Y ello no slo en el caso ms particular de nuestra propia especie, sino tambin en el ms generaldelacomprensindelaconducta deotrasespecies animalesentrminosdesistemas dereglas.Tal consecuencia inaceptable, incompatible con cuerpos bien establecidos de nuestro conocimiento cientfico, es una prueba suficiente de la inadecuacin de la nocin chomskiana de observancia de una regla y de su inanidad como alternativa a la nocin wittgensteniana. Gramtica y filosofa El anlisis de las nociones de regla y de observancia de una regla es un ejemplo paradigmtico de laforma en que Wittgenstein entendi la tarea filosfica en su segunda etapa. Asimismo muestra las continuidades y discontinuidades de su pensamiento con respecto al Tractatus. En cuanto a las primeras, cabe decir que son las siguientes: a. la filosofa sigue concibindose como un conjunto de tcnicas de anlisis del lenguaje; b. la aplicacin de esas tcnicas ha de tener como consecuencia una aclaracin de la propia naturaleza del lenguaje; c. tal iluminacin permite trazar un lmite a lo que se puede decir con sentido; d. la filosofa es una prctica que no es equiparable a la ciencia: su objetivo no es proponer teoras que expliquen un cierto dominio de fenmenos, sino de profundizacin en nuestra comprensin del lenguaje y de la comunicacin, y e. esa mejora en nuestra comprensin nos ha permitir desembarazarnos de los problemas filosficos, ha de suprimir el desasosiego que, en una u otra forma, esos problemas provocan: 123. Un pr oblema fi losf ico t iene la for ma: ' No s cmo salirdel atollader o'. 124. La f ilosofa no puede en modo algunoint er fer ircon eluso ef ect i vo del lenguaje; ala postr e slo puede descr ibir lo. Pues no puede tampoco f undamentar lo. Deja todo como est. 126.Laf ilosofa exponemer amentet odoynoexplicanideducenada. Puestoquet odoyace abier tamente,nohay nadaque explicar . Ahora bien, siendo comunes a las dos etapas del pensamiento wittgensteniano estas ideas generales, no son poco importantes las diferencias en la prctica filosfica. Estas diferencias se pueden situar en dos planos: el del diagnstico y el de la metodologa filosfica. En cuanto al primero, es preciso sealar que Wittgenstein comparti con Frege y Russell la idea de que la causa de los problemas filosficos es la incomprensin de la naturaleza lgica del lenguaje. Las expresiones de la lengua natural, y en particular las que parecen enunciar profundos problemas filosficos, ocultan su autntica naturaleza lgica: una vez que el correspondiente anlisis ha sido efectuado, desvelando la forma lgica real de la expresin, el problema queda resuelto. El lenguaje toma contacto con la realidad a travs de esa estructura lgica que, entre otras cosas, especifica cules son los componentes lgicamente elementales de la proposicin que estn en contacto directo, pero simblico, con la realidad. En cambio, al abandonar la teora del lenguaje como representacin, Wittgenstein tambin abandon la idea de que los problemas filosficos surgieran de la incomprensin de la lgica de nuestro lenguaje. Es ms, lleg a la conclusin de que el lenguaje natural no tiene una forma lgica que el anlisis pueda o deba descubrir. El anlisis ha de tener entonces como objetivo el lenguaje tal como se nos presenta, sin pretensiones reductoras ni reformistas. Los problemas filosficos no surgen de la naturaleza del propio lenguaje, sino del uso que hacemos de l; tienen su origen en nuestra utilizacin desordenada de las expresiones, esto es, de su empleo fuera del juego de lenguaje de que son parte, aisladas de la forma de vida que les da sentido. El mtodo que propone el Tractatus es el del anlisis lgico, bsicamente intervencionista: consiste en analizar las proposiciones hasta que sus ltimos componentes (los nombres) y las conexiones lgicas entre ellos queden completamente claras. No en el Tractatus, pero s en muchos de los que en l se inspiraron, tal anlisis consiste frecuentemente en la traduccin a un lenguaje lgico en el que propiedades tpicas del lenguaje natural, como la ambigedad, la indeterminacin o la redundancia quedan completamente eliminadas. Por el contrario, el mtodo propio de las Investigaciones no es lgico, sino elucidativo. Como el lenguaje natural est en orden, no hay que reformarlo, ni sustituirlo por otro ms preciso: se trata de comprenderlo mejor. Para ello, el camino fundamental es la captacin de la gramtica de las expresiones. La filosofa es una investigacin gramatical. 90.Nuestr oexamenespor ellodendolegr amat ical.Yest ear r ojaluzsobr enuestr opr oblemaquitandodeenmedio malentendidos.Malentendidosqueconcier nenalusodelaspalabr as;pr ovocados,ent r eotr ascosas,por cier tasanalogasentr elas for mas de expr esin en deter minados dominios de nuest r o lenguaje. Por investigacin gramatical hay que entender la investigacin que consiste en averiguar cules son las reglas que regulan la aplicacin correcta de una expresin. Por supuesto, estas reglas incluyen las gramaticales en sentido tradicional (las que determinan la combinatoria de la expresin), pero tambin las que se pueden considerar lexicogrficas en sentido amplio, esto es, las que rigen el uso correcto de una expresin. Para descubrir tales reglas, es preciso analizar los diferentes juegos de lenguaje en que puede entrar la expresin, determinar la funcin que desempea en esos juegos y elucidar las relaciones, si las hay, entre unos usos y otros. Los problemas filosficos tienen la forma tpica de preguntas por realidades ocultas o misteriosas (qu es el tiempo? Qu es el color?): 92.Laesenciase nosoculta:est aeslaf or maquet omanuest r opr oblema. Pr egunt amos: Qu esellenguaje? Quesla pr oposicin? Y la r espuest a a estas pr eguntas ha de dar se de una vez portodas e independient emente de cualquierexper iencia fut ur a. 111.Los pr oblemasque sur gendeuna malinter pr etacin denuest r asf or maslingst icastienen el car ct er delopr ofundo. Sonpr ofundasinquietudes;seenr azantanpr of undament eennosot r oscomolasfor masdenuest r olenguajeysusignif icadoestan gr ande como la impor tancia de nuestr o lenguaje. Los problemas filosficos son resultadodepulsioneslingsticas:eltratamiento adecuadoconsisteen reformular tales preguntas como si fueran preguntas referentes a la gramtica de las expresiones correspondientes (Cmoutilizamos'tiempo'?Enqucircunstanciasempleamos'color'?).Cuandorealizamostalreconsideracin, observamos que los problemas filosficos no se resuelven, sino que se disuelven: su irrealidad queda puesta de manifiesto en el anlisis de funcionamiento comunicativo normal de las expresiones.