viollet-le-duc, eugène_coloquios sobre arquitectura_1863

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  • repetir aqu lo que ya hemos dicho muchasveces sobre las condiciones de estructura enfbrica (albailera); admitimos que nuestroslectores han reconocido que no hay, en lneasgenerales, ms de dos estructuras: la estructu-ra pasiva, inerte, y la estructura equilibrada.Ms que nunca nos vemos llevados a no ad-mitir tan slo a esta ltima, tanto en razn dela naturaleza de los materiales utilizados comopor motivos econmicos que cada da son msimperiosos. Los maestros de la Edad Medianos han abierto e! camino, lo cual es un pro-greso, con independencia de lo que se diga;nosotros debemos continuado. [...]

    EN LOS INICIOS DE LA MODERNIDAD

    COLOQUIOS SOBRE LA ARQUITECTURAEugene Viollet-le-Duc

    Viollet muestra en todo momento absoluta confianza en una futura arquitectura basada en el hierro.En el texto que ofrecemos podemos advertir que esa confianza es, ante todo, confianza en la razn humana..

    Para Viollet, los constructores modernos, esa mezcla de arquitecto e ingeniero, hallarn el camino que lconducir a un uso adecuado y renovador del nuevo material en cuanto procedan con la misma inteligencia conque procedieron los antiguos constructores, en especial los ms notables de todos ellos, los contructores gticos_

    Las formas del pasado no son, para Viollet, modelos a respetar o herencias a conservar piadosamente. Sonejemplos excelentes del uso adecuado de la misma lgica, habilidad e inteligencia de que ha de valerse elconstructor moderno.

    Entre la arquitectura del pasado y las formas del futuro no se opone, para Viollet, ms obstculo que losprejuicios y el miedo a pensar.

    Eugne-Emanuel Viollet-le-Duc (Pars, 1814-Lausanne, 1879). Entretiens sur l'Architecture par M.Viollet-le-Duc, Architecte du Gouvernement. A. Morel, Pars, 1863. Edicin facsmil. Pierre Mar-daga. Bruselas-Lieja, 1977.

    Duodcimo coloquio

    Estudiar los sistemas admitidos por los cons-tructores que nos han precedido en el tiempoes e! medio seguro para aprender a construirnosotros mismos, mas es preciso extraer de esteestudio algo ms que simples copias. As, porejemplo, reconocemos que en los principios es-tructurales de las bvedas de la Edad Mediahay elementos excelentes por cuanto permitenuna gran libertad de ejecucin, una gran leve-dad y al mismo tiempo elasticidad. Quiereesto decir que si queremos utilizar los mate-riales nuevos que nos ofrece la industria, comoel hierro colado o la plancha, hay que conten-tarse con reemplazar los arcos de piedra porarcos de hierro colado o de plancha? No, po-demos adoptar los principios, y si al adoptar-los cambiamos el material, la forma tiene quecambiar tambin.

    En e! coloquio anterior hemos mostrado cmomediante e! empleo restringido del hierro co-lado se poda abovedar una sala muy \ampliasin recurrir a los contrafuertes. Debemos de-sarrollar las aplicaciones de esos materialesnuevos y mostrar cmo, conservando los exce-lentes principios admitidos por constructorespretritos, nos vemos empujados a modificarlas formas de la estructura. No es necesario

    Convenzmonos, una vez ms, de que la ar-quitectura no puede revestir formas nuevas sino va a buscadas en una aplicacin rigurosade una estructura nueva; que revestir colum-nas de hierro con cilindros de ladrillo, o concapas de estuco o envolver soportes de hierroen fbrica, por ejemplo, no es e! resultado deun esfuerzo de clculo ni de imaginacin sinosolamente e! empleo disimulado de un medio;por consiguiente, todo empleo disimulado deun medio no podra conducir a formas nuevas.Cuando los maestros laicos de! siglo XIII en-contraron un sistema de estructura ajeno a to-dos los empleados hasta ese momento, no die-

  • V/OLLET-LE-DUC

    ron a su arquitectura las formas admitidas porlos arquitectos romanos o romnicos, sino queexpresaron francamente esta estructura y aspudieron aplicar nuevas formas con su fisono-ma propia. Intentemos proceder con esta l-gica, apodermonos simplemente de los me-dios proporcionados por nuestro tiempo, apli-qumoslos sin hacer intervenir tradiciones queno son viables hoy en da y slo entonces po-dremos inaugurar una nueva arquitectura. Siel hierro est destinado a ocupar un lugar im-portante en nuestras construcciones, estudie-mos sus propiedades y utilicmoslas abierta-mente, con ese rigor de juicio que los maestrosde todas .las pocas han aplicado a susobras. [...]

    Es posible dar a esos armazones en hierroun aspecto monumental, decorativo? Creo ques, pero eso no puede ser sometindolos a lasformas admitidas por la fbrica. Obtener hoyun efecto decorativo con los medios de quedisponemos para las construcciones en hierroocasiona gastos bastante considerables, ya quenuestras factoras no nos proporcionan los ele-mentos de esos medios decorativos. Si nues-tras factoras no nos los suministran es porquehasta ahora no hemos dado al hierro ms queuna funcin accesoria u oculta en nuestrosgrandes monumentos, porque no nos hemosaplicado seriamente a sacar partido de este ma-terial en cuanto a la forma apropiada a suscualidades l. Ms adelante, cuando tratemosms especialmente el empleo del hierro, inten-taremos demostrar cmo puede ser decoradoeste material o, ms bien, cules son las for-mas decorativas que le convienen. Cuando hoyse ve la gran cantidad de hierro empleada haceveinte aos en arquitectura y cuando se com-paran esos armazones complicados, poco re-sistentes, pesados y por tanto costosos, a losadoptados hace apenas algunos aos, es impo-sible no sealar un notable progreso. Han sidolos arquitectos famosos los promotores de eseprogreso? Desgraciadamente no, son nuestrosingenieros; no obstante, al estar sometidos auna enseanza muy limitada en lo que a ar-quitectura se refiere, los ingenieros no han sa-bido emplear el hierro ms que en funcin desu utilidad prctica sin preocuparse de las for-mas de arte; en cuanto a nosotros, arquitectos,

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    que, cuando se trata de la forma, hubisemospodido acudir en su ayuda, hemos rechazado,por el contrario, tanto como hemos podido esosnuevos elementos, o si los hemos adoptado noha sido ms que para reproducir esos mediospuramente prcticos hallados por los ingenie-ros y para disimularlos, lo repito, bajo ciertasformas consagradas por la tradicin.

    De aqu se ha concluido, no sin cierta ra-zn, que los arquitectos no eran suficientemen-te sabios y que los ingenieros no eran en abso-luto artistas. Ahora bien, hay que reconocer quehoy en da, en presencia de necesidades o ele-mentos nuevos, esas dos cualidades de artistay sabio deben ms que nunca hallarse reuni-das en el constructor si se pretende conseguirformas nuevas de arte o, mejor dicho, formasde arte en armona con lo que reclama nuestrapoca. Si vemos las cosas con cierta perspec-tiva y sin prevenciones, hemos de reconocerque las carreras de arquitecto y de ingenierocivil tienden a confundirse como ocurra anta-o. Si es un instinto de conservacin lo que hahecho que, en estos ltimos tiempos, los ar-quitectos hayan pretendido reaccionar contralo que vean como intromisiones del ingenieroen su dominio o rechazar los medios adopta-dos por stos, hay que decir que ese instintoles ha hecho un flaco servicio y si tuviese quepredominar tendera nada menos que a dismi-nuir cada da el papel del arquitecto, a redu-cirio a las funciones de dibujante-decorador.Razonando un poco, se admitir enseguida quelos intereses de ambos cuerpos se beneficiarande su unin, puesto que en el fondo el nombreimporta poco, lo esencial es la cosa y la cosaes el arte. Si los ingenieros toman un poco denuestros conocimientos y de nuestro amor a laforma en tanto que ese amor es razonado y nose limita a adornarse del vano nombre de sen-timiento, o si los arquitectos penetran en losestudios cientficos, en los mtodos prcticosde los ingenieros, si unos y otros llegan as areunir sus facultades, su saber, sus medios ya componer as realmente el arte de nuestrotiempo, no vera en ello ms que una ventajapara el pblico, un honor para nuestra po-ca. [...]

    A nosotros, que hemos llegado a la mitadde la carrera, no puede sernos dado encontrar

  • mediante la transformacin sucesiva de los m-todos admitidos. No es mediante sobresaltocomo se produce el progreso, sino medianteuna serie de transformaciones. Tratemos pues,concienzudamente, de preparar esas transicio-nes y sin olvidar nunca el pasado, apoyndo-nos en l, vayamos ms lejos.

    EN LOS INICIOS DE LA MODERNIDAD

    esas formas de un arte nuevo; sin embargo,debemos, en la medida de nuestras fuerzas,preparar el terreno, buscar con la ayuda detodos los mtodos antiguos, no slo de algunoscon la exclusin de otros, las aplicaciones enrazn de los materiales y medios de que dis-ponemos. El progreso no es nunca otra cosaque el paso de lo conocido a lo desconocido

    CIENCIA, INDUSTRIA Y ARTEGottfried Semper

    En el texto que reproducimos aparecen sintetizados los temas que caracterizan la reflexin semperiana.En primer lugar, la conciencia del catico estado en que se hallan sumidas las artes tcnicas y tectnicas

    del siglo XIX. Una conciencia duramente confirmada por los objetos presentados en la Exposicin Universalde Londres de 1851.

    En segundo lugar, la lcida comprensin de que aquel caos es fruto de la superabundancia de mediosaunada a la falta de criterios -o a los criterios perversos de la especulacin- sobre el modo de utilisarlos.

    Finalmente, la apelacin a una ciencia del arte capaz de armonizar medios y fines, es decir, los materialesy tcnicas con las autnticas necesidades funcionales y formales del hombre del siglo XIX.

    El mecanicismo positivista semperiano nos aparece como una generosa reaccin que, como primer paso parasuperar la desorientacin formal producida por la irrupcin de las tcnicas industriales de produccin, demandauna elemental coherencia de las formas de los objetos con los requerimientos bsicos planteados por el material,la tcnica y la finalidad.

    Gottjried Semper (Hamburgo, 1803-Roma, 1897). Wissenschaft, Industrie und Kunst. Friedrich. Vieweg und Sohn, Braunschweig, 1852.

    Durante cunto tiempo se devan los sesos elinventor de la pintura al leo, enfrentado auna vieja tcnica que ya no satisfaca ciertasnecesidades, antes de descubrir el nuevo pro-cedimiento? Bernard Palissy gast la mitad desu vida buscando un esmalte opaco para apli-car a sus porcelanas, hasta que finalmente en-contr lo que buscaba. Estos hombres sabancmo util~zar su invencin porque la necesita-ban, y por esto mismo investigaban y halla-ban. De esta forma, el gradual progreso de laciencia march de la mano con la maestra y

    con la conciencia de cmo y hasta dnde lainvencin poda ser aplicada.

    La necesidad fue la madre de la ciencia. De-sarrollndose empricamente y con juvenil es-pontaneidad, pronto sta formul atrevidasconjeturas sobre lo desconocido partiendo delestrecho terreno del conocimiento adquirido,no dudando de nada y creando un mundo apartir de hiptesis. Ms tarde se sinti limita-da por su dependencia de la utilidad y se con-virti en un objeto en s misma. Entr en elcampo de la duda y el anlisis. Una pasin