testimonio bertha alarcón

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“Ágape me ha dado vida” Originaria de Tarma (departamento de Junín, Perú), Bertha se casó con Félix Mandujano (76) a la edad de 15 años, con quien tuvo 8 hijos. Ambos vinieron a Lima en busca de un futuro mejor “Cuando todo era esteras”, comentan, y desde entonces no se han separado. Actualmente viven con tres de sus hijos en el asentamiento humano Horacio Zevallos, al este de Lima. Por mucho empo, la venta de pasteles y empanadas que Bertha preparaba fue el principal soporte cuando se trataba de pagar los gastos relacionados con la mantención del hogar. Su prioridad era que todos sus hijos terminaran la educación secundaria. “A base de pasteles y panes yo he sostenido este hogar, con tal de que mis hijos estudien”, agrega. Un accidente para no recordar Su esposo fue su principal apoyo en esta acvidad hasta que un accidente automovilísco lo dejó en estado de coma por 5 años. Bertha enjuició al conductor del automóvil, y ganó el juicio, pero las fracturas en el cráneo, brazo y oído de Félix, producidas en el accidente, lo imposibilitaron para trabajar cuando éste despertó del coma. Con ocho hijos a cuestas y un esposo inmovilizado Bertha tenía ojos solamente para su trabajo. Ella tuvo que esforzarse el doble y criar a sus hijos al mismo empo que vendía sus empanadas. Según comenta, por esos años la desesperación la embargó. “A veces me daba cólera. Yo veía a mi esposo echado y decía ¿porqué A Bertha Alarcón (70) le cuesta regalar una sonrisa. La parálisis que afectó la mitad de su cuerpo hace 20 años impide que su alegría desborde. Pero Bertha no se conforma con un gesto a medias y abre los brazos al cielo, como señal de que ene energía de sobra. Son esas ganas de vivir las que han hecho de Bertha una mujer, madre y crisana diferente. Esta es su historia.

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Testimonio Bertha Alarcón

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Page 1: Testimonio Bertha Alarcón

“Ágape me ha dado vida”

Originaria de Tarma (departamento de Junín, Perú), Bertha se casó con Félix Mandujano (76) a la edad de 15 años, con quien tuvo 8 hijos. Ambos vinieron a Lima en busca de un futuro mejor “Cuando todo era esteras”, comentan, y desde entonces no se han separado. Actualmente viven con tres de sus hijos en el asentamiento humano Horacio Zevallos, al este de Lima.

Por mucho ti empo, la venta de pasteles y empanadas que Bertha preparaba fue el principal soporte cuando se trataba de pagar los gastos relacionados con la mantención del hogar. Su prioridad era que todos sus hijos terminaran la educación secundaria. “A base de pasteles y panes yo he sostenido este hogar, con tal de que mis hijos estudien”, agrega.

Un accidente para no recordar

Su esposo fue su principal apoyo en esta acti vidad hasta que un accidente automovilísti co lo dejó en estado de coma por 5 años. Bertha enjuició al conductor del automóvil, y ganó el juicio, pero las fracturas en el cráneo, brazo y oído de Félix, producidas en el accidente, lo imposibilitaron para trabajar cuando éste despertó del coma.

Con ocho hijos a cuestas y un esposo inmovilizado Bertha tenía ojos solamente para su trabajo. Ella tuvo que esforzarse el doble y criar a sus hijos al mismo ti empo que vendía sus empanadas. Según comenta, por esos años la desesperación la embargó. “A veces me daba cólera. Yo veía a mi esposo echado y decía ¿porqué

A Bertha Alarcón (70) le cuesta regalar una sonrisa. La parálisis que afectó la mitad de su cuerpo hace 20 años impide que su alegría desborde. Pero Bertha no se conforma con un gesto a medias y abre los brazos al cielo, como señal de que ti ene energía de sobra. Son esas ganas de vivir las que han hecho de Bertha una mujer, madre y cristi ana diferente. Esta es su historia.

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está enfermo?”.

Al mal tiempo buena cara

Tiempo después, tanto sacrificio terminó por cansarla. “Yo estaba harta de trabajar. No quería hacer nada”, señala. Pero su situación económica no había mejorado a causa de los gastos del juicio y de las medicinas para su esposo. Además, tres de sus hijos se habían ido a Tarma, y el resto vivía en Lima, subsistiendo con trabajos eventuales.

Actualmente, Bertha sobrevive con aproximadamente 75 soles al mes (25 dólares). Parte del dinero que recibe proviene del alquiler de una pieza de su casa a un centro de estimulación temprana. El resto lo obtiene a partir de la venta esporádica de conejos, que cría en la parte trasera de su casa. “Con ese dinero pagamos los gastos de luz”, agrega.

Todas sus hijas están casadas y ya no viven con ella. Bertha y su esposo viven únicamente con su hijo Orlando (25), quien trabaja vendiendo lapiceros y borradores en las afueras de las escuelas públicas de Huaycán (este de Lima). El dinero que gana en cada venta alcanza para comprar entre dos y tres raciones de comida en un comedor popular, suficientes para alimentar a sus padres.

Cuando la ayuda llega

Fue en estas circunstancias que Bertha y su familia conocieron a la Asociación Ágape. Ella y sus hijas asistían a una iglesia local de Huaycán, y fueron invitadas

a participar de los talleres del Proyecto de vida familiar, una iniciativa de Asociación Ágape que busca que las familias de Huaycán mejoren sus relaciones en el hogar e incrementen sus ingresos económicos.

Bertha expresa que gracias a los talleres ha aprendido sobre la autoestima, la superación personal y la crianza de los hijos. Ella siente que los talleres le han servido en su vida espiritual y que Dios ha puesto un despertar en su interior. “Siento como si me hubiera despertado, a mi Ágape me ha dado vida. Siento deseos hasta de trabajar”.

Los talleres también dieron a Bertha la oportunidad de capacitarse en oficios como tejido a croché, cocina y corte y confección de prendas de vestir. Bertha muestra orgullosa las carteras que aprendió a tejer y cuenta que ya tiene sus primeros clientes. “Las profesoras (del centro de estimulación temprana) me han pedido que les teja algunos modelos (de carteras)”, comenta.

Bertha también ha recibido ayuda material de Asociación Ágape, consistente en un techo de calamina para una habitación de su casa, un par de tarimas de madera y un par de colchones. Gracias a esta ayuda Bertha podrá dormir más cómoda, pues -según cuenta- cuando alguno de sus hijos venía de Tarma para quedarse unos días, ella se veía obligada a dormir en el piso.

Perspectivas para el futuro

Su entusiasmo por participar y

aprender de los talleres ha hecho que Bertha sea escogida como una de las promotoras del Proyecto de vida familiar. Ella tiene a su cargo 5 familias de Huaycán que visita regularmente para invitarlas a que participen de los talleres y para aconsejarlas en cuestiones relacionadas con la crianza de los hijos.

Además, Bertha sigue entrenándose en los talleres de tejido a croché que la Asociación Ágape realizar de manera eventual como parte de la segunda etapa del proyecto. El objetivo es que las mujeres capacitadas formen su microempresa. “Así, vamos a formar una microempresa (de

“Así, vamos a formar una microempresa de tejido, pero en

Huaycán, porque allí hay más negocio”.

tejido), pero en Huaycán, porque allí hay más negocio”, señala.

A sus 70 años, Bertha todavía sueña. Se ha propuesto terminar de construir las paredes de su casa. Quiere que su hijo Orlando pueda gozar de una casa de concreto y con todos los servicios básicos. Además tiene en mente poner en la entrada de su casa una pequeña tienda para exhibir sus carteras y los lapiceros que su hijo vende. “Yo voy a empezar a trabajar”, suspira.

Bertha muestra las carteras que ha tejido.

Bertha ha recibido ayuda material de Asociación Ágape.