suplemento cutural contenido 15-10-11

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Maracay, Sábado 15 de octubre de 2011 Crónicas del Olvido Lunario Háblase de locos, poetas, dráculas y hombres lobos ALBERTO HERNÁNDEZ 1.- L a luna de estos días es un reflejo en el agua de un ojo. De las estrellas, la es- pera para verlas cuando la tor- menta deje de enumerar su al- fabeto de gotas. La luna tiene prontuario en el lado oscuro de su permanencia. La luna es un invento de la tierra. Como flota sobre nuestras cabezas, amaga muchas veces con caer- nos encima. La detienen las co- pas más altas de los árboles y el canto exagerado de algunos pá- jaros. De lo contrario, hace si- glos seríamos lunáticos, habi- tantes de desiertos sin aire. Los terrícolas solemos mi- rarla con ojos incrédulos. Pese a los siglos de estar allá arriba, se nos hace difícil en- tenderla, saberla parte nues- tra y a tanta distancia. Muchos dicen que es el cementerio de almas que no tienen cabida en las sombras de la tierra. Otros, que se trata de todos los ojos aumentados de los insectos de otros mundos. La luna -motivo para poetas y lobos- es el globo de un niño de otra galaxia. Y aunque parez- ca infantil y falto de seriedad, es simplemente el satélite de nues- tro planeta, éste que tenemos como juguete para destrozarlo. Pero así es la cuenta, la que to- leramos a la hora de sabernos en la noche y mirar cuanta luna se nos atraviesa. 2.- No se puede desairar a la luna. Su ojo abierto, el que nos mira sin cesar aún apa- gado, alimenta la sombra, la hincha, la hace correr hacia nosotros. Vivir de luna es un misterio. Vivir contra ella es una verdad científica: no nombrarla, silencia a quien la olvida. La luna jamás ha existido: es un reflejo de nuestros deseos. Quien crea en ella muere bajo su disco sin conocer el camino que habrá de recorrer. La luna es la mirada de un gato a punto de reventar. La luna pasta al lado de una vaca. Muerde con holgura el agua que lava los bordes de las madrugadas. Si alguien intenta salirse del poema, la luna le amarga la vida. Su horario, de parti- cular templanza, bate las ho- jas de los libros y bota las le- tras. Sin embargo, saberla en la ventana es como desenten- derse, nombrarla sin mucho ánimo, revolverle el cabello. Pero la luna, insiste quien la toca, es un trozo de queso iluminado en la nevera. Es fría, calculadora, lujuriosa, perversa, única. Es sólo luna, y quien es luna, favorece la noche, el impulso de flotar en la sangre galáctica. 3.- ¿Para qué sirve la luna? ¿Con qué se comen sus man- chas y mares de arena? Caben otras preguntas: ¿quién la in- vitó a permanecer sobre nuestros techos? ¿por qué nos espía? De no existir en nuestro cielo, otro la habría puesto sobre la ciudad menos bulliciosa. Pero, nada, la te- nemos, nos lleva a todos la- dos, de noche y de día. Nues- tros ojos la atisban y ella se pega del camino que pisamos. Y su luz nos estira en sombra contra el suelo. La luna nos hace varias ca- ras. Los mares saben de sus efectos. ¿Cuándo la luna es nue- va o llena si desde hace siglos nos enseña parte de su acné? ¿Por qué menguante si nunca se acaba? ¿Y creciente, si sabe- mos que es del mismo tamaño desde que alguien la pegó del infinito con saliva eterna de al- gún unicornio enfermo? La luna y su álbum: quien escribe acerca de su perma- nencia no es más un loco, un lunático, un ido de la tierra. Los que la adoran aúllan y se comen a sus críos. La licantro- pía nació en la luna con un lobo en los brazos. La lluvia que la oculta es cóm- plice de sus desafueros. Que lo digan los asaltantes de camino. 4.- Un eclipse de luna revela la cara oculta de quienes lo ven. O tratan de verlo. La luna siempre está allí, apagada, sin luz. Nunca ha tenido luz pro- pia: es parasitaria, confiscato- ria. La luna vive de luz roba- da. O prestada. Por eso cuan- do llega un eclipse, nadie debe asombrarse. Sin el sol la luna no existe. No es nadie. Pobres enamorados, se quedarían con el sol, quemados. Un eclipse asoma la verda- dera cara de la luna. Y si es el sol quien trata de ocultarla, la señora Luna (¿será señorita?) se rebela. Se pone arisca, tra- ta de evadir el cuerpo calien- te de su lejano amante. Los dislocados o, mejor, los des- cocados, asumen que la luna no es más que reflejo, un pe- dazo de luz prestada, un ins- tante del sol. Pero se equivo- can: no hay nada más verda- dero que la luna. Que le pre- gunte al Hombre Lobo, a al Conde Drácula, a los Lunáti- cos (los locos, pues). Que le pregunten a la savia de los ár- boles. Al geotropismo negati- vo. A la piel de algunas don- cellas. A la lengua viperina de magos y brujos, tan volcáni- cos que le tienen miedo al día. De modo que la Luna es muy poderosa. Alberga nuestras emociones. Hace que veamos el atardecer y el amanecer. Que nos desatemos y volquemos la angustia sobre su inmensa su- perficie plena de acné juvenil. Pese a que tienes dos caras, la Luna no es hipócrita como al- gunos que la invocan y le can- tan. Quedan por allí algunos poetas tan lunáticos que la odian, la rechazan o la con- vierten en pésimos versos. La Luna sirve de mucho: está allí, latente, flotando so- bre nuestras cabezas. A dia- rio, de noche, ella nos mira y se hace la loca, para que nos pongamos más orates de lo que estamos, porque hay que decirlo con todas las letras: Gracias a la Luna la locura se aleja, se anuncia y se despide. Ojalá que siga actuando y nos premie con la claridad de su silencio. Porque para locos, los achicharrados por el Sol de este trópico demente.

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Maracay, Sábado 15de octubre de 2011

Crónicas del Olvido

LunarioHáblase de locos, poetas, dráculas y hombres lobos

ALBERTO HERNÁNDEZ

1.-

La luna de estos días es unreflejo en el agua de un ojo. De las estrellas, la es-

pera para verlas cuando la tor-menta deje de enumerar su al-fabeto de gotas. La luna tieneprontuario en el lado oscurode su permanencia. La luna esun invento de la tierra. Comoflota sobre nuestras cabezas,amaga muchas veces con caer-nos encima. La detienen las co-pas más altas de los árboles y elcanto exagerado de algunos pá-jaros. De lo contrario, hace si-glos seríamos lunáticos, habi-tantes de desiertos sin aire.

Los terrícolas solemos mi-rarla con ojos incrédulos.Pese a los siglos de estar alláarriba, se nos hace difícil en-tenderla, saberla parte nues-tra y a tanta distancia. Muchosdicen que es el cementerio dealmas que no tienen cabida enlas sombras de la tierra. Otros,que se trata de todos los ojosaumentados de los insectos deotros mundos.

La luna -motivo para poetasy lobos- es el globo de un niñode otra galaxia. Y aunque parez-ca infantil y falto de seriedad, essimplemente el satélite de nues-tro planeta, éste que tenemoscomo juguete para destrozarlo.Pero así es la cuenta, la que to-leramos a la hora de sabernosen la noche y mirar cuanta lunase nos atraviesa.

2.-No se puede desairar a la

luna. Su ojo abierto, el quenos mira sin cesar aún apa-gado, alimenta la sombra, lahincha, la hace correr hacianosotros. Vivir de luna es unmisterio. Vivir contra ella es

una verdad científica: nonombrarla, silencia a quienla olvida. La luna jamás haexistido: es un reflejo denuestros deseos. Quien creaen ella muere bajo su discosin conocer el camino quehabrá de recorrer. La luna esla mirada de un gato a puntode reventar. La luna pasta allado de una vaca. Muerde conholgura el agua que lava losbordes de las madrugadas.

Si alguien intenta salirsedel poema, la luna le amargala vida. Su horario, de parti-cular templanza, bate las ho-jas de los libros y bota las le-tras. Sin embargo, saberla enla ventana es como desenten-derse, nombrarla sin muchoánimo, revolverle el cabello.

Pero la luna, insiste quienla toca, es un trozo de quesoiluminado en la nevera. Esfría, calculadora, lujuriosa,perversa, única. Es sólo luna,

y quien es luna, favorece lanoche, el impulso de flotar enla sangre galáctica.

3.-¿Para qué sirve la luna?

¿Con qué se comen sus man-chas y mares de arena? Cabenotras preguntas: ¿quién la in-vitó a permanecer sobrenuestros techos? ¿por quénos espía? De no existir ennuestro cielo, otro la habríapuesto sobre la ciudad menosbulliciosa. Pero, nada, la te-nemos, nos lleva a todos la-dos, de noche y de día. Nues-tros ojos la atisban y ella sepega del camino que pisamos.Y su luz nos estira en sombracontra el suelo.

La luna nos hace varias ca-ras. Los mares saben de susefectos. ¿Cuándo la luna es nue-va o llena si desde hace siglosnos enseña parte de su acné?¿Por qué menguante si nunca

se acaba? ¿Y creciente, si sabe-mos que es del mismo tamañodesde que alguien la pegó delinfinito con saliva eterna de al-gún unicornio enfermo?

La luna y su álbum: quienescribe acerca de su perma-nencia no es más un loco, unlunático, un ido de la tierra.Los que la adoran aúllan y secomen a sus críos. La licantro-pía nació en la luna con unlobo en los brazos.

La lluvia que la oculta es cóm-plice de sus desafueros. Que lodigan los asaltantes de camino.

4.-Un eclipse de luna revela la

cara oculta de quienes lo ven.O tratan de verlo. La lunasiempre está allí, apagada, sinluz. Nunca ha tenido luz pro-pia: es parasitaria, confiscato-ria. La luna vive de luz roba-da. O prestada. Por eso cuan-do llega un eclipse, nadie debe

asombrarse. Sin el sol la lunano existe. No es nadie. Pobresenamorados, se quedaríancon el sol, quemados.

Un eclipse asoma la verda-dera cara de la luna. Y si es elsol quien trata de ocultarla, laseñora Luna (¿será señorita?)se rebela. Se pone arisca, tra-ta de evadir el cuerpo calien-te de su lejano amante. Losdislocados o, mejor, los des-cocados, asumen que la lunano es más que reflejo, un pe-dazo de luz prestada, un ins-tante del sol. Pero se equivo-can: no hay nada más verda-dero que la luna. Que le pre-gunte al Hombre Lobo, a alConde Drácula, a los Lunáti-cos (los locos, pues). Que lepregunten a la savia de los ár-boles. Al geotropismo negati-vo. A la piel de algunas don-cellas. A la lengua viperina demagos y brujos, tan volcáni-cos que le tienen miedo al día.

De modo que la Luna es muypoderosa. Alberga nuestrasemociones. Hace que veamosel atardecer y el amanecer. Quenos desatemos y volquemos laangustia sobre su inmensa su-perficie plena de acné juvenil.Pese a que tienes dos caras, laLuna no es hipócrita como al-gunos que la invocan y le can-tan. Quedan por allí algunospoetas tan lunáticos que laodian, la rechazan o la con-vierten en pésimos versos.

La Luna sirve de mucho:está allí, latente, flotando so-bre nuestras cabezas. A dia-rio, de noche, ella nos mira yse hace la loca, para que nospongamos más orates de loque estamos, porque hay quedecirlo con todas las letras:Gracias a la Luna la locura sealeja, se anuncia y se despide.Ojalá que siga actuando y nospremie con la claridad de susilencio. Porque para locos,los achicharrados por el Sol deeste trópico demente.

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Contenido Maracay, Sábado 15 de octubre de 201110San Francisco de Asís

Sentimiento ancestral, mágica cotidianidady vastedad contemporánea

JOSÉ SÁNCHEZ A.Fotos Adolfredo Morales

Plaza de San Francisco de Asís, años 60

Aún hace cadena de can-to, el mítico poder del milagro resurgente en

armonía de gallos amanecien-do de alguna manera, las nos-talgias de coros en corrales ypatios como puntos huecosdiseminándose por cada rin-cón, cada recoveco del pue-blo de Asís, ampliándose en suestética geográfica.

Al encuentro del senti-miento ancestral, un puebloreabre cada año evidentespresencias de ánimo en lasgeneraciones nuevas con susarrebatos instantáneos, indi-ferente al exilio prolongado deausencias, de memorias tan-gibles desde la oralidad y laescritura que son las media-ciones de la liturgia del almade un pasado circulando enespiral.

Así nos enteramos que elmotivo real de tanto olvido esla atracción por lo inmediato,lo cotidiano sin maravilla, lasimplicidad de la oportunidad,como distorsionando el acci-dentado curso de la vida. Vis-lumbramos el avance de unviajero de latitudes inconfesa-bles e inmensurables, el tiem-po, recurrencia indetenible enel forjamiento de los pueblosque como una cabellera desayona se despliega hacia dis-tintos, distantes y disímilesparajes, que otros días fueronyerbazales, arboledas, trópi-co en verdor de valle cintilla-do de pleno rocío auroral, enfin, configuración de un cos-mos desfigurándose con elagobiador procedimiento delprogreso.

Sabemos del inaudito cur-so de los pueblos, cada pasode su transitar comienza conla plenitud de quehaceres, desus utopías más íntimas en suyo colectivo. De pronto eluniverso de su geografía se vesembrado de insólitas reful-gencias, su procesión de vidava ganando acólitos para cam-biar una panorámica que sus-tituye poco a poco la valora-ción de otras épocas, y emanauna contextualización arqui-tectural, desdeñadora de las

construcciones de barro, so-segadas titulares de la sabidu-ría popular pueblerina.

En cada encuentro con eltiempo, afloran confesiones otestamentos de un pasado re-moto, de un inventario de his-torias que han de cobrar pro-yección universal, en el instin-to naciente de un nuevo paíscomo progresión y propensiónprospectiva, para la construc-ción de la nación real, equili-brada y armónica, sustentadaen la equidad producto de lapropia verdad.

El milenio que discurrecompendia un estilo y por tan-

to un ser colectivo, reflexio-nando sobre el siglo, dejandoen su transcurso toda una na-rración de hechos, que luegose leerá cual ensayo, y dondequizá sintamos como temacentral los componentes devida para discernir la vaste-dad de la contemporaneidady todo un pasado que les pa-rece raro o extraño a las gene-raciones sin tradición de arrai-go, sentido y sentimiento depertenencia.

Desde nuestras peculiarida-des, convertimos el tiempo enhistoria, intentando con ellodetener su paso fugaz irreme-

diable. Circunscribimos lo sa-grado y lo profano, sin saber opoder separarlos y así siem-pre estaremos inevitablemen-te dentro de uno y otro. Porello, nuestra biografía de pue-blo no es la de la plenitud se-rena y la intuición remota. Laidiosincrasia que nos contie-ne subleva los tiempos idos ysu ícono poético puede pasarinadvertido para quienes ma-quillan en la actualidad su ros-tro de poesía e historia.

Alienta nuestra escrituratanta anonimia dispersa porparajes, hombres y mujeres,hechos, anécdotas, decires y

ocurrencias, toda una majes-tad que está ahí, palpitante ensu condición leve, sonora yexpectante y que hemos idodescubriendo, o más que des-cubrir, empaparnos de tantocomplemento de vida pasada,proporcionando la maravillade otros días, asombrándonoscon la inventiva en acción deidos(as) protagonistas, comoactores y actoras naturales ylegítimos del acontecer socio-cultural-político.

Con acierto, sin concienciamelancólica, hemos desplega-do alas de búsqueda, y no nosdetenemos por "la erosiónmetafísica del tiempo", sino ensu bullir de hechos reales, enla constructa realidad de hom-bres y mujeres en su andar demágica cotidianidad indivi-dual, pero al mismo tiempocomo ser colectivo, expresan-do sueños de ellos, de ellas ydel mundo.

Su originalidad, su autenti-cidad, es la muestra de unpueblo, de San Francisco deAsís que no le impiden o mer-man la importancia de su lu-cha histórica por cobrar unmodo de vida mejor al enfren-tar sucesivas agresiones y ol-vidos, aunque el olvido es lapeor de las agresiones, remon-tar con su vuelo espiritual,superponer los afligentes em-bates de poderes, y abusos deanteriores poderes.

San Francisco de Asís (an-tiguo Garabato) acentúa sudesafiante actitud ante el por-venir y desde su trama devida, de sus decires, expresasu relación con el presenteauscultándolo en su instanta-neidad, hurgando el pasadopermeable pero preciso y ha-ciendo del futuro toda unaprospectiva de desarrollo cul-tural, muy humano, erigién-dose en asociativos y combi-natorios simbolismos

Ni siquiera la mano deltiempo ha de borrar de susmuros vivenciales y vivencia-dores la imagen asidua de susfugadas edades de aldea, supresente de proyección mo-mentánea y el tacto vital de suprospectiva de futuro queavista la concreción de su realdestino de frenesí e intensi-dad, prometido desde "eseotro nombre del amor que esla memoria".

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Maracay, Sábado 15 de octubre de 2011 Contenido 31

El primer aniversariode La Voz de Aragua

SALVADOR RODRÍGUEZ

A Juan Gamarra,corresponsal de El Edén

en San Casimiro de Güiripaen 1849.

A los periodistas en su día.

El 1º de julio de 1934, elperiódico La Voz de Aragua, en su número

25, cumplía su primer año decirculación nacional. La Vozde Aragua, órgano de intere-ses generales, como reza sulema, fue fundado en San Ca-simiro por el poeta AugustoPadrón, Eleazar Casado, poe-ta y educador, y Luis RobertoCasado, escritor y educador;el 1º de julio de 1933.

Esta crónica, de caracterís-tica regresiva, cuenta cómosus fundadores y colaborado-res celebraron su primer ani-versario. El editorial da eldiagnóstico de lo que ha sidola vida del vocero en un año yque espera de los días que ven-drán, un puesto digno al ladode los que hacen diarismo enel país. Leamos las líneas de laopinión del periódico, paraque sean ellos con su verbo defundadores, nos digan decómo andaba el quincenariode raíces sancasimireñas.

Los alfareros así escriben:"Nuestro primer año. Con lapresente edición cumple nues-tro vocero su primer año devida. Si nuestra labor ha sidohumilde y pobre, también hasido honrada y recta. No es quequerramos tomar inhalacionesde victimados ni hacer prosa abase de sentimentalismos, perohemos tenido nuestros tropie-zos y nuestros sinsabores; sinembargo, hemos sabido sufrir-los, amurallados por un gran-de y noble ideal de patria…

Agradecemos muy sincera-mente a nuestros colegas delpaís, el aprecio y el compañe-rismo con que nos han distin-guido. Nuestro mayor anhelo esocupar un puesto digno a sulado, y así seguiremos luchan-do si el "fantasma" del fracaso no

nos sale en la segunda jornada.Un cordial apretón de manospara ellos y nuestras francasprotestas de adhesión en todomomento. También damos ex-presivas gracias a nuestros fa-vorecedores y amigos por la efi-caz cooperación que han pres-tado a nuestra empresa."

El número del primer ani-versario dejó la forma de unperiódico tradicional para sa-lir en formato de revista. Te-nían que darle un ropaje nue-vo a la niña de sus ojos y bo-

tar la casa por la ventana paraobsequiar lo mejor de si esapléyade de hombres de letrasy de ciencias como: AugustoPadrón, Nicolás Guevara Díaz,Pedro Manuel Álvarez, Elea-zar Casado, J M Piñero Pirela,Miguel Ramón Utrera, ElíasPérez Sosa, Luis del Osorio,Miguel A Pérez Gausserand,José María Durán, Rafael ANieves ,Pedro Brea, Tulio Za-mora, Edmundo Zamora, Pas-tor Rodríguez Manzo, J ALeandro Moreno, Marco Tu-

lio Páez, Juan España, RaúlValera, Luis Roberto Casado,Emilio Gimón Sterling ,Aqui-leo Silva y el Dr. Rafael Her-nández Rodríguez.

Los poetas, nativos de SanSebastián de los Reyes, MiguelRamón Utrera y José MaríaDurán, escribieron lo mejor desus composiciones. MiguelRamón escribió el poema ti-tulado "La Calle", que dedicóal poeta Augusto Padrón. Laletra del poema, de angus-tiante rebeldía ante el abando-

no y la esperanza de un maña-na mejor. Leamos a MiguelRamón:"Esta calle solitaria/ si-gue, aún, aferrada al pueblo/como un grito. En tres o cua-tro ranchos, /eleva su rebeldemiseria; / como preguntandoel por qué/ de su abandono…/Pero, esta tarde, / para respon-der a las risas de la gente, /pasó por la calle un jornalero./ Yo temo que - mañana- estacalle vuelva a ser pueblo:/ yentonces, sacuda su vengan-za/ sobre todos los que usa-mos el silencio/ para el hondoclamor de su destino."

El maestro de enseñanzaprimaria y poeta, José MaríaDurán, escribe el poema "Con-fidencia", y en su dedicatoriaexpresa: "Para La Voz de Ara-gua". En una confidencia delcorazón a la estrella, deja parala posteridad, José María Du-rán, este sublime soneto: "Esaque pasa silente, arrobadora,/ como pasa la estrella vespe-ral. / Esa sílfide, de amor ge-neradora, / no es otra, cora-zón que tu ideal. / la que tieneuna gracia embrujadora / quefestona su euritmia corporal;/la que gentil y triunfadora /entre rosas de tu íntimo rosal/ la que con su opulencia debelleza / tus vacíos ha plena-do con largueza / en una castaexaltación de amor. / Entré-gate ingenuo, corazón, a ella,/ porque esa es la milagrosaestrella, / que alumbrará tunoche de dolor."

Otro extraordinario hombrede ciencias, músico y prosistaque dejó su contribución paralas páginas de La Voz de Ara-gua, fue el Dr. Rafael Hernán-dez Rodríguez, quien escribiópara ese primer aniversario, elartículo titulado "Las hemorra-gias uterinas" en su consuetu-dinaria columna conocidacomo "Página Científica."

El resto de la constelaciónde poetas y escritores dejacorrer la pluma para que en-cuentre cauce en este eternopresente. Todos se fueron fí-sicamente, pero cada vez quese abren las páginas de La Vozde Aragua, suena la lira con lamejor lírica aunque ya nadieconozca el camino por dondese fueron las Peñas Literarias.

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Contenido Maracay, Sábado 15 de octubre de 201132

Voluntadpara no matar

VÍCTOR MANUEL PINTO

Dos policías levantan un cuerpoSujeta sus piernas a las tuyas,que yo abrazo mis brazos a sus brazos.Siente bien su pesoPorque es la ausencia de la voluntad.

¿Ahora ves la belleza del baile?Los pies y las manos moviéndose junto al otroen la música que brota de los golpes.

¿Ves toda la voluntadQue impulsa el canto de un hombre en otro?

Escucha bien el peso de este cuerpoque el ritmo de su carnesea quien una nuestros pasos.

La mujer y el bonsayLa mujer se pone a parte de sí misma y una parte de hombreen su corte de pelo, y el cigarro que fumacomo varón, ponen a parte la ternuraque no fue perfumada en el cuello.

La violencia sujeta al árbol y su crecimiento,y es real la pequeñez y es bella la deformidady aun natural el olor de las hojas.

La mujer sujeta al pantalón, a la camisa,a su vida de hombre, sabe halar hacia el tallouna postura semejante al azote del viento.

Y se venda a sí misma el pechoy es real el anhelo y aún natural,cuando camina entre mujeres.

Voluntad para no matarQue siempre se ocupen mis manosno de mi cuerpo en ocio, sino del trabajo.Nunca he podido crear nada,pero con varias tablas se hace algo por el otro;el lugar del pan, se une a través de mí,a través del golpe y el clavo al lugar del suelo.y soplo las virutas de la madera,mientras la imagen se hace verdad.

EgoAnte la quebrada, encierro unas cucarachasen un pote de vidrio.Sus patas rozan lentamente los bordes brillantes,mientras el aguase lleva mi cuerpo sin moverme.

Elevando el recipiente hacia el sol,contra sus reflejos,se resbalan en la pulida superficie.

La corriente que me espejacarga con todas mis posturas,pero ninguna es el movimiento del agua.

Destapo el frasco sobre una piedray se mueven por l musgo, bobas,iguales al hombre que se frota en su imagen.