stasis y crisis en tucídides

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ETAEI E Y KPAEI E EN TUCÍDIDES (8. 97.1-2)* Laura Sancho Rocher Universidad de Zaragoza En este artículo se propone una lectura nueva del pasaje tucidídeo, partien- do de una reinterpretación, a lo largo de las vicisitudes del primer intento oli- gárquico en Atenas, del denominado programa 'moderado' de los «Cinco Mil»; se contrasta, además, el modelo político que subyace en el texto del his- toriador ateniense con los paradigmas de idoneidad de la percepción en la teo- ría del conocimiento, y de salud, en la medicina hipocrática del siglo V. La conclusión es que Tucídides no se refiere a ningún tipo nuevo de politeia, ni se sirve del diseño de «constitución mixta», que es posterior, ni de la imagen bio- lógica del cuerpo humano, con su evidente jerarquía, sino de la, más habitual en su época, noción de mezcla activa, profunda y homogénea. In this article a new reading of the passage of Thucydides is proposed, starting from a reinterpretation of the so called `moderate' program of the «Five Thousand» alongside the first oligarchic coup d'état in Athens. The political pattern, which is implicit in the text of the great Athenian historian, is compar- ed to the paradigms of perception fitness in the fith century views of cognition, and of health in Hipocratic medicine. The conclusion is that Thucydides does not report on another type of politeia, nor does he make use of the outline of the «mixed constitution» (a model that is posterior to Thucydides') nor of the biological image of the human body, with its obvious hierarchy, but of a notion more usual by this time, that of an active, deep and homogeneous blend. * Este estudio ha sido realizado en el marco de un Proyecto de Investigación financiado por la DGICYT, nº PS 90- 0122. 41 HABIS 25 (1994) 41-69

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sobre la stasis

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  • ETAEI E Y KPAEI E EN TUCDIDES (8. 97.1-2)*

    Laura Sancho RocherUniversidad de Zaragoza

    En este artculo se propone una lectura nueva del pasaje tuciddeo, partien-do de una reinterpretacin, a lo largo de las vicisitudes del primer intento oli-grquico en Atenas, del denominado programa 'moderado' de los CincoMil; se contrasta, adems, el modelo poltico que subyace en el texto del his-toriador ateniense con los paradigmas de idoneidad de la percepcin en la teo-ra del conocimiento, y de salud, en la medicina hipocrtica del siglo V. Laconclusin es que Tucdides no se refiere a ningn tipo nuevo de politeia, ni sesirve del diseo de constitucin mixta, que es posterior, ni de la imagen bio-lgica del cuerpo humano, con su evidente jerarqua, sino de la, ms habitualen su poca, nocin de mezcla activa, profunda y homognea.

    In this article a new reading of the passage of Thucydides is proposed,starting from a reinterpretation of the so called `moderate' program of the FiveThousand alongside the first oligarchic coup d'tat in Athens. The politicalpattern, which is implicit in the text of the great Athenian historian, is compar-ed to the paradigms of perception fitness in the fith century views of cognition,and of health in Hipocratic medicine. The conclusion is that Thucydides doesnot report on another type of politeia, nor does he make use of the outline ofthe mixed constitution (a model that is posterior to Thucydides') nor of thebiological image of the human body, with its obvious hierarchy, but of a notionmore usual by this time, that of an active, deep and homogeneous blend.

    * Este estudio ha sido realizado en el marco de un Proyecto de Investigacin financiado por laDGICYT, n PS 90- 0122.

    41HABIS 25 (1994) 41-69

  • ETAEI E Y KPAEI E EN TUCDIDES (8. 97.1-2)

    El captulo 97 ( 1-2) es uno de los ms comentados del libro VIII de Tucdi-des, ya sea porque con l termina nuestro historiador su entrecortada narracin dela preparacin, triunfo y cada de la revolucin oligrquica en el 411, ya, porqueconstituye una de esas extraas ocasiones en que el Ateniense escribe en primerapersona para dar una opinin; y, en este caso, bien sobre el comportamiento desus conciudadanos, bien sobre una forma constitucional, distinta de la democrti-ca, con la que se siente de acuerdo.

    Segn la opinin tradicional, el ltimo libro de La Guerra del Peloponesoposee unas caractersticas especficas que lo diferencian de los que le preceden, yque podran explicarse por el hecho de que la obra no est acabada. Entre los ras-gos ms acusados en este libro, estn la ausencia de discursos directos' y la ruptu-ra del esquema cronolgico tuciddeo divisin de cada ario de guerra en pero-dos invernales y estivales2, forzado su autor por la necesidad de mantener unanarracin contempornea en varios escenarios. Estas particularidades dan comoresultado lo que ha dado en llamarse `contradicciones' 3 relativas a la narracin delmencionado golpe oligrquico; 'ambigedades', o mejor, incertidumbres, que sonespecialmente visibles en lo que atae al papel del programa 'moderado' deimplantar un sistema limitado Qen qu mbitos?) a cinco mil ciudadanos.

    Al emprender una nueva interpretacin de la frase de Tucdides, mi objetivono es ambicioso. Pretendo slo subrayar algunos detalles que tanto la Historia deTucdides como la Constitucin de los Atenienses de Aristteles, permiten cono-cer y que, en muchas ocasiones, no quedan reflejados en el tratamiento historio-grfico del movimiento y en las traducciones habituales 4; y, sobre todo, proponeruna lectura de 97.2 que responda al contexto y entendimiento tuciddeos de lastasis, y que se avenga con el desarrollo intelectual de la poca de nuestro histo-riador.

    LAS DOS CUESTIONES PRIMORDIALES Y SUS IMPLICACIONES:

    La primera de las cuestiones, como se ha mencionado antes, es la del signifi-cado del programa de los Cinco Mil y, en consecuencia, el alcance de su eventual

    1 En una obra reciente, S. Forde, The Ambition to Rule. Alcibiades and the Politics of Imperial-ism in Thucydides (Comell U.P. 1989) 120-121, el autor plantea la posibilidad de que la falta de dis-cursos responda a la falta de discurso en la vida de las ciudades.

    2 Ed. Delebecque, Thucydide et Alcibiade (Aix en Provence 1965) 31-67. 3 A.W. Gomme, A. Andrewes, K.J. Dover, A Historical Commentary on Thucydides (=HCT), V

    (Oxford 1985) 251-ss.4 Traduccin de F.R. Adrados, mezcla equilibrada de oligarqua y democracia; de A. Guz-

    man Guerra, moderada combinacin de oligarqua y democracia; de F. Romero, equilibrio modera-do entre los notables y la masa; de J.J. Torres Esbarranch, mesurado equilibrio entre los oligarcas yla masa; de L. M. Maca, mezcla bien equilibrada entre los oligarcas y el pueblo; de V. Conejero,combinacin equilibrada de oligarqua y democracia.

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    realizacin total o parcial. Al caer los Cuatrocientos, dice Tucdides que unaAsamblea celebrada donde era antes tradicional, en la Pnyx, decidi T upernia-Ta TrapaSavai a los Cinco Mil (97.1); el problema es que esta aseveracin siguea repetidas alusiones que desmienten la existencia de tal lista de cinco mil ciuda-danos, y a constantes menciones del uso propagandstico del lema de los CincoMil.

    El inters que tiene la realizacin de un gobierno excepcional en Atenas, afines del 411, es evidente, dada la calurosa acogida con que Tucdides celebra elcambio: En lo sucesivo dice nuestro historiador ( 2) se celebraron otrasasambleas en la Pnyx en las que se eligieron nomotetas y se decidieron otrascosas en relacin con la politeia. Y parece que los atenienses por primera vez 5 almenos en mi tiempo, se gobernaron bien (E1') TroXiTelaavTeg)y no poco; puesresult una colaboracin moderada (p.crpa luyKpetaig) para beneficio de losoligarcas y la masa y ello contribuy a que la ciudad se recobrara de la malasituacin a que haba llegado. Tal aceptacin ha sido regularmente tomadacomo la expresin ms clara de la toma de posicin poltica de Tucdides.

    La segunda cuestin, por tanto, es de sumo inters porque supone plantearcul es el punto en que la especulacin poltica estaba a fines del siglo V. Creoque ser necesario rechazar la idea de que Tucdides se refiera a la poca quesigue a la cada de la oligarqua de los Cuatrocientos, como si estuviera caracteri-zada por la primera forma de constitucin mixta. Pero este asunto se tratar msadelante, ya que es habitual ver, tanto en traducciones como en estudios moder-nos, el lastre de esta concepcin 6 . Al contrario, puede resultar ms operativo parala economa del texto contemplar su lectura a la luz de las corrientes de pensa-miento jonio e hipocrtico; y, con ello, buscar un modo de integrar esta reflexintuciddea en los propios esquemas narrativos del historiador.

    LOS CINCO MIL A LO LARGO DE LA PREPARACIN Y CONSUMACIN DEL GOLPE DEESTADO DEL 411:

    La bsqueda, por parte de elementos destacados entre los hombres influyentesde Atenas, de un recambio constitucional al sistema democrtico, aparece enTucdides slo con claridad tras las indicaciones hechas por Alcibades a los diri-gentes de la flota de Samos, segn las cuales podran obtener ayuda del Gran Reysi derrocaban la democracia; entonces, segn Tucdides (8. 48, 1), los dynatoi

    5 Cf. G.M. Kirkwood, Thucydides' Judgement of the Constitution of the Five Thousand (VIII,97, 2), AJPh 93 (1972), 96, prefiere la traduccin durante el primer perodo, porque si no, no seentendera el juicio hecho a la poca de Pendes.

    6 Ver un ejemplo en G. Donini, La posizione di Tucidide verso il governo dei cinquemila (Tori-no 1969) 60-61.

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    concibieron esperanzas de obtener para s Tet Trpetwarn 7 . Este objetivo de hacer-se con la direccin de forma exclusivista no se oculta a la flota (4 8intoKpa-rou-p.vco; 48.2), pero se presenta justificado por la necesidad de agradar al Persapara obtener la ayuda con la que vencer a los enemigos y, por lo tanto, con la queretribuir a los soldados. Mientras el movimiento se limitaba a Samos y estabadirectamente motivado por las negociaciones con Alcibades no se plante nuncauna forma de constitucin que no fuese la democracia a derrocar, o la oligarqua aestablecer. Y eso lo demuestra bien a las claras la actitud de uno de los generales,Frnico, quien, en una alocucin que refiere con detalle Tucdides, se opone a quesea Alcibades el motor de una revolucin de tal envergadura, y advierte a loscamaradas 6rrep Ka iv que a ste poco le importa la democracia o la oli-garqua y que su nica aspiracin es volver a Atenas (48.4)8.

    Cuando Pisandro, enviado por los golpistas a Atenas, habla ante el demoreunido o se dirige particularmente a unos y otros, no parece que exista todavael elstico programa de los Cinco Mil, pues este activista, no pudiendo manifes-tar claramente la finalidad del movimiento, dice que es necesario puj TVairrv -rnTrov 8-woKpaTouptvo1g, o regirse act4pova-repov, entregando lasmagistraturas (rns cipxs. ) a unos pocos (s. 6X1yovs.)... para que el Rey apoyela causa ateniense y la ciudad se salve (53.1-3). No obstante, la nica finalidadexistente es la de derrocar la democracia, y sta es la tarea que Pisandro enco-mienda a las xynomosiai, ya existentes por entonces en la ciudad Trl 811cmgKat dpxcas (54.4).9

    Tras estos hechos y antes de la segunda estancia de Pisandro en Atenas fuecuando, por primera vez y en la ciudad, haciendo publicidad para la causaemprendida por los dynatoi de la flota, se haba hablado abiertamente de la supre-sin de los misthoi salvo los soldados en pie de guerra y la no participacinen el gobierno (o15-r imeeKTov T() t' Trpayi.tniw: 65.3) sino de un mximo decinco mil. Las dos medidas, aunque son consideradas por Tucdides, desde elprincipio, como mero escaparate de actuaciones ms drsticas (Eimperrg Trobs-To)s TrXdous. 66.1), han de ser interpretadas, por fuerza, como parte de un plancon coherencia en s, aunque no hubiera voluntad de llevarlo a cabo: suprimir el

    7 A. Andrewes, HCT V 252, destaca una primera inconexin en el programa oligrquico: se ini-cia en Samos para continuar la guerra y salvar la ciudad, pero, cuando triunfan los Cuatrocientos,inmediatamente abren negociaciones con Agis. Sin embargo Tucdides deja claras, desde el inicio,cules eran sus aspiraciones fundamentales.

    8 Indirectamente, otra de las cosas que evidencia el discurso de Frnico es que lo que ms intere-sa a los sediciosos es la oligarqua; Frnico tom parte activa en la revolucin, una vez descartadoAlcibades; cf. G. Grossi, Frinico tra propaganda democractica e giudizio Tucidideo (Roma 1984)27-ss. Es de sealar la positiva valoracin del historiador acerca de las ideas expresadas por Frnico, loque, sin duda, tambin tiene que ver con la advertencia de aqul acerca de la necesidad de evitar la sta-sis (8-rms- inj arnatcmatv).

    9 Para la evolucin poltica de las heteras y su identificacin con tendencias oligrquicas, cf.G.M. Calhoun, Athenian Clubs in Politics and Litigar ion (Roma 1964 = Austin 1913) 97-ss; F. Sartori,Le eterie nella vita politica ateniese del VI e V secolo a.C. (Roma 1957) 101-ss.

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    misthos, que en estas fechas cobraban con probabilidad los consejeros y los arcon-tes, adems de los seis mil jurados sorteados anualmente (Ar. V. 600-ss), implica-ba, en la prctica, limitar el acceso a los cargos a los estratos acomodados y, qui-zs lo ms significativo, vaciar de contenido el decisivo control popular sobreesos cargos, ejercido fundamentalmente a travs de los tribunales, quedando neu-tralizada ms fcilmente la eventual influencia de la masa popular en la asamblea.Pero los intentos de los revolucionarios iban ms lejos y se dirigan al mismocorazn de la democracia postclistnica: el Consejo de los Quinientos. La estre-cha relacin que, despus de Clstenes, tienen la Boul y la Asamblea en el proce-so de deliberacin poltica, hace pensar que Tucdides entiende la reduccin de laque habla en este contexto como si hubiera de afectar a la seleccin de los conse-jeros. Creo que este extremo puede deducirse de la frase que aade el historiadora la comentada ahora mismo:.. 8-riptos . vtv-rot 81.11.tn. T1 Kal 3ouXi 11 club TM)KUllOU ItweX-ye-ro..., lo que parece indicar que Consejo y Asamblea eran dosobjetivos inseparables en los preparativos del complot.

    En el lapso que media entre los dos viajes de Pisandro a Atenas, a la campaapropagandstica haba acompaado una campaa de terror (65.1-2; 66); los miem-bros de las heteras, mediante asesinatos de algunos lderes demcratas, comoAndrocles, y actuaciones concertadas en las asambleas, sembraron entre los ciu-dadanos el temor, el recelo y la desconfianza, de tal modo, que reinaba el desco-nocimiento de las posiciones de cada cual, crendose el clima adecuado para lasactuaciones de fuerza. El ambiente descrito en estos captulos recuerda al pintadoen aqul otro (3.82) en el que Tucdides reflexiona sobre los efectos de la stasisen el mundo griego, por la clara ruptura de los vnculos tradicionales que asientanla existencia real de una polis; esos vnculos son los que se anudan a travs delrespeto a los lazos tradicionales de familia y a los ritos basados en la costumbrereligiosa m . As se explica la subversin de la democracia, por medio de los rga-nos de funcionamiento de la misma, slo comprensible porque, de hecho, lacomunidad ya haba dejado de existir.

    Tras la llegada de Pisandro, la asamblea nombr a diez ciudadanos con pode-res para redactar propuestas de cambios constitucionales (byypcups) y se fijun da para una asamblea que se reunira en Colono, fuera de Atenas". Esta con-vocatoria inusitada, de la que no tenemos explicacin alguna, parece ser parte de

    10 Tambin las manifestaciones del elemento racional, el Xyo o la yvdnm, sobre todo encar-nado en quienes dirigen a la comunidad no para su propio beneficio, sino en servicio de la ciudad, sonevidencia de la verdadera existencia de una polis; cf. G. Caiani, II 'Philopolis' di Tucidide, en D.Lanza, M. Vegetti, et al., L'ideologia della citt (Napoli 1977) 79-104; por ello una de las primerasvctimas de la stasis es el lenguaje, esencial en todo vnculo social, cf. N. Loraux, Thucydide et lasedition dans les mots, Q.St. 23 (1986) 95-134.

    11 Un intento de compatibilizar los relatos de Tucdides y de Aristteles, desde este punto en D.Flach, Der oligarchische Staatsreich in Athen vom Jahr 411, Chi ron 7 (1977) 9-33; cf. P.J. Rhodes,A Commentary on the Aristotelian Athenaion Politeia (=CAP) (Oxford 1981), 364-5; HCT V 184-254.

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    la misma tctica de amedrentamieneto porque, como es generalmente aceptado,de hecho slo podran asistir a dicha asamblea aqullos que tuvieran armas pesa-das. El resultado fue que en la misma, tras la supresin de la graphe paranomon(67.2), se vot una transformacin total de los rganos de gobierno de la ciudad( 3: pljTE pxnjv pli8E4av 1K TOD ai)roD Kaliov 12), la supresin detodos los sueldos y creacin de un Consejo de Cuatrocientos con plenos poderes(airroxp-ropas) que, cuando le pareciese, reunira (6.AX1ye1v) a los Cinco Mil.

    Como se ha visto, segn el programa hecho pblico anteriormente se reserva-ra el misthos a los soldados en campaa y, al margen de que podemos entenderque la narracin de Tucdides en este punto se tornase muy escueta y no mencio-nase algo obvio, como que los thetes y la mayora de los hoplitas necesitabancobrar para comer, mientras estuvieran en el ejrcito o la flota, resulta problemti-ca la confrontacin con la descripcin aristotlica de la misma asamblea o, almenos, de lo adoptado en esos momentos. Aristteles (A.P. 29.5) dice: los queejercieran algn poder (-ras- 8' cipmig) no tendran sueldo, mientras hubiera gue-rra, excepto los nueve arcontes y los que fueran prtanos: a stos se les daran tresbolos al da. Y el resto de la politeia (-n'II, 8' dXXrw TroXL-rdav) por entero seentregara, de entre los atenienses, a los ms capaces de servir tanto fsica comoeconmicamente (Tots 8uva-rurToLs . Kat TO-1.5 0-05[1aaLV Kat Tois- x0paaivkrovpyv), mientras hubiera guerra, en nmero no menor a cinco mil 13 . Dosapreciaciones se derivan de esta versin: primero, que, puesto que los prtanos sonlos miembros de la Boul que han de reunir y presidir la Asamblea, segn el Esta-girita, no se habra previsto legalmente suprimir al Consejo de los Quinientos niacabar con las reuniones de una Asamblea, aunque restringida. Y, segundo y dadoel contraste establecido entre -ras . 8' pxts y -njv 8' (5.XX1v rroXL-rdav, que,efectivamente, se tom la decisin de limitar la ciudadana poltica a los ms ricosen nmero nunca inferior a cinco mil. Teniendo en cuenta la importancia de lossucesos y la indudable memoria de los mismos durante todo el perodo de vida dela democracia ateniense, creo que lo ms razonable es concluir que no estuvonunca muy claro en qu consistiran los poderes Tet upwa-ra y ij Trok-reason, en ambos relatos, voluntariamente, trminos vagos de esos ciudadanosselectos y, ni tan siquiera si la cifra redonda de cinco mil era necesariamente unmximo o un mnimo En cualquiera de las dos versiones Tucdides o Aristte-les, en la realidad, lo que tendra un efecto manifiesto y directo sera la priva-

    12 Cf. HCT V 168: el decreto tendra cierto contenido expresado positivamente (cuyo textohabra de corresponder con A.P. 29.5); probablemente definira a los Cinco Mil, aunque el decretoquedase en letra muerta (cf. Th. 8.89.2). Podra ello explicar que Aristteles responsabilizara a losCinco Mil de la eleccin de los cien vaypaOck, encargados de elaborar las constituciones para elfuturo y el presente (A.P. 30; 31)?

    13 Tucdides 65.5, habla de que cinco mil sera la cifra mxima. No obstante es muy significati-va la similitud de los trminos utilizados por Aristteles en 29.5 y por Tucdides en 65.5: -rasxpciai Kal TOTS actillaCTLV dXPEXEIV.

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    cin de sueldo a los jueces, ya que ello poda condicionar la impunidad de lasactuaciones de los oligarcas.

    La importancia que este programa tiene en todo el movimiento revolucionarioes evidente desde el momento en que, habiendo triunfado ya el golpe en Atenas,Alcibades, que tras haber sido abandonado por los golpistas haba conseguidodesplazarse a Samos con el apoyo de los demcratas de la flota y, especialmente,de Trasibulo (81.1), despacha a la embajada que los Cuatrocientos envan a laisla, advirtindole que no se opona a que gobernasen (Cpxeiv) los Cinco Mil,pero que era necesario reponer el anterior Consejo de los Quinientos y destituir alos Cuatrocientos (86.6) 14 . La indefinicin y falta de acuerdo entre los oligarcas esla causa de interpretaciones distintas de este eventual gobierno de los Cinco Mil.Alcibades, ahora entre los demcratas, no podra permitirse apoyar una constitu-cin, al fin y al cabo oligrquica, que haba sido rechazada por la flota; por lotanto, su demanda, en este momento, quizs signifique restringir el acceso a lasmagistraturas, pero mantener la forma anterior del Consejo (Ka&cr-rvai -njvPoukr)v cl5aucp (al. trpTepov, TOiJg TTEVTaKOCT(01,59 y, por tanto, de la Asam-blea. Es significativo, tambin, que Alcibades reciba en esta ocasion una aproba-cin tan clara por parte de Tucdides ( 4), debido a que haba impedido que laflota se dirigiese contra la ciudad y aconsej a la embajada de los Cuatrocientosque se mantuvieran firmes contra el enemigo con vistas a volver a reunir a losgobiernos de Samos y de Atenas.

    Como se ha sealado, una de las mayores dificultades que presenta la com-prensin de todo este perodo es la de compatibilizar las narraciones aristotlica ytuciddea. Sobre todo es problemtica la historicidad de los famosos captulos 30 y31 de la Athenaion Politeia que no tienen ningn reflejo en la exposicin del his-toriador y que seran las constituciones 'para el futuro' y 'para el presente'. Se hapropuesto que el contenido de ambas 'constituciones' proceda de panfletos de lapoca o, al menos, el de la constitucin para el futuro, ya que nunca estuvo vigen-te 15 . Tucdides nada dice de constituciones elaboradas por los Cien anagrapheiselegidos, probablemente, en Colono y que haran su labor antes de la toma delpoder de los Cuatrocientos, hecho que se produce el 14 de Targelion (A.P. 32.1)16;por lo tanto caben dos posibilidades: 1. que el redactor de la Constitucin aristot-lica, quien conoce y utiliza a Tucdides, supliese conscientemente un vaco infor-mativo en el historiador 17 ; 2. que sea una interpolacin de un autor posterior a

    14 En el pargrafo 3 del mismo captulo, los embajadores se haban expresado en los siguientestrminos: ...-rCv TE 1rcv-ranax1X1ba, 8-rt rrv-rEs. v jipct jtaloualv..., lo que algunoscomparan con el programa para el futuro de Aristteles, A.P. 31

    15 Rhodes, CAP 366-9.16 Para una hipottica secuencia cronolgica, cf. M. Lang, Revolution of the 400: Chronology

    and Constitutions, AJPh 68 (1967) 176-187, pone la asamblea de Colono el 14 Targelion, 9 de Junio,pero el establecimiento de los Cuatrocientos, el 22 Targelion.

    17 M. Ostwald, From popular Sovereignity to he Sovereignty of Law. Law, Society, and Politicsin Fifth-Centuty Athens (Los Angeles, London 1986) 367-8, considera que la 'constitucin para el pre-sente' define bien el poder real de los Cuatrocientos.

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    Aristteles, quien introducira en el momento del relato que le pareci ms ade-cuado, el resumen de ciertos programas, nunca discutidos pblicamente, cuyocontenido estaba estrechamente relacionado con los acontecimientos del 411.

    Para Tucdides, el contenido del llamado gobierno de los Cinco Mil era tanvago que se prestaba a ser utilizado tanto por los oligarcas, para ganarse a la flota,como por aqullos de los oligarcas Termenes y Aristcrates que, despus deconocer que Alcibades estaba en Samos, vieron la oportunidad de derrocar la oli-garqua, acabar con la construccin del muro de Eetionea, y volver a la democra-cia. Efectivamente, los oligarcas disidentes, se sirven tambin de la alusin a losCinco Mil, cuando en realidad rivalizaban para convertirse cada uno en el Trix7rrosTrpoo-ruls -ro) 81mou (89.4) 18 en una democracia restaurada; los hoplitas queacabaron con la construccin oligrquica de Eetionea ocultaban bajo el nombre delos Cinco Mil su voluntad de reponer el gobierno del pueblo (92.11), que para elhistoriador es claramente distinto del que sirve de tapadera. Nadie crea, pues, enlas posibilidades o en las ventajas del sistema: los oligarcas posibilistas de Ter-menes porque se daban cuenta de que una oligarqua, aunque ms amplia, no tenafuturo l9; los hoplitas que defendan en ese momento Atenas y los hombres delPireo porque prevean que una oligarqua de cinco mil iba a dejar a muchos deellos al margen. Sin embargo, a la vista de los movimientos del Pireo, los Cuatro-cientos ofertaron un acuerdo, intentando atraerse a los ms 'moderados' (HIEL -KET592 de los sublevados, que consista en hacer pblica la lista de los Cinco Mily que, a partir de entonces, ellos mismos y de entre s seleccionasen por turnos alos Cuatrocientos (93.2). Podra ser, pues, que en estas negociaciones circulase loque en la obrita aristotlica se denomina 'Constitucin para el futuro' y que el his-toriador presenta de modo sucinto.

    Las idas y venidas del lema de los Cinco Mil, con sus distintas acepciones, haplanteado a la historiografa moderna la difcil cuestin de separar al menos dos

    18 En el mismo captulo 89.2-3, en un pasaje cuyo texto plantea problemas, Tucdides describela reaccin de Terrnenes, Aristcrates y otros ante el temor por los efectos de la llegada de Alcibadesa Samos. Si hemos de conceder credibilidad a la opinin del historiador, segn la cual cada uno queraconvertirse realmente en el primer lder del demo, y las palabras referentes a los Cinco Mil no eransino un axfula Trat-rixv TO X6you, entonces ser necesario interpretar la frase o15 arraX-XaCciciv Tof, yav s. Ulyou Xklv... en el sentido de que no queriendo hablar claramente deacabar con la oligarqua decan que se les diese poderes efectivos a los Cinco Mil sin aclarar si lalista estaba confeccionada para que la situacin constitucional resultase no tan restrictiva y algo msequitativa ( taai-rpav).

    19 Segn Xen. Hell. 2.3.48, Termenes se habra defendido ante Critias, en el perodo de losTreinta, rechazando la democracia radical y la oligarqua tirnica. Sin embargo, la actuacin que lereconoce Tucdides despus de la vuelta de la embajada de los Cuatrocientos desde Samos, es muchoms oportunista.

    20 Cf. P. Demont, La cit grecque archaique et classique et 'ideal de tranquillit (Paris 1990)251, n. 166, citando a Romilly, interpreta a los TRELKg COMO un groupe social, un courant d'opi-nion et les gens simplement raisonnables. Sin embargo, es necesario tener en cuenta la situacin: losCuatrocientos se resisten a ceder y los hoplitas quieren acabar con la situacin poltica de oligarqua,reinstaurar al demo y destruir la construccin del Pireo; en ese contexto, desesperado para los oligar-cas, stos buscan a los ms 'razonables' razonables para ellos y les hablan de mantener la calma(ficnadZeiv).

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    tendencias entre los que llevaron a cabo la revolucin del 411 21 (30.1; 32.1). Ellosignifica aceptar que, mientras algunos como Antifonte, Pisandro y Frnico, esta-ban decididos a todo antes que ver la vuelta del demo; otros, especialmente Ter-menes, y quizs tambin Clitofonte, haban credo desde el principio honrada-mente en la necesidad de recortar la soberana de la Asamblea y volver a unasituacin de democracia censitaria. El tema tiene conexiones con el problema dela utilizacin de otro lema, el de los TrTptol vp.oi o la Trnios TroXyrdaque, al menos durante el perodo blico, no pertenece exclusivamente a los`moderados'22 . Del relato que Tucdides hace del movimiento, en modo algunopuede extraerse la conclusin de que hubiera una va intermedia: el Ateniensetiene a Termenes por uno de los mximos dirigentes del golpe, junto a Pisandro,Frnico y Antifonte (68). Muy distinta es la imagen que se deduce de la AthenaionPoliteia del Estagirita, pues en esta obra, no slo Termenes es calificado comodefensor de la patrios politeia en el 404 (34.3), junto con Clitofonte y otros, sinoque en el 411 este mismo Clitofonte aparece ya defendiendo la vuelta a la consti-tucin de Clstenes (29.3) 23 . Dada la fecha de redaccin de este tratado, es lgicosospechar que su autor se viera influido por la elaboracin ideolgica del discuti-do poltico24 y por la defensa de la Constitucin de los Antepasados, en crculosconservadores25 . De hecho, es un tpico apenas discutido, que Aristteles tuvopor fuente, en muchos casos, a Androcin, hijo de Andrn, uno de los Cuatrocien-tos, y que este atidgrafo se haba educado con Iscrates, de quien nadie dudarque cifr su ideal, al menos durante una parte de su vida, en la vuelta a la consti-

    21 M. Ostwald, op. cit. 367-378 cree que en la asamblea de Colono confluyeron los programasde los ms radicales y de los de Termenes. Las medidas, que recuerdan ambos autores para la asam-blea de Colono, no tuvieron efecto, salvo la de nombrar a los cien anagrapheis, encargados de elabo-rar la lista. Pisandro propondra abolir la democracia y dejar autoridad absoluta (airroxp-ropas; Th.67.3) a un Consejo de Cuatrocientos; pero en Colono slo se elegira a los cinco proedroi encargadosde su cooptacin.

    22 Th. 8.76.6: los soldados de Samos recriminaban a los dirigentes de la ciudad -min. Trarpt-'oug vptous KaTaXaav-rEg. En ese sentido, K. R. Walters, The 'Ancestral Constitution' andFourth-Century Historiography in Athens, AJAH 1, 3 (1976), 129-144.

    23 Cf. A. Fuks, The Ancestral Constitution. Four Studies in Athenian Party Politics at the Endof (he Fifth Century B.C. (London 1953) 1-48; S.A. Cecchin, Ild-rptos . Tro)u-rEla. Una tentativa pro-pagandstica durante la guerra del Peloponeso (Torino 1969) 26-63.

    24 Xen. Hell. 2.3.48, pone en boca de Termenes un discurso de defensa ante las acusaciones deCritias en el que aparece como partidario de una buena democracia o de una buena oligarqua, y no dedar el poder a los indigentes o implantar una oligarqua tirnica; ser esta expresin el reflejo de laelaboracin favorable del personaje? Cf. Ph. Harding, The Theramenes Myth, Phoenix 28 (1974),101-111, critica en ste y otros estudios que sea Androcin el responsable de una propaganda pro-tera-meniana. Sin embargo, el distinto tratamiento que el personaje recibe en las diferentes fuentes quehablan de l es muy sospechoso: cf. S. Accame, Cratippo, MGR 6 (1978) 194-5; H.R. Breitenbach,Der Michigan-Papyrus ber Theramenes. Historische Probleme und Autorschaft, Labor omnibusunus (Historia Einzelschriften 60; Stuttgart 1989) 121-135; C. Bearzot, Per una nuova immagine diTeramene. P. Mich inv. 5982 e il processo di Eratostene, AA.VV. L'immagine dell' uomo politico:vita pubblica e morale nell'antichit (Milano 1991) 65-87; M. Lang, Theramenes and Arginousai,Hermes 120, 3 (1992) 267-279.

    25 Cf. E. Ruschenbuch, ITATPI OZ flOAI TEI A. Theseus, Drakon, Solon und Kleisthenes inPublizistik und Gesichtschreibung des 5. und 4. Jahrhunderts v. Chr., Historia 7 (1958) 398-423.

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    tucin del Arepago26 . De existir, pues, esta corriente `moderada' 27 , en el seno delos revolucionarios del 411, representara la defensa de un recorte de la ciudada-na o, ms bien, la inplantacin de un sistema timocrtico; pero ahora es necesarioestudiar a qu responde la tan barajada cifra de cinco mil 28 , ya que, aunque creoque hasta la cada de los Cuatrocientos, nadie pens realmente en la viabilidad delprograma, Tucdides afirma que, tras la prdida de Eubea, la primera Asamblea enla Pnyx, decici entregar la direccin poltica a los Cinco Mil.

    En primer lugar hay que sealar las dificultades que plantea una simple identi-ficacin entre los Cinco Mil y la clase hoplftica 29 . Como se vio, Tucdides atri-buye a los partidarios de Pisandro en Atenas, antes de su segundo viaje a la ciu-dad, un programa propagandstico que consista en ..oirE imOerrov rGivupaylin-wv 1TM00111 ITEVTaKtaXLVLOLS, Kal TO15TOIS c dv vtXicrra TE xpAuctat cal roi acIniacriv d)cbXciv 0101 TE 101V (65.3); del mismomodo, Aristteles admite que en el momento de instauracin de los Cuatrocientosse haba decidido dar el poder 'AOtivalwv rots 8uvaTurrTois Kal

    cal Tok xpluctaiv Xrp-ovpyelv L1 XaTTOV TrEVTaKLUXLMOLS (A.P.29.5). Sin embargo, quienes repiten que lo que sucedi a los Cuatrocientos erauna democracia o una oligarqua hopltica, se basan, fundamentalmente, en lanoticia de Tucdides en 97.2: dvai 81 ain-cov rraot Kal 8uXa rrapxovraL39,y en segundo lugar en la obrita del Estagirita que dice que derrocaron a los Cua-

    26 Cf. F. Jacoby, Atthis. The Local Chronicles of Ancient Athens (Oxford 1949) 74-ss; J. deRomilly, Les modrs athniens vers le milieu de IVe silcle: chos et concordances, REG 67 (1954)327-354.

    27 Cf. J. de Romilly, Les classes moyennes Athnes, REG 100 (1987) 6-ss, cree en unaequiparacin de las implicaciones morales y polticas de la mesura y el medio, representadas por ungrupo social intermedio.; cf. igualmente: P. Demont, op. cit. 163 (citando a de Romilly) y passim.

    28 Como manifiesta A. Andrewes, HCT V 329 el problema plantea adems un interrogante a losestudiosos de la demografa antigua, los resultados de cuyas aproximaciones, por lo dems, no puedenser tenidos nunca como acabados. No obstante, y aunque los clculos demogrficos sean siempre dif-ciles para estas fechas, remito al lector a M.H. Hansen, The Number of Athenian Hoplites in 431B.C, S.O. 56 (1981) 19-32, quien recogiendo valoraciones de la historiografa anterior, supone unapoblacin de 18 000 ciudadanos de las tres primeras clases al inicio de la guerra. El mismo autor,Demographic Reflections on the Number of Athenian Citizens 451-309 B.C., AJAR 7, 1985, 172-189, conjetura unos 20 000 ciudadanos en total en ca. 400, razonando que la poblacin se mantuvoestable durante el siglo IV. En una obra ms reciente, Demography and Democracy. The Number ofAthenians Citizens in the Fourth Ceritury B.C. (Vojens 1985) corrige la anterior cifra, por la de30.000. B. Strauss, Athens afther the Peloponnesian War (London-Sydney 1986) considera que lacifra de ciudadanos de clase hopltica, con una renta superior a 2000 dracmas en 322 (Plu. Phoc. 28, 7;Diod 18. 18,4-5) seria de unos 9000, con una poblacin masculina adulta total de ca. 21 000.

    29 Cuyo lmite inferior difcilmente se distinguira de la de los thetes, cf. el texto del decreto dela colonia de Brea del ao 445, M.L. (1988) 49, II. 32-42; y el comentario de los autores en 132, quie-nes piensan que una enmienda a un eventual anterior decreto estipulara que los colonos slo procede-ran de las dos ltimas clases: zeugitas y thetes. Probablemente el anterior decreto limitara el acceso aalguna de estas clases o lo abrira a toda la ciudadana. La simbiosis de los dos estatus censitarios msbajos es sintomtica.

    30 Cualquiera de estos textos evidenciara la mayor falacia que expresan los oligarcas en Samos(Th. 8.72.1) de que de todos modos la Pnyx nunca acogi a ms de cinco mil ciudadanos.

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    trocientos y Ta Trperniam TrapScKav TOIS- TrEVTaKtaXLM.019 TOT.5* K TCWEnTXL.W..." "... Kat K TCW Sukin, Tfig TroXiTEas amis . (3 3.1 -2). Es eviden-te que las expresiones de los dos primeros pasajes no son equiparables a las de lostres ltimos; y que, de entre estos, el nico que podra plantear dudas acerca de siidentifica simplemente a los Cinco Mil con los hoplitas es el texto de Tucdides.No obstante, tambin sera posible una lectura como la que sigue: ...-ro-ig unrra-Kicrxt..X[ois lIsnclaav-ro uptyp.a-ra Trapa8oDvai (aval S [ToD ucv-ra-Kicrx[X[ous] ab-rfov rrocroi..., es decir, y votaron entregar el poder a los CincoMil (eran los Cinco Mil tambin de aqullos que proporcionaban annas) 31 , lo que,evidentemente, coincide con lo que dicen los textos aristotlicos.

    Las dos primeras expresiones citadas que tienen, adems, un parecido lla-mativo nos llevaran ms bien a la idea de los ricos, a diferencia de los pobres,quizs aqullos que ya en varias ocasiones habran tenido que contribuir a los gas-tos de la guerra con impuestos extraordinarios 32, muchos de los cuales se encon-traban tambin ligados por las liturgias. Si Tucdides manifiesta que la intencinproclamada por los miembros de las heteras era que no superasen nunca la cifrade cinco mil, es porque su punto de vista era manifestar que slo participaran losque servan a la ciudad econmicamente; la ptica de Aristteles, que apunta quese haba dicho que la cifra total, en cualquier caso, no sera inferior a cinco mil, esporque al escribir ms alejado de la guerra y ms ocupado por las tendencias'moderadas' de su poca, defiende el programa como un plan 'no muy restricti-vo'. Por lo que respecta a la aludida diferencia entre ricos y pobres, es sabido que,al margen de la divisin soloniana en cuatro clases censitarias, de las que la terce-ra correspondera a los hoplitas, existe una ms clara entre los ciudadanos que nonecesitan trabajar a diario y los que s; a estos ltimos, los llama la literatura delos siglos V y IV TrvryrEs o Cluopol, diferencindolos claramente, no slo de losuXocnol, sino tambin de los u-mm[ 33 ; y, significando con el nombre, no laausencia total de propiedades, sino la no posesin de suficientes medios comopara servir con ellos a la ciudad. Un problema en este sentido, podra surgir de laconsideracin del panfleto del Viejo Oligarca, ya que el autor, obligado por eltenor de la obra a una constante contraposicin de los dos grupos sociales enfren-

    31 Debo esta solucin al profesor V. Ramn.32 Aunque la eisphora no se organiza definitivamente hasta el 378/7, exista ya en los aos 30

    del siglo V cf. Th 3.19.1: primera ocasin, en 428, en que se leva una tasa excepcional; cf. R.K.Sinclair, Democracy and Participation in Athens (Cambridge 1988), pp. 62-63, autor que calcula queslo 2.000 ciudadanos se vieron obligados desde entonces y no los 6.000 que, con A.H.M. Jones,Athenian Democracy (Baltimore 1986= Oxford 1957) 75-ss., suele admitir la crtica actual. Las cir-cunstancias del 411, sin embargo, y la poca claridad relativa a la confeccin de la lista, son hechos quepermiten que no nos sintamos condicionados por lo que, por otro lado, no es ms que una probabilidadpara principios de la siguiente centuria.

    33 Cf. M.H. Markle, Jury Pay and Assembly Pay at Athens, Crux. Studies presented toG.E.M. de Ste. Croix (Exeter 1981) 267-271; E. David, Aristophanes and Athenian Society of EarlyFourth Century B.C. (Leiden 1984) 39-ss.

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    tados34 , el demos y los nobles, asimila a stos ltimos tambin con los yecopyoDv-TES' y los 15uXimi 35 ; pero es necesario tener en cuenta que Pseudo-Jenofonte, deforma claramente maniquea, quiere identificar al demos con los remeros y rela-cionar la existencia de una democracia en Atenas con el poder martimo que resi-de en los thetes y, por tanto, muy al contrario de dar cuerpo a esa va media, noindividualiza a los hoplitas en el centro, sino que intenta ganarlos para la causa delos ricos. Pero, sobre todo, Pseudo-Jenofonte no propone una constitucin inter-media, sino acabar con la democracia y que gobiernen los buenos36.

    Volviendo al libro VIII de Tucdides, se puede comprobar que el historiadordesde el captulo 92, es decir, desde donde empieza el relato de la construccin ydestruccin del muro de Eetionea, hace protagonistas especiales del restableci-miento de la democracia a los hoplitas junto con otros hombres del Pireo (10) y que, aunque ellos utilizaban como bandern de enganche (Trapario-Ls) eldar el poder a los Cinco Mil, en lugar del de los Cuatrocientos (-mis. TrEv-rancr)(i-Xloug T3V TE-rpaKocricpv, 11) lo que significara probablemen-te un sistema censitario para acceso a los cargos, si bien no era ms que una tapa-dera para no mencionar al gobierno del demo-- no parece en modo alguno quetengan conciencia de una correspondencia entre ser hoplita y ser uno de los CincoMil.

    Vistas las dificultades que, atenindonos exclusivamente al texto tuciddeo,plantea una relacin simple de politeia media u hopltica con la moderacin tico-poltica37 , es conveniente considerar, por ltimo, algunos pasajes tanto del mismohistoriador como de su contemporneo Eurpides, en los que muchas veces se haquerido ver la evidencia de esa va intermedia. En el Aiolos, probablemente escri-to antes del 42438 , y segn el fragmento que de esta obra conservamos, se advierteque la buena marcha de la ciudad est supeditada a la colaboracin de las dos par-tes, los ricos y los pobres. Aunque es siempre complicado valorar un fragmento

    34 Cf. Cl. Leduc, La Constitution d'Athnes attribue Xnophon (Paris 1976) 123-129.35 Cf. 1. 2: 6 &rulos... ol (al ol ycvvaiot cal ol. xpricrrot 2.14: o, yetoyoliv-rEs.

    Kat oi TrXoatot.36 Cf. L. Canfora, La dmocratie comme violence (Paris 1988 [traduccin del italiano]), quien

    ve en la obrita una llamada a la subversin. H. Wolff, Die Opposition gegen die radikale Demokratiein Athen, ZPE 36 (1979) 286: puot existieren fr ihn nicht.

    37 G. GroBmann, Politische Schlagwrter aus der Zeit der Peloponnesischen Krieges (Zurich1950) 14-ss. hace consecuente la moderacin poltica (mittlere Demokratie) con la existencia de unaclase media campesina. J. de Romilly, Les classes moyennes ..., 2-16, sita la cronologa del desliza-miento del tema de la moderacin desde el plano tico al poltico en el periodo de guerra de fines delsiglo V, lo que no significara la existencia de clase media. Sin embargo, esta autora tambin identificala moderacin con una lnea concreta en los programas polticos: Aischyl. Eum. 525-36; 696, con surechazo tanto de la ausencia de control como del despotismo, es representante de una idea muy tradi-cional; mucho ms Eur. Med. 125-130 e lo 632. La moderacin no es patrimonio de ningn grupoconcreto.

    38 F. 21 N: &KEIT' aV olkv yatav, El 1TVTIS altag / Xa ITOXITE1101TO ITX01./0141VaTEp; / 011K tv yvotTo xwp1.9 laOki Kat Kal0a. / g0T1. T1.9 crykpciatg, Z

    x 1vkaXfs. / ytp laTt T(.) TFV11TL 1TX011CrLOS 8184.10' : a 8' di ITXOUTODVTES' 011 KEKT711.1E6a,TOICYLV ITVT101. xpo'levot TFELOLilKea.

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    de una obra, cuando se ha perdido el contexto, el valor del pasaje citado es doble,primero por el uso del mismo concepto de sygkrasis del que se sirve Tucdides(cf. infra); y, segundo, porque no aparece ninguna 'clase media' entre los ricos ylos 'pobres', o entre el elemento bueno/afortunado y el malo/desgraciado. En lasSuplicantes, probablemente producida para las Dionisias de 423, el poeta hacedecir a Teseo que los que salvan a la ciudad no son ni los muy ricos intiles ycodiciosos ni los que nada tienen no dice los Trvrres, sino los que estnen el medio porque no sucumben con facilidad a los engaos de los lderes per-versos (238-245)39; es evidente que aqu los que estn en el medio no son losrepresentantes de las 'clases medias acomodadas', sino los hombres que dedicansu vida al trabajo y se interesan por la buena marcha de la ciudad, que es tambinla de sus cosas; por eso, no es contradictorio que el mismo personaje, en el cono-cido agn del drama, donde se formulan las caractersticas del rgimen democr-tico, defienda la justicia de que los pobres (TrvryrEg) tengan los mismos derechosque los ricos y que el poder se ejerza por turnos (405-8)40, adelantndose as a lacrtica del heraldo tebano de que la democracia es el dominio de la masa (8xXog,411) y que un campesino miserable (yarrvog 8' vp Trvrig) no puede dedicarsu tiempo a pensar en el bien comn (420-22). Dicho de otro modo, ninguno deestos textos implica el desarrollo de frmulas alternativas al sistema del poderpopular aunque, como es tan habitual en las obras, tanto de Eurpides como deAristfanes, pertenecientes al ltimo tramo de la guerra, las mayores acusacionesrecaen sobre los demagogos por su capacidad de hacer actuar al demo, conside-rando que ste se deja engaar por ellos41.

    De modo similar, no hay razn para ver en la expresin de Tucdides (3.82.8)T 81 ica TC)v TroXiT v, otra cosa que una referencia a los que no tomabanpartido egosta ni por la oligarqua ni por lo democracia 42 ; no son los que tenanuna opcin poltica moderada, ni los elementos de una clase social media; tampo-co Brsidas en Acanto (4.86.4) plantea una tercera va, se limita a renegar de unaeventual actitud partidista y a hacer proclama de moderacin; en Samos (8.75.1),cuando, despus de que los soldados oyeron las noticias de Quereas, muchos sin-tieron la necesidad de precipitarse hacia Atenas, los que, ponindose en el centro

    39 TpeLS' yetp TroXtra, p.0.8es:: ol. pkv 643tot / VLIKI)EXEIS' TE ITXEL6V011, T pc7.6. ' t1: /ol 8' Oil( ZXOPTES* Kal OTralliCOVTES' plov / 8E LVOL , V 110VTES' 1-61 osvuu TrmovTOlk '> gxovras KvTp' tquelatv KaK , / yk.Zaaats: uovripel. upoaTcurcliv OriXo(Jp.evot: /Tpictn, 6 pdtplv li aq)CEL TrXis:.

    ...1X16pa TrXts. / 6f1so 8' tvcrcra 8ta8oxalatv vp.pt vtacrctatv, abxl Tlq.) TrXorTcp 8t8oin: / T6 TrXelcrTov 1:1XXd. xd.) trvris 1)(COV ICJOV.

    41 Para la difcil relacin y, sobre todo, control del demo sobre sus dirigentes remito a un recien-te e interesante estudio: F. Henderson, The Demos and the Comic Competition, en J. Winkler andF.I. Zeitlin, Nothing to do with Dionysos? (Princeton 1990) 271-313. Cf. sobre todo, W. R. Connor,The New Politicians of Fifth-Centuty Athens (Princeton 1971) 170-ss

    42 Cf. M.A. Bamard, Stasis in Thucydides: Narrative and Analysis of Factionalism in (he Polis(Chapel Hill 1980) 146-7, opina que los que estaban en el medio eran los ciudadanos que se diferen-ciaban de los dirigentes, los que intentaban apartarse del conflicto, los que posean yevvat-rns : yTe) E tiOes.

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    (irrr T(O. V 8it [Lcrou), impiden que la flota se desplace y abandone el lugarestratgico que ocupa, se comportan segn razn y no impelidos por la pasin (cf.1-2) 1111, TrpciiTov (pp.coav... ZITEITa... 818axevr9).

    Desde mi punto de vista, slo forzando innecesariamente lo escrito por el his-toriador ateniense, podramos concluir que son los elementos moderados y losrepresentantes de las clases medias hoplitas, los que finalmente se imponen en ladifcil situacin de Atenas tras la batalla de Eretria. Tucdides dice que ante eltemor a un ataque de los aliados peloponesios, la Asamblea ateniense se reuni enel lugar tradicional en la democracia, la Pnyx, y vot cesar a los Cuatrocientos yT01.9 1TEVTaK1CrXIX1019 T irpetwaTa Trapa8avai. Los mismos trminos sonlos empleados por Aristteles (A.P. 33.1) y el discurso XX del corpus Lysiacum(13)43 , lo que permite pensar en una transmisin exacta del decreto. Mientras lainterpretacin ms habitual" sigue siendo que, tras el derrocamiento de la oligar-qua dura, hubo en Atenas un perodo intermedio de 'democracia moderada' hastala batalla de Czico (410 a.C), en el que una Asamblea limitada a los Cinco Milciudadanos era soberana en los asuntos de la ciudad, un estudio de G.E.M. de Ste.Croix plante, ya en 195645 , serias cuestiones a esa visin tradicional; fundamen-talmente por el hecho de que ninguna de las fuentes exteriores a Tucdides y pos-teriores a l parecen ser conscientes de tal gobierno no plenamente democrtico(Diodoro-Eforo 13.38.1 46; 52.1-53.2; Jenofonte; Aristteles en A.P. 41.247). ParaSte. Croix, los Cinco Mil no gobernaron exclusivamente, pues ello hubiera resul-tado para los atenienses demasiado oligrquico, sino que la Asamblea era lamisma de siempre, la Asamblea abierta a todos los atenienses, mientras los cargoseran reservados a las tres primeras clases. Siguiendo los pasos de la tesis de Ste.Croix, recientemente, Galluci 48

    ha defendido que no hubo ni tan siquiera tal ven-taja para los `hoplitas' durante el primer perodo y que, por tanto, no puedehablarse de 'oligarqua hopltica' 49. El problema real es que tanto el filsofo,

    43 11c5s. 8' av yvoLTo 8T1I1onKdrrEpos, 8C7119 1511(aV illivncyautvwv ITEVTaKtery1-

    X[Olg rrapct8ofwai T TrodyliaTa KaraXoychs vaKtaxtXtoug KaTXclEv..., texto que confir-mara la inexistencia de la lista oficial en el momento de ser derrocada la oligarqua. Cf. K.J. Dover,Lysias and the Corpus Lysiacum (London 1968) 44, sobre la cronologa temprana de este discurso:probablemente no posterior al 409 y, en todo caso, anterior al 404.

    44 Cf. P.J. Rhodes, The Five Thousand in the Athenian Revolution of 411 B.C., JHS 92(1972) 115-127, cree que el rgimen intermedio exclua a los thetes de la Asamblea como la consti-tucin ancestral y contaba con un Consejo cuyos miembros eran elegidos; este Consejo tendramayores poderes que la Asamblea.

    as The Constitution of the Five Thousand, Historia 5 (1956) 1-21.46 Los MMSS dan TroXITtilv donde Krger enmienda U-M.11W.47 Donde se enumera la sucesin de metabolai constitucionales desde Ion hasta la vuelta de los

    demcratas desde Fil.48 Myth of the Hoplite Oligarchy: Athens 411-10 B.C. (Ann Arbor 1986).49 El problema que planteara el pasaje 34.1 de la Athenaion Politeia, que se inicia con un Tor

    TOUg y obv cI>ctlXcTo Tfv Tro)u.Tclav 6 8faios . 8L6 Txotyg y que parece hacer referencia a losCinco Mil, mencionados en el captulo precedente, es solventado por este autor con la interpretacinde que el pronombre no se refiere a los Cinco Mil, sino a los Cuatrocientos. Sin embargo, las dificulta-des no estn principalmente en la primera frase del captulo 34 de la obrita aristotlica, ya que ambas

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    como el historiador ponderan la bondad de ese perodo en el que la politeia seredujo a cinco mil ciudadanos (AP. 33.2), no habra sueldos para ningn cargo(33.1: prnSe[ttav 4)(0 avat p.ta0o4)pov; Th. 97.1: incrObv vt18va Opav

    dpxfj) y la actuacin de los atenienses fue excelente, lo que contribuya la recuperacin de la ciudad ( 2). Esta aprobacin tiene que responder a algonuevo: bien una politeia distinta (as lo cree Aristteles), bien un comportamientoencomiable de los ciudadanos.

    En cualquiera de los casos, me interesa destacar que el discurso A favor dePolistrato, errneamente atribuido a Lisias, es tan prximo a los hechos que, dif-cilmente podra haber tergiversado la noticia sobre los acuerdos de la Pnyx del411. En suma, en la Asamblea de entonces preciso es reconocerlo se tom ladecisin de elaborar algn sistema que diese mayores poderes a un grupo exclusi-vo de ciudadanos; pero tambin sera necesario hacer la lista de esos ciudadanos;y en eso coinciden tanto Pseudo-Lisias como Tucdides (92.10-11). El discurso,que probablemente fuera escrito en ario 409, habla de uno de los encargados de laelaboracin del catlogo, Polistrato, y afirma que, habiendo sido designado paraapuntar a cinco mil, elabor una lista de nueve mil. Por tanto, al mismo tiempoque trabajaba el colegio de KaTaXoyds, otro de volloOTat. ira contrastando lasleyes por las que se rega la ciudad 50. Es muy probable que el juicio tan positivode Tucdides sea aplicable a esa fase de trabajo legislativo, en el que la comuni-dad entera estuvo plenamente implicada; ya que, de seguir las interpretacioneshabituales, nos vemos obligados a sostener a un tiempo que 'gobernaban slo losCinco Mil' y que 'la constitucin era una mezcla de oligarqua y democracia', locual no tiene mucho sentido.

    El identificar, no la mejor constitucin, pero s la segunda o tercera en unaclasificacin general, y, sobre todo, una politeia realizable y no meramente real enel mundo de las Formas, con una constitucin que otorga derechos polticos a loshoplitas, entendidos como clases de economa media, es producto de la filosofadel siglo IV. A lo largo del proceso revolucionario del ario 411 hemos visto queno se desarrollaba una forma precisa de alternativa al sistema democrtico 51 , sinoque los oligarcas combatan ste, intentando eliminar los principios (misthos;

    interpretaciones seran posibles y aceptables, dado que lo que sigue a la frase es la alusin a un hechoArginusas que tuvo lugar seis aos despus del derrocamiento de los Cuatrocientos y cinco des-pus del de los Cinco Mil, si es que hubo gobierno de stos.

    50 Sobre la preocupacin y labor legislativa iniciada ya a fines del siglo V, cf. K. Clinton, TheNature of the Fifth Century Revision of the Athenian Law Code, Studies in Attic Epigraphy, Historyand Topography presented to E. Vanderpool (=Hesperia Sup. XIX) (1982), 27-37; M. Pierart, Ath-nes et ses bis. Discours politiques et pratiques institutionelles REA 89 (1987) 21-37; A. Natalicchio,Sulla cosidetta revisione legislativa in Atene alla fine del V secolo, Q.St. 32 (1990) 61-90.

    51 El mismo W. Nippel, Mischvetfassugstheorie und Verfassugsralitt in Antike und FrherNeuzeit. Geschichte und Gesellschaft (Stuttgart 1980), a pesar de afirmar (pp. 44-50) que Tucdides en8.97.2 habla de una constitucin y que tiene en mente una teora previa, en las pp. 84-ss, reconoce queen Atenas no exista en 411 una ideologa hopltica, ni hubo una actitud contraria a la democracia porparte de los hoplitas.

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    graphe paranomon) e instituciones (Consejo del haba) que constituan los resortesms firmes de la deliberacin asamblearia. Platn, por el contrario, tras adoptaruna nocin de li-rpov y de p.e-rpi-ris. condicionada por la influencia del pitago-rismo cuya doctrina numrica, aceptada por el filsofo ateniense, impone unasproporciones precisas en la misma combinacin social ser quin, por primeravez cree un modelo de politeia en el que los ciudadanos sean, efectivamente, lospropietarios acomodados, y cada cual ocupe el lugar que le corresponde. El legis-lador, segn el Platn de las Leyes (691d), ha de conocer to metrion, para evitarque una politeia caiga en un excesivo despotismo o en una excesiva libertad52,como respectivamente les ha pasado a los persas y a los atenienses; al contrario,en Lacedemn, que ha huido de ambos extremos, se ha conseguido una politeiaestable; as, por lo que respecta al principio de autoridad en este estado, los reyes,debido al hecho de ser dos, y de estar controlados por los veintiocho ancianos ylos cinco foros, constituyen una basileia, l II) ?81, crlip.Euerog yEvoilvriKat kTpov Ixouoct. En el mismo orden de cosas, el filsofo ateniense rechazala instauracin de poderes no mezclados (693d), atemperando siempre los dosprincipios bsicos, pero sin formular explcitamente nunca la idea de que talmedida llegue a dar poder especial a las clases medias. No obstante, a la hora dedescribir la fundacin de su colonia cretense, Magnesia, Platn combinar institu-ciones propias de una democracia Boul y Asamblea53 con otras de sistemasoligrquicos euthynoi, Consejo Nocturno y, sobre todo, nomophylakes segnel pricipio de igualdad geomtrica, que se refleja en la proporcionalidad de repre-sentacin en el Consejo y en las formas de incentivar la participacin de los ricosy de hacer lo contrario con la de los pobres, lo que se resume en dar ms poder alos que ms bienes tienen 54 . Y, lo que es ms significativo, para evitar toda disen-sin entre los ciudadanos, todos ellos sern terratenientes y el ms rico slo acu-mular una propiedad que supere en cuatro a la del ms pobre.

    Aristteles, que opinaba que la ciudad ideal no hara nunca ciudadano al obre-ro, ni al comerciante ni al campesino (Po!. 1328b 39- 1329a 1), defina al sistemade Platn en las Leyes como 1.to-r1 81 -rofrrcov (oligarqua y democracia) fi'icakfiat. TTOXITEICW : l< yp TCW (511-XITE6VTCilll CTTLV (1265b, 26-ss) es decir

    52 Cf. 693 de: porque toda constitucin existente es producto de diferentes mezclas de las dosbsicas, la monarqua, cuyo principio es la autoridad, y la democracia, cuyo principio es la libertad.Segn J. Jouanna, Le mdecin modle du lgislateur dans les 'Lois' de Platon, Ktma 3 (1978) 77-91, existe tambin una cierta influencia hipocrtica en la actividad del legislador ideal de las Leyes,quien, a diferencia del poltico de dilogos anteriores, muestra actitudes ms paternalistas.

    53 Sobre la subversin de la constitucin ateniense, cf. N & E.M. Wood, Class Ideology andAncient Political Themy. Socrates, Plato and Aristotle in Social Context (Oxford 1978) 183-ss.

    54 Cf. G.R. Morrow, Plato' s Cretan City (Princeton 1960) pp. 521-ss: el equilibrio poltico selogra gracias a la actuacin del legislador que introduce la aup.neTpla de los constituyentes de la polis,un equilibrio segn nnov, pues no toda mezcla como tal es buena. Cf. G.J.D. Aalders, Die Theorieder Gemischten Verfassug im Altertum (Amsterdam 1968) pp. 45-48, advierte que Platn slo recono-ce ciudadanos a los propietarios medios, pero que meson y homonoia no siempre son producto demezcla social.

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    que el rgimen de Magnesia, para el Estagirita, adems de ser realmente una mez-cla, estaba en el medio de los dos bsicos porque en l tenan el poder elementosde estatus hoplftico 55 . El discpulo de Platn perfeccion la reflexin del maestro,hablando de tres tipos de mezcla que conduciran a la politeia 56

    (1294a 35-1294b 12): mezcla de procedimientos legales (como el multar a los ricos que noparticipan en la poltica y pagar a los pobres que s lo hacen); dar poder a los quetienen rentas medias; y mezcla de instituciones (sorteo y eleccin). Ello da lugar aun nmero elevado de combinaciones en las que lo bsico es que sean ciudadanoslos hombres de clase media y alta, y la finalidad, no dar ningn poder a los que noparticipan en modo alguno del ejrcito y la clase social de los hoplitas (1297b 1-ss; 24-ss). Las dificultades para dar, en la realidad, con una amplia clase media,nico soporte de una constitucin que se aproxima mucho a la ariste politeia,obligan al Estagirita a teorizar mltiples combinaciones que tratan de conservaralgunos principios irrenunciables para los demcratas (votacin en las asambleas,sorteo de los cargos, sueldos), pero mezclados con otros que subvierten, modifi-can y desvirtuan totalmente el sentido originario (1297a 14-ss). La clase media,responsable de la estabilidad de la politeia, aun siendo ms abundante en ciuda-des grandes que en las pequeas, es escasa, lo que hace que la mayor parte de losregmenes tiendan a la democracia o a la oligarqua (1296a 5-25).

    En resumen, el cuadro histrico conocido a travs de Tucdides no correspon-de con el de una primera elaboracin terica de lo que luego se llamara constitu-cin mixta, ni con el de una constitucin media en la que las clases medias pre-dominan y tienen el poder; ni tampoco hay suficientes datos para sostener queen el 411 haba un grupo significativo de atenienses defensores de una 'constitu-cin hoplftica'; para interpretar el juicio tuciddeo de 8.97.2 tendremos que buscarun modelo de pensamiento en otro tipo de reflexin cientfica y filosfica.

    METPI A PAP EE TOYE 0A11"017 KAI TOTE HOAAOYE EITKPAEI E...

    La razn por la que es muy habitual encontrar en la interpretacin de estafrase el reflejo de la concepcin de constitucin mixta es que se entiende queTucdides quiere significar una mezcla de dos sistemas polticos democracia y

    55 Cf. Po!. 1289b 30, entre ricos y pobres estn los p.crot, siendo pobres los que no alcanzan elestatus del hoplita, es decir, no tienen armas.

    56 Para Aristteles ste es un sistema, dentro de la clasificacin en seis, que representa la formacorrecta de la democracia (1279a 35-39); adems, es una mezcla de procedimientos y leyes de las dosconstituciones bsicas, oligarqua y democracia (1293b 33-ss); y el mejor de los regmenes existentes,dejando al margen la ariste politeia basada y aristocracia (1289a 30-ss). Cf. J. Creed, Aristo-tle's Middle Constitution, Polis 8, 2 (1989) 2-22, considera que la Constitucin Media es slo unaforma de politeia; y que sta, por tanto, no tiene una nica definicin. C.N. Johnson, Aristotle' sTheory of the State (London 1990). 143-152, considera que la Constitucin Media se aproxima dema-siado a la idealidad, pues el principio distributivo es la virtud en grado bastante elevado, y es difcil dealcanzar, mientras la Constitucin Mixta es aqulla en la que los pobres tienen estatus econmicohoplita y poseen la virtud militar.

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    oligarqua lo que, erronamente, se cree que producira una politeia en la quelas clases medias tuvieran ms poder (mese politeia); o, en todo caso, de los gru-pos sociales los pocos u oligarcas y la mayora o demo. Partiendo de lo yaargumentado, que la situacin referida no es el producto de una tercera va consti-tucional, llevar ahora la discusin a un terreno distinto, el del uso de paradigmasoriginados en la especulacin cientfico-filosfica57 , para mostrar la conexin dela reflexin tuciddea con formas de pensamiento anteriores y contemporneas a.nuestro historiador.

    Aun siendo ampliamente reconocida la importancia del influjo que ejercen enTucdides las corrientes intelectuales de su poca, es especialmente destacable eluso que el historiador hizo de principios (causacin), tcnicas (pronstico, diag-nstico), vocabulario y modelos de explicacin, elaborados por la medicina hipo-crtica y trasladados por el Ateniense al marco histrico-poltico. De la mano deTucdides, la historiografa asimil muchas de las reflexiones que, desde la filoso-fa jonia, pasaron al empirismo mdico 58 . Las nociones de mesura59 (1.1.Ea-ms,ilCrOV, 1.1Tpiov, 1.1Erpl-rr1s) y mezcla (Kpetats, 1.1.1115) 60 tan productivas en elCorpus Hipocrtico son, concretamente, aqullas de las que se sirve el historiadoren el pasaje, empeo ahora de anlisis. Se trata, pues, de estudiar si la frase, obje-to de discusin, refleja algo ms que el uso de los trminos mdicos y, por tanto,esos trminos son descriptivos de una situacin que podra recibir luz a travs delmodelo hipocrtico.

    En una lectura constitucionalista de la frase, los intrpretes modernos se venforzados a admitir, como se ha ido viendo, distintas opciones, tanto de traduccincomo de anlisis histrico, que suponen la aparicin de una nueva forma de poli-teja. Por el contrario, si nos atenemos a la recurrente imagen tuciddea de la ciu-dad como organismo, podra interpretarse la krasis de los elementos de la polis,como lo contrario a la stasis que acaece en Atenas en el 411, y, del mismo modoque una mezcla adecuada de los elementos y potencias que componen el cuerpo

    87 Sobre el cientifismo de la filosofa -primitiva, cf. G. Vlastos, F. Cornford, PrincipiumSapientiae, Gnomon 27 (1955), 65-76, quien plantea el problema de la relacin entre observacin yteora, expresando la idea de que no existe una separacin radical, sino que todo empirismo est con-dicionado por una teora. Cf. B. Vitrac, Mdecine et philosophie au temps d'Hippocrate (Paris 1989)80-84, quien afirma igualmente que toda proposicin observacional presupone tambin nocionestericas.

    88 Cf. A. Thivel Mdicine hippocratique et pense ionienne, rponse aux objections et essai desyntesse, Formes de pense dans la Collection Hippocratique (Genve 1983), 211-231. M. Vegetti,Metafora politica e immagine del corpo negli scritti ippocratici, ibid., 459-469.

    89 Cf. H. Kalchreuter, Die MEZOTHZ bei und vor Aristoteles (Tbingen 1911), quien destacala dependencia aristotlica respecto de las doctrinas anteriores y, especialmente, del hipocratismo y deDemcrito; consltese las pp. 35-8 para una exhaustiva recopilacin de pasajes del Corpus relativos ala idea de mesura; F. Wehrli, Der Arztvergleich bei Platon, MR. 8 (1951) 177-184.

    60 Cf. A. Bernab, E. Montanari, Kpiial e pIttg. Un itinerario semantico e filosofico, Eme-rita 52 (1984) 164-165, la krasis es la mezcla profunda, la mixis, mezcla superficial. El libro de Mon-tanari examina las fuentes hasta Herclito. G. Rechenauer, Thukydides und die Hippokratische Medi-zin (Hildesheim 1991) 279-282, y passim.

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    humano supone la salud y correcto funcionamiento del mismo, mientras que laseparacin de un elemento, la fuerza excesiva de una dynamis, con el consiguien-te predominio de la misma, o el desequilibrio de los componentes, son los causan-tes de la enfermedad y la muerte, el Ateniense estara calificando la mezcla delmomento como adecuada a la salud de la ciudad. Quizs el elemento desorienta-dor en la frase de Tucdides sea el sintagma s Tos XI vous tiTroXXobs, porque hace pensar en una referencia a elementos que componen, notanto una mezcla variada, profunda y dinmica, cuanto una yuxtaposicin de dosy slo dos elementos heterogneos. Sin embargo, una traduccin del tipo de'mezcla de oligarqua y democracia' o 'mezcla de los pocos y la masa' fuerza lacomprensin del texto griego, al suponer la utilizacin, por parte del autor, de unauariatio de genitivo, lo que no es tan habitual en lengua griega, como el sentidode inters, frecuente en esta construccin y cercano al valor de un dativo 61 . Portanto, evitando lo que pareca un condicionante ineludible, puede abrirse la va deotra interpretacin.

    Tratndose de la relacin de mezcla mesurada y salud, forzoso es empezar porel famoso fragmento de Alcmen de Crotona (D.K. 24 B 4), en el que se define lasalud como isonoma de las fuerzas erfw luovolitav Suvlicwv),62 y se enu-meran stas a travs de unos cuantos pares de opuestos, humedo-seco, fro-calien-te, amargo-dulce; aunque dejando abierta la sucesin en una lista indeterminada63.Este texto plantea la cuestin de si la isonoma debe entenderse como armonarestringida a dos elementos heterogneos, o si los enunciados polares responden auna necesidad de definir un fenmeno a travs de sus manifestaciones extremas".

    61 La confirmacin de esta lectura la debo al profesor V. Ramn, quien me record la obra tra-dicional de J.G.A. Ros, Die METABOAH (Variatio) als Stilprinzip des Thukydides (Nimega 1938 =Amsterdam 1986); y la comparacin con estructuras similares en Th. 2.37.1; 5.81.2; 8.38.3; 53.3 y89.2.

    62 Alcmen dijo que lo que conserva la salud es la equiparacin de las fuerzas: de lo hmedo,de lo seco, de lo fro, de lo caliente, de lo amargo, de lo dulce, y de las restantes; y que, en cambio, eldominio aislado de una (ltovapxlav) entre ellas (ki, airrok) provoca la enfermedad; en efecto, el pre-dominio de una de cada (lica-rpou trovapx(av) provoca la disolucin (493oporrotv). Y la enfermedadsobreviene, por lo que respecta a la causa, por exceso de calor o fro, en lo que respecta a la situacin,por el exceso o falta de alimentos, por'lo que respecta al lugar, en la sangre, en la mdula o en el cere-bro. Tambin puede sobrevenir por causas exgenas, como por ciertas aguas o regiones, o por esfuer-zos o violencia o cosas similares. La salud, por el contrario, es una mezcla bien proporcionada de lascualidades (T-Nv o-trtremov

    1T0LG6' imelatv).63 Para la cuestin del uso de parejas de opuestos, una obra tradicional es la de G.E.R. Lloyd,

    Polaridad y Analoga (Madrid 1987 = Cambridge 1966), una excelente recopilacin de las formas ycircunstancias del uso del 'polar thinking'.

    64 Un pensador que recurri abundantemente al uso de pares de contrarios, para hablar del flujoo devenir como discurso nico sobre lo creado, fue Herclito: D.K. 22 B 50; B 10; B 89; Cf. S. Luna,Heralclit und Demokrit, Das Altertum 9 (1963) 195-200; J. Solana, Herclito: la relacin o la pleni-tud del Ser. mg KprwrEcreat 4iXE1, en prensa. Para la pretendida 'identidad de los contrarios' deHerclito que, en la mayor parte de los casos, es un modo de resumir una secuencia a travs de susextremos: cf. J. Bames, Los Presocrticos (Madrid 1992 = del ingls 1972) 93, quien escribe: la fala-cia est en olvidar los derminantes 'en t (1)' o en pasar de P en t (1)' a 'P'; G.E.R. Lloyd, Polari-dad ..., 99, que entiende que hay que leer las mximas heraclteas teniendo en cuenta que el filsofo no

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    El pasaje no es totalmente claro, puesto que, mientras que en una frase habla demonarqua entre las fuerzas (sin utilizar un dual, que sera indiscutible), en lasiguiente se refiere a la monarqua de una entre dos; y este hecho ha dado lugar aque se relacione a Alcmen con el pitagorismo 65 , y a su isonoma con una armo-na de proporciones numricas, entre gobernantes y gobernados. Sin embargo,debido al hecho de que no haya expresado creencia alguna relativa a una cantidadlimitada de opuestos, ni los haya entendido como sustancias irreductibles y, ade-ms, caracterizados, como positivo-negativo, sino que considere que cualquierexceso es malo para la salud en conjunto sea producido por lo que sea y se ori-gine en la parte del cuerpo que sea66, considerando al cuerpo humano como elescenario del equilibrio saludable, me lleva a pensar que su mezcla equilibradaresponde a una visin orgnica del conjunto de las fuerzas, o cualidades de lasmismas, en el individuo.

    En general, en el Corpus Hipocrtico, la idea predominante respecto a lasalud responde a los principios ya presentes en Alcmen. El requerimiento de lanecesidad de conocer la naturaleza humana se debe a que la terapia contra laenfermedad ha de ajustarse a aqulla 67 y a las circunstancias . individuales y

    afirma atributos contrarios para el mismo sujeto y al mismo tiempo; y W. K. C. Guthrie, Historia de lafilosofa griega, I (Madrid 1984 = Cambridge 1962) 418-9, quien habla de tres relaciones: sucesin enun continuum; relatividad respecto al sujeto y relatividad de los valores . As se explica su constanteafirmacin de que es lo mismo lo fro y lo caliente, lo seco y lo hmedo, el invierno y el verano, el day la noche, el hartazgo y el hambre, la guerra y la paz, lo divino y lo humano (B 67; B 50; B 126); y,por eso, la discordia (pis'), la guerra (Trac[tog) o el tiempo-destino (ctIv) son imagen de una tensininterminable entre dos extremos, lo que plasma de modo excelente la metfora del arco y la lira (B51), pues permite pensar en un constante ir y venir, a travs de estadios o situaciones intermedias,entre los supuestos extremos. Aplicado el 'polar thinking' al mdico Alcmen, podramos concluirque su uso de polares no limita la posibilidad de interpretacin a dos sustancias enfrentadas y hetero-gneas.

    65 Adems, por supuesto, de las referencias doxogrficas; a pesar de ello, Ch. Triebel-Schubert,Der Begriff der Isonomie bei Allcmaion, Klio 66, 1 (1984) 40-50, se inclina por una interpretacinde la krasis como participacin igualitaria de todos los elementos del grupo, porque la nocin no es enningn presocrtico descriptiva de la relacin de poderes equilibrados y simtricos; al contrario, W.Lengauer, Die politische Bedeutung der Gleichheitsidee im 5. und 4. Jahrhundert v. Chr. EinigeBemerkungen ber laovopict, Festschrift G. Wirth I (Amsterdam 1988) 53-63, relaciona a Alcmencon el pitagorismo; G. Vlastos, Equality and Justice in early Greek Cosmologies, Cl. Ph. 42 (1947)156-158, relaciona a Alcmen con las teoras cosmolgicas primitivas, desde Anaximandro a Emp-docles, y con la isomoiria climtica de algunos tratados del Corpus Hipocrtico; L. MacKinney, TheConcept of Isonomia in Greek Medicine, Isonomia. Studien zur Gleichheitsvorstellung im griechis-chen Denken (1971) 79-88, seala que, aunque la nocin de isonoma (s la de isomoiria) no es utili-zada por los mdicos, tampoco es frecuente la pitagrica de armona y, en todo caso, no en referen-cias directas a la medicina; sin embargo, la idea de mixtura, mezcla, composicin, es muy frecuentepor influencia directa de la filosofa jonia y de Empdocles.

    66 En Lugares en el Hombre 1, se repite esa idea, de forma mucho ms explcita: todo el cuerpoqueda afectado por el desequilibrio de las sustancias que lo componen; de ah la deduccin de que lasalud, o isonoma, es relativa, no slo a cada par por separado, sino tambin al resultado de una com-posicin mesurada de todos los elementos y sus potencias.

    67 G. Brtescu, Le problme de la mesure dans la Collection Hippocratique, op. cit. 141: elrechazo a la aritmetizacin de la medida sera un gesto de rechazo hacia el pitagorismo.

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    ambientales que rodean a cada caso. Los hipocrticos se ocupan no slo de definirla salud como mezcla equilibrada de los elementos constitutivos del organismohumano, sino de aconsejar la combinacin mesurada de los factores externos sobre todo, la alimentacin que inciden sobre la composicin del mismo. Deah la conveniencia de la coccin (Trting), mezcla (Kpficis), combinacin (pilig)y atemperacin (i.te-rpt-rms.) de los alimentos, para eliminar la fuerza o pureza deaqullos simples, como condicin de la mejora y bienestar del cuerpo. El autor deltratado sobre la Medicina Antigua (capp. 3 y 13) valora la dieta constituida porcereales, molidos, cocidos y mezclados, frente a la dieta ms fuerte, propia delhombre primitivo y de los animales 68 ; los alimentos han de estar mezclados ycombinados con otros (aXotai 81 KKprual TE Kat lip.Licrat.), y a un enfermono se le debe dar una alimentacin fuerte, en un intento de contrarrestar con locontrario el exceso de fro, calor, sequedad o humedad, sino que, a travs de unapercepcin individualizada (uTpov TOD crp.a-ros- TT1) cdueriaiv, cap. 9),carente de medida prefijada, el mdico debe hallar aqullo que, poco a poco, res-tablezca la salud de su paciente, ya que lo que perjudica al enfermo es el excesode fuerza de cualquier principio activo (cap. 14, -r laxupv KdaTOU); sinembargo, cuando lo salado, lo amargo, lo dulce, lo cido, lo astringente, lo ins-pido y otros, se dan mezclados y combinados entre s ercarra pfillyplva(al KEKprip.lwa aXXIIXolcriv) no perjudican al hombre por no haber predominiode ninguno de ellos.

    Aunque recurre a principios tradicionales para explicar la mezcla orgnica, elautor de este Tratado tiene una imagen muy dinmica y homognea del resultado,pues no cree que pueda aislarse lo fro, lo caliente, lo seco, etc, sino que comohubiera dicho Anaxgoras69 las cosas calientes contienen tambin otros princi-

    68 Cf. H. Herter, Kulturhistorische Theorie der Hippokratischen Schrift von der Alten Medi-zin, Maia 13 (1963) 464-483, sostiene la fuente democrtea para el pasaje relativo al progreso de laalimentacin. En el Prometeo encadenado esquleo, el Titn castigado por Zeus enumera los regalosde civilizacin hechos a los mortales por l; entre ellos, los frmacos, las Kpaas de los remedioscurativos (v. 482).

    69 En efecto, a Anaxgoras se atribuye la mxima de todo est en todo, y la teora de lashomeomerias (Aristteles es quien las denomin liotoimpti, Metaph. 984 a 11 = A 43), las peque-as partculas de materia, compuestas cada una, y hasta en su parte ms mnima, de todas las infinitassustancias existentes (D.K 59 B 6): Cf. J. Barnes, Los Presocrticos, 79-ss. Deca el filsofo quenada est absolutamente separado o dividido del resto (B 8), ni lo caliente de lo fro, o cosas seme-jantes; slo el Nag, la Mente, es infinito, autnomo y no mezclado (p.p.cirrat B 12), y espor ello que tiene un poder superior (laxict ptyter-rov). El resto de las cosas han sido generadas pordiferenciacin en un proceso de rotacin, cuyo primer impulso es obra de la Mente; dicho proceso esel que lleva a la separacin de raro-denso, fro-clido, tenebroso-brillante, hmedo-seco, etc. Es evi-dente que el uso de los pares de opuestos en Anaxgoras, como en Herclito, expresa los dos puntosde una nica tensin que se da en el tiempo, a lo largo de una variable o fenmeno nico (luz, tempe-ratura...), ininterrumpido, y a travs de un nmero no definido de grados o matices correspondientesal mismo. J. Longrigg, [Hippocratesi Ancient Medicine and its intellectual Context, op. cit. 249-255, seala las conexiones concretas entre el Tratado en cuestin y Anaxgoras, pero piensa que lainfluencia es inversa, del mdico al filsofo, pues ve en el captulo 14 una similitud llamativa entre lateora de Alcmen y la del Hipocrtico. Rechaza la relacin entre De Prisca Medicina y Alcmen, G.

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    pios activos o fuerzas (cap. 15); la misma cosa es a la vez, caliente y amarga ocaliente y salada (cap. 17) o. Con influencia de Empdocles 71 , en el caso del trata-do sobre la Naturaleza del Hombre; se repite la idea de colaboracin igualitaria delas sustancias constitutivas del hombre. Por ello, el organismo es una unidad slomientras los elementos o componentes bsicos la sangre, la flema, la bilis ama-rilla y la bilis negra permanecen unidos, a pesar de que los mismos guardan suscaractersticas propias (capp. 2-4); la muerte es, pues, la disgregacin de las sus-tancias. Lo significativo, finalmente, es que no considera buena cualquier combi-nacin, sino aqulla proporcionada (3: Kat 'aws.) en que no existepredominio de ningn elemento, ya que la enfermedad es el exceso, defecto o ais-lamiento de alguna; y la salud, la mezcla moderada o proporcionada entre ellas yen relacin al conjunto (8-rav )iETptts gX1:1 Tcarm Tfig Trpbg 6XXiXa Kp-olos.Kat 81111G111109 Kat Tal) TIVIOE09 Kal iietXtaTa S )72.

    Cambian, Pathologie et analogie politique, ibid. 442-458, quien destaca que el tratado sobre laMedicina Antigua establece una constante relacin de kratein o epikratein entre los cuerpos y los ali-mentos, ya que ambos estn compuestos de los mismos humores o fuerzas, lo que lo diferencia delCrotoniata.

    M. Fantuzzi, Varianza e tenazia del Polar Thinking nel De Princa Medicina Pseudoippocra-tico, op. cit. 233-240 seala que este autor distingue el concepto de Svaviis. de sus concreciones sus-tancialistas y, aunque mantiene la tendencia dicotmica o la expresin antittica, la refina a travs delos integrativos dXXo Tt), y utiliza tanto endadis como anttesis.

    71 La influencia de este filsofo en los fisilogos suele ser reconocida, especialmente por elpapel del mdico Erixmaco en el Banquete de Platn 185e-188e. L. Edelstein, The Role of Eryxima-chus in Plato's Symposium, Ancient Medicine (Baltimore-London 1967) 159-60, no se define sobrela influencia empedoclea, pues cree que las enseanzas de Erixmaco son compatibles con muchasescuelas; C. W. Mller, Gleiches zu Gleichem. Ein Prinzip frhgriechischen Denkens (Wiesbaden1965) 109-111, y n. 24, ve una influencia directa tanto en la doctrina de los KaX6 y alaxpsZprres, como en la idea de mezcla, a pesar de la expresin ms bien platnica de dpp.ovtav cal irnd-crit, atpova de 188a.

    72 Empdocles recurra a cuatro races simples (D.K. 31 B 7): fuego, aire, agua, tierra; y dosfuerzas: amor y discordia, para explicar el devenir de los sucesivos mundos, salvando los cambios a lavez que la homogeneidad del ser. En los ciclos cosmolgicos, lo nico que permaneca eran las cuatrosustancias bsicas y sus tendencias a reunirse y segregarse (4kX6nis, Nkos .), que eran permanentes.Cf. C.W. Mller, op. cit. 27-60, quien destaca que, en el perodo de la Philotes, se reune 'todo' (noslo lo opuesto) en el Amor, por cuyo efecto el Esfero se convierte en un 11) total, dejando de haberdiferencia entre las cuatro races. En el de Neikos, el Amor se limita a unir lo semejante; en el estadiofinal de predominio de Neikos fuego, aire, agua y tierra quedan absolutamente aislados unos de otros.La existencia de cualquier organismo complejo significa la unin de elementos heterogneos; la mesekrasis sera la idea correspondiente a harmonia y philotes. Lo importante, para el presente estudio, esque Empdocles vea en este proceso de reunificacin y disolucin un dominar por turnos de cada unode los elementos, cuyas fuerzas eran equiparables (lv ktpa; B 17.27-ss; B 26; B 30) y, como esta-dios inicial y final, o viceversa, la unin y mezcla de los mismos en el Esfero, produciendo la quietud(piovri, o unidad; B 27); lo que daba lugar a la inacabable pluralidad de los seres era, pues, un devenirtemporal de lo uno a lo variado, o a la inversa, (B 17.1-ss; 17-20). Es significativa su teora del cono-cimiento que, como otros, deriva del principio de atraccin de lo semejante por lo semejante (Theophr.de sen. 7-12) y, por tanto, exige la necesidad de una adecuacin entre los poros de los sentidos y lassustancias percibidas (-rb auvawrrav TOs irpoug atIoNats . 1011V; 7111V iltILV Tj o-uppErpq 1-11)Trpuiv), por eso, el mejor conductor del conocimiento era la sangre ya que en ella se mezclaban loselementos en mayor medida (b, To-no yp pXicrTa '

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    La misma imagen de combinacin proporcionada es deducible de otro tratadode influencia empedoclea y anaxagrican , el Rgimen, en el que, sin embargo, lacomposicin de todos los seres vivos se explica a partir de slo dos elementos, elfuego y el agua. Ninguno de ellos predomina en la mezcla, aunque dominan uno yotro por turnos (cap. 3: v p.pa 6 KG(TEp01) Kpcn-el o18-TEpov 6 81.a 8va-rai Kpa-rfiaai Trav-rX619). En todas las partes delhombre hay partes de partes (cap. 6: [ipea p.pcov, 8Xa 8Xwv) y, por eso, loque comen los hombres debe tener partes de todo (cap. 8) 74; el agua y el fuego secombinan de formas diferentes para producir, en la generacin, lo masculino y lofemenino, pero, en correspondencia con el principio anaxagrico, los principiosproceden de ambos progenitores (capp. 28-ss); la inteligencia o comprensin delalma (49ovlialog qiu xfis ; cf. capp. 35-36) y la necedad son relativas a la combi-nacin o no en el cuerpo (Kpflats lv ad.lia-rt.; f1 c rnqcprial a.8-rri) del fuegoms hmedo y el agua ms seca, cuyas proporciones pueden ser mejoradas poruna dieta adecuada.

    Agentes totalmente externos influyen, tambin, directamente en la salud delser humano, y son tanto ms beneficiosos cuanto ms moderados o mezclados,pues las aguas y los aires inciden directamente en los productos que el hombrecome y en el clima en el que vive. El tratado Sobre los Aires, Aguas y Lugares, esuno de los del Corpus que ms claramente evidencia la influencia del empirismoetnogrfico, la conciencia del efecto que la Naturaleza y la Costumbre tienen enlos pueblos75 : las aguas no son iguales en todos los sitios y, siguiendo un princi-pio aloptico76 , a cada hombre de acuerdo con su naturaleza le conviene una dis-tinta (cap. 7); la climatologa condiciona el carcter de los habitantes de cadalugar, por eso en Asia los hombres tienen un carcter ms sosegado al no existircambios bruscos entre estaciones, sino que existe un clima moderado, producto de-11 Kp11019 TCJV clipct)v (cap. 12).

    En suma, la visin mdica de la colaboracin de las sustancias y potencias delorganismo humano, y la forma en que la misma es condicionada por agentes que,desde el exterior, pueden variar el equilibrio, refleja la nocin de un organismoque se desarrolla como resultado de las funciones diversas, pero igualitarias, detodas esas fuerzas, y no a travs de un reparto desigual de las mismas. Un contem-porneo de los ms antiguos tratados hipocrticos y de Tucdides, el fsico mate-rialista de Abdera, Demcrito, desarroll una teora del conocimiento, una tica yuna antropologa muy acordes tambin con las ideas de colaboracin y adecua-cin que ahora se examinan, y que puede representar en este contexto el enlaceentre la ptica mecnico-funcionalista de la medicina y la histrico-poltica de

    73 Cf. C.W. Mller, op. cit. 122-ss. Ver tambin nota anterior.

    74 La misma idea aparece en Enfermedades 4.34: gXEI. yp 1SE y v cunrrfi SuvlnasTratrrotag Kat vaptepoug...

    75 Cf. F. Heinimann, Nomos und Physis (Basel 1945) 13-ss.76 C. W. Mller, op. cit. 142-144.

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  • ITAZI E Y KPAZI EN TUCDIDES (8. 97.1-2)

    Tucdides. Para el filsofo mencionado, los elementos bsicos (fuego, agua, aire,tierra) a los que solan recurrir otros pensadores, eran ya, en s mismos, compues-tos de tomos (D.K 68 A 1); tambin el alma o intelecto era un compuesto de to-mos (A 101), gnea, porque sus tomos son como los del fuego, redondos y losms livianos (A 102). Su teora de la generacin animal responde perfectamenteal esquema atmico: el esperma procede de todas las partes de cuerpo y tanto delhombre como de la mujer (A 141; A 142). Asmismo, la sociedad era para Dem-crito un reflejo de la realidad fsica: los individuos constituan el trasunto de loque eran los tomos en el mundo material; y, puesto que no exista ningn ele-mento radicalmente heterogneo, ni una jerarqua, en la mezcla de tomos dediferentes tamaos y formas, la vida social, resultado ltimo del progreso tcnicode los hombres, y la ley, forma convencional de cohesionar a los individuos y evi-tar entre ellos las tendencias disolventes (B 245; Diod. Sic. 1.7-8; cf. An lam.3.3)77 , son consideradas como el marco de desarrollo adecuado del bienestar indi-vidual. De ah su doctrina de la armona, concordia y bien comn (B 250; B 252;B 255) como expresin de la cooperacin, la cual est comprometida directamen-te con el bienestar, porque como manifiesta el Abderita si la ciudad se salva,se salvan los intereses individuales, pero, a la inversa, no necesariamente 78 ; o surechazo de la a-rcrig llybalog, porque ninguna de las partes gana en ella (S'1KTEpa KaKv; B 249). Por lo que respecta a la percepcin y el conocimiento,en Demcrito se dan las mismos paradigmas sobre la mezcla y adecuacin que enlos naturalistas, pues el equilibrio dinmico de los tomos es lo que posibilita elconocimiento a travs de los sentidos (Teophr. de sen. 49-83)79 . Segn los auto-

    77 Cf. R. Mller, Die Stellung Demokrits in der Antiken Sozialphilosophie, Proceeding of thefirst International Conference on Democritus, L. Benakis ed., (Xanthi 1984), 423-434; id., Naturphi-losophie und Ethik im antiken Atomismus, Philologus 124 (1980) 1-17; G. Vlastos, Ethics and Phy-sics in Democritus, Ph.R. 54 (1945) 578-592; y 55 ( 1946) 53-64; C. Farrar, The Origins of Demo-cratic Thinking. The Invention of Politics in classical Athens (Cambridge 1988) 192-ss. para larelacin entre tica y poltica con la teora atmica.

    78 Demcrito pasa por ser un pensador individualista, es decir, que antepone la referencia delbien y el placer, as como de la responsabilidad, individuales a los comunitarios, sin embargo recono-ce la necesidad del buen funcionamiento de la sociedad para que el individuo pueda tener un correctodesarrollo; cf. G.J.D. Aalders, The Political Faith of Democritus, Mnemosyne 3 (1951) 302-313; C.Moulton, Antiphon the Sophist and Democritus, M.H. 31 (1974) 129-139, especialmente pp. 135-138; J.F. Procope, Democritus on Politics and the Care of the Soul, CI.Q. 39, 2 (1989) 307-331.

    79 Especialmente indicativo es el captulo 58 donde, tras haber explicado cmo el Abderitainterpretaba la percepcin de cada uno de los sentidos a travs de la mezcla de efluvios emanantes delas cosas y semejantes a los tomos de aqullos, dice Teofrasto que el pensar surge por una armonadel alma tras el movimiento (aup.p.-mws- xocrils. r qiu)(ijs. p.ET. -njv Know), por lo que elEresio deduce que, de acuerdo con el materialismo de Demcrito, ste considera el pensar como lamezcla del cuerpo (8-1-1. xpaci. -ro) ol.1)p.a-ros .

    T Opovv). Segn C.W. Mller, op. cit.73-102, el atomismo rescata la igualdad cualitativa del ser, suponiendo una divisin infinita del mismoen partculas o corpsculos de formas y pesos distintos, separados entre s por el KEvv. El choque delos tomos es el responsable del torbellino original que conduce a las agrupaciones de tomos segn elprincipio de aproximacin a lo semejante. Al mismo principio respondera, segn Mller, su teora delconocimiento a travs de la percepcin, pues se conoce a travs de lo igual. Sin embargo Teofrasto (desen. 49) manifiesta que el filsofo no lo defina.

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  • LAURA SANCHO ROCHER

    res de la Coleccin hipocrtica, la salud correspondera a una mezcla profunda ydinmica, de un nmero, unas veces definido, otras no, de elementos individuales,que compondran un organismo sano. Y, siguiendo esquemas similares, Demcrito consideraba que la colaboracin activa era condicin necesaria para la buenamarcha social, mientras que la persecucin a ultranza de objetivos individualesera causa de desintegracin y stasis. Es sintomtica la relacin entre este modeloy el que Tucdides aplica, en repetidas ocasiones, a la ciudad sea Atenas o cual-quier polis griega, entendindola como suma de individuos que componen algodistinto a la yuxtaposicin de grupos, pues quizs suponga la no existencia toda-va de un paradigma que responda, no a sustancias o potencias, en ltima instan-cia igualitarias, sino a rganos responsables de funciones diferentes: bsicamente,la de gobernar y la de obedecer80. Nuestro historiador utiliza el parangn mdicotanto en los discursos como en la parte narrativa, cual es el caso del pargrafo encuestin (8.97.2)81 , lo que puede hacer pensar en lo extendido de la metforadinmico-mecanicista en su aplicacin a la ciudad

    En este sentido, puede ser conveniente considerar tres pasajes de esprituhomlogo: uno, la parte inicial del discurso fnebre de Pendes (2.37.1); el segun-do, correspondiente al discurso pronunciado por Alcibades en contestacin a lasacusaciones lanzadas contra l por Nicias y en preparacin de la campaa de Sici-lia (6.18.6); y, el ltimo, perteneciente a la alocucin de Atengorls contra laspropuestas de Hermcrates en Siracusa (6.39.1).

    En el primero de los textos mencionados 82 , se expresa la idea de compatibili-dad de la igualdad legal de los individuos con la recompensa al servicio privado,por ello la complementacin de todos los sujetos sociales y sus correspondientesmritos o cualidades revierten en beneficio del comn, en la composicin adecua-

    80 Ese modelo corresponde con el biolgico y jerrquico del cuerpo humano, aplicado por lafilosofa del siglo IV en adelante: cf. D. Hale, Analogy of the Body Politic Dictionary of the Historyof Ideas, P. Wiener, ed. (New York 1973) 67-68

    81 La obra, por lo dems muy valiosa, de G. Rechenauer, op. cit. 284-ss, no valora la diferencia.82 Es lgico que un pasaje como ste haya producido abundante bibliografa. La crtica se divide

    entre considerar que las ideas reflejadas en el discurso son tuciddeas o meramente pericleas: as J.H.Oliver, Praise of Periclean Athens as a Mixed Constitution, Rh.M. 98 (1955) pp. 38-40 defiende queel pasaje reconstruye una Atenas, no democrtica, sino afn a la constitucin mixta, aunque reconoceque esa no es la Atenas de Pendes; G. Donini, La posizione di Tucidide ..., 60-61, a pesar de que con-sidera este pasaje una exaltacin de la democracia, considera al estado pericleo, que Tucdides descri-be, una constitucin mixta, del mismo modo que el del 411(8. 97. 1-2); K. Gaiser, Das Staatsmodelldes Thukydides. Zur Rede des Perikles fr die Gefallenen (Heidelberg 1975), basa su comentario en laidea de que el Epitafio de Tucdides (sic) define la mejor ordenacin humano-poltica posible, compa-rable a la salud fsica individual estudiada por la medicina hipocrtica. Cf. H.R. Immerwahr, Patho-logy of Power and the Speeches in Thucydides, en Ph. A. Stadter, ed., The Speeches in Thucydides(Chapel Hill 1973) 25-7, quien sin negar la funcionalidad del discurso en la obra de Tucdides recono-ce que la letra del mismo se ajusta plenamente a la ideologa de Pendes, la democracia y el momentoconcreto en que es pronunciado. Semejante es la postura de J. E. Ziollcowski, Thucydides and the Tra-dition of Funeral Speeches at Athens (U. of N. Carolina, 1981) 188-202, quien cree que la hiptesisms verosmil es que Tucdides trabajara con el original pericleo.

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  • ETAEI E Y KPAZI E EN TUCDIDES (8. 97.1-2)

    da de una ciudad; ello significa que los elementos que participan en el organismocvico mantienen sus caractersticas diferenciales en beneficio del conjunto, perono implica que sean dominados o reducidos al grupo intermedio o a las cualidadesticas relativas a la moderacin. La politeia,