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A modo de introducción: La historia de las organizaciones sociales, en la llamada historia universal, constituye un complejo proceso en el que se distinguen tres estructuras diferenciadas y diferenciables: el nivel biológico natural humano, el plano económico-político-jurídico, y la estructuración cultural. Esta última está radicalmente fundada en el lenguaje como un sistema abierto diacrítico de significantes. De modo que la emergencia del sentido y del sin-sentido, del deslizamiento de las articulaciones de significación, concretamente se realiza en la pluralidad de las lenguas habladas por poblaciones de seres humanos, de seres parlantes, dimensión esencialmente humana. Así en cada cultura la pluralidad de los discursos como condición humana desplaza y condenza toda forma de saber, toda alternativa de hacer, toda efectividad del pensar, toda capacidad de soñar y de ensoñar, de imaginar, de desear, es fuente para juzgar y razonar, fuerza que potencia las experiencias corporales y las coordenadas de la plenitud de los goces. Todas las vías de las morales, de los actos y la singularidad irreductible de cada ser humano comprometido o banal, trasuntan una disposición originalmente humana para interrogar sobre las cosas y cuestionar su propia realidad. Dos grandes corrientes perduran en el mundo humano actual: la varias veces milenaria cultura china surgida en Asia y la cultura llamada occidental, en realidad europea, con casi dos mil años de existencia. Dos grandes culturas que han sido arbitrariamente contrapuestas, aunque no valga legitimamente borrar sus profundas ineludibles y valiosas diferencias, un segundo doble error, establecer en bloque la superioridad absoluta de una sobre la otra. La presentación de la primera versión castellana de la obra ‘La confianza grabada en nuestro corazón’, del maestro Sen Tsan, traducida directamente del original chino por el maestro Chen Chin Wen, intenta aludir brevemente al lugar privilegiado de esta serie de textos que seguramente han de ser bien acogidos por los lectores argentinos cuyo interés por la cultura universal es de larga data y para todos aquellos que sigan las manifestaciones fecundas para nuestra propia cultura. La obra del maestro Sen Tsan, es exponente ejemplar del budismo chino, de la rama Tchan o Zen en idioma japonés. Las notas y comentarios del maestro Chen Chin Wen, que reside en la Argentina desde hace algunos años

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MAESTRO CHEN CHIN WEN

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Page 1: Shin Shin Min

A modo de introducción:

La historia de las organizaciones sociales, en la llamada historia universal, constituye un complejo proceso en el que se distinguen tres estructuras diferenciadas y diferenciables: el nivel biológico natural humano, el plano económico-político-jurídico, y la estructuración cultural. Esta última está radicalmente fundada en el lenguaje como un sistema abierto diacrítico de significantes. De modo que la emergencia del sentido y del sin-sentido, del deslizamiento de las articulaciones de significación, concretamente se realiza en la pluralidad de las lenguas habladas por poblaciones de seres humanos, de seres parlantes, dimensión esencialmente humana. Así en cada cultura la pluralidad de los discursos como condición humana desplaza y condenza toda forma de saber, toda alternativa de hacer, toda efectividad del pensar, toda capacidad de soñar y de ensoñar, de imaginar, de desear, es fuente para juzgar y razonar, fuerza que potencia las experiencias corporales y las coordenadas de la plenitud de los goces.

Todas las vías de las morales, de los actos y la singularidad irreductible de cada ser humano comprometido o banal, trasuntan una disposición originalmente humana para interrogar sobre las cosas y cuestionar su propia realidad.

Dos grandes corrientes perduran en el mundo humano actual: la varias veces milenaria cultura china surgida en Asia y la cultura llamada occidental, en realidad europea, con casi dos mil años de existencia. Dos grandes culturas que han sido arbitrariamente contrapuestas, aunque no valga legitimamente borrar sus profundas ineludibles y valiosas diferencias, un segundo doble error, establecer en bloque la superioridad absoluta de una sobre la otra.

La presentación de la primera versión castellana de la obra ‘La confianza grabada en nuestro corazón’, del maestro Sen Tsan, traducida directamente del original chino por el maestro Chen Chin Wen, intenta aludir brevemente al lugar privilegiado de esta serie de textos que seguramente han de ser bien acogidos por los lectores argentinos cuyo interés por la cultura universal es de larga data y para todos aquellos que sigan las manifestaciones fecundas para nuestra propia cultura.

La obra del maestro Sen Tsan, es exponente ejemplar del budismo chino, de la rama Tchan o Zen en idioma japonés. Las notas y comentarios del maestro Chen Chin Wen, que reside en la Argentina desde hace algunos años

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ocupado en la transmisión y la práctica del Tchan, harán seguramente de guía para la lectura de tan nobles escritos.

Cabe situar a este respecto la condición esencialmente práctica del budismo Tchan que abre permanentemente interrogantes a los puntos de perspectiva de la filosofía occidental, a las corrientes morales y a los planteos éticos, de la esencia del hombre, de la verdad del saber, del pensamiento encarnado de la existencia humana, y el tema cercano de occidente al Tchan que es la mistica como teología negativa de Eckhart, a Jacob Boehme y Angelus Silesius entre otros.

El Tchan tiene que ver con una cuestión específicamente original del psicoanálisis de Sigmund Freud a Jacques Lacan, con la antropología estructural y sus actuales desarrollos, teoría de la lingüistica, como de la retórica contemporánea. Nada insignificantes son los vínculos de la poesía moderna, Santa Teresa, y San Juan de la Cruz en el esplendor de cultura española, y muchas manifestaciones occidentales como el ensayo, y el teatro. También las lógicas del discurso científico en confrontación con la modernidad insospechada del Tchan frente a la lógica paradojal del psicoanálisis lacaniano.

Por último queremos dejar de insistir en estas referencias, que son por demás incompletas, sin mencionar la vía que abre el Tchan para explorar la cultura china en su historia, en alguna de sus creaciones literarias y pictóricas.

La escucha de la palabra que surge en los escritos de esta obra será tal

vez mensaje humano, reflexión o debate, y seguramente, transfencia fecundante.

Raúl Sciarretta.

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Acerca de este libro Este texto es el resultado de las clases introductorias al Budismo Tzan que diera el maestro Chen Chin Wen en el año 1979. Para ello se valió de la traducción y comentarios de este poema, el Shin Shin Min. José María Galán, uno de sus alumnos, que asistió y grabó dichas clases, le dio forma a este libro, que luego fuera revisado por el maestro Chen para que guardase lo mejor posible, fidelidad al sentido original. Por lo general, los libros que hay sobre el tema en castellano provienen de una segunda traducción casi siempre del inglés o del francés, traducciones estas no siempre realizadas por practicantes del Tzan, por lo que, difícilmente podrían evitar el caer en juegos de palabras o en meras explicaciones intelectuales del tema, cuando no en interpretaciones erróneas. A nuestro juicio, la traducción requiere del esfuerzo de personas de cada uno de los idiomas trabajando en conjunto para que, de este modo, la obra guarde mejor su sentido. Este fue el sistema que se utilizó con gran éxito para la traducción del canon budista, del Sánscrito al chino, durante las dinastías Han y Tang, entre los siglos II y VIII. La romanización de los caracteres no es ni la Wade-Giles ni la Pinyin. Se eligió escribir lo más ajustadamente el sonido al castellano. Se lee tal como está escrito, como modo de tener una idea aproximada del sonido del original en chino. Por suepuesto que no se pueden ‘esribir’ el sonido gutural de muchas pronunciaciones, ni la acentuación tan compleja del chino, con lo cual siempre hay un margen de error muy grande. Es nuestro deseo que, mediante el trabajo que aquí se presenta, se logre transmitir de la manera mas honesta posible la enseñanza del budismo Tzan.

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三祖僧璨禅师信心铭

1. 至道无难,惟嫌拣择;但莫憎爱,洞然明白。 2. 毫厘有差,天地悬隔;欲得现前,莫存顺逆 3. 违顺相争,是为心病;不识玄旨,徒劳念静。 4. 圆同太虚,无欠无余;良由取舍,所以不如。 5. 莫逐有缘,勿住空忍;一种平怀,泯然自尽。 6. 止动归止,止更弥动;唯滞两边,宁知一种。 7. 一种不通,两处失功;遣有没有,从空背空。 8. 多言多虑,转不相应;绝言绝虑,无处不通。 9. 归根得旨,随照失宗;须臾反照,胜却前空。 10. 前空转变,皆由妄见;不用求真,唯须息见。 11. 二见不住,慎莫追寻;才有是非,纷然失心。 12. 二由一有,一亦莫守;一心不生,万法无咎。 13. 无咎无法,不生不心;能由境灭,境逐能沉。 14. 境由能境,能由境能;欲知两段,原是一空。 15. 一空同两,齐含万象;不见精粗,宁有偏党。 16. 大道体宽,无易无难;小见狐疑,转急转迟。 17. 执之失度,必入邪路;放之自然,体无去住。 18. 任性合道,逍遥绝恼;系念乖真,昏沉不好。 19. 不好劳神,何用疏亲;欲取一乘,勿恶六尘。 20. 六尘不恶,还同正觉;智者无为,愚人自缚。 21. 法无异法,妄自爱著;将心用心,岂非大错? 22. 迷生寂乱,悟无好恶;一切二边,良由斟酌。 23. 梦幻空华,何劳把捉;得失是非,一时放却。 24. 眼若不寐,诸梦自除;心若不异,万法一如。 25. 一如体玄,兀尔忘缘;万法齐观,归复自然。 26. 泯其所以,不可方比;止动无动,动止无止。 27. 两既不成,一何有尔;究竟穷极,不存轨则。 28. 契心平等,所作俱息;狐疑尽净,正信调直。 29. 一切不留,无可记忆;虚明自照,不劳心力。 30. 非思量处,识情难测;真如法界,无他无自。 31. 要急相应,唯言不二;不二皆同,无不包容;

十方智者,皆入此宗。 32. 宗非延促,一念万年;无在不在,十方目前。 33. 极小同大,忘绝境界;极大同小,不见边表。 34. 有即是无,无即是有;若不如是,必不须守。 35. 一即一切,一切即一;但能如是,何虑不毕。 36. 信心不二,不二信心;言语道断,非去来今。

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SHIN SHIN MIN SEN TSAN LA OBRA Del Shin Shin Min puede decirse que es el primer escrito budista con un estilo genuinamente chino ya que, hasta ese momento, los textos eran traídos de India. Así, es a partir del Shin Shin Min que el budismo encuentra su expresión en lengua china.

Primero que nada, veamos qué significa “Shin Shin Min”. “Shin” es una palabra un tanto compleja de traducir que puede

significar, “corazón”, “esencia”, “mente”, o “espíritu”. Es un término que engloba todo lo que es esencial en una persona. En la mayoría de las traducciones se ha traducido como “mente”, pero siendo tan fácil de reducir su significado a la mera función mental, nos pareció poco acertada su elección. Hay quienes lo han traducido como “espíritu”, pero creo que es una palabra confusa, que podría interpretarse como algo ajeno a nosotros, una entidad en sí, cosa que no sucede con el término “Corazón”, que nos parece más apropiado.

La segunda palabra, de igual pronunciación, Shin, significa ‘confianza’, y la tercera palabra Min, quiere decir ‘grabado’. Podría traducirse, entonces, como: La confianza grabada en nuestro corazón.

Nuestros problemas, en general, se deben a la falta de esta confianza, o a que la establecemos demasiado a la ligera, olvidando la fuerza que hay en nuestro Corazón.

Esto es fácil de entender mediante un ejemplo. Siempre les digo que estando sentados y ya acomodados para practicar meditación, no deben moverse en absoluto. Que no es por mucho tiempo y que, si pudiesen estar así unas dos horas, se terminarían todos los dolores; que esa es la manera de solucionar la dificultad del dolor en las piernas. “Sí, sí, sí, ...”, dicen todos pero, cuando comienza el dolor, cuando a la hora ya creen estar siendo quemados con aceite hirviendo, inventan cualquier pretexto para moverse y terminan con esa confianza. Lo que en un principio fue “Sí”, después ya es “No”. Es nuestra debilidad y por eso nos es tan difícil llegar a la meta.

¿Y cómo puede restablecerse esa confianza? Comprendiéndonos realmente; una vez que lo logramos estamos comunicados con el mundo que

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nos rodea. Esto es lo que nos dice el maestro Sen Tsan. Y por eso vale la pena grabar esta enseñanza.

El Shin Shin Min es un escrito muy corto y todo lo que escribió en su vida el maestro tercero. Unas pocas frases que contienen mucho. Cada una de ellas es un koan. Toda la enseñanza está representada en cada frase. Todo lo que aquí se lee está en relación con nosotros, con nuestro ser y, tan cerca —detrás de los ojos—, que no lo vemos.

El Shin Shin Min no puede dejarse de lado si se quiere estudiar el Budismo Tzan. No es que sea imprescindible estudiar este texto, pero sí es una referencia muy importante. No obstante no esperen que sólo por leerlo vayan a alcanzar la comprensión. Estudiamos con las letras, pero como una referencia tan sólo para llegar a ella. Cuenta un koan, que un maestro dijo a su alumno: “Si quieres ver un pato yo te lo bordaré, pero no te daré la aguja”.

El problema de quien estudia el Budismo Tzan, en general, es que se apega a la aguja y no alcanza a ver el pato. Otros, se quedan con el pato bordado y nunca llegan a conocer el pato real. Y otros que, en fin, no tienen interés por la aguja, ni por el pato bordado, o el pato real. Así es como de los estudiantes del budismo Tzan tan sólo uno en mil alcanza la comprensión. La gran mayoría no llegan a ella por quedarse prendidos de la aguja, prentendiendo la aguja, temiendo que sin esa aguja no haya pato. No ven que por más aguja que se tenga, y por mejor que esté bordado el pato, no deja de ser un pato bordado. Esta aguja, que puede sernos una ayuda si la sabemos aprovechar, suele transformarse en una molestia.

Lo mismo sucede con la práctica de la meditación. Es una ayuda, una ayuda muy grande, pero también puede ser una enorme molestia, tanto, que hasta podemos perder la vida por ella. ¿Cómo es eso? Al principio no se nota, tan sólo es media hora al día, una hora o dos horas por día que se practica. Cuando son diez horas todos los días, vienen otras molestias. Pero no vamos a bordar ese pato ahora. Cada uno debe tomar su té para conocer el sabor.

Digamos que es una gran ayuda, pero que también puede sernos una molestia. Practicar es como subir una escalera. Si no caemos mientras subimos, llegamos. Pero si caemos, cuánto más alto hayamos llegado antes de caer, más doloroso será el golpe.

Un koan cuenta que un maestro llevó a un alumno hasta el borde de un precipicio, le ató las manos y lo dejó colgando en el vacío, tomado de una soga con sus dientes. Una vez así, le gritó que explicara qué era es lo que había entendido de sus enseñanzas. Ese alumno, si no hablaba, no pasaba el examen, pero si lo hacía, moría. Así de cruel es este estudio. Exige que entreguemos nuestra vida. Pero crueldad o bondad son tan sólo formas,

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maneras. No es cuestión de hablar o de no hablar. Ya lo dijo Lao Tse: “El Tao que puede hablarse no es el Tao”. Lo que se nombra no es lo nombrado. No es el Tao lo que se dice de él. No importa si el alumno que dejamos colgando, habla o no. El maestro lo conoce. Ya antes de emprender el camino hacia el precipicio sabe si su alumno pasará o no pasará la prueba. Mucha gente se ha propuesto resolver este koan. Es inútil. No hay una solución a los koanes. Y es una pena que, al intentar explicarlo, hayamos anulado su efecto.

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EL AUTOR Sen Tsan fue el trigésimo maestro a partir de Buda Sakyamuni, y el tercero a partir del maestro Ta Mo (Bodhidharma en sánscrito).

No se tienen datos sobre la fecha y el lugar de su nacimiento. Se sabe que recibió la Enseñanza del maestro Hui Ko, luego de lo cual pasó un tiempo oculto en una montaña llamada Uang Kong, en el pueblo Zsu Tsou. Esto sucedió durante la dinastía Hou Tsou, mientras era emperador Wu Ti (573 d. de J.C.) Luego, abandonó ese pueblo para no establecerse ya en ningún otro, siendo muy difícil poder localizarlo.

Según cuenta la historia, Hui Ko, segundo maestro después de Bodhidharma, Ta Mo en chino, tuvo diecisiete alumnos que alcanzaron la comprensión. Uno de ellos, que no era monje, llamado Shian Chiu S’s, para ser admitido como alumno mandó una carta al maestro Hui Ko en la que demostraba entender acerca de temas como “tener y no tener, luz y oscuridad, sonido y eco, el Nirvana y las preocupaciones”. Sigue contando la crónica que fue aceptado, que luego no tuvo una residencia fija, que nunca contó nada acerca de su vida, y que fue durante la dinastía Pei Chiu cuando inició sus estudios.

Todos estos datos permiten suponer que Shian Chiu S’s y el maestro Sen Tsan, son la misma persona. Tanto la carta enviada por Shian Chiu S’s, como el Shin Shin Min, tienen similar estilo de escritura; ambos comienzan su práctica en la misma época y con el mismo maestro, de ninguno de los dos se tienen noticias acerca de su vida antes de practicar y muy escasas de su vida en general. Es probable que Shian Chiu S’s haya cambiado su nombre por el de Sen Tsan al ser ordenado monje.

La mínima historia que se pudo recopilar de este monje, nos cuenta que un día fue a consultar a su maestro Hui Ko por un tremendo dolor reumático. Al ser recibido le dijo Sen Tsan:

—Maestro, ¿cómo puedo arrepentirme de mis pecados pasados para así aliviar mi dolor?

Hui Ko respondió: —¿Dónde están tus pecados? Enséñamelos. —No sé, no sé dónde están —contestó Sen Tsan. —Entonces ya estás arrepentido —Dijo Hui Ko. Al tiempo de ser el tercer maestro, un monje llamado Tsao Shin, de

catorce años de edad, fue a verlo. Al saludarlo, dijo a Sen Tsan: —Maestro, espero que me reciba como alumno suyo, y me enseñe la

manera de desatarme a mí mismo.

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—¿Quién te ata? —le pregunto Sen Tsan. —Nadie me ata —respondió el joven. —Entonces, ¿por qué buscas desatarte? En ese momento Tao Shin comprendió. Permaneció nueve años al lado

del maestro Sen Tsan. En Chi Tsou tuvo la ceremonia de ordenación, quedando como ayudante del maestro, quien continuamente lo sometió a pruebas hasta que consideró que su comprensión era genuina. Fue entonces cuando Sen Tsan le entregó el sello como prueba de su logro, designándolo su sucesor. A partir de ese momento fue Tsao Shin el cuarto maestro a partir de Ta Mo. Al designarlo, Sen Tsan le dijo este poema:

“Aunque la flor nace de la tierra, primero hubo de ser sembrada la semilla. Si no hay quien siembre de la tierra nada brota” Y agregó: —El maestro Hui Ko me dio la enseñanza y luego se fue a Je Tu.Viajó y

enseñó durante treinta años, hasta su muerte. Hoy, yo ya tengo quien continúe mi tarea.

Y partió hacia la montaña Luo Ju, donde vivió durante tres años. Luego accedió al pedido de enseñanza que le efectuó la gente de varios pueblos cercanos y construyó un templo para tal fin.

Un día, después de dar clase a los alumnos, estando de pie bajo un árbol, juntó las manos en oración y murió. Esto ocurrió en el año 606 de nuestra era. Todo esto está recopilado en el libro: Tsuan Ten Lu.

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SHIN SHIN MIN 1. Llegar al Tao no es difícil, lo dificulta el preferir y escoger, pero si no hay querer o rechazar, habrá transparencia, comprensión. 2. Por pequeña que sea, si hay una diferencia, Cielo y Tierra quedan separados. Si se quiere que aparezca enfrente No deben existir preferencia ni rechazo. 3. El choque entre agrado y desagrado es lo que enferma al corazón. Si no conocen el significado de lo misterioso, es inútil fatigar la mente. 4. En la plenitud del máximo vacío nada falta, nada sobra. En realidad por escoger y rechazar deja de ser así. 5. No corramos tras las circunstancias, ni vivamos soportando el vacío. Con el Corazón equilibrado naturalmente se agota (esta tensión). 6. Detener el movimiento para que retorne la quietud no aquieta, aumenta el movimiento. Apegados a los dos extremos, no conoceremos la unidad. 7. Sin comprender la unidad, de dos maneras perdemos: Al negar la realidad la afirmamos, al afirmar el vacío lo perdemos.

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8. Demasiadas palabras, demasiados pensamientos y cesa la correspondencia. Basta de palabras, basta de pensamientos no hay lugar incomunicado. 9. Al volver a las raíces se recobra el sentido pero al recortar la realidad, el camino se pierde. En un instante retornamos a la luz y esa victoria nos vuelve al vacío original. 10. El vacío original se perdió, a causa de nuestro alucinar. No es necesario buscar la realidad, tan sólo abandonar las opiniones. 11. El dualismo debe terminar Cuidado, no es necesaria esa búsqueda, apenas hay sí o no hay confusión y se pierde el corazón. 12. El dos viene del uno, y tampoco de este uno hay que aferrarse. Si un corazón (una idea) no nace, todo el Dharma está limpio de ofensas. 13. No hay ofensas ni Dharma no hay nacimiento ni corazón (ni ideas). La potencia desaparece con los fenómenos. Cuando se busca en los fenómenos, la potencia desaparece. 14. Los fenómenos son desde la potencia. La potencia por los fenómenos puede. ¿Quieren conocerse los opuestos?, originalmente son vacío. 15. El vacío es igual a dos, y también incluye todos los fenómenos. Sin discriminar en cuanto a esto o aquello

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¿cómo podríamos ir por mal camino? 16. El cuerpo del Gran Tao es ilimitado. No hay dificultad, no hay facilidad. De una visión estrecha siempre surgen dudas y por apurarnos, los cambios son lentos. 17. Al querer agarrar uno se desequilibra y transita un camino equivocado. Ha de dejarse naturalmente, la Esencia no parte ni permanece. 18. Dejen la Esencia junto al Tao, libre, y terminarán las molestias. Atada al pensamiento se aleja de la realidad y cae en un sopor que no es bueno. 19. No agoten la mente con elecciones, no son necesarios acercamientos o alejamientos. Si se quiere llegar a la Unidad no han de rechazarse las seis molestias. 20. Si no rechazamos las seis molestias se vuelve a la comprensión real. La gente inteligente no actúa. Cuando la gente es tonta, ella sola se ata. 21. En el Dharma no hay diferencias, al desear, se apegan a lo deseado. Con el Corazón develar al Corazón ¿no es un gran error? 22. La confusión crea sosiego y desasosiego, para los que comprenden, no hay bien ni mal. Todo tiene dos lados, cuídense de elegir. 23. El sueño, la imaginación, son flores del vacío ¿para qué esforzarse en tomarlas?

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Tener o carecer, si o no, déjenlas instantáneamente. 24. Si el ojo no se duerme, solos se desvanecen los sueños. Si en el Corazón no hay diferencias, todo el Dharma es igualdad. 25. Esa igualdad es el Cuerpo Misterioso. Inmediatamente cesa el encadenamiento: Al ver todo el Dharma como igualdad se vuelve a lo natural. 26. Olvida las causas y ya no habrá comparaciones. Quietud y movimiento no mueven al Corazón, movimiento y quietud no detienen al Corazón. 27. Si los opuestos ya no existen, ¿cómo el uno habría de persistir? En la finalidad última no existe una vío principal. 28. Comprendiendo al Corazón hay igualdad. Lo hecho no es más que silencio, ya no hay más dudas y la fe es directa. 29. Nada puede guardarse, ni retenerse en la memoria. Vacío luminoso de por sí, no desgasten físico ni mente. 30. No es lugar pensable o medible. conciencia o sentimientos no pueden denotarlo. En el Dharma no hay “él” ni “yo”.

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31. De esta conexión inmediata Sólo puede decirse que no es dual. Y si no es dual, ya es lo Mismo. No hay algo que no esté incluido en esto. Los sabios de todo el mundo, todos, llegan a esta Verdad. 32. Verdad que está más allá del tiempo y del espacio, un instante es diez mil años. Se la perciva o no siempre está ante nuestros ojos. 33. Lo más pequeño es igual a lo más grande se olvidan, terminan los fenómenos. Lo más grande es igual a lo más pequeño, cuando se dejan los límites. 34. Tener es no tener, no tener ya es tener. Si no es así no es necesario aprehenderlo. 35. Uno es todo, todo es uno. Logrado esto ¿a qué preocuparse por completar (el Camino)? 36. La fe del Corazón no es dual, lo que no es dos ya es esta fe. La palabra pierde al Tao no hay ayer, hoy, ni mañana.

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COMENTARIOS

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至 道 无 难, TS TAO WU NAN Llegar/ Tao/ No/ Dificil 惟 嫌 拣 择; UE SHIEN CHIEN TSE Solamente/ Desconfianza/ Levantar/ Elegir 但 莫 憎 爱, TAN MO SEN AI Pero/ No/ Despreciar/ Querer 洞 然 明 白。 TON-TSAN MIN-PAI Transparencia/ Comprensión/ 1. Llegar al Tao no es difícil, lo dificulta el preferir y escoger. pero si no hay querer o rechazar, habrá transparencia, comprensión. 毫 厘 有 差, JAO LI IO TSA Pelo/ Milésimo / Haber/ Diferencia/ 天 地 悬 隔; TIEN TI SHIEN-K’E Cielo/ Tierra/ Separación/ 欲 得 现 前, I TE SHIEN CHIEN Querer/ Tener/ Apariencia/ Delante/ 莫 存 顺 逆。 MO TSUN SUN NI No/ Existe/ Caída/ Subida/

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2. Por pequeña que sea, si hay una diferencia, Cielo y Tierra quedan separados. Si se quiere que aparezca enfrente No deben existir preferencia ni rechazo. La primera frase menciona a la palabra Tao. Esta es una palabra que siempre trae problemas, originados por las tantísimas explicaciones que se han dado de ella. En realidad, el Tao es algo muy sencillo. Sucede como con esa columna que tenemos delante nuestro: cada uno la percibe de una manera y la describe de esa manera. Pero la columna es lo que está allí, ajena a la descripción que cada uno hace de ella. Cuanto más se habla del Tao, más se aleja su significado. Por eso, no vamos a decir nada más de él. ¿Qué nos dice la primer frase? Que no es difícil llegar al Tao, siempre y cuando no elijamos. Pero nosotros siempre elegimos: esto si, esto no, esto me gusta, esto no me gusta. Rechazamos lo que no queremos y, lo que nos gusta, pretendemos adquirirlo y conservarlo con nosotros. Nuestro amor es limitado. Es un amor estrecho, selectivo. Sólo amamos aquello que nos gusta. Siempre hay un precio y, cuando no se llega a cubrir lo que se pide a cambio, se abandona. Esto no es amor. Fijémonos en el sol: ilumina siempre, sin preferencias, a todos, sin descanso. Los precios existen porque nosotros los ponemos, porque elegimos, porque desconfiamos. Y por eso es que no llegamos al Tao. Pero, si cesa este desear o rechazar, cuando no haya “quiero esto, pero aquello no”, entonces vamos a entender claramente. No desear, ni despreciar. ¿Y cómo se evita caer en esto? Comprendiéndonos mejor a nosotros mismos. Comprendiendo mejor al mundo en que vivimos. Nos sigue diciendo el maestro Sen Tsan que, apartados de esta inequidad mínimamente, por mínima que esta diferencia sea, ya es como la distancia que separa el cielo de la tierra. Pero que, si realmente lo queremos, el Tao está frente a nosotros. ¿Entonces por qué hay esta distancia? ¿Por qué hay cielo? ¿Por qué hay tierra?

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Dice un koan que, en cada gota de agua de un gran lago, está el sabor de todos los ríos que en él desembocan. ¿Y esto qué quiere decir? Es un koan, no lo matemos con explicaciones. 违 顺 相 争, UE SUN SHIAN TSEN Inconformismo/ Complacencia/ Mutuamente/ Pelea/ 是 为 心 病; S'S UE SHIN PIN Es/ Hacer/ Corazón/ Enfermedad/ 不 识 玄 旨, PU S'S SHIEN TS No/ Conocer/ Misterio/ Significado/ 徒 劳 念 静。

TU LAO NIEN CHIN Desplazar/ Fatiga/ Pensamiento/ Tranquilidad/ 3. El choque entre agrado y desagrado es lo que enferma al corazón. Si no conocen el significado de lo misterioso, es inútil fatigar la mente. “Fácil” opuesto a “difícil”, “sí” opuesto a “no”. Cuando nos dejamos llevar por nuestras opiniones se producen estos choques y se confunde nuestra mente. De todos modos, nunca llegamos a verdaderos “sí” o a verdaderos “no”. Nuestro mundo se complica cada día más. Cada vez cuesta más distinguir qué es verdad y todo se discute según nuestro mezquino parecer. Chuan Tzu decía que dos personas discutiendo nunca llegarían a la verdad. En las discusiones interfieren los intereses de quienes discuten y de acuerdo a ellos serán los “No” y los “Sí” que manifiesten.

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Olvidamos que lo que escuchamos son tan sólo opiniones, argumentos, y les otorgamos una excesiva importancia. Muy fácil se nos amarga el día si nos dicen lo que no queremos oír. Nuestro Corazón ya está enfermo. Al no conocer el significado de “lo misterioso” (el Tao), buscamos de forma equivocada. Se busca el “silencio” o se busca “dejar la mente en blanco”. He sabido de libros que enseñan que meditar es dejar la mente en blanco, lo que es error. Si deciden estudiar en libros, es mejor que recurran a las fuentes originales. Los que hablan del zen, en la actualidad, no hacen otra cosa que copiar, y lo peor es que la mayoría copia mal, traducciones de traducciones, y según su propio —y escaso— entender. Son buenas intenciones pero cuando no se posee el “ojo” del autor original, es muy difícil que se lo pueda entender. Por eso, al principio, es conveniente leer los escritos originales y luego, en la medida en que aumente nuestro entendimiento del tema, podremos leer a otros autores sin confundirnos por sus opiniones. ¿Y qué es esto “misterioso” que menciona Sen Tsan? Es misterioso aquello que no entendemos. Cuando comprendemos, se acaban los misterios de todo tipo. Cuando no entendemos nos empeñamos en distinguir, recortar, separar lo que nos rodea: lo blanco por aquí, aquello no porque es un poco gris, y así. O nos empeñamos en dejar la mente en blanco... ¡Siempre la aguja, nunca el pato! Nos apegamos a las técnicas, nos quedamos bordando. Bordamos “silencio”, bordamos “mente en blanco”, bordamos “tranquilidad”. Por eso siempre les digo que si al sentarse para practicar meditación comienzan con la pretensión de quedase tranquilos, de apaciguar los pensamientos, de buscar la concentración ya, de entrada, se equivocan; están apegados a ideas, a qué es tranquilidad y qué no lo es, a cuándo están o no apaciguados los pensamientos, a qué es concentración y qué no lo es. Eligen, prefieren, recortan. Pierden el tiempo. Apartándonos de los que nos fatiga, se apaciguan nuestros pensamientos y se accede a lo que el escrito llama “Plenitud del máximo vacío”. ¿Qué tamaño tiene el vacío? El que nuestras limitaciones le asignen. Sin esas limitaciones, ¿hasta dónde llega?

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Recuerdo un cuento. Una persona se sentía mal, se la veía muy preocupada. Sus amigos le preguntaron qué le ocurría. “¿Te falta dinero? ¿Tienes problemas con tu mujer? ¿Te dan disgustos tus hijos? ¿Estás enfermo?” Nada de eso. Tenía suficiente dinero, con su mujer se llevaba muy bien, sus hijos le daban muchas satisfacciones y su salud era muy buena. “Pero, entonces ¿qué es lo que te pasa?” le preguntaron los amigos. “Estoy aterrado; me preocupa que algún día el cielo caiga sobre nosotros...” Así vivimos, la mayoría de las veces, ni siquiera existen las cosas que nos preocupan. Sólo son sombras, pero de tal magnitud, que nos ocultan el sol. Vivimos entre sombras cuando, en realidad, el espacio que habitamos es tan amplio que no tiene límites. Y, en donde no hay medidas, ¿qué es lo que puede faltar o sobrar? Somos nosotros, por exceso o por defecto, la medida. Comemos mucho o no comemos. Holgazaneamos o nos esforzamos en demasía. Todos los días damos cuerda a un reloj, siempre le damos cuerda, pero ya no sabemos si necesita o no. Un día rompemos su mecanismo. Con una mano apretamos nuestra garganta y, con la otra, tratamos de librarnos. Esa es la pena por no ser ni muy tontos ni muy inteligentes. Ya estamos tan acostumbrados a vivir así que, no sólo no creemos que se pueda cambiar, sino que hasta nos atemoriza la idea de que nuestra vida podría ser de otra manera. Ya somos así, nos decimos, y seguimos apretando nuestro cuello. En Africa, había un tribu de guerreros que comían los cadáveres de los enemigos vencidos. Cuando un misionero les preguntó por qué eran tan crueles, los guerreros, muy asombrados, contestaron que ellos no comían gente. Los enemigos no eran gente. Así son las costumbres. ¿Qué es correcto y qué no lo es? Para estos guerreros, su obrar era correcto; para el misionero, no lo era. Las costumbres pueden encerrar a una persona. Como sucedía con aquella rana que, desde el fondo del pozo en que vivía, creía que el cielo era eso redondo que podía ver desde su agujero. No nos riamos de la rana: nuestra visión es tan estrecha como la de ella. Tres soldados discutían acaloradamente sobre quién había sido el más valiente en la batalla que acababan de perder. Uno decía que, al ver tantos enemigos

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que avanzaban, se había cagado en los pantalones y que, por eso, no había podido combatir. El segundo se rió y dijo que él había sido más valiente porque había corrido unos pasos al encuentro del enemigo y que, recién ahí, había decidido escapar. El tercero aseguraba que el más valiente, sin duda, era él, ya que había corrido el doble de pasos antes de decidir esconderse. Y nosotros nos reímos, unos de otros, como estos soldados, cuando en nuestra guerra, esta vida, también perdemos todas las batallas. Así de idiotas somos al sentirnos mejores que quienes dan menos pasos que nosotros. Nos reímos de quien cree que el cielo es redondo, cuando para nosotros es cuadrado. 圆 同 太 虚, IEN TON TAI SHUI Pleno/ Como/ Máximo/ Vacío 无 欠 无 余; WU CHIEN WU UI No/ Falta/ No /Sobra 良 由 取 舍, LIAN-IO CHUI S'E Causa real/ Tomar/ Abandonar 所 以 不 如。 SUO-I PU SZU Por eso/ No/ Así 4. En la plenitud del máximo vacío nada falta, nada sobra. En realidad por escoger y rechazar deja de ser así. Porque elegimos, porque esto lo queremos y esto otro no, por eso, ya no es “así”, o como son realmente las cosas. “Así” o “Esto” es una palabra con la que suelen comenzar los sutras del budismo. Pero esta palabra no es más que

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eso, una palabra apenas. Un día, Buda dijo: “Hace cuarenta y nueve años que estoy con ustedes, pero si dicen que les he enseñado esto o aquello, cometen un error. En cuarenta y nueve años no he dicho una sola palabra”. Un koan dice: Todos los días comemos, pero no llegamos a tocar la boca. Todos los días hablamos, pero no llegamos a tocar los labios. Dejemos vivo a este koan. 莫 逐 有 缘, MO TSUO IO IEN No/ Perseguir/ Tener/ Circunstancias predestinadas 勿 住 空 忍; U TSU KON SZEN No / Vivir/ Vacío/ Soportar 一 种 平 怀, I TSON PIN JUAI Uno/ Clase/ Llano/ Guardado 泯 然 自 尽。 MIN-TSAN TS CHIN Agotar/ Sólo/ Terminar 5. No corramos tras las circunstancias, ni vivamos soportando el vacío. Con el Corazón equilibrado naturalmente se agota (esta tensión). Aquí se hace referencia a las circunstancias... ¿Están predestinadas. ¿Hay un destino? Hay un destino o no esto es algo que la Enseñanza deja de lado. Cuando nos ponemos a indagar acerca de estas cuestiones, lo que hacemos es cargar con el destino a nuestras espaldas.

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Es inútil tratar de escapar de las circunstancias; es inútil quejarnos de lo que nos toca vivir. Nacimos con este cuerpo y no podemos cambiarlo. Pero tampoco debemos olvidar que nosotros contribuimos a la formación de ese destino, lo construimos. Sabiendo qué es lo que sembramos hoy, sabremos lo que podemos recoger más adelante. Hay una frase en chino que nos previene acerca de indagar el destino, dice: “No busques lo predestinado; no busques lo que ya pasó”. Porque son tan sólo molestias, preocupaciones. No debe importarnos lo que ya pasó; no debe preocuparnos lo que va a venir. La recomendación de que no vivamos soportando el vacío es a propósito de cuando nos sentimos mal, de cuando estamos muy cansados, abatidos, y pensamos en buscar un lugar que nos sirva de refugio. Son muchas las personas que entran a un monasterio y cada una tiene su motivo. Hay quiénes lo hacen porque no les gusta este mundo, otros porque se han peleado con su familia, otros buscan alivio para sus enfermedades y otros son enviados de chicos por sus padres; innumerables motivos… Entrar a un monasterio buscando refugio de las preocupaciones es un gran error. No nos apeguemos al vacío quiere decir que no tratemos de rechazar lo doloroso pretendiendo que no es real, buscando refugiarnos de él en el vacío. ¿Cuántas son las veces que enfrentamos circunstancias que no son de nuestro agrado, dispuestos a soportarlas? Así es como las sufrimos. Aquel que realmente soporta, no piensa que lo hace, sino que toma las cosas naturalmente. Tanto los sufrimientos como las alegrías son cosas naturales que ocurren en este mundo. Entonces, ¿a qué viene eso de soportar? Eso es, en realidad, rechazar. Ya no es lo natural. Lo natural es la aceptación de lo que nos sucede, algo muy difícil para nosotros que somos gente ordinaria. La cosa más común ya es el Tao. La cosa más común ya es el secreto. Nuestra vida está plena de cosas bien comunes y en ellas está el secreto; no en lugares inalcanzables y ocultos a las personas. No es necesario viajar al Tibet, ni buscar gurúes mágicos. Orgullosos, nos decimos que vivimos en un mundo “moderno”, y que cada día se torna más moderno aún, con grandes avances. Pero lo cierto es que cada día nos sentimos más insatisfechos; cada día nos parece que son más las cosas que nos faltan.

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En esta vida caminamos, caminamos y de pronto tenemos una montaña delante, la subimos con muchos esfuerzos y, al llegar a su cima, creemos que ya está, que ya no tendremos más problemas. Pero enseguida vemos que más adelante hay otra montaña y, al subirla, vemos que después hay otra más. Al fin quedamos agobiados por lo que vemos. Tan cansados que ya no hacemos bien las cosas más simples y naturales. Nos perdemos de eso común. Nos fijamos objetivos inalcanzables; construimos pagodas en el aire. Entonces, ¿cómo no habría de sernos difícil? Todo lo que ahora tenemos, desaparecerá. Todo termina. Aunque ahora estemos sanos y fuertes, con un cuerpo ágil y con buenos reflejos, todo eso terminará. Nada, ni nadie, puede mantenerse para siempre. 止 动 归 止, TS TON KUE TS Parar/ Movimiento/ Vuelta/ Quietud 止 更 弥 动; TS ICEN MI TON Parar/ Además/ Aumenta/ Mover 唯 滞 两 边, UE TS LIAN PIEN Si/ Apegado/ Dos/ Borde 宁 知 一 种。

NIN TS I PIEN Forzosamente/ Saber/ Uno/ Borde 6. Querer detener el movimiento para que retorne la quietud no aquieta, aumenta el movimiento, apegados a los dos extremos, no conoceremos la unidad. 一种不通,

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I TSON PU TON Uno/ Lado/ No/ Saber 两处失功; LIAN TSU S'S KON Dos/ Lados/ Perder/ Sentido 遣有没有, CHIEN Io ME Io Mandar/ Tener/ No/ Tener 从空背空。

TSON KON PEI KON Seguir/ Vacío/ Al revés/ Vacío 7. Sin comprender la unidad, de dos maneras perdemos: Al negar la realidad la afirmamos, al afirmar el vacío lo perdemos. El poema nos habla del movimiento. Para nosotros, movimiento y quietud, son cosas diferentes. Unas veces creemos movernos y otras que nos quedamos quietos. Pero no es así. ¿Qué es movimiento? ¿Qué es quietud? Meras ideas. Nada pueda estar en movimiento ni permanecer quieto absolutamente. Creemos que algo se mueve, pero ¿con respecto a qué? ¿Quién puede decir que algo se mueve? Alguien que esté quieto, pero, ¿con respecto a qué? ¿Quién puede asegurar que permanece quieto? Hay un dicho que nos previene de que en este mundo no hay una sola persona absolutamente mala, ni una absolutamente buena. Eso es lo que nos hace difícil la vida: el no ser ni absolutamente buenos, ni absolutamente malos. Por eso, enfermamos. Hace dos mil quinientos años hubo en China, una gran guerra. Todos los territorios peleaban entre sí desde hacía muchísimo tiempo. Esta situación se tornó tan preocupante que encargaron a unos sabios que estudiasen el

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problema con el fin de encontrar una solución. Algo que terminase con tanta destrucción. Todos arribaron a alguna conclusión. Uno de ellos dijo que al momento de nacer, todos éramos buenos pero que, luego, nos íbamos desviando de esta bondad natural, contaminándonos con malas costumbres. Otro investigador aseguró lo contrario: que desde el momento en que nacemos somos malos pero que si se lograse conservar esa maldad tal cual es, se lograría la paz. Otro investigador anunció que la raíz de los problemas estaba en las diferencias entre ricos y pobres y que, si cada rico repartiese sus pertenencias entre los que no tenían nada, se solucionarían los problemas. Otro de los sabios dijo que de ese modo no se arreglaría nada, todo lo contrario, nadie debía ayudar a nadie, ya que lo que entorpecía el buen funcionamiento de la sociedad era el deseo de ayudar; únicamente dejando en paz a la gente se lograría un equilibrio natural. ¿Cuál de los sabios tenía razón? Todos tenían razón. Hasta ahora no ha habido una persona ni un pueblo absolutamente bueno, ni absolutamente malo. Cambiamos. Pero, ¿quiénes somos detrás de estos cambios? Siempre estamos eligiendo y eso nos complica la vida. Al escoger una de las partes nos privamos de conocer la que rechazamos. Una cara de la moneda nos oculta la otra. Y como nos creemos conocedores, siempre que se nos haga referencia a la parte que no vemos, discutiremos y hasta pelearemos. Vamos como el burro, atados a la noria, creyendo haber llegado muy lejos pero no hemos hecho más que caminar alrededor de un punto. ¡Y tan sólo una palabra puede atarnos a la noria! En China hubo cuatro épocas en que se persiguió al budismo. Fueron momentos en que se estaba en guerra y escaseaba el alimento y, como los monjes no trabajan la tierra para no matar ningún ser vivo deben mendigar su alimento, algo que en época de guerra y de escasez, es problemático. Una sola rama del budismo no fue perseguida: la rama Tzan. ¿Y por qué? Porque los monjes de esta escuela trabajan mucho. No sólo que no mendigan, sino que, además, producen alimentos para la comunidad. Ahora bien, ¿por qué unos mendigan y otros no? Uno de los motivos por el cual mendigan es para que sus practicantes pierdan la vanidad y se incrementen sus fuerzas para tolerar las viscisitudes. Pero los monjes del Tzan opinan que esto no tiene mucho sentido; que es imposible mantenerse sin matar ninguna forma de vida, y que la mendicidad puede ocasionar disgustos a la gente, con lo que también se estaría sembrando un mal karma. Mejor que pedir, es ofrecer, dicen.

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¿Quiénes tienen razón? Las dos posturas son correctas. Las dos posturas son incorrectas. Bien practicadas las dos son correctas. Pero si se las practica mal, las dos son incorrectas. Cuando un método está bien aprovechado, es un buen método, pero si nos apegamos a él, es contraproducente. El maestro Uan Po dijo que el budismo Tzan nunca enseñó cómo llegar al Tao. Enseñar eso sería alejarse del Tao. El Tao no puede estudiarse, no tiene figura. Por esto al budismo Tzan se lo ha llamado “El Corazón del Gran Vehículo”. ¿Y dónde está este Corazón? ¿Alguno puede contestar esta pregunta? Apenas esbozamos una respuesta, ya estamos equivocados. De este Corazón nada puede decirse. 多 言 多 虑,

TUO IEN TUO LUI Mucho/ Palabras/ Mucho/ Pensamientos 转 不 相 应; TSUAN PU SHIAN IN Transformar/ No/ Mutuamente/ Responder 绝言绝虑, CHIE IEN CHIE LUI Parar/ Palabras/ Parar/ Pensamientos 无处不通。 WU TSU PU TON No/ Lugar/ No/ Comunicación 8. Demasiadas palabras, demasiados pensamientos y cesa la correspondencia. Basta de palabras, basta de pensamientos, no hay lugar incomunicado.

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Cuando uno afirma “hay”, otro lo contradecirá diciendo “no hay”. Sobran palabras. Nunca estamos en el lugar, siempre giramos en la periferia. ¿Hay Corazón? ¿No hay Corazón? ¿Quién puede explicarlo? Muy rápidamente comienzan las discusiones y nos alejamos del Corazón. En la puerta de muchos templos está escrito el nombre de un maestro que se llamó Wu Men. Esta costumbre deriva de un koan: “Wu Men” quiere decir “Sin puerta” y cuenta el koan que un monje fue a un templo para visitar a un amigo que vivía allí. Cuando el amigo lo vió acercarse, corrió a cerrar las puertas del templo y escribió en ellas “No hay puerta”. El visitante fue de puerta en puerta, muy confundido, sin saber qué hacer... Nosotros, cuando estamos cansados, doloridos o muy tristes creemos que nuestros problemas no tienen solución. Nos vemos encerrados, sin puertas para salir de allí. Pero una vez que esa situación dolorosa pasó, nos olvidamos de cómo fue que pasó. No vimos la puerta. Nos parece haber despertado de una pesadilla. ¿Dónde están esas puertas? ¿Dónde está nuestro Corazón? Sucede como con el Tao que, cuanto más queremos acercarnos a él, más nos alejamos. Entonces, ¿para qué practicamos? ¿Para qué tanto esfuerzo? Alguien dijo que con el Tzan, pasa como cuando una persona con mucho hambre se mete en la boca una albóndiga caliente. Se quema y no quiere dejarla caer al suelo, pero tampoco puede tragarla. Nosotros estamos igual, no sabemos si seguir o no practicando. Sólo hay una ayuda: sentarse y practicar. Aun sin palabras ni pensamientos prosigue la comunicación. Pero ¿cómo es esto? Creer que, para comunicarnos, debemos hablar, es un prejuicio más. Creo que en todas las religiones existe la práctica de permanecer en silencio. En el budismo, por ejemplo, el maestro coloca un cartelito en el pecho del practicante que debe permanecer callado y al que los demás no deben hablar. Pero esto también indica que no debe escribir, ni hacer señas. Aún más, ¡no debe comunicarse en absoluto, pero eso sí que es difícil. Llegamos a creer que si no hablamos tendremos problemas y así andamos, pensando y hablando sin parar. No nos damos cuenta de que la mayoría de las cosas en este universo no tienen boca, ni necesitan de las palabras para estar

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comunicadas. Si pudiésemos ver un poco más claro, percibiríamos esta profunda intercomunicación de la naturaleza. Sabemos de gente que se ha entendido con los animales; esta gente lo consiguió porque pudo estar realmente cerca de ellos, con ellos. Nosotros, en cambio, estamos cada día más lejos de la naturaleza y de nosotros mismos. Cortamos nuestro camino y luego nos quejamos de que no lo hay. Nos desviamos de él al pensar demasiado, al hablar demasiado. Al volver a nuestras raíces es que volvemos a la 'realidad'. Cuando salimos a buscarla, nos alejamos, la perdemos. Veamos un koan: Una noche estaba el monje Tsu Tong practicando meditación mientras sus compañeros dormían. De pronto se incorporó y comenzó a gritar, a todo pulmón, que al fin había comprendido. Sus compañeros, luego del primer sobresalto, se preocuparon creyendo que había enloquecido. Al día siguiente el maestro reunió a todos los monjes y preguntó quién había gritado durante la noche. Tsu Tong se adelantó. —¿Y qué fue lo que entendiste? —le preguntó el maestro. —Ahora entiendo que las tías son mujeres. Después de este diálogo decidió dejar el monasterio. El maestro lo acompañó hasta la puerta y le regaló su sombrero. ¿Qué entendió este monje? Todos sabemos que las tías son mujeres pero no comprendemos nada. Tsu Tong tomó su té. Nosotros pedimos que nos digan qué sabor tiene. Pensamos demasiado en ese té, hablamos demasiado de ese té. Simplemente deberíamos beberlo. 归 根 得 旨,

KUE K'EN TE S'S Volver/ Raíz/ Tener/ Sentido 随 照 失 宗; SUE TSAO S'S TSON Seguir/ Apuntar/ Perder/ Camino 须 臾 反 照, SHUI-UI JUAN TSAO Instantáneamente/ Volver/ Iluminar

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胜 却 前 空。 SEN-CHIE CHIEN KON Vencer/ Anterior/ Vacío 9. Al volver a las raíces se recobra el sentido pero al recortar la realidad, el camino se pierde. En un instante retornamos a la luz y esa esta victoria nos vuelve al vacío original. Practicamos para conocer mejor nuestra vida, para entendernos a nosotros mismos. Esto es ir hacia uno. Hay un deseo de iluminarnos, pero no encontramos el modo. Quizás conseguimos encender una pequeña chispa que muy rápidamente se apaga. Pero esa primera luz, por fugaz que fuere, es muy importante. Si hubo una primera vez, puede repetirse. Pero, cuidado, también los errores pueden repetirse. Pensemos que, una vez que se pudo encender una pequeña chispa ya no importan los años que se permaneció en tinieblas. Supongamos que esta habitación lleva un millón de años a oscuras; apenas encendamos en ella una luz, ya estará iluminada, sin que importe el millón de años que permaneció sin luz. Apenas encendemos una vela, hay luz y, a partir de ese momento, lo que debemos cuidar es la permanencia de esa luz, porque de nuevo, una vez apagada no importa cuánto tiempo iluminó: vuelve la oscuridad. No importa que hayamos comenzado a practicar a los veinte, a los cincuenta o a los setenta años. Una vez que termina el sufrimiento, ya no importa durante cuántos años se sufrió. Siempre podemos obrar bien o mal. ¿Por qué se empieza a fumar? ¿Por qué se deja de fumar? Detrás de estas dos decisiones hay lo mismo. Comemos, dormimos, nos lastimamos, reímos, pero, ¿quiénes somos detrás de esos sentimientos? Somos lo mismo mientras comemos, mientras dormimos, mientras sufrimos o reímos pero fácilmente creemos que no. Esta mañana una persona me contó que, mientras practicaba meditación primero había sentido frío, después había sentido mucho calor y más tarde, le habían dolido mucho las rodillas. ¿Quién sintió el calor, luego el frío y luego el dolor de rodillas?

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Un famoso monje, muy estudioso, y con varios escritos publicados acerca de la comprensión, fue a visitar a otro que vivía solo en una montaña. Este monje no había escrito nada, ni siquiera era famoso, pero se lo habían recomendado como muy avanzado en la práctica; le habían advertido que, aunque tuviera el aspecto de un viejo loco, era un gran maestro. Luego de un largo viaje llegó el monje hasta donde vivía el viejo maestro y le comentó sus opiniones sobre la Comprensión. Habló y habló, sin parar. Al fin, cuando se calló, el viejo le dijo: —Si después de muertos mezclasen nuestras cenizas ¿dónde estarías tú, dónde estaría yo? Ahí el monje se dio cuenta de que, realmente, no sabía nada. Veamos otro koan: Si cortamos por la mitad una lombriz ¿en cuál de las dos mitades queda la esencia de la vida? ¿Por qué, si nacemos como un papel en blanco, nos manchamos? ¿Por qué, cuando se comprende, no queda nada de aquellas manchas? Cuando no hay luz, creemos que esa pared ya no está. Así es nuestra confusión. No veremos bien hasta que no abramos el ojo que está detrás del ojo. Es nuestro sentir el que cambia, pero nuestro sentir no es nuestra esencia. Detrás de estos cambios, ¿qué? 前 空 转 变, CHIEN KON TSUAN PIEN Anterior/ Vacío/ Girar/ Cambio 皆 由 妄 见; CHIE IO UANG-CHIEN Todo/ Por/ Alucinación 不 用 求 真, PU ION CHIO TSAN No/ Necesario/ Búsqueda/ Realidad 唯 须 息 见。

UE SHI SII CHIEN

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Solamente/ Necesario/ Apagar/ Apariencia/ 10. El vacío original se perdió, a causa de nuestro alucinar. No es necesario buscar la realidad, tan sólo abandonar las opiniones. 二见不住, E' CHIEN PU TSU Dos/ Opiniones/ No/ Vivir 慎 莫 追 寻; SEN MO TSUE SHUIN Cuidado/ No/ Correr/ Búsqueda 才 有 是 非, TSAI Io SS FE Recién/ Tener/ Si/ No 纷 然 失 心。 FUN-SAN S'S SHIN Confusión/ Perder/ Corazón 11. El dualismo debe terminar Cuidado, no es necesaria esa búsqueda, apenas hay sí o no hay confusión y se pierde el corazón. No necesitamos buscar la realidad, sino detener nuestra confusión, dejar de molestarnos. Todos empiezan la práctica pensando que se trata de una búsqueda, pero no es así. Si nos sentamos a practicar meditación pretendiendo quedarnos bien tranquilos y quietos, lo más probable es que no lo consigamos. Buscamos la realidad, pero, ¿dónde la encontraremos?, ¿en qué solitaria

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montaña, en qué ciudad, en qué dirección, en qué piso, sobre qué almohadón, detrás de cuál koan? Solamente deteniendo nuestra confusión, deteniendo la búsqueda de nosotros mismos afuera nuestro encontraremos algo. Pensamos, hablamos, sentimos, imaginamos, y nos molestamos con eso. Una vez sentados practicando meditación, no sirve de nada lo que hablamos, ni lo que leímos, ni los dolores, ni el calor, ni el frío. Todo debe hacerse a un lado. Sucede como con el agua de una laguna que, cuando está revuelta, no deja ver el fondo. Hay una sola luna, pero cuando el agua se agita, en cada ola, vemos un reflejo. ¿Cuál de ellos es el verdadero? Todos son el reflejo de la luna; aquitándose el agua podrá verse una sola imagen. Nuestro corazón es la suma de miles de reflejos; así, nuestra búsqueda se transforma en un correr detrás de cada ola, buscando una luna que nunca podremos hallar. Es triste ver a la gente buscando con tanto esfuerzo, algo que nunca van a poder encontrar. Nos manejamos con opuestos. Si una cosa es buena, la otra es mala; esto es lindo y aquello feo, si y no, alto y bajo. El “Shin Shin Min” nos advierte que no debemos ser víctimas de los opuestos, ni apegarnos a las figuras. En cuanto pensamos algo, ya nos quedamos ahí pegados. Como en un pantano, levantamos una pierna y se nos hunde más la otra. Esto sucede por no poder superar los opuestos, lo que está bien y lo que está mal, lo que nos gusta y lo que no nos gusta. Por momentos hasta creemos que somos más de uno en este cuerpo, uno que dice sí a esto, y otro que dice no, en una pelea que no termina nunca. Hoy está nublado y, al mirar por la ventana, pensamos: “Qué día tan triste, quizás llueva. Si llueve, no podremos salir a pasear y, si no salimos, tendremos que hacer tal cosa, pero mejor sería hacer tal otra”... Y ya no nos detenemos. Si no nos molestásemos por esto que vemos tras la ventana, toda esa cadena inútil de pensamientos no surgiría. Tenemos que cortar con eso. Si no, será como buscar el caballo que nos está llevando. ¿Qué pretendemos con tanta búsqueda? ¿Acaso podremos aferrar la realidad? Dejemos quieto lo que está agitado y no habrá tantas imágenes. Todo es como es, así, naturalmente así pero si nosotros nos partimos, ¿cómo vamos a

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encontrar algo? ¿Dónde queda la esencia de la lombriz si la cortamos, en el pedazo de la derecha o en el de la izquierda? Apenas nos formamos una idea acerca de cómo debe ser algo y de cómo no debe ser, perdimos nuestro Corazón. Es querer cortar el agua de un río a cuchilladas. ¡Y la gente lo intenta! Buscando poder, fama, dejar el nombre grabado en la historia… Están cortando agua. Por más fuerte que sea el brazo que lo empuña y más afilado que esté el cuchillo, ¿qué marca podría quedar en el río? El tiempo no se detiene nunca, ¿cómo podríamos marcarlo? 二 由 一 有, E' IO I IO Dos/ Desde/ Uno/ Tener 一 亦 莫 守; I II MO SOU Uno/ También/ No/ Agarrar 一 心 不 生, I SHIN PU SAN Uno/ Corazón/ No/ Nacer 万 法 无 咎。 UAN JUA WU TS Diez mil/ Dharma/ No/ Culpa 12. El dos viene del uno, pero tampoco a este uno hay que aferrarse. Cuando ni siquiera un corazón (una idea) nace, todo el Dharma está limpio de ofensas. 无 咎 无 法, WU TS WU JUA No/ Culpa/ No/ Dharma

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不 生 不 心; PU SAN PU SHIN No/ Nacimiento/ No/ Corazón 能 由 境 灭, NAN SUE CHIN MI Poder/ Seguir/ Fenómeno/ Desaparecer 境 逐 能 沉。

CHIN TSUO NAN TSAN Fenómeno/ Búsqueda/ Poder/ Desaparecer/ 13. No hay ofensas ni Dharma no hay nacimiento ni corazón (ni ideas). Aquello que puede, desaparece con los fenómenos. Cuando se busca en los fenómenos, aquello que puede desaparece. Lo que podemos imaginar acerca de “dos”, es porque ya tenemos, previamente, la idea de “uno”. Y luego sigue la cadena, “tres”, “cuatro”, etc. Lo importante es que este “uno”, no es algo que aparece necesariamente, es una idea nuestra y también toda la cadena que le sigue. Lo podemos ver más claramente en un ejemplo. Tomo estos libros y me digo: “Son dos libros”, pero ¿qué significa: “dos libros”? Si los rompiese, ¿qué quedaría? ¿Seguiría teniendo “dos libros”? ¿Tendría “un montón de papeles”? El “dos” viene del “uno”, pero ese “uno” tampoco es posible de aferrar y nosotros giramos durante toda nuestra vida alrededor de estas ideas, “tengo uno, quiero dos, mañana tres...” Construímos pagodas en el aire que terminan por derrumbarse. La gente siempre actúa así y con sólo observar la historia podemos confirmarlo. Lo que se siembra es lo que termina siendo cosechado. Veamos, por ejemplo, algo que pasó en China durante la dinastia Song, hace unos ochocientos años. Esta dinastía comenzó con el comandante del ejército imperial, quién tomó la decisión de coronarse como emperador porque “no podía desoír la voz del

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pueblo que así se lo pedía”. Su cargo anterior era el de tutor del verdadero heredero del trono, quien tan sólo contaba con siete años cuando murió su padre. Fue por ambición, aprovechando estas circunstancias, que el comandante ocupó el puesto. Lo que hoy en día se conoce como golpe de estado. Pero es bueno ver cómo terminó algo que comenzó torcido: luego de un periodo de esplendor —durante esta dinastia se inventó el papel, la imprenta y la pólvora—, fue invadido el territorio por los manchúes que venían del norte, quienes destruyeron cuanto encontraron, mataron a muchísima gente y hastan se llevaron cautiva la mujer del emperador. Otro tanto ocurrió con la última dinastía, la Chin (1844-1911), quienes eran de la zona de Manchuria y se instauró luego de una muy cruenta invasión. Cientos de miles de manchúes invadieron China. La historia nos cuenta que, cuando asumió su último emperador, contaba tan sólo con cuatro años de edad y, en la ceremonia que se ofició, era sostenido mientras saludaba a los embajadores de otros paises. El niño lloraba por el cansancio y le decían que tuviese paciencia, que pronto acabaría. Y así fue. En poco tiempo fue derrocado y miles de manchúes tuvieron que volver a sus tierras. Constantemente se producen cambios. Nacimiento y muerte, una cosa produce a la otra, lo que nace ha de morir, para renacer nuevamente. Y, en medio de esos constantes cambios, nos deleitamos construyendo pagodas en el aire, adosándoles más y más pisos, orgullosos de nuestra industria. El “dos” nace del “uno”, pero tampoco este “uno” puede ser mantenido por nosotros, porque si hay nacimiento, hay muerte, y nada permanece. Pero “si no nace un corazón” ya las leyes naturales (el dharma) no causan efecto en nosotros. Si de antemano les quitamos esa posibilidad, ya no son una molestia. Podemos comprobar lo contrario, desgraciadamente, muy a menudo. La gente termina regulando su vida por el status y las modas. ¡Cuánta es la gente que vive trabajando esforzadamente para acceder a tener un reloj de ‘x’ marca, por ejemplo! Y todas estas actividades y esa energía, están destinadas a la consecución de algo que tiene importancia sólo porque le fue otorgada por la misma persona. Ese mismo reloj, para otros, no pasaría de ser una cosa de metal, o un reloj más. Las cosas nos influyen por la importancia que previamente les hemos otorgado. Pero, “si no nace un Corazón, ya no hay causas ni dharma” que

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puedan afectarnos. No habría, como en nuestro ejemplo, una noción de correspondencia entre nivel social y determinadas marcas de productos. Ni muchas otras “cárceles” que hoy nos aprisionan. 境 由 能 境, CHIN IO NAN CHIN Fenómeno/ Desde/ Poder/ Fenómeno/ 能 由 境 能; NAN IO CHIN NAN Poder/ Desde/ Fenómeno/ Poder/ 欲 知 两 段, I TS LIAN TUAN Quiere/ Saber/ Dos/ Pedazos 原 是 一 空。

IEN SS I KON Original/ Ser/ Uno/ Vacío 14. Los fenómenos son desde aquello que puede causarlos. Aquello que puede, es por los fenómenos que puede. ¿Quieren conocerse los opuestos?, originalmente son vacío. Cuando quitamos las circunstancias, el poder de potencialidad se pierde, se ahoga. Este “poder” es la posibilidad de acción, lo que indicamos cuando decimos que podemos hacer algo. Y depende de las circunstancias, está unido a las circunstancias. Lo vemos en el caso del tiempo como al pasar, también con él pasa el poder. En China hay un refrán que asegura que no hay fortuna que dure más de cuatro generaciones. Lástima que no aprendamos de la historia. Y al no aprender es que nos conservamos siempre “jóvenes” e inmaduros. La historia siempre está recomenzando. No podemos sacar provecho de lo que ha sucedido para modificarnos. En más de cinco mil años de historia se han

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cometido siempre los mismos errores, seguimos con los mismos padecimientos. ¿Cómo es que se crean las circunstancias que nos tocan vivir? Nosotros contribuímos a su formación. Lo que nos sucede, no nos sucede por casualidad. Aunque no podamos ser concientes de las causas que se van siguiendo, una tras otra, éstas actúan rigurosamente, y dan por resultado lo que nos toca vivir. Y es este “poder hacer” el que ayuda a que se formen las circunstancias. Pero todo pasa, nada permanece y este poder también desaparece. Los resultados que recogeremos serán el producto de lo que sembramos. 一 空 同 两, I KON TON LIAN Uno/ Vacío/ Mismo/ Dos 齐 含 万 象; CHI JAN UAN SHAN Junto/ Consiste/ Diez mil/ Figura 不 见 精 粗, PU CHIEN CHIN TSU No/ Ver/ Detallado/ Difuso 宁 有 偏 党。 NIN I0 PIEN TAN Como/ Tener/ Desvío/ A un costado 15. El vacío es igual a dos, y también incluye todos los fenómenos. Sin discriminar en cuanto a esto o aquello ¿cómo podríamos ir por mal camino?

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Si o no, vida y muerte, todo es vacío. Nada puede permanecer para siempre. ¿Podemos aferrarnos a las riquezas? ¿Podemos aferrarnos a la vida? ¿Podemos aferrarnos a la muerte? Todas estas posibilidades entrañan el vacío y es imposible que sean eternas. Con respecto a las circunstancias podríamos decir que, en la práctica, se dan dos condiciones: o las circunstancias mueven a nuestro corazón, o es nuestro corazón el que mueve a las circunstancias. En última instancia, las dos posibilidades son obstáculos para nuestro progreso, pero cuando se comienza a praticar, se trata de evitar que las circunstancias sean una molestia. Como nuestro cuerpo es una circunstancia más, se establece una lucha al tratar de que lo que nos acontece, o lo que acontece fuera de nosotros, no nos perturbe. No olvidemos que, desde que nos formamos la idea de qué es molestia, ya la estamos soportando. Cuando un suceso nos perturba, es porque es más fuertes que nosotros y en ese momentos pensamos en cómo evitar o en cómo soportar y ahí ya nos equivocamos. Queremos combatir lo que nos molesta, oponiéndole una fuerza contraria. Lo hacemos porque creemos que las circunstancias pueden ser vencidas, lo cual es un gran error. ¿Qué es lo que habría de vencerse? ¿Con qué podemos combatir esas fuerzas? Es querer cortar el cauce del río a cuchilladas. Si lográramos entender bien este “vacío”, etenderíamos que, la condición de los extremos, de los opuestos, es el estar incluídos dentro del todo. Y si creemos que, ubicados en una balanza los opuestos, esta no se inclina por ninguno de los dos, esto es, que logrado el equilibrio llegamos a nuestra meta, nos equivocamos. Hasta la idea de 'balanza' debemos abandonar. Cuando logremos dejar las ideas que sigan su curso sin aferrarnos a ninguan de ellas, veremos la plenitud de esta vida, en la que todo está incluído. Al no distinguir entre qué es más detallado y qué es más difuso, no caeremos en trampas. Al no surgir los opuestos, no hay posibilidad de elegir uno de ellos, perdiéndonos todo lo demás. Al no comparar, no nos limitamos con elecciones. Cuando no nos importa siquiera tener un reloj, ¿cómo habría de afectamos el que nos sea de una determinada marca?

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大 道 体 宽, TA TAO TI KUAN Gran/ Tao/ Cuerpo/ Amplio 无 易 无 难; WU I WU NAN No/ Fácil/ No/ Dificil 小 见 狐 疑, SHIAO CHIEN JU-I Pequeño/ Vista/ Dudoso 转 急 转 迟。 TSUAN CHI TSUAN TS Cambio/ Rápido/ Cambio/ Lento 16. El cuerpo del Gran Tao es ilimitado. No hay dificultad, no hay facilidad. De una visión estrecha siempre surgen dudas y por apurarnos, los cambios son lentos. Esta idea de amplitud, en realidad, está indicando ausencia de límites y, en algo que no posee límites de ningún tipo, las ideas de “fácil” o de “difícil”, carecen de sentido. Pero creemos que tal cosa es más llevadera que tal otra, olvidando siempre que todo es relativo, que lo que para una persona es sencillo, para otra puede ser sumamente complicado. Incluso lo que en su momento puede parecer muy arduo, una vez superado, ya no lo parece tanto. Como sucede con lo que les comento en estas clases: parecen cosas sencillas y fáciles de llevar a cabo, pero, llegado el momento de aplicarlas, cambia esa idea de facilidad. Esto no ocurre con el Tao. En su amplitud ilimitada ya no hay difícil ni fácil. Cuando se duerme lo suficiente, ya no hay sueño. Cuando se duerme mal, sigue el sueño. En el Tao no hay ideas. En él, todo está incluido.

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Por la estrechez de nuestra percepción del mundo, vivimos con angustia. Andamos como los zorros, mirando a uno y otro lado del camino, desconfiados y temerosos. Pasamos por esta vida yendo de un sitio a otro. Al no tener confianza, cualquier cosa hace que cambiemos nuestra marcha. Nos guiamos por pequeñeces que nos hacen girar sin sentido, hasta que terminamos mareados, perdidos de nosotros mismos. El camino que vamos haciendo es en zig-zag, sin rumbo alguno. Tenemos que dejar este modo de conducirnos. Abandonar la idea de “este” lado o “este otro”. Si consiguiésemos dejarnos vivir naturalmente, automáticamente, andaríamos por el camino del Tao, en donde no tiene sentido 'curva' o 'rectitud'. Y, aunque ahora nos parezca claro que debemos dejar todas las ideas y prejuicios, llegado el momento de hacerlo, no nos es fácil. No sólo nos es muy costoso, sino que siempre queremos un poquito más de todo sin entregar nada a cambio, claro. Sabemos que nada puede guardarse indefinidamente, pero vivimos como si esto fuese posible. Acarreamos, como Sísifo en el mito griego, inútiles piedras en nuestras espaldas, para depositarlas en una cima y luego dejar que rueden para subirlas nuevamente. Nos deleitamos acarreando cosas que sabemos que no nos pueden acompañar, pero no nos importa, la ilusión nos basta. Sabemos que hemos de morir indefectiblemente, pero vivimos como si no fuera cierto. Tratamos de negar la muerte, de ocultarla. Hay una costumbre en China para año nuevo, consistente en que no se debe hablar, en esos días, de muerte ni de desgracia alguna. Pero es muy curioso cómo esos temas igual se “filtran” en las charlas. No bastan las precauciones que tomemos, en un momento de descuido, todo se termina. Llegado el momento, nada puede detenerse. 执 之 失 度, TSZ-TS S'S TU Agarrarlo/ Perder/ Cálculo 必 入 邪 路;

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PI TSZU SHIE LU Seguro/ Entrar/ Mal/ Camino 放 之 自 然, JUAN TS TSZ-SZAN Dejar/ Lo/ Natural 体 无 去 住。 TII WU CHUI SU Esencia/ No/ Ir/ Quedar 17. Al querer agarrar uno se desequilibra y transita un camino equivocado. Ha de dejarse naturalmente, la Esencia no parte ni permanece. 任 性 合 道, TZEN SHIN J'E TAO Dejar/ Esencia/ Junto/ Tao 逍 遥 绝 恼; SHAO-IAO CHIE NAO Completamente libre/ Terminar/ Suciedad 系 念 乖 真, SHI NIEN KUAI TSEN Atar/ Pensar/ Al revés/ Realidad 昏 沉 不 好。

JUN TSEN PU JAO Oscuridad/ Caída/ No/ Bueno 18. Dejen la Esencia junto al Tao, libre, y terminarán las Suciedad. Atada al pensamiento se aleja de la realidad

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y cae en un sopor que no es bueno. 不 好 劳 神, PU JAO LAO SEN 何 用 疏 亲; J’E ION SU CHIN 欲 取 一 乘, I CHUI I TSEN 勿 恶 六 尘。 U E’ LIO TCHEN 19. No agoten la mente con elecciones, no son necesarios acercamientos o alejamientos. Si se quiere llegar a la Unidad no han de rechazarse las seis molestias. 六 尘 不 恶, LIO TCHEN PU E' Seis/ Suciedad/ No/ Rechazar 还 同 正 觉; JUAN TON TSEN CHUE Volver/ Mismo/ Correcto/ Comprensión 智 者 无 为, TS TSEN WU WEI Inteligente/ Gente/ No/ Hacer 愚 人 自 缚。

UI TSEN TS JU Ignorante/ Gente/ Solo /Atado

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20. Si no rechazamos las seis molestias se vuelve a la comprensión real. La gente inteligente no actúa. Cuando la gente es tonta, ella sola se ata. Sólo actuando naturalmente podemos permanecer libres, sin las ataduras ni limitaciones que nos imponen nuestros pensamientos. Ya no serán trabas las preocupaciones, ni lo que nos puedan deparar las circunstancias. Pero apenas cambiamos esto, otra vez estamos alejados de la realidad. Muy fácilmente, a causa de nuestros pensamientos, perdemos el equilibrio. Por una pequeña preocupación nuestra vida se transforma. Por nimiedades perdemos la calma. Pero el cielo es el cielo; la tierra es la tierra, esta vida es como es; lo que cambia es nuestra percepción de ella, nuestras sensaciones. Este cambio nos distrae, nos adormece, nos produce un estado de ensueño. Queremos pensar más claramente pero no podemos, como si la circulación de nuestras ideas estuviese atascada. Cada vez vemos menos y nos disminuye la esperanza, con lo que perdemos energía y se empobrece nuestro espíritu. Muy fácilmente esta pesadilla nos tuerce la vida. Perdemos la dirección natural, engañados por nuestros sueños y quedamos casi sin fuerzas, ya que estos consumen toda nuestra energía. Nos dice el maestro Sen Tzan que no es necesario que nos acerquemos o alejemos de las cosas pero, siempre que apreciamos algo, lo queremos cerca nuestro y, cuando algo no nos agrada, tratamos de alejarlo. Olvidamos que el valor de las cosas nada tiene que ver con que las querramos o no. Que nos gusten más las rosas que los crisantemos no quiere decir que unas flores sean más valiosas que las otras. Pero estas valoraciones nos atrapan hasta cuando se refieren a personas. Y destacamos más lo que es cercano a nosotros, o lo que queremos. Hoy en día están muriendo cientos de personas en Medio Oriente y, cuando leemos el díario, ya nos da lo mismo que sean cincuenta, cien, o quinientos los muertos, pero quedamos muy

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impresionados si muere alguien a nuestro lado, o si perdemos un pariente. Lo que no vemos, o lo que no es cercano, pierde importancia. ¿Qué son estas seis molestias a que se refiere el texto? Se llaman así la vista, el oído, el gusto, el olfato, el tacto, y los pensamientos. Son seis propiedades que, al no estar bien aprovechadas, en vez de sernos útiles, nos molestan. Son armas de doble filo. Un olfato muy fino permite apreciar la fragancia de las flores, pero ese mismo olfato también distingue muy claramente el olor de los tarros de basura. O lo que sucede con nuestro pensamiento, un gran don que nos permite entender muchas cosas; pero es más frecuente que nos confundamos pensando y que nos alejemos de ese entendimiento. No hay nada que, de por sí, sea una molestia. La molestia no proviene de estas funciones, sino de cómo las recibimos. Son instrumentos y debemos tratar de que su logro no sea una trampa para nosotros. No vamos a taparnos los oídos mientras practicamos meditación porque llegan los ruidos de la calle. En cuanto estas seis funciones dejan de ser una molestia, nos volvemos realmente despiertos. Un día el buda Sakyamuni pidió a veinticinco bodhisatvas que cada uno de ellos exponga la técnica por la cual había alcanzado la comprensión (Esto se describe en el sutra Shurangama). Las veinticinco técnicas comentadas estaban basadas en la utilización de esas 'molestias'. Nadie puede alejarse de los sentidos, ni escaparse de ellos. No es necesario recluirse en una montaña desierta para poder practicar. Estando aquí, aquí practicamos. Cada molestia es como un peldaño de una escalera; cuesta esfuerzo superarlo pero, cada uno, una vez superado, implica haber subido un poco más. Cuanto mayor es la dificultad superada, mayor es el avance que proporciona. Es frecuente que, cuando algún maestro quiere que un alumno avance un poco más, le ponga diversas dificultades en su camino con la intención de ayudarlo. La gente inteligente puede hacer sin atarse por ello, este es el famoso WU WEI que enseñaba Lao Tse, el no-hacer. Pero cuidado, este no-hacer, no quiere decir que debamos sumirnos en una actitud quietista, permanecer inmóviles; nada de eso. Son muchas las cosas que es necesario que hagamos para mantenernos vivos y saludables. WU WEI implica hacer naturalmente,

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sin forzar aquello que es natural. Es lo que los antiguos sabios trataron de enseñar a los emperadores en China: gobernar sin gobernar. No es una casualidad que las dinastías que más duraron fueron aquellas que dejaron descansar al pueblo, las que dejaban que fuesen las leyes de la naturaleza las que lo gobernaran, leyes que no siembran confusión. Y eso es lo que debemos conseguir nosotros para nuestra práctica: no molestar al cuerpo, dejarlo que funcione automáticamente, comiendo en los momentos en que tenemos hambre y descansando cuando estamos cansados. Si vamos a sembrar, ya sean rosas o arroz, hemos de hacerlo como corresponde, en su debido momento. Nosotros no debemos confundirnos ni forzar la naturaleza. Y no es nada nuevo, esto se enseñó siempre. Creemos que vamos descubriendo nuevas cosas, cuando en realidad, lo que se hace, es una reformulación de lo ya dicho, en conformidad con las exigencias y circunstancias actuales. Es por ignorancia que creemos que hay novedades. Lo único nuevo son las formas. ¿Cómo escapar a milenios de historia? El estudio del pasado nos permite comprobar una constante repetición. Es muy interesante leer, con atención, Historia. Ahora se dice, con mucho orgullo, que podemos tener la seguridad de que, al saber que hubo un primer momento en que se originó el universo, habrá un último, en el que termine. Pero ¿qué novedad es esta? Miles de años antes ya se decía que todo lo que nacía habría de morir. Es lo natural. Si hay nacimiento, hay muerte, lo cual no implica que allí termine todo. La muerte, como el nacimiento, es un cambio. Un famoso maestro dijo que allí donde hubiera más gente, habría más demonios. Pero no es cuestión de mirar asustados a nuestro alrededor. Lo que estaba enseñando aquel maestro, es que en nosotros ya está todo. Somos santos y demonios. Tenemos cosas, tanto de cerdos como de ángeles; cosas horribles, como hermosísimas. El olor más desagradable es el de la gente, pero el más agradable también. Lo que importa, es cómo lo aprovechamos. No es cuestión de acercamiento o de alejamiento. Hemos de cuidar que las cosas se vayan dando naturalmente. Esto es tan válido para quien gobierna un pueblo, como para quien gobierna su cuerpo. Todo lo que hay estuvo desde

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siempre, lo único que cambia, es si reparamos en ello o no. Las manzanas cayeron de la misma manera antes de que Newton formulase su teoría de la Gravedad. Debemos aprovechar lo que hay sin que se transforme en una molestia. Formamos parte de la categoría de gente que, tontamente, sola se ata, los que no entienden nada. Quedamos siempre apegados a lo que hacemos. Entorpecemos nuestra vida, culpando de ello a las circunstancias y a los demás. Un día, el maestro Chia San estaba dando clases y uno de sus alumnos le preguntó qué quería decir JUA SAN. El maestro le contestó: —Significa que algo ya no tiene figura, que posee su cuerpo real. —¿Y qué significa JUA IEN? —volvió a preguntar el monje. —Es no tener defectos. Al escuchar esto, un monje recién llegado de otro templo, sonrió. Al notarlo, Chia San le preguntó si sonreía porque él había cometido algún error. Que si era así, por favor lo corrigiese. Este monje, llamado Tao Wu, le dijo: —Es usted un monje de primera categoría, pero es una pena que no tenga un buen maestro. Es como un dragón perfectamente dibujado, al que aún falta colocarle los ojos. (En China, cuando se va a pintar un dragón, se tiene mucho cuidado. Hay una serie de requisitos a cumplir. Uno de ellos es que se deje para último el dibujo de los ojos, que se realiza en un momento especial, para que ese dragón pintado trascienda los límites del dibujo y tome vida.) Chia San, al escucharlo, le pidió que fuese más explícito en sus consejos. Tao Wu le respondió que nada más podía él agregar a lo que ya había dicho, pero que conocía a un maestro quien, con seguridad, podría aconsejarlo mejor. —Es el maestro Chuan Ts, quien no tiene techo encima, ni piso debajo. Nada posee y, si va a visitarlo, habrá de emplear toda su voluntad para obtener algo de él. Chia San quedó muy intrigado y decidió visitar a tan particular maestro y, no queriendo ser reconocido como monje, cambió sus ropas. Una vez allí, Chuan Ts lo invitó a dar un paseo en bote por el lago. En seguida le preguntó a Chia San: —¿De qué templo vienes? —desconcertado por haber sido descubierto su disfraz, alcanzó a balbucear: —Si hay un templo, yo no vivo ahí. Estar vivo no es sólo parecerlo. —Si no admites esto, ¿qué es lo que admites?

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—Las leyes naturales no son lo que vemos delante con nuestros ojos. —¿Y dónde aprendistes eso? —Ni con la vista, ni con el oído puede aprenderse. —A tan sólo una palabra puede permanecerse atado por miles de años, como un burro a la noria. Crees ir adelante, pero como el burro estás girando alrededor de un punto. Al pescar dejas que el sedal se hunda hasta el fondo tan sólo para saber la profundidad del lago, pero para pescar en serio el anzuelo habrá de quedar tres centímetros por encima del agua. Cuando Chia San fue a contestar Chuan Ts le pegó un golpe con el remo y lo tiró al agua y, cuando se agarró del borde del bote para subir, Chuan Ts no lo dejó. Amenazándolo con el remo, le gritó: —¡Habla!, si lo haces correctamente, te dejo subir. Nuevamente cuando Chia San intentó habla Chuan Ts lo golpeó con el remo.... En ese momento, medio ahogado y dolorido, Chia San entendió; sacó su cabeza fuera del agua y asintió repetidas veces, sin decir una palabra. Viendo esto, el viejo maestro lo ayudó a subir al bote y le dijo: —La caña y el sedal dependerán de dónde quieras pescar. Pero las olas del lago no serán una molestia. —¿Qué significan el sedal y la caña? —preguntó Chia San. —El sedal baja junto con el agua; la boca está hablando de cosas que no pueden ser habladas. Me pides que explique cosas de las que nada puede decirse. Ya debes seguir solo. Acercó a Chia San a la orilla y se alejó remando. Luego de dar unos pasos vacilantes, Chia San se dió vuelta para mirar una vez más al maestro, pero Chuan Ts se había arrojado por la borda, hundiéndose en el lago, sin decir palabra... Recuerden esto: Dejamos que el sedal se hunda para saber cuán profundo es el lago, pero el anzuelo ha de quedar a tres centímetros por encima del agua. La caña y el sedal dependerán del lugar en el que se quiera pescar, pero las olas del lago no han de ser una molestia. 法 无 异 法, JUA WU I JUA Dharma/ No/ Diferencia/ Dharma

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妄 自 爱 著; UAN TS AI TSAO Alucinación/ Uno mismo/ Querer/ Apego 将 心 用 心, CHAN SHIN ION SHIN Tomar/ Corazón/ Usar/ Corazón 岂 非 大 错? CHII-FEI TA TSUO ¿No es así?/ Gran/ Error 21. En el Dharma no hay diferencias, pero al desear, se apegan a lo deseado. Con el Corazón, develar al Corazón, ¿no es un gran error? En la naturaleza no hay diferencias ni distinciones. Una flor es una flor. Las clasificaciones, las distinciones, las hacemos nosotros. Valoramos lo que hay, elegimos: esto sí, esto no. A causa de esta diferenciación, de este desear, utilizamos nuestro corazón creyendo que actuamos como corresponde. Es un error que nos confunde y pierde de la dirección correcta. Así surgen las ideas “ahora estoy más tranquilo” o “ahora estoy preocupado”. Entonces buscamos aislarnos, huir de las preocupaciones. Y no es lo correcto. Nadie debe aislarse para practicar. Nuestro corazón es muy interesante, vivenciamos el tiempo de una manera muy nuestra, lo compartimentamos, lo dividimos y hasta pretendemos aferrarnos a él... Pero toda esa labor es inútil. El tiempo nada sabe sobre el pasado ni sobre el futuro. Vamos a sufrir mucho si pretendemos conservar lo que sucede. Vivimos, segundo a segundo, como tejiendo un hilo y, ni bien pensamos en “ahora”, ya es pasado. Por eso, pretender usar este corazón, es una torpeza.

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Esto debemos tenerlo presente para la práctica de meditación: dejar que venga lo que viene, y que lo que se va, se vaya. Evitando relacionar lo que se nos va ocurriendo, porque ahí empezamos a soñar. De este modo es que se consigue entrar en la dimensión llamada TSEN KON CHIN, o “dimensión del Vacío”. No quiere decir que no haya nada, sino que lo que hay no es una molestia, porque ya no se está atado a uno mismo. En cambio, cuando soñamos con los ojos abiertos, vamos produciendo más y más ataduras, y no nos damos cuenta hasta que quedamos asfixiados por tantos nudos que hemos hecho a nuestra vida. Cuando se menciona la palabra Comprensión, debemos tener en claro que no se está indicando el mero entendimiento. No se habla de aquella facultad que nos permite captar que uno más uno es igual a dos, sino aquella que nos permite no molestarnos por qué es uno, qué es más, o qué es dos. Es ya no sufrir molestias por el cuerpo, ni por las circunstancias, por qué es bueno y qué es malo. Dijo el maestro Lon Chia: “Justo en el momento en que voy a usar el Corazón, no hay Corazón para ser usado. Y justo en el momento en que no hay Corazón para ser usado, hay Corazón para usar”. Wu Man dijo: “De un golpe de abanico se suben los treinta y tres pisos del Cielo y se toca la nariz de Dios. La carpa vive en el mar del Este y, al golpear el mar con un palo, cae un chaparrón”. 迷 生 寂 乱, MII SEN CHI LUAN Confusión/ Nacer/ Silencio/ Conflicto 悟 无 好 恶; WU WU JAO E' Comprensión/ No/ Bueno/ Malo 一 切 二 边, II-CHIE E'R PIEN Todo/ Dos/ Lado

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良 由 斟 酌。 LIAN-IO TSEN-TSUO Real causa/ Elegir/ 22. La propia confusión crea las ideas de sosiego y desasosiego. Para los que comprenden, no hay bien ni mal. Todo tiene dos lados, cuídense de elegir. 梦 幻 空 华, MON JUAN SHUI JUA Sueño/ Imaginación/ Vacío/ Flor 何 劳 把 捉; J'-LAO PA TSUO ¿Para qué/ Gastarse/ Tomar 得 失 是 非, TEE S'S TS FEI Tener/ Perder/ Sí/ No 一 时 放 却。 I-S'S JUAN-CHIE Momento/ Dejar 23. El sueño, la imaginación, son flores del vacío ¿para qué esforzarse en tomarlas? Tener o carecer, si o no, déjenlas instantáneamente. Todo tiene dos caras, pero porque se las adosamos nosotros. Es la gente común la que dice: esto sí, esto no; esto es bueno, esto es malo. Cuantas más son las distinciones, las reglas y las leyes, mayores son los problemas. Es a partir de que hay una idea acerca de 'derecha', que nace la idea de 'izquierda'.

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Este tipo de distinciones son una gran molestia que nos aleja de la Comprensión. Lo extraordinario del caso es que sentimos un gran orgullo por esta capacidad. Con respecto a esta habilidad, les voy a contar un cuento. Es lo que le pasó a un abogado muy famoso que hubo en China durante la dinastía Chin. Del que se decía que su habilidad era tal, que jamás perdía un pleito. Un día, un campesino que no había podido pagar su arrendamiento a causa de una mala cosecha, fue amenazado por el dueño de las tierras quien lo amenazó con expulsarlo si no pagaba. El campesino, desesperado por la inclemencia del propietario, fue una noche hasta la casa de éste y se ahorcó delante de su puerta. En aquel tiempo, la ley decía que si la insensibilidad de alguien provocaba un suicidio, el causante sería castigado con la cárcel. Esa noche, el propietario se levantó de la cama para orinar y encontró al campesino ahorcado ante su puerta. En cuanto se repuso del susto se dió cuenta de que, si no arregalba aquello, iría a la cárcel. Inmediatamente se vistió y corrió hacia la casa del famoso abogado. Este no estaba allí ya que tenía el vicio de jugar por dinero y solía pasar las noches enteras jugando. Al fin el propietario lo encontró y, desesperado, le pidió ayuda. El abogado, sin mirarlo siquiera, le dijo que se tranquilizase; que si requería su ayuda, antes debía pagar cincuenta gramos de oro. El propietario pagó y le explicó lo que había ocurrido. El abogado le dijo que era algo muy sencillo de solucionar. Le indicó que volviese a su casa, que descolgase el cadáver y que luego volviese a verlo. El propietario desconfiaba, pero no lo quedaba más remedio que seguir las indicaciones. Fue a su casa, descolgó el cadáver del campesino y corrió de nuevo al salón de juego. Cuando llegó, el abogado ya había perdido todo, así que, antes de decirle nada, le exigió otros cincuenta gramos de oro. El propietario pagó refunfuñando y le preguntó qué debía hacer entonces. El abogado, sin abandonar el juego, le dijo que fuera a su casa y que volviera a colgar el cadáver donde lo había encontrado. El propietario protestó convencido de que el abogado estaba haciéndole una broma para sacarle dinero, pero éste lo tranquilizó, asegurándole que si hacía lo indicado, él se haría responsable de todo al otro día. El propietario volvió hasta su casa, volvió a colgar al muerto, y quedó el resto de la noche sumamente intranquilo, esperando. Al otro día, cuando los parientes del campesino muerto se enteraron de lo ocurrido, corrieron a denunciar la inclemencia del propietario. En seguida los oficiales fueron a interrogarlo, pero éste les dijo que nada tenía que ver, y que hablasen con su abogado. Este ya estaba en el palacio de justicia, reclamando por los derechos de su defendido, quien —era obvio,

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decía— había sido víctima de una maniobra para perjudicarlo. Cualquiera podía darse cuenta de que el cadáver tenia dos marcas en el cuello, lo cual indicaba de que había sido descolgado y llevado hasta la puerta del propietario para que se lo acusase de inclemencia. Luego de esta defensa, el propietario fue absuelto y la familia del pobre campesino se vió expulsada de las tierras que trabajaban. Así como éste, el abogado ganaba casos todos lo días. Un día fue a consultarlo un carnicero con un grave problema: como todas las mañanas, había salido a trabajar muy temprano pero, al volver a su casa a buscar algo que había olvidado, encontró a su mujer con un amante. Loco de furia, había intentado matarlos, pero el amante logró huir. Según la ley, si mataba a ambos mientras yacian juntos, no había castigo, pero al conseguir huir el amante, no podría probar que había sido engañado y lo encarcelarían por asesinar a su esposa. Como era su costumbre, el abogado estaba jugando por dinero y, antes de decir nada, le pidió al carnicero cincuenta gramos de oro. Una vez que tuvo el oro en sus manos, le dijo al carnicero que su caso era muy sencillo de resolver. Debía volver a su casa, matar al primer transeúnte y luego colocar el cadáver junto al de su mujer, en la cama. El carnicero cumplió con el consejo del abogado y luego corrió al palacio de justicia a denunciar el hecho. Fueron los oficiales hasta la casa del carnicero y, al comprobar que había sido un asesinato por adulterio, dejaron en libertad al engañado. Los únicos que se sorprendieron un poco fueron los vecinos, ya que ellos conocian al amante y vieron que no era su cuerpo el que retiraban; pero nada dijeron. El abogado estaba muy orgulloso por su nuevo triunfo, jugando el dinero ganado cuando llegó corriendo uno de sus sirvientes, desesperado, a comunicarle que esa madrugada había sucedido un hecho horrible: su único hijo, a quién tanto quería, había sido muerto por un carnicero furioso, al encontrarlo en la cama con su mujer... El abogado quedó tan abatido por esta noticia que ni siquiera pudo llorar. De golpe comprendió todos los errores de su conducta y se arrepintió de sus mentiras. Se hizo monje y se recluyó en un templo. Y hablando de las trampas de las elecciones, de las trampas que nos tiende nuestra propia inteligencia. Veamos otro koan: Un día, una persona le preguntó al maestro Ts Tsan, si había o no Paraíso. El maestro contestó que sí. Entonces le preguntó si había Infierno, y el maestro volvió a responder que sí. Se fueron sucediendo una serie de preguntas con respecto a si había o no diferentes cosas. Al fin, dijo al maestro que estaba confundido porque antes había hecho las mismas preguntas al maestro Chin

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San, y este le había respondido que nada de eso existía. —¿El maestro Chin San tiene esposa? —le preguntó Ts Tsan. —No, el maestro es un monje; no tiene esposa. —¿Y tú tienes esposa? —Si, yo tengo esposa. —Entonces, el maestro Chin San no tiene esposa y para él no hay, pero tu sí tienes esposa, y para tí sí, hay. A un sitio podemos ir directamente, o detieniéndonos a cada instante, tanto que hasta podemos no llegar nunca. Llegar o no depende de nosotros y no del camino. Para aquél que no se detiene, nada de lo que hay en el camino es una molestia. Sí para aquél que se detuvo. Si lo que soñamos e imaginamos, son como flores en el vacío, ¿para qué esforzarnos por tomarlas? Esta es una enseñanza muy importante dentro del Budismo Tzan. Siempre nos esforzamos por alcanzar cosas inexistentes. Como le sucedió al poeta Li Pai, famoso por sus poemas y por lo que le gustaba el vino. Se cuenta que una noche, mientras tomaba vino contemplando el reflejo de la luna en las aguas de un lago, tan bella le pareció, que quizo abrazarla y murió ahogado. Siempre repito que, cuando están sentados practicando meditación, no deben ir tras de lo que se cruza por sus mentes. En cuanto lo hacen, abandonan la tarea para la cual se sentaron; caen al agua como Li Po. Tampoco es cuestión de renegar de lo que sucede, desecharlo diciendo que son “flores del vacío”, porque no tiene sentido. Eso que les está pasando, les está pasando. Es una molestia que viene de uno mismo y no debemos aferramos a ella, ni rechazarla. Se trata de sobresalir, de evitar toda clasificación. Estar más allá de qué es o no es una molestia. Debemos abandonar las ideas acerca de tener o no tener, de perder o de ganar porque sólo traen molestias. Son opuestos que no forman parte de la Realidad. Siempre habrá un “no” en cuanto se piense un “si” y, lo que para unos es ganancia, inexorablemente es pérdida para otros. No puede establecerse qué es correcto qué no lo es. Esas ideas sólo nos traerán más complicaciones. Esto no es sólo aconsejable para cuando practicamos meditación, sino que continuamente hemos de practicar este consejo, estando sólo en lo que hacemos. Un cirujano, mientras opera, no

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puede estar planeando sus vacaciones, o intentando resolver los conflictos que tenga con su esposa. Sólo si nuestros ojos no duermen, despertaremos del adormecimiento. ¿Y qué es no tener dormidos los ojos? Estar despiertos por completo, sin dejarnos arrastrar, sin soñar. Los sueños son un efecto de nuestra vida. En ella todo está relacionado, lo que pasa a nuestro alrededor, el pasado, las circunstancias, y de ahí sale el material de los sueños. No soñamos sólo cuando dormimos. También soñamos con los ojos bien abiertos y mientras hacemos las cosas cotidianas. El soñar es una sombra de nuestra vida, una sombra que se proyecta por lo que hemos vivido, por las circunstancias y por nuestra capacidad de relacionar y distinguir. ¿Y cómo se puede terminar con este alucinar? Abandonando nuestro deseo de ganar y de no perder, abandonando la dicotomía 'si-no'. De ese modo despertarán nuestros ojos y, solos, terminarán nuestros sueños. 眼 若 不 寐, IEN SZUO PU MEI Ojo/ Si/ No/ Dormir 诸 梦 自 除; TSU MON TS TSUU Todo/ Sueño/ Uno mismo/ Quitar 心 若 不 异, SHIN SZUO PU I Corazón/ Si/No/ Diferente 万 法 一 如。 UAN JUA I-SZU Diez mil/ Dharma/ Uno/ Como/ 24. Si el ojo no se duerme, solos se desvanecen los sueños.

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Si en el Corazón no hay diferencias, todo el Dharma es igualdad. 一 如 体 玄, I-SZU TI SHIEN Uno/ Como/ Cuerpo/ Misterio 兀 尔 忘 缘; TU-E UAN IEN Inmediatamente/ Olvidar/ Encadenamiento 万 法 齐 观, UAN JUA CHI KUAN Diez mil/ Dharma/ Igual/ Observar 归 复 自 然。 JU KUE TS-SZAN Otra vez/ Volver/ Natural 25. Esa igualdad es el Cuerpo Misterioso. Inmediatamente cesa el encadenamiento: Al ver todo el Dharma como igualdad se vuelve a lo natural. Cuando en nuestro corazón no haya estas distinciones, las diez mil leyes naturales (el dharma) serán una sóla; y será así porque los que originan a estas diferencias somos nosotros. Sin necesidad de que la expresemos, al mirar algo, se genera esa diferenciación. Clasificamos automáticamente. Quitadas esas diferencias, todas las cosas pasan a ser lo mismo. Claro que, obtener esa mirada imparcial, no es una cosa fácil de lograr.

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El cuerpo nos permite conocer el sabor de la vida, ¿y cómo es que existe este sabor? No es la vida la que hace que una cosa sea triste y otra alegre. Somos nosotros los que sentimos eso. Pero ¿qué es ese sentimiento? Lo sentimos conjuntamente, de una vez. Sentimos al contactarnos. Sin ese contacto no hay registro alguno. Es una interrelación y, sin una parte, la otra tampoco es posible. Todo cuanto es, expresa la vida. Y nuestro cuerpo es parte de ella. Sin él no podriamos percibirla ni expresarla. Esto ya es el “cuerpo misterioso”, el Tao. Aquello que no puede ser nombrado. Es el origen. Nuestro cuerpo, nuestra vida, ¿de dónde vienen? Desde hace miles de años que la gente viene haciéndose la misma pregunta. Es una cuestión que siempre quedó sin respuesta. ¿De dónde venimos? ¿Cómo empezó todo? Sólo atinamos a imaginar, es como tratar de adivinar algo. En cuanto podemos percibir que todas las cosas son lo mismo, cesa el encadenamiento relacionado con lo que está predeterminado, con lo que hemos sembrado. Las acciones necesariamente producen efectos. Hacemos, vamos generando causas pero no nos damos cuenta. Olvidamos nuestros actos del pasado, quedan inconexos con nosotros ahora. Todo cuanto hacemos trae consecuencias aunque no querramos aceptarlo. Cuando cosechamos el producto de nuestra siembra, si no es de nuestro agrado, intentamos rechazarlo, nos quejamos de lo que nos toca. Los que actúan sanamente, en cambio, reciben las consecuencias de sus actos naturalmente, con tranquilidad. De ese modo hasta se olvida qué es sufrimiento y qué alegría. Se acepta lo que hay delante. Cuando hay té para tomar, se toma té, cuando no lo hay, no se toma. Y punto. Sembrando con naturalidad no surgirán las molestias acerca de qué es bueno y qué es malo, por ganancias o pérdidas, por si o no. Y estaremos verdaderamente despiertos. Ya no habrá distracciones por olas grandes o pequeñas, sólo se verá el agua. El viento fuerte será como una brisa: todo se aceptará. Si se observan con igualdad las diez mil leyes de la naturaleza no es necesario elegir lo mejor de lo peor, porque no habrá estas distinciones. Ya no habrá bien ni mal porque se habrá vuelto a lo natural. Entonces, si verdaderamente no hay lo que es correcto o lo que es incorrecto, si esta dicotomía es falsa, ¿para qué practicamos? Naturalmente las cosas son como son, pero ya no es así para nosotros. Y eso nos trae problemas. No lo

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sabemos, o lo sabemos imaginariamente y es por eso que necesitamos practicar. Si no fuéramos tan tontos, nuestro cuerpo solo se regularía. Pero nosotros se lo impedimos, interfiriendo continuamente en su funcionamiento natural... 泯 其 所 以, MIN CHII SUO-II Borrar/ Su / Causas 不 可 方 比; PU K’ JUAN-PII No/ poder/ comparación/ 止 动 无 动, TSON TON WU /TON Parar/ Movimiento/ No/ Movimiento 动 止 无 止。 TON TS WU TS Movimiento/ Parar/ No/ Parar 26. Olvida las causas y ya no habrá comparaciones. Quietud y movimiento no mueven al Corazón, movimiento y quietud no detienen al Corazón. 两 既 不 成, LIAN CHI PU TCHEN Dos/ Así/ No/ Existir 一 何 有 尔; I J' Io E' Uno/ ¿Por qué?/ Tener/ Esto

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究 竟 穷 极, CHIO-CHIN CHON-CHI Finalmentel Máximo 不 存 轨 则。 PU TSUN KUE TSE Existe/ Vía/ Principal 27. Si los opuestos no existen, ¿cómo el uno habría de persistir? En la finalidad última no existe una vía principal. Debemos terminar con la tendencia que nos lleva a comparar, a diferenciar, elegir. No nos debe importar qué es lo que hacen los demás; hemos de evitar “porqués” inútiles. Ya vimos que es conveniente entender que las cosas son como son, sin quedarnos pensando en cómo sería mejor que fuesen. Si evitamos estas cuestiones, ya no importará la diferencia entre lo que es redondo y lo que es cuadrado. Al no haber comparaciones, ya no existen los problemas que de ellas se derivan. Tenemos una gran habilidad para distinguir y diferenciar. Podemos explicar algunas cosas, hacer análisis, clasificar, agrupar y separar. Damos nombres a eso que distinguimos, lo separamos. Cuando nos preguntamos por qué algo es redondo, ya nuestro pensamiento se apegó a esa idea, y nos cuesta poder ver algo que no cuadre en ese compartimento. También es común que nos ocurra que, si no tenemos una buena preparación previa, al leer cualquier explicación, quedemos convencidos de que la realidad es tal cual la explicó el texto que leímos y rechazamos las demás explicaciones. Siempre les digo que, cuando se practica meditación, han de dejar que las ideas que surgen, pasen, sin apegarse a ellas. De ese modo evitan una trampa. Si al rato de sentarse comienzan los dolores de piernas y se detienen ahí, van a girar en torno a ese dolor, buscando su causa para que desaparezca: que el

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almohadón puede estar mal puesto, o quizá debería ser más alto, o las piernas están cansadas, o quizás haya un tendón que se esté exigiendo demasiado y sería conveniente movernos un poquito y así quizás se calme el dolor y... ya estamos muy lejos de lo que es la práctica. Quietud y movimiento no mueven ni detienen al Corazón. Si estos dos opuestos no nacen, los problemas no nacen. Pero para nosotros es una tarea muy difícil. Vivimos al revés de esto. Siempre comparando y quejándonos y así se nos pasa la vida, tratando de clasificarla y de encontrar razones en ella. Ya hemos hablado del karma, palabra sáncrita que podríamos traducir como “fuerza”. Cuando algo gira, produce dos fuerzas, una centrípeta y otra centrifuga; con el karma ocurre igual. En todo se da esta ley; siempre están estas dos fuerzas, una que tiende a la unión y otra a la separación. La vida es una fuerza en giro. Este giro une y separa. Por este girar hay nacimiento y muerte. Cuando se entra en un templo budista, por lo general, se ve el dibujo de una rueda. Esta rueda es una representación gráfica de esta fuerza, el karma. Porque tenemos vida, tenemos esta fuerza. La vida es una fuerza en movimiento. Con los ojos realmente abiertos, podríamos ver este girar, pero, por lo general, estamos sumamente mareados por él, y nada vemos. El hecho de practicar meditación no implica que vayamos a acercarnos más al centro, o que lleguemos a ver más claramente. A veces sucede, vemos un poco más claramente, pero sin lograr sobresalir de este giro. Nada escapa a esta fuerza. Intentar escapar la incrementa, aumenta el giro. Pero podríamos aprovecharla bien. El maestro Ian San dijo: “Muy alto, desde el tope de la montaña, se ve lo que está en lo bajo y lo muy lejano, aunque no esté en una misma altura”. No por ser practicantes vamos a permanecer en lo alto, renegando del mundo cotidiano. Quien está en lo alto ve lo que hay en lo bajo, aunque no esté en esa altura. Una frase dice que, cuando llegue el momento de despedirnos de esta vida, cuando ya tengamos el cuchillo en nuestro cuello, vamos a saber que ese filo intenta cortar una brisa de primavera. Nada puede cortar la vida. No es necesario que intentemos aferrarnos tanto a ella, ni bien termina este “round”, prosigue otro. La fuerza permanece; el girar es continuo. No existe este “yo”

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al que nos aferramos. Apenas es una reunión de elementos, agua, aire, fuego y tierra; y, por los seis sentidos, creemos que tenemos eso que llamamos YO, creemos que somos ‘algo’. Nada hay que termine, nada corta a la brisa de primavera. Cuando nos llega el momento de morir se produce el cambio para que haya un nuevo nacimiento. 契 心 平 等, CHIN SHIN PIN-TEN Junto/ Corazón/ Igualdad 所 作 俱 息; SUO TSUO CHI SHII Lo/ Hecho/ Todo/ Silencio 狐疑尽净, JU-II CHIN CHIN Dudas/ Todo/ Limpio 正信调直。 TSAN SHIN TIAO-TS Correcto/ Fe/ Directo 28. Comprendiendo al Corazón sólo hay igualdad. Lo hecho no es más que silencio, ya no hay más dudas y la fe es directa. 一 切 不 留, II-CHIE PU LIO Todo/ No/ Guardar 无 可 记 忆; WU K' CHI-II

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No/ Poder/ Memoria 虚 明 自 照, SHI MIN TS TSAO Vacío/ Luminoso/ Uno mismo/ Iluminar 不 劳 心 力。 PU LAO SHIN-LI No/ Gastar/ Físico Mente 29. Nada puede guardarse, ni retenerse en la memoria. Vacío luminoso de por sí, no desgasten físico ni mente. Cuando el momento que se describe aquí llega, se borran todas las dudas. Se llega al centro que antes describimos; un lugar de mucha potencia. Un mínimo movimiento efectuado cerca de allí, se potencia alejado de ese centro. Allí nada parece moverse, todo lo contrario a lo que sucede en la periferia. Apenas logramos sobresalir de las circunstancias, cuando ya no estamos limitados por el tiempo ni por el espacio, nos encontramos en un lugar sin limites, un lugar en el que todos los puntos son el centro. Pero para poder lograr esto, hace falta una fe verdadera. Es mucha la gente con fe, pero es una pena que esa fuerza se desaproveche por ignorancia. Hoy proliferan las religiones. ¿Y qué es una religión? Remedio para cierto tipo de enfermedades. Los templos son como hospitales o farmacias. Allí va la gente a buscar alivio a dolores de los que la medicina común no se ocupa. Y toda esta proliferación es un indicio del aumento de estas dolencias. ¡Pero no todas estas farmacias tienen buenas medicinas! Un monje dijo a otro: —Si se actúa apegado a la letra de las enseñanzas se está encarcelando a Buda. El otro le contestó:

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—Si, pero una sola palabra que no sea la de las enseñanzas es una palabra del demonio. ¿Entonces cómo ha de actuarse? En el budismo llaman a este mundo “Kan Tzan”, o mundo en el que es necesaria la paciencia. Es así: nos hace falta mucha paciencia porque estamos incompletos, porque no nos hemos terminado de desarrollar. No es que la vida sea imperfecta, sino que nosotros la teñimos con imperfecciones. Nuestra mirada tiñe lo que ve. Nuestro cuerpo tiene un diseño adecuado, pero siempre interferimos su natural funcionamiento. Tanto, que lo dañamos. Por eso necesitamos la paciencia, para soportar los sufrimientos que nosotros mismos nos causamos. Hace ya mucho, un maestro dijo que la Enseñanza no puede alejarse de lo mundano para que sea efectiva. Querer alcanzar la Comprensión alejándose del mundo, es como querer encontrarle cuernos a los conejos. Las enseñanzas de Buda son reales y concretas. Todo queda involucrado en ellas, desde el cómo conducirse, hasta el dormir y el comer. No es necesario encerrarse en templos ni partir a montañas solitarias. Todo lo que hacemos está relacionado con nuestra vida, y es sobre eso que se practica. En algunos templos se pretende construir un paraíso alejado de la vida. No es necesario. ¿Un refugio? ¿A dónde pueden escaparse? ¿Acaso hay algo que esté fuera de esta vida? Esos intentos sólo consiguen agotar nuestra energía. Es buscar cuernos en los conejos. El maestro Tai Shi dijo que si se quiere respetar a Buda, primero es preciso respetarse uno mismo. Es necesario un desarrollo completo como seres humanos para poder llegar a la condición de Buda. Los taoístas dicen que hay dos clases de personas: las reales y las falsas. Nosotros pertenecemos a la categoría de gente falsa: parecemos seres humanos, pero aún no lo somos del todo. Nos sucede como a esa gente que en su casa tienen un piano de excelente calidad, pero que no saben tocar. Todos los días nos decimos como esa gente: “qué buen instrumento tengo”, pero nada más. Nos afeitamos, cortamos nuestro pelo, nos vestimos y conducimos con cuidado, todo por fuera, pero seguimos sin poder arrancar un par de notas coherentes del instrumento. Nos quedamos pegados a cosas que son como se dice en China, “Flores de durazno en primavera”, muy lindas, pero duran poco; la menor de las brisas las lleva. Nos cuesta muchisimo juntar un poco de energía y después la desperdiciamos en flores de durazno. Y todo

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es así. Nada puede ser retenido, guardado con nosotros. Pero nos gusta acumular cosas y, cuantas más cosas nos rodean, mejor nos sentimos. Somos un pozo sin fondo. Si reconociéramos que nada puede mantenerse para siempre, nos evitariamos muchos disgustos. Pero no podemos concebirlo. No podemos vivir sin aferrarnos a las cosas. Y por esta desesperación es que, cuando comenzamos a practicar meditación, se nos siguen ocurriendo ideas tras ideas, y no paramos de jugar con nuestro pensamiento. Recién cuando podamos liberarnos, la memoria dejará de de ser una molestia. Recién allí, cuando no tengamos más obstáculos, podremos comprobar que somos nosotros mismos los poseedores de la Luz que buscábamos afuera. Comprobaremos que no es cuestión de esfuerzo fisicos, ni mentales. Cuando ya no nos conmovamos por la tristeza o la alegría, por tener o no tener, por los sí, y por los no, nos iluminaremos a nosotros mismos. En nada dependerá esto de nuestros esfuerzos, pero no atinamos dejar de imaginar, o de buscar con nuestro pensamiento. Creemos que si tal persona llegó a una dimensión muy alta, conseguiremos lo mismo sentándonos como lo hizo él. Jugamos a adivinar; es lo que sucede en todo este fervor religioso moderno, que sólo establece juegos imaginarios. Recuerdo un cuento que me contaron en la escuela: Había una vez un viejo a quien le gustaban mucho los monos y tenia a varios viviendo con él. Un día los llamó y les dijo: —Monos, tenemos un problema, la cosecha no fue buena y tendremos que racionar el arroz. Desde mañana, comeremos cuatro tazas de arroz por la mañana y sólo tres por la noche. No gustó nada a los monos esta novedad y comenzaron a quejarse y a protestar. Como se estaban poniendo violentos, el viejo les dijo: —Buenos, está bien, tienen razón, comeremos tres tazas de arroz a la mañana, pero a la noche vamos a comer ¡cuatro tazas! Con lo que los monos se alegraron mucho por el aumento de la ración. Es el problema de estas religiones: se manejan con lo imaginario y sus seguidores se conducen como aquellos monos.

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非 思 量 处, FEI S'S LIAN TSU No/ Pensar/ Medir/ Lugar 识 情 难 测; SS CHIN MAM TSE Conocimiento/ Sentimiento/ Difícil/ Calcular 真 如 法 界, TSEN SZU JUA-CHIE Rea/ Así/ Dharma 无 他 无 自。 WU TA WU TS No/ El/ No/ Yo 30. No es lugar pensable o medible. ni la conciencia, ni los sentimientos pueden denotarlo. En el Dharma no hay “él” ni “yo”. 要 急 相 应, IAO CHII SHIAN IN Necesita/ Inmediato/ Mutuo/ Correspondencia 唯 言 不 二; UE IEN PU E'R Sólo/ Decir/ No/ Dos 不 二 皆 同, PU E'R CHIE TON No/ Dos/ Todo/ Mismo/ 无 不 包 容; WU PU PAO SZON No/ No/ Envoltura/ Contener/

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十 方 智 者, S'SE JUAN TS TSE Diez/ Lugar/ Inteligente/ Gente/ 皆 入 此 宗。 CHIE TSZU TS TSON Todo/ Entrar/ Este/ Estilo/ 31. De esta conexión inmediata Sólo puede decirse que no es dual. Y si no es dual, ya es lo Mismo. No hay algo que no esté incluido en esto. Los sabios de todo el mundo, todos, llegan a esta Verdad. 宗 非 延 促, TSON FEI TSU IEN Estilo/ No/ Poco tiempo/ Mucho tiempo 一 念 万 年; I NIEN UAN NIEN Uno/ Pensamiento/ Diez mill Años 无 在 不 在, WU TSAI PU TSAI No/ Estar/ No/ Estar 十 方 目 前。 S'SE JUAN MU CHIEN Diez/ Lugar/ Ojo/ Adelante 32. Verdad que está más allá del tiempo y del espacio, un instante y diez mil años es lo mismo. Se la perciva o no

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siempre está ante nuestros ojos. 极 小 同 大, CHI SHIAO TON TA Máximo/ Pequeño/ Igual /Grande 忘 绝 境 界; UAN CHIE CHIN-CHIE Olvidar/ Terminar/ Fenómeno/ 极大同小, CHI TA TON SHIAO Máximo/ Grande/ Igual/ Pequeño/ 不 见 边 表。 PU CHIE PIEN-PIAO No/ Ver/ Borde 33. Lo más pequeño es igual a lo más grande se olvidan, terminan los fenómenos, los más grande es igual a lo más pequeño cuando se dejan los límites. En el universo no hay diferencia entre “yo” y “él”. Todo es parte de una corriente, como el agua de un río, en que no puede distinguirse una gota de otra. Mientras practicamos meditación, deberíamos poder darnos cuenta de esto, de la ausencia de límites entre lo que llamamos “nosotros” y lo que nos rodea. Pero seguimos aferrados a nuestro “yo”, por lo que prosiguen las molestias y los problemas. Cuando hacemos esta distinción entre lo que nos parece que somos y lo que nos rodea, nos apartamos de las leyes naturales. Nos encerramos en una dimensión imaginaria, creyendo que eso es la realidad. Parecemos personas, pero no lo somos...

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Se preguntarán ¿cómo puede ser que no haya un “yo”? No se preocupen por esto. Cuando el yo es necesario, entonces lo hay, pero debe desaparecer, diluirse, cuando ya no lo es. Cualquiera sea la ocupación de una persona, esta no debe chocar con la realidad, ni oponerse a la relajación, y ausencia de molestias, que implica el estar practicando. Cualquiera podría mantenerse en la condición de práctica. Las dificultades las pone uno mismo. Cualquier cosa que se haga puede ser bien utilizada fuera de la dimensión imaginaria. Y ese es el modo apropiado de hacer. Nuestra vida no tiene por qué ser una preocupación si sabemos vivirla sanamente. Pero, en general, terminamos el día extenuados. Como si hubiese un cansancio propio de vivir. Es un indicio de que no se está haciendo buen uso de aquello de que se dispone. Es la consecuencia de buscar un reflejo fiel en un espejo que está pintado y de pretender que aparezca cambiando la pintura del espejo en vez de quitarla toda. Cuando no hay dualismos, todo es una misma cosa. Cuando no nos perdemos en las diferenciaciones entre lo que es “negro” y lo que es “blanco”, entre lo “alto” y lo “bajo”, llegamos a un verdadero descanso. Porque siempre que concibamos algo como “mejor”, lo demás será “peor”, y si no conseguimos eso, viviremos en un infierno. Con estas oposiciones sólo logramos mantenernos angustiados, hastiados y con gran agotamiento. Nuestro mundo está cada día más encerrado en luchas, en competencias. Una vida no puede ser comparada con otra. Los valores de la vida no están donde se los busca. Toda vida tiene un mismo e inmenso valor. Las comparaciones son inútiles y nos pierden de lo verdadero. Recién cuando dejemos de comparar comprenderemos que en esta vida no falta nada. Las imperfecciones que notamos son a causa de nuestra imposibilidad de percibir la completud. Quitadas esas molestias ya se es uno con todo. Somos el universo y el universo es lo que somos. Entonces se respira plenamente. Toda la gente de real inteligencia perteneció a este estilo. Por inteligencia aquí se entiende la capacidad de no molestarse a uno mismo. Y este “estilo” no es ninguno en particular, sea cual sea el nombre que se le dé. Esas son

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clasificaciones. La gente que existió antes de que surjan las religiones y filosofías de hoy en día, también pensaron acerca de la vida y, cuando se alcanza la inteligencia real, ya no importa qué es lo que se profesa. Es un estilo que no es ni nuevo ni viejo, porque no es un estilo. No podemos clasificar sin encerrarnos. Ya no es cuestión de tiempo ni de lugar; un pensamiento son diez mil años. Si este sitio estuvo a oscuras durante millones de años, cuando se enciende una luz en él, hay luz sin que importen cuántos años pasó en sombras. Lo mismo puede decirse si la luz se apaga luego de alumbrar durante mucho tiempo: en un instante retornó la oscuridad. No existe la posibilidad de que haya o de que falte, todo está delante de los ojos. No hemos de molestarnos por la idea de existencia o de no existencia. Hay y no hay. Lo que llamamos pasado, presente y futuro, es una corriente que no puede ser cortada. Es por eso que, cuando alquien comprende realmente, tiene toda su vida delante de los ojos, hasta sus existencias anteriores. Tiempo y espacio ya no son una molestia. No se distingue como una gota, ya es toda la corriente. Que no es lo que sucede con nosotros, que nos la pasamos entre este “hay” y “no hay”, según veamos o no veamos. Lo mínimo es igual a lo máximo. Si una persona pudiese ir pelando todas las capas, iría de lo más grande a lo más pequeño, porque al abandonar todo lo imaginado termina el mundo fenoménico y así, lo máximo es igual a lo mínimo, como consecuencia de que no hay un borde, un límite que permita efectuar comparaciones. Al romper la cáscara del huevo en que estamos encerrados, podemos percibir la ausencia de cualquier limite. Pero para ello es preciso que dejemos que la gota se disuelva en el torrente... 有 即 是 无, I0 CHI S'S WU Tener/ Ya/ Es/ No 无 即 是 有; WU CHI S'S IO

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No/ Ya/ Es/ Tener 若 不 如 是, SZUO PU SZU TS Si/ No/Como/Así 必 不 须 守。 PI PU SHUI SOU Seguro/ No/ Necesitar/ Guardar

34. Tener es no tener, No tener es tener. Si no es así no es necesario aprehenderlo. 一 即 一 切, I CHI I-CHIE Uno/ Ya es/ Todo 一 切 即 一; I-CHIE CHI I Todo/ Ya es/ Uno 但 能 如 是, TAN-NAN SZU S'S Si puede/ Como /Así 何 虑 不 毕。 J' LI PU PI ¿Para qué?/ Preocuparse/ No/ Terminar 35. Uno es todo, todo es uno. Logrado esto ¿a qué preocuparse por completar (el Camino)?

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信 心 不 二, SHIN SHIN PU E'R Fe/ Corazón/ No/ Dos 不 二 信 心; PU E'R SHIN SHIN No/ Dos/ Fe/ Corazón 言 语 道 断, IEN-UI TAO TUAN Palabra/ Tao/ Romper 非 去 来 今 FEI CHUI LAI CHIN No/ Antes/ Venir/ Hoy/ 36. La fe del Corazón no es dual, lo que no es dos ya es esta fe. La palabra pierde al Tao no hay ayer, hoy, ni mañana. Tener es no tener y no tener ya es tener... parece ser un mensaje contradictorio, pero veamos de qué está hablando. Es algo que en la cultura china se viene afirmando desde hace miles de años. Lo afirmaban ya el I Chin y el Tao Te Chin. Se nos está hablando de tener o de no tener figura, relacionado a si se entiende o no esta vida. Veamos qué sucede con nuestros pensamientos. Notamos que son sumamente fugaces, que unos suceden a otros ininterrumpidamente; por eso, es que tenemos la sensación de que hay algo concreto ahí. Pero, ¿qué marca deja un pensamiento? ¿Queda algo en nosotros? Los mismo con nuestros sentimientos. Hoy puede que recibamos una noticia que nos de mucha alegría, pero esa alegría, ¿de dónde salió? ¿Dónde estaba guardada? ¿Es algo que ya teníamos?... Tenemos y no tenemos, porque tener es no tener y no tener ya es tener.

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En China hay un dicho que afirma que, lo que mata a la gente, es comparar. El permanecer mirando fuera nuestro, buscando qué tienen los demás y qué nos falta a nosotros. Somos un pozo imposible de llenar. La diferencia entre entender y no entender es muy pequeña pero, por esa pequeñez, es que se tuerce nuestra vida. Y, al no entender, pretendemos aferrar las cosas con nosotros, no queremos dejar nada; siempre queremos más. No alcanzamos a ver que nada puede quedar guardado. No podemos retener ni siquiera nuestro cuerpo. No somos los dueños de las cosas. Nos parecemos a una persona que en su casa tiene un hermoso violín pero por temor a que se le dañe lo conserva en su funda y jamás toca en él. Este cuerpo que nos acompaña es un instrumento y debemos usarlo todo lo correctamente que podamos. No debe inmovilizarnos el miedo a perder. Uno es todo y todo es uno. Si estamos comunicados con las cosas que nos rodean veremos, naturalmente, que todo es unidad y que somos uno con lo que nos rodea. No es así a causa de nuestro corto entendimiento y del mal uso de nuestras posibilidades, nos vemos recortados de lo que nos rodea. Vemos la unidad recortada en “cosas”. Al comprender esto pierde sentido el querer llegar a la “realidad última”, porque ya estamos allí. Porque no hay “dos”, porque el dualismo es producto de nuestras alucinaciones, es que no existe la posibilidad de separar, de recortar la realidad en “cosas”. Y al percibir esto, se cobra una gran confianza, se tiene una fe verdadera. Cuando se quieren usar las palabras para entender esto, se interrumpe el camino, porque la palabra no es el Tao. Lo que se habla ya no es, como nos lo advierte la primera frase del Tao Te Chin. No hay presente, ni pasado, ni futuro. Todo lo que percibimos es un sueño. Creemos tener, pero no tenemos. No tenemos nada, pero cuidado, también tenemos: cuando entendemos algo sí que tenemos… En unos koans muy interesantes veremos qué diferencia hay cuando se posee la confianza de la que nos habla el Shin Shin Min. Vamos a ver cómo el que fuera el maestro de mi maestro alcanzó la Comprensión. Fue al resolver el

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koan que sólo dice: Te San To Po, que podríamos traducir como: Te San levanta su escudilla en silencio. Ien Jua Shien —así se llamaba aquél maestro—, estuvo repitiendo el koan una y otra vez, sin parar un instante. Tanto empeño puso, que parecía haber perdido la razón. Tan abstraído estaba en este koan, que ni siquiera pensaba en otra cosa. Pero no de la manera que nosotros podemos imaginar, tratando de encontrar explicaciones al estilo de “Seguro que dice que levanta su taza, porque quiere indicar tal cosa, y el silencio debe querer decir tal otra...” No. Así no se resuelve un koan. Un koan no pretende explicar nada. Los koanes empujan a quienes los practican, hasta el borde de un precipicio y allí, siguen empujando. Un koan nos arrojará al vacío. Si salimos con vida nos transformamos en nuevas personas; despertaremos de un largo sueño. Así estaba Ien Jua Shien, con la frase continuamente presente, mientras practicaba, mientras caminaba, mientras comía, mientras dormía. Al sexto día de esta práctica, todos creían que había enloquecido. Esa noche, mientras encendía un sahumerio, se prometió que, si al día siguiente no lo resolvía, abandonaría la práctica para siempre. La poca fuerza que le quedaba, la dedicaría esa noche a su koan. Siguió practicando sin parar, totalmente abstraído, hasta que, en un momento en que estaba caminando, tropezó y cayó golpeándose la cabeza... Y ahí comprendió. ¿Qué comprendió? No nos importa. Lo que entendió, lo entendió él y no nos sirve a nosotros. Sólo aquél que lo bebe sabe qué sabor tiene el té. Hay otro caso parecido, también de no hace mucho tiempo. Un monje se propuso resolver el koan “¿Quién soy yo?”. Para ello acondicionó la habitación en la que practicaría, tendiendo una soga formando un círculo, alrededor del cual caminaría sin parar hasta haber resuelto el koan, sin comer ni beber nada en absoluto; ni siquiera dormiría. Caminó sin detenerse hasta que sus piernas se negaron a sostenerlo, hinchadas y enfermas, pero él siguió, agarrándose de la soga que había tendido, preguntándose sin parar “¿Quién soy yo?”. Al cuarto día ya no veía lo que había delante de él. Este monje siempre tenía problemas en sus piernas, calambres, várices, reuma, pero al sexto día de estar practicando de esta manera —que se llama Ta Pan Sou Pi— todas las dolencias se curaron. Sus piernas estaban como nuevas,

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muy cansadas pero sanas. Al rato cayó desmayado. Un tiempo después despertó con una rara sensación: había despertado totalmente. Esto es lo que ocurre cuando nos entregamos con toda confianza a un koan, sin intentar explicar nada. Recordando que las palabras nos alejan del Tao. Otro koan dice: “Ku Ié Tsan Iao Tsen Tsan Pu Iao Tsen”, que podría traducir como: “Si se quiere estudiar, hay que estudiar en serio. Cuando realmente se comprende, se comprende”. Nos está indicando que si nos vamos a dedicar a esta práctica, habremos de entregarnos completamente, porque si no va a ser así, mejor que no la comencemos. No es cuestión de practicar hoy pero mañana tal vez no. No podemos vivir solo cuando las circunstancias son favorables. Si aquel monje se hubiese asustado por el estado en que estaban sus piernas, cediendo al deseo de deternerse aunque sea por un instante, habría sido mucho peor. El resto de su vida habría permanecido con sus piernas enfermas. Hubiera agravado su estado inútilmente. Cuando se abandona por la mitad, lo poco que hizo se transforma en una gran molestia. “Tsuó Ta S’s Uán U Tsan Ta Pu”: 'Con una gran muerte obtenemos un gran nacimiento'. Esto es de suma importancia en la Práctica. Si no se pasa por esta Gran Muerte, no se puede comprender lo que se está haciendo. Y sin este entendimiento no hay puerta. Al pasar por esta Muerte, todo lo que hay se transforma en puerta, todos los caminos pasan a ser buenos caminos. Hay quienes se preguntan qué sucede luego de la Comprensión. En China se dice que luego de comprender “hay que permanecer al lado de la vaca, cuidándola”. Hay que cuidar la comprensión que se ha logrado. Entonces, ¿cuál es la diferencia? “Chué Ts Chi Tsu Chué No”: el comienzo es igual al fin... Antes de comprender, debemos evitar lo que nos haga mal y después también. La gran diferencia es que, al principio, nos cuesta mucho por nuestra ignorancia y luego, ya lo hacemos naturalmente. Nacer es morir y morir ya es nacer, entonces, ¿dónde está el principio y dónde el final? Están aquí y ahora. Al comienzo, las montañas son montañas y los ríos son ríos. Luego las montañas y los ríos dejan de ser lo que eran, para, al final, volver las montañas a ser montañas y los ríos a ser ríos. La persona que comprende es la misma cuando alcanza la comprensión, pero se expresa de manera diferente.

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Hay que tener presente que, cuando se llega, recién se comienza. Es una dura prueba, pero sin ella no se puede avanzar. Ocurre como con las flores de alta montaña: cuanto más duro el invierno, más fragantes son. Veo cómo se quejan de sus dificultades y pienso que si supiesen de las dificultades que aún les quedan por pasar, se avergonzarían por ser como niños malcriados. Aún no han tenido verdaderas dificultades y sin ellas no podrán avanzar significativamente. Por eso la frase que mencioné anteriormente dice que si se ha de estudiar, es mejor que se lo haga en serio. Todo se debe transformar en práctica. Sentados, caminando, comiendo o durmiendo. Un día, un monje le preguntó a un maestro si, una vez pulido el espejo, se ha llegado al final de la práctica, a lo que el maestro le contestó: “No. Aún estarías muy lejos del final. Cuando me traigas el espejo pulido, yo voy a romperlo. Cuando tu espejo esté roto, habrás llegado al final”.

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A modo de cierre de este libro, presentamos dos poemas del maestro Ju Ta S's, quien viviera durante el s. VI d. C. Las explicaciones dadas acerca del Shin Shin Min tienen la intención de ofrecer una pequeña ayuda. En el budismo se dice: ‘lo explicado no es; lo que es, no puede explicarse’. Los dos poemas de Ju Ta S's se publican sin comentarios ni explicaciones para evitar obturar su sentido original. Ese sentido será dado por el lector, quien no habrá de contentarse con una primera lectura. Léase las veces que sea necesario; poco a poco se lo irá descubriendo.

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DOS POEMAS SOBRE EL TZAN DE JU TA S’S EL AUTOR Ju Ta S’s, también llamado San Jue, Ta S’s (San= sano, Jue= inteligente, Ta S’s, es una distinción respetuosa) Nació durante la dinastía Chi, en el tiempo en que era emperador Chien Wu, en el año 497 d. de C. en la provincia Ts Chian. Su padre se llamaba Ju Shien Ts y su madre era de apellido Wan. Cuando Ta Mo llegó a China, contaba con 23 años y su nombre era Ju Shi. A los 16 años se había casado con Lu Miao Kuan, con la que tuvo dos hijos, Pu Chien y Pu Tsan. Un día, cuando tenía 24 años, fue con otros pobladores de su aldea a pescar y, al levantar la red, devolvió los peces al agua diciendo: “Pueden irse si lo desean pero si quieren quedarse en la red, también pueden hacerlo”. Sus compañeros se rieron de él, tomándolo a broma. En esos momentos se acercó el monje Ta Mo, (No se aclara si es Bodidarma), quien vivía en Tson Tsan, y le dijo: “Antiguamente, frente al Buda Vipasyn (Nombre del primero de los siete Budas anteriores a Sakyamuni) expresamos el deseo de que permanezcan juntos nuestros cuencos y ropas en la dimensión del Buda Tasita, ¿hasta cuándo has de seguir girando sin despertar?” Cuando Ju Shi escuchó estas palabras quedó sin poder responder. El monje pidió a Ju Shi que mirase su propio reflejo en el río, cuando lo hizo, vió que por encima de su cabeza surgía un gran resplandor. En ese momento logró su comprensión. Riendo le dijo al monje: “En la casa del herrero hay mucho hierro sin trabajar, en casa del médico siempre hay enfermos. Para algo tan importante como es ayudar a la gente común, no hace falta querer ir al paraíso de Buda”. Y luego preguntó a dónde se podía dirigir para proseguir con su práctica. Este le indicó la montaña Tson como el lugar más indicado. En aquél lugar, luego, se construyó el monasterio Son Lin, en homenaje a Ju Shi. Este monasterio aún hoy puede visitarse en China Popular. En aquella montaña, siempre pueden verse nubes coloreadas y, por eso, también se la conoce como a la Montaña de las Nubes Amarillas.

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Allí se trasladó Ju Shi, con esposa e hijos y se dedicaron a labrar la tierra. Se cuenta que un día, unos ladrones estaban robando sus granos y frutos y, que al verlos, Ju Shi les gritó: “Llenen más sus bolsas, no hace falta que roben”. Tanto él como su mujer, trabajaban de día y practicaban de noche. Ella durante el día era como mucama en las casas del pueblo. Así permanecieron siete años practicando. Un día, mientras meditaba, Ju Shi vió a Buda Sakyamuni junto a los Budas Chin Li y Tin Kuan y los tres envíaban a su cuerpo un rayo de luz. Comprendió que había logrado la dimensión del Shurangama (nombre de uno de los sutras budistas) y se llamó a sí mismo Maestro Liberador con Inteligencia, del árbol Son Lin. Permanentemente viajaba e impartía la Enseñanza y muchos laicos y monjes se juntaban a escucharlo. El gobernador Uan Shiao, temiendo que fuera un agitador peligroso y mandó encarcelarlo. En la cárcel, Ju Shi permaneció algo más de diez días sin comer ni beber hasta que fue liberado. Volvió a su montaña y se dedicó a la práctica con mayor ahínco. De muchos lugares se acercaba gente a pedir la enseñanza que él impartía en reuniones. Conmovido por la miseria de muchos, convenció a su mujer de vender todo cuanto tuviesen y repartir el dinero entre los más necesitados. Ese año hubo una gran sequía y la gente padecía hambre. También su familia quedó sin nada que comer. Entonces pidió a su mujer que se ofreciera a trabajar bajo contrato por varios años en casa de una persona acaudalada. Así lo hizo ella y con ese dinero se consiguieron alimentos que Ju Shi repartió entre los hambrientos. Conmovido por tal gesto, el patrón devolvió a su mujer. Su fama creció enormemente y muchos tuvieron envidia, hasta que llegaron a comprender que había sido transformado por el mismo Maitreya. Un día, el emperador Lian Wu lo mandó a llamar y le preguntó quién había sido su maestro. “No tuve”, contestó Ju Shi. El emperador le pidió que le enseñase acerca del Sutra Diamantino (Prajñaparamitá Sutra). Ju Shi subió al estrado, golpeó con un palo y bajó a donde estaba sentado antes. Esto conmocionó al emperador. Al lado del emperador estaba sentado el maestro Tsu Kon, quien preguntó al emperador: “¿Entendió?” Lian Wu contestó que no. “El maestro explicó perfectamente lo que enseña el sutra”, dijo Tsu Kon.

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Ju Shi siguió enseñando durante toda su vida y dejó varios escritos. Falleció cuando contaba con 73 años, en el año 569 d. de C. En el momento de su muerte dijo: “Hay un monje que me espera. Debo marchar”. Y renació en Tasita. Su estilo, el de Ta Mo y el de Tsu Kon formaron el tronco del Tzan chino.

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POEMA SOBRE LA VUELTA A LO ORIGINAL ¡Vuelve al Origen! Nacimiento y muerte son iguales al Nirvana. Porque no hay esta igualdad en el Corazón, Se cree que hay una mejor o peor esencia de vida. ¡Vuelve al Origen! Hablar es fácil, lo difícil es utilizar el Corazón. La Inteligencia Real carece de figura. Así se ha de enseñar a actuar. ¡Vuelve al Origen! Es sencillo, si se quiere, adquirir la Inteligencia Real. Sólo ha de detenerse el corazón, para que no nazcan sí y no, Y naturalmente se formará la Gran Inteligencia. ¡Vuelve al Origen! Puede contactarse sin molestias y en silencio. Nirvana, nacimiento y muerte ya son así. Preocupaciones y molestias ya son la Inteligencia. ¡Vuelve al Origen! No han de seguirse las emociones según aparezcan. En el Dharma no hay aumento ni disminución. Al alucinar se dice que hay pérdidas y ganancias. ¡Vuelve al Origen! ¿Para qué buscar más lejos? Si se busca la liberación real Hay que ajustarse a sí mismo y observar el propio Corazón. ¡Vuelve al Origen! La Esencia del Corazón no piensa ni opina. Una voluntad pequeña no hace grandes cosas. En una semilla de mostaza cabe el monte Sumeru. ¡Vuelve al Origen! La liberación no tiene bordes ni límites.

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Puede permanecerse junto a la Luz y a las cosas. El vacío no puede teñirse del mundo. ¡Vuelve al Origen! ¿Para qué la búsqueda paso a paso? El Dharma no tiene pasado ni futuro. Un pensamiento ya es el momento indicado para practicar. ¡Vuelve al Origen! La esencia del Corazón no se hunde ni flota. En tranquilidad se vive como el rey del Samasamadhi. En todas las actividades, de todas las maneras, se ha de practicar plenamente. ¡Vuelve al Origen! Nacimiento y muertes ya son así, muy cambiantes. Continuamente tomamos a lo irreal por lo real. Las seis molestias siempre nos adormecen. ¡Vuelve al Origen! El vino de la Inteligencia es transparente: Puede curar las molestias de la enfermedad. Cuando uno lo ha tomado, aconseja a los demás que lo prueben.

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EL CORAZON REY DEL VACIO Observen al Corazón Rey del Vacío, con su misterio maravilloso, difícil de precisar. No tiene forma ni figura, en El hay una inmensa y maravillosa fuerza, capaz de terminar con todas las desgracias y de cumplimentar las diez mil virtudes. El cuerpo de la Esencia Original es como el vacío, pero se expresa con el Dharma y los Principios. Se lo observa, pero no tiene figura. Si se lo llama, responde. Es el gran general de la Enseñanza, un Corazón que cumple con la enseñanza del Libro. Como el sabor de la sal disuelta en agua, como el tono claro en un color, decididamente, hay estas cosas, aunque no se perciban sus figuras. También así es el Corazón Rey. Vive instalado en el cuerpo, entra y sale por la puerta que es la cara, según las cosas que enfrente, según el sentimiento de vida. Existe libremente y sin molestias. Lo que hace, lo hace completamente. Al conocer lo Original, se conoce al Corazón, al conocer al Corazón, se conoce a Buda. Este Corazón ya es Buda, Buda ya es este Corazón. Es este Corazón de Buda quien utiliza el pensamiento, el Corazón de Buda piensa en Buda. Si se quiere llegar a él más tempranamente ha de controlarse el propio Corazón. Purificarse con los Reglamentos es purificar el Corazón. El Corazón ya es Buda. Fuera de este Corazón Rey, no hay otro Buda.

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Si se busca llegar a Buda, no hay que mancharse con las cosas. Aunque la Esencia del Corazón sea vacío, la codicia y el odio tienen cuerpo real. Entrar por la puerta de esta enseñanza, sentado, erguido, se llega a Buda. Se ha llegado a la Otra Orilla y se posee la Inteligencia Real. La gente que realmente admira el Tao, ella misma observa su Corazón. Has de saber que Buda existe en cada uno. No busques afuera. Este Corazón ya es Buda. Buda ya es este Corazón. El Corazón Iluminado comprende a Buda. Comprender es entender a este Corazón. Lejos del Corazón no existe Buda. Si no se es como Buda, no puede deducirse, ni puede realizarse. Aferrarse al vacío, demorarse en el silencio, flotando y hundiéndose allí, todos los Budas y Bodisatvas comprendieron que así no se tranquiliza el Corazón. Aquél que entiende este Corazón es una gran persona y comprende este sonido misterioso. El Corazón de nuestro Cuerpo ya es la Esencia Maravillosa, y por usarla no se altera su origen. Por eso la gente inteligente deja que su Corazón exista libremente. ¡No hables del Corazón Rey! Las que se refieren a la Esencia son palabras vacías. Puede producir figuras, hacer el mal y el bien. No hay, ni hay no hay. Estar escondido o a la luz no es algo inmutable. La esencia del Corazón surgida del vacío la poseen, tanto el sabio como la más común de las personas. Por eso se aconseja hacer las cosas bien y con cuidado.

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En instantes, lo que uno hace puede causar el volver a deambular, ora flotando, ora hundiéndose. La Inteligencia Pura del Corazón vale mucho más que diez mil piezas de oro. La Inteligencia y el Dharma están guardadas juntas, en el cuerpo y en el Corazón. El no-hacer es el tesoro de la Ley. No es superficial ni profundo, cada Buda y Bodisatva, comprende a este Corazón Original. La gente con la afinidad para hallar esto no pertenece al pasado, ni al presente ni al futuro.