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SALIMOS JUNTOS PSICOTERAPIA DE DUELO ASISTIDA CON PERROS

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SALIMOS JUNTOS PSICOTERAPIA DE DUELO ASISTIDA CON PERROS

1. PRESENTACIÓN DE LA ENTIDAD

La Asociación Animal Nature surge en abril del 2013 con un equipo de profesionales

multidisciplinar. Se convierte en un espacio para poder dar cabida a aquellos programas

de responsabilidad social corporativa de la propia entidad y en colaboración con otras

entidades y empresas patrocinadoras.

El fin de la Asociación Animal Nature es el de facilitar procesos de autonomía de las

personas a través de intervenciones asistidas con animales. Así mismo, con el fin de

apoyar el proceso de acercar las Intervenciones Asistidas con Animales a diferentes

profesionales y beneficiarios se realiza un trabajo muy exhaustivo tanto en el ámbito de

la formación como de la investigación. Todo el trabajo se hace desde el respeto al

animal, sin utilizar métodos aversivos y primando el bienestar animal.

La metodología que utiliza la Asociación Animal Nature para la consecución de sus

objetivos se basa en la aplicación de estos cinco pasos en sus intervenciones: estudio,

diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación. Todos ellos mediatizados con la

intencionalidad educativa inherente a todas las intervenciones realizadas con animales

y con la cercanía por parte de los profesionales hacia los usuarios que facilita el

conocimiento y la adecuada adaptación de la intervención a los mismos, aumentando

así su disfrute y su calidad de vida. A su vez, los perros son considerados como parte

fundamental del equipo de intervención, ya que son grandes catalizadores del proceso

terapéutico, por lo que la selección que se hace de los mismos es minuciosa.

Ante la circunstancia actual de que las intervenciones asistidas con animales siguen

siendo algo innovador, desconocido y existe poca bibliografía sobre ello, Animal Nature

colabora activamente en investigaciones relacionadas con los programas sociales que se

realizan desde la entidad para mejorar el sector. Algunos de estos programas sociales

van dirigidos a población víctima de distintos tipos de violencia, personas con alguna

limitación física, social y/o cognitiva como discapacidad y daño cerebral adquirido, con

la finalidad de favorecer su autonomía logrando su reinserción social y bienestar

personal.

2. FUNDAMENTACIÓN Y JUSTIFICACIÓN

La intervención psicológica para elaborar la pérdida es importante ya que como

explican Prigerson, Vanderwerker y Maciejewski, cada persona fallecida dejaría en

proceso de duelo a una media de diez personas. De las cuales, el 10% padecerían un

duelo complicado con graves consecuencias a nivel físico y psicológico, por lo que

necesitarían ayuda terapéutica para poder afrontarlo con éxito (Díaz, Losantos y Pastor,

2014). Este dato sumado al aumento significativo del número de defunciones en España

en el último año 2015, de 395.830 a 422.568 fallecidos, demuestra la necesidad de

intervenir en este ámbito (INE, 2017).

Por otro lado, el hecho de que la muerte suponga un tema tabú en nuestra sociedad,

genera problemas en la expresión del dolor derivado de la pérdida y más dificultades en

la elaboración del duelo. Por eso, los dolientes acuden con frecuencia a Atención

Primaria por el malestar físico y psicológico que sienten. En adultos, algunas de estas

quejas están relacionadas con patrones de sueño y alimentación, sensación de

agotamiento, ahogos, miedo a enfermar, ansiedad, depresión, sensaciones físicas

similares a las que sentía el ser querido fallecido, desesperación, pensamientos

obsesivos e indefensión ante la vida (Chías y Zurita, 2009; Díaz, Losantos y Pastor, 2014).

Por otro lado, los menores, suelen manifestar su duelo con cambios frecuentes de

humor y de conducta, en ocasiones con regresiones, con disminución de atención y

concentración que se traduce en bajo rendimiento escolar, con alteraciones de sueño y

alimentación. También pueden aparecer miedos a ser abandonados, estados

emocionales como enfado, rabia y culpa, junto con más sintomatología específica en

función de la edad y del desarrollo cognitivo-emocional (Chías y Zurita, 2009; FMLC,

2011; Junta de Andalucía, 2015). Los jóvenes necesitan ayuda para afrontar la pérdida,

de lo contrario, aumenta la probabilidad de que a largo plazo el doliente presente

síntomas de depresión y dificultades en las relaciones íntimas, a nivel vocacional y en el

disfrute de la vida en general (Teso, 2011). Otros estudios demuestran que los trastornos

depresivos e intentos de suicidio son más frecuentes en adultos que en su niñez

sufrieron la pérdida de uno de los progenitores. Siendo la edad comprendida entre los

10 y los 14 años la más vulnerable. En ocasiones, la muerte de la madre se asocia con

episodios de agorafobia, ataques de pánico u otros trastornos de ansiedad en la vida

adulta (Ordoñez y Lacasta, 2004).

Por ello, “Salimos Juntos” es un programa dirigido a preadolescentes y adolescentes,

atendiendo menores de edades comprendidas entre los 10 y los 18 años. La intervención

en esta etapa es importante porque supone un grupo de riesgo. La adolescencia, en

condiciones normales, es una época de cambios, de estrés y de conflictos con la escuela

y la familia, por lo que si a este proceso natural le añadimos situaciones estresantes

como el fallecimiento de un ser querido, estas tendencias se exacerban junto con las

conductas de riesgo. A su vez, la Terapia de duelo Asistida con Perros, además de reducir

la sintomatología asociada a la pérdida con el transcurso de las sesiones (Teso, 2011),

podría favorecer la motivación, la adhesión al tratamiento y la alianza terapéutica,

aspectos que generalmente limitan la intervención con menores.

Por todo ello, la introducción de perros en sesiones terapéuticas con personas en duelo,

puede ser realmente beneficiosa por la disipación de la tensión que aporta, generando

un ambiente más distendido desde la primera sesión aumentando los intercambios

positivos entre los miembros del grupo y el profesional, fomentando la cohesión grupal

y esa red de apoyo necesaria para superar

la pérdida del ser querido. Todos estos

beneficios se consiguen con menor número

de sesiones que la terapia psicológica

convencional, por ello, se dice que el perro

de terapia es un catalizador emocional y de

procesos (Levinson, 2006; Signes, 2009;

Zamarra, 2002).

Endenburg y van Lith (2011), en uno de sus artículos sobre la influencia que tienen los

animales en el desarrollo de los niños, describen una serie de beneficios que aporta el

contacto con animales y que podemos extrapolar a nuestro proyecto. Algunos de estos

beneficios combaten la sintomatología que suelen presentar las personas en duelo

como el hecho de que el contacto con los animales reduce la ansiedad, anima a los niños

a hablar, reduce los sentimientos de soledad y aumenta la sensación de conexión con la

vida y con la realidad, lo que facilitaría la aceptación de la pérdida. El clima cálido que

genera la presencia del perro, es el propicio para hablar de temas más delicados como

la muerte, mejorando la calidad de la comunicación y de las relaciones.

Los perros también favorecen las relaciones sociales con actividades como pasear con

ellos por la calle, normalizando así las interacciones con otras personas y fomentando

las habilidades sociales, evitando el aislamiento que en ocasiones se produce en

personas en duelo. A su vez, el vínculo y la expresión emocional generada con un perro

es diferente a la que se mantiene con una persona, ya que es un ser vivo que siente un

amor incondicional por el receptor, no habla ni juzga, por eso, la persona suele comenzar

expresando sus preocupaciones o sentimientos más íntimos como confidencia al perro,

para ir poco a poco extrapolando esa confianza y expresión con sus entornos más

cercanos (Carmack, 2007; Cornejo,2007; Levinson, 2006; Wells, 2009).

Otra de las cualidades de la TAP es que el perro permite a las personas proyectar fuera

de ellos aquello que les genera malestar sin que sea agresivo o dañino para ellos.

También, este tipo de terapia permite asumir responsabilidades de una forma divertida,

sentirse valorado, respetado y que su opinión se tiene en cuenta en un momento en el

que es probable que sus allegados no le permitan estar en contacto con la situación de

pérdida, sobreprotegiéndolo para que no sufra. Esta evitación del sufrimiento del menor

junto con la falta de información sobre el fallecimiento del ser querido, lejos de aliviarle,

genera sentimientos de desconfianza y el desarrollo de ideas erróneas sobre la situación

que pueden complicar el proceso de duelo (Teso, 2011). Por ello, este programa de TAP

con menores en duelo acompañado del asesoramiento e intervención con los allegados,

reduciría estos resultados y mejoraría la dinámica familiar.

Para finalizar, se ha escogido al perro como animal de terapia porque es el animal más

demandado, más accesible y con mayor vínculo con el ser humano tras años

acompañándonos. Otro de los motivos, es que hay más información sobre los beneficios

que proporciona al ser el animal más utilizado en Intervenciones Asistidas con Animales.

El perro tiene una gran capacidad de aprendizaje y se encuentra más introducido en la

sociedad que otras especies animales, también goza de buena imagen social y menor

prejuicio sobre las enfermedades que transmite. Los perros funcionan como vehículos

sociales, permitiendo establecer vínculos, relaciones predecibles y seguras con los

animales y otras personas (Bueren y Vallejo, 2014). Dentro de la elección de la especie,

se elige un perro con una serie de características vinculadas al programa que se desea

realizar. En este caso, los perros de terapia deben ser afectivos, muy sociables, combinar

en función del objetivo.

3. POBLACIÓN

a. Menores

Los destinatarios del programa son principalmente preadolescentes y adolescentes,

entre los 10 y los 18 años, que hayan sufrido la pérdida de un ser querido. También nos

gustaría ampliar en un futuro el rango de edades, adaptando el programa a edades más

tempranas. Estos menores vienen derivados de colegios, hospitales y otras entidades.

b. Padres/ tutores/entorno más cercano del menor

Otros destinatarios del programa son los allegados del menor, tanto por la importancia

que tiene el apoyo social y familiar en la elaboración del duelo, como por la idea de que

estos familiares también pueden tener su propio duelo por la pérdida. El cual, en muchas

ocasiones no es atendido por la asunción de nuevas responsabilidades o la adaptación

a los cambios derivados de la nueva situación. Por ello, además de poder implicarles en

la terapia y los avances que realiza el menor, se plantea la psicoterapia asistida con

perros en grupos de familiares para facilitar la elaboración del mismo. Ya que también

necesitan un espacio de expresión emocional y de liberación de estrés.

c. Profesionales educativos y sociales

Por último, con los profesionales de la educación de dichos menores se mantiene

contacto continuado para el seguimiento de los distintos entornos del menos. A su vez,

se ofrece una formación al profesorado con el objetivo de detectar la sintomatología del

menor en el aula y mediar en la dinámica escolar, fomentando la empatía hacia el

alumno doliente.

4. OBJETIVOS

a. Generales:

❖ Detectar y prevenir precozmente el duelo complicado o problemas derivados de la

pérdida

❖ Mejorar la calidad de vida

❖ Aceptar la realidad de la pérdida

❖ Favorecer red de apoyo social

❖ Retomar las acciones/actividades cotidianas que han sido alteradas tras el

fallecimiento.

❖ Aumentar la motivación y la adhesión a la terapia

❖ Coordinarnos con los diferentes entornos del menor para favorecer una

intervención integral

b. Específicos:

❖ Aumentar la conexión con la realidad para facilitar la aceptación de la pérdida

❖ Aumentar la atención y concentración (rendimiento escolar o laboral)

❖ Aumentar intercambios positivos del menor con familia, escuela y grupo de pares

❖ Promover la socialización de la persona a partir del vínculo establecido con el animal,

para así poder extrapolarlo a su círculo social y a su grupo de iguales.

❖ Reconocimiento, expresión y gestión de las emociones relacionadas con la pérdida

❖ Empoderar o dotar de recursos de afrontamiento adaptativos

❖ Fomentar cohesión grupal y habilidades cooperativas

❖ Facilitar espacio libre donde los menores puedan hablar y resolver dudas

relacionadas con la pérdida

❖ Favorecer nuevas experiencias que permitan mejorar el autoconocimiento tanto

físico, como sensorial y cognitivo, mejorando así el autoconcepto y la autoestima.

Los objetivos de la intervención se fijan tras la evaluación inicial, en función de la

situación concreta del doliente y sus necesidades individuales. Dichos objetivos serán

evaluados de forma continua durante todo el proceso. Al finalizar el programa, se

realizará una comparación de los datos recogidos en las entrevistas y registros de

observación previos a la implantación de la terapia, con los resultados obtenidos una

vez terminado el programa con la finalidad de observar los cambios que se han

producido y si se han cumplido los objetivos previstos.

5. METODOLOGÍA

Una vez conseguida la financiación del proyecto, se ofrece de manera gratuita estos

servicios a entidades en contacto con personas en proceso de duelo como hospitales,

tanatorios, centros educativos y otras organizaciones, con la finalidad de que puedan

beneficiarse de los efectos de la Terapia Asistida con Perros. El lugar de realización de

las sesiones terapéuticas, dependerá de los receptores y las entidades con las que

trabajemos, estando abiertos a desplazarnos a la sede de las mismas, en el caso de que

así se solicite.

El proceso terapéutico comienza con una evaluación previa a los receptores del

programa, sus allegados y profesores, en el caso de ser menores. La evaluación se realiza

mediante entrevistas, cuestionarios sobre duelo y sintomatología (Inventario de Duelo

Complicado en niños de Prigerson y otros; Cuestionario de estado de ánimo de Radloff

adaptado o el Inventario de Experiencias de Duelo), registros de observación, dibujo y

juego, con la finalidad de hacer grupos lo más homogéneos posibles. Y de esta manera,

adaptarnos mejor a cada persona y a sus necesidades. Para que el grupo sea lo más

homogéneo posible debemos tener en cuenta: las circunstancias vitales del doliente, su

desarrollo cognitivo-emocional, aspectos relacionados con el fallecimiento,

sintomatología, factores de riesgo y de protección de la persona, junto con el

conocimiento que tiene del tema por información que ha sido aportada por otras

personas (Ordoñez y Lacasta, 2004; Ortego, López, Álvarez y Aparicio, 2016). Además,

este proceso facilita la detección de posibles duelos complicados o circunstancias que

pueden interferir durante la intervención, provocando que esta no resulte tan

beneficiosa. Teniendo conocimiento de ello desde el inicio, puede ser trabajado de

manera paralela al programa grupal manteniendo sesiones individuales.

En el caso de no existir una muestra tan homogénea, es importante que siempre dentro

del grupo exista una figura espejo en ella, lo que quiere decir que siempre haya al menos

dos personas en el grupo con el mismo tipo de pérdida, por ejemplo, dos menores que

han perdido a su progenitor. Dicho grupo estará compuesto por entre 4 y 8 personas

para garantizar el contacto con el animal y el dinamismo de la actividad. Esta terapia

grupal consta de 10 sesiones, siendo de una hora y media un día a la semana. Es

importante explicar que una vez esté formado el grupo y empezado el programa no

puede incorporarse otra persona, deberá esperar al próximo grupo. En el caso de la

psicoterapia individual, no hay límite de sesiones ya que se realizarán las que sean

necesarias. La duración de las mismas es de una hora.

A parte de la evaluación previa, se realizará una evaluación continua paralela al proceso

terapéutico para ir registrando cambios producidos en los receptores, al igual que se

evalúa el estado del perro de terapia en las sesiones. Finalmente, se llevará a cabo una

evaluación al terminar el programa, a partir de las mismas herramientas utilizadas en la

evaluación previa para tener unas pruebas objetivas de los cambios producidos en este

tiempo.

Respecto a la metodología de trabajo, la intervención se realiza desde un encuadre

teórico procedente de la Teoría del Apego de Bowlby y las Tareas de elaboración del

duelo de Worden. Por una parte, Bowlby define cuatro fases tras el fallecimiento del ser

querido: entumecimiento o aturdimiento, añoranza y búsqueda, desorganización y

desesperanza y la reorganización (Chaskel y Lozano Cortés, 2009; Rojas Posada, 2008).

Worden sin embargo, tiene una visión más basada en el crecimiento, ya que propone

una serie de tareas que deben completarse para considerar que un duelo ha sido

elaborado: reconocer la pérdida, liberar y expresar las emociones del duelo, desarrollar

habilidades nuevas y reconstruir aspectos que han sido dañados tras la pérdida y

concentrar la energía que antes era utilizada en pensar y sentir en torno a la persona

fallecida, por concentrarla en otros intereses como la proyección de futuro o nuevos

retos (Rojas Posada, 2008; Magaña, Villacieros, Bermejo y Carabias, 2012).

El equipo de profesionales del proyecto, estaría compuesto por una psicóloga y un

educador social, ambos técnicos y expertos en Intervenciones Asistidas con Animales.

La intervención con los usuarios se realiza desde un enfoque ecléctico combinando

herramientas propias de la Terapia Cognitivo-Conductual, de la Terapia Humanista y

Terapia sistémica. En Terapia de duelo, el profesional no busca evitar el sufrimiento, sino

acompañar a la persona en el dolor, aceptándolo, dándole un sentido, para finalmente

conseguir sostenerlo. La combinación de este tipo de intervención con la Terapia

Asistida con Animales resulta muy enriquecedora, ya que se genera un clima distendido.

En cuanto a los perros introducidos en las sesiones terapéuticas, han sido seleccionados

y preparados para la tarea que van a desempeñar por profesionales cualificados, y con

una metodología de trabajo basada en el respeto y bienestar animal. Del mismo modo,

todos los perros pasarán los controles veterinarios necesarios para la prevención de

zoonosis y el buen estado de salud del animal (Bueren y Vallejo, 2014).

6. ACTIVIDADES

a) Menores:

La estructura común de las sesiones está formada por un espacio para el saludo de los

compañeros, perro y profesionales, que en la primera sesión estará más ligado a contar

cosas del perro para establecer un vínculo, mientras

que en sesiones posteriores se habla de qué es lo que

ha hecho el perro durante la semana y qué es lo que

han hecho ellos. En segundo lugar, hay unos dibujos y

fotografías de caras con diferentes emociones, al

llegar a sesión elija la imagen que mejor describa cómo

se siente al acudir a consulta. Una vez realizado este

ejercicio, se comienza la actividad troncal de la sesión relacionada con los objetivos

propuestos previamente. La sesión finaliza con unos minutos de relajación para reducir

el estado de activación de los menores y del perro, y revisión de la emoción con la que

se sentían más identificados al acudir a consulta junto con la oportunidad de poder

escoger otra diferente en el caso de que ese estado emocional haya cambiado a lo largo

de la sesión. Finalmente, compartimos qué es lo que más les ha gustado del día y se

realiza la despedida de los profesionales, perro, menores y padres.

Las actividades troncales de cada sesión pueden clasificarse en: Vínculo (entrenamiento

de habilidades caninas, juego, llamada); Emocionales (dado de emociones siendo el

perro quien escoge la emoción a imitar y compartir experiencias, cuentos sobre cómo

se siente el perro y qué podemos hacer para ayudarle, baúl de los recuerdos con el ser

querido); Cuidado (alimentación, higiene, paseo); Confianza (juegos de circuitos con el

perro y los ojos tapados, debe confiar en el perro y en el resto de compañeros);

Relajación (masaje del animal, focusing con perro); Desahogo (imitar al perro dejando a

un lado las normas sociales y divirtiéndose, contarle al perro secretos poniendo fuera lo

que tienen dentro…); Conocimientos (cuentos sobre el ciclo de la vida en el que el perro

tiene un papel protagonista, fotografías de cuando el perro y los menores eran

pequeños para trabajar cómo hemos cambiado acompañando con psicoeducación).

b) Familiares o tutores del menor:

Es recomendable que los allegados del menor, estén presentes durante el saludo y en la

parte final de despedida de cada sesión, para que sean partícipes del proceso del menor.

Respecto a las actividades a realizar con los allegados del menor, es necesario que se

lleven a cabo tanto sesiones de asesoramiento sobre cómo generar un espacio de

expresión emocional con el menor y cómo explicarle el fallecimiento del ser querido,

como sesiones de Terapia Asistida con Perros (TAP) para intervenir sobre su propio

duelo.

Durante las sesiones de TAP, en primer lugar, se realizan actividades de cuidado

(cepillado, alimentación…) y confianza, con la finalidad de fomentar la vinculación.

También se llevan a cabo actividades de relajación y Focusing para ayudarles a gestionar

el estrés y la ansiedad. Una vez generado un ambiente cálido y de confianza, se realizan

actividades de expresión emocional para liberar al cuerpo de posibles somatizaciones

generadas por no exteriorizar sus sentimientos. Para ello, se realizan dinámicas que

fomenten que los allegados compartan sus pensamientos y sentimientos de dolor con

los perros, se sientan arropados al hacerlo, reduciéndose así su malestar y tensión.

También se asesora sobre la gestión de los roles familiares actuales tras la pérdida del

ser querido, reorganizando la distribución de las cargas laborales y económicas. Todo

ello dejando espacio para la reflexión sobre la

carga que está sosteniendo con dinámicas y

técnicas narrativas en las que participa el

perro activamente. A su vez, se llevan a cabo

dinámicas de empatía hacia el menor y poco

a poco, realizan dinámicas sobre el ser

querido fallecido y recuerdos positivos con él para ir integrando su partida e ir poco a

poco volviendo a su vida, con retos nuevos y planes de futuro.

c) Profesorado:

Las sesiones formativas para el profesorado se realizan de forma online, con dosieres

explicativos y contacto continuado para el seguimiento adecuado del menor en duelo.

La formación consiste en dotar de herramientas al profesorado sobre qué hacer si un

niño se pone a llorar en el aula o cómo evaluar a un niño que está pasando por una

pérdida, cómo hacer para que el resto de compañeros empaticen con el alumno en

duelo, fomentar un clima de relaciones entre compañeros saludable y de comprensión.

7. RECURSOS HUMANOS Y MATERIALES

En función de los requerimientos de cada sesión, se necesitará distintos recursos

humanos. Para las sesiones grupales, se distingue entre la figura de Experto (profesional

sanitario encargado del usuario, en este caso psicóloga, especializada en Intervenciones

Asistidas con Animales) y la figura de Técnico (profesional encargado del bienestar y

seguridad del animal durante las intervenciones, así como selecciona, entrena y prepara

al animal para dichas intervenciones). Ambas figuras junto con la del perro, son

necesarias para las sesiones grupales. En cambio, en las sesiones individuales, debido a

la menor exigencia de variables a controlar y para proporcionar un ambiente más íntimo

y cálido, se recurre a la Doble Figura, así es como se llama a aquel profesional que tiene

formación como experto y como técnico, por lo tanto, puede asumir los dos roles a la

vez.

Sesiones individuales: 45€ sesión.

Sesiones grupales:

Adultos en duelo: 10 sesiones: 300 € cada adulto

Menores en duelo: 10 sesiones: 300 € cada menor

Escuela de padres o allegados del menor en duelo: 8 sesiones: 240€ por persona

(se reducirá el precio si acude más de un allegado del menor)

Seguros a costa de la colaboración de Animal Nature

Mantenimiento de los perros a costa de la colaboración de Animal Nature

En el precio viene incluida la parte de entrenamiento del animal, programación y

evaluación de sesiones, coordinación con comunidad educativa, desplazamientos y

materiales.

8. BIBLIOGRAFÍA

Bueren, C. y Vallejo, J. (2014). Selección de perro de terapia. Trabajo presentado en clase

de Técnico en Intervenciones Asistidas con Animales, diciembre, España.

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CONTACTO

Asociación Animal Nature

CIF: G-86833795

www.animalnature.es