rooster cogburn nº1
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Rooster Cogburn, la revista de vino gratuita, independiente y sin publicidad. Capítulo 1: OrígenesTRANSCRIPT
LA REVISTA DE VINO
GRATUITA, INDEPENDIENTE Y SIN PUBLICIDAD
CAPÍTULO 1: ORÍGENES
La Borgoña Enópata Negro Ibérico
¿Qué Pasa con el Cava? A emoción Dos Viños Donde Uva Thurman
El Tascas dice
Georgia, 8.000 Vendimias Los Rosados. Elaboraciones Lo de Jess
AQUÍ PODRÍA IR
TU PUBLICIDAD
PERO ENTONCES NO PODRÍAMOS
OPINAR LO QUE OPINAMOS
y
ESCRIBIR LO QUE ESCRIBIMOS
Bienvenido a ROOSTER COGBURN.
Antes de nada, permíteme que te agradezca el tiempo que vas a dedicar a leer esta -vamos
a llamarla revista- revista de vino.
Seguramente ya habrás notado que ésta no es la manera habitual de publicar información
sobre el sector del vino; seguro que, de nuestra portada, te ha llamado poderosamente la
atención el hecho que aquí somos independientes y no aceptamos publicidad. Así es.
Cosas que te deben quedar claras para a) disfrutar de esta revista, b) no cabrearte
demasiado, c) no emitir juicios erróneos y d) volver a visitarnos en futuros capítulos:
Algunos de los que escribimos aquí somos profesionales del vino.
Otros no.
Algunos de los que escribimos aquí, usamos un alias.
Otros no.
Algunos de los que escribimos aquí estamos de acuerdo con todo lo publicado.
Otros no.
Algunos de los que escribimos aquí, somos periodistas.
Otros no.
Algunos de los que escribimos aquí, escribimos con cierta soltura.
Otros no.
Todos los que escribimos aquí escribimos porque queremos hacerlo.
Todos los que escribimos aquí lo hacemos sin cobrar un duro.
Todos los que escribimos aquí, lo hacemos sin intereses personales ni profesionales.
Todos los que escribimos aquí estamos más preocupados por el fondo que por la forma.
Dicho lo cual, es hora de empezar a llenar estas páginas vacías. De contenidos técnicos,
lúdicos, críticos, satíricos y cabroncetes...
Ten en cuenta que en este primer número, iremos explicando las diferentes secciones que
te vas a ir encontrando, pues ROOSTER COGBURN no es, probablemente, un objeto legible
de estructura reconocida. Vamos por libre. En todos los sentidos.
No esperes una perfecta maquetación. Detrás de ROOSTER COGBURN no hay ninguna
editorial. Esto se edita a lo salvaje. Recuerda lo dicho anteriormente. Nos interesa el fondo,
no la forma.
Bienvenido. Bienvenida. Abróchate el cinturón. Esquiva las balas. No acudas a la ley.
La ley soy yo.
MANUAL DE
INSTRUCCIONES
ROOSTER COGBURN
@CogburnSostiene
ALGUNOS VINOS, BUENO...
PARA QUIÉN ESCRIBIR
Confieso haber estudiado en una escuela de
negocios de estas modernas. Lo confieso.
Confieso haber cometido muchos errores, sí.
Confieso haber estudiado cosas de estas que
con tanta ligereza se califican de Másters y tal.
Y ha pasado mucho tiempo desde entonces. No
el suficiente para que todos los esfuerzos en
olvidar lo que allí intentaban enseñar hayan
dado sus frutos. Confieso que a veces, al
empezar algo, me dan ganas de hacer una
matriz DAFO (SWOT en inglés, que es como
queda más caro). Ésta es una de esas veces. No
porque crea que las dos puñeteras rayas que
se cruzan (no deja de ser eso, dos rayas) es
útil, sino porque pienso que cuando uno quiere
escribir algo en un medio publicable, sea éste
una revista, un blog, un libro o cualquier
asociación de líneas de texto relativamente
ordenadas, debe saber qué quiere decir y a
quién quiere decírselo.
Y ando así de despistado porque echando un
vistazo a lo ya escrito (no he leído todo lo
escrito, sólo hasta donde el aburrimiento y las
nauseas me permiten), veo que hay un montón
de tipos de público.
Por ejemplo, está claro que un porcentaje
elevado de lo escrito en las redes sociales va
básicamente dirigido al mismo que lo escribe,
con el objetivo de a) crearse una imagen
delante de los demás, b) luchar contra la
imagen que los demás tienen de uno, o c) en
los casos más graves de imbecilidad, ni siquiera
se sabe el porqué.
Descartado el estilo redes sociales (esas cosas
las escribo y leo como Aznar el catalán), echo
un vistazo a la prensa. De la deportiva, ni
hablamos, porque yo quedaría como un inculto
y no es manera de presentarse. De la prensa en
general, uno ya no se atreve a hablar, porque
no es de recibo criticar a un grupo de becarios
que están dando el callo a cambio de nada.
Los periodistas emigraron a Neverland.
Bueno, queda la prensa especializada.
La prensa especializada (vamos a hablar de la
de vinos), escribe, en un porcentaje
elevadísimo de letras –tanto mayúsculas como
minúsculas-, para satisfacer a los que le
contratan publicidad; se trata de escribir
titulares que atraigan clicks, para contar
debidamente esos clicks, para hacer un plan de
negocios con la pasta que pueden dar esos
clicks, y así, buscar anunciantes. Vuelta a
empezar.
Si es cierto aquello de que todo aquel que
escribe, lo hace influenciado por su arrogancia,
resulta contradictorio pues, que esa arrogancia
se convierta en vasallaje hacia los anunciantes,
y súplica tramposa hacia los lectores.
Descartada también la postura de la prensa
especializada, queda ver cómo son los lectores;
en esto del vino, bastante localizables por
internet. Y aquí es donde se va todo a tomar
por saco. Leer las conversaciones, foros, blogs
y demás cosas que corren por el ciberespacio,
es deprimente. Echa uno de menos (aquí viene
la arrogancia mencionada) algo de inteligencia
y de cultura. No espera uno que la masa opine
igual, pero sí espera cierta opinión inteligente,
fundamentada, y basada en algo parecido al
conocimiento. Pero, lamentablemente, la
mayor parte es un solar.
¿Y qué hacer, pues? Sólo hay una. Intentar huir
de la arrogancia, no aceptar anunciantes, y
despreciar la opinión del lector. Sólo así, uno
escribe lo que quiere, como quiere, y muestra
respeto al que dedicará unos minutos a
escrutar las letras vertidas. Así sea, pues.
ROOSTER COGBURN
@CogburnSostiene
ALGUNOS VINOS, BUENO...
EL JINETE PÁLIDO
Mañana o pasado mañana, quizás, empezarán a
llovernos guantazos. Posiblemente incluso
antes.
Si esta revista se publicará el viernes 13 de
Junio de 2014, pues igual para el 6 o 7 de Junio
ya nos caigan palos. Es ley de vida.
Desde ROOSTER COGBURN estamos ya
preparados para que nos lluevan las críticas por
haber elegido un nombre tan feo o poco
relacionado con el vino. Nos parecerá bien.
También estamos ya preparados para las
críticas por una estética particular. También
nos parecerá.
Seguro que habrá críticas por una edición de la
revista un tanto cutre. Y seguiremos ‘cool’.
Que si los artículos son muy largos. Que si hay
pocas fotos...vale. A todo, vale.
Lo que no nos va a parecer bien serán los palos
recibidos porque algunos artículos de esta
revista estén escritos por gente que firmará
con alias. En éste y en sucesivos números será
así.
Eso no nos va a parecer bien, y me voy a
explicar lo mejor que pueda.
Hace pocas fechas, el periodista Ramón
Francàs entrevistaba a Meritxell Falgueras, y
entre las letras de la entrevista, el periodista
acusaba de cobardes a los que se escondían
detrás de alias o nicks en las redes para criticar
a la sumiller catalana.
Imagino que las críticas eran porque porque
Meritxell, en un artículo para el blog Tinta de
Calamar en diciembre de 2012, recomendaba
13 vinos para el año 2013. Hasta aquí, todo
bien. Pero hubo alguien que se percató, y dio
eco en las redes, que el último vino
recomendado por Meritxell, lo elabora su
pareja. Y claro, eso está muy feo. Si
recomiendas algo sobre lo que tienes algún tipo
de interés, hay que identificarse, enseñar el
plumero.
Bien, el caso es que el periodista señala como
cobardes a los que señalan una práctica
éticamente reprobable (tampoco es ningún
pecado mortal) sin faltar a la verdad, pues los
hechos son los que son. Y aquí está el meollo
del asunto. ¿Cobardes?
Habrá quien se pregunte la razón de un alias o
nick y no ir a pecho descubierto. Hay varias
razones, y cada uno elige la opción que quiere.
Una posible razón, es ser endemoniadamente
bueno en algo, y no querer el reconocimiento.
Otra, históricamente ocurrió, que la sociedad
no permita a según quién publicar su material,
y ese quien tenga que mentir.
Existe también la posibilidad de que un alias no
oculte quien hay detrás.
Y por último (que se me ocurra), existe quien
no quiere sufrir las consecuencias de aquellos a
quien no, precisamente, complazca al escribir.
Cobardes dirán algunos. Atención.
Hay más de un integrante de esta revista que
ha recibido amenazas hacia su puesto de
trabajo por colgar opiniones de vinos en las
redes sociales. Hay quien ha recibido llamadas
a su puesto de trabajo para discutir tuits. Hay
quien ha visto amenazado el puesto de trabajo
de su mujer por hablar de una denominación
de origen.
Y uno se pregunta...¿cobardes? ¿quiénes?
Nadie se preocupó durante todo el metraje de
cómo se llamaba el Predicador.
ROOSTER COGBURN
@CogburnSostiene
LA ENTREVISTA: ANDRÉS CONDE LAYA
Hola Andrés. La primera pregunta es: ¿la
nocilla, untada o en cuchara?
- Uf!! es un poco difícil de explicar...si es
buena, en cuchara. Cuando hay que untarla,
algo falla.
Cuéntanos quién eres
- Pues bueno, yo vivo en Santander, me he
criado en Santander, en mi juventud me
marché de Santander a estudiar Económicas
a Valladolid pero fue una cosa a la que
dediqué un tiempo del que después me he
arrepentido un poco, pues ahora creo que
me debería de haber dedicado desde el
principio a lo que ahora hago; me dí cuenta
a los 24 años que no me quería dedicar a lo
que había estudiado, que no era lo mío,
vamos. Sobre todo porque yo vengo de una
familia dedicada a la restauración (3ª
generación) en mi casa siempre se ha
hablado mucho de vino. Mi padre era un
gran amante y coleccionista de vino. Cuando
no había libros de vino, él tenía. Viajó
cuando no se viajaba, y en casa eso siempre
lo hemos mamado. Mucho vino en casa.
Conocíamos los vinos como otros conocían
las alineaciones del Madrid o del Barça. Así
que en casa siempre había libros y revistas.
Yo compraba la Revue du Vin ya por los años
90, compraba y leía todo lo que podía. Las
revistas francesas te abrumaban. Querías
probar esos vinos...
Pues incluso antes de entrar en materia,
permíteme una pregunta. ¿Hay libros y
revistas de calidad sobre el vino?
- Casi no hay. Yo he dejado de comprar
revistas, libros...libros...no te voy a
engañar. Compro libros de vino para leer
qué escribe la gente,
- y al final no hay más de 4 o 5 páginas de las
200 que valgan la pena.
- Demasiada mala información, engaño...está
todo muy manipulado dependiendo de quién
lo escriba y su situación actual en los
negocios
¿Hablas de ignorancia, mala fe o de
servilismo?
- Sobre todo servilismo, algo de ignorancia,
pero sobre todo muy poco carácter y muy
poca personalidad.
La cosa está fea...
- Sí, por desgracia sí. Es muy difícil
recomendar a alguien un buen libro de vino.
Prácticamente imposible. Se pueden
recomendar tratados de enología y cosas así,
pero libros...sobre una zona, o personajes, o
ese tipo de cosas, es muy difícil en este
momento.
Luego volveremos a esos asuntos, que nos
hemos adelantado. ¿Dónde trabajas?
- Santander, Restaurante Bodega Cigaleña, un
restaurante familiar que gestionamos mi
hermano Juan y yo.
Oye, una cosa, ya que ha salido el tema
servilismos y demás. Para que le quede claro
al lector:´¿tú y yo nos conocemos? ¿tenemos
negocios en común? ¿esto es en plan peloteo?
- Mmmm...yo creo que no, personalmente,
no. Bueno, pero si no sé quién eres!
Nos has contado que tienes un restaurante.
Por curiosidad, ¿cuántos vinos tenéis en
carta?
- Unas 1.400 referencias fijas, y luego otras
que van rotando. Un total de unas 1.900
referencias, diría yo.
Debe de haber, aunque sólo lo presupongo, una regla no escrita por la cual es imprescindible
que en el primer número de cualquier revista que se precie en esto del vino (o gastronomía),
tiene que publicarse una entrevista con alguien mediático; a poder ser con estrellas Michelin en
el zurrón. Nosotros hemos pasado olímpicamente. Sin desmerecer a quienes cumplan con ese
perfil, nos hemos ido a charlar un rato con un fenómeno.
Una característica de tu carta de vinos.
- Personal.
¿Alguna zona que domine la carta?
- Históricamente hemos tenido un espacio de
honor para Vega Sicilia. Siempre. En la
actualidad habrá unas 20 añadas de Vega
Sicilia. Ha habido épocas en las que
teníamos hasta 40 añadas en la misma carta.
Y luego, bueno, históricamente Borgoña es
lo que ha predominado, y en los últimos
años mucho Jura y mucho Savoya. Y
Córcega. Busco productores, no zonas.
Oye, y esa predilección por Vega Sicilia...
- Vega Sicilia es lo más grande de este país,
guste o no guste. Otra cosa es lo que ha
pasado en los últimos años, donde no es ni
una sombra de lo que fue.
¿Y qué ha pasado?
- Es un barco sin rumbo. No hay rumbo en esa
bodega. Se ha perdido el carácter, sin alma.
La última añada interesante fue 1989, y eso
que en algunas partidas había brett. Luego,
1991 es una añada salvable, pero es, en mi
opinión, un gran Ródano, un gran Chateau
Rayas. Pero no es estilo Vega Sicilia para mí.
Y...¿y sigues comprando?
- Sigo comprando. Para mi desgracia y la de
mi bolsillo. Lo hago para mis clientes. Las
acumulo, las dejo que envejezcan, veo lo
mal que envejecen, imagino a veces los
defectos que pueden tener, y joder,
acostumbran a cumplirse mis predicciones a
rajatabla; un vino más de la Ribera del
Duero. Sin carácter. Cero carácter.
Nos van a cerrar el chiringuito en el primer
número, pero bueno. Cuenta, cuenta...
- Yo creo que hay dos problemas. El primero,
es que en 1994 tuvieron un problema de
brett y hubo que cambiar todo el sistema de
barricas de la bodega, cambiando por fudres
nuevos los antiguos que aportaban ese
carácter, esa magia de Vega Sicilia. El otro
problema, la internacionalización. Los
puñeteros gurus. Vega Sicilia cambia el
rumbo al perfil que el mercado demanda.
Además, el cambio de elaborar sólo con
tempranillo cuando el verdadero carácter de
Vega Sicilia era la mezcla de varietales. No
creo que, sin embargo, que sea culpa de los
financieros de la bodega, más bien creo que
hay que mirar más abajo en la organización.
Hay que mirar en la bodega. Con todo mi
respeto, no se puede tener gente inflexible
en la bodega; hay que interpretar las añadas
para saber cómo hacer las cosas. Estudiar en
Burdeos está bien, pero una vez sales de
allí, tienes que saber adaptarte a tu viñedo,
a tu medio.
¿Achacas ese cambio a seres humanos
concretos?
- Creo que ha tenido una importancia enorme
la marcha de Mariano (García). A ver,
Mariano ha elaborado los grandes Vega
Sicilia que conocemos y están disponibles,
pero, aunque por lo general escuchas que
antes de Mariano, tampoco, a mí los Vega
Sicilia de los años 50 me parecen
extraordinarios también, y Mariano empieza
en el Vega Sicilia del 70, que es su llegada a
la casa, y sale un vino extraordinario, pero
antes también se hacían extraordinarios.
Vinos que necesitan saber catarlos y
beberlos, pues tienen volátiles altas,
reducciones, precisan de largas
decantaciones...Vega Sicilia es grande por
una sencilla razón: tiene unas 10-12 súper-
añadas, cosa que muy pocas bodegas del
mundo tienen.
Fíjate que nos hemos liado con Vega Sicilia
así en plan improvisado...y mi plan era, en
este punto, hablar de los medios de
comunicación, Andrés.
LA ENTREVISTA: ANDRÉS CONDE LAYA
¿La cosa está muy mal o me lo parece a mí?
- A ver, bajo mi punto de vista, los medios
tienen el mismo problema que tiene
prácticamente todo el país, y es que no
tienen dinero. No les queda más remedio
que abrazar farolas, esas farolas que es la
gran industria del vino que va a cargarse al
pequeño viticultor y elaborador de este
país.
Joder. Cristalino. Cambio de rumbo. Vamos a
hablar de los que sí tienen dinero, o como
mínimo pueden monetizar su poder de
comunicación. Los Gurús. Esa palabra
horrorosa. ¿Qué?
- Mira, los gurús son gente que genera
opinión. Escriben sobre cosas que han
catado o que les han contado, pero vamos,
en nuestro mercado estos gurús no
funcionan. Antes de la crisis, había quien les
seguía; ahora no hay quien compre un vino
recomendado por estos gurús. Siguen
escribiendo, siguen hablando, pero no se
refleja en la realidad. Ya no se piden vinos
puntuados por las nubes. No hay dinero. Eso
se acabó. Además, la gente se ha dado
cuenta de que en el asunto de las
puntuaciones influyen demasiados aspectos.
¿Tú crees que son honestos? Al puntuar,
quiero decir.
- Hay algunos que sí. Otra cosa es que
necesariamente haya que estar de acuerdo
con lo que han puntuado..
Pregunto a Andrés si le apetece hablar de
gurús con nombre y apellido. Sin vacilar,
acepta.
El primero, por cojones tiene que ser Rober
Parker Jr.
- Parker, posiblemente, salvó la economía
mundial del vino; gracias a él aumentaron
los precios de los vinos, y países y regiones
que estaban muertos han resucitado de la
mano de él. Si no llega a ser por Parker, en
este momento estaría muy devaluados los
grandes Burdeos. Date cuenta que en esa
época, caso de Petrus, estaban más baratos
que Vega Sicilia, o al mismo precio. Así que,
ha sido el salvador.
- Es fácil criticarle, pero en su época, en los
80, salvó financieramente a muchas
bodegas.
Jancis Robinson.
- Como buena inglesa, es una gran catadora
académica. Cata de una manera sistemática
y ordenada. Eso, por un lado es muy bueno,
pero por otro lado, les falta emoción. Si lees
a Jancis Robinson, cuando bebas un vino, te
puedes imaginar cómo lo va a puntuar. No
falla. Predecible por académica.
¿Crees que tiene algo que ver la educación
que se imparte en escuelas como la WSET y el
instituto de Masters of Wine?
- Sin duda. Todos los que salen de esos cursos,
tienen un perfil. El mismo. Se busca ese
perfil. La primera generación de Master of
Wine probablemente eran más libres,
pero...mira, yo les llamo los panelistas de
aceite, pues al final en un panel, todo el
mundo cata igual. Ya te han dicho lo que es
bueno y lo que es malo, y tú tienes, con las
alas cortadas, que valorar lo que te han
dicho que es bueno o malo.
Vamos a España. Si con los guiris hemos
hablado primero de Parker, en España,
hablemos de su catador para España (entre
otras zonas). Luis Gutiérrez.
- A ver, Luís ante todo es un extraordinario
tipo. Creo que es un buen catador y puntúa
lo que él ve. ¿Qué sufrirá presiones? me
imagino que por desgracia sufrirá muchas y
terribles
¿Por parte de quién?
- Por todos. Medios, bodegas, publico,
mercado...sobre todo las bodegas, imagino.
Yo tengo muchísima confianza en él. Un tipo
honrado y buen catador. Otra cosa es que
tiene una losa encima. Una losa enorme.
Entonces, no envidiamos su puesto de
trabajo.
- No, no, no, no...yo creo que es un castigo.
Luís es una gran persona, pero debe haber
hecho algo malo en otra vida, y ésta es su
penitencia. Una reencarnación chunga.
- Piensa que no debe ser fácil para una
persona afable como él, abierto y
extrovertido, pasar a ser el que va a decidir
qué se vende y qué no se vende en el
mercado americano este año. Complicado.
Pero por la trayectoria que lleva en este
poco tiempo, creo que está siendo
inteligente. Sus grandes puntuaciones van
para vinos que son grandes vinos, de precios
altos y escasa producción.
¿Y tú crees que eso se debe exclusivamente a
la cata, o que la estrategia asoma la patita?
- Yo creo que hay un poco de todo. No se cata
a ciegas.
Víctor de la Serna.
- Víctor es una enciclopedia viviente, te
puede atemorizar por sus conocimientos,
pero una persona que en el cara a cara es
extraordinario. Hay que conocerle. Es un
tipo difícil. Una vez llegas al cara a cara con
él, que es lo difícil, es una gran persona.
Me refiero como comunicador.
- Es un gran comunicador, aunque no estemos
de acuerdo. ¿que puede estar influenciado?
posible, pero yo opino que en esto de catar
la veteranía es más que nunca, un grado. El
gran catador tiene que tener por encima de
60 años, tiene que tener un enorme bagaje
para ser un gran catador. No hay grandes
catadores de 20, 30 o 40 años. Y esa es la
gran ventaja de Víctor. Es un hombre culto
con un enorme bagaje.
Hablando de comunicadores españoles, ya
sólo me apetece preguntarte por uno, a
quien yo tuve de profesor, y de quien me
gustaría saber tu opinión. Pancho Campo.
- No le conozco personalmente, por lo que no
puedo opinar mucho. Es una persona con
quien me gustaría sentarme a la mesa y
charlar con él. Sobre todo porque la
sensación que yo tengo es que le han puesto
todas las barreras posibles para tirarle al
suelo. Y se ha levantado. Yo pienso que es
un súper-luchador. Creo que tiene mucho
mérito. Venía de un sector diferente. Llegó,
demostró su valía consiguiendo ser un
Master of Wine, y luego le han puesto todos
los obstáculos del mundo.
- Le han buscado en las profundidades de la
tierra para cargárselo, le han minado. Me da
la sensación, por poner un ejemplo, de ese
ciclista que va líder en el Tour de Francia, y
le ponen algo chungo en el agua para que dé
positivo por dóping, cuando quien más y
quien menos...ya sabes. Pero insisto, es mi
sensación desde fuera, no conozco detalles.
Ni quiero. Me apetece conocerle.
Entonces tendremos que quedar un día en La
Cigaleña y conocernos todos, joder.
- Seguro. Digo en serio que me apetece. Han
mezclado churras y merinas para cargárselo,
y eso suena un poco raro desde fuera.
Cuando quiera él. O tú. Juntos o separados.
Estáis invitados.
Vistos los comunicadores, vamos a hablar de
los bloggers.
- Hay muy pocos que valgan la pena. De los
que yo conozco, eh! No digo que no los
haya, digo que de los que yo conozco, hay
pocos que valga la pena leer. Con una mano
me sobran casi todos los dedos. En España,
me gusta cómo escribe Víctor Franco.
Escribe bonito, tiene fotografías muy
bonitas...pero vamos, en general los
bloggers creo que en general van muy
perdidos. Por lo general, leo cómo hablan de
zonas que no han pisado con una seguridad
que asusta. Son como mediums, oye, por
cómo se teletransportan, no como los que
vamos en coche. Además, tienen una
memoria alucinante, te hablan de las añadas
con una precisión impresionante, y
bueno...tantas cosas. Mucho corta pega veo
yo.
Hemos hablado de medios, de gurús, de
bloggers...qué tal los sumilleres? La
profesión.
- Buff...un mundo perdido. Hay muy pocos
que viven el vino. Paganos del vino, digo yo.
Si no vives el vino, cómo vas a explicarlo?
Hay muy poca personalidad.
¿Crees que es un problema de juventud?
- No que va, lo que creo es que están
demasiado influenciados. Por todo. Hay temor
a decir las cosas, es como si viviéramos en una
dictadura. La dictadura del vino.
Pero, coño, ¿quién manda en esa dictadura?
- No lo sé, me gustaría saberlo. A ver, se salva
de la quema, por mucho que pese a quien le
pese, Catalunya. Catalunya es el último
bastión del vino. A Josep (Pitu) Roca tienen
que hacerle un monumento por la cantera
que ha creado. Es el mesías del vino. Ha
creado un grupo extraordinario. A parte de
él, en Catalunya se hacen las cosas bien.
Luego, tienes casos aislados por ahí. Tienes
a Alberto en La Escaleta, a David
Rabasa...pero en general no hay casi nadie.
Mira, en los años 90 hubo una revolución en
la que se dijo que se acabaron esos grandes
reservas de Rioja, se decía que aquello no
valía para nada, que estaban oxidados. Los
mismos que decían aquello, hoy dicen que
los grandes reservas de los 50 de Rioja son la
leche. Joder! un vino que estaba oxidado en
1990 lo sigue estando hoy. Bueno, no, está
más oxidado. Por definición. Ese es el nivel.
Medios, gurús, bloggers, sumilleres...nos
queda la publicidad. ¿Crees que la publicidad
está siendo utilizada como elemento de
engaño en lugar del uso que debería tener?
- Absolutamente. La publicidad está
engañando a todo el mundo. Ha llegado un
momento que la publicidad hay que
interpretarla, descifrarla, descodificarla. Es
muy cansino. Es el momento de la
publicidad e información corrupta y
manipulada. No vamos bien.
Habría que denunciar esas cosas...
- No hay que darse por vencido.
Cambiando de tercio. Vamos a explicarle a la
gente qué es eso de los vinos naturales.
- Bueno, al principio fue una especie de
movimiento que buscaba hacer un trabajo
menos intervencionista, y luego, pues al
final es como todo, se ha convertido en un
movimiento reivindicativo de trincheras, en
el que si estás en un bando parece que estés
en contra del otro. Es de locos. Yo pienso
que el vino natural es el que no es
intervenido. Es como el cauce de un río. El
vino natural es al que no le han cambiado el
cauce. Otra cosa es que alguno lo tome por
bandera y se pase de la raya. Al final, hay la
misma cantidad de mentirosos y
tramposos abrazando lo natural, que en el otro
lado, en la industria más industriosa.
¿El sulfuroso debe formar parte de la
ecuación?
- Sulfuroso va a haber siempre. La cuestión es
que las dosis sean lo más bajas posibles. Yo
conozco productores de estos llamados de
culto, que no usaban, y puntualmente han
tenido que usar. Y no pasa nada. Otra cosa
es los que dicen que no, nunca jamás, y sí lo
hacen. Eso es mentir. Ahora se empieza a
hablar de azufre volcánico, natural...creo
que es buena alternativa.
¿Crees que ha habido guerra sucia desde la
industria hacia los productores de vino,
llamémosle más natural?
- La industria, fíjate, ya ha aprendido a hacer
vino natural de manera artificial, así que
probablemente estaban interesados en
desprestigiar, sí. Alemania es un mercado
muy goloso, por ejemplo.
¿Y al revés? ¿Te parece razonable que haya
productores de vino natural que etiqueten
sus cajas con mensajes como ‘libre de
veneno’?
- Es una operación de marketing más.
Probablemente si analizamos su vino, algo
habrá que no sea muy correcto. Quizás.
¿Hay muchas trampas?
- Sí, muchas. Muchas más de las que nos
imaginamos.
Conocemos las trampas que permite la
legislación, cuestión vergonzosa. Pero crees
que entre los que llevan la bandera de lo
natural también hay?
- Sin duda. Muchos. Por desgracia, muchos. Es
que hay una premisa muy complicada de
llevar, y es que el vino hay que hacerlo
bueno, y para eso hay que ser un súper-
viticultor.
¿Se puede ser viticultor viviendo lejos de la
viña? ¿Asistiendo a cada puta feria que se
hace en cualquier rincón del mundo?
- No se puede hacer un buen vino natural si no
eres un absoluto esclavo de la viña. Es
imposible
Es que me llama la atención una cosa. Yo
tengo un amigo con el que cada verano nos
reímos al ver que en cuanto hace tiempo de
playita, muchos ‘pequeños vignerons’ andan
poco menos que haciendo surf en Australia.
Hablamos del verano, el momento crucial,
donde uno se juga la vida...
- A ver, yo creo que ser viticultor es,
posiblemente, de los trabajos más esclavos
que existen, y a partir de ahí, ya te lo he
respondido todo. Aquí, la gente se va en
Agosto cuando la vendimia es en Septiembre
y los últimos días son muy importantes. La
viticultura es la esclavitud del hombre. Lo
ha sido históricamente.
Me ha soplado un pajarito que eres una
autoridad en los vinos del Jura. El jefe de
esta revista, me ha obligado a pedirte que te
tires al rollo y nos escribas unos cuantos
artículos sobre el Jura para nuestros lectores
(si los hay). ¿Qué dices?
- Yo, el primer contacto que tengo con el Jura
es sobre el año 93 o 94. Recuerdo que el
vino que yo creía disfrutar del Jura, con el
tiempo, he aprendido a darme cuenta que
no lo estaba disfrutando en todo su
potencial; yo lo utilizaba como un vino de
entrada a la mesa, cuando en realidad era
un vino para la salida. Un día me dio por
presentarme en la zona, y fui a ver a Pierre
Overnoy, y entonces surgió una relación de
amor a esa zona que me hizo reconciliarme
con el vino, pues había perdido parte de ese
enamoramiento que había tenido años atrás.
Reconozco que era un loco de la Borgoña,
pero cuando descubro el Jura, cojo un aire,
me enamoro. Me enamoro de la diversidad y
de la complejidad de la zona. Y es tal la
complejidad y la diversidad que no creo que
se pueda transmitir a través de uno o cien
artículos. La gente lo que tiene que hacer es
coger el coche y plantarse allí.
Andrés, para acabar voy a hacer un ejercicio
de inoriginalidad, y voy a versionar a un
versionador. Verás, cuando leas esta revista,
que aquí nos gusta mucho el cine, así que voy
a versionar a James Lipton en ‘Inside the
Actor’s Studio’, que a su vez versionaba a
Bernard Pivot con un breve cuestionario de
breves preguntas para breves respuestas. ¿Te
parece?
- Adelante
¿Cuál es tu palabra favorita? Verdad
¿Cuál es tu palabra menos favorita? Odio
¿Cuál es tu droga favorita? El Vino
¿Cuál es tu sonido favorito? El Saxo
¿Cuál es tu sonido menos favorito? Un Claxon
¿Cuál es tu palabrota favorita? Cojones
¿Qué profesión aparte de la tuya te gustaría ejercer? Músico
¿Qué profesión aparte de la tuya no te gustaría ejercer bajo ninguna circunstancia? Minero
¿Si te tuvieras que reencarnar en una planta o un animal, en cuál sería? Leopardo
De existir el cielo, ¿qué te gustaría escuchar al llegar a las puertas? Te esperábamos
ALGUNOS VINOS, BUENO...
Señor, afirma usted, como elaborador, que no añade SO2 a sus
vinos; lo que viene considerándose hoy en día, un elaborador de
vinos naturales. Sin embargo, nos hemos permitido la libertad de
analizar sus vinos, y el nivel de SO2 es increíblemente elevado para
tratarse de vinos sin SO2 añadido.
Le recuerdo que está usted bajo juramento. Significa esto que es su deber contar
la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
ALGUNOS VINOS, BUENO...
Pues claro que sí, joder!!!
Es mi bodega, hago lo que me sale de los cojones, y
no tengo que darle explicaciones a nadie. Ni a tí, ni a
ningún blogger de mierda, ni a ningún puto periodista!
Señor!! ¿Ordenó usted echar sulfuroso a cascoporro?
¿Lo ordenó? ¿Lo ordenó?
¿a cascoporro?
¿La verdad? Tú no puedes soportar la verdad. Vivimos
en un mundo que tiene oxígeno, y ese oxígeno tiene
que estar vigilados por hombres armados. ¿Quién va a
hacerlo? ¿Tú? Yo tengo una responsabilidad mayor de
la que puedas calibrar jamás.
Tú quieres vino natural y maldices el SO2. Tienes ese lujo. Tienes el lujo de no
saber lo que yo sé, que el uso de SO2, aunque trágico, salva botellas; y que mi
hipocresía, aunque grotesca e incomprensible para tí, salva botellas. Tú no
quieres la verdad, porque en zonas de tu interior de las que no hablas con tus
amiguetes, me quieres usando SO2, me necesitas sulfitando. Nosotros usamos
palabras como vendimia, azufre, síntesis, despalilladora...Las usamos como
columna vertebral de una vida dedicada a hacer vino. Tú las usas como hogar,
y no tengo ni el tiempo ni las más mínimas ganas de explicarme ante un
hombre que se levanta y se acuesta bajo la protección al oxígeno que le
ofrezco, y luego cuestiona la forma en que lo hago.
Preferiría que me dieras las gracias.
ALGUNOS VINOS, BUENO...
VI PER VIDA
SIGNIFICA
VINO POR VIDA
...es una asociación sin ánimo de lucro fundada por el Sumiller Xavi Ayala.
...recauda fondos para apoyar la investigación en metástasis y sensibilizar a la sociedad.
Los fondos recaudados son para el Instituto de Investigación Biomédica (IRB).
El IRB acaba de descubrir por qué las metástasis del cáncer de colon siguen siempre el mismo
patrón de invasión.
Hay que seguir investigando.
Hay dos maneras de ayudar al proyecto:
Acudir a las catas de vino solidarias organizadas por Xavi Ayala.
Donación directa a la siguente cuenta bancaria: ES98 0081 0139 12 0001287631 (Banco Sabadell)
ECHA UNA MANO. RÁSCATE UN POCO EL BOLSILLO. VALE LA PENA.
VISITA LA WEB DE
VI PER VIDA
(haz click aquí)
A EMOCIÓN DOS VIÑOS
No se muy bien por donde empezar.
Se trata de ser original (lo justo), al tiempo que
uno se presenta a quien no lo conozca y trata
de resumirle en un numero espantosamente
corto de líneas de que va su filosofía y porqué
es diferente a otras corrientes de opinión en el
cada vez mas farragoso y esperpéntico mundo
del vino.
Yo no soy nadie en especial. Nadie. Eso es lo
que en muchas ocasiones me ha hecho
especialmente interesante (o peligroso,
depende a quien se pregunte por mi) y por ahí
transito. Me gusta pensar que soy, según me
define alguien que si sabe muchísimo de vino y
a quien considero mi amigo, un "pensador del
vino". Alguien a quien un día le pico un bicho
(los tópicos están para usarlos) y que desde
entonces solo sabe decir la verdad. La verdad
en un mundo que vive de ser hipócrita y falsario
tiene un coste. Un coste enorme.
Como siempre a mediados de Junio tendrá lugar
en Tui (Pontevedra) uno de esas anormalidades
cósmicas que el vino sugiere y que terminan
substanciándose de alguna manera.
"A Emoción dos Viños" es un evento abierto a
precios populares donde quien lo desee
(cualquiera) puede probar y conocer una
selección, bodega por bodega, de lo mas
auténtico que se hace al noroeste de España, en
Portugal y en otros lugares de Europa.
Digo, "lo mas auténtico" porque el adjetivo
"mejor" debería ser delictivo a la hora de
describir un vino.
No se me ocurren muchas cosas donde la
subjetividad, la individualidad y la especificidad
sea mas palpables que en el acto de degustar y
recomendar un vino. Es imposible, repito
imposible, definir que algo es mejor que algo
cuando se trata de gustos, pero aún peor si se
trata de los gustos de alguien, definidos por un
tercero (el mercado en este caso).
A emoción dos viños (en adelante "A
Emoción...") es una oportunidad de militancia.
Militancia activa enmarcada en el hecho cierto
de que existen al menos dos maneras (matices a
parte) de entender la elaboración del vino.
Una, la principal y mayoritaria, parte de la
industrialización y la intervención como parte
fundamental de los criterios que sirven para
decidir un vino. Con muchas medidas distintas y
de muchos modos diferentes se utilizan técnicas
y medios industriales, farmacéuticos y de otra
índole con el fin de modificar de diferente
manera el sabor, el color o la textura de un vino
para lograr determinadas formulas comerciales.
En esto, insisto, cabe un universo entero de
matices que no puedo desgranar por falta de
espacio pero que, seguro, nos trasladan desde
lo aceptable a lo infame en una suerte de
abanico de colores.
Por otro lado, en frente y sin posibilidad de
negociación, está la otra manera de entender el
vino, la minoritaria, sin denominación propia
mas allá de un ramillete de "palabros" a cada
cual mas manipulado. "Ecológico", "artesanal",
"libre", "auténtico", "verdadero". Escojan
ustedes, a mi me da igual.
Tiendo a utilizar indistintamente "auténtico" y
"de verdad", por deformación profesional (para
un periodista las palabras "verdad" y "autentico"
tienen un significado diferente que para el resto
de los mortales, creo) para definir a esos vinos
distintos, raros.
Así que en "A Emoción..." se congrega, en mi
opinión, la mayor lista de bodegas y
productores "de verdad" y "auténticos" de la
península, al nivel de otras ferias mayores y con
mas peso en esta parte del sector, como la de
Falset, por ejemplo.
Bodegas especiales, distintas, que hacen vinos
que salen de la tierra y de la cabeza de sus
autores, señores con las manos hechas polvo, de
campo, de sus campos, de la viña, de sus viñas.
Vinos tan diferentes como el tiempo
climatológico, la tierra y la planta quieran.
Y además vinos con padre y madre. Presentes
en Tui, tras la mesa en la que te sirven a sus
hijos e hijas. Allí los padres de estos vinos te
hablan de sus vástagos como yo hablo del mío.
"Ha sido un año muy duro", "Nos cogió el frío
muy pronto". O al contrario "Estoy muy orgulloso
de como salió la uva este año", "Nos ha costado,
pero estamos muy contentos".
Palabras de quien te habla de algo tan propio
como artesano. Como la propia sangre. Un
discurso alejado del que hace alguien cuando lo
que tiene que hacer es vender algo, sea lo que
sea. "Estamos orgullosos de nuestro producto",
"creemos que este año nos ha salido muy bien".
Vale para vinos, para jerseys o para
smartphones.
"A Emoción..." es una de las dos ferias que se
celebran cada año en Galicia. Solo 2. De estas
dos, una, la del norte, Fevino, cuenta con el
apoyo de la distribución, la administración
regional, la provincial, el ayuntamiento de
Ferrol y un gran grupo de distribución de
alimentación. Allí uno puede ver Riojas y
Riberas de marcas bien reconocibles, Rías
Baixas de los principales grupos y cooperativas y
otra retahíla de vinos comunes. Muy
comerciales y muy difundidos, eso si.
Temo equivocarme por alcance pero estaría
dispuesto a asegurar que en esa feria
profesional no tiene presencia ningún vino,
ninguno de los mas de 40 que sí están en "A
Emoción...". Ninguno. Y eso a pesar de que la
mayoría de estos, los vinos emocionantes y
emocionales de Tui, tienen en el mercado
internacional (Europa, EE.UU. y Asia
principalmente) su verdadero mercado.
A estos, a los de Tui, no los apoya nadie....o si.
Los apoya el Concello de Tui, los apoya la curia,
que alquila su espacio (el Claustro de la
esplendida catedral de Tui), marco
incomparable y tal y tal. Los apoyo yo, que no
soy nadie como ya he dicho. Los apoyan Marina
Cruces (Viñoteca de García) y Antonio Portela
(dios, para los amigos), garante de la calidad y
capacidad para la emoción de los vinos en
Galicia. Y los apoyan las 300 personas que año
tras año insisten en acudir ¡pagando! a probar,
a descubrir, a emocionarse con la capacidad del
vino para hacer grandes las sensaciones mas
nímias, para hacer reales las utopías.
"A emoción..." es militancia. Militancia abierta
a la disidencia sin consejos de guerra ni
chorradas parecidas. Militancia porque si,
porque hay que estar aquí o allá. Porque hay
que ser sincero y porque el vino, el autentico,
el verdadero, necesita emoción libre y abierta.
No nos quedan demasiadas cosas donde
podamos permitirnos (a un alto precio, eso si)
ser disidentes, ser militantes, ser verdaderos y
auténticos. El mundo del vino, el vino,
necesitan "Valor de ley".
"A Emoción..." es solo la punta de lanza. Allí nos
vemos.
Mención de relaciones.
Me une una buena amistad a los organizadores
de “A Emoción...” pero, en ningún caso,
relación comercial, económica o de otra índole
similar.
No me une ninguna relación (ni positiva ni
negativa) con Fevino ni con ninguno de sus
organizadores o patrocinadores.
ALGUNOS VINOS, BUENO...
ALLÍ DONDE UVA
No me gustan las comparaciones, básicamente porque casi nunca son justas. Y,
desafortunadamente, en el mundo del vino hay muchas comparaciones. Uva Thurman
no va a perdonar a nadie que se pase de la raya. Mi raya. Como dice mi alter-ego en
Kill Bill: “Lo que me falta es compasión, perdón y piedad; no raciocinio”.
Una de las cosas que siempre me ha desconcertado en este sector es porque tenemos
la imagen de esnobs, privilegiados o fancy los que bebemos vinos. Al próximo que me
diga que el vino es de pijos, le meto. Creo que es una de las bebidas más primitivas de
la producción. Mucho más que los gin-tonics, os lo recuerdo.
Al grano, el primer suspenso por una comparación odiosa es para los señores de
water.org. Si queréis nombres, pondremos a un tal Matt Damon y Gary White, para
sentirnos más en familia. Matt y Gary, ¿qué os pasa con el vino? Si la causa a la que
apoyáis es la falta de agua ‘potable’ en el mundo, me parece perfecto, ¿pero por qué
esta campaña casposa (perdón, “pop-art”) comparando la crisis de agua con una de
vino? ¿Y por qué la falta de moralidad por las cosas importantes ahí?
En vez de asignar la imagen de esnobismo a los consumidores de vino, por qué no
pensar que quizás, a ojos de una persona privada de recursos y en un país con falta de
agua potable, el hecho de beber agua embotellada puede llegar a ser más sofisticado
o accesorio que beber vino. Pensad en los que se van de vacaciones a Bangladesh,
Etiopia o Haití donde ustedes tienen proyectos, y se pegan unas vacaciones 5
estrellas, bebiendo agua embotellada de Fiji... Seguro que queriendo hacer sentir
culpable a quien bebe vino, ¿les van a sacar más dinero? Un poquito de seriedad, si a
alguien le importa más el vino que el agua, no es de este mundo… Ni siquiera a mi
querida uva le importa el vino si no tiene agua. Ley de vida.
La mejor manera de vencer el ir de esnob o de farol, o como lo quieran llamar en su
campaña, es el del gusto, el sabor (no a mierda) y, de nuevo, el buen gusto que nunca
tienen las campañas de las ONG.
ALGUNOS VINOS, BUENO...
quiero un vino
y no me hables de puntos
GRANDES SERIES: JEREZ
NEGRO IBÉRICO
No tengo nada de negro pero sí un mucho de
ibérico, a saber: mi origen, español de la
península, y mi constitución, una mezcla
perfecta de grasa y músculo. Entreverao,
como dicen del buen jamón
Al tema: negro ibérico es la denominación del
color del vidrio que tradicionalmente ha
servido de envase para los vinos del Marco del
Jerez, así que me parece una estupenda forma
de llamar a esta sección, con la venia del jefe
Cogburn.
En el Marco del Jerez (inciso: el vino no es
SOLO “de Jerez”) se produce, elabora, y hasta
se fabrica, vino. Ya saben, eso tan elemental
fruto de un proceso natural por el que unos
levaduras, mediante una reacción química
denominada fermentación, convierten el
azúcar de la fruta en alcohol. Sí, es cierto, hay
una particularidad local: del resultado de ese
proceso se obtiene un vino base que,
estúpidamente, se llama “mosto” en la zona,
al que se ayuda a evolucionar arrancando un
nuevo proceso en que el más levaduras,
primas éstas de las de antes, siguen haciendo
cosicas raras con el líquido elemento: lo
velan, y bajo esa capa protectora se lo
zampan y regurgitan resultando un líquido al
que llaman vino generoso (con alcohol
añadido), criado por largas temporadas en
barricas de roble americano. Como sabrán,
cuando la flor, ese velo protector,
desaparece, el vino queda expuesto y la
oxidación entra en juego, convirtiendo un vino
sublime en otro excelso.
Algún químico y/o algún enólogo, me
recriminará por tan elemental explicación. No
todos hemos estudiado tanto y mis conceptos
de química no pasan de memorizar la tabla
periódica. Algunos simplemente bebemos
vino.
Pues eso es, no más. Convertir un vino en otro
vino con la ayuda del factor humano, cierta
manipulación basada en antiquísimas formas
de elaborar. No todo va a ser vino natural
(risas).
En realidad no siempre ha sido de esta forma;
ni siquiera ahora es necesario añadir alcohol al
vino base, entre otras cosas, para que el
resultado sea distinto al de un mosto
vinificado sin más. Tampoco lo es retocar los
vinos para que sean de “fácil consumo”.
Joder, ¿es fácil beberse media botella de
whisky en una noche?
El quid, la clave, la enjundia, no está tanto en
lo de fuera como en lo de dentro, en la fruta,
en la vid y en los cimientos que la sostienen,
el suelo alcalino y luminoso propio de esta
zona pero también de otras mucho más al
norte: Champagne y el Rhin comparten ese
suelo característico. A lo que iba: aunque
parezca que la adición de alcohol sea
necesaria para mantener con vida a las
levaduras, o para erradicarlas y exponer el
vino a la oxidación que dé como resultado
olorosos (criados sin flor) y amontillados… no
es imprescindible.
¿No somos capaces de obtener mostos con
más de 15º?
¿no existen amontillados naturales,
manzanillas o finos envejecidos por un
proceso natural que “solo” requiere tiempo?
Este es el primer artículo de FEDERICO FERRER
de una serie que acercará los vinos de Jerez a los lectores de
ROOSTER COGBURN
Recientemente un bodeguero se enamoró de
una viña vieja de uva palomino de la que
contaban que se obtuvieron niveles de azúcar
por encima de los 16º. Con esos mimbres,
¿quién necesita alcoholes añadidos?.
¿Cuántos han probado a almacenar en casa
y en condiciones muy “normales”, mosto
en una botella, una damajuana o un tarro
de vidrio?
Los resultados, a mi entender, son gloriosos.
¿Qué la variedad palomino es sosa y poco
aromática?
Me atrevo a decir que la variedad palomino,
sin más faenas, da vinos ricos, plenos de
aromas y de estupenda fineza.
Si tienen ocasión prueben los blancos que se
están haciendo en la zona. Buena muestra de
lo que podemos esperar son los nuevos vinos
de Primitivo Collantes y Ramiro Ibáñez
(Matalián) o el primer fruto del proyecto
Alba Viticultores, con Fernando Angulo
(ChampagneSherry) y Miguel Gómez Lucas
como elaboradores. Y aún está por ver qué
resulta de las pruebas realizadas por Willy
Pérez y familia en su Finca Vistahermosa, con
mostos de la recién adquirida viña vieja de El
Corregidor, en Jerez Superior.
¿Y qué tienen que ver estas buenas nuevas
con los vinos generosos que dan fama al
Marco?. Pues en realidad trato de poner el
foco sobre aspectos que considero
importantes, y los apuntes anteriores sacan a
relucir la calidad y versatilidad de una
variedad, la palomino, tildada de uva menor.
Y pone de relieve lo erróneo de minusvalorar
el papel de la fruta y el suelo en los vinos
locales, especialmente en los últimos 50
años. Ni qué decir de la inexistente
calificación (y justa valoración) de los pagos
y viñas, problema común a tantas zonas en
España.
En cuanto a las elaboraciones tradicionales
en el Marco con las que se obtiene una muy
extensa variedad de vinos (finos y
manzanillas, amontillados y palos cortados,
olorosos, generosos naturales y de licor), hay
prácticas discutibles que de evitarse nos
permitirían disfrutar más plenamente del
vino: empleo de mostos de menor calidad,
alcoholes poco integrados (y foráneos) o
añadidos a destiempo, niveles de tartáricos
excesivos, sacas exageradas, etc. No es que
sea práctica común pero los compromisos
comerciales, y la necesidad de hacer caja,
tienen estas servidumbres.
Saltándome ciertos pasos puedo adelantar
que el palo cortado, uno de tantos tipos que
se elaboran en la zona, surgía de manera
natural más por la ayuda de diferentes
varietales, casi erradicadas ya, que por la
intervención y la magia en bodega, aunque
expertos hay que lo cuentan con argumentos
técnicos que a mí se me escapan. El supuesto
misterio, que no es tal, lo ha convertido en
vino de leyendas, ensoñaciones y levitación.
De nuevo la tradición mal entendida
sustituye al conocimiento.
Llegados a este punto parecerá que a ojos de
quien escribe, nada de lo que se hace en el
Marco esté bien, que solo los guardianes de
las viejas tradiciones son capaces de hacer
un buen vino. ¿Es todo mentira, nos han
sorbido el seso y nadie tiene criterio salvo
cuatro? No por dios, qué memez, solo trataba
de sacar a relucir otras verdades, con
frecuencia ocultas por razones que no llego a
entender.
En la zona se hicieron y se hacen grandes
vinos, en bodegas grandes y pequeñas, vinos
jóvenes y viejísimos, chicos y gordos. Claro
que sí. De eso bebemos. Por eso vivimos.
Es solo que algunos creemos que el vino del
Marco del Jerez, el vino generoso, debe dar
más importancia a la uva, a los suelos, a las
buenas técnicas ancestrales y la formación,
seria, de quienes intervienen en su
elaboración. Queremos más. Más coraje,
más honestidad, más técnica bien
entendida, más preparación y menos
“tradición”. Si, la tradición es buena, muy
bien; hacer las cosas mal “por tradición” es
de estúpidos.
Hace una semana se celebró en Jerez la
feria por excelencia (corrijo, la que debería
ser la feria por excelencia) de los vinos
generosos, Vinoble. Cuando los políticos y
algún empresario confundido dejen de
enredar será una feria como dios manda. O
no. Pero no iba por aquí mi comentario;
durante la feria, en la que tuve la fortuna
de compartir grandes momentos con buenos
amigos, nuevos colegas y gente desconocida
a la que es muy posible no vuelva a ver
jamás, bebí vinos que desconocía, algunos
estupendos y otros no tanto. Lo relevante
para mi es que seguí descubriendo cosas
buenas, excelentes, sorprendentes. De
elaboradores que se preocupan por la
calidad, empezando por la uva que
seleccionan y siguiendo por el trabajo en
bodega.
Y eso es gratificante. Esperanzador.
Quiero pensar que el vino del Marco del
Jerez está más vivo que nunca. Y encuentro
razones para pensar lo contrario sin hacer
demasiados esfuerzos. Pero creo
firmemente que la actitud es importante en
la vida y viendo lo que veo alrededor, como
mero espectador interesado, encuentro
razones para creer que se puede.
Si me permiten la recomendación, muy
personal, como todo lo que arriba puedan
leer, sigan a esos pocos que en la zona
llevan algún tiempo haciendo las cosas de
manera algo diferente, retomando viejas y
probadísimas costumbres para conseguir
resultados excelentes. Ojalá que sigan
teniendo fuerzas y arrojo para sacar
adelante tan interesantes proyectos, porque
de ellos, de su conocimiento y su pasión a
partes iguales, dependerá un día el Marco
del Jerez. Lo que sostiene al vino, como al
mundo, son las personas y su entorno
natural. Y aquí de todo hay bueno.
En fin, la idea es acercarles el vino del
Marco del Jerez y sus gentes, en breve con
un enfoque más a fondo pero sin cuentos.
Ya me gustaría hacer esto mismo copa en
mano y con varias botellas abiertas para ir
probando, contando y aprendiendo, pero
me da que nos va a costar.
ALGUNOS VINOS, BUENO...
Habían pasado ya unos años de una de mis
grandes experiencias organolépticas en el
restaurante de Paco El Renco.
Después de un fugaz paso por la cárcel de Ocaña
“por un malentendido”, había decidido
establecer su nuevo espacio en una colina
cercana al polígono Cobo Calleja (Paco es muy
de colinas).
“Necesito sentir la influencia asiática en mis
creaciones, por eso me he venido aquí. Llevo
años cogiendo el autobús con estos chinos;
observando, respirando sus aromas y
entendiendo su cultura. Ahora quiero ir un
paso más allá”, me dijo.
Lo de antes es una broma comparado con la nave
que se ha pillado el Paco. En la entrada se ha
preparado una zona chill out muy seria, con
sillones blancos de plástico.
“Quiero que el cliente sienta en su espalda el
calor de Asia en los meses de verano. Podía
haberlos puesto de cuero, pero mejor así”.
Unas luces LED de miles de colores hacen el
resto del trabajo.
“A la gente le gusta charlar con el cocinero en
el aperitivo, así que yo les cuento mi movida
aquí mientras les suda bien la espalda.
Ofrezco como siempre un vinito blanco de la
cooperativa del pueblo de la parienta con
sifón, como siempre, y unas aceitunas
esferificadas. A los clientes les digo que es
champán, que sé que les hace ilusión”.
Me pillé un rebote del copón, porque vi el bote
de las aceitunas del Dia en el suelo, pero no le
dije nada por la amistad que nos ha unido
siempre.
El comedor, en la sala principal de la antigua
nave que albergó en su momento una empresa
de instalaciones eléctricas, está aún sin
terminar.
“Mi clientela busca ser sorprendida, de forma
que les digo que aquí vamos a montar un
restaurante clandestino y mientras, pues eso,
que comen aquí medio a oscuras y con todo
lleno de mierda. Lo importante es la
experiencia. Aprovechamos la furgoneta con
las ruedas pinchadas que se dejó el dueño
para montar la cocina. Vino uno y dijo que si
era un fut-trá o algo así. Supongo que será
algún vehículo de Tailandia y le dije que sí. A
mí me la suda, claro”.
BACK TO ‘EL RENCO’
El único elemento que se ha traído del anterior
emplazamiento es el panel con las cataratas con
efectos especiales.
“Como homenaje a Asia y a sus gentes”, dice
sonriente mientras se rasca la espalda con una
mano de madera chiquitita.
Pero vamos a la comida, que es lo importante.
En sus aperitivos sigue destacando su “aceituna
follaita”, un pepinillo insertado en una aceituna
que globalizó la industria del encurtido y que ha
hecho famoso el establecimiento. Y luego, claro,
los entremeses. Paco los sigue bordando. Ahora,
en vez de tenedor, te pone palillos.
“Puedes comértelo si quieres con las manos,
aquí vivimos on fire”.
La mortadela de aceitunas y su caña de chorizo
siguen siendo inigualables, y ahora el salchichón
es picante.
“En China el salchichón es picante”, afirma
con rotundidad.
“La ensaladilla rusa es un homenaje a los
pueblos limítrofes de China. Pero ya te habías
dado cuenta, que tú eres listo y las cazas
todas a la primera, cabrón”, me dijo el Paco
guiñando su rijoso ojo izquierdo.
Seguimos con el champancito acompañando la
velada.Sigue con la costumbre de servir, tras los
fríos, unos entremeses calentitos y ese sabor a
bar de toda la vida, el que hace imperceptible la
diferencia de sabores.
“En Asia hay muchos bares y juegan a las
cartas como nosotros, pero son cartas chinas.
Por eso sigo poniendo las gambas a la
gabardina, que inventaron los japonenses, y el
mejillón tigre, tigre de Bengala, claro. Con
estos os pongo un poco de té, que luego os
ponéis muy peos y muy cansinos. Té chino, por
supuesto”.
Sigue Paco recalentando la tortilla fría de los
entremeses fríos convirtiéndola en caliente y
deconstruida (una vez más, El Renco lo hizo
delante de nosotros, espachurrando la tortilla
con su propio tenedor –el único tenedor que
vimos en toda la noche-).
Y nos ofreció un refrescante tinto de verano.
Desde este momento te das cuenta que todo
sigue casi igual. Así, otro divertido juego de El
Renco es su famosa sopa de letras. No os quiero
reventar la sorpresa pero a mí solo me puso
consonantes, jajaja, que divertido es Paco.
“Mayúsculas chinas, con dos cojones”. No
había quien entendiese una palabra.
El pan ahora lo hacen ellos con masa madre.
“Estamos haciendo pruebas para fermentar
levaduras, y hemos descubierto que en las
botas que se dejaron aquí los letricistas
fermentan que te cagas. Además, como
decimos que es pan asiático, traído de Joncón,
la peña lo flipa. Y que la Manoli siga acercando
el pan a la mesa bajo su poblada axila
aportando aromas ya lo peta del todo”.
Paco se ha hecho muy fan de los programas de
cocineros de la tele.
“Os voy a hacer un cachopo que aprendí hace
unos días del Manzano en el Misterchef”.
Me recordó a su San Jacobo 2008, de un
minimalismo extremo: un plato blanco y el
sanjacobo en medio.
Sigue el mismo ritual que entonces, los hace
cuando está inspirado y luego los congela, para
que no pierda ninguna de sus propiedades.
“Lo llamo shurishi de wanton, para
impresionar, que a la peña le gusta. Pongo las
pegatinas de la tienda del ultracongelados, pero
de verdad que los hago yo. Que se muera tu
mujer ahora mismo si miento” dijo el cabrón.
Y otra vez, y van tantos años, su juego
organoléptico y de palatabilidad: el sanjacobo
compartía sabor y hasta textura con los
entremeses calientes.
De postre, un clásico: un corte de helado de tres
gustos maravilloso rematado con un cordón de
chocolate sublime.
Y sigue con su presentación en sala estrella:
pregunta si quieres la especialidad de la casa, el
banana split.
Cuando dices que sí, contesta que solo tiene una,
amarrándose por debajo del botón del pantalón
jajaja que cachondo el Paco.
“Y ahora aprovecho la presentación del splits
asiático para ofrecer servicios de peluquería y
masaje, que los hacemos la Manoli o yo según
cuadre. Si hay que hacer unas pajillas se hacen
y ya está, que está la cosa muy mala”.
Se sigue rematando la comida su famoso café de
pucherete y un licor de hierbas que él hace en su
alambique sacando un asombroso parecido al del
licor de hierbas del Lidl, que es el favorito de mi
mujer. Como novedad, mete una lagartija, un
mosquito o lo que sea.
“Esto sí que te digo que no es asiático, pero solo
a ti que eres colega”.
Al terminar me pasó la cuenta: 100 euros.
“Menudo cabrón el Paco”, pensé. Vi como metía
cuidadosamente el billete que le di en el bolsillo
de su chaquetilla de cocinero. “A mis brazos,
Paco”, dije. “Sabes que para mí eres como un
hermano. A fuego contigo”.
Aproveché el interminable abrazo que nos dimos
para distraer de su bolsillo mi billete. El Paco y
yo. Yo y el Paco. A muerte, juntos, siempre.
FOLEVER.
AVISO!! WARNING!!! ACHTUNG!! CUIDADÍN!!
Este es un artículo extenso. En él se intenta explicar cómo es la elaboración de los distintos
tipos de vinos rosados elaborados en el mundo.
No permitas que la pereza, o un mal momento, te prive del conocimiento. Si éste no es el momento adecuado, recuerda buscar uno. Vuelve y lee.
Es obvio que aquello que caracteriza al
vino rosado es su color, resultado de una
corta maceración entre el mosto y la piel
de la uva, que es donde reside el color, los
taninos y los precursores aromáticos. El
tiempo de contacto para la extracción de
estos compuestos lo marcará el estilo de
vino deseado, teniendo en cuenta la
variedad de la uva de la que se disponga,
ya que las hay que tienen más color y otras
tienen menos y factores, como la
temperatura de maceración.
Existen dos tipos de elaboración de rosados
de calidad, el prensado directo y el
sangrado. En el primer caso, en el de
prensado directo, las uvas se prensan
directamente, al llegar a la bodega, ya
sean despalilladas o racimos enteros. Este
último caso facilitan el drenaje durante el
prensado y dan mostos con menos fangos..
El contacto del mosto con las pieles es
breve, por lo que generalmente dan los
rosados de menor extracción, más ligeros,
con menor concentración polifenólica,
tanto en color como en precursores
aromáticos, teniendo en cuenta, claro está,
la diferencia entre variedades de uva.
LA CONSULTA DEL DOCTOR TAO
El método del sangrado es aquel en el que
se retira parte o la totalidad del mosto tras
un periodo de tiempo en contacto con los
hollejos. Este periodo de tiempo puede ir
de las 2 a las 48 horas, dependiendo de la
uva, del estilo de vino que se quiera
conseguir y de la temperatura de
maceración. En muchas zonas es
considerado un método de mayor calidad
que el de prensado directo, como por
ejemplo en DO Navarra, que prohíbe
expresamente el método de prensado
directo, ya que en general la extracción de
color y de precursores aromáticos es
mayor, el color tiene más tonos azules y
rojos y la estabilidad de éste se alarga.
Además, es una técnica con la que es muy
fácil ajustar los tiempos de permanencia
del líquido junto con las pieles, ya sea por
cata o por una sencilla analítica para
decidir si ha habido suficiente extracción y
proceder al sangrado. El problema de este
método es que para muchos elaboradores
el rosado es un subproducto de la
elaboración de un vino tinto al que se
quiere concentrar un poco. Se extrae parte
del mosto de un depósito destinado a vino
tinto para que la proporción entre líquido y
hollejos sea mayor, intentando que el vino
tinto resultante tenga más carga de color y
tanino, y con el mosto que se ha retirado se
elabora un rosado. En este caso es un vino
rosado hecho con uva que ha sido
vendimiada para hacer tinto, que en la
mayor parte de los casos ha perdido acidez,
ganado grado, y ha evolucionado hacia
aromas más maduros. Vinos desequilibrados
a los que les falta frescor y que parecen
una caricatura de un rosado, un producto
de segunda categoría que nació para ser
tinto y se quedó en rosado. Para obtener un
buen vino rosado la uva debe ser
vendimiada con dicho propósito. Sin
necesidad de esperar a la madurez fenólica
y supeditando la decisión a la madurez
aromática (mucho más temprana que la
fenólica), en un estado de la uva de mayor
acidez y menor grado alcohólico.
El punto común de ambas técnicas es que
el mosto resultante (sea proveniente de
uvas tintas o con una parte de uvas
blancas) se fermenta ya igual que un vino
blanco, esto es, sin presencia de pieles.
Generalmente a bajas temperaturas para
retener la mayor parte de sustancias
volátiles (aromas) posibles. En cambio, en
el denominado clarete, una mezcla de uvas
tintas y blancas se fermenta total o
parcialmente en presencia de sus hollejos,
como si de un vino tinto se tratara.
Por otra parte, existen otras dos técnicas
para la elaboración de rosados. Una es la
decoloración de vinos tintos con derivados
del carbón activo, técnica no utilizada en
vinos de calidad. Y la otra es la mezcla de
vinos blancos y tintos, permitida en Europa
solo para Champagne y otros espumosos.
En León cuentan además con una técnica
no usada en ningún otro lugar, llamada
madreo que consiste en añadir racimos
enteros al mosto (llamados “madre”),
seleccionados en campo durante la
vendimia y mantenidos con éste durante
toda la fermentación alcohólica hasta la
realización del primer trasiego. La cantidad
de “madre” a añadir varía enormemente,
pudiendo ir desde el 5% al 30% del volumen
total de mosto. A diferencia de la
maceración carbónica, los racimos enteros
no se prensan y se desechan una vez
realizado el trasiego. Antiguamente incluso
se mantenían los racimos hasta justo antes
del momento de comercializar el vino.
Estos vinos, elaborados principalmente con
la variedad de uva Prieto Picudo, han sido
llamados tradicionalmente “rosados de
aguja” al mantener parte del carbónico de
la fermentación.
LA CONSULTA DEL DOCTOR TAO
El cuarto oscuro
El catálogo de productos para adicionar o
corregir los mostos es tan amplio como uno
necesite, y su uso dependerá de múltiples
factores, entre los que se pueden destacar
el tipo de producto que se vaya a elaborar
y la filosofía de elaboración de quien esté
al mando de las operaciones.
Se puede empezar por la muy usada nieve
carbónica, que es CO2 es estado sólido,
añadido al mosto para enfriarlo y generar
una atmósfera sin oxígeno, con lo que
retrasaremos el posible arranque de la
fermentación mientras maceramos sin
correr riesgos de alteraciones.
Si se necesita corregir la acidez lo más
habitual es el tartárico, aunque a veces se
puede utilizar algo de cítrico, ya con el
vino casi terminado, para darle algo más de
frescor. Las enzimas pectolíticas, tanto
para mejorar la maceración pelicular como
para favorecer el desfangado de los mostos
previo a la fermentación son muy
habituales hoy en día. Si además, la uva se
encuentra atacada de botrytis se puede
utilizar algún producto que inhiba la
actividad oxidásica de la lacasa,
generalmente tanino, con acción
antioxidante y antioxidásica. Una vez
desfangado y ya con el mosto listo para
fermentar, la opción es inocular una
levadura seleccionada con las
características a elegir, generalmente
criófilas, que fermentan bien a bajas
temperaturas, pero las opciones sobre las
propiedades que aporten al vino son
múltiples (las hay de mayor liberación de
sustancias tiólicas, otras que producen más
glicerina, aromas fermentativos, etc).
También es el momento de añadir
nutrientes . Al inicio de la fermentación
también se pueden añadir clarificantes
(bentonita y PVPP son los más utilizados)
con el objetivo de eliminar proteínas e
impedir la evolución del color hacia tonos
pardos y obtener vinos más limpios en
nariz. Por último las operaciones previas al
embotellado, como sulfitados y filtrados
son las conocidas y comunes al resto de
elaboraciones.
Dependiendo del producto buscado, las
leyes del país y de lo que uno sea o no de
respetuoso con la legalidad, entre el
filtrado y el embotellado se pueden hacer
una serie de correcciones que se han vuelto
muy comunes en algunos países en sus
gamas más básicas, como la adición de
mosto rectificado y concentrado o glucosa
más fructosa para dar volumen en boca al
vino, un poco de carbónico para que el vino
tenga más frescura , modificar el color
para ajustarlo al estándar de la marca, o
incluso aditivos aromáticos.
Distintos tipos de rosado en el mundo
Provenza
Uno de los estilos de rosado más
característicos a nivel mundial es el
elaborado en Provenza, en el sudeste de
Francia, región donde el vino rosado
supone más de la mitad de la producción
total.
Las variedades de uva más utilizadas en
esta zona para la elaboración de rosado son
la Grenache, Cinsault, Syrah, Mourvedre,
Tibouren, Carignan y en menor medida
Cabernet Sauvignon. Variedades, en su
mayoría, bien adaptadas a su clima
mediterráneo (el mar Mediterráneo forma
la frontera sur de esta región), con
inviernos suaves, veranos muy cálidos y
secos y alrededor de 2700-3000 horas de sol
al año. Las precipitaciones se concentran
durante primavera y otoño, muchas veces
en forma de tormentas. Cabe destacar el
viento seco proveniente del norte tras
atravesar los Alpes, que ayuda a moderar
las altas temperaturas y a reducir la
humedad ambiental, favoreciendo la lucha
contras las enfermedades del viñedo.
Côtes de Provence abarca aproximadamente
20.000 ha y su límite geográfico se extiende
por 85 comunas en los departamentos de Var,
Bouches du Rhône y Alpes Marítimos, en el
extremo este de Provenza, desde las colinas
subalpinas de Draguignan hasta la costa en St-
Tropez. Esta zona suma el 70% del vino de
toda la Provenza, alcanzando las 120 millones
de botellas, siendo el 90% de su producción
vino rosado, típicamente de un rosa pálido, de
buena acidez, con notas de fruta exótica, en
ocasiones acompañado de flores y especias. La
variabilidad geográfica y microclimática es
grande, siendo predominante la caliza en el
noroeste, en colinas esculpidas por la erosión,
mientras que en el este predominan los suelos
de esquisto de origen volcánico. Además, la
zona costera tiene inviernos y veranos más
suaves que la zona interior debido al efecto
regulador del mar.
Esta variabilidad hace que se diferencien 4
subzonas: Sainte-Victoire, Fréjus, La Londe y
Pierrefeu. Sainte-Victoire se sitúa al este de la
ciudad de Aix-en-Provence, a los pies de la
montaña de Sainte-Victoire y protegida de la
influencia marina por el monte Aurelien y la
cadena montañosa de Sainte-Baume, por lo
que su clima es ligeramente continental.
Fréjus se localiza al este de Côtes de
Provence, en la costa, a los pies de las
montañas de Esterel, sufriendo una gran
influencia marítima. La Londe se encuentra a
lo largo de la costa, entre Marsella y Niza,
mientras que Pierrefeu se encuentra en el
corazón de la Provenza, junto a la ciudad de
Londe, con un clima con influencias tanto
continentales como mediterráneas.
El reglamento de Cotês de Provence especifica
que al menos el 20% del vino debe ser de
sangrado (mientras que en los rosados de
Coteaux d’Aix-en-Provence es del 30% y del
50% para Les Baux de Provence) y el 70% del
total de la mezcla de variedades debe ser
Grenache, Syrah, Cinsault, Mourvèdre y
Tibouren, (en el 2015 se incrementará al 80%)
Al existir múltiples colinas y valles a lo
largo de toda la región, la orientación de
los viñedos es variada, así como los suelos
que lo forman, generalmente bien
drenados y pobres, y entre los que se
puede encontrar fundamentalmente caliza
y esquisto, con algunas zonas de arcilla y
arenas.
La mayor parte de los rosados son de un
rosa muy pálido, secos, embotellados en la
típica botella de Provenza curva (flûte à
corset), muchas veces provenientes de
viñedos de gran producción, aunque como
en todos lados, hay una serie de
productores intentando hacer rosados más
serios que los consumidos en masa durante
el verano en la costa mediterránea.
Dentro de la Provenza hay 8 AOC
principales: la mayor de ellas es Côtes de
Provence, seguida de Coteaux d’Aix-en-
Provence, Les Baux-de-Provence, Coteaux
Varois en Provence, Coteaux de Pierrevert,
Bandol, Cassis, Bellet y Palette.
Coteaux d’Aix-en-Provence es la segunda
zona más importante de Provenza, sumando
un total de 24 millones de botellas, de las
cuales el 84% son de vino rosado. Se sitúa en
el oeste y noroeste de Provenza, en suelos
en los que predomina la caliza.
Coteaux Varois en Provence, en el corazón
de la Provenza, entre Côtes de Provence y
Coteaux d’Aix-en-Provence produce 16
millones de botellas, de las cuales el rosado
supone el 90%. Protegida por las colinas
calizas de Sainte-Baume y Bellisons, una
suave primavera y un otoño también suave
se alternan con el verano más cálido y el
invierno más severo de la Provenza. Las
viñas crecen a 300 metros de altitud en
suelos arcillo-calizos.
Bandol, en la costa, al este de Marsella,
tiene las condiciones ideales para el cultivo
de la Mourvèdre, que debe suponer el 50%
del total del vino, con Grenache y Cinsault
complentando el assemblage. Las variedades
Syrah y Carignan están limitadas al 15%
como máximo. A pesar de su fama de vinos
tintos de gran longevidad de carácter
mediterráneo, se produce una pequeña
cantidad de vino rosado, con carácter
especiado y terroso, con notas de
frambuesa, que pueden recordar a los
elaborados en Tavel.
De las últimas tres zonas, Cassis tiene
importancia en vinos blancos, Bellet, con
uno de los mesoclimas más frescos de
Provenza produce vino rosado en un tercio
de su producción de la variedad Braquet
(llamada Brachetto en Piamonte) y Pallete,
que abarca solo 35ha, produce vinos rosados
de mucho volumen en boca en viñedos de
suelo calizo.
Ródano
El sur del Ródano es otra zona donde
tradicionalmente se han elaborado vinos
rosados, amparados tanto como Côtes du
Rhône como por Lirac o Tavel, siendo el vino
rosado el único permitido en esta última
denominación, mientras que en Lirac y en
Côtes du Rhône se pueden elaborar vinos
blancos, tintos y rosados.
Tavel y Lirac son denominaciones vecinas,
ambas en el extremo sur y en la orilla oeste
del río Ródano, de clima eminentemente
mediterráneo cálido, y con una variabilidad
de suelos similar. Tavel produce vinos
rosados fundamentalmente de las uvas
Grenache (Tinta, Gris y Blanca) y Cinsault.
Pueden aparecer también Bourboulenc,
Clairette (Rosa o Blanca), Mourvèdre,
Picpoul (Tinta, Blanca y Gris) y Syrah.
Ninguna variedad debe suponer más del 60%
del total, existiendo la posibilidad de que
hasta un 10% del sea Carignan (Tinta y
Blanca) y Calitor Noir. Son apenas 900ha de
las que salen 33000hL de vino.
Son rosados secos, que van desde el color
salmón al rosa rubí, con una nariz de frutas
rojas, almendras y notas especiadas, con un
máximo legal de 13,5% de alcohol, de buen
cuerpo y estructura, que pueden provenir de
cuatro tipos de suelos distintos: alluviales,
arenosos, margas limosas o calizas.
En Lirac el vino rosado supone el 6% del total
de los más de 20.000hL que se producen en
780ha. Sus vinos son intensos en color, con
aromas a bayas rojas como la frambuesa y la
fresa, con mucho cuerpo y un final fresco.
Las variedades permitidas son las mismas
que en su vecina región de Tavel, aunque la
Garnacha Tinta, Syrah y Cinsault que se usan
para la elaboración de rosados proviene de
la parte más arenosa de la zona.
Loira
Loira es una de las regiones del mundo más
versátiles en el estilo de sus vinos, tanto
por clima y variedades de uva como por
tipo de elaboración, vinos tranquilos o
espumosos, niveles de dulzor… y sus
rosados no podían ser menos. Las
variedades de uva más utilizadas para los
rosados son Cabernet Franc y Grolleau,
apareciendo también Cabernet Sauvignon,
Malbec, Pineau d’Aunis, Gamay o Pinot
Gris.
Como decíamos, pueden aparecer rosados
de muy distinto estilo y distintas variedades
de uva en varias zonas del Loira, como el
rosado de Pinot Noir en Sancerre o
Menetou-Salon o un poco de rosado,
generalmente de Cabernet Franc en
Chinon, aunque nos centraremos en los
rosados de Anjou.
La región de Anjou-Saumur es la zona
media del Loira vinícola, con Touraine y su
clima continental al este y Nantais y su
clima marítimo al oeste, por lo que
consecuentemente, es la zona donde el
clima continental empieza a tener cierta
influencia marina, con un invierno más
templado y húmedo, una primavera más
temprana y una temporada de crecimiento
más larga y cálida que en Touraine. Aquí se
producen vinos blancos, tintos y rosados
casi en las mismas proporciones. Anjou
Saumur abarca denominaciones de vinos
tan distintos como los de Chenin Blanc de
Savennières, los dulces de Chenin Blanc
botrytizados de Coteaux du Layon, los
tintos de Cabernet Franc de Saumur, o los
blancos, tintos y rosados de Anjou, además
de vinos espumosos.
Dentro de la subzona de Anjou hay tres
denominaciones distintas que acogen vinos
rosados. El de más calidad es el Cabernet
d’Anjou, que es siempre semidulce, que
puede ser elaborado con mezcla de
Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon. A
pesar de su dulzor, su gran acidez hace que
el vino sea equilibrado y largo, además de
ser longevo y evolucionar bien con el paso
del tiempo. Se producen 250.000 hL en las
4000ha amparadas y por ley este vino tiene
que tener un azúcar residual mínimo de 10
g/L. Rosé d’Anjou es menos dulce, ya que
por ley se exigen 7g/L de azúcar residual
(no suele ser habitual que tengan más de
20g/L), del que se producen 155.000 hL en
2400 ha. Normalmente es la variedad
Groulleau la que domina la mezcla,
pudiendo aparecer también Cabernet
Franc, Cabernet Sauvignon, Malbec, Gamay
y Pineau D’Aunis. Muy populares hasta la
década de los 80, donde suponían el 55% de
la producción total del vino de Anjou, eran
fundamentalmente vinos para consumir
como máximo poco tiempo después de salir
al mercado. Hoy en día su calidad ha
mejorado considerablemente, gracias a un
mejor trabajo en viñedo.
En Saumur aparecen 75ha bajo la
denominación de Cabernet de Saumur, con
una producción de 5000 hL. Es un rosado
ligero, normalmente seco o casi seco (por
ley debe tener 10g/L de azúcar residual
como máximo), pudiendo elaborarse con
Cabernet Franc y/o Cabernet Sauvignon.
Cigales
Situada entre las provincias de Valladolid y
Palencia siguiendo el curso del río Pisuerga,
de suelos arenosos o calizos, y clima
continental con una pluviometría anual de
400mm, Cigales es una zona que podría
servir de ejemplo y estudio para entender
la evolución de muchas denominaciones de
origen españolas y de sus retos de futuro.
El vino de Cigales tradicional, anterior a la
Denominación de Origen, se elaboraba con
una mezcla de variedades tintas y blancas
en una proporción que podía llegar a un
25% de variedades blancas. En el viñedo
viejo, como ha pasado siempre en España,
la mezcla de variedades era la norma,
debido a que la viña era un cultivo
secundario dentro de un policultivo, y el
objetivo del viticultor no era obtener el
mejor vino posible, sino elaborar vino todos
los años. Ese vino era un alimento con
mucha importancia y el viticultor
necesitaba asegurarse esa ingesta de
calorías, por lo que la mezcla de
variedades suponía una lucha contra
inclemencias climatológicas y contra
plagas. Hay variedades más sensibles que
otras a las distintas enfermedades y
variedades con distinto ciclo vegetativo,
con lo que las inclemencias climatológicas
(heladas primaverales, granizo, lluvia
durante la vendimia) no afectan por igual a
todas ellas en el mismo momento.
Ese vino clásico de Cigales, por lo tanto,
era una mezcla de variedades tintas donde
predominaba la uva Tempranillo y en la
que había algo de Garnacha, junto con
variedades blancas donde podía haber
Albillo, Viura, Palomino y Verdejo. Se
utilizaba una prensa de viga y husillo y las
uvas se iban prensando a medida que la
prensa se llenaba. En este proceso, desde
que se empezaba a llenar la prensa hasta
que acababa el proceso podían pasar 48
horas, con lo que había una buena
extracción polifenólica. Los
vinos, por lo tanto, tenían un color llamado
“ojo de gallo”, que podía ser un tinto bajo
de capa o un rosado con mucho color, casi
al estilo de los antiguos Claret bordeleses.
La evolución de esta zona en los años
inmediatamente anteriores y posteriores a
la Denominación de Origen a partir de ese
momento se ha repetido en otras zonas y
puede ser ya conocida. Gran parte del
viñedo viejo se arranca, en especial las
variedades blancas. Se prohíbe la Viura y la
Palomino Fino por considerarse oxidativas,
se plantan nuevos viñedos en espaldera,
casi en su totalidad de Tempranillo y el
estilo de los vinos cambia completamente.
Se pasa a hacer vinos de prensa directa,
donde la maceración puede ser de unas
pocas horas, el porcentaje de uva blanca
utilizada cae y el público comienza a
demandar esos nuevos rosados más ligeros
que los “ojo de gallo” pero de buena capa,
de fruta roja fresca, a veces de mucha
“golosina”. La producción aumenta en
virtud de la demanda, la competencia llega
en forma de rosados de otras zonas de
España (Navarra y Rioja), el consumidor se
decanta más por el vino blanco o por el
vino tinto, se entra en una guerra de
precios para seguir adelante que implica
menos inversión en viña ya que los gastos
no cuadran, se permiten variedades como
Cabernet Sauvignon, Syrah, Merlot
(suponemos que para “mejorar” la calidad
de los vinos tintos de la DO) y Sauvignon
Blanc… y tras estos casi 25 años que han
pasado desde la formación del Consejo
Regulador en 1991 la zona se encuentra
igual que muchas otras: productores
embarcados en una guerra de precios que a
nadie beneficia y a una búsqueda de
identidad en sus vinos para ganar terreno
en el mercado nacional e internacional.
Blush
Este estilo, proveniente de Estados Unidos,
fue uno de los primeros éxitos de
marketing del vino en el nuevo mundo.
Aunque ya se elaboraban rosados al estilo
del viejo mundo, fue en 1972, cuando el
enólogo Bob Trinchero, de la bodega Sutter
Home intenta salvar una parada de
fermentación en su Zinfandel sacando al
mercado un vino pálido y dulce que
etiquetaron como “White Zinfandel”. No
era el primer vino de ese estilo que salía al
mercado, pero sí fue el primero de ese
estilo con una agresiva estrategia de
marketing. El resultado fue pasar de
vender 300.000 botellas en 1980 a 18
millones en 1986. Tal fue el éxito que
incluso ayudó a revitalizar la fama de la
variedad Zinfandel,
nombre que adquiere la variedad italiana
Primitivo en Estados Unidos.
El término “blush” surge también en la
década de los 70, cuando el escritor Jerry
Mead sugiere a la bodega Mill Creek
Vineyards que no utilice el nombre White
Cabernet para un vino pálido y rosáceo que
la bodega había elaborado a partir de
Cabernet Sauvignon, sino el nombre de
Cabernet Blush (Cabernet Ruborizado). El
estilo es copiado para otras variedades de
uva, hasta el punto que hoy en día se
considera al White Zinfandel un tipo de
Blush. Estos vinos son pálidos, rosáceos,
dulces o semidulces, con cierto carbónico
residual. Un estilo de tanto éxito comercial
que 1997 suponía el 22% del total del vino
consumido en Estados Unidos, aunque su
consumo ha caído en los últimos años.
Inmerso en una catarsis que todo el mundo
auguraba desde hace demasiado y que sólo
acaba de empezar, el cava espera su
oportunidad para reivindicar su espacio
particular en el mundo como espumoso de
calidad, uno nuevo y diferente del que el
mercado le reserva ahora. Y es que es una
condición reciente, ya que desde los inicios del
vino espumoso catalán hasta la aparición de una
Denominación de Origen de alcance ibérico,
pasaron casi 120 años que no hicieron sino
confirmar que el vino espumoso era la única
salida económicamente posible para la uva
blanca catalana.
El vino espumoso catalán se empeñó en llamarse
a sí mismo champagne. Fue una clarísima
declaración de intenciones que hace sólo unos
30 años la AOC Champagne denunció ante el
mundo entero, al ver que desde el sur aparecía
una competencia desleal que utilizaba el mismo
nombre a un precio casi ridículo comparado con
la media de los productos de Réims o de
Épernay. Los pioneros de este negocio del vino
espumoso fueron básicamente dos: Agustí
Vilaret, un indiano que invirtió su fortuna
ganada en Cuba en elaborar vino espumoso,
fundó lo que aún hoy dia es Mont Ferrant. Y
Josep Raventós fundó las cavas Codorníu, que
hasta entonces se dedicaban a la elaboración de
vinos dulces y mistelas.
Su hijo Manuel fue el verdadero artífice de la
consolidación del producto entre la burguesía
catalana: se trataba de vinos mucho más
económicos que el Champagne francés, que la
clase industrial y sus acólitos comenzaban a
consumir a menudo. Al declararse la filoxera en
toda Catalunya, Manuel Raventós fue uno de los
puntales de la replantación con una decisión
acertada que habría de afectar al campo catalán
hasta 1960 e incluso hasta hoy día.
Escogió tres variedades para elaborar sus vinos
espumosos que triunfaban cada día más. Estas
tres variedades son clásicas del Penedès, y
tienen ciclos vegetativos diferentes pero casi
sucesivos, con lo que el ahorro en mano de obra
para todos los procesos es importante. Xarel·lo,
macabeu y parellada se convirtieron así en
monocultivos, y eliminaron parte de la
diversidad en la viña. Si bien antes de la filoxera
era total, la necesidad de plantar con injerto en
pie americano por ser la única medida válida
contra la plaga provocó que se escogiera una
sola variedad para plantar en cada viña, ya que
en lugar de destinarse a aguardiente se quería
hacer vino con la uva.
Desde entonces el comercio del cava no hizo
otra cosa que crecer, con los intervalos lógicos
que la política del siglo XX impuso. Desde 1962
este crecimiento se trasladó al vino tranquilo,
que a excepción de algunas empresas pioneras
en la venta de vino embotellado entre las cuales
destaca Torres, aún no había levantado cabeza
desde la filoxera.
Trasladando el modelo ya establecido por el
cava, que consistía en ofrecer una copia de un
original francés a un precio muy diferente del
que el producto legítimo tenía en cualquier
mercado, la familia Raventós fue la primera en
plantar variedades francesas globalizadas en su
finca de Raimat. Eso, sin embargo, dará para
otros artículos más adelante.
La mayoría de edad del cava llega con una
revolución en el mundo del marketing aplicado
al vino, que a pesar de la opinión de muchos
sobre el producto concreto que la causó, tuvo
efectos muy significativos para la evolución del
mercado del vino en general.
¿QUÉ PASA CON EL CAVA?
Se hizo evidente que mediante publicidad
agresiva y constante en medios generalistas, y
basando el discurso
mucho más en la singularidad de la imagen del
producto -una botella blanca esmerilada- que
en su calidad intrínseca, se podía conseguir
que un vino espumoso fuera un producto de
consumo masivo. Freixenet con su Carta
Nevada consiguió, pese a la resistencia de
Codorníu, acceder al liderazgo en la
producción de lo que entonces era aún
champagne catalán, o xampany. Esto motivó
una guerra entre las dos marcas que ha
diferenciado las gamas de una y otra empresa
creando dos tendencias en el propio producto
cava.
La estrategia de Codorníu fue doble. Por una
parte, desde los primeros años setenta
intentaron lastrar el crecimiento de la botella
blanca de Freixenet lanzando dos productos de
vocación popular, pero de precio y calidad
inferior a Carta Nevada, con la idea de asociar
la botella blanca a productos muy básicos, e
iniciando campañas de publicidad
equivalentes: fueron los famosos Delapierre y
Rondel. Llegados los 90 la estrategia
continuaba, pero su éxito fue relativo por dos
razones: la primera, que sólo había afectado
al mercado nacional ibérico, y la segunda, que
la botella blanca esmerilada era propiedad
patentada de Freixenet. Eso originó la primera
guerra del cava.
La segunda parte de esa estrategia, hacia los
90, al no funcionar la primera como se
esperaba, fue la creación de una gama alta
completamente diferente de la del resto de
elaboradores. La familia Raventós disponía de
plantaciones de pinot noir y chardonnay en su
finca Raimat, que habían incluido entre las
viñas que podían producir vinos para elaborar
espumoso con el reciente sello de la DO cava.
Esta vez la propuesta era, por una parte, más
pacífica, pero por la otra mucho más agresiva
con el territorio y su identidad; Codorníu
consiguió que entre las variedades aceptadas
para hacer cava se admitieran chardonnay y
pinot noir, con el objetivo de crear una gama
alta que después todo el mundo copiaría, pero
que en un primer momento sólo ellos estaban
en condiciones de ofrecer al mercado. Esta
gama alta de producto situó a Codorníu en un
liderazgo virtual, de tendencia, ya que hacía
tiempo que Freixenet le había superado en
número de botellas vendidas: pero por otro
lado, en su gama condenaba a las variedades
autóctonas al ostracismo, aptas sólo para
elaborar productos de bajo precio para la
plebe, “pa los chavales”. Eso que hemos
comentado antes, vaya: Delapierre, Rondel,
Grand Cremant, Mediterráneo, etc…
¿QUÉ PASA CON EL CAVA?
Paralelamente, el resto de empresas
construían una gama acorde con su
patrimonio en viña, pero en muchos casos
adaptaban su discurso a la nueva tendencia
que la Casa Gran, como se conocía antes a
Codorníu, había lanzado; cavas basados en
chardonnay y pinot noir en blanc de noirs,
al estilo champagne, y cavas rosados de
pinot noir. Las hay que ponen el acento por
igual en ambos conceptos y con enormes
criterios de calidad (Gramona), otras que
de un tiempo a esta parte se centran casi
exclusivamente en variedades autóctonas
(Recaredo), y las que desde el extremo de
la tradición y el respeto a la identidad del
producto elaboran productos de extrema
calidad y peculiaridad (Mestres).
Desde entonces el cava en general se
debate entre varios conceptos. El primero
de ellos sería el original puro y duro:
macabeu, xarel·lo y parellada (la llamada
trilogía clásica del cava) en cualquiera de
sus posibles acabados en cuanto al azúcar
añadido en el degüelle* (brut nature, brut,
extra brut, seco, semi seco, dulce), y en el
caso de los rosados, trepat, monastrell o
garnatxa negra. En número de botellas,
Freixenet es quien domina esta tendencia,
su mayor exponente desde 1970, e
históricamente la practica desde 1914. No
obstante, sus extremos más consecuentes
son Agustí Torelló Mata, Mestres, Recaredo,
Nadal y Torelló.
El segundo sería esa cosa tan clásica
catalana de hacer la puta y la ramoneta: a
la trilogía clásica le añadimos chardonnay
¿por qué no? Total, si es vino, es líquido, y
físicamente se puede mezclar ¿conceptos?
¿qué conceptos? ¿orígenes? ¿qué es eso? ¿no
es tan sólo uva? Se busca un sabor
triunfador, no la virginidad o la coherencia
interna del producto. No seamos ingenuos:
eso es puro romanticismo.
El tercero es un poco aquello de “la puta al
río”: lo autóctono no sirve para nada,
queremos ir al mundo poniendo boquita de
piñón al pronunciar las variedades de
nuestros productos. Queremos ser
franceses cuando seamos mayores.
Queremos que nuestras hijas pasen las
tardes recitando una y otra vez
ponmepoirepêche, para que de mayores les
quede la boca en forma de corazón, que es
lo que molaba en Francia hace un par de
siglos entre la aristocracia. Por eso
hacemos nuestros cavas con chardonnay y
pinot noir.
Francia, luz de Occidente, faro del mundo
del vino y de la gastronomía, del saber vivir
y de la buena vida... Cuánto cateto suelto.
El cuarto es la exageración en el extremo
más básico, casi diría obsceno, del punto
de encuentro entre precio y calidad.
Mediante la mecanización exhaustiva de los
procesos, una cava que produce más de
treinta millones de botellas no sobrepasa la
veintena de empleados, abaratando costes
en todos los momentos en que es posible
hacerlo. La calidad se resiente, pero el
precio en los supermercados ya lo justifica;
es la política de Jaume Serra, el
desembarco en el cava de un gigante
llamado García Carrión. Lo que China
representa en el mercado internacional en
muchos sectores, en el cava lo escenifica
perfectamente Jaume Serra. Es la ofensa
de las grandes marcas de cava, es el clavo
ardiendo al que se sujetan algunos para
marcharse de la DO, es el motivo de queja
de todos sin excepción.
“...hacer la puta
y la ramoneta...”
Pero no es cierto que no se practique esta
idea en otras marcas que compran el vino base
hecho y se limitan a hacer el tiraje**, la
crianza***, y el degüelle y etiquetado del
producto; este tramo de precio se aplica a
partidas que no se han vendido a tiempo, a
botellas en punta, a productos hechos a
medida de un cliente que lo solicita, sin tanta
mecanización. Esta es la cara más despiadada
e inconsecuente de la industria del cava, la
desconexión completa entre la producción y
venta de vino espumoso y la necesidad de
perpetuar el entorno que lo hace posible, ya
que a los precios a los que se ha de comprar la
uva o el vino ya elaborado no es posible más
que la extorsión del viticultor. Eliminar esta
tendencia muy antigua, pero ahora más
importante en volumen, ha de ser el objetivo
de una nueva reforma en el reglamento de la
DO: que para una botella de cava no sea
posible un pvp de 1,66€.
((((Hagamos un megaparéntesis de un párrafo:
es obvio que hay que escribir un manual de
deontología del elaborador de vino, sea
espumoso o no. Deberían escribirlo las
Denominaciones de Origen, pero eso será
cuando al menos yo esté criando lilas, malvas
e incluso crisantemos si alguien viene a
plantármelos cerca. Alguien debe escribir ese
manual y hacer que se extienda entre los
viticultores y elaboradores cuanto antes
mejor. No me postulo para hacerlo, no creo
que tuviera éxito suficiente en ese caso. Debe
firmarlo algún puto gurú de este cotarro, y
ése no soy yo)))).
Es posible que dentro de la gama de una
bodega que elabore cava coexistan las cuatro
tendencias a la vez. Ése, ése es el colmo del
carácter catalán, por supuesto. Es el máximo
extremo del segundo concepto, pero es una
práctica muy extendida.
Obviamente, estos cuatro grandes ejes han
generado unas tensiones internas
insoportables. Y a río revuelto, ganancia de
pescadores: un éxodo por otra parte casi
insignificante en número de botellas comienza
a producirse hacia Penedès o hacia otras
zonas, como por ejemplo Alella o Empordà, o
bien a tierra de nadie: bodegas como Colet,
Mas Comtal, Mas Can Colomé, Mas Bertran,
Loxarel, AT Roca o Albet i Noya han tomado la
primera vía. Alella Vinícola, Can Roda, Can
Sais, Empordàlia, L’Olivera, L’Analec o
Agrícola de Corbera la segunda. Y Raventós i
Blanc ha sido el único en decantarse por la
tercera, con la idea de crear un grupo de
productores de vinos de calidad englobados en
el sello Conca del Riu Anoia.
Todos ellos han dado de baja su stock de vino
espumoso en la DO Cava (por motivos muy
diferentes, algunos completamente espurios) o
bien ni siquiera han podido o querido
inscribirlo, y han ido directamente a la DO en
la cual tienen sus vinos tranquilos. No
obstante, la DO Cava aún sostiene una
representación ampliamente mayoritaria y
aborda una reforma lenta y casi agónica, pero
tan segura como necesaria, desde su marasmo
y su abulia decimonónica, desde su dolce far
niente tradicional.
“...ésta es la cara más despiadada e
inconsecuente de la industria del cava...”
¿Qué pasa con el Cava?
Que nadie crea que la alternativa Penedès u
otra DO es algo más que una opción
minoritaria. El cava puede regenerarse y ser
de una vez por todas lo que debe ser, y hoy
día los plazos se acortan mucho por el hecho
de que la comunicación es un arma muy
potente que abrevia los tiempos en que se
consiguen las cosas. La diversidad de los
motivos para salir de la DO Cava no deja
espacio para las dudas: y la alternativa
directa, Penedès, es tan ecléctica en sus
principios como pueda serlo Cava, o quizá
hasta más en esta etapa inicial (¿un
espumoso rosado de merlot o blanco de
gewürztraminer? ¿y al mismo tiempo, en otra
empresa, de sumoll, cuando son
motivaciones y conceptos opuestos?). Todo
está en un estado muy básico aún, y el ritmo
paquidérmico que caracteriza los procesos de
cambio en la DO Cava anima a no hacer
juicios precipitados.
Desde luego el Cava está en plena catarsis, e
incluso cabría ampliar el alcance de esta
afirmación al vino espumoso catalán. Desde
mi punto de vista, estos son los parámetros,
pero no caigamos en ilusiones de párvulo
ahora: en todo este asunto el fondo de la
cuestión es puro dinero, salvo alguna cosa.
Sólo se trata de conseguir que sea evidente
que hay dinero suficiente y constante
creando un concepto sólido que sea capaz de
aguantar en el tiempo sine die.
Se llama política de largo plazo. A ver quién
es el mesías que lo logra.
* Degüelle: final del proceso de crianza en
rima y preparación del producto para ir al
mercado. Aclarado del vino, extracción de
depósitos sólidos, adición de licor de
expedición o de la merma, y taponado final
con corcho.
** Tiraje: Embotellado del vino base con
adición de levaduras y azúcar, preparándolo
para el período de crianza.
*** Período comprendido entre el tiraje y el
degüelle, en el cual el vino se convierte en
espumoso y hace la segunda fermentación en
la botella.
8.000 vendimias
Uno tropieza con las cosas más fascinantes, a
menudo, por el mayor de los azares. Hace
poco, por segundo año consecutivo tuve la
oportunidad de ir con un amigo a un evento de
vinos en Londres; la Real Wine Fair. Ninguno
de los dos años he tenido excesivo tiempo de
ir haciendo amigos ni de beber tantos vinos
como quisiera, pero aunque no sea el carácter
de uno el ideal para socializarse a granel, esta
segunda oportunidad en Londres me ofreció la
posibilidad de profundizar en algo que ya me
llamó mucho la atención en la edición 2013,
los vinos de Georgia, esos vinos que me
sonaban por estar hechos de una manera
singular, en tinajas de barro enterradas, pero
de los que no sabía prácticamente nada.
Recuerdo de forma muy vaga una visita a otra
feria, también en Londres, en el 2011, como
el probable primer contacto con los vinos de
Georgia. Dicho contacto fue verlos en una
feria y pasar de largo. Esa es mi pasión por los
eventos del vino, sí. Vamos mejorando.
El caso es el siguiente: si en el año 2011 pasé
de largo, y en el 2013 me generaron
curiosidad, en el año 2014...me han robado el
corazón. Así, sin más. Y voy a intentar explicar
aquí, en ésta mi primera incursión en una
revista, o lo que sea que es esto, el porqué de
ese robamiento, ese allanamiento de morada,
ese post-it enganchado al hipotálamo de los
conceptos que uno aprecia. Sin camino de
vuelta.
Empecemos por el principio. Y lo cojonudo,
cuando hablamos de vino, es que para
empezar por el principio, hay que hablar de
Georgia, pues es Georgia y no otro lugar (salvo
que a los científicos les dé por cambiar de
opinión y las pruebas del Carbono 14 pierdan
validez), donde se encuentra el origen de este
asunto.
Bienvenidos pues, todos, a un viaje al pasado.
Bienvenidos a hace 8.000 años. Un viaje a un
tiempo en el que se localiza el invento de la
rueda; un tiempo en donde alguna teoría sitúa
a Noé y su Arca; un tiempo en el que, en
Georgia, domestican la Vitis Vinifera; un
tiempo en el que Georgia se convierte en la
cuna del vino.
8.000 vendimias
Ubicación, suelos y clima.
Por no daros mucho la vara, que para eso
tenéis Wikipedia, cabroncetes, pasaremos
rapidito por algunos datos que si tenéis
curiosidad ampliaréis vosotros mismos.
Ubicada en la frontera entre Europa y Asia, en
el Mar Negro, al sur del Cáucaso, Georgia
tiene regiones vinícolas a lo largo de todo el
país, aunque la mayor concentración se
encuentra en el sud-este, donde se produce el
70% de los vinos del país entre las 15
denominaciones de Origen que se encuentran
en la región de Kakheti.
Las otras 3 denominaciones de origen, se
encuentran al Oeste del país, y tienen una
larga tradición (y reconocimiento) por sus
vinos dulces.
De los prácticamente 70.000 kilómetros
cuadrados de extensión del país, sólo entre el
10 y el 15% son aptos para el cultivo de la vid
debido a su estructura montañosa.
Es importante destacar que en la actualidad
hay un total de 40.000 hectáreas dedicadas a
la viña, en contraste con las más de 150.000
que hubo durante la época soviética (hasta
1991).
8.000 vendimias
Respecto a los suelos, debido a
una topografía muy compleja,
Georgia presenta diferentes
tipos de suelo, desde el arenoso
aluvial a los suelos pizarrosos,
pasando por terrenos pedregosos
y otros también de pizarra pero
especialmente ricos en
carbonato.
En cuanto al clima,
probablemente Georgia debe
mucho a las montañas del
Cáucaso, pues queda bien
resguardada de los tremendos
fríos del norte. La pluviometría
es radicalmente diferente entre
el Este y el Oeste, registrándose
en la zona más cercana al Mar
Negro casi el triple de
precipitaciones que en el Este.
Las altitudes en las regiones
vinícolas tienen poca oscilación
pues van de los 450 metros hasta
los 600.
Con una humedad media del
62%, la temperatura de Junio a
Enero es muy estable entre los
18,5º y los 19,5ºC
Las vendimias son,
habitualmente entre Agosto y
Septiembre
8.000 vendimiasY los vinos, ¿qué?
Conviene separar la tradicional
elaboración de vinos en Qvevri de la
moderna fermentación en depósitos de
Inox. En el país conviven ambas, siendo los
vinos elaborados en Qvevri, ya una enorme
minoría.
El Qvevri es una tinaja de barro que está
ubicada bajo el suelo de la bodega
(Marani). Debido a la porosidad del
material, tienen un recubrimiento interior
de cera de abeja para evitar esos altos
porcentajes de líquido que se va de viaje y
ya no vuelve, por los poros del barro.
En la elaboración tradicional, los racimos
se prensan en las prensas de madera,
dejando caer en el Qvevri el líquido que
un día será vino. Los hollejos también se
introducen en la tinaja, y están presentes
durante toda la fermentación y por un
período de entre 3 y 6 meses.
Teniendo en cuenta que el 70% de los vinos
producidos en Georgia son blancos, os
podéis imaginar qué ocurre cuando dejas
los hollejos en contacto durante tanto
tiempo: obtienes vino ámbar más que
blanco. Un amigo me decía una vez que
me imaginase el mejor vino tinto que
pudiera imaginar, lo hubiese probado o no.
Y que luego me lo imaginara elaborado sin
contacto con los hollejos. Menudo drama.
Bien, pues esto es lo mismo pero a la
inversa. Imaginad.
Conviene también hacer una
puntualización. Un Qvevri, una tinaja, no
es una ámfora. Las ámforas se utilizaban
para transportar el vino. En los Qvevris, en
las tinajas, el vino se elabora.
No es que sea algo que nos cambiará la
vida al saberlo, pero ya sabéis, por aquello
del rigor.
8.000 vendimiasVarietales.
Están documentadas 525 variedades distintas
en Georgia, aunque en la actualidad, no más
de 16-18 variedades son utilizadas para
elaborar vino.
Aquí, las (probablemente) más
representativas entre las blancas serían:
Kakhuri Mtsvane, Goruli Mtsvane, Rkatsiteli,
Tsolikouri, Tetra, Khikhvi, Chinuri y Tsitska.
De la misma manera, entre las tintas, éstas
son las protagonistas: Saperavi, Otskhanuri
Sapere, Usakhelouri, Ojaleshi, Alexandrouli,
Mujuretuli, Shavkapito y Tavkveri.
No es la intención de este artículo explicaros
cómo son, a qué saben, huelen o qué pinta
tienen todos los vinos de Georgia.
No nos engañemos, no hay manera de definir
los vinos de un país, estaríamos de puro
cachondeo reduciendo a una regla de tres
simple lo que sería difícil calcular
en una matriz con infinitas variables, pues
hemos hablado de diferentes suelos,
diferentes regiones, diferentes varietales,
diferentes elaboraciones...no hay quien
calcule todo eso. Y si lo hubiera, debería
dedicar el tiempo a algo más útil.
Probablemente os podréis imaginar qué
ocurriría con un vino elaborado a partir de
una variedad que conozcáis bien, si se
fermentara y pasara unos meses en contacto
con los hollejos (y la rapa). ¿Un blanco
tánico? Pensad.
Sí es, sin embargo, la intención de este
artículo, generar en vosotros la curiosidad,
no únicamente por los vinos de Georgia, sino
por aquello que está lejos –conceptualmente-
de lo que conocemos, de lo que nuestro
olfato y gusto están acostumbrados.
8.000 vendimias
En el ‘mágico’ Paralelo 42
Y nos vamos.
Hace no mucho tiempo leí en un foro de
internet la primera experiencia de un grupo de
cata con un vino Georgiano elaborado en
Qvevri. El vino estaba dentro de una cata con
más vinos, y era el único, digamos,
‘especialito’. El caso es que en el resumen de
cata, después de poetizar sobre los vinos que
precedieron al georgiano, a los lumbreras
posteadores sólo se les ocurrió definirlo como
un ‘gazapo con nombre impronunciable’.
Así que, permitidme haber mostrado aquí lo
que el azar en forma de amigo me enseñó,
para que, con suerte, despierte vuestra
curiosidad tanto como hizo con la mía. Y con
más suerte, entre todos demos un pasito para ,
al encontrarnos vinos que no podemos
comprender, por desconocidos, llevemos la
contraria al bueno de Descartes cuando se
preguntaba si acaso había otra especie
susceptible de convertirse en imbécil.
En Georgia, hay motivos vínicos en
algunos billetes
Borgoña es desde siempre, el alma vinícola de
Francia, y eso, queridos amigos equivale a ser
el alma vinícola del mundo, al menos de mi
mundo, en nuestro mundo de frikies
sedientos.
Borgoña es el vino de la madurez, rara vez
conquista a jovenzuelos, se necesita un
paladar educado y una sensibilidad nítida,
desprovista de efectismos. Es casi imposible
intuir lo que nos puede ofrecer un gran vino
de Borgoña antes de la treintena. Son vinos
que te exigen tanto intelectual como
físicamente. Reclaman de ti no solo toda tu
atención, sino toda tu emoción. Cada poro de
tu piel, cada papila, cada cilio olfatorio es
solicitado con insistencia por esos prodigiosos
Meursault, Montrachet, Corton Charlemagne,
musigny, Chambertín, Clos Vougeot o Vosne
Romanée, es como si ellos te examinaran a ti
con cada sorbo, pero además asiduamente lo
hacen con altivez, con soberbia, como
diciendo: “¿Tu que sabes de mi piltrafilla?”
Borgoña es para todo buen enópata la
Estación Términi, el final del camino, donde
termina sus días todo buen bebedor.
Siempre que hablo de Borgoña me acuerdo de
aquella rotunda frase de Neruda: “La verdad
ha muerto y nadie le llora”, la gritaría en
cada rincón de la tierra, menos en Borgoña,
pues ese lugar, quizás sea el único de la
Tierra donde se respeta la tierra y la verdad,
en definitiva la esencia del vino.
No quiero que esta introducción a los
orígenes de Borgoña sea un artículo técnico,
ni un tostonaco, solo pretendo explicar por
qué la amo y por qué considero que su lugar
en el mundo es único e insustituible.
Los borgoñas no se catan, no se puntúan ni se
enjuician como si estuviéramos por encima de
ellos, no se comparan a otros vinos,
simplemente porque son superiores y todos lo
sabemos; los borgoñas se beben, se sienten,
se viven, se comparten, se disfrutan y se
recuerdan.
UNA MIAJA DE HISTORIA (de amor claro)
El viñedo borgoñón es como una enorme
serpiente de unos 200 kilómetros, echándose
una siesta entre el Ródano y Champagne (no
es mal cruce de caminos), es una especie de
mosaico romano repleto de pequeñas teselas,
que entre todas representan una imagen del
tremendo individualismo francés, su
configuración es herencia de la época galo-
romana, su viñedo fue conservado con celo
por los monjes benedictinos y cistercienses
(entonces curraban, recordad el dicho latino:
“Ora et Labora”) y protegido fielmente por la
nobleza, especialmente por los grandes
duques de la Borgoña.
GRANDES SERIES:
LA BORGOÑA del ENÓPATA
Este es el primer artículo de JUAN FERRER ESPINOSA
de una serie que acercará la región de Borgoña a los lectores de
ROOSTER COGBURN
Más tarde y tras la revolución francesa,
llegaría la burguesía ilustrada, (esa que nunca
existió aquí) y después, irrumpiría el derecho
napoleónico (que dividía a partes iguales las
tierras entre todos los herederos de la misma
familia) que contribuiría de manera
formidable a la micronización del viñedo,
(fractalización que diría el bueno de Arturo
Pardos) luego aparecieron los négociants,
pero rápidamente quedaron cautivados por el
lugar y ya todos tienen viñedo propio, yo les
llamo “Negociants arrepentidos”, la filoxera a
finales del XIX destrozó la mayoría de viñedos,
pero rápidamente fueron reconstruidos,
injertados con pies americanos y devueltos a
la producción del mejor vino del mundo.
Ya en el siglo XX aparecerá la figura de los
viticulteurs-récoltants, es decir, los vignerons,
esos que tanto amamos e incluso perseguimos,
se destacan por su dedicación al viñedo, por
elaborar vinos sin artificios, por su honestidad
y trabajo, en definitiva por su amor al fruto
de la vid, al vino.
En definitiva lo que ha sucedido en Borgoña
estos últimos dos mil años, no es más que una
secuencia de amor y culto a la Tierra sin
precedentes.
La Borgoña vinícola se extiende de norte a sur
en cinco grandes zonas:
• Chablis
• Côte d´Or
• Côte Chalonnaise
• Mâconnais
• Beaujolais
LOS CLIMATS
Como decíamos antes, en Borgoña se da una
fantástica micro-parcelación. Esas pequeñas
parcelas, llamadas climats o lieux-dits, tienen
un nombre concreto y corresponden a unos
orígenes topográficos y/o históricos precisos.
Existen más de 1200 climats distintos, me
ofende pensar que todavía no se hayan
declarado patrimonio mundial de la
humanidad por la UNESCO.
Los más importantes son sus 33 Grandes Crus
que abarcan solamente el 1,5% de la
producción, pero el 90 % de la emoción. Vinos
de reclinatorio, que todo ser humano
aficionado al vino (valga la redundancia)
debería disfrutar al menos una vez en su vida.
Premier Cru hay 635, y representan algo más
del 10 % del viñedo, los Villages son casi el 37
% y los “Bourgogne” genéricos alcanzan algo
más del 51% de la producción.
Parece mogollón, pero en realidad cualquier
cooperativa manchega de mediano tamaño
produce más litros que toda la región de
Borgoña junta.
SUELOS:
La enorme diversidad de suelos y orientaciones
existente, permiten a los viticultores
borgoñones disponer de una infinita gama de
suelos y subsuelos, por tanto de vinos.
El corazón de la Borgoña vinícola es la Côte
d’Or, y está representado por un relieve de
falla de origen tectónico del Macizo Central,
casi recto (recordad aquella serpiente dormida),
de unos 200 kilómetros, dispuesto de norte a
sur, formado por la rotura superior de las
bandejas calcáreas del Macizo Central,
originadas en el Jurásico superior, y el
hundimiento de la fosa de Bresse procedente de
la era terciaria.
Resumiendo, que no existe la uniformidad de
suelos tan cacareada en los libros y que gracias
a su formidable diversidad, podemos gozar de
una multiplicidad de vinos que no existe en
ningún otro lugar del mundo.
En futuros artículos si consigo que no me
despidan a las primeras de cambio, trataré de
entrar en materia más profundamente y
asociaré tipos de suelos a perfiles aromáticos.
Eso que tanto nos gusta a los voyeurs olfativos y
a los exhibicionistas de salón.
PASEADORES DE VIÑEDOS
Fáciles de visitar, en coche o en bicicleta los
viñedos de Borgoña se deben pasear, sentir,
vivir, beber, es necesario acostarse en ellos,
sentir como respiran, ver su vegetación,
fotografiarlos con exceso, vivirlos con lujuria,
hacer picnics en ellos, llorar, amar en ellos.
Son viñedos para disfrutarlos en toda su
plenitud, viñedos vivos, que nos trasmiten su
historia, que nos aportan sensaciones, que no
olvidaremos nunca. Están hechos de belleza y
sensibilidad, creados a golpe de dedicación y
cultura.
De Meursault a Chambertin, casi de una
esquina a otra de la Côte d’Or hay solamente
27 kilómetros, un bello paseo de un día, si uno
está en forma o de varios si no lo está. Sea
como fuere, constituye un bello paseo que uno
no debe perderse bajo ningún concepto.
Yo no daría la brasa a los bodegueros, siempre
atareados y casi siempre ariscos con el
visitante, ¡si es cierto!, esconden tesoros esas
bodegas, pero mejor ¡compra el vino! Y
disfrútalo en los viñedos, no te conviertas en
un inoportuno salteador de bodegas, en un
gorrilla vinícola, que esa gente tiene trabajo y
tú no eres tan importante.
Si la autoridad competente y el tiempo no lo
impiden, en el próximo número os seguiré
hablando de Borgoña con algo más de
atrevimiento, y me temo que a poco que
apriete os trasmitiré mi enfermiza pasión por
la belleza de sus vinos y sus paisajes.
GRACIAS POR TANTO
Un día de estos, el menos pensado, conseguiré
dedicarme a mi pequeña viña, que es mi sueño.
Pasaré el día allí, la entenderé, pasearé entre
las plantas cuando no tenga nada que hacer y
aprenderé de ellas. De los distintos suelos de la
misma parcela y cómo se muestran en la uva, de
su vigor, de su respuesta ante las enfermedades.
Un día, el menos pensado. Ahora mismo no
tengo tanto tiempo. Verán, cuando no tengo que
presentar de nuevo la APPCC, tengo que hacer
los papeles de Hacienda, cuando esto lo tengo
resuelto me falta completar el libro de campo, y
si no es el libro de campo pierdo una mañana
con la declaración mensual del Consejo. Yo
quiero ser eso que llaman vigneron, que suena
muy bonito porque todo lo que venga en francés
suena muy bonito, pero trabajo en la oficina
más días al mes de los que me gustarían.
Porque bueno, como habrán imaginado, además
de comprar una viña he decidido hacer mi
propio vino. Yo compré la viña porque me
pareció un mundo mágico. El hombre, la planta
y la uva hablando un lenguaje y expresándose a
través del vino. Compré la viña a un hombre
que quería dejarla. Me salió bastante cara,
porque tuve que comprarle el viñedo y los
derechos de plantación. Esos derechos que
tienen como objetivo regular el mercado de la
uva para que no haya excedentes y el cultivo
sea rentable. No lo entiendo aún muy bien,
porque de las dos viñas que tengo, una joven y
otra vieja, de la joven me pagaban un precio
por la uva que casi no era ni rentable cultivarla.
Así que en mi caso esos derechos sólo han
supuesto que mi inversión tenga que ser más
alta, que para pequeños proyectos como el mío
es un lastre, aunque sospecho, porque voy
entendiendo un poco cómo va este mundo del
vino, que para las grandes bodegas no es
inconveniente.
Como decía, compré la viña a otro viticultor,
una en espaldera de cinco años y otra, más
pequeña, de la que obtengo muchos menos
kilos, bastante vieja, él dice que de 90 años.
Este viticultor había comprado estas viñas hace
menos de diez años. Él se dedicaba al cereal y a
cualquier cultivo que diese dinero. Le recuerdo
con el lino hace unos años, con la remolacha y
con no sé cuántos más. La viña también iba a
dar dinero, pensaba. Para entender de su
cultivo hizo como en el caso del cereal, su
maestro y mejor consejero era el distribuidor de
productos fitosanitarios. Aplicaba todo lo que le
decían aplicar. Una vez, entre risas me contó
que pagó la novatada y al primer año de
replantar una de las viñas aplicó un tratamiento
contra la polilla del racimo… ¡y esas plantas no
iban a tener racimo ese año! Pero como
tampoco había nadie que le ayudase mejor que
el de los productos, pues aplicaba… ay, eso lo
quiero cambiar yo. Quiero producir en
ecológico, pero con esa gran idea me he metido
en más papeleo y más dinero. Tengo que
certificar que trabajo en ecológico y pagar un
sello si lo voy a anunciar así en la botella. De
verdad que no lo entiendo. ¿Pago por hacerlo
mejor? ¿Más papeleo por querer trabajar en
ecológico? En mi inocencia de llegar de nuevas a
este mundo pensé que igual era mejor que
quien aplicase todo tipo de productos (a la larga
nocivos para el ecosistema, las aguas residuales,
etc) fuese quien pagase una tasa, llamémosle
ecológica, y no quien quiera certificarse. Se
recaudaría más y a lo mejor empujaría a más
gente a hacer otro tipo de cultivo. Pero no es así
como esto funciona, no. Eso sería demasiado
lioso dicen.
Como decía, tengo una viñita vieja y una de
cinco años en espaldera. En realidad esta viña
nueva es una replantación. A quien le compré la
viña le dijeron que había que reestructurar el
viñedo, que en vaso no era económicamente
viable, que esa mezcla de variedades en el
viñedo viejo (tengo cepas en el otro viñedo que
no sé ni lo que son) no es lo que el mercado
demanda… y además le dieron una subvención
para la reconversión de ese viñedo. Igual el
resto de argumentos no le importaban tanto,
pero si a un agricultor le dan dinero allí irá.
Además, si gente que entiende más lo hace por
algo será, que el dinero no lo regalan así por
así. Pues no. Menudo desastre. Compró todo del
mismo clon a un vivero y replantó en espaldera.
Yo no sé qué pasaba en los viveros hace unos
años con la fiebre de las plantaciones, pero ese
material vegetal no es tan bueno como el que
tengo en la viña vieja. Y todo del mismo clon…
le dieron dinero pero no le explicaron qué era
mejor hacer a la larga. Y como decía, el precio
de la uva se hundió y con ese viñedo casi perdía
dinero. Por eso yo quería darle un poco de valor
añadido y en lugar de malvender la uva hacer
mi propio vino. Y monté una bodeguita
pequeña. Pero antes de contarles lo de la
bodega, el libro de campo. Tengo que llevar un
registro de lo que realizo en el viñedo por
temas de trazabilidad, me dicen, pero además,
como tengo más de 5ha de viña de
transformación (para hacer vino), un decreto
de 2012 contempla la necesidad de que las
explotaciones agrícolas estén asesoradas por un
técnico habilitado y registrado en el ROPO.
¿Mejorará esto el conocimiento del viticultor de
lo que se hace en el campo y del por qué de los
tratamientos fitosanitarios en forma y tiempo?
Pues difícil. No es una cuestión de formarles,
que debería, sino de una nueva firma y un coste
añadido. Le contratas, firma, pagas, sigues.
Además, 5ha es el límite. En la Mancha todos
necesitarán un asesor aunque casi no apliquen
tratamientos fitosanitarios, y en Galicia casi
ninguno lo necesitará aunque apliquen bastante
más y las enfermedades fúngicas sean más
comunes. Pero la ley dice lo que dice.
En fin, que lo de la bodega. Como tengo buena
viña (la vieja) y con la otra no saco casi ni para
cubrir gastos, decidí montar una bodega y dar
valor añadido a mi producto. Y empezó mi
odisea de papeles y papeles. Me inscribí en
Industria, en el Registro Sanitario, en el
Registro Embotellador y empecé a redactar los
documentos previos del APPCC.
Tengo casi todo controlado (a día de hoy), que
si el plan de desrratización, que si la
trazabilidad, que si el control del pH del
agua... más o menos todo bien. Pero me ponen
pegas en el edificio, una antigua nave en el
pueblo, que he acondicionado para mi
actividad. Me obligan a pintar las paredes con
una resina y a que las esquinas de la pared sean
curvas y no en picos, por ejemplo. Y yo intento
explicar a la veterinaria que viene a hacerme
las inspecciones que está demostrado que si
tengo alguna contaminación microbiana en el
vino debido a la mala limpieza de suelos,
paredes y esquinas, solo puede afectar a la
calidad del vino, pero que no hay alteración
posible en el vino que pueda afectar al
consumidor. Pero no hay manera. Tendré que
pasar por el aro. Me cuentan el caso de una
gente que quería montar una bodega en un
antiguo caserío de piedra y les exigían cubrir la
piedra que llevaba dos siglos allí con una
resina. O poner una pantalla de cristal si
querían que la piedra se viese. Me cuesta tanto
entenderlo… Y miren que he visitado bodegas
en Francia donde esto no se tiene en cuenta. Ni
siquiera en España. Si ya tienes actividad
industrial las normas no se te aplican igual que
a alguien que quiere darse de alta en la
actividad. Cosa que tampoco entiendo muy
bien. También debo poner una depuradora o
recoger las aguas residuales en un depósito y
que luego me las retire una empresa
autorizada. Protesté, porque durante el año la
DQO de mis aguas residuales solo sobrepasan el
límite legal en vendimia y cuando trasiego las
barricas. Pero la media anual es muy inferior al
límite permitido. No hubo manera. Les puede
parecer normal, y yo lo entendería si a bodegas
más grandes que la mía pero que ya llevan en
actividad varios años se les exigiese igual.
Esta bodega decidí que estuviese amparada
dentro de la Denominación de Origen. Creo
que así podré vender el vino más fácilmente
porque la gente se deja llevar por la tirilla del
Consejo, pero no entiendo muy bien su
funcionamiento. Soy nuevo, lo vuelvo a
reconocer. A veces tengo la sensación de que
las bodegas trabajamos para mantenerles a
ellos y no al contrario. Relleno todos los meses
una declaración mensual de existencias. Casi
los mismos datos que también doy a la Junta y
a Hacienda, pero no cruzan datos y me obligan
a rellenarlo tres veces en tres formularios
distintos. Pero bueno, también he visto que es
fácil saltarme sus normas sin que se den
cuenta, no es muy difícil y no ponen empeño
en buscar fraudes. En lo que sí ponen más
énfasis es en el tema de la tipicidad. El vino
tiene que pasar por un comité de cata que da
el visto bueno si el vino tiene calidad y
tipicidad. Y me resulta extraño, porque la
calidad es más fácil de evaluar que la
tipicidad. Pero es en esto último en lo que
más empeño ponen. ¿Cuál es la tipicidad de
una zona? ¿Significa eso que todos los vinos
deben ser primos hermanos? En cambio, sobre
la calidad, hay cada vino en el mercado con
tirilla que da pena. Y viñedos donde debería
haber remolacha, patatas o maíz pero que el
Consejo Regulador sí ampara. Pero me ayuda a
vender. La gente pide el vino de según qué
Denominación de Origen y yo estoy dentro.
Ahora, por último, voy a empezar a exportar,
para lo que me piden un aval. Eso significa que
tengo que pagar un dinero por adelantado
para que me den la licencia para exportar.
Pero que si dejo de hacerlo me devuelven el
dinero. Dejaré de hacerlo cuando me jubile o
cuando me canse de rellenar papeles y de no
poder trabajar en la viña porque tengo trabajo
de oficina. Que no sé cuál es lo que más cerca
veo.
LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE
HIDALGO, Juan Manuel. Es un tipo corriente, a
primera vista. De esas personas que pasarían
desapercibidas en cualquier lugar pero que, sin
embargo, bastan cinco minutos de conversación
con él para darte cuenta de que nada más lejos
de la realidad. Tranquilo, afable y con las ideas
muy claras. Tiene una pasión: Jerez y sus vinos;
su única meta es devolver a Jerez al lugar que
le corresponde: vinos de la talla mundial como
los grandes Champagnes, Borgoñas, Burdeos,
Sauternes, Oportos, etc. Concienciando al
consumidor de que existe una línea intermedia
entre los vinos de fiesta y supermercado y los
grandes vinos de Jerez, de soleras antiquísimas,
pero con precios y existencias a veces
inalcanzables. Propone rellenar ese espacio con
vinos hechos a base de paciencia, sabiduría y
tradición.
Perteneciente a la 5ª generación de bodegueros
de Bodegas Emilio Hidalgo S.A. , está
plenamente concienciado de que su labor es
mantener y seguir conservando ese tesoro que
heredó de sus antepasados: unas soleras muy
antiguas que son las que le dan ese carácter tan
especial a sus vinos. Aportando un soplo de aire
fresco y modernidad, pero sin romper con la
historia, con su historia. Producciones
pequeñas, que el paso del tiempo las hace
grandes.
Parte de una premisa: la calidad de la uva
que entre en bodega debe ser excepcional
( en este punto tuvimos la suerte de probar
una muestra de un mosto recién
fermentado que es la base para su
proyecto, la Crianza bajo “Velo de Flor”
cuya orientación y objetivo es tratar de
llegar a uno de sus vinos estrella, La
Panesa; el mosto tenia una carga frutal y
una estructura sobresaliente).
Una muestra de lo que debe ser un “vino
fino”. La mayoría de la uva recolectada, a
través de contratos con agricultores de la
zona, pertenece a los pagos Añina y
Macharnudo. El primero por la finura y
elegancia y el segundo por su estructura.
Dependiendo de la añada, utiliza más uva
de uno u otro. Principalmente nos
centraremos en tres de sus vinos: Fino
Especial “La Panesa”, Amontillado Fino “El
Tresillo” y Oloroso Seco “Villapanés”.
En principio, y por esa selección, toda la
uva irá destinada a obtener desarrollos de
vinos finos siendo “La Panesa”, un fino de
entre 15 y 16 años de vejez media,
perteneciente a una solera de alrededor de
55 años, el “sumun” de los vinos que
proponen a base de una muy larga crianza .
Llamado así porque era el nombre de una
antigua viña propiedad de la familia
Hidalgo en el pago Macharnudo. La
producción total ronda las 7.000 botellas,
aunque la cifra que la bodega se propone
alcanzar es de 10.000 botellas.
Las botas que van sufriendo las
connotaciones del paso del tiempo(
ventilación, sobremaduración del velo, etc)
y en las que que va mermando la actividad
del velo de flor son las destinadas a
completar un proceso posterior e irán
destinadas a su vino amontillado: “El
Tresillo”, de aproximadamente 8-9 años de
crianza biológica y otros 4-5 de evolución
oxidativa. Un amontillado muy fino, como
su propio nombre indica, aunque complejo,
con carácter y muy dócil. La producción
ronda las 4000 botellas, hoy día aunque con
potencial de crecimiento.
Y por último “Villapanés” un oloroso
formado exclusivamente con los mostos
que por razones de calidad ( vino fino ) no
llegó a completar el ciclo mínimo de
Crianza Bajo Velo y pasó a formar parte de
las criaderas de los Olorosos. Potente y
estructurado, con 20% de alcohol, tiene
una vejez media de 18 años.
Vinos todos ellos que necesitan abrirse con
antelación o, como fue en nuestro caso, ir
viendo su evolución en la copa con el paso
del tiempo. Evolución que en los tres casos
no hizo sino mostrar que ganan en
complejidad de aromas y sabores,
mostrando todo su potencial conforme
avanzaba la cata.
Tuvimos también la ocasión de probar su
Fino Hidalgo, destinado principalmente a
la exportación: una muestra de la juventud
y finura de los vinos finos cuando éstos
tienen una media de 5-6 años de crianza
biológica; y el PX Hidalgo, una Pedro
Ximénez joven, alrededor de 4-5 años de
vejez, muy fresco y amable en boca.
Aquí no hay medias tintas: vinos de una
calidad altísima, con un potencial de
envejecimiento extraordinario. Vinos a
descubrir por aquellos que de verdad
quieran saber por qué Jerez se merece
estar entre los más grandes allí donde ya
está.
LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE
Aquel viernes debía ser otro como tantas
otras ocasiones: quedar con Raquel en el
Hotel de mi amigo Eduardo, en una de sus
habitaciones amplias, con aquella grandiosa
cama dónde dar rienda suelta a los antojos
carnales más radicales posibles, cenar allí
mismo, ver en la televisión gigante alguna
buena película de pago (preferencia por
alguna con ostias, mujeres y sangre, tipo
Tarantino) y pasar la noche hasta que el
sábado por la mañana cada uno por su lado
volviera a su casa. O sea, se trataba de una
terapia para olvidar por unas horas los
problemas diarios , superar inseguridades,
mantener joven un espíritu cada vez más
viejo y creerme aún digno de aprecio y cariño
por parte de una mujer.
Pero ahora entiendo qué es lo que hizo
diferente aquel viernes de Marzo. Dentro de
la rutina de esos encuentros, algo alteró el
resultado de ése en concreto. Fue una
combinación culpa del azar o quizás es mi
cabeza un poco ya cansada que busca
relaciones entre elementos que no tienen
nada que ver. Para eso está la cabeza, para
liarlo todo, no? Y más a mis 50 años recién
cumplidos….
Dirección al hotel, caprichosamente
escondido en la Costa Brava, me detuve a
comprar algo de comida ligera y un buen vino
para acompañar la sesión nocturna que, por
otro lado, intuía seria de las que
recordaría….y vaya si la recuerdo. Comida
japonesa, bien presentada y fresca (a Raquel
le gustan los putos “palillos” que no sabe
usar y que luego genera un festival de comida
por toda la cama).
Recordaba haber visto de camino una
pequeña Vinoteca, con apariencia descuidada
pero con un punto de autenticidad y allí me
detuve a comprar algún vino con que
empezar la noche . El responsable de la
tienda, un personaje digno de un cómic , me
sugirió un blanco alemán , que “ ligaría con
la comida japonesa que llevaba y no sé qué
historia de la variedad de la uva …”. Ese tipo
pequeñito, ni se dignó a mirarme casi. Suerte
tuvo que la música que tenía puesta era
realmente buena; sonaba “What kind the
woman is these” de Budy Gay, blues del
bueno, si no igual me doy media vuelta y le
dejo con su cigarrillo a medio fumar ahí
plantado. Cómo si le molestara mi presencia,
se limitó a preguntar qué comida debía
acompañar el vino, dirigirse con sus piernas
delgadas y pantalones caídos hacia la
estantería a buscar la. “Ésta”, dijo al
presentarme el vino elegido. Mientras
cobraba, en efectivo,tuve tiempo a observar
lo interesante de su propuesta en vinos;
clasificados por zonas geográficas ,
combinaba vinos de la misma zona con los
más lejanos ( Nueva Zelanda y Argentina ¡! )
y una característica común…colgada del
cuello de las botellas una etiqueta de cartón
amarillento con el detalle escrito a mano de
la variedad del vino y origen. Me lo imaginé
con sus ojos saltones, sentado escribiendo de
noche, aburrido y bebiendo, cada una de las
cientos de etiquetas que colgaban de otras
tantas botellas. Era digno de otra época. Al
despedirme, me atreví a preguntarle su
nombre. Su respuesta fue “para qué? “. Salí
del local sin contestar pero con la firme
intención de volver en futuras ocasiones. Me
va la gente difícil, y ese elemento me
pareció un capullo…pero francamente
interesante de conocer.
HISTORIAS DE UN TIO
GUARRO
Ya en el hotel y antes de que ella llegara, como
siempre, yo había compartido un rato en el
porche exterior del hotel, ante el fabuloso
acantilado con vistas a un Mediterráneo
francamente cabreado, con mi amigo Eduardo.
Eran las 7 de la tarde, poca luz natural ya y un
ambiente fresco pero ideal para nuestra
periódica conversación sobre la vida. Eduardo -
con su impecable traje ceñido , camisa blanca
con pequeños dibujitos de calaveras que le
daba un toque canalla que me encantó, su pelo
corto y sus entradas que denotan veteranía bien
llevada, encontró en ese hotel su gran éxito en
la vida. Lo gestionaba con cariño y precisión,
con no más de 5 personas al servicio ; El chef
“Braitons” (un veterano francés nacido en la
Bretaña - de ahí el nombre con el que le
llamamos - y amante del coñac en exceso…pero
que cocinaba el pato cómo Dios) y 4 chicas
todas ellas de gran presencia. De ellas
resaltaba Susana, que era responsable del
acogedor y caprichoso bar y con la que Eduardo
mantenía una más que interesante relació. Se
conocieron hace unos años en una escapada que
hicimos a Menorca -siempre recordamos aquella
semana fantástica en Ciutadella, celebrando la
festividad de San Juan-. En medio del terrible
tumulto de gente y caballos característico de
esa fiesta, nos fijamos en un trio de mujeres
radiantes llegadas de Pamplona. Una de ellas,
Susana, acababa de romper una relación de 5
años. Eduardo acababa de terminar una de 14.
Estaba escrito. Esa misma noche hablaron largo
y tendido de lo cruel de la vida, tumbados en
las hamacas del jardín de la torre en la que
estábamos hospedados desde hacía unos días,
mientras yo también hablaba “tendido” con sus
dos amigas de la magia de la vida. Susana se
enamoró locamente de Eduardo y yo no me
acuerdo del nombre de sus amigas. No le costó
mucho convencer a Susana para que le
acompañara en su proyecto de montar el Hotel
Belardi unos meses después de ese primer
encuentro
En mis escapadas a su hotel y antes de que
llegara Raquel,, siempre recordamos nuestras
aventuras de juventud y nos explicamos
nuestras actuales aventuras de madurez.
Concluimos siempre que estamos mejor que
nunca , que controlamos nuestras vidas, que
hacemos lo que nos gusta hacer…y que el
tiempo pasa demasiado rápido cómo para dejar
pasar un dia sin una pequeña “celebración”. Y
de celebraciones , sabemos un rato ¡!
La habitación 305. Susana había dado órdenes
para que el vino y la comida estuviesen
presentados en la coqueta mesa que había en la
terraza de la habitación. Mi relación personal
con el “jefe” me permitía traer comida y vino y
que me lo sirvieran y presentaran cómo si fuese
salido de su cocina. Lo de traer la cena era una
tradición que empezamos de jóvenes cuándo
buscábamos hostales baratos y sin posibilidad
de pedir cena y decidíamos qué comprar y
beber camino al mismo . Recuerdo las primeras
pizzas y cervezas…hasta llegar al actual sushi y
vino. Otra muestra del paso del tiempo.
Me intrigaba probar el Riesling que me
recomendó el “amigo” de la Vinoteca. En la
etiqueta de la botella , un pequeño dibujo de
un zorro ( o zorra ) correteando sobre el fondo
blanco . Raquel estaba al llegar y preferí una
ducha rápida, afeitado impecable y camisa
nueva comprada el día y planchada por la
mañana antes de partir; odio esos pliegues que
denotan cuando una camisa se acaba de
estrenar. Y la clase, el estilo, eso hay que
mantenerlo siempre.
Raquel apareció excepcionalmente atractiva.
Siempre me ha atraído la mujer con curvas,
atrevida, un punto desafiante , provocativa y
femenina. Su melena cuidada y morena, joder
como me gusta su pelo negro brillante y
denso….y cómo me derrumbo en el momento
que hace esa cola larga de caballo , justo antes
de empezar nuestros juegos eróticos, que le
realza su perfecto cuello, lo miras por dónde lo
mires. Y su nuca. Dios, que nuca! Al final de su
espalda, allí, la he visto tantas veces….y es una
de esas imágenes que me pasarán por delante
cuándo me vaya al otro mundo, según explican,
de las que más te han marcado en esta puta
vida de vivos que nos toca pasar. Nuestra
relación , para llamarlo de alguna forma, se
originó hace ya doce años. Nunca nos llegamos
a querer aunque a Raquel le hubiese costado
muy poco enamorarse de mi. Igual lo estuvo.
Nunca me lo dijo. Sabía que , cómo dice la
canción del amigo Drexler, “sólo se tiene lo que
no se amarra”, y ahí me tiene. Cada 3 meses
aproximadamente, nos encontramos, nos
confesamos, nos sinceramos, nos queremos y
nos olvidamos. Todo el proceso amoroso en
doce horas.
“Tengo una sorpresa para ti. Especial y que
ni te imaginas “ me comentó después del
segundo o tercer largo beso de reencuentro y
bienvenida. No perdí ni un minuto en
intentar adivinar a qué se refería. Creía
haber copado con mil y una vivencias mi
capacidad de sorprenderme, pero siempre
hay una más en la lista inesperada ¡!
Instalados en la terracita de la habitación.,
observábamos ese perfil tan característico de
la Costa Brava; mar, rocas y pinos que
perfumaban suavemente ese momento.
Temperatura más bien fresca que me
permitía cenar con mi prenda preferida, la
americana. En la cubitera, asomaba el cuello
alto del Riesling . Entre el hielo, asomaba la
etiqueta. De nombre FRIEDICH BECKER, del
“2010”. Se lo mostré antes de abrirlo a
Raquel.
No recuerdo haber visto su cara con esa
expresión nunca. Ni en las noches primeras
de sexo desenfrenado, ni la noche que me
dirigí a ella cómo Marina en lugar de Raquel ,
ni el día que le regalé unos carísimos
zapatos italianos (para compensar el anterior
error), en ninguna de esas ocasiones sus ojos
y su boca, su cara al completo, mostraron la
expresión al ver la botella en mi mano
cuando me dirigía a servirle la primera copa.
Sus ojos se clavaron en la etiqueta, en
silencio, redondos e inmensos, su mano
tapando su boca. Unos segundos de silencio,
largos, que permitieron escuchar el ruido de
las olas golpear el pie del acantilado de
delante del hotel y también un poco la
música que Susana, ya a esas horas, ponía
siempre para ambientar la zona del bar.
Sonaba “la Diosa Misteriosa “ cuando Raquel
pasó del silencio a la carcajada más sonora
jamás escuchada. Las dos manos en la cara,
ahora despeinada, riendo a morir, mirada a
la botella que aún mantenía en mano y
pataleando como una cría.
“De qué va esto?”, le pregunté. Me hizo
aceptar un guiño de ojo cómo repuesta,
pidiéndome encarecidamente le sirviera el
vino.
Testimonio de la cena, de nuestras
conversaciones y caricias, la cubitera y lo
que quedaba de vino en la botella nos
acompañó al interior de la habitación
mientras nos quitábamos la ropa el uno al
otro (pocas mujeres saben quitar una camisa
con la delicadeza que tiene Raquel) y
empezábamos nuestro ritual de susurros,
besos y mordiscos previos a lo que debía ser
un excelente noche de sexo. En ese
momento, Raquel, nunca antes me lo había
pedido, me rogó que de las muchas posturas
que acostumbrábamos a hacer, dejáramos
para la última la que justamente tanto me
gustaba, tener enfrente mío su espalda
desnuda, su cuerpo sumiso, su nuca allá al
fondo, observar sus manos agarrar
fuertemente las sábanas mientras yo notaba
cómo la hacía mía; era de los mejores
momentos y más esperados. ¿Y ahora me
pedía que cambiara mi ritual y lo dejara para
el final? Entonces, cuándo con la mirada
intentaba encontrar una explicación a esa
inusual petición, me pareció ver a la botella
de vino y los dos copas medio llenas de ese
excelente Riesling de precioso color paja
riéndose de mí. Hasta por un momento me
vino a mi alterada cabeza el “ésta!!” con que
el capullo vendedor –por adjetivarlo de algún
modo– me entregó horas antes el vino.
La música que allí escuché –que tipo de
mujer es ésta -, la etiqueta …no podía ser ¡!
Fue un momento, el justo para que Raquel
viera en mi mirada un deseo de comprobar lo
que toda la noche se había empeñado en
mostrarme con pistas sutiles, una tras otra.
Los Dioses de la casualidad y de lo
inesperado jugaban conmigo y me gustaba.
Qué había en esa espalda tan besada y
acariciada en cientos de ocasiones que se me
prohibía ver ahora? Estaba escrito por la
magia de esa noche qué iba a encontrarme.
La cara de sorpresa de Raquel al ver la
botella. Todo encajaba. Fabuloso. Me
encantan las simbologías y cómo se
muestran.
Ni resistencia puso Raquel cuando cogiéndola
por sus redondas y perfectas caderas le di la
vuelta de forma delicada pero firme. Si, ahí
estaba, otra vez mi visión favorita, nuestra
postura deseada, nuestro momento intenso y
sentido. Hicimos el amor cómo nunca.
Observaba el sudor brotar de la espalda de
Raquel mientras disfrutaba como nunca de
cada uno de nuestros movimientos para que
nuestros cuerpos se encontraran lo mas
placenteramente posible, todo ritmo, sólo
gemidos. Adiviné una sonrisa en su cara, entre
gemido y gemido, la mejor sonrisa no vista
nunca ¡!
Y ahí, al fondo, con la nuca desnuda y el pelo
recogido, la espalda morena de Raquel, y en
ella, un poco escorado a la derecha su regalo
de esa noche ; un tatuaje de un zorro de larga
cola, mirándome y dejando en mi memoria un
gran recuerdo de esa mujer que es Raquel…y
de ese gran acompañante que fue ese Riesling
de Friedrich Becker con su preciosa etiqueta.
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PERO ENTONCES NO PODRÍAMOS
OPINAR LO QUE OPINAMOS
y
ESCRIBIR LO QUE ESCRIBIMOS