revista sufi 04

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SUFÍ NUMERO 4 / OTOÑO E INVIERNO 2002 Dr. Javad Nurbakhsh Sufismo y psicoanálisis (ii) Sachiko Murata El Tao del Islam El Arcángel púrpura (AQL-E SORJ) de Sohrawardi Hossein M. Elahi Ghomshei La poética y la estética en la tradición literaria sufí persa

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  • SufNumero 4 / otoo e INvIerNo 2002

    Dr. Javad NurbakhshSufismo y psicoanlisis (ii)

    Sachiko MurataEl Tao del Islam

    El Arcngel prpura (aql-e sorj)de Sohrawardi

    Hossein M. Elahi GhomsheiLa potica y la esttica en la tradicin literaria suf persa

  • y vi la majestuosidad de Dios revestida de Divinidad, bajo la imagen de la hermosura, una y otra vez, hasta que me lleg de l una revelacin de Su Majestad eter-na tal que derriti toda mi conciencia y mi pensamiento. Vi entonces un rostro ms vasto que los cielos y la tierra, ms inmenso que el Trono y el Pedestal, del que emanaba la luz de la Gloria, aunque l trasciende toda analoga y similitud. Vi Su gloria con el color de la rosa roja, y haba mundos y mundos, como si l hubiera estado esparciendo rosas, y no vi lmite alguno a todo ello. Brotaron en mi co-razn las palabras del Profeta: La rosa roja es reflejo de la gloria de Dios, y as lo perciba mi corazn.

    El desvelamiento de los MisteriosRuzbah -an Baqli, el Santo de Shir -az, 1209

  • DIRECTORMahmud PiruzREDACCIN

    Jos Mara Bermejo, Carlos Diego,Gustavo de Lama, Ana Ancochea,

    Juan Martn Carvana

    DIRECTOR ARTSTICOGustavo de Lama

    EDITORIAL NURPUBLICACIONES DEL

    CENTRO SUF NEMATOLL -AHIC/ Abedul, 11

    28036 Madrid - EspaaTel: 91 350 20 86Fax: 91 350 20 86

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    La revista SUF se publica semestralmente por el centro Suf

    Nematoll -ahi, organizacin no lucrativa, N Reg. R 7800909 I.

    Se autoriza la reproduccin parcial o total de un artculo,

    siempre que se cite la proceden-cia y se remita un ejemplar de la

    publicacin.

    Las opiniones expresadas en los artculos representan el punto

    de vista de su autor y no necesaria-mente la del Editor.

    Precio de unidad: 4,50

    ISSN: 1577-5747Depsito Legal: M-12.862-2002

    Impreso en Espaa por: EFCA,S.A.

    LA PORTADA:Caligrafa persa.

    Cortesa de Yalil rasuli

    Ningn enamorado dijopalabras duras a su Amada.

    H -afez

    SufindiCedisCurso

    Quin es un Darwish? 2Dr. Javad Nurbakhsh

    artCulosSufismo y psicoanlisis (II) 4Dr. Javad Nurbakhsh

    Desatar al hombre, desenrollar al ngel 9Mario Satz

    La potica y la esttica en la tradicin literaria suf persa 12Hossein M. Elahi Ghomshei

    El Tao del Islam 20Sachiko Murata

    El Arcngel prpura (Aql-e sorj) de Sohrawardi 26Carlos Diego y Mahmud Piruz

    La experiencia del Absoluto 38Ana Mara Schlter Rods

    Psicologa analtica 42Enrique Galn Santamara

    El simbolismo de las abejas 44Jos Antonio Mateos

    narraCinEl secreto de la maestra 46 D. QaladarVino aejo en odres nuevos 50Att -ar, Memorial de los amigos de Dios

    poesaEras T 41Dr. Javad Nurbakhsh

    La Fortuna del Amor 49Rumi

    los autores 51publiCaCiones 52

    nmero 4 / otoo e invierno 2002

  • SUFI

    N 42

    DISCURSO

    El nombre darwish1 es un ttulo que mucho de nosotros nos atribuimos, enorgullecindonos de ello, sin conocer el verdadero significado del sufismo o saber quin es un darwish. En la apariencia somos darwishes y, sin embargo, estamos ocupados interiormente da y noche en la idolatra, siguiendo las pasiones de nuestros egos. Como dice Rumi (1273):El deshonor de los darwishes fruto es de nuestro comportamiento,

    de nuestro continuo afn por satisfacer nuestros deseos.

    En la escuela clsica del sufismo de Persia, basada en la Unicidad divina del Ser, darwish es quien se ha vuelto sin yo; aquel que, sin fijarse en nada de la Creacin, dirige la totalidad de su atencin hacia el Amado. J -a ^yeh Abdoll -ah Ans -ari (1089) comenta acerca de los darwishes:

    Son un pueblo que no ha sufrido el veneno de la envidia; el polvo del desierto del ego no ha cubierto su manto de fe, y el humo del fuego de las pasiones no ha penetrado en sus ojos.Son reyes bajo la vestidura de los darwishes, poseen atributos de los ngeles bajo la imagen humana, viajeros son de la senda de la no-existencia del yo.

    Teniendo en cuenta esta descripcin, nosotros, los proclamadores del sufismo, debemos juzgarnos y, mediante una visin verdadera, ver hasta qu punto somos darwishes; y al descubrir nuestros defectos, hacer todo lo posible para corregirnos.

    La primera leccin del sufismo es amar a todas las criaturas de Dios y respetar sus ideas y creencias. El darwish debe evitar interferir en los asuntos de los dems o condenar sus ideas. Quien critica las creencias, las oraciones y la fe de la gente que, en realidad, son formas de atraer hacia s mismo el Favor divino y acercarse al Bienamado no slo no tiene una actitud digna de un darwish, sino que es un autntico enemigo de los sufes y la desgracia de los mismos; pues la objecin a las creencias y el insulto a la fe de la gente, sea cual sea su manera, es una forma de engreimiento y de egocentrismo y, en consecuencia, el defecto y el error ms grave para el suf.

    En resumen, todos nosotros debemos tratar de alcanzar la fidelidad al sufismo mediante la pureza interior, alejndonos de todo fanatismo e hipocresa. Debemos intentar mantener al sufismo libre de todo dogmatismo y pretensin. Debemos tener en cuenta que el sufismo es la escuela de la perfeccin humana y que sin la espiritualidad y la pureza interior es imposible alcanzar la perfeccin verdadera del ser humano. El darwish debe amar sinceramente a todas las criaturas y servirlas con todo su corazn y toda su alma, sin tener ninguna expectativa ni esperar recompensa alguna.

    1. Darwish (derviche): palabra persa cuyo significado literal es el mendigo, el que pide limosna de puerta en puerta. Cuando la palabra darwish se refiere a la pobreza espiritual y a la necesidad de Dios, se convierte en sinnimo del trmino rabe faqir, suf. El trmino darwish es utilizado principalmente en los paises no-rabes para referirse a los sufes.

    Quin es un Darwish?Discurso del maestro Dr. Javad Nurbakhsh

    en el crculo de los derviches

  • Ao 2002

    SUFI

    3

    Discurso

    RetRato del daRwiSh QiyaS, irn 1623

  • SUFI

    N 44

    Sufismo y psicoanlisis (II)

    Er -adat, la devocin

    En el artculo anterior, mencionbamos que el aspi- rante empieza a buscar un maestro cuando perci- be su falta de plenitud y siente la necesidad ur- gente de alcanzar la perfeccin. Cuando encuen- tra a un maestro, el aspirante se somete a su voluntad y se convierte en su discpulo (morid), de modo que puede avanzar por las etapas de la perfeccin y alcanzar finalmente el estado de Hombre Perfecto (ens -an-e k -amel). Al lazo espiritual que une al discpulo con el maestro (mor -ad), se le llama er -adat.

    El sentido literal de er -adat es simplemente querer, desear, o tener la intencin; pero, entre los sufes, er -adat significa preferir la voluntad del maestro a la propia voluntad. En otras palabras, er -adat es la negacin de la propia voluntad frente a la del maestro. Literalmente, el significado de morid es el de una persona con voluntad, mientras que para los sufes, paradjicamente, designa a aquel que no tiene voluntad; y es ms, mientras no haya abandonado su voluntad, la persona no estar cualificada para llamarse morid, discpulo.

    Aun cuando el hallar a un maestro perfecto depende de la bsqueda del morid y de que ste finalmente lo reconozca, en la mayora de los casos, y quizs incluso en todos ellos, el encuentro entre el discpulo y el maestro se produce incons-cientemente. Es un asunto del corazn, por tratarse de un hecho de naturaleza puramente espiritual.

    La psicologa espiritual de los sufes reconoce dos clases principales de inconsciente: el del corazn (del) y el del yo dominante (nafs-e amm -ara)1. Se considera al corazn como un don divino. Se le compara a un espejo que debe ser limpiado del orn del mundo natural y material, hasta que quede pulido y refleje la Verdad (Haqq)2.

    Por otro lado, se considera al nafs-e amm -ara como una potencia que debe ser transmutada, en un sentido real, en el nafs-e laww -ama (yo arrepentido) y finalmente en nafs-e motmaenna (yo serenado), de manera que pueda retornar a la Verdad. Los sufes han tomado este concepto del versculo cornico: Oh alma serenada, regresa a tu Seor, contento y agradable a tu Seor! (89,27-28).

    En el corazn residen el amor (eshq), la compasin, el sacrificio personal, la caballerosidad espiritual, la pureza y la bondad. Esto queda expresado en la tradicin proftica: El corazn est entre dos dedos del Misericordioso (Ruzbah -an 1970, p. 123). Del yo carnal, por otra parte, proceden las ten-dencias animales, la agresividad, la bajeza y la impureza. A este yo se refiere el Qorn cuando dice: Ciertamente el yo del hombre incita [amm -ara] a la maldad, a menos que el Seor se apiade (12,53). La disciplina y el mtodo espiritual de la tari-qat (Senda) purifican gradualmente el corazn, dejando salir

    Sufismo y Psicoanlisis (II)Una comparacin entre el sufismo y el psicoanlisis

    Dr. Javad Nurbakhsh

    El artculo que a continuacin presentamos es la segunda parte de un trabajo del doctor Javad Nurbakhsh, titulado: Sufismo y psicoanlisis, que fue publicado en The Inter-national Journal of Social Psychiatry, Vol. 24, N 3. La primera parte, que les hemos presentado en el nmero an-terior, bajo el ttulo: Qu es el sufsmo?, ofreca al lector una visin general de lo que es el sufismo, y en especial, el sufismo de origen persa. En la segunda parte hace una novedosa comparacin entre el sufismo y el psicoanlisis, y esperamos que sea de su inters.

  • Dr. Javad Nurbakhsh SUFI

    Ao 2002 5

    su calidad espiritual, y, al mismo tiempo, transmutando el yo dominante. Por ello han dicho los sufes: El sufismo es el abandono del yo a la servidumbre (obudiyya), y la unin del corazn con el Seoro divino (robubiyya).

    Intelecto parcial e intelecto universal

    En la terminologa suf se habla de dos clases de intelecto: intelecto parcial (aql-e ^yozi) e intelecto universal (aql-e kolli). El intelecto parcial [es decir, la razn] es el que ejercita el hombre en su vida diaria, y se enriquece con lo que aprende en su existencia material. Cuando es necesario, lo usa como un instrumento para protegerse de los pe-ligros del entorno y para dominar a la naturaleza. Al mismo tiempo, el intelecto parcial, la razn, es un yugo que puede someter y controlar al yo dominante cuando ste se vuelve salvaje y su com-portamiento se desva. Dentro del marco de los usos y costumbres sociales, as como del de las leyes y principios de la religin exotrica, este intelecto vigila al yo dominante, pero nunca puede ser un gua hacia la Verdad, y esperar de l tan noble tarea es totalmente absurdo.

    A propsito de este intelecto dice Rumi:

    La razn se asemeja a una acequiaque lleva el agua

    desde la montaa a las casas.Cuando el flujo del agua se interrumpe,

    los moradores sufren sedy mil desgracias.

    Busca la fuente en tu interiorpara librarte de esa dependencia!

    (Rumi 1926, vol 4, versos1967/1968)

    En otro lugar dice:

    La fantasa y la conjeturason la plaga del intelecto limitado,

    pues ste mora en la oscuridad.(Rumi 1926, vol 3, v. 1558)

    Tambin dice:

    El intelecto limitado es incapazde crear por s mismo,

    es slo receptor de la ciencia,y requiere enseanza.

    (Rumi 1926, vol 4, v. 1295)

    Cuando el corazn queda limpio del orn de la multiplicidad, refleja la Verdad tal y como es. A la persona que alcanza ese estado se la llama Hombre Perfecto, y a la fuente de su conocimiento o vi-sin interior, libre de engao, de error, de auto-adoracin y de bsqueda de provecho, se la llama intelecto univer-sal o consciencia del corazn. A una persona que posee este intelecto, tambin se la puede designar como intelecto universal. Rumi dice:

    El intelecto universaly el alma universalson el hombre de Dios.

    No creas que el Trono y el Pedestal estn separados de l.

    Su pura esencia es el lugarde la manifestacin de Dios,

    buscad por tanto a Dios en ly no en ningn otro.

    (Rumi 1926, vol 5, v.461/462)

    Es en este estado en el que el Hom-bre Perfecto, que ha alcanzado el intelec-to universal, niega todo lo ajeno a Dios, y ayudado por el amor slo le afirma a l. Como dice Sh -ah Nematoll -ah Wali:

    El intelecto niega todo lo que no es Dios, de modo que el Amor pueda afirmarle a l. (Sh -ah Nematoll -ah 1964, Vol. 4, p. 87)

    Amor e intelecto

    En la literatura suf, comnmente, se suele alabar al amor y menospreciar al intelecto. Por supuesto, lo que se me-nosprecia es tan slo el intelecto parcial, que no debe confundirse con el intelecto universal. Rumi distingue entre los dos cuando dice:

    El intelecto limitado es motivode infamia para el intelecto;

    el deseo del mundo priva al hombre de su realizacin.

    (Rumi 1926, Vol. 5, v. 463)

    Lo que los sufes han entendido por amor no es ms que la perfeccin e intensidad de la er -adat, que es la fuerza que impulsa el amor y el fuego de su anhelo. Es con esa fuerza con la que el corazn alcanza la perfeccin, y no con el intelecto parcial. Este intelecto depende obviamente de la percepcin de los sen-

    tidos y de las experiencias de la vida. Por el contrario, el amor es un don divino y una bendicin. No es pues de extraar que, en todos los tiempos, los juristas (foqa- h -a), los ascetas (zohh -ad) y todos aquellos que siguen exclusivamente al intelecto parcial hayan renegado de los enamorados del Bienamado Divino y hayan pensado que stos estaban equi-vocados. Sobre este tema dice Rumi:

    El intelecto limitado niega al amor,y se proclama, al mismo tiempo,

    confidente de los misterios.(Rumi 1926, vol 1, v. 1982)

    Los sufes, por su parte, han res-petado a aquellos que los rechazaban, porque pensaban que esas personas son prisioneras de sus intelectos parciales e ignorantes del amor, y que, adems, no son conscientes de su ignorancia.

    El fenmeno de transfrencia

    Los psicoanalistas consideran que el establecimiento de una relacin entre el analista y el sujeto analizado es de una importancia capital para el proceso teraputico. Freud llam transferencia a este proceso. Sabemos que, en ciertas circunstancias, la persona analizada transfiere todo su pasado a la persona del mdico. En palabras de H. Racker:

    Freud denomin transferencia a la totalidad de los fenmenos psicol-gicos del paciente y de los procesos relativos al analista, y que derivan de las otras relaciones previas. (Racker 1966, p.13)

    En la transferencia, se forma una nueva relacin entre el analista y el pa-ciente, que hace que este ltimo se vuelva obediente hacia el primero y deposite su confianza en l. Esta obediencia y este depsito de confianza, que hunde sus races en la relacin del nio con sus padres y que se desarrolla ahora como instrumento teraputico, hace parecer al analista como una persona en quien se puede confiar. Esta relacin es necesaria para todo avance con xito de la terapia, y tiene lugar espontneamente en algn momento de su desarrollo. Como escribe Freud:

    Observamosque el paciente, que slo debera estar pensando en la

  • SUFI Sufismo y psicoanlisis (II)

    N 46

    solucin de su propio conflicto angus-tioso, empieza a desarrollar un inters especial hacia la persona del mdico. Todo lo que tiene relacin con dicha persona le parece ms importante que sus propios asuntos y lo distrae de su enfermedad. (Freud 1961, p. 367)

    Transferencia frente a er -adat

    Cuando el vnculo de la er -adat une al maestro y al discpulo, el aspirante proyecta inconscientemente la imagen que tiene de la persona ideal sobre el maestro, transfirindole sus sentimientos y pasiones mundanas. Entonces, el dis-cpulo acepta totalmente al maestro y le somete todo su ser. La cuestin consiste en saber si este fenmeno corresponde, o no, a lo que Freud llam transferencia.

    Cuando Dios establece un vnculo entre el corazn del discpulo y el del maestro, los sufes utilizan el trmino er -adat para describir lo que ocurre. Se ha dicho que: la realidad de la er -adat es el movimiento del corazn en busca de la Verdad (Sa ^y -addi 1960, p. 29).

    Para contestar a la cuestin plan-teada, debemos distinguir dos clases de er -adat. La primera es la er -adat de aquellos que estn bajo el influjo de su yo dominante, o dicho de otro modo, de aquellos que tienen su alma enferma. Estos pacientes ejercen la er -adat prime-ro y esencialmente debido al dominio de su yo carnal, y en segundo lugar, y aparentemente, por el juicio del intelecto parcial. La transferencia en psicoanlisis slo se puede relacionar con estos casos. La segunda clase es la er -adat de los ena-morados de la Verdad, que la practican referida a un maestro espiritual, en pri-mer lugar debido a la orientacin dada por Dios, y en segundo por la aprobacin del corazn. Slo en estos casos cabe aplicar el trmino suf er -adat.

    En base a lo expuesto, podemos concluir:

    1. La transferencia es el establecimien-to de la relacin adecuada entre el pa-ciente y el analista, que puede conducir a la curacin del paciente, llevndole al estado de persona normal. Er -adat, por otro lado, es la relacin espiritual

    entre el discpulo y el maestro, estable-cida para elevar el estado de la persona normal al de Hombre Perfecto.

    2. La transferencia es el estableci-miento de una relacin con un analista para satisfacer los deseos del nafs-e amm -ara, el yo dominante, mientras que er -adat es el amor hacia otra persona establecido para escapar a la auto-adoracin.

    3. El fenmeno de transferencia re-quiere elegir a un oyente adecuado que escuche las palabras del auto-adorador que habla, mientras la er -adat requiere convertirse en un oyente cua-lificado, para aprender como adorar a la Verdad.

    4. Y finalmente, la transferencia es un fenmeno material, relativo y tem-poral, mientras que la er -adat es algo espiritual, absoluto y eterno.

    Fan -a fi-sheij (anonada-miento de uno mismo en el maestro)

    Una de las etapas del sufismo es la llamada fan -a fi-sheij (anonadamien-to de uno mismo en el maestro). Algunos de los que recorren la Senda quedan total-mente raptados (ma ^yzub) por el maestro gracias a la perfeccin de su er -adat o de su amor (eshq). Debido a la irradiacin de su er -adat se hallan aniquilados en el ser del maestro, y en todo lo que miran slo le ven a l. Cuando alcanza este estado es cuando se dice que el discpulo ha alcanzado la etapa de fan -a fi-sheij. Muchos de los grandes sufes alcanzaron esta etapa, siendo el ejemplo ms notable el de Rumi, que fue totalmente raptado por su maestro, Shams Tabrizi. Por ello, dijo lo siguiente:

    Mi Maestro y mi Seor!Mi pena y mi cura!

    Djame revelar el secreto,mi Sol (Shams3 ), mi Dios!

    Desde que te fijaste en m,estoy loco de amor,

    pues eres rey de los dos mundos, mi Sol, mi Dios!

    Quedar anonadado ante Tiy no quedar de m ni rastro,

    esto es lo que exige el decoro,mi Sol, mi Dios!

    (Rumi 1965, p. 509)

    Debe destacarse sin embargo que el fan -a fi-sheij es una etapa de preparacin para el fan -a fi-All -ah, el anonadamiento en Dios.

    Auto-adoracin y er -adat

    Como ya se ha dicho, para poder ser cualificado como novicio en la Senda y como alguien que pone en prctica la er -adat, el aspirante debe poseer, mental y fsicamente, madurez y salud. El primer efecto de la er -adat en el discpulo es que su atencin queda desviada del mundo y de sus asuntos y enfocada, por consiguiente, tan slo en el maestro. Por tanto, el primer paso que da el novicio con la ayuda de la er -adat es el de dirigir su atencin hacia el maes-tro y quedar libre de auto-adoracin. Aquellos que se hallan profundamente enredados en el amor hacia s mismos y en la auto-adoracin, no slo no pueden dar el primer paso con xito, sino que su er -adat tiene un efecto negativo. De hecho, ese enredo se convierte en un gran obstculo para el desarrollo de una er -adat genuina y, por tanto, para alcanzar la meta final.

    Este punto lo expresa bien el poema de H -afez :

    Dirigirse a la puerta de la tabernaes tarea de los que son ntegros.

    No hay caminoa la vecindad del tabernero4,

    para quienes alardean de s mismos. (H -a fez 1983, gazal 72, verso9)

    En cuanto a la relacin del paciente con su analista y al fenmeno de trans-ferencia, Freud llega a la misma conclu-sin, cuando afirma:

    La experiencia demuestra que las personas aquejadas de neurosis nar-cisista no tienen capacidad para la transferencia, o tan slo para vestigios insuficientes de la misma. Se apartan del mdico, no con hostilidad, sino con indiferencia. (Freud 1961, p. 374)

  • Dr. Javad Nurbakhsh SUFI

    Ao 2002 7

    Morid y mor -ad (discpulo y maestro)

    De la misma manera que el mor -ad es la manifestacin del Nombre divi-no, al-Mor -ad, el morid es la manifes-tacin del Nombre divino, al-Morid. Esto es para aclarar que en la er -adat el objeto de la adoracin no es una persona individual, sino Dios, pues tanto el morid como el mor -ad son manifestaciones del Nombre divino. Por tanto, la er -adat es de hecho la relacin divina entre dos Atri-butos de Dios, y sus aspectos carnales y materiales son irrelevantes.

    Conocimiento adquirido (elm-e hosuli) y conoci-mien to revelado por la presencia divina (elm-e hozuri)

    Debe resaltarse que los sufes no slo renuncian al intelecto parcial, que se forma como resultado del conocimiento adquirido en el mundo sensible, sino que consideran incluso el conocimiento adquirido por aqul como el principal obstculo en la enseanza de la Verdad. Este es el sentido cuando dicen: el conocimiento es el mayor velo [de la Verdad]. En otras palabras, los sufes rechazan todo conocimiento que no est relacionado con el amor, y admiten slo como verdadero el conocimiento revela-do por la presencia divina (o aquel que se halla ms all de la distincin entre el sujeto y el objeto), y cuyo rgano es el corazn. Se ha dicho que: el conoci-miento es una luz que Dios proyecta en el corazn de aquellos que quiere (sheij Bah -ai, s.f., p. 493). Los sufes, por tanto, entienden que el conocimiento adquirido aumenta la auto-adoracin y el egosmo, y separa, por consiguiente, an ms a la gente de la percepcin de la Verdad. A este propsito, dice Rumi:

    El libro del suf no est hechode tinta ni de letras:

    es slo un corazn blancocomo la nieve.

    Las provisiones del erudito sonmarcas de una pluma.

    Cules son las provisiones del suf? Marcas de pasos.

    (Rumi 1926, p.366)

    La cadena inicitica (selse-la) y la autorizacin de la maestra

    Los sufes consideran que una perso- na no est cualificada para ser maes-tro espiritual hasta que no ha recorrido las etapas de la Senda guiado por un Hombre Perfecto. Tiene que haber sido reconocido como maestro por el maestro o Qotb anterior. En definitiva, un maestro tiene que haber tenido la visin completa de la Senda y haberla recorrido hasta el final, conocindola totalmente. Esta ca-dena inicitica, que existe en las rdenes sufes autnticas, se remonta al profeta y de l hasta Dios. Por tanto, los sufes no consideran a un supuesto maestro, que no est conectado a una cadena inicitica autntica, como capacitado para guiar a otros. Dado que una persona as no ha recorrido la Senda, ni aprendido sus prin-cipios bajo la supervisin de un maestro o Qotb anterior, no puede ayudar ni guiar a los dems. Existe adems el riesgo de que uno de estos presuntos maestros confunda el fenmeno de transferencia con la er -adat y, sin saberlo, comunique sus propios defectos a otra persona.

    Por tanto, una persona que no haya sido autorizada por un maestro conecta-do a una cadena, no slo es incapaz de conducir a un discpulo a ningn nivel de perfeccin, sino que puede perfectamen-te convertirle en una persona enferma y empobrecida espiritualmente.

    Los psicoanalistas tambin afirman tajantemente que hasta que uno no ha sido psicoanalizado no puede analizar a otros. La pregunta que aqu se plantea es quin analiz al propio Freud? (vase Perry 1966, pp. 103-119)

    La transferencia y sus efectos sobre la vida espiri-tual de los sufes

    Es muy difcil distinguir entre transfe- rencia y er -adat. Slo los maestros sufes y los amigos de Dios, que son muy pocos en cada poca, pueden trazar la l-nea que las separa. Desafortunadamente, adems, en diferentes tiempos, ha habido personas conectadas con el sufismo que han confundido la transferencia con la er -adat. Es ms, algunos presuntos

    maestros, que no han alcanzado la perfeccin, han desviado sin saberlo el fenmeno de transferencia en su propio beneficio, sin considerar sus aspectos egostas. En referencia a esto, dice Rumi: En este aspecto el mundo entero anda perdido, y apenas conoce a los abd -al5 de Dios (Rumi 1926, p. 16).

    Los enfermos mentales se convierten en discpulos de esta clase de maestros y establecen con ellos una relacin de transferencia. Luego, proclamando que han tenido lugar milagros, que no eran, de hecho, sino el resultado de las fuertes emociones establecidas por la transfe-rencia, actan como misioneros de su maestro y consiguen conversos. El as llamado maestro, a su vez, no consciente de su propio egosmo, se beneficia de la ignorancia de la gente. Luego, llamndo-se a s mismo amigo de Dios (wali), se instala en un modo de vida paradisaco. A veces, por causa de un milagro con-tado por un discpulo, acaba por pensar que, durante todo el tiempo, haba sido realmente un hombre de Dios, pero sin darse cuenta. En fin, este tipo de maes-tro se ve empujado por la gente debido a su necesidad de ganarse la vida, y a la vez se siente cada vez ms convencido de sus propias afirmaciones. Esto crea un crculo vicioso entre el discpulo y el maestro, mantenindose ambos firmes en su propio egosmo.

    En todos los tiempos este crculo vicioso ha estimulado a un cierto nmero de personas a convertirse en maestros, y luego hay discpulos que estn en-cantados con ellos y que van contando historias maravillosas sobre ellos. De este modo, se crean escuelas sufes que no son realmente nada ms que tiendas donde los maestros exponen sus mercancas. En realidad, la gente as crea sus propios dolos y luego empieza a adorarlos. Esta clase de maestros est, de hecho, sujeta a sus propios discpulos. El hecho es que un discpulo desea tener a cierta persona como maestro, es decir, un maestro que, debido a sus defectos e imperfecciones, siempre disfruta tenien-do una multitud de seguidores que lo apoyan. Sobre esto dice Rumi:

    Cuidado, que estos cuervoshan izado el fraude,

    al imitar el grito del halcn blanco. (Rumi 1926, Vol. 4, verso.1699)

  • SUFI Sufismo y psicoanlisis (II)

    N 48

    El resultado de este tipo de falso sufismo ha sido que los falsos maestros han sido incapaces de dar enseanza a una autntica estirpe espiritual y de llevarles a un estado de perfeccin y de maestra. En consecuencia, la mayora de estos maestros nombran a sus propios descendientes como sucesores, de modo que en sus rdenes la base de la maestra espiritual se cambia por una especie de herencia de sangre, convirtindose, por tanto, en un asunto material.

    Los maestros de la Senda verdaderos y perfectos, por otra parte, slo aceptan a aquellos discpulos, libres de enfermeda-des mentales y de segundas intenciones, y que han sido elegidos por Dios. Slo los discpulos que cumplen estas con-diciones son guiados y formados. La mayora de estos maestros no aceptan a enfermos psicolgicos; sin embargo, han existido algunos maestros tan perfectos que podan admitir tambin a este tipo de personas. Estos discpulos, o mejor dicho pacientes, siguen un tratamiento de psicoanlisis y transferencia antes de penetrar en la Senda espiritual propia-mente dicha.

    Debe quedar claro que han sido muy pocos los maestros con tal grado de perfeccin. Uno de los ms destacados entre ellos fue Sh -ah Nematoll -ah Wali. Este maestro perfecto acostumbraba decir: Mandadme a todo aquel que otros maestros hayan rechazado, y yo le formar de acuerdo con su aptitud (ver Nurbakhsh 1959). Confirmando la grandeza de Sh -ah Nematoll -ah, escribe Rez -a Qoli Hed -ayat: El pequeo arroyo se duele con las piedras, pero el ocano talla las rocas.

    Gracias a las habilidades de estos maestros perfectos, se han establecido clases elementales en las rdenes sufes para curar a los enfermos psicolgicos. En estas clases, un maestro perfecto o mdico divino trata al paciente nece-sitado de cuidados psicolgicos mediante la transferencia. Cuando se completa el tratamiento y el paciente recobra la salud, ste abandonar la escuela, o bien, si es la voluntad de Dios y la er -adat le ha ayudado, podr ser iniciado y entrar en el crculo esotrico.

    Sumario y conclusin

    No existe una semejanza de naturale- za genuina y profunda entre el su-fismo y el psicoanlisis. S existen, sin embargo, parecidos superficiales entre estas dos escuelas. Mientras el objetivo del psicoanlisis es tratar a una persona anormal y llevarla a un estado de nor-malidad psquica, la meta del sufismo es tratar a una persona psicolgicamente normal y llevarla al estado de Hombre Perfecto. La relacin analista-paciente se funda en el fenmeno de transferencia, mientras que la del discpulo con el maes-tro se funda en la er -adat. La transferencia es algo material, psquico y temporal, mientras que la er -adat es algo espiritual, divino y eterno.

    Sin embargo, considerando su cua-lidad material, psquica y temporal, la transferencia no ha sido ignorada por los sufes. Ha habido maestros perfectos que han hecho uso de la transferencia, unas veces como instrumento teraputico para pacientes necesitados de cuidados psi-colgicos, y otras veces como una etapa inicial en el programa real del sufismo.

    Referencias

    Arberry, A. J. (1964). The Koran Interpreted, Londres.

    Freud, S. (1961). Introductory Lectures on Psycho-Analysis, J. Rivire (trad.), Londres.

    H -afez (1983). The Diwan, P. N. Kh -anlari (ed.), Tehern.

    Nurbakhsh, J. (1959). The Life and Works of Sh -ah Nematoll -ah Wali, Tehern.

    Perry, W. H. (1966). The Revolt against Mo-ses, Tomorrow, Londres.

    Racker, H. (1966). Transference and Coun-tertransference, Londres.

    Rumi, J. (1926). The Mathnawi, R. A. Nichol-son (trad.), Londres.

    Rumi, J. (1956). Qazaliy -at-e Shams-e Tabri-zi, M. Moshfeq (ed.), Tehern.

    Ruzbah -an (1970). Abharol-Asheqin, Dr. J. Nurbakhsh (ed.), Tehern.

    Sa y^ -adi, I. (1960). Farhang-e mostalah -at-e oraf -a, Tehern.

    Sheij Bah -ai (s.f.). Kashkul, Qom.

    Sh -ah Nematoll -ah Wali (1964). Ras -ael, Dr. J. Nurbakhsh (ed.), Vol. IV, Tehern.

    Nota

    1. Nafs: El trmino rabe-persa (al-nafs) po-see una gran variedad de significados, entre ellos: la esencia (de un objeto), el alma, la psique, el espritu, la mente, el ser vivo, la persona, lo individual, el deseo, la identidad de una persona, o el yo, la traduccin que hemos usado en este artculo.

    En la terminologa suf, normalmente, se usa el trmino nafs para referirse al nafs-e amm -ara (el alma baja, el yo dominante) (en francs: me concupiscente; en Latin: cupido libido), haciendo alusin al ego del hombre que est dominado por el mal. Desde esta perspectiva, el trmino normalmente designa la totalidad del alma-cuerpo, en el sentido en que el hombre est sujeto a su egocentrismo, y es llevado por sus pasiones, la carne (del trmino griego sarx en la forma en que es en-tendido por los padres de la Iglesia). Por otra parte, el nafs recorre diferentes niveles en su progreso y transformacin, sobre los cuales el lector interesado puede acudir a la obra del autor, Psicologa suf. Madrid 1997. [N.T.]

    2. En la terminologa suf, Haqq, la Verdad, es una alusin a Dios, al Ser Absoluto (wo ^yud-e motlaq). Es decir, Aquel que es libre de todo lmite. En palabras del Qorn: Dios es la Verdad manifiesta (24,25). [N.T.]

    3. El sol al que se hace referencia aqu, ade-ms de ser el nombre del maestro de Rumi, es el sol del mundo espiritual, fuente y principio de todo lo existente. [N.T.]

    4. En la terminologa suf, el tabernero simboliza al maestro suf, y la taberna, al estado del anonadamiento (fan -a). [N.T.]

    5. Abd -al, que significa literalmente subs-tituto, designa en la terminologa suf a los grandes amigos de Dios (walis) sobre los cuales reposa la existencia del universo espiritual. [N.T.]

  • SUFI

    Ao 2002 9

    Mario Satz

    El arriba citado proverbio jasdico se basa en la premisa que sostiene que toda educacin verda- dera es y debe ser liberadora. En principio porque la misma Tor o enseanza contiene baco de infinitas combinaciones la capacidad de orientar al ser humano adulto e integrado psicolgicamente hacia la resolucin de su enigma ms caro: el de su constante aproxi-macin, por su imagen y semejanza, al Creador o, si se prefiere, a la Creacin entera. El drama espiritual del hombre, dicen los maestros jasdicos, es el de producir opacidad tras opacidad: racial, familiar, territorial, mental. Opacidad que los kabalistas denominan klipots o cortezas que necesitan rasgarse, abrirse de manera constante y esforzada si el fruto alguna vez va a comerse o el fino grano ha de romper la cutcula para dejarse trabajar por la tierra, el agua, el aire y el fuego.

    La produccin de opacidad o separacin no es slo bio-lgica o, para el caso, metablica. Lo vivo, sabemos, es com-plejo, y al estar sujeto a la fatiga de sus materiales, anquilosa y cristaliza. La mente se nos torna artrtica antes de tiempo y en consecuencia el pensamiento pierde elasticidad. De manera que el combate que se nos plantea es, con frecuencia, el de deshacer los mismos nudos que nos hemos hecho para acordarnos de lo que debamos hacer. Los preconceptos y los prejuicios son lo contrario de la vida anmica y espiritual,

    que vive de su despierta curiosidad y capacidad de cambio. Estar hecho un nudo, dira Abulafia de Zaragoza en el siglo XIII, es estar adherido a cosas que han dejado de ser; es estar sujeto a una ya muerta imagen de nosotros mismos o bien a ciertas concepciones que los dems tienen de nosotros. El nudo o kesher es vivido entonces como un impedimento, semejante al que aludimos al decir tengo un nudo en el es-tmago. Pero aflojarse o desatarse no es sencillo ni tampoco consiste en berrear o gritar, descargas en todo caso pasajeras. En cierto modo no vale la pena desatar al ser humano si no desarrollamos, luego, su ngel, su angelos, palabra que en griego significa mensajero y que pasar a formar parte de Evan-gelio. De hecho, un ngel es aquel que tiene algo que decir, que tiene una buena nueva que comunicar. Por ejemplo: un ngel anunci a Mara su prxima concepcin o a Mahoma su misin. Pero los ngeles no dicen lo que quieren; ni siquiera, como los profetas y poetas, lo que las distintas modalidades de su inspiracin les dictan. Un ngel es por completo trans-personal, ingrvido, ubicuo, viajero, alado y la mayora de las veces innombrable. Constancia de ello da la respuesta del ngel a Jacob en la escena de su lucha con l, cuando le dice: Por qu preguntas mi nombre? No se supone que el ngel tenga familia, aunque s jerarqua, es decir nivel de desarrollo, ms o menos altura en relacin a la fuente de luz de la que procede.

    Desatar al hombredesenrollar al ngel

    Mario Satz

  • SUFI

    N 410

    Desatar al hombre, desenrollar al ngel

    Hombre Alado Acompaadopor dos Perros

    Escuela Moqol, India.1585 d. C

  • Mario Satz SUFI

    Ao 2002 11

    Si nos detuviramos a considerar la iconografa medieval o renacentista de lo anglico nos toparamos con esos putti que reproducen, punto por punto, al viejo nio Eros de la mitologa clsica, lo cual lo relaciona por un lado con las alianzas de amor y por la otra con su notable ubicuidad. Hasta su dorado resplandor coincide. La expresin desenrollar, por otra parte, supone tambin un cdigo pre-vio. Como la escritura gentica del ADN, el ngel est escrito en nuestras clulas y es casi siempre nuclear y fosfrico, en-zimtico y transmisor. Por tanto, cuando un ser humano no transmite vida, calor, energa, claro optimismo vital, es porque su ngel est an ms enrollado que los nudos que atan a su hombre correspon-diente. Existe un hermoso proverbio suf complementario de lo que estamos diciendo y, hasta cierto punto, clave para comprender nuestro planteo. Dice as: Por ms que los nudos se sucedan y varen, la cuerda es una. Y qu es, en definitiva, un nudo sino la provisoria flebitis de la soga! El hecho de que la cuerda sea una nos est indicando que el nudo est por encima de la verdadera estructura, como la superficie del ego lo est de la profundidad del verdadero yo. As, pues, en la tarea de deshacer los nudos y habilitar los caminos de las energas incitamos al ngel a que des-pierte y nos diga su mensaje.

    Un poeta escribi que las alas de los ngeles tienen el color del arco iris por-que aquellos que conocen los secretos y ritmos de la luz estn al tanto de sus variaciones y matices. Si as fuera, lo anglico desenrollado es doblemente consciente de lo mltiple del color los nudos y lo nico de la luz o sea la cuerda. Los que estn familiarizados con la tradicin catlica recordarn que San Pablo menciona en 1 Corintios 47 la teora ya vieja en su poca de los dos Adanes, el terrestre y el celestial, en ese orden de aparicin. Teora que alude al antiguo concepto gnstico del antropon foteinos u hombre luz al que viste una envoltura carnal o, mejor an, quien es una suerte de negativo fotogrfico que debe experimentar la revelacin ge-neralmente en un cuarto oscuro o en una noche cerrada para convertirse, por fin, en un positivo de s mismo. El ser humano es una fotografa de Dios, su verdadera imagen; una fotografa, es

    decir alguien-que-est-escrito-con-luz. Con luz y no solamente con sombra. Un detalle que merece recordarse es que los ngeles descienden para hablar con nuestra especie. Proceden de arriba a abajo y no al revs. En tal caso, y en lo que a nosotros respecta, convertirse en ngel es ascender hacia un grado cada vez mayor de tolerancia y transparencia (a menos que se sea de la hueste de Aba-dn, el ngel exterminador) para poder ver las cosas como desde un avin: ms pequeas de lo que en realidad nos pa-recen. En lo que atae a la ubicuidad de lo anglico, sta consiste en la facultad de estar presente nos aclara el diccio-nario en varios sitios a la vez. Es decir en no estar sujetos a una sola realidad ni sentirnos prisioneros de nuestro espacio o nuestro tiempo.

    En la India clsica tal predisposi-cin o capacidad lograda a fuerza de disciplina y vocacin dvica lleva el nombre snscrito de siddhi o poderes. Esto es, el don o talento para situarnos en una zona ms profunda de la existencia. Es verdad que tambin se puede vivir sin desarrollar o desenrollar al ngel, pero ciertamente es duro y triste vivir atado, anudado o prisionero de fantasmas o con-cepciones letales. Los ngeles rehuyen la masa y si acaso estn juntos lo estn para cantar a coro tal y como se los ve en las ilustraciones que Gustave Dor hizo para la Divina comedia del Dante. Los indi-viduos, en el crecimiento y la expansin de su alma, no tienen excusa posible. Inversamente, de la masa o la horda se puede decir que es irresponsable, presa de la mana o la locura histrica, ya que se rige por la ley de la gravedad que impide a los seres y las cosas volar con espontaneidad, pues est fatalmente determinada a devenir escoria y materia densa, en tanto que el individuo, un solo individuo puede para bien o para mal dinamizar homeopticamente a la masa hasta abismos terrorficos o cspi-des de ensueo. Hablando en trminos junguianos podramos decir que el ngel es el principio individualizador del hom-bre, su meta final, su milagrosa unicidad. Cuando, tras cierto grado de devocin y esfuerzo, comprendemos el dictum suf a propsito de la cuerda nica, co-menzamos a convertirnos en verdaderos tejedores de nuestro destino, en seres que reconocen, como deca Henry Miller, que

    el ngel es nuestra watermark o marca de agua, y que no somos ms que una delgada hoja de papel en la que la vida escribe su partitura de astros y partculas.

    Una historia narrada por H -afez, el poeta persa, cuenta que habiendo hecho Dios una criatura semejante a s mismo en barro intent insuflarle alma, pero como sta se resista a entrar en el cuerpo del primer Adn, se mova de aqu para all, era ubicua, saltarina, oscilante y afecta al aire libre, voltil e inquieta, no quiso entrar en esa prisin de arcilla. El Creador mand llamar entonces a sus n-geles msicos para que tocaran la mejor de sus melodas y al orla, fascinada, el alma entr en xtasis, detenindose entre la perplejidad de su goce y la contencin de su soplo. Como observara que su atencin, su capacidad de resonancia no era lo bastante buena para captar la belleza de aquella msica celestial, se introdujo en el hombre de barro creado por el Hacedor para servirse l como de una concha acstica. Y hasta el da de hoy, nos cuenta H -afez, se cree que cada vez que el ser humano escucha el canto de los ngeles, lee poesa o descifra un smbolo, su alma se halla a gusto en su cuerpo, cuando la verdad es que el alma misma es esa meloda y cre los distintos rganos del cuerpo para poder ser oda. Hecha de msica, el alma humana apela, de este modo, al corazn, al hgado, a los pulmones y a la trquea, a la columna vertebral y a los pies, al cuello y a los ojos para conocerse a s misma. Si ocurre que tales instrumentos, vivos y misterio-sos, estn afinados, la armona se llama salud, y si sucede que los descuidamos la enfermedad que les sobreviene se llama ruido, olvido y muerte. Un cuerpo sano dicen los chinos no siente nada; nada, agregaramos, que no sea el sutil, maravilloso milagro de existir como un fruto ms en el vasto rbol Csmico. Encarnado luz en ecuaciones de suspiros. Segregando smbolos, puentes entre el Ser y la Nada.

  • SUFI

    N 412

    La Potica y la Esttica en la tradicin suf persa

    La Metafsica y la Esttica en el sufismo

    Un viajero victoriano seal una vez que Persia es un pas donde la gente camina sobre alfom- bras de seda y habla el lenguaje de la poesa. En la misma vena romntica, Irn ha sido lla- mado la tierra de la rosa y el ruiseor, sm-bolos estos, desde luego, de los arquetipos de la Amada y el Amante, o de la Belleza y el Amor, o, se podra decir, de la Esttica y la Potica si interpretamos que en la literatura persa el smbolo de la rosa se refiere a la Esttica y el de rui-seor a la Potica.

    Como si continuaran la pasin del ruiseor por la Rosa, los poetas sufes persas se declaraban amantes de la Belleza y todos sus poemas no eran otra cosa que canciones e himnos en alabanza de dicha Amada Trascendental.

    Como escribe H -afez:

    No soy yo el nicoque da serenatas a la belleza

    de las damas de mejillas de rosa.Todo en derredor

    hay un millar de ruiseoresque el mismo himno entonan.

    (H -afez, ghazal 190, v.6.)

    Las lneas iniciales de otro ghazal de H -afez expresan el eterno mensaje del poeta persa, la perpetua llamada de la Belleza al rapto, que comunica el idilio constante del ruiseor con la rosa; as como el proyecto esttico en curso del poeta mstico, de percibir toda la belleza temporal como un rayo del Esplendor divino:

    Las rosas rojas han florecidolos ruiseores estn del todo ebrios.

    Por doquier, el clamor y el grito del xtasis:Oh suf, devoto del Eterno Ahora!

    (H -afez, ghazal 20, v. 1.)

    En estos papeles, ms que entrar en elaboradas y compli-cadas teoras sobre la esttica y la potica, seguir los pasos de H -afez y jugar a ser el S -aqi: un Copero que proporciona una copa de este vino de la belleza que tanto embriaga a los ruiseores de Persia que no recuperan nunca la sobriedad. Es ste el mismo vino al que se refiere el verso de Shabestari, que incita al amante de esta Belleza:

    Apura aquel vino cuya copa esel rostro de la Amada,

    y su vaso,los ojos ebrios del bebedor.

    (Shabestari, p. 101. v. 811)

    La poesa suf persa est animada por una visin de la belleza divina, belleza esta que es, en palabras de Keats, una alegra por siempre. Esta belleza es tambin, en el vocabulario teolgico del Qorn, la Luz de los Cielos y la Tierra (XXIV,35), la Verdad que sustenta la Apariencia, el Ser Absoluto, el Uno que es como ninguno.

    El mundo entero ha recorrido mi coraznpero ni uno como l ha encontrado:

    Nada hay como l, nada como l, nada!

    La Potica y la Esttica en la tradicin literaria suf persa

    Hossein M. Elahi Ghomshei

    NaSR-ollah emami, eSfahaN 1901

  • Hossein M. Elahi Ghomshei SUFI

    Ao 2002 13

    El perenne relato de esta Belleza, que es una con la Verdad y la Divinidad, se refleja tambin en el arte de la narra-cin persa. Tradicionalmente todas las historias son precedidas por esta lnea inicial trazada desde el mito de la crea-cin arquetpico del Islam: Haba uno y haba ninguno, excepto Dios no haba nadie. Pese a que este tpico presenta un parecido superficial con frases similares en otras literaturas (como rase una vez..., Once upon a time... en ingls, o Il tait une fois..., en francs, por ejemplo), la expresin persa conlleva tambin un profundo mensaje filosfico. Todas las historias persas son precedidas por esta frase simplemente porque se reconoci que todas las historias ocurren despus de esta historia.

    Desde un punto de vista filosfico, la frase enfatiza la premisa metafsica bsica de que el Ser del Uno precede al ser de los Muchos, que la existencia de la Unidad precede a la existencia de la Multiplicidad. Esta premisa est bien expresada en los versos de Maqrebi:

    Cuando el sol de tu carase manifest,

    aparecieron los tomosde los dos mundos.

    Cuando ese sol de tu caraproyect sombra,

    de aquella penumbra aparecicuanto existe en el universo.

    Cada tomo inundadopor el sol de tu rostro,

    amaneci brillandocomo un nuevo sol.

    (Maqrebi, p.19, v. 1-4)

    As como en el pensamiento metaf-sico islmico se habla del Ser Uno, que precede a todos los seres, la esttica suf persa se refiere tambin a esta Belleza Eterna que precede a toda belleza tempo-ral. La relacin analgica entre el pensar metafsico y el pensamiento esttico en el sufismo persa, es evocada por

    ^Y -ami en el prlogo de su poema mstico-romntico Yusuf y Zuleika:

    Esta hermosa Doncella robacorazo-nes estaba en la cmara nupcial: una Amada amable en su soledad dichosa, jugando el juego del amor con nadie sino ella misma, y bebiendo a solas el vino de su propia belleza. Nadie saba nada de Ella. Incluso el espejo no

    haba reflejado todava su semblante. Pero la belleza no puede permanecer oculta mucho tiempo. La gracia no soporta estar oculta: si le cierras la puerta, ella ensear la cara por la ventana. As, Ella plant su tienda fuera de los sagrados recintos, revelndose en el alma y a travs de toda la creacin. En cada espejo aparecieron sus facciones teofnicas, de manera que su historia fue dicha por todas partes. Desde tal refulgencia una centella hiri a la rosa y la rosa encendi la pasin en el corazn del ruiseor.

    (^Y -ami, s.f., p.592)

    Los poetas sufes persas no pensaban en el mero entretenimiento romntico al utilizar la imaginera ertica en pasajes como stos. Ms bien, deseaban estable-cer un punto de apoyo metafsico acerca de la creacin, para aludir a esta Belleza Primordial que se haba desvelado a s misma en lo Alto de la Contingencia (b -am-e emk -an), en tanto que miles de mundos vinieron al ser como resultado de su teofana. Un rayo de esta Belleza Eterna hiri a la Rosa, y la Rosa reflej esta Belleza hacia el Ruiseor, llenando al afligido pjaro de meloda, frenes y xtasis. Este mito del gnesis esttico, si se puede llamar as, es expresado por H -afez en un renombrado verso:

    Por gracia de la rosa el ruiseor aprendi

    el arte del canto;si no, con su esbelto pico

    nunca habra entonadotan amorosas rimas.

    (H -afez, ghazal 272, v. 4)

    En otro verso, una de las ms subli-mes expresiones del mito del gnesis de toda la literatura persa, H -afez propor-ciona una formulacin metafsica ms explcita de su doctrina.

    En la preeternidad emergi en epifana la luz de tu hermosura,

    se revel el Amory prendi fuego al mundo entero.

    (Ibd., ghazal 148, v.1)

    Ambos versos expresan un mensaje bsico: mostrar cmo la Belleza dio a luz al Amor y cmo el Amor gener la Existencia. Como ^Y -ami apuntaba en el pasaje anterior, ste es tambin el eterno

    relato de la creacin artstica. El artista testifica primero la belleza. Esta visin despierta el amor y, consecuentemente, un anhelo por expresar la belleza atesti-guada, a travs del amor, en la creacin artstica. El mito griego de la creacin del hijo de Venus, Cupido, registra este mismo suceso ertico-metafsico y es-ttico, y en el mismo sentido habra que tomar las palabras de Shakespeare en Romeo y Julieta: Es Cupido quien nos rige a todos. Las alusiones metafsicas a este mito de la creacin de la belleza esttico-metafsico, que de esta manera cre el mundo del romance a travs de su esplendor, son muchas y merecen nuestra consideracin.

    Hemos visto cmo la belleza, sim-bolizada por Zuleika como el Dios escondido, ha desertado de su soledad y plantado su tienda en el reino de la apariencia. Cmo debera entenderse esto? Existen en los escritos sufes persas cuatro o cinco interpretaciones distintas respecto al significado de la gnesis del reino de la apariencia que pueden ser resumidas como sigue:

    I. De acuerdo con la primera interpretacin, el reino de la apariencia es visto como alusin al mundo de la multiplicidad y los fenmenos tempo-rales (simbolizados en la poesa suf por la cabellera de la Amada) que, pese a sus pluralidades, gua al buscador hacia el Amado Uno, a quien aluden todos y cada uno de sus cabellos.

    II. La segunda interpretacin juzga la apariencia como un reflejo de Dios en el espejo del no-ser. Esta idea es ilus-trada por el siguiente verso del Jardn del Misterio de Shabestari:

    El no-ser es un espejo;el mundo, la imagen reflejada en l;

    y el hombre, como el ojo de esa imagenen la que se oculta la Persona invisible.

    (Shabestari, p. 72, v. 139)

    III. Una tercera interpretacin sigue la concepcin platnica que considera que el reino de la apariencia no es sino una sombra provocada por el resplandor del Ser divino.

    IV. Una cuarta y ltima interpreta-cin ve la apariencia no como un velo ni

  • SUFI La Potica y la Esttica en la tradicin suf persa

    N 414

    como una sombra sino, ms bien, como el mismo Dios. En palabras de Rumi:

    l es la rosa, el prado,el jardn y la fuente.

    No hay ningn otro que len el jardn del mundo.

    As, cuando Shakespeare dice: Oh, amada ma, por dnde vagas?, los sufes podan responder que esta ama-da es, realmente, la Amada Preeterna vagando sola por siempre, pues junto a ella no hay nadie ms en el jardn de la existencia. Esta misma filosofa de la belleza en la que el ejemplar mortal representa el original celestial, es traza-da en las lneas siguientes del inmortal soneto de Shakespeare:

    Cul es tu sustancia,de qu ests hecho,que millones de sombras extraasse tienden sobre ti?Ya que cada uno tiene,siendo uno, una sombra,cmo t, siendo uno,puedes proyectartodas las sombras?Describir a Adonis y su retratoes una pobre imitacin tuya;sobre las mejillas de Helenase refleja todo el arte de la belleza,y t, como en tiempos de Grecia,eres de nuevo pintado.Hablar de la primaveray de la madurez del ao.La una, una sombrareflejada de tu belleza,la otra, como un reflejo de tu generosidad aparece.Y t, en cualquier bendita formaque nosotros conozcamos,en toda gracia externatienes alguna parte,pero t como nadie,nadie como t,para el corazn constante.

    (Shakespeare, 1.985, p. 123)

    Quizs la mejor manera de ilustrar la diversidad y, no obstante, la coherencia entre todas estas interpretaciones del trfico eterno entre los dos reinos, el de la Unidad y el de la multiplicidad (o el de la Belleza y el de la apariencia), sea mediante el diagrama.

    De acuerdo con los sufes, el ciclo de la creacin se puede representar como un crculo de dos partes. La mitad superior representa el reino espiritual. En l se encuentra una serie de ideas que apuntan hacia la Trascendencia y lo Divino: Dios, Cielo, Luz, Eternidad (que es la trascendencia del tiempo), Belleza, Paz, el Rostro de la Amada... La mitad inferior del crculo representa el reino de la Multiplicidad o Pluralidad ( -alam-e kesrat). sta, por su parte, est indicada por una variedad de smbolos, imgenes y conceptos que revelan su naturaleza inferior: Infierno, Separacin, Tiempo, Guerra, Satn, Infidelidad, Afliccin, la Cabellera de la Amada1...

    Sin embargo, antes de explorar otras dimensiones de la visin esttico-potica suf, puede ser til recapitular los puntos sobresalientes de nuestra exposicin anterior.

    Primero hemos visto que el tema central de la poesa suf persa es, de hecho, la relacin entre la rosa y el ruise-or, dos smbolos poticos que codifican verdades pertenecientes a todo arte en general. El smbolo de la rosa contiene alusiones a conceptos tales como belleza, amor, Unidad divina, poesa, msica y amabilidad, mientras que el ruiseor simboliza multiplicidad y diversidad.

    La creacin artstica contiene en forma de miniatura la historia entera de la Creacin. La rosa interpreta en esta historia el papel de la Existencia absoluta, mientras que el ruiseor, con sus canciones infinitamente diversas en sus tonalidades y diapasn, entonando un himno en alabanza a la belleza de esta Existencia-con-Rosa divina, expresa el Ser posible. Incesantemente, la Belle-za, Rosa o Amada, trae a la existencia millares de enamorados (ruiseores); a cada momento, se contempla a s misma a travs de los ojos de estos enamorados oyndoles cantar sus alabanzas. Instante a instante, la Belleza Una asume forma tras forma, escuchando un perpetuo panegrico entonado en mil lenguas. Es a esta Amada, a este Ser Uno nico, y

    a esta multiplicidad, a lo que se refieren las lneas de

    ^Y -ami

    A travs de los rostros hermososhas revelado tu belleza; para as,

    contemplarte a Ti mismocon los ojos del enamorado.

    Aunque eres la Amada, te adornascon el atuendo del enamorado.

    Y as, te encuentras a Ti misma,en tu propia revelacin a Ti!

    En este contexto, el diagrama de la Unidad y la multiplicidad de ms arriba, con las diversas caractersticas de cada mitad del crculo, no slo nos equipa con una base para una teora general de la esttica y la potica en el misti-cismo islmico, sino que tambin expresa los principios bsicos de la Teoso f a, la Teologa y la tica islmicas.

    As pues, por ejemplo, ve-mos como Satn (que pertenece a la naturaleza de la multiplicidad) y la misma multiplicidad son la sustancia del conjunto guerra e infierno. De la misma forma, infierno es el lugar de la afliccin, la ignorancia y la separacin: cualidades stas que pertenecen a la mul-tiplicidad. As pues, en ltima instancia, todo aquello a lo que llamamos mal puede ser subsumido en la categora de la multiplicidad. Fealdad, por ejemplo, es tambin multiplicidad, e infidelidad, desesperacin e injusticia son tambin atributos de la multiplicidad.

    diagrama de la unidad Y la multipliCidad

  • Hossein M. Elahi Ghomshei SUFI

    Ao 2002 15

    Por otra parte, Unidad, es decir, Dios, abarca y absorbe las cualidades del crculo inferior por sus propias cualidades comprehensivas. El atributo (y la manifestacin) ms destacado de la Unidad se encuentra en amor. El amor es descrito por los sufes como el remedio de todos los males y la alquimia de la existencia. El amor transforma la pobreza en riqueza, al pobre en prncipe, a la guerra en paz, a la ignorancia en conocimiento y al infierno en cielo.

    Finalmente, debera apuntarse que la poesa, la inspiracin por la cual descien-de desde el elevado mundo del amor y la Unidad, funciona como un motivo y causa de la Unidad. El valor teraputico de la Poesa, tanto como su motivacin metaf-sica y significacin esttica en el sufismo, surge desde esta cualidad espiritual.

    El vino del amor

    Entre las dos mitades superior e infe- rior del crculo hay un constante tr-fico de ascenso y descenso desde lo Uno a lo Mucho y desde lo Mucho de regreso al Uno. Este crculo, no slo representa la historia completa de la creacin y el mito metafsico de la existencia, de acuerdo con los sufes, sino que tambin ilustra el principio esttico de toda creacin arts-tica. Cmo? El suf, como el verdadero artista creativo, msico o poeta, no abriga en su corazn sino una Idea nica. Cuan-do esta Idea desciende, es expresada en una multitud de palabras, colores, ideas, notas, smbolos e imgenes, cristalizadas en una forma o formas, que expresan el sentido de la Unidad.

    De acuerdo con los sufes, el talento del artista reside en la manipulacin creativa de la multiplicidad en orden a dirigir la atencin del espectador, o del lector, de vuelta a la Unidad divina. Si el artista no tiene xito en la creacin de una multiplicidad organizada en torno a la Unidad, el espectador /lector, simplemente, no entender el mensaje de su arte. Su arte ser, consecuentemente, visto como feo. Interpretado metafsi-camente, se puede decir que, por desaten-der la simetra organizada de la Belleza divina, el trabajo del artista es irrelevante para todo salvo para la multiplicidad fenomnica, pues carece de cualquier fundamentacin genuina en la Unidad. De aqu que cualquier comprensin de

    la esttica en el sufismo necesite una comprensin metafsica complementaria de la Unidad divina.

    La infusin de la Unidad en la mul-tiplicidad es la historia de toda creacin, arte, filosofa, religin e incluso ciencia. En el pensamiento suf, todas las ramas del esfuerzo humano estn unidas en su aspiracin de reconvertir los muchos en Uno. La ciencia de las matemticas, por ejemplo, tal como la entienden los sufes, acta como un peine para cepillar el desaliado cabello del mundo de la mul-tiplicidad, conformndolo en la Unidad y revelando el orden subyacente en los fenmenos. El orden implica dominio y equilibrio, cualidades que revelan a la Naturaleza Uno gobernando toda la pluralidad dispersa. Por ello, los poetas sufes han enfatizado siempre la unidad de sus intenciones y la unidad de su suje-to - materia. Pese a que la obra de Rumi comprende ms de 60.000 dsticos, an mantiene en su Masnawi:

    Nuestro Masnawi es la tiendade la Unidad divina.

    Salvo el Uno, todo lo demsque veas en l es un dolo.

    (Rumi, VI, v. 1528)

    Este Masnawi no es nadasino Unidad en la Unidad.

    Vuela desde la tierra a las estrellas,oh amigo espiritual!

    (Ibd., I, v. 498)

    Contrariamente a las teoras de muchos crticos literarios modernos, evidentemente no familiarizados con la doctrina esttica unitarista arriba esboza-da, hay solamente un tema en la literatura persa. Sin embargo, pese a su naturaleza monotemtica, la poesa suf no es nunca montona o aburrida. De hecho, una indicacin de la naturaleza divina de esta poesa es que siempre se mantiene encantadora, fresca y original pese a la constancia de su sujeto - materia. El dinamismo del sujeto monotemtico de la poesa persa es expresado por H -afez en un verso:

    Es siempre una misma historiala pena del amor, pero qu extrao!

    cada vez que la escucho de alguienresulta nueva para m.

    (H -afez, ghazal 40, v. 7)

    Realmente, este tema no es el eterno

    sujeto solamente de la literatura suf persa, sino que, de hecho, es el tema subyacente en toda la gran literatura. Shakespeare, respondiendo a la acusa-cin de que su tema de amor es aburrido y repetitivo:

    Por qu es mi versotan estril de vanidades nuevas,tan alejado de la variacino el rpido cambio? Por qu con el tiempono vislumbro a mi ladoun recin encontrado mtodoque componga novedades?

    da esta rplica:

    Sabe, oh dulce amor!,que siempre escribo sobre ti,y que t y el amor soismi continuo argumento;as, para m lo mejor es vestircomo nuevas palabras viejas,gastando de nuevolo que est ya gastado:pues as como el sol a diarioes nuevo y viejo,as es mi amor, continuamenterepitiendo lo que ya est dicho.

    (Shakespeare, 1.985, p.177)

    Adems, habra que aadir que la concepcin suf de la esttica est inex-tricablemente ligada a los conceptos de la ebriedad y del vino. De acuerdo con los sufes, una adecuada comprensin del orden y de la Unidad no puede ser obtenida por medios sobrios, en tanto que los sentidos exteriores, estando desprovistos de la ebriedad del Amor, son incapaces de aprehender la sntesis unificada del mundo de la Apariencia y el de la Eternidad. De ah, que el entero sujeto - materia de la potica y la esttica persas se resuelva en torno a la idea de el vino de la belleza. Sin embargo, este vino es escanciado en el ojo ms que en la boca, como Shabestari revela en el verso antes citado:

    Apura aquel vino cuya copa es el rostro de la Amada,

    y su vasolos ojos ebrios del bebedor.

    (Shabestari, p. 101. v. 811)

    Con similar imaginera Sadi trans-mite el mismo sentimiento:

  • SUFI La Potica y la Esttica en la tradicin suf persa

    N 416

    Oh, S -aqi,cuando llegue mi turno para la copa,

    ofrece el vino a esos an sobrios.Djame slo para contemplar

    fascinado la belleza de la Copera.(Sadi, I, p. 120, v. 2)

    Se dice que una vez a Winston Chur-chill, que haba bebido copiosamente en una cena de etiqueta, se le acerc una dama muy respetable que le reproch: Seor, est Vd. bebido! Muy bebido! Extremadamente bebido! Desagrada-blemente bebido! Mr. Churchill retir de la boca, pausadamente, el cigarro y dijo: Seora, es Vd. fea, muy fea, extremadamente fea, desagradablemente fea! Pero yo estar sobrio maana. Por el contrario, este vino embriaga de tal manera a quienquiera que lo beba que l, o ella, permanecer ebrio hasta el mismsimo Da del Juicio. De nuevo, como lo expresa Sadi:

    A la llamada a la Oracinen vsperas de la Resurreccin,solamente despertarn sobriosaquellos que hayan bebido el vinoofrecido en el amanecer del dade la Alianza Preeterna2 .

    (Sadi, I, p. 120, v. 2)

    O, en palabras de H -afez:

    Hasta el amanecer del Da del Juicio no levantar cabeza de su ebriedad

    aquel que, como yo, en la preeternidad un solo sorbo bebi

    de la copa del Amigo.(H -afez, ghazal 63, v. 4)

    As pues, el principal papel de la ebriedad es mantener al bebedor libre de las cadenas de su yo encubierto, el ego (que es la fuente de toda multiplicidad, enemistad y guerra), y, finalmente, lle-varle al reino de la Unidad y de la paz con todas las cosas.

    Otra importante doctrina mantenida por los poetas sufes era la divina locu-ra del amor. El poeta no es solamente un amante ebrio por el vino de la belle-za, es tambin un orate ms all de los lmites de los convencionalismos y de la razn. En la tradicin mstica medieval de occidente, la relacin entre poesa y locura fue bien expresada por los famo-sos versos de Shakespeare en el Sueo de una noche de verano, (V.1):

    El luntico, el amante y el poetacomparten una nica imaginacin.Uno ve ms demonios de los queel vasto infierno puede contener.Este es el orate.El amante, como todo frentico,ve la belleza de Helenaen un ceo de Egipto.El ojo del poeta,en hermoso frenes rolando,centellea del cielo a la tierra,de la tierra al cielo.Y, como la imaginacinle representa delantelas formas de cosas desconocidas,la pluma del poetales da hechura,y proporciona a la etrea nadaun habitculo y un nombre.Tales embaucamientos tieneuna imaginacin subidaque si quisiera no msque proporcionarsealguna diversin,incluira algn portadorde esta diversin.

    Considerados a la luz de la teora esttica suf, los versos de Shakespeare pueden ser vistos como alusivos al aman-te mstico que, cuando es arrebatado por el poder santo de la Imaginacin, percibe en Zuleika un rayo de la Belleza divina, igual que el amante de Shakespeare vio la belleza de Helena en un ceo de Egipto. Shakespeare tambin alude al poeta mstico que capta el nombre del Uno en la etrea nada de los Muchos.

    Respecto a la locura que participa de la facultad divina de la Imaginacin, los puntos de vista sufes parecen tam-bin notablemente cercanos a los de Shakespeare. Cuando los Maestros sufes se enorgullecen de ser lunticos, se entendera esto como una locura por en-cima de la razn. Este tipo de locura, en palabras de Shakespeare, es un hermoso frenes, puesto que el tipo corriente es la insania neurtica o psictica pertene-ciente al campo de la psicologa anormal. As pues, donde Rumi exclama:

    Soy un amante diestroen el arte de la locura;

    sobrepaso el sabery la sagacidad.

    (Rumi, VI, v. 573)

    debera enfatizarse que su negacin de

    la razn y su afirmacin de las virtudes de la locura estn por encima de la razn ms que por debajo.

    Esta divisin de grados en la locura es tambin un principio comn de la psicologa de los mdicos tradicionales persas. En su Canon de Medicina, Avi-cena observa que el amor es una suerte de mal neurtico, refirindose al primer tipo de locura que produce las mar-cas y efectos externos del amor. Sin embargo, este tipo de amor es neurtico porque est completamente autoinvo-lucrado. Desde el momento en que est totalmente dirigido a la gratificacin de deseos egocntricos, la emocin que despierta se asemeja a la enfermedad; una enfermedad que es, de hecho, el peor de todos los males: el egotismo. Este contrasta con el hermoso frenes del amor divino, cuyo espritu generoso entrega todo lo que posee al Amado, no guardando nada para s mismo.3

    La musa y el S -aqi (copero)

    Otro aspecto ms de la poesa suf es la apelacin a Dios como nica fuente de la inspiracin. La convencin literaria de Occidente dicta que el poeta pida inspiracin a la Musa, o Musas. As, Shakespeare invoca en un lugar de Enrique V: Oh, por una Musa de fuego /que pueda ascender al ms brillante cielo de la invencin! De manera similar, el suf persa es conocido, a menudo, como un espejo de lo divino y un comulgante con la Musa que habla del Misterio que es Aqulla. El poeta es la lengua del reino de lo invisible (les -an al-qayb). Pese a que este ttulo particular ha sido oficialmente otorgado por la posteridad slo a H -afez, todos los otros poetas sufes lo podran reclamar igualmente para s mismos. Como afirma Nez -ami, en este sentido:

    Tan perfecto soyen el arte mgico de la poesa

    que soy llamadoel Espejo del Invisible.

    (Nez-ami, p.452)

    En lnea con el radical monotesmo del Islam, raramente se encuentran sufes invocando a alguna que otra Musa junto a Dios como Agente de inspiracin. No obstante, su mensaje de la naturaleza

  • Hossein M. Elahi Ghomshei SUFI

    Ao 2002 17

    luntica y auto-desprovista de la inspira-cin sigue un modelo platnico.

    En cualquier caso, hay smbolos en la poesa suf persa que se corresponden de manera bastante ajustada con la idea de las Musas griegas. Son estos el S -aqi (Copero/a) y el Motreb (el trovador). Igual que Milton invoca a su Musa en el exordio del Paraso perdido, H -afez inserta en los versos iniciales de su Epstola a la Copera, o S -aqi-n -ama, una peticin de auxilio celeste en la forma de vino divino, invocando la existencia del Trovador como heraldo de la alegra (significado literal de Mutrib en rabe), y el Ser divino aparece por todo el Diwan de H -afez. Con palabras que recuerdan

    la primera lnea de la Noche de Epifana de Shakespeare: Si la msica es el alimento del amor, tocad de continuo, H -afez escribe:

    Cun extraa es la meloda tocadapor el msico del amor!

    Cada tono y cada nota que pulsanos transporta a otro lugar!

    (H -afez, ghazal 119, v. 1)

    En lugar del Trovador y del S -aqi, el Mismo Dios es a menudo invocado como su Musa por los poetas sufes persas. Por ejemplo, en el prlogo a Yusuf y Zula-yka,

    ^Y -ami invoca:

    Oh Seor! Mustrame al menosuna rosa de este Jardn Eterno!

    Haz florecer las floresde la esperanza!

    Has hecho de mi coraznun tesoro de sabidura,

    has hecho de mi lenguaun platillo de balanza

    para sopesar metal precioso y joyas.(^Y -ami, s.f., p. 578)

    En el mismo sentido, Rumi invoca a Dios como su Musa para que inspire su verso:

    Ensanos palabrasy expresiones sutiles,

    que evocan tu misericordia,oh Amigo!

    (Rumi, II, v. 691)

    P

    aReja de e

    Nam

    oRad

    oS SeRvid

    oS Po

    R el Co

    PeRo. Reza a

    bbaSi. iRN (1620)

  • SUFI La Potica y la Esttica en la tradicin suf persa

    N 418

    De la misma manera que la mayora de los poetas sufes profesan ser posedos por la locura transcendental del amor, as tambin refuerzan la naturaleza esen-cialmente vaca de yo de su poesa, reclamando, aunque indirectamente, la naturaleza cuasi-divina de su inspi-racin. Con esta actitud siguen direc-tamente la doctrina del Qorn cuando, describiendo a Su Profeta, Dios declara: Por la estrella cuando declina! Vuestro compaero [Mohammad] no se extrava, ni se descarra. No habla por propio impulso. No es sta [sus palabras] sino una revelacin revelada. (LIII: 2-4)

    De hecho, el mismo pasaje Qor-nico era a menudo interpretado en el verso persa para aludir a la idea de la autominoracin potica, como Rumi ha comentado:

    Aunque el Qorn vienede boca del Profeta,

    quien diga que Dios no es su autor es un infiel.

    (Rumi, IV, v. 2122)

    Todas esas voces espiritualesvienen del Rey

    aunque fluyande la garganta del Profeta.

    (Rumi, I, v. 1936)

    Aunque sin duda existe una diferen-cia entre la Revelacin divina (wahy) y la inspiracin potica (elh -am), esta distincin es de naturaleza jerrquica, no de naturaleza esencial, pues ambas, revelacin proftica e inspiracin po-tica, provienen de la misma fuente. Sin embargo, cada una posee un diferente grado de pureza. Mientras la Revelacin es considerada como inmaculada y pura, la inspiracin potica es a menudo sujeto de corrupcin. Ilustrando los grados jerrquicos de la revelacin proftica confrontados con los de la inspiracin potica, Nez -ami, en su Tesoro de los Misterios, compara poetas con profetas como sigue:

    La poesa, ese velo del misterio,no es sino una sombra

    del velo de la profeca.Entre las hileras de los amigos,los profetas ocupan la primera fila,

    y luego estn los poetas.En su visin ambos,

    poetas y profetas, son confidentes del Amigo.

    Estos dos sonel corazn y la mdulo,

    el resto de los hombresno son sino corteza y piel.

    (Nez-ami, p. 40-41)

    Tal vez, la metfora ms interesante utilizada por los poetas sufes para in-dicar el ambivalente punto de contacto entre lo humano y lo divino es la del loro y el espejo. En los tiempos medie-vales, para ensear a hablar a un loro, el entrenador colocaba un espejo ante el pjaro, y sentndose tras el espejo empezaba a hablar. Imaginando el loro que las palabras que oa procedan de otro loro, que l vea en el espejo, y no del entrenador humano, imitaba con xito la voz humana. Utilizando el mismo smil, los poetas sufes comparaban su corazn con un espejo en cuya superficie reciban las palabras que el Entrenador divino les enseaba a decir.

    Al igual que el loro en su habla se limitaba a imitar las palabras de su entrenador humano, as el poeta suf compona solamente aquellos poemas que el inspirador divino le atestiguaba. En palabras de H -afez:

    He sido hecho para ser como el loro tras el espejo:

    repito lo que el Seor de la preeternidad

    me ha ordenado decir.(H -afez, ghazal 373, v. 2)

    Hemos observado ms arriba, que el amor es despertado en el poeta suf cuando contempla la belleza. Pese a que esta visin levanta su percepcin a un reino ms elevado, an no puede resistir la llamada a descender de nuevo al reino de la percepcin mortal para incitar a otros al regreso al reino del amor y experimentar su visin. En esta situacin, el amor representa la suprema realizacin humana.

    La metfora potica

    Hemos visto como el contenido, tema y significado de la poesa suf persa estn enfocados exclusivamente sobre la Unidad y el Amor divinos. La teora per-sa del Realismo rehuye la minuciosa descripcin de todas las diversas facetas de la naturaleza como entidades total-mente independientes sin referencia a su

    ntegra Transcendencia. Por el contrario, se concentra en la visin del Ser Real tras los fenmenos. En este sentido, la poesa suf sigue una doctrina que debe de ser llamada Realismo Absoluto!.

    Quizs, en la teora esttica suf, como consecuencia de esta aproximacin radicalmente metafsica de la naturaleza, la forma (surat) no tiene significacin independiente de su contenido. La forma es concebida como el resultado de la cris-talizacin de un significado y un tema, y es de menor importancia considerada solamente en s misma. De ah que toda la poesa suf haya de ser comprendida simblicamente ms que literariamente, y que el gran poeta suf enfatice la na-turaleza esencialmente metafsica de su verso. Sadi dice de manera bastante explcita:

    Oh amigos!,cerrad los ojos

    de vuestra visin sensual aparente,pues hemos ocultado

    ciertos secretos escondidos detrs de esas palabras.

    Si todos slo pudieran contemplar la forma verbal de mis palabras,

    nadie podra ser capaz de revelar sus significados.

    (Sadi, p. 634, v. 8 - 9)

    En similar vena H -afez dice:

    Estas palabras las he escrito de manera tal

    que el hombre comn no puede entender.

    Escudriad esas palabras por la gracia de vuestro carisma

    de la manera que sepis es ms adecuada.

    (H -afez, ghazal 950, v. 4)

    Mientras que en la teora esttica occidental la metfora es dividida en dos partes, contenido y vehculo, en la esttica suf estos dos componentes son defini dos como significado y forma (man -a y surat), no actuando la ltima sino como artificio para expresar un significado ms elevado. Para el escritor formalista, o el poeta no mstico, que se esfuerza en perfeccionar su arte utilizan-do solamente el vehculo de la metfora, sta llega a ser un fin en s misma, siendo el contenido algo aadido para exhibir su arte y su destreza.

  • Hossein M. Elahi Ghomshei SUFI

    Ao 2002 19

    Por el contrario, el contenido es el creador del vehculo para el poeta suf y, puesto que el contenido procede del mundo de la Belleza, el vehculo es be-llo como consecuencia. En cuanto que el tema es sublime la forma es tambin sublime. Esta infusin de la Belleza en el contenido, y por tanto en el vehculo, de la metfora potica en la poesa suf, se revela muy bien en el verso de Rumi. El verso de Rumi incorpora armona, proporcin y equilibrio; una autntica msica verbal cuyas formas danzan al paso de su significado. Aludiendo al principio esttico del predominio del contenido, o significado, sobre el veh-culo, o forma, escribi:

    Los devotos del vino estn totalmente inmersos en la alegra.

    Oh amantes del sentido corpreo!,todo lo que os no es ms que:

    do, re, mi, fa.(Rumi, I, ghazal 516, v. 5511)

    Aquellos que se aplican solamente a la forma del poema, dice Rumi en este dstico, oirn meramente el do, re, mi, fa (el tan - tan wa tan - tana, de la nota-cin musical rabe), pero permanecern ayunos del significado. Consecuente-mente, Rumi dice tambin:

    La poesa no es sino un manto de lana;

    que cubre al que en l est escondido;

    O es un ngel que te cubre de luz,o un diablo que te deja desnudo.

    (Rumi, IV, ghazal 1949)

    Aun a pesar de las limitaciones de la forma, en tanto que la forma es una cristalizacin del significado, la prosodia de la poesa suf est repleta de msica. Cada poema suf clsico est concebido para ser recitado con ritmo intenso y para ser cantado apasionadamente con acompaamiento musical. El ritmo del poema est hecho para danzar ms que para el aprendizaje acadmico o el anlisis mtrico. La poesa suf persa es inseparable de la cancin y de la danza.

    Para concluir, la potica y la esttica en el pensamiento suf, pese a tener una relacin de causa-efecto ms all del sentimiento, refinado profundamente por la belleza, que la ciencia de la esttica presupone, impregnan la poesa con

    ambas bellezas formal y espiritual. Esta relacin es ilustrada por un poema que Rumi compuso cierta vez excusndose por haber escrito un poema que su maes-tro haba criticado.

    Lnguido por el vino, compuse un poema,

    y l [Shams] me dijo: De ti espero mejores versos.

    Le dije: Bien, pero la buena poesa requiere buen vino,

    ofrceme tu dulce gacela, y luego, toma de mi un bello ghazal.

    Mustrame tu semblante, radiante como Sirio,

    y luego, contempla mi fresca y amorosa poesa.

    (Ibd. , IV, p. 276, ghazal 2080)

    En estos versos, la referencia de Rumi a la gacela seala a la ciencia de la esttica, sin la cual la buena poesa no puede ser compuesta, siendo el signifi-cado - gacela del poema reflejado en su forma-ghazal y viceversa.

    Texto de una lectura ofrecida por Hossein M. Elahi Ghomshei, el 18 de octubre de 1.994 en la Temenos Academy of Integral Studies, Londres.

    Nota

    1. Para ms informacin, ver el simbolismo de la cabellera, Suf, n: 3.2. Alianza Preeterna: Se refiere a la Alian-za divina entre Dios y los hombres en la preeternidad, uno de los conceptos ms importantes del sufismo. Ruzbah -an escribe: En la preeter ni dad, cuando Dios reuni al ejrcito de los espritus de los enamorados en la corte de la contemplacin divina, se les dio a conocer a travs de Su llamada, cuando dijo: No soy Yo vuestro Seor? Y ellos dieron testimonio de Su Seoro, y Dios hizo con ellos el compromiso o la promesa del Amor, y les hizo testigos de ello, de que no elegan a otra cosa sobre l. (M.A.) (Sufi Symbolism, vol. I) [N.T.]

    3. Esta relacin entre la locura de la inspiracin potica y la locura ordinaria es tambin subra-yada por Platn. El verdadero poeta, declara Platn en Fedro (245 A), compone su hermoso poema no slo desde el arte, sino ms bien porque est inspirado y posedo por las Musas:

    Aquel, pues, que sin la locura de las Musas acude a las puertas de la poesa, persuadido de que, como por arte, va a hacerse un verdadero poeta, lo ser im-perfecto, y la obra que sea capaz de crear, estando en su sano juicio, quedar eclip-sada por la de los inspirados y posesos.

    Muchos grandes poetas y filsofos occi-dentales, desde Scrates a Jorge Santayana, desde Homero a Emerson, han reconocido tambin la verdad del punto de vista de Platn acerca de la ausencia de yo y la naturaleza divinamente luntica de la inspiracin po-tica. En el mismo estilo, sufes como Rumi profesan que:

    Mis palabras, cuando estoy sobrio,carecen de encanto:

    dame una copa o doscuando me pidas un poema.

    (Rumi, VI, v. 2835)

    Referencias

    Arberry, A. J. (Traductor). The Koran inter-preted. Londres 1983, OUP.H -afez. Diwan-e H -afez. Editado por P.N. Khanlari. Tehern 1983, Sahamiam.

    Maqrebi. Diwan-i Mohammad Shirin Ma-qrebi. Editado y traducido (al ingls) por Leonardo 1983.Lewisohn. Tehern: Tehran University Press. Londres: SOAS Publications.Nez -ami. Majzan al-asr -ar. Editado por V. Dastgirdi. Tehern 1934, Matbaa Armaghan.

    ______ Kolliy -at-e Jamsa-ye Hakim Nez -ami. 3 edicin. Tehern 1972.

    Rumi. Masnawi. Editado por R.A. Nicholson. 8 volmenes. Londres 1925 40.

    ______ Kolliy -at-e Shams ya Diwan-e kabir. Editado por Badi al-Zaman Furuzanfar. Tehern 1976, Amir Kabir.

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    ______ Kolliy -at-e Sadi. Editado por H.M. Ghomshei. Tehern 1986.

    ______ S.f. Kolliy -at-e Sadi. Editado por M.A. Furughi. Tehern.

    Shabestari. Majmua-e -as -ar-e Sheij Mahmud Shabestari. Editado por S. Muwahhid. Tehe-rn 1986, Kitabkhana-i Tahuri.

    Shakespeare, W. Shakespeares sonnets. Editado por W.C. Ingram y T. Redpath. Londres 1985.^ ^Y -ami. S.f. Masnawi-ye haft awrang-e ^ ^Y -ami. Editado por M. Gilani. Tehern.

  • SUFI

    N 420

    El Tao del Islam

    La cosmologa china describe el universo entero desde el punto de vista del yin y del yang, trmi- nos que pueden ser entendidos como lo recepti- vo y lo creativo, o como los principios femenino y masculino de la existencia. Nada escapa a esta relacin. El famoso smbolo del Tai Chi, el Gran Fundamen-to, o del Tao, muestra al yin y al yang como generadores de constante movimiento y cambio. El yin lleva en su interior yang potencial, y el yang, a su vez, yin potencial. Cuando yin y yang se mueven y alcanzan el estado antiguo o puro, los potenciales yin y yang se realizan: el yin deviene yang y el yang deviene yin. El cambio, o i, es el proceso en el que cielo y tierra y todo cuanto hay entre ambos son creados y re-creados. Cuando sale el sol, la luna desaparece. Cuando llega la primavera, el invierno se va. Yin y yang son los principios del cambio y los smbolos de la creacin. En palabras de Confucio: Como un manantial, el universo entero fluye incesantemente da y noche. La existencia significa un cambio armonioso sobre la base del Tao. Si la armona entre el yin y el yang se perdiera, el universo dejara de fluir y nada podra existir.

    Muchos estudiantes de religin estn familiarizados con estos conceptos bsicos de cosmologa china. Dadas la popula-ridad del I Ching y la omnipresencia del smbolo del yin/yang, nadie necesita que se le diga que el pensamiento chino est involucrado con la armona, el equilibrio y el balance entre los dos principios de la existencia. Por el contrario, la cosmologa islmica es prcticamente desconocida en Occidente. Lo que me gustara hacer en este ensayo es dibujar un retrato del Cosmos islmico tal como ha sido percibido generalmente por los musulmanes. Para ello requerir la ayuda de algunos de los grandes tericos de la cosmologa islmica, tales como los pensadores del siglo XIII Ibn Arabi, Na ^ymod-Din R -azi

    y Azizod- Din Nasafi. De forma caracterstica, dichas auto-ridades fundamentaban mucho de lo que decan en la descrip-cin del Cosmos proporcionada por el Qorn y los dichos del Profeta. Lo que tal vez sea inusual en mi indagacin es que observar al Islam desde el punto de vista del pensamiento chino, tal como bsicamente se establece en el I Ching.

    La cosmologa islmica se asienta firmemente en una perspectiva bipolar de la realidad. Si llamamos yin y yang a los dos polos no estaremos lejos de acertar, como espero mostrar a continuacin. Pero la cosmologa islmica, como todo lo dems en el Islam, se basa sobre una visin especial de Dios. As pues, tendremos que buscar las races de la cosmologa islmica en los conceptos teolgicos. De igual manera que el yin y el yang se encuentran en el interior del Tai Chi mismo, as tambin los dos polos del Cosmos islmico estn prefigu-rados en la Realidad Divina, o, mejor dicho, en la relacin entre Dios y el Cosmos.

    En trminos islmicos, el Cosmos (al -alam) es definido como todo otro que Dios, as que el trmino no tiene limita-ciones espaciales o temporales. La relacin de Dios con todo otro que Dios es definida desde dos puntos de vista bsicos. En uno de ellos, Dios est infinitamente ms all del Cosmos. Aqu, el trmino teolgico es tanzih, que significa declarar a Dios incomparable con todo lo que existe. En este punto de vista Dios es completamente inaccesible a Sus criaturas y est ms all de su entendimiento. Esta es la posicin clsica del Kal -am (teologa dogmtica islmica). Pueden citarse muchas aleyas para mostrar que el Qorn adopta este punto de vista, tales como: Gloria a tu Seor, Seor de la Magnificencia [Inaccesibilidad]. l est ms all de todo cuanto se puede describir (37:180) o, en trminos ms sencillos, No hay nada que se Le asemeje (42:11). En esta perspectiva, Dios es una

    El Tao del IslamSachiko Murata

    ilustraCin Compuesta por Jonz

  • SUFI

    Ao 2002 21

    Sachiko Murata

  • SUFI El Tao del Islam

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    realidad impersonal situada mucho ms all de los asuntos humanos. Es el Dios de la teologa negativa.

    Aunque los partidarios del K -alam enfatizan la perspectiva de la incompa-rabilidad y la trascendencia, representan solamente un pequeo nmero de inte-lectuales que tiene relativamente poca influencia sobre las masas musulmanas. Hay tambin un segundo punto de vista que es claramente apoyado por muchas aleyas cornicas y puesto de relieve en el Islam popular y en la tradicin espiritual. El Dios de los telogos, como seala Ibn Arabi, era un Dios al que posiblemente nadie podra amar, puesto que era de-masiado remoto e incomprensible (Ibn Arabi, n.d., vol. II, p. 326, lnea 13). Pero el Dios del Qorn, del Profeta y de las autoridades espirituales del Islam, es un Dios supremamente digno de amor, puesto que est dominado por lo que concierne a sus criaturas. Como pone el Qorn: l les ama y ellos Le aman (5:54). El amor de Dios por la creacin produce en las criaturas amor por Dios. Este Dios de la compasin y del amor puede ser visto y entendido. Para usar el trmino teolgico, puede ser declarado similar (tashbih) a Su creacin, de forma miste-riosa. Podemos concebirle correctamente con atributos humanos. Este es el punto de vista de la inmanencia de Dios en todas las cosas, y es claramente apoyado por aleyas cornicas tales como: Adonde-quiera que os volvis, all est la Faz de Dios. (2:115) y: Estamos ms cerca del hombre que su misma vena yugular (50:16). Desde este punto de vista Dios es un Dios personal.

    Estos dos posicionamientos teo-lgicos bsicos forman los dos polos entre los que el pensamiento islmico toma forma. Los ms sofisticados de los pensadores musulmanes mantienen un delicado equilibrio entre las dos posicio-nes. Ambas teologas positiva y negativa juegan un papel en el entendimiento de la Realidad Divina. Se puede obtener una cierta comprensin del papel que estas dos perspectivas han jugado en el Islam comparndolas con la situacin encontra-da en la tradicin china, donde los confu-cianos ponen el nfasis en el yang y los taostas en el yin. En otras palabras, si se pregunta si el Tao mismo es yin o yang, es ms probable que un confuciano respon-da que el Tao mismo es yang, mientras

    que un taosta seguramente dir que es yin. De la misma manera, los expertos en jurisprudencia y Kal -am, es decir, aquellas autoridades musulmanas que defienden la enseanza exterior y legalista del Is-lam, harn hincapi en la trascendencia de Dios. Insistirn en que es un Dios de la Clera y constantemente amenazarn con el infierno y el castigo divino. Estos son los musulmanes confucianos, que ven a Dios primordialmente como yang. Por el contrario, aquellas autoridades que estn involucradas con la dimensin espiritual del Islam, recordarn constan-temente el primer grupo de los dichos profticos, La Misericordia de Dios se antepone a su Clera. Mantienen que la misericordia, el amor y la gentileza son la realidad que excede la existencia, y que ganarn al final. En su perspectiva, Dios es primordialmente yin.

    El pensamiento teolgico islmico gira en torno a los nombres divinos revelados en el Qorn, los llamados noventa y nueve nombres o atributos de Dios . Cada una de las dos perspec-tivas teolgicas bsicas, trascendencia e inmanencia, enfatiza ciertos nombres o atributos de Dios. Cuando es concebi-do como trascendente, es llamado con nombres como Poderoso, Inaccesible, Grande, Majestuoso, Imponente, Crea-dor, Orgulloso, Altsimo, Rey, Colrico, Vengador, Privador, Aniquilador y Perjudicador. La tradicin llama a estos los Nombres de la Majestad o los Nombres de la Severidad. En el con-texto presente, yo los llamara nombres yang, puesto que hacen hincapi en la grandeza, poder, control y masculinidad. Cuando Dios es visto en trminos de similitud e inmanencia, es llamado con nombres como Hermoso, Cercano, Mise-ricordioso, Compasivo, Amante, Gentil, Indulgente, Perdonador, Dador de Vida, Enriquecedor y Dador. Estos son conoci-dos como los Nombres de la Belleza o Gentileza . Son nombres yin, puesto que hacen hincapi en la sumisin a los deseos de otros, en la dulzura, aceptacin y receptividad.

    Todos estos nombres, y muchos ms como ellos, son mencionados en el Qorn. En la perspectiva de los cosm-logos islmicos, estas dos categoras de nombres trabajan en armona para traer el Cosmos a la existencia. Como dice Rumi, refirindose a las dos clases de Nombres

    por su Atributo dominante, la severidad y la gentileza se casaron y un mundo de bien y de mal naci de ambos (Rumi, 1925-40, II, 2680, citado por Chittick en 1983, p. 101).

    Muchos telogos ven una referencia a las dos clases de nombres divinos en la expresin cornica: las dos manos de Dios. La toman como smbolo de la com-plementariedad de yin y yang. El Qorn dice que solamente los seres humanos entre todas las criaturas fueron creados con ambas manos de Dios (38:75). Esto se lee como una alusin al hecho de que, como dijo el Profeta, el hombre fue crea-do a imagen del propio Dios. De aqu que los seres humanos hayan de manifestar todos los nombres de Dios, tanto los de la severidad como los de la gentileza. Por el contrario, los ngeles de la mise-ricordia fueron creados solamente por la mano derecha de Dios, mientras que los demonios lo fueron solamente con Su izquierda. Excepto los seres humanos, todo lo dems representa una imagen imperfecta