revista debate publico nro. 8

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Año 4 - Nº 8 Noviembre de 2014 T ema Construcción de conocimientos e intervención social

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Nuevo número de la Revista Debate Públicorev_publiLa carrera de Trabajo Social presenta el número 8 de su Revista Debate Público. Reflexiones de Trabajo Social, denominado “Construcción de conocimientos e intervención social”.Esta publicación tiene por objetivo generar un espacio de debate y difusión de conocimiento social. Se propone divulgar aportes sobre lo público que realizan el colectivo profesional del Trabajo Social en particular, y las ciencias sociales en general, con la pretensión de aportar a su fortalecimiento, a partir de revisitar las disputas que construyen como tal. La configuración de lo público en este contexto y las reflexiones que se suscitan interpelan al Trabajo Social, en tanto posible ángulo de interrogación sobre la intervención, pues en este debate se centran algunas claves para la lectura de las políticas, las instituciones y las prácticas que entablan distintos actores.En este número escriben entre otros Jorge Elías, Cristina Bettanin, Pablo Molina Derteano, Patricia Davolos Gabriel Viú y Bárbara García Godoy, y se incluye una entrevista realizada por el profesor Norberto Alayón al historiador Osvaldo Bayer en la sección “Conversaciones sobre lo público”.El dossier de esta edición está dedicado a “Construcción de conocimientos e intervención social”.

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  • Ao 4 - N 8 Noviembre de 2014

    T ema Construccin de conocimientos

    e intervencin social

  • Presentacin

    Publicacin de Ciencias Sociales que lleva adelante la Carrera de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, con el objetivo de generar un espacio de debate y difusin de conocimiento social.

    Esta publicacin se propone divulgar aportes sobre lo pblico que realizan el colectivo profesional del Trabajo Social en particular, y las ciencias sociales en general, con la pretensin de aportar a su fortalecimiento, a partir de revisitar las disputas que construyen como tal. La configuracin de lo pblico en este contexto y las reflexiones que se suscitan interpelan al Trabajo Social, en tanto posible ngulo de interrogacin sobre la intervencin, pues en este debate se centran algunas claves para la lectura de las polticas, las instituciones y las prcticas que entablan distintos actores.

    Revista indexada en el Catlogo Latindex

    Noviembre de

  • Revista Debate Pblico Ao 4 Nro. 8 Noviembre 2014 ISSN 1853-6654

    La revista Debate Pblico es una publicacin de propiedad de la Carrera de Trabajo Social de la Universidad de Buenos Aires.

    Cuerpo Editorial Directora General: Nicols RivasDirectora Editorial: Brbara Garca Godoy Secretaria Editorial: Romina Manes

    Coordinadora: Andrea Arbuatti (+)

    Consejo Editorial: Adriana Clemente (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Ana Arias (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Mara Isabel Bertolotto (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Alfredo Carballeda (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Margarita Rozas (Universidad Nacional de La Plata), Claudio Ros (Universidad Nacional de La Plata), Mariela Diloreto (Universidad Nacional de La Plata), Susana Cazzaniga (Universidad Nacional de Entre Ros), Lorena Molina (Universidad de Costa Rica), Mnica De Martino (Universidad de la Repblica. Uruguay), Jos Mara Alberdi (Universidad, Nacional de Rosario).

    Comit Cientfico: Norberto Alayn (Carrera de Trabajo Social - UBA), Cristina Melano (Ca-rrera de Trabajo Social - UBA), Raquel Castronovo (Carrera de Trabajo Social UBA / Uni-versidad Nacional de Lans), Claudia Danani (Carrera de Trabajo Social - UBA), Violeta Correa (Carrera de Trabajo Social - UBA), Estela Grassi (Carrera de Trabajo Social - UBA), Gloria Men-dicoa (Carrera de Trabajo Social - UBA), Mara Carman (Carrera de Trabajo Social - UBA), Dia-na Rossi (Carrera de Trabajo Social - UBA), Cecilia Hidalgo (Carrera de Trabajo Social - UBA), Alejandro Rofman (Carrera de Trabajo Social - UBA), Miguel Vallone (Carrera de Trabajo Social - UBA), Silvia Faraone (Carrera de Trabajo Social - UBA), Jos Mara Serbia (Carrera de Trabajo Social - UBA), Patricia Digiglio (Carrera de Trabajo Social - UBA), Lucrecia Raffo (Ministerio de Salud de la Nacin), Ricardo Rubio (Universidad Nacional de Cuyo), Liliana Barg (Universidad Nacional de Cuyo), Silvia Mabres (Universidad Nacional de San Juan), Marcelo Lucero (Univer-sidad Nacional de San Juan), Laura Garcs (Universidad Nacional de San Juan), Susana Cazza-niga (Universidad Nacional de Entre Ros), Florencia Cendali (Universidad Nacional de Lujn), Bibiana Travi (Universidad Nacional de Lujn), Ins Seoane (Universidad Nacional de La Plata), Juan Ignacio Lozano (Universidad Nacional de La Plata), Ins Hadad (Universidad Nacional de Ro Negro), Mariano Barberena (Universidad Nacional de La Plata), Jess Acevedo (Universidad Autnoma de Coahuila. Mxico), Ana Monge (Universidad de Costa Rica), Mara Noel Miguez Passada (Universidad de la Repblica. Uruguay), Denis Merklen (Escuela de Altos Estudios de Pars), Carolina Mera (Instituto Gino Germani - FSOC / UBA), Mnica Petracci (Instituto Gino Germani - FSOC / UBA), Esteban De Gori (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Ana Rosatto (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Carla Wainsztok (Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Pablo Di Leo (Instituto Gino Germani Facultad de Ciencias Sociales - UBA), Gisela Spasiuk (Universidad Nacional de Misiones), Pilar Fuentes (Universidad Nacional de La Plata), Susana Hintze (Universidad Nacional de General Sarmiento), Nora Aqun (Universidad Nacional de Crdoba).

    Composicin y armado: dg Leo Tambussi - [email protected] Ilustracin de tapa: Valeria Brudny - http://www.valeriabrudny.blogspot.com/

    Direccin: Santiago del Estero 1029 - CP:1075 / Buenos Aires - ArgentinaTel/fax: (54-11) 4305-6168.email: [email protected] / web: www.trabajosocial.fsoc.uba.ar Las opiniones expresadas en Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social son independientes y no reflejan necesariamente las del Comit Editorial. Se permite reproducir el material publicado siem-pre que se reconozca la fuente. Sistema de arbitraje: todos los artculos centrales y los artculos se-leccionados han sido sometidos a arbitraje por miembros del Comit Cientfico de la publicacin.

  • Indice

    TemaConstruccin de conocimientos

    e intervencin social

    EditorialNiclas Rivas

    Conversaciones sobre lo publicoEl Profesor Norberto Alayn entrevista

    al historiador y periodista Osvaldo Bayer

    Artculos CentralesSituaciones socioambientales en el entorno de la prctica profesional

    Jorge Elas

    De la intervencin profesional a la construccinde un problema de investigacin

    Cristina Ins Bettanin

    Los fenmenos demogrficosy las desigualdades territoriales

    Pablo Molina Derteano, Patricia Davolos y Gabriel Vi

    Produccin de conocimiento cientfico y toma de decisionesen el campo de la poltica pblica. Modelos, tensiones y perspectivas

    Brbara Garca Godoy

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  • Artculos seleccionadosReflexiones en torno a la intervencin del trabajo social en las instituciones

    de salud: El cuidado a los que cuidan y el atravesamientode las concepciones hegemnicas de familia y cuidado

    Vanina Garibaldi, Mara Laura Incocciati y Luciana Schultheis

    Escuelas de Reingreso: un soporte para las pruebas escolaresde alumnas embarazadas y/o madres

    en contextos de marginalidad urbanaMara Soledad Vzquez

    Produccin de subjetividad: un modo para comprender

    la complejidad de las prcticas en el campo de la salud mental Gabriela Bru

    Violencia de gnero y sistema de salud.Un anlisis de la intervencin hospitalaria. Limitaciones en la deteccin,

    reconocimiento efectivo y el abordaje desde el segundo nivel de atencinIvana Amoroso, Guadalupe Fernndez

    Instituciones educativasEntre la prescripcin de la obligatoriedady la pretencin de la inclusin educativa

    Adriana Himm

    Trabajadores Sociales en el territorio:El Estado y las Polticas Sociales presentes en el mbito barrial

    Juan S. Meroni

    Temporalidad y territorialidad en el anlisisde la configuracin de instituciones

    pblicas de saludSilvia Alejandra Tapia

    Los bienes comunales.Confianza, reputacin y reciprocidad en el proceso de integracin.

    El caso del Acufero GuaranMara Beatriz Lucuix

    Tenemos teora, tenemos derechos, pero Desafos a la intervencin con familias

    en el mbito judicial en tiempos de cambios paradigmticos Graciela Nicolini

    61

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  • 203

    Recuperando HistoriaCELATS. Una nueva matriz terica poltica

    en la emergencia de la Pos-reconceptualizacinFederico Guzmn Ramonda

    Debates de ctedraAcompaar la reflexin sobre la intervencin:

    La prctica de supervisin externaa jvenes graduados en Trabajo Social desde la universidad pblica

    Luz Bruno, Alicia Caballero, Gabriela Eroles,Romina Kojdamanian, Luca Mansilla, Evelina Simonotto,

    Yanina Vilches, Agustina Viola

    Producciones de fin de gradoAcceso a abortos no punibles en el Hospital Argerich.

    Estrategias de intervencin del Serviciode Adolescencia para hacer efectivo ese derecho

    Mara Felicitas Moris

    Aportes a lo pblico desde la investigacinEstrategias educativas: construcciones desde

    el encierroNatalia Samter

    ReseasTerritorios urbanos

    y pobreza persistenteNicols Rivas

    161

    187

    179

    199

  • De textos, saberes y verdades

    Al llevar adelante la accin de leer, la hacemos compartiendo una serie de referencias simblicas que nos permiten interactuar con ese texto. Y de esta manera nos introducimos en un mundo de significaciones que se desprenden de ese mecanismo biolgico de recorrer los prrafos de un mar-gen hacia el otro e interpretando esas combinaciones de grafemas, apelando a nuestras matrices de pensamiento para ir hilvanando una referencia propia de ese (ajeno) texto. Y ac la lectura de esta revista acadmica y la de circulacin semanal del kiosco de revistas se igualan en sus procedimientos y -digmoslo transitoriamente -se separan en sus sentidos.

    Las lecturas de textos acadmicos presuponen varios intereses cuyos pliegues modernos podemos encontrarlos en la herencia del pensamiento iluminista. Porque resulta necesaria a fin de poder cons-

    Editorial

    Nicols Rivas

    El 24 de octubre de 2014 falleci nuestra compaera Andrea Arbuatti,docente de la Carrera de Trabajo Social e integrante del equipo editorial de esta revista.

    La ltima actividad que pudo realizar para la revista fue la gestin -por cierto exitosa- de contactara Osvaldo Bayer, para que se le pudiera realizar la entrevista que integra esta edicin.

    Con alegra por haber compartido esta actividad y tantas otras, y con tristeza porque ya no est,es que le dedicamos a Andrea este nmero a modo de homenaje.

    Revista Debate Pblico

  • Ao 4 - Nro. 8 - Revista Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social - Editorial8

    truir mi propio texto, por el puro placer de conocer, porque es parte de la bibliografa de la ma-teria, o quiz se pueda suponer una combinacin de estos intereses a los que se le pueden agregar la -nuevamente bienvenida al debate- presuncin de aplicabilidad. Pero hay un elemento que hilvana estos intereses y que tienen como parte final a un conjunto de motivaciones que se condensan en la bsqueda de la verdad. Y, presuponiendo un momento de encuentro de esa verdad parcial, de manera veloz comienza nuevamente otra (nueva) bsqueda.

    Diferentes campos de saber, ngulos o perspectivas de anlisis, temas de actualidad, novedosos; relec-turas histricas, reactualizacin de debates, nuevos anlisis; todos encuadramientos de nuestro actual sistema de publicaciones y acreditaciones que nos permiten canalizar esas bsquedas -con lmites que empobrecen las conclusiones que sern escritas- mediante el ejercicio de tipiar esas ideas de manera que puedan ser comunicables.

    Pero esa bsqueda de verdad no es propiedad privada de los textos acadmicos. Dicho de otra manera: el encapsulamiento verdad - ciencia (ciencias sociales, en este caso) no por ser parte de ese binomio es necesariamente verdadero. O tambin expresado de manera diferente: variados discursos y prcticas no acadmicas tambin son inspiradas en la bsqueda de la verdad y, lo que es ms po-tente, construyen esa verdad.

    Pero el complemento de lo dicho hasta ahora radica en lo que todava no se ha expresado en este texto: esas legitimidades verdaderas habilitan prcticas cotidianas poniendo en ejercicio el poder: el de las instituciones, de las normas, de los procedimientos. Con lo cual nos encontramos con diferentes discursos que son portadores de verdades y que construyen (tambin) otros discursos ejerciendo el poder. Poder represivo, sutil, coercitivo, de seduccin, de carisma, de norma, de liderazgo, de cons-truccin de realidad.

    Y ac los sentidos de aquellas lecturas opuestas se vuelven a unir (o sera deseable que lo hagan) ob-jetivando esos saberes en disputa. Y quiz aqu tambin radique al menos una parte importante de las motivaciones de nuestras bsquedas de verdades acadmicas: la incorporacin en tensin de esas conclusiones, prontas disponibles a ser desarmadas por las otras verdades extra acadmicas.

    Aquellos pliegues modernos que entre los siglos XIX y XX fueron construyendo diferentes profe-siones y disciplinas, en un marco de combate al oscurantismo divino y al pensamiento conservador, poco a poco se fueron transformando (proletarizando, tambin) y hoy no gozan de ese reconoci-miento impoluto. Y si caracterizamos a esta merma como parte de un proceso de crisis, estamos tambin sin duda ante la presencia de una oportunidad -excusados en nuestras propias bsquedas de verdades- de seguir acercndonos al desafiante encuentro de saberes.

    Nicols RivasDirector

    Carrera de Trabajo SocialFacultad de Ciencias SocialesUniversidad de Buenos Aires

  • El Profesor Norberto Alaynentrevista al

    historiador y periodistaOsvaldo Bayer

    Conversaciones sobre lo pblico

    Esta seccin se propone habilitar conversaciones con aquellos que para nosotros son referentes en la construccin de lo pblico, tanto por su rol como intelectuales como por su despliegue pol-tico y su capacidad para la intervencin.

    En este dilogo participaron el Profesor Norber-to Alayn, titular de la asignatura Fundamen-tos e historia del Trabajo Social de la Carrera de Trabajo Social de la UBA y Osvaldo Bayer, destacado historiador y periodista.

    Fecha de realizacin: 9 de septiembre de 2014

    A continuacin la desgrabacin del encuentro.

    NA: Si le parece, me gustara - como para co-menzar - preguntarle Cmo ve usted el con-texto actual latinoamericano, como evala el presente y el futuro de la regin y especial-mente el caso de Argentina?

    OB: Bueno, yo tengo ochenta y siete aos y debo decir que pese a todos los inconvenientes que hay, los grandes problemas que hay en Latinoamrica, de todo lo que tengo yo recuerdo, es la mejor for-ma que veo de toda la historia de Latinoamrica.

  • Ao 4 - Nro. 8 - Revista Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social - Conversaciones sobre lo pblico10

    Primero, porque varios pueblos fueron capaces de elegir gobiernos progresistas o que buscan el pro-gresismo. Un ejemplo es Bolivia, y otro ejemplo es Ecuador con Correa. Tuve el gusto de hablar con l y lo veo como un hombre muy inteligente, muy serio y muy dispuesto a seguir adelante. Bueno, lo de Venezuela fue tambin una experiencia, desgra-ciadamente no muy bien terminada, pero de cual-quier manera es un intento Tambin el mismo Uruguay, que lo haya elegido a Mujica, es increble.

    NA: Evo, que fue el primer presidente ind-gena

    OB: Si, y lo de Evo, que se elige por primera vez un indgena. Y que va a volver a ser elegido aho-ra. Tiene mucho apoyo. Pero claro, econmica-mente sufre crisis sufre crisis muy dolorosas. Hay muchos millones de personas desocupadas. Y no es el caso de Brasil, que es realmente un caso la violencia all y el trabajo es increble.

    Lo veo mal pero mejor, as lo definira. Por lo me-nos Latinoamrica y sus poblaciones busca el ca-mino No como deca Menem, que deca Estamos mal pero vamos bien y as nos fue, al revs

    NA: Y el caso de Argentina, Bayer Cmo lo ve?

    OB: En el caso de Argentina es que no apren-demos de la historia no?, evidentemente. A este gobierno de los dos Kirchner le debemos cosas que nunca se haban realizado. Esta es la primera vez que veo, y para m fue una sorpresa y una gran alegra que un dictador muera en una crcel no? Y que a todos los ayudantes pongmosle, estn casi todos presos o detenidos, todos sometidos a la justicia, no es que haya sido por un decreto ni nada por el estilo sino que es la justicia quien ha juzgado sus crmenes. En eso lo veo muy positi-vo lo que han hecho y va a quedar para la historia. Yo, que he vivido tantas dictaduras militares, que he sufrido prisin, exilio, etc. les estoy muy agra-decido a los dos Kirchner. Ahora en lo otro, en lo econmico, en lo poltico es un tira y afloje, no tenemos remedio los argentinos

    NA: Estaba recordando que me contaba mi padre que por los aos 30, usted segura-

    mente se acordar, de los negociados de los concejales radicales con la CHADE (Com-paa Hispano Americana de Electricidad), que fueron coimeados y que desde ah com-praron la casa central del radicalismo en la calle Tucumn. De modo que la corrupcin ya exista hace rato.

    OB: Si, ya s que existi, siempre existe en to-dos los gobiernos, ninguno se salva A m me preocupa con esto, un tema que siempre se aso-cia, lamentablemente con legitimidad en muchos casos, los fenmenos de corrupcin con lo esta-tal, con el Estado y se deja de lado la corrupcin originaria del mbito empresarial, de la lgica del capital. Es como cuando Menem, usted conoce bien el caso, empieza el negociado por el tema de los pasaportes y dems. Y creo tener enten-dido que en Alemania hay como un presupuesto habilitado para que pueda haber cierto tipo de transferencias de fondos en los pases de Am-rica Latina como para tentar a algunos funcio-narios. El capital y las empresas son corruptoras de inocencia, no hay ninguna nacionalidad que demuestre su nobleza en ese sentido, ah donde pueden hacer negocio, lo hacen; o el tema de los fondos buitres en la actualidad, que va a condi-cionar fuertemente no slo a Argentina sino se-guramente a Amrica Latina y al mundo. NA: De modo que usted no es muy optimista.

    OB: No soy optimista, mientras est el capitalis-mo va a reinar todo esto.

    NA: Claro, uno puede decir que antes, en los ochenta decamos rpidamente que el socia-lismo pareca que estaba cerca. OB: Yo creo que el socialismo ni lo est, cada vez se apaga ms esa ilusin, que los dirigentes no puedan durar ms de dos aos y todo se resolva en asamblea. Y el dirigente tanto obrero como de otro tipo tiene que volver al trabajo o salir para siempre.

    NA: Yo me imagino qu respondera usted, pero me deja que le lea una frase que Julian Assange, director de WikiLeaks, dijo el otro

  • 11BAYER - El Profesor Norberto Alayn entrevista al historiador y periodista Osvaldo Bayer

    da en un reportaje? Dijo Amrica Latina es hoy la regin ms optimista del mundo en trminos de desarrollo de soberana A us-ted le parecera coincidir con eso, o no tanto?

    OB: Es algo que se dice pero no se puede com-probar, se dice con optimismo... Lo que s, es que va adelantando ms rpido que en otras pocas. Si hablamos del caso de Ecuador y de Bolivia, donde ha habido verdaderos adelantos, y si no los ha habido, los va a haber porque la lnea se est siguiendo, tiene dos gobiernos brillantes.

    siempre, en 1903 la Capital Federal vota al primer diputado socialista de Amrica, que es Palacios. Cien aos despus lo elige a Macri en la ciudad de Buenos Aires, mir que adelanto... Un hombre que de poltica no tena ningn antecedente, no haba participado de nada ni como estudiante, nada. NA: La vida, la historia, la poltica son con-tradictorias, porque usted cita al fantstico caso de Palacios, pero Palacios tambin fue embajador de la llamada Revolucin Liber-tadora en Uruguay.OB: S, fue una vergenza tremenda

    NA: Y se ha intentado un proceso de oxigenacin en Amrica Latina no? Correa, Evo, Chvez mismo, Lula, luego Dilma, Pepe Mujica, los Kir-chner... Y yo creo que s tambin, que hay un fe-nmeno latinoamericano en estos pases que van generando un aumento de la autonoma OB: Ojal. Uno ve los candidatos que vamos a tener que son uno igual que el otro... Tal vez que-den -seguramente- Macri y Scioli. Jams han es-crito nada de nada, ni de poltica, ni de economa, ni sobre nada. Sin embargo uno supo manejar lanchas en el ro. Y el otro es famoso por haber sido hijo de y sala en la revista Gente cuando cambiaba de mujer, yo me acuerdo. NA: Sin dudas.

    OB: Se lo conoca por eso a Macri y de pronto es Jefe de Gobierno de Buenos Aires. Como yo digo

    NA: Y ese proyecto actual, Bayer, ese Pro-yecto de Ley que tiene media sancin en el Senado, la propuesta del pago soberano de la deuda, que est ahora en tratativas, el pro-yecto que mand el gobierno. OB: Mire, las deudas hay que pagarlas o conse-guir esos pases que condonen la deuda, hacer todo de forma abierta.

    NA: Pero si pagamos en esos trminos que-damos comprometidos con muchas genera-ciones no?

    OB: Pero si se hicieron esos errores o esos nego-ciados, hay que pagarlos. Es decir, que se busque la forma de pagarle que te permita seguir viviendo. Creo que hay que cumplir. O pedir a esos gobier-nos que condonen la deuda o parte de la deuda

  • Ao 4 - Nro. 8 - Revista Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social - Conversaciones sobre lo pblico12

    NA: Que los gobiernos imperiales condonen la deuda de los pases semi-coloniales es dif-cil, nunca lo hicieron. Y ahora est resurgiendo Cavallo, todos los das est otra vez en la tele-visin y dice Hay que pagar. Y Macri dice Hay que pagar lo que diga Griesa. Y a la vez, ahora Macri, que aumenta los impuestos aqu en la Capital Federal dice que si va a ser presidente va a eliminar las retenciones a las exportaciones agropecuarias.

    OB: Y bueno est todo dicho. NA: Est todo dicho no?

    OB: Si no pagamos van a estar siempre esos pa-ses que lo reprochen y van a tomar ellos sus me-didas para tratar de cobrarlo. Salvo que lo condo-nen esos pases NA: Ahora se va a tratar en Naciones Unidas propuestas para que los fondos buitres no re-pitan esta experiencia. OB: S, a m me parece bien que haya un movi-miento en ese sentido para darles en qu pensar a los pases con los cuales tenemos deuda, que no va a ser tan fcil. NA: Bueno, en ese caso fue casi el noventa y tres por ciento de la deuda que fue recono-cida y se reestructur. Solo un pequeo por-centaje es el que est especulando con eso, que nos pone al borde del precipicio. OB: S, mir, es un tema que hay que nego-ciarlo. Y los errores hay que pagarlos no?

    NA: Le cambio el tema Usted que tiene tan-to conocimiento sobre Alemania. El marxismo eurocntrico siempre tuvo dificultades para comprender los procesos nacionales y popula-res en Amrica Latina Cmo ve usted el papel, hoy en da, de la izquierda alemana en relacin a estos procesos de Latinoamrica? Qu pien-san de Correa, de Evo, de Cristina, de Lula? OB: Ellos lo saludan, sin ninguna duda. E invitan tambin a esos polticos a hablar. Por ejemplo,

    a m me han invitado muchas veces a hablar so-bre la situacin argentina, y todo eso les interesa. Pero lo que pasa es que los problemas europeos son tambin tan grandes que estn metidos en eso, se abocan a sus problemas. Y la derrota del comunismo ha sido un golpe feroz para todos. Para la izquierda tambin, la izquierda democr-tica tambin.

    NA: Ahora, de todos modos, Europa sigue teniendo doble discurso no? Porque por un lado hablan de democracia y uno de los prin-cipales rubros es la venta de armas a los pa-ses en guerra

    OB: Alemania siempre habla de la paz, a los ni-os les ensean que nunca ms haya guerra, pero en venta de armas tiene el tercer lugar en el mun-do. Y que armas vende? Las peores de todas...

    NA: Adems es una especie de callejn sin sali-da, porque eso exacerba la violencia y la contes-tacin de los pueblos. Mir lo que pasa en Gaza con Israel.

    OB: Y bueno Y Alemania cuntas tropas ha mandado? En casi todos esos pases donde est metido Estados Unidos, Alemania tiene solda-dos

    NA: A usted le parece que puede denomi-narse como un genocidio lo que est hacien-do el gobierno de Israel, no el pueblo, el go-bierno de Israel con Gaza?

    OB: S, yo creo que s. Tendra que haber teni-do otros mtodos cuando empez a recibir esos bombardeos y todo lo dems. Pero esa idea fue a lo mismo, fue a lo mismo que lo otro. Se en-frent con lo mismo y no con su experiencia. Y bueno, es un problema sin solucin ese. Y qu razn tenan esos hombres de Israel, esos judos que queran hacer del Estado de Israel en la d-cada de Madagascar? Queran comprar la mitad de la isla, mantener a la poblacin negra y ha-cer que la isla fuera su guerrero pas. Y no justa-mente ah donde se prende la mecha del petar-do, en ese territorio. Nunca van a tener paz, con las armas no van a lograrlo. No tiene remedio.

  • 13BAYER - El Profesor Norberto Alayn entrevista al historiador y periodista Osvaldo Bayer

    NA: Usted sabe, ayer le comentaba a un amigo, no se enoje con lo que voy a decir, le comentaba a un amigo que la Carrera de Trabajo Social me pidi que yo los acompae para hacer un reportaje a Osvaldo Bayer. Y me dice este amigo, que no es muy afn al gobierno Pero Bayer est muy kirchneris-ta. Ser cierto eso? OB: Tal es as, que el ministro Rossi, de defen-sa, me invit y me dio la coleccin de todos los informes de la ltima dictadura en una carpeta donde estn clasificados los intelectuales por la dictadura. NA: Eso fue en la Televisin Pblica un da no? En el Canal Siete.

    res, que en ocasiones han sido beneficiados por este tipo de proyectos, en consecuencia son tambin muy crticos. Por qu le pare-ce que en los propios sectores populares cri-tican tan fuertemente a aquellos gobiernos que ms los han beneficiado y no por ejem-plo a Macri, que los va a destruir indudable-mente?

    OB: Yo siempre visito la Villa 31 y est cada vez ms grande, es una vergenza. No se hace abso-lutamente nada por eso. En ningn pas vi una miseria tan grande. Lo que son esas casuchas, los nios jugando en las callejuelas. Bueno, y este go-bierno no ha hecho nada sobre eso, yo siempre lo critico. Entonces, no se ha hecho casi nada por la gente de ms abajo.

    OB: S. Hay cuatro categoras: A, B, C y D. En la D son los peores terroristas. Siem-pre figuro en la de ellos, mientras que otros No porque haya manejado un arma, ni particip en las manifestaciones armadas, sino que por su-puesto espiritualmente e intelectualmente fui en contra de la dictadura. Pero fundamentalmente es por el libro de La Patagonia rebelde. No me lo perdonan los militares pese a decir exactamen-te la verdad.

    NA: Estaba pensando en relacin a lo que le decamos hace un rato, los sectores popula-

    NA: Y la Asignacin Universal por Hijo? Por ejemplo.

    OB: No, s. Eso es positivo. Hay algunas medidas positivas, pero el tema es que la gente est muy preocupada por la inflacin. Hasta las medialu-nas cuestan cada da ms caras.

    NA: Y en Alemania? Porque en Europa bueno, no hablemos de Espaa. Hay po-bres no?

    OB: Y s

  • Ao 4 - Nro. 8 - Revista Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social - Conversaciones sobre lo pblico14

    NA: Porque usted dice ac hay muchos po-bres. Por cierto muchos menos de los que haba en otro perodo, porque cuando el go-bierno de De la Ra y de Cavallo nos dej con el 50% de la poblacin por debajo de los lmites de la pobreza, hoy puede haber cunto? Unos dicen el 25, el 28, pero no es el 50% que tenamos en 2001 o 2002. No es-tamos ptimos, pero tampoco se puede mo-dificar en diez aos una situacin estructural tan grave como nos dejaron no?

    OB: Bueno, pero yo lucho por que se haga algo con la villa miseria, no puede ser. S digo, sin du-das, que ah tambin hay una jurisdiccin local de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires, que no quiere decir que el Estado Nacional se desemba-race, pero a la Ciudad de Buenos Aires le compete.

    NA: La gente de estas villas tan extendidas no se querra volver al interior porque estn articulados econmica y socialmente a la ciudad, trabajan... OB: Claro, pero si vos les pons condiciones en el interior como habra que darles, se van, me imagino. Algunos se quedarn. Pero no hay ninguna poltica pensada sobre eso. Qu van a hacer esos nios cuando sean grandes? Ladro-nes, no s. Bueno, viven un clima de violencia ah tambin, se pelean entre ellos. Es un grave problema nacional y ah ella tendra que hablar. Tendramos que todos ayudar para terminar con las villas miseria, pensando en esos nios.

    NA: Yo soy ah extremadamente pesimista, yo creo que en ese todos hay sectores que no quieren ayudar. Usted sabe, Bayer, que hay 450 mil millones de dlares argentinos en el exterior, no son argentinos bien naci-dos, no piensan en los pobres nuestros. Esos argentinos no van a querer ayudar a la Villa 31 ni a la 1-11-14, van a seguir pensando en Miami, en Europa, porque es una fuga muy importante de dinero. Yo soy escptico en relacin a que los sectores de gran concen-tracin econmica se integren a querer ayu-dar al pas. Mire la gente de Techint, cuando les conviene se acercan al Estado para lucrar

    ms y hacer negocios con el Estado, cuando no le conviene, intentan tirar a los gobiernos. OB: Bueno, eso indica conformismo, y no pode-mos aceptar esa injusticia en una sociedad demo-crtica, hay que hacer una gran propaganda para decir todos tenemos que ayudar a solucionar este problema, empezando por las empresas. Vamos a cobrarle un 1,5% por ciento de las ganancias des-tinado solamente a eso. Aparte antes venan con los militares y terminaban ese gobierno inmedia-tamente, pero ahora ya no, no creo. No creo que haya ms un golpe militar por suerte. Es otra de las cosas que la gente les ha enseado a los militares. NA: Yo creo que realizar la reforma impo-sitiva en esos trminos implicara, por cier-to, una suerte de revolucin estructural tan grande en Argentina, que resistiran el exce-so estos sectores Hay que intentarlo, no?

    OB: Hay que intentarlo, hay que jugrsela

    NA: En eso coincidimos absolutamente. No le parece que evocamos un poco, yo tambin tengo mis aos, las viejas cuestiones de los grandes partidos polticos de Argentina? No le parece que en la actualidad los partidos po-lticos, sea el peronismo, sea el radicalismo han perdido vigencia como tal y que los ver-daderos partidos polticos casi son los diarios y los medios de comunicacin? OB: S, tiene razn. El radicalismo como que ya no era chiste ms o menos, y el peronismo es todo, todo es peronismo. Los de ultraderecha, como los de la derecha, como la izquierda, todos son peronistas. NA: Y al integrar los partidos, las autorida-des quedan como formales, no se siguen ah las lneas programticas, parece que van por otros cauces. OB: Es que no hay una ciencia poltica, fjese. Como digo yo, van a quedar finalmente dos can-didatos: Macri o Scioli, dos personajes que jams han escrito nada sobre poltica, ni se han intere-sado en poltica, ni por economa ni por nada.

  • 15BAYER - El Profesor Norberto Alayn entrevista al historiador y periodista Osvaldo Bayer

    NA: Sin embargo, hay algunos intelectuales o algunas intelectuales que tienen profesin, que tienen tradicin poltica, como Lilita Carri, que uno no puede decir que no sabe nada de poltica. Sin embargo, parece bas-tante extraviada no? OB: Es una loca total, pero est bien que exis-ta, mueve un poco la opinin. Ella quiere unir a todos, a UNEN con Macri, que saben que es la nica alternativa de ganarle al peronismo. No es lcida, creo que esta enajenada. Pero eso no es democrtico, elegir a Macri presidente.

    NA: Yo no estoy de acuerdo con Macri, pero por qu no sera democrtico si la gente lo elige? Yo no estoy de acuerdo.

    OB: Mire, sera verdadera democracia si todos los partidos polticos tuvieran el mismo fondo financiero para hacer su propaganda, pero hay partidos polticos que tienen millones y millones y hay otros partidos polticos que tienen lo que le pagan sus socios. Eso no es democracia. Enton-ces Macri va a embanderar toda la ciudad y van a pasar las camionetas diciendo su nombre, y todo lo dems, y va a salir la foto siempre sonriente de l por todos lados. Eso no es democracia. Yo no voto por ejemplo, me niego. NA: Usted no vota?

    OB: No, si no tiene sentido meter el pape-lito en la caja. Si algunos partidos polticos son totalmente conocidos en todos lados y algunos son desconocidos completamente.

    NA: Se acuerda usted de la consigna que ha-ba, como en los 60 que deca: Gane quien gane, pierde el pueblo. No s si eran anar-quistas, pero yo me acuerdo que de mucha-cho en Parque Patricios lea, esas deban ha-ber sido consignas de anarquistas. Ahora, el partido comunista, no slo en Argentina, pero en Argentina en particular, ha sido marcada-mente antiperonista... Cmo entiende que en la actualidad haya pegado ese viraje el partido comunista, y haya muchos comunistas que apoyan al proyecto actual del kirchnerismo?

    OB: Bueno, lo que mucha gente analiza es que esos son lo mejor de lo peor, dentro de todos, es lo mejor que hay. Y el gobierno ha buscado cola-boracin de gente de izquierda tambin. Mucha gente de izquierda que ha estado en la cultura, por ejemplo o en otras cosas, cosa que antes no se permita, ningn otro partido permita. As que por eso ellos lo apoyan, porque hay contac-tos entre el gobierno y el grupo comunista. No se erige, pero hay. Me consta. Principalmente en la cultura.

    NA: Bueno, tambin hay dentro del viejo tronco del partido socialista sectores que s apoyan a este gobierno, como el caso del di-putado Rivas y sectores que siguen la lnea de Binner y dems, que son antiperonistas. De modo que el partido socialista tiene al-guna gente que transit hacia alguna con-cepcin ms nacional, si se quiere, y otros siguen siendo muy antiperonistas. OB: Yo soy muy amigo de Binner, y cuando voy a Santa Fe, a Rosario, siempre me recibe y conver-samos. Y yo le he dicho segu siempre slo con el partido, as llegs a ser el primer intendente so-cialista de una ciudad latinoamericana, y as llegs a ser el primer gobernador socialista de una pro-vincia latinoamericana. Pero segu siempre slo, no te ales a ninguno. Bueno, para qu le habr dicho, hizo todo lo contrario ahora, y se ala con lo peor. Y que siga slo su lnea, aunque le cueste aos.

    NA: Bueno, hace un tiempo atrs dijo que si l estuviera en Venezuela, votara al em-presario Capriles, que es el candidato de los Estados Unidos. La verdad es que si Palacios se hubiera levantado de su tumba, lo retara a duelo. Se acuerda que en esa poca se reta-ban a duelo? Porque apoyar a Capriles en Ve-nezuela no habla nada bien de Binner no? OB: S, me decepcion completamente Binner. NA: Osvaldo, una pregunta dado que usted es un pregonador de los Derechos Huma-nos, cmo ve hoy el tema de los Derechos Humanos en relacin al hombre, a nivel in-

  • Ao 4 - Nro. 8 - Revista Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social - Conversaciones sobre lo pblico16

    ternacional, no como pas, sino los Derechos Humanos del hombre?

    OB: Mire, yo lo veo bastante positivo porque hay muchsimos organismos de defensa humana, mu-chas organizaciones que antes no existan. Ac, por ejemplo, lo que hicieron las Madres, las Abue-las y otros organismos. Es decir, esto ha llegado al corazn del pueblo. Y mantiene la autoridad del tratamiento de las cosas, tienen eco en las zonas de estudio, en las universidades, en los colegios secundarios. As que ha sido un paso adelante. Ya hacer un golpe militar o un golpe de cualquier origen apoyado por el capitalismo para someter al

    pueblo creo que va a ser muy, muy difcil. Nues-tros organismos de Derechos Humanos siguen actuando. Y tiene una multitud de hroes cono-cidos por el pueblo. As que yo, en ese sentido, lo veo muy positivo. Ojal que sigan creciendo, ojal.

    NA: Bueno, muchsimas gracias por su tiempo. OB: No, muchas gracias a ustedes por haber ve-nido y conversar de esta forma tan abierta. NA: Muy amable. Disculpe si hemos sido in-cisivos con alguna pregunta.

  • Situaciones socioambientales en el entorno de la prctica profesional

    Artculos centrales

    Jorge Elas*

    Fecha de recepcin:Fecha de aceptacin:

    Correspondencia a: Correo electrnico:

    22 de octubre de 201425 de noviembre de 2014Jorge [email protected]

    *. Docente-Investigador FCS UBA.

    Resumen:

    En nuestra actuacin profesional el entorno de las situaciones tiene un marco para las acciones sociales. En este artculo nos detenemos en ese entorno, en particular en los impactos que afectan poblacin en la interaccin contradictoria entre sociedad y naturaleza. Entendemos ambiente como resultado de esa contradiccin, y lo caracterizamos en la complejidad de su construccin socio histrica, donde sus componentes tienen mutua dependencia y se interdefinen.Nos orientamos en el desarrollo sustentable, en tanto una solucin de compromiso en un tringulo donde sus lados son el crecimiento econmico, la equidad social y sostenibilidad ambiental, donde para nosotros la necesidad de ampliar la oferta de trabajo marca la paradoja ante el impacto ambiental que puede darse.Nuestra rea metropolitana presenta problemas ambientales relacionados a la concentracin urbana, con temas como la ocupacin de viviendas y terrenos, recupero

  • Ao 4 - Nro. 8 - Revista Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social - Artculos centrales18

    Resumo

    Vivendo a viso de condies em nosso ambiente de situaes de desempenho profissional tem um quadro de ao social. Neste artigo, ns parar naquele ambiente, em especial sobre os impactos que afetam a populao na interao entre sociedade e natureza contraditria. Entendemos o ambiente como resul-tado desta contradio e caracterizar a complexidade de sua construo scio histrica, onde seus com-ponentes tm dependncia mtua e interdefinen. Focamos no desenvolvimento sustentvel, como uma soluo de compromisso em um tringulo onde seus lados esto o crescimento econmico, eqidade social e sustentabilidade ambiental, onde para ns a necessidade de expandir a oferta de trabalho paradoxo de marca sob o ambiental impacto que pode ocorrer. Nossa rea metropolitana apresenta problemas ambientais relacionados com a concentrao urbana, como a ocupao de casas e terrenos, recuperao de recuperao de resduos slidos urbanos, expanso da rede de esgotos e gua corrente. Nas zonas rurais, os problemas so desmatamento e a concentrao de propriedades, com a conseqente migrao da populao rural para centros urbanos. Podemos tambm resolver o problema do usufruto pelos recursos naturais pblicos privados, particularmente nos cursos de gua, descarregando seus resduos, dumping cho seus poluentes ou emitem gases com efeitos nocivos.

    Palabras chave: Scio-ambiental, impactos.

    Es el entorno de la situacin el que nos otorga las condiciones de la prctica. Nuestra intervencin se orienta en mejorar las condiciones de vida de quienes tienen homogeneidad en su ambiente, y, sufren sus impactos.

    Nuestra preocupacin por el ambiente no deja afuera temas relevantes como las actividades de cuidados ecolgicos, bien que nos puede preocu-par la situacin de las ballenas u otros animales, pero aqu nos centramos sobre la poblacin con la que trabajamos. Si bien no nos es extrao la discriminacin por quienes toman a los sectores pobres como otra especie darwiniana en la evo-lucin social, y en esa caracterizacin aplican su segregacin.

    Entonces vamos a nuestra prctica, el ambiente donde vive la poblacin con la que trabajamos. All donde compartimos situaciones que deben ser objeto de trabajo conjunto con otras pro-

    Introduccin

    Buen invite el que nos hacen para presentar algu-nas ideas que trabajamos en clase, temas ambien-tales y nuestra profesin. De esto expondremos aqu. Muchas gracias por invitarnos al Debate Pblico sobre el entorno.

    En nuestra actividad operamos en temas diversos sobre particularidades temticas, pero que presen-tan homogeneidad respecto a su entorno, su con-dicin ambiental. Prestamos atencin a la situacin y su contexto, e historia. Le prestamos atencin al entorno, es ms, redactamos informes socioam-bientales, damos cuenta del entorno de la accin.

    La comprensin del trmino vari, actualmente no estamos informando sobre las mismas dimen-siones que unas pocas dcadas atrs. Pero quien comenz con los informes socioambientales no estaba hablando de otra cosa.

    de residuos slidos urbano, ampliacin de la red de agua corriente y cloacas. En zonas rurales los problemas son por la deforestacin y la concentracin de propiedades, con la consecuente migracin de poblacin rural a centros urbanos.Abordamos tambin el problema del usufructo por el particular privado de los recursos naturales pblicos, descargando en cursos de agua sus residuos, volcando en tierra sus contaminantes o emitiendo gases con nocividad.

    Palabras clave: Socio-ambiental - impactos.

  • 19ELIAS : Situaciones socioambientales en el entorno de la prctica profesional

    fesiones: vivienda, deficiencias en provisin de agua, cloacas, energa, horas para trasladarse del hogar al trabajo. Eso es ambiente, y es el nuestro.

    La contradiccin histrica entre sociedad y naturaleza

    Podemos introducir algunos conceptos, el am-biente es antrpico, es el resultado de una cons-truccin socio-histrica. Es el producto de la relacin contradictoria entre una sociedad que requiere de una naturaleza para establecerse, con sus actividades e impactos, y la respuesta del medio. Afirmamos que es histrica, su con-dicin antrpica se agudiza desde la revolucin industrial que origina situaciones con impactos ambientales relevantes que van desde la concen-tracin poblacional urbana a la emisin de gases de efecto invernadero.

    Nuestro entorno es construido histricamente, su gnesis y sus cambios tienen base en el pro-ceso productivo. Aqu se presenta otra apertura al Debate Pblico, el histrico usufructo por el particular privado de los recursos naturales pbli-cos, descargando en cursos de agua sus residuos, volcando en tierra sus contaminantes o emitien-do gases con nocividad.

    Aqu se nos presenta una paradoja, una mejora en la calidad de vida de la poblacin implica sa-lud, educacin y empleo, los cuales tienen rela-cin con la mejora en los ingresos. Ahora bien, empleo puede ser por la industria, entre otras actividades econmicas que poseen impactos ambientales a su entorno. Por lo cual, tenemos necesidad de ampliar la oferta de empleo y a su vez la afectacin al entorno por sus impactos. Es la paradoja a abordar en las evaluaciones de im-pacto ambiental, en una relacin necesaria donde nos interesa que se genere trabajo con la comple-jidad que es mantener sustentablemente las con-diciones de reproduccin de la poblacin.

    Tenemos por delante trabajar en una contradic-cin, entre el impacto a los recursos naturales, agua, tierra y aire, del crecimiento urbano e in-dustrial, perteneciendo a una sociedad que re-quiere el primero y se lamenta del segundo.

    De all la propuesta de Desarrollo Sustentable de las agencias internacionales. Esta implica una solucin de compromiso en un tringulo donde sus lados son el crecimiento econmico, la equi-dad social y sostenibilidad ambiental, situados en un mbito especfico (Dourojeanni 1999 mo-dificado a partir de Peter Nijkamp 1990). Este tringulo es una propuesta, una orientacin a tener en cuenta para no quedar en la dicotmica paradoja.

    Entonces sealemos que la situacin social nun-ca es de equilibrio, no hay sistemas sociales esta-bles, su equilibrio es inestable, con saltos en sus modificaciones. Por lo cual si nos preocupamos por los problemas es porque vivimos con ellos cotidianamente. El problema no es una disfun-cin, sino parte de la dinmica. Hablamos de situaciones ya que nos permite ubicarlas en una construccin histrica con tiempo, lugar, con ac-tores que tienen intereses.

    Sumemos una consideracin: hay impactos y es-tos perturban en forma diferenciada a la pobla-cin. La forma en que se distribuyen esas afecta-ciones es segn la histrica desigualdad social y econmica de la poblacin.

    Ambiente es complejidad

    Hasta aqu sealamos algunos elementos disper-sos que hacen al ambiente, el mismo no es suma de sus particularidades sino un producto de su interaccin. Aqu podemos dar cuenta de una ca-racterstica relevante del problema, los ambienta-les son sistemas complejos (Garca 2011), quien ubica en los problemas ambientales que: adems de la heterogeneidad la caracterstica determinante de un sistema complejo es la interdefinibilidad y mutua depen-dencia de las funciones que cumplen dichos elementos den-tro del sistema total.

    La complejidad del tema nos posibilita un tra-bajo interdisciplinario, con un mismo objeto de trabajo y distinto trabajo de estudio. Nos permi-te a sanitaristas, ingenieros, mdicos, gegrafos, qumicos, trabajadores sociales, analistas de fotos satelitales, arquitectos, promotores de salud, ani-madores socioculturales, eclogos, entre otros, a

  • Ao 4 - Nro. 8 - Revista Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social - Artculos centrales20

    buscar herramientas para la proteccin del am-biente, que es una forma de protegernos.

    Es necesario considerar esto para la formacin de los alumnos y para el ejercicio profesional. El abordaje es complejo e interdisciplinario, implica una tarea de conjunto, con una intervencin del Trabajo Social desde distintos puntos de entrada, con un objeto: la mejora de las condiciones de vida de la poblacin.

    Esta complejidad ha sido asumida institucional-mente en los ltimos aos, quizs no con toda su envergadura, pero podemos observar en los municipios cmo vari la dependencia de higiene a ambiente, no por moda, sino por complejidad de temas abordados. El cambio de reas viene acompaando la complejidad institucional cre-ciente para abordar el tema.

    Otro ejemplo institucional de esta complejidad que vino para quedarse, unas 14 universidades del rea metropolitana toman recientemente la formacin especfica en gestin ambiental.

    Vamos a presentar algunassituaciones ambientales

    El uso del espacio urbano es una clave compren-siva de la sociedad, la concentracin poblacional urbana presenta situaciones de trabajo cotidia-nas. Podemos pensar la situacin desde el cen-tro de Buenos Aires y ver el video del conur-bano por la tele. Mejor si lo conocemos. Ante la posibilidad de no poder haberlo hecho vaya como ejemplo de la concentracin urbana el distrito de Moreno, slo a modo de nico ejem-plo, el cual hace 30 aos presentaba condicio-nes muy diferentes a las actuales. Para presentar slo un dato, significativo, destaquemos que la cantidad de poblacin censada en 1980, fue de 194.440 habitantes, mientras que para 2010 eran 452.505, ms del doble de personas en la misma superficie. Sin sealar los cambios en transporte por tren, colectivos internos, micros y autopista con peaje, energa, cloacas y agua corriente. El caso de Moreno no representa la misma magni-tud que otros distritos, pero el AMBA aument su poblacin y caractersticas en las 2 y 3 co-

    rona, como as tambin en centros urbanos que antes no eran tomados como pertenecientes a dicha rea.

    En los procesos de concentracin urbana traba-jamos con inquilinatos, conventillos, villas, ocu-paciones de viviendas o de terrenos que hacen al lugar donde residir para cantidad de personas. Ambiente toma la complejidad de temas relacio-nados a tener un lugar donde morar, la atencin sanitaria de los pobladores, la infraestructura disponible, como as tambin la condicin de las calles en das de tormenta que impiden el ingreso de remises o ambulancias.

    De aqu un problema de comprensin, la ocu-pacin de tierras o casas, es una necesidad de te-ner un lugar para poder habitar o un delito a la propiedad? Vivienda es un tema que hace tanto al hbitat como a la inversin inmobiliaria. En una sociedad donde la cantidad de familias que requieren de viviendas se equipara a la de vivien-das desocupadas, esto es vivienda residencia, o refugio de inversionistas. Nos lleva a un tema que aqu no podremos desarrollar: la propiedad fren-te al derecho.

    Quien no accede a la vivienda queda afuera, y como afuera ensucia, se los barre. La dictadura en el AMBA los expuls ms all del CEAMSE (Izaguirre 1988), en Tucumn los abandon en la frontera con Catamarca. Es una visin supuesta-mente higienista, que se basa en barrer ms all de la frontera, en el primer caso la frontera fue el relleno sanitario. Son acepciones de higiene bajo la dictadura, con implicaciones ambientales. Hoy tambin se formulan respuestas higinicas para quienes viven en villas, asentamientos y la traza de la Ex AU 3.

    Cabe aqu sealar el componente legal, tenemos por el Art 41 de la Constitucin Nacional el de-recho a un ambiente sano. Leyes y regulaciones nacionales y de otros estamentos aplican sobre ambiente, con dificultades sobre la autoridad de aplicacin o la reglamentacin, vaya como por ejemplo la Ley 14449 de Acceso Justo al hbitat, an sin reglamentar. A nadie se le escapa que esto no es slo discusin legal, sino poltica.

  • 21ELIAS : Situaciones socioambientales en el entorno de la prctica profesional

    Es destacable el trabajo de muchos colegas en estas zonas y reas de trabajo diario, con las si-tuaciones que nos hicieron llegar y hacen al con-tenido de este trabajo.

    Destaquemos algo sealado arriba, el crecimien-to urbano presenta necesidad de energa y servi-cio de saneamiento, tanto de suministro por red de agua, como de cloacas. En atencin primaria de salud, un buen sistema de sanitario implica agua y cloacas. La mayor carga existente por con-centracin poblacional y emprendimientos in-mobiliarios, sin la ampliacin de la infraestructu-ra produce serios problemas de abastecimiento.

    Esto es de consideracin en las zonas suburba-nas, que han crecido en cantidad de poblacin sin modificar su infraestructura de servicios, tal como sealamos en el ejemplo de Moreno. Por lo cual es muy importante la actual ampliacin de las redes por AySA y otras empresas de servicios que cumplen con un derecho de la poblacin. No debiera ser extrao en nuestros anlisis incorpo-rar a estas empresas como efectores de salud, principalmente en su cumplimiento de amplia-cin del servicio existente, accin pblica que se viene realizando en los ltimos aos, ampliando a miles de personas quienes tienen acceso a un derecho bsico sanitario. Si bien es destacable la cantidad de poblacin que se suma al servicio, esta ampliacin tambin deber darse en varie-dad de municipios.

    Vamos a otro tema en el cual tenemos contacto, los residuos slidos urbanos. Sobre estos tene-mos ms proximidad al haber tenido con seguri-dad trabajo con pobladores que tienen ingresos por la actividad del recupero.

    En este tema tambin juega la comprensin del fenmeno. Las familias, comercios, empresas descartan elementos, los descartamos como ba-sura y van como tales al eufemismo denominado relleno sanitario. All empresas cobran por la disposicin final de lo desechado. Ahora veamos el trabajo de los cartoneros, un gran porcentaje de los descartado pueden reingresar al circuito productivo. A la vez empresas ambientales co-bran por enterrar, y cirujas revuelven para re-

    ingresar materiales como insumos al circuito productivo. En ambos hay un trabajo ambiental, frente a un problema urbano considerable, los residuos slidos.

    Vuelve la comprensin al fenmeno desperdi-cio o insumo? seguro que no es lo mismo. No es extrao a este trabajo que el trabajo con recupe-radores urbanos tiene sus dificultades, como as tambin el cambio de conducta en los hogares para realizar la separacin de materiales.

    El punto de conexin es como los plante la Cooperativa El Ceibo en 1996 en su Proyecto socio ambiental (Elas 2005), abordando ambas partes del problema: generadores que separemos en origen, y que los recuperadores trabajen en forma organizada. Con eso hay dos inicios para trabajar, con un producto muy interesante por delante, el reingreso de materiales al circuito pro-ductivo, requiriendo menos materias primas del recurso natural y a su vez la disminucin del vo-lumen de residuos a enterrar.

    Para quienes hemos trabajado en este tema sa-bemos que el principal problema no es de higie-ne, legalidad o vestimenta, sino de cambios de conductas en la poblacin en general y organi-zacin de quienes afrontan la tarea. Sobre esto ltimo, quienes tienen aos sin actividad laboral formal, o quienes no la conocieron, cumplir un horario, tener dependencia en una cadena laboral donde uno y otro realicen correctamente lo que le corresponde en una tarea organizada, con de-pendencia mutua, en una actividad algo extraa y compleja. El problema de los RSU est presente en toda aglomeracin urbana, muchas veces tra-bajamos con poblacin que tienen esta actividad como ingreso, aqu hay algo que bien se puede abordar.

    Otra dimensin ambiental a considerar es la de los eventos extremos recurrentes. Slo en nues-tra regin, el AMBA, hemos tenido tornados e inundaciones con mayor frecuencia y magnitud que en perodos anteriores. La cobertura urba-na tiene relacin directa con esto, la ocupacin de valles de inundacin tanto por negocios in-mobiliarios o por necesidad de tener un espacio

  • Ao 4 - Nro. 8 - Revista Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social - Artculos centrales22

    donde residir, es parte afectada por estos eventos extremos. Si bien no hay evidencia concluyente, es relevante la hiptesis de su profundizacin por con el cambio climtico producido por la emi-sin global de gases de efecto invernadero, segn el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climtico (Girardin 2014).

    El punto aqu es la participacin en la gestin integral de los riesgos de catstrofes e inunda-cin. Trabajamos con el fenmeno declarado, en la asistencia de evacuados, a sabiendas que el fe-nmeno volver a ocurrir. Las redes de trabajo quedan a criterio de agencias de emergencia tales como bomberos o Defensa Civil, es necesario involucrar nuevos dispositivos de asistencia y ge-nerar mecanismos de prevencin con gegrafos, meteorlogos e ingenieros. Volvemos a cosas co-nocidas, trabajamos con el problema declarado, no en la prevencin y, con el agravante que sabe-mos que estos volvern a ocurrir. Nuestro traba-jo en prevencin est directamente relacionado a redes de asistencia y contencin en catstrofes climticas. Recordemos lo que nos ense Hilda Herzer (1990), tenemos desastres que no son tan naturales como nos parecen. Hay una lenta construccin social de los mismos.

    Otro tema ambiental con quizs poca repercu-sin en nuestra actividad laboral es el uso del re-curso natural. No es que no la tenga, sino que no la tenemos en cuenta como tal.

    El uso por particulares del recurso pblico natu-ral es un tema a trabajar, el volcado de residuos a un curso de agua, o bien el desecho de materiales txicos en tierra, donde posteriormente puede haber ocupacin de ese terreno por familias, o las emisiones de gases y sus consecuencias en la salud, son temas recurrentes que recin estn ini-ciando a ser abordados por nuestra profesin. En esto ltimo podemos tener una aproximacin en los centros ambientales que se encuentran articu-lando con las acciones del ACUMAR.

    En la misma dimensin de recursos naturales, pero en otra escala, la ampliacin de la frontera agropecuaria, con amplsimas extensiones dedi-cadas a la soja, es parte de un proceso de concen-

    tracin de propiedades y valorizacin financiera (Basualdo 2002). En el mismo fenmeno agrco-la, que de por s acarrea el monocultivo, pode-mos menciones los problemas de deforestacin y toxicidad que puede traer asociado la fumiga-cin en agricultura intensiva. Estos procesos en zonas rurales, sumados a los posibles efectos que conlleven los emprendimientos petroleros y me-gamineros prximos a poblacin, nos refieren a procesos de migracin interna a centros urbanos. En algunos casos forzando a la directa expulsin de la poblacin, quienes buscan en centros urba-nos una posible contencin en servicios y em-pleo. All, en la periferia urbana, y siendo resulta-do de la concentracin econmica agrcola, son clientes nuestros.

    Los conflictos que se presentan por minera y pe-trleo son parte de los procesos productivos que tienen tecnologas con posibles derrames, agro-txicos o afectacin a cursos de agua. En nues-tro modelo productivo la extraccin de materias primas s relevante. Volvemos a la paradoja, ubi-camos el triangulo entre crecimiento econmico, equidad social y sostenibilidad ambiental. Nos in-teresa que exista trabajo, con mejor distribucin econmica e ingreso en cada familia concreta, no en el divisor per cpita que nos oculta el juego estadstico.

    El ingreso en la economa argentina del extrac-tivo de materias primas como el petrleo, la me-gaminera metalfera y el cultivo intensivo como la soja es relevante y preocupante, depender de la extraccin de materias primas, ser agroexporta-dores primarios, con proximidad al monocultivo. Consideramos que es necesario tener ingresos, pero socialmente debemos evaluar la distribu-cin por esos recursos naturales afectados y los costos pblicos que asumimos por los pasivos ambientales, considerando los que no tendrn re-mediacin tecnolgica en corto o mediano plazo.

    Necesitamos propia produccin y agregado de valor, con aumento del ingreso para a poblacin. Hemos trabajado como mano izquierda del es-tado, que recoge los desparramados, sobrantes y cados del modelo. Tenemos en claro que si eso el lo que debemos hacer, se har bien, pero

  • 23ELIAS : Situaciones socioambientales en el entorno de la prctica profesional

    circunstancial y transitoriamente. El objeto es la mejora en las condiciones de vida para una mejor sociedad.

    Tenemos en cuenta que lo enunciado pasa muy por arriba de la complejidad de las situaciones a enunciar pero no por eso dejar de hacer esta bre-ve sntesis para involucrar nuestro accionar. Re-conocemos que en los ltimos aos las gestiones gubernamentales dispusieron la ampliacin de recursos y abrieron muchos espacios de trabajo. Los ambientales son slo algunos ejes ms, qui-zs entramados en los habituales. Es cuestin de este artculo presentarlos en sociedad.

    Comprender para conocer, definir para gestionar

    Hasta aqu fuimos presentando situaciones, aqu comenzamos a temas abstractos. Temas con mltiples definiciones que son con los que tra-bajamos. Disculpen quienes sostienen que nues-tra prctica va a lo ms sencillo. Para nosotros la prctica concreta, tiene tantas determinaciones, que genera mltiples puntos de anlisis y aborda-je, por lo cual de sencillo no tiene nada. Lo que si tiene es que es contundente y como tal hay que trabajar para resolverlo.

    Conocemos por la comprensin de esas situa-ciones. Esa comprensin permite conocer, dar una conceptualizacin sobre qu tenemos por delante, sus condiciones, posibilidades, lmites, intereses, etc. Para intervenir partimos desde la definicin que cada agente realiza. Toda gestin e intervencin parte de una definicin de qu se tiene adelante, qu se propone hacer y articula recursos para lograr los objetivos propuestos.

    Esto implica en un equipo de trabajo un consen-so entre las diversas definiciones que haya en jue-go, y mucho ms complejo en interdiciplinarios.

    Intervenimos, lo bueno de eso es que podemos hacer cosas, lo feo es el desgaste que tenemos. Algunos creen que ese ejercicio es un lugar sub-sidiario. Al contrario, es el ms importante, estar al lado de las personas. Si bien es el punto ms abstracto, ms complejo, con mltiples determi-

    naciones. Es la prctica social misma la que nos permite intervenir.

    A modo de aperturas

    En las dimensiones de trabajo social, es necesario incorporar en nuestra actividad las evaluaciones de impacto ambiental. Estos estudios incorporan in-formacin social elaborada sobre datos que pode-mos resignificar. Si se evala un posible impacto, es factible disear mitigaciones. Podremos aportar si la dimensin social frente a un impacto ambien-tal es una columna ms en el cuadro, o es una di-mensin que atraviesa la situacin a evaluar.

    Gracias a los gegrafos por presentarnos el sen-dero, como un recorrido con lugares significati-vos. Tambin a ellos y otros interesados que nos ensean a usar mapas, fsico, administrativo, pol-tico, y tambin con mapas sociales como los que producen los iconoclasistas (http://www.icono-clasistas.net/post/la-republica-de-los-cirujas/)

    La complejidad del tema, y su construccin his-trica da cuenta de su sustantividad. Problemas como RSU afectan a los grandes centros urba-nos, la falta de agua corriente y cloacas a gran parte de su poblacin perifrica. Los temas de minera, petrleo y soja a grandes extensiones rurales o desrticas, expulsando poblacin hacia centros urbanos. Los gases de efecto invernade-ro, presentan indirectamente el problema a travs de, por ejemplo los eventos extremos meteoro-lgicos. Resaltemos que quienes menos recursos poseen, tambin son los que menos disponen para sobrellevar esos eventos. Los gases de efec-to invernadero afectan globalmente, pero dife-rencialmente a la poblacin, la forma en que se distribuyen esas afectaciones es segn la histrica desigualdad social y econmica de la poblacin.

    Las situaciones o problemas ambientales presen-tados se refieren al uso o apropiacin de un recurso, que mediatiza la relacin entre sociedad y natura-leza. Esta relacin es contradictoria en trminos histricos, expresando un juego de poder: quin se apropia del recurso, por lo cual es un concepto central el de territorialidad. La confrontacin de las relaciones sociales es la expresin de un conflicto

  • por la apropiacin del recurso, tanto del recurso na-tural para produccin, como del espacio para resi-dir (Maiorana 2003), es un conflicto que calificamos bajo el concepto de territorialidad (Marin 1984).

    En tanto una apertura final, sealamos que nues-tro trabajo se orienta en la mejora de las condi-ciones de vida. Sobre esto tenemos por lo menos tres formas de conceptualizarla. Una presente en diversos estudios sobre desarrollo humano es la de la calidad de vida, esta permite mensurar, cuantifi-car y comparar por la medicin entre tems como la salud, educacin e ingreso. Una segunda con re-

    lacin directa a ambiente es la de ciudadana, con la ampliacin de derechos que conlleva la amplia-cin de servicios sanitarios como agua corriente, cloacas y mejora en los ingresos.

    Una ltima presente en las intervenciones so-ciales sin tener una clara conceptualizacin es la que las personas hacen por superarse, poder vivir bien, que simplemente la definen como dignifi-carse. Mejores condiciones para vivir bien.

    Tarea difcil y con mucho por hacer, pero hay con qu y con quienes.

    Bibliografa

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  • De la intervencin profesional a laconstruccin de un problema

    de investigacinCristina Ins Bettanin*

    Fecha de recepcin:Fecha de aceptacin:

    Correspondencia a: Correo electrnico:

    26 de octubre de 201426 de noviembre de 2014Cristina Ins [email protected]

    *. Trabajadora social y Dra. en Ciencias Sociales - UBA. Docente investigadora UNDAV-UBA.

    Resumen:

    En este artculo presentamos una reflexin sobre la construccin del problema de investigacin y la estrategia metodolgica adoptada en la tesis Memoria (s), Dictadura y Vivienda Social: vecinos relocalizados en Conjunto Habitacional Soldati. Damos cuenta del modo en que surgieron las primeras preguntas e inquietudes que condujeron al trabajo de investigacin, partir de una experiencia de insercin profesional especfica en el Instituto de Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires. Profundizamos en la vinculacin entre aspectos subjetivos, sociales e histricos al momento de seleccionar una temtica y construir un objeto de investigacin. Nos detenemos en las experiencias personales, en el marco de la intervencin profesional de trabajo social, que construyeron una mirada crtica sobre procesos que permiten ser revisados para construir conocimiento cientfico y que, adems, se vinculan con la dinmica pasado-presente de nuestra sociedad. De ese modo, las prcticas de memoria colectiva acerca del pasado reciente que emergen en el espacio pblico constituyen un marco interpretativo de diversas experiencias.

    Palabras clave: Intervencin profesional - Metodologa - Memoria colectiva.

    Artculos centrales

  • Ao 4 - Nro. 8 - Revista Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social - Artculos centrales26

    Resumo

    Neste artigo apresentamos uma reflexo sobre a construo do problema de pesquisa e estratgia meto-dolgica adotada na tese Memria (s), Ditadura e Habitao Social: Conjunto Habitacional realo-cados vizinhos Soldati. Perceba a maneira em que as primeiras questes e preocupaes que levaram ao trabalho de pesquisa a partir de uma experincia de empregabilidade especfica no Instituto de Habitao da Cidade de Buenos Aires.

    Aprofunde-se a relao entre o social, histrica e subjetiva ao selecionar um tema e construir uma as-pectos objeto de pesquisa. Ns paramos em experincias pessoais como parte do trabalho de interveno social, profissional, eles construram um olhar crtico sobre os processos que permitem a ser revisto para construir o conhecimento cientfico e, alm disso, esto ligadas dinmica passado-presente da nossa so-ciedade. Assim, as prticas de memria coletiva sobre o passado recente que emergem no espao pblico constituem um quadro interpretativo de diversas experincias.

    Palabras chave: Interveno profissional , metodologia, memria coletiva.

    Advertimos que la experiencia de intervencin profesional desde el Trabajo Social en una ins-titucin estatal fue el marco que posibilit ha-cernos las preguntas iniciales que orientaron la construccin del problema de nuestro trabajo. Incluimos en el anlisis, por ese motivo, las re-ferencias a nuestros pensamientos, sentimientos y emociones frente a diversos acontecimientos que nos marcaron un camino, entendiendo que la subjetividad forma parte de la relacin con el objeto de investigacin.

    A partir de esto, damos cuenta de procesos ins-titucionales, prcticas y representaciones que es-tructuraron el contexto de realizacin de nuestra prctica profesional, considerando que la inter-vencin en trabajo social constituye un proceso de construccin social que se genera en el marco de la dinmica sujeto-necesidad como expresin particular de la cuestin social (Rozas Pagaza, M: 2005).

    En principio recorremos nuestro proceso de in-sercin laboral en el Instituto de Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires (ex Comisin Munici-pal de la Vivienda), institucin estatal encargada de las polticas locales de vivienda. Describimos el momento de ingreso a dicho organismo, as como las primeras aproximaciones al campo pro-fesional.

    Luego, caracterizamos el tipo de intervencin en los conjuntos habitacionales de vivienda social y

    Introduccin

    En este artculo presentamos una reflexin sobre la construccin del problema de investigacin y la estrategia metodolgica adoptada en la tesis Me-moria (s), Dictadura y Vivienda Social: vecinos relocalizados en Conjunto Habitacional Soldati. Damos cuenta del modo en que surgieron las pri-meras preguntas e inquietudes que condujeron al trabajo de investigacin partir de una experiencia de insercin profesional especfica en el Instituto de Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires.

    Para este fin, profundizamos en la vinculacin entre aspectos sociales, histricos y subjetivos al momento de seleccionar una temtica y cons-truir un objeto de investigacin. Nos detenemos en las experiencias personales, en el marco de la intervencin profesional de trabajo social, que construyeron una mirada crtica sobre procesos que permiten ser revisados para construir cono-cimiento cientfico y que, adems, se vinculan con la dinmica pasado-presente de nuestra so-ciedad.

    Las diversas prcticas de memoria colectiva acer-ca del pasado reciente, que emergen en el espacio pblico, constituyen un marco interpretativo so-bre la realidad. Como sealan varios autores (Je-lin, 2002; Catela da Silva, 2001; Lorenz) en cada iniciativa se posibilita la emergencia de nuevos actores preocupados por actualizar un discurso sobre el pasado reciente.

  • 27BETTANIN : De la intervencin profesional a la construccin de un problema de investigacin

    nos detenemos en los primeros indicios de re-flexin que, luego, contribuyeron a la definicin de la problemtica. Explicamos la relevancia del Conjunto Habitacional Soldati y las vigilancias epistemolgicas a fin de comenzar el proceso de investigacin.

    Por ltimo, presentamos el abordaje metodo-lgico en funcin de las decisiones que fuimos tomando. En las consideraciones finales damos cuenta de qu modo el contexto histrico se vin-cula con la problemtica y la manera en que el pasado reciente insiste en salir a la luz, an con sus mltiples re-significaciones.

    Punto de partida

    Nuestra vinculacin con la cuestin de la vivien-da social en la CABA surgi a partir de nuestra insercin profesional en equipos sociales de la Comisin Municipal de la Vivienda (CMV)1, hoy IVC, durante cinco aos2. Esa experiencia cons-tituy parte del contexto de descubrimiento de una problemtica social, all donde se seleccionan los temas y problemas que el investigador consi-dera relevantes en una situacin contextualiza-da (Shuster, 2004). Asimismo, en esa instancia surgieron las primeras hiptesis, afirmaciones y preguntas.

    Esta prctica profesional constituy una amplia y variada experiencia de conocimiento institucio-nal, de actores, de problemticas vinculadas con la cuestin de la vivienda y especficamente con los conjuntos urbanos: el acceso a una vivienda digna, el deterioro generalizado de los conjuntos urbanos, la fragmentacin del tejido social, los desajustes entre marcos normativos de fun-cionamiento para la organizacin consorcial y las prcticas de los vecinos, entre otros.

    La elaboracin del problema de investigacin de nuestro trabajo de tesis estuvo estrechamen-te vinculada a dicha experiencia, de la cual mar-caremos a continuacin algunos elementos, ya que fue a partir de esa conjuncin de situaciones transitadas y sentidas, que nos decidimos profun-dizar sobre algunos aspectos3.

    El ritual del comienzo: un acto, un libro

    Fue el 11 de abril de 2001. La incorporacin de los pasantes al organismo, entre los que nos en-contrbamos nosotros, no pas desapercibida. Por el contrario, la gestin encabezada por el Subsecretario Eduardo Jozami haba organizado un acto donde estuvo l presente y pronunci unas palabras de recibimiento. A cada estudiante que se incorporaba se entreg el libro Prohibido vivir aqu, escrito por el periodista Eduardo Blaus-tein.

    Ese trabajo era el resultado de una investiga-cin periodstica a pedido del propio Eduar-do Jozami4. Consista en recuperar la historia de erradicacin de villas desde la perspectiva de sus destinatarios, mediante entrevistas testimoniales y anlisis de documentacin de poca.

    Prohibido vivir aqu desnud ante la sociedad, por primera vez, al llamado libro azul, un hallazgo entre los documentos de la CMV. Se trat de un registro realizado por los funcionarios de aquel entonces, que haban anotado minuciosamente las operaciones de erradicacin. Su uso permiti darle a la labor periodstica un toque renovado: la contabilizacin y la inscripcin en un documen-to escrito de las operaciones de erradicacin, que comenzaron con la marcacin de la casilla y fi-nalizaban con la demolicin de la misma. De ese modo, el trabajo desnudaba claramente el rol ac-

    1. La CMV fue creada en el ao 1967 mediante la ley 17.174. Como organismo ejecutor de las polticas habitacionales acorde con los modelos de desarrollo del pas, su objetivo de creacin fue la promocin de viviendas de inters social destinadas a los sectores de bajos recursos de la ciudad y de los partidos de la provincia, que integran el Gran Buenos Aires. Su antecedente como primer organismo pblico de vivienda fue la Comisin Nacional de Casas Baratas, creada en el ao 1915, mediante la ley 9677 y que estuvo vigente hasta1942. Abarc la construccin de alrededor de mil viviendas localizadas en diferentes barrios de la ciudad de Buenos Aires.

    2. En ese perodo hemos trabajado en diversos programas de emergencia habitacional y principalmente en el Programa de Asistencia a Consorcios y Organizacin Comunitaria. En el marco de este ltimo, conocimos todos los conjuntos urbanos construidos por el Estado local en los cuales an mantena injerencia el organismo.

    3. El contexto en el que nos insertamos en dicho organismo se caracteriz por el impacto de las consecuencias del modelo neoliberal. Fueron momentos en los cuales se evi-denciaba el aumento de la pobreza, la desocupacin y la exclusin de amplios sectores de la sociedad. Para el ao 2002 haba en la ciudad de Buenos Aires 97.304 viviendas deficitarias sobre un total de 1.026.071. Otra variable que reflejaba la envergadura de la problemtica habitacional en la ciudad fue el notable incremento de la poblacin en villas y barrios carenciados. La poblacin en villas pas de 52.608 en 1991 a 110.387 habitantes en el ao 2001(INDEC, 2008). Tambin se registraron la aparicin de nuevos asentamientos en la ciudad y el aumento de la poblacin en situacin de calle, aunque no hubo datos oficiales sobre este ltimo punto.

    4. Entrevista a Eduardo Blaustein, 2009.

  • Ao 4 - Nro. 8 - Revista Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social - Artculos centrales28

    tivo y violento que haba tenido el organismo en la poltica de erradicacin de villas implementada por el intendente Cacciatore y que tuvo como sal-do 200.000 habitantes desplazados de la Ciudad.

    El marco del lanzamiento de Prohibido vivir aqu fue el 25 aniversario del golpe de Estado. El li-bro se integr a otro conjunto de actos y conme-moraciones de la fecha del golpe que organiza-ba la MCBA. En el prlogo al libro que escribe Eduardo Jozami, se puede apreciar esta dimen-sin:

    La publicacin del texto de Eduardo Blaustein por la Comisin Municipal de la Vivienda se integra con los otros actos re-cordatorios que organiza el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires al cumplirse 25 aos del golpe militar. Ms all del home-naje necesario a todas las vctimas de la fe-roz represin cabra preguntarse cul es el sentido de estas recordaciones, sobre todo cuando son impulsadas por un organismo gubernamental. En primer lugar, parece claro que estamos hablando del pasado. Es tan notable la herencia de la dictadura en la Argentina actual que este repudio al golpe, si es autntico, se convierte necesa-riamente en un reclamo en profundizar la democracia, buscar una mayor equidad en la distribucin del ingreso, terminar con la discriminacin hacia los extranjeros y las minoras y combatir otros rasgos autori-tarios cuya presencia se hace cada da ms notable. Por otra parte, en el caso de la CMV, la recordacin lleva necesariamen-te a reflexionar sobre el rol que cumpli nuestra institucin en la poca que refleja este libro (Blaustein, 2000: 11).

    En ese marco, el libro entregado en un acto de recibimiento implicaba un legado o mandato a las nuevas generaciones. Quedaba claro que se quera difundir una historia adems de marcar un nunca ms institucional y todos los que partici-pramos de ese proyecto tenamos que, al menos,

    conocerlo. Es as que, con libro en mano, comen-zamos el primer da de trabajo.

    El perodo de insercin profesional en una insti-tucin es un proceso en el cual se van identifican-do las principales expresiones de las problemti-cas para las cuales luego se delinean estrategias de intervencin especficas. Conforme con eso, es la etapa donde cada situacin es susceptible de analizar y luego incorporar a la sumatoria de conocimiento que se encausa en la construccin de estrategias para la intervencin, enmarcadas en sus diversos escenarios posibles.

    Entre las primeras acciones que realizamos fue significativa la asistencia a una familia en el con-junto habitacional Mariano Castex, ubicado en el barrio de Flores. La presentacin de esta situa-cin particular tiene la pretensin de sintetizar representaciones sociales vigentes en la institu-cin, como tambin emotividades personales.

    Se haba incendiado su departamento, luego sa-bramos que el motivo fue el uso de velas para iluminar los ambientes ya que haca tiempo que le haban cortado la luz por no poder pagarla. En el momento de salir del organismo nos esperaba un Falcon verde para trasladarnos hasta el con-junto urbano, auto que formaba parte del parque automotor a disposicin de la CMV. Fue un mo-mento crtico, no nos hubiramos subido a ese vehculo si no hubiera sido por la gravedad del episodio y el dao que haba sufrido ese grupo familiar que, sabamos, estaba esperando nuestra ayuda.

    Cabe resaltar que lejos de nuestro deseo y expec-tativas de recin ingresantes estaba llegar a un barrio en ese vehculo que durante los aos de la dictadura se haba constituido en un cono del dispositivo de secuestros clandestinos. Se opaca-ba, as, el propsito de diferenciarse de prcticas autoritarias-aunque sea en el plano simblico- fortalecer lazos de confianza con los sectores populares, y honrar el nunca ms institucional que nos haba acogido5.

    5. Al final del da transmitimos lo sucedido a las autoridades, quienes prepararon la donacin de los varios autos que quedaban de la poca militar hacia el rea de salud del Gobierno de la ciudad.

  • 29BETTANIN : De la intervencin profesional a la construccin de un problema de investigacin

    Recordamos aqu esta escena ya que est cargada de smbolos, que operan en la construccin de relaciones sociales. Por ejemplo, nos introduce en el nivel de criticidad que asumen las condiciones de las unidades habitacionales de vivienda social y que se evidencia, entre otras expresiones, en la falta de servicio pblico como la energa elctri-ca. Respecto del vnculo profesional-destinatario de una poltica social, el recuerdo de esta escena nos permite evidenciar que los dispositivos insti-tucionales operan, contextualizando una prctica determinada. Por ltimo, estas tres dimensiones que sealamos se mantuvieron presentes, aunque re-significadas en otros contextos, a lo largo del trabajo.

    Con el correr del tiempo advertimos que no era solo el parque Falcon verdes el legado de la dicta-dura en la CMV6. Otros dispositivos instituciona-les continuaban inalterados: parte de los emplea-dos de planta permanente que haban participado en operativos, un conjunto de normativas y, en un plano simblico, ciertos imaginarios sociales resistentes al perodo democrtico. Estos hacan referencia tanto a las polticas de vivienda como a sus sujetos destinatarios. Por ejemplo, era comn escuchar en los pasillos y en diversas oficinas afirmaciones como: trabajar era cuando bamos con los camiones a sacar villeros, o en los aos de los militares s que nos respetaban, no como ahora que los villeros entran a las oficinas como si fuera su casa.

    Pareca que la conocida frase con los militares estbamos mejor, que circula en el conjunto de la sociedad representando un tipo de imaginarios sociales, all se adaptaba a con los militares tra-bajbamos mejor, dejando ver la continuidad de un consenso logrado en otro momento histrico.

    Posiblemente influa en esto el apreciado xito de las polticas de erradicacin en comparacin con la falta de respuestas al dficit de vivienda en la Ciudad a partir de la dcada de los aos 90.

    Cabe sealar que en ese momento el Regis-tro Permanente de Postulantes a una Vivienda, constaba de 32.000 grupos familiares inscriptos. Ciudadanos que nunca obtuvieron una respuesta a su problema habitacional y que, de diferentes formas, se acercaban a consultar el estado de sus trmites y actualizar datos. En estas instancias se evidenciaba la falta de polticas activas por parte del organismo que comprometa, de alguna ma-nera, a los agentes. Entonces, en ese contexto al-gunos empleados recordaban y apelaban a los buenos tiempos de los militares, cuando se re-galaban viviendas en Lugano, Soldati, porque so-braban, de tanto que se haba construido (Nota de campo, 2004, 2005). Claramente se omita la falta de regulacin del Estado de derecho, que garantizase que lo construido se adjudicara a la poblacin contemplada en los planes de vivienda diseados aos anteriores al golpe de Estado y no, en cambio, discrecionalmente como se sola realizar en el gobierno de facto (Bettanin, 2013).

    Sin desconocer la crisis que atravesaba el estado local, en el perodo de reforma y ajuste estructu-ral indicada por la prdida del sector pblico, los recortes presupuestarios, la superposicin de pol-ticas, entre otros, la confluencia de los elementos descritos nos hizo pensar, en ms de una ocasin, la imposibilidad de la construccin de un vnculo basado en la confianza o credibilidad entre los ciu-dadanos, quienes eran vecinos de conjuntos urba-nos o solicitantes de vivienda y el organismo.

    Aspectos de la intervencin profesional

    La problemtica de los conjuntos urbanos cons-truidos por el Estado en aquellos aos era muy crtica y sus manifestaciones ya no podan deses-timarse debido a los niveles de conflictos que se generaban (Bettanin, et.al, 2006). Haca tiempo que se sucedan episodios significativos como los cortes de agua, la rotura de los ascensores, pro-blemas de filtraciones y situaciones de siniestro por prdidas de gas.

    6. Por el decreto en 1977 el entonces ministro del Interior, Albano Harguindeguy, mediante el decreto N 3630/77 dio la orden de e compra de autos para las policas de las provincias y con la intencin de que no fueran identificables. Con esta determinacin se inicia su uso para operativos ilegales. Luego se realizan otras compras en el ao 1978 (Diario Clarn, 2006). La impronta de estos autos qued en la memoria colectiva de la sociedad, sealamos que a pocos aos del 30 aniversario del golpe de Estado un colectivo cultural transforma un ejemplar de ese auto en una obra de arte, desarmando sus partes. Esta escultura fue expuesta frente a la ESMA, ya que simbolizaba un cono de la dictadura militar: Autores ideolgicos fue el nombre que escogieron para llamar a su obra de arte.

  • Ao 4 - Nro. 8 - Revista Debate Pblico. Reflexin de Trabajo Social - Artculos centrales30

    Asimismo, era comn que se arreglaran los as-censores y que prontamente se volvieran a rom-per, como tambin que no se pudieran llevar a cabo reparaciones por problemas de convivencia entre vecinos. De modo que comenz a enten-derse que no bastaba con la implementacin de las acciones de reparacin edilicia, que en ese momento eran llevadas a cabo bajo el Programa de Mantenimiento y Rehabilitacin de Conjuntos Urbanos, Ley 177, si no se fortaleca, y con fuer-za, la organizacin comunitaria. Se confirmaba, de alguna manera, que la relacin del Estado y los habitantes de los conjuntos urbanos continuaba en la post adjudicacin (CMV, 2001).

    Ante tales hechos, en el ao 2003 se crea el Pro-grama de Asistencia y Organizacin de Consor-cios7. En el marco de este programa, nuestras lneas de trabajo incluan la relacin permanente con los vecinos. Desde la recepcin de la deman-da, que poda ser individual o colectiva, hasta las propuestas de resolucin, la amplia gama de posibilidades de intervencin se adecuaban a las diversas realidades barriales, complejidad en los problemas y caractersticas de los principales ac-tores barriales que se comprometan y moviliza-ban por los problemas individuales y colectivos.

    Los dispositivos de intervencin que implemen-tbamos abarcaban las entrevistas individuales, las entrevistas grupales, la mediacin interperso-nal, la realizacin de relevamientos, la supervisin de elecciones barriales y, en especial, la coordina-cin de asambleas consorciales. Era este ltimo el espacio de interaccin vecinal donde se con-cretaba el avance en la resolucin de problemas. La accin de acompaamiento en esta particular dinmica grupal favoreca el dilogo horizontal entre vecinos, desarmando relaciones desiguales construidas previamente por el acceso diferencial a recursos e informacin.

    A lo largo de tres aos pudimos conocer las dinmicas barriales de los conjuntos como Pie-drabuena, Savio I, II y III, Barrio Rivadavia I, Barrio Rivadavia II, Barrio Illia, Soldati, Samor, Copello, Donizetti, Consorcio 16, Justo Suarez,

    Castex, los conventillos reciclados bajo el progra-ma Recup-Boca, y los Sectores urbanizados de las villas 20 y 1-11-14. Aquella percepcin inicial respecto a la imagen de la CMV en los barrios se confirmaba en nuestro quehacer cotidiano, al encontrarnos con mltiples resistencias por parte de los vecinos hacia la intervencin del IVC.

    Por consiguiente, nuestra labor se suceda en un marco conflictivo, que nos presentaba rpida-mente sus lmites. Cabe destacar que solamos dedicar un tiempo especial en cada entrevista, reunin con vecinos, a recibir los innumerables reclamos, promesas no cumplidas, fallas en el funcionamiento, maltratos institucionales, verba-les, en la historia de cada vecino con el organis-mo. En general esos reclamos estaban muy bien fundados por los vecinos y se correspondan con hechos, lamentablemente, reales.

    Las acciones que realizbamos desde el equipo social, tendientes a fortalecer la organizacin consorcial, abarcaban la consolidacin de la or-ganizacin comunitaria para la resolucin de conflictos individuales de deuda de expensas y estrategias ms amplias como, por ejemplo, el acompaamiento para la promulgacin de la ley de emergencia en el conjunto urbano Coman-dante Luis Piedrabuena.

    Las actividades, en general pioneras, iban enri-queciendo la nocin de los problemas, el conoci-miento sobre las limitaciones y posibilidades para la resolucin. Suceda que a medida que interve-namos se develaban nuevas situaciones proble-mticas y advertamos que pocas eran nuestras posibilidades de accin en relacin a una deman-da que continuaba creciendo. Si bien el presu-puesto destinado a la rehabilitacin de conjuntos urbanos creci de manera significativa en esos aos, pasando de $1.030.000 en el ao 2003, a la cifra de $15.951.376 en el ao 2006 (Rodrguez, 2010:72 y 73), no se contempl el aumento en los recursos humanos para los equipos sociales.

    De alguna manera la poltica institucional despla-zaba el sentido de construir hacia el de repa-

    7. Con una marcada fragilidad institucional, no form parte del organigrama institucional del IVC hasta el ao 2010.

  • 31BETTANIN : De la intervencin profesional a la construccin de un problema de investigacin

    8. La sealizacin de la palabra trgico tiene que ver con resaltar el sentido a-histrico que se construa respecto a los problemas sociales. Cuando estos episodios se presentaban, la palabra tragedia se usaba para apelar a algo no deseado por nadie, negando sus posibles causas y minorizando las responsabilidades polticas de quienes gestionaban el organismo (Registro de campo, 2005-2006).

    9. Ejemplos de dichas instancias fueron las Jornadas de Sociologa, Pre Alas, 2004. Talleres en el Foro Social Mundial Puerto Alegre 2004, Caracas 2006. Encuentro pre Foro Social Mundial, Centro Cultural San Martn, noviembre 2005.

    rar, arreglar. Pero poco se detena en aspectos cualitativos como los organizativos y de fortaleci-miento de las capacidades de los vecinos, propios de la intervencin social, ms que para las tareas que tuvieran que ver con abordar conflictos co-lectivos, y/o contener a personas y familias en estado emocional crtico, generado por algn epi-sodio trgico8.

    En consecuencia a la falta de recursos humanos, y no conformes con las contradicciones acerca de la tensin entre precarizacin del trabajo y ob-jetivos institucionales, constituimos un centro de prcticas de la carrera de Trabajo Social mediante un convenio con la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos