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Persona y Bioética ISSN: 0123-3122 [email protected] Universidad de La Sabana Colombia Salazar Barragán, Diana Marcela; Serna Mendoza, Ciro Alfonso Ética, medio ambiente y economía Persona y Bioética, vol. 10, núm. 1, 2006, pp. 8-34 Universidad de La Sabana Cundinamarca, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83210102 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Persona y Bioética

ISSN: 0123-3122

[email protected]

Universidad de La Sabana

Colombia

Salazar Barragán, Diana Marcela; Serna Mendoza, Ciro Alfonso

Ética, medio ambiente y economía

Persona y Bioética, vol. 10, núm. 1, 2006, pp. 8-34

Universidad de La Sabana

Cundinamarca, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=83210102

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* Economista de la Universidad de Manizales, Colombia. E-mail: [email protected]

** Economista, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia,Cursos de Especialización en Microeconomía, Macroeconomía yEconomía Internacional, Liberty, New York. Especialización enPoblación y Desarrollo Sostenible, Universidad de Chile -CEPAL. Becario de las Naciones Unidas. Magíster en DesarrolloEducativo y Social en el Cinde - Universidad PedagógicaNacional. Doctor en Ciencias Pedagógicas Universidad de LaHabana. Director Maestría en Desarrollo Sostenible y MedioAmbiente, Universidad de Manizales. E-mail: [email protected]

1 Ética: ciencia (conjunto ordenado de verdades que se demues-tran y fundamentan con base en el conocimiento de sus causas),práctica (porque no se detiene en la contemplación del saber,sino que lo aplica a las acciones humanas), de carácter filosófi-co, por eso también es llamada filosofía moral (para estudiar suobjetivo se fundamenta en otras ramas de la filosofía: metafísi-ca –porque el deber ser se fundamenta en el ser–, antropologíafilosófica, lógica y teodicea), que estudia lo que conviene al serhumano para alcanzar su fin, que es la felicidad. (RodríguezLuño, Ángel. Ética, Madrid, Eunsa, 1984, pp. 17-21).

2 Medio ambiente: sistema complejo de relaciones físicas, quími-cas, biológicas, sociales, políticas, económicas y culturales, congran sensibilidad a las variaciones de cada uno de sus compo-nentes, que produce efectos directos o indirectos sobre losseres vivos y las actividades humanas a corto, mediano o largo

RESUMEN

En ciertos escenarios académicos, políticos, sociales y ambientales se declara que el modelo económico dominante olos conceptos que lo integran son responsables de que el bienestar económico implique malestar ecológico. Partiendo de este supuesto, una forma de comprender las causas y de contribuir a la solución de la problemáticaambiental es dilucidar en qué términos se viene planteando la relación entre ética1, medio ambiente2 y economía.En esta investigación histórico-hermenéutica se analizan planteamientos desarrollados en algunas teorías éticas, eco-nómicas y ambientales, para optimizar la relación entre el ser humano y el medio ambiente.

PALABRAS CLAVE: ética, ética ambiental o ecológica, medio ambiente, ecología profunda, racionalidad económica, siste-ma de racionalidades, economía ambiental, economía ecológica, desarrollo sostenible.

ABSTRACT

In certain academic, politic, social and environmental scenes and scenarios, it is declared that the dominant economicmodel or its prevailing integrating concepts are responsible for economic well-being entailing ecological discomfort. Starting from this assumption, a good way to the understanding of causes, while contributing a proper solution to theenvironmental problem issues, consists in elucidating in what terms the relation among and between ethic, environmentand economy is being set out.In this historical-hermeneutical research, approaches developed in certain ethical, economic and environmental theo-ries are analyzed in order to optimize the relationship between the human being and the environment.

KEY WORDS: ethics, environmental or ecological ethics, environment, deep ecology, economic rationality, the rationali-ties system, economic ecology, sustainable development.

ÉTICA, MEDIO AMBIENTE

Y ECONOMÍA“LA ECONOMÍA MODERNA SE HA VISTO SUSTANCIALMENTE EMPOBRECIDA

POR LA DISTANCIA CRECIENTE ENTRE ECONOMÍA Y ÉTICA“.AMARTYA SEN

Diana Marcela Salazar Barragán*, Ciro Alfonso Serna Mendoza**

FECHA DE RECEPCIÓN: 9-05-2006 FECHA DE ACEPTACIÓN: 21-07-2006

teóricas argumentadas que facilitan la solución a estaproblemática, teniendo en cuenta la ética como factorminimizador de externalidades4 negativas generadasen el ambiente por la actividad económica.

El método adoptado posibilita la descripción, com-prensión, interpretación y consolidación de los ele-mentos que componen esta problemática, de acuerdocon lo que previamente se ha analizado e interpretadoen otros trabajos. Haciendo uso de la lógica, se deter-minan y se sintetizan los principales conceptos yteorías, mediante procesos de analogía y comparación,bajo el desarrollo de tres fases que tuvieron implícitoslos momentos que posibilitaron la construcción delobjeto de estudio; estas son: fase descriptiva e investi-gativa, que a partir de la relación de los interrogantesformulados al describir el problema de investigaciónbuscó establecer las concepciones, enfoques y tenden-cias representativas para determinar el estado actualdel objeto de conocimiento, en términos de argumen-tos, procesos de reflexión y reconocimiento de actores.Fase analítica e interpretativa, etapa que permite alproceso hermenéutico crear construcciones teóricaspropias, referente directo entre los hechos y la eviden-cia relativa a la relación entre ética y ambiente, con lareconstrucción de la realidad, para comprender estefenómeno. Fase de construcción de sentido, momento

INTRODUCCIÓN

En esta investigación se definen, describen y analizanalgunas referencias sobre tendencias, conceptos yteorías actuales acerca de la relación ética, medioambiente y economía, y se suministran elementos quefacilitan la comprensión del fenómeno ambientaldesde una perspectiva orientada a promover unainteracción, racional y sostenible, entre el ser humanoy el ambiente en un mundo globalizado.

Para hallar respuesta a estos interrogantes se tuvieronen cuenta, entre otros, los principales documentosinternaciones sobre el tema ambiental3.

METODOLOGÍA

Con un enfoque cualitativo e histórico-hermenéuticose identificaron los términos en que algunas de lasprincipales teorías éticas, ambientales y económicasincluyen la relación entre ética y medio ambiente, y seinterpretó dicha relación consolidando referencias

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plazo. (Esta definición representa una integración de los con-ceptos planteados en la Conferencia de las Naciones sobre elMedio Humano en Estocolmo y en la Reunión de Cocoyoc enMéxico, ambas en 1972.)

3 Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre elMedio Humano, Estocolmo, PNUMA (1972); Carta Mundialde la Naturaleza (1982); Protocolo de Montreal, Montreal,Canadá (1987); Agenda 21; Conferencia de las NacionesUnidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD), Ríode Janeiro, Brasil (1992); Declaración de Río; Protocolo deKyoto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre elCambio Climático, Kyoto, Japón (1997); Declaración deNairobi; Decimonoveno período de sesiones del Consejo deAdministración del PNUMA, Nairobi, Kenia (1997);Declaración de Malmö; Primer Foro Global Ministerial deMedio Ambiente; Malmö, Suecia (2000).

4 La externalidad es considerada como la situación en la que unagente genera un nivel positivo (beneficio externo, externalidadpositiva o economía externa) o negativo (costo externo, exter-nalidad negativa o deseconomía externa) de bienestar a un ter-cero. Un costo externo existe cuando un agente provoca unapérdida de bienestar a otro agente, y no la compensa. Cuandoexiste compensación por parte del agente que causa la externa-lidad, se dice que el efecto se internaliza. (Adaptado de Pearce,David W.; Turner R., Ferry. Economía de los recursos naturalesy del medio ambiente, Madrid, Colegio de Economistas deMadrid, Celeste Ediciones, 1995, pp. 93-94.)

en el que se elabora, formula y se propone una posiciónteórica epistemológica fundamentada, para contrastar-se y confrontarse críticamente.

RESULTADOS

En la literatura contemporánea el problema ambientalse considera una falta de comportamiento ético rela-cionado con el medio ambiente. No está claro cómo sepuede establecer la relación entre estos dos temas, loque implica hacer un análisis sobre las referencias opropuestas éticas contenidas en las teorías ambienta-les que consideran esta situación. Después de desa-rrollar en la investigación algunos conceptos ycorrientes actualmente relevantes en ética, medioambiente y economía, se correlacionaron los que pare-cen tener mayor relevancia para el análisis y solucióndel problema.

El debate sobre la relación (ruptura) entre el hombrey la naturaleza ha generado la presencia de diversasposiciones en ética ecológica o ambiental5; entre estasestán6: el antropocentrismo, entendido como la ten-dencia en la que el hombre siente su superioridad ante

los demás seres vivos, por su inteligencia, voluntad ycapacidad de amar libremente, y por el dominio quetiene sobre la naturaleza, que es mayor al que poseenlos animales, pues estos están reducidos a las leyes desus instintos y emociones más o menos desarrollados.El zoocentrismo considera como sede del valor a losanimales. El biocentrismo establece que la sede delvalor son los seres vivos, por ser portadores de cuali-dades valiosas. Entre las tendencias que reconocenvalor moral a todos los seres vivos, unas están a favor yotras en contra de la jerarquización de dicha valora-ción. El ecocentrismo, o gaicentrismo, plantea quela sede del valor son los ecosistemas, o la biosferacomo “sistema de ecosistemas”; los individuos no sonmoralmente relevantes, lo son totalidades, como clasessociales, comunidades étnicas, ecosistemas o la mismabiosfera.

En la relación tierra-ecología confluyen, entre otrascorrientes, la ética de la tierra y la ecosofía, ecofiloso-fía o ecología profunda.

Aldo Leopold expone que la “ética de la tierra” partede que el hombre vive en interdependencia con lasdemás especies y que está sujeto a las leyes de la evo-lución natural, situación que demanda un giro geocén-trico, desde el cual se pueda superar el viejo dualismocartesiano hombre-natura (res cogitans-res extensa),mediante un nuevo monismo yo-natura. De estemodo, el hombre queda inscrito dentro del cosmos,“no como soberano del cosmos, sino como simple ciu-dadano de la comunidad biótica”7; “algo es justo ybueno cuando tiende a conservar la estabilidad y la

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5 La Ética ecológica o ambiental busca la preservación y restau-ración del ambiente, incluyendo al hombre mismo y el resto dela naturaleza. “La propuesta de esta ética consiste en reubicaral hombre dentro del cosmos y reformar el significado de lo quese ha llamado valor moral. Esta visión ética sostiene que el cri-terio de moralidad está en directa relación con la tierra y lo eco-lógico” (Sarmiento Medina, Pedro José. “Bioética y medioambiente. Introducción a la problemática bioético-ambiental ysus perspectivas”, Persona y Bioética, año 5, Nos. 13-14, mayo-agosto, septiembre-diciembre, Bogotá, Universidad de LaSabana, 2000, pp. 19, 29).

6 Riechmann, Jorge. Un mundo vulnerable. Ensayos sobre ecolo-gía, ética y tecnología, Madrid, Cataratas, 2000, pp. 35-36.

7 Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía, tomo III,Barcelona, Ariel, 1994, p. 2.495.

belleza de la naturaleza, y es injusto cuando la destru-ye y perturba”8.

Una respuesta de la ciencia ambiental ante la crisisecológica consiste en la redefinición de la relaciónhombre-ambiente, contenida en los planteamientosde las diferentes propuestas éticas en las que se abor-dan cuestionamientos morales sobre el comporta-miento humano y las acciones correctas del hombrecon el medio ambiente, dándole la denominación deecología profunda, ecosofía o ecofilosofía.

La ecosofía o ecología profunda no solo contiene ele-mentos de protección medioambiental, sino que ade-más hace consideraciones de tipo ético, metafísico yreligioso9. Con el objetivo de cambiar el pensamientoutilitarista, y lograr posibles beneficios para los sereshumanos, se basa en los siguientes principios10:

• La vida de los seres no humanos es un valor en sí.• La riqueza y la diversidad de estas formas de vida

son también valores en sí.• Los seres humanos no pueden intervenir de mane-

ra destructiva contra la vida.• A este respecto, la intervención humana actual es

eminentemente excesiva.• Por consiguiente, las actuales reglas de juego

deben ser radicalmente modificadas.

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8 Moline, J. “Leopold and The Moral Community”, en: Environ-mental Ethics, 8, 1986, pp. 109 y ss.

9 Ferrater Mora, José. Op. cit.10 Naes, Arne. “The Shadow and the Deep, long Ranged Ecology

Movement”, Inquiry, New York, 1973, pp. 95-100.

11 Sarmiento Medina, Pedro José. Op. cit., pp. 19-29.12 Leopold, Aldo. A Sand County Almanac. New York, Oxford

University Press, 1987 (1949, 1ª ed.). En: Sarmiento Medina,Pedro José. “Bioética y medio ambiente. Introducción a la pro-blemática bioético-ambiental y sus perspectivas”. Bogotá,Universidad de La Sabana, revista Persona y Bioética, año 5,Nos. 13-14: 20-23, mayo-agosto - septiembre-diciembre, 2000.

• Esta modificación radical debe hacerse tanto anivel de las estructuras económicas, como de lasideológicas y culturales.

• A nivel ideológico, el cambio principal consiste enapreciar más la calidad de vida que el goce de losbienes materiales.

• Las personas que aceptan estos principios tienen la obli-gación de contribuir, directa o indirectamente, a la rea-lización de los cambios fundamentales que implican.

Este movimiento considera que la tierra es el único servivo, y la denomina “madre tierra”; afirma que todos loscomponentes del planeta, incluso los seres humanos,son elementos que forman parte del mismo, y que ensentido ecológico estricto cumplen la función de super-vivencia de la tierra como una sola unidad. Sostiene quelas relaciones entre los hombres deben estar goberna-das por las leyes de la selección natural11.

Considera al hombre como un agente que amenaza laarmonía de la naturaleza, con su comportamiento,como especie, por satisfacer sus necesidades, expecta-tivas de crecimiento y acciones desbordadas sobre elmedio ambiente; por lo tanto, promueve el control dela natalidad como opción óptima para evitar la acciónhumana en la madre tierra. Plantea que los sereshumanos son una especie más del cosmos; el hombredebe entenderse “no como soberano del cosmos, sinocomo simple ciudadano de la comunidad biótica”12.

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13 Velayos Cartelo, C. “El deep ecology movement: ¿un viajehacia las profundidades de la ética?”. En: Pobrete García,Noelia. Trabajo final de investigación “Paradigmas occidentalescontemporáneos acerca de la relación sociedad-naturaleza: suexpresión en la publicidad para televisión”. UniversidadNacional de Luján, Argentina, 2002.

14 Bellver Capela, Vicente. Sociedad y medio ambiente, Madrid,Trotta, 2000, p. 252. 15 Ibíd.

Tabla 1. Posiciones frente a la naturaleza de la ética ambiental y la ecología profunda, ecosofía o ecofilosofía

Antropocentrismo débil Humanistas

Ecocéntrica

Antropocentrismo fuerte Tecnocéntricas*

Zoocéntrica y biocéntricaBiologistas

Ecológica

Nombre Posición frente a la naturaleza

Ética

Nombre Posición frente a la naturaleza

Ética ambiental o ecológica

Ecología profunda o ecosofía

Antropocéntrica

Según Velayos Castelo: “la ecología profunda reivindi-ca un cambio de conciencia que busca nuevos criteriosde progreso, eficiencia y acción racional”13.

La pregunta fundamental que trata de resolver la eco-filosofía es la posición que debe asumir el hombrefrente a la naturaleza. Ballesteros, Bellver, Bourg y Ostsostienen que las propuestas de ecología profunda oecofilosofía pueden agruparse en ecofilosofías huma-nistas, tecnocráticas y biologistas14. Desde el punto devista ético, cabe preguntarse cuál es la base ética, osede de valor distintiva, de los planteamientos expues-tos en la ecología profunda propuesta para regular larelación hombre-medio ambiente. Esto se resume enla tabla 1.

Las ecofilosofías tecnocéntricas o tecnocráticas tienencomo única sede de valor al ser humano, es decir, quetodo lo demás tiene valor instrumental; esta visióntiene una base utilitarista, que regula y debe perma-necer como criterio de conducta humana, dado que esútil para resolver los problemas ecológicos15, y manejaun concepto de medio ambiente que incluye compo-nentes físicos, químicos, biológicos, sociales, políticosy culturales capaces de influir sobre los seres vivos ylas actividades humanas en el tiempo.

Gifford Pinchot plantea la necesidad humana de cono-cer y adaptarse a la posibilidad de regeneración de losrecursos que extrae de la tierra para que estos no seagoten. La relación hombre-ambiente está regulada poruna ética de tipo utilitarista o hedonista, que valora lanaturaleza porque esta es una fuente de recursos irrem-plazable, que satisface necesidades y deseos humanos, yel lugar donde se desarrolla el hombre en todas susfacetas.

Vicente Bellver Capella sostiene que pueden conside-rarse las ideas de Pinchot como precedentes inmedia-tos de los paradigmas preservacionistas, tales como elecodesarrollo y desarrollo sostenible, que plantean lasrelaciones entre el hombre y la naturaleza esencial-mente desde la perspectiva económica, en la queprima la voluntad del ser humano, limitada por lasposibilidades de regeneración de los recursos natura-les, y la noción de medio ambiente es global e incluyelo natural, técnico, social, cultural, político y temporal.

Sin desconocer que la acción humana ha puesto enpeligro y, en ocasiones, ha destruido la supervivencia ypermanencia de algunos seres vivos en la tierra, lasecofilosofías humanistas, que conocen que la centrali-dad del ser humano no implica necesariamente lareducción de todo lo demás a puro instrumento, plan-tean que es el hombre el que debe construir un siste-ma ético que regule su relación con la naturaleza.

Fox, Sosa, Bellver y Riechman exponen las concepcio-nes denominadas antropocéntricas, que consideranque el hombre es la sede de valor, y admiten dos inter-pretaciones: la primera, el antropocentrismo fuerte,en el que el hombre es la sede de valor y lo más impor-tante en el mundo, le otorga a todo lo demás valor ins-trumental. La segunda, el antropocentrismo débil, queotorga al ser humano capacidad de hallar su centrali-dad y responsabilidad en todos los actos. El conoci-miento de esta división es útil para analizar e interpre-tar las corrientes catalogadas con estos nombres, perono es coherente con la definición de antropocentris-mo; esta clasificación es limitada en cuanto la visiónantropocéntrica tiene como sede de valor al hombre,pero eso no significa que todo lo demás solo tenga

valor simplemente instrumental. Para que existacorrespondencia entre el pensamiento y la acción, selimitan las preferencias humanas a la concepción delmundo racionalmente asumida, porque se estima queno todas las decisiones del hombre son buenas; en estesentido, los antropocentrismos débil y fuerte repre-sentan los puntos extremos de una misma línea.

Los intentos de los defensores de la ecología profundacon características humanistas, de dar razones paracambiar el comportamiento humano con la naturaleza,se evidencian en las ideas del trascendentalismo ame-ricano desarrolladas por Ralph Waldo Emerson (1803-1882) y Henry David Thoreau (1817-1862), en las quela reivindicación del sentimiento ante la naturaleza secimienta en que esta es una fuente de encuentro conDios. El respeto que el hombre debe tener por lanaturaleza radica en que esta es el lugar donde cadapersona puede establecer su identidad y replantear elsentido de su vida, para lograr la perfección. La rela-ción hombre-medio ambiente debe estar regulada poruna ética de tipo eudemonista.

Los conservacionistas, como John Muir (1838-1914) yAldo Leopold (1887-1948), además de cuestionar losfundamentos de las relaciones del hombre con la natu-raleza dominante, proponen estrategias de actuaciónecológica, para defender la naturaleza de la acciónhumana que busca esencialmente el incremento debeneficios económicos.

Leopold, considerado el precursor de la ecología pro-funda, es incluido o relacionado con las corrientes bio-céntricas y ecocéntricas de las ecofilosofías biologistasy con la ecofilosofía humanista, divergencia que difi-

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culta hacer un análisis crítico de las propuestas de esteautor, cuya influencia es determinante en el campo dela ecología profunda y la ética ambiental.

El pensamiento de Leopold está enfocado en el apre-cio hacia las riquezas naturales y la preocupación porla destrucción de los equilibrios ecológicos. En su obraA Sand County Almanac, publicada en 1949, en elcapítulo Land Ethic, habla de las diversas perspectivaséticas, para evidenciar y concluir que no existe unaética interesada en las relaciones del hombre con latierra, los animales y las plantas16. “La tierra, como lasesclavas de Odisea, es todavía una simple propiedad.La relación con la tierra es estrictamente económica,se han establecido privilegios pero no obligaciones. Laextensión de la ética a este tercer elemento delambiente humano es una posibilidad evolutiva y unanecesidad ecológica”17.

A Leopold no se le relaciona con la ideología ecocén-trica, porque la tierra para él es el conjunto de espe-cies, sistemas ecológicos y comunidades, en el queestán incluidos suelo, aguas, plantas y animales, esdecir, la tierra contiene al hombre y a su hábitat; es untérmino envolvente, concepto que desde la perspecti-va ecológica tradicional es sinónimo de medio ambien-te, lo que no coincide con la concepción ecocentradaen la que la tierra es una diosa.

La ética de la tierra reconoce en la naturaleza valoresno estrictamente económicos, cuya preservación esmás importante que los valores económicos; lejos desobreponer la naturaleza sobre el ser humano como

fin de sí misma, reconoce en ella un valor en sí y unafuente de significado para el ser humano, y cuestionael tratamiento despótico que la especie humana hatenido con el medio ambiente; expone que el hombredebe entenderse como ciudadano responsable de latierra; por lo tanto, la sede del valor está en el hombrey no en la tierra, como lo plantea el ecocentrismo.

Mientras el biocentrismo enfatiza en los organismosvivientes individuales, dada su igualdad, la propuestade Leopold invita a preservar y valorar la tierra ocomunidad biótica como elemento fundamental parala vida. Aunque ambas propuestas consideran la inter-dependencia entre especies y se interesan por mante-ner el equilibrio del ecosistema, los argumentos queutilizan son diferentes; la ética de Leopold tiene alhombre como sujeto moral y ciudadano de la tierra,que asume, como principio ético para guiar sus actos,que una cosa está bien cuando tiende a conservar laintegridad, estabilidad y belleza de la comunidad bió-tica, y está mal cuando ocasiona el efecto contrario.

El comportamiento individual del hombre debe cum-plir esta regla, porque su razón así se lo demanda paraque exista correspondencia entre el sistema ético y elser ecológico; en este sentido, la ética de la tierra tieneestructura deontológica, que contrasta con los argu-mentos inconsistentes planteados en el biocentrismo,que solo exige al hombre un deber ser basado en laigualdad con los demás seres de la naturaleza que hansido elevados a la categoría humana.

Al igualar al hombre con las demás especies y despla-zarlo como sujeto moral, la fundamentación de lasdiferentes propuestas biocéntricas es compleja. La

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16 Ibíd.17 Leopold, Aldo. Op. cit., New York, Ballantine, 1970.

ética de la tierra tiene como sujeto moral al hombre,quien debe entenderse “no como soberano del cos-mos, sino como simple ciudadano de la comunidadbiótica”18; entiende que solo la razón humana puedemodificar el papel depredador asumido por el homosapiens, y cambiarlo al de ciudadano de la tierra, pararespetar e influir positivamente sobre los miembros desu especie y lo demás.

El hombre debe admitir que la tierra no es solo lafuente de materias primas y el lugar donde los com-ponentes físicos, químicos y biológicos se mezclanpara dar vida, sino donde tienen lugar todas las activi-dades humanas, con sus dimensiones económicas, cul-turales y temporales, que aunque son consideradas noestán incluidas plenamente en la ética de la tierra; sinembargo, las dimensiones sociales y políticas parecenestar implícitas y reducidas al concepto de ciudadanía.

En el caso de las ecofilosofías biologistas, puedenobservarse tres posiciones básicas con relación a lasede de valor que adoptan: biocéntrica, zoocéntrica yecocéntrica19.

La posición biocéntrica o de igualitarismo biológico seevidencia, por ejemplo, en la propuesta de Luis JoséGonzález Álvarez, que plantea la defensa del ecosiste-ma y de los recursos naturales desde los intereses delos seres vivos, humanos y no humanos, que sufren las

consecuencias de la destrucción ecológica, dado quefuera de la comunidad no hay posibilidad de vida20.

Esta propuesta, que considera iguales a todos losseres, promueve la defensa del ecosistema bajo laperspectiva de otros seres diferentes al hombre; estaposición tiene una concepción antropocéntrica, por-que es el hombre el único capaz de actuar y definir laalteridad, y puede interpretarse como una ética utili-tarista en la que el cambio de comportamiento se debedar, porque fuera de la comunidad no hay posibilida-des de vida.

Peter Singer21 propone que las relaciones del hombrecon otras especies deben tener como base moral elconcepto de igualdad de intereses de los seres vivos;sin embargo, su consideración moral alrededor detodas las criaturas sensibles, a las que considera perso-nas, no incluye a todos los seres vivientes, ni siquiera atodos los seres humanos. Cabe preguntarse cómohacen los seres sensibles no racionales para justificarsus decisiones y cómo miden sus consecuencias sobrelos seres humanos y no humanos.

No es fácil entender el planteamiento de igualdad deintereses de los seres vivos, cuando se exige perfecciónbiológica a los seres humanos, y se presentan argu-mentos a favor de la eugenesia y la eutanasia; en estesentido, los intereses de un animal son más valiosos

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18 Leopold, Aldo. Op. cit., pp. 19-29.19 Las sedes del valor planteadas para el biocentrismo (los seres

vivos), el zoocentrismo (los animales) y el ecocentrismo o gai-centrismo (los ecosistemas o la biosfera como “sistema de eco-sistemas”).

20 Roy H., May. “Ética y medio ambiente”. En: Revista anual delForo Meaux, Universidad Bíblica Latinoamericana, junio 2003,p. 17.

21 Sánchez González, Miguel Ángel. “La ética del uso de animalescon fines científicos”. En: Cuadernos del Programa Regional deBioética, OPS, 1996, pp. 3-82.

que los de un ser humano enfermo, con fenotipo ogenotipo afectado. ¿Dónde está la igualdad? ¿Por quésolo se consideran personas, y por lo tanto sujetos dederechos, a los seres humanos con manifestaciones desensibilidad? ¿O la dignidad humana está en relacióndirecta con la perfección física del cuerpo?

Aunque se puedan adjudicar intereses, necesidades ydeseos a los seres sensibles, fundamentar una éticabajo esta perspectiva es complejo, ya que es el hombreel que debe expresarse como otro ser, por lo cual escuestionable la validez de estos argumentos. Lo que elhombre sí puede hacer es tomar decisiones éticasteniendo en cuenta la existencia de criaturas sensibles,es decir, puede prever los efectos de sus actos en todaslas criaturas afectadas por las decisiones adoptadas porél; en este caso se trata de actuar correctamente, por-que se encuentran argumentos razonables para respe-tar el medio ambiente.

Albert Schweitzer, por su parte, propone una ética queparte de la veneración por la vida y se extiende a todaslas cosas vivientes, argumentando que la verdaderafilosofía debe comenzar con los hechos más inmedia-tos y comprensivos de la conciencia; sostiene que elreconocimiento de la propia vida, y el deseo de pre-servarla, debe ser suficiente para generar respeto porel hábitat. Considera que el principio de moralidadconsiste en entender que es bueno mantener y amar lavida, y es malo destruirla y detenerla; la vida como tales un valor y debe respetarse en los todos los seres.

Paul Taylor, Bill Devall y George Sessions sostienen quetodas las cosas de la biosfera tienen el mismo derecho avivir, florecer, alcanzar formas individuales de desdobla-

miento y autorrealizarse. Taylor, en su libro Respect forNature, afirma que cada ser viviente busca su propiobien de una forma particular y exclusiva, y que todos losseres vivientes son iguales y, por lo tanto, su existenciatiene igual valor que la existencia humana; todos losorganismos y entidades de la biosfera, como partes deun todo interrelacionado, tienen el mismo valor.

Si el valor se otorga porque todo ser viviente desem-peña un papel en el ecosistema, del que todos depen-den para su supervivencia, cabe cuestionar si el hechode que todos los organismos sean parte de una entidadcomplejamente relacionada implica que todos tenganigual valor. Si todos los seres tienen valor solo porqueson necesarios para la existencia del conjunto, y el con-junto tiene valor porque apoya la existencia de losseres conscientes, es probable que el valor que se da acada ser se fundamente en que se garantiza la propiaexistencia (mentalidad utilitarista). Lo que rodea alhombre merece un trato no despótico, no por la igual-dad, sino porque se reconoce un valor en la diferencia(valor en cuanto especificación de un bien, en unajerarquía razonable de bienes).

Las posiciones ecocéntricas o gaicéntricas sostienenque la ecología debe tener consideraciones másamplias, por lo que proponen una ética ecológica quesupere la visión biocéntrica, al cambiar la valoraciónde cada especie y considerar como sede de valor losecosistemas o la biosfera, entendida como entidad conderechos propios o sistema de ecosistemas, y no comogrupo de individuos.

Lawrence Johnson, en A Morally Deep World, esta-blece que las reflexiones morales de los humanos

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deben tener en cuenta los intereses de una especie ode un ecosistema. En The Ecological Self, FreyaMathews sostiene que cualquier sistema que se reali-ce a sí mismo tiene valor intrínseco en la medida enque busca mantenerse o preservarse a sí mismo.Mathews y Johnson incluyen especies y ecosistemascomo entidades complejas con su propia forma de rea-lización, incluso incluyen el ecosistema global enterodenominándolo Gaia, siguiendo a James Lovelock.

Surge la necesidad de aclarar si una especie o un eco-sistema pueden considerarse como individuos, y deser así, determinar la forma en que expresan sus inte-reses y proyectan su realización. La ética ecológica conposiciones ecocéntricas se enfrentará a problemassimilares a los ya identificados al analizar la idea deligualitarismo o la de veneración por la vida, porque esnecesario no solo que se asigne interés a las especies ylos ecosistemas, sino que se demuestre la existencia ypertinencia moral de los mismos. Si cada uno ha de serconsiderado como un “yo”, habrá que demostrar quela supervivencia o la realización de un individuo tienevalor moral, independientemente del valor que tenga,debido a su importancia al sostener vidas, y que lohace a conciencia.

James Lovelock, en Gaia: A New Look at Life onEarth, señala que la biosfera responde a ciertos acon-tecimientos como un sistema que se mantiene a símismo. Explicar un maremoto como resultado de lafuria que siente la tierra con la especie humana, porsus acciones inconscientes ante ella, no demuestra quela biosfera desee conscientemente mantenerse a símisma. La teoría Gaia considera al hombre como unagente que amenaza la armonía de la naturaleza con su

comportamiento, por lo cual debe controlarse elnúmero de individuos de esta especie, que solo es unaespecie más del ecosistema.

El biorregionalismo propone organizar las sociedadeshumanas ciñéndose a las posibilidades y límites bioló-gicos del territorio en el que habita un determinadogrupo humano. Esta propuesta reduce el sentido devida del hombre a sus actividades biológicas, que a suvez estarán determinadas totalmente por los límitesespaciales y por el respeto a los equilibrios ecológicosprevios a la actividad humana22.

Otra propuesta, con un enfoque similar, es la deWilderness o de los espacios naturales, desarrolladafundamentalmente en los Estados Unidos, en la quelos territorios que todavía no han sido vulnerados por laacción humana son considerados sagrados. Desde estepunto de vista, la sede de valor está en los ecosistemas,y las condiciones de vida del ser humano en las ciuda-des y en los lugares de trabajo quedarían por completoal margen de la preocupación ecológica, porque elhombre sería otra especie más del ecosistema.

Las bases éticas del biorregionalismo y la idea deWilderness son inconsistentes: aunque promueven elrespeto, no comparten los supuestos enunciados porHans Jonas en la ética del respeto, donde la responsa-bilidad es proporcional a la capacidad de conocimien-to y a la voluntad para decidir y actuar, capacidadesexclusivas de la especie humana, aunque no evidentesen todos sus individuos. La responsabilidad ecológica

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22 Devall, B.; Session, F. “Deep Ecology: living as if nature mat-tered” Salt Lake City, Peregrine Suiter Books, 1985. Citado porBellver Capela, Vicente. Op. cit., p. 258.

puede ser asumida solo por los individuos con uso derazón, que ponen los medios que estén a su alcancepara evitar la destrucción de la naturaleza que afectela supervivencia de la vida humana y la biosfera.

El biorregionalismo y la idea de los espacios naturalesno evitan a largo plazo la insolidaridad y la distribucióndesigual de los recursos entre los seres humanos delplaneta, y promueven la protección de la flora, lafauna y los espacios naturales, con olvido de las condi-ciones ambientales y de salud de los grupos humanos,en particular de aquellos que no tienen acceso al dis-frute de esos espacios terrestres que han sido o debenser inviolables.

Si la fuente de los problemas ecológicos es una actitudutilitarista excesiva, que ha llevado a un uso incorrec-to de la voluntad y libertad humana, arraigando lacreencia de que todas las decisiones son buenas o jus-tificables, ¿por qué plantear soluciones a partir de laeliminación del hombre como sujeto moral, en vez deplantear un cambio de actitud para el mejor aprove-chamiento de sus capacidades morales? Desde elpunto de vista ético, cambiar al hombre como sujetomoral carece de sentido; el hombre es el único serconocido capaz de valorar, y su superioridad intelec-tual sobre las demás especies no puede ser negada porla toma de decisiones incorrectas con relación alambiente. Por otro lado, cabe preguntarse cómo cons-truyen un sistema ético los seres no humanos. En estesentido, es mejor reconsiderar un cambio en los linea-mientos que guían los actos del hombre, teniendo encuenta sus características y aspiraciones, y las limita-ciones del mundo natural, que fundamentar y estruc-turar una ética para los seres no humanos.

Los argumentos que fundamentan la ética de las pro-puestas biocéntricas y ecocéntricas, basadas en lasuperioridad o igualdad entre plantas, especies, eco-sistemas y el hombre, son problemáticos e insuficien-tes. Limitarse a argumentos que expresen los interesesde las criaturas sensibles, humanas y no humanas, pre-sentes y futuras, es menos complejo, porque permiteelaborar un sistema ético que regule la relación entreel hombre y su entorno natural, que probablementedeba replantearse en el futuro, porque se fundamentaen la perspectiva biológica del hombre y el ambiente.En todo caso, hace falta precisar los significados quealgunos reconocen en el término “interés”, que ensentido estricto es exclusivo del homo sapiens con usode razón, porque sólo él se propone algo qué hacer olograr en el futuro, se plantea valoraciones y ejecuta loque a sí mismo se propuso.

La fundamentación de las ecofilosofías biologistas esdébil; utilizan un lenguaje ambiguo y algunas vecesinapropiado, lo que hace difícil su análisis y validacióncientífica. Estas propuestas relacionan la ética con laforma de actuar correctamente, pero parece que des-conocen que es una ciencia que estudia lo que le con-viene al hombre para alcanzar su fin, que tiene comoefecto su felicidad.

En coherencia con sus planteamientos, estas corrien-tes tendrán que responder, de acuerdo con su inter-pretación, preguntas acerca de la finalidad de los seresno humanos, definida como supervivencia, permanen-cia de las especies en el tiempo o preservación deGaia. A pesar de que en estos planteamientos la sededel valor no está en los hombres, la solución de losinterrogantes que dejan sin resolver dependerá de las

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personas, de su objetividad en calidad de intérpretes oagentes morales que se interrogan sobre las relacioneséticas con el ambiente mismo, para sustentar con rigu-rosidad científica si los seres vivos diferentes al hom-bre, o la tierra, poseen igual o diferente finalidad, ypueden ser tenidos en cuenta como sede de valor;entonces, haría falta renunciar a lo que es estricta-mente necesario (el buen uso de la inteligencia) parajustificar una pretendida igualdad con los seres nointeligentes.

Estructurar un sistema ético que no tiene como suje-to moral al hombre carece de sentido, porque fuera deél no se conoce otro ser capaz de hacer juicios devalor; por lo tanto, no hay quien reconozca los valoresecológicos propuestos por la corriente biologista de laecología profunda. La igualdad biológica no garantizauna relación óptima entre el hombre y su naturaleza;sólo el hombre puede establecer límites y realizaractos conscientes con los que respete el medioambiente, que garanticen el desarrollo y permanenciaen el tiempo de todos los seres vivos, porque su razónasí se lo indica y no solo porque le son útiles; en otraspalabras, solo las personas pueden determinar un sis-tema ético o un cambio de sistema por su capacidadracional, que guía su forma de actuar.

La clasificación, análisis e interpretación de las pro-puestas de ética ambiental y ecología profunda sehacen cada vez más complejos, porque los conceptosbásicos esenciales para la construcción de un sistemaético que regule la relación hombre-medio ambiente,tales como ética, hombre, medio ambiente, entreotros, presentes en las teorías actuales, en su mayoríason subjetivos, ambiguos e inconsistentes, y en lugar

de contribuir a la solución de los problemas ambienta-les, para la que fueron propuestos, generan confusióny quedan reducidos a ser fragmentos frecuentementeintuitivos y no un verdadero cuerpo teórico de lasescuelas de ética ambiental y ecología profunda.

Surge un problema adicional al abordar la crisisambiental: las discusiones actuales relacionadas con eltema frecuentemente sugieren la racionalidad econó-mica como causa principal de esta situación, pero espoco habitual encontrar discursos estructurados al res-pecto, por lo que se hace necesario esclarecer en quéconsiste la racionalidad económica y cuáles susplanteamientos determinantes en la relación hombre-ambiente.

La teoría económica tiene su fundamento en los argu-mentos de Adam Smith sobre el equilibrio natural delas motivaciones, que sostiene que la conducta huma-na es integrada y movida por seis aspectos: egoísmo,conmiseración, deseo de ser libre, sentido de propie-dad, hábito del trabajo y tendencia a permutar y cam-biar una cosa por otra, factores que representan a suvez los intereses del hombre. En este sentido, la liber-tad humana es fundamental para que cada ser huma-no satisfaga sus intereses y se realice de forma natural.Cada sujeto, al buscar su propio beneficio, es conduci-do por una mano invisible a promover un fin, el biencomún, aunque este no haga parte de su propósito.

De esas premisas, Smith deduce el criterio de raciona-lidad económica, denominado también principio demaximización de utilidad, o principio formal de todaactividad orientada a un fin, que tiene como preceptoque todo hombre es capaz de comportarse de manera

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racional para obtener los beneficios máximos con losrecursos dados, o de reducir al mínimo sus costos alalcanzar cierto nivel de aprovechamiento particular ycolectivo. Una economía que busca esencialmente uti-lidad tiene como fundamento una teoría subjetiva delvalor, por lo que el comportamiento racional en lasactividades de los agentes que toman decisiones esinsuficiente para asegurar la racionalidad general delsistema, porque este tiende a la acumulación de capitaly al desarrollo ilimitado de la fuerza productiva, y no ala satisfacción de las necesidades de la sociedad, lo queocasiona desequilibrio entre las capacidades de pro-ducción y consumo de la sociedad, y entre las condi-ciones de producción de utilidad y las de surealización23, 24.

La gran depresión, la desigualdad norte-sur, la apertu-ra de la brecha entre ricos y pobres, y la crisis ambien-tal, son situaciones que usualmente se interpretancomo producto del modo como se está entendiendo laeconomía a nivel global; lo realmente extraño es que,por mucho tiempo, aun conociendo estas limitaciones,la ciencia económica sustentó su estructura teóricasobre la equivalencia entre racionalidad económica yracionalidad del ser humano, a pesar de las continuasreflexiones que le exigen otros campos del saber. Apartir de los planteamientos expuestos por G. A.Akerlof, A. M. Spence y J. E. Stiglitz, en sus análisis delos mercados con información asimétrica, y los deDaniel Kahneman sobre la racionalidad (o irracionali-dad) de los seres humanos en función de la informa-

ción de que disponen, trabajos reconocidos con elPremio Nobel de Economía en los años 2001 y 2002,respectivamente, la ciencia económica –aunque notodos los economistas y agentes económicos– replan-tea su concepción de racionalidad al incluir algunoselementos que explican por qué son posibles diferen-tes sistemas de medición de costos y estimaciones devalores en un mismo individuo, y por qué ciertos com-portamientos no pueden ser explicados con un únicosistema de racionalidad, el económico.

Para analizar por qué la racionalidad económica puedeser un factor determinante en la crisis ambiental mun-dial, vale la pena precisar que la ciencia económicacontemporánea entiende por racionalidad un sistemade ordenación de preferencias o una forma de elegir,que está relacionado con el número de alternativas deelección y determinado por la diversidad de criterios,principios o razones adoptados por una persona deacuerdo con la época, cultura y sociedad, que le sirvenpara ordenar sus opciones en el momento de tomar ladecisión. Por lo tanto, cada alternativa tiene un valor ycosto que son variables y que dependen de los crite-rios de medición construidos a partir del conocimien-to que posee cada ser humano.

El concepto de sistemas de racionalidades es relevan-te para la economía, en cuanto define que el hombretiene varias racionalidades (instintiva, tradicional, polí-tica y financiera), y que aunque algunas veces coinci-dan por la existencia de un conocimiento perfectosobre una realidad, existen ocasiones en que la cohe-rencia (concordancia) no es posible entre ellas, y unaprevalecerá sobre las otras al momento de decidir. Loque hacen las racionalidades es establecer el orden de

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23 Godelier, Maurice. Racionalidad e irracionalidad en Economía,México, Siglo Veintiuno Editores, 1979.

24 Weber, Max. Economía y sociedad, Madrid, Fondo de CulturaEconómica, 2004.

preferencia entre las alternativas, con relación a lasestimaciones de costos y beneficios establecidas deacuerdo con la información disponible, por lo que laracionalidad o irracionalidad depende del nivel de asi-metría de información –coherencia y calidad de infor-mación– o de la capacidad humana para evaluar lasinformaciones de que dispone.

Daniel Kahneman y Tversky han demostrado que siun ser humano tiene que elegir entre dos posibilida-des, A y B, elegirá una de estas dos opciones, pero sise le ofrecen alternativas “triviales”, modificará elorden de preferencias entre A y B; es decir, su elec-ción podría ser diferente a la inicial. Estas posturas,aparentemente irracionales, son frecuentes y observa-bles en las situaciones calificadas en la teoría de jue-gos, como la del dilema del prisionero25: al elegir entredos situaciones alternativas, “todos cooperan” y “nin-guno coopera”, es altamente probable que todos elijanla primera alternativa, porque el valor para todos esmayor al de la segunda; si se adicionan otras dos posi-

bilidades, “yo coopero y los demás no” y “los demáscooperan y yo no”, entonces la decisión racional detodos los agentes es diferente y probablemente poneen riesgo la cooperación.

El dilema del prisionero y otros problemas de racio-nalidad colectiva, en los que los objetivos planteadospor seres racionales no pueden alcanzarse teórica-mente de una forma óptima, permiten reflexionarsobre cuáles son las posibilidades de maximizar elbienestar social, si solo se persiguen fines que maximi-cen el bienestar individual; este es un asunto de rele-vancia práctica para la teoría económica, cuando sepretenden conductas cooperativas encaminadas asuperar la injusticia intergeneracional que enfrentahoy la humanidad respecto a su medio ambiente.

En cuanto a la utilización, recuperación y cuidado delmedio ambiente, existen varias alternativas: todos coo-peran, ninguno coopera, yo coopero y los demás no ylos demás cooperan y yo no. Un país como EstadosUnidos, que aporta aproximadamente el 30% de lacontaminación mundial, decide no cooperar, negándo-se a firmar el protocolo de Kyoto, generando nuevasopciones para otros agentes al momento de decidir,porque conocerán diferentes alternativas, y los costos-beneficios generados en que han incurrido otros agen-tes de acuerdo con la elección de una alternativaespecífica; esta información será estimada según lasdiversas racionalidades. Si el medio ambiente es unrecurso más por optimizar y no un sistema complejode relaciones, que tiene efectos directos sobre losseres vivos y las actividades humanas en el tiempo, lasactitudes que se dan frente al ambiente serán diferen-tes, porque estarán determinadas por las concepciones

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25 El dilema del prisionero es un ejemplo claro, pero atípico, deun problema de suma no nula. En este problema de teoría dejuegos, como en otros muchos, se supone que cada jugador, demodo independiente, trata de maximizar su propia ventaja sinimportarle el resultado del otro jugador. Las técnicas de análi-sis de la teoría de juegos estándar, por ejemplo determinar elequilibrio de Nash, pueden llevar a cada jugador a escoger trai-cionar al otro, pero curiosamente ambos jugadores obtendríanun resultado mejor si colaborasen. Infortunadamente (para losprisioneros), cada jugador está incentivado individualmentepara defraudar al otro, incluso tras prometerle colaborar. Estees el punto clave del dilema. Colaboradores de Wikipedia.Dilema del prisionero [en línea]. Wikipedia, La enciclopedialibre, 2006 [fecha de consulta: 13 de junio del 2006].Disponible en <http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Dilema_del_prisionero&oldid=3533436>

e informaciones que tenga cada persona y colectivi-dad; por lo tanto, la probabilidad de que existan actosirracionales frente al medio ambiente será mayor si lainformación al respecto es insuficiente o parcial, o sipriman ciertos intereses.

Kahneman y Tversky, en 1979, señalaron otro proble-ma adicional que debe superar la economía al imponerla utilidad como criterio predominante de decisión: esel efecto certidumbre o tendencia a subestimar losresultados, que son solo probables en comparacióncon los resultados que se obtienen con seguridad; estadificultad de hacer estimaciones en situaciones deriesgo o de información insuficiente sobre las conse-cuencias de una elección, favorece la aversión al ries-go en elecciones que implican ganancias seguras y lapreferencia por el riesgo en elecciones que implicanpérdidas seguras. Los eventos a largo plazo son siem-pre menos seguros y documentados que los sucesos acorto plazo; respecto al medio ambiente, esto explicade alguna manera la resistencia a ejecutar en el pre-sente las acciones propuestas para superar la dificultadambiental de una forma eficiente, dado que si esmayor el periodo de tiempo para que una situaciónocurra, el valor estimado sobre sus costos y beneficiosse considerará menos relevante.

G. A. Akerlof, A. M. Spence y J. E. Stiglitz, en sus aná-lisis de los mercados con información asimétrica, con-cluyen que la desigualdad en la información no solo esuna limitante de la racionalidad económica, por suimpacto sobre la asignación eficaz de los recursos, sinoque es un inconveniente común a todas las formas deracionalidad. La economía ortodoxa construye su con-cepto de racionalidad de mercado sobre el supuesto

de que todos los agentes económicos tienen acceso atoda la información relevante para sus decisiones sinningún costo, situación que día a día dista más de larealidad; por ejemplo, se percibe que una de las par-tes que interviene en una transacción económica tienemás información que la otra, ventaja cuyo costo usual-mente es elevado.

Cuando se habla de la superación de los límites de laresiliencia planetaria, o del desequilibrio ambientalocasionado por una demanda social mayor que la ofer-ta natural del sistema, se cree que los productores tie-nen una información completa de los desechos quedebe absorber el sistema, desde el momento de la pro-ducción hasta el del consumo del producto, informa-ción que desconoce, conoce parcial o totalmente elconsumidor, quien probablemente tomaría otraopción si tuviera la certeza de que por consumir elbien tendrá que pagar un costo adicional por la conta-minación que está ocasionando, o que está asumiendoun costo que el productor conoció, pudo evitarlo oasumirlo, pero se lo trasladó. Es el caso de los empa-ques que no son biodegradables, en el que un produc-tor disminuye sus costos y coloca su producto en elmercado a un precio inferior al que tiene otro produc-tor de la industria –quien utiliza una metodología eco-lógicamente eficiente para desarrollar su actividad–, ymodifica el precio del mercado del bien a un nivel quees el deseable por el consumidor, pero que no es ópti-mo para conservar el medio ambiente.

En la literatura económica usualmente se describe alhombre como un ser individualista y autónomo, quesólo piensa en maximizar sus propios intereses, gene-ralmente definidos en términos monetarios. Bajo la

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misma perspectiva, el concepto de medio ambientecorresponde a la idea de naturaleza, reducida a la cate-goría de cosa dominada que podría ser infinitamentedominada, considerada como un elemento externo delsistema económico y cuyo valor es determinado en elmercado; el resultado es una cosmovisión que reducela sociedad a un conjunto de recursos humanos, y lanaturaleza, a una suma de recursos naturales.

Adoptar estos conceptos económicos como criteriosbásicos para entender la existencia humana exige dealgún modo circunscribir la finalidad del ser humano auna vida llena de riqueza material, y el medio ambien-te, a un conjunto de recursos naturales para explotar.

La ciencia económica, sustentada en una concepcióndel ser humano como individuo racional y egoísta,parte de una idea de hombre dominado por sus prefe-rencias o sólo por ciertas motivaciones, incapaz deactuar sobre la base de restricciones a la maximizaciónde su satisfacción o utilidad; esta simplificación pro-mueve el individualismo; universaliza el valor moneta-rio o de cambio, entendido solo como unidad demedida aplicable a la totalidad del mundo físico ysociocultural; reduce el concepto de bienes a los queson mercantiles, que pueden ser monetizados; cir-cunscribe las reflexiones éticas al marco hedonista yutilitarista, porque la finalidad del ser humano se limi-ta a satisfacer necesidades y maximizar utilidad, acep-tando de alguna forma cualquier medio, porque lanorma básica de comportamiento es lograr un mayorbeneficio.

Este punto muestra lo relativo que es el concepto decomportamiento económico racional, respecto a los

individuos que toman decisiones, porque no se tiene laresponsabilidad de evaluar las consecuencias de estas,dada la existencia del mercado planteado como meca-nismo que ejerce control y provee equilibrio a nivelgeneral26.

Cabe cuestionarse cómo una entidad que no asumecomo función evaluar la bondad o maldad de las situa-ciones que se presenten en su interior, puede ser justa;y cómo el hombre renuncia a ser sujeto moral sobrelos actos económicos, y delega para este fin al merca-do, sabiendo que debe hacer reflexiones éticas sobrecualquier acto que él realice con su capacidad deconocimiento y decisión. Pero esta labor no solo con-cierne a los economistas, sino que ha de exigirse entodos los actores de la vida social, toda vez que losmercados no existen de manera natural ni actúan demodo invisible, sino que son organizados y construidostanto social como políticamente. La humanidaddemanda, pues, un sistema de desarrollo social y eco-nómicamente sostenible, que supere los problemasgenerados en el medio ambiente global, con los que hacomprometido la calidad de vida de los seres vivosactuales y futuros.

Algunas concepciones económicas que introducen eltema del medio ambiente son:

• Economía ambiental: rama de la economía ortodoxaque parte del concepto de naturaleza como elemen-to externo al sistema económico, y de la idea de mer-

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26 Sudowski, Zdzislaw. Conceptos teóricos de la racionalidad eco-nómica, México, Fondo de Cultura Económica, 1983, pp. 58-59.

cado –del valor mercantil– para estudiar los proble-mas suscitados por la gestión del ambiente físico27.

• Economía ecológica: enfoque transdisciplinario,que reconoce límites ecológicos al crecimiento eco-nómico; se ocupa de estudiar y manejar el problemade la sustentabilidad, contaminación y explotaciónde los recursos a nivel local, regional y global28, paradiseñar, proponer y ejecutar planes integrales quecompatibilizan el desarrollo de los procesos tecno-lógicos, de producción y de consumo con el medioambiente.

• Desarrollo sostenible: paradigma que considera lacapacidad de un sistema, proceso o actividadhumana, de transformarse cualitativa y cuantitati-vamente, integrando y regulando las interaccionesfísicas, químicas, biológicas, económicas, sociales,políticas y culturales de los elementos o actores conel crecimiento económico y el bienestar social,garantizando a nivel global la explotación sostenidade recursos o factores productivos y el derecho delas generaciones futuras a disfrutar un medioambiente adecuado para el desarrollo de dicho sis-tema, proceso o actividad humana29.

Desde estas perspectivas económicas se plantea que elmedio ambiente, como todo objeto sobre el cual no

existe una propiedad definida y un conocimiento sobresu valor real, tiende a ser abusado por la sociedad y losagentes económicos, porque, dada la libertad de uso delos recursos, se conduce a una explotación irracional yal agotamiento de los mismos; a esta situación se leconoce como “la tragedia de los bienes comunes”. Si seconociera su precio, o se estableciera un costo por eluso de los recursos naturales que no fuera inferior alque corresponde, las actuaciones humanas serían dife-rentes. Esto explica los múltiples intentos de los eco-nomistas por tratar de asignar un precio adecuado paradejar actuar al mercado, y su convicción de que ladegradación ambiental producida debe asegurar lasupervivencia de todos los seres y la biosfera, procu-rando un nivel de contaminación que maximice elbienestar de la sociedad, teniendo en cuenta sus recur-sos, preferencias y parámetros económicos.

Para cumplir este objetivo se estudia la forma de explo-tación de los recursos naturales apropiados o apropia-bles individualmente, para buscar alternativas quepermitan la incorporación de las externalidades en elcosto o precio del producto, por medio de incentivoseconómicos como las tasas óptimas de extracción de losrecursos que, una vez que se ha regulado el precio, seplantean en términos de condiciones de oferta, deman-da, tasas de interés y de descuento. Sin embargo, sesuelen calcular independientemente de la tasa de repo-sición natural, basados en fórmulas que demuestran laconveniencia económica de agotar hasta su extinción unrecurso natural de lenta reposición, ignorando los lími-tes del ambiente como fuente de recursos y destino deresiduos de los procesos de producción y consumo, jus-tificándose en el principio universal de la conservaciónde la materia; se propone sustituir el problema de la

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27 Field, Barry. Economía ambiental: una introducción, Santa Fede Bogotá, McGraw-Hill, 1995, p. 3.

28 Robert, Constanza. “Ecological Economics: The Science andManagement of Sustainability”, Columbia University Press,Nueva York, 1991, p. 12.

29 Adaptado de las definiciones de Victor Urquidi y GustavoWilches-Chaux. En: Serna Mendoza, Ciro Alfonso. Desarrollosostenible, economía ambiental y economía ecológica,Manizales, Departamento de Publicaciones, Universidad deManizales, 2004, pp. 28-32.

contaminación por el de distribución de los costos decontaminación, dejando de lado preguntas como ¿porqué y cómo se contamina?, reemplazándolas por ¿cómoconvertir la contaminación en una mercancía más, suje-ta al juego de oferta y demanda del mercado?30.

Encontrar un valor para el ambiente debe pasar de serun ejercicio matemático a un proceso dinámico deconstrucción social, que incluya las variaciones gene-radas por la percepción y valoración del ambiente,según el momento histórico, la sociedad de referenciay el valor intrínseco que existe en esta entidad, usual-mente omitido, y que posee independientemente delas apreciaciones humanas. Entender cómo se da elproceso de relación entre el hombre y su medioambiente, y cómo se puede influir en este, puede sermás eficiente que diseñar métodos para asignarle unvalor monetario que probablemente sea inadecuado.

Partiendo de que los valores económicos reflejan laspreferencias de las personas, la ciencia económica hatratado de evitar errores en la valoración del ambiente,creando una serie de conceptos con relación al valor,como valor de uso, de uso por individuos futuros, de usopor otros, actual, de opción y valores legados, entreotros, que tienden a buscar los valores económicos tota-les, para tratar de superar factores como la irreversibili-dad o probabilidad de eliminación de un activo conpoca o ninguna posibilidad de regeneración, la incerti-dumbre o desconocimiento del futuro y la singularidad,entendida como el valor que reside en algo y que noestá relacionado en absoluto con el valor que adjudican

los seres humanos, característica denominada tambiénvalor intrínseco o de existencia, que da lugar al vínculoentre los ecologistas y los economistas con algún tipo dealtruismo o preocupación por otras personas u otrosseres vivos, y que se expresa en las motivaciones dedejar un legado, hacer una donación o ser consistentecon la simpatía por las personas o animales.

Se encuentran argumentos que sugieren que elaltruismo también puede incluirse en el modelo deracionalidad económica clásica, porque de una u otraforma se tiende a maximizar la utilidad o el bienestar,esta vez en el donante. De ser así, cabe preguntarsecuáles pueden ser otros motivos diferentes al altruis-mo que se aproximen al valor intrínseco del medioambiente. Los motivos que comúnmente se hanexpuesto para valorar la existencia de la naturaleza sonlos derechos que tienen los seres no humanos, con-cepción identificable en las ideologías biologistas, zooy biocéntricas, como el ecocentrismo o gaicentrismo.

Puede ser útil denominar Gaia al ecosistema global yentenderlo como sistema de ecosistemas o sistemaintegrado con múltiples interrelaciones; sin embargo,parte de una visión de ecología natural, en la cual lasdimensiones sociales, culturales y políticas del hombreno son incluidas; este desconocimiento de la especiehumana como elemento fundamental y determinantede Gaia imposibilita la construcción de un sistemaético, porque elimina al hombre como sujeto moral yda a Gaia la opción de autorrealizarse, incluso sacrifi-cando al mismo hombre, su mayor depredador.

Argumentar que el ser humano debe ser reducido auna especie más del ecosistema por sus actos incon-

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30 Gutman, Pablo. Ciencias sociales y formación ambiental,Barcelona, Gedisa, 1994, pp. 125-155.

secuentes ante la biosfera, es negar su dimensiónespiritual, demostrada racionalmente desde la antro-pología filosófica. Si el hombre ha considerado quesatisfacer sus necesidades y expectativas de creci-miento de forma ilimitada era su felicidad, y hoy esevidente que debe replantear su forma de actuar deacuerdo con su fin, no es una especie más del ecosis-tema, porque entiende que su comportamiento poneen riesgo su propia armonía, la de las generacionesfuturas y la del medio ambiente, por lo que buscaalternativas para mantener el equilibrio y garantizarsu supervivencia.

Es importante recalcar que estos planteamientos pro-mueven una preservación extrema del medio ambien-te, que implica necesariamente un cambio radical parala humanidad, la cual debería reducir sus actividades ala supervivencia; es decir, que estos enfoques reducenel hombre a su biología, negando también su posibili-dad de perfeccionar la naturaleza.

Cuando a nivel mundial se analizan los indicadoresambientales, se observa que los avances en la recupe-ración del equilibrio ambiental no son tan alentadorescomo se esperaba, lo que permite inferir que el com-portamiento de todos los hombres no es racional ymucho menos que contribuya a un fin común, como loplanteaba Smith. Esto muestra lo relativo que es elconcepto de comportamiento económico racional, res-pecto a los que toman las decisiones que comprome-ten los recursos naturales. Esto quiere decir que seconfunde una racionalidad relativa, limitada por losconocimientos de los que toman decisiones, con laracionalidad absoluta de la asignación óptima cuandoexiste un conocimiento perfecto.

La limitación y deformación de la noción de racionali-dad en la economía se refleja en que se ha permitido unconjunto de términos que se usan indistintamente parareferirse a lo que es racional, como eficacia, eficiencia,rentabilidad, rendimiento, productividad, minimizaciónde costos y utilidad máxima, entre otros31.

¿Por qué preocuparse por la racionalidad? Al respectose sostiene que el concepto de racionalidad es aplica-ble a tres dimensiones fundamentales relacionadasentre sí: el pensamiento, la acción y los fines. Desdeesta óptica, el análisis de la racionalidad se refiere ados tipos diferentes de razón: teórica (relativa y abso-luta) y práctica.

Así que racionalizar la producción de ciertos bienes sinracionalizar la eliminación de los desechos que son con-secuencia del proceso, o producir rupturas en el equili-brio del medio ambiente sin introducir racionalmentenuevos equilibrios naturales, denota que el problemano es la racionalización, teórica y práctica, sino más bienlas racionalizaciones incompletas, ocasionadas por crite-rios que, siendo inválidos, siguen vigentes en la estruc-tura teórica de los individuos y aun en la de las ciencias.

Una de las alternativas propuestas para evitar el dete-rioro ambiental, que prueba que se confunde unaracionalidad relativa, limitada por los conocimientosde los que toman decisiones, con la racionalidad abso-luta de la asignación óptima del conocimiento perfec-

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31 Serna Mendoza, Ciro Alfonso. El problema de la racionalidadeconómica desde la perspectiva de Godelier, Manizales,Departamento de Publicaciones, Universidad de Manizales,2001, pp. 21-85.

to –que no es real– , es la interiorización de externali-dades, aumentando el costo de los bienes y, por lotanto, su precio de mercado, para reducir su consumo;el resultado de este proceso es que solo los individuoscon recursos monetarios suficientes pueden disfrutardel bien y de un mejor y mayor acceso a los recursosnaturales, porque tienen con qué pagar por eso, y ladegradación del medio natural conllevaría a una deca-dencia del medio social, puesto que esta alternativafomenta desigualdades intergeneracionales que debenafrontar los seres vivos a nivel global en el tiempo, asísean parcialmente superadas a corto plazo32.

El comportamiento económico racional puede produ-cir resultados considerados irracionales desde la pers-pectiva colectiva o de la sociedad en conjunto, lo cualcrea tensiones socioeconómicas, que originan desequi-librio en el sistema y dificultan la posibilidad de asumirun comportamiento racional en todas las actividades ydimensiones humanas33 que deben ser controladas porel Estado, que a través del intervencionismo trata dearmonizar los desajustes a que da origen el modo deproducción capitalista fundamentado en la racionali-dad económica. Estos resultados dependen de la natu-raleza y del número de los sectores donde se encuentrabloqueado el proceso de realización del valor y de lautilidad34.

Algunos autores sostienen que etimológicamente sepuede establecer una relación entre economía y eco-

logía, por ser términos que provienen del griego oikos,que significa casa. Para ellos, antiguamente la econo-mía significaba solo la administración de la casa, de losbienes familiares; luego se amplió su significado a laadministración de todos los bienes, y las leyes queregulan el mercado de los valores monetarios, y la eco-logía es definida como el conjunto de conocimientosreferentes a la economía de la naturaleza, que observala lógica con que esta administra sus bienes, es decir,todos los recursos naturales. De esta perspectiva sepuede decir que aunque estas ciencias estaban íntima-mente relacionadas en sus orígenes, en el tiempotomaron caminos divergentes, pero que a raíz de lacomplejidad ambiental, el tema de la naturaleza exigeintegrar teóricamente los conceptos desarrolladossobre el medio ambiente, en estos y otros campos delsaber, porque a partir de estos criterios el ser humanoconsolida su sistema racional y establece su forma derelacionarse consigo mismo y con todo lo que lo rodea.

La relación entre los enfoques ecológicos y económicospuede establecerse desde la concepción del medioambiente, que según algunos, como la economíaambiental, se reduce a naturaleza o recursos naturales,y otros, como la economía ecológica y el desarrollo sos-tenible, lo definen como un sistema complejo de rela-ciones físicas, químicas, biológicas, sociales, políticas,económicas y culturales, con gran sensibilidad a lasvariaciones de cada uno de sus componentes y que pro-duce efectos directos o indirectos sobre los seres vivos ylas actividades humanas, a corto, mediano o largo plazo.

Se suelen agrupar algunas de las propuestas de ecolo-gía en ecofilosofías humanistas, tecnocráticas y biolo-gistas, según la posición que debe asumir el hombre

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32 González Álvarez, Luis José. Ética ecológica para AméricaLatina, Bogotá, Códice Ltda., 1993, pp. 75-79.

33 Serna Mendoza, Ciro Alfonso. Op. cit., pp. 21-85.34 Godelier, Maurice. Racionalidad e irracionalidad en economía,

México, Siglo Veintiuno, 1979, p. 68.

frente a la naturaleza; una clasificación similar se hacede las posiciones propuestas desde la economía, quetienen el objetivo de compatibilizar la protección delecosistema y el crecimiento económico, para que estesea posible a largo plazo; en este caso, se habla deideologías tecnocéntricas y ecocéntricas.

La ideología tecnocéntrica contiene dos visiones: • Extrema comucopia: posición de explotación de

recursos orientada hacia el crecimiento, reflejadaen la economía ambiental, que otorga un valor ins-trumental a la naturaleza, porque el hombre es con-siderado lo más importante del mundo; esta idea seha catalogado como antropocentrismo fuerte.

• Acomodativa: perspectiva conservadora y de ges-tión de los recursos, identificable en la ideologíadel desarrollo sostenible, que aunque tiene unavisión integral sigue otorgándole valor instrumentalal medio ambiente; en esta posición, la centralidaddel hombre parece que no supera el tratamientodespótico del mismo frente a la naturaleza.

El enfoque de ecología profunda incluye a su vez laperspectiva comunalista, que sostiene una posición depreservación de los recursos naturales, como lo sugie-re la economía ecológica, y otorga un valor instru-mental e intrínseco a la naturaleza; en este caso, lacentralidad del hombre no impide que este se res-ponsabilice de todos los actos; esto es lo que algunosdenominan antropocentrismo débil. La ideología eco-céntrica, que sostiene una posición de preservaciónextrema justificada en los derechos morales o intere-ses que poseen las entidades no humanas, plantea unsistema socioeconómico con un gasto mínimo de

recursos naturales, y sugiere alternativas como la agri-cultura orgánica y la desindustrialización35.

Según el análisis marxista, los sistemas naturales pue-den representar límites a la capacidad de reproduc-ción del sistema productivo, así como a la consistenciaeconómica y política de la sociedad. El balance demateriales a largo plazo cuestiona si el cambio tecno-lógico alivia o agrava las presiones que el medioambiente impone a la posibilidad de reproducirse, y silo hace coherente con el sistema social para que searazonablemente estable36.

Los institucionalistas aceptan los costos sociales de lacontaminación e insisten en la importancia de loscimientos ecológicos de cualquier sistema económico.Los argumentos anticrecimiento fueron reforzados poranálisis económicos que destacaron los costos sociales,especialmente los costos .ambientales de vivir en unasociedad en crecimiento; entre estos están la Paradojade Easterlin, que expone que no hay correlación estre-cha entre la abundancia material y la felicidad humana;el Concepto de los Bienes de Posición de Hirsch, quepropone que el disfrute de una serie de bienes estánecesariamente limitado a un pequeño grupo de gran-des ingresos, aunque exista la posibilidad de consumoen todos los segmentos sociales, y el Análisis de la

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35 O’Riordan, Tim; Turner R., Ferry. An Annotated Reader inEnvironmental Planning and Management, Oxford, PergamonPress, 1983, p. 49.

36 Pearce, David W.; Turner R., Ferry. Economía de los recursosnaturales y del medio ambiente, Madrid, Colegio deEconomistas de Madrid, Celeste Ediciones, 1995, pp. 35, 42-43.

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Tabla 2. Principales posiciones frente a la naturaleza desde la ética, el medio ambiente y la economía

Nombre Corriente representativa

Objetivo Herramienta de valoración

Sede de valor Posición frente a la naturaleza

Tipo de ética quepropone

Extremacomucopia

Economía ambiental

Utilitarista,hedonista

AcomodativaDesarrollosostenible

Humanista ComunalistaEconomía ecológica

Preservación

Zoocéntricay biocéntrica

Antropo-céntrica

Zoocéntricay biocéntrica

Preservación extrema

Ecocéntrica EcocéntricaPreservación

extrema

Ética ambiental

Ecología profunda o

ecosofía

Economía

Biologista

Tecnocéntrica

Economías de estado

estacionario o crecimiento

cero y comunidades bioeconómicas

Garantizar el potencial productivo de la economía que se lega, imponiendo un límite de ahorro adecuado para beneficiar a las generaciones futuras.

Desarrollar un proceso de crecimiento económico limitado por criterios de sustentabilidad de la productividad de los recursos, conservando e incrementando el potencial de producción de la economía, para asegurar a las generaciones futuras yun progreso sustentable.

Desarrollar una actividad económica de acuerdo con estándares y criterios ambientales óptimos, para proteger la diversidad biológica y las funciones bióticas, para el disfrute y desarrollo de las generaciones futuras.

Desarrollar un proceso de crecimiento económico nulo, para asegurar la existencia indefinida de seres vivientes y no vivientes.

Considera inmoral el descuento porque no es consistente con la idea de preservación, el análisis costo-beneficio es innecesario porque el costo de la actividad económica supera el beneficio que esta produce desde su óptica.

Sede de valor está en los seres vivos, se confieren igualdad a los animales y a los hombres, se confieren derechos morales a especies no humanas.

Sede de valor es la madre tierra o la biosfera, se confieren derechos morales a especies no humanas.

Procedimientos matemáticos como el de descuento y análisis costo-beneficio estricto.

Procedimiento de descuento y análisis costo-beneficio.

Procedimientos matemáticos como el de descuento sin análisis costo-beneficio.

Sede de valor es el hombre, valor instrumental de la naturaleza.

Sede valor es el hombre, valor instrumental del medio ambiente.

Utilitarista, hedonista,

consecuencia-lista,

deontológica, sociedad civil,

dialógica

Consecuen-cialista,

responsabili-dad,

deontológica, eudemonista

Ambiental en sus posturas

zoo y biocentrada

Ambiental en sus posturas ecocentrada

Sede de valor es el hombre, valor instrumental e intrínseco del medio ambiente.

Explotación

Conservación

Economía Triste de Scitovsky, en la que las necesida-des humanas van más allá de la afluencia material.Estas ideas son denominadas y representativas del pen-samiento de los límites sociales del problema.

Las consideraciones más frecuentes sobre la crisisambiental apuntan a que esta puede definirse comouna falla con raíces en la actividad económica con unabase ética insuficiente, centrada en las relacionesentre personas y entre estas con la sociedad, en la quehabitualmente las interacciones hombre-naturalezason omitidas o establecidas de acuerdo con lineamien-tos económicos utilitarios, en los que se establecenderechos, pero no obligaciones con el hábitat.

Al respecto, Leopold propone investigar cada cuestiónen términos de lo que es ética y estéticamente correc-to y renunciar a la idea de que el uso adecuado de latierra es solo un problema económico; añade que laeficiencia económica no puede elegirse como únicocriterio de decisión económica; se trata de integrar losconceptos ambientales y económicos a la perspectivaética, con el fin de tener una evidencia suficiente almomento de elegir, que permita argumentar acerca dela justicia de incluir a toda la humanidad –presente yfutura– en las decisiones, y así responder a cuestionesecológicas y sociales sin entrar en total contradiccióncon los sistemas de racionalidad existentes37.

La relación entre economía y ética se hace codepen-diente a este nivel, porque el objetivo material de estasciencias es el actuar humano, entendido como actovoluntario, inteligente y libre; la diferencia radica ensu objetivo formal: la economía investiga el comporta-

miento humano relacionado con la asignación demedios escasos y de uso alternativo para la consecu-ción de fines, y el objetivo formal de la ética son losactos humanos, que clasifica como buenos o malossegún su ordenabilidad al fin o bien de cada ser huma-no, en el contexto del respeto a la naturaleza.

Marx plantea que existe una identidad entre el hom-bre y la naturaleza, porque el hombre se objetiviza enla naturaleza, es decir, es en ella donde el hombre seencuentra, y se perfecciona porque esta le proporcio-na el espacio de acción, el instrumento, y porque tam-bién él es natural. La arrogancia del hombre conviertela naturaleza en un instrumento útil para el desarrolloevolutivo de la humanidad, sin tener en cuenta la exis-tencia de otras especies en la tierra, irrespetando, porlo tanto, los espacios de cada una de las especies einterrumpiendo las funciones de cada ecosistema.

Ludwing Von Mises, Gabriel Zanotti y MurrayRothbard manifiestan que la economía no limita sucampo de acción al aspecto material, porque lo econó-mico no equivale a lo material, y exponen que el obje-to formal de la economía es la deducción de lasimplicaciones lógicas de la acción humana, porque nohay diferencia entre las acciones que se traducen enprecios monetarios y las que lo hacen en precios nomonetarios38.

Los actos humanos son los que proceden de la liber-tad; por lo tanto, en ellos se tiene en cuenta la finali-dad material o espiritual de la acción. En este punto sepuede afirmar que “la esfera de la economía es más

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37 Leopold, Aldo. Op. cit.38 Murray N., Rothbard. Individualism and the philosophy of the

social sciences, San Francisco, Cato Institute, 1980, pp. 10-37.

grande de lo que tradicionalmente ha sido definidopor los economistas”; toda decisión económica es unacto humano, lo cual quiere decir que se puede enten-der la ciencia económica cuando se tiene un enfoquecentrado en la comprensión de la naturaleza del actohumano39. La economía es un producto humano y noabarca toda la acción humana, porque el ser humanono se agota en su acción económica.

CONCLUSIONES

Aunque la función de la economía no es la formula-ción de juicios, es relevante señalar que el pensamien-to económico solo se da en la mente de los humanos,únicos seres conocidos capaces de valorar y juzgarmoralmente. En consecuencia, el acto del economista,o de un agente económico, como todo acto humano,es susceptible de ser juzgado moralmente; en palabrasde Milton Friedman, “los economistas no son solo esosino también seres humanos, y sus propios valoresindudablemente afectan su economía (ciencia). Sinlugar a duda, los juicios de valor de un economistainfluyen en la selección de sus tópicos de análisis, yquizás también en sus conclusiones, y estas a su vezafectarán sus juicios de valor. Pese a ello, esto no alte-ra el punto fundamental de que, en principio, no hayjuicios de valor en economía”; es indudable que existeuna relación entre los juicios de valor de una personay sus presunciones acerca de los hechos40.

Al compartir el mismo objeto material desde diferen-tes perspectivas, el conocimiento puede ser óptimo siexiste complementariedad entre ética y economía.

La relación entre las ciencias naturales (Ecología) ysociales (Economía) puede establecerse desde la éticaecológica, factor de unión entre estas dos áreas, que asu vez tiene soporte en la ética económica como factorde conexión con la realidad; es decir, se debe incluir laeconomía cuando se hace ética ecológica, y establecerparámetros éticos y ambientales que contrasten elprincipio de maximización de utilidades como únicocriterio válido, sin sustituir la ética económica por laecológica.

El reto que tiene la ética es compatibilizar su proyec-ción económica y ecológica, para que la producción, ladistribución y el consumo de bienes sean establecidospor principios éticos compatibles, y los criterios deelección sean más que económicos. La humanidaddebe tener conciencia de que puede modificar la rea-lidad de la naturaleza sin destruirla, de tal forma queexista armonía entre preservación y cuidado medio-ambiental con progreso y bienestar.

Movimientos como los de Kansas City, Cambridge, yel de Economía Postautista41, estiman que el pensa-miento económico delegó la administración recta yprudente de los bienes planteada por Aristóteles almercado, sustentando científicamente que este es un

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39 Kirzner, Israel. The economic point of view, Kansas City, Sheedand Ward, 1976, p. 184.

40 Friendman, Milton. “Human Values and Economic Policy: ASymposium”, Sydney Hook New York University Press, NewYork, 1967, pp. 86-88.

41 La Propuesta de Kansas City, elaborada por investigadores,profesores y estudiantes de 22 países; el Movimiento deCambridge, desarrollado en el Reino Unido, y el MovimientoEconómico Postautista, fundamentado en Francia, son algunasde las tendencias contemporáneas que plantean fallas de losenfoques educativos e investigativos actuales de la economía.

Integración entre lo positivo y lo normativo. Los valo-res del investigador se encuentran en la propia inves-tigación científica y en las afirmaciones que surgen dela misma, y se evidencian en juicios más sofisticados ycercanos a la realidad, para que cumplan los linea-mientos del rigor científico.

La medición experimental, como instrumento indis-pensable para sustentar el realismo de las explicacio-nes teóricas que se realizan.

La ampliación de los métodos de análisis, como requi-sito para avanzar en la comprensión de los fenómenoseconómicos. Es preciso limitar la utilización exclusiva yabusiva de modelos formales y econométricos, dejandolugar para otros procedimientos, como la observación,el análisis discursivo, los estudios de caso, etc., capacesde ampliar el estudio de los fenómenos desde diferen-tes perspectivas, mediante técnicas de asociación de lasinformaciones que pueden ofrecer nuevas y más com-pletas percepciones de la realidad.

La interdisciplinariedad, para reconocer que existendiversas escuelas de pensamiento dentro de discipli-nas, y conocer los desarrollos alternativos en otrasáreas afines, particularmente en el campo de las cien-cias biológicas y sociales, que permiten un análisis dela realidad en la que se enmarcan los fenómenos eco-nómicos en su conjunto, lo cual constituye, objetiva-mente, la esencia del quehacer intelectual.

Establecer nuevas estrategias para superar las actualesresistencias al cambio por parte de quienes ejercen elcontrol sobre la disciplina en las diferentes institucio-nes, y la marginación de los economistas críticos.

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42 Max-Neef, Manfred. “La universidad y el desarrollo sosteni-ble”, En: Revista Asuntos Económicos y Administrativos, No. 6,primer semestre, Manizales, Facultad de Economía yAdministración, Centro de Investigaciones Económicas,Universidad de Manizales, 2004, pp. 17-21.

mecanismo social de regulación. De alguna manera,este deja de considerarse un instrumento al servicio dela humanidad y se transforma en un fin, sin importarlas incongruencias prácticas que se evidencian fre-cuentemente, ante las que se acude a abstraccionesque impiden confrontar las hipótesis establecidas, locual ocasiona un afianzamiento a hipótesis en ausenciade datos o en presencia de datos adversos.

Es decir, que el análisis económico está siendo funda-mentado sobre falacias, que a su vez son utilizadaspara justificar políticas que afectan el bienestar demillones de seres humanos. Esta situación requieredefinir enfoques educativos e investigativos en la eco-nomía, que permitan analizar y explicar los problemasreales que afronta la humanidad y que incluyan42:

Una concepción más amplia del comportamientohumano, que explique factores clave que influyen enla psicología económica de las personas, redefiniendola concepción del homus economicus.

Instituciones y sistemas de valores sociales, políticos,económicos y éticos, que permitan o limiten la realiza-ción de elecciones particulares y creen identidadessociales o comunitarias determinantes en el comporta-miento humano.

Desde la perspectiva histórica, análisis y estudios de pro-cesos económicos, para establecer cómo y por qué cam-bian las cosas de acuerdo con el espacio y el tiempo.

Algunos agentes y economistas que se benefician en lasituación actual se oponen al cambio, aunque recono-cen que la economía es una ciencia de la que la socie-dad espera algo más que sofisticadas y elegantesabstracciones.

La economía debe ser una disciplina útil para la huma-nidad y su medio ambiente, con una visión amplia e inte-gral, que permita combinar diversos enfoques y afrontarlos problemas actuales de la humanidad, ocasionadospor un despotismo entre lo humano y lo no humano, porlo que la transdisciplinariedad es fundamental para esta-blecer un modelo de desarrollo humano, caracterizadopor la coherencia técnica, por coincidir con el verdade-ro sentido y razón de ser de la economía: “atender, conla mayor exigencia científica y ética, la satisfacción de lasnecesidades de la sociedad”43.

La economía debe resolver sus problemas desde lohumano y lo social, ampliando sus perspectivas de cre-cimiento hacia el bienestar, para lo cual requiere unmayor grado de abstracción y racionalidad científica,tal como lo intentan hacer corrientes como la econo-mía sostenible y la ecológica, entre otras, que preten-den presentar propuestas óptimas y coherentes con losretos que afronta la humanidad en el siglo XXI, encuanto a sus relaciones físicas, químicas, biológicas,sociales, políticas, económicas y culturales, es decir,con su medio ambiente y con las generaciones futuras.

El análisis de la base ética o sede de valor planteadapara regular la relación hombre-medio ambiente, pro-puesta por la ecología profunda, evidencia la necesi-dad de establecer teorías que tengan unas basesconceptuales adecuadas que garanticen la validezcientífica de las mismas, e invita a la comunidad cien-tífica de diferentes áreas de conocimiento a integrarsepara consolidar propuestas consistentes que contribu-yan a solucionar la problemática actual del medioambiente. Para eso es necesaria una mayor fundamen-tación antropológica ética y bioética44 de la ecologíaambiental y de la economía, en cuanto factores deter-minantes de gestión del ser humano y del medioambiente.

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43 Torres Osorio, Pedro Antonio. “El poder de la epistemología enla formación del economista”. En: Revista Asuntos Económicosy Administrativos, No. 6, primer semestre, Manizales, Facultadde Economía y Administración, Centro de InvestigacionesEconómicas, Universidad de Manizales, 2004, p. 67.

44 “Estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito delas ciencias de la vida y de la salud, examinada a la luz de losvalores y de los principios morales”, Encyclopedia ofBioethics, 1978, Georgetown University.

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