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    DIALECTICA DE LA REVOLUCION.HEGEL, SCHELLING Y HLDERLIN ANTE LA

    REVOLUCION FRANCESA

    DANIEL INNERARITY

    "No aguanto ms tiempo consumindome en lamazmorra de esta fundacin teolgica; ha llegado el tiempode que cada cual sea ciudadano libre del mundo. Hecomprado una caja de lata para empacar los escritos de Kanty, acompaado por ellos, marchar a Pars" (Carta de Kernercompaero de Hegel, Hlderlin y Schelling en la TbingerStift a su padre. Das Bilderbuch aus meiner Knabezeit,Braunschweig, 1849, p. 101).

    Probablemente no haya habido en toda la era moderna un aconte-cimiento de tanta significacin filosfica como la revolucinfrancesa. El propio idealismo alemn se presenta como una manerade pensar suscitada por la revolucin, a la que presta atencin notanto como acontecimiento histrico concreto sino, ms bien, comouna aventura de la razn, como una gesta en el drama de la historiauniversal. El prerromanticismo no haba dejado de vincular lossucesos polticos de 1789 con otros de carcter ms silencioso queaparecan como el resultado de una larga maduracin de la historiareciente de Europa. Friedrich Schlegel menciona, junto a larevolucin francesa, a la Wissenschaftslehre de Fichte a al WilhelmMeister de Goethe como "las tres tendencias ms grandes de nuestrapoca". A lo que aade: "quien se escandalice de esta comparacin,a quien no le parezca importante ninguna revolucin que no searuidosa y material, no se ha elevado todava al supremo punto de

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    vista de la historia de la humanidad"1. De este modo, lareivindicacin de libertad poltica aparece formando un todo con laexaltacin de la libertad interior del hombre y el descubrimiento desu intimidad. Unos aos ms tarde considerar que la revolucinfrancesa no fue tan significativa e importante "como aquella otra,mayor, ms rpida y de mayor alcance que tuvo lugar mientras tantoen lo ms interior del espritu humano". Esta revolucin fue "eldescubrimiento del idealismo", cuyo ncleo ha consistido en que "elhombre se descubri a s mismo"2. Y en 1822 declarar como "elerror principal de nuestro tiempo" la idea de que la revolucin yaest cerrada y acabada. Tambin aqu ve en "todo el factum de lallamada revolucin francesa" slamente "un sntoma particular, unaerupcin parcial, una primera crisis"3 de un cambio que habra de sermucho ms radical. En uno de sus primeros escritos, ocho aos des-pus del estallido de la revolucin francesa y cuando todava sesenta el efecto inmediato de su presencia, hace notar Hegel que "lasgrandes revoluciones visibles van precedidas de una revolucinsilenciosa y secreta en el espritu de la poca, revolucin que esinvisible a muchos ojos y es especialmente difcil de observar porlos contemporneos, a la vez que es arduo comprenderla ycaracterizarla. El desconocimiento de esta revolucin dentro delmundo espiritual hace que los hombres se asombren luego ante elresultado"4. La idea de revolucin que se constituye como el punto

    1 Cfr. Kritische Ausgabe, ed. E. Behler, Schningh, Paderborn, 1958, II, p,

    198.2 Id., III, p. 96; un juicio similar puede verse en Novalis, Schriften, ed. R.

    Samuel, Kohlhammer, Stuttgart, 1960, II, p. 459.3 Kritische Ausgabe, VII, p. 488.

    4 FrSchr., I, p. 203. Las referencias al tomo y pgina de las obras de Hegel se

    hacen siguiendo la edicin Eva Moldenhauer-Karl Markus Michel, G. W. F.Hegel: Werke, Suhrkamp, Frankfurt, 1986. Las abreviaturas utilizadas son: FrheSchriften (FrSchr.)(tomo I); Jenaer Schriften 1801-1807 (JenSchr.) (tomo II);Grundlinien der Philosophie des Rechts (Rechtsphil.)(tomo VII);Vorlesungenber die Philosophie der Geschichte (PhilGesch.)(tomo XII);Vorlesungen berdie sthetik (sth.)(tomos XIII, XIV, XV); Vorlesungen ber die Geschichte der

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    central de la autocomprensin del idealismo alemn no es un sucesocasual, un hecho histrico; es el acontecimiento de la emancipacin,por el que la libertad subjetiva del hombre se convierte en elfundamento esencial de una nueva era.

    "Hemos dejado atrs un siglo escriba Herder en 1803 y encasi todo hemos vivido una revolucin del modo de pensar"5. Unode los efectos de esta transformacin es que incluso la idea delibertad que la puso en marcha debe convertirse en objeto de unanueva reflexin. Esta valoracin de la revolucin francesa es, a lavez, exaltacin y relativizacin. Encumbrada en la galera de losmonumentos histricos, queda tambin reducida a momento delpasado. Una vez que sta ha tenido lugar, agotado su impulsodinamizador, la tarea que se presenta ha de estar dirigida por nuevosprincipios. El itinerario recorrido por la filosofa idealista deja de sertan enigmtico cuando se tiene presente esta consideracin. Parailuminar este captulo esencial de la historia de la filosofa convieneaclarar la vivencia de la revolucin francesa en el ambienteintelectual de Alemania, su repercusin en la gestacin delidealismo y las nuevas respuestas a los problemas que plantea unorden postrrevolucionario. El idealismo alemn es el protagonista deun nuevo captulo de la historia europea: el trazado que va desdeuna libertad arrebatada hacia una libertad ejercida y que aspira aconvertir la reivindicacin en expresin, la protesta en forma.

    Cualquier juicio acerca de la fidelidad de Hegel y los dems idea-listas al espritu de la revolucin ha de estar precedido por una co-rrecta comprensin de los motivos que suscitaron su entusiasmo yde las circunstancias que explican su desilusin. Pienso, enconcreto, que un examen detenido de ambos aspectos permite

    Philosophie (GeschPhil)(tomos XVIII, XIX, XX). Los escritos de juventud no re-cogidos en la edicin de Suhrkamp se citan por la edicin de H. Nohl, HegelsTheologische Jugendschriften, Mohr, Tbingen, 1907 (Nohl) y J. Hoffmeister,Dokumente zu Hegels Entwicklung, Stuttgart, 1963 (Dok). La correspondencia deHegel se cita por Briefe von und an Hegel, ed. J. Hoffmeister-F. Nicolin,Hamburg, 1952.

    5 Smtliche Werke, ed. B. Suphan, Weimann, Berlin, 1870, XXV, p. 183.

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    afirmar que el inters por asegurar las conquistas revolucionarias nodesaparece nunca del pensamiento hegeliano. Para confirmar estahiptesis es preciso recorrer un largo camino, cuya primera etaparequiere una clarificacin semntica. Qu fue exactamente lo quesuscit tanto entusiasmo en unos jvenes estudiantes de teologa?Por qu no se tradujo este sentimiento en un programa concreto deaccin poltica? Cul era el contenido de esa expectativa que elcurso de la historia convierte en desilusin?

    Lo que la generacin de Hegel apreci en la revolucin francesafue un verdadero signo de los tiempos, un acontecimiento de signifi-cacin universal por tanto, algo cuyo sentido slo poda compren-derse en el contexto de la historia universal, ms all de su modo deser inmediato por el que se inauguraba la posibilidad de unanueva creacin del mundo, de la realidad poltica y social, a partirde la fuerza del espritu. Schelling cuyo pensamiento estaba por ladcada de los noventa formulado con mucha ms precisin que el deHegel defini esta empresa como una revolucin que deba partirde la conciencia del hombre6. Toda la obra juvenil de Hlderlin estigualmente presidida por la exigencia de una renovacin interior delhombre. La revolucin francesa es entendida por todos ellos comoparte de una empresa de liberacin cuyo xito depende menos de lascircunstacias exteriores cuanto de la fortaleza espiritual del hombre.

    La conmocin que produjeron los acontecimientos de 1789 enAlemania tienen una cierta explicacin en el contexto cultural de lapoca. Hacia finales del siglo XVIII haba en este pas unaexpectativa de cambio histrico alimentada por telogos, poetas yfilsofos. Antes incluso de la revolucin francesa haba definidoHerder la historia de la humanidad como "el paso de Dios sobre lasnaciones", que en los tiempos recientes se ha convertido en "pasosde gigante"7. Y Lessing lo haba expresado con mayor dramatismo:

    6 Cfr. Vom Ich als Prinzip der Philosophie, Smtliche Werke, ed. K. F. A.

    Schelling, Stuttgart-Augsburg, I, 1 pp. 156-157.7 Auch eine Philosophie zur Geschichte der Bildung der Menschheit (1774),

    Smtliche Werke, IV, p. 565.

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    "vendr, tiene que venir, la era de la plenitud"8. Pero la escatologaque el idealismo tena ms inmediatamente a la vista proceda de lafilosofa kantiana. En La religin dentro de los lmites de la simplerazn (1793) haba hablado Kant del establecimiento del Reino deDios como algo que no debe esperarse de una revolucin exterior,sino mediante una reforma que sea obra humana9. La realizacin deesta comunidad tica resultaba un sueo indemostrable para lafilosofa kantiana de la historia, pues la significacin moral de loshechos empricos es un secreto que la razn no est en condicionesde desvelar. La plenitud de la revolucin es tan slo objeto de laesperanza. El trnsito de la filosofa kantiana al idealismo tieneaqu, como en otros muchos aspectos el carcter de unaincursin en terreno prohibido. La desvelacin terica del en-s de loreal se corresponde con la penetracin en su sentido escatolgico.No existe ya dicotoma entre el sentido externo de las acciones y susignificado interior: todo lo que acontece se carga de significacin.Pero como el desvelamiento del en-s de lo real es asunto de la raznprctica, la esperanza se convierte en escatologa intra-histrica,cuya realizacin corre a cargo del hombre mismo.

    La revolucin francesa estimul estos presentimientos. Apareca,por un lado, como culminacin de la Ilustracin francesa en unestado presidido por la razn. Mas, por otro lado, se presentabacomo el comienzo de una nueva era cuyo principio configuradorhaba de ser la idea de humanidad. La exigencia de culminar larevolucin para lo que Francia se vena mostrando cada vez msincapaz pareca poner punto final a la hegemona cultural francesay reclamar un nuevo protagonista. La tarea de Alemania vendradefinida como una verdadera emancipacin del espritu, ante la quela liberacin material y poltica alcanzada resultaba demasiadotrivial. El deseo de profundizar en la revolucin impona manteneruna distancia frente al compromiso poltico concreto, anteponer ladiscusin de los principios a la accin inmediata, lo que dio a la

    8 Erziehung des Menschengeschlechts (1780), Smtliche Werke, ed., K.

    Lachmann, Stuttgart, 1886, Abs. 85.9 Cfr. ed. Preuische Akademie der Wissenschaften, VI, p. 122.

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    polmica un tono apasionado e intelectualista. La filosofa marxistaha entendido el idealismo alemn como una compensacin ideal dela renuncia a hacer efectiva la revolucin. Pienso que esta crtica nohace justicia a la problematicidad que haba adquirido la idea derevolucin tras la experiencia que el idealismo tena a la vista. Elproblema consista en que al deseo de hacer efectiva la revolucinno acompaaba ya ninguna evidencia acerca de los medios quedeban ponerse. Pero en cualquier caso, el propio Hegel entendi elentusiasmo desmedido como la otra cara de la pasividad, ylamentaba el hecho de que en Alemania "cualquier ocurrencia estransformada rpidamente en algo general, convertida en dolo delda y su proclamacin en pasto de charlatanes, de modo que seolvida con la misma rapidez y se pierde el fruto que hubiese dado sihubiera sido mantenida en sus lmites"10. Los franceses quisieronllevar a la prctica el principio de la autonoma de la voluntad, loque para los alemanes no pas de ser una pacfica teora. Dicho deotra manera: los franceses tienen la cabeza caliente debido alentusiasmo; los alemanes, porque se ponen el gorro de dormir11.

    La semntica del trmino "revolucin" en los orgenes del idea-lismo alemn presenta tres sentidos sobre los que se articula la ideade revolucin, a saber: revolucin como trnsito de la naturaleza a lalibertad, revolucin como reivindicacin poltica de obediencia aleyes frente a la sujecin a hombres y revolucin como realizacindel Reino de Dios en la armona de las facultades humanas y en unacomunidad libre. Se hace preciso distinguir, por tanto, la dimensinnatural, la dimensin poltica y la dimensin religiosa de la revolu-cin. La primera libera al hombre de la naturaleza, la segunda de laarbitrariedad de la represin, la tercera del caos, el conflicto y laescisin. Me parece que los estudios de acerca de la relacin deHegel con la revolucin francesa no han tomado suficientemente encuenta esta triple dimensin, lo que explica que hayan arribado aconclusiones poco clarificadoras. Pienso especialmente en el caso de

    10 JenSchr., II, pp. 565-566. Cfr. PhilGesch., XII, p. 525; GeschPhil., XX, p.

    297.11

    Cfr. GeschPhil., XX, p. 332.

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    Lukcs, cuyo intento de juzgar el pensamiento de Hegel desdecategoras exclusivamente polticas supone limitar el horizonte deinterpretacin a un marco demasiado estrecho. Ms adelantehabremos de volver sobre esta cuestin.

    1. Revolucin como trnsito de la naturaleza a la libertad. Desdeque en el prlogo a la segunda edicin de la Crtica de la razn purahablara Kant de la "transformacin del modo de pensar" como unarevolucin copernicana, la filosofa trascendental tan reacia enprincipio a la metfora naturalista se defina a s misma medianteuna analoga astronmica. Con ello trataba de explicar una novedadque no surga evolutivamente de un estado anterior, sino medianteuna ruptura a la que bien poda drsele el nombre de revolucin. Elidealismo recoge ntegramente esta nueva perspectiva que se ofreceal pensamiento y a la accin del hombre.

    Hlderlin es quien ha explicado con mayor belleza y plasticidadeste singular itinerario del espritu. En su Oda an Kepler antiguoalumno de la Tbinger Stift escrita precisamente en 1789, vinculade manera simblica la revolucin de las rbitas celestes con las re-voluciones antropolgicas de la era moderna. En ella se subraya eldestino del hombre como ser que ha de revolucionar su condicinnatural y exiliarse en una segunda y verdadera patria. La revolucinespiritual del hombre es un peregrinaje de la naturaleza a la cultura,marcada por el estigma del desarraigo. En el Fragmento de Hiperindescribe as esta alternativa a la que el hombre se enfrenta: "Hay dosideales para nuestra existencia: un estado de suprema inocencia (...)y un estado de suprema cultura"12. Hlderlin est definiendo con ellola condicin del hombre, para quien una existencia meramentenatural es algo bello pero indigno y la vida de la cultura unaaventura incierta. Lo especficamente moderno es que estas dosposibilidades de existencia discurren en dos trayectorias paralelas,sin que las vincule ningn gnero de memoria o finalidad comnalguna. La libertad es para el hombre, a la vez, emancipacin y

    12 Smtliche Werke. Grosse Stuttgarter Ausgabe, ed. F. Beissner,

    Kohlhammer, 1968, III, p. 163 (en adelante citada como StA).

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    condena. La revolucin es aqu el nombre de la trayectoriaexcntrica ("exzentrische Bahn") que arroja al hombre del cursonatural al escenario histrico.

    La antropologa de la modernidad es revolucionaria en la medidaen que entiende el trnsito de la naturaleza a la cultura como unsalto y exige del hombre el valor de acometer tan audaz empresa.Esto se debe a que la mecanizacin de la imagen del mundo habahecho de la naturaleza un reino extrao a la dignidad humana "elhorror del mundo objetivo"13, en expresin de Schelling cuyahuda se presentaba como una exigencia moral. La revolucin es,pues, la dinmica propia del espritu, el camino de acceso a la librecreatividad, frente al aburrido, montono y repetitivo ciclo de lahistoria natural.

    El principio de revolucin como trnsito de la naturaleza a lalibertad del estado natural a la constitucin del hombre comociudadano de una sociedad civil es el trasfondo de una nuevaconcepcin de la historia como proceso de conquista de la libertad.Rousseau y Kant haban lamentado y celebrado al mismo tiempo laprdida de la Arcadia originaria como una inevitable sustraccin delorigen y como el horizonte de una nueva tarea: el hombre que haobtenido el derecho de autora sobre sus actos, que se haemancipado de la fijeza de los objetos, de la finitud de las pasionesy de la pasividad de la contemplacin no est condenadoinevitablemente a una existencia errtica. La razn suscita en l unafinalidad de carcter moral: recuperar la armona por medi de lalibertad, convertir lo que era un don que obligaba al perpetuoagradecimiento en una ganancia merecida. El movimiento que elidealismo alemn aade a la dinmica emancipadora de lamodernidad es precisamente ste: la bsqueda de una reconciliacincon el objeto, el libre retorno al origen. Se trata de conseguir que "loque slo era un regalo de la naturaleza vuelva a florecer nuevamentecomo merecida adquisicin de la humanidad"14. Reconstruir la natu-raleza a partir de la libertad consiste en reunificar lo que originaria-

    13 Smtliche Werke, I/1, p. 157.

    14 Hlderlin, StA, III, p. 180.

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    mente se encontraba unido en el espiritu humano. De este modo, lanaturaleza se convierte en un crculo que regresa a s mismo. La re-volucin habr logrado con ello su objetivo.

    2. Revolucin como reivindicacin poltica de obediencia a leyesy no a hombres. La liberacin frente a la naturaleza tiene sucorolario poltico en la liberacin respecto de las formas de sujecinpersonal. Estos dos aspectos de la emancipacin estn vinculadosentre s como las dos formas de servidumbre contra las quecombaten. En uno de sus escritos de juventud subraya Hegel elparentesco entre la necesidad natural y la arbitrariedad poltica, ascomo la imposibilidad de superar la una sin la otra. "Quien haadoptado como mxima de su razn la obediencia a la naturaleza y ala necesidad, y respeta esta ley como algo sagrado para nosotrosincomprensible qu instancias de apelacin le quedan? Qupuede exigir Edipo como indemnizacin por los sufrimientosinmerecidos, si crea estar al servicio y bajo el dominio del destino?Slo un pueblo en sumo estado de corrupcin, en la ms profundadebilidad moral, era capaz de convertir en su mxima la ciegaobediencia a la malvada arbitrariedad de hombres abyectos"15.

    Una expectativa se produce cuando confluyen una conciencia delos derechos del hombre y una situacin poltica adversa queamenaza ruina. Esta confluencia caracteriza muy bien la situacinpoltica de Alemania en el ltimo cuarto del siglo XVIII. En unescrito del ao1798 en el que Hegel analiza las circunstaciaspolticas de Wrttemberg, se subraya esta contradicin: por un lado,en los tiempos modernos, la idea de una condicin humana libre haentrado en la conciencia de los hombres de tal modo que ningntirano puede borrar esa imagen; por otro lado, el sistema poltico ensu totalidad gira en torno a un hombre que concentra todo el poder yno ofrece ninguna garanta de reconocer y respetar los derechoshumanos16. La libertad poltica que aqu se exige tiene una clara

    15 FrhSchr., I, p. 100.

    16 Cfr. "Das die Magistrate von den Brgern gewhlt werden mssen [ber

    die neuesten inneren Verhltnisse Wrttembergs, besonders ber die Gebrechen

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    resonancia aristotlica: un hombre libre es aquel que no est bajo lavoluntad de otro 17. La correspondencia que Hegel mantiene conSchelling desde Berna est llena de expresiones que reivindican lasuperacin de la arbitrariedad individual por un espacio polticolibre definido en trminos de derecho, es decir, la universalidad dela razn contra la particularidad del arbitrio. El estado aparece ascomo la forma poltica de la libertad en la medida en que sustituyelos mandatos unipersonales por normas de carcter universal. Elprincipio de obediencia a leyes y no a hombres exige la constitucinde una Mnemosyne, de una memoria que se sustraiga al capricho delmomento. Aparece aqu un concepto que tendr una especialsignificacin a lo largo del pensamiento hegeliano: la libertadslamente es posible si el ejercicio de la soberana est subordinadoal derecho. Como es evidente, esta concepcin de la libertad estmuy alejada de la idea de revolucin como ejercicio ilimitado de lasoberana hacia la que deriv la poltica francesa a partir de 1792.Nos encontramos as ante un nuevo elemento de continuidad entre eljoven Hegel y el maduro. La supuesta contraposicin entre un jovenjacobino y un viejo adulador del estado prusiano no se compadececon un dato esencial que ha de presidir toda interpretacin evolutivade la filosofa hegeliana: el inters por dar una forma a la libertad esel trasfondo, supuesto y comn denominador de toda su reflexinpoltica.

    El hombre moderno ha opuesto a lo que es la nocin de lo quedebe ser. La razn que se subleva no es la de un hecho que se en-frenta contra otro, un conflicto de intereses, sino la razn como tal,el deber y la libertad reivindicando su derecho a regir el mundo delos hechos. El sujeto ha comenzado a pedir razones y el primerresultado de su reflexin es la sospecha generalizada respecto detodo aquello que ha obtenido vigencia, facticidad o valor sin suintervencin. La confianza y la costumbre detienen su ingenuo curso

    der Magistratsverfassung]", FrhSchr., I, pp. 268 ss. (El manuscrito seinterrumpe en la p. 271 y es continuado por R. Haym, Hegel und seine Zeit,Berlin, 1857, pp. 65 ss y 483 ss).

    17 Cfr. Met., I, 2, 982 b 25.

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    y son sometidas a una discriminacin racional. "El principio de lalibertad de la voluntad se hizo valer contra el derecho existente"18,se observa retrospectivamente en el apartado sobre la revolucinfrancesa de las lecciones de Berln sobre filosofa de la historia.Pero Hegel ha elaborado tambin una patologa de este sujetomoderno y ha tratado de analizar los requisitos para que esta libertadno se revuelva contra sus propias condiciones de supervivencia.Hegel detect desde el principio la incompletitud de la libertadsubjetiva (lo cual era perfectamente compatible con el hecho de queconsiderara su reivindicacin como una tarea irrenunciable). Pero lamisin histrica de la revolucin no se agota en una revuelta contralo existente, del mismo modo que la libertad humana no se detenaen el momento de la emancipacin respecto de todo vnculo natural.Quedarse fijado en el movimiento de desvinculacin y tratar debuscar la realizacin al margen del todo, sera como haberabandonado la trayectoria natural sin encontrar la trayectoria de lalibertad, en un continuo peregrinaje hacia ninguna parte. El ideal dereconstruir la naturaleza desde la libertad se corresponde en el es-pacio poltico con la configuracin de un marco institucional queasegure las conquistas de la revolucin. Pero ese marco no puede serdefinido por la mecnica revolucionaria misma, sino que remite auna teologa poltica.

    La interpretacin del desarrollo del idealismo alemn como unasucesiva renuncia primero compromiso y despues traicin a losimpulsos revolucionarios iniciales se basa en lo que sin exageracinpodra ser calificado como una leyenda. Toda ella gira en torno a lainterpretacin de Lukcs, quien vi en la reaccin del romanticismotardo contra la revolucin francesa una "enemistad hacia la Ilus-tracin", de la que se seguira un "salto mortal a la religiosidad"19.Esta crtica se apoya en el supuesto de que el entusiasmo inicial antela revolucin apuntara en una direccin jacobina y que en ellaestara ausente la motivacin religiosa, aadido tardo que vendra a

    18 PhilGesch., XII, p. 528.

    19 Cfr. Zur sthetik Schillers, Werke, Neuwied-Berlin, 1969, X, p. 22 y Der

    junge Hegel und die Probleme der kapitalistischen Gesellschaft, Berlin, 1954.

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    compensar un fracaso real. De lo segundo me ocupar ms adelante,en el anlisis de la expresin "Reino de Dios". Acerca de lo primero,quisiera sealar ahora algunas objeciones.

    La leyenda de la Tbinger Stift suele describir esta institucin dela Iglesia Evanglica para la formacin de sus futuros pastores sea-lando especialmente su rgimen autoritario. Rosenkranz20 traduce elentusiasmo de los estudiantes ante las noticias provenientes deFrancia como una autntica conspiracin. Un club polticoorganizado al efecto, la plantacin de un rbol de la libertad(smbolo de los jacobinos), la traduccin de La Marsellesa porSchelling, cantos y bailes, y el discurso apasionado de Hegelcontemplan el cuadro sobre el que se ha venido deduciendo unainequvoca adhesin al jacobinismo.

    La investigacin ms reciente ha matizado algunas conclusionesprecipitadas y ha puesto en duda diversos datos sobre los que seapoyaban. Para los parmetros de la poca, el rgimen de la institu-cin era bastante liberal en lo que se refiere a la circulacin de lasideas y estricto en cuanto a las normas de convivencia. La lectura delos peridicos franceses, por ejemplo, no era ilegal21. Hay que teneren cuenta que las autoridades Wrttemberg la fundacin dependadirectamente del Duque haban aceptado la inevitabilidad de lasreformas. La reforma educativa, en concreto, supona una ciertaapertura a las nuevas ideas sobre un concepto tradicional de ladisciplina. Los conflictos con las autoridades de la Stift se debanms a esta rigidez que a una falta de libertad en el primer sentido,como lo muestra el hecho de que las prdicas de Hegel, Schelling yHlderlin estuvieran en plena conformidad con el espritu de lafundacin, oscilante entre una religiosidad racionalista y el pietismorural. Entre 1792 y 1793 dos acontecimientos turbaron esteequilibrio y crearon las tensiones sobre las que se edifica la leyenda:la acusacin de que los estudiantes preparaban una conspiracinrepublicana y el proyecto de reforma de los estatutos. Los informes

    20 Cfr. G. W. F. Hegels Leben, Berlin, 1844, p. 29.

    21 En Berna se entera Hegel de que las autoridades de Wrttemberg haban

    prohibido la prensa francesa (cfr. la carta a Schelling del 24.12.1794).

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    de la direccin y el juicio de los inspectores aseguraron al Duque lafalsedad de tales acusaciones, si bien haciendo notar la simpata delos estudiantes con las ideas democrticas22. Las tensiones quesurgieron en torno a las reformas tuvieron motivos de muy escasocontenido poltico23. No consta en ningn documento que se plantaraningn rbol de la libertad. El director de la fundacin desmienteesta acusacin que circulaba entre la nobleza local. El hijo deSchelling tampoco le concedi ninguna verosimilitud. Igualmenterechaza que fuera su padre quien tradujo La Marsellesa24. Lasactividades revolucionarias fueron esencialmente cancionesliberales, poesas y discursos.

    Se debe distinguir, por tanto, entre el entusiasmo revolucionarioy la ideologa jacobina. Los Stiftler fueron principalmentepartidarios de los girondinos, lo cual estaba en consonancia con el

    22 Cfr. el informe de la direccin en StA, VII, 1, pp. 443 ss y Dok., p. 102. El

    juicio de la inspeccin ha sido recogido por M. Leube, Das Tbinger Stift 1770-1950, Steinkopf, Stuttgart, 1954, p. 74: "no se pueden rebatir las acusaciones deque haya entre los becarios un modo democrtico de pensar, pero si se puedeafirmar que ste se ha expresado a lo sumo en palabras, sin que haya tenido la me-nor influencia contra el orden y la paz".

    23 Las actividades "subversivas" consistieron sobre todo en beber y fumar. En

    el registro de castigos se puede comprobar que la mayora de ellos se debieron aeste tipo de actividades y no a conspiraciones polticas. Sacada de este contexto,la siguiente afirmacin de Holderlin permite ser interpretada como unadeclaracin revolucionaria: "tenemos que dar a la patria y al mundo un ejemplo deque no hemos sido creados para dejar que se juegue con nosotros arbitrariamente"(StA, VI, 1, n 49, pp 443 ss). Pero se trata de una protesta ante la amenaza de unendurecimiento de los estatutos. El Duque mantena, entre otras, la prohibicin defumar para que el espritu de subordinacin no fuera perturbado por un exceso delibertad, y Hlderlin era un fumador empedernido (Cfr. StA, VII, p. 146).

    24 Cfr. G. L. Plitt, Aus Schellings Leben in Briefen, Leipzig, 1869, I, p. 31. En

    las Lecciones de esttica se encuentra el siguiente comentario de Hegel sobre estacancin: "no se puede negar el poder de la Marseillaise, del a ira, etc, en larevolucin francesa. Pero el entusiasmo verdadero encuentra su fundamento en laidea determinada, en el verdadero inters del espritu del que una nacin estllena" (sth., XV, p. 158).

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    renacimiento que el patriotismo suabo haba experimentado desde1770 por influencia del Sturm und Drang. Es la rebelin delsentimiento contra la razn uniformizadora, el descubrimiento de lasraces y el deseo de pertenencia, la exaltacin de lo concreto frenteal cosmopolitismo abstracto, tal como se expresan en la primerapoesa de Hlderlin. La poltica de los girondinos responda mejor alobjetivo de sintetizar el valor de la radicacin en el tiempo y elespacio con las nuevas aspiraciones de libertad, que la racionalidadabstracta, subjetivista y centralizadora del jacobinismo. Sabemosque Hegel lea en Berna la revista "Minerva" de tendenciagirondina, que Schelling simpatizaba con los constitucionalistasmoderados en Alemania y con los liberales doctrinarios que enFrancia se agrupaban en torno a Guizot y que las crticas al terrorjacobino eran compartidas por los tres antiguos compaeros deTubinga25. Encajaran bastante adecuadamente en lo que Valjavecha agrupado con el calificativo de "demcratas platnicos":"ilustrados que defienden los puntos de vista del progresismoliberal, sobre todo en el mbito de la cultura, que no fueron necesa-riamente radicales en poltica esto les distingue de los autnticosjacobinos alemanes pero que vieron en la revolucin la conquistade unas ventajas, contra las que no se poda combatir sin provocarcon ello un grave dao a la causa de la libertad. En el continuomiedo a los poderes de las 'tinieblas' y de la reaccin, estaban menosa favor de la revolucin en todo su desarrollo y particularidades quecontra cualquier expresin antirrevolucionaria"26.

    25 Cfr. la carta de Hegel a Schelling del 24.12.1794. Para la interpretacin de

    Hlderlin como jacobino cfr. P. Bertaux, Hlderlin und die franzsischeRevolution, Suhrkamp, Frankfurt, 1969. La hiptesis de Bertaux ha sido con pos-terioridad seriamente desacreditada. Cfr. H. E. Holthusen, "Winkler, Bertaux undHlderlin. Zum Problem einer Falschung", Merkur 25 (1971) y W. Mller-Seidel,"Hlderlins Dichtung und das Ereignis der Franzsischen Revolution. ZurProblemlage", Hlderlin-Jahrbuch 17 (1971-1972).

    26 F. Valjavec, Die Entstehung der politischen Strmmungen in Deutschland

    1770-1815, Herold, Mnchen, 1961, p. 162.

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    3. Revolucin como realizacin del Reino de Dios. El trminoque resume y sintetiza el significado ms profundo que larevolucin tuvo para el idealismo es: Vershnung (liberacin yreconciliacin a un tiempo). Se trata de un trmino religioso queindica la recuperacin del status de hijo (Sohn), la redencin tras eldestierro, la sustitucin del par dominio desptico-rebelin contra elpadre por la categora del reconocimiento, del principio desubordinacin por el principio de unidad armnica27. El movimientodesgarrador de la emancipacin se completa con una unificacin entodos los rdenes: la razn con la sensibilidad, la libertad con lanaturaleza, los sujetos entre s, el ser y el deber, la felicidad y lahistoria... La revolucin no es considerada como libertad logradamientras no alcance a armonizar estos contrarios. De ah lainsistencia en considerar a la revolucin francesa como un momentoparcial de una liberacin ms profunda. Se trata de alcanzar unanueva religin de la humanidad, impulsada por ese "deseorevolucionario de realizar el Reino de Dios" en el que F. Schlegel si-tuaba "el comienzo de la historia moderna"28, y cuyo resultado finalnadie supo definir mejor que Hlderlin:

    "... que un pueblo amante, reunido en los brazos del Padreest humanamente alegre, (...) y un espritu sea comn a

    27 Este concepto tiene una funcin central en el pensamiento de Hegel y ex-

    presa lo que Hegel entiende por libertad, en tanto que libertad de la subjetividadverdaderamente infinita (Cfr. sth., XIV, p. 33). La Vershnung es el reino delespritu, en el que la libertad aparece como una reconciliacin con la objetividad(Cfr. PhilRel., XVII, p. 203). Es este tambin el trmino que Hegel utiliza paraasignar a la razn la tarea de proporcionar al hombre la mayor libertad: la reconci-liacin con la realidad por medio de la filosofa, a quien corresponde reconciliar laoposicin de vida y conciencia introducida por la subjetividad moderna. (Cfr.Rechtsphil., VII, p. 27; PhilGesch., XII, p. 385; sth., XIII, p. 81) Igualmente, unaverdadera Vershnung es lo que tiene lugar en el estado moderno, segn lascondiciones y caractersticas que Hegel le asigna (Cfr. Rechtsphil., VII, 360, p.512).

    28 Friedrich Schlegel, Kritische Ausgabe, II, p. 261.

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    todos"29.

    Resulta muy significativo que expresiones como "Reino deDios", "Razn y Libertad", "Iglesia invisible" o "Hen kai pan" (Unoy Todo), abunden en los escritos juveniles de Hegel y que estamitologa de la revolucin se mantenga incluso despus de laexperiencia del terror30. Esto indica que tales trminos tienen unafuncin estrictamente escatolgica, es decir, que designan unarealidad que no puede ser acreditada ni desmentida por ningnhecho histrico concreto. Pero ms significativo todava es que enplena madurez no dejara de vincular el entusiasmo ante larevolucin con la esperanza de una reconciliacin de Dios con elmundo. "Fue una maravillosa aurora. Todos los seres pensantes hancelebrado esta poca. Una emocin sublime reinaba en aqueltiempo, un entusiasmo del espritu estremeci al mundo, como sislo entonces se hubiera llegado a la reconciliacin (Vershnung)real de lo divino con el mundo"31. Hegel no entendi nunca larevolucin como un fenmeno meramente poltico, sino como unacontecimiento religioso, como un hito de la realizacin histricadel Reino de Dios.

    Para aclarar este conjunto de expresiones que se agrupan en tornoal trmino "Reino de Dios" puede ser conveniente desentraar susignificacin en tres conceptos: unidad, felicidad y plenitud. Conellos se obtiene, a mi juicio, una caracterizacin bastante precisa delsentido que la idea de revolucin presenta en la gnesis delidealismo alemn.

    La gran preocupacin del idealismo es la consecucin de launidad. El idealismo es la Vereinigungsphilosophie porantonomasia. No se trata de la unidad ingenua o inmediata delsentido comn: es la unificacin alcanzada al final de un largoproceso, al que pertenecen tambin la experiencia de la separacin ydel desgarro interior. Como superacin de la filosofa de la

    29 Der Archipielag, StA, II, vv. 239-240.

    30 Cfr. la carta de Hegel a Schelling escrita en Berna el mes de enero de 1795.

    31 PhilGesch., XII, p. 529.

    exitoResaltado

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    conciencia, el idealismo no pretende ahorrarse ninguno de losdolorosos pasos que la conciencia moderna ha tenido que dar paraconseguir la autodeterminacin subjetiva. Pero en el Reino de Dios"no hay libertad de oposicin, no hay un yo libre, ni un libre t...Los hombres son como deben ser; el deber-ser sera una aspiracininfinita si el objeto no pudiera ser en modo alguno superado, si lasensibilidad y la razn o la libertad y la naturaleza, o el sujeto y elobjeto estuvieran tan absolutamente separados que fueranabsolutos"32. Puede interpretarse este texto como una cierta utili-zacin de Kant para criticar a Fichte: el postulado kantiano de unacolaboracin entre la naturaleza y la libertad que debe serintroducido para resolver las aporas a que conduce su estrictaseparacin es el origen de una nueva manera de pensar quepretende superar la contraposicin entre el ser y el deber. Fichtetambin haba visto la necesidad de superar ese estricto dualismoy as lo intenta, por ejemplo, en la deduccin del Naturrecht de1793 pero dicho objetivo reclamaba un horizonte conceptualdistinto del que poda proporcionar una concepcin estrictamenteafirmativa del yo.

    Qu relacin guarda entonces este ideal de unificacin con laexperiencia de la revolucin? En primer lugar, hay que sealar queeste ideal no surge de la revolucin francesa, sino que tiene suorigen en una serie de textos anteriores a 1789 y a travs de loscuales estaba ya introducida la conciencia de que era necesariopensar la libertad de una manera que podramos llamar unitiva. Esteprograma puede resumirse as: superar la extraeza del objeto yreconciliarse con l. La revolucin es un primer paso, ya quedestruye unas instituciones en las que no caba el librereconocimiento de sujetos autnomos, pero nada ms. Como hasealado Kondylis, la postura de Hegel, Schelling y Hlderlin antelos acontecimientos revolucionarios se explica desde una"axiomtica" cuyas lneas fundamentales ya estaban trazadas, y noal revs. El estallido de la revolucin no les proporcion nuevasideas u objetivos, sino un aumento del "ambiente apocalptico" por

    32 Nohl, p. 395.

    exitoResaltado

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    el que toda escisin y ruptura era considerada como un movimientoque anunciaba una futura reunificacin. "La revolucin no apareceni como un sistema de pensamientos ni como un programa polticoque haya de ser asumido y aplicado, sino como prueba delcumplimiento anticipado de una expectativa escatolgica, comoanuncio del Reino de Dios o como precursora de la unificacin detodo con todo, principalmente del cielo y la tierra"33. No entendieronlos Droits de l'Homme como una garanta individual, como unaclasula de reserva por el que el sujeto defenda su autonoma frenteal todo social. Libertad, igualdad, fraternidad se traduce enreconocimiento, reconciliacin y solidaridad. El ideal de libertad hasido explicitado en una tarea comn. Nada ms lejos que unosrevolucionarios derrotados o seducidos por la restauracin. Laexigencia de superar el inters individual no es un compromisotardo con el aparato estatal prusiano, sino el ideal juvenil de lalibertad como Vershnung convertido en forma poltica. Por eso sepuede concluir que si la teora hegeliana del estado resultainaceptable en relacin con la salvaguarda de la libertad individual,habr que retroceder hasta estas primeras formulaciones, en lugar deachacar el fracaso del proyecto a circunstacias exteriores que leobligaran a abandonar un ideal de juventud.

    La reivindicacin de felicidad es otro de los aspectos que estntimamente unido a la idea de Reino de Dios. Una filosofaorientada hacia la unificacin de las antinomias generadas por lafilosofa moderna de la conciencia no poda dejar de experimentarun profundo desagrado ante la conversin de la felicidad en unarecompensa futura, aadida a una seca tica de la obligacin. Elideal de armona y despliegue de todas las fuerzas humanasrecogido bsicamente de la antropologa de Schiller rechazatoda subordinacin interior en el hombre y cualquier gnero deprimaca entre las facultades. Unificacin significa aqu superacinde la diferencia entre libertad y expresin, forma y fondo, bien y

    33 P. Kondylis, Die Entstehung der Dialektik. Eine Analyse der geistigen

    Entwicklung von Hlderlin, Schelling und Hegel bis 1802, Klett-Cotta, Stuttgart,1979, p. 188.

    exitoResaltado

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    gozo. La nocin de juego adquiere cada vez mayor relevancia en elideal de humanidad que se forma por oposicin al kantismo.Aplicado a la teora poltica, esto supone entender la libertad comoalgo que se pone precisamente en juego, como configuradora deespacios de accin y no ya como un valor que se protege del trficosocial y que slo se despliega en forma de inters individual oaccin destructiva.

    Pero la felicidad gozaba por aquella poca de escaso crditocomo argumento poltico. Por un lado, el buen funcionamiento de lamaquinaria estatal pareca prohibir la presentacin en pblico dereivindicaciones de ese tenor. La poltica es una tcnica organizativaque no requiere la mejora de los hombres, sino que ha de valercomo dice Kant para un pueblo de demonios34. La separacinestricta entre moral y derecho era concebida como garanta deliberalidad poltica. Toda la crtica de Fichte a la idea del gobernantecomo bienhechor de sus sbditos vea en el paternalismo poltico unresabio totalitario35. Para el jacobino Erhard, la felicidad con laayuda de otros resultaba incompatible con el valor de la indepenciapersonal36. Y Jacobi entiende que la bsqueda de la felicidad poneen peligro la libertad interior37. El eudaimonismo es barbarie,despotismo, abandono en lo exterior.

    Es fcil comprender cules son los motivos por los que el idea-lismo alemn se distancia tambin en este punto de la filosofa kan-tiana. El elogio de la revolucin que comparten responde a una muydistinta motivacin. Baste sealar que precisamente aquello queKant critic de la revolucin el intento de hacer valerpolticamente la reivindicacin de felicidad es precisamente loque el idealismo celebra como un indicio de que resulta posiblesubvertir el orden social establecido sobre la escisin, detener el

    34 Cfr. VIII, p. 366 y 290; XIX, p. 564; KrV, A 316-317/B 373-374.

    35 Cfr. Zurckforderung der Denkfreiheit, Fichtes Werke, ed. J. H. Fichte,

    Walter de Gruyter, Berlin, 1971, VI, pp. 9 y 76.36

    Cfr. ber das Recht des Volks zu einer Revolution und andere Schriften,Jena-Leipzig, 1795, pp. 179-194.

    37 Cfr.Werke., ed. G. Fleischer, Leipzig, 1812-1825, I, p. 245.

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    proceso de autonomizacin de las facultades y los mbitos de accinhumanos, y alcanzar una nueva unidad sin subordinacin. ParaKant, el estado no tiene nada en comn con los fines que elciudadano persigue de modo natural porque, en ltima instancia, "ala voluntad no le es posible ponerse bajo un principio comn"38.Desde este contexto se entiende el decreto de disolucin del estadoque Hegel, Schelling y Hlderlin extendieron en su manifiesto de lafilosofa idealista39. Evidentemente, una libertad entendida comoVershnung, inmunizada frente al argumento contra el paternalismoy orientada hacia la constitucin de una comunidad espiritual, nopoda dejar de considerar el individualismo como una revolucinincompleta.

    El ltimo rasgo distintivo que cabe destacar en la concepcinidealista de la revolucin es el pathos de la plenitud. Entramos as enla motivacin estrictamente religiosa que subyace en la valoracinque el primer idealismo hace de la revolucin. La resonanciateolgica de los conceptos que hasta ahora han ido apareciendo esmanifiesta, como tambin lo es la motivacin teolgico-poltica queexplica su surgimiento. Al igual que Novalis y F. Schlegel, tambinHegel, Schelling y Hlderlin entendieron que toda protesta tena unsentido religioso y que, en ltimo trmino, el cristianismo es larevolucin por antonomasia y el origen de toda revolucin40. Es

    38 VII, p. 290.

    39 "Tenemos que ir por tanto ms all del estado! Porque todo estado tiene

    que tratar a los hombres libres como engranajes mecnicos, y puesto que no debehacerlo debe dejar de existir" (Das lteste Systemprogramm des deutschenIdealismus, FrhSchr., I. pp. 234-235).

    40 Cfr. Gesch.Phil., XIX, p. 404; XX, p. 49; PhilRel., XVI, p. 245. Me parece

    insostenible la tesis de que el joven Hegel crey ver en la revolucin la cul-minacin de la dialctica histrica y slo posteriormente adjudic este valor a laReforma protestante. En el marco de estas interpretaciones, se ha reprochado aNohl por haber agrupado los escritos juveniles de Hegel bajo el ttulo deTheologische Schriften. Quizs haya en ello una generalizacin excesiva, pero noinjustificada. Tanto el inters teolgico de Hegel como la influencia que lateologa de la poca tuvo en el origen del idealismo estn fuera de toda duda. Aslo pone de manifiesto la investigacin ms reciente, en la que se obseva un giro

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    como si slamente gracias a ella tuviera el hombre un tribunal al queapelar y una instancia para relativizar lo histricamente dominante.

    El eco de la revolucin francesa en Alemania no hay quebuscarlo tanto en la literatura poltica cuanto en la predicacinteolgica. La peculiar articulacin entre teologa y revolucin quecaracteriza al entramado cultural del que surge el idealismo alemnse debe a que el pietismo protestante y el pensamiento ilustradotematizaron de manera muy similar el fin de los tiempos. Filosofa yreligin comparten una similar visin escatolgica. Aunquecarecemos de testimonios histricos que demuestren una influenciainmediata, resulta plausible suponer que la filosofa del idealismoalemn tuvo una fuente de inspiracin en el pietismo de Suabia,representado por Friedrich Christoph Oetinger y Friedrich Carl vonMoser. La reclusin pietista en la interioridad llevaba consigo unaresignacin poltica. La constitucin de comunidades al margen dela sociedad estaba motivada por el deseo de vivir en el seno de unalgica distinta de la mecnica social, no aspiraba a influir sino aprotegerse de sta. Resultaba por tanto indiferente respecto de lascircunstancias polticas exteriores, de las que slo se espera sudefinitiva decadencia. Al margen de la finitud y la corrupcinmaterial existe una Iglesia invisible una "hermandad de libertad yderechos humanos"41 en la que se refugian los valores que hansido expulsados de la sociedad civil. Pero la crtica de la poca no

    radical frente a la escuela de Lukcs, cuya insistencia en los aspectos sociales ypolticos no haca justicia al inters especficamente especulativo de la reflexinjuvenil hegeliana y, en esa misma medida, impeda comprender algunos aspectosesenciales de la filosofa dialctica. La crtica de la religin en los primerosescritos de Schelling y Hegel va dirigida ms bien contra su utilizacin comoinstrumento para legitimar un orden poltico carente de libertad y contra unateologa cuyo carcter abstracto es incapaz de plasmarse en una religin, es decir,en un asentimiento interior que vincule libremente.

    41 Cfr. F. C. von Moser, ber Regenten, Regierung und Ministers. Schutt zur

    Wege-Besserung des kommenden Jahrhundert, Frankfurt, 1784, p. 20; F. C.Oetinger, Biblisches und Emblematisches Wrterbuch (1776), ed. Olms,Hildesheim, 1987.

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    haca sino despertar las expectativas de una futura "era dorada" en laque habran de reconciliarse lo finito y lo infinito.

    Algunos de estos trminos aparecen precisamente en los primerosescritos de Hegel, Schelling y Hlderlin. Es cierto que Hegel se dis-tingua de sus compaeros por carecer de influjo pietista. Para unhijo de funcionario de la capital podra incluso resultarincomprensible lo que formaba parte de las convicciones religiosasde los provenientes de pequeas aldeas del campo. Pero la idea delibertad como Vershnung debe ms a la aspiracin religiosa dereconciliacin que al ideal moderno de subjetividad autnoma. Yaunque la posterior evolucin del pensamiento hegeliano parezcaalejarse de estos ideales, no cabra interpretar la sntesis dialcticade la libertad el gnosticismo poltico de su concepcin del estadocomo realizacin de la libertad como una teora del cumplimientointramundano de aquellas expectativas escatolgicas?

    En la comprensin idealista de la revolucin se advierte lagrandeza y la ambivalencia de la idea de libertad que alienta losprimeros pasos del pensamiento de Hegel, Schelling y Hlderlin. Elproyecto de rectificar sustancialmente la mera emancipacin es unaempresa cuya necesidad histrica y valor filosfico estn fuera detoda duda. Pero la valiosa intuicin de que la libertad slo es posiblesi su contexto tambin lo es si el espritu objetivo es obra slo dela libertad llevar al idealismo a una acentuacin de laexterioridad de la libertad que resulta insatisfactoria. El idealismoalemn no se detuvo ante los lmites de toda teologa poltica. Noquiso resignarse a que el espritu objetivo se mostrara difcilmentepenetrable en todos sus extremos por la libertad. Pero la realizacinpoltica de la libertad participa siempre de la finitud de todoproyecto histrico. Y mientras la libertad total sea un valor que nose compadece con ninguna concrecin finita todava tendr sentidomantener una cierta reserva de la libertad subjetiva frente al todosocial, hacer imposible la satisfaccin absoluta con un estado dehechos y dar cauce a la rebelin y la protesta. Gracias a que todarealizacin de la libertad es finita, puede mantenerse la diferenciaentre exterioridad y autodeterminacin que la hace posible. Y, en l-timo caso, su infinitud consiste en la resistencia a aceptar como defi-

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    nitiva una de sus expresiones.