C. NATALIO LELL

CRONICASDEL

ABSURDO

Apuntes para un‘darse cuenta’

EDICIONES MARAN ATHA

NEUQUEN

Mi agradecimiento

a mis amigos profesionales de todas las disciplinaspor su invalorable asesoramiento científicopara la realización de este libro.

Dedicado a

Cuento chino

El Patriarca dormía plácidamente debajo del cerezo. Soñaba que era una mariposa.El Patriarca despertó, y ahora no sabe si es un hombre que soñaba que era una mariposa, o si es una mariposa que sueña que es un hombre. (Chuang Tzu)

Cuento árabe

Un vecino encontró a Nasrudín arrodillado buscando algo por el suelo.- ¿Qué es lo que perdiste, Mullá?-‘Mi llave’, respondió Nasrudín. Tras unos minutos de ayudarlo en la búsqueda, el vecino preguntó:-¿En qué lugar se te cayó la llave?-En mi casa.-Pero entonces, ¿por qué diablos la buscas aquí afuera?-Por que aquí hay más luz... (Relatos Sufíes)

Cuento argentino

‘Juro por Dios y los Santos Evangelios cumplir y hacer cumplir.....etc. etc.Si así no lo hiciera, que Dios y la Patria me lo demanden...’ (Manual de Ceremonial y Protocolo)

INTRODUCCION

Hace muchos años, cuando comenzaba mi carrera periodística, tenía las mismas ambiciones e inquietudes de cualquier joven que decide seguir su vocación: dinero, fama, conocimiento, y en mi caso, la extraña idea de cambiar el mundo.La experiencia posterior con mis semejantes, me hizo comprender algo elemental: que no todos quieren cambiar, y entre los que quieren, muchos no pueden, o no saben cómo. Y obviamente, no cambia el mundo si no cambian sus habitantes. Bien se dice que el periodista es una especie de cronista de la historia contemporánea, y con el paso de los años, a medida que realizaba entrevistas y reportajes, tanto a encumbrados personajes de la política, del gremialismo, del arte, como a gente simple de la calle, me fue invadiendo la extraña sensación de que estaba escribiendo verdaderas crónicas del absurdo. Nada parecìa estar en su lugar, y me daba la impresiòn de que los hombres iban a contramano de todo lo que la historia nos había dejado como enseñanza.Hoy, aquella sensación se ha convertido en certeza.La globalización ha hecho del planeta un enorme mercado común, que favorece el comercio y las relaciones financieras, pero no ha erradicado el hambre ni la pobreza, y la brecha entre pobres y ricos ha ido en aumento.La irrupción de Internet y la llegada de los celulares, cada vez màs accesibles a mucha gente, ha ligado a la humanidad en una comunicación casi instantánea, pero ello no ha mejorado la convivencia, y las personas no se entienden mejor. De hecho, salvo las diferencias en el armamento, los hombres continúan matándose entre sí como en los mejores tiempos de Atila el huno, paradójicamente considerado por nuestros historiadores como un “bárbaro” por sus atrocidades. ¿Qué dirán los historiadores del futuro sobre los “bárbaros” de nuestro tiempo? Donde éstos pisan, tampoco vuelve a crecer la hierba...La clase política continúa envuelta en luchas casi tribales por el poder, y sus intrigas palaciegas recuerdan a las antiguas cortes reales.El algún momento, esta crónica del absurdo cotidiano me pareció un viaje sin retorno. Hoy, ya al final de mi carrera, releyendo mis apuntes acumulados a lo largo de los años, he comprobado que la solución no es cambiar el mundo, sino cambiar uno mismo, pues cuando se logra esto, misteriosamente, el mundo tambièn cambia.

Incluso esto no es del todo exacto, porque en realidad no hay nada que cambiar, sino solamente quitar el polvo para que aparezca lo que ya existe, pero encubierto debajo de la basura acumulada.El cambio, el ‘darse cuenta’ es una experiencia personal, intransferible, y no viene en pastillas ni en pócimas milagrosas de esas que se venden por TV con el ‘llame ya!’Cuesta trabajo, y no es la batalla de un día, sino el combate de toda una vida. Sacudirse la hipnosis colectiva a la que estamos sometidos en nuestro estado de conciencia normal, exige una metamorfosis interior que no se logra leyendo un par de libros de autoayuda ni asistiendo a conferencias de barbados gurùes orientales. Como decía Chuang Tzu, si fuese tan fácil,”todo el mundo se lo contaría a su hermano.”No se trata de leer y escuchar para almacenar datos a fin de enriquecer nuestro archivo intelectual, sino centrar la atención en palabras y frases que nos producen un sacudón interior, y releerlas una y otra vez, en el sentido de un ‘pensar que medita’, al decir de Dussel.Y este ’pensar que medita’ suele ser el primer paso en la búsqueda. Lo que es bueno para unos no debe serlo necesariamente para otros, pero como al decir de Radakhrisna, ’la luz es buena, cualquiera sea la lámpara en que arda’, se me ocurrió recopilar en este libro los apuntes más relevantes de mis libretas.Estos apuntes fueron concebidos originalmente como soporte de nuestros Seminarios de Mejoramiento Personal, y no tienen mayores pretensiones literarias ni de originalidad. Sobre los temas aquí tratados existe abundante literatura, escrita por sabios y mejor dotados que el suscripto, por lo cual no tendría sentido copiar o repetir lo que ya abunda. Nos limitamos a citar numerosos autores y libros que se encuentran en las buenas librerías, y cuya compra posiblemente sea la mejor inversión que puedan realizar.Nuestra única intención es que sirvan como introducción, como datos, quizás intrigantes, que despierten el deseo, la curiosidad, la polémica, y la sospecha de que, tal vez, como dijeron los místicos de siempre y lo afirman los científicos de ahora, lo que llamamos realidad no sea tan real, y el universo al fin, se parezca más a una mente que a un reloj. Con lo cual quedará en claro la forma equivocada en que, en la mayoría de los casos, estamos enfrentando nuestra “realidad” cotidiana.Como estos pensamientos vienen de más allá de quien los escribe, seguramente no faltará quién encuentre en ellos la palabra justa, en el momento exacto, para gritar ‘Eureka’, y dar el salto al vacío para caminar sobre las aguas. ‘Cuando el oído está preparado, llega la palabra’.

EL ABSURDO DE LA REALIDAD

1

HABIA UNA VEZ...

‘’Los hombres son dioses muertos de un templo ya derrumbao’.

(A. Yupanqui)

Cuenta la historia que hace muchos siglos, en la vieja Atenas, el filósofo Diógenes recorría las calles de la ciudad con una lámpara encendida, a plena luz del día, y cuando sus conciudadanos le preguntaban qué cosa buscaba, Diógenes respondía: “Busco un hombre”.En medio de la decadencia generalizada, las palabras del filósofo provocaban risas y burlas, lo cual nos demuestra que los ignorantes de entonces actuaban igual que los de ahora, que cuando no logran entender a los sabios, se ríen alegremente, en vez de llorar a mares la desgracia de su estupidez.Si en esta época cibernética, Diógenes reviviese en nuestras calles, seguramente usaría una linterna eléctrica, pero su búsqueda sería la misma. Al igual que entonces, o peor, hallar un hombre resulta una tarea más difícil de lo que parece. Pues si bien existen machos, y su contra parte femenina, (aunque también aquí la diferencia se vuelve cada vez más sutil...) lo cierto es que la virilidad, el temple y las virtudes básicas del ser humano, más allá de la anécdota del sexo, parecen ser nuevamente características en extinción. Sin dominio sobre sí mismo y a merced de sus instintos, incapaz de mantener un buen estado de salud física y mental, angustiado, desorientado, su vida cotidiana se ha convertido en una competencia feroz por sobrevivir, y alcanzar un status socioeconómico acorde a lo que marca como ideal una desenfrenada sociedad de consumo. Una sociedad estructurada de tal manera que nuestro hombre pasa obligatoriamente a ser uno de sus engranajes, sin mayor autodeterminación real.Cierto que en las campañas electorales, a la hora de votar es misteriosamente rescatado del olvido, para ensayar una grotesca parodia de libertad personal, pero luego de las elecciones, es devuelto nuevamente al silencio y a la nada.

Quien pretenda aislarse de la colmena pasa automáticamente a ser un marginal, privado de beneficios y derechos, y una de las consecuencias más trágicas de esta esclavitud psicológica, es que a partir de esta situación, el individuo queda de tal manera alienado, que cuando dice ’Yo’, en realidad quiere decir ‘nosotros’. Ya no tiene ideas propias, piensa ‘en sociedad’, y el gran YO social compuesto por la muchedumbre se lo devora, a veces definitivamente. Deja de existir como individuo consciente para limitarse a girar como un autómata, como una rueda movida desde el exterior, en medio de un caos generalizado.’Los hombres son dioses muertos, de un templo ya derrumbao’, algo así como los ‘últimos restos de un naufragio cósmico”.Para Diógenes redivivo, sería evidente que, si bien alrededor del hombre todo ha cambiado, la humanidad sigue haciendo gala de los mismos vicios y la misma decadencia que llevara a la ruina a tantas civilizaciones del pasado.Nuestros fantasmagòricos paisajes de piedra y cemento, nuestros alimentos congelados, nuestras aguas sucias y contaminadas, le darìan la pauta de que el hombre mantiene inamovible su estupidez.La rueda de la historia gira imperturbable, y hoy como ayer, las civilizaciones, imperios y sociedades nacen, prosperan y mueren por las mismas causas, como repetida crónica de una muerte anunciada.En nuestro mundo digital y globalizado, donde Internet nos acerca instantáneamente cualquier información o acontecimiento, y sofisticados programas de computación tienden a reducir al máximo el esfuerzo y la creatividad, el hombre, (o lo que queda de él) es atormentado por todo tipo de complejos emocionales, ansiedad, temores y frustraciones que han usurpado el lugar del optimismo y la confianza.Preguntarle a alguien desprevenido si verdaderamente es feliz, puede ser causal de un infarto, o cuanto menos ponerle en un brete enojoso. La esperanza, el júbilo y la alegría se han convertido en elementos exóticos que no puede comprar en los hipermercados, y entonces intenta llenar este creciente vacío con diversiones baratas, y literatura mediática extravagante que presenta el crimen y la violencia como actos de heroísmo, y el vicio como índice de una vida moderna.Un importante diario Regional,1publicò recientemente un reportaje a un prestigioso psiquiatra neuquino, el Dr.Josè Lumerman, y que resulta estremecedor desde el tìtulo mismo:”Campaña contra una epidemia llamada suicidio”.Se trata, segùn el excelente reportaje, de un contexto en el que los suicidios son la principal causa de muerte entre los jòvenes de la regiòn y del paìs. Y afirma el Dr.Lumerman:”Esto es como si los chicos murieran de tuberculosis cuando en realidad los remedios para evitar la enfermedad estàn en los hospitales”.

1 Diario Rìo Negro,17 de Setiembre de 2006, pàgina 37.

Segùn las estadìsticas de la Red Solidaria, mencionadas en el mismo artìculo, un joven de entre 15 y 24 años se suicida cada tres horas, y en Rìo Negro y Neuquèn el 60% de las muertes violentas entre jòvenes de 15 y 19 años es por suicidios, y el diario cita como fuente de esta última información un estudio hecho por profesionales del Hospital Castro Rendón, (institución de sobrado prestigio), y la Sociedad Argentina de Pediatrìa.Segùn la misma fuente, Neuquén se ubica tercera en la lista de tasas de mortalidad por suicidio en el paìs.Creo que la gravedad de la cuestión y la seriedad y prestigio de las fuentes citadas me eximen de todo comentario, y cualquier interesado puede consultar la nota en los archivos del diario Río Negro, medio que, por cierto, debería ser imitado en el tratamiento de temas tan importantes. Por otra parte, resulta tragicómico que, por un lado se pretenda enseñar a los niños la convivencia pacífica y el fiel cumplimiento de la ley, y por el otro, a la misma edad, les enseñemos sistemáticamente cómo violarla impunemente, cómo matar mejor y con las mejores armas , ya sea desde enfermizas películas de T.V. hasta en ‘ inocentes’ dibujos animados, por no mencionar los jueguitos electrónicos cuyo contenido, hasta donde conozco, no enseñan precisamente a practicar ’paz y amor, aleluya hermanos.’.Más curioso y patético aún es que, cuando luego los chicos irrumpen armados a los establecimientos escolares y asesinan a sus compañeros, mucha gente se pregunte con grosera hipocresía o inconsciencia, cómo es posible que sucedan cosas tan terribles...En su estado de confusión mental, una simple ley de causa y efecto se les convierte en un teorema indescifrable.La agitación permanente y la hiper actividad sin sentido, se han convertido en un narcótico con el que intentan adormecer su creciente desesperación existencial, y la vida termina siendo un viaje donde, como el pasajero dormido en un tren, recorren comarcas maravillosas sin disfrutarlas, y se despiertan recién en la estación terminal, cuando ya es demasiado tarde..‘En el estado habitual de conciencia, no se experimenta realmente ni se está en contacto con el mundo o el ser. No sólo estamos lejos del éxtasis, sino que nos ubicamos casi bastante cerca del “No Ser.”2

El ‘Homo Fáber Coca Colensis’ ha perdido la brújula en un mundo en el que aterrizó aparentemente sin mapa ni manual de instrucciones.Así, deambula por consultorios de psicólogos y brujas, buscando que alguien le decodifique su angustia existencial y le recete un remedio fácil a la falta de sentido de su vida.Ya en el año 1965, el Dr. I. M. Gordon publicaba un artículo en la revista The American Journal of Psiquiatry, donde entre otros conceptos, expresaba:”El psicoanálisis no puede hacer frente a la creciente

2 Claudio Naranjo:”Psicologìa de la Meditaciòn”

demanda de ayuda de los pobres, los fracasados, los obreros frustrados, los deprimidos y claustrofóbicos de nuestras atestadas ciudades”.Hoy, cuarenta años más tarde, muchos profesionales de la salud mental tienen turnos comprometidos por tres o cuatro meses, o más, y terminan derivando pacientes a otros profesionales menos ocupados. Finalmente el estrés, una moderna plaga bíblica propia de nuestra época, enfrenta al sujeto a la dura realidad que ha tratado en vano de eludir, y sus demonios interiores terminan por derrumbarlo, psíquica y físicamente. En opinión de autorizados profesionales, si bien en muchos casos la causa aparente de las enfermedades es una infección o el agotamiento nervioso, la verdadera causa es el estrés de los mecanismos adaptogénicos, provocado por agentes físicos agresivos o por los estímulos psicológicos del miedo, la ansiedad y la incertidumbre.Ya en el siglo pasado Buber escribìa que el hombre de nuestro tiempo ha quedado a la intemperie, como un extranjero solitario y desamparado, en un mundo que ha dejado de ser su hogar. Un mundo que cruje y amenaza con derrumbarse.Hay quienes sostienen que de alguna manera siempre ha sido asì.Pero una de las diferencias está en que antes, el sujeto padecía solamente los males de su aldea, su ciudad. El resto del mundo quedaba lejos, y normalmente ni se enteraba de lo que ocurría en otros lugares.Ahora, Internet y TV mediante, padece no sólo la problemática de su lugar, (violencia, inseguridad, pestes, etc.) si no que se enfrenta con todos los mismos males al mismo tiempo, a nivel local y planetario.Tamaña información necesariamente constituye una carga negativa que subliminalmente se acumula en su espíritu, y aumenta su desesperanza. Lamentablemente muchos de los profesionales que lo atienden en esas circunstancias, suelen estar casi tan confundidos como el paciente, en lo que a los males del espíritu se refiere, y los remedios que le recetan (antidepresivos incluídos) son incapaces de curar las raíces del mal, que están en el alma, antes que en el cuerpo.Según Viktor Frankl; padre de la Logoterapia y autoridad mundial en psiquiatría, ’detrás de esta necesidad psicoterapéutica se encuentra la antigua y eterna necesidad metafísica del hombre.’3

Conocedor de almas, desde su condición de sacerdote, el poeta Ernesto Cardenal expresaba lo mismo en uno de sus poemas:”Ella tenía hambre de amor, y le ofrecimos tranquilizantes. Para la tristeza de no ser santos, se le recomendó el psicoanálisis’4. No es casual que, según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, nuestro país registre uno de los más altos porcentajes de consultas psicoterapéuticas por persona en Latinoamérica.

3 Viktor Frankl:”Ante el vacìo existencial”.4 Cardenal Ernesto: “Oración por Marylin Monroe”.

Obsesionado con el plato cotidiano, el sujeto deambula como un viajero extraviado en el desierto de nuestras ciudades, sin puntos de referencia, y nos hace pensar en un viejo aforismo: ‘todos los hombres mueren, pero no todos han vivido.’En esas condiciones de histeria y confusiòn, no es de asombrar que sea presa fácil de tantos charlatanes que, micrófono o pantalla mediante, le venden casi cualquier cosa; desde recetas políticas reiteradamente fracasadas, o mágicas pastillas para adelgazar en 15 días, hasta creencias, supuestamente religiosas, dignas del más rancio brujo africano.“El hombre no se puede mantener humano, a esta velocidad, si vive como un autòmata serà aniquilado. (...)En el vèrtigo todo es temible y desaparece el diàlogo entre las personas. Lo que nos decimos son màs cifras que palabras, contiene màs informaciòn que novedad. (...)Pero el grave problema es que en esta civilizaciòn enferma no sòlo hay explotaciòn y miseria, sino que hay una correlativa miseria espiritual. La gran mayorìa no quiere la libertad, la teme. El miedo es un sìntoma de nuestro tiempo. Al extremo que, si rascamos un poco la superficie, podremos comprobar el pànico que subyace en la gente que vive tras la exigencia del trabajo en las grandes ciudades. Es tal la exigencia, que se vive automaticamente, sin que un sì o un no haya precedido los actos.”5 Difìcil negarle a Ernesto Sàbato autoridad y conocimiento sobre temas que siempre lo han obsesionado, como cientìfico y como escritor.Percibe inequívocamente la realidad del hombre-masa: ese extraño ser, todavía con aspecto humano, con ojos y llanto, pero ya caído en el universo de las cosas. En una sociedad que habla hasta el hartazgo de los derechos del hombre, nos enfrentamos con una gigantesca paradoja: la des-humanización de la humanidad. Los medios masivos de comunicación, con sus contenidos cada vez más idiotas y morbosos, (la muerte vende más que la vida, y cuanta más sangre, mejor...) y una publicidad cada vez más persuasiva, logran descerebrar científicamente a las masas, sin hacer distinción entre el intelectual y el cartonero.Observando algunas de las cosas que transmite nuestra televisión, a veces me siento asombrado (y consternado ) por el grado de estupidez no exenta de perversidad que se exhibe impunemente. La degradación burlona de los valores, o la prostitución de la palabra amor, vaciada de su significado y convertida en un subproducto que sirve tanto para títulos de telenovelas de dudosa calidad como para vender salchichas, constituyen ejemplos mìnimos. El amor ha quedado relegado al sexo, y con inaudito desparpajo de habla de “hacer el amor” para significar un acto físico que, si no tiene

5 Ernesto Sàbato:”La Resistencia”.

precisamente “amor”, es lo mismo que decir que los pichichos “hacen el amor” cuando realizan su cíclico apareamiento animal.En el mismo contexto, mujeres desnudas tratan de motivarnos tanto para comprar un calzoncillo como para adquirir un auto: en ambos casos, el “amor” será determinante en nuestra elección, pues, caramba, cualquiera sabe que no es lo mismo “amar” usando un slip berreta que uno de marca...Ni qué decir del automóvil: sabido es que cuánto más caro y deportivo es el carro, mejores y más distinguidos “amores” se podrán obtener.Citando a L. Pauwels,6 podemos decir que “vivimos en una sociedad mercantil que vende lo que se vende mejor: corazón y sexo. No hay liberación sexual, sino abuso de sexo”. “Irónicamente he dicho en muchas entrevistas que “la televisiòn es el opio del pueblo”, modificando la famosa frase de Marx. (...)El estar monòtonamente sentado frente a la televisiòn anestesia la sensibilidad, hace lerda la mente, perjudica el alma”.7

Releyendo estos textos, vienen a la memoria conceptos similares del biòlogo francès Pierre Grassè, cuando hace màs de 40 años escribìa:”El Homo occidentalis ya no tiene ganas ni tiempo para meditar. Fuera del grupo, como el chimpancè retirado de su clan, acusa una enfermedad. Una angustia a la que no sabe dar nombre le oprime. Està al borde de la psicosis. Privado de amigos, es prisionero de la multitud anònima y estùpida. La verdadera libertad (...) le pesa, no sabe què hacer con ella, llega a odiarla. Este hombre (...)està sumergido en un tumultuoso baño social que embota su espìritu; ajusta sus gustos a los de la masa, codifica sus placeres y se prepara para aceptar los adoctrinamientos màs groseros, los despotismos màs degradantes.”8

La realidad ha superado toda ficción, y Diógenes con su linterna en pleno día, tal vez ni siquiera llamaría hoy la atención de sus semejantes. Hay tanto loco suelto en nuestras calles, que uno más, podría pasar desapercibido, e incluso convertirse en personaje de alguna tonta pelìcula norteamericana.El hombre buscado por el filósofo parece haber desaparecido entre los “últimos restos del naufragio’.¿Nos estarà esperando en los pliegues de un futuro mejor, poblado de seres más cercanos al ángel que al chimpancé? Los adeptos al Apocalipsis sugieren serias dudas sobre el ‘futuro”, y aunque muchos vean en ello sólo patéticos delirios religiosos, cabe recordar que, siglos antes, sabios ajenos a la cultura de los hebreos, escribían textos como el sigue, del egipcio Hermes Trismegisto, el” tres veces sabio:”...Lloras, oh Asclepio! Pero hay cosas todavía más tristes. La apostasía es el peor de todos los males. Se preferirá las tinieblas a la luz, se convendrá en que la muerte es mejor que la vida y nadie elevará

6 Louis Pauwels:”Manifiesto en la noche”.7 Ernesto Sàbato: Obra citada..8 Pierre P.Grassè: “El Hombre, ese dios en miniatura”

su mirada al cielo. El hombre que cree en Dios será tomado por loco, el impío por cuerdo, los violentos por generosos, los más malvados por los mejores. El alma... unicamente dará risa, se la considerará una necedad. Créeme que HABRA PELIGRO DE MUERTE PARA QUIEN OBSERVE EL CULTO DE LA INTELIGENCIA. Se decretarán nuevos derechos, nuevas leyes, no una creencia sagrada, religiosa, digna del cielo. Deplorable divorcio entre Dios y los hombres! No quedarán sino los ángeles perversos, mezclados con la miserable humanidad, ellos la apremiarán, la impulsarán a acciones criminales, a las guerras, a la rapiña, a la mentira, a la traición, a todo lo que se opone a la naturaleza del alma. La tierra dejará de tener equilibrio o ritmo de estaciones, el mar no estará poblado por peces ni será navegable, se alterará el curso regular de los astros. Toda voz inspirada en Dios será condenada al silencio, los frutos de la tierra se corromperán y la tierra dejará de ser fecunda, y también el aire adquirirá la pesadez de un lúgubre sopor. Así será la vejez del mundo, ateísmo y desorden, confusión de todas las reglas y de todo bien’9.Cualquier semejanza con la realidad de nuestros días, ¿es pura coincidencia?

9 Hermes Trismegisto”Asclepius”.

2

CUANDO EL ABSURDO ES NORMAL

“Verás que todo es mentiraverás que nada es amor,

y al mundo nada le importa(...)(E. S. Discépolo:”Yira Yira”.)

Si el paso previo a toda cura es un buen diagnóstico, el peor remedio seguramente es negar la existencia de la enfermedad.Aunque ingenuos o fanáticos pseudo humanistas insistan en mitificar a nuestra civilización, la dura realidad que enfrenta el ciudadano común contrasta notablemente con la idílica imagen que enarbolan políticos y predicadores.Cuando se pone en evidencia el panorama desolador de nuestra sociedad, surgen de inmediato voces que intentan mitigar el impacto aduciendo que no todo es tan negativo, y que el mundo está lleno de gente buena.El argumento es tentador pero engañoso, y sólo sirve para tranquilizar las conciencias cómodamente instaladas en un pequeño mundo burgués de medio pelo, como diría Jauretche. Cada época de la humanidad ha tenido paradigmas de solidaridad y de grandeza. De hecho, muchos de ellos adornan los altares de las iglesias.Hemos tenido un San Francisco de Asís, un san Vicente de Paul, un san Juan Bosco, aunque la lista es bastante más larga, y en nuestro tiempo, una santa aún sin altares conocida como Madre Teresa de Calcuta.Así resulta fácil simplificar la cuestión, pero el problema radica en que aquí no se trata de la existencia o no de individuos o sectores realmente heróicos en su lucha por la justicia y el amor entre los hombres, sino de preguntarnos cuál es y cuál ha sido su efecto práctico sobre los gobernantes y aún sobre la sociedad.Cada día vemos hermosas iniciativas de personas o grupos que tratan de inyectarle algo de amor y solidaridad a las masas. Cuando prosperan, de inmediato algún polìtico brinda su “apoyo”, bien publicitado siempre, a la espera de traer agua para su molino. Pero,¿cuál es el verdadero impacto sobre la sociedad? Alumnos de las escuelas, por poner un ejemplo, hacen la buena acción del día limpiando los baldíos, y a las 48 horas los vecinos han vuelto a tirar la basura como si nada.

Después de todo, hace más de dos mil años que Jesucristo nos dejó su doctrina de amor al prójimo, pero lo cierto es hoy tenemos más odio y violencia que entonces, aún en su propia patria.Incluso se fundó una Iglesia que dice mantener vivo su legado, y que a su vez se dividió en decenas de iglesias de diverso nombre. En cada ciudad o pueblo existen docenas de templos donde se repite su palabra, y devotos feligreses hacen terapia cumpliendo con distintos ritos y cantando emocionadas loas a su santo nombre. Pero la cruel y feroz verdad es que nada cambia. La “civilización occidental y cristiana” no logrado erradicar el hambre, ni la pobreza, ni las injusticias sociales, y la violencia de estos días es más atroz que en los tiempos de Cristo. Y argumentar que la cuestión se refiere al” otro mundo”, es decididamente un chiste malo: el mensaje es para “este mundo”.Como escribe el Cardenal Daniélou,”el otro mundo comienza en éste”. La responsabilidad de actuar es Aquí y Ahora. ¿Acaso fracasó su mensaje? Sabemos que no, porque las verdades eternas son “eternas”, y su validez no depende de si los hombres las aplican o no. Los hombres pasan, pero las palabras de sabiduría permanecen por los siglos de los siglos.Pero precisamente en la “aplicación” está la clave. Si los ciudadanos se manifiestan incapaces de practicar el amor, la justicia y la solidaridad, no es por culpa del mensaje ni por que no existan ejemplos, paradigmas, a imitar.El secreto sigue estando en la “aplicación”, y de nada sirve repartir Biblias en las esquinas si no comparto el pan. Pero el pan de“mi mesa”, no el de la mesa de los otros. En ese contexto, no es de extrañar que mucha gente condicione su aceptación de la religión, a ver primero realizado en nuestro tiempo el ejemplo de los primeros cristianos,”donde no había ni pobres ni ricos, y todo se compartía en la mesa común.”En pleno siglo 21, ese concepto molesto y “subversivo sigue siendo una piedra en el zapato y que hace “arrugar” a pastores y fieles por igual, a la hora de meter la mano en el bolsillo...Esta es una verdad tan simple, pero tan irrefutable, que incluso resulta ofensiva para muchos. Pero como dicen los odontólogos:”si duele, es porque que hay infección”.La verdad es un pan amargo que nadie quiere compartir, como escribe el poeta Cardenal.Un ejemplo claro lo constituye Madre Teresa de Calcuta. Difícilmente exista alguien que se atreva a cuestionarla. Se la ha calificado de santa, heroína, maravillosa, etc. y su recuerdo es venerado en todo el planeta. Cuando le otorgaron el premio Nobel de la Paz en 1979, hubo consenso universal sobre la justicia del galardón. Estadistas, intelectuales, políticos,

ciudadanos, coincidieron en aplaudir la maravillosa obra de la monjita albanesa. Pero,”obras son amores”, y en esto la situación de los religiosos es bastante similar a la de los políticos.Porque años después de su muerte, Madre Teresa es una santa a la que todos elogian y muchos rezan, pero pocos, muy pocos, imitan.Es así como, pese tanta palabrería, el mundo sigue andando, y sus habitantes prefieren creer que todo está bien. Casi tan bien como en los días previos a Sodoma y Gomorra, supongo.Evidentemente, en muchos aspectos, en nuestra sociedad no existe la“evolución”, sino una verdadera y lamentable “involución”, un regreso a los tiempos del primate cavernícola.Escuelas y universidades sin clases, calles y puentes cortados por piquetes, hospitales con médicos y enfermeras de paro, o columnas de huelguistas asolando las ciudades, rompiendo vidrieras y destruyendo todo a su paso, hacen que la gente con un mínimo de sentido común se pregunte, consternada, si se estará cumpliendo lo que allá por los cincuenta, en plena revolución comunista, vaticinaba el norteamericano H.G.Wells, cuando decía que en un futuro las revoluciones no se harían contra el capital sino contra la inteligencia...Y observando a incapaces y semi bárbaros convertidos en dirigentes, y lo que es peor, ocupando cargos gubernamentales o legislativos, uno tiene la certeza de que tal futuro ya está instalado entre nosotros.La usurpación de casas y terrenos, la ocupación de edificios públicos y el corte de rutas, son delitos claramente tipificados en las leyes vigentes, culesquiera fueren los motivos esgrimidos.Sin embargo, los ciudadanos observan impotentes cómo los gobiernos se quedan paralizados, sin actuar, ni para reprimir los delitos y garantizar el derecho del resto de la población, ni para hallar soluciones de fondo a los conflictos. Si a esto agregamos que la Justicia tampoco interviene para garantizar el orden público, tenemos un cuadro casi surrealista de nuestra época, en una Argentina igualmente surrealista.Frente a estos hechos, pareciera que la proclamada “seguridad jurídica” rige para las Empresas y los grandes inversores, pero no para el hombre común, que termina siendo una especie de ciudadano de segunda, desamparado y exiliado de la Constitución que, como una cruel y grosera ironía, proclama su larga lista de derechos. Desde Santo Tomás de Aquino, pasando por filósofos de todas las épocas, el concepto del “bién común” ha sido materia de sesudos estudios, pero en la práctica, demócratas y totalitarios por igual parecen no tener idea de qué se trata. Y sin embargo es una cuestión fundamental, el bién supremo de una sociedad libre y solidaria, para no caer en las redes de un individualismo cada vez más feroz.

Cuando sobreviene tamaño desquicio en la sociedad, resulta inevitable una suerte de ‘sálvese quien pueda,’ y entonces queda en evidencia la cruel paradoja de que pese a todas nuestras declamaciones sobre democracia, justicia, derechos humanos, etc, los más débiles y desprotegidos resultan ser siempre la gente común, que trabaja en paz, hace estudiar a sus hijos y respeta la ley. O sea, precisamente la gente que se usa como excusa y bandera para cometer todo tipo de desmanes “revolucionarios”y políticos.Hipocresía e incoherencia totales, pero sus protagonistas, imberbes la mayoría, ni se ruborizan por ello. La impunidad convierte a nuestras ciudades en un espacio donde reina la ley de la selva, y no es de extrañar que el ciudadano se pregunte, entonces, si la ética y la honestidad todavía tienen algún valor, o si no queda más remedio que plegarse a la decadencia general a fin de sobrevivir, aunque sea al nivel de las ratas, para concluir finalmente con el Eclesiastés: “¿Entonces, para qué he sido tan honesto”?Después de todo, las estadísticas mundiales nos ubican entre los diez primeros en la lista de los países más corruptos del planeta.“Ninguna actividad ética debe quedarse en un anexo a los planes de marketing, estrategia de ventas u hojas de balance de una sociedad. Debe conformar la estructura natural de la actividad social humana. Incluso la economía de mercado, si tiene que funcionar socialmente y ser regulada ecológicamente, necesita personas con actitudes y convicciones muy definidas en el campo de la ética.”10

El crimen llega a parecer solamente una secuencia de un inofensivo jueguito electrónico; la corrupción a todo nivel, una simple viveza criolla, y la honestidad apenas una mala palabra que está sobrando en el diccionario...En pleno siglo 21, el ‘Cambalache’ de Discepolín continúa vigente, y “herida por un sable sin remaches/ ves llorar la Biblia contra un calefón”.A esta altura, resulta evidente que el progreso material no implica un correlativo progreso espiritual, y un mayor número de computadoras no garantiza un crecimiento de las inteligencias, del mismo modo en que millones de teléfonos celulares, no garantizan una mejor comunicación a nivel de relaciones personales. Como se sabe, hablar no es lo mismo que comunicarse... “Nuestro tiempo cuenta con telèfonos para suicidas. Sì, es probable que algo se le pueda decir a un hombre para quien la vida ha dejado de ser el bien supremo. (...)Pero es muy significativo que se tenga que buscar un gesto amigo por telèfono o por computadora, y no se lo encuentre en la casa, o en el trabajo, o en la calle, como si fuèsemos internados en alguna clìnica enrejada que nos separara de la gente a nuestro lado. Y entonces, habiendo sido privados de la cercanìa de un

10 Hans Küng: “Responsabilidad Global”.

abrazo o de una mesa compartida, nos quedaran (unicamente) los “medios de comunicaciòn.”11

Va de suyo que la culpa no es del progreso y la tecnología, y personalmente no veo impedimento alguno en que Platón, viviendo en nuestra época, escribiese ‘La República’ en una moderna computadora, y bien puedo imaginarme a Sócrates viajando en nuestros micros urbanos.Pero tampoco me sorprendería en absoluto si nuestros gobernantes obligasen al incorruptible Sócrates a beber cicuta, o en todo caso, a tono con la modernidad, lo llevaran al límite de pegarse un tiro, como al hombre sabio y bueno que fue el Dr. René Favaloro.Queda claro que la esencia divina del ser humano está fuera de nuestra discusión, y de ello trataremos en la segunda parte del libro.Pero queda claro también que explicar, y aún justificar, la creciente criminalidad, la violencia en todos los ámbitos, la corrupción, la prostitución y la drogadicción cada vez más precoces, y todos los innumerables males que nos azotan, con el exclusivo argumento de las políticas neo liberales, las crisis socioeconómicas y la pobreza, resulta un insulto a la inteligencia.Chicos y adolescentes entrando a las escuelas con armas de fuego, perpetrando asesinatos a mansalva, asaltando en la vía pública o cometiendo aberrantes delitos, junto con adultos aún peores que ellos, y dirigentes de todos los sectores y niveles ejerciendo impùdicamente una corrupciòn descarada, con alevosa impunidad, señalan más bien una trágica falla en el corazón mismo del sistema, y que a todas luces pasa más por la ética personal y la educación que por el dinero. Catalogar como delincuentes a los pobres, es tan falaz como decir que todos los ricos son buena gente. Tal vez el absurdo sea un componente inevitable de la sociedad humana, pero cuando se llega a un punto en que el absurdo es aceptado como algo normal, que no merece la más mínima atención ni preocupación, entonces cabe pensar que estamos en el mundo del revés. Lo más tragicómico es que muchos políticos, curas, docentes y líderes en general coinciden con el diagnóstico, pero todos insisten con el viejo truco de endilgar la culpa a los otros, o en todo caso al “sistema”, como si al “sistema” lo hubiesen creado los marcianos. En sus discursos, suelen decir con fingida humildad que ‘todos somos responsables’, pero en la práctica nadie sufre una crisis de conciencia por la cuestión. Es decir, nadie se siente responsable de cambiar, y todo sigue igual. .El teólogo Dussel diría que ‘nadie se convierte.’ Habla de una conversión existencial, como culminación de ‘un pensar que medita”.Y agrega; ‘Alguien que piense y haga del pensar su modo de vida, es alguien que vive en la crisis. Pensar desde la crisis cambia la vida. Si no

11 Ernesto Sàbato:Op.Cit.

se cambia es que no se está pensando. Y para ser aún más explícito, dispara una definición categórica; “si no duele, no hay pensar’.12

Pese a la impresionante revoluciòn cientìfica de nuestro tiempo, la humanidad atraviesa una crisis que afecta a todos los sectores, pero no conozco a ningún político, ni a ningún dirigente de otras áreas que haya entrado en “crisis” por la crisis. No se observa una conversión existencial, a nadie le ‘duele’, por lo menos no lo suficiente. ¿Es por que falta ‘un pensar que medita’?Mientras nuestros líderes sigan dedicados prioritariamente a una feroz lucha por el poder, y el ‘arte de lo posible’ sea más bien ‘el arte de lo posible a cualquier precio’, es probable que la mayoría de los argentinos, (por hablar solo de nuestro paìs) siga afirmando, como en una reciente encuesta, que no confía en sus dirigentes. Lo cual, en un sistema democrático, puede ser un certificado de enfermedad terminal.Normalmente suponemos que, fiel a la etimología de la palabra, un “dirigente” es uno que dirige, que orienta. Pero no hace falta ser genio para comprobar que en nuestros días, salvo escasas y honrosas excepciones, la mayoría de nuestros dirigentes, más que “orientar”, desorienta. Para colmo, vemos a diario cómo en todas partes aparecen personajes inescrupulosos y cínicos que se empeñan en estar en funciones todo el tiempo posible y juntar todo el dinero que se pueda y por los medios que sea, de modo tal, que obviamente, para ellos el futuro es un dato absolutamente menor. Con la reconocida habilidad e impunidad con que hoy se dibujan balances y se confeccionan facturas truchas, y habida cuenta de que no existen antecedentes cercanos de políticos y/o ex funcionarios presos por estas cuestiones, la realidad parece darles la razón. Interpretación errónea, producto de una ignorancia suicida, pues deberíamos recurrir a la historia, y en este punto baste recordar a Tucídides, unos siglos antes de Cristo:‘Los políticos de ambos bandos estaban armados de frases resonantes....Unos y otros presumían de ser sirvientes de la comunidad, y unos y otros hacían a la comunidad botín de guerra. El único objetivo de su política era la exterminación de sus adversarios, y para lograrlo no paraban en nada. (...)La única regla que conocían era el capricho de su partido, y así estaban dispuestos, con la corrupción de la justicia o la acción revolucionaria, a satisfacer las pasiones engendradas por la lucha.(...)En conjunto, los más viles fueron los que mejor sobrevivieron.’13

Sobrevivieron por un breve tiempo, vale aclarar. Después, la decadencia produjo el derrumbe de aquella civilización, y hoy los turistas visitan sus ruinas, se sacan fotos y hacen videos de lo que alguna vez fue la joya de la cultura occidental.12 Enrique Dussel:”Teologìa de la Liberaciòn”13 Tucìdides:”La Guerra del Peloponeso.”

Cuesta entender por qué los hombres de hoy creen que esta vez la película será diferente...¿Nada nuevo bajo el sol?

3.

VOX POPULI, ¿VOX DEI?

“Vivimos revolcaos en un merengue,

y en un mismo lodo todos manoseaos.”

(Discépolo-Cambalache”)

Culpar a los políticos y al sistema neo liberal se ha convertido en una excusa fácil para muchos ideólogos que pretenden desvincular a las masas de toda responsabilidad en la situación del país y del mundo.En esto, los periodistas (sobre todo los que hacen programas radiales) están acostumbrados a recibir quejas de ciudadanos que hablan de sus gobernantes y legisladores como si a éstos los hubiesen elegido votantes de Bolivia o de Hong Kong.La democracia no es solamente el voto. Un sistema democrático no opera milagros, no cambia automáticamente la mentalidad de la gente. Sin embargo, un cambio de mentalidad es indispensable y urgente para la supervivencia de una democracia genuina.Mal que les pese a muchos, la democracia no es sólo un rótulo, una ficha técnica: es un estilo de vida que se manifiesta, (o debería manifestarse) en todas las actitudes cotidianas del individuo y de los gobernantes.Al igual que ocurre con las doctrinas religiosas, la clave está en la “aplicación” práctica. En este sentido, no es raro descubrir a reconocidos paladines de la democracia, comportarse con su familia, con sus vecinos o con sus empleados, como feroces totalitarios descolgados de algún almanaque de siglos pasados.Es obvio que un estilo de vida, una mentalidad democrática, no se obtiene por un decreto de necesidad y urgencia; es una cuestión de cultura, de educación para libertad y la responsabilidad, para la convivencia y el respeto al prójimo. Y cuando estos valores están ausentes, la democracia comienza a debilitarse inexorablemente.La democracia involucra ideales muy nobles: libertad, respeto por el individuo, en suma, una verdadera fraternidad humana. Pero estos ideales no se plasman en realidad por una cínica proclamación demagógica en encendidos discursos de campaña: es necesario vivirlos a cada momento para que se hagan realidad.No debería ser demasiado difícil darse cuenta de que, en términos concretos, en general, la tan proclamada “democracia” es más una fantasía que una realidad.

Desde el humilde lavacoches, o los barrabravas de nuestros estadios, inspectores prepotentes, funcionarios públicos mal educados, hasta dirigentes de todos los rubros, que exudan soberbia y prepotencia, todos tratan imperiosamente de hacerles saber a sus semejantes que ellos tienen algún poder para amargarles la vida, siquiera un poquito y por breves instantes. Ponerle el pie encima al otro, quizás como método para restaurar una deficiente autoestima, nos retrotrae a la época de las cavernas, con la salvedad de que en el Neanderthal la agresividad obedecía a un simple instinto de supervivencia. O sea, igual que hoy, pero sin obsesiones traumáticas.Se dice que detrás de unas ansias obsesivas de poder, siempre hay un trauma no resuelto de infancia desgraciada o abusos y maltratos que no se han logrado superar.Sean cuales fueren las causales, lo cierto es que el respeto y la convivencia democrática son constantemente vulnerados tanto por los ciudadanos como por sus dirigentes. Hace pocos años, hubo en Argentina un movimiento popular que, tras forzar la salida del presidente de turno, exigía en las calles ¡que se vayan todos’.Pero en la práctica, no sólo no se fueron todos, sino que a los pocos años, muchos de los protagonistas de la historia de marras volvieron y juraron como senadores, diputados, etc, y aùn hoy siguen activamente en la vida pùblica como si nada hubiese ocurrido.Obviamente, ello solo fue posible porque muchos ciudadanos los votaron, lo cual significa que en la sociedad tampoco hubo una ‘crisis’ de conciencia ni una conversión existencial que ‘doliera’.Uno de los personajes emblemáticos de nuestra historia moderna, es el ex presidente Carlos Menem, quien gobernó durante dos períodos consecutivos con una frivolidad digna de un dictador de película. Pero lo hizo mediante “la legitimidad del voto”, y por el voto popular continuó actuando en política hasta ser elegido senador nacional, cargo que, pese a las causas judiciales abiertas en su contra, detenta en la actualidad. (fines del 2006.)En nuestro país, cada vez que se está frente a casos de corrupción, la remanida frase de “si tiene pruebas que denuncie en la Justicia”, se ha convertido en una especie de chiste gallego, por que el hombre de la calle sabe por experiencia que,”hecha la ley, hecha la trampa”, y que por alguna misteriosa (¿?) razón, siempre faltan “pruebas” para que algún funcionario vaya preso “en serio”. Si el voto popular, en verdad, tiene o no entidad jurídica suficiente para legitimar la corrupción y la estupidez, es evidentemente un tema que en algún momento deberá discutirse con cierta seriedad, si verdaderamente queremos preservar las instituciones democráticas.

Resulta inevitable preguntarse, a esta altura de las circunstancias, si la inmoralidad debe quedar impune cuando llega a ciertos límites, considerando que de esta manera inevitablemente se contribuye a falsear la conciencia pública de los valores sociales.¿No habrá llegado la hora de exponer ante el pueblo ejemplos claros de austeridad, renuncias y sacrificios en pro del bien común, para superar el escepticismo de la gente y recomponer la confianza en las instituciones y sus dirigentes?Los maestros del Zen dicen que ‘cien sabios no eligen a un ignorante, ni cien ignorantes eligen a un sabio’. Eso duele, pero hasta ahora no se ha demostrado lo contrario, con lo cual queda claro que en un sistema democrático, la calidad de la mayoría de los electores decide la calidad y el nivel de los gobernantes elegidos. Y mientras los ciudadanos no comprendan este axioma elemental, la calidad de los gobernantes no superará el nivel y la calidad de las mayorías populares que los votan. Debería ser innecesario aclarar que en nuestro tiempo, se trata de una ignorancia espiritual más que intelectual, pero aquí el orden los factores tampoco altera el producto. Muchos de los males del mundo sólo son posibles en el marco de sociedades permisivas y en vertiginosa decadencia. El mal de fondo, el virus invisible y silencioso que corroe al hombre, aqueja a todos por igual, y la inercia que se observa al respecto, tanto de los dirigentes como de las masas, es verdaderamente suicida.En términos de la cultura oriental hablaríamos de ‘maya”, la ilusión o espejismo de los sentidos que impide al hombre ver la realidad.“Vivimos en una època caracterizada por un sentimiento de falta de sentido. (...)Si el hombre en medio de este torbellino de estìmulos quiere sobrevivir y resistir a los medios de comunicaciòn de masas, debe saber què es o no importante, què es o no lo fundamental; en una palabra, què es lo que tiene sentido y què es lo que no lo tiene”.14

Y aquí volvemos a la cuestión del principio: para cambiar es necesaria la crisis, el darse cuenta de que algo anda mal, descubrir el absurdo que, como una niebla hipnótica, cubre nuestros ojos. No se mejora una sociedad en general si no mejora cada uno de los socios en particular. La calidad de las partes define la calidad del todo. Y viceversa. .Párrafo aparte merecería en esto la educación, por llamarla de algún modo, y cito al pasar esta magistral definición del Dr. Claudio Naranjo, en uno de sus últimos libros: “Lo que se necesita no es simplemente una educación que tenga tal o cual ramo más, como un decorado o signo de modernización, sino que haya desde la base un planteamiento de que educar es ayudar al desarrollo completo del ser humano, y eso significa

14 Viktor E. Frankl: “La presencia ignorada de Dios”.

educar para la transformación. Y educar seres completos es EDUCAR PARA SER, no sólo para hacer. Y SER es una vivencia que sólo puede tener una persona completa. Creo que todos nuestros males derivan de nuestra incompletud, y toda psicopatología puede ser reinterpretada desde la carencia de ser. (...)Y aprendizaje es cambio. Escribir y leer o calcular no son educación, son instrumentos de la educación, pero no fines de la educación.”15 La vida cotidiana es un torbellino que nos arrastra, y salir de ese vértigo es una tarea gigantesca y difícil. Toda la estructura del sistema conspira contra una posible liberación, ya que sus tentáculos llegan a casi todas las áreas de la vida del hombre.Su libertad es cada vez más ilusoria, y los mismos lìderes que lo digitan, son a su vez títeres de organizaciones más grandes que los compran con las migajas de sus ganancias.Uno de los poetas y pensadores más lúcidos de nuestro tiempo, el trapense Thomas Merton, escribía hace casi 50 años:”Me parece que...lo que nos interesa...es la ilimitada libertad de la empresa. Cuando nos llamamos mundo libre, queremos decir ante todo un mundo en el que el negocio es libre. Y la libertad de la persona viene sólo después de eso, porque a nuestros ojos, la libertad de la persona depende del dinero. Es decir, sin dinero, la libertad no tiene significado. Y por lo tanto, la libertad más básica de todas es la libertad de hacer dinero. Si uno no tiene nada que comprar o vender, la libertad no tiene valor. Dicho de otro modo lo que nos interesa realmente no son las personas, sino las ganancias... Nuestra sociedad está organizada ante todo y sobre todo con vistas al negocio.(...)Los beneficios primero, las personas después.(...)No es la vida del espíritu lo que consideramos real, sino la vitalidad del mercado. Para nosotros, los valores espirituales carecen de significado a no ser que se puedan reducir a términos de comprar o vender. El dinero(...) en sí mismo es algo irreal...y sin embargo lo tratamos como la realidad definitiva, la significación absoluta, a cuya luz ha de juzgarse, pesarse, valorarse y poner “ precio’ a todo lo demás.Así acabamos por tratar a las personas como objetos en venta, y por lo tanto, como vacías de significado si no tienen valor en el mercado. Un hombre, para nosotros, es solamente ‘lo que vale’. Lo conocemos como realidad cuando los banqueros conocen que es solvente. De otro modo, todavía no ha empezado a existir.’16

Pocas páginas he leído en mi vida, tan desgarradoras y críticas sobre la realidad de nuestro tiempo. Habla de una civilización(¿?) que ha transformado a los bancos e instituciones financieras en los nuevos templos, y a los gerentes y financistas en los Sumos Sacerdotes de una moderna religión que considera como pecados capitales, no el crimen, la corrupción, la 15 Claudio Naranjo:”Cosas que vengo diciendo.”16 Thomas Merton:”Semillas de Destrucciòn”.

violencia,etc., sino la pobreza y la falta de pago de un compromiso financiero. Para recibirse de “santos” en esta secta no se requieren antecedentes éticos ni morales, sino una cuenta corriente apreciable y una lista de propiedades que lo califiquen como “solvente”.El origen esos bienes, obviamente, es algo que a los Bancos no les interesa. Los pobres, caídos en la desgracia de la insolvencia, son marginados y terminan en un moderno Index de peligrosos pecadores, llamado Veraz.A partir de allí, al mejor estilo de la Inquisición, quienes deciden su suerte son los mercaderes y los banqueros.Supuestamente la culpa de este mecanismo jurídicamente impecable pero moralmente inhumano y perverso, es del “sistema”, una entidad fantasmal y abstracta acerca de la cual, nadie reconoce ninguna responsabilidad. O sea, la aplicación actualizada de la más pura lógica del bíblico Caín: “¿Acaso soy el guardiàn de mi hermano?”Mientras los líderes y la misma sociedad acepten la situación como reglas de juego irreversibles, como una música inevitable a cuyo ritmo todos debemos bailar so pena de desaparecer, no habrá cambio posible.¿Existen personas que han logrado salir de este círculo vicioso?Afortunadamente sí. De hecho, son ellos los que, con su inocencia, han impedido, al menos hasta ahora, que este planeta explote en mil pedazos o se autodestruya en la demencia total.Son los tipos raros, a veces tildados de locos, seres especiales que todavía se regocijan con un atardecer, escuchan a Beethoven, sin desmedro de Cold Play o los Redonditos de Ricota, y generalmente son considerados como de otro planeta, exiliados en la Tierra por un extraño error cósmico.Como Abraham, terminan casi siempre por ser considerados extranjeros, cada vez más ‘in- hospitalariamente des- instalados” en la sociedad, como escribe Dussel cuando se refiere al pensar. “Siento con entusiasmo esta posibilidad de recomenzar otra manera de vivir. (...)No podemos olvidar que en estos viejos tiempos, ya gastados en sus valores, hay quienes en nada creen, pero tambièn hay multitudes de seres humanos que trabajan y siguen en la espera, como centinelas. (...) Asì, ya están entre nosotros los habitantes de otra manera de vivir”.17

En un mundo como el que describe Merton, tales sujetos, que prefieren el conocimiento antes que el poder y la riqueza, no pueden tener cabida ni valor en el ‘mercado” de nuestra sociedad de consumo.Sin embargo, es posible que sean ellos los únicos sobrevivientes del próximo naufragio.

17 Ernesto Sàbato:Op.Cit..

4

VOLVER A EMPEZAR

“Ya sé, no me digás, tenés razón,la vida es una herida absurda...”

(Troilo y Castillo: La última curda.”)

Cuando se trata de enfrentar su calamitoso estado, una de las características del hombre moderno es la auto compasión.Antiguamente, se nos enseñaba desde niños a realizar diariamente un ‘examen de conciencia’, vale decir, un anàlisis de las acciones realizadas a lo largo del día, a efectos de detectar errores y corregirlos al día siguiente. El método era eficaz, y no alimentaba un complejo de culpa, como alguno podría suponer, sino que, por el contrario, uno se convencía cada día más de que era capaz de superar sus propios límites y contradicciones personales.Hoy en día, este auto análisis se realiza generalmente en el sillón del psiquiatra, cuando muchas veces es demasiado tarde, y en todo caso, la persona ya carga con una dolorosa mochila de conflictos.Una de las instituciones más afectadas por la crisis de nuestra época es la familia, la pareja.Cada problema produce su neurosis, y si aquello de compartir los problemas en pareja suena muy romántico, en la práctica, dos neurosis “en red” terminan por colapsar el “sistema” emocional.¿Cómo sorprendernos entonces si en tales situaciones a sus miembros les resulta imposible comunicarse? La muralla de silencio suele llevarlos hasta el psiquiatra y/o hasta el juez.El primero recurrirá a los medicamentos para restaurar un psiquismo que se desmorona y tratará de producir un diálogo que rescate, por entre la telaraña de los conflictos, el sentimiento primitivo, el afecto esencial que en algún momento unió sus vidas. El juez, por su parte, insistirá en analizar a su modo la situación, en busca de una reconciliación que por esa vía suele ser imposible: no se trata de reconciliarse entre ellos, sino que primero cada uno logre reconciliarse consigo mismo, encontrar en el fondo de su espìritu las respuestas a sus interrogantes vitales, frente a una existencia cada vez más compleja y absurda.La situación se agrava si consideramos la precariedad de las modernas relaciones amorosas, donde la mayoría de las parejas no están preparadas para la convivencia. Arrastrados por la vorágine de los sentidos, explotados por la sociedad mercantil, nuestros jóvenes terminan en la cama mucho antes de haber comprendido, siquiera mínimamente, los aspectos de una vida en común. No existe un equilibrio emocional y una madurez que les permitan tener una perspectiva exacta de las responsabilidades que el hecho implica.

Por otra parte, el sentido de la vida no se obtiene con medicamentos, no hay Valium o Rivotril capaces de devolverle al hombre la paz de su espíritu. Allá por el año 1986, en un Congreso Nacional de Salud Mental realizado en Mar del Plata, se publicaron algunas conclusiones interesantes, y una de ellas decía que frente a esta problemática, la solución era “menos medicamentos y más palabras.”Claro que, para que esas palabras sean capaces de sustituir a los medicamentos, es necesario que aprendamos nuevamente a hablar.Para devolverle a la palabra su verdadero valor de vínculo, su antigua calidez, su esencial carga de amor, compasión y ternura hacia todos los seres vivientes.Mientras tanto, el resultado es que, privado de toda vida interior, el hombre de nuestro tiempo siente permanentemente que alguien le está haciendo algo. Siempre se considera víctima, ya sea de Dios, de la vida, o del mundo que ‘siempre fue y será una porquería, ya lo sé’, y esta tendencia enfermiza de ponerse en víctima, hace de su vida un infierno.Su insistencia en buscar culpables ‘afuera”, le permite no asumir nunca su propia responsabilidad personal en la construcción de su destino.Le han enseñado desde niño que es un miserable gusano pecador desterrado a un valle de lágrimas, y a fuerza de machacar, esta visión de la vida y del mundo lo lleva a considerarla como la única real y posible.Su vulnerabilidad psicológica lo hace propenso a todo tipo de sugestiones, su escala de valores se ha vuelto confusa, y en esas condiciones, realidad y fantasìa, lo malo y lo bueno, lo justo y lo injusto, le resultan cada vez menos diferenciables. Convencerlo de que existen otras realidades, que hay un ‘otro lado de las cosas’, y que él mismo no es, en el fondo, lo que le han hecho creer que es, puede ser una tarea casi suicida, y eso lo certificaría cualquier psicólogo o psiquiatra que tenga cierta antigüedad en la profesión.Siglos atrás, el monje filósofo Alexander Silesius escribía:’Si aspiras a encontrarte a ti mismo, no te mires al espejo. Porque allí encontrarás solamente una sombra. Un extraño.’No constituye ningún secreto que el cerebro humano es un mecanismo delicado que se desquicia con facilidad, y hacerle comprender a nuestro hombre que detrás de la sombra que le refleja el espejo está el SER auténtico que en verdad es, requiere una paciencia y delicadeza muy especiales.Pero lo cierto es que, delicadamente o a palos, esta verdad deberá abrirse paso en su conciencia, si no quiere devenir nuevamente en primate cavernícola.El primer paso en esa tarea será saber que así como él no es lo que siempre creyó, tampoco el mundo que lo rodea es tal como parece:”El mundo,

cuando ves, no es como ahora piensas que es. Es màs bien un mundo que se mueve y que cambia.”18

La realidad que sus ojos ven como tal, no es la única realidad posible, pues sintonizar siempre la misma emisora, no significa que en el éter no haya otras frecuencias radiales.“Es evidente que el mundo que una persona realmente experimenta no puede ser del todo objetivo, puesto que experimentamos el mundo en una acciòn recìproca. El acto de la experiencia requiere dos componentes : el observador y lo observado. La mutua interacciòn entre ambos nos proporciona la sensaciòn de “realidad” que nos envuelve. (...) Evidentemente, pues, en la vida cotidiana no experimentamos en absoluto una realidad objetiva, sino una especie de còctel de perspectiva internas y externas. (...)Del mismo modo, es una pràctica habitual atribuir identidades fijas a las personas, aunque todos los dìas parte de sus cèlulas corporales son sustituìdas, y su pesonalidad, emociones y recuerdos son alterados por las nuevas experiencias de las ùltimas veinticuatro horas. No se trata exactamente de la misma persona que conocimos ayer.”19

Uno genio de nuestro tiempo, fallecido hace pocos años, el Dr. Thimoty Leary, se dedicó durante décadas a lo que finalmente se llamó Realidad Virtual. En su laboratorio en California, experimentaba con sus computadoras, y lograba que un sujeto, con un casco y guantes especiales, viera una piedra, la levantara, sintiera su temperatura y su peso y aún pudiera arrojarla lejos, con toda la gama de sensaciones que este simple acto implica. Lo extraño es que tal piedra no existía. Era solamente una realidad virtual. No había ningún objeto, solamente sensaciones.Contaba Leary que cada mañana, al llegar al Instituto, bromeaba con su asistente: “¿De qué color quieres el césped hoy?”Se divertían creando un mundo donde el cielo podía ser verde y el césped, azul.En la actualidad, la realidad virtual tiene múltiples usos, pero la cuestión de fondo que preocupaba a Leary sigue sin comprenderse cabalmente:‘Estamos atrapados en un juego existencial que no es más que una realidad virtual. No podemos desprendernos de ella y por eso la calificamos de material o única Realidad. Nacemos con ella y nos cuesta cruentos esfuerzos desprogramarnos y darnos cuenta de que no es la única realidad. El cerebro tiene 100 millones de neuronas. Puede crear cualquier realidad que quiera. Pero el cerebro está programado por las palabras que usamos y los pensamientos que generamos.’20

Esta cita sobre la realidad virtual y su relación vital con lo que llamamos realidad, es necesariamente breve y limitada, por razones obvias, pero el

18 Carlos Castaneda: “Una Realidad Aparte”.19 Paul Davies : “Otros Mundos.”20 Thimoty Leary:”Entrevista”

tema merece que el lector busque más material sobre el particular. Al fin y al cabo, se trata de hallar respuestas a preguntas que por siglos han atormentado a los hombres, y que el Oràculo de Delfos resumìa en el viejo precepto de “Conòcete a tì mismo y conoceràs a los dioses.”Las discusiones sobre la nueva física y su relación con el misticismo en el análisis de la realidad visible parecen interminables, y entre la teoría holográfica de Pribram, el orden implicado de Bhom, y el orden de jerarquías de Ken Wilber, pasando por Prigógine y sus estructuras disipativas, el profano deberà meditar con paciencia, y tener cuidado de no caer en un reduccionismo bastante de moda, o en las redes de algunas sectas pseudo religiosas que ante la imposibilidad de negar los postulados cientìficos, tratan de adaptarlos a sus propios esquemas doctrinarios. De todas maneras, el buscador honesto llegará a la meta, porque como decía San Francisco de Asís: ’Lo que estamos buscando es lo que está mirando.¿Cuàl es la relaciòn entre estas cuestiones científicas y el panorama descrito en los capìtulos anteriores?Lo primero a tener en cuenta serà, precisamente, la calidad virtual y altamente subjetiva de esa realidad.Desde la lógica común, el panorama nos aparece negativo y desesperanzador, pero es lo que hay a la vista y no necesita de autores famosos para ser confirmado: cualquier ciudadano que recorra la prensa diaria, sobre todo la televisión, sabe que no demostramos nada que él no supiera ya hace rato.Puede variar la lectura que cada uno haga de esa realidad, pero negarla no serìa psicològicamente sano. Esta realidad de nuestro tiempo es una verdadera crónica del absurdo.Sin embargo, la pregunta del millón se remite inexorablemente a la cuestiòn cientìfica de si esta realidad, ¿es verdaderamente LA REALIDAD?“Vuelve en ti y reanímate, y una vez que hayas salido de tu sueño y hayas comprendido que te turbaban pesadillas, nuevamente despierto, mira esas cosas como mirabas aquéllas”.21

Lo que describimos y vemos está ahí, pero, ¿está realmente allí, fuera de nosotros, o es simplemente nuestra pesadilla íntima y personal?“Para nosotros, el mundo existe sólo si estamos allí para verlo. Si somos ciegos, no lo vemos. Si nos desmayamos, no existe para nosotros; se conforma de acuerdo a nuestro punto de vista.”22

“El mundo que nos rodea no es en realidad como pensamos que es. Pensamos que es un mundo de objetos y no lo es.”23

Para aventar posibles sospechas sobre teorías emanadas de religiosos y chamanes, citemos a dos reconocidos profesionales alemanes, uno médico

21 Marco Aurelio :”Meditaciones.”22 John S. Hislop: Conversaciones.23 Carlos Castaneda : “El Fuego Interior”.

y psicoterapeuta y el otro licenciado en Psicologìa, autores de un libro que no puedo menos que recomendar calurosamente:”Los órganos sensoriales son las puertas de la percepción. A través de ellos nos comunicamos con el mundo exterior. Son las ventanas del alma a las que nos asomamos, para vernos, en definitiva, a nosotros mismos. Porque ese mundo exterior que “sentimos” y en cuya incuestionable realidad tan firmemente creemos, en realidad no existe.”24

Si al leer esto piensa que es basura y que al autor le faltan un par de jugadores, permítame decirle, antes de que cierre el libro, que por un misterioso designio del destino, usted probablemente esté frente a un instante único, en el minuto exacto para abrir las puertas del conocimiento, un privilegio que, para su bien o para su mal, tiene dos condiciones inexorables: mucha humildad, y mucha, pero mucha paciencia.La mayoría de la gente no entiende los principios científicos y tampoco le interesa entenderlos. Es más, para muchos son cosas de brujería, y quienes hablan de estos temas son vistos con una mezcla de temor y desconfianza.Es normal que muchos de estos conceptos aquí tratados parezcan más una novela de ciencia ficción, pero la verdad es que son temas que los científicos estudian y proclaman desde hace más de 80 años. Que no hayan sabido, o querido, comunicar eficazmente estos conocimientos al resto de la población, es otro asunto.Aunque también cabe aclarar, en favor de los científicos, que estos temas no suelen aparecer en las revistas de la farándula ni en los suplementos deportivos. Será cuestión de buscar la literatura adecuada en los sitios adecuados...Nuestra intención, al referirnos a tantas citas de autores altamente calificados y conocidos, no tiene la pretensión de convertir al lector en un científico, sino simplemente proporcionarle los datos que le permitan desestructurar su mente de rígidos esquemas ya superados por la historia, y permitirse una mínima duda acerca de si tantos sabios son solamente un montón de ignorantes estúpidos, o si el verdadero tonto es uno mismo que cree saberlo todo, y que a la luz de lo expuesto, debería reconocer humildemente que no sabe casi nada.Según Ken Wilber, conocido investigador de la Conciencia, la infelicidad y las angustias que padece el ser humano tienen su origen en una visión limitada del entorno, que le impide apreciar la “realidad más amplia”.Somos prisioneros de nuestras propias fronteras.25

De todas maneras si aún insiste, ahora puede cerrar el libro y dejarlo en un rincón, hasta que algún día, después de algunos años y varios sufrimientos, talvez, (y solo talvez), tenga usted otra oportunidad para intentarlo.Para los suficientemente audaces (o suficientemente “locos”) que se animen a seguir leyendo, vamos con el resto.

24 T.Dethlefsen y R.Dahlke: LA ENFERMEDAD COMO CAMINO.”25 Ken Wilber: “La conciencia sin fronteras”.

El panorama que vimos hasta ahora es desesperanzador solamente si lo tomamos como realidad absoluta y única. Si lo vemos como lo que en verdad es, una realidad virtual, una pesadilla de las tantas que se tienen a veces, la perspectiva cambia notablemente.Supongamos que una noche sueña que mata a su vecino, (suele suceder...) Al despertar, ¿acaso va a la Comisaría más cercana para entregarse detenido por un homicidio? Si lo hiciese, bien podría quedar detenido, pero por loco.En su sueño ha cometido un delito y debe pagarlo, pero en su mundo real, despierto, sigue siendo inocente, y de lo único que eventualmente debe preocuparse es por tener ese tipo de sueños.“En realidad, nosotros estamos rodados de imágenes subjetivas. Desde luego, estamos convencidos de que los demás (existen los demás?) perciben lo mismo, en el caso de que ellos utilicen para la percepción las mismas palabras que nosotros; sin embargo, dos personas nunca pueden comprobar si ven lo mismo cuando dicen “verde”.Estamos solos en la esfera de nuestras propias imágenes, pero cerramos los ojos a esa verdad.Las imágenes parecen tan reales-tan reales como en los sueños-pero sólo mientras dura el sueño. Un día, uno se despierta de este sueño de cada día y se asombra de que este mundo que considerábamos tan real, se diluya en la nada: maya, ilusión, velo que nos oculta la verdadera realidad.”26

Desde el poeta Calderón de la Barca, pasando por todos los sabios que en el mundo han sido, se ha dicho hasta el cansancio que “ la vida es sueño, y los sueños, sueños son.’ Pero nos cuesta aceptarlo. No logramos salir de nuestra realidad virtual, no podemos despertar de la pesadilla, no sabemos liberarnos del extraño que nos tiene atrapados en el espejo.Cuando al fin lo logramos, descubrimos que no hay nada que cambiar ni en nosotros ni en los demás. Sólo se trata de desprendernos de nuestra “personalidad” (“máscara”) de bandidos. El mundo divino resulta ser el mundo cotidiano, vivido con una conciencia divina.El cielo es un estado del Ser.“Como es arriba es abajo”, decían los antiguos herméticos.Más cerca de nosotros, lo escribe Richard Bach: ’El cielo no es un lugar ni un tiempo. El cielo consiste en ser perfecto’27

O en las eternas palabras del Maestro Jesús:”Sean perfectos como el Padre es perfecto”.28

Sólo tenemos que darnos cuenta, abrir nuestra mente y aceptar que hay otras realidades, otras frecuencias en el éter, donde no todo es maldad e

26 Op.Cit.27 ? Richard Bach:”Juan Salvador Gaviota”28 Mateo,5,48.

imperfección como creíamos en nuestra pesadilla. En suma, que se pueden “soñar” sueños mejores...Pero es necesario “hacerse como niños, para entrar al Reino de los Cielos”29. Si nos atrevemos a mover el dial, podremos sintonizar otras frecuencias, cada una con un mensaje, una música diferente.Y con paciencia y mucha perseverancia, aprendiendo a mover correctamente el dial de nuestra conciencia, un día nos sorprenderemos oyendo el maravilloso concierto de la Creación.Después, ya nada será igual...

5

MUTACION Y RECICLADO.

“-¿Dónde están los hombres? preguntó el Principito. Se está un poco solo en el desierto.

29 Juan,10,15-16

-Con los hombres también se está solo-dijo la serpiente.”30

Si hemos comprobado, incluso en palabras de reconocidos e insospechables autores, que la realidad de nuestro mundo actual es un absurdo trágico, y sin embargo lo tomamos como “la” Realidad, deberíamos considerar seriamente lo contrario: si lo que consideramos normalmente como el Absurdo, no sea quizás LA REALIDAD verdadera, aunque nos parezca un absurdo.El hombre ha quedado prisionero de un mundo que él mismo va creando, como un programador de sistemas atrapado en su propio programa.Le podemos explicar que es posible salir del juego y liberarse de ese mundo- cárcel, pero ¿hasta qué punto está dispuesto a ser libre?La cárcel no es un lugar ideal, pero para muchos es un refugio. Los amos de ese mundo, sus guardianes, lo explotan, pero a la vez lo contienen, le dan una sensación de seguridad y protección.Según los profesionales de la salud, los ataques de pánico constituyen una patología en constante aumento, y sus consecuencias (vértigo, ansiedad generalizada y fobias de todo tipo) limitan seriamente la calidad de vida de los afectados.Los tratamientos suelen durar años, y muchas veces conducen a una jubilación anticipada por invalidez.Lo trágico de esta situación es que, si bien las causas están en el estrés que le provoca su mundo, muchas de estas personas no son capaces de imaginar otro mejor. Su hábitat los enferma, pero se han habituado a él. En algunos, podría presumirse que les resulta cómodo.Afuera le espera un mundo desconocido, que presupone hostil. Estará a merced de sus propias fuerzas, y deberá ser responsable de su vida. Mejor dicho, deberá ASUMIR esa responsabilidad que, le guste o no, siempre ha tenido.Y aunque la soledad sea ya una temida pandemia en nuestras sociedades, frente a su destino personal deberá asumir, sin dramatismos enfermizos, que está irremediablemente solo. Es el programador, y su vida es el juego que él mismo ha creado, con los códigos y reglas que ha considerado los mejores. Puede aceptar consejos y sugerencias amistosas, pero al momento de hacer “clik” en el “mousse” la decisión es exclusivamente suya. Llorar, patalear, deprimirse y terminar en el diván del psiquiatra no cambiará la situación de fondo. Ningún profesional honesto tomará ninguna decisión por él.“En una computadora electrónica, la programación está allí porque la puso un ingeniero. En el hombre autodidacto, el lenguaje interno conserva las palabras del código que él mismo ha programado. En todo momento,”este programa” está listo para ser ejecutado o reejecutado

30 Saint Exupery: El Principito”.

en el escenario de la vida, o sea, en el curso de la representación del devenir, en el teatro de la duración.”31

Haber olvidado el password, la contraseña para entrar al sistema y modificar la configuraciòn de su juego, es todo un problema.Mejor dicho, es El Problema. “...se deduce que el observador està inserto en la realidad de una manera fundamental : al elegir el experimento, elige las alternativas que se ofrecen. Cuando cambia de idea, cambia la selecciòn de los mundos posibles. (...)Hay que aceptar pues que la participaciòn del observador en su propia realidad es mucho màs profunda que en la clàsica imagen newtoniana del mundo, en la que el observador està incrustado en la realidad, pero sólo como un autómata cuyos actos vienen totalmente determinados por las leyes de la mecánica.”32

Su programa acepta un solo jugador, él. Puede tener todo un equipo en la pantalla, pero el que maneja el mousse siempre es èl mismo. Debe elegir sus propias movidas, tomar sus propias decisiones, y no tendrá a quien culpar por sus jugadas erróneas. No podrá ponerse en papel de víctima. Solo le queda estudiar y practicar. Tendrá que someterse a la ‘abrumadora tarea de pensar’, al decir de Céline...33

Esto conmueve de raíz sus estructuras mentales, y la crisis que sobreviene podría despertarlo de la hipnosis. Pero ese despertar implica un cambio radical, cosa que le produce terror, como todo lo desconocido.Nuestra sociedad es eminentemente pragmática y se aferra a la validez de sus propios principios. Aceptar fenómenos como las nuevas fronteras de la conciencia, traería una serie de consecuencias filosóficas, psicológicas y sociológicas que nuestra moderna civilización no se siente dispuesta a enfrentar.Sin embargo, será necesario vencer ese miedo para vislumbrar la libertad.Llegado a este punto, permítaseme una breve reflexión personal, que no es de mi estilo y mucho menos de mi agrado, pero que talvez resulte oportuna.Si cuarenta años atrás hubiese caído en mis manos un libro como éste, seguramente lo hubiera descartado por considerarlo idiota. ¡Uno estaba tan seguro de saberlo todo!El supuesto era difícil, porque en aquel entonces la información referida a estos temas era escasa. La humildad y la duda, sin embargo, me hacían intuir que, en el algún punto, algo se me escapaba, porque si no, era difícil explicar algunos problemas de la vida cotidiana.Por esa simple razón, en vez de tirar a la basura los libros que me parecían estúpidos, los guardaba en mi biblioteca.

31 Robert Wallis : “El Tiempo, cuarta dimensiòn de la mente.”32 Paul Davies:Dios y la nueva Fìsica.”33 Cèline:”Viaje al fin de la noche”.

Años más tarde, en alguna noche de insomnio, buscaba algo para leer, y al azar (¿?) elegía uno de esos libros “idiotas”, para encontrarme con la sorpresa de que no eran tan idiotas. Obviamente los libros no habían cambiado; los cambios se habían producido en mí. Y desde una nueva perspectiva, producto de experiencias muchas veces dolorosas, me era dado penetrar en los significados de los textos que alguna vez no entendí, por que el tonto había sido yo, y no los autores de los libros.Muchas veces, hablando con algunos de mis hijos, me he preguntado cómo hubiera sido mi vida, si a esa misma edad hubiese tenido a mi disposición la información de la que ellos disponen hoy. Los hombres de esta generación me hacen acordar, a veces, del cuento del náufrago que pedía a Dios que lo rescatara de la isla, y en espera de un milagro portentoso, despreciaba los botes que Dios le enviaba.Como un signo de los tiempos, tenemos hoy a nuestro alcance sistemas informáticos que nos acercan conocimientos antiguamente guardados bajo siete llaves. La ciencia nos proporciona datos que en otros tiempos estaban relegados al campo de lo esotérico. A través de Internet podemos entrar en sitios que abundan en información para un mejor desarrollo de nuestro espìritu. Sin embargo, son más los que navegan por páginas de deportes, juegos o simple pornografía, en vez de ahondar en los misterios del universo.Si la parábola de los talentos34 que contaba el Maestro Jesús se cumple al pie de la letra (cosa altamente probable), los hombres de este tiempo nos veremos en figurillas a la hora de rendir cuentas por tantos dones desperdiciados.Sin dudas que el “darse es cuenta es un acto personal”, pero considerando lo que está en juego, deberíamos preocuparnos un poco más por “darnos cuenta”.Antes de que sea demasiado tarde.Si algo creo haber aprendido a lo largo de los años, es que no existe la“casualidad”.Todo es “causalidad”, y el universo no es un reloj sino una Mente universal de la cual somos parte. Nada es casual. Que este libro haya caído en sus manos, tampoco lo es. Para encontrarnos a nosotros mismos, y modificar nuestro destino, será forzoso mover el dial y aceptar el desafío de nuevas posibilidades, nuevos mundos contenidos en nuestra conciencia.Descubriremos que somos seres luminosos, pepitas de oro cubiertas de barro.“Aquello que es la màs fina esencia-todo este mundo lo tiene como su alma-.Eso es la realidad. Eso es Atman. Eso eres tù.”35

34Mateo,25,14-3035 Upanishds

Solamente se trata de romper la costra, liberarnos de nuestra sombra, eliminar al extraño del espejo.“Sòlo cuando ya no queda un yo en tanto que “lugar” para la acciòn divina, recuperamos finalmente nuestro “yo verdadero”,que en tèrminos Zen es el “no yo”.Es aquì, con esta pobreza, que el hombre recobra el ser eterno que antes fue, que es ahora y serà por siempre jamàs”:36

Será una mutación, un reciclado de nuestra materia prima para realizar nuestra verdadera identidad.Este proceso de mutación suele ser doloroso, pero lo que para la oruga es la muerte, para la mariposa es el nacimiento. Ese bichito multicolor que aletea libremente por el cielo, es la mutación de una oscura y vulgar oruga.La sombra que nos tiene atrapados en el espejo es lo único que nos hace creer que “tù eres tù”. Cuando nos abandona, aparece “el rostro original de cuando no habías nacido’.El ser luminoso que somos, el espíritu que siempre fuimos,’ este verdadero ser- lo contrario de nuestro ego auto afirmativo- es sólo un canal para la expresión de las leyes naturales. En la medida en que seamos ‘ nosotros’ mismos, seremos también una parte del cosmos, una ola en el océano de la vida, un eslabón de la cadena de procesos que no empiezan ni terminan dentro de lo que encierra nuestra piel”37

Entonces la parte vuelve al Todo, y la ola vuelve a fundirse en el Mar...‘Aquel que habita en todas las cosasaunque es otro que todas las cosas,a quien todas las cosas no conocen,

cuyo cuerpo son todas las cosas,que controla todo desde adentro:

El es tu Alma, el Controlador Interno, el Inmortal...Al percibir Eso, uno queda liberado

de la boca de la muerte.’38

LA REALIDAD DEL ABSURDO

36 Thomas Merton:”El Zen y los pàjaros del deseo.”37 Claudio Naranjo:”Psicologìa de la Meditaciòn”.38 Upanishads

1

EL REVES DE LA TRAMA

“E pur si muove!” (Galileo)

“Quien no se sienta abrumado por la teoría cuántica es que no la ha entendido”.(Niels Bohr)

Han transcurrido más de 80 años desde que algo extraño sucedió en el campo de la física.Nuevas y asombrosas ideas sobre el Espacio y el Tiempo, la mente y la materia, irrumpieron en la comunidad científica.Como ocurre habitualmente, especialmente en Argentina, esas ideas no llegaron al público en general sino muchos años más tarde.Podemos decir que conceptos que intrigaron e inspiraron a los físicos de varias generaciones, recién en los últimos tiempos están captando la atención del hombre de la calle. En el primer cuarto del siglo 20 se propusieron dos teorías trascendentales: la teoría de la Relatividad y la Mecánica Cuántica. A partir de estas ideas se produjeron reformulaciones radicales del concepto de realidad. Sus enfoques parecieron acercarse más al misticismo que al materialismo.Los frutos de esta revolución fueron recogidos bastante tardíamente por filósofos y teólogos. Con más rapidez, en cambio, esta perspectiva despertó el interés de psicólogos, médicos y sociólogos, especialmente de aquellos que buscaban un acercamiento holístico a sus temas.Por razones obvias, no podemos presentar aquí un tratado de física cuántica. Cualquier interesado puede hallar en las buenas librerías abundante material al respecto.Sin embargo, se hace inevitable fijar algunos conceptos básicos para una mejor comprensión del tema y su relación con lo que se viene exponiendo en la primera parte de estos apuntes.No es fácil relacionar la aridez de la física con nuestra vida cotidiana, y a primera vista, el intento puede parecer un absurdo total. Los mismos físicos especialistas en el tema suelen tener una especie de ‘doble vida’, una en el Laboratorio, frente a sus experimentos, y otra en su vida cotidiana, donde casi nunca aplican los principios que ellos mismos han descubierto.Pero de eso se trata, descubrir la realidad práctica de ese absurdo.La física cuántica se dedica a estudiar el mundo que existe en la dimensión de los átomos y de las partículas sub atómicas.

El hecho básico respecto del átomo, es que está constituído por ‘partículas’ infinitesimales que también parecen ‘ondas’. Estas ondas y partículas son fundamentales para la descripción de la materia.El descubrimiento de este comportamiento de la materia, denominado dualidad onda- partícula, es precisamente uno de los conceptos que separa a la cuántica de la física clásica.En ésta, la materia está compuesta por partículas ‘previsibles’ en su conducta, teniendo cada una, masa, volumen y un peso constantes, ocupando un lugar definido y medible en todos sus parámetros en el espacio, y en cada instante del tiempo.Precisamente estos conceptos de la materia y la realidad visible son los que cimentan nuestra vida de todos los días. Y sin embargo...Para la teorìa cuàntica, una mesa de madera tiene “forma” de mesa, pero ante todo es “madera”, y esa madera, antes que “madera”, es un montòn de “àtomos”, es “energìa.“-¿Còmo deberìamos entonces percibir el mundo?-Como energìa. El universo entero es energìa. La base social de la percepciòn deberìa ser entonces la certeza fìsica de que todo es energìa. Deberìamos empeñarnos en un poderoso esfuerzo social a fin de guiarnos a percibir energìa como energìa.”39 Asì de simple y asì de difìcil. Entenderlo o no, no cambia en absoluto la cuestiòn, que por otra parte, figura en los textos de la Secundaria.La teoría cuántica, establece que las partículas más elementales de la materia no son ‘cosas’, ‘objetos’, en el sentido habitual del término. Pueden ser corpúsculos diminutos por la mañana y ondas imprecisas por la tarde. Fluyen y se recrean de un espacio llamado ‘Campo Cuántico’, que no se comporta como lo que conocemos. Estos objetos o ‘paquetes’ o ‘quantum’ de ondas- partículas, fluctúan en ocasiones entre el pasado y el futuro, como si el presente fuese un capricho de la observación humana. No existen partículas ni ondas aisladas, ambas definen, juntas, cualquier estado de la realidad, si bien no son simultáneas.A partir de estos descubrimientos, Werner Heisemberg estableció el famoso ‘Principio de Incertidumbre’: no hay nada, en la intimidad de la materia, que podamos predecir con total certeza, si en un momento será una partícula o una función onda.Científicos actuales, casi en el límite de las más pura metafísica, traducen esto en algo así como que”no hay nada que exista en un lugar determinado. Momento a momento, todo sale de la nada, y el observador decide qué saldrá para él.’.Conceptos tan radicales y revolucionarios provocaron la ira de algunos y el festejo de otros, tanto en el terreno científico como en las demás áreas del conocimiento.

39 Carlos Castaneda : “El Arte de Ensoñar”

Obviamente, no está dicha la última palabra sobre el particular, pero es conveniente seguir de cerca la discusión, porque se trata de temas que pueden (y deben) cambiar nuestra vida, y no es un dato menor que los protagonistas no son simples aficionados en la cuestión que se debate. Es una costumbre muy humana rechazar lo que no logramos entender, porque nuestro ego se resiste ferozmente a admitir su ignorancia en lo que sea. Pero hoy como siempre, la humildad es la puerta de la sabiduría.La velocidad y posición de una partícula son parámetros que no se pueden determinar al unísono e indubitablemente, sino en términos porcentuales. El investigador debe elegir al diseñar el experimento: o mide la velocidad, o mide la posición de las partículas. De cualquiera de las dos maneras que elija medir, siempre terminará ‘metiéndose’ en el experimento, ya que su decisión eliminará la incertidumbre, haciendo que SEA una onda o SEA una partícula.En la física clásica de Newton, la pregunta sin respuesta es: ¿cómo puede alguna cosa SUCEDER alguna vez? En cambio en la Mecánica Cuántica, según la interpretación de Bohr- Heisembreg, la pregunta se convierte en: ‘cómo puede alguna cosa EXISTIR alguna vez?Otros físicos, seguidores de los razonamientos de Einstein, sostienen que cualquier realidad enteramente indeterminada, probabilística, se encontraba más allá de la concepción mental de los hombres. Einstein mismo aseguraba que Dios no hubiera creado un Universo regido por las leyes de juego de un casino. El decía:’Dios no juega a los dados con el Universo’. Señalaba que la teoría cuántica falla cuando quiere explicar la existencia de cosas reales.Lamentablemente, las inclinaciones emocionales y los razonamientos puros nunca se encuentran plenamente cuando de explicar la realidad se trata. Pero de cualquier manera que sea, las apreciaciones que nos ofrece la Mecánica Cuántica son de mucha utilidad para la visión que del concepto de Materia queremos explicar.Hablar de materia, para el hombre de la calle, es basicamente hablar de la Realidad. Para él, lo real es lo que se ve y se toca, lo sólido. Una piedra que le rompe la cabeza es absolutamente real, y ¿quién podría discutírselo?Decirle que la piedra en realidad es, ante todo, energía, solamente servirá para que nos mire con cierta lástima.Y sin embargo, la ciencia es implacables al respecto: ’Según la teoría cuántica, la materia nunca está inactiva, sino siempre en estado de movimiento. En el sentido macroscópico, los objetos materiales que nos rodean pueden parecer pasivos e inertes, pero cuando aumentamos (en el microscopio) un trozo ‘muerto’ de piedra o metal, vemos que está lleno de actividad. Cuánto más de cerca lo vemos, más vivo aparece.’40

40 Fritjof Capra:”El Tao de la Fìsica”.

La actividad de los electrones y de las partículas del átomo genera un potencial eléctrico que irradia a su vez un campo electromagnético. Este campo es considerado como la irradiación áurica del átomo, por lo cual se concluye que la materia-aunque aparentemente inerte-está viva, tal como lo proclamaban Tales y los milesios, en el año 585A.C. cuando afirmaba precisamente esto:”Todo está vivo. Las cosas están llenas de dioses.” Para la física moderna la materia no es más que energía organizada en campos de diferentes niveles. La idea de organismos materiales resulta equívoca. La dicotomía cartesiana entre materia y espíritu nos lleva a pensar que la materia es algo diferente de los principios que la organizan. Existen, sí, diferentes niveles de organización: los campos de partículas de quantum están organizados por el campo atómico, después están los campos moleculares organizando los átomos, y los campos celulares organizando las moléculas, y los campos de tejido organizando las células. No es que haya nada inmaterial organizando las partículas, es que no existe la materia en el sentido tradicional.“Cada acto de percepción sensorial puede reducirse a una información producida por la modificación de las vibraciones de las partículas. (...) Las partículas llegan a unos receptores especiales de nuestros órganos de percepción, donde provocan un estímulo que, por medio de impulsos químico-eléctricos, es conducido al cerebro a través del sistema nervioso y allí suscita una imagen compleja que nosotros catalogamos de “roja”,”verde”,“caliente”,etc. Entran las partículas y sale una `percepción compleja: entre lo uno y lo otro está la elaboración. ¡Y nosotros creemos que las imágenes complejas que nuestra mente elabora con las informaciones de las partículas, existen realmente fuera de nosotros! Ahí reside nuestro error. Fuera no hay más que partículas. (...) en realidad, nosotros estamos rodeados de imágenes subjetivas.”41

Por difícil que resulte encarar estas ideas, es menester hacerlo si queremos lograr una mínima comprensión acerca de los mecanismos que rigen nuestra vida cotidiana, basada totalmente sobre el concepto de cosas sólidas y tangibles, y en el ‘ver para creer’.Una vez manifestada la materia, como nosotros la llamamos, existen dos partículas básicas que reflejan la naturaleza más íntima de lo real: fermiones y bosones.Los fermiones son las partículas que se combinan para estructurar la materia.Los bosones, en tanto, son los vehículos que transportan las fuerzas de la naturaleza y facilitan la unión del universo. Ambas tienen su correspondiente función de onda.Si cualquiera de los excelentes científicos que tenemos en la Patagonia leyera estas líneas, posiblemente diría que todo esto es demasiada

41 T.Dethlefsen y R. Dahlke:”La enfermedad como camino”.

simplificación. Pero contamos con su benevolencia para entender que, en pro del bien común, aquí “el fin trata de justificar los medios”.Y el fin no es otro que aportar datos para una mejor calidad de vida de nuestros semejantes.De lo que venimos constatando, se deduce que con los experimentos de la nueva física, se demuestra que el observador influye en la forma en que, finalmente, la materia se nos presenta, dejando el estado potencial de incertidumbre para pasar a manifestarse, gracias a la intervención del observador.Es la Conciencia de la Realidad, tal como ya lo postulaba el pensamiento védico, cuando afirmaba que el mundo de los objetos tiene existencia unicamente con relación al conocimiento y experiencia que de él tienen los seres vivientes. Sobre este punto, hay una interesante discusión por parte de Ken Wilber, por cuanto sostiene que el mundo existía antes de que hubiese seres vivientes que pudiesen verlo. La objeción parece válida, aunque otros científicos responden que tal observación sólo es posible porque existe, HOY, el observador. De no existir seres vivientes, ¿quién estaría en condiciones de constatar la existencia del planeta? Porque, en definitiva, para el observador, el mundo y las cosas existen realmente en la medida en que las ve y las conoce ahora. De lo contrario, para EL siguen sin existir en el momento PRESENTE, único disponible y válido para su experiencia. O sea, continúa el estado de ‘incertidumbre.’ Discutiendo acerca del Teorema de Bell, el Dr. David Mermin escribió hace años un informe que tiene directa relación con este tema y titulado risueñamente: ¿Está la luna cuando nadie la mira? Según Mermin, la física cuántica, sobre la que se basó Bell, tiene sentido si suponemos que ’el universo sólo está allí cuando lo observamos. Si no miramos nuestro coche, y nadie más lo mira, deja de existir, hasta que alguien vuelve a mirarlo de nuevo, y allí regresa de inmediato a la realidad.’42

Cuenta Bohr que después de sus interminables charlas con Heisemberg, se preguntaban si la realidad podía ser verdaderamente tan absurda como la mostraban sus investigaciones. Con lo cual obviamente, los profanos podemos sentirnos más tranquilos por nuestra reticencia a aceptar tales cuestiones. Pero en esto como en todo, el “darse cuenta” es un acto puramente personal, y la experiencia es intransferible. De todas maneras, el propio Wilber deja una puerta abierta cuando dice que ‘Nuestra percepción habitual de la realidad no es más que una isla insignificante rodeada de un vasto océano de conciencia insospechado y sin cartografiar.’43

42 Dr. .David Mermin: “¿Està la luna cuando nadie la mira?”43Ken Wilber: “La conciencia sin fronteras”.

Decíamos que la realidad cuántica es diferente según se la observe o no. Electrones que antes de la medición jugaban a ser ondas y partículas, salen de ese estado indefinido y se convierten en ondas o partículas formales. Fotones invisibles acuden de pronto a la llamada del observador y responden a su experimento. Según Bohr, uno de los pioneros de esta nueva ciencia, el borroso y nebuloso mundo del átomo sólo se proyecta en la realidad concreta cuando se hace la observación. En ausencia de tal observación, el átomo es un fantasma. Sólo se ‘materializa’ cuando se le busca, y aún así, el observador debe definir qué es lo quiere buscar.“¿De qué están hechas las moléculas? Si nos aproximamos más, veremos los átomos, diminutas bolitas oscuras que giran alrededor de sus puestos en las moléculas, cambiando algunas veces de posición con sus compañeros a un ritmo perfecto. (...) Nos centramos en uno de esos átomos; su interior se ve ligeramente velado por una nube de electrones. Nos acercamos todavía más, elevando la magnificación. La costra o cáscara se disuelve y nos adentramos en su interior para encontrar...nada. (...) En el interior del núcleo existen otros campos organizados: los protones, los neutrones, e incluso “partículas” menores. Pero según nos aproximamos, todos ellos se disuelven también a puro ritmo. (...)En el núcleo definitivo del cuerpo, en el núcleo o corazón del mundo, no existe solidez alguna. Una vez más, sólo la danza.”44

Para captar mejor la devastadora proyección filosófica de estos conceptos, oigamos a John Wheeler, también conocido como el ‘padre’ de la bomba de hidrógeno:’ Nada es más importante sobre el principio cuántico que ésta, que destruye el concepto del mundo como algo EXTERIOR, con el observador separado de él por una gruesa placa de 20 centímetros. Incluso para observar un objeto tan minúsculo como un electrón, debe hacer pedazos el cristal. (...) A él le corresponde decidir si medirá la posición o el momento. Instalar el equipo para lo uno, impide y excluye su instalación para medir lo otro. Además, la medición cambia el electrón: el Universo después nunca será el mismo. Para describir lo que ha ocurrido, uno tiene que tachar la vieja palabra ‘observador’ y colocar en su lugar la nueva palabra ‘partícipe’. En algún extraño sentido, el Universo es un universo Participante.’45

Algo parecido escribe Ilya Prigógine, premio Nobel de Física en el año 1977, por su teoría de las Estructuras Disipativas: ’La realidad se nos revela sólo a través de una construcción activa en la que participamos’.Los físicos más avanzados, entre ellos los arriba mencionados, presuponen que la conciencia está latente en la materia y que no es algo extraño al mundo cuántico. Las partículas elementales conocen los cambios que se producen en su medio al interferir un observador. Actúan según lo que se 44 George Leonard : “El Pulso Silencioso”45J .A. Wheeler:El Concepto de la Naturaleza del Fìsico”.

espera de ellas. Hay un diálogo silencioso inexplicable entre el hombre y la partícula.Para Danah Zohar, en la dualidad onda- partícula se fundamenta la realidad de la Conciencia. El observador es así el espejo de la realidad que quiere ver. Se descubre como la conciencia de la realidad, asume la dualidad partícula-onda, mente- realidad, los dos aspectos indisolubles de la existencia.Cualquier semejanza de estos modernos postulados científicos con las viejas enseñanzas de los místicos, tal vez no sea pura coincidencia...

2

CREER PARA VER

“¿Soy yo quien anda, esta noche,por mi cuarto, o el mendigo

que rondaba mi jardín,al caer la tarde? Miro

en torno y hallo que todoes lo mismo y no es lo mismo”

(Juan Ramón Jiménez:”Jardines Lejanos”)

Todos estos conceptos rayanos en lo absurdo, que hemos tratado de sintetizar al máximo, aparecen como difíciles y extraños, casi ajenos a nuestros intereses.La pregunta habitual es: ¿qué tiene que ver todo eso con mis problemas? Así es como, de acuerdo a esa lógica, seguimos comportándonos en nuestra vida cotidiana como si nada hubiese sucedido, como si la materia (dinero incluìdo) siguiera siendo ‘la materia’ que siempre conocimos.Para nosotros, el mundo continúa siendo un misterioso monstruo totalmente ajeno a nosotros e independiente de nuestra voluntad, sujeto a un determinismo superado hasta por los científicos más ortodoxos. Lo cual significa que nuestra manera de vivir no es en absoluto coherente con el conocimiento de la Realidad, que se desprende de las investigaciones de la física cuántica. Y eso que la mayoría de nuestros modernos artefactos domésticos, desde el televisor, el microondas y la computadora hasta el teléfono celular, funcionan gracias a tales principios.Esto nos lleva a que en nuestra vida personal, sigamos comportándonos como esclavos y víctimas de las partículas que componen la realidad, sin darnos cuenta y sin aceptar que esos átomos son misteriosamente afectados por nuestros pensamientos, y actúan de acuerdo a lo que esperamos de ellos. Es el mensaje de Paulo Cohelo cuando escribe que “todo el Universo conspira para hacer realidad nuestros deseos”. Nos pueden obedecer docilmente y transformar en realidad física, en el espacio de nuestra vida, todo lo que nuestra mente les ordene a través de nuestros pensamientos. Y no hay forma de engañarlas: conocen nuestros más íntimos secretos, y lo que actúa sobre ellos y da vida a la correspondiente ‘realidad’ es lo que pensamos en lo profundo de nuestra mente, y no las mentiras que puedan decir nuestros labios. Captan misteriosamente (e implacablemente) lo que SOMOS, no lo que APARENTAMOS ser.Y vale la pena detenernos en este último párrafo, por que este “somos” es la clave del éxito en los intentos por llevar a la práctica estas teorías sobre la “docilidad” de las partículas, y hacer realidad nuestros deseos.En una encuesta realizada entre graduados de Control Mental, meses después de los cursos, nos encontramos con una mayoría que, en la intimidad, se sentían frustrados porque muchos de los “milagros” que habían intentado lograr en su vida práctica, nunca se manifestaron. Y algunos concluían, por lo tanto, que todo era una patraña.La respuesta está en que, ya sea por que no se lo enseñaron o porque no prestaron atención al detalle, las partículas obedecen a lo que somos, por lo tanto, materializar algo positivo exige una condición previa: que el protagonista sea positivo. Por una simple ley de polaridad, lo negativo no atraerá lo positivo. Lo cual implica un cambio interior, de conciencia, y eso no se consigue en un curso ni leyendo un par de libros. Es un proceso largo

y difícil, y quien no esté dispuesto a pagar ese precio, no tendrá resultados genuinos.No es el sistema el que falla, sino nosotros.El Universo es un universo participante, hay un diálogo silencioso entre el Hombre y la Partícula. El cómo y el por qué siguen siendo un misterio, al menos para la ciencia.Es a partir de estas postulaciones que cobran nueva luz las palabras de los viejos metafísicos, cuando enseñaban que ‘el pensamiento es la semilla del destino, que somos lo que pensamos, y que la calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestros pensamientos. Creer y ver es lo mismo.’ Ciertamente estas’ novedades’ científicas ya eran conocidas hace siglos por sabios y místicos, Hermes Trismegisto entre ellos, que proclamaba: ’Todo es mente, el universo es mental.’.No sé si por aquel entonces tales conceptos sonarían tan absurdos como hoy, pero mientras estos temas se mantenían dentro del ámbito de la religión o del esoterismo, siempre estaba la posibilidad medianamente lógica de creer, por razones de fe, o dudar, por falta de pruebas científicas.Pero ahora que la ciencia nos aporta día a día más elementos concretos sobre esta nueva visión, y ya no se trata de viejos y dudosos hechiceros sino de científicos con el Premio Nobel en su haber, resulta inexplicable seguir viviendo y sufriendo como si nada hubiese ocurrido.El cibernètico David Foster describe “un universo inteligente”, y el astrònomo Arthur Eddington habla de que “el material del universo es material mental”.Si las cosas no son como parecen, y nosotros mismos no somos lo creíamos ser, sino que simplemente estábamos mirando el revés de la trama, parece coherente dar vuelta el tapiz y mirarlo del lado correcto. Solamente así podremos admirar sus dibujos en toda su sobrehumana belleza y perfección.Entonces podremos comprender que todo lo expuesto en la primera parte de este libro, la trágica realidad de nuestro mundo, es sólo el revés de la alfombra, la parte de atrás del cuadro. Al darlo vuelta, el universo resulta mucho más maravilloso de lo que nunca hubiéramos creído!”Cuando emprendemos esta aventura de mutación de nosotros mismos, uno de los primeros milagros que se producen ante nuestros ojos es precisamente ése: la tierra deja de ser un valle de lágrimas, el hombre ya no es un gusano pecador, y el mundo se convierte en una creación milagrosa, renovada momento a momento y exultante de belleza y armonía.Si esto suena fantasioso, es porque en nuestro actual estado de ignorancia y sonambulismo, nuestros ojos miran, pero no ven.

Pero el Nagual Don Juan, que sí sabía ver, le explicaba a su aprendiz Castaneda:’ Cuando uno ve, ya no hay detalles familiares en el mundo. Todo es nuevo. Nada ha sucedido antes. El mundo es increíble!’46

¿Tendrá que ver esto con lo que sostienen Bhom y Krisnamurti, cuando afirman que la ‘índole última del universo es una energía de amor?’Después de todo, Bohm está convencido de que la energía es, ella misma Amor.Lamentablemente, Amor y Dios, (sinónimos, al fin) son las palabras más usadas en el mundo, pero las menos comprendidas. Y las consecuencias están a la vista. Los nuevos conocimientos descritos en los capítulos anteriores sacuden los cimientos de nuestro mundo cotidiano, y nos enfrentan a un dilema de hierro, el viejo SER o NO SER.Cambiar nuestros hábitos mentales para adecuarlos a estos conocimientos implica un nuevo modo de ser y de vivir. O en palabras de R. Guenon,”ser lo que se conoce”.Para los antiguos, no había diferencia entre conocimiento y conducta, y la revelación de una realidad oculta se transformaba de inmediato en regla de vida. Nosotros, astutos occidentales modernos, aprendimos a separar una cosa de la otra, perpetuando en el tiempo el grosero error de confundir astucia con sabiduría.En términos generales, podría decirse que hoy nos sobran conocimientos. Pero el hecho cierto es que, con una cuarta parte de esa información, los antiguos transformaban sus vidas. El posterior derrumbe de aquellas civilizaciones nos demuestra que al final, la mayoría optó por hacer lo mismo que nosotros hoy, pero eso, lejos de ser un consuelo, deberìa preocuparnos seriamente, si no queremos terminar como ellos.El conocimiento es inútil si no se lo practica .Saber cómo se enciende la luz del cuarto, no sirve de nada si no aprieto la perilla correspondiente. Por algo los chinos decían que ‘más valen cien gramos de práctica que mil kilos de teoría’.¿Por donde comienza la ‘práctica’ de esta nueva y al mismo tiempo antigua experimentación de la realidad? Perogrullo diría que por el principio, como todas las cosas. Y ahora sabemos fehacientemente que el principio de todo es el pensamiento.Si todo es mente, y la actividad de la mente es el pensamiento, tendremos que el pensamiento es la energía creadora por excelencia. Es la acción activadora de la conciencia sobre las partículas elementales que componen la realidad visible, y que, como veíamos antes, están alertas para responder a la llamada del observador y asumir la forma que se les proponga.

46 Carlos Castaneda:” Una Realidad Aparte”.

La dualidad onda-partícula es un concepto difícil de aprehender. Son dos y al mismo tiempo, son un solo ‘paquete de energía’, un solo poder, siempre a nuestra disposiciòn.Frente a la inevitable hibridez y frialdad de los postulados científicos, cuando hablamos de la energía y de la conciencia que la impregna y dirige, estamos ante el misterio. Y antes de maltratar demasiado las neuronas con estas cuestiones, es bueno recordar que ante los misterios, conviene ser cautos con las palabras, y sobre todo, tener mucha humildad y mucha paciencia.La discusión sobre la física cuántica continúa entre los científicos, y la validez de sus postulados, especialmente en lo que se refiere al paralelismo entre el comportamiento de las partículas y el control de la realidad visible a través del pensamiento, es un temario abierto desde la perspectiva de la ciencia, aunque los Cursos de Control Mental que han proliferado en los últimos 40 años han puesto al hombre de la calle más en contacto con estas teorías.El problema radica en que la ciencia debe poder explicar y demostrar sus postulados, y en tal sentido, explicar lo inexplicable implica un callejón sin salida. De allí que ciertas discusiones resulten casi ridículas, porque sus protagonistas no tienen idea de lo que están debatiendo. ¿Cómo podría disertar sobre el dolor de cabeza alguien que jamás ha sufrido migraña? Con una comparación grosera, es algo así como discutir sobre una receta de cocina. Saber muchas recetas no lo convierte a uno en cocinero, y la única forma de probar si una receta es buena, es arriesgando dinero en los ingredientes y cocinando el plato recetado. Mientras tanto, todo se reduce a hipótesis, quizás muy atractivas, pero sin experiencia real. Debería quedar en claro que la física, como la biología, la psicología y cualquiera otra ciencia, nos proporcionan aproximaciones a la Realidad, elementos que ayuden a guiarnos, como un mapa. Pero el mapa no es el territorio, y como afirma Kant, “el noumenòn, o la cosa en sí, no puede ser aprehendida por la razón.’Querer abarcar al Absoluto desde un soporte racional, es más o menos como pretender volcar el mar en un balde.Precisamente Wilber, uno de los más críticos de este paradigma cuántico, alerta sobre el peligro reduccionista y hasta panteísta, de confundir el Todo con la simple suma de las partes, y reafirma la necesidad de una genuina transformación interior como paso imprescindible para la evolución espiritual. Una evoluciòn a la que la ciencia puede ayudar, pero nunca concretar ni definir.No basta saber mucho sobre misticismo para convertirse en místico, lo mismo que no basta leer poesía para convertirse en auténtico poeta.El paralelismo entre la ciencia y el misticismo es una discusión abierta pero quien busque llegar a la Realidad Suprema, a Dios o como quiera llamarlo, sólo a través de la ciencia, tiene el fracaso garantizado. La ciencia nos dice

por qué, en base a qué datos, debemos y podemos cambiar. Pero el cambio debe lograrlo uno mismo. La ciencia ayuda a nuestra arisca mente racional, pero llegado a un punto, el hombre deberá saltar al vacío. Deberá ‘creer sin ver’, y eso es lo contrario del procedimiento científico.“Dios no es el ‘gran electrón del cielo’, como previene Wilber, observable y medible con sus instrumentos. Es el misterio, la paradoja máxima, y bien dice el Maestro Eckhart, que’lo más parecido a Dios es el silencio.’O como afirma en otra parte el mismo Eckhart en referencia a la relación del hombre con Dios:’ Fundidos, pero no Con-fundidos”.47

Después de todo, hace siglos que los hombres parlotean acerca de Dios, de la Justicia y del Amor Divino, y sin embargo su mundo ha seguido siendo criminal, caótico y absurdo, hasta nuestros días...También aquí se ve mejor con el corazón que con la mente racional, y no por nada los místicos de todas las grandes religiones nos describieron los misterios del átomo mucho antes de que existieran los aceleradores de partículas...Los libros sagrados de la India simbolizan este misterio en la metáfora del dios Shiva, la Conciencia directriz, sin fuerza pero que lo impregna todo, y la diosa Shakti, la energía, el poder activo que da vida al deseo y la acción de Shiva. ‘Ambos se ven irresistiblemente atraídos, unidos en una íntima relación que produce los fenómenos materiales, tanto animados como inanimados, en manifestaciones de energía en todos los niveles de la Creación, desde el gusano de la tierra hasta la más lejana de las galaxias.’48

Como vemos, una vez más el amor aparece como ingrediente fundamental de la energía.Según el Devi Bhagavata, ‘Shakti es fuente inagotable de energía, y todos los elementos, densos y sutiles, y todo el mundo compuesto por ellos, son constantemente creados por Shakti y mostrados a Shiva. En todos los objetos y fenòmenos, sòlo Ella se manifiesta y es la ùnica realidad que envuelve el mundo” No son dos principios separados, sino las dos caras de una misma moneda, y en la India se ve precisamente a Shiva representado en la estatua de un dios andrógino, mitad hombre, mitad mujer.Los principios de materia y antimateria de la Física, que actúan a nivel sub atómico, parecen adecuarse a este principio de opuestos. Cada partícula se ve irresistiblemente atraída hacia su antipartícula, lo que hace que se inicie el proceso de intercambios de energía y emerjan nuevas partículas-ondas, u ondas-partículas, produciendo con ello la aparición de materia en el micronivel, y consecuentemente, la de los múltiples fenómenos materiales en todas partes.47 Blakney: Meister Eckhart.48“Espiritualidad y Ciencia. Grupo de Estudio Sri Satya Sai”.

Aunque resulte aburrido y difícil, nos hemos permitido regresar a estos conceptos, porque nos parecen la manera más clara y sencilla de captar la mecánica de esta energía del pensamiento y su capacidad creadora.De hecho, usar este poder en la práctica, es mucho más fácil que explicarlo, del mismo modo que un niño acciona la perilla de la luz, aunque ignore por completo los principios de la electricidad. Pero en esto reside precisamente gran parte del peligro de este poder innato que TODOS portamos. Es como manipular constantemente un armamento nuclear de mecanismos super delicados, que puede explotarnos en las manos en cualquier momento. Y vaya si nos explota!Se dice que a las armas las carga el diablo. Si nuestra loca mente cargada de pensamientos es un arma, parece evidente que el diablo metió la cola, y no deberían sorprendernos las consecuencias. Nuestras vidas son, en términos generales, un acabado muestrario de ‘accidentes’ ocasionados por el uso indebido de nuestro poder mental.Se deduce de todo lo expuesto que la realidad, en la medida en que esta palabra quiera decir algo, no es una propiedad del mundo exterior por sí, sino que está intimamente ligada a nuestra percepción de esa realidad. La entrada de información a la conciencia del observador es el paso fundamental para la creación de la realidad. Llevada a su extremo, esta idea sugiere que el universo sólo alcanza su existencia concreta como resultado de esta percepción: lo crean sus propios habitantes. El lector recordará que esto se trató en el capítulo anterior con más detalles.En la misma línea, las últimas investigaciones nos demuestran que lo que los sistemas cerebrales ven, oyen, huelen y sienten al tacto, son transformaciones matemáticas de diferentes frecuencias recogidas por los sentidos.“El cerebro humano representa, sin dudas, una extraordinaria combinaciòn de una serie de computadoras digitales y analògicas, capaces de funcionar a veces en serie y a veces paralelamente, y todo ello dentro de un volumen sumamente pequeño. Si hay milagros, èste es el verdadero milagro de la evoluciòn. (...) lo que se debe estudiar para comprender la actividad constante del cerebro es màs bien su actividad viva, elèctrica.”49

Quien tenga un amigo experto en electrónica, puede preguntarle cómo funciona el proceso de grabación y reproducción del sonido de un casette o un CD, y se le hará más fácil entender este punto, porque la música o las palabras que escucha en su reproductor, no son otra cosa que la decodificación de impulsos magnéticos, transformaciones matemáticas de distintas frecuencias que a travès del oído el cerebro ‘interpreta’ o ‘traduce’ como sonidos.Algo similar ocurre con la visiòn de nuestros ojos.

49 Robert Wallis: El Tiempo, cuarta dimensiòn de la mente.”

“El mecanismo de la visiòn es electromagnètico y perfectamente comparable con la televisiòn. La retina corresponde al aparato fotogràfico registrador y escrutador, que analiza y convierte para la transmisiòn un modelo de espacio en una secuencia de tiempo. El aparato receptor sintetiza y reconvierte esta secuencia elèctrica por un mecanismo inverso, y la envìa a un segundo “ escrutador” para recrear la imagen del espacio en la pantalla.”50

Complicado pero cierto...Con un impacto rotundo en nuestra cosmovisión, esto significa que el aspecto del mundo visible es construído matemáticamente dentro del cerebro. Que nos cueste entenderlo, no lo hace menos cierto.Y quizàs en este punto sea conveniente aclarar que si bien el cerebro humano opera como una computadora, el ser humano NO lo es, aunque muchas veces se comporte como una màquina automàtica y predecible. Pero es un Ser...Como veíamos en los capítulos anteriores, la mayoría de los físicos creen que, en el plano atómico, la materia se mantiene en un estado de animación suspendida de irrealidad, hasta que se efectúa la medición u observación real.Cuando se toma conciencia de estos revolucionarios y casi absurdos descubrimientos acerca de la naturaleza de la realidad, resulta lógico un ligero escalofrío. Por un lado, sentimos en carne propia aquel ‘sólo sé que sé nada’ del filósofo griego, y por otro lado la inmensidad y el misterio del universo nos subyugan hasta hacernos sentir pequeños e insignificantes frente a la enormidad que nos rodea.Estamos inmersos en un mundo de fuerzas invisibles, de infinito poder, y ese poder tiene un detonador que, como una absurda y cruel paradoja cósmica, está en manos de quienes la mayor parte de sus vidas no tienen ni la más remota idea de él, ni de cómo manipularlo correctamente.Sin embargo, tal paradoja no lo es tanto ni tan injusta: la historia demuestra que el hombre nunca estuvo abandonado a su suerte.Siempre tuvo extraños guías que le susurraban al oído cómo proceder, y si su lento envilecimiento lo fue haciendo sordo a tales voces, ello debe insertarse en el marco del libre albedrío, sello distintivo de los hijos del Espíritu.Afortunadamente, y como confirmando aquello de que la ‘índole última del Universo es una Energía de Amor,’ los guías y sus voces siguen llegando a nosotros.

‘Cada cosa está vigiladapor un hada pronta a volar:tal cada piedra y cada flor,y cada niño por la noche’.51

50 Ibidem51 Rainer Marìa Rilke:”Libro de Horas”.

Su exquisita sensibilidad de poeta le permitió a Rilke captar intuitivamente esta presencia universal, que los físicos llaman hoy ‘un campo de Conciencia’.Lo mismo que querían decir los indios cuando afirmaban que ‘el Gran Espíritu está en todas partes’.O en las tiernas palabras de Ethel Waters: ‘Su Ojo está sobre el gorrión...’Personalmente, siempre he pensado que, si nuestras vidas no estuviesen vigiladas por un hada amorosa y de inclaudicable paciencia, ya hubiéramos desaparecido hace tiempo, consumidos por nuestra propia estupidez...

3

LA MAQUINA DE PENSAR

“Mi único pesar en la vidaes no ser otra persona.”

(Woody Allen)

Cuando una nieta se devana los sesos con algún problema, la abuela suele decirle:’Cabecita loca, no pienses tanto.’Es obvio que lo dice con la mejor intención, pero en el fondo la abuela sabe que eso de dejar de pensar es más fácil decirlo que hacerlo.Porque de hecho, nuestra ‘cabecita loca’ es una máquina de pensar.Desde el momento en que los pensamientos configuran tanto la realidad psicológica y física del pensador, como su realidad exterior, cabe deducir, por lo que se ve, que en la mayoría de los casos, se piensan muchas tonterías, por decirlo suavemente.Se sabe que el cerebro funciona las 24 horas, y siempre estamos ‘generando” o recepcionando pensamientos, ya sea a nivel consciente o subconsciente. Es una máquina que se retroalimenta en forma continua, de modo que la única forma de evitar que esa hiperactividad se torne incontrolable y caótica, (caso frecuente) se hace imprescindible un mínimo autocontrol del pensamiento.El primer paso es casi una perogrullada: hacernos conscientes del hecho de que pensamos .Por que el proceso es tan automático como el respirar, acto reflejo del que nos hacemos conscientes solo cuando nos falta el aire.El segundo paso es asumir que el pensamiento es energía, y como toda energía liberada, tiende a materializarse, a tomar forma. Es una energía creadora. Y por ende, peligrosa.Diversos experimentos han demostrado que es una energía mensurable, que puede tener forma, peso y llegar a ocupar un lugar en el espacio-tiempo.Para comprender adecuadamente el comportamiento de los pensamientos una vez liberados, conviene hacer una breve síntesis de una de las principales leyes del mentalismo, que si bien corresponde a los antiguos herméticos, son cada vez más corroboradas por la física cuántica. El átomo, ese fantasma nebuloso, no está inmóvil, sino que vibra. Nada está inmóvil en el universo, todo está sujeto a una vibración permanente, y en base a la velocidad con que vibran las diversas partículas, las mismas toman las distintas formas en el espacio- tiempo. Mente, materia- y el Espíritu mismo- reflejan diferentes grados de vibración.Desde el TODO, que es espíritu puro, hasta la materia más grosera, todo está en vibración. Cuánto más alta la frecuencia, más alta es la posición en la escala. La vibración del Espíritu es de una intensidad infinita, al punto que puede considerarse que está en reposo.En el otro extremo de la escala, hay formas de materia tan densa, cuya vibración es tan débil, que también parecen estar en reposo. Desde el corpúsculo y el electrón, desde el átomo y la molécula, hasta los astros y los universos, todo se encuentra en perpetua vibración.Esto mismo ocurre con los diversos niveles de energía y estados mentales, que corresponden a una determinada intensidad vibratoria. La correcta

comprensión de este principio nos permitirá apreciar y controlar nuestras propias vibraciones mentales.El pensamiento, como una manifestación de energía, en tanto que función ONDA, está sujeto a las leyes físicas de suma- resta de amplitudes, con otras energías vibratorias que, siendo de frecuencias resonantes, adquieren mayor acción en el campo espacio- temporal. En las energías mentales, más aún, las Ondas- Pensamientos de igual frecuencia, se atraen y unen por afinidad. Algo así como que ‘los cantores se buscan por la tonada’, ni más ni menos.Esto significa que, como la programación mental se realiza mediante la intensidad y calidad de los pensamientos, si éstos son positivos, nos sintonizamos con la masa de todo lo positivo que nos rodea; y si son negativos, con la masa de todo lo negativo, siempre de acuerdo a la frecuencia en que vibren nuestros pensamientos.El pensamiento positivo vibra en alta frecuencia, y sus colores son claros y luminosos. De allí que las personas buenas, positivas, de intensa espiritualidad, suelen tener un halo de luminosidad invisible, que se hace perceptible solamente para las personas muy sensibles, aunque es frecuente que la paz y armonía que emana de ellas puede percibirse con su sola presencia.En el otro extremo, el pensamiento negativo vibra lentamente y sus colores son opacos. Cuanto más negativos, tanto más sombríos, y tanto más bajo el tono de su sonido. Y aquí debe decirse que, por cierto, esta oscuridad también suele ser perceptible...En términos prácticos, esto significa que si una persona tiene el hábito de pensar siempre negativamente ante cualquier situación, atraerá la misma calidad de energía hacia ella, como una confirmación empìrica de las Leyes de Murphy. Llámese enfermedad, soledad, temor, depresión o fracaso de cualquier tipo, el viejo dicho de que ‘lo que se teme se atrae’ se cumplirá inexorablemente. Caso contrario ocurrirá si el individuo piensa en positivo: la calidad energética atraída será de optimismo, fuerza, armonía y equilibrio.Esto significa que nuestra actitud mental es la que determina lo que, tarde o temprano, nos sucede en la vida cotidiana. En la actualidad, ya no se discute que los estados psíquicos armoniosos aumentan el grado de salud del organismo físico, en tanto que, por el contrario, los negativos ocasionan estados de debilidad energética que favorecen la aparición de enfermedades.Una de las personalidades de nuestro tiempo que más insiste sobre este tema, es la Dra. Louise L. Hay, autora de varios best seller referidos al poder del pensamiento:” Nuestros pensamientos activan unos intermediarios químicos, los neuropépidos, que viajan por todo el cuerpo. Si estamos deprimidos o de mal humor, presionan sobre el sistema inmunitario debilitando las defensas. Por eso siempre digo que el enojo tiene un efecto muy tóxico para el organismo. Hay que tener

en cuenta que cada día tenemos unos 60.000 pensamientos, y si la mayoría de ellos son negativos, entonces podemos ahogarnos en un mar de negatividad”.52

Nuestros pensamientos, digámoslo una vez más, son energía que toma estado físico, material, y nuestra libertad inviolable nos hace dueños de nuestros pensamientos. Somos íntimamente libres de pensar lo que queremos. Que es como decir: somos libres de SER lo que queremos.En mis tiempos se decía que la mente es como un potro que hay que domar.De lo que es capaz un bagual chúcaro lo sabe cualquier hombre de campo, o aún quienes gustan de presenciar las clásicas jineteadas en las fiestas camperas.El domador sabe que la doma es un arte, y el ejercicio de la profesión incluye inevitablemente porrazos de variada intensidad, acordes con la rebeldía del animal, lo cual determinará también el tiempo que le llevará la tarea.Quienes comparaban la loca mente humana con el potro, sabían de lo que estaban hablando, porque amaestrar esta máquina de pensar para que no se nos desboque en pensamientos estúpidos y dañinos, es una tarea fatigosa, paciente y no exenta de sinsabores.En nuestra época cibernética, no obstante, será mejor hablar en términos de computación, de software, de programar y desprogramar un sistema, y la analogía no es menos válida, si consideramos la cita de páginas anteriores sobre el cerebro humano, del Dr. Robert Wallis, prestigioso mèdico, biòlogo e investigador en el campo de la electrònica.Como introducción al tema, conviene definir algunas características de esta máquina, ya que el adiestramiento o programación mental nos enseñará el control consciente de nuestros procesos de pensamiento en los niveles más profundos, mediante la ya explicada modulación de nuestras frecuencias cerebrales.El cerebro tiene aproximadamente de 100 a 200 millones de células, todas interrelacionadas, que producen las señales eléctricas detectadas mediante el electroencefalógrafo.Estas frecuencias, medidas en ciclos por segundo, reconocen diversos niveles, de acuerdo al aceleramiento o no de la actividad cerebral, modulando entre el nivel más lento, llamado Delta, de 0,1 a 4 ciclos por segundo, hasta llegar al más rápido, nivel Beta, de 14 ciclos por segundo.Entre los 7 y los 14 ciclos, aproximadamente, encontramos el llamado nivel ALFA, el cual se produce durante nuestros estados meditativos y de relajación, (aparte de los estados naturales de ensueño).En este nivel ALFA es donde la mente funciona en un estado que trasciende el mundo físico temporal.

52 Louise L.Hay :”Usted puede sanar su vida” y “El Poder del Pensamiento Positivo”

Sobre este tema existe abundante literatura, amén de los cursos de Control Mental de distinto sello, de modo que consideramos ocioso abundar sobre la cuestión. Pero sí conviene aclarar que cuando aquí hablamos de programación mental, estamos hablando basicamente del simple hábito de controlar nuestros pensamientos y eliminar los màs inútiles y dañinos, cosa que, por cierto no requiere necesariamente de complicados cursos sino de una férrea disciplina personal.En términos físico-químicos, el cerebro opera mediante la ordenación de impulsos eléctricos, electrónicos y por mediadores químicos, éstos últimos de gran importancia.En lo referente a la actividad electrónica propiamente dicha, nos encontramos con un juego completo de intercambio de ondas y partículas, entre neuronas y grupos neuronales que obedecen las leyes de la física, lo cual significa que están sometidas a fluctuaciones hormonales y a las leyes cuánticas.A través del cerebro, la mente tiene la capacidad de actuar para decidir cuál de las muchas trayectorias posibles acabarán por decidir determinados psiones de crucial importancia.Las leyes de la teoría cuántica nos dicen que son posibles varias trayectorias, varios futuros potenciales. La mente, a través del pensamiento, y la voluntad, sencillamente asegura que se realice aquella situación elegida. En ése momento se termina la indeterminación cuántica para ése pensamiento.De este modo la mente, traduce y organiza los estados cerebrales de total acuerdo con las leyes de la física-química. Los estados cerebrales, conscientes o inconscientes, a su vez, operan sobre el resto del organismo, produciendo una serie de reacciones imparables, (tipo efecto dominó) lo cual a su vez influye el entorno, lo que permite que, de adentro hacia fuera, LA MENTE AFECTE Y CONTROLE EL MUNDO MATERIALDe lo expuesto surge con claridad la importancia crucial del control de los pensamientos, y nunca serà suficiente recalcarlo. Sin que implique una intenciòn reduccionista, la similitud con la computadora recobra vigencia: tenemos programas, archivo, memoria, papelera de reciclaje, etc.Nuestros pensamientos nos programan, de la misma manera que el software de nuestros ordenadores .Una computadora puede tener una capacidad muy amplia, pero es limitada por el programa...Aún tratándose de máquinas muy avanzadas, en el fondo siguen dependiendo del operador-programador externo, al menos por ahora.En el caso de nuestro cerebro, a diferencia de las máquinas, operador y computadora son una sola unidad, y pueden crear cualquier realidad, a partir de imaginarla claramente y decidir su realización. Pero el cerebro

está programado (condicionado) por las palabras que usamos, por las ideas y hábitos adquiridos.Por eso decimos que “somos lo que pensamos”, lo que “creemos ser”.Nuestros pensamientos y creencias son lo ùnico que nos limita.Mientras no logremos cambiar nuestros pensamientos y hábitos mentales que definen nuestra actitud vital, no podremos cambiar nuestro modo de ser, es decir, nuestro destinoEn el fondo, se trata de elegir otra manera de pensar. Algo así como “cambiar de programa”…Aprender a desprogramar nuestra mente de las ideas equivocadas, de los hábitos negativos, de nuestros miedos paralizantes, de toda la estupidez que desde niños nos han implantado, y modificar nuestra “configuración”, “programarnos” de nuevo, como recién nacidos, como una película virgen, es una condición indispensable para avanzar, no solo en la expansión de la conciencia, sino incluso en una simple madurez humana.No es demasiado difícil darnos cuenta de que estamos siendo constantemente programados. La televisión, con su tremendo impacto audiovisual, es una especie de “gran hermano” que controla nuestras vidas desde el living o/y el dormitorio, y nos lava eficazmente el cerebro con programas mediocres, mensajes perversos de consumo y desenfreno ilimitado, y dirigentes maliciosos y corruptos que compiten por el mercado electoral y religioso.La caja boba nos dice constantemente qué consumir, cómo vestir, y lo más trágico, cómo pensar.Los medios escritos, en su amplia mayorìa, no escapan de las mismas banalidades, y los medios radiales, salvo honrosas excepciones, han descendido a niveles de grosería y mediocridad verdaderamente patéticos, convirtiendo el sagrado don de la palabra en un sacrílego desperdicio.En ese contexto, obviamente, cualquier “transgresión” creativa o cultural es rapidamente sofocada por los amos de los medios, cuyo objetivo final es mantener a las masas en la ignorancia y la estupidez colectivas, condiciones indispensables para que puedan seguir ejerciendo su poder y acumulando millones.Algunos memoriosos sin duda recordarán aquella vieja frase que decía: “Alpargatas sí, libros no.”.El dicho ha sido cuidadosamente borrado de la historia oficial, pero su maligna vigencia continúa intacta, porque se siguen repartiendo colchones, chapas, cajas, pero muy rara vez, libros.Todos los políticos y gremialistas con los que se discute el tema insisten en que las necesidades básicas son prioritarias y que los libros no se comen, con lo cual aceptan tácitamente que la educación y el conocimiento no son, para ellos,”necesidades básicas”.Quizás porque intuyen que una sociedad instruída y educada es mucho más difícil de manejar arbitrariamente, tal como están acostumbrados a hacer.

Allá por el año l982, en una revista53 lamentablemente desaparecida, Aldo Pellegrini escribía un artículo titulado:”Se llama poesía a todo aquello que cierra la puerta a los imbéciles”, y en uno de sus párrafos decía algo que tiene que ver lo expresado anteriormente:”Los imbéciles viven en un mundo artificial y falso: basados en el poder que se puede ejercer sobre otros, niegan la rotunda realidad de lo humano, a la que sustituyen por esquemas huecos. El mundo del poder es un mundo vacío de sentido, fuera de la realidad. (...) La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.”Alguien me dijo una vez que “con la filosofía” no se come, a lo cual hube de responder que, efectivamente, los cerdos viven perfectamente sin libros ni filosofía. Ahora, en qué nivel queremos vivir y hacer vivir a nuestros hijos, esa es otra cuestión, y cada cual es responsable del nivel que elige, (y de las consecuencias de su elección.)El sistema educativo argentino, mayoritariamente estatal, muestra falencias increíbles a esta altura de la historia, y que influyen nefastamente en la “programación” de las mentes infantiles. De los cambios a introducir se viene hablando y escribiendo desde hace más de cincuenta años, pero los sucesivos parches en el sistema siempre han sido más de lo mismo, fieles al viejo truco argentino de “atarlo todo con alambre”.Frente a los vertiginosos cambios sufridos por un mundo que, al decir de Thomas Mann, se caracteriza por la “embriaguez colectivista”, la ciencia y la técnica han crecido y el hombre se ha empobrecido moralmente.La inclinación por la técnica ha promovido lo que Ortega y Gasset definía como el “destronamiento del espíritu”.El “hombre masa” ha sido arrastrado por el sistema, hasta perder sus relaciones con lo metafísico, que tiene que ver con el núcleo de la naturaleza humana. En suma, una anarquía valorativa con una total subversión de los valores, y la negación de lo ético en favor de lo “útil” y provechoso.En ese contexto de educación deficiente y desinformación permanente a través de los medios, no es de extrañar que el ciudadano corriente, el hombre simple de la calle, sea peligrosamente vulnerable ante tantos mensajes contradictorios que lo asaltan a toda hora.Con este tipo de “programación”, la sociedad se vuelve literalmente “cautiva” del sistema.Ante esta situación, como sabe cualquier aprendiz de computación, lo primero que se debe hacer es salir del programa, y comenzar una paciente y delicada tarea de analista-programador de nuestra propia vida, para definir una nueva “configuración.”

53 Revita Mutantia,Nº 11,Febrero de l982,pág. 20.

Para seguir con la analogía de la computación, debemos detenernos brevemente en una herramienta que tiene por función eliminar los materiales de archivo que resultan inútiles y solamente ocupan lugar en la memoria: la papelera de reciclaje. Como se sabe, basta hacer un “clik” y el material desaparece, como si nunca hubiese existidoEntre los pensamientos que ocupan normalmente nuestra cabecita loca, suele haber algunos que nos interesan y motivan más que otros, porque nos estimulan el sentimiento .Pensar y sentir van casi siempre de la mano. De allí surge que algunos pensamientos y experiencias quedan màs profundamente grabadas en nuestra memoria, y nos producen un sentimiento que puede ser de júbilo, de temor, de odio, de culpa, etc.y se convierten en lo que suele llamarse una “mochila psicológica”, con la que el individuo puede cargar durante años, y a veces, toda la vida.La idea nos atrapa, se internaliza, y lo que asì se profundiza, pasa al subconsciente y se graba, convirtiéndose en un reflejo condicionado.A partir de allì, cada vez que nos ocurre algo relacionado con esas ideas archivadas en el subconsciente, el reflejo será reaccionar en la forma original, con lo cual traeremos al presente aquel sentimiento y volveremos a sentir la culpa, el temor, el odio, o bién la alegría, cuando el recuerdo sea grato.Hemos acumulado desde pequeños una serie de informaciones de ese tipo, preñadas de emociones variadas, ya sea por vía de los padres, de la escuela, del entorno, de los medios de comunicación. A partir de allí, esos acondicionamientos reflejos, conforman un voluminoso cargamento de ideas y creencias que afectan nuestro cuerpo, nuestra mente, en suma, nuestra calidad de vida.Desprenderse de esta “mochila” es una tarea heróica, y si no, que lo digan los profesionales de la salud mental.Es normal en los seres vivientes rechazar por instinto lo que nos daña o disgusta, y elegir lo que nos da placer.Ahora bien, el cómo y el por qué la mayoría de los individuos se castigan trayendo a su presente, pesados y dolorosos recuerdos del pasado, es un misterio de la compleja psicología humana.A esta altura de la historia, no es mayor secreto que el tiempo es una cuestión mental, y que lo único concreto que tenemos es el presente. El pasado sólo existe en nuestra memoria-archivo, y el futuro es un proyecto, algo potencialmente realizable, pero todavía inasible, apenas un plano en el monitor.En la vida de todo hombre ocurren sucesos dolorosos, experiencias a veces terribles que nos marcan profundamente. Un análisis de tales situaciones, para su correcta comprensión, y extraer las enseñanzas adecuadas, constituye un sano ejercicio psicológico. Pero una vez realizada esta operación, ¿por qué la mantenemos en nuestro archivo, y lo que es peor, por qué la traemos reiteradamente a nuestra pantalla para volver a sufrir?

Ya en su tiempo, Hernández ponía en su Martín Fierro: “sepan que olvidar lo malo/ también es tener memoria”.Es aquí donde viene a cuento la papelera de reciclaje. Eliminar de nuestro archivo mental lo que sobra, lo que daña, borrarlo de nuestra memoria, a fin de ahorrar una energìa que necesitamos imperiosamente para nuevas realidades positivas en el presente, es un proceso similar.Psiquiatras y psicólogos dirán socarronamente que si esto fuese tan simple como hacer clic en la Papelera, bastarían una o dos sesiones para que los pacientes salgan limpitos y nuevos como bebés de pecho.Y algo de razón tienen, porque en nuestra vida hace falta mucho más que apretar una tecla. Se necesita paciencia y mucha fuerza de voluntad, virtudes que en estos tiempos no abundan.Pero es necesario limpiar un jardín antes de sembrar flores, o vaciar el vaso de agua para llenarlo con un buen vino. O vaciar el archivo cuando el disco rígido está sobrecargado, ya que en nuestro caso, no se le pueden agregar nuevos módulos de memoria (al menos por ahora).Ya sea que hablemos de potros o de máquinas, de papeleras o fuerte voluntad, es imprescindible hacerlo, si aspiramos a ser personas psicológicamente sanas y maduras. Como diría don Juan,”Sin remover los escombros de nuestras vidas, no hay libertad posible para nosotros.”54

Saturados, como estamos, de emociones pesadas y enfermizas, de miedos, frustraciones, rencores y vicios de todo tipo, el milagro de la vida se nos escapa permanentemente de las manos como el agua.Hasta que un día impredecible y misterioso, el Angel de la Muerte aparece a recoger los restos de lo que alguna vez debió ser el hombre buscado por Diógenes; un especímen mágico, miembro de una élite angélica que parece estar en vías de extinción en nuestro maravilloso planeta.

4

LOS DIOSES DORMIDOS

‘El hecho mismo de ser Hombre, va más allá de uno mismo;y esa trascendencia constituye la esencia de la existenciahumana’. (V. Frankl)

54 Carlos Castaneda : “El Arte de Ensoñar”.

¿Quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos?Formularse estos interrogantes puede ser el comienzo de un despertar espiritual; pero hoy día, la mayoría de los hombres no sólo ignoran la respuesta, sino que ni siquiera se formulan ya la pregunta.Cuando venimos al mundo, el Registro Civil nos proporciona un documento en el cual figura nuestro nombre y apellido, un número, y después de cierta edad, nuestra fotografía. A partir de allí, el sujeto se identifica con esos datos, y queda convencido de por vida de que él es eso, lo que figura en su DNI. A la pregunta de quién es, responderá con su nombre y apellido, y allí termina la cuestión.Obviamente ello es necesario para identificarse en la vida en sociedad; un indocumentado, hoy, es inexistente para el mundo. El error grave consiste en que creer que la persona es solamente eso que figura en su documento. Y entre la fotografía y el número de su DNI, el hombre suele quedar preso de su identidad oficial por el resto de sus días.En ese contexto, intentar decirle que detrás de la fotografía hay un”dios” dormido que espera despertar, puede sonar estúpido, por más que lo diga la Biblia:”Dioses sois todos vosotros, hijos del Altísimo”.Cuando hablamos del hombre como ser mágico, miembro de una casta angélica, no nos estamos refiriendo a la mitología de las antiguas civilizaciones, sino a conceptos de renombrados profesionales que rescatan, en plena modernidad, la ‘nostalgia de un paraíso perdido’ como base de la angustia existencial humana.Según el profesor Frankl, ‘no nos enfrentamos ya, como en tiempos de Freud, con una frustración sexual, sino con una frustración existencial, un abismal complejo de falta de sentido.(...)es menester, pues, despertar la conciencia de la libertad, de esa libertad y responsabilidad que constituyen lo propio del ser hombre.55

La cita de esta autoridad mundial en el campo de la neurología, psiquiatría y Logoterapia, viene al caso porque frente al ‘abismal complejo de falta de sentido’, frente ese vacío existencial de los hombres de nuestro tiempo, él nos propone rescatar lo mágico del humano, y el reconocimiento explícito de una trascendencia, un algo sobrehumano en el hombre, que le puede dar no sólo el sentido a su vida, sino también la fuerza para alcanzarlo.A ese algo extra-humano, y al mismo tiempo totalmente propio del hombre, Frankl lo llama ‘el Inconsciente Espiritual, la Presencia Ignorada de Dios’.Frente a la devastadora visión de la realidad que nos proponen los científicos de nuestro tiempo, el hombre aparece encerrado en el callejón sin salida de una libertad y responsabilidad personal para las que no está psicológicamente preparado.

55 Viktor Frankl:”Ante el Vacìo Existencial”.

Una sociedad hedonista, enfocada casi exclusivamente en la satisfacción de los instintos más primitivos, lo ha debilitado al extremo de convertirlo en una especie de zombie. Deambula por nuestras calles, poseído de una prisa histérica que lo lleva, como en un círculo vicioso, a repetir la absurda rutina de sus días, narcotizando su angustia y confusión con el mayor ruido posible.Su antiguo mundo, familiar y doméstico, estaba poblado de dioses protectores que, aunque de hecho no lo protegían de nada, al menos le daban la sensación de no estar solo en el universo.Pero ese mundo se ha desmoronado estrepitosamente, y ahora está a la intemperie, con un lápiz y un papel, para dibujar el mundo que quiera.Tamaña libertad y tan enorme poder hacen que, consciente o incoscientemente lo invada el pánico, una patologìa que por estos dìas està haciendo estragos en nuestra sociedad. Su impotencia se le hace manifiesta, y el primer impulso suele ser abandonarse y aceptar una derrota que le parece inevitable.¿Sirve de algo recordarle la promesa del Maestro, que decía:”Si alguien le dice a esta montaña :levántate y arrójate al mar, y si no existe duda en su corazón, y cree que cuanto dice ocurrirá, ello le será concedido. Por eso les digo: todo lo que pidan en oración, crean que ya lo tienen, y les será concedido”?56.Si los ateos no aceptan los postulados de la ciencia, y los creyentes no creen en las palabras de Jesús, ¿qué le queda al hombre de nuestro tiempo?Despojado de la magia y del conocimiento, el vacío existencial del que habla Frankl se convierte en un monstruo que lo devora implacablemente.En esos instantes tan decisivos, sus conocimientos ordinarios no le sirven, los partidos de fútbol o la Fórmula 1 son placebos de corta duración, y su cuenta bancaria no tiene saldo suficiente para comprar el remedio salvador.Si sobrevive al estrés y al pánico resultante, quizás le sea dado percibir entonces, siquiera como una extraña intuición, lo tremendamente absurdo de esa ficción patética que siempre ha llamado ‘realidad’. Y si el impacto logra derrumbar su ego y su importancia personal; si acepta humildemente que no sabe nada, y que el universo es tan misterioso y magnífico como él mismo, es posible que entonces, y sólo entonces, al individuo le sea devuelta misericordiosamente una porción de su magia, y logre VER.El algún capítulo anterior hacíamos mención a la diferencia entre el mirar y el ver.‘Cuando un hombre aprende a VER, se encuentra sólo en el mundo, sin más que con su locura’,Privado del soporte racional que lo sostenía, el hombre llevado al límite, se ve finalmente forzado a aceptar que hay ‘algo más’. ’Sólo existe el Poder, la energía que hace y deshace los mundos, el espíritu, el Abstracto’.57

56 Marcos,11,23-24)57 Bernard Dubant : “Castaneda :El retorno al Espìritu”.

Comienza a asumir conscientemente que una parte de él siente una íntima y dolorosa nostalgia de un tiempo en que la alegría era su estado de ser.Por entre las brumas de su memoria, asoma ese inconsciente espiritual que constituye su identidad de fondo.Y la confianza de ese hombre desesperado consistirá en abandonarse en las manos del Espíritu, del cual es parte indisoluble, (aunque lo ignore) en una misteriosa unidad, en una totalidad amorosa y confortante que no cabe en los estrechos límites de la razón.‘El individuo y el Universo son UNO. La Ola es el Mar’. Es la misma unidad que nos muestran los Vedas en el simbolismo Shiva-Shakti y los físicos en la no menos misteriosa dualidad partícula-onda: dos y al mismo tiempo, Uno.Según la filosofía de los Vedas, el verdadero cumplimiento del sentido de nuestra vida reside en la realización de esta Verdad suprema, de que el Hombre, la Creación y el Creador, se encuentran ligados en una única Conciencia Eterna. La liberación del hombre reside en la realización de que él es ESO.“Porque en el plano de las partículas no se aprecia la divisoria entre el Yo y los demás, entre dentro y afuera. Mirando una partícula no se aprecia si me pertenece a mí o al entorno. Aquí no hay fronteras. Aquí todo es uno.”58

En este contexto la teoría holográfica de Pribran parece encajar adecuadamente: cada parte contiene al Todo. A condición de recordar la frase del Maestro Eckhart :’Fundidos (con Dios y en Dios) pero no confundidos.’ Siempre el misterio que nos desborda: dos, y al mismo tiempo, Uno.Echar mano a esa ‘trascendencia que, según Frankl, constituye la esencia de la existencia humana, es el último y único recurso Frente a esta nueva realidad sobrehumana del mundo, sólo el hombre ‘sobrehumano’ puede sobrevivir sin perder la razón, o autodestruirse en un nihilismo transformado en filosofía de vida, como alternativa suicida a la imposibilidad de aprehender la nueva visión de la realidad y del “mundo”.‘La mayor necesidad de la Humanidad de hoy en día, es la paz mental, algo tan raro de encontrar. (...)Todo el mundo de hoy requiere de una Revolución Espiritual, porque nunca antes el fracaso de los remedios materiales para la aflicción humana, ha hecho que se reconozca como tan obviamente urgente, la necesidad de una fuerza activa y visible entre los hombres y las naciones. Necesitamos una revolución espiritual’Esto lo escribía el psicólogo inglés Robert Heap, editor de la revista ‘Psychology’ hace más de 40 años.Lo que ya entonces era ‘obviamente urgente’ para Heap, hoy parece una verdad de Perogrullo. Intoxicado su cuerpo con drogas para dormir, drogas

58 T.Dethlefsen y R.Dahlke :”La enfermedad como camino.”

para estar despierto, drogas para la alegría, drogas para olvidar, y contaminada su mente con ideologías rayanas en lo grotesco, sólo un regreso al Espíritu puede rescatar al hombre. Sumergirse definitivamente en el misterio, en ese Absurdo que finalmente resultó ser la única REALIDAD.Es un volver a casa, abandonarse en las manos de la Madre Vida, para que ella cure las heridas de su cuerpo y de su alma, y se encargue de él de la misma amorosa manera en que, momento a momento, lo hace con las aves del cielo y las flores del campo.El Todo nunca abandona a las partes, la Vida nunca abandona a la vida, la Conciencia Universal siempre está en contacto con todas sus terminales: sólo hace falta darse cuenta.‘La índole última del Universo es una Energía de Amor’, lo cual es como decir que somos ‘totalmente amados’.En esas condiciones, ¿qué temer, qué sufrir, qué llorar?“Tout est lumière. L´ agonie a passé et la mort. Tout es lumière. (Todo es Luz. La agonía ha pasado, y la muerte.¡Todo es Luz ! )59    Claro que sólo el hombre que sabe amar, conoce todo lo que implica ser amado. Quien no ama, no cree ni confía en el amor. Los caminos para llegar al Espíritu son variados, múltiples, y absolutamente personales.Pero una verdad es universal: sólo ‘se hace camino al andar’.Ciertamente, cuando echamos a andar, con esfuerzo y perseverancia, arribamos al punto en que descubrimos que en realidad no hay camino, porque no hay a donde caminar: El Espíritu estaba en todo, el Espíritu lo era todo, y no había que llegar a El, porque la distancia que nos separaba era una burda ilusión. Una ilusión dolorosa que Raissa Maritain describía en versos estremecedores:”Dieu, mon Dieu, la distance entre nous n`est pas tolèrable.”( Dios, mi Dios, la distancia entre nosotros ya no es tolerable’)60. Y es precisamente esa ‘distancia intolerable” lo que nos duele tanto.El siempre estuvo con nosotros y nosotros en El.Como tan bien escribe Merton,”nosotros, sin El, no podríamos existir; y

El sin nosotros, no querría existir, porque no tendría a quién amar y en

quienes contemplarse.

Somos Uno. Siempre lo fuimos.

Sólo teníamos que darnos cuenta.

59 Pieter Van der Meer de Walcheren:”Todo es Amor”,citando a Raissa Maritain.60 Pieter Van Der Meer de Walcheren:”Todo es Amor”.

‘Tranquilo, que lo venerecomo Aquel del que proviene,

como Aquel en el cual se disolverá,como Aquel en que respira’ (Upanishads)

¿Y después? ¿Qué ocurre después de este darse cuenta?Bueno, eso es algo que sólo saben aquellos que han logrado darse cuenta...

‘El Tao del que puede hablarseno es el Tao...’

NeuquénPrimavera del 2006