quiérete mucho para que puedan amarte -...

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Desarrollo Personal Quiérete mucho para que puedan amarte Desde la comprensión de la naturaleza del amor... www.espaciohumano.com Lucía Díaz Uceda Psicóloga, Musicóloga y Musicoterapeuta Humanista.. Experta en Dependencia Emocional y Amor consciente. [email protected] Érase un tiempo en que no teníamos miedo, un tiempo en que vivíamos según nuestras necesidades, creencias y sueños. Muchos de nuestros pro- blemas se acabarían si esto fuera sencillamente así, si nuestras necesidades fueran satisfechas, nuestras creencias estuvieran formadas sobre la base fir- me del amor y la fe y nuestros sueños albergaran todos los aspectos relacio- nados con lo hemos deseado cultivar en esta vida. Es el tiempo de recuperar nuestro poder, de sentirnos plenos, entender qué nos limita y nos impide ser nosotros mismos. T odos anhelamos encontrar el amor. No sólo nuestra progra- mación biológica alberga un impulso para conservar a la especie, sino que nuestro corazón, la parte más emo- cional y esencial de nosotros mismos, ne- cesita de este aspecto para nutrirse. Sin embargo, hoy en día las relaciones de pareja son un tema cada vez más com- plicado. Aunque han cambiado parte de los modelos sociales, seguimos teniendo referentes comunes a generaciones an- teriores y nos falta saber qué alternati- vas hay. Frases como “hay que amar al prójimo”, “el amor verdadero es el que duele de verdad”, “el amor es incondi- cional”… siguen estando vivas en can- ciones y mensajes que escuchamos del exterior porque siguen formando parte de nuestros esquemas inconscientes. Necesitamos renovar estas ideas con una base firme que se apoye en la naturaleza del amor. El amor empieza por uno mismo –hemos escuchado en muchas ocasio- nes- pero parece que todavía no nos lo hemos creído. Una de las cuestiones más básicas que encuentro con frecuencia en la consulta es la dificultad que tenemos para permitirnos ser felices, para creer en nosotros y valorarnos. Muchos de nosotros boicoteamos nuestra propia fe- licidad al seguir creencias inconscientes que nos cuestionan el merecimiento de tal oportunidad. Y ¿de dónde surgen ta- les ideas? Gran parte de lo que nos ocurre en el presente está relacionado con lo que sucedió en nuestra infancia. Una mirada amorosa hacia nuestro pasado es la lla- ve que va a permitirnos conocernos ple- namente. Es esencial comprender qué modelo nos proporcionaron nuestros padres y cómo nos afectó. Sin juicios y a la vez sin quitarle la importancia que tiene, pues desde niños vamos acumu- lando experiencias, mensajes, relacio- nes entre eventos, conclusiones… que van forjando nuestro carácter, es decir, nuestra particular forma de enfrentarnos al mundo. Si los mensajes que recibimos del exterior no han sido alentadores, no han mostrado fe en nosotros o nos han hecho creer que somos dignos y valiosos sólo cuando hacemos o conseguimos determinadas cosas, se nos empequeñe- ce y no se sitúa nuestro valor en lo que somos, sino en lo que hacemos, depen- diendo así del medio y de la valoración externa. Esa es la base de una baja au- toestima, con la que nos será difícil sen- tirnos a gusto con nosotros mismos, po- ner límites a los demás, enfrentarnos a figuras de autoridad, establecer espacios de intimidad, tomar decisiones de mane- ra responsable y tranquila y unas cuantas dificultades más que harán que lo que suceda en nuestra vida sea un reflejo de esa pobre visión de nosotros mismos. Sin embargo, esa no es nuestra natu- raleza. Un bebé recién nacido es un ser puro, intacto, sin sentimientos de culpa, sin miedo, no se siente indigno. Simple- mente es. Más tarde va interiorizando to- dos esos mensajes que hay en el ambien- te a través de sus padres, la educación, el contacto con los iguales, los medios

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Page 1: Quiérete mucho para que puedan amarte - …armoniaesencial.com/wp-content/uploads/2013/11/musicoterapia-2.pdf · peto hacia el otro. Si no me respeto a mi mismo, es difícil que

Desarrollo Personal

Quiérete mucho para que puedan amarte

Desde la comprensión de la naturaleza del amor...

www.espaciohumano.com

Lucía Díaz UcedaPsicóloga, Musicóloga y Musicoterapeuta

Humanista.. Experta en Dependencia Emocional y Amor consciente.

[email protected]

Érase un tiempo en que no teníamos miedo, un tiempo en que vivíamos según nuestras necesidades, creencias y sueños. Muchos de nuestros pro-blemas se acabarían si esto fuera sencillamente así, si nuestras necesidades fueran satisfechas, nuestras creencias estuvieran formadas sobre la base fir-me del amor y la fe y nuestros sueños albergaran todos los aspectos relacio-nados con lo hemos deseado cultivar en esta vida. Es el tiempo de recuperar nuestro poder, de sentirnos plenos, entender qué nos limita y nos impide ser nosotros mismos.

Todos anhelamos encontrar el amor. No sólo nuestra progra-mación biológica alberga un

impulso para conservar a la especie, sino que nuestro corazón, la parte más emo-cional y esencial de nosotros mismos, ne-cesita de este aspecto para nutrirse. Sin embargo, hoy en día las relaciones de pareja son un tema cada vez más com-plicado. Aunque han cambiado parte de los modelos sociales, seguimos teniendo referentes comunes a generaciones an-teriores y nos falta saber qué alternati-vas hay. Frases como “hay que amar al prójimo”, “el amor verdadero es el que duele de verdad”, “el amor es incondi-cional”… siguen estando vivas en can-

ciones y mensajes que escuchamos del exterior porque siguen formando parte de nuestros esquemas inconscientes. Necesitamos renovar estas ideas con una base firme que se apoye en la naturaleza del amor.

El amor empieza por uno mismo –hemos escuchado en muchas ocasio-nes- pero parece que todavía no nos lo hemos creído. Una de las cuestiones más básicas que encuentro con frecuencia en la consulta es la dificultad que tenemos para permitirnos ser felices, para creer en nosotros y valorarnos. Muchos de nosotros boicoteamos nuestra propia fe-licidad al seguir creencias inconscientes que nos cuestionan el merecimiento de

tal oportunidad. Y ¿de dónde surgen ta-les ideas?

Gran parte de lo que nos ocurre en el presente está relacionado con lo que sucedió en nuestra infancia. Una mirada amorosa hacia nuestro pasado es la lla-ve que va a permitirnos conocernos ple-namente. Es esencial comprender qué modelo nos proporcionaron nuestros padres y cómo nos afectó. Sin juicios y a la vez sin quitarle la importancia que tiene, pues desde niños vamos acumu-lando experiencias, mensajes, relacio-nes entre eventos, conclusiones… que van forjando nuestro carácter, es decir, nuestra particular forma de enfrentarnos al mundo. Si los mensajes que recibimos del exterior no han sido alentadores, no han mostrado fe en nosotros o nos han hecho creer que somos dignos y valiosos sólo cuando hacemos o conseguimos determinadas cosas, se nos empequeñe-ce y no se sitúa nuestro valor en lo que somos, sino en lo que hacemos, depen-diendo así del medio y de la valoración externa. Esa es la base de una baja au-toestima, con la que nos será difícil sen-tirnos a gusto con nosotros mismos, po-ner límites a los demás, enfrentarnos a figuras de autoridad, establecer espacios de intimidad, tomar decisiones de mane-ra responsable y tranquila y unas cuantas dificultades más que harán que lo que suceda en nuestra vida sea un reflejo de esa pobre visión de nosotros mismos.

Sin embargo, esa no es nuestra natu-raleza. Un bebé recién nacido es un ser puro, intacto, sin sentimientos de culpa, sin miedo, no se siente indigno. Simple-mente es. Más tarde va interiorizando to-dos esos mensajes que hay en el ambien-te a través de sus padres, la educación, el contacto con los iguales, los medios

Page 2: Quiérete mucho para que puedan amarte - …armoniaesencial.com/wp-content/uploads/2013/11/musicoterapia-2.pdf · peto hacia el otro. Si no me respeto a mi mismo, es difícil que

Espacio Humano MARZO 2013 Nº 172

de comunicación… Y he ahí el origen del problema. ¿Qué hacer entonces? Tene-mos que encontrar ese espacio esencial, conectar con nuestra armonía y pureza interior, saber que no tenemos que ha-cer nada para ser dignos de valoración y comenzar ese trayecto en el que crear un espacio propio donde cuidarnos, aceptarnos como somos, otorgarnos nuestros momentos y valorarnos de for-ma genuina. Esto es lo que nos permitirá también ampliar nuestro ser interno y tener capacidad para la intimidad, pro-porcionando apertura y un espacio en el que sea posible el encuentro con el otro de forma profunda y no meramente superficial. Esto también nos permitirá identificar las situaciones y personas que son adecuadas para nosotros y las que no lo son, aportándonos la capaci-dad de poner límites y apartarnos de las personas y situaciones que nos puedan perjudicar. A su vez, esto nos hará tener un trato más adecuado hacia los demás, pues el autorrespeto potencia el res-peto hacia el otro. Si no me respeto a mi mismo, es difícil que los demás me respeten y también me costará mostrar respeto hacia los demás. Erich Fromm ya nos apuntaba en su libro “El arte de amar” –un libro escrito en la madurez de su vida- que el amor a uno mismo no tiene nada que ver con el egoísmo. Más bien al contrario, la persona egoísta en realidad no se ama a sí misma y, por tanto, tampoco puede amar a los demás. Todas estas creencias sobre el amor se han ido asentando en nuestro interior de una forma sutil y eficaz, por lo que hay que hacer un trabajo consciente para cuestio-narlas y cambiarlas.

Pero de todas las creencias que lle-vamos grabadas en nuestro interior acer-ca del amor, quizá la más fuerte es la del “amor incondicional”. Esta creencia es responsable de muchas situaciones en las que una persona resiste sin poner límites ante situaciones injustas y total-mente descompensadas. La naturaleza del amor nos muestra que éste se es-tablece sobre la base del equilibrio en-tre dar y recibir. El amor incondicional sólo se da de padres a hijos. En el resto de relaciones, si no hay balance en este aspecto, nuestra naturaleza nos llevará hacia el intento de compensarlo, lo que producirá una pérdida de energía impor-tante y un desgaste que en caso de no poder ser reestablecido, pedirá de for-

ma natural el término de la relación para reestablecer el equilibrio con nosotros mismos, pues este es el único lugar des-de donde puede establecerse un amor sano. Porque no busco que el otro me cuide y me valore: comparto lo que soy con el otro. Porque me permito obtener lo mejor para mi mismo y estoy abierto tanto a dar, como a recibir. Porque soy capaz de identificar lo que me beneficia y lo que me perjudica y, por tanto, de poner límites ante una situación insana. Porque no busco cuidar para que me valoren ni manipular, sino que respeto al otro tal y como es, dejando que cada cual se responsabilice de lo suyo. Porque estoy abierta al diálogo, a seguir cono-ciéndome y a tratar de resolver los con-flictos de forma sana, sin necesidad de huir, de culpar a otro o de culparme a mi por algo que no me pertenece. Porque cuando me estimo, me valoro y me res-peto, me responsabilizo de mis actos y dejo a los demás que sean responsables de los suyos, sin apropiarme de culpas que no me pertenecen.

Y esto, sencillamente es liberador porque nos permite elegir desde la autenticidad, no desde el miedo. Nos permite abrir el corazón pero no ven-derlo. Nos permite creer en nosotros y en nuestros sueños. Hace que estemos preparados para recibir el amor de otro, sin exigirlo ni conformarnos con menos de lo que merecemos recibir. Es así de sencillo y así de complicado, porque te-nemos que vencer la trama de nuestra sociedad que comienza por hacernos sentir indignos, tenemos que vencer la creencia que nos limita al pensar que creer en nosotros mismos y expresarlo nos hace egoístas y tenemos que ser lo suficientemente humildes como para mostrarnos tal y como somos y sentimos a cada momento.

Ahí reside la belleza del ser huma-no, con todos sus matices, con todas sus emociones y con todas sus ganas de creer en él y su capacidad de amar.

Así que, quiérete mucho para que puedan amarte tanto. ♠